¡Ante el peligroso avance de Bukele y el desplome del FMLN, urge el reagrupamiento de la izquierda revolucionaria! (Psoca, 9 de marzo de 2021)

El 28  de febrero del 2021 se realizaron en El Salvador los comicios  para elegir 84 Diputados que integran la Asamblea Legislativa, 20 Diputados del Parlamento Centroamericano (PARLACEN) y 262 alcaldes con sus respectivos Concejos Municipales pluralistas.

Entre los 10 partidos políticos que participaron, nueve reflejaron posturas derechistas: Partido de Concertación Nacional (PCN), Partido Demócrata Cristiano (PDC), Alianza Republicana Nacionalista (ARENA), Cambio Democrático (CD), Gran Alianza por la Unidad Nacional (GANA), Partido Democracia Salvadoreña (DS), Nuevas Ideas (NI), Nuestro Tiempo (NT), y VAMOS. Solo el Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN) se presentó con su tradicional falsa fraseología de izquierda, pero no logró cautivar a las masas populares después de la amarga experiencia que vivieron bajo los gobiernos de Mauricio Funes y Salvador Sánchez Cerén. También participaron dos candidatos no partidarios.

Persiste el ausentismo y la decepción con la democracia de los Acuerdos de Paz

Según los últimos censos, la población asciende a 6, 825,935 habitantes de los cuales 5,389,017 estaban inscritos para ejercer el sufragio en el 2021.

Datos preliminares refieren que la participación electoral en las elecciones del 28 de febrero no supero el 51%, lo que indica una marcada indiferencia de la mitad de la población hacia los procesos electorales. Esta apatía tiene su origen en que la frágil democracia burguesa instaurada con los Acuerdos de Paz de 1992, no resolvió las expectativas democráticas del pueblo salvadoreño. Continúan problemas como el desempleo, bajos salarios, violencia, delincuencia y corrupción generalizada. La población se siente defraudada por los viejos partidos políticos porque estos no cumplen las promesas de las campañas electorales.

En vez de declinar, el abstencionismo, con altibajos, ha aumentado en los últimos 29 años. En las elecciones legislativas de 1994 el abstencionismo fue del 46.92%, en 1997 subió al 60.82%, en el 2000 fue de 61.52%, para el 2003 bajo un poco hasta el 58.97, en  2006  continuo en descenso con el 54.22%,  en 2009 fue del 54.09%, en 2012 fue del 51.91%, en 2015 fue del 51.77%,  en 2018 fue del 54.27% y en las recientes elecciones del 2021 se calcula que no superó el 51%.

Un fenómeno similar ha ocurrido con las elecciones presidenciales. En 1994 el abstencionismo fue de 54,8%, en 1999 fue de 60%, en el 2004 bajo al 32%,  y 2009 por las expectativas que habían en un triunfo del FMLN  bajó hasta el 37,1%,  en 2014 se mantuvo en 37,5%, en las elecciones que ganó Bukele  el abstencionismo subió hasta el 58,2%. Una simple observación de las estadisticas muestran que el descenso del tradicional voto se produjo en las elecciones del 2009 y 2014 por las expectativas de las masas trabajadoras en un posible cambio de situación, bajo los gobiernos del FMLN, pero la decepción ha sido determinante para elevar nuevamente las cifras del abstencionismo en el histórico 50%.

La minoritaria protesta del voto nulo y voto en blanco

Según datos preliminares, se han contabilizado 49,421 votos nulos y 43,656 votos en blanco, lo que muestra la protesta activa de una franja todavía minoritaria en la población. Estos electores no se sintieron representados por ninguno de los partidos políticos en contienda, ni por ninguno de los candidatos independientes.

Nuevas Ideas: la minoría ganadora

Los resultados preliminares arrojan que Nuevas Ideas ganó 56 Diputados, ARENA obtuvo 12, GANA obtuvo 5,  FMLN obtuvo 4, PCN obtuvo 2, PDC obtuvo 1, VAMOS obtuvo 1,  y NUESTRO TEMPO obtuvo 1. Bukele logró la meta de imponer mayoría simple y calificada dentro de la nueva Asamblea Legislativa

A nivel municipal, Nuevas Ideas ganó 146 alcaldías de los 262 municipios del país, 13 de las catorce cabeceras departamentales, aunque en materia de votos tiene aproximadamente 399,000 votos menos que a en las elecciones legislativas.

A nivel del Parlamento Centroamericano (PARLACEN) solamente participaron 8 partidos políticos. De los 20 Diputados que integran el PARLACEN la coalición NUEVAS IDEAS-CD obtendría 14 diputados, 3 para ARENA, 1 para el  PCN, 1 para GANA, y 1 para el FMLN.

Si comparamos la votación obtenida por Nuevas Ideas, con el conjunto de la población apta para votar, tenemos la sorpresa que a nivel legislativo obtuvo un  27% de apoyo. La Asamblea Legislativa será controlada por la minoría más grande, pero minoría al final de cuentas. Esta situación desnuda la naturaleza antidemocrática de la actual democracia salvadoreña. Con el apoyo de esta gran minoría, Bukele extenderá su control sobre el poder judicial, y resto de instituciones del Estado. La prolongada crisis económica, el endeudamiento y la pauperización de la mayoría de la población crea un ambiente propicio para el establecimiento de un régimen totalitario. El peligro real de instauración de un régimen bonapartista, con amplios poderes para el presidente de la república, puede ser la antesala de una nueva dictadura disfrazada de gobiernos civil.

El derrumbe del reformismo del FMLN

Nunca antes, ni en los peores momentos de la hegemonía de los gobiernos de ARENA, el FMLN había obtenido una votación tan baja. El FMLN ha obtenido apenas 4 Diputados para la Asamblea Legislativa, y 175, 056 de votos que representan el 6.94% de la participación electoral y un poco más del 3% de todo el electorado.

 El FMLN ha sufrido su peor derrota electoral, a pesar de haber agitado correctamente el fantasma de una posible dictadura de Bukele. Igual que la fábula del pastorcillo mentiroso, que nadie le creyó cuando decía la verdad, el pueblo salvadoreño le ha dado la espalda al FMLN, una muestra de rechazo y decepción política ante la desastrosa gestión de los gobiernos de Funes y Sánchez Cerén, en la que se conformaron con ser simples administradores del Estado burgués, fieles peones del neoliberalismo.

Por una Coordinadora de Izquierda Revolucionaria (CIR)

Bukele ascendió al poder porque supo manipular las ilusiones democráticas de las masas, ante la crisis del sistema bipartidista que se instauró después de los Acuerdos de Paz de 1992. Estamos ante una nueva derecha que pretende ocupar el lugar de ARENA, que también se ha desplomado, aunque en menor medida que el FMLN.

Bukele ha logrado sus metas por el vacío de una conducción revolucionaria. Durante más de tres décadas, el FMLN logró copar el espacio de izquierda, impidiendo o bloqueando el surgimiento de nuevas direcciones revolucionarias. El peligro real que representa el bonapartismo de Bukele, y el desmoronamiento del reformismo del FMLN, crean nuevas condiciones que exigen el surgimiento de una nueva conducción revolucionaria.

Desde el Partido Socialista Centroamericano (PSOCA) llamamos a todas las organizaciones y personas que se identifican como parte de la izquierda a integrar una Coordinadora de la Izquierda Revolucionaria (CIR), para luchar contra el bonapartismo de Bukele, por la defensa de las libertades democráticas y contra los planes de ajuste neoliberal que inevitablemente aplicara contra los trabajadores y la clase media.

Llamamos a elaborar conjuntamente en Plan de Lucha que contenga, al menos, los siguientes puntos:

1.- Unidad sindical y popular contra los planes de ajuste neoliberales acordados con el FMI. Por el aumento de salarios conforme el costo de la vida. Por establecimiento de una renta básica para los sectores más vulnerables

2.- Para combatir el desempleo, luchemos por un Plan de Obras Públicas y construcción de viviendas a bajos precios para todos los trabajadores, sectores populares y campesinos que las necesiten.

No a la flexibilización laboral y a los empleos precarios sin goce de prestaciones ni estabilidad laboral.

3.- Defendamos la libertad de sindicalización y el derecho a huelga de todos los trabajadores, empleados públicos y municipales, así como también garantizar el derecho la trabajo y la estabilidad laboral. Abajo los chantajes del Ministerio del Trabajo y Prevención social (MTPS) que niega las certificaciones de las Juntas Directivas Sindicales. Despenalización de los métodos tradicionales de lucha laboral y social.

4.- Por la derogación de la Ley del Sistema de Ahorro para Pensiones (SAP) y la desaparición de las Administradoras de los Fondos de Pensiones (AFP), para garantizar una pensión digna volvamos al sistema clásico de seguridad social, conformado por aportaciones del Estado, la patronal y los trabajadores. ¡No más AFP!

