El posestructuralismo es un movimiento filosófico y de la crítica literaria del siglo XX, que inició en Francia a finales de la década de los 60. Se le dice posestructuralismo porque sus teóricos quisieron refutar las concepciones estrechas del estructuralismo.
Los autores tradicionalmente posestructuralistas son Julia Kristeva, Gilles Deleuze, Jacques Derrida, Jean Baudrillard, Roland Barthes, Jürgen Habermas o Michel Foucault, entre otros.
Según el estructuralismo, la cultura humana se puede entender a través de una estructura contenida en el lenguaje (lo que daría origen a la lingüística estructural); el lenguaje no tiene que ver con la realidad externa o las ideas abstractas, sino que más bien tiene una función de mediador entre ambos extremos.
El posestructuralismo se caracterizó por criticar ampliamente al estructuralismo. Sin embargo, muchos de los autores relacionados a este movimiento han negado la existencia del concepto posestructuralista. Muchos de ellos están inspirados por la teoría de la fenomenología existencial. Esto dificulta una conceptualización del término y una unificación de las propuestas de estos autores.
Origen del posestructuralismo
El posestructuralismo surgió en Francia a finales de los años 60 del siglo XX, y se caracterizó por sus fuertes críticas al estructuralismo. Durante este período, la sociedad francesa se encontraba en un estado delicado: el gobierno estuvo a punto de ser derrocado en 1968 tras un movimiento combinado entre trabajadores y estudiantes, que luego se conoció mundialmente como el “mayo francés”.
Además, los comunistas franceses estaban dando cada vez más apoyo a las políticas opresivas de la Unión Soviética. Esto tuvo como consecuencia un aumento del descontento de los civiles contra la autoridad política, e incluso contra el mismo sistema de gobierno.
La causa principal de este descontento era una nueva búsqueda de filosofías políticas a las que el pueblo se pudiese adherir. El marxismo ortodoxo, practicado en gran parte por la Unión Soviética, dejó de ser visto con buenos ojos, y una nueva cara del marxismo occidental comenzó a ser considerado como superior.
Autores originales
Uno de los principales autores de este movimiento, Michael Foucault, aseguró que estas perspectivas tan distintas eran consecuencia de un conocimiento limitado. De hecho, las consideró una consecuencia de las críticas que se tenían de la filosofía y de la cultura del mundo occidental.
Además de Foucault, otro de los principales fundadores del posestructuralismo es Jacques Derrida. En 1966, Derrida dio una conferencia en la que aseguró que el mundo se encontraba en un estado de ruptura intelectual. Las ideas del cambio intelectual de Derrida son consideradas los primeros indicios del posestructuralismo en el mundo.
El ensayo de Derrida fue uno de los primeros textos que propuso una serie de cambios a las políticas del estructuralismo. Además, Derrida buscó generar teorías acerca de términos incluidos dentro de la filosofía estructuralista, pero que ya no eran tratados como herramientas propias de la filosofía.
El ensayo de Derrida fue enfatizado por el trabajo de Foucault a inicios de la década de los 70, cuando el posestructuralismo ya había empezado a cobrar más fuerza. Se considera que Foucault dio un sentido estratégico a las teorías del movimiento, al presentarlas mediante la estructura del cambio histórico.
A partir de estas ideas, surgieron muchos otros autores que continuaron con el movimiento posestructuralista a través de textos fieles a la nueva tendencia filosófica.
Características del posestructuralismo
Concepto de “yo”
Para los autores del posestructuralismo, el concepto del “yo”, visto como una entidad coherente, no es más que una ficción creada por las personas. Este movimiento sostiene que un individuo está compuesto por una serie de conocimientos y contradicciones, que no representan a un “yo”, sino a una agrupación de características, como el género o su trabajo.
Para que una persona pueda comprender en su totalidad una obra literaria, por ejemplo, debe entender cómo esta obra se relaciona con su propio concepto de “yo”. Es decir, es crucial entender cómo una persona se ve a sí misma dentro del ambiente literario que quiera estudiar.
Esto se debe a que la percepción propia juega un rol crucial en la interpretación del significado. Sin embargo, la percepción del “yo” varía dependiendo del autor al que se estudie, pero casi todos están de acuerdo en que esta entidad está constituida a partir de discursos subjetivos.
