Homenaje a Rafael Aguiñada Carranza en el 45 aniversario de su muerte. Domingo Santacruz. 18 de septiembre de 2020

I RECUERDOS SOBRE RAFAEL AGUIÑADA, EL CONTEXTO EN QUE LE CONOCÍ

A Rafael Aguiñada Carranza lo recuerdo como un destacado luchador social, como un  cuadro militante y dirigente revolucionario del Partido Comunista de El Salvador PCS, entregado por entero a las tareas organizativas y de construcción de un movimiento popular consciente de asumir la conducción del pueblo a la  lucha por un país y un mundo mucho más justo, más humano. En aquellos tiempos, de principios de los años 60 del Siglo XX, a pocos meses del triunfo de la Revolución Cubana, cuando lo escuchaba, me parecía tener frente a mí a un cuadro político muy seguro de sí mismo, muy seguro del camino que había escogido. Estoy consciente que las palabras no le abundaban mucho, especialmente para las y los compañeros mejor dotados de cualidades retóricas, pero lo poco que expresaba y por la fuerza y énfasis que ponía en sus palabras, eran suficientes para convencerse y convencer a los sectores sociales del movimiento obrero, a las capas medias asalariadas en situación paupérrima o casi paupérrima. 

Rafael no era propiamente un obrero, más bien era un técnico dibujante arquitectónico calificado, pero en sus venas corría sangre proletaria y se sentía orgulloso de poseerla.

Por referencias de compañeros que le conocieron antes y de él mismo, supe que sus primeros vínculos fuertes con el movimiento popular fueron en torno a la Confederación General de Trabajadores Salvadoreños surgida a finales de 1957, más concretamente, el 25 y 26 de septiembre, que fue el Congreso de fundación.  Aunque sus primeros pasos los realizó en la Asociación Juvenil 5 de noviembre de 1955, al menos es lo que recuerdo de las conversaciones que le escuchaba y ratificadas por referencias de otros compañeros que le trataron y han escrito sobre esa parte de su militancia política.

A Rafael me lo encontré en el PRAM a principios de 1959 y con esa bandera marchó en las filas del Frente Nacional de Orientación Cívica, FNOC, a finales de ese año, de donde no se desprendió y dentro del cual se originó la Columna 9 de Mayo del FUAR en 1961.

En la medida que fui adentrándome en las filas del Frente FNOC, Rafael permaneció siempre junto a Fernando Lizanne, Juan Ramirios, Jesús Paz, y otros compañeros. Coordinaba un equipo diseñador y productor de propaganda popular; se distinguía como el organizador, el capacitador y orientador de los responsables de propaganda de las Columnas del FUAR. Recuerdo muy bien sus intervenciones para asegurar que la propaganda que se producía llegara a las diferentes estructuras encargadas de recibirla y redistribuirla en cada una de las Columnas. Se movía como dirigente de la Columna 9 de Mayo y estaba vinculado estrechamente con Raúl Castellanos Figueroa, con Jorge Arias Gómez, con Schafik Hándal y con otros cuadros dirigentes.  Junto a Rafael funcionaba un colectivo de Propaganda que se esmeraba por ponerle corazón y mente a todo cuanto se producía y distribuía en materia de orientación política. Recuerdo a Fernando Lizanne, a un compañero de apellido Marchelly que le apoyaban y a Juan Ramirios, que era un experto en el manejo de mimeógrafos, pero también en diseño e impresión de carteles a dos y tres colores, impresos en mimeógrafos Stencil electrónicos.  Varios de los cuadros responsables de propaganda de las direcciones (Cabezas) de las  Columnas recibieron cursos de capacitación impartidos por Rafael, apoyado por Juan Ramirios y Fernando Lizanne. Al menos así se logró uniformar mucho la metodología de la producción, los repartos y pintas simultáneos en zonas asignadas previamente. Así estuvo funcionando el FUAR por año y medio hasta que apareció el agente policial encubierto Augusto Domínguez, que logró infiltrarse en el Comité Departamental del PCS de San Salvador. Desde esa posición, lógicamente, logra conocer la parte fundamental de la red de producción y distribución de propaganda, ocasionando daños de consideración en el aparato de propaganda del PCS, pero también del FUAR.

Rafael fue uno de los primeros cuadros que tomó parte en los debates a favor de la creación del FUAR y defendiendo la posición de Raúl Castellanos y de Schafik, frente a la oposición de Salvador Carpio en el CC del PCS. Desde su militancia en la Asociación 5 de noviembre y el FNOC, Rafael se forjó como un fogoso organizador de Grupos de Acción Revolucionaria, GAR, al grado que, en la estructura de la red de producción y distribución de propaganda, se ocupó en fomentarlos

  1. DEL PARTIDO REVOLUCIONARIO ABRIL Y MAYO, (PRAM), AL FRENTE UNIDO DE ACCIÒN REVOLUCIONARIA, (FUAR).1959-1961.

Siguiendo los pasos de la experiencia reciente del PRAM-FNOC que jugaron un rol destacado en la lucha contra la dictadura militar, Rafael Aguiñada no vaciló en aplicarla con mucho entusiasmo para combatir la obstinada continuidad de la dictadura militar en nuestro país, surgida el 2 de diciembre de 1931, la cual debía enfrentar mediante la aplicación de una política de Frente Único integrado por todas las fuerzas sociales, políticas populares y democráticas del país. La decisión de crear el FUAR fue del Partido Comunista de El Salvador. Se trató de asegurar la  continuación del Frente Nacional de Orientación Cívica, FNOC, (1959-60). Solo que, a diferencia de éste, cuya estructura orgánica y de funcionamiento abierta, de movilización de masas, pluralista (amplio), tomaba las decisiones con el principio de consenso. El FUAR, en cambio, con objetivos políticos revolucionarios de cara al Poder, debía funcionar, bajo el centralismo democrático, combinando su accionar con formas de lucha abiertas o semi- abiertas, un paso importante en el proceso de construcción de un Frente Único, constituido por los elementos más conscientes de las diversas organizaciones de masas.

Bastaba, decía, asegurar el compromiso de luchar de las y los compañeros contra el imperialismo yanqui, contra sus lacayos y títeres nacionales, dependiendo del tipo de actividad laboral o política para poder ingresar a cualquiera de las Columnas que conformaban en la estructura orgánica del mismo.


Prácticamente, en ese tiempo, en nuestro país  no había sector social popular organizado que no tuviera su representación dentro de la estructura del FUAR. Estaban frescas las acciones políticas combativas del Frente Nacional de Orientación Cívica, FNOC, que seis meses antes había derrocado al Dictador José María Lemus y los tambores de la Revolución cubana del 1º. de enero de 1959 sonaban y vibraban en los corazones de las masas trabajadoras del pueblo salvadoreño. Diversos sectores sociales de nuestro país se sintieron contagiados y estimulados por la gesta heroica del pueblo cubano, del Movimiento 26 de Julio dirigido por el comandante Fidel Castro y otros compañeros revolucionarios, que expulsaron de Cuba al dictador Fulgencio Batista”.

En este marco, en El Salvador surge no solo el Partido Oficial, el Partido de Conciliación Nacional, PCN, como era la tradición dentro del sistema político imperante, que aspiraba facilitaba el paso de los militares a la silla presidencial. También surgió el Partido Demócrata Cristiano un par de meses antes, con planteamientos e ideas novedosas, derivadas del ambiente de reforma prevaleciente en la Iglesia Católica mundial, del cual surge el proceso del Concilio Vaticano II y con él la nueva Doctrina Social de la Iglesia.

El Mercado Común Centro Americano se abría paso en la región como parte del Modelo sustitutivo de Importaciones. La Oligarquía salvadoreña desafiaba las orientaciones reformistas de la Alianza para el Progreso, ALPRO, que la administración Kennedy de EE. UU. impulsaba para promover las medidas reformistas destinadas a enfrentar la crisis y la influencia de la Revolución Cubana. La Junta de Gobierno Cívico Militar surgida de la caída del gobierno de José M. Lemus que apenas tuvo una duración de tres meses, fue sustituida por el Directorio Militar del 25 de enero de 1961, que se interpuso para reactivar la dictadura militar.

Dicho Directorio se vio en dificultades de aceptar las reformas que debía impulsar, aunque necesarias, ellas significaban un claro desafío a la dictadura, porque esas reformas que eran las indicaciones del norte afectaban la estructura económica de la oligarquía.  Además, en ese tiempo apareció el Concilio Vaticano II con la nueva doctrina social de la Iglesia Católica que resonaban fuertes en un país convulsionado que coincidió con el programa de la Administración Kennedy que se afanaba para atenuar el auge revolucionario de las masas entusiasmadas por la Revolución cubana. El Directorio no tuvo más remedio que abrirle paso a una política de zanahoria y garrote como táctica para manejar las posiciones recalcitrantes de una Oligarquía obstinada y una administración USA empeñada en detener la influencia revolucionaria cubana.

El 20 de mayo de 1962 tuvo lugar la 3ra. Plenaria Nacional, la reunión se llevó a cabo en el Edificio Chaín, lugar donde funcionaba la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de El Salvador. Este Edificio estaba ubicado frente a la venta de vehículos y repuestos Chrysler sobre la Calle Rubén Darío, entre la 23 y 21 Av. Sur.

