El Salvador: ¿asocio para el crecimiento o asocio para la dependencia?

El Salvador: ¿asocio para el crecimiento o asocio para la dependencia?
Por Roberto Pineda San Salvador, 6 de noviembre de 2011

Estrenando nuevas modalidades de dominación imperial: los asocios para el crecimiento

Con bombos y platillos celebraron esta semana, los gobiernos de Estados Unidos y de El Salvador el inicio de un nuevo proyecto internacional de cooperación económica que la potencia del Norte desarrollara a la vez con Tanzania, Ghana y Filipinas. Se trata del Asocio para el Crecimiento que supuestamente permitirá que El Salvador salga de la pobreza. Ojala.

No es la primera vez que los Estados Unidos intentan implementar un mecanismo de control económico que les permita “cooperar” y “ayudar” para abrir las puertas de las economías latinoamericanas para sus gigantescos consorcios, que vienen a desplazar a los empresarios nacionales. Hace cincuenta años escuchamos la misma canción con el proyecto de la Alianza para el Progreso. Al final, Johnson y luego Nixon se encargó de enterrar el proyecto.

Luego, a principios de siglo surgió el ALCA, un nuevo proyecto de colonización, y la lucha popular se encargó de acabar con este engendro. Luego nos impusieron los tratados de libre comercio, y en nuestro caso, la dolarización. Y hasta tuvo que derramarse sangre salvadoreña en Irak. Hoy estamos “incluidos” en el proyecto de la Cuenta del Milenio (MCC). Y por ultimo el Asocio para el Crecimiento (PfG).

Y algunos hasta se sienten especiales, halagados, por este trato preferencial. Y piensan que deberíamos de estar hasta agradecidos por la generosidad de nuestros “aliados estratégicos.” Somos los primeros, exclaman con orgullo. Hay personas que se dicen de izquierda y sueñan con formalizar nuestros lazos coloniales y que celebremos el 4 de julio.
Otros de manera dogmática rechazan todo vínculo, ignorando la realidad de una tercera parte de nuestro pueblo viviendo en EE.UU.

De lo que se trata es de definir una política que tome en cuenta realidades geopolíticas pero que a la vez se fundamente en principios. Y en este mundo globalizado la idea de patria es fundamental. La realidad nos obliga a una relación con EE.UU., pero puede y debe ser una relación de respeto. Es posible. La idea pragmática que es valido todo lo que nos ayuda a mantenernos en el gobierno es equivocada y conducirá más temprano que tarde a renunciar a nuestros principios. El fin no justifica los medios.

Para la derecha empresarial (ANEP, ASI, CCIES) es una situación complicada ya que saben los costos de un desaire hacia los patrocinadores de este entuerto (los EE.UU.), pero por otra parte se resisten a plegarse a la estrategia mediática del presidente Funes y llegan a la reunión pero patealean y hacen bravatas de niños malcriados. Están dolidos porque ya no son los dueños exclusivos del espectáculo mediático. Y temen que se verán obligados a ceder al pacto fiscal y al final tendrán que pagar.

Y si a esto le agregamos que la alianza entre Funes y Embajada ha permitido romper la unidad en las alturas empresariales y cuatro destacados empresarios (Callejas, Eserski, de Sola y Borja) se reunieron para escuchar el rollo del Asocio y ese mismo día FUSADES publicaba un interesante manifiesto en que repitiendo las palabras de Alex Segovia llaman a “una oportunidad para la unidad.”

El presidente Funes por su parte, esta emocionado porque hoy ya no son súbditos sino que son socios y ya no van a estar dominados por EE.UU. sino que van a ser “acompañados” en el camino hacia el progreso y el crecimiento, en un esfuerzo común, hacia el logro de la democracia y el respeto a los derechos humanos.

Ojala esta nueva caipirinha no se le suba de nuevo a la cabeza a nuestro presidente. Y ojala también que se avance realmente en el combate a la delincuencia y el impulso de la economía. Y no sería extraño que entre lo acuerdos off the record se encuentre el cambio de ambas gerencias. Pronto lo sabremos.

Las presidenciales “salvadoreñas” del 2012

Los resultados de las elecciones presidenciales de noviembre de 2012 en Estados Unidos afectaran definitivamente el éxito o fracaso del actual proyecto socialdemócrata que encarna la Administración Funes. Una victoria de Barack Obama va fortalecer a Funes e incluso al FMLN y una victoria de los Republicanos va fortalecer a ARENA. Por lo que las miradas están ya puestas en el calendario electoral de EE.UU.

Los partidos Demócrata y Republicano son dos expresiones del capitalismo monopolista de estado, en su fase de globalización. Reflejan los intereses estratégicos de las grandes corporaciones y bancos. Pero no son lo mismo. No debemos de equivocarnos. Y debemos de aprender a hilar fino en el aprovechamiento de las contradicciones que existen en los diversos componentes del bloque de poder imperial. La experiencia del trabajo diplomático y de solidaridad durante la Guerra Popular Revolucionaria fue un gran aprendizaje en este sentido. Hay diversos espacios de poder. La actual gira de Jorge Schafik por USA lo comprueba.

En el caso de Obama, su propuesta programática en general esta orientada a fortalecer y reestructurar la economía para volverla competitiva y poder así enfrentar la crisis mundial del capitalismo, recuperando la supremacía económica y afectando lo menos posible los programas sociales. Responde a intereses de sectores económicos preocupados y afectados por la perdida de la hegemonía económica global de EE.UU.

El símbolo de este partido es un burro. Para los latinos que votaron abrumadoramente por él es un burro que ha batido record en lo que se refiere a deportaciones, ganándole a Bush. Hablamos de casi medio millón de deportados, entre estos miles de salvadoreños. Por su parte, los Republicanos, en sus diversas variantes, propugnan por una visión diferente, más vinculada a una visión guerrerista afuera y de destrucción de los avances sociales a lo interno. El símbolo de este partido es un elefante. Responde a intereses más vinculados al complejo militar industrial.

Pero durante estos cuatro años Obama ha enfrentado la más fiera oposición de sectores de ultraderecha que han logrado derrotarlo en muchas batallas legislativas. La última es con respecto a legislación para la creación de empleos. Cuentan con el control de la Cámara de Representantes, y con fuerte presencia en el Senado, y desde ahí torpedean cualquier tipo de iniciativa progresista. Y la batalla por la recuperación económica y el empleo Obama no la esta ganando. No sería extraño que los sectores ultraderechistas vinculados al partido del Te, y con fuerte presencia en el Partido Republicano, logren hacerse con la presidencia el próximo año.

Y la batalla ya comenzó. Obama ha logrado hacerse de una modesta alcancía de 70 millones de dólares, mucho mayor que la de sus rivales, pero quizás no suficiente. Todo parece indicar que el exgobernador de Massachusetts, Mitt Romney será el rival de Obama. Romney se encuentra seguido por Rick Perry, actual gobernador de Texas. Ninguno le aventaja en recaudación de fondos para la campaña. Perry trata de ganarse el voto latino apoyando la idea de dar visas de trabajo a inmigrantes. En enero del 2012 inician las primarias en New Hampshire para definir al candidato republicano. Iowa votara una semana antes en asambleas. El camino concluye en Utah el 26 de junio.

Por otro lado, aunque Obama logró una participación destacada en la reunión del G20, esta fracasó en resolver la crisis financiera europea. Obama tuvo que presenciar en Cannes una película muy sombría del futuro del capitalismo, traducida al griego, y luego al italiano, y quizás también al portugués, al gaélico y español. O sea los PIIGS.
Por otra parte, la revista Forbes le dio un espaldarazo al presentarlo como el hombre más poderoso del planeta, algo así como Superman. Felizmente, cuando Obama regrese a Washington se encontrara con que miles de jóvenes se suman al Movimiento de los Indignados, que ocupan Wall Street, pero también están ocupando plazas en todo el país.

Desplazamientos al interior del GOES

La última crisis socio ambiental vivida por el país en octubre pasado, originó cambios al interior del equipo gobernante. Se modificó la correlación de fuerzas a favor del sector vinculado a la Sría. de Inclusión Social. Tomaron control de la crisis, la administraron adecuadamente y hoy toman control de la ayuda y la reconstrucción.

Han desplazado claramente al Canciller, el cual ve de esta manera, por el momento, disminuidas sus posibilidades de potenciar desde el Gobierno su candidatura presidencial vía FMLN. Pero tiene tiempo e inteligencia para recuperarse.

En respuesta, el sector tecnócrata, concentrado en la Sría, Técnica y que conduce al malogrado CES, sale en escena con el estratégico proyecto de Asocio por el Crecimiento y logra generar un hecho político, que divide a los grandes sectores empresariales y obliga a la ANEP a sumarse a regañadientes. Los Estados Unidos imponen no solo una democracia tutelada sino también una economía tutelada. Y no sería extraño si alguien propusiera cantar en las escuelas el Star Spangled Banner.

Por su parte, el sector “político” representado en la Sría de Asuntos Estratégicos, que es la encargada de garantizar la “armonía social” hace denodados esfuerzos por evitar que la bomba de la crisis social les estalle en la cara. Y le ha ido bastante bien, porque pudo desactivar el peligrosamente sensitivo conflicto magisterial, e incluso el de la Salud.

Los sectores vinculados a los equipos económico y de seguridad si se encuentran en aprietos porque el Señor Presidente les ha informado que espera ver resultados para finales de año. Y cuando el presidente Funes habla…

Los escenarios de futuro

Empiezan a delinearse las líneas gruesas de los principales enfrentamientos entre las clases y fuerzas sociales y políticas del país para el 2012, 2014 y 2015. A continuación se propone una lectura anticipada de resultados, a partir de las tendencias actuales. Se toman en cuenta las formas de lucha, niveles de unidad, candidatos y posibles resultados.

Todo parece indicar que la forma de lucha principal por lo menos hasta 2015 es la electoral. Y la electoral se mide no con fusiles ni marchas, sino con votos, con maquinaria electoral, con imagen, con posiciones ganadas. El problema con lo electoral es que tiene sus límites. No rebasa el marco del sistema. Permite avanzar, pero estos avances están condicionados por los poderes fácticos e incluso por situaciones hasta climáticas.

Lo único que sostiene la presencia política de manera permanente es la organización popular. Y lamentablemente hemos retrocedido en este campo. La construcción de poder popular para cambiar el país sigue siendo una bandera poco comprendida y poco practicada. Pero es una realidad a transformar.

