La UNO y el retiro de las elecciones en El Salvador de 1976

La UNO y el retiro de las elecciones en El Salvador de 1976

El aprendizaje político realizado por los sectores populares salvadoreños durante la década de los setenta del siglo pasado, que fue el antecedente que permitió luego librar una larga y compleja guerra popular revolucionaria, comprendió el manejo de diversas formas de lucha, que en lo electoral incluyó no solo la participación sino también la abstención. Se participa como UNO en 1972 y 1974, y se retira en 1976.

Se participa como Unión Nacional Opositora, UNO, en las elecciones presidenciales de 1972 con la candidatura del Ing. José Napoleón Duarte, en las elecciones municipales y legislativas de 1974 y en 1976 se decide participar, pero luego se toma la decisión de abstenerse. La UNO fue una alianza política electoral formada por democratacristianos (PDC), socialdemócratas (MNR) y comunistas (UDN).

A continuación abordamos los criterios que guiaron estas decisiones desde la visión de los comunistas salvadoreños y su semanario Voz Popular, incluyendo una parte inicial sobre la situación en ANDES 21 de Junio. Anteriormente se había tratado el periodo de septiembre a diciembre de 1975.

En diciembre de 1975 se realizo en Ahuachapan el XI Congreso de ANDES 21 de Junio en el cual por vez primera se enfrentaron públicamente dos visiones de izquierda sobre el desarrollo del proceso revolucionario salvadoreño, la del Partido Comunista (PCS) y la de las Fuerzas Populares de Liberación “Farabundo Martí”(FPL). Ambas organizaciones clandestinas tenían presencia en este gremio magisterial y disputaban su conducción. El PCS influenciaba las delegaciones de Santa Ana y San Salvador, las cuales presentaron dos propuestas. Por su parte, el sector influenciado por las FPL presentí a la vez un documento titulado “Sobre la necesidad de impulsar un bloque de organizaciones con ideología proletaria.”

Proyecto de Plan de Trabajo para 1976

Este proyecto fue presentado al congreso por los delegados de Santa Ana. Sostiene que El Salvador padece “una honda crisis estructural del sistema capitalista dependiente” y que es en los marcos de esta situación que “ha irrumpido un movimiento popular que crece en conciencia combatividad y unidad, especialmente le movimiento de las masas trabajadoras del la ciudad y del campo que buscan una salida democrática, nacional y popular a la crisis. La respuesta de las clases dominantes es una salida a la crisis instituyendo una dictadura fascista.”

Califica al fascismo como “un modelo económico de desarrollo del capitalismo dependiente; una reorganización del aparato y la metodología del Estado en la que no hay cabida para la organización independiente de las masas populares, ni par alas libertades y derechos democráticos e individuales. El fascismo es el enemigo principal y más peligroso del pueblo salvadoreño.”

Al evaluar la historia de lucha de ANDES 21 de Junio concluye que “los objetivos de la lucha, los principios que la inspiraban constituían un núcleo en torno del cual existía un amplio consenso, independientemente de las particulares creencias religiosas, militancias políticas, ideas filosóficas, etc., que han sido y siguen siendo muy variadas entre los maestros. La dirigencia encarnaba ese consenso y por so encarnaba también el entusiasmo, la confianza incondicional, la adhesión indiscutible de la masa magisterial.”

El debate ideológico en ANDES 21 de Junio

Asimismo los delegados de Santa Ana, conducidos por el militante del PCS, Prof. Orlando Guerrero Chamul, argumentaron durante el congreso magisterial en contra del documento presentado por los maestros influenciados por las FPL.

Plantearon que “para trazar la estrategia de la revolución en un país determinado, es necesario antes determinar la etapa histórica y el carácter de esa revolución. Sin embargo, el documento que comentamos, ni siquiera intenta definir estas premisas, lo que hace imposible saber sus objetivos políticos, económicos y sociales.”

Señalaron que “un programa revolucionario comprende un máximo y un mínimo. Conteniendo el primero todo lo relacionado con el problema del poder y d las transformaciones revolucionarias de la super-estructura y la estructura, mientras que el segundo contendrá las tareas políticas y las reivindicaciones socio económicas a ser logradas aún antes de la toma del poder.”

Apuntan que “la idea fundamental y casi única que esta a la base del proyecto a que se refiere este documento, consiste en que el “bloque” deberá ser integrado solamente por aquellas organizaciones que tengan ideología proletaria. Esta concepción del frente único esta reñida con toda la experiencia histórica del proletariado revolucionario. Todo esfuerzo de éste por integrar un frente común implica que ha de hacerlo con fuerzas de otras clases y sectores de clase.”

Agregan que “no se puede hablar de que “la alianza obrero-campesina será la columna vertebral del bloque” y desconocer que la ideología de la clase obrera no puede ser la misma que la ideología de los campesinos, aunque tengan muchos y Fundamentals objetivos revolucionarios coincidentes, enemigos comunes, etc.”

Critican que “se exige par ala formación del bloque no solo que su base sea la “alianza obrero-campesina” sino también que todo esté “bajo la hegemonía del proletariado” sin que entre las organizaciones que se mencionan como las únicas que poseen “ideología proletaria” aparezca un agrupamiento de proletarios. Se podrá alegar que se habla de la hegemonía de sus ideas.”

Consideran que “todo esto no es ni “revolucionario” ni “proletario” ni “marxismo-leninismo” sino que “es simple revolucionarismo pequeño-burgués, como lo bautizó Lenin en La enfermedad infantil del izquierdismo.”

Subrayan que este documento “no contiene ningún análisis ni referencia concreta y seria a la grave situación política de nuestro país, en la que la tendencia dentro del poder de las clases dominantes es hacia el fascismo. Quizá los autores prefirieron eludir esta candente realidad para no tener que explicar por qué se oponen a una amplia unidad popular, democrática y antifascista y prefieren en cambio la formación de un “bloque en familia.” Nosotros preguntamos: FRENTE AL FASCISMO QUE AVANZA ¿QUÉ?”

¿En que condiciones se llega al presente proceso electoral?

En la VP numero 63 de enero de 1976 se estima que “en el campo reina un ánimo explosivo por doquier. A pesar de su alineamiento tras el gobierno, contra el supuesto “complot rojo” los capitalistas de la agricultura, se empecinan en no pagar los nuevos salarios mínimos, recientemente decretados como paso de mera propaganda electoral.”

Considera que “todo conduce a que en el centro de la contienda política actual y en el fondote cualquier lucha de los trabajadores y demás sectores populares, aunque no proclame objetivos políticos, e encuentra muy viva la disyuntiva de: dictadura fascista o gobierno democrático popular.”

Establece de manera visionaria que “las elecciones no han servido y lo más seguro es que no servirán por sí solas, para instaurar el gobierno que el pueblo anhela, pero han demostrado ser un enfrentamiento político que más y más ha conducido a que todos tomen bando claramente, al punto que en la presente campaña electoral las fuerzas están ya absolutamente polarizadas: por un lado el PCN, representan do al defensa de este sistema político, y frente al partido oficialista esta la UNO, representante de las fuerzas de la democracia.

Y se pregunta el redactor de VP: ¿Cómo harán las masas respetar su voluntad? Es la historia concreta la que dará respuesta a esta interrogante; son las condiciones concretas en que se presenta la lucha, la correlación concreta de las fuerzas que se enfrentan; diversas condiciones internas e internacionales las que permiten dar una determinada forma a la acción popular y en nuestro país los procesos electorales y las luchas de los trabajadores y demás sectores del pueblo en los períodos no electorales han venido acercando el momento en que, el pueblo salvadoreño habrá de conjugar sus energías y su combatividad para realizar la tarea de hacer respetar su voluntad soberana.”

El régimen político tradicional está en crisis incontenible

En la VP número 64 se considera que “los procesos electorales de los últimos diez años han venido siendo una especie de termómetro político que permite medir l evolución del pensamiento del pueblo salvadoreño, el grado de influencia política efectiva de parte del régimen, el alineamiento o reagrupamiento de las fuerzas políticas nacionales y el avance de la tendencia histórica hacia el común cauce de reorganización y transformación socio política de la humanidad que caracteriza al siglo XX.”

Asegura que “lo que el termómetro electoral indica es que el régimen tradicional, erigido hace 46 años alrededor del eje de una dictadura militar de derecha, sufre una incontenible crisis política que ha llegado desde 1972 a una fase culminante, fuertemente agravada durante el régimen de Molina, fase tras la cual viene el cambio hacia un régimen democrático popular o viene una feroz, aunque de todas maneras temporal dictadura fascista como recurso desesperado de las clases dominantes locales y del imperialismo yanqui.”

Establece que “en las elecciones de estos diez años (el régimen) ha venido perdiendo gradualmente el control político sobre los cientos de miles de personas ligados al Estado, civil o militarmente, hasta que en 1972 sufrió una rotunda derrota en las elecciones presidenciales y se vio obligado a desbordar todos los límites anteriores en lo que a fraude e imposición se refiere.¿Cómo se explica de otro modo que en 1972 y 1974 haya perdido el gobierno las elecciones de una manera tan rotunda?”
Subraya que “las elecciones…han sido y son un enorme aporte a su toma de conciencia, a su unidad, a su esfuerzo organizativo, un factor decisivo de su claro alineamiento masivo actual contra el régimen que lo oprime y asegura su bárbara explotación desde hace tanto tiempo. Quienes no entienden esto, no entienden nada del proceso político salvadoreño.”

El anticomunismo: ideología política del fascismo y del régimen actual

En la VP número 66 se considera que “la campaña electoral del gobierno y su partido se desarrolla alrededor de dos temas centrales: el anti-comunismo y la llamada “transformación nacional, que es un adelanto del programa económico-social de la vía fascista de salida ala crisis, como también al anticomunismo es al ideología política del fascismo.”

Considera que “la tarea ideológica y política principal en la presente campaña electoral consiste en frustrar la tentativa que hace el gobierno en el sentido se conseguir apoyo de masas al anti-comunismo; derrotar su plan de confundir y atemorizar al pueblo, unir el máximo de fuerzas para atajar el fascismo y fortalecer l marcha hacia la conquista de un gobierno democrático popular.”

En torno al retiro de las elecciones: Marco y Fundamentos de la situación política actual

En el numero 67 de VP de la tercera semana de febrero de 1976 se informa que la directiva del PDC ha propuesto que la UNO se retire de las elecciones debido a la situación existente de anulación de planillas completas, secuestro de dirigentes populares y campaña de amenazas que acompaña este proceso electoral. Frente a estos hechos, los comunistas salvadoreños opinan lo siguiente:

“la crisis estructural y económica es sumamente grave: ha fracasado el modelo de crecimiento económico que el gobierno viene aplicando, basado en el incremento descomunal de la deuda externa y el estímulo alas inversiones de los monopolios imperialistas transnacionales. Los esfuerzos por reconstruir el Mercado Común Centroamericano también han fracasado. El régimen continúa sin un programa que permita superar la crisis estructural y económica.”

“La crisis política del régimen se expresa en: perdida extrema de apoyo popular, descontento generalizado contra el gobierno, debilitamiento agudo y en muchos casos división y desbande en las bases del PCN. Las contradicciones conflictiva entre el PCN y la ORDEN continúan activas.”

“Las contradicciones internas en el aparato estatal y ente el gobierno y sectores de capitalistas continúan activas. El caso más reciente ha sido el bloqueo y la paralización del proyecto de Decreto creando el primer distrito de “transformación agraria” por parte de sectores militares y del gran capital agrario, aunque con motivaciones diferentes en uno u otro caso. Persiste el descontento en las filas de la oficialidad…”

“La campaña electoral del PCN se ha concentrado exclusivamente a la radio, la televisión y la prensa. Esta propaganda no ha logrado ningún progreso a favor del PCN. El otro aspecto de esta campaña ha consistido en derribar, bloquear, anula las planillas de la UNO y acosar a la Municipalidad de San Salvador. Todo ello confirma la debilidad del régimen.”

“Dentro del marco actual también actúan los grupos de ultra-izquierda en algunos sitios muy activamente. Su actividad se concentra de modo principal n al condena de la participación en las elecciones y en el esfuerzo por desprestigiar a la UNO y sus partidos integrantes. Los diferentes grupos ultra-izquierdistas coinciden en reconocer que la incidencia del proceso electoral en el marco de la escalada fascista, tiende a precipitar la crisis del régimen, creándole a este graves riesgos, pero al mismo tiempo se manifiestan en contra de la participación electoral activa con argumentos que no guardan relación con ese mismo reconocimiento suyo de papel que la presente campaña puede desempeñar.”

“La verdadera razón que los mueve a seguir esta línea es la de impedir que la UNO confirme s liderazgo del movimiento popular y se vean por ello aplazadas las pretensiones hegemonistas de esos grupos, que además se encuentran desde hace un año realizando una lucha cada vez más agria de unos contra los otros y en unos casos han visto fraccionarse y dividirse internamente sus filas dando origen a grupos más pequeños pero con identificas pretensiones hegemonistas.”

“No basta con negar apoyo a los fascistas. Su marcha hacia la entronización total continúa y continuara a menos que sean golpeados fuertemente por el movimiento popular mediante una enérgica y valiente movilización política. No basta el repudio pasivo, el descontento quieto, es indispensable que el repudio a los fascistas se haga efectivo mediante la acción de masas y, junto a ello, se exacerben las contradicciones internas del régimen.”

“Hoy estamos justamente en al finalización de una etapa de la lucha popular y acercándonos a otra mucho más intensa, elevada y decisiva, lo cual plantea dos exigencias básicas: saber terminar bien la actual etapa e la lucha popular y entrar bien, con paso firme, en la próxima etapa.”

“Nosotros hemos sostenido que la mejor y más útil consigna a lanzar en esta coyuntura tiene que ser aquella que facilite a las masas populares realizar una participación activa y creciente en la lucha. Únicamente sobre la base de dicha acción de masas se puede terminar bien la batalla. En este sentido, hemos mantenido muchas dudas acerca de que el retiro de las elecciones sea el paso adecuado.”

“Hemos sido partidarios de levantar el máximo apoyo posible a la consigna de votar por la UNO aunque no haya planillas, condenando de este modo a los fascistas, repudiando sus crímenes y maniobras sucias, rechazando sus nefastos objetivos y prepararnos para continuar la lucha firmemente hasta derrotarlos.”

“Comprendemos que el peor error que ahora podría cometerse, es el de que la UNO no adopte una consigna táctica UNICA para culminar su batalla electoral actual y, por tanto, guardando nuestras reservas y dudas en espera de que sea la práctica la que diga la última palabras, opinamos sin ninguna vacilación que si finalmente predomina la opinión De que hay que ordenar el retiro de las elecciones ESA DEBE SER LA LINEA UNICA QUE HAY UE APLICAR CON LA MAYOR RESOLUCION Y FIRMEZA.

La UNO confirma liderazgo en el movimiento popular

En el número 69 de VP se expresa que “los partidos que integran la Unión Nacional Opositora: demócrata Cristiano, Unión Democrática Nacionalista y Movimiento Nacional Revolucionario, han ofrecido un ejemplo muy elocuente de madurez y responsabilidad política, al haber adoptado una línea de acción única para retirarse de las elecciones de diputados y consejos municipales del 14 de marzo.”

Agrega que “la decisión adoptada es una decisión de lucha. No es el retiro pasivo, sino le redoblamiento de la actividad, de la lucha por al democracia en el país, desbrozada de objetivos puramente electorales, como son las candidaturas, que nublan la visión de personas bien intencionadas pero prejuiciados ante esa forma de lucha. La decisión tomada facilita una unidad más amplia del pueblo, de los más diversos sectores, para detener a los fascistas, rescatar la constitucionalidad y luchar por un gobierno democrático y popular que realice los cambios que el país necesita.”

“Es de esperar que l llamado de la UNO a no votar por ella, pues su candidatos han sido retirados, se convierta en una jornada en la que millares de salvadoreños se abstendrán de concurrir a las urnas el próximo 14 de marzo, lo que significaría de nuevo, el respaldo del pueblo a la coalición de partidos democráticos y el repudio a la farsa electoral y a la política antidemocrática del régimen.”

Establece que con esta decisión la UNO “sintetiza su lucha de hoy y del futuro próximo en tres grandes objetivos: 1. Atajar al escalada de los fascistas 2. Rescatar la vigencia constitucional y 3. Abrir la vía constitucional para alcanzar un gobierno genuinamente democrático.”

El falso nacionalismo y el real entreguismo del gobierno

“Pueblo salvadoreño, la lucha esta planteada. Nadie retrocede. Vamos hacia adelante. Esta pelea cuenta con el respaldo popular, y toda pelea que cuenta con el apoyo del pueblo se encamina necesaria, fatalmente, al triunfo del pueblo. Todo mundo hacia delante. Todo mundo a continuar este combate…”expresó el diputado comunista Dagoberto Gutiérrez en un programa televisado el pasado 18 de febrero de 1976.

Agregó que “el nacionalismo del gobierno del Coronel Molina es en el fondo falso, exalta lo nacional pero solo para oponerse a los cambios,, alegando que se trata de la importación de idas exóticas. Utiliza para ellos frases sonoras pero vacías de contenido concreto, a la paria concreta…”

“Nacionalismo auténtico es el que se propone liberar a la nación de los dictados, de la hegemonía de la oligarquía y de los intereses de los capitalistas foráneos, responsables de la situación de subdesarrollo y atraso de nuestro país.”

Y sobre las elecciones asegura que “desde hace largo tiempo este pueblo sabe que el voto no sirve para elegir a los gobernantes, y lo sabe, sabe más hoy, que el voto cada vez menos sirve para elegir. Pero el pueblo sabe otra cosa: que el voto sirve para repudiar a este régimen corrupto, para arrinconar a este régimen, para aislarlo, para condenarlo, para aglutinar a las fuerzas del pueblo, que en definitiva serán las que unidas y organizadas, resolverán los problemas del propio pueblo.”

¿Qué es en esencia el fascismo?

En la VP número 66 inicia un esfuerzo por clarificar las características del proyecto fascista en El Salvador. Se afirma que “se hace indispensable analizar el tema del fascismo desde un punto de vista teórico general, pero también desde el punto de vista de su manifestación concreta en América Latina y en nuestro propio país.”

Apunta que “ese régimen político no surgió inicialmente en los países de mayor desarrollo capitalista del viejo continente, sino en aquellos de un desarrollo rezagado, en los cuales a menudo se conservaban fuertes restos de las relaciones propias del feudalismo. Nos referimos a los países del oriente y sur de Europa: Hungría, Bulgaria, Polonia, Rumania, Italia y Japón en la segunda guerra mundial. El fascismo alemán, que se instauró a comienzos de los años treinta, en ese país capitalista desarrollado, NO ES PRECISAMENTE EL CASO TIPICO, no es la regla sino la excepción, aunque s el más conocido.”

Considera que “un elemento esencial del fascismo en todas partes: SER CONTRA-REVOLUCION, SER DICTADURA FEROZ DEL GRAN CAPITAL, contra el proletariado y todo el multifacético movimiento popular, por la democracia y el progreso social. Luego describe el articulista diversas características que ha adoptado el fascismo en las experiencias europeas y sudamericanas para concluir que estos aspectos “no pueden considerarse como decisivos para llegar a conclusiones acerca de si puede o no haber fascismo en El Salvador.” Y concluye que “esto de ser contra-revolución, no es el único elemento esencial del fascismo, puesto que no toda contra-revolución es de por sí fascista.”

En la VP número 67 se continúa abordando la temática del fascismo. Considera que “la revolución socialista rusa inicio la era de las revoluciones proletarias y también marcó el comienzo de al crisis irreparable el sistema colonia del imperialismo. He aquí porque se exacerbó la contra-revolución burguesa y el aplastamiento del joven Estado soviético se convirtió en su desesperada obsesión. En este marco fue que surgió el fenómeno conocido con el nombre de fascismo (tomado del movimiento encabezado por Mussolini en Italia).El fascismo es ante todo contra-revolución. Esto es su elemento esencial, común a todos los países donde apareció, ya sea países capitalistas rezagados o desarrollados.”

“Ahora bien, no se trata de cualquier contra-revolución, sino de una contra-evolución únicamente propia de la época de las revoluciones proletarias, época de la crisis general del sistema capitalista, época del transito del capitalismo al socialismo. Se trata de la contra-revolución de los sectores más recalcitrantes del capital financiero, para instaurar la dictadura feroz de estos sectores, cuyo objetivo es aplastar al proletariado revolucionario y a todo el movimiento popular.”

En otro artículo de VP número 70 sobre el mismo tema, se considera que “en El Salvador, donde la unificación de las fuerzas democráticas en un frente único mayoritario (la UNO) y la agudización de la lucha e clases, acentuando la expectativa de un triunfo popular cercano, y donde fueron rápidamente cancelados, por el rechazo enérgico de la gran burguesía oligárquica, los tímidos intentos reformistas del gobierno de Molina en la segunda mitad de 1973, ha cobrado el fascismo un fuerte atractivo para los sectores hegemónicos del gran capital local e imperialista y para la camarilla que decide en el alto mando de la Fuerza Armada.”

“El capital, las estrategias de desarrollo local y las ONG: Una reflexión crítica de interrelaciones”: Jan Lust

“El capital, las estrategias de desarrollo local y las ONG: Una reflexión crítica de interrelaciones”: Jan Lust
20/06/2014 Deja un comentario Go to comments

Resumen: El objetivo del proyecto capitalista de desarrollo es facilitar y contribuir a la expansión de la acumulación de capital. Las estrategias de desarrollo local tienden a desmovilizar la población, a desviar la atención de los pobres de las estructuras de poder político y económico reales y asegurar los pilares locales del sistema capitalista global. Las ONG, que son financiadas por las agencias de cooperación internacional para el desarrollo, son las transmisoras adecuadas de estas estrategias y podrían ser consideradas como las bases locales del imperialismo.

Introducción

Desde hace unos sesenta años los teóricos del desarrollo están discutiendo el problema del “subdesarrollo” y las cuestiones relacionadas con la misma en lo que se ha denominado como el Tercer Mundo. Hasta la fecha, no han sido capaces de encontrar e introducir soluciones duraderas al problema de “subdesarrollo”.

Las estrategias que han sido implementadas para hacer frente a la cuestión del “subdesarrollo” tomaron, y toman aún, las restricciones del modo capitalista de producción y distribución como algo dado. De hecho, aunque los teóricos del desarrollo que elaboraron sus estrategias en las décadas de los años 50 y 60 del siglo pasado, criticaron las estructuras externas e internas que hicieron el “progreso” muy difícil y elaboraron propuestas que apuntaron a un cambio de estas estructuras; sin embargo, estas proposiciones fueron confinadas dentro del marco general capitalista. Se podría argumentar que estos teóricos estaban más preocupados por la expansión del sistema capitalista y la mejora de su funcionamiento que por las causas fundamentales del “subdesarrollo” en si.

En la actualidad, las estrategias de desarrollo no cuestionan las causas del “subdesarrollo”, al igual que los teóricos de desarrollo de los años 50 y 60. Todo esto es comprensible, ya que la correlación de fuerzas de clase al nivel internacional favorece las clases dominantes y estos no están interesados ​​en erradicar las raíces de “subdesarrollo”. Incluso podría decirse que todas las estrategias de desarrollo que no rompen las restricciones del modo de producción capitalista se oponen a los intereses (históricos) de las clases dominadas, ya que tratan de desviar la atención de las clases populares del proceso hacia la creación de una sociedad basada en los principios socialistas.

En este artículo se discute la relación entre el proyecto capitalista de desarrollo, las estrategias de desarrollo local y el papel de las organizaciones non-gubernamentales (ONG) financiadas internacionalmente. Intentamos mostrar que las estrategias de desarrollo local, como parte del proyecto capitalista de desarrollo general, son las más apropiadas para mantener la base de la acumulación de capital. Las iniciativas de desarrollo local financiadas por las agencias de cooperación internacional para el desarrollo y ejecutados por las ONG podrían, incluso, ser consideradas como reaccionarias, ya que encierran a la población en sus comunidades y parecen tener la intención de desviarla de la lucha contra las causas reales de la explotación, la opresión y la miseria.

El projecto capitalista de desarrollo y la transformación social de la sociedad

El proyecto de desarrollo que surgió a finales de los años 40 ─el Programa de Cuatro Puntos lanzado en 1949 por el expresidente de los Estados Unidos, Harry Truman─ estaba destinado a mantener a los países recientemente descolonizados en el “mundo libre” de la explotación capitalista y la opresión. Durante el paso del tiempo, este proyecto no ha cambiado su objetivo esencial, es decir, facilitar y crear bases para la expansión de la acumulación de capital por parte de las empresas del “Norte”.

El modo de producción capitalista se basa en la propiedad privada de los medios de producción. Sobre la base de esta propiedad, el capitalista individual es capaz de extraer plusvalía de los productores directos y transformarla en capital con el fin de sobrevivir en la “batalla” con otros capitalistas y para expandir su producción. Esta relación de explotación muestra que los explotadores (capitalistas) no solo necesitan a los explotados (los productores) para su propia supervivencia como capitalistas, sino también deben mantener (reproducir) esta relación para sobrevivir como clase. Una transformación social de la sociedad implicaría la transferencia de los medios de producción en manos de la sociedad a través de un proceso de nacionalización y socialización y, por tanto, la eliminación política y económica, como clase, de los dueños de los medios de producción. Los programas de desarrollo descartan esta posibilidad o, más bien, intentan aumentar la base económica, social e ideológica del modo de producción capitalista.

