El Salvador: el conflicto de ideas entre liberales y conservadores

El Salvador: el conflicto de ideas entre liberales y conservadores Por Roberto Pineda 28 de marzo de 2014

La memoria de la resistencia

A lo largo de nuestra historia el enfrentamiento social entre las ideas de los opresores y de los oprimidos es una vigorosa llama que se ha mantenido siempre encendida. Pero rastrear este proceso no es fácil ya que por lo general los oprimidos carecen de las condiciones y recursos para grabar sus pensamientos, visiones y experiencias.

La memoria de la resistencia es un silencio poderoso porque fluye desde las canciones de nuestras abuelas y se nutre del misterio subversivo de los ríos de la palabra y del viento rebelde de los recuerdos. Los opresores por su parte poseen esclavos que graban y dibujan la autoridad de sus miradas y de sus órdenes.

No es casual que las estelas de Copan y de Tikal nos trasmitan exclusivamente los linajes de los emperadores o de la nobleza, de los comerciantes pochtecas, pero enmudezcan sobre la vida de los labriegos y sus familias, de los macehuales. Así fue en el pasado y así es en el presente. La ideología dominante es la ideología de la clase dominante.

En el caso del Copan milenario sabemos sobre la dinastía Yax Kuk Mo (Primer Quetzal Guacamaya) que gobernó mediante 16 reyes mayas por un período de cuatro siglos. Del año 426 hasta el 822 d.n.e. Su primer gobernante y fundador fue Kinich Yax Kuk Mo (426-437). Sabemos que su último gobernante fue Yax Pasah (763-822) pero ignoramos los seguros cantos de rebelión, las danzas de guerra y los gritos de protesta de sus esclavos y siervos, porque siempre donde hay lagunas de opresión hay ríos de resistencia.

Introducción

En Cihuatan (Aguilares) Tazumal (Chalchuapa) San Andrés (Zapotitan) y Quelepa (San Miguel) existen sitios arqueológicos que nos permiten deducir la existencia de estos sectores poderosos, de la antigua oligarquía indígena, aunque desconocemos sus nombres, pero también tenemos a Joyas de Ceren (Opico) que nos descubre la vivienda de los sectores populares. La lucha de clases cruzaba por los tejados de estos lejanos senderos, penetraba en sus mercados y templos, en sus canchas de juegos de pelota, en sus humildes viviendas y lujosos palacios.

Sabemos muy poco de la resistencia indígena pipil, chorti y lenca (1524-1539) ante la invasión y conquista española. Únicamente contamos con el relato de los opresores, de los mismos conquistadores. Y es desde estos relatos sesgados, en particular del Adelantado Pedro de Alvarado y sus Cartas de Relación, que hemos tenido que intuir, adivinar, descubrir, descifrar señales de resistencia. En la palabra del amo se esconde muchas veces la voz del sirviente, sus sueños y anhelos.

También desconocemos los discursos de “evangelización” de los primeros misioneros católicos, adornados seguramente de demonios e infiernos, así como de sus sordos conflictos con los encomenderos, de los diferentes estilos del primer ejército ideológico, y sus cuatro osados regimientos, los franciscanos, dominicos, mercedarios y juaninos.

Sabemos que estos religiosos luego de terminado el periodo del enfrentamiento militar, se establecieron en las dos únicas ciudades españolas de la época: San Salvador y La Trinidad (Sonsonate) y desde allí incursionaron como misioneros “doctrineros” a los pueblos circunvecinos. Sus espadas relucientes herían con más fuerza que la de los soldados porque buscaban arrebatarnos el corazón rebelde y en alguna medida lo lograron, luego de muchos inviernos nos despojaron del idioma y lograron arrinconar a nuestros dioses en cuevas lejanas, y domesticaron a muchos de nuestros caciques, pero no pudieron destruir la semilla de la resistencia, nuestra fe en la lucha por la justicia y nuestro grito de dignidad.

Los primeros misioneros católicos en establecerse en San Salvador fueron los dominicos, que fundaron un convento en 1551, en 1574 llegaron los franciscanos y en 1594 los mercedarios. Los primeros en La Trinidad fueron los dominicos en 1570, los franciscanos en 1574 y los mercedarios en 1599.

Seguramente estos frailes españoles se dividían en partidarios de los tradicionales y crueles castigos infernales y terrenales, congruentes con el pensamiento hispánico, defensor abierto de la ideología imperial y por el otro lado, algunos simpatizantes del dulce paternalismo benefactor, expresión edulcorada de la misma ideología imperial de la Corona española.

Posteriormente, ya durante la colonia, fueron manifestándose diferencias con respecto a las relaciones con el imperio español. Ya para entonces los llamados criollos y algunos mestizos claramente se separaron de la visión dominante y asumieron los ideales progresistas de la ilustración europea. Y a partir de estas ideas encabezaron la lucha por la independencia del yugo español. Otro sector y en particular la jerarquía eclesiástica y los grandes comerciantes, representaron el pensamiento colonial conservador, reaccionario. Y fueron estas dos visiones las que se enfrentaron por definir el rumbo de nuestra historia.

Logran estos sectores de criollos y mestizos en 1821 una salida negociada al conflicto luego de diversos intentos insurreccionales por apoderarse del poder colonial. Se firma el Acta de Independencia el 15 de septiembre y se establece la patria del criollo, iluminada por las ideas de los enciclopedistas pero afincada en una sociedad de carácter feudal. El liberalismo se convierte en la ideología dominante en pugna con el pensamiento conservador clerical. Surgen en el siglo XIX dos personalidades que encarnan esta doctrina liberal y que le imprimen su propio sello.

En la primera mitad del siglo XIX el General Francisco Morazán y en la segunda el General Gerardo Barrios. El primero representa e inicia el liberalismo unionista, anticlerical, combativo. El segundo el liberalismo económico, ya más vinculado a lo que algunos llaman “El paisito.” Ambos enfrentaron la oposición encarnizada de sectores conservadores y ambos murieron fusilados. Pero sus seguidores logran imponerse en el manejo del aparato de estado poscolonial.

Pero es en la década del veinte del siglo XX cuando llegan al país nuevos paradigmas que iban a chocar espadas y dejar su huella en la historia nacional. Llegan desde la lejana Rusia las ideas del marxismo revolucionario, que se convierte rápidamente en la doctrina hegemónica del movimiento obrero y popular hasta nuestros días. Llegan incluso antes las ideas del anarquismo que se disputan al sector artesanal de la incipiente clase obrera. Llegan las ideas reformistas del movimiento obrero vinculado a la II Internacional de Ámsterdam.

Nacen las ideas también reformistas de la última fase del liberalismo encarnadas en la doctrina del Mínimum Vital y del laborismo criollo. Surge el feminismo militante con Prudencia Ayala, así como el antiimperialismo nacido de la solidaridad con Nicaragua y principalmente con Sandino. Y también florecen las ideas del autoritarismo militar que posteriormente marcarían buena parte del siglo XX.

A principios de la década del cuarenta toman fuerza las ideas del fascismo alemán e italiano en algunos sectores de las comunidades locales, originarias de estos países. A principios de los años sesenta surgen en el marco de los sectores democráticos los pensamientos democratacristiano y socialdemócrata. A mediados de los setenta en el seno de la izquierda surge el pensamiento trotskista así como en sectores rurales del occidente del país, el pensamiento indigenista. En los años ochenta nace el ecologismo. Y ya en el siglo XXI renace el pensamiento anarquista.

Identificamos catorce corrientes ideológicas en la historia de las ideas políticas en El Salvador a lo largo de dos siglos: conservatismo, liberalismo, antiimperialismo, marxismo, militarismo, anarquismo, reformismo, feminismo, fascismo, democracia cristiana, social democracia, trotskismo, indigenismo y ecologismo. A continuación hacemos un breve recorrido por estas catorce vertientes ideológicas, por sus orígenes, ideas principales, personajes representativos y su impacto en la vida nacional.

1. El conservatismo

Orígenes

La génesis del pensamiento conservador se identifica con la reacción a la Revolución Francesa y la Ilustración ( Aufklarung) por los partidarios del ancien regime. El término conservador, viene del latín conservare que significa preservar y se refiere a la corriente política que defiende el estatus quo y lucha por la preservación de las tradiciones e instituciones establecidas. En esa época defendieron la monarquía absoluta como forma insuperable de gobierno.

Se considera al anglo-irlandés Edmundo Burke como el más destacado ideólogo del pensamiento conservador por su crítica al significado universal de la Revolución Francesa. El conservadurismo es, en esencia, contrarrevolucionario, nace como reacción a la Revolución Francesa y desde esta óptica desencadena movimientos contrarrevolucionarios.

Ideas principales

Los conservadores son enemigos de los cambios políticos; en lo social defienden los valores de la familia tradicional, de la Iglesia Católica y del Nacionalismo; en lo económico se manifiestan por la implantación de políticas proteccionistas en oposición a las doctrinas del librecambismo. Son defensores de la ley y el orden y del principio de autoridad.

Tienen como fundamento filosófico la teología medieval basada en la escolástica, derivada de Tomas de Aquino, que plantea el principio que la realidad está sujeta a un plan divino y que los acontecimientos sociales y políticos forman parte de los planes de la Providencia. Para el conservador monárquico la soberanía o derecho de gobernar reside en el monarca, mientras que para los liberales en el pueblo. Entre las propuestas conservadoras estaba la de proteger al comercio, a la iglesia y a las instituciones coloniales. Eran conocidos popularmente inicialmente como los bacos y luego como los serviles e incluso ser viles.

El investigador mexicano Alfonso Noriega distingue seis rasgos básicos del pensamiento conservador:
a. El providencialismo histórico (un designio divino dirige la sociedad)
b. El prejuicio (la creencia arraigada y añeja) y la tradición sobre fórmulas utópicas
c. la convicción que toda civilización requiere de un orden jerárquico y desigual de la sociedad.
d. La condición de la libertad es el respeto a la propiedad privada que conlleva necesariamente una desigualdad material.
e. Se gobierna desde la tradición y el prejuicio de una tierra, no mediante grandes teorías universales
f. El cambio (gradual, consensuado) sobre la reforma (repentina, unilateral).

Personajes

En el marco de la lucha por la independencia surge la primera generación de partidarios del pensamiento conservador. En los debates para definir el rumbo político de la región centroamericana sobresalía el ideólogo independentista José Cecilio del Valle, director del periódico El Amigo de la Patria, que luego fue acompañado por Manuel José Arce. A nivel eclesial sobresale el arzobispo de Guatemala, Ramón Casaus y Torres.

Este último enfrentó por medio de su labor conspirativa y homilías los movimientos independentistas de 1811 y 1814 así como el esfuerzo de José Matías Delgado de erigirse en obispo de El Salvador. Casaus fue un fiel aliado del Capitán General José de Bustamante y Guerra. En 1829 fue expulsado por el General Morazán del territorio centroamericano.

Durante mediados del siglo XIX el personaje más representativo de esta tendencia política fue el guatemalteco Rafael Carrera que gobernó ese país de 1842 a 1865. Carrera inicia en 1837 la lucha armada contra el régimen unionista de Francisco Morazán, y logra en 1838 separar a Guatemala de la Federación, ese mismo año invade El Salvador pero es derrotado por las tropas morazanistas y en 1839 declara a Guatemala como nación independiente. En 1859 cede ingenuamente el territorio de Belice al Imperio Británico. En 1863 invade de nuevo a El Salvador y logra el derrocamiento del liberal General Gerardo Barrios.

