Prudencia Ayala: la hija de la centella

Prudencia Ayala, La hija de la centella

Es noche de tormenta. Una mujer embarazada cabalga por los caminos clandestinos que de Guatemala conducen a Sonsonate. Una Centella corta la oscuridad; con estruendo de cataclismo cae sobre una gigantesca Ceiba; el rayo fulmina a dos campesinos y deja aturdida a la futura madre, que en su vientre lleva a Prudencia, quien poco tiempo después, el 28 de abril de 1885, nace en una indígena cabaña de paja en la población de Sonzacate, departamento de Sonsonate.

Muy pequeña es trasladada por su madre hacia la ciudad de Santa Ana. Tenia diez años 10 años, cuando estudiaba en el colegio de la profesora María Luisa de Cristofine, sin embargo Prudencia no puede concluir el segundo grado, por la pobreza de su madre. A los doce, relata que comenzó a escuchar voces misteriosas que le anunciaban lo que sucedería en el futuro. En los diarios de Santa Ana inicia la publicación de su llamadas “profecías”, por lo que le nombran “La Sibila santaneca”. En 1914 Pronostica la caída del Káiser de Alemania y la entrada de los Estados Unidos en la guerra.

A partir de 1913 publica sus planteamientos feministas y su pensamiento unionista centroamericano. Fustiga a las dictaduras del istmo, apoya la lucha de Sandino en Nicaragua y rechaza la intervención militar extranjera.

Publica sus poemas en diversos diarios de Guatemala y El Salvador. En el Diario de Occidente aparecen sus opiniones sobre diferentes tópicos. Por criticar al alcalde de la ciudad, en 1919 es encarcelada en Atiquizaya. Posteriormente marcha a Guatemala, donde es hecha prisionera durante varios meses, bajo la acusación de participar en la planificación de un golpe de Estado contra el dictador Estrada Cabrera. Sobre esta experiencia publica “Escible. Aventuras de una viaje a Guatemala”.
Algunas fuentes la ubican tomando la palabra en la manifestación de mujeres reprimida con violencia por la Guardia Nacional, en las calles capitalinas, el 25 de diciembre de 1922.

En 1925 aparece su libro “Inmortal, amores de loca” y en 1928, publica “Payaso literario en combate”. Fue fundadora y redactora del periódico “Redención femenina”, donde expuso sus argumentos en pro de los derechos ciudadanos de la mujer.

En las elecciones, Prudencia Ayala intenta lanzarse como candidata a la Presidencia de la República. Su plataforma apoyada básicamente los derechos de la mujer, pero también incluía aspectos como el apoyo a los sindicatos, la honradez en la administración pública, la limitación de la distribución y consumo del aguardiente, el respecto por la libertad de cultos y el reconocimiento de los llamados hijos ilegítimos.

Emprende una batalla de opinión y de alegatos jurídicos para exigir el voto femenino, y su consiguiente derechos a optar a dicha candidatura. En medio de la burla de algunos articulista, se levantó Alberto Masferrer para escribir en le periódico “Patria”: “Prudencia Ayala defiende una causa justa y noble, cual es el derecho de la mujer a ser elector y ocupar altos puestos. Su programa de gobierno no es inferior en claridad, sentido práctico y sencillez, al de otros candidatos que se toman en serio”.

Luego de un encendido debate público, la Corte Suprema de Justicia determina que las leyes de la nación no conceden ese derecho ciudadano a la mujer. A pesar de esta resolución, la lucha solitaria de Prudencia Ayala representó un precedente histórico. Seis años después, el once de julio de 1936, ella muere en San Salvador, no fue sino hasta mucho después cuando se estableció en El Salvador, sin ninguna restricción, el derecho al voto femenino y a ser electa en cargos públicos. Han pasado 69 años desde aquel día, cuando esa salvadoreña de piel morena y ojos grandes escandalizó a la sociedad machista de entonces con su propuesta de ser presidenta de El Salvador. Con su bastón de madera, tocaba la puerta de la historia para anunciar el advenimiento de una nueva era en la lucha por los derechos femeninos.

El Salvador: nuevos grupos de poder

San Salvador, 27 de febrero (apro).- En los últimos 35 años los hombres del poder económico en El Salvador se han transformado: de terratenientes agro exportadores se han convertido en potentados financieros.

La riqueza en El Salvador se ha reconcentrado en pocas manos, hecho sin precedentes en la historia de este país y de la región centroamericana. De 14 familias oligárquicas en el siglo pasado, ahora el capital está distribuido en ocho poderos grupos empresariales.

Antes de que iniciara la guerra civil en 1980 la economía salvadoreña giraba alrededor de tres productos agrícolas: el café —que predominaba—, la azúcar de caña y el algodón. Éstos definían la vida en este pequeño país que entonces tenía una población que no superaba los 3 millones de habitantes.

En la actualidad, la agricultura está prácticamente perdida, los bancos y grandes centros comerciales se levantan donde antes florecían los cafetales. La población de El Salvador es ahora de 6.7 millones de habitantes, pero 2.5 millones residen en Estados Unidos, y desde allá envían cantidades tan inmensas de dinero que el dólar logró sustituir la moneda nacional, el Colón. De hecho, las remesas se han convertido en la fuente más importante —y en permanente crecimiento— de ingresos en divisas internacionales.

El grupo de los ocho

Alfonso Goitia, destacado economista y académico boliviano residente en El Salvador, ha realizado una investigación, en conjunto con otros profesionales de su gremio, acerca de la transformación que han sufrido los grupos de poder en El Salvador y que en un sentido simplificado podría decirse que de 14 familias oligárquicas que predominaron durante el siglo pasado, en la actualidad se han convertido en ocho grupos empresariales, muchos de ellos herederos de los clanes cafetaleros.

“Hemos hecho una investigación relacionada a los grupos de poder en El Salvador. Tratamos de descifrar cómo las políticas económicas establecidas a lo largo de los últimos 16 años —que coinciden con el gobierno de la derechista Alianza Republicana Nacionalista (Arena)— en los que se ha impulsado el llamado Consenso de Washington o neoliberalismo, mismo que ha propiciado un proceso de reconcentración del capital, lo que genera una dinámica de desigualdad, pobreza y exclusión social”, apunta Goitia.

Explica que durante la guerra civil las familias oligárquicas habían perdido peso, no sólo por la contienda bélica, sino por reformas tales como la agraria, la estatización de la banca y del comercio exterior.

Goitia dice que en la investigación se ubica en la actualidad a las principales empresas salvadoreñas alrededor de las estructuras financieras. A partir de 1989, con la llegada de Alfredo Cristiani al poder se iniciaron las negaciones de paz con la guerrilla, las que culminaron con la firma de los Acuerdos de Chapultepec en 1992. En ese periodo se reprivatizó la banca y el comercio exterior, y comenzó un proceso, que aún no culmina, de privatizaciones de los servicios del Estado, así como una intensa apertura comercial.

Intereses de familia

En la actualidad, la economía de El Salvador está dominada por ocho grupos empresariales: Cuscatlán, Banagrícola, Banco Salvadoreño, Banco de Comercio, Agrisal, Grupo Poma, Grupo de Sola y Grupo Hill. Cada uno está relacionado con inversiones financieras, comerciales, agroindustriales y de la construcción.

Por ejemplo, el Grupo Cuscatlán, que tiene al expresidente Cristiani como uno de sus principales accionistas, domina el sistema financiero local, junto con el Grupo Banagrícola y el Grupo Simán (dueños del Banco Salvadoreño).

“Para que se tenga una idea de su poder, en la investigación se ha detectado que los activos de los cinco primeros grupos empresariales son superiores al Producto Interno Bruto (PIB) local”, asegura Goitia.

El actual Grupo Cuscatlán, es dominado por tres familias: Cristiani, Llach y Hill. El Banagrícola, por las familias Dueñas, Kriete, Palomo Déneke y Araujo Eserski. El Grupo Simán, por el conjunto de familias de origen árabe, como Simán, Zablah y Salume. Todas estos apellidos coinciden con las familias de lo que fue la oligarquía cafetalera.

“Como estrategias empresariales estos grupos financieros han hecho alianzas con capitales extranjeros también poderosos: por ejemplo, el grupo Taca, de aviación, donde domina la familia Kriete, ha hecho alianzas empresariales con el grupo Carso, del magnate mexicano Carlos Slim. El Grupo Poma, que domina en los grandes centros comerciales, también ha hecho alianzas con Slim”, cuenta Goitia,

Revela, también que los bancos Cuscatlán, Agrícola y Salvadoreño, ya no son salvadoreños, sino que tienen establecidos sus holdings en Panamá, además de haberse regionalizado en Centroamérica, y hacen esfuerzos por llegar al Caribe. “Se trata de experiencias o fenómenos sin precedentes en El Salvador y en Centroamérica, y quizás en Latinoamérica”, acota Goitia.

“Es una estrategia empresarial para dominar localmente a través de bancos extranjeros, a los que los amparan ahora leyes internacionales que entrarían con mayor fuerza después de entrar en vigor el Tratado de Libre Comercio entre Estados Unidos y Centroamérica (CAFTA, por sus siglas en inglés). Es decir, los estados prácticamente entrarían en indefensión frente a estas trasnacionales”, advierte el investigador.

Democracia afectada

“El hecho de que cinco grupos empresariales tengan activos comparados al Producto Interno Bruto (PIB) local, significa que pueden tener el control del diseño de las políticas económicas de este país y de la política del Estado. Además, pueden influir de tal forma para evitar cualquier posibilidad de acceso al poder de partidos que no les beneficien, así como la capacidad para desestabilizar la economía nacional”, advierte Goitia.

“La diferencia entre esta realidad de El Salvador con el resto de Latinoamérica o de Europa, o del mismo Estados Unidos, reside en que en estos países los grupos económicos están interesados en preservar sus intereses a largo plazo y para ello apoyan los procesos democráticos internos”, señala.

“En El Salvador –agrega— los grandes grupos empresariales controlan al partido de gobierno, incluso en el seno de su institucionalidad. Sus altos representantes han estado en la cúpula partidaria.

“Toda esta situación ha provocado falta de desarrollo económico y social, en contraste al crecimiento de estos grupos de poder. Si esto continúa, lo que le espera a El Salvador es una dinámica de mayor polarización y de confrontación. La gente emigra con mayor intensidad (a razón de 700 salvadoreños buscan diariamente llegar hacia Estados Unidos). Es decir, si no cambiamos la orientación de las políticas económicas, estaremos potenciando y construyendo un marco de grave conflictividad futura e inestabilidad política.”

COFEVI realiza en Nahuizalco Foro de Mujeres en Resistencia

NAHUIZALCO, 10 de marzo de 2006 (SIEP) “Bienvenidas y bienvenidos a Nahuizalco, a este Foro de Mujeres en Resistencia, a la siembra de la Ceiba Bolivariana, al diálogo con nuestros antepasados que siguen acompañando nuestras luchas” dijo la Rev. Sihuat Tutut, pastora de la Iglesia Luterana Popular de El Salvador.

Agregó que “este evento es para nosotras de gran trascendencia, porque conmemoramos este 8 de marzo, Dìa Internacional de la Mujer, con los testimonios de cinco mujeres en lucha: en la lucha ambientalista, en la lucha por los derechos de los pueblos indígenas, viviendo dignamente con VIH-SIDA, en la lucha política como diputada del FMLN y en la lucha como diplomática venezolana.”

Entre los invitados se encontraban el párroco local, sacerdote católico Reinaldo Lira y los candidatos a alcaldes del FMLN para Nahuizalco y Zalcoatitan, Víctor Chávez y Luis Castro, así como el Cacique Víctor Ramos, del Consejo de Pueblos Originarios de Izalco.

Luego el pastor luterano Roberto Pineda explicó a nombre de las Comunidades de Fe y Vida, COFEVI, que “para los salvadoreños y salvadoreñas venir a Nahuizalco es venir a tierra sagrada, a la cuna de
nuestros abuelos y abuelas, aquí están nuestras raíces.”

“Los seres humanos –indicó- y los pueblos somos como los árboles, tenemos raíces, semillas, savia, ramas y hojas. Nahuizalco es una raíz que nos sostiene. Aquí están las fuentes de nuestra cultura de resistencia, de nuestra identidad milenaria, de nuestro espíritu de lucha.”

La ambientalista Gloria Rivas, dirigente de Acción Ciudadana contra el Anillo Periférico (ACAP) expresó que “como mujeres participamos en la lucha por la defensa del medio ambiente porque es una situación que nos afecta diariamente en nuestros hogares, con la basura, con el agua.”

“EL agua no crean que viene de ANDA, viene de los ríos de nuestras montañas, de nuestras nubes que dan lluvia. Donde hay árboles hay agua y donde hay agua hay vida. Y el agua es un bien público que no podemos permitir que se privatice por lo que tenemos que lucha por el agua.”

La Licda. María Eugenia Silva, representante en El Salvador del Gobierno de Venezuela dijo “reciban un bolivariano y revolucionario saludo de nuestro gobierno y de nuestro Presidente, el Comandante Hugo Chávez quien asegura que no se puede salvar al mundo si no logramos la igualdad de género. Y ese es nuestro compromiso en la construcción del socialismo del siglo XXI.”

Consuelo Pérez, de Mujeres Radicales Cuzcatlecas, habló sobre la vida de Prudencia Ayala, “mujer que se atrevió a postularse para la presidencia en 1930 y los hombres, el sistema machista no se lo permitieron. Como mujeres tenemos 8,000 años de estar oprimidas y también de estar luchando.”

Por su parte, el pastor luterano Rigoberto Dìaz, del Comité Bolivariano, señaló que “para nosotros el sueño de Simón Bolívar de la unidad latinoamericana y caribeña nos sigue empujando al compromiso. Nosotros nos organizamos luego del golpe contra el presidente Chávez en abril del 2002 y desde entonces venimos trabajando.”

“En el año 2003 visite Venezuela y fui al panteón del Libertador, de Simón Bolívar, y de allá traje varias semillas de Ceiba que crecían a su alrededor y las sembré, y hoy vamos a sembrarlas aquí en Nahuizalco para simbolizar la amistad de nuestros pueblos, porque aquí en El Salvador somos también bolivarianos.”
Teresa Escamilla, organizadora del evento y que adoptó el nombre indígena de Sihuat Tutut, explicó que “lo indígena es el nombre impuesto por los invasores, nosotros nos reconocemos como mayas, pipiles, lencas, chortis, etc. En realidad somos los pueblos originarios de estas tierras, que nos han sido arrebatadas por el poder de los blancos y del capitalismo.”

“Ladino es aquel indígena que se asimila a la cultura invasora, que vende su espíritu a los demonios blancos y asume sus valores individualistas, ya sea intelectual o obrero da lo mismo, si se asimila es ladino aunque luzca como indígena. El color de la piel no es lo determinante sino el rumbo de la conciencia, la claridad de pensamiento, el compromiso político.”

“No somos racistas, el capitalismo es un sistema racista y explotador. Los asimilados rechazan sus raíces y reniegan de su cultura, de sus orígenes, de la lucha popular. El racismo junto con el machismo son instrumentos de dominación del imperio, son los símbolos del capitalismo junto con la explotación y el consumismo.”

Posteriormente los asistentes a la actividad, en procesión se dirigieron hacia el patio de la Iglesia de Nahuizalco y luego de una Ceremonia Indìgena cuatro muchachas estudiantes sembraran la Ceiba Bolivariana.
La ceremonia indígena fue presidida por el Tata Víctor Ramos y la sacerdotisa Sihuat Tutut. Hicieron uso del bálsamo, el ocote y el fuego. Sihuat rindió culto a los cuatro puntos del universo. Y en el centro, la Ceiba, el lugar sagrado donde se junta el cielo con la tierra, donde las animas suben y bajan, el puente entre la vida y la muerte. “

“Usamos la chicha como bebida ritual sagrada. Pedimos al Señor del Universo por la Dignidad de nuestro pueblo, que nos proteja contra todo mal, que permita la venida de la Justicia y de la Paz. La candela verde es el símbolo de la Ceiba. Depositamos esta Ceiba en esta tierra sagrada.”

La diputada del FMLN, Blanca Flor Bonilla se incorporó luego del ceremonial Indìgena y manifestó el compromiso “de mi partido y el mío propio con la lucha por los derechos de los pueblos indígenas, aunque luzco blanca, soy muy india por dentro, con mucha dignidad, con mucho entusiasmo para trabajar por la justicia, tienen en mi una hermana y una compañera de lucha. ¡Venceremos!”

ILPES condena agresiòn contra periodista de Colatino

SAN SALVADOR; 9 de marzo de 2006 (SIEP) “Condenamos enérgicamente la agresión que sufrió la periodista de Colatino, Rosa Elvia Campos por parte de militantes del FDR de Mejicanos” dijo esta tarde el Rev. Roberto Pineda, pastor de la Iglesia Luterana Popular de El Salvador.

Los hechos sucedieron esta madrugada cuando ella cubría un ataque realizado contra el local de este partido en Mejicanos, y el Alcalde Carlos Menéndez la acuso de trabajar para un periódico propiedad del FMLN, por lo que después fue golpeada con un garrote, lo que le causó una lesión de cinco puntadas en el rostro, a la altura de la ceja izquierda.

“Lamentamos que un funcionario público actúe de esta forma, en espacial una persona que en el pasado dijo defender las causas populares, es parte de la degradación moral de las personas que venden sus principios a cambio de migajas de los poderosos”dijo el pastor luterano.

Agregó que “apoyamos la demanda legal que se presentara por parte del periódico Colatino contra el alcalde de Mejicanos y le expresamos al personal de Colatino, en especial a Rosa Elvia nuestra admiración por el trabajo que realizan a favor de la verdad.”

Finalmente indicó que “como Iglesia Luterana Popular elevamos nuestras oraciones para que nuestro Señor Jesucristo siempre proteja el trabajo periodístico de nuestros hermano y hermanas de Colatino, un trabajo al servicio de nuestro sufrido pueblo.”

Biografìa de Salvador Cayetano Carpio

Al intentar ofrecer una pequeña biografía del Comandante ‘Marcial’, fundador de las Fuerzas Populares de Liberación Nacional – FPL – ‘Farabundo Martí’, lo hacemos para responder a la demanda de muchos de nuestros obreros y campesinos y compañeros revolucionarios de otros sectores populares.

No vemos riesgo alguno de caer en el culto a la personalidad, ya que somos conscientes de que los dirigentes del pueblo son, antes que nada, hijos del pueblo, forjados por las necesidades y las luchas del mismo pueblo.

Esta biografía, porque quiere ser objetiva, pretende ser como una gota de rocio que no se refleja a sí misma, sino que refleja en sí el mundo que le rodea. Y SALVADOR CAYETANO CARPIO constituye en sí mismo la sintesis de los últimos 50 años de la lucha del pueblo salvadoreño; el mismo pueblo que sigue luchando sin su presencia física, pero recogiendo su práctica y su espíritu.

Fue el primero de abril de 1980 cuando las FPL dieron a conocer la identidad de su fundador y primer responsable, que había vivido bajo el seudónimo de MARCIAL durante los últimos 10 años, forjando el instrumento más decisivo para que el pueblo pudiera realizar su revolucion.

En aquella ocasión se dio también a conocer una biografía oficial de Salvador C. Carpio que ha servido de base para esta, así como la que en el año 1984 difundió el Centro de Cultura Popular Salvadoreña desde San José de Costa Rica, el libro de Nicolas Doljanin” Chalatenango la guerra descalza” y el trabajo de Antonio Morales Carbonell “La muerte de Marcial ¿un asunto concluido”:

NACIMIENTO – 1918.

