Romper con el fetichismo del capital

Romper con el fetichismo del capital
enero 06, 2017 Voces Comentar

Julia Evelyn Martínez

Una de las causas de la restauración neoliberal que está ocurriendo a nivel mundial es la incapacidad de muchos gobiernos progresistas de superar el fetichismo del Capital.

Detrás de toda victoria electoral de un partido de izquierda en las últimas dos décadas, se encuentra indudablemente la capacidad de estos partidos de haber transformado la indignación popular frente a los resultados del neoliberalismo (desigualdad, empobrecimiento, despojo de bienes comunes, deterioro de recursos naturales) en esperanzas de cambio hacia una sociedad radicalmente opuesta. Sin embargo, asistimos a la gradual derrota ideológica y política de muchos de estos gobiernos y al regreso de versiones “empeoradas” de gobiernos conservadores.

¿Por qué está ocurriendo esto? Un aspecto común de los partidos que encabezan a los gobiernos progresistas ha sido la ruptura entre el discurso y la práctica. Mientras sus discursos oficiales expresan sendas críticas contra el Capital y sus efectos negativos sobre la vida; sus políticas continúan orientándose al mantenimiento del “clima de inversión” que necesita el Capital nacional y transnacional para ampliar sus procesos de explotación de la clase trabajadora y/o a profundizar del despojo social de bienes comunes y recursos naturales (agua, tierra, biodiversidad).

En determinado momento, esta separación entre el decir y el hacer, les pasa factura: los sectores populares se distancian de los gobiernos y dejan de votar a partidos progresistas, en tanto que los sectores empresariales les amenazan con dejar de invertir y/o con eliminar fuentes de empleo, sí se atreven a llevar adelante cambios en favor de la clase trabajadora que disminuyan la rentabilidad de sus capitales. Al final, estos gobiernos quedan como moscas atrapadas en telarañas, y terminan perdiendo las elecciones frente a partidos conservadores que ponen en marcha reformas económicas que aumentan la explotación, la desigualdad y el despojo.

¿Cómo salir de la telaraña en donde el Capital mantiene atrapados a los gobiernos progresistas? Cualquier salida a esta trampa supone romper con el fetichismo del Capital y buscar un mínimo de autonomía frente a éste. La recuperación de empresas capitalistas y su transformación en empresas autogestionadas puede ser una posible vía para iniciar este proceso.

Las empresas recuperadas son empresas que fueron cerradas por sus propietarios y luego tomadas por las trabajadoras y trabajadores de la misma, quienes continúan operándolas bajo la modalidad de cooperativas de trabajo. En estas empresas se rompe con la separación entre propiedad y trabajo, ya que son los trabajadores y trabajadoras quienes tienen la propiedad de los medios de producción, quienes producen y toman las decisiones sobre qué, cómo, cuánto y para quién producir, y sobre todo, quienes se benefician directa e igualitariamente de los esfuerzos de su trabajo.

En Argentina, 315 empresas han sido desde 2001 hasta la fecha, y hace menos de un año la Cámara de Diputados votó por la expropiación del icónico Hotel Bahuen de la avenida Callao de Buenos Aires. Desde 2008 trabajadores han recuperado decenas de empresas en los EEUU, Francia, Italia, Grecia, Turquía, Túnez y Egipto emulando el modelo argentino. En muchos de estos casos el gobierno y/o los parlamentos han facilitado el proceso de recuperación de empresas ya sea decretando la expropiación de estas propiedades debido al interés social de conservar los empleos o canalizando recursos públicos para el pago de indemnizaciones a los antiguos propietarios y/o al financiamiento de capital de trabajo para las cooperativas de trabajadores y trabajadoras.

Con estas recuperaciones de empresas se contribuye a conservar las fuentes de empleo y se está desmitificando la creencia que la economía no puede funcionar sin capitalistas. Pero sobre todo, se están sentando las bases de otra forma de pensar y de hacer economía: desde el trabajo, y no desde el Capital. Adicionalmente, se está contribuyendo a revitalizar la práctica y los principios del verdadero cooperativismo autogestionado.

El año 2017 inicia para nuestro país con una serie de extorsiones económicas de las gremiales empresariales contra el gobierno y los sindicatos (cierre de empresas, salida de capitales, despidos, aumento de precios) a fin de dar marcha atrás a la decisión de aumentar el salario mínimo aprobado a finales del año pasado. La recuperación de empresas y su trasformación en empresas auto gestionadas podría ser un no solo un interesante ensayo de cómo mantener empleos en medio de las crisis, sino de cómo una economía puede funcionar sin el fetichismo del Capital.

Revisiting the Lessons of the Battle of Seattle and Its Aftermath

Revisiting the Lessons of the Battle of Seattle and Its Aftermath

Speech delivered at the opening plenary session of the 111th Meeting of the American Sociological Association, Washington State Convention Center, August 19, 2016

By Walden Bello

I had many lessons from the Battle of Seattle, and one of them is that policewomen can deal it out as good as any policeman. I got beaten up, badly but obviously not fatally by one of Seattle’s Best. Yesterday, I decided go down memory lane and visit the scene of the crime. I remember seeing Medea Benjamin of Code Pink being treated fairly roughly and I rushed forward to try to get the police to stop it. At that point, a policewoman rushed me and started beating me with her baton while dragging me and dumping me on the street, with the coup de grace being a well planted kick to my derriere. But that was not the biggest blow of all. The biggest was to my ego: I was beaten and kicked but was seen as not fit to be arrested.

Like Caesar, I will divide my talk into three parts. First, some reflections on the meaning of Seattle for change in knowledge systems. Second, a discussion of how despite the deep crisis of neoliberalism, finance capital has managed to retain tremendous power. Third, an appeal for a new comprehensive vision of the desirable society.

Seattle and the Crisis of Neoliberalism

We are all familiar with Thomas Kuhn’s theory of how change takes place in the physical sciences. Dissonant data can no longer be accommodated in the old paradigm until someone comes out with a new one where they can be explained. Social scientists have appropriated Kuhn in their efforts to explain the displacement and replacement of hegemonic thinking in politics, economics, and sociology. I think that while, as in the case of the displacement of Keynesianism in the late seventies and of the rational choice and efficient market hypothesis during the recent financial crisis, the role of dissonant data has been exhaustively studied, explanations of change in knowledge systems have failed to adequately take into account the role of collective action.

The Battle of Seattle underlines in my view the very critical, if not decisive role of collective mass action in displacing knowledge systems. Let me explain.

It is now generally accepted that globalization has been a failure in terms of delivering on its triple promise of lifting countries from stagnation, eliminating poverty, and reducing inequality. The ongoing global economic crisis, which is rooted in corporate-driven globalization and financial liberalization, has driven the last nail into the ideology of neoliberalism.

But things were very different over two decades ago. I still remember the note of triumphalism surrounding the first ministerial meeting of the World Trade Organization in Singapore in November 1996. There, we were told by representatives of the U.S. and other developed countries that corporate-driven globalization was inevitable, that it was the wave of the future, and that the sole remaining task was to make the policies of the World Bank, International Monetary Fund, and the WTO more “coherent” in order to more swiftly get to the neoliberal utopia of an integrated global economy.

Indeed, the momentum of globalization seemed to sweep everything in front of it, including the truth. In the decade prior to Seattle, there were a lot of studies, including United Nations reports, that questioned the claim that globalization and free market policies were leading to sustained growth and prosperity. Indeed, the data showed that globalization and pro-market policies were promoting more inequality and more poverty and consolidating economic stagnation, especially in the global South. However, these figures remained “factoids” rather than facts in the eyes of academics, the press, and policymakers, who dutifully repeated the neoliberal mantra that economic liberalization promoted growth and prosperity. The orthodox view, repeated ad nauseam in the classroom, the media, and policy circles was that the critics of globalization were modern-day incarnations of Luddites or, as Thomas Friedman disdainfully branded us, believers in a flat earth.

Then came Seattle in 1999. After those tumultuous days in this city, the press began to talk about the “dark side of globalization,” about the inequalities and poverty being created by globalization. After that, we had the spectacular defections from the camp of neoliberal globalization, such as those of the financier George Soros, the Nobel laureate Joseph Stiglitz, and the star economist Jeffery Sachs. The intellectual retreat from globalization probably reached its high point of sorts in 2007 in a comprehensive report by a panel of neoclassical economists headed by Princeton’s Angus Deaton and former IMF chief economist Ken Rogoff, which sternly asserted that the World Bank Research Department—the source of most assertions that globalization and trade liberalization were leading to lower rates of poverty, sustained economic growth, and less inequality—had been deliberately distorting the data and/or making unwarranted claims.

True, neoliberalism continues to be the default discourse among many economists and technocrats. But even before the recent global financial collapse, it had already lost much of its credibility and legitimacy. What made the difference? Not so much research or debate but action. It took the anti-globalization actions of masses of people in the streets of Seattle, which interacted in synergistic fashion with the resistance of developing country representatives here in the Sheraton Convention Center and a police riot, to bring about the spectacular collapse of a WTO ministerial meeting and translate those factoids into facts, into truth. And the intellectual debacle inflicted on globalization by Seattle had very real consequences. Today, the Economist, the prime avatar of neoliberal globalization, admits that the “integration of the world economy is in retreat on almost every front,” and a process of “deglobalization” that it once considered unthinkable is actually unfolding.

Seattle was what Hegel called a “world-historic event.” Its enduring lesson is that truth is not just out there, existing objectively and eternally. Truth is completed, made real, and ratified by action. In Seattle, ordinary women and men made truth real with collective action that discredited an intellectual paradigm that had served as the ideological warden of corporate control.

I would not say that neoliberalism was defeated in Seattle. But, to use a war metaphor, Seattle was certainly the Stalingrad of neoliberalism. It would take another decade before it would be definitively rolled back, and it took the global financial crisis to do this, with its sweeping away of the Rational Choice Theory and the Efficient Markets hypothesis that had been the cutting edge of the globalization of finance.

Finance Capital’s Persistent Structural Power

But the rollback of the neoliberal paradigm is only half the story. Even with its ideational crisis, the forces of global capital have waged a fierce rearguard battle. As an example of this let me just take the case of finance capital’s successful effort to resist any change in the face of the naked necessity and social consensus for comprehensive reform.

When the ground from under Wall Street opened up in autumn 2008, there was much talk of letting the banks get their just desserts, jailing the “banksters”, and imposing draconian regulation. The newly elected Barack Obama came to power promising banking reform, warning Wall Street, “My administration is the only thing that stands between you and the pitchforks”.

Yet nearly eight years after the outbreak of the global financial crisis, it is evident that those who were responsible for bringing it about have managed to go completely scot-free. Not only that, they have been able to get governments to stick the costs of the crisis and the burden of the recovery on their victims.

How did they succeed? The first line of defense for the banks was to get the government to rescue the banks from the financial mess they had created. The banks flatly refused Washington’s pressure on them to mount a collective defense with their own resources. Using the massive collapse of stock prices triggered by Lehman Brothers going under, finance capital’s representatives were able to blackmail both liberals and the far-right in Congress to approve the US$700 billion Troubled Asset Relief Program (TARP). Nationalization of the banks was dismissed as being inconsistent with “American” values.

Then by engaging in the defensive anti-regulatory war that they had mastered in Congress over decades, the banks were able, in 2009 and 2010, to gut the Dodd–Frank Wall Street Reform and Consumer Protection Act of three key items that were seen as necessary for genuine reform: downsizing the banks; institutionally separating commercial from investment banking; and banning most derivatives and effectively regulating the so-called “shadow banking system” that had brought on the crisis.

They did this by using what Cornelia Woll termed finance capital’s “structural power”. One dimension of this power was the US$344 million the industry spent lobbying the U.S. Congress in the first nine months of 2009, when legislators were taking up financial reform. Senator Chris Dodd, the chairman of the Senate Banking Committee, alone received US$2.8 million in contributions from Wall Street in 2007–2008. But perhaps equally powerful as Wall Street’s entrenched congressional lobby were powerful voices in the new Obama Administration who were sympathetic to the bankers, notably Treasury Secretary Tim Geithner and Council of Economic Advisors’ head Larry Summers, both of whom had served as close associates of Robert Rubin, who had successive incarnations as co-chairman of Goldman Sachs, Bill Clinton’s Treasury chief, and chairman and senior counsellor of Citigroup.

Finally, the financial sector succeeded by hitching the defense of its interests to one of the few remaining resonant assumptions of an otherwise crumbling neoliberal ideology: that the state is the source of all things bad that happens in the economy. While benefiting from the government bailout, Wall Street was able to change the narrative about the causes of the financial crisis, throwing the blame entirely on the state.

This is best illustrated in the case of Europe. As in the U.S., the financial crisis in Europe was a supply-driven crisis, as the big European banks sought high-profit, quick-return substitutes for the low returns on investment in industry and agriculture, such as real-estate lending and speculation in financial derivatives, or placed their surplus funds in high-yield bonds sold by governments. Indeed, in their drive to raise more and more profits from lending to governments, local banks, and property developers, Europe’s banks poured US$2.5 trillion into Ireland, Greece, Portugal and Spain.

The result was that Greece’s debt-to-GDP ratio rose to 148 percent in 2010, bringing the country to the brink of a sovereign debt crisis. Focused on protecting the banks, the European authorities’ approach to stabilizing Greece’s finances was not to penalize the creditors for irresponsible lending but to get citizens to shoulder all the costs of adjustment.

The changed narrative, focusing on the “profligate state” rather than unregulated private finance as the cause of the financial crisis, quickly made its way to the USA, where it was used not only to derail real banking reform but also to prevent the enactment of an effective stimulus programme in 2010. Christina Romer, the former head of Barack Obama’s Council of Economic Advisers, estimated that it would take a US$1.8 trillion to reverse the recession. Obama approved only less than half, or US$787 billion, placating the Republican opposition but preventing an early recovery. Thus the cost of the follies of Wall Street fell not on banks but on ordinary Americans, with the unemployed reaching nearly 10 percent of the workforce in 2011 and youth unemployment reaching over 20 percent.

The triumph of Wall Street in reversing the popular surge against it following the outbreak of the financial crisis is evident in the run-up to the 2016 presidential elections. The U.S. statistics are clear: 95 percent of income gains from 2009 to 2012 went to the top 1 percent; median income was US$4,000 lower in 2014 than in 2000; concentration of financial assets increased after 2009, with the four largest banks owning assets that came to nearly 50 percent of GDP. Yet regulating Wall Street has not been an issue in the Republican primary debates while in the Democratic debates, it has been a side issue, despite the valiant efforts of candidate Bernie Sanders to make it the centerpiece.

The political institutions of one of the world’s most advanced liberal democracies were no match for the entrenched structural power of the financial establishment. As Cornelia Woll writes, “For the administration and Congress, the main lesson from the financial crisis in 2008 and 2009 was that they had only very limited means to pressure the financial industry into behavior that appeared urgently necessary for the survival of the entire sector and the economy as a whole”.

In Greece, the austerity policies provoked a popular revolt – expressed in the June 2015 referendum on the bailout in which over 60 percent of the Greek people rejected the deal – but in the end their will was trampled on as the German government forced Tsipras into a humiliating surrender. It is clear that the key motives were to save the European financial elite from the consequences of their irresponsible policies, enforcing the iron principle of full debt repayment, and crucifying Greece to dissuade others, such as the Spaniards, Irish, and Portuguese, from revolting against debt slavery. As Karl Otto Pöhl, a former head of Germany’s Bundesbank, admitted some time back, the draconian exercise in Greece was about “protecting German banks, but especially the French banks, from debt write-offs”.

Yet, the victory of the banks is likely in the end to be pyrrhic. The combination of deep austerity-induced recession or stagnation that grips much of Europe and the U.S. and the absence of financial reform is deadly. The resulting prolonged stagnation and the prospect of deflation have discouraged investment in the real economy to expand goods and services.

With the move to re-regulate finance halted, the financial institutions have all the more reason to do what they did prior to 2008 that triggered the current crisis: engage in intense speculative operations designed to make super-profits from the difference between the inflated price of assets and derivatives based on assets and the real value of these assets before the law of gravity causes the inevitable crash.

The non-transparent derivatives market is now estimated to total US$707 trillion, or significantly higher than the US$548 billion in 2008. According to one analyst, “The market has grown so unfathomably vast, the global economy is at risk of massive damage should even a small percentage of contracts go sour. Its size and potential influence are difficult just to comprehend, let alone assess.” Former U.S. Securities and Exchange Commission Chairman Arthur Levitt, the former chairman of the SEC, agreed, telling one writer that none of the post-2008 reforms has “significantly diminished the likelihood of financial crises”.

The question then is not if another bubble will burst but when. And for us here, the key lesson is that in spite of the ideological discrediting of neoliberalism and popular anger at the depredations of the banks, the structural power of capital remains immense and has prevented any significant financial figure from being jailed, much less allowed significant reform.

The Need for A New Comprehensive Vision

My sense is that the persistence of Capital’s structural power is related to the fact that while the combination of objective developments, intellectual critique, and collective action eroded the legitimacy of neoliberalism, we have had a signal failure to articulate the bold alternative that can match the depth of the crisis of capitalism that we are in.

There is great, seething discontent out there, at the multiple crises triggered by capitalism. I wish, however, one could say, as one great revolutionary did at another time and place, “There is great tumult under heaven, the situation is excellent.” Unfortunately, the situation is not excellent, since many of those who have been run over by corporate-driven globalization are turning to demagogues and ideologues of the right such as Donald Trump, Marin Le Pen, and, in my own country, President Rodrigo Duterte, who has managed to convince a large section of the citizenry that crime and drugs are the root of the country’s problems and that the main cure for the ills of the country is to kill ‘em all, pushers and users alike. In this regard, let me say that the US and Europe have no monopoly on dangerous right wing demagogues with a heated, angry mass base, a great many of them resentful people from the suffering middle classes, who want simple solutions and are willing to countenance violence to bring about the leader’s version of heaven on earth. The key difference at this point is that your demagogues are still on the sidelines chopping at the bit to grab power while ours has already come to power by electoral means.

Undoubtedly, part of the problem is the failure of the traditional forces of the left to educate their core bases of support, such as the white working class. Another part has been the inability to integrate minority populations into the ranks of the left, which has traditionally been the home of the disenfranchised and marginalized, forcing some to turn to radical fundamentalist groups such as ISIS. Thus the very real hurts imposed on so many sectors by corporate-driven globalization have been successfully joined to myths about displacement and crime by immigrants, on the one hand, and to the very real failures of immigrant integration, on the other. Donald Trump, Marine Le Pen, and ISIS have been very astute in taking advantage of the openings that were made by the left, by those who brought about the Seattle debacle of neoliberalism, by those who had been in the forefront of the anti-globalization and the Occupy Movement. These people have been eating our lunch.

I will not go further into the sociological reasons for their success and our failure, since many others have done that, but I do want to raise one question, and that is whether it is not overdue for us to take on the super-ambitious task of creating that overarching vision, language, and program to spell out the alternative and flesh it out. Bernie Sanders started this brave task by calling for “democratic socialism,” something that has resonated in the Philippines and the global South. I think it is urgent that we flesh it out since the other side is already fleshing out their alternative in the form of Trumpism or National Frontism or Brexitism, a task which marries some of our intellectual critique of capitalism with the highly charged emotional appeal to return to an idealized past of white homogeneity, cultural purity, or religious uniformity. I think it is urgent that we overcome our fears of articulating Grand Narratives and lay out a vision that lays out the overcoming of the present world blighted by Capital through common struggle, with the end being the construction of societies that harness men and women’s deepest instinct—to use a loaded word—and that is, cooperation. Needless to say, such an endeavor must also be one that acknowledges the limitations, failures, and distortions of past efforts at building post-capitalist societies, especially when it came to dealing with issues of democracy, gender, and the environment.

I am not usually a bible quoting speaker, but there is definitely something profound in that passage in Proverbs 29:18: “Where there is no vision, the people perish.” It would be tragic if people were left to the phlegmatic alternatives posed by the historically bypassed Social Democrats in Europe, the tiresome Clintons in the United States, and uninspiring elite-run reform movements in the global South. Such political alternatives are no much for the counterrevolutionary movements that are on the march.

I thank you.

Walden Bello is a Professor at the State University of New York at Binghamton, senior research fellow at the Center for Southeast Asian Studies of Kyoto University, and a former member of the House of Representatives of the Republic of the Philippines.

Resisting Neoliberalism

Our Executive Director, Shalmali Guttal, was in Australia earlier this month and gave a talk at the Addison Road Community Centre in Sydney about neoliberalism, how it manifests in Asia, and how people are mobilising to challenge it. You can read her talk below, or listen to parts of it on 3CR Community Radio. Shalmali also gave a TV interview to ABC News on the impacts of rapid economic growth in Asia, which you can view here.

Public talk at the Addison Road Community Centre, Shalmali Guttal, 2 November 2016

To begin, I want to thank the Addison Road Community Centre team for organizing this event. A very special thank you to my dear friends Rosanna and Peter for looking after me so well, and a big thank you to all of you for coming this evening.

As most of you know, neoliberalism refers to the global revival of economic liberalism policies in the 1980s, that aggressively promoted the rule of free markets and free enterprise; downsizing of the public sector; reduction of government spending on public goods and controls over the economy (including deregulation of the financial sector); expansion of the private sector, and privatization of public goods, services (including banks), infrastructure and state enterprises; and of course, free trade.

Over the past 3 decades, neoliberalism has spread across our economies so effectively that despite recurring financial and economic crises, widespread environmental destruction and a deepening climate crisis, most policy makers advocate more neoliberalism to address the problems created by neoliberalism. Possibly the most visible manifestations of neoliberalism are the increased power of private corporations (national and transnational), and the dominance of finance and financialization in our economies. Governments are re-writing regulations to boost the interests of corporations and elites, but there is little ability and political will to discipline or even regulate financial crimes—for example; tax havens, speculation by hedge fund managers, climate offset boondoggles, bank frauds, etc.

But rather than speak about neoliberalism in general, I would like to talk to you about how neoliberalism is manifested in parts of Asia, where I live and work, and how people are mobilising to resist it.

Economic trends in Asia

Most Asian countries are still “developing countries” and the development model that our governments have adopted is based on achieving rapid, high economic growth (well, except for Bhutan). This is operationalized through privatization, trade and investment liberalization, and market and corporate friendly regulation – which are neoliberal policies and strategies.

Human rights, the rights of women, indigenous peoples, workers, fisher folk, peasants, the environment, and justice are easily sacrificed to keep private investments and capital flowing, and markets functioning. Asia is expected to be the engine that pulls the world out of global recession, and the strategy for this is to integrate local and national economies with regional and global economies through global value chains by corporations.

Public interest is being redefined and expressed in market terms. Public-Private-Partnerships serve as covers for privatization of critical sectors such as water, healthcare, education, energy, transportation and even security.

Privatisation is not new in Asia: it has been promoted in various ways over the last 30 years. Today it has become so widespread that we take it for granted, almost as normal. Policy makers in most governments support private companies and contractors taking over governmental responsibilities.

Reflecting global trends, wealth and assets continue to concentrate in the hands of wealthy elites and corporations, workers’ wages remain low, precarious employment and unemployment persist, and the climate crisis and environmental pollution and destruction are deepening. Thousands of peoples are being dislocated and displaced from traditional lands, environments and territories because of destructive investment, land and water grabbing, natural disasters, and conflicts related to access and control over natural wealth, land, territories and associated identities.

There are certainly huge increases in wealth, wealthy people and upper middle classes, but these are accompanied by an equivalent increase in inequality, poverty and distress migration. Asian corporations from developing countries are on the rise (for example, India, Thailand, Indonesia, Cambodia, Philippines and China) and proudly supported by the upper classes. But when they invest domestically or abroad, they follow the same extractivist and exploitative operational models as corporations from wealthy countries.

I especially want to draw your attention to three issues, which I think are important to understand in order to build resistance to neoliberalism.

I. New Generation Trade and Economic Agreements

An important weapon in the neoliberal policy arsenal is trade liberalization, also called free trade, which is pushed through bilateral regional and global trade, and economic partnership agreements. ASEAN countries have a free trade agreement called AFTA; Countries in South Asia have a similar agreement called SAFTA; Myanmar, Thailand, Laos, Vietnam and Cambodia had the ACMECs economic agreement; India has trade/economic agreements with Finland and China; the Philippines with Japan; China has a trade agreement with ASEAN, and so on. The best-known global trade framework is, of course, the World Trade Organization (WTO).

More recently though, we are seeing the rise of a new genre of economic arrangements called “new-generation Free Trade Agreements (FTAs),” which can be bilateral or plurilateral. These include the Trans-Pacific Partnership (TPP) among Pacific rim countries; Regional Comprehensive Economic Partnership (RCEP) between India, the ASEAN countries, China, Japan, S Korea, New Zealand and Australia; Trans-Atlantic Trade and Investment Partnership (TTIP) between the US and Europe; ASEAN-European Union (EU), EU-India and EU-South Korea agreements; there is also movement towards an even larger agreement on Free Trade Area of the Asia-Pacific (FTAAP).

Australia is part of RCEP and TPP, and has negotiated/is negotiating agreements with China, South Korea and Japan.

New generation FTAs are much more ambitious from the outset: they go well beyond WTO provisions and well beyond removing tariffs and non-tariff barriers (NTBs) to the liberalization of goods and services.

1. They include investment: our economies are opened up for corporations to set up shop, with rules that enable them to operate and maximize their profits at the cost of the rights of workers, small-scale food providers (peasants, fisher folk, pastoralists, local entrepreneurs), indigenous peoples, and ordinary citizens; and at the cost of local food systems and economies, and the environment and climate.

2. They severely restrict the abilities and responsibilities of governments to protect public interest through appropriate laws and regulations:

By public interest I mean all those things; services and activities that we value beyond money that make our communities and societies respectful, harmonious, and strong. For example: health; education; public services and infrastructure; wages and entitlements; local/domestic food production, food safety-quality standards and access to food; environmental quality; access to and governance of land; access to water for agriculture, drinking and household use, water quality, and water as a crucial aspect of nature; public finance through taxation, distribution of revenues, etc.

3. Governments are expected to enact regulations and laws that enable/facilitate corporate profits: These would allow corporations to not be subjected to financial, social, environmental, health, human rights regulations, it seems to not matter if corporations seize the lands of indigenous peoples or long settled communities; or that women workers have no workplace protection, and are fired for being pregnant; or that energy extraction destroys land for agricultural production and water sources; or that education and housing prices rise so much that young people face futures of indebtedness.

4. These agreements deepen the privatisation of key services and infrastructure: In investment liberalization, governments are supposed to provide “level playing fields” to all private sector companies – domestic or transnational; key sectors such as government procurement of national food stocks, energy or housing projects and healthcare have to be open to bidding by all private companies, which in today’s language does not mean local businesses that are accountable to communities and consumers, but corporations whose priorities are profits.

