Luego de los Acuerdos de Paz de 1992… Entrevista con Rolando Orellana (V)

Luego de los Acuerdos de Paz de 1992…Entrevista con Rolando Orellana (V)

SAN SALVADOR, Junio 30 de 2017 (SIEP). “En este periodo, me correspondió trabajar sobre la reinserción del FMLN a la vida política del país, y el proceso previo de ubicación en campamentos y desarme junto con ONUSAL. El desafío era lograr que luego de doce años de guerra nuestros combatientes lograran reinsertarse a la vida civil” explica Rolando Orellana, destacado revolucionario salvadoreño, dirigente del Partido Comunista de El Salvador, PCS.

Luego de los Acuerdos de Paz de 1992

Añade que “luego de los Acuerdos de Paz de 1992, regresé en enero a El Salvador, a tener vida pública y realizar actividades políticas abiertamente. Uno de los primos de mi esposa, Roberto, me alojo en su casa; él vivía con su familia en la Colonia América, caminando del cuartel El Zapote hacia San Marcos. Aunque se había firmado la paz, las cosas no estaban sencillas, el aparato clandestino represivo de la dictadura se mantenía intacto y yo tuve que tomar medidas para no poner en riesgo a la familia que me acogía.”

“Por ejemplo, para comunicarme con las estructuras del FMLN que se iban instalando abiertamente, utilizaba los teléfonos públicos, pues el aparato de inteligencia de la dictadura mantenía el control del sistema telefónico y escuchaba nuestras conversaciones. Ese aparato de la dictadura se mantenía al acecho y en otro entorno familiar muy cercano a mí, llamaron por teléfono más de una vez para amenazarme de muerte.”

Mantuve el trabajo por los derechos humanos más orientado a coordinar acciones con las instituciones que surgieron de los Acuerdos de Paz. A finales de enero se creó la Comisión Nacional para la Consolidación de la Paz COPAZ, institución que surgió del compromiso adoptado en Nueva York el 31 de diciembre, ante el Secretario General de las Naciones Unidas Javier Pérez de Cuellar, destinada a supervisar el cumplimiento de los Acuerdos de Paz.

En esa comisión estuvieron representados el FMLN, el gobierno y todos los partidos políticos activos en ese entonces. Yo pase a formar parte de la Sub-Comisión de Derechos Humanos de COPAZ. Además me correspondió ser el enlace por parte del FMLN con la Comisión de Observadores de las Naciones Unidas ONUSAL, y con la División de Derechos Humanos encargada de verificar el cumplimiento de los Acuerdos de Paz en el tema de los derechos humanos.

Participé también en la reinserción de los combatientes desmovilizados del FMLN a la sociedad salvadoreña, dando charlas sobre la nueva situación política del país y promocionando entre ellos los derechos humanos. En 1992 la Corte Suprema de Justicia estaba presidida por el Dr. Mauricio Gutiérrez Castro, hombre de derecha. Me di cuenta que en la Corte se había publicado una edición popular de la Constitución de la República, un libro pequeño de bolsillo, que me pareció que podría servir para que los desmovilizados del FMLN comprendieran el pase que estábamos dando del conflicto armado a la convivencia pacífica y política.

Y en un evento organizado por ONUSAL, que se celebró en un hotel de San Salvador, al cual fui invitado, asistió el Doctor Gutiérrez Castro. Hubo un receso y en esos minutos lo busque y lo encontré en uno de los pasillos del salón donde se desarrollaba el evento; le abordé y le dije: “Doctor soy Rolando Orellana del FMLN, me permite hablar unos minutos con usted”. Él muy extrañado me pregunto: “¿Tiene tarjeta de presentación del FMLN?” Tome una de las que andaba en la bolsa de mi camisa y se la entregue. Al verla, él me dijo: “vengase, vamos a hablar a otro lado”.

Mi intención era conseguir ejemplares de la edición de la Constitución y le dije durante la conversación: “quiero que nuestros desmovilizados conozcan la Constitución de la República, le pido que me regale copias para repartirlas entre ellos y que la estudien”. ¿Cuántas quiere? me preguntó, cinco mil le dije. Al final solo me mandó la mitad, pero fueron muy útiles, las distribuí por todos los campamentos donde están los excombatientes desmovilizados. Y con ese librito hicimos un esfuerzo educativo con nuestros excombatientes, dándoles a conocer sus derechos constitucionales y los fundamentos de la legalidad a la que nos íbamos a insertar. A la vez dábamos capacitaciones sobre los Derechos Humanos y explicábamos los objetivos y características de los Acuerdos de Paz.

La creación de la PNC y de la PDDH

Habían grandes desafíos como el de crear la Policía Nacional Civil, con una nueva filosofía civilista. Se fueron organizando grupos de personas procedentes tanto del FMLN como de la Fuerza Armada, para integrar los mandos ejecutivos de la nueva policía y nos correspondió capacitarlos. Un día me busca Carlos Ascensio, que después fue director de la PNC, para que capacitará en derechos humanos a un grupo de miembros del FMLN aspirantes a ingresar a la PNC. Fue una experiencia bonita, formar de esa manera los excombatientes, hoy ellos son Comisionados o Sub-Comisionados de la PNC.

En la Subcomisión de Derechos Humanos de COPAZ, participó también el camarada Pedro Guardado (Claudio). Realizamos en esta Subcomisión un buen trabajo. Desde ahí supervisamos la formación de la Procuraduría para la Defensa de los Derechos Humanos; acompañamos al Doctor Carlos Molina Fonseca, primer Procurador de Derechos Humanos, en sus actividades de fundación de esa institución.

Pero en esa Sub-Comisión conocí en toda su magnitud lo que era la corrupción del sistema. Resulta que en la Sub-Comisión había representantes de todos los partidos políticos y acordamos realizar una campaña nacional de divulgación de los Derechos Humanos, utilizando todos los medios de prensa, radial, escrita y televisiva. Uno de los integrantes de la Sub-Comisión miembro del PCN, se autopropuso para presentar una propuesta de difusión de los derechos humanos a nivel radial por todo el país.
Presentó el proyecto y nos pareció al resto de miembros de la Sub-Comisión y cuando entramos a discutir los costos, él presento una suma muy alta en miles de miles de colones y nos dijo que había fondos para financiar la campaña radial, que no nos preocupáramos por eso. Él se había contactado con una agencia publicitaria que le había elaborado el proyecto.

Nos explicó que solo necesitábamos autorizarlo, que él lo llevaría a COPAZ para que se aprobara y que al tener los fondos cada uno de nosotros recibiría de comisión 15, 000 colones. A mí me sorprendió el ofrecimiento y me hice aún lado y el proyecto no prosperó. Te imaginas, apenas teníamos los primeros intercambios con las personas que participaban del poder y ya recibíamos ofertas de esa índole.

Un hecho que me tocó vivir fue el de la intolerancia. Los Acuerdos de Paz en esencia plantearon la reconciliación y el reconocimiento y respeto de las diferencias. Yo entendí que con los Acuerdos de Paz teníamos los salvadoreños la oportunidad de entendernos por el bien del país, a pesar de las diferencias políticas y de pensamiento. Pretendimos con esos Acuerdos, vivir en paz a pesar de nuestras diferencias. Pero eso no fue percibido así por individuos que habían participado de la hegemonía de la dictadura militar; y sus remanentes, que se mantienen aún hoy a más de 25 años de la firma de la paz, y no permiten que vivamos una democracia plena.

Pues bien, en 1994 se realizaron las primeras elecciones con participación del FMLN, de las cuales salió favorecido con el voto popular obteniendo una importante cuota de poder político al lograr un buen número de diputados y alcaldes. El trabajo en la Asamblea Legislativa es acompañado por asesores de los diputados. Nidia Díaz fue electa Presidenta de la Comisión de Justicia y Derechos Humanos y asumí la responsabilidad de ser su asesor, y como tal la acompañaba a todas las sesiones de esa Comisión.

Elaboraba propuestas y borradores de documentos de trabajo sobre los derechos humanos que pasaban a la discusión de la Comisión. Fue ahí donde soporte en carne propia la intolerancia política por parte de los diputados de derecha. Yo no participaba en las discusiones y votaciones de la Comisión, pero estaba atento en los debates para hacerle comentarios y sugerencias a Nidia.

Se daban discusiones fuertes con los diputados de ARENA, dos de ellos eran viscerales; se presentaron momentos en que estos diputados pasaban a los ataques verbales personales y en más de una oportunidad recibí también esos ataques por ser el asesor de Nidia. Quien se pasó de la raya en esos ataques fue un representante del PCN, Marcos Valladares, este fue años después Procurador de los Derechos Humanos; se refería a mi persona con insultos y palabras soeces. No se percibía ningún esfuerzo por tolerar y respetar las diferentes formas de pensamiento y de propuesta política.

Esa actitud de los diputados de derecha se insertaba en un ambiente en que nos veían, a los del FMLN, como enemigos, no nos aceptaban. En esa atmosfera asesinan a Darold Velis, dirigente del FMLN, cuando iba a dejar a su hija al colegio, y asesinaron también a otros compañeros.

La vida familiar y personal luego de los Acuerdos de Paz

Mi participación como asesor en la Asamblea Legislativa fue ad honorem. Y se me planteo luego de los Acuerdos de Paz la necesidad de restablecer mi vida familiar y este fue un proceso muy complejo y difícil. Necesitaba un balance entre mi vida pública, mi participación política en la legalidad y el restablecimiento de los lazos familiares, de mis antiguas amistades, algunas de las cuales se alejaron al conocer mi militancia en el FMLN, ya que anteriormente esta militancia había sido clandestina. Lo más difícil fue mi reinserción profesional a partir de una carrera de derecho estudiada en la Unión Soviética.

Había regresado a El Salvador con mi esposa y dos hijos pequeños, sin ningún tipo de recursos. Por suerte tenía casa porque desde 1977 la saque con el INPEP cuando trabajaba en la UES y durante todo el conflicto se estuvo pagando, habíamos logrado alquilarla y la recuperamos. Teníamos casa pero no teníamos dinero, no tenía trabajo remunerable y había que empezar de cero. Comenzamos resolviendo nuestros problemas económicos de prestado, acudíamos mi esposa y yo con los familiares a que nos prestaran dinero y siempre nos dieron la mano. Matricule a mis dos hijos en una escuela pública cerca de la casa y comencé a buscar trabajo pero no encontraba.

Un día mi esposa al verme preocupado por la situación económica, me dice: no te preocupes voy a vender comida mexicana. Y los fines de semana en la acera de la casa puso una mesita con bancas y ofrecía tacos y tortas mexicanas. Nos fue tan bien que decidimos instalar un negocio móvil en las calles aledañas al Mercado Central. Llegábamos bien de mañana y nos instalábamos con una cocina portátil. Vendíamos tortas y tacos.

Y por la tarde vendíamos en las afueras del mercado de Mejicanos, pan dulce que nos daba una señora amiga de la familia en consignación; no nos íbamos del mercado hasta que no vendíamos el último pan. Y colaboraba siempre en la Asamblea Legislativa, en la lucha parlamentaria. Dejaba a mi esposa vendiendo la comida mexicana y luego me iba para la Asamblea Legislativa. Ahí permanecía en las mañanas y al mediodía pasaba por mi esposa y salíamos a traer a nuestros hijos a la escuela.

Por mi parte, en la rebusca, logre recuperar los libros de mi biblioteca personal, que eran bastante porque a mí siempre me ha gustado leer, libros que había adquirido por varios años antes del conflicto, pues bien, periódicamente visitaba un local de venta y compra de libros usados, que quedaba por la alcaldía de San Salvador, sobre la segunda avenida norte, ahí vendía mis libros, me quede sin biblioteca pero así conseguía algún dinero.

Además fíjate que en la casa donde vivía creció un palo de limones, y daba una gran cosecha. Así que también llenábamos costales de limones para irlos a vender al Mercado Central. Mi hijo Carlos Adrián se ponía a gritar: ¡limones, limones, baratos! Así pasamos unos días vendiendo también limones en la calle, hasta que de una cantina que estaba cerca de donde mi esposa vendía la comida mexicana, llegaron y nos dijeron ya no vendan los limones, nosotros se los vamos a comprar todos.

Me recuerdo que en los días difíciles, apareció una prima de mi esposa, Lupita, quien trabajaba en los restaurantes del Pollo Campero, y nos regaló varias cajas de pollo, con pan; creo que fueron los mejores pollos camperos que hemos comido. También llegaba Roberto, el primo que me alojó en su casa cuando regresé al país, nos dejaba bolsas con frijoles y arroz y aceite para cocinar. Dios nunca nos desamparó, a través de la familia nos proveyó.

Había nacido nuestra tercera hija y las necesidades eran mayores, entonces decidí regresar a la docencia universitaria. Pero lamentablemente no logre una plaza a tiempo completo sino horas clase. Y trabaje en varias universidades, primero en la Universidad Nacional, en la Facultad de Derecho, ahí me dieron un ciclo, luego en la Universidad Luterana, después en la Universidad Monseñor Romero, que está en Chalatenango, viajaba todos los sábados y domingos a dar clases, en la Universidad Modular Abierta y en la Universidad Francisco Gavidia daba clases en la noche. Me rebuscaba.

La toma de la Asamblea Legislativa

Y mantenía mi “trabajo” en la Asamblea Legislativa. Un día del mes de enero del año 1995, los veteranos de guerra de la fuerza armada en un afán de conseguir beneficios, se tomaron la Asamblea Legislativa y quedamos adentro de rehenes. El día que llegaron los desmovilizados de la Fuerza Armada había una reunión entre los diputados y el Doctor José María Méndez, quien era Magistrado de la Corte Suprema de Justicia para discutir proyectos de nuevas leyes penales. Don Chemita, así le decían cariñosamente, quedo también atrapado en la toma de la Asamblea Legislativa.

Se suspendió la reunión en la que estaba el Doctor Chema Méndez y él decidió salir del edificio, yo le dije lo voy a acompañar Don Chemita, pero al llegar a la puerta los desmovilizados se negaron a dejarlo salir, les explique que él no era diputado, que era Magistrado de la Corte, que tenía limitaciones para caminar, lo cual era cierto, y que él no tenía nada que ver con las demandas de los desmovilizados.

Continuaron negando la salida, insistí en hablar con uno de sus dirigentes, accedieron y apareció uno de ellos; le hable y le explique que quien era el Doctor Chema Méndez, esta persona luego de escucharme se dirigió a los que estaban en la puerta y les dijo déjenlo salir, el Doctor es el papá de nuestro abogado; resultó, que el hijo de Don Chemita, que llevaba su mismo nombre estaba representando a los desmovilizados en unas demandas. Abrieron las puertas para dejar salir al Don Chemita, pero yo me le pegue y les dije que él no podía caminar bien y que necesitaba ayuda y que yo lo iba acompañar, aceptaron y me dejaron salir.

Hice una buena negociación para salir y es que tenía una gran preocupación, después de estar en la Asamblea yo salía al mediodía al Mercado Central a traer a mi esposa y luego pasar por mis hijos a la escuela, si no salía de la Asamblea qué pasaría con mi esposa, yo no tenía manera de avisarle que estaba de rehén, me angustie y por eso hable mucho con los desmovilizados para que me dejarán salir acompañando a Don Chemita. La toma de la Asamblea Legislativa duro dos días.

Un año después, me entere que había una plaza para un jurídico en una dependencia de la Corte Suprema de Justicia. Y me decidí a ir a hablar con Don Chemita, fui a su casa allá en la colonia Flor Blanca. Al llegar, me recibió y le conté la razón de la visita. Me dijo: anóteme su nombre completo en esta libreta. Me fui agradeciéndole que me hubiera recibido. A los dos días recibí una llamada en la que me comunicaron que me presentara a trabajar. Fui contratado. Estoy trabajando en la Corte Suprema de Justicia, desde febrero de 1996.

Quién tiene el poder en Centroamérica? (2006)

Quién tiene el poder en Centroamérica (1): Más desiguales y cada vez más integrados (2006)
Alexander Segovia
Revista Envío enero 2007
Centroamérica ha sufrido un quiebre estructural en las últimas tres décadas y hoy vive de un nuevo modelo económico, articulado en torno a las maquilas y a los emigrantes y sus remesas. Hoy, la región está experimentando una acelerada integración real que lideran los grandes grupos económicos y las empresas transnacionales. ¿Consecuencia? Tendencias negativas y preocupantes para la democracia y el desarrollo.
El cambio que ha vivido Centroamérica, sus economías y sus sociedades en los últimos 30 años, es dramático. Cuatro factores han incidido en este cambio: los conflictos armados centroamericanos y todas sus consecuencias, las reformas económicas implementadas en los países, la globalización y sus efectos, y cambios demográficos profundos. Todo esto ha alterado los patrones de acumulación y crecimiento en nuestras sociedades.
Y ha producido un quiebre estructural, con dos grandes consecuencias. Ha significado el fin de las economías agroexportadores por primera vez en nuestra historia y con ello, el fin del dominio político de las élites y oligarquías tradicionales, vinculadas a la tierra y a la producción agraria.
A la vez, ha significado la emergencia de un nuevo modelo económico del que se benefician nuevos grupos de poder. El nuevo patrón de crecimiento en Centroamérica, incluido el de aquellas economías que todavía mantienen un sector agropecuario grande la nicaragüense y la guatemalteca ya no se basa en la agricultura, sino en el dinamismo de los servicios y el comercio.
A pesar de un cambio tan drástico, seguimos haciendo análisis de una Centroamérica que ya no existe, seguimos pensando nuestra región como un espacio donde el poder está concentrado en una élite agraria reaccionaria, y seguimos analizando la realidad país por país.

NUNCA TANTA DESIGUALDAD, NUNCA TANTA INTEGRACIÓN
Nunca hemos visto en Centroamérica niveles tan profundos de desigualdad. Y nunca hemos visto avanzar tan rápidamente la integración centroamericana. La presencia de nuevos y poderosos grupos económicos que concentran cada vez más riqueza explica la desigualdad. Igualmente, son esos grupos económicos, y no los Estados, quienes están moviendo aceleradamente la integración regional.
En Centroamérica siempre ha habido grupos económicos poderosos. Lo novedoso es que estos grupos están ya globalizados y ya no tienen como único espacio de acumulación el mercado nacional, sino el mercado regional y el mercado internacional. Algunos de estos grupos centroamericanos están invirtiendo ya en 15 o más países.
También es novedosa la integración regional que estos grupos económicos ya regionalizados, junto a las empresas transnacionales que operan en Centroamérica, están fomentando. En los años 60 y 70 la integración regional se asentaba básicamente en el comercio. Y básicamente, en el comercio de bienes industriales. Aquella fue una integración llevada adelante por élites nacionales que exportaban a Centroamérica y por empresas transnacionales, con un espacio de acumulación que era el nacional. Era promovida por instituciones oficiales de la integración, que pesaban mucho.
Lo novedoso de la integración, real que hoy está sucediendo es que está dirigida por el mercado y no por los Estados centroamericanos. Y por eso, tiene poco o nada que ver con lo que piensan, dicen y firman los gobiernos. No deja de resultar preocupante que esta integración se esté dando en la práctica y sin regulaciones.
La actual integración tiene varias dinámicas. La primera es la del comercio, un factor que siempre ha estado ahí, pero que ya no es el más importante. La segunda es la que genera el turismo, que está integrando a la región muy rápidamente y en la que participan, además de las grandes empresas, pequeños y medianos empresarios y la población centroamericana en su conjunto. La tercera dinámica es la de los mercados laborales, la de nuestra fuerza laboral. Es una de las dinámicas integradoras más reciente, menos conocida, más dinámica y con un dinamismo creciente en los próximos años.
Se conoce mucho de la migración nicaragüense hacia Costa Rica. Se conocía antes de la migración salvadoreña hacia Honduras. Ahora tenemos migración entre todos los países. El caso más reciente es el de zonas de El Salvador que se están llenando de nicaragüenses y hondureños a falta de la mano de obra salvadoreña que se ha ido a Estados Unidos. Es tal esta integración que hay académicos que dicen que ya no tiene ningún sentido hablar de cinco mercados laborales, que tenemos que hablar de uno solo y fragmentado.
La cuarta dinámica es la que más tiene que ver con el cambio en el poder en la región. Es la integración que se está dando con las inversiones intra-centroamericanas, ya no en agricultura o industria sino en negocios que hace 25-30 años ni siquiera se nombraban: turismo, servicios de energía eléctrica, comunicaciones, centros comerciales, bienes raíces. Los grupos hegemónicos que dominan Centroamérica hoy están vinculados a la economía de servicios, a los bienes raíces y al sector financiero. Ya no a la agricultura tradicional, aunque en Guatemala los grupos agroindustriales y agrícolas siguen siendo aún muy poderosos.
UN ESTUDIO NOVEDOSO, COMPLEJO Y EXPLORATORIO
¿Qué implicaciones tiene para el desarrollo y la democracia la integración que impulsan los grupos económicos globalizados de la región? ¿Qué incidencia tienen estos grupos en las decisiones políticas y en la configuración de los sistemas políticos centroamericanos?
Para responder a estas preguntas recopilamos, sistematizamos y analizamos información cuantitativa y cualitativa sobre la nueva integración económica regional, sobre los grupos económicos centroamericanos y sobre las empresas transnacionales que operan en Centroamérica. Entrevistamos a empresarios, políticos y académicos de la región buscando conocer específicamente qué mecanismos utilizan para incidir en las políticas públicas. Finalmente validamos la primera versión de nuestro estudio con académicos y personas conocedoras de la realidad centroamericana.
El tema de estudio era novedoso y complejo. No se trataba de obtener un “quién es quién” en Centroamérica: quiénes son los más ricos, quienes tienen más poder. La investigación tenía un enfoque más dinámico: cómo utilizan el poder que tienen. Era un estudio exploratorio. Es notable la falta de información cuantitativa y cualitativa sobre las inversiones intra-centroamericanas y sobre las operaciones de los grupos económicos. Por esto, las conclusiones y hallazgos del estudio son puntos de partida para investigaciones posteriores sobre la economía política de la integración centroamericana.
EL FENÓMENO DE LA “INTEGRACIÓN REAL”: MANIFESTACIONES, CARACTERÍSTICAS
Existe un acuerdo bastante amplio en los círculos académicos y gubernamentales de la región de que la integración económica de Centroamérica se ha fortalecido notablemente en los últimos 15 años. Este consenso está respaldado por el significativo crecimiento del comercio intra-regional. Según datos del SIECA, entre 1990 y 2004 aumentó de 671.2 millones a 3 mil 439.7 millones de dólares.
Una mayor integración regional se constata también en el incremento de las inversiones intra-centroamericanas e internacionales realizadas por los grupos económicos centroamericanos que operan a escala regional y por las empresas transnacionales con presencia en el área. Resultado: desde principios de los años 90 se registra una creciente integración empresarial, sobre todo en las actividades relacionadas con el comercio y los servicios: básicos, turísticos, profesionales y financieros.
La integración financiera, impulsada por los principales bancos de Centroamérica, ha sido acompañada por una creciente dolarización “de hecho”. En el año 2003, en los países aún no dolarizados Panamá y El Salvador ya lo están, el 40% de los activos totales del sistema financiero estaba en dólares.
La nueva integración centroamericana presenta otras manifestaciones, poco estudiadas. Por ejemplo, la creciente unificación de los mercados laborales que realizan trabajadores y profesionales que han emigrado a otros países de la región en busca de mejores oportunidades de trabajo y mayores salarios. También se expresa en la integración territorial que han desarrollado las poblaciones y las autoridades locales de zonas fronterizas, basándose en especialidades productivas y en características económicas de los territorios en las cuales las fronteras nacionales tienen poco o ningún significado. Los ejemplos más conocidos son el río San Juan entre Costa Rica y Nicaragua; la zona de El Trifinio, entre El Salvador, Guatemala y Honduras; y el área del Golfo de Fonseca, entre El Salvador, Honduras y Nicaragua.
No hay que confundir la integración real la empresarial con esta otra integración, más amplia y compleja, con la cooperación inter-gubernamental, con todas esas iniciativas conjuntas desarrolladas por dos o más países que pueden abarcar prácticamente todos los ámbitos de la vida económica, social, política y cultural de los países. La cooperación en la lucha contra enfermedades contagiosas, en el combate al narcotráfico y al crimen organizado, así como las iniciativas dirigidas a reducir el impacto negativo de los desastres naturales, son ejemplos de esta cooperación inter-gubernamental.
El nuevo proceso de integración económica ha ocurrido fuera del marco de los instrumentos de integración regionales, a pesar de que desde finales de los años 80 se despertó un nuevo interés por la integración institucional, con nuevos acuerdos y con la renovación de los tratados formales de la integración. Lo que hemos visto después es que la integración económica de los últimos 15 años no responde, como en la década de los 60, a una política de integración elaborada por los gobiernos del área y por la institucionalidad de la integración plasmada en acuerdos formales, sino que obedece a acciones individuales de los empresarios nacionales y extranjeros y a iniciativas de la población centroamericana y de algunos gobiernos locales.
Uno de los principales desafíos que enfrentan hoy los gobiernos centroamericanos y las instituciones de la integración centroamericana es cómo institucionalizar el proceso de integración real que se está dando y cómo readecuarlo para que contribuya al desarrollo y a la democracia de la región.