El estado, en la sociedad capitalista, es un colectivo de todos los organismos institucionales que sirven al propósito del capital colectivo. Su tarea principal es la de mantener las condiciones generales para la reproducción del modo de producción capitalista. Sin embargo, los proyectos de desarrollo incluyen, en muchas ocasiones, organismos del estado como socios y no los consideran como enemigo de clase. Una transformación social de la sociedad apunta a la destrucción del estado capitalista y de una democratización profunda de la sociedad.

La globalización neoliberal es la forma institucionalizada, al nivel mundial, de la explotación y la opresión por parte del centro capitalista. Bajo el liderazgo de los Estados Unidos, la Organización Mundial del Comercio (OMC), el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial (BM) sirven a los intereses de las corporaciones transnacionales. Los proyectos de desarrollo financiados por instituciones internacionales no tienen el objetivo de superar las causas fundamentales del “subdesarrollo”, sino “para allanar el camino para el capital, para crear las condiciones necesarias para el desarrollo económico y social”. (Petras y Veltmeyer, 2011:105).

Las relaciones entre el centro y la periferia podrían definirse en términos políticos, económicos y militares como dominación y dependencia. Estas relaciones son, sin embargo, no lineales y estáticas, sino dinámicas y cambian con el tiempo (Petras y Veltmeyer, 2011: 105). Aunque los capitalistas del “Norte” y del “Sur” tienen conflictos de intereses económicos y pueden tener objetivos políticos opuestos, sin embargo, estos conflictos se desvanecen cuando el propio sistema está cuestionado o está en peligro. Es precisamente por estas razones que los proyectos de desarrollo financiados internacionalmente tienen la intención de:

i) ayudar a mantener la estabilidad política que podría verse afectada por la rebelión de las masas empobrecidas y hambrientas,

ii) encerrar a la población en proyectos de pequeña escala como un medio para mistificar las estructuras que yacía en el fondo de su situación socio-económica particular, y

iii) el desarrollo de los pequeños mercados locales como mecanismos para la generación de ingresos y para la difusión de la ideología capitalista. Una sociedad en camino a la transformación social rompe las cadenas con el centro capitalista, levanta su población de la miseria y la convierte en objeto y sujeto de su propio desarrollo.

Estrategias de desarrollo local: sus limitaciones y su idoneidad para el capital

La elaboración y la implementación de las estrategias de desarrollo local están recibiendo cada vez mayor atención. La resistencia contra las políticas neoliberales impuestas por Washington formó exactamente una de las principales razones para la implementación de nuevas estrategias de desarrollo. Las estrategias que apuntaron a la participación de los pobres en la elaboración y ejecución de proyectos de desarrollo (“empoderamiento”) y que podrían ser convertidas en pilares locales del sistema capitalista en general fueron consideradas como las más apropiadas.

El “empoderamiento” de los pobres, es decir, dar a los pobres la capacidad de toma de decisiones sobre cuestiones relacionadas a los proyectos de desarrollo local, no es más que una construcción ideológica ya que las clases dominantes no son dispuestas a transferir o compartir su poder real. Dado que estos proyectos se limitan a pequeñas comunidades y no son una amenaza para las estructuras que causan su pobreza, el “empoderamiento” de los pobres es ilusorio. Además, al dar a los pobres la administración y la responsabilidad sobre su “propio desarrollo”, distrae su atención a las estructuras de poder político y económico real y restringe sus actividades al entorno local (Veltmeyer, 2011: 188). El “empoderamiento” sirve al objetivo de mantener a los pobres lejos de los movimientos sociales que cuestionan las estructuras de explotación y opresión de la sociedad.

Es posible identificar tres razones generales porque las estrategias de desarrollo local podrían ser consideradas como las más adecuadas para los intereses del capital, además de la pertinencia de las estrategias de desarrollo en general para el capital como se ha descrito en la sección anterior. En primer lugar, estas estrategias no cuestionan el sistema. Están permitidas y controladas por el estado. En realidad, como reproducen las estructuras sociales y económicas “externas” y, en cierto modo, agrandan el mercado interno (local), las estrategias de desarrollo local sostienen, difunden y profundizan la ideología capitalista en la sociedad.

En segundo lugar , las estrategias de desarrollo local no toman en cuenta las existentes estructuras de clase dentro de las comunidades. Como Veltmeyer (2003: 44) sostiene, las comunidades no sólo están divididas en clases, pero con frecuencia están sumergidas en conflictos de clase. Aunque, como era de esperar, esto hace la implementación de estas estrategias bastante difíciles porque ningún proyecto es capaz de incluir o representar a toda la población o comunidad, esto no es de ninguna preocupación como las estrategias de desarrollo local tienen el objetivo de ocultar y distraer la atención de estas estructuras de clase.

En tercer lugar, las estrategias que apuntan al desarrollo local están condicionadas y limitadas por las estructuras externas y los intereses nacionales e internacionales, muchas veces plasmados en los tratados bilaterales de libre comercio y acuerdos de cooperación firmados con el FMI, el BM y la OMC. A medida que estas estructuras son consideradas como dadas y no pueden ser cambiadas y retadas, las estrategias de desarrollo local contribuyen a la desmovilización de la población contra la invasión “extranjera” de sus territorios. En el contexto de la creciente presencia de las industrias extractivas en las zonas de las comunidades indigenas, estas estrategias tienen el objetivo de moldear la aceptación de esta población ante el ataque a sus hábitats y medios de subsistencia mediante la introducción de proyectos que podrían proporcionar fuentes alternativas de generación de ingresos.

Las agencias que promueven las estrategias de desarrollo local tienen sus oficinas en los centros imperialistas. Aquellos que con frecuencia ponen en práctica estas estrategias, tienen sus bases en los países que son objeto de estas estrategias. A estos organismos nos dirigimos en la siguiente sección.

Organizaciones No-Gubernamentales: transmisores del projecto capitalista de desarrollo

Las estrategias de desarrollo local han sido, frecuentemente, elaboradas y ejecutadas por las ONG. [1] No ponemos en duda los objetivos, a menudo bien intencionados, de personas que trabajan para estas organizaciones. Sin embargo, esto no nos puede retener de un análisis crítico del significado político de las ONG y su función para el capital.

Las ONG están, en muchos casos, financiadas por las agencias internacionales de cooperación para el desarrollo. [2] Estas agencias fueron creadas para facilitar y contribuir a la expansión de la acumulación de capital por parte de las corporaciones del “Norte”. Las ONG tienen la tarea de introducir una retórica colaboracionista de clase. Destacan los proyectos y no los movimientos, y se centran en los aspectos financieros -técnicos de la ayuda de los proyectos en vez en las condiciones estructurales que moldean la vida de la gente todos los días (Petras y Veltmeyer , 2003: 169, 172).

Las ONG no solo son directa e indirectamente funcionales para el capital, sino también su existencia se ajusta perfectamente dentro de la ola de la globalización neoliberal que atormentaba a los llamados países en desarrollo en los años 80 y 90. Como “pertenecen” a lo que se ha denominado la sociedad civil, convenía increíblemente bien a la agenda neoliberal. El retiro del estado de su “función de desarrollo” en la década de los 80 permitió a estas organizaciones hacerse cargo, en cooperación con el estado (Petras, 2011: 94), de algunas de sus funciones sociales claves. Además, al pasar estas funciones a la “sociedad civil”, las clases dominantes lograron dirigir la atención de las masas empobrecidas a sí mismas en lugar de las estructuras opresoras que causan su miseria.

Las agencias de cooperación internacional para el desarrollo, y en particular las ONG financiadas por estas agencias, podrían ser consideradas como las suaves manos reaccionarias del capital como su función política es contribuir a evitar todos los caminos posibles hacia un sistema en el cual los seres humanos sean las fuerzas impulsoras de desarrollo de la sociedad en lugar de los intereses y necesidades del capital (transnacional). Estas ONG están creadas para hacer la práctica de la explotación y la opresión menos cruel y políticamente aceptable para la población, los encierran a alternativas de desarrollo local que no forman ninguna amenaza para la burguesía local y mistifican y desvian el descontento con respecto a las estructuras de poder de las corporaciones con el fin de evitar el análisis de clase del imperialismo y la explotación capitalista (Petras y Veltmeyer, 2003: 166).

Conclusiones: transformación social en vez de desarrollo

Las estrategias de desarrollo local que se implementan dentro de una sociedad capitalista sirven, esencialmente, a los intereses de las clases dominantes, ya que estas estrategias no apuntan a una transformación social, sino más bien tratan de ampliar y profundizar las bases para la acumulación del capital. En las sociedades capitalistas que apuntan, en cierto modo, a la transformación social, como es actualmente en Venezuela y Bolivia, consideramos, sin embargo, las estrategias locales de desarrollo cruciales para la continuación, profundización y aseguramiento de este proceso, ya que podría aumentar sus bases de apoyo en la sociedad.

La idoneidad de las estrategias de desarrollo local para el capital no nos lleva a rechazar estas estrategias ya que consideramos que estas son importantes no sólo para la reducción de la pobreza, sino también podrían ser utilizadas por las fuerzas revolucionarias para elevar la conciencia de clase de la población cuando ellos vinculan la “problemática local” con el sistema social; cuando son capaces de conectar cuestiones locales con temas nacionales e internacionales y estructuras de poder.

La lucha para la transformación social al nivel local no debe conducir a las fuerzas revolucionarias a tratar de convertir a las ONG que son financiadas por las agencias imperialistas de apoyo en catalizadores de un proceso revolucionario hacia el socialismo. Las iniciativas que apuntan a este objetivo estarán, indudablemente, sujetas a la corrupción y provocan un debilitamiento general de las fuerzas para la transformación social. La obra política e ideológica devastadora de estas ONG ha de ser combatida creando estructuras locales independientes para la transformación social y desarrollar y promover alternativas concretas revolucionarias. [3]

Una estrategia que apunta a la transformación social de la sociedad necesariamente tiene que estar basada en la conciencia social de la población y su situación socio- económica, ya que es la única manera de conectar el proyecto de transformación social a la realidad de las masas y conquistar su conciencia. La necesidad de cambio comienza con la conciencia de que esto es posible.

Bibliografía

Petras, James (2011), “Globalización, imperialismo y desarrollo”, en Henry Veltmeyer (coord.), Herramientas para el cambio: Manual para los estudios críticos del desarrollo, La Paz, Plural editores.

Petras, James & Henry Veltmeyer (2011), “Rethinking imperialist theory and US imperialism in Latin America”, en HAOL, no. 26.

Petras, James & Henry Veltmeyer (2003), La globalización desenmascarada. El imperialismo en el siglo XXI, México D.F., Miguel Ángel Porrúa, UAZ.

Veltmeyer, Henry (2011), “Capital social y desarrollo local”, en Henry Veltmeyer (coord.), Herramientas para el cambio: Manual para los estudios críticos del desarrollo, La Paz, Plural editores.

Veltmeyer, Henry (2003), “La dinámica de la comunidad y las clases sociales”, en Henry Veltmeyer & Anthony O’ Malley (coords.), En contra del neoliberalismo. El desarrollo basado en la comunidad en América Latina, México, Miguel Ángel Porrua, UAZ.

Notas

[1] Con el fin de ser absolutamente claro acerca de este asunto , nos gustaría hacer hincapié en la palabra “frecuentemente”. Las ONG no son las únicas agencias que elaboran e implementan estrategias de desarrollo local. Va más allá del propósito de este artículo para identificar los otros actores.

[2] En lo que sigue, nos referimos específicamente a las ONG que son financiadas por las agencias internacionales de cooperación para el desarrollo. Somos conscientes de la existencia de ONG que no se ubican en la categoría de “transmisores del proyecto capitalista de desarrollo” y tampoco están financiadas por estas agencias.

[3] Cuando se habla sobre la construcción de las estructuras locales de transformación social, no nos referimos a la creación de estructuras de poder dual, sino más bien a las bases políticas y sociales a nivel local.

“El neodesarrollismo es una falsa alternativa al neoliberalismo”: Marcelo Dias Carcanholo

“El neodesarrollismo es una falsa alternativa al neoliberalismo”: Marcelo Dias Carcanholo
02/07/2014 Deja un comentario Go to comments

Entrevista con Marcelo Dias Carcanholo, presidente de la SEPLA

-Ya han pasado casi quince años desde la llegada a gobiernos latinoamericanos de diferentes fuerzas de izquierda y progresistas. ¿Qué balance se puede hacer de esas experiencias?

-Carcanholo©: En realidad, lo primero a entender es que esos gobiernos, cada uno con sus especificidades, se conformaron en un momento donde la estrategia neoliberal de desarrollo presentaba sus límites y contradicciones. De esa forma, cuando se dice que se trata de gobiernos progresistas se los debe comparar con lo que es la estrategia neoliberal de desarrollo y en este punto existen muchas confusiones, e incluso, errores. El neoliberalismo no se define en el nivel de abstracción de las políticas económicas (monetaria, fiscal y cambiaria). No se trata de políticas económicas ortodoxas, de control de la demanda agregada para combatir los problemas inflacionarios y fiscales. El neoliberalismo se define en un nivel más elevado de abstracción, en el nivel de los marcos estrucuturales de la sociedad, más allá de las distintas coyunturas que se presenten en esos marcos. Estas distintas coyunturas son lo que definen distintas políticas económicas.

El neoliberalismo se define por dos características. La primera es que la estabilización macroeconómica (control de precios y de los equilíbrios fiscales) es una condición previa, necesaria. No importa la forma como se obtenga (con cual tipo de política económica), sino que sea obtenida. Es por eso que, en los años 90, los neoliberales aceptaron el control del tipo de cambio como forma de control de precios, aunque esto sea contrario a lo que normalmente se cree sean las políticas ortodoxas. La segunda, que es la clave, es que después de la estabilización, son necesarias las reformas estructurales de liberalización y apertura de los mercados (particularmente el mercado financiero y de trabajo), así como las privatizaciones. La idea es que esto profundiza la sociabilidad mercantil, promoviendo la competencia y, por lo tanto, las inversiones, el aumento de la productividad, el crecimiento, la distribución del ingreso y el desarrollo.

El hecho es que estas promesas neoliberales no fueron cumplidas por sus programas de ajuste. Los problemas sociales graves que se establecieron como consecuencia de esos programas definen el marco en que los gobiernos progresistas suben al poder. Eso quiere decir que estos gobiernos fueron elegidos para combatir el proyecto neoliberal. Algunos de ellos se propusieron avanzar en el combate e intentaron revertir algunas de las reformas neoliberales, con todas las reacciones políticas que eso produce. Otros, ni siquiera se propusieron eso.

El balance que se puede hacer después de casi quince años de esos gobiernos se debe dividir en dos partes. En primer lugar, los gobiernos (fueron pocos) que se propusieron revertir las privatizaciones, el grado de apertura económica, incorporar derechos laborales, etc., siguen sufriendo las reacciones económicas y políticas de los grupos dominantes internos y externos. Además, en función del propio desgaste de tantos años de lucha, en algunos casos con relativos pocos avances, la derecha tradicional empieza a reconquistar espacios políticos.

En segundo lugar, aquellos gobiernos que, más allá del discurso crítico, no combatieron de frente el proyecto neoliberal. Promovieron dos cosas: por un lado, el agravamiento de los efectos sociales de ese proyecto. Por otro lado, la deconstrucción de alternativas realmente de izquierda, una vez que en el sentimiento de la mayoria de la población, en función de lo que hicieron en los gobiernos, no habría mucha diferencia entre unos y otros.

Al final de cuentas, lo que se trata de hacer es profundizar la crítica a los proyectos neoliberales, cambiando las políticas económicas sí, pero por sobretodo rompiendo con las reformas estructurales que elevaron el grado de dependencia de nuestras economías, apuntando a una estrategia que, al final, cuestione ese carácter dependiente que tenemos frente a la economía capitalista mundial. Y eso, en los marcos del capitalismo, no es posible.

ZUR ¿Dejamos atrás el neoliberalismo?

-C: Desafortunadamente, no. Y eso por tres razones.

Algunos piensan que el neoliberalismo fue superado porque los gobiernos progresistas implementaron políticas sociales para combatir los problemas creados por ese proyecto. Pero de nuevo se demuestra el desconocimiento sobre lo que es el neoliberalismo. Las distintas perspectivas político-teóricas no se definen por las banderas que defienden, sino por lo que proponen política y teóricamente para cada una de ellas. Los neoliberales tienen propuestas para las políticas sociales. Ellas tienen que ser focalizadas, compensatorias, con base en los individuos más frágiles (para promover la competencia). Las políticas sociales aplicadas por los gobiernos progresistas, en su mayoria, no están afuera de los marcos propuestos por el neoliberalismo. Al contrario, hacen parte de sus recetas.

Otros nos dicen que el neoliberalismo fue derrotado, pues hoy día lo que se implementa en gran parte es lo que se llama neodesarrollismo. ¿Pero qué es eso? ¿Se trata de rescatar el viejo desarrollismo, que planteaba una fuerte presencia del Estado para dirigir el desarrollo, en contraposición a los señales del mercado? No. El neodesarrollismo sostiene, en su versión más cínica, que el costo de revertir las reformas neoliberales es tan alto que lo mejor es no hacerlo y trata de implementar políticas para ceñir los efectos de esas reformas que, solamente en el corto plazo, pueden tener costos económicos y sociales. De esa forma, lo que propone el neodesarrollismo solamente es bajar las tasas de interés a níveles inferiores a las tasas de ganancia del capital productivo para que los capitales inviertan y acumulen en proceso (re)productivo, generando crecimiento y empleo, y no la valorización financiera. Se debe tener claro que la propuesta del neodesarrollismo frente al neoliberalismo no es enfrentarlo donde él se define, esto es, en los marcos sociales estructurales (las reformas).Incluso se habla a veces de la necesidad de profundizar las reformas, modificandoapenas las políticas económicas. Por eso es que el neodesarrollismo es una falsa alternativa al neoliberalismo.

Además, la forma que el capitalismo encuentra para responder a los efectos de su crisis actual, tanto en el centro de la acumulación mundial como en las economías dependientes lo que nos incluye, es profundizar el neoliberalismo más radical. Esto porque la crisis actual implica una rebaja de las tasas de ganancia, una vez que gran parte de los capitales se especializaron meramente en apropriarse de la riqueza, sin contribuir directamentepara su producción. Así, hay dos formas de resolver la situación. Una es dejar que los mercados devalúen esa cantidad enorme de capitales superacumulados, sin respaldo en la producción de la riqueza. Esa salida está descartada porque implicaría quiebra de capitales. La otra es ganar tiempo en los mercados de corto plazo para que esos capitales no se devalúen, lo que implica que el Estado tiene que entrar comprando los títulos podridos, garantizando demanda por esos títulos e impidiendo sus rebajas. La implicancia de esto es el crecimiento de la deuda pública, actual forma de manifestación de la crisis mundial. Pero eso apenas permite ganar tiempo para lo que de hecho es la salida del capital para la crisis. Se trata de aumentar la producción de riqueza, para que los derechos de apropiación tengan sostenibilidad en la producción aumentada. Y para eso hay que sobreexplotar la fuerza de trabajo. ¿Cómo se hace? Profundizando las reformas neoliberales. O sea, el ajuste que promueve el propio capital para su crisis hace que quien pague la cuenta sean los trabajadores. Esto en los marcos del capitalismo es lo normal.

ZUR China ya es el principal socio comercial de varios países sudamericanos y comienza un claro proceso de exportación de capitales a la región, ¿Qué implicancias tiene esto?

-C: La mayor participación de China en la balanza comercial de los países sudamericanos es manifestación de una redivisión internacional del trabajo en el capitalismo contemporáneo. Se ha producido uma reprimarización de las exportaciones de las economías sudamericanas, al mismo tiempo que aumentan las importaciones de mercancías con mayor productividad y de elevada intensidad tecnológica. Eso tiene que ver con la presencia china. Esta economía es la que más creció en los últimos años y se especializó en importar productos primarios basados en recursos naturales, precisamente lo que Sudamérica exporta. Por otro lado, China exporta la gran parte de los productos manufacturados que nuestra región importa.

De esa forma, China tiene un papel protagónico en lo que se puede llamar como imperialismo contemporáneo. Alavez, capitales chinos lleganya hace tiempo a nuestra región, incluso comprando buena parte de las tierras que producen justamente los productos primarios que ellos importan de nosotros. Esos capitales también empiezan a comprar capital productivo en la región y, desde aquí, impulsan producción de riqueza que generará ingresos para esos capitales, aunque sean producidos en nuestras economias.

Esos procesos implican que se reafirman, ahora con el protagonismo chino, los mecanismos de transferencia de valor, siendo que el valor producido en nuestras economías finalmente es realizado y acumulado en los países centrales, reconfigurando la condición dependiente de nuestras economías.

ZUR ¿Mantiene validez la cateogoría de Rui Mauro Marini de sub-imperialismo para pensar, por ejemplo, el rol de Brasil en América del Sur?

-C: Por lo visto antes, se puede sostener la validez contemporánea de la teoria marxista de la dependencia, que tiene en Rui Mauro Marini uno de sus principales autores. Este autor arriesgó en llamar subimperialismo a algunas características específicas de algunas economías dependientes, como el caso brasileño. Para ese autor, el hecho de que algunas etapas del proceso productivo hayan sido trasladadas a economías como la brasileña, produjo una elevación de la productividad media en el capitalismo brasileño. Con esto, capitales anclados en Brasil logran reproducir hacia la región sudamericana los mecanismos de transferencia de valor desde las economías menos productivas hacia las economías más productivas.

Lo importante de la categoría subimperialismo es tener claro que no se trata que Brasil no sea más una economía dependiente. Lo sigue siendo. Pero con ese proceso, los capitalesdeBrasil logran apropriarse de parte del valor producido en las economías menos desarrolladas de la región. Como esos capitales están transnacionalizados, el imperialismo también puede participar en ese proceso de apropiación del valor producido en la región.

En el siglo XXI este subimperialismo brasileño presenta características más fuertes. Desde el plan de comercio exterior, la economía brasileña se especializó en importar mercancías primarias y basadas en recursos naturales desde las otras economías de la región, y en exportar productos con algún grado de complejidad tecnológica reproduciendo hacia la región el mismo mecanismo de transferencia de valor del imperialismo. Por otro lado, inversiones desde el Brasil invaden otras economías de la región, ya sean las constructoras, mineras, Petrobrás, etc. De esa forma, la característica imperialista de exportación de capitales también se presenta. En tercer lugar, esos procesos son financiados en buena parte por un banco semi-oficial, el BNDES, que financia capitales “brasileños” para “actuar” en la región. Desde Brasil, un banco que se dice de desarrollo económico y social financia la actuación subimperialista de los capitales “brasileños”.

Algunos autores siguen criticando la utilización de la categoría. Un argumento es que haría falta la pata militar del imperialismo. Parece que con el liderazgo brasileño en las fuerzas de ocupación de la MINUSTAH en Haiti esa pata ya no está ausente. Otro argumento de los críticos es que la economía brasileña sigue siendo dependiente del imperialismo internacional, lo que es la más absoluta verdad. Por eso es que Marini no llamó el capitalismo brasileño de imperialista, sino de subimperialista.

ZUR En el debate económico actual pareciera que no hay espacio para medidas que puedan afectar lo que el mainstream considera un manejo “serio y responable” de la macroeconomía. ¿Tenemos programa económico contrahegemónico para relanzar la perspectiva socialista? ¿Cuáles serían sus principales ejes?

-C: Esta pregunta nos remite, nuevamente, al distinto plan de abstracción en la crítica al desarrollo neoliberal. Una cosa es plantear otra política económica, o sea, sostener que la política monetaria debe disminuir las tasas de interés para que los capitales sean invertidos cada vez más en procesos productivos que generen crecimiento y empleo. Además, las políticas fiscales también tendrían que ser pro-crecimiento, y no para crear saldos fiscales que garanticen el pago de los intereses financieros. Las pre-condiciones para eso son, por un lado, controlar el flujo de capitales, pues una disminución de la tasa de interés puede generar fuga de capitales, con problemas externos serios. Por otro lado, las inversiones públicas deben expandir la capacidad productiva de los productos prioritarios, de forma que la expansión de la demanda no genere inflación.

Pero esta otra política económica en nada modifica la superexplotación de la fuerza de trabajo que caracteriza las economías dependientes. Apenas modifica la forma de apropiación del valor producido en esas economías. Un nível mayor de crítica es justamente disminuir el impacto de los factores estructurales que condicionan la dependencia. Ese otro modelo de desarrollo tiene que romper con los procesos de liberalización, apertura externa, privatizaciones, conformando una verdadera estrategia alternativa de desarrollo, que implique también un cambio de modelo productivo en contra de la lógica transnacionalizada y extractivista que caracteriza las economías de la región en la actualidad. Esta otra estrategia también requiere un cambio de política económica, pues necesita de la ampliación de los mercados internos, para realizar el valor producido. Esto, a su vez, requiere redistribuir ingresos y riquezas para que más personas tengan condiciones de participar del mercado interno. Todo aún dentro de una sociedad capitalista, aunque en contraposición a su faceta neoliberal. De cualquier forma, por más radicales que sean estas modificaciones, no se reslvería el carácter dependiente de nuestras economías, apenas disminuiríamos sus manifestaciones.

Una estratégia socialista debe, mas allá de cambiar la política económica y la estrategia de desarrollo, lo que es absolutamente necesario, modificar el proprio carácter social que define el capitalismo. En éste, las relaciones sociales son intermediadas por los intercambios mercantiles. Ellas son establecidas por el intercambio de nuestras mercancías. Se trata de una sociedad intermediada por lo mercantil. Una estratégia socialista debe construir espacios donde las relaciones sociales sean cada vez más directas, sin ningún tipo de intermediación. El socialismo requiere que los seres humanos, de forma colectiva, conciente, y sin ninguna instancia que haga la intermediación, decidan lo que van a producir, la forma de producirlo, distribuirlo y consumirlo. Por eso es que un socialismo de mercado es una contradicción. No se puede vivir el socialismo si las decisiones de los seres humanos son definidas por algo (el mercado, la ley del valor) que les es ajeno, extraño.

