Evangélicos se desmarcan de ARENA
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Por Edgardo Ayala
SAN SALVADOR- El 12 de julio de 1896, Samuel A. Purdie, un misionero de Baltimore, Estados Unidos, se bajó del vapor Panamá tras atracar en el Puerto de Acajutla, y pisó suelo salvadoreño. Era mediodía y el primer pastor evangélico había llegado.
Purdie llegó a estas tierras para montar un puesto de avanzada de la Misión Centroamericana, un proyecto concebido por el misionero evangélico Ciro Ingerson Scofield, de Dallas, interesado en sembrar la semilla del protestantismo en esta región. Los primeros misioneros estadounidenses habían llegado a Costa Rica en febrero de 1891.
Dos días después de su llegada, El 14 de julio, Purdie, que dejaba ver una abultada barba blanca, rentó una habitación en San Salvador, en la 1ª Calle Poniente, cerca del Hospital Rosales, y pensaba alquilar una casa amplia para abrir un culto cuanto antes. Pero no pudo. Así que fabricó tres bancas de madera y allí mismo, en su cuarto, montó el que sería el primer culto evangélico en El Salvador.
A ese histórico primer culto, de la Misión Centroamericana, sólo se hizo presente un borracho nicaragüense, según se narra en el libro Cien años de presencia evangélica en El Salvador, una compilación sobre el origen del evangelismo en el país, editado en 1996.
112 años han pasado desde entonces. Purdie difícilmente habría imaginado cómo aquella primera membresía, constituida por el borracho nicaragüense, se extendería tanto y llegaría a conformar entre el 30 y 32% de la población total, según varios estudios. Eso equivale a 1.8 millones de fieles. Tampoco habría concebido que los evangélicos serían un factor importante en el juego político del país e incluso podrían ser fuerza decisiva en una elección presidencial.
El vínculo entre iglesias evangélicas y política electoral tomó forma definitiva en los comicios presidenciales del 2004, cuando se dice que buena parte de la feligresía evangélica, víctima de la propaganda que dibujaba a Schafik Handal con un ateo quemabiblias, votó mayoritariamente por Arena, dándole el triunfo a Elías Antonio Saca.
Génesis pro derecha
Los evangélicos han sido un sector cuya visión del mundo ha sido, en general, de corte conservador, pro derecha. Habrá que diferenciar, sin embargo, a las iglesias evangélicas llamadas “históricas”, como la Luterana o la Anglicana o un sector de la Bautista, que en los años 70s se identificaron plenamente con las luchas de los movimientos sociales de izquierda, en plena guerra civil, lo cual resultaba peligroso.
“A uno de nuestros pastores lo mató el Batallón Atlacatl en 1984, y le cortaron la lengua”, recuerda Medardo Gómez, Obispo de la Iglesia Luterana.
Aparte de esas “históricas”, el resto de evangélicos abrazan más una visión conservadora, y desde allí podría resultar fácil que salten hacia posiciones de derecha. Los preceptos bíblicos son, en esencia, radicalmente conservadores. Temas como el aborto, los homosexuales, prostitución, drogadicción, etc., son vistos desde una perspectiva religiosa poco tolerante, distanciadas de posiciones más liberales, abrazadas más por la izquierda.
También está de por medio la conexión entre marxismo y ateismo, que fue justamente el elemento que jugó en contra de Handal en 2004.
Además, a finales de los años 60 hubo también un claro interés del gobierno de los Estados Unidos de contrarrestar los movimientos católicos que apoyaban cambios sociales en Latinoamérica, y el Documento Santa Fe, de 1975, deja en claro el peligro que eso representaba para los intereses norteamericanos, reforzando la visión de apoyar las dictaduras militares.
Estados Unidos apoyó, entonces, el crecimiento de las sectas protestantes de corte fundamentalistas. También en los años 80, el predicador Pat Robertson, un televangelista de la derecha estadounidense, utilizaba su programa Club 700, transmitido en El Salvador por Canal 4, para lanzar peroratas cristianas a favor de dictaduras militares en Centroamérica. Club 700 era visto por miles de evangélicos salvadoreños, y las prédicas de Robertson fueron parte importante en cómo iban a ver el mundo no solo religioso, sino también político.