LA ORIENTACIÓN: HACIA AFUERA EL MOTOR: LA GLOBALIZACIÓN
La actual integración económica regional es en gran medida consecuencia directa del proceso de globalización económica, que en su fase actual se caracteriza, entre otras cosas, por la mundialización del libre comercio; por la creciente presencia en el escenario mundial de empresas transnacionales que funcionan como sistemas internacionales de producción integrada y que, de manera creciente, concentran sus inversiones en actividades vinculadas a los servicios; por la expansión y la considerable movilidad de los capitales, unida a la persistencia de las restricciones al movimiento de mano de obra; y por el acceso masivo a la información en “tiempo real” gracias al desarrollo de tecnologías de información y comunicación.
La integración de los 90 se caracteriza por su orientación hacia fuera. Y su objetivo principal es integrar de forma eficiente a Centroamérica a la economía internacional, especialmente a Norteamérica, a través del aumento de los flujos de comercio e inversiones. Esto la hace sustancialmente distinta a la integración de hace cuatro décadas, que tenía¬ como objetivo central promover la industrialización de la región.
La globalización es uno de los factores que más ha contribuido a la modernización e internacionalización de los principales grupos económicos nacionales de Centroamérica. Ante una mayor competencia internacional y ante la limitación de los mercados locales, estos grupos comenzaron paulatinamente a expandir sus operaciones hacia el mercado regional e internacional. Sus movimientos coincidieron con la mayor presencia de las empresas transnacionales en la región.
Atraídas por los procesos de apertura, liberalización, privatización y desregulación de las economías centroamericanas, aumentaron sus inversiones en Centroamérica comprando empresas estatales y adquiriendo empresas privadas, principalmente las del sector industrial tradicional, históricamente propiedad de grupos familiares. Así, desde principios de los años 90 los grupos económicos centroamericanos y las empresas transnacionales comenzaron a “integrar” a Centroamérica expandiendo sus actividades. Cada vez más poderosos económicamente, esto aumentó su influencia política y social.
A LA SOMBRA DEL CONSENSO DE WASHINGTON
El segundo factor que ha contribuido al fortalecimiento de la integración económica regional, también relacionado con la globalización, es la aplicación, en todos los países centroamericanos de las reformas económicas basadas en el Consenso de Washington. Y aunque los tiempos, los ritmos y el alcance de las reformas fueron diferentes en cada país, todas tuvieron como piedra angular al igual que en el resto de América Latina la liberalización del comercio, una reducción de las barreras arancelarias y no arancelarias y la negociación de tratados comerciales con países extra-regionales. Las reformas comprendieron también políticas de privatización de empresas estatales y de concesión de servicios públicos, medidas de desregulación de las actividades económicas y de los mercados incluyendo el laboral, reformas fiscales y reformas financieras.
Estas reformas tuvieron un profundo impacto en las economías centroamericanas. Por una parte, movieron a una nueva integración de la región con la economía internacional, particularmente con Estados Unidos y México. Por otra, contribuyeron a aumentar los flujos de comercio e inversión dentro de la región. En particular, los procesos de privatización y de concesión de servicios públicos generaron un aumento de la inversión intra-centroamericana e internacional.
Y las medidas de apertura y de desregulación económica, junto con las medidas tomadas por algunos gobiernos del área para facilitar el tránsito de mercancías entre los países El Salvador, Guatemala y Honduras han avanzado en la eliminación de barreras comerciales, simplificación de trámites aduaneros y eliminación de puestos fronterizos, unidas al logro de una relativa estabilidad macroeconómica, influyeron en el comercio intra-regional.
HA SURGIDO UN NUEVO MODELO ECONÓMICO
El tercer factor que ha contribuido a la mayor integración económica de Centroamérica es el proceso de quiebre estructural registrado en la región en las últimas tres décadas, que provocó, entre otras cosas, el fin del modelo agroexportador tradicional, basado en el dinamismo de las exportaciones agrícolas tradicionales a mercados extra-regionales. Por primera vez en nuestra historia los países de Centroamérica ya no son economías agroexportadoras. Y por primera vez, Centroamérica ya no está dominada por élites agrarias tradicionales y oligarquías al menos como las entendimos históricamente, vinculadas a la tierra y a la producción agraria.
En el nuevo modelo económico centroamericano, basado en el dinamismo de las exportaciones no tradicionales agrícolas e industriales (maquila) y de las actividades relacionadas con los servicios y el comercio, el mercado regional constituye el espacio natural de acumulación para los grupos económicos globalizados de la región, un espacio que conocen perfectamente.
Este quiebre estructural explica el inusitado interés mostrado por los países del llamado Triángulo del Norte (El Salvador, Guatemala Honduras) en el proceso de integración en los años 90. Para las empresas transnacionales el mercado regional también es importante porque constituye una plataforma para acceder al mercado de Estados Unidos. Además, en los últimos años y gracias al aumento del ingreso disponible provocado por las remesas familiares, el mercado regional representa un mercado interno ampliado y con poder de compra en el que vale la pena invertir.
MAQUILAS Y EMIGRANTES: PILARES DEL NUEVO MODELO
El nuevo modelo económico centroamericano descansa hasta hoy en tres pilares fundamentales que lo diferencian tanto del modelo agroexportador tradicional como del modelo imperante en el resto de América Latina.
El primer pilar es la nueva inserción internacional de Centroamérica, basada en una nueva integración con Estados Unidos a través de las migraciones y de las exportaciones de maquila. Alrededor de este pilar se articula y funciona el nuevo modelo.
La maquila se ha convertido en la mayoría de los países en el rubro más importante de exportación y en una de las actividades más dinámicas, pese a sus notables limitaciones en términos de encadenamientos productivos. Como la maquila que prevalece en la región utiliza intensivamente mano de obra no calificada, contribuye a la generación de empleo, sobre todo femenino, aunque de baja calidad. La exportación de maquila contribuye también a la generación de divisas y a una incipiente transferencia tecnológica.
Las migraciones de centroamericanos hacia Estados Unidos han generado una nueva fuente de divisas, las remesas familiares, que hasta hoy han permitido superar la restricción externa al crecimiento y han contribuido a preservar la estabilidad financiera y cambiaria. Y como las remesas representan un excedente económico adicional, contribuyen al financiamiento de la inversión, refuerzan los patrones de consumo y constituyen uno de los principales instrumentos redistributivos con que cuenta el modelo, contribuyendo de esta manera a la reducción de la pobreza.
Desde otra perspectiva, las migraciones hacia Estados Unidos constituyen en la mayoría de países de la región uno de los principales mecanismos de ajuste global del nuevo modelo, al quitarle presión al mercado laboral local, lo que a su vez amplía los espacios de maniobra para definir e implementar políticas públicas, contribuyendo a la estabilidad social y política. Así, en el nuevo modelo el ajuste del mercado laboral se realiza principalmente mediante la salida de trabajadores hacia el exterior y no a través del aumento del desempleo.
LA IMPORTANCIA DE LA ESTABILIDAD FINANCIERA
El segundo pilar del nuevo modelo económico centroamericano es la estabilidad financiera y cambiaria. Este pilar no es nuevo. Constituyó uno de los pilares del antiguo modelo de desarrollo. Lo nuevo es su fundamentación: a diferencia del modelo agroexportador, en el que la estabilidad cambiaria y la baja o moderada inflación descansaba en las divisas generadas por los productos primarios de exportación, ahora se sustenta en la disponibilidad de dólares proveniente de las nuevas fuentes de divisas, particularmente de las nuevas exportaciones no tradicionales y de las remesas familiares.
Además, la estabilidad financiera y cambiaria juega ahora un rol distinto al que desempeñó en el modelo agroexportador. En el modelo agroexportador generaba una base sólida para el comercio intra-regional y colaboraba a que la inversión nacional y extranjera invirtiera en el Mercado Común Centroamericano. En el nuevo modelo, el rol fundamental asignado a la estabilidad financiera y cambiaria es favorecer la acumulación de capital en el nivel nacional y regional en las actividades vinculadas con los servicios particularmente, los servicios financieros y en la industria maquiladora, y atraer inversión extranjera a la región, tanto en actividades de exportación hacia Estados Unidos, como en sectores de servicios y comercio que operan en el nivel nacional y regional.
La estabilidad financiera y cambiaria tiene funciones diferentes, dependiendo de la modalidad que el nuevo modelo ha asumido en los distintos países. En la variante salvadoreña es considerada un elemento central para lograr el objetivo de convertir a El Salvador en una plaza financiera y de servicios regional y para integrar totalmente la economía salvadoreña a la norteamericana.
¿MODELO PRODUCTIVO O MODELO ESPECULATIVO? ¿PRODUCCIÓN O CONSUMO?
Los que defienden el modelo actual dicen que el debate entre lo productivo y lo especulativo tiene poco sentido, porque en una economía de mercado los recursos van donde los asigna el mercado, y donde los asigne el mercado es lo mejor. También dicen que por qué tenerle miedo a las economías de servicios, si las economías más desarrolladas son economías de servicios.
Los que no apoyamos el modelo actual decimos que, efectivamente, las economías desarrolladas son de servicios, pero están fundamentadas en una base productiva moderna, eficiente y competitiva. Y el modelo actual de Centroamérica no está fundado en bases productivas fuertes, sino en los emigrantes y sus remesas. La capacidad de consumo de las sociedades centroamericanas ha aumentado sensiblemente en los últimos quince años, y esto es bueno, porque una sociedad que consume más significa que está mejor. Pero, ¿se consume porque hay empleo? No, se consume más por esa fuente externa que son las remesas.

En el modelo previo, el modelo agroexportador, la banca era la gran financiadora de los grupos agroexportadores, que tenía su base en la agricultura. Hoy la banca centroamericana se ha independizado de los sectores locales y ahora la banca ya no está vinculada con la producción real. Su lógica ahora es hacer ganancia en cualquier sector, en el más rentable. Y por eso, los que estudian esta evolución pronostican que en los próximos cinco, diez años, el 70% de todos los créditos de la banca centroamericana serán para el consumo personal y no para las empresas.
Este cambio en la forma de distribuir las riquezas, de distribuir los excedentes, en el control de la banca, es realmente dramático. Aunque hay matices, porque no es lo mismo la estructura productiva de Costa Rica que es la economía que se acerca más al modelo productivo, que a la estructura de El Salvador, en donde en 20 años la agricultura pasó a representar menos del 10% del PIB, en donde el 70-80% de todo el crecimiento se da por el dinamismo de los servicios, y en donde, y por eso, la banca salvadoreña es la más importante de la región.
DEL ESPACIO NACIONAL AL ESPACIO REGIONAL Y APOYADOS POR EL ESTADO
El tercer pilar del nuevo modelo económico centroamericano lo constituye el mercado regional. Tampoco aquí hay novedad, porque este mercado fue uno de los pilares del anterior modelo centroamericano. Lo nuevo es su rol dentro del nuevo modelo: generar una base sólida que permita ampliar los espacios de acumulación de los principales grupos económicos nacionales y de las empresas transnacionales que operan en la región, vinculados a la banca, el comercio y los servicios, incluyendo servicios básicos como las telecomunicaciones y la electricidad.
Esta nueva concepción del mercado regional es lo que explica el surgimiento de la integración real, la que llevan a cabo en la práctica los sectores empresariales transnacionalizados de la región, para quienes es el mercado regional y ya no el nacional su espacio natural de acumulación. El espacio regional-territorial centroamericano tiene importancia vital para el nuevo modelo, aprovechando economías de escala y especialización productiva.

El nuevo modelo económico centroamericano se caracteriza por su orientación hacia afuera, por el papel protagónico asignado a los empresarios, por el rol central otorgado al mercado en la asignación de recursos y por la consiguiente redefinición del papel del Estado, aunque éste continúa teniendo un papel central. Al igual que en el modelo agroexportador, la participación del Estado ha sido decisiva en la configuración del nuevo modelo.
Su función principal ha consistido en generar y garantizar las condiciones básicas para la instauración de un régimen económico basado en el mercado y liderado por el sector empresarial, especialmente el de los grandes empresarios. Entre los principales mecanismos utilizados para este fin el Estado ha empleado las privatizaciones, el mantenimiento de la estabilidad macroeconómica, la reducción de impuestos y el otorgamiento de exenciones y exoneraciones, la liberalización de precios internos y en general, la desregulación de las economías.
LA HORA DE LOS GRANDES GRUPOS ECONÓMICOS Y DE LOS GOBIERNOS EMPRESARIALES
¿Quiénes han sido los actores del reciente proceso de integración económica? Aunque lo han impulsado básicamente los mismos actores económicos que lideraron el proceso del Mercado Común Centroamericano las empresas transnacionales y los grupos económicos nacionales el entorno económico, social y político en el que se desenvuelven hoy es diferente, y por tanto sus actuaciones e interrelaciones son distintas.
En el caso de las empresas transnacionales, su interés por Centroamérica ya no se reduce, como en el pasado, a sacar provecho de las oportunidades que brinda un mercado ampliado y protegido, sino que hoy conciben la región como una plataforma importante para exportar hacia Estados Unidos. Además, y a diferencia del pasado, las inversiones de estas empresas en la región se han diversificado, lo que las hace más influyentes, no sólo porque tienen más poder económico, sino también porque controlan buena parte de los servicios públicos básicos telecomunicaciones, distribución de energía eléctrica, que cuatro décadas atrás estaban en manos del Estado.

En el caso de los grupos económicos, éstos han registrado un proceso de modernización y diversificación que hace que sus actuaciones sean diferentes de las del pasado. En primer lugar, la mayoría de estos grupos ya no tienen como sus ejes principales de acumulación la agricultura tradicional de exportación y la industria tradicional, como sucedía en los años 60 y 70.
Ahora, sus principales intereses económicos se encuentran en los nuevos sectores dinámicos: servicios, exportaciones no tradicionales incluyendo la maquila, turismo y comercio. En segundo lugar, la mayoría de estos grupos están globalizados y conciben el mercado centroamericano, y no el nacional, como en el pasado, como su espacio natural de acumulación. Todo esto, a la vez que ha aumentado su influencia en el ámbito regional, les ha permitido establecer alianzas estratégicas con las empresas transnacionales para operar juntos en los diferentes países, aunque en la mayoría de los casos, desde una posición subordinada.
FAVORECIDOS POR LOS PROCESOS DE PAZ
El cuarto factor que ha incidido en el proceso de integración es el advenimiento de los procesos de paz y democratización, que generaron un clima favorable de estabilidad política y social. Además, desde principios de los años 90 llegaron al poder gobiernos pro-empresariales y empresariales, sobre los que han tenido una influencia significativa los grupos de poder económico. Esto les ha permitido expandirse regionalmente, lo que ha favorecido la integración empresarial. Este ambiente político es sustancialmente distinto al de la época del Mercado Común Centroamericano, cuando nuestros países eran gobernados por regímenes autoritarios, basados en alianzas entre militares y empresarios apoyadas por Estados Unidos.
CONSECUENCIAS PREOCUPANTES PARA LA DEMOCRACIA Y EL DESARROLLO
Sin duda, el actual proceso de integración económica regional ha tenido beneficios importantes para la región en inversión, empleo, mejor aprovechamiento de las capacidades productivas regionales. También ha ayudado a una nueva inserción internacional de la región. Además, representa una buena oportunidad para que las empresas centroamericanas puedan prepararse regionalmente para competir en los mercados internacionales.
Sin embargo, esta integración también ha desencadenado o profundizado tendencias preocupantes en relación a la democracia y al desarrollo de la región. Entre las más negativas destacan una mayor concentración de la riqueza regional en pocas manos y un cambio en la correlación de fuerzas políticas a favor de los grupos económicos regionales y de las empresas transnacionales. Todo esto ha ocurrido en un ambiente de elevados niveles de pobreza, la que si en la década de los 90 disminuyó en términos relativos, aumentó en términos absolutos.
EL TLC CON ESTADOS UNIDOS ACENTUARÁ LOS DESBALANCES REGIONALES
A este desbalance de poder regional social, económico y político ha contribuido además el debilitamiento del Estado y la redefinición de su rol; la crisis de los partidos políticos y su cuestionamiento social y político; la debilidad de actores sociales como las clases medias y el movimiento sindical; la ausencia de fuerzas de izquierda modernas y propositivas; la llegada al poder de gobiernos pro-empresariales y empresariales; y la hegemonía intelectual e ideológica de la corriente neoliberal en la región, que reivindica la supremacía del mercado sobre el Estado y que convierte a los empresarios en el principal actor social dentro del modelo socioeconómico.
Este desbalance se acentuará todavía más al entrar en vigencia el Tratado de Libre Comercio entre Estados Unidos, Centroamérica y República Dominicana (CAFTA-DR), que inevitablemente contribuirá a reforzar al menos a corto y mediano plazo el proceso de concentración de poder económico y político en los ya influyentes grupos económicos nacionales e internacionales que operan en la región. Las condiciones iniciales de partida del tratado favorecen claramente a estos grupos, que son los que tienen dinero, información, contactos e influencias suficientes para aprovechar las ventajas que ofrece el tratado y para evadir sus costos potenciales.

La situación es más preocupante si se considera que debido a la fragilidad de las finanzas públicas y a la debilidad institucional estatal, los gobiernos centroamericanos no están en la capacidad de diseñar y aplicar políticas integrales de desarrollo y de apoyo a los sectores afectados por el tratado, especialmente a la población rural pobre la más numerosa y la que depende de actividades agrícolas, que es la más susceptible de sufrir los impactos negativos del tratado. (Continuará)
QUIÉN TIENE EL PODER EN CENTROAMÉRICA (2) Un retrato de los grandes grupos económicos
La integración “real” que tiene lugar en Centroamérica de forma acelerada y desde hace unos 15 años la protagonizan los grandes grupos económicos de la región, hoy globalizados, y con un claro origen en capitales históricos. Sus aliadas son las empresas transnacionales que operan en Centroamérica. ¿Cómo actúan los “socios” de estas empresas? ¿Y quiénes son estas empresas?
Los grupos económicos centroamericanos que de manera creciente operan en la escala regional e internacional y las empresas transnacionales que tienen presencia en Centroamérica están integrando rápidamente a la región con sus estrategias de expansión y penetración del mercado centroamericano. ¿Quiénes son estos poderosos actores? No pretendemos determinar la magnitud de la riqueza que poseen ni el nivel de ganancias que obtienen. Aún si lo pretendiéramos, resulta prácticamente imposible, porque los grupos económicos regionales, pese a mostrar en años recientes una mayor apertura y transparencia, aún se caracterizan por mantener en secreto sus actividades, sobre todo sus inversiones y sus ganancias.
La revista “América Economía” (julio-agosto 2005) sostiene que el éxito de los grandes grupos de El Salvador, Honduras y Guatemala no puede ser cuantificada, ya que ninguno de ellos informa sobre sus resultados. Lo expresa así esta publicación: El todavía nutrido Club de la Oscuridad Centroamericano es la última paradoja de un mercado cada vez más abierto y competitivo.
AUMENTA LA INVERSIÓN EXTRANJERA
Desde principios de los años 90 inició en Centroamérica un notable proceso de integración empresarial, impulsado por los principales grupos económicos regionales y por las empresas transnacionales presentes en el área. Este nuevo tipo de integración está fundamentado en las mayores inversiones que estos grupos y empresas realizan en los diferentes países.
Como consecuencia de esta integración, la inversión extranjera directa aumentó considerablemente en los últimos 15 años. Entre 1990-99, sus flujos hacia Centroamérica sumaron 13 mil 331.5 millones de dólares, un promedio anual de 1 mil 333.15 millones. Entre 2000-2004, los flujos llegaron a los 10 mil 609.4 millones, un promedio anual de 2 mil 121.9 millones. Con relación al PIB, la inversión extranjera directa alcanzó sus mayores niveles en el segundo quinquenio de los 90, debido a que en ese período ocurrieron la mayoría de privatizaciones en la región, lo que fue aprovechado por las empresas multinacionales y por los grupos económicos locales para invertir en sectores que antes les estaban vedados, como las telecomunicaciones, la energía eléctrica y el sistema financiero.
En cuanto al destino de la inversión extranjera directa, se dirigió principalmente hacia los servicios maquila, telecomunicaciones, energía eléctrica y el comercio, marcando una diferencia notable con lo que ocurría en los años 60 y 70, cuando esta inversión se centraba fundamentalmente en la industria manufacturera. Las nuevas tendencias de la inversión extranjera directa han consolidado un nuevo patrón de crecimiento en Centroamérica, basado en el dinamismo de los servicios y el comercio, lo que a su vez ha acelerado el proceso de terciarización de las economías del área.
En el caso de Costa Rica, la mayoría de los recursos se invirtieron en el sector industrial, servicios y turismo, contribuyendo a fomentar una serie de actividades no tradicionales: industria electrónica, material médico, turismo, servicios de negocios y construcción de proyectos inmobiliarios. La mayor proporción de los flujos de esta inversión en Costa Rica provino de Estados Unidos, un promedio de 63.6% entre 1997-2004. En los últimos años, algunos países europeos como Holanda y Alemania, y países de la región como México, El Salvador y Panamá, también han sido importantes inversores en Costa Rica.

En el caso de El Salvador, entre 1997-2003 la inversión extranjera directa se dirigió principalmente a la industria eléctrica, industria manufacturera, comunicaciones y comercio. Al igual que en Costa Rica, la mayor parte de las inversiones provino de Estados Unidos: en junio de 2003 alcanzó el 67%. Otros países inversores importantes fueron Venezuela, Francia, España y Panamá.
AUMENTA LA INVERSIÓN CENTROAMERICANA
Sobre la inversión directa intra-regional la realizada por empresarios centroamericanos en otros países de la región la información es escasa y poco confiable, porque buena parte de ella no está registrada en las cifras oficiales. Además, la poca información disponible en algunos países sólo cubre un período muy corto de tiempo. A pesar de eso es obvia, con los datos que hay, la importancia creciente de estas inversiones. Las de Panamá y El Salvador resultan las más significativas. El elevado monto de las inversiones salvadoreñas en Costa Rica en los años 2002 y 2003 ($23.4 millones y $25.4 millones) están relacionadas con la construcción de un centro comercial del Grupo Poma de El Salvador. En El Salvador, los países que más han invertido en los últimos años son Costa Rica, Guatemala y Panamá, fundamentalmente en la industria y el comercio.
Vale la pena señalar la importancia de las inversiones nicaragüenses en el sector financiero salvadoreño ($33.1 millones), hecho relacionado con la presencia regional de grupos financieros nicaragüenses. Por la situación interna de Nicaragua durante la revolución sandinista, estos grupos (BAC-Credomatic, Pacific y Lafise) fueron de los primeros en regionalizarse. Sus primeros negocios estuvieron vinculados a los servicios de cambio de moneda, tarjetas de crédito y banca offshore.
Las tendencias de las inversiones intra-centroamericanas en Costa Rica y El Salvador, además de ratificar la vigencia de un patrón de crecimiento basado en el dinamismo de las actividades secundarias y terciarias, indican que los empresarios centroamericanos han sido protagonistas importantes en el proceso de integración regional. Por la falta de información estadística, no es posible determinar qué porcentaje de estas inversiones las realizaron empresas pequeñas, medianas y grandes, aunque existe un consenso bastante amplio en que buena parte de ellas las realizaron los grandes grupos económicos que operan en la región.
EL ORIGEN HISTÓRICO DE LOS GRANDES GRUPOS ECONÓMICOS
Históricamente, la mayoría de los países de Centroamérica con la notable excepción de Costa Rica se han caracterizado por una concentración muy alta del ingreso y de las riquezas en pocas manos, lo que ha hecho que nuestra región sea una de las más desiguales del mundo. Como no existen mecanismos distributivos efectivos, los salarios son bajos y el empleo es escaso y de mala calidad, la gran mayoría de la población centroamericana padece pobreza y exclusión.
Una de las consecuencias directas de la concentración de la riqueza en pocas manos es la existencia de poderosos grupos económicos que históricamente han utilizado su influencia para incidir en todos los ámbitos de la vida social de los países y para ejercer un control directo o indirecto sobre el Estado, el cual ha jugado un papel central en las estrategias de expansión de estos grupos, generando y manteniendo las condiciones que requieren para acumular capital.
Estos grupos económicos surgieron vinculados a la agricultura. De ahí se extendieron, sobre todo después de la Segunda Guerra Mundial, a otras actividades económicas: la industria, la banca y la construcción, aunque su principal eje de acumulación siguió siendo la agricultura tradicional de exportación, actividad de la cual obtenían excedentes para invertir en otros sectores.
En esta misma época, y como consecuencia de la aplicación de la estrategia de industrialización sustitutiva de importaciones, surgieron nuevos grupos económicos vinculados a la industria tradicional y al comercio, algunos de ellos provenientes de clases medias que en buena medida se fortalecieron gracias a la expansión del empleo público y de sectores vinculados a las Fuerzas Armadas, que en algunos países accedieron al control del Estado, desde donde impulsaron estrategias de acumulación en diversas actividades económicas.
Según Donald Castillo Rivas (“Acumulación de capital y empresas transnacionales en Centroamérica”, siglo XXI, 1980), los militares componen un grupo económico en ascenso dentro del mapa centroamericano, además de tener en sus manos el poder político y convertirse en árbitros de las diferencias entre los demás grupos o fracciones de la clase dominante. Sin embargo, desempeñan un papel económico distinto en los diferentes países. En Nicaragua y Guatemala se han convertido en empresarios aliados del capital extranjero, con un poder económico y político muy considerable. En Honduras y El Salvador parecieran desempeñar un papel de intermediarios entre el capital extranjero y las economías locales.
POR QUÉ SE EXPANDIERON ESTOS GRUPOS ECONÓMICOS
Como la estrategia de industrialización sustitutiva dependía de las divisas y los excedentes generados en el sector agroexportador tradicional, los nuevos grupos económicos estaban subordinados a las élites agrarias tradicionales.
Aunque en las décadas de los 60 y 70 algunos grupos económicos nacionales comenzaron a expandirse hacia el resto de la región centroamericana, para la gran mayoría de ellos su espacio de acumulación se circunscribía al territorio nacional, al mercado interno, que defendían ferozmente con medidas proteccionistas de todo tipo. Por eso, su influencia política se reducía fundamentalmente al ámbito de cada país. Desde finales de los 70, comenzaron a expandir sus operaciones a toda Centroamérica y en algunos casos a Estados Unidos, México y el Caribe.
Esto se debió a varios factores: a los conflictos armados de los años 80, que llevaron a algunos empresarios de El Salvador y Nicaragua a abandonar sus países de origen o a sacar de ellos su capital para invertirlo en países vecinos y en Estados Unidos; a la crisis estructural de la agricultura tradicional de exportación, que hizo que muchos empresarios agrícolas cambiaran de actividad económica buscando nuevas oportunidades de inversión en el resto de Centroamérica; a la mayor competencia externa, que fomentó una cultura empresarial pro-apertura, posibilitando la expansión natural de los principales grupos nacionales hacia el mercado regional; a la aparición de una nueva fuente de excedente externo: las remesas familiares que envían los emigrantes centroamericanos viviendo en Estados Unidos, que junto a las reformas financieras y a los procesos de reprivatización bancaria registrada en algunos países El Salvador y Nicaragua posibilitaron en los 90 la rápida expansión regional de los principales grupos financieros locales.
También se debió al proceso de modernización empresarial resultante de cambios generacionales y de una mayor preparación de las generaciones jóvenes, educadas generalmente en universidades de Estados Unidos; a la llegada al poder de gobiernos pro-empresariales y empresariales, que han favorecido el proceso de integración institucional y han eliminado obstáculos al comercio y a las inversiones intra-regionales.
LOS MÁS PODEROSOS: LOS SALVADOREÑOS Y LOS GUATEMALTECOS
Como resultado de todo esto, en las últimas dos décadas y en toda la región aparecieron grupos económicos cuyo ámbito de operaciones no es ya el mercado nacional sino el regional. Estos grupos provienen de todos los países, aunque los salvadoreños y guatemaltecos son los más poderosos y tienen estrechas relaciones económicas, sociales y políticas entre sí, debido a sus afinidades ideológicas, al alto grado de integración existente entre los dos países y al hecho de que durante el conflicto armado salvadoreño, algunas de las familias más poderosas de El Salvador emigraron temporalmente a Guatemala, desde donde dirigían sus negocios.
Le siguen en importancia numérica los grupos económicos de Costa Rica algunos con larga presencia en la región y los nicaragüenses, pertenecientes fundamentalmente al sector financiero y los primeros en internacionalizarse, obligados por la situación política interna de Nicaragua durante la revolución sandinista. Los grupos panameños son particularmente fuertes en el sector financiero y los hondureños en el comercial.

