AYUTUXTEPEQUE, 19 de noviembre de 2023 (SIEP) Acompañados por un humeante café, repasamos con Dimas Castellón esta tarde, algunos capítulos iniciales de su larga trayectoria como artista comprometido con las luchas del pueblo salvadoreño por la paz, la democracia y la justicia.
Fíjate que el tercer ciclo lo estudie allá en El Transito, en San Miguel, y cuando estaba por concluir el noveno grado, a finales de 1974, llegaron al pueblo un grupo de estudiantes del Bachillerato en Artes, de San Salvador, incluido Carlos Humberto Hernández, Noño, que iba ya a 2do. de Bachillerato.
El era hijo de uno de los riquitos del pueblo, que tenía un cine. Y sabes verdad? que Carlos, que era de la JCS, fue uno de los estudiantes desaparecidos por la represión a la marcha del 30 de julio del 75. Nunca supimos más de él.
Ellos presentaron una obra titulada Esperando al Zurdo, en las que Carlos actuaba. A mi me gustó mucho la obra que narraba la historia de un revolucionario. Yo desde niño he tenido inclinaciones artísticas, cantar, recitar poemas, actuar, siempre participaba en la escuela en los actos. Así que cuando terminó la obra aborde a Carlos y le manifesté mi interés en estudiar teatro. El contento, me animó a examinarme.
Y resulta que ellos habían llegado a presentar la obra y al terminar explicaron que era el Bachillerato en Artes e hicieron un llamado a los interesados a someterse al examen de admisión. La presentación era un anzuelo para reclutar estudiantes para el CENAR. A mi me entusiasmo mucho al oír esta propuesta.
Mi papá trabajaba en la industria del café, en un beneficio, era “puntero de café”, o sea un especialista en todos los procesos de esa industria, y no vivía en la casa, cuando tenía seis años se separó de mi mamá, pero nos ayudaba, siempre estaba pendiente de la casa. La familia era mi mamá, un hermano menor Reynaldo y yo. Cuando manifesté en mi casa este interés se me armó un desvergue.
Mi papá se opuso tajantemente, él no quería, lo que él deseaba era que estudiara el bachillerato agrícola para después poder colocarme en algún beneficio y así asegurarme la vida.
-Bachillerato en teatro? de eso no se vive! me indicó molesto. Agregó:
-Si para payaso no se estudia!
Pero en la discusión m mamá me apoyo, se puso de mi lado y le dijo:
-Hay déjalo que estudie eso, sí así va ser feliz hay déjalo!
Ante esto mi papá tuvo que aceptar mi decisión y solo me dijo:
-Ok, te voy ayudar el primer año, para que te convenzas que eso no sirve para nada y el próximo año te metes al bachillerato agrícola.
Bueno, le acepte el reto. Y fui a San Miguel a examinarme y pase el examen. Entonces mi mamá se comunicó con una hermana mía por parte de mamá, que estaba casada y vivía en San Salvador para que me recibiera, pero a quién le pagaba por casa y comida, era a la suegra de ella. Ella vivía en Ciudad Delgado, en un lugar que le llaman La calle que va para el río.
En el CENAR de San Salvador
Era la primera vez que visitaba San Salvador y me quede sorprendido, con las luces y la cantidad de vehículos. En febrero de 1975 se iniciaron las clases, el CENAR quedaba en San Jacinto y el horario escolar iba de siete de la mañana a siete de la noche, jornada completa.
Otra sorpresa fue la vestimenta de mis compañeros de estudio, ponete a pensar yo llegaba de un pueblo con mis pantalones punta de yuca y me voy encontrando con jóvenes de mi misma edad que tenían largas melenas, vestían con camisas de manta, pantalones acampanados y de colores psicodélicos, caites de suela de hule de llantas, andaban con grandes carterones de cuero, en fin, todo un choque cultural, me chivié ante estos peludos y caitudos, estos hippies…Y esto que es?
Los primeros días me costó adaptarme y me recluí, tenía pocas amistades, era callado solo me relacionaba con Carlos, pero él ya iba a tercer año. Uno de mis primeros amigos fue Mariano Espinoza, que venía de Salcoatitán, por cierto Fidel del Sol del Río, aunque es menor en edad es sobrino de Mariano, y fue el quién lo animó a entrar al CENAR.
Debo decirte que cuando vos llegabas ahí al CENAR se te abría la mente el mundo del arte, te volvías un lector de la historia de la humanidad, tu vida te cambiaba y se te abría también el horizonte de la lucha política…En mi caso , hubo un profesor de literatura en tercer ciclo, que era de ANDES 21 de junio y que ya antes me había dejado la semillita de la lucha popular…
Entre los compañeros de mi tanda se encontraba Rafael Mendoza, Chapel, Jorge Barahona, Cañenguez (sobrina de Dinora Cañenguez), Fernando Segura ( del grupo Tecolote), Julio, Miguel Ángel, José Alberto Cuellar ( de la RN y que fue ajusticiado), Milton Guzmán ( mimo que falleció en Europa), Ana Cecilia, Cecilia, Carlos ( que esta en Francia), Y un amigo entrañable también Donald Paz.