Cuando nace el niño Salvador Cayetano, el día 6 de agosto de 1918, en la ciudad de Santa Tecla, a pocos kilómetros de San Salvador, su familia no sospechaba que ya había surgido en nuestro mundo y en su historia el primer estado socialista en la URSS, fruto de la lucha del pueblo trabajador, ni que el mundo acababa de sacrificar a millones de sus mejores hijos para sacudirse el yugo fascista que quería surgir desde Alemania contra todos los trabajadores del mundo. Y es que la familia de Chambita tenía bastante con vivir, trabajar y luchar por sobrevivir cada día.

Él nace en el seno de los pobres del pueblo pobre. Su papá, llegado a la ciudad en busca de trabajo desde Chalatenango, era zapatero y se llamaba José Carpio. Nunca lo conoció porque murió apenas nacido su hijo. Su mamá, Marcos Cerro, ha venido de Cojutepeque para encontrar trabajo sirviendo en las casas de los ricos, en cuyas mansiones no permiten que ande con su hijo. Es por eso que ella tiene que dejar al cipote al cuidado de la ‘niña’ Petronila, su suegra. Pero esta tampoco puede cargar con el niño y pronto es llevado a la Casa de San Vicente de Paúl de la hermanitas de la Caridad. Allí crece, entre el ruido del mercado y los rezos y cuidado de las monjitas. La viveza natural de Chambita y su vivaz inteligencia ha sorprendido a las hermanas, que sueñan pronto en hacer de él un ‘padrecito’ y para ello se ponen al habla con los padres somascos que atienden la iglesia vecina de El Calvario, y así, casi sin darse cuenta, entra en el seminario de aquella comunidad cuya mayoría habla italiano. El responsable de la comunidad es el Padre Mario, de origen español y amigo de los coroneles de las fuerzas armadas salvadoreñas. Luego será obispo y cardenal en Guatemala, resultando un personaje tristemente célebre por su servilismo para con todos los dictadores y opresores. Fue precisamente él, el padre Mario Casariego, quien un día lo castigara cruelmente, llegando a golpearlo y pelonearlo. El sentido de dignidad y de rebeldía del joven seminarista hizo que esa misma noche intentara escapar del seminario. Expulsado de allí “cuando vieron que me quería saltar por los cercos” no tuvo más remedio que buscarse trabajo. Tenía 13 años y “naturalmente el haber estado varios años en ambiente religioso y comodidades que nunca antes había conocido en mi infancia, me hacia difícil la readaptación a la vida del muchacho que tiene que ganarse un salario de cualquier modo”.

Tal vez pensando en su padre. Carpió ingresó a trabajar de aprendiz de zapatero:

“fue el primer oficio que aprendí, laborando de alistador, porque en la zapatería semi-artesanal de entonces había dos especialidades, ensuelador y alistador”.

“El trato inhumano que se le daba a los aprendices inmediatamente chocó con los conceptos que había ido asimilando en los colegios religiosos, es decir cierta actitud respetuosa hacia la persona humana; porque ahí en el taller de zapatería además de que no me pagaban, salvo los 25 centavos que me daban a la semana para compensar un sueldo y para que fuera al cine de vez en cuando, comenzaron a darme unos latigazos que ardían demasiado”.

Así, “un buen día que fue lunes —era regla que los lunes los aprendices teníamos que presentarnos para hacer todo el aseo del taller y dejar todas las hormas bien aseadas— me fui”.

“Estábamos haciendo el engrudo que se necesitaría para que los alistadores pudiesen hacer su tarea, cuando llegó el dueño del taller —pocas veces venían los lunes, todavía resentidos con el aguardiente del día anterior— y diciendo que no estábamos haciendo bien el trabajo, cuando solo pasaba que había llegado de pocas pulgas, nos agarró a cinchazos; entonces yo sentí una rebeldía interna y decidí no volver a ese taller”.

…“después que me pegaron injustamente en el taller agarré a pie rumbo a Santa Ana donde me ligué a un grupo de campesinos que iban a cortar café y me fui con ellos a ganar unos centavos a una finca que queda entre Chalchuapa y Santa Ana, llamada Monte Largo; ahí conocí toda la dureza de la vida campesina”.

Así conoció su práctica de clase y empezó su vida adulta.

Mas tarde llegara hasta Guatemala ciudad. Era el momento en que se estaba desarrollando en El Salvador la insurrección popular del 32, la primera en el continente Latinoamericano con proyecto alternativo de sociedad, que costó a nuestro pueblo 30.000 muertos y que sirvió después a los mismos dominadores de excusa para mantener el terror durante muchos años y para seguir oprimiéndolo con el mito del anticomunismo. Es en esta gesta popular que emerge la figura de Agustín Farabundo Martí, cuyo testimonio tanto significó más tarde para Carpio y a quien este logró rescatar del olvido cuando muchos ‘revolucionarios’ salvadoreños hicieron todo lo posible por enterrar su memoria porque resultaba incómodo para sus pragmatismos.

Él, Chamba, se entera de todo esto en la panadería del Hospital de Antigua Guatemala. Había llegado allí de la mano de un trabajador chapín que le ha querido ofrecer una mano al guanaquito huérfano y se lo ha llevado a su trabajo para que aprendiera un oficio. Es así como deviene ‘panificador’, pero también sabe hacer de zapatero para arrimar sus centavos y poder subsistir.

LA LUCHA OBRERA

Cuando Chamba vuelve a Santa Tecla, 1940, ya tiene 21 años, una experiencia de vida dura y un oficio, y se dedica a buscar trabajo como panificador. Su nueva vida es dura. Aquellas panaderías eran de tipo artesanal, donde trabajaba toda la familia y emplean algunos trabajadores de fuera en quienes descargan las perores tareas: amasar y hornear por la noche y, durante el día, patear las calles con el pan al hombro para venderlo en el mercado y de casa en casa. Y no hay organizaciones de trabajadores porque lo único que permiten los nuevos gobernantes son asociaciones, sociedades, etc. Y por eso en la asociación de panaderos entraban juntos los patronos y los trabajadores (panaderos y panificadores) como si ambos grupos tuvieran comunidad de intereses.

Y es en esta realidad donde Marcial va agudizando su sentido de clase. Comienza a suscitar conciencia entre sus compañeros para organizarse como panificadores y enfrente de sus patronos, hasta que en junio de 1943 logra articular una huelga que da comienzo en la panadería de Félix Olando, pero que pronto encuentra resonancia y solidaridad entre otros panificadores, hasta que el 17 del mismo junio de 1943 triunfan sus reivindicaciones de mejores salarios y menos horas de trabajo… Fue una huelga pionera. Este día será proclamado como el ‘día de los panificadores’. Desde este momento comienza a formarse la aguda conciencia de clase de Marcial para detectar las falsas alianzas que se ofrecen a la clase obrera. Aquí, igualmente, surge la primera organización: “Asociación de obreros panificadores federados de El Salvador”.

Son los últimos años de la dictadura de Maximiliano. Martínez, que venía tiranizando al pueblo desde 1931. La acción combativa popular mediante una ‘huelga general’ sostenida con heroísmo durante los meses de abril y mayo lograron derrocar al tirano. De poco sirvió esto, sin embargo, para los trabajadores, ya que, por falta de capacidad de conducción y por debilidades propias, nuevamente la burguesía y el ejercito aliados se hicieron con el poder y relanzaron la represión contra los dirigentes populares.

Pero fue una gran experiencia y de ella fue sacando Cayetano sus propias conclusiones. Si los obreros queremos liberarnos tendremos necesidad de forjar dirigentes de contextura acerada, como le gustaba decir a él, capaces de romper los mecanismos que propicia el sistema para domesticarnos. Los vicios de la burguesía son armas a favor de la explotación. Tampoco los cauces legales pueden ser el único cauce para lucha obrera; es necesario utilizar métodos alégales para que no nos impongan sus reglas de juego. Por eso, hablando de aquella huelga, no dice Carpio: “Para mí el concepto de combatividad de los obreros estaba ligado desde entonces a la lucha ilegal. La legalidad burguesa no conduce a la liberación popular”. Pero la gran lección de esta coyuntura será que, siempre el pueblo acaba recogiendo a sus muertos y retornando a una explotación semejante. Esas ideas quedaran clavadas en Marcial a fuego.

Es así cómo el 21 de octubre el coronel Osmín Aguirre toma el poder con el objetivo de quebrar la organización popular por medio de eliminación, cárceles o exilios. Algunos sueñan que podrán derrocar el régimen organizando desde Guatemala acciones armadas, pero Salvador Cayetano, constituido ya en dirigente sindical reconocido, se mantiene creando conciencia y organización popular hasta que, a principios de 1945, puede llevar a cabo la segunda huelga de los panificadores. Acababa de llegar al poder Castaneda, que no quiere comenzar su mandato con conflictos y trata de lograr la mediación entre panaderos y panificadores. La combatividad de los trabajadores, no obstante, obligará pronto a Castaneda a desenmascarar su verdadero carácter represivo cuando lo panificadores lanzan su tercera huelga, que debería ser el 6 de agosto, tiempo de las fiestas patronales de San Salvador, cuando la demanda de pan proporcionaba mayores ganancias a sus patrones.

Antes del comienzo de la huelga la policía logra capturar al secretario general del sindicato, Carpio, por el parque Barrios, acusándolo de amenazas de muerte, infamias y calumnias en contra del propio Presidente de la República. Al entrar por primera vez en las bartolinas tenía ya 27 años. Sin embargo el movimiento huelguístico no se detiene; únicamente asume ahora una nueva reivindicación de carácter político: la liberación de Cayetano Carpio.

EN EL PARTIDO

Toda esta lucha del compañero está penetrada y orientada por una intuición de clase, pero la brutalidad del régimen y la desarticulación sistemática del movimiento obrero y popular le van haciendo comprender la necesidad de implementar métodos de organización y de lucha clandestina, así como necesidad de la guía de una teoría revolucionaria para la orientación de la acción. Es así como busca el viejo Partido Comunista Salvadoreño, única organización clandestina existente. Es el abogado Tony V. Hidalgo quien lo introdujo en el Partido. Pero se encuentra con que la dirigencia del mismo no es proletaria:

“El partido comunista y sus cuadros eran fundamentalmente de la pequeña burguesía. Eran cuadros especialmente intelectuales, profesionales, como Dagoberto Marroquín, Tony V. Hidalgo y una serie de licenciados, doctores, estudiantes… muy pocos obreros, algún campesino que había quedado de 1932 y tres o cuatro dirigentes sindicales también de ese año; el predominio era pequeño burgués, de gente posiblemente honesta, tratando de proletarizarse, pero que sencillamente estaban con todas las lacras de su clase.”

Su calidad personal y su combatividad hacen que el poco tiempo sea nombrado Carpio como responsable de Organización del Comité Central de PCS, Era ya, de hecho, el máximo dirigente de la clase obrera de El Salvador. Y sus prioridades en ese momento son: a) recuperar a todos los dirigentes obreros dispersos por la represión, b) luchar desde el seno del partido, en los mismos sindicatos o asociaciones contra todos los dirigentes corruptos de la clase obrera. c) orientar la lucha proletaria con métodos combativos y clandestinos. Es así como logra levantar un auténtico movimiento obrero: el Comité de Reorganización Obrera Sindical Salvadoreño (CROSS) con carácter clandestino, que tendrá presencia en todas las estructuras abierta para conducirlas correctamente. Este Comité tendrá una incidencia muy grande en la clarificación de las luchas populares, Ya desde entonces insiste en que se requieren mecanismos de autodefensa y de luchas de solidaridad; pero esto difícilmente puede abrirse paso en un partido plagado de dirigentes de extracción no proletaria.

Así es como se vive cuando Oscar Osorio toma el poder. Algunos sectores del partido creyeron ver en aquel golpe una oportunidad favorable para la clase obrera, pero el movimiento obrero orientado por el CROSS no se dejó ya engañar y prosiguió impulsando sus jornadas de lucha. Es entonces cuando nuevamente es capturado Carpio y obligado al exilio en Nicaragua. Pero al poco tiempo vuelve clandestinamente a El Salvador, atravesando Honduras y Guatemala, en cuyos países se va poniendo en contacto con los movimientos revolucionarios centroamericanos. Así es que toma parte en el Congreso fundacional del Partido guatemalteco de los trabajadores. Al volver, el Partido lo envía a México donde tendrá también un encuentro significativo: Blas Roca, dirigente obrero cubano y miembro del Partido comunista cubano. Este lo invita a la isla y allí permanece hasta octubre de 1950 estudiando la experiencia del movimiento popular en la isla.

Enriquecido con toda esta experiencia Nicaragua, Honduras, Guatemala, México y Cuba al retornar a El Salvador, prosigue con la organización del CROSS y, para la formación de cuadros obreros escribe un folleto: EL SINDICALISMO REVOLUCIONARIO, donde analiza los distintos modelos de organización obrera y va desenmascarando los mecanismos de engaño y de frustración en muchos de ellos, hasta hacer ver la necesidad de combinar armónicamente la lucha sindical con el proyecto estratégico del pueblo. Consecuencia de sus reflexiones al respecto es que Marcial dirá:

“El obrero, cuando todavía no tiene conciencia de clase, entra en la lucha por las reivindicaciones económicas, pero que al chocar con la brutalidad de la policía, del régimen… el encarcelamiento, los maltratos, da un salto de calidad en su conciencia y aquel primer instinto: el deseo de ganar unos centavos más, la necesidad de llevar un poco de pan para sus hijos… le hace comprender que el régimen está al servicio de la clase dominante.”

TERCERA CAPTURA

Salvador Cayetano Carpio es capturado por tercera vez el 26 de setiembre de 1952, junto con su compañera y esposa, Tula Alvarenga. Ella también había sido fundadora del sindicato (asociación) de Bebidas Gaseosas y trabajadora de la Pepsi, en La Cascada. Esta vez la brutalidad de las torturas se hicieron inmensamente más refinada. Ya está dirigiendo la represión contra el movimiento popular un personaje desalmado y criminal: el Chele Medrano. Toda la experiencia de esta tercer captura con verdadero lirismo en su libro: ‘SECUESTRO Y CAPUCHA’. Es un libro que puede servir de escuela de formación para la contextura revolucionaria y la fe en el propio pueblo. En un momento de la tortura ve la posibilidad de dejarse matar cuando le están aplicando ‘el avión’, pero reflexiona:

“¿No significaría eso un intento de fuga vergonzosa? ¿Hay derecho para abandonar al pueblo, obreros y campesinos, en un momento en que más necesita de todos sus hombres? ¿La vida, mi vida, me pertenece en exclusiva o pertenece a mi pueblo? No; la vida de un obrero consciente no pertenece sola a él, sino a su pueblo, a sus hermanos en el sufrimiento y la explotación. Un obrero consciente no tiene derecho a abandonarse a la muerte o acelerarla para evitarse cualquier sufrimiento natural o extraordinario que se presente. Hasta el último soplo de su vida es de los trabajadores y de su pueblo. Lo contrario es fugarse del deber. Hay que luchar contra la invitación, contra el halago fatal. No hay que olvidar ni por un instante que inevitablemente llegará el día en que las caras sonrientes de la gente del pueblo celebrarán el arribo de una era de paz y libertad. Y ese día yo quiero estar acompañando al pueblo en ese gran regocijo. Pero, ¿por qué solo en la alegría? ¿No debemos acompañarle también en sus momentos de dolor y sufrimiento?”

Una descripción inimitable es su encuentro con su esposa en medio de la tortura, cuando nos escribe:

“Ahora estoy frente a ella, desnudo completamente. Una nube de dolor empaña su frente, pero su semblante no refleja indecisión y sus dulces ojos están acerados con una fría determinación. Un gran aliento inunda mi alma”

Tula Alvarenga no puede separarse de la vida de Marcial. Ella también se ha formado en medio de la lucha proletaria, en el exilio y en las cárceles. Quizás uno de sus rasgos característicos es su inmensa humanidad y sencillez. Y una de sus tareas más significativas ha sido la de incorporar a la mujer al proceso de liberación de su pueblo. Ella estuvo en la fundación de la Fraternidad de Mujeres de El Salvador, que desaparecerá cuando ella misma abandone el Partido; ella organiza las Mujeres de los Mercados o crea Comités de Mujeres para la atención a los presos políticos, hasta orientar el nacimiento y el seguimiento de la Asociación de Mujeres de El Salvador (AMES).

Mientras tanto el compañero Cayetano en diciembre de 1953 logra escaparse con todos sus compañeros de cárcel, pero pronto es vuelto capturar cerca del Mercado de San Miguelito. Pero, con ocasión de esto, los estudiantes universitarios se han dado cuenta de su situación y lanzan unas jornadas de lucha dirigida por la Asociación General de Estudiantes Universitarios (AGEUS) desarrollando manifestaciones. Cayetano, mientras tanto, se declara en huelga de hambre que mantiene durante 21 días hasta que es remitido a los tribunales bajo la acusación de tenencia del libro EL CAPITAL, de K. Marx. En el juicio lo tienen que declarar inocente.
EN LA URSS

A Carpio le quedan, después de tantas luchas, pocos espacios para el trabajo abierto en El Salvador y, por otra parte, su estado físico después de las torturas y la huelga de hambre es realmente alarmante. Es por ello que el Partido le da una beca para ir a estudiar con 34 años a la Unión Soviética. Entra así en la famosa Escuela Superior del PCUS, adscrita al propio Comando Central del Partido. Aprendió la lengua rusa a la perfección y realizó un curso de dos años y medio sobre marxismo. Su clásica intuición de clase y su inteligencia despierta han hecho posible que Marcial haya introyectado el método marxista, ideología del proletariado, en su propio espíritu, de modo que era sorprendente la sencillez con que lo explicaba y lo aplicaba en todas las circunstancia como algo connatural.

Le gustaba contar muchas anécdotas de su paso por la URSS, como cuando, con mucho misterio, le querían mostrar una flor muy especial y conservada en condiciones especiales en el museo de biología de la Universidad y, para su sorpresa, se trataba de la ‘dormilona’, que tantas veces entretiene a los cipotes de Chalatenango. Al finalizar el curso se vuelve a reunir con su compañera Tula para realizar un viaje de estudios por la China de Mao. Aquí, igualmente, en pocos días aprendió a comer el arroz con palillos.

Cuando los dos dirigentes obreros vuelven a San Salvador clandestinamente se encuentran con otro golpe de estado que ha puesto en el poder a otro militar: el comandante Lemus. Para entonces ya se había ido formando un sindicalismo de clase, como conquista de las luchas obreras: La Confederación General de Trabajadores Salvadoreños CGTS. Es aquí donde vuelve a injertarse el compañero, con su nueva formación, la cual sabe proyectar a sus compañeros de lucha: la sabiduría de un auténtico dirigente proletario popular. Es por eso que el informe oficial de la FPL de abril de 1980 nos dirá:

“El compañero Marcial ha sido un gran forjador de alternativas revolucionarias, guiándose toda su vida por los principios fundamentales: la sabiduría colectiva como único criterio de verdad y la aplicación creadora del marxismo-leninismo en la situación concreta de la lucha y de la vida, en el marco de que es el pueblo el único conductor de su historia y que es la lucha armada popular el único medio que le permitirá el triunfo total.”

DESPUÉES DE LA REVOLUCION CUBANA

El triunfo de los rebeldes con Fidel a la cabeza cambió la perspectiva revolucionaria de América Latina. Marcial repite esto constantemente. Por ejemplo, nos observa sobre este hecho:

“… vino a iluminar las mentes de todas las personas más sensibles a las necesidades revolucionarias en nuestro país, ya que nos hizo ver con claridad una serie de cosas que antes no se veían; por ej. que la lucha armada era absolutamente necesaria para la toma del poder, mostrando que sí se puede destruir a un ejercito profesional bien armado por el imperialismo. Luego, el hecho de destruir el fatalismo geográfico; es decir, que estos países no se pueden liberar por la cercanía con los EE.UU., así como también que no hay necesidad de que se den todas las condiciones objetivas y subjetivas.”

