¿Esta en peligro la libertad de expresión en El Salvador?

Diariamente presenciamos un bombardeo ideológico para convencernos que en El Salvador el derecho constitucional a la libertad de expresión se encuentra en peligro. Es parte de la polémica permanente a la cual se encuentra sometida nuestra sociedad sobre diversos asuntos de la vida política, económica, social, cultural, deportiva, religiosa e internacional.

Es un debate que refleja nítidamente los intereses y la lucha de clases vigente. Es una discusión que involucra al Diario de Hoy y a la Corte Suprema de Justicia. Es un debate impulsado por la derecha empresarial y mediática para arrinconar y derrotar a los sectores populares y progresistas. La papa caliente esta en la sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia y pronto saldrá del horno. Los sectores populares debemos de reaccionar y no permitir que la derecha continúe manipulando este tema a su favor.

El Diario de Hoy, que es responsable de centenares sino miles de campañas de odio y difamación, manipula a sus periodistas para presentarlos como víctimas y así ocultar sus intereses ideológicos y empresariales y presentarse como defensor de una sociedad amenazada por “ideas extrañas a la democracia.”No es casual que su abogado defensor sea el diputado democratacristiano Rodolfo Parker, de señales conocidas por su anterior defensa de los militares.

Y es hasta ofensivo que el hijo mayor del propietario de este medio, Fabricio Altamirano, se atreva este día en un artículo titulado La voz de los “sin voz” a invocar la figura de Monseñor Romero, al cual desde su periódico atacaron despiadadamente durante sus tres años como arzobispo para defender sus intereses egoístas. Por respeto deberían de ser más prudentes. Les guste o no les guste Monseñor Romero es el salvadoreño más relevante de nuestra historia.

Desde principios de año la derecha mediática por medio de TCS, LPG, EDH, e incluso ARENA (el principal instrumento político de la derecha) la ANEP (el principal gremio empresarial) y FUSADES (el principal instrumento de formulación teórica del capital contra los trabajadores) etc., tratan de hacernos creer que la justificada demanda de inconstitucionalidad presentada por el Ing. Roberto Bukele ante la CSJ “penaliza la crítica periodística” lo cual es completamente falso.

Lo que se busca es evitar las reformas presentadas al articulo 191 del Código Penal por Rodolfo Parker con el propósito de defender a sus apoderados Enrique Altamirano y Lafitte Fernández, a quienes según Bukele “justo en el momento previo a dicha reforma se decretó ordenes de captura por el Juzgado Quinto de Sentencia por ser procesados los imputados penalmente por la comisión de delitos de difamación, calumnia e injuria.”

Agrega Bukele que “la demanda de inconstitucionalidad se presentó para buscar proteger al ciudadano salvadoreño, del uso indiscriminado de los grandes medios de comunicación, que impunemente difaman y calumnian violando el artículo 2 de la Constitución, que tutela y protege el derecho al honor y la propia imagen de las personas.”

Lo peligroso es que incluso el arzobispo José Luís Escobar Alas y el presidente Mauricio Funes se han sumado a esta campaña de la derecha. En el Día del Periodista ante la mirada de aprobación de los magnates de la prensa, afirmo Funes que “no podemos penalizar la crítica periodística, no podemos penalizar a quienes expresan opinión”.

La clase dominante, oligárquica y antidemocrática por naturaleza, pretende siempre salir al escenario disfrazada como defensora de los intereses del conjunto de la sociedad, ocultando con destreza su clara defensa de intereses minoritarios, que le permiten seguir dominando y aislando a sus enemigos. Es una bruja que se disfraza de Blanca Nieves.

De esto se trata esta campaña publicitaria de la derecha sobre la libertad de expresión, que acompaña a la campaña sobre las candidaturas independientes, y que continua la ya casi olvidada sobre la lectura de la Biblia en las escuelas. Es irónico como los principales violadores históricos de la libertad de expresión en este país hoy se autoproclaman sus abanderados.

Precisamente en la capacidad de las clases dominantes para imponer su visión ideológica y que sus ideas sean aceptadas como “justas y correctas” radica su papel hegemónico, ejercido por siglos y fortalecido en los últimos años. A partir de 1992 los mecanismos de control hegemónico sustituyeron a los antiguos mecanismos de dominación militar. Pero este control no es eterno ni absoluto.

Los sectores populares, oprimidos y desde la cotidianidad de la resistencia, también construyen sus armas ideológicas y en determinado momento enfrentan y logran derrotar a las ideas de las clases dominantes. Ya en 1972, por ejemplo, con la campaña de la UNO, la idea de la necesidad del cambio de régimen político, conquistó los corazones de la población y la dictadura militar se vio obligada a recurrir al fraude electoral. Estaba ya derrotada políticamente aunque sobrevivió muchos años más por medio de la represión y la guerra. Todo esto tiene que ver con la libertad de expresión.

La derecha maneja como discurso ideológico la defensa de la propiedad privada, del libre mercado, de la familia, de las tradiciones, de la republica, de la paz, de la democracia, y últimamente nos confiesan que también son partidarios de la libertad de expresión. No obstante el hecho comprobado que durante sesenta años de dictadura militar encarcelaron, desaparecieron, exilaron y asesinaron a centenares de periodistas. Así como dinamitaron e incendiaron radios y periódicos progresistas. Así como asesinaron a Monseñor Romero y a los padres jesuitas. Esa es la herencia “democrática” de la derecha salvadoreña y de sus medios de comunicación.

La idea de la libertad de expresión que luego se convierte en derecho universal surge del fragor de la lucha de la burguesía contra la nobleza feudal. Formó parte de la aguda lucha ideológica y política contra las visiones oscurantistas de la monarquía y de la iglesia feudal. Fueron las semillas que luego germinaron en las trece colonias en 1776 y en Francia en 1789. Estas ideas llamadas liberales, que comprendían entre otras la libertad de reunión y la libertad de expresión, fueron asumidas por nuestros próceres en la lucha contra el imperio español.

José Matías Delgado en 1924, tres años después de la independencia, hace una colecta popular para comprar una imprenta en Guatemala, de la cual en ese mismo año surgió nuestro primer periódico, radical y avanzado, el Semanario Político Mercantil, bajo la dirección de su camarada José Miguel Castro. Fue un órgano de combate liberal contra la reacción conservadora, combativo como un siglo después lo sería ya desde una visión marxista en muchas de sus épocas, Opinión Estudiantil, de la AGEUS. Y como lo sería durante la guerra civil, la legendaria Radio Venceremos.

No podemos subirnos al carro ideológico de las clases dominantes sino que debemos discernir donde se encuentran los intereses de los sectores populares, por lo que debemos de apoyar activamente este esfuerzo del Ing. Bukele por garantizar que los dueños de los medios no pasen por encima de nuestro ordenamiento legal. Ojala que la sala de la constitucional de la CSJ no ceda a las presiones y nos depare otra grata sorpresa para el avance democrático. De todos modos estaremos a la expectativa. Cui prodest? Nos beneficiará a los sectores populares.

Roberto Pineda, docente de la Universidad de El Salvador

San salvador, 12 de agosto de 2010

Las candidaturas independientes: una revolución jurídica y política en El Salvador

La decisión adoptada el pasado 29 de julio por 4 de los 5 magistrados de la Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia, de permitir las candidaturas independientes y colocar en los listados de votación las fotografías de los candidatos a diputados, y no las banderas de los partidos, ha generado una singular e inesperada revolución jurídica electoral, pero principalmente ha sacudido el árbol político, sembrado, fumigado y abonado, en el territorio salvadoreño a partir de los Acuerdos de paz de enero de 1992.

Se ha abierto un debate inédito entre Asamblea Legislativa y Corte Suprema de Justicia. Es una pugna entre dos visiones de país, una autoritaria y otra democrática, que se expresa en términos jurídicos, pero que refleja la necesidad histórica de profundizar hasta romper el actual esquema de democracia representativa vigente, y abrirle paso a un nuevo orden social.

No es casual por tanto, que la derecha opositora, en sus múltiples expresiones así como la derecha mediática hayan saltado encolerizadas y se encuentren alarmadas por las repercusiones futuras de este valiente e inusual fallo del órgano judicial. Incluso el líder democristiano Parker amenazó con castigar la osadía cometida y llamó al desacato del fallo y a la remoción de los responsables. Lo que es extraño es que el FMLN, partido de gobierno y fuerza principal de la izquierda, se haya sumado beligerantemente a esta campaña de la derecha, acompañándolos en la precipitada y atropellada reforma del artículo 126 y 202 de la Constitución.

Los juristas de derecha se han lanzado a la palestra pública para demostrar el carácter “pétreo” del artículo 85 de nuestra “sagrada” Constitución de la Republica que señala que los partidos políticos “son el único instrumento para el ejercicio de la representación del pueblo dentro del gobierno”. Alegan que se pone en peligro el orden institucional que reconoce exclusivamente a los partidos políticos y que irremediablemente nos conducimos al caos jurídico.

Por su parte, los juristas de izquierda defienden la validez de la reforma electoral y explican que vendrá a modernizar y ampliar el sistema político establecido, ya que permitirá que otros sectores se incorporen al juego político electoral.

El presidente Mauricio Funes, por su parte, declaró y aclaró que la resolución de la CSJ “es una sentencia firme, tiene que ser obedecida, observada por el órgano legislativo, de lo contrario caería en desacato…”

Con respecto a la Constitución de la República hay un discurso de diciembre del 2005, del líder histórico de la izquierda, Schafik Handal, en la Asamblea Legislativa que es muy ilustrativo. Decía Schafik con su franqueza acostumbrada: “Esta Constitución es una especie de cadáver insepulto, acribillado, apuñalado, que se saca cada año para ponerlo sobre la mesa y rendirle el homenaje del Día de la Constitución.” La derecha siempre habla de la defensa de la constitución cuando están en peligro sus intereses. Lo mismo dijeron cuando iniciaban los diálogos por la paz. Lo mismo sostienen hoy.

Sorpresas tiene la vida. ¿Quien se iba a imaginar que la fuente de la subversión iba a ser trasladada a lo que siempre fue la cuna de la reacción: la sacrosanta sala de lo constitucional de la Corte Suprema de Justicia? Ars longa, vita brevis.

Se abre un nuevo momento político. Este fallo judicial puede quedar enredado en los cafetales y berenjenales legislativos o puede ser el inicio de un movimiento amplio, diverso y plural hacia una mayor participación ciudadana. De entrada ha generado debate, lo que es positivo, hoy se debe pasar a exigir su cumplimiento. Como movimiento popular y social debemos ir al encuentro de esta nueva ventana que se abre para opinar y para luchar. La felicidad es la lucha decía Marx.

Funes en Brasil: Dime con quien viajas y te diré quien eres

Es interesante analizar algunos de los integrantes no gubernamentales (y también los funcionarios) de la delegación que acompañó al presidente Funes al ayer realizado Encontro Empresarial El Salvador-Brasil, apadrinado por la poderosa asociación de industriales de Sao Paulo (FIESP) y su presidente Benjamín Steinbruck. Y claro, por el protector y mentor de Funes, el famoso Lula. Resulta curioso conocer quienes fueron favorecidos con el viaje y la respectiva caipirinha y quienes no. Entre los invitados estaban nada más y nada menos que:

Carlos Enrique Araujo Eserski, Presidente de la ANEP. Dueño de ferreterías, vinculado históricamente al Banco Agrícola.

Juan Carlos Eserski Álvarez. Vicepresidente de la Telecorporación Salvadoreña, TCS (canales 2,4 y 6)

Roberto Kriete Ávila. Presidente de TACA. Vinculado al Banco Agrícola. Aliado con Avianca.

