Nicaragua 19 de julio, veintiocho años después.

Nicaragua 19 de julio, veintiocho años después. La “era” sandinista 2007
El FSLN de nuevo en el gobierno… no en el poder

Sergio Ferrari

El 19 de julio de 1979 el Frente Sandinista de Liberación Nacional
(FSLN) conquistaba el poder en Nicaragua luego de tan largos como
difíciles años de lucha guerrillera. De la dirección nacional colegiada,
entre los nueve comandantes de la revolución, se proyectaba
particularmente Daniel Ortega Saavedra, quien 28 años más tarde, el 10
de enero del 2007, llegaría de nuevo al gobierno del país, esta vez a
través de elecciones. Entre uno y otro momento se sucedieron once años
de revolución sandinista –una de las experiencias sociales más
transformadoras en todo el continente latinoamericano. Y dieciséis años
de tres sucesivos gobiernos “neoliberales” que sentenciaron el retroceso
social de Nicaragua, convertido hoy en el segundo país más empobrecido
del continente. Balance de la dinámica nicaragüense a seis meses de la
victoria electoral del FSLN.

Nueva etapa… ¿pero cuál?

Un balance de estos seis primeros meses exige de antemano preguntarse si
se trata de un gobierno revolucionario –al estilo del sandinismo de los
años ochenta- o de una democracia “formal” o “normal”, de las que
existen en tanto países del mundo. Una vez respondido ese interrogante,
se puede avanzar entonces en el análisis de lo que se puede esperar del
gobierno actual del FSLN.

Tras la reflexión del periodista William Grigsby, se esconde la
disyuntiva esencial de la coyuntura de ese país centroamericano. Y la
auto-respuesta del director de la Radio La Primerísima no deja lugar a
dudas: “no hay una correlación de tipo político para pensar que hoy se
puede implementar una revolución como en los ochenta. Sin embargo, hay
una oportunidad de oro para sentar las bases para salir de la miseria
profunda que aqueja al país”, subraya.

“No espero una revolución, lo que espero es que sea un buen gobierno.
Que ataque las causas y las consecuencias de la miseria. Y que pueda
articular un programa de desarrollo nacional”, enfatiza Grigsby, uno de
los más agudos analistas políticos del país. Su programa diario, “Sin
Fronteras”, transmitido a las diez de la noche, constituye uno de los
escasos puntos de referencia para el análisis político, en un país donde
hoy predominan medios de comunicación superficiales y amarillistas.

Lo hecho y lo que falta hacer

Una de las primeras medidas de Daniel Ortega consistió en decretar la
gratuidad de la educación y la salud, decisión de alto valor simbólico
en un país en el cual en los tres últimos lustros la privatización de
buena parte de los servicios públicos hizo explotar la brecha social
entre ricos y pobres.

Tal como lo indica un balance de los primeros cien días del nuevo
gobierno elaborado por el Instituto para el Desarrollo y la Democracia
(IPADE), el ahorro del gasto público y la condonación de la deuda con el
BID (Banco Interamericano de Desarrollo), permitieron aumentar hasta un
3.21 % el presupuesto para el 2007, con respecto a la propuesta
presentada por el presidente anterior. De ese aumento, un 18 % fue
destinado a la salud, un 54 % a la educación y casi un 24 % al Bono
Productivo Alimenticio, tres de las áreas esenciales de la política
social que comienza a implementar el FSLN.

Y si la lucha contra la pobreza constituyó una de las principales
banderas electorales sandinistas, el Programa “Hambre Cero” –que retoma
el nombre de un plan similar implementado por Lula en Brasil- se perfila
como la propuesta esencial de ese combate en las regiones rurales más
marginadas.

Con un presupuesto de 30 millones de dólares anuales, Hambre Cero tiene
como objetivo beneficiar anualmente a 15 mil familias –75 mil en cinco
años-, asegurándole a cada una 2 mil dólares a través de la entrega de
una vaca y ganado menor, semillas, y otros medios para promover la
recuperación de la producción campesina. Eligiendo para comenzar la
implementación, las regiones rurales más marginadas.

Para el sociólogo Orlando Nuñez, padre teórico de este programa, una
idea esencial del sandinismo 2007 “es de pasar de un Estado con el
perfil de Gobierno+corporaciones (privadas), a un Estado con el perfil
Gobierno+ asociaciones. La lucha para lograrlo no será sólo política
sino también económica y habrá que organizarse no sólo políticamente
sino económicamente, incluso aprovechando las reglas impuestas estos
años por la derecha”.

Reflexión que explica las propuestas organizativas centrales que tiende
a promover el Gobierno en sus próximos cinco años. La primera, las
asociaciones de pequeños y medianos productores, con un acento gremial,
que permita recrear un sujeto económico prácticamente desaparecido como
consecuencia de tres lustros de políticas neoliberales que beneficiaron
únicamente a los grandes productores.

La otra propuesta, más en el terreno político, son los Consejos de Poder
Ciudadano, implementados en todo el país, desde barrios y comarcas,
pasando por municipios, departamentos y culminando a nivel nacional.

La consigna “el Pueblo Presidente” y la democracia directa que impulsa
el sandinismo “va mucho más allá de un discurso político. Es un nuevo
esquema organizativo basado en leyes de participación votadas en
gobiernos anteriores”, explica Harold Urbina, colaborador de la
Procuraduría de los Derechos Humanos.

La coherencia entre objetivos y medios participativos aparece en el
argumento del joven militante. Debe recrearse la forma de participación
a nivel nacional para poder implementar las tres metas inmediatas del
programa del FSLN. “El bienestar ciudadano a partir de la recuperación
de los servicios públicos desmantelados y privatizados; la reactivación
económica y productiva; y las transformaciones sociales para combatir la
pobreza”. Para ello, insiste Urbina, es importante además una nueva
lógica de política y cooperación internacional, “sobre la base del
comercio justo, la igualdad entre naciones, el respeto entre Estados. Y
por eso apostamos a la Alternativa Bolivariana para los pueblos de
nuestra América (ALBA), promovida especialmente por Venezuela”.

La reciente instalación en Nicaragua del Banco Nacional de Desarrollo
Económico y Social de Venezuela (Bandes) con más de 10 millones de
dólares de capital inicial proveniente de ese país -con la óptica de
reactivar al campesinado- y el apoyo de Venezuela en petróleo para dar
respuesta a una de las peores crisis energéticas que soporta Nicaragua,
son resultados pragmáticos de esta nueva referencia de política
internacional en marcha. Caracas ha prometido financiar el 50 % de la
factura petrolera nicaragüense para permitir liberar fondos que deberán
ser destinados a proyectos sociales.

Una oposición al acecho

La victoria del FSLN en las elecciones de noviembre 2006 fue ajustada.
Su 38 % de votos, aunque le permitió alzarse con el triunfo, no le
asegura invulnerabilidad en el parlamento donde su bancada es
minoritaria. Las dos fracciones liberales sumaron 52 % de los votos y la
disidencia sandinista reunida alcanzó un 9 %.

En estos seis primeros meses de gobierno las críticas cotidianas de la
oposición han ido aumentando el tono. Prácticamente no hay anuncio o
actividad gubernamental que no sea fuertemente criticada. Y no son
secretas las discusiones entre los tres sectores opositores para
impulsar lo que ellos denominan “una alianza anti-Ortega”.

A pesar del esfuerzo inicial “moralizante” de Daniel Ortega de reducir
los megasalarios del ejecutivo y sus ministros, a fines de mayo fue
revelado un publicitado caso de extorsión contra inversionistas
europeos-norteamericanos en turismo. Según la revista ENVIO, de la
Universidad Centroamericana, “la extorsión la realizaba el ex alcalde y
ex diputado del FSLN y actual cónsul nicaragüenses en Liberia (ciudad
del norte de Costa Rica), Gerardo Miranda, señalado ya por corrupción en
su gestión municipal…”

Dicho escándalo, todavía en vías de investigación judicial, animó aún
más a la oposición no sólo política sino también de centros de estudios,
ONG, redes y plataformas.

La Coordinadora Civil, creada en 1998 luego del huracán Mitch que azotó
el país –fuertemente opositora hacia los dos últimos gobiernos
liberales- se ha venido convirtiendo también en los primeros meses del
2007 en portavoz de la actual crítica anti-sandinista que propician
algunos sectores medios. Compuesta por unas 600 organizaciones, sigue
reivindicando la denuncia a todo conato de corrupción y se preocupa ante
la falta de claridad del FSLN en sus negociaciones con el Fondo
Monetario Internacional y las instituciones financieras.
La falta de información sobre ciertas áreas y políticas de Gobierno, así
como los repetidos cambios de ministros –especialmente mujeres- en estos
primeros meses de gestión, conspiran contra la consolidación del
Gobierno de Daniel Ortega. Así lo explicaba el IPADE en su
documento-balance de los primeros meses: “la ausencia de información del
Gobierno genera une estado de incertidumbre y una percepción negativa
ante la ciudadanía…”.
Por otra parte, ciertos aspectos “formales” de la vida política, como la
decisión de Ortega de no ocupar la antigua Casa de Gobierno
argumentando medidas de ahorro y de desempeñar sus funciones en la
sede de su partido, irritan sobre manera las sensibilidades de la
oposición. Que critica además el rol protagónico de Rosario Murillo,
esposa del presidente, designada secretaria del Concejo de Comunicación
y Ciudadanía, función que la convierte en la principal portavoz
gubernamental junto con el mandatario.

Los desafíos de futuro

Dos momentos políticos a mediano plazo se perfilan como trascendentes.
El primero, en enero del año que viene, cuando se vencerá la prórroga de
la decisión de las reformas constitucionales y se reabrirá un acalorado
debate nacional a partir del cual la oposición intentará disminuir los
poderes del ejecutivo.

El segundo, las elecciones municipales de noviembre del 2008, a las que
la oposición intentará transformar en un plebiscito contra el FSLN.

En esa perspectiva, los retos de cara al próximo año y medio son
desafiantes para el sandinismo. Que debe asegurar una buena gestión de
gobierno, asumiendo la responsabilidad de un Estado que ha sido
literalmente diezmado por las administraciones anteriores. Dando
respuestas a demandas sensitivas de los sectores más marginados del
campo y la ciudad; materializando una recuperación económica efectiva;
resolviendo la ya aguda crisis energética –con cortes de electricidad
que en junio llegaron en algunos barrios capitalinos a las 8-10 horas
diarias- e imaginando pistas para la creación de nuevos empleos,
consigna que constituyó durante la campaña una promesa electoral
movilizadora.

Por otra parte, y en paralelo, numerosas energías deberán ser dirigidas
para implementar el nuevo concepto de participación ciudadana –los
Consejos- que tanta desconfianza crea entre los sectores medios y la
oposición político-social. Una pista participativa cuyo éxito o fracaso
dependerá, esencialmente, de la capacidad de la militancia sandinista
para comprenderla como una oportunidad y no como un privilegio
verticalista y autoritario.

No menos importante será también para el Gobierno dotarse de una
pedagogía de comunicación todavía ausente, que impacte en la gente,
aclare las dudas, movilice y entusiasme. En una sociedad donde no hay
euforia y donde los estragos de tres gobiernos neoliberales se perciben
tanto en la vida cotidiana como en la conciencia y en la débil
organización de la gente.

Lejos están los años 80, su euforia participativa y la capacidad –casi
automática- de convocatoria del sandinismo en el poder. En una nueva era
en la cual el FSLN es “solamente” Gobierno.