Rafael Aguiñada realizó trabajo de preparación organizativo para asegurar la asistencia a esta plenaria, que sobrepasaba las 100 personas, de las 7 estructuras o llamadas “Columnas” del FUAR; además, había una mínima representación del Consejo Nacional y del Comité Ejecutivo Nacional, los organismos de dirección que estaban obligados a participar por derecho propio y uno o dos invitados especiales. Recuerdo a Roberto Carias Delgado, que fungía como Secretario General del Partido Revolucionario Abril y Mayo, PRAM. Tratándose de una reunión clandestina, era una buena cantidad de personas, cuya organización y preparación significó un plan especial, minuciosamente elaborado: una parte debía entrar y dormir en el local; cada grupo de columna tenía asignado un tiempo, el cual debía respetarse disciplinadamente, de tal manera que en ese lapso debían entrar dos personas cada 2 minutos, con máximo de 3 minutos de espacio. Eso no podía violarse por ningún motivo, había que ser muy estricto. Los puntos de Agenda principales del evento, que recuerdo: Informe de la situación política nacional e internacional, el cual fue presentado por Juan (Schafik). Roberto Carias Delgado tuvo una breve intervención relativa a su participación en la reciente Conferencia Mundial por La Paz y el Desarme, realizada en Moscú, así como de los encuentros en su paso por Conakry, con el jefe del gobierno de Sekou Toure.

En el análisis de la situación nacional se destacaron, entre otras cosas: las fuertes contradicciones entre los grandes terratenientes y otros sectores conservadores exacerbadas por las políticas de la administración de J. F. Kennedy de los EE.UU. con su Programa Alianza para el Progreso, ALPRO. En esos días ya estaba anunciada la visita al país, de su coordinador general para América Latina, el señor TEODORO MOSCOSO.

Rafael Aguiñada fue uno de los cuadros dirigentes de apoyo a Schafik Hándal, quien tuvo a su cargo la organización y coordinación de  la Columna “9 de Mayo”, originada del seno del PRAM. Por ello Rafael Aguiñada Carranza fue uno de los delegados a la III Plenaria Nacional, junto con Raúl Castellanos Figueroa, Tirso Canales, Fernando Lisanne, Raúl Padilla Vela., etc.

  • OFENSIVA DEL SINDICALISMO LIBRE DE LOS EE. UU. EN EL SALVADOR

Las décadas de los años 50 y 60 fueron decisivos para el imperialismo norteamericano en la lucha contra el movimiento sindical revolucionario a nivel internacional. En 1962 la administración norteamericana creó el Instituto Americano para el Desarrollo del Sindicalismo Libre, IASDL, el cual apoyaba los planes de la ORIT encaminados a debilitar el trabajo revolucionario en los sindicatos y gremios, contando con el apoyo del gobierno y la  dictadura militar. En el informe internacional quedó dicho que el Instituto estava formado por conocidos elementos empresariales norteamericanos. (La constitución del CONSEJO DIRECTIVO  DEL Instituto Americano para el Desarrollo del Sindicalismo Libre, IADSL:

  • JOHN P. GRACE, PREIDENTE (ACCIONISTA PRINCIPAL DE WR-GRACE AND CO, DIRECTOR RESPONSABLE DE LOS ASUNTOS INTERAMERICANOS DE AFL-CIO, AGENTE DE LA INTERNATIONAL ORGANIZATION DIVISION (IOD) DE LA CIA (CLANDESTINA); DIRECTOR DEL CENTRO DE ENTRENAMIENTO SINDICAL DEL FONT ROYAL, DONDE LA CIA INVIERTE EL 90 % DE LOS COSTOS; INVERSIONISTA CON GRANDES CAPITALES EN A. L.
  • BERENT FRISTE, ACCIONISTA Y HOMBRE DE CONFIANZA DE ROCKEFELLER;
  • JOHN TRIPPS, PRESIDENTE DE PAA AMERICAN;
  • CHARLES ARIENKERHOF, PRESIDENTE DE ANACONDA, LA PRRINCIPAL EMPRESA MINERA DE COBRE EN  CHILE;
  • SERAFINO RUMUALDI, SECRETARIO GENERAL DE LA ORIT, AGENTE DE LA CIA. Y JOHN D. ROCKEFELLER, DE GENERALES CONOCIDAS).

Rafael Aguiñada Carranza pasó a la Comisión Nacional Sindical del PCS, se ocupó de los lineamientos divisionistas y liquidacioncitas de la ORIT y del IADSL orientados a los sindicatos y gremios de pensamiento revolucionario. Los organismos yanquis  se apoyaban en las políticas represivas gubernamentales y al mismo tiempo, creando y dirigiendo la organización paralela en los tres niveles organizativos: los sindicatos, federaciones y confederaciones.

 El PCS contaba con la CGTS bastante diezmada, con apenas 7 de los más de 40 sindicatos que la formaron, pero  resistieron la embestida imperialista. Con esa membresía sindical ni siquiera se podía defender como una Federación y menos como Confederación. La ORIT comenzó su trabajo en los años 50, creando la Confederación General de Sindicatos, CGS, en 1958, su dependiente. Con el financiamiento de la AFL-CIO y de la ORIT apoyados por dirigentes patronales, René Barrios Amaya, el Chele Saravia, el Negro Rodríguez y otros elementos vendidos, que habían traicionado a su clase para apoyar las orientaciones imperialistas en el seno del movimiento sindical.

Como respuesta, los trabajadores, bajo la orientación del PCS, crearon el Comité de Unidad Sindical de El Salvador, CUSS, en 1963, con dos orientaciones concretas: dar la pelea por organizar nuevos sindicatos, y tratar de arrancarle a la CGS todos aquellos sindicatos que se fueron engañados con la complicidad de sus dirigentes corruptos. Un poco más tarde apareció otra orientación encaminada a trabajar y preparar condiciones para disputar las direcciones de los sindicatos controlados por las Federaciones corruptas afiliadas o no en la CGS. Varios Grupos de Acción Revolucionaria (GAR) surgieron al interior de dichas organizaciones, lo que permitió, en este ambiente, en medio de mucha euforia revolucionaria, el surgimiento y fortalecimiento del FUAR.

  • VIAJE A LA ESCUELA DE CUADROS DE MOSCÚ

En agosto de 1963 viajó a la Escuela de Cuadros de Moscú, junto con  Carlos “El Ratón” Hidalgo, El Chiquitín Alfonso García, Armando Herrera, Toño Díaz, (Benjamín), Alfredo Acosta Díaz y otros. En los estudios de dos años se encontraba cuando recibió en 1964 noticias sobre su ratificación como miembro del Comité Central y miembro suplente de la CP, en las resoluciones del V Congreso del PCS. Su regreso al país tuvo lugar a finales de 1965, en tiempo de negociaciones con dirigentes del PAR para aprovechar las reformas al sistema electoral del país a realizarse en el año 1966.

Meses después nos enteramos que el Chele Aguiñada había sido designado para integrar la fórmula electoral del PAR Nueva Línea, para el Consejo Municipal de la ciudad de San Salvador.

4. PARTICIPACIÓN EN CAMPAÑA ELECTORAL DEL PAR-NVA. LÍNEA

En las reuniones preparativas para las elecciones municipales de 1966 se organizaron varios grupos de apoyo en los temas de seguridad, organización, comunicaciones, movilización, etc. Rafael formó parte del Comité Departamental del PCS de San Salvador y yo también. Ahí se conoció la decisión de la CP del PCS de los aspectos fundamentales de la campaña electoral. El candidato a alcalde era el Dr. Napoleón Rodríguez Ruiz, el Síndico era Rafael Aguiñada Carranza, y el resto recuerdo los nombres de Carlos el Ratón Hidalgo, Dr. Roberto Bracamonte, el locutor de la Voz de América y otros.

Para el grueso de la militancia del PCS esta campaña electoral era la primera asumida por el partido, aunque algunos sabíamos que hubo en el pasado algunos ensayos, siempre con el PAR. La experiencia obtenida con el FNOC y el FUAR, en los años recientes, logramos estructurar varios organismos de apoyo para defender la participación abierta y legal, para enfrentar la ofensiva de los carros patrullas y otros medios de los cuerpos de seguridad. Casi toda la actividad se realizaba con cuadros activistas voluntarios, sin salarios ni alimentos, pero hubo mucho entusiasmo. La principal propaganda se realizaba en vehículos automotores con equipos de sonido, así como con material impreso.

Los locales del PRAM en varios municipios sirvieron para el PAR Nueva Línea. Los mítines relámpagos fueron empleados, acompañados de activistas para repartir materiales y proteger los equipos de sonidos y los oradores. Rafael Aguiñada tuvo oportunidad de lucirse como orador por primera vez y el Ratón Hidalgo explotó con los estudios que había realizado sobre el origen de los Partidos Demócrata Cristianos.

La experiencia realizada fue evaluada con buenos resultados, aunque con más de 400 presos políticos y varios vehículos confiscados por la Policía Nacional. Además, la jornada fue una grata experiencia para realizar una agitación política que elevó sustancialmente el pensamiento político de amplias masas populares.

Inmediatamente después fueron estructuradas las medidas organizativas, de comunicación, divulgación, movilización

La siguiente campaña electoral de 1967 fue presidencial, con la fórmula de los Dres. Fabio Castillo Figueroa y Ángel Góchez Castro. En ella, la participación de Rafael Aguiñada fue como candidato a Diputado a la Asamblea Legislativa.