José Roberto Dutriz Thomé. Presidente del Grupo Dutriz. Propietario de La Prensa Gráfica.

Cosas veredes, amigo Sancho

Roberto Pineda, docente de la Universidad de El Salvador

San Salvador, 10 de agosto de 2010

Partes de historia

Partes de historia

Escrito por Geovani Galeas / Columnista de LA PRENSA GRÁFICA
Martes, 10 agosto 2010 00:00

Para algunos, sobre todo en los países ricos, el punto era que los viejos habían hecho todo mal y había que transformar la vida en su sentido cotidiano. “Desconfía de quien tenga más de treinta años”, gritaba Bob Dylan en sus conciertos. “Preferimos morirnos de hambre que de aburrimiento”, coreaban los universitarios de París, Berlín, Washington y Londres.

Era el malestar ante las insuficiencias de la democracia. La insatisfacción que se expresaba en rebeldía individual y se agotaba en las drogas, el rock y el amor libre. Eran los hijos de James Dean y los hermanos de Jim Morrison, ansiaban la paz espiritual y enfilaban sus búsquedas por los rumbos del budismo zen y del Tao Te Kin.

Para otros, sobre todo en los países pobres, el problema residía en la desigualdad económica y en la represión política, en el abuso de los imperialistas y los oligarcas locales. “La paz de los ricos ha terminado, la guerra de los pobres ha comenzado”, proclamaba Víctor Jara en sus conciertos. “Alerta que camina la lucha guerrillera por América Latina”, repetían los universitarios de Lima, Montevideo, Caracas, Sao Paulo, Guatemala, Managua y San Salvador.

Era la indignación ante los excesos de las dictaduras. La ira que se expresaba en rebelión subversiva y trascendía en protesta social organizada. Eran los hijos de Sandino y los hermanos del Che Guevara. Querían la guerra revolucionaria y se nutrían del marxismo y los manuales guerrilleros de Carlos Mariguella.

Para entonces el Partido Comunista, que se había hecho fuerte en la Universidad de El Salvador, y se las arreglaba siempre para controlar las directivas de las organizaciones estudiantiles, empezaba a ser seriamente cuestionado por su legalismo pacifista y su adhesión dogmática a la ya anacrónica versión soviética del marxismo.

Eterno estudiante de Jurisprudencia, Schafik Hándal había establecido su puesto de mando en el recinto universitario. Se le miraba por todos lados y a toda hora en incesantes reuniones conspirativas, casi siempre relacionadas con las maniobras para volcar a favor de los comunistas la correlación de fuerzas en las asambleas generales.

Contaba la leyenda que no había nadie capaz de ganarle a Schafik una discusión sobre marxismo. Pero desde Argentina llegaron a la universidad tres sociólogos, Esther Alonso, Daniel Slutsky y Jacobo Waiserfield, que contribuirían a cambiar la historia.

Mientras Schafik continuaba anclado en la vieja y burocrática interpretación soviética del marxismo, porque en ella se había formado directamente en Moscú, los argentinos traían la fresca revisión crítica de Marx que habían iniciado en Europa Althusser, Marcusse, Poulantzas y Castoriadis, entre otros.

Y la leyenda cuenta que Jacobo Waiserfield fue el primero en derrotar a Schafik en un debate sobre marxismo. En todo caso, la apertura intelectual de los sociólogos argentinos estimuló, en la universidad, el estudio de nuevos enfoques teóricos y en consecuencia un saludable pluralismo ideológico.

De hecho, en 1970, cuando los comunistas presentaron a Jorge Federico Baires como candidato a la presidencia de la Asociación General de Estudiantes Universitarios Salvadoreños (AGEUS), la oposición más beligerante provino de diversos grupos de izquierda, desde los moderados, que eran los socialcristianos, hasta los radicales que ya en la clandestinidad se preparaban para la guerra de guerrillas.

En aquel momento, un muy pequeño grupo de jóvenes socialcristianos estaban en tránsito acelerado hacia la radicalización. Se habían convertido en discípulos de Jacobo Waiserfield, y estaban en posesión de un secreto peligroso: Waiserfield estaba vinculado al Ejército Revolucionario del Pueblo, de Argentina, una organización básicamente trotskista y por tanto antisoviética.

Alquimia y temporalidad

No pretendemos haber expuesto en tan pocas páginas todo lo esencial acerca de un tema de tan vastas proporciones, muchos de cuyos aspectos no hemos hecho más que entrever. Por otra parte, nuestro propósito no era el de resumir la historia de la metalurgia y las alquimias asiática y occidental. No teníamos otro designio que el de seguir el desarrollo de algunos símbolos y mitologías tributarias de estas técnicas arcaicas, gracias a las cuales el hombre asumía una responsabilidad creciente ante la Materia. Si nuestros análisis e interpretaciones están fundados, la alquimia prolonga y consuma un viejo sueño del homo faber: el de colaborar al perfeccionamiento de la Materia, asegurando al mismo tiempo su propia perfección.