En su último libro nos cuenta también las discrepancias que tuviera al respecto con el propio comandante Che Guevara, a quien tanto admiraba siempre y a quien denominaba ‘el símbolo del combatiente internacionalista, ideal de las juventudes de todo el mundo’. Pero, no obstante, pudo discrepar de él al realizar su análisis desde las concretas realidades de El Salvador y en Centro América. Para esta realidad y desde un análisis concreto se planeaba la lucha popular prolongada y las solidaridades con todos los procesos centroamericanos…

“El compañero Guevara arribaba a la tesis de que El Salvador tenía que desarrollar un movimiento armado, pero en apoyo logístico a la guerrilla de Guatemala y a las guerrillas que se fueran creando en Honduras y Nicaragua”

Marcial ya en el año 44, con 25 años, había pretendido entrar en la lucha armada en tiempos de Osmín Aguirre. Se integro en un grupo que buscaba prepararse con las armas para combatir al tirano, pero se encontró con el engaño de los militares con quienes el grupo se quería vincular.

“Al final llegué a la conclusión de que todo aquello era una verdadera farsa, una manera de entretenernos; entonces comencé a buscar a los compañeros en los talleres”

Pero ahora, con la revolución cubana, habían cambiado las cosas:

“La gloriosa epopeya revolucionaria del pueblo cubano cambió la historia del continente latinoamericano… y en 1959 la lucha interior del Partido se agudizó, producto de ese triunfo.”

Desde aquí se fue abriendo camino la idea de que para derrotar a la oligarquía y la dependencia era necesario combinar la lucha política con la lucha armada. Pero ahí estaba el mito de que esto era imposible para El Salvador, por la ausencia de montañas y por la densidad de la población, unidos a la amarga experiencia que todavía se sentía y a la que constantemente se hacía mención: el enorme fracaso del 32. Dentro del movimiento revolucionario hasta el propio nombre de Farabundo Martí era tabú porque se consideraba peligroso su ejemplo y muchos querían pasar página para olvidarlo.

El Partido, sin embargo, logró aprobar el lanzamiento de la organización del FUAR (Frente Unido de Acción Popular), aunque aquí también la extracción pequeño burguesa de la dirección hizo que, en lugar de un movimiento táctico dentro de un proyecto estratégico, se tratara de un bandazo de línea. Así se tuvo un intento abortado antes de nacer de lo que debía ser la estrategia popular: 1) En algo más de dos años que duró no logró pasar de acciones de propaganda, llegando a frustrar todas las expectativas puestas en él, 2) Generó un gran desprecio para con la lucha obrera sindical y de masas. Fue así como el Partido quedó aislado del pueblo y el enemigo supo aprovecharlo para controlar la mayoría de los sindicatos. La CUTS quedó convertida en un cascarón y la Confederación General de Sindicatos (CGS) orientada por la ORIT de obediencia norteamericana acaparó a los trabajadores salvadoreños.

Todo esto contribuyó a crear un escenario que nuevamente generó la desmovilización de los militantes, de modo que algunos lo denominan “el gran bajón”. Cuando el imperio lanzó su estrategia contrarrevolucionaria bajo el lema de Alianza para el Progreso, creyeron que tenían delante un camino abierto, el de las elecciones y las vías pacíficas, para la acumulación de fuerzas, y se lanzaron con todos sus bagajes por el boquete tramposo que se les abría…

SECRETARIO GENERAL DEL PARTIDO C. S.

Martha Harneker, en una entrevista que le hace a Marcial, al llegar a este punto, le pregunta sorprendida sobre la razón para ser elegido como Secretario General del PCS cuando la lucha ideológica había sido tan dura. La respuesta es que no encontraron otra salida. El Partido estaba perdiendo a la clase obrera y una supuesta vanguardia sin clase obrera es impensable. Por otra parte si se quería tener peso específico a través de los cauces electorales tenía que ser a base de una hegemonía real en las bases populares. En aquellos momentos el Partido tenía incidencia real en la orientación de ocho sindicatos únicamente y, aún en muchos de ellos, solamente en sus cúpulas, porque la inactividad los estaba hundiendo en la apatía. Para relanzarlos vieron preciso que Salvador Cayetano Carpio tuviera en sus manos todos los mecanismos para lo que se pretendía: “relanzar a las masas”. Para comprenderlo es necesario entender que Cayetano antes que marxista o miembro del partido era conscientemente obrero. Si entró al partido fue en búsqueda de instrumentos adecuados para poder mantener la combatividad proletaria, y ahora también para él el cargo de Secretario General era una nueva oportunidad de trabajar el servicio de la clase obrera y su proyecto de liberación.

Por eso mismo la primera tarea que se impone es recuperar cuadros. Cuando en este camino eleva a 14 los sindicatos que puede orientar, se lanza a la formación de la histórica FUSS (Federación Unitaria Sindical Salvadoreña) con una formación combativa e integradora de todos los métodos de lucha. Es el mismo Cayetano quien redacta la propuesta de estatutos, la carta de principios y el documento de estudio sobre los diversos tipos de tareas sindicales. Con la misma orientación no tarda en lanzar igualmente la FESTIAVCES (Federación de sindicatos de trabajadores de la industria del alimento, vestido, textiles…) La FUSS pasa en solamente dos años de 14 a 40 sindicatos federados y se da un salto cualitativo en los métodos que utiliza para implementar la lucha obrera.

Y, nuevamente surgen los conflictos con la línea del Partido. En su mayoría la dirección del mismo apuesta en este periodo por las vías legales y pacificas para la acumulación de fuerzas, mientras los sectores más conscientes y avanzados de la clase obrera empujan hacia formas cada día más combativas. Es en medio de esa coyuntura que Carpio, con gran creatividad, pone en marcha el COAP (Comité Obrero de Acción Política) compuesto por grupos clandestinos para la conducción del movimiento obrero por cauces consecuentes que no puedan ser mediatizados por la interferencia de agentes externos a la clase. En estos grupos se irán forjando grandes lideres como Saúl Contreras, José Dimas Alas, etc.

Con estas condiciones es que se crea la coyuntura de abril de 1967 alrededor de la huelga que se esta llevando por el sindicato de Aceros S.A., en Zacatecoluca, a 59 kilómetros de la capital, que llegará a poner en pie de lucha solidaria y política a nada menos que 30.000 obreros. Toda la experiencia acumulada en esta coyuntura está descrita y reflexionada críticamente en un folleto escrito por Marcial en su dinámica práxica de acción-reflexión: “La Huelga general obrera de abril de 1967”. En este folleto pueden observarse los criterios permanentes de Marcial para formar la unidad del pueblo, ya que el sindicato promotor de la huelga este dentro de la federación conducida por un traidor a la clase obrera como fue Felipe Zaldibar. Por eso los dirigentes de COAP lanzan un trabajo a partir de las bases para lograr nuevos niveles de cooperación obrera y sindical. El triunfo de los obreros se convirtió en un nuevo acicate para nuevos niveles de combatividad. Sin embargo, los demás dirigentes del Partido no lo entendieron así…

Más crítica resultó esta situación conflictiva cuando el sindicato de panificadores lanza una nueva huelga y, después de agotar todos los medios legales y soportar todas las represiones, se deciden a impulsar una huelga de hambre en la que se compromete el propio secretario general juntamente con 20 trabajadores en el centro mismo de la ciudad y al aire libre: al costado del Palacio Nacional. Cada día este hecho se convierte en un mitin permanente de agitación popular. En estos momentos la mayoría de la dirección del Partido siente que con tales métodos se está echando por tierra su estrategia y lanzan una campaña en contra de la huelga de hambre a través de los cauces sindicales. No les importa que allí, con todo el pueblo, esté su propio Secretario General. Tampoco que el propio partido se esté quedando a la cola con los sectores más atrasados de la clase obrera, como bomberos, apagando los fuegos que va encendiendo en la calle el mismo pueblo a partir de sus necesidades y esperanzas.

Otro hecho significativo: La huelga impulsada por los maestros organizados en ANDES en los primeros meses de 1968 con llamamientos a la huelga general. ANDES se toma las calles adyacentes al Ministerio de Educación en el propio centro de San Salvador durante todo un mes. Siguiendo su línea de solidaridad el COAP, con Carpio, Saúl Contreras, Oscar Martínez o José Dimas se comprometen hasta sus últimas consecuencias con el proceso que estaban implementando los maestros, mientras el ejercito y la Guardia rodean el ministerio y las calles ocupadas. Aquí mueren asesinados Saúl y Oscar por la Guardia Nacional y a quienes Marcial considerará siempre como cofundadores de las FPL. Por supuesto que la lucha interna en el Partido se agudiza más todavía con esta acción. Sin embargo el triunfo popular de estas jornadas hegemonizadas por el magisterio marcará una nueva época.

Toda esta lucha al interior del partido llega a su punto culminante cuando la mayoría de la dirección convoca al pueblo trabajador salvadoreño a respaldar al gobierno del general Sánchez Hernández en la guerra contra el pueblo hermano de Honduras, tratando de situar nuevamente a los sectores populares a la cola de los intereses de la burguesía salvadoreña, con la excusa de que había que apoyar en aquella coyuntura al sector más progresista del capital… Fue este hecho el detonante para descubrir que en el Partido no había posibilidad de cambio alguno y que permanecer en él era traicionar al pueblo. El núcleo obrero del COAP toma entonces la decisión de renunciar al PCS he iniciar un largo y doloroso nuevo camino para crear la estructura que el pueblo necesita. Sin embargo, no todos reemprendieron la lucha por otros caminos. Junto a Marcial se quedaron el secretario general de la FUSS, José Dimas Alas (Ramiro) y el dirigente del sindicato de la construcción, Ernesto Morales (Omar) y otros.

EL NUEVO CAMINO:
LAS FUERZAS POPULARES DE LIBERACIÓON (FPL)

La reacción de la dirección del Partido fue violenta, como suele ser en situaciones semejantes. Lanzó una campaña des desprestigio y de aislamiento contra Salvador C. Carpio y sus compañeros en todos los sindicatos. Por otra parte propagandizó entre toda la militancia todos los textos de Lenín sobre el ultraizquierdismo, pretendiendo aplicarlos mecánicamente a la situación salvadoreña de 1970 y a un pueblo que estaba dando los pasos iniciales para retomar el camino de su liberación.

Los compañeros no respondieron, sino que retomaron el espíritu de los panificadores, del CROSS y los COAP e iniciaron un camino nuevo, pues como dirá Marcial: “Mi presente es el porvenir… no me miro los pies, ni miro para atrás”. La renuncia se consuma el 21 de marzo, después de una lucha ideológica intensa en la práctica revolucionaria y en documentos internos que no conocemos hasta el presente. De todos modos, en los últimos días de su vida Marcial nos dejo un testimonio en su último libro: “La lucha de clases, motor del desarrollo de la Guerra popular de liberación”. Su lectura y sus reflexiones son indispensables para conocer la trayectoria de toda la lucha salvadoreña desde los años 40.

El día primero de abril del mismo año es la fecha de la fundación de las “Fuerzas Populares de Liberación FPL ‘Farabundo Martí’”, aunque su existencia no se daría a conocer hasta mucho más tarde, pues, por un lado, tenían que trabajar en condiciones excepcionales, perseguidos por los servicios secretos del gobierno y por los mismos excompañeros de Partido, y por otro comprendían que no se deben dar a conocer hasta que los hechos los garanticen ante el pueblo. Son ocho hombres contra todos los poderes fácticos del gobierno, la burguesía y el imperialismo. Y asumen consecuentemente la estrategia de ‘guerra popular prolongada’. El enemigo era infinitamente más fuerte y la tarea era hacer que el propio pueblo consciente y organizado, asumiendo todos los métodos de lucha bien combinados alrededor de la lucha armada. Era, en el fondo, la lucha contra la inmensa violencia intrínseca del sistema y el pueblo debería ser el verdadero sujeto de su propia historia. Como el camino era largo, era necesario comenzar cuanto antes, yendo de lo simple a lo complejo, a partir de las propias fuerzas y de los niveles de conciencia y de organización que se iban adquiriendo desde la práctica diaria.

No todo estaba tan claro desde el principio, pero sí lo fundamental. La praxis irá haciendo lo demás. Al comienzo era preciso desbloquear dogmatismos y romper muchos mitos. Es urgente demostrarle al pueblo que la lucha armada era posible también en El Salvador sin montañas y superpoblado y llevando a cuestas los fracasos anteriores. Para ello se recurre a los más dispuestos sicológicamente en aquel momento como son los universitarios radicalizados y con experiencias en tareas de concientización popular, pero al mismo tiempo se requiere fundirse con el propio pueblo, depender hasta económicamente de él y creer en él, sin depender de la ayuda exterior.

La preparación para la lucha armada requiere cambios radicales en el estilo de vida. El propio Marcial ya ha pasado la barrera de los 50 años y jamás ha hecho ejercicio físico ni ha tomado una pistola en sus manos. Al poco tiempo ya podrá caminar 10, 30, 60 kilómetros. Luego aprender a utilizar la Beretta 22 que se han encontrado y la primera arma requisada al enemigo, una escuadra 9mm. Browning. Desde ahí tenían que construir la fuerza armada del pueblo organizado alrededor de sus intereses objetivos. Y, a falta de montañas, tenían que encender el volcán en la montaña viva del pueblo: la guerrilla urbana, primero y la suburbana después. Primero formar los comandos armados y posteriormente recabar en medio del pueblo grupos de apoyo, que serían el germen del futuro Frente revolucionario popular.

“Nosotros sosteníamos que los obreros y campesinos deberían tener el poder político en sus propias organizaciones y el poder militar. La alianza obrero-campesina, pero con fuerza. Después de esto venía la lucha de todo el pueblo donde cabría la burguesía. La cosa era invertir el esquema que ponía en el centro a la burguesía y a su alrededor a los demás.”

La experiencia revolucionaria y, dentro de las luchas del pueblo la larga experiencia de Marcial había ido dejando sus lecciones. Ni a la cola de la burguesía, ni de los sectores más atrasados del pueblo.

“Teníamos claro desde el principio que era el pueblo el que iba a hacer la guerra y que estos grupos armados no deberían convertirse en una élite, en unos líderes desligados del pueblo que le ahorrarían a este el trabajo de hacer su revolución.”

Pronto llegan las jornadas de entrenamiento, a veces disfrazados de pescadores del Lempa. Cuando vuelven, traen pescados y verduras para que Tulita pueda ayudarse para que vaya llegando para todos. Desde los comienzos van procurando contactos con los campesinos y con sus organizaciones. Hombres como Toñito (Andrés Torres) o Nacho (Felipe Peña) tiene una gran experiencia en alfabetización y educación popular. Y pronto dan inicio pequeñas acciones guerrilleras que no quieren dar a conocer hasta no estar seguros de que tienen fuerza para resistir el embate del enemigo. Solamente se identificarán ante el pueblo después de dos años de trabajo.

FUNDIDO CON LA HISTORIA DE LAS FPL.

Es difícil adivinar los perfiles de la vida de Marcial y de la FPL, pues desde este momento de clandestinidad echa un velo que solo se descorre para dar a conocer al

Marcial aparece en las comunidades de Chalatenango o en las cooperativas, junto con Toñito o Nacho dando sus charlas sobre ‘realidad nacional’ y la estrategia consecuente con los intereses fundamentales de las mayorías populares. Por ahí irán sembrando la semilla de donde saldrán los movimientos de masas más grandes de la historia de El Salvador como el Bloque Popular Revolucionario que brota en la coyuntura del 30 de julio de 1975 que formara más tarde el núcleo de la alianza obrero campesina, base de la unidad irreversible del pueblo.

Las FPL se dan a conocer a través de su órgano oficial, ‘EL REBELDE’. Se había tomado la decisión de no darse a conocer al pueblo y a los posibles aliados estratégicos sino a partir de una práctica que implicara un mínimo de consolidación. La mística que se imponen desde el principio es depender lo más posible de sus propias fuerzas y de la ayuda del pueblo, para así fundirse con él y para garantizar siempre la verdadera autonomía de las FPL, dentro de más estricto internacionalismo proletario.

Las cosas no son perfectas desde el principio y la lucha ideológica interna es el motor que impulsa el desarrollo de la organización. Hay que recurrir a lo que Marcial denomina la “sabiduría colectiva”. En 1976, cuando se convoca el primer consejo revolucionario para impulsar una autocrítica de los seis años de trayectoria salen a relucir todas las debilidades que se venían arrastrando con la voluntad férrea de superarlas dialécticamente, ya que de lo contrario se podía paralizar el proceso: “En el momento presente, renovarse o estancarse es la alternativa que se presenta”, ya que sienten “la necesidad impostergable de revisar toda la situación de la organización y de su trabajo”. Para ello se vuelve “vital y urgente identificar las debilidades, sus dimensiones y sus raíces” que ya se encuentran presentes “en capullo”:

“La necesaria labor de negación de los gérmenes negativos que, como unidad dialéctica, están integrados en el esquema inicial, gérmenes y rasgos negativos que de no superarse adquirirán dimensiones gigantescas en detrimento de los elementos positivos que históricamente determinaron su adopción y que deben marcar los hitos del crecimiento”

“Todo ser dialéctico lleva al mismo tiempo en sus entrañas los gérmenes vivos y con capacidad de desarrollase de superación y de destrucción. Saber superar dialécticamente los últimos y abrirles paso a los primeros constituye precisamente la ciencia marxista del desarrollo social.”

Ahí, en pocas palabras, está marcada la actitud revolucionaria. El no reconocer las debilidades es caer en caminos de autodestrucción, pero reconocerlas y, en lugar de superarlas, encubrirlas y justificarlas, es práctica e ideológicamente entrar en un proceso de corrupción.

La primera debilidad que se detecta:

“El concentrar inicialmente la labor ideológica y orgánica de nuestra organización en los sectores avanzados no-proletarios. Ello, de no desplazarse en un tiempo prudencial, relativamente corto, a poner el acento en la clase obrera… retardaría la proletarización… generaría el menosprecio práctico del papel rector que debe alcanzar la clase obrera… y generaría estilo y métodos de trabajo pequeño burgueses”.

“La unilaterización del pensamiento hacia las tareas exclusivamente de la lucha armada.”

“La sustitución del pueblo por una mentalidad de élite revolucionaria, la aplicación de un estilo autoritario en los métodos de dirección y de trabajo, la deshumanización en la atención a los problemas de los militantes”.

Y la solución de estos problemas que, como debilidades de un proceso positivo, son algo connatural, debe ser tarea de todos de una manera efectiva y participativa:

“En la medida en que las condiciones de seguridad lo aconsejen, la participación de toda la membrecía en la deliberación y en la consulta para la aplicación de las medidas que se tomen.”

La “sabiduría colectiva” es la verdadera democracia interna de un partido verdaderamente popular. Así es cómo en aquellos momentos críticos se supo enfrentar los problemas para poderle ofrecer al pueblo unas FPL capaz de conducirlo política y militarmente por los vericuetos de la liberación nacional.

Pero este emerger del pueblo como sujeto histórico de su propio destino, potenciado principalmente por la perspectiva proletaria de la FPL, se va abriendo paso dolorosamente en medio de una lucha ideológica que llegaba desde la calle hasta todos los rincones. El Movimiento popular estaba alcanzando cotas cada día más altas de incidencia en la vida del pueblo y la lucha de las distintas organizaciones populares iba adquiriendo cada día mayores niveles de convergencia. Y con ello, también, los grados de represión. Es dentro de esta conflictividad pueblo – sistema que Marcial vive un momento de dolor intenso con la muerte de su querida hija Enma Guadalupe, gran dirigente popular desde las filas del magisterio. Fue asesinada por la Guardia Nacional cuando iba al frente de una manifestación del BPR hacia la embajada de Venezuela que había sido tomada por el mismo Bloque en la coyuntura del ‘Mayo heroico de 1979’.

