A propósito de la propuesta del FMLN (Revista ECA 570, marzo-abril 1996)

A propósito de la propuesta del FMLN (Revista ECA 570, marzo-abril 1996)

El contenido económico social de la propuesta del FMLN no debe soslayar otro aspecto igual o más importante aún. Una perspectiva de análisis es si la propuesta en cuestión tiene coherencia interna, si es viable técnicamente, si existen recursos para financiarla. De una u otra forma, estos problemas podrían resolverse una vez que el partido llegue al poder, pero antes es preciso llegar.

En cualquier propuesta política y, especialmente, cuando se trata de una con contenido económico social, antes que detenerse a discutir su lógica o sus tecnicismos, importa considerar si tiene sujetos reales dispuestos a ejecutarla, ya que, de muy poco sirve una propuesta, por excelente que sea, si carece de sujetos. Desde esta perspectiva, la propuesta del Frente no es criticable, puesto que, efectivamente, cuenta con los sujetos necesarios para llevarla a cabo. Los sujetos de la propuesta del FMLN parecen ser los empresarios capitalistas.

Cabe preguntarse, entonces, si al FMLN le corresponde elaborar propuestas para tales sujetos. ¨Y por qué no? Se podría argüir y añadir: si se busca ser gobierno de El Salvador, hay que elaborar una propuesta para todos. Formalmente, parece tener sentido tal argumentación. Sin embargo, “toda la población” no pasa de ser un ente abstracto, en razón de que ésta está conformada por diferentes sectores sociales, los cuales poseen diferentes intereses y por ello, precisamente, es que se torna necesario optar preferentemente y el Frente tal parece que opta por los empresarios capitalistas, aunque no lo explicite. Y es aquí donde se encuentra un grave error: ¨a qué partido preferirían estos empresarios como gerente del proyecto, a ARENA o al Frente? La respuesta es obvia.

En segundo lugar, hay que considerar con atención la visión político ideológica que subyace en la propuesta, puesto que ella estaría definiendo la especificidad del Frente como partido político, es decir, lo que lo diferenciaría de ARENA, del Partido de Conciliación Nacional, del Partido Demócrata Cristiano, del Partido Demócrata, etc., y es lo que, por otro lado, atraería el apoyo o el rechazo de los electores. De esto dependería, en último término, su acceso al poder, la razón última de cualquier partido político.

La propuesta del Frente no parece distinguir entre aceptar las reglas impuestas por el sistema y aceptar el sistema mismo. Es decir, el Frente debiera optar preferentemente por los sectores populares y, en consecuencia, proponer algo realmente alternativo al modelo neoliberal y no simplemente ofrecer “un nuevo arreglo de la misma melodía”.

En tercer lugar, políticamente, el Frente ha caído en su propuesta en algunos errores como consecuencia de una concepción política errada. Da la impresión que busca ser “potable”, ya que, a su juicio, para algunos sectores no lo es. En esto último, el Frente está en lo correcto, porque ningún partido político puede ser “potable” para todos los sectores. El error consiste en que al buscar su “potabilización” renuncia a su naturaleza esencial: ser un partido de izquierda radical en su concepción política e ideológica. Radical no en la connotación vulgar del término, sino en el sentido de buscar atacar la raíz de los problemas. Este radicalismo tiene razón de ser en la actualidad, ya que nuestra sociedad continúa clamando a gritos por cambios radicales, lo cual exige y justifica la presencia de un partido con estas características.

Prueba de que hay un error en su concepción política sería el hecho de que en las elecciones
pasadas, cuando recién se salía del conflicto político-militar -con todo el lastre que esto significaba para el Frente en aquél momento, pero no por su visión político-ideológica, sino por sus formas de lucha-, los electores lo colocaron como la segunda fuerza política del país, pese a todas las fallas de su campaña y a los presuntos fraudes del partido oficial. Esto, obviamente, no se explica porque el Frente se presentara como un partido “potable” para todos, sino precisamente porque se lo veía como una alternativa de gobierno para los sectores populares.

En consecuencia, más que renunciar a ese contenido esencial y a su imagen de entonces, el Frente debería esforzarse por profundizar dicho contenido y por proyectar mejor esa imagen. Esto es más importante todavía cuando se considera que el partido en el poder es claramente anti popular, lo cual, seguramente, se traducirá en una disminución del número de sus electores; pero éstos podrían ser captados por otros partidos electoreros,
gangueros y demagógicos como algunos de los recién constituidos, si el Frente persiste en su postura de izquierda moderada. ¿Moderada por quién?

La búsqueda de “potabilización” puede acarrearle más costos que beneficios al Frente, ya que podría reducir el caudal de los votos populares de sus antiguos simpatizantes así como también entre otros sectores populares que urgen propuestas radicales. En cambio, entre aquellos para quienes busca ser “potable” puede que no encuentre nuevos votantes, ya que nunca podrá llegar a serlo en realidad.

Nunca le creerán que haya cambiado de piel, aunque efectivamente lo haga. En consecuencia, ¿qué sentido tiene el negarse a sí mismo? Y eso es, precisamente, lo que se desprende de la propuesta del Frente, “Economía productiva con desarrollo humano”, la
cual está muy bien, pero para los de “en frente”.

Finalmente, se pueden señalar algunos puntos y sólo algunos a partir de los cuales se podría
“trabajar” una plataforma política de izquierda radical: promocionar a los informales urbanos, así como a los empresarios pequeños y medianos; promocionar a los campesinos, así como a los agricultores pequeños y medianos; promocionar a las comunidades urbanas y rurales; promocionar las cooperativas, ya sean asociaciones o sociedades, urbanas o rurales, de producción, comercio o servicios; promocionar a la mujer para que participe más activa e igualitariamente en los diferentes ámbitos de la vida nacional; promocionar a las organizaciones no gubernamentales y velar por su eficiencia y compromiso solidario con los sujetos antes mencionados. Una plataforma como ésta debe ser elaborada y consensuada a partir de propuestas concretas de los diferentes sectores populares, que no sólo conoce cuáles son sus problemas, sino también sus posibles soluciones. Por eso mismo aquí no podemos señalar medidas específicas, sino tan sólo identificar sujetos y objetivos.

Los seis puntos anteriores implican, obviamente, una nueva concepción de la labor del gobierno de cara a la consecución del desarrollo socio económico de las mayorías populares. Su labor estaría centrada en promover la planificación local, regional, zonal y nacional y en coordinar los esfuerzos de la sociedad popular, en la cual las organizaciones no gubernamentales desempeñan un papel de primer orden. Esto no significa, por supuesto, que el gobierno desatienda financieramente el proceso, sino tan sólo el no comprometerse en aquellas tareas que estas organizaciones pueden hacer mejor que él.

Otros elementos que habría que tomar en cuenta en la elaboración de la plataforma serían: promocionar a los empleados públicos y privados, mediante su calificación y recalificación, y velar porque se respete la legislación laboral, nacional e internacional cuando se trate de convenios internacionales, suscritos por el país; generar una conciencia ecológica y evitar por todos los medios legales que continúe la degradación
del medio ambiente, así como procurar su recuperación la labor primordial en este campo correspondería a las organizaciones no gubernamentales; combatir la evasión tributaria para incrementar la recaudación fiscal que posibilite la promoción de los sectores populares, así como otras tareas sociales indelegables por parte del gobierno; gobernar de manera honesta y transparente, recuperando el patrimonio público mal habido y enjuiciando a los responsables sin considerar cuándo se cometió el delito y hasta donde lo permitan las leyes; combatir el crimen organizado y la delincuencia común, y generar las condiciones necesarias para prevenir esta última; los empresarios capitalistas se regirán por las leyes del mercado, para lo cual se propiciarán las condiciones necesarias para una sana competencia, entre sí y con las empresas extranjeras.

Si para entonces aún existieran algunos activos públicos, cuya privatización sea socialmente aceptable, se crearían empresas bajo la modalidad de sociedades cooperativas con propiedad tripartita: popular, gubernamental y empresarial capitalista. La propiedad accionaria de estos tres sectores sería igual e invariable. En el caso de los activos públicos ya privatizados se determinaría si hubo irregularidades en el proceso de privatización y si ésta se comprobase, el proceso se revertiría. En este caso, podrían crearse sociedades cooperativas bajo la modalidad anterior, si esta es la forma más favorable al interés nacional, en términos de beneficios sociales.

Aquiles Montoya

La fábula del conejo rebelde y la zanahoria imperial

La fábula del conejo rebelde y la zanahoria imperial Roberto Pineda 23 de junio de 2015
El zorro y el puma estaban muy preocupados porque en el bosque latinoamericano los conejos se habían rebelado y proclamaron que no iban a permitir que los siguieran explotando; y entonces el zorro y el puma decidieron que ya no solo había que regañarlos y castigarlos para que trabajaran más duro sino que había que ofrecerles dulces zanahorias para poderlos mantener bajo su hegemonía. Pero lo que el zorro y el puma imperial no sabían es que los conejos rebeldes estaban organizados y unidos…
Un mundo complejo y divertido
La llegada al gobierno de Estados Unidos en enero de 2009 del primer presidente afroamericano Barack Obama precede por unos meses la toma de posesión del presidente salvadoreño Mauricio Funes, en junio de ese año en El Salvador. Ambos acontecimientos marcan importantes hitos en ambos países. En el caso de Estados Unidos se trataba de un significativo avance en la lucha por la igualdad social y un fuerte golpe al racismo institucional; y en el caso de El Salvador se trataba de una histórica victoria popular sobre los representantes de la centenaria dominación oligárquica.
El cruce diplomático y político de estos dos procesos históricos permitió modificar la política exterior norteamericana, que había sido durante las campañas electorales de 1994, 1999 y 2004, de temor y rechazo hacia el FMLN y cambiarla por una nueva actitud inicial de wait and see, de esperar y ver, y posteriormente por una de ofrecer “amistad y cooperación” a sus antiguos adversarios militares.
Por lo que en El Salvador la potencia imperial decide esconder el garrote y muestra un simpático rostro caribeño que le ofrece zanahorias al también ocurrente conejo rebelde, que antes había sido conejo guerrillero. Pero además de este singular y extraordinario posicionamiento de los astros geopolíticos ¿qué es lo que explica la posición estadounidense hacia El Salvador? ¿Por qué se le aplica garrote a Venezuela y hoy a Ecuador mientras que a El Salvador se le envían barcos humanitarios? ¿Por qué del trato diferenciado? A continuación exploramos algunas aristas de esta interesante temática.
Como decorado histórico de fondo de esta fábula hay que registrar que mientras el FMLN en noviembre de 1989 impulsaba su ofensiva “hasta el tope” rodeando con columnas guerrilleras a San Salvador, en Berlín se estaban cayendo los primeros ladrillos del famoso muro del socialismo real; en esa misma larga década de los ochenta en el mundo entero el estado de bienestar keynesiano era acuchillado por el rabiosamente agresivo credo neoliberal; y como la cereza del pastel, al finalizar el siglo presenciábamos las combativas marchas en las calles de Seattle contra la OMC y un hasta entonces desconocido militar rebelde ganaba las elecciones en Venezuela.
Y en nuestro rincón mágico mientras se firmaba en 1992 los acuerdos de paz como colofón de una guerra de doce años “sin vencedores ni vencidos” el gobierno empresarial de Alfredo Cristiani avanzaba en sus planes de neoliberalizar la economía y el país; proceso que ha sido detenido pero no revertido por el actual segundo gobierno del FMLN.
Nuestro Tío Sam
Durante casi todo el siglo veinte la política exterior de Estados Unidos estuvo simbolizada por un compromiso con las clases dominantes salvadoreñas y su aparato de dominación militar. Y aunque inicialmente en 1932 le negaron el reconocimiento al General Martínez, y hubo algún malestar por la negativa de este mismo general de no permitir instalar tropa “para proteger el canal” durante la Segunda Guerra Mundial, El Salvador fue un fiel aliado de Washington contra la “amenaza soviética” luego durante toda la Guerra Fría.
Y esta histórica alianza fue ratificada con el millonario involucramiento militar –en armas, asesores y ayuda económica- durante el conflicto militar que enfrentó durante doce años al FMLN y al Gobierno salvadoreño. A la vez, durante ese periodo el crecimiento de un amplio y poderoso movimiento de solidaridad al interior de la sociedad estadounidense con la lucha del pueblo salvadoreño fue significativo.
El gobierno de Ronald Reagan (1981-85 y 1985-1989) fue recibido con la pólvora de la primera ofensiva militar del FMLN. Y es bajo este gobierno que se desarrolla la guerra salvadoreña. Reagan y sus asesores pretendieron aplastar militarmente al FMLN; evitar el colapso de la economía y consolidar un rostro político presentable ante el mundo, incluso apoyando pragmáticamente al democristiano José Napoleón Duarte, y rechazando al ultraderechista Roberto DAubuisson.
Le correspondió al gobierno del también republicano George Bush en 1989 establecer una nueva relación esta vez con el primer presidente de ARENA, el empresario Alfredo Cristiani. Fue en este periodo que se firman los acuerdos que ponen fin a la guerra. En 1993 los demócratas con Bill Clinton regresaron a la Casa Blanca y se quedaron hasta el 2001.

Tuvieron que lidiar con los presidentes salvadoreños Armando Calderón Sol (1994-1999) y Francisco Flores (1999-2004). Pero este último se emocionó con la llegada del presidente republicano George Bush hijo en el 2001, y que habitaría la Casa Blanca hasta la llegada de Barack Obama en el 2009. Y la emoción por esta “amistad” provocó que dolarizara la economía, firmara el Tratado de Libre Comercio (CAFTA), permitiera la Base Militar de Comalapa y la instalación de la Academia Internacional de Polícía (ILEA), así como decidiera enviar tropa salvadoreña para la “pacificación “de Irak, política que luego fue servilmente continuada por el último gobierno de ARENA, el de Antonio Saca (2004-2009). Durante la campaña electoral del 2004 senadores estadounidenses amenazaron con “cortar las remesas” y suspender el Permiso de Protección Temporal (TPS) en el caso que ganara el candidato presidencial del FMLN, Schafik Handal.

Las razones del lobo imperial: la política de Obama hacia El Salvador 2009-2015

Tres días después del triunfo electoral en 2009 del candidato del FMLN Mauricio Funes se recibió el aval del imperio, el saludo de Obama. El susto había pasado. La transición pacífica de un gobierno de ARENA a uno del FMLN podía tener éxito. Había una nueva situación.

Existen diversas razones que explican la política de Obama hacia El Salvador. Una de estas es el esfuerzo diplomático por disputarle terreno político a la corriente emancipadora que recorre América Latina y está encabezada por Cuba, Venezuela, Ecuador, Bolivia y Nicaragua. Y en ese entonces contaba con el acompañamiento de Honduras y de Paraguay. Y de Uruguay y Argentina. E incluso con el poderoso apoyo de Brasil. Esta es una razón que continúa vigente. Somos por esto, como lo dijo en una ocasión nuestro sabio canciller “aliados estratégicos.”

Otra razón es de carácter más interno. Los Estados Unidos necesitan asegurar mediante la Base Militar de Comalapa un pilar estratégico local en la lucha contra el narcotráfico. El Salvador es hoy territorio de la DEA. De la DEA y de la AID, y del FBI, y del Pentágono, etc., etc. Lo positivo es que todo es ayuda humanitaria desinteresada.

Y además los teóricos democristianos del ISTU piensan que nos ayudan por la increíble belleza de nuestras playas, o por la calidad y suavidad de la ropa interior que exportamos, o por el temor a nuestros niños y niñas viajeros, o por la inevitable adicción a nuestras pupusas, o por el peso político de nuestra diáspora, o por nuestra envidiable estabilidad política y envidiable clima de seguridad.
Todas estas razones obligaron al presidente Obama en marzo de 2011 a incluir a El Salvador en su viaje latinoamericano, que además incluyó a otros países como Chile y Brasil. Y en su visita Obama definió con claridad cinco áreas prioritarias: migración, seguridad, Asocio para el Crecimiento, desarrollo económico-comercial y cooperación.

Los límites del juego

Tanto el segundo gobierno de Obama como el segundo gobierno del FMLN conocen los límites de esta relación. Es un noviazgo pactado con derechos. Seguramente nunca habrá matrimonio pero a la vez difícilmente habrá ruptura, aunque las relaciones pueden tensionarse en algún momento. Aunque en el caso que en el 2017 llegue un nuevo inquilino republicano a la Casa Blanca las reglas del juego probablemente tendrán que modificarse.

Por de pronto es un noviazgo con diversos horizontes de continuidad. Un horizonte deseado por ambos es el de la profundización de la relación: el gobierno implementa el II Fomilenio y se cuida de no ser muy efusivo en su relación con Venezuela. Puede también haber un enfriamiento sin ruptura: la administración Obama hace críticas “suaves” y retrasa proyectos mientras el gobierno salvadoreño se muestra más cariñoso con Venezuela; y puede haber ruptura pactada: el gobierno Obama bloquea proyectos de cooperación y el gobierno salvadoreño aumenta acercamiento con rival, pero siempre bajo el anaranjado de las zanahorias para el conejo rebelde.

Apuntes en torno a la línea general del PCS (junio de 1977)

Apuntes en torno a la línea general del PCS (junio de 1977)

En junio de 1977 circula en los medios sindicales y universitarios, un documento del Partido Comunista de El Salvador, PCS, en el que se enumeran los principales lineamientos de su visión estratégica, cuatro meses después del violento desalojo realizado por la dictadura militar en la Plaza Libertad, hecho que puso fin a sus once años de participación en la lucha política electoral y abrió la puerta a su posterior ingreso a la lucha armada.

A continuación hacemos un resumen de este importante documento, seguramente escrito por Schafik Handal, que nos permite adentrarnos en la visión en ese momento de los comunistas salvadoreños, y contrastarla con los avances alcanzados en la actual situación de un segundo gobierno de izquierda.