5.- Democratización del actual sistema político, flexibilizando los requisitos para la creación y legalización de nuevos partidos políticos. Simplificar el procedimiento y requisitos para la presentación de candidaturas no partidarias que permitan la participación política de los trabajadores y demás sectores populares.

Incorporación de mecanismos de control popular, como el referéndum, plebiscito, etc., que permitan la participación democrática y consulta popular en temas de interés nacional.

6.- Renacionalización de las  empresas y servicios públicos privatizados o entregados en concesión. El Estado bajo control de los trabajadores y el pueblo debe mantener el monopolio de los servicios públicos, para garantizar el acceso de la población

7.- Nacionalización de la banca, instituciones financieras y sistema de pensiones, bajo control de los trabajadores.

8. Reforma agraria integral que beneficie a los campesinos  y que devuelva las tierras ejidales a las comunidades indígenas

9. La lucha contra la violencia, la delincuencia y las pandillas no debe centrarse en la represión militar, sino en resolver los problemas económicos de decenas de miles de jóvenes marginalizados socialmente, que conforman las pandillas.

Probablemente falten muchos temas más. Los revolucionarios debemos coordinarnos y discutir democráticamente cómo combatir al régimen bonapartista de Bukele, y como construir una nueva alternativa revolucionaria que ocupe en enorme vacío creado por el desplome electoral del FMLN.

Centroamérica, 9 de marzo del 2021

Secretariado Ejecutivo Centroamericano (SECA)

Partido Socialista Centroamericano (PSOCA)

Apuntes para una caracterización del gobierno Bukele (Jorge Luna, PCT, 7 de diciembre de 2020)

Innumerables artículos y editoriales se han escrito en la prensa burguesa (El Faro, LPG, El Diario de Hoy, etc.), dando cuenta de una acuciante preocupación por el enfrentamiento que sostiene el Gobierno Bukele en contra de la Asamblea Legislativa y el Órgano Judicial, lo que los ideólogos de aquellos medios denominan “crisis institucional”.

No es para menos, el Gobierno Bukele apoyándose en el Ejército, la Policía y respaldado por el caudal de votos obtenidos en las pasadas elecciones, se ha lanzado en una cruzada en contra de los que él denomina “los mismos de siempre”, cuyos hitos más destacados a la fecha son: la militarización del recinto legislativo el pasado 9 de febrero, la restricción de derechos de rango constitucional vía decreto ejecutivo durante la pandemia, el incumplimiento a resoluciones judiciales, dentro de las que destaca por su significado para las víctimas, el incumplimiento a la orden judicial que ordenaba realizar la diligencia de inspección judicial a los archivos de la Fuerza Armada, en el marco del proceso penal que se sigue por la masacre de El Mozote y cantones aledaños en 1981.

De éstos hechos, algunos personajes ligados a la burguesía como el ex magistrado Ulises de Dios Guzmán (https://twitter.com/informatvx/status/1263460927866908672) y el ex director del Instituto de Medicina Legal, ya hablan de una virtual dictadura https://www.elsalvador.com/opinion/editoriales/dictadura-nayib-bukele/758546/2020/).

Por su parte el partido tradicional de la burguesía, ARENA, caracteriza a Bukele como un “dictador en potencia” (https://twitter.com/arenaoficial/status/1296820639207231489).

Mientras que el partido FMLN, es de la idea que la situación actual se encuentra marcada por “un peligroso debilitamiento de la democracia” (https://www.youtube.com/watch?v=a_yFApDxrjY&feature=emb_title).

Para dilucidar si, tal como lo plantean los principales partidos de la oposición, estamos frente a los albores de una dictadura, como las que ya hemos vivido en el pasado, es preciso analizar la situación de la lucha de clases en el país, de la cual éste gobierno es su reflejo.

Un acercamiento preliminar a la caracterización del gobierno de Bukele.

Desde nuestra concepción teórica, la categoría “gobierno”, se refiere a los hombres de carne y hueso que, en determinado momento, están a la cabeza del estado y de un régimen político. Esta categoría responde a la pregunta: ¿Quién gobierna?

No es lo mismo que régimen, porque pueden cambiar muchos gobiernos sin que cambie el régimen, si las instituciones siguen siendo las mismas.

De ahí que, sea importante analizar el sector de clase de donde proviene el actual presidente y el partido que lo llevó a la presidencia, para responder a cabalidad aquella pregunta.

Durante la década del 2000 en nuestro país, se operaron profundos cambios en los ejes de acumulación de capital, signados por una alta penetración de capital regional y transnacional en los ejes de acumulación mas rentables (los conglomerados financieros se vendieron a otros regionales y transnacionales) y la consecuente emigración de los sectores burgueses de esos ejes de acumulación a otros, mediante la liquidez que les generó la venta de sus empresas.

Éste proceso permitió una clara diferenciación entre la facciones de la burguesía tradicional (Baldochi-Dueñas, Kriete-Ávila, Palomo-Déneke, Araujo-Eserski) renovada en los años noventa y las emergentes del siglo XXI.

Una de esas facciones emergentes del siglo XXI, la constituye, lo que Carlos Paniagua en su estudio “El bloque empresarial hegemónico salvadoreño”, denomina como el “sub-bloque [empresarial] árabe”, en el que destacan apellidos como Simán, Salume, Zablah Touché, pero que incluye además a los Saca y Bukele. De ahí que, el actual presidente por su origen de clase pertenece a dicha facción de la burguesía.

La otra facción emergente, es la ligada al grupo empresarial ALBA petróleos de El Salvador, que se constituyó “… en lo que en su momento fue el sector financiero para las élites salvadoreñas a mediados de los años noventa, al proveer de dinero fresco a un nuevo núcleo empresarial que ha buscado acceder a mercados hasta ahora acaparados por pocos grupos empresariales: medios de comunicación, transporte aéreo, finanzas, energía e hidrocarburos. La mayoría de estas empresas se ha abierto a través de préstamos y subsidios destinados a un pequeño núcleo de personas, políticos del FMLN en su mayoría…” (Francisco Robles Rivera, en su artículo “ÉLITES EN EL SALVADOR: CAMBIOS Y CONTINUIDADES (2000-2016)”)

Esa búsqueda de “dinero fresco” proveniente de grupo empresarial ALBA petróleos de El Salvador, para incursionar en sectores de la economía dominados por la burguesía tradicional y el sub bloque árabe, explica el hecho que Bukele, aunque siendo orgánico de éste último, se desmarcó del mismo para establecer negocios con algunos de los dirigentes efemelenistas, que con la fundación en enero de 2006, de ALBA Petróleos de El Salvador, pasaron a ser empresarios.

Los negocios entre los empresarios del FMLN como José Luis Merino (Ramiro Vásquez) y Bukele, para enero de 2019 aún se mantenían, tal como lo verificara el diario burgués El Faro, en el artículo “Bukele se divorció del Frente, pero no del grupo Alba”.

Lo anterior explicaría los roces que se ha generado entre el presidente y la ANEP, pues precisamente dicha asociación patronal se encuentra dominada hoy por los representantes máximos representantes de la facción del sub bloque árabe, del cual Bukele se separó; pero también explica los acercamientos de éste con el bloque hegemónico tradicional, que se ha visto desplazado tanto de la gremiales como del partido ARENA; lo que indicaría que conforme avance el período presidencial Bukele y su partido NI podrían convertirse en el nuevo partido del bloque empresarial hegemónico.

De ahí que, ante la pregunta de quién gobierna hoy en El Salvador, debemos responder que es Bukele junto a una facción emergente de la burguesía, con vasos comunicantes con el conglomerado ALBA petróleos por donde fluyeron miles de dólares. De tal suerte que, nos encontramos ante un gobierno empresarial.

¿Existe una crisis institucional?

Ahora bien, si nos encontramos ante un gobierno empresarial, cómo deberíamos interpretar el enfrentamiento entre Bukele por un lado y la Asamblea Legislativa y el Órgano Judicial por el otro.

Un primer elemento que hay que destacar es que, no se trata de un enfrentamiento en contra de la Asamblea Legislativa como institución, sino en contra de los diputados de los partidos de oposición. Lo que indica que, el objetivo de Bukele no es suprimir la Asamblea Legislativa, sino mantener el enfrentamiento como estrategia electoral de desgaste, para intentar ganar la mayoría legislativa. Prerrogativa ésta, de la que gozaron los sucesivos gobiernos de ARENA.

Por otra parte, en cuanto al enfrentamiento con el Órgano judicial, tampoco se trata de un enfrentamiento en contra de dicha institución del Estado burgués, sino que se restringe a las resoluciones judiciales que perjudican sus objetivos electorales. Por ello, el enfrentamiento ha sido mayoritariamente en contra de la Sala de lo Constitucional, sin embargo, esto tampoco es nuevo, el gobierno Cerén-FMLN, también tuvo enfrentamientos con la Sala de lo Constitucional, que incluyó movilización de su militancia en contra de determinadas resoluciones.