– Sergio Ferrari, de regreso de Nicaragua
Colaboración E-CHANGER y periódico “ Le Courrier”, Suiza

Tania Bichkova participa en Tribuna Popular en Ayutuxtepeque

AYUTUXTEPEQUE, 14 de julio de 2007 (SIEP)

Por su parte, Tania Bichkova, Viuda de Handal agradeció la calurosa bienvenida que recibieron por parte de los asistentes ella y la delegación que la acompañaba, integrantes del Instituto Schafik Handal.

Tania hablo sobre diversos temas de la vida nacional, sobre el caso de Mario Belloso, se solidarizo con los 13 presos políticos capturados en Suchitoto, que guardan prisión por luchar por el agua y explicó sobre el significado del término terrorista.

Hablo sobre los temblores explicando que en su Rusia natal no son frecuentes mientras que aquí se están sucediendo. Dijo que “en Rusia alguna gente cree que si la situación social es tranquila no hay terremotos, pero si hay descontento social hay temblores. Los temblores pueden ser el reflejo de la situación en que vivimos…”

“La captura de Mario Belloso ¿No les parece que es prefabricada? ¿Verdad que si? La conclusión puede ser que ARENA esta ya en campaña y quiere desacreditar al Frente. Antes era el terrorismo de ARENA contra Schafik. Hoy nos quieren enfrascar en una discusión estéril sobre Mario Belloso. ¡Cómo si no hubiera tantos problemas! Se quiere mostrar como que hay justicia. ¿Hay justicia? ¡Noooo! Hay 13 cadáveres diarios, extorsiones, asaltos a las personas, etc., etc.

Llegué a los 75 sin darme cuenta

Juan Gelman
Llegué a los 75 sin darme cuenta
Por Susana Viau Página 12/Prensa Latina
Si Juan Gelman tuviera que hacerse una entrevista, se enfrentaría a dos dificultades. La primera, obtenerla; la segunda, la voz, “porque hablo muy bajo”. Pero en esta oportunidad se ha sometido al encuentro con resignación. Sabe que el mal trago es parte de un paquete que incluye su designación como profesor honorario de la Universidad de Buenos Aires, Doctor Honoris Causa de la Universidad de Quilmes y embajador cultural de la ciudad de Buenos Aires.
La elección del momento no es arbitraria: se cumplen cincuenta años de la edición de su primer volumen de poesía, Violín y otras cuestiones, y otros tantos de su iniciación como periodista. En cuanto a la voz, de a ratos inaudible, Gelman tomará sus precauciones y mantendrá muy cerca el micrófono.

Es una mañana soleada, a metros de la Plaza San Martín; el lobby del hotel es tranquilo y Gelman está de buen humor, esto es, filoso, irónico, burlón, aunque aproveche los tramos iniciales para clavar una pica en Flandes y recordar que aún queda por recuperar el cuerpo de su nuera, María Claudia García Iruretagoyena, una tarea que se ralentiza en los cuarteles uruguayos. “Y todo muy bien”, dirá con desencanto.

La charla, involuntariamente, llevó a otro descubrimiento: también hace 50 años, cuando Juan Gelman tenía 26, nacía el mayor de sus dos hijos, el varón, Marcelo, secuestrado y asesinado por la dictadura militar. La hija, Nora, vendría al mundo un año después. El hallazgo periodístico, sin embargo, no había sido sino una secuela de la distracción. Porque el dato estaba escrito allí, en uno de los últimos poemas de Violín… que dice “Talvez el mundo cabe en la cocina/donde hablamos del hijo./El futuro es un rostro, un dulce nombre,/una sangre en camino a este camino”.

Viene poco, últimamente.

En realidad, hasta el año 2000, cuando encontramos a mi nieta, yo venía a la Argentina dos o tres veces por año, siempre en función de la investigación. Después, en el 2001, 2002, volvimos tranquilos, de vacaciones. En el 2003 estuvimos una semana, para ver a Kirchner por el tema de los restos de mi nuera.

Despreocúpese del micrófono. Lo importante es la respuesta, no la pregunta. Yo no soy Victoria Ocampo.

Tenés suerte… Y encima te quejás.

Hablábamos de los regresos.

En ese tiempo se creó una situación delicada. Kirchner se enfrentó con Batlle, hubo tensiones muy fuertes. Tampoco quise ir a la asunción de Tabaré, aunque la gente del Frente me lo insinuó. ¡Bah! Me dijeron directamente: “Tenés que venir”. No lo hice. Preferí ver cómo evolucionaban las cosas. Bueno, ya sabemos cómo está el asunto de los derechos humanos en Uruguay.

O cómo no está.

Sí, más bien cómo no está. Tabaré quitó el caso de mi nuera de la Ley de Caducidad. Todo muy bien, pero la Justicia uruguaya volvió a archivarlo. Y todo muy bien. Igual, hay ciertos hechos positivos: por ejemplo, que estén buscando en los cuarteles. Claro que el ex comandante en jefe Bertolotti (¿te acordás de ese programa de radio que popularizó lo de “Bertolotti, no me mientas”?) llevó a mi nieta al Batallón 14 y le dijo: “Acá, en un radio de cinco metros cuadrados, están los restos de tu madre”. Cinco metros cuadrados.

Ya llevan cavados dos mil quinientos. La otra cosa positiva es que encontraron e identificaron a dos personas desaparecidas. Una la ubicó el jefe de la Fuerza Aérea, que contó que “en una chacra de Pando están enterrados dos desaparecidos”. En el Batallón 13, donde se suponía que no había nada y donde nosotros insistimos en que están los restos de mi nuera, apareció una osamenta completa, que se identificó y es el padre de Javier Miranda.

Después encontraron restos que se supone son de mujer pero no sabemos todavía a quién corresponden. Esto sirve en el sentido de que la sociedad uruguaya está empezando a saber públicamente suponiendo que antes no lo supiera qué barbaridades se cometieron durante una dictadura de la que se decía era una dictadura buena porque no secuestraba niños ni fusilaba.

En el informe de la Comisión para la Paz, los que murieron por tortura “fallecieron”. Dicen que no hubo ejecuciones y el caso de mi nuera demuestra lo contrario. Y está el llamado “segundo vuelo”, del que el propio comandante en jefe de la Fuerza Aérea dijo que había existido y estuvo a cargo de la OCOA, del ejército. En ese vuelo, más de veinte uruguayos secuestrados en la Argentina fueron trasladados al Uruguay y fusilados.

Sin ese objetivo concreto, ¿cómo siguió la relación con Buenos Aires?

Hubo dos años en que volvimos, como siempre. Luego vino esta situación delicada. Yo no podía aparecer presionando a Kirchner. El tema ya está ubicado a nivel de gobiernos.

¿Qué tal se vive tan lejos de Dios?

Yo creo que Dios estuvo lejos de mí desde hace mucho. De manera que… éste es el lado del asunto que no tiene solución.

Si lo prefiere, tan cerca de Estados Unidos.

Bueno, yo no sé qué lugar queda lejos de Estados Unidos. Fijate vos lo que está pasando en Irak, que parecería estar tan lejos de Estados Unidos. En México estoy cómodo. Tengo una vida recoleta, leo, trabajo, escribo…

…De noche, como casi todos los de su generación.

Sí, en general, sí. ¿Eh, qué querés decir?, que toda mi generación escribía de noche?

Bueno… era una mala costumbre.

A falta de… ¿O vos lo decías por la edad? Porque… sí, lo decías por la edad. Con el tema de la edad, ¡qué te puedo contar! Me distraje. Llegué a los 75 sin darme cuenta. La única ventaja es que el tiempo envejece con uno. Así, no hay problema.

Cincuenta años con la poesía o con el periodismo, es un número…

Por eso te digo, me distraje. No encuentro otra explicación.

Fue una vida, digamos, movida. ¿Queda alguno de los amigos de Villa Crespo?

Mirá, algunos hay todavía. Otros fallecieron, por causas naturales y de las otras. Cada vez que vengo a Buenos Aires, voy para allá.

A la casa de sus padres…

La casa de mis padres ahora es un negocio. Vivíamos en Canning al 300. Ahí, en esa misma cuadra, nació Pugliese.

Era el escritor del grupo.

Yo fui el único que salió escritor y lo tenía que ocultar cuidadosamente. Pero los muchachos fueron cariñosos conmigo. Como éramos todos de Atlanta había una cierta solidaridad en la desgracia. Y fijate que en Atlanta me hicieron el homenaje más grande de mi vida: inauguraron una biblioteca y le pusieron mi nombre. Claro, después de todo lo que Atlanta me hizo sufrir, me lo debían, fue una especie de compensación.

A la esquina de Canning y Vera le siguió El Pan Duro.

El grupo inicial de El Pan Duro éramos Héctor Negro, Hugo Di Taranto, Juan Hierba, que en realidad se llama Nemirosky, que se exilió en España y se quedó, Carlos Somigliana, que después derivó a la dramaturgia, y yo.

Había un sexto, del que no acabo de acordarme. Muy poco después se agregaron Juana Bignozzi, Atilio Castelpoggi. Eramos gente de la Juventud Comunista y alrededores, nos reuníamos en cafés y, como nadie nos publicaba, decidimos autopublicarnos. Empezamos a hacer actos, lecturas.

A una de ellas, la que hicimos en el viejo teatro La Máscara, asistió Raúl González Tuñón y de algún modo nos apadrinó. El orden de publicación de los libros lo decidíamos entre todos, en votación secreta. A mí me tocó ser el primero con Violín y otras cuestiones. Necesitábamos sello editorial y por intermedio de González Tuñón llegamos al viejo Gleizer, Manuel Gleizer, que era un viejo absolutamente extraordinario. Era de Odessa.

Como su madre…

Sí, mi madre era de un pueblito muy cercano a Odessa. Gleizer tenía en Triunvirato, que entonces era Corrientes, un bolichito donde vendía ropa. Era un lector empedernido y empezó a vender libros también. Ese lugar se convirtió en una peña donde iban pintores, intelectuales. El editó los primeros libros de los desconocidos de entonces: Borges, Marechal, la generación del 22.

Cuando llegamos nosotros, Gleizer ya no editaba más, pero generosamente nos prestó el sello y se ocupó. Fue uno de los primeros editores que tuvo la Argentina, porque antes los libros los editaban las imprentas. El tuvo esa audacia.

¿El oficio de periodista cuándo arranca?

En el 56. En Orientación, que era un semanario, órgano oficial del Partido Comunista. Escribía de todo, porque era un semanario donde, que yo recuerde, se tocaban temas obreros, temas sociales, temas internos a veces.

¿Y en la prensa comercial?

Empecé en el año 1966 en Confirmado. Después trabajé en Panorama y en La Opinión.

Si no recuerdo mal, en Panorama, al caer la tarde, se escapaba con Paco Urondo a tomar calvados a un boliche del Bajo que mantenían en secreto. Paco decía que el calvados le recordaba a Ingrid Bergman y Charles Boyer. Eran muy peliculeros ustedes.

Si vos lo decís… Y también a mediodía nos escapábamos a una parrilla que estaba en Belgrano y Costanera Sur. Ibamos con El Moro (Edgardo) Da Mommio, Edmundo Eichelbaum y Paco, a comer vacío del ala. El boliche era de un asturiano muy simpático y pedíamos “del ala” porque era el más tierno.

Entre esos compañeros de trabajo estaban algunos de sus grandes amigos…

Claro. El Moro Da Mommio, Paco Urondo. Los otros eran José Luis Mangeri, Juan Carlos Portantiero, Andrés Rivera. Con algunos de ellos habíamos formado el grupo Nueva Expresión y después La Rosa Blindada, un invento de Mangeri y de Brocato. Ellos nos editaban. La Rosa Blindada jugó un papel político en ese momento. Eramos gente que se había ido del PC. En mi caso, me echaron porque me fui. Una medida higiénica necesaria: si un tipo se va, hay que echarlo.

Será porque el que se va sin que lo echen, vuelve sin que lo llamen.