La Revolución Democrática Antiimperialista

El documento se divide en nueve apartados. El primero trata sobre la caracterización del tipo de revolución. Plantea que existen “dos revoluciones hacia el socialismo: -revolución democrática antiimperialista (Revolución Nacional Liberadora, Agraria, Democrática y Popular) y Revolución Socialista. Una constituye nuestro Programa Mínimo y la otra nuestro Programa Máximo.”
El segundo describe ocho tareas de la etapa de la Revolución Democrática Antiimperialista, las cuales son las siguientes: la primera es la de “derrocar la dictadura militar de derecha que deviene más y más en dictadura fascista, destruir su aparato burocrático-militar y establecer el gobierno democrático-revolucionario de las fuerzas populares encabezadas por el proletariado y su Partido.”
A continuación la de “asegurar la libertad y los derechos democráticos para las masas trabajadoras y el pueblo en general.” Como tercera tarea la de “resolver el problema agrario y campesino, mediante una reforma agraria profunda.”
Como cuarta tarea la de “liberar al país de la dependencia política y económica del imperialismo, poniendo fin al predominio económico y a toda forma de influencia política de los monopolios y de los Estados imperialistas y de la gran burguesía salvadoreña (oligarquía).” Esta es una tarea estratégica pendiente y mucho más compleja en el marco de la actual globalización neoliberal, y de un presidente estadounidense como Obama que despliega una política de “cooptación” más que de “rechazo” hacia el proyecto revolucionario salvadoreño. Es un imperio que nos esconde el garrote y nos ofrece zanahorias.
Como quinta tarea la de “elevar las condiciones de vida materiales y culturales del pueblo.” Como sexto desafío el de “emprender el acelerado desarrollo económico, social y cultural independiente de nuestro país.”
Como séptimo desafío el de “establecer una política internacional independiente, orientada a la defensa de la paz, la solidaridad con todos los pueblos en su lucha por su liberación o por la defensa o recuperación de sus riquezas naturales…” Y finalmente la tarea de “asegurar el paso al socialismo sin agotar previamente el desarrollo del capitalismo.”
El sujeto social de la revolución democrática antiimperialista
El tercer apartado define al sujeto social de la revolución democrática antiimperialista, que en aquella ya lejana época se conocía como las fuerzas motrices. Plantea que estas son “el proletariado (urbano y agropecuario); los campesinos y las capas medias. La fuerza revolucionaria principal es el proletariado. Los campesinos (en particular, los semi-proletarios o campesinos pobres) son el aliado principal del proletariado, y la alianza obrero-campesina esta llamada a dar fundamento sólido a la lucha por conquistar la dirección del movimiento revolucionario por el proletariado y su Partido, a proporcionar el grueso de las fuerzas de la revolución y a constituirse en su garantía de firmeza y consecuencia hasta el fin ,en la garantía para el avance ininterrumpido hacia la etapa socialista de la revolución.”
Establece el documento que “la burguesía no es fuerza motriz de la revolución, pero algunos sectores de ella pueden ser atraídos como aliados temporales a la lucha por la democracia y en defensa del interés nacional frente al imperialismo; otros sectores de la burguesía pueden ser neutralizados.”
Los enemigos de la revolución democrática antiimperialista
En el cuarto apartado se define como los enemigos principales de la revolución democrática antiimperialista al “imperialismo yanqui y sus sirvientes (en El Salvador, en los países de Centro América u otros de América Latina)” así como “la gran burguesía y los grandes terratenientes de nuestro país y sus sirvientes.” Y agrega que “su forma de dominación política desde diciembre de 1931 ha sido la dictadura militar de derecha, que está hoy en vísperas de transformarse en dictadura fascista abierta.”
Sostiene el documento que “los demás sectores de la burguesía y de los terratenientes son enemigos secundarios de la revolución y debe buscarse su neutralización o, su atracción como aliados temporales del proletariado.”
Señala que tal política de alianzas debe basarse en que por una parte “únicamente serán expropiados por la revolución democrática los grandes terratenientes, los grandes burgueses y los monopolios imperialistas” y por la otra en que “sectores burgueses no oligárquicos pueden estar interesados al menos en ciertos momentos, en la lucha por la democracia, o verse obligados a defender sus interese económicos frente a los imperialistas o la oligarquía, y lo harán si las fuerzas revolucionarias son fuertes y compactas.”
El documento opina que “los enemigos principales de la revolución con frecuencia no forman un bloque cohesionado y compacto, y por ello, es condición indispensable, para elaborar una táctica acertada del Partido, diferenciar a los enemigos principales según su conducta política concreta, y determinar, en cada momento, el enemigo principal más peligroso contra el cual es necesario concentrar la punta de la lucha revolucionaria para aislarlo, debilitarlo y derrotarlo.”
Agrega que “los sectores menos peligrosos del bloque de enemigos principales, pasan a ser, temporalmente, enemigos secundarios; ello exige aplicar una política de neutralización de los sectores menos peligrosos del bloque de enemigos principales y realizar maniobras que activen sus contradicciones con los enemigos más peligrosos para aprovecharlas a favor de la revolución.”
Concluye en este punto que “la derrota del enemigo más peligros significa a menudo, la derrota del enemigo principal en su conjunto o lo debilita, facilitando su derrota total sucesiva,; la derrota del enemigo principal facilita la derrota ulterior de los enemigos secundarios de la revolución.”
La construcción del Frente Único
El quinto apartado explica que “la construcción del Frente Único democrático, antioligárquico y antiimperialista, es condición estratégica para la culminación de la revolución antiimperialista.”
“En este Frente estarán representadas las fuerzas motrices de la revolución, siendo cuestión vital la conquista de la unidad del movimiento obrero y de la alianza obrero-campesina, alrededor de una común plataforma de reivindicaciones inmediatas económicas, políticas y sociales y de un programa para la liberación y transformación general del país, en sentido favorable a los interese de la clase obrera” señala el documento.
Subraya que “en la actual coyuntura de lucha contra los fascistas, que han devenido en el enemigo más peligroso, nuestro trabajo de Frente único también comprende la lucha por la unidad de las fuerzas democráticas y antifascistas incluyendo aquellas que no militan en posiciones antiimperialistas y antioligárquicas; complementando este trabajo con el aprovechamiento de las contradicciones en el campo enemigo.”
El problema del poder
El sexto apartado trata sobre la vía hacia el poder. Considera que “hasta donde se alcanza a ver en la perspectiva” como lo aprobara el V Congreso del Partido, realizado a principios de 1964, la Revolución democrática antiimperialista, habrá de realizarse por la vía armada. En marzo de 1968, el Comité Central concluyó que la forma más adecuada de la violencia armada para la toma del poder, en las condiciones de nuestro país, es la insurrección y no la guerra (prolongada).”
Agrega el documento con respecto a la guerra que “esta podría sin embargo realizarse con éxito por el gobierno revolucionario recién instaurado para defenderse del eventual ataque exterior. Concluye este apartado consignando que en 1968 el PCS “aprobó los rasgos esenciales de la insurrección, y determinó algunas tareas fundamentales relativas a su preparación.
Hay que señalar que la estrategia de Guerra Popular Prolongada era sostenida por las Fuerzas Populares de Liberación. Al final ni la tesis del PCS respecto a la insurrección, que fue compartida asimismo por el ERP y la RN, ni la de las FPL de GPP se manifestaron como correctas. Y la realidad impuso la Guerra Popular Revolucionaria.
Y reitera el documento la tesis insurreccionalista al afirmar que “ahora como resultado del proceso vivo de la lucha de clases –y con la comprensión de la mayoría de nuestro pueblo, que ha hecho en ella su propia experiencia-surge la insurrección popular como la única vía posible para conquistar el poder.”
Sobre formas de aproximación a la Revolución Democrática Antiimperialista
El documento con base a la experiencia internacional y nacional define posición ante la posibilidad tanto de un Gobierno de Apertura Democrática como uno de Transición. Sobre el primero establece que “se limita a restablecer, más o menos consecuentemente, el juego de las libertades democráticas: más para la burguesía que para el proletariado y los campesinos; más para las fuerzas reformistas y menos para las revolucionarias; más para el centro y la derecha y menos para la izquierda.” Considera que este tipo de gobiernos “se encuentra bajo la hegemonía de la burguesía democrática o de los sectores ascensionales y “moderados” de la pequeña burguesía.”
Por su parte, los gobiernos de transición, son “más avanzados, abren mucho más libertades democráticas para las masas trabajadoras y la izquierda, tienden a apoyarse en ellas y emprenden la realización de reformas dirigidas en un sentido anti-oligárquico y anti-imperialista, incluso llegan a restringir la libertad para la gran burguesía y los representantes y sirvientes del imperialismo…”
Considera que ambos tipos de gobierno “surgen como salida de crisis políticas agudas del poder oligárquico-imperialista, en condiciones en las que la correlación de fuerzas es muy adversa para las fuerzas revolucionarias y/o marcha en retraso la organización y conciencia revolucionaria del proletariado, es débil o no existe su Partido de vanguardia, y no ha alanzado el proletariado revolucionario la dirección del movimiento popular.”
Asegura el documento que este tipo de gobiernos “significan un debilitamiento del poder oligárquico-imperialista y, por consiguiente, encierran la posibilidad de que el movimiento revolucionario avance e incluso lleve al proceso hasta la realización democrática antiimperialista.”
Sostiene que “en nuestro país, las experiencias de 1944, 1948 y 1960, fueron “aperturas democráticas”; las de 1944 y marzo de 1972 pudieron dar origen a un “gobierno de transición.”
Afirma como línea política, como táctica a seguir por el PCS la de “luchar activamente por realizar las posibilidades de aproximación a la revolución democrática antiimperialista, mientras la correlación de fuerzas y demás condiciones no son favorables para el triunfo inmediato de la misma.”
Añade que “el Partido puede plantear en todo momento, una consigna revolucionaria de poder a la clase obrera y a todo el movimiento popular, mostrarle siempre la perspectiva final del socialismo al proletariado y a las capas avanzadas del pueblo, clarificándoles la relación que hay entre su lucha actual y esa meta superior; esto permite elevar sucesivamente, la organización y la conciencia de las masas…”
La lucha por la democracia y el problema del poder
En la octava parte de este documento se amplía sobre la concepción del PCS de vincular lucha por la democracia con lucha por el poder y en el marco de la polémica entablada con las FPL y las otras organizaciones revolucionarias hermanas.
Se argumenta que “el problema del poder no surge, pues, únicamente “cuando llega la hora del proletariado” dándole mientras tanto, la espalda al proceso vivo y concreto de la lucha de clases, a sus coyunturas críticas, a las situaciones revolucionarias incompletas o, a aquellas que llegan cuando no estamos del todo preparados, que es en esencia, la tesis del BPR y otras agrupaciones ultra-izquierdistas, cuando opinan, en apariencia radicalmente, en el sentido que no es revolucionario luchar por un gobierno democrático.”
Afirma que fueron estas concepciones “respecto a la lucha ´por la democracia y al problema del poder, son las que los llevaron a volver por completo la espalda a las grandes batallas revolucionarias de las masas, en relación con las elecciones presidenciales de este año.”
Reitera el documento del PCS que los gobiernos de apertura o de transición “no son etapas ni siquiera fases sucesivas obligatorias, sin cuyo cumplimiento previo, la revolución democráticas antiimperialista no puede realizarse, sino que son salidas democráticas burguesas, o pequeño burguesas, por lo general efímeras, que , independientemente de nuestra voluntad, actuando o no los comunistas, suelen encontrar en sus puntos más agudos la crisis política de la dictadura militar de derecha en nuestro país, según lo ha mostrado la experiencia de los últimos 33 años…”
Considera que “este trabajo consciente por realizar las posibilidades objetivas de una “apertura” o “transición “es lo que puede convertir tales “interrupciones” en ruptura creciente del viejo poder y, por consiguiente, en auténticas vías de aproximación a la revolución democrática antiimperialista.”
Enfatiza en que no existe ninguna “muralla china” entre la revolución democrática antiimperialista y la revolución socialista, ya que “como lo ilustra la experiencia cubana, la realización consecuente de la primera conduce, necesariamente, a la segunda, sin solución de continuidad.; a tal grado se funde una con la otra que, tomado el proceso de ambas revoluciones en conjunto, la ejecución del programa de las transformaciones democráticas antiimperialistas aparece como la realización de tareas iníciales de una sola y misma revolución, la revolución socialista.”
La conquista de la dirección del movimiento popular
En el último apartado se definen tres grandes tareas orientadas a lograr por parte “del proletariado y su Partido” la conquista de la dirección del movimiento popular. La primera tarea es la de “educar revolucionariamente a la clase obrera (educación política y elevamiento de su temple combativo), determinando en cada etapa donde debe ponerse el acento principal de esta educación: en los sindicatos o en las organizaciones ilegales y la preparación de la insurrección.”
La segunda tarea estratégica es la de “ganar a las grandes masas campesinas, principalmente a los semi-proletarios y demás campesinos pobres, para marchar como aliados fundamentales del proletariado hacia la revolución democrática antiimperialista.”
Y como tercer tarea “impulsar enérgica y sistemáticamente un trabajo correcto por la construcción del Partido y la J.C. entre el proletariado urbano y rural, entre los campesinos y entre las capas medias urbanas (principalmente, entre sus sectores asalariados).”
Y concluye el documento en relación a la necesidad de fortalecer el PCS a través de “multiplicar sus vínculos con las masas, elevar su carácter clasista, la combatividad y al disciplina, profundizar en el estudio del marxismo-leninismo y en la experiencia revolucionaria internacional, luchar sistemáticamente contra todas las manifestaciones de la ideología pequeño-burguesa y burguesa, en el Partido y en el movimiento revolucionario.”

Los desafíos del marxismo en un mundo globalizado

Los desafíos del marxismo en un mundo globalizado Roberto Pineda 16 de junio de 2015

¿Continuara el marxismo jugando un papel de ideología y teoría revolucionaria en las nuevas situaciones creadas por la globalización neoliberal del siglo XXI? Sí en la medida en que resuelva política y teóricamente la construcción de una alternativa y una estrategia viable frente al capitalismo. Y esa solución pasa principalmente por redefinir los sujetos, los modelos y las vías de esa transformación emancipadora, enfatizando en su pluralidad inclusiva y su diversidad cultural.

No en la medida en que quede anclado a referencias dogmáticas, ya que partimos de la premisa que el marxismo no es un conjunto de verdades sagradas derivadas de un libro celestial con interpretes autorizados, sino un conjunto de visiones e instrumentos de análisis que nos permiten comprender de manera dialéctica la realidad para transformarla. Por eso era que Marx no se consideraba marxista.
El marxismo como filosofía de la praxis, como horizonte utópico y transformador de la sociedad ha atravesado con su elegante carruaje de luchas e ideas, por las callejuelas empedradas de tres siglos de un agotador e incesante batallar.
Los tres grandes momentos del pensamiento marxista
Bajo las banderas rojas de un naciente proletariado industrial europeo estremeció el siglo XIX con el poderoso llamado de “proletarios de todos los país, uníos”; continuó su caminar a principios del siglo XX en las nevadas avenidas de Moscú con la construcción del primer gobierno de obreros y campesinos, para regresar políticamente derrotado en este siglo XXI a sus antiguas raíces de teoría social subversiva. A continuación hacemos un brevísimo recorrido por esos momentos gloriosos de lucha y reflexión teórica.
El primer momento
El primer momento va del 1848 al 1917 y entonces el marxismo emerge como una de las variadas y coloridas teorías revolucionarias para enfrentar al aún naciente capitalismo. Es la época del marxismo clásico de Marx y Engels. Ubicamos su acta de nacimiento con la publicación de El Manifiesto Comunista en 1848. Nace en abierta polémica y disputa política con otras corrientes de pensamiento emancipador, como los reformistas, que soñaban con trasformar el mundo sin violencia y por medio de cambios graduales; así como con los anarquistas, que soberbios renegaban de cualquier tipo de gobierno y autoridad.
Es una teoría que proclama la lucha de clases como la clave para entender los misterios de la historia; al proletariado como la clase encargada tanto de enterrar el viejo orden burgués por medio de la violencia revolucionaria como de establecer el nuevo orden socialista, donde no existirían explotadores ni explotados. Y se crea con este fin la (1ra.) Asociación Internacional de los Trabajadores. Era un mensaje básicamente dirigido a los proletarios de los países centrales del occidente europeo. Y logra crecer y desarrollarse como un poderoso movimiento de lucha por la clase obrera europea y norteamericana. Entre sus méritos esta la conquista de la jornada de ocho horas de trabajo.
El segundo momento
El segundo momento va de 1917 a 1991 y es la teoría hegemónica del movimiento revolucionario mundial y la teoría oficial del primer estado socialista de la historia. Es la época del leninismo. Las luchas por las ideas del socialismo de Marx y Engels no alcanzan la victoria en los países centrales del capitalismo sino en su periferia europea, en la lejana y atrasada Rusia de los zares.
Y la fría Moscú se convierte desde 1917 en el horno de la revolución mundial. Y surge la URSS, bajo la conducción de Lenin y luego de Stalin, y despliega la defensa contra el cerco militar imperialista y la industrialización del país, mientras que en el capitalismo, emerge el fascismo como visión de mundo de sus sectores más racistas y militaristas del capitalismo monopolista, orientado a derrotar a este socialismo. Y estalla la guerra. Y con el sacrificio del pueblo soviético el fascismo es derrotado y surge un sistema socialista mundial y una doctrina, el marxismo-leninismo.
Y se cree vivir la época de la “inevitable” transición del capitalismo al socialismo, ya que en 1945 surge la República Democrática de Vietnam; en 1949 la Revolución China; en 1959 la Revolución Cubana, en 1970 triunfa Salvador Allende en Chile, en 1979 la Revolución Sandinista, en 1980 las luchas populares en El Salvador.
Y aparecen nuevos pensadores marxistas europeos desde el mundo de la lucha política, Vladimir Illich Lenin, Trotsky y Rosa Luxemburgo, Gramsci y Lukacs; ideas radicales desde la periferia del capitalismo, como el pensamiento de Mao, de Ho Chi Minh, de Mariátegui y del Che, del anticolonialista Fanón, y incluso la Teología de la Liberación; así como pensamientos reformistas como el de Bernstein, Kautsky, Bujarin, Earl Browder, el socialismo autogestionario de Tito, el eurocomunismo de Santiago Carrillo y el socialismo de mercado de Deng Xiaoping, entre otros.
Y también es preciso mencionar a los pensadores que surgen desde la academia, como la Escuela de Frankfurt, las teorías del sistema-mundo (Wallerstein); el marxismo ecológico (OConnor, Leff), los estudios poscoloniales (Said), la Teoría de la Dependencia ( Dos Santos), el marxismo histórico inglés (Thompson, Dobb, Hobsbawm, Anderson), el marxismo analítico; Karel Kosik, Poulantzas, Bobbio, Marcuse, Sartre, Garaudy, Althusser y los estructuralistas, Sacristán, el posmodernismo emancipador (Boaventura Santos)Bourdieu, Balibar, Habermas, Bloch, Godelier, Schaff, Barthes, Foucault, Harvey, Pikkety, Callinicos, Freire, Bolívar Echeverría, Kohan, Linera,Boron, etc.

Pero, a finales de los años ochenta observamos sorprendidos a la combativa clase obrera polaca organizada en el sindicato Solidaridad desafiar al gobierno socialista; en 1989 cae estrepitosamente el Muro de Berlín simbolizando la crisis del “socialismo real” la cual llega a su clímax con la disolución en diciembre de 1991 de la URSS. Con este acto el marxismo dejaba de constituir la doctrina oficial de una potencia mundial y entraba en una profunda crisis. Con el hundimiento del barco socialista se hundía a la vez elementos teóricos sustanciales de la brújula marxista de factura soviética, el marxismo canonizado, y políticamente desaparecía el llamado movimiento comunista internacional.
El tercer momento

El tercer momento va de 1991 hasta el presente. Ante el derrumbe muchos partidos comunistas se socialdemocratizan y se impone la confusión ideológica. Este periodo se caracteriza inicialmente por el efímero triunfo del pensamiento neoliberal y su pretendido “final de la historia.” El liberalismo parecía haber ganado la batalla. Pero a los teóricos neoliberales la alegría les dura poco.
En 1994 se reinicia la disputa histórica entre imperio y resistencias populares cuando se levantan en armas los zapatistas en Chiapas; surge el Foro Social Mundial en Porto Alegre; la histórica batalla de Seattle en 1999 contra la globalización; el triunfo de Hugo Chávez en Venezuela y el inicio de la Revolución Bolivariana; victorias electorales de la izquierda en Brasil, Uruguay, Ecuador, Bolivia, Nicaragua, El Salvador. A la vez la contraofensiva imperial en Honduras y Paraguay. Y el último triunfo popular es en la propia cuna del capitalismo, en Europa, este año en Grecia. La historia sigue su marcha.
Y en este caminar se necesitan nuevas lámparas que nos iluminen el sendero. La actual crisis del marxismo puede hacia futuro marcar su desplazamiento e irrelevancia o su necesaria renovación desde una óptica emancipadora. En este marco, el marxismo como teoría crítica felizmente regresa a su posición inicial de corriente ideológica radical de transformación del capitalismo. Y de nuevo interesantemente en disputa contra el anarquismo y el reformismo. Y enfrentada al modelo de globalización neoliberal así como a la fragmentación de las luchas de resistencia.
La prueba de fuego del marxismo a nivel mundial será su capacidad para producir como en el pasado horizontes utópicos de transformación social. Ese es en la actualidad nuestro desafío principal, junto con la lucha revolucionaria contra la globalización neoliberal, contra el capitalismo en el siglo XXI. En defensa de la tradición marxista como luchadores sociales.

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Una cierta idea de los problemas del marxismo contemporaneo

UNA CIERTA IDEA (RADICAL) DE LOS PROBLEMAS DEL MARXISMO CONTEMPORÁNEO (1)
Alejandro Dorna (2) – Horacio Hormazábal (3)

Plural. Revista del Instituto para el Nuevo Chile. Nº 3. Rotterdam Junio 1984

La polémica en torno al marxismo se hace equívoca e inagotable. Mientras los detractores acumulan antecedentes tanto en el terreno teórico como en las consecuencias de sus aplicaciones políticas, sus defensores reiteran su pertinencia y vitalidad. Una cosa es cierta y evidente: el pensamiento de Marx es un fenómeno cultural y su impacto perdura a través de su mensaje social.

