Entrevista exclusiva: Michael Reid, el analista de A. Latina más influyente a nivel mundial

Entrevista exclusiva: lo invitamos a recorrer la región junto a Michael Reid, el analista de A. Latina más influyente a nivel mundial

El inglés más poderoso en establecer la imagen de América Latina realiza un paneo regional junto a AméricaEconomía, una zona a la que le tiene especial afecto. Reid trabaja en el semanario británico The Economist desde 1994 y llegó a ser el editor para las Américas.

Reid es autor de “Bello”, el nombre de la columna de opinión más influyente sobre América Latina a nivel global.

Mar, 04/21/2015 – 19:43

Cree que Nicolás Maduro puede ser sacado del poder mediante un referéndum, que la región se mueve hacia una era de presidentes débiles y que Cuba podría cambiar realmente cuando Miguel Díaz-Canel, el sucesor ya designado de Raúl Castro, deba enfrentar el juicio de sus ciudadanos. Michael Reid piensa eso y el mundo lo escucha porque él es quien está detrás de “Bello”, el nombre de la columna de opinión más influyente sobre América Latina a nivel global. Se publica en The Economist. Un nombre elegido por Reid para homenajear a Andrés Bello, el venezolano más cosmopolita (vivió casi dos décadas en Londres) y prestigioso durante el siglo XIX, el hombre que dio forma al español que hablamos y escribimos. Lo hizo desde Chile y es el emblema de una mirada liberal-progresista sobre la región.
Reid, hombre de Oxford, trabaja en el semanario británico desde 1994 y llegó a ser el editor para las Américas. Basado en Lima y Sao Paulo, su último libro, “Brazil: The Troubled Rise of a Global Power”, es un fuerte alegato para que el país deje su política de desarrollo basada en la dirección estatal de la economía y sus empresas, y se enfoque en una mejora drástica de los servicios educativos y de salud.

-Hoy existe quien clasifica los casos de corrupción en Brasil, México y Argentina como evidencia de Estados fallidos. Por otro lado, hay una corriente que afirma que el aumento de transparencia y de la acción judicial hace que estos casos queden más expuestos, dando la sensación de ser una cantidad mayor que en el pasado. ¿Cuál es su opinión?
-Es bueno distinguir a los Estados fallidos de los Estados disfuncionales. Hablamos de Estados fallidos en América Latina para referirnos a Haití, tal vez a Honduras, a pesar de que en el caso de este último hubo una cierta mejoría en los dos últimos años. En cambio la disfunción y la corrupción de un Estado es un problema bastante común en la región. Por definición, es muy difícil saber si se tiene más corrupción o más conciencia de la corrupción. Creo que es un poco de las dos cosas. Creo también que (la corrupción) puede haber sido causada por el hecho de que los Estados han tenido mucho más dinero en sus manos en la última década, debido al crecimiento económico y al boom de las commodities. Al final, la corrupción existe donde está la oportunidad. Tenemos un fenómeno bastante común en la región que es la devolución de poder y de dinero a los gobiernos locales o regionales que tienen menos control que el gobierno central, por ello han surgido casos de corrupción en Perú, Colombia, México y Brasil. De cualquier forma, encuentro que hay más transparencia que en el pasado, con más instituciones dispuestas a investigar y castigar. Vemos eso en Brasil, en Chile y hasta en Perú. En otros países, esto todavía es una lucha.

-¿En qué medida cree que la Operación Lava-Jato, que investiga el esquema de lavado y desvío de dinero que envuelve a Petrobras, empresarios y políticos, podría afectar las decisiones de inversión en Brasil, en un momento de ajuste fiscal en el cual esa inyección sería fundamental para mitigar la desaceleración de la economía?
-Pienso que tendrá efectos, porque tanto los EE.UU. como los países europeos buscan una gestión más decente y estricta en cuanto al pago de coimas de parte de las empresas. Por otro lado, la inversión china no es tan estricta respecto a las conductas relacionadas con la transparencia, lo que puede ser una alternativa. Creo que será preciso ver cómo queda todo conforme avancen las investigaciones. En el corto plazo afectará a los inversores que tienen relación con contratos públicos o estatales, que pasan a mirar el país con cautela. En cuanto a la relación gobierno/empresa privada, pienso que hace tiempo que ésta necesita ser modernizada. Si el resultado de este proceso fuera una reforma del sistema de contratos públicos y el financiamiento de la política, esto puede ser bueno para el país. Más, nuevamente, hay un problema de corto plazo: un sector importante de la economía está paralizado en este momento, debido a ello, para Brasil es necesaria una definición legal cuanto antes.

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-Actualmente se observa una recuperación desigual entre la economía norteamericana, que da señales optimistas, y la de la zona del euro, bajo las expectativa de los resultados de su reciente quantitative easing y la japonesa, que todavía presenta aspectos deflacionarios. ¿En qué medida eso afecta a América Latina?
-Hemos visto un ajuste importante del tipo de cambio en varios países de la región, siendo el caso brasileño el más fuerte. En los otros países la política de tener un cambio flotante ha funcionado, ha habido ajuste precisos frente a las cambios en la cuenta corriente, y sin provocar una inflación significativa. El caso de Brasil es más complejo porque la fluctuación fue detenida equivocadamente, y porque al dispararse el tipo de cambio coincidió con una coyuntura que afecta la capacidad del gobierno de hacer ajuste fiscal. El desafío para la región es cómo ajustarse en esta coyuntura global. El dólar fuerte es una oportunidad para la región en términos de exportaciones, la cuestión es hacer las cosas bien y aprovechar las oportunidades.

¿EXPLOSIÓN SOCIAL EN VENEZUELA?

-Chile es reconocido como una economía destacada en la región. ¿Por qué el milagro chileno menguó, una economía en desaceleración desde la segunda mitad de la gestión del ex presidente Piñera?
-El caso chileno se debe sobre todo a la caída del precio del cobre y a que el ciclo de las inversiones mineras cayó. Otro hecho fue enfrentar el programa de reformas extensas del gobierno de Bachelet. Mi impresión es que la macroeconomía chilena se está recuperando, pero será difícil que la tasa de crecimiento vuelva a los niveles del pasado, especialmente si no hay una mudanza significativa de los precios del cobre.

-¿Considera promisoria la integración de las bolsas de valores de México, Colombia, Perú y Chile?
-El problema es que, en la práctica, estamos hablando de regulaciones nacionales diferentes. En algunos países, la tarea de supervisar la Bolsa corresponde al Ministerio de Hacienda; en otros, a superintendencias autónomas. Es difícil que todos los países armonicen la reglamentación que haga que se puedan hacer inversiones como si éstas fuesen locales. Puede ser que con el tiempo resulte, pero es preciso poner en perspectiva estos anuncios, de que la integración sea un hecho, cuando no lo es, hasta que se armonice la reglamentación.

-¿Cuál es su diagnóstico sobre Venezuela?
-Es un cuadro complejo. Creo que lo que tiene ocurrir, y es muy importante, es una elección parlamentaria que transcurra en un ambiente libre y en condiciones equitativas. No obstante, eso exige que la región asuma un papel. Con una elección libre y equitativa, todo indica que la oposición ganará la Asamblea, y para el año que viene un referendo revocatorio sobre Maduro podría llevar a una transición pacífica, constitucional y democrática. Estuve allá en enero. Se observa una caída del apoyo al gobierno de Maduro, que el chavismo está decayendo. La oposición, a pesar de sus divisiones, está creciendo. Ahora, la gran duda es si va a tener lugar alguna explosión social en las calles, que es lo que el gobierno más teme. Caso contrario, existe la posibilidad de una transición pacífica.

-¿Cuál es la estrategia que los países de la región deberían abrazar en el caso de Venezuela?
-Los países están demasiado temerosos. Ellos firmaron varios tratados que establecen un compromiso con la democracia y los derechos humanos, y deberían observarlos. La Unasur tiene que exigir públicamente que Venezuela cumpla con esos compromisos. Pienso que eso es la única cosa que podría tener algún efecto en Venezuela.

-¿Y en cuanto a Cuba? ¿Veremos el fin del embargo y la construcción de un puente de Key West a La Habana?
-Sería el puente más largo del mundo, ¿no? (risas). El proceso que está en curso es importante, pero será lento. Acabar con el embargo demanda tiempo. Cuba no va, de la noche a la mañana, a convertirse en un país totalmente capitalista, liberal y democrático. Creo que lo importante en este momento es el cambio de la política de los EE.UU. y el reconocimiento de que el cambio que ocurrirá en Cuba será de adentro para afuera y no al contrario. Raúl insiste que dejará el gobierno en 2018 y el sucesor anunciado, Miguel Díaz-Canel, va a ser juzgado por los cubanos por los resultados de su gobierno, el que ya no contará más con el aura revolucionaria. Todo indica que el país tendrá que cambiar e irá camino de una economía más capitalista, más de mercado, sin embargo, el partido no va a perder el control inmediatamente: es un proceso de evolución.

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PRESIDENTESBILES

-¿Cómo es su cobertura periodística hoy, sin estar presente en la línea del frente y tampoco editando desde Europa? ¿Cuál es la fuente de preocupación que hoy rige la pauta de The Economist para la región?
-Edité por 15 años, pero quería volver a vivir en América Latina y escribir un poco más, pues no me limito a la columna “Bello”. Estoy contento de hacer lo que estoy haciendo ahora. En el caso de la cobertura, seguimos nuestras líneas editoriales. Y nos comunicamos internamente, en un debate constante sobre las situaciones de la región y el mundo en general. La tecnología realmente transforma la toma de decisiones.

-A finales de 2012, The Economist sugirió que Dilma Rousseff debería cambiar el equipo económico si quería ser reelecta, lo que le dio fama de haber pedido la renuncia de Guido Mantega. ¿Cuál es su evaluación del actual ministro de Hacienda de Brasil, Joaquim Levy?
-Ahora creo que habría sido mejor si hubiese ganado el gobierno el que predicó el cambio en la economía. Pero éste fue el resultado. Es positivo que Dilma haya escogido a Joaquim Levy para Hacienda, porque él entiende lo que tiene que hacer. Fue bueno que la presidente haya aceptado el fracaso de la nueva matriz económica. Dicho eso, encuentro que Levy va a hacer un ajuste, más lo que queda pendiente es la calidad del ajuste. Pues el Congreso tiene bastante impacto en él. En el caso brasileño es preciso intervenir el sistema de pensiones, tiene que intervenir la estructura del Estado. Tengo mucho escrito en los últimos años apuntando cuestiones como el absurdo de que el país tiene 38 ministerios, una estructura de gobierno tan pesada, cuando Brasil necesita gastar más en hospitales, médicos, saneamiento, etc. No sé si Levy será capaz de hacer ese cambio. Tendrá que ver con el Congreso, pues para mí Brasil está entrando en un régimen semiparlamentario.

-En su libro “Brazil: The Troubled Rise of a Global Power”, ya apuntaba contra la tradición histórica de dirección en el país, de un desarrollo dependiente del Estado, y abogaba por un Estado más eficiente y moderno…
-Uno de los argumentos centrales del libro, que fue lanzado antes de las elecciones, es que Brasil necesita cambiar lo que llamo “Estado corporativo”. Ese Estado con tantos beneficios y gastos entre grupos privilegiados, sean los jubilados del sector públicos, sean entre los privados beneficiados de subsidios, que toda la estructura de los gobiernos municipales sea efectivamente progresista en sus políticas sociales.

-Pero, ¿el caso del país no es parecido a varios otros de la región, que viven un sistema hiperpresidencialista que tuvo éxito mientras hubo dinero, con la bonanza de los commodities?

-Hoy la región está caminando hacia un período de presidentes débiles. Los tiempos en que los presidentes tuvieron apoyos del 60%, 70%, acabaron. Con la excepción de Evo Morales en Bolivia, y de Ecuador y Nicaragua, países pequeños y no representativos. En los países grandes de la región el descontento respecto de la economía es grande. La estructuración conceptual de los sistemas políticos en América Latina es de un presidente y un parlamento. Tienen sistemas multipartidarios. Es difícil para un presidente conseguir una mayoría estable. Brasil, para enfrentar esto, inventó el presidencialismo de coalición, pero eso precisa de retoques en este momento. Hoy, para Brasil, es fundamental la reforma política. Si será una reforma política buena es otra cuestión. Sea como sea, es fundamental reducir el número de partidos en el Congreso. Sin embargo, cada país tiene sus especificidades.

-Finalmente, en la región, algunos de los principales países que han sido grandes exportadores de commodities tuvieron un efecto positivo en la caída de la desigualdad de la renta. Hoy, los precios ya no son los mismos, y trabajamos con un horizonte de cambio diferente. En ese contexto, ¿cuáles son las acciones posibles para que los países se mantengan en camino de la reducción de la desigualdad?

-Son fundamentales tres cosas: continuar mejorando la calidad de la educación, de la enseñanza en todos los niveles. Eso implica gastar mejor. Es absurdo colocar una meta de 10 puntos del PIB para gastar mal. Segundo punto: continuar invirtiendo mucho más en infraestructura, para aumentar la productividad. Y, tercero, el avance mayor fue en el mercado del trabajo, y será difícil mantener eso. La tendencia es que el desempleo suba. Así, es importante tener mercados de trabajo más flexibles, con medidas proactivas de capacitación y ayuda de colocación en empleos, donde la información es importante.

*Con la colaboración de Rodrigo Lara Serrano, en Santiago de Chile.

Subalternidad, antagonismo y autonomía en los movimientos sociopolíticos de México y Latinoamérica

Subalternidad, antagonismo y autonomía en los movimientos sociopolíticos de México y Latinoamérica

Massimo ModonesiPablo Seguel Gutiérrez

En esta entrevista, Massimo Modonesi repasa los procesos de subjetivación política y antagonismo social, al tiempo que revisa críticamente el concepto de movimiento social y su (des)vinculación de una perspectiva clasista. Además, analiza la noción de poder popular a la luz de las actuales condiciones de la lucha de clases en el continente. “Soy escéptico respecto a las prácticas del poder popular pensadas desde el Estado. Personalmente tengo más afinidad con una idea que podríamos llamar del contrapoder popular, que no es tan lejana de esa, pensando la dualidad de poderes no como una condición transitoria, sino como una condición permanente”.

1. Subjetivación política subalterna

— Seguel: Usted en su libro, Subalternidad, antagonismo y autonomía (2010) coloca una tesis sobre la subjetivación política que es muy interesante. En ella plantea que la tríada Subalternidad, antagonismo y autonomía pueden captar diferentes manifestaciones de la experiencia de los sujetos en lucha, inclusive, el carácter de los procesos sociopolíticos, en términos de relaciones de fuerza, de construcción de poder. ¿Qué elementos teóricos nos llevan a plantear que las condiciones “dominación/ conflicto/ emancipación”, que están de fondo en la triada subalternidad, antagonismo y autonomía, delimitan la experiencia de la subjetivación política?

Modonesi: Esas son tres dimensiones muy concretas. Las relaciones de dominación son las relaciones en las cuales estamos insertos cotidianamente. Es una triada clásicamente marxista, en el fondo hay que estudiar las condiciones existentes de la dominación. La noción de dominación también tiene una pendiente weberiana, pero también tiene una pendiente marxista. Gramsci insistía mucho en eso, tratando de mostrar las condiciones sociopolíticas de la existencia material que se da en sociedades capitalistas. O si queremos, incluso, cuáles son las formas de la dominación burguesa, de una dominación de clase, que se expresa en el terreno sociopolítico cultural, donde la dimensión estatal existe pero no es la única que manifiesta -en esa idea de Estado ampliado muy gramsciana. Ahora, toda estructura o relación de dominación implica relaciones conflictivas. La conflictividad es una dimensión que existe y que atraviesa las relaciones de dominación. La dominación no es homogénea, monolítica, está atravesada de conflicto. Es el conflicto mismo por medio del cual se impone la dominación, pero el conflictotambién a través del cual se puede resistir la dominación o se puede trascender cierta forma de dominación y ahí viene la dimensión de la emancipación. La emancipación se puede ver de dos maneras. Una es como la realización de espacios y de ámbitos e de libertad, de liberación.

Seguel: Como el carácter anticipatorio o prefigurativo…

Modonesi: Bueno, esa es la otra dimensión, la de una superación de la dominación. La dominación ya no existe y lo que queda es liberación. Pero en realidad, la historia nos enseña que lo que tenemos son procesos emancipactorios que se anidan, que se insertan en estructuras de dominación, que no logran trascenderlas en su totalidad, pero logran subvertir aspectos parcialmente, temporalmente. Entonces, lo que me parece importante es pensar el conflicto y la emancipación como dinámicas o lógicas que se sobreponen y se trenzan con la de la dominación. Es decir, asumiendo que podemossostener distintas hipótesis. La dominación es el fondo o lógica sobre la que se montan las dinámicas de conflicto o emancipación, tres lógicas que se trenzan y conviven. Y yo lo que trato de hacer ante eso que es bastante concreto, qué corresponde en término de posibilidades de subjetivación políticas, es ver la contraparte más subjetiva. Eso que acabo de decir es algo más bien objetivo, todavía no mencioné a los actores y sujetos que la habitan. O sea la dominación, es un dato real. El conflicto es un dato real y también el proceso y la emancipación es un dato real. Ahora, tienen una dimensión subjetiva o por lo menos intervienen y configuran subjetividades esas realidades sociopolíticas.