Puede haber lucha electoral y lucha popular (reivindicativa y política) en la medida que tengamos claridad de esta necesidad. Existen dos visiones opuestas al respecto. La visión predominante es que la lucha popular atemoriza y aleja a posibles votantes conservadores, es una lucha que desestabiliza. Y hoy somos nosotros el gobierno.

Otra idea es que solo debe haber lucha popular y la lucha electoral debe suspenderse porque es una peligrosa droga que provoca ilusiones en la gente. Pero incluso sectores que por años han propugnado esta tesis empiezan a aparecer apoyando candidaturas, lo cual es una muestra de realismo. La realidad se compone de hechos no de ilusiones.

No debemos de tomar nuestras ilusiones por realidades y confundir la disposición de lucha de los sectores políticamente más avanzados, con el de los amplios sectores populares, porque nos aislamos. Nos quedamos solos, como les ha pasado a muchos, que todavía siguen vistiendo el uniforme de guerrilleros.

Pero tampoco podemos marchar a la zaga de los acontecimientos, y confundir simples medidas de compensación social (uniformes, vaso de leche, zapatos, etc.), sugeridas incluso por el FMI y el BM, con cambios revolucionarios. El radicalismo estéril y el reformismo oportunista nos acechan de manera permanente, y es lógico, por la presencia predominante del pensamiento de sectores pequeño burgueses. De lo que se trata es que en esta etapa, busquemos las banderas que nos permitan avanzar, como es la de legalizar las tierras de las comunidades, y universalizar la organización sindical.

Los resultados de las elecciones de marzo de 2012 impactaran fuertemente en los resultados de las elecciones presidenciales de 2014. 2012 es un ensayo para 2014. Y podemos hablar de tres situaciones: victoria, situación de equilibrio y derrota.

El significado de victoria estaría representando por ganar San Salvador, y aumentar el número de diputados y consejos municipales. Es una opción que hay que construir. El camino no es fácil. La derecha defenderá a capa y espada su última trinchera. Y Quijano ha decorado muchos parques. Y el desafío nuestro es edificar una amplia alianza de fuerzas democráticas y revolucionarias que derrote a la derecha. Y se trata no solo de estar unidos sino también de parecer unidos.

El significado de una situación de equilibrio es perder San Salvador, y aumentar el número de diputados y de consejos municipales. Esta es la apuesta principal de ARENA, y podría ser a la vez la apuesta principal de la derecha en su conjunto.

El significado de derrota sería la de perder San Salvador, y a la vez disminuir el numero de diputados y de consejos municipales. Si la derecha logra pasar la factura por la crisis económica y la delincuencia al FMLN, este es un escenario que no puede descartarse.

Con relación a las candidaturas de la izquierda para el 2014, existen opciones ya en plena campaña, de dentro y de fuera del FMLN. Y lo mismo sucede en la derecha. A nivel de FMLN hay varias apuestas. Esta la opción de la principal figura histórica, legendaria, emblemática. La de la principal figura parlamentaria, hábil, negociador. Y la del funcionario moderado, persuasivo, calculador.

Desde las filas del gobierno se perfilan dos claros contendientes, que podrían tener el aval del presidente para competir. Uno de ellos con un perfil de la persona idónea para derrotar a la delincuencia y el otro, la persona idónea para sacar al país de la pobreza y la exclusión social. Ya con estos van cinco y podrían surgir mas…

Incluso no puede descartarse que la exitosa alianza legislativa entre FMLN y GANA, que le ha permitido al presidente Funes avanzar en su proyecto, y aislar y derrotar en múltiples ocasiones a ARENA, arrastrando incluso al PDC y PCN, pudiera convertirse en alianza electoral para el 2014. Esperemos a ver que sorpresas nos depara la vida.-

FARC:Puntillazo final.?

FARC:Puntillazo final.?
Artículo | Noviembre 6, 2011 – 5:08am

Hablar de una rendición o extinción automáticas de la guerrilla es tan ingenuo como creer que ésta puede amortiguar fácilmente un golpe tan fuerte como el perpetrado por la Fuerza Pública.

En 2008, tras la muerte natural de Manuel Marulanda Vélez, el abatimiento de Raúl Reyes en un bombardeo en la margen fronteriza ecuatoriana y luego el asesinato de Iván Ríos a manos de uno de sus escoltas, la previsión de muchos analistas era que el principio del fin de las Farc era inevitable.

Sin embargo, aunque el gobierno Uribe dio orden de redoblar todos los operativos contra el resto de los integrantes del Secretario de las Farc con el fin de diezmar esa cúpula y quebrar su ya debilitada capacidad de combate y aumentar la desmoralización del pie de fuerza subversivo, no se pudo seguir con la racha de golpes contundentes a la guerrilla.
Alfonso Cano se erigió entonces como el máximo comandante de las Farc, pese a que se creía que el sucesor de Marulanda sería Jorge Briceño Suárez, alias Mono Jojoy, considerado el jefe militar de esa facción subversiva.

Lo primero que hizo Cano fue ordenar un cambio de estrategia en las Farc, en el que se optó por volver a la llamada guerra de guerrillas, utilizando para los ataques e incursiones cuadrillas pequeñas y evitando movimientos y concentraciones guerrilleras significativas. Igualmente dio instrucciones para que los movimientos de los integrantes del Secretariado así como del Estado Mayor fueran lo más cautelosos posibles. Las comunicaciones se redujeron al mínimo con el fin de evitar que los rastreos de los equipos de Inteligencia militar revelaran la ubicación de los jefes. También se supo que el máximo cabecilla guerrillero pidió a otros jefes como Iván Márquez que se quedara en Venezuela por algún tiempo. El viejo mito de la ‘invulnerabilidad’ de la cúpula insurgente había quedado por el suelo.

En el último año del gobierno de la Política de Seguridad Democrática los esfuerzos por ‘cazar’ a Cano y golpearlo en todo el área de influencia del ‘Bloque occidental’ de las Farc en Tolima, Huila y Cauca dio resultados positivos, pues poco a poco fueron cayendo los cabecillas de los frentes que estaban encargados de protegerlo en la accidentada geografía del Cañón de las Hermosas.

El anhelo del entonces presidente Uribe de terminar de matar a la “culebra herida” de las Farc, no se pudo concretar y con el pasar de los meses la tesis inicial de que el “principio del fin” le había llegado a esa guerrilla, se reversó.

El ‘repliegue estratégico’ parecía estar dando resultados, pues al rehuir al combate los distintos frentes dejaron de sufrir fuertes golpes a manos de la Fuerza Pública. Aún así los informes de Inteligencia del Ejército indicaban que el nivel de desmoralización de los guerrilleros era muy alto, al tiempo que los índices de deserción.

El cambio de gobierno en Colombia cogió a las Farc en una especie de resurrección lenta en algunas regiones, y si bien Uribe, el hombre de la mano dura contra la guerrilla dejaba el poder, lo asumía Juan Manuel Santos, quien como Ministro de Defensa ordenó el ataque a Reyes en la frontera ecuatoriana.
Largo camino

Sin embargo, antes de cumplir sus primeros 100 días en el poder, Santos asestó a las Farc el que hasta ese momento se podía considerar su más fuerte golpe: a mediados de septiembre, en las selvas de La Macarena, fue abatido durante un bombardeo el Mono Jojoy, el más radical de los jefes militares de la guerrilla.

Era claro entonces que este golpe marcaba un antes y un después en las Farc, pues Jojoy tenía más ascendiente y credibilidad más alto que Cano dentro de las Farc.

Es más, ya para entonces algunos cabecillas subversivos estaban pidiendo que Jojoy asumiera la jefatura militar de las Farc, pues a Cano se le veía como más como un ideólogo y de perfil político, que como un comandante militar.

Se dijo, entonces, que la guerrilla estaba en un punto de inflexión, agonizante y que, por lo tanto, era necesario arreciar los combates en todo el país para darle el “puntillazo final”.

Sin embargo, así como le ocurrió a Santos, la seguidilla de golpes a las Farc no se pudo masificar y con el pasar de los meses se empezó a hablar de que Cano, a quien las tropas le seguían los pasos de cerca en el sur del país, había dado la orden a los frentes de empezar a perpetrar atentados y atacar la campaña electoral para ganar más escenario político, al tiempo que insistía en pedirle al Gobierno que abriera una ventana para un diálogo de paz. En ese momento la tesis fue que la subversión estaba empezando a respirar de nuevo y que todos los pronósticos sobre el pronto fin de las Farc eran desatinados.

La orden gubernamental fue clara: redoblar las operaciones conjuntas entre Ejército, Fuerza Aérea, Policía y Armada en el suroccidente del país para capturar o abatir al máximo jefe de las Farc.

Y fue precisamente en desarrollo de las mismas que las tropas lograron ubicarlo en zona rural de Suárez (Cauca) y allí fue abatido el máximo cabecilla subversivo.

¿Y ahora?

Como pasó con los casos de las muertes de Marulanda, Ríos, Reyes y Jojoy, tras el abatimiento de Cano la pregunta obligada es: ¿ahora sí las Farc están en proceso de extinción?

Dar una respuesta a ese interrogante no es fácil. La guerrilla ha demostrado, tras sufrir esos grandes golpes, una gran capacidad de amortiguación. Sin embargo, una cosa es perder un cabecilla emblemático y otra muy distinta verlos caer de manera progresiva. No sólo se evidencia la debilidad y vulnerabilidad de la cúpula, sino que el continuo cambio de mandos y directrices a los frentes, mandos medios y guerrilleros de base impiden que se pueda formular un ‘plan de guerra’ a mediano plazo.

¿Habrá un nuevo jefe único? Es claro que el Secretariado tiene ahora seis titulares, pero ninguno de ellos con el suficiente carisma, ascendiente, poder de mando y credibilidad que poseía Cano o Jojoy. Por más que se proceda lo más rápido posible a nombrar su sucesor, es claro que no hay un líder fuerte en las Farc con capacidad para asumir el mando único.

Iván Márquez, como se dijo, seguirá escondido en Venezuela. Entre el pie de fuerza subversivo no tiene mucho ascendiente pues consideran que vive tranquilo en el exilio mientras que el resto de jefes siguen combatiendo en el país.

