Entrevista con Eugenio Chicas. “Si el FMLN lleva candidato presidencial, está haciendo el juego a Bukele”. El Faro. Marzo de 2023

(Eugenio Chicas está convencido de que el FMLN cometerá un error si participa en las elecciones presidenciales de 2024. “Llevar candidatura presidencial es dividir a la oposición”, insiste. Para este dirigente histórico del partido de izquierda, la dirección ha sido timorata en calificar como corresponde a Bukele e incapaz de interpretar el periodo político que vive el país. Chicas no se atreve a desahuciar al FMLN, pero cree que la “inercia” con la que opera puede implicar que haya intereses de altos dirigentes “de matar a el Frente y entregarle el cadáver y la bandera a Bukele”.)

Eugenio Chicas es de los pocos dirigentes históricos del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN) que se atreve a hablar con claridad sobre la agonía que atraviesa su partido. Miembro de la Corriente Revolucionaria Socialista, uno de los tres grupos de poder que controla el FMLN, Chicas acepta que cometieron errores que les llevaron a las debacles electorales de 2019 y 2021, los peores resultados en la historia del FMLN. «Nos equivocamos en muchos terrenos y nos equivocamos principalmente en la estrategia», reconoce. Con el FMLN a punto de morir, Chicas reconoce que se equivocaron de aliados y no supieron responder a su base cuando fueron gobierno entre 2009 y 2019.

En el último Gobierno del FMLN (2014-2019), Chicas se ocupó de la Secretaria de Comunicaciones de la Presidencia de Salvador Sánchez Cerén, hoy asilado y con nacionalidad de Nicaragua.  Este veterano dirigente fue muy influyente en la toma de decisiones del FMLN, tanto en la estrategia que llevó al poder al partido de izquierdas, como en la debacle que hoy lo tiene moribundo y reducido al mínimo.  Tras la disolución de la guerrilla, Chicas se estrenó en la política como diputado en las primeras dos legislaturas de la Asamblea Legislativa  de la posguerra -1994 al 2000- . Durante diez años fue magistrado de Tribunal Supremo Electoral, entre 2009–2014 presidió dicha institución.

En esta entrevista con El Faro, Chicas es contundente: lo único viable para que el partido pueda sanarse es que se aparte de correr en las próximas presidenciales, y que deje a su estructura, a su militancia, apoyar cualquier propuesta que venga desde la sociedad civil.

En la conversación, Chicas enumera los errores que tienen al FMLN  «muerto en vida». No ve posibilidad alguna de que el FMLN salga del estado crítico en el que está, producto de las fracturas internas que vive; y no cree  que sea inteligente participar en las próximas elecciones bajo esta condición.

Si bien la responsabilidad de la caída la asume, adjudica a otros grupos dentro del partido parte de responsabilidad del papel «irrelevante» que juega hoy el FMLN como oposición. Empieza por el liderazgo de Óscar Ortiz, el actual secretario general del partido. Para Chicas, la dirección del FMLN es incapaz de interpretar el momento político que atraviesa el país. Cuestiona no solo la nula aparición mediática de Ortiz, sino también el no acompañamiento del partido a algunas luchas sociales. Mientras «la coyuntura les pasa de largo», ve a un partido metido en otros temas, como la reforma de estatutos. «¡¿Y a quién le importa en este país los estatutos del FMLN como tema político?!».

Habla de una dirección «timorata», pero también pone el dedo sobre José Luis Merino y su gente.  Merino, en la lista Engel del Departamento de Estado de Estados Unidos, es uno de los tres máximos dirigentes del FMLN durante los últimos 25 años. También es el cerebro de las millonarias operaciones de Alba Petróleos en El Salvador. En este punto es donde Chicas más se detiene.