En nuestro estudio, es claro que Nicaragua y Honduras aparecen como los países receptores de las mayores inversiones centroamericanas. Y que los empresarios que exportan esas inversiones hacia Nicaragua y Honduras son de Guatemala y de El Salvador.
Estos grupos económicos regionales se caracterizan por ser sumamente diversificados. Operan fundamentalmente en servicios financieros, de transporte, turísticos, construcción, comercio e industria, aunque algunos tienen inversiones importantes en agroindustria y algunos pocos en la agricultura no tradicional. Esta concentración de inversiones en los servicios y el comercio señala claramente que las economías centroamericanas son fundamentalmente economías de servicios, lo cual plantea oportunidades, pero también serios retos para el desarrollo futuro de la región, ya que a diferencia de las economías desarrolladas, han hecho este tránsito sin contar con una base productiva sólida y competitiva que sustente en el mediano y largo plazo las actividades terciarias.
La mayoría de estos grupos económicos tienen intereses en el sector financiero. Esto ha generado una interpretación, bastante generalizada en la región, que afirma que son los financieros los grupos más poderosos y hegemónicos en cada país y en toda Centroamérica. Conviene aclarar que, si bien el sector financiero es uno de los sectores de más rápido crecimiento y más lucrativo, y que efectivamente en todos los países los grupos vinculados a este sector tienen un considerable peso político, no necesariamente los banqueros son en todos los países los grupos hegemónicos. En Guatemala y Honduras no son ni los más poderosos ni los más influyentes. En estos dos países los grupos más poderosos tienen su principal fuente de acumulación en la industria, la agroindustria, en otros servicios y en el comercio, aun cuando también tienen inversiones en la banca.
Algunas personas entrevistadas, conocedoras de los sectores empresariales de la región, señalaron que la industria bancaria ha sido hasta hoy bastante lucrativa, pero no más que otras actividades económicas. Según ellas, la diferencia está en que los bancos son los únicos obligados a publicar el resultado de sus operaciones. Una persona entrevistada en Guatemala comentó que uno de los grupos económicos del país había decidido invertir en la banca no porque fuera un gran negocio sino porque daba prestigio.
CON ALIANZAS ESTRATÉGICAS Y CONNCULOS FAMILIARES
Los grupos económicos de la región tienen alianzas entre ellos en algunas de las áreas donde operan, pero mantienen una fuerte competencia en las actividades más lucrativas: los proyectos inmobiliarios centros comerciales, centros de negocios, construcción de viviendas, los servicios financieros y algunas actividades comerciales como la distribución de vehículos. Son conocidas las alianzas entre diferentes grupos en la actividad de bienes raíces (Grupo Poma y Grupo TACA en el Salvador, Grupo La Fragua y Grupo Pantaleón y Grupo Gutierrez-Bosch y Grupo Castillo en Guatemala); en el sector financiero (Grupo Cuscatlán, Grupo La Fragua y Grupo Pantaleón); y en el sector de tecnología (Grupo Pellas y Grupo Motta).
Los grupos más poderosos tienen alianzas estratégicas con empresas transnacionales y con grupos económicos extra-regionales. Las alianzas del Grupo Agrisal con SABMiller, las del Grupo CABCORP con Ambev, las de los Grupos La Fragua y CSU con Wal-Mart, las del Grupo Pellas con General Electric y con IBM, las del Banco Cuscatlán con el Citigroup y las del Grupo Poma con el Grupo Carso de México, son algunas de las más destacadas.
La gran mayoría de los grupos nacionales tiene vínculos familiares, que han sido bastante estudiados en los diferentes países. Esto les facilita establecer alianzas, intercambiar información y coordinar sus actividades de incidencia política. Muchos de los grupos centroamericanos ahora globalizados pertenecen a las familias que tradicionalmente han detentado el poder económico en la región, lo que evidencia la notable modernización registrada al interior de las élites económicas centroamericanas.
Es importante el rol de estos grupos en la integración centroamericana, es enorme su poder económico y por tanto, político, hoy más concentrado que nunca. Y esto ha reforzado el proceso de diferenciación y polarización que se viene registrando al interior de los sectores privados desde principios de la década de los 90, ya que estos poderosos grupos se han despegado literalmente del resto de sectores empresariales, conformando una estructura empresarial nacional y regional mucho más polarizada y desigual, lo que plantea serios desafíos para la democracia y el desarrollo en nuestra región.
DE LA MANO CON PODEROSAS TRANSNACIONALES
El otro actor de la integración empresarial centroamericana son las empresas transnacionales, que desempeñaron un papel central en la integración de los años 60 y 70, período en el que, además de controlar las industrias más dinámicas e intensivas en uso de capital y establecer monopolios y oligopolios en los mercados nacionales de cada país, controlaban directa o indirectamente el mercado intra-regional, sobre todo el de productos manufacturados y agroindustriales, que les servía como plataforma para exportar alimentos diversificados hacia Estados Unidos.
Dependiendo de la sensibilidad política del sector en el que operaban y de los costos de transporte, las empresas transnacionales definieron en aquellos años el número de centros de producción requeridos para alcanzar importantes cuotas de mercado en los países de la región. Así, las empresas transnacionales de bebidas, de tabaco y del sector farmacéutico se caracterizaron por contar con centros de producción en cada uno de los países centroamericanos. En algunas de las industrias de alimentos enlatados concentraron la producción regional en dos o tres centros.
En aquellos años la influencia política, social y económica de las empresas transnacionales fue importante. Por un lado, contribuyeron a modificar el balance de poder al interior de los sectores empresariales de la región fortaleciendo a los nuevos sectores industriales, comerciales y financieros vinculados a la estrategia de sustitución de importaciones. Por otro, contribuyeron a la formación de clases medias formando a ejecutivos de empresas. Cooperaron también al desarrollo e integración de pequeños productores locales a las cadenas de producción agroalimentarias. En el plano político, las empresas transnacionales ejercían una considerable influencia en los gobiernos y en el sistema político, y frecuentemente apoyaron a los gobiernos militares de la época o conspiraron contra gobiernos que ellos consideraban hostiles a sus intereses.

Según Castillo Rivas, en el libro citado, en casi todos los países uno de los aliados de la inversión extranjera fue una nueva clase empresarial, cuyo origen parece ser la descendencia directa de la antigua oligarquía agrícola, los descendientes de comerciantes extranjeros radicados en la región y un flujo continuo de nuevos empresarios, cuyo origen, como clase media alta, proviene de la burocracia y la tecnocracia estatal, así como de los militares de alta graduación. Señala, además, a los comerciantes, en particular, a los inmigrantes judíos, árabes y polacos y a otras minorías de residentes europeos, que controlaban las actividades comerciales más importantes.
En los últimos 15 años las empresas transnacionales han aumentado sensiblemente su presencia en la región, alentadas por las facilidades otorgadas por cada uno de los países a la inversión extranjera, así como por la ampliación de los espacios de acumulación derivada de la privatización y concesión de servicios públicos básicos, sobre todo en los sectores de telecomunicaciones y electricidad, los cuales hasta antes de los años 90 pertenecían al Estado.
También incursionaron, mediante la compra de empresas privadas, en sectores que antes estaban en manos de empresas familiares, como es el caso de las compañías cerveceras y las empresas de cemento. Más recientemente han incursionado en el sector bancario. Dos de las cuatro empresas multinacionales más grandes del mundo, CEMEX y Holcim, se han hecho presentes en la región centroamericana en los últimos años. Holcim está presente en todos los países de la región. CEMEX invirtió en Costa Rica, Nicaragua y Panamá.
COMPRANDO EMPRESAS PRIVADAS, CONCENTRANDO LA RIQUEZA NACIONAL
Entre las 100 empresas más importantes que operan actualmente en Centroamérica, más de la mitad (56) proceden de Estados Unidos, 28 de países europeos (Inglaterra, Francia, España, Holanda, Luxemburgo, Suiza, Suecia, Alemania), 9 de países asiáticos (Japón, Corea del Sur), 5 de países latinoamericanos (Costa Rica, México, Colombia) y 2 de Canadá. Un país que en la última década y media ha aumentado sensiblemente la presencia de sus empresas en Centroamérica sobre todo en Guatemala es México. Esto obedece, entre otras razones, a la firma de tratados de libre comercio entre México y algunos países de la región, y al proceso de internacionalización de las principales empresas mexicanas, que tienen mucho interés en el mercado centroamericano ya que representa un mercado natural para ganar experiencia internacional y constituye una plataforma importante para exportar hacia Estados Unidos.
En general, las empresas transnacionales invierten en compañías locales para controlarlas. En la mayoría de los casos, buscan apropiarse de más del 50% de las acciones. En algunas ocasiones, comienzan con una participación minoritaria, pero con el compromiso de aumentarla en un plazo determinado.
Comprando empresas privadas, las compañías transnacionales buscan entrar de manera rápida al mercado, así como aprovechar el conocimiento del mercado, los sistemas de distribución ya establecidos y los contactos con el gobierno, los proveedores y los clientes que ya tienen las empresas locales. Pero estas compras no siempre aumentan el acervo de capital para la producción, como sucede con las empresas nuevas. Tampoco generan nuevos empleos. Además, aumentan la concentración de la riqueza y debilitan las empresas nacionales. Este tipo de adquisiciones provocan cambios en las compañías de propiedad familiar, porque la estructura de capital se hace más abierta y porque la administración se moderniza en la medida que se contratan profesionales, en vez de familiares que hacen carrera dentro de la empresa.
Además de las inversiones en los servicios públicos básicos y en el sector industrial tradicional, algunas empresas transnacionales como INTEL han invertido en la región buscando plataformas competitivas de producción y de logística que les permitan producir bienes y servicios cuyo destino final son Estados Unidos u otros mercados extra-regionales.
HOY: EXTRANJERIZACIÓN CRECIENTE MAÑANA: SUBORDINACIÓN
Como resultado de estos procesos, y al igual que lo ocurrido en el resto de América Latina, se está produciendo en Centroamérica una extranjerización del aparato productivo, que está cambiando la estructura del poder económico a favor de las empresas transnacionales, al desaparecer tanto la hegemonía estatal como la de algunas industrias tradicionales nacionales. Esto ha dado paso a una nueva clase empresarial, liderada por ejecutivos de filiales de empresas transnacionales, lo que es particularmente importante en Costa Rica y Guatemala, los países donde más se concentra la inversión extranjera. Junto con la hegemonía de las empresas transnacionales, se acentúa la influencia de los países de los que provienen esas inversiones.
Sin duda, este proceso de extranjerización de las economías de Centroamérica se profundizará en los próximos años debido a la entrada en vigencia del CAFTA-DR, ya que este Tratado de Libre Comercio de Centroamérica y República Dominicana con Estados Unidos abre nuevas oportunidades de inversión a las empresas transnacionales y les brinda mayores seguridades para sus inversiones. Dado el enorme poder económico y político de estas empresas, es de prever que se profundizará el ahora incipiente proceso de adquisiciones de compañías locales pertenecientes a los grupos económicos de la región. Y más temprano que tarde, estos grupos terminarán subordinados a los intereses transnacionales. (Continuará)

DIRECTOR DE INVESTIGACIÓN DEL PROYECTO “TRANSFORMACIÓN ESTRUCTURAL EN AMÉRICA CENTRAL” DE LA UNIVERSIDAD CENTROAMERICANA JOSÉ SIMEÓN CAÑAS DE EL SALVADOR. VERSIÓN RESUMIDA Y EDITADA POR ENVÍO DEL ESTUDIO “INTEGRACIÓN REAL Y GRUPOS DE PODER ECONÓMICO EN AMÉRICA CENTRAL. IMPLICACIONES PARA EL DESARROLLO Y LA DEMOCRACIA EN LA REGIÓN”, FINANCIADO POR LA FUNDACIÓN FRIEDRICH EBERT, Y DE UNA CHARLA DEL AUTOR EN EL SEMINARIO ANUAL DEL APOSTOLADO SOCIAL DE LA COMPAÑÍA DE JESÚS EN CENTROAMÉRICA. SAN SALVADOR, SEPTIEMBRE 2006.

Reacomodos en la derecha y la izquierda salvadoreñas(1998)

Reacomodos en la derecha y la izquierda salvadoreñas(1998)
http://www.uca.edu.sv/publica/eca/595edit.html
Editorial de la UCA

El neoliberalismo ha sacudido las fronteras de los partidos políticos tradicionales, ocasionando cierto desconcierto en la sociedad. La derecha, comprometida con el ajuste y las reformas estructurales neoliberales, convencida de que la desigualdad es natural y, en consecuencia, de la inutilidad de cualquier esfuerzo para erradicarla; pero temerosa por haber ido demasiado lejos, promueve políticas orientadas a reducir su impacto social, así como también a generar consensos amplios, sin los cuales los cambios con dificultad podrán sostenerse a largo plazo.

Esta postura, al mismo tiempo que la acerca a la izquierda política, la aleja de los sectores ideológicamente extremistas que militan en sus filas.
La izquierda política, por vocación consagrada a luchar por la igualdad o por las fórmulas que atenúan la desigualdad, convencida de que, en buena medida, ésta tiene raíz social y, por lo tanto, es erradicable, pero también preocupada —si no ansiosa— por ser objeto del reconocimiento de las fuerzas que deciden el destino del país y por dejar atrás su pasado revolucionario y militar, busca coincidencias con la derecha. Este acercamiento es comprensible y se justifica en nombre de la transición democrática y del consenso.
Este desplazamiento de la izquierda hacia el centro derecha la aleja de sus posturas más conocidas, llegando al punto de cuestionar su identidad, y, al igual que en la derecha, hace que el sector más tradicional se aferre ideológicamente a los planteamientos de antaño, como si nada hubiese ocurrido después del final de la guerra fría.

Estos desplazamientos de la clase política de final de siglo causan asombro en no pocos y bastantes se sienten confundidos. Pareciera no haber diferencia entre la derecha y la izquierda y, por lo tanto, que la política ya no tiene sentido o, en el mejor de los casos, que ha cambiado tanto que se ha vuelto incomprensible. A comienzos de la década era más fácil, las posiciones estaban definidas con claridad meridiana y no era problema identificar de qué lado se encontraban los políticos. En la actualidad, las fronteras ideológicas que antes separaban e identificaban a unos y otros se han vuelto borrosas. El desconcierto que esta supuesta confusión proyectada por el espectro político pueda ocasionar influye, seguramente, en el desinterés de la mayoría de la población en la política.
En las páginas siguientes no se pretende tanto constatar los desplazamientos y reacomodos efectuados por los políticos salvadoreños y sus efectos desconcertantes en la sociedad, los cuales, por otra parte, son evidentes, sino reflexionar sobre su significado y sus implicaciones.
1. El pensamiento único de la derecha
Contrario a las apariencias, la derecha no sólo cuenta con un plan —cuyos pilares fundamentales son la estabilidad macroeconómica, la desregulación, la reducción del Estado y la privatización de la propiedad estatal y las pensiones—, sino que no abriga la menor duda sobre su aplicación. Está convencida de que de su ejecución fiel dependen el desarrollo económico y el bienestar social de El Salvador. Por eso rehúye la verificación cuantitativa de las estadísticas del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo y se presente como verdad a priori.
El discurso pronunciado el 1 de junio por el presidente Armando Calderón en la asamblea legislativa ilustra esta creencia. Según el presidente de la república, El Salvador avanza “inexorablemente hacia la realización de su grandioso destino”. Esto quiere decir que el plan, una vez lanzado, llevará al país de manera inequívoca a ese destino “grandioso”, sin que nada ni nadie pueda impedirlo. Sin embargo, en ningún momento se describe el contenido de ese destino, impidiendo así comprender en qué consiste su grandiosidad. Sólo se refiere a él utilizando una fórmula genérica —“Nuestro nuevo El Salvador”—, sin especificar a quiénes —o a cuántos— incluye ese “nuestro” ni en qué consiste la novedad.
La tesis central de este pensamiento único ya es de sobra conocida: el mercado gobierna y el gobierno administra lo que el mercado dicta. Es una ideología cerrada, que pretende poseer una representación total de la realidad
A veces pareciera que esta novedad está definida por la modernidad, la democracia y la participación. Términos de uso corriente, en cuya definición no se profundiza, como si hubiera claridad y acuerdo general sobre su contenido. De todos modos, llama la atención que la equidad y la justicia no formen parte de la lista y hay que preguntarse por qué esta ausencia. Pero nada de esto parece importar a la derecha, porque El Salvador estaría predestinado por alguna fuerza superior desconocida a gozar de un destino grandioso. Visto así, es inevitable que el gobierno actual considere que sus fortalezas son mayores que sus debilidades.
Si El Salvador está predestinado a gozar de “oportunidades reales y maravillosas”, es lógico invitar a acelerar el paso para llegar cuanto antes. Cualquier retraso no es más que una postergación innecesaria e inútil. En consecuencia, no hay que perder energías en “debates superficiales infructuosos”, tampoco hay que distraerse “en cosas del pasado”; ni hay que permitir que “actitudes dubitativas” paralicen la marcha segura del país. No queda más que actuar con “determinación y sabiduría”, “fortaleza y prontitud” para alcanzar una meta maravillosa.
El discurso asume gratuitamente que su visión de futuro, tan promisorio como vago e indefinido, es compartido por la sociedad. Da por descontado que el país entero se comprometió con los acuerdos de paz, apostó por la democracia y acepta los planteamientos de la Comisión Nacional de Desarrollo para elaborar un plan de nación. Es cierto que no desconoce la existencia de temores y resistencias a los cambios impulsados, motivadas por enfoques políticos estrechos, ideologías o intereses particulares egoístas, en detrimento del bien común; pero no presta mayor atención a estos obstáculos, sin duda, por la certeza de la gran oportunidad que, impaciente, aguarda al país.
No hay que llevarse a engaño. Pese a los desacuerdos e incluso a las divisiones y desgajamientos que pueda haber en la derecha salvadoreña —exceptuando un reducido, pero ruidoso grupo extremista, el cual aún permanece atrapado en el esquema de la guerra fría—, ésta cree en las mismas ideas y está convencida de su triunfo económico y político.
Por encima de las diferencias sobre el rigor con el cual deba aplicarse la libertad de mercado, está su certeza casi absoluta de que lo política y económicamente correcto es el planteamiento neoliberal, el cual, además de reducir la realidad a términos económicos, aspira a ser el único pensamiento posible, y, por lo tanto, se presenta como indiscutible.
Por lo tanto, las disputas giran en torno a si la libertad de mercado debe ser total o aún se deben mantener los privilegios para algunos pocos. No conviene olvidar que, en circunstancias extremas, por lo menos hasta ahora, cuando la derecha se siente amenazada, reacciona como una totalidad, olvidando sus diferencias.
La tesis central de este pensamiento único ya es de sobra conocida: el mercado gobierna y el gobierno administra lo que el mercado dicta. Es una ideología cerrada, que pretende poseer una representación total de la realidad, aunque a partir de una perspectiva exclusivamente económica, que asegura tener siempre la razón, prescindiendo de las circunstancias, y que presume que cualquier otro planteamiento debe inclinarse ante ella.
Los elementos más característicos de esta ideología son los siguientes: el mercado es el medio para resolver todos los problemas; las finanzas constituyen el motor de la economía; el libre intercambio ilimitado es factor de desarrollo ininterrumpido del comercio; la mundialización del mercado financiero y de la producción manufacturera lleva al desarrollo; la división internacional del trabajo modera las reivindicaciones sindicales; la moneda fuerte es factor de estabilización; la desregulación de la economía es condición indispensable de su crecimiento; el costo ecológico de éste es irrelevante; reducir el Estado es ampliar la civilización; el mercado lleva a la democracia; el pragmatismo reemplaza a la ideología; no ataca a los débiles, sino las pretensiones más débilmente justificadas; la corrupción es inevitable, pero será marginal; las desigualdades son de orden natural y, por lo tanto, constantes; primero hay que crear riqueza para luego repartirla; y la experiencia económica chilena es el ejemplo que debe ser imitado.
Este planteamiento lleva aparejada la idea de una sociedad perfecta, en la cual predominaría la armonía. En ella no habría contradicciones significativas ni entre los individuos ni entre los grupos, sino que todos estarían dedicados a trabajar de manera equilibrada a favor de la transición democrática. Sin embargo, esta armonía no es perfecta aún. Su realización es obstaculizada por la persistencia de una contradicción esencial entre el Estado y la sociedad. Aquél estaría plagado de funcionarios ineficaces y perversos, mientras que en ésta abundarían los individuos y empresarios eficientes, honrados y de gran proyección comunitaria. Esta contradicción desaparecerá en el momento en que el Estado haga lo que el mercado le dicte, haciendo realidad la armonía plena.
La ideología de la sociedad perfecta es estimulada por creadores de opinión, dedicados a publicitar la armonía social y el avance inequívoco hacia el bienestar y la democracia. Las contradicciones e inconsistencias se minimizan y se consideran intrascendentes para el gran diseño final. La imagen de estos voceros de la perfección adquiere dimensiones desconocidas, porque, al arrogarse la representación de la sociedad, se colocan por encima de toda sospecha, quedan libres de cualquier crítica social y siempre proyectan el lado positivo en los medios de comunicación social, en los cuales aparecen continuamente. El servicio que estos voceros prestan al pensamiento único es muy valioso. El énfasis que su discurso pone en el avance inexorable hacia la prosperidad y la democracia vuelve más difícil poner en evidencia las contradicciones sociales de la política neoliberal.
En este pensamiento que se impone como único, ilusionado porque cree que no existe alternativa, es prácticamente imposible considerar el bien común, pues la medida de lo necesario, lo único y lo bueno la da el mercado. Este es la fuente del pensamiento único. Al relegar realidades como la solidaridad, la comunidad, etc., en favor de la competencia y el individualismo extremos, obliga a la población a aplicar el principio de supervivencia. La política ya no tiene como centro la persona y la sociedad, sino que su éxito o fracaso se determinan por los instrumentos que aplica. Si la derecha está interesada en rescatar la perspectiva del bien común debe abandonar —o al menos tomar cada vez más distancia— las formas de explotación y opresión y, en un mismo movimiento, debe descubrir los valores fundamentales de la convivencia humana. En ambos movimientos subyace un imperativo moral del cual ha prescindido hasta ahora.
Resulta, pues, dudosa la invitación a sumarse a este pensamiento único, y cuestionable la participación en la elaboración de un plan de nación donde, desde la perspectiva gubernamental, no parece existir otra alternativa. Pero es más cuestionable aún pensar que, asumiendo este pensamiento único y compartiendo sus falsas ilusiones, se puede seguir algún bien para las mayorías salvadoreñas excluidas y empobrecidas, puesto que es, esencialmente, excluyente, tal como se puede comprobar en muchos países del norte y del sur.
Es indudable que ha llegado la hora para hacer a un lado los prejuicios, los recelos y los egoísmos ancestrales, tal como la derecha lo reclama con toda razón; pero para buscar una alternativa a su pensamiento. Este no puede ser asumido como factor de cohesión y mucho menos como fuente inspiradora de entusiasmo. No deja de llamar la atención que, mientras otras naciones se esfuerzan por encontrar la forma para abandonar este planteamiento tan excluyente, en El Salvador, la derecha se empeña en adentrarse en él aún más.
El desafío principal que la derecha salvadoreña tiene planteado es su conversión a los intereses sociales y nacionales. Hasta ahora, se ha caracterizado por ir siempre a lo suyo, que es el enriquecimiento rápido e ilimitado.
Ninguna de las fracciones de la derecha salvadoreña actual ofrece alternativa al pensamiento único y, por lo tanto, a la exclusión. Es evidente que la extrema derecha, más nacionalista que neoliberal y para la cual nada habría cambiado desde la caída del muro de Berlín, no representa ninguna opción para la modernización de fin de siglo.
En cambio, las alternativas que pueda ofrecer la derecha neoliberal son más atractivas. El que un grupo impulse las reformas neoliberales con más ortodoxia que el otro sólo significa una diferencia en intensidad, puesto que ambos absolutizan el mercado y comparten la misma ideología. Ninguno habla con la misma insistencia de las debilidades del mercado así como lo hace de las del Estado.
Ni siquiera el intento genuino para armonizar el ajuste y las reformas neoliberales con las reformas sociales y por construir un consenso básico justifica sumarse a un proyecto de derecha que no puede ser sino excluyente. La política neoliberal necesariamente genera desigualdades materiales escandalosas, mientras proclama la igualdad como derecho imprescindible de la humanidad. No se puede desconocer que la derecha neoliberal es democrática, pero de una forma deficiente, porque la igualdad que proclama se detiene en la igualdad ante la ley. Estas y otras contradicciones del pensamiento único deben ser desveladas sin temor a romper falsos consensos. El consenso es importante como un medio que puede hacer la convivencia social posible y tolerable, pero nunca debe ser convertido en un fin. Entonces, se vuelve una imposición más, muy útil para acallar la protesta de los excluidos y ocultar una realidad social escandalosa.
El desafío principal que la derecha salvadoreña tiene planteado es su conversión a los intereses sociales y nacionales. Hasta ahora, se ha caracterizado por ir siempre a lo suyo, que es el enriquecimiento rápido e ilimitado.
Las ideologías sólo han sido un instrumento útil para ocultar la mercancía de contrabando. La derecha salvadoreña no fue liberal, sino que usó del liberalismo como más convino a su interés primordial. Ahora tampoco es neoliberal, sino que utiliza el pensamiento único porque sirve bien a sus intereses. No obstante esto, no está demás exigirle la revisión de su planteamiento económico y social, puesto que es evidente que no entrega lo que promete ni contribuye al desarrollo de El Salvador ni a su humanización. Para completar la tarea, la derecha debe hacer un esfuerzo enorme por desideologizarse, es decir, debe abandonar las racionalizaciones y los encubrimientos que le han permitido disimular ese afán de enriquecimiento sin importarle el costo social, durante la mayor parte del siglo XX.

