El CBGB: la meca del Punk. Moisés Flores

Hace exactamente medio siglo (50 años), una noche del 10 de diciembre de 1973, entre junkies y mendigos, en el 315 de Bowery del mugriento barrio Lower East Side de Manhattan, abría el más infesto y trasngresor bar neoyorquino que haya conocido la humanidad: el CBGB.

Un bar de mala muerte que estaba destinado a convertirse en la meca del punk y sus más impensables derivados, abría sus puertas el 10 de diciembre de 1973, una época donde los alcohólicos campaban a sus anchas por el Bowery y en el edificio había una pensión maloliente.

La decoración del CBGB era simple, una barra alargada, un pasillo y al final el escenario en una sala no muy amplia. En cambio, el equipo de sonido era de los mejores.

Y lo que en un principio estaba pensado para el country y el blues se convirtió en el nicho del rock experimental, la escena contracultural y destroyer que cambió el curso de la historia de la música.

El barrio neoyorquino del Bowery representaba la desesperación y la decadencia de su momento y el punk llegaba allí para quedarse.

Lo último que tenía en mente el fundador del CBGB, Hilly Kristal, era crear un templo punk o algo parecido. De hecho, el nombre del local responde a las iniciales Country, BlueGrass & Blues, ya que, su dueño tenía la intención de dar cabida en su escenario a música de raíces americanas. Pero la falta de éxito y las circunstancias lo llevaron a cambiar el plan inicial.

A principios de los 70 Nueva York no tenía nada que ver con la ciudad segura y cosmopolita de la actualidad. En aquellos días, dar un paseo por algunas de sus calles era riesgoso, una actividad peligrosa, especialmente por el barrio de Bowery, en el East Side de Manhattan, enclave del CBGB.

Drogadictos, mendigos, moteros y hasta criminales formaban parte del paisaje habitual en torno del local. Quizás por eso aquellos jóvenes pálidos y de aspecto desaliñado que empezaron a frecuentar el barrio no llamaron la atención de nadie.

Kristal abrió el CBGB a finales de 1973 y viendo que el negocio se aventuraba ruinoso, decidió acoger en su escenario a bandas principiantes bastante raras que poco o nada tenían que ver con el country o el blues.

Los primeros fueron unos desconocidos llamados “Television”, la banda liderada por Tom Verlaine y Richard Hell que ofreció una serie de tres conciertos en el local. No tuvieron mucho éxito -apenas 25 personas presenciaron su primer show- pero atrajeron una clientela poco habitual que pagaba un dólar en la puerta para acceder al interior. De allí en adelante, Ramones, Blondie, Patti Smith, Talking Heads, Dead Boys, Mink DeVille, Johnny Thunders and The Heartbreakers, The Dictators, Suicide entre tantos otros debutarían en ese bar de mala muerte, perfectamente adecuado para toda la fauna punk, disidente y underground de entonces.

De pronto, actuar en el CBGB era sinónimo de ser alguien en la escena punk y new wave que imperaba a finales de los 70. el local era una auténtica pocilga y eso terminó siendo uno de sus atributos más llamativos y cautivantes. Prueba de ello es que durante la primera gira de “The Police” por EE.UU. la banda de Sting hizo parada en el club neoyorquino pese a tratarse de una banda algo famosa; lo que se respiraba ahí dentro era vanguardia y subversión, lo demás es historia, si, una historia bestial, donde no había limites ni prejuicios a la hora de decir y hacer en las entrañas de ese incendiario antro de perdición creativa y vivencial.

Miles de anécdotas acontecieron en ese lugar, que involucraban sexo, drogas, violencia y por supuesto rock and roll.

El CBGB fue un altar para los más marginal de la escena artística, donde una generación de excluidos torcieron el rumbo de la música con inauditas propuestas que tenían en común la desesperación, la rabia y un profundo desarraigo a la realidad de un tiempo convulso y profundamente injusto que les tocó vivir en un miserable barrio y tuvieron la osadia de hacer de eso canciones que fueron himnos en un rincón infecto que les abrigó y les convirtió en leyendas.

¿Que hubiese sido del punk, de la new wave sin el CBGB? cuesta imaginárselo.

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