La natural sequedad de un corto artículo sólo permite poner de relieve la extensión y profundidad de algunos de los problemas que el marxismo encarna. En lugar de entregarnos a la saludable demostración de nuestras reflexiones, nos vemos obligados sólo a mostrar algunos fragmentos. A nuestro juicio, al menos hay cuatro grandes ejes de análisis que pueden aproximarnos a una cierta idea (radical) de los alcances y vicisitudes de los fundamentos preposicionales del «socialismo científico»: la identificación que se ha producido entre marxismo y socialismo; la canonización del cuerpo de proposiciones establecidos por Marx y Engels; la enorme influencia de los intelectuales en la tradición marxista, y las dificultades epistemológicas del llamado materialismo dialéctico.
Finalmente, expondremos cómo la superación de tales impasses depende en gran medida de nuestra disposición para incorporar, a nuestro repertorio metodológico, una actitud experimental.
1. La identificación del marxismo con el socialismo
La identificación del marxismo con el socialismo (la teoría con la práctica) constituye una de las paradojas y tal vez el más grave equívoco ideológico de nuestro tiempo. Ofrece sin embargo la mejor explicación de la crisis ya crónica del “socialismo científico”.
La asimilación del proyecto a la idea se produjo progresiva e insidiosamente y al margen del mismo Marx. Y pese a que esta identificación puede imputarse a Engels, la discusión de fondo es otra. El apelativo «marxista» constituyó una etiqueta eminentemente política durante el siglo XIX, pues se trataba de diferenciar a los socialistas partidarios de Marx de aquellos otros, numerosos, que reivindicaban para sí el rótulo de socialistas.
En cambio, durante el siglo XX, a partir de la Revolución Rusa, el término marxista se transforma en la apelación genérica de una teoría y en la doctrina del «socialismo científico», bajo la forma canonizada impuesta por la dirigencia soviética, Lenin tanto como Bujarin, y Trotsky tanto como Stalin.
La fusión del objeto y la idea se produce justamente en el momento preciso en que (hoy es posible medir la profundidad) se produce el repliegue y sobre todo la transformación de las condiciones de vida y trabajo del movimiento obrero en Europa.
Por cierto que la discusión sobre este tema adquiere rasgos completamente distintos según los interlocutores y el contexto donde ésta se realice. En el caso latinoamericano, algunos elementos inherentes a su condición, lo hacen particularmente conflictivo, entre ellos tenemos:
a) En pocas regiones como en A. L. se ha vivido más intensa y dramáticamente la asimilación entre marxismo y socialismo: los sacrificios de un Che Guevara y de un Salvador Allende son dos testimonios de un extenso y profundo proceso.
b) La fuerza emocional del mensaje marxista verdadero credo evangelizador y la brillante lógica argumentativa de muchos de sus introductores, sumada a las condiciones objetivas de explotación infrahumana que sufre la mayoría de la población, hacen que el marxismo adquiera un status marcado de «teoría de la liberación».
c) El marxismo constituye para muchos una lengua universal de comunicación y en los hechos ha funcionado como un puente entre la Intelectualidad progresista de los países desarrollados y los «intelectuales orgánicos» de los países atrasados.
2. La canonización del marxismo
Actualmente es preciso evaluar como la obra de Marx en tanto teoría, ha dejado definitivamente paso al marxismo «realmente existente». La paradoja no siendo nueva pone en cuestión toda la estructura de la argumentación del propio Marx, y revela la importancia de los factores propiamente políticos y culturales de los procesos de cambio social.
2. 1. La canonización de Marx y Engels y luego de Lenin es producto de la revolución rusa (la vieja guardia bolchevique), de Stalin y la burocracia soviética, como justificación ideológica y razón de Estado.
La enseñanza del «materialismo dialéctico» y del llamado «comunismo científico» en los países socialistas, y la vulgarización escolar del marxismo, constituyen uno de los mejores criterios para medir la utilización canonizada de la palabra de Marx.
Este proceso de mistificación del marxismo en el cual el poder de la doctrina es la doctrina en el poder, ha sido descrito por Rakovski (1977), para quien el materialismo dialéctico no significa sino elevar a la categoría de principio sistemático una lógica de la ambigüedad.
2. 2. La canonización del marxismo no obedece solamente a una simple manipulación política y/o a la voluntad cínicamente inteligente de ciertos hombres en el poder. Sería un error desconocer las raíces sociales de la devoción marxista en los países subdesarrollados. El mensaje marxista extrae su fuerza concreta del sufrimiento de las criaturas oprimidas, de la esperanza que representa una política alternativa al hambre.
La palabra marxista es capaz de competir exitosamente con otras, pues es la apasionada y sostenida denuncia de una enorme Verdad: que la ganancia, la comodidad y el lujo de un hombre se paga con la pérdida, la miseria y la privación de otro hombre. Y aunque Marx se haya equivocado en la forma y en el mecanismo de explicación de la injusticia social, para muchos el marxismo representa esa verdad, y la promesa de un mundo terrenal mejor.
2. 3. En este proceso de canonización del marxismo, hay un elemento en la propia obra de Marx que lo hace también responsable: su lectura de Hegel y la formulación del materialismo dialéctico. Aunque pueda parecer aventurado afirmarlo, es la resurrección de Hegel en el marxismo que abre la brecha a su sello característico: su pretensión totalizante y su política totalitaria.
Lenin es el antecedente más directo de la vuelta a Hegel dentro del marxismo soviético. La razón está lejos de ser académica.
Los trabajos bastantes abstractos sobre el empiro criticismo y las múltiples lecturas sobre Hegel, en las cuales Lenin descarga su agresiva habilidad polémica, corresponden a la lucha entre la fracción bolchevique y los otros grupos socialistas de la inmigración rusa. Posteriormente, la fascinación de la revolución triunfante y el peso científico otorgado a la obra de Lenin hacen que la polémica entre socialdemócratas «dialécticos» (bolcheviques) y social-demócratas «mecanicistas» (mencheviques) se termine con la eliminación teórica y en algunos casos física de estos últimos y otros «renegados».
Imposible olvidar el notable escrito escolástico de Stalin sobre las «cuestiones del Leninismo» en el cual hace un esquemático y persuasivo ejercicio de comparación entre las posiciones metafísicas (mecanicistas) y las dialéctico marxistas, inaugurando así la extensa serie de versiones seculares de la «filosofía de partido».
2. 4. Uno de los elementos claves de la canonización ha sido la manipulación de la historia. De la misma manera como la imagen de Trotsky fue borrada de un cuadro en el cual aparecía junto a Lenin, muchas de las obras «completas» de los clásicos del marxismo han sufrido mutilaciones, otras han desaparecido de la circulación y algunas resucitan sorpresivamente toda vez que permiten justificar alguna decisión suprema.
La adulteración de la historia es flagrante y sin pudor cuando se comparan las distintas ediciones, por ejemplo de la historia del PCUS y de los diccionarios enciclopédicos.
3. El marxismo y la revolución de los intelectuales
Lenin, cristaliza y proyecta políticamente el rol y el status de los intelectuales dentro del proceso revolucionario y en la formación del partido revolucionario. La necesidad de introducir la ideología revolucionaria «desde fuera» del movimiento obrero, a causa de su tendencia espontánea al reformismo, coloca al intelectual en el centro de todo el debate teórico y político.
La esencia de la relación entre intelectual y revolución es desarrollada, posteriormente al triunfo bolchevique, por Antonio Gramsci, quien llegara a sintetizar la idea en la fórmula: «el intelectual orgánico».
Esta actitud ya pesquizable en Kautsky tuvo y sigue teniendo numerosos detractores: Rosa Luxemburgo, Otto Bauer, Gustav Landauer y muchos otros.
Y en esa vertiente crítica también se sitúa J. W. Makhaiski (1976), obrero revolucionario polaco, cuya gran actividad a comienzos de siglo en Rusia, fue descrita por L. Trotsky en sus memorias y permite apreciar el impacto que sus ideas tuvieron en los círculos de deportados.
La reciente publicación de fragmentos de su obra, hasta la fecha prácticamente inédita en Occidente, nos hace medir la profundidad del problema y aproximamos con ojos nuevos a una de sus conclusiones más audaces (para la época) y cuya vigencia tiene hoy parámetros concretos en las estructuras burocráticas (intelectuales) del llamado socialismo real: «el socialismo es el régimen social basado en la explotación de los obreros por los intelectuales profesionales.»
Para Makhaiski (1979), el profeta de esta nueva clave dominante es el propio Marx, y Lenin el conductor de la conspiración de los intelectuales (revolucionarios profesionales), quienes esconden los intereses de clase de la «sociedad culta» en el proceso de industrialización.
La originalidad de la reflexión de este autor consiste en desentrañar por una parte un antagonismo social más profundo en las relaciones de producción: la división entre trabajo intelectual y manual. En otras palabras, más allá de la lucha entre capital y trabajo, se sitúa el conflicto entre dirigentes y dirigidos. Por otra parte, demuestra que la remuneración elevada atribuida a las tareas de dirección se otorgan en detrimento del trabajo de ejecución, y en consecuencia de la apropiación de una parte de la plusvalía.
Makhaiski denuncia el enfoque «industrial-productivista» de Marx, el análisis precario que se hace de la organización del trabajo, y la poca sensibilidad de Lenin, Trotsky y la dirigencia (intelectual) del bolchevismo, respecto a las condiciones de vida y trabajo de los obreros y la estructura de poder de la fábrica. Recordamos que son justamente los bolcheviques quienes instauran con entusiasmo la militarización del trabajo, subrayan el carácter beneficioso de la disciplina industrial, y proponen la utilización de la administración «científica» introducida por Taylor a comienzos del siglo en EE. UU. y posteriormente adaptada al sistema soviético por el camarada Stajanov, héroe del trabajo de la URSS.
La presencia de una nueva forma de poder jerarquizado constituye otra de las finas intuiciones de Makhaiski, para quien los intelectuales ya representaban aquello que posteriormente Gramsci llamara entusiasta y voluntaristamente «los intelectuales orgánicos», los letrados del aparato, los revolucionario evangelizadores profesionalizados: los «capitalistas del saber» según la chocante fórmula utilizada por Makhaiski.
En definitiva, el marxismo no buscaría abolir los antagonismos fundamentales de clase, sino que sustituiría una vieja clase dirigente por otra nueva, introduciendo nuevas condiciones de opresión mucho más sutiles y eficaces.
La reflexión de Makhaiski se adelanta y completamente la célebre «ley de hierro de la oligarquía» propuesta por Michels y a través de la cual se analiza la tendencia de las organizaciones a generar una mayoría dirigida y una minoría dirigente, la cual se aleja progresivamente del control de la base, que se transforma en un simple órgano de ejecución.
4. La cuestión epistemológica en el marxismo
En un artículo anterior (Dorna y Hormazábal 1980) hemos discutido críticamente el status científico del marxismo, nos limitaremos entonces a reafirmar algunos criterios.
Durante décadas las cuestiones de orden epistemológico fueron soslayadas por los marxistas quienes presentaron al marxismo como un todo coherente y necesariamente cierto, puesto que científico. La adhesión fervorosa de no pocos científicos de laboratorio, más precisamente a la causa revolucionaria, propuesta por el (los) partido (s) marxista (s), permitió que la argumentación tuviera una fuerza persuasiva suficiente.
4. 1. El marxismo ha mostrado ser más un cientísmo que un enfoque científico.
La razón una vez más es política. Para Marx la argumentación científica y luego para Engels la cientificidad del socialismo marxista, era la manera más eficaz para demarcarse de (los) otros socialistas (llamados peyorativamente «utópicos») y del colectivismo anarquista a la Bakunin.
En consecuencia, la preocupación científica muchas veces se subordina a la contingencia política, contradiciendo los criterios más elementales de! método de la ciencia.
a) Los hechos están en seria oposición de las principales predicciones efectuadas por el propio Marx: la pauperización creciente de la clase obrera, la proximidad de la revolución en Inglaterra, el colapso del capitalismo, la sobredeterminación de la superestructura (ideología, cultura) por la infraestructura (economía, modo de producción), etc.
En la actualidad ningún marxista culto negará estos hechos, pero pocos son aquellos que están dispuestos a extraer la conclusión fundamental: buscar qué falla en la metodología y porqué la teoría predice falsedades.
b) La poca operacionalidad de las categorías de análisis utilizadas por el marxismo; a título de ejemplo, el concepto de «clase» se ha prestado a más de una polémica.
c) Las llamadas «leyes» de la historia pueden ponerse en duda desde el instante mismo en que se reconoce la imposibilidad de establecer experimentos capaces de validar el carácter explicativo de tales «leyes».
d) La dificultad para comunicar las experiencias y la tendencia a reiterar los errores de método están profundamente reñidas con el propósito del método de la ciencia.
e) Si una de las características del enfoque científico es la búsqueda de solución a problemas específicos, el procedimiento utilizado por el marxismo en el terreno social hace del problema un fenómeno global, cuya solución sólo puede ser global.
f) El diagnóstico al cual se libra el análisis marxista, se desolidariza de los criterios técnicos que propone la metodología científica: los programas de acción se conciben sin definir operacionalmente los objetivos específicos a alcanzar.
g) La dificultad de introducir elementos correctivos, sea bajo la acusación de «revisionismo», sea ante el «reconocimiento de los porfiados hechos».
Cierto es que el anatema de revisionista ha dejado de castigar al menos en Occidente las observaciones críticas de los marxistas respecto al marxismo e incluso a Marx. Incluso, en la Unión Soviética de tanto en tanto se reconocen algunos errores, especialmente después del célebre XX congreso del PCUS. El caso del economista E. Varga, deportado y perseguido en 1946, por afirmar que «una próxima crisis económica en USA no sería fatal», es aparentemente un argumento en favor del «reconocimiento y corrección de errores», puesto que en 1963 no sólo es rehabilitado sino que recibe el premio Lenin.
Sin embargo, nosotros cometeríamos un grave error aceptando esta retórica política, al confundir la aceptación de los hechos siempre «post-mortem») con la verdadera introducción de modificaciones en la metodología de diagnóstico y predicción, es decir en la naturaleza (dialéctica) del razonamiento marxista. En ese sentido, cabe subrayar que una cosa es reconocer un hecho y otra cosa distinta es remediar las causas de las fallas de nuestro aparato explicativo.
En suma, el pensamiento de Marx se desarrolla y consolida como reacción al racionalismo: el espíritu no es más que el reflejo del mundo. No obstante, el marxismo extrae de su materialismo una (su) interpretación de la ciencia, sin adoptar completamente el método de la ciencia ni plantearse el significado de la experimentación social.
4. 2. La dialéctica de la materia no es materialista.
El marxismo es perfectamente coherente para quienes admiten sus premisas epistemológicas. Marx mismo funda su enfoque sobre una (su) base «científica» que rechaza desde la partida, la confrontación con los hechos empíricos, puesto que la (su) teoría de la prueba se encierra en la dialéctica materialista y cuya evidencia se muestra más que demuestra, bajo la forma de un proceso siempre cambiante, por tanto jamás completamente comparable ni confrontable.
La dialéctica y sus leyes constituyen la plataforma sobre la cual se estructura la argumentación y la cientificidad del marxismo. La gran diferencia entre Hegel y Marx a propósito de la dialéctica, será el reemplazo de la noción de espíritu (como expresión de la idea absoluta), por la de materia. En la medida en que todo es devenir, la materia misma es dialéctica y todas las cosas son contradictorias. Mientras que en la dialéctica hegeliana, la dialéctica aborda sólo las ideas y los conceptos; en la versión marxista, la inversión materialista permite que sea aplicada a las cosas y a los objetos reales.
Lenin elevó a la categoría de ley dialéctica fundamental, el principio de contradicción y su aplicación, al análisis del «proceso» social. Pero serán Stalin y Mao Tsé Tung quienes generalizarán e] predominio de la dialéctica contraponiendo materialismo a idealismo y dialéctica a metafísica, con lo cual progresivamente la síntesis nos entregó una fórmula persuasiva: el materialismo dialéctico, con sus reglas y leyes «científicas».
Es justamente por estas razones que la crítica sobre la pertinencia científica del enfoque dialéctico provoca un enorme revuelo en el interior de la cultura marxista contemporánea. Sin embargo, esto no es nuevo: las poco conocidas críticas de E. Duhuring, tan severamente apostrofado por Engels, son un ejemplo temprano de las serias dudas planteadas en torno al naciente «materialismo dialéctico»; el ensayo de Pannekoek (1976) sobre la filosofía de Lenin, marca otro hito importante en la larga cadena de interrogantes (desde dentro) que permiten observar con una mirada más tolerante las afirmaciones empiro-criticistas de un Mach y un Avenarius, y juzgar con justicia la vehemencia polémica de Lenin.
En años cercanos, un conocido Premio Nobel, J. Monod (1970) llega a denunciar el carácter «animista» del método dialéctico. Sin embargo, sin duda es la moderna vertiente crítica de los epistemólogos italianas, con Della Volpe y sus discípulos, que se inicia a comienzos de la década de los cincuenta, el verdadero proceso de clarificación en torno al materialismo de la dialéctica.
En este sentido, cobra una importancia capital la crítica de Colleti (1977-1983), que denuncia con agudeza al «materialismo dialéctico» como el equívoco fundamental sobre el cual reposa un siglo de teorización marxista: «El marxismo y Lenin han interpretado la dialéctica de la materia, que encuentran desarrollada en la filosofía de Hegel, como un testimonio y un documento del realismo y del materialismo» (pero…) «la dialéctica de la materia no es materialista. Al contrario, es su negación.»
Imposible resumir ni desarrollar en pocas líneas la brillante demostración de Colletti, por tanto nos limitaremos a señalar dos de sus conclusiones más provocativas:
a) No existe la contradicción en la realidad. La realidad no puede contradecirse. Por tanto no existe una dialéctica de la materia. Afirmar la existencia de contradicciones reales, constituye colocarse al lado del neo-platonismo y de la teología.
El hecho de que el análisis del capitalismo y de los conflictos sociales haya sido desarrollado por Marx en términos de «contradicción dialéctica» plantea interrogantes fundamentales respecto al valor científico de dicho análisis, en la medida en que la ciencia rechaza la dialéctica.
b) La insistencia del marxismo en la dialéctica lo ha colocado en un callejón sin salida. La ciencia moderna no reconoce la dialéctica de la materia, y la considera como una filosofía romántica de la naturaleza. La exigencia del marxismo sobre la dialectización de la ciencia, comenzando por las ciencias de la naturaleza (actualmente menos insistente que hace algunos años) tuvo como consecuencia, entre otras, el «caso Lyssenko» y haber puesto en la picota los trabajos de gran cantidad de científicos, particularmente los de Einstein.
En resumen: cuestionar la cientificidad del marxismo y la pertinencia del método de la dialéctica en ciencia, exige reconocer simultáneamente dos cosas. Por una parte, que esto no puede entenderse como un «abandono» o «ejecución» sumaria de la obra de Marx (aspecto sobre el cual nuestra posición se clarifica más adelante); y por otra parte, que mientras frente a los problemas físicos y «micro-sociales» el enfoque científico experimental de las ciencias de la conducta social obtiene una capacidad predictiva y una fuerza explicativa incuestionables, no ocurre lo mismo ante el universo de los factores (entrecruzados) de lo «macro-social». Razón más que suficiente como para mantener un criterio de estudio y reflexión riguroso frente a las interesantes proposiciones que surgen a partir de la obra de Marx, cuyo pensamiento se encuentra ubicado en la galena de los grandes representantes de la Filosofía Social de todos los tiempos.
5. ¿Por dónde empezar?
Esta es una pregunta, que la confrontación de la teoría (marxista) con los hechos (empíricos), hace urgente responder.
Para quien se interrogue sobre la problemática marxista y sus implicaciones epistemológicas y repercusiones prácticas, la pregunta no consiste a nuestro juicio en hacer un inventario de los elementos «rescatables» del marxismo, sino más bien como mejor valorar en forma singular y contingente los aportes de Marx, de Engels, y de la larga legión de seguidores, en lugar de buscar en el «marxismo» («horizonte insuperable de nuestra época») las respuestas que debido a su propia estructura es incapaz de entregar, pues en el «marxismo» ni la falsedad ni la verdad de la(s) teoría(s) confirmarán lo adecuado del modelo, en la medida que sería preciso renunciar a su totalismo y a su inherente cosmovisión y puesto que su rol es un efecto no deseado por el propio Marx: convertirse en una filosofía social, en una devoción para muchos y en un hábil mecanismo de dominación de unos pocos.
La obra de Marx, más que una teoría «todopoderosa porque es verdadera» como gustaba repetir Lenin, una teoría científica de valor universal como lo divulgan los manuales escolares; es un modelo, un inventario más o menos sistemático de los elementos a los que debemos prestar atención, útil y creativo en la medida en que no sea postulado en tanto ciencia.
En otras palabras, resulta significativo que mientras en el caso de los fenómenos físicos ningún científico se proclama newtoniano o copernicano o einsteiniano, pese a la indudable simpatía o aprecio que una u otra teoría puede despertar entre sus continuadores; ante los fenómenos sociales sean justamente aquellos socialistas que se quieren científicos quienes con más fuerza hacen de la obra de un hombre un objeto de culto, en algunos casos, y peor aún, de justificación en otros.
Una manera de contrarrestar las consecuencias de la implantación de una visión dogmática a escala planetaria, como es actualmente el caso, consiste en desarrollar, no sólo en lo político, un proceso sólido de democratización de la(s) sociedad(es), sino también, en equipar a los más en el conocimiento y aplicación de los preceptos básicos de una actitud experimental.
La actitud experimental consiste en: – Evaluar permanentemente el soporte empírico de las teorías que sustentamos. – Habituarse a explicitar los supuestos y las hipótesis de lo que afirmamos, a fin de poder corregir los elementos de la teoría que no concuerdan con los hechos. – Considerar que ninguna teoría (por muy científica que sea) podrá dar completamente cuenta del problema que se plantea resolver. – Reconocer que las teorías se establecen para encontrar solución a ciertos problemas más que para dar satisfacción estética a sus adeptos. – Aceptar que cada problema tiene varios niveles de solución. – Exigir la verificación empírica de las teorías, especialmente cuando se explora un nuevo terreno. – Dudar (respetuosamente) de las teorías, por muy consagradas que sean. – Ser consistentes con la noción de experimentar, experimentar y volver a experimentar.
En conclusión: los elementos fragmentarios que hemos presentado, exigen sin duda un desarrollo ulterior. Muchas de las afirmaciones son esquemáticas, las proposiciones alternativas faltan. Pero, lo fundamental nos parece considerar que si el marxismo no es una ciencia sino una filosofía social, tendremos que equilibrar cotidianamente la fuerza de nuestras pasiones con el peso de nuestras razones, y ambas validarías con el rigor del método experimental.
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Bibliografía
Colletti, L. (1977), La dialéctica de la materia de Hegel y el materialismo dialéctico, Grijalbo (México).
Colletti, L. (1983), Le materialisme dialectique et Hegel, Socialism in the World Belgrado, 36, 39-47.
Dorna, A. y Hormazábal, H. (1980): Sobre el Status Científico del Marxismo, Nueva Sociedad (Caracas).
Michels, R. (1971), Les partis politiques, Flammarion (París)
Makhaiski, J. W. (1979), Le socialisme des intellectuels. Seuil (París).
Rokovski, M (1977), Le marxisme face aux pays de l’Est, Savelli (París).
1. Dejamos constancia de reconocimiento a nuestro colega y amigo. Profesor Jorge Tapia, quien nos ha hecho parte de sus comentarios, a una primera versión de este trabajo.
2. Sociólogo, docente e investigador en la Universidad de París VIII, docente en la Escuela Internacional de Verano (ESIN)
3. Sociólogo.

