Bloque Popular Social protesta contra privatización de la salud

SAN SALVADOR; 25 de octubre de 2007 (SIEP) El Bloque Popular Social encabezó un fuerte contingente en la marcha contra la privatización de la salud, realizada esta mañana que concluyó en la Asamblea Legislativa.

La dirigente campesina del BPS, Guadalupe Erazo señaló que “no nos van a encontrar sentados, estamos dando la batalla contra este golpe artero contra la salud de nuestra gente, quieren entregar los hospitales a las compañías privada y hacer de la salud un gran negocio…”

Este día las fracciones legislativas de la derecha salvadoreña, ARENA, PCN y PDC pretenden aprobar una ley para privatizar el sistema nacional de salud y por medio de concesiones trasladar a empresas privadas actividades de este sector.

Erazo añadió que “vamos a protestar, vamos a salir a las calles, que sepa Antonio Saca que nos vamos a permitir que se nos arrebate el derecho a la salud, que es un derecho constitucional, resultado de largas luchas de nuestro pueblo…”

“Los areneros están desesperados, están temblando porque saben que en el 2009 van a ser derrotados por esta avalancha popular que se esta levantando alrededor de las candidaturas de Mauricio y de Leonel, y es por eso que pretenden dejar al país en bancarrota…”concluyó la diputada del FMLN.

¡NO A LA PRIVATIZACION DE LA SALUD!

BLOQUE POPULAR SOCIAL DE EL SALVADOR

¡NO A LA PRIVATIZACION DE LA SALUD!

El Bloque Popular Social, creado en septiembre del 2003 e integrado por organizaciones sindicales, campesinas, estudiantiles, religiosas, comunales, de jóvenes, indígenas, mujeres, jubilados y veteranos de guerra, frente a la pretensión de ARENA de privatizar la salud, CONSIDERA:

1. Desde la llegada de ARENA al gobierno en junio de 1989 han implementado un programa de privatizaciones que ha incluido la energía eléctrica, las pensiones y las telecomunicaciones, trasladando a corporaciones internacionales los bienes públicos de nuestro país.

2. La privatización de la educación, del agua y en particular de la salud siempre ha formado parte de sus planes, ya que esperan obtener cuantiosas ganancias por las ventas de estos activos del Estado.

3. Este programa económico neoliberal ha provocado que miles de salvadoreños y salvadoreñas huyan del país ante la falta de empleos y oportunidades para progresar.

4. Por otra parte y dentro de los planes de privatización, los regimenes areneros han hundido el sistema de salud en una profunda crisis, con hospitales que carecen de medicinas y de infraestructura adecuada.

5. Dentro de los mismos hospitales se han impulsado programas privatizadores en la limpieza, en la comida y en la seguridad de los mismos. Todo esto para justificar que lo privado es mejor y para favorecer a empresarios areneros dueños de estos negocios.

6. En este marco, surge la amenaza de una ley de creación del Sistema Nacional de Salud, impulsada por ARENA con el fin de privatizar estos servicios.

Frente a esta amenaza, como Bloque Popular Social, ACORDAMOS:

1. Declararnos en estado de emergencia y convocar a nuestras bases para que estén pendientes de los llamados para movilizarnos para repudiar la aprobación de esta ley.

2. Advertir al gobierno de Saca que esta creando una peligrosa situación de caos social al impulsar leyes que vienen a dificultar aún más la ya crítica situación e la mayoría de nuestra población.

3. Hacer un llamado a los sectores organizados a no quedarnos cruzados de brazos y a dar una respuesta unitaria y contundente a estos negociantes de la vida de nuestro sufrido pueblo.

4. Hacer un llamado a la solidaridad internacional a denunciar este nuevo atentado contra la vida de nuestra ente para favorecer a voraces empresarios y a las transnacionales extranjeras que esperan como buitres hambrientos devorar nuestra sistema nacional de salud.

¡El presente es de lucha, el futuro es nuestro!

Coordinación Nacional del Bloque Popular Social de El Salvador.

San Salvador, 24 de octubre de 2007

Stalin y el Partido Comunista hoy

Publicado por: Tribuna Popular
Órgano Central del Partido Comunista de Venezuela

Stalin. Este nombre está fuertemente unido a la historia de nuestro país. Un nombre que en gran medida representa en si mismo todo el siglo XX; el más dinámico, convulso, creador y destructivo de la historia de la humanidad. Un siglo durante el cual la civilización subió de golpe varios escalones. De la energía de vapor a la nuclear.

De los rayos solares a los láser. Del transporte tirado por animales a los aviones supersónicos y las naves espaciales. De la primitiva carabina a la bomba de neutrones. Del correo a caballo a la televisión e Internet. Y al mismo tiempo, de las guerras donde morían decenas de miles de combatientes, a los conflictos mundiales, donde perdieron la vida millones de personas.

En el crisol del siglo XX, en sus continuos cambios y transformaciones, en sus crisis y despegues, en los cada vez más graves conflictos sociales y revoluciones, en las 2 guerras mundiales y la epopeya cósmica, se forjó el nuevo hombre, que ha entrado en el tercer milenio.

Y en todos estos asuntos, en todos estos giros de la historia, Stalin y su memoria han tenido un papel relevante.

La época de Stalin.

Con Stalin identificamos las más trágicas y grandes páginas de nuestra historia. La revolución y la ruina provocada por la guerra civil y la intervención imperialista. La presión del cerco capitalista y la amenaza constante de una nueva invasión. El combate a muerte con el fascismo, que se llevó por delante la vida de 27 millones de ciudadanos soviéticos y las inimaginables dificultades para levantar la economía. La posterior guerra fría y otras muchas cosas; todo esto dejó sin duda su huella en el destino y en la imagen de nuestro país, en el carácter de su pueblo. Sentó las bases de la firmeza y a menudo de la crueldad del aparato estatal, de sus variaciones en el terreno ideológico y político.

Por todo esto, el que busque respuestas simples y unidireccionales en el análisis de la época de Stalin, está condenado a equivocarse. En el estudio de la figura de Stalin solo es valida la aplicación del método dialéctico.

Hay fundamentos para asegurar, que la personalidad de Stalin es equiparable a las más grandes figuras del Renacimiento, una época que al igual que el siglo pasado, supuso la irrupción de la humanidad en una nueva espiral del desarrollo histórico.

De pies a cabeza, fue un hombre de su tiempo. Stalin reunía todos sus rasgos diferenciadores: Una irrefrenable aspiración de avanzar y el lastre del pasado. Un alto humanismo y la capacidad de no apreciar a las personas, a cambio del éxito en lo principal. Un sincero desinterés por lo material y un impetuoso encantamiento por el poder, que a veces le anulaba los demás sentidos. La prudencia y el cuidado en muchos temas y las decisiones repentinas, irreflexivas, que afectaban al destino de millones de personas, y que luego tocaba corregir larga y dolorosamente.

Todo esto es Stalin. Creador de una superpotencia.

Los resultados de la obra de Stalin son de todos conocidos. En los primeros años del primer plan quinquenal, por ejemplo, fue duplicado el potencial industrial de nuestro país. La industria pesada pasó a ocupar el primer lugar. A la órbita del proceso productivo fueron atraídas las regiones más lejanas y atrasadas. Crecieron una multitud de nuevas ciudades y centros industriales. Los viejos centros sufrieron transformaciones radicales. A finales ya de los años treinta, se estaban construyendo en el país más de 6000 nuevas empresas. En 1937, los nuevos centros industriales suponían más del 80% de toda la producción industrial. A comienzos del tercer plan quinquenal, la industria comenzó a ser rentable.

Como resultado de la industrialización, comenzó a transformarse radicalmente la cultura del trabajo de millones de personas.

A mediados del primer quinquenio se acabó con el desempleo. A comienzos de los años 40 el 80% de la población estaba alfabetizada.

Cientos de miles de jóvenes, salidas de la clase obrera y campesina, pasaron por los institutos y centros de formación profesional.

Apareció una nueva intelectualidad.

A pesar de todas las dificultades que acarreó la colectivización agraria, resurgió y se alzó el campesinado ruso. Solo durante los años del segundo quinquenio, los Koljoses recibieron más de 500.000 tractores, alrededor de 124.000 cosechadoras y más de 140.000 camiones. Solo en el periodo de 1928 a 1932, cinco millones de campesinos dominaron el uso de la maquinaria agrícola. La gente del campo descubrió por primera vez lo que era el tiempo libre. Lo que significaba la posibilidad de estudiar, aumentar su nivel cultural, dedicarse a temas sociales.

A mediados de los años 30 el aumento del salario pasó a ser algo habitual.

El sistema de racionamiento pasó a ser un recuerdo del pasado. La creciente de manda de la gente en productos de alimentación era cada vez mejor satisfecha. Los logros de la cultura se pusieron al alcance de todos. Se crearon miles de bibliotecas, se construyeron nuevos teatros, se abrieron museos.

La Constitución de la URSS poniendo broche de oro a este proceso creador, por primera vez en la historia, proclamó un completo sistema de nuevos derechos socialistas: derecho al trabajo, al descanso, a la educación superior, a la jubilación. Nunca en ningún lugar un documento había proclamado derechos parecidos.

Todos estos jalones del desarrollo social de la época soviética producen en nuestros días una honda impresión. Los acontecimientos del pasado aparecen hoy como ejemplos claros, como faros del futuro, de un futuro por el que luchamos hoy los comunistas en Rusia.

Estos hechos nos enseñan a ser responsables. Tanto los comunistas como todas las fuerzas auténticamente democráticas rusas, están obligados a aceptar su responsabilidad por el destino del país.

El PCFR ya hace tiempo que declaró que asume su responsabilidad por el pasado, presente y futuro de nuestro gran país. Como decía Stalin:

“Puesto que hemos llegado al poder y hemos asumido la tarea de transformar el país, sobre la base del socialismo, respondemos y debemos responder por todo, por lo malo y por lo bueno”.

Los comunistas rusos asumimos esta responsabilidad

Y ante todo la responsabilidad y el reto de la restauración del sistema socialista en nuestro país. La restauración de la Unión Soviética. La recuperación de una vida digna para todos y cada uno. Por la recuperación del país en base a los principios de justicia, poder popular, legalidad y orden.
Es aquí donde la experiencia de la época de Stalin nos enseña mucho, de lo que debemos hacer precisamente los comunistas para la consecución de estos grandes objetivos.

La Herencia de Stalin

Como es lógico, a Stalin, como a cualquier otro personaje histórico no se le puede imitar. Stalin y su tiempo son irrepetibles. Es peligroso y perjudicial intentar simplemente copiar sus actuaciones. Es impensable adaptar mecánicamente las propuestas de Stalin y aplicarlas a la realidad de la vida contemporánea. Ha pasado mucho tiempo. El mundo es otro. Nuestro país tiene ahora que hacer frente en este cambio de milenio, a problemas desconocidos antes.

Hacer uso de la herencia de Stalin significa hoy no seguir ciegamente letra a letra el contenido de sus trabajos, el orden de sus actuaciones, sino comprender y utilizar aquella metodología, de la que el mismo se valía para acercarse a la experiencia de sus antecesores.

“No podemos exigir de los clásicos del marxismo, separados de nuestro tiempo en 45-55 años, que previesen todos y cada uno de los devaneos de la historia en cada país concreto y en un futuro lejano. Sería ridículo exigirles que desarrollasen para nosotros soluciones prefabricadas para hacer frente a cualquier problema teórico que pudiese aparecer en un país determinado dentro de 50-100 años, para poder permitirnos a los seguidores de esos mismos clásicos del marxismo, poder descansar tranquilos y masticar soluciones mágicas.

Pero lo que si podemos y debemos exigir de los marxistas-leninista s de nuestro tiempo, es que aprendan a interpretar la experiencia de los clásicos, a concretar sus fundamentos básicos, desarrollarlos y mejorarlos”.

Es así como lo veía Stalin. Es así como nosotros medio siglo después de su desaparición, no solo podemos, sino debemos actuar.

Escoger lo mejor de su experiencia, significa ser un abnegado patriota, un patriota práctico, defensor de las tradiciones populares, creador de lo nuevo y más necesario para nuestro país.

A Stalin le definía su entrega a la causa de la revolución y del socialismo. Todo su empeño estaba puesto en la construcción del estado soviético. Destacó por su firmeza en la defensa de los intereses nacionales en la arena internacional, por su talento militar. Poseía una voluntad de acero y una decisión inquebrantable de ver cumplidos sus objetivos, para lo que no dudaba en someter a todos sin compasión.

Stalin infundía el entusiasmo en los que le rodeaban, el deseo ardiente de avanzar, de superar todas las dificultades, de vencer. Se distinguía por su sentido de la disciplina, y la clara comprensión de su responsabilidad personal.

No es casualidad que Lenin lo tuviese en tan alta estima. A menudo para ocupar puestos de responsabilidad no veía capaz a ningún otro candidato “aparte del camarada Stalin”. Un ejemplo lo encontramos cuando se discutía sobre el Comisariado Popular de las Nacionalidades, y cuando se creó el “RABKRIN” (Inspección obrera y campesina): “Es una tarea gigantesca-señalaba Lenin-para saber como afrontarla, al frente debe haber una persona con autoridad, de otro modo fracasaremos, enfangados en pequeñas intrigas”.

Fue precisamente a propuesta de Lenin, que Stalin asumiese la secretaría general del CC del partido bolchevique en 1922.

La prueba del poder

Seguir el ejemplo de Stalin significa ante todo comprender su época, la esencia de las fuerzas sociales y políticas que interactuaban, la naturaleza del poder.

Es así como actuamos los comunistas de hoy, de la Rusia actual, cuando le decimos al pueblo que los órganos democrático- burgueses de poder creados en la última década no son sino un decorado, encargados de ocultar el férreo régimen autoritario que se ha impuesto en el país.

Cuando les explicamos, que a Rusia en la nueva distribución de fuerzas mundial, se le ha asignado el papel de donante de materias primas, con las que mantener el bienestar de esa pequeña parte de la población de la Tierra, de ese “anillo dorado” habitado por mil millones de personas, de los países desarrollados, que encabezan los EE.UU. y sus aliados de la OTAN.

Consideramos que al actual gobierno ruso, le es perfectamente aplicable la definición de gobiernos burgueses dada por Stalin: “… La composición del gobierno viene determinada y sus acciones controladas por las grandes corporaciones financieras. Todo el mundo sabe, que no hay ningún país capitalista donde se pueda formar gobierno contra la voluntad de los peces gordos, representantes de los grupos de presión económica: les basta con un poco de presión financiera y los ministros salen zumbando. Este es el control real de los bancos sobre los gobiernos, frente al control aparente de los parlamentos”. ¿Acaso no es este el retrato fiel de todos los gabinetes de ministros de la era de Yeltsin y Putin?

Por desgracia a la par de gobiernos como esos, podemos poner al parlamento ruso (Duma), que en su aspecto actual compone un todo orgánico con el gabinete de ministros. Solo podemos darle la razón a Stalin cuando escribía: “La Duma es un parlamento bastardo. De palabra podrá tener un peso decisivo, pero en realidad no es sino un órgano consultivo…” Es precisamente ese tipo de Duma el que el actual gobierno ruso pretende moldear, durante toda la etapa postsoviética.

Es precisamente a esta degeneración de parlamentarismo, a la que tozudamente nos oponemos.

Vemos una de nuestras tareas en hacer todo lo posible para convertir el parlamento en un órgano de resistencia al actual régimen antipopular.

Especial importancia en relación con esto tiene la elección de candidatos a diputados. La asunción de una responsabilidad real del diputado ante sus electores. El derecho de los ciudadanos a poder revocar a los parlamentarios que no cumplan sus promesas y el mandato de los electores.

Pensamos que es imprescindible luchar contra ese tipo de legislador, a los que furiosamente criticaba Stalin y que en nuestros días ya han tenido tiempo de provocar el desprecio del pueblo. Stalin decía:

“Mientras están en campaña electoral los diputados juegan con los electores, les hacen carantoñas, les juran fidelidad, les hacen un montón de promesas… una vez que han pasado las elecciones y los candidatos ya son diputados, las relaciones cambian de raíz…Hasta la nueva convocatoria de elecciones, el diputado se siente completamente libre, independiente del pueblo, de sus electores. Se puede convertir en un tránsfuga, puede pasar del camino correcto al incorrecto, puede tomar parte en todo tipo de maquinaciones innecesarias, puede dar todas las volteretas que quiera, porque es independiente ¿Podemos considerar estas relaciones normales? En ningún caso camaradas.” Como nos resulta esto familiar, a los que ejercemos como firme oposición a la actual élite del partido del poder.

De esta variedad de enfermedad parlamentaria, se contagian algunos de nuestros camaradas.

Algunos de ellos no han soportado la presión que ejercen los poderosos. No resistieron la tentación de una vida tranquila y cubierta en un país moribundo y arruinado y se pasaron el bando de los destructores. En situaciones parecidas intentamos hacerles ver la realidad, explicándoles, criticándoles. A algunos los tuvimos que expulsar del Partido y de nuestro grupo parlamentario.

Seamos realistas: Este tipo de comunista “laqueado” como los denominaba Stalin, seguirá apareciendo en nuestras filas. Tenía razón cuando aseguraba: “Aquí en Rusia también está teniendo lugar el proceso de decadencia de cierto tipo de literato y antiguo “jefe”. El proceso de agudiza en los periodos de crisis revolucionarias, y se ralentiza en los momentos de reunión de fuerzas, pero es algo que se ha dado siempre.”