Otros de los integrantes del Secretariado son los alias Timochenko, Joaquín Gómez, Fabián Ramírez (que se creía abatido por el Ejército meses atrás) o Wilson Valderrama (alias Médico). Se trata de cabecillas con perfil militar pero sin grandes operaciones contra la Fuerza Pública en su historial.

¿Habrá extinción lenta pero irreversible? Aunque las primeras hipótesis anoche hablaban de un puntillazo fatal a las Farc es muy apresurado apostar por esa alternativa. Lo que sí puede pasar es que los frentes opten por un nuevo repliegue táctico. Es decir, que se “enmonten” aún más y esperen allí mientras baja la temperatura del clima de orden público.

Lo que sí es innegable es que la desmoralización de los guerrilleros aumentará significativamente y que por la misma vía podría incrementar el volumen de desmovilizaciones. También existe el riesgo de que muchos frentes y cuadrillas al no tener un comandante general y aislarse aún más, terminen criminalizándose. Eso es lo que se conoce como “lumpenización” insurgente.

¿Habrá rendición? Difícilmente se puede pensar en un escenario en donde un gran número de guerrilleros decida deponer las armas y negociar algunas gabelas penales y penitenciarias. Lo que sí podría pasar es que algunos frentes o pequeñas porciones de éstos decidan entregarse a las autoridades.

¿Habrá un proceso de paz? Es muy tempranero predecir si los mandos sobrevivientes de la guerrilla se inclinarán por buscar una salida negociada al conflicto, ante la evidencia de que insistir por la vía armada es inútil, pues hoy por hoy no tienen ninguna capacidad de tomarse el poder por la fuerza de las armas, al tiempo que sus cabecillas están cayendo casi sistemáticamente.

¿Habrá una escalada terrorista? Es muy posible que algunos frentes se lancen a una oleada de ataques con el fin no sólo de ‘vengar’ la muerte de su máximo cabecilla, sino para tratar de demostrar que no es una organización ilegal acabada.

¿Y los militares y policías secuestrados? El temor frente a la integridad física de los más de 20 uniformados plagiados no es menor. Es claro que al no existir un mando fuerte en las Farc, los frentes que custodian a los cautivos podrían tomar algún tipo de represalia contra ellos.
Como se ve, la caída de Cano podría cambiar la ecuación de la guerra en Colombia. Lo mismo se dijo cuando murió Marulanda, fue asesinado Ríos, así como abatidos Reyes y Jojoy. Sin embargo, la guerrilla logró sobrevivir.

Es claro que la clave está en seguir golpeándola para llevar a pactar lo que los tratadistas llamada “la pax romana”, que no es otra cosa que debilitar al enemigo lo más posible para forzarlo a sentarse a la mesa de negociación, pero ni tanto a pactar grandes cambios, sino a tramitar una rendición decorosa.

Sin embargo, sólo a medida que vayan pasando las semanas se sabrá cómo quedaron las Farc y cuál es su capacidad de recuperarse. Por ahora, lo único cierto es que Cano ya no está…

Trabajadores protestan contra Alcaldesa de Ayutuxtepeque

AYUTUXTEPEQUE, 3 de noviembre de 2011 (SIEP) “Exigimos que se nos respeten nuestros derechos laborales y que la Alcaldesa Flor Bonilla cumpla su compromiso de aumento salarial…”expresó esta mañana Álvaro López, principal dirigente de los trabajadores de esta municipalidad.

Decenas de trabajadores municipales realizaron una protesta frente a la Alcaldía y posteriormente visitaron diversos lugares de esta ciudad, denunciando que la Alcaldesa Flor Bonilla se había burlado de sus exigencias laborales, al negarse a concederles un aumento salarial pactado previamente.

A la vez denunciaron que al interior de la alcaldía se vive un clima represivo, que no se respetan los derechos establecidos en la ley, que no se les pagan las horas extras que les exigen cumplir y que a los agentes del CAM se les ha impuesto un régimen cuartelario, que atenta contra su estabilidad emocional.

Criticaron que se les niegue un justo aumento salarial cuando la Alcaldesa Flor Bonilla ha contratado a muchas de “sus amistades con jugosos salarios” así como miles de dólares han servido para pagar los frecuentes viajes que ella realiza y no para hacer obra en el municipio como lo prometieron.

Finalmente, explicaron que las amenazas de despido no los van a atemorizar y que continuaran luchando como SINTRAMAY hasta lograr el respeto de los derechos de los trabajadores, por lo que denunciaran estos atropellos en el Ministerio de Trabajo y harán la denuncia a nivel nacional e internacional.

¿Yulcuicat, Yultacuical o…?

¿Yulcuicat, Yultacuical o…? Por Rafael Lara Martínez

Rafael Lara-Martínez
Tecnológico de Nuevo México
soter@nmt.edu

Junto a la frase “los nietos del jaguar”, uno de los términos más exitosos del poeta y lingüista Pedro Geoffroy Rivas lo constituye el título “Yulcuicat”. A usanza indígena de la colonia temprana en el altiplano central de México —Cantares mexicanos, finales del XVI— se trata de un poemario en el cual el poeta se deja poseer por la musa para escribir poesía. Su inicio sitúa ese manantial de origen del idioma en el arribo mismo del poeta —“He llegado. He llegado/Soy el cantor”— y en el retoño que emana de su centro anímico más esencial: “Flores, flores, flores/brotan de mi corazón”. En pleno siglo XX, a Geoffroy Rivas lo poseerían los antiguos dioses mexicas quienes le dictan versos que del Anahuac mexicano arriban al Valle de las Hamacas.

Esta filiación poética y filosófica remite a una tradición particular localizada en un ambiente geográfico específico que el trabajo apologético sobre el autor rara vez cuestiona. En efecto, de manera inusual, el poemario se acompaña de cuarenta y cuatro notas en total que aclaran las fuentes históricas a partir de las cuales se constituye la recolección florida de la integridad de poemas. La documentación aludida es la siguiente: Cantares mexicanos (10), Fray Bernardino de Sahagún (6), Manuscrito palatino (3), Códice Vaticano (1), Popol Vuh (1). Este simple recuento apunta la ausencia de todo informe historiográfico sobre la cultura náhuat pipil de El Salvador y el predominio absoluto de crónicas provenientes del altiplano central de México, salvo por una mención a la tradición maya-quiché.

La concentración en el patrimonio mexicano del posclásico y de la colonia temprana la confirma los apelativos de las más diversas deidades invocadas: Ometeotl (5), Xochipilli (5), Quetzalcoatl (2), Huitzilopochtli (1), Xipe Totec (1), Tezcatlipoca (1), Cinteotl (1), Neuctli (1), Tlaloc (1), etc. En su mayoría también provienen de la misma región del altiplano central. Salvo una breve referencia a las raíces pipiles de Xipe Totec, “Nuestro Señor el Desollado”, los apelativos de las demás divinidades remiten al mismo centro geográfico.

El diálogo entre poesía y fuentes históricas posee una doble implicación: filosófica y antropológica. Por una parte, desde una perspectiva literaria, Geoffroy Rivas adopta un giro poético y heideggariano el cual se niega a reducir la lengua —la actividad intelectual— a una serie de conceptos que examinan su producción (poiesis) como un objeto natural. Con una fina intuición lírica, define la lengua como realización dialógica con un legado cultural —“la esencia de la lengua” poética— más que disecarla cual esqueleto muerto en un ensayo analítico (M. Heidegger, La lógica como pregunta en busca de la plena esencia del lenguaje, Paris: Gallimard, 1998).

Como escritor que prosigue la tradición indígena de antaño, privilegia el acto poético creativo a toda actividad museográfica racional que reduce la “esencia de la lengua” a un enlistado de palabras en un diccionario, o a reglas en una gramática agónica. El acabamiento de la hermenéutica heideggariana no podría caracterizarlo con una mayor profundidad. No hay que “rebajar la lengua” a “un medio de comprensión mutua […] y la gramática tampoco es la manera primordial con autoridad para entender la lengua” (Heidegger). En cambio, Geoffroy Rivas busca el hecho lingüístico en la actividad poética misma la cual entabla un diálogo entre el acto creador personal y una herencia social que lo engloba y precede.

No obstante, a nivel antropológico, la exigencia poética carece de rigor documental en el país. El título mismo se nos ofrece como ilusión que el legado que recolecta (logos) el poeta no proviene del altiplano central de México, sino de El Salvador en sí. Por un juego de automatismo lógico, el náhuatl “yollotl y “cuicatl”, su nueva combinatoria “yolcuicatl”, se vuelcan en el náhuat “yulot” y “cuicat”, “yulcuicat” (el término “yolcuicatl” no aparece en J. Bierhorst, A Nahuatl-English Dictionary and Concordance based on the codex Cantares mexicanos, 1985 ni en ningún diccionario de náhuatl clásico ni moderno).

Figura I: Corazón de la Virgen Dolorosa

Por esta transferencia directa no sólo se simplifican conversiones entre lenguas emparentadas en reglas matemáticas sin rigor, a la vez se insinúa que la misma tradición mexicana del posclásico y de la colonia temprana caracteriza a los náhuat pipiles, arraigados en una cultura clásica anterior, pre-mexica. En breve, el logro de la poética heideggariana se disipa en la mexicanización de la herencia pipil (ojo: “x” = “sh”, según la grafía colonial).

La exigencia antropológica demandaría no asimilar lo náhuat a lo náhuatl más conocido y documentado ni proyectar México a Centro América, el centro hacia la periferia. El requisito consiste en tratar cada una de las particularidades nahuas en su especificidad, según rasgos de semejanza y divergencia.
II
A este respecto, Geoffroy Rivas ignora el ciclo mitológico más completo de la tradición pipil. Del alemán Leonhard Schultze Jena, no revisa Mythen in der Muttersprache der Pipil von Izalco in El Salvador (Mitos en su lengua materna de los pipiles de Izalco en El Salvador. Jena: Gustav Fischer, 1935), libro que aún no se traduce adecuadamente del original náhuat al español según la poética mesoamericana con reglas específicas de repetición, ritmo oracional, aliteración, difrasismo, etc. Asimismo, la mayoría de comentarios contemporáneos sobre Geoffroy Rivas desconoce el trabajo gramatical y léxico más completo sobre la lengua náhuat: The Pipil Language of El Salvador (La lengua pipil de El Salvador, Berlin/NY/Amsterdam: Mouton Pub., 1985).

