Teorías marxistas de las clases sociales
Marcos Jesús García
INTRODUCCIÓN
Con el presente trabajo de tesis buscaremos indagar en el tema de las clases sociales al interior de la sociología crítica, siendo el objetivo general del mismo realizar un estudio comparativo entre las principales teorías marxistas de las clases sociales por intermedio de sus autores más representativos.
Este objetivo general queda desagregado en una serie de objetivos específicos: reconocer y desarrollar los conceptos principales de cada una de estas teorías, identificar los criterios utilizados para delimitar las clases sociales por cada una de ellas, reconocer las distintas morfologías y lecturas de la estructura social que de allí se desprenden, sin perder nunca de vista, que es un propósito insoslayable de nuestra labor esclarecer y sistematizar los principales conceptos de cada corriente teórica al interior del marxismo para otorgar herramientas que puedan utilizarse en futuros análisis a nivel de formación social o coyuntura.
Dentro de la tradición marxista, los conceptos de clase, estructura de clases y lucha de clases tienen una presencia e importancia superlativa. Sin embargo, el avance del neoliberalismo y la caída de los socialismos “reales” repercutieron sobre la práctica
teórica de las ciencias sociales, lo que contribuyó al abandono de problemáticas
emblemáticas propias del marxismo, relacionadas, por tanto, con la sociología crítica.
Esto determinó que diversos intelectuales sostuvieran la superación definitiva de la
explicación “clasista” de la sociedad, dada la aparición de una realidad supuestamente
más “compleja” que debía ser explicada con nuevos conceptos.
Surgieron, de este modo, multitud de enfoques que hacían hincapié en la constitución de “nuevos sujetos” como ejes para el análisis de la realidad social. Ante estos embates, respondemos que las denominadas identidades blandas (de género, de raza, generacionales, religiosas, etc.) no sustituyen a las viejas identidades (de clase, nacionales) sino que coexisten con las primeras y sin perder su especificidad están atravesadas por la división de la sociedad en clases.
Es más, en las sociedades capitalistas, las desigualdades clasistas tienen predominio sobre cualquier otra ya que en su límite el capitalismo podría llegar a admitir la absoluta igualdad social en lo referente a la raza, a la lengua, a la religión o al género, pero de ninguna manera podría hacer lo propio con las clases sociales. La igualación de las clases sociales, que conllevaría su eliminación, es lógicamente imposible bajo el capitalismo.
Por ello mismo para las ideologías teóricas defensoras del statu-quo burgués siempre fue un tema tabú o un problema al que había que restarle importancia; sólo la mayor influencia del marxismo en la sociología que devino luego de la segunda guerra mundial las obligó, en ciertos momentos, a ocuparse de problemas relacionados con la estructura social, y a reconocer la pertinencia de algunos conceptos de origen marxista.
Pero a causa de la crisis del marxismo, directamente relacionada con los sucesos históricos antedichos, pierden relevancia dentro del discurso sociológico conceptos como los de clase, trabajo manual e intelectual, ideología, aparato y poder de estado, para verse desplazados por nuevas nociones (sociedad civil, pobreza, exclusión social, vulnerabilidad, nuevos movimientos sociales, etc.) que pretenden explicar la realidad de las sociedades capitalistas, pero que no cuestionan y ocultan las bases sobre las que funciona el sistema social hoy predominante que son la explotación y la dominación de clase.
Es por ello que, ante ese desplazamiento que ha sufrido el concepto de clases en la sociología actual, sostenemos que el análisis en términos de clases sociales mantiene plena vigencia. Para que esto dejara de ser así, debería desaparecer la separación entre los trabajadores directos y los medios de producción, y eso está lejos de haber sucedido en el capitalismo, bajo el cual siguen existiendo relaciones de explotación económica y de dominación político-ideológica.
Aunque no negamos que las clases sociales y sus fracciones hayan sufrido transformaciones importantes en las últimas décadas, no por ello el concepto de clases ha sido superado en su eficacia en el ámbito teórico, ni han desaparecido las condiciones objetivas que hacen necesaria su utilización.
Como consecuencia, toda explicación de las formaciones sociales capitalistas que pretenda ser científica debe apelar a su uso, ya que no se puede explicar adecuadamente el empobrecimiento masivo, el desempleo, la desindustrialización o cualquier otro fenómeno económico o superestructural del capitalismo actual sin recurrir a conceptos como clases, lucha de clases y las correlaciones de fuerzas entre las mismas.
Ante este olvido “intelectual”, que obedece a aspectos políticos e ideológicos, trataremos de realizar un pequeño aporte para recuperar el uso del concepto de clase como eje central para el análisis de cualquier aspecto de una formación social concreta, al sistematizar y comparar algunas de las teorías de las clases sociales que existen al interior de la sociología crítica.
Por otro lado, al ser esta una investigación básica o teórica, la metodología adoptada para llevarla adelante será acorde al carácter teórico de la investigación, basándose fundamentalmente en la lectura y análisis de los textos de Poulantzas, Wright, Lukács y Thompson, como así también los de algunos de sus intérpretes y seguidores.
Pero dicha lectura no será literal o lineal, sino una lectura que desconfíe de lo manifiesto y lo explícito, y se proponga indagar en la lógica interna “no confesada” de los discursos, con el objetivo de descubrir los problemas que le están prohibidos, los que sólo pueden ser planteados en forma parcial, y los que predominan y los vertebran.
Lo que se denomina una lectura sintomática, que nos va a permitir establecer la posición relativa de un discurso dado respecto a otros discursos, al poner en evidencia la
problemática dominante del mismo. A su vez, con problemática hacemos referencia al
núcleo de problemas y preguntas que atraviesan, confieren unidad y coherencia a una
determinada formación teórica.