Hoy la sociedad rusa se encamina hacia una nueva etapa de agudización de la crisis. Y tenemos que estar preparados para ver todos estos fenómenos y pérdidas, para asistir a cambios radicales en la vida del país.

Gente como esa una vez si y otra también, van a “refunfuñar, eludiendo la autocrítica. De nuevo esa maldita autocrítica, ese sacar afuera nuestros defectos. ¿Acaso no podemos vivir tranquilos?”

No, ni ellos pueden, ni nosotros podemos tener una vida tranquila.

El Partido debe luchar por cada comunista, por cada parlamentario, impidiendo que se dejen recubrir por ese barniz del que hablaba Stalin.

Haremos todo lo posible para no permitir en nuestras filas el espíritu del trotskismo, o lo que es lo mismo, los intentos de determinados activistas engreídos, que se sienten superiores, “superhombres, por encima del CC, de sus leyes, de sus decisiones, dando de este modo la excusa a determinada parte del partido de hacer un trabajo de desgaste que haga perder la confianza en ese mismo CC”. Este es el trabajo que están haciendo, con la bendición de las altas esferas del Kremlin, y cada vez más activamente. El poder hará todo lo que esté en su mano para crear, en el lenguaje de Stalin, una situación, “cuando un grupo de miembros del partido espera a lo órganos centrales del partido en un callejón, para sacar partido de las dificultades, para luego aparecer de repente de una esquina, tendernos una emboscada y golpearnos en la cabeza”.

No se le puede negar a Yosif Vissarionovich el talento para describir gráficamente una situación y caracterizar las acciones del contrario.

Los comunistas rusos harán todo lo posible para no llegar a situaciones como las descritas. Ya hemos aprendido desde las primeras etapas a reconocer los síntomas de semejante “enfermedad” y adoptar las medidas necesarias.

El legado político de Stalin

En adelante al partido, como a todo el país, le esperan las más serias pruebas. El PCFR esta preparado para la lucha por el poder. Contamos con todo lo necesario para esta tarea: cuadros, ideología, programa de acción, estructuras organizativas. Al mismo tiempo los comunistas rusos estamos lejos del “juego por la toma de poder” que criticaba Stalin, polemizando con Trotsky. El PCFR se enfrenta a la lucha por el poder, como se enfrenta al trabajo diario, dándose perfecta cuenta de las etapas y los métodos de lucha, de sus objetivos finales.

Y en este punto estamos obligados a dirigir nuestra atención sobre lo que se puede considerar legado político de Stalin.

En primer lugar, hablamos de la obligación de los comunistas de encabezar la lucha por la democracia. Nadie excepto nosotros lo va a hacer. Nadie está capacitado. “Antes la burguesía se permitía jugar a los liberales, defendía las libertades democrático-burguesa s y se creaba popularidad en el pueblo, – decía Stalin.- Ahora del liberalismo no ha quedado ni huella… ha sido pisoteado el principio de igualdad de la gente y de las naciones… la bandera de las libertades democrático-burguesa s ha sido arrojada por la borda. Pienso que esa bandera os tocará recogerla a vosotros, representantes de los partidos comunistas y democráticos, llevarla hacia delante, agrupando a su alrededor a la mayoría del pueblo…”

En segundo lugar está la defensa de los intereses de estado y nacionales de Rusia, la misión nacional-libertador a de los comunistas.

Antes la burguesía se consideraba la cabeza de la nación, defendían los derechos y de independencia de la nación, situándolos “por encima de todo”, subrayaba él ahora la burguesía vende los derechos y la independencia de la nación por dólares. La bandera de la independencia nacional y de la soberanía nacional ha sido arrojada por la borda. No cabe duda, de que esta bandera la habréis de levantar vosotros, representantes de los partidos comunistas y democráticos y llevarla hacia delante, si queréis ser patriotas de vuestro país si queréis ser la fuerza dirigente de la nación. Nadie más la levantará.

Unificar la lucha por la auténtica democracia y el poder popular con la idea nacional, con las tradiciones populares, con la lucha nacional libertadora esta es la tarea que nos dejó Stalin a nosotros los comunistas. Y esta es la tarea que tratamos hoy de decidir, situándonos a la vanguardia del más amplio movimiento paanotriótico, del único capaz de salvar a Rusia en esta hora de prueba mortal.

A los comunistas nos toca actuar en condiciones extremadamente complicadas. Los “coloretes” que de las libertades democráticas con el que se había maquillado el partido del poder, en su camino hacia la dirección del estado, hace tiempo que se ha borrado y ha desaparecido.

Ya no lo necesitan. Ha pasado a ser un obstáculo irritante. Un año más la sociedad rusa se balancea en la resbaladiza frontera de su caída definitiva en al autoritarismo, en ese estado, que hemos dado en llamar fascismo liberal.

Los intentos de aplastar o domesticar a la oposición, se suceden uno tras otro. La inventiva de los maestros del Kremlin en cuanto a provocaciones e intrigas rupturistas en las filas del PCFR, no conoce límites. Les envidiarían los más destacados intrigantes de épocas lejanas y no tan lejanas.

Y a pesar de todo el PCFR se afianza hoy como líder político y moral de la sociedad rusa. Se desarrolla el proceso del que hablaba Stalin, con su particular inclinación a trazar paralelismos históricos: “si antiguamente al cristianismo se le consideraba la tabla de salvación entre los esclavos oprimidos y explotados del vasto imperio romano, hoy todo parece indicar, que el socialismo puede servir (y ya ha comenzado a hacerlo) como bandera de liberación de las masas de multitud de estados coloniales del imperialismo” .

Rusia se ha convertido hoy en una colonia de la que extraer materias primas, para la que la perspectiva socialista, representa la única estrella guía hacia la salvación. Nuestro país ha sido y lo continúa siendo, la esperanza de los pueblos, contra los que la maquinaria de guerra americana y los actuales globalistas están prestos para desencadenar nuevas aventuras bélicas.
Los cuadros de nuevo deciden todo.

En el PCFR está entrando gente de lo más diversa. Hay jóvenes, científicos, representantes de la “clase media”, gente en la edad más activa. Nos rejuvenecemos, fortalecemos, renovamos.

Aprender a trabajar políticamente con los nuevos partidarios, atraerlos, oír su voz, es una de nuestras principales tareas. El partido debe ser para ellos, no solo el portador de las ideas justas.

Estamos obligados a resultar atractivos para los que nos rodean.

Necesitamos acercar a nuestras filas a la mayor cantidad posible de gente, no solo atraídas por motivaciones ideológicas elevadas, sino por la simple curiosidad vital.

Stalin explicaba: “en esta curiosidad del pueblo se encierra uno de los principales peligros para el poder: el curioso de hoy, mañana como manifestante reunirá a su alrededor a nuevos grupos de curiosos”

Hoy encontramos decenas de miles de curiosos en cada ciudad importante: Los comunistas deben aprender a estar juntos y unidos con la gente en cada asunto, por nimio que parezca. Tenemos que ser uno de los suyos para esa decisiva mayoría de la nación.

Solo así podremos hacer frente con la eficacia debida, a todo ese río de mentiras y descalificaciones que vomitan los medios de comunicación en nuestra dirección, a ese silencio sepulcral con el que dan cobertura a nuestras actividades y propuestas, en los principales medios, afectos al régimen.

Como es lógico no vamos a lograr todo esto de golpe. Son inevitables las equivocaciones, las derrotas y los errores de cálculo. Nuestros predecesores no se amilanaban ante las dificultades. “Estudiar, apretando los dientes, sin temor de que nuestros enemigos se ría de nosotros, de nuestra ignorancia, de nuestro retraso”. Otro consejo más de Stalin, que cogemos como munición.

Lo principal aquí no temer el descubrir y dejar a la luz nuestras debilidades. Apoyarse en la gente, “organizar valiéndonos de la crítica y la autocrítica de nuestras carencias, una amplia opinión pública del partido, de la clase obrera, un control moral alerta y vivo, cuya voz deberán acatar los responsables, si quieren seguir contando con la confianza del partido y la clase obrera”. Este consejo de Stalin es plenamente actual para nosotros. Especialmente en lo tocante a la política de cuadros.

Incluso la victoria en las elecciones y la creación de un gobierno que defendiese los intereses nacionales, no significaría que en la práctica habríamos tomado el poder, si ese poder no se encuentra respaldado por cuadros bien preparados.

Por unos cuadros capaces de darlo todo por Rusia. Nosotros con nuestros predecesores, debemos decir: Los cuadros deciden y decidirán todo.

“Necesitamos… especialistas en el metal, en la industria textil, en el sector energético, químico, agrícola, en el transporte, en el comercio, la contabilidad etc., etc. Necesitamos ahora grupos enteros, cientos, miles de nuevos cuadros, capaces de ser la cabeza visible en todos los campos del conocimiento. Sin esto no tiene sentido hablar de los tiempos de desarrollo de la construcción socialista de nuestro país.”

Debemos abordar sin demora la resolución de este problema, para que no nos coja de sorpresa en el futuro. Tanto más ahora que la campaña electoral nos ofrece la posibilidad de darnos a conocer ante un amplio círculo de personas.

En el filo de la política nacional

Y por supuesto la cuestión nacional, cuya alma es y será el problema ruso. Pues “…la cuestión nacional en épocas diferentes sirve a intereses distintos, y adquiere distintas particularidades, dependiendo de cuál sea la clase social y el momento en que la aborde.” En la Rusia actual el pueblo ruso no es solamente el pueblo conformador del estado. Es precisamente él, en su mayoría un pueblo proletario, compuesto por la clase trabajadora, la más expuesta a la explotación y humillación. Como defensor de las clases trabajadoras el PCFR, no puede no defender sus intereses como punta de lanza de su actividad.

El problema de las interrelaciones de Stalin con el pueblo ruso siempre fue clave en su herencia.

Es muy conocido el brindis que pronunció “¡por el pueblo ruso!” tras la victoria sobre la Alemania fascista. Si embargo representó la cima, y la culminación de una de las etapas, en el arduo y largo trabajo de Stalin por el resurgimiento del pueblo ruso como núcleo del estado Soviético. Este fue un trabajo muy complicado.

También podríamos traer a colación otro brindis, que recuerdan los testigos, pero que han olvidado los historiadores y publicistas, pronunciado en junio de 1933: “Brindemos por la nación soviética, por el maravilloso pueblo ruso”. Para decir esto en aquella época cuando en las influyentes esferas de la sociedad soviética se continuaba interpretando los conceptos “patria”, “patriotismo” como resto del “mundo de los fantasmas prerrevolucionarios del pasado”, se requería una gran valentía y perspicacia.
Stalin fue consecutivamente rompiendo las capas de rusofobia, que se habían formado, no solamente después de Octubre, sino en los dos siglos precedentes.

E hizo esto con el simbolismo que le caracterizaba. “En cierta ocasión dije a Lenin que el pueblo ruso era el mejor, el más soviético.”

Él no ocultaba el objetivo político de su trabajo. “En el pasado el pueblo ruso coleccionaba pueblos. Ahora también los ha comenzado a reunir”.

Creo que en más de una ocasión, en los tiempos duros, la gente sencilla de la destruida URSS se habrá acordado del “hermano mayor” ruso, ridiculizado, expulsado, insultado. De ese hermano, que de acuerdo con la política de la época de Stalin, utilizaba su posición de ventaja en la familia de las republicas soviéticas hermanas, iguales,… ante todo para ayudar a levantarse, a encaminar su desarrollo, a aquellos pueblos que más habían sufrido el yugo zarista, y que habían quedado más retrasados en el desarrollo económico y cultural.

¿Acaso ha caído en el olvido la predestinación histórica de los rusos?

No lo creo. El estado unificado, creado por Stalin, resurgirá. Y renacerá entorno a la nación rusa.

Ese momento ha llegado. Y nosotros comunistas de Rusia, decimos abiertamente: no será feliz, igual en derechos, el pueblo ruso. No habrá justicia ni igualdad ni felicidad para ninguno de los pueblos de Rusia. El renacimiento del espíritu ruso en la política estatal, es mérito histórico de Stalin.

*****
Yosif Visarionovich Stalin entregó sin reservas a nuestro estado todo su enorme talento, su energía inagotable, su gigantesca fuerza de voluntad. Bajo su mando el país de los Soviets se convirtió en una potencia mundial. Logró una gran victoria. Stalin creía en nuestro pueblo. Y el pueblo creía en él.

Estuvo dispuesto a realizar un trabajo creador y sacrificado en aras de un futuro feliz. Con Stalin nuestra gente sintió su fuerza, creyeron en sus posibilidades, demostraron una capacidad única de alcanzar los más altos objetivos, con un paso victorioso. Nosotros podemos y debemos servirnos de su herencia, aplicarla a nuestros días y a nuestras tareas actuales.

  • Secretario General del CC del PCFR

Miles huyen de modelo capitalista salvadoreño…

SAN SALVADOR; 23 de octubre de 2007 (SIEP) “Son miles los que huyen de este modelo capitalista, se calcula que 500 salvadoreños abandonan el país cada semana y muchos de ellos mueren en su intento de librarse de esta maldición, como sucedió recientemente con 20 salvadoreños que murieron ahogados en México…” expresó indignado el Rev. Roberto Pineda, pastor de la Iglesia Luterana Popular de El Salvador.

“Y como ha sucedido antes en el desierto de Arizona, nuestra gente encuentra la muerte en su búsqueda de la vida, cuando huye de este gobierno, de esta dictadura del capital financiero…Es por eso escandaloso como el presidente Saca habla de un gobierno con sentido humano, cuando la gente vende lo poco que tiene para abandonar este país y huir de esta pesadilla llamada ARENA; llamada oligarquía financiera, llamada globalización neoliberal…y son casi 20 años, ya la gente ya no aguanta” explicó el religioso luterano.

Añadió que “es un modelo fracasado, los campesinos han perdidos sus tierras, los profesionales sus casas, están endeudados con tarjetas de crédito, destruyeron la agricultura, dolarizaron la economía, han creado una crisis social de desempleo, delincuencia y alto costo de la vida y hoy se agudiza la crisis política…los de arriba ya no pueden seguir gobernando como lo han venido haciendo y los de abajo ya no quieren.”

“Y es por eso que han aprobado la ley antiterrorista para protegerse del descontento popular que van a provocar medidas de la derecha, como la privatización de la salud que piensan aprobar este jueves o como la privatización del agua. La respuesta de la gente va ser desplegar la lucha y como iglesia vamos a acompañar a nuestro pueblo.”

Indicó que “lo más peligroso para este gobierno de ARENA es que la gente esta despertando, la gente ya no cree en sus mentiras y es por eso que están preocupados, porque saben que en el 2009 el pueblo elegirá a Mauricio y a Leonel y defenderá ese triunfo, será una victoria que no podrá ser arrebatada. Nuestro pueblo avanza…y hay esperanza.”

Bloque Popular Social alerta ante privatización de salud

SAN SALVADOR, 23 de octubre de 2007 (SIEP) “Nos encontramos en situación de alerta. La derecha ha decidido privatizar la salud para aumentar sus ganancias y nosotros daremos una respuesta popular en las calles” opinó el Rev. Roberto Pineda, dirigente del Bloque Popular Social de El Salvador.

Ayer los partidos derechistas ARENA, PCN y PDC aprobaron en la Asamblea legislativa un dictamen favorable para esta privatización, la cual esperan aprobar este próxima jueves.

“Vienen grandes batallas en defensa del derecho de nuestro pueblo a una salud pública. No permitiremos que se arrebaten las conquistas de muchas generaciones de salvadoreños que pelearon por este derecho. Este es un retroceso grave del espíritu de los Acuerdos de Paz de 1992.”

“Están desesperados por el crecimiento del apoyo a la fórmula de Mauricio Funes y Salvador Sánchez Ceren para la presidencia y pretenden asegurarse este negocio antes de las elecciones presidenciales del 2009…pero deben estar seguros que daremos la batalla…”

“Estamos convocando a los sectores populares a movilizarnos este próximo jueves a la Asamblea legislativa para manifestar nuestro rechazo a la privatización de la salud y llamamos a la solidaridad internacional a denunciar este nuevo atropello contra nuestro sufrido pueblo” concluyó el religioso luterano.

Galia quería ir a los combates…

AYUTUXTEPEQUE, 29 de septiembre de 2007 (SIEP) “Galia quería ir a los combates, participar en misiones, en las exploraciones de las escuadras y no estar solo en propaganda…la vez que cayó se llevó mi M-16, iba en la escuadra de Maro” nos revela Paty, en el Acto en Homenaje a Rafael, Lito y Galia Aguiñada.

Galia Aguiñada cayó en combate en una emboscada tendida por el ejército contra una escuadra de las FAL en las faldas del Cerro de Guazapa, en diciembre de 1990.

Agrega Paty que “ella llegó a la columna donde yo estaba y para mí por lo joven era como una hermanita, para dormir poníamos las hamacas juntas, me contaba Eliza que tenía dos sobrinitas gemelas, me hablaba mucho de ellas, son Ixchel y Citlaly.”