ZUR Por acá, Fernando Henrique Cardoso es uno de los autores brasileros más difundidos y se lo tiene como referente principal de la teoría de la dependencia. ¿Qué opinión te merece eso?

-C: Lo más increible de todo eso es que lo mismo ocurre en Brasil. Arriesgo decir que de forma más intensa. Autores de la teoría marxista de la dependencia brasileños como Marini, Theotonio dos Santos y Vania Bambirra eran absolutamente desconocidos hace algunos años. Eso tiene que ver con la estrategia deliberada que las elites brasileñas, financiadas por instituciones como la fundación Ford (y otras), tuvieron de tornar estos autores desconocidos, promoviendo además otros de muy baja calidad, como Fernando Henrique Cardoso. ¿Y, por qué eso?

La explicación se encuentra en la propia categoría de dependencia, como la entiende Fernando Henrique Cardoso. Para ese autor, la dependencia quiere decir que nuestras economías están condicionadas por la economía mundial y, esto es lo más importante, la única forma que tenemos de generar algún crecimiento y desarrollo, es aprovechar momentos donde la economía mundial nos permita engancharnos dentro de su lógica. Es como si ella fuera un tren que, en algunos momentos coyunturales, acepta otros vagones. Para que eso sea posible, son necesarios gobiernos que aprovechen las oportunidades, abriendo nuestras economías para el comercio y la entrada de capitales. Fue exactamente lo que hizo este señor en su gobierno en los años 90. Simplemente impulsó lo que habia escrito.

Se trata de una versión weberiana de la dependencia, donde al actor central es el Estado Nación, como si éste fuera una entidad única, sin contradicciones, con una lógica propia y racionalidad instrumental burocrática. No hay clases sociales, lucha de clases, dialéctica en la actuación estatal, etc. Cuando éstas aparecen son subordinadas al proyecto estatal. No se ve que el Estado es el resultado contradictorio de las luchas sociales.

Lo que la teoria marxista de la dependencia acentúa es justamente el hecho de que el actor central en el capitalismo es el capital, y éste es constituido con base en una relación social clave. Los capitalistas pagan la fuerza de trabajo para que esta produzca más valor de lo que se requiere para producir un equivalente a sus sueldos. Este valor a más, el plusvalor, es la base de las ganancias de los capitales. El Estado, con todas sus contradicciones, y autonomía relativa de actuación, es el resultado dialéctico de este tipo de sociedad.

Además, cuanto más las economías dependientes profundicen sus relaciones económicas con el capitalismo mundial, más los mecanismos de dependencia van a actuar, profundizando la dependencia, y no creando crecimiento y desarrollo, como piensa Fernando Henrique Cardoso. La história parece que le dio la razón a la teoria marxista de la dependencia.

ZUR ¿Cómo anda el marxismo latinoamericano hoy?

-C: El pensamiento crítico marxista está resurgiendo en América Latina. La región ya tuvo una fuerte tradición en el pensamiento marxista, y lo más interesante de éste no era la mera copia del marxismo que llegaba de Europa. La propia realidad contradictoria de la región obligó al pensamiento marxista latinoamericano a construirse en conformidad con sus problemas específicos. En este momento preciso vuelve el interés por la teoría marxista, en primer lugar, por la situación social específica de profundización de los problemas estructurales promovida por las políticas neoliberales desde los años 90 del siglo pasado. Los movimientos de lucha y resistencia sociales, de alguna forma, necesitaron para esos procesos recuperar la tradición del pensamiento crítico, especificamente el marxista.

En segundo lugar, las falsas alternativas que se presentaron a esa situación (como el neodesarrollismo) muestran en estos momentos sus límites, lo que permite que pensamientos más radicales y genuinamente alternativos, como el marxismo, sean presentados y sostenidos.

Además de eso, la actual crisis del capitalismo mundial también contiene una crisis de la teoría social que no logra explicar el hecho que el proceso de acumulación de capital funciona inerentemente de manera cíclica. Esto quiere decir que las crisis hacen parte del funcionamiento de la economía capitalista, no es un fenómeno ajeno, fortuito, casual. La única teoria social que logra entender las crisis como de hecho ellas son es la marxista. Como nuestras economías tienen una inserción dependiente en el capitalismo mundial, las crisis de éste último se manifiestan con particularidades en nuestra región, y eso explica el rescate del pensamiento marxista latinoamericano.

Este proceso ocurre no solamente en las universidades sino también en los procesos de formación que los mismos movimientos sociales implementan, al darse cuenta de que el arma teórica es crucial para los enfrentamientos anticapitalistas que se proponen. De hecho, esa relación del trabajo militante académico formal con los procesos de formación y pensamiento que vienen desde los movimientos sociales, sindicales y políticos es clave para una estrategia socialista de combate a la manera como el capital está saliendo de su actual crisis. La política de los ajustes para enfrentar la crisis, desde la perspectiva del capital, es profundizar el neoliberalismo. Sólo un trabajo serio e intenso de construcción de esa estrategia socialista, con base en un proceso de relación de mutuo apoyo entre intelectuales orgánicos y movimientos socialistas, puede enfrentar la estrategia del capital. Este es el sentido, por ejemplo, de la Sociedad Latinoamericana de Economía Política y Pensamiento Crítico (SEPLA) que, junto con otras organizaciones, pretende impulsar esa estrategia verdaderamente crítica, socialista.

ZUR ¿Algunas lecturas imprescindibles para pensar América Latina?

-C: Es imprescindible recuperar todas las experiencias teóricas y prácticas de los movimientos socialistas. No podemos olvidarnos de las experiencias revolucionarias que ya ocurrieron en la história, y no sólo en América Latina, sino también de otras partes del mundo, en distintos momentos históricos.

La tradición marxista tiene una enorme cantidad de debates teóricos muy importantes para entender nuestra realidad. No se trata de traspasar discusiones antiguas como si fueran suficientes para transformar nuestra realidad presente. Hay que respetar la especificidad de los distintos momentos históricos. Desde que el capitalismo es capitalismo nosotros los trabajadores sufrimos las contradicciones de este sistema social. Tenemos que conocer al enemigo si queremos derrotarlo. Para eso la lectura de los clásicos del marxismo es imprescindible.

Adicionalmente, tenemos que recuperar lo nuestro, el pensamiento crítico latinoamericano, y aquí la lista tambien es enorme (Mariátegui, Mella, Che Guevara, y muchos otros). La teoria marxista de la dependencia (Marini, Bambirra, Dos Santos, Caputo) tiene que ser rescatada, pero, nuevamente, sin creer que se puede utilizar este debate de los 60, 70, del siglo pasado sin ninguna intermediación hacia la realidad presente. Se trata de construir una estrategia socialista para la dependencia contemporánea de nuestra región. Afortunadamente aquí tambien tenemos nombres importantes que nos ayudan en ese trabajo, pero hay que destacar una gran cantidad de jóvenes que recién empiezan a estudiar este gran listado de lecturas imprescindibles desde América Latina y para pensar América Latina con una perspectiva crítica. No sólo en la SEPLA, sino en otras instituciones se ve mucho trabajo de esos jóvenes, y de la mejor forma, sin restringirse al academicismo y trabajando junto con los movimientos sociales, políticos y sindicales.

ZUR ¿Hay preocupación en Brasil por un nuevo “Maracanazo’?

-C :Si uno se queda en lo meramente futbolístico, se puede decir que existe un cierto temor por la posibilidad de que Brasil no gane el mundial en la segunda vez que lo organiza. Pero, de hecho, para los sectores que impulsan las manifestaciones populares desde junio del 2013 el resultado del mundial no es relevante.

Una de las principales características de las llamadas manifestaciones de junio fue el hecho de que ellas separaban los reclamos en la calle del apoyo a la selección brasileña. Las protestas no eran contra la selección, en el campo de juego, pero contra la lógica que está por arriba de eso, y que determina toda el “business” en torno al fútbol mundial. Las protestas ocurrieron, y están ocurriendo en este exacto momento, en contra el domínio y la imposición por parte de la FIFA de todo el negocio (capitalista) que eso involucra. Muchas inversiones (que en el capitalismo requieren ganancias) en estadios e infraestructura con el único objetivo de tornar el mundial rentable. ¿Cuánto de eso para salud, educación, viviendas? Nada.

Lo que ocurre es una creciente mercantilización (capitalismo) de los espacios urbanos, con fuerte especulación imobiliaria, que expulsa los más pobres de sus viviendas. En San Pablo, incendios sospechosos en favelas que se transforman, después de “limpio” el espacio, en negócios imobiliarios para las elites; en Rio ocurren fuertes y violentas desocupaciones de los más pobres para construir lo necesario para el mundial y las olimpiadas. Estamos también ante un incremento de la criminalización de los movimientos sociales, llegando al asesinato de algunos líderes, como si fueran meros traficantes de drogas, lo que se suma al fuerte aparato policial para reprimir violentamente las protestas.
No son protestas conscientes con una estrategia socialista, pero tienen un carácter de rechazo a las consecuencias sociales de una falsa estrategia de desarrollo, que estallaron en el momento en que se percibió cuanto se gastó, y aún se va a gastar, para viabilizar los negocios promovidos por la FIFA y sus socios. ¿Se pueden radicalizar las protestas? Por supuesto, una vez que la causa de fondo seguirá después del mundial, sea cual sea el resultado que tenga en el campo de juego. El neodesarrollismo es una falsa alternativa, por lo menos desde el punto de vista de los trabajadores.

Rodrgio Alonso
Zur

ACJ divulga Observatorio sobre Derechos de la Juventud

ACJ DIVULGA OBSERVATORIO SOBRE DERECHOS DE LA JUVENTUD SALVADOREÑA MAYO-JUNIO 2014

SAN SALVADOR, 1 de julio de 2014. “La situación de exclusión estructural continúa manifestándose con fuerza…” denunció el Rev. Roberto Pineda, Presidente de la Asociación Cristiana de Jóvenes, ACJ de El Salvador, al presentar la segunda edición de los meses de Mayo-Junio del Observatorio de Medios sobre Derechos de la Juventud Salvadoreña.

Agregó que esta situación obliga a “miles de jóvenes a huir de su patria para salvar su vida. Y los que se quedan son víctimas de la violencia y el desempleo. En este contexto desolador nuestra tarea es mantener encendida la llama de la esperanza y este esfuerzo de darle seguimiento a las noticias sobre la juventud, forma parte de esta tarea que como ACJ nos hemos impuesto.”

Sobre el mes de mayo se apunta que “de seis notas, dos corresponden a los preocupantes hallazgos realizados por una investigación del fondote de naciones Unidas para la Infancia, UNICEF en el sentido que unos 6,300 niños y adolescentes fueron asesinados en El Salvador entre el 2005 y el 2013. Estas cifras revelan la magnitud del holocausto al que esta sometida la juventud salvadoreña por este sistema económico capitalista que la condena a la exclusión y la pobreza.”

“Las otras cuatro notas reflejan esta misma situación: la primera vinculada a que la falta de experiencia afecta fuertemente a los jóvenes para conseguir su primer empleo; la segunda es una denuncia por parte del Procurador de Derechos Humanos al respecto que el estado salvadoreño carece de políticas públicas de seguridad; la tercera describe la situación de pugnas entre pandillas en una institución de educación media oficial y la última se refiere a la increíble decisión del Ministerio de Salud de suspender el Día de la Prueba del Vih-sida, con la que se afecta a miles de jóvenes que en el pasado han podido ser detectados y ayudados mediante esta jornada nacional.”

Sobre el mes de junio se considera que “las tres notas de este mes se relacionan con la crisis provocada por la llegada a territorio estadounidense de miles de niños y jóvenes centroamericanos y mexicanos, los cuales han hecho estallar los represivos mecanismos migratorios implementados por el gobierno de Obama.”

Concluyó el pastor luterano que “esta avalancha de niños y jóvenes en la frontera del imperio ha puesto de relieve el fracaso de los modelos económicos neoliberales, “sugeridos” por el Banco Mundial y el FMI e implementados por los países centroamericanos, los cuales destruyeron las defensas sociales de estos países y hoy obligan a la inmigración como puerta de escape a la pobreza y la violencia de las sociedades centroamericanas y mexicana. Asimismo esta crisis señala la urgencia de buscar caminos de liberación que nos conduzcan a sociedades más justas y democráticas, donde los niños y niñas sean protegidos y los jóvenes tengan oportunidades de estudiar y trabajar sin temor de perder su vida.”

ASOCIACION CRISTIANA DE JOVENES DE EL SALVADOR OBSERVATORIO DE MEDIOS SOBRE DERECHOS DE LA JUVENTUD SALVADOREÑA

ASOCIACION CRISTIANA DE JOVENES DE EL SALVADOR OBSERVATORIO DE MEDIOS SOBRE DERECHOS DE LA JUVENTUD SALVADOREÑA

INRODUCCION

A continuación presentamos la segunda edición (Mayo-Junio) del Observatorio de Medios sobre Derechos de la Juventud Salvadoreña, que hemos realizado. La situación de exclusión estructural continúa manifestándose con fuerza, obligando a miles de jóvenes a huir de su patria para salvar su vida. Y los que se quedan son víctimas de la violencia y el desempleo. En este contexto desolador nuestra tarea es mantener encendida la llama de la esperanza y este esfuerzo de darle seguimiento a las noticias sobre la juventud, forma parte de esta tarea que como ACJ nos hemos impuesto.

MAYO 2014

Temática/Medio y fecha

UNICEF revela que asesinaron 6,300 menores del 2005 al 2013 en El Salvador (El Nuevo Herald, 5 de mayo de 2014) SAN SALVADOR — Unos 6,300 niños y adolescentes fueron asesinados en El Salvador entre el 2005 y el 2013, reveló este martes el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), que pidió repetar la vida de los menores.“Llamamos a todos aquellos que tengan en sus manos la capacidad de ponerle fin inmediato al asesinato de niñas, niños y adolescentes por el bien superior del país”, señaló en un comunicado el representante de UNICEF en El Salvador, Gordon Lewis. Lewis no identificó qué factores serían los causantes de las muertes. Read more here: http://www.elnuevoherald.com/2014/05/06/1742560/unicef-revela-que-asesinaron-6300.html#storylink=cpy

UNICEF exige cese inmediato de asesinatos de niños y adolescentes en El Salvador (El Diario de Hoy, 6 de mayo de 2014) El Fondo las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) hizo un enérgico llamado al Gobierno saliente y al entrante a buscar las formas para un cese inmediato en el asesinato de niñas, niños y adolescentes en El Salvador. La entidad mundial muestra de esta forma su indignación por los 6,300 niños y adolescentes asesinados entre el 2005 y el 2013 en el país. La mayoría de víctimas tenían entre 15 y 19 años de edad. http://www.elsalvador.com/mwedh/nota/nota_completa.asp?idCat=47673&idArt=8757747

Falta de experiencia frena a jóvenes para obtener empleo (Diario El Mundo, 8 de mayo de 2014) Aunque a juicio de los jóvenes el principal factor de discriminación es la falta de experiencia, no es el único. Según la encuesta, el 49% de los 1,827 jóvenes salvadoreños encuestados indicaron que, cuando aplicaron a plazas vacantes, percibieron rechazo por falta de conocimiento, apariencia física, pretensión salarial alta, disponibilidad de horario, sobrecalificación, no ser bilingüe, entre otras. La encuesta también cubre la perspectiva de las empresas. En el caso de El Salvador, el 49% dijo que una de las principales desventajas de contratar personal joven es su falta de madurez, un porcentaje igual señaló su poca experiencia, y el 40% aseguró que no tienen compromiso. http://elmundo.com.sv/falta-de-experiencia-frena-a-jovenes-para-obtener-empleo

PDDH condena ineficacia de políticas para prevención de la violencia (Diario Colatino 13 de mayo de 2014) El Procurador para la Defensa de los Derechos Humanos David Morales lamentó ayer la falta de convicción y voluntad de autoridades para aplicar con mayor efectividad políticas referidas a la prevención y atención a víctimas de violencia entre pandillas. Morales reiteró su preocupación porque gran parte de los homicidios afectan a jóvenes menores de 18 años, además de mujeres y niños, dijo. “Las víctimas de la delincuencia no han sido una prioridad en las Políticas Públicas de Seguridad”, recalcó, al manifestar los “devastadores” resultados de la implementación de políticas pasadas como “Mano Dura”. http://nuevaweb.diariocolatino.com/pddh-condena-ineficacia-de-politicas-para-prevencion-de-la-violencia/

Pandillas marcan territorio en instituto nacional (Diario El Mundo 17 de mayo de 2014) La disputa de espacios entre integrantes de diferentes pandillas llegó a las instituciones educativas del país. El Instituto Nacional Técnico Industrial (INTI) desde hace unos meses presenta esa problemática. Jaime, alumno de segundo año de bachillerato, tiene que seleccionar con cautela a sus amigos cercanos, porque asegura que algunos de sus compañeros pertenecen a una clica. Los estudiantes asisten a clases bajo la presión del asedio en sus casas, medios de transporte y problemas que se puedan desatar al interior de las escuelas. De las tres tiendas (chalets) instaladas en el INTI, dos son zonas de dos pandillas: “La de arriba es de la MS y la de debajo de la 18”, comentó Jaime. Mientras que el tercer pequeño negocio, es “neutral” por estar instalado al costado izquierdo de las oficinas de dirección y subdirección; y es donde asiste la mayoría que no está involucrada en pandillas, relatan. http://elmundo.com.sv/pandillas-marcan-territorio-en-instituto-nacional

Suspenden día de la prueba de VIH por la falta de fondos Isabel Villegas, de la Asociación Cristiana de Jóvenes, ACJ, manifestó que es una decisión inconsulta, irresponsable y desacertada la que han tomado las autoridades y que el enfoque economista no debe prevalecer por encima de los derechos de las personas. http://www.elsalvador.com/mwedh/nota/nota_completa.asp?idCat=47673&idArt=8793794

ANALISIS DEL MES DE MAYO

De seis notas, dos corresponden a los preocupantes hallazgos realizados por una investigación del fondote de naciones Unidas para la Infancia, UNICEF en el sentido que unos 6,300 niños y adolescentes fueron asesinados en El Salvador entre el 2005 y el 2013. Estas cifras revelan la magnitud del holocausto al que esta sometida la juventud salvadoreña por este sistema económico capitalista que la condena a la exclusión y la pobreza.

Las otras cuatro notas reflejan esta misma situación: la primera vinculada a que la falta de experiencia afecta fuertemente a los jóvenes para conseguir su primer empleo; la segunda es una denuncia por parte del Procurador de Derechos Humanos al respecto que el estado salvadoreño carece de políticas públicas de seguridad; la tercera describe la situación de pugnas entre pandillas en una institución de educación media oficial y la última se refiere a la increíble decisión del Ministerio de Salud de suspender el Día de la Prueba del Vih-sida, con la que se afecta a miles de jóvenes que en el pasado han podido ser detectados y ayudados mediante esta jornada nacional.

OBSERVATORIO DE DERECHOS DE LA JUVENTUD JUNIO 2014

Temática/Medio y fecha
Biden: flujo de niños y jóvenes migrantes representa un peligro enorme (El Diario de Hoy 20 de junio de 2014) El vicepresidente de los Estados Unidos, Joe Biden se pronunció en contra de los viajes que realizan niños centroamericanos hacia los Estados Unidos en donde buscan reunirse con sus padres migrantes, señalando lo peligroso que significa realizar esa travesía muchas veces en manos de coyotes o contrabandistas. Biden llegó a Guatemala este viernes 20 de junio de 2014, y durante unas pocas horas sostuvo un encuentro con el presidente guatemalteco Otto Pérez Molina con quien abordaron en conferencia de prensa el tema principal que lo llevaba a este país centroamericano: los niños migrantes no acompañados. http://www.elsalvadornoticias.net/2014/06/20/biden-flujo-de-ninos-y-jovenes-migrantes-representa-un-peligro-enorme/

Procurador se pronuncia por crisis humanitaria generada por la detención de niños, niñas y adolescentes por autoridades migratorias de EEUU (San Salvador, 26 de junio de 2014) El Procurador para la Defensa de los Derechos Humanos aboga ante las autoridades de los Estados Unidos de América para que, en el marco de su legislación vigente, cada caso sea valorado por las autoridades migratorias competentes, de las cuales espera tengan en consideración prioritaria los principios universales del interés superior de los niños, niñas y adolescentes, el principio y derecho de no devolución y el inderogable derecho de mantener sus relaciones familiares, de conformidad con la Declaración Universal de los Derechos Humanos, la Convención de los Derechos del Niño, la Convención Americana sobre Derechos Humanos, la Convención Internacional sobre Protección de los Trabajadores Migrantes y sus Familiares, entre otros relevantes instrumentos internacionales aplicables en esta materia.
http://www.pddh.gob.sv/menupress/menuprensa/590-procurador-se-pronuncia-por-crisis-humanitaria-generada-por-la-detencion-de-ninos-ninas-y-adolescentes-por-autoridades-migratorias-de-eeuu

Creen que oleada de jóvenes inmigrantes es por violencia de pandillas (Diario de Hoy 27 de junio de 2014) La mayoría de los menores que emigra sin acompañamiento desde Centroamérica a EE. UU. lo hace por miedo a ser víctimas de la violencia que azota la región, según un estudio de la investigadora Elizabeth Kennedy.“Los menores y los padres de familia piensan que el riesgo de los niños en la ruta hacia EE. UU. no es tan grande como el riesgo de quedarse en su país, porque sienten que quedarse es para morir”, dijo Kennedy a Efe . http://www.elsalvador.com/mwedh/nota/nota_completa.asp?idCat=47673&idArt=8891711

ANALISIS DEL MES DE JUNIO

Las tres notas de este mes se relacionan con la crisis provocada por la llegada a territorio estadounidense de miles de niños y jóvenes centroamericanos y mexicanos, los cuales han hecho estallar los represivos mecanismos migratorios implementados por el gobierno de Obama.

Asimismo esta avalancha de niños y jóvenes en la frontera del imperio ha puesto de relieve el fracaso de los modelos económicos neoliberales, “sugeridos” por el Banco Mundial y el FMI e implementados por los países centroamericanos, los cuales destruyeron las defensas sociales de estos países y hoy obligan a la inmigración como puerta de escape a la pobreza y la violencia de las sociedades centroamericanas y mexicana. Asimismo esta crisis señala la urgencia de buscar caminos que nos conduzcan a sociedades más justas y democráticas, donde los niños y niñas sean protegidos y los jóvenes tengan oportunidades de estudiar y trabajar sin temor de perder su vida.

Convention Keynote: For a modern, mature, militant, and mass party. Chicago, June 13, 2014

Convention Keynote: For a modern, mature, militant, and mass party

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by: Sam Webb
June 13 2014

A version of these remarks were delivered at the opening of the CPUSA 30th National Convention, June 13-15, 2014. Edited slightly on June 27, 2014.

Good afternoon everybody, and a special good afternoon to our international guests. Thank you so much for coming.
Convention mission

Every National Convention has its own particular mission. So what is the mission of this one, our 30th?

In addition to catching up with old and meeting new friends, breaking bread together, and just generally having a good time, our mission is to take a fresh and sober look at today’s realities and challenges.

This includes making adjustments of our strategic and tactical policies to new conditions. It entails taking better care of the future in the struggles of the present.

Over the next three days, we will turn our attention to those social movements, which are critical to recasting our country’s politics, economics, and popular thinking.

While we will look ahead, we also keep in sight the immediate challenge of this fall’s elections.

If it isn’t obvious, the mission of the convention isn’t to mothball the struggle against right wing extremism — our current strategic task — in our zeal to address more radical and fundamental tasks. The decisive defeat of the right is not yet finished and remains the gateway through which today’s movement has to pass if it hopes to eventually reshape the political, economic, and cultural landscape in a progressive, radical, and, eventually, socialist direction.

Nor is our mission to scale down our efforts (along with others) to assemble the core social forces and movements — the working class, people of color, women, and youth and their respective organizations — into a labor/working class led people’s coalition in favor of some narrower formation. While it is tempting to look for some other change agent that possess a radical disposition and will get us to our socialist destination in short order, no one should doubt that only a broadly based people’s coalition anchored in and led by these very forces will usher in a progressive and socialist future.

Finally, the mission of this convention isn’t to challenge the time tested notion that the immediate issues that draw people into the vortex of practical struggle are the main point of departure of any politics that has transformational aspirations. To think otherwise is a sure fire recipe for languishing on the margins of U.S. politics — a ground that the left of which we are a part has occupied for far too long.

Whatever mistakes — and mistakes are inevitable — we have made, they weren’t mistakes of a strategic nature, like some others on the left have and a few in our party have advocated.

I have said before that neither impatience with the process of change, nor revving up the revolutionary phrase, nor skipping stages, nor foreswearing any connection to “bourgeois politics” will get us a flea hop closer to socialism.

It may bring us a small measure of righteous satisfaction, but the main purpose of political engagement from our perspective isn’t therapeutic; it isn’t about feeling “revolutionary” or showing off one’s “radical credentials.”

Instead, it’s about soberly analyzing the balance of forces; it’s about connectedness to the struggles that the people themselves choose; it’s about turning millions — no tens of millions — into change agents and tribunes for a radical democratic and socialist future; it’s about making a difference in people’s lives.