Seguel: Pero en ese sentido, estas dimensiones de qué forma se relacionan con la subjetivación política. ¿Hay una que sobredetermine?, es más importante el antagonismo…

Modonesi: Yo creo que esas dimensiones son clásicas del estudio del marxismo, el capitalismo, la lucha de clases y el socialismo. En el fondo, dominación es capitalismo y sociedad burguesa. Conflicto es lucha de clases. Emancipación es hipótesis u horizonte socialista. Ahora, yo creo que hay correspondencia con tres dimensiones subjetivas: subalternidad, corresponde a dominación. Antagonismo corresponde a conflicto o lucha y autonomía corresponde a emancipación. Creoademás que hay coexistencia de esas tres dimensiones. No es que una se come a la otra. Todo proceso de subjetivación política es una combinación desigual de esas tres dimensiones. Toda subjetivación política se nutre de estas tres dimensiones, pero de forma distinta, hay una que sobredetermina a las otras. En unas condiciones pésimas del movimiento social, la Subalternidad es la que domina y la resistencia es lo que marca las prácticas socio-políticas. Entonces las dimensionesantagónicas y autónomas quedan en un segundo plano. No desaparecen nunca, porque la misma resistencia se nutre de ideales de rebelión, de un deseo de rebelión que no logra manifestarse plenamente y ese deseo de rebelión se proyecta hacia alguna idea emancipatoria o de relativa autonomía, pero hay condiciones que no lo permiten. El antagonismo mismo nunca es pleno y puro, porque siempre viene con inercias subalternas.Poniéndolo en otras palabras, la rebelión siempre se nutre de la resistencia, y entonces de alguna manera se ancla a las relaciones de dominación previas. Entonces el antagonismonunca es puro, lamentablemente tampoco es permanente. Es un momento de confrontación y de repliegues. Y luego, la propia autonomía son saldos a favor, en términos de capacidad de ir construyendo ámbitos de liberación, ámbitos de emancipación, que pueden ser mínimos como tener un periódico o tener una asamblea, tener una organización, tomar decisiones en diversos ámbitos de la vida colectiva. Pero, tampoco podemos verlos aislados. Siempre son producto de la lucha, se defienden con la lucha esas conquistas y nunca son plenas y totales. Y ahí es cuando yo creo que, lamentablemente soy de una generación que lamentablemente no tiene elementos para creer que la plena emancipación se realice, en el corto plazo por lo menos, por eso pienso en procesos de liberación en clave prefigurativa, como procesos inacabados, con inevitables inercias subalternas. Es decir, no he podido observar sociedades plenamente liberadas de todo resabio de dominación y, por lo tanto, de subalternidad de los propios actores que quieren liberar a la sociedad. Tampoco he visto procesos de subjetivaciónpuros y acabados, que no estén contaminados, porque además la contaminación es inevitable si es que se realizan y se mantienen en una sociedad que es fundamentalmente regida por estructuras y relaciones de dominación. Entonces, uno puede tener e lcolectivo más avanzado, pero no deja de reproducirse en condiciones que le obligan a negociar su vida cotidiana. Todos, hasta el militante más lúcido, tiene que finalmente convivir con un ámbito familiar, con relaciones en la calle, tiene que adoptar medidas de convivencia que le obligan a negociar su propio margen de liberación, que lo puede llevar de forma muy sostenida en ciertos ámbitos a moverse, a zigzaguear en las sociedades clasistas. Ahora, para darte un ejemplo individual, pero la idea es más bien colectiva. Los mismos grupos revolucionarios inevitablemente están también insertos en relaciones subalternas, por lo que tendrán su dejo –aunque sea mínimo- de subalternidad, no será su rasgo distintivo pero no dejan de tenerlo. Por lo tanto, siempre es importante interrogar los procesos de subjetivación polìtica desde esos tres conceptos que también son tres preguntas. ¿En qué medida es subalterno? ¿en qué medida es antagonista?, ¿en qué medidaes autónomo?

Seguel: Revisando su texto, en el libro ya citado, en el fragmento de los cuadernos de la cárcel en la que Gramsci se refiere a la formación de las clases subalternas en relación a la dinámica de la hegemonía, usted nos recuerda que el antagonismo por sí mismo no funda un espacio de autonomía que posibilite el surgimiento de un campo de acción política. Es decir, la pura resistencia no constituye subjetivación política, el puro antagonismo no constituyen subjetivación política. ¿Es posible leer en ello una hipótesis de la importancia de las mediaciones partidarias en los procesos de subjetivación política?

Modonesi: Yo creo que todo contribuye al proceso de subjetivación política, pero no todo se resuelve en una clave de subjetivación política. O sea lo que yo no creo es que haya una subjetivación estrictamente antagonista o estrictamente autónoma, sino subjetivaciones híbridas y en donde hay elementos dominantes. Eso por una parte. Por otro lado, sí efectivamente creo que la resistencia marca cierto límite de los procesos de subjetivación política. La resistencia es un sello de subalternidad, con la resistencia va siempre acompañada una aceptación relativa de la dominación. Al mismo tiempo la resistencia marca un límite, se acepta hasta aquí, se resiste tratando de renegociar las condiciones de la dominación. Yo no quiero menospreciarla, pero se resiste en la medida en que uno no se puede o no quiere rebelarse, que no le dan las condiciones subjetivas y objetivas para ir a más. Si hay ciertos límites y es necesario ver esos límites. Yo no creo en esa exaltación de la subjetividad antagonista y autónoma que han acompañado ciertos ciclos de lucha latinoamericanos y europeos. Hay como cierto culto, cierta apología del sujeto, sin ver esos pliegues más problemáticos. El principio de subalternidad creo que es muy útil para ver esos pliegues. Ahora, cuando dices mediación partidaria, yo por una cuestión generacional no creo mucho en el partido con la P mayúscula, pero sí creo en la fórmula del partido con p minúscula. Un poco usando esa fórmula que usaba Marx en un carta, hay partido histórico y partido efímero. Partido efímero es esa organización cristalizada en un momento determinado y yo creo que hay organizaciones que cristalizan en un momento dado, además creo que tienen que ser muchas, no creo en el partido único, creo en un pluralismo de izquierda. Pero también creo en los principios de organización que habitan en las organizaciones sociales y populares que son siempre formas de organización. Creo en principio en una forma de organización, no forzosamente le llamaría a eso partido, históricamente se le llamó partido y en ese sentido reivindico formas partidarias del pasado. Pero no necesariamente estoy de acuerdo en que las formas partidarias del pasado sean las formas partidarias o de organización que necesitaremos en el futuro. Pero sin duda mediaciones organizacionales, o si se quiere seguir diciendolo así, partidarias. Sin mediaciones organizacionales no hay acción colectiva, no hay estados puros de antagonismo que no pasen por mediaciones que permitan el despliegue de la subjetivación política.

Seguel: A su juicio, cómo se puede articular la noción de Bloque Histórico que HughesPortelli sistematiza en los trabajos de Gramsci, con la noción de clases subalternas, entendiendo que la noción de Bloque Histórico sólo se encuentra en algunos textos, no es una noción transversal. ¿Usted cree que la noción de Bloque Histórico tiene rendimiento político?

Esa es una pregunta muy delicada, porque en realidad Gramsci usaba la noción de bloque histórico para hablar de cómo una clase dominante y dirigente logra articular estructura y superestructura, como forma de realización concreta y espiritual de la hegemonía, no como una idea de construir alianzas, digamos, de un conjunto de alianzas sociales que construyen un macrosujeto capaz de hegemonía. Entonces, hay que ver, porque la idea de bloque histórico como esa capacidad de concreción de la hegemonía, de hacer corresponder estructura y superestructura, es una idea muy interesante. Da cuenta de cómo cuaja la hegemonía en un momento determinado, pero no es la manera en cómo se usa abitualmente. La otra acepción, que es cercana al concepto clásico –pre-gramsciano- de hegemonía, y Gramscino la usa así, habría que revisar bien, es la que se construye un bloque entorno a una clase y un proyecto político con capacidad de ser hegemónico, que sería una vieja idea de hegemonía que tenían los bolcheviques, que Gramsci recupera, incorpora y supera, de que la clase obrera tendría la capacidad de construir a su alrededor una alianza sólida y construye ese macrosujeto de la trasformación. Es delicado porque yo no creo que eso sea una idea gramsciana o, mejor dicho, una idea original de Gramsci. Que es una idea importante, lo es. Necesitamos pensar en la forma de constitución de un macrosujeto clasista y popular y pensar desde la diversidad de las subjetividades, cómo se pueden articular políticamente en bloque para producir efectos políticos contundentes. No sé si la idea de bloque, que repito no es gramsciana en este sentido y que suena algo rígida y monolítica, por eso Gramsci la usaba para dar cuenta de la cimentación que sostenía el edificio base-superstrutura en clave hegemónica, tenga rendimiento teórico-político, porque si de articulación en clave subjetiva estamos hablando por supuesto que es una problemática vigente y sumamente importante.

Seguel: Como usted se refiere, precisamente, a esta heterogeneidad que compone en términos de sujeto a las clases subalternas. Desde su perspectiva, ¿la noción de clase subalternas empalma con una noción de movimientos sociales? En el sentido, que si hay movimientos sociales no clasistas, al margen de subjetivaciones antagonistas, quiere decir que estás expresiones no dan cuenta de espacios de subjetivación política o dan cuenta de otras relaciones? ¿Quérelación existe, entonces, entre la noción de clases subalternas y movimientos sociales?

A mí no me gusta la noción de movimientos sociales porque está muy cargada de ciertas perspectivas sociales que “desclasifican”, que le quitan una noción clasista a los movimientos sociales, son movimientos que tienden a perder esa perspectiva de clase y esa politicidad. A mi parecer, la noción de movimientos sociales tiene esa pendiente, esa laguna. Es pospolítica, incluso, Melucci lo decía y lo reinvindicaba así. Muchos de los teóricos parten de la idea que una cosa son los movimientos obreros, de clase, y otra cosa son los movimientos sociales. Además le ponen el apellido de sociales para quitarles el de político. Por eso yo siempre digo, movimientos sociopolíticos para salir del paso. Que quede claro que no uso la noción de MS, que tampoco estoy diciendo algo muy distinto pero recupero ideas de clase, de política o, cuando quiero ser más preciso, digo movimientos antagonistas, porque ahí introduzco la dimensión del antagonismo que me parece que caracteriza de cierta manera a los movimientos políticos, a aquellos movimientos sociales con fuertes cargas políticas. No cualquier movimiento antagonista o movimiento sociopolítico es un movimiento antisismtémico, pero al menos se piensan claramente en clave de lucha y confrontación, no sólo de negociación y resistencia, desbordan ese marco reivindicativo inmediato. Yo lo hago de esa manera y salgo un poco del callejón sin salida del problema conceptualpropio de la noción de movimiento social. En ese sentido, retomando tu pregunta, me parece que no hay correspondencia entre la noción de movimiento social y clases subalternas. Además porque las clases subalternas tienden o debería tender a dejar de ser subalternas, y de hecho lo hacen en tanto comienzan a configurarse como sujetospolíticos desde el momento que introducen elementos de antagonismo y autonomía. La pura subalternidad es pasividad. Los elementos de la acción colectiva intervienen cuando en la subalternidad comienzan a aparecer elementos de la resistencia, elementos antagonistas, de autonomía que enriquecen las clases subalternas, le dan politicidad, le dan proyección y la activan. Entonces, la tensión entre activo y pasivo es muy importante aquí, porque sí tenemos actividad y tenemos pasividad en la acción colectiva. Entonces, la pregunta es ¿clases subalternas es una noción de acción colectiva o es también una noción de la pasividad colectiva? Yo creo que un poco de las dos cosas, lo que Gramsci plantea, el subalterno tiene que dejar de ser tal. Entonces, hay que seguir a la subalternidad porque es el punto de partida de la pasividad que se trasforma en actividad. La bisagra que da lugar a la subjetivación política, donde la subalternidad es el lugar de subordinación, donde comienzan a darse elementos de insubordinación. Entonces, en ese sentido, sí hay movimiento de las clases subalternas, movimientos sociopolíticos antagonistas en donde la subalternidad empieza a dejar de ser. Podría decirse un poco provocadoramente que nunca deja de ser, pero en el proceso deja tendencialmente de ser subalterno, siendo antagonistas y autónomos, se constituyen contrapoderes y con eso podríamos pasar a hablar de poder popular.

2. Poder Popular y subjetivación política antagonista

Seguel: Hace un tiempo atrás, revisando materiales sobre poder popular me topé con una tesis de la UNAM. Usted dirigió el trabajo de Mariana Fiordelisio Coll sobre poder popular y autogobierno en Cuba, que luego terminó siendo un libro por la Editorial Itaca. En ese sentido, ¿cómo entiende la noción de poder popular a la luz de la experiencia latinoamericana?, ¿cómo la definiría?

Esa tesis era una buena apología del poder popular en Cuba, que comparto por bien hecha pero no en términos de justificación apologética, yo soy más escéptico que Mariana respecto a esas cristalizaciones institucionales del poder popular. Personalmente creo que hay una tradición de eso en América Latina, es muy válida y que es una forma de pensar una alternativa real de toma del poder desde abajo. Pero yo personalmente creo que no hay condiciones reales de realización de este formato o modelo desde el ciclo ascendente de la década de los sesenta e inicio de los setenta, no hay condiciones para pensar un proceso de poder popular desde abajo primero como poder dual y después como quiebre en un proceso de revolución socialista que además lo sostenga como principio de organización estatal o post-estatal. Yo soy muy escéptico respecto a las prácticas del poder popular pensadas desde el Estado. Entonces, yo personalmente tengo más afinidad con una idea que podríamos llamar del contrapoder popular, que no es tan lejana de esa. Pensando la dualidad de poderes no como una condición transitoria, sino como una condición permanente, por lo menos a mediano plazo. Digo, ojalá que me equivoque, yo no niego la hipótesis ni la posibilidad abstracta de una revolución socialista basada en el crecimiento y generalización duradera del poder popular, de hecho, además la deseo. Lo que siento es que la realidad se nos configura más bien como, en la mejor de las hipótesis, de asentamiento y crecimiento progresivo de contrapoder popular. Construcción de poderes populares, de ámbitos autónomos, de autodeterminación, de espacios de decisión, de construcción de fuerzas que se constituyan como contrapoderes. Y que sí le rasquen hasta donde le puedan rascar, pero en sí creo que también hay un límite. En ese sentido, soy más clásico, hay un momento donde esas autonomías locales y parciales, ese autonomismo de los espacios chocan contra la pared y creo que constituyen espacios muy importantes, que sirven como contrapeso a las tendencias a la mercantilización capitalista, pero ese contrapeso en un momento dado no creo que se puede construir como una autonomía tal que podemos pensar que allí se realiza la emancipación integral, societal. No creo en la emancipación aislada en una comuna, en una montaña, en una ciudad o en un barrio. El socialismo en un solo barrio, el socialismo en una sola ciudad… Creo que hay un nivel sistémico que requiere de un quiebre a nivel estatal, un quiebre a nivel capitalista, inclusive un quiebre a nivel del mercado internacional y creo que estamos muy lejos de eso. Y al creer que estamos muy lejos de eso, no quiere decir que sea imposible, que no haya que luchar todos los días por eso, pero no estamos cerca. Creo que la estrategia justa para luchar en esa dirección sin hacerse ilusiones cortoplacista de un quiebre socialista y revolucionario es pensar en clave de contrapoder popular, de apostar a la construcción de espacios de construcción y acumulación de fuerza en forma de prácticas autónomas pero no olvidar que esta fuerza, para poder ser cabalmente antisistémica tiene que, en algún momento, desafiar el sistema, ser antagonista. Todas las construcciones autónomas suman, son positivas, fortalecen y modifican una correlación de fuerzas, que para Gramsci es molecular, progresiva, y hay coyunturas donde eso que es progresivo y paulatino se vuelve o puede volverse un salto hacia delante. En ese estira y afloja andamos construyendo trincheras y construcciones que nos van a servir para coyunturas más favorables, para dar saltos hacia delante, para que los pasos hacia atrás sean menos dolorosos y no resbalemos todo el camino que hemos recorrido. En ese sentido creo que en América Latina hay muchas experiencias y en eso soy muy poco sectario. Siento que todas son importantes, hay mucha experiencias comunitarias hoy en día de resistencia, movimientos de minería, luchas socioambientales, las respeto todas y todas creo que suman a esa lógica de contrapoderes. Ahora sí, a las que le apuesto, por tradiciones y filiaciones políticas más personales, es a las que sean más ideologizadas, politizadas, más claramente conscientes de ciertas situaciones sistémicas, claramente anticapitalistas y eventualmente también animadas y sostenidas por cierto proyecto socialista y cierto conocimiento de teoría marxista, etc. Esas son con las que me siento más cómodo, más afín. Creo en ese sentido que no sean las únicas que valen la pena, creo que hoy en día América Latina está llena de experiencias de luchas que son válidas. Creo que están bastante dispersas y no están todas lo suficientemente politizadas, no todas se asumen con esa perspectiva de contrapoder popular y se articulan las unas con las otras y se ven en el mediano plazo histórico.

Seguel: Entendiendo también esa centralidad que puede llegar a tener la noción de contrapoder popular o poder popular como una perspectiva de ruptura con el orden capitalista que se reproduce en distintas dimensiones, ¿usted cree que la noción de contrapoder popular abre un campo de subjetivación política subalterna o no se constituye como un espacio de construcción de poder?