La percepción personal
Para el posestructuralismo, el significado que un autor haya querido dar a su texto es secundario; lo primario siempre será la interpretación que dé cada persona al texto, desde su propio punto de vista.
Las ideas posestructuralistas no concuerdan con aquellos que dicen que un texto tiene un solo significado, ni una sola idea principal. Para estos filósofos, cada lector da su propio significado a un texto, partiendo de la interpretación que tenga en relación con la información que lee.
Esta percepción no solo se limita al contexto literario. En el posestructuralismo, la percepción juega un rol crucial en el desarrollo de la vida de cada individuo. Si una persona percibe un signo, lo asimila e interpreta de una manera particular.
Los signos, símbolos y señales no tienen un significado único, sino que poseen varios significados, los cuales son dados por cada persona que los interpreta. El significado no es más que el entendimiento que construye un individuo acerca de un estímulo. Por esto, es imposible que un estímulo tenga un solo significado, pues será diferente para cada individuo.
Capacidad multifacética
Un crítico posestructuralista debe contar con la capacidad de analizar un texto desde diferentes perspectivas, de modo que se puedan crear diversas interpretaciones acerca de este. No es importante si las interpretaciones no concuerden entre sí; lo importante es que sea posible analizar un texto (signo, o símbolo) de diferentes maneras.
Es importante analizar la manera en que las interpretaciones de un texto pueden cambiar, de acuerdo a una serie de distintas variables. Las variables suelen ser factores que afectan la identidad del lector. Estos pueden incluir la percepción que tenga de su ser, o muchos otros factores que afecten su personalidad.
Descentralización del autor
Cuando un posestructuralista va a analizar un texto, es necesario que se ignore por completo la identidad del autor. Esto significa que el autor pasa a un plano secundario, pero tal acción no afecta la identidad del mismo, sino más bien la del texto.
Es decir, cuando se deja a un lado la identidad del autor al momento de analizar el texto, el texto cambia de significado de manera parcial o casi total. Esto se debe a que el autor en sí ya no influye en lo leído, sino que el lector es el que pasa a ser el foco central de la interpretación.
Cuando un autor pasa a un segundo plano, el lector debe utilizar otras fuentes como base para interpretar el texto. Por ejemplo, las normas culturales de la sociedad u otras obras literarias pueden ser herramientas válidas para interpretar un texto según la visión posestructuralista.
Sin embargo, como estas fuentes externas no son autoritarias sino más bien arbitrarias, los resultados de la interpretación suelen no ser consistentes. Esto quiere decir que pueden arrojar interpretaciones distintas, aunque se utilice la misma base de análisis en repetidas ocasiones.
Teoría deconstructiva
Una de las principales teorías que gira en torno al posestructuralismo es la construcción de textos mediante el uso de conceptos binarios. Un concepto binario hace referencia a dos conceptos “opuestos”.
Según la teoría estructuralista, un texto está construido por estos conceptos, los cuales se ubican de manera jerárquica dentro de su estructura. Este tipo de sistemas binarios pueden referirse a conceptos tales como el hombre y la mujer, o simplemente ideas enfrentadas, como lo racional y lo emocional.
Para el posestructuralismo no existe una jerarquía entre estos conceptos. Es decir, no existe una igualdad basada en las cualidades de cada concepto. En cambio, analiza las relaciones que tienen estos conceptos binarios para entender su correlación.
La manera de lograr esto es mediante una “deconstrucción” del significado de cada concepto. Al analizarlos en profundidad, es posible entender cuáles son las características que dan la ilusión de un solo significado a cada concepto. Al interpretarlo, es posible entender qué herramientas textuales usa cada persona para dar una identidad propia a cada texto o a cada símbolo.
El estructuralismo y el posestructuralismo
El posestructuralismo puede ser entendido, en pocas palabras, como un conjunto de críticas filosóficas a la teoría estructuralista. El estructuralismo había sido un movimiento de gran tradición en Francia, sobre todo en las décadas de 1950 y 1960.
El estructuralismo analizaba las estructuras que tienen ciertos bienes culturales, como los textos, para ser interpretados mediante la lingüística, la antropología o la psicología. Básicamente, el estructuralismo parte de la noción de que todo texto está englobado dentro de una estructura, la cual es seguida uniformemente. Por esto, muchos estructuralistas incorporaban su trabajo a otros trabajos ya existentes. Las posturas del posestructuralismo critican la noción estructural de su anterior contraparte, viendo los textos como herramientas usadas por los lectores para ser interpretadas de manera libre por cada uno.