Doce tesis sobre la crisis del socialismo realmente existente (Mayo de 1991)

DOCE TESIS SOBRE LA CRISIS DEL SOCIALISMO REALMENTE EXISTENTE (mayo de 1991)

Michael Löwy
1.

Uno no puede morir antes de nacer. El comunismo no está muerto porque no ha nacido todavía. Lo mismo se aplica al socialismo. Lo que los medios de comunicación occidentales llaman los estados comunistas y la ideología oficial de Oriente socialismo realmente existente tampoco fueron tales. A lo sumo, uno podría llamar sociedades no capitalistas a aquellas donde la propiedad privada de los principales medios de producción fue abolida. Pero estuvieron muy lejos del socialismo: una forma de sociedad en la que los productores asociados son los dueños del proceso de producción; una sociedad basada sobre la más amplia democracia económica, social y política; una comunidad liberada de toda explotación y opresión de clase, etnia o genero. Cualesquiera que hayan sido sus logros o fallas económicas y sociales, estas sociedades realmente existentes tuvieron una básica y común deficiencia: la ausencia de democracia; la exclusión de los trabajadores, de la mayoría del pueblo, del poder político.

Los derechos democráticos —libertad de expresión y organización; sufragio universal; pluralismo político— no son meras “instituciones burguesas”, sino duras conquistas ganadas por el movimiento obrero. Su restricción en el nombre del socialismo es despotismo burocrático. Como Rosa Luxemburgo (quien activamente apoyo a la revolución rusa) advirtió en una fraternal critica a los bolcheviques en 1918: “sin elecciones generales, sin libertad de opinión, la vida muere en cada institución publica, deviene una mera apariencia de vida en la cual solamente la burocracia permanece como elemento activo“. Si bien algunos aspectos del pluralismo y democracia de los trabajadores existieron aun durante los años 1918-1923, progresivamente fueron tomadas medidas autoritarias. Este error, junto con el retraso, la guerra civil, la hambruna, la intervención extranjera en la URSS durante estos años, crearon las condiciones para la aparición de la maldad burocrática que, bajo Stalin, destruyó al partido bolchevique y su liderazgo histórico.
2.

Lo que los medios de comunicación liberales o conservadores llaman la muerte del comunismo es de hecho la crisis del sistema de desarrollo burocrático y autoritario establecido primero en la URSS en la década de los años veinte y treinta sobre las cenizas de la revolución rusa. Es un modelo que ya fue criticado y rechazado en el nombre del marxismo por toda una generación de radicales, incluyendo a Leon Trotsky y Christian Rakovsky, Issac Deutscher y Abraham Leon, Heinrich Brandier y Willy Muenzenberg, Victor Serge y André Breton.

Lo que esta moribundo o muriéndose en Europa del Este no es el comunismo, sino su caricatura burocrática: el monopolio del poder por la nomenklatura.
3.

Esta crisis esta desarrollándose también en la URSS en una forma más contradictoria. Después de muchas décadas de inmovilidad y estancamiento burocrático, tuvo lugar un vigoroso proceso de demolición de la herencia estalinista, proceso impulsado por la dialéctica de las reformas desde arriba —promovidas por Mijail Gorbachov y sus colaboradores— y el movimiento democrático desde abajo —los frentes populares y clubes socialistas, ecologistas y reformistas.

La política de reformas del nuevo liderazgo soviético es una bendita mezcla de una importante apertura política (glastnost); una reestructuración económica mercantilmente orientada (perestroika), que pone en peligro algunos de los derechos tradicionales de los trabajadores; y algunas iniciativas muy positivas por el desarme nuclear, junto a una reducción substancial del apoyo a las revoluciones del Tercer Mundo (particularmente de Centroamérica).
4.

En la lucha política y social que está desarrollándose en la URSS y en otras sociedades no capitalistas, tanto dentro de la nomenklatura, como en la sociedad civil, muchas alternativas se confrontan en la vía para salir del modelo estalinista: a) la conservación del sistema político autoritario combinado con significativas reformas orientadas al mercado —el modelo Deng Xiaoping—; b) la relativa democratización de estructuras políticas y la introducción de mecanismos de mercado, y de dirección económica empresarial —la URSS, Bulgaria, Rumania—; c) la democratización según el modelo occidental y la generalización de la economía de mercado —esto es, la restauración del capitalismo—, como en otros países este-europeos; y d) la cabal democratización del poder político y una planeación socialista democrática de la economía —el programa radical de sindicatos obreros y opositores socialistas no logradas en ninguna parte hasta ahora.
5.

No hay mucho espacio para el optimismo sobre el resultado de la lucha, por lo menos, en el corto plazo. En la mayoría de los países de Europa del Este, los movimientos radicales que luchan por la alternativa socialista democrática o reclaman alguna relación con la tradición marxista han sido derrotados, incluso aquellos que poseían una historia de ríspida oposición al sistema burocrático. Además de las razones específicas de cada país, un elemento común explica este retroceso: durante 40 años, socialismo y marxismo han sido identificados con el sistema burocrático estalinista. Este ha sido el único punto de acuerdo entre propagandistas de los gobiernos del Este y sus antagonistas occidentales, entre Radio Praga y Radio Europa Libre —que esos estados son socialistas, que sus líderes están siguiendo políticas marxistas—. Confrontada con este unánime y formidable consenso, ¿qué peso podría tener la oposición de un pequeño grupo de disidentes marxistas? La propaganda occidental esta, claro, tratando de explotar esta situación para sus propios fines. Nadie podría hacer a Descartes responsable de las guerras francesas coloniales, ni a Jesús de la Inquisición; menos, inclusive, a Thomas Jefferson por la invasión norteamericana a Vietnam; y sin embargo, se ha hecho aparecer a Marx como el responsable de la construcción del muro de Berlín y del nombramiento de Ceaucescu como líder del Partido Comunista Rumano.
6.

No hay razón para aceptar el argumento —presentado como una suerte de verdad autoevidente por economistas del stablishment, ideólogos neoliberales, lideres políticos occidentales y editorialistas— de que la economía de mercado, el capitalismo y el sistema de beneficio son las únicas alternativas posibles para la fracasada economía de comando totalitario que existió en los países no capitalistas —un sistema en el cual un pequeño grupo de (incompetentes) tecnócratas decidió que hacer con la economía y despóticamente impuso sus decisiones sobre la sociedad—. Tertium datur. Hay otro camino, la planeación democrática de la economía por la sociedad, en la cual el pueblo decide, después de un debate plural y abierto, las principales opciones económicas, las prioridades de inversión, las líneas generales de política económica, esto es, democracia socialista.
7.

Ha sido un dogma impuesto por muchos economistas reformistas y líderes de países del Este decir que existe una directa y lógica relación entre las reformas orientadas a una economía de mercado y la democracia política, libertad económica y libertad política. El modelo Deng Xiaoping es un buen ejemplo en contra, como lo son algunos países del Tercer Mundo, que combinan economías neoliberales con formas extremadamente autoritarias de poder estatal. Por otra parte, la reciente experiencia china demuestra que, si bien las reformas orientadas al mercado pueden temporalmente resolver ciertas dificultades creadas por la planeación burocrática centralizada, esto genera nuevos e igualmente serios problemas: desempleo, éxodo rural, corrupción, inflación, crecimiento de desigualdades sociales, declinación de los servicios sociales, desarrollo de la criminalidad, subordinación de la economía a los bancos multinacionales.
8.

Los crímenes cometidos en nombre del comunismo y del socialismo por los regímenes burocráticos —desde las sangrientas purgas de los años treinta hasta la invasión a Checoslovaquia en 1968— han dañado profundamente incluso la misma idea de un futuro socialista y reforzaran la ideología burguesa entre amplios núcleos de población, tanto en el Este como en el Oeste. Sin embargo, las aspiraciones por una sociedad libre e igualitaria, por una democracia económica y social, por la auto administración y control desde abajo, están profundamente enraizadas en sectores significativos de la clase obrera y de la juventud en el Este y en el Oeste. Desde este punto de vista, socialismo y comunismo, no como un Estado existente, sino como un programa que ha inspirado luchas emancipatorias de las víctimas del capitalismo y el imperialismo durante siglo y medio, permanecerán vivos, tanto como la explotación y la opresión.
9.

Comprensiblemente, en la presente situación de crisis, uno puede encontrar entre muchos izquierdistas un estado de profunda confusión ideológica, desorden y perplejidad. Inclusive aquellos que no están todavía listos para abandonar toda la herencia marxista están preparándose a sí mismos para retirarse en buen orden. La tendencia dominante en la izquierda, tanto en el Este como en el Oeste —con la excepción de unos cuantos heréticos que aun creen en la necesidad de la revolución social—, es a una modernización del marxismo, adaptándolo a las ideas dominantes del liberalismo, el individualismo, el positivismo y sobre todo el mercado, sus ídolos, sus ritos y sus dogmas. En esta perspectiva, el fracaso del socialismo realmente existente tiene sus orígenes en el intento de la revolución rusa de romper (por lo menos parcialmente) con el modelo de civilización capitalista, con el mundo del mercado; la modernización del marxismo podría, entonces, implicar un cierto retorno a los cánones del sistema económico y social occidentales. La social democratización de varios partidos comunistas, en Este y Oeste, es una de las mayores formas de este intento de diluir el programa socialista. Lo que está siendo tirado, junto con el agua (extremadamente) sucia de la bañera —la naturaleza antidemocrática, burocrática y frecuentemente totalitaria de las sociedades no capitalistas y de su sistema de planeación centralizada—, es al niño, es la idea de transitar mas allá del capitalismo, hacia una economía planificada democráticamente. Lo que se está echando a rodar en este intento de “reconciliación con la realidad” (para usar una venerable formula hegeliana), no son los valores universales negados o pervertidos por el estalinismo —democracia, derechos humanos, libertad de expresión, igualdad social, solidaridad—, sino aquellos publicitados por élites occidentales —libre competencia, libre empresa, monetarismo, cultura de mercado.
10.

No hay duda de que el marxismo necesita ser cuestionado, criticado y renovado, pero esto deberá hacerse exactamente por la razón opuesta ofrecida por sus críticos burgueses: debido a que su ruptura con el modelo productivista del capitalismo industrial y con los fundamentos de la moderna civilización burguesa no fueron suficientemente radicales. Marx y los marxistas frecuentemente han ido tras los pasos de la ideología del progreso típica de los siglos XVIII y XIX, particularmente al presentar el desarrollo de las fuerzas productivas como el objetivo fundamental de la revolución y como el principal argumento de legitimación del socialismo. En ciertas formas de marxismo vulgar, el objetivo supremo de la revolución social no es una fraternal e igualitaria reorganización de la sociedad, no una utopía, junto a un nuevo modo de producir y de vivir, junto a fuerzas productivas de una naturaleza cualitativamente diferente, sino simplemente remover esas relaciones de producción como obstáculos al libre desarrollo de las fuerzas productivas. Uno difícilmente puede encontrar en El capital —exceptuando una o dos frases— elementos para comprender que “el desarrollo de las fuerzas productivas” puede poner en peligro la sobrevivencia humana, por intentar destruir el medio ambiente natural.

Como científico social, Marx no siempre trascendió el modelo burgués-positivista, basado en la arbitraria extensión de la esfera histórica del paradigma epistemológico de las ciencias naturales, con sus leyes, su determinismo, sus predicciones puramente objetivas y su desarrollo lineal —una tendencia llevada a sus conclusiones lógicas por una cierta clase de marxismo desde Plejanov a Louis Althusser.
11.

La esencia del marxismo esta dondequiera: en la filosofía de la praxis y el método dialectico-materialista, en el análisis del fetichismo mercantil y de la alienación capitalista, en la perspectiva de la auto emancipación de los trabajadores revolucionarios y en la utopía de una sociedad sin clases y sin Estado. Esta es la razón por la cual el marxismo tiene un potencial extraordinario para el pensamiento y la acción critica y subversiva. La renovación del marxismo debe empezar con la herencia humanista, democrática, revolucionaria, dialéctica, que se encuentra en Marx y en sus mejores seguidores: Luxemburgo, Trotsky y Gramsci, entre otros, una tradición que fue derrotada durante los años veinte y treinta por la contrarrevolución, el estalinismo y el fascismo. Por otra parte, para radicalizar la ruptura con la civilización burguesa, el marxismo debe poder integrar los desafíos prácticos y teóricos propuestos por la ecología, los movimientos feministas, la teología de la liberación y el pacifismo. Esto requiere la visión de una nueva civilización que no podría ser solo una versión más progresista del sistema capitalista industrial, con base en el desarrollo controlado estatalmente de las mismas fuerzas productivas, sino un nuevo modo de vida basado en el valor de uso y la planeación democrática; en la energía renovable y el cuidado ecológico, en la igualdad de raza y genero, en la fraternidad, en la sorority* y en la solidaridad internacional.

El triunfo presente del neoliberalismo y de la modernización burguesa a lo largo del mundo resulta de la imposibilidad de la socialdemocracia y el postestalinismo de ofrecer una alternativa significativa —que sea tanto radical como democrática— al sistema capitalista mundial.
12.

Más que nunca, el marxismo deber ser, como Marx sugiere: “la critica despiadada de todo lo que existe“. Rechazando las apologías modernistas del orden establecido; los discursos realistas que legitiman el mercado capitalista o el despotismo burocrático; el marxismo representa lo que Bloch llamo “el principio de esperanza”, la utopía de una sociedad emancipada.

Pero no hay una respuesta prefabricada para todas las cuestiones de la transición al socialismo: cómo combinar democracia representativa y directa; cómo articular planeación democrática con los residuos del mercado; como reconciliar desarrollo económico con imperativos ecológicos. Nadie puede reclamar el monopolio de la verdad; estas cuestiones exigen un debate plural y abierto en un proceso de mutuo aprendizaje.

  • Sorority: hermandad entre las mujeres.

El marxismo contemporáneo

El marxismo contemporáneo
Gabriel Vargas Lozano

En 2009 fue publicado en paperback el voluminoso libro titulado
Critical companion to contemporary marxism (*), compilado por Jacques Bidet, conocido filósofo francés y fundador de la revista Actuel Marx,
junto a Jacques Texier, en una primera época, y Stathis Kouvelakis, profesor de filosofía política del King’s College de Londres y autor del libro, Philosophy and Revolution: from Kant to Marx, entre otros.

En la contraportada se dice que “se trata de un volumen interdisciplinario que ofrece un panorama preciso de los recientes desarrollos de la teoría marxista en Estados Unidos, Europa (sin España), Asia (sólo un autor japonés) y mas allá”. Supongo que “el más allá” será Latinoamérica y África aunque, en realidad, se trata del marxismo europeo, que obviamente ha influido en el
mundo.

El libro está compuesto por 814 páginas y dividido en tres grandes temáticas: prefiguraciones, en donde se exponen las claves interpretativas del marxismo por Bidet, Kouvelakis, Tosel, Callinicos, Duménil y Levy; configuraciones, en donde se aborda el marxismo analítico, la escuela de Frankfurt, Lukács y la escuela de Budapest, la escuela de la regulación, el marxismo ecológico, las teorías del sistema-mundo capitalista, marxismo y teología de la liberación, socialismo de mercado, los radicales americanos, el marxismo político, el operaismo italiano, los estudios poscoloniales, la historia marxista británica, los análisis de clase marxistas, la nuevas interpretaciones de El Capital; la teoría del Estado, las teorías del racismo, el materialismo histórico y las relaciones internacionales, marxismo y lenguaje; y la tercera parte titulada figuras, conformada por estudios sobre Adorno y Marx, Althusser, Alain Badiou, Walter Benjamin, Roy Bhaskar, Bourdieu y el materialismo histórico, Deleuze, Marx y revolución, Jacques Derridá, Foucault, lector y crítico de Marx, el legado de Gramsci, la concepción de Habermas sobre Marx, Frederic Jameson, Henry Lefebvre, Kózó Uno y Raymond Wiliams.

Lo que uno puede decir después de esta simple mención es que el libro es impresionante y hay que felicitar a Bidet y Kouvelakis por esta iniciativa, al
tiempo que echamos de menos que no se haya hecho algo similar con las mejores iniciativas del marxismo latinoamericano durante la segunda mitad del siglo xx, para que, al menos, hubiera tenido un capítulo
en este libro.