Modonesi: Yo creo que puede tenerlo y es un pasaje que además articula subalternidad, antagonismo y autonomía. Arranca desde esa condición de subalternidad, de reconocer que se es subordinado, pero vía lucha, vía insubordinación se construyen espacios de poder y autonomía. Yo creo que funciona. Lo único que no hay que confundirlo. Existen ideas y nociones de poder popular instaladas más desde un ejercicio institucional o más desde una noción de amplio alcance. La noción de poder popular tiene una diferencia, respecto a la que estoy sosteniendo de contrapoder popular. La cuestión es que la noción de poder popular tiene una historia en Chile, que tiene un pie en un proceso de institucionalización y un pie en un proceso de autoorganizacion desde abajo. Están los cordones industriales y está el gobierno de Allende y entre esa bisagra… los cordones industriales fueron reconocidos finalmente a nivel institucional, pero surgen desde abajo. Está en la constitución cubana y está en la experiencia del chavismo. A mí esa experiencia institucional pensada como una estructura de organización de lo social me parece que no es lo mismo que cuando se lo piensa como una experiencia de lucha, con espacios de autonomía desde abajo. No quiere decir que no hay que pensar en clave de esa proyección a futuro, pero por lo pronto hoy en día, si uno habla de poder popular, lo primero que sale a la mente es la referencia a la Unidad Popular, a los mil días del presidente Allende, a Cuba o Venezuela y no estoy seguro si es lo mismo que se quiere sostener en la actualidad. En ese caso, no estoy tan seguro de que sea tan útil si es que genera confusión.

Seguel: Usted cree que es lo mismo esta noción que está entendiendo de poder popular con la noción de dualidad de poder o dualización de poder, que es una distinción que hacen algunos intelectuales para diferenciarse un poco de una noción tan mecánica de dualidad de poder, entendiendo que dualización de poder implica el surgimiento de un contrapoder y de un momento de ruptura.

Modonesi: No sé, no lo he pensado mucho, entonces lo que voy a decir no es producto de una reflexión previa, a diferencia de algunas cosas que he dicho antes. Me parece que sí, si tiene que ver con eso. Obviamente hay que conceptualizar la dualidad de poderes, pero también la dualidad de poderes arranca de un principio de relativo equilibrio en una correlación de fuerzas, mientras yo creo que estamos en un momento de desequilibrio muy fuerte. Siento que no hay que dar ese salto al vacío. Pensar la dualidad de poder y el poder popular en una clave de un momento de “asedio recíproco”, como Gramsci decía, en nuestros días ellos nos asedian a nosotros pero nosotros los estamos realmente asediando a ellos, salvo algunas coyunturas latinoamericanas de la últimas dos décadas que me temo que ya no están a la orden del día. Sólo en momentos de ascenso del movimiento popular realmente estamos rozando condiciones de eso y además de forma muy efímera, muy coyuntural y después inmediatamente de repliegue. En ese sentido la idea de dualidad de poder implica una situación de equilibrio que me parece que no se está dando, que no refleja la correlación de fuerzas que estamos teniendo, no tenemos una situación de empate, ni siquiera catastrófico. Yo creo que en algunos países como Argentina, Venezuela o Ecuador se dieron esas condiciones en unos pasajes históricos precisos, pero ese ciclo pasó, aunque volveremos a tener otro sin duda, pero no lo estamos viviendo ahora. Siento que esa concepción tiene un riesgo, de dar por hecho una condición que es una condición efímera, transitoria, pasajera y que no es la que rige normalmente a las sociedades capitalistas latinoamericanas. La dualidad de poderes es una teorización que sirve para situaciones prerrevolucionarias y hay que ver cuáles son las situaciones prerrevolucionarias o potencialmente revolucionarias que se vivieron o se están viviendo en América Latina hoy.

3. La izquierda mexicana en la coyuntura

Seguel: Le voy a hacer algunas preguntas sobre la izquierda mexicana en la coyuntura. Leyendo el nuevo número de la revista Memoria (250), uno de los elementos que me llamó la atención y que fue un aspecto transversal en varios textos, incluyendo el suyo, es que para muchos Ayotzinapa marca un hito de ruptura en la coyuntura. ¿Desde qué perspectiva se está leyendo esta ruptura en la coyuntura?

Modonesi: Así lo estamos viendo, pero habrá que ver si es cierto. Sin duda es una coyuntura de indignación, es un quiebre simbólico respecto a cierto orden, respecto de la barbarie, de la impunidad. Un quiebre simbólico que hay que ver si es que se vuelve un quiebre político. Lo de quiebre simbólico, podríamos argumentar por qué lo es y sería bastante fácil hacerlo, se trata de decir en qué medida se ponen al desnudo ciertas prácticas, se revelan las miserias del régimen actualmente imperante en México. Sobre eso se ha insistido mucho y no voy a insistir más, voy a decir algo sobre la idea, un poco más problemática, un poco más polémica, de que no estoy seguro de que sea un quiebre político aunque lo puede ser. Entonces, ¿por qué lo puede ser?, porque esa indignación y ese proceso de movilización que acompañó la petición, la demanda de que aparezcan los cuarenta y tres con vida, etc., genera ciertas dinámicas de agregación y de acción colectiva de una juventud que ya se había movilizado el dos mil doce, en torno a las elecciones en el movimiento #yo soy 132. Así como por ejemplo en Chile, en dos periodos un poco más distantes, hubo dos oleadas de movilización, aquí también tenemos dos oleadas de movilización protagonizadas por las mismas personas. Es decir, es muy importante eso por una cuestión generacional. Primero, es una generación que no se había movilizado antes, es la generación postzapatista, que sigue a la generación zapatista que se movilizó entre 2004 y 2001. Después hay como un vacío, un bache, hay una desmovilización a nivel juvenil, se pierden referentes. En 2006 se vuelve a vivir una coyuntura de protesta en México, sin duda, pero no son tanto los jóvenes los que se movilizan. Hay dinámicas en Atenco, en la APPO, contra el fraude electoral aquí en la ciudad, pero no se trata de una movilización masiva de la juventud y de los estudiantes mientras que entre 2012 y 2014 esto ocurre, esta generación vive dos coyunturas de intensa movilización masiva. ¿Por qué puede no ser un quiebre político? No creo yo que en el corto plazo se arme un gran movimiento de una izquierda alternativa, falta un polo de izquierda antagonista en México, hay una sensibilidad a flor de piel y eso, no creo que se aglutine, pero no deja de ser un recurso importante. Por ejemplo, en esas elecciones, nadie está convencido que en esas elecciones intermedias sean relevantes para la historia de México. Todo mundo piensa que la democracia electorera, electoralista o partidocrática en México está en crisis. O sea, hay algo antisistémico que se respira en el aire y que lamentablemente no parece tener pegamento político, pero es un clima político y esa generación respira ese clima político y eso es muy importante. Porque, podría no respirarlo, podría quedarse dispersa, apática. Un poco como la experiencia de Chile. Fíjate, son tres países que son gobernados por derechas o izquierdas que no dejan de operar como derechas, Chile, Colombia y México. Pero se viven procesos de subjetivación política centrados en la emergencia de generaciones de jóvenes y estudiantes combativos que se forjan en el antagonismo y buscan construir ámbitos autónomos. En Chile el movimiento estudiantil, en Colombia también con menos intensidad y extensividad, en México también los jóvenes y los estudiantes generaron y vivieron un clima de politización muy importante. No tengo certeza si tengan la capacidad de convertirse en un referente político, de activar un ciclo político, de ser una generación que transforme el país, en términos de agrietar o quebrar la estructura de dominación y la partidocracia, el tripartidismo de estado. Creo que tienen, cierta fuerza política que pudiera impulsar la gestación de un polo de izquierda antagonista en México, que es lo que yo quisiera. O, visto de otra manera, si algún día se generan las condiciones para construir un polo de izquierda antagonista en México, esto pasa por coyunturas como éstas y, en particular, por la juventud, poruna generación viva un proceso de politización y radicalización y que sepa sedimentarlo, consolidarlo y proyectarlo en términos políticos, de capacidad antagonista, acumulación autónoma y capacidad de construir alternativas.

Seguel: En ese sentido, ¿cuál es el estado de la izquierda marxista en México?

Modonesi: En México hay una gran tradición intelectual de izquierda marxista pero escaso arraigo de masas del socialismo, incluso en la década de los setenta respecto a otros países. Esto se explica en parte por el peso de la tradición de la Revolución Mexicana, el nacionalismo revolucionario que logró desactivar el socialismo revolucionario en las heroicas épocas fundacionales como en la década de 1920, que fue una década de construcción fuerte de esas tradición,y también el pico de los sesenta, setenta, el punto más alto de la historia del socialismo revolucionario en el mundo. Pero sí hay tradición intelectual marxista, porque además México fue el espacio de recepción de todos los exilios. Entonces tenemos una universidad nacional que es unavitrina desfasada respecto de la realidad nacional. Si uno ve a la UNAM aún quedan significativos espacios para el pensamiento progresista, para el pensamiento de izquierda. Hay ciertos márgenes, hay ciertas tradiciones, hay ciertos márgenes, pero eso no se traduce en términos sociales y políticos significativos. Pero en México no tenemos organizaciones marxistas con base social fuerte, tenemos algunos interesantes y válidos esfuerzos estudiantiles o en algunos otros sectores. Este vacío de referente socialistas es lamentable, porque sectores que vienen de esas tradiciones, que tienen esas ideas, en afán de mantenerse activos y de incidir políticamente terminan siendo la izquierda de MORENA, sin que MORENA abandere ninguna de las ideas del marxismo revolucionario. En verdad hay varios socialistas en la izquierda de MORENA,lo cual en buena medida indica que, para ellos, no hay otro lugar más atractivo para hacer política de izquierda. Yo difiero de esta posición por muchas razones que no puedo desagregar aquí pero entiendo que algunos compañeros la sostengan. También hay que reconocer que no es fácil construir polos de izquierda marxistas y socialistas en los tiempos que vivimos. No es solo lamentar que no exista, sino también reconocer las condiciones objetivas que existen en nuestras sociedades y en particular en México. Tanto es así que movimientos antagonistas muy poderosos produjeron o propiciaron la gestación de formas, que yo llamo revoluciones pasivas, en Ecuador, Venezuela, procesos que en realidad tienen tintes progresistas, pero que en realidad desactivaron procesos de movilización y que construyeron formas partidarias muy mediadas, que no apostaron a la participación desde abajo, sino que más bien desmovilizan, despolitizan y buscar tener y ejercer control social, movilización controlada, más que respetar o fomentar las formas autónomas de movilización.

Seguel: En ese sentido, qué elementos requiere la izquierda mexicana para convertirse en una alternativa hegemónica, de ruptura democrática.

Modonesi: No sé, yo no comparto mucho esa tesis de que el gran problema de la humanidad es la dirección revolucionaria, yo creo que si hay problemas de dirección, pero creo que también hay problemas de condiciones sociales generales. Las experiencias griegas y española nos dicen algo de esta relación entre condiciones materiales y politización antagonista, pero otros casos europeos se desatan tendencias involutivas, derechistas, xenófobas, etc. No digo que necesitamos la crisis y hundirnos todos para poder reaccionar para romper de esta manera la inercia conformista del sentido conservador que nos rodea, pero sí necesitamos cierta condición de agrietamiento del orden existente tal que permita que florezcan posturas antisistémicas. Las posturas antisistémicas no florecen porque haya un grupo de dirigentes revolucionarios lúcidos, ni florecen porque hay contradicciones del capitalismo salvaje. Que haya contradicciones y que haya dirigentes nos garantiza que haya resistencia, rebeliones esporádicas e instancias inorgánicas y fragmentadas de contrapoder. Para que eso se expanda, se profundice y se masifique se requiere de un elemento de crisis orgánica diría Gramsci. ¿Cómo se quiebra eso? yo no sé, espero que no sea vía catástrofe, pero no estoy seguro que tengamos otro camino, aunque haya que explorarlos todos los días.

Entrevista realizada el 3 de marzo de 2015, México D.F.

(*) Massimo Modonesi es historiador, sociólogo y latinoamericanista. Estudioso de movimientos socio-políticos en México y América Latina así como de conceptos y debates marxistas relacionados con el análisis de los procesos políticos contemporáneos. Profesor titular del Centro de Estudios Sociológicos de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Director de la revista Memoria del Centro de Estudios del Movimiento Obrero y Socialista (CEMOS) Autor de los libros Subalternidad, antagonismo, autonomía. Marxismo y subjetivación política (2010), El Partido de la Revolución Democrática (2009) y La crisis histórica de la Izquierda Mexicana (2003).

(*) Pablo Seguel es estudiante de Historia y sociología en la Universidad de Chile. Asistente de Investigación Proyecto Bicentenario Movimientos Sociales: memoria y poder, dirigido por Gabriel Salazar y Miguel Urrutia (Universidad de Chile). Coordinador con Matías Ortiz del libro Poder popular, militancias y movimientos sociales. Desarrollo del proyecto de la Unidad Popular, 1970-1973 (Escaparate, 2015. En prensa).

Raúl Zibechi: “El progresismo tal como lo conocimos ya se acabó”

Raúl Zibechi: “El progresismo tal como lo conocimos ya se acabó”

Sebastián Orrego

En diálogo con Marcha, el escritor y periodista uruguayo Raul Zibechi analiza el panorama que se abre con el regreso de Tabaré Vázquez a la presidencia. Vaticina un mayor acercamiento a EEUU y el retroceso en ciertas políticas progresivas. Explica por qué Uruguay es la excepción en el continente en materia de movimientos sociales. Y afirma: “Esta transición hacia otro ciclo implicará tensiones muy fuertes, donde la última palabra la va a tener el pueblo, si la gente se moviliza se abrirán las puertas a algo nuevo”.

– ¿Cómo comienza a configurarse esta nueva etapa a partir de la asunción de Tabaré en contraste con lo que fue la gestión de Mujica?

– El gobierno del Pepe se puede caracterizar de dos maneras: por un lado, la figura del Pepe, que es una persona con un pasado militante, con un estilo de vida muy sencillo, un discurso a flor de piel, relacionado con la forma de hablar de los sectores populares, alguien que puede ser criticado por “pupalachero” pero es auténtico. Una personalidad que se manifiesta no sólo en su persona sino en muchas decisiones de gobierno. Siempre estuvo con las dos piernas afirmadas en la región, buenas relaciones con Dilma y buenos intentos de relacionamiento con Argentina a pesar de todas las dificultades que siempre existen entre los dos países.
Por otro lado, tenemos la política pura y dura de su gobierno, basada en un modelo extractivista, que se sostiene de la exportación de commodities, gran producción de soja y celulosa, intento de abrir la minería a cielo abierto en forma masiva, fuerte especulación inmobiliaria urbana (o sea extractivismo urbano). Y ahora viene Tabaré, un oncólogo claramente tecnócrata, un hombre muy volcado a una cultura clásica, un típico miembro de la masonería. Tiene además una personalidad muy distinta a la del Pepe, nunca fue militante, ni antes ni durante la dictadura militó ni tuvo presencia política en nada, recién dos años antes de ser intendente de Montevideo tuvo una participación política en el voto verde, esa fue su primer experiencia cuando ya tenía más de 50 años. Si hablamos de características personales diría que Tabaré es la contracara del Pepe. Y ya desde el primer momento aparecen figuras destacadísimas de su primer gabinete que prevén muchas continuidades: en la política extractivista, en la preocupación por la educación, en las políticas de la salud.

– ¿Dónde podemos visualizar sus principales diferencias?

– Probablemente habrá un par de inflexiones preocupantes. La que más me preocupa es que Uruguay modifique su alineamiento en política exterior, ya Tabaré en su primer mandato intentó un Tratado de Libre Comercio con EEUU, argumentando que era nuestro primer mercado (ya no lo es). Además, Rodolfo Nin Novoa, el nuevo canciller, un hombre de su confianza muy cuestionado en la izquierda, ya dijo que en materia de política exterior “se acabó la ideología, ahora viene el pragmatismo”. El pragmatismo aquí quiere decir pro-EEUU.

– ¿Qué rol ocupará Uruguay en la región?

– Creo que Uruguay puede pedir el ingreso formal a la Alianza del Pacífico, lo que generará un conflicto muy fuerte con Brasil en el Mercosur. Además, el escenario global y regional es muy distinto de cuando asumió por primera vez, en ese momento comenzaba a verse el declive de EEUU, hoy es patente, y la violencia de la política exterior norteamericana es indudable en todo el mundo. La Alianza del Pacífico es el proyecto estratégico de EEUU para enfrentar al Mercosur y creo que Uruguay dejará de alinearse con el gobierno de Venezuela, un viraje muy pesado y a mi modo de ver muy negativo.
Uruguay probablemente llegue a cumplir un rol de visagra entre estos dos grandes proyectos de la región. No nos olvidemos que Uruguay nació como país visagra hace dos siglos, de la mano del imperio británico con el objeto de ser el estabilizador entre la colonia española y la portuguesa. Lord John Ponsonby, quien escribió el tratado de Rio de Janeiro por el cual se crea el Uruguay, en su carta a Londres escribe: “Coloqué un algodón entre dos cristales”. Y este papel, geopolíticamente, sigue estando latente.

– ¿Es posible que el nuevo gobierno dé marcha atrás en algunas políticas y medidas progresivas implementadas durante el anterior mandato?

– Tabaré no tiene chance de oponerse a la despenalización del aborto, aunque en su anterior gobierno vetó lo votado por el Parlamento y el Frente Amplio (FA), tuvo un costo político para él, pero hoy el costo sería impensadamente mas elevado ya que está totalmente consolidado, la ley ya está en funcionamiento. Con respecto a la regulación de la marihuana, asumo que Tabaré está en contra pero va a tomar un camino más suave, va a optar porque el proyecto se muera. Si el gobierno no le mete fuerza, eso se muere, hay que impulsar la siembra, las cosechas, los circuitos de comercialización, y eso está todo en el aire. Tabaré puede llegar a dejar pasar un tiempo y, apoyado en organismos internacionales conservadores, dejar morir ese proyecto. Al menos la regulación del autocultivo (que sí ya comenzó) me parece positivo y realizable, pero que el Estado se encargue de producir y comercializar lo veo muy difícil. El gobierno de Tabaré se dedicará a realizar una fuerte campaña contra el alcohol, en similitud a la realizada en su pasada gestión contra el tabaco.