“No puedo evitar el pensar en mi querida hija Enma Guadalupe, dirigente magisterial, acribillada a balazos el 22 de mayo… al encabezar una manifestación de masas. Ahora nadie ni nada derrotará a este férreo pueblo, aunque tengamos que luchar solo con las uñas, como lo estamos haciendo ahora, y aunque la fiebre imperialista decidiera mayores zarpazos. Este pueblo tiene temple, voluntad y decisión de combate para conquistar, cueste lo que cueste, su autodeterminación, su soberanía, independencia y libertad”.

MARCIAL ES IDENTIFICADO POR LAS FPL

Marcial vive momentos de gran alegría al comprobar que se están dando todas las condiciones y todos los pasos dialécticos hacia la unidad del movimiento popular salvadoreño. Con mirada visionaria la había saludado siempre desde lejos y esta unidad había estado siempre en la perspectiva de todas sus acciones. La unidad del pueblo era su estrategia fundamental. Aunque su perspicacia y conciencia de clase y el profundo conocimiento de la historia de nuestro pueblo le hacían adivinar traiciones en nombre de la necesaria unidad como formula idealista de la misma. Por eso nadie vivió tan intensamente como él el amanecer del primer nivel camino de la unidad que era la coordinación de las organizaciones populares político-militares y de las organizaciones de masas hasta constituirse el FMLN y el FDR. Nadie como él luchó porque fuera integrado hasta el último de los movimientos en este nivel de unidad, a pesar de las contradicciones existentes.

Es dentro de este proceso unitario que el Comando Central de las FPL da a conocer la identidad de su primer responsable y comandante en jefe de las FAPL, Marcial: Salvador Cayetano Carpio. Cuando en esta ocasión se le pregunta por el significado de su nombre, responde:

“El primero (Salvador Cayetano Carpio) hizo posible el segundo (Marcial) y este creó condiciones para realizar los sueños de aquel”

Pero la necesario, difícil y dialéctica unidad entra en periodos de crisis con frecuencia y es entonces cuando la conciencia obrera de Marcial pregona que es necesario renunciar a los idealismos y ir construyendo la unidad sobre bases firmes y proletarias.

“Porque ellos dicen que la unidad es fundamental, aunque sea una unidad que se ponga al servicio de los intereses de la burguesía… Hasta este momento la burguesía se ha servido en bandeja todas las unidades del pueblo… sobre el sacrificio de los trabajadores. Construir mal la unidad significa que la hegemonía pase al poder de las fuerzas de derechas.”

LA OFENSIVA GENERAL

Marcial es nombrado por el FMLN en un primer momento como coordinador de su Comandancia general. Así se preparan las condiciones para preparar la Ofensiva General de enero de 1981, en vísperas de la toma de posesión de Reagan de la presidencia de los EE.UU. con su evidente proyecto de recuperar la hegemonía mundial y de contener el avance del proceso hacia el socialismo en el mundo. Y su política de contención pasa por el meridiano de El Salvador, crucificado entre la lucha de bloques, este-oeste y la emergencia del movimiento de liberación norte-sur.

A pesar de todas estas amenazas el pueblo salvadoreño dio un salto de calidad en su proceso de liberación y la guerra en una dinámica supuestamente irreversible hacia su meta. Por ello Marcial, en la celebración del aniversario de las FPL de abril hace énfasis en la determinación de las FPL de ir hasta el final en la profundización de la guerra de liberación. Es también en ese momento que Marcial, que ha debido salir al exterior para cumplir tareas estratégicas, retorna a dirigir la guerra a las montañas de Chalatenango.

A pesar de ello, y con la llegada al poder de Reagan, hubo vacilaciones y comenzaron pronto a perfilarse intentos de arreglos negociados para ofrecerle al imperialismo salidas digeribles, aunque con ello se postergara el triunfo popular. En este marco es que se da la vuelta de Marcial. A sus 63 años de vida y de lucha no le importa el sacrificio de las interminables caminatas y los riesgos. Vive en ‘Los Filos’, bajo bombardeos constantes, hasta que la comandancia se traslada al ‘Volcancillo’. Allí asiste con júbilo al nacimiento de los gérmenes de los PPL, que devuelven a la población civil su autonomía y su protagonismo en la misma guerra; ve formarse las Unidades de Vanguardia con hombres como el comandante Bernardo, núcleos fundamentales del nuevo ejercito popular, mientras va marcando a todos con su fe en el triunfo y en la propia fuerza del pueblo.

Su tarea fundamental es preparar las condiciones para organizar la reunión del Comando Central, que, recogiendo la ‘sabiduría popular’, valorando las experiencias y las expectativas populares, relance el proceso después de la crisis creada por la Ofensiva General, pues esto se hacía urgente para retomar los principios. Este COCEN-81 se realiza bajo su coordinación en los meses de agosto y setiembre en el ‘Volcancillo’. El discurso de Marcial en nombre del CP para iniciar los trabajos es un ejemplo de valentía autocrítica para afrontar nuevamente las debilidades y relanzar la guerra popular de ofensiva continua y de protagonismo popular.

Nuevamente aquí se señala como negatividad principal la ausencia de la clase obrera en la dirección del proceso, la necesidad de proletarizar el conjunto de la FPL, la militarización unilateral y la marginación de las organizaciones populares ligadas a la producción, etc. Impresiona el realismo histórico con que se apuntan las soluciones y la fe en las posibilidades del pueblo para el triunfo. Este documento, sin embargo, ha sido poco conocido aún entre los miembros de las FPL por intencionados bloqueos.

Apenar terminan las reuniones cuando el enemigo lanza un cerco para capturar al compa Marcial. Hasta llegará a anunciarse en los medios de comunicación del ejército que ya había sido capturado. Pero en las peores condiciones y dirigido el grupo por el comandante de las unidades de vanguardia, Bernardo Torres, después de diez días de escaramuzas, lograron burlar al enemigo. Toda esta aventura puede hoy leerse en muchas de las revistas de los grupos solidarios del mundo. Como consecuencia de tener que ir abriéndose paso entre charrales, sin comer para proteger la vida de los niños que, a pesar de todo van muriendo en el camino, quedan huellas en su salud pues se le han infectado sus heridas hasta correr el peligro de quedar envenenado. Pero Bernardo con su gente logrará salvarlo de la muerte. Marcial también, por su estado de debilidad, es afectado por el dengue y tiene que pasar unos días de recuperación en ‘El Alto’ y luego en ‘La Laguna’, donde mantendrá sus últimas reuniones con la Comandancia.

Marcial no quería salir del frente. Pero le llegan llamamientos urgentes y la Comisión Política de las FPL toma la decisión de que debe salir. Las únicas prioridades son las necesidades de la guerra, dentro o fuera de la frontera. Lo importante es ocupar el puesto que le asignan dentro del proceso. Por eso su salida fue un acto de obediencia partidaria.

A la salida del Frente para recorrer pueblos que son aliados para nuestra guerra es que Marcial exclamará:

“Sufre nuestro corazón intensamente… Justa, mil veces justa, es la lucha de liberación de mi pueblo; la mil veces sagrada guerra popular de liberación”

Al verlo con la ropa destrozada, enfermo y hambriento, una viejecita del pueblo que lo conoce le dice: “No importa, tío (así se le reconoce e identifica entre los militantes), nuestros hijos podrán un día ser felices”. Y Marcial comenta: “La sangre de miles de héroes es el preludio doloroso pero inevitable de la aurora de un futuro de libertad, democracia independencia, trasformación social revolucionaria y firme para el pueblo salvadoreño”. Y un periodista presente le pregunta de pronto: “Pero, ¿usted ama la violencia?”. Y Marcial rápido responde: “La odio”. Así entiende él nuestra guerra como impuesta al pueblo por sus injustos y violentos agresores.

NUEVOS CAMINOS EN EL FRENTE EXTERNO

El 11º aniversario de las FPL encuentra a Marcial en Moscú y manda desde allí su mensaje a combatientes y militantes de las FPL. Tiene necesidad de recordar los principios que dieron sentido al nacimientos de las Fuerzas populares de liberación y de remarcar la responsabilidad histórica que les corresponde en estos momentos, pero el objetivo prioritario en estos momentos lo plantea así:

“Tenemos una obligación que cumplir: fortalecer a las FPL, lograr una disciplina férrea, una organización férrea, una organización proletaria que sea fiel expresión de los intereses de la clase obrera y del campesinado”.

Él sabía por qué lo decía. Su proyecto de fortalecer a las FPL dentro del marco de la

por cada uno de los organismos; por eso en toda oportunidad baja a las bases para dialogar la problemática que se está viviendo aún cuando otros creyeran que ese tiempo debiera priorizarlo en otras tareas. Tiene la decisión de consagrar los últimos momentos de su vida a hacer de las FPL el auténtico partido que nuestro pueblo necesita, porque sin un partido realmente proletario en las circunstancias que se están viviendo el proceso podría desviarse de sus objetivos fundamentales y convertirse en uno de las decenas de triunfos populares que luego sus enemigos han logrado revertir en contra del propio pueblo que ha puesto su sangre.

Los triunfos populares de la ‘campaña de octubre’ de este año son interpretados por Marcial como un signo de que se está en el camino recto. Convoca a la prensa y les manifiesta que esos hechos son demostración de que el FMLN ha adquirido nuevos niveles de coordinación estratégica y de capacidad de concentración de fuerzas, capaces de destruir a una compañía entera atrincherada y con sofisticadas fortificaciones que implica la consolidación de la iniciativa de la guerra por parte de un FMLN más unido y con mayor capacidad de coordinación.

“Estamos seguros y muy serenos ante el futuro… nuestra guerra tiene que terminar con un arreglo político… el dialogo está basado en la dignidad, en la defensa de los intereses del pueblo. Ningún revolucionario de El Salvador, en ningún momento, va a traicionar los intereses del pueblo. Toda negociación tiene que estar basada en la satisfacción de los intereses básicos de nuestro pueblo y toda conversación esta también basada en la dignidad.”

No faltaban los que hablaban del famoso ‘empate’ de la guerra, del miedo a la intervención norteamericana que, comenzando por El Salvador, llegaría a Nicaragua y amenazaría a Cuba, hablaban también de evitar el costo social que implicaba nuestra guerra. Marcial afirmaba que esto era una visión no dinámica del proceso, que la manera de impedir la intervención era profundizar en la guerra popular y que la decisión de vencer estaba tomada…

Es entonces cuando la mayoría de la dirección se plantean públicamente un cambio de línea y empiezan hablar aviertamente lo que se había mantenido casi en secretro ante las bases: una política de Dialogo-Negociación con la que Marcial nunca estuvo de acuerdo, no en el proceso, sino en el método de ese proceso, consideraba que era prematuro y que las condiciones no estaban dadas, la unidad apenas nacía, ademas suponía la perdida de la autonomía de la organización con respecto al FMLN, esa supeditacion a la direccion del frente ponía en “minoría” su concepción revolucionaria de GPP y que fuese la clase obrera la “garante” del proceso.

Entró en abierta contradicción con el resto de la dirección del FMLN y con gente de su propio partido, incluida la segunda responsable como punta de lanza y gente de la calidad de Miguel Castellanos y otros; razon tenía, al cabo de 20 años de esa contradicción podemos constatar donde y como estan “parados” el resto de dirigentes como Joaquí Villalobos y Co. Los “ortodoxos”, los “renovadores”, los de la tercera vía , el Partido Comunista etc.etc, y los “frutos” de esas negociaciones que verdaderamente han beneficiado a la cúpula de dirigentes, si durante la guerra fué difícil hablar con ellos, hoy es imposible, poco a poco se han ido alejando de las masas.

Aquí comienza una pesadilla para marcial, Ana María ,empezo a promover en cargos de direccion a gente leal al cambio de línea y asi, fueron copando los organismos de dirección local, regional y nacional teóricos de la clase media, con manejo de elementos de la doctrina Marxista-leninista, muy buenos para la cuestion política y convencer a las “masas”,pero cómodos y oportunistas dejando a un lado aquellos

No faltaban los que hablaban del famoso ‘empate’ de la guerra, del miedo a la intervención norteamericana que, comenzando por El Salvador, llegaría a Nicaragua y amenazaría a Cuba, hablaban también de evitar el costo social que implicaba nuestra guerra. Marcial afirmaba que esto era una visión no dinámica del proceso, que la manera de impedir la intervención era profundizar en la guerra popular y que la decisión de vencer estaba tomada…

Es entonces cuando la mayoría de la dirección se plantean públicamente un cambio de línea y empiezan hablar aviertamente lo que se había mantenido casi en secretro ante las bases: una política de Dialogo-Negociación con la que Marcial nunca estuvo de acuerdo, no en el proceso, sino en el método de ese proceso, consideraba que era prematuro y que las condiciones no estaban dadas, la unidad apenas nacía, ademas suponía la perdida de la autonomía de la organización con respecto al FMLN, esa supeditacion a la direccion del frente ponía en “minoría” su concepción revolucionaria de GPP y que fuese la clase obrera la “garante” del proceso.

Entró en abierta contradicción con el resto de la dirección del FMLN y con gente de su propio partido, incluida la segunda responsable como punta de lanza y gente de la calidad de Miguel Castellanos y otros; razon tenía, al cabo de 20 años de esa contradicción podemos constatar donde y como estan “parados” el resto de dirigentes como Joaquí Villalobos y Co. Los “ortodoxos”, los “renovadores”, los de la tercera vía , el Partido Comunista etc.etc, y los “frutos” de esas negociaciones que verdaderamente han beneficiado a la cúpula de dirigentes, si durante la guerra fué difícil hablar con ellos, hoy es imposible, poco a poco se han ido alejando de las masas.

Aquí comienza una pesadilla para marcial, Ana María ,empezo a promover en cargos de direccion a gente leal al cambio de línea y asi, fueron copando los organismos de dirección local, regional y nacional teóricos de la clase media, con manejo de elementos de la doctrina Marxista-leninista, muy buenos para la cuestion política y convencer a las “masas”,pero cómodos y oportunistas dejando a un lado aquellos

compañeros de la clase obrera y el campesina probados en tareas dificíles y en el combate contra el “enemigo” con suficientes méritos y capacidad para su ascenso a cargos de dirección, pero potencialmente “peligrosos” por su extracción de clase y posibles obstáculos al nuevo reacomodo ideológico.

El reclutamiento masivo de principios de los años 80, resolvió la “correlacion de fuerzas” a favor de las corrientes negociadoras, tomando el control total de la direccion del movimiento hasta nuestros días; practicamente los núcleos de partido en las FPL, que en un tiempo fueron el motor central del funcionamiento y toma de decisiones fueron paulatinamente convirtiéndose en simples circulos de estudio y accesibles a información previamente “pensada” y “elaborada” por la élite de la comisión política, los organismos de direccion tenian en su mayoría gente de la “pequebù” que le fue imprimiendo un carácter de “clase” al movimiento completamente “diferente” al inicial, esta desviación previamente calculada les permitio hacer las reformas necesarias para el cambio de línea, desplazando a todos los “marcialistas” y radicales del resto de organizaciones; de ahí que Marcial fué obstaculizado por todos lados, se empezo a maquinar un complot para su aniquilamiento del escenario político a promover una especie de “culto” a la personalidad, exajerando la celebracion de su natalicio, se le comparó con figuras célebres y en secreto se lanzo la “bola” de que se creía el “Hochimín” de america latina.

Hay que mencionar que el proyecto de GPP, ha tenido sus detractores dentro y fuera del contexto nacional, se menciona las contradicciones que Marcial tenía con Fidel a este respecto, en discuciones“privadas”, marcial criticaba la actitud de fidel en centroamerica… “Asi el revolucionario Castro parece haber aceptado el parlamenterismo como método ,incluso despues de una lucha de liberación revolucionaria. A este respecto, Cuba ha llegado a estar mas cerca de las ideas socialdemócratas que la extrema izquierda tradicional en el continente..”

En este ambiente se prepara la convocatoria para la reunión del COCEN-83, que debía ser decisivo para la marcha del proceso de guerra, donde se determinaría la voluntad de la FPL de vencer y derrotar la ejercito, de luchar porque no se diera la intervención amenazante, pero también de prepararse para, en el caso de que se diera, derrotarla; de llevar adelante un proceso de dialogo y negociación como forma estratégica, pero auxiliar, y de profundizar en el proceso de unidad revolucionaria en el FMLN, como vanguardia, en esta coyuntura, del pueblo. Los pueblos socialistas aliados de Centroamérica, creyendo a pie juntillas en la intervención que acabaría con todas las conquistas populares en el área, pedían el sacrificio de los procesos revolucionarios de El Salvador y también de Guatemala. Marcial lo vería como una traición a su pueblo y su sangre. El día primero de abril de ese año Marcial vive momentos intensos. Las palabras pronunciadas por Marcial en esa reunión con la membrecía de las F., recogidas ya en un folleto, resultan determinantes para comprender su pensamiento y su postura en esa coyuntura. Más tarde tiene una reunión amplia con amigos de nuestro proceso, en la cual muchos de los presentes no se cansan de hablar y de admirar su sencillez, su claridad y su decisión. Y es en este tiempo también cuando Cayetano vive con dolor la muerte de dos grandes amigos: Marianela Garcia Villas, campeona de los derechos humanos y Bernardo Torres, comandante conductor de las Unidades de Vanguardia, forjado como militante en las luchas obreras y querido por las tropas.

Y así llegamos a los hechos de abril. El responsable de la seguridad interna de la mismas FPL, con el propio equipo de seguridad de la misma Cmte. Ana María, han decidido darle muerte. Marcial está en el extranjero tratando de buscar mayores ayudas para enfrentar con éxito la posible intervención. Muchos comienzan a señalar a Marcial como el responsable de la desaparición violenta de Ana María. De hecho el comandante estaba recluido en su propia casa con la amenaza de ser sacado a otro país… En un momento pide a los encargados de su seguridad que vayan a ver la tele y que dejen las armas para no inquietar a quienes vigilan la casa; a su esposa, le solicita que cuide a la nieta para que duerma, y él se recluye en su pequeño cuarto donde suele estudiar y escribir, deja escritas unas notas, y se suicida… Luego serían capturados todos los responsables de la muerte de Ana María y, a pesar de todas las presiones a que son sometidos, en ningún momento señalan la autoría de Marcial. En el juicio subsiguiente se declara oficialmente no poder disponer de pruebas en su contra…

Posterior a estos hechos surge un grupo de compañeros que se declaran en “Posición Rebelde”, desconocen a la dirección de las FPL y se descoordinan de la dirección, agrupadose en el FCER (Frente Metropolitano “Clara Elisabeth Ramírez”),presentan un pliego argumentando las razones de su posición política que no fue dado a conocer a toda la militancia de las “efes”, mucho menos a las bases del resto de organizaciones del FMLN, esto provocó una purga interna dentro de la organización, al grado de que cualquier mínima crítica era rapidamente relacionada con la “disidencia”, la “fracción” y muchos compañeros inocentes o de buena fé que pretendieron tocar el tema fueron señalados, interrogados, expulsados, desgradados y en el peor de los casos ajusticiados, por ese tiempo entre 83-88. Se preparó una versión oficial y se acuso en asambleas generales ante las masas y tropa de guerrilla al FCER de una infinidad de “cargos” desde infiltrados de la CIA hasta traidores de la revolución y enemigos del campo socialista y que se habían apoderado de una gran cantidad de dinero de la orga y por ese motivo se estaba aguantando hambre en la zona de chalatenango etc.etc.

Esta situacion de descontento con el cambio de línea, fué generalizado en todo el FMLN , las respectivos mandos y organismos de direccion, aprovecharon la oportunidad para deshacerce de todos aquellos elementos “radicales” y de línea “dura” con el “cuento” que no entendían el recambio de táctica y estrategia, con este argumento eliminaron y expulsaron a un buen grupo de compañeros de todos los niveles de militancia, que si estaban dispuestos a luchar hasta el final.