Ambas omisiones nos enseñan las dificultades que se interponen al explicar el neologismo “yulcuicat” que transfiere lo náhuatl en náhuat, el altiplano central de México en Centroamérica. En efecto, en las dos fuentes antropológicas extranjeras, Schultze-Jena y Campbell la palabra “cuicat” no aparece anotada. En su lugar, el verbo del cual deriva lo transcriben “tacuica/takwi:ka” con un prefijo “ta-“ de objeto indefinido fosilizado, semejante a la “y” del español en “hay/voy/soy/estoy/doy” que en francés posee un neto valor locativo (“il y a”, vas-y”). En un apéndice aparece citada la completa entrada léxica para “cantar”, según la compila Campbell en el mejor trabajo sobre gramática y diccionario náhuat, jamás traducido al español ni publicado en el país. Aun si el sustantivo “canto” —el náhuatl clásico “cuicatl”— no figura en la lista, todas las transcripciones que se derivan de dicha raíz llevan obligatoriamente el prefijo fosilizado.

Esta constante invalidaría la simple sustitución automática de “tl” por “t” —para derivar todas las palabras en lengua náhuat— como si los idiomas se tratasen de sistemas lógicos sin excepciones ni lapsus lingue creativos. Paradójicamente, estos deslices idiomáticos confirmarían la violación arbitraria y personal del sistema lingüístico y arraigarían la abstracción gramatical en el habla, en el acto poético que Geoffroy Rivas vindica como “esencia de la lengua”. Acaso entonces, la conversión del neologismo náhuatl “yolcuicatl” obligaría a mantener el prefijo fosilizado en “yultacuicat”.

Empero, la única fuente escrita que consigna el sustantivo “canto” agrega un problema adicional (Jorge Alfredo Calvo Pacheco (recopilador), Castellano pipil – pipil Kastiyan. Izalco: Universidad Francisco Gavidia, 2000). La “tl” final no la reemplaza una “t” sino una “l” para obtener la glosa “kuikál/takuikál”. Esta doble sustitución —“cuica” por “tacuica” y “cuicat” por “cuical” para usar una ortografía tradicional— derivaría el sustantivo “tacuical”, a la vez que expondría la dificultad del calco directo sobre el náhuatl del altiplano que propone el neologismo geoffroydiano (vésae: Jorge Lemus, “Formación de palabras y léxico pipil” cuya entrada para “cantar” confirma la expresión “takuika” en náhuat-pipil).

Por último, la dificultad de traducción directa del náhuatl al náhuat la confirmarían las expresiones para los números. Si en el centro de México existe palabra para quince, “caxtolli”, en El Salvador Schultze-Jena rescata un sistema quintesimal (5) inédito en el norte. Quince se expresa “yéi púal”, es decir, tres por cinco. Toda traducción directa es un traición al método singular de conteo pipil, de igual manera que sería falso trasponer un tradición poética mexica al país.
III
Con esta breve reseña poética y lingüística no anhelamos resolver el problema. En absoluto, nos interesa reemplazar un neologismo por otro: “yulcuicat” por yultacuical” o… En su reincidencia colectiva, los mitos clásicos nunca se agotan; a lo sumo, se cuestionan en debates personales, en círculos intelectuales, que no siempre inciden en la conformación mítica de lo social. En cambio, intentamos establecer una doble exigencia para el poetizar y el pensar.

Figura II: Xipe Totec

Debemos reclamar que la aprehensión de la lengua en acto poético—realización de la hermenéutica heideggariana— la complete un rigor antropológico que se funde en el trabajo de campo e historiográfico sobre la tradición particular de los náhuat pipiles. Mexicanizar El Salvador resulta una aventura tan paradójica como diluir lo propio en lo ajeno —la periferia de una región cultural en el centro hegemónico— el pasado en el presente, lo único y singular en lo general y abstracto.

La problemática actual apunta a reconocer contribución y límite de los clásicos —lagunas insolubles como el neologismo de Geoffroy Rivas, falta de traducción de Schultze Jena y Campbell, fuentes coloniales en náhuat inexploradas e inéditas— al igual que necesidad de mantener un diálogo entre poética, lengua en acto, y antropología, trabajo de campo y archivo. Una intuición poética perezosa e indocumentada resulta tan amenazante como una racionalidad agobiada y sin inspiración.

Figura III: Amalia Elmasri, 2000

Apéndice: “Entrada al verbo “cantar” y sus derivados”

(C) Takwi:ka (t. v., i. v) cantar
to sing
takwi:ka (pres.)
takwi:ka-k (pret.)
takwi:ka-tuk (perf.) ni-k-takwi:ka-tuk “I have sung it” (lo he cantado)
(niktakwi:gatuk)
cf. ta- frozen “unspec. obj.” (objeto indefinido fosilizado)
cf. takwi:kalwia “to sing something for someone; takwi:kani “singer”
CN kwi:ka (Car.) “to sing”; PN *kwi:ka
(SD) takwi:kalia (t. v., applic.) cantarle (algo para alguien), arrullarlo
to sing something for someone, to sing to, to lull, to sing a lullaby to
takwi:kalia (pres.)
takwi:kalih (pret.)
takwi:lih-tuk (perf.) ni-k-takwi:kalih-tuk “I have sung it to her” (se lo he cantado (a ella))
cf. takwi:ka “to sing”, -lia “applic.”
cf. (C) takwi:kalwia
(C) takwi:kalwia (t. v., applic.) cantarle (algo para alguien)
to sing something for someone, to sing to
takwi:kalwia (pres.)
takwi:kalwih (pret.)
takwi:kalwih-tuk (perf.)
cf. takwi:ka “to sing”, -lwia (?) “applic./passive/caus.”
cf. (SD) takwi:kalia
(C) takwi:kani cantador (cantante) (takwi:gani?)
singer
cf. takwi:ka “to sing”, -ni “agent”
(SD) takwi:kani
C: Cuisnahuat; SD: Santo Domingo de Guzmán
(Campbell, The Pipil Language, 1985: 448-449)

Imperialismo y democracia ¿Casa Blanca o Plaza de la Libertad ?

Imperialismo y democracia
¿Casa Blanca o Plaza de la Libertad ?
James Petras
Rebelión
Traducido para Rebelión por Ricardo García Pérez

Introducción

La relación entre imperialismo y democracia se ha debatido y analizado durante más de 2.500 años, desde en la Atenas del siglo V a.C. hasta en el Liberty Park de Manhattan. Los críticos actuales del imperialismo (y el capitalismo) afirman percibir una incompatibilidad esencial y citan las medidas del Estado policial en expansión que acompañan a las guerras coloniales, desde la legislación antiterrorista de Clinton y la «Ley Patriótica» de Bush hasta la orden de Obama del asesinato extrajudicial de ciudadanos estadounidenses en el extranjero.

Sin embargo, antes, muchos teóricos del imperialismo de diferentes sensibilidades políticas, que abarcan desde Max Weber hasta Vladimir Lenin, han sostenido que el imperialismo aglutinaba al país, reducía la polarización interna entre clases sociales y generaba trabajadores privilegiados que sustentaban activamente a los partidos imperiales y votaban por ellos. Un estudio histórico comparativo de lascondiciones bajo las que convergen o divergen el imperialismo y las instituciones democráticas puede arrojar alguna luz sobre los retos y alternativas a que se enfrentan los florecientes movimientos democráticos emergentes en todo el planeta.

El siglo XIX

Durante el siglo XIX, la expansión imperial europea y estadounidense abarcó a todo el mundo. Fruto de su colaboración echaron raíces las instituciones democráticas, el derecho de sufragio se extendió a la clase trabajadora, emergieron partidos competitivos, se aprobó legislación social y la clase trabajadora incrementó su cuota de representación en las cámaras legislativas.

¿Fue el crecimiento simultáneo de la democracia y el imperialismo una correlación casual que reflejaba la divergencia y el conflicto de fuerzas contrapuestas, una de las cuales favorecía la conquista en el exterior y, la otra, promovía la política democrática? En realidad, hay grandes solapamientos entre la política pro imperialista y la democrática, y no solo entre las élites.

Durante el siglo XIX y, en especial, el siglo XX, sectores importantes de los partidos laboristas y socialdemócratas e infinidad de izquierdistas y socialistas revolucionarios destacados aunaron en un momento u otro el apoyo a las demandas de los trabajadores y la expansión imperial. No fue sino Karl Marx quien, en sus primeros escritos periodísticos para The New York Herald Tribune, apoyó críticamente la conquista británica de la India porque significaba una «fuerza modernizadora» que rompía barreras feudales, aun cuando apoyara (con ciertas críticas) las revoluciones europeas de 1848.

Las clases dominantes, la fuerza motriz del imperialismo, estaban divididas: algunas veían en las reformas «democráticas», en la «ciudadanía», un medio de incrementar el reclutamiento obligatorio masivo para las guerras imperiales; otros temían que las reformas democráticas reforzaran las demandas sociales y socavaran la acumulación de capital y poder por parte de la élite. Ambos tenían razón: a la mayor participación política acompañó un nacionalismo moderno virulento que alimentó la construcción del imperio. Al mismo tiempo, el acceso de las masas a los derechos democráticos supuso un refuerzo para las organizaciones de clase, que ponían en peligro o en cuestión el un régimen clasista. En el seno de las clases dominantes, las instituciones democráticas se consideraban un territorio en el que resolver pacíficamente los conflictos entre élites sectoriales rivales. Pero, cuando adoptaron un carácter masivo, se las percibió como amenazas políticas.

Los partidos imperiales y fundados en diferencias de clase competían por los votantes entre unos trabajadores urbanos con el derecho a voto recién adquirido. En muchos casos, las lealtades imperiales y de clase «coexistieron» en los mismo individuos. La pregunta de cuál de las dos, la concienciaimperialista o la de clase, acabaría siendo «dominante» o «destacada» dependía en parte de los éxitos o los fracasos de los proyectos políticos rivales más amplios.

Dicho de otro modo, cuando la expansión imperial triunfó con las fáciles conquistas derivadas de unas colonias lucrativas (en especial, las formadas por asentamientos), los trabajadores democráticos suscribieron el imperio. Fue así porque el imperio reforzaba el comercio, sobre todo el de unas exportaciones muy beneficiosas a cambio de importaciones muy baratas, al tiempo que protegía a los mercados y los fabricantes locales. A su vez, esta situación hizo aumentar el empleo y los salarios en sectores importantes de la clase trabajadora. En consecuencia, los partidos laboristas y socialdemócratas y los sindicatos no se opusieron al imperialismo, sino que de hecho lo apoyaron.

