María Graciela Amaya Barrientos, heroína revolucionaria centroamericana

María Graciela Amaya Barrientos, heroína revolucionaria centroamericana

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Víctor Rene Marroquín

Doña Graciela Amaya de García, “Gracielita” nace en San
Salvador, El Salvador, el 2 de enero de 1,895. Estudió
en la Escuela Normal de Maestros y se gradúa de Profesora, título profesional hasta donde podía aspirar una joven de ese tiempo. A sus 20 años, ella, su padre y hermano, Felipe Armando Amaya Barrientos, se trasladan a Tegucigalpa, Honduras, en marzo de 1,915. Gracielita nos dice: ahí “… empecé a caminar por las escarpadas sendas de la lucha revolucionaria y desde entonces,…, ni los peligros, ni las adversidades me han hecho jamás retroceder”.
El 9 de enero de 1,916 se casa con José García Lardizábal, de quien no se separaría hasta que éste muere. Procrearon a un hijo, Tomás García Amaya, quien murió luchando a sus 21 años en los Llanos del Espino en 1,944.
En la 1a década del siglo XX, se funda en Tegucigalpa la Sociedad Cultural Femenina, de carácter mutualista, con el fin de contribuir a la superación material y cultural de sus afiliadas; en esa institución, Gracielita empieza a crecer como dirigente revolucionaria. Esta Sociedad estableció lazos con las organizaciones de los trabajadores, con quienes lucharon por sus demandas específicas.
La Sociedad Cultural desarrolla actividades de educación, solidaridad y organización: funda Escuela Nocturna para adultos, la Universidad Popular “Marco Aurelio Soto”. En esta última disertaron los intelectuales progresistas con ideas más revolucionarias de la época; se crearon 5 centros de alfabetización en barrios de Tegucigalpa. Se adhiere a la Federación Sindical Hondureña; inaugura la Biblioteca Popular Cultural Femenina; publica el boletín semanal “Cultura Femenina”, donde se analiza la situación de los trabajadores hondureños. Celebra el Día Internacional de la Mujer, 8 de marzo, el Día de la Madre hondureña; participa en los congresos obrero- campesino realizados en la Costa Norte.
Doña Graciela se inicia en le movimiento obrero hondureño a través del sindicato de oficios varios “Redención”; se incorpora en la 1 era. Federación Obrero Hondureña, FOH, en 1921; luego, en 1929 se separa de la FOH para fundar, junto a otros obreros de ideología vanguardista, la Federación Sindical Hondureña. Ahí crean el periódico “El Martillo”, dirigido por el revolucionario Manuel Cáliz Herrera.
Durante el mes de julio de 1944 el pueblo hondureño se movilizó en contra del gobierno de Tiburcio Carías y éste en represalia expatrió a Gracielita hacia El Salvador.
Acá doña Graciela, de inmediato, se incorporó a las actividades políticas en la Unión Nacional de Trabajadores, UNT.
Participó en la campaña presidencial del Dr. Arturo Romero, en el “Comité Femenino pro Candidatura Romerista”, hasta el Golpe de Estado del 21 de octubre de 1944, promovido por Osmín Aguirre y Salinas. Se refugió en Guatemala durante 15 meses, ahí junto a obreros y campesinos, en clima de efervescencia política, se incorpora a las actividades del «Comité de Liberación Salvadoreña», a la Confederación de Trabajadores de Guatemala, CTG; con otros compañeros fundaron la Escuela Claridad, de capacitación sindical, conde se impartió principios elementales de Economía Política, interpretación moderna de la Historia, Derecho del Trabajo, organización y administración sindical.
También publicaron el Semanario “Claridad”; en la radioemisora “La Voz de Guatemala”, cada domingo daban a conocer a los trabajadores y pueblo de Guatemala las actividades de los trabajadores y sus conflictos. El Dr. Juan José Arévalo se vio presionado por la reacción guatemalteca y expulsa a doña Graciela hacia México, en febrero de 1946, vive en el Distrito Federal y ahí se incorporó a las actividades de partidos políticos, trabajó en la Secretaría de Educación Pública hasta su jubilación.
Regresó a Honduras 33 años después por invitación de los estudiantes universitarios y por la Universidad Autónoma de Honduras; así también, asistió a la celebración del 19 de julio de 1980, 1er Aniversario de la revolución sandinista. Doña Graciela, “Mama Chela”, dice que cuando muera, sus ahorros pasarán al Partido Socialista Unificado de México y sus libros los donará a la Universidad Obrera “Vicente Lombardo Toledano”.

El partido comunista de Honduras (PCH)

El partido comunista de Honduras (CPH)

Anales Históricos 23 junio, 2013 – 1:08 PM

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Edgardo Rodríguez

El PCH ESTUVO PRESENTE EN LA HISTORIA DE HONDURAS DEL SIGLO XX. Fue odiado y perseguido sin tregua por sus enemigos fundamentales; y confrontado por los intereses particulares de otros destacamentos de la izquierda quienes veían en él no a un aliado, sino a un rival a vencer.

Reconocido a nivel regional e internacional, en el PC militaron gran cantidad de destacadas personalidades del sector obrero, campesino, magisterial, estudiantil, femenino e intelectual del país, muchos de los cuales han sido actores de acontecimientos históricos de la nación.

Sin lugar a dudas, esta fue la organización con más larga experiencia de lucha entre todos los destacamentos de la izquierda nacional. De hecho sirvió de semillero para la mayoría de las agrupaciones que surgieron en Honduras en las décadas de los sesenta, setenta y comienzos de los ochenta.

Los primeros comunistas

El triunfo de la revolución rusa, el 7 de noviembre de 1917, provocó una onda expansiva de las ideas del socialismo en todo el planeta, mismas que se encarnaban en la filosofía del marxismo leninismo.

La activista revolucionaria, Graciela García, en el libro Páginas de lucha señala que a inicios de los años veinte ya se habían formado en Honduras círculos de estudio marxistas. Los primeros surgieron en Tegucigalpa, San Pedro Sula, Tela, La Ceiba, Puerto Castilla, El Progreso y San Juancito.

Entre las personas que pertenecieron a dichos círculos se destacan: Manuel Cálix Herrera, Juan Pablo Wainwright, Néstor Juárez, Víctor M. Angulo, F. Armando Amaya, Daniel Canales Palencia, Víctor Ceferino Muñoz, Maximiliano B. Uclés, Gregorio Méndez, Faustino Delgado, Tránsito Amaya, Fidel Miranda, Carlos F. Gómez, Abel Cuenca, José Ángel Trujillo, Hermenegildo Briceño, Juan Ángel Tablas, Rosendo Ferrera, Victorino Salgado, Fernando Cañas, Pablo y Luis Alemán, Juan F. Barahona, Zoroastro Montes de Oca, Jacobo Zavala y Manuel González, entre otros.

Graciela García precisa: “En el año 1922 se produjo la fundación del Partido Comunista de Honduras (PCH). Se convocó una asamblea que tuvo verificativo en la ciudad de San Pedro Sula y en ella se nombraron las comisiones para la elaboración de estatutos, programa y fundamentación de la táctica a seguir. Se eligió al Comité Ejecutivo, llamado a dirigir las actividades de la nueva organización, recayendo el cargo de Secretario General en la persona de Manuel Cálix Herrera. Se eligieron también los comités seccionales y se aprobaron, después de largas discusiones, el programa, los estatutos y la táctica”.

No obstante lo anterior, en la edición 203, del mes de abril de 1981, del periódico Patria², órgano de divulgación del PCH, Longino Becerra, citando el testimonio del escritor comunista Ramón Amaya Amador, corrige diciendo que la fundación se produjo en 1924. ¿Cuál de las dos fechas es la correcta? Esto aún es motivo de una investigación pendiente.

Otro hecho del cual se carece de suficiente información es la existencia en los años veinte de un Partido Comunista de Centroamérica, con sede en Guatemala y que operaba en la región con las directrices del organismo de la Internacional Comunista llamado “Buró del Caribe”, con sede en Cuba. En 1927 es disuelta esta instancia y su lugar es llenado por cada uno de los partidos nacionales.

Uno de los grandes conductores del Partido Comunista en esa época fue indudablemente Manuel Cálix Herrera (1900-1935). Nacido en Olancho, entregó lo mejor de su vida por la causa revolucionaria. Catalogado como un luchador y organizador incansable, gracias al gran prestigio del que gozaba fue el candidato presidencial del Bloque Obrero Campesino, en las elecciones de 1932.

En 1935, a los 35 años de edad, muere Cálix Herrera a causa de tuberculosis, contraída debido a las torturas sufridas y a los largos períodos en la cárcel.

El otro gran conductor y líder comunista de la época fue Juan Pablo Wainwright (1894-1932). Nació en Santa Bárbara, de padre inglés y madre hondureña, de buena posición económica; hombre de temple, tenaz, dinámico, honesto y de energía inagotable.

Graciela García lo recuerda diciendo: “En 1931, bajo el gobierno de Vicente Mejía Colindres, se impuso la tarea de organizar a los obreros agrícolas explotados de manera despiadada en la Costa Norte del país por el conocido monopolio imperialista, la United Fruit Company. Wainwright fue capturado y enviado al Castillo San Fernando de Omoa, tenebrosa prisión política de entonces, pero a los pocos días, ante el asombro de sus verdugos, que consideraban imposible escapar del castillo, se fugó y traspasó las fronteras patrias, llegó a Guatemala, donde al poco tiempo fue capturado, se le instruyó un proceso y se le condenó a muerte, acusado de planear y dirigir un complot comunista”.

“Refieren que la víspera de su ejecución, con una hoja de afeitar se cortó las venas y con su sangre escribió en las paredes de la celda: ¡Viva el Soviet, el único gobierno que debe existir en el mundo! ¡Viva la Internacional Comunista! ¡Viva la revolución social!”. Murió fusilado el 18 de febrero de 1932”³.

De 1923 a 1932 el Partido Comunista trabajó en la legalidad. Varios intelectuales de la época se acercaron a sus filas, tal fue el caso de José Pineda Gómez, Francisco Murillo Selva, Arturo Martínez Galindo y Julián López Pineda.

Este primer Partido Comunista dedicó gran parte de su trabajo a la organización de los trabajadores y a la difusión del marxismo. Bajo su conducción se formaron la Federación Sindical Hondureña, la Sociedad Fruit Company, la Tela y la Truxillo Railroad Company.

En enero y febrero de 1932 el PCH, a través de la Federación Sindical Hondureña dirige el movimiento huelguístico desatado en la Tela, Truxillo Railroad Company y la Standar Fruit, que es duramente reprimido.

En junio de 1932, por primera y única vez en la historia de Honduras, el PCH con el apoyo del Bloque Obrero Campesino, participó en un proceso electoral con la candidatura presidencial de Manuel Cálix Herrera y Celso Jiménez Bonilla, como vicepresidente.

Posteriormente el gobierno de Tiburcio Carías Andino (1933-1949) implantó un régimen represivo que obligó al Partido Comunista a pasar a una rigurosa clandestinidad.

En su obra Evolución histórica de Honduras, Longino Becerra, al referirse al período del cariato señala:

“Los sindicatos constituidos durante años anteriores tuvieron que realizar sus actividades en forma clandestina o simplemente disolverse. Cualquier trabajador que intentara formar un sindicato en las empresas capitalistas nacionales o extranjeras, sobre todo en los campos bananeros, era acusado de subversivo y era enviado a la cárcel o simplemente muerto por los verdugos de Carías. Por esa razón y por el hecho de que el combate contra la dictadura se convirtió en la principal batalla política del pueblo hondureño durante este período, las actividades puramente sindicales y obreras pasaron a un segundo plano”⁴.

En 1939 tuvo lugar el último Pleno del comité Central del Partido Comunista en su primera etapa. En esa oportunidad se discutió la línea a seguir respecto al estallido de la Segunda Guerra Mundial. Después de una intensa deliberación, se aprobó hacer campaña contra el fascismo⁵.

Desde 1940 cesó prácticamente el funcionamiento orgánico del PCH. Los cuadros más firmes continuaron realizando esfuerzos infructuosos por mantener la actividad, otros se auto marginaron o se fueron al exilio.

El 26 de diciembre de 1948 se efectuó un intento por reorganizar el PCH. Un grupo de viejos militantes se reunieron en Tegucigalpa, eligieron a Dionisio Ramos Bejarano como Secretario General, aprobaron unos estatutos y un programa denominado la “Revolución democrática y liberadora”.

Fueron creados los Comités Locales de Tegucigalpa y San Pedro Sula. Sin embargo, este esfuerzo no pudo consolidarse a consecuencia de la dura represión existente. Los mismos militantes del PC no reconocieron este intento en su segunda fundación de 1954.

¹ García, Graciela. Páginas de lucha. Editorial Guaymuras, Tegucigalpa, 1981. Ps. 96 y 99.
² Periódico Patria número 203, 11 de abril de 1981. P. 6.
³ García, Graciela, Op cit. P. 98.
⁴ Becerra, Longino. Evolución Histórica de Honduras. Editorial Baktun, Tegucigalpa, 1983. P. 154.
⁵ Patria. Op. Cit. P. 6.

Fuente: La Izquierda Hondureña en la década de los ochenta.

GRACIELA GARCIA

GRACIELA GARCIA

Graciela García es un símbolo en la lucha popular y por los derechos de las mujeres en Honduras, al realizar aportes importantes en lo social, sindical, político y cultural. Sufrió cárcel, persecución y destierro por sus ideas transformadoras a las cuales nunca renunció.

Desde temprana edad estudió e hizo suyas las ideas revolucionarias de los años veinte, se organizó y contribuyó a la organización de las mujeres y los trabajadores en diferentes ciudades hondureñas, impulsó la educación popular y fue de las primeras mujeres de clara militancia política democrática, patriótica, socialista y anti imperialista.

Graciela García desafió la represión de las dictaduras de los años treinta en Centroamérica y participó en acciones por la democratización de Honduras, El Salvador y Guatemala, países de los cuales fue expulsada.

La mitad de sus casi cien años de vida estuvo exiliada en México, donde siempre se mantuvo vinculada a las luchas de los pueblos por una sociedad con justicia para todos y nunca perdió su

De la Infancia en la Comodidad a la Lucha Popular
Nació El Salvador un dos de enero de 1895. A sus dos años quedó huérfana de madre, pero creció en una situación económica solvente al lado de su abuela en San Salvador, “entre alfombras persas, cortinas de Damasco y espejos gigantescos”. Se hizo maestra de educación primaria, considerado un privilegio de pocas y máximo título al que podían aspirar las mujeres en aquellos tiempos.

Se trasladó a Tegucigalpa en 1915, con su padre José Bernardino Amaya. Ahí se casó el siguiente año con José García Lardizábal con quien compartió 57 años de matrimonio. De su esposo adopta el apellido García pues su nombre fue María Graciela Amaya Barrientos.

Su abuelo materno, general y abogado Felipe Barrientos, fue un luchador por la libertad y autonomía de Centroamérica. Su primo José Luis Barrientos fue dirigente estudiantil y otro, Fernando Barrientos, dirigente obrero en El Salvador.

Esos antecedentes familiares quizás la inquietaron a la lucha. Pero fue su hermano Felipe Armando Amaya quien la inició en la lucha popular y la acercó a las ideas socialistas. Felipe participó en las luchas obreras en los Estados Unidos, luego se trasladó a Honduras donde impulsó la organización de los trabajadores. Felipe fue dirigente popular, estuvo preso en San Pedro Sula y Puerto Cortés a consecuencia de lo cual enfermó y murió en 1935.

Gracielita, como le llamaban sus compañeros, leyó a los grandes pensadores revolucionarios de la época y logró comprender las leyes que rigen la sociedad, las causas que generan la miseria y la ignorancia de las masas explotadas, según expresó en sus escritos.

“Rompí el círculo de hierro de convencionalismos y los prejuicios, para lo cual se requiere valor y no ser esclava ni del dinero ni de la moral burguesa”, cuenta en su libro “Paginas de lucha revolucionaria en Centroamérica” escrito en 1973.

La vida de Graciela García desde los 20 años estuvo ligada a la lucha de las mujeres y al movimiento popular y revolucionario en Honduras, El Salvador, Guatemala y México.

Estuvo al lado de los grandes dirigentes de la época. Fue compañera de lucha de Manuel Cálix Herrera y Juan Pablo Wainrigth, pioneros del movimiento obrero hondureño. Conoció personalmente a Víctor Manuel Gutiérrez, prestigiado dirigente guatemalteco, a Agustín Farabundo Martí el mas destacado dirigente revolucionario salvadoreño y al dirigente obrero y político mexicano Vicente Lombardo Toledano.

En Honduras
En 1923 fue fundadora dirigente y promotora de la Sociedad “Cultura Femenina”, un grupo que dio importantes aportes en la organización de los y las trabajadoras y mantuvo la resistencia contra la sanguinaria dictadura de Tiburcio Carías Andino.

Fue dirigente del Sindicato de oficios varios “Redención” que en 1921contribuyó a la creación de la Federación Obrera Hondureña FOH, la primera en el país.

La dirigencia de la FOH asumió actitudes apegadas al gobierno del cual recibió contribuciones importantes de dinero y realizó delación de los militantes socialistas. Por eso decidió separarse la Sociedad “Cultura Femenina” a la cual pertenecía Gabriela García y luego otras organizaciones.

En 1930 contribuyó en la realización de un congreso de Unidad Sindical en Tela de donde surgió la Federación Sindical Hondureña FSH.

En 1932 se establece en Honduras la sangrienta dictadura de Tiburcio Carías Andino, al tiempo que gobernaban los dictadores Anastasio Somoza en Nicaragua, Maximiliano Hernández en El Salvador y Jorge Ubico en Guatemala.

Carías se mantuvo 16 años en el poder por el respaldo de las transnacionales bananeras, destruyó las organizaciones populares y reprimió cruelmente a todos los opositores mediante su política de “encierro, destierro y entierro”.

Graciela fue de las organizadoras de las gloriosas manifestaciones del 29 de mayo y 4 de julio de 1944 que frente a casa presidencial pedían la libertad de los presos políticos en cautiverio desde hacía 12 años y la renuncia del dictador.

El 4 de julio también se realizó una marcha encabezada por las mujeres en San Pedro Sula. La policía ametralló la marcha donde ahora es la tercera avenida y más de cien personas fueron asesinadas en una masacre que se extendió hasta el seis de julio.

En Tegucigalpa la manifestación del 4 de julio fue disuelta violentamente con bombas lacrimógenas. Unas mujeres fueron encarceladas. A otras que se refugiaron en sus casas se les cortó el agua, la luz eléctrica y prohibieron que recibieran alimentos, para que se entregaran por hambre. Otras tuvieron que salir del país.

“Las señoras que fueron a la cárcel eran de toda clase social. A la escritora doña Graciela García la pusieron en una celda donde había mujeres de mala vida. Por ser de nacionalidad salvadoreña y a gestiones del embajador de su país, le dieron su libertad; pero a condición de que desocupara el país inmediatamente”, dice una crónica firmada por Beatriz Galindo.

Treinta años después, al escribir sus memorias, Graciela reflexionaba sobre esos hechos“Ahora yo pregunto ¿Cuál fue mi delito? Y respondo: luchar por la liberación de Honduras. Y ello, revela este aleccionador contraste: que quienes somos amantes de la libertad y de la justicia sufrimos cárceles y toda clase de atropellos, mientras los reaccionarios y aun delincuentes gozan de privilegios.

En la cárcel constaté la amoralidad del régimen de Carías y sus sicarios y por ello, repito que una de las características de ese régimen sombrío, fue la conculcación de los derechos más elementales y la ofensa brutal a la dignidad humana.

A pesar de las vejaciones de que fui objeto, confieso que la cárcel, en lugar de acobardarme, templó mi ánimo y al salir libre, hice el juramento de dedicar mis esfuerzos, mis energías, a luchar contra las oligarquías y el imperialismo y por la instauración del socialismo”.

En El Salvador
Llegó exiliada a El Salvador el 20 de julio de 1944. Ya había sido derrocado el dictador Maximiliano Hernández y gobernaba provisionalmente el general Andrés Meléndez. Allá se enroló en la Unión Nacional de Trabajadores UNT que agrupaba a millares de obreros y campesinos. Visitó varias filiales en los departamentos.

Fue secretaria de actas del Comité Femenino pro candidatura presidencial del doctor Arturo Romero, el cual agrupaba a centenares de mujeres revolucionarias. En varias ocasiones cuando hacían campaña fueron atacados violentamente por miembros de los partidos conservadores.

Durante ese tiempo Graciela convocó a varias mujeres y organizaron la sociedad que llamaron “Antorcha Femenina”.

Esa efervescencia y ambiente de libertad sólo duró cinco meses, del ocho de marzo al veinte de octubre de 1944, porque el coronel Osmín Aguirre y Salinas dio golpe de Estado y por acuerdo con Carías persiguió a los hondureños establecidos en El Salvador. Gracielita se trasladó a Guatemala.

Allá Se incorporó al “Comité de Liberación Salvadoreña” en apoyo a exiliados y luchadores. Su único hijo, Tomás García Amaya, murió en diciembre de 1944 cuando un grupo de jóvenes se tomó militarmente la ciudad de Ahuachapán en un intento por derrocar a Osmín Aguirre. Tomás tenía 22 años y cursaba el tercer año de medicina.

