«Me quieren corregir citando la Biblia, como si yo nunca la hubiera leído»

“Me quieren corregir citando la Biblia, como si yo nunca la hubiera leído”
María Luz Nóchez y Lya Cuéllar
El Faro / Publicado el 18 de Septiembre de 2014

Hace 28 años, Robinson inició su lucha por conciliar la Iglesia y la comunidad LGBT en Estados Unidos. Su primer paso: aceptar abiertamente su propia orientación sexual. Obispo de la Iglesia Episcopal, Robinson ha sido una enorme fuerza de cambio dentro de la institución y ahora, ya retirado, ha extendido su lucha por los derechos LGBT más allá del púlpito. “Dios siempre acierta, pero la Iglesia comúnmente se equivoca”, sentencia.

Gene Robinson, el primer obispo homosexual de la Iglesia Episcopal. Foto Fred Ramos

Gene Robinson, el primer obispo de la Iglesia Episcopal en aceptar abiertamente su homosexualidad. Foto Fred Ramos

En 1986, Gene Robinson rompió el orden de su congregación al confesar abiertamente que era homosexual. 13 años antes había tomado los hábitos de la Iglesia Episcopal, un año después de haber contraído matrimonio con Isabella McDaniel, quien fuera su esposa durante 14 años. Robinson tenía en su historial relaciones con hombres, pero había intentado “curarse” con terapia y se sentía “en un buen momento” para salir con una mujer. Los momentos de “debilidad”, sin embargo, reaparecían: “Recuerdo que un mes antes de casarnos rompí en llanto una noche y le dije que tenía miedo de que esto asomara su peor rostro y arruinara lo que teníamos, y ella dijo: ‘creo que nos amamos lo suficiente como para hacerlo y si sucede lo superaremos de alguna manera’, y lo hicimos”, recuerda. Una vez que hizo pública su decisión de divorciarse y aceptar su identidad sexual, lejos de alejarse de una institución en donde su opción de seguir sirviendo como clero pese a su orientación sexual, no era completamente aceptada, decidió adoptarla como su caballito de batalla y empezar a generar cambios desde adentro.

Para este sacerdote originario de Lexington, Kentucky, Estados Unidos, generar controversia es lo de menos y prefiere utilizar esa atención para predicar a favor de la equidad de derechos para la comunidad LGBTI. En 2003 fue elegido obispo de la diócesis de New Hampshire, para asumir el cargo en 2004. Esta decisión generó una separación de más de mil feligreses en su iglesia que no estaban de acuerdo con su nombramiento por su estilo de vida. Cuatro años más tarde, contrajo matrimonio por segunda vez, con Mark Andrew, de quien se divorció en mayo de este año.

Robinson sabe que siempre habrá gente que no estará de acuerdo con la lucha que emprendió hace 28 años, y la experiencia le ha demostrado que su testimonio ha sido de mayor provecho que los ataque de los fanáticos de la Biblia: “muchos de nosotros nos hemos declarado homosexuales y la gente, al ver cristianos gays demostrando que la homosexualidad y el cristianismo pueden ir de la mano, es la manera en que hemos generado cambios en las mentes y corazones de la gente. Pero la velocidad a la que esto ha sucedido es sorprendente, es una especie de milagro”.

El obispo visitó El Salvador a principios de julio para conocer el papel de la Iglesia Episcopal Anglicana en la comunidad LGBTI y aprender más sobre la lucha por los derechos humanos en este país. Durante su visita, a la que denominaron “peregrinaje espiritual”, conoció un penal salvadoreño y conversó con reos homosexuales y transgénero.

Asegura que siempre sintió una conexión con El Salvador por la historia de monseñor Romero: “Él ha sido mi héroe desde siempre, porque combinó su increíble compasión por aquellos que lo rodeaban y le decía sus verdades al poder que los oprimía.”

Robinson ya está retirado, pero sigue su cruzada en favor de la justicia. Le recogimos en la sede de la fundación Cristosal, en San Salvador. Esa es la organización responsable de la visita. No llevaba sotana, sino una camisa violeta brillante y, por supuesto, su cuello clerical. Tiene ojos amables y la expresión de un abuelo paciente. Usa la cruz pectoral y el anillo episcopal propios de un obispo, aunque destacan un reloj de muñeca de colores neón de plástico en su muñeca izquierda, y un pequeño pendiente color turquesa brillante en el lóbulo de su oreja derecha.

La religión es de lo que más saca las pasiones de la gente. ¿Por qué decidió que esta era la vía más apropiada para darle voz a su lucha, si uno podría creer que es como irse a meter a la boca del lobo?
Yo siempre he sido parte de la Iglesia, amo la Iglesia, amo a Jesús, creo que Dios reveló la profundidad de su amor hacia nosotros en su hijo, así que por supuesto que fue terrible pensar que yo fuera… tienes que saber que mientras yo crecí, la palabra gay no existía, porque sabía lo que mi Iglesia decía que Dios decía de personas como ellos. Pero creo que para gays, lesbianas, bisexuales y transgénero, cuando aprendemos acerca de nosotros, aunque sepamos que es algo “negativo”, no hace que nuestro amor por Dios desaparezca. Así que aunque nos esté ocurriendo esta cosa “terrible”, nosotros nos sentimos atraídos hacia Dios. El milagro para mí fue que a pesar de lo que mi Iglesia estaba diciendo acerca de la gente como yo, Dios me dijo “te amo como eres”. Mi vida y mi camino no ha tenido que ver con reconciliarme con Dios, sino mi reconciliación con la Iglesia. Supongo que aprendí desde muy temprano a nunca confundir a Dios y la Iglesia, porque Dios siempre acierta, pero la Iglesia comúnmente se equivoca, y luego de algún largo período de tiempo, la Iglesia lo va a comprender.