5. They include much stronger provisions for Intellectual Property Rights (IPRs) protection: These have particular relevance in the case of medicines, public health, seeds and technology:

One of the provisions in the case of medicines is data exclusivity, which would allow pharmaceutical companies to own/control data on the safety and efficacy of medicines and de-facto extend their patent periods, creating drug monopolies; data exclusivity serves patent holders and will not contribute to drug safety and effectiveness, which should rightfully be controlled and governed by domestic public health and drug administration systems, not by pharmaceutical corporations;
New IPR provisions also seek to either completely stop or delay significantly the production and entry of generic, cheaper drugs into the market—this is especially significant in cases of essential and life saving drugs; for example for diabetes, HIV-AIDS treatment, cancer, etc.
With regard to seeds, member countries would be expected to join and follow UPOV (International Union for the Protection of New Varieties of Plants) rules, which favor corporate agribusiness and biotechnology companies; the TPP demands patent protection for inventions derived from plants, which of course include seeds; TPP also encourages governments to codify traditional knowledge about plants and animals into databases, so that they can be used to review patent applications and determine whether an invention is “novel” or not, which makes traditional knowledge vulnerable to capture by corporations
Genetically modified (GM) crops will gain prevalence through measures that enhance trade and R&D in biotechnology, etc.
There is increasing pressure from biotech and agribusiness corporations to change national legislation to facilitate the approval of GM crops.

6. They demand “regulatory coherence”: domestic rules, laws and regulatory regimes regarding procurement, retail, environment, workers’ wages and compensation, taxation, financial transparency, contracting, health-safety, IPRs, etc., are mutually supportive and complementary, and enhance the abilities of corporations to operate freely and create future opportunities for expansion and profits (create “market potential”).

7. They protect investors and undermine the rights of ordinary people, especially poor and vulnerable populations.

One of the most distinctive and dangerous characteristics of the new generation FTAs is investor rights protection through Investment-State Dispute Settlement (ISDS) mechanisms, which would take place through arbitration mechanisms in the International Centre for the Settlement of Investment Disputes (ICSID) or the UN Commission on International Trade Law. Under ISDS:

Investors can sue governments over public policies, laws and regulations that inhibit their revenues and operations—which could include, for example; laws over taxation, user fees for toll roads, environmental protection, workers wages and entitlements, governance of land and water, procurement and distribution of food from local producers, etc.
Such arbitrations have huge costs to the taxpayers in legal fees, court appearances, payments for damage; just the fear of these costs can create a chilling effect on the appetites of governments to regulate.
But workers who are exploited by investors, people who are displaced by investment projects, or negatively affected in other ways do not have a provision similar to ISDS.

An important question here is: WHY do our governments believe that it is okay to protect the interests of corporate investors as “investor rights” through hard law, over the interests of citizens and people, who build and nurture communities, societies and the environment in different ways? What about respecting the rights of peoples? Respecting human rights?

The UN Food and Agriculture Organization, and the Committee for World Food Security – an inter-governmental body committed to the progressive realization of the right to food – have repeatedly acknowledged that: a) the majority of the world’s food is produced by small scale food producers —especially women, b) the food needs of the majority of the world’s population are met through small scale food provision, which includes production, processing and distribution, where again, women play larger, more key roles than men; and c) that the most important investments in food and agriculture come from these small scale providers. Now, why are the investments of these people and communities not respected and protected as “investor rights?” Why can a corporation steal land, water or seeds, set up mega-supermarkets and destroy local markets, and be protected by law, when those who have actually made the investments in that area and local economy are not protected?

8. They circumvent and undermine democracy: It bad enough that governments enter into such partnerships and project them as public interest; what is more shocking is the secrecy with which negotiations about these agreements are carried out:

Why are negotiations kept secret from the public? Why is it that corporate lobbies can advise government officials and policy makers, draft text for them, but we—the public—have to rely on Wikileaks and other whistleblowers for information? Why do our elected representatives in parliament permit investors’ interests over peoples’ rights through ISDS?

These FTAs are indeed partnerships: between wealthy people and elites across the world; between corporations that may compete with each other but have few qualms about joining forces to ensure market control, such as the Bayer-Monsanto merger. We see this complex web of agreements and laws are creating architecture for corporate impunity.

II. Captures of Land, Forests, Water and Nature

Across Asia, large-scale (mostly private) investment is increasing, at the heart of which are the control and exploitation of land, water, nature, minerals, agricultural potential and labor. Private investment is sought in just about every sector of our economies, from energy, mining, agriculture and retail to education, health, tourism, manufacturing, transportation and urban development. Developing countries in the Asia-Pacific region continue to be the leading investment destinations for TNCs.

Land, forests, water and nature are being captured for various purposes: industrial agriculture, hydropower, extractive industries, tourism, physical infrastructure projects, real estate/property development, Special Economic Zones (SEZs), Special Investment Regions (SIRs) and, quite simply, for financial profit through the construction of new markets.

Within months, bio-diverse landscapes and eco-systems are transformed into rubber, palm oil or cassava plantations, gated townships, dam reservoirs, economic corridors or mining wastelands amidst which, stretches of forest or wetlands may be earmarked as “protected areas” and used to generate “green” revenue streams. Local populations rarely benefit from these changing landscapes and new markets. Instead, they lose their livelihoods, homes, cultures, identities and access to natural food cupboards; are forcibly evicted or relocated, and/or pushed into precarious, low paid waged labor.

Such investments can be national, from within the region, or global; state or privately led, boosted through development aid and trade-investment agreements, and often backed by investment capital that is global in nature and more difficult to trace.

Governments enable the capture of land, water, forests and natural wealth by claiming eminent domain and public purpose, enacting policies, laws and regulations that allow private investors to capture land and water sources for long periods of time, and by using legal and security apparatuses to suppress and punish those who oppose them.

International Financial Institutions (IFIs) such as the World Bank and Asian Development Bank (ADB), bilateral donors, and multilateral institutions support policies, incentives and laws that privilege foreign investments, market transactions, and conversions of land, water, and nature into things/commodities that can be traded on regional and international markets.

States, corporations, IFIs and UN agencies are also colluding in the financialization of land, water, carbon and food, allowing financial markets to penetrate deeper into the real economy. REDD, REDD+ and Blue Carbon are examples of this. UNEP’s Green Economy proposes ways to achieve economic growth by allowing finance capital to create revenue streams from nature, especially water, forests, biodiversity and eco-system functions.

The increasing power of markets and finance capital is shaping the governance of land and natural resources in dangerous ways. Following the food price, climate and financial crises over the past decade, “land has become the object of speculative investment and a hedge against food and fuel supply shortfalls.”[i]

In the logic of continuing crises, control over the productive attributes of nature acquires even greater importance than in past eras. The governance structures advocated by IFIs, large-scale investors, financiers and states facilitate what eminent scholar David Harvey has called Accumulation by Dispossession, whereby those with economic and/or political power concentrate land and nature-based wealth through the systematic dispossession of others through:

The commodification and privatization of land, water and commons
Evictions of local populations
Conversion of diverse forms of governance of nature to exclusive, private property rights; and suppression of the commons
Suppression and destruction of alternative forms of production and consumption

For thousands of people, land, water and/or forests are the only sources of livelihood. Equally, land and territory are emblems of rootedness, identity, belonging and stability, and the very basis of social organization. They are the foundations of life, culture, knowledge and collective memory in agrarian societies, especially for indigenous peoples. Their commodification and privatization result in catastrophic dispossession and displacement.

Negotiations for compensation between investors and affected peoples are characterized by huge asymmetries of power that compel affected peoples to accept whatever the investors deem fit to offer. Investors do not pay reparations for injury, loss of life, and destroyed homes and environments. When communities are able to win back their lands or secure adequate compensation, it is because of political support from the public and rarely, public officials.

Multi-stakeholder approaches that seek to make land deals and investment projects “transparent” and yield “win-win” outcomes for investors, governments and affected communities are becoming popular. But without proactive measures to address the power asymmetries between politically well connected investors, affected communities and government officials, existing unequal power structures and relations continue to be reproduced, whether the issue is compensation for dam-induced displacement, the division of land for industrial agriculture, or wage negotiations for workers. Here, women are especially vulnerable because of the multiple layers of power that they have to negotiate.

III. Violence, Criminalization, Impunity

Over the past 2 decades or so, we have seen an alarming rise in violence, intimidation and threats against workers, peasants, indigenous peoples, and urban poor by state forces (police, military), private security companies and militias hired by private investors and other claimants to land, water, forests, and minerals. People are disappeared, violently attacked, and threatened with legal and extra-legal violence. Women especially are vulnerable to sexual violence by armed security personnel.

Laws are being passed that make it illegal to resist or even protest against destructive investment projects that are promoted in the name of economic development, such as dams, mines, oil-gas pipelines, housing estates, mega-infrastructure, etc. These laws criminalize those who resist or speak out against land grabbing, deforestation, mining, dams, human rights violations and social-economic injustice, but offer protection to corporations and wealthy investors through legal agreements and anti-defamation laws.

Threats, intimidation, violence, and abuses of power and impunity are not new to the majority of people in Asia. But in recent years we are seeing an escalation in these trends with powerful nexuses of political and business interests, and a shocking disregard for ordinary people, their rights and their lives.

Narratives of economic growth, progress, nation-building, national security, social stability, peace and even happiness are used as justifications by governments to silence dissent and opposition. Those who challenge them are labeled anti-development, anti-social, anti-state, agitators, etc. No one is safe: rural or urban poor leaders, students, lawyers, writers, or journalists.

Where judicial and administrative mechanisms are ineffective, direct threats and violence through the military, paramilitary, police, mobs and private contractors, do the job. Most times, perpetrators go free by virtue of their association with those with power. Even when those who shoot the gun or hold the knife are caught, those that masterminded and ordered the attacks remain virtually untouchable, and free to plan and perpetuate more threats and violence.

In Cambodia, rural and urban people face arbitrary arrests and detention, brutal forced evictions and threats of violence when they stand up against land grabbing, forest destruction, dams, mining or abuse in factories. High-ranking military officials have partnered with politically connected business people (domestic and foreign) to run lucrative, largely illegal, logging operations.

In India, the government assures land acquisition for large investors without consultation with local populations, and investment projects are frequently provided armed protection by the state. Those who mobilize resistance to such projects can be arrested and jailed as political dissidents and threats to national security; they can be tortured, beaten, raped and killed.

The Philippines is considered to be the most dangerous country for environmental activists, labour organisers, indigenous peoples and peoples defending their lands, territories, livelihoods and rights. Extra-judicial killings and other violence often remain un-investigated, and receive veiled or even overt support from state powers.

In Thailand, the state has privileged large companies and corporations in a rush to promote economic growth, despite social and ecological costs, and costs to the lives of those whom the state should be protecting. Rural communities in a southern province have been sued by the government for causing global warming for refusing to give up forestland to investors. Regardless of the government in power, persecution, murder and enforced disappearance have been rampant for decades, and perpetrators enjoy near total impunity. The military regime has banned public gatherings and those who criticize the extraction of natural wealth by state and private capital are deemed “persons of influence,” taken in for questioning and “attitude adjustment,” or arrested and incarcerated without due process.

In the Lao PDR, national development is anchored to rapid economic growth, and driven overwhelmingly by the extraction of natural resources. The state grants land concessions to investment companies for plantations, mining and property development without proper independent environmental and social impact assessments, or adequate compensation for affected peoples. Those who dare question or protest, risk facing arrest, incarceration, “re-education,” or worse.

Resistance and Alternatives

The dysfunction and dangers of failed development formulas—which are failures of neoliberalism—are evident to the so-called “subjects” of development. They realize that they cannot trust their governments, corporations, markets or other actors to adequately address their problems and crises, nor can they wait for global institutions to change. They themselves must become directly involved in identifying and implementing solutions, and in the political work to ensure that solutions are systemic, multi-level, democratic, sustainable and just.

Peasants, fisher folk, workers, indigenous peoples, rural and urban poor, and women and youth, are organizing and joining forces to protect their food systems, jobs, environments, communities, rights and political processes. They are educating themselves and others, and building strategic multi-level, cross-sectoral and intergenerational resistance to capitalism, neoliberalism, corporate hegemony and abuse of state power.

In India, Bangladesh, Philippines, Bangladesh and even Cambodia, people are still using the legal/judicial system to seek justice to the maximum extent possible, including taking corporations and governments to court. Wherever possible, workers, peasants, indigenous peoples hold strikes, demonstrations and marches, with clear demands to governments and elected officials. They also use these as opportunities to educate the general public about issues in order to win their support and build broader resistance to neoliberalism.

We – like many others – use mainstream and alternative press and media channels to get our stories and evidence out to the public. We also use social media to connect anonymously and safely with audiences in different locations and build solidarity. In many Asian countries, internet freedom is becoming legally restricted, and social media is monitored by the state. But activists try to find ways around such censorship.

In the case of trade-investment agreements, we build alliances with social movements, civil society organisations, unions, doctors, legislators and activists like you to pressure governments in our respective countries to bring negotiations under public scrutiny, undertake assessments of past agreements and investments, and stop negotiations on current/future liberalization agreements. We cultivate potential whistleblowers, analyse critical provisions in these agreements, and get information and analyses out to people as quickly as we can. We are trying to reverse laws that allow corporations to get away with power abuses and put in place laws that protect the public interest.

In India, we have made alliances with technical officials in water utilities to slow down and block the privatisation of water utilities. We also link local activists and anti-privatisation movements with international movements such as Reclaiming Public Water, Water Warriors, etc.

People also use human rights mechanisms as much as possible, including working with the UN special rapporteurs, filing complaints with relevant UN human rights bodies, and participating in particular spaces and processes aimed at upholding peoples’ rights over corporate rights. For example, many social movements, unions and civil society activists see the CFS as a space to push back against neoliberalism using the progressive realization of the right to food.

In 2014, a resolution was voted in at the UN Human Rights Council “to establish an open-ended intergovernmental working group with the mandate to elaborate an international legally binding instrument on Transnational Corporations and Other Business Enterprises with respect to human rights.” Many CSOs and social movements have engaged in this process.

Accompanying this, the Global Campaign to Dismantle Corporate Power and Stop Impunity campaign, are developing an international treaty to affirm an alternative vision from the people on law and justice. The International Peoples Treaty is envisaged as a political document to fight against the regime of extraordinary privileges and impunity of transnational corporations; it is international law “from below.”

An important sphere of resistance to neoliberalism is the climate crisis. Instead of stepping back from the kinds of extractivism that have led us to this crisis, governments and IFIs have proposed a whole slew of false solutions that basically allow corporations to continue to make profits and economic growth to continue as before. In the coalitions we participate in, we analyse and expose the false solutions for what they are, and actively facilitate, organize, push discussions among the public about accurate, just and lasting strategies to address climate change.

Nurturing and building alternatives to neoliberal financial and economic systems are crucial elements of popular resistance to neoliberalism. From such organizing have emerged meta-narratives of well-being, rights, peace and justice such as food sovereignty, agro-ecology, the commons and commoning, defense of lands and territories, deglobalisation, workers’ cooperatives, indigenous peoples’ approaches to living in harmony with nature, climate justice, and local governance systems that challenge both neoliberalism and outdated bureaucratic state socialism.

These meta-narratives inspire a re-imagining of well-being rooted in non-negotiable rights to self-determination of affected peoples. They also openly confront dominant power structures – political, social, gender, and money power.

[i] Philip McMichael, “Interpreting the Land Grab,” 2011, TNI and LDPI, page 1,

http://www.tni.org/sites/www.tni.org/files/landgrab%20and%20food%20-%20McMichael%20paper.pdf

Gestión de la política económica: ¿Inconsistencia o disociación?

Gestión de la política económica: ¿Inconsistencia o disociación?
diciembre 29, 2016 Voces Comentar
Publicado en: Actualidad, De furias y ternuras – Julia Evelyn Martínez, Economía, Foro de opiniones, Nacionales, Política, Voces Ciudadanas

Julia Evelyn Martínez

La gestión de la política económica nacional parece estar a cargo de un gabinete con un serio trastorno de identidad disociada, conocido más comúnmente por trastorno de personalidad múltiple. Esta condición parece agravarse a medida que carteras y secretarías de Estado pujan por lograr protagonismo en la recuperación económica y se profundiza la separación entre partido FMLN y clases populares.

Tómese como ejemplo el caso del salario mínimo. En una acción histórica, la Ministra de Trabajo recuperó el carácter triparto del Consejo del Salario Mínimo y rompió el perverso contubernio entre cúpulas empresariales y falsos representantes sindicales que mantenía a los salarios estancados y supeditados a las ganancias del Capital. Sin embargo, el titular del Ministerio de Economía ha calificado este hecho como “un duro golpe” para la economía que afectará a las empresas y a la recuperación económica (TCS, 23.12.2016)

Otro ejemplo es el de la austeridad fiscal. El Presidente del Banco Central de Reserva advirtió en septiembre de 2016 que la recomendación del Fondo Monetario Internacional de reducir el gasto público en 3% del PIB, sería recesivo y reduciría en 1% el crecimiento del PIB. Un mes después, la Secretaría Técnica de la Presidencia claudicó ante FMI, y aceptó el recorte del gasto público en remuneraciones, subsidios y compras de bienes y servicios en el orden del 3% del PIB en el período 2017-2019. Sorprendentemente, esta Secretaría continua insistiendo en proyectar un crecimiento del PIB superior al 2.5% en los próximos tres años sin tomar en cuenta las advertencias del BCR.

Por supuesto que en este breve recuento de la gestión económica disociada no puede faltar la contradicción existente entre el llamado de los dirigentes del partido FMLN durante su XXXIII Convención a defender las conquistas del pueblo, porque “lo conquistado no se entrega” con las negociaciones de la mesa de diálogo por la reactivación económica entablada entre el Gobierno, el partido ARENA y las gremiales empresariales. En esta mesa y con el beneplácito del Vicepresidente de la República, se ha acordado aprobar la flexibilidad de la jornada de trabajo para las empresas maquiladoras de tal suerte que puedan laborar las 44 horas reglamentarias en jornadas de 12 horas continuas durante 3 días y medio. Este acuerdo se realizará despojando a trabajadoras del derecho constitucional de recibir el pago de horas extras después de 8 horas de trabajo ordinarias.

Este trastorno de la política económica no solo complica la caracterización y/o evaluación de la gestión económica del Ejecutivo sino que plantea un problema de coherencia de políticas, que se refleja inevitablemente en la baja eficacia de las mismas, ya que los objetivos de unas políticas terminan por ser contrarrestadas por los objetivos de otras.

Como sucede con cualquier trastorno físico o mental, mientras más rápidamente salga el Ejecutivo de la fase de negación, más rápido podrá comenzar el tratamiento apropiado para hacer los cambios necesarios que le ayuden a establecer la coherencia entre principios, objetivos y políticas.

Venezuela: ¿Guerra económica o errores del Gobierno?

Venezuela: ¿Guerra económica o errores del Gobierno? Desafíos que debe enfrentar el proceso revolucionario bolivariano

por Marta Harnecker

Recordando el contexto en que nace
1. Cuando Chávez triunfa en las elecciones presidenciales de 1998 ya el modelo capitalista neoliberal estaba haciendo aguas por todas partes. El dilema no era otro que refundar el modelo capitalista neoliberal, evidentemente con cambios, entre ellos una mayor preocupación por lo social, pero movido por la misma lógica de la búsqueda del lucro; o avanzar en la construcción de otro modelo. [i]

2. Chávez optó por esta última alternativa. Para denominarla decidió
rescatar la palabra socialismo a pesar de la carga negativa de la que
había sido históricamente cargada, pero especificando que se trataba
del socialismo del siglo XXI para diferenciarlo del socialismo
soviético implementado durante el siglo XX, advirtiendo que no se
debía “caer en los errores del pasado”, en la “desviación estalinista”
que burocratizó al partido y terminó por eliminar el protagonismo
popular; en el capitalismo de Estado que puso el acento en la
propiedad estatal y no en la participación de los trabajadores en la
conducción de las empresas.

3. Chávez concebía el socialismo como un sistema económico centrado en
el ser humano y no en la ganancia, con una cultura pluralista y
anticonsumista en que el ser tuviese primacía sobre el tener. Un
socialismo provisto de una democracia verdadera y profunda donde el
pueblo asumiese el rol protagónico. Este es un elemento que lo
distancia de otras propuestas de socialismo democrático. Para él, la
participación de la gente en todos los espacios era lo que podía
permitir que las personas ganasen confianza en sí mismas y se
desarrollasen humanamente.

4. Pero esto hubiese quedado en meras palabras si él no hubiera
promovido la creación de espacios adecuados para que los procesos
participativos pudiesen darse plenamente. Por eso fue tan importante
su iniciativa de crear los consejos comunales (pequeños territorios
autogestionados), los consejos de trabajadores, los consejos
estudiantiles, los consejos campesinos. De lo que se trataba era de ir
conformando una genuina construcción colectiva que debía plasmarse en
una nueva forma de Estado descentralizado cuyas células fundamentales
deberían ser las comunas.

5. Construir con la gente significaba para él conquistar su mente y su
corazón para el nuevo proyecto de sociedad. Tenía claro que esta meta
no se alcanzaría mediante de prédicas sino a través de la práctica:
creando oportunidades para que la gente fuese entendiendo el proyecto
en la medida en que iba participando en la construcción del mismo. Por
eso advertía: “cuidado con el sectarismo, si hay gente […] que no
participa en política, que no pertenece a partido alguno, bueno, no
importa, bienvenidos. Digo más, si vive por ahí alguien de la
oposición, llámenlo. Que venga a trabajar y a ser útil. La patria es
de todos, hay que abrirles espacios y ustedes verán que con la praxis
mucha gente se va transformando…” [ii]

6. Uno de los logros históricos del proceso revolucionario bolivariano
fue haber podido convocar a una Asamblea Constituyente y aprobar luego
una nueva Constitución que cambiaba las reglas del juego político y
ponía trabas al neoliberalismo, planteándose contra el latifundio y la
privatización de la empresa venezolana del petróleo; a favor de los
pequeños pescadores en desmedro de las empresas transnacionales de la
pesca; por la propagación de las empresas cooperativas y del
microcrédito; contra la privatización de la educación y a favor de una
enseñanza gratuita; contra la privatización de la seguridad social.
Esta Constitución aboga también por los derechos de los pueblos
indígenas, de los niños y niñas, por el derecho a la libre información
y reivindica un modelo participativo, en el que los ciudadanos jueguen
un papel protagónico.

Pero todos estos planteamientos hubiesen quedado como letra muerta si
el gobierno no hubiera dictado las leyes que permitirían poner en
práctica los principios constitucionales. Fue entonces cuando la
oligarquía venezolana comenzó a sentirse amenazada en sus intereses
económicos y su respuesta no se dejó esperar. Golpe militar, sabotaje
petrolero, referéndum revocatorio. Aunque uno tras otro los intentos
de poner fin al proceso liderado por Chávez fueron derrotados, él no
era un iluso como algunos podrían pensar. Sabía que las fuerzas que se
oponían a la materialización de este proyecto eran enormemente
poderosas.

7. Pero ser realista no significa caer en la visión conservadora de la
política concebida como el arte de lo posible. Para Chávez el arte de
la política era hacer posible lo imposible, no por simple voluntarismo
sino porque, partiendo de la realidad existente, buscaba crear las
condiciones concretas para que ésta cambiase mediante la construcción
de una correlación de fuerzas favorable a los cambios. Él entendía que
para hacer posible en el futuro lo que en ese momento parecía
imposible era necesario alterar la correlación de fuerzas tanto en el
plano interno como internacional y durante todos los años de su
gobierno trabajó de forma magistral para lograrlo, entendiendo que
para construir fuerza política no bastaban los acuerdos de cúpula sino
que lo principal era construir fuerza social.

Sus esfuerzos por crear una nueva correlación de fuerzas internacional
8. No se puede entender el proceso venezolano sin sopesar el contexto
mundial en el que éste tuvo que insertarse. Existía una correlación
mundial de fuerzas muy negativa para las fuerzas progresistas: tras la
derrota del socialismo en los países del Este y, especialmente en la
URSS, había desaparecido el campo socialista con todo su peso
simbólico y práctico, y Estados Unidos se había transformado en la
primera potencia militar mundial sin contrapeso alguno. La situación
era muy diferente cuando triunfó la revolución cubana o durante el
gobierno de la Unidad Popular en Chile.

9. Consciente Chávez de que con esa correlación mundial de fuerzas no
podía llevar adelante una revolución social en forma aislada, se
dedicó a construir una fuerza internacional de apoyo al proceso
bolivariano. Impulsó procesos de integración suramericanos y caribeños
orientados bajo el signo de la solidaridad. Privilegió la relación con
la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) y se acercó
a otros polos de poder mundial como India, Rusia y China, estrechando,
al mismo tiempo, los vínculos con los foros de naciones emergentes,
como el Grupo de los 15 de cooperación Sur-Sur y el Grupo de los 77 y
el Movimiento de Países No Alineados. En el Cono Sur, Chávez buscó una
alianza con Brasil para oponerse al ALCA e ingresar como miembro pleno
en el Mercosur.

10. Junto a otros presidentes latinoamericanos logró derrotar el
proyecto estadounidense del ALCA, levantando una propuesta de
integración alternativa: el ALBA [Alianza Bolivariana para las
Américas que hoy se denomina: Alianza Bolivariana para los Pueblos de
Nuestra América]. Estrechó sus relaciones con Cuba, suministrando a la
isla hasta petróleo en condiciones especiales de pago, a cambio de sus
servicios: médicos, venta de medicinas genéricas y asistencia técnica
en los sectores agrícola, turístico y deportes. Financió la “Misión
milagro” que devolvió la vista a millares de personas de bajos
recursos en América Latina. Estableció también un compromiso de
suministrar a 11 países centroamericanos y caribeños un trato
preferencial en la venta de petróleo, como un gesto de cooperación.

11. Chávez también entendió que la política debía ir antes que la
economía y por ello jugó un papel fundamental en la creación de
espacios de encuentro de los presidentes de la región aunque éstos
tuviesen diferentes enfoques económicos como la Unión de Naciones
Suramericanas [Unasur] y la Comunidad de Estados Latinoamericanos y
Caribeños [Celac]. Lo importante era lograr reunirse sin la presencia
de los Estados Unidos. En este mismo sentido se orientan la creación
del Banco del Sur y del Banco del Alba.

12. Y como entendía bien que no se podía construir fuerza política sin
construir fuerza social, junto a estas iniciativas de encuentro de
gobernantes, apoyó iniciativas de encuentro de los movimientos
sociales de la región.

13. Bajo su inspiración fue también creada Telesur, una iniciativa
fundamental para hacer frente a la guerra mediática que necesariamente
tendrían que enfrentar los gobiernos progresistas de América Latina.
Chávez solía repetir una sentencia de Simón Bolívar: “Nos dominan
menos por la fuerza que por la ignorancia y la superstición.” Gracias
a esta señal televisiva estamos correctamente informados de lo que
realmente ocurre en la región.

14. Coincido con Atilio Borón [iii] en que TeleSUR es peligrosa porque
muestra la verdad de lo que ocurre no solo en esta parte del mundo
sino en todo el planeta y, al mostrar los estragos que perpetra el
imperialismo, despierta a los pueblos y alienta su rebeldía en contra
de un orden imperial que a diario acaba con la vida de decenas de
miles de personas en todo el mundo. Por eso se ha vuelto una grave
amenaza y las fuerzas políticas más retrógradas harán todo por
silenciarla.