Considerando limitaciones obvias de tiempo y extensión, no se estudiarán a
todos los autores adscriptos a una problemática, sino que sólo se analizará a aquél que
ha realizado la elaboración teórica más completa por esa línea. O sea, se tomará al autor más avanzado teniendo en cuenta al tiempo epistemológico, y no al tiempo cronológico.
Es así que supondremos, a manera de hipótesis de investigación, que coexisten
al menos tres líneas de pensamiento en el seno de la teoría marxista contemporánea de
las clases: en primer lugar, la que hunde sus raíces en el estructuralismo o antihumanismo marxista que basa sus análisis en la problemática y los conceptos
desarrollados por el Marx maduro; en segundo término, el marxismo analítico, que es
aquella corriente crítica emparentada con el empirismo filosófico que se ha preocupado
con especial interés en la reformulación de las categorías marxistas a partir de los datos
obtenidos por la investigación empírica; y para finalizar los planteos que se inscriben
dentro del idealismo o humanismo teórico, cuyo rasgo distintivo es otorgar primacía a la consciencia en su definición de las clases.
Por el antihumanismo se estudiarán los escritos de Nicos Poulantzas (1936-
1979), para profundizar en la problemática analítica analizaremos la obra de Erik Olin
Wright (1947-…), y en lo que atañe al humanismo marxista recurriremos a una
selección de textos de György Lukács (1885-1971) y Edward Palmer Thompson (1924-
1993).
Antes de adentrarse por completo en el análisis y sistematización de estos autores, con el fin de introducirnos en tema comenzaremos por hacer un breve repaso cronológico de los cambios en el contenido y en el uso del concepto de clases en las obras del fundador del materialismo histórico y de la llamada sociología crítica: Karl Marx. Seguidamente se expondrán una serie de conceptos característicos de las teorías marxistas de las clases, con la intención de que sirvan de base para la comprensión y la comparación de los autores estudiados.
A continuación pasaremos a examinar los postulados principales de cada uno de
los teóricos escogidos de acuerdo a los procedimientos metodológicos prescriptos.
Comenzando con el análisis de los escritos de Nicos Poulantzas, debido a que se
considera, a priori, a su obra sobre las clases sociales como el intento más completo y
riguroso de dar respuesta al tema que nos ocupa al interior del marxismo; exponiendo
por ello a continuación los otros autores, con el propósito de contrastarlos y compararlos con el enfoque poulantziano, buscando de ese modo dejar en evidencia las diferencias y los aportes de los otros teóricos marxistas a la luz del prisma de los conceptos y argumentaciones elaboradas por Poulantzas. Esta afirmación no sólo es una apreciación personal, sino que es reconocida incluso por el propio Erik Olin Wright, que desarrolla su teoría con el fin de superar, según sus propias palabras, los conceptos del “intento más directo y sistemático de comprensión de los criterios marxistas sobre las clases en la sociedad capitalista”, lugar que corresponde, según él, a la obra del intelectual greco-francés.
De esta manera, en el capítulo dos a partir de la lectura de las obras de Poulantzas en las que alude a la temática de las clases sociales como son Poder Político y clases sociales en el Estado capitalista (1968), Fascismo y dictadura (1970), Las clases sociales en el capitalismo actual (1976) entre otras, se tratará de sistematizar las contribuciones más importantes de este sociólogo y politólogo griego a la cuestión.
Buscando dilucidar qué entiende el autor por clase obrera, pequeña burguesía y burguesía, recibiendo, en este punto, especial atención los criterios que utiliza para delimitar sus fronteras. También se explicarán las diferenciaciones que observa al interior de las clases y se desarrollarán algunos conceptos útiles para el análisis político de coyunturas.
En el capítulo tres será el turno de adentrarse en los trabajos de Erik Olin Wright, distinguiendo dos etapas en su trayectoria intelectual: una primera, en la que a partir de la crítica a Poulantzas, en particular al exiguo volumen cuantitativo de la clase obrera que resulta al trasladar sus afirmaciones a la empiria, busca desarrollar conceptos que resuelvan estas “supuestas” dificultades; y otra posterior en la que rompe con todo residuo poulantziano al incorporar elementos más claramente afines al marxismo analítico, a causa de las influencias recibidas de John Roemer.
Clase, Crisis y Estado (1978) es el libro en el que quedan plasmadas sus primeras ideas relativas al tema, y Clases (1984) es la obra en la que elabora sus más recientes aportes a la problemática, incorporando, allí, un “remozado” concepto de explotación que resulta ser el eje central de sus argumentaciones.
La contribución más original de su primera etapa es el concepto de situaciones
contradictorias de clase. Mientras que en la segunda delimita las clases en función de la
propiedad o no de ciertos bienes o cualificaciones, criterio que es justificado por la
apelación permanente a distintos tipos de explotación, que determinan la distribución
desigual de bienes entre los miembros de una sociedad.
Prosiguiendo con nuestra investigación, en el capítulo correspondiente al humanismo teórico le dedicaremos un espacio privilegiado a las conceptualizaciones sobre la consciencia de clase. De allí que a través de la lectura de Historia y Consciencia de clase (1923) y algunas otras obras menores del legado intelectual lukácsiano desmenuzaremos su concepción de la clase como totalidad concreta, sin dejar de analizar, por supuesto, otros problemas relacionadas con las clases sociales, como pueden ser su concepción del partido de la clase obrera y de la revolución socialista.
Al ser las aportaciones del filósofo húngaro algo escasas y por demás abstractas,
dificultándose, de este modo, la recuperación de sus textos para el análisis en ciencias
sociales, se tratará de completar la exposición del enfoque propio del humanismo marxista, a través del estudio de algunos pasajes de la obra del historiador inglés Edward Palmer Thompson, en particular su libro más renombrado: La formación de la clase obrera en Inglaterra (1963).
Este autor otorga también un lugar muy importante a la consciencia de clase, postulando, además, que la clase es una autoconstrucción histórica en la cual la acción y las decisiones de los sujetos tienen incidencia para definir sus límites.