En cambio, cuando las guerras imperialistas desembocaron en conflictos sangrientos y caros prolongados, la clase trabajadora sustituyó su entusiasmo chovinista inicial por desencanto y oposición. Las exigencias democráticas de «poner fin a la guerra» dieron lugar a huelgas que se oponían a la desigualdad de los sacrificios realizados. Los sentimientos democráticos y antiimperialistas tendieron a fundirse.

El conflicto entre democracia e imperialismo quedaba aún más patente en los casos de derrota imperial y ocupación militar. Tanto la derrota de Francia en la guerra franco-alemana de 1870-1871 como la derrota alemana en la Primera Guerra Mundial desencadenaron levantamientos socialistas democráticos generalizados ( la Comuna de París de 1871 y la revolución alemana de 1918) que combatían el imperialismo, la dominación ejercida por la clase gobernante y la totalidad del marco institucional imperial capitalista.

El imperialismo y el debate de la democracia y «la historia desde abajo»

Los historiadores, en especial los practicantes de la tan de moda «historia desde abajo», han exageradolos valores democráticos y las luchas de la clase trabajadora y han subestimado el apoyo prolongado y muy apreciable prestado por sectores importantes al éxito de la conquista y la expansión imperial. La idea de solidaridad de clase «intrínseca» o «instintiva» se trasluce en el papel activo de los trabajadores que en la conquista imperial han desempeñado como soldados, colonos en el exterior, marinos mercantes o capataces. Los colaboradores imperiales y los leales al imperio han sido numerosos entre los trabajadores ingleses y franceses y, especialmente más adelante, en el seno del movimiento sindical estadounidense.

La cuestión teórica reside en que la preponderancia de la conciencia y la acción democrática sobre laimperial entre los trabajadores depende de los resultados materiales y prácticos de las políticas imperiales y las luchas democráticas.

Los trabajadores y el imperialismo

La construcción de un imperio requiere que los trabajadores produzcan más por menos con el fin de exportar e invertir lucrativamente en las regiones colonizadas. Esto llevó al conflicto entre capital y trabajo, sobre todo en la primera fase de la expansión imperial. Cuando los gobernantes imperiales consolidaron su dominio sobre los países colonizados, intensificaron la explotación de los mercados, de la mano de obra y de los recursos. Las exportaciones imperiales acabaron con los competidores locales. Los beneficios aumentaron, los salarios se incrementaron y los trabajadores abandonaron su oposición inicial al imperialismo para reclamar su cuota del incremento de los ingresos de unos productores orientados a la exportación. Los dirigentes de los trabajadores y los sindicalistas aprobaron las políticas de «preferencia imperial» que protegían a los sectores industriales locales frente a la competencia y privilegiaban el controlo monopolista de los mercados coloniales. Lo hicieron porque las políticas imperiales preservaban los puestos de trabajo y elevaban el nivel de vida.

Los trabajadores más activos en los conflictos sociales, incluidos en listas negras o encarcelados, se mudaron voluntariamente o fueron deportados a países colonizados. Una vez instalados en el extranjero se les concedió acceso privilegiado a empleos mejor pagados como capataces o empleados cualificados o fueron ascendidos a cargos de dirección. Los trabajadores militantes dependientes del imperio, una vez en el extranjero, se convirtieron en colaboradores coloniales. Muchos animaron a antiguos compañeros de trabajo, parientes o amigos a unirse a ellos como colonos de éxito o trabajadores contratados. La «domesticación» de trabajadores y la reconciliación de los sentimientos democráticos e imperialistas fue causa y consecuencia del éxito del imperialismo.

Lealtad al imperio: no solo por pan

Aunque los beneficios materiales que acumulan los trabajadores gracias al «éxito del imperialismo» son un factor que fortalece la conciencia imperial de los trabajadores, también se veían reforzados por unagratificación simbólica; era igualmente importante la sensación de ser miembro del «país dominante del mundo» en el que «el sol no se ponía nunca». Es raro encontrar un país en el que la mayoría de los trabajadores exprese «solidaridad» con los mineros explotados, los recolectores de las plantaciones o los campesinos desplazados y los pequeños propietarios indígenas de las «colonias». Cuanto más fuerte era la garra de la potencia colonial, mayores las «oportunidades coloniales», más largos los vínculos coloniales, más profunda la penetración económica y más fuerte el sentimiento de superioridad imperial entre los trabajadores de los estados imperiales. No es raro que los trabajadores, los sindicatos y el Partido Laborista británico pusieran pocas objeciones a la brutalidad de las guerras del opio imperiales contra China y a las hambrunas genocidas inducidas por el imperio en Irlanda en el siglo XIX y en la India en el siglo XX. Asimismo, los partidos de los trabajadores franceses, en especial los socialistas, estuvieron en la primera línea del frente de las guerras coloniales posteriores a la Segunda Guerra Mundial contra Indochina y Argelia, y solo le dieron la espalda ante la inminente derrota y la desintegración interna. Con el mismo espíritu, las guerras coloniales victoriosas estadounidenses contra Cuba y Filipinas, su invasión de países caribeños y centroamericanos, estuvieron apoyadas por la Federación del Trabajo estadounidense y por muchos «trabajadores de a pie», aun cuando una minoría de trabajadores «radicalizados» se opusiera a ellas. El «giro parcial» de la mano de obra contra las guerras coloniales estadounidenses producido durante las guerras de Corea, Vietnam y Afganistán fue consecuencia de derrotas prolongadas y de los elevados costes económicos sin ninguna victoria a la vista. Se debería añadir que los trabajadores estadounidenses, al oponerse a las guerras imperiales, no manifestaban solidaridad alguna con los movimientos de liberación nacional y de trabajadores de los países colonizados.

El imperialismo y los «verdaderos demócratas»

Sostener, como han hecho algunos en la izquierda, que el imperialismo no coexiste con la «verdadera» democracia es sostener que los últimos 150 años han carecido de elecciones libres, competencia entre partidos y derechos ciudadanos, por reducidos que hayan sido, en especial, durante la última década. La realidad es que la intervención y la expansión imperiales se han inspirado precisamente en la sensación de «obligación» de los ciudadanos de mantener las instituciones democráticas, que ha permitido a los dirigentes imperiales obtener legitimidad y apoyo ciudadano activo u obediencia para librar guerras coloniales sangrientas e, incluso, genocidas.

Si la democracia no ha sido normalmente un obstáculo para la expansión colonial, sino de hecho un agente facilitador bajo determinadas circunstancias, ¿bajo qué condiciones los movimientos ciudadanos y de trabajadores han dado la espalda a las guerras imperiales? ¿Cuál ha sido la respuesta política de la clase gobernante cuando la mayoría del electorado se ha vuelto contra las guerras imperiales? Dicho de otro modo: cuándo las instituciones democráticas han dejado de operar como vehículos de las políticas imperiales, ¿qué pasa?

De la democracia imperial al Estado policial imperial

Los últimos diez años nos brindan enseñanzas importantes sobre la relación entre imperialismo y democracia en Estados Unidos.

Empezando por las controvertidas circunstancias políticas que rodean al hecho de que terroristas conocidos pudieran entrar en Estados Unidos y secuestrar aviones el 11 de septiembre de 2001, el gobierno estadounidense emprendió dos grandes guerras coloniales y numerosos ataques terrestres y aéreos directos «clandestinos» en Somalia, Yemen, Pakistán, Libia y otros países. La «guerra global contra el terrorismo» iniciada bajo el régimen de Bush y desarrollada por cargos militaristas-sionistas veteranos no electos en cooperación con la OTAN e Israel fue apoyada por el Congreso, elegido democráticamente. En ese aspecto, la inmensa mayoría del electorado, influido por una descomunal campaña de propaganda basada en el miedo, la manipulación informativa y las mentiras respaldó las guerras contra el terrorismo.
Dado el alcance y la amplitud sin precedentes de las guerras (una guerra global contra el terrorismo), el inmenso incremento del gasto militar y los grandes desembolsos para un aparato interno (el Departamento de Seguridad Nacional) represivo (de seguridad), se construyó un nuevo Estado policialde carácter marcadamente ejecutivo que sustituyó a la institución democrática vigente y a los derechos de los ciudadanos.

La trayectoria de la política imperial pasó de los primeros éxitos militares a una ocupación prolongada problemática. Esto desencadenó una escalada de la resistencia, el aumento de los gastos del Estado, la profundización de las crisis fiscales, la degradación social y una creciente oposición política.

Como sucediera en el pasado, las guerras imperiales de la actualidad que son prolongadas, costosas y para las que no hay una victoria decisiva a la vista, han desembocado en el desencanto ciudadano, seguido por un rechazo frontal y cada vez mayor. Las mayorías asalariadas que votaron a los legisladores imperiales y respaldaron una legislación que ampliaba sus competencias, incluidas leyes ( la Ley Patriótica ) que dejaron en suspenso derechos civiles y constitucionales elementales, se han apartado de la agenda imperial. Hoy, la mayoría democrática da prioridad a sus intereses económicos de clase, sobre todo en una situación de recesión prolongada y con una tasa de desempleo y subempleo próxima al 20 por ciento. Empezando entre los años 2008-2011, las guerras interminables y las crisis prolongadas han desencadenado un conflicto entre democracia e imperialismo.

En otras palabras, la mayoría democrática se ha convertido en un obstáculo para llevar a cabo y desarrollar guerras imperiales. La actividad militar imperial en Iraq, Afganistán, Libia, etc., no arrojó victorias rápidas, conquistas de mercados de exportación lucrativos, ni apropiación de recursos naturales. No se han creado puestos de trabajo y no ha repercutido ningún beneficio sobre los empleados y trabajadores del país imperial. Los elevados gastos de armamento han reducido las inversiones públicas que emplean mano de obra intensiva en proyectos de infraestructuras pendientes y críticos. El reducido número de puestos de trabajo peligrosos en los países ocupados ha sido poco atractivo y demasiado arriesgado para los desempleados.