Como se comprenderá, no es posible, en una reseña, abordar todas las
posiciones expuestas, sin embargo, la introducción y los cuatro primeros artículos nos ofrecen un panorama bastante completo de la perspectiva adoptada.

De entrada, Bidet y Kouvelakis nos dan una nota de optimismo: “El marxismo
está demostrando su persistencia, su productividad y su capacidad para adaptarse a contextos y coyunturas” (p. XI), y luego tres precisiones: en primer lugar, la posición ortodoxa se ha hecho añicos y no es ya sostenible; en segundo, asumir un post-marxismo implica la presunción de que el marxismo está agotado, lo cual no se puede sostener debido a las múltiples razones que se ofrecen en los trabajos incluidos y, en tercer lugar, la adopción de un neomarxismo, como el que los autores sostienen, implica una re-interpretación de Marx, pero a partir de nuevos contextos y descubrimientos.

En efecto, si el mundo ha cambiado en cierto sentido, y se han presentado nuevos fenómenos como el del capitalismo globalizado, la crisis ecológica, cambios en el proceso de trabajo, la urbanización, los nuevos movimientos sociales, etcétera, se requiere también ofrecer nuevas reflexiones, pero que no impliquen una ruptura con algunas de las tesis fundamentales de Marx. Por
tal motivo, podemos decir que en este libro se registran una serie de aportes que apuntan hacia una profunda renovación del marxismo.

En el prólogo también se registra un desplazamiento del interés por el marxismo del sur de Europa y Latinoamérica hacia el mundo anglófono. ¿Cuáles son las causas de este desplazamiento? La respuesta a esta
pregunta se desprende de los diversos ensayos incluidos, pero podemos considerar que se trata de un fenómeno relacionado con dos grandes fracasos políticos: por un lado, el derrumbe del llamado socialismo real y, por otro, el fracaso del eurocomunismo, que fue adoptado activamente por los
partidos comunistas de Francia, Italia y España.

En el caso de diversos países latinoamericanos influyeron los fracasos políticos de la izquierda y la influencia del neoliberalismo, sin embargo se registra una cierta recuperación en países como Ecuador, Brasil, Argentina, Venezuela y Bolivia, debido a la necesidad de fortalecer la resistencia.

En el análisis que hacen los autores sobre corrientes de pensamiento y temáticas podemos reconocer prácticamente a todas, debido a que han estado presentes en los debates del mundo hispánico. Por ejemplo, Callinicos se refiere a los aportes de los historiadores ingleses como Thompson,
Dobb, Hobsbawm, Anderson, así como el marxismo analítico en sus tres etapas: la iniciada por Cohen, a través de su Teoría de la historia en Karl Marx
; de Jon Elster (aplicando el individualismo metodológico en su Making sense of Marx), John Roemer (en su A General theory of explotation and class, en
donde separa la teoría de la explotación de la teoría del valor/trabajo) y las tesis de Wright y Brener.

Frente a la tesis de Ronald Aronson, en el sentido de que el marxismo ha muerto, la hipótesis de Callinicos es que “el marxismo no ha sido técnicamente refutado pero ha sufrido severos golpes políticos”. En otras
palabras, el marxismo sigue siendo viable pero no niega que existan anomalías, silencios y otras limitaciones que requieren más análisis y propuestas.

Al final de su interesante ensayo, en donde da a conocer autores que no se han
traducido al español, como Chris Harman, dice que el problema central es cubrir el vacío existente entre teoría y praxis, y ofrece tres opciones: primera, la de validar la interpretación de Marx a través de una teoría de la modernidad, como hace Jacques Bidet, quien efectúa un deslinde crítico con Habermas y Rawls.

Por cierto, en México acaba de morir prematuramente Bolívar
Echeverría, quien trabajó también en una teoría de la modernidad y sobre la hipótesis de una modernidad barroca que sería propia de Latinoamérica; segundo, la posición posmoderna de un Fredric Jameson que implica su reconstrucción en vista de que estamos en una nueva época. (Como nota
al calce, creo que Callinicos, en su pregunta ¿hacia dónde va el marxismo anglo-sajón?, se quedó corto en el análisis del marxismo norteamericano)

Y tercero, el registro de que entramos en una nueva etapa de luchas suscitadas por el capitalismo en su fase neoliberal, lo que permitirá al marxismo convertirse de nuevo en fuerza material. Esta última tesis es la del filósofo griego radicado en Inglaterra.

Por su lado, André Tosel, profesor emérito de la Universidad de Niza, hace un
balance muy amplio e incisivo del desarrollo del marxismo en Italia y Francia. Con respecto al marxismo italiano, que fue conocido por su riqueza teórica que convoca a figuras como Della Volpe, Luporini, el primer Colletti, Mario Dal Pra, Ludovico Geymonat, Umberto Cerroni, Giusseppe Vacca, etcétera, se nos ofrece la hipótesis de la incapacidad del pcipara sortear dos crisis: la que provino de la transformación del capitalismo globalizado y la del derrumbe
del llamado socialismo real aunque, en este último caso, conocemos la posición crítica frente a dicha experiencia que tuvo sus raíces en Gramsci y Togliatti.

A juicio de Tosel, el comunismo italiano no fue capaz de responder a problemas como: las funciones que tendría el estado socialista para preservar las libertades civiles; qué pasaría con las instituciones de libertad después de la conquista del poder y cuál sería una alternativa a la democracia representativa. Cuestiones planteadas por Bobbio en su momento, a fines de los setenta.

Tosel dice: “por lo general, el marxismo italiano cometió, en términos generales, un suicidio, a través de una precipitada metamorfosis social-liberal, terminando por aceptar e liberalismo de las teorías de la justicia de John Rawls” (p.59). Sería interesante contrastar esta hipótesis con parte de lo ocurrido en España.

A pesar de lo anterior, el marxismo italiano ha tenido a otros autores como Costanzo Preve (La filosofía imperffeta- Una proposta di riconstruzioni del marxismo contemporáneo1984) y Domenico Losurdo, un excelente historiador de la filosofía que publicó, en 2006, una Controhistoria del liberalismo, aparte de una biografía intelectual de Nietzsche, entre otros.

Nuevamente encontramos aquí que el marxismo tiene dos registros, uno es el teórico, en donde encontramos mil marxismos (Wallerstein), y otro es el práctico político, como en Italia y en Francia. También en el último país se observa una pérdida de la identidad del Partido Comunista Francés frente a la socialdemocracia. Las dos preguntas que plantea Tosel son: ¿qué clase de
democracia es posible o deseable después de la autodisolución de la democracia representativa capitalista?, y ¿qué clase de revolución puede haber después del fracaso del comunismo soviético y el fin de cierto tipo de violencia? A ello responde el propio Tosel a través de su libro Democratie et liberalisme, 1995.

En el caso de Francia se registran, en los últimos tiempos, importantes iniciativas, como la desarrollada por Jacques Bidet en su último libro,
Théorie General(1999), insuficientemente discutida y que arranca con una nueva lectura de El Capital de Marx; las polémicas reflexiones de Balibar
en sus libros, como el dedicado a la filosofía en Marx o Race, Class, Nature
de 1988 que abandona la tesis del marxismo como concepción del mundo o de un partido; y la poco conocida tesis de Jean Robelin, Marxisme et socialisation (1989), entre otras.

Como hemos dicho, no es posible analizar todos y cada una de los ensayos que conforman esta rica antología. Pienso que el libro es de lectura y discusión obligadas para los que se interesan en la situación del marxismo actual y sus posibilidades futuras, en forma seria. Los demás podrán seguir pensando que el único mundo posible es el neoliberalismo o, peor aún, el neoconservadurismo.

(*) Critical companion to Contemporary Marxism.
Edited by Jacques Bidet and Stathis Kouvelakis. First published in 2005, Brill Academic Publishers; Paperback 2009, Chicago, Ill. Haymarket books.
(**) Profesor-investigador de la uam-i y director de la revista Dialéctica.

La nueva geopolítica del petróleo

La nueva geopolítica del petróleo

Ignacio Ramonet

¿En qué contexto general se está dibujando la nueva geopolítica del petróleo? El país hegemónico, Estados Unidos, considera a China como la única potencia contemporánea capaz, a medio plazo (en la segunda mitad del siglo XXI), de rivalizar con él y de amenazar su hegemonía solitaria a nivel mundial. Por ello, Washington instauró secretamente, desde principio de los años 2000, una “desconfianza estratégica” con respecto a Pekín.

El presidente Barack Obama decidió reorientar la política exterior norteamericana considerando como criterio principal este parámetro. Estados Unidos no quiere encontrarse de nuevo en la humillante situación de la Guerra Fría (1948-1989), cuando tuvo que compartir su hegemonía mundial con otra “superpotencia”, la Unión Soviética. Los consejeros de Obama formulan esta teoría de la siguiente manera: “Un sólo planeta, una sola superpotencia”.

En consecuencia, Washington no deja de incrementar sus fuerzas y sus bases militares en Asia Oriental para intentar “contener” a China. Pekín constata ya el bloqueo de su capacidad de expansión marítima por los múltiples “conflictos de los islotes” con Corea del Sur, Taiwán, Japón, Vietnam, Filipinas… Y por la poderosa presencia de la VIIª flota de Estados Unidos. Paralelamente, la diplomacia norteamericana refuerza sus relaciones con todos los Estados que poseen fronteras terrestres con China (exceptuando a Rusia). Lo que explica el reciente y espectacular acercamiento de Washington con Vietnam y con Birmania.

Esta política prioritaria de atención hacia el Extremo Oriente y de contención de China sólo es posible si Estados Unidos logra poder alejarse de Oriente Próximo. En este escenario estratégico, Washington interviene tradicionalmente en tres ámbitos. En primer lugar, en el ámbito militar: Washington se encuentra inmerso en varios conflictos, especialmente en Afganistán contra los talibanes y en Irak-Siria contra la Organización del Estado Islámico. En segundo lugar, en el ámbito de la diplomacia, en particular con la República Islámica de Irán, con el objetivo de limitar su expansión ideológica e impedir el acceso de Teherán a la fuerza nuclear. Y, en tercer lugar, en el ámbito de la solidaridad, especialmente con respecto a Israel, para quien Estados Unidos sigue siendo una especie de “protector en última instancia”.

Esta “sobreimplicación” directa de Washington en la región (particularmente después de la Guerra del Golfo en 1991) ha mostrado los “límites de la potencia norteamericana”, que no ha podido ganar realmente ninguno de los conflictos en los cuales se ha implicado fuertemente (Irak, Afganistán). Conflictos que han tenido, para las arcas de Washington, un coste astronómico con consecuencias desastrosas incluso para el sistema financiero internacional.

Actualmente, Washington tiene claro que Estados Unidos no puede realizar simultáneamente dos grandes guerras de alcance mundial. Por lo tanto, la alternativa es la siguiente: o Estados Unidos continúa implicándose en el “pantanal” de Oriente Próximo en conflictos típicos del siglo XIX; o se concentra en la urgente contención de China, cuyo fulgurante impulso podría anunciar a medio plazo la decadencia de Estados Unidos.

La decisión de Barack Obama es obvia: debe hacer frente al segundo reto, pues éste será decisivo para el futuro de Estados Unidos en el siglo XXI. En consecuencia, este país debe retirarse progresivamente –pero imperativamente– de Oriente Próximo.

Aquí se plantea una pregunta: ¿por qué Estados Unidos se ha implicado tanto en Oriente Próximo, hasta el punto de descuidar al resto del mundo, desde el fin de la Guerra Fría? Para esta pregunta, la repuesta puede limitarse a una palabra: petróleo.

Desde que Estados Unidos dejó de ser autosuficiente en lo que al petróleo se refiere, a finales de los años 1940, el control de las principales zonas de producción de hidrocarburos se convirtió en una “obsesión estratégica” norteamericana. Lo cual explica parcialmente la “diplomacia de los golpes de Estado” de Washington, especialmente en Oriente Medio y en América Latina.

En Oriente Próximo, en los años 1950, a medida que el viejo Imperio Británico se retiraba y quedaba reducido a su archipiélago inicial, el Imperio estadounidense lo reemplazaba mientras colocaba a la cabeza de los países de esas regiones a sus “hombres”, sobre todo en Arabia Saudí y en Irán, principales productores de petróleo del mundo, junto con Venezuela, ya bajo control estadounidense en la época.
Hasta hace poco, la dependencia de Washington respecto al petróleo y al gas de Oriente Próximo le impidió considerar la posibilidad de retirarse de la región. ¿Qué ha cambiado entonces para que Estados Unidos piense ahora en retirarse de Oriente Próximo? El petróleo y el gas de esquisto, cuya producción por el método llamado “fracking” aumentó significativamente a comienzos de los años 2000. Eso modificó todos los parámetros. La explotación de ese tipo de hidrocarburos (cuyo coste es más elevado que el del petróleo “tradicional”) fue favorecida por el importante aumento del precio de los hidrocarburos que, en promedio, superaron los 100 dólares por barril entre 2010 y 2013.

Actualmente, Estados Unidos ha recuperado la autosuficiencia energética e incluso está convirtiéndose otra vez en un importante exportador de hidrocarburos. Por lo tanto, ya puede por fin considerar la posibilidad de retirarse de Oriente Próximo, con la condición de cauterizar rápidamente varias heridas que, en algunos casos, datan de más de un siglo.

Por esa razón, Obama retiró casi la totalidad de las tropas norteamericanas de Irak y de Afganistán. Estados Unidos participó muy discretamente en los bombardeos de Libia y se negó a intervenir contra las autoridades de Damasco, en Siria. Por otra parte, Washington busca a marchas forzadas un acuerdo con Teherán sobre el tema nuclear y presiona a Israel para que su gobierno progrese urgentemente hacia un acuerdo con los palestinos. En todos estos temas se percibe el deseo de Washington de cerrar los frentes en Oriente Próximo para pasar a otra cuestión (China) y olvidar así las pesadillas de Oriente Próximo.

Todo esto se desarrollaba perfectamente mientras los precios del petróleo seguían altos, cerca de 100 dólares el barril. El precio de explotación del barril de petróleo de esquisto es de aproximadamente 60 dólares, lo que deja a los productores un margen considerable (entre 30 y 40 dólares el barril).

Aquí es donde Arabia Saudí ha decidido intervenir. Riad se opone a que Estados Unidos se retire de Oriente Próximo. Sobre todo si Washington establece antes un acuerdo sobre el tema nuclear con Teherán, lo que los saudíes consideran demasiado favorable a Irán. Además, según la monarquía wahabita, expondría a los saudíes, y a los suníes en general, a convertirse en víctimas de lo que llaman “el expansionismo chií”. Hay que tener presente que los principales yacimientos de hidrocarburos saudíes se encuentran en zonas de población chií.

Considerando que dispone de las segundas reservas mundiales de petróleo, Arabia Saudí decidió usar el petróleo para sabotear la estrategia norteamericana. Oponiéndose a las consignas de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), Riad decidió, contra toda lógica comercial aparente, aumentar considerablemente su producción y hacer de ese modo bajar los precios del petróleo, inundando el mercado de petróleo barato. La estrategia dio rápidamente resultados. En poco tiempo, los precios del petróleo bajaron un 50%. El precio del barril descendió a 40 dólares (antes de subir ligeramente hasta aproximadamente 55-60 dólares actualmente).

Esta política asestó un duro golpe al “fracking”. La mayoría de los grandes productores estadounidenses de gas de esquisto están actualmente en crisis, endeudados y corren el riesgo de quebrar (lo que implica una amenaza para el sistema bancario norteamericano que, generosamente, había ofrecido abundantes créditos a los neopetroleros). A 40 dólares el barril, el esquisto ya no resulta rentable. Ni las excavaciones profundas “off shore”. Numerosas compañías petroleras importantes ya han anunciado que cesan sus explotaciones en alta mar porque no son rentables, provocando la pérdida de decenas de miles de empleos.

Una vez más, el petróleo es menos abundante. Y los precios suben ligeramente. Pero las reservas de Arabia Saudí son suficientemente importantes para que Riad regule el flujo y ajuste su producción de manera que permita un ligero aumento del precio (hasta 60 dólares aproximadamente) pero sin que se lleguen a superar los límites que permitirían reanudar la producción mediante el “fracking” y en los yacimientos marítimos a gran profundidad. De este modo, Riad se ha convertido en el árbitro absoluto en materia de precio del petróleo (parámetro decisivo para las economías de decenas de países entre los cuales figuran Argelia, Venezuela, Nigeria, México, Indonesia, etc.).

Estas nuevas circunstancias obligan a Barack Obama a reconsiderar sus planes. La crisis del “fracking” podría representar el fin de la autosuficiencia de energía fósil en Estados Unidos. Y, por lo tanto, la vuelta a la dependencia de Oriente Próximo (y también de Venezuela, por ejemplo). Por ahora, Riad parece haber ganado su apuesta. ¿Hasta cuándo?

El viaje de Diana Minero

El viaje de Diana Minero
junio 12, 2015 Voces Comentar
Publicado en: Contracorriente – Dagoberto Gutiérrez, Foro de opiniones, Nacionales, Voces Ciudadanas

Dagoberto Gutiérrez

Todo el lugar estaba lleno de actividad, la gente iba y venía, los papeles se cruzaban unos con otros. Estamos en los años 70 del siglo pasado. Esta es la década encendida, la que tiene las llaves del proceso político salvadoreño, y es la Universidad de El Salvador. Diana es una secretaria inteligente, diligente y guapa.

Parece mover el mundo en su ir y venir, siempre sonriendo pero sin detenerse. Es la esposa del Ingeniero Luis Melara, conocido hombre de izquierda, y ella, por supuesto, una mujer de izquierda, capacitada para moverse en el filo de la navaja de la crisis, palpitante en la tensión de la lucha que avanzaba inexorablemente hacia la guerra de veinte años.

Vivía en el Pasaje Brasilia de San Salvador, histórico lugar cerca del antiguo hospital psiquiátrico, donde hoy está el Instituto Francisco Menéndez. Ahí estaba el taller de su padre, el pintor Camilo Minero. Y ahí mismo, en ciertos días, se reunía la dirección del clandestino e ilegal Partido Comunista de El Salvador.

Luis y Diana tenían 3 hijos: Tamara, la mayor, Pavel, el segundo, y Michelle, la menor. Los 3 de buen apetito, pero Pavel superaba a sus dos hermanas en el arte de comer. En esas fechas, los 3 estaban pequeños, y la familia transcurría en una tensa normalidad que anunciaba aceleradamente la confrontación.

Luis, en sus días estudiantiles, había sido dirigente en la Facultad de Ingeniería de la UES del FURIA (Frente Unido Revolucionario de Ingeniería y Arquitectura), de los cuadros del Partido Comunista que encabezaban la lucha estudiantil e iniciaron las primeras expresiones de lo que sería después la lucha armada y la guerra. En uno de esos experimentos con explosivos, Luis perdió dos dedos de una de sus manos.

En su grupo familiar, Diana siempre fue un centro de mucha actividad en la relación con sus hermanas porque Camilo Minero y Doña Carmencita solo tuvieron hijas y ella, que era la hermana mayor, siempre estuvo atenta a los cumpleaños de sus hermanas y a las actividades sociales y familiares más relevantes. Tenía una capacidad y una habilidad especial para las relaciones humanas, y era dueña de una importante y útil inteligencia emocional que le permitía trascender de su familia hacia el complejo, peligroso y abigarrado mundo político que se movía de manera revuelta en esas décadas de acero.

La lucha de clases elevó su temperatura, como suele ocurrir, y las formas de dominación perdieron su elegancia y sus estilos, la dictadura real, la de todos los días, tuvo que mostrar su verdadero rostro, asesino y sangriento. Llegó la hora de las horas y la familia Minero en su conjunto se incorporó a la guerra. También llegó la hora del exilio. Este fue un momento clave en la vida de Diana, sus hijos se hacen combatientes, y en una hora aciaga, Tamara cae en combate en el volcán de San Salvador, fue en un traslado de campamento, que era un movimiento realizado cada 3 ó 4 días. En esa ocasión, el enemigo pudo ubicar el lugar al que se había llegado y emboscaron a la unidad guerrillera. Ahí cayó Tamara. Durante la ofensiva de 1989, murió Pavel en Ciudad Delgado, era un combatiente consumado, encargado del lanza cohetes.