De la misma manera, la actitud respecto a las FFAA y la profundización de la militarización de la sociedad, no es marca exclusiva de este Gobierno, la utilización de las FFAA en labores de seguridad pública fue implementada en el último gobierno de ARENA, se continuó con Funes-FMLN y se profundizó en la administración Cerén-FMLN.

De ahí que, es posible sostener que los elementos propios de un régimen político bonapartista (sui generis) o autoritario, siempre han estado latentes a lo interno del régimen político salvadoreño, y los sucesivos gobiernos los han utilizado de la manera que la correlación de fuerzas entre las clases se los ha permitido en cada momento. Así las cosas, el gobierno Bukele-GANA por la facción de clase a la que pertenece Bukele y el origen del partido GANA, se asemeja más al Gobierno Saca-ARENA que al Gobierno Hernández Martínez.

Lo anterior no excluye que el Gobierno Bukele, dadas las condiciones de la lucha de clases por ejemplo de no lograr obtener mayoría en la próxima legislatura, pueda avanzar y consolidar un régimen abiertamente bonapartista.

Continuara…

Crítica a la izquierda crítica (Noticias UCA, Ricardo Ribera, 18 de septiembre de 2009)

Maquiavelo, pensando en Savonarola, quien a puras arengas religiosas había implantado en la ciudad de Florencia una dictadura popular, hizo la observación de que cuando estaba armado el profeta triunfó, pero una vez desarmado caminó a su ruina. Retomando en el siglo XX esta reflexión, Isaac Deutscher le puso a su trilogía sobre Trotski los títulos El profeta armado, El profeta desarmado y El profeta desterrado. En tonos menos dramáticos, también hoy en nuestro país está presente en el escenario político la figura del profeta.

Debo antes que nada confesar que comparto el aprecio y admiración que muchos sienten por Dagoberto Gutiérrez. Considerado uno de los más brillantes analistas políticos del país, es asimismo uno de los pocos que utilizan el método dialéctico en sus reflexiones, las cuales suelen tener además un alto valor pedagógico. Aunque él modestamente se presenta como «un luchador social», se sabe que es dirigente de una corriente de izquierda radical llamada Tendencia Revolucionaria. Lo que sí me molesta un poco de Dago —también eso debo confesar— es ese tono de sermón religioso, de prédica esotérica, de orador de púlpito, que a menudo adopta cuando habla en público. Por eso me parece que le resulta apropiado el calificativo de «profeta» que aquí le endoso.

También Dagoberto fue en su momento «profeta armado» (quién no lo recuerda en la colonia Escalón, al frente de la fuerza guerrillera durante la ofensiva de 1989); después pasó a ser «profeta desarmado» en su paso fugaz por la Asamblea Legislativa como diputado (díscolo) del FMLN. Muy pronto se separó de su partido, protagonizando su única escisión de izquierda. Hoy, tras la asunción del gobierno de Mauricio Funes, lo veo más bien como el «profeta desairado». Enseguida explicaré por qué.

El movimiento que encabeza no ha querido organizarse como partido y se presenta vinculado y conduciendo a una parte del movimiento social. Critica al FMLN por su reformismo y por haberse integrado «al sistema» desde que se legalizó y participa en las instituciones. Le achaca haberse alejado de la gente y de sus reivindicaciones, las que intenta organizar y dirigir la Tendencia Revolucionaria. En mi opinión, ésta debe ser caracterizada como «izquierda extraparlamentaria». Es su derecho actuar desde la sociedad civil y no hacerlo desde las instituciones e instancias del «sistema político» al que critica. Es una fuerza política real, con la que hay que contar, al margen por voluntad propia de la formalidad de las instituciones.

No necesariamente ello la convierte en una izquierda revolucionaria, al igual que participar en la escena parlamentaria y en las instituciones no hace automáticamente reformista a la otra izquierda, la que representa el Frente. Hay que ver los contenidos concretos de la política, el rumbo y la estrategia para juzgar a una y a otra izquierda. Aparte del hecho de que en el propio FMLN coexisten varias corrientes diferentes. Las cosas no son en blanco y negro o, si se prefiere, en rojo y rosadito. Hay muchos más matices en la realidad compleja de la izquierda salvadoreña actual.

El grave problema que enfrenta en el actual período una izquierda con voluntad y vocación revolucionarias es que desde los Acuerdos de Paz la época está signada por la reforma. En 1992, la negociación logró por esa vía lo que la revolución no había alcanzado en los ochenta: reformas a la Constitución y al sistema político que abrieron paso a la democracia.

No es fácil ser revolucionario cuando la época no es de revolución, sino de reforma. De hecho, en cada coyuntura electoral esta izquierda radical se ha visto enfrentada al dilema de oponerse a las elecciones, arriesgando ser vista como un factor del gane de la derecha, o participar apoyando la opción del Frente, a riesgo de caer en una incoherencia de estrategia y de discurso.

En medio de los procesos eleccionarios del presente año, Dago aclaró públicamente que había votado por el FMLN en las elecciones de alcaldes y diputados, y que votaría por Mauricio Funes en las de marzo. O sea, esta izquierda extraparlamentaria sí participó en la contienda electoral, aunque no haya participado en la campaña. Ha sido un componente del triunfo, parte del torrente por el cambio que al fin se impuso, poniendo término a dos décadas de Gobiernos areneros. No negoció ni condicionó su apoyo, lo cual honra sus principios.

Pero poco tardó en empezar a enviar señales de querer ser incluida a la hora del reparto de cargos en el gabinete y en las instituciones. Para el área del medio ambiente fueron propuestos, por ciertas bases del movimiento social, nombres de expertos cercanos a la Tendencia Revolucionaria. No fueron tomados en cuenta. Queda la sospecha de que pueda ser este uno de los motivos de las actuales movilizaciones contra la proyectada presa El Chaparral. No me parece coherente. Si uno se proclama antisistema y quiere hacer lucha extraparlamentaria, ¿por qué de pronto este afán en ser parte del sistema político y en querer impulsar cosas desde las instituciones del Estado?

Por otro lado, los medioambientalistas conocen muy bien la gran contaminación que producen las plantas eléctricas que trabajan quemando bunker fuel y su elevado costo de funcionamiento. ¿Cómo puede decirse que «el país tiene capacidad instalada de sobra» sin ver la conveniencia de superar la dependencia de la combustión de hidrocarburos? ¿No han de ser las energías limpias y renovables, como la hídrica, las que deben promoverse? El mayor reto del país es alcanzar el desarrollo. Y no podrá haber desarrollo sin crecimiento económico, el cual requerirá aumentar la producción de energía. Si llegase a sobrar, se exporta: ¿cuál es el problema?

En mi opinión, al hacer a un lado el interés nacional y anteponer los intereses de unos pocos cientos de familias, esta izquierda comete un grave error; pierde credibilidad y seriedad, actuando más como grupo de presión que como alternativa política ante la sociedad. El afán por mostrar capacidad de movilización, independientemente de lo racional y razonable de las demandas, no es aceptable. Los pobladores de la zona deben exigir ser debidamente indemnizados, reubicados y auxiliados; merecen el apoyo total a esas justas demandas. Pero no puede pretenderse paralizar la realización de una obra estratégica para el desarrollo y hacer que el interés de un pequeño grupo prevalezca sobre el de la nación entera.

El incidente puede ser sólo anécdota, una simple reacción ante el «desaire» de no ser tomados en cuenta por el Ejecutivo. Pero fuera bueno que le sirva a esta izquierda «radical» para reflexionar y rectificar. También para abordar lo que a mi modo de ver es una debilidad: el no haberse constituido en partido político. Movimientos sociales como los Verdes en Alemania o los que fundaron el PT brasileño terminaron por dar ese paso, sin que ello significase el abandono de su ideario. ¿Por qué no trabajar en formalizar una estructura, un programa, una estrategia que sirvan para unificar el pensamiento, para hacer una propuesta concreta a la población y competir con las demás fuerzas políticas del país?

Mientras esta izquierda de vocación revolucionaria, extraparlamentaria y verbalmente antisistema no dé pasos en tal dirección, me temo que seguirá contribuyendo más a la confusión que a la clarificación, a la protesta sin propuesta, a la crítica sin alternativas ni soluciones. Y así se condena a la automarginación, a ser vista como parte del problema y no de la solución, a participar en una tenaza política por la que el Gobierno se ve atacado simultáneamente por el flanco derecho y por el izquierdo. Un escenario que recuerda mucho, demasiado, al que se configuró contra Allende en el Chile de inicios de los setenta, que ya sabemos cómo terminó.

Hace poco Dago expresaba: «El 15 de marzo el FMLN ganó el Gobierno; el 1° de junio lo perdió». Está diciendo lo mismo —aunque mejor expresado— que dice Cristiani, el jefe de Arena: «Veo división entre el Gobierno y el partido de Gobierno; no está claro quién decide». Me parece preocupante esta coincidencia entre la extrema izquierda y la extrema derecha. Creo que a los miembros de la Tendencia Revolucionaria debería preocuparles también.