-¿Cómo analizas la campaña de Unidad Popular y de las fuerzas que están a la izquierda del FA?

– Hace un siglo aquí gobernaba el batllismo, un gobierno muy progresista bajo el cual nacieron los dos partidos que luego conformaron el FA, comunistas y socialistas. Hoy en día están acomodándose las dos fuerzas que serán en un futuro los relevos del FA, que son los que representan por un lado el programa fundacional del ´71 (Unidad Popular), y por otro los que representan los debes del extractivismo, o sea los ecologistas (Partido Ecologista Radical Intransigente), que estuvieron muy cerca de conseguir un diputado. Crecieron mucho las dos fuerzas, si sumamos los votos nulos o blancos hubieran conseguido hasta algún senador. Recordemos que Unidad Popular es un partido clásico, escisión del FA que recoge la gran cantidad de descontentos con el gobierno. Por primera vez hay un diputado a la izquierda del FA y están las condiciones para que crezcan mucho más, ya que el Frente está sufriendo una ruptura que con Tabaré se agudizará aún más.
El escenario político entonces se vuelve a conformar como un bipartidismo imperfecto. El FA por un lado y los blancos con buenos resultados a nivel municipal por el otro. En mi hipótesis, el Partido Colorado seguirá en decaimiento (recordemos que este partido gobernó nuestro país durante un siglo). Y el Partido Independiente se perfila a recolectar a los colorados progresistas. Los cambios se darán muy lentamente y a la uruguaya, o sea en el terreno electoral.

– ¿Qué pasa con los movimientos sociales en el Uruguay?

– Uruguay es la excepción en América latina. En la crisis de 2002, el sistema de partidos no quebró, no hubo tampoco quiebre institucional como sucedió en otros países. Hubo un relevo suave, el FA tenía antes de la crisis el 45% de los votos y luego de la crisis llegó al 51%. Uruguay es un país de un fuerte Estado y una fuerte institucionalidad, y es el único país en donde durante los últimos 60 años el principal movimiento social es el sindical. Ha sido, es y será el principal movimiento. Hay cooperativas de viviendas, algunas radios, pero no tenemos movimiento territoriales fuertes como en otros lugares de Latinoamérica. Habría que remontarse a la historia del país para ver porqué tenemos una cultura clasemediera tan potente y no una cultura popular y plebeya potente. En Uruguay, hasta el carnaval, que es una manifestación popular de la cultura, es sumamente clasemediero tanto en su público como en sus artistas. Pero esta es la realidad, experiencias como las de los movimientos piqueteros, los sin techo, sin tierra, indígenas, zapatistas, están muy alejadas de nuestra realidad. El movimiento sindical se ha fortalecido como nunca en los últimos diez años, y ha conseguido conquistas importantes para los trabajadores gracias a tener un gobierno afín.

– ¿La falta de conflictividad es lo que anula la posibilidad de conformar organizaciones que construyan poder popular?

– Seguramente la falta de conflictividad se debe a que el Estado funciona. Obviamente funciona porque somos tres millones, los niveles de pobreza y desafiliación social son crecientes (sobre todo en los servicios sanitarios y educativos) pero existen mecanismos de intermediación muy fuertes todavía aunque algunos se están deteriorando. Y en la historia política del Uruguay el conflicto no tiene buena prensa. No está bien vista la conflictividad ni siquiera en los sectores populares, enfrentarte y gritar no está bueno… Pero además funcionan otros mecanismos sustitutorios del conflicto, por eso el movimiento sindical es el hegemónico, por sus instancias de diálogos, y cuando hay conflictos no son destituyentes sino que son para reforzar esas políticas de diálogo. Esto se instaló de forma muy fuerte en nuestra cultura política y hoy por hoy no hay fuerzas sociales y políticas que la impugnen.

Es difícil entenderlo y podríamos discutir horas, pero muchos historiadores afirman que en Uruguay no ha existido oligarquía. Por diversas razones, como el poblamiento tardío, ser un país fronterizo que no logró consolidar la propiedad privada de los estancieros, débil presencia de la Iglesia, esa alianza que hubo en toda América Latina entre la espada la cruz y la tierra, en Uruguay no se ha dado. Además, el modelo extractivista fortalece a las derechas por ser altamente concentrador de riquezas, y esto nos dice que las relaciones de fuerza tiendan a favorecer a la derecha es producto de las elecciones tomadas por todos estos gobiernos. Crearon polarización, mucho desempleo y después de 12 años de gobierno no se puede echarle la culpa a la derecha, la derecha hace su juego, ¿y vos que hacés?
Creo que el progresismo tal como lo conocimos (gobiernos que desarrollaban algunas políticas favorables a los sectores populares pero sin redistribuir riquezas) ya se acabó, sobre todo por la baja en el precio de las commodities y por el cambio en el escenario mundial. Ahora, para seguir desarrollando esas políticas tenés que entrar en conflicto y no creo que ni Argentina ni Brasil estén en condiciones para entrar en conflicto. Esta transición hacia otro ciclo implicará tensiones muy fuertes, donde la última palabra la va a tener el pueblo, si la gente se moviliza se abrirán las puertas a algo nuevo. No sabemos qué vendrá pero será fundamental ver qué hace la gente en Venezuela, en Bolivia, en Argentina, en Brasil, en Uruguay y en toda América Latina. La última palabra no será de los gobiernos sino de la gente.

Fuente: www.marcha.org.ar
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Poder popular y memoria
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Huérfanos y sin Vaticanos: entrevista a Néstor Kohan

Huérfanos y sin Vaticanos: entrevista a Néstor Kohan

Marcela PisarelloSilvia Acevedo Montilla

Hace 20 años nadie, pero ni los más radicales, se animaban a mencionar dos palabritas clave: “socialismo” e “imperialismo”. Hoy son moneda corriente. Todo está en discusión, pero lo que está claro es que el imperialismo sigue existiendo, vigilando, controlando, violando la soberanía de otros países y reforzando el dominio del capital donde quiera que esté, mientras continúa de manera irracional y enloquecida destruyendo nuestro planeta. También está fuera de discusión que el neoliberalismo no va más, que otro mundo es posible, y que ese mundo es y debe ser el socialismo. ¿Cuál socialismo? Eso es lo que, al menos por ahora, no está resuelto.

M.P. y S.A.M.: ¿Qué papel juegan hoy en día los medios alternativos de comunicación frente a la dominación planetaria del capital?

N.K.: Un papel fundamental. Vivimos una dictadura mediática sin precedentes en la historia. Los medios masivos se han monopolizado a un límite que hubiera sido inimaginable tan sólo hace medio siglo. Las compañías de TV por cable, por ejemplo, varían el número de canales que ofrecen. La que yo tengo acceso en Argentina tiene más de 70 canales, pero en sólo dos o tres se puede ver algo diferente…. y encima con limitaciones institucionales, porque estas escasas excepciones dependen a su vez de estados y de su diplomacia externa. En otras compañías hay más de 300 canales, sin embargo los alternativos son no más que tres o cuatro. La relación asimétrica es abrumadora y aplastante. Las páginas webs alternativas existen, pero con sinceridad debemos asumir su marginalidad extrema. Padecemos un totalitarismo de la información y la comunicación abrumador, disfrazado de “pluralismo” y “democracia”. La “sociedad abierta” que pregonaba Karl Popper y muchos otros cómplices de su banda delictiva del pensamiento oficial occidental durante la guerra fría es un mito y de la peor calaña.

M.P. y S.A.M.: ¿Qué opinas del discurso del Presidente Obama frente a las nuevas medidas en torno a Cuba? ¿Se abre una esperanza?

N.K.: Nicolás Maquiavelo, un muchacho de mi barrio, solía recordar que los poderosos se manejan con la zorra y el león, con la astucia y la violencia, con el consenso y la represión. Jamás abandonan ninguno de los dos medios de dominación. Todos los imperialismos y sistemas totalitarios reprimieron y al mismo tiempo intentaron crear consenso. Obama sonríe y sonríe, impasible, vendiendo pasta dentífrica. Se disfraza de “policía bueno” hacia Cuba, al mismo tiempo amenaza con castigar duramente a Venezuela bolivariana y a cualquier otro disidente (externo o interno) que lo desafíe. Promete erradicar definitivamente la tortura pero termina reconociendo que la tortura sigue. Ahora la llaman “interrogatorio fuerte”. Obtiene el premio Nobel de la paz, mientras tanto invade países, derroca gobiernos populares, asesina líderes opositores, soborna, compra, interviene descaradamente en otras sociedades sin respetar su soberanía, espía y vigila cada gesto cotidiano de su propio pueblo norteamericano como lo hace con todos los demás pueblos del mundo. Algunos de sus propios agentes (ya asqueados) y algunos pocos de sus propios intelectuales que no han perdido la dignidad lo denuncian públicamente. Desde Snowden hasta Assange y Chomsky.

Cada quien, entonces, es libre de ofrecer la otra mejilla. Pero nosotros también tenemos el derecho y la posibilidad de no creerle.

La nueva política anunciada hacia la Revolución Cubana expresa un reconocimiento de hecho de que los matones de la cuadra, los gorilas del barrio, los gánsters y mafiosos del “mundo libre”, no han podido arrodillar al pueblo cubano, insumiso y rebelde. No hay que perderlo de vista ni por un segundo. Todo nuestro abrazo a ese heroico pueblo que resistió a la potencia más poderosa, cínica, desfachatada e impiadosa del planeta. Todo nuestro cariño y nuestro reconocimiento. Todo nuestro respeto.

Pero sospechamos que el Pentágono, los círculos del complejo militar-industrial, los grandes fabricantes y traficantes de armas de la elite estadounidense, el Departamento de Estado y los pulpos de la oligarquía financiera estadounidense se proponen arrodillar y engullirse a Cuba por otros medios. No creen en la paz, el diálogo ni el pluralismo. Tan sólo han cambiado un alfil por un caballo, pero no han abandonado la intención de dar jaque mate. La estrategia sigue siendo contrarrevolucionaria y está destinada a controlar –en una situación de crisis capitalista mundial y escasez de recursos naturales— todo el “patio trasero” a escala continental minando las defensas enemigas. Golpeando donde más duele y atacando el lado más flaco de la revolución, su economía. Quien quiera creerle al lobo, tiene derecho. Quien pretenda “hacer teoría”, legitimando una situación de hecho con grandes malabarismos verbales y citas doctrinales sacadas de la manga, que lo haga. ¿Por qué no?

Quienes amamos la vida y no queremos que el lobo nos engulla, también tenemos derecho a usar la cabeza y a tener un poquito de memoria. Adolfo Hitler se dio el lujo de hacer pactos de entendimiento con la Unión Soviética. ¿Fue para garantizar la paz y respetar la diversidad de sistemas sociales? No, a continuación hubo 20 millones de muertos del pueblo soviético. El pueblo cubano y su gobierno revolucionario estuvieron medio siglo preparados y entrenados para enfrentar, con el fusil en la mano y el ojo en la mira, cuadra a cuadra, casa a casa, una posible y previsible invasión militar de los gringos. No sólo los militares. Cada cocinera, cada maestra, cada médico, cada albañil, cada chofer, sabía manejar su arma y sabía donde tenía que apostarse para disparar al invasor militar imperialista si éste ponía su sucia bota sobre la isla.

¿Estará ese pueblo preparado para resistir la invasión de dólares y artículos de consumo? ¿Habrán hecho ejercicios de pertrechamiento para resistir una invasión de turistas con dinero, los disparos misilísticos de remesas millonarias, los ataques sorpresivos y nocturnos de las inversiones de capitales, prostíbulos, casinos, y la importación de todo un estilo de vida –donde el dinero manda y el ser humano obedece– del american way of life? ¡Ojalá que sí, lo deseamos de todo corazón! Por ellos y ellas, pero sobre todo por nosotros y nosotras. Si Cuba es deglutida y fagocitada por el imperio, sería un golpe durísimo al imaginario rebelde de Nuestra América y el Tercer Mundo y a las esperanzas de nuestros pueblos.

Pero si Cuba no logra resistir este otro tipo de invasión (más sutil pero no menos agresiva), mucho cuidado con acusarlos livianamente de “traición”. Si hacen esto es porque quedaron aislados, porque no triunfaron otras revoluciones socialistas (anticapitalistas y antiimperialistas) en el continente. Nosotros también somos responsables de los retrocesos eventuales que pudiera sufrir la transición al socialismo en la isla. Si hubiéramos triunfado contra nuestras burguesías y su patrón imperialista, hoy el escenario sería bien distinto.

M.P. y S.A.M.: Según reconocieron los presidentes de Cuba y EEUU el Papa Francisco jugó un papel central en esta nueva relación. ¿Se siente orgulloso de que el nuevo Papa sea argentino?

N.K.: No sólo no me siento orgulloso. Siento mucha vergüenza. Este Papa es muy reaccionario, que nadie se engañe. Viene a cumplir la obra que comenzó Woytila volteando los países del Este europeo y apuntalando la contrarrevolución en Nicaragua sandinista. ¿Por qué en aquel entonces eligieron un Papa polaco cuando Polonia siempre fue en el concierto europeo de naciones un país de segunda o tercera línea, que nunca pudo tener ni siquiera una independencia nacional que se precie de tal? Pues porque a través del catolicismo tradicionalista polaco se podía golpear duramente a esos gobiernos burocráticos, impopulares, debilitados por sus problemas sociales internos y por la carrera armamentista impuesta por Reagan y Thatcher, ambos amigos de Juan Pablo II. A través de la retórica oficial del catolicismo vaticano, jerárquico, tradicionalista y eurocéntrico, se le daba cobertura “decente” a la contra nicaragüense, financiada con el narco tráfico y las armas sucias de EEUU.

¿Por qué 30 años después los poderosos eligen un Papa latinoamericano cuando todo el mundo sabe hasta el cansancio el eurocentrismo galopante que siempre ejerció el Vaticano, hacia dentro y hacia afuera? Porque necesitaban poner en vereda a Venezuela, resquebrajar a Cuba, subordinar al movimiento campesino en Brasil (de fuerte raigambre religiosa) y neutralizar a todo el movimiento popular latinoamericano, una de las reservas rebeldes a escala mundial potencialmente más explosiva y “peligrosa” para la geopolítica del patio trasero yanqui.

El Papa Bergoglio-Francisco no viene a liberar a nadie. Que nadie le crea sus gambetas a lo Garrincha [jugador de fútbol de Brasil que amagaba ir para un lado y terminaba yendo para el otro] ni sus meditadas guiñadas de ojo. Sencillamente es un pícaro jugador de truco [juego de naipes argentino que donde gana el que sabe mentir mejor]. Con su tradicionalismo disfrazado de “renovador” Bergoglio-Francisco viene a modernizar, aceitar y renovar la dominación, espiritual y material, de nuestros pueblos. No solo se calló la boca de manera escandalosa y vergonzosa en tiempos sangrientos del general Videla (aunque a posteriori han pretendido construir historias “honorables” escasamente creíbles para gente mínimamente informada en el terreno de los derechos humanos en Argentina).

Además no tiene nada que ver con el mensaje profético y rebelde de las comunidades de base de aquel muchacho barbudo de origen judío que andaba a pie y con sandalias humildes enfrentando al poderoso Imperio romano, cuestionando a los grandes mercaderes del templo y denunciando el fetiche del dinero y el mercado, mientras socializaba y compartía el pan entre sus compañeros y compañeras. Bergoglio-Francisco, que yo sepa, no disolvió el Banco Ambrosiano ni repartió las fortunas incalculables de la Iglesia Católica entre nadie. Con dos o tres gestos intrascendentes, minimalistas y microscópicos, que no cambian una estructura jerárquica y sacerdotal de fondo (con milenios de historia del lado de los poderosos, desde las Cruzadas y la Inquisición, la caza de brujas y Colon hasta Hitler, Videla y Pinochet), Bergoglio viene a poner en vereda no sólo a Cuba sino a todos los rebeldes latinoamericanos y del Tercer Mundo.

Debo confesar que lo que más me duele es ver a algunos pensadores de la teología de la liberación que yo respetaba y quería profundamente (los sigo respetando, aunque me duele verlos así), en una actitud sumisa y obediente, deshaciendo y destejiendo todo lo que se había acumulado desde Fray Bartolomé de las Casas hasta Camilo Torres. En fin, el mensaje profético resurgirá, no tengo ninguna duda. Hasta el poder más absoluto (militar, económico o simbólico) es pasajero y transitorio en la historia. El poder del Vaticano, en apariencia hoy inexpugnable, no es una excepción. Las iglesias empresariales y televisivas (que compran cines millonarios y carísimos canales de televisión con dinero de ….¿?…. ) y la autoayuda no son tampoco ninguna alternativa. El respeto auténtico por las personas humanas y la verdadera espiritualidad está –tiene que estar- más allá del mercado, el dinero y el capital. Sigo creyendo que la verdadera espiritualidad vendrá con el socialismo como proyecto integral, plural y revolucionario, donde creyentes y ateos luchemos juntos, codo a codo, mano a mano, hombro a hombro, contra los grandes molinos de viento del capital y sus instituciones.

M.P. y S.A.M.: En este nuevo contexto mundial, ¿cuáles son los retos y desafíos de las luchas de los pueblos en la transformación de América latina?

