Michel Foucault y los Dispositivos de Poder en el Capitalismo Paul Antonio Córdoba Mendoza.

En la actualidad, apreciamos por todo el orbe –hasta en los países más desarrollados– movimientos de resistencia capitalista antineoliberal, en sus múltiples formas de expresión, (cacerolazos, ollas populares, marchas, cortes de ruta, bocinas, huelgas, crucifixiones, piquetes y hasta desnudamientos), en las cuales participan, hombres, mujeres, estudiantes, campesinos y de todos los sectores populares.

Estas formas de resistencia podemos considerarlas, como formas de negación, gritos de ira, síntomas del fracaso de la promesa neoliberal y del capitalismo. Pero como si hay, claramente visible un descontento global frente a la dinámica de poder de acumulación capitalista, como sí cada da crece más el descontento de grandes sectores de población.

Cómo es posible que se mantenga este sistema excluyente? más aún: Cuales son los dispositivos de poder que garantizan su cumplimiento efectivo? Estas dos grandes interrogantes son las que autores tales como Michel Foucault, intentaron darle respuesta en sus diversos estudios, sobre los dispositivos del poder insertos en el capitalismo.

Hoy hay muchos elementos del pensamiento teórico foucaultiano que se encuentra vigente, para comprender las anteriores interrogantes. Para realizar este ensayo sobre los mecanismos o dispositivos del poder propios del capitalismo, la obra teórica de Michel Foucault, es inminente que sea revisada, ya que el mismo dedicó gran parte de su vida profesional, a analizar el fenómeno del poder disciplinario desde diferentes aristas (cárcel, escuela, hospitales, la sexualidad, la burocracia entre otras formas), rompiendo con la tradición que ubicaba al poder en personas y lugares específicos.

Siguiendo el planteamiento foucoualtiano, el presente ensayo intenta probar que, el poder disciplinario somete, vigila, excluye, discrimina, normativisa y domeña a los seres humanos, lo cual es una realidad masiva y lacerante en el conjunto de las instituciones sociales, económicas y políticas que constituyen la vida diaria de las sociedades surgidas o integradas desde la modernidad.

En el presente trabajo, entonces desarrollar, las principales perspectivas foucaultianas en cuanto al tema específico de los dispositivos de poder en el capitalismo. Como lo son: el poder disciplinario, el poder carcelario, entre otros.

Foucault y el Poder.

 El análisis del concepto y la (as) forma (as) de poder vienen siendo objeto de numerosos debates en todas las ciencias sociales al menos en los últimos 30 años. Aunque la definición sociológica clásica, data de Max Weber (1864-1920), en donde para él poder es la probabilidad de que un actor dentro de una relación social, esté en condiciones de hacer prevalecer su voluntad incluso contra su resistencia, al margen de la base sobre la que descansa dicha probabilidad.[1]

Expresado esto esquemáticamente  diríamos que el poder, es la capacidad de que A logre que B haga C (tanto si B le place o no). Para Talcott Parsons (1902-1979) el concepto de poder solo puede ser entendido en la medida que contemplamos manifestaciones explícitas o reales de dicho poder es decir la significación del poder en el sistema social, además de la institucionalización de los derechos de posiciones particulares depende del hecho de su generalización y, como consecuencia su cuantificación[2] .

En fin algunas definiciones se centran, con diferentes grados de sutileza, en la capacidad que dispone una persona o un grupo para lograr que otra persona o grupo, haga algo en contra de su voluntad. Este poder se ubica en los procesos de toma de decisiones, en el conflicto y la fuerza, cuanto más poder tiene una persona, menos tiene la otra. Otras definiciones distinguen entre varios tipos de poder, que se entiende que sirven a distintos propósitos y tienen diferentes efectos en o sobre la sociedad. Entre ellos se incluyen el poder de amenaza, el poder económico, el poder integrador o el poder para crear relaciones como el amor, el respeto, la amistad o la legitimidad, entre otros.

Una concepción realmente innovadora y que nos permite analizar hasta las formas más microscópicas de la concepción del poder nos la muestra Michel Foucault (1926-1984), el autor de Vigilar y Castigar, devela que la concepción de poder capitalista, como un ente objetivo institucional, ya sea bajo la forma de Estado, ejército, no se muestra muy clara, ya que, el poder para él, no lo posee un individuo o grupos de ellos en particular.

El poder es una relación social, y existe más allá de las fronteras del estado y grupos de individuos. Es por lo tanto, una inmanencia; está presente en todas las relaciones humanas, ya sea como saber, poder físico, religión, deseo etc.