Hemos descrito ya algunas
fases fundamentales de esta colaboración sobre las cuales no hemos de insistir. Hay un
distintivo común en todas estas tentativas: al asumir la responsabilidad de cambiar a la
Naturaleza el hombre se erigía como sustituto del Tiempo. Lo que hubiera necesitado
milenios o Eones para «madurar» en las profundidades de la tierra el metalúrgico y,
sobre todo, el alquimista estiman poder obtenerlo en pocas semanas. El horno sustituye
a la matriz telúrica: allí es donde los minerales-embriones concluyen su crecimiento. El
vas mirabile del alquimista, sus pequeños hornos, sus retortas, juegan un papel aún más
ambicioso: todos estos aparatos representan el lugar de un retorno al Caos primordial,
de una repetición de la Cosmogonía; allí mueren y resucitan las sustancias para ser
finalmente transmutadas en oro. Hemos hecho resaltar el aspecto espiritual de la obra
alquímica para poder considerarla ahora, desde fuera, como un esfuerzo encaminado a
la modificación de la Materia. En este punto esta obra prolongaba la empresa del artifex
de las eras prehistóricas que jugaba con el fuego para cambiar a la Naturaleza, crear
formas nuevas y, en definitiva, en la medida humana, colaborar con el Creador,
perfeccionar la Creación. La figura mítica del Herrero-Héroe Civilizador africano no ha
perdido aún la significación religiosa del trabajo metalúrgico: el Herrero celeste, como
ya hemos visto, completa la creación, organiza el mundo, funda la cultura y guía a los
humanos hacia el conocimiento de los misterios.
Es sobre todo mediante el fuego como se «cambia la Naturaleza», y resulta
significativo que el dominio del fuego se afirme tanto en los progresos culturales tributarios
de la metalurgia como en las técnicas psico-fisio-lógicas que fundamentan las
magias y místicas chamánicas más antiguas conocidas. Desde este estadio arcaico de
cultura el fuego es utilizado como agente de «transmutación»: la incombustibilidad de
los chamanes proclama que han superado la condición humana, que participan de la
condición de los espíritus (de ahí la repetición ritual de los firetricks, que confirma y
valida periódicamente los prestigios del chamán). El fuego, agente de transmutación, lo
es igualmente de ciertas iniciaciones de las que subsisten vestigios, incluso en los mitos
y leyendas griegas. ¿Quién sabe si incluso el rito de incineración no traducía por sí
mismo la esperanza de una transmutación mediante el fuego? En todos estos contextos
mágico-religiosos el «dominio del fuego» indica, por otra parte, el interés por lo que
nosotros llamaríamos poco más tarde «espiritualidad»: el chamán y, más adelante, el
yogui y el místico son los especialistas del alma, del espíritu, de la vida interior. Un
simbolismo extremadamente complejo asocia las aterradoras teofanías ígneas con as
más suaves llamas del amor místico y las epifanías luminosas, pero también con las
innumerables «pasiones» o «combustiones» del alma. En múltiples niveles, el fuego, la
llama, la luz cegadora, el calor interno expresan siempre experiencias espirituales, la
incorporación de lo sagrado, la proximidad de Dios.
Tan (señores del fuego» eran los fundidores y herreros corno les alquimistas, y
todos, al ayudar a la obra de la Naturaliza, precipitaban el ritmo temporal y, en fin de
cuentas, sustituían al Tiempo. Es indudable que no todos los alquimistas tenían
conciencia de que su obra sustituía ú Tiempo, pero esto poco importa: lo esencial es que
la obra, esa transmutación, supusiesen en una u otra ferma la abolición del Tiempo.
Como dice un personaje de Ben Johnson: «El plomo y los otros metales se habían hecho
oro si se les hubiera dado tiempo para ello.- Y otro alquimista añade: «Eso es lo que
realiza nuestro Arte.»
Pero lo alquimistas, convencidos de trabajar con el concurso e Dios,
consideraban a su obra como un per-feccionaminto de la Naturaleza consentido, si no
alentado, por Dbs. Por alejados que estuviesen de los antiguos metalúrgios y forjadores,
prolongaban, sin embargo, su actitud frote a la Naturaleza: tanto para el minero arcaico
com para el alquimista occidental la Naturaleza es una hieofanía. No solamente está
«viva», sino que es divina o, a menos, tiene una dimensión divina. Por otra parte, gracas
a esta sacralidad de la Naturaleza —revelada en elaspecto «sutil» de las sustancias—, el
alquimista consderaba que podía obtener la Piedra filosofal, agente de ransmutación,
tanto como su Elixir de inmortalidad. N hemos de volver sobre la estructura de
iniciación e la opus alchymicum. Bastará con recordar que la liberación de la Naturaleza
de la Ley del Tiempo iba emparejada con la liberación del alquimista. En la alquimia
occidental, sobre todo, la Redención de la Naturaleza implicaba, como Jung ha
demostrado, la Redención del hombre por Cristo.
El alquimista occidental acaba la última etapa del antiquísimo programa,
iniciado por el homo faber, desde el momento en que se propone transformar una Naturaleza
que consideraba en diversas perspectivas cono sagrada o susceptible de ser
convertida en una manifestación de lo sagrado. El concepto de la transmitación
alquímica es la fabulosa coronación de la fe en h posibilidad de cambiar la Naturaleza
mediante el trabajo humano (trabajo que implicaba, no lo olvidem>s, una significación
litúrgica).
No es en el momento en que la alquimia dsaparece de la actualidad histórica y la
suma de su saber empírico, químicamente válido, se encuentra integrado ei la química,
ni es en esta joven ciencia donde hemos é injertar la supervivencia de la ideología de los
alquimistas. La nueva ciencia química no ha utilizado más qie sus conocimientos
empíricos, que no representan, por numerosos e importantes que fuesen, el verdadero
espíritu de la alquimia. No hay que creer que el triunfo de la ciencia experimental haya
reducido a la nada os sueños y aspiraciones de los alquimistas. Por el contrario, la
ideología de la nueva época cristalizada en torno al nuevo mito del progreso infinito,
acreditado por las ciencias experimentales y por la industrialización ideología que
domina e inspira todo el siglo xix, recupera y asume, pese a su radical secularización, el
sueño milenario del alquimista. Es en el dogma específico del siglo xix —según el cual
el verdadero cometido del hombre consiste en cambiar y transformar a la Naturaleza
que está capacitado para obrar mejor y más aprisa quela Naturaleza, que está llamado a
convertirse en dueño le ésta—; en este dogma, decimos, es donde hay que buscar la auténtica
continuación del sueño de los alquimistas. El mito soteriológico del
perfeccionamiento y, en definitiva, de la redención de la Naturaleza sobrevive
«camuflado» en el programa patético de las sociedades industriales, que se proponen la
«transmutación» total de la Naturaleza, su transformación en «energía». En el siglo xix,
dominado por las ciencias físico-químicas y el impulso industrial, es cuando el hombre
consigue sustituir al Tiempo en sus relaciones con la Naturaleza. Entonces es cuando
consigue en proporciones inimagina-das hasta ese momento realizar su deseo de
precipitar los ritmos temporales mediante una explotación cada vez más rápida y eficaz
de las minas, los yacimientos hulleros y petrolíferos; entonces es sobre todo cuando la
química orgánica, movilizada para buscar el modo de forzar el secreto de las bases
minerales de la Vida, abre el camino a los innumerables productos «sintéticos»; y no es
posible dejar de advertir que los productos «sintéticos» demuestran por vez primera la
posibilidad de abolir el tiempo, de preparar en el laboratorio y el taller sustancias en
cantidades tales que la Naturaleza hubiera necesitado milenios para obtenerlas. Y sabido
es hasta qué punto la «preparación sintética de la Vida», aunque fuera ba¡o la humilde
forma de algunas células de proto-plasma, fue el sueño supremo de la ciencia durante
toda la segunda mitad del siglo xrx y comienzos del xx; pues bien, todo esto constituía
aún un sueño alquímico: el del homúnculo.
Situándose en el plano de la historia cultural, podemos, por tanto, decir que los
alquimistas, en su deseo de sustituir al Tiempo, anticiparon lo esencial de la ideología
del mundo moderno. La química no ha recogido más que fragmentos insignificantes de
la herencia alquímica. La masa de esta herencia se encuentra en otro lugar, en las
ideologías literarias de Balzac, de Víctor Hugo, de los naturalistas, en los sistemas de
Economía Política capitalista, liberal y marxista, en las teologías secularizadas del
materialismo, del positivismo, del progreso infinito y, en fin, en todas partes donde
alumbra la fe en las posibilidades ilimitadas del homo faber, en todas las partes donde
aflora la significación escatológica del trabajo, de la técnica, de la explotación científica
de la Naturaleza. Y si reflexionamos mejor, descubriremos que este entusiasmo
frenético se alimenta sobre todo de una certidumbre: al dominar a la Naturaleza con las
ciencias físico-químicas, el hombre se siente capaz de rivalizar con la Naturaleza, pero
sin perder tiempo. De ahora en adelante serán la ciencia y el trabajo los que hagan la
obra del Tiempo. Con lo que el hombre reconoce como más esencial, su inteligencia
aplicada y su capacidad de trabajo, asume hoy la función de la duración temporal; en
otros términos, sustituye al Tiempo en su cometido.
No hay necesidad de que desarrollemos ni prolonguemos las diversas
observaciones relativas a la ideología y la situación del homo faber en los siglos xix y
xx. Queríamos simplemente demostrar que es en su fe en la ciencia experimental y en
sus grandiosos progresos industriales donde hemos de buscar la continuación de los
sueños alquímicos. La alquimia ha legado al mundo moderno mucho más que una
química rudimentaria: le ha transmitido su fe en la transmutación de la Naturaleza y su
ambición de dominar al tiempo. Es cierto que esta herencia ha sido comprendida y
hecha realidad por el hombre moderno en un terreno totalmente distinto del que
sustentaba al alquimista. El alquimista seguía prolongando el comportamiento del
hombre arcaico,’para el cual la Naturaleza era una fuente de hierofanías y el trabajo un
rito. Pero la ciencia moderna sólo ha podido constituirse desacralizando a la Naturaleza:
los fenómenos científicos válidos no se revelan sino al precio de la desaparición de las
hierofanías. Las sociedades industriales no tenían nada que hacer con un trabajo litúrgico,
solidario de los ritos de oficio. Esta clase de trabajo era inutilizable en una fábrica,
aunque no fuera más que por falta de una iniciación posible, de una «tradición»
industrial.
Hay otro hecho que vale la pena recordar: al sustituir al Tiempo, el alquimista
evitaba cuidadosamente asumirlo; soñaba con precipitar los ritmos temporales, con
hacer oro más de prisa que la Naturaleza, pero como buen «filósofo» o «místico» que
era, sentía temor del Tiempo. No se declaraba como un ser esencialmente temporal:
suspiraba por las beatitudes del Paraíso, soñaba con la inmortalidad, con el Elixir Vitae.
En este aspecto, el alquimista se comportaba como toda la Humanidad premoderna, que
por todos los medios escamoteaba la consciencia de la irreversibilídad del tiempo, bien
«regenerándole»» periódicamente mediante la repetición de la cosmogonía, bien
santificándole por medio de la liturgia, o bien olvidándole, es decir, rehusando tomar en
consideración los intervalos profanos entre dos actos significativos (y, por consiguiente,
sagrados). Conviene, sobre todo, recordar que el alquimista «dominaba al Tiempo»
cuando reproducía simbólicamente en sus aparatos el caos primordial y la cosmogonía,
y además cuando sufría la «muerte y la resurrección» de la iniciación. Toda iniciación
era una victoria sobre la muerte, es decir, sobre la temporalidad: el iniciado se
proclamaba «inmortal»; se había forjado una existencia postmor-tem que estimaba
indestructible.
Pero desde el momento en que el sueño individual del alquimista fuese realizado
colectivamente por toda una sociedad, y sobre el único terreno en que era colectivamente
realizable —el de las ciencias físico-químicas y la industria— la defensa contra
el tiempo dejó de ser posible. La trágica grandeza del hombre moderno está vinculada al
hecho de que ha tenido la audacia de asumir, frente a la Naturaleza, la función del
tiempo. Hemos visto hasta qué punto sus espectaculares conquistas realizan, sobre un
plano totalmente distinto, los sueños del alquimista. Pero aún hay más: los hombres de
las sociedades modernas han acabado por asumir el papel del tiempo, no solamente en
sus relaciones con la Naturaleza, sino también con relación a sí mismos. En el terreno
filosófico se ha reconocido, esencial y tal vez únicamente, como un ser temporal
constituido por la temporalidad y orientado a la historicidad. Y el mundo moderno en su
totalidad, en la medida en que reivindica su propia grandeza y asume su drama, se siente
identificado con el tiempo, tal como le invitaron a hacer en el siglo xix las ciencias y las
industrias, al proclamar que el hombre puede obrar más aprisa y mejor que la
Naturaleza, a condición de penetrar, con su inteligencia, en los secretos de ésta y suplir
con su trabajo al Tiempo, las múltiples duraciones temporales (los tempo geológico,
botánico, animal) exigidas por la Naturaleza para llevar a término sus obras. ¿Cómo
imaginar una vacilación del hombre ante las fabulosas perspectivas que le abrían sus
propios descubrimientos? Pero no se puede olvidar tampoco el tributo ineluctable: no
podía sustituir al tiempo sin condenarse, implícitamente, a identificarse con él, a hacer
su obra incluso cuando no sintiera deseos de hacerla.
La obra del Tiempo no podía ser sustituida más que por el trabajo intelectual y
manual; pero sobre todo por este último. Es indudable que el hombre ha estado en todo
tiempo condenado al trabajo. Pero hay una diferencia, y ésta es fundamental: para
proveer la energía necesaria para los sueños y ambiciones del siglo xix, el trabajo tuvo
que ser secularizado. Por primera vez en la Historia el hombre asumió el durísimo
trabajo de «hacer las cosas mejor y más aprisa que la Naturaleza», sin disponer de la
dimensión litúrgica, que en otras sociedades hacía el trabajo soportable. Y es en el
trabajo definitivamente secularizado, en el trabajo en estado puro, medido en horas y
unidades de energía, donde el el hombre experimenta y siente más implacablemente la
duración temporal, su lentitud y su peso. En resumen, podemos decir que el hombre de
las sociedades modernas ha adoptado, en el sentido literal del término, el papel del
Tiempo, que se consume trabajando en lugar del Tiempo, que se ha convertido en un ser
exclusivamente temporal. Y ya que la irreversibilidad y la vacuidad del tiempo se ha
convertido en un dogma para todo el mundo moderno (precisemos: para todos cuantos
no se consideran solidarios de la ideología judeo-cristiana), la temporalidad asumida y
experimentada por el hombre se traduce, en el terreno filosófico, por la trágica
consciencia de la vanidad de toda existencia humana. Afortunadamente, las pasiones,
las imágenes, los sueños, los mitos, los juegos, las distracciones, están ahí —para no
hablar de la religión, que no pertenece ya al horizonte espiritual del hombre moderno—,
para impedir que esta conciencia trágica domine en otros terrenos distintos al de la
filosofía.
Estas consideraciones no suponen una crítica de la sociedad moderna ni un
elogio de las demás sociedades, arcaicas o exóticas. Pueden criticarse muchos aspectos
de la sociedad actual, igual que puede criticarse un aspecto u otro de las demás
sociedades, pero esto nada tiene que ver con nuestros propósitos. Solamente hemos
querido demostrar en qué sentido las ideas rectoras de la alquimia, arraigadas en la
proto-historia, se han prolongado en la ideología del siglo xix, y con qué consecuencias.
En cuanto a las crisis del mundo moderno, hay que tener en cuenta que este mundo
inaugura un tipo absolutamente nuevo de civilización. Es imposible prever su futuro
desarrollo. Pero resulta útil recordar que la única revolución que puede comparársele en
el pasado de la humanidad, el descubrimiento de la agricultura, provocó trastornos y
síncopes espirituales cuya gravedad apenas nos es dado imaginar. Un mundo venerable,
el de los cazadores nómadas, se perdía con sus religiones, sus mitologías, sus
concepciones morales. Fueron precisos milenios para extinguir definitivamente las
lamentaciones de los representantes del «viejo mundo», condenado a muerte por la
agricultura. Debe igualmente suponerse que la profunda crisis espiritual provocada por
la decisión adoptada por el hombre de detemerse y vincularse a la gleba, necesitó siglos
para integrarse por completo. No somos capaces de darnos cuenta de la «transvaloración
de todos los valores», ocasionada por el paso del nomadismo a la existencia sedentaria,
ni siquiera imaginar sus repercusiones psicológicas y espirituales.
Ahora bien: los descubrimientos técnicos del mundo moderno, su dominio del
Tiempo y del Espacio, representan una revolución de proporciones análogas, y cuyas
consecuencias estamos aún lejos de haber integrado. La desacralización del trabajo,
sobre todo, constituye una llaga abierta en el cuerpo de las sociedades modernas. No
podemos estar seguros, sin embargo, de que no se produzca una re-sacraíización en el
futuro. En cuanto a la temporalidad de la condición humana, representa un
descubrimiento aún más grave. Pero sigue siendo posible una reconciliación con la
temporalidad, si alcanzamos una concepción más correcta del tiempo. No es éste el
momento, sin embargo, de abordar estos problemas. Nuestro propósito era solamente
mostrar que la crisis espiritual del mundo moderno tiene también entre sus premisas
lejanas los sueños demiúrgicos de los herreros, los metalúrgicos y los alquimistas. Es
bueno que la consciencia historiográfica del hombre occidental se descubra solidaria de
los actos e ideales de sus antecesores lejanos, incluso si el hombre moderno, heredero de
todos estos mitos y todos estos sueños, sólo ha conseguido realizarlos desolidarizándose
de sus significados originales.

El movimiento popular y las “candidaturas independientes”

Lunes, 09 de Agosto de 2010 / 09:15 h
El movimiento popular y las “candidaturas independientes”

Dagoberto Gutiérrez

La reciente sentencia de la Sala de lo Constitucional sobre las candidaturas a diputados sin dependencia partidaria, ha convertido en discusión al ya largo debate sobre los partidos políticos, su papel como entes estatales y como intermedios entre el aparato de Estado y la sociedad. Los partidos, sin ninguna excepción, están actuando como una casta de privilegiados en la administración del botín de la cosa pública y como el monopolio constitucional que controla y usufructa la participación del pueblo en la política estatal.

