La delegación salvadoreña a la Primera Conferencia Comunista Latinoamericana (Buenos Aires, Argentina, junio de 1929)
Roberto Pineda 4 de diciembre de 2015
En junio de 1929 tiene lugar en Buenos Aires, Argentina, la Primera Conferencia Comunista Latinoamericana y por parte de El Salvador asisten como delegados , en representación del “Partido Comunista” los dirigente sindicales que habían participado días antes en mayo, como Federación Regional de Trabajadores Salvadoreños, FRTS, en la Conferencia Constituyente de la Confederación Sindical Latinoamericana (CSLA), realizada en Montevideo, Uruguay.
Esta reunión de comunistas latinoamericanos se realiza del 1 al 12 de junio de 1929 y cuenta con la participación de 38 delegados en representación de partidos comunistas de catorce países, entre estos Argentina, Brasil, Bolivia, Colombia, Cuba, Ecuador, El Salvador, Guatemala, México, Panamá, Paraguay, Perú, Uruguay y Venezuela. Faltaron los partidos de Chile, Nicaragua, Costa Rica y Honduras.
En el caso salvadoreño es interesante que en el documento oficial de la reunión aparezca como partido constituido, cuando tanto los testimonios de Mármol (Dalton, 1972) y del mexicano Jorge Fernández Anaya (Memoria, 1980) señalen la fecha de fundación del PCS en marzo de 1930. Al respecto el historiador costarricense Rodolfo Cerdas Cruz también respalda la fecha de 1930 ya que al referirse al VII Congreso de la IC, realizado en 1935, señala que:
“entre los materiales que se suministraron a los delegados se encontraba una descripción de la situación de los Partidos Comunistas que integraban la organización mundial. Allí se presentaban a países donde se tenían organizaciones comunistas a El Salvador, que había sido organizado en 1930 (no existía propiamente hablando cuando estuvo presente en la Conferencia de Buenos Aires de 1929) y se describía su actitud durante la insurrección, que el documento, erróneamente, sitúa en 1930. Se afirmaba, que en 1933, cuando cesó la persecución, se había iniciado la reconstrucción del Partido”( Ver Cruz Cerdas, La hoz y el machete…San José, 1986).
En septiembre de 1930 Miguel Mármol y Modesto Ramírez en representación de la Federación Regional de Trabajadores Salvadoreños (FRTS) participaran en Moscú en el V Congreso de la Internacional Sindical Roja. Por otra parte, es un hecho que comunistas de El Salvador no habían participado en el VI Congreso de la Internacional Comunista, realizado del 17 de julio al 1 de septiembre de 1928, en Moscú, y para ese caso, en ningún congreso del llamado partido mundial del proletariado.
En el VI Congreso de la IC de 1928 se aprobó la consigna de “clase contra clase”, que oficializó el comienzo del llamado “Tercer Periodo” y esta consigna marcó fuertemente la fisonomía política de los comunistas salvadoreños de esta época inicial, bloqueando la posibilidad de establecer alianzas con sectores democráticos, como los aglutinados alrededor del presidente Arturo Araujo y facilitando así la consolidación del régimen dictatorial del General Martínez.
La participación salvadoreña
Por otra parte, las intervenciones de Diéguez (el carpintero Luis Díaz, luego primer secretario general del PCS) ) y de Márquez (el mecánico Serafín Martínez, asesinado en enero de 1932) en el encuentro nos permiten conocer de primera mano la visión de los obreros revolucionarios salvadoreños de esa época. (Ver El Movimiento Revolucionario Latino Americano, La Correspondencia Sudamericana, Buenos Aires, 1929)
Además participaron en este primer encuentro representantes de la Internacional Comunista, de la Internacional Juvenil Comunista, del Partido Comunista de Estados Unidos, del Partido Comunista de Francia, del Secretariado Sudamericano de la Internacional Comunista y del secretariado Sudamericano de la Internacional Juvenil Comunista.
Esta reunión aborda diez temáticas cruciales para el movimiento comunista latinoamericano de ese momento: la situación internacional de América Latina y los peligros de guerra; la lucha antiimperialista y los problemas de táctica de los Partidos Comunistas de América Latina; la cuestión sindical; la cuestión campesina; el problema de las razas en América Latina, el trabajo de la Liga Anti-Imperialista; el Movimiento de la Juventud Comunista; las cuestiones de organización; el trabajo del Secretariado Sudamericano; así como se presenta un Informe sobre la solución de la crisis en el Partido Comunista de la Argentina.
La conferencia fue inaugurada el 1 de junio por el representante de la Internacional Comunista, el estadounidense Manuel Gómez (Charles Shipman), quien expresa que “por primera vez nos hallamos reunidos en una Conferencia los Partidos Comunistas latinoamericanos. El hecho tiene importancia fundamental porque esta Conferencia permitirá trazar directivas que liguen la acción conjunta del comunismo en Latinoamérica.”