Por eso mi llamado al profeta desairado, o a quienes puedan sentirse desairados en sus aspiraciones, a que mejor avancen en definir y estructurar la opción política que representan sin caer en demagogias ni populismos. Así su participación podrá verse como contribución que suma y no que resta; que lejos de dividir, multiplica y acrecienta; que ayuda en asegurar el rumbo y prepara para las nuevas etapas del proceso que ya se adivinan en el horizonte. En ellas tocará caminar juntos, codo con codo.

Las consignas no son incentivos económicos (Moncada, Jorge Gómez.3 de abril de 2021)

La política se hace con palabras y promesas, mientras la economía se realiza con números. En la política las metas y expectativas no cumplidas se saldan con justificaciones, en la economía con quiebras.

Cuando en la Rusia soviética y luego en los países del socialismo real se estatizó el ciento por ciento de la economía, los líderes y funcionarios políticos, automáticamente asumieron funciones de administradores, gerentes, empleadores e inspectores. Así los métodos de la política comenzaron a ser aplicados a la economía. La traslación afectó también a los partidos que lideraron aquellos procesos, por lo cual hubo tendencias a que la política se burocratiza, mientras la administración se politiza; ambas esferas perdieran identidad.

Aunque durante décadas menudearon las exhortaciones para evitarlo, surgieron múltiples confusiones institucionales, la más notable fue la dualidad de poderes entre los partidos y el estado, la duplicidad de funciones afectó no sólo a los directivos, sino también a las instituciones cuyo funcionamiento se afectó por la renuencia a separar los poderes del estado, la centralización y la verticalización extrema que mediatiza las jerarquías y anuló la independencia de las autoridades e entidades territoriales.

A partir de las ideas de que el establecimiento de la propiedad estatal conducía a una “economía social” cuyo objetivo no era el lucro sino la satisfacción de las “necesidades sin cesar crecientes” del pueblo, lo cual incluyó la cuestión de los estímulos a los trabajadores y empresario socialistas, dando preferencia a los de naturaleza moral

El hecho de que las mismas personas formen parte de los parlamentos, los gobiernos, la administración de justicia, así como de las estructuras de dirección de los partidos, cierra el paso a la participación y crea enormes confusiones institucionales, a lo cual se suma la planificación y dirección centralizada de la economía.

Una práctica frecuente es que organismos legislativos nacionales tratarán como subordinados e intervinieran en la actividad de sus similares y de aparatos ejecutivos de los territorios, estableciendo inadecuadas cadenas de mando. Con frecuencia los gobiernos y direcciones partidistas, intervienen en la labor de las organizaciones sociales, incluso de los sindicatos, orientaban su actividad y les exigían considerándose “correas de transmisión”.

Durante décadas se observó la práctica de que los líderes políticos, los gobernantes y los funcionarios realizarán constantes apelaciones a los empresarios y trabajadores para que aumentaran la producción y la productividad, elevan la calidad y la competitividad de las empresas y haciendas y se enarbolan consignas respecto a la producción como si las palabras o las invocaciones pudieran producir más acero, cemento o aumentar el rendimiento de la tierra. La guinda del pastel fue el movimiento stajanovista*,

Varias veces escuché a Fidel Castro razonar públicamente acerca de que la tarea de los gobernantes de los países capitalistas era más fácil que en el socialismo pues, los primeros, apenas tenían que ocuparse de la economía cosa que hacían empresarios, gerentes y dueños. El perfeccionamiento de las instituciones políticas y las entidades estatales pasa por el rescate de la identidad de todas ellas y por la recuperación de sus especificidades.

El presidente cubano Miguel Diaz-Canel ha mencionado el hecho de que entre las fortalezas del proceso político cubano figuran sus instituciones. No obstante, es pertinente advertir que, para que estas funcionen bien, deben ser adecuadamente diseñadas. Algunas no lo son, por ejemplo, la prensa. Allá nos vemos.

La Habana, 03 de abril de 202

“Nos zancadillamos”… la historia de la confrontación. (DEM, Alvaro Cruz. 8 de abril de 2021)

Eugenio Chicas hizo el lunes uno de los análisis más interesantes que he visto de los resultados electorales del 28 de febrero, una reflexión muy interesante viniendo de un dirigente del FMLN y que no he visto, por cierto, entre las filas de ARENA ni en otros partidos políticos.

“ARENA y el FMLN mutuamente nos zancadillamos, nos bloqueamos, no tuvimos la sagacidad para construir un segundo acuerdo de paz que solucionara las causas del conflicto. Nos perdimos en la estrategia”, dijo Chicas en una entrevista televisiva . Esa frase “nos zancadillamos” es la historia de una espiral de confrontación que pasó el país desde la firma de los Acuerdos de Paz. Es cierto lo que dice Eugenio, la clase política salvadoreña fue incapaz de construir consensos, de lograr acuerdos mínimos de gobernabilidad, de fijarse metas conjuntas de país para tener una visión de nación en temas tan indispensables como la seguridad pública, la salud, la educación.

Ambos grupos políticos se confrontaron tanto que terminaron bloqueándose y sufriendo el repudio popular en las urnas. Eugenio dice otra frase muy válida: “La debacle del FMLN se da porque no se supo leer las señales de la población”. No solo el FMLN no supo leerlas, ARENA tampoco y de ahí sus resultados.

El problema como país es que perdemos demasiado tiempo confrontando, buscando cómo acabar los unos a los otros, no hay búsqueda de armonía ni se busca construir, al contrario, se incentiva la destrucción del otro, solo se ve lo malo, el vaso medio vacío. ¿Habremos aprendido la lección como país o seguiremos en esta historia de confrontación con nuevos protagonistas?

“La izquierda joven no quiso definir a Bukele como el enemigo inmediato a vencer; su postura es suave, aguada, temerosa frente al régimen”: Medardo González (LPG, 5 de abril de 2021)

Medardo González, exsecretario general del FMLN, realizó varias críticas a la actual dirigencia del partido de izquierda, luego de los resultados electorales del pasado 28 de febrero y ante la evaluación que la dirigencia encabezada por Óscar Ortiz realiza sobre dichos resultados.

Los comentarios de González, secretario general del partido del 2006 al 2019, fueron emitidos por el canal 40 de Chalatenango, identificado como Mágico Tv. En el video de 11 minutos, González se refiere a su interlocutor como “Chamba”, pero este nunca aparece ni se le escucha participar en la conversación. De hecho, en el video son evidentes varios cortes, por lo que no se puede considerar el mismo un programa de entrevista.

Los primeros señalamientos de González son hacia Ortiz por el tema financiero del partido. En julio del año pasado, Ortiz indicó que recibió el partido en bancarrota, con una deuda de $5 millones que debía ser pagada antes de las elecciones de este año. Ocho meses después, González dijo tener pruebas que no fue así.

“Tengo el informe escrito sellado y firmado por auditor interno y externo. Dejamos más de 120 vehículos a disposición de las nuevas autoridades. hemos dejado también locales, casas, terrenos, este es un tema que sí quisiera decirte que hay que tener cuidado”, apuntó González, quien no se refirió a fondos económicos sino únicamente a bienes materiales para intentar justificar o decir que entregó un FMLN con recursos financieros.

Luego, el exsecretario del partido de izquierda se refirió al proceso de evaluación de resultados que está llevando a cabo la actual dirigencia, y mencionó que están llevando a cabo un proceso excluyente, en el que no están escuchando a todos los sectores del partido.

“Quién me asegura que voy a ser convocado a la discusión, o me van a dejar afuera. Quiero decirle Chamba que entiendo que el Consejo Nacional y la Comisión Política tomaron la decisión de que en estos días se hagan las evaluaciones del proceso electoral recién pasado. A mí, todavía aquí, no me han convocado a la Asamblea de evaluación en que los militantes podemos opinar. No sé si se deba a que no la han hecho. Es fácil hablar de unidad, es fácil excluir al que te incomoda, es como la actitud del nuevo presidente que todo el que lo incomoda mejor lo va apartando”, criticó González.

Asimismo, el exdirigente de izquierda señaló a lo que llamó “dirección joven” del partido por su visión sobre el partido. “El error, según ellos, es que (el FMLN) se constituyó de cinco organizaciones distintas, y que en los 40 años de existencia del FMLN fue incapaz de superar esa situación, la diversidad ideológica. Que al mantener esa diversidad ideológica a su interior, (el FMLN) ha llegado al fin y que hay que construir un instrumento, hay que reconstruir al FMLN con una sola ideología”, señaló González el que considera un discurso errado de parte de la dirigencia del partido, antes de dar paso a acusaciones sobre sus posturas ante el gobierno de Nayib Bukele.