2. Las falsas expectativas de la izquierda
La avalancha neoliberal desconcierta a la izquierda, hasta el extremo de llegar a poner en duda la racionalidad y moralidad de su proyecto histórico. Una parte se aferra a su pasado revolucionario y a la retórica que lo acompañaba, como si nada hubiese ocurrido en la década de los noventa, desconociendo la realidad actual, automarginándose y refugiándose en un mundo irreal, con lo cual se niega a sí misma la posibilidad para transformar el estado actual de cosas.
Otra parte de la izquierda, en cambio, se aproxima a la derecha que favorece reformas sociales y la libertad plena del mercado, buscando así la aceptación y el reconocimiento por parte del orden establecido. Aunque este movimiento tiene mucho de pragmatismo oportunista, sus integrantes parecen encontrar en él nuevas seguridades y un discurso convincente. Algunas victorias parciales les confirman que ésta es la postura correcta para mantenerse en la política.
A juzgar por estos desplazamientos sorprendentes, pareciera que la izquierda aún no ha aprendido a vivir sin un dogma —ya sea de corte revolucionario o neoliberal— que le proporcione certezas. La independencia de pensamiento, la tensión de la búsqueda y la ilusión del futuro no constituyen su punto fuerte.
Los cambios ocurridos después de la guerra fría y las pretensiones del pensamiento único debieran impulsarla a repensar y replantear su proyecto para poder responder a las cuestiones vitales que agobian a las mayorías populares. Pero, en lugar de asumir este desafío, la izquierda se refugia en un pasado inexistente o en una ideología que, en teoría, le es ajena. Ni la ideología revolucionaria del pasado ni el pensamiento único neoliberal saben dar cuenta de las necesidades y aspiraciones de las mayorías salvadoreñas y, en consecuencia, tampoco debieran ser asumidos por una izquierda que, por vocación y tradición, se debe a éstas.
A la izquierda política del nuevo milenio le corresponde, por lo tanto, historizar los valores humanos del socialismo a partir de la crítica a las experiencias históricas del siglo XX.
El pensamiento de izquierda en cuanto tal es incompatible con la desigualdad y con cualquier forma de explotación y opresión. Su compromiso con la libertad, la igualdad y la solidaridad debiera inspirar la crítica de la realidad existente y animar la acción para transformarla. La izquierda se encuentra en una posición ventajosa respecto a la derecha, pues no tiene que descubrir estos valores que, en sí mismos, implican una crítica al capitalismo, en cualesquiera de sus versiones, y una voluntad transformadora.
Sin embargo, debe renovar su compromiso, ensombrecido por el desconcierto provocado por los acontecimientos posteriores a la caída del muro de Berlín y el neoliberalismo. Estos la desafían a historizar de nuevo el valor de la justicia social, así como ya lo hizo en las dos últimas décadas. Las limitaciones de esta historización y su fracaso en cuanto que no condujo al triunfo esperado no la excusan para volver a intentarlo. Las circunstancias históricas no son las mismas, pero la explotación y la opresión no han desaparecido —ni siquiera han disminuido, sino que han adquirido otras formas. De ahí la exigencia de una nueva historización. No es un desafío que se puede tomar o dejar. La izquierda está obligada a asumirlo, si quiere abrirse al futuro.
Historizar no significa rechazar el diálogo o el debate con la derecha, tampoco implica cerrarse a negociaciones o pactos, cuando así convenga a los intereses de las mayorías. En las circunstancias actuales, historizar significa, negativamente, no dejarse arrastrar por el pensamiento único neoliberal, sino ejercer una función crítica constante desde la libertad, la igualdad y la solidaridad.
Positivamente, exige crear realidades que respondan cada vez más —y no siempre de forma directa e inmediata— a estos valores. Proponer su vigencia absoluta o creer que se puede llegar a una sociedad libre, igualitaria y solidaria de manera mecánica significaría caer en el idealismo ineficaz o pensar que la utopía está garantizada de antemano —así como lo cree la derecha, para la cual la historia avanza de manera inequívoca hacia la prosperidad y el bienestar.
La izquierda debiera saber más y mejor acerca de la complejidad de los procesos históricos, la cual impide que el avance tecnológico conduzca de manera directa al progreso social. La fe ciega en el triunfo final de una ideología suele dejar su paso sembrado con innumerables víctimas del hambre y de la violencia.
La izquierda todavía no parece haber aprendido estas dolorosas lecciones del pasado. Después de las desautorizaciones experimentadas tanto por el dogma comunista del este europeo como por el dogma del triunfo final de las revoluciones centroamericanas, no es realista volver a refugiarse en creencias dogmáticas de ningún tipo. Por la misma razón, el pensamiento único neoliberal debe ser descartado; aparte de que es evidente que no puede entregar lo que promete. El potencial revolucionario de la izquierda radica en su vocación a construir la convivencia humana, confrontando la avalancha neoliberal.
A la izquierda política del nuevo milenio le corresponde, por lo tanto, historizar los valores humanos del socialismo a partir de la crítica a las experiencias históricas del siglo XX. El concepto de socialismo debe ser liberado de su asociación a los regímenes del este europeo y a la socialdemocracia y, al mismo tiempo, debe rescatar su dimensión humana más auténtica. Eliminar el concepto del discurso para no perturbar al orden establecido no resuelve la dificultad, aunque, sin duda, es muy cómodo para quienes buscan la aceptación del poder económico; olvidar los valores de libertad, igualdad y solidaridad que invoca, equivaldría a desnaturalizar la izquierda. Aunque no habría por qué temer el uso apropiado del término socialismo, la cuestión no es tanto ésta como la voluntad transformadora global de una realidad excluyente y violenta, que ofrezca una alternativa real al pensamiento único neoliberal.
Este desafío no es sólo de orden intelectual, sino que al ser una posibilidad real invita a comprometerse con una lucha inclaudicable. Es una lucha que incluye la generación de una conciencia nueva que impulse a desenmascarar y combatir la perversidad neoliberal y a construir una sociedad más humana —y cristiana. A este esfuerzo deben sumarse trabajadores, comunidades de base, intelectuales y sobre todo las iglesias cristianas, cuya misión las obliga a comprometerse con la justicia social. La deshumanización que predomina en todas partes es una interpelación ineludible para una Iglesia que se define a sí misma como “experta en humanidad”. Renunciar a la utopía bíblica y contemporizar con el neoliberalismo tiene mucho de cooptación y muy poco de evangélico.
Luchar por la libertad, la igualdad y la solidaridad sin saber con exactitud cuándo o cómo podrán realizarse, constituye una aventura moral de inspiración netamente revolucionaria —y también cristiana—, que nace de una profunda indignación por el predominio destructivo de sus contrarios y de un amor igualmente profundo a la humanidad —y al reino de Dios. El “horror económico” neoliberal, tal como algunos califican la sociedad del 20 por ciento que tendrá empleo contra el resto que no lo tendrá y, por lo tanto, quedará excluido de los beneficios del capitalismo, hacia la que se aproxima la humanidad a pasos acelerados, debiera ser razón política y moral —y cristiana— suficiente para adoptar una actitud de rebeldía.
El pensamiento único pretende neutralizar la protesta social, contraponiendo su idea de sociedad perfecta a la realidad excluyente y señalando a quienes se niegan a aceptar esta visión como contrarios al progreso y a la democracia. De esta manera, se arroga funciones de árbitro sobre unas realidades que desconoce. Sus pretensiones absolutistas, disfrazadas de deseo de consenso, hacen que tolere la crítica con dificultad.
La disolución de los regímenes socialistas europeos y la desaparición de los movimientos revolucionarios armados centroamericanos pareciera darle autoridad para rechazar cualquier alternativa que no sea la suya. Renunciar a la utopía socialista en razón de sus primeros fracasos históricos significaría echar por la borda el sentido social y moral de la izquierda. El reclamo de la derecha por la tenacidad de la rebeldía ante la imposición, la injusticia y la violencia no debe ser óbice para exigir con firmeza los cambios estructurales necesarios para eliminar estos males sociales.
Plantear la cuestión de la sociedad utópica, en la cual se concreticen los valores fundamentales que hacen humana la convivencia, admitiendo que es más lo que no se sabe que lo que se sabe sobre ella y que buena parte de ello no puede ser conocido a priori, es crucial para criticar la existente y para delimitar el horizonte en el cual hay que actuar.
La utopía sólo puede proporcionar un esbozo general, pero necesario, de la realidad hacia la cual hay que tender. La práctica transformadora irá dando respuesta a las interrogantes planteadas en la actualidad y, a su vez, planteará otras nuevas, no previstas ahora. Por lo tanto, a la utopía no puede exigírsele más de lo que puede dar de sí. Pero sin ella no es posible superar el pensamiento único neoliberal.
La incertidumbre sobre el presente y el futuro no debiera paralizar a la izquierda. La aparente ausencia de alternativa al neoliberalismo actual debiera ser un acicate para criticar la falsedad de la solución que ofrece y para construir otra más incluyente y humana. El futuro está abierto para la izquierda, siempre y cuando no transija en sus valores fundamentales y sepa historizarlos, aun a contracorriente. Pero para ello, debe estar dispuesta a comenzar de nuevo cuantas veces sea necesario, superando la tentación conservadora de quedarse en lo conocido o conformarse con lo adquirido. Para ser fiel a su misión, la izquierda debe ser revolucionaria consigo misma.
3. Razones para diferenciar entre la derecha y la izquierda
Los desplazamientos de la derecha y la izquierda salvadoreña pueden valorarse desde dos perspectivas: desde los intereses de cada partido político y desde el bien de las mayorías populares. Las decisiones de los primeros obedecen a su objetivo primordial que es alcanzar el poder del Estado por los medios establecidos en la ley. De ahí que los políticos tiendan a pensar equívocamente que todo les está permitido, lo cual con frecuencia los coloca en la ilegalidad y el fraude. En la práctica, ninguna nación está libre de la corrupción ni del fraude político, pero éstos son más frecuentes ahí donde la institucionalidad estatal y la conciencia colectiva son más débiles. Desde esta perspectiva, es poco lo que cabe señalar o reclamar a los partidos políticos, excepto lo establecido por la ley.
La misión de la izquierda es otra. Guiada por el convencimiento de que la desigualdad y la exclusión tienen una razón social y, por lo tanto, son eliminables, debiera concentrar su esfuerzo en desenmascarar la retórica del discurso dominante, buscar alternativas al pensamiento único y mostrar las contradicciones de la sociedad neoliberal.
En cambio, el bien de las mayorías populares ofrece una perspectiva muy diferente para valorar estos movimientos ideológicos. En consecuencia, no es nada despreciable que la derecha se muestre interesada en complementar el carácter exclusivamente económico de su proyecto de nación con reformas sociales y admita, al menos en teoría, la participación de la población en las decisiones importantes (ver “Deficiencia en sociedad”, ECA, 594, 1998).
Hay que otorgar el beneficio de la duda a esta derecha que al fin parece haberse convencido de que la libertad —que asegura conocer bien— debe ser complementada con la igualdad y la solidaridad. Esta apertura debiera ser aprovechada para animarla a seguir adelante, trabajando por el bienestar de las mayorías salvadoreñas. En este contexto, se le hace un gran servicio si se le señalan sus contradicciones ideológicas. La prosperidad económica y la democracia prometidas no pueden posponerse de manera indefinida, postergándolas a una especie de final escatológico. Si el capitalismo tiene rostro humano, hay que exigir sin dilación su aparecimiento. Si dicho rostro no surge en un tiempo prudencial, entonces, es evidente la necesidad de un replanteamiento radical del mismo. La validez de una ideología cuyo argumento más sólido consista en predecir tiempos mejores depende de la verificación de sus predicciones.
Ahora bien, la apertura de la derecha a las reformas sociales y la participación ciudadana no puede ser utilizada por la izquierda como pretexto para renunciar a su vocación liberadora sin desnaturalizarse. Una cosa es animar a la derecha —e incluso apoyarla, si se considera conveniente para los intereses populares— en su intento por descubrir la igualdad y la solidaridad; pero otra bien distinta es renunciar a la propia identidad para ser aceptado por ella y así tener más posibilidades para ganar unas elecciones o poder social. Mientras la izquierda mantenga sus principios básicos, la derecha no la aceptará. Más aún, la derecha salvadoreña actual no tiene la grandeza de ánimo necesaria como para aceptar a una izquierda que la consideró enemiga de clase y le declaró la guerra. Eso para no hablar de poderosos prejuicios raciales y de clase.
El interés de la derecha en la izquierda salvadoreña tiene más de cooptación que de un interés genuino por lo que ésta pudiera aportar al proceso de construcción de una nación próspera y democrática. Obedece más a la dinámica del pensamiento único, tan convencido de sus creencias, que no tolera alternativa. Es una exigencia de la idea de sociedad perfecta, cuyo triunfo sería confirmado por la integración de la izquierda. Por consiguiente, en la medida en que la izquierda sea cooptada por la derecha pierde su razón de ser.
Es una ingenuidad calcular que la igualdad y la justicia pueden ser pactadas con la derecha, por más democrática que ésta se presente. En estas condiciones, el triunfo electoral tampoco tendría sentido, porque una izquierda que llegase al poder para aplicar los principios del pensamiento único de una manera ortodoxa —eliminando los monopolios, los oligopolios y los privilegios—, haría un gobierno de derecha, todo lo moderna que se quiera, pero de derecha, al fin de cuentas. Cabe preguntarse, entonces, qué sentido podría tener una izquierda dedicada a gerenciar un proyecto eminentemente capitalista; ésa es, justamente, una tarea de la derecha que, si se lo propone, lo puede hacer bastante bien.
La misión de la izquierda es otra. Guiada por el convencimiento de que la desigualdad y la exclusión tienen una razón social y, por lo tanto, son eliminables, debiera concentrar su esfuerzo en desenmascarar la retórica del discurso dominante, buscar alternativas al pensamiento único y mostrar las contradicciones de la sociedad neoliberal. Proponerse arrebatar al capital financiero las prioridades del debate nacional no es una quimera.
Pero para ello, la izquierda debe mantenerse fiel a sus principios y apuntar hacia la utopía de talante humanista que la ha caracterizado. El compromiso con la realidad humana negada por el neoliberalismo debiera animar su pensamiento y su praxis, asumiendo con valentía el desafío para encontrar las respuestas exigidas por la sociedad.
En la práctica, ninguna nación está libre de la corrupción ni del fraude político, pero éstos son más frecuentes ahí donde la institucionalidad estatal y la conciencia colectiva son más débiles.
Tal vez ya no pueda predecir con la misma seguridad de antes el futuro de la humanidad, pero sí puede señalar con bastante certeza que la alternativa neoliberal no satisfará las expectativas que ella misma ha planteado. A partir de la crítica a la imposición, la desigualdad y al egoísmo capitalistas podría crear nuevas posibilidades reales, más justas y solidarias. Antes que ser un partido político, la izquierda debe ser un movimiento profético y utópico, que genere conciencia colectiva y movilice a las mayorías empobrecidas. Sólo así podrá ser el partido de las mayorías y tener el poder necesario para ganar elecciones, porque sólo así tendrá la fuerza y la mística necesarias para ello.
Los reclamos de la derecha por los sobresaltos que pudiera protagonizar en este empeño no debieran atemorizarla. Su mejor garantía son su potencial revolucionario y sus convicciones democráticas. La sociedad salvadoreña no es perfecta ni avanza con la determinación y seguridad que sus epígonos aseguran, sino que está atravesada por contradicciones de toda clase, las cuales deben ser arbitradas por el Estado, desde la perspectiva del bien común. Un bien que, a veces, puede exigir el mal de algunos. Desentenderse o negar estas contradicciones no las resuelve. Señalarlas y presionar para que sean enfrentadas con realismo no implica rechazar la transición ni la democracia, tal como parecen implicar equívocamente los promotores del pensamiento único, sino impulsar con ahínco el esfuerzo transformador.
Quizás ésta no sea la mejor postura para ganar las elecciones —al menos no tan pronto como la izquierda quisiera—, pero es la mejor opción —desde una perspectiva política y ética— para defender el derecho a la vida de la mayoría de los salvadoreños, un derecho amenazado, si no negado, por fuerzas muy poderosas. Evidentemente, la izquierda no es la fuerza más idónea para administrar el capitalismo, pero sí lo es para promover y defender la humanidad de la sociedad salvadoreña.
Entre hacer mal lo que la derecha puede hacer bien y asumir el papel de defender los valores humanos desde la oposición política, la opción de la izquierda es clara. Frente a las pretensiones totalitarias del pensamiento único y los intentos encubridores de su idea de sociedad perfecta es necesaria una oposición firme y valiente, comprometida con la defensa del derecho a la vida de los salvadoreños.
Dicho con otras palabras, antes que ser un mal gobierno es mejor ser una buena oposición y esto no sólo por mera conveniencia política, sino sobre todo por razones morales.
La izquierda salvadoreña tiene, además, una deuda con los caídos durante el conflicto armado. Decenas de miles de militantes y simpatizantes se enrolaron en su lucha motivados por un genuino deseo de justicia y solidaridad y cayeron soñando con una sociedad más humana y fraterna. Muchos de los políticos actuales, entonces dirigentes rebeldes, los motivaron con sus ideas y su ejemplo a abandonarlo todo para consagrarse a este ideal. La deuda adquirida con estas víctimas de la guerra no se salda sólo con un monumento que recuerde su memoria, sino también y en especial trabajando incansablemente por el ideal al que entregaron su juventud y su vida.
San Salvador, 25 de junio de 1998.

La ética del cuidado

La ética del cuidado
Alejandra Alvarado García*
Aquichán vol.4 no.1 Bogotá Jan./Dec. 2004

  • Enfermera. Profesora auxiliar. Docente, Facultad de Enfermería, Universidad de La Sabana.

alejandra.alvarado@unisabana.edu.co
¿Qué significa la ética del cuidado?

Para definirla es preciso revisar el significado de cuidar. “Cuidar es, por tanto, mantener la vida asegurando la satisfacción de un conjunto de necesidades indispensables para la vida, pero que son diversas en su manifestación” . Cuidar es “encargarse de la protección, el bienestar o mantenimiento de algo o de alguien”.

Por otra parte, el cuidado ético involucra la interacción y el contacto moral entre dos personas, en el que media una solicitud, en el que hay unión entre las personas, como parte de la relación humana. De lo anterior podemos deducir que la ética del cuidado es la disciplina que se ocupa de las acciones responsables y de las relaciones morales entre las personas, motivadas por una solicitud, y que tienen como fin último lograr el cuidado de sus semejantes o el suyo propio.
La ética del cuidado se basa en la comprensión del mundo como una red de relaciones en la que nos sentimos inmersos, y de donde surge un reconocimiento de la responsabilidad hacia los otros. Para ella, el compromiso hacia los demás se entiende como una acción en forma de ayuda. Una persona tiene el deber de ayudar a los demás; si vemos una necesidad, nos sentimos obligadas a procurar que se resuelva.