La primera temática ((situación internacional) estuvo a cargo del argentino Victorio Codovilla, responsable del Secretariado Sudamericano de la Internacional Comunista. La segunda temática (lucha antiimperialista y táctica) fue presentada por el miembro del Comité Ejecutivo de la Internacional Comunista, el suizo Jules Humbert Droz de pseudónimo Luis, al que se considera como simpatizante de Nikolai Bujarin.
“Basar toda nuestra acción sobre las masas obreras y campesinas.”
Es en el marco del debate de este tema que el delegado salvadoreño de pseudónimo Dieguez emite la siguiente opinión:
“Compañeros: he seguido con mucha atención el debate, y me interesa dejar constancia de mi solidaridad con los que afirman que hay que basar toda nuestra acción sobre las masas obreras y campesinas.”
“Los acontecimientos de Colombia nos demuestran claramente la labor nociva realizada desde Bogotá por los elementos intelectuales que estaban al frente del Partido. Creo yo, y lo repito, compañeros, que no debemos confiar nunca en esa clase de gente que viene a nuestro lado, para explotar el movimiento revolucionario, pero que no se dispone a hacer obra verdaderamente revolucionaria luchando a la par de los obreros y los campesinos.”
“Mi experiencia, aunque corta, aconseja no creer nunca en la bondad de los intelectuales. Ahí tenemos los resultados en el movimiento de la zona bananera de Colombia, Los reveses de ese movimiento y el fracaso de la revolución en todo el país, se debe, exclusivamente, a la pésima táctica del grupo de intelectuales que dirigía la huelga desde la oficina de Bogotá.”
“Para terminar, camaradas, yo creo que es necesario que la Internacional Comunista, se preocupe más del movimiento comunista de nuestros países; muchas veces nuestra falta de experiencia es la que permite a los aventureros, tomar la dirección de nuestro movimiento. Nada más.”
“Nuestro partido, fue organizado casi espontáneamente…”
Es este mismo Diéguez quien por segunda vez participa en el debate de la tercera temática relacionada con la cuestión sindical y en este reitera su posición obrerista y a la vez afirma la existencia ya del Partido Comunista, así como de los problemas que enfrentaron para impulsar la labor organizativa. Plantea que:
“Compañeros, intervenimos en este debate a los efectos de esbozar a grandes rasgos la situación sindical en nuestro país. La actual Federación Regional de El Salvador, nació sobre las bases de una sociedad amarilla. El Consejo de esta organización trabajó en el sentido de penetrar en las masas y organizar efectivamente a todos los trabajadores, pero al mismo tiempo, los trabajadores opusieron tenaz lucha contra nuestro trabajo. A este respecto cabe mencionar la labor meritoria desplegada por un compañero muy inteligente, llamado (Alejandro) González Aragón, que era de Nicaragua.”
González Aragón era un nicaragüense viviendo en El Salvador que pronunció el discurso oficial en el Cine Mundial el 17 de noviembre de 1924, en la constitución de la FRTS, en representación de la Liga de Carpinteros de Santa Tecla (Ver La Prensa, pág. 5, 17 de noviembre de 1924)
“El primer sindicato que trabajó bajo la dirección de la Federación fue el de carpinteros, y luego se unieron los de zapateros, peluqueros, etc. Advierto a los compañeros que tan pronto como nuestra labor tenía éxitos, muchos compañeros dirigentes se manifestaron “izquierdistas” y entonces fue cuando el gobierno puso en práctica toda su política de corrupción para atraer a esos compañeros y desorientar a las masas que estaban bajo nuestra influencia. Así vemos como algunos de ellos se burocratizaron, aceptando cargos en el gobierno como precio de su traición a la clase trabajadora.”
“Nuestro partido, fue organizado casi espontáneamente, puesto que no teníamos en cuenta ninguna experiencia de otros países. Y puede decirse que surgió en el seno de la organización sindical. Al principio, los elementos gubernamentales trataron a todos los compañeros que formaron el Partido, con “benevolencia” como elementos “exaltados”, pero cuando se dieron cuenta que se trataba de un Partido Comunista, desarrollaron toda una táctica tendiente a hundirnos ante el concepto de los trabajadores, para lo cual se valieron de todos los argumentos, pero sin conseguirlo.”
“El proceso que luego sigue nuestro movimiento sindical y con respecto a la adhesión a la CROM y a la presencia de los delegados en el Quinto Congreso de ese organismos, no vale la pena de enunciarlo y si solo tiene algún interés para nosotros es que eso fue obra de los intelectuales a los que jamás debemos dar al dirección de los sindicatos, que siempre traicionan nuestras aspiraciones…Para el caso de El Salvador, solo se puede citar el caso de un estudiante, una excepción, que ha sabido conservarse bajo nuestro criterio eminentemente revolucionario y no defeccionar, pero esto es un caso raro que no perjudica la regla general, que todos los intelectuales son nocivos para nuestro movimiento.”