Sí, debe haber sido así, me echaron por las dudas. Pero lo de la Rosa Blindada fue muy interesante, escribía gente como el gordo Cooke, era un esfuerzo transversal, como se dice ahora, de la izquierda. Después Mangeri se dedicó a una tarea editorial muy importante.

Por esos años volvió a militar.

Sí, después de años de no andar en nada. Porque del 64 al 67 hubo un vacío tremendo en la izquierda. Vos dirás si ese vacío sigue o no…

¿Quién fue el contacto con las FAR, si se puede saber?

Paco y yo teníamos un pacto: el primero que se enteraba de algo le avisaba al otro. El se enteró primero por la hija y me avisó. Antes de eso, en el 64, se había producido el intento del Comandante Segundo, que fracasó. Después, cuando también falla lo del Che en Bolivia, gente que estaba relacionada con ese proyecto y había quedado suelta, sin organización en la Argentina, forma lo que se llamó las proto FAR y luego dio origen a las FAR.

¿Y el pasaje a Montoneros?

Después del triunfo de Perón tratan de fusionarse Descamisados, Montoneros y FAR. Digo tratan porque en realidad esa conducción, que constituían dos hombres por organización, nunca se fusionó realmente. Era una especie de sincresis, no de síntesis. En las FAR, que eran guevaristas antes del regreso de Perón, existía la preocupación por llegar a una clase obrera que era en su mayoría peronista pero, ante todo, era clase obrera. Nunca pudimos resolverlo. La fusión con Montoneros permitía eso, de algún modo.

¿Cuántos años tenía al nacer su primer hijo?

Cuando nació mi hijo yo tenía… 26.

O sea que también de eso hace medio siglo…

Así es, hace cincuenta años del nacimiento de mi hijo también. Nora, mi hija, nació un año después.

Este 2006 tiene su…

… su densidad. Sí, tiene su densidad.

¿Cómo compatibilizó la vida familiar con la militancia?

Bueno, no eran demasiado compatibles.

La poesía tampoco.

Mirá, la poesía es una situación más o menos inevitable. Afortunadamente, para el lector es evitable. Para el que la escribe, no. A mí me admiraba lo de Rodolfo Walsh o lo de Paco Urondo, que seguían escribiendo. Y eso que Paco tenía una responsabilidad grande en la organización, yo no.

Urondo admiraba a René Char. Siempre que lo nombraba agregaba: “el comandante Alejandro”

… que era el nombre de guerra de Char en la Resistencia francesa. Paco dejó un libro inédito, que desgraciadamente se perdió y del cual se publicaron sólo algunos poemas en la revista Crisis: Poemas de Batalla. Paco escribió hasta último momento y Rodolfo igual.

¿Y usted?
Yo también, ¡cómo no!

Había un puñado de poetas militantes. Miguel Angel Bustos, del PRT, desaparecido en 1976, era un poeta exquisito. Sin embargo, la poesía no se cotizaba bien en las organizaciones. Quizá fuese porque las direcciones no eran muy cultas en ese aspecto. ¿Usted qué cree?

Bustos era muy bueno, ya lo creo. En cuanto a lo de las direcciones, sos generosa, muy generosa con eso. En todos esos organismos había el mismo obrerismo que en el Partido Comunista. El intelectual, de entrada, era sospechoso. Paco me hacía reír contándome de las reuniones que él tenía y donde “te hacían la autocrítica”. Cuando la autocrítica le tocaba a él, decía: “Yo no tengo ningún defecto pequeñoburgués… porque yo soy un gran burgués”.

¿Se sorprendió cuando las radios difundieron que habían incautado el Diario del Che y Juan Gelman figuraba en él como uno de sus hombres en la Argentina?

Yo no sabía nada. Esa mañana estaba trabajando en Panorama y me llamó Pajarito García Lupo para decirme, “Juan, figurás en un best-seller”.

¿Resultó tolerable el exilio?
Yo, en realidad, no me exilié, la organización me mandó al exterior para hacer relaciones políticas y denunciar la situación de los derechos humanos en la Argentina, con Isabel. Salí en el 75 por esa razón. La salida se convirtió en exilio con el golpe de Estado. Conseguimos la primera condena de la dictadura militar. Yo trabajaba en una agencia de noticias, en Interpress. El dueño, Savio, decidió trasladarla y se aprovechó esa circunstancia para que yo viajara.

Aprovechando mi trabajo entrevisté a Mitterrand, a Palme e hicimos firmar una declaración que, en verdad, era para denunciar lo que pasaba con Isabelita. Ocurrió el golpe y los términos seguían vigentes. Fue lo primero que apareció en el campo internacional sobre la dictadura militar.

No teníamos dinero, el Tata Cedrón hizo un concierto y con eso publicamos un avisito en Le Monde.

En ese entonces Pinochet tenía más prensa que Videla.
Es verdad y, además, en el exilio cada quien tenía su internacional: la demócrata-cristiana, la socialista, la comunista. ¿Y nosotros qué internacional teníamos? Ninguna.

En Roma le preocupó la posibilidad de contaminación lingüística.
Mirá. Fue una casualidad porque en el 63, en el gobierno de Guido, me metieron preso. Estaba en el pabellón de castigo de Villa Devoto y no dejaban pasar libros. El único que me permitieron fue una gramática italiana. Y no tuve más remedio que aprender gramática italiana. Eramos cuatro en el calabozo. Me miraban como pensando “este tipo tiene la mandarina oxidada”, así dice mi nieto.

Después me tocó ir a Italia y, efectivamente, el italiano me jorobaba porque es muy líquido; me molestaba la oreja porque yo venía con todo el sentimiento, la derrota, las pérdidas familiares, la muerte de los compañeros. Entonces, para sacármelo de encima escribía sonetos pornográficos.

¿Sería capaz de recitarme alguno?

Hice un soneto sobre Romeo y Julieta explicando por qué murió Julieta. Decía, para rimar con Romeo, que tenía “un cazzo /lungo come magnifico corteo” y que Julieta “Non murio da tristizia/ma da cazzo”. Se los recitaba a los muchachos que trabajaban en la sala de teletipos.

¿Quién es su padre poético?

César Vallejo. Y Raúl González Tuñón, también. Yo creo que hay, sobre todo, cercanías, afinidades, miradas parecidas. Y en el caso de Vallejo lo que más importó fue esa voluntad de destruir los límites de la lengua, de trascenderlos, en especial en Trilce, pero no sólo en Trilce. Después lo que pasa es que uno trata de hablar por uno mismo… con la ayuda de los padres.

¿Nunca se animó con la narrativa?

Mirá, una vez intenté escribir una novela que se llamaba “Diario de un poeta”. El personaje era un tipo que escribía poesía por holgazán, porque era cortito. Hice treinta páginas y la dejé, porque yo también soy fiaca. Luego escribí cuentos, pero tuvo más que ver con una suerte de experimentación verbal.

Bailaba tango en los años de Villa Crespo, ¿no?

Uno iba a los bailes para muchas cosas, sacabas a las mujeres con el cabeceo y preguntabas “¿vino sola o acompañada?”, preparabas el terreno para después. Y escuchábamos tango. Me acuerdo de una confitería que se llamaba Las Violetas, que no es la de Medrano. Ahí tocaba Pracánico. Cuando terminaba el tema, Pracánico se daba vuelta y una vez de espaldas al público agarraba de un platito la dentadura postiza. Se la colocaba y volvía a darse vuelta y saludaba. Le gritaban “Pracánico, ponete la sonrisa”.

¿Piensa devolverme alguna vez el libro de Stephen Spender que le presté hace 38 años?

Y… si querés, te compro uno.

Schafik (6)

Schafik (6) – Lunes, 29 de Enero de 2007 hora 10:41

Dagoberto Gutiérrez

En la sala de reuniones del PR se trabaja febrilmente y Schafik revisaba cada papelito y texto que se elaboraba, en realidad mostraba una permanente vocación por la escritura, la propia y la ajena, se preocupaba por la puntuación y la ortografía, y buscaba que el texto tuviera suficiente claridad y que dijera, de entrada, el mensaje central.
Las asambleas reunían a militantes de todo el país, generalmente trabajadores del campo y de la ciudad y la pasión con que se discutían los temas testimoniaban la ascendente temperatura de la caldera social, frecuentemente llegaban a ese pequeño local habitantes de diferentes comunidades de San Salvador y del interior del país, buscaban apoyo para sus luchas y la mayoría de los reclamos tenía que ver con los problemas de tierras y se trataba de campesinos desalojados por terratenientes voraces de las tierras en posesión durante largos años.
Eran abundantes los reclamos de los campesinos habitantes de la zona costera del país y del partido salía equipos que visitaban las zonas en donde la lucha crecía, la costa siempre calurosa y polvorienta, mostraba sus habitantes llenos de energía y ánimo y las reuniones eran con gente que generalmente no tenían puesta su camisa, con corvos y sin sombreros y las discusiones costeras se hacían rodeados de bandadas de niños y niñas que correteaban en medio de los reunidos; en esos años la Guardia Nacional asolaba las zonas campesinas.
Suchitoto fue el escenario de una prolongada confrontación entre el trabajo partidario de denuncia y conciencia y la Guardia Nacional. Un día domingo organizamos un mitin en uno de los portales de la ciudad, frente a la clínica de un dentista de la localidad; el pueblo reunido escuchaba muy atentamente y sus ojos, llenos de inteligencia, comprobaban paso a paso el discurso político que denunciaba. A las once de la mañana la guardia se hace presente, disuelve el mitin y dispersa a los pobladores y nos captura a los militantes, rápidamente los uniformados liberaron a los detenidos y me retuvieron a mi, del parque a la comandancia habían unas cuatro cuadras y en toda la ruta, mientras avanzaba en medio de dos guardias el pueblo de Suchitoto acompañó a la patrulla captora y al cautivo; una vez en la comandancia el pueblo ocupó las cuatro esquinas e inicio una vigilia permanente porque se necesitaba saber el destino que finalmente la guardia iba a dar al prisionero.
Las horas pasaron con lentitud, como caen las arenas en un reloj, y el comandante de guardia mientras tanto me acompañaba conversando en una banca; en un determinado momento el pueblo que rodeaba la comandancia empezó a gritar consignas y el comandante ordenó la represión. Desde el banco se oía el movimiento de las armas y de los arneses ajustándose, las botas resonaban y cuando salió la unidad represora, su jefe era un guardia muy joven originario de Chalchuapa, mi pueblo, bastante conocido mío, al verme, “Pinocho” se sorprendió (este era el apodo con que se le conocía) y me preguntó ¿Qué le pasa a Don Dago? Ya vez Rafael, en las mismas cosas que vos conoces y cuidado como maltratas a la gente que esta afuera en la calle. No me contestó nada pero me lanzo una mirada que no tenía odio aunque su jefe estaba sentado a mi lado en el banco que ya me parecía blandito.
En efecto, el sargento Rafael Retana, que así se llamaba pinocho, salió con su unidad se apostó en la esquina de la comandancia y custodio las puertas del pequeño cuartelito mientras en el banco blandito la plática procedía como si tratará de un encuentro de conocidos que no se preocupaban por almorzar.
A las tres de la tarde sonó el teléfono y se informó que al lugar se dirigía el Coronel Acevedo jefe de esa región militar, el era quien tomaría la decisión sobre mi destino, espere en suspenso mientras el Teniente jefe de la comandancia apresuraba sus pasos y se mostraba nervioso por la llegada de su jefe; a los cuarenta y cinco minutos después de la llamada un ruido de tacones chocando sacudió la estancia porque había llegado el Coronel.
Moreno, de baja estatura y fornido, de pelo blanco y de rostro suave, de voz tranquila y mirada serena el Coronel Acevedo platicó conmigo en un terreno político y algo dijo de que era necesario que el pueblo escuchara las criticas necesarias y que un mitin, en definitiva no bastaba para derribar un gobierno y que a su juicio yo podía marcharme sin preocupaciones; nos despedimos afectuosamente y una vez en la puerta de la comandancia con el Coronel Acevedo el pueblo que mantenía la vigilia prorrumpió en gritos y alegría y de victoria.
En el partido, valoramos lo ocurrido y decidimos organizar una respuesta política para reconocer la valentía del pueblo, denunciar la conducta represiva y anunciar la necesidad de la organización permanente y concientizadora.
El vehículo Ron Ron de Schafik fue preparado para hacer un viaje de madrugada a Suchitoto, miles de volantes se editaron, los contactos en la ciudad se prepararon y el viaje se le puso fecha, era el año de 1970 y la agitación del pueblo crecía y la tensión política filtraba todos los pálpitos de la sociedad.
Un día jueves, a las once de la noche salimos del local del PR, Napoleón Martínez, que sería desaparecido días después del asesinato de Monseñor Romero, Manejaba el Ron Ron en medio de una ruta larga y desierta. Entramos por San José Guayabal y bandadas de perros ladradores rompieron el cristal del silencio mientras se lanzaban con miedo atacando las llantas del carro. En la entrada de Suchitoto estaba un pequeño equipo de pobladores de la ciudad y de las zonas rurales; era la una y media de la madrugada cuando distribuimos los manifiestos para la zona rural y determinados barrios de la ciudad, luego de lo cual entramos al pueblo y llenamos las calles de denuncia y protesta y algunos lugares tiramos los manifiestos debajo de las puertas, en otros los pegamos en los postes y en el parque los pusimos en los bancos, todo duro cerca de una hora y la madrugada corría tranquila como pequeño arroyuelo que puede volverse torrente.
Salimos sin novedad de la ciudad hasta que un kilómetro antes de salir de San José Guayabal se poncho una llanta y empezamos en la oscuridad a cambiarla, afortunadamente tanto Napoleón como Julio Salazar el otro acompañante tenían suficiente habilidad y fuerza, a la cinco pasamos por Guayabal, tomamos café cerca del parque y a la seis y media o siete entramos a San Salvador.
En la tarde de ese día Schafik esperaba impaciente los resultados de nuestro viaje nocturno y ya estaban ahí varios de los participantes que eran pobladores del Cerro de Guazapa, años después este cerro sería un escenario heroico de la guerra heroica que ya había nacido en el corazón de la lucha política.