Pide la palabra Claudia, “yo fui su amiga. Compartimos mucho cuando pequeñas, fuimos amiguitas. Mi mamá me llevaba a la casa de Berta, la mamá de Galia. Dinora ya no estaba y pasábamos el tiempo juntas. Me acuerdo que Tamara era su mejor amiga. Yo ingrese al frente de Guazapa en marzo de 1989, Lino era mi responsable…”

“A Galia en el frente solo la vi en dos veces y luego me entere que cayó…y yo me salve. Por mucho tiempo me dio mucha vergüenza verle la cara a Berta y saber que yo me había salvado, había regresado de la guerra mientras que Galia no…” Se levanta, y abraza a Berta llorando.

Pide la palabra Ixchel. “Yo quería mucho a mi tía Galia. Ella jugaba mucho con nosotras, y se pasaba haciéndonos bromas. Siempre estaba jugando con nosotras. Era muy juguetona, nos fregaba…”

“Quiero solidarizarme con Berta, con el dolor de Berta, una mujer a quien respeto mucho. Una mujer que sigue luchando y nos da un ejemplo de dignidad. Yo conocí y me enamore de Schafik en 1977. Me acuerdo que en el PCUS cuando se hablaba de El Salvador había que buscarlo en un mapa y costaba encontrarlo…”indica Tania Handal.

“Ahora somos dos viudas con la cabeza erguida enfrentado al mundo y proclamando que seguimos luchando, que seguimos creyendo en los sueños de nuestros esposos, de Rafael y de Schafik, somos dos viudas unidas en la lucha…”

“Recuperar la memoria de mi familia es recuperar la historia de muchas familias que participaron y participan de la causa revolucionaria…y es reconocer la diversidad de afectos, de miradas, de tradiciones y me enseña que hay que respetar las miradas y las decisiones y construir desde la diversidad y transformar este país desde la cotidianidad…”señaló Dinora Aguiñada.

Agregó que “me encantó saber de la rebeldía de Galia en el frente, mi familia nos inculcó pequeños detalles, vibre con todos los testimonios, me encantan los afectos, saber que están allí aunque a veces no nos veamos…nosotras estamos vivas y estamos alegres de estar vivas, unidas y luchando.”

Finalmente pide insistentemente la palabra Toño Velado y con él concluye este encuentro:

“Quiero compartirles que conocí al Chele Aguiñada en el FUAR, en los años sesenta, era una personalidad recia, de mucho temple, con una profunda convicción revolucionaria y con muchas habilidades para la lucha sindical y popular…un verdadero comunista.”

Rafael no le tenía miedo a nada…

AYUTUXTEPEQUE, 29 de septiembre de 2007 (SIEP) “En ese tiempo, en los años setenta, el trabajo abierto, sindical, era muy delicado porque se enfrentaba a la represión de la dictadura y recuerdo que Rafael no le tenía miedo a nada…era fuerte de carácter” comparte Concha Marina de Rivas, en Acto en Homenaje a Rafael, Lito y Galia Aguiñada.

Agrega que “nunca voy a olvidar el día que lo mataron porque resulta que ese mismo día, el 26 de septiembre de 1975, con mi esposo Luís ese mismo día nos casamos. Yo nací en los sindicatos, en el Sindicato de Costureras, allí conocí a mi esposo. El siempre bromeaba con mi esposo: Chele, ¿y porque no te la robas? Y a las once de la noche recibimos la cruel noticia de su asesinato…”

Por su parte, Norma Guevara de Ramirios, nos comunica que:

“Lito para mi fue como el hermano que no tenía. Nos encontramos en el Frente de Acción Universitaria (FAU) y en la Juventud Comunista después. Lito venía de un hogar de revolucionarios. Allí se formaron ciertos rasgos de su personalidad. Por ejemplo, Lito no tenía el germen del sectarismo. Y tenía mucha apertura a las mujeres. No era machista…”

“Para mi fue como un hermano, porque yo sentía un ambiente donde se respiraba el machismo, el acoso, intentaban apartarnos, excluirnos… Cuando vine a San Salvador en 1975 –yo soy de La Unión- él ya era del Comité Ejecutivo de la JC…”

“Lito era muy creativo, los lemas, los emblemas, las pinturas, los diseños serigráficos, me acuerdo del Teatro Nacional y la Plaza Morazán en octubre y noviembre del 79, eran sus diseños…allí estaban sin faltar la paloma de la paz, el puño de combate y la estrella de la esperanza…sus tres símbolos.”

“Lito estaba siempre buscando lo nuevo para ponerlo en función de la lucha, le apasionaba la tecnología…y valoraba altamente la amistad, las comidas en familia revolucionaria. Viene a mi memoria la vez que Roberto Castellanos Calvo cumplió 25 años de haber ingresado al Partido y lo celebramos con una comida. Berta hizo gallo en chicha…”

“Lito escribía mucho, pensamientos, poemas, planes de trabajo, hacía bocetos, andaba siempre consultando, pidiendo opinión, reflexionando…para el los lapsos de tiempo entre una reunión y otra reunión eran muy productivos…los utilizaba para pensar en estrategias para derrotar al enemigo…”

“Por ejemplo, cuando en el 78 con el general Romero nos impusieron la Ley de Garantía del Orden Público fue un momento difícil, hubo confusión. Nos robaron la calle, era prohibido manifestarse. Entonces nos inventamos realizar la experiencia de brigadas bien organizadas, llegar a un sitio, hablar por cinco minutos, llegar con antorchas, dar propaganda y en 15 minutos evacuar para no darle tiempo a cualquier reacción policial. Y nos funcionó, le quebramos el esquema represivo al régimen…”

“Me acuerdo en una de estas acciones en Cuscatancingo, cerca de la casa del Bello, me refiero a Arturo Vásquez, un compañero también asesinado, llegó la policía y Lito me gritaba: “Seca, corre, Seca…” Seca me decían antes…ya hoy ya no cabría ese nombre.”

La crítica de la religión

La crítica de la religión

Cuando se busquen todas las similitudes se verá

cómo es realmente posible la alianza estratégica

entre marxistas revolucionarios y cristianos revolucionarios.

Los interesados en que tales alianzas no se

produzcan son los imperialistas.

Fidel Castro

E

n un encuentro comunitario durante esta semana me preguntaba un supuesto ateo –uno/a de esos/as que se han peleado con la Iglesia muchas veces con muy buenas razones; ¿cómo usted siendo una persona tan inteligente cree en Dios? Yo a la verdad que nunca tuve claro si lo que me decía o preguntaba venía acompañado de un elogio o si me estaba dando una reprimenda.

De todas maneras, durante nuestro encuentro el compañero, o camarada, como me pidió que le dijera, en menos de lo que se pela un guineo me tronó una proclama acompañada de lo que él me citó como un escrito sagrado de Carlos Marx titulado; La Crítica de la Filosofía del Derecho de Hegel.

Para no cansarles mucho ni complicarles la vida el hermano camarada me dijo que en este escrito Marx dejó dicho lo siguiente: el hombre hace la religión, la religión no hace al hombre. Yo todavía no entiendo en donde es que está el meollo del asunto, porque por un lado yo creo igual que Marx y por otro lado no se cuantas personas me tomarían en serio si yo comenzara a elaborar una payasada mística en donde se diga que fue Dios quien creó la religión.

Ahora bien, le preguntaba yo al camarada hermano, quien es también mi hermano camarada; ¿a qué cree usted que estaba Marx respondiendo y/o reaccionando cuando escribió estas verdades? Aproveché para decirle que el hermano Marx le declaró la guerra a la religión que se nos presenta como paradigma de una teología extraterrestre del milenarismo, o sea, un credo sin dimensiones sociales y/o políticas que no explican el por qué es que suceden las cosas aquí en la tierra. Ejemplo de esto pueden ser el hambre, las guerras, la xenofobia, el racismo, el sexismo, el heterosexismo, colonialismo, etc.

De aquí el que no tenga la menor duda, le decía a mi camarada hermano, que lo que Marx condenó enérgicamente fue una religión que está desconectada de las realidades históricas que no pretenden explicar críticamente la opresión y exclusión en nuestro mundo capitalista neoliberal. Por supuesto, tampoco explican el fenómeno de la lucha de clases.

Aun más, le dije al hermano camarada, Marx, similar a Jesús, discursó y accionó un rechazo total al parasitismo religioso que se inventó la clase dominante y gobernante para ocultar la manera en que modelos políticos y económicos fueron elaborados e implementados con la intención de poder controlar al pueblo. Aquí es que ingresan muy bien las mal llamadas teologías de la prosperidad que no nos dicen la manera en que en un sistema capitalista neoliberal como el nuestro se realiza una distribución errónea de la creación de nuestra Diosa, dejando como resultado que unas pocas gente tiene mucho y unas muchas están mendigando. Esta religión, como experiencia de catarsis, también se distingue por ser una fuente socio-psicológica para canalizar unas emociones personales y/o comunitarias que se caracterizan por promover el quietismo, el derrotismo, y la desmovilización socio-política. Definitivamente, fue a esto a lo que marx denominó como un opio.

Por supuesto, también tuve que decirle al hermano camarada que es necesario tomar en consideración que hay la posibilidad que no haya sido Marx quien se inventó este cuestionamiento del embotellamiento religioso. Esto lo digo porque lo mismo sucede cuando nos quieren hacer creer que Marx es el padre del comunismo cuando todo/as las/os Ángeles, las/os Santas/os, Jesús, y mucha gente sabia aquí en la tierra saben muy bien que este asunto del comunismo se lo inventó Dios y Marx se lo plagió.

Por otro lado, conociendo un poco sobre los escritos de Marx y de las preocupaciones que lo motivaban a escribir, yo no tengo la menor duda, le decía a mi hermano camarada que si él estuviese vivo físicamente hubiese escrito algo más o menos con el siguiente título: La crítica de las Organizaciones no Gubernamentales (ONG). Imagínese usted, estos modelos comunitarios, los cuales surgieron dentro de un proyecto político alterno del pueblo, en la mayoría de los casos se han prostituidos y han pasado a ser unos anestésicos comunitarios promoviendo el quietismo y la inercia socio-política. Y por desgracia, la programación que traen a nuestras comunidades tiende a estar moldeadas de un paternalismo y/o asistencialismo. Existen unas realidades dentro de muchas de estas ONG en las cuales solo se fomentan los análisis y/o cambios personales o interpersonales pero cuando tiene que ver con realizar el análisis o intervenciones a un nivel de estructuras sociales, políticas, económicas, etc., las mismas no se permiten. En última instancia terminan llevando a cabo un tipo de reciclaje comunitario parecido a lo que mi abuela Doña Bárbara solía decirme: el mismo perro, pero con otra soga.

Véalo de esta manera. Las ONG no son gubernamentales pero reciben dinero del gobierno y ese mismo gobierno les establece no solo la línea ideológica pero también les controla su accionar. Esta realidad la estamos viendo en todas estas propuestas de trabajo que han sido moldeadas a partir de la perspectiva dizque de comunidades de fe proviniendo desde la derecha religiosa la cual se distingue por impulsar un cristo-centrismo dogmático, fanático y terrorista. Este ha sido la espina dorsal de la administración de gobierno del presidente George W. Bush cuando condicionan el promover el uso de condones y/o agujas en la campaña contra el VIH/SIDA; cuando promueven la abstinencia y la fidelidad conyugal como las soluciones viables ante la epidemia del VIH/SIDA; el prohibir el que se mencione el aborto como una alternativa en los derechos reproductivos de las mujeres; el no reconocer la relación de parejas del mismo sexo cuando se habla de núcleos familiares; etc. ¿Cuál es entonces la diferencia entre la religión de la derecha y estas organizaciones? A mi juicio, ninguna.

O tal vez si Marx estuviese entre nosotros/as, le machaqué al camarada hermano, él hubiese escrito un libro con el título: La televisión es un opio. Sobre todo cuando sabemos que aquí en Estados Unidos un/a niño/a promedio pasa unas 8 horas diarias frente a una televisión que le bombardea con imperialismo cultural. Este proceso de enajenación y embrutecimiento tiene como intención el aniquilar no solo el conocimiento sobre la conciencia crítica, sino también la conciencia de clase. Tomen por un momento los mal llamados reality show los cuales de realidad tienen muy poco porque todo en estos programas está muy bien calculado dentro del cómo mercadear un entretenimiento que tenga la capacidad ideológica-política de embelesar y a la misma vez producir dinero. ¿Cuál es entonces la diferencia entre la religión de la derecha y la televisión? A mi juicio, ninguna.

En resumidas cuentas, le resalté al hermano camarada, para ustedes la gente atea o quienes se han peleado con la religión es necesario que por un lado eviten las generalizaciones y por otro lado entienden que quienes creemos en Dios no somos el enemigo. De aquí el que cuando se hable o se escriba, se haga la diferencia entre la religión de la derecha que bendice la opresión del pueblo y la religión de la izquierda que libera al pueblo. Y por supuesto métanse esto bien claro en la cabeza – y aquí usted tenía que verle la cara a mi hermanito camarada porque el pobre puso los ojos como pescao de nevera- no es posible eliminar la religión, esto es un fenómeno social y espiritual que llegó para quedarse. Por lo tanto, es tiempo de cambiar la estrategia y en vez de hablar o planificar el como eliminar la religión se comienza a declarar que tipo de religión ha pasado a ser el enemigo del pueblo. O sea, comenzar a hablar con qué tipo de religión queremos que el pueblo se involucre. ¿Con la que esclaviza o la que libera? Y es aquí que puede servir de mucho provecho los análisis de Manuel Marzal quien nos ha demostrado en su discusión sobre “el hecho religioso” que es importante el poder entender la religión como creencia; la religión como un rito; la religión como organización comunitaria; la religión como una ética; o la religión como una emoción psicológica. Y para no perder el tiempo de la acción en la palabra, entonces es de gran importancia también poder entender lo dicho por el compañero y hermano profeta Fidel cuando nos alerta que los/as imperialistas están muy interesados/as en evitar que se pueda dar alguna alianza entre quienes creen en Dios y quienes no creen.

Pero también como pueblo creyente debemos de sentirnos con mucho orgullo porque nuestro modelo de liberación fue establecido por el compañero y hermano Jesús miles de años antes que el marxismo apareciera. O sea, entendimos la necesidad de la liberación del pueblo en todas sus magnitudes –ejemplo, social, política, económica, cultural, racial, sexual, genero, etc.- no porque el marxismo nos lo haya dicho sino porque pasa a ser una necesidad complementaria en el proyecto liberador del Evangelio social. De aquí el que como pueblo cristiano nuestra fe revolucionaria nos conduce a una práctica social de la justicia a tono con los fundamentos que el hermano y compañero Jesús nos enseñó. Esta es nuestra fe liberadora la cual fundamentándose en la solidaridad radical construye una religión diferente, esa que promueve una espiritualidad subversiva para contrarrestar el desorden que existe en este mundo.

Por lo tanto, podemos ser marxistas ateos/as, marxistas teístas, cristianas/os socialistas, etc., lo importante es que podamos entender que es necesario buscar el denominador común que nos une: la práctica de la justicia. Sigamos entonces proclamando y defendiendo la religión de vanguardia, la que nos dice que nadie va al cielo sin pasar por la tierra, es la religión que Marx nunca rechazó. Por lo tanto, nuestra preocupación es la de construir esa comunidad terrenal en donde la justicia social, política, económica, racial, de género, cultural, sexual, etc., pueda ser implementada aquí en la tierra. Paz con justicia.

P. Luis Barrios

La familia Aguiñada, una familia revolucionaria…

AYUTUXTEPEQUE, 29 de septiembre de 2007 (SIEP) “Este acto además de ser para Rafael, para Lito, para Galia, debe ser también para otros miembros de la familia Aguiñada que cayeron en la lucha” expresó Domingo Santacruz, en Acto en Homenaje a Rafael, Lito y Galia Aguiñada realizado esta tarde.

Añadió que “debemos también mencionar a Oscar Gilberto Martínez, hermano de Rafael, y a Saúl Santiago Contreras, cuñado de Berta, casado con Alicia Deras, dirigentes obreros de la FUSS que fueron capturados y asesinados en febrero de 1968 por su solidaridad con la huelga de los maestros; debemos añadir a Vicente Ochoa, esposo de Dinora Aguiñada y yerno de Berta, internacionalista venezolano que cayó combatiendo en nuestra patria; a Alex Aguiñada, hijo de Mario Aguiñada que cayó combatiendo; estamos hablando de siete familiares.”

“El mayor sufrimiento de esta tragedia ha sido vivido por este pilar de cemento revolucionario que es Berta; ella sigue sosteniendo como un roble la causa de su familia; de su esposo, de su hijo e hija, de su yerno, de sus cuñados. Debemos hacer un profundo reconocimiento a esta familia…una familia revolucionaria, heroica.”

“Rafael era de un temperamento y personalidad muy fuerte, era muy duro, para tener fuerza frente a la dictadura se necesitaba endurecer la vida, forjarse como acero, así eran esos tiempos…Era exigente con las tareas, temperamental, detallista.”

“Conocí a Rafael en el FUAR, que había sido fundado en abril-mayo de ese año. Posteriormente nos encontramos en una asamblea, la segunda, el 20 de mayo de 1961, que fue en el Edificio Chahin, que ya no existe y que era la sede la Facultad de Economía de la UES. Rafael era el que diseñaba la propaganda del FUAR.”