En Guatemala
Llegó a Guatemala en diciembre de 1944, recién derrocado el dictador Jorge Ubico. Los trabajadores guatemaltecos organizaron un comité de Unidad Sindical, mientras se efectuaba un congreso unificador del cual Gracielita fue secretaria de Actas. Así contribuyó a la fundación en agosto de 1945 de la Confederación de Trabajadores de Guatemala CTG. Se incorporó a las actividades de la nueva organización y participó en las luchas emprendidas.

Fiel a su vocación de educadora y la inclinación por la cultura que le inquietó desde la juventud, promovió y organizó en Guatemala una escuela para la capacitación de los trabajadores llamada “Claridad”. La escuela fue atacada por la prensa reaccionaria, el clero y los políticos conservadores que buscaban el control del movimiento sindical.

En 1946 el gobierno de Juan José Arévalo, al cual apoyaban, les pidió salir a los exiliados centroamericanos porque por su actividad enfrentaba algunos problemas.

En Mexico
Gracielita y su esposo salieron hacia México. Allí recibieron el apoyo de varios compañeros, entre ellos Vicente Lombardo Toledano, presidente de la entonces Confederación de Trabajadores de América Latina CTAL.

En México realizó actividades contra la dictadura de Carías, impulsó acciones de apoyo a la huelga del 54 y hasta hace menos de quince años participó en varios comités de solidaridad con los pueblos de Centro América y escribía artículos para periódicos mexicanos.

Durante 33 años laboró en la Secretaría de Educación pública. Se involucró en las luchas reivindicativas, organizó grupos culturales, fue militante de varios partidos de izquierda.

Todavía a sus 90 años tenía ánimos y organizó un grupo cultural con niños en la colonia Peralvillo del Distrito Federal, donde vivió modestamente hasta sus casi cien años.

“Los largos años que he vivido, lejos de decaer mi entusiasmo, han afirmado mis convicciones revolucionarias y moriré con la fe del futuro feliz de la humanidad por medio del socialismo”, escribió a sus 78 años. Y así lo cumplió.

Sus Pensamientos
“Lastimosa y desesperante es la situación de la mujer que, escarnecida y olvidada, lleva sobre sí la cruz de todos los martirios”. Graciela García, Pionera de la lucha de las mujeres hondureñas

Comunicación del Pueblo
“Debemos comprender que en el desarrollo intelectual y la politización de los pueblos, la palabra escrita influye poderosamente y en verdad los pueblos que no cuentan con órganos de publicidad viven en la ignorancia”.

Recordar a quienes lucharon“Creo que recordar y rendir homenaje a los revolucionarios que ofrendaron su vida por grandes ideales, es honrar debidamente su obra de carácter revolucionaria, es honrar su cooperación en los diversos aspectos de la lucha social”.

Ser auténtico militante
• Ser autentico militante revolucionario implica grandes responsabilidades, inmensos deberes y muchos sacrificios.

• Soy enemiga de la ostentación, de la presunción y de los alardes de sabidurías y grandezas.

• Me he mostrado siempre contraria a las claudicaciones, al oportunismo y a las frases ofensivas.

• El militante tiene que luchar contra la incomprensión del ambiente, la abulia e indiferencia de muchos, contra los políticos retrógrados, los lideres corrompidos, las fuerzas enemigas del progreso, los incendiarios de la guerra, y contra el imperialismo y sus lacayos, que cual más, cual menos, son la mayoría de los gobernantes de los países latinoamericanos.

La crítica es necesaria
“La crítica constructiva debe ser una necesidad aceptada por los auténticos revolucionarios, sin embargo, muchos la rechazan, nos negamos a recibirla con entera serenidad, nos sentimos ofendidos, en lugar de ser un motivo de rectificación y orientación de nuestras fallas”.

Debemos tener valor de reconocer nuestros errores, nuestros defectos, pues solo en un ambiente de autocrítica es que podemos educarnos revolucionariamente.

Graciela reconoce haber asumido actitudes negativas como las posiciones sectarias, no saber discutir con más serenidad y alterarse cuando alguien la contrariaba.

Siempre al lado de los trabajadores
Me cabe la satisfacción de haberme colocado siempre al lado de las masas trabajadoras en sus movimientos de reivindicación y de haber colaborado, hasta donde mis capacidades me lo han permitido, para lograr mejores condiciones de vida de las masas explotadas que sufren la opresión y miserias inherentes al régimen social que impera. Confieso que experimento gran complacencia con haber cooperado, aunque en grado mínimo, a la noble causa del proletariado.

Sindicalismo
Considero que mientras el movimiento sindical no sea independiente, democrático y defienda con conciencia de clase sus intereses, no puede existir una lucha auténtica.

La historia
Para analizar correctamente la situación política y económica de un país, es preciso remontarse a años anteriores, abarcando cada uno de los aspectos que deben estudiarse para llegar a una correcta ubicación de la situación que prevalece.”

Los trabajadores deben luchar por sí mismos “Es el propio trabajador quien tiene que luchar y esforzarse por ser cada día mas digno de una vida mejor, ya que lo que no haga él por mejorar su vida, es muy difícil, casi imposible, que lo hagan hombres pertenecientes a otra condición social y para obtener mejor situación, debe organizarse y capacitarse.”

Santos López: entre Sandino y el FSLN

Santos López: entre Sandino y el FSLN

Armando Amador y Rosi López Huelva

Rosi López Huelva nace en el barrio Bóer, Managua, el 6 de abril de 1933, hija de un maestro y una ama de casa. Estudió pintura, dibujo y escultura, y fue la primera mujer egresada de la Escuela de Bellas Artes de Nicaragua, cuando era dirigida por el maestro Rodrigo Peñalba. Perteneció a un grupo literario que reunía a Peñalba, Carlos Martínez Rivas, Pablo Antonio Cuadra, Ernesto Cardenal y al héroe Rigoberto López Pérez. Desde este ambiente cultural, comienza a interesarse por la realidad social de los nicaragüenses.

Durante el ajusticiamiento de Somoza (1956), ayuda a salir del país a algunos compañeros involucrados en la acción. En julio de 1959, Rosi López participa en la toma de la Catedral de Managua y es parte del movimiento de mujeres llamado Las Enlutadas. Obligada a salir al exilio, viaja en octubre de ese año a Cuba. Desde entonces se incorpora al Frente de Liberación Nacional (FLN), el que posteriormente se convertiría en el Frente Sandinista de Liberación Nacional.

Ella es fundadora del FSLN, aunque la historia oficial de esta organización no lo reconozca. Rosi López trabajó de cerca con el Comandante Carlos Fonseca y con José Benito Escobar y otros dirigentes sandinistas. Durante toda la década de los sesenta, se hizo cargo de la oficina del FSLN en La Habana. En 1963, después del movimiento guerrillero de Raití-Bocay, alojó y atendió hasta sus últimos días al Coronel Santos López.

En 1968, mientras realizaba un viaje de trabajo con Humberto Ortega, Rosi López fue detenida en Panamá, donde la torturaron salvajemente, la violaron y mantuvieron en total aislamiento. Fue deportada a Nicaragua donde guardó prisión por 7 meses. Salió hacia Cuba en donde permaneció hasta el triunfo de la Revolución Popular Sandinista en 1979. A partir de entonces, dirigió el Departamento de Artes Plásticas del Ministerio de Cultura; luego, creó el Taller de Cerámica José Benito Escobar, en la Alcaldía de Managua. Hoy en día está dedicada a la producción artística en su taller y realiza trabajo voluntario enseñando artesanía y pinturas a niñas y niños quemados.

El Coronel Santos López nació el 20 de febrero de 1914. Combatió al lado del General Sandino, desde la edad de doce años. Escapó herido del ataque de la Guardia Nacional a la casa de don Sofonías Salvatierra, donde se encontraba con Sócrates Sandino, mientras la Guardia capturaba y luego asesinaba a Sandino. Santos López siguió luchando. Fue fundador del FLN y luego del FSLN, y se convirtió en el más experimentado Jefe militar de la guerrilla del Patuca (Raití-Bocay). Murió en Cuba, víctima de cáncer, el 10 de febrero de 1965.

Este diálogo es sobre todo acerca del Coronel Santos López, de quien muy poco se ha escrito. Combatió al lado del General Sandino, y posteriormente se unió a los jóvenes guerrilleros sandinistas de la nueva generación representada por Carlos Fonseca Amador. Está enterrado en el Parque Central de Managua, junto al Mausoleo de Carlos Fonseca, pero en su tumba ni siquiera está la fecha de su muerte. Este hombre tantas veces heroico ha sido olvidado, al punto que la mayoría de los jóvenes no lo conocen.

En esta ocasión, entrevistaremos al historiador don Armando Amador, líder sindical, luchador de mil batallas y estudioso incansable de la gesta revolucionaria del General Sandino; y a Rosi López Huelva, escultora, de larga trayectoria de lucha en el Frente Sandinista.

Mónica: Rosi, ¿qué impresión te dio el Coronel Santos López cuando lo conociste? ¿Sabías que él había combatido con Sandino?

Rosi: Dicen que recordar es volver a vivir, y realmente recordar a un hombre como el Coronel me hace sentir muy bien, porque creo que recordándolo, los nicaragüenses aprendemos un poco más de nuestra historia.

El Coronel Santos López fue uno de los compañeros sandinistas que más me impresionó, que más me ayudó y más marcó el transcurso de mi vida. Lo digo porque, si bien yo salí al exilio con inquietudes revolucionarias, a medida que pasó el tiempo fui aprendiendo muchas cosas que nos hacen tomar determinaciones que marcan para toda la vida.

Siempre me interesó la historia de mi país, y para mí, Sandino es algo muy grande, fue el hombre que nos dio dignidad y principios, y precisamente por esto, todo lo que estaba alrededor de Sandino para mí tenía una importancia vital. Tuve el privilegio de trabajar para la Revolución de mi país y conocer a muchos personajes históricos, muchos héroes, muchos mártires que forman parte de este ejército de hombres y mujeres que aspirábamos a un mundo justo para nuestro pueblo. El Coronel Santos López fue el eslabón de Sandino con el Frente Sandinista, de Sandino con todas las siguientes generaciones que le seguimos.

Así que, cuando me dicen que en México el Coronel Santos López puso como condición para trasladarse a La Habana, que tenía que ir a la casa de la Rosi López Huelva, que él no conocía más que de oídas, a mí me parecía mentira que me estuvieran pasando ese mensaje, que el Coronel quería ir a mi casa.

Mónica: Eso fue después de Raití, cuando logra salir hacia Honduras y luego pasa a México. ¿Él había estado antes en Cuba?

Rosi: No, él no había estado nunca en Cuba;1. Recuerdo que primero hablé por teléfono con el profesor Edelberto Torres, quien había llamado a mi casa para preguntarme si estaba dispuesta a recibir al Coronel; y le dije que si él estaba ahí, que me lo pusiera al teléfono. Entonces, cuando oí su voz, sólo le dije: –Coronel, estoy a su disposición, mi casa es su casa; me sentiré muy feliz, muy honrada, de que usted venga a convivir con nosotros. Fue una conversación muy corta. Luego, a los días, tuvimos al Coronel en La Habana, en “territorio libre de América”, como él me dijo cuando me vio.

Mónica: Vamos a pedirle a don Armando, quien es un estudioso acucioso de la vida de Sandino, que también nos hable del Coronel. ¿Cómo se involucra con Sandino el Coronel Santos López?

Armando: Para hablar del Coronel Santos López, hay que partir de la constitución moral de Sandino, de su conducta patriótica. Sandino regresa en 1926 a Nicaragua, va a León y de ahí, a la Mina San Albino, donde forma una columna con gente extraordinaria: los hermanos Coronado Maradiaga, Ramón Raudales, Rufo Marín –el héroe que después caería en Ocotal frente a los cuarteles de ocupación militar norteamericana–, Santiago Dietrich –olvidado–, Heriberto Reyes, Juan Gregorio Colindres, Ismael Peralta, Tranquilino Jarquín, Pedro Cabrera, de León, Porfirio Sánchez y las hermanas Teresa, Amalia y Alicia Villatoro, salvadoreñas extraordinarias en la lucha anti-imperialista de Sandino, particularmente Teresa, quien fue una enfermera y organizadora de la infraestructura de El Chipote, es decir, el Cuartel General de Sandino.

Al lado de ellos estaba gente que vino de Honduras y de El Salvador, como José León Díaz –uno de los hombres más valientes, más curtidos en la pelea–, Sinforoso González, Lorenzo Blandón, León Amador, Alejandro y Elías Pérez, Zacarías López, Doroteo González, Coronado y otros más. Éstos fueron organizados en la Mina de San Albino, eran mineros, aunque originalmente fueron agricultores y ganaderos; o como el propio General Juan Gregorio Colindres, quien tenía un origen de clase más alto, sin embargo, fue uno de los convencidos por la prédica de Sandino de hacer la lucha armada contra la ocupación norteamericana y el gobierno conservador de Adolfo Díaz. Algunos de estos hombres que trabajaban en la mina San Albino, forman esa extraordinaria vanguardia auténtica, no engañada ni traicionada.

Ocurrió en el año de 1926, cuando la columna guerrillera de Sandino avanza de San Albino hacia El Jícaro. Un niño de doce años, quien ayudaba a su mamá en su venta ambulante de pueblo en pueblo, se da cuenta que estos hombres están destazando una res. El niño se acerca asombrado, le dan un enorme pedazo de carne, sale en carrera a dárselo a su madre, y le dice: Mamá, esa gente es muy buena, mire lo que me han dado, yo me voy con ellos. Ahí, a mediados de julio de 1926, se inicia ese gigante de la tenacidad, del heroísmo, de la sencillez. Ese niño llegaría a ser el Coronel Santos López.

La primera responsabilidad asignada al niño fue integrar el Coro de Ángeles, que inventó Sandino. Eran niños –como contaba el propio Santos López– de doce, trece y catorce años, quienes metían un alboroto grande en los combates y, con sus voces, daban la impresión al enemigo de que estaban combatiendo con un ejército mucho mayor que el que era realmente.

Santos López pasó después a un destacamento llamado Los Palmazones, del cual hay un material extraordinario muy poco usado en nuestra bibliografía sobre Sandino en Nicaragua. Me refiero a las entrevistas de Sandino hablando de los niños del Coro de Ángeles y de Los Palmazones. Estos últimos eran adolescentes de quince o más años de edad. En los combates tenían la misión de lanzarse a las trincheras del enemigo a quitarles armas, correajes y hasta cigarrillos.

Sandino los denomina Palmazones en homenaje a unos muchachos llamados Palmazón, de origen campesino, asesinados por militares norteamericanos. Hay un libro famoso de Gustavo Alemán Bolaños2, un periodista nicaragüense olvidado, que ahora mismo estaría atacando estos pactos infames que se están cocinando o se han cocinado ya. En su libro Sandino el Libertador, Alemán Bolaños habla de Los Palmazones. También se refiere a ellos el venezolano Gustavo Machado, quien vino a Nicaragua con un famoso mensaje a Sandino de los intelectuales de Europa, entre ellos, Henri Barbusse. Gustavo, quien había sido educado en Francia, tradujo el texto del francés al español.

El encuentro de Santos López a sus doce años con el núcleo guerrillero de Sandino en 1926, inicia una larga jornada combativa en la geografía del norte de Nicaragua, primero como Coro de Ángeles, luego como parte de Los Palmazones, y después, como combatiente y Jefe de los adultos, hasta la derrota histórica de los yanquis, en 1933, en que salen expulsados de Nicaragua. Santos López se hizo hombre en la lucha anti-imperialista, un hombre sencillo, sin pretensiones de ninguna clase, transparente, puro como nuestros humildes campesinos de Nicaragua. Nació en Yalagüina.

Aunque los yanquis son expulsados, empiezan las maniobras políticas del gobierno de los Estados Unidos, que mandó a Managua al embajador Arthur Bliss Lane, a ver cómo hacían asesinar a Sandino. Este es el principio del fin de la vida revolucionaria de Sandino, quien en su trágico viaje final a la capital, es acompañado por el Coronel Santos López.

Mónica: ¿Cómo otorgó Sandino el grado de Coronel a Santos López?

Armando: Santos López se ganó ese grado en los grandes combates. Fue poco a poco, imagínate, desde el Coro de Ángeles. Sandino se lo otorgó oficialmente, así como a sus generales, que empezaron siendo obreros en la Mina de San Albino, como Juan Gregorio Colindres y Rufo Marín; y Juan Pablo Umanzor, quien era de origen hondureño.

También se incorporaron a la guerrilla de Sandino otras gentes extraordinarias como Francisco Estrada y el General Jirón Ruano, de Guatemala, quien era un militar académico.

Muchos otros hombres vinieron al lado de Sandino, como Carlos Aponte Hernández, de Venezuela, a quien Sandino hizo Coronel de un solo trancazo, porque bajó un avión; lo supo apuntar y lo liquidó. Entonces le dio el grado en ese mismo momento. Carlos Aponte se acercó al avión que estaba comenzando a quemarse, para sacar a un gringo y quitarle la bandera de los Estados Unidos, la cual Sandino mandó con Gustavo Machado a México, y que luego exhibió Diego Rivera en el Segundo Congreso Mundial Anti-imperialista de Frankfurt.

Estamos hablando de estas cosas para que se aprecie la magnitud de la lucha de Sandino y su relación con un niño que empezó a luchar a los doce años. Cuando vino a Managua, Santos López fue alojado con Sócrates Sandino en la casa de Sofonías Salvatierra, en la Calle 15 de septiembre, cerca de El Calvario.

Mónica: Don Armando, ¿cómo logra sobrevivir el Coronel Santos López, cuando Sandino viene a Managua?

Armando: Como decía, ellos estaban alojados en la casa de don Sofonías Salvatierra, en la Calle 15 de septiembre, cerca de El Calvario. Cuando deciden asesinar a Sandino, también asignan un par de criminales a una patrulla de la Guardia, con ametralladoras todos, para asaltar esa casa y liquidar a Sócrates y al Coronel Santos López. Los dos criminales de la Guardia de Somoza García eran el famoso Policarpo Gutiérrez “El Coto” y el teniente Federico Davidson Blanco, muchos años después ajusticiado por una escuadra del Frente Sandinista en Matagalpa3.

Abelardo Cuadra, el oficial de la Guardia Nacional que estuvo en el grupo de los que conspiraron contra el General Sandino y escucharon la versión de Somoza García sobre la exigencia del embajador de los Estados Unidos de liquidar a Sandino, cuenta este episodio en una entrevista que dio a la famosa revista Bohemia, de Cuba, en 1947.

En el año 1944, tuve la oportunidad de conocer a Abelardo por invitación de su hermano, Manolo Cuadra, quien estaba unido a nosotros. En ese año tuve que salir al exilio por primera vez, por actividades anti-somocistas con Manolo. Esto me permitió conocerlo, y él me contó muchas cosas que estoy diciendo. En el libro Hombre del Caribe, están muchas de estas cosas.

Mónica: ¿Pero cómo logra salir vivo Santos López de la casa de don Sofonías Salvatierra?

Armando: Yo le pedí al Coronel Santos López la explicación de cómo lo había logrado. Me dijo: Yo dormía con las botas puestas. Cuando llega el asalto de Davidson Blanco y Policarpo Gutiérrez, con la ametralladora en la mano, Santos López se abrió paso por la parte de atrás de la casa de Sofonías Salvatierra. Ahí mueren un yerno de éste, de apellido Murillo, y Sócrates Sandino. Santos López sale herido de una pierna, pero así caminó toda la noche y la madrugada, hasta pasar la frontera de Honduras, y llegar después, de paso en paso, a Choluteca. Pero no olviden que Santos López había tenido entrenamiento desde los doce años en la montaña. Era 1934, apenas tenía diecinueve o veinte años; por eso, en esa foto donde aparece al lado de Sandino, se ve muchacho todavía.

La primera impresión que yo recibo del Coronel Santos López es en el año 1945, en Honduras, cuando lo conocí. Salí expulsado de Nicaragua con otros compañeros. Él estaba al frente de una fábrica de jabón de los hermanos Toribio y Perfecto Tijerino, conservadores de origen, muy conocidos, que devinieron en amigos y partidarios de Sandino y de los sandinistas.

Estos hermanos Tijerino tenían una hacienda en Choluteca, unas propiedades en Tegucigalpa y, en los alrededores de esta ciudad, una fábrica de jabón, donde le habían dado trabajo al Coronel. También laboraba ahí un maestro en las luchas sociales, Ramón Rostrán Bengoechea4, que había sido del Obrerismo Organizado y que tuvo diferencias con Sofonías Salvatierra por todas esas cosas de maniobras y de pactos de la época de éste. Santos López y Ramón Rostrán estaban unidos por razones de trabajo y de simpatías básicas.

Mónica: Rosi, seguramente el Coronel Santos López te contó muchas cosas, porque con tanto tiempo que estuvo en tu casa, me imagino que se daban unas platicadas buenísimas…

Rosi: Sí, a él le interesó mucho que se guardaran todos los escritos. Él estuvo averiguando porque, como decía el profesor, en Honduras se recoge mucho de la historia de Sandino, y ahí hay muchos escritos que los hondureños poseen pero que nosotros desconocemos. Entonces el Coronel me contó, y lo hacía con mucha emoción, la forma como se había escapado. Me dijo que salió por la chimenea de esa casa5.

Él dice que cuando salió de ahí, estuvo escondido tres días en unas cuevas en Managua, sin comida, sin agua y sin ningún alimento, y que vio pasar a la Guardia buscándolo. Él quería salir, pero no podía porque venía una y otra patrulla, y hasta los tres días dejaron de pasar. Después, es realidad lo que el profesor dice, se fue a Honduras.