II.-PARTICIPACIÓN EN EL VI CONGRESO DEL PCS: 30 agosto 1970

El VI Congreso se realiza el 30 de agosto de 1970. Fue convocado en la casa del veterano Virgilio Guerra. El ambiente político que prevalecía en la base del partido era la crisis interna que dio origen a dudas por la renuncia de Cayetano Carpio, las cuales fueron correctamente abordadas, aclaradas y reorientado el trabajo político contra la dictadura y el imperialismo norteamericano.

El CC electo lo colocó en la Comisión Política del partido y lo asignó al frente de la Comisión Nacional de Organización. También formó parte del secretariado del Comité Central, junto con Schafik y Alfredo Acosta. En octubre de 1970 le fue encomendada la tarea de viajar a Hungría, junto con Raúl Castellanos Figueroa para atender tareas en la Comisión surgida de la reunión de los Partidos Comunistas y Obreros del reciente encuentro internacional en Moscú. Lamentablemente, Rafael Aguiñada no pudo cumplir  la misión debido a crisis de salud sufrida por Raúl Castellanos que tuvo que viajar a revisión a Moscú, lugar donde falleció el 29 de octubre de 1970.

En los debates del VI Congreso se abordaron los problemas político-ideológicos que ocasionaron la renuncia de Salvador Cayetano Carpio y Rafael Aguiñada tomó parte, habiendo señalado parte de los debates con el secretario general en torno a su participación en el proceso electoral del PAR Nueva Línea en las jornadas de los años 1966-67. Su labor fue evaluada por las y los delegados de forma positiva, pero también su  rol jugado en el movimiento sindical y gremial.

2.- DURANTE EL VIRAJE ORGANIZATIVO E IDEOLÓGICO DEL PCS

Rafael Aguiñada libró las batallas organizativas e ideológicas del PCS en las bases sindicales dirigidas por los comunistas, además de las propias en los organismos de dirección. En los sindicatos de la FUSS se encontró con Carlos Alberto (El Ratón) Hidalgo, quien como hemos dicho antes, fue parte del grupo de estudiantes que junto con Rafael viajó a la Escuela de Cuadros de Moscú. A su regreso al país, en su calidad de experto negociador de conflictos, el  ratón cayó en casos de corrupción de negociar para fines personales algunos de los conflictos de compañeros que al sentirse traicionados lo denunciaron y hasta abandonaron las filas sindicales. Haciendo uso de su capacidad teórica deformada y de su capacidad ya como Abogado, Hidalgo fue uno de los cuadros que mayor daño provocó en las filas sindicales. Por eso fue enfrentado por algunos de nosotros y particularmente por Rafael, que lo conoció y trató mucho más. Por eso se sintió con todo el derecho y la solvencia de desenmascararlo frente a los trabajadores, en los activos y congresos sindicales.

El Ratón, al sentirse derrotado prefirió cambiar la afiliación del Sindicato de Tipógrafos de la FUSS y llevarlo a FENASTRAS. Pero no era lo único negativo, también se reunía y conspiraba en compañía del Cuche Zaldívar y con otros dirigentes corruptos de Fesincontrans y CGS en contra de la FUSS, FESTIATSCES y más tarde contra la CUTS. Para nosotros fue un elemento que entró a la corrupción, pero para otra organización fue un traidor y le aplicó la medida militar cuando fue nombrado por la Primera Junta de Gobierno presidente de la Lotería Nacional en 1980. También confrontó con Carlos Marín, uno de los veteranos del sindicato de Sastres, que prefirió retirarse cuando recibió las primeras críticas por su actitud poco agresiva en el trabajo, por su descuido y casi desprecio en estudiar para enseñar a otros, adoptando una posición acomodada, prefirió replegarse y renunciar de su calidad de veterano dirigente de los sastres,  cuya militancia sindical venía desde los tiempos del UNT (1944)- CROSS (1947-51) y de la CGTS (1957-62),  elegido a miembro del Comité Central y de la Comisión Política del PCS por el V Congreso en 1964. Este compañero contaba con importantes méritos para mantenerse y ganar el reconocimiento de sus compañeros, pero no fue lo suficientemente maduro para aceptar los señalamientos críticos por los viejos métodos espontáneos en el seno de los sindicatos. No se fue con Carpio en 1970 porque también fue uno de los elementos criticados por él, pese a su anterior rol de apoyo para convertirlo en secretario general del PCS no tuvo más que rendirse y retirarse.

Otros cuadros veteranos, como Hipólito Calles de UTF, Carlos Quijano de los zapateros, Alfredo Torres, de Camas Capri, aunque no ejercieron una oposición abierta en contra del PCS sí la aplicaron contra Rafael Aguiñada, argumentando los métodos duros de éste, pero en realidad fueron diferencias de lineamientos políticos e ideológicos.  Otros menos negativos, como Antonio V. Constanza, el tipógrafo de apellido Rojas, con sus méritos ganados por muchos años, se dejaron influenciar y anduvieron por el sendero del licor y otros vicios. Varias compañeras de la industria del Vestido, las costureras, y de otras ramas, se incorporaron con mucho coraje en apoyo a esta línea de trabajo y orientación. Con varios otros hicimos no pocos esfuerzos por convencerlos a rectificar, pensando en reeducarlos y ganarlos a ser parte del proceso de rectificación.

Rafael cumplió muy bien su misión. Desde que recibió la orientación de asumir la responsabilidad de dirigir el trabajo sindical, lo primero que hizo fue afiliarse a un sindicato y tratar de ganarse el derecho de entrada a la Federación Sindical de El Salvador.  Poco a poco se ganó el espacio para optar al cargo de Secretario General de la FUSS, venciendo los argumentos de quienes se oponían a que el PCS ganara una mayor influencia en los sindicatos. Estos compañeros enfermos del economismo acusaban a la Comisión Política y a quien hablara en su nombre, de imposición, de paracaidistas. Así definían estos compañeros, el esfuerzo de la CP que se empeñó en derrotar la influencia del economismo en los sindicatos revolucionarios e independientes. Rafael, con nuestro apoyo y respaldo de la Dirección del PCS le declaró la guerra a la política divisionista y liquidacioncita de la ORIT-y a su Instituto Americano para el Desarrollo del Sindicalismo Libre, IADSL.

Con su apoyo montamos la Escuela de Formación de Cuadros Sindicales en el local 630 de las federaciones para contrarrestar el espontaneísmo economista de algunos de los compañeros veteranos. Mediante ese esfuerzo y otras medidas de sustitución de cuadros dirigentes de los sindicatos, se enfrentaron sin descanso contra quienes solo pensaban y se dedicaban a tareas sindicales y rechazaban cumplir tareas políticas. Desenmascaró a quienes negaban los conflictos laborales buscando  negociaciones en el Ministerio de Trabajo, negándole el papel y el derecho de las y los trabajadores y la conveniencia de movilizarse y desarrollar su capacidad de lucha contra los malos empresarios. Esto explica el desplazamiento de Julio César Castro Belloso y de otros cuadros sindicales de la dirección de la FUSS y FESTIAVSCES sin desplazarlos de las Directivas Federales de las mismas.

La pelea por el viraje en el partido continuaba, como parte del proceso de rectificación orgánica, comenzando por resolver la elección de  Schafik como secretario general del PCS, y realizar algunos cambios de responsabilidades individuales de la misma Comisión Política. En 1973 Rafael Aguiñada Carranza pasó a conducir la Comisión Nacional Sindical, dejando la Comisión de Organización bajo la dirección de Alfredo Acosta Díaz, a cada una de las cuales fueron asignados compañeros de dirección nacional e intermedia y otros militantes veteranos con experiencia. A Schafik siempre le quedó, ya  como Secretario General, la  coordinación tanto del Secretariado como la Comisión Política. Durante algún tiempo se percibía la coordinación de ambos organismos con agendas separadas, pero con el tiempo se fue dando el fenómeno de la concentración de funciones que hubo que atender.

“El viraje político planteado por la Dirección del PCS en 1973 fue de carácter orgánico, pero también  ideológico. No era fácil  tratar de aplicar los principios revolucionarios al interior del Partido, procurando estimular su aplicación  en el movimiento sindical y popular de ese entonces, de tal manera que ejercieran peso en contra  de  las principales desviaciones del apoliticismo que se fue convirtiendo en anacrónico. Era una vieja herencia que, dejada por veteranos dirigentes, pasando por Salvador Cayetano Carpio, como el economismo, el sectarismo, el legalismo y el dogmatismo. Pero la dedicación principal del esfuerzo estaba dirigida al interior del partido, no solo para lograr un funcionamiento partidario desde la dirección a la base, sino, sobre todo, en la reorientación de la estrategia revolucionaria hacia el poder que el partido debía tener y ejecutar, asumiendo el papel constructor y conductor del movimiento popular y social. En las discusiones sobre  la aplicación  del centralismo democrático, recuerdo las exigencias de muchos militantes por poner el concepto de manera inversa, democracia con centralismo, creyendo ingenuamente que con sólo invertirlo se corregiría. Se hacía bastante énfasis sobre la dirección colectiva, recomendando no repetir los errores cometidos por el mismo Secretariado en varios momentos al asumir hasta las funciones centralizadas de la Comisión Política y del Comité Central.