En realidad, está planteada una confrontación entre el aparato y sus partidos y la sociedad, que necesita de manera vital hacer política para participar en la política propia, en la que necesita hacerlo, y no en la de los partidos. Resulta cierta la idea de que la sentencia de la Sala mueve el techo de las reglas del juego de la democracia representativa, agotada, enferma, ciega, muda y sorda ante las angustias del pueblo.

Pero, en el fondo, la figura de la participación independiente sigue estando situada dentro de la muralla de esa misma democracia representativa sin que signifique avance alguno hacia la necesaria y vital democracia participativa con la que se democratizará a la democracia.

El solo hecho de que para integrar la asamblea legislativa puedan aparecer candidaturas fuera de las listas partidarias no constituye, en realidad, el ejercicio político esencial para la democracia participativa que el pueblo necesita. Por lo menos no lo es mecánica o automáticamente, porque al final, diputado será el que viene de un partido o de una candidatura no partidaria y, en todo caso, se estará frente al ejercicio de los 3 derechos políticos que otorga la Constitución (Art. 72). Lo único que establecería la diferencia sería la concepción de lo que significa hacer política y su diferencia con la figura de participación en política. Esto es lo mismo que afirmar que un diputado representa a sus votantes o que un diputado representa al partido político que lo propone. Aquí está la esencia de este punto.

Los partidos políticos son el instrumento del régimen político, de su democracia representativa, y el cumplimiento y acatamiento de este papel destruye la posibilidad de que sean instrumentos de la gente que votó por ellos, porque ambas cosas no pueden cumplirse al mismo tiempo, y siempre el partido político y sus funcionarios prefieren la lealtad al aparato, que los premia, los privilegia, los consiente, los vuelve inviolables, y despierta en cada individuo la vocación para la reelección, que se convierte inadvertidamente en la única y real política partidaria, de modo que todo en la vida interna de los partidos, se reduce a crucificar la lucha interna teórica, política e ideológica para desarrollar la lucha intestina a fin de apartar y sepultar a los posibles rivales en el ejercicio de los cargos públicos.

De esta manera, los partidos políticos abandonan el ejercicio de la lucha política real que se desarrolla en una sociedad real con clases sociales confrontadas, con pueblos y comunidades víctimas de un modelo económico y de la vulnerabilidad ambiental, y se incorporan,
finalmente, en la cresta más alta de su entrega al aparato en la así llamada clase política estatal.

Esta es la estrangulación de la política como lucha por el poder y la renuncia a lo político como lucha vital y social por una nueva realidad.

Nada de este drama, propio de tragedia griega, desaparece con las candidaturas llamadas independientes, y el movimiento popular ha de saber que aunque es muy importante moverle el piso al monopolio de los partidos realmente existentes, lo verdaderamente importante es hacer política, aprender a hacer una política independiente, saber que esto solo se logra en el remolino vertiginoso de la lucha confrontada de los intereses opuestos de la sociedad y sabiendo que la conquista de un cargo público tiene sentido, siempre y cuando constituya este cargo público y este aparato, un instrumento para el logro de un fin previamente establecido, que no es, por ahora, el del aparato.

De no tener esta claridad en la cabeza política, el movimiento popular puede ser sacudido por las fiebres palúdicas de las candidaturas y, al igual que los partidos, podrían transformarse sus organizaciones en escenarios turbulentos, cuchillo en mano, con sangre derramada, para lograr candidaturas apetecidas que serían, como en los partidos, el fin en sí mismas, de una lucha que sin ser política tendría toda la apariencia de serlo.

Es una buena noticia que la Sala de lo Constitucional haya metido mano jurídica y puño sociológico para ajustar la ley secundaria electoral a la norma constitucional; pero lo mejor de la coyuntura viene dada por la desenredada oleada de crítica contra el sistema de partidos políticos, y además, por la circunstancia feliz de que ninguno de los partidos apoye o entienda, o muestre sensibilidad, ante la participación electoral de los ciudadano sin el control partidario.

Esto es aleccionante para los miembros de estos partidos porque pueden así entender que sus partidos son iguales en la medida que tienen la misma visión ante los aspectos esenciales del régimen político, y que las diferencias de discursos, de colores y de candidatos no reducen la identidad única en lo referente a su papel político fundamental de instrumentos del aparato estatal.

Por sí sola, la facultad de ser candidato a diputado en listas no partidarias no escapa al cercado de la democracia representativa ni vuelve a ésta más representativa ni participativa, todo dependerá de resolver bien, en la teoría y la práctica, el uso de los aparatos estatales en función de los fines populares.

El jaguar se niega a morir. La oligarquía salvadoreña en busca de orquídeas y esmeraldas.

Los proceso de venta de la banca salvadoreña por parte de la oligarquía financiera, realizados hace cinco años, dieron lugar a complejos procesos de expansión financiera, principalmente en proyectos de vivienda, hoteles y centros comerciales, en especial hacia la región centroamericana y hacia un nuevo territorio al sur: Colombia. El jaguar bancario que fue ofrendado en el altar de la globalización, renace y se transforma, y desde el silencio y la oscuridad, regresa con fuerza a la antigua caza de primavera y esta vez hacia nuevos territorios, al sur donde reina el cóndor andino, hacia la tierra de las orquídeas y las esmeraldas.

Y es que este bloque empresarial hegemónico, terminó acuñado por el brillante economista Carlos Rodolfo Paniagua Serrano (+) fue obligado por las fuerte corrientes globalizadoras a desplazar su control del sistema financiero hacia otras actividades económicas, comerciales e industriales, nuevas algunas y otras tradicionales, que es importante rastrear para conocer el rostro actual del jaguar. Hay que registrar en la historia económica que cedieron el control sobre el sistema financiero (bancos Agrícola, Cuscatlán, Salvadoreño, Comercio, Credomatic) la producción de cemento (CESSA), producción y distribución de cerveza, bebidas gaseosas y agua purificada (La Constancia), servicio de transporte aéreo (TACA). (1)

Los capitales derivados de estas ventas están siendo invertidos para proyectos de regionalización e internacionalización de empresas hoteleras y construcción de centros comerciales. Y a nivel interno, el fortalecimiento y diversificación de empresas nuevas y tradicionales en diversas áreas. Estos procesos están generando una nueva correlación de fuerzas económicas, en las que las empresas más fuertes (sector globalizado) están doblegando y desplazando a los más débiles (sector local).

Entre estas áreas en disputa de la dinámica empresarial interna se encuentran las siguientes: construcción de proyectos habitacionales, servicio de almacenaje de mercancías (Bodesa) cadenas de ferreterías (Vidri, Freund) comercialización de autos nuevos (Grupo Q, GEVESA) producción de harina de trigo (MOLSA) producción de productos metálicos, exportación de café (UNEX) distribución de fertilizantes (SERTESA, Cristiani Burkard) administración de fondos de pensiones ( Confía y Crecer) producción y exportación de zapatos (ADOC) manufactura textil (Textufil, Industrias St. Jacks) distribución de cigarrillos ( Tabacalera de El Salvador) agencias de viaje (U Travel Service) zonas francas ( El Pedregal).

Importación de maquinaria (COGESA) fabricación de pinturas (Sherwin Williams) fabricación de herramientas agrícolas (IMACASA) industria siderúrgica (CORINCA) venta de sorbetes (La Nevería) producción de aceites (La Fabril de Aceite, industrias UNISOLA) cadenas de cines (Cinemark) cadenas de comida rápida (Mister Donut, Biggest, Nash) producción de cuadernos (Cartotécnica Centroamericana) almacenes (Siman) empresas constructoras (Constructora Siman) distribución de equipos de computación (Sistemas C& C) importación y fabricación de medicamentos ( Droguería Santa Lucía) cementerios (Las Rosas, Jardines del Recuerdo, La Resurrección) fabricación de artículos de plásticos (SALVAPLASTIC) venta de artículos electrónicos y deportivos (OMNISPORT) ,etc.

Hace algunos años, de acuerdo con el economista Alfonso Goitia, “la economía de El Salvador está dominada por ocho grupos empresariales: Cuscatlán, Banagrícola, Banco Salvadoreño, Banco de Comercio, Agrisal, Grupo Poma, Grupo de Sola y Grupo Hill. Cada uno está relacionado con inversiones financieras, comerciales, agroindustriales y de la construcción.” (2) Esto ha cambiado y los banqueros se convirtieron en hoteleros y constructores de centros comerciales, en un proceso aun no concluido, parte del cual reseñamos a continuación.

Renace el jaguar del Grupo Poma

El 29 de julio el Grupo Poma inauguró un lujoso hotel de la cadena Marriot en Bogotá, Colombia. Era su segundo hotel, el primero fue construido en el 2009. El presidente del Grupo Poma es Ricardo Poma. Este grupo financiero estuvo vinculado al Banco Ahorromet. Y fue el primero en vender, ya que lo hizo en 1997 al canadiense Scotiabank, que luego compro en el 2005 el Banco de Comercio. Su capital se ha diversificado en cuatro áreas: Excel Automotriz, Grupo Roble, Real Hotels & Resorts y Grupo Solaire.

Grupo Excel Automotriz, desde enero de 2006 es la distribuidora de autos más importante de Centroamérica, y se encarga de vender vehículos nuevos y de prestar servicio técnico a través de talleres propios y en concesión. Es la antigua DIDEA. Excel administra las 50 salas de venta de las 14 marcas que distribuyen (como Toyota, Kia, Mitsubishi y Honda, entro otras), 41 talleres de servicio y 41 salas de venta de repuestos. Compite con el Grupo Q y Gevesa. El gerente es Andrés Poma.

El Grupo Roble, la división de bienes raíces, es una empresa que desarrolla proyectos habitacionales, centros comerciales y complejos corporativos en Centroamérica. Ha construido y vendido 50.000 viviendas y ha desarrollado y opera 20 centros comerciales en toda la región. Incluye el proyecto turístico Costa Real, en Costa del Sol así como las Torres Multiplaza. El gerente es Alberto Poma.

La división hotelera del conglomerado, Real Hotels & Resorts, lleva 35 años en ese mercado y opera, franquicia y es propietaria de 26 hoteles en Centroamérica, Estados Unidos, México, Panamá, el Caribe y Suramérica. Entre los proyectos más recientes del conglomerado están el JW Marriott Resort & Spa Guanacaste, en Costa Rica, el Hotel Marriott Bogotá, cerca del Aeropuerto El Dorado y el JW Marriott Bogotá, de la línea Premium de la marca Marriot, que está ubicado en la zona financiera del norte de Bogotá, en la calle 73. El hotel cuenta con 264 habitaciones: 143 con cama king size, 96 con dos camas full size, 24 junior suites y una suite presidencial. Su estilo es moderno y elegante, según lo define Fernando Poma, vicepresidente ejecutivo de Real Hotels and Resorts.

Y finalmente, el Grupo Solaire, que es proveedor de insumos y soluciones arquitectónicas para proyectos de construcción de Centroamérica y el Caribe. Las dos empresas que componen el Grupo Solaire son Unitmetal y Solaire. (1)

(www.bogotacorporatecenter.com).

Renace el jaguar del Grupo TACA

La familia Kriete estuvo vinculada al Banco Agrícola Comercial. Es propietaria de Taca. Esta empresa nació en Honduras en 1931, con un avión monomotor para brindar transporte de correo y carga dentro de ese país. Sin embargo, en 1982 trasladó su base de operaciones, mantenimiento y reservaciones a El Salvador. Los Kriete tomaron el mando en los 50 a través de Ricardo Kriete, quien murió en 1969. Asumió el mando de la aerolínea su hijo Ricardo, quien falleció en 1977. En la actualidad esta conducida por su nieto Roberto y su amigo estadounidense Federico Bloch. En los 90, realizó una de las fusiones más sonadas en el sector aéreo latinoamericano y se integraron Aviateca de Guatemala, Lacsa de Costa Rica, Nica de Nicaragua y Taca de Honduras, y conformaron el Grupo Taca. En octubre del 2009 vendió sus acciones a la empresa colombiana AVIANCA.