Diana seguía, en medio de la pena y la amargura por la pérdida de sus dos hijos, sin flaquear, y aunque compartíamos el barbasco de la muerte, no es fácil capturar el dolor de una madre. Todo esto iba, sin embargo, lentamente acumulados en su organismo.

Ella seguía siendo una mujer central, encargada de documentos importantes e información fina, pero siempre tenía tiempo y condiciones para atender y hasta cuidar a otras personas, a combatientes en curación y restablecimiento o en descanso, ella sabía entablar la comunicación conveniente, también sabía capturar las necesidades de las otras y los otros, y tenía la capacidad para colaborar en su solución. Su facilidad de comunicación llegó a ser muy conocida, propia de una persona recordada por mucha gente que conoció de su atención y esmero.

El fin de la guerra abrió un momento incierto que fue definiendo una etapa que no era familiar o vinculado con todo aquello por lo que se había trabajado y luchado tanto. Diana y Luis mantuvieron una posición digna frente a la coyuntura adversa que la post guerra había abierto, cuando los sueños fueron sacrificados por los intereses menos leales y cuando los sacrificios y entregas naufragaban en un mar de negocios y utilidades. Se trataba de un momento oscuro aunque esperable.

Luis muere primero y toda aquella carga y presión de la inmensa guerra y la post guerra oscura golpeó el organismo y la salud de Diana que fue perdiendo el vigor y la vida en medio de una enfermedad indetenible.

Amalia, que era como se llamaba en la guerra, encontró la manera de prolongar la vida dentro de la muerte de una enfermedad pesada y de brazos largos.

Amaba la vida de manera extraordinaria y no perdió la comunicación con las personas, mantuvo el sentido del humor que siempre acompañaba su carácter y su trato, y afirmaba que no quería irse, pero de todas maneras, todos parecemos tener los días contados, y Amalia también tenía su hora, su minuto y su segundo. El jueves 4 de junio, emprendió el viaje final y sin retorno.

Amalia nos deja un ejemplo de vitalidad, de inteligencia y de entrega. Una mujer que jugó la vida minuto a minuto en toda su integralidad y conoció del rostro feliz y del rostro duro, de la miel y de la hiel, y tiene pleno derecho a descansar en paz. Tratándose de estas personalidades, pareciera que nunca mueren y siempre andarán en medio de la gente, conversando, platicando, sonriendo con humor. Por eso Amalia estará siempre entre nosotros, en todos los minutos y los siglos que faltan.

Salvador, 12 de junio del 2015.

Internet debe ayudar a hacer nuestra sociedad más dinámica, eficiente, participativa y justa

Internet debe ayudar a hacer nuestra sociedad más dinámica, eficiente, participativa y justa (+ Video)
Por: Abel Prieto Jiménez
En este artículo: Ciberguerra, Cuba, Cultura, Gobierno, Internet, Ministerio de Relaciones Exteriores (MINREX), Nuevas Tecnologías, Red de Redes en Defensa de la Humanidad
7 junio 2015 | 55 |
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El mundo virtual de las TIC refleja los principales problemas y contradicciones del mundo real del presente, aseguró Abel Prieto Jiménez, en la clausura de la Conferencia Internacional “Nuevos escenarios de la comunicación política en el ámbito digital 2015”. Foto: Ismael Francisco/ Cubadebate

He preparado algunas notas para leer y comentar aquí; no con el propósito de hacer ningún tipo de conclusión sobre los temas específicos tratados en el evento, sino para describir, primero, a grandes rasgos, el entorno cultural realmente inédito, estremecedor, en que se está produciendo este debate y compartir luego con ustedes algunas apreciaciones sobre el papel de las TIC en la coyuntura actual. Y es que (como me decía un amigo aquí presente el viernes por la tarde, cuando muchos delegados hacían énfasis en la necesidad de generar contenidos), el problema sobre el que hemos estado reflexionando es también en última instancia cultural.

1) La crisis cultural global

-Habría que empezar diciendo que vivimos en medio de una crisis cultural gravísima, la más grave y devastadora de que se tenga memoria. Los paradigmas de la tradición cultural humanista están en franco retroceso frente a la avalancha irresistible de una industria del entretenimiento que no reconoce jerarquías, que ha reducido el arte definitivamente a la condición de la mercancía más vulgar, que expulsó de los altares a los llamados clásicos, que lo mezcla todo, sin orden ni concierto, aquello que puede ser artísticamente valioso con la cultura-chatarra, con fetiches vacíos, con símbolos de la mayor estupidez y frivolidad, y que va más allá en su afán caótico y mezcla realidad y ficción, historia y leyenda, y crea vertiginosamente nuevos mitos y recicla otros, en el torbellino de un espectáculo permanente concebido solo para vender y divertir.

-Con todos estos componentes se pretende formar una criatura rendida ante la tecnología (idealizada más allá de sus funciones y de todo sentido ético) y los fetiches de la industria del entretenimiento; una criatura sin raíces, sin memoria, desamparada frente a la manipulación, egoísta hasta el delirio, sometida, colonizada, incapaz de luchar por su emancipación, que sabe muy bien, siempre, en todo momento, quiénes son los “malos” y quiénes los “buenos” en las guerras virtuales y en las reales; una criatura indefensa ante la arremetida publicitaria, cuyo destino e identidad dependen de su condición de consumidora potencial.

-Todo esto tiene que ver con la llamada globalización, ese fenómeno que Frei Betto ha rebautizado con razón “globocolonización”.

-Alessandro Baricco ha calificado (en Los bárbaros) las experiencias intelectuales del presente como un “surfeo” sobre las olas, siempre en la superficie. Aunque no concuerdo con la benevolencia post-moderna de Baricco, creo que esta idea de “surfear” sintetiza muy bien la superficialidad que propone el proyecto “educativo” del sistema, extraño por esencia al más mínimo afán de rigor y profundidad. Superficialidad, modas, marcas, frivolidad, “surfeo”, en este ámbito deben formarse nuestros jóvenes. En términos de información, el “surfeo” se puede traducir en quedarse, en el mejor de los casos, con los titulares de las noticias, con cápsulas muy simplificadas de los procesos históricos, sociales y culturales, con estereotipos de pueblos, naciones, razas, que nutren forzosamente el desprecio al “otro”. Hay un segundo mensaje central en el proyecto del sistema que es también comentado por Baricco: la impresión de que vivimos un eterno presente; la subvaloración de la historia y la consiguiente amnesia o (en todo caso) una utilización libérrima, fuera de contexto, de “fragmentos” del pasado.

-El entretenimiento ha sido colocado en un trono incuestionable. Es el rey supremo. El valor principal. Sólo él le otorga significado a la producción cultural hegemónica. Se trata además de un entretenimiento amoral, insulso, asociado a la trivialidad más absoluta, al rechazo del más mínimo ejercicio intelectual, al vouyerismo implícito enlos realitys shows y en las distintas plataformas donde se cuentan chismes de “famosos”.Para colmo, se han ido agotando las reservas de historias más o menos divertidas, y la industria se ve obligada a acudir una y otra vez a remakes, a fábulas ya contadas, a personajes de antiguos cómics.

-El entretenimiento ha llegado a dominar incluso el mundo de la información, que está obligada a presentarse de manera “divertida”. Hasta un escritor tan reaccionario como Vargas Llosa, un “intelectual orgánico” del sistema, habla en su libro La civilización del espectáculo de que la profusión de información ha derivado en convertir al entretenimiento y a la diversión en los valores más altos de nuestra época, ocasionando “un trastorno recóndito de las prioridades: las noticias pasan a ser importantes o secundarias sobre todo, y a veces exclusivamente, no tanto por su significación económica, política, cultural y social como por su carácter novedoso, sorprendente, insólito, escandaloso y espectacular” (p. 54). Se está produciendo incluso un tipo de censura por sobresaturación, de modo que un hecho de importancia pierde visibilidad al sumergirse en un torrente de noticias y detalles accesorios.

-El capitalismo, como sabemos, propició momentos de un portentoso esplendor cultural, desde el Renacimiento hasta las vanguardias de la primera mitad del siglo XX, pasando por la Ilustración, los románticos, la gran narrativa realista, la poesía de los llamados “decadentes” y la pintura deslumbrante de aquellos que al decir de Martí quisieron vencer al sol. (No sé si esto suena demasiado “nostálgico”.) Esta acumulación literaria y artística admirable, tan diversa en estilos y expresiones, tenía un componente común: su humanismo. El ser humano, con todos sus demonios y ángeles, con sus deseos más oscuros, con sus esperanzas más hermosas e iluminadas, estaba ahí, en el centro de las búsquedas de los creadores y en el centro de la batalla íntima del público por hacer suyo aquel caudal que lo enriquecía y podía marcar su vida.

-Ese arte y esa literatura de extraordinaria calidad estuvieron siempre acompañados con más o menos suerte por “chatarra” kitsch. Recuerdo que Hauser decía que con el pintor Greuze en el siglo XVIII se había inaugurado en cierto modo el kitsch.

-No olvidemos que, al margen de un Balzac, un Stendahl, un Flaubert, Eugenio de Sue estaba publicando en los periódicos los capítulos de sus novelas con un éxito colosal. Dublinenses de Joyce se publicó en 1914, el mismo año en que naceTarzán de los monos, el libro inicial de la interminable serie de best sellers de Edgar Rice Burroughs. Las 4 mil novelas de Corín Tellado, que llegaron a vender 400 millones de ejemplares, acompañaron durante décadas a muchas obras capitales del siglo XX. Sin embargo, de alguna manera, lo kitsch y la creación auténtica vivían en ámbitos separados.

-Lo que ha pasado en los últimos tiempos es difícil de describir. La creación que tiene valor cultural o se somete a los requerimientos implacables del mercado, se traiciona a sí misma y se prostituye o es desterrada, suprimida o arrinconada, si navega con suerte, a los rincones alternativos.

-Y el éxito en sí mismo de una película mediocre o de un libro mediocre, por ejemplo, propagandizado adecuadamente, es un gancho para que el público vaya a ver la película o a comprar desesperadamente ese libro. Las cifras de recaudación funcionan como parte de la campaña publicitaria. “Si eso lo busca tanta gente, no puedo perdérmelo.” También funcionan del mismo modo los costos millonarios de las superproducciones. “Algo que costó tanto tiene que ser imprescindible para mi vida.”

-La escritora croata Dubravka Ugresic traza en Gracias por no leer un panorama impresionante del mercado literario actual. Describe una Feria del Libro de Londres que se inauguró con la presentación de la primera obra “literaria” de una popular actriz. Según esta autora, “lo trivial ha anegado la vida literaria contemporánea”, en un mundo “donde las memorias de Mónica Lewinsky merecen mil veces más publicidad que las obras completas de Marcel Proust…” (35-36)

-Resulta ineludible recordar ahora la encrucijada que planteaba aquel libro de Umberto Eco que se hizo muy popular a finales de los 60: Apocalípticos e integrados ante la cultura de masas. Los primeros, los apocalípticos, por supuesto, serían los intelectuales herederos de la crítica muy radical, muy dura, en ocasiones exagerada, de Adorno y Horkheimer, contra la simplificación mutiladora y degradante que estaba sufriendo la gran cultura burguesa europea a manos de los medios de difusión y del empresariado norteamericano. Los segundos, los integrados, vendrían a ser aquellos que se dejan absorber por el sistema sin conflictos de conciencia, que trabajan para él, que aplauden como signo de una nueva época la expansión a través del cine, de la radio y la televisión, del disco, de los cómics, del teatro musical, de la prensa, de un producto cultural ingenuo, sencillo, ajeno a las ambigüedades y a los enigmas. Eco se colocaba, si mal no recuerdo, en un punto intermedio: no asumía el rechazo apocalíptico ni la integración a plenitud. Su posición podría definirse como la de un “integrado crítico”.

-Es útil, repito, recordar hoy aquella encrucijada planteada por Eco, aunque hay que tener en cuenta que en los 50 años transcurridos desde la publicación de aquel libro los avances de la llamada “industria cultural” han sido aplastantes como han sido francamente trágicos los retrocesos de la cultura humanista, la europea en particular, aunque de todas partes. Ya hay cada vez menos espacio para el “integrado crítico” que proponía Umberto Eco. Ahora la encrucijada que propone la maquinaria hegemónica es más radical: o te integras definitivamente o no existes. Es así. (El propio Umberto Eco anunció no hace mucho una versión abreviada, más “ligera”, más light, de El nombre de la rosa, que en su momento fue un best seller, y provocó un debate muy virulento. Muchos vieron una capitulación vergonzosa, por dinero, en ese proyecto.)

2) Las TIC y la crisis cultural global

-Es evidente que el mundo virtual de las TIC refleja los principales problemas y contradicciones del mundo real del presente: la concentración de poder en manos de transnacionales; la desigualdad creciente, abismal, entre pobres y ricos, entre el Norte y el Sur; la privatización del conocimiento y la cultura; la visión imperial y belicista que concibe la Web como un espacio militarizado; la injerencia, la violación de la soberanía de las naciones y de la privacidad más elemental de los individuos; la reducción del ciudadano al estatus de consumidor potencial y el manejo inescrupuloso de sus inclinaciones más íntimas para crearle falsas necesidades.

-Pueden distinguirse dos polos extremos, antagónicos, entre los usuarios de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación: (1) aquellos que se han apropiado de estas herramientas para construir desde distintos ángulos núcleos de resistencia cultural que de un modo u otro se orientan hacia la emancipación humana; y (2) los que comparten los códigos y modelos de los medios tradicionales de difusión y se entregan a la mezcla amorfa, desjerarquizada, característica de la crisis cultural de la contemporaneidad.

–Un ejemplo del primer grupo, el de la vanguardia (no “apocalíptica” en este caso; sino crítica y capaz de generar alternativas), son las comunidades de software libre o los científicos que presionaron a través de sus blogs para divulgar la verdad sobre la central nuclear de Fukushima o aquellos que han sido capaces de fundar agrupaciones colaborativas ecológicamente racionales y sustentables en medio del torbellino consumista. Otros muchos los hemos escuchado aquí, de compañeros argentinos, venezolanos, ecuatorianos, brasileños, que emplean las TIC en defensa de las causas populares.

-Los segundos, absolutamente “integrados”, aprovechan al máximo las posibilidades ofrecidas por las redes para disfrutar el encanto de la frivolidad; son los seguidores en Twitter de los “famosos”, los que nutren las estadísticas del llamado Golden Tweet, ganado por la selfie de Ellen DeGeneres con diversas celebridades durante la transmisión de los premios Oscar (foto que suma tres millones 367 mil 950 retuits y dos millones 018 mil 644 favoritos); los que se han sumado a la marea de seguidores de Katy Perry, que le ha permitido batir el recórd de los 50 millones de seguidores en Twitter; los que han colocado en segundo lugar a Justin Bieber motivados por sus últimos problemas con la justicia en EEUU, y que le han llevado a tener 49.214.521 seguidores. Según el ranking de una cadena de noticias sobre los diez momentos más tuiteados en la historia de la red social el hecho que más tráfico generó fue el embarazo de Beyonce, que alcanzó los 8.868 tweets por segundo, cuando la cantante anunció la noticia en la gala de los MTV Video Music Awards. El segundo y el tercer momentos que tuvieron más reacción están vinculados a dos noticias del fútbol, con 7.196 y 7.166 tweets por segundo. Hubo que esperar al noveno y al décimo lugar para llegar a temas no asociados al universo del espectáculo (cultura y deportes), aunque también presentados de modo “espectacular”: el terremoto en la costa este de Estados Unidos y, finalmente, la muerte de Osama Bin Laden. Entre las trampas del sistema hay que subrayar que estas personas del segundo grupo creen que están debidamente informadas y que participan con decisiones libres en estos procesos. En realidad, escogen a quién seguir o qué hecho los motiva más para retweetear a partir de la agenda que se les ofrece y termina imponiéndose.

-Al propio tiempo, en esta zona de las TIC “integradas” al sistema hay que resaltar el empleo de las mismas por la reacción para reiterar la agenda mediática hegémonica y circular mensajes falsos para desacreditar a líderes y procesos progresistas. En el 1er panel de este evento el viceministro bolivariano de redes sociales puso ejemplos de cómo, através de Twitter, la oposición puso a circular fotos de actos violentos provocados supuestamente por el gobierno que en realidad pertenecían a imágenes de hechos ocurridos en otros contextos y países.

-Entre esos dos extremos, podrían añadirse otros internautas que utilizan las redes para hacer negocios o con propósitos educativos o para mantener vínculos profesionales de utilidad o emprender proyectos colectivos de creación o incluso de modo más personal, para combatir la soledad o el aburrimiento, o combinar cualquiera de los objetivos mencionados con la búsqueda de información general, distracción o placer.
Abel Prieto, asesor del Presidente Raúl Castro. Foto: Ismael Francisco/ Cubadebate

Abel Prieto, asesor del Presidente Raúl Castro. Foto: Ismael Francisco/ Cubadebate

3) Papel de las vanguardias en el uso de las TIC como instrumento de emancipación

-Alfredo Guevara decía que no creía en las élites pero sí en las vanguardias. Es importante el hecho de que lo haya dicho el fundador del ICAIC (siglas que significan Instituto Cubano de Arte e Industria Cinematográficos), es decir, la persona que dirigió la gestación de un cine nacional, dirigido a las masas, sí, pero con alto valor artístico, sin perder de vista que había un componente industrial en esa creación.

-Creo que esta idea es esencial para enfrentar el desafío de las nuevas tecnologías y su doble rostro, como instrumento de emancipación y como espacio reproductor de la dominación. Es imprescindible conectar a los núcleos de vanguardia que están utilizando las TIC en la defensa de la verdad, la justicia, la democracia real, de un mundo mejor, e intentar trabajar de manera más articulada.

-La diferencia entre las élites y las vanguardias es que las primeras se enclaustran, se aíslan, intentan no contagiarse con bacterias plebeyas, y las segundas se empeñan en reclutar a todo aquel que sea reclutable para una causa que vale la pena.

-No hay que criticar al que habita, fascinado, el mundo de las nuevas tecnologías solo por entretenimiento o por sumar obsesivamente “amigos” que compartan sus aficiones en Facebook u otra red social. No podemos reprocharlos en nombre de un uso exclusivamente “culto” o de “activismo social” de las nuevas tecnologías. Pienso que el reto de la vanguardia sería atraer de manera respetuosa a algunos de ellos, que quizás podrían multiplicarse. Un miembro del panel del viernes por la tarde, un compañero brasileño que creo que vive en Ecuador, al debatir la necesidad de crear redes sociales propias, ajenas al control de las ya conocidas, decía: “Hay que estar donde esté la gente, y, si la gente está en Facebook y en Twitter, tenemos que estar también ahí.” Recuerdo que Chomsky contó en una visita que nos hizo, hace varios años, que a los primeros conversatorios que organizó contra la guerra de Viet Nam iban cinco o seis personas, muy poca gente. Tenía que anunciarlos con un añadido, no sé, “Hoy se hablará en tal sitio de la guerra de Viet Nam y de la vigencia de Freud” o algo así, un tema “gancho” que motivara a la gente. Y se fueron sumando a esas charlas más y más jóvenes.

-Tal vez nuestra vanguardia pudiera emplear aquella técnica de Chomsky y convidar a foros virtuales para debatir temas diversos, atractivos (no la vigencia de Freud, quizás no funcionaría) y, entre esos temas, incluir otros con cierta sustancia. Habría que promover la idea de que el conocimiento puede ser placentero, de que no solo las lentejuelas de la farándula son atractivas y alegres, de que ejercitar un poco la inteligencia y entender algunas cuestiones esenciales del mundo en que vivimos puede ser atractivo y alegre, “dulce y útil”, como decía el clásico. Quizás podrían usarse como pretexto una fecha importante, qué sé yo, el nacimiento de Hemingway (ya casi nadie lee a Hemingway, ni casi nadie lee a casi nadie, pero al menos la gente tiene una idea de que existió un individuo algo exótico llamado así), y hablar un poco de él y de su obra, y hasta circular alguno de sus breves y excelentes cuentos. O un evento de mucha resonancia, tratando de llegar a las causas, adonde nunca llegan los medios hegemónicos.