Por eso en cuanto a cómo funcionan estos mecanismos de poder señala: Cuando me refiero al funcionamiento de poder no me refiero nicamente al problema del estado, o a la clase dirigente, a las castas hegemónicas sino a toda una serie de poderes cada vez más sólidos, microscópicos que se ejercen sobre los individuos, en sus comportamientos cotidianos y hasta en sus propios cuerpos [3]

Al analizar escritos centrales de la vasta obra de Michel Foucault, en cuanto a nuestro tema preciso de investigación, Dispositivos de poder en el capitalismo debemos comenzar aclarando que para el filósofo francés, el poder es una vasta tecnología que atraviesa el conjunto de relaciones sociales; una maquinaria que produce efectos de dominación a partir de un cierto tipo peculiar de estrategias y tácticas especificas [4]

Para Foucault cada formación social existente ha requerido como condición estructural de su surgimiento y reproducción la existencia de un régimen de verdad (dispositivo productor de poder que disciplina).

En la Edad Media se manifiesta una relación de poder fundamentalmente ligada al control y a la propiedad de la tierra y sus productos, el poder se identifica con la sangre mediante la reivindicación del abolengo de la aristocracia, y con la propiedad a través de la posesión de enormes extensiones de tierra que simbolizan la grandeza y el poderío en esta epoca histórica.

Entonces el poder no se afinca en el control disciplinario, sino en la presencia de la soberanía, la alcurnia, el rango, y la heroicidad en tanto que valores sociales y culturales preestablecidos e incuestionables.[5]

Por ello entonces el poder en el capitalismo para Foucault, estuvo precedido, por el poder de la soberanía durante la época feudal medieval, principalmente ligado al poder y control de la tierra y sus productos. El poder en el medioevo gira en torno al domino absoluto, previamente sacralizado del soberano y del Papa, y se establece sobre la base de agrupación de grandes latifundios que funcionan como principal fuente de riqueza [6]

En cuanto a la aparición del capitalismo, este introdujo su disciplina propia, significó el perfeccionamiento de este mecanismo utilizado en el feudalismo, por ello en este periodo capitalista se inventa una nueva tecnología del poder. En cuanto al poder la disciplina capitalista implica una aceptación por parte de los dominados de toda una compacta red de obligaciones y responsabilidades laborales fijadas, contractualmente en la cual ya no es necesario el sometimiento al poder del soberano.

De lo anterior se desprende que en sus investigaciones, el objetivo, para Foucault, fundamental es el de develar la esencia de esa política de verdad del sistema capitalista, como fundamento de la pervivencia de su dominación. [7]

Ya que estos mecanismos o dispositivos centrales no eran analizados a profundidad, por los intelectuales, ya sea de parte de teóricos del liberalismo por un lado, ni del marxismo por el otro. La Manera como el poder se ejercía concretamente y en detalle, con toda su especificidad, sus técnicas y sus tácticas, no era algo que preocupara; uno se contentaba con denunciarlo en el otro, en el adversario de un modo polémico y global: el poder en el socialismo soviético era denominado por sus adversarios, totalitarismo; y en el capitalismo occidental era denunciado por los marxistas, como dominación, de clase, pero la mecánica de poder no se analizaba nunca.[8]

Entonces, con la llegada del capitalismo, se hacía necesario correlacionar la nueva cultura liberal, con el proceso de acumulación capitalista había que introducir la disciplina en tanto que fuente creadora de comportamientos reglamentados en la familia, la escuela y todas las instituciones sociales, como la única forma de poder modelar una específica conducta tecnocratica y sumisa de los obreros en las fábricas y de los individuos en la sociedad.[9]

De lo anterior se expresa que la disciplina capitalista es una forma de acumular hombres que cuenten con una nueva mentalidad reglamentada y normativizada que los convierta en eficaces y productivos trabajadores asalariados, sustituyendo con ello los antiguos y costosos procedimientos de control político financiados en el poder de la tradición, el carisma la violencia y el sometimiento religioso propio del feudalismo.

Por ende la acción permanente de la disciplina en el capitalismo sobre los grupos sociales, conduce al objetivo esencial de lo que Foucault llama biopolítica, es decir la fabricación de hombres y mujeres sumisos a la lógica del poder capitalista. [10]

La disciplina capitalista produce un doble efecto que actúa en forma recíproca: se domeña y mantiene la sujeción sobre el cuerpo, así como se doblega y educa el alma para la obediencia. Lo que hace que el poder se aferre que sea aceptado, es simplemente que no pesa solamente como una fuerza que dice no, sino que de hecho circula, produce cosas, induce al placer, formas de saber, produce discursos; es preciso considerarlo más como una red productiva que atraviesa todo el cuerpo social, que como una instancia negativa que tiene como función reprimir.[11]

Al ser el poder una relación social y circular en forma de disciplina, dispersa entre las redes sociales, el autor parte de que en algún momento todos poseemos algún tipo de poder sobre alguien.