15. Y aunque hoy haya algunos retrocesos en la región, nadie puede
dudar que existe un abismo entre la América Latina que Hugo Chávez
recibió y la América Latina que nos dejó.

Guerra económica que repite estrategia seguida en Chile
16. Aprovechándose del gran vacío de liderazgo que deja su
desaparición física, han recrudecido los ataques contra el proceso
revolucionario bolivariano, tanto desde dentro como desde fuera del
país. Y como resulta muy difícil intentar otro golpe de estado contra
el presidente Nicolás Maduro —quien ha tratado de ser consecuente con
el legado de Chávez— se ha agudizado la “guerra económica” iniciada ya
durante el período anterior: el gobernante venezolano ha recibido “en
poco más de tres años el equivalente de los ataques que recibió Chávez
en catorce años” y uno de sus objetivos ha sido afectar el sistema de
acceso a alimentos básicos a precios subsidiados que se impulsa desde
2003 a través de la Misión Mercal, con resultados sustantivos en la
garantía del derecho a la alimentación.

17. El tema de la guerra económica ha sido abordado recientemente por
el destacado intelectual venezolano y ex ministro del gobierno de
Maduro, Reinaldo Iturriza [iv] , de quien he tomado muchas de las
ideas que expondré a continuación al referirme a esta estrategia de la
derecha venezolana. Pero quiero empezar por decir que algo muy similar
ocurrió en Chile para desestabilizar el gobierno de Salvador Allende.
[v]

18. Recordemos que en este país las medidas empiezan a ser aplicadas
inmediatamente después del triunfo electoral: corrida bancaria,
contrabando de dólares, paralización de algunas industrias, cese de
importación de materias primas y repuestos necesarios para el
funcionamiento de las industrias, etcétera. Bloqueo de los intentos
del gobierno por modificar la injusta estructura tributaria usando
para ello su mayoría parlamentaria, negativa a aprobar recursos
presupuestarios para llevar adelante sus planes de carácter social,
instigación planificada para crear temor en los inversionistas
extranjeros y empresarios locales, provocando a mediano plazo un
estancamiento productivo.

19. Dicho plan fue plenamente compartido por el gobierno de Nixon y
los consorcios multinacionales, que consumaron una operación de cerco
económico que se tradujo en: reducción de créditos, obstaculización de
la renegociación de la deuda externa, embargo de bienes por parte de
las compañías expropiadas, divulgación internacional de la imagen de
un país en bancarrota para cercarlo más desde el punto de vista
financiero. El gobierno de Allende, que no quería afectar la capacidad
de negociación de los trabajadores, no tuvo otra alternativa que
ampliar la cantidad de dinero circulante, sabiendo que esto acarrearía
fuertes presiones inflacionarias. Al mismo tiempo, la ofensiva del
gobierno norteamericano le impidió mantener un volumen de
importaciones alimenticias acorde con la mayor capacidad adquisitiva
alcanzada por los sectores populares. Los problemas de abastecimiento
se agudizaron día tras día. Sobre esta base objetiva, los esfuerzos de
la reacción se encaminaron a agravar la situación económica mediante
la especulación, el acaparamiento y el fomento del mercado negro;
mientras la prensa por ella controlada desataba una campaña
sistemática destinada a magnificar el desabastecimiento y a
constituirlo en el centro de sus ataques. A este macabro plan sumaron:
cacerolazos, manifestaciones callejeras, paros de transportistas,
huelgas en el cobre, manifestaciones contra los militares que apoyaban
al régimen.

20. En Venezuela se han aplicado principalmente dos estrategias para
afectar el desarrollo económico y crear, con ello, descontento en la
población: la inflación inducida y el desabastecimiento programado.
[vi] Según la economista venezolana, Pasqualina Curcio, esto se logra,
por una parte, mediante la manipulación del tipo de cambio en el
mercado paralelo e ilegal, que sintomáticamente se incrementa
exponencialmente durante en los meses previos a los procesos
electorales [vii] , y, por otra, a través de la manipulación de los
mecanismos de distribución de bienes esenciales para la vida para
crear artificialmente desabastecimiento.

Inflación inducida
21. Según Curcio estas estrategias son viables en razón de
características y determinaciones históricas de la economía
venezolana. Pues, de hecho, existe una “concentración de la
producción, de las importaciones y de la distribución de los bienes y
servicios en pocas manos”: 3% de las unidades económicas registradas
en el país controla las divisas para importaciones, y, por otra,
existe una “alta dependencia de las importaciones”.

22. Estos monopolios importadores y banqueros, que no producen bienes
sino que obtienen ganancias extraordinarias de la diferencia de
precios entre lo que compran afuera y lo que venden dentro del país,
fijan oligopólicamente los precios de los bienes que importan (bienes
de primera necesidad, entre ellos los alimentos, y los requeridos para
la producción y el transporte) asumiendo el tipo de cambio paralelo
que es mucho mayor (14,5 veces) al valor real de los productos
estimado en moneda nacional. Con ello han acumulado un gran poder
económico que se traduce en influencia política y se refleja en el
plano institucional.

23. No sólo se perjudica al pueblo venezolano al elevar los precios de
los productos de primera necesidad, sino que también desfavorece a los
sectores burgueses productores de los restantes bienes de uso en la
vida cotidiana (agricultores capitalistas e industriales
manufactureros). Como éstos se ven obligados a comprar las materias
primas y otros bienes que se incorporan al proceso de producción a los
precios fijados por esos monopolios importadores, para que sus
empresas sean rentables deben vender sus productos a cada vez más
altos precios. Y como el poder adquisitivo de la población se ha visto
severamente mermado por la alta tasa de inflación existente, la gente
se ha visto obligada a priorizar la compra de los artículos de primera
necesidad (alimentos, medicamentos, transporte), restringiendo la
compra de artículos de consumo menos vitales. Y esto sólo ha
favorecido al gran capital importador, reduciendo las ventas de las
empresas que producen esos bienes afectando con ello su rentabilidad.

Desabastecimiento programado
24. Y en cuanto al desabastecimiento programado, Curcio precisa que
esta práctica —que es iniciada en el 2003, afectando a unos contados
productos—se generaliza en el 2013. Se habla de desabastecimiento
programado, ya que la ausencia de determinados productos en el mercado
nacional no guarda relación con los niveles de producción o de
importación de dichos rubros. Los enemigos del proceso crean un
desabastecimiento artificial no colocando de manera regular, oportuna
y en cantidades suficientes esos productos en los estantes de los
establecimientos comerciales.

25. ¿Cómo no denominar guerra económica a estas estrategias de la
derecha para producir en Venezuela un caos económico que conduzca a un
desprestigio del gobierno y siente las bases para su derrocamiento por
la vía electoral?

26. Por desgracia, el gobierno venezolano no ha logrado hacer frente a
la nefasta campaña mediática nacional e internacional con argumentos
contundentes. Tal circunstancia ha generado que importantes sectores
de la población venezolana y una inmensa mayoría de quienes siguen el
proceso bolivariano desde el exterior a través de las cadenas
mediáticas, tiendan a atribuir al gobierno y no a los verdaderos
actores la responsabilidad del desabastecimiento y la inflación.

27. Por supuesto que estos ataques se producen sobre un terreno fértil
producto de las debilidades de la política económica llevada adelante
por el gobierno que fue incapaz de prevenir la baja del precio del
petróleo. A ello se sumó una política de control de cambio y una
política masiva de importaciones que desestimuló la producción
nacional colocando al país en una situación de creciente dependencia
de las importaciones. Pero nadie puede negar que un sector de la
burguesía venezolana y de la burocracia estatal corrupta están
aprovechándose de esta situación objetiva para ahondar la crisis y
sepultar el proyecto emancipador bolivariano, tratando de restaurar la
Cuarta República, paraíso de unos pocos y sufrimiento y marginación de
la mayoría del pueblo.

28. Concuerdo plenamente con Reinaldo Iturriza en que la burguesía ve
al chavismo como algo “maldito”, “no tanto por su capacidad para
aglutinar el descontento, sino por su decidida actuación contra el
statu quo” y el hecho de que haya impuesto límites a los poderes
económicos.

29. Según el investigador venezolano, ese chavismo está vivo pero
“está ausente de muchos de los análisis que se hacen sobre Venezuela.
Omisión que obedece, con frecuencia, a la intención deliberada de
continuar ignorando a los invisibles históricos, hoy sujetos políticos
de un proceso de cambios revolucionarios, y otras veces a la ceguera
de cierta izquierda que, impedida de ver realizada la revolución que
siempre soñó, despacha como pesadilla la revolución que hacen los
hombres y mujeres de carne y hueso.”

Los desafíos que hoy debe enfrentar el proceso revolucionario
bolivariano
30. Coincido con Pasqualina Curcio en que uno de los primeros desafíos
que tiene por delante el gobierno venezolano es lograr una eficiente
intervención del Estado en la regulación de los monopolios. Es difícil
entender —como dice Reinaldo Iturriza— que una parte de la burocracia
siga favoreciendo a los monopolios u oligopolios importadores, o a los
intereses de la banca.

31. Por otra parte, de lo expuesto anteriormente queda claro que
objetivamente existen intereses contrapuestos entre los diferentes
sectores de la burguesía venezolana y que esto se refleja en el
escenario político. La oposición no es una unidad homogénea. Hay
contradicciones enormes en su seno. Hay un sector de la oposición que
en lugar de preocuparse de resolver los problemas del país, juega a
derrocar al gobierno usando todos los medios a su alcance,
especialmente el estrangulamiento económico. Y a ello contribuyen los
sectores corruptos de la burocracia estatal importadora. Con ese
sector es imposible llegar a acuerdos. Pero hay otros sectores con los
se podría llegar a acuerdos si se siguiese una táctica correcta,
aquellos que están dispuestos a poner por encima los intereses del país.

Abandonar ataques verbales y mantener un diálogo constructivo
32. Deberíamos ser suficientemente hábiles como para explotar estas
contradicciones y llevar adelante un proceso de diálogo coherente
llamando a la oposición a buscar soluciones para el país y evitando de
lado y lado los ataques verbales que impiden crear un ambiente de
mínima confianza, que es una de las condiciones fundamentales para
poder mantener un dialogo constructivo. Recientemente se ha anunciado
que ha habido un acuerdo entre el gobierno venezolano y la oposición
para invitar al Sumo Pontífice a ser uno de los mediadores en ese
diálogo. Eso abre un horizonte de esperanza.

33. Y en relación con este tema no puedo dejar de citar extensamente
al Papa Francisco. Veamos algunas de las cosas que dijo en su visita a
Paraguay:

[El diálogo no puede ser un] diálogo-teatro en el que juguemos al
diálogo [y sólo nos escuchemos entre nosotros].

[…] el diálogo presupone y nos exige buscar una cultura del
encuentro [ …] que sabe reconocer que la diversidad no sólo es
buena, es necesaria. […] Por lo que el punto de partida no puede
ser: Voy a dialogar pero aquel está equivocado. No, no, no podemos
presumir que el otro esté equivocado. Yo voy con lo mío y voy a
escuchar qué dice el otro, en qué me enriquece el otro, en qué el otro
me hace caer en la cuenta que yo estoy equivocado, y en qué cosas le
puedo dar yo al otro. Es una ida y vuelta, ida y vuelta pero con el
corazón abierto. Con presunciones de que el otro está equivocado,
mejor irse a casa y no intentar un diálogo, […]”

[…]. Dialogar no es negociar. Negociar es procurar sacar la propia
tajada. […] Si vas con esa intención no pierdas tiempo. Es buscar el
bien común para todos. Discutir juntos, pensar una mejor solución para
todos.

[…] Al tratar de entender las razones del otro, al tratar de
escuchar su experiencia, sus anhelos, podemos ver que en gran parte
son aspiraciones comunes. [viii]

Elaboración de una amplia plataforma de lucha para enfrentar la crisis
34. Otro de los desafíos que debemos enfrentar es la elaboración de
una amplia plataforma de lucha para enfrentar la crisis que se está
viviendo. Consideramos que esta no puede ser muy radical, porque el
proceso bolivariano hoy no es lo suficientemente fuerte como para
proponerse cambios radicales. La correlación de fuerzas después de las
elecciones ha dado una señal, se perdió una batalla, había que
recomponer las fuerzas para prepararse para futuras batallas
consolidando posiciones. No se puede pretender lanzar una ofensiva
exitosa que revierta la situación en esas condiciones..

Explicar al pueblo las dificultades
35. Otro de los desafíos que tenemos es el de ser capaces de explicar
al pueblo las dificultades que el país está enfrentando: “Hay quienes
piensan que no hay que decirle al pueblo los problemas porque se puede
deprimir. Yo creo todo lo contrario, nuestros pueblos son lo
suficientemente inteligentes como para entender y apretarse el
cinturón cuando es necesario hacerlo si somos capaces de explicarle
con toda claridad el origen de la situación de crisis que existe,
reconociendo con honestidad que la derecha se está aprovechando de las
debilidades y errores que se han cometido. Claro que eso debe ir
acompañado con el ejemplo de la alta dirección del gobierno y del
partido: si se pide austeridad al pueblo hay que partir con el ejemplo
de sus líderes.

Qué no hicimos bien y qué fuimos aprendiendo en el camino
36. Por último, así como nadie le echaría la culpa a la receta de
cocina por el flan que se quemó al poner muy fuerte el horno, de la
misma manera, las dificultades actuales por las que atraviesa
Venezuela no pueden servir de argumento para sostener que la historia
ha demostrado que el proyecto de socialismo del siglo XXI propuesto
por Hugo Chávez es inviable. Lo que tenemos que analizar seriamente es
qué no hicimos bien y qué fuimos aprendiendo en el camino que no
debemos repetir. Muchos de esos errores son comprensibles dado que no
existían modelos pre-hechos que indicaran el camino a seguir y se
hacía necesario “inventar para no errar” —como decía Simón Rodríguez,
tutor de Simón Bolívar. Podríamos hablar de que han sido errores
necesarios.

Formemos un cordón de defensa del proceso revolucionario bolivariano.
37. Venezuela fue el inicio de un ciclo de cambios en América Latina.
Fue el renacimiento de la esperanza, fue gobernar para resolver los
problemas de los más desfavorecidos, entendiendo que no se podía
resolver el problema de la pobreza si no se daba poder a los pobres.
Fue la encarnación de la solidaridad con los pueblos hermanos de la
región que estaban en dificultades económicas. Hoy, que esta nación
está sufriendo más que otros países, los embates de la crisis mundial
del capitalismo y de la guerra económica desplegada contra ella,
concentrando las mayores agresiones de las fuerzas reaccionarias del
mundo, merece toda nuestra solidaridad. Sepamos corresponder a su
noble e increíblemente extendida generosidad con las naciones y
pueblos más pobres de la región y del mundo formando un cordón de
defensa del proceso revolucionario bolivariano.

38. Para terminar, que creo que podemos ser optimistas. Sin duda
alguna la siembra de Chávez ha marcado a su pueblo y lo ha hecho
madurar, como pude constatar en persona durante los años que viví en
ese país. Pienso que toda esa gente, a la que se le otorgó la
oportunidad de estudiar, de pensar, de participar, de construir, de
decidir —y que creció enormemente en autoestima y maduró humanamente—
defenderá el proceso.

40. Yo siempre he dicho que hay que medir al proceso revolucionario
venezolano no tanto por las medidas transformadoras adoptadas —que son
muchas—, sino por el crecimiento del sujeto revolucionario, y esa obra
es obra de Chávez. El proceso podrá haber cometido errores y tener
muchas debilidades —y con mucho dolor yo en su momento las fui
señalando— pero lo que él logró con su pueblo, eso ¡nadie lo podrá
borrar jamás!

[i] . Las ideas que desarrollo en esta parte del artículo proviene de:
Marta Harnecker, El principal legado de Chávez: Construir con la gente
una sociedad alternativa al capitalismo, La Segunda, Stgo. de Chile, 6
marzo 2013. En: http://rebelion.org/docs/164878.pdf

[ii] . Primer Aló Presidente teórico, 11 de junio de 2009.

[iii] . Atilio Borón, Sobre la excepcional importancia de Telesur, 12
septiembre 2016. Ver: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=216595

[iv] . Reinaldo Iturriza, Chavismo y revolución ¿qué pasa en
Venezuela?, 29 agosto 2016. Ver:
http://www.rebelion.org/noticia.php?id=216115 .

[v] . Ver: Marta Harnecker, Reflexiones sobre el gobierno de Allende.
Estudiar el pasado para construir el futuro, en:
http://www.rebelion.org/noticias/2016/9/216627.pdf.

[vi] . Pasqualina Curcio, Mi país, Venezuela, es víctima de una grave
agresión, 11 sep.2016. Ver link:
http://www.15yultimo.com/2016/09/11/mi-pais-venezuela-es-victima-de-un
a-grave-agresion/

[vii] . Las variaciones más altas se han registrado en los meses de
octubre 2012 (elecciones presidenciales en las que vence Hugo Chávez),
diciembre del mismo año (elección de gobernadores), abril 2013
(elecciones presidenciales por fallecimiento de Hugo Chávez),
diciembre 2013 (elecciones municipales). Desde ese momento en adelante
el incremento del dólar paralelo ha sido sostenido y desproporcionado
explicando el resultado desfavorable al gobierno de las elecciones
parlamentarias. Op.cit.

[viii] . Palabras en encuentro con representantes de la sociedad civil
en Paraguay, Estadio León Condou del colegio San José, Asunción,
sábado 11 de julio de 2015. Extraje sólo lo esencial, el Papa aborda
el tema con mayor amplitud.

Balance político del año 2016

Balance político del año 2016
diciembre 26, 2016 Voces Comentar
Publicado en: Actualidad, Contracorriente – Dagoberto Gutiérrez, Nacionales, Voces Ciudadanas

Dagoberto Gutiérrez

La palabra balance hace referencia a la balanza, es decir, al instrumento que se utiliza para determinar los pesos de las cosas mediante un fiel con dos brazos, uno de los cuales contiene el peso que funciona como patrón y el objeto cuyo peso se determina. En la realidad política, las cosas no funcionan exactamente así, y mucho menos cuando se trata de sociedades humanas sometidas a los huracanes de la lucha de clases.

Esta última es determinada por una sociedad como la salvadoreña, profundamente dividida y enfrentada entre aquellos sectores dueños absolutos y completos de la riqueza, que son una minoría cada vez menor, y los dueños también absolutos de la pobreza y la existencia precaria. Entre ambos sectores no existe ninguna posibilidad de acuerdos o de negociación alguna, toda vez que la minoría opulenta y poderosa sabe muy bien que su poder omnímodo depende de la forma y profundidad de su control sobre esa mayoría irredenta. Esta realidad incontrastable es la que determina, dentro de su turbulenta relación, los acontecimientos políticos, económicos e ideológicos más encendidos.

Parecen ser dos los hechos fundamentales que caracterizan, en el marco ya explicado, el año político que estamos pensando: 1) el derrumbe del proyecto político levantado hace 25 años en el filo del fin de la guerra civil y 2) el despliegue vigoroso y sangriento de la guerra social. Ambos acontecimientos parecen contener, en su relación íntima, las causas y los efectos que determinarán el desenlace de la crisis histórica que conmueve a nuestro país.

Recordemos que al final de la guerra civil ocurrieron varios hechos: a) el fin de la fuerza armada como clase gobernante, b) la permanencia y consolidación de la oligarquía como clase dominante, c) la incorporación de sectores de la antigua guerrilla como clase gobernante, junto y en coalición con ARENA y sectores tecnócratas, d) la disolución de los antiguos movimientos sociales y e) la constitución de gobiernos aparentemente de izquierdas, pero realmente de derechas, encargados de aplicar con impunidad asegurada, un descarnado y completo modelo neoliberal.

Todo este juego perverso estuvo arropado por la bandera de la paz, que apareció ante los ojos y el corazón de millones de personas, como el logro más importante y valioso del fin de la guerra civil. Con este discurso pacifista se logró la paralización del accionar político del pueblo y con la idea bien instalada en la cabeza política de la gente, se logró hacer pensar que la izquierda, al fin, estaba gobernando, y es más, que había llegado la hora de los cambios y hasta de las transformaciones.

Este fue el escenario construido luego de que la guerra civil concluyera, y con estas candelas encendidas y con los ramos de flores de las esperanzas, los sectores populares pasaron a confiar en que al final de los tiempos, la lucha había dado sus frutos y empezaron a mirar hacia arriba, hacia los gobernantes, y en cierto modo dejaron de mirar hacia abajo, hacia los gobernados, hacia ellos mismos, hacia su realidad, hacia sus condiciones reales. Se trató y se trata de un proceso complejo de enajenación dentro del cual la gente, entendida como los seres humanos que viven, que sufren, que esperan y aspiran, renunciaran a ser pueblo, es decir, sujetos, dueños de su propio destino, y se convirtieran en simples actores políticos, cumpliendo un papel previamente asignado por los poderes establecidos. Los poderes políticos montados lograron establecer el convencimiento de que la única política valiosa era la de acudir a votar el día de la votación, y entre más masivo fuera más saludable resultaba, al fin y al cabo, de la política se encargarían los hombres y mujeres de izquierda que ascenderían, a través del voto, a su condición de gobernantes.

Este diseño es el que durante este año se ha hundido y ha dejado de funcionar. A este hundimiento, con sus oleadas de consecuencias, es a lo que se llama crisis histórica, porque todos los aspectos fundamentales en los terrenos ideológicos, políticos y económicos, han entrado en crisis, casi al mismo tiempo y con consecuencias casi concertadas.

Este derrumbe parece poner el reflector sobre el otro acontecimiento que es, en realidad, concomitante con este derrumbe del que hablamos, porque se trata, precisamente, de la guerra social que se hace cada vez más evidente y al mismo tiempo más iluminador de aquellos senderos llenos de corrupción y engaño por los que el proceso ha transcurrido durante todas estas décadas. Se trata de una guerra que es lógicamente ignorada y negada por los sectores gubernamentales, pero reconocida y tratada como tal por el resto de la sociedad, tanto por los poderosos como por los débiles, tanto por los dueños del capital como por los dueños de la miseria, tanto por las poblaciones que viven en las comunidades como por las minorías opulentas de las que forman parte los sectores gobernantes. Es igualmente reconocida esta guerra, aunque con reticencias, por potencias amigas de los sectores gobernantes y de los dominantes. En todo caso, lo fundamental es que este fenómeno político está pasando a ser entendido como guerra por el pueblo que la sufre, que la vive todos los días, que la trata en su existencia y la experimenta como una especie de condición ineludible, sin que el gobierno haga algo para librarlos del poder que atenaza y controla las vidas. Esto quiere decir que el gobierno aparece como una fuerza incapaz e impotente, y como una fuerza cada vez más interesada en que ese fenómeno de la guerra sea entendido como proceso simplemente delincuencial con el que en determinadas condiciones se puede llegar a entendimientos fuera de la luz pública.

La negación de la calidad de guerra a este fenómeno resulta del hecho de que se trata de la consecuencia inevitable de aquel diseño político y económico que se montó sobre la espalda y la vida de millones de personas que fueron marginadas totalmente de la vida económica, la vida política, la vida social y cultural, de la salud y la educación. En consecuencia, fueron reducidos a simples cosas que se pueden comprar y se pueden vender como mercancías en un mercado inclemente en el que todo se compra y todo se vende.

Recordemos que esta exclusión total fue lo que generó aquella reacción popular de sobrevivencia de los grupos iniciales conocidos como maras, que al negarse a morir y a ser tratados como cosas, decidieron desconocer el orden que también los desconocía, y pasaron a construir en las sombras un nuevo orden que en realidad resulta ser una especie de copia del orden al que repudian. Esto es así porque el mundo que niegan resulta ser el mundo que viven y también el que construyen, porque es el único que conocen y viven todos los días: el mundo construido por las pandillas es dominado por la violencia, que también caracteriza la vida de la sociedad salvadoreña, el mundo de la pandilla desconoce la ley, de la misma manera que ocurre en la sociedad, el mundo de la pandilla desprecia el orden político de los partidos y de los funcionarios, tal como ocurre en la sociedad, el mundo de las pandilla es regido por la lógica del mercado, tal como ocurre en el resto de la sociedad, y finalmente, en el mundo de las pandillas se construyen poderes basados en la ilegalidad y la fuerza, tal como ocurre en la sociedad. Finalmente, podemos afirmar que el modelo de poder construido durante esta guerra a la que nos referimos es tomado de la sociedad misma que es la que ha dado a luz a esta guerra social.

Esta circunstancia no resulta inesperada porque las pandillas no expresan la posibilidad de construir una sociedad diferente ni un orden nuevo, y son por eso, una especie de reflejo y un producto legítimo de esta sociedad que tiene, que puede y debe ser sustituida por una nueva y diferente, por un nuevo orden, por nuevos poderes y nuevos seres humanos que se construirán precisamente durante el proceso de transformación de esta sociedad en otra totalmente diferente, donde ella misma sea dueña de los medios de producción, donde los seres humanos disfruten su trabajo y los frutos del mismo, donde las personas tengan acceso a la educación, a la ciencia, a la salud y a la dignidad. Todo este proceso de transformación revolucionaria es el que está apareciendo construido por las victimas de hoy, pero por todos aquellos y aquellas que dejando de ser objetos y de ser clientes electorales, decidan asumirse como dueños de su historia.

De eso se trata y esa es la luz encendida más fulgurante al final de este año político.

San Salvador, 22 de Diciembre del 2016.

Estrella Roja No. 2 Febrero de 1975. Carta de las FPL a los Sacerdotes Progresistas

ESTRELLA ROJA 2
Órgano ideológico de las Fuerzas Populares de Liberación –FPL- “Farabundo Martí”
¡REVOLUCION O MUERTE! ¡EL PUERBLO ARMADO VENCERA!
INDICE
I. BREVE EXPOSICION DE LA LINEA DE LA ORGANIZACION…………………….. 4
II. LAS F P L SON UNA ORGANIZACION MARXISTA-LENINISTA……………….5
III. EN CUANTO A SUS NORMAS DE ORGANIZACION Y FUNCIONAMIENTO INTERNO………………………………………………………………………………….8
IV. EN CUANTO A NUESTROS ORGANOS DE COMUNICACION CON LAS MASAS POPULARES………………………………………………………………….13
V. DESEAMOS EN ESTA CARTA EXPRESAR AUNQUE SEA BREVEMENTE NUESTRA LINEA SOBRE LAS ALIANZAS DE CLASE……………………………19
VI. NUESTRA ACTITUD ANTE LA RELIGION………………………………………22
VII. EL CLERO PROGRESISTA EN EL PROCESO REVOLUCIONARIO……….25

PRESENTACION
En esta edición “ESTRELLA ROJA” desea poner a consideración de sus lectores la Carta que las FPL enviaron recientemente a los sacerdotes progresistas.
Este documento desarrolla una serie de aspectos sobre la teoría y la práctica revolucionaria de nuestra Organización, que se hace indispensable que sea conocido y estudiado tanto por la red de colaboradores de nuestros organismos como por toda aquella persona consciente que desee orientarse correctamente en el período actual del proceso revolucionario que está viviendo nuestro pueblo.
La guerra revolucionaria que tiene como medio fundamental la lucha armada popular estrechamente unida a las luchas de las masas por sus reivindicaciones inmediatas en marcha, y ya incidiendo en forma creciente en toda la vida nacional hasta que llegue a dominar todos los aspectos de la misma y conducir a la total liberación popular en marcha hacia el socialismo. Ignorar tal rasgo básico creciente del desarrollo no sólo no permitiría enjuiciar correctamente la situación actual, sino que impediría realizar la proyección científica del desarrollo de las luchas de nuestro pueblo. Algunos de los puntos que contiene esta Carta contribuirán a dar mayor claridad a aspectos importantes de la lucha revolucionaria. Recomendamos a los militantes, colaboradores y personas progresistas el detenido estudio de esta material.