 Así fueron desfilando en la discusión los temas de la disciplina, la crítica y autocrítica y de la célula, que  fue de mucha utilidad  para definir la estructura fundamental del Partido, pensando en la necesidad de vincularse con las bases populares y de éstas asegurar los mejores métodos de reclutamiento de las y los elementos para el Partido. Por supuesto, la crítica fundamental recayó en los organismos nacionales de dirección del Partido. Otros  temas relacionados con la Construcción y Desarrollo del Partido se relacionaron con la composición social y la formación política ideológica del mismo.

El diagnóstico presentado por Schafik puso sobre la mesa una realidad aparentemente oculta pero que todo el mundo la percibía: la mayoría de los organismos contaba con un  mayor porcentaje de elementos “no proletarios” y cómo ese detalle se reflejaba en la misma Dirección del Partido, sobre ella se descargaba el mayor centro de la crítica. De acá sale la conclusión de orientar un crecimiento dirigido hacia las y los trabajadores fabriles y otros sectores claves como la juventud, las mujeres y el campesinado y la intelectualidad revolucionaria. En ese sentido, debíamos convencernos de que el crecimiento y desarrollo del partido no consistía únicamente en el reclutamiento solo por el hecho de ser proletario, o por aparentar serlo. El crecimiento debía responder al trabajo con la gente, al tipo de  relación que trae esa persona con su sector social organizado, si se trata de un activista, de una persona luchadora o simplemente de un sindicalista pasivo sin influencia demostrada en la lucha junto a esas masas trabajadoras. Además, de su identificación y acción consciente a favor de los intereses de las amplias masas populares”

“Un poco más tarde, en los momentos de discusión sobre la  crisis y los avances de la escalada neofascista o claramente fascista, recuerdo que Schafik sometió a discusión en la Comisión Política, como algo urgente, la necesidad de acelerar la ejecución de las tareas sobre el crecimiento del partido a nivel nacional, acompañada de una disputa de la conducción de las amplias masas populares amenazadas con intentos reformistas de derecha, emanados en la misma burguesía y el gobierno. Para el área rural, por ejemplo, estaba planteada la idea de una Central de trabajadores rurales y lo mismo para las masas organizadas en las federaciones de sindicatos afines y sindicatos independientes. El Partido estaba obligado a dar respuestas claras para desafiar esos retos del viraje en el partido. Así, como parte del proceso de definición del viraje, además de resolver la elección de Schafik como secretario general del PCS, se aprovecha la coyuntura para realizar algunos cambios de responsabilidades individuales de la misma Comisión Política. Rafael Aguiñada Carranza pasó a conducir la Comisión Nacional Sindical, dejando la Comisión de Organización bajo la coordinación de Alfredo Acosta, a cada una de las cuales fueron asignados compañeros de dirección y militantes veteranos con experiencia. A Emilio como Secretario General le correspondía conducir tanto el Secretariado como la Comisión Política”. (Idem, p.13)

3.- LA CONSTRUCCIÓN DE LA CENTRAL ÚNICA DE TRABAJADORES DE EL SALVADOR, CUTS.

La tarea de construir la central única de trabajadoras fue parte de las orientaciones estratégicas de la Dirección Nacional del PCS. Todos los organismos inferiores y comisiones nacionales del PCS tenían orientaciones de ejecutar dicha decisión. Las discusiones que teníamos en la Comisión Nacional Sindical, CNS, casi siempre nos enfrentábamos a los argumentos con enfoques negativos, de que no se podía hacer nada. En el fondo, algunos de estos compañeros buscaban convencernos de que dejáramos las cosas tal como estaban. Algunos miembros de la CP nos reuníamos antes para ponernos de acuerdo en las medidas a tomar, más que perder el tiempo en discusiones estériles.

Contando con el apoyo de muchos militantes y de la misma CP, Rafael se lanzó al ruedo, organizando la participación de la militancia partidaria en los Activos Sindicales de cada sindicato, en las asambleas y Juntas Directivas, pensando en las dos federaciones nuestras, pero luego en FENASTRAS, después de haberla desafiliado de la CGS. Rafael demostró poseer no solo la capacidad sino la decisión y disposición de enfrentar al enemigo en este terreno, disputarles la dirección y conducción del movimiento obrero, sin dejar de lado la lucha hasta con algunos de nuestros anquilosados cuadros sindicales. En esos momentos nos enfrentábamos a varios compañeros que habían caído en las garras del oportunismo de derecha que los arrastraba a las desviaciones del acomodamiento y hasta del apoliticismo en el movimiento.

Para enfrentar estos problemas no bastaba tener la visión política estratégica, la teoría sobre el proyecto popular, sino la valentía, la decisión y los métodos apropiados para enfrentar al enemigo, enfrentar al oportunismo de derecha sin dejar de tratar de recuperar a los elementos ganables y depurar a quienes no fuera posible mantener.

Claro, la vida demostró que Rafael carecía del mejor método, él mismo estaba consciente de ello. Su temperamento y su modo de ser chocaban con otros compañeros con temperamentos iguales o peores al suyo. Pero lo acompañamos, le dimos respaldo, varios compañeros de la CP y del CC nos dimos cita en los activos y congresos sindicales para abrirle paso a las nuevas orientaciones de la Dirección del Partido. Rafael cumplió muy bien su misión. Lo primero que hizo fue afiliarse a un sindicato y tratar de ganarse el derecho de entrada a la Federación Sindical de El Salvador.  Poco a poco se ganó el espacio para optar al cargo de Secretario General de la FUSS, venciendo los argumentos de quienes se oponían a que el PCS ganara una mayor influencia en los sindicatos.

Estos compañeros enfermos del economismo acusaban a la Comisión Política de imposición, de paracaidistas. Así definían estos compañeros, el esfuerzo de la CP por sacar de la influencia del economismo a los sindicatos revolucionarios e independientes. Rafael, con nuestro apoyo y respaldo de la Dirección del PCS le declaró la guerra a la política divisionista de la ORIT- IADSL, al economismo, se enfrentó sin descanso contra quienes solo pensaban y se dedicaban a tareas sindicales y rechazaban cumplir tareas políticas. Desenmascaró a quienes solamente buscaban resolver los conflictos laborales en negociaciones en el Ministerio de Trabajo, negándole el papel y el derecho de las y los trabajadores y la conveniencia de movilizarse y desarrollar su capacidad de lucha contra los malos empresarios. Esto explica el desplazamiento de Julio César Castro Belloso y de otros cuadros sindicales de la conducción de la FUSS, sin desplazarlo de la Directiva Federal de la misma.

La misma suerte corren otros compañeros como Carlos Marín y Carlos Alberto (El Ratón) Hidalgo y Alfredo Torres del sindicato de muebles Capri, que no fue capaz de soportar las críticas de sus compañeros y prefirió adoptar una posición de oposición cerrada a la influencia del PCS en los sindicatos. Otros cuadros veteranos, aunque no ejercieron una oposición abierta en contra del PCS sí la aplicaron contra Rafael, argumentando los métodos duros de éste, pero en realidad fueron diferencias de lineamientos políticos. Carlos Quijano, Antonio V. Constanza, el mismo Hipólito Calles, con sus méritos, se dejaron influenciar y anduvieron por este sendero. Con varios de ellos hicimos no pocos esfuerzos por convencerlos a rectificar, pensando en reeducarlos y ganarlos a ser parte del proceso de rectificación, pero fracasamos. Uno de los veteranos, Carlos Marín, que prefirió retirarse cuando recibió las primeras críticas a su conducta poco agresiva y acomodada fue el veterano dirigente de los sastres, cuya militancia sindical venía desde los tiempos del UNT (1944)- CROSS (1948) y de la CGTS (1957), que fue elegido a miembro de la Comisión Política por el V Congreso. Este compañero contaba con importantes méritos para mantenerse y ganar el reconocimiento de sus compañeros, pero no fue lo suficientemente maduro para aceptar los señalamientos críticos por su acomodamiento a los viejos métodos espontáneos el seno de los sindicatos “

 El Oso Belloso era un cuadro sindical originario de Santa Ana y de la industria de la construcción, que se había formado a finales de los años 50, fue dirigente de la Confederación General de Trabajadores Salvadoreños, CGTS, creada en 1957. El, junto con Felipe Cativo y Antonio Velasco Iglesias fueron dirigentes de la CGTS. Eran cuadros sindicales del Comité Central quienes junto con Carlos El Ratón Hidalgo, y otros compañeros constituían el equipo principal del PCS en el movimiento sindical. Carlos Hidalgo, después de haber regresado de la URSS estudia Derecho, supuestamente para desarrollar una mejor asesoría jurídica al servicio de  los trabajadores, una idea muy buena, pero en realidad esa capacidad  la utilizó para beneficio personal. No fueron pocos los casos denunciados en su contra, como el hecho de vender los juicios laborales a los empresarios, cobrando sus honorarios a cambio de indemnización de los compañeros sindicalistas despedidos. El grupo anti PCS se fue conformando con el zapatero Carlos Quijano, Alfredo Torres, e Hipólito Calles, con el cual el Oso Belloso fue intensificando su relación.

Además de esta práctica unipartidaria se fue desarrollando una relación con el Cuche Felipe A. Zaldívar, dirigente del Sindicato Unión de Trabajadores de la Construcción, SUTC, claramente identificada con el Instituto Americano para el Desarrollo del Sindicalismo Libre, IADSL, relación que lo afectó políticamente hasta degradarlo en términos de confianza con los trabajadores. Fue una lástima, pues el Oso fue uno de los pocos dirigentes que se enfrentó a la dictadura por muchos años en defensa de los intereses de las y los trabajadores”.