El Coronel Santos López hacía mucho énfasis en algo que ahora lo vemos muy natural, ¡pero te imaginas, Mónica!, una persona que sale herida de esa casa, que está tres días escondido, va por veredas, que no tiene alimento. ¿Por qué el Coronel logra sobrevivir?, por todo el entrenamiento que tuvo desde los doce años. Yo quería hacer hincapié en esto, porque esto mismo es lo que salva en la Guerrilla de Raití al Coronel y a varios compañeros. El entrenamiento que él tenía les ayudó a salvarse. Ese mismo entrenamiento es lo que ayuda a muchos militantes del Frente Sandinista, a ser verdaderos guerrilleros, hasta lograr hacer una Revolución, que para muchos era una utopía. El Coronel Santos López fue uno de los forjadores.

Mónica: Claro. En estas cosas, el entrenamiento obviamente es determinante, pero no es lo único. Lo fundamental era su convicción y deseo, el olfato que tenía para orientarse, porque realmente lo que se relata de él en Raití era que tenía una capacidad de orientación muy grande, en los terrenos más adversos. Pero también me parece que estar con Sandino desde los doce años le imprime una convicción y una fuerza que lo hacen superar las condiciones más adversas.

Volviendo sobre la vida de Santos López, ¿ustedes saben datos de su vida personal, si se casó, si tuvo hijos? Es importante que los jóvenes vean a estos héroes como personas de carne y hueso.

Armando: A propósito del Coronel Santos López, hay un hecho bárbaro que ocurre durante la ocupación militar norteamericana. La compañera del Coronel Santos López, con la cual tuvo una niña, se llamaba Manuela García. Manuela García venía con su niña en un área donde se encontraba el temible sanguinario norteamericano, teniente William Lee. A éste le dijeron que ella era la mujer de Santos López. Entonces Lee agarró a la niña, la pateó, la tiró al aire y la partió con la bayoneta que tenía calada en su arma de guerra. La mujer se volvió loca.

El asesinato atroz de esta niña, creo que lo convirtió en un hombre taciturno, como lo conocí yo en Honduras en el año 1945. A veces se quedaba un largo rato en silencio. Yo no quise tocar el tema porque conocía los hechos sangrientos que se habían cometido, por la lectura del libro Sandino el Libertador, de Gustavo Alemán Bolaños. También aparecen estos hechos en algunas entrevistas que le hicieron a Sandino en México. Y lo dice el Coronel Santos López en sus memorias no concluidas. En parte de ese material, el Coronel Santos López explica admirablemente cómo se organizaban los destacamentos guerrilleros, cómo se llegó a la lucha en El Chipote, cómo se emboscaba, etcétera.

Mónica: ¿Que hace Santos López después que sale a Honduras y llega a la hacienda de Don Toribio y Perfecto Tijerino?

Armando: Él siguió unido con Ramón Raudales, Juan Gregorio Colindres, Santiago Dietrich y Heriberto Reyes. El 25 de diciembre del año 1947, en Guatemala, fui invitado a desayunar por Edelberto Torres en nombre del profesor Juan José Arévalo. Mi sorpresa es que veo al Coronel Santos López. Desde luego, él me reconoce y nos damos un gran abrazo. Ahí estaba Ramón Raudales, a quien había conocido en Choluteca, en la hacienda de Toribio y Perfecto Tijerino.

Como dije, trabajaba con Hortensia Tijerino en una librería, hasta que las autoridades de Tegucigalpa nos mandaron presos a San Salvador y de aquí a Guatemala. En San Salvador nos habíamos encontrado con unos oradores fogosos que no eran de los nuestros, sino estudiantes universitarios exiliados también. Participaban de un mitin de estudiantes salvadoreños en contra del gobierno de ese país, y dieron un discurso tan candente, que no había pasado una hora, cuando los agarraron y los botaron a Guatemala.

Entre los exiliados conmigo estaban Manuel Pérez Estrada, quien había sido compañero de Edelberto Torres en el Ministerio de Instrucción Pública –así se llamaba en el año 1938-, y Juan Lorío un dirigente sindical fallecido hace muchos años. De esa generación yo era el más joven y el único que está todavía contando historias de esto.

Fuimos de tumbo en tumbo y llegamos a ciudad Guatemala nada menos que el 19 de octubre de 1945, en víspera del primer aniversario de la Revolución Guatemalteca. Cuando estamos saliendo a los corredores del Palacio de la Guardia Civil, estaba el Secretario de la Dirección General de la Policía, Daniel Vanegas, un luchador anti-ubiquista, quien estuvo en Nicaragua cómo profesor de la Escuela Normal y del Instituto Ramírez Goyena.

Daniel Vanegas dice: – ¡Caramba!, qué bien que han llegado a Guatemala en la víspera del Aniversario de la Revolución. Y le digo: –Mire, maestro, nosotros no venimos por celebrar la Revolución, que claro, hay que celebrarla, venimos presos. ¿Cómo dice? Estamos presos, nos echaron de Tegucigalpa para San Salvador y luego nos tiraron para acá.

No puede ser, dijo Daniel Vanegas. Un oficial de la Guardia Civil de Guatemala que estaba ahí, le dice: –Sí, profesor, yo tengo que decirle que ellos vienen detenidos y hay una orden que quizás la ejecuten, que es expulsarlos a México. ¿Cómo?, reacciona Daniel; esta noche voy al Palacio, oficialmente estoy invitado, voy a hablar con el doctor Juan José Arévalo y Edelberto Torres. Él se dio cuenta que éramos amigos de Edelberto Torres, del cual era un inseparable amigo.

Nosotros dormimos esa noche en una de esas cárceles coloniales, en lo que se llama el Palacio de la Guardia Civil en Guatemala, en la Sexta Avenida, en unos calabozos horrendos. Era octubre, hacía mucho frío. Edelberto Torres se apareció como a las 7:30 de la mañana con una orden de sacarnos. Estaba acompañado de otros exiliados y, para nuestra grata sorpresa, nos pusieron en libertad.

Mónica: ¿Ahí es que vuelve a encontrarse con el Coronel Santos López?

Armando: Lo volví a ver en 1947 en Guatemala. Se va a encontrar en una alianza de armas que patrocinó el doctor Juan José Arévalo, siendo Presidente de Guatemala. De varios esfuerzos dominicanos contra el dictador Trujillo, quedaron muchas armas en Cuba y se las trajeron a Guatemala, simulando que eran flores las que estaban transportando. En un avión trajo las armas un piloto que fue Ministro de Educación en la época de Grau, y se llamaba Aureliano Sánchez Arango; había estado en la guerra civil española del lado de la República. Las armas para los nicaragüenses fueron depositadas en manos de Arévalo.

Yo regresaba de un congreso de la Confederación de Trabajadores de América Latina, en Colombia. Regresé en diciembre a Nicaragua y no me dejaron bajar en el aeropuerto. El bandido que estaba de jefe, era un militar de apellido Noguera, que después se hizo esbirro de Somoza Debayle. Mi vida aquí llega hasta Somoza García. Salí definitivamente al exilio en 1949 con Edelberto Torres, escapando de Managua.

Mónica: Nos llamó un oyente para saber si el Coronel Santos López se integró al FSLN. Rosi, vos has explicado claramente que el eslabón vital entre el Ejército Defensor de la Soberanía Nacional de Nicaragua (EDSNN) y el Frente Sandinista, es el Coronel Santos López. Contanos esa parte de la vida del Coronel, y después, de las reflexiones que hacía en la etapa final, y de qué se enfermó.

Rosi: Mirá, Mónica, vos bien dijiste que yo manejé la única oficina que tuvo el Frente Sandinista en el extranjero, en Cuba, en La Habana. La manejé durante ocho años; por lo tanto, trabajé directamente bajo las órdenes del compañero Carlos Fonseca. Además, tenía contactos con todos los miembros de la Dirección Nacional del Frente Sandinista de ese entonces, y tuve el privilegio de conocer, no sólo a esos compañeros, sino también a muchos hermanos que hoy no están con nosotros porque entregaron lo más bello, lo más lindo que tenemos todos, que es nuestra vida. Dieron sus vidas por una causa que consideraron justa, que es justa y seguirá siendo justa. Por lo tanto, tengo conocimiento de algunas cosas de la historia del Frente Sandinista, desde antes que fuera FSLN; de cuando nos fundamos como FLN y de FLN nos convertimos en FSLN.

Hay muchos compañeros que están con el Frente Sandinista desde antes de su fundación, por tanto, somos fundadores del Frente Sandinista, y estamos aquí presentes todavía. Yo estaré con el Frente Sandinista hasta que me llegue la hora de partir. Y si hubiera una reencarnación, volveré a ser Frente Sandinista.

Aquí tenés a alguien que conoce la historia del Frente Sandinista desde sus raíces y conozco sus interioridades. El compañero Santos López está con el Frente Sandinista desde que era FLN y después pasa a ser FSLN, y muere siendo miembro de la Dirección Nacional del Frente Sandinista.

El Coronel Santos López entrenó a la primera guerrilla del Frente Sandinista; por eso es que decimos que él fue el eslabón de Sandino con el FSLN, porque el Coronel participa en la primera guerrilla del Frente, o sea, que el Coronel para nosotros es algo lindo, maravilloso.

El Coronel Santos López, siendo de origen campesino y sin haber ido a ninguna universidad, era de una inteligencia tan grande que te sorprendía. Yo había terminado la Escuela de Bellas Artes, tenía conocimientos, cierta cultura; sin embargo, de nuestro país conocía muy poco. Y fue a través del Coronel que aprendí a conocer a mi país, a amarlo más. Aprendí que la inteligencia no se compra, es innata, viene con la persona y eso él lo tenía. Era una persona muy vital, con una fuerza muy grande y un carisma increíble. Aparte de eso, tenía un don de mando que te llegaba a lo más profundo.

Cuando recibo al Coronel Santos López en mi casa, fue algo muy grande. Lo veía no como a un hombre, sino como algo más, como los católicos que veneran a sus santos, con ese misticismo que teníamos en el Frente. Recuerdo que lo veía con fervor, con mucho amor y misticismo, porque el Coronel se ganaba ese respeto. Cuando él te decía algo, te daba una orden, había que cumplirla, aunque él estuviera en mi casa. Él me decía, hay que hacer esto, y yo lo hacía. Por ejemplo, tenía que trabajar para mantenerme, pero al mismo tiempo era militante y tenía que laborar para el Frente.

Mónica: En sus memorias6 él no señala cuándo nació, pero dice:

Provengo de una familia campesina, mi madre era originaria de Yalagüina, pueblo perteneciente a Las Segovias. Mi padre, segoviano también, no ayudó a mi madre a sostener nuestro humilde hogar, el cual se componía de cinco hijos; tres varones y dos mujeres. Yo era gemelo con una hembra. Como ya he explicado antes, mi padre se desobligó completamente de nosotros, por lo que mi madre tenía que trabajar para buscarnos el sustento. Vendía chicha de maíz y huevos. Como esto no era suficiente, nos mandó a nosotros a trabajar a las fincas vecinas desde la temprana edad de 8 años. Nuestro salario era de veinte centavos de córdoba al día, siendo maltratados corporalmente por los finqueros.

Después, Santos López cuenta cómo conoció a Sandino y aquí hay un matiz diferente, cuando relata la forma como se incorpora a la Columna Segoviana. Dice:

Les pedí un trozo de carne, les pregunté si admitían cipotes, pues me fijé que entre ellos había algunos de mi edad, contaba entonces con 12 años. Fui admitido en la tropa, pasando desde ese mismo momento a formar parte de ella. Todo esto fue a escondidas de mi madre.

El resto de sus memorias se refieren exclusivamente a combates en que él participó con Sandino. Dice además que él nunca aprendió a leer y escribir. Cuenta que le preguntaban cómo era posible que, siendo analfabeta, tuviera ese nivel de desarrollo y de conciencia. Y él contestó: “La austeridad de nuestras vidas llenas de escasez y el martirologio de los campesinos, nos daba más conciencia de la importancia de nuestras vidas”. Eso le dio una gran fuerza a su liderazgo en el interior del ejército de Sandino y después en el Frente Sandinista.

Como vos explicabas, Rosi, él estuvo en la guerrilla de Río Coco y Bocay, fue uno de los Jefes, y fue la columna de él la que sobrevivió debido a sus conocimientos, a su olfato guerrillero y a su tenacidad para salir y sacar vivos a todos sus compañeros.

Entonces, ¿qué pasó cuando él llegó a Cuba? ¿Por qué llegó a Cuba? ¿Estaba enfermo?

Rosi: Él llega a Cuba, no porque estuviera o se sintiera enfermo, sino porque, desde hacía mucho tiempo quería conocer la cuna de la Revolución latinoamericana, a Fidel Castro y a otros líderes, y quería pasear por las calles de La Habana.

Mirá cómo era: Cuando llegó a mi casa en La Habana, por la tarde, el Coronel tenía una libreta y un lápiz; me los pasó y empezó a dictarme órdenes sobre las cosas que él tenía que hacer en el tiempo que estaría en La Habana, y los deberes que yo debía cumplir durante su estadía. Cuando terminó de hablar, habíamos escrito varias hojas en la libreta, y me di cuenta que él realmente traía un plan, que inmediatamente me lo estaba entregando, para que se cumpliera.

Mónica: ¿Te acordás cuáles eran los principales elementos de ese plan?

Rosi: Sí, por ejemplo, me dijo que quería conocer a Fidel y a otros líderes, conocer algunos lugares de Cuba, y que yo tenía que encargarme porque en el tiempo en que él llega, la Revolución Cubana no había reconocido al movimiento sandinista, y había que darle una manutención al Coronel y ocuparse de otras cosas que él estaba planteando. Incluso, preguntaba por algunos nicaragüenses que no eran militantes del Frente, que pensaba podrían estar en Cuba, y quería que yo se lo averiguara para entrevistarse con ellos.

Mónica: ¿Conoció a Fidel y al Che?

Rosi: Sí, el Coronel Santos López tuvo la oportunidad de conocer al compañero Fidel, sobre todo al compañero Guevara, del que era un ferviente admirador. Y te voy a decir una cosa, que hay algo que siempre ha estado en una nebulosa y era el problema de su nacimiento, que no quiero dejarlo pasar, porque es importante: ¿Cómo sacamos la fecha de su nacimiento? No porque existiera un acta de nacimiento, sino que el Coronel empezó a sacar fechas: Yo estuve en tal lugar y era tal año. Entonces el Coronel nace en septiembre, y él decía que no estaba seguro si era 18, 19 ó 20, pero una vez dijo, “creo que fue el día 20, que me dijo mi mamá que yo nací”. O sea, nace el 20 de septiembre de 1914, y muere el 10 de febrero de 1965, con 51 años de edad.

Mónica: Muere muy joven. ¿Y de qué murió?

Rosi: Él no llegó enfermo. Él muere de un cáncer en los pulmones que empezó a manifestarse en noviembre de una forma increíblemente rápida. Un día, el Coronel amaneció un poco ronco, como si estuviese resfriado, entonces le pregunto: –Coronel, ¿se siente mal? Entonces él me dice: –No, no me siento mal, pero si no hay licor en la casa, me comprás una miel de abeja, me conseguís limón y me dejas una botella de ron, que yo con eso me curo y no me tenés que llevar a un médico.

Me fui a mi trabajo y llamé a un médico amigo mío, con el que fuimos a buscarlo por la tarde. Lo llevamos esa noche a que le hicieran unas placas, y al día siguiente sabíamos que el Coronel tenía cáncer. Desde ese momento no hubo ningún descuido, en absoluto, porque fui muy cuidadosa de todo lo que estaba alrededor del Coronel, lo mismo que de su alimentación. Él era muy meticuloso. Le gustaba todo en orden, no le gustaba ponerse un pantalón que tuviera un quiebre, ¡era increíble! Y no me lo vas a creer, pero era así: antes de irme a trabajar, tenía que coger una plancha y pasarle la plancha a las camisas del coronel, porque no sabía cuál se iba a poner o cómo iba combinar, ¡era increíble, Mónica!

Mónica: ¿Eso era una manía de él?

Rosi: Eso era una manía de él.

Oyente: Alfonso Sálomon. Te agradezco, Mónica, pero esta llamada es obligada. Cuando sintonicé, no sabía que la Rosi estaba ahí. Tal vez te vas a extrañar que le diga Rosi, pero es que así la tratábamos siempre. Este un saludo, después de 40 años de no oír su voz. A mí me alegra oír a la pequeñita Rosi, no sé si creció. La Rosi era nuestra querida amiga, y efectivamente, estoy llamando para saludarla con todo cariño y con todo respeto, pero también para algo que no sería justo dejar de aclarar. Cuando ustedes hablan del eslabón Sandino y del Frente Sandinista, me parece que se han comido una página importante: se comieron todo el año 58, y yo creo que la guerrilla sandinista comienza con el General Raudales.

¿Por qué digo esto? Sencillamente el General Raudales era un general del Ejército de Sandino; entonces, si él comienza a luchar, el eslabón comienza ahí, del General Raudales hacia delante.

Eso que dice la Rosi del FSLN es una absoluta verdad, URN (Unión de Revolucionarios Nicaragüenses), FLN y en esto quiero ser claro y concreto, fue Carlos Fonseca el que insistió en insertar la “S”, de Sandino, FSLN. Él insistió que no era FLN, pero eso ya es posterior. Sin embargo, creo Rosita que me llamaste una vez que estaba en un programa con el profesor Edelberto Torres en CMQ Televisión, no sé si vivías en Cárdenas o en Matanzas, pero yo me acuerdo que llamaste solidarizándote con mis puntos de vista.

Yo quisiera decir que en ese eslabón es justo mencionar los nombres de los combatientes, no sólo de 1958, con el General Raudales, que fueron Alejandro Martínez, Harold Martínez, Adolfo Evertz, Aldo Díaz Lacayo, Manuel Baldizón Richardson –que vuelve a la guerrilla en 1959 con El Chaparral–, Manuel Díaz y Sotelo, Fanor Rodríguez, Chester Simpson, Guillermo Mejía, Harold Martínez, y Rafael Somarriba, ¿por qué no mencionarlo? Algunos le querían negar el derecho a Somarriba porque fue oficial de la Guardia Nacional, incluso fue el Jefe de la Operación Chaparral, pero eso no tiene nada que ver, porque él fue de los que combatió cuando el asunto del Presidente Leonardo Argüello, y se tuvo que ir al exilio a El Salvador; después apareció en Cuba.

Quiero mencionar de manera especial, no sé si la Rosi recuerda, a un capitán que murió en El Chaparral y Dios debe tenerlo en su seno, que era de la Columna CiroRedondo, del Comandante Che Guevara. Estoy hablando del Capitán Onelio Hernández, y también de Quiqui Iglesia, que era teniente de esa misma columna.

No podía dejar pasar la oportunidad de mencionar a esta gente, quienes casi todos están muertos, muchos de ellos en combate, en El Chaparral, y tampoco fueron mencionados jamás.

Mónica: Gracias, Alfonso. Es justo lo que él señala. Los combatientes de la guerrilla de Raudales y de El Chaparral, escribieron páginas de la historia que no se han rescatado suficientemente, y son parte de los antecedentes del FSLN. En este programa queremos conocer un poco más de Santos López. Rosi, ¿sabés algo de los hijos del Coronel?

Rosi: Tuve la oportunidad de conocer a dos de sus hijos y me da un poco de nostalgia hablar de eso, porque, como te decía, cuando el Coronel se ponía a recordar todas esas cosas… él era un poco taciturno. El Coronel caía en esos estados cuando se ponía a recordar parte de su juventud, parte de su vida en la lucha; había un momento en que se endurecía su rostro, y en muchas ocasiones, me decía: –Mejor no andemos ahí.

Mónica: ¿Te decía que no continuaran hablando de eso?

Rosi: Sí, que no se continuara hablando de eso. Yo le decía: –Coronel, ¿por qué usted me dice que yo tengo que ver como hermanos a algunos compañeros? Por ejemplo, para él era muy importante esta relación entre todos los militantes del Frente, o sea, compañeros que llegaban y yo sabía que eran militantes del Frente, entonces dejaban de ser x o y persona para convertirse en mi hermano, era un nuevo hermano que entraba a mi vida. Sin embargo, al Coronel nunca lo vi como mi hermano, a pesar que no era tan mayor que yo; siempre lo vi como si fuera un padre, porque estaba acostumbrada al don de mando de mi padre, que fue un poco duro con todos nosotros. Llegué a encontrar similitud entre la forma en que me formó mi padre y la manera como me empezó a tratar el Coronel.

Un día me dice: –Creo que vos crees que sos hija mía, y que yo soy tu padre, ¿verdad? Y le digo: –Coronel, pero es que a usted le falta poco para

coger un cinto y pegarme, y realmente a veces pienso que estoy ante mi papá. Y me dice: –Pues no te equivocaste, porque para mí, es como si fueras una hija más. Y sabés que yo tuve veinticinco hijos, por todos los que me recuerdo y los que me dijeron que eran mis hijos, y vos sos la número 26. Pero ahí vamos a parar. Y me gusta el veintiséis, porque se relaciona con el 26 de julio. Quedamos en que era su hija 26, pero nunca llegué a saber si lo decía por broma o era en serio.