Por eso le preguntaba si no era caminar solito a la boca del lobo. Seguramente cuando usted decidió hacer pública su orientación sexual muchos se habrán escondido tras la Biblia y dijeron que eso estaba mal y que no tenía por qué haber sido nombrado obispo.
Si tú amas a Dios y amas a la Iglesia, entonces quieres que la Iglesia actúe más como Dios. Y creo que es justo decir que me sentí llamado por él, esto suena muy arrogante y egoísta y estoy muy consciente de que cualquiera de nosotros puede estar muy cegado por sus propios intereses, pero me sentí llamado por Dios para ayudar a la Iglesia, por lo menos en lo relacionado con este asunto, a ser más como él. Y supe desde el principio que eso sería difícil. No salí del clóset sino hasta que ya era sacerdote, tenía 39 años, nunca quise huir de la Iglesia. Y lo que amo de mi vida y mi ministerio es que tengo un pie firme en la Iglesia y uno firme en la comunidad LGBT, y paso la mayoría de mi tiempo interpretando para unos y otros. A la Iglesia le digo: ellos son hijos de Dios, tienes que amarlos de la misma manera en la que él lo hace; y a la comunidad LGBT les digo que entiendo que han sido tratados de una manera muy terrible por parte de la Iglesia, y que tienen que estar locos para regresar de nuevo a ella. Y les digo que la Iglesia está cambiado también, al menos parte de ella, y no tienen que dejar su fe ni renunciar a Dios solo porque están orgullosos de quiénes son. Y es que yo soy ambos. Y creo que es difícil lograr que la Iglesia cambie si la dejaste, pero estando dentro de ella puedo tener una voz.

A pesar de todo esto, cuando usted fue nombrado obispo, empezó una nueva lucha con miembros de su iglesia, que prefirieron separarse a ser parte de una en donde un gay podía alcanzar una posición tan alta en la jerarquía.
Fue un momento muy difícil, pero en cuestión de estadísticas, el número de personas que dejaron la Iglesia después de mi nombramiento es de solo 1,100 feligreses de 2 millones, un 5 % apenas. No es que eso me haga feliz, de hecho es más de lo que yo esperaba, pero no es la separación que anunciaron los medios ni la que podías pensar. Y es curioso, pero los obispos que se oponían a mi consagración, por ejemplo, 10 años después, están ahora abogando por el matrimonio igualitario en sus estados. Así que me gusta pensar que tuve algo que ver con el cambio en sus mentes y corazones. Nunca me he arrepentido, ha sido una gran oportunidad para mí.

(En este momento enciende un cigarrillo y hace a nuestro periodista la siguiente petición: “No tomes ninguna foto de mí fumando, ya tengo suficiente mala reputación, ja ja ja. Es mi único defecto. Incluso los persas bordaban imperfecciones en sus alfombras porque solo Dios es perfecto. Así que esta es mi única imperfección”.)

Durante su vida pastoral le ha tocado visitar distintos países, algunos más conservadores que otros. ¿Modifica su discurso para evitar que los fanáticos se vayan contra usted o es que con los años se ha vuelto a prueba de balas?
Prácticamente mantengo el mismo discurso en todos los países que visito. Pero tiene dos partes. Por ejemplo, en los últimos días, el papa Francisco pidió perdón a las víctimas de abusos por parte de miembros del clero, y lo que él dijo es exactamente lo que cada víctima desea escuchar: “Lo siento mucho por lo que te ha pasado, nunca debió haberte sucedido”. Especialmente cuando involucra a personas que están asociadas con la Iglesia y con Dios. Así que siempre tengo ese mensaje para la comunidad LGBT donde sea que voy, sean o no miembros de mi Iglesia o de otra, ayuda escuchar que alguien que use una cruz decir: nunca debimos haberte hecho esto, es una cosa terrible. Y además puedes encontrar una Iglesia local que te va a recibir. En la audiencia, casi siempre, también hay personas heterosexuales, quienes necesitan escuchar un mensaje de justicia, derechos humanos… no solamente tolerancia. La tolerancia sienta un precedente muy bajo porque si yo te tolero, significa que me limito a pensar “supongo que está bien que tú existas”, y eso no es mucho. Hablo mucho en contra de la tolerancia y eso atrae mucho la atención de la gente, porque esperan que uno centre su discurso en eso. Y yo les digo que lo que lo que todos nosotros estamos buscando, seamos homosexuales o no, es aceptación, amor y alegría por quienes somos.

Es difícil creer que mientras usted expone sus ideas que suenan tan progresistas no haya tenido problemas.
En casi todos lados hay alguien con una postura muy conservadora, y usualmente son muy respetuosos, se levantan a decir que no están de acuerdo con lo que yo digo y por lo general lo hacen leyéndome la Biblia, como si yo nunca la hubiera leído. Pero me gusta eso por dos razones, una es que la gente en la audiencia escucha lo que les digo y quizá eso les da algunas ideas que vale la pena usar cuando son confrontados de esa manera. Y la otra es porque todos están muy interesados en cómo yo voy tratar a esas personas. No lo que digo, sino cómo se los digo. Y me gusta pensar que tengo la oportunidad, usualmente lo hago, de tratarlos de la manera en la que a mí me gustaría ser tratado, y a veces eso habla más fuerte que las palabras que uso. Siempre espero que aparezcan.

Nos mencionó hace un rato que no se declaró homosexual sino hasta que ya estaba consagrado como sacerdote. Y en el camino, además, se casó con una mujer.
Sí, estuve casado con una mujer durante 14 años. A las primeras dos semanas de conocerla yo le dije que mis relaciones anteriores habían sido con hombres, pero que había ido a terapia a “curarme” de esto y sentía que estaba en un buen momento para tener una relación con una mujer. Pero recuerdo que un mes antes de casarnos rompí en llanto una noche y le dije que tenía miedo de que esto asomara su peor rostro y arruinara lo que teníamos, y ella dijo: “Creo que nos amamos lo suficiente como para hacerlo y si sucede lo superaremos de alguna manera”, y lo hicimos. Nos separamos de una manera muy amorosa y maravillosa, ella todavía es una gran amiga, tenemos dos hijas y dos nietas en común. Lo hicimos tan bien como pudimos.