N.K.: ¡Seguir resistiendo! No desmoralizarse ni perder la brújula en medio de la tormenta y la neblina. Aferrarse con tenacidad, con terquedad, con convencimiento y, ¿por qué no?, con fe (como nos reclamaba José Carlos Mariátegui) a la verdad histórica, a los proyectos revolucionarios culturales, sociales, integrales y radicales, a la revolución mundial socialista. La confusión y la desmoralización son, si las evaluamos en términos de larga duración, pasajeras. El poder de los capitalistas, aunque hoy parezca inexpugnable, tiene fecha de vencimiento a corto plazo, como la mayonesa. Viven para el día a día, arruinando el planeta en forma acelerada. Nuestro proyecto, en cambio, es de largo plazo y largo aliento. No debemos retroceder. No debemos entregarnos. Que las sirenas sigan cantando e intentando seducir, nosotros debemos seguir caminando en busca de la tierra prometida de Moisés y tratando de encontrar el hogar común (sin mercado ni explotación) que perseguía Ulises, compartiendo el pan como predicaba Jesús. A largo plazo eso es lo que perdura en la historia. No se trata de qué lado “hay más dinero” sino de qué lado está el deber. A los tibios los vomita Dios. Los confundidos, los cansados, los que vacilan, los que nadan con la corriente del momento y se acomodan siempre donde calienta el sol o se pliegan a la onda de moda con la mejor cara de cumpleaños y cajita feliz se pierden en el polvo gris, borroso y difuso de la historia. Espartaco, Tupac Amaru y Rosa Luxemburg, en cambio, siguen al lado nuestro… nítidos y en relieve, con dignidad y de pie. ¿Quién se acuerda hoy de los que vacilaron y se entregaron?

El movimiento popular de Nuestra América debe –debemos- seguir luchando a partir de nuestras propias historias y tradiciones, cada uno a su modo, manejando y preparándose para todas las formas de lucha sin atarse a ninguna. Aprendiendo de todas las trampas y maniobras sucias con que asesinaron a Emiliano Zapata y a Augusto César Sandino, a Martin Luther King y a Malcolm X.

M.P. y S.A.M.: ¿Qué papel ha jugado el marxismo en los últimos 30 años en Argentina, desde que se retiraron los militares del general Videla y el almirante Massera hasta hoy?

N.K.: Nuestro marxismo ha sido, primero, aplastado, aniquilado, quemado, en las personas, en los libros y producciones culturales. Nuestro marxismo no perdió ningún debate de ideas, fuimos aniquilados y asesinados de la forma más perversa, que es algo completamente diferente. Luego de la fogata, la tortura, la violación, el aniquilamiento y los desaparecidos, vinieron las becas, los puestitos poliqueteros, las editoriales prestigiosas, la cooptación. Pero hoy hay una nueva generación que ronda los 20 años y que está a la búsqueda. Reaparecen, dispersos, pero reaparecen los ecos nunca apagados del todo, los signos y símbolos de la tradición insurgente y del marxismo rebelde. Algo nuevo está naciendo. Nuestro modesto y microscópico papel es apuntalar eso nuevo que nace, tratar de orientar, brindar elementos para que esa nueva generación haga su camino, construya su experiencia, desoiga y desobedezca la voz del amo. Y sobre todo se entere que la lucha no parte de cero. Antes que todos nosotros naciéramos y anduviéramos en pañales o sacándonos los mocos de la nariz ya había mucha pero mucha gente luchando. Hay que conocerlos y conocerlas. Hay que estudiarlos para poder aprender y recrear un nuevo imaginario rebelde, radical, insurgente y revolucionario, a escala nacional, continental y mundial. Sin memoria y sin historia, sin fortalecer nuestra identidad y nuestra cultura, estamos perdidos antes de comenzar.

M.P. y S.A.M.: ¿Cómo visualiza al marxismo latinoamericano a escala continental?

N.K.: ¡Mucho mejor que hace 20 años! Hace 20 años nadie, pero ni los más radicales, se animaban a mencionar dos palabritas clave: “socialismo” e “imperialismo”. Hoy son moneda corriente. Todo está en discusión, pero lo que está claro es que el imperialismo sigue existiendo, vigilando, controlando, violando la soberanía de otros países y reforzando el dominio del capital donde quiera que esté, mientras continúa de manera irracional y enloquecida destruyendo nuestro planeta. También está fuera de discusión que el neoliberalismo no va más, que otro mundo es posible, y que ese mundo es y debe ser el socialismo. ¿Cuál socialismo? Eso es lo que, al menos por ahora, no está resuelto. ¿Será socialismo con capitales privados, mercado generalizado, consumo desenfrenado y competencia entre las empresas o será en cambio una planificación socialista y participativa de los recursos sociales, ecológico, antipatriarcal, antimperialista y anticapitalista? Es evidente que la disputa está abierta y el marxismo de Marx y del Che Guevara tienen muchísimo que decir al respecto… ¿O es impensable hoy una sociedad que no esté regulada por el mercado?

Causa escozor y hasta un poco de lástima, por no decir vergüenza ajena, escuchar o leer apologías del mercado en mil tonos, melodías y colores, realizadas en nombre del socialismo. El modelo mercantil del “cálculo económico” contra el cual batalló pacientemente el Che Guevara en los años ’60 hoy es un juego de niños al lado de las argumentaciones que circulan citando a las autoridades más disímiles, dese Nicolás Bujarin a Deng Xiaoping, desde Charles Bettelheim a Alec Nove, entre muchos otros y otras. Uno de los grandes desafíos pendientes del marxismo del siglo XXI consiste en desmontar la falsa homologación de mercado y democracia. Para poder concretarlo, como mínimo, hay que ESTUDIAR. Las consignas ya no alcanzan. Y para descifrar los enigmas irresueltos hay que superar el divorcio entre un marxismo académico (erudito pero impotente e inoperante, que vibra y baila según la última música de la academia parisina o neoyorkina) y un saber militante abnegado, esforzado y sudoroso pero que no estudia, no lee, no está informado y suplanta la falta de formación de la militancia de base con consignas efectistas o con la importación acrítica o mágica del “modelo chino”, el “modelo yugoslavo” o cualquier otro ensayo de gabinete.

M.P. y S.A.M.: ¿Han caducado las formas de lucha radicales en el nuevo contexto regional y mundial?

N.K.: Estoy muy mal y muy poco informado. Casi no veo la TV ni escucho la radio ni leo los periódicos ni miro internet. Pero…. según las pocas noticias que llegan a mi barrio y me cuentan mis vecinos en la verdulería, el Pentágono no se disolvió. La CIA no jubiló a nadie. La NSA no envió a sus miles de agentes a veranear y tomarse unos tragos. Las fuerzas armadas no desaparecieron, La policía se multiplica. Las cárceles no se han transformado en ámbitos para ir a bailar y hacer fiestas. Las leyes “antiterroristas” no se han derogado. Quizás todo esto pasó y yo no lo vi en la tele, pero sospecho que no sucedió. Entonces…. ¿por qué el movimiento popular debe resignarse a la mansedumbre?

Hay datos históricos innegables. No podemos hacer como el avestruz que esconde la cabeza y simula no enterarse. Nuestros hermanos (porque no son sólo amigos, compañeros y camaradas, son nuestros HERMANOS con mayúsculas) de Cuba disolvieron el antiguo Departamento de Liberación Nacional, luego denominado Departamento América, desde donde actuaban Manuel Piñeiro Losada, popularmente conocido como Barbarroja, junto con muchos amigos. Bien, tienen todo el derecho del mundo. Los seguimos queriendo, admirando y respetando. No juzgamos. No opinamos. No abrimos la boca.

Pero el resto del movimiento rebelde, popular, insurgente y radical de Nuestra América ¿por qué tiene que disolverse? Hoy hay mucha más pobreza, explotación, desempleo y exclusión que en los años ’60. ¿Por qué deberíamos renunciar a la perspectiva, al proyecto, a la estrategia de la revolución si nuestros enemigos siguen firmes sin abandonar sus posiciones? Tengo la sensación de que hoy ya no tenemos ni padres ni abuelos, ni Mecas ni Vaticanos ideológicos (utilizo ahora estas expresiones en sentido metafórico). Estamos “huérfanos”. Con toda la historia en la espalda, a la que reivindicamos con orgullo y con honor, sin renegar absolutamente de nada de nada, pero ya sin “estados guías” ni Vaticanos ideológicos. Ni Moscú, ni Pekín, ni Albania, ni La Habana, ni París. Perdón, no queremos ofender a nadie, lo decimos con todo el respeto del mundo. Y quien quiera aconsejar, que lo haga, está en todo su derecho. Pero nosotros simplemente escuchamos, no obedecemos.

Hoy hay nuevas potencias “emergentes” (así se las llama en los noticieros) que quizás puedan brindar apoyo circunstancial a los enemigos de sus enemigos, pero ninguna de estas potencias tiene un proyecto anticapitalista ni antiimperialista serio. En el mejor de los casos tienen disputas geoestratégicas y geopolíticas, pero de ningún modo se proponen construir una sociedad socialista o comunista a escala planetaria. ¡Ni por asomo! No hay que confundirse.

Si somos realistas hoy el movimiento popular sólo puede contar con sus propias fuerzas. Debemos recrear el imaginario rebelde y revolucionario preparándonos y mentalizándonos para una lucha larga y difícil que no se resolverá dentro de seis meses. Aquel chico de mi barrio del que les hablaba, Nicolás Maquiavelo, sostenía que luchar de este modo es mucho más difícil. Cuesta muchísimo más construir una fuerza propia sin muletas ajenas. Pero cuando uno logra construirla se vuelve indestructible, porque no se depende de nadie.

M.P. y S.A.M.: ¿Cuáles son en tu opinión las tareas de las nuevas generaciones de jóvenes militantes en Nuestra América y el mundo?

N.K.: Precisamente esa es la principal tarea para las nuevas generaciones. Aprender del pasado, apropiarse de toda la historia de lucha, resistencia, internacionalismo, heroísmo y abnegación; valorar, conocer, reconstruir, pero ya sin Vaticanos. Necesitamos construir una fuerza popular y revolucionaria de alcance, como mínimo, continental, que sea propia. Sin aplicar ya “modelos” de pizarrón, ni el ataque súbito al palacio de invierno, ni la larga marcha, ni el internacionalismo centrado únicamente en París y Bruselas, ni el foco rural caribeño ni el sindicalismo economicista, ni la izquierda exclusivamente parlamentaria e institucional. Pensar una estrategia para los nuevos tiempos, quizás incluso combinando y articulando todas esas formas, sin atarnos mecánica ni dogmáticamente a ninguna de ellas de modo excluyente como si fuera un catecismo. Nuestros enemigos manejan todas las formas de lucha. ¿Por qué nosotros no tenemos derecho a hacer algo análogo? ¡Manejar y prepararse entonces para todas las formas de lucha! Esa es la tarea de la nueva generación. Una tarea inmensa, pero apasionante.

Y finalizaría diciéndole a un chico o una chica de 20 años: esta tarea pendiente, si se quiere, no sólo es necesaria y urgente, también es una experiencia “divertida” y “atractiva”. Mucho más atractiva y sugerente que cualquier experiencia mediocre y opaca que ofrece el capitalismo para nuestra vida cotidiana. El marxismo rebelde de Nuestra América y las aventuras y desventuras de la revolución socialista hoy ofrecen muchísimo más que 3 bolsas de droga, que 5 iglesias evangélicas, que 17 libros de autoayuda, que 35 jueguitos electrónicos y que 8 camiones de cerveza. Nosotros tenemos tareas estratégicas que sólo pueden ser realizadas por los jóvenes y las jóvenes del siglo XXI. Tenemos toda la confianza del mundo que podrán asumir semejante tarea. Si lo logran, nosotros los seguiremos y los apoyaremos contentos y felices.

CIPEC (www.cipec.nuevaradio.org)

“Las clases dominantes arcaicas de la sociedad boliviana han penetrado al Movimiento al Socialismo”.

“Las clases dominantes arcaicas de la sociedad boliviana han penetrado al Movimiento al Socialismo”.

Entrevista

Entrevista realizada por el programa Piedra Libre de La Colectiva a María Galindo, de cara a las elecciones generales del 12 de octubre en Bolivia. Galindo, psicóloga y fundadora de la organización Mujeres Creando, nos acercó desde La Paz un panorama a partir de la entrada en vigencia de la Constitución del Estado Plurinacional a la fecha, con una perspectiva de género.

Piedra Libre: En el 2009 la Constitución Plurinacional generó expectativas no solo en Bolivia, sino también en los alrededores ¿Podremos hacer un balance desde la mirada de género?

María Galindo – Creo que lo más destacable es entender que la nacionalización de los Recursos Naturales para Bolivia ha representado un paso muy, muy importante y el manejo del Estado de una cantidad muy grande de recursos. Bueno ahora en lo que nosotras como feministas estamos indignadas, es que ese manejo tan grande de recursos, no se ha volcado a la mejora de los servicios que el estado le tiene que ofrecer a los ciudadanos y las ciudadanas en salud, educación, básicamente, y en servicios de justicia. Entonces, por ejemplo Bolivia da en este momento tres tipos de bonos de lucha contra la pobreza. Uno es a los y las estudiantes de colegios, otro es a las personas adultas mayores, pero el tercer bono que es a las mujeres embarazadas, es el mas bajo, el que peor que se está entregando. Es un bono que además no llega a las mujeres que debería llegar, es un bono dirigido a volver a reforzar esa visión de las mujeres como aparato reproductor, es un bono que está solo alrededor del parto, para nada alrededor de la crianza de los niños y de las niñas que siempre es una carga de las mujeres. En ese sentido sí vemos una de las políticas concretas como los bonos, las formas como son dirigidos a las mujeres, no solo es la peor, sino la más humillante, la más denigrante y la que es políticamente más destructiva de las mujeres.

Pero otra política que es muy importante, que no surge con el proceso constituyente, sino que es una política que viene con todo el modelo neoliberal, es la idea de las cuotas y la paridad de las mujeres en los partidos políticos. Entonces en ese sentido, el partido de gobierno de Evo Morales cumple a rajatabla con la ley de cuotas, con la paridad y con la alternancia y tú tienes en el aparato gubernamental un cincuenta por ciento de mujeres en cargos de gestión, en candidaturas para la próxima legislatura. Sin embargo ha habido una cuidadosa selección de mujeres de manera que se garanticen mujeres tremendamente sumisas, mujeres que le brindan un apoyo fanático, un apoyo cerrado al machismo del Presidente Evo Morales y del Vicepresidente Álvaro García Lineras y entonces la cantidad de mujeres termina siendo tremendamente funcional al aparato y a las lógicas patriarcales del poder y no resulta ser un ingrediente de cambios en términos de participación o dignificación de las mujeres.

Otras de las políticas importantes de este tiempo ha sido la elaboración de una nueva ley, que dice que garantiza a las mujeres una vida sin violencia, pero es una ley tremendamente retórica, que no tiene ningún tipo de recursos reales para su implementación, pero sobre todo es una ley punitiva que le da mucha importancia la policía, que es la institución más corrupta y más violenta del Estado Boliviano. Entonces es una ley que en los hechos no esta sirviendo para nada y las mujeres que denuncian violencia machista, las mujeres que denuncian el femicidio de sus hijas, de sus madres, las mujeres que denuncian la violación, no hallan justicia en los estrados judiciales.

PL – Lo que tú nos estas relatando no implica ningún cambio efectivo con relación con los aparatos del Estado.

MG – No y es muy lamentable; si bien en Bolivia el proceso de cambio que soñábamos no es un proceso de cambio generado por el partido de gobierno, sino que es al revés, es un proceso generado por una revuelta popular muy importante, que tenía una composición social muy grande de todos los sectores populares para concretar el gobierno. Evo Morales, entonces, es más un beneficiario de la revuelta popular que una suerte de productor de esa revuelta. El tenía la obligación por lo menos de responder a esa agenda política, la de la revuelta que le llevó al poder. Sin embargo en este momento en Bolivia, toda esta bonanza, todo este momento de buenos precios en las materias primas, esta sirviendo para que engorde una burocracia estatal muy grande, pero la estructura de privilegio, la banca , la agroindustria, la minería privada depredadora, son los sectores más privilegiados del gobierno del Movimiento al Socialismo. De alguna manera podríamos decir que las clases dominantes arcaicas de la sociedad boliviana han penetrado al Movimiento al Socialismo y han logrado importantes acuerdos políticos internos de manera que el gobierno no toque ninguno de sus intereses.

PL – ¿En qué momento se delegó hasta ese punto una revuelta de cambio compuesta por tantas organizaciones sociales?

MG – No es que sea un momento, fue una especie de trabajo muy largo de Evo Morales. Él se concentró en dos cosas; por un lado la relación con los movimientos sociales fue clientelar y de cooptación de las dirigencias, entonces tu tienes hoy en día una central obrera boliviana, que está llamando al voto por Evo Morales, que ha recibido el ultimo 1ª de Mayo un hotel, que es lo que menos podría necesitar una central obrera boliviana. Entonces, tienes un central obrera boliviana que está dividida. Tienes un movimiento campesino en su cúpula cooptado, pero en sus bases dividido.

Tienes un movimiento indígena del oriente boliviano de las sierras bajas, que no son lo mismo que los indígenas Quechuas y Aymaras que son los que se han empoderados con el acceso de Evo Morales al poder, cuyas organizaciones están destruidas, divididas y cooptadas con una serie de pequeños regalos y de prebendas. El gobierno ha hecho una acción de muchísima inteligencia, porque el que mejor conocía los movimientos sociales, era un gobierno como el de Evo Morales. Con ese conocimiento se dedicó a destruir, a cooptar y hoy el movimiento popular está muy silenciado en Bolivia. Te diría que Mujeres Creando es un poco una de las organizaciones que están en pie, que no ha sido cooptada, que no está en las listas electorales y que nosotras estamos intentando generar un espacio político de resistencia y eclecticidad, porque creemos que es aquello que hay que hacer en este momento. Y por otro lado la derecha se dedicó a buscar espacios de lobby con Evo Morales y los logró. Evo decidió un paso importante con la derecha boliviana, con los sectores de la clase dominante, para mantenerse en el poder.