Lo que ignoraba la mayoría de bases y combatientes, eran los compromisos, presiones y acuerdos hacia la vía negociada, no convenía que se obtubiera una victoria militar, a traves de la GPP ; las declaraciones de algunos funcionarios y aliados de los gringos, cuando miran que la cosa era seria y las guerrillas iban tomando forma y eran parte de la vida diaria de los pueblos oprimidos, entonces empiezan a descalificar y degenerar el verdadero sentido de la lucha armada y a quitar banderas de lucha, claman hipócritamente por la Paz y la Democracia, el pluralismo político y el dialogo; no porque lo deseen de verdad, sino para contrarrestar la avalancha que se avecina, restarle fuerzas al movimiento popular y al cabo de los años seguir con su misma política de explotacion con otras modalidades; neoliberalismo, globalizacion…

Por eso en el día de hoy, cuando se cumplen 20 años de la muerte del compañero Salvador Cayetano Carpio, bueno es recordar las palabras con las que Antonio Morales Carbonell “Tono” concluye su trabajo “La muerte de Marcial ¿un asunto concluido”:

“Traer a la memoria el suicidio de Marcial es una oportunidad para recordar aquellos aspectos democráticos de su pensamiento y de su práctica política dentro de su partido: su deseo de que los sectores mayoritarios de la población (los obreros y los campesinos) pudiesen orientar una amplia alianza popular, sus esfuerzos para que
dichos sectores estuviesen orgánicamente representados en el partido, sus afirmaciones sobre la necesaria autonomía de los gremios y sindicatos, su insistencia en crear y desarrollar una amplia base celular que diera vida a la democracia interna “de abajo para arriba y de arriba para abajo”, que obligara a los dirigentes a dar cuenta de sus actos y que permitiera combatir los abusos de poder, la corrupción y otras arbitrariedades que se daban en su organización y de romper con el terror de aquellos que tenían la impaciencia de reaccionar mal y de rebotar la crítica y de usar sus poderes en mala forma para el castigo a los que critican”.

Si algo caracterizó a Marcial fue precisamente su rectitud, su firmeza y su honestidad. Prefirió morir antes que permitir que se pusiera en duda su integridad moral. Con el fallecimiento de Marcial, la clase obrera salvadoreña perdió, sin lugar a dudas, uno de sus más genuinos dirigentes.”

Las escritoras salvadoreñas a principios del siglo XX

LAS ESCRITORAS SALVADOREÑAS A PRINCIPIOS DEL SIGLO XX: EXPECTATIVAS Y PERCEPCIONES SOCIO-CULTURALES

Dra. Sonia Priscila Ticas
Profesora de Lengua y Literatura Latinoamericana
Linfield College, Oregon USA

RESUMEN

Este artículo traza aspectos de la historia cultural, social y educativa de las mujeres salvadoreñas a principios del siglo veinte. Se enfoca en la literatura de mujeres y los discursos contenidos en ella con el fin de dilucidar cuáles eran las preocupaciones de las intelectuales y cómo usaron la escritura para ubicar el tema de la mujer en la esfera pública. Asímismo se da un contexto sobre la educación y el ambiente socio cultural en que se formaron muchas de estas escritoras tomando en cuenta las percepciones que en la época se tenían sobre el feminismo.

Descriptores: Mujeres. Escritoras. Percepciones socio-culturales. El Salvador. Principios siglo XX.

INTRODUCCIÓN

El entorno social y cultural de las mujeres salvadoreñas a principios del siglo veinte se regía en su mayoría por la indiferencia sobre la necesidad de hacer de este sector de la población un actor social activo. A las mujeres, como era de esperarse, se les seguía consignando al espacio privado del hogar donde pudieran desenvolverse en su papel de madre y esposa. Esta ideología se revela tanto en la educación así como en los medios de comunicación y en la literatura escrita por miembros de ambos sexos. Las escritoras e intelectuales que proponían una agenda femenina más consecuente con la realidad cambiante de la época enfrentaron una serie de obstáculos para llegar a tener cierta visibilidad en la esfera cultural y social. No se podía hablar de feminismo pues el término equivalía a bancarrota familiar e inmoralidad. Fue necesario entonces buscar discursos alternativos para denunciar la opresión y discriminación de la mujer. El presente trabajo propone examinar la situación socio cultural de la mujer salvadoreña a principios del siglo veinte poniendo especial énfasis en las décadas del veinte y treinta, época en que se sentaron las bases para un movimiento feminista que había de florecer a mediados del siglo. Nos enfocamos en la figura de la mujer escritora pues debido a su cultura letrada es quien tuvo un mayor acceso a la arena pública.

1. EL OFICIO DE ESCRITORA: RETOS Y OBSTÁCULOS

Al dar inicio el siglo veinte había pocas mujeres que se dedicaban al quehacer literario. Su acceso a la esfera cultural era doblemente difícil pues debido a su sexo se les inculcaba la vida doméstica y familiar en vez de los estudios académicos. En la sociedad de fin de siglo diecinueve siempre estuvo el quehacer cultural en manos de grupos élites como “La juventud salvadoreña” que se crearon precisamente para estimular las letras entre los jóvenes universitarios (Gallegos 1996: 62), lo cual excluye casi por completo a las mujeres, pues eran contadas las que en la época asistían a la universidad. [1] A pesar de los obstáculos presentes, sin embargo, hubo mujeres que sí publicaron sus creaciones, aunque de manera esporádica, en periódicos o revistas. Luis Gallegos Valdés y David Escobar Galindo en su Antología de poesía femenina salvadoreña (1975) identifican, por ejemplo, a cinco poetas decimonónicas cuyos poemas son conocidos gracias a compilaciones como la Guirnalda salvadoreña y el Parnaso salvadoreño.
Publicar ha sido problema común tanto a hombres como a mujeres en el país, pues no siempre se ha contado con los recursos para fomentar el cultivo de las letras nacionales. Cuando los escritores lograban darse a conocer, solía ser a través de periódicos pero raramente por medio de un libro, a menos que se tratara de alguien con mayores recursos económicos. Este es precisamente el caso de Claudia Lars (1899-1974), la más destacada de las escritoras del siglo veinte, para quien transcurre toda una década de publicaciones en revistas y periódicos locales tanto como regionales antes que su primera obra poética, Estrellas en el pozo, viera la luz pública en 1934.
Más allá de su talento, Lars necesitó del padrinazgo y el apoyo de figuras importantes de las letras centroamericanas como Joaquín García Monge, director del Repertorio Americano, revista de gran circulación en todo el continente, y el poeta nicaragüense Salomón de la Selva quien le sirvió de maestro cuando recién comenzaba a dar sus primeros pasos en la poesía. Demás está decir que no todas las mujeres escritoras de la época tuvieron este tipo de guía intelectual, ni contaron tampoco con los medios económicos ni la cultura literaria que les permitieran dedicarse por completo al oficio poético como sí lo hizo Lars en sus inicios. Y aún cuando las escritoras tuvieran estos factores a su favor, la expectativa general era que su producción se enmarcara dentro de los parámetros temáticos pre-establecidos para la escritura de mujeres; es decir, el mundo de la casa con sus experiencias maternas y el amor romántico (Carrera 1956: 230). De no ser así, era poco probable que fueran aceptadas en un medio donde la mujer servía más de musa que de creadora.
La limitada presencia de figuras femeninas en el ambiente cultural nacional es evidencia de que no se ha considerado a la mujer como sujeto capaz de contribuir al desarrollo cultural del país. El resultado más grave de esta situación es que hay huecos profundos en el conocimiento de lo que produjeron las primeras poetas y las condiciones en que lo hicieron. Las antologías de la literatura de fin de siglo de tipo Guirnalda y Parnaso parecen indicar que la producción femenina fue escasa, pues no se mencionan más de dos o tres poemas dignos de ser publicados, según los criterios de los compiladores. Este trato que ha sufrido la mujer escritora es común en toda la historiografía literaria centroamericana aún en el siglo veinte como apunta Janet Gold (2000):

“…No es sorprendente observar cómo aparecen las mujeres en esas clásicas historias. En algunas simplemente son invisibles y, además, su ausencia ni se menciona. Otras reconocen la existencia de mujeres que escriben y de musas; sin embargo, son incapaces de integrar esta presencia en una visión abarcadora de lo que es o lo que hace la literatura en el contexto centroamericano. Como consecuencia de esta miopía histórica y de género, las mujeres se vuelven apéndices, un capítulo al final de un libro, o un párrafo al final de un capítulo, como si el historiador de repente recordara al otro sexo y en un gesto magnánimo las juntara al final, tratándolas como creadoras menores de literatura, que hacen lo mismo que los hombres, aunque con menos maestría, o hacen cosas femeninas…” (Gold 2000: 14).

En el caso salvadoreño estas observaciones se aplican con bastante precisión. En la historia canónica de la literatura escrita por Luis Gallegos Valdés, Panorama de la literatura salvadoreña, la única figura femenina que recibe atención por separado es Claudia Lars. Todas las otras poetas aparecen agrupadas bajo la rúbrica de “Letras femeninas” (Gallegos 1996: 275-287). En ésta, al igual que en las anteriores colecciones antológicas como la de La juventud, se presenta a las poetas con brevísimas notas biográficas que no permiten discernir cuál era el entorno socio cultural en que vivían. Nos encontramos con el mismo problema en la antología de Poesía Femenina de El Salvador (Escobar y Gallegos: 1976), donde se hace una selección basada en métodos cronológicos. Sigue faltando entonces una investigación más exhaustiva que dé cuenta de la producción literaria femenina y sus repercusiones en la vida social, cultural y política del país. Sólo así se podrá entender mejor y apreciar la vida y la literatura de mujeres a lo largo del siglo pasado.
En el campo de la educación femenina la situación es básicamente la misma. Es un área de conocimiento que hasta muy recientemente había sido ignorada casi por completo. Por fortuna, la investigación de Carlos Cañas Dinarte contenida en su ensayo, Las hijas de Minerva, Hacia una historia educativa y cultural de las mujeres salvadoreñas, ha rescatado del olvido histórico a las mujeres más destacadas del siglo diecinueve y ha rastreado el desarrollo de lo que en el país representan los primeros esfuerzos por crear centros de educación femenina. La situación social que se deslinda de los datos recopilados en esta obra nos sirve de trasfondo para estudiar el medio en que nacieron y se formaron las escritoras e intelectuales de principio de siglo veinte.

2. UNA INCIPIENTE EDUCACIÓN FEMENINA

Tras las gestas independentistas se introduce en el país un sistema de enseñanza gratuita para varones, aunque con muchas limitaciones en cuanto a recursos. Para las jovencitas no es hasta 1847 cuando bajo auspicio oficial se funda un centro de educación secundaria impulsado por un funcionario que quería que su futura esposa tuviera una instrucción mínima que le permitiera administrar el hogar de manera eficiente (Cañas-Dinarte 1999: 22-23). Las clases que se impartían consistían de artes manuales como la costura y otras materias como la aritmética básica (Cañas-Dinarte 1999: 22-23). Es decir, que esta incipiente educación tenía un fin más bien decorativo y en menor escala práctico pues se configuraba puramente en la formación de una buena ama de casa que hiciera funcionar a perfección todos los aspectos de la vida hogareña.
Este primer proyecto terminó en clausura en parte debido a la resistencia del patriarcado que no veía con buenos ojos ningún tipo de instrucción para la mujer (Cañas-Dinarte 1999: 27). La nota positiva fue que entre las alumnas más destacadas surgieron las primeras maestras que luego proseguirían a abrir escuelas en varios departamentos de la república. Esto significó un esfuerzo titánico en un país donde el analfabetismo llegaba a más de un noventa y cinco por ciento (citado en Cañas-Dinarte 1999: 22). Hacia final del siglo, la política educativa progresista del gobierno de Menéndez facilitó la apertura de una serie de colegios para señoritas, muchos de ellos dirigidos por educadoras extranjeras (Cañas-Dinarte 1999: 38-42). La Ley Orgánica y Reglamentaria de Instrucción Pública de 1885 establecía un curriculum más expansivo que abarcaba las siguientes materias: lenguas, aritmética, ciencias naturales e historia; pero no todos los colegios ofrecían esta gama de cursos y en los casos donde sí se ofrecían muchas internas no lograban completar el programa de estudio (Cañas-Dinarte 1999: 43-44). En una sociedad donde la educación femenina no era prioritaria la deserción escolar para contraer matrimonio y dedicarse a la familia no era vista con malos ojos.
Entre la intelectualidad masculina se apoyaba la educación de las mujeres pues se creía que la mujer tenía un rol moral que cumplir a nivel nacional como una especie de salvadora de la patria y educadora de sus ciudadanos. Un distinguido hombre de letras, Román Mayorga Rivas, alababa los avances de las mujeres que ahora comenzaban a incursionar en la universidad y otros terrenos antes vedados, diciendo que “en los países democráticos las mujeres son la salvación perpetua, la salud de la República” (Citado en Cañas-Dinarte 1999: 73). Otro contemporáneo con motivo del fallecimiento de la primera bachiller y doctora en ciencias del país, Antonia Navarro, promulgaba una especie de providencialismo femenino para salvar a la patria de “un cataclismo terrible” (citado en Cañas-Dinarte 1999: 83). Estas palabras, a nuestro ver, formaban parte de un discurso grandilocuente y de adulación por el ser femenino que se quedaba en pura retórica pues a nivel de estructuras e instituciones sociales y culturales no se veían cambios significativos para habilitar a la mujer en esa supuesta misión de redención nacional.
En las primeras décadas del siglo veinte parece haber dos vertientes con respecto a la educación de la mujer: la primera reproduce en su mayoría el mismo sistema anterior destinado a hacer de las jovencitas buenas administradoras del hogar y distinguidas damas de sociedad. Surgen varios colegios privados bajo el control de órdenes religiosas que además del curriculum tradicional enfocan la instrucción moral. [2] Por otro lado, hay un intento por formar a algunas mujeres en oficios prácticos como telegrafistas y mecanógrafas. Este cambio se dio en respuesta a un decreto ejecutivo de 1891 que estipulaba establecer una escuela para preparar a mujeres en el ramo administrativo (Loucel 1937: 22). Pero los resultados limitados de este esfuerzo demuestran la gran resistencia que había en preparar a las jovencitas para formar parte de la fuerza laboral pública ofreciéndoles oficios diversificados.
Para los años veinte, época en que las mujeres a nivel mundial estaban ganando derechos ciudadanos, dicha renuencia se sentía cada vez más fuerte. Así lo demuestra un crítico del Colegio de Señoritas de Santa Ana, especializado en carreras no tradicionales, al declarar que “es poco fructuoso tanto afán en hacer tenedoras de libros a las señoritas cuando es en la pedagogía donde pueden hallar gran campo de acción para servir a la patria” (Arbizu, Diario de Occidente, 24/2/1928: 3). El articulista se queja de que las alumnas están aprendiendo las ciencias mientras los hogares van a la bancarrota porque las mujeres no saben administrarlos. Sugiere entonces que lo mejor para ellas son las clases de música, decoración, idiomas y moral (ídem).
Para aquellas mujeres audaces que rompieron con estos moldes educativos, al incorporarse a trabajos públicos, era difícil la convivencia con sus contrapartes masculinos que seguían creyendo que ese no era su lugar. Una noticia de la Prensa Gráfica correspondiente al 14 de septiembre de 1931 reportó que los empleados públicos no quieren a señoras ni señoritas en los puestos del gobierno. Esta actitud discriminatoria se debe en parte al temor y la ignorancia de muchos hombres de que las mujeres estaban invadiendo el terreno que tradicionalmente les pertenecía a ellos. Con reacciones como estas, a muchas jóvenes con deseos de desempeñarse en otros campos fuera de los convencionales en el hogar y la docencia, se les cortaron las opciones. Prepararlas para el matrimonio y la maternidad continuó siendo el objetivo principal de la denominada educación femenina a pesar de que comenzaban a abrirse espacios públicos donde las mujeres pudieran integrarse. Esta era una situación generalizada en toda Latino América a principios del siglo veinte como han apuntado estudiosas del tema (Lavrin 1978: 309; Miller 1991: 35-67). [3]
Las mujeres de la oligarquía vivían una situación aun más limitada. Estas ni siquiera podían plantearse estudiar carreras que les ofrecieran la posibilidad de tener un destino independiente del de esposa, madre y dama de sociedad prescrito para su clase. Aquí las limitaciones son más evidentes pues por regla general las familias vivían regidas por una serie de códigos sociales difíciles de romper. En el caso de las escritoras, algunas de ellas asistieron a colegios de señoritas para aprender sobre asuntos domésticos y otras materias como idiomas que se consideraban dignas de su clase social. Una educación en las letras es más probable que se llevara a cabo en el hogar con tutores particulares. Esto es lo que parecen indicar las biografías de algunas de las escritoras de las cuales tenemos noticias. A continuación nos referimos a la formación social y educativa de Claudia Lars narrada en su libro de memorias poéticas, Tierra de Infancia, donde hace observaciones muy pertinentes sobre la vida de mujeres de su entorno socio económico.

3. EDUCACIÓN FEMENINA ENTRE LA CLASE PUDIENTE

En Tierra de Infancia Claudia Lars nos abre una ventana hacia lo que podía esperar de su medio social y cultural una jovencita de familia adinerada como la suya a principios del siglo veinte. Al contar la historia de su familia relata que tanto la abuela materna como la madre fueron educadas en conventos ya fuera para hacerse religiosas si es que profesaban esta vocación o para convertirse en buenas amas de casa y esposas abnegadas. La educación que el convento les proveía las hacía más cotizables en su comunidad. Al egresar la abuela materna del convento de monjas ursulinas en Guatemala, la madre superiora constató que la joven “…sabe a perfección todo lo que una doncella cristiana y hacendosa tiene que saber. Casarla con un hombre bien establecido no me parece tarea demasiado difícil…” (Lars 1969: 33). La educación de las mujeres de su clase implicaba, por lo tanto, una inversión para la familia, pues al darla en matrimonio a un hombre rico se aseguraba su posición económica y social.
Las mujeres en la familia de Lars no tuvieron otra alternativa más que seguir los papeles genéricos que les fueron asignados para de alguna forma socavar cualquier aspiración profesional que se despertara en ellas. La mujer de su clase social tenía que caber dentro de los patrones de conducta designados y no dar señales de una subjetividad propia. Una importante historiadora de los movimientos feministas en Latino América ha afirmado que a lo largo de la historia colonial y republicana, “…la meta para la mujer era la auto-nulificación, no la auto-afirmación…” (Miller 1991: 27). [4] A la mujer, además, se le ha impuesto siempre el silencio como rasgo característico de su ser; de su madre, Lars recuerda que era “la silenciosa por excelencia” (Lars 1969: 209), en un hogar donde quienes poseían la palabra eran las figuras patriarcales.
En la generación de Lars, sin embargo, parece haber ya una voluntad de romper con esta situación que encasillaba a las mujeres en determinadas funciones. Las jovencitas compañeras de su infancia, por ejemplo, al sentirse atrapadas por el estrecho mundo rural en que vivían comienzan a hacer planes para cambiar su destino. Lars recuerda las palabras de una de ellas así: “…quiero conocer otros países y estudiar con la seriedad que estudian los hombres. ¡Deseo convertirme en una mujer con alguna profesión que sirva a los demás!…” (Lars 1969: 191). Jóvenes como estas fueron de hecho las primeras mujeres que salieron del país en busca de oportunidades educativas más amplias y que en algunos casos regresaron para mejorar la situación social de su pueblo. [5] La norma general seguía siendo, no obstante, preparar a la mujer para las funciones que la sociedad patriarcal le había asignado aún cuando a nivel internacional se estaban viendo cambios significativos con respecto al papel que podía desempeñar en las sociedades modernas. [6]
La temprana formación literaria que obtuvo Claudia Lars no fue en el colegio donde estudiaba sino en su propia casa donde el padre, hombre que profesaba un gran interés por la literatura, le facilitaba libros. Debido al estímulo del padre pudo afirmar su vocación literaria, siempre y cuando se mantuviera dentro del marco de lo que se esperaba de ella como mujer, el matrimonio y la maternidad. En este sentido Claudia parecía correr la misma suerte de su madre y abuela. El padre después de proveerle una educación en el convento, pensaba casarla con alguien de su comunidad irlandesa en Estados Unidos. Se esperaba por lo tanto que sus actividades literarias fueran un complemento a su vida familiar y no un medio para independizarla de este destino. [7]