11 de Febrero 1975

CARTA DE LASFUERZAS POPULARES DE LIBERACION FPL FARABUNDO MARTI” A LOS SACERDOTES PROGRESISTAS:
Las “FUERZAS POPULARES DE LIBERACION –FPL- FARABUNDO MARTI” consideran que el incremento de la Guerra Prolongada del Pueblo y por consiguiente la creciente incidencia de la lucha armada revolucionaria en la vida política nacional, así corno el creciente desarrollo de las luchas combativas de las masas por las necesidades vitales urgentes, pueden crear en algunos sectores progresistas del país, entre ellos en el sector progresista del clero, algunas reservas, interrogantes y preocupaciones sobre el quehacer militar y político de nuestra Organización que conlleva la creciente incorporación de sectores avanzados del pueblo a los distintos aspectos de la Guerra Revolucionaria. Consideramos que nuestra Organización está en la obligación de realizar esfuerzos por despejar en el ánimo de las personas progresistas y avanzadas las reservas que surjan, a fin de que tales dudas y reservas puedan ser disipadas en la medida de lo posible para que no se vayan convirtiendo en obstáculos adicionales en el desarrollo de las luchas revolucionarias del pueblo.
Tal es la razón de esta carta. Partimos del hecho histórico, clave y trascendental, de que el pueblo ha iniciado la Guerra Revolucionaria por su liberación contra las clases explotadoras que le oprimen, que éste es un proceso irreversible que irá fortaleciéndose progresivamente a medida de la gradual incorporación de crecientes sectores avanzados y que indefectiblemente ha de conducir al pueblo salvadoreño y centroamericano al triunfo definitivo de la Revolución Popular. Sabemos también que es inevitable que a medida en que este proceso se va profundizando y avanzando, se van polarizando las fuerzas de la Sociedad y se va configurando cada vez más nítidamente el cuadro de fuerzas: por un lado las clases reaccionarias y todas las fuerzas contrarrevolucionarias que les apoyan, y por otro lado las clases revolucionarias y todos los sectores y personas que apoyan sinceramente las transformaciones revolucionarias populares.
En este proceso, sectores o personas que en un momento determinado ocuparon posiciones con ciertos tintes progresistas, pero que no alcanzan a comprender en su plenitud el proceso de desarrollo revolucionario de la lucha a clases, pueden ir derivando paulatinamente hacia el campo de las posiciones revolucionarias y contrarrevolucionarias. La historia dé las luchas de los pueblos ha mostrado que quienes sincera y correctamente están por las aspiraciones revolucionarias del pueblo estarán al lado de éste en su lucha revolucionaria y que en cambió, quienes no tengan consecuencia con ese ideal se irán colocando contra la lucha revolucionaria popular.
Tenemos la firme confianza de que los sectores avanzados del clero que en forma admirable, venciendo tantos obstáculos, defienden los principios de justicia e igualdad, y luchan contra los aspectos más agudos de la explotación de los poderosos contra los pobres, sabrán colocarse en todo momento junto a las clases trabajadoras en su lucha por terminar la explotación del hambre por el hombre y por crear una sociedad justa, de libertad y progreso para las inmensas mayorías hoy oprimidas.
Al enviar esta carta las FPL desean explicar su pensamiento revolucionario sin que eso signifique que nuestra Organización considere tener el monopolio de la verdad. Nos esforzamos por interpretar de manera científica la realidad con los elementos que proporciona el Marxismo -Leninismo como guía de interpretación y estamos conscientes que debemos ser cada vez más acuciosos y estrictos en el conocimiento y aplicación de los métodos científicos del análisis social para evitar errores en las esferas pensamiento y de la acción. Debido a ello recibiremos con ánimo abierto y modestia revolucionaria todo señalamiento sincero que nos ayude en la interpretación de la realidad de nuestra sociedad y de las proyecciones revolucionarias de la lucha de clases de nuestro pueblo.
Los aspectos principales que desea abordar esta carta son:
Una breve descripción sobre la línea de la organización sobre la guerra prolongada del pueblo, la lucha armada como forma fundamental y la lucha de masa.
II. Breve exposición sobre el carácter Marxista-Leninista de la misma.
III. Sus lineamientos orgánicos, basados en el Centralismo democrático.
IV. Su línea de propaganda, en su comunicación hacia el pueblo.
V. Nuestro concepto de las alianzas de clase.
VI. La actitud de las FPL respecto de la religión y sobre la incorporación de los cristianos al proceso revolucionario
VII El clero progresista en el proceso revolucionario. La contradicción fundamental de clase en el seno de la iglesia.

I.BREVE EXPOSICIÓN DE LA LINEA DE LA ORGANIZACIÓN.
LAS” FUERZAS POPULARES DE LIBERACION –FPL- FARABUNDO MARTI” es la organización que ha nacido para llenar la necesidad que tienen los trabajadores de una Vanguardia que los conduzca firmemente y sin vacilación por los senderos que llevan al triunfo de la revolución socialista.
Nuestra Organización considera que el período histórico actual que vive el pueblo salvadoreño la manera en que se utilicen las diversas formas que lucha ya no puede ser, como en épocas pasadas, pues la misma burguesía se tomó la tarea de cerrar el paso a la utilización de métodos pacíficos y democráticos como elementos estratégicos para hacer avanzar la revolución.
En El Salvador y en América Latina la revolución no puede avanzar por la vía pacífica y democrática. En nuestro país, desde hace más de 40 años, los explotadores usando la modalidad de tiranía militar, acallan a sangre y fuego las aspiraciones democráticas y pacificas del pueblo.
Ante esto nosotros consideramos que los trabajadores han entrado en otro periodo histórico en el cual su lucha debe ser revolucionaria político-militar. Esto quiere decir que de aquí en adelante hasta la victoria final la combinación de las formas de lucha debe caracterizarse por tener como eje central la lucha armada popular, y en función de ella (a su servicio) el uso permanente de todas las demás formas de lucha (entendemos que hay formas de lucha violentas, pacificas, legales, ilegales, democráticas, revolucionarias, abiertas, clandestinas, arruadas, no armada. etc.
Las FPL explica a los obreros y campesinos esta combinación de las formas de lucha utilizando el siguiente ejemplo: La lucha armada es como el rio Lempa, que nace pequeño pero que después es fuete impetuoso y que las demás formas de lucha son los afluentes sin cuales el Lempa (la lucha armada) no sería nada.
La combinación de las formas de lucha, tal como la entendemos, la marcamos en la Estrategia de la Guerra Popular Prolongada.
La Estrategia de Guerra la planteamos porque consideramos que en nuestro país los burgueses no entregarán pacíficamente el poder, sus riquezas, etc. sino que el pueblo debe arrebatárselos por la fuerza de las armas y de la razón revolucionaria.
Lo de Popular es porque tenemos la firme convicción de que sólo el pueblo puede hacerse su destino. De allí que nuestra tarea no es sustituirlo, sino que orientarlo y conducirlo en el proceso.
La Estrategia Prolongada la determina la actual correlación de fuerzas entre el pueblo y los explotadores. En este momento la correlación está temporalmente a favor de los ricos, ellos tienen el poder económico, político, militar y los medios masivos de comunicación para difundir su ideología. Consideramos que esta correlación no puede ser cambiada a breve plazo, sino que implica un proceso largo y prolongado del pueblo para volcarla a su favor y así avanzar hasta la victoria.
Dadas las actuales condiciones consideramos que la Guerra Popular Prolongada es la única estrategia viable y acorde a la realidad nacional.

II- LAS FPL SON UNA ORGANIZACIÓN MARXSISTA-LENINISTA
Hay algunas incomprensiones y recelos que se han creado o se van creando en el ánimo de algunas personas avanzadas en relación con la naturaleza Marxista-leninista de la Organización.
Pareciera que aceptarían que el Marxismo se utilizara como método de análisis, de interpretación y estudio de la realidad pero no como el arma revolucionaria de transformación de la sociedad. De allí que hasta cierto punto se muestran tolerantes y comprensivas con el método Marxista de análisis; pero no con su aplicación política y práctica concreta: el leninismo de transformar revolucionariamente la sociedad.
En nuestra opinión, una actitud de este tipo no sería consecuente con sus posiciones avanzadas ya que trataría de presentar al Marxismo como una teoría abstracta y declarativa y así nada “ peligrosa “ para los explotadores.
Siendo como es el Marxismo leninismo una concepción al servicio de los intereses de la clase obrera en particular y de las demás clases explotadas en general, tiene que entrar en contradicciones irreconciliables con los intereses de la burguesía y demás clases explotadoras. Sería inconsecuente tener una actitud de simpatía por el Marxismo considerándolo como teoría, pero, negando su aplicación en la práctica. Eso conduciría a posiciones retrasadas que llevarían al reformismo burgués, a la prolongación del sistema de explotación, de la injusticia, desigualdad social, etc.
El Marxismo-leninismo es un método de análisis científico y una guía para la acción que nos permite por ejemplo, entender la naturaleza multifacética de luchas del pueblo; y que en el conjunto de sus medios de lucha no todas tienen igual valor, utilidad y trascendencia en un período histórico determinado, dada la naturaleza de los objetivos fundamentales que están planteados para el pueblo en ese periodo, y que una jerarquización de elementos de lucha (de método de lucha) en los que es importante saber situar primordial y al mismo tiempo ligar los otros medios de lucha reformando la vía fundamental de desarrollo.
El Leninismo no es algo separado del Marxismo sino que es su desarrollo creador en la época del imperialismo. Lenin dio importantes aportes al desarrollo del Marxismo, tales como: la teoría de la Revolución proletaria y de la Dictadura del Proletariado, la teoría del estado multinacional socialista, las normas orgánicas y planteamientos teóricos del Partido Revolucionario de nuevo tipo. Lenin esbozó las bases para la liberación de los pueblos coloniales y semiscoloniales Lenin dirigió el proceso en el cual se materializo Marxismo por primera vez, con lo que se demostró que no es una simple teoría abstracta sino que es poderosa arma en manos de los pobres para la transformación revolucionaria de la sociedad. De esa manera inauguró una nueva etapa en la historia de la humanidad: la época de la transición mundial del capitalismo al socialismo.
En cuanto al dogmatismo, éste es una falsa aplicación del Marxismo-leninismo con métodos estáticos, muertos, mecanicistas que le matan todo su espíritu creador y que lo convierten no en una guía para la acción sino en una simple repetición de fórmulas que tratan de aplicarse a una realidad diferente. El dogmatismo se basa en el método metafísico de análisis (que ve las cosas desligadas unas de otras, en situación estática, fuera de movimiento: y acción, o en su desplazamiento mecánico) en sustitución del método vivo de análisis del método dialéctico (que sitúa los fenómenos y procesos en su movimiento, en su desarrollo, en sus interrelaciones mutuas). La Organización lleva a cabo una lucha sin cuartel contra el estilo dogmático de utilizar el marxismo y surgió precisamente después de librarse una larga e intensa lucha ideológica contra el dogmatismo de los sectores tradicionales oportunistas, reformistas; para darle aplicación viva al Marxismo como guía para la práctica y no como dogma. Por eso sería extraño que algunas personas pudieran pensar que nuestra organización practica el dogmatismo en la proclamación y aplicación, de sus principios revolucionarios. Dogma es aferrarse a ideas que la ciencia no comprueba.
Guiándose por la aplicación dialéctica del Marxismo, la Organización a través de su práctica ha desplazado dogmas que parecían invariables: como aquel de que la lucha armada y concretamente la guerrilla era imposible en el país. Dogma dañino que proclamaban los oportunistas y tradicionalistas aferrados a caducos y reaccionarios esquemas de acción.
Aplicar consecuente y activamente los principios científicos del Marxismo, fecundos, creadores e innovadores no puede considerarse como dogma, sino como una línea básica revolucionaria consecuente.

III- EN CUANTO A SUS NORMAS DE ORGANIZACIÓN Y DE FUNCIONAMIENTO INTERNO.
Las FPL se guían por los principios leninistas del centralismo democrático, tratando de adaptarlos lo más correctamente posible a las condiciones en que tiene que desarrollarse la Guerra Revolucionaria contra un enemigo cruel y despiadado, temporalmente muy superior en armas y en otros elementos básicos.
Por el Centralismo Democrático nuestras normas orgánicas conjugan el ejercicio de la democracia interna con la firme dirección centralizada, así como la exposición democrática de las ideas de todos los miembros con la disciplina rigurosa, garantizando de tal manera la unidad de voluntad y la unidad de acción internas. El centralismo democrático garantiza que los dirigentes actúen bajo el Control de la Organización y permite la correcta selección, formación y educación de cuadros y su promoción a las labores que concuerden con sus aptitudes y capacidades. Permiten la elaboración colectiva de decisiones y la formación de una dirección colectiva en que se exprese la experiencia conjunta. Tales normas evitan la dispersión ideológica y la dispersión orgánica y permiten el desarrollo de una organización cohesionada y firme que pueda conducir las luchas del pueblo tanto en el plano político como en el militar.
Nuestra organización es una Organización clandestina con una estricta compartimentación entre sus diversos organismos, con una racional distribución de responsabilidades entre organismos y miembros y que se rige por estrictas normas de seguridad y trabajo secreto.
Los principios del Centralismo democrático se pueden señalar de manera esquemática así: – Elección de los organismos de dirección de abajo hacia arriba. – Participación de los miembros en la discusión de los problemas y en la orientación de la actividad de la Organización. – Obligación de los organismos a informar a la base y a sus organismos superiores;
– Disciplina rigurosa para todos los miembros; – Subordinación de la minoría a la mayoría. – Subordinación de los organismos inferiores a los superiores;
– Dirección colectiva; – ejercicio de la crítica y autocrítica a todo nivel como motor de desarrollo de la Organización.
La centralización estructural, orgánica y funcional de la organización no puede considerarse como una muestra de dogmatismo sino como una necesidad ineludible para impulsar el proceso revolucionario, para encauzar una firme y cohesionada unidad ideológica, una inquebrantable unidad de voluntades forjando una férrea unidad de organización y de acción revolucionaria.
Dentro de un orden de ideas pequeño-burguesas es posible que no se comprenda la necesidad de una firme organización revolucionaria que exprese en sus lineamientos orgánicos las cualidades del proletariado.
Es posible, también, que se llegue a pensar que nuestras normas disciplinarias (y, que nuestra práctica revolucionaria) no toma debidamente en cuenta el carácter humano de la lucha popular. Creemos que tal pensamiento no expresaría la realidad. Toda nuestra actividad va encaminada a cambiar radicalmente la situación de injusticia, explotación, e inhumanismo que sufren ahora las grandes masas trabajadoras. Tenemos conciencia que tal injusticia sólo podrá ser definitivamente liquidada a través de la profundización y elevación de la lucha de clases de los explotados por liberarse la opresión y explotación de las clases dominantes. Y que es la violencia revolucionaria de las masas el factor clave que romperá la cadena de la opresión, frente a la terca resistencia de explotadores despiadados que no están dispuestos a dejar sus privilegios y su dominación por razonamientos, ni por apelaciones a su bondad, a su “caridad”, a su humanismo y a su sentido religioso. En este sentido recordamos el reconocimiento de este hecho contenido en la Encíclica del Papa Paulo VI cuando dice que la violencia revolucionaria se justifica “en el caso de tiranía evidente y prolongada, que atentase gravemente a los derechos fundamentales de la persona y damnificase peligrosamente el bien común del país.”
Y las clases pobres y humildes no podrían tener en esta lucha trascendental por la transformación social decisiva, si no se organizan férreamente para llevar a cabo sus luchas tanto a nivel político económico-social, como a nivel militar-revolucionario.
En tales condiciones lo humano no puede concebirse una categoría abstracta, sino que adquiere en el fondo una esencia de clase: es humano lo que propicia de verdad el triunfo de la causa de las inmensas mayorías populares, y es inhumano lo que favorece la prolongación de la explotación, la opresión y el inhumanismo de unos pocos crueles chupadores del sudor y la sangre de las clases explotadas. (Es digno de hacer notar que precisamente una Organización Revolucionaria repudia las crueles prácticas que el enemigo utiliza su lucha contra las clases oprimidas: como son las torturas, el sadismo, el genocidio, etc.).
Los sacrificios que conscientemente realizan los individuos revolucionarios que promueven como una necesidad histórica la organización revolucionaria, la limitación de determinados aspectos individuales en aras de la colectividad empeñada en la derrota de los explotadores no puede considerarse como inhumanismo, sino como una necesidad imprescindible adoptada conscientemente por cada individuo en aras de la causa más justa: la liberación definitiva de las grandes masas para construir su futuro sin explotación, sin miseria, sin injusticias.
Negamos hoy parte de nuestra limitada libertad individual para poder construir un mundo más humano, digno y feliz para nuestra humanidad trabajadora, hoy explotada, oprimida y humillada. A la luz de esta necesidad histórica impostergables para las inmensas mayorías oprimidas resultaría en el fondo inhumana la actitud pequeño-burguesa que, en aras de un “humanismo” individual abstracto y colocado al margen de las necesidades de la lucha de clases deseara contrarrestar el imperativo histórico de que los obreros y campesinos tengan una férrea línea orgánica y de acción para oponerse al enemigo poderoso, cruel y despiadado. Armar al pueblo de ese férreo instrumento revolucionario político-militar es precisamente la práctica más humana y conveniente.
Es natural que a las clases explotadoras no les convenga altos grados de organización y disciplina revolucionaria en los sectores avanzados del pueblo, de allí que estén vitalmente interesadas en debilitar la solidez orgánica de los explotados, en difundir el liberalismo individualista, la falta de disciplina proletaria y de espíritu de sacrificio consciente.
La práctica revolucionaria va indisolublemente unida al surgimiento del hombre nuevo, en el cual se va encarnando determinadas cualidades: espíritu colectivo revolucionario, supeditación de los intereses individuales a los intereses fundamentales del proletariado y del pueblo, disposición consciente al sacrificio de las conveniencias personales incluso de la vida misma en aras de la causa revolucionaria; disciplina consciente y férrea, espíritu de planificación; ilimitado amor al pueblo, camaradería, alto sentido de responsabilidad, modestia, esfuerzo constante para desarrollar las propias cualidades para ser cada vez más útil a la Revolución Popular; todo ello en constante combate contra los vicios y prejuicios burgueses y pequeño-burgueses del medio capitalista: egoísmo, individualismo, amor propio exacerbado, autosuficiencia, liberalismo, espontaneismo, desorden en las costumbres y en la vida personal, etc.

IV- EN CUANTO A NUESTROS ORGANOS DE COMUNICACIÓN CON
LAS MASAS POPULARES
La vinculación con el pueblo la realizamos a través de distintos medios. El fundamental es la labor orgánica que realizan los Grupos de Apoyo clandestinos, que son organismos de las FPL encargados de organizar y de orientar a las masas en sus luchas reivindicativas inmediatas. Son organismos clandestinos, compartimentados de carácter paramilitar, con funciones principalmente políticas.
La Organización se da a conocer al pueblo también a través de sus acciones armadas, contra las clases explotadoras y sus instrumentos.
Una línea de propaganda es lo que llamamos la propaganda armada que consiste en diversas modalidades de llegar a la masa y de difundir el pensamiento revolucionario con las armas en la mano: difusión de proclamas con detonación de pólvora, arengas en las puertas de las fábricas o concentraciones diversas, toma de cines, toma de pueblos para hablar a la población, etc.
Y constantemente hacemos uso de los medios de difusión clandestina que forman una red de órganos de las FPL de comunicación con las masas: Comunicados, proclamas, hojas volantes, así como los órganos permanentes “EL REBELDE”, “EL CAMPESINO REBELDE”, “JUVENTUD REBELDE” “EL MAGISTERIO REBELDE”, “PRENSA OBRERA”, “GUERRILLERO”, “ESTRELLA ROJA”, y publicaciones esporádicas de análisis de la situación nacional. Tales órganos realizan las labores de agitación revolucionaria y de propaganda de las ideas y orientaciones de la Organización para el avance del proceso revolucionario.
Nuestra comunicación con las masas está basada en la consideración estratégica de que es el pueblo quien realiza la revolución, y que ninguna Organización es capaz de sustituirlo en esa tarea; sino que ésta, para cumplir con su papel de Vanguardia debe convertirse en promotora de la elevación de la conciencia revolucionaria del pueblo y en eficaz medio de incorporación del mismo a la lucha revolucionaria (en el presente período, a las distintas tareas de la Guerra Prolongada del Pueblo).
La elevación de la conciencia revolucionaria de las masas requiere presentar a éstas en forma honesta la verdad objetiva, por ello nuestra propaganda tiene como fondo la verdad, la realidad concreta en proyección hacia la perspectiva histórica real.
Nuestros órganos de divulgación clandestina se basan en normas estrictas de seguridad y de trabajo clandestino, y tratan de educar a las masas entre las que circulan en las normas que permiten leer y difundir nuestra propaganda burlando la vigilancia del enemigo, no sólo para salvaguardar la seguridad del lector, si no para garantizar la continuidad de la difusión de las ideas revolucionaria y la continuidad del trabajo revolucionario. Ha sido precisamente la constante práctica de tales normas las que ha permitido que los sectores populares vayan aprendiendo a manejar la propaganda secreta y que ésta se difunda tan ampliamente en diversos sectores del país, y en medios poco acostumbrados al trabajo clandestino.
Nuestra propaganda tiene como norma la protección del trabajo clandestino (y abierto) de las masas; trata en lo posible de que el enemigo no se oriente sobre los lugares de existencia de los núcleos revolucionarios. Naturalmente que esto no corresponde sólo a nuestros órganos de difusión, pues los signos indirectos o directos de la actividad revolucionaria se van haciendo patentes a medida en que se desarrolla y ramifica el trabajo revolucionario a lo largo del país; por ello la necesidad de la aplicación de las normas de seguridad no amengua sino que crece.
Uno de los aspectos más vivos y complejos de la actividad de la Organización (y esto no se refiere sólo al terreno de la difusión) es lograr a cada momento la correcta combinación de la actividad clandestina con la actividad abierta de las masas, la combinación de la agitación y propaganda clandestina con la agitación y propaganda abierta entre las masas a fin de que esta segunda no sólo no se vea afectada, sino que encuentre en aquella un poderoso puntal para su desarrollo. Los diversos matices de este aspecto del trabajo reciben una constante preocupación de las FPL.
Por otra parte nos parece oportuno exponer aquí que ha sido y es norma invariable de nuestra Organización en su labor divulgativa entre el pueblo practicar una modalidad diferente a la empleada por decenios por algunos organismos políticos de izquierda tradicional, que han practicado ante las masas evidentes modalidades de charlatanería revolucionaria y que con el tiempo han mostrado ser revolucionarios de palabra y conservadores en los hechos; que usan la fraseología marxista para encubrir una línea de oportunismo y de claudicación ante los intereses de la burguesía
Nuestra Organización trata de seguir una norma estrictamente diferente y se esfuerza por practicar invariablemente una línea de modestia revolucionaria y de decir la verdad al pueblo. De acuerdo con esta norma de conducta, las FPL ni siquiera adoptaron un nombre durante los dos primeros años de intenso trabajo inicial (de 1970 a 1972), ni proclamaron públicamente su carácter revolucionario ante el pueblo ya que consideraron indispensable ganarse en la acción el honor y la calidad revolucionaria y no quedarse en las palabras vacías de contenido real. Fue hasta que se habían forjado los núcleos revolucionarios a través de un intenso accionar y de la adquisición de una contextura revolucionaria interna, y fue hasta que los primeros héroes de la lucha revolucionaria miembros de nuestra Organización (Mauricio Gonzales Domínguez, Vladimir Umaña Santamaría y Sergio Orellana Acosta) habían caído en combates armados contra el enemigo del pueblo, y cuando para éste era ya evidente la presencia e incidencia de la Organización revolucionaria político-militar en acción, cuando se hizo indispensable adoptar un nombre, dar a conocer la personalidad revolucionaria de la Organización, como una necesidad ya impostergable para la orientación y dirección del pueblo en su incorporación a la Guerra Revolucionaria.
En tales condiciones creemos que no sería justo, ni verídico el pensamiento de que nuestra Organización en su propaganda pudiera practicar formas de exhibicionismo o “triunfalismo” “ para darse a conocer al pueblo.
Y nos parece que a raíz de los sucesos de “ La Calletana “ y debido a publicaciones que al respecto ha emitido la Organización se ha llegado a expresar insinuaciones al respecto. Podemos decir que las labores divulgativas en ese sentido se han realizado y se realizan con plena responsabilidad revolucionaria, midiendo cada caso, y con el objetivo de elevar la conciencia de los trabajadores de la ciudad y del campo, de mostrar y generalizar los rasgos nuevos y crecientes que van apareciendo en la lucha del pueblo, para facilitar la incorporación de nuevos contingentes de las clases explotadas a la lucha revolucionaria, tanto en el aspecto armado como en la combatividad masiva por las reivindicaciones urgentes económico-sociales.
El enemigo descubrió en esa zona un depósito de propaganda de nuestra Organización en casa de un compañero, y desde ese momento no era un secreto para él, pero sí para el pueblo. En tales condiciones dejó de ser una cuestión de seguridad el admitirlo en la propaganda de la Organización, y al contrario, esto facilitaba dar a conocer a los trabajadores la verdad de las facetas nuevas que va adquiriendo la lucha popular y de esta manera de generalizar las nuevas formas de organización, de movilización y de acción de masas acorde con las necesidades más urgentes del campesinado que coinciden con su línea de incorporación a la lucha revolucionaria; la lucha por la tierra, el ataque a su monopolio, la marcha hacia la incorporación del campesinado y jornalero agrícola a la lucha reivindicativa por sus problemas claves.
Nuestras versiones de los sucesos están basadas en la información fidedigna y de primera mano tomada en el propio escenario de los sucesos y tiene como fuente los elementos más avanzados políticamente de la zona. Está muy lejos del cuadro que pinta la Carta pastoral de la Curia de San Vicente cuando dice que “con malévola intención se han difundido folletos (“EL REBELDE” por ejemplo)” insinuando que contienen una serie de rumores y falsedades.
Nuestro objetivo al decir la verdad al pueblo y no ocultar ni las intenciones, ni las acciones, ni los métodos de las clases explotadoras es extender el espíritu combativo en diversos sectores de masas, hacer avanzar el proceso, adoptar una actitud dinámica consecuente, con las necesidades del desarrollo. En cambio hay, otra actitud que desearía que el proceso quedara estancado, que no se moviera y, si fuere posible, que no se tocara lo que no conviene a los explotadores y se pretende mostrar a los sectores avanzados del campo como corderos y pacientes soportadores de injusticias que están dispuestos a presentar la otra mejilla para que el cruel explotador se las golpee. Eso no ayuda a desarrollar el proceso de lucha, sino que contribuye a estancarlo, a hundirlo en la falta de perspectiva, en la impotencia, en la falta de confianza de las masas para vencer los obstáculos que la tiranía de los ricos interpone en el camino de sus luchas.
Es evidente que los avances en la conciencia revolucionaria de unos sectores debe ayudar a otros sectores hacia la lucha, no partiendo de cero, sino de la experiencia de la lucha de los demás sectores.
Un mal entendido proteccionismo paternalista que trate de ocultar el estado de ánimo combativo de las masas y presentar un cuadro irreal de conformismo y pasividad no ayuda a los sectores trabajadores a ver las reales condiciones de disposición combativa que están creciendo en sus hermanos de clase a lo largo del país no ayuda a generalizarlos nuevos rasgos dinámicos portadores de la liberación popular.
El hecho de que en la misma publicación nuestra Organización aceptara la participación de un compañero revolucionario identificándolo como miembro de la misma, pudo haber parecido a algunas personas como un acto ingenuo, irresponsable y contrario a la seguridad individual y colectiva. Tal paso fue meditado y deliberado y se tuvo como elemento clave el hecho de que el compañero fue detectado por el enemigo, ya que casualmente se le descubrió un depósito de propaganda y que por lo tanto a partir de ese hecho ya no podría ni podrá actuar legalmente. Nuestro compañero fue arrancado de las garras de los cuerpos represivos, vale decir de la muerte por el propio pueblo.
Tales casos se irán dando forma creciente en el transcurso la guerra y cada vez más convirtiendo en una necesidad que el pueblo pueda comprobar la naturaleza clasista de su Organización revolucionaria, que tenga la certeza de que sus cuadros revolucionarios dirigentes a distinto nivel son hombres honestos, trabajadores y responsables extraídos de las propias entrañas populares. Realidad muy distinta a la superchería que pregonan en su orfandad ideológica los sectores oportunistas de izquierda, de que las organizaciones revolucionarias político-militares son un capricho, pasajero y un “juego de chiquillos atolondrados e inconstantes”.