Aunque Ortiz está a la cabeza, responsabiliza principalmente a Merino y a su grupo de la situación en la que el Frente se encuentra. No solo es «la persona que corrompió Alba (Petróleos)», conglomerado con paraísos fiscales en Panamá y que dirigió Merino, sino que también lo señala como «el poder detrás del trono» al contar con mayoría interna: «Los 12 (de 19) miembros del Frente que controlan la dirección están bajo la coordinación, bajo la supervisión, bajo el control de José Luis Merino».

Algunos gestos que demuestran cercanía de Merino con Nayib Bukele constan en distintas publicaciones: el mismo presidente Bukele ha confirmado que recibió dinero de Alba por la venta de TVX -un canal de Televisión;  Alba Petróleos también dio préstamos a dos influyentes ex ministros del Gobierno de Bukele,  y algunos operadores de Alba Petróleos también estuvieron detrás de la Chivo Wallet. 

Por esos y otros antecendentes, Chicas piensa que puede haber una intención de dejar morir al partido. Cree que podrá confirmar su teoría en las elecciones de 2024, si el FMLN opta por llevar candidato presidencial: «Si lanza candidatura, va a ser mi señal de que es el compadre hablado’. Para Chicas, que se dice parte del directorio nacional de una alianza opositora llamada Resistencia Ciudadana, lo que el FMLN debe hacer es dejar el camino libre a una opción como esa.

¿Qué perspectiva tiene el FMLN de cara a las próximas elecciones, tomando en cuenta que en cada elección se reduce más y más su caudal de votos y solo tienen cuatro diputados?

El Frente, durante muchos años, va a jugar un papel irrelevante. No se va a morir, pero su papel es irrelevante y será irrelevante por un buen rato. Tiene una fractura, de división interna que sigue sosteniendo y que lo debilita profundamente. Quienes desde la izquierda estén creyendo que a partir de esta elección el Frente va a empezar un proceso sostenido de recuperación están perdidos, no es así. No es electoral donde está el rol principal del Frente, aunque el Frente siga participando marginalmente en elecciones.

¿Seguirá existiendo como partido político?

Primero legalmente es un partido político, está inscrito y por la cantidad de base organizada que tiene no va a perder esa inscripción como partido político. No es esperable eso. Pero que el Frente vaya a incidir en la salida estratégica de la crisis de este país, no. No puede, no tiene cómo. Seguirá existiendo como partido político, como proyecto político, pero su capacidad de incidir estratégicamente en una salida política de la crisis de El Salvador no está dada en este momento. 

Usted planteó hace un año en una entrevista radial, justo cuando recién empezaba el Régimen de Excepción, que el FMLN no tenía ninguna «perspectiva presidencial para 2024». ¿Cree que sigue sin tenerla?

Es que una cosa es llevar candidato y otra cosa es tener perspectiva. O sea, candidato… probablemente mis compañeros de la dirección decidan llevar algún candidato; cosa que será un lamentable error, porque desde mi perspectiva yo he venido sosteniendo públicamente que en esta elección de 2024, ni el Frente debería llevar candidato presidencial, ni Arena. Este es el momento para construir una candidatura desde la sociedad civil que pueda ser coordinada, negociada, puesta en marcha en uno, dos, tres partidos pequeños y proyectar esa candidatura de la sociedad civil. El Frente y Arena deben liderar la batalla legislativa.

Eugenio Chicas fue muy  influyente durante los diez años en los que el FMLN estuvo a cargo del Gobierno. En la entrevista ofrecida al periódico El Faro, Chicas aceptó algunos de los errores que llevaron a su partido a perder el poder. San Salvador, 10 de marzo de 2023. Foto de El Faro: Víctor Peña.

¿Debe el Frente y Arena apoyar lo que surja desde la sociedad civil?