Entre las principales acciones de Carrera se encuentra la de instalar ese año de 1863 en El Salvador al primer presidente conservador, el cafetalero Francisco Dueñas, que gobierna hasta 1871 y se convierte en fiel defensor de las tradiciones e instituciones religiosas y opositor de los ideales liberales unionistas, por lo que enjuicia y ejecuta al General Gerardo Barrios el 29 de agosto de 1865; además Dueñas es iniciador de una ya centenaria familia oligárquica cafetalera, hoy dedicada al negocio de bienes raíces.

El programa político de Dueñas tenía tres pilares: la defensa de los intereses y el rol dirigente de la Iglesia Católica; el mantenimiento de las instituciones y legislación colonial; y la férrea oposición a los ideales y movimientos a favor de la unión centroamericana. Indudablemente, la cultura política de las sociedades centroamericanas y en particular la salvadoreña ha estado influenciada fuertemente por este pensamiento desde las luchas por la independencia hasta el presente. En la actualidad existen algunos sectores al interior de ARENA que comparten esta visión ideológica.

2. El liberalismo

Orígenes

El liberalismo político es hijo de la Ilustración europea y sostiene la subordinación del poder religioso al civil; se plantea la búsqueda de la felicidad y esto queda plasmado en la Constitución de Estados Unidos y posteriormente en las ideas, personajes, documentos y jornadas de la Revolución Francesa de 1789. Cuestiona la sociedad estamental del aristocrático ancien regime y se posiciona como la ideología predilecta de la clase capitalista, de la naciente burguesía que proclama ante el régimen feudal: libertad, igualdad y fraternidad. En particular, la libertad de explotar a la clase obrera y oprimir a los sectores populares.

Ideas principales

El liberalismo es el predominio de la razón del mercado contra las tinieblas de las haciendas feudales. En términos estéticos surge el neoclasicismo, símbolo del renacimiento italiano. En el campo religioso, las 95 tesis de Martín Lucero desafían y quiebran a la iglesia católica institucional con sede en Roma y dan origen a las iglesias protestantes. En el terreno de la filosofía, las obras de los enciclopedistas franceses dirigidos por Voltaire, junto con las corrientes racionalistas (la razón debe prevalecer sobe el dogma) y empiristas (la experiencia debe privar sobre la creencia) inglesas.

El liberalismo proclama la libertad individual como principio y surge en el marco de la revolución industrial. Se fundamenta en la defensa de las libertades y los derechos individuales de pensamiento, conciencia y asociación. Establece la igualdad jurídica de los ciudadanos ante la ley así como la división de poderes y el predominio de la ley fundamental o constitución. Origina los derechos civiles y políticos. Es el marco filosófico en que descansa nuestro sistema jurídico y político.

La esencia del pensamiento económico liberal esta plasmado en la célebre frase de los fisiócratas franceses: laissez faire, laissez passer: la monde va de lui meme. O como lo planteaba el inglés Adam Smith, la sociedad y la economía se conducen y equilibran mediante la mano invisible del mercado. Dentro de la visión liberal los sectores indígenas eran considerados como salvajes a los cuales había que “civilizar” para integrarlos a la civilización.

Esto explica que fuera un gobierno liberal, el del morazanista Mariano Prado, el que enfrenta y derrota la heroica rebelión indígena de Anastasio Aquino en 1833. Así como que fuera otro gobierno liberal, el de Rafael Zaldívar, el que disuelve las comunidades indígenas y los ejidos municipales, para fortalecer la producción de café.

Personajes

La lucha por la independencia centroamericana originó el surgimiento de los primeros movimientos ciudadanos y sus portavoces. Entre estos sobresalen en un primer momento las figuras de José Matías Delgado, Manuel José Arce, los hermanos Nicolas, Vicente y Manuel Aguilar, Pedro Pablo Castillo y José Santiago Celis, entre otros. También estaba el Dr. Pedro Molina, director del periódico El Editor Constitucionalista, que respaldaba a la poderosa familia guatemalteca Aycinena, que pugnaba por sus propios intereses por una mayor apertura comercial. Eran conocidos popularmente al inicio como los cacos y luego como los fiebres. Muchos de ellos abrazaron las creencias de la masonería.

Esta primera generación de luchadores independentistas, partidarios de las ideas del liberalismo europeo, comprendía desde sectores de criollos moderados hasta sectores de mestizos y mulatos radicales. Los unos aspiraban a cierto nivel de autonomía en el marco de una monarquía constitucional mientras los otros a una independencia total. En la entonces Intendencia de San Salvador las notas de La Marsellesa como himno subversivo precedieron a los acordes futuros de La Internacional.

Esta primera generación liberal, en el caso salvadoreño, refleja los intereses de los añileros exportadores, apoya la liberación del comercio que estaba bajo el poder de comerciantes guatemaltecos aliados con las casas comerciales españolas; la separación entre iglesia y estado para quitarle los privilegios a los jerarcas eclesiásticos; la abolición de privilegios para los llamados peninsulares, españoles nacidos en Europa; y lucha por un régimen federal, que garantizara la autonomía de cada provincia.

Una segunda generación de luchadores liberales está encabezada por el General Francisco Morazán y su ejército unionista. Se enfrentó al líder conservador guatemalteco Rafael Carrera, que propugnaba por un estado centralizado, con Guatemala como capital y que gozaba del respaldo del Imperio Británico. El principal objetivo de Morazán, fue lograr la unidad regional, lo cual cristalizó en la República Federal de Centro América en 1823 y en la Constitución Federal en 1824.

En 1829 expulsó de Guatemala a las órdenes religiosas, en particular a los dominicos. Morazán logro mantener unida a la región durante casi diez años (1829-1839) mediante su poderoso ejército, hasta ser vencido por las intrigas e intereses de la oligarquía conservadora aliada a la jerarquía eclesiástica.

En esa época y durante todo el siglo XIX en el imaginario social predominaba el concepto de Centroamérica sobre el de países en particular, el nacionalismo no existía. Y fueron los sectores conservadores, los que en su afán de derrotar a los liberales y su idea de unión, los que iniciaron el ensamblaje de una idea de nación. Este cambio inicia en El Salvador en 1841 al constituirse como estado.

Una tercera generación de combatientes liberales esta dirigida por el General Gerardo Barrios, que gobierna el país entre 1959 y 1963. Se caracteriza por su enfrentamiento encarnizado con la iglesia (Obispo Miguel Tomas Pineda y Saldaña) no obstante que firma un Concordato con el Vaticano, y su combate contra sectores de la aristocracia conservadora. Impulsa el cultivo del café y la educación pública, y se opone a que la Universidad Nacional sea entregada a los jesuitas. Barrios y su esposa Adela tuvo como fiel base social los trabajadores artesanos capitalinos y en particular los sectores populares de los alrededores del Calvario.

Una cuarta generación inicia con el Mariscal Santiago Gonzáles en 1871 vinculado al líder guatemalteco liberal Justo Rufino Barrios y que llega al gobierno mediante el derrocamiento del líder conservador Francisco Dueñas. El presidente González expulsa tanto a los jesuitas como a los capuchinos y mantiene con firmeza la separación ente el estado y la iglesia, llegando a aprobar la secularización de los cementerios y el cese de los efectos del Concordato de 1862.

En otro momento, entre 1881 y 1882, bajo el gobierno de Rafael Zaldívar, se da la confiscación tanto de tierras comunales como ejidales con lo cual se modifica sustancialmente el paisaje económico del país, en las que se conocen como las reformas liberales. Esta generación de gobernantes liberales, se extiende hasta principios del siglo XX, pero hay una ruptura en 1932. Y es hasta principios de los años ochenta, sesenta años después, que la oligarquía decide construir su propio partido para de nuevo administrar el aparato de Estado, función que por décadas, se había delegado en las fuerzas armadas. Esta tarea le corresponde al partido ARENA. Y se enfrenta esta vez a los herederos del pensamiento marxista, al FMLN.

El partido ARENA

Y vamos a examinar el funcionamiento del partido Alianza Republicana Nacionalista, ARENA, desde esta óptica liberal, no obstante que también comprende en su estructura ideológica, características del pensamiento conservador. Dividiremos la historia de ARENA en varios periodos.

Primer periodo que va del 30 de septiembre de 1981 al 1 de junio de 1989. La fundación de ARENA es el resultado de la unidad de diversos esfuerzos civiles y militares de la derecha política y la derecha económica encabezados por el Mayor Roberto DAubuisson. El golpe de estado del 15 de octubre de 1979 provocó la agilización de procesos de unidad tanto entre fuerzas de izquierda como de derecha.

En diciembre de 1979 la derecha se unifica y se crea el Frente Amplio Nacional, FAN. DAubuisson es capturado en Santa Tecla el 7 de mayo de 1980, junto con “El Gringo” Ricardo Valdivieso y son liberados una semana después por sus aliados al interior de la Junta de Gobierno. Se van al exilio a Guatemala y entran en contacto con el derechista MLN de Mario Sandoval Alarcón y con la Universidad Francisco Marroquín, de donde reciben instrucción y apoyo.

En marzo de 1981 a orillas del lago Atitlan comienzan a construir la idea de formar un partido político. El 2 de mayo en Guatemala, en el Hotel Cortijo Reforma ante 34 personas de 300 invitadas, se expone el programa de ARENA. El 30 de septiembre se constituye en El Salvador y el 4 de diciembre se inscribe legalmente. En febrero de 1982 ARENA participa en las elecciones legislativas y queda en segundo lugar, abajo del PDC, pero logra mediante alianzas que DAubuisson asuma la presidencia de la Asamblea Legislativa que es Constituyente y él entonces coordina las labores para la nueva Constitución de la Republica, que es aprobada en 1983. El 8 de agosto ARENA firma lo que se conoce como el Pacto de Apaneca. El Mayor como era conocido, luego compite por la presidencia en 1984 con el demócrata cristiano José Napoleón Duarte y pierde, alegando fraude. DAubuisson fallece el 20 de febrero de 1992.

Segundo periodo. La presidencia de Alfredo Cristiani (1989-1994). Cristiani, originalmente de AD, asume desde la presidencia el desafío de aceptar y promover una solución política al conflicto armado por medio de los Acuerdos de Paz de enero de 1992. A la vez impulsa un proceso de contrarreformas que permiten la reprivatización del sistema bancario, y del comercio exterior.

Tercer Periodo. La presidencia de Armando Calderón Sol (1994-1999) Calderón Sol, nieto del famoso militar genocida de 1932, General Tomás Calderón, continua el proceso de privatización iniciado por Cristiani. Cuarto periodo. La presidencia de Francisco Flores (1999-2004) Durante la presidencia de Flores ocurre la dolarización así como el TLC con Estados Unidos.

Quinto periodo. La presidencia de Antonio Saca (2004-2009). Saca lograr derrotar al líder histórico del FMLN, Schafik Handal, y en su gobierno inicia programas sociales de corte populista. Sexto periodo. La oposición a Mauricio Funes. El candidato de ARENA, Rodrigo Avila compite contra el candidato del FMLN, Mauricio Funes y es derrotado. En octubre de 2009 doce diputados abandonan la fracción de ARENA y crean el partido GANA. En diciembre de 2009 el expresidente Antonio Saca es expulsado de ARENA.