“Rafael se va a la URSS a estudiar y cuando regresa están ya las diferencias al interior del PC sobre el FUAR. Shafik fue sustituido por Salvador Cayetano Carpio de la dirección del FUAR y en este se reflejaba la pugna entre estas dos corrientes de pensamiento. Schafik era acusado de aventurero y voluntarista.”

“Cuando regresa Rafael de Moscú, con las luces que trae, de inmediato analiza la situación del movimiento y entra en confrontación con Salvador Cayetano Carpio, a pesar que este (Salvador) había pasado por la misma Escuela de Cuadros que Rafael. Los planteamientos eran diferentes. Rafael sostenía la necesidad de organizar los Grupos de Acción Revolucionaria (GAR) en los sindicatos…y esto le genero rechazó en sectores reformistas y economicistas del mismo sector sindical del PCS.”

2008: el último baile para Bush y la extrema derecha

Informe al Comité Nacional, 7 de julio, 2007

Para comenzar, quiero reconocer que en este informe hay algo más que mis huellas. En discusiones y por correo electrónico, muchos camaradas me aportaron ideas y sugerencias las cuales creo que dan mayor profundidad y alcance al reporte. Quiero agradecer a los camaradas que se tomaron el tiempo para trasmitirme sus ideas.

El informe se centra sobre algunos aspectos de la situación actual. No trata de abarcar todo el país ni al mundo. Su propósito es menos ambicioso. Haré una valoración de la administración Bush y la lucha del pueblo en contra de sus políticas. El informe luego dará un vistazo a las elecciones de 2008 y algunas de las principales cuestiones que habrán de enmarcarlas. Finalmente, se tomaran en cuenta algunos aspectos del trabajo de nuestro partido.

La administración Bush y la lucha contra sus políticas.

Desde la última reunión de nuestro comité nacional hace unos meses, no ha habido cambios significativos en la administración Bush. Su campo de acción sigue siendo rigurosamente restrictivo. Muy a su pesar, no puede establecer la agenda, orientar el proceso legislativo, o servir de referencia al debate nacional.

Por eso es difícil imaginar algún escenario en que se exprese la iniciativa política y la hegemonía ideológica de la administración.
Al mismo tiempo, dado el poder de la presidencia y la estrecha mayoría Demócrata en el Congreso, Bush puede todavía frustrar los planes legislativos y fiscalizadores tanto de los Demócratas en el Congreso como del pueblo norteamericano que espera que el cuerpo legislativo discuta desde ya temas como la guerra de Irak, cuidado de la salud, inmigración, derechos sindicales, la maltrecha red de seguridad social, derechos democráticos, violaciones constitucionales, etc.

Efectivamente, desde que el Congreso fue convocado en enero, la administración, a la par con sus aliados congresuales, ha bloqueado la legislatura y ha resistido (en nombre de los poderes presidenciales constitucionales) cuestionamientos a las altamente secretas y antidemocráticas practicas gubernativas. Cuando ha sido necesario, Bush ha hecho uso de su poder de veto, como lo hizo recientemente con la legislación sobre las células madre.

Y no obstante los deseos tanto del Congreso como del país, Bush continúa firme en contra de cualquier retiro de tropas estadounidenses de Irak.

Mientras tanto, el costo de esta guerra y de la ocupación se acerca al trillón de dólares, aumentan las victimas por todos lados y ese incremento no garantiza nada de lo prometido. Esto último no ha tomado de sorpresa a quien entiende que la ocupación por sí misma genera violencia, al tiempo que dificulta la posibilidad de un cambio positivo en la dinámica de la política interna de Irak y desalienta algún tipo de participación de la ONU y de la comunidad internacional.

A pesar de su debilitada posición, con el auxilio de los Republicanos en el Congreso, la administración Bush sigue siendo el principal obstáculo para el progreso social y para una rápida salida de Irak. En un sistema parlamentario, Bush hubiese tenido que renunciar voluntariamente o ser forzado a renunciar.

Pero para desgracia nuestra no tenemos ningún mecanismo similar, excepto la impugnación, la cual aunque bien merecida, todavía no constituye un tema de amplia lucha popular. Aunque esto cambiase
(y al parecer puede), por el momento tenemos que vivir con una administración que al ser saliente ha perdido su poder y que en vista de su temeridad, disposición militarista y actitud despectiva hacia los derechos y estructuras democráticas, puede ocasionar muchos problemas.

Por ejemplo, se especula que en altos círculos de la Casa Blanca se libra una lucha contenciosa sobre si atacar a Irán militarmente. Según parece, Rice se opone a la acción militar mientras que Cheney sí la respalda. Hasta ahora, Rice está ganando. Pero obviamente no podemos confiar en ella. El pueblo y el Congreso americano tienen que expresar de manera vigorosa su oposición a la opción militar.

La Suprema Corte

Mientras que Bush pronto pasará a la historia, tendremos que vivir por mucho más tiempo con una Suprema Corte que Bush ha inclinado hacia la extrema derecha con la designación de Alito y Roberts el año pasado.

Ambos son de una mentalidad similar a la de Scalia y Thomas, es decir, conservadores y autoritarios. Las estructuras democráticas, el derecho, y los procedimientos pueden ser fácilmente sacrificados cuando interfieren con el ejercicio del poder por la clase dominante en su visión legal del mundo. Ellos creen en una clase gobernante sin trabas a nivel estatal y corporativo, y por lo tanto no ven espacio para los engorrosos derechos de los ciudadanos, la gente de color, las mujeres, los consumidores, los discapacitados, homosexuales y lesbianas, y los trabajadores.

Tal y como ellos lo ven, la misión de este cuarteto es desmantelar o aplastar (elija su veneno) nuestro sistema constitucional de estructuras, derechos y libertades, en favor de los sectores más poderosos y reaccionarios de la clase gobernante. Si alguien piensa que ellos respetan la precedencia y las decisiones profundamente arraigadas en nuestra jurisprudencia y nuestro estilo de vida, debe pensarlo dos veces.

Para empeorar las cosas, el juez Kennedy, a quien se le consideraba un voto “balanceado”, ahora vota con ellos en la mayoría de los asuntos que van a audiencia en la corte. En las últimas dos semanas hemos visto un torrente de fallos reaccionarios que deben ser motivo de gran preocupación para cualquiera que aprecie la democracia. Ahora el futuro de Roe Vs. Wade se torna mucho más problemático.

Cuando Scalia critico a Roberts, hubo un gran alboroto, pero independientemente de sus diferencias (que son de naturaleza táctica), está claro que ante los ojos de Scalia, Roberts se rindió con su fallo en contra de las juntas escolares de Louisville y Seattle. En esa decisión, Roberts, quien escribió la opinión de la mayoría, sostuvo claramente que las consideraciones sobre raza en el otorgamiento de espacios escolares son inconstitucionales y que la integración del sistema escolar público un sistema que se está tornando cada vez más segregado ya no será defendida por las cortes. Y lo hizo en nombre de la cláusula de protección igualitaria, el anti-racismo y como si tales reivindicaciones hayan sido alcanzadas. Fue una demagogia desenfrenada, peligrosa, y profundamente racista.

En su dramatismo e implicaciones, la opinión de Robert como mayoría hace recordar otros fallos racistas, anti-clase trabajadora y reaccionarios tales como Plessey V. Ferguson- una decisión del 1986 que codificaba legalmente el sistema de segregación en todas las áreas de la vida (“Jim Crow”).

Como contradecir esta nueva inmundicia de reacción extrema (¿debería decir fascistoide?) es un asunto elemental que deberá ser enfrentado por la clase trabajadora así como por sus aliados. El desafió lo será invalidar el poder judicial con la acción de las masas y el poder legislativo popular.

Deserciones de Republicanos

Hasta hace poco, los congresistas Republicanos han estado de parte de la administración contra viento y marea. Han respaldado la continuación de una guerra sumamente impopular, han ratificado los vetos de Bush, y han bloqueado medidas legislativas progresistas, siendo la última el Acta de Libre Elección del Empleado. Ha habido algo de descontento, pero casi siempre ha sido acallado, y cuando la presión se ha hecho sentir, este ha cedido.

Pero estamos viendo como empieza a disolverse un poco el frente unido Republicano. Esto no es una sorpresa. Se dice que las ratas son las primeras que abandonan el barco cuando éste se está hundiendo.
Un ejemplo reciente que debe haber enfurecido a la Casa Blanca lo es el rechazo por un grupo de Republicanos (debo agregar que por las razones equivocadas) del proyecto de ley de inmigración que Bush estaba respaldando. Otra fue la deserción pública, hace más o menos una semana, de Richard Lugar, prominente miembro Republicano del Comité de Asuntos Exteriores del Senado.

El anuncio por Lugar en el sentido de que no podría apoyar la política de Bush en Irak resultó ser una sorpresa para Bush y sus asesores. Estos esperaban que por lo menos un bloque sólido de Republicanos apoyara el incremento de tropas, al menos hasta el otoño. Pero Lugar, al decidir negarle “una oportunidad al incremento”, no solo rompió con la administración Bush antes de lo previsto, si no que ha dejado a Bush preguntándose si la decisión de Lugar, quien no es más que una veleta, no será un ominoso indicativo del creciente desafecto hacia la administración y sus políticas entre los Republicanos en el Congreso.

La memoria de los Republicanos no es tan mala como para que hayan olvidado su debacle en las elecciones del 2006. Cualquiera con un poco de sentido común sabe que el Partido Republicano no puede participar en las elecciones del próximo año presentado como el ‘partido de la guerra’ y aspirar a mantener su estatus actual. Menos aún debe albergar esperanza de lograr nuevamente la mayoría en el Congreso y retener la Casa Blanca.

Al mismo tiempo, los Demócratas no pueden regocijarse mucho con los aprietos del Partido Republicano. Ellos saben también que si esperan aumentar sus mayorías congresuales y recuperar la Presidencia en el otoño de 2008, no pueden acudir a los votantes con las manos vacías respecto a la guerra y otros temas apremiantes.

Esta dinámica política le concede una amplia ventaja al movimiento para poner fin a la ocupación de Irak, así como también para obtener otras victorias legislativas, pero únicamente si el movimiento utiliza esta dinámica con habilidad. No es el momento para ceder paso a la frustración o procurar iniciativas que se dirijan solo para satisfacer “la galería”. De lo que se requiere es de iniciativas masivas y tácticas amplias que aprovechen el creciente aislamiento de Bush y el cambio de las corrientes en el Congreso.

Por ejemplo, cuando combinamos la percepción pública de que el incremento de tropas es un “fracaso”, con la determinación de sectores considerables de los Demócratas en el Congreso (liderazgo y membresía por igual) de “cumplir” respecto a la guerra, y la posibilidad de más deserciones de Republicanos, bien pudiéramos estar llegando a un momento decisivo en la lucha para poner fin a la guerra durante este verano y el otoño.

Pero esto también depende en gran medida de la habilidad del movimiento en su conjunto para apreciar la fluidez de la situación y emplear las tácticas apropiadas. Tales tácticas deberán ser formuladas en base a la realidad de que los Demócratas no pueden poner fin a la guerra por si solos, pues son muy pocos. De manera que los números no cuadran.

Por tanto, convencer a los Demócratas para que apoyen una legislación anti-guerra, tiene que ir conjuntamente con un esfuerzo sostenido para separar a un número considerable de Congresistas Republicanos de la política de guerra de Bush.

Coalición popular bajo la dirección de los trabajadores

Mientras entra en reflujo la buena suerte política de la administración Bush gana terreno la coalición popular bajo la dirección de los trabajadores. En nuestra última reunión de la Conferencia Nacional (NC), dijimos que esta nueva coalición se siente más segura y con mayores niveles de energía y esperanzas. Además, su agenda política ya no es una simple lista de deseos, sino de batallas legislativas que por primera vez en mucho tiempo se pueden ganar. Eso es lo que tenemos hoy.

Naturalmente, aunque los líderes ni los militantes de base de esta coalición piensan que este será un combate fácil, están convencidos que se ha llegado a un punto en que solo la autocomplacencia, la desunión y las tácticas estrechas pueden detener la marcha hacia delante de la coalición.

Lo que es más, los segmentos principales del movimiento están convencidos están convencidos que una derrota de la derecha en noviembre de 2008, sentará las bases para rehacer el daño creado por un cuarto de siglo de dominio de la extrema derecha, garantizando nuevos avances y realineando la política en una clara dirección progresista. Sobre esto hablaremos más adelante.

Este amplio movimiento de base de desafío a la administración Bush, se remonta a los años de Reagan. Su avance fue frenado por el 11 de septiembre. Pero luego de un período comprensible de desorientación, recuperó su empuje y avanza ganando nuevos aliados en un terreno de mayor claridad política e ideológica.

Sin grandes constreñimientos, no actúa en una sola vía, sino sobre varias paralelas, que de tiempo en tiempo se entrecruzan. Todavía no tiene un programa políticamente coherente, aunque casi todo el mundo forma parte políticamente del “mismo equipo”.

Tampoco no todos sus componentes comparten, como debería ser, el papel estratégico de la lucha por la igualdad y contra el racismo. No en todos los frentes se contempla la lucha contra el racismo como parte esencial del avance democrático. Tampoco son considerados los afroamericanos, hispanos y otros pueblos oprimidos, como asociados estratégicos y absolutamente necesarios para las etapas posteriores de la lucha.

Así como era en los años 30, el movimiento obrero organizado es una gran parte de esa amplia corriente progresista. Lo que es más, es probable que el movimiento obrero con el tiempo, deba asumir un papel cada vez mayor en esta amplia corriente en formación y las luchas para las que se organiza.

En efecto, para que este movimiento pueda crecer en profundidad y extensión, con el fin de acumular el poder necesario para realinear las relaciones políticas a nivel nacional y convertirse en portavoz del pueblo y la nación en su conjunto, es indispensable la participación de los sindicatos, en alianza con los sectores que son racial y nacionalmente oprimidos, con las mujeres y la juventud.

Por supuesto, es una meta que requiere trabajo, pero al mismo tiempo, es la única que tiene el potencial para derrotar a la derecha y luego avanzar hacia una posición que le permita desafiar al conjunto del poder corporativo. Bajo ciertas circunstancias y con cierto tipo de liderazgo, este movimiento puede incluso ser más grande y fuerte que los movimientos de los años 30 y 60.

El “movimiento”

La forma como entendemos el movimiento no es idéntica a la comprensión del mismo que tienen otras personas. En nuestra opinión, el movimiento está compuesto por el núcleo de fuerzas antes mencionado, junto a otras fuerzas sociales, redes de apoyo y movimientos.

Contrariamente, en algunos círculos progresistas y de izquierda, el movimiento es considerado de manera más estrecha. Así queda más limitado a la izquierda, a los movimientos sociales y progresistas y con un alcance menor. Es menos una amplia base de fuerzas sociales con opiniones variadas, y más una activa tendencia grupal que comparte la misma cultura y perspectivas.

Aunque acepta al movimiento obrero, no lo considera como un sector organizado ni como una fuerza indispensable y dirigente.
No se contempla reducir la importancia de esos activistas, pues juegan un papel vital y necesario. Hacen propuestas nuevas, exigencias y formas de lucha que involucran a grupos importantes. Su papel organizador contra la guerra ha sido considerable y por eso somos parte del mismo.

Pero al mismo tiempo, ni ellos ni sus miembros pueden reemplazar al poder popular que el núcleo de fuerzas y sus formas organizativas proporcionan a la lucha democrática y de clases. Como tampoco se puede olvidar la comprensión analítica, los decenios de experiencia, los recursos y organizaciones de masas, la valoración sobre la importancia de la unidad y las experiencias tácticas de estas fuerzas.
En los próximos meses, este movimiento de amplia base tiene que evadir tres peligros a los cuales me referí anteriormente. Uno es la confusión estratégica y la estrechez táctica que se presenta en la forma de interrupción de etapas, la postura contraria a las demandas parciales, y convertir a los Demócratas en el Congreso en el principal enemigo.

Un segundo peligro lo es la complacencia y pasividad que nos lleve a depender del partido Demócrata para expresar el disgusto de millones y para promulgar una legislación adecuada. En las elecciones del 2008, la movilización no alcanzará su potencial, a menos que decenas de millones de personas vean y sientan el peso organizacional y político de un movimiento organizado, que día a día lucha para defender sus derechos.

Y el peligro final lo es la desunión que se presenta de muchas maneras. Una que no creo que hayamos anticipado, es la de fisuras y hasta rupturas que se han fomentado dentro del movimiento popular en el transcurso de las luchas legislativas. Pienso en las batallas legislativas sobre la paz e inmigración. Un tema esencial es cómo mantener la unidad cuando surjan las diferencias sobre leyes u otros temas—y surgirán inevitablemente.

Luchas Legislativas

Desde que el nuevo Congreso fue convocado, se ha convertido en un campo de batalla. Desde hace mucho tiempo, el Congreso no había estado tan cerca de la justa indignación del pueblo norteamericano con respecto a numerosos asuntos bajo estudio. El movimiento progresista se ha hecho sentir en casi toda lucha legislativa, no siempre a una sola voz y no siempre con un mensaje uniforme, pero se ha hecho sentir.
Al mismo tiempo, el movimiento de base de la derecha ni siquiera se asemeja a lo que fue en los años anteriores. En sus filas, se ha estado produciendo cierta desmoralización, desesperanza, y un resquebrajamiento.

