Juan Mari Bras
La brillante oratoria de Juan Mari Bras resonó a través de la sala de conferencias del Hotel El Prado, en Ciudad de México. Se efectuaba allí la Segunda Conferencia Internacional en Solidaridad con la Independencia de Puerto Rico. Habló frente a telones de fondo mostrando las imágenes pintades de tres héroes latinoamericanos de las luchas por liberación. Ellos lo fueron: Albizu Campos, de Puerto Rico, José Morelos, de México y Simón Bolívar, de Venezuela. Cuatrocientos delegados y cientos de observadores testimoniaron de su apoyo a la transferencia de todos los poderes gubernativos al pueblo de Puerto Rico.
Aquella fue una ocasión trascendental en el año de 1979. Los Nacionalistas que habían sufrido encarcelamiento por 25 años (29 por Collazo) acababan de ser liberados. Lolita Lebrón, Rafael Cancel, Irvin Flores, y Oscar Collazo fueron bienvenidos a la platforma como héroes nacionales. Un Sandinista en uniforme militar recibió un estruendoso aplauso al informar sobre la reciente victoria del pueblo de Nicaragua sobre la dictadura de los Somoza.
Años más tarde mi esposo y yo habríamos de encontrarnos con Mari Bras en su oficina de San Juan. Para entonces ya él había renunciado a su puesto de Secretario General del Partido Socialista Puertorriqueño (PSP), había reanudado la práctica privada de su profesión de abogado y estaba enfrascado en un gran esfuerzo por unificar el movimiento de independencia de la isla.
Un hombre gigantesco físicamente e intelectualmente, él nos recibió con escueta modestia. Me excusé por no haber aún leído su libro acabado de salir de la imprenta: El Independentismo en Puerto Rico: Su Pasado, Su Presente y Su Porvenir. Aún no se encontraba ni en los estantes de la librería de la universidad. Preguntándome si yo leía el español, el abrió la gaveta de su escritorio y sacó una ejemplar. En ella escribió: “A los compañeros Abe y Jean Zwickel, buenos amigos de nuestra lucha por la independencia, con la gratitud y afecto de J. Mari Bras, diciembre, 1984.”
Nos habló de cómo su padre había sido un independentista dentro de las filas del Partido Liberal. A la edad de 15 años, cuando aún se encontraba en la escuela superior, comenzó a desarrollar su propia conciencia política. El Proyecto de Ley Tydings del 1943 sobre la independencia de Puerto Rico fue introducido en aquel entonces ante el Congreso de Estados Unidos. Tydings, amigo del asesinado Colonel Riggs, preparó el proyecto de ley de tal modo que el mismo habría traído la ruina financiera a Puerto Rico. Esto suscitó una alta gama de controversias en la isla, particularmente entre el estudiantado. Mari Bras se unió a la Asociación Nacional de la Juventud Pro Independencia, convirtiéndose pronto en su presidente.
Para el 1947 se encontraba en la Universidad de Puerto Rico para dar la bienvenida a don Pedro Albizu Campos, quien regresaba a la isla tras haber cumplido prisión en Atlanta, Georgia. La bandera de Puerto Rico fue izada por el exuberante estudiantado. Sin embargo, el Rector de la universidad le negó a don Pedro el derecho a hablarles a los estudiantes. El resultado de ello fue una huelga estudiantil. Mari Bras fue expulsado. Por ello tuvo que completar los requerimientos de su bachillerato en Lakeland, Florida.
En su historia del movimiemto pro independencia, Mari Bras elogia a don Pedro como el más significante líder en la historia de Puerto Rico. “Albizu”, escribe él, “fue una leyenda viva que inspiraba el inicio de muchos de nosotros en las luchas patrióticas y nos inducía a perseverar y profundizar en el compromiso, en la eternidad de su gloria su ejemplo se multiplica y alarga.” Pese a haberse convertido en socialista, Mari Bras nunca cambió su opinión respecto a don Pedro.
Debido a su expulsión de la UPR, le fue negada la admisión a unos diez o quince colegios. La Universidad George Washington, en Washington, D.C., finalmente le admitió en el Colegio de Leyes. El se encontraba en Washington durante el ataque a la Casa Blair por Oscar Collazo. Por tal motivo, Mari Bras fue arrestado e interrogado por el FBI. Para aquel entonces él aún no conocía a Collazo, sin embargo fue detenido por varias horas por el simple hecho de ser independentista. Muchos otros puertorriqueños fueron detenidos por meses, aun sin haber cargos en su contra, tan sólo por haber estado presentes en un discurso a favor de la independenecia. Finalmente completó sus estudios en la Universidad Americana, también en la ciudad de Washington, D.C.