Séptimo periodo. La oposición a Salvador Sánchez Ceren. Norman Quijano compite contra el candidato del FMLN, Salvador Sánchez Ceren y es derrotado. No aceptan la derrota y salen a la calle en marchas y se preparan para las elecciones municipales y legislativas de marzo de 2015. La decisión del segundo gobierno de Obama de reconocer la victoria del FMLN los obliga a también reconocer la victoria de Sánchez Ceren y presentarse como una “oposición seria” y prepararse para la revancha en las elecciones legislativas y municipales de 2015.

Un 8 de diciembre de 1941: La locura bestial (2)

Un 8 de diciembre de 1941: La locura bestial

Carlos Cañas Dinarte / Segunda parte

Diario El Mundo

Hace 70 años, el imperio japonés lanzó un contundente ataque aeronaval contra la base estadounidense de Pearl Harbor, en Hawaii. Más de 2,400 norteamericanos murieron en el ataque. Al día siguiente, El Salvador entraría en la II Guerra Mundial del lado de Estados Unidos y el resto de aliados contra las potencias del Eje.

Para cuando las primeras bombas y metrallas de la Lutwaffe (fuerza aérea alemana) hicieron blanco en las fábricas portuarias de Polonia, en aquella madrugada funesta del primer día de septiembre de 1939, El Salvador ya había empezado a avizorar la inminencia de un nuevo conflicto bélico mundial.

A fines de agosto de 1939, Hitler ordenó la reconcentración inmediata de todas las naves civiles y militares de bandera alemana. Un barco de pasajeros que se encontraba atracado en el puerto de La Libertad abandonó allí a su carga humana: más de 40 personas tuvieron que ser alojadas, protegidas y repatriadas por el régimen martinista.

Algo grande se avecinaba en el mundo y, después de ello, el planeta jamás volvería a ser el de antes. Mientras tanto, el presidente Martínez se apuntaba un tanto más a favor de su política expectante cuando, el 25 de junio de 1940, emitía el acuerdo ejecutivo que prohibía la permanencia en puertos y aguas territoriales de El Salvador de cualquier nave o tripulación de las “naciones beligerantes”.

La nueva gran guerra, esa “locura bestial” como la denominara el sabio renacentista Leonardo Da Vinci, estaba en marcha y las páginas de los principales periódicos salvadoreños le daban amplia cobertura, de datos locales, sometidos a la severa censura policial de los esbirros del general Hernández Martínez. De vez en cuando, alguna nota relacionaba al país con los sucesos mundiales, como cuando se alertaba a los residentes en la zona costera acerca de la posible presencia de submarinos alemanes “U”, manifiestos luego en el hundimiento de varios barcos mercantes en Puerto Limón (Costa Rica), Mar Caribe y Océano Atlántico, hechos en los que perdería la vida una decena de marinos salvadoreños.

Entre junio y julio de 1940, las notas periodísticas llamaban la atención sobre la suerte del doctor José Gustavo Guerrero, abogado nacional de proyección mundial que entonces fungía como magistrado presidente del Tribunal Internacional de La Haya (Holanda). Pero aquel soñador del fin de todas las guerras, aquel creyente en el arbitraje y en el Derecho Internacional estaba a salvo en Suiza, adonde llegó el 16 de julio de 1940, a bordo de un tren especial cedido por los nazis y en compañía de todo el personal del tribunal a su cargo.

Pocos meses más tarde, en noviembre de 1940, Richard von Heynitz, encargado de negocios de Alemania en el país, es encontrado muerto por su propia mano en su despacho. El crimen, cometido en un país con una alta tasa de población de origen germánico e italiano, nunca fue aclarado. Para ese momento, la Alemania nazi, con su aviación, sus divisiones Panzer (artillería motorizada), su marina y su infantería habían doblegado militarmente a muchos pueblos europeos y africanos, por lo que ya amenazaban la seguridad de los expectantes Gran Bretaña y Estados Unidos.

Entre sus garras de águila vencedora, los miembros de la Gestapo (policía judicial alemana) también habían tenido ocasión de detener e interrogar a algunos salvadoreños, como fue el caso de los hermanos Salvador y Paulino Cañas, intérpretes de la marimba “Azul y Blanco”, que se encontraban de gira europea. A otros, como a los hermanos Michel Martínez, Armando Torres, los hermanos Aguilar Trigueros, José Rodríguez, Rafael, Odette y Rubén Calderón h., Andrés Cañas y al resto de marimbistas de la “Atlacatl” los habían remitido a campos de concentración.

Para darle una mayor atención mediática a la guerra desde el ámbito nacional, el poeta y periodista Serafín Quiteño fundó el semanario capitalino El mundo libre, aparecido en marzo de 1941, en cuya plana de redacción incorporó al poeta y periodista sonsonateco Alfonso Morales Morales (1919-2004) y a los intelectuales hondureños Julio Connor y Medardo Mejía. En mayo de 1941, con la salida de Quiteño de la jefatura editorial, Morales Morales asumió el cargo y, a partir de ese momento, mantuvo a Connor y Mejía en sus empleos, contrató como corredactor al salvadoreño Alirio García Flamenco. Bajo su estímulo directo, el 20 de mayo de 1942, en el local de ese periódico surgiría el capítulo salvadoreño del Congreso Centroamericano de Intelectuales Antitotalitarios, en el que militaron Matilde Elena López, Claudia Lars, Pilar Bolaños, Alberto Quinteros h., Luis “Tito” Mejía Vides, el Dr. Salvador Ricardo Merlos, José Anastasio Miranda, Jacinto Castellanos Rivas, Alirio García Flamenco, Julio Connor, Víctor Manuel Alemán, Juan Francisco Ulloa, José Quetglas y otros hombres y mujeres más.

La guerra comenzaba a tener entonces un matiz de horror más cercano. Y fue entonces cuando se comenzó a escuchar en varios puntos de América Latina acerca de la “humanización del conflicto”. Mientras esto no llegara, las legaciones o representaciones diplomáticas centroamericanas y el Comité Internacional de la Cruz Roja abogaban por los prisioneros de guerra y procuraban su liberación y repatriación, vía Lisboa y Nueva York.

De Polonia a París, de Dunkerque a Moscú, de Normandía a Tokio, las noticias y fotografías de todos sucesos bélicos estremecían a la población salvadoreña y hacían ver que, pese a todo, la guerra tenía entonces un lado ganador. Al menos, así aparecía en las lecturas personales del péndulo martinista.

¡Extra, extra, estamos en guerra!

Pero aquel 8 de diciembre de 1941 todo cambió. El péndulo osciló de forma violenta. A las 12: 55 de la tarde, Hernández Martínez dio su discurso ante la Asamblea Nacional Legislativa, en el Palacio Nacional. Con sus palabras, el mandatario instó a los diputados a que le declararan la guerra al imperio japonés, lo cual quedó consignado en el decreto legislativo número 90, a la vez que decretaban el estado de sitio en todo el territorio nacional, con las consecuentes alteraciones a las garantías ciudadanas consignadas en la Carta Magna vigente desde 1886 y con reformas hechas durante ese gobierno.

Esas declaratorias las solicitó el presidente salvadoreño en concordancia con los designios de la Carta del Atlántico y la Declaración de las Naciones Aliadas, encabezadas por el presidente estadounidense Franklin Delano Roosevelt y el primer ministro británico Winston Churchill, documentos de intenciones globales emitidos el 14 de agosto de 1941y el 1 de enero de 1942.

La guerra ya no era un asunto del Eje contra Inglaterra y Estados Unidos. Ahora era una verdadera contienda mundial. Por ello, la población de San Salvador salió a marchar a las calles el día 10, en solidaridad con el pueblo de los Estados Unidos. Roosevelt comenzaba a ser mostrado y visto como un héroe de la Libertad global, cuyo nombre quedaría perpetuado en una calzada principal de la capital salvadoreña.

Quizá sin adivinar los alcances de su adhesión a los principios libertarios de la Carta del Atlántico, Hernández Martínez aceptaba el principio de que “todos los pueblos han de tener el derecho de elegir al régimen de gobierno bajo el cual han de vivir; y que se restituyan los derechos soberanos y la independencia a los pueblos que han sido despojados de ellos por la fuerza.”

Ante dichos principios, las personas y grupos que constituían la oposición antimartinista, acallados a fuerza de sangre, fuego y exilio, vieron llegar hasta ellos una bocanada de aire nuevo, un aliento político que recorría el mundo. Había que reorganizarse y comenzar a luchar de nuevo, porque las tiranías y dictaduras latinoamericanas debían caer y desaparecer.

Mientras tanto, el péndulo permanecía inmóvil, ajeno a estas acciones de la sociedad salvadoreña, dentro y fuera del país.

FEMICIDIOS E INFANTICIDIOS: ESTADO NEGLIGENTE, SOCIEDAD TOLERANTE, IMPUNIDAD GALOPANTE

FEMICIDIOS E INFANTICIDIOS:
ESTADO NEGLIGENTE, SOCIEDAD TOLERANTE, IMPUNIDAD GALOPANTE
El Instituto de Estudios de la Mujer “Norma Virginia Guirola de Herrera” CEMUJER, se pronuncia
enérgicamente:
1. Denuncia una vez más ante la opinión pública nacional e internacional la permanente y cada vez más creciente ola de violencia contra mujeres, niñas, niños y adolescentes sin que el Estado salvadoreño tenga una respuesta clara, efectiva, contundente e integral en la prevención y combate así como en la
protección, restitución de derechos y garantía de no repetición de la violencia, para las mujeres, niñez y adolescencia víctima y sobreviviente.
2. Cada 3 horas una violación, cada 10 horas una mujer asesinada aunque sus cuerpos no sean encontrados inmediatamente, mujeres, niñas, niños y adolescentes desaparecidos, cementerios clandestinos, acoso sexual, formas contemporáneas de esclavitud, torturas, tratos crueles e inhumanos, impunidad y tráfico
de influencias.
3. No basta con discursos y mini campañas coyunturales, cuando no hay una visión estratégica, integral y sistémica que oriente coordinadamente la respuesta del Estado, cuando de manera sistemática no se quieren escuchar los cuestionamientos y las propuestas de instituciones serias y consistentes.
4. CEMUJER señala esta actuación negligente del Estado salvadoreño, la alta tolerancia de la violencia contra mujeres, niñez y adolescencia por parte de la sociedad y la ahora imperceptible voz de organizaciones de la sociedad, de derechos humanos de las mujeres y niñez, de organizaciones feministas, que ha perdido su fuerza en la denuncia pública, persistente y demandante ante esta que más que ola es un tsunami horrendo de violencia e impunidad contra las mujeres, niñas, niños y adolescentes.
5. El Estado salvadoreño se encuentra en un permanente incumplimiento efectivo de instrumentos internacionales de derechos de las mujeres y niñez ratificadas desde hace más de dos décadas y de la normativa nacional correspondiente, constituyéndose ello en una deuda aún pendiente, mientras El Salvador sigue encabezando las listas de los países con más Femicidios en el mundo.
6. Los esfuerzos diversos que realizamos entidades no gubernamentales y entidades gubernamentales están ahí y los reconocemos, pero también debemos reconocer su escaso impacto en el efectivo cumplimiento de los derechos humanos mientras no haya una Estrategia Nacional coordinada.
7. Es impostergable encontrar el rumbo, alejado de la prepotencia, la adulación y el fanatismo, reconocer de una vez por todas la realidad y desistir de los espejismos distorsionadores y manipuladores que lo único que logran es el impulso de decisiones erráticas e invisibilizadoras,
8. En este esfuerzo, el silencio y la tibieza condescendiente y justificadora no tienen cabida, así como tampoco lo tienen la indiferencia y tolerancia hacia la violencia.
9. CEMUJER hace un llamado urgente al Sistema de Naciones Unidas en El Salvador, al Cuerpo Diplomático acreditado en el país, a las instancias internacionales de Derechos Humanos, a Amnistía Internacional, a la opinión pública nacional e internacional, y Demanda que el Estado salvadoreño:
a. Asuma públicamente la necesidad de corregir el rumbo.
b. Convoque a la brevedad a su gabinete.
c. Declare estado de emergencia en cuanto a la violencia contra mujeres, niñez y adolescencia.
d. Escuche y retome las diversas propuestas las distintas organizaciones así como las que CEMUJER ha planteado reiteradamente como la estructuración de una Unidad Especializada de Investigación de Femicidios articulada entre Fiscalía, Policía y Medicina Legal, la implementación de un Sistema de Alerta Temprana en la detección de potenciales Femicidios que incluye el abordaje de TODO acto de violencia de pareja, intrafamiliar y sexual como un potencial Feminicidio.
e. Estructure una estrategia de organización comunitaria para enfrentar la violencia contra mujeres,
niñez y adolescencia.
f. Establezca los mecanismos y disponga de los recursos necesarios para responder de forma clara, efectiva, contundente e integral en la prevención y combate así como en la protección, restitución de derechos y garantía de no repetición de la violencia para las mujeres, niñez y adolescencia víctima y sobreviviente.