“Estos compañeros de la izquierda joven no quisieron definir a Bukele como el enemigo inmediato a vencer, siguen manteniendo, junto con Óscar (Ortiz), una postura suave, aguada, temerosa, frente al régimen. Esa es mi postura, creo que nosotros tenemos que juntarnos, juntarse como cuadros para salvar a este instrumento, sino la historia va a ser muy dura para todos”, sentenció González, que también se refirió al silencio que, considera, la dirigencia actual guarda sobre José Luis Merino.

“Cuando ellos se refieren a la dirección anterior, por supuesto que no se refieren a José Luis Merino (alías, comandante Ramiro). No se refieren a esa parte. Se refieren a Medardo, Norma (Guevara), Lorena (Peña). Así nos ubican. Aunque ahí estaban otros compañeros como Lourdes Palacios, la misma Anabel (Belloso) y que son integrales, muy coherentes, pero cuando se refieren a la dirección anterior no se refieren a Ramiro”, criticó González.

El exsecretario del FMLN es el segundo exdirigente del partido que se refiere a Merino en las últimas semanas, luego que Eugenio Chicas cuestionara la supuesta relación de este con el gobierno de Nayib Bukele, tras la aparición de Merino en una entrevista con TeleSur para intentar desmentir sus vinculos.

Este medio buscó una respuesta de parte de Óscar Ortiz a los señalamientos emitidos por González. Personal de su equipo de comunicaciones indicó que haría las gestiones para dicho fin, o si Ortiz hablará en los próximos días en conferencia de prensa sobre ese y otros temas.

“Estas elecciones fueron una especie de referéndum al presidente” (DEM, 1 de abril de 2021)

El descontento con los partidos tradicionales, más la intensa campaña que se enfocó en la figura del presidente Nayib Bukele, fueron factores que contribuyeron a  que Nuevas Ideas obtuviera la mayoría en las elecciones del 28 de febrero, pese a los signos de un autoritarismo del Ejecutivo, es una de las valoraciones del vicerrector de Proyección Social de la Universidad Centroamericana José Simeón Cañas (UCA), Omar Serrano.

¿Cómo ve este resultado electoral?

Lo que sucedió el 28 de febrero en términos de ciencia política es un realineamiento electoral, que se venía anunciando desde hace algunos años ya. Realineamiento electoral es un cambio de preferencia electoral, donde la gente que votaba mayoritariamente por Arena y por el FMLN direccionaron su voto a Nuevas Ideas. Esto también se llama elección crítica y según los estudiosos de la historia y de la ciencia política, las elecciones críticas son la ocasión para grandes transformaciones en un país.

Estamos ante una nueva etapa que puede propiciar transformaciones hasta estructurales en el país, de un signo o de otro, ese es el dilema que estamos en este momento. Abrimos una nueva etapa, pero para dónde vamos es lo que queremos ver.

¿Qué tanto hubo incidencia de la juventud?

El porcentaje de participación del 51 % que ha definido el Tribunal Supremo Electoral más apunta a que votamos los mismos que hemos votado otras veces y no un asunto de nueva generación.

Hubo un hartazgo de la población en la política de los partidos. ¿Cómo se analiza ese cambio tan abrupto?

Hubo un cansancio, un rechazo visceral de la gente a los partidos que han gobernado después de la guerra, porque pasamos de las promesas incumplidas de Arena a los cambios fallidos del FMLN.

El Salvador nunca ha tenido un proyecto político que responda a los intereses de las grandes mayorías, desde la independencia. Siempre nos han gobernado intereses elitistas, de cúpulas, que han ocupado el Estado para beneficiar sus intereses. Y ahora estamos a la expectativa qué grupo es el que va a imponer un proyecto de cúpula o si es verdad, como dice el presidente, que va a gobernar para toda la gente.

Ahora, ¿qué es lo que la gente quiso decir? Miren, hay necesidades postergadas desde siempre del pueblo salvadoreño, como trabajo, salud, educación, economía, sobre todo economía familiar. Si el actual presidente dice “no puedo hacer los cambios porque los mismos de siempre obstaculizan”, aquí está el poder, no como un cheque el blanco, sino para que hagan los cambios que nunca se han hecho y que necesita El Salvador. La gente votó masivamente por el partido del presidente y por el mismo presidente, porque estas elecciones fueron una especie de referéndum al presidente, la gente no votó por candidatos, sino votó por la N de Nayib. “Ahora estamos a la expectativa qué grupo es el que va a imponer un proyecto de cúpula o si es verdad, como dice el presidente, que va a gobernar para toda la gente. Nunca hemos tenido un proyecto para beneficio de la mayoría”.

Al observar quiénes acompañan, encuentra gente que viene de “los mismos de siempre”, como Walter Araujo,  ¿a la gente no le importó o qué es lo que puede predominar?

Creo que el mayor éxito político del actual gobierno, y en especial del presidente, es aprovecharse del descontento, del hartazgo de la población con los partidos políticos tradicionales, presentarse como distinto, a pesar que hace lo mismo que antes y lleva gente que participó antes.

Pero el mayor éxito político es que la gente le cree que es distinto. Pero critica el nepotismo haciendo más nepotismo, critica la corrupción con grandes señalamientos de corrupción. La principal aliada de la corrupción es la falta de transparencia y si algo caracteriza a este Gobierno es la falta de transparencia, todo es información reservada. Y en eso creo que tiene un papel fundamental la estrategia mediática del presidente, que dicho sea de paso, es probablemente la única estrategia que tiene para el país.

¿Qué oportunidades tiene esta nueva Asamblea, contando con esta mayoría?

La condición en que ha quedado la Asamblea Legislativa es inmejorable para hacer grandes cambios en el país. Nadie la ha tenido. El pilar de los mismos de siempre se ha caído. Poder absoluto significa también responsabilidad absoluta, responsabilidad total. Ahora, depende del presidente y de la Asamblea Legislativa lo que se va a implementar. Todo parece indicar que la Asamblea va a apoyar lo que diga el presidente. Acabamos de ver un pequeño tip con la Ley General de Agua, donde se aprobó un artículo, no la ley, quizá el más importante de toda la ley porque es el que más ha generado conflicto, es la composición del ente rector del agua.

¿Hay algún riesgo de autoritarismo?

Sería toda la institucionalidad que estaría  bajo el control del mismo partido o de la misma persona en este caso. La correlación de fuerzas en la Asamblea, a partir del 1 de mayo, va a posibilitar que haya un Gobierno que responda a los intereses de la mayoría de la población o que responda a intereses de un grupo en específico. O se profundiza el incipiente camino democrático, que el país comenzó a andar desde 1992, o se profundiza en un populismo autocrático, que se valen del control absoluto del poder para implementar un régimen autoritario.

Estas sospechas son fundadas. El Gobierno, en los 20 y tantos meses que lleva, ha dado signos claros que va por ese camino. El principal antídoto contra la corrupción es la transparencia y este Gobierno no es transparente.

No hay Gobierno autócrata en el mundo que no necesite de las armas para hacer prevalecer su poder. Si algo ha caracterizado a este Gobierno es apoyarse en el Ejército y en la Policía Nacional Civil. Desde antes de la pandemia, en la celebración del 15 de septiembre de 2019, el Gobierno los definió sus “héroes”. Lo que interpretamos en ese momento es que quería ganarse la incondicionalidad de los hombres de uniforme. “Yo no dudo que el protagonista de este momento en El Salvador es el presidente de la República. Ahora, creo que no es el que hace el guion. Está el protagonista, pero están los que hacen el guion, los que dicen lo que tiene que decir”.

El informe del Departamento de Estado de Estados Unidos sobre derechos humanos, ¿le dan mucha atención?

Ese es el otro elemento que faltaba en los signos que ha dado este Gobierno que va a ir por un camino autoritario, la coacción a la libertad de prensa, eso es evidente en el país. Pero en los ojos del mundo está el Gobierno del presidente Bukele y los signos que ha dado apuntan a que va a ser, según lo calificó la revista The Economist, el primer gobierno dictatorial millenial de la historia. Los signos que ha dado este Gobierno dan pie a pensar eso; uso de militarismo, ha contratado más militares que maestros; acusación de malversación de recursos públicos, falta de transparencia, coacción a la libertad de prensa y de expresión, además el culto a la personalidad del presidente. Yo no dudo que el protagonista de este momento en El Salvador es el presidente de la República. Ahora, creo que no es el que hace el guion. Los que hacen el guion es un grupo que está detrás de él.

Esta Asamblea tendrá que hacer elección de segundo grado, ¿qué valoración se puede hacer?

Se puede hacer una elección que tome en cuenta la meritocracia, las capacidades, la trayectoria de la gente. Tradicionalmente, lo que ha habido en las elecciones de segundo grado es un reparto del poder.

Ahora se va a ver si seguimos esa línea, si sería gente que agache la cabeza a lo que diga el presidente, si se nombre un fiscal general no para que investigue los graves delitos, sino para que encubra. O se eligen funcionarios que respondan a un perfil muy profesional y tiene esa oportunidad de hacerlo.