 En el medio sindical también participaba el veterano y militante comunista Raúl Padilla Vela, maestro de generaciones de revolucionarios, reclutador nato, un excelente reclutador y organizador del partido. No era por gusto que los compañeros y compañeras, de forma cariñosa le decían “Guacalada”. Raúl en sus charlas explicaba su llega al PCS a mediado de los años 50, en las luchas contra la dictadura de los coroneles Osorio y José María Lemus. Raúl contaba que venía de la época de otro de los veteranos comunistas, el Chino Carlos Ramírez. Raúl era profesor de secundaria, de Física, alguien estudioso, agitador político de barricada, junto con Tirso Canales, Pedro Mancía Cerritos, Roberto Armijo, Gabriel Gallegos Valdez, a quien cariñosamente le decíamos “Gaby” y por supuesto, Raúl Castellanos Figueroa, Raúl formó parte del equipo organizador del Partido Revolucionario Abril y Mayo, PRAM, en 1959.

Estando Rafael Aguiñada en la coordinación de la Comisión Sindical del PCS, Alfredo Acosta al frente de comisión Nacional de Organización, CNO,  en el marco de visión estratégica de construir un amplio movimiento popular nacional y una alianza política con las diversas fuerzas democráticas, la tarea trazada por la conducción del Partido en el movimiento sindical fue la de avanzar hacia la construcción de la Central Única de Trabajadores Salvadoreños, CUTS, mediante procesos de unidad entre la Federación Unitaria Sindical de El Salvador, FUSS, la Federación Salvadoreña de Trabajadores de la Industria del Alimento, Vestido, Textil, Similares y Conexos de El Salvador, FESTIAVTSCES, y la Federación Nacional de Sindicatos de Trabajadores Salvadoreños, FENASTRAS y algunos sindicatos independientes como el  Sindicato de Trabajadores de la Industria Textil STIUSA. Varios compañeros comunistas afiliados en algunos sindicatos le apoyaron mucho a Rafael en esta importante tarea. Me atrevo a mencionar algunos nombres pidiendo disculpas por no mencionarlos a todas y todos.

Por ejemplo, Ricardo Martínez, conocido cariñosamente como el Chele Foremost, un sólido dirigente del sindicato de la empresa lechera Foremost, que luego ascendió a la secretaría general de Fenastras: Jorge Mendoza Santos del sindicato de Cines y teatros; Jorge Alberto Morán Cornejo, conocido como el Beatle; Concha Marina y otras compañeras del sindicato de costureras y de la industria textil; Juan Edito Genovés del sindicato de la industria de la construcción; Adán Chicas, del sindicato de empleados particulares, etc. Los debates ideológicos crearon malestar en algunos compañeros que se consideraban caciques del movimiento sindical desde los tiempos de la CGTS. Las capturas de compañeros por los cuerpos de seguridad en ese tiempo y por los interrogatorios a que eran sometidos, daban pistas para creer la existencia de planes siniestros por parte del enemigo.  En esas tareas de construcción de la Central Sindical andaba el Rafael Aguiñada cuando fue emboscado y lo asesinaron en la esquina de la octava avenida norte y tercena calle oriente, al costado nor-poniente del mercado cuartel. La primera reacción nuestra fue culpar al gobierno y a sus cuerpos de seguridad. Sin embargo, lo mataron los mismos elementos sectarios del grupo militarista que antes había asesinado a Roque Dalton. Eso quedó plenamente comprobado en su tiempo. Rafael manejaba un carro verde oscuro marca Volvo.

Esa noche del 26 de septiembre de 1975 quedó grabada en la memoria del movimiento sindical como la más grave y abominable agresión de uno de los dirigentes mas queridos. Para el PCS significaba una pérdida muy sensible. Se trataba de un miembro de la Comisión Política del Comité Central, Diputado por el UDN-UNO en la Asamblea Legislativa y Secretario General de la Federación Unitaria Sindical de El Salvador, FUSS. A esas alturas no teníamos una mínima idea de que Rafael era el segundo dirigente asesinado. Jorge Alberto Morán Corneja, el Vétale, también había sido asesinado por los mismos asesinos el 23 de agosto de 1974, un poco más de un año antes. Siendo responsable de la Comisión Sindical, Rafael Aguiñada debía ser reemplazado inmediatamente para no interrumpir el proceso de unificación del movimiento sindical independiente, lo sustituyó en la Comisión Sindical, Adán Chicas, un veterano cuadro obrero forjado en las luchas del FUAR desde principios de los años sesenta.

 Rafael fue bastante crítico, dicho sea de paso, contra la concentración de funciones en una sola persona u organismo que por lo general conducen a debilidades y deformaciones de la democracia interna y del principio del centralismo democrático, ya que desfigura y desnaturaliza el carácter democrático que nos debe caracterizar como fuerza política revolucionaria. En este punto no había discrepancias en su definición teórica, ni en la Comisión Sindical ni en los activos sindicales, ni en la dirección del partido. El problema surgía a la hora del desempeño, cuando operaba   la influencia de la fuerza de la costumbre, afectando el equilibrio entre la necesaria centralización de un movimiento revolucionario y al mismo tiempo una voluntad única surgida del principio democrático, que asegura la legitimidad de la conducción y sus decisiones.

Los enfrentamientos con cuadros apoltronados y en proceso de descomposición; apoyos y oposición: Julio César Castro Belloso, Adán Chicas, Bernardo Cárcamo, Ricardo Martínez, varias compañeras y otros compañeros del Activo Sindical (Chacalín, Mario Rivera, Concha Marina y su esposo, Constanza, Miguel Cea, Juan Edito Genovés, Morán de Santa Ana, y varios otros cuadros sindicales, algunos militantes del PC y otros.

Sin embargo, Rafael estaba consciente de las graves limitaciones del movimiento sindical que el PCS había logrado construir y conducir hasta ese momento, estaba consciente que no era fácil combatir la influencia de la ORIT- IADSL, tampoco sería fácil vencer el miedo a la represión de la dictadura. Rafael tenía en cuenta la tendencia de algunos de nuestros dirigentes sindicales a tratar de resolver los conflictos en el escritorio o en las negociaciones con el Ministerio de Trabajo. Por eso Rafael planteaba, este trabajo no puede ser responsabilidad sólo de la Comisión Nacional Sindical, sino de la militancia del PCS a nivel nacional.

Carlos Alberto (El Ratón) Hidalgo, como hemos dicho antes, fue parte del grupo de estudiantes que junto con Rafael viajó a la Escuela de Cuadros de Moscú. A su regreso al país, en su calidad de experto negociador de conflictos, cayó en no pocos casos de corrupción de negociar para fines personales algunos de los conflictos de compañeros que al sentirse traicionados lo denunciaron y hasta abandonaron las filas sindicales. Haciendo uso de su capacidad teórica deformada y de su capacidad ya como Abogado, Hidalgo fue uno de los cuadros que mayor daño provocó en las filas sindicales. Por eso fue enfrentado por algunos de nosotros y particularmente por Rafael, que lo conoció y trató mucho más. Por eso Rafael se sintió con todo el derecho y la solvencia de desenmascararlo frente a los trabajadores, en los activos y congresos sindicales.

Carlos Marín, uno de los veteranos del sindicato de Sastres, que prefirió retirarse cuando recibió las primeras críticas por su actitud poco agresiva en el trabajo, por su descuido y casi desprecio en estudiar para enseñar a otros, adoptando una posición acomodada, prefirió replegarse y renunciar a su calidad de veterano dirigente de los sastres,  cuya militancia sindical venía desde los tiempos del UNT (1944)- CROSS (1947-51) y de la CGTS (1957-62),  elegido a miembro del Comité Central y de la Comisión Política del PCS por el V Congreso en 1964. Este compañero contaba con importantes méritos para mantenerse y ganar el reconocimiento de sus compañeros, pero no fue lo suficientemente maduro para aceptar los señalamientos críticos por los viejos métodos espontáneos en el seno de los sindicatos. No se fue con Carpio en 1970 porque también fue uno de los elementos criticados por él, no tuvo más que rendirse y retirarse.

Otros cuadros veteranos, como Hipólito Calles de UTF, Carlos Quijano de los zapateros, Alfredo Torres, de Camas Capri, aunque no ejercieron una oposición abierta en contra del PCS sí la aplicaron contra Rafael Aguiñada, argumentando los métodos duros de éste, pero en realidad fueron diferencias de lineamientos políticos.  Otros menos negativos, como Antonio V. Constanza, el tipógrafo de apellido Rojas, con sus méritos ganados por muchos años, se dejaron influenciar y anduvieron por el sendero del licor y otros vicios. Varias compañeras de la industria del Vestido, las costureras, y de otras ramas, se incorporaron con mucho coraje en apoyo a esta línea de trabajo y orientación. Con varios otros hicimos no pocos esfuerzos por convencerlos a rectificar, pensando en reeducarlos y ganarlos a ser parte del proceso de rectificación.

III.- ¿QUIÉNES Y POR QUÉ ASESINARON A RAFAEL AGUIÑADA CARRANZA?