NO MÁS IMPUNIDAD, SÚMATE AL ESFUERZO

CEMUJER, Casa Morada de la Mujer, San Salvador, El Salvador, 24 de Marzo de 2014.

Llamamiento del Movimiento Nuevo País

No. 8 LLAMAMIENTO DEL MOVIMIENTO NUEVO PAÍS Marzo 2014

El 9 de marzo recién pasado, los dos partidos contendientes ARENA y el FMLN fueron sorprendidos por la votación realizada, durante la segunda campaña electoral, la derecha como clase dominante asumió la dirección los contenidos, el financiamiento y el rumbo de la campaña y Arena, como instrumento, salió del área de las
decisiones por eso pudimos apreciar a toda la clase dominante, en sus distintos segmentos y fracciones, actuando como partido político: Cambiaron sustituyeron la seguridad nacional por el tema Venezuela, sembraron el miedo en el corazón de los más pobres y en sectores de la pequeña burguesía, organizaron el traslado de los votantes y aseguraron que la derecha acudiera a votar el día de la votación, amenazaron y presionaron a sus trabajadores.

El partido FMLN no alcanzó a prever el rumbo de los acontecimientos ni a entender lo que ocurrió y los resultados demostraron que durante este años de gobierno del FMLN no ha sido construido ningún pensamiento alternativo al de la derecha, ningún proyecto y ningún camino ni ruta esencialmente diferente al de la vieja oligarquía tradicional.

Cualquiera que capture el gobierno será un gobierno débil y partirá, eso sí, de la derrota filosófica e ideológica de la derecha clasista porque aunque esta derecha gano esta campaña electoral no le alcanzaron los números para capturar el Ejecutivo pese a su campaña total que eclipso la campaña eficiente, costosa y técnica que el partido FMLN hizo en la primera vuelta. Estamos ante una gran derrota de grandes dimensiones, de la oligarquía tradicional que abre el camino para las luchas populares venideras.

Entre los dos partidos contendientes no hay diferencias filosóficas, políticas y programáticas de relevante importancia y por eso el pueblo no tiene más camino que asegurar y defender sus propias reivindicaciones e intereses, construir su propio movimiento político independiente de todo partido político, alinear los intereses de
país con los intereses de las mayorías populares y prepararse para una movilización y formación necesarias para defender la vida individual y social amenazadas.

Se trata de defender los intereses de los pensionados, de los trabajadores del Estado y privados, de la construcción de un nuevo Estado, de la organización de una nueva democracia de defender la vida del Río Lempa, de recuperar la agricultura, de garantizar la soberanía y seguridad alimentaria, de salvar al bosque cafetero, de construir una nueva relación con América Latina, con Estados Unidos y con el mundo, de lograr una nueva relación con la naturaleza.

En definitiva se trata de construir un nuevo país y una nueva República donde quepamos todos con una economía que de comida, dignidad, educación y agua a los seres humanos, por eso el pueblo organizado ha de asegurar estas y otras exigencias.

Apoyamos toda iniciativa encaminada al logro de acuerdos políticos entre sectores ideológicamente diferentes pero políticamente concertados, rechazamos los acuerdos de cúpulas partidarias o de cúpulas empresariales que desconozcan y sepulten los intereses de la mayoría por mucho que se llamen acuerdos de nación o democracia
pero que marginen los intereses de los que solo tienen su fuerza de trabajo.

Llamamos al pueblo a expresarse, a movilizarse y a organizarse porque el momento de la patria y la crisis histórica del país requieren determinántemente que el pueblo haga política, aprenda a identificar sus intereses y luche por ellos, esta es la clave para que nuestro país pueda ser salvado.
¡LUCHAMOS POR NUEVO PAIS!

Sobre la historia del Partido Revolucionario de los Trabajadores Centroamericanos

Sobre la historia del Partido Revolucionario de los Trabajadores Centroamericanos

Nidia Díaz: La creación del Partido Revolucionario de los Trabajadores Centroamericanos debe contextualizarse en un período dictatorial de represión, de violación de las libertades y los derechos políticos, y de surgimiento del movimiento guerrillero salvadoreño, que abarca desde 1969 hasta 1975. Fue un período de construcción de las fuerzas revolucionarias político‑militares, que también se caracterizó por la dispersión ideológica, política y organizativa, luego que en 1969 se produce la ruptura del Partido Comunista de El Salvador que da origen a las Fuerzas Populares de Liberación Farabundo Martí y, casi simultáneamente, aparece que se conoció como «El Grupo», que fue prácticamente el germen del Ejército Revolucionario del Pueblo‑Resistencia Nacional, formado por jóvenes que venían de las filas comunistas, en particular, por jóvenes que habíamos trabajado en sectores cristianos y estudiantiles.

Somos producto del legado histórico de nuestros libertadores, de la influencia de la conciencia revolucionaria de otros pueblos y también de nuestro propio proceso de lucha. Recordemos que Francisco Morazán crea la República Federal de Centroamérica en 1824 y que Farabundo Martí funda el Partido Comunista Centroamericano en 1925. Recordemos, además, que en 1930 surgen las primeras células revolucionarias en el país, al fundarse el Partido Comunista de El Salvador, también liderado por Farabundo Martí, nuestro conductor ideológico, cuyos valores y principios nos llevaron adoptar su nombre para nuestro partido, Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional y el desarrollo el centroamericanismo. Esos años de lucha del PCS fueron la antesala de nuestra conciencia revolucionaria. Es preciso reconocer su papel en la historia

La vertiente de la que surge El Grupo es expresión de los primeros esfuerzos unitarios del movimiento político‑militar salvadoreño, aunque en el momento inicial la relación entre ellos fuese federativa, es decir, que estaba formada por varios núcleos y sus respectivas redes de células. Entre los fundadores de esta vertiente se encontraban Cáceres Prendes, Leonel Lemus Arévalo, Eduardo Sancho, Francisco Jovel, Adán Díaz Salazar, Eduardo Rico y Chino Cibrián. El Grupo se descoordinada a raíz de acciones fallidas y de un accidente explosivo. Una vez superados esos problemas, esta articulación entre núcleos guerrilleros se transforma en el Ejército Revolucionario del Pueblo y la Resistencia Nacional (ERP‑RN). En este momento, a los núcleos iniciales se suman otros dirigentes como Rafael Arce Zablah, Virginia Peña, Francisco Montes, Alfonso Hernández, Humberto Mendoza y Joaquín Morales Chávez. La mayoría de los compañeros que dirigían este esfuerzo opinaban que el fusil era lo determinante para el desarrollo de la lucha en El Salvador, es decir que la lucha armada estaba por encima de la lucha política, lo cual generó una polémica porque la Resistencia Nacional era el conducto de la lucha política con el pueblo, era un destacamento de cuadros políticos que discrepan del enfoque militarista.

El ERP se da a conocer mediante una acción de propaganda armada realizada el 2 de marzo de 1972, consistente en la recuperación de fusiles. Esa operación se iba a realizar en dos lugares: uno iba a ser en el Hospital Rosales y el otro en el de Maternidad. La operación exitosa fue la del Hospital Rosales, donde se dejaron escritas las siglas ERP. Ese día se conmemora la aparición pública de esa organización pero en realidad el proceso de formación de los primeros grupos guerrilleros ocurre entre 1969 y 1972. Por ejemplo, estaba el grupo de Francisco Jovel, integrado también por Alfonso Hernández y Francisco Montes. Este último fue quien me reclutó a mí en el año 1971, con el planteamiento de que la estrategia era político-militar y que los tipos de lucha debían de ser político, militar e ideológico, todos articulados entre sí, con una visión de acumulación de las fuerzas del pueblo, en un gran ejército político de masas que iba a ser el agua donde iba a nadar el pez, que era nuestro ejército, dentro del cual había que construir un partido.

Como el ERP, en su estrategia y su táctica revolucionarias, combinaba todos los tipos y formas de luchas, cuidamos urnas de la Unión Nacional Opositora en las elecciones de febrero de 1972, en representación de la Unión Democrática Nacional. Yo fui secretaria de una Junta Electoral y sufrí en carne propia que la dictadura militar me golpeara y que me quitaran la urna. En esas elecciones hubo un gran fraude electoral, que impuso en la presidencia al coronel Arturo Armando Molina, quien un mes después intervino la Universidad Nacional de El Salvador y eso provocó que otra oleada de revolucionarios ingresara a la guerrilla. En esos momentos yo estaba dedicada a las actividades político-ideológicas, a la formación militar de los compañeros que ingresaban a la organización y a los vínculos con sectores sociales, pero nuestros colectivos eran aun dirigidos por la estructura militar.

En el ERP se desata una lucha ideológica y política en contra de la línea militarista que culminó en 1973 con el fraccionamiento de esa organización. Esta lucha fue principalmente sobre dos puntos: primero, nuestra insistencia en que se debía construir un Partido de la Revolución, marxista‑leninista; segundo, que nosotros defendíamos que había que combinar todas las formas de lucha, pero que la lucha política es la que rige el resto de luchas, es decir, que el fusil se somete a la política y no al revés, porque para nosotros la lucha armada era la continuidad de la lucha política.

La ruptura la desencadena la evaluación de los resultados de una acción militar contrala Guardia Nacionalrealizada en Cuscatancingo en una zona en la cual se estaba construyendo una organización social. Aquella acción, decidida por la dirección del ERP, desató una represión que afectó a los habitantes del lugar, quienes estaban trabajando en la formación del frente de masas de la propia organización. El rechazo de la dirección del ERP a aceptar que la lucha político‑social también contara con un espacio propio dentro de la organización es lo que provoca nuestra separación y la de otros tres núcleos con sus respectivas redes de células. En mi célula participaban Luis Adalberto Díaz, Mercedes Turcios y Carlos Asencio. Entre los liderazgos de esos otros núcleos resaltaban Fabio Castillo, Manuel Federico Castillo, Roberto Galeano y Alicia de Galeano.