And, by no means least, it’s about the many sided building of a 21st century party – one that is modern and mature; one that is revolutionary, but not sectarian; one that possesses an expanding pool of leaders who think independently, soberly, and critically; one that is mindful of the complexity of the process of social change in the most entrenched and powerful capitalism in the world; and one that looks at the world through the lens of a living Marxism as well as incorporates the best of our nation’s own radical and democratic tradition.

Now I’m going to turn my attention to the main challenges that the leadership of the Party would like to you to discuss, debate, and decide over the next three days. I will present them one by one for the purposes of clarity, but in real life each intermingles with the other in countless ways.
Challenge 1: People’s surge

It seems like every day somebody new is raising hell, rattling the cages of the powers that be.

One day it’s the Dreamers, the next day it’s Moms for Walmart and fast food workers, and then the “Moral Monday” movement the day after that.

Then there are seemingly endless actions to increase the minimum wage.

There are also initiatives to stop deportations and the militarization of the border.

To this list, we have to add mobilizations against voter suppression along with ongoing campaigns to register new voters.

Nor can we forget the struggles to stop mass incarceration and overhaul a judicial system that is punitive and riven with racial and class bias.

Of great significance are the efforts to protect women’s health and abortion clinics, which are under ferocious attack.

Then there are the inspiring student campaigns against global energy corporations, student debt and the Keystone pipeline.

And we should include in this surge the flood of phone calls that nearly overwhelmed the Congressional switchboards to protest what looked like imminent U.S. military action in Syria.

Also of great significance was the transformative AFL-CIO convention in Los Angeles last fall.

Still another impressive example of this surge was the landslide win of Bill de Blasio for mayor of New York City, who is a self-described progressive. The New York Times no less called it “a sharp leftward turn.”

Then a few weeks ago, across the mighty Hudson River, Ras Baraka in another impressive victory was elected Newark’s mayor.

Finally, an aspect of this surge that is so inspiring it brings tears to my eyes has been the passage of marriage equality legislation in state after state. These victories have become so common that it is easy to lose sight of the enormous change this represents and thanks goes to the courage and tenacity of the LBGT rights movement.

From this podium, let me in everyone’s name tip our banner to the late Harry Hay, as well as to the pioneering Stonewall Generation that includes our own Gary Dotterman and Eric Gordon. The Stonewall generation came out when it was very difficult to do so; they battled and lost loved ones to the AIDs epidemic, and they never gave an inch to ignorance and hate.

If I could sum this surge up in a few words, I might say that things are breaking good, not “breaking bad.”

Now I will be the first to say that this surge of struggle doesn’t have the capacity to resolve the crisis of capitalism in a consistently democratic and working class manner.

But does it have transformative potential? Yes — it contains the seeds that could, if properly cared for, sprout and bring a “new burst of freedom, economic security, and peace.”

Of course, a devil’s advocate would quickly remind me of the barriers that make any kind of progress, let alone social transformation, unlikely.

And you know what? The obstacles are formidable; the task is daunting.

But we shouldn’t lower our sights or lose those precious gifts, called hope and desire or give up on the American people.

The present surge is real. And it can evolve into “a movement of the immense majority in the interests of the immense majority,” as a young Karl Marx and Frederick Engels wrote in the Communist Manifesto.

Which means that it reaches into small towns and suburbs as well as cities, into Lubbock as well as San Francisco, into the South as well as the North, into the heartland as well as the coasts, and into red states as well as blue states.

Or to put it differently, only a movement, as one progressive analyst wrote, that includes the desperately poor and the insecure middle class has any chance of success. This is not exactly a Marxist formulation, but framing it like that encourages big universe thinking and expansive tactics, both of which are sometimes lacking on the left and in the Party.
Challenge 2: An economy that works for working people

The 99 percent aren’t faring too well. Are you?

The economic recovery is anemic; and things don’t look good going forward.

In fact, Paul Krugman, the Nobel Prize winning economist and New York Times columnist, wrote:

“But what if the world we’ve been living in for the past five years is the new normal? What if depression-like conditions are on track to persist, not for another year or two, but for decades?”

In making this claim, Krugman is arguing that contemporary U.S. capitalism, while still governed by the same underlying laws of motion and dynamics and still dominated by powerful corporations, isn’t like its mid-20th century predecessor. And he’s right.

Let me explain:

Present day capitalism, which began to take shape in the early 1980s, bears little resemblance in important ways from its forerunner in the years stretching from the end of World War II to the mid-1970s, In that era, U.S. capitalism (as well as the other core countries in the capitalist zone) registered remarkable growth. Prosperity was broadly shared. And capital accumulation out of which come corporate profits took place largely in the sphere of material production.

Now and then interruptions in this process occurred, but they were short and followed by a resumption of production, rising living standards, and accumulation on a broader scale.

But this changed in the mid-1970s. Capitalism’s robust and near continuous expansion over a thirty year period gave way to stagflation, that is, high inflation, slow growth, a weakening dollar in international markets, and declining profits in an increasingly integrated world economy, notable for its concentration of economic power and wealth in the hands of a few hundred globally organized corporations and fierce competition/rivalry on a state and corporate level.

Unhappy with this turn of events on a global as well as a domestic level, but fully resolved to overcome the new barriers to capital accumulation, profit maximization, and economic growth in this new economic environment, the moneybags in the corporate suites decided that U.S. capitalism’s “Golden Age” was over and, accordingly, switched gears:

First, they declared war on labor. And what a war it was and still is. They extracted massive concessions from workers in the unionized mass production industries; they closed factories and slashed payrolls; they downsized, restructured, and rationalized industries and the workplaces; and they deployed new technologies to replace and speed up labor.

But this was no more the opening act of a long running play. They also loosened a good chunk of their money from its old moorings in the sphere of material production and said to it: “You are free. Go wherever you want. Multiply many times over. Make me rich many times over.”

Which is exactly what their now footloose and profit-seeking money did.

It moved into new lines of production as well as real estate, land speculation, sports teams, art, and luxury living.

It fled to the other regions and states where wages were low and labor unprotected.

It also chased after, as Naomi Klein has written, natural disasters, where it profited handsomely off people’s tragedies.

It circumvented as well as broke down trade barriers as well as claimed intellectual property rights on everything from seeds (stolen from farmers and indigenous peoples) to medicines to new technologies.

It also licked its chops for a moment and then got down to the business of privatizing public education, social security, health care, public housing, water provision, and public land and resources.

But the main place surplus capital flowed was into financial markets and channels.

In fact, the flow was so massive and sustained that it became the main factor shaping the contours, structure, interrelations, and evolution of the national and world economy.

But, as we know now only too well, this enormous flow of overwhelmingly speculative, parasitic, and non-productive money into the financial sphere, while pumping life into an underperforming economy for longer than most of us expected was anything but an unmixed blessing.

Sure a few people on Wall Street or connected to Wall Street got rotten rich, lived in unconscionable luxury, and accumulated enormous social power to effect events and outcomes on the national and international level.

But most of us here (as well as elsewhere) got spanked, and spanked hard, especially when the financial feeding frenzy finally unraveled and the whole economic edifice collapsed in 2008.. We lost jobs, income, homes, and family farms. Piled up debt so we could get by. Did nothing but worry about the future of our families and communities. And if we were a person of color or woman, the impact was calamitous. Poverty became even more racialized and feminized.

And to think that not one, not even one, of these thieves of high finance spent a day in jail.

To make matters worse, five years later, things are no better for us. Nearly all of the income gains during this time have gone to the 1 per cent. And the prognosis for the economy is more of the same – slow growth, stagnation, and mounting contradictions.

What gives added force to the stagnation pressures are the vast changes that have occurred in the global economy since 1980.

On the one hand, at the apex of the economy are huge multi-national corporations and banks.

And, on the other hand, Marx’s reserve army of the unemployed, underemployed and informally employed has doubled in size since the 1980s.

The scale of this absorption of workers into wage exploitation has radically re-leveraged the relative positions of capital and labor in favor of the capitalist class.

What is more, this disparity in wealth and power at the core of the economy constitutes a new and powerful source of downward pressure on the U.S. and world economy.

Now this whole turn of events and reconstitution of U.S. and global capitalism could not have happened without a major assist from the capitalist state (governmental bodies, courts, instruments of violence and repression) and the political class.

Of crucial importance were the election of Ronald Reagan in 1980 and the ascendency of the right that followed. This political grouping was the hammer in this transformative process.

But to be fair, the Democrats, and especially the Clinton administration, were not bystanders either. They also had a hand in transforming the economy to the advantage of the 1 per cent and Wall Street.

So the question before us is: How do we get out of this mess?

Here’s my two cents:

What’s needed is nothing less than the restructuring of the economy in a consistently and deeply anti-corporate, and eventually socialist direction.

First: The conversion of a fossil fuel driven and militarized economy into a peaceful, sustainable one, based on and developing renewable energy sources.

Second: Major infrastructure construction and renewal.

Third: A guaranteed and livable income for all, and a reduction in the workweek with no cut in pay.

Fourth: Major expansion of every aspect of the public sector – education, housing, recreation, culture, childcare, retirement security, healthcare, elder care, and so forth.

Fifth: Strengthening of worker’s rights and people’s rights generally.

Sixth: Turn “too big to fail” banks and the energy industry into public utilities.

Seventh: Measures to overcome longstanding inequalities and rebuild hard hit communities.

Finally: Controls on capital’s ability to abandon communities and move around the world.

Of course such reforms will be met with the refrain: there is no money!

But that is perhaps the biggest of the Big Lies.

In the past few decades, trillions of dollars of unearned wealth has been amassed by the 1 percent — this should be transferred into public hands.

Another huge source of funds is the reordering of governmental priorities, away from military spending.

Finally, taxing of financial flows and transactions should get our radical economic program off and running.

And let me add this: the purpose of such a reform program isn’t to “level the playing field” or to insure that everyone, who “plays by the rules” and works hard, gets a shot at the “American Dream.”

To the contrary, the purpose is to decisively change the rules and tilt the playing field in favor of the underpaid, the underemployed and the unemployed; the struggling family, the discriminated against, the woman who combines wage labor at unequal pay with the lion’s share of unpaid household labor (not least of which is child and elder care), the indebted student, the underwater homeowner, the bankrupt city, the underfunded school, every victim of capitalism’s crisis and its irrational priorities.

But where do we begin? My answer is that we begin where we are, that is, with the existing movements and struggles.

And there are so many! Starting with the growing movements against economic inequality, the low wage economy, and right wing extremism.

One day it is AFL-CIO President Richard Trumka passionately speaking against the growth of inequality.

The next day it is President Obama, making a speech on the same subject.

The books of Thomas Piketty and Elizabeth Warren, both on the subject of glaring and unjustified inequality, are on the New York Times best sellers list.

A progressive bloc in Congress stands firm behind economic, gender, and racial justice.

The minimum wage movement is really kicking up sand, the latest victory the vote by the Seattle City Council to lift the minimum wage to $15 per hour.

Meanwhile, around the world, powerful movements, and in some cases, even governments, especially in Latin America, are demanding economic justice.

And before we move on, as a former alter boy, I got to bring the Pope into the conversation, who said, and I have to quote him:

“While the earnings of the minority are growing exponentially, so, too, is the gap separating the majority from the prosperity enjoyed by those happy few. The imbalance is the result of ideologies, which defend the absolute autonomy of the marketplace and financial speculation…. A new tyranny is thus born, invisible and often virtual, which relentlessly imposes its own laws and rules…. The thirst for power and possessions knows no limits. In this system, which tends to devour everything that stands in the way of increased profits, whatever is fragile, like the environment, is defenseless before the interests of a deified market, which become the only rule.”

Powerful stuff! Like Lebron James, The Pope’s got game!

One of the most compelling struggles against economic inequality, maybe the most compelling, is the low wage worker organizing campaign.

Who are these workers? Well they are us. They are young as well as old, black and brown as well as white, women and men, immigrant as well as native born, suburban and rural as well as urban, and, I’m sure, gay and straight. They also come from red states as well as blue states.

In their corner are important sections of the U.S. labor movement, including the top leadership of the AFL-CIO.

We (and many, many others) are supporters of this struggle. But at this convention we should agree to up the ante.

I say, let’s decide here, right now, at this 30th convention of the Communist Party to make this struggle a strategic focus.

Can we agree to that?

Such a focus, in case anybody is worried, isn’t a turning away from the traditional sections of the working class. It’s not a back benching of our industrial concentration policy, which by the way was never intended to create a pecking order within the working class; to the contrary, its purpose was to activate, empower, and unite the working class as a whole.

Thus, a focus on Walmart, fast food, and other low-wage workers is an adaptation of our concept of industrial concentration to new realities and challenges. This doesn’t mean that people in Michigan should forget the autoworkers, or in California, the long shore workers or in… you get the gist.

Now I’m also sure someone is thinking that low-wage workers don’t have the same strategic power that, say the autoworkers in Flint had in the winter of 1935.

I would counter with three observations. First, strategic power doesn’t turn only on location in the capitalist economy. That strikes me as too economistic. It also is about relationships, outreach, alliances, creative forms of struggle, unity, and, not least deepening class and democratic consciousness.

Second, the victories of low-wage workers will bring new spirit, ideas, power capacity and confidence to labor – traditional and non-traditional.

And, third, the organization of low-wage workers will augment manifold labor’s ability to organize the millions of workers who are unemployed and underemployed.

Can labor ignore this reality? NO.

Can we? Same answer!

Can we make a full-blooded turn toward the struggles of low-wage workers?

Great! Sounds like everybody is on board.

Ok!
Challenge 3: Assisting labor’s growth and revitalization is an overriding strategic task

The labor movement is an essential cornerstone of transformative politics.

Not everyone in the left and progressive community is of this mind. Some assign the labor movement no part in the process of change; some a bit part; still others include labor in long list of other political actors.

Contrast the reception on the left to Occupy as compared to the recent convention of the AFL-CIO! It was gaga in one case and ho hum in the other.

This obviously isn’t our attitude; when organized, united, and equipped with a class and democratic vision, the working class and its organized sector possess transformative power.

Of course, this isn’t the case today; labor membership is at its lowest level since WW II; it’s on the defensive and fractured, the left in labor, while growing, is still small in size; and the barriers to reconstitute a revitalized and growing labor movement are formidable.

Now if this were the entire story, it would be a “bummer.” I would go on vacation, head to the pub before noon.

But it isn’t. Labor is breaking out of its defensive shell, opening its arms to millions of new members into its family, and taking new initiatives. Some labor is evolving into a social movement.

So what should we do?

We should do what sections of labor are doing — acknowledging, embracing, and doing something about this crisis.

Now I am not Pollyannaish. Even in the best of circumstances, the transformation of the labor movement won’t be accomplished overnight.

But, as I said, the first steps are being. It’s beginning to dance with a new beat and rhythm. Labor’s allies and the left should join the dance.

Thus, the question before house is: are you ready to put on your dancing shoes and boggy to labor’s beat?

Guess what? You didn’t surprise me; I expected that answer because I know how much you like to dance.
Challenge 4: The elections and the struggle for political independence

An immediate challenge for anybody who cares about the future of our democracy is the elections this fall. Their outcome probably won’t shift the political terrain in a deep going way, but that doesn’t take away from their importance.

Whichever side wins will have the wind in its sails over the final two years of the Obama presidency and a leg up going into the 2016 presidential race.

If the Republicans capture control of the Senate, while retaining control of the House, they will claim that the American people have unambiguously rejected the president and his policies of redistributive economics, government overreach, and a supersized “nanny state.

On this ground they will press their reactionary agenda to the max. They will block the president at every turn as well as ramp up their efforts to portray him as incompetent, a voice of “takers and freeloaders,” and a weakling in the global theater. Nothing new here, except that they will pursue this smear campaign with more vigor.

This zealousness of the Republican opposition goes beyond the “normal” give and take of politics and heated partisanship, even beyond their zeal to beat the Democrats in the 2016 elections. What it reveals is a barely concealed and deeply felt racist animus toward a Black president who in their eyes symbolizes the imminent demise of the old order that is white, male, and well to do.

As fixated as they are on Obama, they are by equal measure indifferent to the plight of tens of millions struggling to survive.

Thus the stakes are tremendously high. And it goes without saying that we should be in this battle; no one should sit on the bench.

This is PLAYOFF TIME!

Now granted, it won’t be a cakewalk.

But who ever said the road to freedom would be easy or smooth. Who ever said, for example, that it would be easy to elect the first African American president? None of us, I bet; and most other people shared our view. But life and struggle and a Yes We Can attitude combined to break new ground and make history.

Can we surprise the pundits again and give the Republicans a good thrashing in November? Se Puede?

We got the right spirit, but we (and the larger people’s movement) have to combine this spirit with two other things, if we are to win in November.

First, good talking points that will convince people that their vote counts and that the right wing can be defeated this fall.

The other thing is a massive voter registration, protect the vote, get out the vote campaign.

If this is done – and I think it can be — then lots of talking heads that predicted a Republican victory, will have to eat their words.

Now some left and progressive people minimize the importance of this election – in part because they don’t share our concern about the right wing danger and in part because they feel that the Democratic Party is no great shakes either.

I’m mindful of the fact that the Democratic Party has a class anchorage, and it ain’t working class. Despite the broad range of people and organizations that comprise it, not everyone has an equal seat at the table.

But I’m also mindful that any realistic strategy to defeat the right, thereby creating opportunities to move to higher ground necessarily includes the Democratic Party as part of a growing people’s coalition at this stage of struggle.

So how do we square this circle? I’m not sure if I can do it completely, but here are some brief thoughts:

First of all, an independent labor-people’s based party able to compete with the two main parties doesn’t exist now, nor is it on the horizon. And while there is disaffection within the Democratic Party, nearly nobody in the Democratic Party is ready to say “See ya later.” What they are ready to do is to fight with the Party’s leaders and Wall Street over policy and political direction.

So if a third party isn’t on the agenda for now, what does the left do in the meantime? Hope the Democratic Party will do right by us? Not at all!

Three interrelated tasks come to mind. One is to continue to build the broadest and deepest (grassroots) coalition, including the Dems, against the right wing in this fall’s elections and beyond.

Another is give new urgency to extending and deepening the streams of political independence — both inside and outside the orbit of the Democratic Party — and to press a progressive agenda.

Finally, we need to keep in the conversation at lower volume the need for an alternative people’s party at the national level that has the capacity to compete with the two major parties of capitalism.

Will there be tensions in executing this layered policy? Of course! How could there not be? But we will learn how to negotiate these tensions. And we will do it without fracturing the still developing multi-class coalition against right wing extremism.

I mention this because some on the left — even in our own party — are ready, if not to vacate, then at least to dial down on the struggle to defeat right-wing extremism. In their view, the strategy has come up empty; the two parties are two peas in a pod; and the democratic — legislative and electoral – process has become completely compromised and corrupted, thanks in part to Citizens United and other Supreme Court decisions. The real action, many now say, is at the state and city level. And then a few on the sectarian left who claim that the effort to defeat right wing extremists is a retreat from the real class struggle.

None of these claims hold up in the court of life. In the first place, this strategy has stymied the right wing’s most extreme plans to restructure political, economic, and cultural relations in a deep going, permanent, and thoroughly reactionary way. No small achievement.

Second, victories — some of great import, some garnering fewer headlines — have been won. And these victories have made a difference in the lives of tens of millions.

Third, the emerging movement against the right doesn’t yet have transformative capacity, but it’s closer to it today than a few years ago.

Fourth, there is no other way – and certainly no easy way – at this stage of struggle to get to a future that puts people and nature before profits other than to battle and defeat right-wing extremism. I wish this stage of struggle could be skipped in favor of something sexier, but it can’t. Political possibilities at every level are and will be limited as long as the right wing casts a long shadow over the nation’s politics. Islands of socialism, and even progressivism, in a sea in which the right wing makes big waves are a figment of a fertile, but unrealistic imagination.

Finally, the struggle against the right is a form of the class struggle. In fact, it’s the leading edge of the class (and democratic) struggle at this moment. Only someone with a dogmatic cast of mind would think otherwise. Struggle, class and otherwise, never comes in pure form.

We shouldn’t minimize the difficulties, nor conceal the class nature of the two-party system, nor give the Democrats a free pass, but at the same time we shouldn’t suggest in the slightest way that the electoral/legislative struggle in present circumstances is a fool’s errand. Such a position feels self-satisfying and has a radical ring to it, but in the end it’s the real fool’s errand. Frustration – and we all feel it now and then — can’t be a substitute for informed and sober politics.

Or to paraphrase Engels: impatience is a poor substitute for theory.

In the 20th century two transformative movements uprooted deeply structured modes of political and economic governance — one an unregulated, crisis ridden capitalism in the 1930s and the other a massive, many layered, and deeply racist system, sanctioned by law, custom, and violence in the 1960s.

Neither one of these transformative movements, however, boycotted or stood apart from the electoral and legislative process. They were engaged in a very practical way in “bourgeois politics,” but that didn’t weaken their cause, in fact it was part of the explanation for their historic victories. A mature Party and left will not discount these experiences.
Challenge 5: Climate change and planetary sustainability

The piling up of carbon and other greenhouse gases in our atmosphere has reached a point that James Hansen, one of the foremost climate change scientist in the U.S. calls it a “planetary emergency.”

What makes matters worse is that time is becoming humanity’s enemy; the window to act is closing. Never before has such a challenge confronted the human species; and yet sensible people sit on our hands.

Can’t say the same thing about the fossil fuel industry, most of the Republican Party, well-funded right wing think tanks, and the rightfully despised Koch brothers.

This motley gang is making the rounds, denying the science of climate change, and resisting the smallest measures that might cut down on carbon emissions into the atmosphere.

While this crisis is planetary in scope, the worst consequences will weigh most heavily on working class, the racially oppressed and the poor, and especially on countries and peoples in the developing countries.

Despite this impending catastrophe, the response of left and broader democratic movement hasn’t been commensurate to the danger. And if our Party in particular were going to be graded on our performance, my guess is that we would get a D. And the only reason we wouldn’t receive an F is due to the regular coverage on climate change and the environment in the People’s World.

We can and must do better. I’m reminded of a quote from Martin Luther King in another context,

“We are now faced with the fact that tomorrow is today. We are confronted with the fierce urgency of now. In this unfolding conundrum of life and history there is such a thing as being too late. Procrastination is still the thief of time.”

If King’s eloquent words and scientific data don’t move you to be a better steward of this fragile place we call Earth, then make it personal; that’s what I do; I think of my two daughters, step daughter and stepsons, and, I think a lot about Violet and Pearl, my little granddaughters, ages 2 and 4, who hopefully will live long into this century and in climate conditions that are friendly to humans and other life forms.

Whether that happens or not, however, rests on what tens of millions of people — including our small party — do in the next few years.

But here’s the good news if I have made you too gloomy! A movement is being born, and it includes young people; and the trade union movement is a part of it too, although they are understandably concerned that working people not bear the weight of a necessary transition to a fossil free economy.

We should join this movement heart and soul. We should bring our energy and whole tool kit, including our socialist perspective, which tells us that climate crisis is the result of human activity, but it is activity in the context of a particular system – capitalism – whose logic is endless capital/profit accumulation, compound growth, massive waste in its multitude of forms, and rampant consumerism – all of which are increasingly unraveling, and undermining the natural systems that sustain life.

In the fall, mass mobilizations are scheduled at the United Nations to demand action from the world’s leaders and governments to mitigate climate change. Can we agree that we will join as well as mobilize friends and neighbors for these actions?

A month of two ago I signed up, as did others in our leadership to commit civil disobedience, if necessary, to stop the Keystone pipeline. How many of you will pledge to do so today?

New beginnings require a first step. And I think we have taken one today!
Challenge 6: New racist order

The right wing extremist attack against democracy and equality is sustained, coordinated, and exceedingly dangerous.

In the right wing’s bulls-eye are the whole range of rights and social institutions — unions, churches, community organizations, families and kinship groups, women’s health care centers, etc. — that sustain everyday life and empower tens of millions.

But for sections of the ruling class, their right wing pied pipers in Congress, and the right wing media, a robust democracy and substantive equality are at “war” with their worldview and their zealous pursuit for full spectrum political dominance.

This gang of democracy and equality busters by temperament, outlook, and practice are authoritarian, racist, male supremacist, xenophobic, and misogynist. They despise labor.

I wish I could say that this gang isn’t yet at the gate, but they are. And in two years they hope be to inside and in charge of the castle. No joke!

What do we now? What do the American people do?

The obvious answer is fourfold: to concede no ground, to go on the offensive to expand democracy and equality, to interconnect the whole range of democratic struggles, and to give the right wing a spanking this fall and, again, in 2016.

Of particular significance in this regard are racism and the struggle against it. Both have left in indelible mark on every aspect of the democratic and class struggle over the past 300 years. Today, and I dare say tomorrow, will be no different.

As much as racism and the struggle against racism are timeless, they express themselves differently over time, as conditions change.

In fact, I would argue that vast political, economic, social, and demographic changes going back to the 1960s have given rise in the opening years of this century to a new racist order and to a new anti-racist movement resisting that order.

This dialectic makes the struggle against racism and for equality at once more difficult and more promising.

Here’s why.

On the one hand, notable victories in the struggle for equality, led by people of color in the first place, have been registered over the past few decades, perhaps none more than the stunning election of President Obama in 2008 and 2012.

Furthermore, racial attitudes in sections of the white community are changing for the better. Of particular significance, sections of labor and other social movements are engaging in organized anti-racist struggles and taking steps to make their leadership reflective of their membership, something that they didn’t do decades ago,

Can anyone who grew up in the 1960s, imagine former AFL-CIO presidents, George Meany or later Lane Kirkland stumping the country making the case to white workers to vote for an African American presidential candidate. Don’t think so!

And, of course, young people are far less likely to embrace some of the old racist and other stereotypes of older generations.