En cualquier caso, las luchas en el foro legislativo continuarán y la tarea del movimiento obrero será ampliar y profundizar estas luchas, arrastrar más y más gente hacia el movimiento popular. Y tenemos que continuar siendo parte de este proceso. Las acciones de las masas son el cimiento de la política comunista.
Me gustaría referirme a los principales temas de lucha tal y como los vemos, comenzando con la lucha por la paz.

La paz es posible

Mientras que muchos albergaban la esperanza de que la guerra en Irak iba a terminar, la lucha para poner fin a la ocupación prosigue, a pesar de que tenemos que recordarnos constantemente que continúa en condiciones mucho más favorables. Hace un año, la lucha anti-guerra era solo un débil eco en el Congreso.

Nancy Pelosi, líder de la mayoría en el Congreso dijo en la conferencia Recuperemos a Norteamérica, que “la guerra en Irak es el mayor desafío ético…(y) la nueva dirección del país no estará completa hasta tanto no traigamos de vuelta a las tropas”.

No tengo motivos para dudar de su sinceridad, ni tampoco dudo que la mayoría de los Demócratas piensen de igual manera, que quieran poner fin a la guerra. Muchos de ellos todavía no respaldan el retiro inmediato de las tropas o los recortes a sus fondos, pero ven a Irak como un desastre y apoyan un plazo para el retiro. Su oposición a la guerra no es simplemente una reacción a las presiones de los electores, sino que es también un reflejo de la amplia oposición de varias fuerzas sociales al atolladero de Irak, aunque por razones diferentes.

Claro, ellos están bien conscientes de que los electores en sus comunidades están inconformes con la naturaleza sin fin de esta guerra y quieren que se haga algo para darle conclusión. Una realidad que también los Republicanos entienden.

Los Demócratas someterán durante este verano y el otoño, tanto en el Senado como en la Cámara de Representantes, una variedad de proyectos de ley y resoluciones. Es de esperarse que legislen sobre el costo de la guerra, un plan para el retiro de las tropas, desautorización de la guerra, el cierre de Guantánamo, prohibición de bases permanentes, normas para la disposición combativa de las de tropas, y así por el estilo.

Esto ofrece otra oportunidad al movimiento por la paz y a la gente pacifica, para hacer constar su oposición a la guerra, sin dejar de mencionar que permitirá al liderazgo del partido Demócrata, renovar sus esfuerzos para poner fin a la guerra.

Por lo que se dice, el movimiento anti-guerra se prepara diligentemente para la próxima ronda de luchas legislativas, programadas para este verano y el otoño. Llevará sus experiencias, aptitudes y lecciones aprendidas en anteriores batallas ante el foro legislativo. Su aspiración es movilizar a cada potencial oponente a la guerra en el Congreso, empezando a enfocarse hacia las elecciones de 2008.

Sin embargo, al parecer en el movimiento por la paz no todo el mundo piensa de igual manera. Algunos olvidan o ignoran que durante esta primavera los Demócratas, de manera abrumadora, y unos pocos Republicanos, aprobaron un proyecto de ley de gasto suplementario, que incluyó un calendario para el retiro de las tropas, o que el incremento de la presencia militar es solo una maniobra de Bush, o que la opinión de la mayoría de la gente se identifica con los puntos de vista de la generalidad de los Congresistas Demócratas.

En cambio, se nos dice que el único impedimento para una salida rápida de Irak es el partido Demócrata y el alevoso papel de su liderazgo. Lo único que Pelosi y Reid tienen que hacer es ondear una varita mágica y en un instante aparecerían en el Senado y el Cámara de Representantes los votos para terminar la guerra.

Según el argumento, ya que el liderazgo Demócrata no lo hará, el movimiento para la paz no tiene otra opción que dividir a los Demócratas, progresistas contra centristas. Pero antes de que alguien lo haga, las siguientes preguntas deben formularse: ¿Quién se beneficiará de esta sugerida división de los Demócratas en la Cámara de Representantes y el Senado? ¿A quién favorecerá traspasar de Bush a Pelosi la responsabilidad de la guerra? Si el movimiento para la paz logra dividir al partido Demócrata, ¿cuál partido sacará provecho en su perspectiva electoral para el 2008?

Es comprensible que exista un sentimiento de impaciencia. Después de todo, esta es una ocupación militar brutal y desgastada, y cualquiera con un poco de sentido experimenta cierta frustración y enojo porque la guerra no haya terminado hace ya mucho tiempo. Al mismo tiempo, la impaciencia puede conducir fácilmente a adoptar un modelo estratégico y táctico mediocre.

En respuesta a un grupo de comunistas cuyo manifiesto proclamaba militantemente, que aspiraban lograr su meta sin detenerse en etapas intermedias y sin ningún compromiso, Frederick Engels escribió, “Qué inocencia pueril es la de presentar la impaciencia como un argumento teóricamente convincente”.

En una situación similar, William Z. Foster (según me han dicho, y conociendo las personalidades es muy creíble) dijo en una ocasión a Herbert Aptheker, el destacado académico e historiador marxista, luego de Herbert haber finalizado un ardiente discurso ante el Comité Nacional, “Herb, los revolucionarios necesitan dos cosas. Una es la pasión la cual tienes y la otra es la paciencia, que te vendría muy bien”.
Tanto Engels como Foster estaban en lo cierto. Quienes somos de izquierda tenemos que combinar la paciencia con la pasión, la indignación con la entereza, el realismo con el radicalismo.
Por lo tanto, debemos dar buena acogida al hecho de que Nancy Pelosi y Harry Reed estén listos para salir de Irak, que Bush está siendo aislado en su propio partido, y que los Republicanos comiencen a distanciarse de la estrategia de guerra de Bush.

¿Nos estarán creando estos acontecimientos nuevas oportunidades para la lucha? ¿Acaso no se nos plantea así la necesidad, para las organizaciones de paz, tradicionales y no-tradicionales, de nuevas y más amplias iniciativas para poner fin a la guerra, traer de vuelta las tropas y cerrar todas las bases? ¿O que sea nuestro buen sentido, en lugar de nuestra disposición ideológica, lo que dicte nuestra política táctica?

Yo agregaría algo más: el Wall Street Journal informó esta semana, que el Secretario de Defensa Robert Gates y algunos aliados de la administración, están procurando lograr el respaldo bipartidista en favor de la presencia a largo plazo en Irak, a cambio de un retiro significativo de tropas de Irak para cuando culmine el periodo del presidente. Esto no sorprende. Si ha de haber una retirada, ellos quieren determinar la naturaleza de la retirada. Estoy seguro de que Gates y otros están pensando que si el partido Demócrata barre en las elecciones del año próximo, se haría más difícil lograr el respaldo para una presencia política y militar permanente en Irak.

En lo que respecta a nosotros, integrémonos en este verano y el otoño a las acciones contra la guerra. Ayudemos en atraer a muchos más sindicatos y consejos de centrales de trabajadores para que se pronuncien contra la guerra. Hagamos lo mismo con las iglesias, consejos municipales y legisladores estatales. Durante el receso de verano, vamos a unirnos con otros para cabildear ante nuestros representantes congresuales sobre la guerra. Participemos en octubre en las acciones regionales, convocadas por UFPJ—que por cierto tuvo una asamblea nacional muy exitosa en la cual nuestros camaradas jugaron un papel positivo.

Y finalmente, convirtamos a cada miembro de nuestro partido y de cada club en un organizador para la paz. Es mucho lo que podemos hacer en este sentido.

Conflicto israelí-palestino

El curso de los acontecimientos en los Territorios Palestinos tiene un carácter muy negativo. La lucha por los derechos nacionales y el reconocimiento como estado del pueblo palestino, ha tenido un retroceso. Es difícil ver nada positivo en este hecho si se piensa que la solución a la crisis Israelí-Palestina radica en dos Estados, con seguridad para ambos, haciendo así viable el Estado palestino adyacente al israelí. Hace mucho tiempo que no se percibía tan remota la perspectiva del reconocimiento de un Estado nacional para el pueblo palestino.

Mientras resulta fácil limitar nuestra visión del problema a las divisiones y la hostilidad entre Fatah y Hamas, no podemos perder de vista que la administración Bush y el gobierno israelí contribuyen en crear esta crisis para el movimiento palestino.

El pueblo palestino ha luchado durante 30 años, bajo las condiciones más adversas, por su derecho inalienable al reconocimiento como Estado nacional. Con firmeza apoyamos su justa lucha contra un ocupante colonialista. Decididamente nos oponemos a la expansión Israelí y a la ocupación de tierras que por derecho pertenecen al pueblo palestino.

A nuestro parecer, la ocupación tiene que finalizar y deben iniciarse negociaciones serias con miras a establecer dos Estados que permitan a ambos pueblos vivir con seguridad dentro de sus propias fronteras, y en paz el uno con el otro. No hay otra forma de acabar con este conflicto sin fin.

Aunque me temo que no es así como lo ven Bush ni Olmert. En cambio si deben pensar que: “los tenemos donde queremos. Hagamos que esta división sea permanente”. El “Mapa de ruta”, aunque sonaba bien, se ha convertido en lo que muchos se temían al momento de ser anunciado: humo y espejos, encubriendo la oposición de Bush, no solo a Hamas, sino (hablando claro) a un Estado palestino vigoroso.

El giro de los acontecimientos resulta ser una tragedia no solo para los palestinos, si no para los intereses de las gentes y los Estados de la región y de todo el mundo. En modo alguno tampoco sirven a los intereses del pueblo israelí ni del norteamericano. Mientras se nieguen al pueblo palestino sus derechos nacionales, mientras continúe la ocupación, y mientras el pueblo palestino sea humillado a diario por un poder de ocupación que recibe una guiñada de ojo de nuestro propio gobierno, no habrá paz para el pueblo israelí. Igualmente, el Medio Oriente continuará siendo un barril de pólvora listo para estallar, aumentara la posibilidad de actos terroristas en nuestro país y en otros lugares y los sentimientos anti-norteamericanos se incrementarán en todo el mundo.

Solo mediante la solución justa de la crisis israelí-palestina, conjuntamente con el retiro de las tropas de Irak y el cierre de las bases estadounidenses en la región, llegarán la paz y la justicia al Medio Oriente. Por lo demás, esto sería un gran avance hacia el establecimiento de una trayectoria diferente en la región.
La tarea principal para el movimiento de paz y la solidaridad, es presionar al Congreso y a la administración Bush para que al mismo tiempo que apoya el cese al fuego en ambos lados exija al gobierno de Olmert que tome medidas tangibles e inmediatas para levantar el estado de sitio, desmantelar los asentamientos, y comprometerse en negociaciones reales con los representantes del pueblo palestino.

Inmigración

Otro asunto de gran importancia es el de inmigración. La reciente derrota en el Senado de una ley sobre el tema, implica que una amplia reforma queda pospuesta por largo tiempo. Pero creo que estoy de acuerdo con quienes dijeron que esa ley no era una respuesta a los serios desafíos sobre inmigración que enfrenta nuestro país. Por un lado, no ofrecía un rápido camino de acceso a la ciudadanía para los indocumentados, sin compromisos inaceptables. Tampoco protegía sus derechos civiles y democráticos, ni permitía a las familias mantenerse unidas o protegía debidamente su dignidad.

Por el otro lado, establecía pesados requerimientos para el acceso a la ciudadanía, contenía duras medidas de castigo, separaba las familias e incluía un programa de “trabajador huésped”.
Con la derrota de esa ley no se debe esperar, sin embargo, que el tema de la inmigración caiga en el olvido. Los trabajadores indocumentados y sus familias seguirán luchando a favor de leyes que les provean derechos y dignidad, mientras sus opositores seguirán presionando al gobierno, a todos los niveles, para que persiga a los indocumentados con rabia, recurriendo incluso a los llamados vigilantes.

Un combate que de inmediato corresponde a los movimientos sindicales y democráticos es el de luchar contra la tendencia a equiparar con criminales a los inmigrantes así como las redadas contra comunidades inmigrantes. Es de prever que esta tendencia se acentúe en los próximos meses. Por eso, la coalición a favor de los derechos de los inmigrantes, en toda su diversidad, lo mismo que cada persona de mentalidad democrática, debe insistir firmemente en que se detengan las redadas.

Ese tipo de acción no es la manera de resolver un problema complejo. No es democrática y además de inhumana, es una forma de imponer terror. Aunque los dos centros principales del movimiento obrero (AFL-CIO y Change to Win) no están entusiasmados con una salida legislativa, ambas pueden tener el objetivo común en la cuestión de las redadas y otras demandas parciales que sirvan para aliviar la situación de los trabajadores indocumentados y sus familias. En ese sentido, no se debe descartar el recurso a la desobediencia civil no violenta.
Pese a que el movimiento antiinmigrante ha logrado cierta resonancia, su mensaje no ha tenido todo el alcance que esperaban sus promotores. Como en muchas otras cuestiones, en el tema de la inmigración la mayoría de la gente no tiene una posición acabada. Por eso, la tarea de quienes defienden los derechos de los inmigrantes, debe ir dirigida a hacer un llamado a la decencia, la sensibilidad democrática y los propios intereses del pueblo norteamericano.
Una de las debilidades de la Conferencia Take Back America, consistió en que se eludió este tema. Aunque no sabemos exactamente las razones, podemos asumir que fue considerado demasiado controversial, que podía crear muchos contratiempos. Si ese fue el caso, constituyó una lectura equivocada del real sentimiento de los norteamericanos con relación al tema.

A veces es conveniente no plantear cuestiones cuando se piensa que el resultado no será el deseado, pero nuestra delegación a la Conferencia tenia la opinión de que en este caso era un error dejar el tema de lado, de no discutirlo abiertamente, para tratar de obtener una posición común y un acuerdo de acción conjunta.

En cuanto a nosotros, debemos tratar de que el peso del movimiento obrero, del movimiento afroamericano se incorpore a esas luchas y combata las tendencias racistas y antiinmigrante. Debemos igualmente hacer conocer las posiciones progresistas de los inmigrantes en los centros de trabajo y en las comunidades trabajadoras. También es preciso considerar en qué medida es posible que el movimiento por los derechos de los inmigrantes pueda lograr que se repita lo que ha ocurrido en New Haven, Connecticut, donde las autoridades locales han decidido proveer de una tarjeta de identificación a todos sus residentes, sin importar su estatus. Finalmente, junto a otras fuerzas, tenemos que combatir los intentos Republicanos por convertir este tema en su “punta de lanza” para las elecciones del año próximo.

Cuidado de la salud

Es probable que la lucha contra la multifacética crisis del cuidado de la salud sea la mayor inquietud del pueblo norteamericano. La preocupación la comparten tanto quienes tienen seguro médico, como quienes no lo tienen. El alcance de esta crisis es casi universal.
Por eso no debe sorprender que la lucha por el cuidado de la salud haya saltado hasta el centro de la vida política de nuestro país. Gentes de todos los sectores del espectro político tienen algo que decir o algún plan que ofrecer para enfrentar esta crisis. Algunas de esas propuestas son buenas, mientras que otras son muy deficientes y hasta retrógradas. Los planes abundan entre los candidatos presidenciales. Al parecer, el de Edwards es el mejor.

A nivel federal y estatal, los legisladores proponen legislación sobre el cuidado de la salud. Hace una semana se aprobó en Wisconsin una ley que provee cuidado médico para sus ciudadanos en todo el Estado; otros Estados han hecho lo mismo.

Existen en el congreso proyectos de ley que tratan los aspectos particulares de la crisis del cuidado de la salud, así como medidas más completas, tales como la HR 676, introducida por el congresista John Conyers. En una reunión reciente de la Junta Nacional, emitimos un comunicado sobre nuestro enfoque sobre la legislación acerca del cuidado de la salud. Dice así:

“La crisis del cuidado de salud se ha convertido en una tormenta perfecta, con el incremento de los precios, más millones de personas con poca o ninguna cobertura, y el deterioro de la calidad de los servicios disponibles. Los más perjudicados son las mujeres, niños y trabajadores de bajos ingresos, los oprimidos nacional y racialmente. El gobierno, al igual que las corporaciones, se despreocupa cada día más de cualquier responsabilidad en la solución de esta crisis. La administración Bush continúa desentendiéndose del financiamiento y el respaldo a la atención medica a través del Medicare, Medicaid y el programa de salud de los veteranos. El plan de medicamentos de Medicare ha sido un costoso desastre para las personas mayores”.
Es un regalo en efectivo para los gigantes de la industria farmacéutica y solo ha servido para fortalecer la función parasitaria y derrochadora de la industria del seguro privado. Al mismo tiempo, las corporaciones prosiguen con su implacable agresión contra los programas de la atención médica para sus trabajadores.

Los trabajadores y el pueblo están defendiéndose. De acuerdo con recientes encuestas de AFL-CIO, la solución a la crisis de la atención médica está a punto de convertirse en el tema central de preocupación para la clase trabajadora. Los movimientos laborales y populares se movilizan en torno a esa reivindicación. LA AFL-CIO publicó un documento exhaustivo sobre la atención médica, con importantes ideas sobre soluciones y reformas, así como propuestas de leyes que incluyen cobertura, accesibilidad, posibilidad de transferir y efectivo control de costos. El documento aboga en favor de un rol vital y critico por parte del gobierno para ‘”regular, financiar y proporcionar cuidado de la salud”.