1.- TESTIMONIO DE ANGEL MARIO FLORES

En los años 70 del siglo pasado, como se sabe, nos enfrentábamos a una estrategia de escalada militar fascista impulsada por la Dictadura Militar. Eran muy frecuentes las capturas de los activistas y dirigentes políticos y del movimiento popular. Las torturas como método de ablandamiento o de quiebre de la moral revolucionaria estaba en pleno apogeo. No era nada extraño que alguno de nuestros compañeros desapareciera y apareciera, si tenía suerte, expulsado del país. Rafael Aguiñada fue capturado y expulsado varias veces en esos tiempos y apareciera en Guatemala o Nicaragua, de donde organizábamos su retorno como algo normal. Varios de nuestros cuadros activistas habían desaparecido y nunca fueron encontrados, tales fueron los casos de Carlos Humberto Rivera en 1971, del Chiquitín Alfonso García y del pelón Torres en 1970, los casos de Luis Moreno de San Martín, de Aparicio y Urbina en 1973-74, el caso de Jorge Alberto Morán Cornejo, el “Beatle” en agosto de 1974, para solo mencionar algunos casos. Muchos de nosotros habíamos sufrido la terrible experiencia de los secuestros y torturas salvajes.

Por eso, cuando Rafael, el “Chele” Aguiñada, como le decíamos sus amigos, fue emboscado la noche del 26 de septiembre de 1975, la primera reacción y nuestra respuesta inmediata fue condenar a los cuerpos de seguridad de la tiranía. Nuestro periódico “Vos Popular” y otras publicaciones de medios amigos y de derecha, abundaron en detalles con los señalamientos que hicimos a la Dictadura Militar.  Nunca pasó por nuestra mente la idea de que Rafael pudiera ser asesinado por una organización de izquierda, aún y a pesar de las profundas diferencias políticas e ideológicas que nos separaban y nos mantenían enfrentados, no tenía sentido. Claro que estaba el antecedente del asesinato de Roque Dalton y de Pancho, como también los atentados fallidos y la persecución que sufrieron algunos compañeros por comandos del ERP que se habían separado de él producto de las graves desviaciones sufridas por los dirigentes del ERP en esos meses recientes.

Esos casos de Roque y Pancho fueron muy lamentables y duramente condenados por el PCS, pues casi de inmediato tuvimos información de que fueron ejecutados por diferencias ideológicas y justificadas con falsas acusaciones. En nuestros análisis sacamos conclusiones de que Roque Dalton había sido víctima de una mano criminal posiblemente ordenada por los servicios de inteligencia enemigos infiltrados dentro de esa organización. Pero en el caso de Rafael no nos atrevimos a señalar con el dedo en esa dirección, no obstante haber leído algunas de sus publicaciones en donde se señalaba al Partido Comunista de El Salvador como el enemigo principal que debía ser apartado, quitarlo como el principal obstáculo para hacer la revolución.

Algunas publicaciones posteriores de la RN y del mismo ERP nos fueron dando otras señales que nos indujeron a ciertas sospechas, pero no llegamos a contar con pruebas contundentes para sacar las conclusiones de señalarlos como responsables. Los cuerpos de seguridad echaron al vuelo algunas conjeturas que nos llamaron la atención: “hay fuertes indicios de que los subversivos se están matando entre ellos” Recuerdo los rostros sonrientes de algunos agentes vestidos de civil cuando nos miramos frente a frente en los momentos de sacar el cuerpo de Jorge Alberto Morán Cornejo de las aguas del Río Acelhuate.

 Sentía en su mirada el dedo acusador. Así pasaron los años. Hasta que Ángel Mario Flores, un viejo militante del UDN, que servía de anfitrión para los encuentros entre el ERP y el PCS, decidió hablar y revelarnos el secreto que mantenía compartimentado supuestamente para proteger a sus hijas de una posible represalia si revelaba la información. De mi parte, lo confieso, no le había puesto mucho cuidado que este viejo compañero pudiera tener una información tan compartimentada y me sorprendió cuando al marcharse Jorge Meléndez, se me acerca y me pide unos minutos para plantear un asunto delicado. Tomé asiento y preparé una pequeña libreta por si era necesario tomar nota.

Ángel Mario, que se encontraba solo en ese momento, también se sienta y comienza con un relato que me puso, como decimos los salvadoreños, los pelos de punta. “Mire camarada, me dijo, acabo de escuchar las palabras del compañero que acaba de retirarse y de momento me ha entrado una preocupación de que pudiera repetirse una reacción delicada de los compañeros del ERP en contra del PCS. No me dio tiempo a preguntarle nada, pues a continuación me traslada un testimonio con detalles imposibles de olvidar sobre los preparativos para el ajusticiamiento de un Diputado, parte de los cuales se realizaron en su casa de residencia de la ciudad de San Miguel en el año 1975.

Entre los detalles que anoté ese día tengo bien grabado lo siguiente: “A mi casa llegó un  grupo de 3 compañeros, que habían sido citados por el compañero  Balta, quien se hizo presente minutos después, para recibir instrucciones sobre una tarea revolucionaria: ajusticiar al  Diputado revisionista Rafael Aguiñada Carranza”.  Cuya ejecución debía realizarse por la noche del día siguiente, el 26 de septiembre. Dos compañeros debían esperar su salida del local sindical de la UTF, verificar la ruta que casi siempre seguía después de las reuniones de ese local y una vez confirmada, debía emboscarse en el lugar convenido. Un vehículo le obstruía el paso y los dos compañeros debían asegurar la ejecución sin perdida de tiempo y desaparecer de la zona. Al preguntarle detalles sobre la identidad de Balta, si se trataba del mismo comandante del ERP de nombre Juan Ramón Medrano, la respuesta fue afirmativa. “Si, se trata de Juan Ramón, él fue quien llegó a mi casa a dar las instrucciones. Ese hecho político no me ha dejado tranquilo durante todos estos años, fue su respuesta”.

¿Por qué hasta hoy nos está informando sobre este crimen compañero Flores? ¿Por qué tuvo que esperar cuatro años para informarnos sobre un hecho tan grave?

_Por miedo, por temor, no tanto por mi seguridad, sino por la seguridad de mis dos hijas. Una de ellas en ese tiempo era militante del ERP, la otra, la menor, militaba en las FPL. Debo aclararle, camarada, me dijo, como deseando una comprensión benévola de mi parte por ocultarnos la información, en esos momentos de la instrucción del comando yo no sabía a quién iban a ajusticiar. Eso lo supe después de los hechos, hasta el día 27 de septiembre, cuando los medios informaron algunos detalles que coincidieron con las instrucciones de Juan Ramón Medrano.

Esta información me impactó tremendamente, provocándome una indignación muy difícil de controlar, y no pude evitar hacerle un fuerte y duro reclamo al compañero Flores por habernos ocultado una información tan grave y delicada como esa que estaba trasladando 4 años después.

Varias veces nos habíamos encontrado con Jorge Meléndez y Sonia Medina en su casa, primero en la casa conocida como El Palomar, en la segunda avenida norte, casi enfrente de la calle 5 de noviembre, y después en la Colonia Santa Úrsula, ubicada al final de la 25 avenida sur.  Cada mes o cada dos meses, según lo conveníamos, nos dábamos cita en casa de Ángel Mario, que nos facilitaba su casa con mucho agrado, pensando en lo maravilloso que sería si lográramos la unidad de nuestras fuerzas. Pero sucedió el Golpe de la Juventud Militar del 15 de octubre de 1979; el Foro Popular recibió la propuesta del Comité Permanente de la Fuerza Armada, COPEFA, encabezada por los coroneles Arnoldo Majano y Abdul Gutiérrez, así como por los Capitanes Mena Sandoval, Vladimir Cruz Cruz, entre otros, a participar con ellos en la llamada Primera Junta  Revolucionaria de Gobierno. Sobre este hecho político se ha dicho y escrito bastante y no voy a repetir.

Lo que recuerdo sobre este hecho repudiable realizado por  la vieja Dirección del ERP, que resultó ser un reducido grupo militarista sectario que se había enquistado en la dirección de esa organización,  fueron varias de sus publicaciones en donde no era muy difícil llegar a la conclusión de que al calificar al PCS como el enemigo principal y como el obstáculo principal para realizar la revolución,  esa información proporcionada por el compañero Ángel Mario encajaba plenamente con su visión terrorista y contrarrevolucionaria de liquidar a los principales obstáculos para realizar sus planes de una grande y dudosa reputación.  Es más, le pregunté a Ángel Mario si sabía algo sobre el asesinato de Jorge Alberto Morán Cornejo y de otros compañeros asesinados años después, que se denunciaron como asesinatos de los Escuadrones de la Muerte.  Estaba pensando en los Profesores Orlando Guerrero Chamul, en Lázaro de Jesús Arias, de Salvador Sánchez Hidalgo y de otros camaradas. Ángel Mario se quedó pensando, confrontó fechas, me preguntó sobre los detalles de algunos de los compañeros asesinados y en su información quedó en firme que el asesinato de Jorge Alberto Morán Cornejo, que fue a finales de agosto de 1974, me dijo, si fue ejecutado por el comando del ERP.