4. LA DEFENSA DE LA ESCRITURA COMO QUEHACER FEMENINO

A partir de los años veinte si bien se limitaba la incursión femenina en los oficios y carreras de corte público, en el mundo de las letras las mujeres comenzaron a ocupar un lugar cada vez más visible. Por primera vez se evidencian más nombres femeninos en los editoriales de periódicos así como en las páginas culturales. Forjarse un espacio en un mundo controlado por hombres, no fue sin embargo tarea fácil. Las mujeres tuvieron que hacer una férrea defensa de su oficio de escritoras negociando al mismo tiempo la identidad genérica como madre, esposa o hija que la sociedad les imponía.
Para aquellas con aspiraciones literarias y pertenecientes a clases acomodadas como la de Lars, el matrimonio y sus exigencias sociales y familiares representaban un obstáculo a su realización personal. Al casarse, como sostenía una intelectual de la época, muere la creatividad y subjetividad de las mujeres por el simple hecho de llevar un nombre que no es el suyo (Valle, El Imparcial, 27/11/1930). En otras palabras, el matrimonio le impone a la mujer una nueva identidad, moldeada en base a las expectativas del hogar y la familia. En su nuevo rol social siendo mujer casada, la escritora se sentía limitada pues no era bien visto escribir sobre temas que no tuvieran relación con el espacio inmediato del hogar y los asuntos considerados “femeninos”.
Lo anterior tiene su aplicación en el caso de Lars cuya vida matrimonial detuvo su carrera poética y por consiguiente su propio desarrollo como mujer intelectual. Su producción de los años veinte cuando estaba recién casada es escasa. Fue entonces a fines de la década cuando vio la necesidad de adoptar el pseudónimo de Claudia Lars que le dio una nueva identidad, independiente de la de mujer casada donde se le conocía como Carmen Brannon de Beers. En una entrevista otorgada a una revista guatemalteca Lars explica toda esta problemática de la siguiente manera:

“…Cuando comencé a escribir, hace ya muchos años, me movía en un medio demasiado conservador. Era casi pecado que una muchacha educada especialmente para procurarse un buen marido y vivir la cómoda vida de una señora burguesa tuviera la audacia de expresar en público sus ideas sobre el amor, la belleza, la moral establecida. Mi nombre personal era una limitación a mi libertad expresiva y debía buscar un nombre para esconder mis próximos atrevimientos. Llegué hasta guardar silencio por unos años…” (Diario el mediodía, 11/31/946: 5)

Con su nueva identidad se asoman unos años de una prolífica actividad literaria, pero al mismo tiempo llegan también el divorcio y las luchas económicas por labrarse un futuro para sí y para su hijo en un ambiente donde pocos escritores podían vivir de su oficio.
El caso de Lars es indicativo de que la libertad de expresarse creativa y libremente representa para la mujer un paso en la búsqueda de su propio destino y la definición de su identidad. Es indiscutible que Lars ve en la escritura un espacio fundamental en su formación como sujeto. Al referirse a la poesía dice lo siguiente: “…creo que sin la merced de su acercamiento jamás hubiera podido realizar, dentro de mí misma, ni el más pequeño esfuerzo de superación…” (Lars 1969: 194). La escritura la libera, la expone en sus múltiples complejidades como ser humano, permitiéndole así conocerse mejor y explorarse a la vez que explora el mundo a su alrededor.
La poeta María Loucel (1899-1957), contemporánea de Lars y que en la década del cuarenta se convertiría en una prominente feminista, vio también en la escritura un medio para afirmar su identidad. En el siguiente poema titulado “Sospecho que estás loco” se dirige sarcásticamente al hombre que quiere truncar su expresión como poeta:

¿Que no escriba más versos? Sospecho que estás loco
para pedirlo en tono de quien demanda poco.

¿Será que me ves triste cuando fabrico un verso
O que mi ritmo juzgas a la poesía verso?

Me da igual, no podría llegar a complacerte.
Es como si pidieras que no mate la muerte.

Es como si desearas que un hijo concebido
permanezca en la entraña por tiempo indefinido.

Mi verso es el engendro de un dolor homicida.
me horroriza el amante pero su hijo es mi vida

Y si la luz le niego porque me nace feo
como una mala madre me sentiría reo

del pecado monstruoso contra naturaleza
y soy madre perfecta en virtud de terneza.

Ya ves que no podría llegar a complacerte
que es como si pidieras que no mate la muerte

cuando inconciente pides que el hijo concebido
permanezca en la entraña por tiempo indefinido.
(Loucel, Revista Nosotras, No. 74, 11/1937)

Loucel explora en este poema una serie de problemáticas asociadas con la escritura de mujeres. Alude por un lado a la falta de calidad que su interlocutor ve en su verso y por el otro al sentimentalismo potencialmente peligroso que se asociaba en la época con la literatura femenina. Loucel, sin embargo, al declarar que le da igual lo que piense su crítico reclama la escritura como algo propio, como una actividad sin la cual no puede vivir. Iguala su verso a un hijo que aunque surja del dolor y resulte deforme, siempre lo querrá. Al caracterizar a su poema en términos maternales, la hablante poética proclama estar afín con lo que se espera de la mujer, la procreación. Postula entonces, que la poesía no tiene por qué ser concebida como una tarea ajena a la mujer y su rol procreador. Al contrario, representa para ella un proceso vital, una actividad que le permite combatir la muerte. Por eso hay que darle vida como se da a luz a un hijo.
El poema habla en un lenguaje basado en una experiencia típicamente femenina que el hombre no conoce, la maternidad. Esta técnica tiene una estrecha relación con la denominada “écriture feminine” donde teóricas francesas han argumentado que la mujer escribe desde su propio cuerpo y alude a las experiencias reconocidas como femeninas con el fin de crear un contra discurso al pensamiento patriarcal hegemónico (Jones 1991: 361). [8] Más allá de las controversias que han desatado estas teorías diferenciadoras que postulan un universo distinto para la mujer, en este caso escribir desde lo femenino representa un acto de poder. En la experiencia materna reside precisamente la autoridad que establece Loucel al pronunciarse poeta. Como mujer dadora de vida se siente en todo su derecho de experimentar con las palabras que en su caso representan una nueva forma de existir y de recrearse con un lenguaje propio y no el que le impone la sociedad.
Amparo Casamalhuapa (1910?-1971) enfrenta de otra manera a quien intenta socavar su vitalidad creativa. Para esta escritora, maestra y reformadora social la escritura es uno de los caminos en la búsqueda de la verdad y la justicia social pero es también un espacio en el que el individuo expresa su sensibilidad. En uno de sus pensamientos poéticos, titulado “Se prohibe mirar al infinito”, el infinito es ese espacio donde la escritora encuentra su material lírico: “…se prohibe mirar al infinito, al infinito que se torna mínimo en el cáliz de una flor, dulce en la garganta del pájaro, dolorido en las lágrimas de un niño…” (Casamalhuapa 1938: 28-9). Casamalhuapa considera dicha prohibición por parte de su interlocutor una blasfemia. Es como quitarle parte de su ser pues en sus palabras, el infinito es donde “…se dilata mi fe y mi valor, donde mi anhelo cobra fuerza y mi grito juega a la ronda de las cosas sin límite…” (Casamalhuapa 1938: 29). En su incredulidad ante tal prohibición le recuerda a su interlocutor, al igual que lo hace Loucel, que ella posee una fuerza creadora afín con el mundo natural: “…soy el impulso que hace crecer el árbol y cresparse la honda…” En esta dinámica, concibe a su interlocutor como a un niño que no ha podido entender la profundidad de su espíritu y su sensibilidad artística.
Como intelectual abriéndose paso en la esfera pública a Casamalhuapa le toca muy de cerca la problemática social de la mujer salvadoreña. En su escritura denuncia los males sociales como el machismo, la ignorancia y la falta de oportunidades educativas que mantienen a la mujer y a la familia por extensión en una situación vulnerable. Por medio de sus escritos, Casamalhuapa intenta no sólo educar a sus lectores sobre estos problemas apremiantes sino también busca aliados que la apoyen en sus causas sociales y educativas. [9]
Escritoras de la talla de Amparo Casamalhuapa y Prudencia Ayala, en quien ahondaremos más adelante, usan varias tácticas para autorizar su posición y legitimar su oficio en una sociedad que insistía en no darles cabida en la esfera pública. Ambas se proclaman escritoras acudiendo a una especie de vocación divina que los hombres no pueden destruir. Al enfrentar las adversidades que se interponen en llevar a cabo su misión se amparan en la autoridad divina que según ellas las protege. Así, Casamalhuapa en momentos de duda recurre a ese ser supremo que cree haberla escogido como escritora:

“…Señor ¿por qué me diste un corazón impetuoso y un pensamiento claro? ¿Por qué hiciste nacer entre mis inquietudes un anhelo de justicia si no me es dado exigir que se cumpla? Es acaso para que gocen los hombres viéndome soñar imposibles y para que una madre se aleje diciéndome ‘tú sólo eres una golondrina indefensa’? !Una golondrina¡ Señor, ¿es que valen tan poco las alas? ¿Para que me las diste si no he de volar con ellas? […] ¿Por qué no me hiciste compañera del hombre que trabaja para comer y perpetuar una raza de esclavos?” (Casamalhuapa 1938: 10-11).

Casamalhuapa contesta estas interrogantes empleando una voz que pretende ser la de Dios quien le explica que el sufrimiento es una vía necesaria para llegar a la purificación del espíritu; por lo que le aconseja seguir en la lucha que se ha trazado, pues esa ironía de la que ella se queja, la de tener las armas para luchar y no poder emplearlas, es precisamente lo que renovará sus fuerzas: “…la ironía de las cosas hechas es el pincel en que la humanidad se revive…” (Casamalhuapa 1938: 11-12). El gran obstáculo para Casamalhuapa en la realización de su misión como escritora que defiende los intereses de los humildes y que lucha por la integridad y transparencia de los procesos políticos, no es la sociedad misógina en sí, sino el poder tiránico que regía al país. Debido a su crítica del sistema tuvo que salir al exilio dejando incompleta su labor social. [10]
En el caso de Prudencia Ayala, una escritora que persigue fines políticos muy definidos, se puede observar también esa insistencia en la autoridad divina para legitimarse como mujer pensadora en la polis. En ella tenemos todo un discurso profético que la guía como escritora. En sus escritos explora, sin temor de represalias, esta esfera de conocimiento que le ha sido vedado a la mujer cristiana. [11] En realidad, nunca se declara en contra de la Iglesia, pero en el simple hecho de escribir profecías y al internarse en el mundo de lo desconocido subvierte toda una serie de reglas impuestas al cristiano y que tienen que ver con una filosofía de aceptar la vida según se presenta con todas sus adversidades. Con sus profecías cuestiona al mismo tiempo todo un sistema social y político corrupto que de no transformarse seguirá siendo fuente de injusticias perpetradas en particular en contra de las mujeres. El uso que hace de la escritura, en fin, sirve para combatir todo tipo de males sociales que se interponen al progreso de su patria y del proyecto unionista centroamericano que ve como salvación para las naciones ístmicas.
Mientras este grupo de escritoras formadas en los albores del siglo veinte tenía cierta conciencia de la discriminación social y cultural de la mujer, con respecto al feminismo, como se conocía en los años veinte, no expresaban opiniones muy audaces, salvo en el caso de Prudencia Ayala. Parte de su indiferencia hacia dicho movimiento se debía a que en la prensa de la época éste solía recibir muy mala propaganda como inmoral y anti femenino. Las escritoras entonces se encontraban en una encrucijada pues por un lado tenían una cierta conciencia de la necesidad de integrar más activamente a la mujer al quehacer de la nación y hacerla una partícipe más visible en los procesos socio culturales, mas por el otro lado, temían que se les acusara de ser mujeres con una moral sospechosa, percepciones que se asociaban con las feministas occidentales que tanto escandalizaban a los defensores del estatus quo para la mujer y para la institución de la familia.
Hay que ponderar, además, el hecho de que muchas de estas figuras aunque exhibían una conducta no conformista, eran producto de su propia socialización como mujeres en una sociedad patriarcal; por lo que en ciertos casos, inconscientemente promovían las mismas imágenes femeninas que las mantenían confinadas al espacio privado. La mayoría de ellas, al igual que otras escritoras latinoamericanas contemporáneas, creía que el destino de la mujer seguía radicando en la maternidad, de tal manera que llegaron a atribuirle a su sexo una inherente sensibilidad hacia todo lo que tuviera que ver con el aspecto emotivo humano. [12] A continuación examinamos algunas de las actitudes hacia el feminismo que imperaban en el ambiente periodístico salvadoreño con el fin de situar en el contexto social de la época las posturas de estas escritoras.

5. RECEPCIÓN Y ACTITUDES HACIA EL FEMINISMO EN LOS AÑOS VEINTE

Las décadas de los veinte y treinta se consideran un período clave en el desarrollo del movimiento feminista internacional. Para las mujeres latinoamericanas estos años fueron de suma importancia pues con el triunfo del sufragio femenino en Estados Unidos en 1920 y en Inglaterra en 1928, los congresos feministas latinoamericanos que venían reuniéndose desde 1910 recibieron un nuevo impulso (Miller 1991: 73). El foro internacional les permitía a las mujeres formar alianzas para presentar resoluciones ante sus respectivos gobiernos solicitando reformas tocantes al tema de la mujer (Miller 1991: 82). El gobierno salvadoreño, respondiendo a los llamados internacionales, envió a escritoras de la talla de Alice Lardé de Venturino a encuentros feministas como el efectuado en Argentina en 1925. Estos fueron, sin embargo, gestos aislados que no tuvieron seguimiento a nivel local. [13]
En la prensa de la época se nota, en cambio, una interesante actividad en torno al tema. Las revistas y periódicos revelan algunas pautas del por qué había tanta renuencia a aceptar el feminismo. Se opinaba que dicho movimiento es una extravagancia del mundo occidental y que por lo tanto no le atañe a países marginales como El Salvador. Por otro lado los editorialistas más perspicaces reaccionan desde una posición conservadora, alertando al país sobre los peligros a la moral y al estatus quo que conllevaban estas nuevas ideas. En pocas instancias se ve este fenómeno cultural y social como una realidad y necesidad de los tiempos cambiantes.
El problema fundamental que se desprende de estas opiniones es la ignorancia sobre las metas del feminismo. En general, se conocían mejor los estruendos que el movimiento estaba provocando en Norteamérica que las posturas de las feministas latinoamericanas. El proyecto feminista latinoamericano de estos años enfatizaba la importancia del rol de madre para la mujer y pedía cambios que mejoraran su condición dentro de esta capacidad. Al contrario del feminismo europeo y norteamericano, se creía que la mujer no debía buscar la igualdad con los hombres pues su misión en la vida era diferente (Miller 1991: 74). [14] El sufragio en estos inicios no era por lo tanto una de las metas principales como sí lo era capacitar a la mujer para un mejor desempeño en la educación de los hijos y la gerencia del hogar.
Una hojeada a algunos números de Excélsior, Revista ilustrada de variedades, que comienza a ser difundida a mediados de 1928, nos da una idea de cómo se concebía a la mujer salvadoreña de estos años. En general, las imágenes vertidas en esta revista, así como en las páginas femeninas de los principales periódicos nacionales, son muy tradicionales. No sorprende entonces que la mujer de estas revistas y otros medios masivos no existe por ni para sí misma sino en su función de esposa y de madre. En el rol de esposa se le aconseja ser discreta, “…no asediar al marido con preguntas enfadosas ni privarlo de sus deseos…” Debe usar sus supuestas habilidades femeninas para “…no imponérsele sino insinuársele….” En pocas palabras, se propone un modelo de mujer pasiva y cohibida; una mujer que sacrifica sus propios deseos para hacer feliz al marido y mantener la paz hogareña. [15]
Si bien en la prensa general hay artículos en los que se expresa apoyo por la educación de la mujer, ésta se percibe como un accesorio más para un mejor cumplimiento de su papel en el ámbito familiar. Este es un caso clásico en la historia de las mujeres latinoamericanas cuyas respectivas sociedades favorecían su educación siempre y cuando no entrara en conflicto con sus tareas domésticas (Lavrín 1978: 12). Como se ha señalado, la educación de la mujer salvadoreña de principios del siglo veinte se reducía a artes manuales y a materias tocantes a la administración del hogar. Educarla más allá de este curriculum implicaba aceptar su salida del espacio hogareño, cosa que en la época se consideraba un atentado contra la moral. De hecho, las actitudes más reaccionarias y sensacionalistas clamaban por un “retorno a la feminidad” para evitar los peligros de caer en la “inmoralidad del mundo occidental” cuyas bases familiares estaban en peligro a causa del éxodo de las mujeres del espacio doméstico para integrarse a la vida pública (Diario de Santa Ana, 19/6/1929). Se seguía postulando, por consiguiente, que lo mejor es que la mujer salvadoreña continuara en su rol de “reina del hogar” donde se creía que residía su verdadera vocación. [16]
Los temores que se traslucen en toda esta actividad periodística se refieren fundamentalmente a la posibilidad de que las mujeres lleguen a adquirir conciencia sobre su condición de oprimidas y que consecuentemente quieran cambiar las jerarquías genéricas vigentes hasta la fecha. Por otro lado, se expresa el absurdo pánico de que las mujeres “lo están invadiendo todo”, y así se les niega la oportunidad de abrirse camino en la arena pública. Existe además un miedo irrefrenable de que al unirse a los hombres ya sea en calidad de compañera de trabajo o de estudios, estas adquirirán “cualidades masculinas.” En los pocos espacios donde se les da cabida es con el estigma de objeto decorativo y sexual:

“…La mujer ha brillado más en el cine que en otros campos de la cultura pues es allí donde tiene oportunidad de lucir talento, cultura y lo más importante en ella… su belleza física, los encantos de que está dotada, el argentino timbre de su voz, el fuego de las miradas…” (Blanco, Excélsior, 23/21929: 13).

Muchas mujeres que escriben para revistas o para los periódicos conciente o inconscientemente perpetúan también estos modelos sexistas, lo cual demuestra de acuerdo con Carmen Naranjo, que “…la mujer es el blanco preferido de los mecanismos socializantes interesados en perpetuar en ella los aspectos más conservadores del orden social…” (Naranjo 1981: 92). Las páginas femeninas de los periódicos de la época, llenas de mujeres cuya vida parece girar en torno a la moda del momento, son testimonio de dicha socialización. Abundan por un lado las imágenes de mujeres frívolas que aceptan el rol de objeto de belleza y por otro lado están los segmentos dedicados a la madre abnegada y los consejos sobre la crianza de los hijos. Cuando aparece una imagen de una mujer liberada casi siempre es en son de burla o censura.
Cualquiera que fueran las opiniones expresadas en los medios masivos, lo cierto es que en toda esta actividad se estaban forjando ciertos espacios donde replantearse la organización de la sociedad y el lugar de la mujer en ella. Esto lo posibilitó la década del veinte con sus acelerados cambios sociales, políticos y económicos a nivel mundial. Y aunque las opiniones que surgían en la prensa salvadoreña no eran muy favorables a la causa feminista, las acaloradas discusiones en torno al tema lo hicieron circular en la esfera pública. Fueron escritoras feministas como Prudencia Ayala, cuyas gestas representan los primeros esfuerzos públicos a favor de la mujer de los cuales se tiene noticia en el país, quienes mantuvieron el debate en el foro nacional a lo largo de las décadas del veinte y treinta.

