María Graciela Amaya Barrientos, heroína revolucionaria centroamericana
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Víctor Rene Marroquín
Doña Graciela Amaya de García, “Gracielita” nace en San
Salvador, El Salvador, el 2 de enero de 1,895. Estudió
en la Escuela Normal de Maestros y se gradúa de Profesora, título profesional hasta donde podía aspirar una joven de ese tiempo. A sus 20 años, ella, su padre y hermano, Felipe Armando Amaya Barrientos, se trasladan a Tegucigalpa, Honduras, en marzo de 1,915. Gracielita nos dice: ahí “… empecé a caminar por las escarpadas sendas de la lucha revolucionaria y desde entonces,…, ni los peligros, ni las adversidades me han hecho jamás retroceder”.
El 9 de enero de 1,916 se casa con José García Lardizábal, de quien no se separaría hasta que éste muere. Procrearon a un hijo, Tomás García Amaya, quien murió luchando a sus 21 años en los Llanos del Espino en 1,944.
En la 1a década del siglo XX, se funda en Tegucigalpa la Sociedad Cultural Femenina, de carácter mutualista, con el fin de contribuir a la superación material y cultural de sus afiliadas; en esa institución, Gracielita empieza a crecer como dirigente revolucionaria. Esta Sociedad estableció lazos con las organizaciones de los trabajadores, con quienes lucharon por sus demandas específicas.
La Sociedad Cultural desarrolla actividades de educación, solidaridad y organización: funda Escuela Nocturna para adultos, la Universidad Popular “Marco Aurelio Soto”. En esta última disertaron los intelectuales progresistas con ideas más revolucionarias de la época; se crearon 5 centros de alfabetización en barrios de Tegucigalpa. Se adhiere a la Federación Sindical Hondureña; inaugura la Biblioteca Popular Cultural Femenina; publica el boletín semanal “Cultura Femenina”, donde se analiza la situación de los trabajadores hondureños. Celebra el Día Internacional de la Mujer, 8 de marzo, el Día de la Madre hondureña; participa en los congresos obrero- campesino realizados en la Costa Norte.
Doña Graciela se inicia en le movimiento obrero hondureño a través del sindicato de oficios varios “Redención”; se incorpora en la 1 era. Federación Obrero Hondureña, FOH, en 1921; luego, en 1929 se separa de la FOH para fundar, junto a otros obreros de ideología vanguardista, la Federación Sindical Hondureña. Ahí crean el periódico “El Martillo”, dirigido por el revolucionario Manuel Cáliz Herrera.
Durante el mes de julio de 1944 el pueblo hondureño se movilizó en contra del gobierno de Tiburcio Carías y éste en represalia expatrió a Gracielita hacia El Salvador.
Acá doña Graciela, de inmediato, se incorporó a las actividades políticas en la Unión Nacional de Trabajadores, UNT.
Participó en la campaña presidencial del Dr. Arturo Romero, en el “Comité Femenino pro Candidatura Romerista”, hasta el Golpe de Estado del 21 de octubre de 1944, promovido por Osmín Aguirre y Salinas. Se refugió en Guatemala durante 15 meses, ahí junto a obreros y campesinos, en clima de efervescencia política, se incorpora a las actividades del «Comité de Liberación Salvadoreña», a la Confederación de Trabajadores de Guatemala, CTG; con otros compañeros fundaron la Escuela Claridad, de capacitación sindical, conde se impartió principios elementales de Economía Política, interpretación moderna de la Historia, Derecho del Trabajo, organización y administración sindical.
También publicaron el Semanario “Claridad”; en la radioemisora “La Voz de Guatemala”, cada domingo daban a conocer a los trabajadores y pueblo de Guatemala las actividades de los trabajadores y sus conflictos. El Dr. Juan José Arévalo se vio presionado por la reacción guatemalteca y expulsa a doña Graciela hacia México, en febrero de 1946, vive en el Distrito Federal y ahí se incorporó a las actividades de partidos políticos, trabajó en la Secretaría de Educación Pública hasta su jubilación.
Regresó a Honduras 33 años después por invitación de los estudiantes universitarios y por la Universidad Autónoma de Honduras; así también, asistió a la celebración del 19 de julio de 1980, 1er Aniversario de la revolución sandinista. Doña Graciela, “Mama Chela”, dice que cuando muera, sus ahorros pasarán al Partido Socialista Unificado de México y sus libros los donará a la Universidad Obrera “Vicente Lombardo Toledano”.