This is one side of the dialectic around which can form even broader and deeper multi-racial unity and anti-racist understanding.

But on the other side of the dialectic, new political and economic realities making racist exploitation and oppression more durable and difficult to dislodge.

Take Detroit. For example, compare the barriers to equality today with the barriers say, a half century ago.

In the 1960s, Detroit was anything but a model of democracy and equality. Racism was deeply etched into the city’s way of life.

At times it got downright ugly and violent, but the path to equality was easier to visualize in some ways, hope was in the air, people were on the move, and economic and political conditions were different.

Today, a different picture of Detroit emerges, complicating, in my view, the struggle against racism and for equality.

The auto industry and the other industries and jobs dependent on it have vacated the city; a huge swath of stable neighborhoods have physically disappeared; the city is bankrupt; the transportation system is in shambles; the public sector which provided services and jobs to the Black and Latino community is threadbare; the flight of not only white people, but middle income African Americans and other people of color to nearby suburbs has created new zones of racial hyper-segregation and poverty, the re-segregation, defunding, and privatization of Detroit’s schools is well underway; state government is in the hands of the right wing who are hostile to Detroit; the federal government – Democrats and Republicans alike – show no inclination to address the crisis either in Detroit or our nation’s urban centers; the Robert’s Supreme Court sits in Washington; the judicial system is turning vast numbers of young Detroiters into felons and criminals; and the current crisis has fractured as well as united the city’s people.

Detroit is a special case to be sure, but it is, I would argue, not so special that it isn’t on the same spectrum as many other cities — big and small. The similarities far outweigh the differences.

Legitimizing the rise of this new racist order is an ideological structure that combines old and new racist notions, including the pernicious and utterly mistaken notion that our nation has entered into a post-racial, post-civil rights, color blind era. In this false rendering of reality, the very successes of the civil rights movement and individuals who surmounted racism are turned into evidence that racism is a thing of the past.

Here we have the other side of the dialectic that meets the anti-racist side in the streets, corridors of politic power, mass media, and in the conversations of countless millions.

So what do we do? Seems to me that we (and others) have to expand the struggle for jobs, housing, adequate funding of schools and education, for an end to racial profiling, stop and frisk, and the “war on drugs,” for an overhaul of the criminal justice and mass incarceration system, for political representation, and, not least, for the defeat of the right in the coming elections.

But I would add we — you and me — have to make the case more persuasively and vigorously that anyone who hopes that this country will move in a democratic direction, let alone a future in which people and nature trump corporate profits, cannot afford to sit out this struggle. If left unchallenged, this new racist order could throw the country back to days long thought gone by or into a future that we long thought could “never happen here.”

We have to argue that racism hurts; it crushes hopes, dreams, dignity, families; it destroys lives; it defunds education, housing, and health care, it creates joblessness and homelessness; it incarcerates; it profiles; it sanctions violence and lawlessness; it executes the innocent; and it kills, especially the young, sometimes in the streets, sometimes in distant lands, sometimes in prisons. And the victims are people of color.

But racism also tempers, disciplines, brings wisdom, begets courage, provokes resistance, inspires liberating visions, and has a hand in transforming people of color into front row marchers and leaders on freedom road as well as into a powerful voice and material force for progressive and radical change generally.

But to this I would add, and this is crucial point. At the end of the day, racism also morally and materially scares and diminishes white people in one way or another. While racist ideology and practice denies equality and dignity to people of color in the first place, it also heightens exploitation of all, corrodes real democracy for all, and makes a society free of class, racial, and gender divisions a pipe dream.

Moreover, it is on this ground that significant sections of white people can be won to this struggle. The aim in case it needs to be said can’t be to win only the most radical and progressive white people; to the contrary, it can be nothing less than winning the majority to anti-racist positions.

There is no other road to a society that measures up to the poetry, vision, and ideals that the great revolutionary democrat Martin Luther King articulated so beautifully and gave his life for at such a young age.

In singling out the struggle against racism I am not suggesting the we establish a pecking order that ranks — and worse yet, counterpoises — the moral and political importance of one democratic struggle over another. Instead a wise left, progressive, and working class movement will delve into each particular democratic struggle far more than I have done in this keynote and disclose its particular dynamics as well as its historical, dialectical, and strategic interconnection and interpenetration with other democratic struggles and the class struggle.
Challenge 7: End violence and a world of peace

We can barely turn in any direction without encountering violence of one kind or another. Violence is pervasive presence in our lives and the lives of people worldwide. It kills innocent people, tears up the social fabric of our communities and societies. It can even numb our sense of outrage to the point where we become accepting of its presence.

But violence isn’t natural and eternal. Hate isn’t in humankind’s DNA; war is a social and political construct; there are alternatives.

King was right when he appealed for a transvaluation of values. His message to humankind was non-violence and love. But for him neither were passive appeals to people’s good will, but categories of struggle.

They rested on the struggle against the structures of exploitation and oppression that are the material ground for violence. He appealed to anyone who would listen that the elimination of what he called the “triplets” — poverty, racism and militarism — were the gateway to a beloved and non-violent community.

“ …we are called to play the Good Samaritan” he said, “on life’s roadside; but that will be only an initial act. One day we must come to see that the whole Jericho road must be transformed so that men and women will not be constantly beaten and robbed as they make their journey on life’s highway. True compassion is more than flinging a coin to a beggar; it is not haphazard and superficial. It comes to see that an edifice, which produces beggars, needs restructuring. A true revolution of values will soon look uneasily on the glaring contrast of poverty and wealth.”

Were he alive today I can’t help but think that he would despair, but only for a moment at the violence that is so pervasive here and elsewhere.

And then my guess is he would tell us that our mission can be nothing less than to join with millions of others here and across our planet to insist on peace and an end violence, to study war no more.

More concretely:

1. We should insist that our government make a U-turn in its foreign policy — from one that rests on militarism, power projection, and unrivaled dominance to one of cooperation, peaceful resolution of conflicts, and equality and mutual respect among nations.

2. We should insist on a nuclear free world and our government should lead the way.

3. We should insist on the dismantlement of alliance and multi-national institutions that are nothing but staging grounds to project violence — beginning with NATO.

4. We should insist on a “pivot not to Asia and the Pacific,” but towards a common effort to solve the pressing issues of nuclear poverty and climate change.

5. We should insist on a just settlement of the conflict of the Palestinian Israel conflict that that includes at its core a independent, viable and robust Palestinian state existing in peace and equality with Israel.

6. We should insist on hands off Venezuela, no war with Iraq, and a normalization of relations with Cuba and freedom for the Cuban Five.

7. We should insist on an end to the “War on Terror” and the “Surveillance State. Terrorist actions against innocent people cannot be justified and should be stopped, but the “War on Terror: isn’t the way to do it. It easily becomes that rationale for wars of aggression abroad and the cutting down on democratic rights and neglect of human needs at home. The scourge of terrorist actions can only be counted by the collective effort of the world community.

8. We should insist that big powers — existing and rising — respect the rights of small states.

9. We should insist on a peace budget not a war budget, and a peace economy not a militarized one.

10. We should insist that the judicial system be overhauled, the system of mass incarceration be abolished, and justice be not punitive and retributive, but redemptive and restorative.

11. We should insist on an end to capital punishment and strict gun laws that prohibit the proliferation of violence in our neighborhoods and schools and civilian review boards in every city.

12. We should insist on the expansion of health care clinics and school staff to provide humane and nurturing treatment to people — young and old — who have mental health problems — no shame there, right?

13. We should insist on a massive and fully funded plan to restore and sustain hard hit communities, including reservations where native peoples live in abject conditions.

14. We should insist on a just and humane immigration system.

If we want to fight a war, we should once again declare a war on poverty, joblessness, decaying underfunded schools and inadequate housing, malnutrition, and all the social ills that make life difficult for millions

We should declare “No Tolerance” for racism, male supremacy, xenophobia, and homophobia — all of which can easily turn into acts of violence.

Lenin once wrote, “An end to wars, peace among the nations, the cessation of pillaging and violence — such is our ideal.” I would modify that in this way: the cessation of violence must become our passion as well as our ideal. It should be encoded into our emotional and political DNA.

In the big universe in which we live and do our politics, our brand should have inscribed on it: “An end to violence, peace, and a peaceful path to socialism.” In other words, the image, style, look, slogan, banner, and signature of our Party should give pride of place to a our unyielding commitment to a non-violent and peaceful world.

If we want to be rebels, let’s rebel against the violence and hate, let’s rebel against war and the loss of too many young lives in Chicago, Oakand, and Sandy Hook. Let’s become drum majors for peace and against racism, poverty, and militarism. Let’s take inspiration from the lives of Martin Luther King, Cesar Chavez, and Dorothy Day.
Challenge 8 – Building the Party

Taking care of the future in the struggles of the present includes the building of the party in size, capacity, and influence; it will take the building of a mature and modern transformative party of the 21st century.

So what is to be done? What will it take to address all sides of this question?

It will take a good measure of confidence that the audience for our ideas and our Party is growing under the impact of the changing objective and subjection conditions. And there is no reason to think that isn’t the case. Both in size, capacity, mass relationships, and influence, we’re in a better place today than we were 4 years ago. We are growing, not by leaps and bounds, but incrementally, and incrementally can add up. Our mass connections too are very developing nicely. And our ideas get a good reception nearly everywhere we go.

It will also take a conviction that the Party’s growth, influence, and ideas are of enormous consequence to the trajectory and success of the working class and people’s movement at this and subsequent stages of struggle.

It will take systematic attention at every level of the party to building the party. It can’t be the work of one or two comrades.

It will take greatly enlarging the pool of a new generation of leaders. Currently the breadth and depth of leadership is too thin in the face of the challenges that we face, far less than what a party with transformative aspirations needs.

It will take a more active and vibrant clubs. Such clubs are the ground floor of a transformative party. It is hard, if not impossible, to qualitatively increase our political and organizational capacity without far, far more clubs at the local level. Just as union power depends on local unions, party power is materially rooted in a dense network of clubs. It should go without saying that clubs will come in many different shapes and sizes. One size doesn’t fit all. Clubs have to adapt to the comrades who are members of them and to the places where they are located. Some will be statewide, others citywide, and still others, and we increasingly hope, will be located in a neighborhood or workplace.

It will take a party of action and penetrating ideas that give people a way to understand the present and move into the future with some confidence of success.

It will take far more public presence.

It will take a sound strategic policy and tactics resting on a close and accurate assessment of the balance of class and social forces.

It will take a party that fights for equality in all its forms and vigorously opposes racism, male supremacy, nativism, homophobia, and reactionary nationalism.

It will take a party that fights for peace and practices internationalism.

It will take a more robust utilization of social media, and especially the People’s World. We’ve made headway in this area, but not enough, and I have to admit I am simply amazed that some comrades still consider the utilization of new technologies and social media as a lower-order tool for organizing, reaching, and influencing people.

It will take new forms that provide new members and leaders in the broader movements a way to comfortably participate in the party.

It will take a special approach to people of color, women, youth, and immigrants.

It will take a systematic effort to build the party among trade union activists and leaders who bring with them their experience, connections, and stability to our collectives.

It will take a range of forms, including the Young Communist League, to attract youth to our circles.

It will take more systematic fieldwork in places where the party is in its infancy and in general.

It will take a more full-blooded and modern educational program that is equipped to reach new and old members alike. This is an overarching challenge.

It will take a fresh look at how we are structured and our priorities at the national, district and club level.

It will take a party that dares to renovate, that is thoroughly modern and mature, that is, sunk in the 21st century with its unique sensibilities and challenges.

It will take more democracy, transparency, and coordination in how we function.

It will take a Party that looks confidently into the future, but also looks soberly and strictly objectively at the present.

It will take new attention to fund raising, including the exploration of new forms such as the Internet.

It will take a party that is proud of its past, a past of notable and heroic contributions, but also a party that is not afraid to cast a critical, albeit balanced, eye at that same past.
It will take a deeper organizing culture. Now we aren’t steeped enough in the notion and practice of organizing and influencing the thinking of others. Many people join and remain in the Party because they agree with our views; not because they see the party as a place to organize other people practically and ideologically, both of which are necessary components of a communist organizing culture, or if they lack such skills to learn them in the party.

I’m afraid that the late Comrade Frank Lumpkin’s simple, but profound advice, “Always bring a crowd,” isn’t, as a practical matter, built into our day to day style of work, our DNA to the degree that it should be.

Yes, we are part of the mix. We take part in mass organizations, activities and movements. We fight the good fight. But in too many cases we are only participants, not movers and shakers, not organizers and change agents; we aren’t the people who make things happen and change the way people think. We are in the trenches, but we aren’t organizing others to do battle and see the world anew.

In short, we don’t “bring a crowd.”

• It will take as well a party that has a compelling vision of socialism — a vision of socialism that is modern and shaped by our own national experiences, realities, traditions, sensibilities, and challenges.

A rear view mirror to construct a vision of socialism USA won’t fill the bill; it won’t meet the challenges of this new century, including the massive ecological challenge and deep yearnings for real democracy.

Socialism if it is going to be attractive to millions can’t simply speak in the language of structures, relations, planning, growth rates, and the provision of material goods. That won’t do it.

It must possess a vision, or tell a story that expands the boundaries of human freedom and equality, situates ordinary people in the center of the transforming practice of creating a new society, accents the full, free, and many sided development of the individual, and paints in many colors new arrangements of collective living and working.

Nor should our vision of socialism be reduced to working class power. Power and its application should be subordinated to socialism’s vision and values; and it should be combined with justice and embedded in, accountable to, and checked by a democratic polity, culture, and institutions.

Furthermore, power shouldn’t be the property, constitutionally or otherwise, of any one party. Socialism should diffuse power, not centralize it into the hands of any single entity. If the 20th century taught us anything it should have been this lesson.

In short, our vision of socialism should give new vigor, if not recover, the democratic, emancipatory, humanistic, people centered essence of Marx’s socialism.

• It will take a party that understands that its leadership role rests – not on some rhetorical “vanguardist” assertions – but rather on the strength of our strategic creativity and tactical flexibility, appreciation of the links between class and democratic struggles, our nose for the main issues of struggles, our skill in building broad and deep unity, our readiness to fight against racism, male supremacy and other ideologies and practices of inequality and disunity, our day to day commitment to fighting for our class and people, our ability to the build the party in size and capacity, and our theoretical insight and creativity.

In short, our leadership role doesn’t issue from our self-declarations or what we did yesterday. Rather it pivots in the final analysis on how well we distinguish ourselves at the level of ideas and practice in today and tomorrow’s struggles.

We will be much better served if we situate ourselves as an equal and dynamic part of a larger left and progressive movement, and on that ground make (in fact, we are already making) a vital, unique, and necessary political and practical contribution to immediate and longer-range struggles.

• Finally, building a transformative party will take a party that is guided by Marxism. While we give pride of place to Marx, Engels, and Lenin, we embrace as well the whole body of Marxist thinking as well as our own radical-democratic traditions. We need to take more seriously, Lenin’s observation:

“We do not regard Marx’s theory as something completed and inviolable; on the contrary, we are convinced that it has only laid the foundation stone of the science which socialists must develop in all directions if they wish to keep pace with life.”

I understand that to means that we have to accent the creative and ongoing development of Marxism. It’s not a closed and completed system, but one that needs constant attention and development.

Our task isn’t to reduce theory and politics to cut and dried schemes, to simplistic answers, slogans, and formulas, but just the opposite. It is to breathe movement, complexity, processes, contradictions, and even contingency into theory.

And not because it seems like a good idea, but because life is like that.

I sometimes think that our job when it comes to theory and politics is to complicate our own and other people’s understanding of class, class struggle, the role of democracy and democratic struggle, the process of social change, racism and anti-racism, gender oppression, imperialism, the economy, and so on.

Yes, we should look for general, interactive, and reoccurring patterns, processes, and causative linkages in capitalist society. And the great thing about Marxism is that it gives us a leg up in finding those underlying processes, but even where we uncover them, they have to reenter a dialogue with historical practice and be subject to testing against the facts on the ground.

Lenin always insisted on a concrete presentation of every question. He distrusted abstract formulas and generalities, as did Marx and Engels. It was Engels, who famously said, “All history has to be studied afresh.” Dam good advice!

Our theoretical and analytical work, I would strongly argue, is not what it should be; in fact, it falls far short of what is necessary if we hope to evolve into a major political player in the politics of the U.S. Being “in the fight” is an absolutely necessary condition, if we are to qualitatively gin up our role and influence at this and successive phases of struggle, but it is not enough, and never will be. A modern, mature, and mass 21st century communist party has to distinguish itself at the level of ideas as well as practice. Both are crucial and, for that matter, the quality of one depends on the quality of the other.
Conclusion

Enormous challenges are all around us, so enormous that one could easily wallow in despair. But I know you won’t.

Because communists don’t give up in the face of momentous challenges; it’s not our style; it’s not our heritage; it’s not in our DNA; in fact, it’s not the style, heritage, or in DNA of the American people.

We may in some situations back up for a moment; no shame there. But we never give up. It’s not our default position. Fighting harder and smarter is. And I don’t doubt for a moment that we will do both in the years ahead.

As this journey that began 95 years ago takes another step down freedom road, let us resolve in this hall, on this day, and at this 30th convention to step up the pace of our march. Our legs may be tired, but our spirit is strong, our determination is unshakable, our mission is just., and our vision of free people, living in harmony with each other and our planet, is ever more urgent.

And while we can’t exactly say when socialism will arrive, we remain, as we march deeper into this new century, confident that one day it will, and on that day, the bells will ring, the people will rejoice, and a new burst of freedom will grace our land.

And on that day, we will remember the songs of Woody, Paul, Pete, and Odetta; we will hear the echoes of Dr. King’s words on the Washington Maul in August of 1963; we will recall the memory of farmworkers marching from Delano to Sacramento; we will shed a tear for the trail of tears, slavery, unrelenting exploitation, and the other crimes of a now vanquished capitalism; and we will feel a renewed kinship with all the freedom fighters who walked and rambled down Freedom’ s Highway and whose footsteps will remain forever etched in the sands of time .

And also on that day, we find joy — immense joy — in the prophetic words of Maya Angelou:

“You may write me down in history
With your bitter, twisted lies,
You may trod me in the very dirt
But still, like dust, I’ll rise.”

Let’s have a great convention. Thank you very much!

Sí Se Puede!
We shall win!
We shall overcome!

EE. UU.: ¿jugador solitario en el gran tablero global?

EE. UU.: ¿jugador solitario en el gran tablero global?
Admin | 12 mayo, 2014 | Comentarios (1)

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Esteban Mercatante

Número 8, abril 2014.

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En Ideas de Izquierda 6 discutimos los artículos de Perry Anderson que componen el número especial de New Left Review 83, dedicado a la política exterior norteamericana y sus pensadores. En este artículo continuamos la polémica, trazando al mismo tiempo un panorama de las dificultades que viene afrontando EE. UU., muchas de las cuales quedan minimizadas en la perspectiva –ausente de grandes desafíos– que pinta Anderson.

Al revés de Anderson, que observa solo una mesa de arena donde los lineamientos geopolíticos parecen hacerse y deshacerse a voluntad del hegemón, empezaremos nuestro análisis por las condiciones objetivas del capitalismo norteamericano, que condicionan la capacidad de la potencia imperialista para disponer su voluntad.

A continuación, consideraremos algunas de las más recientes muestras de que, como consecuencia de este deterioro material de su poderío, pero también de una seguidilla de severos traspiés, el Estado norteamericano afronta hoy desafíos y restricciones sin precedentes para ejercer su poderío.

Estados Unidos y la Unión Europea

Luego de realizar un recorrido por los principales desafíos geopolíticos que afrontaron las sucesivas administraciones norteamericanas hasta hoy, en las últimas páginas de “Imperium”, el primero de los artículos, Anderson sostiene que “la lógica de largo plazo de la gran estrategia norteamericana se ve amenazada de volverse contra sí misma […] La primacía norteamericana no es ya el corolario de la civilización del capital”. Podríamos creer que esta frase es una indicación de que nos vamos a adentrar en un análisis de las dificultades que surgen para EE. UU. como producto de los cambios producidos en el sistema capitalista mundial que cuestionan el rol que la superpotencia pudo asignarse a sí misma al término de la Segunda Guerra Mundial. No es así. Debemos contentarnos con una brevísima mención a la emergencia de China “como una potencia económica no solo de mayor dinamismo sino pronto comparable en magnitud, de cuyas reservas financieras su propio crédito público [el de EE. UU.; NdR] ha llegado a depender”.

Una notoria ausencia del ensayo de Anderson es el lugar de EE. UU. como parte de un capitalismo mundial en crisis. Esta ausencia no refiere a un punto menor o tangencial. A diferencia de la escuela realista de las relaciones exteriores, para el análisis marxista no puede analizarse la política exterior del imperialismo norteamericano más que como unidad con las tendencias de la economía y el desarrollo de la lucha de clases. Alrededor de las discusiones sobre los alcances de la estabilización del capitalismo durante los años ‘20, León Trotsky desarrolló, aplicando este método, el concepto de equilibrio capitalista. En el caso de Anderson, el sutil seguimiento de todos los giros en el trazado de la gran estrategia1 americana, contrasta con la desatención en toda esta serie de trabajos recientes (iniciada en NLR 81 con “Homeland”) a las bases estructurales de las dificultades que afronta el imperialismo para gestionar geopolíticamente el sistema mundial capitalista, exceptuando menciones tangenciales.

Si el propio Anderson diera por sentado un vigor de la economía norteamericana que la pusiera lejos de cualquier amenaza, fuera de las crisis cíclicas, podría comprenderse esta falta. Pero como lo sugieren análisis precedentes del propio Anderson, y la frase que citamos más arriba, no es así para nada. Su afirmación de que “la primacía norteamericana no es ya el corolario de la civilización del capital” debería llevarlo a concluir que esta potencia hará todo lo posible para modificar de forma favorable un orden de cosas que empieza a resultarle desfavorable; no patear, tal vez, pero sin duda torcer el tablero. Esto no puede no tener consecuencias para el orden mundial. Aún de forma muy larvada, la crisis de 2007, que ha sido contenida pero no resuelta, nos pone ante esta perspectiva.

La concentración exclusiva del análisis en la geopolítica es funcional a sostener un punto de vista que “subestima la magnitud del cisma que la crisis iniciada en 2007 empezó a abrir entre EE. UU. y Europa”, como planteamos en IdZ 6. La crisis, que tuvo su epicentro en EE. UU. pero que rápidamente se extendió por Europa, transformó en disputa larvada lo que, desde un largo tiempo antes, venían siendo disputas latentes, que tienen su punto nodal en la estructura que tendrá el orden monetario internacional.

EE. UU. con el dólar cuenta con un monopolio en la emisión de moneda mundial. Este le permitió financiar los desequilibrios de su cuenta corriente con el resto del mundo de una forma en la que no habría podido hacerlo ninguna otra economía del planeta. Al mismo tiempo, le permitió en numerosas oportunidades, desde los años ‘70 hasta hoy, descargar parte de los efectos de sus crisis sobre otras economías, tanto de países dependientes como de otras potencias competidoras2. El euro metió una cuña en este monopolio del dólar desde su creación.

Por su base de sustentación en la economía europea continental (Gran Bretaña con su fuerte plaza financiera de Londres permaneció fuera de la zona euro), especialmente de la economía alemana con sus grandes bancos, ha planteado una competencia con el dólar por el lugar de las reservas monetarias internacionales en una escala que no había ocurrido desde los acuerdos de Bretton Woods. No obstante, el euro como moneda de reserva mundial, nunca dejo de ser “incompleta”. Como plantea François Chesnais, “el euro nunca alcanzó el estatus de moneda de reserva internacional […] tampoco ha adquirido verdaderamente el atributo de medida de valor –muchos ciudadanos de los países miembros siguen pensando en su antigua moneda nacional y fuera de la UE todo el mundo hace la conversión en dólares”3. El euro es “medio de circulación y de pago en el espacio de los países miembros de la zona” y, sobre todo, “un instrumento de colocación financiera”4.

Estas contradicciones, que quedaron expuestas con las crisis fiscales que afectaron a Portugal, Irlanda, Grecia y Estaña (PIGS, a los que rápidamente se sumó Italia), fueron aprovechadas por EE. UU. para debilitar a la principal amenaza a su supremacía en el terreno monetario-financiero. La precariedad fiscal de este grupo de países fue un resultado directo de la crisis de 2008, que desde su epicentro en EE. UU. se expandió rápidamente por Europa, cuyos bancos también habían invertido en los activos de la burbuja hipotecaria norteamericana y replicado el boom de crédito en varios países de Europa, que estallaron a la par del derrumbe norteamericano.

Las medidas de salvataje alimentaron el déficit fiscal, y profundizaron las restricciones para economías que ya venían afectadas por un desequilibrio constitutivo de la unión monetaria: los desequilibrios comerciales crónicos de estos países con Alemania. Esta debilidad dio pie a los ataques especulativos sobre la deuda pública de los PIIGS, que elevó la tasa que pagaban por endeudarse. Las tasas de interés más altas empeoraron la situación fiscal y dificultaron aún más el pago de las deudas.

La respuesta alemana fue presionar para que los PIIGS pagaran sus créditos “sin excusas ni condiciones”. En marzo de 2012 impuso el pacto fiscal, que comprometió a los países de la UE (excepto Gran Bretaña y la República Checa que no lo firmaron) a establecer un presupuesto equilibrado. Un severo ajuste que profundizó la depresión económica en la mitad de la Eurozona así como generó respuestas defensivas por parte de los trabajadores y sectores populares ante la brutalidad del ataque.