Pero además de su familia, también tenía que comunicarlo a su Iglesia, a su comunidad.
Mi exesposa y yo fuimos al arzobispado bajo las órdenes del cual estaba en ese momento a decirles que nos íbamos a divorciar y las razones por las que lo hacíamos. No saqué una página completa en el periódico para anunciarlo, pero muy pronto todos se enteraron de que yo era gay. Luego conocí a Mark, mi pareja, y se hizo de conocimiento común. Fue hasta cinco años después que yo hablé por primera vez sobre eso a un grupo de personas en una conferencia. Y me di cuenta de que si nosotros vamos a lograr algún tipo de avance como movimiento, necesitamos contar nuestras historias. Mientras las personas no conozcan a una persona gay, lo platican como un problema de manera muy aislada. Pero cuando conoces a una persona gay te das cuenta de que la mayoría de cosas que te han dicho sobre ellos no son ciertas. En nuestro país uno de nuestros héroes es Harvey Milk y él dijo: “Salir del clóset es el acto más político que puedes hacer”, y creo que lo que le seguía era “porque cuando nos conocen nos aman”, ja, ja, ja. Que en realidad es cierto. No todos somos encantadores, pero muchos de nosotros lo somos. Y él entendió que hasta que la gente nos conociera y supiera que somos buenos, nada de esto iba a cambiar. Y esa ha sido la historia en Estados Unidos en los últimos 20 o 30 años, la gente empezó a confesárselo a sus familias, sus amigos, sus compañeros de trabajo, etcétera. Y ahora incluso gente muy joven en iglesias evangélicas muy conservadoras, las están dejando porque ellos saben que las cosas que dicen de la gente gay no son ciertas. En el momento no lo pensé como un acto político, pero ahora, viendo hacia atrás, me doy cuenta de que sí fue muy político, porque tiene repercusiones políticas. Cuando conoces a personas que son gays, no quieres que sean tratadas de esa manera. Entonces, provoca que ahora haya más gente apoyando las leyes y luchando contra la discriminación y ese tipo de cosas. El arzobispado se portó increíble, me respaldaron mucho.

Ya nos contó que fue difícil para usted declararse homosexual, ¿pero cuál fue la reacción de sus feligreses cuando se divorció por segunda vez?
Estoy seguro de que hay muchos que se decepcionaron, pero la mayoría de ellos están muy tristes por nuestra separación y se preocupan por nosotros. No he hablado mucho al respecto y tampoco lo pienso hacer, pero una de las cosas que he dicho es que esto demuestra que los matrimonios entre personas del mismo género padecen el mismo nivel de estrés que los matrimonios heterosexuales. Hemos dicho todo el tiempo que somos como cualquiera y el hecho de que nos divorciemos quiere decir que tenemos problemas que no podemos resolver, tal como las parejas heterosexuales y a veces la mejor decisión es separarse que quedarse juntos. Hay algunos que se van a enojar por eso, otros me van a aislar, pero no puedo vivir mi vida para ellos. Tengo que hacer lo que siento que es mejor para mí y para ambos.

Aunque le preguntaba porque usted además es consejero matrimonial.
Hay muchos sacerdotes divorciados y sacerdotes que se han vuelto a casar que dan consejos matrimoniales. Y yo creo que, de alguna manera, alguien que ha pasado por un divorcio es mejor consejero para alguien que está en esa situación que alguien que nunca la ha vivido, porque es algo muy triste y difícil. Una de las cosas que yo creo sobre Dios es que él es capaz de sacar algo bueno de algo muy doloroso. De eso se trata la historia del Viernes Santo y la Pascua.

Como usted sabe, la Iglesia Católica es muy importante aquí y no está abierta a algunos de los ideales que usted pregona. ¿La Iglesia Episcopal tiene algún tipo de diálogo con otras congregaciones en Estados Unidos acerca de estos temas?
Creo que el diálogo sobre estos temas sucede más a nivel local que oficial. En mi experiencia, la mayoría de iglesias tienen buenas relaciones con la Católica, con la Metodista y la Presbiteriana y, en muchos lugares, con la evangélica. Hay mucho diálogo en la escena local, pero la jerarquía de la Iglesia Católica en esos estados no siempre participa en ellos. Creo que desde su perspectiva, ya todo está acordado: el aborto es malo, la homosexualidad es mala, el divorcio es malo. No hay nada que discutir ahí. Es malo, nosotros lo sabemos y Dios lo dice… ¿qué hay ahí para discutir? Por eso creo que es más fácil tener ese tipo de discusión con otras denominaciones que con ellos.

El año pasado usted publicó una carta al Papa Benedicto XVI
Era una carta abierta a él. Muchas veces me he agarrado con gente de la Iglesia Católica. Hay un arzobispo de mentalidad muy conservadora en Detroit y él dice que cualquier católico que haya abogado por el matrimonio igualitario no debería volver a comulgar. Al respecto escribí un artículo que decía: “Me parece que los cristianos, especialmente los del clérigo, deberían recibir a todos para comulgar, porque creo en el sacramento y que Dios se hace presente en él, y no deberíamos negarles esa oportunidad”. Es decir, no solamente le estás negando la oportunidad a esa persona, sino también a Dios de comulgar con ella. ¿Quiénes nos hemos creído que somos como para interponernos entre Dios y algunas personas? Se supone que nuestra razón de ser es acercar a Dios y a las personas, no alejarlo.

