Vida y obra del arquitecto Armando Sol
El artífice de una ciudad
Se dedicó a diseñar y construir casas y edificios. Su aporte sirvió para dar una imagen diferente a la capital y para revolucionar la arquitectura salvadoreña.
Escribe: Morena Azucena
Es un pedazo de papel grande y amarillento. Está enrollado junto a otros más. Todos descansan en un escritorio de madera. Víctor Manuel Rivas, un estudiante de arquitectura, selecciona uno de ellos. Ya en sus manos, lo extiende cuidadosamente e identifica rápidamente el dibujo que está plasmado en él. “Éste es el plano original del Castillo Venturoso”, dice Víctor Manuel, que estudia arquitectura en la Universidad Albert Einstein. Y mientras lo contempla, comenta que fue la vivienda de Margarita Morán Guirola construida en 1951 por el arquitecto salvadoreño Armando Sol.
“Armando Sol era un neocolonialista (ver recuadro). Él construyó y diseñó varias casas y edificios que actualmente tenemos en San Salvador”, agrega.
Luego de admirar el plano, Víctor Manuel lo enrolla nuevamente y muestra otros proyectos arquitectónicos y dibujos que datan de 1940.
Sus obras están ubicadas en las colonias Flor Blanca, Escalón y alameda Franklin Roosevetl.
Para el estudiante, Sol no fue un profesional más: él representa un hito en la historia de la arquitectura salvadoreña.
“Él revolucionó el estilo de vivienda en el país. Retomó algunos detalles de la arquitectura colonial y los adaptó al país”, señala.
¿Quién fue Armando Sol?
Armando Sol fue uno de los primeros arquitectos graduados del país. Realizó sus estudios en la École Saint Luc, de Bruselas, Bélgica.
Él, junto a Ernesto de Sola, quien estudió arquitectura en Estados Unidos, construyó los primeros complejos habitacionales ubicados en las afueras de la capital.
El libro “San Salvador. Historia urbana”, escrito por la antropóloga América Rodríguez, señala que entre 1940 y 1950 el corazón de la capital empezó a crecer. Por ello, los capitalinos de clases media y alta buscaron otras zonas para vivir.
Una entrevista hecha a Armando Sol en 1976, la cual aparece en una tesis realizada por José Pérez y Claudia Salazar en 1994, explica cómo la colonia Flor Blanca se convirtió en un ejemplo vivo del estilo neocolonial.
“A mi regreso al país (1935) había poca influencia arquitectónica. Pero se notaba un pequeño desenvolvimiento, ya que estaban construyendo casas residenciales en la doble vía (alameda Roosevetl)”, relata Sol.
En esa misma entrevista, Sol cuenta que ayudó a terminar la casa de Jorge Pinto, la actual sede del Patronato Pro Patrimonio Cultural.
“A partir de ésa, todos los clientes preferían el estilo colonial. Esta influencia duró bastante en la doble vía. Se hicieron por centenares. Esto duró alrededor de 15 años”, relata Sol.
Arquitectura auténtica
El arquitecto Ivo Osegueda, quien fue colaborador y amigo de Sol, sostiene que los pioneros tenían un mismo objetivo: la búsqueda de una arquitectura auténtica.
Sol y De Sola tenían la visión de que la arquitectura era indispensable en el desarrollo integral del hombre.
“En la arquitectura auténtica se toman en cuenta las condiciones climáticas y geográficas”, plantea Osegueda.
Y a juicio del arquitecto, Sol se acercó a este concepto debido a que sus construcciones tenían una definición clara de las zonas, su función y su compatibilidad con el clima salvadoreño.
Osegueda explica que las casas antiguas de San Salvador tenían como tema principal un patio central. En ellas se desligaban corredores, dormitorios, sala y comedor. Cada una de estas zonas era independiente.
Sin embargo, Sol y De Sola las integraron, de manera que cada rincón guardaba una perfecta armonía.
En ese punto coincide la directora nacional de Patrimonio, María Isaura Arauz, y agrega que esta arquitectura mezcla al hombre con la naturaleza.
Tecnológicamente, Arauz considera que los materiales utilizados han sido resistentes a terremotos y condiciones ambientales.
Y esta resistencia se debe a que Sol utilizó el concreto armado, el cual es una mezcla de concreto (combinación de agua, cemento, arena y grava) y hierro.
La funcionaria también resaltó el valor estético y simbólico del legado de Sol.
Artista y diplomático
Armando Sol fue un amante de diversas expresiones del arte. Su sobrina María Elena Sol dice que sus primeros pasos fueron en el dibujo.
Según una entrevista hecha por Pérez y Salazar a Teresa Sol, hermana menor del arquitecto en cuestión, Armando aprendió a dibujar desde niño.
Ella relata que su madre lo llevaba a la iglesia El Carmen de Santa Tecla. Y mientras ella estaba ocupada en las actividades religiosas, el pequeño recibía clases de dibujo con un cura.
Ya como profesional, Sol tomó un curso de dibujo en Oviedo, España, y se perfeccionó con los consejos del pintor y arquitecto español Joaquín Vaquero.
María Elena dice que “El Tríptico”, una serie de dibujos que integra todas las joyas arquitectónicas de Europa, Asia y África, es una de sus mejores obras.