“La aerolínea inauguró esta mañana su nuevo simulador de vuelo, el cual se encuentra ubicado en las instalaciones de Aeroman, en el Aeropuerto de El Salvador. El equipo, valorado en unos 15 millones de dólares, servirá para entrenar a pilotos de toda Centroamérica, Perú, Costa Rica y de la línea Volaris de México. La aerolínea planea instruir este año a 578 pilotos; de los cuales 510 pertenecen a Taca y el resto son de Volaris.”

“El presidente de la aerolínea, Roberto Kriete, manifestó que actualmente la hora de uso de simulador tiene un costo de 450 dólares por pareja de pilotos. Con los nuevos instrumentos podrán capacitar a su propio personal y ahorrarse los costos de la instrucción en el extranjero. En total, la empresa espera ahorrar 1.3 millones de dólares…” (3)

Renace el jaguar del Grupo Agrisal

El Grupo Agrisal esta dirigido por Roberto Murray Meza. Era el dueño de la Constancia, la principal empresa de cerveza y gaseosas. Hoy además del negocio cervecero, se dedica a la hostelería y el turismo.

El negocio cervecero

Según un acucioso trabajo de Francesca Falconi, titulado La movida cervecera en Centroamérica, (4) “la SAB, la quinta cervecería más grande del mundo (96 empresas en 22 países), compró la Cervecería Hondureña a finales de noviembre del 2008. La transnacional sudafricana pagó U$S 537 millones de dólares, a la estadounidense DOLE Foods, por la citada cervecería, la embotelladora de Coca–Cola, un ingenio azucarero y unas siete mil manzanas de tierra. En el proceso de licitación, también participó la colombiana Bavaria.”
Luego de adquirir la Cervecería Hondureña, SAB se asoció con el Grupo Agrícola Industrial Salvadoreño (Agrisal). El resultado de la alianza fue bautizado con el nombre Beverage Company, BevCo. SAB compró los activos de la empresa hondureña, y colocó sus acciones en una nuevo holding, donde la sudafricana y Agrisal poseen cada una 50% con derecho a voto en BevCo. Las acciones comprometidas por Agrisal, corresponden a las empresas de bebidas que el grupo tiene en El Salvador: Industrias Cristal, Embotelladora Salvadoreña (Coca-Cola), La Constancia y Corchos y Latas S.A. El nuevo consorcio, “con un valor de 883 millones de dólares (US$ 537 millones de la SAB y US$ 346 de Agrisal), tiene la capacidad para producir 10 millones de hectolitros, que incluyen 1.8 millones de cerveza, 6.1 millones de bebidas suaves (gaseosas y refrescos) y 2.1 millones de agua envasada.” Con esta transacción la empresa sudafricana, se convierte en la principal transnacional del sector bebidas con acciones en Centro América.

La Constancia posee el monopolio en la producción de cerveza en El Salvador y es líder en la comercialización de cervezas importadas. “En total la empresa distribuye ocho marcas extranjeras. El primer convenio internacional que La Constancia estableció fue con el gigante estadounidense Anheuser-Bush, en 1994, distribuyendo sus marcas: Budweiser y Bud Ice; la primera de ellas la más vendida en todo el mundo. También importa la cerveza británica Guinness Draught, desde el pasado año. Por último, el más reciente fichaje de La Constancia es la cerveza Heineken, que ingresó a su portafolio de marcas en octubre del año pasado.”

Las marcas de La Constancia son: Pilsener, Regia, Suprema, Premiere, Barrilito y Golden Light. De ellas, la marca insignia es Pilsener, que se comenzó a exportar a Estados Unidos en la década de los 70. Vende al exterior las siguientes marcas: Suprema, Regia, Cantina, Cabaña, Caballo, Arriba y Taurino, en diferentes presentaciones.

“Por otro lado, el pasado 30 de enero, La Constancia y el Grupo Modelo, ratificaron un convenio comercial. Ambas empresas iniciaron relaciones comerciales en 1994. Ese año La Constancia se convirtió en importador exclusivo para El Salvador de cuatro de las marcas de cerveza que produce el Grupo Modelo: Corona, Coronita, Negra Modelo y Modelo Especial. Estas marcas acaparan cerca de la mitad de las ventas de cerveza importada en El Salvador. A nivel mundial, la Corona Extra es la quinta cerveza más vendida.”

El negocio hotelero

En junio de este año la marca hotelera Crowne Plaza fue presentada oficialmente por
Eduardo Quiñónez Caminos, director de la división hotelera del Grupo Agrisal, acompañado de Carlos Muhlbach, director de operaciones de la corporación. La conversión hacia la identidad y los estándares Crowne Plaza significará una inversión aproximada de $3 millones para el Grupo Agrisal, explicaron.

Según nota del Diario de Hoy del 8 de junio, “esta alianza viene a fortalecer la relación de largo plazo con IHG (InterContinental Hotels Group), el grupo hotelero más grande del mundo y socio estratégico de los planes a futuro en Centroamérica. (5)

“La incorporación de esta marca en la cartera de negocios de Grupo Agrisal es un motivo de orgullo, sobre todo porque viene a fortalecer la relación de una corporación 100% salvadoreña con el grupo empresarial más reconocido del mundo en el rubro de la hotelería”, aseguró Quiñónez.

Las construcciones

En diciembre del 2009 abrió sus puertas Torre Futura. En una nota en El Mundo (6) se dijo: Con una altura impresionante que descubre una panorámica de San Salvador hasta ahora oculto, Torre Futura abre sus puertas para imponerse, sobre todo, como un ícono corporativo, un proyecto de primer mundo ideado por Grupo Agrisal.

Dos años después de anunciar el proyecto y con una inversión de $45 millones, éste se inaugura para cumplir con los estándares internacionales más altos de las grandes corporaciones y con un sistema tecnológico que lo posiciona en los peldaños más altos, entre los edificios inteligentes.

Roberto Simán Siri, vicepresidente ejecutivo de Agrisal, expresó con entusiasmo la innovación que representa tanto para la zona como para el país. Asimismo destacó el monumento corporativo y comercial en el que se constituye, por ubicarse frente al Hotel Radisson, reconocido centro de convenciones, y junto de las dos torres del World Trade Center(WTC), lo que en conjunto suma un área de 67 mil metros cuadrados, en esencia, corporativos.

1. Pineda, Roberto. La ofrenda del jaguar. www.ecumenico.org

2. Goitia, Alfonso. Nuevos grupos de poder. www.libreopinion.net

3. EDH 11 de marzo de 2010

4. Falconi, Francesca. La movida cervecera en Centroamérica www.Rel-uita.org

Roberto Pineda, docente de la Universidad de El Salvador

5. EDH 5 de junio de 2010

6. Diario El Mundo www.elmundo.com.sv

Roberto Pineda, docente de la Universidad de El Salvador

San Salvador, 8 de agosto de 2010

¿Es posible un golpe de estado contra Funes en El Salvador?

La ruptura del orden constitucional por parte de las fuerzas armadas o de sectores oligárquicos ha sido una constante histórica en El Salvador y sus alrededores, desde los días en que empezó a gatear la Republica y se turnaban entre conservadores y liberales el dominio de lo que nuestro pueblo calificó sabiamente como “la guayaba.”

En nuestro caso, la historia de El Salvador es la historia de los golpes de estado. Son como los terremotos y los volcanes, parte del paisaje geopolítico. Y también lo es la resistencia popular. Como regla histórica cuando las clases dominantes ven en peligro sus intereses recurren invariablemente a la violencia, y en nuestra aldea, a la represión y a los golpes de estado.

Han pasado 30 años desde el último golpe de estado un 15 de octubre de 1979. Luego vino una guerra que mantuvo entretenidos a nuestros militares por doce años hasta que en 1992 regresaron a sus cuarteles. Desde entonces los uniformados se han mantenido silenciosos y obedientes al poder civil. Pero…dice nuestro pueblo: gallina que come huevos aunque le corten el pico.

Se pensaba ilusamente que en Centroamérica, luego de las guerras civiles de los años ochenta, que los golpes de estado y sus respectivas resistencias, eran reliquias de museo. Pero el año pasado, en pleno siglo XXI, en pleno gobierno imperial de Obama, en plena era digital, con TLC y Parlacen incluido, la derecha junto con los militares hondureños, Roberto Micheletti junto con el General Romeo Vásquez, nos dan una singular sorpresa al “destituir” al presidente electo Zelaya.

En la más tradicional de las modalidades, los militares van de madrugada a sacar al presidente Zelaya de su casa y lo mandan a otro país. En la vía chilena de 1973 asesinaron al presidente Allende y asumió el dictador Pinochet. En la variante hondureña asume un dictador civil, se realizan elecciones, el dictador civil entrega el mando y aquí no ha pasado nada. Dice también la sabiduría popular: cuando veas las barbas de tu vecino rasurar, pon las tuyas a remojar…

En los últimos tiempos en nuestro vecindario centroamericano, esta hazaña de la derecha hondureña únicamente ha sido superada, y precisamente a un año del golpe, por la decisión del congreso costarricense de autorizar convertir a Costa Rica en una gigantesca base militar para siete mil soldados de Estados Unidos. Los militares hondureños pisotean la democracia y los políticos ticos mancillan la dignidad de Centro América.

Son dos fenómenos que inciden negativa y fuertemente en el escenario político regional. Parece que Obama permite que en la región sean los halcones del Pentágono los que definan como arrinconar al gobierno de Daniel Ortega. Parafraseando a Bécquer podemos decir: volverán las tropas invasoras, en tu balcón sus nidos a colgar. Y estamos seguros que regresara también la resistencia…porque nuevos golpes militares y nuevas intervenciones de tropas extranjeras provocaran sin duda alguna la respuesta popular. Surgirán nuevos Sandinos y Farabundos…

¿Y como esto nos afecta en la patria chiquita mía…?

La reciente y valiente decisión de cuatro magistrados de la Corte Suprema de Justicia de admitir las candidaturas independientes para las elecciones legislativas y municipales del 2010 se ha convertido en un terremoto político. Frente a este terremoto político todas las fracciones legislativas rápidamente han blindado el sistema y salido a la defensa del status quo afirmando que solo se puede ser candidato desde el cántaro de los partidos del sistema.

Por otra parte, la derecha hace crecer en la opinión pública el desencanto por una Asamblea Legislativa improductiva y costosa, con muchos diputados viajeros y que cambian de partido como cambiar de camiseta. Es parte de un diseño estratégico para justificar la necesidad de golpear.

Se ha abierto una peligrosa crisis de institucionalidad. Esta en crisis el sistema político de partidos diseñado a partir de los Acuerdos de Paz de 1992. Y es una crisis vinculada a una crisis socio económica que no logra ser mitigada con los préstamos internacionales. Pero también la decisión de la CSJ abre nuevas posibilidades de expresión popular y de ampliar la participación ciudadana.

Y si a esto se le agrega la crisis en el tema seguridad es una combinación explosiva. Y es por esto que el Presidente ha pedido prudencia mientras que es sumamente curiosa la posición del FMLN defendiendo al sistema vigente. Podría uno fácilmente preguntarse: ¿Es debido al mareo por las alturas? ¿Se les ha subido el champagne?