En torno al proyecto de ley del congresista John Conyers, “Atención de salud ampliada y mejorada para todos”, (HR676), ha surgido un fuerte movimiento de trabajadores, que postula una reforma que incluya el servicio de un solo pagador. El proyecto tiene amplio respaldo laboral, incluyendo en las direcciones de las centrales sindicales, sindicatos locales e internacionales y está comenzando a lograr el respaldo de gobiernos locales y estatales. El partido Comunista no tiene una agenda diferente a la aspiración general de resolver la crisis del cuidado de salud, para todas las personas que residen en nuestro país.

Participamos en la lucha diaria contra las fallas del sistema de cuidado de la salud, y en pro de cualquier reforma que amplíe realmente el acceso, calidad y costo de esos servicios para la clase trabajadora. Propugnamos por la conformación de la más fuerte, amplia y unida coalición de trabajadores en esta lucha. El HR 676 es un componente clave y una pieza central en nuestro trabajo en favor de una amplia reforma de cuidado de salud. Procuramos ampliar y expandir el respaldo al proyecto en el contexto de la lucha generalizada por el cuidado de salud. Reconocemos al mismo tiempo, la necesidad de estar totalmente inmerso en todas las luchas dirigidas a la solución de la crisis del cuidado de la salud, tanto a nivel local como nacional.
Debemos evitar los enfoques limitados que sostengan que únicamente el apoyo total a HR676 o que únicamente los esfuerzos para lograr respaldo para HR676 son aceptables. De hecho el trabajo a favor de la ley HR676 debe estar vinculado, en todas partes, a las luchas en curso para reformar el sistema de cuidado de la salud que vayan realmente dirigidas a mejorar ese servicio para el pueblo trabajador.

De igual manera, debemos rechazar las iniciativas que relegan el proyecto HR676 al estatus de “irrealista” y “limitado”, o que los esfuerzos para lograr respaldo para HR676 tienden a aislarnos de mayores luchas para el cuidado de la salud. De hecho, el creciente respaldo a la ley HR676 fortalece a todos los movimientos y luchas a favor de ese objetivo. Los camaradas involucrados e inmersos en estos movimientos tienen que estar necesariamente entre quienes demuestran que el respaldo hacia el proyecto de ley HR676 puede hacer avanzar nuestras luchas y contribuir a fortalecer las reformas que no incluyan la solución de un simple pagador.

Nosotros, los comunistas, no consideramos que el proyecto HR676 sea la palabra final en lo que se refiere el cuidado de la salud. Le vemos como una muy buena reforma que contribuye a unir al movimiento en torno a ese objetivo y a los movimientos de las clases trabajadoras y las coaliciones en lucha.

No veo porque esta declaración no pueda continuar orientando nuestro trabajo. Nos exige hacer lo que los comunistas deben hacer, que es involucrarse en luchas inmediatas, tales como la lucha para el Proyecto 3 del Senado, que permite al Medicare negociar los precios de los medicamentos con la industria farmacéutica, y luchando a la vez por medidas mas completas, y especialmente el proyecto de ley HR676.
Claro está, que no es necesario recordar que las acciones de masas de todo tipo y en varias vertientes, son lo necesario para profundizar y ampliar el movimiento, así como influenciar el proceso legislativo. Además, no tenemos que inventar nada. Esas acciones de masas están sucediendo en muchos Estados y ciudades, expresándose de diversas maneras, desde demostraciones de masas a la ocupación de oficinas.

Derechos sindicales

La promulgación del Acta de Libre Elección del Empleado representaría la medida de mayor alcance en términos de negociaciones colectivas desde el Acta Wagner. Sus implicaciones para los trabajadores y todo el movimiento democrático son de gran alcance. Esta es una lucha que concierne a todo el movimiento.

La correlación de fuerzas en el Congreso hace casi imposible que el acta sea aprobada ahora. Aunque AFL-CIO sabía antes de que al proyecto fuera al Senado recientemente, que este no tenía posibilidades de ser aprobado, insistió ante el liderazgo Demócrata para que de todas formas se sometiera. Al hacer esto, el liderazgo de AFL-CIO mantenía la esperanza entre sus miembros, pues aunque se tiene la percepción de que no tiene posibilidad de ser aprobado hasta el próximo año, logró que no quedara fuera de circulación, en espera de que sea elegido un nuevo Congreso con una gran mayoría Demócrata y se elija un presidente Demócrata.

Mientras tanto, el movimiento obrero tiene que ganarse aliados para que se unan a esta lucha. Este es un buen tema para una campaña sostenida en nuestros clubes y publicaciones.

Aunque tenemos prioridades legislativas y políticas, no podemos hacer oídos sordos frente a las luchas de las bases y las negociaciones colectivas. Tal sordera nos aísla de los activistas de las bases en los lugares de trabajo y la comunidad. En muchos casos, son principalmente estos temas lo que les convierten en activistas.
Tal como indico Scott, las negociaciones de los trabajadores automotrices serán de envergadura y tienen enormes implicaciones para la clase trabajadora en sí y el bienestar económico del país. No hemos visto nada remotamente parecido hace mucho tiempo. Tenemos que unirnos a esta lucha. No podemos ser simples observadores.

Lucha contra el racismo

La lucha contra el racismo y por la igualdad, requiere de un Nuevo sentido de urgencia política y moral. El impacto combinado de una nueva etapa del capitalismo globalizado y el dominio de la extrema derecha por casi un cuarto de siglo, ha creado condiciones de crisis en el conjunto de los pueblos y comunidades raciales en todo el país. En Detroit, Harlem, el este de Los Ángeles y en Gary, la pobreza es profunda y extendida, pero esas ciudades y barrios no son la excepción, sino las expresiones más críticas de un amplio espectro de pobreza que incluye a cada comunidad grande o pequeña de la población racialmente oprimida de nuestro país.

Si bien es cierto que las condiciones de vida y trabajo de la clase obrera en general han empeorado, el impacto, profundidad y alcance de esa variable golpea con toda su fuerza a las comunidades racialmente oprimidas y esto tiene una explicación simple: racismo elemental. Por lo demás, es difícil determinar desde donde, aparte de un progresivo reajuste de fuerzas a nivel nacional, vendrá el compromiso para mejorar económicamente y políticamente a esas comunidades. La pérdida de empleos en el sector manufacturero –especialmente en la industria automotriz y del acero- y la privatización y contracción del sector público, han hecho n enorme daño a la gente de color.

A eso hay que agregar los draconianos recortes presupuestarios, el incremento del precio de las viviendas y el envejecimiento, los fuertes gravámenes de las agencias federales, un sistema judicial marcado por el racismo, un sistema educativo que no funciona y que es segregado, la rápida desaparición de los servicios médicos y el acceso a los mismos, la sistemática negativa a reconocer los derechos electorales y otras restricciones. Al mismo tiempo, sigue su intenso ritmo el incansable ataque ideológico que conlleva al debilitamiento de la estructura que sirve de base la igualdad.

Por eso el racismo, más que un prejuicio, es una armazón legal, política, económica, ideológica y cultural. Es parte integral e indispensable del desarrollo capitalista en cada uno de sus estadios, incluido el actual. Esa estructura es el principal disolvente de la democracia, porque es esencial para la reproducción de las clases y sigue siendo el principal instrumento de división del movimiento popular. Eso evidencia la necesidad para la clase obrera y el movimiento popular, de colocar en un orden central la lucha por la igualdad y contra el racismo.

Es preciso combinar la lucha contra las estructuras institucionales y la ideología racistas, en tanto que sistema conectado de ideas que dan sostén a la subordinación racial, la explotación y la opresión. Aunque la lucha contra el racismo tiene sus reivindicaciones, características y formas organizativas distintivas, debe ser integrada dentro de cada lucha clasista y democrática. He sostenido que nuestro sentido moral de indignación no debe determinar nuestras tácticas, pero también es cierto que sin un mínimo sentido moral de indignación, mucho no haremos para luchar contra el racismo y otras injusticias del capitalismo.

El Dr. King siempre desarrolló ecuánimes guías tácticas en medio de condiciones de enormes peligros y riesgos, pero también expresó con gran energía su sentido moral de indignación y articuló una visión moral de una “bienamada comunidad”, en la que blancos y negros, todo el mundo, sin importar diferencias en el color de la piel, religión, nacionalidad, idioma y modos de vida, pudieran vivir armoniosamente. Debemos tratar de emular el ejemplo de King (Martin Luther), en el contexto de un movimiento obrero y popular que hable el lenguaje de la diversidad y que comprende profundamente la necesidad de la unidad contra los opresores comunes enquistados en la Casa Blanca y en los centros corporativos. Por supuesto, se trata de un combate.
Durante un cuarto de siglo se nos ha dicho que vivimos en una época posterior a la de la lucha por los derechos civiles, que el terreno del combate ya no es el mismo, que nuestro país ya no tiene color y que las desigualdades raciales que persisten no son sociales ni institucionales, sino que son el resultado de deficiencias y de patologías inherentes a las propias poblaciones oprimidas. Por eso ya no son necesarias, según ese argumento, medidas políticas, económicas, legales y culturales para desracializar cada aspecto de la vida de nuestra nación.

Y no debe sorprender que este argumento ha tenido cierto impacto en la conciencia popular. La lucha contra el racismo y por la igualdad no es propiedad de ningún grupo. Aunque es natural que quienes son racialmente oprimidos encabecen la lucha por la igualdad y contra el racismo, otros grupos y organizaciones deben igualmente jugar su papel en esa lucha. Una participación especial deben tener las personas de izquierda blancas, para ganarse a otros trabajadores blancos, sobre la base del sentido moral de indignación, la solidaridad humana y el propio interés.

Tommy Dennis, un afroamericano líder de nuestro partido, decía que “no hay nada que los negros deseen, que los blancos no necesiten”. Tommy dijo eso en los años 70, y si así eran las cosas en aquella época, con más fuerza lo son hoy, en un momento en que se combina en un proceso único una ofensiva que es a la vez racista y contraria a la clase trabajadora.

En la conferencia de nuestro partido, sobre la cual Jarvis dará un informe, los participantes salieron con un nuevo sentido de energía y claridad acerca de la necesidad de unirnos a la lucha de los afroamericanos por la igualdad y también de reconstruir a nuestro partido dentro de la comunidad afroamericana. Acordamos también, que es necesario tomar nuevas iniciativas para conquistar a los trabajadores blancos para las posiciones y acciones anti racistas. Por esas razones, debemos explorar, entre otras cosas, las siguientes cuestiones dentro del partido y en el amplio movimiento popular:

¿Creemos que las personas y trabajadores blancos están demasiado envenenados por la ideología racista? ¿Creemos que reaccionaremos solamente de manera negativa a las iniciativas anti racistas?¿Es debidamente apreciado en el movimiento obrero, el papel estratégico de los afroamericanos, hispanos y otros grupos racialmente oprimidos en términos de la lucha general a favor de los trabajadores y del avance democrático?

¿Se comprende debidamente el papel jugado por el racismo en el desarrollo de nuestra nación? ¿Es esto apreciado como uno de los instrumentos principales en la división del movimiento popular?

¿Se considera que la lucha contra el racismo y por la igualdad es un obstáculo para lograr una mayor unidad en torno a las clases y a temas relevantes?

Incluso si no tenemos respuestas completas para estas preguntas, debemos comenzar por discutirlas, al mismo tiempo que lanzamos iniciativas contra el racismo.

Elecciones en 2008

A medida que pasan los días, las elecciones acaparan casi toda la atención. Para principios del año próximo se convertirán en el centro de la gravedad política y prácticamente todo girará alrededor de estas.
¿Por qué digo esto? Porque las elecciones son el principal escenario desde el cual se puede producir el reajuste necesario y fundamental en el equilibrio de fuerzas. Otras luchas pueden debilitar tanto a la administración de Bush como a la extrema derecha, pero aun aunadas, ninguna tiene el mismo potencial para infligir un golpe mortal a la extrema derecha y hacer que el equilibrio del poder cambie de manera cualitativa hacia una dirección progresista.

El objetivo del movimiento liderado por los sindicatos es elegir a un Presidente Demócrata y aumentar la mayoría de ese partido en el Congreso. Desde la arrolladora victoria en las elecciones de 1964, no se le había presentado al movimiento popular la oportunidad para realizar cambios de tanta trascendencia en el escenario político. Desafortunadamente, la promesa completa de esas elecciones nunca se materializó, muriendo prematuramente en Vietnam y a través de las fallidas estructuras del racismo que fraccionó a la coalición que eligió al Presidente Johnson.

He escuchado a algunos decir que la tarea principal del 2008, será elegir una mayoría de Demócratas progresistas al Congreso. A simple vista, suena bien, pero creo que tenemos que cuestionar esto un poco más, antes de abrazar la idea sin sentido crítico.

En primer lugar, deseo que podamos elegir a tantos progresistas como sea posible. La ampliación del Caucus Progresista en 2008 marcaria una gran diferencia en las batallas legislativas del 2009. Pero hablando de manera realista, es inevitable que una mayoría Demócrata en el Congreso incluirá a Demócratas de diferentes líneas políticas. Seguro que los habrá progresistas, y esperamos que sean los más, pero también incluirá a centristas y a moderados, y de hecho puede que estos sean la mayoría. Por eso, el enfoque táctico del amplio movimiento tiene que ir más allá de simplemente elegir a progresistas, para de igual manera, incluir la elección de otros candidatos congresuales Demócratas.

La lucha por el incremento del número de candidatos progresistas en el Congreso, se librará tanto en las primarias como en las elecciones generales. Las primarias decidirán hacia cuales candidatos se inclina el Partido Demócrata para las elecciones generales. A menudo en el pasado, el movimiento popular liderado por los sindicatos, no se involucró lo suficiente en esta importante fase del proceso electoral. La selección de los candidatos era potestad del liderazgo del Partido Demócrata, pero ahora la cosa está cambiando.

Una vez hayan pasado las primarias, el movimiento, a la vez que continuará presionando a los candidatos Demócratas sobre los temas de interés, también luchará para elegir una gran mayoría Demócrata al Congreso. Esto puede significar trabajar por los candidatos progresistas, pero significaría también ayudar a Demócratas centristas en los distritos que tradicionalmente han sido Republicanos.

La otra razón por la cual cuestiono esta táctica, (hacer que la elección de una mayoría de Demócratas progresistas sea la tarea principal) es que no le atribuye el peso debido a la importancia estratégica de que un Demócrata gane la Casa Blanca. Eso es un gran error. Después de todo, ganar la presidencia es crucial para cambiar el equilibrio político del poder y el terreno de lucha. Sin lograr la Presidencia, no se concibe un giro significativo en la dirección política del país.

O para decirlo de otro modo, una victoria Demócrata arrolladora—tomando la Presidencia y el Congreso por márgenes considerables—creará mejores condiciones para un cambio progresista. Reformulara el contexto de cada tema pendiente. Fortalecerá a la gente progresista en el Congreso, a la vez que les da un codazo para que los lentos y los cautelosos asuman mejores posturas. Y significará un repunte político luego de casi tres décadas de reinado de la derecha Republicana.
En cuanto a los candidatos presidenciales, no vamos a endosar a ninguno ni ahora ni después; aunque sí es preciso destacar que, a diferencia de las campañas anteriores, remontándonos a casi 30 años, los favoritos se inclinan hacia una dirección progresista, incluyendo a Hillary Clinton.

De los favoritos, Edwards ofrece lo más programático, pero al mismo tiempo, no es que esté tan por encima de Obama ni de Clinton.
Debemos reconocer la naturaleza histórica de las campañas de Obama, Clinton y Richardson. La victoria de uno de ellos, (y creo que cualquiera de los tres puede ganar), sería histórica. Además, creo que el país ya está listo para elegir a la presidencia a un afroamericano, a una mujer o un mexicano-americano.

No acepto (ni pienso que debemos aceptar) la sabiduría convencional, o la comidilla de pasillo, de que un norteamericano negro no es elegible, que el pueblo norteamericano no está listo para ello. ¿Cuál es la base para tal argumento? Sabemos que Massachussets eligió a un gobernador afroamericano en el 2006, que Illinois Eligio a un senador en 2004, y que en 2006, en Tennessee casi eligen a un afroamericano para senador.

Finalmente, debemos tener una actitud positiva hacia la candidatura del Congresista Dennis Kucinich. Pese a los esfuerzos de la prensa por marginarle, Kucinich emerge como una voz líder de la amplia coalición popular. Trae a las primarias y a los debates presidenciales, posiciones consistentes contra la derecha y las corporaciones, a favor de la paz. Ninguno de los otros candidatos puede abrogarse esto. Mientras más él pueda hablar a grandes audiencias, mejor posicionado estará el movimiento para ganar en 2008 y librar una buena lucha en 2009.
En cuanto a los Republicanos, ¿no son acaso estos un triste grupo de reaccionarios? Su batalla es cuesta arriba, especialmente debido a que Bush no está quedando muy bien parado en las encuestas de opinión pública. Quiéranlo o no, están atados a una presidencia muy impopular. Además, ninguno de ellos tiene un programa acorde con los cambios que han experimentado las masas en su forma de pensar.
En un sentido, ellos propugnan por las políticas del ayer. Fracasan al no entender que en los últimos años, en todo el país se ha producido un cambio paradigmático en la estructura del pensamiento y el sentimiento. Queda todavía por analizar, la naturaleza exacta de esto y su alcance, pero pienso que, para desventaja de los candidatos Republicanos, la opinión, la disposición, los sentimientos y el entendimiento de millones de personas han cambiado.