Debe dejar que crezca esa candidatura. Incluso, yo en eso de apoyarlo sería muy cauto, porque no puede ser una candidatura de una alianza entre Arena y el Frente. Sería mortal para cualquier candidatura ciudadana nacer bajo el amparo de Arena y el Frente. No debe de ser eso. Insisto: que Arena y Frente cedan el espacio, dejen que su militancia, si se identifica, apoye y simpatice; pero las direcciones no deberían de meterse en ese entuerto, porque se desnaturaliza las características ciudadanas de una candidatura y, por otro lado, porque ni el Frente ni Arena están en condiciones de entenderse entre ellos. Nunca se pudieron entender históricamente, salvo en el proceso de paz, y luego han sido fuerzas antagónicas. La expectativa es que la propia sociedad asuma su rol. 

¿Ha escuchado algo de una gran alianza o coalición opositora?

Yo personalmente pertenezco a Resistencia Ciudadana. Yo soy activo. Pertenezco al directorio nacional. Somos agrupamientos de la sociedad civil y hay conversaciones.

¿De dónde proviene la gente de Resistencia Ciudadana?

Resistencia Ciudadana somos un agrupamiento que recoge personas que no han militado en política, personas que estuvieron vinculadas a Arena, personas que estamos vinculadas al Frente, pero somos críticos del Frente. Yo soy militante del Frente, pero soy crítico del Frente. Soy muy crítico de la actual dirección del Frente.

¿Correrían bajo un solo partido?

Desde Resistencia Ciudadana hemos lanzado una iniciativa para proponer una candidatura presidencial en fórmula, para que sea considerada por los partidos políticos de oposición. Esa candidatura ciudadana puede ser asumida por una coalición de partidos como Vamos, Nuestro Tiempo y FPS. De ninguna manera procede coaliciones entre El FMLN y Arena, Ellos expresamente han rechazado esa posibilidad. Por lo tanto la coalición puede ser con partidos considerados de centro.

¿Quiénes están?

En el directorio nacional está representado PAÍS, la UNO (Union Nacional Opositora), MÁS (Movimiento Auténtico Salvadoreño), sectores agropecuarios, Movimiento Libertad; figuras públicas como Rubén Zamora, José Miguel Fortín, Eugenio Chicas, Federico Hernández, Ronald Umaña, entre otros.

Volviendo a esa división que usted planteaba al inicio. Esto lo vemos incluso en su fracción legislativa de cuatro diputados, que evidentemente está dividida en dos. ¿Puede explicarnos esta división?

El Frente tiene tres agrupamientos. Un agrupamiento, el mayoritario, el que hoy por hoy domina, coordina, controla, capitaliza la marca del Frente, es el sector vinculado a José Luis Merino. Son quienes están al frente de la institucionalidad. De los 19 cargos de la Comisión Política, ellos tienen 12, el grupo de José Luis Merino. Luego estamos la Corriente Revolucionaria Socialista. Nosotros hemos tenido una representación de cinco personas, dentro de los 19 miembros.

Y hay un tercer grupito, que es Óscar (Ortiz), que es él y un miembro más, dos personas. Así estamos los tres grupos, con posturas diferenciadas dentro del partido. Óscar tiene que irse acomodando como secretario general, tiene que ir buscando soluciones, pero yo personalmente lo veo más plegado al grupo de Merino. Aunque él trata de jugar sus cartas como secretario general, pero en realidad él está sujeto a lo que establece la mayoría de José Luis Merino. La oportunidad institucional de promover cambios fue en la convención del año pasado. Perdida esa oportunidad, la gente de José Luis Merino tendrá que cargar con la responsabilidad de la situación de empantanamiento que tiene el Frente.

Si bien dice que José Luis Merino es el principal responsable dentro del partido, es Ortiz quien está a la cabeza. ¿Cuáles son entonces las principales fallas que ve en esta dirección?

Que no ha logrado interpretar el periodo político que vive el país. Ha sido timorata en calificar como corresponde a Bukele, que es un dictador. Esta dirección trató desde el principio de entenderse con Bukele, en una primera fase, y hasta hoy no le veo posturas suficientemente críticas para enfrentar a Bukele y lo otro es que no le veo estableciendo iniciativas políticas como tal.