La ética del cuidado tiene que ver con situaciones reales, tan reales como las necesidades ajenas, el deseo de evitar el daño, la circunstancia de ser responsable de otro, tener que proteger, atender a alguien. La moralidad como compromiso deriva precisamente de la certeza de que el bienestar, e incluso la supervivencia, requieren algo más que autonomía y justicia: el reconocimiento y cumplimiento de derechos y deberes.
¿Cómo se origina y se desarrolla la ética del cuidado?
Se origina a partir de las investigaciones en psicología para describir el desarrollo moral de las personas. Se inicia con los trabajos de Jean Piaget (1932) y Lawrence Kohlberg (1981-1984), quienes en sus estudios para describir el proceso y las etapas del desarrollo moral excluyeron inicialmente a las mujeres, y concluyeron que ellas tenían menos desarrollo moral que los hombres.
Puesto que ellas poseen mayor sensibilidad hacia los otros, son capaces de cambiar las reglas; sus juicios se enfocan más hacia la responsabilidad, y la moralidad se basa en el cuidado del otro. Por el contrario, los hombres poseen un juicio autónomo y sus decisiones son claras; son individualistas y su moral se basa en los derechos de los individuos .
En 1982, Carol Gilligan refuta esa conclusión, a partir de los resultados que obtuvo en tres estudios realizados con mujeres: en el primero exploró la identidad y el desarrollo moral en los primeros años del adulto, el pensamiento acerca de la moral y la toma de decisiones, y en los otros grupos estudió la relación entre la experiencia, el pensamiento y el papel del conflicto en el desarrollo.
Las conclusiones de Gilligan ponen de manifiesto que el desarrollo moral de las mujeres es diferente al de los hombres, pero igualmente valioso. Señala que ellas, en vez de aplicar principios éticos abstractos a cuestiones morales, de conformidad con las teorías tradicionales, emplean estrategias diferentes en la toma de decisiones.
La mujer entiende los problemas morales en términos de conflicto de responsabilidades. Su juicio moral sigue una secuencia, en la cual primero se trata de la sobrevivencia, luego de la benevolencia y por último de la comprensión reflexiva del cuidado para la resolución de conflictos.
A partir de la teoría de Gilligan, en 1984 la filósofa Noddings combinó el reconocimiento de la ética con perspectivas sobre el desarrollo moral de la mujer, y centró sus ideas en el valor de los cuidados y la actitud solícita, que encontramos desde el momento del nacimiento, cuando somos totalmente dependientes del cuidado de los demás. Estos estudios marcan el desarrollo de la ética del cuidado.
En cuanto a la evolución de la conceptualización del cuidado, se puede observar que se inicia en las apreciaciones de las diferencias entre hombres y mujeres, que se han establecido muy bien prácticamente desde la creación. Desde allí ya se observa que la mujer y el hombre piensan y actúan diferente moralmente, se aprecia cómo en las culturas antiguas el hombre es símbolo de poder, de violencia, de fuerza, de muerte, mientras que la mujer simboliza la piedad, el cuidado, la sensibilidad ante el dolor.
En lo que a la atención en salud se refiere, en el medioevo y en la modernidad el hombre presta atención al juicio justo, y la visión femenina al cuidado del enfermo. En otras palabras, el papel del médico y su moralidad, encauzados a la función curativa, se opusieron a la tarea del cuidado, propio de las enfermeras, y justificaron esos roles profesionales en la concepción de los géneros masculino y femenino, en los cuales se asignaban a la mujer las labores de alimentación, vestido y cuidado.
En la posmodernidad, la propuesta de la ética del cuidado ha suscitado un gran interés, y muchos teóricos insisten que en lugar de replantear radicalmente la teoría moral, la teoría ética contemporánea debería tratar de establecer un equilibrio entre los enfoques orientados a los principios y a la ética del cuidado.
Algunos teóricos de enfermería han incluido el cuidado como un valor central en las dimensiones éticas de la práctica de la profesión. Gadow, en 1985, afirma que el valor de los cuidados apoya una ética de enfermería dirigida a proteger y promover la dignidad humana de los pacientes que reciben atención en salud.
Watson, en 1985, sugiere que los cuidados constituyen el fundamento de la ciencia humana en la enfermería. Esta disciplina tiene como eje central el cuidado, entendido este como el gran interés de proteger, promover la vida y la dignidad, y se basa en satisfacer las necesidades del otro, generando así grandes sentimientos de bienestar, tanto para quien recibe los cuidados como para quien los brinda.
¿Cuál fue la contribución de Piaget, Kohlberg y Gilligan a la ética del cuidado?
Realmente, los primeros estudios de Piaget sobre el desarrollo moral poco tienen que ver con conceptualizaciones éticas. La preocupación de él se basa más en “el criterio moral en el niño”, se dirige más a comprender el desarrollo de nociones particulares, como la mentira, el manejo y origen de las reglas, el castigo, etc., sin que se exigiera una comprensión clara de los problemas morales. Piaget entiende la justicia como el manejo de reglas sociales y el simple acto de transformación de estas por consenso social. Estas “capacidades” cognitivas corresponderían con lo que Kohlberg presenta como propio de un razonamiento convencional.
Para la teoría estructural de Piaget y Kohlberg es irrelevante contemplar las diferencias en el desarrollo debidas a variaciones culturales, sociales, educativas o de género; de igual modo, consideran la justicia como el eje central de la moralidad.
Kohlberg manifiesta que el desarrollo moral implica un proceso jerárquico de seis etapas, guiado por un sistema racionalista, donde prima la justicia como base fundamental de su teoría, la cual es procedimentalista; es decir, no se puede decir que algo es bueno en general, solo que la decisión se ha tomado, siguiendo o no las normas. El problema no radica en si los resultados son justos, sino en que se cumplan los procedimientos.
Para la ética de la justicia es necesario partir de las personas como entes separados, independientes, lo cual supone una concepción del individuo como previo a las relaciones sociales, que comprende el mundo como una red de relaciones, en las que se inserta el yo, y surge un reconocimiento de las responsabilidades hacia los demás.
Gilligan propone la ética del cuidado como la responsabilidad social, desde la que se plantea la búsqueda del bienestar de las personas, de aquellas que habrían de ser afectadas por las decisiones morales, las cuales tienen consecuencias para la vida, para el futuro de las próximas generaciones; hace una propuesta por una segunda voz, “que aboga por las diferencias, por el reconocimiento de historias particulares, por el cuidado y el deseo de bienestar del otro, por la benevolencia como matriz de las relaciones sociales y del juicio ético”.
En su teoría, Gilligan reclama por esa segunda voz, esa voz que grita más allá de las fronteras de un grupo, o de un género, una voz que clama por un espacio, donde el “otro” deba ser reconocido en su particularidad… (cuadro 1).
No obstante, para la ética del cuidado la responsabilidad hacia los demás se entiende como una acción en forma de ayuda. Una persona tiene el deber de ayudar a los demás, de tal modo que no puede plantearse ni la omisión. Si vemos una necesidad, nos sentimos obligados a procurar que se resuelva; sin embargo, esto se basa en la comprensión del mundo como una red de relaciones, en la que nos sentimos insertos. Así, surge un reconocimiento de la responsabilidad hacia los otros.
¿Cuáles son los valores y principios éticos que fundamentan la relación enfermera-paciente-familia en las diferentes etapas del proceso de enfermería?
La enfermera, como cualquier otra persona, es un ser moral que debe estar continuamente en una reflexión ética, la cual le permita revaluar sus compromisos con el cuidado de la vida en cualquiera de las etapas del ciclo vital. Como primera medida, el mayor compromiso es el de defender la vida en sí misma, reconociéndole a cada persona su dignidad, su individualidad, intimidad, autonomía, capacidad de autorregularse, entre otros factores, siempre aplicando los principios y valores morales durante la elaboración del proceso de atención que debe brindar. En el cuadro 2 se mencionan algunos de ellos.
Como se observa en el cuadro 2, se identifican algunos de los principios éticos y valores morales que predominan durante el proceso de atención de enfermería para cualquier paciente: en primera instancia, lidera la autonomía como derecho mismo del individuo de determinar sus propias acciones, de acuerdo con los planes que ha escogido, respetando sus convicciones y, por ende, sus decisiones. Todo lo anterior antes del consentimiento informado.
De igual manera, prevalece el principio de beneficencia, que significa evitar el daño y promover el bienestar de la persona. Con la reflexión anterior no se quiere demeritar ninguno de los principios éticos, tan solo realizar un breve análisis de los que más sobresalieron para la autora durante la descripción del proceso de atención de enfermería. Otro aspecto que se debe resaltar es la capacidad de autorregulación de cualquier individuo, puesto que esto lo hace ser único, irrepetible y capaz de escoger su propio bienestar.
En el cuadro 3 se esquematizan algunos valores y principios éticos, los derechos y responsabilidades que se deben tener en cuenta durante los diferentes momentos de la atención en salud de la persona, desde su admisión en un centro asistencial hasta la salida de él.
¿Cómo podríamos los profesionales de enfermería fortalecer los aspectos éticos en la atención de salud y en el cuidado?
La profesión de enfermería, desde su origen, ha tenido la misión de velar por la calidad de las relaciones entre enfermera- paciente-familia y el personal de salud. Desde este punto de vista, el profesional de enfermería tiene la obligación de capacitarse, para adquirir los conocimientos y habilidades que le permitan discutir o apoyar procesos relacionados con la práctica ética de las profesiones de salud.
Por lo tanto, la responsabilidad de la enfermera, en el desarrollo de los aspectos éticos en la atención en salud, va más allá del nivel individual, trasciende al ámbito interdisciplinario y busca siempre el bienestar del paciente, aboga por los derechos de las personas a quienes cuida, para asegurar que sus necesidades sean atendidas en forma eficiente y humanizada.
Por todo lo anterior, la autora está convencida de que los programas de formación en enfermería deben enseñar, como herramienta fundamental de su currículo, la asignatura de ética y bioética, en la cual se brinden conceptos que permitan al profesional sentirse seguro, competente, con argumentos que sustenten las decisiones frente a los dilemas éticos y la toma de decisiones a los que se enfrenta cotidianamente. De igual modo, conviene promover el diálogo interdisciplinario con los pacientes y los demás grupos de profesionales, con base en los valores y principios éticos.
Durante la enseñanza se deben abrir espacios que permitan integrar la ética y la bioética en la práctica, de manera que el alumno adquiera habilidad en el razonamiento ético, a la vez que desarrolle sus habilidades de razonamiento clínico y experticia práctica. Con ello, el profesional de enfermería estará en condiciones de participar activamente en los diferentes comités: de ética en enfermería, de ética hospitalaria, bioéticos clínicos asistenciales y de investigación, para aprender a considerar la dimensión ética del cuidado.
También se requiere que el profesional de enfermería, en su cotidianeidad, siempre ponga en práctica sus principios éticos, junto con sus valores, actuando con ejemplo, impartiendo educación a quienes lo rodean, divulgando el análisis de la ética en las organizaciones donde labora, entre sus colegas y superiores, involucrando todos estos aspectos en la elaboración de planes de cuidado.
¿Qué valores, derechos y principios éticos se deben atender en las políticas y en la organización del sistema de salud, en la discusión y en la utilización de los recursos disponibles?
Después de analizar los conceptos y argumentos de los principios éticos y los valores, la conclusión a la que se puede llegar es que estos constituyen la fuerza moral indispensable para garantizar una atención de calidad en salud y basada en el cuidado. En todos los procesos relacionados con la salud deben estar concebidos e implícitos los principios éticos, porque en todos ellos el objetivo es la salud y el bienestar del ser humano. Los valores, por su parte, nos dan el soporte suficiente para que en la convivencia con nuestros semejantes y con la naturaleza podamos alcanzar la felicidad. Los derechos son el camino para conseguir el bienestar, la solución a las necesidades básicas y fundamentales del ser humano, en la sociedad y en el mundo que habita.
“La política sanitaria de una nación, de una comunidad o de una institución es su estrategia para controlar y optimizar la utilización social de sus conocimientos y recursos médicos” . En las políticas de salud se deben tener en cuenta las creencias y compromisos de un determinado pueblo, pues de no ser así, no se basan en la realidad, ni en las necesidades de una nación; por lo tanto, esas políticas no tienen fundamento real y no son acordes con las necesidades de las personas. Contar no solamente con la participación del sector salud, sino de otras disciplinas, las cuales ayudan a explicar mejor esas creencias y valores del pueblo, que son reales y hacen parte de la medicina tradicional.
Para atender la situación de salud en nuestro país, es importante tener en cuenta los principios éticos que rigen actualmente, en la Ley 100 de 1993:
Eficiencia: es la mejor utilización de los recursos administrativos, técnicos y financieros disponibles.
Universalidad: garantía para que todas las personas tengan acceso a la salud.
Solidaridad: práctica mutua de ayuda entre el sector.
Integralidad: la cobertura de todas las contingencias que afectan la salud, condiciones de vida de toda la población.
Unidad: articulación entre las políticas e instituciones para alcanzar los fines.
Participación: intervención de la comunidad, a través de los beneficiarios de la seguridad social.
Estos principios éticos, que rigen en el servicio público de seguridad social, son planteamientos positivos de la Ley 100, frente a la cobertura total de los servicios y ante la comunidad colombiana. También está el régimen subsidiado, como herramienta fundamental para garantizar el servicio a todos aquellos individuos que no tienen acceso a un servicio de salud, por sus condiciones de pobreza absoluta. Sin embargo, estas normas en la práctica no siempre se llevan a cabo, pues las malas administraciones y las burocracias han hecho que no tengan el impacto adecuado. Además, los recursos en salud han disminuido o no son suficientes para atender las demandas.
El derecho al que deben apuntar las políticas de salud y el sistema sanitario es el de salud para todos, pues toda persona tiene derecho a la protección de la vida y a la salud . Esto se pretendía con la Ley 100, pero las metas no se cumplieron para el 2000. Hay una carencia absoluta para este logro, puesto que la infraestructura del país no estaba preparada para estas nuevas políticas, que se perfilaban como las mejores para sacar al país de la crisis sanitaria por la que estaba atravesando. Así, la salud se convirtió en un negocio, y el Estado no asume su responsabilidad, sino que la transfiere al sector privado.
Estos aspectos no son favorables para la población, en cuanto a la atención y cuidado que debería recibir, pues por la forma como se está actuando se observa que no se da espacio para los principios de equidad, justicia, beneficencia, solidaridad y servicios con calidad humana.
Una enfermera que se compromete con la atención indaga y busca soluciones a corto plazo, teniendo como base la ética del cuidado, a fin de establecer el puente de conciliación entre las políticas actuales y el servicio que presta, para hacer de este un servicio digno para la comunidad sujeta al cuidado.
Distribución y utilización de recursos:
VALORES: veracidad, pertinencia, responsabilidad, equidad, solidaridad, respeto, conciliación, sensibilidad, cultura.
DERECHOS: veeduría, participación, gratitud, no discriminación, oportunidad, suficiencia.
PRINCIPIOS: justicia, universalidad, beneficencia, no maleficencia, calidad, autonomía, integralidad, confiabilidad.
Políticas de salud:
VALORES: equidad, solidaridad, conciliación, sensibilidad, cultura, comprensión, competitividad, continuidad.
DERECHOS: participación, información y educación en ética y valores, no discriminación.
PRINCIPIOS: dialogicidad, integralidad, justicia, universalidad, veracidad, beneficencia, no maleficencia, confiabilidad.
Organización del sistema de salud:
VALORES: honestidad, responsabilidad, sensibilidad, cultura, competitividad, solidaridad, continuidad.
DERECHOS: oportunidad, calidad, suficiencia, cobertura, gratitud, accesibilidad, eficacia y eficiencia, oportunidad.
PRINCIPIOS: beneficencia, no maleficencia, integralidad, justicia, confiabilidad, autonomía.
BIBLIOGRAFÍA
1. Bankowski, Zbioniew. “Ética y salud”, Salud Mundial, abril, 1989, pp. 2-5. [ Links ]
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América Central en la transición hegemónica

América Central en la transición hegemónica
Andrés Mora Ramírez / AUNA-Costa Rica

En el 2011, un informe de la agencia consultora PwC generó revuelo al proyectar que para el año 2050 China se convertiría en la principal potencia económica mundial, seguida por la India y en tercer lugar los Estados Unidos. Tan solo siete años después, en julio de 2018, el Fondo Monetario Internacional redujo esa proyección temporal y pronosticó que ese desplazamiento podría ocurrir mucho antes, en el 2030, tomando en cuenta el comportamiento reciente de ambas economías (el PIB estadounidense creció un 2,8% en el primer trimestre de 2018, frente al aumento de 6,8% registrado en China en el mismo período).

Incluso en un posible escenario de desaceleración de la actividad económica china, el relevo parece inevitable. Pocos podrían dudar que estamos en el umbral de un nuevo momento histórico, en el que la hegemonía global noratlántica, consolidada por el ascenso y expansión de los imperios británico y estadounidense en los siglos XIX y XX, se encuentra en franco cuestionamiento, mientras el eje económico se desplaza hacia el Pacífico, donde emergen nuevos polos de poder liderados por China, India y Rusia.

¿Qué implicaciones tiene esto para América Central? En la consolidación de aquella hegemonía nortlántica, nuestra región desempeñó un papel clave por su ubicación geográfica: en el siglo XIX, el control del istmo y de sus rutas interoceánicas (ferrocarriles y canales), se convirtió en obsesión y motivo de controversias entre los Estados Unidos y las potencias europeas (Gran Bretaña y Francia, principalmente, aunque ya España se había planteado la construcción de un paso de mar a mar tan temprano como en el siglo XVI).

Azuzados en su codicia por la fiebre del oro en California, y necesitados de acortar los tiempos en el tráfico de mercancías entre los océanos Atlántico y Pacífico, numerosos exploradores, aventureros, cazafortunas, científicos y empresarios se lanzaron a recorrer nuestros países con el afán de conocer y estudiar el territorio, su naturaleza y recursos, sus gentes y gobiernos, y avanzar posiciones políticas y comerciales favorables a sus intereses. No faltó quien se refiriera al proyecto de un canal por Nicaragua como “la puerta Atlántica a la tierra prometida”; pero en el pulso de gigantes, y por su factibilidad, acabó por imponerse la ruta canalera por Panamá, bajo el dominio de los Estados Unidos.

Hoy, el valor estratégico de América Central está en la mira del gigante asiático en el marco del desarrollo de su proyecto geopolítico y económico más ambicioso: la nueva Ruta de la Seda, que articulará un complejo entramado comercial, energético y de transporte. A ello responde la fuerte presencia de China bajo la forma de inversiones en infraestructura en toda la región, compra de deuda y otorgamiento de créditos millonarios, apertura de mercados para la exportación y el restablecimiento de relaciones diplomáticas con Costa Rica, Panamá, El Salvador, y un poco más allá, en el Caribe, con República Dominicana. Y de ahí derivan, también, las presiones políticas y amenazas abiertas que lanza Washington, sin miramientos, a los gobiernos y élites de la región para frenar el avance chino. El istmo, pues, se encuentra nuevamente en disputa.
Como ocurrió hace poco más de un siglo, cuando los hombres y mujeres de la época contemplaron el declive del poder e influencia del imperio británico y la emergencia de un nuevo hegemón –el imperio estadounidense-, así también asistimos ahora a una nueva transición hegemónica. ¿Cómo enfrentaremos en América Central este proceso? ¿Tenemos una alternativa propia para asistir al convite del gigante o, por el contrario, persistiremos en nuestro rumbo histórico de subordinación y dependencia? ¿Quedará algún aliento de audacia política y de vigor utópico –que por ahora no se vislumbra en el horizonte- para emprender la construcción de un destino alternativo para nuestra región, tal y como lo soñaron en su momento Francisco Morazán, los unionistas centroamericanos, Augusto César Sandino o el General Omar Torrijos? Tal es la magnitud de los desafíos de nuestro tiempo.

El Alquimista

El Alquimista
H. P. Lovecraft (traducción al español por Roberto Pineda, octubre 2018)

En lo alto, coronando la verde cumbre de un montículo agrandado, cuyos lados se encuentran cubiertos en la base con árboles retorcidos de bosque virgen, se emplaza el viejo castillo de mis antepasados. Por siglos sus elevadas almenas han mirado sobre el salvaje y áspero campo abajo, sirviendo como hogar y fortaleza para la orgullosa casa con una tradición incluso más antigua que las paredes musgosas que la cubren. Estas antiguas torres, manchadas por las tormentas de generaciones y desmoronándose bajo la lenta pero fuerte mirada del tiempo, formaron en las épocas del feudalismo una de las más temidas y formidables fortalezas de toda Francia. Desde sus coloridos parapetos y almenas fortificadas tanto barones, como condes y hasta reyes fueron desafiados, y nunca en sus espaciosos salones han sonado los pasos de un invasor.

Pero desde aquellos gloriosos tiempos todo ha cambiado. Una situación de pobreza cercana a la indigencia, junto con el orgullo vinculado al apellido que prohíbe toda búsqueda de alivio por medios comerciales, han evitado que sus vástagos mantengan sus propiedades con el esplendor debido, por lo que caen terrones de las paredes, la hierba crece en los parques, el foso está seco y polvoso, a los patios les faltan lozas, algunas torres están cayéndose, así como los pisos hundidos, los paneles de madera comidos por los gusanos, y también las alfombras de los interiores, todo mostrando un sombrío presente de un pasado glorioso…Con el paso del tiempo, primero uno y luego otro de los cuatro cabrestantes se fueron arruinando, hasta que por ultimo una sola torrecilla guardaba a los pocos y tristes descendientes de los anteriormente poderosos dueños de la propiedad.