Yo te digo que ese fue el trato que el Coronel tuvo con todos los compañeros; él decía: “Todos son tus hermanos, todos somos hermanos”; pero me hizo un énfasis muy grande sobre dos compañeros del Frente Sandinista, que fueron lugartenientes, como él los llamaba: “Mis lugartenientes Pomares y Chicho”.

Mónica: Germán Pomares y Narciso Zepeda.

Rosi: Los dos no están con nosotros. Además de ser mis hermanos dentro del Frente Sandinista, fueron mis hermanos por partida doble, porque el Coronel me los legó como mis hermanos. Él me decía, “éstos son mis hijos”, y así los vimos hasta que desapareció Chicho y hasta la caída de Pomares. Para mí, Chicho y Pomares fueron mis hermanos que el Coronel Santos López me entregó.

Mónica: Cerremos este programa con Rosi, que nos cuente, ¿cómo muere Santos López?

Rosi: Te decía que el Coronel se enferma súbitamente. En dos días supimos lo que tenía, pero no se lo dijimos; por eso el Coronel nunca habló de lo que tenía, pero sí te digo que, hasta el final, recibí de él esa autoridad y ese don de mando que lo acompañó hasta su muerte.

Estuvo tres meses el Coronel en el Hospital Oncológico de La Habana. Ahí le dieron un cuarto para él sólo, que de todos modos compartió con otros enfermos. En el baño de ese cuarto, con un reverbero de alcohol, le cocinaba la comida al Coronel, porque nunca comió la comida del hospital. Fueron tres meses en los que a mi hijo, que era un niño, tuve que ingresarlo en un círculo infantil, en calidad de interno, porque yo no podía salir del Hospital, ya que el Coronel no permitía a ninguna enfermera, y yo era quien tenía que estar al lado de él cuando le comenzaron a hacer las punciones, que eran muy dolorosas.

En ese tiempo acababa de llegar un tratamiento médico de la Unión Soviética para acelerar la muerte y evitar el dolor. A mí me llamó el doctor Marínelo, quien era el Director del Hospital en ese momento, y me dijo: –Mire, señora López, usted tiene que asumir una gran responsabilidad, usted quiere mucho al Coronel. Entonces mire, hay un tratamiento que se le puede aplicar, que le va a acelerar la muerte. Si él va a vivir seis meses, con este tratamiento va a durar tres meses; pero si se le aplica, no va a tener dolores. Yo creo que sería más viable para él, si no, su muerte va a ser muy dolorosa, porque el cáncer se ha ramificado sobre la columna vertebral y los dolores van a ser increíbles.

Mira, Mónica, para mí ese momento fue muy duro, muy difícil, porque había que asumir una responsabilidad de acelerarle la muerte a alguien que quieres tanto, para evitarle el dolor, y no había en ese momento nadie que pudiera tomar esa responsabilidad, y yo te digo que lo pensé.

Hablé con él de cómo se sentía y sobre lo que creía de la vida. Me dijo que la vida había sido muy dura, pero muy hermosa, y que en definitiva él sabía que no se iba a morir, pues iba a salir de eso con las atenciones que estaba recibiendo. Entonces me sentí peor, él me hablaba de que iba a vivir y salir del Hospital, sabiendo yo que estaba condenado a morir, y a morir con dolores espantosos.

Entonces tomé una determinación que en muchos momentos he llevado sobre mis hombros y sobre mi conciencia, pero creo que fue la mejor decisión que tomé en mi vida; porque realmente, al ser que tú amas, que tú quieres, no deseas verlo sufrir de dolores de cáncer. Yo firmé, Mónica, para que le pusieran el tratamiento al Coronel. Y le pusieron ese tratamiento que le aceleró la muerte, pero le evitó el dolor.

Él estuvo tres meses en el Hospital, y los tres meses estuve con él. Creo que cumplí con mi deber. Y esa entrega que yo hice en ese tiempo, fue como si la estuvieran haciendo muchas mujeres del Frente que nos habríamos turnado para cuidar al Coronel, aunque estuvo la hija del General Sandino, Blanca, quien vivía en Cuba, y dos o tres veces llegó a verlo al Hospital.

Mónica: ¿Él te escogió a vos Rosi?

Rosi: Sálomon decía: “la pequeña Rosi”. De estatura apenas tengo cinco pies y pesaba 105 libras. Cuando salí del Hospital, después que murió el Coronel, yo pesaba 85 libras y tenía una anemia profunda que ameritó transfusiones de sangre, porque casi me acabé junto a él. Porque aquello era terrible, tenía que sentarme de espaldas a él y él ponía sus manos en mi espalda para que le hicieran las punciones. Fueron tres meses en ese Hospital, en el que creo que el Coronel sintió la solidaridad, el amor, el calor y el cariño de todas las mujeres nicaragüenses, de todas las personas que realmente hemos luchado, que nos hemos entregado a una causa justa.

Hay una cosa muy importante: él murió con los grados de Coronel dados por el General Sandino, por el Ejército Defensor de la Soberanía Nacional de Nicaragua, así como con los grados de Comandante que le dio la Revolución Cubana. Creo que se le hizo justicia a un luchador que estuvo al lado del General Sandino, y esto también dignifica a la Revolución Sandinista.

El Coronel muere un día 10. Nosotros lo velamos una noche y cuando íbamos a salir para el entierro, llegó una comisión del Comandante Fidel Castro buscando a la Rosi López para hablar con esta compañera y decirle que lo disculpara, que el Comandante se encontraba de visita en Guantánamo, y que se había enterado esa noche de que el Coronel Santos López había muerto. Por lo tanto –me dijeron, ustedes van a disculparnos, pero van a tener que velar un día más al Coronel, porque el entierro se va a hacer mañana con honores de Comandante muerto en campaña. Y estuvimos otra noche velando al Coronel.

Su entierro fue realmente apoteósico, porque caminamos desde la Funeraria Caballero, que quedaba detrás del Hotel Habana Libre, hasta el Cementerio de Colón. Todo el mundo iba caminando. Marcharon delegaciones del Cuerpo Diplomático y del Ejército de Cuba. Aquello fue un entierro como nos hubiera gustado a los seguidores de Sandino haberlo hecho en Nicaragua. Y también para otros muchos compañeros.

Con esto te digo que le agradezco a la Revolución Cubana que haya dignificado tanto el nombre del Coronel Santos López. Para los compañeros cubanos, para la Revolución Cubana, también mando en este momento un mensaje de amor, de solidaridad, de fe y de esperanza. Esta última nos tiene que mantener a todos, y hacernos tener fe en que las causas justas triunfarán.

27 de noviembre de 1999

NOTAS

1 Aquí hay una confusión en la información porque el Coronel Santos López estaba en Cuba desde poco después del triunfo de la Revolución Cubana. Germán Pomares “El Danto” departió con él en su visita para el aniversario del asalto al Cuartel Moncada en julio de 1961.

2 Se refiere al libro Sandino el libertador.

3 Una escuadra sandinista, de la Unidad de Combate Crescencio Rosales, ajusticia al General Federico Davidson Blanco el 20 de febrero de 1979.

4 Ramón Rostrán Bengoechea funda el Nacional Sindicalismo Nicaragüense, el 8 de mayo de 1934, movimiento que surge del Obrerismo Organizado de Nicaragua que había sido fundado por Sofonías Salvatierra el 15 de marzo de 1923. (Carlos Pérez Bermúdez y Onofre Guevara: El Movimiento Obrero en Nicaragua: pp. 69).

5 En su libro testimonial Voy a dar un pormenor, Bayardo Altamirano relata la huida del General Santos López. Blanca Segovia Sandino también cuenta el escape de Santos López, con la versión de que se subió por una chimenea. Ambos coinciden en que se escapó por el tejado.

6 En el año 1981, la Secretaría Nacional de Propaganda y Educación Política del FSLN publicó las Memorias del Coronel Santos López. El prólogo lo hizo el Comandante Víctor Tirado López. Estas memorias inconclusas fueron tomadas de una cinta magnetofónica que grabó el Coronel en La Habana.

Sandino también fue un libertador

Sandino también fue un libertador

Armando Amador

Armando Amador nace en León, el 24 de mayo de 1922. A los doce años comienza a trabajar en una cervecería de León; a los dieciocho años milita en el Partido de los Trabajadores Nicaragüenses (PTN)1. En 1940 asume la Dirección del Semanario Índice. En 1944 sufre su primer exilio en Costa Rica, regresando al país a comienzos de 1945. Fue el orador principal en el histórico primero de Mayo de ese año2. En febrero de 1946 es electo Secretario General de la Confederación de Trabajadores de Nicaragua (CTN). Sale de nuevo exilado a México, cuando Somoza da el golpe de Estado a Leonardo Argüello, en 1947. Entonces es huésped de Conchita Palacios, quien estudiaba en ese país.

Sufre prisión en 1948 y sale indefinidamente al exilio el 21 de febrero de 1949 junto al profesor Edelberto Torres, la doctora Concepción Palacios y Juan José Meza Amador. Amador asiste al Congreso Continental por la Paz, realizado en México, donde compartió con Pablo Neruda, Juan Marinelo, de Cuba, Vicente Lombardo Toledano, Miguel Otero Silva y cientos de intelectuales y líderes populares de diversos signos. Afirma que, al llegar a Moscú en 1952, se convierte en uno de los primeros nicaragüenses que visita la gran nación de Lenin. Entra en contacto con Carlos Fonseca en los últimos días de abril de 1959 durante una reunión clandestina de un grupo de universitarios guatemaltecos.

Cuando se produce la masacre de El Chaparral, viaja de Venezuela a Honduras y ayuda en el traslado de los heridos de esa gesta patriótica a La Habana, entre ellos a Carlos Fonseca. Conoce al Che Guevara en 1963©. Algunas de sus publicaciones son: Las banderas de Gustavo Machado, El exilio y las banderas de Nicaragua, Sandino y la derrota militar de Estados Unidos en Nicaragua, y Un siglo de lucha de los trabajadores de Nicaragua 1880-1979. El 27 de abril de 1999, el Frente Nacional de los Trabajadores (FNT) le otorga un reconocimiento por haber dedicado su vida a la extraordinaria obra de difundir los derechos sindicales y sociales de los trabajadores del pueblo nicaragüense.

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Era un hombre de baja estatura, siempre enhiesto, nervudo y ágil, de tez bruna y cara angulosa, surcada por hondas hendiduras en su rostro que parecían huellas de los abismos de dolor y de coraje de su alma; sus ojos pequeños, de mirada alerta a la defensa y a la ofensa; su boca, de labios delgados y apretados, denotaba, en su resoluta expresión, el vigor de su carácter. El acento de su voz era claro, de tono varonil, de frases recortadas a lo esencial de su pensamiento.

Isidro Fabela “El Rebelde de América”

El General de Hombres Libres, Augusto C. Sandino, es nuestro más grande Héroe Nacional. Nos sentimos orgullosos del gran luchador anti-imperialista, de ese guerrillero que infringió la primera derrota militar a los marines norteamericanos en los suelos de América Latina, en nuestro pequeño país.

Sandino fue reconocido y admirado desde distintos puntos del planeta, por su ejemplo de coraje y patriotismo, por su genio como conductor político militar de su ejército campesino y, sobre todo, por el carácter anti-imperialista de su lucha. Así lo reconocieron Pablo Neruda, Gabriela Mistral, Julio Antonio Mella, José Carlos Mariátegui, Carlos Quijano, Gustavo Machado, Víctor Raúl Haya de la Torre, Isidro Fabela, César Falcón, Luis Araquistaín, José Vasconcelos, entre otros, de los tantos espíritus talentosos de la época.

Sin embargo, la dimensión de la lucha de Sandino no sería rescatada para los mismos nicaragüenses sino hasta finales de los años cincuenta. La dictadura somocista, que instaló el invasor en Nicaragua después del asesinato de Sandino, no sólo pretendió ocultar su grandeza, sino que realizaron desproporcionados esfuerzos para tergiversar la naturaleza de su lucha, su calidad moral y los objetivos que perseguía. Pero no pudieron evitar que Sandino fuera efigie y bandera que izara masivamente el pueblo de Nicaragua en la lucha triunfante, que culminó aquel 19 de julio de 1979.

En esta conversación, Armando Amador, veterano luchador e investigador incansable de la lucha de Sandino, expuso en vivo a una ávida audiencia los puntos más importantes de la lucha, el pensamiento y los principios que hacen vigente al héroe.

Mónica: Don Armando, comencemos por algo que pareciera no ser tan importante, pero debe quedar establecido de entrada. Es esa confusión histórica con el nombre del General Sandino.

Armando: Él era Augusto C., por Calderón, por Margarita, por su madre. A él no le gustaba que le dijeran César, y él lo dijo al gran escritor mexicano Emigdio Maraboto, autor de Sandino ante el Coloso. Cuando él empieza la entrevista a Sandino, le dijo: –General Augusto César. Lo paró Sandino, y le dijo: –Yo abomino a los césares de la decadencia. Yo soy Augusto C. por mi madre, Calderón Margarita, y Sandino por mi padre, que me reconoce.

Sobre esto voy a contar una anécdota. En el cincuenta aniversario del asesinato de Sandino, en 1984, Edelberto Torres Espinoza participó en una reunión presidida por el Canciller de los años 80, al cual no quiero ni tocarlo, porque sigue siendo una sombra de esas grises de nuestra historia contemporánea. El Canciller empezó por decir “Augusto César”, se puso de pie Edelberto y le dijo: –Un momento, Sandino nunca fue César. Y ahí se dictó un acuerdo firmado que apareció en La Gaceta, de nunca más decir Augusto César. Edelberto es otro sandinista formidable que escribió un libro: Sandino y sus pares.

Mónica: Comencemos entonces por analizar las condiciones, el entorno, las causas del surgimiento de la lucha de Sandino. ¿Cómo es que un hombre obrero, de origen realmente humilde, se enrola y asume ese papel de libertador, en ese momento histórico de la lucha del pueblo nicaragüense?

Armando: “Sandino tiene mucho que hacer por Nicaragua, y como ejemplaridad en la América Latina”, ésta es una frase tomada de Martí cuando llega a Caracas, y se pone a invocar la grandeza de Bolívar.

Sandino fue un libertador. Sandino sintió una sacudida en su conciencia nacional liberadora, cuando en México él trabajaba en las petroleras en Tampico y en Veracruz. Observaba críticamente las actividades sindicales en los centros petroleros. Fue adquiriendo una conciencia social de las luchas políticas y económicas de los trabajadores.

A la vez Sandino es conocido por el hecho –muy poco divulgado y a veces tendenciosamente referido–, que en grupo estudiaba Psicología, Filosofía y Para-sociología, y hay correspondencia de un famoso maestro que indica que Sandino llegó a ser masón, por una búsqueda –diría Darío– de una forma de interpretar su mundo. Pero esto no quiere decir que Sandino sea una exponente de metafísicas extrañas a la conducta de un hombre que llega a asumir una posición revolucionaria y conscientemente anti-imperialista.

El primero de junio de 1926, cuando Sandino regresó de México, fue a León, dispuesto a trasladarse a la mina de San Albino, para organizar, con los ahorros que hizo de su trabajo como obrero petrolero en México, lo que se llamaría la Columna Segoviana. En la mina de San Albino se encontró a figuras extraordinarias como Rufo Marín, Juan Gregorio Colindres, Ramón Raudales, José León Díaz, los Maradiaga, Carlos Salgado y otros, que se integraron a la columna, persuadidos por la elocuencia patriótica de Sandino y porque el país estaba empezando una guerra contra un gobierno, el de Adolfo Díaz, impuesto por los Estados Unidos.

En este esfuerzo extraordinario por captar a los hombres que formaron la ColumnaSegoviana, Sandino también compró armas con sus propios ahorros, y salieron de San Albino rumbo al este, porque su finalidad era llegar hasta la Costa Atlántica, donde estaba el Gobierno provisional de Juan Bautista Sacasa y, por consiguiente, a Bluefields, Puerto Cabezas o Prinzapolka, porque eran los sitios fundamentales.

Mónica: Es bueno recordar que las intervenciones de Estados Unidos en Nicaragua siempre se hicieron en complicidad con alguna de las paralelas políticas en conflicto, eran luchas entre liberales y conservadores. Sandino viene y se incorpora en el bando de los liberales, pero su lucha se vuelve anti-imperialista. ¿Por qué Sandino cambia el carácter de su lucha, de eminentemente liberal a una lucha anti-intervencionista?

Armando: Sandino no era estrictamente un liberal de ideología, sino realmente un constitucionalista, por el error inmenso de haber tumbado un proceso electoral para imponer a Adolfo Díaz3. Sandino explica –y está reflejado en el libro de Emigdio Maraboto ya mencionado– “que los acontecimientos le han ido dando la actitud a tomar”. Es Sandino quien interpreta que la propia historia es dinámica. Podría haber partido desde el principio de defender un proceso constitucionalista, pero ya llevaba en el fondo la inspiración de algo superior. Cuando llega a la Costa Atlántica, Sandino ya libró su primer combate en el recorrido de San Albino a El Jícaro, en Nueva Segovia, donde sorprendió a las tropas de un cuartel del ejército del gobierno, le tomó armas, equipó mejor a su gente y siguió su camino. Cuando pasó por Estelí, va evadiendo combates con las trampas que le iban poniendo los conservadores.

Pero hay otra circunstancia que determina la conducta de Sandino. Desde muchacho vio el cuerpo destrozado de Benjamín Zeledón, cuando lo llevaban por Catarina. Iban los borrachos conservadores vende patria, como él tantas veces les llamó, celebrando la forma en que habían asesinado a Zeledón, y esa es la reflexión más profunda que Sandino usa para explicar por qué vio la lucha desde una perspectiva distinta.

Sandino observa en México la transformación revolucionaria que está sufriendo ese país, el agrarismo de Zapata, que entonces sigue vigente en México, como en muchos movimientos populares hoy. Sandino está ligado también al movimiento obrero. Va a la Casa del Obrero Mundial en México, vive a fondo esa situación, e incluso, cuando vino a Niquinohomo, habló de la Casa del Obrero como iniciativa democrática donde los trabajadores pudieran tener un espacio, un centro.

Mónica: Carlos Fonseca explica que cuando Sandino llegó a Puerto Cabezas, los liberales no le quisieron dar armas, porque ya le miraban un planteamiento que iba más allá de la lucha contra los conservadores, que nos les inspiraba confianza, y que las armas que consiguió fueron unas que sacó del mar, por informaciones que le dieron unas prostitutas de Puerto Cabezas.

Armando: Extrajeron de Puerto Cabezas unas armas que habían sido de la armada norteamericana, y que habían tirado al mar después que se declaró zona neutral toda la región de Puerto Cabezas, Bluefields y Prinzapolka, donde se suponía que estaban las fuerzas militares de los constitucionalistas.

Y a propósito de este periodo de la Guerra Constitucionalista en la Costa Atlántica, quiero recordar a alguien que está olvidado, de los grandes que acompañaron a Sandino. Cuando Sandino fue a Puerto Cabezas, conoció a un general extraordinario llamado Adán Gómez. La historia escrita por los liberales dice que Beltrán Sandoval se tomó los cuarteles en Bluefields y Puerto Cabezas, en la lucha contra la ocupación yanqui y el gobierno de Adolfo Díaz. En realidad, el que se tomó los cuarteles fue Adán Gómez, quien tenía una larga trayectoria de lucha en las bananeras, en la famosa Huelga de las Bananeras, de Río Grande de Matagalpa, donde hubo una masacre. Él era un luchador incansable, aunque no sabía leer.

La batalla de Laguna de Perlas se la asignó Moncada a Sandoval, cuando en realidad la libró este general analfabeta Adán Gómez. Lo dice Sandino, y está recogido en el libro Maldito País, basado en las entrevistas de José Román a Sandino.

Ahí hay unas entrevistas en las que Sandino, cuando habla de Adán Gómez, dice: “Él ganó la batalla de Laguna de Perlas”. Y ¿qué ocurre? Moncada se la atribuyó. Pero el Coronel Rivera Delgadillo, conservador, que fue el derrotado en esa batalla, ha venido a decir que no fue Moncada, sino Adán Gómez. Sandino se gana al General Adán Gómez, y luego se lo trae con él, cuando dejan Puerto Cabezas, después que Moncada no le dio ni un rifle, y Sandino tuvo que echarse con unas mariposas de la noche, a sacar armas que estaban en el fondo de la bahía. Adán Gómez acompañó a Sandino en muchas batallas.

Sandino regresó por la selva del Atlántico usando pipantes y la capacidad de orientación geográfica de la gente de la región, para establecerse en las alturas heladas de Yucapuca, y ahí puso a trabajar a la Columna Segoviana, tomó Jinotega y se estableció entre ésta y Yucapuca.

Cuando Sandino regresó de Puerto Cabezas e hizo el recuento de sus fuerzas, tenía 800 hombres de caballería y unos mil hombres de infantería. La Columna Segoviana comenzó a dar batallas extraordinarias, con un espíritu que llamó la atención del mundo. Hay congresos de intelectuales del mundo que reconocen la grandeza de Sandino, como la del sabio físico alemán Albert Einstein, quien escribió un mensaje sobre el significado de la lucha de Sandino frente a la ocupación militar norteamericana, y periódicos famosos, como The Word, en Nueva York, New Stard, de Londres, y Le Monde, de París, comenzaron a destacar mensajes sobre la extraordinaria lucha de Sandino, como el de Henri Barbusse, que fue divulgado por revistas que tanto ayudaron a Sandino, como Repertorio Americano, de Costa Rica, dirigida por el maestro Joaquín García Monge, y la Revista Amauta, por Mariátegui, en Perú.