Y mientras tanto los que sueñan con el golpe perciben que la vida les presenta otra nueva oportunidad para actuar. Audaces fortuna juvat.

Las lecturas de estos hechos nacionales y regionales son variadas de acuerdo al prisma ideológico y las necesidades de las fuerzas políticas en contienda. Vamos a hacer un recorrido por sus distintas vertientes.

Para un sector de la derecha, el golpe en Honduras y la presencia masiva de tropas estadounidense en Costa Rica, son un sello de garantía y a la vez una oferta única en un momento complejo en el cual marzo del 2012 se acerca inexorable y la maquinaria electoral llamada ARENA se encuentra fundida, con un líder cuestionado y una base confundida. Están esperando para actuar los resultados de las elecciones en Venezuela de septiembre próximo.

No están preparados para el 2012. Una operación de emergencia, preventiva, con un bisturí afilado, podría extirpar el tumor maligno. La prueba es que los hondureños pudieron hacerlo. La factura por la operación se paga en el camino, solo se necesita convencer a los cirujanos, definir donde cortar y buscar la sala de operaciones.

Hay otro sector de la derecha, más cauteloso, experimentado, que piensa que se puede y se debe navegar y bañarse en las tibias y tranquilas aguas del Gobierno Funes, el cual en el ejercicio del gobierno, aprenderá que la opinión de la empresa privada es crucial para todo tipo de proyecto. Un año les ha enseñado a los banqueros convertidos en hoteleros, como manejarse en esta nueva carretera, sin dañar sus vehículos y sin pagar multas de transito. Temen despertar la ira de la gente y abrir una caja de Pandora que luego será difícil de cerrar, piensan incluso que pueden vivir con una reforma tributaria light, pactada y segura.

La peor pesadilla de Funes

Para el gobierno Funes la posibilidad del golpe es la peor pesadilla que se abre en el horizonte inmediato y prefiere pensar que no debe de suceder. Confía Mauricio y su equipo que su “buen comportamiento” internacional –Honduras, Taiwán, próxima y principalmente Colombia y luego Brasil- y nacional – lectura de Biblia en las escuelas, reunión con cúpulas del FMLN y Arena, consultas a la ANEP, el CES- les permitirá contar con la bendición y protección de Washington para evitar cualquier tipo de aventura golpista. Ojala que las hojas no le toquen el cuerpo cuando caigan.

Para el FMLN como principal y más experimentada fuerza de la izquierda, y como partido de gobierno, y en medio de un proceso electoral interno, la posibilidad del golpe se percibe como remota. Confían demasiado en lo caminado en 18 años y piensan que no puede haber marcha atrás. Consideran que han mostrado en los hechos su decisión de jugar con las reglas del sistema y la opción del golpe no la ven factible, realista. Ojala tengan razón y los fascistas le teman a los niveles de la respuesta popular y al seguro inicio de una nueva guerra.

Pero los vientos de golpe soplan en los cuarteles así como soplaron los vientos de cambio en los barrios populares. Las ventanas de los cuarteles se abren siempre ante los clamores de la sociedad. Y las banderas buscan a los soldados. Esto lo vimos en marzo del 1972 con el golpe progresista del Coronel Benjamín Mejía. Y podríamos verlo de nuevo…con otro signo ideológico, no hay nada nuevo bajo el sol dice el Eclesiastés. Y también dice vanidad de vanidades, todo es vanidad…

¿Es posible un golpe de estado contra Funes? Es posible. El fascismo criollo levanta cabeza…y debemos de preparar la respuesta al zarpazo. No queda alternativa.

Roberto Pineda, docente de la Universidad de El Salvador

San Salvador, 8 de agosto de 2010

Ochenta años del Partido Comunista Colombiano

Ochenta años del Partido Comunista Colombiano

Por: Carlos A. Lozano Guillén

Historia revolucionaria de avances democráticos

Publicado en la revista virtual Izquierda No. 3 (en circulación). Puede leerse en www.espaciocritico.com

El Partido Comunista de Colombia, como se llamó antes, fue fundado el 17 de julio de 1930, aunque realmente el movimiento comunista en Colombia, bajo la influencia de la Internacional Comunista, comenzó antes, en la década de los años veinte, inspirado en la creación de partidos comunistas en el cono sur del continente y en los vientos del marxismo y del socialismo revolucionario que llegaban de la naciente Revolución de Octubre de 1917 y de la expansión de su experiencia a lo largo y ancho de la vieja Europa.

En marzo de 1924 fue conformado el Partido Socialista Revolucionario (PSR), cuyo primer presidente fue el periodista y poeta, Luis Tejada, quien murió en septiembre del mismo año. Antes existió el Partido Socialista, que surgió al calor de la revolución rusa de 1917. El PSR, integrado por intelectuales, artesanos y algunos obreros, debatía bastante sobre la ideología revolucionaria, aunque sobresalía en sus cuadros y militantes la simpatía por la Revolución Socialista de Octubre y la doctrina marxista, poca preocupación tuvieron estos, en principio, por desarrollar la organización del partido y ampliarla a todo el país. Desde el comienzo establecieron estrecha relación con la Internacional Comunista, especialmente con su secretariado en América del cual hacía parte el dirigente comunista argentino, Victorio Codovilla. Justificaban no adoptar el nombre de Partido Comunista de Colombia, porque era peligroso y se exponían a la represión de los gobiernos conservadores. Durante un tiempo estuvo vigente la ³ley heroica², en la hegemonía conservadora, de naturaleza anticomunista.

Sin embargo, más adelante y antes de la fundación del Partido Comunista de Colombia, en 1930, el PSR con el peso de destacados dirigentes obreros, entre ellos María Cano e Ignacio Torres Giraldo, entre otros, influyeron en el movimiento sindical, en particular en la zona bananera, y organizaron, en 1927, el Tercer Congreso Obrero Revolucionario de Colombia, en Cali, que le dio vida a la Confederación Nacional.

A la par surgió el Centro Comunista, dirigido por Juan de Dios Romero, que estableció también relaciones con la Internacional Comunista y en 1928 buscó contactos con sus principales dirigentes para recibir propaganda y distribuirla en el país. Mantuvieron siempre una abierta pugna con el PSR al que criticaban por el hecho de no adoptar el nombre de comunista en el partido y lo criticaban porque en su dirección predominaban posiciones putchistas.

En el Partido Socialista Revolucionario existían muchas contradicciones, fortalecidas después de la masacre de las bananeras, en 1928. En varios de sus dirigentes sindicales, aparecieron tendencias caudillistas, aunque también el peso intelectual de la pequeña burguesía que predominaba en el partido, le imprimía ciertas prácticas alejadas del marxismo-leninismo. Ello limitó su alcance político marxista, porque realmente varios de sus dirigentes, exceptuando a María Cano, José Ignacio Torres Giraldo, Rafael Baquero, entre otros, tenían fuerte influencia liberal radical y posteriormente se acomodaron en las toldas de este partido. También eran sobresalientes las posiciones putchistas y radicales.

Finalmente ­y por recomendación del buró de la Internacional Comunista, que creía que en el PSR había ausencia de un programa revolucionario- el 17 de julio de 1930, comenzando la hegemonía liberal, en el gobierno de Enrique Olaya Herrera, fue fundado el Partido Comunista de Colombia, el cual llegó para quedarse como una opción política revolucionaria y de propuesta de profundas transformaciones en la sociedad colombiana. Su programa audaz fue la revolución agraria y antiimperialista en un concepto de liberación nacional para la Colombia de la época. Era la revolución democrática y antifeudal en tránsito al socialismo. Por ser sección de la Internacional Comunista, la preposición ³de² que denota posesión o pertenencia, era parte del nombre del Partido Comunista en cada país. Por esta razón, en 1930, recibió el nombre de Partido Comunista de Colombia, el cual fue modificado en 1991 por el de Partido Comunista Colombiano por sugerencia de Gilberto Vieira, cuando la tercera IC había desaparecido muchos años atrás y estaba en boga la perestroika soviética que ilusionaba al movimiento comunista internacional en una reestructuración a fondo del ³socialismo real².

        • *

El Partido Comunista Colombiano, como se llama en la actualidad, llegó para quedarse. Logró superar diversas etapas de crisis, divisiones y hasta la criminal guerra sucia de exterminio de la oligarquía bipartidista.

La mayor división se produjo en el IV Congreso del Partido Socialista Democrático, nombre que había adoptado años atrás el Partido Comunista de Colombia en cuya dirección predominaban corrientes obreristas de derecha bajo la influencia del browderismo, que surgió en el Partido Comunista de los Estados Unidos, después de la Segunda Guerra Mundial con la ilusión del entendimiento entre las grandes potencias capitalistas y la Unión Soviética, aliados para la derrota del eje Roma-Berlín-Tokio. Una camarilla revisionista, encabezada por Augusto Durán, expulsó del partido a los marxistas-leninistas y lo enrumbó por una vía pacifista y electorera, encubierta en un obrerismo excluyente y sectario. En el V Congreso, en julio de 1947, la mayoría de los delegados se alinearon junto a la corriente marxista-leninista, liderada por Gilberto Vieira, rescataron al partido con una línea política y programa revolucionarios, así como con los estatutos leninistas, le reintegraron el nombre de Partido Comunista de Colombia y expulsaron a la camarilla derechista. Varios de los que acompañaron a Augusto Durán lo abandonaron y retornaron a las filas del Partido Comunista de Colombia.

En 1964 hubo otra división del Partido Comunista, cuando un importante grupo de dirigentes y militantes en la costa atlántica y otras regiones, conformaron un nuevo partido de orientación maoísta, en el marco de la ruptura política chino-soviética.

No fueron las únicas intentonas divisionistas. Hubo otras, provenientes de concepciones guerrilleristas y unilaterales en cuanto a las formas de lucha, que afectaron a núcleos de la Juventud Comunista. Prácticas como el ³paralelismo², la ³revoltura² en las formas de lucha como decía Gilberto Vieira, la infiltración a la Juventud Comunista por organizaciones guerrilleras, debilitaron al partido. Como también, el exterminio militarista de los años 80 de la Unión Patriótica, que cobró cinco mil víctimas, en su mayoría dirigentes y militantes comunistas, abrió un debate sobre la clandestinidad o no de la organización, que la debilitó y fraccionó sobre todo en las regiones agrarias, aunque también en el sector sindical y juvenil en menor escala.

De otra parte, las expectativas y exageradas ilusiones en la perestroika soviética llevaron a varios dirigentes y militantes, en particular intelectuales, a retirarse del partido, frustrados y decepcionados por el derrumbe del muro de Berlín y el colapso soviético.

Todos estos fenómenos más recientes, forzaron a una profunda crisis en el Partido Comunista Colombiano, porque en varias regiones de importancia popular y proletaria, la organización fue liquidada, exterminada, víctima de un genocidio que aún no termina. No se ha recuperado el Partido Comunista Colombiano a plenitud de esta crisis, que lo llevó a perder buena parte de la militancia intelectual, sindical y campesina. Afectó de forma notoria a la Juventud Comunista.

Pero la historia del Partido Comunista Colombiano es de logros y conquistas populares y democráticas. Todos los procesos de unidad de la izquierda, incluyendo el actual del Polo Democrático Alternativo, se han consolidado con la presencia de los comunistas, a pesar de ciertas corrientes de seudoizquierda excluyentes, sectarias y, en el fondo, anticomunistas. Lo mismo ocurrió en el movimiento sindical. Antes de la fundación oficial del partido, los comunistas patrocinaron la Confederación Obrera, como después contribuyeron a crear la Confederación de Trabajadores Colombianos (de la cual fueron expulsados), el frente de las organizaciones independientes y clasistas, la Confederación Sindical de Trabajadores de Colombia, CSTC (la central sindical más clasista y consecuente en la lucha popular) y en la Central Unitaria de Trabajadores, CUT, que amplió el espectro de la unidad y de la influencia sindical en el ámbito nacional.