Dicho de otro modo, a diferencia de la mayoría de las guerras coloniales-imperiales anteriores, nada de la riqueza saqueada se ha utilizado para obtener la lealtad de los trabajadores al imperio. La carga del imperio ha recortado progresivamente los salarios y el nivel de vida de los asalariados. Con el paso del tiempo, una fiscalidad regresiva ha erosionado todo sentido de la grandeza o la superioridad chovinista. Por el contrario, los ciudadanos del imperio han desarrollado un complejo de inferioridad política. Ante la oposición islámica decidida y el creciente poderío económico de China, se han abierto paso una belicosidad exagerada entre una minoría y una introspección crítica en la mayoría. Ha ganado peso la conciencia popular de que en Washington y en Wall Street «hay algo esencialmente malo». Los primeros cantos de guerra y la despreocupada agitación de banderas, cuando los ejércitos del Imperio partieron hacia Afganistán e Iraq, fueron sustituidos por un derrotismo iracundo contra unos dirigentes engañosos. Más del 80 por ciento de la opinión pública actual manifiesta una opinión negativa del Congreso y rechaza a ambos bandos en guerra. Contra la Casa Blanca , el Pentágono y el Departamento de Seguridad Nacional se esgrimen opiniones negativas similares.
Transcurrida una década de guerra y cuatro años de crisis económica, han estallado las protestas masivas y el movimiento «Ocupa Wall Street» pone nuevas alternativas sobre la mesa, lo que altera la agenda imperial con una enérgica denuncia de la élite militarista-financiera.
Los gobernantes ejecutivos, en especial los aparatos judicial, de inteligencia y policial, han impuesto cada vez más medidas arbitrarias propias de un Estado policial. El Departamento de Seguridad Nacional somete a vigilancia a decenas de millones de personas. El Estado policial intercepta miles de millones de comunicaciones por fax, correos electrónicos y páginas web e interviene llamadas telefónicas. El vínculo entre imperialismo y democracia se rompió en el momento en que un imperio en decadencia ya no podía conseguir el apoyo o la obediencia del electorado.
Las agencias de inteligencia han inventado tramas terroristas cada vez más absurdas. La conspiración iraní de la bomba contra el embajador de Arabia Saudí en Washington ha representado la tentativa más burda y primitiva por recuperar el apoyo público al militarismo imperial en la región del Golfo. Aparte de la configuración de poder sionista-pro israelí, políticamente muy influyente pero infinitamente reducida, la opinión pública estadounidense no se distrae de su programa en el interior: reclamar puestos de trabajo en el país y oponerse a Wall Street.
A medida que el conflicto entre imperialismo y democracia se ha ido intensificando, el anterior «consenso» se ha ido quebrando. La Casa Blanca y el Congreso se inclinan por un imperialismo respaldado por un Estado policial profundamente antidemocrático. La mayoría del electorado avanza utilizando los derechos democráticos que le quedan para orientar el programa político del imperio hacia una república social.
Conclusión
Hemos defendido que imperio y democracia han sido complementarios en momentos de imperialismo ascendente. Hemos mostrado que cuando las guerras de conquista han sido cortas y baratas, y cuando los resultados han sido lucrativos para el capital y generadores de empleo para la mano de obra, las mayorías democráticas han prestado apoyo a las élites imperiales. Las instituciones democráticas han prosperado cuando los imperios en el exterior han suministrado mercados, abaratado recursos y elevado el nivel de vida. Los trabajadores han votado por partidos imperiales, sostenido opiniones favorables de las autoridades ejecutivas y legislativas y vitoreado a los veteranos de guerra coloniales (nuestras tropas). Algunos incluso se presentaron voluntarios y se alistaron en el ejército. Con gran apoyo ciudadano al imperio, el Estado más o menos «se atuvo» a las garantías constitucionales. Pero el matrimonio entre democracia e imperialismo no es «estructural». Depende de una serie de condicionesvariables, que pueden causar una ruptura profunda entre ambos, como estamos viendo en la actualidad.
Las guerras imperiales prolongadas, perdidas y costosas que erosionan cada vez más el nivel de vida de más de una generación han socavado el consenso entre los gobernantes imperiales y los ciudadanos democráticos. Los primeros indicios de esta divergencia potencial fueron palpables durante la última época de la Guerra de Corea, cuando la opinión pública se volvió contra el presidente Truman, arquitecto de la Guerra Fría y de la invasión estadounidense de Corea. Aparecieron más evidencias durante la Guerra de Vietnam. Ante una guerra prolongada y que se perdía, que puso en peligro la vida y las oportunidades de decenas de millones de estadounidenses en edad de reclutamiento, millones de civiles y el ejército han optado por poner fin a la guerra y cuestionar las intervenciones imperiales. El Estado represivo todavía no estaba lo bastante organizado para aterrorizar y contener el levantamiento democrático de la década de 1970. El fin de la Guerra de Vietnam representó el punto más alto del afán de los Estados Unidos democráticos por contrarrestar el imperialismo y reconstruir la república.
Las posteriores intervenciones imperiales reducidas, rápidas, baratas y militarmente victoriosas en Panamá, Granada, Haití y otros lugares no provocaron ningún conflicto entre imperialismo y democracia. Tampoco las guerras clandestinas y vicarias en Nicaragua, El Salvador, Guatemala, Angola, Mozambique, Afganistán y los Balcanes suscitaron ninguna oposición democrática significativa, puesto que fueron baratas (en vidas y en fondos) y no fueron acompañadas de ningún recorte acusado de gastos sociales e ingresos.
Algunos estrategas imperiales contemplaban desde la misma óptica la aparición de las guerras ofensivas en curso en Afganistán, Iraq y mundial: victorias rápidas, baratas y con bajo coste en el interior. Una autoridad pro israelí que ocupa un alto cargo en el Pentágono sostuvo incluso que la invasión y ocupación de Iraq se «autofinanciaría» mediante la apropiación del petróleo.
Las guerras del siglo XXI han resultado ser de otra forma: siguieron la pauta de Corea y Vietnam, no la de América Central y el Caribe. Las guerras del siglo XXI, inmensamente caras, no han desembocado en victorias aceleradas y, peor aún, se han producido en mitad de una crisis económica sin precedentes, sin la expansión del mercado y el sector manufacturero de las décadas de 1950 y 1960 que habían amortiguado la retirada de Corea y Vietnam.
La divergencia entre imperialismo y democracia se ha agudizado. La disidencia democrática se ha incrementado y el Estado policial se ha vuelto más prominente y directo. El imperialismo recurre cada vez más a «tramas terroristas ficticias en el interior y en el exterior» para acrecentar los poderes de la maquinaria represiva y gobernar por orden. Las exhortaciones de la Casa Blanca suenan a hueco. La opinión pública otorga cada vez menos credibilidad a las afirmaciones de sus gobernantes de que haya detenciones arbitrarias «justificables», vigilancia generalizada y asesinatos extrajudiciales de ciudadanos estadounidenses (e incluso de sus hijos).
Ahora nos enfrentamos a riesgos a gran escala y a largo plazo, intrínsecos de las democracias imperiales. No por «contradicciones internas», sino porque antes o después las potencias imperiales encuentran la horma de su zapato en forma de luchas prolongadas libradas por movimientos de liberación antiimperialistas y nacionales. La ruptura entre democracia e imperialismo tiene lugar solo cuando las guerras imperiales imponen su coste en los salarios y en la mayoría asalariada. Entonces, y solo entonces, se ponen en marcha las fuerzas democráticas para crear una república democrática, con justicia social y sin imperio.
El peligro actual es que las estructuras imperiales están profundamente arraigadas en todas las instituciones políticas clave y están respaldadas por un aparato estatal policial de una envergadura y una dispersión sin precedentes, al que se llama Departamento de Seguridad Nacional. Tal vez tenga que ser un gran impacto político-militar externo el que encienda el tipo de levantamiento democrático masivo necesario para transformar un Estado policial imperial en una república democrática. Ante las derrotas militares en el exterior y una crisis económica interna implacable y cada vez más profunda, el régimen gobernante padece una creciente sensación de aislamiento e impotencia. El peligro es que estos miedos y frustraciones induzcan a la Casa Blanca a tratar de recuperar apoyo popular atacando Irán con un pretexto inventado. Un ataque estadounidense-israelí a Irán se traducirá en una conflagración de ámbito mundial. Los pozos petrolíferos saudíes y del Golfo Pérsico arderán en llamas. Las vías de comunicación y transporte esenciales quedarán bloqueadas. El precio de la gasolina se disparará mientras que las economías asiática, europea y estadounidense se desplomarán. Irán podría tomar represalias y las tomaría. Los soldados iraníes con sus aliados iraquíes sitiarían a los destacamentos estadounidenses en Bagdad. Afganistán y Pakistán y el resto del mundo musulmán tomaría las armas. Las tropas estadounidenses se rendirían o se retirarían. La guerra dejaría hechas trizas las arcas públicas estadounidenses. Se produciría una espiral descontrolada de déficit. El desempleo se duplicaría. Esta probable secuencia de acontecimientos desencadenaría un movimiento democrático masivo y una lucha decisiva entre una república emergente que se esforzaría por nacer y un imperio en decadencia que amenazaría con arrastrar al mundo al infierno de su propia desaparición.

Partido Nacional Liberal inaugura Local en Ayutuxtepeque

AYUTUXTEPEQUE, 29 de octubre de 2011 (SIEP) “Somos una nueva opción de izquierda, comprometidos con la justicia, comprometidos con realizar obras para nuestro pueblo…” expresó esta tarde el Lic. Humberto Carrillo, candidato a Alcalde por el Partido Nacional Liberal.

El PNL realizó un Acto para inaugurar su local en este municipio al norte de la capital, el cual se encuentra ubicado al costado norte de la Plaza Monseñor Romero. A la actividad asistieron dirigentes comunales así como altas autoridades nacionales del PNL.

Oscar Chávez, dirigente máximo de este partido de centro izquierda, manifestó que “nos sentimos orgullosos de inaugurar este local así como de llevar como candidato a nuestro amigo Humberto Carrillo, digno representante de este pueblo y futuro Alcalde de esta ciudad, que acaba de celebrar su 15 aniversario.”