Gene Robinson, el primer obispo homosexual de la Iglesia Episcopal. Foto Fred Ramos

Robinson aprovechó su breve paso por San Salvador para visitar el Centro Monseñor Romero y un penal, en donde conversó con reos homosexuales y transgénero. Foto Fred Ramos

Otra de sus luchas en su Iglesia ha sido intentar separar la concepción de que los sacerdotes pederastas son homosexuales, ya que una cosa no implica la otra. En esa carta abierta a Benedicto XVI usted le recomendaba el programa que implementó en su arzobispado para prevenir este tipo de ataques.
Una de las cosas en las que he sido muy crítico de la Iglesia Católica, no de este papa, sino los dos anteriores, es que, a menudo, ellos ponen a los homosexuales y a los pedófilos en la misma oración y hacen conexiones como que si todos los hombres gays fueran pedófilos. Nosotros sabemos que no es así y la evidencia lo demuestra. Hasta ellos lo saben, pero aun así lo dicen. Eso solo fortalece los nexos mentales que hace la gente respecto a los homosexuales, y ese es un acto de violencia contra nosotros. Los hombres homosexuales no están más interesados en los niños que los heterosexuales en las niñas. ¿Son pedófilos ellos? Absolutamente, sean gays o heterosexuales, y la mayoría son heterosexuales. Una de las cosas que me enorgullecen de la Iglesia Episcopal es que tomamos conciencia de este problema. Había pedófilos entre nuestros sacerdotes, pero en nuestro caso se trataba más de sacerdotes que metían a alguien en su oficina, digamos, a una mujer que tiene problemas con su esposo, y él se podría haber aprovechado de su estado vulnerable para iniciar una relación sexual. Así que revisamos eso y abrimos por dos años y medio una vía para enterarnos de los casos y le pedimos a la gente que tomara acciones en contra de los sacerdotes. En los casos de abusos con niños, nosotros fuimos directamente a la policía. Lo que es realmente emocionante es que iniciamos un programa educativo y cada empleado en las iglesias del arzobispado, los que trabajan con jóvenes, cualquiera que tenga que ver con una persona en un estado vulnerable, recibió el entrenamiento.

Bueno, pero imagino que tampoco se fiaron de que con ese entrenamiento se obraría el milagro.
Para evitar que alguien siguiera con ese tipo de comportamiento, porque sabíamos que las capacitaciones no los iban a cambiar, instruimos la mayor cantidad de gente posible para que más personas estuvieran al tanto de la situación. Queríamos que la atmósfera fuera tóxica para ese tipo de comportamiento, y queríamos muchos ojos observando. Literalmente les pedimos a los sacerdotes que pusieran una ventana en la puerta de sus oficinas para que así nunca estuvieran a puerta cerrada; no podían dar transporte a un niño a menos que fueran acompañados de alguien más. Ese tipo de cosas que no solamente protegen a los niños sino también a los sacerdotes de ser acusados, ya que había un testigo. Fue una gran intervención en la estructura de la Iglesia y empezamos a principios de los 90. Estoy muy orgulloso de eso. Desearía que la Iglesia Católica se acercara a nosotros y nos preguntara ¿cómo lo hacen? Con gusto les ayudaría.

Su lucha por el respeto y la igualdad de derechos para la comunidad LGBT lo ha perfilado como un personaje controversial, y entre sus declaraciones más escandalosas está la de la vida alternativa de Jesús.
¿No es genial cómo la gente se vuelve loca cuando te vales de algo que está escrito en la Biblia? Es decir, y quiere ser muy claro en esto, no estoy diciendo que Jesús era gay, es solo que, hasta donde sabemos, Jesús era soltero y pasó la mayoría de su tiempo con un montón de hombres, a tres de los cuales escogió como líderes, y a uno de ellos lo llamó su discípulo amado. Yo solo estoy señalando lo que está ahí. Pero la gente lo tomó como que yo dije que él era gay y yo solo digo que cuando ocupamos la figura de Jesús para explicar el modelo de familia con un hombre, una mujer y dos niños, hay que recordar que seguimos a un salvador que tuvo un tipo alternativo de familia, una familia de elección. No estoy haciendo conclusiones alocadas, solo digo que, como hombre gay, lo que eso me dice es que Jesús entendería mi familia. Pero es increíble lo enojados que se ponen algunos.

Diría, entonces, que tomar la Biblia de manera literal no está del todo mal.
Esta es una de las cosas que he aprendido: antes de empezar a hablar sobre cualquier versículo de la Biblia, tienes que tener una discusión con la persona que estás hablando acerca de cómo entiendes todo el contenido de la Biblia. Comúnmente, venimos de distintos lugares y esas personas creen que Dios le dictó cada palabra de la escritura a alguien para que lo escribiera. La cosa en cuestión es que no se trata de un libro, sino de una librería de distintos libros escritos en un período de miles de años por distintas personas, y es conflictiva en distintas maneras. Si estás hablando con alguien que cree que Dios dijo cada palabra que está escrita en ella, no vas a llegar muy lejos si tú crees que debería leerlas en el contexto en el que fueron escritas. Fíjense en cuántos siglos hemos usado la Biblia para justificar la esclavitud. Mucha gente aún la usa para justificar la degradación y el sometimiento de mujeres para no permitirles posiciones de liderazgo en iglesias o donde sea.