Este poder, produce también mecanismos de valoración y discriminación (crea discursos) generados por la perorata disciplinaria, mediante el cual el biopoder capitalista puede recurrir a la exclusión de leprosos apestados, enfermos, homosexuales, delincuentes y locos, pretendiendo la culpabilización de los excluidos y marginados mediante su internamiento en hospitales, correccionales, cárceles, asilos, con el objetivo de aislarlos de la vida social normal y de poder justificar el ejercicio sistemático de poder.

Por esto cuestionar las formas capitalistas de vida implica conocer las formas insidiosas mediante las cuales operan poderes y saberes específicos, pero a la vez asumir en nuestra propia existencia la renuncia de un conocimiento, a una identidad que nos ha sido asignada [12]

Ahora en cuanto a los dispositivos disciplinarios de poder que garantizan el cumplimiento efectivo del capitalismo, la práctica del poder en la era moderna, se ha caracterizado, por un lado, por una legislación, un discurso, una organización basada en el derecho público, articulado en el cuerpo social y el status de delegación de cada ciudadano; por otro lado, por coerciones disciplinarias cuyo propósito es asegurar la cohesión del mismo cuerpo social

«En cualquier sociedad hay relaciones manifiestas de poder que permean, caracterizan y constituyen el cuerpo social, y esas relaciones de poder no pueden ser establecidas, consolidadas ni implementadas sin la producción, acumulación y funcionamiento de un discurso» [13]

El discurso se asocia a la disciplina y esos dos instrumentos complementarios, viabilizan el poder. Michel Foucault denominó disciplina, a esta mecánica de poder basada en la normalización, la disciplina fabrica los cuerpos sometidos y ejercitados, cuerpos dóciles. La disciplina aumenta las fuerzas del cuerpo (en términos de utilidad) y disminuye esas fuerzas (en términos políticos de obediencia).

Por ende la disciplina capitalista no podrá funcionar sin el valiosísimo auxilio que representa la interiorización de las normas sociales de conducta. Un ser humano disciplinado es aquel que ha aprendido e integrado totalmente un determinado código de reglas de comportamientos dictada por el padre, el maestro, el juez, el alcalde, el psiquiatra… [14]

Pero en la actualidad quienes, qué o cuales son los discursos disciplinarios encargados de garantizar el cumplimiento efectivo e integrar a los individuos al sistema? Son varios estos dispositivos disciplinarios, en la cual el poder no reprime al sujeto humano, no se mantiene ni se prolonga hacia el futuro en base a la represión, sino que, al revés, le inyecta o inocula unos ciertos saberes.

La escuela busca disciplinar el cuerpo y la mente de los individuos para desenvolverse dentro de determinadas coordenadas de poder. En el caso de la enseñanza el instrumento del examen es una de las estrategias de reproducción de las relaciones de poder. En la medida en que el estudiante se encuentra a merced del examinador y que no tiene otra alternativa que moverse dentro de los parámetros establecidos por aquel, está siendo sometido a un poder manifiesto.

La fábrica aunque ha variado un poco desde que Foucault la vislumbraba como mecanismo de poder, pero aún mantiene algunos elementos, se trata la medida que se concentran las fuerzas de producción, de obtener de ellas el máximo de ventajas y neutralizar sus inconvenientes (robos, interrupciones del trabajo, agitaciones y cábalas)[15] en definitiva, para ello era necesario establecer, vigilantes, castigos, penalidades y multas para quienes violentaran los horarios de entrada a la fábrica.

En cuanto a las disciplinas, las fábricas y los talleres no eran diferentes. Y así son también las escuelas y las universidades con sus relojes, timbres, uniformes, y reglamentación. La puntualidad, la frugalidad, orden e industriosidad enseñada por algunas escuelas inglesas de caridad era alabada por los religiosos y los dueños de fábricas por ser la manera en la que los niños entraban a un nuevo universo de tiempo disciplinado.

En cuanto al hospital, este tiende a convertirse en aparato de examinar. El ritual de la visita médica, se convierte en su forma más llamativa de disciplinar. Cuando una observación regular pone al enfermo en situación de examen lo cual trae dos consecuencias: en la jerarquía interna, el médico, elemento ahora externo, comienza a adquirir preeminencia sobre el personal religioso.