En la actividad se contó con la presencia del conocido empresario local Pedro Reyes, quien manifestó que “estoy apoyando a Humberto Carrillo, porque considero que si va a hacer obras como lo demostró durante su periodo de Alcalde del 2006 al 2009, y es un candidato ganador, estoy seguro de ello…”

Finalmente, Marta Escobar, residente de la Col. Santísima Trinidad expreso que “he venido a este acto con toda mi familia, y le estamos dando el apoyo a este nuevo partido, el PNL; que será el que representara los anhelos de la gente pobre, sufrida, que desea mejoras, mayor seguridad, más obras, y estoy segura que Carrillo lo logrará…”

Sociedad y revolución en El Salvador del siglo XXI

Estas ultimas dos semanas de lluvia ininterrumpida a lo Macondo y las peripecias del proceso para la elección de autoridades de la Universidad de El Salvador, son situaciones que nos obligan como izquierda social, a buscar horizontes de análisis que rebasen la cotidianidad y la coyuntura y nos permitan identificar las tendencias básicas del desarrollo de nuestra sociedad y las modalidades generales y perspectivas que asume el proceso revolucionario salvadoreño. A continuación presentamos algunas ideas al respecto de estos temas.

Las tormentas naturales y sociales de los últimos años

El carácter altamente vulnerable de nuestra sociedad es uno de los rasgos que determinan su situación estructural y las tendencias de su desarrollo. Es un rasgo que esta unido a su naturaleza dependiente y atrasada. Estas son las tres dimensiones que explican y encarnan su raíz capitalista. Es un capitalismo en una sociedad vulnerable, dependiente y atrasada. Por lo que nuestro desafío, nuestra utopía, es un futuro sustentable, independiente y con justicia social.

Es una sociedad que enfrenta periódicamente la destrucción provocada por su alta vulnerabilidad social frente a los fenómenos naturales como terremotos y tormentas, y sus correspondientes consecuencias de deslaves, inundaciones, emigraciones, damnificados, ayuda internacional, etc. Estas crisis periódicas son el reflejo de un paradigma ambiental dominante altamente destructivo, el del capitalismo globalizado.

Por otra parte, los fenómenos naturales han contribuido a cimentar la organización social. Los terremotos de 1965, 1986 y 2001, así como las tormentas y huracanes desde el Mitch en 1998 fueron plataformas desde las cuales se impulsaron amplios y combativos movimientos sociales y populares. Como ejemplo, los terremotos de 2001 si bien neutralizaron la lucha contra la dolarización, a la vez sirvieron para el ulterior surgimiento tanto del Bloque Popular Social, BPS, como del Movimiento Popular Revolucionario 12 de Octubre, MPR-12.

El desafío que tenemos en la actualidad es el de transformar la destrucción física y sufrimiento provocados por estas dos semanas de lluvia, en organización, conciencia y movilización para exigir una vivienda digna y servicios públicos básicos; así como la legalización de las tierras. Y no esta fácil, el peso de la dispersión inclina la balanza hacia la indiferencia y la petrificación. Y deja de llover y todo regresa a la normalidad de la precariedad.

Por otra parte, debe señalarse que la Administración Funes se lució durante esta última crisis provocada por las lluvias. Demostró un alto nivel de organización y de gestión de la emergencia y hoy se encuentra empeñada en la fase de la reconstrucción. Esto vino a derribar la tesis de la incapacidad gubernamental. No obstante esto, el grado de destrucción provocado es significativo, un golpe a la yugular del sector rural productivo.

No es casual por esto que la derecha mediática esta acentuando el problema de la delincuencia, para borrar de las mentes de los votantes, el excelente trabajo realizado por el gobierno central. Asimismo las cúpulas empresariales extrañan la manipulación de la ayuda internacional que les caracterizó a lo largo de la historia, y que les permitía olímpicamente saludar con sombrero ajeno. Al final podemos decir con George Harrison here comes the sun.

La crisis de la izquierda en la UES

Durante septiembre y octubre hemos vivido un nuevo proceso para la elección de autoridades en la UES. A esta altura podemos ya hacer un balance y esbozar un listado de fortalezas y debilidades, así como evaluar la conducta de los actores principales de este interesante proceso.

Como fortalezas podemos señalar el respeto a los procedimientos legales establecidos por la Asamblea General Universitaria, es un avance del proceso de institucionalización. A la par de esto se encuentra lo que es fundamental, que radica en la participación masiva de la comunidad universitaria en el proceso. Esto es esencial y expresa el espíritu democrático del demos universitario.

Por otra parte, como debilidades, desde nuestra óptica, se encuentra lo engorroso del proceso y la falta de correspondencia entre la consulta popular y la decisión en la AGU. La AGU se coloca por encima de la voluntad de la Comunidad Universitaria. Y esto es inconveniente y refleja todavía una visión elitista.

Pero la debilidad principal estriba en nuestra falta de capacidad como fuerzas de izquierda universitarias en consensuar un programa y una formula única y presentarnos en cinco formulas separadas. No obstante la identidad de visión y trayectorias, pudo más nuestro espíritu sectario y el resultado es el desplazamiento de la conducción universitaria, por nuestra probada incapacidad de llegar a acuerdos.

Una consecuencia de la dispersión orgánica e ideológica de las fuerzas de izquierda universitarias es la atomización y aislamiento del movimiento estudiantil, el cual ha sido históricamente el corazón de la Universidad. Y muchas veces el corazón del movimiento popular. Al desligarse de las luchas populares cae frecuentemente en radicalismos estériles o en pragmatismos oportunistas. Y la responsabilidad principal por estas conductas es nuestra, de la incapacidad como izquierda social de atraer, formar políticamente y conducir a los gremios y frentes políticos universitarios.

Triste mensaje de intolerancia en estas elecciones, para una nueva generación de estudiantes que se incorporan a la vida política. Incluso una de las fuerzas participantes, Unidad Universitaria, concluyó el proceso fracturada a su interior. El desafío para este nuevo periodo que inicia es el de reunificar a la izquierda universitaria. Y es un camino cuesta arriba. No será fácil, pero tampoco es imposible. Es un reto.

Pero mientras no se reactive el movimiento estudiantil, el movimiento popular seguirá debilitado, sin nuevos cuadros que asuman los desafíos de la conducción política, como fue en el pasado. Lo mismo sucede con el movimiento obrero, el movimiento campesino y el movimiento cultural, que fueron cuatro pilares de las luchas populares y hoy aparecen disminuidos, debilitados, fragmentados e invisibilizados, sin agenda, sin rumbo claro.

Modelos de país en disputa

Los Acuerdos de Paz de 1992 marcaron el inicio de una aguda disputa por definir el rumbo de El Salvador. La derecha y los imperios confiaban en humillar al FMLN en las urnas, derrotarlo electoralmente o en última instancia, permitirle que creciera pero limarle las garras y los colmillos a la fiera, cooptarlo, asimilarlo, domesticarlo. Han pasado veinte años y estos planes en términos generales, fracasaron. Y hoy el FMLN es parte del gobierno.

Y la crisis actual tiene como trasfondo tres calles de salida, tres modelos de país. El primero es el de país hacienda, el de país empresa. Un régimen político autoritario, un régimen económico de libre mercado y una sociedad y cultura elitista. O sea la restauración oligárquica. Este es el proyecto de ARENA. Regresar al pasado.

El segundo modelo es el de país protectorado, el de país ONG. Un régimen político democrático, un régimen económico neoliberal y una sociedad y cultura globalizada. O sea la continuidad del actual modelo socialdemócrata. Este es el proyecto de la Embajada USA. Mantener la situación existente.

Y un tercer modelo, que no acaba de cuajar, el de país nación, el de país independiente. Un régimen político democrático, un régimen económico proteccionista y una sociedad y cultura incluyente. Este es el proyecto de la izquierda política y social. Una opción de futuro.

¿Cómo caracterizar a la sociedad salvadoreña?

Entre los rasgos principales que caracterizan a la sociedad salvadoreña del siglo XXI se encuentran los vinculados a las transformaciones impuestas por la globalización neoliberal como aquellos relacionados con la evolución de las modalidades del sistema capitalista dependiente de nuestro país.

El punto de partida es el reducido espacio territorial y la alta densidad poblacional. En 1524 se rompe con el régimen de comunidad primitiva y se establece un régimen feudal-esclavista que llega hasta 1821. Fueron 300 años de sociedad colonial que moldearon los rasgos principales de nuestra identidad nacional. En 1932 el genocidio de 30,000 indígenas inaugura la dictadura militar que llega hasta 1992, y que es derrotada por una Guerra Popular Revolucionaria. En 2009 se rompe con 20 años de gobiernos de derecha y se instaura un gobierno de izquierda.

Entre los nuevos rasgos de la situación salvadoreña podemos señalar los siguientes:

La economía se ha internacionalizado. El capital nacional ha sido paulatinamente desplazado del control sobre los más importantes sectores productivos. El modelo neoliberal implantado a partir de 1989 provocó la destrucción de la agricultura y la industria, y nos empujó hacia el abismo de un consumismo irracional.

El sistema político logró trasladar al plano electoral la disputa histórica entre los sectores oligárquicos y los sectores populares. Derecha e izquierda, ARENA y FMLN, son hoy las expresiones abiertas del enfrentamiento ancestral entre oprimidos y opresores. Y la batalla se trasladó de las trincheras de los frentes de guerra a cada uno de los 262 municipios que comprende el país. Las fuerzas armadas regresaron a los cuarteles y este es un gigantesco avance y los medios de comunicación asumieron el control ideológico.

Otro rasgo fundamental es la ruptura territorial y poblacional. Una tercera parte de nuestra población vive hoy fuera del país. Y no se trata como en el pasado siglo de una emigración selectiva. Hablamos de una nación en dos territorios. El Salvador se partió. Y toda estrategia de lucha que no considere este elemento es una estrategia parcializada.

La delincuencia en sus diversas modalidades ha pasado a formar parte de la estructura social con un peso sobredimensionado, como resultado de la profundización de la opresión de clase, manifestada como precariedad social, como una situación en la cual los sectores populares han perdido la capacidad de defenderse mediante la organización social.

Antes el temor a la represión política paralizaba a los sectores populares. Hoy el temor a la delincuencia cumple este mismo papel. La opresión se manifiesta en mayores niveles de penetración ideológica y de indefensión ciudadana. De la misma manera que la explotación asume modalidades como la flexibilidad laboral y un creciente ejercito industrial de reserva.

Otro aspecto de la sociedad salvadoreña actual es la polarización política. Y esto no es negativo sino que refleja la ya prolongada correlación de fuerzas, que viene desde el conflicto armado y que se mantiene en equilibrio, sin un desenlace definitivo. La ruptura de este equilibrio estratégico y el paso a una contraofensiva mediante la acumulación de fuerzas y la construcción de poder popular es el requisito básico para una nueva transición política, esta vez hacia el socialismo. Por el momento todo indica que esta será realizada por la vía electoral como forma principal de lucha.