Le aclaré que Jorge Alberto, conocido cariñosamente como “El Beatle”(1), era dirigente de la Federación Sindical de Trabajadores de la Industria del  Alimento Vestido Similares y Conexos, de El Salvador, FESTIAVTSCES y había sido asesinado el 23 de Agosto de 1974. Con el testimonio de Ángel Mario nos quedaba la sensación de que los asesinos podían ser los mismos, aunque la modalidad operativa fuese similar a la utilizada por los cuerpos de seguridad. Pero la información proporcionada por el compañero Ángel Mario quedo confirmada, los asesinos de Jorge Alberto fueron instruidos en su casa de la ciudad de San Miguel. Lo raro es que apareció la noticia de que la Policía Nacional había presentado pruebas extrajudiciales sacadas a base de torturas, en donde habían logrado que 4 elementos del hampa reconocieran la autoría del asesinato de Morán Cornejo, cuando un tipo de apellido Durán Salamanca los amenazó con matarlos si revelaban el plan, eso era común en esos tiempos. (1) Voz Popular había informado en su Edición No 4 del 3 de octubre de 1974, una versión proporcionada por la viuda de Morán Cornejo de que “ninguna de esas personas son las que sacaron a su esposo de su casa de habitación”

La Comisión Política del Comité Central del PCS que fue convocada recibió esta información en todos sus detalles. Todos quienes participamos en dicha reunión, escucharon la información, se analizaron todos los casos conocidos: Morán Cornejo, Roque Dalton (2), Armando Arteaga y Rafael Aguiñada Carranza. Se adoptaron algunas medidas de seguridad para evitar sorpresas. Era bastante lamentable y complicada la situación que se presentaba por cuanto teníamos acuerdos del VII Congreso del PCS de apostarle a la lucha por la Unidad de la Izquierda Revolucionaria y hasta recuerdo que habíamos acordado no responder ante ninguna provocación que pusiera en riesgo esa decisión.  Pero al conocer este testimonio, la CP tomó el acuerdo de dejar en suspenso todo contacto con el ERP, así como conversarlo con los compañeros de la Dirección de la RN para observar reacciones y posibles comentarios que dejasen en duda algunos de los hechos denunciados. Fue Schafik quien conversó con Neto Jovel sobre este delicado asunto, cuando ambos se encontraron en La Habana en ocasión del primer encuentro unitario del 17 de diciembre de 1979, de donde salió la Coordinadora Político Militar.

 Por cierto, al analizar el tema de la forma de cómo continuar los esfuerzos unitarios en el futuro inmediato, ambos coincidieron con la preocupación de que este elemento pudiera enfrascarnos con métodos militares para  dirimir diferencias políticas al interior de la Coordinadora. Nuestra Comisión Política adoptó la posición de oponerse al ingreso del ERP si éste no reconociera públicamente la responsabilidad en los hechos señalados, debían ser reconocidos frente a testigos y, además, el compromiso a desterrar de sus filas este método para dilucidar diferencias. Pero este elemento fue incorporado como preocupación seria en el caso se presentará el ingreso del ERP a la Unidad, porque no existía la menor confianza en que cumpliera.

(2) Con respecto al caso de Roque Dalton, en octubre de 1979 ya contábamos con información básica, y, sobre todo, la declaración del mismo ERP de asumir la autoría del asesinato, aunque desconocíamos detalles sobre los debates que marchaban hacia una división interna. No abundaban mucho, pero nos llegaban algunas publicaciones y algunas informaciones de amigos dentro de dicha organización que completaban el confuso panorama que se estaba configurando en su interior.

Después del doloroso y condenable crimen del ERP cometido en contra de Roque Dalton y de Armando Arteaga, ampliamente denunciado en el plano nacional e internacional, se desvanecieron completamente las reservas que algunos sectores pudiesen seguir abrigando de que un crimen tan abominable como ese pudiese cometerse a nombre de la revolución, respaldado por una Dirección Colectiva. Con el surgimiento de la RN y sus  publicaciones, como “Por La Causa Proletaria”, “El Combatiente”, y otros, fue aclarando el escenario que permitió entender.

Conocimos en “Por La Causa Proletaria” No 25 de Marzo-Abril de 1976 y otras publicaciones, en donde algo se da a conocer sobre el proceso de división interna, sobre el asalto al poder interno por el grupo militarista, sin dar a conocer los nombres, pero que poco a poco fueron apareciendo en el transcurso del tiempo. La RN habla de que ese problema se inicia a mediados de 1974, principios de 1975. “El grupo de la camarilla militarista comienza en la práctica a negar el partido, a negar la necesidad de ligarnos a las masas… a negar el predominio de lo político sobre lo militar” (3) “En el mes de enero de 1975, transcurre para la dirección nacional en un profundo proceso de lucha ideológica… las posiciones militaristas  no presentan argumentos ideológicos ni políticos, y se sostienen a base de declaraciones cada vez más radicales, aventureras y voluntaristas” (pág. 15, Por la Causa Proletaria. No. 25 marzo- abril 1976).

2.- ACEPTACIÓN A MEDIAS DEL ERP PREVIA  LA REUNIÓN DE CREACIÓN DE LA DRU-22 MAYO 1980

Después de dos cartas dirigidas a las organizaciones de la Coordinadora Político Militar en los meses de enero a marzo de 1980, en donde solicitaba le aceptaran su ingreso a la unidad, y teniendo en cuenta las sugerencias recibidas del comandante Fidel Castro, quien ofreció las condiciones en Cuba para realizar el encuentro y algo similar recibido del Frente Sandinista de Liberación Nacional, proponiendo la inclusión del ERP a la unidad. Después de agotar reuniones previas la RN y el PCS se tomaron las decisiones de aceptar bajo la condición de realizar bilaterales previas con la delegación del ERP, en La Habana, antes de la reunión. Schafik Hándal y Domingo Santacruz fueron a cubrir la reunión.

“Se acordaron bilaterales  previas entre las organizaciones, es decir, entre RN y ERP y entre ERP y el PC. En la bilateral con el PCS, Joaquín Villalobos y Ana Guadalupe Martínez, quienes representaron al ERP ante la DRU, aceptaron sin discusión haber asesinado al dirigente sindical comunista JORGE ALBERTO MORÁN CORNEJO, conocido como El Beatle. El crimen había sido cometido después de haberlo sacado de su casa de habitación el día 23 de agosto de 1974. Fue un asesinato cobarde al estilo de los cuerpos policiales. Con respecto al caso de Rafael Aguiñada al principio no lo aceptaron abiertamente, pero en la medida que fuimos proporcionando los detalles de la forma de cómo  obtuvimos la información, de que fue el comandante Balta quien se reunió con el comando que ejecutó la misión en una casa de personas amigas, en San Miguel. Luego, otras personas amigas nos hicieron llegar los datos del Taxi, número de Placa y hasta de la casa donde lo tuvieron escondido por varios meses.” (El Rostro Oculto del comandante Marcial, Pág. 24, DS)

3.- PUBLICACIÒN DEL ERP DE 1975, CON EL TÌTULO “EL PODER NACE DEL FUSIL, EN EL CAPÌTULO I CON EL TÌTULO “SURGE EL EJÈRCITO REVOLUCIONARIO DEL PUEBLO”, EN LA 4ª. PAGINA SE DICE: “Combatimos también al Partido Comunista Salvadoreño para eliminar su influencia nociva en las masas”.

Al conocer esta información no quedó ninguna duda de que el PCS, al igual que la RN con el caso de Roque Dalton, también fue víctima, en ese tiempo, del sectarismo militarista de la dirección del ERP. El Beatle Morán Cornejo fue asesinado el 23 de agosto de 1974, Roque Dalton el 10 de mayo de 1975 y Rafael Aguiñada Carranza el  26 de septiembre de 1975.  La Dirección del PCS y las organizaciones sindicales y populares  se equivocaron al responsabilizar a la Dictadura de los crímenes de sus militantes. Quién sabe si en el fondo, algunos de los autores ya cumplían orientaciones del enemigo para destruir al movimiento popular. Basta ver el papel que jugaron después Joaquín Villalobos, Ana Guadalupe Martínez, Alejandro Rivas Mira y otros de esa talla. En el proceso de la unidad de la izquierda en El Salvador, este tema de la inclusión del ERP no estuvo ausente. Tanto el 17 de diciembre de 1979 durante la creación de la Coordinadora Político Militar, CPM, como en LA CONSTITUCIÒN DE LA DRU, EL 22-05-80, el problema fue planteado por las direcciones de la RN y el PCS. En esta ocasión, JOAQUIN VILLALOBOS Y ANA GUADALUPE MARTÌNEZ fueron emplazados a responder por los crímenes y a renunciar a tales métodos. AMBOS, AL ACEPTAR EL CRIMEN, ASUMIERON EL COMPROMISO A ERRADICAR LAS PRÀCTICAS MILITARISTAS PARA RESOLVER DIFERENCIAS POLÌTICAS E IDEOLÒGICAS.

26-09-75= ASESINATO DE RAFAEL AGUIÑADA CARRANZA, MIEMBRO DE LA COMISIÒN POLÍTICA DEL PCS, DIPUTADO DEL PARTIDO UDN-UNO, SECRETARIO GENERAL DE LA FUSS, ORGANIZADOR DE LA CENTRAL ÚNICA DE TRABAJADORES SALVADOREÑOS, (CUTS). SEGGÙN TESTIMONIO DEL TESTIGO MARIO ANGEL FLORES, PADRE DE UNA MILITANTE DEL ERP, DECIDIÒ CONFESAR, QUE, EN SU CASA, EN LA CIUDAD DE SAN MIGUEL, SE REUNIÒ EL COMANDO ENCARGADO DE EJECUTAR EL CRIMEN.  TESTIFICÓ QUE EL RESPONSABLE DE HABER DADO LAS INSTRUCCIONES DE “AJUSTICIAMIENTO A UN DIPUTADO DE LA ASAMBLEA LEGISLATIVA (QUE RESULTÓ SER RAFAEL AGUIÑADA CARRANZA) ESTUVO A CARGO DEL COMANDANTE “BALTA”, UN MIEMBRO PROMINENTE DE LA DIRECCIÒN DEL ERP, ES DECIR, DE JUAN RAMÒN MEDRANO. TAMBIÉN DE OTRO DIRIGENTE SINDICAL  JORGE ALBERETO MORAN CORNEJO, (EL “BEATLE”), LA INFORMACIÒN LA PROPORCIONÓ EL SEÑOR FLORES UNA SEMANA DESPUES DEL GOLPE DE ESTADO REALIZADO POR LA JUVENTUD MILITAR EL 15 DE OCTUBRE DE 1979.