PL- ¿Que horizonte le ves a esta lucha descolonizadora- despatriarcal, dicho así como una sola idea?

MG- Yo creo que el horizonte principal es trabajar por fuera del Estado y en la base de la sociedad. Creo que esto es lo que las organizaciones sociales tenemos que tener claro, ese pro-estatalismo, esa noción tan falsa de que si no es a través del acceso a una ley, del acceso a un cargo público, no vamos a lograr transformaciones en nuestra sociedad, yo creo que es una cosa que deberíamos repensar. Creo que hay que trabajar afuera y abajo, hay que trabajar además a nivel a una serie de sectores que nuestras sociedades latinoamericanas no están organizadas, porque las grandes organizaciones sociales del movimiento popular no logran aglutinar lo que son el surgimiento de sectores sociales populares, fruto del Neoliberalismo. Son sectores de auto sostenimiento, de sobrevivencia, son los sectores informales que están en los bordes de todas nuestras ciudades y yo creo que es muy importante repensar la organización de otros sectores sociales populares por fuera de los sectores tradicionales sindicales que vienen de los ochenta.

La oligarquía financiera contra Brasil

La oligarquía financiera contra Brasil

Raúl Zibechi

El año comienza con señales que indican una creciente ofensiva del capital financiero internacional contra los países a los que considera sus principales competidores. Una de las armas que utilizan en esta guerra son las agencias calificadoras de riesgo, las tres principales (Standard & Poors, Moody’s y Fitch) están al servicio de los Estados Unidos como señaló semanas atrás Guan Jiangzhong, presidente de la calificadora china Dagong.

El estribillo que vienen recitando las calificadoras y los principales medios vinculados al sector financiero, es que las economías emergentes están en problemas. Standard & Poors hace especial hincapié en que a lo largo de 2014 varios de los BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) pueden tener su calificación de riesgo degradada, con lo que su acceso a créditos será más oneroso.

Las mismas agencias, que nunca alertaron sobre la inminente crisis de 2008, señalan ahora que India y Brasil enfrentan una situación delicada por un supuesto deterioro de sus cuentas públicas. En el mismo reporte que recoge el diario brasileño O Globo (31 de diciembre de 2013), Jim O´Neill, ex economista jefe de S&P quien acuñó la sigla BRIC, ahora destaca el papel que juegan cuatro países en los que deposita gran confianza: México, Indonesia, Nigeria y Turquía, a quienes denomina MINT.

Varios de ellos son firmes aliados de los Estados Unidos. El caso de México es sintomático, ya que las agencias de riesgo pretenden instalar al país desquiciado por una guerra interna como modelo a seguir, mientras colocan a Brasil –donde el nivel de vida ha mejorado consistentemente y no enfrenta graves problemas- como un país al borde de la crisis. The Economist se ha destacado en el ataque al gobierno de Dilma Rousseff. Aunque reconoce que el desempleo está en mínimos históricos y que los ingresos aumentan, advierte que “la inflación está fuera de control” y que “sin un cambio de rumbo su nota será degradada” (The Economist, 7 de diciembre de 2013).

En Brasil se registra un debate intenso sobre la política económica, en un año electoral en el que el sector financiero global parece haber apostado por la derrota de Rousseff para poner fin al ciclo de gobiernos del Partido de los Trabajadores. Los empresarios y el sector financiero muestran un claro distanciamiento con el gobierno, del cual desconfían, a diferencia de la confianza que depositaron en Lula. ¿Cómo explicar este cambio?

Uno de los análisis más lúcidos fue hilvanado por el economista Luiz Gonzaga Belluzzo, quien fuera profesor de la presidenta, en una larga entrevista publicado en el conservador Folha de São Paulo. En su opinión la clave del estancamiento relativo de Brasil está en la industria, cuyos empresarios se convirtieron en importadores por la valorización del real. La tasa de cambio, que registra un desfasaje del 30%, sería la clave de la falta de competitividad de los productos manufacturados brasileños.

Belluzzo saca conclusiones para Brasil de la crisis europea, de la que responsabiliza al mercado financiero. Al principio de su gobierno, dos años atrás, Dilma intentó enfrentar el desafío que le planteaba el sector financiero, pero luego dio marcha atrás. “El gobierno está perdiendo la batalla ideológica y política con el mercado financiero, que hoy en el mundo es un sector cuyo funcionamiento está dedicado al enriquecimiento de sus participantes” (Folha de São Paulo, 29 de diciembre de 2013).

La “derrota” del gobierno comenzó en realidad bajo los dos gobiernos de Lula (2003-2006 y 2007-2010). En junio de 2002, en plena campaña electoral, Lula emitió la “Carta al Pueblo Brasileño” para calmar al capital financiero ya que el riesgo país había trepado a 2.400, la inflación se disparaba y el dólar había alcanzado 4 reales (ahora está en 2,37) ante el temor de los banqueros de que Brasil siguiera los pasos de Argentina, que había declarado el cese de pagos en diciembre de 2001.

Pese a las notables diferencias y a que Brasil tiene hoy reservas monetarias de 370 mil millones de dólares que lo ponen a salvo de cualquier inestabilidad y de ataques especulativos a su moneda, el capital financiero está agitando las aguas. Es cierto que el país tiene la tasa de interés real más elevada del mundo, que el superávit fiscal del período Lula se evaporó y que hace años entró en déficit comercial por el retroceso de las exportaciones industriales.

Aún así, la economía no va nada mal. En 2013 el crecimiento fue del 2% y el éste será algo mayor. Insuficiente, pero no catastrófico. Antonio Delfim Netto, uno de los más respetados economistas, ex ministro de la dictadura militar pero acérrimo defensor de los gobiernos Lula y Rousseff, criticó con dureza a quienes promueven la desconfianza, acusándolos de tener “propensión al mesianismo iluminado” (Valor, 3 de diciembre de 2013).

En octubre pasado se le vieron las orejas al lobo. Por primera vez Brasil subastaba uno de los principales campos de petróleo en la “capa pre-sal” (por estar debajo de una gruesa capa de sal en el fondo de la plataforma marítima). Pese a tratarse de un negocio garantizado sin ningún riesgo, tanto que fue criticado por el movimiento sindical, las grandes petroleras estadounidenses no se presentaron, mostrando que la política sigue siendo clave para interpretar los pasos del gran capital.

La estatal brasileña Petrobras, la cuarta petrolera del mundo, líder en exploración y explotación en aguas profundas, la empresa que realizó los mayores descubrimientos en la última década, sigue bajo acoso del mercado financiero y sus acciones cayeron más del 10% en 2013. Está realizando gigantescas inversiones –el año pasado instaló nueve plataformas marinas, una cada cuarenta días- como parte de un plan que le permitirá triplicar la producción convirtiendo a Brasil en el quinto productor de hidrocarburos del mundo. En la lógica del mercado financiero, ese paso es un problema porque lo está dando un país emergente, no tan controlado como quisieran.

En diciembre Brasil aumentó su distancia de la oligarquía financiera cuando el gobierno descartó la compra de aviones cazas a Boeing, que había realizado enormes presiones desde que Lula firmó un acuerdo para la construcción de submarinos convencionales y nucleares con Francia en 2009. La opción por el caza Gripen de la sueca Saab estuvo guiada por estrictos intereses nacionales, ya que es la única que le permite desarrollar un modelo desde cero, producirlo en el país con traspaso de todo el paquete tecnológico y luego venderlo en la región sudamericana que, de ese modo, podrá contar con un avión de combate regional.

Las empresas multinacionales no se comportan con una lógica económica a secas, sino sobre todo geopolítica, al igual que los estados que las hospedan y que, a menudo, son sus rehenes. La economía está subordinada a la política (o sea a la lógica del poder) y ésta a la geopolítica (o sea al poder anclado en ciertos territorios). Para ellas, los gobiernos nacionales no cuentan, menos aún el interés nacional, salvo el de las grandes potencias, en particular los Estados Unidos.

Lo más notable, como señala Belluzzo, es el poder que siguen teniendo las agencias calificadoras, hijas de Wall Street y parte de la oligarquía financiera: “Después de lo que esas agencias de riesgo hicieron en la pre-crisis, es impresionante que las personas hablen de ellas con respeto. Deberían estar en la cárcel”. Lo dice quien figura entre los cien mayores economistas heterodoxos del siglo XX. Los mercados, claro, no se inmutan.

(*) Raúl Zibechi es autor, entre otros trabajos, de Brasil potencia. Entre la integración regional y un nuevo imperialismo (Bajo tierra ediciones /JRA, 2012).
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El mundial de la FIFA y el dirigente del PT
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Silvio Schachter

“Dilma, viste a alguien en el estadio con cara de pobre? No había ningún moreno”. Declaro Luiz Inácio da Silva, en respuesta a los abucheos e insultos a la presidenta Dilma Rousseff, en el partido inaugural, que él atribuyó a los sectores más ricos de la población. Tiene razón Lula (lula es calamar en portugués) el mundial de fútbol que él patrocinó entusiastamente hasta lograr su designación, el 30 de octubre de 2007, cuando ejercía la presidencia del país, no tiene pobres en los estadios. Él sabe que no es un evento para los pobres, porque lejos están los “morenos favelados” de poder abonar los hasta más de mil dólares que pagó el público por un sitio en el estadio paulista.Este no es el mundial de los pobres, ni tampoco de Brasil. Es el mundial de la FIFA, que se realiza en Brasil. País cuyo gobierno aceptó de manera humillante todas y cada una de las imposiciones que la multinacional del negocio del fútbol le exigió.

Al pueblo brasilero esta “fiesta del deporte más popular” le costó más de 15.000 millones de dólares, que si se toman todos los gastos realizados desde el 2008 llegarían a los 30.000 millones. Más que lo gastado en los mundiales de Alemania y Sudáfrica juntos. A Lula no debería extrañarle entonces la genuina indignación de la mayoría del pueblo, no los asistentes a la inauguración, incluidos quienes lo eligieron por dos periodos presidenciales.

Este no es el mundial de los pobres, es el negocio de las corporaciones encabezadas por la FIFA, entidad atravesada por la corrupción de sus dirigentes, involucrados en todo tipo de maniobras ilícitas, cuyo punto más relevante es la designación de Qatar para el mundial del 2022. La “fiesta” de la Copa 2014 le dejará a la Federación la ganancia de 4.000 millones de dólares.

Para garantizar el éxito de su empresa, la FIFA impuso durante los días del fútbol su propia ley, que el gobierno federal aprobó en junio del 2012 (Ley 12.663) que entre otras cuestiones establece el monopolio concedido a la FIFA en todo lo referente a la Copa de 2014. De acuerdo a ella todas las personas –físicas o jurídicas– deberán tener cuidado de no incurrir en ninguna infracción que la FIFA considere tal, o serán punidos por ello (ver artículo en www.pavio.net). Esta forma de operar se empezó a aplicar en el mundial de Alemania, siguió en el de Sudáfrica y continuó en Brasil. Así pues, Lula y Dilma sabían con quién trataban, e hicieron los deberes.

El costo de las entradas, el tipo de estadios, los criterios de admisión, fueron pensados con la lógica propia de la rentabilidad y el lucro propios de una multinacional. Por lo que no hay lugar para sorpresas.

El absurdo para defender el negocio mundialista llega hasta el punto de lograr la suspensión durante junio y julio del estatuto del torcedor, la ley que prohibe la venta de alcohol en los estadios. La FIFA privilegia su contrato con la cervecera Budweiser e impuso la excepción. “Voy a pelear hasta el final para que la FIFA no cree un Estado dentro del Estado”, declaró el ex jugador y actual diputado Romário. Su esfuerzo no alcanzó.

Esta no es la Copa de los pobres y del pueblo, es el evento de las marcas: Coca-Cola, Mc Donals, Adidas, Nike, Puma, empresas automotrices, bancos, aerolíneas, de publicidad, comunicaciones y las cadenas de televisión, que compraron la atención de millones en el evento más visto del planeta.

No es el mundial de lo pobres, porque a los reclamos de mejoras en la salud, educación, transporte, que explotaron en junio del 2013 en todo Brasil, se les respondió con leyes y acciones represivas, que en estos días incluyen requisas y detenciones de personas que hicieron conocer su rechazo a la Copa.

No es el mundial de los pobres, porque favorecieron a las empresas que se adjudicaron las obras, que manifiestamente demoraron los trabajos para extorsionar sobre las fechas perentorias, para obtener sobre-precios que llegan al 100 por ciento de las licitaciones originales.

No es el mundial de los pobres, porque significó la remoción violenta de viviendas en barrios humildes para garantizar el cumplimiento de las exigencias de la FIFA y abrir el paso a los operadores inmobiliarios.

No es el mundial de los pobres porque las ciudades sede fueron objeto de la limpieza social de los sin techo que “ensuciaban” las calles.

No es el mundial de los pobres porque mientras se construyeron estadios faraónicos, como el de Manaos en el corazón del Amazonas, se reprimió brutalmente a los nativos de esa región, que se manifestaron en Brasilia con el argumento que con sus trajes típicos llevaban peligrosos arcos y lanzas.

No es el mundial de los pobres porque el modelo socio-cultural que se les ofrece a los jóvenes, es el de tratar de imitar a una elite de exitosos jugadores que ganan millones de euros por mes.

No es el mundial de los pobres porque el fútbol, hermoso juego colectivo, que solo requiere una simple pelota para divertirse, el que juegan millones de pobres en todo el mundo, se ha transformado en una mercancía que lo envilece.

No es el mundial de los pobres porque degrada el patriotismo, para convertirlo en una parodia exitista, donde el himno se canta con la mano en logo de Adidas o Nike. Tampoco es la selección de todos y todas, es el seleccionado de la AFA, presidida por el capo mafioso don Julio, designado en el cargo por el vice-almirante de la dictadura, Carlos Lacoste en 1979. Don Julio es el actual vicepresidente de la FIFA en su estratégica área de finanzas.

No es el mundial de los pobres porque exuda machismo y sexismo, que exalta a las mujeres adorno llamadas “botineras” y a las “bellezas” de la tribuna, festejando al periodista que dijo “lo mejor que pueden hacer las mujeres en casa, es no tapar el televisor durante los partidos”.

No es el mundial de los pobres porque sus reclamos y reivindicaciones son opacados por la abrumadora propaganda mundialista.

Así es Lula, no había ni habrá pobres negros en ninguno de los estadios de la Copa, con palcos fastuosos y amplias y prolijas butacas para los ricos que profirieron “vaias” –abucheos– e insultos a Dilma. Aunque festejen y con razón cada gol de la verdeamarela, e incluso el campeonato, los mundiales desde hace mucho tiempo dejaron de ser una fiesta popular. Usted lo supo siempre.

Una cumbre del feminismo continental

Del 22 al 25 de noviembre, la ciudad de Lima, Perú, albergará el 13º Encuentro Feminista Latinoamericano y del Caribe (Eflac). Tres ejes marcarán las reflexiones y acuerdos y desacuerdos de estos intensos días: interculturalidad crítica, sostenibilidad de la vida y el cuerpo como territorio. Jóvenes, trans y movimientos indígenas amazónicos buscan ampliar la agenda tradicional, en el mayor punto de debate del movimiento de mujeres. El acoso político, la nueva barrera a la participación de las mujeres.

***

Jóvenes, trans y movimientos indígenas amazónicos son los grupos que llegarán para ampliar la agenda feminista tradicional. “Necesitamos, ellos y nosotras, hacer alianzas. Está la convicción de que solas no podemos hacer otro mundo posible”, resume Diana Miloslavich Túpac, integrante de la comisión organizadora, a pocos días de que el proyecto de encuentro que vienen planificando, trabajando y soñando desde hace dos años, se haga realidad.

Es la segunda vez que el Eflac tendrá como sede esta ciudad. La primera fue en 1983. Hacía dos años, en Colombia, se había creado este espacio de reflexión y crecimiento para el movimiento feminista continental. Allí se había instituido el 25 de noviembre como el Día Latinoamericano de la No Violencia hacia las Mujeres. Diana Miloslavich Túpac fue una de las protagonistas de esa historia. Ella integra la organización feminista Flora Tristán, que tiene casi 30 años de vida y que nació muy vinculada con el activismo feminista en los ’80. “Luego nos fuimos institucionalizando. Hemos trabajado en diferentes aspectos temas de incidencia política, capacitación, derechos de las mujeres, rurales, empoderamiento”, relata en un bar sobre el malecón del barrio Miraflores, en la costa de Lima.

Ahora es integrante del Grupo Impulsor del 13º Eflac y responsable de la Comisión de Cultura y Kontracultura. Tuvieron una preinscripción de 1200 feministas de toda la región para este encuentro y se espera que todas se descubran en el Parque de las Exposiciones, el 22, para la apertura. El 22, 23 y 24, de 9 a 11 de la mañana, los tres ejes se presentarán con exposiciones breves. De 11 a 13, habrá talleres más pequeños. Y ya en la tarde, eventos autogestionarios. También prepararon dos foros paralelos y un festival de cortos y videos.

El 25 se lo clausurará al mediodía, luego de una plenaria donde se decidirá cuándo será el próximo encuentro y “luego salimos a una marcha por la ciudad, llamando la atención sobre el 25 de noviembre, día de no más violencia contra las mujeres”. Las similitudes con los Encuentros Nacionales de Mujeres de Argentina no son casuales. Los Eflac fueron inspiradores para éstos. Así como en las premisas que los rigen: autogestión y autofinanciamiento, autonomía y horizontalidad.