Miguel Marmol: 102 años en la historia revolucionaria

MIGUEL MÁRMOL: CIENTO DOS AÑOS EN LA HISTORIA REVOLUCIONARIA

Una luciérnaga contra el oscurantismo

(Tomado del art, publicado en el Co-latino Sabado, 23 de julio, 2005)

Este 4 de julio de 2007 0se cumple 102 años del nacimiento en Ilopango, de Miguel Mármol. Después de superar las pruebas de mayor gravedad como el fusilamiento, se convirtió en un revolucionario comunista ejemplar que con su actividad creadora enriqueció la experiencia de la revolución, y marcó con claridad a la izquierda, como el verdadero sujeto histórico de la lucha del pueblo salvadoreño.

La trayectoria de Miguelito Mármol, como le decíamos sus compañeros, es admirable y aleccionadora por su actividad participativa en las propias vertientes sociales, donde se producía la historia político-revolucionaria del pueblo, y por su calidad ética y moral que siempre sustentó ante los principios que guiaron su vida de luchador social.
Con su prodigiosa memoria contribuyó a la elaboración teórica de la trayectoria popular que sirve de divisa, inspiración y orgullo al pueblo salvadoreño. El desempeño social y revolucionario de Miguel Mármol, dieron grandes aportes las tradiciones democráticas que configuran la tendencia nacional-popular de la rebeldía salvadoreña, impulsada por las organizaciones revolucionarias en sucesivas etapas del proceso de lucha, y de la cual, el Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional, FMLN, es fiel e inclaudicable representante.

Miguel Mármol vivió una riquísima vida en materia de actividad social, siendo un salvadoreño de legítima extracción popular, con grandes esfuerzos y preclaras intuiciones personales logró cultivar importantes aspectos del conocimiento.
Las relaciones con la naciente clase obrera nacional, de tipo artesanal en un inicio agrupada en talleres de zapatería, panadería, etc. fueron escuela vital para su espíritu de joven inquieto que deseaba servir a su clase y a su pueblo.
Así lo encontró la historia de las primeras décadas del siglo XIX, a los 17 años, arengando a grupos de trabajadores de Ilopango, San Martín, Soyapango, San Salvador y otros municipios, como propagandista de la revolución y organizador de grupos de trabajadores a quienes orientó a fin de que crearan organizaciones proletarias para que fueran el instrumento que les serviría para defender sus derechos ante las patronales explotadoras del trabajo ajeno. Apenas tenía conocimientos muy rudimentarios y escasos acerca de la lucha revolucionaria en aquellos años, pero era uno de sus mayores impulsadores.
En aquel ambiente el joven Miguel Mármol formó parte de clubes de artesanos que le permitían hacer contacto con los trabajadores que era su objetivo principal, a fin hablarles de que sólo con los cambios revolucionarios operados por los propios trabajadores podían los pueblos conquistar su liberación y les ponía de ejemplo las revoluciones mexicana, rusa y luego la lucha ejemplar del General Sandino, combatiendo en las selvas nicaragüense contra los marines invasores de Estados Unidos.

La actividad organizadora y participativa de Miguel Mármol en los acontecimientos laborales ya en los años 1925, era importante. A los 24 años viajó a la recién fundada Unión Soviética que apenas practicaba sus primeros planes quincenales, y Vladimir Ilich Lenin, su creador, había sido asesinado pocos años atrás, en 1924.
Para entonces, Mármol había conocido al dirigente histórico de los revolucionarios salvadoreños, Agustín Farabundo Martí, quien a pesar de provenir de una familia acomodada, acogió como suya la causa del pueblo por liberarse de la opresión de los ricos terratenientes.

Los acontecimientos de 1932, debidos a la crisis estructural del sistema capitalista, (1929/1934) repercutieron en El Salvador, porque el país dependía de la venta de café en el exterior. En primer lugar vendía en Estados Unidos que una década antes sustituyó al imperialismo inglés en el ejercicio de la hegemonía política en la región centroamericana.
Las demandas del pueblo salvadoreño que exigía trabajo y tierra para sembrar, fueron reprimidas por el general Maximiliano Hernández Martínez que había asaltado el gobierno, el 2 de diciembre de 1931. De ese modo a los 27 años de edad, Miguel Mármol, se vio una noche ante el paredón de fusilamiento en el cantón El Matasano de Soyapango. De allí logró salir herido de entre sus compañeros muertos. Después de su odisea con que regresó a la vida, se repuso y tomó las medidas necesarias para su seguridad. En vez de acobardarse, Miguel Mármol, retomó sus actividades de organizador revolucionario. A partir de aquel 1932, cuando fueran fusilados, Farabundo Martí, Alfonso Luna y Mario Zapata; y ahorcados Feliciano Ama, Francisco Sánchez y 30 mil compatriotas más fueron asesinados. Los pocos comunistas que sobrevivieron a la masacre de los militares y terratenientes, con mucha actividad y mayor inteligencia reorganizaron los grupos dirigentes y continuaron llevando el mensaje de liberación al pueblo a través de la clase trabajadora.
La tenacidad de Miguel Mármol en lucha revolucionaria del pueblo salvadoreño contribuyó de manera importantísima a enriquecer la historia del movimiento revolucionario y al mismo tiempo, aportó a la memoria histórica su labor y vida de un comunista ejemplar, fiel a los principios del Marxismo- Leninismo, y sobre todo, leal a la causa liberadora del pueblo salvadoreño.

Jamás, se la pasó por la cabeza, a Miguel Mármol, exigir un empleo de diputado, alcalde o concejal, en nombre del pueblo.

¡Gloria infinita a la memoria de Miguel Mármol!

Carta Abierta a Ernesto Che Guevara

CARTA ABIERTA A ERNESTO CHE GUEVARA
Frei Betto

Querido Che:

Ya han pasado cuarenta años desde que la CIA te asesinó en la selva de Bolivia, el 8 de octubre de 1967. Tenías entonces 39 años. Pensaban tus verdugos que, al meterte balas en tu cuerpo, después de haberte capturado vivo, condenarían al olvido tu memoria. Ignoraban que, al contrario de los egoístas, los altruistas nunca mueren. Los sueños libertarios no quedan confinados en jaulas cual pájaros domesticados. La estrella de tu boina brilla más fuerte, la fuerza de tus ojos guía a generaciones por las rutas de la justicia, tu semblante sereno y firme inspira confianza a quienes combaten por la libertad. Tu espíritu trasciende las fronteras de Argentina, de Cuba y de Bolivia y, cual llama ardiente, inflama aún hoy el corazón de muchos revolucionarios.

En estos cuarenta años ha habido cambios radicales. Cayó el muro de Berlín y sepultó al socialismo europeo. Muchos de nosotros sólo ahora comprenden tu osadía al señalar, en Argel en 1962, las grietas en las murallas del Kremlin, que nos parecían tan sólidas. La historia es un río veloz que no ahorra obstáculos. El socialismo europeo trató de detener las aguas del río con el burocratismo, el autoritarismo, la incapacidad para llevar a la vida cotidiana el avance tecnológico derivado de la carrera espacial y, sobre todo, se revistió de una racionalidad economicista que no hincaba sus raíces en la educación subjetiva de los sujetos históricos: los trabajadores.

Quién sabe si la historia del socialismo no sería distinta hoy si hubieran prestado oído a tus palabras: “El Estado se equivoca a veces. Cuando sucede una de esas equivocaciones se percibe una disminución del entusiasmo colectivo debido a una reducción cuantitativa de cada uno de los elementos que lo forman, y el trabajo se paraliza hasta quedar reducido a magnitudes insignificantes: es el momento de rectificar”.

Che, muchos de tus recelos se han confirmado a lo largo de estos años y han contribuido al fracaso de nuestros movimientos de liberación. No te escuchamos lo suficiente. Desde África, en 1965, le escribiste a Carlos Quijano, del periódico Marcha de Montevideo: “Déjeme decirle, aún a costa de parecer ridículo, que el verdadero revolucionario está guiado por sentimientos de amor. Es imposible pensar en un auténtico revolucionario sin esta cualidad”.

Esta advertencia coincide con lo que el apóstol Juan, exiliado en la isla de Patmos, escribió en el Apocalipsis hace dos mil años, en nombre del Señor, a la Iglesia de Éfeso: “Conozco tu conducta, el esfuerzo y la perseverancia. Sé que no soportas a los malos. Aparecieron algunos diciendo que eran apóstoles. Tú los probaste y descubriste que no lo eran. Eran mentirosos. Ustedes han sido perseverantes. Sufrieron por causa de mi nombre y no se desanimaron. Pero hay una cosa que repruebo en ti: abandonaste el primer amor” (2, 2-4).

Algunos de nosotros, Che, abandonaron el amor a los pobres, que hoy se multiplican en la Patria Grande latinoamericana y en el mundo. Dejaron de guiarse por grandes sentimientos de amor para ser absorbidos por estériles disputas partidarias y, a veces, hacen de los amigos, enemigos, y de los verdaderos enemigos, aliados. Corroídos por la vanidad y por la disputa de espacios políticos, ya no tienen el corazón encendido por ideas de justicia. Permanecieron sordos a los clamores del pueblo, perdieron la humildad del trabajo de base y ahora cambian utopías por votos.

