“Cuando llegó la noche de aquel mismo día, el primero de la semana, estando las puertas cerradas en el lugar donde los discípulos estaban reunidos por miedo de los judíos, vino Jesús, y puesto en medio, les dijo: Paz a vosotros. 20 Y cuando les hubo dicho esto, les mostró las manos y el costado. Y los discípulos se regocijaron viendo al Señor. 21 Entonces Jesús les dijo otra vez: Paz a vosotros. Como me envió el Padre, así también yo os envío. 22 Y habiendo dicho esto, sopló, y les dijo: Recibid el Espíritu Santo.” Reina-Valera 1960
1. Estamos en Pascua: Jesús ha resucitado! La primera lectura de Pascua nos presenta diversos elementos: los discípulos se reúnen, lo hacen con las puertas cerradas por miedo a los judíos, Jesús se les aparece, les da el mensaje de la paz, la alegría de los discípulos, la misión de proclamar el reino y finalmente la entrega del Espíritu Santo. Reflexionaremos sobre estos siete elementos.
2. Los discípulos se reúnen, se recuerdan de Mateo 18-20: «donde dos o tres se reúnen en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos». Jesús está aquí presente con nosotros. Jesús promueve la organización, el tejido social, la organización da fuerza. La iglesia debe ser una comunidad organizada según los dones de sus miembros.
3. Los discípulos se reúnen pero con las “puertas cerradas” porque temen a los judíos. El temor es parte de la condición humana, es parte de la opresión. La cruz significa sufrimiento, dolor. Los poderosos gobiernan basados en el temor, sea al desempleo, a la violencia, al exilio o a la muerte. El temor a la represión paraliza, puede convertirse en sometimiento, pero…también en rebeldía. La historia nos da incontables ejemplos. Debemos de preguntarnos como comunidad de fe: ¿nos reunimos por temor con las puertas cerradas? ¿Somos una iglesia de puertas cerradas?
4. Jesús siempre nos acompaña, siempre se nos aparece, aunque nosotros le cerremos las puertas de nuestros corazones, él siempre nos llama a la conversión y a la lucha.
5. Y su mensaje es un mensaje de paz, de esperanza, de confianza, de certeza que los poderosos, los que promueven la represión, los que crucifican, no prevalecerán, serán derrotados, aunque las condiciones parezcan difíciles. Acordémonos siempre que Jesús ha resucitado. La paz de Jesús transforma nuestros corazones y nuestras vidas.
6. El mensaje de paz de Jesús siempre debe de llenarnos de alegría. Lo hace en dos ocasiones porque frente a la duda y la confusión, la incertidumbre del futuro, miedo, dolor, esta la alegría que nos da el de ser seguidores de Jesús el resucitado.
7. Y Jesús nos dio una misión: la proclamación de reino de su Padre, que es un reino de paz y de justicia. Como cristianos no somos de este mundo capitalista, sino de un mundo nuevo, renovado.
8. Y finalmente, Jesús nos hace participes de su espíritu, el soplo del espíritu santo, que nos da la fuerza, la inteligencia, la voluntad para enfrentar a los poderosos y derrotarlos. Amén.