Finalmente nuestra labor terminará con la exposición de las conclusiones personales a las que se ha arribado.
CAPÍTULO 1
LAS CLASES SOCIALES EN MARX
Tanto las clases, las relaciones de clase y la lucha de clases son conceptos fundamentales en la obra de Marx. Estos conceptos tienen una importancia central en
los análisis y escritos del fundador del materialismo histórico. En cuanto al tema de las
clases, que es el que aquí más nos interesa, Marx murió justo antes de poder redactar el
capítulo de El Capital dedicado a la conceptualización de las mismas, dejándolo inconcluso. Así, es como si el azar se hubiere empeñado en impedir que un tema central
para el desarrollo de las ciencias sociales y para la comprensión del materialismo
histórico fuera esclarecido.
Por ello aquí nos propondremos tratar de hacer una reconstrucción del concepto de clases en la obra de Marx, en función de sus escritos sobre el tema, buscando a partir de sus dichos y sus silencios echar luz sobre un tema tan controversial para los autores que se reconocen como parte de la sociología crítica; inquiriendo a partir de la lectura de sus obras cómo se fueron desarrollando las ideas de Marx sobre las clases, tratando de dilucidar las nociones que subyacen a los distintos textos del autor.
Marx escribió sobre las clases y la lucha de clases en cada uno de los principales momentos de su obra. Estos textos tienen diferente alcance y propósitos, cuestión que se
vincula al nivel de abstracción de cada uno de ellos. Sin embargo no existe un ámbito
diferenciado donde podamos encontrar una teoría de las clases1, ayudando lo anterior a
que en la tradición marxista posterior hayan surgido interpretaciones múltiples y
muchas veces incompatibles sobre el tema en cuestión.
La existencia de clases o de la lucha de clases no fue descubierta por Marx, él mismo lo reconoce en una carta a J. Weydemeyer fechada el 5 de marzo de 1852:
“Mucho antes que yo, algunos historiadores burgueses habían expuesto ya el desarrollo histórico de esta lucha de clases y algunos economistas burgueses la anatomía de éstas. Lo que yo he aportado de nuevo ha sido demostrar: 1)- que la
1 HALL, Stuart; “Lo político y lo económico en la teoría marxista de las clases” en ALLEN, Vic, GARDINER, Jean, HALL, Stuart y otros.; Clases y estructura de clases; pág. 17.
existencia de las clases sólo va unida a determinadas fases históricas del desarrollo de
la producción; 2)- que la lucha de clases conduce, necesariamente a la dictadura del
proletariado; 3)- que esta misma dictadura no es de por sí más que el tránsito hacia la
abolición de todas las clases y hacia una sociedad sin clases2…”
Entonces podemos decir que el punto de partida del marxismo para elaborar por
primera vez una explicación científica de la estructura de clases, es el punto de llegada
de los economistas e historiadores burgueses. A partir de aquí el concepto de clase no
sólo adquiere una dimensión científica sino también es la base para la explicación de la
sociedad y de la historia.
En toda su obra Marx pone en relación al concepto de clase con el concepto de
modo de producción ligando así a las clases con determinadas fases del desarrollo
histórico; nunca las estudia en el vacío sino que las relaciona con determinadas
condiciones histórico- sociales, o sea están insertas en un modo de producción
específico. Las clases no son eternas sino que están asociadas a sociedades en donde
exista propiedad privada de los medios de producción.
Las clases son espacios objetivos en los que se distribuyen los agentes fundamentalmente por la forma específica en que se relacionan con los medios de producción. Esta relación específica puede ser una relación de propiedad o no propiedad de los medios de producción. Estas relaciones de los hombres con los medios de producción implican, por este rodeo, una serie de relaciones de los hombres entre ellos, y cada una de las posiciones que así se van definiendo determinan relaciones antagónicas con otras posiciones. Es así, que cada clase constituye un lugar cualitativamente diferente, constituido en oposición a otras clases. Para el marxismo las clases no existen por sí mismas sino que se definen por las relaciones que se establecen entre ellas, lo que significa que es la lucha de clases la que determina la existencia de las clases3.
2 Carta de Marx a Weydemeyer del 5 de marzo de 1852 en MARX, Karl y ENGELS, Friedrich; Correspondencia; pág. 56.
3 DUEK, María Celia y INDA, Graciela; ¿Desembarazarse de Marx?; Revista Conflicto Social; Año 2; Nº 1; pág. 39.
En resumen, se podrá decir que la división de la sociedad en clases implica la existencia de lugares objetivos en el proceso de producción y en la división social del trabajo. Como lo expresa en El Capital:
“Aquí nos referimos a las personas en cuanto personificación de categorías
económicas, como representantes de determinados intereses y relaciones de clase.4”
Marx ignora el elemento subjetivo para definir las clases, dejando de lado –por lo menos en principio- a nociones como la opinión y la conciencia para definirlas. También termina con la idea de que las clases es un conjunto de individuos; como escribe en los Grundisse:
“La sociedad no es simplemente un agregado de individuos; es la suma de las
relaciones que los individuos mantienen entre sí.5”
Reconoce siempre dos clases antagónicas básicas en cada uno de los modos de
producción, pero al trasladarse a sus análisis de coyunturas vemos que en una sociedad
dada supone la existencia de numerosas clases y fracciones de clases que son reminiscencias de formas de producción anteriores u esbozos de otras futuras. También
reconoce a las llamadas clases de transición que son producto de la abolición de
determinadas relaciones sociales de producción pero que el desarrollo tendencial de las
nuevas relaciones sociales trae consigo su paulatina extinción claro ejemplo de esto es
la pequeña burguesía agraria.
La existencia y funcionamiento de estas clases se encuentra subordinada al modo
de producción dominante propio de cada formación social concreta. Esto produce que la
fisonomía y el funcionamiento de dichas clases se encuentren “deformadas” por la
acción del modo de producción que es dominante.