¿Y qué piensa de Ortiz como líder?

Pienso que él es una persona que fue mejor cuando fue alcalde. Como alcalde de Santa Tecla fue brillante, pero el problema de Óscar es que no tiene ninguna correlación a su favor para liderar al Frente.

Pero si Óscar «tiene que acomodarse» para tomar decisiones. ¿Por qué tenerlo como líder?

Él está electo hasta el 2024. La otra gente no quiso abrir el espacio para elegir una nueva dirección, de deponer todos los cargos y construir una dirección de consenso que pudiera liderar esta transición. Y por lo tanto también se tienen que soportar a Óscar, porque no aceptaron hacer ningún cambio, pero el problema me parece que a estas alturas no hay nada novedoso de la dirección del Frente de cara al país. Por ejemplo, estamos viendo toda la debacle del sector informal del país, en un país donde el 62 % de la economía está compuesta por el sector informal, ¿y cuál es la propuesta del Frente? ¿Dónde está el Frente? ¿La lucha social del Frente dónde está en esos casos?

Sabemos que hay miles de jóvenes inocentes presos por el Régimen de Excepción, ¿y dónde está la lucha? Yo veo la lucha del Bloque de Resistencia y Rebeldía Popular, el MOVIR, que es una de las organizaciones más dinámicas, agrupando, orientando, asesorando a familiares de jóvenes que están injustamente presos. Pero, ¿y el Frente dónde está?

¿Todas estas críticas las ha hecho internamente? ¿Se las ha hecho a Ortiz también?

En los eventos partidarios se han hecho las críticas. Pero lo que pasa es que el Frente ha venido muy ensimismado. Por ejemplo, todos estos meses, hasta la convención, ¿en qué estuvo el Frente? En la reforma de estatutos. ¡¿Y a quién le importa en este país los estatutos del FMLN como tema político?! Y pasaron meses, mientras Bukele consolidaba su Régimen de Excepción, Ortiz y mis compañeros de la dirección, reformando los estatutos. O sea, pasaron viéndose el ombligo mientras la coyuntura les pasa de largo. Ese es el problema.

¿Y dónde está Ortiz ahorita? No es visible mediáticamente.

¡Así es! Y hoy no es necesario estar en la televisión para ser visible. En este país hay gente muy visible, muy mediática por las redes sociales. Si usted tiene una buena propuesta se va a proyectar en las redes sociales. Pero veo a una dirección muy timorata, muy lejos de la interpretación de la coyuntura política. Veo a un Frente muy mediatizado.

¿No cree que Ortiz debió haber renunciado ya?

Yo no creo que la renuncia sea la solución. El abandono no es la solución. No. Ortiz tiene suficiente experiencia política, suficiente trayectoria política, como sentarse a reflexionar junto a la dirección y encontrar el rumbo de la responsabilidad que les corresponde. Abandonar el barco no creo que sea la solución.

¿Usted cree que la mayor responsabilidad de lo que ocurre al partido recae en el grupo que controla José Luis Merino?

Ellos nos apartaron al otro grupo diciendo: «bueno, ustedes, ejercieron gobierno…”. Y es una responsabilidad que debemos asumir. Cuando nosotros fuimos dirigentes, ganamos dos periodos de gobierno, pero perdimos el poder. Tenemos que asumir esa responsabilidad. Nos equivocamos en muchos terrenos y nos equivocamos principalmente en la estrategia. La estrategia fue equivocada y hemos pagado el costo político. Ellos asumieron la dirección del partido. La han asumido, pero no han logrado poner al partido en función de vincularlo a las luchas de este país.

¿Puede ser más preciso al describir el papel de José Luis Merino?