Cuando el amor se enfría el entusiasmo se apaga y la dedicación se retrae. La causa como pasión desaparece, como el romance entre una pareja que ya no se ama. Lo que era ‘nuestro’ resuena como ‘mío’ y las seducciones del capitalismo reblandecen los principios, cambian los valores y si todavía proseguimos en la lucha es porque la estética del poder ejerce mayor fascinación que la ética del servicio.

Tu corazón, Che, latía al ritmo de todos los pueblos oprimidos y expoliados. Peregrinaste desde Argentina a Guatemala, de Guatemala a México, de México a Cuba, de Cuba al Congo, del Congo a Bolivia. Todo el tiempo saliste de ti mismo, encendido de amor, que en tu vida se traducía en liberación. Por eso podías afirmar con autoridad que “es preciso tener una gran dosis de humanidad, de sentido de justicia y de verdad, para no caer en extremos dogmáticos, en escolasticismos fríos, en aislamiento de las masas. Es necesario luchar todos los días para que ese amor a la humanidad viva se transforme en hechos concretos, en gestos que sirvan de ejemplo, de movilización”.

Cuántas veces, Che, nuestra dosis de humanidad se ha resecado, calcinada por dogmatismos que nos hincharon de certezas y nos dejaron vacíos de sensibilidad para con los dramas de los condenados de la Tierra. Cuántas veces nuestro sentido de justicia se perdió en escolasticismos fríos que proferían sentencias implacables y proclamaban juicios infamantes. Cuántas veces nuestro sentido de verdad cristalizó en el ejercicio de autoridad, sin que correspondiésemos a los anhelos de quienes sueñan con un trozo de pan, de tierra y de alegría.

Tú nos enseñaste un día que el ser humano es el “actor de ese extraño y apasionante drama que es la construcción del socialismo, en su doble existencia de ser único y miembro de la comunidad”. Y que éste no es “un producto acabado. Los defectos del pasado se trasladan al presente en la conciencia individual y hay que emprender un continuo trabajo para erradicarlos”. Quizá nos ha faltado destacar con más énfasis los valores morales, las emulaciones subjetivas, los anhelos espirituales. Con tu agudo sentido crítico cuidaste de advertirnos que “el socialismo es joven y tiene errores. Los revolucionarios carecen muchas veces de conocimientos y de la audacia intelectual necesarios para enfrentar la tarea del desarrollo del hombre nuevo por métodos distintos de los convencionales, pues los métodos convencionales sufren la influencia de la sociedad que los creó”.

A pesar de tantas derrotas y errores, hemos tenido conquistas importantes a lo largo de estos cuarenta años. Los movimientos populares han irrumpido en todo el Continente. Hoy en muchos países están mejor organizados los campesinos, las mujeres, los obreros, los indios y los negros. Entre los cristianos, una parte significativa ha optado por los pobres y engendró la Teología de la Liberación. Hemos sacado considerables lecciones de las guerrillas urbanas de los años 60; de la breve gestión popular de Salvador Allende; del gobierno democrático de Maurice Bishop, en Granada, masacrado por las tropas de los Estados Unidos; de la ascensión y la caída de la Revolución Sandinista; de la lucha del pueblo de El Salvador. En México los zapatistas de Chiapas ponen al desnudo la política neoliberal y se propaga por América Latina la primavera democrática, con los electores repudiando a las viejas oligarquías y eligiendo a aquellos que son a su imagen y semejanza: Lula, Chaves, Morales, Correa, Ortega, etc.

Falta mucho por hacer, querido Che. Pero conservamos con cariño tus herencias mayores: el espíritu internacionalista y la revolución cubana. Una y otra cosa se presentan hoy como un solo símbolo. Comandada por Fidel, la Revolución cubana resiste al bloqueo imperialista, la caída de la Unión Soviética, la carencia de petróleo, los medios de comunicación que pretenden satanizarla. Resiste con toda su riqueza de amor y de humor, salsa y merengue, defensa de la patria y valoración de la vida. Atenta a tu voz, ella desencadena un proceso de rectificación, consciente de los errores cometidos y empeñada, a pesar de las dificultades actuales, en hacer realidad el sueño de una sociedad donde la libertad de uno sea la condición de justicia del otro.

Desde donde estás, Che, bendícenos a todos nosotros los que comulgamos en tus ideales y tus esperanzas. Bendice también a los que se cansaron, se aburguesaron o hicieron de la lucha una profesión en su propio beneficio. Bendice a los que tienen vergüenza de confesarse de izquierda y de declararse socialistas. Bendice a los dirigentes políticos que, una vez destituidos de sus cargos, nunca más visitaron una favela ni apoyaron una movilización. Bendice a las mujeres que, en casa, descubrieron que sus compañeros eran lo contrario de lo que ostentaban fuera, y también a los hombres que luchan por vencer el machismo que los domina. Bendícenos a todos nosotros los que, ante tanta miseria que siega vidas humanas, sabemos que no nos queda otra vocación más que la de convertir corazones y mentes, revolucionar sociedades y continentes. Sobre todo bendícenos para que, todos los días, estemos motivados por grandes sentimientos de amor, de modo que podamos recoger el fruto del hombre y la mujer nuevos.

Frei Betto es escritor, autor de “La mosca azul. Reflexiones sobre el poder”, entre otros libros.

Traducción de J.L.Burguet

Las citas del Che tienen como fuete el texto El socialismo y el hombre en Cuba, publicado en “Ernesto Che Guevara, escritos y discursos”, Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 1977, pp.253-272

QUIÉN ES FREI BETTO

El escritor brasileño Frei Betto es un fraile dominico. Conocido internacionalmente como teólogo de la liberación. Autor de 53 libros de diversos géneros literarios novela, ensayo, policíaco, memorias, infantiles y juveniles, y de tema religioso en dos acasiones en 1985 y en el 2005 fue premiado con el Jabuti, el premio literario más importante del país. En 1986 fue elegido Intelectual del Año por la Unión Brasileña de Escritores.

Asesor de movimientos sociales, como las Comunidades Eclesiales de Base y el Movimiento de Trabajadores Rurales sin Tierra, participa activamente en la vida política del Brasil en los últimos 45 años. En los años 2003 y 2004 fue asesor especial del Presidente Luiz Inácio Lula da
Silva y coordinador de Movilización Social del Programa Hambre Cero

Lo global, lo nacional y lo local en América Latina

Iosu Perales
Lo global, lo nacional y lo local
en América Latina
(Hika, 188zka 2007ko maiatza)

Como es conocida la relación entre Estado y democracia ha sido siempre difícil. Esta última se formó en buena medida frente o contra el poder político hobbesiano encarnado en el Estado. Sin embargo, con el paso del tiempo el poder político constituye un bien en la democracia. La debilidad de este poder estatal puede suponer una amenaza para la democracia. Este peligro es mayor cuanto más se extienden y fortalecen las corporaciones transnacionales. La pérdida de este poder político puede decirse que deriva en una fragilidad en sus dimensiones protectoras de la seguridad, estabilidad, y del ejercicio de los derechos fundamentales de los ciudadanos, dado que los conflictos no pueden resolverse únicamente con la razón y la lógica. Luiz Carlos Bresser (1) expone el problema de este modo: “La globalización tiene como consecuencia el aumento de la coordinación de la economía por parte del mercado y la reducción correlativa de la coordinación de la economía por parte del Estado. Las reformas orientadas al mercado también tienen el objetivo de aumentar la coordinación por parte del mercado, pero necesariamente implican el debilitamiento del Estado”. Bresser añade: “El papel más importante que se otorga al mercado era necesario, dada la crisis del Estado, pero ha tenido efectos perversos en lo que respecta a la equidad y la consolidación de la democracia, y constituye una amenaza para la cultura democrática”.
Lo cierto es que la participación de los ciudadanos es esencial para la legitimación del poder y la democratización permanente de la democracia. La búsqueda de un equilibrio entre poder y participación constituye una tensión propia de la democracia en el ámbito de la organización territorial que es el Estado. La democracia representativa es para algunos ese espacio de equilibrio, pero cabe defender junto a la anterior una democracia más participativa expresada en formas legales, sobre todo en un momento en que aquélla atraviesa por una crisis derivada de su pérdida de protagonismo deliberativo. Ello implica en cualquiera de los esfuerzos democráticos una capacitación de los actores que no podría darse eficazmente sin la figura del territorio que es el Estado-nación, las regiones y los municipios.
La actual globalización no asegura este equilibrio ni la capacitación ciudadana para la democracia: el ámbito territorial global tiene dificultades para vertebrar a la comunidad, no concita identidad; los canales participativos son débiles y aquello que hay que elegir resulta ser algo muy distante sin contornos definidos. En todo caso el impacto de la globalización es asimétrico: las sociedades de tradición democrática pueden soportar la dejación de competencias y grados de soberanía; pero las sociedades nacionalmente débiles, como son una buena parte de las latinoamericanas, quedarían a merced de fuerzas transnacionales cuya única conciencia es el mercado. Por otra parte la tutela de instituciones democráticas mundiales, actualmente débiles, no puede resolver este déficit de Estado en los países periféricos. De modo que la idealizada “aldea global” lo es tan sólo para elites, pero no para las mayorías del planeta.
Para el caso de los países pobres y periféricos, la erosión democrática es preocupante: sin poder para negociar, asisten inermes a la imposición de conductas y de decisiones tomadas en los mercados y centros financieros, sin otra posibilidad que ser globalizados en condiciones de extrema indefensión.
Muchos de estos países, nacionalmente débiles, que aún no se han consolidado como Estados-nación, se ven presionados y cooptados por centros de gravedad de las fuerzas económicas que gobiernan la acumulación rompiendo las fronteras. Se impone la gestión de sociedades dependientes por el mercado global, lo que constituye una alternativa fatal. No es ni será factible un desarrollo humano sostenible sin ese espacio político, social y cultural, que es el Estado-nación. Un Estado reconocible por su función social, que ejerza liderazgo alrededor de una aspiración común de modernización y de equidad. Mientras esto no ocurra seguirán habiendo en cada país pobre, periférico, dos naciones: arriba los sectores privilegiados cuyos movimientos económicos tienen como centro focos externos a sus propios países, y abajo los excluidos del campo y la ciudad que apenas participan en los intercambios económicos y en el sistema político nacional.
No es de poca importancia recordar que en un buen número de países latinoamericanos y caribeños el lugar del Estado es ocupado de forma extremadamente deficiente por los gobiernos. Cuando éstos cambian “el estado” se sobresalta.
Por consiguiente hay que enfatizar que, con frecuencia, cuando se debate la cuestión globalización/soberanía de los Estados, se hace desde una posición y visión del mundo eurocéntrica. Así la corriente que simpatiza con la transferencia de poder político de los Estados a centros supra-estatales, normalmente no advierte que aquellas sociedades que no han alcanzado la primera modernidad, en un mundo asimétrico, están lejos de poder prescindir de cuotas de soberanía que nunca han podido ejercer y sin embargo necesitan. Es el caso de buen número de los países latinoamericanos.
Además, donde se ha erosionado la capacidad de los Estados para atender las necesidades básicas de la población, donde la desintegración de los mismos impide garantizar los mínimos de seguridad –es el caso de Argentina en el momento de escribir esta reflexión-, los conflictos internos encuentran un campo para su despliegue violento, abriéndose brechas profundas en el sistema político. Como dice con acierto Vicenc Fisas, este tipo de situaciones: “En muchos casos, aunque no en todos, esto ocurre en los países calificados como débiles, fallidos, hundidos, fracasados, colapsados, caóticos. Tanto la debilidad de los Estados como la naturaleza de los nuevos actores, sin embargo, no son el resultado del azar o de catástrofes naturales, sino de la combinación de un cúmulo de violencias estructurales internas (políticas no participativas, imposibilidad de acceder a la tierra, a los bienes o a oportunidades; corrupción, clientelismo, falta de gobernabilidad, ineficiencia de los sistemas de justicia, militarismo, etc.) que operan en paralelo a la acción de algunas tendencias del sistema económico internacional vinculados a la mundialización, que impiden que muchos países puedan seguir el ritmo de la liberalización y de la competencia, o que necesita de zonas políticamente caóticas para así llevar a cabo estrategias de rapiña sobre recursos naturales” (2). Estas palabras de Fisas bien pudieran aplicarse a la región centroamericana en las décadas de los setenta y ochenta.
Ante esta realidad Bresser sostiene que “la única forma de neutralizar estos efectos perversos es reconstruir el Estado y redefinir de forma más amplia el espacio público estatal. Sólo así el mercado y la globalización podrán ponerse al servicio de la democracia y la equidad y no contra ellas” (3). Tesis que Sosnowski y Patiño refuerzan al decir que el Estado debe garantizar los derechos mínimos de la ciudadanía y las condiciones del desarrollo integral, proveer el espacio de expresión de la diversidad social y política para articular su proyecto de sociedad, y mantener su función reguladora del mercado (4).