La administración norteamericana encontró rápidamente un argumento para intervenir en la situación, por la amenaza que un default en cualquiera de los PIIGS habría representado para la estabilidad económica global. Con esta inquietud fundamentó el apoyo de un tratamiento distinto para las deudas soberanas de estos países, excluyendo la obligación de respetar las reglas del pacto fiscal. La demanda explícita, que rápidamente ganó apoyo en los gobiernos de los PIIGS, era que la UE y el BCE debían garantizar las deudas “emitiendo eurobonos o incrementando el fondo de rescate, transformando al BCE en emisor ilimitado de dinero”5. Comprometer al BCE tenía el precio de debilitar el euro; no hacerlo implicaba empujar el default de los PIIGS. Con la primer alternativa, EE. UU. ganaba márgenes para seguir sosteniendo una política basada en el rol del dólar y la posibilidad de endeudarse sin restricciones.

Este forcejeo entre Alemania, como sostén último del euro, y EE. UU., se libró muy cerca del precipicio: un default de los PIIGS podría haber sido mucho más catastrófico aún que la quiebra de Lehman Brothers. El resultado provisorio, luego de varias cumbres cargadas de dramatismo, fue una solución de compromiso: la creación de un fondo de rescate para las deudas de los países de la eurozona, pero sostenido no solo por los tesoros de los Estados (es decir, ante todo Alemania), sino también con aportes de los bancos y acreedores. Con este reaseguro, la dura línea de ajustes trazada por Alemania para que los trabajadores y sectores populares de los países más frágiles paguen los mayores costos de las asimetrías de la integración que tanto benefició a las corporaciones, sigue su rumbo. Alemania concede en parte el mayor compromiso del BCE como garante de las deudas, aunque reafirma la austeridad fiscal y preservar al euro.

La velada disputa no ha escalado. Pero la crisis volvió más acuciante un problema preexistente: la UE, con preeminencia alemana luego de la unificación de 1990, no puede mantener con EE. UU. la misma posición de antaño. Como planteaba Paula Bach en Ideas de Izquierda 3, Alemania es “demasiado débil para dominar, demasiado fuerte para alinearse”. La disputa por el orden monetario internacional seguirá dando nuevos capítulos.

Anderson persiste en ver una Europa alineada sin fisuras con EE. UU. Aún sin conflictos expresados de forma abierta, el mar de fondo sugiere una imagen menos apacible.

Pasaje a Oriente

En pocos meses, Rusia ha expuesto en dos oportunidades los límites para la actuación de los EE. UU. En primer lugar en Siria, donde Obama terminó retrocediendo de su anunciada represalia por los ataques con armas químicas de Bashar al-Asad cuya responsabilidad fue adjudicada al gobierno sirio. Obama levantó la decisión de atacar luego de que Rusia anunciara el compromiso de al-Asad para entregar todo el arsenal químico en sus manos.

Más cerca en el tiempo, la respuesta rusa ante la destitución de Viktor Yanukovich como presidente de Ucrania representa un nuevo desafío a la legalidad internacional y muestra los límites de EE. UU. para defenderla respondiendo al desafío ruso. Estados Unidos avanzó en el anuncio de sanciones económicas, que pueden afectar a los países que las apliquen tanto como a Rusia. También otras penalidades como excluir a Rusia del Grupo de los 8. En 2008, durante la breve guerra entre Rusia y Georgia, el gobierno norteamericano votó sanciones económicas contra el régimen ruso que nunca entraron en vigencia. Ante el agravamiento de la crisis la UE no pudo sostener una posición unificada; aunque apoyó el levantamiento contra Yanukovich y busca incorporar a Ucrania a su órbita económica y militar, un régimen de sanciones económicas amenaza los intereses de sus principales miembros.

El abastecimiento de energía de la Unión Europea depende del gas que se importa desde Rusia. Francia tiene importantes inversiones en la industria automotriz rusa, además de que Londres y otras plazas cuentan con los importantes negocios financieros de los principales oligarcas rusos.

La crisis abierta por la ocupación de Crimea y el referéndum que votó su anexión a Rusia, posteriormente avalado por el parlamento ruso y Putin, creó un campo minado para todos los jugadores, en el que “perderá el primero que dé pasos en falso”6.

La administración de EE. UU. podrá consolarse con el hecho de que es muy probable que la crisis de Ucrania envenene por un período las relaciones de Moscú con Bruselas, alejando así la posibilidad de una alianza geopolítica de Alemania/Francia y Rusia, preocupación estratégica central de los EE. UU.7 Pero sería un triste consuelo, considerando que al mismo tiempo el aislamiento de Rusia podría empujarla a conformar otro bloque casi tan inquietante para los estrategas norteamericanos: el acercamiento de Rusia y China. Esta preocupación, compartida por varios analistas, fue expresada en las páginas de New Republic por Dmitri K. Simes. Aunque Putin hasta ahora mantuvo distancia porque “no quiere ser el socio menor de Beijing”, si “se lo priva de una conexión europeo-americana podríamos alterar el balance geopolítico poniendo a Rusia más cerca de China”8. Esta posibilidad es tan amenazadora para la presencia norteamericana en ese espacio privilegiado por muchos estrategas norteamericanos definido como “Eurasia”, como lo es la hipótesis de confluencia entre Alemania y Rusia. Esta combinación no tendría como apoyo la base material de una potencia imperialista desarrollada como Alemania9, pero sí un considerable poderío militar, así como una capacidad de atracción o neutralización sobre los aliados norteamericanos en el sudeste asiático, limitando la capacidad de influencia de EE. UU. Lejos del “momento unipolar” que siguió a la caída de la URSS, cuando “Washington podía fácilmente perseguir una política de contención dual”, hoy, como resultado de una seguidilla de graves desaciertos10, “el balance de poder ha cambiado de forma significativa desde entonces.

Ahora Norteamérica difícilmente pueda confrontar a dos grandes potencias en Eurasia de forma simultánea”11. Verse enredado en el terreno centroeuropeo por un largo período podría comprometer la presencia de EE. UU. en el este de Asia. Un panorama que desmiente la supuesta capacidad para los EE. UU. de trazar grandes estrategias sin mayores restricciones.

EE. UU.: debilitado, pero por eso cada vez más agresivo

Sería necio subestimar el poderío norteamericano y tomar unilateralmente los signos de su decadencia: “Mientras se debilita el poder económico y político estadounidense, se fortalece su maquinaria bélica”12. Por lejos sigue siendo la fuerza más poderosa para defender el orden capitalista, respondiendo a las amenazas a su dominio en todo el planeta. Aun en Medio Oriente, donde la Primavera Árabe lo tomó por sorpresa y con poca capacidad de intervención en los primeros momentos, ha logrado estabilizar la situación y sostener a los garantes del orden, como el presidente de las fuerzas armadas egipcias Abdul Fatah al-Sisi que derrocó a la Hermandad Musulmana el pasado junio.

También logró un importante logro en el acercamiento con Irán. Aunque el precio de ambos logros ha sido crear crisis con aliados históricos en la región, como Israel y Arabia Saudita. Pero igual de peligroso es cometer el error opuesto. Anderson hace foco en el trazado de la gran estrategia y los giros de política exterior separados de las determinaciones materiales que lo condicionan, y subestima las dificultades. Parece desdeñar el hecho de que, con la crisis en curso que EE. UU. logró contener pero no superar, y con la multiplicidad y simultaneidad de los terrenos donde se le presentan desafíos, la capacidad de respuesta norteamericana se encuentra más comprometida13. Ante el retorno a escena de la clase obrera en todo el mundo, precedido como estuvimos viendo en todo el mundo por masivas expresiones de descontento de la juventud, realizar una evaluación sobria de la posición del imperialismo yanqui, sus alianzas y los potenciales puntos de quiebre en las relaciones internacionales, es de fundamental importancia.

La exageración de las fortalezas del poderío norteamericano y de sus logros, y la subestimación de los efectos de sus errores, y lo que una crítica a la NLR 83 consideró una presentación de los EE. UU. como un “Estado imperial omnisciente”14 por parte de Anderson, no puede más que servir para reconfirmar su escepticismo respecto de la posibilidad de que la clase trabajadora pueda en algún futuro próximo desafiar el dominio capitalista.

Blog del autor: puntoddesequilibrio.blogspot.com.ar.

1. Definiendo la “gran estrategia”, Edward Luttwak sostiene que “todo lo que es militar sucede dentro de un contexto más amplio de gobierno interno, política internacional, actividad económica y sus dependencias” (Strategy: the logic of war and peace, Cambridge, Harvard University Press, 2001).

2. Robert Brenner en El boom y la burbuja, y en La economía de la turbulencia global, dedica especial atención a la importancia de los manejos monetarios en la disputa entre las principales potencias.

3. François Chesnais, Les dettes illégitimes: Quand les banques font main base sur les politiques publiques, París, Editions Raisons d’Agir, 2011, tomado de “El fin de las ‘soluciones milagrosas’ de 2008/9 y el aumento de las rivalidades en el sistema mundial”, Estrategia Internacional 28, agosto 2012.

4. Ídem.

5. Juan Chingo, ob. cit.

6. Rafael Poch, “El cuaderno de Odesa”, La vanguardia, 11/3/2014.

7. Preocupación bien fundada: como plantea un artículo reciente: “Alemania y Rusia –en términos de energía e inversión– ya tienen una asociación estratégica” (“Ucrania, Rusia y el mundo: Cinco preguntas a tres autores”, Tlaxcala, 16/03/2014). Rusia es el principal proveedor de energía de Alemania, pero además su cuarto socio comercial por fuera de la Unión Europea. El “Fuck the UE” que planteó la secretaria de Estado adjunta para Asuntos Europeos Victoria Nuland reflejaba el malestar de EE. UU. por no lograr un firme alineamiento de la UE con las intenciones norteamericanas. Pero también la preocupación por lo que esto decía sobre la posición estratégica de Alemania, menos dispuesta a endurecerse con Putin que EE. UU.

8. Jon Judis, “Interview: ‘We are speaking very loudly. We are carrying a small stick”, New Republic, 3/3/2014. China se abstuvo en la votación en el Consejo de Seguridad de la ONU. Las declaraciones oficiales de Beijing sostienen que la determinación de Putin de proteger los intereses de Rusia resulta “comprensible”.

9. Aunque las políticas de China hacia los países dependientes y semicoloniales tienen iguales patrones que las de las potencias imperialistas, logrando incluso sacarle ventaja a EE. UU. y Europa en varios países.

10. Muchos de los cuáles son minimizados por Anderson. El caso más llamativo es el de la invasión a Irak, “que fue para EE. UU. un asunto relativamente poco doloroso”, cuyo resultado fue que “militar y políticamente […] fueron logrados los objetivos norteamericanos” (“Imperium”). Balance curioso, considerando el pantano en el que quedó EE. UU. durante años ante fuerzas rebeldes, y la imposibilidad –señalada por el propio Anderson– de lograr un acuerdo con Bagdad para mantener tropas en el país, fundamental para operar en la región.

11. Artyom Lukin, “Ukraine: And the Winner Is… China”, Russian International Affairs Council, marzo 2014.

12. Higinio Polo, “Las guerras de Washington”, Rebelión, 4/3/2014.

13. Y esto sin considerar el desprestigio que generaron las revelaciones de Snowden y Wikileaks, dañando su “poder blando”.

14. David Allen, “A world made safe for capitalism”, Prospect, 11/12/2013.

A world made safe for capitalism

A world made safe for capitalism
by David Allen
/ December 11, 2013 / Leave a comment

Is Perry Anderson’s revisionist history of the Cold War credible?
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Is Anderson’s US-centric approach reductive?

In the latest issue of the New Left Review, Perry Anderson has written 60,000 words on the topic of world domination. Of course, “world domination” sounds a bit passé nowadays, a bit cartoonish. Anderson instead casts the United States as a “planetary power” that has secured and spread capitalism across the globe. Its success, he suggests, is already beginning to haunt it.

As a leader of Marxist New Left, Anderson’s focus is unsurprisingly on capital. For him, the thousands of historians who have dug through archives only to write histories of American foreign policy that focus on politics, ideology, and external threat have missed the point. Instead, he thinks we should have been investigating how the United States has furthered the interests of capital. Where many historians have seen the United States acting defensively, Anderson sees a “grand strategy” concocted by America’s elite to build an empire that would make the word safe for free markets.

Anderson’s story goes as follows. Before Woodrow Wilson became president, the United States increased its influence across the Pacific and south into Latin America through its businessmen. Although they were supported by the State Department’s policy of the Open Door (the negotiation of free trade rights which the United States could exploit), bankers and industrialists mostly led this expansion on their own initiative. But Wilson, Anderson writes, provoked a “convulsive turn,” fusing “religion, capitalism, democracy, peace and the might of the United States” into an ideology of empire to justify entry into the First World War, and afterwards to lead the world.

Wilson’s plans for the League of Nations were rejected and in the 1920s Americans returned to their pre-war ways. After the Depression brought home the perils of international financial markets, Pearl Harbor offered Franklin Roosevelt a chance to turn this traditional expansion from below into an empire of command, securing by military might. His planners, writes Anderson, had two aims: “the world must be made safe for capitalism at large; and within the world of capitalism, the United States should reign supreme.”

Anderson’s vital point, borrowed from historian Anders Stephanson, is that the Cold War was therefore not a defensive reaction to an expansionist Soviet Union. How could Stalin seek expansion given the devastation of Eastern Front and the presence of American troops in Germany? No, the Cold War was invented to justify empire. The United States could not tolerate an alternative, although lesser, vision of history’s end. Victory was the Cold War’s aim: the objective, to “delete the adversary.” The Cold War was a temporary necessity fought to secure the final aim of a world made safe for capitalism.

The problem was how to overcome Americans’ historic aversion to a military role in the world. For Anderson, “containment,” the purportedly defensive but in his view aggressive strategy laid down by the diplomatic planner George Kennan, was just a “bureaucratic euphemism,” too “arid a term to galvanize popular opinion.” Instead, the architects of empire invented “security.” Anderson does not suggest how this term came to dominate the language of foreign policy, but he does see it as inherent in the liberal project of the decades around the Second World War. Franklin Roosevelt’s Social Security Act (1935) guaranteed prosperity for all at home. Harry Truman’s National Security Act (1947) guaranteed safety for all abroad. Anderson argues, correctly, that the United States itself was impregnable, but nevertheless Truman was able to argue that defending the homeland necessitated taking the offensive around the world. So the War Department became the Defense Department. The executive branch began, irreversibly, to grow, immediately gaining the National Security Council and the Central Intelligence Agency. What profit was for firms, “security” became for government: there could never be enough of it.

For Anderson, the Cold War was never a symmetrical battle. The United States was a global power, the Soviet Union a regional one. Only one could provide both guns and butter, and so the Soviet Union spent itself into oblivion by trying to keep up with American military expenditure. It is other American actions, beyond the Cold War, that interest him more. Seeing empire as the desire to secure capitalism at any cost–rather than a fight for rights or democracy–Anderson has no trouble explaining what often seems like the hypocrisy of the United States’ reliance on dictatorships around the world. Why, after all, would the abrogation of human rights and the support of military coups matter if friendly regimes did not touch private property? Even so, Anderson cannot resist providing a rather predictable recitation of the United States’ misdeeds in liberty’s name.

The Cold War, though, had an unintended legacy. Protected by the American security umbrella, Germany and Japan could devote their energies to economic growth. By the 1970s, with the catalyst of oil shocks from the Middle East, the United States was playing for time in a dangerously competitive atmosphere. It still had stunning power: it destroyed the Bretton Woods system that it itself had created in the 1940s to underwrite international economic stability and forced others to deal with the consequences. And in Anderson’s view the United States aimed to make capitalism a “planetary universal under a single hegemon” with renewed ambition after the Cold War.

Largely, in Anderson’s view, it succeeded. George HW Bush—“the most successful foreign policy President since the war”—managed to secure empire by waging the first Gulf War under UN authority (ensuring international organisations would continue to be American tools). Bush also made certain that the nuclear club would be small by agreeing the Non-Proliferation Treaty, and safely brought Germany into NATO. Bill Clinton did even more for capitalism, creating the World Trade Organisation, sending Harvard economists to impose the free market on Russia, and constructing a global neoliberal regime. Beyond his obvious use of military power, George W Bush expanded the surveillance state and made the CIA a “private army.” And Obama has only made empire more concrete. His multilateralism has allowed Britain and France to do America’s dirty work in Libya, Syria, and Iran. Drones have replaced torture. Anderson brands Obama the “Executioner-in-Chief.”

Anderson, still faithful to his economic determinism, believes that this expansion of physical empire masks the fact that the fundamental base of American power is crumbling. Capitalism approaches crisis, and debt and financialisation are the chief symptoms. Germany and China snap at America’s heels. “American primacy,” as Anderson writes, “is no longer the automatic capstone of the civilization of capital.” If America has built a free trade empire, an Open Door for the world, does it still have the domestic stability and economic prowess to walk through it?

Cue Anderson’s demolition of the current crop of imperialists. The second part of Anderson’s essay, “Consilium,” excoriates the contemporary “in-and-outers” who enact imperium in the halls of government and worriedly justify it outside. Anderson’s list of empire’s “useful idiots” is distinguished indeed: Michael Mandelbaum, Charles Kupchan, Robert Kagan, Walter Russell Mead, Zbigniew Brzezinski, Robert Art, Thomas Barrett, Richard Rosecrance, and the most paradigmatic of them all, John Ikenberry. Skipped over are Fareed Zakaria, Peter Beinart, and the tempting target of Thomas Friedman, solely because they are journalists. The obvious absentee is Joseph Nye, who Anderson dismisses dismissed euphemistically as “insufficiently original.”

The pen portraits are relentlessly incisive, with Anderson deploying all his skill as an intellectual historian to skewer his subjects. The arguments here are myriad, but the crucial one is this: for all their warnings of decadence and decline, what does not change for any of these writers is the assumption of America’s necessity in the world. Fretting about troubles at home, the leeway of empire allows them to conjure “fantastical” visions of renewed power abroad. For Anderson, this is welcome, a sign of “unconscious desperation” as late capitalism crumbles. For those of us less taken with his political line, it might better be occasion for fear.

The elegance and power of Anderson’s essays is undeniable regardless of political stripe. Yet few historians would agree with his insistence on the United States as an omniscient empire-state, preferring a more consensual, diffuse vision of its world leadership. The view of the Cold War as an American “project,” as Anders Stephanson calls it, reduces the management of the world to a Pennsylvania Avenue cabal and requires historians to find a “grand strategy,” passed down from one generation of leaders to another. The documents suggest such a strategy simply never existed.

Rather than Anderson’s US-centric approach, it would be better to analyse how American power—capitalism itself, even—has been negotiated and negated across the world, and indeed at home. Otherwise all we do is reinforce America’s own vision of its indispensability. By breaking down the notion of an empire foisted on a credulous public at home and enforced relentlessly abroad, we might show that world domination, although hoped for, has been little of the sort – See more at: http://webcache.googleusercontent.com/search?q=cache:apGEa09GN40J:www.prospectmagazine.co.uk/art-books/a-world-made-safe-for-capitalism/+&cd=1&hl=es-419&ct=clnk&gl=sv#.U7GpvEA0_Fw

A propósito de “Imperium” y “Consilium”, de Perry Anderson: Una discusión sobre el imperialismo norteamericano hoy

En el número 83 de New Left Review (sep/oct 2013) Perry Anderson vuelve al análisis de la política exterior norteamericana, y recorre los planteos de los principales exponentes intelectuales en lo referente a la elaboración estratégica. La revista está enteramente dedicada enteramente a dos ensayos de Anderson, un suceso con solo tres precedentes: en 1972 Tom Nairn sobre Europa, en 1982 Anthony Barnett sobre la Guerra de Malvinas, y en 1998 Robert Brenner sobre “La economía de la turbulencia global”. El primer artículo, “Imperium”, analiza los objetivos y los resultados de la política exterior hasta el presente, y recoge los debates intelectuales que generó la conformación del “imperio”, recorriendo todo el arco ideológico.

El segundo texto, “Consilium”, repasa las posiciones de la literatura más relevante que se viene produciendo en la actualidad sobre el rol de EE.UU. en el mundo y las distintas alternativas elaboradas por los principales exponentes de líneas estratégicas de política exterior, para reforzar la posición internacional de los EE.UU., la “nación indispensable” como la llamara Madelaine Albright (secretaria de Estado en la segunda presidencia de Clinton), supuesto fuera de cuestión por todos los autores reseñados por Anderson. Este número especial está estrechamente emparentado con “Homeland”, artículo del NLR 81, de mayo-junio, en el que analizaba la situación del régimen político norteamericano.
En los números 6 y 8 de Ideas de Izquierda reseñamos los planteos del autor y polemizamos brevemente con algunas de las tesis de este extenso trabajo. En la primera puede leerse “El imperio contraataca”, y en la segunda “EE. UU.: ¿jugador solitario en el gran tablero global?”.

Llamativo para un marxista de la talla de Anderson, en estos ensayos “observa solo una mesa de arena donde los lineamientos geopolíticos parecen hacerse y deshacerse a voluntad del hegemón”. Es notoria la desatención por el “análisis por las condiciones objetivas del capitalismo norteamericano, que condicionan la capacidad de la potencia imperialista para disponer su voluntad”. No es que no haya referencias al respecto, aquí y allá, sobre la decadencia de las bases materiales sobre las que se asentó el poder norteamericano. En las últimas páginas de “Imperium” estas aparecen.

Allí señala cómo del éxito norteamericano en crear un orden liberal han surgido nuevas contradicciones. Este orden comenzó a escapar a los “designios de su arquitecto”. Con la emergencia de China como un poder económico no solo más dinámico sino pronto comparable en magnitud, que provee las reservas financieras que requiere EE.UU., capitalista “a su modo” pero lejos de ser liberal, “la lógica de largo plazo de la gran estrategia norteamericana se ve amenazada de volverse contra sí misma”. El imperio, que no cesó de extenderse, se está volviendo sin embargo “desarticulado del orden que procuraba extender. La primacía norteamericana no es ya el corolario de la civilización del capital […] Una reconciliación, nunca perfecta, de lo universal con lo particular fue una condición constitutiva de la hegemonía norteamericana. Hoy se están separando”. En otros términos, la contradicción entre la internacionalización de las fuerzas productivas y el sistema internacional de Estados a través del cual se articulan las relaciones de producción, emerge nuevamente como un aspecto disruptivo ante los límites crecientes que enfrenta la hegemonía norteamericana, aunque hoy no haya quien pueda proponerse disputarla.

Como sostenemos en “EE. UU.: ¿jugador …” “La exageración de las fortalezas del poderío norteamericano y de sus logros, y la subestimación de los efectos de sus errores, y lo que una crítica a la NLR 83 consideró una presentación de los EE. UU. como un “Estado imperial omnisciente” (David Allen, “A world made safe for capitalism”, Prospect, 11/12/2013) por parte de Anderson, no puede más que servir para reconfirmar su escepticismo respecto de la posibilidad de que la clase trabajadora pueda en algún futuro próximo desafiar el dominio capitalista”. Escepticismo que ilustra que no hay cambios en el paradigma de “pesimismo histórico” (como lo llamara Gilbert Achcar) expresado en “Renewans” (NLR 1, Segunda Época), cuando afirmaba que “el capitalismo norteamericano ha restablecido sonoramente su primacía en todos los campos –económico, político, militar y cultural”. Aunque su crítica a los estrategas norteamericanos señala que un punto central es su desatención a las causas subyacentes “del enlentecimiento del crecimiento del producto, el ingreso per cápita y la productividad, y el aumento concomitante de la deuda pública, corporativa y de los hogares, no solo en los EE.UU. sino en el conjunto del mundo capitalista avanzado”, en el caso de Anderson lo que resulta llamativo es el alcance limitado que le da a los efectos de la crisis actual, que, aún con las políticas de contención aplicadas, sigue siendo la más extendida y convulsiva desde la Gran Depresión. Es llamativo que no entren en consideración los impactos para la ideología que sustenta la capacidad de influencia del “modelo” norteamericano (un componente central de la hegemonía), considerando que para algunos economistas “los propios criterios de eficacia del capitalismo están cuestionados”.Más sorprendente resulta considerando que cuando escribió “Renovaciones”, Anderson planteaba como hipótesis que una profunda crisis económica en Occidente era uno de los elementos que podía empezar a cambiar el clima ideológico. Las manifestaciones juveniles y la resistencia obrera a los ataques ocasionados por la crisis, no parecen alterar el pronóstico de comienzos de milenio. En la lectura de Anderson, incluso la primavera árabe ayudó a fortalecer la posición norteamericana en Medio Oriente, debilitando un adversario como Assad sin que surgiera en Egipto “un régimen capaz de tener mayor independencia respecto de Washington”, y llevando a “un fortalecimiento respectivo en el peso y la influencia de las dinastías petroleras de la península arábiga” aliadas a Washington, aunque ahora inquietas con el acuerdo con Irán.

Anderson comenta, con ironía, que resulta llamativa “la naturaleza fantástica de las construcciones” con las que los estrategas norteamericanos buscan afrontar una realidad con signos de adversidad. “Grandes reajustes en el tablero de ajedrez de Eurasia, vastos países movidos como tantos castillos o peones a través de este; extensiones de la OTAN al Estrecho de Bering”. Parece que la única forma de pensar el restablecimiento del liderazgo norteamericano “fuera imaginar un mundo enteramente distinto”. Parece, leyendo a Anderson, que lo mismo deberíamos hacer si aspiramos a pensar algún futuro con oportunidades revolucionarias, aunque a él ni se le ocurra especular al respecto.

