La cuña para que apriete ha de ser del mismo palo, dice la sabiduría popular y este dicho queda comprobado con el pánico desatado en Nuevas Ideas ante la perspectiva de una nueva edición de marchas blancas de miles de personas recorriendo las calles de San Salvador defendiendo el derecho a la salud.
Efectivamente, el presidente Bukele enfrenta su primera derrota política, y esta no viene de sus adversarios políticos, del FMLN o de ARENA, sino precisamente del sector sindical de Nuevas Ideas.
Por azares del destino le correspondió al entonces militante del FMLN, Ricardo Monge conducir en 2003, desde la dirección del STISSS la victoriosa lucha contra la privatización de la salud, y lograr, casi veinte años después, hoy en 2021, siempre desde el STISS, la primera derrota política de Nuevas Ideas y del presidente Bukele.
De que estamos hablando? Estamos hablando de la reforma a 23 artículos de la ley del Instituto Salvadoreño del Seguro Social, ISSS, que presentaron el 20 de agosto el Ministro de Salud, Salim Alabi y la directora del ISSS, Dra. Mónica Ayala y que fue recibida con beneplácito por los diputados de Nuevas Ideas. Pero que tres días después, el 23 a mediodía, la Dra. Ayala se vio obligada por la protesta popular y sindical, a retirar.
El contenido de la reforma
La reforma llevaba como centro el fortalecimiento (art. 6) del poder administrativo, financiero y técnico de la dirección nacional (Dra. Ayala) sobre la Presidencia del ISSS, ocupada por el actual Ministro de Trabajo, Rolando Castro, anteriormente dirigente de ASTRAM.
Pero a la vez se excluía del Consejo Directivo al Colegio Médico y a la Sociedad Dental, por lo general representantes dentro del ISSS, de la patronal, de la derecha oligárquica. Y se incorpora al Consejo a la Dirección Nacional de Medicamentos, DNM.
Asimismo en las 32 reformas propuestas se contemplaban situaciones que iban en contra de los intereses de los sectores populares, y que beneficiaban exclusivamente al actual bloque de poder.
Entre estas está la eliminación de la cobertura por vejez (art. 2) que afectaría a las personas adultas mayores; la posibilidad de establecer convenios directamente con otras instancias del Estado (art.6), cuando en la actual ley esto se hace mediante el Ministerio de Trabajo, y lo que deja la posibilidad que las cotizaciones de los trabajadores puedan ser utilizadas en otras instituciones del Estado; asignarle (art. 17) a la Dirección (Dra. Ayala) voz y voto en el comité de inversiones, al cual se integraría el superintendente del sistema financiero y el Ministro de Economía, y se dejarían fuera los presidentes del BCR y del BH; y aumento del cobro a pensionados, que pasaría del actual 6% para tener derecho a servicios de salud a un 7.8% sobre el monto de la pensión.
Las fuerzas en pugna
Las fuerzas principales que se enfrentaron en este escenario, fueron el sector de salud y el sector sindical de Nuevas Ideas. El sector de salud lo integran el Ministro de Salud, la directora del ISSS y el director de la DNM. El sector sindical lo integran diverso líderes sindicales que respaldan a Nuevas Ideas, entre estos Ricardo Monge, padre e hijo, del STISSS y el actual Ministro, Rolando Castro, dirigente histórico de ASTRAM.
Pero también participaron fuerzas secundarias, entre estas los grandes empresarios de la ANEP, que se pronunció planteando que estas reformas “atentaban contra convenios internacionales de la OIT”. Y se integraron a la protesta representantes del Colegio Médico y la Sociedad Dental, que era de los sectores afectados.
El STISSS tuvo la capacidad de convocar a la unidad de acción a los otros sindicatos de trabajadores de la institución, los cuales conjuntamente realizaron una conferencia de prensa, así como una movilización frente a la Asamblea Legislativa, en la que Monge amenazó que de no retirarse las propuestas lo que venía era la huelga.
Y la amenaza surtió efecto. Unas horas después se retiraba la propuesta de reformas. Los sindicatos del ISSS de nuevo defendieron el derecho a la salud de los sectores populares.
Perspectivas
El presidente Bukele no es invencible. No obstante su amplio respaldo popular que ha logrado sostener durante dos años en la presidencia ( ver última encuesta Gallup) , y no obstante el control que ejerce sobre las principales instituciones del Estado, incluyendo Presidencia, Asamblea Legislativa, Corte Suprema de Justicia, Fiscalía, PNC y Fuerzas Armadas, enfrenta, saborea su primera derrota política.
Como movimiento popular y social debemos de analizar esta experiencia y una de las lecciones principales es que Nuevas Ideas y el proyecto que encabeza Nayib Bukele no es un todo homogéneo, hay grietas, hay fisuras, que debemos de identificar y saber aprovechar para impulsar la lucha popular y evitar que sean los sectores conservadores al interior de Nuevas Ideas los que hegemonicen el proceso.
Y todo esto en el marco de que presenciamos el nacimiento y consolidación de un nuevo sistema político, diferente al que predominó a partir de los Acuerdos de Paz de 1992. No se basa en la tradicional negociación entre fuerzas políticas sino en el consenso nacido del monopolio de la representación democrática, que se manifiesta en este caso, en el régimen Bukele, desde una naturaleza populista y autoritaria.