La lucha de los comunistas ha sido fundamental en varios acontecimientos políticos y sociales en la vida del país, como la adopción de los derechos laborales y sindicales, de la contratación colectiva, la fundación del Comité Permanente de los Derechos Humanos, de organizaciones agrarias, cívicas y comunales, como de logros democráticos en la participación ciudadana y en los espacios políticos para la izquierda.

Fue el Partido Comunista Colombiano el primero que habló de apertura democrática y solución política negociada del conflicto, en 1980, cuando el ³estatuto de seguridad² del gobierno turbayista, hacía estragos en la democracia restringida y en la persecución a los luchadores del pueblo. El Partido Comunista Colombiano mantiene una fuerte influencia en el movimiento sindical, en el movimiento obrero, en las mujeres, la juventud y los estudiantes, los artistas y el sector cultural, la intelectualidad y la academia. Es una realidad de la vida política nacional y uno de los primeros destacamentos que integran el Polo Democrático Alternativo.

El Partido Comunista Colombiano introdujo en la teoría y la praxis revolucionaria los conceptos de vanguardia colectiva y partido único de la izquierda para la revolución y el socialismo.

(*) Abogado y periodista. Director de VOZ. Dirigente del Partido Comunista Colombiano y del Polo Democrático Alternativo.

Aclaración necesaria ante declaraciones de obispo luterano salvadoreño

ACLARACIÓN NECESARIA ANTE DECLARACIONES DE OBISPO LUTERANO SALVADOREÑO

Con mucha sorpresa e indignación hemos leído este día las irresponsables declaraciones al Diario de Hoy del obispo luterano Medardo Gómez, en la que nos acusa de “políticos extremistas.”

Ante estas declaraciones, por las cuales desde ya lo responsabilizamos por cualquier tipo de consecuencias, como Iglesia Luterana Popular expresamos lo siguiente:

1. A finales del 2005 tomamos la decisión de suspender cualquier tipo de polémica pública para no continuar dañando la imagen de nuestra obra luterana. Este compromiso asumido mutuamente ante el Consejo Mundial de Iglesias ha sido roto por estas declaraciones del obispo luterano.
Nuestra visión de fe
2. En marzo de 2005 fuimos expulsados del Sínodo Luterano salvadoreño debido a nuestro compromiso con las luchas de los sectores populares por la paz y la justicia. Este acompañamiento a las luchas de nuestro pueblo, deriva de nuestro entendimiento de la practica liberadora y evangélica de Jesús de Nazaret, del sacerdocio universal de los creyentes practicado por Martin Lutero y del testimonio de nuestro Obispo mártir, Monseñor Romero.

Razones de nuestra expulsión del Sínodo Luterano

3. Una de las razones principales que esgrimió el obispo Gómez en ese entonces fue que poníamos en peligro la “seguridad” de la iglesia con nuestras actitudes “partidistas.” El se refería a nuestra decidida participación, que nos enorgullece, en la campaña por llevar a la presidencia al candidato del FMLN, Schafik Handal. Inicialmente él nos “autorizo” para estas labores, pero después, ante el fraude de ARENA y la llegada al gobierno de Antonio Saca, dijo que “había que ser listos” y cambio de posición y hasta le envió una carta al presidente saliente Flores felicitándolo por su gestión y otra al presidente entrante Saca deseándolo éxitos y pretendió que fuéramos a pedirle disculpas al “presidente electo.”. Nosotros nos negamos a entregar estas cartas. Nosotros repudiamos esa actitud oportunista.

4. Por otra parte, junto con un grupo de pastores empezamos a cuestionar el uso “discrecional” que realizaba el obispo Gómez de la ayuda que se recibía de las iglesias europeas “hermanas.” Este uso discrecional creaba situaciones en las cuales las “ayudas” a los pastores se atrasaban hasta tres y cuatro meses, mientras los fondos se encontraban ganando intereses a plazo en los bancos. Y si a esto agregamos que se realizaban cada año despidos “selectivos” podremos comprender la situación de angustia en que vivían los pastores y trabajadores de la iglesia. Nosotros denunciamos esta situación y nos negamos a justificarla. No podíamos seguir proclamando la justicia desde el altar ante los cooperantes y explotar a nuestros pastores con salarios de miseria.

Nuestra obra luterana

5. Desde nuestra salida del Sínodo Luterano hemos continuado acompañando a nuestro pueblo por medio de las Comunidades de Fe y Vida, COFEVI de la Iglesia Luterana Popular, ILPES. Trabajamos en todo el país, en comunidades rurales y urbanas. Luchamos por la vida de nuestro pueblo amenazada por este sistema capitalista depredador. Esa es nuestra visión evangélica. Esa es la enseñanza de nuestro Señor y Liberador Jesús de Nazaret. Estamos en las calles en oración y acción con nuestro pueblo en lucha.

6. Finalmente, nos declaramos en oración para que nuestro Señor Jesucristo ilumine la mente y toque el corazón de este obispo, torcido en su llamado evangélico, por el demonio de la soberbia, que brota del poder y la riqueza.

SOLA GRATIA, SOLA FIDE

Rev. Ricardo Cornejo Rev. Roberto Pineda
Iglesia Luterana Popular de El Salvador
San Salvador, 7 de agosto de 2010

Sobre la teología de los reformadores

Sobre la teología de los reformadores:
Unas Reflexiones1

Se suele resumir el aporte teológico de la Reforma en tres puntos: (1) la justificación por la gracia mediante la fe (sola gratia, sola fide), (2) la sola autoridad normativa y definitiva de las Sagradas Escrituras (sola scriptura, tota scriptura), y (3) el sacerdocio universal de todos los creyentes. Pero, casi siempre, se olvidan otros dos, que son cruciales: (4) la libertad cristiana y (5) “la iglesia reformada siempre reformándose” (ecclesia reformata semper reformanda). Es especialmente sorprendente y lamentable que los evangélicos hoy hacen caso omiso del tema de la libertad cristiana. De hecho, dicho tema es, sin lugar a dudas, central en todo el movimiento de la Reforma. La Reforma fue, en su sentido más profundo, un proceso liberador en todas sus dimensiones.[2]

En este énfasis marcado sobre la libertad cristiana, Lutero siguió de cerca a su gran precursor evangélico, nada menos que el Apóstol Pablo, quien constantemente vinculaba la justificación por la fe con la libertad cristiana. Cuando los gálatas se echaron atrás al legalismo judaizante, San Pablo los acusó de haber negado el evangelio: “De Cristo se han desligado, los que por la ley se justifican; de la gracia han caído” (Gál 5.4), y eso, no porque hubiesen caído en alguna inmoralidad ni hubieran negado alguna doctrina ortodoxa, sino porque habían vuelto a insistir en la circuncisión y el legalismo como condiciones para ser aceptado ante Dios. Bajo tales legalismos, les dice San Pablo, “para nada les aprovecha Cristo” (Gál 5.2), porque “para libertad han sido llamados” (Gál 5.11). Por lo tanto, les exhorta, “estén firmes en la libertad con que Cristo los ha liberado” (Gál
5.1).

Al inicio de la misma epístola, Pablo escribe a estos creyentes en Galacia en términos parecidos: “Me asombro que tan pronto estén dejando ustedes a quien los llamó por la gracia de Cristo, para pasarse a otro evangelio” (Gál 1:5). En seguida, aclara que de hecho “no hay otro evangelio”, y advierte que si alguien pretendiera predicarles otro evangelio, “qué caiga bajo maldición” (1:8). Ser evangélico, según San Pablo, es vivir desde la gracia de Dios que nos hace libres. No se puede ser evangélico y legalista a la vez.

A Martín Lutero le gustaba señalar que su apellido venía de una palabra griega (eleútheros) que significa “libre, independiente, no ligado”; a veces se llamaba “Lutero el Libre”. Uno de sus primeros escritos, en el año 1520, se tituló “Sobre la libertad del cristiano”. Tan convencido estaba Lutero de que no podría haber libertad bajo la condición de pecado, como convencido estaba también de que el evangelio nos hace verdaderamente libres. Evangelio significa libertad; evangelio y servidumbre (dominación, autoritarismo) se excluyen mutuamente.

En los párrafos siguientes intentaremos demostar que cada una de las grandes afirmaciones de la Reforma, es una afirmación de la libertad cristiana. Sin la libertad cristiana, las demás verdades reformadas no se pueden entender en su sentido pleno.

(1) La sola gratia nos libera del legalismo:

Cuando Lutero descubrió la justificación por la pura gracia de Dios, dijo que se le abrieron las puertas del paraíso, porque la sola gratia le liberó del terror ante un Dios iracundo y vengativo. La doctrina de la justificacion por la gracia significó para Lutero su liberación del dominio de la ley y de las obras. Para él, personalmente, la revelación de “la gloriosa libertad de los hijos e hijas de Dios” (Rom. 8.21) fue la respuesta a su angustiosa búsqueda de paz y salvación. Significó liberación de las demandas de la ley. Ya que nuestra justificación es “por la gracia mediante la fe”, podemos confiar firmemente en la Palabra de Dios que nos asegura que el Señor nos ha aceptado. A la vez, para Lutero, la fe es muchísimo más que mero asentimiento teórico. “La fe es algo inquieto y activo”, decía Lutero; es “la fe que obra por el amor” (Gal. 5.6, cf. 6.9s).

Para Lutero, esta “libertad del evangelio” estaba por encima de toda autoridad y de todas las leyes humanas. El sistema papal le parecía una intolerable contradicción a esta libertad evangélica; el papa, escribió, había dejado “de ser un obispo, para convertirse en un dictador” (S. S. Wolin, Política y Perspectiva, p.158). Era imperativo restaurar “nuestra noble libertad cristiana”, pues “se debe permitir que cada persona escoja libremente…” (ibid, pp. 156,158).

Desde el tiempo de los fariseos, la mentalidad legalista, basada en la autosuficiencia de los méritos propios, siempre tiende a producir dos extremos: o el fariseo o el publicano. El fariseo está segurísimo de su propia justicia, con base en obras de moralismo externo, pero de hecho no es ni justo ni realmente libre. El publicano, en cambio, se desespera por su falta de mérito y su insuperable fracaso en lograr su propia vindicación. Pero ninguno de los dos puede hacer el bien libremente, puesto que la realizan sólo como medio para alcanzar su propia auto-justificación.

El mensaje evangélico rompe este círculo vicioso. Dios en su gracia divina recibe al injusto y lo justifica, “no por obras, sino para buenas obras” (Ef. 2:8-10). La gracia (járis) de Dios despierta nuestra gratitud
(eujaristía) y nos transforma en personas nuevas que buscamos hacer la voluntad de Aquel que nos ha redimido.[3] De esa manera, la gracia de Dios nos libera tanto del legalismo y moralismo (heteronomía moralista) como del fideismo y de la “gracia barata” de una fe puramente formal y verbal. La gracia nos hace libres para hacer el bien, no para lograr una justificación propia ante Dios, sino para agradecer y glorificar a Aquel que nos justificó por fe.