Si ha funcionado y se sigue poniendo en práctica es, sin duda, porque hay gente que se siente en paz con esa interpretación.
Esta manera tan literal de leer las escrituras no es tan antigua, tendrá unos 60 o 70 años. Antes de eso, todos sabíamos (y no es que yo haya estado vivo hace 70 años), que la Biblia era poesía, historias de tradición oral, y esta clase de fundamentación es un fenómeno bastante nuevo. Esta es la otra razón por la que no me creo esa manera de escribir la Biblia: muchas personas te dirán que Dios respondió a cada pregunta sin respuesta en las escrituras, que todo lo que tienes que hacer es leerla y ahí encontrás la respuesta. Bueno, eso suena como que a finales del siglo I, cuando decidieron qué libros iban a estar en la Biblia, entonces Dios dijo: “OK, ya terminé. Ya dije todo lo que necesitaba decir, adiós. Me voy de vacaciones a las Bahamas porque ya les dije todo lo que quería decirles”. Cuando, de hecho, en una de las partes más importantes de la Biblia, en el evangelio de San Juan, el cual en su mayoría habla de la conversación que Jesús tuvo con sus discípulos en la última cena, él dice una cosa maravillosa: tengo tanto que enseñarles, pero no pueden soportarlo en este momento, así que les enviaré al espíritu santo y será él quien los guiará hacia la verdad. Así que tomo eso como que Jesús les dijera: “Para ser un grupo de pescadores lo han hecho muy bien, pero no crean que Dios o yo hemos terminado con ustedes y los que vienen detrás de ustedes. Hay tanto que Dios quiere enseñarles, pero no están listos para todo todavía”. Es por eso que creo que Dios continúa relacionándose con nosotros y es por medio del espíritu santo que nos guía hacia la verdad, un conocimiento mucho más profundo de la verdad de Dios. No es que la verdad haya cambiado, es solo que era demasiado para ese entonces. Para mí, lo que estamos tratando de decidir en este momento es si es Dios el que ha creado este movimiento LGBT. ¿Será este el Espíritu Santo llevándonos hacia la verdad de Dios? Por supuesto. Yo digo que sí y los demás dicen que no lo es.

A finales de los 80 la Iglesia Episcopal ya estaba muy receptiva a los derechos de la comunidad LGBT, pero pasaba todo lo contrario con la sociedad…
Empezaba a abrirse a ese tema. Ha sido un proceso muy largo e incluso para 2003, cuando fui elegido como obispo, no estaba del todo seguro de que toda la Iglesia aprobaría mi elección. Era todo muy difuso. Pero resultó que sí la aprobaban y ahora podría decir que para la mayoría, el conflicto ya está olvidado. De hecho, en nuestra convención general, que es cuando los obispos del clero se reúnen a elaborar las leyes de la Iglesia, recibimos a personas transgénero. No es que haya alguno que haya sido elegido aún como obispo, pero ya hemos ordenado a diáconos y sacerdotes. Ese ha sido un gran progreso en 10 años.

¿Para que esto tuviera lugar usted ha tomado acciones muy claras en la Iglesia?
Muchas personas han hecho muchas cosas para promover estos cambios. Muchos de nosotros nos hemos declarado homosexuales y la gente, al ver cristianos gays demostrando que la homosexualidad y el cristianismo pueden ir de la mano, es la manera en que hemos generado cambios en las mentes y corazones de la gente. Pero la velocidad a la que esto ha sucedido es sorprendente, es una especie de milagro. Es decir, escuchar a algunos de los que se opusieron a que yo me convirtiera en obispo que ahora abogan por el matrimonio igualitario en Estados Unidos es desconcertante. Me encanta, pero todavía me cuesta creerlo.

¿Está al tanto de los problemas que la comunidad LGBT enfrenta en El Salvador? Por todo lo que nos cuenta, es fácil decir que estamos a años luz de su Iglesia. ¿Qué pasos cree que debe tomar la comunidad salvadoreña junto a la Iglesia episcopal para empezar a moverse en esa dirección?
Apenas he estado aquí unos días, así que con muchas dudas comentaré sobre su país. Mi impresión es que la violencia es un gran problema aquí y eso no permite que las personas de la comunidad LGBT salgan del clóset. No creo que obtendrás los mismos números de personas siendo honestas acerca de su sexualidad hasta que sea seguro hacerlo. Tienen un problema muy grande con la violencia de la que todos son parte, pero para la comunidad LGBT es aun más peligroso. Ellos ya corren el riesgo de estar en malos términos con sus familiares, sus compañeros de trabajo, etcétera. Es por ello que creo que resolver el problema de la violencia es crucial para muchas cosas que enfrentan como país. Estoy orgulloso de la Iglesia Episcopal de El Salvador, porque el obispo Martín Barahona ha liderado un cambio en la comunidad para que sean más receptivas a este tema y brinden su apoyo a las personas LGBT en un momento en el que este tema no genera popularidad. Eso es lo que hace un profeta, ¿no creen? Decir la verdad cuando la mayoría de las personas no está de acuerdo con esa verdad. Y creo que el tiempo le dará la razón, y no sé cuánto tiempo tendrá que pasar, pero vendrán tiempos en los que veremos hacia atrás y nos preguntaremos: ¿cómo es posible que pensáramos así de las personas de la comunidad LGBT? Estábamos tan equivocados, ¿cómo llegamos hasta ese punto? Él es un héroe para mí y la Iglesia Episcopal aquí está haciendo un trabajo lleno de coraje. No todos en la Iglesia Episcopal está de acuerdo con eso, pero cada vez más y más personas se están sumando.