Si bien Diana estudió literatura e hizo un doctorado en historia, en Flora Tristán se dedicó al trabajo de participación política. “Ahora estamos apoyando una iniciativa de ley de acoso político. A partir de una investigación que hicimos con Calandria, organización de comunicaciones, sacamos que de cada cinco autoridades mujeres, dos vivían situaciones de acoso político por parte del alcalde, del consejero, del presidente regional, o sea dentro de su ámbito laboral, de competencia política. Acabamos de hacer una muestra con el Jurado Nacional de Elecciones, que es el ente electoral máximo del Perú, en el proceso electoral de 2014. Lo que ha salido es que de cada diez candidatas mujeres, cuatro vivieron situaciones de acoso. Entonces nosotros vemos como una barrera nueva que ha surgido en los últimos años a la participación política de las mujeres. Identificamos el acoso como todo aquello que impida, menoscabe y restrinja el derecho a la participación política de las mujeres. Esto, sumado a lo que ya sabíamos de la doble jornada que tienen las mujeres políticas, porque todas siguen haciéndose cargo de las responsabilidades familiares”, cuenta.

–¿Qué otros temas son preocupantes para las mujeres en Perú?
–Un tema actual es que durante el fujimorismo una de las denuncias más fuertes fueron las esterilizaciones forzadas que se les hizo a las mujeres, sobre todo de zonas rurales. El fiscal que tenía el caso acaba de archivar la investigación, entonces hemos interpuesto una “tacha”: lo que decimos las organizaciones de mujeres es que este señor, después de haber archivado el caso, ha sido promovido dentro del ministerio público a otro cargo. ¿Cómo pueden promover a alguien que archiva una demanda pendiente, que fue un compromiso incluso del actual presidente de la república en su campaña electoral? El compromiso de Ollanta Humala con las mujeres víctimas de las esterilizaciones es lo que hace que gane puntos frente al debate de la hija de Fujimori. Y sin embargo, tanto en el tema justicia como reparaciones, no ha habido grandes avances. No se puede ir este gobierno sin haber avanzado en el tema reparaciones.

–En este escenario viene el Eflac…
–Sí, y de alguna manera es un momento complicado porque el enfoque progresista acaba de perder las elecciones en Lima metropolitana, que sigue afectando la tercera parte de la población del país (10 millones de habitantes). La pérdida de la reelección de la alcaldesa de Lima, Susana Villarán, es un proceso complejo donde no se concretó una unidad de los sectores de izquierda progresista. Es una pérdida. Ha sido una ciudad que estuvo en manos de una alcaldesa, la primera elegida por voto popular, que en los cuatro años sufrió una revocatoria y dos elecciones; estuvo permanentemente acosada por la derecha. Entonces, a pesar de avances que pudo haber, no ganó. Y la mayoría de la gente de Lima que no la votó, dicen las últimas encuestas, igual vota porque se continúe la reforma iniciada por ella: de transporte; de abastecimiento, porque sacó un mercado del centro de la ciudad; hubo una política cultural muy importante para recuperar los espacios públicos; una apuesta fuerte por los jóvenes; en el caso de las mujeres se creó un área de la mujer…

–¿Cuáles son los ejes centrales del encuentro?

–Son tres ejes. Uno tiene que ver con interculturalidad crítica. Ha habido una explosión de movimientos indígenas, amazónicos, en diferentes secciones de América latina. Entonces hay un diálogo iniciado con las mujeres indígenas, amazónicas, rurales; eso está vinculado no sólo al tema de los derechos, sino de las alianzas. Porque países como el nuestro han terminado enfrentados por el tema de la minería. Las mineras han entrado en confrontación con las comunidades rurales, indígenas, amazónicas, entonces hay una tensión fuerte. Tenemos organizaciones de mujeres defendiendo el agua en Cajamarca en un conflicto minero, por ejemplo. La empresa insiste en sacar mineral del fondo de las lagunas, poniendo en riesgo todo un sistema hídrico que la población rural necesita para la sobrevivencia. Y el otro tema es la sostenibilidad de la vida, que también tiene que ver con el sistema en que estamos viviendo, que ha puesto en riesgo el futuro de la humanidad. Que tiene que ver con temas vinculados con el medio ambiente, pero también con la soberanía alimentaria y, fundamentalmente, pensamos que como feministas tenemos que decir algo al propio modelo económico y a cómo el patriarcado ha encontrado nuevas formas de dominación en este período. Por ejemplo, terminamos comiendo lo que nos imponen.

Nos han expropiado de lo que comemos y ha sido sustituido por otro tipo de alimentación, que está más en función de intereses privados del capitalismo, de las propias empresas y no de lo que las personas, las mujeres, necesitamos.
–¿Y el tercer eje?

–Tiene que ver con nuestros cuerpos, nuestros territorios. Sin dejar de seguir levantando que la sexualidad es fundamental para las feministas, pero también con la mirada de que los cuerpos son nuestros territorios y también son cuerpos que han sido expropiados por políticas, como en las esterilizaciones forzadas, o que han sido vendidos como mercancía, como en la trata, por ejemplo. Se ha vivido con una naturalidad la heteronormatividad sin reconocer derechos a quienes son diferentes. Esto está muy cuestionado por los grupos trans y las lesbianas. Entonces también éste es un tema central que tiene que ver con los cuerpos.
–¿Qué es lo que distingue a este encuentro?, ¿qué es lo nuevo?

–Este encuentro recupera algunas cosas interesantes que están relacionadas con el encuentro en México: recuperar el espacio urbano de las ciudades, en el marco de muchas cosas que se han hecho para reducir la violencia hacia las mujeres.
–¿Otros años eran en lugares alejados?

–En hoteles. Además creo que hay una generación de jóvenes feministas contestatarias que está más en la lógica de la autogestión, de la transgresión, y más que estar en un hotel era estar en la ciudad. Entonces lo nuevo es la presencia de las jóvenes y de las trans, que han interpelado nuestras agendas en los últimos años de manera radical. Lo otro es el tema de los movimientos indígenas amazónicos que van a estar en el encuentro. Necesitamos, ellos y nosotras, hacer alianzas, si es que queremos hacer otro mundo posible. Está la convicción de que solas no podemos hacer otro mundo posible. Que tenemos que establecer diálogos, puentes, con otros movimientos sociales. Por eso el primer y el segundo eje son los más consensuados con los movimientos sociales.

Fuente: Página/12.

La violencia sexual, el cuerpo de la mujer y los asentamientos coloniales de Israel

La violencia sexual, el cuerpo de la mujer y los asentamientos coloniales de Israel
Suhad Dahir-Nashif

La violación y otras formas de violencia sexual contra las mujeres palestinas han conformado siempre uno de los elementos de los intentos del estado de asentamientos coloniales para destruir y eliminar de su tierra a los indígenas palestinos. Además de la violación y otras formas de violencia sexual, la lógica racial de la violencia sexual activa el imaginario y proyecto mismos de conquista y cultivo de la tierra palestina para transformarla en la polis judía. De ahí que nuestra discusión sobre la violencia sexual esté incardinada no sólo en las prácticas y políticas sexualizadas del Estado sionista, también en la naturaleza misma de la violencia de los asentamientos coloniales. Sostenemos que la agresión a los cuerpos y sexualidad de las mujeres palestinas es estructural en la lógica de eliminación de carácter racial del proyecto de asentamientos coloniales de Israel.

Sólo invadieron nuestro hogar, se apoderaron de nuestro espacio vital expulsándonos, también me arrestaron y me llevaron a la maskubya (comisaría). Me metieron en la celda número cuatro y allí me dejaron durante mucho tiempo. Después, un hombre alto y grande, un oficial de policía, entró para interrogarme. Estaba sola y empecé a temblar de miedo cuando cerró la puerta y empezó a mover cosas por la habitación y a examinarme de pies a cabeza. Me sentía aterrorizada y mi corazón latía a toda velocidad. Sus ojos taladraban mi cuerpo mientras abría cajones como buscando algo. Luego salió de la habitación y volvió cinco minutos después sosteniendo una caja. Sacó de ella un par de guantes de plástico azul y se los colocó en las manos mientras me miraba y decía: “… Ven aquí…”. Debo decirles que cuando asaltaron mi casa y nos echaron me asusté muchísimo. Que me sentí también muy angustiada cuando arrestaron a mi hijo. Pero mis miedos a ‘ya saben qué’… a que abusara de mí, a que me violara con sus grandes manos azules y más… fueron los momentos más aterradores de mi vida”.[1]
Estas fueron las palabras de Sama, una mujer palestina de treinta y seis años que había perdido el espacio físico íntimo familiar de su hogar para pasar a experimentar nuevos terrores ante la amenaza de abusos sexuales. La narrativa de Sama no es infrecuente porque las mujeres colonizadas que viven bajo graves condiciones de privaciones y desposesión están sometidas a ataques directos contra su sexualidad y los derechos de sus cuerpos. La violencia sexual es fundamental en la estructura global del poder colonial, en su maquinaria de dominación de carácter racial y en su lógica de eliminación. Esto se ve de inmediato en la historia de los contextos colonizadores, donde la maquinaria de la violencia se dirige explícitamente contra la sexualidad de las mujeres nativas y la seguridad de sus cuerpos, considerándolas como “enemigos internos” de orden biológico, al ser quienes producen la siguiente generación.
El colonialismo como “estructura, no como suceso” actúa a través de la “lógica de la eliminación” tratando de erradicar la presencia indígena de un territorio específico (“elemento irreducible” de los asentamientos coloniales). El colonialismo de asentamientos “destruye para reemplazar”. La invasión del territorio indígena busca borrar la presencia indígena sobre la tierra de forma permanente, para sustituirla con una nueva sociedad y un sistema de gobierno de colonos. Los expertos sostienen que la lógica de la eliminación utilizada por el colonialismo de asentamientos puede culminar en el genocidio indígena. En sus formaciones europeas, tanto el colonialismo de asentamientos como el genocidio han “empleado la gramática organizadora de la raza”. Desde sus comienzos, el Estado judío ha estado incrustado por una lógica colonial de carácter racial. Esta lógica presenta al palestino como un ser peligroso en oposición al sujeto blanco/judío y a la polis blanca/judía. Como han señalado numerosos autores, esta configuración racial se articula a través de los pensadores sionistas de la ideología orientalista que presentaba al pueblo judío como mantenedor de la civilización europea frente a una región y a un pueblo culturalmente atrasados. Tal proyecto “modernizador” o misión “civilizadora” se apoyaba en un imaginario sionista de trabajo exclusivamente judío cultivando una tierra vacía y yerma, haciendo que “el desierto floreciera”. Los primeros dirigentes sionistas intentaron actualizar el mito fundacional sionista de una “tierra sin pueblo para un pueblo sin tierra” mediante una limpieza étnica sistemática de los palestinos indígenas en 1948. La entidad sionista continúa expulsando hoy en día a los nativos palestinos. Las masacres en Gaza de julio y agosto de 2014, y las políticas represoras “de puño de hierro” contra los jerosolimitanos palestinos en el momento de escribir este artículo, son modos contemporáneos de expulsión colonial de los nativos palestinos.
Sostenemos que la agresión a los cuerpos y sexualidad de las mujeres palestinas es estructural en la lógica de eliminación de carácter racial del proyecto de asentamientos coloniales de Israel. La violación y otras formas de violencia sexual contra las mujeres palestinas han conformado siempre uno de los elementos de los intentos del estado de asentamientos coloniales para destruir y eliminar de su tierra a los indígenas palestinos. Además de la violación y otras formas de violencia sexual, la lógica racial de la violencia sexual activa el imaginario y proyecto mismos de conquista y cultivo de la tierra palestina para transformarla en la polis judía. De ahí que nuestra discusión sobre la violencia sexual esté incardinada no sólo en las prácticas y políticas sexualizadas del Estado sionista, también en la naturaleza misma de la violencia de los asentamientos coloniales.
Como feministas palestinas, afirmamos que el imaginario del movimiento sionista de conquista y colonización del cuerpo palestino es inseparable del proyecto de conquista y colonización de la tierra palestina y erradicación de la presencia indígena. Aquí nos apoyamos en la afirmación de la estudiosa Andrea Smith de que la lógica de la violencia sexual colonial “establece la ideología de que los cuerpos nativos son intrínsecamente violables y, por extensión, que las tierras nativas son también intrínsecamente violables”. Es en la lógica de la violencia sexual de los asentamientos coloniales en la que nos centramos para nuestro análisis de la continua Nakba a la que está sometido nuestro pueblo. Rastreamos la lógica de la violencia sexual en su contexto histórico y actual como maquinaria, oculta y evidente, del patriarcado colonial contra las comunidades indígenas en Palestina. La lógica de la violencia sexual intenta fragmentar la familia palestina y la vida comunal a la vez que amputa la conexión con la patria palestina. El proyecto sionista está intrínsecamente basado en la destrucción de los cuerpos y la tierra nativos palestinos, lo cual no puede separarse de la lógica colonial de la eliminación. La violencia sexual no es simplemente un subproducto del colonialismo sino que “el colonialismo está en sí mismo estructurado por la lógica de la violencia sexual”.

La violencia sexual y el genocidio palestino a partir de la Nakba
Para poder entender los incrementados ataques contra los cuerpos de las mujeres palestinas en unos momentos en los que el régimen de asentamientos coloniales intensifica su acoso, es necesario llevar a cabo un análisis feminista. Tal análisis toma la Nakba como punto de partida analítico. Israel se levantó sobre las ruinas de la patria palestina, sobre su territorio, dolor y desplazamiento. Se construyó sobre la destrucción de nuestros lazos sociales comunitarios, a partir de la violación e invasión de nuestros hogares y cuerpos. Violar y matar a las mujeres palestinas era un aspecto fundamental de las sistemáticas masacres y expulsiones llevadas a cabo por las tropas israelíes durante la destrucción de los pueblos palestinos en 1948. Por ejemplo, durante la masacre de Deir Yasin:
“Dieron la orden de que todos los habitantes se encaminaran a la plaza del pueblo. Allí, les alinearon contra un muro y les dispararon. Un testigo dijo que a su hermana, que estaba embarazada de nueve meses, le dispararon en la nuca. Sus asaltantes le abrieron después el vientre con un cuchillo de carnicero y le sacaron el feto. Cuando una mujer árabe trató de recoger al bebé, le dispararon… A las mujeres las violaron ante los ojos de sus niños antes de matarlas y arrojarlas a un pozo.”
David Ben Gurion, al igual que otros dirigentes sionistas, habló abiertamente sobre la violación y tortura sexual de las mujeres palestinas en las anotaciones que hizo en su diario durante 1948. Al mismo tiempo que abogaba por la matanza de mujeres y niños palestinos, les representaba como una amenaza para la política de asentamientos coloniales judíos y premiaba a todas las madres judías cuando tenían su décimo hijo. Ben Gurion se aseguraba de que la Agencia Judía, no el Estado, administrara esos incentivos a la natalidad para garantizar la exclusión de los árabes [2]. La fetichización de la fertilidad ha convertido a los palestinos, especialmente a las mujeres, en objeto de la retórica nacionalista que politiza profundamente su reproducción. Para los sionistas, las mujeres palestinas han sido siempre, y así continúan siendo como hemos visto en los últimos ataques contra Gaza, objetivos de la maquinaria de matar sionista.
Las investigadoras feministas han sugerido también que el Estado sionista moviliza la violencia contra los cuerpos y la sexualidad de las mujeres palestinas a fin de reforzar las estructuras patriarcales indígenas y ayudar a expulsar a los palestinos de su tierra. Los abusos sexuales por parte del ejército israelí han sido rampantes bajo la ocupación israelí. El Estado israelí y sus fuerzas militares han explotado la amenaza de la violencia sexual contra las mujeres palestinas y las percepciones patriarcales de sexualidad y “honor” para “reclutar a palestinos como colaboracionistas” durante los períodos de levantamientos y disuadir así de los intentos de resistencia organizada. Esta práctica ha sido históricamente tan prevalente que ha conseguido tener su propio término en la lengua árabe: isqat siyassy, que significa abuso sexual de los palestinos por razones políticas. El aparato de la seguridad estatal prosigue utilizando las identidades sexuales palestinas y las concepciones orientalistas de la “cultura árabe” para reclutar colaboradores y fragmentar la sociedad palestina. Recientes revelaciones de la Unidad 8200 de la inteligencia militar secreta de Israel han puesto de nuevo de relieve este hecho. La “violación” literal y figurada de los cuerpos de las mujeres palestinas, concebidos como intrínsecamente violables por la entidad sionista, está inherentemente estructurada por la misma lógica de violencia sexual que anima la violación y continuada confiscación del territorio nativo palestino del proyecto de asentamientos coloniales.