Entre mis maestros del CENAR estuvieron el Dr. ( de teatro) Oscar Amílcar Flor (del PCS), profesor de interpretación y dirección teatral; Susan Leight, que fue una alumna aventajada del polaco Jerzi Grotowski, el creador del método del teatro pobre, un teatro basado en el actor, en su trabajo físico y psicológico, ella nos daba expresión oral, dicción, y canto; Leonel Menéndez, que era un teórico de las FPL nos daba Historia del teatro latinoamericano, Carlos Cañas, historia del arte.
Pedro Portillo, nos daba expresión corporal, investigación práctica precolombina, y juegos expresivos; Carlos Velis y Francisco Cabrera nos daban acrobacia; y Manuel Sorto, expresión corporal como puente a investigación teatral. Es en este materia que surge la propuesta de la obra Los Criollos. Roberto Salomón, era el jefe de teatro, Roberto Galicia de plástica, y la directora del CENAR era Magdalena Aguilar.
Sobre la vestimenta, recordá que yo venía de una familia conservadora de cantón, y luego de pueblo, pero pasadas algunas semanas ya andaba con mis caites y mis pantalones acampanados y el pelo y la barba empezaban a crecer…Al final cambié mi vestimenta.
Con la Juventud Comunista…
Entre mis compañeros se encontraban Alba y Luis Umaña, migueleños, hermanos de Fernando el del Sol del Río… y nos hicimos amigos, y la Alba ni lenta ni perezosa, empezó a reclutarme para la Jotace, para la Juventud Comunista. La Alba, una flaquita chelita, y su hermano eran la que me terapeaban para reclutarme…
Y me pasaban documentos y libros para que los estudiara…primero fue el Materialismo Histórico de la Marta Harnecker, después me dieron el Manifiesto Comunista, y así se fueron yendo, hasta el día de mi juramentación, que la hizo Benito “Mafalda” Lara, estudiante del Celestino Castro, y todo esto fue antes del 30 de julio…Ellos -Alba y Luis-fueron de mis primeros amigos.
Ya en la marcha del 30 de julio participe ya organizado, ya militando…salimos todo el bachillerato en Artes, y fuimos de todas las fuerzas, del PC, de las Efe, del ERP…en la marcha me incorpore al contingente de la UES, cerca de donde iban los de AGEUS, ya tenía una relación con la UES, ya la había visitado junto con Carlos Humberto, había estado en varias actividades…en la marcha habían varios bloques, yo iba en la punta pero al ver a los militares, me replegué hacia el medio, a la altura del Externado..
Y cuando empezó el desvergue que oí la balacera, me regrese preocupado y tome la Gabriela Mistral hacia el oriente, y luego regrese al puente frente al Seguro donde había sido la represión, y ya estaban lavando para ocultar la sangre, me metí sobre la calle que hoy es la Juan Pablo, y me encontré con un camión lleno de soldados que traía gente adentro, cadáveres, que venía en sentido contrario, y por otro lado, todavía se veían jóvenes corriendo en los alrededores, para ese momento ya tenía el pelo largo, y decidí seguir el rumbo y enfrentarme al camión, que nos cruzáramos…
Y lo hice, pero se me ocurrió cortar una rosa que estaba en un arriate y caminar como culero, así como lo oís, estaba haciendo uso de recursos teatrales aprendidos en mis clases, y así lo hice , los soldados reaccionaron haciéndome bromas y tirándome piropos, y uno de ellos me grito: por culero te van a matar! Pero yo estaba haciendo teatro. Luego de este susto me fui para mi casa en Ciudad Delgado.
En octubre ya de vacaciones fui a visitar a mi papá en Chalchuapa, a informarle que había pasado el año y ver que ondas, si me iba seguir ayudando. Se sorprendió mucho al ver mi indumentaria. Y me dijo:
-Pareces vago y marihuanero! Pero veo que ya terminaste esa babosada, así que ahora metete al bachillerato agrícola!
Le respondí: papá. Voy a continuar en mi profesión.
Me respondió: entonces mirá que haces el próximo año.
Lo que significaba que ya no me iba a ayudar. Entonces regrese a San Salvador y me puse a pensar que era lo que iba a hacer y decidí inicialmente buscarme un trabajo. En noviembre fui al CENAR a despedirme de mis profesores y explicarles que ya no iba a seguir estudiando, porque tenía que trabajar.
Me encontré a Roberto Salomón y a Flor. Les conté mi situación y que el próximo año iba a trabajar para ahorrar y poder continuar mis estudios de teatro un año después. Y que tenía un primo en Chalchuapa y que para empezar a ahorrar dinero iba a irme a las cortas de café…
Ellos se pusieron a pensar ideas y me indicaron que no me desesperara, que yo era uno de los mejores alumnos del Bachillerato, que la situación se podía resolver, estaba el Círculo estudiantil y que yo por venir del interior del país, calificaba para obtener una beca de residencia, Roberto me ofreció pagarme el almuerzo y cena, y además me consiguieron un trabajo en la escuela de danza, hasta enero de 1976 de ayudar al conserje, me darían 200 colones mensuales.