Con su discurso usted mezcla la libertad de culto y de expresión. ¿Es esto una ventaja o una desventaja a la hora de atraer fieles hacia su Iglesia?
Sé que hay gente que dejará de ir a una Iglesia en particular si esta empieza a recibir a personas de la comunidad LGBT y tiene el derecho de hacerlo. Pero lo que yo creo es que todo ser humano tiene algo que lo hace sentirse mal consigo mismo. Puede ser cualquier cosa: cómo se miran, la forma en la que hablan, algo que hicieron en el pasado y por lo que aún se sienten culpables, o fueron violados o abusados cuando eran niños. Algo que los hace sentirse inaceptables ante la presencia de Dios. Y el mensaje de buenas noticia de la Iglesia es que Dios te ama a pesar de todas las cosas. No me importa lo que has hecho o lo que te haya pasado, la forma en la que luces, cómo hablas, el color de tu piel o tu orientación sexual. Creo que recibir a la comunidad LGBT es uno de los ejemplos más dramáticos de lo mucho que Dio nos ama y ese es un gran mensaje para todos. Si Dios ama a la gente gay y la mayoría del mundo los mira de menos, entonces seguramente Dios me ama aunque tenga un problema con el alcohol o golpeo a mi esposa o cualquier cosa… Así que, de cualquier manera en que lo veamos, al recibir a la comunidad LGBT me parece que estamos haciendo exactamente aquello que le va a demostrar al mundo que Dios te ama a pesar de todas las cosas. Así que a pesar de que algunas personas dejarán de asistir a una Iglesia en particular, al final del día esas son buenas noticias para todos.

Ya mencionó que a manera de “milagro”, dentro de su Iglesia ha logrado cambios en la mente y los corazones de la gente. ¿Se considera usted un profeta?
Ten cuidado de todo aquel que se considere un profeta. Profeta es algo que alguien más dice sobre ti. Lo que sí creo es que ser cristiano y miembro del clero y si además de hablar de misericordia hablas en contra de la injusticia y le dices sus verdades a quienes están en el poder, eso es profético. Por eso me encanta Óscar Romero. Él ha sido mi héroe desde siempre, porque combinó su increíble compasión por aquellos que lo rodeaban y le decía sus verdades al poder que los oprimía. Él es un modelo maravilloso de lo que para mí es el llamado que tenemos todos los cristianos: compasión hacia los que están cerca de nosotros y tener el coraje para levantar la voz y denunciar que las cosas están mal, que maldades se están cometiendo contra los hijos de Dios. Pero si alguien más quiere decir que soy profético, lo consideraría un halago.

¿Hasta dónde son sólidos y “progresistas” los gobiernos “progresistas”?

¿Hasta dónde son sólidos y “progresistas” los gobiernos “progresistas”?
Guillermo Almeyra · · · · ·

14/09/14

Doce años de gobierno del Partido de los Trabajadores, que se fue alejando de los movimientos sociales que lo apoyaban, estarán en peligro en octubre próximo. En efecto, incluso en el caso de que en la primera vuelta Dilma Rousseff sea la ganadora muy probablemente vencerá con un margen estrecho a Marina Silva que, en la segunda vuelta, podría sumar a los suyos buena parte de los votos del candidato más derechista y algún apoyo de los que declaran que se abstendrán o votarán en blanco. Un gobierno conservador con una base de masa constituida por los evangelistas y los grandes sectores de descontentos sin mucha claridad y de despolitizados podría poner en riesgo las pocas conquistas sociales y las posiciones internacionales (UNASUR, MERCOSUR, CELAC, BRICS, contra los fondos buitres) del PT antes de que éste pueda reconquistar el gobierno con un nuevo período de Lula. Al mismo tiempo, el gobierno kirchnerista, en Argentina, batalla para conservar su caudal de 30 por ciento de los votos en el 2015 contando con la división de sus adversarios en el centroderecha y la derecha mientras pierde votos hacia la izquierda, Nicolás Maduro, en Venezuela, no logra ni la estabilización económica ni la política y Rafael Correa debe ceder al FMI y enfrentar una oposición de los movimientos indígenas, sindicales y ecologistas mientras la derecha clásica conserva el control de las clases medias de las grandes ciudades y hasta en Uruguay el Frente Amplio podría perder su mayoría.

Lejos de ser, como creen algunos entre los nacionalistas de izquierda , una nueva fase, irreversible y duradera, en la lucha por la liberación nacional y los sujetos del cambio social, estos gobiernos burgueses dirigidos por sectores de las clases medias son, más bien, un momento de transición en la crisis mundial del capitalismo.

Su “progresismo” está además en tela de juicio. ¿Serían progresistas porque tienen una política desarrollista, con elementos de estatalismo y distribucionismo, pero que no escapa al neoliberalismo y sirve fundamentalmente a las grandes transnacionales, a costa de los trabajadores? Preservan al capitalismo, mientras que progresista y democrático es en cambio solamente lo que aumente la confianza en sí mismos, la independencia política, la autoorganización y la capacidad de autogestión de los trabajadores y favorezca su construcción como ciudadanos y no simples votantes.

Otro sector de la izquierda latinomericana, en particular argentina, recurre a Gramsci, con su categoría de la revolución pasiva, y a Trotksy, con su análisis sobre el bonapartismo sui generis, para analizar una época totalmente diferente. Gramsci y Trotsky escribieron cuando centenares de millones de personas luchaban por una revolución anticapitalista y confiaban en una alternativa socialista al capitalismo. Mussolini y Hitler fueron el resultado del temor del gran capital y de vastas capas acomodadas de las clases medias ante la amenaza de una posible revolución socialista. De ahí las chácharas anticapitalistas y antiplutocráticas y las pretensiones nacional-socialistas, sobre todo del Mussolini de la República de Saló. Ante la debilidad de los sectores burgueses tradicionales muy golpeados por las movilizaciones sociales y la carencia de una dirección revolucionaria de los trabajadores, campesinos y clasemedieros pobres de sus países, ellos construyeron Estados corporativos aparentemente independientes de las clases fundamentales utilizando advenedizos y aventureros y se apoyaron internacionalmente en la Unión Soviética (Pacto de Locarno,Pacto Molotov-Ribentropp) para contrarrestar a los imperialistas principales. Lo mismo hizo el nacionalismo socializante de Lázaro Cárdenas, ante la extrema debilidad de los capitalistas mexicanos y la carencia de una dirección obrera y campesina revolucionaria y, en escala internacional, la debilidad relativa de Washington y la división entre Estados Unidos e Inglaterra, por un lado, y las potencias del Eje, por el otro. La revolución pasiva era así el subproducto del temor a la revolución socialista e internacionalmente se apoyaba sobre el relativo equilibrio de las potencias.