(2) La sola scriptura nos libera del autoritarismo dogmático:

La misma paradoja liberadora aparece en la afirmación de la sola autoridad normativa de la Palabra de Dios. El principio de sola scriptura relativiza, necesariamente, toda tradición y toda autoridad humana, aun las eclesiásticas. Ninguna autoridad humana puede imponerse sobre la conciencia del creyente, si no puede fundamentarse en las escrituras. Lo expresó Lutero elocuentemente en su defensa ante el Dieta de Worms (1521):

Mi conciencia es cautiva de la Palabra de Dios. Si no se me demuestra por
las Escrituras y por razones claras (no acepto la autoridad de papas y
concilios, pues se contradicen), no puedo ni quiero retractar nada, porque
ir contra la conciencia es tan peligroso como errado. Que Dios me ayude.
Amén.[4]

Años después Lutero dijo, “Soy teólogo cristiano. Quiero creer libremente y no ser esclavo de la autoridad de nadie. Confesaré con confianza lo que me parece cierto”. Sobre su monumento en Worms están escritas estas palabras: “los que conocen verdaderamente a Cristo no pueden nunca quedar esclavos de ninguna autoridad humana”. “La Palabra de Dios”, escribió Lutero, “que enseña la libertad plena, no debe ser limitada” (Wolin , ibid., p.155).

¡¡Qué palabras de libertad teológica!! Su total sumisión a la Palabra de Dios le hacía libre frente a dogmatismos, magisterios, concilios y papas. En la medida en que seamos realmente bíblicos, en esa misma medida seremos libres para “examinarlo todo” a la luz de las Escrituras y de las evidencias, hoy no menos que en los tiempos de Lutero.

Martín Lutero insistía terca y vehementemente en la única, exclusiva e incondicional autoridad de la Palabra de Dios, cuidadosa y evangélicamente interpretada. Sólo el evangelio y las Escrituras pueden tener autoridad sobre la conciencia del creyente. Por las Escrituras y por la gracia redentora de Dios, somos libres de cualquier otra autoridad que pretendiera imponerse sobre nuestra conciencia.

Estudiosos de la Reforma han llamado esto “el principio protestante”: sólo Dios mismo es absoluto, sólo su Palabra divina puede ostentar autoridad final. Cualquier otro absoluto no es Dios, sino un ídolo. Por lo mismo, sólo las Escrituras, fiel y cuidadosamente interpretadas en la comunidad creyente, pueden fundamentar artículos de fe. Ni el papa ni los concilios, ni las tradiciones ni los pastores ni los profesores de teología, pueden imponer sus criterios con autoridad obligatoria.

Sin embargo, a menudo pasa lo contrario (no sólo con los Testigos de Jehová sino con muchos que se llaman “bíblicos” y “evangélicos”): se levantan también en nuestro medio pequeños “papas protestantes” con su “Santo Oficio” que pretenden imponer sus tradicionalismos y dogmatismos y condenar (sin pruebas bíblicas de la más mínima seriedad) a todo aquel que no esté de acuerdo con los prejuicios de ellos. Sin darse cuenta, vuelven al autoritarismo dogmático contra el cual Lutero se había levantado, como los judeocristianos de Galacia también habían vuelto al legalismo anti-evangélico y anti-bíblico. Pero ser bíblico es ser mentalmente libre, abierto y crítico. No se puede ser bíblico y seguir siendo cerrado y dogmático.

¡Qué libertad la de Lutero, ante toda autoridad, tradición, opinión y criterio humanos! ¿Y por qué? ¿Cómo se atrevía Lutero a reclamar tan osada libertad para su propia conciencia? Aunque su postura pareciera arrogante y anárquica, la fuerza de su libertad evangélica fue algo totalmente distinta: “Mi conciencia es cautiva de la Palabra de Dios.”

Para Lutero, la obediencia evangélica a Dios y a su Santa Palabra tienen como corolario la liberación evangélica de toda autoridad, tradición o heteronomía que pretendieran ser absolutas (idolátricas) frente a la exclusiva autoridad normativa de la Palabra viva de Dios. Lutero explicó esto con elocuencia en su tratado de 1520, “sobre la libertad del Cristiano”: porque el cristiano está sometido incondicionalmente a la Palabra liberadora del Evangelio, “el cristiano es el más libre de todos los seres humanos” (cf. Rom. 6:16-18).

Bien lo expresa el himno, “Cautívame Señor, y libre en tí seré.” Eso se aplica también a nuestro pensamiento y a nuestras actitudes: cuando nuestra conciencia es cuativa de la Palabra de Dios y del glorioso evangelio, no podrá ser nunca cautiva de tradiciones humanas ni de autoridades humanas que pretendieran colocarse al nivel de, o incluso por encima de, la Palabra de Dios. Sola scriptura, sola gratia, sola fide: ¡mensaje de auténtica libertad evangélica para la conciencia de todos los cristianos hoy también!

(3) El sacerdocio de todos los fieles nos libera del clericalismo:

En tercer lugar, la afirmación reformada del sacerdocio universal de todos los fieles (1 Pedro 2:9; Apoc 1:6; 5:10) impulsa, lógicamente, un proceso de progresiva democratización dentro de la Iglesia, y por consiguiente dentro del mundo moderno. Para Lutero, todo cristiano es un sacerdote y un ministro de Dios, y toda la vida, todo empleo y oficio, son vocación divina dentro del mundo. “Una lechera puede ordeñar las vacas para la gloria de Dios”, decía Lutero. En un pasaje aun más atrevido, afirma que “Todos los cristianos son sacerdotes, y todas las mujeres sacerdotisas, jóvenes o viejos, señores o siervos, mujeres o doncellas, letrados o laicos, sin diferencia alguna” (W.A. 6,370; R. García-Villoslada, Martín Lutero, Tomo. I, p.467).

Es cierto que los Reformadores no llevaron este principio hasta sus últimas consecuencias. Conservaron mucho del clericalismo heredado de largos siglos de tradición eclesiástica. Sin embargo, algunos, conocidos como Anabautistas de la “Reforma Radical”, llevaron el principio del sacerdocio universal un buen paso adelante. Hoy día, tanto en círculos católicos como protestantes, se reconocen los carismas de todos los fieles y se cuestiona constantemente el clericalismo y el autoritarismo que, lamentablemente, han prevalecido en la iglesia protestante como también en la católica.

El paso de la Edad Media al mundo moderno significó un cuestionamiento radical del autoritarismo medieval e impulsó la evolución de una serie de libertades humanas que hoy día damos por sentadas. En ese proceso, Martín Lutero desempeñó un papel decisivo. Su mensaje de gracia evangélica nos libera del legalismo (autoritarismo ético). Su insistencia en la autoridad bíblica, interpretada crítica y científicamente, nos libera del tradicionalismo (autoritarismo doctrinal). Su enseñanza del sacerdocio universal de todos los fieles comenzó a liberarnos del clericalismo (autoritarismo eclesiástico).

Lutero lanzó una cruzada tenaz contra las estructuras autoritarias de la iglesia medieval: “Todas y cada una de las prácticas de la Iglesia”, escribió en 1520, “son estorbadas, y enredadas, y amenazadas por las pestilentes, ignorantes e irreligiosas ordenanzas artificiales. No hay esperanza de cura, a menos que todas las leyes hechas por el hombre, cualquiera que sea su duración, sean derogadas para siempre. Cuando hayamos recobrado la libertad del Evangelio, debemos juzgar y gobernar de acuerdo con él en todos los aspectos” (Woolf I, p.303, en Wolin p.156). Al denunciar la tiranía del Vaticano, Lutero exigió a la iglesia“restaurar nuestra noble libertad cristiana” (Wolin p.158) también en las iglesias evangélicas.

4) “La iglesia reformada siempre reformándose” nos libera del tradicionalismo estático:

Otra consigna de la Reforma, cuya importancia no puede ser exagerada, rezaba ecclesia reformata semper reformanda (“iglesia reformada siempre reformándose”). Es impresionante que los reformadores hayan tenido la humildad y la flexibilidad de ver su movimiento como inconcluso, con necesidad de continua revisión. Sabían que su encuentro con la Palabra de Dios había introducido en la historia nuevas fuerzas de transformación, pero (a lo menos en sus mejores momentos) no tenían ilusiones de haber concluído la tarea. Su gran mérito histórico fue el de haber hecho un buen comienzo, muy dinámico, y precisamente de no pretender haber dicho la última palabra per saecula saeculorum.

Hay un fenómeno típico en los movimientos históricos, que consiste en que después de comenzar con la espontánea creatividad de una búsqueda dinámica, poco a poco se van institucionalizando hasta perder casi totalmente la flexibilidad de sus inicios y su original capacidad de sorprender. En muchos casos, este proceso termina en un estado senil de arterioesclerosis institucional.

De hecho, esto es lo que pasó en gran parte con la Reforma protestante. Sus sucesores redujeron los explosivos descubrimientos de los fundadores (especialmente la “teología irregular” de Lutero mismo) en un nuevo escolasticismo ortodoxo, sea de cuño luterano o calvinista. El proceso dinámico de los inicios se petrificó en el sistema rígido y cerrado. Siglos después el fundamentalismo norteamericano resucitó a ese escolasticismo protestante en una nueva reencarnación histórica.

Los reformadores anticiparon este peligro, e implantaron en su teología defensas contra esa excesiva institucionalización y sistematización. En parte por factores adversos del siglo XVII, sobre todo el surgimiento del racionalismo escéptico, los sucesores de ellos buscaron una falsa seguridad en la “fortaleza teológica” de su ortodoxia inflexible. Contra eso, los ataques de pensadores como Lessing fueron devastadores. En el siglo XX,
volvió a surgir con gran dinámica el principio de ecclesia reformata semper reformanda.

En ningún momento todas estas libertades deben significar libertinaje, ni en doctrina ni en conducta; eso sería el extremo opuesto del legalismo. Como lo ha expresado el teólogo francés Claude Geffre, necesitamos dogma (doctrina) pero sin dogmatismo, tradición pero sin tradicionalismo, y autoridad sin autoritarismo (La iglesia ante el riesgo de la interpretación,1983, p.69) y, podemos agregar, insitituciones sin institucionalismo.

¿Qué nos dicen hoy estos postulados fundamentales de la Reforma? (1) Nos desafían a redescubrir constantemente el significado de las Buenas Nuevas y la fuerza de la libertad evangélica, tan caras para los reformadores. (2) Nos llaman al contínuo trabajo de exégesis bíblica, seria, científica, crítica y evangélica, individual y corporativa: sólo en la cuidadosísima interpretación de la Palabra de Dios se hallará la libertad evangélica del Pueblo de Dios y de la teología. (3) Nos llaman a un profundo respeto hacia los demás hermanos y hermanas, al buscar juntos la voluntad del Señor en esa obediencia a la Palabra que es también una sana libertad ante toda palabra humana. En las muy sabias palabras de un antiguo refrán de la Iglesia, “En lo esencial (lo bíblico y evangélico), unidad; en lo no-esencial (opiniones, tradiciones, costumbres), libertad; en todo, caridad”.

Bibliografía

García-Villoslada, Ricardo, Martín Lutero, Vol I:El fraile hambriento de Dios (Madrid: BAC, 1973).

Geffré, Claude, El cristianismo ante el riesgo de la interpretación (Madrid Cristiandad, 1984).

Wolin, Sheldon S, Política y Perspectiva (Bs.As.: Amorrortu, 1960).

[1] ) Charla en la consulta sobre la Reforma (CIC de Cuba y CLAI) en la Habana, octubre, 2002.
[2] ) Esto lo reconoció José Martí cuando escribió que “todo hombre libre debe colgar en su muro, como el de un redentor, el retrato de Martín Lutero” (citado por Alfonso Rodríguez en Nueva Democracia octubre 1952).
[3] ) Karl Barth decía a menudo que las dos palabras más importantes para la fe evangélica son “gracia” (palabra central de toda la teología) y “gratitud” (motivo central de toda la ética), Cf. el inicio de la Confesión
de Heidelberg.
[4] ) Ponemos a un lado las preguntas sobre la historicidad de esta declaración o de su formulación precisa. No cabe duda de que corresponde al momento histórico y expresa la convicción de Lutero.