Ese mensaje fue traducido del francés por Gustavo Machado, quien personalmente le entregó a Sandino el texto en francés y en español cuando él vino aquí en el año 1928. En esa ocasión venía, nada menos que con un gigante, Carlos Aponte Hernández, un combatiente que Sandino admiraba. Cuando vio que con certera puntería bajaba americanos, Sandino lo nombró Coronel en un sólo acuerdo, cosa que no hizo con nadie. Te quiero decir con esto que la colaboración internacional fue efectiva y vinieron otros, vinieron de Colombia, vinieron de México.

Mónica: Es importante que explique a nuestros oyentes ¿por qué Sandino se rebela, por qué se produce esa decisión? ¿Qué significa el Pacto del Espino Negro?

Armando: Los días cuatro, ocho y doce de mayo de 1927, fueron impuestos los Pactos del Espino Negro, por el famoso Henry Stimson, a los liberales más que a los conservadores, que ya eran unos colonialistas descarados.

Moncada es la figura decisiva, porque Juan Bautista Sacasa era una de segunda mano. Moncada aceptó todo: la ocupación militar, unas elecciones súper vigiladas, cosas que creaban una situación de coloniaje. Aunque ya estábamos intervenidos desde 1909, con la imposición de los pactos Dawson, la caída de Zelaya, la ocupación con Adolfo Díaz y toda esta secuela de cosas monstruosas, como la de 1912 contra la resistencia patriótica de Zeledón en El Coyotepe, el Pacto del Espino Negro significa un viraje completo en la historia.

A partir de ese momento, Sandino rechazó los pactos. Es el único de los Jefes de Columna que se rebela y se retira. Y desde luego, Moncada lo conmina para que entregue las armas. Sandino lo reta a que vaya a quitárselas. Moncada no lo hizo, porque era un cobarde.

Mónica: Es cuando surge la famosa frase de Moncada: “Todos mis hombres se han rendido, todos menos uno”. Era Sandino.

Armando: Consulta a su gente de la columna, les pregunta quiénes van a continuar. No es que autoritariamente impone que lo sigan, sino que consulta, y fueron pocos los que se quedaron. Las tropas de ocupación norteamericana controlaban todos los puertos del Pacífico y del Atlántico. Nicaragua estaba realmente invadida. Por eso Sandino hablaba de los invasores. Además, a partir de los pactos inician la creación de una guardia que después sustituiría al ejército de ocupación, y fue Carlos Cuadra Pasos, el más canalla que ha tenido la historia de este país, con el Gobierno de Adolfo Díaz, el que abre los convenios de paz, del pacto con la Guardia Nacional.

Mientras tanto, Sandino recibe la admiración del mundo, porque en Buenos Aires, en el Diario La Nación y La Prensa, los grandes pensadores de esa época, Alfredo Palacio, Manuel Ugarte y un ecuatoriano eminente que yo tuve la suerte de conocer, el doctor José María Velasco Ibarra, quien después sería Presidente de Ecuador, eran los que manifestaban y escribían condenando la infamia de la ocupación militar de Nicaragua.

Y una escritora eminente, como fue Gabriela Mistral, en un libro que se acababa de imprimir en Chile, llamado Recados para América, incluye a El Pequeño Ejército Loco, expresando su admiración profunda, y pidiendo que de América Latina fueran a ayudar a Sandino.

Las arengas de Gabriela Mistral fueron extraordinarias y a la vez surgieron dos enormes figuras: el cubano Julio Antonio Mella, considerado entre los grandes personajes de la historia contemporánea de Cuba, y Gustavo Machado. Ambos definieron la necesidad de crear un movimiento que ayudara a Sandino, como se creó en México, Manos fuera de Nicaragua. Alrededor de ese movimiento había personajes como David Alfaro Siqueiros, Diego Rivera, eminentes representantes de la inteligencia mexicana. Trajeron de México a gente como Carlos Aponte Hernández, quien vino con Gustavo Machado, Farabundo Martí y Rubén Ardila, de Colombia, quien fue secretario de Sandino.

Mónica: Es bueno reflexionar para aprender. ¿Qué les habrá dicho Sandino a sus soldados para convencerlos?, sabiendo las dimensiones de la lucha que le tocaría librar a partir de ese momento. Una lucha diferente, porque las luchas fueron siempre de los conservadores contra los liberales; la gente tenía metido eso en la conciencia, pero de pronto sale uno y dice: –No, la lucha es contra la intervención, es por la defensa del decoro nacional, por la soberanía. Sandino debe haber tenido una gran capacidad de persuasión para convencer a su pequeño “ejército loco” o “ejército de descalzos”, en una situación de desventaja estratégica, porque ahora se trataba nada menos que de combatir contra el Ejército de los Estados Unidos.

Pero también es importante en qué escenario Sandino comienza a plantear la lucha, en el norte del país, en Las Segovias, que tiene una tradición de rebeldía. Acordémonos de algunas rebeliones indígenas ya desde finales del siglo pasado; hay una situación de explotación latifundista muy marcada; y un desarrollo capitalista por la producción cafetalera. Entonces el campesinado, productor del norte del país, está en una situación de irritación y protesta frente a la explotación que está viviendo. Ese es un elemento muy importante, pero también en ese momento, en Nicaragua se había acumulado un sentimiento anti-norteamericano, anti-yanqui.

Creo que Sandino no lucha nada más por enfrentarse a los yanquis, sino que le da un contenido revolucionario a su lucha, por su carácter anti-imperialista, pero también por su carácter popular, porque recoge el drama de los explotados, de los campesinos sin tierras, él habla hasta de las cooperativas y todo eso se articula a lo que viene a ser el proyecto de Sandino.

Armando: Lo relato en mi libro Un siglo de Lucha. Previamente se dieron grandes despojos de tierras a las comunidades indígenas de Matagalpa y de los campesinos, para entregarlas a la producción cafetalera, a un núcleo monopolista de alemanes y de los Cuadra, de los Benard, que era el Ministro de Hacienda, quien se aprovechó de ese despojo.

También hubo otro despojo bárbaro que hizo en 1880 el gobierno de Joaquín Zavala por medio del Ministro de Hacienda, Emilio Benard, lo que produjo ocho meses de guerra sangrienta en Matagalpa, aunque hayan querido disfrazar o tapar lo que en realidad estaba sucediendo. Incluso un tal Vicente Navas, de la oligarquía conservadora de León, tuvo la osadía de decir que eran los jesuitas los que estaban inspirando esa rebelión, relegándolos a Somoto y a Ocotal, hasta que los expulsaron del país. Había una pelea de fondo por los sistemas de enseñanza en León y Granada, por eso acusaron a los jesuitas de ser los inspiradores de la rebeldía indígena matagalpina.

Emilio Benard también estimuló el despojo de tierras en Sutiava –que todavía se siguen peleando–, Telica, Chichigalpa y Chinandega. Todas esas tierras fueron tomadas a sangre y fuego, para dárselas al núcleo que entonces era compuesto principalmente por la familia Benard. Después vinieron los hijos de Benard, unos Vasalli y unos Palazio, que eran agentes aduaneros, que eran corsos de Francia e Italia.

Mónica: Es importante que nos relate cómo después de que sólo se quedan unos pocos con él a continuar la lucha, llega a tener un ejército campesino, con su cuerpo de generales. ¿Cómo logra acumular victorias militares y cómo vence militarmente a los gringos?

Armando: Increíblemente, aquel movimiento de la Columna Segoviana se convierte, a partir de los Pactos del Espino Negro, en el Ejército Defensor de la Soberanía Nacional. Debe tomarse en cuenta que Sandino entendió la naturaleza del cambio que le están planteando los norteamericanos. El país fue ocupado militarmente en el Pacífico y en el Atlántico, por lo que todas las costas estaban muy vigiladas, desde San Juan del Sur hasta Corinto. Para cualquiera, esa grandeza militar de los Estados Unidos podía paralizar cualquier esfuerzo humano, más aún en Nicaragua. Se podía pensar que esta rebeldía ocurriera en un país con una tradición, como la de Bolívar, por ejemplo, pero no, se dio en Nicaragua.

Mónica: Estamos claros que Sandino no hizo guerra de posiciones sino guerra de movimientos, volviéndose un maestro de la emboscada, ¿cuáles son las principales batallas?

Armando: Cambió su táctica en Ocotal, donde cayó Rufo Marín, uno de los hombres que él más quiso. Rufo Marín se enfrentó abiertamente, a campo raso, con el cuartel militar norteamericano y lo acribillaron. Es el único caso en que Sandino llora, cuando asesinan a Rufo Marín en Ocotal. Además, los gringos bombardearon y quemaron Ocotal.

Ahí es donde Sandino cambia y forma un ejército guerrillero. Deja de ser el ejército que se abría campo a como fuera, enfrentándose abiertamente. En el libro de Román, Maldito País, hay testimonios en los que Sandino explica por qué se tenía que hacer una lucha guerrillera. Ese golpe de Ocotal sirvió de punto de separación en la historia de las formas de lucha anti-imperialista. Y lo dice el Coronel Santos López en sus Memorias Inconclusas. Pero en parte de ese material, Santos López dice admirablemente cómo se organizaban los destacamentos guerrilleros, cómo se emboscaba y todo.

Mónica: Quiero insistir en que diga cuáles fueron las principales batallas que permitieron el triunfo militar de Sandino sobre los yanquis. ¿Cómo es que se van los yanquis de aquí? Porque ahora andan diciendo que Sandino pactó. Quisiera aclarar eso, porque también la historia tergiversada es un instrumento de dominación de los poderosos.

Armando: Los grandes combates de Sandino en la selva, en los bosques, en la montaña, los ríos, las grandes batallas, se dieron en El Chipote, en Saraguasca, en Las Cruces, donde Sandino cayó herido gravemente, y fue auxiliado por ese gigante llamado Francisco Estrada y la enfermera salvadoreña Teresa Villatoro, quien lo cuidó de esas heridas. También hubo grandes batallas en El Bramadero, El Embarcadero, en Iliguás, en el Río Coco, en distintos lugares como Acoyapa y en puerto Waspuk, sobre el río del mismo nombre.

En todas esas batallas, el propio Sandino, Francisco Estrada, Juan Gregorio Colindres y Raudales, estaban al frente. En todos estos lugares Sandino fue capturando armas, le fue quitando elementos de guerra al enemigo y reforzando sus fuerzas. Por eso los gringos llegaron a tenerles temor a los combatientes sandinistas. Una de las figuras extraordinarias de la lucha de Sandino fue Miguel Ángel Ortez, un muchacho de un gran talento, el primer estudiante de medicina de la época, enviado por los compañeros médicos Escolástico Lara y Arturo Vega. Ellos mandaban medicinas y a la vez mandaban jóvenes a integrarse a la lucha.

Manolo Cuadra, en su libro Con Sandino en la Montaña, en un bello poema, dice: “Se orinaban de miedo los gringos, con sólo oír el nombre de Miguel Ángel Ortez”.

Miguel Ángel Ortez

Murió en Palacagüina peleando mano a mano

Bajó desde las nubes más de algún aeroplano

Y tuvo en la cruzada homéricos arranques

Usaba desde niño pantalones de hombre

Y aún hecho ya polvo al recordar su nombre

Se meaban de pánico los yanquis.

Mónica: Sandino usaba la táctica de la guerra de guerrillas, con el amplio respaldo del campesinado o sea, no era foquismo, no eran grupos guerrilleros aislados del pueblo, sino que contaban con base campesina. No daban un frente claro, usaban la emboscada, el factor sorpresa, el dominio del terreno, mientras que los yanquis estaban en un territorio que no conocían, y además librando una lucha injusta. Tal vez es importante resaltar que Sandino también combinó la lucha militar con la lucha política, y que eso favoreció su victoria.

Armando: El llamamiento de Sandino a los países de América Latina, fue a propósito de los grandes sucesos nacionales e internacionales. En Nicaragua es conocida la correspondencia de Sandino con Bertha Munguía, del grupo solidario del Movimiento Obrero, en León. El 27 de octubre de 1927, le dice a Munguía en una carta, que hace suyo su planteamiento de que la redención de los obreros y artesanos de Nicaragua es su principio básico.

Cuando se realiza el Congreso Sindical Latinoamericano, en México, en 1929, él estaba ahí, y los dirigentes lo invitan a ir al año siguiente a Montevideo, pero su compromiso era, después de México venir a Nicaragua, a consolidar la lucha.

Entonces hizo su mensaje “A los obreros de la ciudad y del campo”, y lo envía el 26 de febrero del año 1930 al Congreso Sindical Latinoamericano, realizado en Montevideo, en el que dice: “Ante la estampida de renegados y traidores, por el carácter que toma la lucha, solo los obreros y los campesinos irán hasta el fin”. Expresaba conciencia de que se debía apoyar también la lucha de los trabajadores. En 1932, en la víspera de las elecciones para Presidente en las que Moncada le cedería el mando a Sacasa, Sandino le pide al dirigente y fundador del PTN, Manuel Vivas Garay, que “prepare la huelga electoral, para contrarrestar los efectos negativos de la lucha electoral entre las masas”.

Mónica: Sandino mantiene relación con los grupos políticos que actúan en la ciudad bajo formas organizativas sindicales o comités de solidaridad, él no sólo anda volando balas, sino que está con el frente internacional, con el frente interno, con la lucha política. Vamos a permitir la llamada de un oyente. Adelante.

Oyente: Habla Edda López, tengo 70 años y estoy muy emocionada, porque mi abuela Raquel Quezada, mi tía Leonor y mi tío Santiago Dietrich, estuvieron luchando en El Chipote con el General Sandino, pero nunca oí que los mentaran, mucho menos a Santiago, que siendo un chavalo de 14 años, ya estaba en el mineral con Sandino.

El propio General Sandino llegó y le dijo a mi abuela: –Raquel, monós porque te van a matar. Él comía en una fonda que ella tenía en Ocotal. Entonces él se la llevó y anduvieron hasta cuando la traición que le hicieron. Ellos cogieron para Honduras. Pero nunca mentaron a mi abuela, ni a mi tía, ni a mi tío Santiago, quien falleció en Honduras después de la muerte de Sandino. Hasta una carta traía para mi abuela el General Sandino y él le dijo: –Si algo pasa, que tengo un mal presentimiento, ustedes salen para Honduras. Cuando mientan a este señor que fue grande, a Rufo Marín, recuerdo que él era íntimo con mi tío. Jamás había oído mentarlo y tenía esa angustia. Muchas gracias Comandante, si alguna vez me encuentra, será una satisfacción para mí.

Armando: Quiero que la compañera sepa que Santiago Dietrich fue parte de los sobrevivientes. Estuvo en Guatemala unido a Juan Gregorio Colindres, Ramón Raudales y el Coronel Santos López. Santiago Dietrich participó en el último esfuerzo con armas que teníamos en Guatemala, cuando el doctor Juan José Arévalo era Presidente. Él consideraba que teníamos que hacer una lucha de los trabajadores en las ciudades, y de los sandinistas en el campo, y Dietrich estuvo de acuerdo.

El general Juan Gregorio Colindres me designó para trasladarme clandestinamente con Dietrich desde Guatemala, por El Salvador, hasta Honduras, donde nos despedimos en Choluteca. Él siguió para Danlí, y yo para Managua, pero por la ruta del famoso camino real de Choluteca hasta Chinandega, por consiguiente, Dietrich estuvo unido hasta en los últimos tiempos en la lucha para restablecer la campaña libertadora de Sandino.

Mónica: Vamos a escuchar la llamada de otro oyente. Adelante compañero.

Oyente: Mi nombre es Chéster Flores y me gustaría escuchar sobre el pensamiento político de Sandino, sobre la necesidad de rescatar la memoria de lo que fue en particular su honradez.

Armando: No hay un trabajo completo del pensamiento de Sandino, está en todos esos mensajes a los congresos internacionales, en los mensajes que envió a las diferentes organizaciones y en los escritos de Sandino a los jefes de la armada norteamericana, cuando le exigían que entregara las armas.

Hay que hacer un trabajo investigativo riguroso, más completo, que no deje por fuera obras como las que he mencionado y la correspondencia que mantuvo con gente valiosa de América. Por eso decía que Sandino tiene mucho que hacer por Nicaragua, y eso también es parte del compromiso de los jóvenes historiadores de ahora.

Debo insistir en la necesidad de reedición de obras sobre Sandino como Sandino, General de Hombres Libres, de Gregorio Selser; también la de Emigdio Maraboto; Sandino en Nicaragua, del maestro Baldomero Cano, publicado en 1928. Y muchas más, algunas de las cuales están en el extranjero.

Mónica: Hablemos sobre la salida de los marines, la victoria de Sandino cuando logra acabar con la ocupación militar directa.

Armando: Sandino creyó que la obra más importante estaba conseguida, que era la salida de Nicaragua del ejército norteamericano y; aunque él tenía conciencia de que había peligros muy serios, por su valentía, comprobada en tantas batallas y en tantos actos de su vida, aceptó los convenios porque, precisamente, consideró que su obra mayor estaba lograda. Eso es parte de unos convenios de paz, no pactos, como el del Espino Negro, y otros que se suelen inventar en nuestros tiempos.

Hay estudios fundamentales. Yo recomendaría, en primer, lugar el trabajo titulado Sandino General de Hombres Libres, de Gregorio Selser, es el más completo, porque parte de los orígenes de la intervención norteamericana en Nicaragua. Hay que darle más énfasis al objetivo de Sandino, su más grande logro, como es la derrota militar de los Estados Unidos en Nicaragua. Mi libro, Sandino y la derrota militar, es un aporte en esta dirección.

Es necesario insistir en la reedición de obras que señalan a Sandino como algo más que un luchador nicaragüense, como Sandino ante el coloso, de Emigdio Maraboto; la obra del maestro Baldomero Sanín Cano, Sandino en Nicaragua, publicada en 1928. Hay obras básicas para conocer a Sandino que están en el extranjero y que valdría la pena reunirlas y hacer una biblioteca, incluyendo textos británicos, muy valiosos para quien quiera investigar la grandeza de Sandino, la vigencia de Sandino, sobre todo en estos tiempos.

Mónica: Debería existir una Fundación específicamente dedicada a conseguir recursos para la investigación y la reproducción de obras sobre Sandino y el debate de las ideas. Yo decía hace una semana en la Asamblea Sandinista que aquí, a veces, parece que el sandinismo ha abrazado la idea de Fukuyama del fin de la historia o el fin de las ideologías. A mí me parece que la universidad debería dedicar un espacio específico a la investigación y publicación de las ideas Sandino y de su pensamiento crítico.

Vamos a cerrar con don Armando, un gran estudioso de Sandino, pero quiero decirles a nuestros oyentes que nuestro propósito, con este tipo de programas, es darle contenido a nuestra lucha y acción de hoy. Cuando gritamos “Sandino vive, la lucha sigue”, es porque el sueño de Sandino aún no se realiza.

El imperialismo existe bajo otras formas, pero existe también bajo la forma de intervención militar, como lo vemos en Kosovo, o a través del mantenimiento de las bases militares, como la de Manta en Ecuador. No dudamos que si la Revolución democrática de Venezuela se profundiza, también los veremos actuar ahí, como siguen haciéndolo contra Cuba, cercándola por medio del bloqueo económico.

El imperialismo existe también bajo la forma del neoliberalismo. El neoliberalismo es el imperialismo del capital, principalmente del capital financiero. Y mientras exista imperialismo, el anti-imperialismo sigue vigente. Sigue vigente la necesidad de construir un proyecto alternativo, un proyecto popular. Hay que luchar contra esa explotación que es el sistema capitalista. Sandino luchó contra ese sistema y propuso una alternativa.

Es vigente también la ética de Sandino y su moral de luchar para los demás, y no para sí mismo. Nuestro programa no es inductivista, es para llamar a la reflexión; es decir, analicemos lo que está pasando hoy a la luz del ejemplo de Sandino, y nos vamos a dar cuenta que no todo lo estamos haciendo bien, en particular, los altos dirigentes sandinistas.

Armando: La vida de Sandino, la acción nacional liberadora de Sandino, el pensamiento de Sandino, el desprendimiento de Sandino, no querer poseer algo que no fuera legítimo para la lucha, como lo hizo Sandino, todo eso sirve como ejemplo para la juventud de hoy, para la gente que quiera ir al próximo siglo o al próximo milenio con una verdadera riqueza espiritual.

5 de junio de 1999

NOTAS

1 Partido fundado en 1931.

2 Se dice que fue la más grande movilización conseguida hasta hoy en un Primero de mayo, pues movilizó a cuarenta mil obreros de todo el país.

3 El 25 de octubre de 1925, Emiliano Chamorro da un golpe militar, “El Lomazo”, a la recién elegida fórmula presidencial resultante de una coalición conocida como “Transacción”, en la que el liberal Juan Bautista Sacasa fue el Vicepresidente.

Emiliano entrega el gobierno a Adolfo Díaz, pero Sacasa reclama el poder usando la Constitución, por eso se auto llaman Constitucionalistas, y se proclama Presidente Constitucional de Nicaragua el 2 de diciembre de 1926, en Puerto Cabezas. Estados Unidos reconoce a Adolfo Díaz.

COMENTARIOS

© Armando Amador hijo: En realidad, mi papá conoce al Che en 1953, en Guatemala, como refiere en el relato contenido en el libro “El exilio y las banderas de Nicaragua”.