Es el poder tras el trono. Es el poder. No solo es la persona que corrompió Alba, y lo digo con mucha claridad porque en ese tema he sido públicamente muy crítico desde el 2014. El proyecto Alba era un buen proyecto para el país, que Shafick (Hándal) lo concibió en el sentido de proveer de recursos alternativos para las municipalidades. Al final, lo que José Luis Merino hace entre compadres, entre gente de la derecha, es empezar a repartir dinero hasta que tronó el proyecto.

Entre ellos, Bukele.

Entre esos, Bukele y gente vinculada a Bukele. Los Anliker, por ejemplo, son gente que usufructuó los recursos de Alba. El primer rol negativo de Merino fue ese. En segundo lugar, hoy, los 12 miembros del Frente que controlan la dirección están bajo la coordinación, bajo la supervisión, bajo el control de José Luis Merino.

Si partimos de este vínculo entre Bukele y Merino, la persona que más poder tiene dentro del partido, ¿no es suficiente para deducir que Bukele todavía tiene control y poder dentro del FMLN?

Claro, yo creo que sí. Yo creo que ese rol mediatizado del Frente de no asumir con responsabilidad una postura crítica es porque el Frente hasta hoy se dejó embobar intencionalmente con la supuesta postura «antiimperialista» de Bukele, porque con ese cuento es que han traído a la base del Frente.

Usted habla de que el principal error es que les falló la estrategia. ¿A qué se refiere con esto?

El tema esencial es que el esfuerzo principal fue establecer las mesas de diálogo, las mesas de concertación nacional, las mesas de gobernabilidad, de seguridad pública, de productividad, la mesa de reforma educativa y la estrategia era, junto a Naciones Unidas, construir un segundo Chapultepec, un segundo acuerdo de paz. ¿Por qué era errada esa estrategia? No era realista alcanzar un segundo Chapultepec si Arena nos estaba bloqueando en nuestra legislatura todas las iniciativas y eso impedía el avance de gobierno. El hospital Rosales, la ampliación del aeropuerto… Ahora, ¿hacía mal Arena? No, lo que pasa es que Arena venía de la desconfianza.

Nosotros fuimos, junto a Funes, quienes creamos Gana. Nosotros conspiramos para dividir a Arena y para darle fuerza a Saca. Se divide Arena, surge Gana y después queríamos entendernos con Arena en las mesas de concertación. Ahí había un error de estrategia. No era genuino el tema de «vení, pongámonos de acuerdo en un nuevo proceso de paz», pero por el otro lado te meto el cuchillo y te divido el partido. Eso fue lo que hicimos: Arena y el Frente mutuamente nos anulamos, nos zancadillamos. ¿Con quién teníamos que haber hecho alianzas en ese caso? No era con las mesas de concertación, era con el movimiento social y popular. Era con las bases históricas del Frente. ¿Por qué nuestra reforma de pensiones fue tan timorata? Porque estaba amarrado a eso. No estaba amarrado a la base social, sino a un entendimiento de cúpulas.

Y eso es lo que las bases no les perdonan.

Nos equivocamos de aliados y la gente nos volteó a ver y nos dijo «me ofreciste cambios que no ejecutaste» y nos dio la espalda.

Pero esa misma estrategia de dividir a Arena fue utilizada contra ustedes por Bukele. Porque estamos aquí por la decisión de unos de expulsarlo del FMLN.

Y yo creo que fue la decisión correcta. A estas alturas, si el Frente no decide expulsar a Bukele en ese momento, Bukele se habría apropiado del Frente y este Régimen de Excepción se estaría montando con la bandera del Frente y la dirección del Frente sería irrelevante con Bukele a la cabeza.

Pero había mucho análisis sobre que si el Frente no expulsaba a Bukele, lo ahogaba, porque los tiempos para participar en la elección de 2019 no le daban.

No, no. Él siempre hubiera encontrado un camino para lanzar su candidatura. Yo creo que el problema es que el Frente y Bukele desde un principio éramos como el agua y el aceite.