Y fue en una de estas vastas y sombrías salas de esta restante torre que yo, Antoine, el último de los infelices y maldecidos Condes de…vieron por vez primera la luz del día, hace noventa lejanos años, dentro de estas paredes, y entre los bosques húmedos y sombríos, los salvajes barrancos y las grutas de las laderas abajo. Nunca conocí a mis padres. Mi padre murió a los treinta y dos años, un mes antes que naciera, por la caída de una roca que se desprendió de uno de las barandas desiertas del castillo; y mi madre murió al darme a luz, por lo que mi cuidado y educación dependieron exclusivamente de un último sirviente, un viejo y confiable hombre de gran inteligencia, cuyo nombre recuerdo como Pierre. Fui un único niño y la falta de compañía que este hecho implicó fue aumentada por el extraño cuidado ejercido por mi avejentado guardián, al excluirme de la compañía de los niños campesinos, cuyas viviendas estaban distribuidas aquí y allá en las planicies que bordeaban la base de la montaña. En ese tiempo, Pierre me explicó que esta prohibición obedecía a que mi noble nacimiento me colocaba por encima de tales compañías plebeyas. Ahora sé que su propósito real fue el de mantenerme alejado de los cuentos ociosos acerca de la terrible maldición sobre mi linaje, que se contaban por las noches y que fueron magnificados por los simples campesinos cuando en voz baja conversaban a la luz de los fogones de sus cabañas.
Por lo que aislado, y dependiendo de mis propios recursos, pasé las horas de mi niñez escrutando los antiguos tomos que llenaban la sombría biblioteca del castillo, o vagando sin propósito alguno a través de los tenebrosos bosques que rodeaban la parte de la colina cerca de su base. Y fue quizás como efecto de tales recorridos que adquirí un aire de melancolía. Aquellos estudios y búsquedas que trataban de lo oscuro y oculto en la Naturaleza eran los que más llamaban mi atención. De mi propio linaje se me permitió aprender muy poco, pero aún ese poco conocimiento al parecer me deprimió mucho. Quizás fue solo en un inicio el rechazo manifiesto de mi preceptor de discutir conmigo sobre mi linaje paterno que provocó en mí el terror que siempre he sentido ante la mención de mi apellido; no obstante esto, a medida que fui creciendo, pude acomodar diversos fragmentos aislados de la historia, dejados caer por una lengua cerrada que había empezado a ceder llevada por la cercanía de la senilidad, y que se relacionaba con cierta circunstancia que siempre había considerado extraña, pero que hoy me parecía vagamente terrible. La circunstancia a la cual me refiero es la edad temprana en la cual todos los Condes de mi linaje habían encontrado su final. Hasta este momento había considerado esto como un atributo natural de una familia de hombres de corta vida. Luego he reflexionado largamente acerca de estas muertes prematuras, y comencé a relacionarlas con los recorridos del viejo, que a menudo hablaba de una maldición que por siglos había prevenido que las vidas de los que ostentaban mi título excediera los treinta y dos años. Al cumplir los veinte y un años el envejecido Pierre me entregó un documento familiar y me dijo que este había sido por muchas generaciones dado de padre a hijo, lo que debía continuarse por cada poseedor. Su contenido era de la más asombrosa naturaleza y su estudio confirmó mis más graves preocupaciones. Ya para este tiempo, mi creencia en lo sobrenatural era firme y sólida, de no ser así hubiera rechazado con desprecio la terrible historia que frente a mis ojos se desenvolvía.
Los documentos me trasladaron a los días del siglo trece, cuando el antiguo castillo en el que estaba sentado había sido una fortaleza temida e inexpugnable. Hablaba de cierto viejo que una vez habitó en nuestras propiedades, una persona de no pocos logros, aunque un poco por encima de un campesino, nombrado Michel, y frecuentemente llamado por el apellido Mauvais, el Maligno, a cuenta de su siniestra reputación. Él había estudiado más allá de lo que se acostumbra en su gente, buscando tales cosas como la Piedra Filosofal, o el Elixir de la Vida Eterna, y se le consideraba versado en los terribles secretos de la Magia Negra y la Alquimia. Michel Mauvais tenía un hijo, llamado Charles, un joven tan ducho en las artes ocultas como él mismo, y que por lo mismo era conocido como El Brujo, o El Mago. Este par, rechazado por toda la gente honesta, era sospechoso de las prácticas más repulsivas. Se decía que el Viejo Michel había quemado a su esposa en vida como un sacrificio al demonio y que las incontables desapariciones de muchos niños pequeños eran situadas en las temidas puertas de estos dos. Pero sobre las oscuras naturalezas del padre y del hijo corría un rayo redentor de humanidad; el viejo malvado amaba a su vástago con fiera intensidad, mientras el hijo tenía por su padre nada más que afecto filial.
Una noche el castillo sobre la montaña se vio envuelto en una salvaje confusión debido a la desaparición del joven Godfrey, hijo del Conde Henri. Una cuadrilla de búsqueda, encabezada por el frenético padre invadió la vivienda de los hechiceros y se encontraron con el viejo Michel Mauvais, atareado sobre una inmensa caldera que estaba violentamente hirviendo. Sin saber con certeza, en la locura desencadenada de furia y desesperación, el Conde se abalanzó sobre el viejo hechicero, y antes que este liberara su sanguinario contenido, su víctima había desaparecido. Mientras tanto, sirvientes proclamaban con alegría haber encontrado al joven Godfrey en una distante y abandonada habitación del castillo, lamentando que el pobre Michel había sido asesinado en vano. A medida que el Conde y sus acompañantes se retiraban de las humildes estancias de los alquimistas, la forma de Charles El Hechicero apareció a través de los árboles. A través de los agitados comentarios de los criados se enteró de lo que había ocurrido, aunque inicialmente pareció no conmoverle la muerte de su padre. Luego, avanzó pausadamente para encontrarse con el Conde, y pronunció con un acento torpe pero terrible la maldición que por siempre perseguiría a la casa del Conde…
“¡Qué nunca un noble de tu estirpe asesina sobreviva a una edad mayor que la tuya!”
dijo, cuando, repentinamente se internó en el oscuro bosque, sacando de su túnica un frasco de un líquido incoloro que lanzó hacia el rostro del asesino de su padre mientras desaparecía tras la oscura cortina de la noche. El Conde murió sin pronunciar palabra, y fue sepultado el siguiente día, un poco más allá del treinta y dos aniversario de la hora de su nacimiento. No se encontraron indicios de sus asesinos, aunque bandas de campesinos despiadados recorrían los bosques cercanos y las praderas que rodeaban a la colina.
Pero el tiempo se encargó de borrar la memoria de la maldición en las mentes de la posterior familia del Conde, de forma tal que cuando Godfrey, causa inocente de toda la tragedia y ahora ostentando el título, fue muerto por una flecha mientras cazaba, a la edad de treintidos años, no se percataron sino solo hubieron pensamientos de pesar por su partida. Pero cuando, años después, el próximo joven Conde, de nombre Robert, fue encontrado muerto en un campo cercano sin causa aparente, los campesinos murmuraban que su amo apenas había cumplido sus treintidos años cuando fue sorprendido por su temprana muerte. Louis, hijo de Robert, fue encontrado ahogado en el foso a la misma fatídica edad, y así siguió a través de los siglos la ominosa crónica: Henris, Roberts, Antoines, and Armands arrancados de sus felices y virtuosas vidas al acercarse a la edad del asesinato de su desgraciado ancestro.
Por las palabras que leí me fue claro que únicamente me quedaban once años de existencia. Mi vida, a la que no le adjudicaba antes ningún valor, se volvió preciosa en cada día, mientras profundizaba en los misterios del mundo secreto de la magia negra. Aislado como estaba, la ciencia moderna no me había impresionado, y trabajaba como en la Edad Media, oculto como lo habían hecho el viejo Michel y el joven Charles para adquirir los conocimientos de alquimia y demonología. No obstante todo lo que leía, no podía encontrar respuestas para la extraña maldición que pesaba sobre mi linaje. En raros momentos de lucidez, incluso me atrevía a buscar una explicación natural, atribuyendo las muertes tempranas de mis ancestros al siniestro Charles El Brujo y sus herederos; pero luego de una cuidadosa investigación descubrí que no había descendientes conocidos del alquimista, por lo que regrese a mis estudios ocultos y a mayores esfuerzos por encontrar un hechizo que libere a mi linaje de su terrible carga. Había una cosa de lo que estaba completamente seguro, nunca me casaría, porque dado que no existían otras ramas de mi familia, la maldición finalizaría conmigo.
A medida que me acercaba a los treinta años, el viejo Pierre fue llamado a la tierra del más allá. En soledad lo sepulte bajo las piedras del patio principal, el cual en vida había adorado recorrer. Me vi forzado a meditar sobre mí mismo como la única criatura humana dentro de la gran fortaleza, y en la total soledad mi mente comenzó a dejar de protestar en vano contra la condena inevitable, y a aceptar la suerte que muchos de mis ancestros habían encontrado. Mucho de mi tiempo lo dedicaba entonces a la exploración de las ruinosas y abandonadas torres y salones del viejo castillo, que me habían provocado temor en mi juventud, y algunas de las cuales, el viejo Pierre me había confesado que no habían sido recorridas por pies humanos en cerca de cuatrocientos años. Extraños y sorprendentes fueron muchos de los objetos con los que me encontré. Muebles, cubiertos por el polvo de años, y desmoronándose por la putrefacción de la crónica humedad golpearon mi vista. Inmensas telarañas cubrían completamente el lugar y gigantescos murciélagos revoloteaban por todos lados con sus alas membranosas la hasta entonces desierta oscuridad.
De mi edad exacta, incluso por días y horas mantenía un muy cuidadoso registro, porque cada movimiento del péndulo del enorme reloj de la biblioteca me decía mucho de mi condenada existencia. Gradualmente pude enfrentarme a lo que por tanto tiempo me preocupó. Dado que la mayoría de mis ancestros habían fallecido algún poco tiempo antes de alcanzar la exacta edad del Conde Henry, estaba prendido al reloj esperando la llegada de la desconocida muerte. Desconocía bajo qué forma la maldición me impactaría pero estaba dispuesto al menos a que no me encontraría como una víctima cobarde o pasiva. Con renovado vigor me dedique a examinar el viejo castillo y sus edificaciones.
Y fue en uno de mis más largos recorridos que pude descubrir en una parte desierta del castillo, menos de una semana antes de la hora fatal de lo que sentía marcaría el límite máximo de mi estadía en la tierra, más allá del cual no tendría ni la más mínima esperanza de continuar con aliento, que me encontré con el evento culminante de mi vida entera. Había dedicado la mejor parte de la mañana a subir y bajar unas semidestruidas escaleras en uno de los lugares más deteriorados de las antiguas torres. A medida que la tarde avanzaba, busque los niveles inferiores, descendiendo en lo que parecía ser un lugar medioeval de confinamiento, o una más recientemente excavada bodega para pólvora. Mientras atravesaba cuidadosamente los pasajes incrustados con salitre, al pie de la última escalera, el pavimento se volvió muy húmedo, y pude observar a través de la luz de mi temblorosa antorcha que una pared lisa y húmeda impedía mi paso. Al voltearme para retroceder, mis ojos se encontraron con una compuerta con un anillo, que se encontraba directamente bajo mis pies. Al detenerme, logre con dificultad levantarla, y quedo al descubierto una apertura negra, que exhalaba peligrosos gases que provocaron que mi antorcha chisporroteara, y revelando en un fluctuante resplandor lo alto de un tramo de gradas de piedra. Tan pronto como la antorcha, la cual baje hacia las repelentes profundidades, empezó a quemarse libre y fijamente, inicie mi descenso. Las grades eran muchas y conducían a un estrecho pasadizo de piedras, por lo que sabía se encontraba profundamente bajo tierra. Este pasadizo era de gran longitud, y terminaba en una amplia puerta de roble, que goteaba por la humedad del lugar, y resistía firmemente mis esfuerzos por abrirla. Luego de cierto tiempo concluí mis esfuerzos en esta dirección, y procedí a tomar alguna distancia hacia las gradas, cuando repentinamente experimente uno de los más profundos y enloquecedores choques que puede recibir la mente humana. Sin ningún tipo de aviso, escuche que la pesada puerta empezó a crujir y a abrir lentamente sus oxidadas bisagras. Mis sensaciones inmediatas eran incapaces de analizar. Encontrarse en un lugar completamente desierto como hasta entonces había considerado al viejo castillo y enfrentarse a la evidencia de la presencia humana o de un espíritu, provocaba en mi mente un horror indescriptible. Cuando por último me voltee para encarar el origen del sonido, mis ojos debieron de salirse de sus orbitas ante la visión que contemplaron. Ahí en la antigua puerta gótica se destacaba una figura humana. Era la de un hombre cubierto por un casquete y una larga túnica medieval de color oscuro. Su cabello largo y barba suelta eran de un terrible e intenso tono negro, e increíblemente abundantes. Su frente, de una altura superior a las dimensiones regulares, sus mejillas, profundamente hundidas y recubiertas con arrugas; y sus manos, largas, como garras, y nudosas, eran de una blanqueza mortuoria, casi como mármol, como nunca había visto en un hombre.
Su figura, delgada como esqueleto, estaba extrañamente doblada y casi perdida dentro de los voluminosos pliegues de su peculiar vestimenta. Pero lo más extraño de todo eran sus ojos, cavidades gemelas de una abismal negritud, profundos en su expresión de entendimiento, pero inhumanos en su grado de maldad. Estos me observaban ahora, perforando mi alma con su odio, y fijándome al lugar donde me encontraba parado. Al final la figura habló en una voz atronadora que me estremeció con su tono cavernoso y latente malevolencia. El lenguaje en el cual el discurso estaba revestido, era el del bajo Latín que se usaba entre los hombres de letras de la Edad Media, y que se me hacía familiar debido a mis prolongadas investigaciones en las obras de los viejos alquimistas y demonologistas.
La aparición habló acerca de la maldición que se ha apoderado de mi linaje, me dijo de mi pronto fin, y se extendió acerca del delito cometido por mi ancestro contra el viejo Michel Mauvais, y se deleitó sobre la venganza de Charles el Brujo. Me contó cómo el joven Charles había escapado por la noche, regresando años después a matar a Godfrey el heredero con un flecha cuando este se acercaba a la edad que tenía su padre cuando fue asesinado; como había secretamente regresado al lugar y se había establecido, secretamente, en la entonces desierta cámara subterránea, cuya puerta ahora ocupaba el espantoso narrador; como se había apoderado de Robert, el hijo de Godfrey, en un campo y lo había obligado a beber un veneno y lo dejo morir a la edad de treintidos años, manteniendo así el horrible mandato de su vengativa maldición.
En este punto pude imaginarme la solución al más grande de los misterios, de cómo la maldición había sido cumplida desde la época cuando Charles el Brujo debió haber muerto, porque este hombre divagaba sobre un recuento de los profundos conocimientos alquimistas alcanzados por los dos hechiceros, padre e hijo, hablando particularmente de las investigaciones de Charles El Brujo con respecto al elixir que proporcionaría a quien lo tomara vida y juventud eterna.
Su entusiasmo había hecho remover de sus terribles ojos por el momento el odio que al principio lo perseguía; pero repentinamente el resplandor diabólico regresó, y con un sonido impactante como el silbido de una culebra, el extraño levantó un frasco de vidrio con el evidente deseo de terminar con mi vida como Charles El Brujo seiscientos años antes había terminado con la de mi ancestro.
Impulsado por un claro instinto de sobrevivencia, rompí el hechizo que hasta entonces me había mantenido inmóvil, y arroje mi ahora casi extinta antorcha a la criatura que amenazaba mi existencia. Escuche como el frasco se rompía sin ningún riesgo contra las paredes del pasadizo a la vez que la túnica del extraño cogía fuego e iluminaba la horrible escena con un abominable resplandor. El chillido de terror y de impotente malicia emitido por mi futuro asesino fue ya muy fuerte para mis afectados nervios, que caí sobre el viscoso piso en un desmayo total.
Cuando regrese en mis sentidos, todo estaba espantosamente oscuro, y mi mente al recordar lo sucedido, se contrajo de contemplar alrededor, pero al final la curiosidad me superó. Me pregunte sobre quien era este hombre maligno, y como llegó a los muros dentro del castillo? Y por qué buscaba vengar la muerte del pobre Michel Mauvais, y como la maldición se había implementado través de los largos siglos desde la época de Charles El Brujo?
Me había quitado de mis hombros el temor de años, porque sabía que a quien había derribado era la fuente de todo mi peligro de la maldición; y ahora que era libre, me consumía el deseo de saber más acerca de la cosa siniestra que había perseguido a mi linaje por siglos, y había hecho de mi propia juventud una larga y continua pesadilla.
Determinado a seguir explorando, busque en mis bolsillos por pedernal para encender de nuevo la antorcha que cargaba. Antes que todo, la nueva luz me reveló las formas distorsionadas y ennegrecidas del misterioso extraño. Sus espantosos ojos estaban ahora cerrados. Al rechazar esta visión, preferí voltearme y dirigirme más allá de la puerta gótica. Aquí me encontré con lo que parecía ser un laboratorio de alquimista. En un rincón estaba una inmensa pila de un metal amarillo dorado que relucía magníficamente a la luz de la antorcha. Podía haber sido oro, pero no me detuve para examinarlo, porque estaba extrañamente afectado por lo que me había sucedido. En el final más alejado del apartamento se encontraba una apertura que conducía a uno de los muchos barrancos salvajes del bosque oscuro de la colina.
Todavía sorprendido, pero comprendiendo ahora como el hombre había obtenido acceso al castillo, procedí a regresar. No podía evitar pasar por los remanentes del extraño y decidí hacerlo con la cara apartada, pero a medida que me acercaba al cuerpo me pareció escuchar que emanaba un débil sonido como si la vida no se hubiera del todo extinguido. Aterrorizado me volví para examinar la carbonizada y arrugada figura sobre el piso. Entonces de repente los horribles ojos, más negros incluso que la cara chamuscada que los contenía se abrieron del todo con una expresión que no fui capaz de interpretar. Los agrietados labios trataron de emitir palabras que no pude comprender bien. Una vez capte el nombre Charles El Brujo y de nuevo me imagine que las palabras “años” y maldición” salían de su boca desencajada. Pero todavía no pude comprender el propósito de su desconectado discurso. Ante mi evidente ignorancia de su significado, los oscuros ojos de nuevo se fijaron malévolamente en mí hasta que, al ver a mi oponente totalmente indefenso, me estremecí mientras lo miraba.
De repente el desgraciado, animado con su último destello de fuerza, alzó su terrible cabeza del húmedo y hundido pavimento. Entonces como yo continuaba paralizado por el miedo, el encontró su voz y en su aliento de muerte gritó estas palabras que han perseguido desde entonces mis días y mis noches.
“Tonto”, chilló “es que no puedes adivinar mi secreto? Es que no tienes cerebro para reconocer la voluntad que a través de seis largos siglos ha realizado la maldición sobre tu linaje? No te he contado acaso del gran elixir de la vida? Es que no sabes cómo el secreto de la alquimia fue resuelto? Te lo diré, soy yo! Yo! Yo que he vivido por seiscientos años para mantener mi venganza, PORQUE YO SOY CHARLES EL BRUJO!”

How the Language We Speak Affects the Way We Think

How the Language We Speak Affects the Way We Think
Linguistics and neuroscience find better answers to old questions.

Posted Feb 02, 2017 (Psychology Today)

As I teach linguistics, one of the most intriguing questions for my students is whether all human beings think in a similar way—regardless of the language they use to convey their thoughts—or if the language we speak affects the way we think. This question has entertained philosophers, psychologists, linguists, neuroscientists, and many others for centuries. And everyone has strong opinions about it.
Antonio Benítez-Burraco

The complex relationship between language, thought, and culture
Source: Antonio Benítez-Burraco

At present, we still lack a definitive answer to this question, but we have gathered evidence (mostly derived from typological analyses of languages and psycholinguistic studies) that can give us a good understanding of the problem. As I will try to show, the evidence argues in favor of a universal groundwork for perception and thought in all human beings, while language is a filter, enhancer, or framer of perception and thought.
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Edward Sapir (1884-1939)
Source: Unkown (http://www.nutquote.com/quote/Edward_Sapir/7) [Public domain undefined Public domain], undefined

The story begins with the first American linguists who described (scientifically) some of the languages spoken by Native Americans. They discovered many awkward differences compared to the languages they had learned in school (ancient Greek, Latin, English, German, and the like). They found sounds never heard in European languages (like ejective consonants), strange meanings encoded in the grammar (like parts of the verb referring to shapes of the objects), or new grammatical categories (like evidentiality, that is, the source of knowledge about the facts in a sentence). Not surprisingly, some of these linguists concluded that such strange linguistic systems should have an effect on the mind of their speakers. Edward Sapir, one of the most influential American linguists, wrote: “The worlds in which different societies live are distinct worlds, not merely the same worlds with different labels attached” (Sapir, 1949: 162). For centuries, people thought that words were just labels for objects, and that different languages merely attached different strings of sounds to things—or, more accurately, to concepts. Now it was suggested that the world might be perceived differently by people speaking different languages. Or, more radically, that people could only perceive aspects of the world for which their languages have words.

Really? A useful (and instructive) way of testing Sapir’s claims focuses on color perception. Color distributes continuously (it depends on the wavelength of the light), but it is perceived categorically. Interestingly, the number of basic terms for colors is far smaller than the number of color tones we can perceive. Moreover, this number differs from one language to another. For instance, Russian has 12 basic terms for colors, whereas Dani, a language spoken in New Guinea, has only two: mili (for cold colors) and mola (for warm colors).
Kurulu Village War Chief Baliem Valley – Papua
Source: By Paul from Working and living in Jayapura (Papua Province) and Jakarta, Indonesia, CC BY 2.0, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=2277626

Researchers found that, not surprisingly, Dani people are able to distinguish among different color tones (like red, yellow, and orange) despite labelling them identically (mola). They also found that people distinguish better between two color tones that are named differently (for instance, blue and green). Because different languages frame the continuum of color in different ways, people speaking different languages are expected to focus differently regarding colors. In some sense, Sapir was half-right.
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This effect of framing or filtering is the main effect we can expect—regarding language—from perception and thought. Languages do not limit our ability to perceive the world or to think about the world, but they focus our perception, attention, and thought on specific aspects of the world. This can be useful indeed. Chinese-speaking children learn to count earlier than English-speaking children because Chinese numbers are more regular and transparent than English numbers (in Chinese, “eleven” is “ten one”). Likewise, people speaking some Australian languages orient themselves in space better than English-speaking people (they often know north from south—even in darkness), plausibly because their languages have absolute spatial deictics. This means that when referring to a distant object they do not say “that car” or “that tree over there,” but rather “the car to the north” or “the tree to the south.” Because they need to know direction in order to correctly assembly utterances in their language, they are more accustomed than us to pay attention to the cardinal points.
//en.wikipedia.org/w/index.php?curid=35933046
Australian language families.
Source: By Kwamikagami – Commons map: File:Australian Languages.png, CC BY-SA 3.0, https://en.wikipedia.org/w/index.php?curid=35933046
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So, different languages focus the attention of their speakers on different aspects of the environment—either physical or cultural. But how do we know which aspect? Essentially, we see what’s important to the people speaking whatever language. We linguists say that these salient aspects are either lexicalized or grammaticalised. Lexicalizing means that you have words for concepts, which work as shorthands for those concepts. This is useful because you don’t need to explain (or paraphrase) the meaning you want to convey. Instead of saying, “that cold and white thing that falls from the sky in the cold days of winter,” you just say snow.

Obviously, we do not have words for everything. We only have words for concepts that are important or salient in our culture. This explains why lexicons (or set of words) in languages are all quite different. The lexicon is like a big, open bag: Some words are coined or borrowed because you need them for referring to new objects, and they are put into the bag. Conversely, some objects are not used anymore, and then the words for them are removed from the bag.

Some aspects of the world are encoded by languages even more deeply—to the extent that they are part of language grammars. You need to consider them whenever you build a sentence in that language. Linguists say that they are grammaticalised. Dyirbal, a language spoken in Northern Australia, for example, has four noun classes (like English genders). The assignment of nouns to each class is apparently arbitrary: Class I encompasses nouns for animals and human males; class II encompasses nouns for women, water, fire, and names for fighting objects; class III only encompasses nouns for edible plants; and class IV is like a residual class, where all the remaining names are put together. This grammatical classification of nouns involves a coherent view of the world, including an original mythology. For instance, though animals are assigned to class I, bird nouns are found in class II because Dyirbal people believed birds were the spirits of dead women (nouns for women are found in class II). Likewise, the way people think about time is encoded deeply in the grammar of most languages. In some languages like English, time is tripartite: past, present, and future. However, in a language like Yimas, spoken in New Guinea, there are four types of pasts, from recent events to remote past. And there are languages like Chinese that lack grammatical tense, too.

In summary, language functions as a filter of perception, memory, and attention. Whenever we construct or interpret a linguistic statement, we need to focus on specific aspects of the situation that the statement describes. Interestingly, some brain imaging facilities are now allowing us to examine these effects from a neurobiological perspective. For example, in this interesting paper, the authors prove that language affects the categorical perception of color—and that this effect is stronger in the right visual field than in the left visual field. Discrimination of colors encoded by different words also provokes stronger and faster responses in the left hemisphere language regions than discrimination of colors encoded by the same word. The authors conclude that the left posterior temporoparietal language region may serve as a top-down control source that modulates the activation of the visual cortex.

This is a nice example of current biolinguistic research (in a broader sense) helping to achieve a better and more balanced understanding of classic questions in linguistics—like the relationship between language and thought.

Rastreando el origen pedagógico del modelo educativo por competencias

Rastreando el origen pedagógico del modelo educativo por competencias

Mtro. Pedro Chagoyán García
Maestro en pedagogía con estudios de Doctorado en Educación. Académico de licenciatura y maestría asignado al área de investigación Escuela Normal Superior Oficial de Guanajuato. Correo electrónico: chagoyanes@gmail.com
revista-coepes
Reseña
El siguiente artículo intenta develar las intenciones pedagógicas del modelo por competencias. La delgada línea que separa la competencia instrumental con la competencia para la formación integral, parece sutil y cobra alta relevancia en las finalidades que pretende; mientras que la primera responde a exigencias socio-económicos específicas, de sectores que han construido su visión mundo, el gran orden mundial de unos cuantos, la competencia con visión pedagógica trasciende a intereses globalizadores.
Una mirada a los enfoques que se encaminan a pensar que los cambios pueden ser positivos para el bien común, constituyendo lo que podemos denominar como el paradigma teleológico de la educación al que sirven los sistemas escolares (Gimeno, 2011).
El modelo por competencias constituye el enfoque educativo más sobresaliente de nuestros tiempos, incluye una visión pedagógica acorde con el saber, saber hacer, saber ser que demanda la sociedad actual, se ha convertido en un “paradigma”.

Rastreando el origen pedagógico del modelo educativo por competencias
Los modelos educativos emergen de escenarios sociales, culturales y políticos determinados por la sociedad, encarnan la visión del gran ideal sobre el “hombre a formar”. Se encadena en este modelo la idea elemental del ciudadano educado bajo el compendio de conocimientos que aglutina una cultura con una visión “durkheimniana”, el legado de una generación a otra, la educación vista como una institución social; el gran plan educativo nace desde el pensamiento pedagógico posmoderno con la puesta en marcha de la instrumentalización de todos aquellos elementos que le confieren y hacen necesaria la acción educativa.
Los nuevos enfoques educativos pretenden responder a un sinfín de necesidades sociales y son planteados para contrarrestar la poca o nula efectividad de los anteriores. El deseo orientador puesto en los enfoques se encamina a pensar que los cambios pueden ser positivos, para un bien común.
Constituye lo que podemos denominar como el paradigma teleológico de la educación al que sirven los sistemas escolares (Gimeno, 2011). Los enfoques educativos no van solos, se acompañan de un sinnúmero de expectativas de diversos actores sociales; ven en ellos la panacea para el cambio o una moda pasajera, es por ello que su aceptación se convierte en la discusión interminable de aquellos que están directamente involucrados, cruzando discursos, epistemológicos, pedagógicos, políticos y sociales. Cada uno desde su trinchera ideológica defiende o desacredita a las nuevas estrategias educativas.
“Cada vez que se inicia una reforma se produce una ofensiva conservadora que trata de hablar de la pérdida de valores y de los errores que se producen con los cambios” (Delval, 1990).
Los cambios educativos enarbolan un lenguaje pedagógico que sugiere una visión inexistente en el pasado, a ciencia cierta, se recogen tradiciones pedagógicas antes probadas, lo aparentemente novedoso se fundamenta con marcos teóricos de grandes pensadores educativos de antaño. Esto sugiere que no existen modelos educativos que planteen profundos cambios pedagógicos, se esbozan nuevas estrategias didácticas frente a escenarios diversos y la concepción de formación se sitúa bajo nuevas perspectivas de la época en que se gesta, es decir, sólo cambia el escenario y los actores; las filosofías pedagógicas hoy día se hacen y rehacen frente a una base pedagógica ya existente, lo construido en otros momentos históricos se retoma para replantear los modelos educativos actuales.
Es el caso del “modelo por competencias”, que es posible rastrear su origen pedagógico e intentar comprender sus lógicas, siempre bajo la mirada educativa, sin negar que toda estrategia educacional lleva consigo una carga política que la enaltece y que se caracteriza por acciones que pueden inclusive contradecir la esencia de lo que se busca.
Con la modernidad el concepto hombre cambia; ciencia y tecnología desplazan las finalidades ontológicas del ser humano por la búsqueda del logos (conocimiento), reconfigura nuevas formas de percibir la realidad. “El dominio de la racionalidad instrumental (como lo dijo Weber) o (como lo articuló Marx) del rol determinante de la economía: las bases de la vida social condujo a una progresiva emancipación de la economía de sus tradicionales ataduras políticas, éticas y culturales” (Bauman, 2000).
La institución escolar se erige como centro del conocimiento, emergen pedagogías de diversas tradiciones del pensamiento buscando la configuración del “hombre”; así, el estructuralismo construye su noción mediante pedagogías con una visión reproductiva basado en el instruir e informar, mientras que la llamada escuela nueva transfiere el pensamiento del hombre positivista con un saber actuar, instruyendo en el hacer científico; por otro lado las concepciones existencialista, personalista y comunista transfieren en sus modelos educativos una pedagogía transformadora encaminada a la formación de la personalidad, socialización y liberación del individuo.
Todas ellas, conforman grandes tradiciones teóricas pedagógicas bien fundamentadas que se traducen en didácticas educativas, intentando responder a épocas, contextos diferenciados, métodos, técnicas y destinatarios. La escuela se transforma en el aparto ideológico por excelencia ante una complejidad social de gran incertidumbre:
“se cuestiona su función social y la naturaleza del quehacer educativo como consecuencia de las transformaciones y cambios radicales tanto en el panorama político y económico, como en el terreno de los valores, ideas y costumbres que componen la cultura” (Pérez, 1998).
El mundo posmoderno es alcanzado por estas visiones pedagógicas, la idea de superación de lo moderno no es tal, pues se continúa con la concepción racionalista, situándose en el dominio del hombre sobre la naturaleza, rechazando lo humano y su trascendencia. En contraposición del hombre instrumentalista y los métodos conductistas adoptados para su educación, emerge una postura epistemológica llamada “constructivismo”.
Esta corriente del pensamiento fundamentada filosóficamente en el humanismo, concibe al hombre como un ser que busca la trascendencia y su autorrealización mediante una escala de valores y un compromiso responsable con los demás, una vivencia en comunidad. Por otro lado, plantea una visión psicopedagógica que entiende a los seres humanos como creadores activos de su propio conocimiento, basados en lo que se sabe, mediante la interacción con otros y el medio. (Pimienta, 2007).
El conjunto teórico que nutre al constructivismo va desde Piaget, Vygotsky, Ausubel y Bruner, entre otros, todos coinciden en poner en el centro el aprendizaje, es decir, el estudiante es el principal actor de la acción educativa, es quien vive su propio proceso formativo de manera individualizada y única, y la enseñanza debe concentrarse en crear condiciones y ambientes que faciliten la comprensión.
El constructivismo en la educación contrario rechaza las metodologías conductistas, aquellas que definen las formas por las que habrá de transitar conocimiento en el estudiante, así como los métodos memorísticos o de repetición, al esquema de aprendizaje significativo.
Sin embargo, este enfoque educativo constructivista no fue suficiente para contrarrestar el fuerte empuje ideológico de “la globalización”, empeñado en homogenizar y estandarizar al individuo; la depredación cultural que hace este modelo económico socava la identidad de las personas; la conquista del mercado presupone un asalto a las ideas, a la forma de pensar, inclusive a las formas de ser, gustos e intereses, con una sola bandera “lo económico”. Cambia el concepto hombre; satisfacción de vida y felicidad de la persona se constriñen a lo material; la homogenización marca la pauta en la construcción de las ideas a través de los medios; las subculturas ganan adeptos en cuanto al nuevo modelo de felicidad planteado desde lo mercadológico; el “hombre economicus”, deja como secuela la deshumanización:
“es un mito global que las sociedades que llegan a industrializarse, alcanzan el bienestar, reducen sus desigualdades extremas y facilitan a los individuos el máximo de felicidad. Esa concepción tecnoeconómica ignora los problemas humanos de la identidad, de la comunidad, de la solidaridad, de la cultura” (Morin, 2006).
El modelo del constructivista queda soslayado al surgir nuevos actores que se empeñan en plantear las necesidades de la educación en este gran escenario global bajo una mirada económica. Los intereses económicos del capitalismo mundial son impuestos como “tabula rasa” por organismos hegemónicos que plantean políticas educativas que no precisamente buscan la trascendencia en el ser humano, estos actores llamados OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico), BM (Banco Mundial), FMI (Fondo Monetario Internacional) han puesto la educación bajo una sola noción de “calidad,” y derivado de esto el estándar y alto desempeño son los rasgos más importantes para entender al hombre educado.
Esta sería una lógica consecuente de la era global si el “hombre economicus” fuera altamente materialista y deshumanizado por la estructura social dispuesta donde la formación requerida debería ser altamente instrumentalista, centrada sólo en la pasividad conductual más que en la posibilidad de la comprensión y reflexión, pero la pedagogía llama a lo contrario; siempre apegándose a la naturaleza del ser humano y sus cualidades (ser pensante con emociones), a la formación integral del individuo.
Estas políticas educativas permanecen distantes ante la definición del concepto hombre que se requiere para contrarrestar la era global. La educación sigue siendo el único aparato social que permite desenmascarar los sistemas hegemónicos impuestos, la política de la complejidad como diría Morín:

“La política de la complejidad requiere del pensamiento complejo para enfrentar los problemas que implican incertidumbres, imprevisibilidades e interdependencias” (Morín, 2006).
La educación siempre pensante y avasallante culmina en una de sus mejores visiones de la formación con las ideas de Jacques Delors y Edgar Morín. En el caso de Delors en 1996 elabora para la UNESCO una propuesta para elevar la calidad de la educación basada en una perspectiva más humanista del aprendizaje “la educación encierra un tesoro”, sus cuatro pilares: aprender a conocer, aprender hacer, aprender a convivir, y aprender a ser, constituyen el eje fundamental de la formación integral.
Para Delors “las políticas educativas deben ser como un proceso permanente de enriquecimiento de los conocimientos, de la capacidad técnica, pero también, y quizás sobre todo, como una estructuración privilegiada de la persona y de las relaciones entre individuos, entre grupos entre naciones” (Delors, 1996).
Aquí hablar de calidad es hacerlo desde la esencia de mejores desarrollos en todos los sentidos, no desde el estándar o la homogeneidad del desempeño, no desde la manipulación instrumental, es situar al hombre como eje fundamental de su propio porvenir
“es hacer del progreso y del conocimiento un instrumento del género humano, no de discriminación” (Delors, 1996).
Esta es la delgada línea que separa la competencia instrumental con la competencia para la formación integral; parece sutil pero cobra alta relevancia en las finalidades que pretende, mientras que la primera responde a pedimentos socio-económicos específicos, a sectores que han construido su visión mundo, el gran orden mundial para unos cuantos, la competencia con visión pedagógica trasciende a intereses globalizadores.
Aquí comienza a gestarse el “modelo por competencias para la educación” cuando Edgar Morín en 1999 descarga su pensamiento reflexivo en una prospectiva sobre la educación, un trabajo para la UNESCO sobre cómo educar para un futuro sostenible en su obra magna “Los siete saberes necesarios para la educación del futuro”:

Las cegueras del conocimiento: el error y la ilusión: el conocimiento del conocimiento serviría de preparación para afrontar riesgos permanentes de error y de ilusión que no cesan de parasitar la mente humana.
Los principios de un conocimiento pertinente: la supremacía de un conocimiento fragmentado según las disciplinas impide operar el vínculo entre las partes y las totalidades. Es necesario desarrollar la aptitud natural de la inteligencia humana para ubicar todas sus informaciones en un contexto y en un conjunto.
Enseñar la condición humana: el ser humano es a la vez físico, biológico, psíquico, cultural, social e histórico. Es esta unidad compleja de la naturaleza humana la que está completamente desintegrada en la educación a través de las disciplinas y que imposibilita aprender lo que significa ser “humano”.
Enseñar la identidad terrenal: el conocimiento de los desarrollos de la era planetaria que van a incrementarse en el siglo XXI y el reconocimiento de la identidad terrenal que será cada vez más indispensable para cada uno y para todos, debe convertirse en uno de los mayores objetos de la educación.
Enfrentar las incertidumbres: las ciencias nos han hecho adquirir muchas certezas, pero de la misma manera nos han revelado, en el siglo XX, innumerables campos de incertidumbre. La educación debería comprender la enseñanza de las incertidumbres que han aparecido en las ciencias físicas (microfísica, termodinámica, cosmología), en las ciencias de la evolución biológica y en las ciencias históricas.
Enseñar la comprensión: la comprensión es al mismo tiempo medio y fin de la comunicación humana. Teniendo en cuenta la importancia de la educación para la comprensión en todos los niveles educativos y en todas las edades, el desarrollo de la comprensión necesita una reforma de las mentalidades.
La ética del género humano: la educación debe conducir a una «antropo-ética», considerando el carácter ternario de la condición humana, que es el de individuo-sociedad-especie. La ética no se podría enseñar con lecciones de moral. Ella debe formarse en las mentes a partir de la conciencia de que el humano es al mismo tiempo individuo, parte de una sociedad, parte de una especie (UNESCO, 1999).
El modelo por competencias se constituye como el enfoque educativo más sobresaliente de nuestros tiempos, incluye una visión pedagógica acorde con el saber, saber hacer, saber ser que demanda la sociedad actual, se ha convertido en un “paradigma” como diría Kuhn reconocido y aprobado por una comunidad científica, aceptado como modelo para solucionar y crear desarrollos, quien no está dentro del paradigma está fuera de los modelos teóricos más actuales y suele ser rechazado.
El modelo por competencias puede pensarse a priori desde la formación más instrumental del desempeño y el estándar o en la riqueza que subyace de la visión sobre la formación integral del ser humano, donde el conocimiento, habilidades, destrezas, actitudes y valores se conjugan para hacer un todo indisoluble. Toca al maestro plantearse desde qué arista quiere empujar con su propuesta didáctica pedagógica, reflexionar sobre la finalidad de su acción docente y la trascendencia de su formación. Hoy más que nunca se requiere una cruzada educativa en pos de crear personas con más desarrollos cognitivos, prácticos y éticos para la transformación social.
Nota: Entendido como un dogma, una doctrina sostenida por una organización de autoridad que no admite réplica, como tal una forma extremista de imponerse.
Bibliografía
Bauman, Zygmunt. (2000). Modernidad líquida. Argentina: Fondo de Cultura Económica .
Delval, Juan. (1990). Los fines de la educación. España: Siglo XXI.
Gimeno, Sacristán. (2011). Educar y convivir en la cultura global. Madrid: Morata.
Morín, Edgar. (1999).Los siete saberes necesarios para la educación del futuro. Francia: UNESCO
Morin, Edgar. (2006). Educar en la era planetaria. Barcelona: Gedisa.
Delors y otros. (1996). La educación encierra un tesoro. Informe de la UNESCO de la comisión internacional sobre la educación para el siglo XXI. Madrid: Santillana-UNESCO.
Pérez, Gómez. Á. (1998). La cultura escolar en la sociedad neoliberal. Madrid: Morata.
Pimienta, Julio. (2007). Metodología Constructivista. México: Pearson Educación.

Edgar Morin y su obra

Edgar Morin y su obra

« Se dice cada vez más a menudo “eso es complejo” para evitar de explicar. Es necesario proponer una verdadera ruptura y poner de manifiesto que la complejidad es un reto que el espíritu debe y puede conquistar. » (Educar en la era planetaria, París, Balland, 2003, p 12).

1) El Fundador del Pensamiento Complejo:

Cuando se habla de reforma del pensamiento, educación y cambio de paradigmas es inevitable referirse a Edgar Morin como el referente obligado.
Edgar Morin es uno de los pensadores más emblemáticos e importantes del siglo XX y XXI. De manera unánime, a través del mundo, la persona de Edgar Morin se considera como la figura más destacada del pensamiento complejo y, simbólicamente, la publicación en 1977 del tomo uno de su magistral obra El Método marca la primera formulación científica de este paradigma integrador esta manera más global de comprender la realidad física y social en la cual se reconocerán de inmediato numerosos pensadores y ciudadanos de todas partes del planeta.
Porque más allá de la formidable cultura del hombre Morin, de su papel indiscutible de fundador aunque él lo rechazará, de sus innumerables doctorados honoris causa o del legado invaluable de sus publicaciones, aparece también que la gran fuerza, la gran contribución del Doctor Morin ha sido la de conectar y hacer surgir la coherencia paradigmática entre distintos autores tan diversos como Leonardo da Vinci, Blaise Pascal, Gaston Bachelard, Norbert Wiener, Jean Piaget, Ilya Prigogine… entre la antigua filosofía y la cibernética, entre Giambattista Vico y Herbert Simon…
2) Su origen, su vida y su obra :
Su origen, niñez y adolescencia

Edgar Nahum nace en París, el 8 de Julio de 1921, bajo el seno de una familia de origen judío sefardí. Su padre, Vidal Nahum, nació en 1894 en Salónica (Grecia) y, posteriormente, se naturaliza francés. Su madre fue Luna Beressi, quien sufría de una seria lesión en el corazón que le prohibía tener hijos (hecho nunca revelado a su padre); debido a ello, el embarazo en el que se concibió a Edgar evoluciona en condiciones dramáticas y, consecuentemente, el parto fue bastante traumático y riesgoso, tanto para la madre como para el hijo.
Sus primeros diez años los pasa al lado de sus padres, pero cuando Luna Nahum, su madre, muere en 1931, Edgar pasa a ser criado por su padre y Corinne Beressi, su tía materna. Esta pérdida tiene un fuerte impacto en su infancia que dejará huellas indelebles durante el resto de su vida. A pesar de contar sólo con diez años de edad, Edgar trata de llenar el vacío que deja la partida de su madre con la literatura convirtiéndose así, tempranamente, en un gran lector que devora libros de las más variadas temáticas; se advierte que es este el origen más remoto de su espíritu autodidacta e investigador que le ha de caracterizar en el transcurso de su vida.
Su juventud, aficiones y estudios
Cuando cumplía apenas 19 años, caracterizado por un espíritu acucioso, irreverente y audaz, más por curiosidad y en busca de conocimiento, cursa estudios universitarios; pues, como lo narra él mismo años más tarde en sus obras, más que el interés por hacer una carrera, lo movía hacia la lectura, el cine, la música y la observación de la naturaleza y la sociedad, su deseo de aprender; con esta motivación se inscribe en “La Sorbonne”, matriculándose simultáneamente en la Facultad de Letras, en la de Derecho y en la Escuela de Ciencias Políticas. Es forzado a interrumpir sus exámenes en “La Sorbonne” cuando Francia es invadida por el ejército alemán.
En Julio de 1940 huye a Toulouse, donde dedica su tiempo a actividades asistenciales como secretario de la Asociación de los Estudiantes Refugiados; frecuenta mucho la biblioteca municipal, donde lee, con avidez, todo lo que encuentra a su disposición; en 1942 se licenciará en “La Sorbonne” en Historia, Geografía y Derecho.
Se forma un auténtico luchador social
Cuando apenas cumplía 15 años, se compromete en acciones militantes en solidaridad con los anarquistas catalanes y participa en su primer asamblea política, un mitin trotskista en el muelle de Valm.
En esos años, entre los 17 y los 18, Edgar se adhiere a los Estudiantes Frontistas, liderados por Gastón Bergery, corriente política y filosófica que preconizaba un socialismo nacional y un rechazo a la guerra.
Durante los años 1941-1942 se interesa, cada vez más, por la Unión Soviética, participa en actividades callejeras y distribución de panfletos; finalmente, decide unirse al Partido Comunista Francés a finales de 1941.
De los 21 a los 23 años, Edgar se compromete y se envuelve, cada vez más, en actividades “subversivas”, en contra de la ocupación alemana a su país, por lo que decide cambiarse el apellido Nahum por “Morin” pues, las circunstancias imperantes le obligan a vivir una doble clandestinidad –como judío y comunista, actuando en el corazón de la Resistencia Francesa, como militante oculto del Partido Comunista y acechado por la GESTAPO.
En Agosto de 1944 participa en acciones de resistencia que culminarían en la Insurrección de París y, en 1945, es nombrado Teniente Coronel e incorporado al gobierno militar de la zona francesa de ocupación.
Durante esos años, de los 23 a los 30, Edgar Morin participa, decididamente, en las filas del Partido Comunista Francés; su espíritu crítico, su conciencia reflexiva y profundamente liberal lo hacen discrepar sobre cuestiones esenciales que lo llevan a denunciar, tempranamente, las desviaciones y los excesos del estalinismo soviético; sus diferencias en relación a Tito, la Revolución China y el proceso Rajk; de tal manera que, en 1951, fue expulsado del Partido Comunista Francés; no obstante, dada su profunda formación pacifista y de compromiso social, continúa participando, fuertemente, en los Comités de Intelectuales por la Paz, contra la remilitarización de Alemania y contra la guerra en Argelia.
Su vida familiar

En 1945 se casa, en París, con Violette Chapellaubeau, socióloga, amiga de estudiante y compañera desde 1941. En ese tiempo se encontraba incorporado al Ejército Francés, del cual solicita su baja en 1946 para regresar con su esposa a París.
En 1948-1949, por causa del embarazo de Violette, la pareja se muda a Vanves, donde viven con muchas dificultades económicas. Violette da clases de filosofía fuera de París. En 1947 nace Iréne, la primera hija de la pareja y en 1948 la segunda, Véronique.
En 1963-1964 se casa con la artista plástica Joahnne, con la cual viaja varias veces a Brasil, país por el cual siente una profunda admiración y afecto. En Agosto de 1984 muere su padre a la edad de noventa y un años. Posteriormente, en 1989, con su hija Véronique Grappe-Nahum (historiadora en el EHESS) y Häim Vidal (estudioso de la cultura y de la lengua sefarditas) coproducirá un libro sobre su padre titulado “Vidal y los suyos”.
Su esposa Edwige L. Agnes con quien vive actualmente, es con quien, a sus 85 años, comparte su vida y sus aún pujantes ímpetus por continuar el camino hacia la metamorfosis social que se ha creado en su imaginario, como una vía para solventar los grandes problemas sociales y redimir la conciencia de la humanidad.
Su vida profesional
Luego de la liberación de Francia y el final de la guerra, intenta trabajar como editor en periódicos ligados al Partido Comunista Francés pero es tratado con desconfianza por su postura crítica; decide, entonces, alistarse como voluntario del primer ejército francés en Alemania.
Escribe su primer libro, “El año cero de Alemania”, en el cual narra un cuadro de la Alemania destruida de 1945-1946.

De 1946-1948 es contratado por el Ministerio de Trabajo para tomar cargo de un periódico destinado a los prisioneros de guerra alemanes en Francia; se convierte en redactor del quincenal “Patriote Résistant” de la “Federación Nacional de los Deportados Internos Residentes y Patriotas” y realiza trabajos para los periódicos “Action” y “Parallèlle 50”.
Emprende luego la escritura del libro “El hombre y la muerte”. Es en el proceso de este trabajo donde Morin formaría la base de su cultura transdisciplinar: geografía social, etnografía, prehistoria, psicología infantil, psicoanálisis, historia de las religiones, mitología, historia de las ideas, filosofía, entre otras.
En 1951, se postula para la Comisión de Sociología del Centro Nacional de Investigación Científica de Francia (CNRS).
Durante los años 1951-1957, en el CNRS escoge como tema de investigación la “Sociología del cine”, para dar continuidad a su investigación sobre “La realidad imaginaria del hombre” que había esbozado en “El hombre y la muerte”. Sus estudios socio-antropológicos sobre cine abarcarían dos libros: “El Cine o el hombre imaginario” (1956) y “Las estrellas: mito y seducción del cine” (1957).
Funda, en 1954, un comité contra la guerra en África del Norte y, en 1956, la revista “Argumentos”, dirigida por él hasta su último número, en 1962.
En 1957-1960 comienza con la redacción de su libro “Autocritique”, donde hace un primer balance de su vida y participación en el medio cultural y político de su tiempo.
En 1959 publica un manifiesto a favor de un nuevo cinéma vérité y, durante 1960, rueda la película “Chronique d’un été”.
Entre 1959-1960 contribuye a la fundación del Centre d’Études des Communications de Masses (CECMAS) en el marco de la VI Sección de la École Practique des Hautes Études (que en 1973 se convertirá en el CETSAS: Centre d’Études Trandisciplinaires: Sociologie, Anthropologie, Sémiologie). Junto con Georges Friedman y Roland Barthes, en el marco del CECMAS, funda, en 1962, la revista “Communications” (que dirigirá entre 1973 y 1990).

En 1961 frecuenta cursos en la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales. Visita Bolivia, Perú y México. Este mismo año es nombrado Jefe de Investigación del Centre National de la Recherche Scientifique (CNRS).
En 1962 comienza a esbozar “La vida del sujeto”.
Durante los años 1963-1964 se une a Lefort y Castoriadis en el Centro de Investigaciones de Estudios Sociales y Políticos; aspiran a construir las bases de un pensamiento que pudiese dar cuenta de la invención, la creación y del sujeto. Escribe algunos artículos para “Le Monde”.
En los años 1965-1967, es invitado a participar en un gran proyecto de investigación multidisciplinario, financiado por la Delegación General de Investigación Científica y Técnica, en la comuna de Plozevet.
Ese mismo año, 1967, junto con Jaques Robin, Robert Buron y Henri Laborit, funda el Groupe des Dix, grupo de intercambios y de discusiones al que pertenecerá hasta 1975, en cuyo seno Henri Laborit y Jacques Salvan le muestran el carácter fecundo del pensamiento cibernético.
En 1968 Morin sustituye a Henri Lefébvre en la Universidad de Nanterre. Se involucra con las revueltas estudiantiles que empiezan a emerger en Francia. Escribe en “Le Monde”, del 17 al 21 de Mayo, una primera serie de artículos donde intenta comprender el sentido de aquello que llamó “La Comuna Estudiantil”. Viaja a Río de Janeiro para tomar un curso en la Universidad Candido Mendes.
Retorna rápidamente para acompañar los acontecimientos en “La Sorbonne”. Publica una segunda serie de artículos en “Le Monde” sobre las revueltas estudiantiles a las cuales tituló “Una revolución sin rostro”. Regresa nuevamente a Brasil, donde también es testigo de las revueltas estudiantiles en San Pablo, Salvador y Fortaleza.
Durante los años 1969-1970, se extendió por Orleáns el rumor de que comerciantes judíos secuestraban a mujeres jóvenes para enviarlas al extranjero como prostitutas. Con un equipo de investigadores, Morin escudriñó las fuentes del rumor, sus canales de difusión, los valores, los mitos y las obsesiones (antisemitismo) que les subyacían. Fruto de esta investigación fue su libro “La Rumeur d’ Orleáns” (Seuil, París, 1969).
Ese mismo año a instancias de John Hunt y del Premio Nobel Jaques Monod, es invitado por Jonas Salk al Salk Institute for Biological Studies (en La Jolla, California del Sur) para reflexionar sobre la relación entre biología y sociología las posibles consecuencias que la nueva revolución biológica podía tener en las ciencias sociales y humanas. Allí permanecerá varios meses entre 1969 y 1970.
Durante su estancia en Salk, descubre la “revolución biológica” que venía desarrollándose tras el descubrimiento por Crick y Watson de la estructura de doble hélice del código genético. Los estudios y las lecturas que allí realiza (entre ellas, el manuscrito de “El azar y la necesidad” de Monod), así como las conversaciones mantenidas con los investigadores del afamado instituto, suscitarán en Morin una auténtica reconversión teórica.
Anthony Tilden le descubre a Gregory Bateson y le orienta hacia la Teoría General de Sistemas. Profundiza en la cibernética leyendo a Wiener y Bateson en la teoría de sistemas y en la teoría de la información. Se topa con la problemática y con el nuevo pensamiento ecológico que prosperaba en Berkeley; a partir de entonces, esta dimensión y esta visión serán incorporadas en su pensamiento.
A su regreso de California, para proseguir sus investigaciones, buscó un centro que no sólo posibilitase “los intercambios interdisciplinares entre ciencias biológicas y ciencias humanas”, sino que, además, favoreciese y desarrollase “un pensamiento verdaderamente transdisciplinar”.
Con el apoyo de Jacques Monod, François Jacob, Salvatore Luria, Jonas Salk y Massimo Piattelli-Palmarini, lanzó el Centre Internacional d’ Études Bioanthropologiques et d’ Anthropologie Fondamentale (CIEBAF) que, acogido más tarde en la abadía de Royaumont, se convertirá en noviembre de 1972 en el Centre Royaumont pour les sciences de l’homme. Junto con Massimo Piattelli-Palmarini, biólogo molecular de formación, realiza diversos estudios y revisa, críticamente, su sistema de pensamiento.

A través de Henri Atlan se inicia en la teoría de los autómatas autorreproductores de John von Neumann en el principio del order from noise y en el “azar organizador” de Heinz Von Foerster, así como en las teorías de la auto – organización, lo que le lleva a entender la complejidad de las relaciones e interacciones entre el orden, el desorden y la organización. Lee a Michel Serres, Ilya Prigogine y René Thom.
Su pertenencia al Groupe des Dix (1968-1975), su estancia en el Salk Institute (1969-1970) y su labor en el Centre Internacional d’ Études Bioanthropologiques et d’ Anthropologie Fondamentale (CIEBAF) le permiten descubrir y adquirir conocimientos y conceptos nuevos con los que replantea sus preocupaciones intelectuales.
Conocimientos y conceptos que proceden de distintos ámbitos, en especial de: la biología (Biología molecular, Genética, Etología), la teoría de sistemas (Ludwig Von Bertallanfy, los yearbooks de la General Systems Theory), la cibernética (Wiener, Ashby, Bateson), la teoría de la información (Weaver, Brillouin, Shannon), la tesis de Jean Ladriére sobre los límites del formalismo, las reflexiones de Husserl y Heidegger sobre la ciencia y la técnica, la termodinámica, los problemas epistemológicos de la complejidad y la problemática de la organización.
Durante este periodo asimiló también los avances efectuados por la etología durante el decenio 1960-1970 y estudió, con interés, la obra “La société contre nature” de Serge Moscovici (1972). Una estancia en la Universidad Mac Gill de Montreal le permite profundizar en los self-organizing-systems. Queda “maravillado” por el texto de Gottard Gunther “Cybernetical ontology and transjunctional operations”.
De 1971-1973 Morin se inicia en el pensamiento de Heinz Von Foerster, en la teoría de la auto-organización; lee a Prygogine, Serres y René Thom. De este proceso de encuentros, concibe la idea de un libro que se llamaría más tarde “El Método”; aprovecha una estadía de tres meses en Nueva York para redactar su introducción general, además, lee a Bachelard, Gottard Gunther, Tarsky, Wittgenstein, Popper, Lakatos, Feyerabend y Holton.