6. PRUDENCIA AYALA Y LA DEFENSA DE LOS DERECHOS FEMENINOS

Entre las escritoras de la época se destaca Prudencia Ayala debido a su espíritu combativo e inquebrantable. Pero, ¿qué posibilitó el surgimiento de una figura de su talante en el conservador ambiente cultural y social que hemos venido discutiendo? Esta mujer de origen humilde [17] no se sentía restringida por cuestiones de clase social ni por su género. Tenía un fuerte sentido de su subjetividad aprendido de la madre, una fuerte y audaz luchadora de la causa unionista centroamericana. La madre le mostró una manera independiente de vivir como mujer siendo madre soltera y dueña de un pequeño negocio que le permitía dedicarse al mismo tiempo a asuntos políticos. La figura materna por lo tanto contribuyó a que en el pensamiento feminista que Ayala desarrollaría no entrara el modelo tradicional de la feminidad, entendido éste en el rol de esposa y madre abnegada. Ayala despojó el discurso femenino de sus asociaciones con el espacio privado y en su lugar postuló que la liberación de las mujeres implicaba ubicarlas en un terreno público desde el cual pudieran luchar por el bienestar nacional y regional. La plataforma unionista le permitió desarrollar sus estrategias e incursionar en la cerrada arena política nacional.
Desde una edad muy temprana Ayala se dio a conocer a través de las profecías que publicó en periódicos de su natal Santa Ana sobre el destino de las naciones centroamericanas. En éstas criticaba la tiranía de los gobiernos locales, el imperialismo norteamericano y todo aquello que se opusiera al ideal de unión. Como hemos señalado, el hecho de escribir profecías constituye desde luego un acto subversivo pues implica un desplazamiento de la temática y género literario prescrito para la escritora de principios de siglo que consistía en una poesía de tonos románticos o tocante a lo doméstico, la naturaleza y la maternidad (Carrera 1956: 230). [18] Ayala defiende estos “atrevimientos” alegando que escribe por don divino: “…profecías, luces que Dios me revela para predecir la suerte de las naciones y [la suerte] en que los políticos deben orientarse…” (Ayala 1928: 164). De esta manera, autoriza el corpus de su escritura haciendo que sus declaraciones sean difíciles de refutar.
Pero no todos en el medio periodístico salvadoreño tomaron su trabajo adivinatorio en serio. Sus detractores se burlaron de ella tachándola de demente, denominación que Ayala apropió para llamar la atención sobre sus causas políticas y feministas. Prueba de esto es que en el título de su primer libro, Inmortal, Amores de loca, (1925), donde reúne su primera obra, se auto denomina “loca”, declarando que si a su amor por el ideal de unión y fraternidad se le quiere llamar disparates pues que así sea (Ayala 1928: 25-27). [19]
La actitud negativa por parte de los críticos de Ayala demuestra el pánico que se genera al tratarse de cuestiones de género y particularmente cuando está de por medio una figura desestabilizadora que cuestiona el estatus quo con respecto a la mujer. Es práctica común como ha apuntado la intelectual feminista Sylvia Molloy, que a aquellos sujetos que se resisten a los discursos hegemónicos y a la conducta prescrita por las instituciones se los patologiza y se los deja fuera de todo aquello que no cabe dentro de las construcciones de ciudadanía. [20] La “diferencia” y renuencia de Ayala a conformarse a la conducta prescrita para su sexo es en definitiva lo que la hace loca ante los ojos del patriarcado. Como ha sugerido otra feminista, la mujer debido a su otredad encarna la demencia que es a su vez la ausencia de la feminidad (Felman 1975: 8). [21]
Toda la crítica recibida fortaleció el empeño de Ayala en llevar a cabo su misión. A lo largo de la década del veinte se destacó por sus reclamos en favor de los derechos de las mujeres, acto que veía estrechamente ligado al triunfo del unionismo porque según ella no podría haber armonía entre los pueblos del istmo mientras sus mujeres permanecieran en los márgenes del quehacer político. Al hacer sus demandas se amparaba en el hecho de que sus compatriotas centroamericanas siempre habían luchado al lado de los hombres defendiendo los ideales soberanos frente a intereses imperialistas. Entonces no ve por qué se le debe negar a la mujer acceso a la vida política con pleno goce de los derechos que concede la ciudadanía.
Como máxima muestra de su fe en la mujer como sujeto político, Ayala se lanzó como candidato a las elecciones presidenciales de enero de 1931 respaldándose en el hecho que la constitución liberal de 1886 no estipulaba por sexo quien es ciudadano con derecho a elegir y ser elegido. Con este novedoso acto tomó por sorpresa a toda la sociedad capitalina salvadoreña que nunca se había planteado el hecho de que la mujer tuviera un rol activo en la cosa pública. Para Ayala, sin embargo, el momento histórico era idóneo para colocar en la agenda nacional el tema de los derechos femeninos pues el país estaba viviendo una apertura democrática bajo la presidencia de Pío Romero Bosque (1927-1931). Es así como en carta al presidente declara sus intenciones:

“…Tomando en cuenta la libertad [que] ha surgido en mi querida tierruca y no queriendo que el sexo femenino permanezca fuera de la ley restringida de los derechos de ciudadano, lanzo mi candidatura para Presidente de la República, inspirada en la justicia de un gobierno mixto que identifique la soberanía de la nación en los dos sexos…” [22]

La prensa de la época convirtió este caso en la sensación del día y en su mayoría se dedico a burlarse del “atrevimiento” de tan audaz mujer. Algunos periodistas indagaron en su estado psicológico nuevamente haciendo de ella blanco de acusaciones de demencia. Otros la vieron como la feminista loca con ansias de poder. Ayala por su parte gozó de toda la atención que la prensa le prestaba. Les daba a los periodistas la novedad del día que andaban buscando concediéndoles entrevistas y permitiéndoles que la acompañaran en sus actividades de campaña. Como toda una hábil mujer política, Ayala se tomó todo el proceso con una buena disposición, no queriendo enajenar a nadie ni contrariar a sus adversarios. Sabía que no tenía la más mínima posibilidad de ganar pero para ella el simple hecho de estar en la contienda hasta haber agotado todos los recursos jurídicos representaba un logro.
La corte ante la cuál presentó su demanda que se le reconociera como ciudadano terminó dictaminando que la Constitución de 1886 al declarar que “son ciudadanos todos los salvadoreños mayores de 18 años, los casados y los que hayan obtenido algún título literario” se refería únicamente a los del sexo masculino. Este veredicto era predecible pues como ha apuntado Jorge Cáceres Prendes, “…en la sociedad salvadoreña de la época reinaba el sobreentendido cultural que las mujeres estaban excluidas del ejercicio de los derechos políticos…” (Cáceres 1995: 271). Ayala llevó su caso hasta la Corte Suprema donde los magistrados en su mayoría llegaron a las mismas conclusiones aunque no de manera unánime (Moreno 1997: 12-13).
Desafortunadamente, este proceso quedó truncado a partir del año 1932 cuando el país entraría en el largo período del militarismo y las dictaduras. Con la cruenta represión desatada en contra de los sectores progresistas de la sociedad se ahogaron los medios para que un movimiento de carácter feminista floreciera en el país a pesar de que Ayala ya contaba con un contingente de apoyo. Sus últimos días los dedicó a tratar de cambiar las leyes en el código civil que no ofrecían ningún tipo de amparo jurídico a la mujer pues no se le reconocía como un sujeto independiente del padre o el marido. [23] Ayala murió en 1936 sin ver su sueño de unión e igualdad entre los sexos coronado. Su trayectoria feminista, aunque no tuvo resultados inmediatos, representa, no obstante, un ejemplo de la sagacidad política femenina puesta al servicio de la mujer salvadoreña de la época. Sus actividades sentaron además un importante antecedente en el largo camino que había de recorrer la lucha por los derechos femeninos en El Salvador. [24]

CONCLUSIONES

Si las mujeres no tenían la libertad de crear cambios en la vida pública del país durante la década del treinta y posteriormente, siguieron no obstante aferrándose a los pocos espacios privados donde sí podían expresarse aunque fuera desde la perspectiva de lo que se consideraba apropiado para su sexo. Nos referimos aquí en particular a la poesía donde muchas de las escritoras de la época encontraron un terreno fértil donde plasmar sus inquietudes personales y sociales. Claudia Lars y Amparo Casamalhuapa, por ejemplo, se dedicaron a escribir sobre las madres y los niños desvalidos haciendo una crítica de las injusticias sociales que no permitían que se viviera en armonía y con igual acceso a los bienes nacionales. Estas mujeres nunca dejaron de presentarse públicamente como madres, esposas o educadoras por lo que tuvieron bastante aceptación en el seno nacional. Este apego a la construcción social de la feminidad casi como un culto, ha sido fuerte para muchas mujeres latinoamericanas, lo cual ha llevado a Francesca Miller (1991) ha identificarlo como un punto de diferenciación entre las feministas latinoamericanas de principio de siglo y las norteamericanas y europeas:

“…En lugar de rechazar su rol de madres y esposas, definido por la sociedad, las feministas latinoamericanas se puede decir que son mujeres cuyas acciones van en protesta de las leyes y condiciones que puedan poner en peligro su habilidad para cumplir con su papel…” (Miller 1991: 74). [25]

No porque las feministas latinoamericanas, incluidas las escritoras, se rigieran por estos postulados, debemos dejar desapercibido su trabajo, pues es precisamente desde el espacio de lo femenino que muchas lograron conquistar nuevas esferas socio-culturales y políticas. Este es sin duda el caso de Mistral quien en sus primeros escritos contenidos en Lecturas para mujeres defiende el rol social de la mujer como el de la madre y educadora de sus hijos (Mistral 1924: 12) para luego declarar que ésta no puede ni debe desvincularse de la política. [26]
En El Salvador, aunque es normalmente desde los papeles tradicionales como el de la madre y la maestra, que las escritoras alzan su voz de protesta, el recrudecimiento de la situación política a fines de la década del treinta y principios del cuarenta contribuyó a que las mujeres se concibieran a sí mismas también como sujetos ciudadanos. En su toma de conciencia vieron abiertas las posibilidades para la mujer de desempeñar otros roles con el fin de crear sociedades verdaderamente democráticas.
Este rasgo estaba presente ya en Prudencia Ayala quien desde principios de los años veinte, con los eventos políticos en torno a la dinastía de los Meléndez en el Salvador y la dictadura de Manuel Estrada Cabrera en Guatemala, se lanzó a la esfera pública proclamando que el pueblo se alzara para combatir la injusticia. Así mismo, Casamalhuapa, que se desenvolvía en la docencia durante los primeros años del Martinato, atacó al sistema tiránico en que vivían los salvadoreños. Estos ejemplos son indicativos de cómo el entorno sociopolítico hizo que las mujeres que estaban en ciertas posiciones culturales privilegiadas se sintieran llamadas a forjar cambios sociales ya fuera a través de su escritura o la militancia política.
Para algunas de estas escritoras las ideologías reivindicadoras de la época como el socialismo eran problemáticas. Muchas veces preferían desvincularse de ellas debido a la propaganda negativa que los gobiernos militares les daban y la persecución que sufrían sus seguidores. Algunas intelectuales como Lars, aseveran repetidamente no estar afiliadas a ningún partido en particular. Lo mismo decía Mistral al identificarse, como “…el fenómeno de una mujer sin partido político…” (Quezada 1994: 162). A veces adoptaban esta actitud precisamente para protegerse de represalias; tal el caso de Casamalhuapa que en el prólogo a su obra, El joven sembrador, dice lo siguiente: “advierto al lector que nada tengo que ver con la ideología de casi todos estos escritos”. Sin embargo, lo más probable es que siendo mujeres privadas de una experiencia política significativa no tuvieran el conocimiento suficiente para formular sus opiniones.
La mayoría de estas escritoras como buenas seguidoras del cristianismo social del pensador Alberto Masferrer, actúan más bien en nombre de un sentido de religiosidad que les exige la compasión y la caridad. En este sentido desempeñan el papel de “madres” de los desvalidos y cumplen así con una misión redentora que es básicamente el papel primordial que le atribuyen a la escritora. De todas ellas la que es más decisiva en sus posturas feministas es definitivamente Prudencia Ayala, quien aparte de su escritura le ha legado a la mujer salvadoreña un inquebrantable espíritu de lucha a pesar de las más terribles adversidades.
Se necesitó de la segunda guerra mundial y del despertar de la conciencia política nacional de un buen número de mujeres salvadoreñas para que el feminismo echara las raíces que habrían de sostenerlo en pie en las décadas siguientes. Las líderes fueron nuevamente escritoras como María Loucel y Matilde Elena López que tuvieron que reanudar esta lucha. en un contexto político en que ya no se podía ignorar la actuación de las mujeres como agentes de cambio. Por fin, en 1950 se les otorgó el derecho al voto sin restricciones y se garantizó su acceso a la educación y la cultura en general de manera equitativa con el hombre aunque en la realidad esto no se materializó como estipulaban las leyes.
En todo el proceso político, cultural y social de la primera mitad del siglo, la intelectualidad femenina salvadoreña desempeñó un papel capital a pesar de que aparte de uno que otro nombre las escritoras suelen estar ausentes de la historia cultural hegemónica del país. Cuando se estudian sus contribuciones se hace además desde una óptica muy limitada viéndolas como escritoras de una poesía que enaltece el rol de madre sin considerar que aun en estos discursos maternalistas están propulsando ideas sociales y políticas. Lars, Loucel, Casamalhuapa y Ayala con distintas metas, hicieron una decisiva defensa de su derecho a la letra para forjarse una identidad personal como escritoras pero también para crear cambios en la vida de las mujeres a quienes representaban. Como grupo deben figurar en la historia literaria de la época con un espíritu libre e insosyugable aun a pesar de las circunstancias sociales y políticas que insistían en contener su radio de acción al espacio privado. Queda entonces pendiente un trabajo que dé cuenta de manera sistemática de la producción creativa de estas escritoras con especial énfasis en sus esfuerzos por avanzar la causa femenina y crear cambios en las percepciones que se tenían con respecto a la mujer.

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NOTAS [1] La universidad nacional fue establecida a mediados del siglo diecinueve. Pero solo en 1888 egresa la primera mujer con título universitario en el campo de la ingeniería. Su nombre era Antonia Navarro (1870-1891). Murió pronto después de haber concluido su carrera sin poder ejercerla. Mujeres en la literatura salvadoreña, San Salvador: Red de mujeres escritoras, 1997, p. 9.
[2] Para una lista completa de estos colegios, véase las páginas 88-89 de la obra de Carlos Cañas Dinarte, Las hijas de Minerva.
[3] Para más sobre la educación de las latinoamericanas en general consúltese el tercer capítulo, “Women and Education in Latin America,” del libro de Francesca Miller, Latin American Women and the Search for Social Justice, Hanover y Londres: University Press of New England, 1991, pp. 35-67.
[4] Esta así como todas las citas posteriores de este libro son mi traducción: “the goal for women was self-effacement, not self-affirmation.”
[5] Lars se refiere brevemente a Consuelo Suncín, una inquieta joven de su natal Armenia quien salió del país pasando por Guatemala, México, Argentina, países donde se empapó de toda la rica actividad cultural de los años treinta en adelante (1969: 193-4). Termina en Francia durante la segunda guerra mundial, casada con el conde Antoine de Saint Exupery, célebre autor de El principito. Esta mujer se dedicó a la pintura y escultura. Para más sobre su interesante vida, véase sus propias Memorias de Oppède, traducidas del francés por Ricardo Lindo, San Salvador: Dirección de Publicaciones e Impresos, 1998; y La Rosa que cautivó al principito por Abigaíl Suncín, San Salvador: Talleres Gráficos UCA, 2003.
[6] Las mujeres menos afortunadas económicamente seguían ejerciendo oficios tradicionales como el de maestra que no les permitían gozar de la independencia económica que una carrera le proveería a un hombre. El ejemplo de “la niña meches,” institutriz de Claudia y de su hermana, es evidencia de la situación económica precaria que vivían las maestras en la época, ganando sueldos miserables. El relato de Meches aparece en las páginas 79-84 de Tierra de Infancia.
[7] Todos los datos sobre la vida de Lars han sido tomados de Tierra de Infancia y suplementados con los estudios que Carmen González Hughet ha hecho sobre su vida y obra. Véase la introducción a Claudia Lars: Poesía completa I y II, San Salvador: Dirección de Publicaciones, 1999.
[8] Las ideas provienen del clásico artículo de Ann Rosalind Jones, “Writing the body: Toward an Understanding of L’écriture Féminine” en Feminisms: An Anthology of Literary Theory and Criticisms, Robyn Warhol y Diane Price Herndl, eds., New Jersey: Rutgers University Press, 1991, pp. 357-370. Jones se refiere particularmente a las teorías de Hélène Cixous, Julia Kristeva, y Luce Irigaray que aunque difieren en varios aspectos, basicamente están de acuerdo en que las experiencias del cuerpo femenino representan un lenguaje opuesto al discurso falogocéntrico, p. 361.
[9] La obra socio-literaria de Casamalhuapa consiste básicamente del libro, El joven sembrador (1938), producto de sus ideas inspiradas en el vitalismo del pensador, Alberto Masferrer. Este libro es interesante para trazar el desarrollo público de la mujer escritora. Su segunda obra, El angosto sendero (1971) es una especie de autobiografía de los años vividos en el país hasta 1938 cuando tenía 28 años. En entrevista con su hijo, el Dr. Rolando Marroquín (San Salvador, 30 de junio de 1999), éste reveló que más allá de la personalidad que se perfila en sus dos obras, Casamalhuapa fue en muchos sentidos una mujer fuera de lo común; se convirtió en una feminista comprometida con su pueblo a pesar de estar lejos de éste y fue una madre dedicada por completo a la familia, tanto así que sacrificó una carrera como escritora. Nunca se olvidó del sufrimiento que padecía el pueblo salvadoreño, pues desde el exilio en México enviaba contribuciones a periódicos que se pronunciaron en contra de la dictadura. Al enterarse del inminente derrocamiento de Martínez fue a unirse a otros exiliados en Guatemala. Volvió al país en los últimos años de su vida donde murió en 1971.
[10] Debido al clima de terror político que vivía el país en la década del treinta, no pudo tomar posturas muy militantes en nombre de las cruzadas que tanto le interesaban. Era consciente que desafiar abiertamente al gobierno y sus políticas represivas en contra del pueblo implicaría peligro a su persona. Sin embargo, al verse frente a una oportunidad de denunciar públicamente al gobierno absolutista de Maximiliano Hernández Martínez, no pudo desistir de dicho acto. Cuando el 29 de agosto de 1939, Casamalhuapa es invitada a hacer una ofrenda floral y dar un discurso en conmemoración de un prócer de la independencia centroamericana, ella transforma el evento en una protesta pública. Habla del presente gobierno que lejos de seguir el modelo de los héroes nacionales, hace gala de su tiranía (1971: 39-42). Tenemos entonces a una escritora que muy al contrario de lo que se esperaba de ella como mujer, está dispuesta a arriesgar su propia vida en aras de la libertad de su pueblo.
[11] Como es bien sabido a lo largo de la historia a la mujer con dotes de profeta o mística se le ha catalogado de bruja o demente. Las mujeres que se han venturado por estas vías de conocimiento, han tenido que demostrar con creces sus dones. Ejemplo típico de esto es Santa Teresa de Avila quien usó su escritura para comprobar ante las autoridades eclesiásticas la legitimidad de sus visiones.
[12] Estas contradicciones son fuertes aún en poetas como Alfonsina Storni que se habían declarado feministas. Véase al respecto el artículo de Gwen Kirkpatrick, “The Journalism of Alfonsina Storni: A New Approach to Women’s History in Argentina” en Women Culture and Politics in Latin America, Berkeley: University of California Press, 1990, pp. 105-129.
[13] Alice Lardé de Venturino participó más tarde en 1927 en el Congreso Internacional Femenino a Favor de la Paz (Brasil), Carlos Cañas Dinarte, Diccionario escolar de Autores salvadoreños. San Salvador: Dirección de Publicaciones e Impresos, 2000. María Alvárez de Guillén Rivas por su parte fue delegada a la Comisión Interamericana de Mujeres en 1929. Su postura feminista parece encontrar su fuerte en la necesidad de educar a la mujer en campos no tradicionales como el científico y abrirle las puertas en el mundo de las artes donde según ella se le sigue considerando “novicia.” Véase “Labor Feminista,” Diario de Santa Ana, 18/6/1929.
[14] Asunción Lavrin por su parte sostiene que para el caso argentino, el énfasis del feminismo no era tanto en el sufragio sino en las reformas sociales tales como el control de la prostitución y el alcoholismo, leyes que protejan a mujeres y niños en el trabajo y un relajamiento de las restricciones impuestas al estatus de la mujer en el código civil. Latin American Women: Historical Perspectives , London, Westport: Greenwood Press, 1978, p. 13.
[15] “Errores que cometemos con los hombres” Excélsior, No. 2:80, (1929), p. 11.
[16] Véase el artículo de Carlos Blanco, “Las mujeres son así”, Excélsior, No. 1:37 (1929), p. 13. Véase además “Mujeres en el Hogar,” Diario de Occidente, 30/5/27 p. 3, donde la autora de la sección, “Cuartilla Femenina” se queja de la liberalidad y frivolidad de las mujeres, contra lo que prescribe que no salgan de sus hogares.
[17] Al contrario de otras escritoras de la época, Ayala no provenía de la clase pudiente. Con respecto a su educación se sabe que cursó los primeros dos años de la primaria con lo que se puede afirmar que es básicamente auto didacta Carlos Enríquez Consalvi, Prudencia Ayala: hija de la centella (obra en progreso).
[18] Ayala como mujer de su tiempo también escribe poemas de tono romántico como los que produjo en momentos en que su espíritu se sentía decaído debido a la persecución inflingida en su persona. Estos constituyen sin embargo una parte mínima de su obra y aparecen en su libro Inmortal, Amores de Loca que es una especie de collage de todo lo que había escrito hasta 1925, fecha de su publicación.
[19] Todo esto lo defiende Ayala en su segundo libro de 1928, Payaso literario en combate que reúne toda la crítica a su persona, su obra y sus proyectos.
[20] Estas declaraciones fueron hechas por Molloy durante una conferencia presentada en la Universidad de California en Berkeley, 21 de octubre de 1998.
[21] Existe un importante corpus crítico sobre el tema de la mujer y la locura desde la pionera obra de S. Gubar y M. Gilbert, Mad Woman in the Attic: the Woman Writer and the 19th Centuy Literary Imagination, New Haven: Yale University press, 1979.
[22] lunes 28 de ——- 1930. En el recorte periodístico proporcionado por el Museo de la Palabra y la Imagen de San Salvador, no se pueden leer ni el nombre del periódico ni la fecha completa. Nuestra sospecha es que esta carta la envió Ayala por el mes de junio de 1930 desde Guatemala antes de salir para su patria.
[23] Estos planteamientos aparecen en una hoja volante titulada “En pro de los derechos individuales de la mujer ante el mundo civilizado en la augusta Asamblea Legislativa nacional de la República de El Salvador en la América Central: la mujer salvadoreña defiende sus derechos” Imprenta R. Delgado: Santa Ana, junio 16 de 1931. Al pie de la página Ayala designa que está hablando en nombre de Santa Ana, El Salvador y América Central apuntando con esto a su visión unionista. Es decir, que la causa de la mujer salvadoreña era a su vez, según ella, la de todas las centroamericanas.
[24] Para más sobre la trayectoria de Ayala así como la de las escritoras mencionadas en este estudio, consúltese mi disertación doctoral titulada Historia, feminismo y literatura: escritoras salvadoreñas 1920-1960, Universidad de California Berkeley, 2000.
[25] La cita en inglés dice así: Rather than reject their socially defined role as mothers, as wives, Latin American feminists may be understood as women acting to protest laws and conditions which may threaten their ability to fulfil that role.
[26] En una ocasión dijo: “Voy convenciéndome de que caminan sobre la América vertiginosamente tiempos en que ya no digo las mujeres, sino los niños también, han de tener que hablar de política, porque la política vendrá a ser (perversa política) la entrega de la riqueza de nuestros pueblos; el latifundio de puños cerrados que impide una decorosa y salvadora división del suelo; la escuela vieja que no da oficios al niño pobre y da al profesional a medias su especialidad”. Gabriela Mistral: Escritos Políticos, Selección, prólogo y notas de Jaime Quezada, México: Fondo de Cultura Económica, 1994, p. 228.