Hoy el capital no teme la revolución socialista, los socialistas revolucionarios a escala internacional y de cada país son una pequeñísima minoría y las clases medias y los trabajadores no son anticapitalistas sino que tratan de defender sus conquistas anteriores pero dentro del sistema y persiguen la utopía de humanizar el capital. Los aventureros e improvisados o incluso los dirigentes sindicales que dirigen los gobiernos llamados “progresistas” no se ven como enemigos del socialismo ni como agentes del gran capital, creen sinceramente en una alianza entre los capitalistas nacionales y los trabajadores y en el poder mágico del aparato estatal. No buscan engañar a los trabajadores adoptando banderas de éstos para afianzar al capitalismo, aunque de hecho los engañen. Son empíricos, pragmáticos; sin ser antiimperialistas aprovechan las grietas y brechas que surgen con la pérdida de hegemonía de Estados Unidos mientras se enriquecen en la función pública y se alían sin prejuicio alguno con los gobiernos autoritarios de los países capitalistas secundarios (el BRICS) para seguir ostentando un “progresismo” que expresa la debilidad del capitalismo mundial pero también el retraso político e ideológico de la inmensa mayoría de los trabajadores de sus respectivos países.

Este efímero “progresismo” de las carencias tiene como límite del desarrollo político de los trabajadores la agudización de la crisis económica y de la lucha de clases que reducirá los márgenes para el clientelismo y el distribucionismo y para los que quieren jinetear caballos que tienden a ir en direcciones opuestas queriendo conciliar los intereses capitalistas con los de los explotados y oprimidos por el capital.

Manifiesto de David

Manifiesto De David. Francisco Morazán

AL PUEBLO DE CENTRO AMÉRICA

Cuando los traidores a la patria ejercen los primeros destinos, el Gobierno es opresor.

Montesquieu.

Hombres que habéis abusado de los derechos más sagrados del pueblo por su sórdido y mezquino interés! Con vosotros hablo, enemigos de la independencia y de la libertad. Si vuestros hechos, para procuraros una patria, pueden sufrir un paralelo con los de aquellos centroamericanos que perseguís o habéis expatriado, yo a su nombre os provoco a presentarlos. Ese mismo pueblo que habéis humillado, insultado, envilecido y traicionado tantas veces, que os hace hoy los árbitros de sus destinos y nos proscribe por vuestros consejos, ese pueblo será nuestro juez.

Si la lucha que os propongo es desigual, todas las ventajas de ella están de vuestra parte.

Tenéis en vuestro apoyo:

Que os halláis colocados en el poder, y que nosotros nos encontramos en la desgracia.

Que podéis hacer uso de vuestra autoridad para procurarnos acusadores, que nosotros no encontramos tal vez ni un testigo.

Que os habéis constituido en nuestros jueces, y declarado que somos vuestros reos.

Que nuestra voluntaria retirada de los negocios públicos, con un objeto más noble que el que ha podido caber en vuestros corazones, la habéis interpretado como fuga.

Que a nosotros, que no os atrevisteis nunca a vernos cara a cara, nos insultáis atrozmente en vuestra imprenta; y añadiendo el escarnio a la venganza, habéis tomado la mano misma que os ha envilecido para trazar los caracteres de un nombre funesto que no podemos pronunciar sin oprobio, y nuestra expatriación se ha decretado1.

Y en fin, para complemento de vuestro triunfo, todas las apariencias acreditan que el pueblo que nos va a juzgar os pertenece. Pero no importa. Nosotros tenemos la justicia. Vamos a los hechos.

Cuando vosotros disfrutabais de una patria, no podíamos nosotros pronunciar este dulce nombre. Recordadlo. Vosotros habéis gozado muchos años de los bienes de esa patria que buscáis en vano. ¿Encontraréis en la República de Centro-América algunas señales de ella? No. Aunque le dais hoy este nombre, más extranjeros sois por vuestros propios hechos en el pueblo que os vio nacer, que nosotros en Méjico, en el Perú y en la Nueva Granada. Por la identidad de nuestros principios, con los que sirven de base a los gobiernos de estas Repúblicas, nosotros hemos hallado en ellas simpatías que vosotros no encontraréis en el propio suelo de vuestros padres (que ya no os pertenece) desde el momento mismo que se descubran vuestros engaños. Pero si aun queréis buscar vuestra patria, la hallaréis sin duda por las señales que voy a daros. Oíd y juzgad.

En vuestra patria cometías culpas que se olvidaban por unas tantas monedas, y a nosotros se nos exponía a la vergüenza pública.

En vuestra patria perpetrabais los más atroces delitos, a los que se les daba el nombre de debilidades para dejarlos sin castigo, y nosotros sufríamos la nota de infames hasta nuestra quinta generación.

En vuestra patria ejecutabais los crímenes que siempre se quedaban impunes, porque vosotros mismos erais los jueces, y nosotros perdíamos la salud y la vida en los cadalsos.

En vuestra patria ostentabais los honrosos títulos de tiranos, y nosotros representábamos el humillante papel de esclavos.

Esn vuestra patria tenías la gloria tenías la gloria de apedillaros los opresores del pueblo, y gemíamos nosotros bajo la opresión.

Y cuando en vuestra patria, ensanchando la escala de los opresores, defendíais hasta los infames oficios de carceleros y de verdugos, a nosotros se nos exigían los reos y las víctimas.

Y para que nada faltase a vuestra dicha y a nuestra desgracia, así en la tierra como en el cielo, ¡Hasta los santos sacabais de vuestras propias familias!, y los malvados, a vuestro juicio, sólo se encontraban en las nuestras.