Aparece la categoría del enfermero. El hospital bien disciplinado constituira el lugar adecuado de la disciplina médica. La cárcel es la forma de poder más delirante y exacerbada de la disciplina capitalista en la prisión advierte Foucault el poder no se oculta no se enmascara se muestra como tiranía llevada hasta los más ínfimos detalles, poder cínico y al mismo tiempo puro enteramente justificado ya que puede formularse enteramente en el interior de una moral que enmarca su ejercicio.[16]

Foucault concibe a las prisiones como la institución por excelencia que cristaliza y materializa la existencia del poder coercitivo. Estos y otros dispositivos como la familia etc. son algunos de los dispositivos disciplinarios necesarios para que se pudiera consolidar el capitalismo, utilizando para ello el mecanismo de la disciplina.

El ejercicio de la disciplina supone un dispositivo que coacciona por el juego de la mirada; un aparato en el que las técnicas que permiten ver inducen efectos de poder y donde, de rechazo, los medios de coerción hacen claramente visibles aquellos sobre quienes se aplican[17] o a su vez comenta también Foucault se trata de establecer las presencias y las ausencias, de saber dónde y cómo encontrar a los individuos, instaurar las comunicaciones útiles, interrumpir las que no lo son, poder en cada instante vigilar la conducta de cada cual, apreciarla sancionarla, medir las cualidades o los méritos. [18]

Sumado a lo anteriormente expuesto un elemento central de la disciplina de poder en la actualidad, nos advierte Foucault, proveniente del discurso capitalista y este es el encierro en la cual vive el obrero. El endeudamiento obrero le obliga por ejemplo a pagar su alquiler un mes por adelantado, y en cambio cobra su salario a fin de mes, la venta a plazos, el sistema de cajas de ahorro, las cajas de retiro y asistencia, las ciudades obreras, todos estos han sido medios para controlar a la clase obrera, de una manera mucho ms sutil, mucho ms inteligente mucho más fina y para secuestrarla.[19]

Para concluir este breve ensayo (muy sintético, por lo breve que fue tratado el tema del poder en el capitalismo siguiendo la teoría focultiana), hay que tener en cuenta que el paradigma marxista utilizado históricamente para cambiar el mundo y las relaciones de poder, es por medio del control político del estado, ya sea en cualquiera de sus dos dimensiones la reforma (cambio gradual hacia el socialismo) y la revolución (cambio radical), estos dos modelos de transformación social, han descuidado para autores como Holloway el hecho de que el trabajo está organizado sobre una base capitalista significa, que lo que el estado hace y puede hacer esta limitado y condicionado por la necesidad de mantener el sistema de organización capitalista del que es parte.

Por ello cambiar y/o transformar el mundo y por ende las relaciones de poder no implica necesariamente el control político del estado, ya que de ser así se separa al estado del cúmulo de relaciones sociales que lo rodea y se lo eleva como si fuera un autor autónomo. Por ello se debe tener claridad que si nos rebelamos contra el capitalismo y sus dispositivos de saberes, los cuales crean poderes, no es porque queremos un sistema de poder diferente, es porque se pretende construir una sociedad en la cual las relaciones de poder sean disueltas y donde se crea una sociedad basada en el reconocimiento de la dignidad de las personas.

Por último se debe destacar que el poder no es un atributo ni una esencia es una relación de fuerza que pasa tanto por las fuerzas dominadas como por los dominantes. No podemos pensar el poder como algo que unos poseen y otros no (no es apropiable) no podemos pensar que en la sociedad hay grupos que detentan el poder y otros excluidos del mismo. El poder hay que pensarlo como ejercicio, el cual no se posee se ejerce. El poder no es monolítico y totalmente controlado.

Aunque en la sociedad hay un grupo de una clase que ocupa estratégicamente posiciones de poder no controlan del todo el poder ya que este no está localizado, en un lugar específico como los estados, sino en pequeños poderes capilares (padre sobre el hijo, maestro sobre el alumno, empresario sobre obrero.. etc.) lo que permite y hace posible que el estado se reproduzca y funcione.

En fin es preciso interpretar la evolución de la sociedad capitalista como proceso de formación y desarrollo de una «sociedad disciplinar», mostrando los hilos que unen a diversas organizaciones como la escuela, la cárcel, el hospital, el ejército y la fábrica.

Foucault llama disciplinas al conjunto de métodos que permiten un control minucioso de las operaciones del cuerpo y que garantizan la sujeción constante de sus fuerzas, garantizando la obediencia para conseguir una mayor utilidad.

Las fábricas, las escuelas, los hospitales, las prisiones, en general devinieron en lugares privilegiados para moldear la experiencia y los modos de pensar en términos del orden social. Por ultimo queremos señalar que desde el punto de vista del poder la teoría foucaultiana muestra esa ruptura con el pensamiento clásico tradicional, aportando nuevos y variados elementos para entender el poder y sus múltiples relaciones.