V- DESEAMOS EN ESTA CARTA, EXPRESAR AUNQUE SEA BREVEMENTE NUESTRA LINEA SOBRE LAS ALIANZAS DE CLASE.
Nuestra Organización ha podido tener una larga experiencia sobre el tipo tradicional de alianzas de sectores populares que ha puesto en práctica la corriente oportunista y revisionista en nuestro país. Y esto ha sido posible, porque previo a la formación de las Organizaciones político-militares se desplegó en el seno de las organizaciones tradicionalistas y a través de la acción de las masas, una intensa lucha ideológica por promover a esas organizaciones a posiciones más avanzadas, acordes con las nuevas necesidades del proceso revolucionario.
Fue en el transcurso de 10 años de lucha ideológica que se fue perfilando y depurando una estrategia integral revolucionaria político militar, que la irse poniendo en aplicación a través de los nuevos instrumentos orgánicos está abriendo el cauce revolucionario del pueblo que a través de la Guerra Revolucionaria lo conducirá a las victorias definitivas.
El tipo tradicionalista de unidad de sectores populares, propiciado por la corriente oportunista (Partido pseudo-comunista y dirigencias influidas por éste) plantea un engañoso esquema de unidad “amplia” de sectores populares entorno a limitadas reivindicaciones de tipo inmediato; pero escamotea un aspecto medular: qué clase hegemoniza tal unidad y, en consecuencia a qué intereses de clase favorece fundamentalmente tal agrupamiento. En consecuencia, una unidad que aparentemente favorece los intereses de todos los sectores agrupados en ella, sirve de cortina de humo para disimular el papel político dirigente que sobre los sectores del pueblo pasa a ejercer una parte de la burguesía, que coloca a las clases oprimidas al servicio de la estrategia explotadora.
Esa es la esencia de clase que los oportunistas de izquierda propician al aplicar su esquema de unidad: y a través de él se han convertido en valiosos instrumentos de la burguesía “opositora “, fundamentalmente de la burguesía que dirige al Partido Demócrata Cristiano y a través de él al MNR, UDN ( UNO ); burguesía reformista, desarrollista y populista, que trata de detener los avances del pueblo hacia la revolución y unirlo a la eternización del sistema capitalista por la vía de las reformas burguesas y del cauce electorerista.
La corriente oportunista ha venido mostrando su naturaleza conservadora desde hace mucho tiempo; trató de atajar la combatividad de las masas durante las huelgas de 1967, especialmente durante la Huelga General del Acero (abril de 1967), y durante las dos grandes huelgas magisteriales, y en esas ocasiones su plataforma de unidad le permitió emerger a una posición que le dio la posibilidad de contrarrestar el espíritu combativo de las masas para hundirlas en la pasividad y la impotencia, y de esa manera encauzarlas en el electorerismo favorable a la burguesía y al sistema.
Nuestra Organización propugna por una línea de unidad a nivel de los sectores avanzados del pueblo para luchar conjuntamente para profundizar y ampliar el proceso revolucionario de la Guerra prolongada del pueblo, para acrecentar la lucha contra los enemigos dé la revolución, y para derrotar ideológicamente a las corrientes oportunistas y revisionistas que están al servicio de los intereses de la burguesía. Tal núcleo de unidad avanzada se convertiría en el polo de una unión de fuerzas de calidad superior, teniendo como centro la alianza obrero campesina revolucionaria. Es decir, una unidad revolucionaria consecuente, que incida cada vez más en toda la marcha de la vida nacional y que sea poderoso medio para la incorporación del pueblo a la Guerra Revolucionaria. En tal cuadro no cabe la hegemonía de ningún sector de las clases dominantes, y para que pueda ser consecuente hasta el final, serán los intereses del Proletariado (abanderado de los intereses fundamentales del campesinado y demás sectores populares) quienes tienen que imprimir su sello determinante.
Nuestra Organización por ello ha puesto reparos a una nueva versión aplicada en los últimos meses de esquema de alianzas en el que se juzga indispensable la participación de los dirigentes oportunistas, versión ensayada a través del FAPU.
Por parte de elementos avanzados se ha creído que a través de los oportunistas se puede llegar al seno de las masas. La práctica mostró en esta ocasión, que esa no es la vía para llegar a las mismas. Se pensó que la lucha ideológica contra el oportunismo y el revisionismo se realizarían llegando a las masas a la par de los mismos. La práctica mostró que no fue viable esa fórmula. Se ha superestimado la fuerza de los oportunistas y revisionistas cayendo en el espejismo de que tienen “mucha” gente (especialmente del sector obrero) y que por ello son imprescindibles en los frentes populares. La realidad es otra: apenas un 9% del proletariado está organizado en sindicatos y otras organizaciones gremiales, y de ese 9% el 75% está encuadrado en sindicatos y organismos dirigidos por los agentes del gobierno y del imperialismo. A su vez, el sector, dirigido por la burocracia sindical reformista y economista “de izquierda” vegeta en la pasividad y en la creciente debilidad orgánica que le imprime dicha corriente.
Las necesidades objetivas del desarrollo revolucionario obligan a los sectores avanzados del pueblo a la creación de una unidad superior, distinta al molde de alianzas que desembocan en el electorerismo y que, en último término, caen bajo la hegemonía de la estrategia política reformista y democratista de sectores de la burguesía.

VI- NUESTRA ACTITUD ANTE LA RELIGION
Nuestro trabajo revolucionario va dirigido contra los enemigos del pueblo y no va encaminado a menoscabar la religión, ni al trabajo de masas religioso. La experiencia en este terreno indica que el quehacer religioso y la actividad revolucionaria pueden combinarse fecundamente en aras de los intereses del pueblo.
Las FPL, aceptan en sus filas a todo revolucionario honesto que adopte conscientemente su estrategia, su línea táctica y política, y sus lineamientos orgánicos y disciplinarios, si para ello, sus creencias y prácticas religiosas no constituyen un obstáculo.
Partimos del hecho de que ser cristiano no se opone al deber de luchar por la justa causa del pueblo, por su liberación de explotación y de la miseria. Consideramos como una ofensa para un trabajador cristiano hombre o mujer suponer lo contrario. Es más, consideramos absolutamente necesario como una condición estratégica la incorporación de las grandes masas campesinas y obreras que son fundamentalmente cristianas a la revolución. Sin ello, el triunfo de la revolución no podría alcanzarse, y esto, no sólo en nuestro país, sino a nivel continental, como lo reconoció el heroico comandante Che Guevara al decir que cuando los cristianos se incorporen a la revolución ésta será invencible.
Las FPL llevan a cabo este pensamiento en forma práctica donde quiera que haya un militante católico , que desee dar un salto en su práctica revolucionaria, y que llene los requisitos exigidos por nuestra Organización, no tenemos porqué rechazarlo, porqué cerrarle las puertas e impedirle que realice su aspiración de servir a la causa revolucionaria de su pueblo.
Al promoverlos a una más elevada calidad de su quehacer político como miembros responsables de un pueblo que marcha hacia su liberación, procuramos al mismo tiempo que no se menoscabé su actividad religiosa Por otra parte, si bien nuestra misión no es menoscabar sus creencias religiosas, es necesario decir que todo revolucionario, a medida en que van elevándose a un enfoque científico de la realidad objetiva , va llenando sus lagunas, debilidades, deficiencias y errores en la esfera del conocimiento con una base científica que eleva integralmente su conciencia y acción en aras del interés colectivo.
El trabajo de la Organización en crecientes sectores del campo es un trabajo estratégico, encaminado a ganar activamente para la revolución a un sector fundamental sin el cual ésta no podría triunfar. Es una tarea estratégica encaminada a forjar en la acción la alianza obrero campesina, base de las fuerzas motoras de la revolución, y esta tarea la tratamos de realizar tanto en zonas o lugares donde haya algún tipo de organización como donde no lo haya; en zonas donde haya sacerdotes conservadores o sacerdotes progresistas; o donde no haya sacerdotes, etc.; y no solo en el campo sino también en la ciudad: en fábricas, colonias, centros de enseñanza, etc.
Es posible que nuestra incidencia orgánica en algunos sectores del campo, de la impresión de que estamos; “aprovechando” el trabajo de otras personas Tal idea la consideramos incorrecta e inconsecuente con las necesidades de desarrollo revolucionario de las masas. ¿Acaso el trabajo revolucionario de las masas es aprovechado por alguien y no por el mismo pueblo que a través de esa actividad marcha hacia su revolución?
Si tal idea surge, creemos que estaría basada en el deseo de mantener una influencia exclusivista sobre un sector de masas a costa de impedirles a éstas su promoción a un escalón de las luchas populares. Sería una concepción conservadora que perjudicaría la incorporación de sectores del pueblo a las tareas de la revolución. Y denotaría en cierto modo una actitud de egoísmo político (no poner “ su “ trabajo en dirección al avance revolucionario del pueblo) y de irrespeto al imperativo de conciencia de los cristianos. Entendemos que dentro de la estructura de la Iglesia, un postulado por cuya aplicación luchan los sectores progresistas es por respetar la conciencia de una persona, y aplicado en ese caso, se vuelve un imperativo respetar la decisión de los cristianos que a conciencia adopten el camino revolucionario, al camino de la lucha armada, para contribuir a la liberación de sus hermanos trabajadores.
Podría suceder que algunos sacerdotes progresistas, a estas alturas todavía no vean con claridad que va en marcha el proceso de la lucha armada revolucionaria, y que éste es ya un proceso irreversible, y que a medida que se profundice también el enemigo responde con acciones de creciente intensidad y crueldad, lo cual es una dinámica inevitable de la lucha cuando los pueblos han tomado la decisión de liberarse con las armas en la mano.
El desconocimiento de esta realidad, de la incidencia de la lucha armada revolucionaria en la vida del país conduce a la oposición a que las otras formas de lucha popular se acondicionen a la fundamental en algunos casos, no sólo se rehúye fortalecer las bases de la revolución sino que se adopta posiciones conservadoras, y hasta reaccionarias y claudicantes ante el poder de los ricos y ante los propios explotadores. Algunos pasajes de la reciente declaración de la Curia diocesana de San Vicente son una prueba de esto (numerales 2°, 4’, 5° de sus considerandos ) (1)

VII- EL CLERO PROGRESISTA EN EL PROCESO REVOLUCIONARIO
Con el respeto que nos merecen los esfuerzos constantes que los sacerdotes avanzados realizan por colocar a la Iglesia en posiciones acordes a los intereses sociales de las grandes mayorías oprimidas y desposeídas y por lograr el progreso social del pueblo trabajador, hemos de decir que como Organización Revolucionaria admiramos esos esfuerzos y valoramos la entereza mostrada ante los riesgos y amenazas que frente a los explotadores conlleva. Nos damos cuenta de las repetidas amenazas represivas del régimen. Y creemos que el sector avanzado del clero está en capacidad de ayudar en buena medida al avance de la combatividad de las masas y al avance del proceso revolucionario.
Y es que tal convicción surge no solo de su aporte a la lucha popular en nuestro país y Centroamérica, sino de la valiosa contribución de sectores avanzados del clero en el avance de la revolución latinoamericana. Hemos visto con admiración la valiente actitud que en diversos países han tenido muchos sacerdotes y cristianos frente a tiranías tales como la del Brasil, en donde las torturas y asesinatos del régimen no se han detenido ni ante el crucifijo de un religioso. Hemos sido testigos del compromiso de heroicos sacerdotes que han subido a la montaña y han tomado el fusil para luchar a la par de los obreros y campesinos por la liberación del pueblo.
Sin embargo, creemos que para cumplir a cabalidad un creciente rol en el proceso de desarrollo revolucionario es necesario vencer las dificultades que emanan no sólo del medio concreto tradicionalmente conservador, sino incluso, las que plantean los prejuicios y costumbres que han tenido su origen en la propia extracción de clase(generalmente de sectores del campesinado con alguna comodidad o sectores de la pequeña-burguesía urbana) defectos que han de ser contrarrestadas para alcanzar un enfoque de acuerdo con los legítimos intereses del proletariado y del campesinado pobre.
Por otra parte, entendernos que la contradicción fundamental de clase en el seno de la Iglesia se expresa entre el sector avanzado del clero y la parte conservara de la jerarquía. Entendemos que la jerarquía misma no es monolítica en la expresión del conservadurismo y en el seno de la Iglesia se van abriendo paso corrientes favorables a los intereses del pueblo. Esto se refleja no solo a nivel nacional sino también, en los concilios y conferencias eclesiásticas latinoamericanas y mundiales en donde hay fuerzas que pugnan por posiciones progresistas y renovadoras. Sin embargo, consideramos que la lucha del sector avanzado es dura, difícil y esforzada y que requiere gran valentía moral y gran convicción de principios para sostenerla ya que los sectores conservadores tratan de hacer retroceder a los sectores progresistas de sus posiciones de avanzada.
En este sentido queremos que la aspiración irreal de que toda jerarquía apoye los pasos del sector avanzado puede conducir a compromisos mal entendidos que hagan ceder al sector progresista en posiciones de avanzadas y ponerse a la cola de posiciones conservadoras, retrocediendo en niveles ya alcanzados de comprensión de las necesidades del pueblo y de su proceso revolucionario.
Para concluir con la exposición a sus puntos de vista, las FPL desean recalcar su respeto por el sector sacerdotes de ideas y prácticas avanzadas, esperando que en bien de la causa del pueblo, sus esfuerzos den cada día mayores frutos para la Revolución.
REVOLUCION O MUERTE!! EL PUEBLO ARMADO VENCERA!!
EL COMANDO CENTRAL DE LASFUERZAS POPULARES DE LIBERACION FPL FARABUNDO MARTI”
Enero de 1975.

(1)Nota
En la página 28 se hace referencia a algunos pasajes de la “ Declaración de la Curia de San Vicente ante los acontecimientos de La Cayetana el pasado 29 de noviembre”.
Para una mayor comprensión reproducimos a continuación los pasajes referidos:
“Con malévola intención se han difundido folletos (el “Rebelde” por ejemplo), y corren una serie de rumores y falsedades. La Curia de San Vicente, conociendo como conocemos a los vecinos del Cantón “ La Cayetana” y habiendo oído el testimonio fehaciente de personas fidedignas testigos oculares de los hechos: “
2. Niega totalmente, que en La Cayetana haya predisposición contra las autoridades, puesto que se trata de un caserío ejemplar donde no existen ni “ sacaderas ni chicherías “ ni se practican juegos prohibidos. Su delito es que son unidos, conocen las leyes trabajan honestamente y procuran practicar las enseñanzas de evangelio para hacer sus trabajos en forma cooperativa, los denigrantes les tildan de “comunistas”. ¡Cuán fácil se tilda de comunista a quienes ya no se dejan explotar! “
3. Niega, que en La Cayetana existan elementos pertenecientes a grupos armados. Quienes afirman lo contrario están únicamente predisponiendo a que se tomen medidas para contrarrestar estos supuestos grupos y que se maltrate así a personas humildes y sencillas;”
4. Niega, que en los hechos del 29 de noviembre haya habido agentes de seguridad muertos o heridos. La irrupción armada se produjo contra indefensos campesinos sin reacción alguna de parte de ellos;”
5. Lamenta que, a raíz de lo acaecido en “La Cayetana”, se ha retirado el puesto de guardia de Tecoluca. Esto ha dado lugar a que elementos de la población ya reconocidos por inescrupulosos e irresponsables traten de provocar la alarma en la población civil, haciendo disparos en horas nocturnas, dando base con ello a que después se desate una ola de represión con el pretexto de establecer el orden” .

Trump y la quiebra de la globalización neoliberal

Trump y la quiebra de la globalización neoliberal

Ángel Guerra Cabrera

I. La victoria electoral de Donald Trump tiene su causa más importante en la quiebra de la globalización neoliberal, la forma que adoptó el capitalismo para solucionar la crisis de los 70, y en la consecuente crisis de legitimidad de su sistema político.
La desregulación financiera, los tratados de libre comercio y las privatizaciones, la destrucción de países y saqueo de recursos –sea mediante guerras convencionales o de cuarta generación–, no han hecho más que empujar a millones de seres humanos a la exclusión, la pobreza y el desempleo. A la vez, han creado la mayor desigualdad social de la historia humana, mediante la creciente concentración de enormes fortunas en lo que muchos expertos llaman el uno por ciento del uno por ciento.
Estas políticas salieron del Estados Unidos de Ronald Reagan y el Reino Unido de Margaret Thatcher y fueron impuestas mediante sangrientas dictaduras militares en Chile, Argentina y otros países de Sudamérica. Sin embargo, en los dos primeros se implementaron contando con el apoyo de los principales partidos políticos y de una gran campaña de satanización mediática y académica contra el Estado y su intervención en la economía, supuestamente causante de la ineficiencia, la corrupción y la mala administración, que sólo podía solucionar la iniciativa privada.
De modo que en las últimas décadas, el traslado de miles de industrias a países con bajos salarios hizo cundir el desempleo y la precariedad laboral en Estados Unidos, con acento en los antiguos estados industriales de clase obrera blanca y tradición demócrata del Medio Oeste, que ahora se volcaron a favor del magnate. Igualmente, lo favorecieron los conservadores estados y zonas agrícolas, fácilmente receptivos a los cantos de sirena nativistas y xenófobos y probablemente hartos por los estragos que el agronegocio, la minería a cielo abierto y la extracción de hidrocarburos con fractura hidráulica han causado a los granjeros, formas todas neoliberales de superexplotación del ser humano y el medio ambiente.
Hace meses, Michael Moore vaticinó casi al pie de la letra las zonas geográficas que le darían el triunfo a Trump, en un brillante artículo al que casi nadie hizo caso y que está llamado a convertirse en un clásico del análisis de la política estadunidense. Moore subrayaba la decisiva importancia que para la victoria del multimillonario tendría el fervor y militancia de sus seguidores, en contraste con el desánimo de los votantes de Hillary Clinton.
Por todos los informe que tenemos hasta ahora fue el voto masculino de blancos pobres o desempleados con bajo nivel de instrucción, mayor de 45 años, el que fundamentalmente le dio la victoria al magnate, quien curiosamente logró coronarse con menos sufragios que los conseguidos contra Obama por sus antecesores republicanos John McCain y Mitt Romney e incluso, en voto popular, quedó en 150 mil 707 unidades por debajo de Clinton. Una vez más el arcaico sistema electoral estadunidense impide que se cumpla la regla de oro democrática de un hombre, un voto.
El que un multimillonario sin sensibilidad social, nacido en cuna de oro, grosero e ignorante, se haya convertido en el referente de los blancos de clase obrera y pobres triturados por el neoliberalismo evidencia la crisis del sistema político. También es paradójico que Bernie Sanders, quien probablemente podía haber derrotado a Trump y dado un giro positivo a la política del imperio, no logró la candidatura en las primarias pese a haber conquistado el voto popular.
Gran parte del voto latino se movilizó contra el millonario, indignado con sus insultos y calumnias, y, según estimaciones, sobrepasó en participación la más alta cota alcanzada antes, pero asombrosamente casi 30 por ciento lo favoreció. El sufragio femenino, joven y afroestadunidense apoyó bastante menos a la demócrata que a Obama en 2008 y 2012.
El 20 de enero asumirá la presidencia de Estados Unidos un hombre, que si nos guiamos por sus actitudes, es racista, misógino, xenófobo, narcisista al extremo; considerado por muchos observadores, además, como fascista o protofascista. También acusado de abusador sexual por numerosas mujeres. Su más grave problema es que no puede cumplir con las promesas que hizo a quienes lo votaron, como crear millones de empleos o subir los salarios y difícilmente la élite financiera le permita romper con los detestados tratados de libre comercio o gravar fiscalmente a los especuladores.
II. Algunos actos y declaraciones de Trump tras su elección permiten atisbar lo que podría llegar a ser su futuro gobierno. Siempre que se considere el alto grado de incertidumbre e imprevisibilidad que generan este hombre, su conflictivo entorno, los graves trastornos económicos, políticos, sociales y culturales que cruzan a Estados Unidos y la pantanosa y convulsa coyuntura internacional en que le toca actuar.

El magnate parece representar al sector de la élite estadunidense que adversa, por la extrema derecha, la globalización neoliberal porque se da cuenta que conduce a una crisis terminal de la acumulación capitalista. Este sector también está dispuesto a admitir, a diferencia de buena parte del establishment, que Estados Unidos no es ya la única potencia hegemónica en el mundo y debe llegar a acuerdos con Rusia y China en cuanto a un nuevo orden mundial tripolar, o asumir el suicidio de una guerra nuclear.

Esto explicaría las cordiales y sustantivas pláticas telefónicas del presidente electo con sus homólogos ruso y chino, Vladimir Putin y Xi Jinping. La presencia del general Michael Flinn, ex jefe de la Agencia de Inteligencia de Defensa en uno de los cinco cargos más importantes del equipo de transición de Trump, corroboraría la probable reconciliación con Rusia y un eventual arreglo político sobre Siria, puesto que se conoce su criterio de llegar a acuerdos con Putin, aunque también su tendencia a un trato más duro con Irán y a un enfoque más agresivo no sólo sobre la lucha contra el Estado Islámico sino contra el aviesamente llamado islam radical.
La ruptura con la globalización pretende recrear el sueño americano industrializado y consumista, más proteccionista aún y sólo para blancos no latinos, representado por el lema Hacer a América grande de nuevo. Allí sólo tendrían cabida las minorías en situación de apartheid, incluyendo los negros y los latinos, sin derechos políticos y destinados a los trabajos peor remunerados.
Pero el proyecto trumpista antiglobalización tendrá una fuerte oposición de los poderosos sectores de Wall Street más beneficiados por la especulación financiera desenfrenada, así como de numerosos legisladores republicanos y demócratas seducidos por el libre comercio y resistidos a admitir que Estados Unidos ya no dispone de la influencia política y económica que tuvo durante el breve periodo de la unipolaridad.
De la misma manera, ya se aprecian los lamentos y planes de resistencia sin futuro de los gobernantes neoliberales de América Latina y la Unión Europea, así como de sus voceros mediáticos y académicos que, formados después de Reagan y Thatcher, se horrorizan de que no se acuerden el Tratado Transpacífico (TPP), el similar con Europa o el TISA, pues no conciben ya otro mundo que la estupidez neoliberal, de la cual han vivido a todo trapo.
El trumpismo instaurará una política, animada y exacerbada fervorosamente por sus seguidores, de asegurar la persistencia de la supremacía blanca y un largo reinado en Estados Unidos de las ideas más reaccionarias de los blancos, anglosajones, protestantes, empobrecidos, ignorantes y cargados de prejuicios raciales, odio y resentimiento.
Por lo pronto, ya el presidente electo declaró que deportará a entre 2 y 3 millones de indocumentados –en su mayoría mexicanos– que tengan conductas criminales y que construirá el prometido muro de 3 mil 100 kilómetros de extensión a lo largo de la frontera común con México, aunque en algunos tramos puede estar formado por vallas. Por su parte, alguien de su equipo afirmó que en ciertas zonas puede ser un muro virtual mediante el uso de drones. También ha dicho que renegociará el Tratado de Libre Comercio de América del Norte, de modo que beneficie a Estados Unidos y que no firmará el TPP.
Trump ha hecho dos nombramientos. El de Reince Priebus como secretario general de la Casa Blanca, hasta ahora jefe del Partido Republicano, y el de Stephen Bannon, que fungirá de principal consejero y estratega presidencial. Ambas designaciones buscan contentar, por un lado, a la élite tradicional republicana con la que Priebus tiene buenas relaciones; es muy cercano a Paul Ryan, reconfirmado líder del partido en la Cámara de Representantes, vital para sacar adelante la agenda legislativa. Por el otro, a la corriente conocida como alt-right, o derecha alternativa, donde abundan los nativistas, supremacistas blancos, xenófobos y racistas, soporte fundamental en la batalla de Trump por la presidencia.
III. Trump encabezará una administración ultraderechista, racista, homofóbica, misógina y tendrá como divisa América primero. Tenderá a un proteccionismo comercial mucho mayor que el actual, no se limitará a desligarse del ATP sino que procurará menoscabar y, si el Congreso lo admite, renegociar, los tratados de libre comercio. Su postura es nacionalista de extrema derecha, que busca un beneficio mayor para el capital estadunidense. Incrementará la desigualdad al reducir la irrisoria carga fiscal de los ricos y ya anunció que derogará las regulaciones en materia de extracción de petróleo y gas. Aunque afirme ahora que no abandonará el acuerdo de París y se desdiga en esto y en tantas cosas respecto a sus promesas de campaña, acaba de anunciar que aumentará la quema de combustible fósiles, convencionales y de esquisto.
Impulsará la reindustrialización de Estados Unidos para beneficiar a las corporaciones interesadas en esta marcha atrás y crear puestos de trabajo para su núcleo duro electoral de blancos no latinos trabajadores de bajos salarios o desempleados. Esto, unido a lo anterior, impactará de modo importante la actual estructura de la economía mundial y provocará el aumento del calentamiento global, justo en una coyuntura en que gran parte de la comunidad científica considera que es necesario hacer una política diametralmente opuesta. Muchos científicos alertan que está encima el punto crítico que marca la última oportunidad para revertir el colapso climático y evitar la extinción de la vida sobre la Tierra. En síntesis, Trump acelera el paso hacia el equivalente a una guerra nuclear en cámara lenta.
No me baso solamente en las declaraciones del Trump candidato, muchas de las cuales, aunque no todas, son pura demagogia, pero analizadas junto a las del ya presidente electo, ofrecen una idea aproximada de cómo piensan y actúan realmente este hombre, sus colaboradores inmediatos, los sectores que representa y muchos de los que ahora se le suman para formar gobierno, no importa que anteriormente lo cuestionaran.
En las últimas dos semanas ha habido varios nombramientos de personas claves en su equipo y el anuncio de sus políticas para los primeros cien días de gobierno que corroboran las anteriores afirmaciones. Ya mencioné a Steffen Bannon, estratega y asesor en jefe, pero vale la pena dedicarle unas líneas. Ex oficial naval, ex ejecutivo ¡de Goldman Sachs! y productor de Hollywood, hasta que en agosto pasó a tener un papel principal en la campaña de Trump, dirigía el portal web Breitbart News, referente y amplificador de las ideas de los partidarios de la supremacía blanca, la misoginia, la homofobia, el racismo, el odio a los migrantes, el antijudaísmo y la islamofobia. Lo más parecido a un nazi. Algunas opiniones que ha expresado o que han servido de títulos en la web que dirigía: Abolir la esclavitud fue una mala idea, La píldora anticonceptiva hace que las mujeres dejen de ser atractivas y se vuelvan locas, “Ninguna de las personas involucradas en la estafa del calentamiento global merecen la más mínima pizca de respeto…”, ¿Preferirías que tu hijo fuera afeminado o que tuviera cáncer?
Otro caso esclarecedor es el del senador Jeff Sessions, nuevo secretario de Justicia (procurador general). Rechazado por racista para un puesto de juez federal durante el gobierno de Reagan, su conducta en este tema y en el rechazo a los inmigrantes ha motivado críticas hasta de sus colegas republicanos. Su historia de votaciones en el Senado lo ubica en la extrema derecha en casi todos los asuntos. Siempre se ha opuesto a las iniciativas para flexibilizar el bloqueo y adversa la normalización de relaciones con Cuba, al igual que Mauricio Claver Carone, miembro del equipo de transición.
La administración entrante será, además, muy corrupta, pues Trump posee alrededor de 500 firmas corporativas en el mundo, que según ha explicado Reince Priebius, designado secretario general de la Casa Blanca, quedarán en manos de sus hijos. Algo sin precedente y que conducirá a un nepotismo y tráfico de influencias comparables a los de la monarquía saudita. La política, nada menos que de Estados Unidos, al servicio de un emporio familiar. No defenderé a la Fundación Clinton, pero al lado de esto sus trapicheos se antojan un juego de niños.
No creo que cambie la política seguida por Obama en América Latina y el Caribe contra los gobiernos revolucionarios y progresistas ni en cuanto al uso de la zanahoria y el garrote.