De hecho, los conceptos del posestructuralismo están derivados en su totalidad de las críticas al concepto de las estructuras. El estructuralismo ve el estudio de las estructuras como una condición cultural, por lo que está sujeto a una serie de malinterpretaciones que pueden arrojar resultados negativos.
Por tanto, el posestructuralismo estudia los sistemas de conocimiento que rodean a un objeto, junto al objeto en sí, para tener una noción completa de su capacidad interpretativa.
Representantes del posestructuralismo y sus ideas
Jacques Derrida (1930-2004)
Derrida fue un filósofo francés cuyos aportes son considerados como unos de los principales factores del inicio del movimiento posestructuralista. Entre sus acciones más destacadas como profesional, analizó y criticó la naturaleza del lenguaje, la escritura y las interpretaciones del significado en el ámbito de la filosofía occidental.
Sus aportes fueron muy controversiales para la época, pero al mismo tiempo influenciaron ampliamente a una gran parte de la comunidad intelectual del planeta a lo largo de todo el siglo XX.
Jean Baudrillard (1929-2007)
El teórico francés Jean Baudrillard fue una de las figuras intelectuales más influyentes de la Edad Moderna. Su trabajo combinó una serie de campos, entre los que destaca la filosofía, la teoría social y la metafísica representativa de diversos fenómenos de su época.
Baudrillard negó al “yo” como elemento fundamental en el cambio social, apoyando las ideas posestructuralistas y estructuralistas que iban contra las creencias francesas de pensadores como Kant, Sartre y René Descartes.
Fue un autor extremadamente prolífico, pues a lo largo de toda su vida publicó más de 30 libros de gran repercusión, abordando temas sociales y filosóficos de notable relevancia para la época.
Michel Foucault (1926-1984)
Foucault fue un filósofo francés, además de constituirse en una de las figuras intelectuales más controversiales que tuvo el mundo en la época posterior a la Segunda Guerra Mundial.
Foucault no buscó responder las preguntas tradicionales de la filosofía, tales como quiénes son los humanos y por qué existen. En cambio, interpretó estas preguntas para examinarlas críticamente y comprender qué tipo de respuestas inspiraban a las personas. Las respuestas obtenidas con base en el entendimiento de estas preguntas fueron su crítica primordial en el ámbito filosófico. Fue uno de los grandes exponentes del posestructuralismo en el mundo, aunque le llevó la contraria a ideas bien establecidas en la época. Esto hizo que fuese criticado por intelectuales a nivel mundial y, particularmente, en el mundo occidental.
Judith Butler (1956)
Judith Butler es una filósofa norteamericana cuyos aportes a la disciplina son considerados como de los más influyentes del siglo XX y del presente.
Butler definió al posestructuralismo de manera similar a otros autores de renombre, como Derrida y Foucault. Habló sobre la complejidad de los sistemas binarios de conceptos, y explicó la ambigüedad que existe en el campo de la lingüística en lo que respecta a la interpretación de textos.
Sus ideas no solo revolucionaron el feminismo a nivel mundial, sino que reforzaron el pensamiento posestructuralista ya establecido a finales del siglo XX.
Roland Barthes (1915-1980)
Barthes fue un filósofo y semiólogo francés cuyo trabajo se enfocó en la crítica literaria, los signos y los símbolos, la lingüística, la filosofía del lenguaje, y estuvo profundamente influenciado por las dos últimas disciplinas a la hora de analizar imágenes (específicamente la fotografía). Su obra ha sido fundamental para otras disciplinas, como la semiología y la semiótica.
Julia Kristeva (1941)
Kristeva es una filósofa, psicoanalista, escritora y teórica literaria francesa de origen búlgaro. Su obra se enmarca dentro de la crítica al estructuralismo, con una gran influencia de Barthes, Claude Lévi-Strauss, Sigmund Freud, Foucault y especialmente Jacques Lacan.
Para ella era fundamental acometer el análisis de aquello supuestamente no analizable, es decir, todo aquello en la órbita de lo individual que es difícil de expresar. Se interesó por la naturaleza del lenguaje poético, al que ve como un elemento dinámico y transgresor.