Trinidad Tijerino recuerda la historia de los desaparecidos Partido de Izquierda En Nicaragua

Trinidad Tijerino recuerda la historia de los desaparecidos Partido de Izquierda
En Nicaragua
Por Raúl Arévalo Alemán

Muchos políticos que vienen al país preguntan sobre el rol de los partidos de izquierda en Nicaragua, Centroamérica. Motivados por esa inquietud el Diario LA JORNADA en el sitio de internet www.lajornadanet.com indagó al conocido político de izquierda y ahora militante olvidado que reside en el mercado oriental de Managua en el distrito del FSLN , Trinidad Tijerino, quien nos contó anécdotas de la vida política de los ahora desaparecidos partidos de izquierda .

Tijerino dice que los partidos de izquierda se reactivaron en la década de los 60 cuando el 1 de enero de 1959 se produjo el triunfo de la Revolución cubana encabezada por Fidel Castro Ruz, el guerillero cubano- argentino, Ernesto “Ché” Guevara, y, el actual presidente, Raúl Castro Ruz.

Trinidad Tijerino nombró como partido de izquierda desde el año 1944 , en sus inicios, al desaparecido Partido Socialista Nicaragüense, PSN, que era dirigido inicialmente por Juan y Augusto Lorìo, Manuel Pérez Estrada, y posteriormente por Domingo Sánchez Salgado, Luis Sánchez Sancho, Onofre Guevara López, Pedro Turcios Ramírez, Domingo Vargas Morales , Carlos Salgado Membreño y otros conocidos dirigente sindicales ahora desparecidos y otros alejados de las ideas marxistas-leninistas.

Narró Tijerino que en la década de los 60 surgieron partidos de izquierda y agrupaciones juveniles como La Juventud Patriótica Nicaragüense, JPN, dirigida por Roberto Arévalo Alemán, Guillermo y Félix Baltodano Serrano, el periodista Eligio Alvarez Montalván, Salvador y César Pérez Arévalo, Marcos Altamirano. La JPN en sus manifestaciones utilizaba el símbolo de la bandera roja y negra de Sandino que posteriormente fue usada por el FSLN. Carlos Fonseca Amador, fundador del FSLN, se ligó intensamente al naciente movimiento juvenil del cual muchos se integraron a la guerrilla y otros se fueron a los partidos tradicionales liberales y conservadores.

Tijerino dijo que posteriormente surgieron en los años 1963 y 1967, los partidos Movilización Republicana, MR, una agrupación de varios profesionales e intelectuales, pequeños propietarios y burguesía opositora que dirigían el Abogado Alvaro Ramírez González, el psiquiatra Mario Florez Ortíz , el Ingeniero Agrónomo Salvador Pérez Arévalo y dirigentes estudiantiles como Roberto Amaya Ruíz y Guillermo Vallecillo , padre. El MR realizaba labores en los barrios de Managua y era impulsado por el finado Tomás Borge Martinez ,los hermanos Inocente y José Benito Escobar Pérez, en la década de los 60 en la colonia 14 de septiembre y Nicarao. Estaba también la esposa de Inocente , Irene Escobar.

En esa época surgió el Partido de Acción Revolucionaria, PAR, que dirigía el médico Alejandro Pérez Arévalo que tuvo poca incidencia en la vida política del país. Ya en esos momentos surgió el FSLN fundado en el mes de julio de 1961 siempre bajo la influencia de la Revolución cubana como parámetro dijo el dirigente obrero Trinidad Tijerino al diario LA JORNADA en el sitio de internet www.lajornadanet.com

Tijerino dijo que en el año 1970 después de la escisión del Partido Soclalista Nicaragüense , PSN, surgió el Partido Comunista de Nicaragua, PCN, dirigido por Elí Altamirano Pérez y Ariel Bravo Lorio, Manuel Pérez Estrada, agrupación que desapareció de la vida política del país después del año 1996, al llegar al poder el Partido Liberal Constitucionalista , PLC de Arnoldo Alemán Lacayo.

Hoy en el año 2013 no existen partidos de izquierda en Nicaragua identificados con la ideología Marxista-Leninista . Esa situación se ha hecho más patente con la desaparición de la ex-Unión Soviética y del bloque socialista mundial en la década de los 90, dijo Tijerino.

Octubre de 1944 en la historia de Chalchuapa

Octubre de 1944 en la historia de Chalchuapa ( I )

Publicado en 2011/10/10

Dagoberto Gutierrez.10 de Octubre. Tomado de Diario Co Latino.

Los acontecimientos que cubren el año de 1944 encontraron a Chalchuapa como una ciudad apacible, pequeña, poblada rodeada de cafetales frondosos, ríos y arroyuelos rumorosos y cultivos agrícola. Sus calles empedradas le daban resonancia a los cascos de los caballos y a las roldanas de las ruedas de las carretas, esa quietud pueblerina reunía a una juventud muy interesada en su país y en la lucha política, esta es una característica de la sociedad chalchuapaneca y la producción de pensamiento que a su vez produce una conducta política es parte de la vida de la sociedad.

El año 44 es el escenario de la lucha decisiva contra el dictador Maximiliano Hernández Martínez que se enfrentó en abril a un levantamiento de militares patriotas, a quienes derrotó y mató, en mayo una huelga general de brazos caídos termina con su gobierno y el nueve de ese mes entrega el gobierno a su ministro de defensa el General Andrés Ignacio Menéndez.

Menéndez convoca a elecciones para elegir al presidente de el gobierno que se establecería el 1 de marzo de 1945, en esta campaña electoral participan personajes como Napoleón Viera Altamirano, José Cipriano Castro, El General Antonio Claramount Lucero, el General Chalchuapaneco Salvador Castaneda Castro, el tipógrafo Rolando Duarte y el médico Arturo Romero. El doctor Romero capturó la imaginación y el apoyo mayoritario del pueblo y su partido, el partido Unión Demócrata con los colores rojo y blanco era, el seguro ganador de esas elecciones.

En Chalchuapa el romerísmo era abundantemente fuerte y los jóvenes, muchachos y muchachas construyeron una organización popular que aseguraba la victoria electoral.

El proceso político democratizador es, sin embargo, cortado brutalmente como tanta veces ocurrirá en nuestra historia y en octubre del 44, el Coronel Osmín Aguirre Salina Director General de la Policía Nacional, da un Golpe de Estado y proscribe, justamente al partido Unión Demócrata del Dr. Arturo Romero desatando la represión contra los romeristas y militares sobrevivientes del 2 de abril.

Los chalchuapanecos, organizados políticamente como estaban deciden resistir y salen al exilio a Guatemala como miles y miles de Salvadoreños, al fin y al cabo la frontera Guatemalteca, por la vía de Jerez no está demasiado lejos de Chalchuapa. Hay que saber que en Guatemala se había establecido un gobierno integrado por los Coroneles Francisco Javier arana, Jacobo Arbenz y el Dr. Jorge Toriello, este gobierno decidió apoyar la lucha de los salvadoreños pues en Guatemala también se había derrotado a la larga dictadura del General Jorge Ubico.

La resistencia salvadoreña formó un gobierno en el exilio y nombra presidente provisional al Dr. Miguel Tomás Molina, en el Salvador todos los candidatos presidenciales renuncian a sus aspiraciones, en un acto de dignidad patriótica excepto el General Salvador Castaneda Castro que sigue de candidato. La resistencia decide enfrentarse militarmente a la dictadura de Osmín Aguirre.

La juventud Chalchuapaneca participó activamente en la organización, preparación, equipamiento y entrenamiento para la heroica invasión, en ese momento los líderes romeristas mas conocidos de Chalchuapa eran la profesora Mercedes Avilés Colón, Arturo Morales German, Alberto Lara Medina, Mercedes Masferrer de Epperson y los Doctores Carlos Ganuza Morán, Humberto González, Juan José Pinzón Cea, Jesús Góchez Castro y Moisés Castro y Morales.

El 12 de diciembre de ese año la fuerza patriótica invasora ataca Ahuachapán, se toma la comandancia local, la Policía Nacional, el Hospital y el Correo; pero esta tropa carecía del entrenamiento militar adecuado y ante la contra ofensiva del Ejercito Gubernamental con participación de aviones de la Fuerza Aérea de Honduras, en apoyo de Osmín Aguirre, la fuerza patriótica se repliega desordenadamente hacia la frontera de Guatemala. En el otro punto de invasión, San Antonio Pajonal del Departamento de Santa Ana, la situación permanece tranquila.

En la batalla de Ahuachapán corrió la sangre Chalchuapaneca y caen en combate, entre otros Antonio Velásquez sastre, Alfredo Martínez herrero, Carlos Chávez estudiante, Daniel García comerciante, Humberto Arévalo Carpintero. Humberto Cerna sastre, Moisés Rivera albañil, Rubén Rivera albañil, Rafael Castro sastre, Roberto Henríquez carpintero.

Algunos combatientes que sobrevivieron a la pelea fueron: Arnoldo López, Alfredo Acosta, Eduardo Colocho, Jorge Fajardo, Miguel Angel Chávez, Napoleón Guevara, Pablo Marroquín, Víctor Manuel Lara y Vicente Méndez. Recientemente fallecieron cuatro de estos ex combatientes, Arturo Escobar Corleto, Guillermo Aguilar, Melecio Arreses y Roberto Barrera.

Estas luchas patrióticas pusieron en tensión la esencial fibra revolucionaria del pueblo Chalchuapaneco y la derrota no fue entendida como el fin de la pelea sino como la continuación de una larga lucha por la justicia y la redención que dura hasta nuestros días. Nacen en el pueblo los primeros agrupamientos que hicieron suyo el marxismo, como guía de la acción política, podemos mencionar a don Carlos Murgas, don Carlos Grande, don Eduardo Vásquez, don Manuel Leiva, don Nicolás Ruano y don Nicolás Duarte, como los precursores de este agrupamiento revolucionario; pero también a don Carlos Rivera, don Pedro Molina, don Rodolfo González don Ricardo Sermeño y a la inolvidable Berta Rosales como los que mantuvieron por largos años el trabajo político conspirativo de aquellos tiempos.

La Revolución del 20 de Octubre de 1944 y la dignidad y soberanía nacional

La Revolución del 20 de Octubre de 1944 y la dignidad y soberanía nacional (*)
Por Alfonso Bauer Paiz – Guatemala, octubre de 2005

Antes de desarrollar el tema considero necesario pronunciarme respecto al concepto de los términos: dignidad y soberanía. Por dignidad, entiendo el respeto que a sí misma debe tenerse una persona, sea natural o jurídica y, además el respeto que ella debe observar hacia otra persona, natural o jurídica. El concepto de dignidad es inseparable del de honor, que es el sentimiento íntimo de la propia dignidad. O sea que así como el ser humano ha de cuidar su honor y dignidad, así también el Estado. Por soberanía entiendo el poder que el Estado tiene para actuar por su propia voluntad. “El Estado es soberano en cuanto tiene un imperium sobre su territorio. Todas las personas y las corporaciones insertas en él, cualquiera que sean sus condiciones, están obligadas a obedecer sus leyes. Existe un deber jurídico general de subordinación” (Véase Enciclopedia Política de Rodrigo Borja). La anterior es la soberanía considerada desde el punto de vista al interior de la nación, pero, desde el punto de vista internacional la soberanía se identifica con la independencia o sea que “los Estados son soberanos en sus relaciones recíprocas, (…) son iguales los unos con los otros, sin que pueda ninguna reclamar superioridad ni autoridad sobre los demás”. “Una de las manifestaciones de la independencia (…) es el derecho de cada Estado a escoger su forma de gobierno, establecer su ordenamiento jurídico y elegir sus autoridades, sin sufrir presiones ni injerencias exteriores que coarten la libre determinación de su pueblo”. (Véase Enciclopedia Política, de Rodríguez Borja).

Desde ya, puedo afirmar que durante la década del proceso revolucionario de 1944-54, los gobiernos que administraron Guatemala, contando con el apoyo y voluntad del pueblo, sin desmayo alguno convirtieron al Estado en auténtica entidad pública digna y plenamente soberana, según la fidedigna relación histórica que haré a continuación.

El primer gobierno de la Revolución del 20 de Octubre de 1944, fue el de la Junta Revolucionaria de Gobierno. Ésta, al emitir el Decreto 7, que abolió los trabajos forzados que mantenían en la semiesclavitud a millones de guatemaltecos rurales, rescató la soberanía interna ya que así privó a la minoría oligárquica semifeudal y dependiente de los poderes imperialistas germánicos y estadounidenses, del poder tradicional que había venido ejerciendo en el país.

En seguida veremos los muy considerables actos de ejercicio de la soberanía durante la administración del Presidente Arévalo.

Año 1945.

– Se constituye el Frente Unionista Revolucionario Centroamericano que se proponía luchar contra las dictaduras del Istmo, que estaban al servicio del imperialismo.

– Se inician proyectos legislativos provisionales, anteriores a la emisión de un Código del Trabajo, a los cuales se oponían los oligarcas nacionales y la United Fruit Co. (UFCO).

– Se celebra el Día de la Victoria (11/9/1945), por el triunfo en la Segunda Guerra Mundial, contra los imperios nazi-fascistas.

– El 1 de septiembre, Arévalo en un discurso, realiza un acto de soberanía interna al afirmar que “La Revolución de Octubre está profundamente comprometida con los trabajadores de Guatemala”.

– Con motivo de la visita del Presidente de Chile, Juan Antonio Ríos, Arévalo exhorta a la unidad continental, al decir: “se impone en América una vuelta a Bolívar”, como en estos años del siglo XXI lo está haciendo el Presidente Chávez, de Venezuela.

Año 1946

– El gobierno de Guatemala adversa el Plan Clayton, por el cual la Casa Blanca proclama el reinado de la libre empresa y exige a los gobiernos del Continente abstenerse de poner cortapisas al capital extranjero.

– El gobierno considera la conveniencia de crear una Marina Mercante Nacional para romper el monopolio de la Flota Blanca de la UFCO.

– Con motivo de la celebración del 1 de Mayo, el Presidente de la República, en el discurso que pronunció puso énfasis en la “grandiosa voluntad de liberación nacional” y especificó: “Libertar a la Nación es en primer lugar libertar a sus hombres y en segundo lugar libertar las riquezas materiales poseídas malamente por propios y extraños”.

– En discurso pronunciado por Arévalo, estando de visita el Presidente de Venezuela Rómulo Betancourt, reitera que se impone en América una vuelta a Bolívar y aclara: “Volver a Bolívar no quiere decir volver a una concepción guerrera de la vida (…) quiere decir ahora, a ciento treinta años de distancia, volver a la unidad continental, volver al Congreso de Panamá, volver a la concepción heroica de nuestras vidas para salvar el hogar común que es América. Volver a una concepción andina de los problemas para sentirnos enlazados por las grandezas del pasado los peligros del presente y las incertidumbres del futuro (…)

– En el Congreso de la República una Comisión de trabajó asumió la responsabilidad de llevar adelante el proyecto de crear la Marina Mercante Nacional.

– A fin de contrarrestar el poder de empresas transnacionales se crea la Cooperativa Chiclera de El Petén.

– En octubre se realiza en Tapachula, México, un mitin de sindicatos guatemaltecos y mexicanos, presidido por Vicente Lombardo Toledado, Secretario General de la Confederación de Trabajadores de la América Latina (CTAL) el cual no era del agrado de la Federación Americana de Trabajo (AFL), por sus siglas en inglés, ni de la Central de Organizaciones Industriales (CIO), de los Estados Unidos y menos del gobierno de Washington.

– El gobierno de Guatemala no está de acuerdo con el proyecto norteamericano de instituir un Ejército Continental, por ser una amenaza a la soberanía de las Repúblicas latinoamericanas.

Año 1947

– El gobierno se prepara para enfrentar las amenazas de la UFCO ante la próxima emisión del Código del Trabajo, siendo la primera de ellas la de retener en puertos norteamericanos las mercaderías destinadas a Guatemala.

– El gobierno contrata al experto argentino, ingeniero Ángel María Hurtado de Mendoza, del personal de Yacimientos Petrolíferos Fiscales de la Argentina, para asesorar en la Dirección General de Minería, y preparar una iniciativa de ley de petróleos conforme a los principios nacionalistas de la Constitución de la República, la de 1945.

– Gracias a la colaboración del gobierno de Perón, que envió varios barcos, se rompió el bloqueo que la Flota Blanca, de la UFCO había impuesto en Puerto Barrios, impidiendo el tráfico del transporte marítimo.

– Los funcionarios Augusto Charnaud Macdonald y Gerardo Gordillo Barrios elaboran un proyecto para la construcción de una carretera, de Guatemala a Puerto Barrios, que entre uno de sus fines estaba el de acabar con el monopolio del transporte ferroviario de la IRCA. La construyó el gobierno de Arbenz.

– Se pone en vigor el Código del Trabajo y la clase trabajadora (CTG, FSG y FNC) realiza un gran desfile con consignas nacionalistas tales como: “Cien años de dictadura, igual a cero; dos años de Revolución igual a Código del Trabajo”, “Tres millones de guatemaltecos han sido liberados hoy”.

En esa oportunidad el Presidente de la República, en discurso público. Manifiesta: “Yo doy una vez más al Pueblo de Guatemala mi palabra de aviso para que distinga dónde están sus amigos y dónde están sus enemigos, dónde los amigos de la Dictadura y dónde los realizadores de la democracia. Ya no deben impresionarnos las amenazas ni los calificativos de aquellos que siempre defendieron los intereses imperialistas y ahora desacreditan las causas populares. El Pueblo ya sabe que el Gobierno es su mejor aliado, su mejor consejero (…).

– Recrudece la ofensiva norteamericana contra el Código del Trabajo. En los EE.UU. se organiza gran campaña publicitaria contra nuestro país. Colocan carteles en agencias de turismo con leyendas como la siguiente: “No vaya usted a Guatemala, país dominado por los comunistas”.

– La UFCO y su subsidiaria, la Compañía Agrícola de Guatemala (CAG) se niega a acatar las disposiciones del Código del Trabajo, alegando que sus contratos aprobados por leyes emitidas por la Asamblea Nacional Legislativa, desde fines del siglo XIX les permitían libérrima administración de sus empresas, incluso en cuanto a sus relaciones con el personal de campo y de oficinas.

– Estando en Guatemala el Ministerio de Relaciones Exteriores del Ecuador, Doctor Antonio Parra Velasco, siendo Presidente de aquella República hermana José María Velasco Ibarra, militar progresista, el Presidente Arévalo, al agradecer la condecoración acordada por su homólogo, se lamentó y condenó el asesinato del Libertador Sucre y la fragmentación de nuestra América “dividida y refrigerada para beneficio de los Imperios”.

– Ante la prepotencia manifiesta del Jefe de las Fuerzas Armadas, Coronel Francisco Javier Arana, el Primer Mandatario de la Nación, sorpresivamente otorgó amplia amnistía política a los políticos de oposición, incluyendo a los generales ubiquistas, a sabiendas que Arana les temía y que esa resolución aplacaría sus ínfulas de poder. Fue, pues, un acto de ejercicio de soberanía interna.

– El gobierno revolucionario hace causa común con el pueblo, contra el intento del Imperio Británico de agresión a Guatemala por parte de cruceros británicos, que habían entrado a aguas territoriales nacionales, so pretexto del conflicto con Belice.

– A fin de preservar las fronteras de la región septentrional de Guatemala, el Presidente del Organismo Ejecutivo formula un proyecto para dividir El Petén en cuatro departamentos y, también, para resguardar las riquezas naturales renovables y no renovables ahí situadas.

Año 1948

– Para defender los intereses patrios, el Gobierno integra una delegación

Compuesta por personas con gran experiencia política y de indudable calidad cívica (como el ministro de Relaciones Exteriores, Enrique Muñoz Meany, presidente del Banco de Guatemala, Manuel Noriega Morales, embajador en Chile, Luis Cardoza y Aragón, embajador de Colombia, Virgilio Rodríguez Beteta, ex embajador Jorge García Granados, profesor Vicente Sáenz (costarricense), periodista David Vela, experto José Luis Mendoza, militares José María Saravia y Juan Bolaños, periodista Ricardo Alburez y escritor Eliseo Martínez Zelada), para que defiendan los intereses soberanos de Guatemala en la IX Conferencia Interamericana a celebrarse en Bogotá, Colombia, en la que la palabra de Guatemala fue prominente.

– Por segunda vez, el Presidente realiza acto de soberanía interna cuando el Jefe de las Fuerzas Armadas, ante la queja de un grupo de reaccionarios enemigos de la Revolución, relativa a que Arévalo iba a expulsar del país al arzobispo Rosse y Arellano, el coronel Arana les había respondido “mientras yo esté en el cargo eso no sucederá”. Pero fue a contárselo a Arévalo, pero de distinta manera. Y él le dijo que eso era “un embuste más de las lagartijas políticas que merodeaban el Parque Central”. Y agregó: “Por otra parte Coronel, usted sabe que cuando el Gobierno resuelve sacar a alguien, lo sacamos”. Se refería al retiro de Jorge Toriello.

– En agosto estuvo en Guatemala el recién electo presidente de Cuba, Carlos Prío Socarrás y en las palabras de bienvenida que pronunció el Presidente de Guatemala exaltó que en nuestros países se daba una “rebelión de los pueblos estafados”, que a su juicio, era un hecho nuevo en la historia de América y recordó la lucha de Martí en defensa de los hombres sojuzgados y cómo desde Guatemala, Nueva York, Buenos Aires, México dirigía el inclaudicable movimiento por la independencia de Cuba.