Globalización, identidades nacionales y ciudadanía: Un debate

Parece haber una coincidencia en torno a la constatación del aumento de actores transnacionales que funcionan con iniciativa propia y autonomía o independencia respecto de las organizaciones territoriales que son los Estados. No es necesario insistir que el propio sistema capitalista mundial, hasta llegar a ser el sistema socio-histórico del mundo entero, se ha basado en la construcción de organizaciones territoriales capaces de regular la vida social y económica y de monopolizar los medios de coacción y violencia. Es la soberanía de estas organizaciones la que se dice que va a ser socavada por la ola actual de expansión financiera y la creación de instituciones políticas supraestatales.
Tal vez, uno de los críticos más radicales a la actual globalización sea Ignacio Ramonet. Visualiza que el Estado ya no controla los cambios ni los flujos de dinero, de informaciones y mercancías, y sigue ocupándose a pesar de todo en la formación de los ciudadanos y del orden público interior, dos misiones muy dependientes de la marcha general de la economía. El Estado ya no es totalitario, pero la economía en la era de la mundialización, tiende cada vez más a serlo –según Ramonet-. Este pensador y flagelador del neoliberalismo define a lo que denomina regímenes globalitarios como sucesores en cierto modo de regímenes de partido único de los años treinta, por lo que tienen de regidores de la totalidad de la actividad de la sociedad mediante el pensamiento único (5). Los regímenes globalitarios de Ramonet no admiten ninguna otra política económica, dejando los derechos sociales del ciudadano abandonados a la razón competitiva. Los mercados nacionales, uno de los fundamentos del Estado-nación han sido aniquilados por la mundialización. Ello supone que el Estado no tiene ya medios para oponerse al mercado. Así la realidad de un nuevo poder mundial escapa al control de los Estados.
La debilidad del Estado es para Ramonet una desgracia que afecta a la democracia y modifica los escenarios de la lucha por la transformación social. Pronostica un encontronazo inevitable entre capitalismo y democracia.
El enfoque de Anthony Giddens es completamente distinto. Advierte que la batalla del siglo XXI “enfrentará al fundamentalismo con la tolerancia cosmopolita” (6). Para él, la globalización está detrás de la expansión de la democracia. Confía en el triunfo de un cosmopolitismo que abraza la complejidad frente a los fundamentalismos que se ven perturbados por los cambios que significan convivencia de lo diverso. Giddens asume la globalización, a la que define como una serie de procesos, como una oportunidad civilizatoria. Su visión comprende la existencia de una asimetría mundial, de manera que la evolución no equitativa de la globalización nos muestra estadísticas angustiosas. Pero se rebela contra quienes ven en la globalización, unilateralmente, un saqueo global, y señala como su desarrollo es cada vez más descentrado.
Giddens afirma que los Estados-nación, son desde luego aún poderosos, y que los líderes políticos tienen un gran papel que jugar en el mundo. Pero inmediatamente reconoce que el Estado-nación se está transformando ante nuestros ojos, y que las naciones han de repensar sus identidades. Está emergiendo una sociedad cosmopolita mundial que requiere nuevos instrumentos políticos. Y es en este punto cuando Giddens se radicaliza al abogar por una regeneración democrática en el escenario de la sociedad mundial, admitiendo distintas variantes y grados en su desarrollo. Admite la paradoja de que al tiempo que la democracia se expande por el mundo, sufre un descrédito allí donde lleva tiempo instalada, para lo que sólo hay una medicina: democratizar la democracia. Pero ésta, en la actualidad, debe volverse transnacional (7).
¿Qué significa la democracia transnacional de Giddens? La promoción de esta democracia por encima del nivel del Estado-nación supone que las organizaciones transnacionales se democraticen y lideren procesos políticos generales. Su apuesta es favorable a organizaciones como la Unión Europea, superior a una simple asociación de naciones, en la que los países participantes han renunciado voluntariamente a parte de su soberanía. Giddens ve en este tipo de organizaciones una vía de expansión de la democracia dentro de los Estados y en su vínculo internacional-territorial. Una de las dificultades con las que se enfrenta la tesis de Giddens es la permanencia del paradigma tradicional en las relaciones internacionales en la política exterior de potencias decisivas; el Estado como núcleo duro practica un realismo todavía ligado a la visión hobbesiana del mundo como campo de batalla. No es casual que Estados Unidos muestre oposición a cuanto suponga cesión de soberanía, sea en el campo de la política, como de la economía y de la justicia.
Ramonet y Giddens se colocan en posiciones opuestas desde un nexo común: ven la pérdida de soberanía de los Estados como un hecho irreversible. Giovanni Arrighi (8) tercia con un diagnóstico, al menos parcialmente distinto y sugerente. Su tesis arranca de la idea de que la mayoría de los miembros del sistema interestatal nunca tuvieron las facultades que se están diciendo que los Estados van a perder bajo el impacto de la ola actual de expansión financiera; e incluso los Estados que tuvieron esos poderes durante un tiempo no los tuvieron en otro. Resalta que las expansiones financieras del pasado, no menos que la del presente, han supuesto la pérdida de poder de algunos Estados –incluso de Estados que han sido tenedores de vías del capitalismo mundial- y el fortalecimiento simultáneo de otros Estados. Arrighi nos recuerda que las ciudades-estado como Venecia y la diáspora genovesa de negocios transnacionales fueron reemplazadas por un proto-estado nacional como Holanda, a su vez reemplazado por el imperio británico, al que sucedió en el ejercicio de la hegemonía Estados Unidos, con sus corporaciones transnacionales y sus redes militares. Cada nueva crisis afecta a un tipo diferente de Estado.
Estirando del enfoque de Arrighi, puede sostenerse que el modelo westfaliano ha sido desbordado por el crecimiento de redes transnacionales de todo tipo, para defender seguidamente estas ideas:
La pugna entre globalización y soberanía de los Estados no ha librado aún las batallas decisivas.
La pérdida de soberanía nacional afecta muy desigualmente a los Estados. El discurso neoliberal esconde el hecho de que tras el “beneficio general del poder del mercado” hay Estados ganadores.
Los estados de sudeste asiático muestran el caso de una integración en los mercados internacionales con el apoyo decisivo del Estado.
La conclusión es que, sin negar el impacto de la globalización financiera es conveniente relativizar por el momento sus efectos políticos.
Ulrich Beck (9) expone con claridad como la globalización es una amenaza contra los Estados-nación. La pretensión de los ideólogos y de los poderes neoliberales es la de desmantelar la política social estatal y su aparato con el fin de avanzar hacia la utopía del anarquismo mercantil apoyado en un Estado mínimo. Beck se sorprende de la paradoja de que algunos políticos pidan mercado y más mercado cuando con ello facilitan que se cierre el grifo del dinero y del poder. Y es que, sin revolución, sin cambios de leyes, la toma de centros vitales por poderes económicos transnacionales es una realidad. Siendo el Estado asistencial y la democracia en funciones los perdedores, Beck plantea la necesidad urgente de formular los términos teóricos y políticos de una eficaz justicia social en la era de la globalización.
La alianza histórica entre sociedad y mercado, necesitada de una organización territorial, asistencial y democrática, se viene abajo. Los neoliberales liquidan así los cimientos de Occidente aun cuando se presentan como simples reformadores. La posición de Beck es en este punto sumamente crítica, y sentencia que esta modernización está condenada a muerte.
¿Quién ataca al Estado nacional? La globalización es una ramificación densa de redes de relaciones regionales-globales que configura una realidad policéntrica; los actores transnacionales se multiplican con cada vez más poder. ¿Puede hablarse de una megasociedad nacional a modo de sociedad mundial? Según Beck no hay tal posibilidad, pues la globalización significa también ausencia de Estado mundial (10). Es más concretamente: sociedad mundial sin Estado mundial y sin gobierno mundial. Por consiguiente vivimos un momento de difusión de un capitalismo desorganizado, donde no existe un centro político sustitutivo de los Estados nacionales.
La tesis de Beck, de ser cierta, constituye un grave aviso. El rumbo del mundo en manos de poderes invisibilizados por su dimensión centrífuga e irresponsables en términos democráticos, es la peor de las alternativas.
Richard Falk (11) remata el estado de alarma al referirse al declive de la ciudadanía, como algo derivado de la actual globalización sin rostro político. Falk comienza recordando que el ejercicio de los derechos y deberes ciudadanos ha estado tradicionalmente asociado a la participación y pertenencia a Estados definidos territorialmente, razón por la cual el hecho de la ciudadanía se vincula a ser miembro de una comunidad política definida geográficamente. Este vínculo entre ciudadanía y límites territoriales otorga una identidad que no puede ser reproducida por la lógica de la globalización. La debilitación de los lazos de unión entre Estado e individuos erosiona los fundamentos de la ciudadanía tradicional. Falk reflexiona sobre la posibilidad de que emerjan conceptos como los de “ciudadanía global”, pero reconoce que no es tarea fácil el ejercicio a cabalidad de derechos derivados de ese nuevo concepto.
Ciertamente, el ciudadano que visualiza Falk es un ciudadano des-territorializado, lo que lesiona el ejercicio cívico que lo une a una colectividad política predefinida. En su lugar, sólo será capaz de establecer lazos fragmentados y diversos, las más de las veces inconexos, con los elementos de la sociedad global.
El autor advierte que este fenómeno no se vive de igual manera en un Occidente más habituado a cruzar fronteras y definir identidades más allá de los límites de los Estados, que en la sociedades Orientales donde la resistencia a los procesos de globalización supone el resurgimiento de sentimientos nacionalistas, étnicos, religiosos, en desmedro de las capacidades de tolerancia. Es el juego de fusión y fisión del que habla Ramonet. La solución al problema de la pérdida de conciencia de la ciudadanía la encuentra Falk en la combinación de formas transnacionales de hacer política en el ámbito ciudadano con el rescate de métodos tradicionales de acción local, pues el rótulo de “ciudadano transnacional” pierde sentido si no existen medios claros y efectivos que garanticen su participación y reconocimiento en el ámbito local. El rescate de la ciudadanía es esencial para la democracia y la defensa de los derechos humanos, ¿cómo lograr que este concepto armonice un contrato global con la pertenencia activa a una comunidad territorial? Para Held (12) ello es factible. Este autor ve necesario que grupos locales, visionarios, sean capaces de construir organizaciones locales y transnacionales a un tiempo; organizaciones que actuando localmente abran las puertas de la globalización a la construcción de una sociedad civil global sustentada en el ethos de las democracias cosmopolitas.
Por su parte, Jordi Borja (13) afirma que la ciudadanía es en primer lugar una relación política entre un individuo y una comunidad política. En la actualidad la ciudadanía supone un estatuto jurídico que atribuye un conjunto de derechos políticos, civiles y sociales a los sujetos que la disfrutan, ya sea por nacimiento, ya por adquisición posterior de esta ciudadanía. Y, en este sentido, Borja nos recuerda que la ciudadanía se basa por un lado en un atributo que reconoce o concede el Estado y, por otro, parte del supuesto que los ciudadanos comparten unos valores y unas pautas de comportamiento que permiten la convivencia entre ellos y los dota de una identidad colectiva específica. Decir que la construcción de la ciudadanía, por consiguiente, responde a un proceso vinculado a la existencia y consolidación del estado-nación, y al establecimiento progresivo de la democracia representativa, parece una evidencia.
De la afirmación anterior se deriva, sin embargo, el doble desafío al que se enfrenta hoy día la ciudadanía: por un lado están los obstáculos que ponen en cuestión los contenidos de la ciudadanía adquirida; por el otro se plantea la necesidad de ampliar los contenidos y renovar el propio concepto. Entre los obstáculos podemos citar la crisis del Estado del Bienestar, algo que en América Latina se extiende a la fragilidad de los Estados mismos, la crisis económica y social y la desigualdad, todo ello agravado por una globalización que no entiende de equidad ni de democracia desde abajo. Entre los factores de ampliación de la ciudadanía podemos citar la regulación de derechos universales, la expansión de la ciudadanía a los “no nacionales”, la redefinición de la ciudadanía desde el punto de vista de género, la identidad cultural en clave de pluralidad, etc.