En el 1954, Mari Bras pasó el examen de reválida para la práctica de la abogacía, especializándose en leyes constitucionales y laborales, así como en reclamos salariales. Fue fundador del Partido Socialista de Puerto Rico, el cual surgió del anterior Movimiento Pro Independencia y se convirtió en su Secretario General.
Un hijo de Mari Bras fue asesinado en el 1976. El responsable del homicidio fue un hombre demente el cual, según la convicción de Mari Bras, fue programado por el FBI. Pese a la demencia del individuo, este fue condenado por asesinato en segundo grado, al fin de evitarse de tal modo que se llevaran a cabo investigaciones posteriores.
Al buscar que se le entregaran sus expedientes en los archivos del FBI, Mari Bras obtuvo tan sólo treinta y ocho volúmenes de setenta y nueve actualmente en existencia. El ser seguido por el FBI de ningún modo aminora sus actividades a medida que viaja a Colombia, Cuba, Venezuela, Chile, Uruguay, Nicaragua y los Estados Unidos, a fin de promover la causa por la independencia. Le pregunté si aún continuaba siendo objeto de represiones y hostigamiento, a lo que me contestó con gran dolor, “Ya me quitaron a mi hijo, ¿qué más pueden ya hacerme a mí?”
En su perspectiva del movimiento pro independencia, Mari Bras resume sus perspectivas sobre la independencia. Visualiza una esperanza en las Naciones Unidas, en su resolución 1514 (XV) llamada la “Carta Magna” de la descolonización, y resoluciones subsiguientos que se han producido a partir del 1972. Ha presentado sus alegatos en las vistas ante el Comité Descolonizador. También tiene esperanzas en el respaldo de la comunidad internacional, especialmente en el de los paíises no-alineados. Otra esperanza la ve en el fortalecimiento del movimiento obrero y en organizaciones tales como el Centro de Estudios Sobre la Realidad Puertorriqueña (CEREP), el Comité Contra la Represión (CUCRE), Misión Industrial, Centro de Estudios Avanzados Sobre Puerto Rico y el Caribe, el Proyecto Caribeño de Justicia y Paz, y en el periódico Claridad por su gran labor educativa de las masas.
Mari Bras considera importante el mantener vivos, tanto el movimiento por la lucha armada en su oposición al control militar de parte de los Estados Unidos, como el movimiento electoral, el cual ha producido algún éxito mediante el Partido Independentista (PIP). Advierte a los puertorriqueños que “los Yanquis quieren vernos dóciles”.
Tras el arresto de trece independentistas el 30 de agosto de 1985, Mari Bras les visitó en Nueva York. Se maravilló ante la firmeza de espíritu de los arrestados y su sentido de humor muy manifiesto por encima de todas sus desavenencias. El ve en su encarcelamiento “una nueva alborada en la indestructible lucha patriótica y revolucionaria del pueblo de Puerto Rico” y afirma que ellos han ayudado a hacer posible “la más amplia unión de los puertorriqueños en su lucha hacia la libertad”.
En su testimonio de las vistas ante el Comité Descolonizador del 1986, Mari Bras representó al Comité de Puerto Rico en los Estados Unidos. Este fue el primer año que un representanate de Cuba presidía las vistas. Cuba siempre ha apoyado la causa de la independencia, encontrando en Puerto Rico una “historia común de lucha y esperanza”. Los términos de la resolución de este año fueron trazados por la paciente cooperación de Cuba, Venezuela y diversos sectores políticos de Puerto Rico, explicó. Dichos términos incluyen un proceso para instigar una convención constitucional por negociar con los Estados Unidos la descolonización de Puerto Rico.
“Sólo un gran movimiento únificado mirando más allá de las diferencias políticas e ideológicas,” concluyó en su plática con nosotros, “puede vencer los presentes temores de hambre y persecución para la eventual liberación de Puerto Rico, abriéndonos paso a través de la dominación de la mayor potencia imperialista de nuestros tiempos.