La discusión sobre el estado real del imperialismo norteamericano, la principal fuerza de la reacción y la contrarrevolución a nivel mundial, es de fundamental importancia. Evitando tanto la subestimación como la sobreestimación de su fortaleza. Invitamos a leer estos artículos en IDZ.

Esteban Mercatante, economista, es dirigente del Partido de Trabajadores Socialistas (PTS) y del Frente de izquierda y de los Trabajadores de Argentina

Historia de vida de Schafik Jorge Hándal Hándal (1930-2006)

Historia de vida de Schafik Jorge Hándal Hándal (1930-2006)

Casa Museo Schafik Hándal

“La familia Hándal es muy antigua, hay datos de 1640 y algunos anteriores a 1640; de tal manera que todos los Hándal que hay en el mundo somos parientes. Son como 70 ó 72 núcleos familiares Hándal allá en Belén.” (Hándal Hándal S. J., Candidato a presidencia, 2004)

Salvadoreño por nacimiento, hijo de Giries Abdala Hándal y Giamile Hándal, inmigrantes palestinos radicados en Usulután, lugar donde nació el 13 de octubre de 1930. Es el mayor de 6 hermanos.

“Yo crecí en Usulután, luego en San Salvador, no puedo decir que absorbí la cultura árabe o palestina, siempre fui un salvadoreño auténtico en todos los sentidos pero siempre tuve una gran inquietud por conocer mis orígenes y no podía ir porque la guerra en Palestina no permitía; por fin en el año 2000 hubo un espacio en el que estaban negociando la paz entonces ahí aprovechamos para ir mi esposa y yo y me fui a encontrar con parientes que no conocía, fue una cosa muy emocionante.” (Hándal Hándal S. J., Candidato a presidencia, 2004)

De sus padres aprendió: “Yo mencionaría dos cosas: uno, el sentido de la honradez, mi padre y mi madre tenían esa virtud en común, insistían en eso; y dos, el amor por la gente. Mira, mi madre, cuando iba para el colegio me preparaba panes con frijoles o con cualquier otra cosita para la merienda y me decía: “aquí te pongo estos dos más porque seguramente hay compañeritos tuyos que no tienen”, porque era vocación mía darle al que no tiene y ella me apoyaba en eso, siempre me apoyaba en ese sentido.” (Hándal Hándal S. J., Candidato a presidencia, 2004)

“Sólo había una escuela pública para varones, la Basilio Blandón, y una para niñas, la Manuela Córdova, ambas allá por 1939 educaban en conjunto a poco más de 300 niños y niñas, no sólo de Usulután sino también de los municipios vecinos. El Colegio Municipal en el que yo estudiaba tenía unos 70 infantes de ambos sexos….
Durante algunos años funcionó un colegio de monjas, donde junto a otros niñitos de 3 a 5 años asistí como alumno en una especie de Pre kínder, en el cual nos enseñaron las primeras letras, pero más que todo a rezar y cantar versos religiosos. Sin embargo, donde realmente aprendimos a leer, sumar y restar, Farid, yo y unos 6 menores más, fue en la escuelita privada de doña Rosa Cuchilla, antes de ingresar al “Manuel de J. Chávez”. Éste era el Usulután donde yo viví mi infancia y el inicio de mi adolescencia.” (Hándal Hándal S. J., Legado de un revolucionario. Del rescate de la historia a la construcción del futuro., 2011. pág. 84)

“Cuando en 1942 cursaba yo el sexto grado, hubo en nuestro país un renacer del movimiento por la unión centroamericana. El Partido Unionista Centroamericano (PUCA) desarrolló jornadas de concientización a favor de su causa en las ciudades más importantes de nuestro país. El sanguinario dictador Maximiliano Hernández Martínez gobernaba El Salvador. El PUCA, claro está, no mencionaba ese tema; así consiguió que se le permitiera llevar su campaña unionista a las escuelas públicas y colegios, impulsada por un grupo de activistas que nos impartieron charlas sobre el surgimiento de Centroamérica unida a la independencia de España, las rupturas de la unión, las gestas de Francisco Morazán y Gerardo Barrios, sus fusilamientos a manos de los conservadores divisionistas, la importancia de la unión para los pueblos centroamericanos, etc. Procedieron además a organizar Comités de Jóvenes Unionistas en cada ciudad. A mí me impresionó e interesó mucho este nuevo conocimiento, me destaqué algo en este fuerzo y fui elegido miembro del Comité de Jóvenes Unionistas de Usulután. Mis padres me apoyaron los sentí enorgullecerse de mi conducta.

Ésta fue mi primera participación política organizada, aunque en realidad no había mucho que hacer. La guerra mundial continuaba acaparando la atención general. Se agrupaban clandestinamente las fuerzas anti-martinistas y el PUCA perdió liderazgo e influencia. Nuevas dimensiones de lucha se acercaban a nuestra sufrida Patria.” (Hándal Hándal S. J., Legado de un revolucionario. Del rescate de la historia a la construcción del futuro., 2011 pág. 90)

“En Usulután no había escuela secundaria, pero al terminar yo la primaria, un cura de nombre Juan Gilberto Claros, recientemente nombrado Párroco de Usulután, fundó el Colegio “Raymundo Lazo”, para varones y señoritas (por separado), que comprendía primaria, primer curso de bachillerato, Secretariado, Teneduría de Libros (inferior técnicamente a Contador) y tuvo gran éxito al recibir un numeroso alumnado procedente de todo el Departamento. Estudié en ese Colegio mi primer curso de bachillerato, pero después no había como proseguir. Mi padre insistía en que me dedicara al comercio junto a él en la tienda de “Hándal y Sobrinos”; yo quería continuar estudiando, aspiraba en esos días a formarme como Ingeniero Civil. Mi madre me apoyó y finalmente mi padre también; vino conmigo a San Salvador en diciembre de 1943 a matricularme como alumno interno en el Colegio García Flamenco, situado entonces en la Avenida Cuscatlán, a cuadra y media del Palacio Nacional, en una vieja y enorme cada de dos plantas hacia la calle y tres plantas en el fondo de su interior.” (Hándal Hándal S. J., Legado de un revolucionario. Del rescate de la historia a la construcción del futuro., 2011 pág. 91)

“Tenía trece años cumplidos cuando inicié el segundo curso en el García Flamenco, al comenzar el año escolar de 1944. Mi traslado a San Salvador y la vida de alumno interno, lejos de mis padres y hermanos con salidas los sábados por la tarde y los domingos todo el día; en contacto con compañeros de casi todo el país, con muchachos capitalinos de diferentes clases sociales y con profesores más desarrollados, produjo un gran cambio en mi formación como persona, no sólo académica.” (Hándal Hándal S. J., Legado de un revolucionario. Del rescate de la historia a la construcción del futuro., 2011 pág. 92)

“El Domingo de Ramos, 2 de abril de 1944, el país se estremeció por el estallido de la insurrección militar y civil para derrocar al dictador, el general Hernández Martínez y acabar con su régimen.” (Hándal Hándal S. J., Legado de un revolucionario. Del rescate de la historia a la construcción del futuro., 2011 pág. 92)

“En medio de aquel ambiente sombrío y angustioso, nos llegó un chispazo de luz y esperanza: una mañana estábamos recibiendo la clase de Algebra… y de repente irrumpieron en el aula dos jóvenes estudiantes universitarios sin esperar permiso y nos dirigieron sus emotivas palabras. “El estudiando universitario –nos dijeron-, ha decidido llamar a una huelga general de “brazos caídos” para salvar a la Patria: deben suspenderse las clases en todas las escuelas y colegios, debe parar el trabajo en las oficinas, en los talleres y fábricas, cerrarse las tiendas, deben parar los trenes, el país entero debe dejar de funcionar ¡hasta que caiga el tirano!”.
Esas fueron aproximadamente sus palabras. Yo sentí como si un corrientazo eléctrico me recorriera la espalda.” (Hándal Hándal S. J., Legado de un revolucionario., 2011 pág. 95)
“El tirano arreciaba las capturas y la matanza, sin lograr impedir que la huelga se extendiera. Finalmente, cuando las oficinas centrales de los Ministerios paralizaron sus labores, el general Hernández Martínez asumió su derrota y renunció a la Presidencia de la República. El 9 de mayo de 1944 salió del país hacia Guatemala, donde gobernaba otro tirano, su amigo, el general Jorge Ubico. Y el mismo día lo sustituyó el Primer Designado a la Presidencia, general Andrés Ignacio Menéndez, hombre de su total confianza…” (Hándal Hándal S. J., Legado de un revolucionario., 2011 pág. 96)
“La “Huelga de Brazos Caídos” y su desenlace marcaron mi vida. Me empujaron a un torbellino de actividades y acontecimientos totalmente inusuales. Me dieron visión y posición. Cuando aquella mañana en la clase de álgebra interrumpida por los universitarios me puse de pie, resuelto a unirme a la huelga, lo hice por un impulso moral: era malo lo que estaba sufriendo el país, era un deber unirme a esa lucha, sin pensar si podría triunfar o no…
Adquirí una convicción imborrable, que ha estado desde entonces a la base de mi conducta política. El pueblo unido, tras una causa justa, puede vencer. ¡No existe poder opresor invencible!” (Hándal Hándal S. J., Legado de un revolucionario., 2011 pág. 96-97)
“1944 me atrapó y empujó por el largo sendero que he recorrido. Como huelguista de brazos caídos me sentí participante; como asistente a asambleas, mítines, manifestaciones y conferencias me sentí despertar al drama de la historia patria. Supe de cuál lado está el bien y de cuál está el mal. Creo que ése fue también el aprendizaje de miles de jóvenes. Gran parte del pueblo salvadoreño no ha perdido ese posicionamiento; allí se encuentran las profundas raíces que sustentan a la izquierda salvadoreña. 1932 segó gran parte de las vidas de los trabajadores, del pueblo indígena y de la intelectualidad. Impuso el miedo y el silencio. 1944 lanzó al pueblo a la rebelión y a opinar en voz alta.” (Hándal Hándal S. J., Legado de un revolucionario., 2011 pág. 108)
“Quizá por haberme distraído ante aquel torbellino de acontecimientos, salí mal calificado en varias materias en los exámenes de fin de curso y me vi obligado a repetir el año. El Colegio Municipal “Manuel de J. Chávez” de Usulután tenía ya hasta el tercer curso. 1945 lo pasé estudiando de nuevo en mi ciudad natal…
En 1946 volví al internado del García Flamenco matriculado en el Tercer Curso del Bachillerato en Ciencias y Letras, el único bachillerato existente en aquel tiempo.” (Hándal Hándal S. J., Legado de un revolucionario., 2011 pág. 115)
Y los concluye en el colegio “Francisco Gavidia” donde se gradúa como bachiller en 1948.
En 1949 inició sus estudios superiores en la Facultad de Derecho de la Universidad de El Salvador, “esa era la que había escogido y era la que consideraba más acorde con mis inquietudes políticas, pero nunca pretendí convertirme en un litigante, ese aspecto de la profesión no me gustaba. Si me hubiese gustado (el título) pero no pude por la situación política, cuando fui a dar a Chile me presente a la Escuela de Derecho y me dijo el Director, un señor de apellido Benavente, muy simpático, me dijo “no hay convenio entre las dos universidades, la única materia que yo le puedo aceptar aquí Derecho Romano porque Derecho Romano es igual en todas partes” entonces ahí empecé de nuevo; cuando estaba en cuarto año aquí en El Salvador hubieron cambios políticos, permitieron regresar y aproveché a regresar con la familia; cuando me presentó aquí a la Facultad de Derecho y traigo los papeles con lo que había estudiado en Chile, los papeles con lo que había estudiado antes aquí me dijeron “mire, es que no hay convenio con la Universidad de Chile y lo que usted estudió aquí ya cambió, el plan es otro pero le vamos a hacer un plan especial”; fueron bastante indulgentes, me hicieron un plan especial en que yo estaba en cuarto año pero llevaba materias de primero y de segundo que no había estudiado antes pero que había aparecido en el nuevo currículo de acá tenía materias hasta de 7º año aprobadas, aquí eran 7 años de doctorado, allá en Chile eran 5 años; cuando estaba en ese esfuerzo de nuevo me empezaron a perseguir entonces ahí paró, hice casi 10 años, pero me sirvió durante la negociación, en toda la comisión negociadora del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional, FMLN el único que sabía de leyes era yo en cambio en la delegación del gobierno habían cinco abogados y recurrían a sus conocimientos jurídicos y yo me tuve que batir ahí, podría decirse “como gato panza arriba”, con los conocimientos que había adquirido.” (Hándal Hándal S. J., Candidato a presidencia, 2004)
Funda junto con un pequeño grupo de sus compañeros de la Universidad la “Alianza de la Juventud Demócrata Salvadoreña” desde la cual luchó por la reforma universitaria, consiguiendo con ello la consagración de la Autonomía Universitaria como precepto constitucional (incluida en la Constitución de 1950) y el co-gobierno de la Universidad en paridad de docentes, estudiantes y profesores egresados.
En octubre de 1950 ingresa al Partido Comunista de El Salvador (PCS).
En 1952 sufre el primer exilió a Chile. “Al llegar a Santiago, mis familiares fueron a recibirme y me alojaron con ellos. Tan pronto empecé a movilizarme, busqué contacto con el Partido Comunista de Chile. Tuve la suerte que un empleado de mi hermano tenía un amigo dentro del partido y él me presentó. Estábamos a finales de 1953. Me inscribí en la Facultad de Derecho de la Escuela de Derecho de la Universidad de Chile, y tuve que empezar desde el primer año aunque en El Salvador ya había llegado al tercero. No me valieron ni un solo crédito de la Universidad de El Salvador, UES, excepto Derecho Romano que es igual en todas partes. La razón era que no había convenio entre ambas universidades. Fueron muy amables conmigo al inscribirme, porque todavía no tenía ningún documento. Fue un gesto de solidaridad muy grande, porque mi estatus era de exiliado.” (Hándal Hándal S. J., Legado de un revolucionario., 2011 pág. 131)
“Todo esto ocurría en el mes de diciembre y yo recién había llegado en septiembre.” (Hándal Hándal S. J., Legado de un revolucionario., 2011 pág. 132)
Se incorporó al Partido Comunista chileno, colaboró en las publicaciones que éste hacia; trabajó en la solidaridad en las luchas centroamericanas y se relacionó con personas como Orlando Letelier, José Toha, Salvador Allende, Pablo Neruda, Luis Corvalán, Valodia Teitelvoim. Establece contactos con el movimiento comunista internacional, del cual será miembro destacado durante la segunda mitad del siglo XX e inicios del siglo XXI.
“En toda América Latina era la lucha en contra de las dictaduras latinoamericanas; ahí habían venezolanos luchando contra la dictadura de los Pérez Jiménez; los colombianos que estaban enfrentados con Rojas Pinilla; peruanos que estaban enfrentados con ¿Obrilla?, allí habían de todas partes; después cuando derrocaron a ¿Harben? llegaron los guatemaltecos también allá. Mira que interesante, allá en Santiago, si no recuerdo mal en la huérfano, había un… era un café, el café Sao Paulo, empezamos a llegar ahí por las dificultades de tomar la movilización al mediodía, que había que hacer cola; entonces empezamos a llegar ahí a pasar el rato mientras se alivianaba el tráfico; ahí nos fuimos conociendo, después aunque estuviéramos muy lejos salíamos hasta en taxi para estar ahí al mediodía y juntarnos los exiliados latinoamericanos, ahí conocí a muchas personalidades.” (Hándal Hándal S. J., Candidato a presidencia, 2004)
“A Neruda, lo conocí en su casa, yo estuve colaborando con nuestra revista “Nuestro Tiempo” que era competidora de la revista “Visión “ una revista con un enfoque internacional, yo escribía una de las secciones; entonces una vez cuando celebramos el aniversario de “Nuestro Tiempo” le pedimos la casa a Pablo Neruda y nos dio la casa, era interesante como vivía Pablo; una casona que quedaba de una calle a la otra y él la había divido en dos partes, la parte de atrás donde había un gran árbol era donde él trabajaba, ahí ponía su mesa para trabajar y la otra era donde recibía las constantes visitas que no lo dejaban trabajar, pero él había encontrado la manera de hacerlo, había puesto unas mesas ahí chuicos de vino.. Una garrafa de 15 litros, que era muy barata en ese tiempo… Entonces ahí ponía vino y había una señora que preparaba empanadas; entonces el que iba llegando se sentaba en la mesa, le servían empanadas, le servían vino, llegaban los otros y se armaba una tertulia entre ellos mientras que él estaba trabajando atrás; esa fue la manera que él encontró par que lo dejarán trabajar; después de trabajar sus ocho horas, porque él se ponía una jornada de ocho horas, en el intermedio hacia un descanso y salía a hablar un poco con los amigos que estaban allí, siempre estaba una multitud de chilenos y extranjeros, y así trate yo a Pablo Neruda, una gran persona… Bueno a Salvador Allende. Orlando Letelier, asesinado en Washington; Orlando era uno de los llegaba a la tertulia del mediodía en el café Sao Paulo; el café Sao Paulo tenía una ventaja sobre los otros, los otros que estaban allá a la vuelta, en Ahumada y todo eso había que estar de pie y el café Sao Paulo tenía una gran sección entonces uno podía sentarse tranquilamente y conversar todo el relato. Roque Dalton llegó becado a la Escuela de Derecho de la Universidad de Chile en el año 54 y ahí coincidimos. Sí, ahí nos hicimos amigos; yo no lo conocía y ahí nos hicimos amigos, pero él sólo estuvo un año y luego regresó, cuando yo regresé de Chile lo volví a contactar aquí.” (Hándal Hándal S. J., Candidato a presidencia, 2004)
“Yo estaba exiliado en Chile, entre diciembre de 1952 y diciembre de 1956. No era asilado, yo nunca pedí asilo en ninguna parte; estaba exiliado. La experiencia en Chile fue de una riqueza enorme, tanto en mi formación política como en la militancia. Estuve participando con el Partido Comunista de allá y llegué a ser miembro de la Comisión de Educación del Comité Provincial de Santiago. Esta entidad era la organización más grande del Partido.” (Hándal Hándal S. J., Legado de un revolucionario., 2011 pág. 134)
En 1956, a unos meses para recibirse como abogado, vuelve a El Salvador con su familia, aprovechando la amnistía política decretada por el Presidente José María Lemus.
En la dictadura militar surgieron diferentes partidos entre ellos el “Partido de Acción Renovadora (PAR) surgió el 21 de enero de 1950. Había un partido que se acercó a tener una continuidad concepcional y liderazgo, fue el PAR… El PAR, fue el primer partido político en El Salvador que tuvo un programa… una transformación fundamental: una reforma agraria basada en el análisis científico de la situación del país.” (Hándal Hándal S. J., Legado de un revolucionario., 2011 pág. 164-165)
“Ahora, volviendo al proselitismo desarrollado por el PAR. Durante la campaña todos los días a las 5 de la mañana en la radio YSV teníamos el programa “Despertar Campesino”, lo escribía yo, tenía material de sobra porque yo había elaborado el programa agrario del PC y del PAR y conocía suficientemente el tema.” (Hándal Hándal S. J., Legado de un revolucionario., 2011 pág. 171)
En 1957 fue designado Secretario General del Comité Departamental de San Salvador del Partido Comunista de El Salvador, cargo que desempeño hasta agosto de 1960, cuando fue apresado y exiliado a Guatemala, volviendo ilegalmente ese mismo año.
En 1959 participó en el diseño y surgimiento del Movimiento Revolucionario Abril y Mayo, más tarde convertido en Partido Revolucionario Abril y Mayo (PRAM), cuya inscripción legal fue rechazada por el entonces Consejo Central de Elecciones, pese a que llenó todos los requisitos de ley.
El PRAM reunió en su seno a connotados líderes obreros, campesinos y universitarios, a renombrados intelectuales y profesionales, luchadores por la democracia y la justicia social. El PRAM fue reprimido por el tirano Coronel José María Lemus y prosiguió su lucha desde la clandestinidad.
Desde enero de 1959 fue miembro del Comité Central del Partido Comunista de El Salvador.
“El derrocamiento de Chema Lemus ocurrió un 26 de octubre de 1960, debido a un golpe militar, en medio de una enorme lucha popular y mucha gente que salía exiliada. En ese momento, yo estaba exiliado; fui de los primeros que expulsaron hacia Guatemala; luego llegaron más compañeros.” (Hándal Hándal S. J., Legado de un revolucionario., 2011 pág. 138)
“En el exilio se tiene libertad de moverte, menos cuando fui exiliado en Guatemala porque ahí nos llevaron al grupo que expulsaron aquella noche y que le entregaron a los militares guatemaltecos, nos terminaron llevando a San Marcos, una ciudad que está en la frontera con México y ahí teníamos que presentarnos 3 veces a la policía y estábamos alojados en una pensión de mala muerte que la misma policía designó para que estuviéramos y teníamos restricción de movimiento, pero cuando estuve en Chile… para mi Chile fue una gran escuela, Chile era un país de democracia en aquel tiempo…” (Hándal Hándal S. J., Candidato a presidencia, 2004)
En 1960 tras el derrocamiento del Coronel Lemus, participo en la conducción del Frente Nacional de Orientación Cívica (FNOC) que reunió al PRAM, al PAR, al Partido Radical Democrático y a la CGTS (Confederación General de Trabajadores Salvadoreños) y la AGEUS en la lucha contra la dictadura y por la democratización.
En enero de 1961 un golpe de Estado cuartelario restauró el régimen autoritario militar. Continuó el largo período de ilegalidad personal y persecución, con breves períodos de legalidad en que vivió hasta la firma de los Acuerdos de Paz (16 de enero de 1992).
En marzo de 1961 encabezó la fundación del Frente Unido de Acción Revolucionaria (FUAR), al cual condujo como su dirigente principal hasta 1963.
En 1963 participó en el diseño y la promoción de la reforma de la Universidad de El Salvador, liderada por el Dr. Fabio Castillo Figueroa, quien fue electo entonces Rector de la misma, reforma que logró la democratización de la institución y modernizó su enseñanza.
En 1966 participó en la gestión de la alianza con el Partido Acción Renovadora (PAR) para la inclusión en ese partido de destacados líderes obreros, campesinos, intelectuales y estudiantiles y el lanzamiento de la candidatura presidencial del Doctor Fabio Castillo Figueroa.
En 1967 impulsa la candidatura del Dr. Fabio Castillo Figueroa; luego funda el Frente Unido Revolucionario.
En 1970 encabezó la fundación y organización del Partido Revolucionario 9 de mayo (PR-9m), buscando la inscripción legal del mismo, la cual fue rechazada por el entonces Consejo Central de Elecciones a pesar de haber reunido en exceso el número de firmas requeridas y cumplido los demás requisitos establecidos por la ley. Fue un breve paréntesis en su situación de perseguido y de vida clandestina, interrumpido por las capturas en 1971 y enero de 1972, tras la invasión y ocupación militar de la Universidad Nacional, cuando la represión volvió a recrudecerse en nuestro país.
En 1971 negoció la alianza del Partido Comunista y la Unión Democrática Nacionalista (UDN) con el Partido Demócrata Cristiano (PDC) y el Partido Movimiento Nacional Revolucionario (MNR), que dio origen a la Unión Nacional Opositora (UNO), de cuyo organismo de dirección formó parte durante su existencia hasta 1979.
En abril de 1970 fue el nacimiento de las Fuerzas Populares de Liberación “Farabundo Martí” (FPL).
En marzo de 1972 el Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP).
En 1973 fue electo Secretario General del PCS, cargo que desempeñó tras varias elecciones, hasta diciembre de 1994.
En agosto de 1973 es apresado a su regreso al país procedente de Chile y expatriado a Panamá. Vuelve ilegalmente a El Salvador ese mismo año.
En mayo de 1975 nace la Resistencia Nacional (RN) y el Partido Revolucionario de los Trabajadores Centroamericanos, PRTC, en 1976.
“…en otra reunión a mediados de diciembre de 1979, pactamos la unidad de las fuerzas revolucionarias…” (Hándal Hándal S. J., Legado de un revolucionario., 2011 pág. 232) “El 17 de diciembre de 1979, las FPL, la RN y el PCS suscribieron el primer acuerdo de unidad con la constitución de la Coordinadora Política Militar, CPM, cuyo primer manifiesto fue dado a conocer el 10 de enero de 1980.” (FMLN, 2005 pág. 73)
Participó desde sus inicios (1979), en las decisiones que unificaron a las cinco organizaciones de la izquierda revolucionaria: Dirección Revolucionaria Unificada (DRU), proceso que condujo a la fundación del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN) en octubre de 1980.
“El 11 de enero de 1980 se constituyó la Coordinadora Revolucionaria de Masas, CRM, integrada por Bloque Popular Revolucionario, BPR, nacido en julio de 1975; el Frente de Acción Popular Unificado, FAPU, nacido en septiembre de 1977; las Ligas Populares 28 de Febrero, LP 28, nacidas en marzo de 1977 y la Unión Democrática Opositora, UDN, partido político que integró la coalición Unión Nacional Opositora, UNO, que ganó las elecciones presidenciales de febrero de 1972, victorias electorales arrebatadas con fraudes por la dictadura militar; y el Movimiento de Liberación Popular, MLP, quedando así integrada la CRM con todas las organizaciones populares de la izquierda revolucionaria.
Paralelamente, a comienzos de marzo de 1980, se avanzaba en la construcción del Frente Democrático Salvadoreño, FDS, con las siguientes organizaciones: Movimiento Independiente de Profesionales y Técnicos de El Salvador (MIPTES), Movimiento Popular Social Cristiano (MPSC), desprendimiento importante del Partido Demócrata Cristiano, PDC; Movimiento Nacional Revolucionario (MNR), afiliado a la Internacional Socialista; Federaciones Sindicales; pequeños empresarios así como agrupamientos de militares retirados, incluyendo el Coronel Ernesto Claramount, quien fuera candidato presidencial de la Unión Nacional Opositora en 1977, así como personalidades políticas y sociales. Como afiliados observadores al FDR se sumo la Universidad de El Salvador (UES) y la Universidad Centroamericana “José Simeón Cañas” (UCA).” (FMLN, 2005 pág. 73-74)
“El recién creado Frente Democrático Salvadoreño, FDS, dio paso al Frente Democrático Revolucionario, FDR, que hizo su aparición pública el 17 de abril de 1980. El FDS sólo existió 17 días.” (FMLN, 2005 pág. 74)
“Una vez que se fundó la DRU (se conformó el 22 de mayo de 1980, con la participación de las FPL, RN, PCS y el ERP) se entró en una deliberación acerca de la estructuración de esta dirección… Se creó la Comandancia General integrada por cuatro Secretarios Generales provenientes de los equivalentes partidos políticos militares. Todavía no se le podía llamar FMLN, porque esto ocurrió en octubre y de momento estamos hablando de mayo de 1980.” (Hándal Hándal S. J., Legado de un revolucionario., 2011 pág. 254)
“En esa coyuntura, decidimos constituir lo que se llamó, la Comisión Política Diplomática (CPD) (fue creada, como ya dije, un mes antes de la ofensiva del 10 de enero de 1981) (Hándal Hándal S. J., Legado de un revolucionario., 2011 pág. 288),… El FDR lo encabezaba Enrique Álvarez Córdova. Les propusimos integrarse a la CPD cuya misión era crear en el mundo de la diplomacia internacional, condiciones políticas de apoyo y de solidaridad de distintos gobiernos. Estamos hablando de relación con los gobiernos y no de la solidaridad popular.” (Hándal Hándal S. J., Legado de un revolucionario., 2011 pág. 266)
“…10 de octubre de 1980, fue creado el FMLN, integrado originalmente con aquellas cuatro organizaciones y luego, en diciembre de ese año, se incorporó el PRTC. Esta decisión precedió al lanzamiento de la Ofensiva General del 10 de enero de 1981, con la cual comenzó el despliegue de la Guerra Popular Revolucionaria.” (FMLN, 2005 pág. 74-75)
“El 27 de noviembre de 1980 fueron asesinados los dirigentes del Frente Democrático Revolucionario, incluido su Presidente, Enrique Álvarez Córdova, y cinco más. El FDR había sido fundado en febrero. Mientras tanto, el promedio de asesinatos políticos realizados por los cuerpos de seguridad y los escuadrones de la muerte sobrepasaba los 25 cada día. Los cadáveres en las calles y carreteras eran un cotidiano y macabro espectáculo.” (Hándal Hándal S. J., 1996 pág. 16)
“En agosto de 1981 se produjo la Declaración Franco Mexicana.” (Hándal Hándal S. J., Legado de un revolucionario., 2011 pág. 288)
Fue miembro de la Comandancia General del FMLN, desde su creación, hasta que éste se convirtió en partido legal en diciembre de 1992 tras la firma de los Acuerdos de Paz, desempeñando tareas de conducción estratégica, político-militar y diplomática, dentro y fuera de los frentes de batalla, a lo largo de los doce años que se prolongó la guerra popular revolucionaria.
En este período fue también Comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas de Liberación (FAL) fundadas el 24 de marzo de 1980, y como tal, participó en su conducción en diferentes frentes de guerra: Guazapa, Norte de San Vicente, Chalatenango, Sur de Usulután, Norte de San Miguel y Morazán.
Promotor del diálogo desde el inicio del conflicto armado (enero 1981), fue el principal negociador de “Los Acuerdos de Paz” que pusieron fin a una guerra de doce años, firmados en Chapultepec, México el 16 de enero de 1992.
“Nuestra política por una solución negociada, en cambio, fue persistente y sistemática. Aunque sólo sea para refrescar la memoria, paso a mencionar en un listado incompleto las propuestas que conjuntamente con el FDR presentamos desde octubre de 1981 hasta mayo de 1987 así como de algunas de las propuestas que presentó el FMLN solo, desde enero de 1989. Sucedió así con estas últimas porque los partidos del FDR y el Partido Social Demócrata crearon en 1988 la Convergencia Democrática y que, acogiéndose a los acuerdos de Esquipulas II, obtuvieron el reconocimiento de su legalidad de parte del gobierno salvadoreño. Esto les permitió participar en la lucha electoral.

