¿Podrá ARENA convertir su derrota en victoria?
5 de Febrero de 2014 a la(s) 6:0 – Joaquín Samayoa
La victoria del FMLN el pasado domingo se parece mucho a la de ARENA en 2012. Más que a sus propios méritos se debió a la baja votación de su adversario.
Las bases y los simpatizantes de ARENA, y quienes sin ser areneros rechazan el proyecto político del FMLN, no se sentían nada seguros de que tendrían motivos para celebrar en la noche del pasado domingo. Muchos temían lo que casi ocurrió. Pero los dirigentes tricolores estaban un poco más optimistas y ciertamente no esperaban perder con una diferencia tan abultada.
La campaña presidencial comenzó casi inmediatamente después de las elecciones municipales y legislativas de 2012. El FMLN tomó nota del contundente mensaje que le enviaron sus bases al quedarse en su casa y permitir que ARENA ganara en sus territorios. Con la temprana designación de Salvador Sánchez Cerén como candidato respondieron tácitamente a la frustración de los que se sentían defraudados por el gobierno de Funes.
El candidato seleccionado no era carismático y generaba bastante rechazo en el sector que en 2009 le había dado al Frente la victoria que antes no habían podido lograr. Fue una apuesta arriesgada pero resultó correcta. En ese momento la principal preocupación de la dirigencia del FMLN era cerrar filas y sellar cualquier grieta que pudiera dar paso a divisiones internas. Tenían dos años por delante y dinero ilimitado para “posicionar” a su candidato y limpiar su imagen de ideólogo ortodoxo.
Tenían también dos años y todo el dinero que hiciera falta y la tribuna presidencial para desprestigiar a ARENA y socavar la moral de sus partidarios. Tenían además una coalición de partidos con la que pudieron mantener a ARENA todo el tiempo asediada, distraída y a la defensiva, luchando desesperadamente por su propia supervivencia, mientras el FMLN avanzaba cómoda y holgadamente en su campaña presidencial.
ARENA, en cambio, hizo todo al revés. Sus bases y algunos de sus dirigentes de épocas pasadas nunca lograron cerrar filas. Como si no fuera suficiente con el FMLN, Alba, Funes, Tony Saca, el PCN, el PDC, GANA, y varias empresas de periodismo dóciles al poder, hubo areneros que hicieron malos cálculos y desertaron, otros se quedaron pero no para ayudar sino para sabotear, y otros muchos simplemente se cruzaron de brazos esperando con morbo la debacle de su partido para castigar a sus dirigentes.
A pesar de que esta carrera ha sido muy desigual y a pesar de los innegables errores estratégicos y tácticos de su dirigencia, ARENA logró sobrevivir y pasar a la segunda ronda. La gran pregunta ahora es si puede este partido remontar en solo 30 días una diferencia de más de 200,000 votos.
Si analizamos los números, el FMLN se quedó abajo del caudal de votos que obtuvo en 2009. En casi todos los departamentos del país, los cinco años de gobierno de Funes frenaron o empezaron a revertir la tendencia al alza que traía el FMLN desde su primera participación en elecciones presidenciales en 1994. La victoria del FMLN el pasado domingo se parece mucho a la de ARENA en 2012. Más que a sus propios méritos se debió a la baja votación de su adversario.
Si ARENA logra recuperar una tajada considerable del voto que obtuvo Tony Saca, el cual se presume ideológicamente más cercano a ARENA que al FMLN, y si logra activar a los votantes durmientes, que también se presumen más inclinados hacia la derecha que hacia la izquierda, ARENA podría salir vencedor. Está cuesta arriba, pero es posible. Y esta es una conclusión que el FMLN también tendría que tomar en serio si quiere ratificar su victoria el 9 de marzo.
¿Qué tendría que hacer ARENA? Descartar el 99 % de las sugerencias y apremios que está recibiendo y concentrar sus esfuerzos propositivos, publicitarios, territoriales y logísticos en aquello que sea más factible lograr en el escaso tiempo del que dispone.
Debe seleccionar y comunicar bien unos pocos mensajes positivos que le permitan conectar con la población; no puede arreglar en 30 días todo lo que debiera arreglar, pero puede y debe dar un par de señales creíbles de renovación de dirigentes, mentalidad y estrategias. No sería mala idea cambiar sus agencias de publicidad, ya que es unánime la apreciación de que ha sido muy deficiente. Y, sobre todo, debe acercarse con genuina nobleza a todos los que puedan sentirse excluidos o agraviados.