Después de ese esfuerzo unitario fallido, entre 1973 y 1974, nos dedicamos a construir la Organización Revolucionaria de los Trabajadores (ORT). Ese último año hicimos actividades de recuperación de fondos, reestructuramos nuestros colectivos y emprendimos, junto a la Resistencia Nacional, el proyecto de crear un frente revolucionario de las masas, en este caso el Frente de Acción Popular Unificado (FAPU), con dirigentes de los sectores magisterial, campesino y religioso, entre los se destacaban Mario López, José Acosta, Margarita Villafranco y los padres Alas. La influencia de la Educación Popular de Paulo Freire y de la Teología de la Liberación es lo que explica, entre otros aspectos, el surgimiento de muchos núcleos guerrilleros en Suchitoto y San Vicente, donde sectores de la población, en particular, los campesinos, adquieren conciencia y adoptan la decisión de organizarse, no solo para luchar por su sector, sino también por la liberación nacional. Este es un momento en el que se dan las condiciones sociales, políticas y sicológicas para el encuentro de un amplio sector campesino con las organizaciones guerrilleras marxistas-leninistas.

En los años 1974-1975 se da otra lucha ideológica en el seno de la ORT, sobre si, desde el inicio, el carácter de nuestra lucha seria regional, es decir centroamericanista, o si seria nacional. La mayoría estábamos convencidos de que debía ser regional, de que no podría crearse una situación revolucionaria en un solo país, aisladamente. Pensábamos que era necesario tener en cuenta, por un lado, el apoyo solidario de los países vecinos y, por el otro lado, trabajar en la construcción de una retaguardia en ellos una retaguardia de la lucha revolucionaria. Partíamos que los pueblos centroamericanos teníamos un enemigo común, el imperialismo norteamericano, y de que el desarrollo económico y social, se lograría si nos uníamos. Ese era el sueño de Francisco Morazán y de Farabundo Martí, quien fue a pelear a Nicaragua con Augusto C. Sandino. Todo eso es válido, pero, además, nosotros teníamos la visión de que la formación económico‑social también era casi igual en toda la región, lo cual la vida nos demostró que era un error, pues el origen y desarrollo del capitalismo es desigual. Con ello se relaciona otro error en que incurrimos: no tener en cuenta el desarrollo desigual de la lucha de clases. No obstante, en aquel momento prevaleció ese enfoque y la mayoría de nosotros dijimos: Bueno, vamos a consolidar desde un principio una organización centroamericana que, aunque tenga diferencias en cuanto a profundización de la lucha, vamos a tener que impulsar todos estos factores, de propaganda, de organización regional, para que sea exitosa la lucha en donde esté el eslabón más débil, y decidimos crear un partido centroamericano. Hubo otro sector de la ORT, que, por cierto, se quedó con el nombre, que se alió con la Resistencia Nacional y se fundió con ella. Eso fue a principios de 1975.

La ruptura entre el sector de la ORT que se fundiría con la RN y el que funda el PRTC se expresa, durante todo 1975, en la construcción de las fuerzas sociales, de las fuerzas populares. En una asamblea celebrada en abril de 1975, se da una discusión sobre si el FAPU iba a ser un frente de una tendencia o de varias tendencias, es decir, si iba a ser un frente de solo de la RN o si también iba a participar el núcleo que iba a formar el PRTC, pero como el sector de la ORT que rompió con nosotros se fundió con la RN, ya nosotros no cabíamos ahí. Entonces, quienes estábamos en proceso de fundar el PRTC tomamos la decisión de no participar en el FAPU y nos fuimos, con todos los vínculos que teníamos en el movimiento popular, a construir la Liga para la Liberación, que se funda en mayo de 1975 como una organización multisectorial de obreros, campesinos, estudiantes y maestros.

El planteamiento estratégico y político de la Liga era muy interesante porque era una organización que combinaba todas las formas de lucha, que se estaba construyendo en esa etapa de la dictadura y que también formaba parte de la lucha por la liberación, a tal punto fue que entramos en contacto con un grupo de sacerdotes jesuitas que luego ingresaron a las FPL. Se incorporaron a las FPL porque en el seno de nosotros se dio una discusión sobre la relación entre marxismo y cristianismo, en la cual prevaleció la idea de que no eran compatibles. Esa no era la posición de quienes veníamos del sector cristiano, de las filas de la Teología de la Liberación, y que habíamos asumido también el marxismo, pero predominó otro criterio. Así es como los compañeros jesuitas entran en las FPL y forman una organización revolucionaria de estudiantes en la Universidad Centroamericana.

Durante 1975 nos desplazamos por todo Centroamérica para organizar el congreso de fundación del PRTC. Primero hubo plenarias locales por zona. La zona 0 era México; la zona 1, Belice; la zona 2, Guatemala; la zona 3, El Salvador; la zona 4, Honduras; la zona 5, Nicaragua; la zona 6, Costa Rica; la zona 7, Panamá; y la zona 0.1, los Estados Unidos. Esa fue nuestra estructura. Cada zona tenía una pequeña dirección. Donde más desarrollo organizativo había era en El Salvador, Honduras y Costa Rica. En Nicaragua no logramos formar un colectivo de dirección. Eso es lógico porque el Frente Sandinista de Liberación Nacional tenía un gran desarrollo y no veíamos forma alguna de hacer un planteamiento alternativo. En El Salvador, formamos la dirección de la zona en 1975. El encargado era Mario López, quien llamábamos comandante Venancio Salvatierra. En esa zona estaba también Francisco Jovel, pero él se movía más en toda la región y estaba más ligado a Costa Rica.

La plenaria del congreso de fundación del PRTC se desarrolla en Costa Rica entre noviembre de 1975 y enero de 1976. Allí definimos la estrategia y la táctica, aprobamos los Estatutos, elegimos los organismos de dirección regional y ratificamos los organismos de dirección local, nacional. Elegimos como secretario general a Fabio Castillo y como comisario organizativo a Francisco Jovel. Ratificamos a Mario López como encargado de la zona de El Salvador y a Manuel Federico Castillo como responsable de la Liga para la Liberación. Yo quede como miembro de la Dirección Nacional de El Salvador y a cargo del sector campesino.

El nombre del partido fue ampliamente debatido. Algunos pensábamos que Partido de los Trabajadores Centroamericanos era suficiente para dejar establecido el carácter de la lucha y la identidad con los trabajadores pero en la votación triunfó la propuesta de llamarlo Partido Revolucionario de los Trabajadores Centroamericanos. Por el carácter centroamericano de nuestra lucha y por el nombre del partido, hubo personas que creyeron que éramos trotskistas. Nosotros éramos marxistas‑leninistas y estábamos pensando en que el nombre del partido se asemejara al de Viet Nam, que era Partido de los Trabajadores de Viet Nam.

En marzo de 1979 celebramos nuestro segundo congreso, en forma muy clandestina, en Tegucigalpa. Ahí se eligió, al hondureño, José María Reyes Mata como secretario general del PRTC. Allí evaluamos autocríticamente que la formación económico-social de Centroamérica no era idéntica y que no podía haber una sola táctica para todos los países. Comprendimos que el desarrollo de la lucha de clases y el desarrollo del proceso revolucionario era diferente en cada país. La pretendida uniformidad regional se había convertido en un obstáculo para nosotros en El Salvador, donde la lucha era más aguda, pero para realizar una acción armada o de propaganda armada en El Salvador, la decisión había que tomarla en Costa Rica. Había compañeros como Reyes Mata, quien fue nombrado Comisario Militar en 1975, que tenían ideas espectaculares. Por ejemplo, montamos varios operativos de recuperación en los que se capturaba a alguien en un país y se liberaba en otro, para que la propaganda armada fuera simultánea. La idea era que el día que aparecieran las letras del PRTC en El Salvador, también tenían aparecer en los demás países. Pero, el desarrollo organizativo era desigual y también lo eran la capacitación y la preparación de la guerrilla. En El Salvador estábamos enfrentados a la lucha diaria y no podíamos esperar por los otros. Eso nos fue creando una situación muy engorrosa porque nos acusaban de irrespetar las líneas, pero tampoco podíamos quedarnos cruzados de brazos. Eso se resolvió dándonos independencia táctica por acuerdo del congreso, sabiendo diferenciar que había elementos comunes en una estrategia para enfrentar el imperio, pero que debíamos construir estrategias locales y tener independencia táctica.

Washington y el FMLN: aprender a bailar

Washington y el FMLN: aprender a bailar

Por Héctor Silva Ávalos
Publicado el 19 de Marzo de 2014

Nadie duda ya aquí que Salvador Sánchez Cerén es el presidente electo de El Salvador y que el FMLN, que no tendrá que leerse ya a través del caleidoscopio Funes, hará gobierno con más propios que extraños. Nadie duda aquí que habrá que bailar con esa pareja en Centro América: la fragilidad de Honduras, la relación tensa con Otto Pérez en Guatemala y la silenciosa resignación ante la Nicaragua de Ortega, a los que se suman la creciente influencia de las comunidades salvadoreñas en Estados Unidos y asuntos estratégicos para Washington que seguirán pasando por El Salvador, como la interdicción de drogas a través del radar instalado en Comalapa, marcan ritmos que Washington no parece querer obviar. Y aunque la influencia de Caracas parece haber entrado al más complicado de sus capítulos tras los despropósitos del regimen venezolano, la sombra de China en la región es, también, un asunto a tratar por la comunidad estadounidense de política exterior.

Pero a Washington no le gusta bailar con la izquierda salvadoreña. Aun hoy, años después de las guerras de los 80. Viejos prejuicios ideológicos, la inercia que provoca haber tenido por aliada a la derecha criolla durante décadas y una agridulce relación con la administración de Mauricio Funes, han dejado al establishment político estadounidense los funcionarios de Obama y asistentes del Congreso que lidian con América Latina con pocas ideas sobre cómo relacionarse con el futuro gobierno de Salvador Sánchez Cerén, el guerrillero elegido presidente del pequeño país donde en 1983 Ronald Reagan dibujó la última frontera de su guerra contrinsurgente.

A falta de ritmos conocidos y casi con la certeza que los primeros pasos en la pista serán en seco, sin música, Washington empieza a preguntar con ansias sobre las posibles características del nuevo gobierno.

Del presidente electo la CIA y el Departamento de Defensa guardan viejos memos que lo perfilan como uno de los cinco comandantes del FMLN, heredero de las FPL de Marcial y Ana María. Dicen algunos de esos informes que Sánchez Cerén, el comandante Leonel González, es un hombre parco, cuyo liderazgo, sin haber sido estridente, fue importante en las rondas de negociaciones previas a la firma de los Acuerdos de Paz. Otros, más a la izquierda, añaden a ese perfil de hombre más bien discreto el adjetivo honesto. Entre asistentes legislativos y burócratas menos curtidos, el nuevo presidente es, en esencia, una incógnita. De todas estas fuentes, y a falta de nexos de comunicación fluidos entre el Frente y Washington, está extrayendo sus insumos la administración Obama.

Hoy, despejados algunos lugares comunes, exacerbados por la derecha local asociada al partido republicano o al lobby cubano-americano de la Florida, como el episodio de aquella manifestación en la que Sánchez Cerén participó y en la que simpatizantes de la izquierda salvadoreña quemaron una bandera estadounidense tras los atentados del 9 de septiembre de 2011, ha empezado en las riberas del Potomac una conversación un poco menos ideológica sobre el ex comandante que gobernará El Salvador.