“He notado, igualmente, que se nos repite por parte de muchos compañeros que han hablado de los asuntos sindicales, que debemos actuar con medios propios, yo me pregunto porqué, entonces, que las organizaciones que hasta la fecha no han pedido ayuda a las organizaciones hermanas de América Latina, no ha hecho la revolución. ¿Cotizar? Muy bien, compañeros, pero ¿por qué las organizaciones de la Argentina y Uruguay, cuyos sindicatos han podido establecer las cotizaciones, no están a la cabeza del movimiento sindical latinoamericano?”
“En mi concepto, se debe establecer a ayuda financiera de otra organización hermana hasta tanto se pueda combatir esa tradición tan arraigada en las masas trabajadoras de nuestros países, referente a las cotizaciones. Cuando las cotizaciones se establezcan, cesará inmediatamente toda ayuda de las organizaciones hermanas.”
“En El Salvador pasa el mismo fenómeno que apuntaba el compañero relator de Colombia, puesto que habiéndose efectuado más de un robo de los fondos sindicales, los obreros no quieren contribuir más, y además, hay que tener en cuenta que los salarios son tan bajos, que no puede exigírsele a un obrero que contribuya financieramente para el sostén de los sindicatos. Si queremos entonces que se desarrolle en América Latina el movimiento sindical, es preciso esa ayuda fraternal, sino, las organizaciones jóvenes no podrán desarrollarse. Piensen eso, los compañeros delegados a esta conferencia. He terminado.”
Le siguió en el uso de la palabra el delegado guatemalteco, de pseudónimo Villalba (Luis Villagran García), quien en una parte de su exposición indica que “en 1925 llegó una delegación de Méjico la cual nos manifestó que el Partido Comunista de Guatemala debía convertirse en Partido Comunista de Centro América, sección de la Internacional Comunista. El Partido envió, entonces, una delegación a El Salvador, que organizó el Partido de ese país.” (El subrayado en nuestro y estamos hablando de 1925).
No hay montañas donde pueda realizarse un movimiento de guerrillas.
En el debate sobre la cuestión campesina interviene Márquez y plantea:
“Compañeros, en El Salvador la cuestión campesina es distinta a la de los demás países de la América Latina. El Salvador tiene una superficie de 34,126 Km2, correspondiéndole entonces, 52 habitantes ´por Km2. No hay montañas donde pueda realizarse un movimiento de guerrillas. El país está dividido en 14 departamentos subdividido s en un sinnúmero de pequeñas fracciones. Para convencer a los campesinos es necesario dar cifras que demuestren que mientras ellos trabajan brutalmente, los terratenientes embolsan grandes sumas de dinero. Es necesario dejar la litetratura, como hacen los anarquistas, que formulan ciudades ideales, para ir directamente a la propaganda sobre hechos concretos, sobre manifestaciones reales. En El Salvador hemos cometido el error de no atenernos a datos concretos. La masa necesita de hechos concretos que la interesen a la acción. Solamente eso quería decir porque el aspecto campesino es igual que en casi todos los demás países.”
El problema de las razas solo podrá solucionarse de una manera perfecta cuando la dictadura del proletariado este en pie.
El mismo Márquez interviene brevemente en el debate sobre la cuestión racial revelando con claridad la visión existente en ese momento entre los comunistas salvadoreños al opinar que:
“El problema de las razas solo podrá solucionarse de una manera perfecta cuando la dictadura del proletariado este en pie. Solamente por medio de la revolución podremos llegar a esta cuestión. En Rusia vemos que después de la revolución se va hacia las tribus no civilizadas, no agitando la consigna de la autodeterminación, sino tratando de asimilarlas.”
“La revolución debe ir de la ciudad al campo. Es necesario aclarar porque se piensa que es necesario hacer antes un estudio concreto de la cuestión india. Lo importante es hacer la revolución en la ciudad y luego por la misma fuerza revolucionaria tiene que venir el indio. La minoría revolucionaria es la que siempre triunfa. Las capas indígenas tendrán que ser fatalmente arrastradas por el movimiento.”
El delegado peruano Saco, Informante de esta mesa, en sus conclusiones refiere que “coincido plenamente con esta afirmación del compañero Márquez (“la solución completa del problema indio sólo llegará con la dictadura del proletariado”) apuntando, sin embargo, que uno de los elementos fundamentales del problema indio, la reivindicación de la tierra, podrá ya ser solucionado dentro del proceso de una revolución democrática-burguesa. De aquí surge al necesidad imperiosa, de dar antes al indio una educación clasista para que luche para sus reivindicaciones en estrecha alianza con el proletariado mestizo o alógeno.”