En Septiembre de 1972, junto con Massimo Piattelli-Palmarini, organiza el Coloquio del Centre Royaumont sobre “La unidad del hombre: invariantes biológicas, universales y culturales”, en el que interviene. El evento reunió a biólogos, antropólogos, sociólogos, matemáticos, cibernéticos y, a pesar de la disparidad de enfoques, intentó situar al ser humano “como fenómeno total”.
Las ponencias y discusiones fueron publicadas en 1974 en un grueso libro (luego reeditado en tres volúmenes), coordinado por Morin y Piattelli-Palmarini, con el mismo título de dicho acto: “La unidad del hombre. El primate y el hombre”, (Barcelona, Argos Vergara, 1983).
El congreso reaviva sus deseos de elaborar una antropología general, ahora prestando especial atención a la “unidualidad del hombre”. Lo que en un principio iba a ser una comunicación para ese coloquio, medró hasta convertirse en el libro “El paradigma perdido”, publicado en 1973, (Barcelona, Kairós).
Ese mismo año, pasa a codirigir el Centre d’ Etudes Transdisciplinaires (Sociologie, Anthropologie, Historie) (CETSAH) de la École des Hautes Études Sociales, cargo que ejercerá hasta 1989 y comienza a concebir el proyecto de “El método” que será a la postre su obra más importante.
En 1990 comenzó a presidir el Comité del Centre National de la Recherche Scientifique (CNRS) sobre Sciences et Citoyens, desde donde intenta llevar a la práctica su idea de una “democracia cognitiva”, bajo los principios de que los conocimientos científicos deben difundirse entre los ciudadanos, pues la ciudadanía requiere de ellos para esclarecer sus decisiones ético-políticas y ejercer con plenitud sus derechos.
Durante 1997-1998 es invitado, por el Ministerio de Educación de Francia, para presentar un plan de sugerencias y propuestas para una reforma educativa en el país. Durante 1998 presidió el Consejo científico creado por el ministro Claude Allégre para reflexionar sobre la reforma de los saberes en los institutos.

En septiembre de 1998 organiza el Primer Congreso Interlatino por el Pensamiento Complejo. En 1999 se crea la Cátedra Itinerante Edgar Morin para la enseñanza del Pensamiento Complejo auspiciada por la UNESCO. En Julio de 2001 es Presidente de la Agencia de la Cultura Europea y la República de Francia.
En el 2002 es Director emérito del Centre National de la Recherche Scientifique en el cual participa activamente.
Homenajeado por la UNESCO y por el Ministerio de Educación de Francia en Julio de 2001; el “Pensador Planetario”, como fue llamado por Alain Touraine, recibe salutaciones de todas partes del mundo con motivo de sus 80 años.
En Noviembre de 2004, en Hermosillo, Sonora, México, se inaugura el proyecto de la Multiversidad Mundo Real que lleva su nombre; se devela una estatua en su honor en el edificio de la Secretaría de Educación y Cultura y el Gobierno del Estado le otorga el reconocimiento de “Ciudadano Distinguido”.
En 2004, integra el Comité fundador del Collegium Internacional Ética, Política y Científica, asociación que reúne a científicos, intelectuales, exjefes de Estado o de gobierno que desean dar respuestas inteligentes y adecuadas a los desafíos globales de nuestro tiempo.
4) Principales Publicaciones :
Edgar Morin produjo su primer libro cuando tenía apenas 25 años, iniciando así una larga y productiva carrera que sostiene hasta la fecha; cuando menos 50 obras de relevancia y trascendencia se apuntan en su haber, lo anterior sin considerar la infinidad de artículos que ha escrito para su publicación en los diferentes medios, principalmente en los periódicos y revistas de circulación nacional e internacional:
1946, “El año cero de Alemania”, edit. La Ciudad universal.
1951, “El hombre y la muerte”, edit. Seuil.
1966, “El espíritu del tiempo”, edit. Taurus.
1967, “Comuna de Francia: La metamorfosis de Plozevet”, edit. Fayard.
1969, “Rumor de Orleans”, edit. Seuil.
1973, “El paradigma perdido: La naturaleza humana”, edit. Seuil.
1977, “El Método I. La naturaleza de la naturaleza”, edit. Seuil.
1980, “El Método II. La vida de la vida”, edit. Seuil. .
1982, “Ciencia con conciencia”, edit. Fayard.
1983, “De la naturaleza de la URSS”, edit. Fayard.
1984, “Sociología”, Fayard.
1986, “El Método III. El conocimiento del conocimiento”, edit. Seuil.
1987, “Pensar Europa”, edit. Gallimard.
1990, “Introducción al Pensamiento Complejo”, edit. ESF.
1991, “El Método IV. Las ideas”, edit. Seuil.
1993, “Tierra Patria”, edit. Seuil.
1994, “Mis demonios”, edit. Stock.
1994, “La Complejidad humana”, edit. Flammarion.
1995, “Un año Sísifo”, diario de 1994, edit. Seuil.
1997, “Amor, poesía, sabiduría”, edit. Seuil.
1999, “La mente bien ordenada”, edit. Seuil.
2000, “Los siete saberes necesarios para una educación del futuro”, UNESCO.
2001, “El Método V. La humanidad de la humanidad”, edit. Seuil.
2002, “Por una política de civilización”, edit. Arléa.
2004, “El Método VI. La Etica”, edit. Seuil.
2005, “Civilización y barbaridad”, edit Nathan.
2008, “¿Hacía el abismo?”, edit Seuil.
2011, “La Vía. Para el futuro de la Humanidad”, edit. Fayard.
2011, “El Camino de la esperanza”, edit. Fayard.

How to think from the south? The construction of new epistemologies

How to think from the south? The construction of new epistemologies
Roberto Pineda
Introduction

Thank you very much for this invitation. It is very important in our liberating process the construction of rebel, critical and subversive thinking, of new epistemologies, liberating epistemologies, from beneath and from the south. Our challenge is to stop thinking from the north and to start thinking from the south.

But it is not easy. It is difficult to change, to transform the way of thinking, to get rid of the so called colonial look or colonial brand, because we are talking about 500 years of imperial teaching, of knowledge colonialism, of exclusive universality, of being in the margin, cultural periphery of eurocentrism. And because we are forced to face now three main endings: the end of history, the end of modernity and the end of utopian thinking. And we can add to this triad the end of the subject.
In this framework, we must recognize that we have imitated the thinking of the North, we know how to thing from the North, we have been socialized since childhood to think from the north. And I am not talking about the geographical north, but the historical, epistemic, power relation based north.
Challenged by a thinking located in the dominant north, that owns and constructs the knowledge. How to think from the south? And not only to think but also faced by a dominant language that builds reality. How to speak, how to enunciate from the south?
Defied by an Eurocentric practice. How to create from the south? Faced by individualism and competence. How to feel from the south? Finally, how to be from the south? How to claim the different, the heterogeneous, the plural, the marginal, and the suppressed? These are the main questions guiding our reflections.
To process this it is required to look to ourselves, to our world, to our country and to the challenges in face of the capitalist-patriarchal-racist epistemology ruled by the neoliberal global market. I will deal in my presentation with these four dimensions.
The personal.
Kate Milet, 82, an American feminist, dead a week ago in Paris, teaches us that patriarchy is not rooted in human essence, but it is a historical and cultural fact, and also, she illuminates us saying that the personal is political, that the private is political too.
Based on this, and breaking with the supposedly “scientific” standard of the forced distance between the cognitive subject and the reality to be investigated, the object of study. I will begin with a personal review. It seems to me that I am a typical example of a Eurocentric colonial subject. As part of a heritage from the Spanish colonialism system I am racially mixed, mestizo. I am not Native American, I am not Indian, as I learned in the western province of Sonsonate but I am neither white European. I discovered this in the United States, in New York City, where I was identify as Hispanic, as Latino in the school. I was not White.
There is a difference between Spanish and British colonialism concerning the treatment of colonial subjects. Spanish colonialism promoted the mixed marriages between Indians and Conquerors, giving birth to a racial and cultural syncretism known as mestizaje. The British prefer to exterminate the Indigenous local populations and to keep their racial “purity.”
To be Hispanic was to me a learning process because in El Salvador the racial difference is denied, mystified, because here supposedly there are no Indians or Blacks, there are no poor or rich, whites (cheles) or blacks (prietos), because we are a happy mestizo paradise, completely homogeneous, as it is said in the sarcastically lyrics of Paquito Palaviccini’s song San Miguel Carnival. San Miguel in the eastern part of the country it is in my opinion the Caribbean of El Salvador.
We are also supposedly the Sunrise Country according to an outdated commercial that looked at us with Eurocentric eyes. Today publicity mentions that we are a magical corner. Maybe, but we really are the country of Monsignor Oscar Romero and Prudencia Ayala, Schafik Handal and Matilde Elena López. A country with a long history of popular resistance and we can be proud of this.
To continue with the personal testimony, my religious education is at a first moment Roman Catholic and later changed to Lutheran, even to be ordained as a pastor (although there was a time when I was very young that I considered myself an atheist because of the diamat, the doctrine of dialectic materialism, and because to be a believer was consider by my comrades as a clear signal of an ideological weakness.)
But I am also a follower of what is known as Liberation Theology, that amounts to a theological revolution, announced by Peruvian Gustavo Gutierrez saying that we believe in a God that is closed to the efforts for justice by poor people, and also a faith that denounces the capitalistic idols of death, richness and power.
My political training is Marxist in a Leninist fashion I suppose after many demonstrations, strikes, travels, meetings and study groups when I was young, when in heated clandestine hidings we were lively discussing about Two Tactics, The State and the Revolution, What is to be done and other Lenin’s works.
My academic training is in Theology (not Indigenous but the one produced by German and British monasteries and seminars, reading Luther and Calvin). Human Rights (coming from our dear Enlightenment Age and French Revolution) International Relations focused in the realistic state-centered approach and lastly, the study of English and French, imperial languages, although my mother tongue it is Spanish, another imperial language. I am profoundly ashamed and also it is one of my life challenges to learn to speak Nahuat, the language of my ancestors. I dream that one day in the future in this University there will be a graduation thesis written in Nahuat, the language of my, of our ancestors.
I am an urban and cosmopolitan person (I am not Indian, nor peasant, nor even worker, member of the class that was supposed to be called by history to overthrow the capitalist system). I am a public employee, coming from the middle class, a wage laborer, living in San Salvador, the capital. And my favorite music it is rock and pop in English, from the seventies (Silk &Croft, the Mamas and the Papas, Joe Cocker, Santana, The Who, Woodstock generation).
I am still an active alcoholic (with whiskey and vodka, not even with chicha or chaparro). Many years ago the chaparro was illegal and a chaparro bottle was like a treasure but now it is legal and you can buy it in the supermarket, and how to forget the Muñeco, delicious hard liquor, or how to forget the forbidden grass. At the end I can use the Anonymous Alcoholics teachings to express that only for today.
Besides, I am more devoted of “french” bread than tortillas, but also I liked tamales, atoles, quesadillas, etc. And how to forget the delicious and now transnational pupusas. At the end it is our traditional food our main national identity, particularly the mondongo soup that you can find on Sundays in the McArthur park over there in Los Angeles.
And even my hair cut is Roman. In the ancient past free men used long hair while slaves short hair. Our ancestors used long hair. There was a difference between Roman and Greek related to haircut. Geeks used long hair while Romans short hair, military style, and imperial, linked to colonial wars.
And finally I confess a last sin…I wear imperial brand clothes: Lacoste, Banana Republic, Levis, Tommy Hilfiger, etc., but also from time to time I wear a cotona, a traditional cotton shirt. And when I was young I used the famous Bufalo pants. Well, this is part of my internalized personal trail around the Eurocentric episteme.
To conclude, I live in a little town ten minutes by car from here, it is a pre-Columbian village, with a challenging name, it is called Ayutuxtepeque, the armadillo’s hill.
2. The world that I used to know and the world now
We live in a new capitalism. And this is related to epistemology. There are three aspects that I want to emphasize. One is the character of our times. Second, the key aspects; and third, the new resistances. The first one has to do with the nature of our age. In other words, where are we placed, from where (place and time) we speak. What our philosopher friends as Guillermo called the place of enunciation, the locus enuntiationis.
Before we used to talk about the transit period at the world level from capitalism to socialism. And the world was black and white, as ours TV sets. There were the good and the bad guys. And we were supporting the good ones. And as working class, every Mayday there was a recounting of the new victories, of the new red flags in the world map, of the new nations liberated from the capitalist exploitation. Vietnam, Ethiopia, Angola, Nicaragua…and we were very happy that the world was marching toward socialism. We used to say enthusiastically: If Nicaragua won, El Salvador will win, and Guatemala will follow. It was just a matter of time.
But, suddenly the 1989 earthquake came and everything changed. The USSR was not even militarily defeated but collapsed as a house of cards. The United States government and even the CIA were surprised 30 years ago to wake up with the news that they were the only and absolute planet owners; without any real political or ideological foes, in a real and virtual unipolar world. They did not believe the new reality. And they invented globalization. And we were at shock to hear Francis Fukuyama speech about the end of history. And also listen to Samuel Huntington ideas about a post-cold war new world order, and about the future clash of cultures among nine civilizations. One of them was Latin America.
On ideological terms the impact of this defeat caused by the collapse of the “really existing socialism” is still valid 30 years later. We are nevertheless in need of new paradigms, dreams, utopias that repudiate the colonial and imperial discourse. Marxism as an emancipator discourse to be relevant in this new world needs to be enriched with new analysis categories; it needs to establish a dialogue with other emancipator discourses as feminism and liberation theology, ecological thinking among others.
30 years later, where we are? Giovanni Arrighi, an Italian thinker already deceased; provides us with ideas about today’s world. He proposes that capitalism in its history as a world system, has known three great stages of economic accumulation and political hegemony; Holland, United Kingdom and United States; and that we are now in a historical transition toward a new stage, Chinese hegemony. It is a period of systemic transition. There are changes in what is called the geopolitics of world power. BRIC, with all its contradictions, reflects this global transformation.
Second idea. In what kind of capitalism do we live? There are changes with neoliberal globalization. Changes in our society and changes in our own life styles. The world is technologized and also our life, our jobs. Smart cells and computers are part already of our daily life. Our life elapses in the beaches and mountains of the internet and social networks. It is a new world but yet violent, unequal and capitalist.
We live virtual lives in virtual communities, in temporary and transient relationships, trapped by publicity in the invisible web of consumerism, and fragmentation. In labor end even in education we witness a rupture: Prussian pyramidal model, bureaucratic and vertical, based on rigid chains of command, it is being replaced by a flexible and horizontal model, based on networks, with temporary jobs.
On the other hand, Business and State draw on more in sub hiring of companies and persons, and in this process there are losses of acquired rights, as social security, medical insurance, anti-labor rights, etc. It is a setback in relation to the old Welfare State. We are moving to a culture of precariousness, to a more exclusive world, the world of subalternity. And the aim is to increase earnings, utilities, profitability and forget about democracy.
Trade war reflects today this global geopolitical conflict, but it can be turned to military war. It is a fact that Russia and China, India and Iran, are new players, emerging powers that are challenging the imperial monopolarity.
It is in this framework, that we have to analyze the role of BRIC and the Silk Routes, and also the dispute for Europe. The world is changing. Europe, the cattle of the first imperial capitalist powers is now disputed by the emerging powers.
Besides, in the United States President Trump obeys to a political-ideological force based on nationalism, isolationism, and racism inside the American ruling class, which proposes a solution to its global hegemony crisis, to its decline as world ruling power, in open dispute against the other main political and ideological force, based on neoliberal global finances, main promoter of international trade. Obama and Hillary Clinton are part of this last force. Both forces are represented inside the Republican and Democratic parties.
And there are additionally other proposals, as the “progressive” and even “socialist” proposal represented by Bernie Sanders, inside the Democratic Party, and equally the force represented by independent democratic-popular sectors as minorities, women, etc. Next November we will witness a show down by these fighting forces that are clearly in dispute, in coexistence or even looking for alliances, at the federal, state and local levels. At global level there is a balance of forces in which the United Sates keeps its military supremacy but it is gradually losing its economic supremacy with China. This global dispute is reflected at all levels.
Three. Where are the resistances? They are everywhere, in the North and in the South. There are different events that clearly signalized the awakening of an anti-capitalist and anti-patriarchal world resistance. One of these was the Seattle battle in November, 1999 against the WTO summit meeting; the creation of the World Social Forum in Porto Alegre, Brasil in 2001; the world protest against the war in Iraq in February 2003; the Occupy Wall Street movement in 201. And we can be sure that there will be more actions in the future, the wheel of history maintains its course…
Besides there were other resistances, as the organizations and mobilizations against the privatizations in South America; and then we have the progressive governments in Venezuela, Brazil, Bolivia, and Ecuador. And we have now the resistance against the imperial counter-offensive…and how not to mention Cuba, the Dignity Island…
3. The country I used to live and the country I live now
I was born in a supposedly or formally independent country; I was raised singing the national anthem at the school or repeating the prayer to the white and blue flag. The creoles that headed the process of our independence at the beginning of the XIX century rejected and repudiated the enemy Spain, but they did not rejected the Eurocentric thinking, at the opposite, they were strong followers of the Enlightenment ideas, admirers of the liberal ideas of the French Revolution. The intellectuals and artisans that assume the ideas of socialism at the beginning of the XX century also were influenced by a Marxist, Eurocentric thinking, emancipating ideology, strongly guided by the Great October Socialist Revolution in Russia.
After more than 200 years of resistance, from 1811 to the present, the only event that breaks off with the Eurocentric thinking is the Nonualcan leader Anastasio Aquino that in 1833 rose in insurrection, with a different non-Eurocentric logic, from a distinct epistemic vision. He was fighting for land, and justice for his people, he was fighting for peace, against the conscription to go fighting in the wars between Conservative and Liberals. It is a unique moment, a paradigmatic historical event that deserves our attention at the light of the decolonial thinking.
I lived half of my life under a military dictatorship. And this is also related to epistemic. I am very happy that my three daughters did not get to know the reality of living under a dictatorship. Before, the army runs the State apparatus. The presidents were all generals and colonels. And this was normal, accepted by all. The military were in charge of society. And the landowners, the coffee growers were in charge of the military. And the United States government was very happy because of this situation, they even send us free cereal for our children at school.
But because of this situation of social injustice and human rights violations there was a 12 years long war from 1980 to 1992, waged by FMLN guerrillas and popular movement to transform El Salvador. But war finished with changes in the political system, but without changes in the socioeconomic system.
After 25 years of the Peace Agreements in 1992 El Salvador has changed again. The military returned to their garrisons. And the political parties are now the runners of the political system. The military harsh repressive ruling has been changed by the media soft hegemony. Everything has changed.
Previously to find a new book of Marxism was like finding a hidden treasure and you had to be very careful to read it in secret. Now we live absorbed by our smartphones and very few people read, study, reflect, analyze, discuss.
We have changed at the economics. We are now a society with a tertiary economy, a service economy, basically depending of our United States diaspora remittances. Massive migration to the United States is an act of resistance too. Over there, in the main cities of the empire we continue our struggle for justice.
Here we produce few things. And the main economic vision is the overflow theory, if we produce more we can distribute more. Sounds logical, but in fact it is a myth because in reality if we produce more, we will surely receive less. Because in fact, in the past and now, only transnational corporations has been able to increase their earnings.
Conservative ideas are on the rise in society, at all levels. For example, the violence against women, hate crimes, killing of women and even the killing of police women are increasing, and we need to be ashamed because of the draconian laws regarding abortion. There are many campesino women in jail as a result of this repressive legislation. It is also shameful the situation in which many girls after being raped are forced to marry with the rapists and in this way the rapists are released of judicial charges; and the fact that many poor women have to experience abortion in unhealthful clandestine clinics, putting at risk their life, health and freedom.
There are changes in the political arena. As left political force we have been in charge of the national government for ten years. As a result of this there is an increase in terms of social programs for needed people, for children, old people, women, indigenous people, etc. But these changes are not enough if they are not related to structural changes, to a break, to a rupture with capitalist system. Social programs only are fragile; they are subject to political changes, to setbacks.
How to overcome the survival culture? Most of our people are enrolled in a so called informal economy, without labor rights, living and earning day by day, without a future. Neoliberalism has stolen our tomorrow.
Previously we were willing to risk and give our life for revolution and socialism. Now we are trapped in the present, in the moment problems. And there are three main political dimensions over which we should reflect, to find ways to advance the cause of social justice even in these difficult conditions of a globalized world. First of all, there is the instant culture; the most important thing is the next election.
Then we have that politics now is not the confrontation between two political and historical projects but the territory of negotiations; you give me something and I give you something. It is not anymore the dynamic of social struggle but the dynamics of negotiations calling the shots. This is now called political realism, pragmatism. The end justifies the alliances. And last but not least, social justice efforts are changed into the entertainment culture. Our main concern now it is the candidate not the program as before.
4. Last reflections: the challenges
Quo vadis El Salvador? Which are the main challenges? Which are the levels of popular support? Which are the new epistemologies? We need to research both in our history and our reality of the new ideas, the alternative, subversive, emancipator, rupture, erased, silenced and unknown ideas. And be clear that these kinds of ideas, the decolonizing thinking, the new epistemologies, only grow in the fields of struggle. Hope only comes from struggle, there is no other way.
We need to reflect about what we have done and what we need to do as a left force and as a social and popular movement, even here at this university. One of the most important lessons of this last ten years is that is not just a matter of running for office and winning elections.
There is the need to deepen and institutionalize the social programs changes because elections are a risky business, people can change and this system of representative democracy plays by the rule of alternating. The game said that after my turn, is your turn, and we are all happy because we all win. In fact this game is only possible if you do not touch the interests of real forces as the army, entrepreneur sector, transnational capital and United States government. What we are witnessing regarding the new relations with China it is a clear example of this. It is a clear challenge to the United States Empire.
The political design of the capitalist state is to guarantee the continuity of the system. And that is the reason why the left and popular forces must have a long term program of social and economic transformations, to break with the system. The capitalist state reproduces by its own nature authoritarian and discriminatory measures however the political force in charge of the government. We need not to forget that we live under a capitalist state and that it is a state designed to safeguard the interest of the ruling class.
That is why we as social and political left need to fortify our proposal, our strategic project, our vision, course, horizon, alternative model in all fields, in education, health, international relations, housing, security, etc. We must use our presence in the national government both as a device of social transformations, and also as a device of citizen’s organization, of building what we called popular power.
When you are in the government there is a tendency to repeat the old ways of doing politics. And this is very risky because we need to know that people are not only supporting us but also watching us, analyzing how we behave at the national government. People are confident, but if we fail them, we will pay the price for sure, as it happened in last March elections.
The political support to the left as result of its participation in the struggle against the military dictatorship and the recent social programs, is wearing down. This is a fact. We must be ready for the new challenges. We must be ready to win a third term in the national government, as a strategic move, but also be ready in case of becoming the political opposition.
There is also the need to win the hearts and minds of the people for changes in our attitude towards our traditional authoritarian culture. This is a complex, day by day, responsibility as left political force. There are steps ahead but there are also the chances of setbacks, because we are not the owners of the feelings of the people. We must not reproduce relationships based on Authoritarian rule but to build a dialogue culture, a tolerance culture, a critical culture, a culture based on the international solidarity and the political commitment to social justice.
We must keep dreaming and at the same time building a new society based not in competence but cooperation; and we must begin to live in this society now in our neighborhoods and our offices. It is a dream and can turn into a reality. We can do it. It depends on us. It is very important to open our hearts to the suffering, to the pain of the majority of our people. Only if we respond to the pain of our neighbor, of our comrade, we can reach a new level of humanity, and we will be able to break with the historical individualistic standard, we will be able to break with indifference.
That is why the suffering provoked by this capitalist system is a central category for a new ethic, for a new epistemology from the south. Memory is important too. We are inheritors of a history of suffering, of oppression and exploitation, but also of struggle. Many times we have been beaten, but never defeated.
It is also crucial to know that from above, coming from the capitalist state; it is not possible to perform structural changes without the risk of a setback. Cultural and politic changes occur only if we mix above and below. If changes are only from below they tend to stay in denunciation and protest, while if they are from above only, they contribute to relations of patronage and demobilization. The key is to build popular power.
There is also the question of promoting from the government a request culture instead of a fighting culture. It is very dangerous because at the end if we cannot give them goods, they will look for others. And for Conservatives, for the political right, patronage, clientelism, is part of its political culture, of its history, coming from the historical ruling parties PRUD, PCN, PDC and now ARENA.
Our challenge is to break off with the hegemonic ideology or to coexist with the system of capitalism-patriarchy-racism and this break off , this search for new epistemological ideas, cannot be a formal one, but in our daily practice, in the values of our personal life, in the relationships among our family, with our pets, with our neighbors, with our environment, with our coworkers, party comrades, in the coop, in the church, in the soccer team, in the university, in facebook, etc.
Our family setting is fundamental, and I want to emphasize that is related to the way we deal with the violent influence of what is called hegemonic Masculinity, closely linked to homophobia and to gender violence. Also is related to the way how we process the need of new epistemologies, with new and alternative masculinities.
We need to recognize that some of us are oppressors inside our families, with our wives, children, even with our mother, with our grandpa and grandma, and at the same time we are very liberal, tolerant, smart organized people in the political left, in the university, kin academic circles; also some of us are oppressed husbands in our homes, and oppressors in our classrooms with ours students.
All these are roads that we must learn to walk daily, every moment, to be faithful with our liberating ideas, with our discourses, with new epistemologies, because as Paulo Freire used to say, not one is born learned, but everybody learns together. Thank you!