“Lo de la bandera es importante para mucha gente, quizá una explicación sería oportuna… Sobre el resto de cosas que se han dicho, lo de la conexión con las FARC y todo eso, se entiende perfectamente que fue un intento de la derecha de aquí por influir en la campaña electoral”, reconoce un asistente legislativo cercano al partido demócrata.

Tras varias rondas de pláticas con funcionarios estadounidenses, en el Congreso y el Departamento de Estado, y con académicos y oenegés a la que los primeros acuden en busca de pistas, quedan claras tres líneas iniciales de preguntas que hay en la ciudad sobre ese al que ya Washington se refiere como el primer gobierno real del FMLN. Se habla del signo ideológico y programático del nuevo gobierno: ¿Es Sánchez Cerén un radical? ¿Quiénes serán sus principales influencias en política económica y exterior?; sobre la seguridad pública: ¿Qué hará el nuevo gobierno con la policía? ¿qué hará el gobierno respecto a la tregua? ¿cómo se relacionará el presidente electo con el ejército?; y sobre política exterior, área en que las preguntas empiezan, casi siempre, en Caracas, aunque no necesariamente terminen ahí: ¿Si el FMLN se alinea oficialmente con ALBA, será su retórica antiestadounidense? ¿Será El Salvador un modelo parecido al de Nicaragua -en el que Daniel Ortega tiene buenas relaciones con las fuerzas productivas e incluso con Washington, a pesar de la retórica?

A las preguntas sigue, en la plática, el menú de los temas salvadoreños inmediatos sobre los que en Washington se empieza a discutir desde que, a finales de 2013, empezaba a quedar claro que el FMLN tenía buenos chances de ganar la presidencia. Son tres: la relación del gobierno del Frente con los organismos mulilaterales, el segundo compacto de la Cuenta del Milenio (el Fomilenio 2) y el futuro de la tregua entre pandillas.

Sobre la relación con los organismos multilaterales, la primera cita importante será la próxima semana en Bahía, Brasil, donde en el marco de la reunión anual de gobernadores del BID pueden, según dos analistas independientes en Washington quienes pidieron no ser citados por sus nombres por no estar autorizados a hablar en público del tema, surgir las primeras preguntas del Fondo Monetario Internacional sobre los planes fiscales del FMLN, sobre el manejo de la deuda pública, sobre futuros préstamos y, lo más importante, pistas sobre las condiciones que el FMI puede poner para avalar líneas de financiamiento del BID y el Banco Mundial. Puedes haber, ahí, pistas de cómo el FMLN se posicione respecto a las multilaterales, y a las exigencias del FMI, que pueden incluir alzas en impuestos.

Desde el Congreso, la pregunta por el tema fiscal: Una pregunta constante aquí es si el gobierno del FMLN podría recurrir a financiamientos de otros socios, como China o Venezuela, lo que, a juicio de algunos, no sería una jugada inteligente, sobre todo cuando en Estados Unidos hay temas en la mesa como el Fomilenio y el Asocio para el Crecimiento.

Cuando la conversación llega a Fomilenio 2, el segundo compacto que la directiva de MCC ya aprobó el año pasado pero cuyo financiamiento sigue pendiente en el comité de apropiaciones de hacienda del senado, el asunto se ramifica hacia la relación de Washington con Funes y hacia el mapeo inicial de los aliados con los que el gobierno de Sánchez Cerén podría contar en Capitol Hill.

Desde el Congreso se aclara, también, que Fomilenio 2 es un tema inconcluso. Primero, el Departamento de Estado pidió congelar la discusión hasta que pasaran las elecciones en El Salvador y estuviese claro quién gobernará los próximos cinco años. “No porque la decisión pudiese cambiar dependiendo del ganador, sino sobre todo porque había quedado claro que antes de la elección no se resolverían algunos temas que son fundamentales, como la ley APP (Ley de Asocios Público-Privados, pendiente de aprobación final en la Asamblea Legislativa de El Salvador)”, dice un asistente. Luego, está claro que las dudas de (el senador Patrick) Leahy siguen sin aclararse. A mediados del año pasado, Leahy, un influyente legislador de Vermont objetó verbalmente la aprobación del segundo compacto para El Salvador debido a que, según él, instituciones públicas como la PNC eran presas de la corrupción y a que el gobierno del presidente Funes no hacía suficiente para combatir el crimen organizado. La directiva de MCC puede aprobar, pero el Congreso puede congelar los fondos. Las dudas siguen…

Y está el asunto de la tregua. Ya hay, en esta ciudad, matices diferentes al rechazo inicial que la administración Obama mostró frente al pacto, cuyo símbolo más importante es hasta ahora la nominación de la MS como organización criminal transnacional y de seis de sus miembros como “objetivos” de la fuerza pública estadounidense. En la USAID y en algunas oficinas del Departamento de Estado hoy ya se habla de “aproximaciones alternativas” que pueden significar devolver el financiamiento a programas sociales en zonas con alta presencia pandilleril. Hay dos visiones, una desde State y la AID, que puede ser más flexible, y otra de las agencias policiales, que es la que tenemos hasta ahora; así las explicaciones desde Capitol Hill.

“Todo lo que sobre la policía pidió Leahy y el tema de las negociaciones por la tregua… todo eso se puede abordar y creo que habrá flexibilidad. Hay que ver ahora el tema de las símbolos, de cómo se ve al FMLN desde aquí…”, dice un asistente legislativo que conoce la conversación en torno a El Salvador.

Y está, claro, el asunto de cómo el FMLN verá a Estados Unidos en su lista de prioridades. Desde esa perspectiva en la pista de baile, la del Frente, también es claro que no ha sido Washington un compañero fácil.

Así la partitura inicial.

Viejos socios y viejos hábitos

Puede parecer un sinsentido, pero no lo es. En Washington siguen vigentes los viejos conceptos y toda la narrativa oficial creada en torno al FMLN la última vez que El Salvador ocupó un lugar prioriatirio en la agenda estadounidense de política exterior. Cuando el 27 de abril de 1983 Ronald Reagan se dirigió a una sesión conjunta del Congreso ambas cámaras presentes para decir que el apoyo al ejército salvadoreño en su lucha contra la guerrilla era una apuesta de su gobierno por “la libertad” y “la seguridad” de los Estados Unidos, creó una especie de marco teórico de la política exterior que se vio fortalecida cuando los halcones de Bush ocuparon a Venezuela y a Hugo Chávez para volver a la narrativa dual de buenos y malos.

Mucho ha llovido desde entonces, pero aun hoy, en el segundo periodo de la administración Obama y con el Departamento de Estado dirigido por John Kerry, quien en los 80 fue un crítico importante de las políticas reaganistas, esos viejos ritmos de la Guerra Fría aun se escuchan en el sonido ambiente en Washington. Son viejos hábitos, difíciles de cambiar para una burocracia como la de la política exterior en esta ciudad que tiene 30 años dominados por funcionarios que heredaron todo el discurso reaganista o, en el mejor de los casos, por clintonitas de la era de Bill Clinton a los que no les importaba ya Centro América.

Cuando Funes ganó la presidencia, se vendió en Washington como un moderado, un Lulista. Y Washington compró. Con congresistas demócratas influyentes como aliados Leahy y Kerry en el senado y Jim McGovern en la Cámara Baja y con burócratas del Departamento de Estado abiertos a rechazar la vieja partitura maniquea, Funes se anotó tantos tempraneros, como la vista de Obama a San Salvador, el Asocio para el Crecimiento (AC) y el inicio de la gestión por Fomilenio 2.

Washington, luego, presionó a Funes para que removiera a Manuel Melgar de Justicia y Seguridad Pública; el tema se convirtió en punto de honor para seguir con la pláticas en torno al AC. Funes cedió y aprovechó para sacar al FMLN de todo el gabiente de seguridad e instalar como jefe a David Munguía Payés, un militar al que la Embajada de Estados Unidos en San Salvador había llamado buen aliado antes de 2009. Golpeado porque Munguía gestó la tregua pandillera sin avisarle, Washington terminó por renegar del general, de su gestión y de varios de sus oficiales protegidos en la PNC. Ese baile entre la izquierda y Estados Unidos empezó, entonces, a sonar ríspido.

Y vino luego la desconexión de Funes de aquellos aliados naturales de la izquierda en el congreso. De McGovern se distanció luego del nombramiento de Munguía. Y con Leahy protagonizó el presidente saliente un rifi-rafe público luego que el senador señalara a su gobierno por permitir y tolerar la corrupción.

Hoy, a favor del FMLN juega que tras el holgado triunfo de la primera vuelta y de la caída en desgracia del ex presidente Francisco Flores favorito de la derecha republicana tras las revelaciones del Taiwan-Gate, Washington empezó a entender con más matices el débil estado del instrumento político de la derecha salvadoreña.

Así la música. Así la partitura. El FMLN y Washington estarán a partir del primero de junio en una pista de baile inédita para ambos.

  • El autor es investigador asociado del Centro de Estudios Latinoamericanos de American University en Washington, DC.

Carta a Mauricio Funes

Carta a Mauricio Funes
marzo 19, 2014 Voces Comentar
Publicado en: Actualidad, Contracorriente – Dagoberto Gutiérrez, Elecciones 2014, Nacionales, Política

Los cinco años de tu periodo pasaron rápido, casi volando y casi corriendo, y casi como una exhalación, será porque los tiempos son muy acelerados o porque el país requiere tantas cosas por hacer, pero tu gobierno llegó rápido y pasó rápido, las huellas son como un testimonio de que alguien o algo pasó por un lugar y en un cierto momento; en la historia las huellas tienen que ver con los pasos que alguien da y con las cosas que alguien hace o no hace, con lo que dicen o no dicen.

Dagoberto Gutiérrez

Tu gobierno es de aquellos de los que todos esperan todo o casi todo porque llegaste desde las cámaras de televisión a un lugar donde las decisiones no eran fáciles y sin tener la fuerza necesaria para tomar las decisiones necesarias.

En la historia tu gobierno no responde a una transición porque ésta requiere la derrota de un régimen político anterior y el montaje de uno nuevo y en ese proceso en el que lo antiguo no desaparece y lo nuevo no aparece es donde estalla, enmarañado, el conflicto. Tu gobierno no registra conflictos históricos y estructurales, es más bien un gobierno de transito.

He de decirte que tu decisión de controlar el aparato de Estado, junto con tus amigos y de establecer tu propio centro de decisión fue muy importante y otorgó una característica clave para tu gobierno, porque eso te permitió asegurar las decisiones convenientes y adecuadas sin que ningún aparato partidario controlara y usufructuara el aparato estatal. Estoy seguro que nos entendemos cuando afirmo que es el control del aparato del estado y su uso en la dirección que se acuerde y en la manera que se estime conveniente y al servicio de los intereses a los que se sirven, lo que determina los temblores y estremecimientos de la lucha política del país.

Hay algo fundamental en todo ese empeño y es que en todo momento vos fuiste siempre vos, y no permitiste que el cargo te subsumiera, por eso no fue el presidente el que le dio el uniforme a Mauricio Funes, sino Mauricio Funes fue el que se hizo Presidente, pero sin dejar de ser Mauricio Funes. Te repito, esto le dio a tu presidencia un cierto olor, un cierto sabor y un cierto color de alguien que sabe que los cargos son pasajeros como la vida toda y que la clave es saber que la carga viene cuando la persona descubre que hay que encargarse de la realidad y hay que hacerse cargo de ella, ambos sabemos que un cargo no supone eso de encargarse de lo que estoy hablando.