4 MARX, Karl; El Capital. Tomo I; pág. XV.
5 MARX, Karl citado por HALL, Stuart; “Lo “político” y lo “económico” en la teoría marxista de las clases” en ALLEN, Vic, GARDINER, Jean, HALL, Stuart y otros; Clases y estructura de clases; pág. 30.
1.1 Desarrollo cronológico del concepto de clases en la obra de Marx
En cada uno de los períodos y de las obras de Marx el concepto de clases fue tratado con distintos matices y acentuaciones diferentes que en este apartado buscaremos poner en evidencia.
Es así que los diversos autores marxistas posteriores apoyándose en una u otras obras de Marx han realizado lecturas disímiles sobre las clases sociales en la sociedad capitalista.
En sus Obras de Juventud la problemática filosófica es predominante, apareciendo el concepto de clase social por primera vez en la Contribución a la crítica de la filosofía del derecho de Hegel (1844) donde deja atrás la noción de sociedad civil que caracterizaba al análisis propio de la Crítica de la Filosofía del Estado de Hegel (1842)6.
En estas primeras obras la temática de la alienación es todavía central siendo el proletariado aquella clase social que por la miseria que sufre en la sociedad capitalista está destinada a restituir a las personas su integridad humana. Esto está expresado por Marx y Engels en La Sagrada Familia (1845) en los siguientes términos:
“[…] La primera (la burguesía) se complace de su situación, sintiéndose solidamente
establecida en ella […]; la segunda (el proletariado), al contrario, se siente aniquilada
en esta enajenación de su esencia, ve en ella su impotencia y la realización de una
existencia inhumana. En el cuadro de la antinomia los propietarios privados forman,
pues, el partido conservador y los proletarios, el partido destructor. Los primeros
trabajan por el mantenimiento de la antinomia; los segundos por su aniquilamiento.7”
En una obra bisagra de su trayectoria intelectual como es La Ideología Alemana
de 1845 señala que la división de la sociedad en clases descansa en la división del
trabajo y en la propiedad de los instrumentos de producción.
Aquí también supone que la clase es autónoma de los individuos, con una dinámica propia que tiene tendencia a dominar a sus miembros. Les asigna a los individuos su posición social y todo su desarrollo personal se encuentra así subordinado por esa situación de clase.
6 GURVITCH, Georges; El concepto de clases sociales; pág. 29.
7 ENGELS, Friedrich y MARX, Karl; La Sagrada Familia; pág.61.
En este texto el proletariado es una clase que posee una misión histórica, es la
única clase que para liberarse a sí misma de la opresión de la burguesía debe a su vez
liberar a toda la humanidad de la sociedad de clases. La ideología de la clase dominante le oculta al proletariado su misión histórica, así le impide la defensa de sus verdaderos intereses al obstaculizarle una lectura apropiada de la realidad social, e imponerle una visión que asegure la armonía social en una sociedad caracterizada por la dominación y la explotación de clase8.
En estos primeros textos ya vislumbramos una concepción marxista de las clases
sociales en la cuál la división de la sociedad en clases no está fundada ni en la riqueza ni
en las profesiones sino sobre condiciones económicas independientes de la voluntad de
los individuos.
En Miseria de la Filosofía, publicada en 1847, es en donde más claramente postula la distinción entre “clase en sí” y “clase para sí” que ha tenido amplia influencia
en varios autores marxistas posteriores, sobre todo en aquellos de filiación humanista.
La “clase en sí” es la clase que existe como una realidad histórica, determinada a nivel
económico por la relación de sus agentes con los medios de producción; pero la clase
sólo se constituye definitivamente en el nivel político cuando adquiere conciencia de sus intereses objetivos y capacidad para actuar para la consecución de los mismos.
Es así que el proletariado desarrolla en el curso del desenvolvimiento capitalista una
conciencia autónoma que lo hace políticamente independiente de las otras clases y le
permite alcanzar una conciencia revolucionaria de clase acorde a su determinación
económica objetiva. En palabras del propio Karl Marx:
“Las condiciones económicas transformaron primero a la masa de la población del
país en trabajadores. La dominación del capital ha creado a esta masa una situación
común, intereses comunes. Así, pues, esta masa es ya una clase con respecto al capital,
pero aún no es una clase para sí. En la lucha, de la que no hemos señalado más que
algunas fases, esta masa se une, se constituye como clase para sí. Los intereses que
8 GURVITCH; Op.Cit.; págs. 31-32.
defiende se convierten en intereses de clase. Pero la lucha de clase contra clase es una
lucha política9.”
Así el proletariado a lo largo del desarrollo del proceso histórico se transforma
de clase en sí en clase para sí. El sujeto de este proceso es el proletariado mismo y las
organizaciones políticas de la clase –siendo el partido la organización política
revolucionaria por excelencia- son su producto, expresión del nivel alcanzado por la
clase en cuanto a su conciencia y su lucha.
En el primer momento cuando el proletariado es todavía una “clase en sí” no es
consciente de sus intereses y suele conformarse con pequeñas reformas o con mejoras
económicas que no alteran el statu quo burgués; en cambio cuando el proletariado se
constituye como “clase para sí” se hace consciente de su situación de clase y busca
organizarse políticamente para la subversión del orden social.
Posteriormente escribe junto con Engels el Manifiesto Comunista en 1848 con el
propósito de ser un detonante revolucionario, en función de ello deben entenderse la
mayoría de las simplificaciones en él presentes10.
En primer término se supone una simplificación de la estructura y de los antagonismos de clase que con el desarrollo del capitalismo se polarizarían en dos campos antagónicos: la burguesía y el proletariado, que son las dos grandes clases que distinguen a la sociedad capitalista, la primera formada por los propietarios y controladores de los medios materiales de producción y la segunda formada por los que sólo poseen su fuerza de trabajo y se ven obligados a venderla para poder sobrevivir.