La gobalización es un hecho

La globalización es un proceso histórico, no es el resultado de un acto como encender el motor de un automóvil o la luz de una habitación. Podemos decir que en el año 2025 estaremos mucho más globalizados y en el 2050 aún más. Se trata de una transformación permanente que no sabemos cuándo podrá llegar a completarse, sobre todo por cuanto su esencia es la de extender actividades a través de un planeta diverso geográfica, climática e históricamente. Hobsbawm (14) asegura que “la globalización no opera de la misma manera en todo los campos de la actividad humana. Mientras desde el punto de vista de la técnica, de las comunicaciones y de la economía puede decirse que es una tendencia histórica natural, no es así en la política”.
La tendencia hacia la universalización es un hecho indiscutible, al parecer irreversible, que, en todo caso, no se representa armoniosa como en una fábula de Walt Disney. Ramonet observa como simultáneamente a los procesos de fusión se manifiestan fenómenos de fisión, de nacionalidades, religiones, etnias que se oponen con vigor a la idea de unificación y homogeneización global. Ante el telón de fondo de la integración, particularmente regional, la implosión se produce en regiones del Este europeo, habiéndose creado en los últimos quince años 22 estados diferentes. Sueños de anexión, secesión y limpieza étnica, tienen su espacio en un mundo globalizado. Por otra parte, un análisis riguroso de nuestro mundo globalizante nos ofrece el dato de que la quinta parte más rica del mundo posee el 80% de los recursos del planeta. De una población mundial de 6 mil millones, apenas 500 millones de personas viven confortablemente. Por otra parte el dato de que 32 países viven hoy día peor que hace cuarenta años, según datos de Naciones Unidas, es brutal. De ahí lo absurdo de permanecer deslumbrados ante una globalización sectaria que sobre todo tiene que ver con el dinero. En contra del optimismo neoliberal, la globalización no es en sí misma ni una buena ni mala noticia, aunque a corto plazo, el predominio del neoliberalismo no deja mucho espacio para la esperanza.
En cualquier caso, como dice Gurutz Jáuregui (15) la tentación de aferrarnos a viejas certidumbres, frente a lo nuevo, no es lo más apropiado. Por contra, aceptar el riesgo de actuar ante los procesos de cambio desde una actitud crítica, es mucho más apasionante. De modo que si aceptamos el punto de partida de que la actual globalización no encarna los valores de un ideal emancipatorio, parece una necesidad la asunción de un proyecto alternativo humanista de globalización que implica la construcción de un sistema político que, como defiende Amin (16)no esté al servicio del mercado global, sino que “defina sus parámetros tal como el Estado-nación representó históricamente el marco social del mercado nacional y no su mera área pasiva de desarrollo”. Amin, propone cuatro campos de acción política para la configuración de un nuevo sistema global: la organización del desarme mundial; la organización del acceso a los recursos del planeta de manera igualitaria, que incluya una valoración de los mismos, lo que obligaría a reducir pérdidas y residuos, y una distribución más equitativa del valor de los ingresos derivados de dichos recursos; la negociación de relaciones económicas abiertas y flexibles entre las regiones del mundo, liquidando las instituciones que actualmente dirigen el mercado mundial y creando otros sistemas para gestionar la economía global; el inicio de negociaciones para la correcta gestión de la dialéctica mundial/nacional, y la puesta en marcha de un parlamento mundial. Se trata de una recuperación de la política, no por la vía subterránea del neoliberalismo, sino explícitamente, situándola en la cabina que debe dirigir el rumbo del mundo. El propio Jáuregui (17) apela a la democracia cosmopolita de Held como vía de reconstrucción democrática. Held (18) propone como principales prioridades colectivas, la autodeterminación, la creación de una estructura común de acción política, y la preservación del bien democrático. En esta línea, Held propone que el modus operandi de la producción, distribución y explotación de los recursos debería ser compatible con el proceso democrático.
Desde nuestro punto de vista, la democracia cosmopolita es una vía apasionante pero insuficiente. Al esfuerzo general planetario puede y debe unirse un esfuerzo de glocalización; palabra que resume bien esa tensión de pensar y actuar global y localmente. Precisamente, la acción local se extiende hoy por toda América Latina, articulando resistencias sociales, impulsando el desarrollo endógeno, buscando ventajas comparativas en la producción y, muy particularmente, rescatando a la ciudadanía para la participación política consciente. Esta vía conecta con lo que se ha dado en llamar la política comunitaria ligada a los intereses de los ciudadanos en el ámbito urbano, rural, vecinal, metropolitano, etc. De otra parte, tiene que ver con una necesaria descentralización de los estados, en orden a promover el desarrollo de la participación política, pero también un desarrollo económico y social más cercano a la ciudadanía y más eficaz.

La glocalización y la contra-hegemonía como respuesta

Es en este escenario que la palabra glocalización resume bien esa tensión dialéctica que consiste en pensar globalmente y actuar en el ámbito local. Se trata de un modo de respuesta con dos componentes: uno de resistencia y otro de alternativa al despliegue de un mercado darwinista y sin rostro democrático.
La acción local se extiende por todo el planeta, articulando esfuerzos productivos y sociales, desde la experimentación, pero también desde una convicción ética que presume la posibilidad de generar espacios reales para otro desarrollo y otra democracia. Esto sucede en América Latina, desde la Patagonia al Río Grande: Participación ciudadana y re-orientación de las economías rurales y de la pequeña empresa se articulan como respuesta a una hegemonía globalizadora que no incluye el desarrollo humano sostenible en su ámbito territorial como una de sus prioridades.
La glocalización emerge entonces como una dialéctica entre resistencia y respuesta que tiene la necesidad de avanzar en logros concretos y a la vez en la pertinencia de ligar dichos logros con un proyecto político de transformación estructural. Ciertamente, pensar globalmente conlleva finalmente una actuación en el campo de nacional y de lo internacional, puesto que de lo contrario la disolución del proyecto local sería el destino previsible. En esta dialéctica entre resistencia y construcción, entre proyectos y logros, entre lo político y lo cotidiano, se encuentra tal vez la clave para articular las experiencias locales con la lucha por los cambios generales. Así, Bresser y Patiño(19)defienden el espacio local, comunitario, como campo idóneo para la participación ciudadana en la toma de decisiones y el uso eficiente de los escasos recursos para el cumplimiento de un programa social.
Los ataques a este enfoque de lo local no son pocos importantes. Pero como bien afirma el profesor Francisco Alburquerque las potencialidades del desarrollo endógeno son extraordinarias, más allá de preferencias subjetivas por un municipalismo próximo al ciudadano. ¿Construir una contra-hegemonía? Se trata sin duda de un paradigma con idealismo que, en cualquier caso, debe tener como punto de partida la realidad tal y como es. La teoría de redes ofrece, sin embargo, una oportunidad para generar sinergias y procesos sociales, económicos y políticos, abiertos al intercambio y a la elaboración de una agenda común de escala global. Los movimientos centrífugos, los vasos comunicantes, pueden contribuir a generar nuevos valores y una nueva cultura de la acción social, atentas a nuevas posibilidades enfrentadas a la resignación, y con disposición a desplegar por toda América Latina poderes múltiples, expansivos y creativos.
Admitimos, en todo caso, como afirma Daniel Chávez (20), que la globalización no puede ser planteada en términos de “lo global” versus “lo local”. Ambas dimensiones pueden ser beneficiosas o perjudiciales, dependiendo de las políticas particulares en cada caso. Concebir a “lo local” como lo bueno y a “lo global” como lo malo, es un punto de partida erróneo. Los argumentos a favor de un mayor intercambio cultural entre países y personas son convincentes. Evitar el fetichismo espacial es importante; las relaciones de poder existentes en cada situación es asimismo un factor de notable influencia. La reflexión de Chávez nos induce la idea de que es posible concebir otra globalización, alternativa, pero no en términos tautológicos. Nada sobre la globalización es auto-evidente; es preciso debatir no sólo sobre el cómo, sino también y fundamentalmente sobre qué tipo de globalización.
En todo caso hay un conjunto de debates interrelacionados que de un modo u otro pesan sobre nuestra reflexión, según señala acertadamente Daniel Chávez (21)

El debate sobre el rol del Estado. En relación con discusiones políticas y académicas contemporáneas acerca de la gobernabilidad en América Latina.

El debate alrededor de las propuestas de descentralización y participación, distinguiendo los diferentes proyectos políticos que están detrás.

El debate sobre la dimensión participativa de la democracia.

El debate sobre el capital social, en términos de creación o ampliación de redes.

El debate sobre las perspectivas de desarrollo local y el poder local en el contexto de la globalización y considerando las posibilidades de las sociedades latinoamericanas.

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NOTAS

1 Bresser Pereira, Luiz Carlos (1999) «Cultura, democracia y reforma del Estado». En Una cultura para la democracia en América Latina. Saúl Sosnowski y Roxana Patiño (compiladores). Fondo de Cultura Económica. México. Pag. 35.
2 Fisas Vicenc. «Buscar el remedio en la naturaleza del conflicto». EL PAIS, 30 de diciembre, pag 17.
3 Bresser, Luiz Carlos. Ibid. Pag 35.
4 Sosnowski Saúl y Patiño Roxana en la obra citada defienden el rescate del Estado y su reforma –que no sólo debe hacerse para reducirlo, sino fundamentalmente para mentener sus funciones básicas dentro de parámetros democráticos.
5 Ramonet, Ignacio. Un mundo sin rumbo. Pág. 76-77
6 Giddens, Anthoni. Ibíd. Pág. 16.
7 Giddens, A. Ibíd. Pág. 81-96
8 Arrighi, G. Ibíd.
9 Beck, U. Ibíd. Pág. 34.
10 Beck, U. Ibíd. Pág. 32.
11 Falk, R. El declive de la ciudadanía en la era de la globalización. 1998. En Internet: www.transnational.org/forum
12 Held, David. Ibíd. Pág. 276-283, 317-338
13 Castells Manuel y Borja Jordi, Local y global. Taurus, Barcelona 1997.
14 Ver entrevista a Hobsbawm, Eric J. En Intervista sul nuovo secolo. Roma, 1999.
15 Jáuregui, G. La democracia planetaria. Ediciones Nobel. Madrid, 2000, pág. 18.
16 Amin, Samir. El capitalismo en la era de globalización. Paidós. Barcelona, 1999, pág. 19.
17 Jáuregui, G. Ibid. Pág. 232-243.
18 En La democracia y el orden global, David Held (1997) defiende la reforma del Consejo de Seguridad de la ONU para asignar voz y capacidad de decisión a los países en desarrollo; la creación de una segunda cámara en la propia ONU; una mayor regionalización política y la aplicación de referéndums transnacionales; comparecencia obligatoria ante el Tribunal Internacional y creación de otro de Derechos Humanos; fundación de un organismo de coordinación económica; puesta en mercha de una fuerza militar internacional. Estas serían medidas corto plazo que Held completa con otras de medio y largo plazo en su propia obra.
19 Bresser Luis Carlos y Patiño Roxana. Ibíd.
20 Chavez, Daniel (2000)¿Democracia participativa en Guatemala? MOVIMONDO. Ciudad Guatemala. Pag. 25.
21 Chávez, Daniel. Ibíd. Pag. 7.