Los amigos de Saca y Rodrigo
Dentro del actual espectro evangélico, es posible identificar aquellas denominaciones y congregaciones más notorias y su inclinación política ideológica.
Se sabe que los pentecostales conforman alrededor del 80% de la comunidad evangélica. De ese grupo se dividen unas 50 denominaciones, entre las que sobre salen las Asambleas de Dios, Príncipes de Paz, Apóstoles y Profetas, los Apostólicos, etc. Todos muy cercanos a la derecha. Hay que aclarar, empero, que la feligresía no necesariamente sigue siempre “una línea” dictada por la cúpula.
El Tabernáculo Bíblico Bautista Amigos de Israel, liderado por el pastor Edgard López Bertrand, conocido como “Toby”, es quizá el más fácil de identificar con Arena y el Gobierno. Toby dice contar con unos 740,000 fieles, pero ese dato resulta abultado para todos las fuentes del sector evangélico consultados por ContraPunto. Un dato más real, dicen,
sería la mitad o menos.
Las Asambleas de Dios, de corte pentecostés, es sin duda la congregación más grande del país. Son alrededor de 10,000 iglesias las diseminadas por todo el territorio nacional, con miles de pastores y feligreses. Si bien
institucionalmente no se puede decir que las Asambleas han endosado un apoyo directo a algún partido, su línea conservadora la ubican dentro de la derecha. Y no sólo eso.
Algunos de sus pastores han conformado organizaciones vinculadas con Arena, o en algunos casos, nacidas específicamente para apoyar a ese partido, como es el caso de la Comisión Nacional de Pastores y Líderes (Conapal),
surgida para apoyar a Saca en las elecciones del 2004. Allí estaban pastores como Mauricio Navas, de la Iglesia El Camino, entre otros. La cúpula de las Asambleas de Dios permitió ese apoyo, pues no lo vetó.
A las Asambleas de Dios pertenecen también estas iglesias de regular membresía y con una clara posición de derecha: Iglesia Josué, el Centro Evangelístico y el Templo Cristiano, así como el Centro Misionero El Sembrador.
Hay también iglesias “independientes”, escindidas de congregaciones más grandes, que jalan hacia la derecha. Una de ellas es la Iglesia Kemuel, del pastor Juan Carlos Hasbún, amigo de Saca y de Rodrigo Ávila. Hasbún acaba de ser nombrado presidente de la Alianza Evangélica, que aglutina a la mayoría de congregaciones evangélicas del país.
Además de congregaciones e iglesias, en la derecha se han gestado organizaciones con claros fines político electorales. Allí confluyen pastores de varias denominaciones, aunque no todas, agrupados en un frente común contra
la izquierda.
La ya mencionada Conapal es una de ellas. La Red Nacional de Pastores Torre Fuerte surgió como una nueva versión de Conapal, obteniendo recursos financieros de la partida secreta del Presidente Saca, según Rómel Guadrón, uno de sus fundadores. “Falsos profetas que apoyan a los corruptos”, dice el pastor William Chamagua, director general de Radio Cadena Mi Gente, quien construyen en el país la Iglesia de los Nueve Millones.
Ahora Guadrón se ha desvinculado de Torre Fuerte, y ha hecho renacer Conapal pero desmarcada del Gobierno. Dice que Tony Saca les falló al no nombrar un Comisionado Presidencial para las iglesias evangélicas. “Sólo querían los votos, nada más”, dice.
Izquierda bíblica
Pero también hay pastores y cultos que muestran más independencia del poder; incluso algunos son etiquetados de izquierda.
La Iglesia Elim, también pentecostal, que posee una membresía que sobrepasa los 120,000 seguidores, se encuentra en el sector que podría ser catalogado, en términos políticos, como centro izquierda. El pastor Mario Vega incluso ha sido calificado ya como “rojo” por algunos medios de comunicación, debido a las posiciones críticas mostradas en temas de
actualidad, que lo desvinculan de aquellos otros grupos cercanos al poder.