Todo el desarrollo histórico del capitalismo supone la extinción de las otras clases y el
aglutinamiento de los agentes sociales en alguno de estos dos polos antagónicos. El
desarrollo capitalista impulsa a las fracciones y clases intermedias hacia las filas de la
clase obrera, esto se debe a que en su disputa con el gran capital salen derrotadas lo que
lleva a la proletarización de gran parte de las mismas y a la concentración cada vez
mayor del capital. En cuanto a su conciencia de clase, afirma que estas fracciones de las
clases medias (el tendero, el campesino, etc.) son reaccionarias ya que “intentan volver
9 MARX, Karl; Miseria de la filosofía; pág. 120.
10 HALL; Op.Cit. ; pág. 23.
atrás la rueda de la historia”, o sea paralizar o hacer retroceder al desarrollo capitalista;
sólo se vuelven revolucionarias ante la inminencia de su proletarización.
Aquí aporta la ley que gobierna el desarrollo histórico al describir la historia
humana como la historia de la lucha de clases; según esta premisa todas las luchas
históricas, ya sean políticas, religiosas o filosóficas no son más que la expresión más o
menos clara de las luchas entre las clases sociales. Marx lo expresa del siguiente modo:
“La historia de todas las sociedades que han existido hasta nuestros días es la historia
de la lucha de clases. Hombres libres y esclavos, patricios y plebeyos, señores y
siervos, maestros y aprendices, en una palabra: opresores y oprimidos se enfrentaron
siempre, mantuvieron una lucha constante, velada una veces y otras franca y abierta;
lucha que terminó siempre con la transformación revolucionaria de toda la sociedad o
el hundimientos de las clases beligerantes11.”
En el período histórico en donde domina el régimen capitalista de producción llega a la conclusión que la única clase verdaderamente revolucionaria es el proletariado; justificando esta afirmación en función de la posición objetiva que tiene la clase obrera en el proceso de producción cuyas principales características son: la desposesión de los medios de producción y la explotación de su fuerza de trabajo.
Mientras la lucha de clases sería el motor de la historia, el proletariado es el sujeto del
cambio histórico bajo el capitalismo.
A su vez, en un trabajo referido a la economía, algo anterior a sus obras de análisis de coyuntura política, Marx nos da las claves para entender porque burguesía y proletariado poseen intereses diametralmente opuestos. Es así, que en Trabajo asalariado y capital (1849) afirma:
“¿Cuál es la ley general que rige el alza y la baja del salario y de la ganancia, en sus
relaciones mutuas? Se hallan en razón inversa. La parte que se apropia el capital, la ganancia, aumenta en la misma proporción en que disminuye la parte que le toca al
obrero, el salario, y viceversa12”
11 ENGELS, Friedrich y MARX, Karl; El Manifiesto Comunista; pág.24.
12 MARX, Karl; Trabajo asalariado y capital, en Obras Escogidas; pág. 169.
En los ensayos subsiguientes, el autor abandona la forma propia de exposición
del manifiesto político (típica del Manifiesto Comunista) y adopta formas características
de textos de reflexión y clarificación teóricas, también escribe algunos textos que son
análisis de situaciones concretas forjados en momentos de derrota de los sucesos
revolucionarios de la Europa del 48´. Estos últimos son los casos de Las luchas de
clases en Francia y del 18 Brumario de Luis Bonaparte, obras que datan de 1850 y
1852 respectivamente.
En estos trabajos realiza un análisis histórico de determinadas coyunturas políticas distinguiendo en la formación social concreta de la Francia decimonónica numerosas clases y fracciones de clases, diferenciándose así del modelo simplificado que predomina en el Manifiesto Comunista, que es de mayor nivel de abstracción, propio del estudio del modo de producción capitalista “puro” en donde sólo hay dos clases antagónicas.
El 18 Brumario es un texto que realiza un análisis político materialista no reduccionista de una determinada coyuntura. Al considerar la autonomía relativa del nivel político respecto de lo económico supone una ruptura con cualquier análisis anclado en el “economicismo”.
En el 18 Brumario Marx hace un avance de primer orden al considerar que no hay clases totales. El proletariado es la clase que más frecuentemente trata como un bloque pero distingue fracciones entre la burguesía –la divide en fracciones según sea el
origen de su capital industrial, comercial, bancario o agrario-, al lumpenproletariado y a
la pequeña burguesía, destacando en esta su posición política ambivalente entre las dos
clases dominantes del modo de producción capitalista.
Ninguna de estas fracciones de clase actúa aisladamente en el escenario político
sino que acuña el concepto de alianzas de clase para señalar las formas en que las clases
se articulan en el nivel de lo político.
Así va realizando un análisis pormenorizado sobre la formación de alianzas complejas, basadas en fracciones de clases, sus contradicciones internas y las formas ideológicas en que aparecen esos intereses en cada uno de los momentos coyunturales de los sucesos revolucionarios que prosiguen a la Francia del 48´.
Es a partir de lo expuesto en este pequeño libro desde donde podemos empezar a
pensar la autonomía relativa de cada uno de los niveles –económico, político, ideológico, jurídico, etc.-. En función de esto se podrá entender a las clases como constituidas en forma compleja e “independiente” en cada una de las estructuras regionales de una formación social concreta13.
También, en este texto al referirse a la situación de los campesinos parcelarios, realiza una de las afirmaciones a las que más suelen apelar las interpretaciones más hegelianizadas dentro del marxismo.