Carta de las FPL a los Cristianos Progresistas (enero 1975)

Carta de las FPL a los Cristianos Progresistas (enero 1975)

Uno de los principales documentos históricos de las Fuerzas Populares de Liberación, FPL “Farabundo Martí” fue su Carta a los Cristianos, que aparecida a principios de 1975 aborda la creciente participación de este sector religioso en las luchas populares por la democracia y la justicia en nuestro país y particularmente de su militancia en el seno de las organizaciones revolucionarias.

La Carta a los Cristianos ( a los sacerdotes Progresistas), que constituye el contenido del segundo número de la revista teórica Estrella Roja, refleja la síntesis programática lograda en las FPL entre el sector fundador de tronco marxista-leninista y una segunda generación de origen social-cristiano, y está dividida en los siguientes apartados: breve exposición de la línea de la organización; las FPL son una organización marxista-leninista; normas de organización y funcionamiento interno; órganos de comunicación con las masas populares; línea sobre las alianzas de clases; actitud ante la religión y sobre el clero progresista en el proceso revolucionario.

Explican que el motivo de esta carta se debe a que “la creciente incidencia de la lucha armada revolucionaria en la vida política nacional, así como el creciente desarrollo de las luchas combativas de las masas por las necesidades vitales urgentes, pueden crear en algunos sectores progresistas del país, entre ellos en el sector progresista del clero, algunas reservas interrogantes y preocupaciones sobre el quehacer militar y político de nuestra Organización.”
Por lo que las FPL “está en la obligación de realizar esfuerzos por despejar en el ánimo de las personas progresistas y avanzadas las reservas que surjan, a fin de que tales dudas y reservas puedan ser disipadas en la medida de lo posible, para que no se vayan convirtiendo en obstáculos adicionales en el desarrollo de las luchas revolucionarias del pueblo. Tal es la razón de esta carta.”
1. La línea de la organización
Plantea que “las “FUERZAS POPULARES D ELIBERACION-FPL-“FARABUNDO MARTI” es la organización que ha nacido para llenar la necesidad que tienen los trabajadores de una Vanguardia que los conduzca firmemente y sin vacilación por los senderos que llevan al triunfo de la revolución socialista.”
Agrega que “los trabajadores han entrado en otro periodo histórico en el cual su lucha debe ser revolucionaria político-militar. Esto quiere decir que de aquí en adelante, hasta la victoria final, la combinación de las formas de lucha debe caracterizarse pro tener como eje central la lucha armada popular y en función de ella ( a su servicio) el uso permanente de todas las formas de lucha ( entendemos que hay formas de lucha violentas, pacíficas legales, ilegales, democráticas, revolucionarias, abiertas, clandestinas, armadas no armadas, etc.).”
Indica que “las FPL les explica los obreros y campesinos esta combinación de las formas de lucha utilizando el siguiente ejemplo: la lucha armada es como el río Lempa, que nace pequeño pero que después es fuerte e impetuoso y que las demás formas de lucha son los afluentes sin los cuales el Lempa (la lucha armada) no sería nada. La combinación de las formas de lucha, tal como la entendemos, la enmarcamos en la Estrategia de la Guerra Popular Prolongada.”
Sostiene que “la Estrategia Prolongada la determina la actual correlación de fuerzas entre el pueblo y los explotadores. En este momento la correlación está temporalmente a favor de los ricos, ellos tiene el poder económico, político, militar y los medios masivos de comunicación para difundir su ideología. Consideramos que esta correlación no puede ser cambiada abreve plazo, sino que implica un proceso largo y prolongado del pueblo para volcarla a su favor y así avanzar hasta la victoria.”
2. Las FPL son una organización marxista-leninista
Opina que “hay algunas incomprensiones y recelos que se han creado o se van creando en el ánimo de algunas personas avanzadas en relación con la naturaleza de la Organización. Pereciera que aceptarían que el Marxismo se utilizara como método de análisis, de interpretación y estudio de la realidad pero no como el arma revolucionaria de transformación de la sociedad.”
Agrega que “una actitud de este tipo no sería consecuente con sus posiciones avanzadas ya que trataría de presentar al Marxismo como una teoría abstracta y declarativa y así nada “peligrosa” para los explotadores.”
Afirma que “sería inconsecuente tener una actitud de simpatía por el Marxismo considerándolo como teoría, pero negando su aplicación en la práctica. Eso conduciría a posiciones retrasadas que llevarían al reformismo burgués, a la prolongación del sistema de explotación, de la injusticia, desigualdad social, etc.”
Asegura que “el Leninismo no es algo separado del Marxismo sino que es su desarrollo creador en la época del imperialismo. Lenin dio importantes aportes al desarrollo del Marxismo, tales como: la teoría de la Revolución Proletaria y de la Dictadura del Proletariado; la teoría del estado multinacional socialista; las normas orgánicas y planteamientos teóricos del Partido Revolucionario de nuevo tipo.”
Considera “extraño que algunas personas pudieran pensar que nuestra Organización practica el dogmatismo en la proclamación y aplicación de su principios revolucionarios. Dogma es aferrarse a ideas que a ciencia no comprueba. Guiándose por la aplicación dialéctica del Marxismo, la Organización a través de su práctica ha despedazado dogmas que parecía invariables: como aquel de que la lucha armada y concretamente la guerrilla era imposible en el país. Dogma dañino que proclamaban los oportunistas y tradicionalistas aferrados a caducos y reaccionarios esquemas de acción.”
3. En cuanto a sus normas de organización y funcionamiento interno
Reconoce que “ las FPL se guían por los principios leninistas del Centralismo Democrático, tratando de adaptarlos lo más correctamente posible a las condiciones en que tiene que desarrollarse la Guerra Revolucionaria contra un enemigo cruel y despiadado, temporalmente muy superior en armas y en otros elementos básicos.”
Enfatiza que “nuestra Organización es una Organización clandestina, con una estricta compartimentación entre sus diversos organismos, con una racional distribución de responsabilidades entre organismos y miembros y que se rige por estrictas normas de seguridad y trabajo secreto.”
Considera que “es natural que a las clases explotadoras no les convenga altos grados de organización y disciplina revolucionaria en los sectores avanzados del pueblo, de allí que estén vitalmente interesadas en debilitar la solidez orgánica de los explotados, en difundir el liberalismo individualista, la falta de disciplina proletaria y de espíritu de sacrificio consciente.”
Subraya que “la práctica revolucionaria va indisolublemente unida al surgimiento del hombre nuevo, en el cual se va encarnando determinadas cualidades: espíritu colectivo revolucionario, supeditación de los intereses individuales a los intereses fundamentales del proletariado y del pueblo, disposición consciente al sacrificio de las conveniencias personales –incluso de la vida misma- en aras de la causa revolucionaria…”
4. En cuanto a nuestros órganos de comunicación con las masas populares
Explica que “la vinculación con el pueblo la realizamos a través de distintos medios. El fundamental es la labor orgánica que realizan los Grupos de Apoyo clandestinos, que son organismos de las FPL encargados de organizar y de orientar a las masas en sus luchas reivindicativas inmediatas. Son organismos clandestinos, compartimentados y de carácter paramilitar con funciones principalmente políticas. La Organización se da a conocer al pueblo también a través de sus acciones armadas, contra las clases explotadoras y sus instrumentos.”
Indica que “una línea de propaganda es lo que llamamos la propaganda armada, que consiste en diversas modalidades de llegar a la masa y de difundir el pensamiento revolucionario con las armas en la mano: difusión de proclamas con detonación de pólvora; arengas en las puertas de las fabricas o concentraciones diversas, tomas de cines, toma de pueblos para hablar a la población, etc., etc.”
Subraya que “hacemos uso de los medios de difusión clandestina que forman una red de órganos de las FPL de comunicación con las masas: Comunicados, proclamas, hojas volantes, así como los órganos permanentes: “EL REBELDE” “EL CAMPESINO REBELDE” “JUVENTUD REBELDE” “EL MAGISTERIO REBELDE” “PRENSA OBRERA” “GUERRILLERO” “ESTRELLA ROJA” y publicaciones esporádicas de análisis de la situación nacional.”
Comparte que las FPL “se esfuerza por practicar invariablemente una línea de modestia revolucionaria y de decir la verdad al pueblo. De acuerdo con esta norma de conducta, las FPL ni siquiera adoptaron un nombre durante los dos primeros años de intenso trabajo iniciado ( de 1970 a 1972) ni proclamaron públicamente su carácter revolucionario ante el pueblo ya que consideraban indispensable ganarse en la acción el honor y la claridad revolucionaria y no quedarse en las palabras vacías de contenido real.”
Agrega que “fue hasta que se habían forjado los núcleos revolucionarios a través de un intenso accionar y de la adquisición de una contextura revolucionaria interna, y fue hasta que los primeros héroes de la lucha revolucionaria- miembros de nuestra Organización- (Mauricio González Domínguez; Vladimir Umaña Santamaría y Sergio Orellana Acosta) habían caído en combates armados contra el enemigo del pueblo, y cuando para este ya era evidente la presencia e incidencia de la Organización revolucionaria político-militar en acción, cuando se hizo indispensable adoptar un nombre, dar a conocer la personalidad revolucionaria de la Organización, como una necesidad ya impostergable para la orientación y dirección del pueblo en su incorporación a la Guerra Revolucionaria.”
Exhorta al pueblo a que “tenga la certeza de que sus cuadros revolucionarios dirigentes a distinto nivel son hombres honestos, trabajadores y responsables, extraídos de las propias entrañas populares. Realidad muy distinta a la superchería que pregonan –en su orfandad ideológica- los sectores oportunistas de “izquierda”, de que las organizaciones revolucionarias político-militares son un capricho pasajero y un “juego de chiquillos atolondrados e inconstantes.”
5. Deseamos en esta Carta expresar aunque sea brevemente nuestra Línea sobre las Alianzas de Clase

Se plantea que “nuestra Organización ha podido tener una larga experiencia sobre el tipo tradicional de alianzas de sectores populares que ha puesto en práctica la corriente oportunista y revisionista en nuestro país. Y esto ah sido posible, porque previo a la formación de las Organizaciones político-militares se desplegó en el seno de las organizaciones tradicionalistas y a través de la acción de las masas, una intensa luchas ideológica por promover a esas organizaciones a posiciones más avanzadas, acordes con las nuevas necesidades del proceso revolucionario.”

Sostiene que “fue en el transcurso de 10 años de lucha ideológica que se fue perfilando y depurando una estrategia integral revolucionaria político-militar, que al irse poniendo en aplicación a través de los nuevos instrumentos orgánicos está abriendo el cauce revolucionario del pueblo que a través de la Guerra Revolucionaria lo conducirá a las victorias definitivas.”

Analiza que “el tipo tradicionalista de unidad de los sectores populares, propiciado por la corriente oportunista, (partido pseudo-comunista y dirigencias influidas por este) plantea un engañoso esquema de unidad “amplia” de sectores populares en torno a limitadas reivindicaciones de tipo inmediato; pero escamotea un aspecto medular: que clase hegemoniza tal unidad y, en consecuencia a que intereses de clase favorece fundamentalmente tal agrupamiento.”
Clarifica que “nuestra Organización propugna por una línea de unidad a nivel de los sectores avanzados del pueblo, para luchar conjuntamente por profundizar y ampliar el proceso revolucionario de la Guerra prolongada del pueblo, para acrecentar la lucha contra los enemigos de la revolución, y para derrotar ideológicamente a las corrientes oportunistas y revisionistas que están al servicio de los intereses de la burguesía.”
Asevera que “tal núcleo de unidad avanzada se convertiría en el polo de una unión de fuerzas de calidad superior, teniendo como centro la alianza obrero-campesina revolucionaria. Es decir, una unidad revolucionaria consecuente, que incida cada vez más en la vida nacional y que sea poderoso medio para la incorporación del pueblo a la Guerra Revolucionaria. En tal cuadro no cabe la hegemonía de ningún sector dominante… ”

Es por esto que las FPL “ha puesto reparos a una nueva versión aplicada en los últimos meses del esquema de alianzas en que se juzga indispensable la participación de los dirigentes oportunistas, versión ensayada a través del FAPU.”
Agrega que “por parte de elementos avanzados se ha creído que a través de los oportunistas se puede llegar al seno de las masas. La práctica mostró en esta ocasión, que esa no es la vía para llegar a las mismas. Se pensó que la lucha ideológica contra el oportunismo y el revisionismo se realizaría llegando a las masas a la par de los mismos. La práctica mostró que no fue viable esa fórmula. Se ha superestimado la fuerza de los oportunistas y revisionistas cayendo en el espejismo de que tienen “mucha” gente (especialmente del sector obrero) y que por ellos son imprescindibles en los frentes populares. La realidad es otra: apenas un 9% del proletariado esta organizado en sindicatos…”

VI. Nuestra actitud ante la religión
Considera que “nuestro trabajo revolucionario va dirigido contra los enemigos del pueblo y no va encaminado a menoscabar la religión, ni el trabajo de masas religioso. La experiencia en este terreno indica que el quehacer religioso y la actividad revolucionaria pueden combinarse fecundamente en aras de los intereses del pueblo.”
Indica que “las FPL aceptan en sus filas a todo revolucionario honesto que adopte conscientemente su estrategia, su línea táctica y política, y sus lineamientos orgánicos y disciplinarios, si para ello, sus creencias y prácticas religiosos no constituyen un obstáculo.”
Subraya que “partimos del hecho que ser cristiano no se opone al hecho de luchar por la justa causa del pueblo, por su liberación de explotación y de la miseria. Consideramos como una ofensa para un trabajador cristiano –hombre o mujer- suponer lo contrario. Es más, consideramos absolutamente necesario –como una condición estratégica- la incorporación de las grandes masas campesinas y obreras –que son fundamentalmente cristianas- a la revolución.”
“Sin ello, el triunfo de la revolución no podría alcanzarse, y esto, no solo en nuestro país, sino a nivel continental, como lo reconoció el heroico Comandante Che Guevara al decir que cuando los cristianos se incorporen a la revolución esta será invencible.”
Agrega que “las FPL llevan a cabo este pensamiento en forma práctica: dondequiera que haya un militante católico, que desee dar u salto en su práctica revolucionaria, y que llene los requisitos exigidos por nuestra Organización, no tenemos porque rechazarlo, porqué cerrarle las puertas e impedirle que realice su aspiración de servir a la causa revolucionaria de su pueblo.”
No obstante esto reconoce que “si bien nuestra misión no es menoscabar sus creencias religiosas, es necesario decir que todo revolucionario, a medida en que va elevándose a un enfoque científico de la realidad objetiva, va llenando sus lagunas, debilidades, deficiencias y errores en la esfera del conocimiento con una base científica que eleva integralmente su conciencia y acción en aras del interés colectivo.”
Reconoce que “el trabajo de la Organización en crecientes sectores del campo es un trabajo estratégico, encaminado a ganar activamente para la revolución a un sector fundamental sin la cual esta no podría triunfar. Es una tarea estratégica encaminada a forjar en la acción la alianza obrero-campesina, base de las fuerzas motoras de la revolución…”
“Es posible que nuestra incidencia orgánica –continúa el documento- en algunos sectores del campo, de la impresión d que estamos “aprovechando” el trabajo de otras personas. Tal idea la consideramos incorrecta e inconsecuente con las necesidades de desarrollo revolucionario de las masas.”
Reconoce “que podría suceder que algunos sacerdotes progresistas, a estas alturas todavía no vean con claridad que va en marcha el proceso de la lucha armada revolucionaria, y que este es ya un proceso irreversible, y que a medida que se profundice también el enemigo responde con acciones de creciente intensidad y crueldad…”
Estima que “el desconocimiento de esta realidad, de la incidencia creciente de la lucha armada revolucionaria…conduce…a que se adopta posiciones conservadoras y hasta reaccionarias y claudicantes ante el poder de los ricos y ante los propios explotadores. Algunos pasajes de la reciente declaración de la Curia Diocesana de San Vicente son una prueba de esto (numerales 2,3,4, 5 de sus considerandos).”
VII. El Clero progresista en el proceso revolucionario

Considera que “con el respeto que nos merecen los esfuerzos constantes que los sacerdotes avanzados realizan por colocar a la Iglesia en posiciones acordes a los intereses sociales de las grandes mayorías oprimidas y desposeídas y por lograr el progreso social del pueblo trabajador, hemos de decir que como Organización Revolucionaria admiramos esos esfuerzos…”

No obstante esto “creemos que para cumplir a cabalidad un creciente rol en el proceso de desarrollo revolucionario es necesario vencer las dificultades que emanan no solo del medio concreto tradicionalmente conservador, sino incluso, las que plantean los prejuicios y costumbres que han tenido su origen en la propia extracción de clase (generalmente de sectores del campesinado con alguna comodidad o sectores de la pequeña burguesía urbana)…”
Advierte que “la aspiración irreal que toda la jerarquía apoye los pasos del sector avanzado puede conducir a compromisos mal entendidos que hagan ceder al sector progresista en posiciones de avanzada y ponerse a la cola de posiciones conservadoras, retrocediendo en niveles ya alcanzados de comprensión de las necesidades del pueblo y de su proceso revolucionario.”
Y finaliza esta Carta de las FPL a los Cristianos afirmando que “desean recalcar su respeto por el sector de sacerdotes de ideas y prácticas avanzadas, esperando que en bien de la causa del pueblo, sus esfuerzos den cada día mayores frutos para la revolución.” Con fecha enero de 1975, firma el Comando Central de las Fuerzas Populares de Liberación, FPL, “Farabundo Martí.”

Estrella Roja de las FPL No. 1

ESTRELLA ROJA No. 1
ORGANO IDEOLOGICO DE LAS FUERZAS POPULARES DE LIBERACION FPL FARABUNDO MARTI
¡REVOLUCION O MUERTE! ¡ELPUEBLO ARMADO VENCERA!

P R E S E N TACION
El Pueblo
Es el factor determinante para el desarrollo y culminación victoriosa del proceso revolucionario. De allí que la incorporación de la clase obrera y sus aliados al proceso revolucionario sea tarea fundamental para una organización revolucionaria como las “FUERZAS POPULARES DE LIBERACIONFPL-FARABUNDO MARTI”. Pero toda organización que aspire a elevar la conciencia, la organización y la disposición revolucionaria de las masas populares requiere alcanzar la necesaria claridad ideológica y política que le permita cumplir con ese papel. Tal claridad sólo puede darlo la interpretación marxista de la realidad objetiva, ya que sólo el marxismo proporciona el método científico de análisis, interpretación y transformación de la sociedad. La necesidad de orientarse correctamente en los complejos fenómenos de la vida social, para a su vez poder orientar acertadamente a las masas populares en la complejidad de su proceso revolucionario, indica lo importante que es el terreno ideológico para una organización que aspira a convertirse en genuina expresión revolucionaria de la clase obrera. El genial guía del proletariado VLADIMIR ILICH subrayó la importancia de la esfera ideológica en la revolución al recalcar que: “Sin teoría revolucionaria no puede haber movimiento revolucionario”.
ESTRELLA ROJA”, órgano ideológico de las “FUERZAS POPULARES DE LIBERACION-FPL-FARABUNDO MARTI”, se esforzará por cumplir el importante papel de la elevación ideológica, teórica y política de sus miembros y colaboradores, con el objetivo de que esta organización revolucionaría político-militar pueda orientar eficazmente al pueblo para incorporarlo a la lucha revolucionaria.
¿Por qué este órgano ideológico de las FPL adopta el nombre de “ESTRELLA ROJA”? Este nombre tiene una profunda raigambre en la lucha revolucionaria de nuestro pueblo. “ESTRELLA ROJA” fue el periódico marxista creado durante el fragor de la insurrección obrero-campesina de 1932 (su primer número apareció en diciembre de 1931) fungiendo como responsables de su redacción Alfonso Luna y Mario Zapata, que junto con AGUSTIN FARABUNDO MARTI Murieron frente al pelotón de fusilamiento el primero de febrero de 1932, durante el asesinato de 30.000 obreros, campesinos, estudiantes, maestros, etc., llevado a cabo por el gobierno del criminal Maximiliano Hernández Martínez, que inició la era de la tiranía militar que todavía oprime al país.
Las clases dominantes quisieron de tal manera destruir las raíces de la revolución popular. Pero ninguna fuerza reaccionaría puede destruir el proceso revolucionario que nace en la existencia misma de la clase obrera y del campesinado, en la existencia misma del pueblo. Para destruir las raíces de la revolución habría que acabar con el pueblo, lo que está fuera del alcance de las clases reaccionarias a pesar de toda su maldad, su crueldad y sadismo. La marcha del pueblo hacia la conquista de su futuro feliz no puede detenerse. Ello explica por qué a 42 años de la muerte de AGUSTIN FARABUNDO MARTI, y de la Instauración de la tiranía militar, las F.P. L., al impulsar hacia adelante la inmortal bandera de Martí: EL MARXISMO LENINISMO, oriente sus pasos por la estrella roja de la revolución popular, roja como la sangre de los mártires del proletariado que ha de fructificar en el mañana feliz de nuestro pueblo liberado del Imperialismo y de la explotación del hombre por el hombre.
Al realizar en esta época la edición de “ESTRELLA ROJA”, las FPL se esforzarán por hacer honor a la gloriosa herencia revolucionaria.
¡REVOLUCIÓN O MUERTE!
¡EL PUEBLO ARMADO VENCERA!
El Salvador, Centro América, diciembre de 1973.
El presente material contiene las bases que orientan el trabajo práctico de las “FUERZAS POPULARES DE LIBERACION FPL FARABUNDO MARTI”.
Este documento no es un simple material de lectura, sino que es un documento para su estudio y asimilación.
En este número de “ESTRELLA ROJA” se inserta la primera parte. En el número 2 se Insertará la segunda parte, que contiene los capítulos siguientes: El marco en que se desarrolla la lucha del proletariado y demás clases populares; situación del movimiento sindical, de las organizaciones campesinas y de otros sectores populares; los partidos políticos; las organizaciones revolucionarias del proletariado.
En el presente número se incluyen los siguientes capítulos:
I La estrategia la táctica y su interrelación dialéctica.
II La clase obrera, sus aliados y sus enemigos fundamentales.
III La organización revolucionaria de la clase obrera.
IV Los objetivos revolucionarios de la clase obrera y los intereses inmediatos. Su ubicación e interrelación dialéctica.
V Las condiciones objetivas y subjetivas para la lucha revolucionaria.
VI Las alianzas de clase. Su enfoque dialéctico.