El que una candidatura dependa de “la guerra contra el terror”, o los “pequeños cortes impositivos gubernamentales”, o “asuntos culturales”, como lo han estado haciendo los Republicanos durante años, ha dejado de ser una propuesta ganadora. Seguro que resonará entre algunos sectores de los votantes, pero han pasado tantas cosas en tan corto tiempo, que ya estos temas no tienen la misma picada ni tampoco el poder de movilización que tuvieron en una época.

En cuanto a las candidaturas independientes, al parecer, el alcalde de Nueva York, Bloomberg tiene una especie de globo de experimento. Él alega que ambos partidos evaden los grandes problemas y están demasiado ansiosos por involucrarse en la disputa partidista. A Bloomberg le gusta dar la impresión de que es un tipo sin rodeos y que resuelve las cosas. ¡No se dejen confundir! Es un multimillonario ¡y de qué manera sacó las uñas cuando la huelga de transito! No tuvo más que veneno para ofrecer a los trabajadores del transporte y llamó “matones”, a este sindicato, compuesto mayormente por afroamericanos, afrocaribeños e hispanos.

A medida que nos acercamos al 2008, nuestro rol debe ser coadyuvar a unificar un movimiento que tiene su mira puesta en las elecciones del 2008. Nuestro papel es llevar a las elecciones del 2008 los temas acuciantes que confronta nuestra nación. Nuestro papel es desenmascarar a los candidatos del Partido Republicano al tiempo que presionamos, adulamos, codeamos y si es necesario, tomamos partido por los candidatos del Partido Demócrata.
También nuestro papel es el de continuar participando en las luchas en los escenarios de negociación legislativa y colectiva, en las luchas por los trabajos, salarios, vivienda, cuidado de la salud, acción afirmativa, derechos reproductivos, y poner fin a la guerra.

Nuestra meta estratégica no ha cambiado. Ni cambiará hasta que no se obtenga una gran victoria en noviembre del 2008. Si esto sucede, entonces daremos un nuevo vistazo a nuestras políticas estratégicas y tácticas. Pero por ahora, la derrota de la derecha requerirá la unidad de un conjunto de fuerzas, algunas confiables y permanentes, otras inconsistentes y temporeras. En esta última categoría yo incluiría a muchos Demócratas y hasta a algunos Republicanos.

Aun cuando en la lucha lleguemos a un momento que clame por un cambio estratégico, tenemos que ser cuidadosos al hacerlo. Por ejemplo, una victoria Demócrata, no significará desde el punto de vista estratégico ni táctico, que atacaremos implacablemente a los Demócratas “con la pistola al cinto”.

Proceso complejo

En la izquierda es casi un axioma decir que los avances en los derechos económicos, civiles y sociales registrados durante 1936-1938 y en 1964-1966 fueron excepcionalmente el producto de un recrudecimiento del movimiento trabajador en el primer caso y del movimiento por los derechos civiles en el último.

Si bien es cierto que estos movimientos fueron decisivos, otros factores también contribuyeron a esos resultados. De especial significado fueron la victoria electoral abrumadora del partido Demócrata y el mandato popular progresista asociado a la victoria en ambos períodos. Por eso, si la historia nos sirve de orientación, el próximo año en las urnas, el movimiento popular contemporáneo, liderado por los sindicatos, tiene que combinar las luchas de masas con la lucha para derrotar decisivamente a la derecha, y lograr un mandato incuestionable con miras a un cambio progresista.

Sin duda alguna, a medida que nos acercamos al 2008, los sindicatos, los oprimidos por el racismo, las mujeres, la juventud y otros grupos sociales realizarán estos ajustes, incluyendo la reestructuración de muchas de sus fuerzas de masas con miras hacia el escenario electoral.

Existen inevitables tensiones entre la política (y el marxismo también). Lo procedente es no permitir que la tensión se disuelva (esto no sucederá), y negociar la tensión de manera que esta movilice a toda la cadena de lucha hacia todos los frentes. Hasta ahora el amplio movimiento popular parece estar negociando bien esta tensión entre las luchas actuales y las de las elecciones del próximo año.

Elecciones en 2008

A medida que pasan los días, las elecciones acaparan casi toda la atención. Para principios del año próximo se convertirán en el centro de la gravedad política y prácticamente todo girará alrededor de estas.
¿Por qué digo esto? Porque las elecciones son el principal escenario desde el cual se puede producir el reajuste necesario y fundamental en el equilibrio de fuerzas. Otras luchas pueden debilitar tanto a la administración de Bush como a la extrema derecha, pero aun aunadas, ninguna tiene el mismo potencial para infligir un golpe mortal a la extrema derecha y hacer que el equilibrio del poder cambie de manera cualitativa hacia una dirección progresista.

El objetivo del movimiento liderado por los sindicatos es elegir a un Presidente Demócrata y aumentar la mayoría de ese partido en el Congreso. Desde la arrolladora victoria en las elecciones de 1964, no se le había presentado al movimiento popular la oportunidad para realizar cambios de tanta trascendencia en el escenario político. Desafortunadamente, la promesa completa de esas elecciones nunca se materializó, muriendo prematuramente en Vietnam y a través de las fallidas estructuras del racismo que fraccionó a la coalición que eligió al Presidente Johnson.

He escuchado a algunos decir que la tarea principal del 2008, será elegir una mayoría de Demócratas progresistas al Congreso. A simple vista, suena bien, pero creo que tenemos que cuestionar esto un poco más, antes de abrazar la idea sin sentido crítico.

En primer lugar, deseo que podamos elegir a tantos progresistas como sea posible. La ampliación del Caucus Progresista en 2008 marcaria una gran diferencia en las batallas legislativas del 2009. Pero hablando de manera realista, es inevitable que una mayoría Demócrata en el Congreso incluirá a Demócratas de diferentes líneas políticas. Seguro que los habrá progresistas, y esperamos que sean los más, pero también incluirá a centristas y a moderados, y de hecho puede que estos sean la mayoría. Por eso, el enfoque táctico del amplio movimiento tiene que ir más allá de simplemente elegir a progresistas, para de igual manera, incluir la elección de otros candidatos congresuales Demócratas.

La lucha por el incremento del número de candidatos progresistas en el Congreso, se librará tanto en las primarias como en las elecciones generales. Las primarias decidirán hacia cuales candidatos se inclina el Partido Demócrata para las elecciones generales. A menudo en el pasado, el movimiento popular liderado por los sindicatos, no se involucró lo suficiente en esta importante fase del proceso electoral. La selección de los candidatos era potestad del liderazgo del Partido Demócrata, pero ahora la cosa está cambiando.

Una vez hayan pasado las primarias, el movimiento, a la vez que continuará presionando a los candidatos Demócratas sobre los temas de interés, también luchará para elegir una gran mayoría Demócrata al Congreso. Esto puede significar trabajar por los candidatos progresistas, pero significaría también ayudar a Demócratas centristas en los distritos que tradicionalmente han sido Republicanos.
La otra razón por la cual cuestiono esta táctica, (hacer que la elección de una mayoría de Demócratas progresistas sea la tarea principal) es que no le atribuye el peso debido a la importancia estratégica de que un Demócrata gane la Casa Blanca. Eso es un gran error. Después de todo, ganar la presidencia es crucial para cambiar el equilibrio político del poder y el terreno de lucha. Sin lograr la Presidencia, no se concibe un giro significativo en la dirección política del país.

O para decirlo de otro modo, una victoria Demócrata arrolladora—tomando la Presidencia y el Congreso por márgenes considerables—creará mejores condiciones para un cambio progresista. Reformulara el contexto de cada tema pendiente. Fortalecerá a la gente progresista en el Congreso, a la vez que les da un codazo para que los lentos y los cautelosos asuman mejores posturas. Y significará un repunte político luego de casi tres décadas de reinado de la derecha Republicana.
En cuanto a los candidatos presidenciales, no vamos a endosar a ninguno ni ahora ni después; aunque sí es preciso destacar que, a diferencia de las campañas anteriores, remontándonos a casi 30 años, los favoritos se inclinan hacia una dirección progresista, incluyendo a Hillary Clinton.

De los favoritos, Edwards ofrece lo más programático, pero al mismo tiempo, no es que esté tan por encima de Obama ni de Clinton.
Debemos reconocer la naturaleza histórica de las campañas de Obama, Clinton y Richardson. La victoria de uno de ellos, (y creo que cualquiera de los tres puede ganar), sería histórica. Además, creo que el país ya está listo para elegir a la presidencia a un afroamericano, a una mujer o un mexicano-americano.

No acepto (ni pienso que debemos aceptar) la sabiduría convencional, o la comidilla de pasillo, de que un norteamericano negro no es elegible, que el pueblo norteamericano no está listo para ello. ¿Cuál es la base para tal argumento? Sabemos que Massachussets eligió a un gobernador afroamericano en el 2006, que Illinois Eligio a un senador en 2004, y que en 2006, en Tennessee casi eligen a un afroamericano para senador.

Finalmente, debemos tener una actitud positiva hacia la candidatura del Congresista Dennis Kucinich. Pese a los esfuerzos de la prensa por marginarle, Kucinich emerge como una voz líder de la amplia coalición popular. Trae a las primarias y a los debates presidenciales, posiciones consistentes contra la derecha y las corporaciones, a favor de la paz. Ninguno de los otros candidatos puede abrogarse esto. Mientras más él pueda hablar a grandes audiencias, mejor posicionado estará el movimiento para ganar en 2008 y librar una buena lucha en 2009.
En cuanto a los Republicanos, ¿no son acaso estos un triste grupo de reaccionarios? Su batalla es cuesta arriba, especialmente debido a que Bush no está quedando muy bien parado en las encuestas de opinión pública. Quiéranlo o no, están atados a una presidencia muy impopular. Además, ninguno de ellos tiene un programa acorde con los cambios que han experimentado las masas en su forma de pensar.
En un sentido, ellos propugnan por las políticas del ayer. Fracasan al no entender que en los últimos años, en todo el país se ha producido un cambio paradigmático en la estructura del pensamiento y el sentimiento. Queda todavía por analizar, la naturaleza exacta de esto y su alcance, pero pienso que, para desventaja de los candidatos Republicanos, la opinión, la disposición, los sentimientos y el entendimiento de millones de personas han cambiado.

El que una candidatura dependa de “la guerra contra el terror”, o los “pequeños cortes impositivos gubernamentales”, o “asuntos culturales”, como lo han estado haciendo los Republicanos durante años, ha dejado de ser una propuesta ganadora. Seguro que resonará entre algunos sectores de los votantes, pero han pasado tantas cosas en tan corto tiempo, que ya estos temas no tienen la misma picada ni tampoco el poder de movilización que tuvieron en una época.

En cuanto a las candidaturas independientes, al parecer, el alcalde de Nueva York, Bloomberg tiene una especie de globo de experimento. Él alega que ambos partidos evaden los grandes problemas y están demasiado ansiosos por involucrarse en la disputa partidista. A Bloomberg le gusta dar la impresión de que es un tipo sin rodeos y que resuelve las cosas. ¡No se dejen confundir! Es un multimillonario ¡y de qué manera sacó las uñas cuando la huelga de transito! No tuvo más que veneno para ofrecer a los trabajadores del transporte y llamó “matones”, a este sindicato, compuesto mayormente por afroamericanos, afrocaribeños e hispanos.

A medida que nos acercamos al 2008, nuestro rol debe ser coadyuvar a unificar un movimiento que tiene su mira puesta en las elecciones del 2008. Nuestro papel es llevar a las elecciones del 2008 los temas acuciantes que confronta nuestra nación. Nuestro papel es desenmascarar a los candidatos del Partido Republicano al tiempo que presionamos, adulamos, codeamos y si es necesario, tomamos partido por los candidatos del Partido Demócrata.

También nuestro papel es el de continuar participando en las luchas en los escenarios de negociación legislativa y colectiva, en las luchas por los trabajos, salarios, vivienda, cuidado de la salud, acción afirmativa, derechos reproductivos, y poner fin a la guerra.

Nuestra meta estratégica no ha cambiado. Ni cambiará hasta que no se obtenga una gran victoria en noviembre del 2008. Si esto sucede, entonces daremos un nuevo vistazo a nuestras políticas estratégicas y tácticas. Pero por ahora, la derrota de la derecha requerirá la unidad de un conjunto de fuerzas, algunas confiables y permanentes, otras inconsistentes y temporeras. En esta última categoría yo incluiría a muchos Demócratas y hasta a algunos Republicanos.

Aun cuando en la lucha lleguemos a un momento que clame por un cambio estratégico, tenemos que ser cuidadosos al hacerlo. Por ejemplo, una victoria Demócrata, no significará desde el punto de vista estratégico ni táctico, que atacaremos implacablemente a los Demócratas “con la pistola al cinto”.

Proceso complejo

En la izquierda es casi un axioma decir que los avances en los derechos económicos, civiles y sociales registrados durante 1936-1938 y en 1964-1966 fueron excepcionalmente el producto de un recrudecimiento del movimiento trabajador en el primer caso y del movimiento por los derechos civiles en el último.

Si bien es cierto que estos movimientos fueron decisivos, otros factores también contribuyeron a esos resultados. De especial significado fueron la victoria electoral abrumadora del partido Demócrata y el mandato popular progresista asociado a la victoria en ambos períodos. Por eso, si la historia nos sirve de orientación, el próximo año en las urnas, el movimiento popular contemporáneo, liderado por los sindicatos, tiene que combinar las luchas de masas con la lucha para derrotar decisivamente a la derecha, y lograr un mandato incuestionable con miras a un cambio progresista.

Sin duda alguna, a medida que nos acercamos al 2008, los sindicatos, los oprimidos por el racismo, las mujeres, la juventud y otros grupos sociales realizarán estos ajustes, incluyendo la reestructuración de muchas de sus fuerzas de masas con miras hacia el escenario electoral.

Existen inevitables tensiones entre la política (y el marxismo también). Lo procedente es no permitir que la tensión se disuelva (esto no sucederá), y negociar la tensión de manera que esta movilice a toda la cadena de lucha hacia todos los frentes. Hasta ahora el amplio movimiento popular parece estar negociando bien esta tensión entre las luchas actuales y las de las elecciones del próximo año.

El contexto de las elecciones

¿Cuáles son los temas que definirán estas elecciones y el período posterior a las mismas?

Para comenzar, la Guerra en Irak y el papel de Estados Unidos en la arena internacional serán parte preponderante de estas elecciones. La fuerza de este asunto es que los planes de la administración Bush, de ejercer un dominio sin precedentes sobre la globalidad de la política, utilizando para ello el poder militar, puede que estén chocando con las tercas realidades domésticas y globales. Si algún reajuste se está produciendo, no es hacía la derecha, sino en un sentido progresista.
¿Cómo explicar la precipitada caída de popularidad de la administración Bush? Pese a que hay muchas razones, haré dos observaciones generales. Por un lado, esta administración va demasiado lejos, actúa con ambiciones políticas excesivas y que no son realistas; pensaba que podía ignorar la objetividad política y las realidades económicas y hasta se permitió hacer alarde de ese patrón de conducta.

Por otro lado, sobreestimó la capacidad de resistencia de su proyecto político, tanto en el plano nacional como el internacional. Los fieles seguidores de la Casa Blanca, quienes estaban convencidos de su control de las estructuras gubernamentales, y del ejército en particular, sin ningún sentido de la historia, dieron a esta todos los medios para rehacer el mundo a su imagen y semejanza. De haber tenido sentido de la historia, se habrían dado cuenta que no era posible establecer sin dificultades un imperio mundial sin precedentes. En cualquier época ese propósito ha sido de dudosa realización, pero en el siglo XXI, establecer un imperio es un proyecto particularmente complicado, lleno de contradicciones, encontrando resistencias, tropiezos, costosas decisiones y, por lo demás, el contrapeso que ejercen otros poderes.
El mundo es harina de otro costal, muy diferente a lo que era en siglos anteriores, cuando uno de los poderes imponía su preeminencia. El siglo XXI no será un siglo unipolar, pese a los deseos de los autores del Proyecto para un nuevo siglo norteamericano.

De hecho, la doctrina Bush, en tanto que gran estrategia unificada de política exterior, está muerta. Bombardeos preventivos, guerras preventivas, unilateralismo, transformaciones regionales y lo que sigue, no tienen hoy el mismo valor que tenían hace apenas unos años. No serán proclamados como los singulares instrumentos para defender los intereses norteamericanos en el mundo. Tampoco serán considerados como opciones políticas de primera clase.

Ningún Demócrata adoptará la doctrina Bush y la mayoría de los Republicanos tomarán sus distancias frente a una doctrina considerada como una coherente gran estrategia.

El combate contra el terrorismo será parte del debate nacional, pero el acento será puesto en perseguir a Al Qaida, en acciones políticas, en compartir las informaciones de inteligencia, en la cooperación internacional, entre otras. Las intervenciones en gran escala y las ocupaciones militares no serán las opciones preferidas de los candidatos.