He aquí el listado:
-Propuesta de Paz, FMLN-FDR, 4 de octubre de 1981.
-Propuesta de Diálogo, FMLN-FDR, 5 de octubre de 1982.
-Propuesta de Cinco Puntos para una Solución Política, FMLN-FDR, 5 de junio de 1983.
-Propuesta de Integración y Plataforma del Gobierno de Amplia Participación, FMLN-FDR, 31 de enero de 1984.
-Propuesta Global para la Solución Política Negociada y la Paz, FMLN-FDR, 30 de noviembre de 1984.
-Propuesta Política por el Diálogo Nacional para ponerle fin al Conflicto, FMLN-FDR, 20 de julio de 1986.
-Propuesta de Negociación inmediata encaminada a la solución del conflicto, FMLN-FDR, 28 de mayo de 1987.
-Propuesta para convertir las elecciones en una contribución a la paz. FMLN, 23 de enero de 1989.
-Posición del FMLN frente al futuro gobierno del partido Alianza Republicana Nacionalista, ARENA y propuesta para alcanzar una democracia real, una nueva sociedad y la paz, 6 de abril de 1989.
-Propuesta del FMLN para lograr la democratización, el cese de hostilidades y la paz justa y duradera en El Salvador, 11 de septiembre de 1989.

El Arzobispado de San Salvador seguramente guarda en sus archivos una documentación completa, toda vez que se desempeñó como intermediario del diálogo desde 1981 hasta 1989.” (Hándal Hándal S. J., 1996 pág. 20-21)
En 1990 por encargo de la Comandancia General del FMLN, encabezó la Comisión que negoció y suscribió los Acuerdos de Paz en cuyo proceso participó en diversos eventos.
En 1992 presidió la Comisión Seguimiento del FMLN, para asegurar el cumplimento de los Acuerdos de Paz; fue integrante de la Comisión Nacional para la Consolidación de la Paz (COPAZ), creada por los acuerdos que tuvo a su cargo la verificación nacional del proceso de paz y en diciembre de 1992 fue electo Coordinador General del FMLN.
“El objetivo principal para el FMLN en la negociación fue abrir el camino hacia la democracia, fijando su prioridad en el propósito de abolir la dictadura militar y reformar la Fuerza Armada.

Fue así como se logró:
-Reducir a dos las numerosas misiones ordinarias que la Fuerza Armada tenía en la Constitución: defensa de la soberanía y de la integridad territorial. Antes, esas misiones incluían el orden público, la seguridad pública, la paz interna, el cumplimiento de la Constitución y las leyes, etc.
-Abolir el reclutamiento forzoso (con captura violenta de jóvenes) y sustituirlo por convocatorias sorteadas para el servicio militar.
-Cambio de la Doctrina Militar, aboliendo la doctrina de “seguridad nacional” .
-Sacar la seguridad pública del control de la Fuerza Armada; disolver los cuatro cuerpos de seguridad existentes (Guardia Nacional, Policía de Hacienda, Policía de Aduana y Policía Nacional).
-Crear la Academia Nacional de Seguridad Pública y la Policía Nacional Civil, bajo dependencia y mando civil.
-Disolver las “Defensas Civiles”, cuerpo armado que llegó a tener entre 35 mil y 40 mil efectivos.
-Disolver el Servicio Territorial del Ejército, cuyas Patrullas cantonales y de barrio, llegaron a tener hasta 170 mil movilizados bajo mando militar.
-Disolver los batallones contra-insurgentes (BIRIS, BIAT y otras unidades).
-Reducir el número de efectivos de la Fuerza Armada a la mitad, quedando inicialmente en 30 mil (en 1996 tiene 13 mil efectivos).
-Depurar el cuerpo de oficiales y jefes, por medio de la “Comisión Ad-hoc”, integrada por tres personalidades civiles salvadoreñas.
-Reformar la educación militar, para hacerla congruente con la nueva doctrina, naturaleza y misiones de la institución.

La reforma de la Fuerza Armada es la parte de los Acuerdos de Paz cumplida en la mayor proporción, es el tema mejor logrado. De esa reforma, ha surgido un ejército en condiciones de adquirir verdadero profesionalismo. (Hándal Hándal S. J., 1996 pág. 31-32)
En 1992 es elegido coordinador general del FMLN y luego reelecto en diciembre de 1993.
En diciembre de 1993 fue reelecto en el mismo cargo. En 1994 solicitó que no se le reeligiera al cargo de Coordinador General del FMLN.
En 1994 se nombró candidato a la Alcaldía de San Salvador.
Fue electo miembro del Consejo Nacional y la Comisión Política, por la Convención Nacional en diciembre de 1994.
En diciembre de 1995 en la III Convención Nacional del FMLN fue reelecto miembro del Consejo Nacional y de la Comisión Política contribuyó acertadamente a que el FMLN pasara de ser un frente de partidos a un solo partido cohesionado y unido alrededor de un solo pensamiento político para la lucha por el poder.
Desde 1997 hasta 2006 fue Diputado de la Asamblea Legislativa y Jefe de la Fracción Legislativa del FMLN. En la Asamblea Legislativa fue Presidente de la Comisión de Reformas Electorales y Constitucionales y miembro de la Comisión de Hacienda y Especial del Presupuesto. Legislador por tres períodos consecutivos.
Además de su trabajo en la Asamblea Legislativa y en la Comisión Política del FMLN gestó, gestionó e impulso con los gobiernos de Cuba y Venezuela, importantes programas de ayuda para el pueblo salvadoreño:
-Programa de Becas para cursar estudios de medicina en Cuba sin costo para los estudiantes ni para El Salvador
-Operación Milagro, a través de la cual muchos salvadoreños de escasos recursos económicos han recuperado la vista, y el
Programa Combustibles para El Salvador ALBA Petróleos de El Salvador, que permitirá al pueblo salvadoreño obtener combustibles a menos precio y posibilitará con los ingresos de su venta entre otros establecer programas de ayuda social.

Schafik, a partir del 2002, promovió el contacto directo de los y las diputadas del FMLN con el pueblo y con diferentes sectores sociales. Para la comunicación con la gente Schafik aseguró el nacimiento de las tribunas legislativas y populares, de todos los viernes a fin de “rendirle” informes a la población de la labor legislativa de los diputados así como para escuchar de la gente opiniones, problemas, propuestas de soluciones, etc.
A finales del 2003 el FMLN eligió a Schafik como candidato a la Presidencia de la República. Derrotando la campaña de terror y chantaje desatada por la derecha y la participación fraudulenta del imperio, más de 812 mil personas votaron por Schafik en las elecciones presidenciales de marzo del 2004 quedando el FMLN, como lo afirmó Schafik, “más enraizado que nunca en la conciencia de la gente”.
En 2005 fue electo en el FMLN como candidato a la primera diputación del Parlamento Centroamericano (PARLACEN) para las elecciones de marzo del 2006, manteniéndose como miembro del Consejo Nacional y de la Comisión Política del FMLN.
En sus 62 años de vida política sufrió 3 exilios y 7 capturas. “…yo anduve perseguido 30 años aquí en el país.” (Hándal Hándal S. J., Candidato a presidencia, 2004)
Su obra y pensamiento político están contenidos en sus innumerables publicaciones, análisis y entrevistas.
“Conoció más de cincuenta países, fue aplaudido y recibido con cariño en varios continentes… Berlín, capital de Alemania, desconocida en la infancia, le abrió las puertas para muchos eventos internacionales, donde habló apasionadamente de su pequeño pero lindo país, poblado por gente heroica y trabajadora.” (Bichkova de Hándal, 2010 pág. 43) (Chile, Costa Rica, Honduras, Perú, Ecuador, Bolivia, Venezuela, Israel, Rusia, Guatemala, Panamá, México, Alemania, Viet Nam, Estados Unidos, Suecia, Hungría, Bulgaria, Checoslovaquia, Etiopía, Cuba, Nicaragua, Francia, China y otros).
“En la Tribuna de 6 de enero de 2006 Schafik volvió a referirse al triunfo del pueblo boliviano en las últimas elecciones presidenciales… Fue su última tribuna.” (Bichkova de Hándal, 2010 pág. 111)
Falleció el martes 24 de enero de 2006 a su regreso de Bolivia, donde asistió a la toma de posesión del Presidente Evo Morales.
En 1949 contrajo matrimonio con Blanca Vega Silva (1929-2002), de este matrimonio nacen tres hijos: Anabella, Erlinda y Jorge Schafik; Xenia es su cuarta hija de su segunda esposa Tatiana Bichkova de Hándal.
“Mi padre falleció en 1980 y mi madre en 1991.” (Hándal Hándal S. J., Candidato a presidencia, 2004)

Conferencias y foros políticos
Conferencias y foros políticos a los que Hándal asistió, son muy significativas la de abril de 1983 donde Hándal participó en la Conferencia Científica Internacional celebrada en Berlín, en la entonces Alemania Oriental, con ocasión del Centenario de la muerte de Carlos Marx; la Conferencia de Solidaridad Mundial en la Habana, noviembre de 1994; la Conferencia de Acción Parlamentaria Mundial realizada en el Capitolio en el 2003; el Primer Encuentro Latinoamericano y Caribeño de Parlamentarios y Parlamentarias en el 2004; la Conferencia Internacional contra el Terrorismo, por la Verdad y la Justicia, en la Habana en junio del 2005. El Foro sobre el Futuro de El Salvador patrocinado por el World Affairs Council of Northern California el 8 de julio del 2003
Algunas de las distinciones otorgadas a Schafik Hándal Hándal.
-El 16 de enero de 2004 fue envestido con el título de “Profesor Honorario en Ciencias Políticas de la Universidad Autónoma de Santo Domingo”, República Dominicana, en acto realizado en la Universidad de El Salvador.
-En enero de 2006, post mortem, fue nombrado por la Alcaldía de San Salvador “Hijo Meritísimo de San Salvador”.
-El Parlamento Centroamericano (PARLACEN) lo condecoró post mortem con la orden “Honor al Mérito Centroamericano “, una de las más altas distinciones entregadas a jefes de Estado, personas ilustres o que se hayan destacado por su trayectoria.
-La Comisión Permanente de Partidos Políticos de América Latina (COPPAL) lo distinguió post mortem con la orden “Luis Donaldo Colosio”.
-La Universidad de El Salvador lo otorgó post mortem el título de “Doctor Honoris Causa”, en septiembre de 2006.
La Universidad de El Salvador (UES), le nombró Doctor “Honoris Causa” post mortem en reconocimiento a su labor político-científica y su labor social.
Su contribución intelectual al movimiento político de izquierda es importante y reconocida en toda América Latina y países europeos, destacan los trabajos en defensa del socialismo y su necesidad de renovación, así como los análisis políticos de diferentes coyunturas premonitoras de estallidos sociales en América Latina, Europa y Estados Unidos. Estos trabajos contienen análisis y puntos de vista fundamentados en una sólida instrucción, agudeza política y experiencia revolucionaria pocas veces vistas en una misma persona. Algunos de sus artículos publicados se añaden al final de estos datos biográficos.
Son especialmente importantes sus aportes a la discusión acerca de las causas del desaparecimiento del socialismo en los países de Europa del Este; así como sus análisis del fenómeno del fascismo en América Latina y de las diferentes coyunturas políticas y sociales de movimientos de izquierda de diferentes latitudes.
Su pensamiento político y social ha sido recogido también en numerosas entrevistas.
Su producción intelectual puede dividirse en varios períodos siendo especialmente prolífera la de los años 1965 – 1990. Schafik escribió varios artículos bajo el seudónimo “Alberto Gualán.”

Schafik Jorge Hándal Hándal,
algunas de sus publicaciones:
1.Gody geroicheskoy borby (k 35-letiu Kompartii Salvadora)1 . Revista “Revista Internacional” (PpyS) 1965, N 6, pp. 67—73.
2.Neustoychivoie ravnovesie. Revista “Revista Internacional” (PpyS), 1973, N 6, pp. 34—36.
3.Pomeshat imperialismu razviazyvat voinu. Revista “Revista Internacional” (PpyS), 1974, N 1, pp. 14—16.
4.Nerazryvnaia vzaimosviaz2. Revista “Revista Internacional” (PpyS), 1978, N 5, pp. 8—12.
5.Put u nas odin: vooruzhonnaya borba. Revista “Revista Internacional” (PpyS), 1980, N 10, pp. 14—17.
6.Sut revolutsii — nastuplenie. Revista “Revista Internacional” (PpyS), 1985, N 4, pp. 24—30.
7.Edinstvo krepnet v borbe. Revista “Partiinaya zhizn” (La vida del partido), 1965, N 11, pp. 60—65. (Los autores: A. Jualan y B. Sieva)
8.Vernost marxsismu-leninismu. Revista “Partiinaya zhizn” (La Vida del Partido), 1980, N 2, pp. 75—79.
9.Trudnyi put borby salvadorskij communistov. Revista Communist, , 1977, N 3, pp. 105—115.
10.Na pyti k svobode. Revista Communist, 1980, N 17, pp. 94—103.
11.El Necrólogo dedicado a Uberto Alvarado. Revista América Latina, 1975, N 2, pp. 198—200.
12.La charla con el Secretario General del PCS Schafik Hándal. Revista América Latina, 1975, N 6, pp. 62—82.
13.La sangre de Rafael no fue derramada en vano (?). Revista América Latina, 1976, N 6, pp. 36—37.
14.El fascismo en América Latina3. Revista América Latina, 1977, N 1, pp. 113—129.
15.Uroky sobytii v Salvadore (Entrevista a Schafik Jorge Hándal). Revista América Latina, 1978, N 1, pp. 104—117.
16.Novye tendencii v latinoamerikanskoy politike USA”. Revista América Latina, 1978, N 3.
17.La intervención en la discusión “La social-democracia internacional y América Latina”. Revista América Latina, 1979, N 5.
18.La crisis de las dictaduras militares en América Central. Revista América Latina, 1979, N 6, pp. 23—35.
19.La etapa decisiva de la lucha. Revista América Latina, 1980, N 10, pp. 99—106.
20.El pueblo salvadoreño seguirá luchando hasta la Victoria. Revista América Latina, 1981, N 6, pp. 5—12.
21.La lucha política, “la elección” y las acciones militares en El Salvador. Revista América Latina, 1982, N 9, pp. 44—56.
22.K probleme politicheskogo uregulirovania. Revista América Latina, 1988, N 3, pp. 5—14.
23.Sobre el Golpe de Estado del 15 de Octubre. Fundamentos y Perspectivas, Junio 1981, No. 4, pp. 19-42.
24.“Solo el socialismo puede sacar al tercer mundo de su problemática”. Febrero 1990. Edic. Liiberación.
25.“No habrá democracia en nuestro país si no se somete el ejército a la autoridad civil”. Marzo 1990. Edic. Liberación.
26.“El debate de la izquierda en América Latina”. 2004. www.rebelion.org
27.El poder, el carácter y la vía de la revolución y la unidad de la izquierda. Fundamentos y Perspectivas, 1982, No. 4, pp. 25-43.
28.Consideraciones acerca del viraje del Partido hacia la lucha armada. Fundamentos y Perspectivas, Abril 1983, No.5, pp. 15-54.
29.La experiencia del PCS, el más rico patrimonio político de la clase obrera y del pueblo salvadoreño. Revista “45 años de sacrificada lucha revolucionaria”. Marzo 1975, pp. 1-20.
30.“El Che y América Latina”. Julio 1988. Edic. Guazapa Heróico.
31.“Apremiante lucha por la vanguardia”. Diciembre 1984, Edic. Liberación.
32.“Carta abierta a las Fuerzas revolucionarias y progresistas de América Latina y el Caribe”. Mayo 1990. Edic. Liberación.
33.“La humanidad tiene derecho a algo mejor”. Abril 1992. Edic. Alternativa.
34.La unidad de las fuerzas revolucionarias es una necesidad estratégica de la lucha por el triunfo de la revolución. Fundamentos y Perspectivas, Marzo 1980.
35.“Sobre los 150 años del Manifiesto Comunista”, Meeting “Conmemoración de los 150 años del Manifiesto Comunista”, París, Francia. Mayo 1998,
36.“Repensar el socialismo desde la experiencia histórica”. Entrevista de Rubén Zardoya Loureda a Schafik Hándal, Marzo 1998. www.colatino.com
37.“El Socialismo: ¿Una alternativa para América Latina”. Entrevista de Marta Harnecker a Schafik Hándal. Enero 1991. Publicaciones “Alternativa”.
38.Entrevistas realizadas por Marta Harnecker a Schafik Hándal entre 1982 y 2005. www.simpatizantesfmln.org , www.opinionpress.org , www.rebelion.org
i.1982. Un partido que supo ponerse a la altura de la historia
ii.1982. Reconocimiento a organizaciones revolucionarias al margen de los partidos comunistas
iii.1988. El Partido Comunista y la guerra revolucionaria
iv.2005. Preocupaciones más recientes
1.Contraloría sobre los funcionarios del Partido.
Schafik, pidió que lo recordaran como “…un luchador cuya bandera principal que siempre empuño es la bandera de la democracia en el país, para abrirle al pueblo salvadoreño la posibilidad de decidir por sí mismo; ese ha sido el hilo conductor de toda mi lucha, desde que me incorporé a los trece años me incorporé en la lucha por la democracia, por ponerle fin a una tiranía sangrienta; desde entonces ese ha sido el hilo conductor de toda mi lucha y otra parte de mi vida política ha sido la de promover el acercamiento y el entendimiento entre distintos sectores y fuerzas que coincidimos en ese propósito de democratizar el país, de darle al pueblo salvadoreño la oportunidad de vivir y prosperar en su tierra con su trabajo.” (Hándal Hándal S. J., Candidato a presidencia, 2004)

1.Bajo el seudónimo Alberto Gualán.
2.Después (el año 1980) integró la colección (“sbornik”) “Movimiento comunista: problemas de teoría y práctica”,
publicada en Praha
(pp. 545—554).
Reimpreso en el libro “Brasil de 70-s”
(Moscú, IAL 1977
3.Reimpreso en el libro “Brasil de 70-s” (Moscú,
IAL 1977, pp. 35—51).

  • fina colaboración de búsqueda bibliográfica realizada por María Kisovskaya



BIBLIOGRAFIA
1.Hándal, Schafik Jorge. El largo proceso que condujo a la guerra y a la negociación en El Salvador. Diciembre, 1996 El largo proceso de opresión, frustraciones y luchas que condujo a la guerra. Instituto Schafik Hándal. Archivo Instituto Schafik Hándal, No. D-00048.
2.Transcripción Entrevista “La otra cara” en su calidad de candidato a la Presidencia para las Elecciones del 2004. Archivo Instituto Schafik Hándal, No. 00318.
3.Escuela de Formación Política “Miguel Mármol”. San Salvador, El Salvador, C.A. Julio 2005.
4.Bichkova de Hándal, Tatiana. Recuerdos sin Peinar Mi Vida con Schafik. 2ª ed. San Salvador, El Salvador, 2010.
5.Hándal, Schafik. Legado de un revolucionario. Del rescate de la historia a la construcción del futuro. 1ª ed. San Salvador, El Salvador. Instituto Schafik Hándal, 2011.


SIGLAS

Federación Regional de Trabajadores Salvadoreños (FRTS)
Agencia Nacional de Seguridad del Estado Salvadoreño
(ANSESAL)
Organización Democrática Nacionalista (ORDEN)
Frente Nacional de Orientación Cívica (FNOC)
Partido Revolucionario Abril y Mayo (PRAM)
Partido Unionista Centroamericano (PUCA)
Partido Comunista de El Salvador (PCS).
Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN)
Universidad de El Salvador (UES)
Partido de Acción Renovadora (PAR)
Confederación General de Trabajadores Salvadoreños (CGTS)
Asociación General de Estudiantes de la Universidad de
El Salvador (AGEUS)
Frente Unido de Acción Revolucionaria (FUAR)
Revolucionario 9 de mayo (PR-9m)
Unión Democrática Nacionalista (UDN)
Partido Demócrata Cristiano (PDC)
Partido Movimiento Nacional Revolucionario (MNR)
Unión Nacional Opositora (UNO)
Dirección Revolucionaria Unificada (DRU)
Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP)
Comisión Política Diplomática (CPD)
Frente Democrático Revolucionario, (FDR)
Fuerzas Armadas de Liberación (FAL)
Alianza Republicana Nacionalista, (ARENA)
Comisión Nacional para la Consolidación de la Paz (COPAZ)
Parlamento Centroamericano (PARLACEN)
Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN)
Comisión Permanente de Partidos Políticos de América Latina (COPPAL)
Fuerzas Populares de Liberación “Farabundo Martí” (FPL)
Resistencia Nacional (RN)
Partido Revolucionario de los Trabajadores Centroamericanos (PRTC)
Coordinadora Política Militar (CPM)
Coordinadora Revolucionaria de Masas (CRM)
Bloque Popular Revolucionario (BPR)
Frente de Acción Popular Unificado (FAPU)
Ligas Populares 28 de Febrero (LP 28)
Movimiento de Liberación Popular (MLP)
Frente Democrático Salvadoreño (FDS)
Movimiento Independiente de Profesionales y Técnicos de
El Salvador (MIPTES)
Movimiento Popular Social Cristiano (MPSC)
Universidad Centroamericana “José Simeón Cañas” (UCA)