INDICE GENERAL
I- LA ESTRATEGIA, LA TACTICA Y SU INTERRELACION DIALECTICA.
Contenido: La estrategia. La táctica. La Táctica al servicio de la estrategia. El carácter de clase de la estrategia. La estrategia Política. La estrategia Militar.
II – LA CLASE OBRERA, SUS ALIADOS Y SUS ENEMIGOS FUNDAMENTALES.
Contenido: ¿Por qué la clase obrera es la clase históricamente más avanzada? El campesinado: aliado principal de la clase obrera. Los otros sectores aliados del proletariado. Los enemigos fundamentales de la clase obrera
III – LA ORGANIZACION REVOLUCIONARIA DE LA CLASE OBRERA.
Contenido: ¿Puede cumplir la clase obrera su papel revolucionario desorganizadamente? El papel de la organización revolucionaria como organizador y conductor de la clase obrera. El carácter marxista-leninista de la organización revolucionaria. La vanguardia de la clase obrera.
IV – LOS OBJETIVOS REVOLUCIONARIOS DE LA CLASE OBRERA Y LOS INTERESES INMEDIATOS. SU UBICACION E INTERRELACION DIALECTICA. Contenido: Diferentes tipos de intereses de la clase obrera. Los intereses fundamentales. Los intereses inmediatos. Su interrelación dialéctica. Por qué los intereses inmediatos pueden separarse de los fundamentales. El economismo, él legalismo, el reformismo. La lucha por los intereses inmediatos como un medio para la elevación de la conciencia revolucionaria
V – LAS CONDICIONES OBJETIVAS Y SUBJETIVAS PARA LA LUCHA REVOLUCIONARIA.
Contenido: ¿Qué son condiciones objetivas? ¿Qué son condiciones subjetivas? ¿Existen condiciones objetivas suficientes para la revolución en El Salvador? ¿Cómo está el estado de los elementos subjetivos? La importancia de la organización revolucionaria para organizar la lucha revolucionaria. Situación revolucionaria. Relación entre guerra del pueblo y situación revolucionaria
VI – LAS ALIANZAS DE CLASE. Contenido: Su base clasista. Las alianzas y su relación con la estrategia de una clase. Lo estratégico y lo táctico en las alianzas. Los objetivos revolucionarios y las demandas inmediatas dentro de las alianzas de clase. Las alianzas a nivel revolucionario y las alianzas a nivel de movimiento reivindicativo inmediato. Su interrelación. Su enfoque dialéctico

I.LA ESTRATEGIA, LA TACTICA Y SU INTERRELACION DIALECTICA.
La estrategia de una fuerza social determinada (en nuestro caso, la estrategia de una organización revolucionaria que expresa los intereses de la clase obrera) engloba todas las líneas fundamentales dentro de las cuales enmarca su actividad y la proyección de su accionar durante un periodo dado. La estrategia es, pues, la línea fundamental durante toda una etapa determinada. La estrategia se encarna en la vida a través de la táctica, la cual busca la aplicación de la estrategia en cada momento concreto.
La táctica está al servicio de la estrategia, acondicionada a los marcos de ésta. Hay pues; una íntima interrelación dialéctica entre la estrategia y la táctica, y al mismo tiempo que ésta está supeditada a aquella, la aplicación de adecuadas tácticas hace avanzar a aquella o lo contrario: en el caso de la aplicación de tácticas inapropiadas. Así en un momento dado, una acción táctica puede convertirse en paso estratégico en uno u otro sentido, cuando a través de un determinado paso técnico la estrategia da un salto de calidad en su desarrollo.
Pero una estrategia no es una línea abstracta y neutra, válida para las distintas clases de la sociedad, sino que la estrategia tiene carácter de clase, puesto que encarna los intereses de una clase determinada y va dirigida a alcanzar los objetivos de clase de la misma. En la sociedad dividida en clases sociales existen unas clases que tienen intereses contrapuestos (antagónicos); irreconciliables, con los intereses de otras clases de la misma sociedad. Así como también hay intereses de clase que no son antagónicos entre sí y que pueden combinarse para lograr objetivos fundamentales similares.
De allí que las clases con intereses antagónicos tienen estrategia diferente, antagónica e irreconciliable: mientras que las clases no antagónicas y amigas, tienen una estrategia coincidente o común en lo fundamental.
Parte de la estrategia es, precisamente, la alineación de fuerzas favorables o contrarías a una clase social determinada. Sin embargo, en toda alineación de fuerza de clase, una de ellas debe ejercer la dirección y hegemonía, y en el caso de las clases revolucionarias, esa es aquella cuyos intereses expresan en grado más fiel y con más profunda perspectiva histórica de las necesidades del desarrollo de la sociedad.

Elementos que entran en la línea estratégica.
Una línea estratégica toma en cuenta como una de sus bases a las propias fuerzas de las clases coincidentes y aliadas, así como a las del campo contrario; toma en cuenta la correlación de fuerzas presentes y en perspectiva, de ambos campos, y como cambiar esa correlación de fuerzas en favor de la clase determinada.
Los medios básicos para el cambio estratégico de tal correlación de fuerzas es parte básica de tal estrategia.
Una línea estratégica contiene, entonces:
Los fines y objetivos fundamentales de una clase determinada, a alcanzar en una etapa histórica determinada. Tales objetivos expresan los intereses fundamentales de tal clase en dicho periodo. – Los enemigos fundamentales y secundarios de tal clase.
– La correlación de fuerzas presentes y la perspectiva histórica su cambio radical a favor de la clase determinada y de sus aliados. Los medios fundamentales (el camino básico) para lograr el cambio radical en la correlación de fuerzas, el triunfo histórico de la clase determinada y sus aliados y la derrota definitiva de las clases enemigas
– Dentro de la estrategia general de todo un período histórico, la organización revolucionaria planea su estrategia para lapsos menores, que le permiten orientar todo el trabajo y las proyecciones en esa etapa del desarrollo de la estrategia. Tales lineamientos estratégicos concebidos para etapas menores, constituyen los planeamientos estratégicos durante cada etapa determinada.
– LA ESTRATEGIA POLITICA engloba TODOS LOS ASPECTOS de la estrategia de una clase (y de una organización revolucionaria de la clase obrera) Es la que marca la orientación y lineamientos fundamentales de todas las otras ramas estratégicas de la clase (económica, social, militar, etc.).

– LA ESTRATEGIA MILITAR de una organización revolucionaria está supeditada a la estrategia política y no solo supeditada de cualquiermanera, sino que es PARTE de la estrategia política (conocida es la máxima de que lo militar es la continuación de lo político por medios armados). Dentro de tal marco, el desarrollo de la estrategia se rige por sus leyes específicas: por las leyes del arte militar; por las leyes de la guerra; cuya aplicación no debe conducir a sobreponer la estrategia militar a la estrategia política de la clase. – Siendo que lo político abarca lo militar: por qué las FPL llaman a su estrategia político-militar? y no simplemente política? Si bien es cierto que la estrategia política abarca lo militar en lo general, no siempre lo contiene en lo concreto. Precisamente en esto se basa la posibilidad de que los oportunistas en nuestro país hayan castrado a la estrategia política de los elementos militares revolucionarios indispensables para la lucha del proletariado, o los hayan relegado al momento del “asalto decisivo” al Poder. Por ello, la estrategia revolucionaria integral de la clase obrera, impulsada por las FPL es una estrategia de concreto contenido político-militar.
La incidencia de las coyunturas sociales.
Sin embargo, el desarrollo de una estrategia se realiza dentro de las situaciones concretas que se van formando en el marco de la sociedad, las cuales no trascurren en un plano fijo, imperturbable y lineal, sino en un proceso dialéctico de factores positivos y negativos que chocan entre sí y se interinfluyen, con avances y retrocesos, con cambios y formaciones cuantitativamente diversas que van formando COYUNTURAS favorables o adversas para el desarrollo de la estrategia de una clase determinada. Una coyuntura social es la conjunción de elementos que crean, en un momento dado, una situación favorable para alcanzar un avance o salto apreciable en el desarrollo de una estrategia, o desfavorable a la misma. Tal conjunción de elementos puede formarse por la agudización de contradicciones en el seno de las clases contrarias; por su desmoralización, o descomposición, o desintegración de sus fuerzas (o en caso contrario, por su cohesión interna); por el aparecimiento o agudización de las crisis económicas o políticas dentro de un régimen determinado; por el auge del propio movimiento, etc.

Cuando varios de estos factores se juntan en un determinado momento en un punto nodal (nudo), se presenta una coyuntura, la cual pasa, al cesar o debilitarse algunos de sus elementos componentes ó al ser aprovechada para dar paso a una situación diferente. Por la misma naturaleza de su formación, la coyuntura no.es permanente, sino pasajera, circunstancial.
La línea y tácticas adoptadas en una coyuntura tienen que estar al servicio del desarrollo de la estrategia que se trata de hacer avanzar. Sólo así la coyuntura puede convertirse en un factor favorable a la estrategia de una clase social determinada e, incluso, convertirse una determinada coyuntura en elemento estratégico para un salto cualitativamente superior que permita la realización de los objetivos fundamentales de transformación radical de la sociedad, que persigue una estrategia de las clases revolucionarias.
Por ello, la coyuntura no es un fin en sí, que debe de ser aprovechada contraponiéndola a la estrategia de una clase determinada, sino que la línea táctica durante la coyuntura tiene que estar puesta al servicio de la estrategia de la clase y supeditada a la estrategia, al desarrollo de ésta.

II.LA CLASE OBRERA, SUS ALIADOS Y SUS ENEMIGOS FUNDAMENTALES.
La clase social que dentro del sistema capitalista está colocada en una situación que le permite emprender los cambios sociales más profundos y decisivos es la clase obrera, especialmente la clase obrera industrial. Es la clase cuyo porvenir está indisolublemente ligado al socialismo; es decir, a la destrucción del régimen de explotación capitalista y su sustitución por el régimen socialista. Es la clase que ha nacido con el capitalismo y que crece y se desarrolla a medida en que el capitalismo crece, pues el capitalismo hace crecer a medida en que se desarrolla a la fuerza social que le ha de sepultar. La clase obrera adquiere hábitos de organización y disciplina que las otras clases del pueblo no tienen; es la clase que con su fuerza de trabajo produce la plusvalía, las riquezas de la sociedad y que está desligada de la propiedad de los medios de producción. Por lo cual no tiene nada que perder con la liberación popular y con la revolución socialista, sino que “todo un mundo por ganar”. Por ello es la clase interesada históricamente; sus intereses fundamentales representan el más avanzado desarrollo fundamental de las últimas clases revolucionarias de la sociedad. La clase obrera está constituida por el proletariado industrial y el proletariado agrícola.
-La clase que en el proceso revolucionario ha de convertirse en el aliado principal de la clase obrera es el campesinado; principalmente su sector más revolucionario, que es el semi-proletariado del campo (llamado también el campesinado pobre) y el campesinado medio. En segundo lugar, los sectores avanzados de la pequeña burguesía, especialmente el estudiantado, los maestros, empleados, la intelectualidad progresista, los pequeños y medianos comerciantes y productores.
El enemigo fundamental de la clase obrera es la BURGUESIA, poseedora de los medios fundamentales de producción, por lo cual ejerce la explotación más desenfrenada sobre aquella y que dispone del Poder y de los medios represivos para ejercer la opresión sobre las clases explotadas. Pero la burguesía interna está estructuralmente acondicionada al dominio que la burguesía imperialista ejerce sobre el país y la zona, especialmente el imperialismo yanqui, que ha pasado a ser el enemigo fundamental de todo el pueblo y que es el sostenedor principal de las clases explotadoras internas. Junto al imperialismo, y a la burguesía interna (comercial bancaria), los restos de la antigua clase terrateniente (en pleno proceso de aburguesamiento) forman el cuadro de los enemigos fundamentales de la clase obrera y demás clases revolucionarias del pueblo. El imperialismo yanqui es el enemigo principal; la oligarquía burgués terrateniente y los gobiernos pro-imperialistas y pro-oligárquicos, son los enemigos inmediatos.
Algunos sectores más débiles económica y políticamente de la burguesía interna, sienten la supeditación y explotación de los imperialistas y oligarcas, pero a estas alturas se encuentran ligados a ellos por muchos lazos que les impiden jugar un papel revolucionario en el actual proceso de las luchas populares.

III.LA ORGANIZACION REVOLUCIONARIA DE LA CLASE OBRERA
Sin embargo, la clase obrera no puede cumplir con su papel de impulsora de la revolución y dirigente de las fuerzas populares, de manera espontánea y desorganizada. La teoría científica revolucionaria el marxismo leninismo le permite elevarse a la conciencia revolucionaria necesaria y al dominio de los medios apropiados para transformar la sociedad.
Pero sin una organización revolucionaria de su clase que domine la ciencia del marxismo-leninismo y eleve a los grados de conciencia, organización y disposición revolucionaria, tal rol no podría ser cumplido por el proletariado. Por eso, eslabón básico para que la clase obrera cumpla con su papel histórico revolucionario es la existencia de una seria organización revolucionaria de la clase obrera, que responda a sus intereses fundamentales e inmediatos, que sea capaz de aplicar la ciencia del marxismo-leninismo creadoramente a las condiciones concretas en un momento dado, y de esa manera que sea capaz de promover a la clase obrera al desempeño del papel histórico que le corresponde realizar entre las clases populares.
En el actual estado del desarrollo social una organización, para ser consecuentemente revolucionaria tiene que ser marxista leninista y expresión genuina de la clase obrera. El marxismo leninismo proporciona el método científico de análisis, interpretación y transformación de la sociedad. Sin tal método científico una organización no podría ni orientarse, ni orientar y dirigir acertadamente a la clase obrera.
Sin embargo, no basta con que una organización revolucionaria se declare vanguardia de la clase obrera, u organización revolucionaria de la clase obrera, para serlo. Para ello es necesario:
1. Aplicar consecuentemente la ciencia revolucionaria del proletariado a las condiciones concretas del país;
2. Expresar y defender acertadamente los intereses fundamentales e inmediatos de la clase obrera, y
3. Establecer estrechos vínculos orgánicos con la clase obrera, que determinen la proletarización efectiva de la organización revolucionaria en su composición, en sus métodos de organización, en sus métodos de dirección y trabajo. Hay una gran distancia entre las declaraciones de constituir una organización revolucionaria del proletariado y serlo realmente, como la que media entre los deseos, intenciones o intentos y la realidad. Tales deseos o intenciones representan indudablemente un gran paso de avance en una organización revolucionaria; pero el confundir los deseos con la realidad sienta las bases para la dogmatizarían de la actividad revolucionaria que se aleja de la aplicación creadora y consecuente del marxismo.
Una consecuente, organización revolucionaria se convierte en la práctica en la vanguardia de la clase obrera por su visión y perspectiva histórica, por la acertada aplicación del marxismo-leninismo a la realidad concreta, a través de una estrategia revolucionaria acertada y de tácticas adecuadas en cada momento dado; por su esforzado trabajo revolucionario mostrado en la acción práctica, por los apropiados métodos de dirección y organización, por los lazos que establece con la clase y por la influencia que ejerce sobre ella.
Pero tampoco basta a una organización revolucionaria declararse como vanguardia de la clase obrera para serlo objetivamente; sino que tiene que ser ganado en cada momento dado en la acción revolucionaria práctica.
Tampoco puede ganarse el título de vanguardia de clase de una vez y para siempre, sino que una organización que en un momento determinado ha estado a la vanguardia de la clase obrera puede dejar de serlo, e incluso, convertirse en retranca para el desarrollo revolucionario de su clase. No tomar en cuenta esto es caer en dogmatismo teórico y práctico.

IV.LOS OBJETIVOS REVOLUCIONARIOS DE LA CLASE OBRERA Y LOS INTERESES INMEDIATOS. SU UBICACION E INTERRELACION DIALECTICA.
La clase obrera tiene intereses fundamentales e intereses inmediatos. Los intereses fundamentales son los que están vinculados a su necesidad histórica de transformar radicalmente la sociedad para hacer desaparecer por siempre el sistema social basado en la explotación de unos hombres por otros y emprender la construcción de una sociedad basada en la propiedad social de los medios de producción y en relaciones de igualdad y fraternidad entre los hombres. Los intereses fundamentales de la clase obrera sólo pueden alcanzarse a través de la revolución, por lo cual se denominan también como sus intereses revolucionarios. Los objetivos revolucionarios de la lucha de la clase obrera expresan tales intereses fundamentales y tiene por finalidad el cambio revolucionario de la estructura (de la base económica de la sociedad actual (capitalista) y de su correspondiente superestructura (política, institucional, jurídica, ideológica ) y la construcción de una nueva estructura y superestructura correspondiente a la sociedad socialista.
Son intereses fundamentales de la clase obrera: la liberación del país respecto del imperialismo; la liquidación del poder económico y político de la oligarquía burgués-terrateniente y de la burguesía en general; la liquidación del régimen político, jurídico, administrativo, educacional, ideológico, etc., representante de los intereses de las clases explotadoras, lo cual sólo es posible a través de la destrucción de las fuerzas militares y represivas del régimen de explotación, la toma del Poder político por parte de la clase obrera aliada a las otras clases populares revolucionarias y la instauración del poder popular. Después de lo cual, tienen que ser emprendidas las transformaciones revolucionarias en la estructura y la superestructura de la sociedad, o sea, la construcción de la nueva sociedad, transformaciones que corresponden a los intereses fundamentales de la clase obrera y del resto del pueblo.
Pero la clase obrera y sus aliados tienen no sólo intereses fundamentales, sino que también necesidades inmediatas que enfrentar, derivadas de las urgencias vitales enormemente agravadas por el régimen de explotación, opresión e injusticias de las clases explotadoras dominantes. Estas necesidades son: la alimentación, la vivienda, la ropa, la medicina y asistencia médica, la educación, el descanso y distracción, el transporte y las necesidades crecientes que va imponiendo a la sociedad el desarrollo de la tecnología y de la ciencia.
Para atender esas necesidades vitales crecientes, el obrero necesita trabajo permanente al alcance de sus capacidades, un salario justo de acuerdo a sus necesidades familiares, condiciones humanas y justas de trabajo, una normal intensidad de trabajo, prestaciones sociales adecuadas, etc. El campesino necesita tierra suficiente, instrumentos de labranza, semillas, abonos e insecticidas, buenas condiciones de colocación de la cosecha, etc. Los empleados, maestros y otros sectores trabajadores necesitan sueldos capaces de cubrir las necesidades vitales familiares, escalafón justo, etc.
Pero el sistema capitalista, basado en la máxima ganancia para los capitalistas, a costa de la máxima explotación sobre los trabajadores (de la máxima cuota de plusvalía), no puede garantizar a la inmensa mayoría del pueblo trabajador ni siquiera los más elementales niveles de subsistencia. Crece desmesuradamente el ejército de reserva de trabajo (la desocupación); se desvaloriza continuamente el salario (baja el salario real), se intensifica el ritmo del trabajo, se eleva incesantemente el costo de la vida, crece el hambre, la miseria. Los trabajadores están obligados a luchar por las necesidades vitales inmediatas para evitar que sus hijos mueran de hambre, desnutrición y de las enfermedades derivadas (sin tiempo para esperar el triunfo de la revolución). Mientras en un polo se acumula desmesuradamente la riqueza en manos de unos pocos insaciables explotadores, en el polo opuesto la inmensa mayoría de habitantes compuesta por el pueblo trabajador se mueve en los linderos de la inanición, en la falta de trabajo, acrecentando las poblaciones de covachas, sintiendo todo peso de las crisis económicas y de la represión política.
En tales condiciones no queda otra alternativa a los sectores explotados que luchar TODOS LOS DIAS por sus demandas inmediatas ya que hasta el mínimo mejoramiento en las condiciones de vida y de trabajo y el respeto a derechos elementales tiene que ser arrancado a base de enérgica lucha a sus feroces explotadores. La lucha por las demandas inmediatas de la clase obrera y demás sectores del pueblo se subdividen generalmente en tres ramas relacionadas entre sí: ECONOMICAS (salarios y sueldos, aguinaldos, vacaciones pagadas, etc.) SOCIALES (asistencia médica, salubridad, vivienda, educación, tecnificación, etc.) y POLITICAS (los derechos democráticos, la lucha contra la represión, etc.).
Para las clases del pueblo es imperativa la lucha por sus demandas urgentes e inmediatas y, no obstante su carácter imperativo e ineludible, la lucha por demandas inmediatas no resuelve el problema fundamental: no termina con la explotación y la opresión que son la raíz de los graves problemas y sufrimientos de las masas, pues no termina con el sistema económico, político y social que es el causante de esa situación.
Pareciera que aquí se estableciera una contradicción o un círculo vicioso y que, puesto que la lucha por las necesidades vitales inmediatas deja intactas las raíces que generan los graves males sociales, pareciera inútil la lucha por las demandas inmediatas. Pero eso no es así: si las masas trabajadoras no lucharan por disminuir los grados de explotación y opresión de sus crueles explotadores, se acrecentarían inconmensurablemente los sufrimientos del pueblo trabajador.
Verdaderamente no existe contradicción esencial entre los intereses inmediatos de la clase obrera y sus intereses fundamentales. Tanto unos como otros son legítimos intereses de la misma clase y se complementan intereses que tienen la misma. Revolucionarios de la clase, brisa en problemas fundamentales se complementa con la lucha por sus intereses cotidianos. Igual cosa sucede con los intereses fundamentales e inmediatos de las otras clases revolucionarias.
Sin embargo, existen raíces objetivas para que la lucha por los intereses inmediatos puedan separarse, e incluso contraponerse, a la lucha revolucionaria. Tales raíces estriban en el hecho de que ambos aspectos de la lucha de la clase obrera son de calidad diferente (cualitativamente diferentes): la primera ha de realizarse en el marco del régimen de explotación, sin proponerse por sí misma la destrucción del régimen de explotación; la otra, se propone la sustitución del régimen de explotación por otro superior. Es más, la lucha por las reivindicaciones inmediatas no se convierte POR SI MISMA en la lucha por la revolución.
Este elemento objetivo es aprovechado por el régimen de explotación para tratar de que la lucha reivindicativa de las masas no lleve su nivel de perspectiva más allá del marco del régimen de explotación y no se ensamble con sus intereses fundamentales de clase. Esto lo logra por medio de su influencia ideológica en el seno del movimiento reivindicativo de la clase obrera (ideología burguesa que responde a los intereses FUNDAMENTALES de la burguesía). De tal manera, propende a que las reivindicaciones inmediatas de la clase obrera se conviertan en un objetivo en sí, desligado de los objetivos revolucionarios de clase. Importantes armas ideológicas de la burguesía para lograr que la lucha por las reivindicaciones inmediatas de la clase obrera no se ensamble con la lucha por sus objetivos revolucionarios, sino que, sirva a los intereses fundamentales de la burguesía de prolongar el régimen de explotación, son: EL ECONOMISMO, que rebaja la lucha reivindicativa del proletariado al nivel de sus reivindicaciones económicas, desligándola de la lucha política; EL LEGALISMO, que encajona la lucha reivindicativa dentro del marco de las leyes del Estado de los explotadores; y el REFORMISMO, que hace concebir la ilusión a los trabajadores de que no es necesaria la destrucción revolucionaria del régimen de explotación capitalista, sino que a través de reformas dentro del mismo, se podrán resolver plenamente todos los problemas de los trabajadores.
Por otro lado, la burguesía, al encarrilar la lucha reivindicativa en el marco de los intereses fundamentales capitalistas, neutraliza las conquistas inmediatas de la lucha de la clase obrera (y de las clases explotadas) haciendo uso de todos los mecanismos económicos, financieros, políticos, jurídicos, administrativos, represivos, etc., que le confiere su situación de tener en sus manos el poder estatal y económico.
¿Cómo lograr, entonces, que los intereses inmediatos y los intereses fundamentales de la clase obrera vayan en la misma dirección? Es evidente que, para ello, la lucha por los intereses fundamentales no es la que debe hacerse descender al nivel de los intereses inmediatos de la clase, sino que la lucha por estos últimos (los inmediatos) es la que debe convertirse en un MEDIO para elevar la conciencia de clase de los trabajadores al nivel de comprensión y disposición a la lucha por sus objetivos revolucionarios.
La lucha por los intereses inmediatos debe ser UN MEDIO Y NO UN FIN en sí. Un medio que permita a sectores de la clase obrera (y otras clases progresistas) adquirir los primeros escalones de organización y disciplina; que les permita tener elementales choques de clase con sus explotadores, y que a través de ellos, puedan percibir las causas y raíces de la explotación, el enlace entre el Estado y las clases explotadoras y, de esa manera, comprender la necesidad de impulsar la lucha revolucionaria que ponga fin al régimen de explotación y opresión.
De esta manera, la lucha por los intereses inmediatos no se contrapone a la lucha por los objetivos revolucionarios, sino que se convierte en el eslabón necesario, imprescindible e inseparable de la misma.
Esto lleva a la comprensión asimismo, de lo perjudicial que es para el desarrollo del proceso revolucionario, tanto el convertir la lucha reivindicativa en un fin contrapuesto a la lucha revolucionaria, como, por otro lado, menospreciar la importancia de la lucha reivindicativa como medio para elevar a la clase obrera a la conciencia revolucionaria.
Hay una interrelación dialéctica entre uno y otro aspecto de la lucha de la clase obrera: la lucha reivindicativa orientada revolucionariamente es indispensable para el desarrollo de la lucha revolucionaria; y a la vez ésta contribuye al desarrollo de la lucha reivindicativa popular. Ahora bien, en esta relación e interacción, la lucha por los intereses inmediatos debe estar en FUNCION de la lucha por los intereses funda-mentales, ensamblarse inseparablemente a ésta y estar dirigida a SERVIR AL DESARROLLO DEL PROCESO REVOLUCIONARIO. Es decir, LA LUCHA REIVINDICATIVA DEBE TENER CONTENIDO REVOLUCIONARIO. Tal es la interinfluencia y ubicaciónque corresponde a ambos aspectos de la lucha de la clase obrera.

V.LAS CONDICIONES OBJETIVAS Y SUBJETIVAS PARA LA LUCHA REVOLU CIONARIA.
La lucha revolucionaria tiene una base objetiva. Cuando las relaciones de producción entran en contradicción con el carácter de las fuerzas productivas se crea la base para la sustitución revolucionaria de un modo de producción por otro, a través del correspondiente cambio revolucionario en la estructura y superestructura de la sociedad. Es un hecho objetivo e histórico que se forma independientemente de la voluntad o conciencia de los hombres.
Históricamente este hecho objetivo existe (en el capitalismo) desde el siglo pasado, y precisamente el rasgo fundamental de la época actual, en dimensión global, es la transición del capitalismo al socialismo.
Son elementos OBJETIVOS: la existencia de clases sociales antagónicas; la defensa del Poder y de sus privilegios por parte de las clases reaccionarias; las contradicciones en el seno de las clases dominantes; la crisis de estructura del régimen (en esta época, la crisis general del capitalismo) la agudización coyuntural de las crisis económicas cíclicas, de las crisis políticas y sociales, y los efectos económicos y sociales de la explotación de las clases reaccionarias sobre las inmensas mayorías trabajadoras; la opresión política; la dependencia respecto del imperialismo, y otros factores similares.
Pero para que se lleve a cabo la revolución social no basta con la existencia de elementos objetivos que la hagan necesaria, sino que es indispensable el desarrollo de elementos SUBJETIVOS, o sea de factores dinámicos en los que interviene la conciencia social y que representan los instrumentos para la revolución social.
Como el pueblo es el factor fundamental para la transformación revolucionaria y éste tiene clases de vanguardia histórica, es indispensable que éstas (y especialmente el sector avanzado de las mismas) cobren conciencia del papel queles corresponde desempeñar en el proceso revolucionario y de los medios y métodos para lograrlo, y, qué se organicen para ello. La elevación de la conciencia revolucionaria del pueblo, su preparación ideológica, teórica y política, la creación de la vanguardia revolucionaria político-militar, la creación de la unidad revolucionaría, la elevación de su disposición a la lucha revolucionaria, son elementos subjetivos necesarios para alcanzar el triunfo de la revolución popular.
Sin ellas, aunque existan elementos objetivos suficientes, no cristaliza la revolución.
Y en esto se establece una interrelación dialéctica, pues si bien es cierto que las condiciones materiales de la sociedad crean la base indispensable para las transformaciones revolucionarias, a su vez, los elementos subjetivos que se desarrollan sobre esa base, las ideas, la conciencia, son indispensables y decisivos para realizar las transformaciones revolucionarias y crear una nueva base, una nueva estructura y superestructura de la sociedad, nuevas relaciones de producción, acordes con el carácter de las fuerzas productivas.
Tal relación dialéctica pone de relieve Lenin cuando dice que “sin teoría revolucionaria no hay movimiento revolucionario” o cuando subraya que “las ideas, al encarnar en las masas, se convierten en fuerza material”, transformadora de la sociedad.
De allí la importancia decisiva de la organización revolucionaria de la clase obrera, clase que dentro del capitalismo (y el socialismo) desempeña históricamente el papel de vanguardia y de que dicha organización domine la teoría científica del proletariado –le marxismo-leninismo-,sea capaz de ligarse íntimamente a su clase, de organizarla y de incorporar los sectores revolucionarios del pueblo a la lucha revolucionaria; que sea capaz de tener una proyección estratégica y una conducción táctica apropiadas y de utilizar acertadamente métodos de dirección hacia el pueblo y de trabajo revolucionario.
En El Salvador (y Centro América) las condiciones objetivas para llevar a cabo la revolución popular existen de sobra, desde hace varias décadas; pero los elementos subjetivos van en retraso (la organización revolucionaria político-militar-de la clase obrera, la conciencia revolucionaria, la disposición revolucionaria y el grado de organización revolucionaria de las masas obreras y campesinas y de otros sectores, no están a la altura de la tarea histórica). En esto, especial responsabilidad han tenido las organizaciones y sectores de la izquierda tradicional que, encabezadas por la dirección derechista del PCS se han hundido en el pacifismo, el reformismo, el legalismo y el economismo, dañando el proceso de elevación de la conciencia, organización y disposición revolucionaria de la clase obrera y otras clases explotadas.
Por ello, la tarea emprendida por las FPL de convertirse en una seria organización revolucionaria político-militar de la clase obrera con proyección hacia el resto del pueblo, es una tarea clave para la revolución popular ya que propende a elevar la conciencia, la organización y la disposición revolucionarias de las masas obreras, campesinas y sectores avanzados de la pequeña burguesía, a través de las tareas necesarias para conducir la guerra revolucionaria del pueblo que combina la acción militar revolucionaria con la lucha combativa de las masas por sus reivindicaciones inmediatas, como medio para la elevación de su conciencia revolucionaria.