De lo anterior se desprende que si se rebelan contra el capitalismo, no es porque se quiere un sistema de poder diferente, es porque se pretende construir una sociedad en la cual las relaciones de poder sean disueltas y donde se crea una sociedad basada en el reconocimiento de la dignidad de las personas.

Lo anterior tiende a expresarse en la actualidad por medio de la participación en organizaciones no gubernamentales o por preocupaciones individuales y colectivas de maestros, médicos, trabajadores en general, etc. Cuyo objetivo central no es ganar posiciones de poder, sino por el contrario han proporcionado importantes focos para el movimiento antipoder.

Bibliografía

Foucault, Michel. Microfísica del Poder. Madrid: editorial la piqueta. 1980 Foucault, Michel. El Poder y la Norma. En: Revista la nave de los locos N 8. Universidad San Nicols Morelia. 1984.                                                     Foucault, Michel. El Sujeto y el Poder. Torres-Rivas Edelberto (comp.) En: Teoría y métodos. San José: Educa. 1990,                                                 Foucault, Michel. Asilos, Sexualidad y Prisiones. En: Estrategias de Poder. Volumen II, Barcelona: Editorial Paidos. 1999                                         Foucault, Michel. Verdad y Poder. En: Estrategias de Poder. Volumen II. Barcelona: Editorial Paidos. 2000.                                                                Foucault, Michel. Vigilar y Castigar: el Nacimiento de la Prisión. Madrid. Siglo Veintiuno editores. 2000.                                                                   Foucault, Michel. Estrategias de Poder. Volumen II, Barcelona: Editorial Paidos. 2000.

Otros Autores Consultados:

Bendix, R, y Lipset, S (comps). Clases, status y poder. Madrid. Editora Euroamericana 1972.                                                                                   Ceballos Héctor. Foucault y el Poder. Mexico: Ediciones Coyoacan. 1997. Holloway, John. Cambiar el mundo sin tomar el poder. El significado de la revolución hoy, Buenos Aires: editorial Herramienta. 2002.                       Parsons, Talcott. El Sistema Social. Madrid: editorial Alianza 1999.


[1] Bendix, R., y Lipset, S (comps), Clases, status y poder, Madrid. Editora Euroamericana 1972

[2] Talcott, Parsons, El Sistema Social, Madrid: Editorial Alianza 1999, Pg. 122

[3] Foucault, Michel, 1999, Asilos, Sexualidad y Prisiones, En: Estrategias de Poder. Volumen II, Barcelona: Editorial Paidos, Pag. 283

[4] Cfr. Foucault, Michel, Microfsica del poder, Madrid: editorial la piqueta, 1980, Pg., 144

[5] Cf. Ceballos Hctor, 1997, Foucault y el Poder, Mxico: Ediciones Coyoacan, Pg. 67

[6] Idem., Ceballos, Héctor Pg. 67

[7] Idem.

[8] Foucault, Michel, 1999, Verdad y Poder; En: Estrategias de Poder. Volumen II, Barcelona: Editorial Paidos, Pg. 46

[9] Cfr. Ceballos Hctor, 1997, Foucault y el Poder, Mxico: Ediciones Coyoacan, Pg. 69

[10] Cfr. Maurizio Lazzarato, del Biopoder a la Biopolitica, documento bajado de Internet, el da 1 de agosto de 2006, http://sindominio.net/arkitzean/otrascosas/lazzarato.htm

[11] Foucault, Michel, 1999, Verdad y Poder; En: Estrategias de Poder. Volumen II, Barcelona: Editorial Paidos, Pg. 48

[12] Foucault, Michel, 1999, Estrategias de Poder. Volumen II, Barcelona: Editorial Paidos, Pg. 17-18

[13] Foucault, Michel, 2000, Vigilar y Castigar, Madrid, Siglo Veintiuno editores, Pg. 212

[14] Cfr. Foucault, Michel El poder y la norma, En: Revista la nave de los locos N 8, 1984, Universidad San Nicols Morelia.

[15] Foucault, Michel, 2000, Vigilar y Castigar, Madrid, Siglo Veintiuno editores, Pg. 146

[16] Cfr. Foucault, Michel, Microfísica del poder, Madrid: editorial la piqueta, 1980, Pg., 81

[17] Idem

[18] Idem 147

[19] Foucault, Michel, 1999, A propósito del encierro penitenciario; En: Un dialogo sobre el poder y otras conversaciones, Madrid: Alianza Editorial, Pg. 67

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