“En la medida en que millones de familias viven bajo condiciones económicas de
existencia que las distinguen por su modo de vivir, sus intereses y su cultura, de otras
clases, y las oponen a éstas de un modo hostil, aquellas forman una clase. Por cuanto
existe entre los campesinos parcelarios una articulación puramente local y la identidad
de sus intereses no engendra entre ellos ninguna comunidad, ninguna unión nacional y
ninguna organización política, no forman una clase14”
En 1859 Marx escribe la Contribución a la crítica de la economía política, de su
célebre prólogo pueden deducirse dos concepciones diferentes respecto al desarrollo de
la conciencia de clase según se haga énfasis en una u otra parte del escrito: puede
deducirse que cada clase desarrolla su propia conciencia dependiendo de sus
condiciones materiales de vida o puede extraerse la conclusión de que la clase
dominante tiene la capacidad de generar una ideología dominante, o sea impone a la
clase oprimida opiniones que entran en contradicción con los intereses objetivos que se
desprenden de su situación de clase, de lo que resulta que los miembros de la misma
posean una “falsa conciencia”15.
Es en El Capital, libro en donde en sus tres tomos publicados con años de distancia Marx expone su concepción última sobre el funcionamiento y dinámica de la sociedad capitalista, luego de una vida dedicada al estudio de la misma, donde se pueden encontrar pasajes sumamente interesantes sobre el tema de las clases.
Es en esta obra donde Marx señala que la clase burguesa sólo puede existir a partir de la explotación que ejerce sobre la clase obrera a través de la extracción de plusvalía. El plusvalor se añade al producto durante el proceso productivo dando origen a un excedente del que se apodera el dueño de los medios de producción, el capitalista, o sea la clase burguesa en su conjunto.
13 HALL; Op.Cit.; pág. 62-63.
14 MARX, Karl; El 18 Brumario de Luis Bonaparte; pág. 145.
15 CROMPTON, Rosemary; Clase y estratificación; pág. 45.
También reconoce el papel fundante de las clases sociales sobre la existencia
individual; enunciándolo de la siguiente forma:
“Al igual que todos los anteriores, el proceso capitalista de producción ocurre bajo
condiciones materiales definidas, las que, sin embargo, son simultáneamente
portadoras de relaciones sociales precisas a las que se sujetan los individuos en el
proceso de producción de su vida16[…].”
He de aquí que comprobamos nuevamente cómo son las relaciones sociales, las relaciones de producción, la base para formular una teoría marxista de las clases.
Relaciones de producción que determinan lugares objetivos en el proceso de producción
y que condicionan la vida general de los distintos agentes sociales que conforman la
sociedad.
Contrariamente a la simplificación del desarrollo capitalista que realiza en algunos pasajes del Manifiesto Comunista, en El Capital avizora la expansión de nuevas
clases intermedias resultado de la creciente centralización y concentración del capital
que fomenta la creciente división del trabajo al interior de la fábrica; dando origen a una
especie particular de asalariados que se encargan del trabajo de reparación y de
vigilancia en la gran industria. Técnicos, supervisores, capataces, jefes, toda una serie
de profesiones que contribuyen a la diversificación y extensión de las clases
intermedias17; aunque Marx reconoce que son asalariados al servicio del capital nunca
dice claramente si es correcto incluirlos en la clase obrera o en la pequeña burguesía.
Por otra parte la mecanización del proceso de trabajo trae con ello la reducción de las capacidades diferenciales que son necesarias para realizar cada tipo de trabajo; esas capacidades que en la época del artesanado eran propiedad del productor directo ahora son de la máquina produciéndose una tendencia hacia la igualación y la reducción de las capacidades necesarias para todo tipo de trabajo a un mismo nivel.
16 MARX, Karl; El Capital. Tomo III; págs. 818- 819.
17 HALL; Op.Cit.; págs. 35-36.
Desarrollo contradictorio: por un lado diversificación de las capas asalariadas, pero por otro lado homogeneización del propio proletariado. Tanto la masificación
como la simplificación del trabajo contribuyen a la cohesión y al surgimiento de una
conciencia de clase unificada en el proletariado pero a su vez las divisiones internas
entre trabajadores calificados y no calificados, la extensión de toda una serie de ocupaciones intermedias que se encuentran al servicio del capital son tendencias que se
levantan como obstáculos para la organización conjunta del proletariado frente al
capital.
Así vemos cómo El Capital supone que la lógica de desarrollo del modo de producción capitalista es compleja y contradictoria; teniendo iguales características la estructura de clases que de él se desprende.
En relación al controversial último capítulo del Tomo III de El Capital, en él Marx supone la existencia de tres clases –capitalistas, obreros y terratenientes- en el
capitalismo.
A diferencia de otros textos aquí parecería que supone la existencia de tres en vez de dos clases al nivel de modo de producción. Esta confusión se genera a partir del carácter inconcluso de este último capítulo aunque todo parece indicar que se está refiriendo a la situación que es característica de la formación social de la Inglaterra de la época, o sea realizando un análisis de menor nivel de abstracción.
En cuanto a la cuestión de en base a qué criterios define y supone la existencia de estas tres clases en los párrafos posteriores expresa:
“Es, a primera vista, la identidad de sus rentas y fuentes de renta. Trátase de tres grandes grupos sociales cuyos componentes, los individuos que los forman, viven respectivamente de un salario, de la ganancia o de la renta del suelo, es decir, de la explotación de su fuerza de trabajo, de su capital o de su propiedad territorial.18”
Sólo unas líneas más y el escrito se ve interrumpido. Por ello, no hay que verlo como la opinión definitiva de Marx respecto a la cuestión sino sólo como una primera aproximación que a todas luces, dada la forma de exposición del propio Marx, de ninguna forma serían sus conclusiones definitivas sobre el tema.
18 MARX; El Capital. Tomo III; pág. 889.
Ahora se repasarán las dos últimas obras de Marx en donde realiza algunas aportaciones importantes a la problemática; primero La Guerra Civil en Francia de 1871, texto cuyos avances conceptuales son elaborados en función de las enseñanzas revolucionarias y del análisis de la experiencia de la Comuna de París. Aquí es donde reconoce abiertamente la necesidad de que la clase obrera se constituya en partido, o sea la necesidad de un movimiento político como medio para la emancipación del proletariado; de esta forma se cierra la puerta al análisis “espontaneísta” sobre la génesis y desarrollo de la conciencia de clase del proletariado.