Este año, cambiará el presidente de la Sala de lo Constitucional, ¿debería ser más activa la Sala en el control del poder?

Debería. Realmente el presidente de la Sala (de lo Constitucional) es el presidente de la Corte. Y la interpretación auténtica de la Constitución está en la Sala de lo Constitucional. Hemos tenido casos, por ejemplo en Honduras y Nicaragua, que no han necesitado reformar la Constitución para permitir la reelección. Y creo que la Sala va a tener, la Corte en general, en el respeto y la defensa de la Constitución, que es su función fundamental.

En este último año, la Sala de lo Constitucional ha tenido bastante trabajo en el tema que el presidente ha vetado bastante leyes y ha tenido que estar dirimiendo controversias, caso contrario, ¿esperaríamos en esta legislatura no haya, a menos que las ponga la sociedad civil?

Ese es otro signo que da a pensar que este Gobierno puede andar el camino de autocracia, porque ha habido un irrespeto a la institucionalidad y a la división de poderes. Además, los acusó de ordenarle matar a miles de personas. Ha habido una relación tensa con ellos, una falta de respeto. El problema que tenemos en El Salvador es que tenemos una institucionalidad débil, incipiente. Si esto poco que se ha avanzado en la institucionalidad desde 1992 se tira al traste, está fundamentado pensar que vamos en el camino de la autocracia. A los que aseguran que vamos por ahí, que vamos a una dictadura, yo digo “miren, el Gobierno tiene todo a su favor para no caer en eso, para hacer los cambios que necesita el país sin la necesidad de recurrir a las armas”. “El principal antídoto contra la corrupción es la transparencia y este Gobierno no es transparente. ¿Por qué la población salvadoreña no tiene derecho a saber cuánto nos cuestan las vacunas (covid19). En Costa Rica la gente lo sabe”.

A esta legislatura le tocaría ratificar el derecho humano al agua y saneamiento en la Consttución, ¿sería un mensaje positivo que se apruebe?

Sería un mensaje muy positivo porque ya tenemos dos escenarios de este tipo, se aprobó la reforma, pero no se ratificó, en dos ocasiones. Y con respecto al derecho humano a la alimentación, ya tenemos la aprobación y ahora queda ratificarla por esta nueva Asamblea Legislativa. Y tácitamente estarían reconociendo que lo que hizo la legislatura anterior fue bueno. Nosotros somos conscientes que la regla no cambia automáticamente la realidad. Pero creemos que es condición para mejorar la situación de la distribución del agua en El Salvador.

¿Qué papel debería jugar la sociedad civil y la sociedad civil organizada ante este cambio?

Ante la probable ausencia de pesos y contrapesos, hay tres   pilares que están llamados a controlar el uso del poder. Una es la sociedad civil organizada, para eso se requiere unidad, articulación, coordinación. La única experiencia que recuerde unió a toda la sociedad civil organizada fue la búsqueda de la paz durante la guerra. Estamos en una situación en que las agendas particulares de las organizaciones deben supeditarse al respeto a la democracia, al respeto a los derechos humanos, el respeto a la libertad de expresión y al respeto a los derechos sociales y económicos. El segundo pilar son los medios de comunicación, cuántos escándalos de corrupción se destaparon gracias al periodismo de investigación. Y, en tercer lugar, la comunidad internacional.

3 datos que debes de conocer

  1. Falta de transparencia

Académico señala que la falta de transparencia es uno de los signos de un gobierno con régimen autoritario.

  1. Uso de fuerzas armadas

Destaca el uso de fuerzas armadas para controlar los centros de contención por covid-19 y militarizar las fronteras.

  1. Libertad de prensa

Otro signo que podría indicar el camino hacia un régimen de autoritarismo está en la coacción a la prensa salvadoreña.

El perfil

Omar Serrano, Vicerrector Proyección Social UCA

Estudios: licenciatura en Filosofía y egresado de maestría en Teología de la UCA, Master en Ética para la Construcción Social por la Universidad de Deusto, España.

Trayectoria: director del centro social Equipo de Reflexión, Investigación y Comunicación ERIC; coordinador centroamericano de las Escuelas de Formación Política y Ciudadana de la Compañía de Jesús.

Exdirigente del FMLN sugiere nuevo proyecto político al señalar enquistamiento de grupo (DEM, 5 de abril de 2021)

Eugenio Chicas, exmagistrado del Tribunal Supremo Electoral (TSE), exsecretario de Comunicaciones de la Presidencia de Salvador Sánchez Cerén y excandidato a diputado del Parlamento Centroamericano (Parlacen) en las pasadas elecciones, realizó duras críticas y señalamientos a su partido Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN), de no atender a las señales de corrupción, nepotismo y exigencias de la población.

Durante la entrevista televisiva Diálogo con Ernesto López, analizó los factores que a su juicio generaron la “debacle electoral” del FMLN, que le redujo de 23 a 4 escaños en la Asamblea Legislativa para el periodo 2021-2024.

Con un poco más de 180,800 votos, el FMLN pasó de ser la segunda fuerza política a ocupar la cuarta en apenas tres años.

Para Chicas, la disminución en el caudal electoral se vio desde 2015 y persistió en años posteriores. Hubo señales de descomposición dentro del gobierno, de nuestro gobierno y dentro de nuestro partido. Esas señales de descomposición estaban vinculadas a signos de corrupción”. Eugenio Chicas, exdirigente del FMLN y de la gestión presidencial de Salvador Sánchez Cerén.

Un grupo empresarial

De acuerdo al exdirigente del FMLN, a su partido le faltó entereza y valentía para hacer frente a esas señales, las cuales, afirma, debieron denunciarse. Señala que dentro del partido “se fue enquistando” un grupo empresarial que afectó la estrategia política. El problema que tuvimos y tenemos en el FMLN es que un grupo empresarial se empezó a enquistar en el partido y a utilizar recursos de sus empresas para cargar los dados de decisión en el partido y no solo eso, sino para distorsionar la estrategia política del partido”. Eugenio Chicas, exdirigente del FMLN.

Asegura que ese grupo tiene relaciones con el actual gobierno de Nayib Bukele, al que calificó como de centro derecha.

“Nosotros partidariamente con este gobierno somos adversarios políticos, tenemos ideas diferentes. Por lo tanto, cuando hay un grupo enquistado en el FMLN que tiene negocios, que además no define una postura clara respecto a la caracterización de este régimen, se te empieza a hacer agua la estrategia. Eso es lo que ha habido”, expuso.

Con fondos de alcaldías del país y la petrolera estatal de Venezuela, PDVSA, el FMLN fundó la sociedad de economía mixta Alba Petróleos, que fue allanada por la actual gestión de la Fiscalía General de la República el 31 de mayo de 2019 por sospechas de lavado de dinero.

Las cuentas de Alba Petróleos se han erosionado poco a poco luego de que varias personas naturales y jurídicas fueran beneficiadas con préstamos. Los mayores deudores de Alba Petróleos hasta 2016 eran las sociedades Atlantic Pacific Logistic, S.A. ($149.6 millones) y Apes Inc. ($165.4 millones), ambas radicadas en Panamá, Termopuerto ($20 millones), Hydroil, Starlight, Subes, entre otras.

«Ese grupo, incluso al que Jorgito Schafik pertenece»

A mediados de marzo, luego de que José Luis Merino, exviceministro de Inversión Extranjera y Financiamiento para el Desarrollo y exasesor de Alba Petróleos de El Salvador, negara tener alguna relación financiera con el presidente Nayib Bukele, hubo un roce de opiniones entre Eugenio Chicas y Schafik Hándal.

Chicas cuestionó la relaciones entre la empresa televisiva TVX (Starlight) y Alba Petróleos.

Hándal lo señaló de desleal. Chicas no se considera un traidor. “Ese grupo, incluso al que Jorge pertenece, al que Jorgito Schafik pertenece, está embargando, está amenazando con embargar a pequeñas cooperativas de excombatientes”, dijo. Hándal presidió la empresa financiera Tu Solidaria, que nació con fondos de Alba Petróleos en 2012.

“Ese grupo empresarial debe separarse del FMLN, porque en un partido de izquierda como el nuestro no puede haber grupos empresariales que sienten la pauta política del rumbo de la izquierda en El Salvador”, insistió.

Juntar los retazos de izquierda

Eugenio Chicas aseguró que el reto del FMLN es cómo contribuir a juntar los retazos de toda la izquierda dispersa en las organizaciones, intelectualidad, para construir un nuevo proyecto político, lo cual, dijo, «no significa cancelar al FMLN».