4.- DURANTE EL VIRAJE DEL PCS

La pelea por el viraje del partido continuaba, como parte del proceso de rectificación orgánica e ideológica, comenzando por resolver la elección de  Schafik como secretario general del CC del PCS, y realizar algunos cambios de responsabilidades individuales de la misma Comisión Política. En los cambios en 1973 Rafael Aguiñada Carranza pasó a dirigir la Comisión Nacional Sindical, dejando la Comisión de Organización bajo la dirección de Alfredo Acosta Díaz, a cada una de las cuales fueron asignados compañeros de dirección nacional e intermedia y otros militantes veteranos con experiencia. A Schafik siempre le quedó, ya  como Secretario General, la  coordinación tanto del Secretariado como la Comisión Política. Durante algún tiempo se percibía la coordinación de ambos organismos con agendas separadas, pero con el tiempo se fue dando el fenómeno de la concentración de funciones que hubo que atender.

Rafael Aguiñada Carranza se vio involucrado en el viraje político planteado por la Dirección del PCS en 1973, el cual fue de carácter orgánico, pero también  ideológico. No era fácil  tratar de aplicar los principios revolucionarios al interior del Partido, procurando estimular su aplicación  en el movimiento sindical y popular de ese entonces, de tal manera que ejercieran peso en contra  de  las principales desviaciones del apoliticismo que se fue convirtiendo en algo anacrónico. Era una vieja herencia que, dejada por veteranos dirigentes, pasando por Salvador Cayetano Carpio, como el economismo, el sectarismo, el legalismo y el dogmatismo. Pero la dedicación principal del esfuerzo estaba dirigida al interior del partido, no solo para lograr un funcionamiento partidario desde la dirección a la base, sino, sobre todo, en la reorientación de la estrategia revolucionaria hacia el poder que el partido debía tener y ejecutar, asumiendo el papel constructor y conductor del movimiento social popular. En las discusiones sobre  la aplicación  del centralismo democrático, recuerdo las exigencias de muchos militantes por poner el concepto de manera inversa, democracia con centralismo, creyendo ingenuamente que con sólo invertirlo se corregiría. Se hacía bastante énfasis sobre la dirección colectiva, recomendando no repetir los errores cometidos por el viejo Secretariado en varios momentos al asumir hasta las funciones centralizadas de la Comisión Política y del Comité Central.

 Así fueron desfilando en la discusión los temas de la disciplina revolucionaria, la crítica y autocrítica, desde la célula, que  fue de mucha utilidad  para definir la estructura fundamental del Partido, pensando en la necesidad de vincularse con las bases populares y de éstas asegurar los mejores métodos de reclutamiento de las y los elementos para el Partido. Por supuesto, la crítica fundamental recayó en los organismos nacionales de dirección del Partido. Otros  temas relacionados con la Construcción y Desarrollo del Partido se relacionaron con la composición social y la formación política ideológica del mismo.

El diagnóstico del PCS presentado por Schafik puso sobre la mesa una realidad aparentemente oculta pero que todo el mundo la percibía: la mayoría de los organismos contaba con un  mayor porcentaje de elementos “no proletarios” y cómo ese detalle se reflejaba en la misma Dirección del Partido, sobre ella se descargaba el mayor centro de la crítica. De acá salió la conclusión de orientar un crecimiento dirigido hacia las y los trabajadores fabriles y otros sectores claves como la juventud, las mujeres, el campesinado y la intelectualidad revolucionaria. En ese sentido, debíamos convencernos de que el crecimiento y desarrollo del partido no consistía únicamente en el reclutamiento solo por el hecho de ser proletario, o por aparentar serlo. El crecimiento debía responder al trabajo con la gente, al tipo de  relación que trae esa persona con su sector social organizado, si se trata de un activista, de una persona luchadora o simplemente de un sindicalista pasivo sin influencia demostrada en la lucha junto a esas masas trabajadoras. Además, de su identificación y acción consciente a favor de los intereses de las amplias masas populares.

“Un poco más tarde, en los momentos de discusión sobre la  crisis y los avances de la escalada neofascista o claramente fascista, recuerdo que Schafik sometió a discusión en la Comisión Política, como algo urgente, la necesidad de acelerar la ejecución de las tareas sobre el crecimiento del partido a nivel nacional, acompañada de una disputa de la conducción de las amplias masas populares amenazadas con intentos reformistas de derecha, emanados en la misma burguesía y el gobierno. Para el área rural, por ejemplo, estaba planteada la idea de una Central de trabajadores rurales y lo mismo para las masas organizadas en las federaciones de sindicatos afines y sindicatos independientes. El Partido estaba obligado a dar respuestas claras para desafiar esos retos.

En las discusiones que teníamos en la Comisión Nacional Sindical, CNS, casi siempre nos enfrentábamos a los argumentos con enfoques negativos, supuestamente apolíticos, de que no se podía hacer nada. En el fondo, algunos de estos compañeros buscaban convencernos de que dejáramos las cosas tal como estaban. Algunos miembros de la CP nos reuníamos antes para ponernos de acuerdo en las medidas a tomar, más que perder el tiempo en discusiones estériles. Contando con el apoyo de muchos militantes y de la misma CP, Rafael se lanzó al ruedo, organizando la participación de la militancia partidaria en los Activos Sindicales de cada sindicato, en las asambleas y Juntas Directivas, pensando en las dos federaciones nuestras, pero luego en FENASTRAS, después de haberla desafiliado de la CGS. Rafael demostró poseer no solo la capacidad sino la decisión y disposición de enfrentar al enemigo en este terreno, disputarles la dirección y conducción del movimiento obrero, sin dejar de lado la lucha hasta con algunos de nuestros anquilosados cuadros sindicales. En esos momentos nos enfrentábamos a varios compañeros que habían caído en las garras del oportunismo de derecha que los arrastraba a las desviaciones del acomodamiento y hasta del apoliticismo en el movimiento. Por ejemplo, poco a poco se fueron acostumbrando a negociar los conflictos laborales en el Ministerio de Trabajo y en no pocas ocasiones con los propietarios de las empresas.

 Para enfrentar estos problemas no bastaba tener la visión política estratégica, la teoría sobre el proyecto popular, sino la valentía, la decisión y los métodos apropiados para enfrentar al enemigo, enfrentar al oportunismo de derecha sin dejar de tratar de recuperar a los elementos ganables y depurar a quienes no fuera posible mantener.

Claro, la vida demostró que Rafael carecía del mejor método, él mismo estaba consciente de ello. Su temperamento y su modo de ser chocaban con otros compañeros con temperamentos iguales o peores al suyo. Pero poseía la justeza, la visión estratégica, las orientaciones políticas surgidas de los colectivos sindicales  partidarios, por eso recibió el apoyo y acompañamiento, le dimos respaldo, varios compañeros de la CP y del CC nos dimos cita en los activos y congresos sindicales para abrirle paso a las nuevas orientaciones de la Dirección del Partido.

LA HEROICA FAMILIA AGUIÑADA CARRANZA

La lucha revolucionaria de El Salvador contra la dictadura militar de 60 años ocasionó centenares de miles de mujeres y hombres asesinados, desaparecidos, caídos en combates. Los organismos de Derechos Humanos manejaron aproximadamente 75.000 personas muertas y desaparecidas, sin incluir a las y los caídos en combate de ambos ejércitos. Basta revisar los informes y reportes diarios y mensuales de las cinco organizaciones del FMLN y de los organismos señalados para darse cuenta de realidad de los 20 años de la guerra popular revolucionaria.

La familia de Rafael Aguiñada Carranza aportó en la lucha política y en el conflicto armado con no menos de 10 personas, comenzando  con los asesinatos de Oscar Gilberto Martínez Carranza y Saúl Santiago Contreras, torturados y asesinados en 1968; Rafael, asesinado en 1976; Rafael Aguiñada Deras, asesinado en 1981; Alex, hijo de Mario Aguiñada C; Galia, hija de Rafael y Fabricio, esposo de Dinora Aguiñada Deras, todas y todos vinculados al PCS. En otras informaciones aparecen personas familiares que también fueron víctimas de la represión y de la lucha revolucionaria. Mas de 50 años de represión de la dictadura militar que vertió el odio contra el pueblo, en defensa de los intereses de la clase dominante se descargó contra militantes del PCS, dirigentes sindicales y personas que se atrevieron a expresar su solidaridad con la huelga de los maestros y de las y los trabajadores salvadoreños.
Fueron mártires del Partido Comunista, capturados, torturados, asesinados y “despedazados por torturadores de la extinta Guardia Nacional, por su combativa solidaridad con la primera gran huelga de los maestros salvadoreños, que inició en febrero de 1968.”

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