– En el mes de noviembre llega a Guatemala un nuevo embajador de los Estados Unidos, Richard Patterson, quien sustituyó a Edwin J. Kyle, amigo de Guatemala, cierto es que, por instrucciones del Departamento de Estado había tenido que plantearle al presidente Arévalo que el Gobierno de los EUA, en vista de su buen programa de gobierno estaba dispuesto a suministrarle $US 200 millones, para impulsarlo, así como con el propósito de fomentar la explotación de los yacimientos de hidrocarburos. Por supuesto si no se accedía a esto último no se daría la ayuda millonaria. Arévalo le pidió al diplomático Kyle una semana para responderle, pero nunca dio la respuesta.

Con el objeto de que se sepa como han habido cambios en los austeros hábitos en las relaciones sociales, recuerdo que los dirigentes del Frente Popular Libertador decidimos brindar un ágape de despedida al estimado embajador Kyle, el cual se realizó en una chinama de la feria de Jocotenango, en la que degustó “chuchitos”, “chiles rellenos” y otros bocaditos chapines.

Su sucesor, Patterson, venía a cumplir varias misiones: a) apoyar a la UFCO en su negativa a cumplir con las normas del Código del Trabajo; b) impedir la aplicación de la nueva Ley del Petróleo; y c) la de iniciar una conspiración, apoyándose en la oposición política reaccionaria y en el jefe de las Fuerzas Armadas, quien a toda costa se proponía ser Presidente de la República, incluso dándole golpe de Estado a la administración del Dr. Arévalo.

Año 1949

– Quien esto escribe era, a la sazón, el Ministro de Economía y Trabajo, y habiendo sido nombrado Interventor de la IRCA, empresa ferrocarrilera subsidiaria de la UFCO, con ocasión de un conflicto laboral planteado por el SAMF, solicitó al presidente Arévalo estar presente en una junta de gabinete en la que expondría la actitud hostil de la UFCO y la necesidad de tomar medidas para someterla a la obediencia de la legislación laboral guatemalteca. El Presidente accedió y el Ministro de Economía y Trabajo propuso una iniciativa de ley para que el Congreso declarara “servicios públicos” los que desempeñaban los trabajadores del Muelle de Puerto Barrios y los de la UFCO y la CAG, con el objeto de someter el litigio, para su solución a arbitraje obligatorio. Fue aceptada la propuesta y el Congreso de la República aprobó la iniciativa y, en seguida los personeros de la UFCO y la CAG accedieron a concurrir al Ministerio de Economía y Trabajo para iniciar pláticas de avenimiento que terminaron con la anuencia de las empresas bananeras a someterse a la normatividad del Código del Trabajo.

– Como ya dije, Patterson se proponía lograr, a como diera lugar, que la Estándar Oil of Ohio, obtuviera concesión de explotación petrolera y, al efecto acompañaba a los representantes de esa compañía a las reuniones con el Ministro de Economía y Trabajo en las que se discutían las condiciones de la posible concesión. A esas sesiones también concurría Mr. Higgins, industrial norteamericano que había construido las barcazas de desembarco de las tropas estadounidenses que invadieron Francia, durante la Segunda Guerra Mundial, para acabar con la ocupación del ejército nazi. Higgins estaba en Guatemala, porque además de desear hacer una importante inversión en el Petén para el cultivo y aprovechamiento de no recuerdo que planta tropical, se ofrecía como socio del Estado para la creación de la Marina Mercante Nacional, que competiría con la Flota Blanca de la UFCO.

Recuerdo que frecuentemente, ante la posición intransigente del embajador Patterson, en el diálogo que se sostenía con el personero de la Standard Oil of Ohio, le preguntaba al Embajador: “Richard, ¿en tal caso que harías tú en tu Condado?”. Le respondía Patterson. Y, entonces, Higgins le inquiría de nuevo: “¿Entonces, porque te opones a lo que plantean las autoridades guatemaltecas si es lo mismo que tú harías allá?

Las conversaciones no tuvieron ningún resultado, porque la empresa petrolera no quiso someterse a las condiciones que la Ley de Petróleo y la Constitución de la República exigían, para el otorgamiento de una concesión de explotación o para la suscripción de un contrato.

– Es del caso recordar la reacción del Presidente de Guatemala a los intentos de soborno de parte del embajador Patterson. En una ocasión, le participó el deseo del Departamento de Estado de tenerle como huésped en los Estados Unidos y la buena voluntad de concederle lo que quisiera, y la respuesta de Arévalo fue manifestarle su preocupación por el estado de salud de su esposa, Patterson enojado, increpó al traductor, pues el Embajador no entendía el español; pero, aquel le reiteró que esas habían sido las palabras de Arévalo. En otra ocasión, le comunicó al Presidente, que iba a ir por algunos días a su país y que sabiendo que le gustaban mucho las mujeres, le preguntó: ¿Quiere que le traiga alguna muchacha? ¿La quiere rubia o morena? El interpelado le contestó: Es cierto, me gustan, pero yo las escojo. La verdad es que nunca aceptó una dádiva fuese de sobornador nacional o extranjero.

– Finalmente, ante las ya no ocultables intenciones de Patterson de apoyar al Jefe de las Fuerzas Armadas y a sus adlateres, entre quienes figuraba el ex revolucionario Mario Méndez Montenegro, para que consumaran un golpe de estado contra el Presidente de la República, éste se las ingenió diplomáticamente y logró que el Gobierno de los Estados Unidos retirara del cargo al Embajador Patterson y éste tuvo que irse de Guatemala.

Así defendía el primer magistrado de la Nación, la soberanía del Estado.

No vaya a pensarse que sólo él observaba esa conducta. No, él daba el ejemplo, pero tanto los ministros, los subsecretarios y demás funcionarios y empleados del organismo ejecutivo, así como las autoridades y el personal de las instituciones autónomas o descentralizadas, así como los diputados al Congreso de la República revolucionarios y jueces y magistrados del Organismo Judicial, particularmente los de la jurisdicción privativa del trabajo se conducían cívicamente cumpliendo no sólo con su deber sino también como celosos guardianes de la soberanía del Estado tanto en su dimensión interna como internacional.

Dentro de las fuerzas democráticas de izquierda había un conjunto no numeroso de ciudadanos y ciudadanas de ideología comunistas. El presidente Arévalo, filosóficamente idealista no simpatizaba con el comunismo y adversaba el marxismo. Sin embargo, su anticomunismo no era del corte del anticomunismo del Departamento de Estado, de Pentágono y de la CIA. Cierto es que, con el consenso del gabinete ministerial, se ordenó la clausura de la escuela de formación sindical “Claridad” y que no fue de su agrado la fundación de dos partidos comunistas a fines de 1949 y que como consecuencia, un magistrado del Tribunal Electoral, comunistas, —José Manuel Fortuny- fue separado del cargo, porque según el Presidente de la República la Constitución de 1945 prohibía la formación de partidos comunistas, basándose en que el artículo 32 prohibía “la formación y el funcionamiento de organizaciones políticas de carácter internacional o extranjero” y, a su juicio, el partido comunista era de índole internacional. Fortuny le respondió que no lo era, porque a partir del III Congreso de la Internacional, los partidos comunistas eran autónomos. Sin embargo, el anticomunismo de Arévalo era peculiar y no excesivo, porque puedo mencionar varios casos de cordial entendimiento suyo con personalidades comunistas, tales como el nombramiento de Luis Cardoza y Aragón como embajador de la Unión Soviética, la invitación que le hiciera al secretario general del Sindicato de Maestros de Chile César Godoy Urrutia, miembro prominente del Partido Comunista de la patria de Salvador Allende, a quien le pidió fuese a la sede del FPL a capacitarnos en política; la contratación de la excelente pedagoga, también chilena y comunista, Virginia Bravo Letelier; su admiración por el salvadoreño Max Ricardo Cuenca, basada en el reconocimiento de la calidad de sus tesis sobre “La Reforma Agraria Democrática”, así como su estima al comunista guatemalteco Alfonso Solórzano y también por su solidaridad con el movimiento sindical guatemalteco vinculado con el mexicano, con ocasión de un gran mitin realizado en Chiapas y organizado por el secretario general de la Confederación de Trabajadores de la América Latina (CTAL), Vicente Lombardo Toledano, también comunista.

No vaciló en afirmar que el Dr. Arévalo, en el ejercicio de sus funciones presidenciales, a pesar de su ideología anti marxista, jamás se prestó a hacerle el juego al bárbaro anticomunismo de las corporaciones imperialistas y del gobierno de los EE.UU.

A continuación me ocuparé de la posición del tercer gobierno de la Revolución, el del coronel Jacobo Arbenz Guzmán en relación con la soberanía nacional. Anticipo que mis comentarios no serán tan extensos como los que hice respecto a la administración de su predecesor, porque tuve la facilidad de consultar la importante obra histórica, Despacho Presidencial, escrita por el doctor Arévalo, que mucho me sirvió par la descripción cronológica de los sucesos y la participación directa del Presidente de la República en los mismos.

El presidente Arbenz y la soberanía nacional

El presidente Arbenz tuvo que enfrentar una embestida diplomática más agresiva de parte del Gobierno del general Ike Eisenhower, aunque para ser justos, en 1951, el embajador de yanquilandia, Rudolf Schoenfeld, según el primer ministro de Relaciones Exteriores de Arbenz, Manuel Galich, “era un diplomático de carrera, educado, y con larga permanencia en Europa (…) y sus maneras eran de una exquisitez ejemplar”, además había tenido el tino de no prestarse a apoyar los reclamos de las empresas bananeras estadounidenses. Por consiguiente, estando de jefe del Departamento de Estado John Foster Dulles, abogado de bufete Sullivan & Cromwell, que atendía los negocios de Nelson Rockefeller y de la UFCO, pronto lo sustituyó por John E Peurifoy.

Si al gobierno presidido por Arévalo, el Imperio le acusaba de comunista, ¿cómo no iba a arreciar su campaña de desprestigio contra la administración arbencista, si ésta permitía el funcionamiento del Partido Guatemalteco del Trabajo, comunista, aunque el régimen gubernamental y el Estado no lo fueran?

A continuación podrá apreciarse la recia lucha del Estado, durante la administración del presidente Arbenz, en defensa de la soberanía nacional.

Año 1951

– En Washington se celebra la IV Reunión de Consulta de Cancilleres. El principal objetivo del gobierno de los EE.UU. es que las repúblicas del resto del Continente envíen tropas que intervendrían en la guerra que libraba contra Corea del Norte. El ministro de Relaciones Exteriores, Manuel Galich presentó una propuesta, mediante la cual “quedaba a voluntad de cada Gobierno el envío de hombres a las guerras emprendidas por los Estados Unidos, como la de Corea”. Guatemala no podía enviar efectivos militares porque todos los guatemaltecos estaban empeñados en construir la democracia y su situación económica no lo permitía.

– En 1951 estalló una huelga de los trabajadores de la IRCA y el presidente Arbenz nombró interventor de la empresa a quien esto escribe y el conflicto se solucionó.

Año 1952

– Los gerentes de la UFCO, la CAG y la IRCA le pedían a Arbenz que usara de su autoridad y mejor también si de la fuerza pública, a fin de proteger sus intereses contra las demandas de los trabajadores. Arbenz le responde que son los tribunales los competentes para ventilar los casos y que sus decisiones deben ser cumplidas por las partes en litigio.

– El Interventor designado para resolver una huelga de los trabajadores de la Empresa Eléctrica de Guatemala, propiedad de la Cía. Electric Bond & Share es resuelta rápidamente, es decir, por mí.

– La Comisión revisora del Congreso de la República emite dictamen en el sentido que el Estado no sólo tiene derecho sino es su deber hacer efectivo el impuesto de beneficencia que no había cancelado la Empresa Eléctrica.

– Los derechos que el Estado de Guatemala invocaba respecto al ejercicio de su poder soberano son reconocidos por la Asamblea General de las Naciones Unidas al pronunciarse respecto a “la necesidad de estimular a los países insuficientemente desarrollados, en el debido aprovechamiento y explotación de sus riquezas y recursos naturales y a explotarlos es inherente a su soberanía y conforme con los propósitos y principios de la Carta de las Naciones Unidas”. Como consecuencia, el Departamento de Estado inicia los preparativos de la X Conferencia Interamericana para condenar a Guatemala por “comunista”.

– El 17 de junio de 1952 el Congreso de la República aprobó la iniciativa de ley del Organismo Ejecutivo y decretó la Ley de Reforma Agraria (Decreto 900).

La Resolución 639 (VII) de la Asamblea General de las Naciones Unidas recomienda “a todos los estados miembros que se abstengan de adoptar medidas directas o indirectas para impedir que cualquier Estado (Guatemala, por ejemplo) ejerza su soberanía sobre sus recursos naturales”.

Año 1953

– En marzo Arbenz informó al Congreso la construcción del Puerto de Santo Tomás, proyecto que existía desde la época del gobierno de Arévalo y que acabaría con el monopolio de la UFCO que se había adueñado de Puerto Barrios.

– Se hace pública la decisión del presidente Arbenz de iniciar la construcción de la hidroeléctrica de Jurún Marinalá, en Escuintla, para competir con la empresa imperialista Electric Bond & Share.

– Los políticos reaccionarios de oposición, en connivencia con el Arzobispo Rossel y Arellano echan a rodar la especie de que estaba asilado en la Nunciatura Apostólica, por la persecución del gobierno de los comunistas. Y el gobierno declara: “Afortunadamente el Ilustrísimo Arzobispo sabe de las buenas relaciones que existen entre el Gobierno y la Santa Sede y conoce el respeto del Gobierno por las creencias de todos los guatemaltecos, cualquiera que fuese la religión”.

– El 4 de marzo fueron expropiadas 1,859 caballerías a la CAG, subsidiaria de la UFCO.

– El influyente político Moors Cabot, accionista de la UFCO, se entrevista con el embajador de Guatemala, Guillermo Toriello, y le presenta los reclamos del Departamento de Estado, objetando el pago en bonos a la UFCO, por tierras expropiadas y, además, exige “un pago pronto, adecuado y efectivo de la indemnización”, pero insistiendo en el derecho de la compañía a conservar sus tierras incultas. Además, interpeló a nuestro Canciller si deseamos eliminar a la UFCO del país.

El Gobierno de Guatemala respondió categóricamente que la Ley de Reforma Agraria era una ley de carácter general, aplicable por igual a personas naturales o jurídicas, nacionales o extranjeras.

– La Asamblea Legislativa de El Salvador se hizo solidaria con el Congreso de Guatemala, “de acuerdo a la tradición del pueblo salvadoreño de rechazar toda intervención violenta o subrepticia”.

Año 1954

– En julio la Asociated Press (AP) dio a conocer el programa que legisladores de los Estados Unidos habían preparado “para prestar ayuda a Guatemala”, “una vez derribadas sus instituciones”. El Punto VI de ese programa decía amenazadoramente: “VI. Reforma Agraria. Los EEUU se abstendrán de expresar sus puntos de vista al respecto, excepto cuando toque con intereses norteamericanos”.

– En enero el Departamento de Estado llamó a sus embajadores en Venezuela, El Salvador, Costa Rica, Nicaragua y Guatemala, para discutir con ellos la situación de Guatemala antes de que se inaugure la X Conferencia de Caracas.

– La Cámara chilena votó por unanimidad una proposición pidiendo al Presidente de Chile que el delegado a la Conferencia Interamericana se oponga terminantemente a cualquier agresión contra Guatemala. Y también el Congreso de México expresó que no puede menos que sentirse identificado con la Nación guatemalteca en la defensa de los principios consagrados de independencia, de no intervención y de invariable respeto para la voluntad nacional.

– Tal como lo dice Manuel Galich en su obra Por qué Lucha Guatemala, Arévalo y Arbenz contra un Imperio, “Guillermo Toriello, canciller de Guatemala, pronunció el más célebre discurso en la historia del Panamericanismo y con él galvanizó a todos los habitantes de nuestras repúblicas. Los sacudió una conjunción de sentimientos; admiración, sorpresa, júbilo, solidaridad y angustia. Todos querían tenerlo, leerlo, releerlo, y por mucho tiempo no se habló sino del canciller guatemalteco.

– Mientras John Foster Dulles trataba de alinear a los delegados a la X Conferencia Interamericana, en Caracas, Guatemala había decidido recurrir a la Naciones Unidas y lo hizo ante el Consejo de Seguridad, pues no podía confiar en la Comisión Interamericana de Paz, ya que era un peón al servicio del Imperio.

– El gobierno de Guatemala revela al mundo los preparativos bélicos de los Estados Unidos contra Guatemala, contando con la alianza de los gobiernos de Honduras y Nicaragua y objeta la invocación del Tratado de Río de Janeiro de Asistencia Recíproca para utilizarlo contra Guatemala, siendo que su función era la de defender los estados de América de una agresión extracontinental.

– La declaración de Caracas, conforme a los dictados de Foster Dulles, autoriza la intervención armada contra Guatemala, basándola en indebida aplicación del Tratado de Río de Janeiro de Asistencia Recíproca.

El 18 de junio de 1954 se inicia la agresión armada, comandada por Carlos Castillo Armas y su ejército mercenario. La cúpula del Ejército de Guatemala traiciona y Arbenz se ve obligado a presentar su renuncia el 27 de junio de 1954, fecha fatídica y aciaga, porque desde entonces Guatemala es cada año que transcurre, más dependiente del Coloso del Norte y, por ende, menos digna y soberana por culpa de sus gobernantes entreguistas. Sumida en la desvergüenza aquella patria que el poeta de América, Pablo Neruda le diera su abrazo solidario y le dedicara el poema “Oda a Guatemala”

(…) Guatemala
Hoy le canto,
hoy a las desventuras del pasado
y a tu esperanza canto.
A tu belleza canto.

Pero quiero
que mi amor te defienda
Yo conozco
a los que te preparan una tumba
como la que cavaron a Sandino.
Los conozco. No esperes
piedad de los verdugos.

Hoy se preparan
matando pescadores
asesinando peces de las islas.
Son implacables. Pero tú, Guatemala, eres
un puño y un puñado
de polvo americano con semillas.
Un pequeño puñado de esperanza

Defiéndelo, defiéndenos.
Nosotros hoy solo con mi canto,
mañana con mi pueblo y con mi canto
acudiremos a decirte “aquí estamos”,
pequeña hermana, corazón caluroso,
aquí estamos dispuestos
a desangrarnos para defenderte,
porque en la hora oscura
tú fuiste el honor, el orgullo,
La dignidad de América.

BIBLIOGRAFÍA

Juan José Arévalo, Despacho Presidencial, obra póstuma, Editorial Óscar de León Palacios, Ciudad de Guatemala, 1998

Manuel Galich, Por qué lucha Guatemala, Arévalo y Arbenz dos hombres contra un imperio, Edición Facsimilar, 2a. edición, Editorial Cultura, Ministerio de Cultura y Deportes de Guatemala, 1994.

Guillermo Toriello Garrido, Tras la Cortina de Banano, Fondo de Cultura Económica, México, D.F. 1a. edición 1976.

(*) Conferencia dictada el 7/10/05 en el Foro “Conquistas Sociales de la Revolución del 20 de Octubre de 1944, un Legado para el Pueblo de Guatemala, Digno de Rescatar”, organizado por Coordinación de ONG y Cooperativas (CONGCOOP), Asociación de Jubilados y Beneficiarios de la Universidad de San Carlos (AJUSAC) y por el Centro de Investigaciones y Estudios Históricos, Sociales, Económicos y Políticos (CIEHSEP-ABP).

Fuente: www.lahora.com.gt – 10-17-24-311005

Honduras: A 50 años del alzamiento popular de 1954

Honduras: A 50 años del alzamiento popular de 1954
Enviado por bernasgh

Tomás Erazo Peña

Entre el 1ro y el 2 de mayo de 1954, los trabajadores bananeros de Honduras se fueron a una huelga que, después de un semana, cubriría el país en un gran alzamiento que involucraría a casi la totalidad de los trabajadores del país. Nunca los huelguistas se imaginaron que estaban partiendo la historia de Honduras y formando un movimiento social sin precedentes.

Para entender este fenómeno, hay que recordar lo que eran los monopolios bananeros que, como la Unidad Fruit Co. y la Standard Fruit Co., no sólo dominaban la economía de Honduras y el Caribe, sino que eran un “Estado dentro del Estado”, ponían y quitaban presidentes, controlaban el Congreso Nacional, y las leyes estaban a su servicio. Los trabajadores sufrían una explotación sin limites, no gozaban de ningún derecho laboral o social. El país estaba sometido desde hacia 25 años a una terrible dictadura que no permitía libertades políticas y no habían elecciones.

Los sindicatos y toda organización social habían sido disueltos al nomás llegar al poder político de Honduras el general Tiburcio Carias Andino. Lo mismo acontecía con los partidos políticos, en particular el Partido Comunista de Honduras de gran influencia entre los trabajadores bananeros. 1932 marca el inicio de esta dictadura.

Al derrumbarse el fascismo europeo con la segunda guerra mundial (1939-1945), las dictaduras centroamericanas son estremecidas por el auge de las luchas populares. Se derrumban Ubico en Guatemala y Martínez en El Salvador, pero Carias sale indemne después de masacrar al pueblo. Carias, más por la presión de las luchas en el contexto internacional, cede el poder a Juan Manuel Gálvez, viejo abogado de la United Fruit. Se inició así una leve apertura política que aprovechan los trabajadores e intelectuales progresistas. En 1948 se organizan en un partido político, el Partido Demócrata Revolucionario Hondureño (PDRH) que el 10 de abril de 1954 daría origen a la reorganización del Partido Comunista de Honduras (PCH), y aparecen embriones de organizaciones sindicales como el Comité Coordinador Obrero (CCO) que al ser reprimido por Gálvez se transformaría en Comité de Unidad Sindical (CUS) y luego en Comité de Lucha Obrera (CLO).