ES TIEMPO DE VENCER!!!

Poeta Bernardo Zamora
A menudo…
Con los desaparecidos,
Encuentro el poema…
El dolor…el sacrificio…
Que susurra en silencio
Matanzas, combates,
cándida galaxia,
Cenizas blancas,
Leales luceros,

Ahora, desde la silenciosa cima del cerro

alto cual montaña,

donde los héroes se “visten de viento”

tocando las nubes,

arriba del mundo.

Transitando,

en el universo donde todos podemos llegar,

colocamos los ojos,

como un hombre mal herido,

que extrae del silencio,

gritos de esperanza!…

A menudo…

Con los desaparecidos,

Encuentro el poema…

El dolor…el sacrificio…

Que susurra en silencio

Matanzas, combates,

cándida galaxia,

Cenizas blancas,

Leales luceros,

Fiestas patronales, Feria de agosto!

Azuzando los chuchos,

Husmeando el nuevo sendero

La libertad esta de vuelo…

En nuestro actuar…

Va su cantar…

Nuestro pensar…

Por la libertad los muertos

Por el sufrir de lo cotidiano!…

Entre llanos escasos,

La tumba cosmonauta

del paraíso!…

Mecido por el viento

miles de almas!

Penden dulces

en los rasgos de nuestra lucha!

Pijuyos saltan entre jilgueros

Zorzales, corales,

Rayos matutinos

en los juncos de la quebrada

que ilumina el alba.

Paisito explotado!

Palabra virtual,

Brisa del mar en la tarde!…

Frescura del roció

Quien llora?

Resaca de tabaco y café

Martinis de la madrugada

Reducidos balbuceos,

Sedantes, vergüenzas,

Calmantes, venganzas,

En el aire,

Nuestra estrella

Ya! podemos levantar nuestro pensamiento

Y sostenerlo sobre este bello azul

Azul de promesas

Tiernísimas en el horizonte!

Es la hora…

Luciérnagas despretinas, tercos camaradas,

Por el hambre de los niños!…

Es tiempo de vencer!!!

¡Saludamos los 42 Años de Lucha de ANDES 21 de Junio!

BLOQUE POPULAR SOCIAL DE EL SALVADOR
¡Saludamos los 42 Años de Lucha de ANDES 21 de Junio!

El Bloque Popular Social de El Salvador, formado en septiembre del 2003 e integrado por organizaciones sindicales, campesinas, estudiantiles, religiosas, de mujeres, indígenas, jubilados, cooperativas, rinde un saludo combativo en este día a los miles de maestros y maestras que integran a ANDES 21 de Junio, organización fundadora del BPS.

Rendimos homenaje en este 21de junio a los centenares de maestros que dedicaron y dedican su vida a sembrar la verdad en la mente de nuestra juventud y niñez; a los centenares que se enfrentaron a la dictadura militar y que están simbolizados en las figuras gloriosas de Melida Anaya Montes y Mario López.

Expresamos nuestra solidaridad combativa con las batallas actuales que libra el magisterio para mejorar sus condiciones de vida entre las que se encuentra la lucha por Bienestar Magisterial, por una institución autónoma que atiende las necesidades de salud de las y los docentes y su grupo familiar.

Asimismo manifestamos nuestro rechazo al injusto sistema de pensiones establecido por Saca que condeno al magisterio y a los empleados públicos a no poderse jubilar luego de los 30 años de servicio así como a bajos montos de pensiones.

Por otra parte, felicitamos a los maestros y maestras de ANDES 21 de Junio que como ya es tradición fueron los acreedores de las medallas al mérito magisterial que el Ministerio de Educación se ve obligado a entregar.

Finalmente aplaudimos la decisión tomada por el Concejo Ejecutivo de convertirse en Sindicato Nacional de Educadores Salvadoreños, con motivo de la entrada en vigencia de los convenios de la OIT, que también fueron el resultado de una lucha que libramos como organizaciones populares.

Estamos seguros que seguiremos contando con su presencia en las filas de nuestra organización; estamos seguros que más temprano que tarde conquistaremos el derecho a vivir en una nueva sociedad, en la que la educación no sea una mercancía sino un derecho sagrado de nuestro pueblo.

El presente es de lucha, el futuro es nuestro

Coordinación Nacional del Bloque Popular Social

San Salvador, El Salvador, 21 de junio de 2007

De Kyoto a Quito. Moratorias petroleras: nuevas perspectivas desde Latino America

De Kyoto a Quito. Moratorias petroleras: nuevas perspectivas desde Latino America
La justicia climatica y la deuda ecologica segùn Correa

Articulo publicado en: Il manifesto 13 junio de 2007

Si hay algo que no escucharemos ni leeremos en los mensajes de los comunicados, artìculos y declaraciones oficiales del ùltimo vertice alemàn del G8 es el término “justicia climàtica” o “deuda ecològica”. Mientras se sigue a argumentar, con escasas posibilidades de suceso, sobre la necesidad de ir màs allà del Protocolo de Kyoto, la realidad que se presenta a los ojos de la opiniòn pùblica mundial es que una vez màs la centralidad del crecimiento econòmico global toma ventaja respecto a la sobrevivencia del planeta.

El asunto tiene que ver con todos, las generaciones presentes y las futuras. Las conclusiones del IPCC (organismo de las Naciones Unidas sobre el clima) dan por descontada la alteraciòn del clima causada por el modelo de desarrollo y calcula pérdidas por màs del 20% del PIL mundial. Un dato dramàtico para los teòricos del crecimiento que entienden bien como este escenario marcarìa de un modo u otro el fin de la era capitalista, incapaz, como le sucederìa a cualquier otro modelo, de soportar una crisis estructural de estas proporciones.

Aquellos comunicados provenientes de algunos paìses del G8 y de la Uniòn Europea que proclaman que la cuestiòn del cambio climàtico debe ser afrontada de manera decisiva y determinante, no son el fruto de una conversiòn ambiental, sino de la convinciòn de que serà la mano (in)visible del mercado, aquella de los mercados de permisos de emisiones, o de mecanismos de desarrollo pulido, la que remediarà una cuestiòn que aparentemente se le escapo de las manos a aquellos que gobiernan el orden mundial.

En este sentido, el aparente autismo de la administraciòn Bush es realmente la lùcida consecuencia de la imposibilidad del actual paradigma de salir de la dependencia a los combustibles fòsiles y de la urgencia de asegurarse el control de esos recursos asi sea con el uso del instrumento militar. Preocupaciones no solo de Washigton, porque también es cierto que la OTAN, Italia incluìda, discute sobre còmo poder intervenir en la protecciòn de las rutas de petròleo y de oleoductos estratégicos en caso de emergencia.

Con estos presupuestos ningùn acuerdo, màs allà de las apariencias, fue posible en el vértice del G8. Ninguna justicia climàtica podrà darse si el cuadro de referencia en el que se mueve es aquel de “mitigar” la dependencia a los combustibles fòsiles, como si el metadone fuera la cura definitiva de la dependencia a la heroìna. Y aùn asì alguien lo està probando. Y no se trata de una multinacional en bùsqueda de una nueva imagen verde, o de reducidos grupos de ecologistas “nuevoluddisti”; sino de una red de asociaciones y movimientos que ha decidido de afrontar la cuestiòn partiendo de la idea de que el comercio de las emisiones y los mecanismos de desarrollo pùlido son fòrmulas elaboradas a propòsito para no golpear los intereses de las multinacionales petroleras, principales responsables del calentamiento global.

Es precisamente el comercio de las emisiones el que traslada la responsabilidad y los implantes sobre el Sur del mundo, creando consecutivas amenzas y continuando a hacer pagar a los varios “Sures” el precio del desarrollo insostenible del Norte opulente y consumidor de energia que a todo costo persiste en mantener sin alteraciòn su estilo de vida. El mercado de las emisiones de hecho legitima un subsidio a aquellas empresas responsables de los cambios climàticos y un estìmulo a los paìses que mayoritariamente consumen petròleo y continuan a mantener el actual modelo. En la situaciòn actual no lo podemos permitir màs.

El petròleo es uno de los principales factores del efecto invernadero y es por esto que todas las operaciones petroleras tienen una deuda con el clima. De años se habla de una moratoria sobre las extracciones petroleras en las àreas màs importantes de biovidversidad del planeta. Han sido los movimientos sociales latinoamericanos quienes en estos años han impulsado esta idea, invirtiendo el concepto de deuda e introduciendo nuevas claves de lectura para medir el concepto de desarrollo y de eficiencia econòmica. Precisamente gracias al anàlisis y a los nuevos instrumentos de lectura rebelados por el concepto de “deuda ecològica” los movimientos y los paìses del Sur del mundo se han definido por primera vez paìses “acreedores” y no deudores en confronto con el norte. Una inversiòn cultural de prospectiva articulada a una fuerte propuesta que ha sido lanzada a todos los gobiernos de los paìses occidentales, partiendo de una prospectiva del “juntos” en el còmo afrontar las grandes cuestiones de nuestros dìas.

Hoy esta propuesta fue asumida y reimpulsda por el gobierno ecuatoriano de Rafael Correa, presidente de un paìs productor y dependiente de las exportaciones de petròleo. El ministro de la energìa, Alberto Acosta, ha lanzado –no sin dificultad y conflcitos con Petroecuador- la propuesta de no explotar pozos de petròleo presentes en àreas de alta biodiversidad como es el caso del parque del Yasunì. Su objetivo es un triple objetivo: respetar los derechos de los pueblos nativos, conservar la biodiversidad y controlar los cambios climàticos. A los paìses “ricos” les tocarìa dar una compensaciòn del 50% de lo que el estado ecuatoriano ganarìa en caso de explotaciones de yacimientos, un verdadero obsequio al principio de las responsabilidades “diferenciadas” en relaciòn a los cambios climàticos.

Es legìtimo que un paìs del sur que asume como punto central de su polìtica la responsabilidad hacia el ambiente y hacia todos los otros pueblos de la tierra, sea por lo menos compensado por sus esfuerzos y por la ausencia de ganancia que esto comporta. Es un modo de reconocer la deuda ecològica de nuestro modelo de consumo y desarrollo.

Esperamos que después de las declaraciones de apoyo de algunos paìses europeos como Espana y Noruega, tambièn Italia acoja la ocasiòn para practicar concretamente una verdadero cambio de ruta autenticamente basado sobre la justicia ecològica y ambiental.

Giuseppe De Marzo, Asociaciòn A Sud

Francesco Martone, Senador Rifondazione Comunista