-No soy quién para aconsejar a nuestra vanguardia en el uso de las redes; pero creo que tenemos que reflexionar sobre la polarización que se produce automáticamente (y con mucha pasión y virulencia) cuando aparece un “apocalíptico” cuestionándose algún aspecto de estas tecnologías en nombre de la tradición cultural humanista. Inmediatamente es acusado de “nostálgico”, de fósil viviente incapaz de entender las posibilidades infinitas que ofrecen las TIC y de asumir que este planeta cambió definitivamente y que ya aquellos paradigmas culturales pertenecen al pasado. Lo vi cuando Vargas Llosa publicó el libro que mencioné, La civilización del espectáculo, que es un refrito, lo sé, del de Guy Debord (La sociedad del espectáculo) y de muchos otros estudios anteriores. Sé que se permite descalificaciones absurdas de las artes visuales contemporáneas y no entiende lo esencial del problema denunciado: se autotitula un neoliberal convencido, fundamentalista, pero se escandaliza con las consecuencias culturales del neoliberalismo. Sin embargo, dice cosas atendibles; describe fenómenos reales que tienen que preocuparnos. No podemos asumir posiciones nostálgicas; pero hay que defender la memoria cultural de la humanidad. La burguesía, que la propició y financió gran parte de esa memoria, está terminando de aniquilarla; pero, si es patrimonio de alguien, lo es sin duda de la izquierda, de la gente que cree aún en las utopías, y debemos seguirla defendiendo hasta que el planeta desaparezca.

-Por otra parte, hay observaciones que nuestra vanguardia debe evaluar con cierto detenimiento. ¿Hasta qué punto, por ejemplo, las TIC están afectando los hábitos de lectura, de expresión escrita, de pensamiento? ¿La percepción que trasmite Nicholas Carr sobre cómo fue perdiendo su capacidad para “la lectura profunda” y para el propio ejercicio del pensar pertenece a una dramatizada alarma “apocalíptica” o describe un proceso genuino? Dice Carr: “¿quién podría negar que es un avance casi milagroso que, ahora, en pocos segundos, haciendo un pequeño clic con el mouse, un internauta obtenga una información que hace pocos años le exigía semanas o meses de consultas en bibliotecas? Pero también hay pruebas de que, cuando la memoria de una persona deja de ejercitarse porque para ello cuenta con el archivo infinito que pone a su alcance un ordenador, se entumece y debilita.” ¿Será cierto eso? Creo en todo caso que los intelectuales más preparados para responder estas preguntas son los miembros de esa vanguardia emancipatoria de las TIC.

-A su vez, el teórico, activista y crítico de Internet holandés Geert Lovink, profesor de la Universidad de Ámsterdam y fundador del Instituto de Culturas de Red, denuncia que la mezcla caótica de elementos que no valen la pena con otros de importancia (un rasgo esencial, como hemos visto, de todo el panorama cultural contemporáneo) está presente en los propios “motores de búsqueda” de Internet: “Con el auge de los motores de búsqueda, ya no es posible distinguir entre perspicaces percepciones patricias y el chismorreo plebeyo. (…) Hoy día un fenómeno completamente nuevo está causando alarma: los motores de búsqueda disponen en orden de acuerdo con la popularidad, no con la Verdad. (…) Pronto buscaremos y solo nos perderemos. El espectro de la sobrecarga de información ronda a las élites intelectuales del mundo. (…) No solo han hecho implosión las viejas jerarquías de la comunicación: la comunicación misma ha asumido el estatus de una agresión al cerebro.” (Geert Lovink, “La sociedad de la consulta: la googlización de nuestras vidas”, nueva versión de un ensayo de junio de 2008, Denken Pensée Thought Myśl. E-zine de Pensamiento Cultural Europeo, Criterios, volumen 1, p. 52-3.) (Fíjense: la idea de la popularidad como cualidad dominante para “saltar” a los primeros puestos de los buscadores coincide casi literalmente con los pilares del universo de los “famosos”.)

-Lovink acusa directamente a Google de recopilar información de sus usuarios para venderla luego y rinde homenaje en el texto citado a Joseph Weizenbaum (autor de El poder de las computadoras y la razón humana, 1976). Para Weizenbaum, “El problema de Internet (…) es que se nos invita a verla como un oráculo de Delfos (…) (que) proporcionará la respuesta a todas nuestras preguntas y problemas. Pero Internet no es una máquina tragamonedas (…) para obtener lo que se quiere. La adquisición de una adecuada educación y pericia para formular la consulta correcta es esencial. (…) Escribe Weizenbaum: La posibilidad de que cualquiera ponga algo en Internet no significa gran cosa. Tirar en ella cosas al azar es tan inútil como pescar de ella al azar. (…) Desde el auge de los motores de búsqueda en los 90 vivimos en la Sociedad de la Consulta, que, como indica Weizenbaum, no está tan alejada de La sociedad del espectáculo de Guy Debord (…) [que] se basaba en el auge de las industrias del filme, la televisión y la publicidad. La principal diferencia de hoy es que se nos pide explícitamente que interactuemos…” Lovink, cit., p. 60-61.

-Por supuesto, creo que la descalificación brutal de la “interactividad” por parte de Weizenbaum no puede tomarse al pie de la letra. Hay muchos ejemplos de cómo “tirar cosas al azar en Internet NO es siempre inútil”, sobre todo si no se hace al azar y en especial si logramos articular los empeños de muchos. Ramonet, por ejemplo, habla de que la información de los blogs y las redes “puede ser muy buena o muy mala”; pero, al referirse a lo que hemos llamado “vanguardia”, dice que “hoy día, por ejemplo, las redes funcionan como un gran corrector”. “Si un medio dice una enorme mentira [asegura], las redes lo van a corregir y van a difundir el error. Las redes han hecho las principales revelaciones de este tiempo. No son los periódicos, no son los medios, los que han hecho las dos grandes revelaciones de los últimos 5 años, como son Wikileaks y Edward Snowden (…). Hoy, las redes son el complemento indispensable y, en sí, un medio de información. (Entrevista para El Telégrafo, Ecuador)”

4) Las TIC y su influencia en la vida política. La Red EDH

-Cuando escuchaba al periodista mexicano Pedro Miguel, de La Jornada, diciéndonos en el panel del viernes que “el escenario bélico, de confrontación” de Internet y de las TIC “es menos desventajoso para las mayorías” (“los pueblos”, dijo él, “tienen más chances” de hacer oír sus voces en este nuevo espacio), recordé la gestación, precisamente en México y por Pablo González Casanova y otros intelectuales vinculados casi todos a La Jornada, de una red de escritores, artistas, comunicadores, activistas y luchadores sociales para movilizar la opinión pública frente a la ofensiva armada imperial encabezada por Bush en el año 2003. Era un momento extremadamente peligroso: todavía no había señales de la resistencia irakí y los tanques norteamericanos avanzaban hacia Bagdag en una marcha triunfal, mesiánica, escoltados por sus fieles cronistas de CNN. En Miami la ultraderecha de origen cubano organizaba marchas con la consigna “Irak ahora, Cuba después”. En una graduación de oficiales en West Point, Bush había dicho que las fuerzas armadas de los Estados Unidos tenían que estar dispuestas a atacar de inmediato, tan pronto se les indicara, a “sesenta o más oscuros lugares del mundo”.

-Nunca olvidaré cuando Fidel invitó al núcleo que estaba gestando la red, y nos reunimos aquí en la Habana, en un saloncito de este mismo Palacio, con varios intelectuales cubanos, para hablar del proyecto. Invertimos varias horas discutiendo si debía llamarse “frente antifascista” (algunos pensaban que el fascismo era un fenómeno europeo, históricamente enmarcado, y que Bush y su equipo de halcones no podían clasificarse propiamente como fascistas) hasta que finalmente uno de los amigos mexicanos, Gilberto López y Rivas, fundamentó que el nombre no debía ser “anti” o “contra” algo, sino “en defensa de algo”, y por aclamación quedó bautizada como red “En defensa de la humanidad”. Se hizo un 1er encuentro en México, en octubre de 2003, al que asistió, por cierto, el líder de un movimiento social que sería después presidente de Bolivia: Evo Morales; uno segundo en Oviedo (España), en abril de 2004; y un congreso muy trascendente, casi multitudinario, con varios cientos de participantes, en Caracas, en diciembre de 2004, presidido por el Comandante Hugo Chávez. Al año siguiente, la Red EDH participó muy activamente en los eventos paralelos a la Cumbre de las Américas de Mar del Plata, cuando el ALCA (que pretendía imponer Bush) fue derrotado.

-Esta red ha trabajado durante todos estos años, utilizando Internet y más recientemente las redes sociales, en el esfuerzo por interconectar a muchísimas personas y grupos que trabajan en América Latina y el Caribe, en España, en Francia, en Italia y otros países europeos, para mover las ideas anti hegemónicas, sin sectarismos, sin dogmatismos, sin exclusiones, en torno a los llamados “ejes temáticos” aprobados en el evento de Caracas: en defensa de la verdad y frente a la mentira mediática; en defensa del medio ambiente; en defensa de la diversidad cultural; en defensa de la soberanía y de la legalidad internacional; en defensa de la cultura y el conocimiento para todos… Ha tenido altibajos, momentos opacos y otros brillantes, como su contribución (de gran valor conceptual) a la Cumbre de los Pueblos, en Río de Janeiro (2012). Tuvimos incluso el privilegio de que Fidel se reuniera dos años consecutivos, en 2011 y 2012, en torno a la celebración de nuestra Feria del Libro, con integrantes de la Red EDH y de que nos propusiera el lanzamiento simultáneo en varias ciudades de un folleto con la transcripción de esos diálogos en formato digital.

-Ha sido difícil: la derecha actúa férreamente unida cuando siente que su reinado está en peligro; la izquierda tiende por desgracia a dividirse. La maquinaria hegemónica, ya lo sabemos, legitima con su enorme poder mediático a las celebridades sin ideas y descarta a los incómodos. E impide que se unan por todas las vías a su alcance. Pero, de todos modos, sería muy estimulante para la Red EDH que algunos luchadores de las TIC se aproximaran a lo que hemos hecho desde Cuba, desde Venezuela, desde Ecuador (que convocó un interesantísimo evento de la Red exclusivamente dedicado a los jóvenes), desde Bolivia, desde los demás países del ALBA, desde el increíble Festival de Poesía de Medellín. Había un principio que Pablo Glez Casanova defendía con mucha insistencia: no es una Internacional; se trata de una red de redes. Se le suman redes que no pierden su identidad. La red de poetas, por ejemplo, que coordina Fernando Rendón en Medellín, se sumó. Y así lo hicieron Alex Pausides y Aitana Alberti con su Red Poesía Sur, y así lo han hecho muchas otras. Qué útil sería establecer contactos con los amigos de Argentina que fundaron su propia red social y con otras compañeras y compañeros que trajeron aquí sus experiencias. La Red En defensa de la humanidad está presente en la web con varios sitios, blogs, y está en distintas redes sociales: en Twitter, en Facebook, Google+, Youtube, y otras.

-En cuanto a las TIC, hay que tener en cuenta que estos nuevos instrumentos para hacer política, para movilizar a la gente, para construir afinidades y consensos, para gestar comunidades, para mover ideas, surgen en una etapa en que los sectores políticos tradicionales han venido cayendo en el descrédito. Corrupción, mediocridad, juego sucio, falta de transparencia, golpes bajos, demagogia barata, subordinación a las grandes corporaciones, todo esto junto y mucho más, ha hecho que la política toque fondo en términos éticos.

-En general es un momento en que las diferencias entre los políticos que compiten por un determinado puesto tienen más que ver con la imagen que proyectan que con sus programas o sus ideas.

-Uno de los principales retos de nuestra vanguardia tiene que ver precisamente con el tema de este evento. ¿Cómo utilizar las nuevas tecnologías para propiciar la participación ciudadana y hacer política de verdad, política revolucionaria, política emancipadora?

-Hay un artículo muy interesante publicado en la revista Temas de nuestro Ministerio de Cultura, de un profesor de la Universidad Sur de California, Roberto Suro, sobre la movilización que logró en el 2012 el equipo de campaña de Obama a través de las redes sociales. Se llegó a movilizar a los jóvenes votantes de entre 18 y 29 años (las dos terceras partes del voto juvenil) y esto fue decisivo para el triunfo del candidato demócrata. “La campaña de Obama (dice Suro) generó un flujo estable de contenido digital sumamente atractivo que alcanzó al público en una variedad de plataformas en línea (…), mensajes de correo electrónico, colocaciones en Facebook, mensajes en Twitter y videos en You Tube. (…) Los videos de campaña de Obama colocados en la Red fueron vistos alrededor de 133 millones de veces.” Con mucho mayor impacto, según Suro, que si se hubieran exhibido a través de la TV. Los receptores de los mensajes emitidos por el equipo de campaña se convertían a su vez en “creadores” (al incorporarles elementos de su cosecha y circularlos a su propia red) y miles de ellos terminaron siendo activistas voluntarios. “La organización política digital de Obama (…) imprimió en los participantes la sensación de involucrarse en algo diferente, de hacer algo por vez primera, de estar a la vanguardia. Y así, aunque estaban sirviendo a los intereses de alguien en el poder y de un partido político profundamente enredado con la élite de negocios y de los medios (…), los soldados digitales de a pie podían sentirse como si fuesen rebeldes, gente de afuera.” “El contenido en línea fue diseñado específicamente para hacer que los receptores se sintieran tentados a compartirlos con sus amigos.” Se utilizó el humor y fue una campaña “inspiradora en su tono, alentadora e inexorablemente positiva porque se estimó que un material así tenía muchas más probabilidades de ser compartido”. El monitoreo sistemático del “centro” le proporcionó información continua sobre qué mensajes eran mejor acogidos. La red estaba diseñada además “para permitir que el centro le inyectara contenido en múltiples puntos al flujo de información”. Por otra parte, Suro reconoce que “Lo que mostró la campaña de Obama fue que, en la sociedad de la información, la calidad del contenido es importante, pero no decisiva”. Aunque se diferenció de otros modelos tradicionales, muy sucios y a menudo escandalosos, de búsqueda de apoyo y financiamiento electorales, Suro reconoce que “Esto no quiere decir que Internet haya acabado con el clientelismo, la corrupción y la compra de influencias. En lo absoluto. El dinero sigue contando y los empleos siguen siendo la moneda de cambio de la lealtad. (…) Por lo tanto (se pregunta), ¿cuál es, entonces, el producto final de esta nueva forma de activismo político? ¿Cuánto está cambiando la sociedad de la información los modos en que se practica la política? ¿Acaso todo esto es apenas un poco más de la sobrexpectación que asociamos al último aparato o software?”

-Debo decir que este analista me pareció muy honesto: aunque se confiesa deslumbrado por la campaña digital de Obama, por su novedad, por su originalidad, aunque exagera a mi juicio los aportes personales con que los receptores-creadores-difusores pudieron enriquecer los mensajes del “centro”, Suro se ve obligado a describir cómo se diseñaron esos mensajes “optimistas”, con un toque de humor, concebidos para gustar a los jóvenes e incitarlos a su circulación. Tampoco oculta el papel decisivo del “centro” y su pertenencia orgánica al sistema. Y lo que siempre ha sido el fundamento de ese sistema: el dinero.

-Por otra parte, recordemos la alerta de un grupo de especialistas de la coalición Just Net (“Por un Internet Justo y Equitativo”) sobre la influencia directa que han logrado o pudieran lograr las redes sociales en los resultados electorales: “¿Cuánto poder tendría, en una campaña electoral, o en un momento crucial de decisión gubernamental, un Facebook desregulado, armado con datos masivos sobre gran parte del electorado, y con el control sobre los algoritmos que determinan lo que este electorado ve en su suministrador de noticias?” (www.justnetcoalition.org)

-Recordemos el papel de “sargento político” que le tocó desempeñar a Bin Laden cada vez que la popularidad de Bush bajaba. Siempre aparecía un video muy oportuno y satánico del líder de Al Quaeda donde amenazaba con volar en pedazos a la mitad de Estados Unidos. (Una aclaración: un “sargento político” en nuestra carnavalesca república neocolonial era una especie de “recaudador de votos” con métodos muy personales de persuasión, compra, chantaje.)

-Ahora, luego de echar un vistazo a la experiencia de Obama y teniendo en cuenta estas alertas, volvamos a la pregunta anterior: ¿cómo utilizar las nuevas tecnologías para propiciar la participación ciudadana y hacer política de verdad? Ya sabemos que se han usado para la politiquería, para vender un candidato, una imagen, un par de slogans vacíos, alguna promesa de las que se lleva el viento. Pero aquí hablamos de otra cosa.

-Díaz-Canel abordó el tema en la clausura del 1er Taller Nacional de Informatización y Ciberseguridad, en febrero de este año: “Internet (…) impone desafíos a las formas hasta ahora prevalecientes de organización y participación social. El socialismo le otorga un lugar preferencial al derecho a la información como condición para el pleno ejercicio de la crítica y la participación del pueblo. Internet plantea desafíos a las formas tradicionales de comunicación social, al uso de los medios de comunicación, al papel de los individuos en el espacio público y exige la existencia de políticas, normas y formas de funcionar nuevas (…) para garantizar ese derecho. Internet, además de un espacio de acceso a la información, es un espacio para la comunicación social, la cooperación, la asociación y el trabajo en sus más variadas manifestaciones y como tal debe favorecerse.”

-En esa ocasión, dejó establecida con total claridad la posición de Cuba en torno a las nuevas tecnologías, algo que en este evento se ha ratificado por otras autoridades cubanas. Insistió allí en “la determinación de la dirección de la Revolución en llevar a cabo un proceso de informatización de la sociedad, masificando el uso de las TIC, satisfacer las necesidades crecientes de información y servicios, elevar el bienestar de la población, acelerar el desarrollo económico y social y dar a conocer las razones de Cuba y nuestra verdad en la red”. Señaló que se garantizará “el uso seguro y amplio de Internet de manera inclusiva en función del desarrollo del país. El Estado trabajará para que este recurso esté disponible, accesible y costeable para todos”. “La estrategia para su acceso [añadió] debe convertirse en un arma fundamental de los revolucionarios para lograr la participación social en el proyecto de sociedad que queremos.”

-Como puede verse, hay diferencias sustanciales entre un uso coyuntural de las TIC para la movilización política, basado en ciertas habilidades, en ciertos trucos, en aspectos más formales que de contenido en el diseño de los mensajes, en lo que Suro llama “sobrexpectación” ante un nuevo dispositivo o un nuevo software, y las bases conceptuales que explicó Díaz-Canel. La participación real de nuestros ciudadanos, su ejercicio sistemático y comprometido de la crítica revolucionaria, la convocatoria transparente (nunca manipuladora) al debate y a la intervención en los procesos para alcanzar el socialismo próspero y sostenible que nos hemos propuesto, son características del modo en que Cuba se ha venido apropiando de las TIC y de cómo aspiramos a convertirlas en un instrumento democrático genuino y no engañoso.

-Para nosotros no se trata de darle una utilización pragmática, instrumental, al uso de plataformas digitales, es decir, concebirlas únicamente para facilitar transacciones financieras o hacer más visibles nuestras instituciones o aprovechar las redes para gestionar más eficientemente determinados servicios. De lo que se trata es de pensar la tecnología como un proceso que, integrado a la economía, la política y la cultura, sea parte esencial del desarrollo de la sociedad y del crecimiento (intelectual, profesional, espiritual, político) de los seres humanos.

5) La influencia de la industria hegemónica del entretenimiento en Cuba y su coincidencia con proyectos subversivos

-Todos los elementos nocivos para la inteligencia, para nuestros valores, para nuestra identidad cultural, que caracterizan a la industria hegemónica del entretenimiento, tienen una fuerte presencia hoy en Cuba. Por supuesto, nuestro criterio para enfrentar este desafío no tiene nada que ver con censuras ni prohibiciones. Aparte de que ya es una verdad suficientemente verificada que prohibir algo equivale a contribuir de inmediato a promoverlo, las nuevas tecnologías convierten esa pretensión en algo inútil.