En La Crítica del Programa de Gotha (1875) reafirma lo postulado en La Guerra Civil en Francia señalando la imposibilidad de la desaparición inmediata del estado y de las clases sociales una vez que el proletariado se alce con el poder. En contraposición al “voluntarismo” anarquista y al “reformismo” socialdemócrata indica que es necesaria una fase de transición que abarcará toda una época histórica a la que denomina “dictadura del proletariado”; en esta etapa el proletariado impone sus instituciones al resto de las clases (en especial a la burguesía) cuyos restos y supervivencias ideológicas no han dejado de existir, con el objetivo final de alcanzar al final del proceso histórico las condiciones para que sea posible el modo de producción comunista, o sea una sociedad sin clases y sin explotación.
1.2 Conceptos elementales de las teorías marxistas de las clases
Más allá de las divergencias entre los distintos autores marxistas que se han referido a las clases sociales se buscará exponer y llenar de contenido una serie de conceptos y nociones a las que los mismos se han referido en sus textos. Sin suponer que no existan distintas interpretaciones de estos conceptos, se intentarán exponer a grandes rasgos – sin caer en matices- con el objetivo de facilitar la lectura y otorgar las herramientas necesarias para alcanzar la comprensión de las obras de los autores que se estudiarán en los capítulos posteriores.
Para poder alcanzar una comprensión profunda de las distintas teorías marxistas de las clases sociales debemos comenzar por definir los términos implicados en ellas. No se podrá entender de qué se habla cuando nos referimos a las clases sociales si antes no se aclara el contenido de conceptos como modo de producción, relaciones de producción, conciencia de clase, estructura de clases o posición de clase.
Para el marxismo la función principal de una organización social es la satisfacción de las necesidades primarias del individuo, o sea sus necesidades de alimentación, vivienda y vestimenta. Las formas sociales por las que el individuo consigue estos bienes, tienen un papel esencial para comprender los fundamentos últimos sobre los que se asienta cualquier sociedad. A estas formas sociales el marxismo las denomina modos de producción19.
El modo de producción es así un concepto teórico, que nos permite pensar el todo social como una combinación específica de diferentes estructuras y prácticas –económicas, políticas, ideológicas, etc.- cuyo objetivo final es lograr la producción y reproducción de la vida material de una sociedad, articulación compleja donde la instancia económica es la determinante en última instancia20.
Esta infraestructura económica se compone por cuatro instancias: producción,
circulación, intercambio y distribución siendo la producción la determinante por sobre
las demás.
Es así que de acuerdo con lo anteriormente enunciado en el marxismo la estructura económica está determinada por el proceso de producción, estando dicho proceso compuesto por dos elementos básicos: el proceso de trabajo que es la actividad
transformadora que el hombre realiza sobre la naturaleza para convertir sus objetos en
valores de uso, actividad en la cual el hombre se vale no sólo de su propia fuerza de
trabajo sino también de la ayuda de instrumentos de producción por él elaborados; y por
las relaciones de producción que son las relaciones que los hombres establecen entre sí
al efectuar el proceso de trabajo, estas relaciones pueden ser relaciones de colaboración
o de explotación21. Veamos las palabras de Marx que son esclarecedoras en lo que
concierne a este punto:
“En la producción, los hombres no actúan solamente sobre la naturaleza, sino que
actúan también los unos sobre los otros […] Para producir, los hombres contraen
determinados vínculos y relaciones, y a través de estos vínculos y relaciones sociales, y sólo a través de ellos, es como se relacionan con la naturaleza y como se efectúa la
producción22”
19 ALONSO ANTOLIN, María Cruz y otros; Clases sociales ¿Discurso publicitario?; pág. 60.
20 DUEK, María Celia; Teoría marxista y teorías funcionalistas de las clases sociales; pág.
21 Ibídem; págs. 28-29.
Todos estos procesos descriptos tienen como efecto producir determinadas relaciones sociales que en toda sociedad en donde exista división entre los trabajadores directos y los medios de producción son en última instancia relaciones de clase.
Luego de lo anteriormente explicitado se podrá comprender que el modo de producción es la matriz analítica propia del marxismo, que designa los lugares y espacios en que se distribuyen los agentes y los medios de producción. Cada una de estas posiciones indica funciones y a su vez supone relaciones antagónicas con otras posiciones23.
Complementando lo dicho es necesario aclarar que más allá de la dinámica descrita del proceso de producción, todo modo de producción se caracteriza por ciertas formas superestructurales necesarias para que sea posible la reproducción continua de
las relaciones de producción que lo caracterizan, ya que dicha reproducción jamás se
encuentra totalmente asegurada por el propio proceso de producción. Esto determina
que los agentes sociales ocupen ciertos lugares objetivos independientes de su voluntad
no sólo en las relaciones económicas sino también en las relaciones políticas e ideológicas de un modo de producción.
Por otra parte cada modo de producción propio de una sociedad de clases supone dos grupos sociales antagónicos: los explotados y los explotadores; cuyo antagonismo
esta dado principalmente por el lugar diferente que ocupan en la estructura económica
de un modo de producción, este lugar está determinado fundamentalmente por la
relación de propiedad o no propiedad de los distintos agentes sociales con respecto a
los medios de producción.
Es así que llegamos hasta el modo de producción capitalista de cuya lógica de
funcionamiento emanan dos clases antagónicas: la burguesía que posee la propiedad y
posesión efectiva de todos los medios de producción, y el proletariado que carece de
ellos y se ve obligado a vender su fuerza de trabajo para poder obtener sus medios de
subsistencia.