Por supuesto que navegaste en la maraña encendida del conflicto, porque siendo este un componente infaltable de la realidad, lo es más cuando se trata del poder y sobre todo, del poder político que sirve o de manera subversiva o de manera conservadora, todo depende de quién lo use y en ambos casos si se usa para transformar la vida de los seres humanos beneficiando a los más débiles hay conflictos con los más poderosos, pero cuando el poder se usa en beneficio de estos poderosos debe, tiene y puede haber conflictos con los débiles, afectados, heridos y ofendidos, sobre todo cuando estos débiles han esperado y desesperado, bajo el Sol y la noche, por una vida diferente y nueva, de modo que el conflicto tiene que ver con la circunstancia de ¿Para quién trabaja el gobierno?

Entiendo que esto lo tienes resuelto en tu cabeza, porque la gente y también el pueblo, tiene sobre esto, ideas que son cada vez más claras.

Por supuesto, querido Presidente Mauricio Funes, que aparecer peleando con las cúpulas empresariales del país era algo inusual en los estilos de gobernar y también en los métodos de someterse a los poderes, porque los presidentes se sometían sin hacer ruido, pero tu conflicto pareció romper ese conocido arroyo de imponer y de acatar los intereses más fuertes; por supuesto que todo depende de la naturaleza de los conflictos, de sus esencias mas allá de las palabras ríspidas y los discursos con llamas, aunque al público pareció gustarle esa confrontación así como pareció aprobar que el aparato de Estado no fuera apropiado por los partidos políticos.

La figura del cambio fue el anuncio y también el motor de tu ascenso al gobierno y en cierto modo tú representaste eso, el cambio, como ambos sabemos es una palabra húmeda y sinuosa que puede significar desgracia o ventura, por eso es una palabra que requiere de ingredientes precisos para convertirse en transformación; pero cómo pudiste aprender, transformar un país, requiere una cabeza subversiva, total respaldo de un pueblo ganado para las transformaciones y saber situarse, totalmente en el terreno del conflicto.

El nuevo gobierno que previsiblemente asumirá el próximo primero de junio te debe mucho, bastante, como la luz al día. Tu decidida campaña política en medio de la campaña electoral, sin ese trabajo y sin tu experiencia en la comunicación, los resultados en la primera campaña electoral no hubieran sido, probablemente, los obtenidos.

La segunda campaña es otra historia y aquí es más importante la derrota de unos que la victoria de los otros, porque el que gana con pocos votos es débil, y el que pierde con pocos votos es fuerte y esto es importante para los días y meses que están corriendo.

Te diré que el nuevo gobierno no enciende las esperanzas ni las hogueras que vos encendiste, esto no es necesariamente un consuelo, pero sí un punto de diferencia sustantiva cuando los días que vienen van a requerir de un pueblo movilizado, organizado y formado, dispuesto a construir, con sus propias manos, las esperanzas necesarias; sabiendo que estas no vienen de arriba, pues nacen abajo, muy abajo. Por eso los movimientos en el cielo son precedidos por los cambios en la tierra y la crisis agravada y la ofensa agigantada producirá, sin falta, sus movimientos, pero esto es otro tema.

Elecciones con resultados sorprendentes

Elecciones con resultados sorprendentes
15 de Marzo de 2014 a la(s) 6:0 – Juan Medrano
El Tribunal Supremo Electoral ha terminado el escrutinio de los votos emitidos por la ciudadanía en las elecciones del pasado domingo 9 de marzo, pero al momento no ha proclamado a la fórmula ganadora hasta que se cumpla con el proceso de revisión y conteo de los votos de las actas impugnadas. Aunque Eugenio Chicas dijo que él considera que los resultados son irreversibles. Cosa lógica, en tanto que la suma de los votos impugnados es de alrededor de 4,000, mientras que la diferencia a favor del FMLN es de más de 6,600.
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La noche del domingo 9 de marzo, después de que se realizaron las elecciones de segunda vuelta, yo decía en una entrevista con el periodista Fernando del Rincón, de CNN: “ARENA casi pierde en primera vuelta y casi gana en segunda vuelta”. Eso podría explicar, que la situación haya alterado los nervios y ánimos de algunos dirigentes que se proclamaron ganadores de las elecciones antes de que el TSE terminara el conteo preliminar del mismo día. Y la oposición está en su derecho de exigir que se cumplan los procedimientos legales, sobre todo con una diferencia tan pequeña. Pero ese tipo de discurso irresponsablemente incendiario no es aceptable en personas que aspiran a dirigir los destinos de los salvadoreños.

Afortunadamente, Salvador y Óscar se mantuvieron serenos, y esperaron que el TSE diera los datos preliminares (en los que aparecían con ventaja sobre ARENA), para proclamarse triunfadores. Y afortunadamente también, el día siguiente los ánimos de los dirigentes areneros amanecieron menos caldeados.

Para la primera vuelta, el FMLN metió toda la carne al asador y casi gana; le faltó un punto (menos de 30,000 votos) para ganar. En la segunda vuelta ARENA metió toda la carne al asador y casi gana, le faltó 0.22 % (un poco más de 6,600 votos) para ganar. En la primera vuelta, el Frente tensionó al máximo sus estructuras y realizó una campaña superior a la de la derecha en cantidad y calidad. Pero además, los temas Flores-Taiwán y CEL-Enel, inteligentemente empujados por el presidente Mauricio Funes, fueron muy negativos para los intereses de ARENA.

En la segunda vuelta, ARENA movilizó sus estructuras y aliados, combinando también una campaña propositiva y más intensa que la del Frente, con una campaña de miedo a que en El Salvador (si ganaba el FMLN) se podía generar una situación parecida al actual caos que vive Venezuela. Y manejó además una intensa campaña de rumores, de que en el accidente del Ferrari del redondel Masferrer iba el presidente Funes manejando. Temas muy negativos para los intereses políticos del FMLN.

Pero en la segunda vuelta, gana el que obtiene la mitad más uno de los votos; y el Frente ha ganado, al sacar 6,645 votos más que ARENA, según los datos del TSE. Datos que podrían variar con la revisión de los votos impugnados.

Al final, tenemos un país políticamente dividido, pues cada partido sacó cerca del 50 % (millón y medio de votos) y cada uno ganó en siete de los 14 departamentos. Hoy más que nunca se necesita de la sensatez y madurez de los dirigentes, en ambos bandos. Y sabiduría y voluntad, para alcanzar entendimientos; y coincidir en un plan de nación, para el combate común a la delincuencia y la pobreza.

Ha terminado la hegemonía conservadora

Ha terminado la hegemonía conservadora

La oligarquía apostó a polarizar con el FMLN dando por sentado que los salvadoreños serían eternamente conservadores y que por lo tanto jamás elegirían a un partido de izquierda. El juego era que entre más radical luciera el FMLN era mejor para ellos. Pero todo cambia, primero los derrotó el Frente con un candidato externo y ahora los ha derrotado con un candidato propio.

Última actualización: 18 DE MARZO DE 2014 09:18 | por Joaquín Villalobos

El asesinato de los padres jesuitas en noviembre de 1989 no sólo fue responsabilidad de los autores materiales e intelectuales. Se trató de un crimen más complejo. ¿Por qué concluyeron los jefes militares que unos religiosos académicos eran un peligro?. Este magnicidio, al igual que el del Arzobispo Romero, fue en realidad el resultado de una prolongada y sistemática instigación movida por la derecha económica y política. Esa instigación convirtió mentiras en verdades, generando miedo y odio incontrolables. Quienes organizaron estos crímenes fueron instrumentos de un clima irracional construido por los mismos poderes que el domingo 9 de marzo llamaron a la Fuerza Armada a dar un Golpe de Estado.

El miedo puede convertirse en el padre de las más grandes estupideces. Bram Stoker, en su novela más famosa “Drácula”, dice que inventar espantos, señales y advertencias sirve para asustar y hacer que la gente haga cosas que en circunstancias normales jamás haría. Cuando se promueven odios y miedos, éstos terminan encontrando quienes los conviertan en crímenes. Pero en el país ya no existen cuarteles donde esconderse, ni policías cómplices, ni justicia que encubra. En democracia todo se termina sabiendo, por eso existe ahora un ex-presidente fugitivo.

Es patética la imagen de ARENA y su candidato copiando lo que hizo el izquierdista Andrés Manuel López Obrador en México. Denunciar un fraude sin presentar pruebas, bloquear avenidas, demandar contar voto por voto y proclamar a su candidato como el presidente legítimo. Esa política acabó con Obrador quien se quedó solo, colgado de las calles. El partido ARENA podría quedar colgado de unas protestas sin futuro, mientras el país sigue su camino. Los partidos políticos pagan caro involucrarse en lucha callejera, el FMLN conoce bien esa historia.

ARENA está subordinando la política nacional a la estrategia insurreccional de un sector de la oposición venezolana. Lo que ocurre en ese país es un chiste comparado con el conflicto que vivió nuestro país. Aquí tuvimos 80,000 muertos, dictadura, fraudes, matanzas, magnicidios, represión y guerra civil en serio. Pero la diferencia más notable es que los chavistas llevan 15 años en el gobierno y aquí ni siquiera se sabe si el futuro gobierno del FMLN copiará al régimen venezolano. ¿Qué harán si el Frente no imita al chavismo?. Si eso no ocurre más electores perderán el miedo y el FMLN podría ganar más gobiernos. Pero, ¿por qué la derecha política y económica aplica una política de miedo que la desgasta y denuncia un fraude que no existe? La posición extremista que han asumido pretende evitar el ajuste de cuentas al interior del partido ARENA por la derrota sufrida. Están usando el miedo para impedir una verdadera transformación política de la derecha y preservar el poder de la oligarquía en el partido.

El trío ANEP-FUSADES-ARENA ha establecido como victoria el “casi ganan”. La segunda vuelta fue percibida por la gente como un referendo de sistema y así lo machacaron ellos en su campaña. Utilizaron desde la amenaza a sus empleados hasta asustar con el peligro de una maldición divina. La elección no fue normal, fue un enfrentamiento entre el imaginario conservador anticomunista de la derecha y el imaginario revolucionario de la izquierda representado por los partidos de la guerra. Si tomáramos en serio la campaña que lanzó la derecha tendríamos que concluir que el 50% de los salvadoreños votaron por el comunismo, el ateísmo, la dictadura y el sometimiento de nuestro país a Venezuela.

Para entender esto es indispensable analizar las tres elecciones más emblemáticas de los últimos 20 años. La elección de 1994, por ser la primera en que competía el FMLN al terminar la guerra, la segunda del 2004 porque el candidato del FMLN fue el histórico dirigente comunista Schafik Handal y finalmente la elección del pasado 9 de marzo. En la primera ARENA obtuvo el 70% de los votos y el FMLN el 30%, en la segunda ARENA obtuvo el 58% y el FMLN el 36% y en la última podemos decir que ambos están en 50%. En veinte años el voto conservador perdió el 20% de seguidores. El partido ARENA fue derrotado en esta ocasión por lo que a juicio de muchos representa la extrema izquierda y por un candidato ex guerrillero que tenía más opiniones negativas que positivas; un candidato del cual la derecha se burlaba y consideraba fácil de vencer. El 50% del país sigue siendo conservador, pero ahora el 50% ha reafirmado su simpatía por la izquierda. En ese sentido, que el resultado haya sido estrecho es irrelevante, lo central es que la hegemonía conservadora que perduró durante más de un siglo ha terminado y este cambio es irreversible. Podrá moverse ligeramente en una dirección u otra de vez en cuando, pero jamás volverá a recuperar la derecha la enorme ventaja de que gozaba.