Escucharemos grandes disertaciones acerca de la importancia de la diplomacia, rehabilitando la imagen de Estados Unidos en el mundo, dando una razonable expresión de poder, hablando con nuestros adversarios, caminando con cautela por el mundo y teniendo una gran prudencia antes de comprometer tropas norteamericanas. Los candidatos tendrán que rectificar el papel de Estados Unidos en el mundo posterior a la Guerra Fría, a la guerra en Irak y su carácter de desastre y debacle.

Ninguno de los candidatos, con la excepción de Kucinich cederá en lo relativo a la primacía de Estados Unidos en el mundo. En cambio, cada uno insistirá en su necesidad. Insistirán en el papel dominante de Estados Unidos en el plano mundial, pero no imponiéndolo de manera unilateral, sino mediante la cooperación con los aliados. Dirán que los Estados Unidos es la nación indispensable –lo que nos lleva de un tirón a nuestro pasado- la mejor esperanza para el género humano, la deslumbrante meca del futuro. Sin el dominio de Estados Unidos, se ensombrecerán las luces de la gobernabilidad democrática, de la educación, el orden y la paz mundial. El mundo, sin la firma mano conductora y el poder del imperialismo norteamericano, se precipitará en la anarquía y el desorden.

En el marco de un amplio espectro de los especialistas en política exterior, existe un consenso de que el mundo está cambiando, que surgen nuevas configuraciones de poder, entre los Estados y las regiones, que China puede evolucionar hasta convertirse en el poder mundial dirigente en este siglo, que el este y el sur de Asia pueden devenir los centros principales del dinamismo económico, que surgen nuevos bloques regionales y que la humanidad confronta nuevos desafíos, que van desde grandes epidemias al calentamiento global, del déficit energético a la proliferación nuclear.

Zbigniew Brezinski dice que la característica más sobresaliente del siglo XXI es el gran despertar político que tiene lugar en todo el globo. Dice además, que los Estados Unidos y otros grandes países capitalistas tienen que escuchar más y mostrar menos la arrogancia de su poder.

En otras palabras, el mundo está en un inestable período de transición de las incertidumbres de la Guerra Fría, en la cual las relaciones de poder estaban mejor definidas y eran predecibles, a un nuevo orden mundial, que todavía está en formación y por tanto bastante impredecible.

Cada candidato hablara, en mayor o menor medida sobre estas nuevas realidades. Pero no creo que quedemos completamente satisfechos con sus respuestas. Los Demócratas lo harán mejor que los Republicanos y esa diferencia puede ser de la mayor importancia.

Pero, aparte de Kucinich, los candidatos Demócratas defenderán la posición imperialista y preeminente de Estados Unidos en el mundo. Ese esfuerzo por la hegemonía en un mundo que cambia, nos llevará sin remedio a una situación de problemas.

Nuestro país necesita diseñar una visión diferente y colocarse a sí mismo en la comunidad mundial. Debe privilegiar la cooperación, el respeto a las leyes y tratados internacionales, respaldar a la ONU y otras instituciones de mantenimiento de la paz, utilizar nuestra riqueza para ayudar a resolver problemas globales, reestructurar nuestras relaciones con los países del Sur, cerrar las bases militares y reducir los gastos militares y contraer un nuevo compromiso de desmantelar las armas nucleares.

Hace poco, el Institute of Policy Studies publicó un documento titulado “Sobre todo la seguridad: un contexto alternativo de política exterior”. El documento va en la dirección correcta y merece ser leído. Es de confiarse que el mismo estimule un amplio diálogo sobre la política exterior de los Estados Unidos.

Sustento económico

Otro tema de relevante importancia durante las elecciones es el del bienestar económico. Desde hacia mucho tiempo no habían estado tan malas las condiciones económicas de la gente. Y esto se puede poner peor, dadas las tendencias económicas y políticas a corto y largo plazo.

El nuevo factor explosivo en esta ecuación es el colapso del mercado de la vivienda, que se hace sentir en toda la economía. Es preciso recordar que el colapso del sector vivienda en Japón, disparó una crisis económica y fuertes presiones deflacionarias que, pese a que el gobierno puso en práctica agresivas medidas contracíclicas, dejaron la economía entrampada en un aparente estado de estagnación durante casi una década.

Para empeorar las cosas, la economía mundial sigue inundada con un exceso de productos de consumo al tiempo que sigue subutilizada la capacidad de producción. Por lo demás, las corporaciones transnacionales están reduciendo los estándares de vida y perdiendo trabajadores a un ritmo acelerado.

Y para que las cosas estén todavía aún peor, la ofensiva neoliberal de la derecha ha agravado las dificultades económicas a un punto no soportable. El impacto de todo esto sobre el pueblo trabajador ha sido masivo: desempleo y trabajos peor pagados, colapso de las pensiones, recortes presupuestarios a nivel local, estatal y federal, mayores impuestos y aumento de los pagos por servicios, pobreza creciente, crisis del sistema de salud, estudios universitarios a costos exorbitantes, deterioro de los servicios, entre otras calamidades.

Desde hacia mucho que la clase trabajadora no sentía tales niveles de inseguridad. Mayor es el número de trabajadores que no saben lo que les espera en el futuro.

Cada candidato tendrá que referirse a estas cuestiones. Ninguno que trate de evitarlas podrá ser electo. Tampoco podrán ser resueltas estas cuestiones mediante juegos de malabarismo con la economía, como se ha hecho en períodos anteriores. Estos son algunos de los dilemas y contradicciones que los candidatos tendrán que enfrentar.

Calentamiento global

Una tercera cuestión de importancia en el contexto de las elecciones es el calentamiento global. Esto tiene suma importancia, porque hay un creciente sentimiento de que es uno de los mayores desafíos de la humanidad en el siglo XXI. No es algo que va a pasar, ya está pasando. Casi cada miembro de la comunidad científica está de acuerdo en que la evidencia es indiscutible.

Hasta la administración Bush tiene que reconocer que está subiendo la temperatura de la tierra está subiendo debido a la liberación de gases de invernadero en la atmósfera, esencialmente proveniente del consumo de combustibles fósiles (petróleo, gas y carbón). Mientras tanto, el reloj avanza y la mayoría de los meteorólogos insisten que es necesario actuar ahora, que no podemos esperar otros cinco años.
James Hansen, un científico climático muy respetado, afirma que el punto crítico llegará mucho antes de lo generalmente previsto, si no hacemos algo de inmediato. Dice Hansen que, “si la humanidad sigue viviendo como hasta ahora, explotando recursos de combustibles fósiles sin reducir las emisiones de carbono…los efectos eventuales en el clima y la vida, pueden ser comparables a los del tiempo de extinciones masivas. La vida sobrevivirá, pero en un planeta transformado”. Eso quiere decir que no hay tiempo que perder.

Pero no solamente nos enfrentamos a la perspectiva de perder, mediante su extinción, numerosas especies, sino que el calentamiento global agravará otros problemas ambientales, social, económicos, geoeconómicos y geopolíticos, hasta llegar al punto de la crisis. Hambrunas, sequías, guerras por hambre y por recursos, catástrofes urbanas, pandemias, y destrucción del hábitat, son algunas de esas resultantes. Muchos cuentistas sociales dicen que el calentamiento global es la más desconcertante cuestión de seguridad nacional del siglo XXI.

Por suerte, se ha producido un considerable movimiento de comprensión popular del asunto. Los insensatos quienes lo niegan. Para millones de personas se trata de una aguda amenaza contra el futuro del género humano. Por eso, esta cuestión debe ser tratada por cada candidato y cada partido, incluyendo nuestro partido. De hecho, en la dirección nacional hemos discutido adoptar el calentamiento global y la crisis ambiental, como temas mayores de nuestra agenda en la reunión del Comité nacional.

Se agrega otro tema y es el de la inmigración, que es una cuestión que ha resurgido con gran fuerza en la última década, tanto en nuestro país, como en el mundo. Es una preocupación global, que puede ser comprendida en el contexto de la nueva etapa de la globalización capitalista y el tira y hala a que obliga esta nueva etapa al pueblo trabajador. Nunca antes había tenido lugar un flujo migratorio de trabajadores tan considerable, como el que tiene lugar ahora entre países y entre regiones. En una reciente visita a Moscú, me sorprendió saber que esa ciudad tiene ahora una población de más de 20 millones de personas.

Pero es fácil explicar esta repentina explosión de poblaciones. El colapso del socialismo, combinado con la “terapia de choque”, empobreció a decenas de millones de personas y las envió a “vagabundear” en busca de trabajo muy lejos de sus hogares.

Lo mismo se puede decir de trabajadores en otras ciudades y regiones, cuyos modos de vida y de trabajo han desaparecido sin que tengan culpa de ello.

No es un crecimiento natural de las poblaciones, sino la ruptura de los viejos modos de vida y el desarrollo desigual, así como el despliegue de las fuerzas productivas y el capital en todo el espacio global, en el contexto de una crisis de acumulación mundial, que empuja todo ese vasto movimiento de fuerza laboral desde ciudades, regiones y continentes estancados, hacia otros más dinámicos.

No se trata pues, de una impresión equivocada, sino de un proceso tanto político, como económico. No es únicamente que las inexorables leyes internas del desarrollo capitalista están detrás de este nuevo fenómeno. También lo determina a nivel política, donde interactúan la gente, las clases y los Estados naciones.

La cuestión de la inmigración puede ser utilizada como punta de lanza en las elecciones del 2008. Para que así sea, no es necesario movilizar al electorado en cada Estado, sino en un determinado número de los mismos, donde el tema es más esencial y así lograr la diferencia en las elecciones presidenciales y congresuales.

Así, debemos esperar escuchar muchos discursos acerca de la inmigración, especialmente de parte de los candidatos Republicanos. Cada candidato, independientemente de su afiliación partidaria, debe sentir la presión del movimiento democrático acerca de esta cuestión.

No es un crecimiento natural de las poblaciones, sino la ruptura de los viejos modos de vida y el desarrollo desigual, así como el despliegue de las fuerzas productivas y el capital en todo el espacio global, en el contexto de una crisis de acumulación mundial, que empuja todo ese vasto movimiento de fuerza laboral desde ciudades, regiones y continentes estancados, hacia otros más dinámicos.

No se trata pues, de una impresión equivocada, sino de un proceso tanto político, como económico. No es únicamente que las inexorables leyes internas del desarrollo capitalista están detrás de este nuevo fenómeno. También lo determina a nivel política, donde interactúan la gente, las clases y los Estados naciones.

La cuestión de la inmigración puede ser utilizada como punta de lanza en las elecciones del 2008. Para que así sea, no es necesario movilizar al electorado en cada Estado, sino en un determinado número de los mismos, donde el tema es más esencial y así lograr la diferencia en las elecciones presidenciales y congresuales.

Así, debemos esperar escuchar muchos discursos acerca de la inmigración, especialmente de parte de los candidatos Republicanos. Cada candidato, independientemente de su afiliación partidaria, debe sentir la presión del movimiento democrático acerca de esta cuestión.

Libertades civiles

Los derechos civiles y la igualdad en sus diversas formas son temas que también dominarán la atención en estas elecciones. La administración Bush, con el amplio respaldo de los Republicanos en el Congreso, le ha hecho un gran daño a nuestras libertades constitucionales y ha desmantelado de manera sistemática las medidas por la igualdad racial, de género y de otras formas de igualdad. El Estado y sus instituciones han sido convertidos en una ruina de derechos que estaban garantizados desde los fundamentos de nuestra nación, y desde el siglo pasado.

Finalmente, el papel del gobierno será también un tema de primer orden. En este sentido, se ha producido un cambio importante en la opinión pública, en cuanto al número cada vez mayor de personas que ven la necesidad de que el gobierno juegue un papel constructivo concentrándose en los problemas que al parecer no tienen solución y tienden a empeorar. El lema del ala derecha de que el mejor gobierno es el no gobierno, que este no tiene porque ocuparse de llenar los huecos de la asistencia social que afectan a numerosas personas, resultado de los efectos de un cuarto de siglo de dominio del ala derecha.

Los acuciantes problemas sobre el cuidado de la salud, el calentamiento global, las pensiones, igualdad de raza y género, y otros más por un lado, y el reconocimiento de las limitaciones y fracasos del mercado para resolver los crecientes problemas sociales por el otro, determinan que el pueblo reevalúe el papel del gobierno.

Y esto habrá de ser también parte del debate nacional el próximo año.

El Partid

Debemos ser parte en cada oportunidad, de las luchas y las fórmulas organizativas del movimiento popular liderado por los sindicatos, dando la batalla a la extrema derecha y a la globalización corporativa. Esos han sido nuestra política estratégica y énfasis político desde el año 2000.

Dijimos entonces que queríamos estar en la batalla, y lo hemos hecho, a muchos niveles y de muchas maneras. Somos un gran factor en las luchas existentes y las formas organizativas de todas las coaliciones populares contra la derecha. Nos hemos integrado de manera entusiasta al movimiento anti-guerra, aportando nuestra energía y liderazgo a nivel tanto local como nacional. En el 2006, fuimos los primeros en lanzarnos a la batalla por las elecciones de ese año y podemos estar orgullosos de ello.

Y ahora con las oportunidades de ampliar y profundizar nuestra participación en las luchas actuales y en las elecciones del 2008, se hace imperativo que cada miembro y cada club encuentre los medios prácticos de involucrarse en este movimiento y sus luchas. Las puertas están abiertas, y nadie nos va a dejar fuera, únicamente nosotros mismos.

Traemos a este movimiento nuestra energía, nuestro aprecio por la unidad, nuestros conocimientos estratégicos y tácticos, nuestro entendimiento del capitalismo, nuestra visión sobre el socialismo y nuestro sentido partidario.

Todo eso está bien. De hecho, es admirable que estemos en la trinchera y dando liderazgo a este movimiento en vías de desarrollo.
Pero no es suficiente. Mientras edificamos el movimiento, también tenemos que edificar el partido, el semanario People’s Weekly World, y la juventud del partido (YCL). Estas dos tareas no están separadas, sino que deben estar combinadas orgánicamente en un solo conjunto de trabajo comunista de masas.

Estoy seguro que ustedes comparten conmigo que una mayor presencia comunista en este movimiento de amplia base, solo puede fortalecer al movimiento y ayudar a enfrentar mejor los desafíos de hoy y del mañana. Además, resulta interesante destacar que otros activistas y líderes de este movimiento, que no son parte del partido, nos están diciendo que a ellos les gustaría ver un Partido Comunista más grande y fortalecido.

Entonces, ¿cómo resolvemos esta situación? No hay una respuesta sencilla y en la reunión, otras personas hablarán sobre este tema con mayor profundidad. Basta decir que necesitamos más, de lo que llamo “liderazgo de primera mano”. Y lo necesitamos en dos niveles estrechamente vinculados—ayudando a los clubes y los camaradas a involucrarse más en luchas de masas y en el curso de estas luchas, ir edificando al Partido.

“Liderazgo de primera mano”, significa más colaboración con los clubes y con los líderes de los clubes. Significa asistir más a las reuniones del club. Significa de vez en cuando ir a almorzar con el presidente del club. Significa reunirse regularmente con el liderazgo del club. Y significa tomar la iniciativa en nuestros clubes de reclutar a nuevos miembros o vender suscripciones del People’s Weekly World (PWW).
Significa que nuestro personal nacional que viaja, debe reunirse con los comités de distrito y clubes para enterarnos de las posibilidades y dificultades del reclutamiento. Significa repensar las agendas para las reuniones del Comité Nacional, la Junta Nacional y Comités de distrito, de manera que estas reflejen lo que está sucediendo en las bases del movimiento y el Partido y en la YCL. Significa que demos asistencia a los clubes para que den los próximos pasos en su proceso de desarrollo. Significa que ayudemos a los clubes a desarrollar planes de reclutamiento, a elaborar listas de abonados al PWW y las listas de envíos postales. Significa que demos asistencia práctica en la preparación de los programas educativos de los clubes. Significa planificar con los distritos y con los clubes medios de forma que estos se involucren más en el movimiento por la paz y otras formas del trabajo de masas.

Espero haber dejado establecido que el liderazgo del partido tiene que mezclarse más con los clubes y su membresía, de manera práctica y concreta. Tenemos que dirigir dando el ejemplo. Nuestro papel como líderes del Partido no es resolver problemas en términos generales, sino resolverlos concreta y prácticamente.

Habiendo dicho esto, deseo hacer algunos comentarios generales sobre las cualidades del liderazgo. Además de ser “de primera mano”, tenemos también que premiar a nuestros lideres que ponen al Partido primero, enfatizan en lo positivo, edifican la confianza en el partido y sus colectivos, trabajan duro y resuelven las cosas, “bajan los niveles” de temperatura y frustración, muestran gran sensibilidad a los temas de racismo y supremacía masculina, y se conducen con modestia.

No digo que no tengamos estas cualidades, pero siempre es útil hacer un inventario personal y medirse uno mismo con el fin de saber qué clase de líder aspiramos a ser. Estoy seguro de que cada uno de nosotros comprenderá que todavía somos una obra en progreso—una especie de movimiento popular liderado por los trabajadores.
Pero lo mejor de todo es que vamos por buen camino. Muchas gracias.