-Esta guerra de símbolos, esta guerra cultural, de valores e ideas, tenemos que ganarla dentro del individuo, en su tejido espiritual y moral, en su intelecto, en su comprensión cabal de quién es, dónde habita y qué aspira para su país y para la humanidad. Y es de vida o muerte para nosotros ganarla entre los jóvenes que nacieron y se formaron en medio de las gravísimas limitaciones materiales del Período Especial y no conocieron la Cuba capitalista.

-Sobre nosotros coinciden la campaña universal de “globocolonización” al decir de Betto y proyectos específicos de subversión. Tienen obviamente muchos puntos en común; porque la “globocolonización” aspira a liquidar toda resistencia frente al gobierno mundial de las corporaciones y a conducirnos a la aceptación del capitalismo como el sistema “natural” e inevitable de organizar la sociedad y las relaciones entre seres humanos.

-El proyecto a escala global se propone desmantelar cualquier forma de pensamiento crítico que surja en los jóvenes, incorporarlos al sistema o hacerlos derivar hacia un cinismo inocuo, apartar su atención de los problemas sociales, llevarlos a seguir creyendo en el mito de Rockefeller y en la leyenda de Cenicienta, a fantasear sobre el golpe de suerte que los sacará de las sombras y los conducirá hacia una recompensa dorada. La lotería, el matrimonio con un príncipe o una princesa azules o también dorados, una herencia imprevista, la victoria de tu caballo o de tu perro en las carreras, el empleo prometedor de un ascenso vertiginoso, la visita inesperada del Hada Madrina o del Ángel de la Guarda o de un amigo de la infancia que se ha vuelto millonario, el éxito en una audición para actuar en una película y dar el primer paso hacia el club de las estrellas, cualquiera de los miles de caminos que pueden tomar los “elegidos”.

-El proyecto de subversión específico contra Cuba incluye todo el plan anterior, con un énfasis particular en la promoción de un ideario anticomunista, antipatriótico, anexionista, que conduzca a pensar en la restauración del capitalismo en nuestro país como sinónimo de progreso y desarrollo.

-Hay un artículo de Rosa Miriam Elizalde, precisamente en el número de la revista Temas que les mencioné, que es excelente: “La glasnost: paradoja en la era de la Web 3.0”. Allí Rosa Miriam revela varios antecedentes de los proyectos de nuestros enemigos de utilizar las nuevas tecnologías contra la Revolución. Habla del Grupo de Trabajo para la Libertad de la Internet Global (GIFT), que fue creado en febrero de 2006 por Condoleezza Rice y se planteó entre sus objetivos principales monitorear a Irán, China y Cuba las 24 horas del día para crear herramientas “contra la censura”. Hillary Clinton revitalizó el GIFT “como foro para abordar las amenazas a la libertad de Internet en todo el mundo” y “desafiar a los gobiernos extranjeros que practican la censura y la vigilancia”. El GIFT estuvo vinculado activamente a la llamada revolución verde iraní, una campaña a través de Twitter contra las elecciones en Irán. Se demostró que de los 10 mil usuarios de esa plataforma que enviaron mensajes durante la “rebelión” solo cien estaban ubicados en el país islámico. Este Grupo de Tareas recibió en 2010 el nombre de NetFreedom y sigue siendo clave para dar fondos, construir líderes locales y generar proyectos contra Cuba en el espacio digital. El proyecto ZunZuneo (una operación encubierta del gobierno de los Estados Unidos contra nuestro país develada por la agencia de prensa AP) muestra las fórmulas de este tipo de plataforma ilegal: crear, sin alertar a sus usuarios, una base de datos potente que segmenta a la población, identifica entre multitudes a aquellos propensos a movilizarse para el cambio de sistema político y activarlos en momentos de conflicto.

-Rosa Miriam profundiza en este artículo en las diferencias radicales que separan a la Revolución Cubana de aquel socialismo europeo que, para emplear la expresión tan gráfica de Fidel, “se desmerengó”. Sin embargo, nos alerta con mucha lucidez y muchos argumentos sobre cómo no podemos descuidar, incluso en medio de la batalla económica, el terreno de “la subjetividad”. “A diferencia de la Isla (dice Rosa Miriam), bajo influencia de la industria cultural de EEUU y con un notable número de emigrados cubanos en ese país, la URSS se había cerrado a cal y canto a la influencia occidental, mientras excluía de sus instituciones políticas todo instrumento teórico que resaltara la importancia de la subjetividad.” Y cita a Julio García Luis: la comunicación social fue “el punto neurálgico más débil por donde se abrió paso la estrategia de desmontaje político y moral de la sociedad soviética…”

-En este punto es inevitable recordar a Gramsci (un marxista considerado heterodoxo en el llamado “socialismo real”) y sus ideas acerca de la hegemonía cultural. Sin ella, sin esa hegemonía cultural, aunque las fuerzas anticapitalistas tengan el poder político, económico y militar, todo termina siendo frágil y reversible. Por fortuna, Martí fue gramsciano antes de que naciera Gramsci, y Fidel, Raúl y la generación del Centenario lo fueron, aunque quizás no por lecturas directas, sino por la vía martiana. “Trincheras de ideas valen más que trincheras de piedras”, dijo Martí, algo que Gramsci hubiera suscrito sin dudarlo. “Toda Revolución es hija de la cultura y de las ideas”, dijo Fidel, y Gramsci le hubiera dado enseguida la razón. De ahí que la transformación de la sociedad cubana que comenzó en enero de 1959 se acompañó de la alfabetización del ciento por ciento de la población, de la fundación de la Imprenta Nacional y la publicación de miles y miles de libros, de cubrir el país de escuelas y maestros. Para transformar la sociedad había que transformar al ser humano y la única vía para hacerlo eran la educación y la cultura.

-Martí fue uno de los más trascendentes pensadores de la descolonización de todos los tiempos y, aunque obviamente no llegó a conocer las TIC, nos dejó un instrumental magnífico para apropiarnos de ellas y utilizarlas a plenitud de una manera descolonizada. Como mismo ocurre en el orden político y económico, debemos promover, Cuba, el ALBA, la CELAC, otros actores progresistas de la comunidad internacional, la difusión de un pensamiento descolonizador sobre el uso de estas tecnologías. Eso y la promoción del uso de Internet en beneficio de los que menos tienen, es lo que esperan los pueblos de nosotros. Internet es un derecho social que debemos promover para todos. Tenemos que rechazar la pretensión de aquel que por tener mayor poder adquisitivo pueda considerarse con mayor derecho. Como dijera en la inauguración de este evento Abelardo Moreno, “Debemos apostar por un uso de las TIC que promueva la solidaridad social, el compartir y cooperar, valores que deben estar asociados a la sostenibilidad económica, cultural y política de nuestras naciones”.

-Cuba cuenta con el acceso masivo al conocimiento y la cultura de sucesivas generaciones, que forman parte de las reservas de capital humano de la Isla, para estar a la ofensiva en estos nuevos escenarios. Tenemos que construir un socialismo digital, no la imitación del internauta como consumidor enajenado. Hay que acompañar el reto tecnológico con el desafío cultural, y enfrentar ambos reforzando una conciencia crítica colectiva, con la participación de todos los ciudadanos. Como decía Díaz-Canel en el Taller Nacional ya mencionado, estamos aplicando en esta área el estilo de siempre de la Revolución Cubana: la convocatoria al debate, a la consulta popular, al análisis entre todos. Las cifras de participantes en ese Taller, por vía de los foros online y en los encuentros presenciales, fueron de varios miles. Aquella recomendación capital de Weizenbaum sobre la “educación” y la “pericia” indispensables para buscar en Internet tenemos que convertirla en un patrimonio masivo de nuestro pueblo, en una brújula para todos.

-En Cuba Internet debe ayudar a hacer nuestra sociedad más dinámica, eficiente, participativa y justa. Vemos Internet como una herramienta al servicio del desarrollo humano sostenible del país y de su inserción efectiva en el concierto de naciones. Nuestra estrategia de acceso está siendo diseñada sobre la base de la más amplia participación, a partir de las prioridades del país y de la búsqueda de la soberanía tecnológica. Internet debe ponerse en función de la defensa de la identidad y de la cultura nacional y de la apropiación por parte de los cubanos del patrimonio cultural y científico del mundo. Dará cada vez más un apoyo decisivo a la promoción internacional de los frutos del capital humano formado en todos los campos por la Revolución.

6) La Cumbre Mundial de la Sociedad de la Información de 2003. Breve recuento

-Hace más de once años de la primera fase de la Cumbre Mundial de la Sociedad de la Información (CMSI) realizada en Ginebra en diciembre de 2003, en la que por vez primera el debate acerca de estos asuntos dejó de ser estrictamente técnico para convertirse en político y despertar el interés de la comunidad internacional.

-Esta Cumbre se destacó por el choque entre representantes de los gobiernos de los países ricos y el bloque de países llamados “en desarrollo”. El bloque del sur se pronunció por “ahondar en el intercambio del conocimiento tecnológico entre los pueblos como un método más adecuado para el desarrollo de una Sociedad de la Información democrática e incluyente”. En cambio, los gobiernos de los países ricos, guiados por Estados Unidos, exigieron “mantener el control absoluto y egoísta sobre la tecnología a través de las leyes de propiedad intelectual. (…) Para nosotros (es decir, para el Sur) restaría el papel de consumidores tecnológicos y de productos enlatados producidos en el norte del planeta, privando a nuestras universidades, centros de investigación, empresas privadas, gobiernos y población de tener dominio y conocimiento de la tecnología que está (o debería estar) siendo diseminada.” “Defendieron que el mercado debería imponer las reglas de la inclusión digital, o sea, quien tiene dinero para pagar y comprar de las grandes empresas monopolistas del hemisferio norte podrá participar de la sociedad de la información. Los demás deben aguardar su hora en la larga fila de los excluidos digitales. Todos estos puntos tuvieron un desenlace ambiguo y contradictorio, fruto de las duras negociaciones diplomáticas.” (Marcelo D’Elia Branco)

-Hay consenso en calificar de trascendente la “Declaración de la sociedad civil” en la Cumbre Mundial de la Sociedad de la Información de 2003, que tuvo como título “Construir sociedades de la información que atiendan a las necesidades humanas”. Eso, colocar al ser humano en el centro de los debates y examinar “las regulaciones y prácticas de las TIC (…) y su conformidad con (…) los derechos humanos”, como el derecho a la libertad de expresión, asociación e información, a los que añaden el derecho al desarrollo, a la educación, a la salud, a la alimentación, a la vivienda. Las TIC deben favorecer el respeto y el ejercicio de los derechos de los pueblos y contribuir a una distribución más equitativa de los recursos y a la eliminación de la pobreza. Los conocimientos, la creatividad, la cooperación y la solidaridad humanos deben ser considerados principios esenciales; y los recursos del conocimiento, información y comunicación, reconocidos y protegidos como patrimonio común de la humanidad. Respecto a la gobernanza de Internet, la sociedad civil se manifestó en contra de un gobierno mundial diseñado para proteger los intereses de corporaciones.

-En la segunda etapa de la Cumbre, en 2005, en Túnez, se acordó que, cualesquiera que sean los mecanismos de gobernanza que se establezcan, deberán ser multilaterales, democráticos y transparentes y hacerse con la plena participación de los gobiernos, el sector privado, la sociedad civil y las organizaciones internacionales.

-Las grandes corporaciones estadounidenses dominan casi todas las áreas de Internet: desde la infraestructura base, el comercio electrónico, el mercado publicitario, los buscadores y el almacenamiento de datos. A ellos les interesa un mercado desregulado, con leyes de propiedad intelectual muy estrictas, en oposición a acuerdos internacionales que establezcan normas para su funcionamiento en defensa del interés público.

-Si en la Cumbre Mundial sobre la Sociedad de la Información 2003 se decidió que las cuestiones de política pública de Internet competen como derecho soberano a los Estados, en el 2005 se da un paso atrás y se señala que las políticas públicas internacionales relacionadas con Internet deben desarrollarse “por consenso y con la participación de todos los actores” o sea los “multistakeholder”. Existe un acuerdo amplio de que la participación “multisectorial” en la gobernanza es vital; pero no está claro qué puede significar esto.

-El sistema multisectorial (multi-stakeholders) debe ser democrático, transparente y responsable y no hay ninguna garantía que así sea. Muchas ONG han sido cooptadas por intereses transnacionales y va siendo costumbre que las grandes empresas participen al mismo nivel que los gobiernos, e incluso con más protagonismo, y en los debates de la sociedad civil los más desposeídos quedan marginados.

-En abril de 2014 en Sao Paulo se celebra la “Reunión Multisectorial Global sobre el futuro de la Gobernanza de Internet” (NETmundial). El objetivo del encuentro fue elaborar principios sobre este tema y proponer un camino a seguir. De una manera un tanto arbitraria, allí se decidió qué criterios incluir o no de los planteados por los participantes en el documento final. Se mantienen las indefiniciones esenciales.

9) Este evento

-Las ricas discusiones de este evento nos reafirman la validez de muchos de los reclamos que se han venido haciendo desde la Cumbre del 2003, sobre todo los relacionados con la eliminación de la brecha digital, un espejismo que oculta la brecha primigenia: la del desarrollo, la que nos ratifica la urgencia de un nuevo orden económico internacional más justo y sustentable.

-El debate sobre el uso de las TIC resulta imprescindible y nos involucra a todos, a toda la sociedad, a todas las instituciones, a todos los ciudadanos.

-En el desarrollo y manejo de Internet en el mundo prevalece un modelo neoliberal que impulsa la privatización y comercialización. Se trata de un contexto donde unas pocas empresas estadounidenses ostentan un dominio monopólico, y el propio Gobierno de los Estados Unidos controla algunos de los nodos más importantes de la red. Estos dos poderes son los que definen hoy la forma en que se usa y controla Internet.

-Ante el actual escenario, resulta imprescindible promover alternativas en el uso de las TIC que generen redes de conocimiento a nivel regional e internacional que contrarresten las prácticas hegemónicas en el ámbito digital.

-A causade la actual gobernanza de Internet, han tomado fuerza amenazas que pueden provocar conflictos muy graves: el empleo de las tecnologías de la información y las comunicaciones como arma de guerra, el ataque a un Estado a través de un tercero y la promoción del racismo, del odio más violento, del terrorismo, del nuevo fascismo. El uso hostil de las TIC con el propósito declarado o encubierto de subvertir el orden jurídico y político de los Estados, es una violación de todas las normas reconocidas en esta materia. La cooperación mancomunada entre todos los Estados es el único camino para prevenir y enfrentar tales peligros.

-Internet y las TIC deben ser objeto de regulaciones compatibles con el Derecho Internacional, la soberanía de los Estados, los derechos de las personas y las normas de convivencia reconocidas mundialmente.

-Cuba apoya la adopción de un mecanismo intergubernamental que permita a los países cumplir en igualdad de condiciones su papel y responsabilidades en las políticas relativas a la red de redes.

-Tiene que ser un empeño de todos los gobiernos lograr en un futuro cercano que Internet sea (como la CELAC ha propuesto para nuestra región) una zona de paz y no un teatro de operaciones militares. Hay que han llegado a expresar, incluso, la posibilidad de responder a los ataques cibernéticos con armas convencionales. Por tanto, llegar a acuerdos de ciberseguridad debe ser una meta y un punto de convergencia y cooperación entre los Estados.

-Debemos avanzar hacia la obtención de una cultura de Ciberseguridad sólida, con acciones de adiestramiento y sensibilización que permitan a los ciudadanos y organizaciones tomar conciencia de la importancia de la seguridad de la información y del empleo responsable de las nuevas tecnologías y de los servicios de la sociedad del conocimiento. Se trata de un tema que no puede ser función exclusiva de los órganos especializados de la defensa, ya que por sus implicaciones tiene ser asumida conscientemente por todos los usuarios de las TIC.

-El área de las comunicaciones cubanas es una de las más sensibles para el país y ha sido y es blanco de todo tipo de ataques. Junto al daño económico causado por la política de hostilidad de Estados Unidos, se suman las violaciones de nuestro espacio radioelectrónico y el uso de las TIC para promover la desestabilización. La Empresa de Telecomunicaciones de Cuba, ETECSA, ha venido denunciando envíos masivos de mensajes no deseados desde EEUU hacia la red de telefonía móvil de la Isla. No solo provinieron de la ya referida red ZunZuneo, sino de otros proyectos gubernamentales estadounidenses para el “cambio de régimen”. Estas acciones violan las leyes que regulan las comunicaciones, tanto en Cuba como en Estados Unidos. Todo lo anterior contrasta con la negativa a nuestro país, por parte de las autoridades estadounidenses, del acceso a equipamiento, tecnología, conexión a las redes, cables de fibra óptica que rodean la Isla y otros recursos.

-En este evento se han resaltado conceptos muy importantes, que tienen que ver con los principios de Cuba (compartidos, como se hizo explícito, por delegados de otros países) en su política de informatización, auténticamente democrática, inclusiva, avanzada. Se habló de la necesidad de alcanzar la soberanía tecnológica y de diseñar nuestras propias plataformas para no depender de los poderosos. Un compañero de Argentina, que ha fundado con un grupo de amigos (de amigos de verdad, no como muchos “amigos” de Facebook) una red social independiente, recordó la fábula del pequeño David enfrentado a Goliat, el gigante, el monstruo al parecer invencible. Esa fábula para los cubanos (que por las leyes de la geopolítica parecíamos destinados a subordinarnos al Imperio del Norte) es muy entrañable: Martí la hizo suya; después la usaron muchos otros patriotas dignos; y, por supuesto, la usó Fidel. En nuestro país vamos a trabajar muy duro por acceder a Internet y a las redes sociales para beneficio de David y de su pueblo, no para servir a Goliat.

-Se habló de cómo a pesar de las Cumbres de la Sociedad de la Información que se han realizado, de los compromisos y promesas y de los reclamos de la sociedad civil y de los movimientos sociales, la llamada brecha digital entre países ricos y pobres se ha ido haciendo mayor. Hay que exigir en todos los espacios a nuestro alcance erradicar esa brecha digital, que es un reflejo directo del orden mundial injusto que se ha impuesto al planeta.

-Como han expresado los máximos dirigentes de Cuba, y reiteró el viernes aquí el secretario del Consejo de Informatización y Ciberseguridad Senén Casas, el gobierno cubano se opone enérgicamente al uso del ciberespacio con un polígono de guerra y como plataforma para la subversión política, y ha expresado claramente que jamás nuestro gobierno ejercerá de manera unilateral acciones de este tipo contra otros Estados.

-Debemos mantener activos los mecanismos para la protección, con un análisis exhaustivo de las vulnerabilidades en nuestros países.

-Aunque no pude estar todo el tiempo que hubiera querido en el evento, sus organizadores me han comentado la calidad y profundidad de los debates que se han suscitado en estos tres días de Conferencia. También me hablaron de la Reunión de Alto Nivel de las Naciones Unidas que tendrá lugar en diciembre de 2015 para revisar los acuerdos de la Cumbre Mundial de la Sociedad de la Información, y, intercambiando con ellos, surgió la idea de enviar la Relatoría de este evento al Secretario General de las Naciones Unidas para que sea incluida como una contribución para esa Reunión de Alto Nivel. Y enviársela también al Presidente de la Comisión de Ciencia y Tecnología para el Desarrollo y al Secretario General de la UIT.

-Resulta evidente que el ámbito de las nuevas tecnologías está contaminado inevitablemente del cúmulo de plagas de este siglo XXI, hegemonismo imperial, manipulación informativa, crueles privatizaciones, miseria en las mayorías y egoísmo fatuo y enloquecido de las élites, irracionalidad consumista y suicida, insensibilidad, morbo, banalidad, vacío espiritual. No obstante, utilizadas con responsabilidad, con ética, con sentido de la justicia, con humanismo, las TIC son un importantísimo factor de transformación para sociedades que promuevan el conocimiento, la innovación productiva y sustentable y la mejora de la calidad de vida de la población.