No se apropió del Frente, pero sí de un discurso que luego utilizó contra ustedes…

Él decía que era de izquierda radical.

Pero también decía que el FMLN no había resuelto los problemas de la gente, que no había sido un cambio.

Claro. Él comenzó a hacer oposición dentro del Frente cuando él empieza a criticar a Salvador (Sánchez Cerén) como presidente, porque él ya se estaba proyectando. Eso creo que fue a mediados de 2017. Él ya era alcalde de San Salvador cuando Medardo  (González, ex secretario general) lo llama y le dice «mirá, Nayib, debo decirte con franqueza y honestidad, que no sos nuestro candidato presidencial». Y él se encachimbó. Se molestó mucho. Pero ya era tarde. La discusión donde están las fallas es en el 2014, previo a la elección municipal de 2015. La visión fue electorera; el tema fue cómo desbancar a Norman Quijano. No se quiso aceptar la discusión de que lo que estábamos proyectando era una figura presidencial.

Este veterano dirigente del FMLN es de los pocos líderes del partido de izquierdas que da entrevistas y hace críticas directas al partido que gobernó el país entre 2009 y 2019. Foto de El Faro: Víctor Peña.

Un error que no les perdonan es que nunca reconocen que se distanciaron y abandonaron a su base, que se cegaron por el poder y que hubo funcionarios que durante los diez años de gobierno fueron igual de corruptos que la derecha.

Nos faltó ser ejemplares en tema de corrupción. En nuestro gobierno no hubo ejemplo claro con la gente de «este gobierno no va a permitirlo». El tema de que se abandonó la base no es un problema de la estrategia, ese es un efecto político de la estrategia. Estar con la base no es ir a visitar a la base, no. Estar con la base es resolver los problemas de la base del Frente. Le pongo un caso: las víctimas del Mozote. Se hicieron cositas puntuales, pero no era lo que la gente esperaba. La gente esperaba cosas más claras.

La gente esperaba un cambio, pero también cuestiona la corrupción. Usted ya lo dijo, les faltó ser ejemplares. ¿Cuál cree que debió ser la posición del FMLN, por ejemplo, en casos como el proyecto Alba y sobre José Luis Merino tras conocerse sobre las empresas off-shore y los paraísos fiscales en Panamá?

Mi postura pública es que el Frente ya hace ratos se tuvo que haber distanciado de José Luis Merino, haber separado a José Luis Merino del FMLN y que él responda legalmente por los problemas judiciales que puedan tener esas empresas. Pero el Frente tiene que separarse de ese bulto.

¿Quiénes deberían tomar la dirección del partido?

En política no funciona aquel principio de que las nuevas generaciones asuman y las viejas se aparten. Desde mi perspectiva lo que debería de ocurrir, por eso lo planteé desde el principio, es una dirección de consenso. Por ejemplo, si estuve en el gobierno anterior, no me veo en una nueva dirección del Frente. Yo soy parte del problema. Yo puedo contribuir desde la base. 

¿Qué debe cambiar de la estrategia?

El eje de la estrategia es interpretar correctamente los problemas que tiene este periodo político que vive el país. Mientras el FMLN siga hablando de asuntos internos y de reformas a los estatutos, mientras el alto costo de la vida y el valor del huevo está consumiendo a la gente, eso no es ponerse al frente de la estrategia. Poner a la cabeza de un periodo político implica interpretar correctamente los asuntos que le interesan a la gente en ese periodo político. 

Veo que usted cree que el FMLN puede continuar como proyecto político y como marca.

Hay quienes creen que el Frente ya se murió. No, es que el Frente se puede morir. Si la inercia va a seguir así como se lleva, ineludiblemente quienes lo conducen de esa manera lo van a llevar a morirse. Hay muchísima izquierda. ¿Qué le tocaría al Frente? ¿Capitalizar todo eso? No, no se va a poder. Mucha de esa gente ya no va a creer en el Frente. Pero lo que podemos abogar es porque surjan nuevos proyectos y hacer alianzas con esos nuevos proyectos. El tema no es que solo yo voy a ser de izquierda y solo yo voy a ser la marca. Dejá que surjan esas expresiones y después nos entendemos.