Esa habilidad también se evidenciaba en los planos arquitectónicos, los cuales fueron hechos a lápiz y tinta china.
El legado que persiste
Para Víctor Manuel, la evolución arquitectónica de Armando Sol se comprueba en la construcción de edificios modernos.
La Compañía de Alumbrado Eléctrico de San Salvador (CAESS), el centro comercial La Mascota y las oficinas de la Bayer son algunos ejemplos.
Osegueda manifiesta que tal etapa está influenciada por el movimiento denominado Bauhaus. Uno de sus máximos exponentes fue el alemán Mies Van der Rohe.
“Ésta es una combinación de concreto y vidrio. Allí cabe el edificio de la CAESS hasta las torres gemelas de Nueva York, que en paz descansen”, comentó Osegueda.
Sin embargo, Osegueda considera que su capacidad de combinar estilos está resumida en “el Castillo Venturoso”.
“En ‘el Castillo Venturoso’ se nota la capacidad de eclecticismo, a pesar de que no estaba tan orgulloso de él. Creo que fue porque lo hizo para complacer los caprichos de una persona”, afirma.
A pesar de esa inconformidad, “el Castillo Venturoso” y las demás obras arquitectónicas hechas por Sol han persistido en el tiempo. Además se reconocen porque en una esquina llevan una placa que dice: “Armando Sol. Arquitecto”.
Vida de un artista
0. Armando Sol nació en Santa Tecla el 14 de octubre de 1909.
0. Su educación media la realizó en el Instituto Nacional de San Salvador. Allí obtuvo el título de bachiller en Ciencias y Letras en 1928.
0. Sus estudios universitarios los inició, en 1929, en la École Saint Luc en Bruselas, Bélgica.
0. Realizó un curso sobre el uso del concreto armado en Madrid, España, en 1934.
0. En 1936, se reincorporó como profesional a la Universidad de El Salvador (UES) para que su título fuera reconocido en el país.
0. En la UES fue nombrado como miembro del Consejo Superior Universitario. Y fungió como catedrático.
0. En 1943, se casó con Gilda Trujillo Noltenius.
0. Su carrera diplomática comenzó en 1944 como agregado cultural de El Salvador en París, Francia.
0. En 1951, fue nombrado cónsul honorario de Bélgica en El Salvador. Y fue honrado por el rey Balduino con la condecoración “Chévalier de L’ Ordre de la Couronne”.
0. Entre 1957 a 1960 fue embajador de El Salvador ante Venezuela e Italia.
0. Luego de servir como embajador fue nombrado ministro plenipotenciario y enviado extraordinario en Israel.
0. En 1976 fue elegido por la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando (España) como académico correspondiente en el país.
0. Falleció en San Salvador el 6 de mayo de 1983.
Fuente: “Armando Sol, inventario, valorización y lineamientos museográficos enfocados a su colección de planos y dibujos”, tesis de Víctor Manuel Rivas y Tatiana Cruz, Universidad Albert Einstein.
El estilo neocolonial
0. El término “neo” proviene del griego y significa “nuevo”. Y “colonial” es un término que se refiere a la época colonial.
0. La tesis de Víctor Manuel Rivas y Tatiana Cruz definen el estilo neocolonial como “un retomar de elementos del pasado para ser adaptados e integrados a la arquitectura moderna”.
0. Gilda Landaverde, en su trabajo de grado, publicado en 1986, dice que el estilo neocolonial “es una respuesta al nacionalismo y conciencia cultural que busca inspirarse en el pasado colonial y prehispánico”.
0. La arquitectura neocolonial se caracteriza por el uso de la teja, el arco de medio punto, las columnas redondas y salomónicas, la utilización de madera como elemento estructural y de ornamentación.
0. Se reconoce por los balcones de hierro forjado, el uso del concreto armado y los pisos decorativos como baldosas de cemento.
0. Utiliza la línea recta y la curva en las fachadas y estructuras interiores.
0. El estilo neocolonial es semejante al estilo californiano.
La diferencia con el californiano es su dimensión temporal y geográfica.
Obras arquitectónicas de Armando Sol
0. Centenares de casas en las colonias Escalón, Flor Blanca, San Benito, San Francisco, Layco, barrio San Miguelito, sobre 1a. y 3a. calles poniente y alameda Roosevelt.
0. Proyecto arquitectónico de Jardines de Guadalupe, Antiguo Cuscatlán.
0. Centros comerciales: La Mascota, Jardines de Guadalupe, Plaza Orleans y Plaza Real.
0. Edificios: oficina de CAESS (actualmente sede de una AFP) y la Bayer (sobre la calle El Progreso).
0. Casas de personalidades: residencia de la familia Murray Meza (ahora parqueo de un banco en la avenida Senda Florida), casa de Jorge Pinto (actual sede del Patronato Pro Patrimonio Cultural) y residencia de Margarita Morán Guirola (conocido como “el Castillo Venturoso”).
0. Centros de entretenimiento: remodelación del Club Salvadoreño, construcciones del Casino Salvadoreño (4a. calle oriente y 4a. avenida sur), el Casino Santaneco y el Casino Tecleño.
0. Iglesias: capilla de la colonia San Benito.
Colaboración en la construcción del aeropuerto de Ilopango.