22 MARX, Karl; Trabajo asalariado y capital; pág. 35.
23 HALL; Op.Cit.; pág. 67.
Pero a su vez estas clases a su interior se dividen en fracciones de clase que son
los subgrupos en que se descompone una clase y que reflejan diferenciaciones
económicas importantes. Por otra parte tenemos grupos de agentes sociales cuya
determinación de clase es objeto de arduo debate entre los diversos autores marxistas,
ya sea porque representan grupos intermedios entre las dos clases antagónicas del modo
de producción como son los técnicos y administradores, o por no estar directamente
ligados a la producción como por ejemplo los agentes sociales relacionadas al
funcionamiento de la superestructura, dígase los profesores, abogados o funcionarios
del estado, etc.
Para condensar la idea general que se desprende de los párrafos anteriores se
podría citar a Marta Harnecker que señala que:
“Las clases sociales son grupos sociales antagónicos en que uno se apropia del trabajo
del otro a causa del lugar diferente que ocupan en la estructura económica de un modo
de producción determinado, lugar que está determinado fundamentalmente por la
forma específica en que se relaciona con los medios de producción.24”
Estos lugares objetivos que los agentes sociales ocupan en el proceso productivo es lo que en la tradición marxista se reconoce como situación de clase.
De tales posiciones objetivas en el modo de producción es desde donde se desprenden determinados intereses. Los intereses espontáneos de clase son los que están motivados por problemas actuales de existencia de una clase (por ejemplo lograr un incremento de salarios ante la creciente inflación) pero no cuestionan al statu quo imperante; quedando inmersos, en gran medida, en la lógica de la ideología de la clase dominante.
Por otro lado tenemos los intereses estratégicos a largo plazo que son los intereses que se desprenden de la situación propia de cada clase en la estructura económica de la sociedad; simplificando la cuestión el interés estratégico de la clase dominante es perpetuar la dominación mientras que el de la clase dominada es destruir el sistema de explotación que la oprime. El marxismo señala a los intereses estratégicos como los “verdaderos” intereses de una clase.
24 HARNECKER, Marta; Los conceptos elementales del materialismo histórico; pág. 168.
El concepto de interés de clase está directamente ligado al concepto de conciencia de clase; la conciencia de clase no es lo que piensan los individuos que comparten una determinada situación de clase. Sino que la conciencia de clase es un dato objetivo y racional, es el conocimiento objetivo de los intereses estratégicos de una clase que se desprenden lógicamente del lugar que la misma ocupa en un modo de producción determinado.
La conciencia de clase no se desarrolla automáticamente del instinto de clase -forma típica, inconsciente de reaccionar de los miembros de una clase ante los hechos sino que resulta necesario que los miembros de las clases explotados sean educados para que aprendan a conocerlos25.
El proletariado por su concentración en grandes fábricas y ciudades ve favorecida la génesis y el desarrollo de su conciencia de clase. Pero por otro lado encuentra un importante obstáculo a su conocimiento transparente en la ideología de la clase dominante que se le impone por diversos medios, aquí es donde el partido revolucionario debe actuar siendo el principal instrumento de la clase obrera para combatirla buscando así que el proletariado se vuelva consciente de sus verdaderos intereses de clase.
El concepto de conciencia de clase se encuentra, a su vez, vinculado al concepto
de acción de clase ya que se supone que mientras mayor sea el grado de conciencia que
se posea sobre el padecimiento de una situación común hay mayores probabilidades de
una acción conjunta organizada destinada a cambiar esas condiciones de existencia, que
en el caso de la clase obrera en último término desembocará en una acción conducente a
la subversión del orden capitalista.
Ya esclarecidos los conceptos principales que remiten al estudio de los distintos
modos de producción, ahora pasaremos a desarrollar una serie de conceptos relacionados con el análisis de las formaciones sociales concretas y de determinadas coyunturas políticas.
Para el marxismo el concepto de estructura de clases es esencial para el análisis
de una formación social concreta, ya que estructura social es el concepto que da cuenta
de la articulación de distintas clases y fracciones de clases en una formación social. A este nivel ya no encontramos sólo dos clases antagónicas sino que existen numerosas
clases y fracciones que mantienen relaciones complejas entre sí.
25 Ibídem; págs. 182-183.
Entonces llamamos estructura de clases a la articulación original de las diferentes clases y fracciones en los diferentes niveles (económico, político e ideológico) de una formación social dada26.
Cada formación social concreta es una combinación de una serie de modos de producción “puros” donde uno es dominante sobre los demás, aportando este último la contradicción básica de la cual emanan los principales conflictos económicos, políticos e ideológicos de esa sociedad.
Es así, que en cada estructura de clases se encontrará una clase o fracción dominante que impondrá sus intereses al resto de los sectores sociales como también un modo de producción dominante que subordina y modifica a las clases y fracciones pertenecientes a otros modos de producción.
Del mismo modo, a este nivel podemos reconocer clases de transición que son producto de la desintegración de antiguas relaciones de producción pero que el desarrollo propio de las nuevas relaciones sociales tiende a hacerlas desaparecer.
De esta manera es necesario afirmar que la estructura de clases supone un lugar objetivo de cada una de las clases en el conjunto de las prácticas sociales (económicas, políticas e ideológicas) de una sociedad, siendo esto lo que el marxismo denomina como determinación estructural de clase27.
A esta última es necesario diferenciar de la posición de clase en la coyuntura, por ello para terminar con esta breve disquisición de conceptos señalaremos que la posición de clase es la posición política que adopta una clase en su conjunto ante determinada coyuntura política. Este concepto es necesario ya que los miembros de una clase no por ser parte de esta adoptarán siempre actitudes políticas consecuentes con su situación objetiva de clase en cada una de las coyunturas políticas.
Con esta exposición se habrá buscado compensar las divergencias conceptuales existentes al interior de la sociología crítica; obteniéndose así un marco conceptual que contemplando y teniendo en cuenta las nociones propias desarrolladas por cada autor, sirva de guía para comparar a los distintos teóricos marxistas ateniéndose a una serie de criterios comunes que sirvan como punto de referencia para la comparación.
26 DUEK; Op.Cit.; pág. 41.
27 Ibídem; pág. 49.