¿Cree que hay una intención de parte de la dirección de dejar morir al FMLN?

Hay incapacidad. En algunos casos como José Luis Merino, no sé. Tengo dudas. Y más me inclinaría por la perspectiva de matar el Frente y entregarle el cadáver y la bandera a Bukele. Pero, lo que veo en la gente que está en la dirección del Frente es incapacidad de interpretar correctamente el periodo político que vive el país y en saberse poner a la cabeza de ese periodo político.

¿Y qué pasará con el FMLN si no consigue suficiente apoyo en estas próximas elecciones?

La maquinaria orgánica del FMLN es bastante grande, la base organizada, la gente de mesas. Tendremos lo suficiente para seguir respirando como partido, en el peor de los escenarios. Ese no es el problema. El problema es ser muerto en vida.

¿El FMLN está muerto en vida?

Claro, ese es el problema. Tener la inscripción y ser muerto en vida. Ser muerto en vida es ser irrelevante en la gestión de los principales problemas de este país.

En diciembre anunciaron que participarán en todos los comicios, incluida la presidencial…

No, no es tan así.

Pero para la presidencial ya hay gente que se está promoviendo.

No, el Chinito (Flores)… es un invento de él que anda haciendo una gran campaña. Hoy por hoy es un enigma lo que el partido decidió en su convención. Al final, la elección es: «vamos a la elección». Solo que dice: «No nos vamos a coaligar con Arena, ni con Gana ni con Nuevas Ideas».

¿Y entonces con quién?

Lo más importante no es con quién no, lo más importante es con quién sí. No hay nada respecto a la sociedad civil. No hay claridad, aunque la resolución da para eso. La resolución no obliga al Frente a llevar candidatura presidencial. No lo obliga. Puede llevarla. Ya será que ellos se lo tienen que pensar bien, porque hay mucha presión. ¿Por qué? ¿Cuál es el problema? Si el Frente decide llevar candidato presidencial, será la mayor muestra de que está haciendo el juego a Bukele. Llevar candidatura desde la izquierda es dividir a la oposición. La mejor señal que podría dar el Frente de contribuir a una oposición unida es no llevar candidato para que la sociedad civil geste una candidatura que sea creíble. Pero si lanza candidatura, va a ser mi señal de que es el compadre hablado.

¿No estarían avalando la ilegalidad?

En eso, igual podría decir que la oposición no participemos en estas elecciones y dejémosle la cancha libre a Bukele. Y Bukele, haya o no haya partidos de oposición, él se va a lanzar. Si usted deja un espacio vacío, otro cuerpo lo va a llenar. En política es así.

Para cerrar, me llama la atención cuando dice que hay que enfrentar a esta ‘dictadura’. Pero vemos expresidentes del FMLN como Mauricio Funes o Salvador Sánchez Cerén que buscan protección en gobiernos como el de Daniel Ortega. Se refugian en un régimen. ¿Un poco hipócrita, no cree?

Yo respeto a quienes se han ido. Otros se han ido para México, otros se han ido para Europa. Cada quien valora con su familia el camino que va a tomar. No me atrevería a criticar. Cada quien en su condición humana sabrá hasta dónde se expone, hasta dónde expone a su familia.

Parece que el Frente no pone la misma postura de crítica a un régimen nicaragüense como la está tomando con El Salvador.

Lo que ocurre en Nicaragua es grave, en Venezuela, en Bolivia, en cualquiera de estos países, pero son procesos muy diferentes. Los efectos humanos son muy parecidos. Bukele es otra cosa. Bukele… a saber qué será.

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