El número 45 del boletín mensual El Rebelde de las FPL “Farabundo Martí”, de julio de 1976, viene dedicado a posicionarse frente al proceso de trasformación agraria, impulsado por el gobierno del Coronel Arturo Armando Molina con el respaldo del gobierno estadounidense, como un mecanismo político para disputarle el apoyo de los sectores campesinos a las organizaciones revolucionarias.
En este punto, las posiciones de las FPL se enfrentaron tanto a las del PCS como a las de la UCA, que dieron un apoyo crítico a esta medida, la cual fue finalmente revertida por la acción enérgica de la oligarquía que se organizó para oponerse tercamente a su realización.
Establece El Rebelde que “hace algunos días, la tiranía fascistoide anunció con gran despliegue de propaganda sus intenciones de realizar el primer proyecto de lo que llama “transformación agraria.”
Considera que es “importante conocer concretamente el significado de este paso dado por los representantes de la burguesía y el imperialismo, con el fin de no dejarse engañar y, por el contrario, para enfrentarlo de la mejor manera.”
Contextúa que “En El Salvador se viene librando desde hace muchos años la lucha de clases, entre la burguesía y el imperialismo, por una parte y el pueblo trabajador por la otra, lucha que a partir de los años 60 tomó para las clases dominantes la modalidad de estrategia de guerra especial contra el pueblo.”
La estrategia contrarrevolucionaria político-militar
“Esta estrategia –agrega el boletín de las FPL- fue trazada ante la imposibilidad de detener al pueblo por otros medios, y pasaba entonces a contemplar la necesidad de combinar distintas modalidades en las que si bien el papel de la lucha militar es fundamental, se acompaña con medidas sociales y económicas de carácter reformista.”
“Para ello, es básico combinar los golpes militares contra el pueblo y su vanguardia con las medidas sociales reformistas acompañadas por la guerra psicológica. Es en este conjunto de medidas que han sido bautizadas como «transformación nacional” que surge ahora la llamada “Transformación Agraria.”
El desarrollo de la política agraria contrarrevolucionaria
Evalúa que “Es evidente que el proyecto que apenas alcanza el 4% de la tierra cultivable en el país, y que solamente se proyecta para 12.000 familias campesinas no es capaz de satisfacer, ni las necesidades que tiene la burguesía de ampliar el mercado interno, ni de solucionarse el terrible problema de la falta de tierra de los compañeros del campo.”
¿Qué objetivos particulares persigue el enemigo?
Estima que “En primer lugar, restar apoyo de masas a la revolución… pretende arrebatarle al pueblo una bandera de su justa lucha; con lo cual persigue anular el apoyo que los trabajadores del campo dan a la revolución.”
Señala que “También en Filipinas los yanquis impulsaron entre otras medidas, una falsa reforma agraria, con tal fin realizaron una serie de proyectos de reparto de tierras. “
Las contradicciones entre ANEP y Gobierno
Subraya que “A raíz del anunciado paso dado por la tiranía militar fascistoide se ha abierto una discusión entre esta y los capitalistas. Es importante conocer el contenido y las intenciones de esta discusión para que los trabajadores podamos establecer nuestra línea de acción.”
Opinan que “Es natural que no siempre los intereses inmediatos del imperialismo yanqui coinciden con todos los sectores de la burguesía criolla y cuando ello sucede, se desarrollan entre ellos contradicciones de carácter secundario, pero que en lo fundamental no llegan aponer en peligro sus intereses fundamentales de mantener su dominación sobre el pueblo.”
A partir de esta premisa se considera como “nefastas aquellas posiciones que cubriéndose con ropaje revolucionarios o progresistas tratan de encauzar al pueblo a un apoyo “táctico” a la política de la tiranía fascistoide, bajo el
pretexto de aprovechar las contradicciones secundarias entre los enemigos de clase. Quienes ostentan estas posiciones no han entendido en lo mínimo la estrategia de guerra especial contra el pueblo y que en este marco, las
medidas de aparente corte “progresista” encierran un significado perverso contra los intereses del pueblo.”
El camino popular
Sostiene que “en primer lugar, para el pueblo debe quedar claro, que las verdaderas transformaciones que necesita, solo son posibles después de arrebatarle el pode r a la burguesía, dando paso a la construcción de una sociedad nueva, de una sociedad justa, en donde el producto del trabajo sirva para atender las necesidades del pueblo…”