El exdirigente sostuvo que el FMLN «es poco relevante» con 4 diputados. Yo creo que la sociedad debe tener claro nuestro mensaje. El FMLN hemos sabido rehacernos, reinventarnos, reconstruirnos. Debemos reconocer nuestros errores y tener la sabiduría para poder unificar los retazos de la izquierda y reconstruir el proyecto político en el que no solo el FMLN sino distintos sectores de izquierda pueden y van a construir el nuevo sujeto político que va a ocupar el espacio de izquierda. Eugenio Chicas.

El exdirigente comparó este esfuerzo con la oposición civil que tuvo el general Maximiliano Hernández Martínez, sin que el Partido Comunista jugara en este caso un rol importante.

«Nos zacadilleamos»

Para Chicas, es importante que el partido reconozca los errores cometidos y comience a tratar de reunir a la izquierda en la sociedad civil a la que abandonaron.

Dijo que durante el gobierno de Sánchez Cerén se trató de buscar consenso para un segundo acuerdo de Chapultepec que resolviera los problemas económicos y sociales, pero sin lograr frutos con la entonces oposición de la Alianza Republicana Nacionalista (Arena). Arena y el FMLN mutuamente nos zancadilleamos, mutuamente nos bloqueamos y no tuvimos la sagacidad de distinguir la necesidad efectiva de construir un segundo acuerdo de paz que resolviera las causas del conflicto armando que es la debacle económica y social del país”.

Ante esa situación, señala que se tuvo que hacer un viraje para buscar la correlación con las fuerzas sociales, ambiente que propició que Nayib Bukele y el movimiento de Nuevas Ideas cobrara fuerza. Al no lograr Arena y al no lograr nosotros la solución de esos problemas económicos y sociales, surge un mesías que engalana a la población, endulza a la población, les ofrece el oro y el moro como se dice popularmente y se lleva las preferencias electorales”.

No obstante, considera un error desmeritar los Acuerdos de Paz, ya que estos generaron los cambios institucionales y democráticos que le permitieron llegar al poder Ejecutivo por la vía de las elecciones y ahora tener el control del Órgano Legislativo a partir del 1 de mayo de 2021.

Ignacio Ramonet: “El poder que no sepa adaptarse a las redes sociales será el gran perdedor”

MAURICIO VICENTLa Habana – 11 ENE 2021 .Ignacio Ramonet (Pontevedra, 1943) es periodista, semiólogo, exdirector de Le Monde Diplomatique y un referente de la izquierda. En esta entrevista, realizada en La Habana poco después de la inédita protesta protagonizada por un grupo de jóvenes artistas cubanos en demanda de mayor libertad de expresión, convocados por las redes sociales, Ramonet analiza cómo ha cambiado Internet y las nuevas tecnologías el lenguaje de la comunicación y el equilibrio de poderes. El autor del libro Cien horas con Fidel asegura que las redes son expresión de una “auténtica democratización” de la comunicación, aunque advierte también que estas “han multiplicado hasta al infinito las capacidades de manipulación de las mentes”. En la actualidad, observa, se está produciendo un “darwinismo mediático” y el poder que no sea capaz de adaptarse a la nueva realidad, perderá, pues hoy las redes son el principal espacio de enfrentamiento dialéctico. “Es el Ágora actual”, asegura.

Pregunta. ¿Las redes sociales son un espacio real de libertad que sirve para democratizar la sociedad, o son un espejismo que favorece la manipulación?

Respuesta. Ambas cosas. Las redes sociales son el medio dominante hoy, como lo fueron en otras épocas la televisión, la radio o la prensa. Las redes son la expresión de una auténtica democratización de la comunicación que la revolución Internet ha permitido. Hoy, cualquier individuo en cualquier país, por un coste mínimo, con un teléfono inteligente posee la misma potencia de fuego comunicacional que, por ejemplo, la CNN (primer canal planetario y permanente de noticias) hace 35 años. Es una revolución considerable, como no la ha habido jamás en el campo de la comunicación. Y recordemos que todo cambio importante en el ámbito de la comunicación acaba fatalmente por tener repercusiones decisivas en lo social y lo político. No hay excepciones. Desde la invención de la escritura hasta Internet, pasando por la imprenta. Así que podríamos, en efecto, decir que las redes sociales y las mensajerías de nuevo tipo (Twitter, Facebook, Instagram, Snapchat, WhatsApp, Zoom, TikTok, etc.) han ampliado indiscutiblemente el espacio de la libertad de expresión. Y, a la vez, han multiplicado al infinito las capacidades de manipulación de las mentes y de vigilancia de los ciudadanos. Es clásico. Podríamos decir, parafraseando a Marx, que la historia es la historia de las innovaciones tecnológicas. Y que cada innovación tecnológica aporta una solución a un problema. Pero, a su vez, cada solución crea un nuevo problema.

P. ¿En qué medida representa esta revolución de la comunicación una amenaza real para el poder, cualquiera que sea?

R. Como siempre que se produce un salto hacia adelante en las tecnologías de la comunicación, nos hallamos efectivamente ante un progreso en materia de capacidades de expresión. Y, a la vez, ante un peligro de confusión, de confrontación y de nuevas intoxicaciones mentales. Es normal. En ese aspecto no hay nada nuevo. Todo poder que posee el monopolio de la expresión pública se desespera ante cualquier aparición de una tecnología comunicacional democratizante que amenaza su uso solitario de la palabra. Piénsese en la invención de la imprenta en 1440, y el pánico de la Iglesia y del Trono ante una máquina que les arrebataba de repente el monopolio de la Verdad.

P. ¿Qué hacer ante el dilema peligros contra ventajas?

R. Depende de quién se plantee la pregunta… Si son los ciudadanos, es previsible que deseen hacer uso inmediato de la excesiva potencia que les confieren las redes, sin tener la precaución de desconfiar del segundo aspecto: la manipulación de la que pueden ser objeto. Las decepciones, por ello, pueden ser fuertes. Si quien se hace la pregunta es el Poder, yo diría que debe guardar la serenidad. No puede soñar con que, por milagro, desaparezcan las redes que ya están aquí para siempre. Él también debe adaptarse a esta nueva realidad, a esta nueva normalidad comunicacional. La censura, la negación o la ceguera no sirven de nada. Solo agravarían el problema, visto desde el Poder, porque lo rígido rompe, mientras lo flexible resiste. Por lo tanto, el Poder debe entender que las redes son un nuevo espacio de debate y de confrontación. Constituyen quizás, en el campo político, el principal espacio contemporáneo de enfrentamiento dialéctico. Es el Ágora actual. Y es ahí, en gran parte –como lo fue en los periódicos durante mucho tiempo–, donde se dirimen ahora los grandes diferendos y las principales polémicas. Quien no desee ser el gran perdedor de nuestro tiempo debe estar presente en este espacio central de los debates.

P. ¿Se exagera el poder que tuvieron las redes sociales en las primaveras árabes? ¿Hubieran sido posibles esas revoluciones sin que esos regímenes estuvieran corroídos por dentro y sus ciudadanos demandaran libertades?

R. Sin duda, lo que se llamó, en 2011, la “Primavera Árabe”, igual que el “Movimiento de los indignados” en España, u “Occupy Wall Street” en Estados Unidos, no hubieran sido posibles -en la manera en que se desarrollaron-, sin las innovaciones comunicacionales aportadas por la revolución Internet. No solo por el uso de las principales redes sociales (aunque entonces estaban apenas extendiéndose: Facebook se crea en 2006, Twitter arranca en 2009), si no por el recurso del correo electrónico, de la mensajería y simplemente del teléfono inteligente. El impacto de las manifestaciones populares provocadas por esas innovaciones comunicacionales fue muy fuerte aquellos años, yo diría que independientemente de la naturaleza de los sistemas políticos (autoritario o democrático). Claro, en el mundo árabe, “congelado” por diversas razones desde hacía medio siglo, la sacudida tuvo consecuencias espectaculares: dos dictaduras (Túnez, Egipto) se derrumbaron, y en otros dos países (Libia, Siria) empezaron dolorosas guerras civiles que aún, diez años después, no han terminado. Pero también en el seno de sistemas democráticos -España, Grecia, Portugal, Estados Unidos, etc.- se produjeron ese año impactos considerables que modificaron definitivamente la manera de hacer política. Piénsese, por ejemplo, en España en donde, al calor de ese movimiento, surge un partido nuevo, de izquierda, Podemos, que los electores acabaron por propulsar, en 2019, hasta el poder, en coalición con el PSOE. No es poca cosa.

P. ¿Qué opina del argumento de que las redes y las nuevas tecnologías son armas utilizadas por los servicios de inteligencia para desestabilizar sociedades o países en los que se quieren promover cambios?