Probablemente no es que Vega abrace opciones de izquierda. Sus convicciones religiosas lo llevan a criticar duramente aquellas injusticias o abusos de poder gestadas en las esferas gubernamentales. “Nunca he mencionado en mis cultos (preferencias políticas), y ni siquiera en pláticas”, dice. A la pregunta de si él personalmente abraza una línea política, dice: “Prefiero no hacerla pública”. Vega es considerado por líderes de otras congregaciones como uno de los pastores más pensantes del gremio.
En esa misma línea va Carlos Rivas, del Tabernáculo de Avivamiento Internacional (TAI). Este pastor recuerda que fue convocado por los colegas que estaban ya en la gestación de Conapal para empujar la candidatura de Saca en el 2004, y en efecto se reunió con cuadros de Arena, como René Figueroa, Francisco Laínez y el mismo Saca. “Me invitaron, pero cuando vi el panorama, supe que era manipular a la iglesia evangélica. Entonces me dije: puya, esta onda no me llega”.
Rivas agrega: “Me han etiquetado de izquierda, pero es porque al que es crítico inmediatamente lo vinculan con el otro lado”.
En cambio, William Chamagua, de la Radio Cadena Mi Gente, es un pastor que sí tiene claro su apoyo a la izquierda y, concretamente, al FMLN: “El Frente es la única opción de cambio, y ese sentido, indirectamente o directamente lo estoy apoyando, para beneficio del pueblo”, dice.
Chamagua sufrió un giro radical. De inmigrante ilegal en Estados Unidos pasó a soldado estadounidense, atiborrado de propaganda republicana anticomunista. “Ronald Reagan era mi Commander in Chief (comandante general)”, recuerda, “sin saber las masacres que él estaba cometiendo contra el pueblo salvadoreño”. Destacado en Alemania, se hizo evangélico, y de allí pasó a pastor con una clara visión de izquierda.
La tortilla dio vuelta: Arena pierde a evangélicos
Datos del Instituto Universitario de Opinión Pública (IUDOP), de la Universidad Centroamericana José Simeón Canias (UCA), revelan que, en las elecciones del 2004, un 44.1 de los electores que dijeron ser evangélicos votaron por Arena, mientras que un 28.6% por el FMLN. “Hay algo de cierto de que el voto cristiano evangélico aportó al triunfo de Arena”, dice Jeannette Aguilar, directora del IUDOP, citando la campaña del miedo al ateismo de Handal como uno de los elementos determinantes en esa tendencia.
Pero eso ha cambiado radicalmente, para desdicha del partido en el gobierno.
La encuesta del IUDOP de septiembre del 2008 revela que, si las elecciones presidenciales fueran el próximo domingo, un 41.8% del voto evangélico votaría por el FMLN, mientras que un 30.9%, por Arena.
“Hay un desencanto generalizado sobre el rumbo de país”, dice Aguilar, y agrega que las preferencias de los evangélicos van aproximándose cada vez a la tendencia del electorado general.
¿La razón de ese cambio? “La difícil situación económica del país”, explica la directora del IUDOP.
Efrén Reyes, presidente de la Unidad Cristiana Vida Nueva para El Salvador, actualmente en gestación, dice que a los evangélicos, como parte de la población, les ha calado el deterioro de la economía. “Los evangélicos, en términos de votos, son un terreno en disputa, ya no son dominio de la derecha”, señala.
Además, ya no está de por medio el elemento ateismo-quemabiblias que jugó en contra de Handal en el 2004. Ven a Funes, por el contrario, como un símbolo de cambio dentro del FMLN.
“Arena sabe que el voto evangélico ha girado, y están preocupados viendo cómo hacen”, dice el rector de la Universidad Evangélica, Víctor Segura. Y agrega: Por eso, Saca y Ávila van al acto en el estadio (Cuscatlán) de Toby. No van por Toby, van por reforzar su imagen ante la población evangélica. Y por eso va también Mauricio Funes”.