El PDRH y el PCH, así como el CCO, el CUS y el CLO se dan a la tarea de organizar en las ciudades principales: Tegucigalpa, San Pedro Sula, Progreso, Puerto Cortés, La Lima, Tela y Ceiba, unos “círculos de estudio” del partido político y otras pequeñas organizaciones sindicales. Estas agrupaciones en los campos de trabajo de los obreros bananeros eran clandestinas. Los “círculos” educaban a los trabajadores en literatura política y los defendían de los desmanes de las compañías bananeras, exigían horarios de 8 horas de trabajo, seguridad social, pago de días festivos. Esta labor se realizaba desde los años 1945, era un trabajo riesgoso, clandestino, lento, se le llamaba “trabajo de hormiga”.

Para 1953, en Honduras se presentaban dos coyunturas favorables a las luchas de los trabajadores. Por un lado, las compañías bananeras, para salir de una crisis en el cultivo y exportación del banano, estaban reorganizando las formas de trabajo y de pago: se cambiaban las jornadas de trabajo, se rebajaban los salarios, se acentuaba la explotación. Al mismo tiempo, el país entraba en un año electoral. Para octubre de 1954, se debería de convocar a elecciones de Presidente. En el seno del partido gobernante, el Partido Nacional, se inició una disputa por el poder político, entre los seguidores de Carias y Gálvez que intentaba reelegirse y continuar con un “reformismo en el Estado”. La oposición se reorganizaba alrededor del Partido Liberal y su candidato Ramón Villeda Morales. La lucha política y por reivindicaciones económicas se agudizó. Por un lado los trabajadores pedían salarios, un código de trabajo, seguridad social, y el pueblo en general pedía “elecciones libres”.

Miles de hondureños se lanzan a las calles entre 1953 y 1954. Los comunistas y sus organizaciones clandestinas ante esta coyuntura favorable decidieron celebrar el 1ro de mayo de 1954 acatando las consignas del III Congreso de la FSM que fueron transmitidas a los trabajadores en manifiesto redactado por Rigoberto Padilla Rush, quien asistió a ese congreso por el CCO.

En abril de 1954, se dan dos protestas que serían como un “embrión” de la huelga. En Tela, Atlántida y Puerto Cortés, dos puertos de la costa atlántica de Honduras y que eran lugares de embarque del banano de la United Fruit Co., a los trabajadores se les obliga a cargar los barcos sin pagarles como trabajo doble, sin reparar que era domingo día de descanso. Los trabajadores se niegan y hacen un paro, el gobierno interviene y manda soldados, y mientras se firma una acta de suspensión del paro, y los juzgados conocen del caso.

Por otro lado, el CCO y el PCH convocan a los trabajadores bananeros a la ciudad de Progreso a celebrar el primero de mayo que estaba prohibido por el gobierno. Los trabajadores presentan también a la compañía un pliego de peticiones protestando por el cambio en el modo de trabajar y de pagar el salario. Los trabajadores acuden al llamado, se realiza una manifestación de protesta. Los trabajadores deciden irse a una huelga ante la negativa de la empresa a sus reclamos. Miles se incorporan a la huelga el 3 de mayo, se paralizan Tela, Batan, Progreso, después se agregaría Puerto Cortés y la Lima.

Lo que habían hecho los comunistas durante casi diez años, con su labor educadora y organizadora, a través de sus “células” y la difusión de sus periódicos “Vanguardia Revolucionaria” y “Voz Obrera” se estaba realizando: parar los desmanes de las bananeras con una huelga nunca vista en Honduras desde 1932. Lo objetivo, lo consciente, lo espontáneo y lo planeado, encontraron en 1954 las condiciones para realizar la huelga.

Ya para el 5 de mayo, la huelga se expandío al otro monopolio bananero, la Standart Fruit Co. con sede en el Puerto de la Ceiba. En junio la huelga se extendió a las ciudades de San Pedro Sula y Tegucigalpa, se paralizaron fábricas, aserraderos, ingenios de azúcar y minas. Era un alzamiento popular, ya de todo el país.

En la ciudad del Progreso se formó un Comité Central de Huelga encabezado por Cesar Augusto Coto. Mientras en la Lima empezaron a surgir la intervención de los bananeros y el gobierno, al quedar en ese sector el maestro Manuel de Jesús Valencia, dirigente de formación anticomunista.

Los bananeros lograron también aplacar a los de Ceiba y firmaron un acuerdo de regreso a las labores. Mientras con los obreros de Progreso se inició una negociación y a la vez una labor de represión.

En el Progreso, los trabajadores formaron un “pequeño gobierno” que el gran novelista social Ramón Amaya Amador, autor del libro “Prisión verde”, catalogó de “Comuna de Paris en embrión”. Los trabajadores formaron comités de apoyo, de vigilancia y la ciudad empezó a ser dirigida por los obreros en huelga.

Para el 5 de junio, la United Fruit Co., con el auxilio del gobierno y de traidores, reprime y organiza otro Comité Central de Huelga. Son encarcelados por “comunistas” Cesar Augusto Coto y otros, la represión se extendió a otras ciudades. El gobierno de Gálvez en ese momento se había aliado con el gobierno estadounidense para invadir a Guatemala y no querían tener el “patio trasero” con un problema como era ese alzamiento popular. La guerra fría hacía sentir su garra en Honduras.

El 9 de julio, se logra terminar la huelga firmando un acta que no cumplía con lo que los huelguistas querían. Pero aún con la represión y la traición, la huelga logra, en lo general, sus objetivos. El Partido Nacional en el poder entra en crisis y le es imposible seguir gobernando, aún imponiendo una dictadura con Julio Lozano Díaz que sustituye a Gálvez que se retiró “por enfermedad”, después vendría un golpe militar reformista y convoca a elecciones que les gana a la oposición con Villeda Morales.

Villeda Morales aprueba en 1959 un Código de Trabajo, legaliza el sindicalismo, da el seguro social y una reforma agraria. Los estudiantes ganan la autonomía de la Universidad Nacional y las mujeres su derecho al voto. Nace todo un marco jurídico y una Constitución de avanzada. Eso son los logros de este alzamiento popular.

A 50 años de este fenómeno de 1954, que no se ha vuelto a repetir, los trabajadores hondureños ven amenazados sus conquistas por el neoliberalismo que quiere hacer retroceder todo lo conquistado en 1954.

El movimiento sindical y campesino está en crisis. La mayoria de sus organizaciones han sido coptadas por el oportunismo, se quiere imponer leyes represivas, con el cuento de reprimir al terrorismo y la delincuencia.

Una nueva estrategia se está haciendo necesaria para dar una nueva visión del país que tenemos y queremos. Nuevas formas de organización y lucha son necesarias, sin abandonar lo viejo y la experiencia. Los trabajadores bananeros casi han desaparecido, son una minoría, el obrero industrial está siendo sustituido por el trabajador de la maquila. Así aparecen nuevos “embriones” de organización y lucha: nace en el 2001 el Bloque Popular, luego el 2003, la Coordinadora Nacional de la Resistencia Popular. Miles de trabajadores salen a las calles a protestar dirigidos por estas organizaciones. El 26 de agosto de 2003, los trabajadores se movilizan y se toman por 24 horas a la capital del país.

La consigna de crear un nuevo poder popular está surgiendo desde abajo, surgen asambleas populares en todo el país y se organiza la protesta y la propuesta. Aunque el fenómeno de 1954 no se puede repetir, se está vislumbrando y creando una nueva lucha.

Los trabajadores hondureños se aprestan a celebrar con júbilo y con movilizaciones los 50 años de la gloriosa huelga de 1954.

Nota final. La CTAL y Vicente Lombardo Toledano con el apoyo de la Federación Sindical Mundial jugaron en 1954 un papel vital: organizaron a nivel continental y mundial un movimiento solidario también sin precedentes. Justo es reconocerlo en los 110 años de su nacimiento. La Universidad Obrera como educadora dio su aporte.

Abril 2004

Leer más: http://www.monografias.com/trabajos15/alzamiento-honduras/alzamiento-honduras.shtml#ixzz2ysgzybas

En recuerdo de Marcial, mi compañero de vida y lucha

En recuerdo de Marcial, mi compañero de vida y lucha
Wed, 04/09/2014 – 21:14
by editor1
FPL

Así a grandes rasgos… yo lo que les quiero decir es que a Marcial, lo han presentado, como diría…como un monstruo, lo que él no era, él era un hombre amoroso, tierno, todos los compañeros lo querían. Marcial solo odiaba la injusticia y por eso el luchó hasta el último instante de su vida.

TulitaSan Salvador. Domingo, 14 Abril 2013.

Por Tula Alvarenga

Sean todos muy bienvenidos compañeras y compañeros a este acto en conmemoración del 30 aniversario de mi compañero, de mi esposo y compañero de lucha Salvador Cayetano Carpio conocido por nuestro pueblo como Comandante Marcial.

Hace 30 años yo tuve un día trágico para mí, fue un día imposible de poder expresar pero tuve la satisfacción de traer los restos de mi compañero Marcial que estaban sepultados en Nicaragua. Me costó mucho trabajo, fue muy doloroso para mí porque yo nunca había asistido a una exhumación y realmente es renovar ese dolo, venciendo tantas dificultades que me exigían allá para traer esos restos, pero al fin lo logré y aquí están. Yo ahora me siento muy emocionada, siento la enorme alegría de ver la presencia de la clase obrera aquí. Yo creo que mi compañero Marcial ha de sentirse muy feliz de estar aquí con la visita de ustedes. Quiero contarles un poquito sobre la vida de Marcial. Yo lo conocí en el movimiento sindical allá por el año 48, cuando yo era dirigente de una asociación de trabajadores, porque en aquel tiempo no se permitían los sindicatos, así nos conocimos y así emprendí junto a él mi camino de lucha hasta el final.

Marcial en VietnamBueno aquí en El Salvador muchos compañeros no lo conocen, su origen…Era un hombre humilde, nació en un hogar muy humilde, su madre se ganaba la vida lavando ropa ajena, su padre era un obrero de zapatero que murió cuando él tenía 3 años. Yo les voy a contar esto porque estoy viendo en algunos libros muchas deformaciones acerca de su vida. Cuando el padre murió, a los pocos tiempos su madre volvió a contraer matrimonio, tuvo nuevos hijos y de su primer matrimonio solo quedaron dos: Lola y Salvador. Cuando la madre murió, su tía los llevó a internar al colegio Santa Cecilia. En aquel tiempo allí recibían niños pobres para ensenarles a leer y a escribir a cambio de trabajo. Pero pronto la tía los sacó de ahí y los llevó a vivir a una casa de las hermanas de San Vicente de Paul. Estando ahí las hermanas lo matricularon en una escuelita que tenían y allí comenzó a aprender sus primeras letras.

Como veían que tenía facilidad de aprender, le dijeron a la tía que le iban a conseguir una beca para que fuera a estudiar al colegio Emiliani, donde se podría preparar para ser cura. Pero un día de tantos, él era un niño muy rebelde, lo quisieron pelonear y saltó el muro y se fue. No quiso llegar a la casa de la familia porque lo podían castigar y se quedó cortando café en El Cafetalón. De allí con lo que le pagaron siguió rumbo a Guatemala. Un día que íbamos nosotros en bus para ver si llegaba a Guatemala. Un día que íbamos nosotros en bus para Ahuachapán, me enseñó la finca donde él había estado cortando café, y con lo que ganó allí tuvo para el pasaje para llegar a la frontera de Guatemala, la pasó a pie y se encontró con un señor al que le preguntó que si tenía trabajo, ya que lo necesitaba pues venía de El Salvador y no tenía ni donde dormir. Le dijo el señor que le daba trabajo pero en Antigua Guatemala, que tenía allí una panadería. Entonces aprendió a ser panadero.

Primero fue aprendiz de zapatero, allí lo trataban muy mal, porque antes a los aprendices los trataban muy mal. los castigaban…y él como era rebelde pues se iba y lo mismo le pasó en las panaderías, pero el si aprendió el oficio de la panadería.

Cuando regresó de Guatemala vino a trabajar a una panadería, y en aquellos tiempos el oficio de la panadería era bien artesanal, no había nada de maquinaria, ni nada. Los salarios miserables y un trato pésimo. Entonces empezó a tener conciencia de la necesidad de organizarse y así fue como se incorporó a una sociedad de obreros panificadores que había allí. En ese tiempo eran sociedades con presencia del patrón. Eran unas sociedades que les llamaban “enterradoras de muertos”, porque lo que hacían era contribuir todos cuando un compañero se moría, le ayudaban para la caja, si se enfermaba le daban para los alimentos. Así se fue iniciando y comenzó a ver que no había ninguna combatividad estando en una asociación donde el patrón que los explotaba era el que dirigía esa asociación.

Poco a poco los compañero fueron tomando conciencia y dejaron ese tipo de organización y formaron la Unión de Obreros Panificadores de la que él fue fundador y dirigente toda la vida.

Logo FPLDesde muy jovencito se inició en la lucha obrera, después poco a poco se fue dando a conocer, ya no solo como dirigente de la Unión de Obreros Panificadores, sino que también era muy solidario y colaboraba con los demás compañeros obreros en sus organizaciones. Y así poco a poco él fue dándose a conocer como un dirigente obrero, hasta que el, un día ya durante los años de la dictadura militar, cuando estaba el General Salvador Castañeda Castro, que fue un gobierno bien represivo, donde a la clase obrera masacró, morían compañeros en las manifestaciones, fue una persecución muy fuerte. En esas luchas del 46 fue la primera vez que a él lo capturaron, lo acusaron para detener la huelga obrera de los panificadores, lo tuvieron seis meses en la cárcel, acusado de amenazas de muerte al presidente de la republica y que se yo…los testigos eran policías y por eso el jurado lo absolvió por que no encontró culpa para su detención, esa fue la primera captura que Salvador Cayetano Carpio tuvo.

Después la segunda captura fue cuando por primera vez nosotros estábamos eligiendo a dos representantes obreros ante el consejo del Seguro Social. El Tuvo que salir antes de que terminara la reunión cuando ya habíamos elegido a los compañeros porque el tenia otro compromiso en la Unión de Trabajadores Ferrocarrileros. Al salir del local lo capturaron, lo sacaron inmediatamente del país y aprovechando esa captura, se fue a Honduras, después México y allá los compañeros de la Confederación de Trabajadores de América Latina le consiguieron para que fuera a estudiar a la escuela del Partido Socialista Popular en Cuba en tiempos de Prio Socarras. Estuvo seis meses estudiando allí.

El ya venía con más conocimientos, con conciencia política y el realmente cuando el golpe de la Junta que derrocó a Castañeda Castro, que se formó la Junta Revolucionaria de Gobierno y el gran boom de la Junta Revolucionaria, hubo un espacio político muy grande que nosotros aprovechamos para salir a la calle a exigir nuestras demandas, libertad de organización sindical para los trabajadores de la ciudad y del campo, también seguro social, código de trabajo … bueno todo eso costo grandes luchas y vino la represión precisamente para detener el movimiento sindical independiente que se fortalecía cada día más.

Un día 26 de septiembre nos capturaron a los dos junto con muchos compañeros, obreros, estudiantes universitarios, profesionales…armaron una gran mentira diciendo que nos capturaban porque habían descubierto un complot comunista para derrotar al gobierno y estuvimos ahí secuestrados. Como no pudieron demostrar el famoso complot comunista optaron por tenernos secuestrados durante el tiempo que quisieron. Por ejemplo yo estuve allí 11 meses secuestrada, después me sacaron del país, hasta llegar a Guatemala en tiempo de Arbenz. En ese tiempo había allí un gobierno democrático que nos acogió y nos apoyó.

Yo quería decirles, pues, que la trayectoria de Marcial viene de muchos años, de muchos años de sufrimiento, persecuciones, capturas…. yo les estoy hablando del Marcial obrero que se dió entero, entero a la clase trabajadora, era muy querido por la clase trabajadora, porque él tenía tiempo para todos.

-Mire compañero Marcial, necesitamos que nos haga un proyecto de estatutos.

-Como no.

Porque era muy estudioso de las leyes laborales, él se sabía el código de trabajo, el estudiaba todo lo relacionado con las leyes obreras, entonces el tenía como ayudarles a otros compañeros y él así se fue haciendo un dirigente sindical muy reconocido y muy querido por la clase trabajadora y pueblo en general porque la línea del movimiento obrero era la solidaridad con cualquier movimiento obrero. Allá estamos nosotros apoyando, saliendo a pedir a las calles dinero, llevándoles a los obreros comida buena. Era un tiempo muy lindo, que como quisiera que volviera a verse en el movimiento obrero, ¿verdad?.

Marcial en huelga de hambre

Foto: San Salvador 1968. Salvador Cayetano Carpio, en huelga de hambre por el cumplimiento de demandas de trabajadores del pan.

Ese trabajo tan importante como es la solidaridad. Así a grandes rasgos… yo lo que les quiero decir es que a Marcial, lo han presentado, como diría…como un monstruo, lo que él no era, él era un hombre amoroso, tierno, todos los compañeros lo querían. Marcial solo odiaba la injusticia y por eso el luchó hasta el último instante de su vida. Entonces, él era así pues, como ser humano para mí era un hombre bueno, ejemplar, un padre ejemplar y un esposo ejemplar, yo jamás, jamás sufrí un maltrato de él, siempre me trató como compañera de lucha, ¿verdad? Y yo… por eso él luchó hasta el último instante de su vida. Entonces, él era así pues, como ser humano para mí era un hombre amoroso, ejemplar, yo como compañera de él puedo decirles, que como ser humano tiene que haber tenido sus defectos, para mi sobresalía lo bueno. El fue un hijo ejemplar, un padre ejemplar y un esposo ejemplar, yo jamás, jamás sufrí un maltrato por él, siempre me trató con mucho cariño, me trató como esposa, me trató como compañera de lucha, ¿verdad? Y yo… por eso que me duele tanto cuando oigo tanta, tanta tergiversación como la difamación que han hecho de su vida y de todo…

Pero ahora veo que…me da esperanzas pues, creo que algún día su figura va a ser reivindicada, se va a conocer la verdad de lo que sucedió porque realmente Marcial se lo merece, porque fue un hombre que entregó su vida, su vida total a su pueblo, a la clase obrera muy en especial, como él solía decir: mi querida clase obrera. Porque él era un obrero, el sentía en carne propias las necesidades, las angustias, las miserias, las arbitrariedades, todo lo que sufrimos los obreros.

Entonces, compañeros yo quiero decirles que cuando yo vine aquí y vi…ahora que van a hablar de Alejandro, un compañero muy infatigable luchador de la clase obrera, que ha sido una pérdida irreparable, un obrero consciente, también buen padre de familia, con un gran amor a su clase obrera, que no le importaba su enfermedad, ni eso lo doblegó para estar hasta el último instante de su vida al pie de la lucha.

Entonces mi homenaje también, mi reconocimiento para Alejandro yo creo que Marcial jamás se imaginó que iba a estar acompañado aquí de un compañero tan formidable como fue Alejandro. Yo me siento feliz de que eso suceda.

Cuando yo vine aquí la primera vez a visitar, estaba aquí en la tumba y encontré una manta que decía: En homenaje al compañero Marcial de los Obreros panificadores. Yo sentí una gran alegría y era Alejandro y partir de allí Alejandro no faltó un solo día a esta sepultura.

Era un compañero increíble, se lo merece todo, ojala que muchos de los compañeros de las maquilas y de todas las fábricas sigan el ejemplo de Alejandro. Un hombre digno y consecuente.

Compañeros yo estoy muy agradecida y muy contenta de verlos aquí. Es primera vez que yo veo un numero grande de compañeros aquí en esta sepultura, muchos años atrás hemos estado siendo casi los mismos, pero ahora yo me siento muy feliz y les agradezco mucho su presencia en este día, yo se que la perdida de Marcial, su muerte, su desaparición física, porque yo creo que…, yo siento que él no está muerto, ellos viven en nuestros corazones y en el pueblo, viven en el corazón del pueblo y también en las prácticas revolucionarias. Yo veo ahora que hay compañeros que están tomando conciencia de la necesidad de seguir adelante en esta lucha, no desmayar hasta lograr el objetivo por el que los compañeros dieron su vida. Muchas gracias.
INVITACIÓN A LA CONMEMORACIÓN DEL 31 ANIVERSARIO DE LA PARTIDASICA DEL COMPAÑERO SALVADOR CAYETANO CARPIOCOMANDANTE MARCIAL”.
Lugar: Cementerio General de Santa Tecla
Hora: 10:00 A.M.
Fecha: Sábado 12 de Abril de 2014

(Palabras pronunciadas en el acto en memoria de Salvador Cayetano Carpio “Comandante Marcial”, ante su tumba en el Cementerio de Santa Tecla. Domingo 14 de Abril de 2013).
Fuente: Federación Sindical de El Salvador FESS – See more at: http://marcialteniarazon.org/blog/en-recuerdo-de-marcial-mi-companero-de-vida-y-lucha#sthash.PfGXGJzd.UXSOu1Q4.dpuf