Después de eso conseguir un trabajo en una maquila donde trabajaba un primo que me logro meter, porque era allegado al gerente, era en la fabrica Duraflex. Trabajaba de 8 a 12 de la noche, porque estudiaba durante el día, y me pagaban el mínimo. Fíjate que en esta fábrica a los trabajadores, que la mayoría o toda era de Chalchuapa, se les daba vivienda y comedor, por un precio módico. De este forma pensaban evadir el peligro del sindicalismo, ya que los trabajadores estarían felices de la vida. Pero se equivocaron…
Fíjate que les organice el sindicato. Como yo me quedaba con ellos por la noche empecé a terapiarlos, hacíamos asambleas con todos ellos, les daba charlas para que comprendieran que no obstante la vivienda y comedor, estaban siendo explotados. Y armamos el sindicato, lo vinculamos con el movimiento obrero dirigido por el PC. Pero el dueño se enteró y me echaron, y mi tío también me echó pero puteadas…por desagradecido. Al salir de la fábrica todavía militaba en la JCS.
Entonces empezó otra etapa, me fui a vivir a Los Planes de Renderos, Km. 4 y medio, alquilamos una casa con Donald Paz, y un pintor y musico de nombre Miguel Ángel. La casa quedaba en una bajada…Y ahí vivimos poco tiempo porque los ladrones se nos metieron varias veces a robar, y se llevaban todo…
En el Bachillerato en Artes continuaba con mi segundo año…entre los nuevos maestros se encontraba Dinora Cañenguez, del PC y que recién regresaba de España, nos daba aeróbicos dramáticos; Carlos Vides, que también venía de España y era del PC, nos daba dramaturgia, guion y personaje; la Moisa impartía Historia del teatro, Carmen Castaneda daba retórica, José Ángel Cortes, títeres, mascaras y luminotecnia; Simón Magaña, daba diseño y escenografía.
Luego de dejar la casa en Los Planes me mude donde Manuel Sorto, que vivía en el pasaje Brasilia de la Col. Atlacatl, enfrente de donde vivía el pintor Camilo Minero, que era del PC. La esposa de Manuel era Lyn, inglesa, era su asistente de clase…Y fíjate que fue precisamente Manuel el que me presentó a Tamba, a Carlos Aragón. Manuel era poeta y escritor, y Roberto Salomón fue el que lo llevó al CENAR.
Fue ahí que lo conocí a Tamba porque era amigo de Manuel, y empezamos a hablar y a hablar, llevó su guitarra y tocó algunas canciones y fue él el que me influyó para componer ese año mi canción Los Criollos…Y fue él el que me llevó a comunidades para que hiciera teatro ya que en ese entonces todavía no cantaba…y también Mariano fue con nosotros…Tamba nos explicó acerca de la necesidad de la lucha armada como única vía para derrotar a la dictadura militar…
Fíjate que la idea de montar una obra sobre Los Criollos surge precisamente en la clase de Manuel, el incidió profundamente en nosotros, y es ahí que surge el grupo de teatro Maíz, integrado por Donald, Mariano y mi persona. Milton Guzmán y José Alberto Cuellar no entran al grupo, pero se integra Raúl Cuellar, éramos cuatro. Y Tamba comenzó a atendernos políticamente por separado, para reclutarnos para las Efe, las FPL.
Grupo de teatro Maíz del BPR
Y Donald se encargo de buscar los contactos con el BPR y en poco tiempo fuimos como Maíz reconocidos como su grupo de teatro oficial, esto fue en la segunda mitad de 1976. Durante todo ese período también hicimos un trabajo serio de investigación histórica, para el montaje de la obra Los Criollos. Los ensayos los hacíamos en la Feria Internacional.
Manuel Sorto invitó a su vecino Camilo Minero a ver los ensayos y este que era directivo de UGASAL propuso que me declararan como “joven promesa del teatro” porque ellos daban reconocimientos a finales del año a artistas destacados. En pintura propuso a Ney, un joven pintor primitivista.
Y así llegamos al año 1977, mi tercer año de bachillerato en teatro. Como grupo Maíz participábamos con nuestras obras y cantos en marchas, asambleas, concentraciones de los distintos componentes del BPR: obreros, campesinos, maestros, estudiantes universitarios y de secundaria, pobladores de tugurios, etc. Después de cada presentación realizábamos un conversatorio sobre las obras o las canciones.
A finales de 1977, en noviembre, para graduarnos, realizamos la presentación de la obra Los Criollos. Lo hicimos en un Teatro Nacional restaurado, y lo hicimos a petición de su director, Álvaro Menen Desleal, -quien nos explicó que porque se trataba de una obra histórica- y fuimos los que estrenamos la Pequeña sala, para 100 personas. Llegaron muchos invitados a la presentación y algunos pensaban que íbamos a presentar un panfleto, así que quedaron sorprendidos por la calidad teatral de la obra y nos felicitaron.
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