Desenmascarando la lógica de la violencia sexual
El silencio sobre el uso de la violencia sexual contra las mujeres palestinas [3] y sus comunidades por parte de la maquinaria sionista ha quedado aún más patente desde el inicio de las operaciones militares más recientes del Estado. La lógica de la violencia sexualizada, que estructura el proyecto de asentamientos coloniales de Israel, se ha hecho más visible durante el último período de la invasión militar.Eslóganes como “Muerte a los árabes” y “Árabes fuera” se han vuelto más utilizables y tolerables en la esfera pública israelí, revelando la deriva necropolítica contra los nativos palestinos en el núcleo mismo de la supuesta democracia judía.
El 1 de julio, justo después del descubrimiento de los cuerpos de los tres jóvenes colonos judíos que habían desaparecido en la Cisjordania ocupada, el profesor israelí Mordechai Kedar, del Centro Begin-Sadat para Estudios Estratégicos, subrayó en la radio pública: “Lo único que puede disuadir a… quienes han secuestrado a los adolescentes israelíes y les han matado, la única vía para detenerles es que sepan que van a violar a su madre y hermana cuando las cojan… esa es la cultura del Oriente Medio”. Sus comentarios sugerían que violar a las mujeres palestinas era la única forma de disuasión frente a la resistencia y el “terrorismo” palestinos.
A nosotras, como feministas palestinas, no nos sorprendió oír a Kedar defendiendo la violación como antídoto frente a la resistencia anticolonial. Al hacer esos comentarios en la radio pública, en abierto, donde iba a escucharle un amplio público judío israelí, tanto mujeres como hombres, incluidas las feministas judías israelíes, refleja la mentalidad y socialización del colono hacia los palestinos. Hablar de la violación de las mujeres palestinas como estrategia militar por parte de un supuesto académico de una de las universidades importantes de Israel revela el modo en el que los colonizadores retratan a las mujeres colonizadas. La presentación de un discurso orientalista sexualizado coloca a los palestinos como culturalmente “atrasados”, esos Otros no-humanos.
En caso de que los discursos sexualizados que Kedar activó parezcan una aberración, es importante señalar que no fue el único actor en este reciente teatro de violencia sexualizada. Los soldados israelíes que se aprestaban a matar palestinos en Gaza leían eslóganes de apoyo preparados por sus compañeros civiles israelíes judíos que afirmaban: “Id a machacar a sus madres y regresad con vuestra madre”. Los judíos israelíes se congregaban en lo alto de las colinas para observar y dar vivas cuando el ejército arrojaba bombas sobre Gaza. Una joven judía publicó en Facebook un mensaje sobre el placer sexual que se sentía contemplando el linchamiento colectivo: “¡Qué orgasmo ver a las Fuerzas de Defensa de Israel bombardear edificios en Gaza con niños y familias dentro. Boom, boom!” Incluso el Primer Ministro Netanyahu recibió un correo, que circuló ampliamente por las redes sociales israelíes, en el que se mostraba a una mujer velada, desnuda de cintura para abajo, con un cartel que ponía “Gaza” y el siguiente mensaje: “¡Bibi, acaba dentro esta vez! Firmado: Ciudadanos a favor de un ataque terrestre”. Esto además de la declaración pública de la diputada de la Knesset Ayelet Shaked que dijo que había que matar a las madres palestinas.
La violación de la tierra, al igual que la violación de los cuerpos de las mujeres, ha pasado a primer plano en los más recientes ataques de eliminación de Israel contra el pueblo palestino. Mientras proseguía la masacre del pueblo palestino en Gaza, la naturaleza sexualizada de la invasión israelí y el terror racial contra los nativos palestinos se pusieron también al frente de la política y discusiones nacionalistas en la esfera pública dentro de Palestina. Las mujeres palestinas tomaron las calles con sus comunidades a través de la Palestina histórica para manifestarse contra las continuas masacres en Gaza. Las manifestaciones públicas adoptaron un giro de carácter sexual, mientras los llamamientos de las muchedumbres de “Muerte a los árabes” se transformaron rápidamente en el grito de “¡Hanin Zoabi es una zorra!”, en alusión a una diputada palestina del parlamento israelí que defendía el derecho a existir de su pueblo. La policía israelí atacó los cuerpos de las mujeres palestinas, también los cuerpos de sus compañeros, y les arrastraron fuera de las protestas en Haifa y Nazaret, donde fueron arrestados o golpeados por muchedumbres racistas. Destacadas personalidades religiosas y militares a sueldo del Estado emitieron edictos religiosos en los que se afirmaba que en tiempos de guerra estaba permitido bombardear a los civiles palestinos a fin de “exterminar al enemigo”. El consejo municipal de Or Yehuda, un asentamiento en la región costera de Israel, colgó una pancarta en apoyo de los soldados israelíes en el que se sugería la violación de las mujeres palestinas: “¡Soldados israelíes, los vecinos de Or Yehuda estamos con vosotros! ¡Machacad a sus madres y volved sanos y salvos a casa con vuestra madre!” [4].
Sostenemos que la lógica de la violencia sexual exhibida durante los ataques contra los nativos palestinos por toda la Palestina histórica, tanto a lo largo de la historia como durante las últimas agresiones israelíes, impregna tanto el Estado de asentamientos israelí como la sociedad colonial. En efecto, el Estado y la sociedad colonial son entidades inseparables, conectadas a través de un imaginario visceral psicológico y político que supera la división habitualmente enmarcada entre Estado/sociedad civil. Como Lorenzo Veracini señala, los colonos “llevan su soberanía con ellos”. Tanto los aparatos estatales (incluyendo los funcionarios electos y las instituciones académicas y militares) como la sociedad colonial (incluyendo el público israelí, situado a lo largo del continuo de la ideología sionista) encarnan la maquinaria de la violencia de los asentamientos coloniales. Así pues, no resulta sorprendente que tanto los aparatos oficiales del Estado como las esferas no oficiales de colonos hayan estado exhibiendo graves ataques contra la sexualidad, cuerpos y vidas de las mujeres palestinas en el contexto de las últimas invasiones contra nuestro pueblo en Gaza, en los ataques que a diario se están produciendo actualmente en Jerusalén y a través de toda la Palestina histórica.
Las políticas y la incitación represiva de las autoridades israelíes contra el pueblo palestino para empoderar y envalentonar a la sociedad de colonos israelíes encarnan el poder del Estado y la brutalidad de los ataques a los palestinos. Esto se muestra claramente en los ataques a los cuerpos de las mujeres palestinas que se producen estas últimas semanas en Jerusalén dentro de la mezquita de Al-Aqsa, tanto por parte del público de colonos, empoderado por la protección militar estatal, como por los miembros de las fuerzas de seguridad estatales. Un reciente ejemplo de escenario de violencia sexual es laactuación de la policía de fronteras israelí golpeando y arrestando violentamente a Aida, una mujer palestina de la Ciudad Vieja de Jerusalén. Le arrancaron el hiyab y se la llevaron agarrada por el pelo, mientras seguían golpeándola a través de las calles de la Ciudad Vieja hasta meterla en el furgón policial. Fue conducida a la comisaría, donde fue violentamente interrogada, golpeada de nuevo y acusada de atacar a un oficial de la policía. La brutalización y violación del cuerpo de Aida por las fuerzas de seguridad y los intentos de estigmatizarla como alguien inherentemente criminal son una forma de violencia sexual y de género. La legalización de esas formas de violencia caracteriza el mismo sistema legal israelí como profundamente incardinado en la maquinaria de eliminación del proyecto colonial de asentamientos.
La brutalización y violación de las mujeres palestinas por el estado colonial de asentamientos adopta también formas más mundanas. Cuando Samira fue arrestada por participar en una manifestación en la ocupada Jerusalén Este, las autoridades decidieron que su liberación estaba condicionada a que llevara a cabo lo que denominaron “servicio comunitario”. El “servicio comunitario” de Samira le exigía fregar los baños de una instalación para los soldados y policía de fronteras israelíes. Así nos lo explicaba:
“No podía permitirme pagar una multa tan enorme y necesitaba que me dejaran libre para poder volver con mis niños. No tenía otra opción que la de fregar sus baños… Pero al estar allí, en los baños de los hombres, en estado de constante terror, temiendo ser víctima de abusos sexuales, temiendo que me utilizaran como si fuera el papel higiénico de los baños…”
Las palabras y el análisis de Samira ilustran los aspectos de violencia sexual y de género de la compleja maquinaria de la violencia de los asentamientos coloniales. No obstante, como Samira concluía: “Algunas veces siento que era su esclava pero otras veces me digo a mí misma que no, esto es resistencia, esto es sumud, esto es poder… Lo que necesitaba era volver con mis niños, sin que me tocaran ni violaran sexualmente… sí, es duro, es complejo… nuestra situación es compleja”. Incluso frente a tan violenta inscripción de la violencia de los asentamientos coloniales, los actos diarios de resistencia y supervivencia de las mujeres palestinas demuestran su poder y sumud o resolución.
En resumen, la violencia sexual y de género no es una mera herramienta de control patriarcal, el subproducto de la guerra o de la intensificación del conflicto. Las relaciones coloniales son en sí de género y de carácter sexual. Sostenemos que la violencia sexual, una lógica incrustada en el proyecto israelí de asentamientos coloniales, sigue dos principios contradictorios que actúan de forma simultánea: invasión/violación/ocupación y supremacía/purificación/demarcación. Es decir, la invasión, violación y ocupación del proyecto sionista colonial de asentamientos de los cuerpos, vidas y tierra de los palestinos nativos están íntimamente entrelazadas con su demarcación de los límites físicos y geográficos de carácter racial entre la ciudadanía judía y los nativos palestinos, al igual que los intentos de “purificar” el organismo nacional judío del organismo palestino, al que se define como contaminante a nivel biopolítico. Es así como la lógica de la violencia sexual incrustada en el régimen sionista vigoriza los ataques históricos y continuos contra las vidas y cuerpos palestinos.
Por tanto, nuestra lucha como feministas por la soberanía indígena dentro del activismo anticolonial se sitúa necesariamente en la protección de la seguridad corporal y de la sexualidad de las mujeres palestinas, de la familia y del derecho comunal a la vida. Es una lucha contra el hipermasculino ejército sionista y los aparatos coloniales que sitúan a las mujeres palestinas como las Otras, intrínsecamente amenazantes y racializadas, cuyos cuerpos deben ser violados y destruidos como enemigos internos y “reproductoras de palestinos”. Esta lógica es inseparable de la lógica de eliminación del colonialismo de asentamientos.
Como feministas preocupadas por la seguridad de los cuerpos y las vidas de las mujeres, la continuidad de nuestro pueblo y de nuestras generaciones futuras, hacemos un llamamiento local e internacional a las feministas para que se unan a nuestra lucha, desafíen la cultura de impunidad de los asentamientos coloniales y alcen sus voces contra los crímenes en curso del Estado israelí.

Notas:
[1] Esta cita se tomó de un grupo de discusión con mujeres palestinas celebrado en 2104 en Jerusalén.
[2] En la década de 1950 de Ben Gurion, el primer ministro de Israel convirtió la cuestión de la fertilidad de las mujeres en una prioridad nacional, sosteniendo que “aumentar la tasa judía de natalidad era una necesidad vital para la existencia de Israel” y que “una mujer judía que no trae al mundo al menos a cuatro hijos está defraudando la misión judía”. Véase Sharoni, s. (1995): “Gender and the Israeli-Palestinian Conflict: the Politics of Women’s Resistance”. Syracuse University Press. Véase también Davis, U & Lehn, W. (1983): “And the Full Still Lives: The Role of the Jewish International Fund in the Determination of Israel’s Land Policies”, Journal of Palestine Studies, Vol. 7 (4), pág. 3, pár 4-6 (1978).
[3] Aunque centramos nuestro análisis en las mujeres palestinas, también señalamos el uso de la violencia sexual por parte del Estado sionista como táctica para frenar la “amenaza demográfica” de algunos cuerpos de mujeres judías, incluidas las mujeres judías negras (de la comunidad etíope) y las mujeres judías pobres, una práctica que analizamos está conectada con proyecto racial de frenar la reproducción y vida palestinas, Israel ha buscado al mismo tiempo aumentar el nacimiento de judíos de origen europeo mediante prácticas modernizadas como la compra de óvulos a mujeres pobres de Europa del Este para clonar la reproducción humana. Además, el Estado israelí sugirió que la ley para impedir la clonación reproductiva de seres humanos (1999) había expirado y que muchos médicos, políticos e investigadores sociales de Israel están abrazando está práctica como una estrategia más para mantener la ventaja demográfica judía sobre la tierra palestina.
[4] Además de los mensajes y declaraciones contra las madres palestinas, las mujeres y chicas judías animaban a los hombres para que se enrolaran en las Fuerzas de Ocupación de Israel enviándoles fotos pornográficas con chicas semidesnudas como expresión de amor y apoyo (véase: http://www.pitria.com/israeli-girls-support-zahal).

Nadera Shalhoub-Kevorkian, nativa palestina, es desde hace mucho tiempo activista feminista antibelicista y académica. Ocupa la cátedra Lawrence D. Biele de Derecho en la Facultad de Derecho-Instituto de Criminología y la Escuela de Trabajo Social y Bienestar Social en la Universidad Hebrea de Jerusalén. Sus investigaciones se centran en el feminicidio y otras formas de violencia de género, en los crímenes por abusos del poder en los contextos de los asentamientos coloniales, vigilancia, securitización y control social, y trauma y recuperación en zonas colonizadas y militarizadas. El libro más reciente de la Dra. Shalhoub-Kevorkian es: “Militarization and Violence Against Women in Conflict Zones in the Middle East: The Palestinian Case Study”, publicado por Cambridge University Press, 2010. Su próximo libro es: “Security Theology, Surveillance and the Politics of Fear,” que publicará asimismo Cambridge University Press.
Sarah Ihmoud está realizando estudios de doctorado en antropología social en la Universidad de Texas, Austin. En estos momentos centra sus investigaciones en los temas de sexualidad, intimidad y asentamientos coloniales en Palestina/Israel. Con anterioridad, había investigado formas de organización de las mujeres para impedir el feminicidio y otras formas de violencia de género en el período posterior a la guerra en Guatemala.
Suhad Daher-Nashif es profesora e investigadora en Al-Qasimi College for Education and Oranim College for Education. Tiene un doctorado en Antropología social y médica por la Universidad Hebrea de Jerusalén. Sus actuales investigaciones se centran en prácticas de muerte dentro de la sociedad palestina, incluyendo el feminicidio y el suicidio, y en las experiencias de las mujeres palestinas en Israel respecto a la educación superior, participación en el servicio civil y acceso a la justicia. Una de sus más recientes publicaciones es “Femicide and Colonization: Between the Politics of Exclusion and the Culture of Control” (2013), publicado en Violence Against Women con la Dra. Shalhoub-Kevorkian.

(*) Este ensayo fue escrito en colaboración con el Programa para Estudios de Género de Mada al-Carmel, el Centro Árabe para Investigaciones Sociales Aplicadas de Haifa.
Traducido del inglés para Rebelión por Sinfo Fernández.
Fuente: www.jadaliyya.com

Escrito en el tronco de un Olivo

Escrito en el tronco de un Olivo

Tawfiq Ziyad

Tawfiq Ziyad, poeta comunista palestino nacido en Galilea en 1922. Fue miembro del Parlamento y alcalde de Nazaret hasta su muerte, en 1994. Es uno de los exponentes más importantes del movimiento de la resistencia palestina. Aquí reproducimos uno de sus poemas más conocidos, y emblema de la lucha y la resistencia del pueblo palestino.

Escrito en el tronco de un olivo

Por: Tawfiq Ziyad

Porque yo no hilo lana
porque yo estoy expuesto cada día
a órdenes de arresto
y mi casa está expuesta a las visitas policíacas
a las pesquisas, a las “operaciones de limpieza”
porque me encuentro en la imposibilidad
de comprar papel
grabaré todo lo que me sucede, grabaré todos mis secretos
en un olivo del patio de mi casa
yo grabaré mi historia y el retablo de mi drama
y mis suspiros en mi jardín
y las tumbas de mis muertos
y grabaré
todas las amarguras que borrará un décimo de las dulzuras por venir
grabaré el número
de cada caballería despojada
de nuestra tierra
el emplazamiento de mi aldea, sus límites
las casas dinamitadas, mis árboles arrancados
cada florecita aplastada, los hombres de los que se han regodeado
en descomponer mis nervios y mi hálito
los hombres de las prisiones, las marcas de todas las esposas
cerrada en mis puños
las botas de mis carceleros
cada juramento arrojado a mi cabeza
y grabaré Kafr Kassem*
yo no lo olvidaré
y grabaré
Deir Yassin*
tu recuerdo me devora
y grabaré
hemos alcanzado la cima de la tragedia
la hemos alcanzado
grabaré todo lo que me descubre el sol
me murmura la luna
lo que me narra la tórtola
en los pozos
cuyos enamorados se han exiliado
para que lo recuerde
me quedaré de pie para grabar
todo el retablo de mi drama
y todas las etapas de la derrota
de lo infinitamente pequeño
a lo infinitamente grande
en un tronco de olivo
en el patio de mi casa.

  • Kafr Kassem es el pueblo donde se detuvo el avance del ejército israelí en el centro de Palestina durante la guerra árabe-israelí de 1948. En 1949, Israel anexó la ciudad en concordancia con los acuerdos del armisticio, los cuales terminaron la guerra. El 29 de octubre de 1956, la policía de fronteras de Israel (MAGAV) asesinó a 49 civiles (incluyendo a un niño no nacido) en lo que se conocería como la masacre de Kafr Qasim.
  • El 9 de abril de 1948, grupos armados sionistas ingresaron a la aldea palestina de Deir Yassin en el distrito de Jerusalén y dieron muerte a 254 aldeanos palestinos, principalmente mujeres, niños y ancianos. La masacre fue encabezada por Menahem Begin en su calidad de jefe de las fuerzas terroristas Irgun, grupo responsable de varios actos de terror, incluida la voladura del Hotel King David en Jerusalén. El Irgun fue apoyado por el Haganah, brazo armado de la Agencia Judía que luego constituyó la base para el ejército israelí, y el Lehi, encabezado por Yitzhak Shamir. La masacre de Deir Yassin fue parte del Plan Dalet cuyo objetivo era obligar a los palestinos a abandonar Palestina con el propósito de conseguir una mayoría judía en el recién establecido estado-ocupación de Israel.