R. Dos ideas. Primero, que esas innovaciones comunicacionales dieron muy pronto lugar a un uso político de las redes sociales. No podemos ser ingenuos. Hay manuales para usar las redes con intenciones subversivas. Se han usado, en particular, contra Venezuela y el Gobierno del presidente Nicolás Maduro. Recordemos también que, entre 2003 y 2006, de manera organizada y planificada, financiadas por poderosos intereses, se habían producido ya lo que se llamó las “revoluciones de colores” en Georgia, 2003, Ucrania, 2004, Kirguizistán, 2005, etc. Con la intención no disimulada de romper las alianzas de estos países con Moscú y disminuir la potencia de Rusia. Segundo. En el otoño de 2019, antes de que la pandemia de Covid-19 se extendiera a todo el planeta, el mundo -de Hong Kong a Chile, pasando por Irak, el Líbano, Argelia, Francia, Cataluña, Puerto Rico, Costa Rica, Colombia, etc.- estaba conociendo un reguero de grandes protestas populares impulsadas y acentuadas por el recurso de las redes sociales. Todos los gobiernos de esos países, teóricamente democráticos, no supieron, en la mayoría de los casos, cómo enfrentar este nuevo tipo de contestación social sino recurriendo a la represión brutal.

P. En países como Cuba, donde el lenguaje de los medios oficiales es antiguo y poco transparente, ¿impone la frescura de las redes sociales la necesidad de que la prensa tradicional se haga más democrática y participativa?

R. En cualquier país, las redes –que son, repito, el medio dominante hoy– obligan a todos los demás medios de masas (prensa escrita, radio, televisión) a tener que repensarse. Hay un darwinismo mediático en marcha. El medio que no se adapte al nuevo ecosistema desaparecerá. Adaptarse no quiere decir que los otros medios deben hacer lo que hacen las redes. No. Porque las redes son también el territorio, ya lo dijimos, de la manipulación, de la intoxicación, de las “fake news”, de las “verdades emocionales”, de las “verdades alternativas”, etc. La prensa escrita debe concentrarse en sus cualidades: la calidad de la escritura, la brillantez del relato, la originalidad de la temática, la realidad del testimonio, la autenticidad de la información, la inteligencia del análisis, la garantía de la verdad verificada.https://elpais.com/internacional/2021-01-11/ignacio-ramonet-el-poder-que-no-sepa-adaptarse-a-las-redes-sociales-sera-el-gran-perdedor.html

La resurrección como insurrección: el verdugo no triunfa sobre la víctima. Leonardo Boff. 4 de abril de 2021

Lo que sustenta al cristianismo, en sus distintas expresiones históricas en diferentes iglesias, no es la referencia a un gran profeta o sabio, no es la cruz impuesta injustamente a alguien que pasó por el mundo haciendo solamente el bien, ni es la sangre derramada. Es la resurrección. Pierre Teilhard de Chardin, uno de los primeros que articuló la fe cristiana con la visión evolutiva del mundo, dice que la resurrección es un “tremendous” de significación universal que va más allá de la propia fe cristiana. Representaría una revolución dentro de la evolución. En otras palabras, una anticipación del fin bueno de toda la creación y la realización de todas las virtualidades escondidas dentro del ser humano que, prisionero del espacio-tiempo, no consigue dejarlas irrumpir. Él es un ser que está todavía naciendo . Y llega un momento, dentro del proceso cosmogénico en curso, en el que se da esta oportunidad de acabar de nacer. Entonces implosiona y explosiona el homo revelatus, el ser humano totalmente revelado y realizado en su plena hominización. Es la anticipación de la esperanza radical de que no la muerte sino la vida en plenitud escribe la última página de la historia humana y universal.

Para los portadores de la fe cristina, la resurrección es la realización en la persona de Jesús de lo que él anunciaba: el Reino de Dios. Este significa una revolución absoluta de todas las relaciones, inclusive cósmicas, inaugurando lo nuevo en el mundo. Esa revolución implica la superación de la muerte y el triunfo definitivo de la vida, no de cualquier tipo de vida, sino de una vida totalmente plenificada. En fin, el “novísimo Adán” (1Cor 15,45) acaba de irrumpir dentro de la historia.

San Pablo, inesperadamente, tuvo una experiencia del Resucitado cuando iba camino de Damasco a perseguir cristianos. A la luz de esa experiencia, se burla de la muerte y exclama: “ ¿Dónde, oh muerte, está tu victoria? ¿Dónde está, oh muerte, el aguijón con el que nos atemorizabas? La muerte fue tragada por la victoria. Gracias a Nuestro Señor Jesucristo” (1Cor 15,55-57).

El cristianismo vive y sobrevive por la fe en la resurrección de Cristo y no por la creencia en la inmortalidad del alma, tema que no es cristiano sino platónico. Aquí se decide todo, hasta el punto de que Pablo en su Primera Carta a los Corintios afirma con todas las palabras: “Si Cristo no resucitó, vana es nuestra fe; somos también falsos testigos, somos los más miserables de todos los hombres”(1Cor 15,14-19).

La explosión de luz se transforma en explosión de alegría. Contra la experiencia cotidiana de la mortalidad, especialmente ahora bajo la acción letal de la Covid-119, podemos mantener la fe y la esperanza de que los que fueron arrebatados, viven resucitados. Cristo, nuestro hermano, es el primero entre los hermanos y hermanas. Nosotros participamos de su resurrección, pues lo que ocurre en su humanidad, afecta a la humanidad que está también en nosotros. Entonces podemos decir: no vivimos para morir, morimos para resucitar.

Los muertos de los cuales no pudimos despedirnos, darles nuestro último homenaje ni hacerles el velorio, son solo invisibles. Ellos, resucitados, no están ausentes sino bien presentes. Esto puede enjugar nuestras lágrimas y dar sosiego a nuestro corazón.

Por otro lado, la resurrección representa una insurrección contra la justicia de los hombres, judíos y romanos, por la cual Jesús fue condenado al suplicio de la cruz. Esa justicia establecida y legal fue rechazada. Con la resurrección de Jesús triunfó la justicia del oprimido e injusticiado, venció el derecho del pobre. Cabe recordar que quien resucitó no fue un emperador con todo su poder político y militar, no fue un sumo sacerdote en la cima de su santidad, ni un sabio con la irradiación de su sabiduría. Fue un crucificado, un ajusticiado, muerto fuera de los muros de la ciudad, lo que significaba una suprema humillación.

La resurrección define el sentido de nuestra esperanza: ¿por qué morimos si ansiamos vivir siempre? ¿Qué sentido tiene la muerte de aquellos que sucumbieron en la lucha por la justicia de los humillados y ofendidos? ¿Quién dará sentido a la sangre de los anónimos, de los campesinos, de los obreros, de los indígenas, de los negros, de las mujeres y de los niños, derramada por los poderosos en razón del único crimen de reivindicar su derecho negado? La resurrección responde a estas preguntas inevitables del corazón. Ella garantiza que el verdugo no triunfa sobre la víctima. Significa el rescate de la justicia y del derecho de los débiles, de los subyugados y deshumanizados como lo fue el Hijo de Dios cuando pasó entre nosotros. Ellos heredan la vida nueva.

¿Cómo denominar la realidad resucitada que llegó a la culminación anticipada de la evolución? Los autores del Nuevo Testamento se enredan en los términos. Para un evento nuevo, nuevo lenguaje. El más pertinente, entre otros, es el de San Pablo: “el novísimo Adán” o “cuerpo espiritual” (1Cor15,45). El primer Adán trae consigo la muerte; el novísimo, Jesús resucitado, deja atrás la muerte. La expresión “cuerpo espiritual” parece contradictoria: si es cuerpo no puede ser espíritu; si es espíritu no puede ser cuerpo. Pero Pablo inteligentemente une los dos términos: es cuerpo, realidad concreta y no fantasmagórica, pero un cuerpo con cualidades del espíritu. Es propio del espíritu estar más allá de la materia, como ya lo vio Aristóteles. Por el espíritu habitamos las estrellas más distantes y tocamos la realidad divina. El espíritu posee una dimensión transcendental y cósmica. Eso sería la resurrección. No sin razón, Pablo elabora en sus epístolas toda una cristología cósmica: el Resucitado llena el universo y nos acompaña en las tareas más cotidianas.

Finalmente, cabe destacar que la resurrección es un proceso: comenzó con Jesús y se extiende por la humanidad y por la historia. Siempre que triunfa la justicia sobre las políticas de dominación, siempre que el amor supera la indiferencia, siempre que la solidaridad salva vidas en peligro, como ahora, obligados al aislamiento social, ahí está ocurriendo la resurrección, es decir, la inauguración de aquello que tiene futuro y será perennizado para siempre.

A quien cree en la resurrección, no le es permitido vivir triste, no obstante la oscuridad de la historia, como actualmente. El Viernes Santo es un paso que culmina con la resurrección. Es más que el triunfo de la vida; es la plena realización de la vida en todas sus virtualidades.

*Leonardo Boff es teólogo y ha escrito: Nuestra resurrección en la muerte, Vozes 2012. Vida más allá de la muerte, Vozes, 26. edic. 2012; titulado en español Hablemos de la otra vida, Sal Terrae.

Traducción de Mª José Gavito Milano