La política, la guerra… y el fútbol
3 de febrero de 2012 01:49h CET
“La guerra es la continuación de la política por otros medios”, escribió Von Clausewitz. “El fútbol es la continuación de la guerra por otros medios”, me dijo un día Ramón Mendoza, y no sé si la frase es suya, pero fue la primera vez que me topé con ella. Me gustó. Me pareció apropiada, justa y hasta elogiosa para el fútbol. Muchos lo percibimos así. El fútbol como simulacro del conflicto, como escenario incruento donde dirimir las disensiones. Vázquez Montalbán definió impecablemente al Barça como ‘ejército simbólico desarmado de Cataluña’. El fútbol es una guerra desarmada.
Pero en Egipto ha sobrevenido una tragedia que nos deja atónitos. Los hinchas del equipo local de Port Said saltaron al campo tras el partido que los suyos ganaron por 3-1 a los de El Cairo, fueron a por los jugadores rivales, luego a por los hinchas, y allí fue Troya. Gran parte de los muertos lo fueron por fracturas craneales. La barbarie tuvo la complicidad pasiva de las fuerzas del orden, escasas y complacientes con lo que ocurría. Los jugadores del Al Ahli se salvaron por ese fondo de respeto atávico al futbolista que mora en el alma de cualquier hincha, pero los aficionados rivales fueron machacados.
A veces la política falla, ya lo advirtió Von Clausewitz, y sobreviene la guerra. A veces las tensiones son tan fuertes que ese simulacro inofensivo de guerra que es el fútbol no las contiene. Lo de Port Said me recordó mucho a aquel partido de Zagreb en 1990 entre el Dinamo y el Estrella Roja, a cuyos jugadores evacuaron en helicóptero entre una reyerta que duró setenta minutos. La vieja Yugoslavia entraba en autocombustión y pronto quedaría atomizada. No fue culpa del fútbol. Como no lo es lo de ahora. Pasó en el fútbol, pero no por su culpa. No confundamos las consecuencias con las causas.