ACJ-ACF de El Salvador conmemora 8 de marzo

SAN SALVADOR, 8 de marzo de 2006 (SIEP) Mujeres de las Asociación Cristiana Femenina y Asociación Cristiana de Jóvenes participaron en las diversas actividades que se realizaron este día para conmemorar el Dìa Internacional de la Mujer que incluyeron caravanas, movilizaciones, y conferencias.

La Licda. María Isabel Villegas, presidente de la Asociación Cristiana de Jóvenes (ACJ) manifestó que “desde el espíritu rebelde de María de Nazaret, cada 8 de marzo es una oportunidad para movilizarnos y hacer oír nuestra voz en la sociedad salvadoreña y poner en discusión públicamente los problemas que nos agobian como mujeres en resistencia.”

“Como Concertación Feminista Prudencia Ayala hemos proclamado: ¿Qué queremos las mujeres? ¡Ni una muerta más! Por pobreza, por abortos inseguros, por homicidio, por violencia física, por violencia psicológica, y por violación sexual.”

Agregó que “es también un momento para rendir homenaje a las miles, a las millones de mujeres que han entregado sus vidas en la lucha por un mundo y una sociedad justa, que rechace la violencia domestica y las guerras, que repudie las políticas sexistas y patriarcales. Y eso pasa por una lucha cultural y política, y es la que como feministas estamos haciendo.”

La también Alcaldesa en funciones de la ciudad de Apopa subrayó que “nuestra Alcaldía dirigida por la Dra. Luz Estrella Rodríguez es un ejemplo que nosotras como mujeres podemos dirigir este país, y es un ejemplo del compromiso que existe en el Frente Farabundo Martì para la Liberación Nacional con la causa de la igualdad de las mujeres.”

Añadió que “y las conquistas alcanzadas son el resultado de largos años de lucha, nada nos han regalado las estructuras machistas de este país y del mundo. Cada espacio de poder ha sido ganado en el hogar, en la calle, en el partido, en la escuela, en la iglesia, hasta en las fuerzas armadas.”

“Este día- dijo- rendimos homenaje a aquellas trabajadoras de la ciudad de Nueva York que un 8 de marzo de 1857 marcharon por las calles para exigir mejores condiciones de trabajo, una jornada laboral de diez horas e igualdad de derechos para las mujeres.”

“51 años después, el 8 de marzo de 1908, un grupo de mujeres con gran heroísmo ocuparon la fábrica textil Cotton, donde trabajaban para exigir aumento salarial. La respuesta de la patronal a esta protesta fue provocar un incendio en la planta ocupada en la que murieron 129 obreras. Sus cuerpos fueron encontrados carbonizados envueltos en telas de color púrpura. Y por eso este color identifica al movimiento feminista.”

“En 1910, en un congreso internacional de mujeres socialistas, la dirigente obrera alemana Clara Zetkin propuso al 8 de marzo como Dìa Internacional de las Mujeres en homenaje al sacrificio de estas mujeres de Nueva York y para honrar la lucha de las mujeres en todo el mundo. Y esa es la historia del 8 de marzo.”

“Hace casi cien años en nuestro país este mismo espíritu de lucha estuvo presente en la santaneca Prudencia Ayala, pionera del feminismo, que combatió a las dictaduras de su época, de los Meléndez en El Salvador y Estrada Cabrera en Guatemala, y se atrevió a ser diferente, a desafiar el régimen androcèntrico, atrasado en que vivíamos y a incluso ser proclamada candidata a la presidencia de El Salvador.”

“Saludamos este 8 de marzo del 2006 el espíritu rebelde de la escritora Amparo Casamalhuapa increpando al general Martínez, a Matilde Elena López llamando por la radio YSP a la insurrección el 2 de abril de 1944; a la dirigente obrera Fidelina Raimundo enfrentando la cárcel y organizando huelgas en los años cincuenta del siglo pasado, a la sindicalista Julia Ramirius de la FUSS.”

“Celebramos la memoria subversiva de las comandantes guerrilleras Ana Guadalupe Martínez del ERP, Nidia Díaz del PRTC y Lorena Peña, de las FPL, a las pintoras Rosa Mena Valenzuela y Julia Díaz, a Marisol Galindo, líder de las Ligas Populares 28 de Febrero, a la maestra Morena Celarie y a María de Baratta, la líder indígena Sihuat Tutut, la líder ambientalista Gloria Rivas.”

“Saludamos el testimonio de dignidad y resistencia de Gloria Palacios, fundadora de las FPL, de la dirigente estudiantil Claudina Calderòn, de Gladis Meardi, de Arlen Siu, de Janeth Samour, del ERP.”

“Celebramos las voces rebeldes de la combatiente del 32, Julia Mojica, de la poeta feminista Marìa Loucel, de Rosita Braña, Tula Alvarenga y Berta Deras de Fraternidad de Mujeres, a la luchadora feminista y comunista Norma Guirola, fundadora del IMU, la poeta exilada Liliam Jiménez, la es critora Consuelo Suncìn, la voz insurgente de Marina Manzanares en Radio Venceremos, de la académica Candelaria Navas, de la pastora luterana Juanita Abrego.”

“Con mucho respeto y cariño saludamos este 8 de marzo la memoria, el testimonio, la semilla plantada, la vida de la trabajadora universitaria Rosario Luna, de Tania Parada, de Tania Aguiñada, de Galia Aguiñada, de la escritora Claribel Alegría, de la líder magisterial Emma Guadalupe Carpio, a Isabel Cárdenas viviendo en Los Ángeles con el corazón siempre en la patria, a María Julia Hernández de Tutela Legal del Arzobispado, a Mercedes Recinos, a Cecilia Ciccone en la ciudad de Nueva York.”

Enfatizó que “saludamos la memoria combativa de la mártir sonsonateca Silvia Olivares Olan, de la luchadora por los derechos humanos Magdalena Henríquez, de Lil Milagro Ramírez, de Mèlida Anaya Montes, de Rosa Amelia Guzmán y de Ana Rosa Ochoa, de Tribuna Feminista, de Marianela Garcìa Villas, de la capitana Ileana de las FAL, de Clara Elizabeth Ramírez, de Antonia Navarro, primera graduada de la UES, de Rubenia de Ruiz, feminista de los años cuarenta, de Camelia Cartagena, sindicalista y fundadora de AMPES en 1975.”

“De la sindicalista mártir de FENASTRAS, Febe Elizabeth Velásquez, de nuestra poetisa nacional Claudia Lars, de la dirigente universitaria Catalina Machuca, de la mártir de la Iglesia Bautista Emmanuel, Cristina Gómez, de nuestra querida organizadora comunitaria y comunista Guadalupe Ortiz, de nuestra también querida pastora Concepción Palma de Chalatenango, fundadora de la Iglesia Luterana Popular.”

Finalmente la Licda. Villegas invitó “a que nos acompañen este próximo viernes 10 de marzo de 2006 a la ciudad de Nahuizalco en Sonsonate, donde realizaremos un Encuentro de Mujeres en Resistencia a la globalización imperial, organizado por las Comunidades de Fe y Vida, COFEVI de El Salvador.”

Pueblos indigenas denuncian TLC

SAN SALVADOR; 7 de marzo de 2006 (SIEP) Diversos representantes de comunidades indígenas de El Salvador se hicieron presentes esta mañana para manifestar su rechazo al Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos asì como para exigir el respeto a su identidad cultural.

La actividad inicio con una ceremonia indígena presidida por la Revda. Sihuat Tutut, responsable de la Pastoral Indígena de la Iglesia Luterana Popular de El Salvador.

La también coordinadora del Movimiento Sihuat, que aglutina a hombres y mujeres de comunidades indígenas de Izalco, Nahuizalco, Acajutla y otras en el departamento de Sonsonate indicò que “esta visita a la capital de los blancos y los poderosos es para recordarles que seguimos presentes y estamos en pie de lucha por nuestros derechos.”

Explicó que “nuestra presencia en esta plaza obedece a la necesidad que tenemos de manifestar nuestra indignación por la entrada en vigencia del TLC que va venir a golpear a nuestros pueblos indígenas y los va a hundir más en la miseria.”

Señaló que “nos hemos unido para realizar este acto de memoria del espíritu de nuestros antepasados que nos siguen guiando en estas nuevas batallas por la dignidad y la vida, seguimos luchando y nuestros hijos e hijas seguirán luchando, ese es el sentido espiritual de nuestras vidas.”

Por su parte, la diputada del FMLN, Blanca Flor Bonilla recibió el pliego de peticiones de los pueblos indígenas asì como de otros sectores que se manifestaron este dìa para exigir que se les respeten sus derechos a la libre sindicalización.

Finalmente la dirigente religiosa indígena invitó para este próximo viernes 10 de marzo a la ciudad de Nahuizalco donde como Comunidades de Fe y Vida (COFEVI) se realizara un Encuentro de Mujeres en Resistencia como parte de las celebraciones del Dìa Internacional de la Mujer.

Saludan visita a El Salvador de Los Guaraguao

SAN SALVADOR, 3 de marzo de 2006 “Es un gran honor para nosotros como Iglesia Luterana Popular y como pueblo salvadoreño saludar a Los Guaraguao, son un símbolo de resistencia” dijo el Rev. Ricardo Cornejo, al encontrarse en la Radio Maya Visión con miembros de este grupo musical venezolano.

Añadió que “durante los difíciles días de la dictadura militar como juventud rebelde nos alimentamos de la música y la letra de canciones como Las Casas de Cartón, y del espíritu de lucha de Alí Primera, las aprendíamos de memoria porque eran subversivas, peligrosas, retadoras…”

“Durante la guerra de los años ochenta la música de Los Guaraguao acompañó a los combatientes del FMLN en los campamentos guerrilleros, y sostuvo la esperanza del movimiento popular en las ciudades acompañando las marchas y los paros, siempre era música golpeadora, de barricada.”

“Y hoy siguen con nosotros, Los Guaraguao en estas batallas electorales para derrotar a la misma oligarquía, dueña de bancos y tierras, a estos mismos sectores dominantes que pretenden con la mentira y el garrote detener las ansias de libertad de este pueblo que es también el pueblo con el sombrero azul de Alí Primera.”

Concluyó que “también los Guaraguao enseñan en nuestras iglesias a cual Cristo estamos sirviendo, al Cristo de los poderosos o al Cristo de los humildes, de los trabajadores. ¿Cristo al servicio de quien? Debemos de preguntarnos todos y todas.”

AFL-CIO y NEA unifican fuerzas en USA

SAN DIEGO — Al contrario de la desunión que está plagando al movimiento sindical de Estados Unidos, hay movidas al contrario y una de estas fue el anuncio por la AFL-CIO que habrá nuevo trabajo unido con la Asociación Nacional de Educación (NEA por sis siglas en inglés), sindicato más grande del país con 2,8 millones de afiliados entre educadores. La anucio se hizo en durante la reunión del concilio ejecutivo de la AFL-CIO el 27 de febrero. La NEA nunca ha sido parte de la AFL-CIO.

Dirigentes sindicales de California dijeron que casi todas las uniones laborales afiliadas con Cambiar para Ganar (Change to Win, la nueva federación sindical que se fueron de la AFL-CIO) han mantenidos sus afiliaciones, a través de cartas de solidaridad, a los organismos sindicales del estado y locales de la AFL-CIO en el estado.

Estas expresiones inesperadas de unidad es saludable para implementar el programa más ambicioso jamás de la federación sindical para las elecciones al Congreso. A pesar de pérdidas financieras por la desafiliación de varios sindicatos nacionales, la AFL-CIO está usando $40 millones para educar y movilizar a sindicalistas y sus familias para “derrotar a los oficiales elegidos que apoyan a la política anti obrera de las empresariales”, de acuerdo a un comunicado de los dirigentes sindicales.

“Donde los locales desafiliados deciden afiliarse localmente, tendremos un programa político unido”, dijo la directora política de la AFL-CIO, Karen Ackerman. El enfoque será en reclutar y sostener a un cuerpo de activistas para llevar el mensaje de los sindicatos a los sitios de trabajo, comunidades y a través del teléfono, agregó Ackerman.

El programa de cartas de solidaridad fue desarrollado el pasado otoño después que varios sindicatos grandes se desafiliaron de la AFL-CIO, llevándose más de un cuarto de los trabajadores afiliados a la federación, y con eso amenazando a la viabilidad de los organismos sindicales de estados y locales. Pero dirigentes y activistas de ambas partes de la división exigieron poder continuar la cooperación crítica necesaria. Como resultado, ambos la AFL-CIO y Cambiar para Ganar acordaron con el programa de cartas de solidaridad. Las cartas permiten a los locales de Cambiar para Ganar a participar en los organismos locales.

Presión de dirigentes locales también proveyó el motivo para la nueva unidad entre la AFL-CIO y la NEA. Esto permiterá que las secciones locales de la NEA puedan afiliarse a los concilios del trabajo locales y estatales.

Bruce McKim, maestro de ciencia de escuela secundaria de Louisville, Kentucky, y presidente de la Asociación de Maestros del Condado Jefferson, explicó que su

local de la NEA se ha estado reuniendo con la NEA nacional y la AFL-CIO por años para tratar de ser parte integral de concilio del trabajo de Louisville que es muy activo. “Todos los sindicatos que representan a los trabajadores estatales tienen un interés en trabajar juntos”, él dijo en una entrevista telefónica. Pero la AFL-CIO no los permitía participar sin pertenecer a una de las organizaciones afiliadas nacionalmente. Las cartas de solidaridad puso fin a ese modelo, él dijo.

“Bajo el programa AFL-CIO/NEA Socios por la Solidaridad Laboral, los organismos locales de la NEA podrán afiliarse a la AFL-CIO nacional y unirse a los organismos locales y estatales”, dijo el presidente de la AFL-CIO, John Sweeney, en una rueda de prensa con Reg Weaver, presidente de la NEA. Ellos tendrán los mismos derechos que las otras organizaciones afiliadas, incluyendo protección sobre su jurisdicción y representación y derecho al voto”. Sweeney llamó al acuerdo el paso más importante para la unidad laboral desde la fusión de la AFL y el CIO en 1955.

Weaver enfatizó que esta asociación fortalecerá la lucha por la “meta principal” de la NEA, proteger “el derecho de cada niño asistir a una buena escuela pública”.

La filial del Condado Jefferson fue la fuerza motriz en favor del acuerdo, él declaró.

Sin embargo, Weaver fue claro que unirse a la AFL-CIO no está en la agenda actual de la NEA.

El liderazgo de la AFL-CIO tomó acción sobre otras cuestiones:

Anunciaron la formar tres comités de coordinación industrial para sincronizar negociaciones y estrategias para organizar. “RN working together” (Enfermeras Registradas trabajando juntas) es el nombre de la coordinadora representando a 200.000 enfermeras en ocho sindicatos. Las otras dos coordinadoras están formándose. Una incluye los 10 sindicatos en las artes, farándula y los medios de comunicación. La última une a los empleados del sector público en nueve sindicatos.

Rechazó programas de “trabajadores huéspedes” como malo para ambos, los trabajadores nativos e inmigrantes.

Se comprometió educar a los medio millón de delegados de talleres de la federación a no solo hacer cumplir con sus convenios, sino de dirigir un movimiento para respaldar el derecho de organizar de los trabajadores.