La oligarquía apostó a polarizar con el FMLN dando por sentado que los salvadoreños serían eternamente conservadores y que por lo tanto jamás elegirían a un partido de izquierda. El juego era que entre más radical luciera el FMLN era mejor para ellos. Pero todo cambia, primero los derrotó el Frente con un candidato externo y ahora los ha derrotado con un candidato propio. En ese juego el candidato del que se burlaban es ahora el presidente numéricamente más votado de nuestra historia. No previeron que la polarización convertía al FMLN en su único adversario y que por lo tanto un día los terminaría derrotando. Destrozaron todas las opciones de centro que aparecían y sólo le dejaron a los electores de oposición la opción de extrema izquierda. Dividieron sus propias filas, expulsaron adversarios, rompieron alianzas, olvidaron a la base conservadora pobre, maltrataron a los agricultores, no generaron empleo, no aplicaron políticas sociales, no les importó la inseguridad, prefirieron los pleitos a los pactos, se corrompieron, dejaron de invertir, sacaron el dinero del país y usaron al Estado sólo para hacerse más ricos.

La política de polarizar para ganar los llevó a una borrachera de dinero, soberbia y arrogancia. Dilapidaron el capital político y la extraordinaria ventaja ideológica que tenían. El Salvador ha dejado de ser un país de derecha. ARENA tienen cientos de miles de electores pegados con la saliva del miedo, si el FMLN no se radicaliza los pierden. La campaña de última hora y el “casi ganamos” son la tapadera de un monumental error histórico. Es sobre el despilfarro de poder y sobre la fragilidad política en que han dejado al sector conservador que deben ser juzgados los dirigentes de la derecha económica y política por sus seguidores.

¿Cómo piensan ahora ANEP-FUSADES-ARENA sacar a la derecha del agujero en que la han metido?, ¿bloqueando calles, haciendo marchas, tirando piedras y quemando llantas? ¿profundizando la polarización para provocar la radicalización del FMLN? ¿rechazando dialogar y pactar? ¿haciendo más de lo mismo? El Salvador ha cambiado, ya no somos el país de mozos analfabetas y católicos resignados bajo el dominio de unos finqueros pistoleros. La migración, las remesas, el crecimiento de clases medias, la diversidad religiosa, la aparición de nuevos ricos, el pluralismo político y la conexión con el capitalismo y la democracia estadounidense nos han transformado. Los acuerdos de paz nos dejaron una democracia con un Poder Judicial y una Fiscalía independientes, un moderno sistema electoral antifraudes, una Policía que no tortura, unas Fuerzas Armadas obedientes del poder civil y una sociedad que rechaza la violencia política. Somos ahora otro país que para resolver sus problemas necesita pasar de la polarización a los acuerdos. Le escuché al presidente Juan Manuel Santos de Colombia una frase que me parece muy oportuna: “Sólo los más estúpidos no cambian cuando la realidad ha cambiado”.

Políticas de izquierda, gobiernos de derecha

Políticas de izquierda, gobiernos de derecha
Es paradójico que la derecha gane las elecciones europeas tras naufragar el neoliberalismo. Y que gobierne tantos países aplicando políticas socialdemócratas. El centro-izquierda debe retomar la bandera del cambio
Antonio Estella 9 JUN 2009

A nadie le ha pasado desapercibido: la derecha ha ganado las elecciones al Parlamento Europeo y, sin embargo, se ha producido el derrumbamiento del programa que la sustentaba, el neoliberalismo. Además, en la mayor parte de las capitales europeas gobiernan partidos de derechas (las excepciones serían España, Portugal, Austria, Bulgaria, Hungría, Eslovaquia y Eslovenia, más el moribundo Gobierno laborista de Reino Unido), pero todos ellos están aplicando para salir de la crisis recetas más propias de la socialdemocracia (del neo-keynesianismo). O sea, la derecha domina en Europa la política, pero la izquierda domina las políticas.

¿Qué es lo que explica esta aparente paradoja? ¿Cómo es posible que estemos en una situación en la que, a pesar de que el paradigma ideológico y programático que empieza a dominar sea más cercano a la socialdemocracia, la derecha esté en el poder? ¿Confía la gente más en la derecha para aplicar recetas socialdemócratas?

En Europa es difícil encontrar partidos socialdemócratas con una agenda de cambio propia

La izquierda reformista no debe esperar a que alguien asuma sus ideas y haga el trabajo por ella

Indudablemente, las coyunturas específicas en las que se encuentran determinados partidos socialdemócratas pueden tener que ver en la explicación de esta situación. Así ocurriría con el caso francés y con el caso italiano, por ejemplo. El Partido Socialista Francés se encuentra inmerso en una lucha fratricida desde que Lionel Jospin fue descabalgado de su dirección. Por su parte, la izquierda italiana, a pesar de la relativa mejora que ha experimentado en estas elecciones europeas, sigue fuera de juego, incapaz de unirse y de encontrar un líder que no sea fagocitado por el concurso de egos que todavía se practica en ese lado del espectro ideológico italiano. De todas, la situación en Italia es la más preocupante: puede que la Primera República haya muerto, pero desde luego la Segunda República no ha nacido todavía.

La coyuntura importa, desde luego, pero no lo explica todo. En otros países la izquierda tiene los deberes aproximadamente hechos: está unida, y con líderes relativamente solventes, a pesar de lo cual la gente sigue prefiriendo a la derecha, no consciente (o quizá sí) de la disonancia que implica votar por partidos conservadores al tiempo que les exige la aplicación de recetas más propias del centro-izquierda. Alemania sería el más claro exponente de esta situación.

Existen, por tanto, corrientes más de fondo, explicaciones más estructurales sobre lo que está pasando. Exploraré las dos que me parecen más sugerentes. Primero, la idea de que, a pesar de lo que podamos pensar, existe en realidad una gran dosis de convergencia política entre partidos, lo que da pie a la emergencia de los llamados policy regimes. Y segundo, y en ese contexto, la facilidad con la que algunos partidos de izquierda han asumido programas de corte neoliberal.

En un estudio seminal de capital importancia para la comprensión de la evolución de la socialdemocracia en Europa, Adam Przeworski sostuvo en 2001 lo siguiente: “Todo el mundo asume que los objetivos y las políticas de un Gobierno difieren necesariamente de los que perseguiría el partido de la oposición si éste llegara al poder. Sin embargo, lo que se observa que ocurre en la práctica es que Gobiernos de derechas continúan implementando las políticas de sus predecesores de izquierdas, y viceversa”. Dos son los ejemplos que da Przeworski. Así, el Gobierno danés de centro-derecha se embarcó entre 1968 y 1971 en un programa de subidas de impuestos y del gasto público de tal calibre que incluso hizo palidecer las políticas que en este terreno desarrollaron sus predecesores de izquierda. De la misma manera, los Gobiernos de Blair adoptaron muchas políticas neoliberales que habían probado los Gobiernos conservadores de Thatcher.

Por tanto, la historia de cómo se conforma el desarrollo de las políticas adquiere el siguiente aspecto. Un partido llega al gobierno con un determinado programa. Lo aplica. Algunas partes de ese programa no son muy exitosas, pero otras sí. Con el tiempo, ese partido es descabalgado del poder por la oposición. Aunque el partido de la oposición gana las elecciones con un programa diferente al que estaba aplicando el Gobierno, una vez en el poder, sigue desarrollando las políticas con las que el otro partido tenía éxito. Y no sólo las gestiona, sino que, como en el caso danés, puede incluso darles una vuelta de tuerca más, llevarlas hacia un estadio de evolución superior. La moraleja es clara: si quieres seguir manteniéndote en el poder, haz lo que tu competidor hacía de manera exitosa y, si puedes, mejóralo.

La conclusión que arroja esta moraleja en parte es triste para la socialdemocracia y en parte no. Lo es en el sentido de que invita a dejar de lado el programa máximo, cualquiera que éste sea, de la socialdemocracia. Y no lo es en el sentido de que establece de manera muy clara las condiciones a partir de las cuales la socialdemocracia puede dejar de ser antílope y convertirse en pantera.

En efecto, lo que el recuento anterior viene a decir es que la democracia es una constricción fundamental con la que debe jugar la socialdemocracia. Una vez que aceptas la democracia, sólo puedes pretender desarrollar políticas que gocen del apoyo mayoritario. Intentar desarrollar tu programa máximo será por tanto suicida si éste no recibe el respaldo de la mayor parte de la gente. Más que la revolución, la socialdemocracia tiene que tender hacia el reformismo. Éste es el camino más sabio si quiere sobrevivir. Y eso explica, en parte, que en muchos países haya asumido con tanta facilidad el neoliberalismo. Como en Reino Unido.

Pero que el margen para la innovación política sea muy reducido no significa que sea inexistente. Existen momentos en que los políticos, todos ellos, pero también los socialdemócratas, pueden dejar de ser antílopes, y dejar de estar simplemente atentos a los cambios en la mayoría, y convertirse en panteras, intentando conformar dichas mayorías, al convencerlas de que un cambio es necesario y de que son ellos precisamente los que están en mejores condiciones para liderarlo.

Esas condiciones son fundamentalmente tres: primero, que se den las circunstancias que permitan abrir una ventana de oportunidad para proponer una nueva política; segundo, que la gente acepte esa innovación, y tercero, que el que propone la innovación tenga buena suerte.

La intuición que hay detrás de esta idea es que cuando los votantes no saben qué pensar de una nueva política, se fijarán en la innovación en tanto en cuanto piensen que el partido que la propone es un partido responsable y que el statu quo no es positivo. Además, pensarán que el partido que propone el cambio es responsable si ese partido está convencido de que es necesario un cambio y aparece ante los ojos de la gente como más preocupado por el bienestar general que por la supervivencia política. Paradójicamente, el hecho de que haya desarrollado políticas más propias del otro bando en el pasado le ayudará a ganar reputación ante el electorado. Existe un límite, sin embargo: el partido socialdemócrata en cuestión tendrá muy difícil convencer a la gente de que no ha hecho electoralismo si en el pasado compró por completo la agenda de su competidor. El ejemplo británico re-emerge aquí de nuevo.

Por tanto, los partidos socialdemócratas que se han mantenido fieles a sus señas de identidad y que tienen una agenda específica de cambio tendrán muchas mejores perspectivas para que en el futuro la gente vuelva a acudir a ellos para la implementación de políticas socialdemócratas. En Europa es posible encontrar muchos partidos socialdemócratas que han sido aproximadamente fieles a sus señas de identidad. Es más difícil, sin embargo, encontrar partidos socialdemócratas que de verdad tengan una agenda de cambio propia, estén íntimamente convencidos de ella, y dispuestos, teniendo en cuenta las constricciones existentes, a desarrollarla.

Por tanto, para eliminar la disonancia que supone que sea la derecha y no la izquierda la que aplique en medio de las crisis políticas socialdemócratas, la izquierda tiene que preguntarse cuáles son sus objetivos y su plan para llevarlos a cabo, y no esperar a que alguien haga el trabajo por ella. En otras palabras, lo realmente importante en este ámbito de estrecho margen para la innovación política será establecer el tono: es decir, quién innova y quién copia al que innova.

Antonio Estella es profesor de Derecho de la Universidad Carlos III de Madrid