También es el crecimiento de la influencia ideológica de la derecha. La derecha ha logrado incursionar exitosamente y recuperar áreas estratégicas de la lucha por la hegemonía cultural. Esto explica la situación de equilibrio general existente, ya que se avanza en lo político pero nos estancamos o se retrocede en lo ideológico.

Las iglesias fundamentalistas, los medios de comunicación beligerantes, el consumismo irracional, los espectáculos deportivos y artísticos, el escapismo académico, la desintegración familiar, los nuevos temores, los bajos niveles organizativos, entre otros configuran el paisaje ideológico de ríos y volcanes favorable a la derecha.

¿Cómo caracterizar a la revolución salvadoreña?

El 23 de febrero de 1980 la Coordinadora Revolucionaria de Masas presentó su Plataforma programática del Gobierno Democrático Revolucionario, documento histórico que reflejó las necesidades del desarrollo de la sociedad y de la revolución en aquel momento. Han pasado casi 32 años desde entonces y resulta interesante registrar los cambios de visión y como el mismo término de revolución ha sido mimetizado por el de cambio. La derecha ha logrado demonizar esta palabra. Entre los cambios estructurales que se proponían con el GDR estaban los 10 siguientes medidas:

“Nacionalizar todo el sistema bancario y financiero. Nacionalizar el Comercio Exterior. Nacionalizar el Sistema de Distribución de la Electricidad y de las Empresas de Producción de las mismas que estén en manos privadas. Nacionalizar la refinación del petróleo. Realizar la expropiación, de las empresas monopólicas en la industria, el comercio y los servicios. Realizar una profunda Reforma Agraria. Realizar una Reforma Urbana. Transformar a fondo el Sistema Tributario. Establecer mecanismos de ayuda crediticia. Establecer un sistema de planificación de la economía.” (1)

Ha pasado mucha agua por los puentes de la revolución desde la lucha por ese programa. Y naturalmente ha venido siendo modificado a partir de los cambios en la situación. En el Programa de Gobierno del FMLN para el 2009-2014 “Cambio en El Salvador para vivir mejor” el entonces candidato Mauricio Funes establece como prioridades, entre otras, las siguientes:

“Trabajaremos en la generación de empleo decente, en la reducción del costo de los
bienes necesarios para una vida tranquila de la familia salvadoreña, en la estricta aplicación de la ley sin privilegios ni distinciones, en la superación de nuestra tradicional vulnerabilidad socio-ambiental, todo ello con base en la vigencia y promoción permanentes de los derechos humanos con el fin integral de reconstruir la institucionalidad democrática, la tranquilidad ciudadana y el tan deteriorado bienestar de las familias salvadoreñas.” (2)

El carácter de la revolución esta determinado por el grado de desarrollo económico, político, social y cultural alcanzado por determinada sociedad. En nuestro caso a partir del análisis de nuestra sociedad podemos concluir que la revolución que madura en nuestro país es una revolución democrática y antiimperialista, orientada hacia el socialismo.

Democrática porque necesita ampliar, profundizar, que echen raíces las actuales transformaciones políticas y extender estas a los terrenos de la economía, la sociedad y la cultura. Y antiimperialista porque necesita romper con los grilletes que la sujeten a los dictados de los Estados Unidos y de otras potencias. Existe un vínculo entre ambos aspectos. Y en nuestra realidad, el aspecto democrático camina más de prisa que el aspecto antiimperialista, el cual se complica por la presencia de una tercera parte de la población en suelo estadounidense. Y el diseño de cualquier estrategia de lucha debe tomar en cuenta este crucial elemento, esta delicada dialéctica.

¿Cuáles son los amigos y enemigos de los cambios?

La inmensa mayoría de la población salvadoreña, de dentro y fuera de nuestras fronteras, esta interesada en un cambio, en la transformación de nuestra sociedad. Fue precisamente este deseo colectivo lo que se transformó en voluntad política y permitió el triunfo logrado el 15 de marzo de 2009, con la derrota de ARENA y la llegada a la presidencia de Mauricio Funes.

Entre los enemigos de los cambios podemos señalar a las cúpulas empresariales que se han beneficiado de la conducción del estado para sus propios intereses, a los altos dirigentes de los partidos de derecha, a los jerarcas de iglesias construidas a partir del anticomunismo, a los dueños de los medios de comunicación conservadores y a sectores ultrarreaccionarios de la derecha centroamericana y estadounidense.

Por otra parte, los grandes consorcios internacionales se han apoderado de las palancas principales del aparato productivo y de la economía de consumo, luego de desplazar a la oligarquía financiera, a la cual se le ha permitido como socios menores, dedicarse al lucrativo negocio de bienes raíces, hoteles, construcción y comercio.

Estos consorcios internacionales están interesados en mantener y ampliar el carácter dependiente de nuestro país, y esto es negativo, pero por otro lado, parecen aceptar la existencia de un régimen democrático, lo que es positivo. Invierten en la economía y esto es también positivo. Lo que se necesita es establecer límites a sus ganancias y el respeto a la legislación laboral nacional.

Entre los amigos de los cambios, o fuerzas motrices, o el sujeto revolucionario, se encuentran en primer lugar los trabajadores de la ciudad y del campo, públicos y privados, los campesinos, los cooperativistas, las capas medias urbanas y rurales, los desempleados, vendedores ambulantes, sectores de la micro, pequeña y mediana empresa, e incluso grandes empresarios patriotas, así como amplios sectores de la diáspora.-

(1) www.cedema.org
(2) www.sanchezceren.com

San salvador, 27 de octubre de 2011

FUERSA realiza Taller sobre realidad salvadoreña y mundial

SAN SALVADOR, 22 de octubre de 2011 (SIEP) La recién creada Fuerza de Unidad Salvadoreña, FUERSA, realizo este día un Taller sobre el Impacto de la Globalización en El Salvador, el cual fue coordinado por el Maestro Guillermo Campos, docente de la Universidad de El Salvador.

La Fuerza de Unidad Salvadoreña es una organización de ciudadanos comprometidos con la profundización de la democracia y el impulso al desarrollo de El Salvador. Esta integrada por académicos, empresarios, militares en retiro, religiosos, lideres comunales y estudiantes universitarios.

El capitán en retiro, David Herrera es el Coordinador de esta nueva agrupación ciudadana y expresó en este evento que “muy pronto saldremos a luz pública ya que existe la necesidad de reunificar a la sociedad salvadoreña, que hoy se encuentra dispersa y debilitada…”

Por su parte, el Rev. Roberto Pineda, de la Iglesia Luterana Popular expresó que “se hace necesario trabajar por la construcción de un nuevo contrato social en El Salvador que profundice la democracia política alcanzada con los Acuerdos de Paz de 1992 y que se oriente a lograr la democracia económica, social y cultural.”

Finalmente, el educador Pompilio Villafuerte, indicó que “nos proponemos acercarnos a diversos sectores para que se unan a este esfuerzo ciudadano, que nos permita recuperar nuestra voz y elaborar propuestas de solución para los múltiples problemas que afectan a nuestra sociedad, como la delincuencia, el desempleo y el alto costo de la vida.”

Iglesia Luterana Popular realiza Culto en Comunidad Las Victorias de Soyapango

SOYAPANGO, 22 de octubre de 2011 (SIEP) “El ejemplo de nuestro Señor Jesucristo nos convoca a la lucha por nuestros derechos, a no permitir que nos humillen los poderosos, a levantar en alto el rostro porque somos hijos e hijas de Dios…” expresó esta tarde el Rev. Roberto Pineda, pastor de la Iglesia Luterana Popular de El Salvador.

Las Comunidades Las Victorias, Viuda de Alas y Gerardo Barrios, participaron masivamente en un Culto de Compromiso con la Justicia, en el que oraron y decidieron iniciar una lucha para que sean legalizadas sus conexiones eléctricas, y para que sean legalizadas las tierras en las que viven.

“Porque nadie es ilegal en esta tierra, la cual le fue arrebatada a nuestros abuelos… y vamos ir a CAESSS así como hemos ido a SIGET, no nos van a detener, porque luchamos por la justicia, por la vida digna de estas comunidades, y ese es el verdadero compromiso cristiano, el mandato de amarnos los unos a los otros…”

Como invitado de honor se contó con la presencia del capitán retirado David Herrera, Coordinador de la recién creada Fuersa de Unidad Salvadoreña, FUERSA; de la cual dijo que “surge como una luz para iluminar las tinieblas que ensombrecen nuestra querida patria, como una esperanza, como una oportunidad de servir a los más necesitados.”

Comunidades de Ayutuxtepeque repudian derroche de dinero de Alcaldesa Flor Bonilla

AYUTUXTEPEQUE, 22 de octubre de 2011 (SIEP) “Es una ofensa lo que esta haciendo esta señora, no respeta nuestro dolor y sufrimiento, eso no se hace, si hemos perdido todo, estamos en la ruina…” expresaba indignada Berta López, de 76 años, damnificada por las ultimas lluvias al escuchar el estallido de cohetes de bengala.

Las luces de colores que iluminaban la noche en este municipio no causaban alegría sino que despertaban una justa indignación, para aquellas familias que fueron evacuadas de sus hogares durante las lluvias, y luego expulsadas de los albergues este pasado fin de semana, alegando que ya “todo estaba normal.”

La Alcaldesa Flor Bonilla decidió realizar con toda pompa y lujo las celebraciones de los 15 años como ciudad de este municipio situado al norte de la capital, y no consideró que la mayoría de familias fueron afectadas por las lluvias y han perdido sus cosechas o no pudieron laborar durante diez días.

“Lo más adecuado hubiera sido que todo ese gasto innecesario se hubiera invertido en comprar juguetes para los niños o en repartir la ayuda que tienen almacenadas en las bodegas, que hasta se les puede podrir, pero tiene un corazón mezquino, engusanado…” opinó Saúl Velado, de 35 años, residente del cantón Los Zapotes.

Por otra parte, Julia Vega, de 24 años, de la Col. Santísima Trinidad criticó que “todo ese dinero que gastaron lo hubieran invertido en cerrar la cárcava que se ha abierto aquí al final de nuestro pasaje, y que es un peligro para nuestros niños, pero sabemos que las prioridades d el Alcaldesa son los viajes y los lujos…”