SITUACION REVOLUCIONARIA. Ahora bien, las condiciones objetivas existentes en el país: la opresión de las clases dominantes internas y las modalidades del neo-colonialismo han obligado a los sectores avanzados a emprender el desarrollo del proceso revolucionario a través de la guerra prolongada del pueblo; pero ello no debe confundirse con el término aplicado por Lenin de “SITUACION REVOLUCIONARIA”. Se entiende por ésta, una coyuntura especial en la que, en un momento determinado, se han juntado muchos factores básicos objetivos y subjetivos para realizar INMEDIATAMENTE la Revolución: un momento en el cual las clases dominantes se encuentran confundidas, ya no pueden gobernar con los métodos que han estado usando, sus contradicciones internas llegan a agudizarse al máximo, dentro de una extrema crisis política y económica y, a su vez, la clase obrera y sus aliados han llegado a comprender que ya no es posible seguir soportando por más tiempo ese dominio, con un elevado grado de conciencia y disposición revolucionarias, al punto de decidirse a morir combatiendo antes que seguir viviendo así; dirigidos a su vez por una organización revolucionaria capaz de interpretar la situación histórica del momento y dispuesta a dirigir al pueblo a la toma del Poder y a la construcción de la nueva sociedad.
Pero una situación revolucionaría no dura mucho tiempo. Si el pueblo no ha tenido los elementos subjetivos acordes con tal situación, las clases dominantes logran sostener su dominación, especialmente a través de un régimen fascista que trate de ahogar en sangre al movimiento revolucionario.
La guerra prolongada del pueblo, al impulsar el proceso revolucionario político-militar de éste, al incorporarlo en forma creciente a la lucha revolucionaria, al elevar su. grado de organización, de conciencia y de disposición revolucionaria por un lado; y otro, al combatir con todas las armas apropiadas a las clases dominantes, al dificultar o frustrar la realización de los planes económicos, políticos y sociales del imperialismo y sus lacayos, al profundizar sus contradicciones internas, sus crisis económicas y políticas, crea e impulsa elementos que desembocan inevitablemente en situaciones revolucionarias que pueden ser aprovechadas por el pueblo para el SALTO REVOLUCIONARIO.

Relación entre guerra del pueblo y situación revolucionaria.
Sin embargo, no debe confundirse “situación revolucionaria”, con guerra del pueblo, o creer que ésta sólo puede desarrollarse en el marco de una situación revolucionaria. Precisamente, uno de los más dañinos errores de las corrientes de izquierda conservadoras es sostener que a la guerra del pueblo sólo puede recurrir éste en la coyuntura especial de una situación revolucionaria y que todo el proceso previo de desarrollo hacia la revolución debe realizarse con medios pacíficos de lucha. Con dañina tesis se trata de privar al pueblo de la utilización de todos sus medios de lucha contra las clases dominantes, retrasándose y estorbándose la incorporación plena del pueblo a la lucha revolucionaria.
La guerra del pueblo, tomando en cuenta su carácter prolongado al organizar concretizar e incorporar al pueblo a la lucha revolucionaria político-militar, desde una situación de gran desventaja en la correlación de fuerzas con el enemigo, hasta una situación de equilibrio de fuerzas, y finalmente, hasta la creación de una correlación de fuerzas favorable a las fuerzas revolucionarias, propicia la formación de una situación revolucionaria que, aprovechada por las fuerzas revolucionarias, hace viable el triunfo de la revolución.
La necesidad de este proceso dialéctico de cambios en la correlación de fuerzas es precisamente lo que determina el carácter PROLONGADO de la guerra del pueblo, diferente al carácter transitorio y coyuntural de una situación revolucionaria. La situación revolucionaria, como coyuntura especial, puede crearse no sólo una sino varias veces en el transcurso de la guerra prolongada del pueblo, y dependerá del grado de desarrollo de las fuerzas revolucionarias para estar en capacidad en un momento determinado de aprovecharlo para el SALTO REVOLUCIONARIO.
Las Alianzas de clase. (Su base. Las alianzas y su relación con la estrategia de una clase. Lo estratégico .y lo táctico en las alianzas. Los objetivos revolucionarios y las demandas inmediatas dentro de las alianzas).
Uno de los elementos estratégicos de una clase es su política de alianzas con otras clases o sectores de clase. Su objetivo es crear una conjunción de fuerzas (en calidad y cantidad ) que permita cambiar a su favor la correlación desfavorable (y fortalecerla cuando ya sea favorable) para destruir las fuerzas del enemigo, vencerlo y no permitir su posterior recuperación.
Para una organización político-militar revolucionaria que aspire a ser (o efectivamente lo sea) una vanguardia de la clase obrera, su política de alianzas de clase tiene una importancia de primer orden.
Como ya hemos visto en nuestro país, la clase obrera (industrial y agrícola), para impulsar el proceso revolucionario tiene como ALIADO PRINCIPAL al campesinado; en primer lugar, al campesinado cobre, conocido como semiproletariado del campo y en segundo lugar, al campesinado medio, especialmente su sector menos acomodado. Firmes aliados revolucionarios del proletariado también pueden llegar a ser los sectores avanzados del estudiantado, maestros, empleados, privados y públicos, intelectuales y profesionales. En segundo lugar, los sectores progresistas de los pequeños y medianos comerciantes, pequeños y medianos industriales y artesanos, pequeños y medianos cafetaleros y otros sectores similares.
¿En que se basa la posibilidad de la alianza revolucionaria del proletariado con el campesinado y los sectores avanzados de la pequeña burguesía? Se basa en la similitud y coincidencia de intereses económicos, sociales y políticos, pues tanto el proletariado como las clases y sectores de clase que son sus aliados potenciales sufren la explotación y opresión económico-político-social de las clases explotadoras dominantes y sólo pueden obtener su liberación por medio de la transformación revolucionaria dé la sociedad. Por otra parte, como ya la burguesía ha agotado su potencial revolucionario, estos sectores que no tienen intereses antagónicos con el proletariado pueden identificar sus fundamentales fines revolucionarías con los de éste, siendo capaces de acompañarlo hasta el socialismo, mediante la elevación de su conciencia revolucionaria a través del proceso de lucha conjunta.
Es evidente que ninguna clase revolucionaria por sí sola, sería capaz de destruir el poder de la burguesía interna y del imperialismo y que para hacerlo requiere, con una necesidad ineludible, de la conjunción de fuerzas de las clases revolucionarias. En esto estriba la necesidad para el proletariado de forjar su unión con las otras clases revolucionarias, unión que toma el carácter de alianza revolucionaria de las clases explotadas, bajo la dirección y hegemonía del proletariado, dirigido a su vez por sus organizaciones revolucionarías de vanguardia.
Ahora bien, tal unidad revolucionaria unidad estratégica enfilada a alcanzar los fines estratégicos revolucionarios de clase, se forma en la lucha conjunta diaria, la cual se realiza no sólo a nivel de la lucha directa por los objetivos revolucionarios, sino también al nivel de la lucha por los objetivos inmediatos económicos, políticos y sociales; y se realiza no sólo en la instancia estratégica, sino, para que pueda tener fuerza estratégica precisa cobrar vida a través de la diaria y múltiple acción táctica, tanto al nivel reivindicativo por objetivos inmediatos como al nivel consciente a los objetivos revolucionarios.
El forjamiento de la unidad estratégica de las clases y sectores de clase revolucionaria, encabezadas por el proletariado> se hace viable a través de la alianza en el terreno de las acciones tácticas EN LA LUCHA CONSCIENTE POR LOS OBJETIVOS REVOLUCIONARIOS DE ESTAS CLASES, y en la lucha por los objetivos inmediatos de las mismas o sea, a través de las alianzas tácticas del proletariado con las clases revolucionarias.
Es preciso tener presente que éste es un proceso dialéctico cuyos distintos grados de desarrollo se influyen mutuamente; es decir, que el proceso de las alianzas de clase no es un proceso lineal y mecánicamente escalonado, en el cual se tiene que ir por etapas estrictamente delimitadas; por ejemplo, primero, toda lucha reivindicativa inmediata, y después, la etapa de la lucha por los objetivos revolucionarios. Tal concepción metafísica de las alianzas de clase conduciría a perjudicar la lucha por la revolución, ya que la lucha diaria, las acciones tácticas se dan en ambos niveles.
La cuestión estriba en comprender cuál de ambos niveles de lucha debe ponerse al servicio del otro para impulsar hacia adelante todo el proceso; cuál es el decisivo y más avanzado y, en función de esto, cuál debe elevarse de nivel para que contribuya al avance de lo fundamental. Y es evidente que en el proceso hacia la revolución, es la lucha por las reivindicaciones inmediatas (y en consecuencia las alianzas necesarias en este nivel) la que tiene que ponerse en función y al servicio de la lucha por la revolución, y son un medio para elevar a las clases a la disposición y conciencia revolucionaria.
En: esta acción e interacción dialéctica estriba la dinámica de las alianzas tácticas de clase realizadas en el terreno de la lucha por las reivindicaciones inmediatas. Tales alianzas no deben estar en contra de los objetivos revolucionarios, no deben perjudicar la toma de conciencia y disposición revolucionaria de las masas, pues de ser éste así, no sólo no ayudarían al proceso de educación revolucionaria de las masas, sino que en vez de favorecer la estrategia revolucionaria del proletariado, podrían pasar a favorecer la estrategia de las clases reaccionarias dominantes. De allí que toda alianza táctica del proletariado en el nivel de la lucha reivindicativa de las masas populares, tiene que ir inequívocamente dirigida a propiciar la estrategia revolucionaria del proletariado, a elevar la conciencia de las masas populares hacia el forjamiento de una unidad estratégica revolucionaria de las clases avanzadas de la sociedad.
Sería anti dialéctico y perjudicial al forjamiento de la conjunción de fuerzas revolucionarias considerar que, si bien es cierto que al nivel revolucionario las alianzas deben tener carácter revolucionario; en cambio, al nivel de la lucha reivindicativa inmediata las alianzas tácticas pueden tener otro contenido ( por ejemplo contenido economista, reformistas, etc.) realizándose con quien quiera, incluso con aquéllos que están luchando consecuentemente contra los objetivos revolucionarios del proletariado, contra su estrategia revolucionaria. Un enfoque así, conducirla a una situación tal, que la alianza táctica a nivel (es decir en un nivel inferior de lucha) podría hacerse con aquellos mismos que se enfrentan con nosotros con las armas en la mano en el terreno político militar.

Un enfoque oportunista, basado en la concertación de alianzas sin principio en el terreno de las reivindicaciones inmediatas (político-económica) ha sido uno de los graves errores de las corrientes “de izquierda” tradicionalistas y que ha contribuido en ellas a la unilateralización de los medios de lucha, limitándolas al pacifismo y al legalismo burgués; lo que los ata a la estrategia burguesa, y los aleja de los “peligros” de chocar con tales “aliados” en el terreno revolucionario, del que se han alejado.
Un enfoque convergente a éste en el terreno de las alianzas tácticas por reivindicaciones inmediatas, también podría ablandar la lucha revolucionaria de organizaciones político-militares y hacerlas retroceder a las vecindades del camino trillado por el tradicionalismo de izquierda en materia de alianzas.
Pero para que las alianzas tácticas contribuyan a la estrategia revolucionaria, deben de tener en ambos niveles contenido revolucionario, es decir, estar encaminadas a la realización de la estrategia revolucionaria, ser un medio para la educación y elevación revolucionaria de las masas populares.
Por eso mismo, la alianza táctica, para que a la par de la práctica pueda cumplir su carácter educativo y de elevación de la conciencia revolucionaria, necesita ser una alianza con crítica (unidad y crítica) hacia los aspectos retrasados en la conciencia de los sectores aliados. El proletariado requiere también, para hacer avanzar la causa revolucionaria, de neutralizar a aquellos sectores de la burguesía que sea posible en un momento determinado neutralizar, y de esta manera debilitar la conjunción de fuerzas de las clases reaccionarias dominantes.
Sin embargo, tal acción no puede hacerse al antojo, so pena de caer bajo la hegemonía de la burguesía, y ser arrastrado al servicio de los objetivos estratégicos de la misma.
Para neutralizar a sectores potencialmente neutralizables de la burguesía en una coyuntura dada, es preciso basar esa acción en una fuerte alianza con el campesinado y otros sectores revolucionarios, que permita neutralizar a su vez las influencias de la burguesía, y permita al proletariado hacer valer su hegemonía en tal acción táctica. De lo contrario, los objetivos revolucionarios saldrían perjudicados al imponer su hegemonía los sectores de la burguesía que participan en tal acción o conjunción de fuerzas.
VI.LAS ALIANZAS DE CLASE: PROCESO DIALECTICO
1. Lo relativo a las alianzas de clase (que también denominamos unidad) forma parte básica de la estrategia y de la acción táctica de la clase obrera y de la organización representativa de sus intereses. Ello está determinado por la necesidad de formar un agrupamiento estratégico de fuerzas que permita la definitiva destrucción de las fuerzas políticas, económicas y militares del enemigo y la consolidación y ampliación de las fuerzas que serán el basamento para une régimen político económico social que sustituya al presente régimen de explotación.
En el proceso hacia los objetivos estratégicos, los problemas de la unidad tienen expresión y aplicación practicas en la diaria acción de unidad táctica con las fuerzas y sectores aliados o potencialmente aliados.
2. Concebida la unidad de clases como una necesidad estratégica y táctica, tiene que ser abordada con el método dialéctico marxista que permite la correcta integridad y proyección de conjunto, así como un concreto análisis y aplicación práctica correcta en cada momento dado.
a) El proceso de alianzas de clase es un proceso dialéctico y por consiguiente vivo y cambiante que, dentro de líneas estratégicas estables durante un período más o menos prolongado, no es un elemento estático, congelado, abordable del mismo modo en todas circunstancias y condiciones, sino que su aplicación concreta tiene que tomar en cuenta las variantes reales surgidas en las fuerzas sociales en el momento dado de su aplicación.
b) Es un proceso interrelacionado con todos los otros elementos estratégicos que forman el movimiento de la clase obrera en su histórica marcha hacia el poder. Tiene, por consiguiente, que tomar en cuenta su interinfluencia con los demás elementos estratégicos que componen la línea de esta clase u organización, así como los elementos tácticos de su accionar; para, de esta manera, ayudar eficazmente al proceso general de desarrollo revolucionario de la clase, ya que, concibiéndolo como independiente de los otros elementos estratégicos y tácticos, no contribuiría eficazmente al desarrollo general y concreto de tales elementos.
c) A su vez los otros elementos influyen sobre los problemas de unidad, ya sea favorable o desfavorablemente, por lo cual, así como aquellos se ven favorecidos por la aplicación de una línea de unidad correcta, ésta tiene que tomar en cuenta los grados de desarrollo de los otros elementos, partiendo del método de marchar de lo simple a lo complejo, en determinación de todo el desarrollo general y de la necesidad de impulsarlo.
ch) La dialéctica marxista concibe todos los procesos y fenómenos de la sociedad como algo que se realiza en el tiempo y en el espacio. La unidad, por consiguiente, no puede verse fuera de ese marco.
Así como en un período histórico de tiempo determinado se realiza el proceso histórico de una clase; así también, diariamente, se tiene que llevar a cabo una política de unidad táctica; atendiendo en cada momento determinado a las circunstancias aparecidas, algunas de las cuales pueden ser diferentes en mayor o menor medida a las existentes en otros momentos dados.
d) Pero así mismo, todos los otros elementos estratégicos y tácticos de la clase u organización, se dan también el marco de espacio y tiempo; y todos ellos no pueden tener simultáneamente el mismo peso, importancia y decisión en la marcha del proceso; por lo cual, la organización tiene que abordar con sentido prioritario aquellos elementos que en cada momento concreto permitan hacer avanzar el proceso eficazmente; convirtiéndose los otros elementos en medios auxiliares para el impulso del mismo. La política de unidad de una organización tiene, por consiguiente, que estar dentro del marco de esas mismas leyes del desarrollo, por lo cual en unos momentos la unidad será el elemento prioritario; y en otros momentos, estará supeditado a los otros elementos estratégicos.
e) En un sentido igual se puede decir que en unos momentos la unidad es causa para el desarrollo de otros elementos estratégicos y tácticos, mientras que en otra situación dada, pasa a ser efecto del desarrollo de los otros elementos.
f) La unidad o alianzas de clase, para materializarse necesita de adquirir forma y contenido. La forma es importante ya que una adecuada forma propicia el desarrollo de la unidad. Sin embargo, es el contenido el que le imprime el sello a la unidad. Una buena forma con un mal contenido no favorece el desarrollo del proceso revolucionario ni a la estrategia determinada. El contenido en una unidad dé clases (o sectores de clases) lo determina la ESENCIA DE CLASE encerrada en dicha unidad; es decir, los intereses de clase a los que favorece dicha unidad. Pero no sólo los intereses de clase en general, sino el hecho de que los intereses concretos inmediatos en torno a los cuales se haga una unidad FAVOREZCAN al desarrollo de los intereses y objetivos estratégicos y fundamentales de tal clase, De lo contrario, los intereses inmediatos de una clase pueden ser aprovechados por una clase antagónica (dentro de la forma de unidad) para impulsar sus propios intereses estratégicos.
Dentro del contenido de clase de la unidad determinada, es básico el hecho de qué intereses de clase (tácticos y estratégicos) le imprimen el sello a dicha unidad. En otras palabras, qué clase hegemoniza la unidad, o sea, a qué intereses estratégicos de clase favorece efectivamente una unidad táctica o estratégica.
g) Las alianzas de clase se rigen también por las leyes universales de “unidad y lucha de los contrarios”. Toda alianza se hace entre sectores que tienen afinidad (coincidencia) en algunos puntos concretos. Pero en toda unidad debe de haber lucha, ya que al mismo tiempo que hay puntos concretos coincidentes existen aquellos elementos que de desarrollarse perjudicarían los intereses estratégicos de la clase determinada. La unidad entre clases antagónicas existe por la presencia simultánea de las mismas en un mismo espacio y tiempo; pero la lucha entre ellas es irreconciliable hasta la destrucción total de uno de los dos polos antagónicos. En cambio la unidad entre clases aliadas o potencialmente aliadas se da no sólo por su existencia en el tiempo y en el espacio, sino por la acción conjunta en pro de sus intereses comunes; mientras que la lucha entre ellas, no siendo clases antagónicas, se da fundamentalmente en el terreno ideológico a fin de elevar la unidad a los grados más favorables al desarrollo del proceso estratégico y propiciar la hegemonía de la clase más avanzada; así como para limpiar el campo de la alianza de los elementos ideológicos favorables al proceso estratégico de una clase antagónica que ejerce alguna influencia sobre sectores de esa unidad.
h) En la unidad es importante el elemento dialéctico de cantidad y calidad, su interrelación, así como los saltos cualitativos de la unidad.
Como el proceso de unidad está destinado a la formación del amplio agrupamiento de fuerzas revolucionarias populares que haga posible la destrucción de las fuerzas reaccionarias, puede crearse la imagen de que la unidad es un proceso fundamentalmente cuantitativo. Ello no es así ya que la calidad revolucionaria de la unidad, su contenido revolucionario es el núcleo dinámico que le da firmeza y perspectiva de desarrollo, en función de la estrategia de la clase más revolucionaría.
La unidad basada fundamentalmente en el factor cantidad (amplitud cuantitativa) no sólo resulta asentada sobre bases de arena, sino que coloca a las clases revolucionarias al servicio de la estrategia de las otras clases y puede llevar hasta la confusión y defraudación de las masas populares.
Por ello, precisamente, es que en el proceso de unidad, las organizaciones representantes de la clase obrera no deben sacrificar los principios revolucionarios (en los pasos de unidad táctica y estratégica) en aras de la amplitud unitaria; so pena de sacrificar los intereses fundamentales de la clase obrera y la estrategia de la misma.
El forjamiento revolucionario de una organización que realmente represente os intereses en la clase obrera es punto de partida para alianzas de calidad con las otras clases revolucionaria (y sus representaciones.)
Una unidad dirigida (hegemonizada ideológicamente) por corrientes oportunistas favorece a las clases explotadoras, porque sacrifica los principios revolucionarios y los intereses fundamentales del proletariado. Debido a ello, la unidad con los oportunistas en condiciones en que ellos hegemonicen la dirección de la misma, perjudica al proceso revolucionario, y no propicia los saltos cualitativos en la unidad.
Unidad de calidad lo significa una unidad exclusivamente con las direcciones de los movimientos de clase. Una unidad que no se base en los intereses fundamentales de las masas de las clases revolucionarias y la lucha activa de las mismas, conduce a acuerdos oportunistas perjudiciales a las clases revolucionarias. Una organización verdaderamente revolucionaria debe tener la capacidad de encontrar las formas y métodos de influir revolucionariamente en las masas de las clases populares para que éstas adopten posiciones más avanzadas que sus dirigentes vacilantes u oportunistas, y que ejerzan sobre ellos una efectiva presión de masas que les obligue a aceptar posiciones de unidad consecuentes con los intereses de las masas revolucionarias y contrarios a los intereses de la burguesía y sus aliados.
Una unidad de calidad superior, cuya hegemonía esté en manos de la clase obrera, de esencia revolucionaria, y que en su base se fortalezca en forma creciente la alianza obrero campesina, es el marco para el más amplio desarrollo cuantitativo requerido para la construcción del poderoso agrupamiento de fuerzas revolucionarias que sean capaces de dar las batallas decisivas a sus enemigos de clase.

3. De acuerdo con todo lo anterior podemos concluir que:
-No sería correcto ni conveniente concebir como condición PREVIA para emprender la lucha revolucionaria político-militar una amplia unidad cuantitativa. Será la acción revolucionaría la que irá creando el terreno para una verdadera unidad de calidad superior de las fuerzas revolucionarías del pueblo.
-No es la unidad a toda costa el máximo deber de los revolucionarios en este momento sino el de CREAR, CONSOLIDAR, DARLE CONTEXTURA Y CAPACIDAD CREATIVA, LIGAZON EFECTIVA DE MASAS, CAPACIDAD DE DIRECCION DE MASAS EN LA PRACTICA DE SUS LUCHAS INMEDIATAS a las organizaciones revolucionarias político-militares
-Y en la tarea por unirse a las masas, es un elemento de primer orden la lucha ideológica contra las corrientes que embotan y rebajan la conciencia revolucionaria de las masas. Es necesario en el período actual, un claro deslinde ideológico con el oportunismo.
En toda unidad (a nivel estratégico o táctico) debe asegurársela hegemonía revolucionaria de la clase obrera en esa alianza. Una unidad con otras fuerzas en las que predomine la hegemonía burguesa no favorece al proletariado, sino a la estrategia de la burguesía, y no consideramos conveniente hacerla.
-Una unidad (en terreno táctico) concebida como MEZCLA CUANTITATIVA de lo revolucionario con lo oportunista (y peor, con los abiertamente reaccionarios) no la consideramos convincente sino perjudicial al avance del proceso revolucionario.
-Tratamos de forjar la unidad de las masas populares en la lucha radicalizada por sus intereses inmediatos, pero no la unidad con las camarillas oportunistas o traidoras abiertamente a los intereses fundamentales de la clase obrera, que tratan de acondicionar la lucha por las reivindicaciones inmediatas a la estrategia fundamental de la burguesía.
-La unidad de las fuerzas revolucionarias se irá forjando en la acción revolucionaria, la cual será al mismo tiempo el crisol que mostrará irrefutablemente quiénes están con la revolución y quiénes están en contra; quiénes son revolucionarios verdaderos, y quiénes no lo son.
LOS CONCEPTOS DE ALIANZA DE CLASE Y UNIDAD
El concepto de UNIDAD es más amplio, ya que, de acuerdo con la dialéctica marxista existe la unidad universal de los fenómenos y objetos (su materialidad y su conexión universal: su interrelación, interinfluencia e interdependencia). Ello explica la unidad entre los contrarios.
La ALIANZA entre las clases es la UNIDAD que se establece entre ellas en los terrenos político, económico y social (con su correspondiente expresión en el terreno ideológico), y que tiene su base en los intereses de clase común o coincidentes.
NOTAS FINALES.
1) El tema sobre las alianzas de clase será complementado en posterior edición con una definición más detallada sobre el concepto: alianzas de clases estratégicas y alianza táctica.

2) En el tercer párrafo de este mismo tema se incluye a los productores pequeños y medianos como posibles aliados secundarios del proletariado. Queremos recalcar que de acuerdo con lo que el mismo párrafo indica se trata de sectores de la pequeña burguesía. No se trata de la burguesía. Es obvio que el núcleo fundamental de las alianzas de clase debe ser la firme alianza obrero campesina.

3) En distintas partes de este material queda firmemente establecida nuestra concepción de que la burguesía en nuestro país no tiene ya ningún papel revolucionario y que está indisolublemente ligada al imperialismo. Cuando en el párrafo final de la primera parte del tema sobre alianzas de clase se dice que la burguesía está impedida de jugar un papel revolucionario es preciso entenderlo como una situación “irreversible”. Consideramos que cualquier ilusión en cuanto a un potencial revolucionario de la burguesía, conduce al oportunismo en materia de alianzas.

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