Vosotros oíais, continuamente en sus revelaciones, la felicidad que os aguardaba, en tanto que a nosotros sólo se nos anunciaban desgracias.

Vosotros dirigías con confianza vuestras súplicas al pie de los altares, porque hacíais propicios a sus sacerdotes con las riquezas que exigíais al pueblo, en tanto que éste temía elevar sus plegarias, por no poder acompañarlas con ofrendas….

Y por último, para llenar la medida de vuestro poder y nuestro infortunio, aun más allá de la tumba, en tanto que las almas de nuestros padres vagaban sin consuelo en derredor nuestro, para demandarnos los medios de lograr su eterno descanso, vosotros comprabais el

Cielo que no habías merecido, con los tesoros que os proporcionaban las leyes de un infame monopolio.

He aquí vuestra patria. Recordadla. Pero si aun insistiereis en disputarnos la que por tantos títulos nos pertenece, exhibid vuestras pruebas, que nosotros daremos las nuestras; y si resultase un solo hecho en vuestro favor contra mil que presentemos nosotros, consentiremos, gustosamente en ser a los ojos del mundo lo que hoy somos a los vuestros.

No es vuestra patria. Porque en 1812, que por la primera vez se ventilaron los derechos de americanos, vosotros hacías de injustos jueces, de viles denunciantes y de falsos testigos contra los amigos de la independencia del Gobierno absoluto.

Es nuestra patria. Porque en la misma época nosotros nos la procurábamos difundiendo ideas de libertad y de independencia en el pueblo, sin que vuestras amenazas nos arredrasen ni nos intimidase la muerte, ya sea que se nos presentase en la copa de Sócrates, que la encontrásemos al cabo del dogal que quitó la vida al Empecinado o que se pronunciase en vuestros inicuos tribunales.

No es vuestra patria. Porque cuando triunfaron las ideas de libertad en la metrópoli, cuando los patriotas españoles quitaron algunos eslabones a la pesada cadena de nuestra esclavitud, revelándonos de este modo lo que éramos y lo que podíamos ser, vosotros conspirasteis contra el Gobierno Constitucional que se estableciera en toda la monarquía como enemigos de las luces, cooperasteis con aquellos que pretendieron, entonces, independizarse del Gobierno de las cortes y trasladar a la América el Gobierno absoluto de los Borbones.

Es nuestra patria: Porque en el mismo tiempo hacíamos resonar el grito de independencia en todo el Reino de Guatemala. Todo aquel que tenía un corazón americano se sintió, entonces, electrizado con el sagrado fuego de la libertad. Por una disposición de la Providencia, los amigos del Gobierno absoluto de los Borbones.

Es nuestra patria: Porque en el mismo tiempo hacíamos resonar el grito de independencia en todo el Reino de Guatemala. Todo aquel que tenía un corazón americano se sintió, entonces, electrizado con el sagrado fuego de la libertad. Por una disposición de la Providencia, los amigos del Gobierno absoluto de los Borbones, enemigos de la independencia de España constitucional, se unieron con los independientes de ambos Gobiernos, y proclamaron la separación de la antigua metrópoli el 15 de septiembre de 1821. Y de este modo, vuestros nombres figurarán en la historia al lado de los Reyes Luis IX, Luis XI y otros muchos que trabajaron sin pensarlo, a favor de la democracia, sistema que hoy gobierna en la República de Centro América.

No es vuestra patria: Porque en 1821, acreditasteis con un hecho, que es a los ojos del mundo un grave crimen, vuestro tardío arrepentimiento por haber cometido otro crimen que no es menos grave a los vuestros.

Los remordimientos de vuestra conciencia por haber cooperado a la independencia de un pueblo indócil, que convirtió en su provecho lo que era destinado al vuestro, quisisteis aquietarlos sacrificando a un gran conspirador los derechos de este mismo pueblo: y en lugar de un viejo monarca, nos distéis un nuevo usurpador: en lugar de la tiranía de los Borbones, nos disteis el escándalo de un emperador de farsa, más opresor porque está más inepto, y su opresión mil veces más sensible, porque lo ejercía sin títulos, sin tino, con sus iguales y por la vez primera. Es nuestra patria: Porque cuando vosotros, al lado del General mejicano don Vicente Filísola, hicisteis los mayores esfuerzo por conservar la dominación del Emperador Iturbide en los pueblos que había subyugado por la intriga, aunque sin éxito, nosotros procuramos evitarla. Cuando muchos de vosotros, a la retaguardia de aquel General, eráis testigos de los últimos esfuerzos del heroico pueblo salvadoreño, que mal defendido y cobardemente abandonado por su jefe en el momento mismo del peligro2 sucumbió noblemente, y con más gloria que la que pudo caber a sus vencedores; nosotros por este mismo tiempo, en el propio teatro de la guerra, en Guatemala, Honduras y Nicaragua, corríamos la suerte de los vencidos, por la identidad de nuestras opiniones.

El pueblo salvadoreño, sin armas y abandonado a su propia suerte, hizo impotente la negra intriga que se formara en su seno con innobles miras. [3] Defendió por largo tiempo la más hermosa de todas las causas, adquiriendo por digna recompensa de sus grandes hechos, la inmarcesible de dar al mundo el grandioso espectáculo de un pueblo libre que se regenera, obteniendo, en sus propias derrotas, la reivindicación de los mismos derechos que se la ocasionaron; en tanto que sus injustos agresores pierden todas las ventajas que les diera su malhadado triunfo.

Por un distinguido favor de la Providencia, los últimos cañonazos que quitaron la vida a los mejores hijos de El Salvador y completaron en el Reino de Guatemala la dominación de Iturbide, eran contestados por los que se disparaban en México, para celebrar la completa destrucción de un Imperio que sólo apareció al mundo para oprobio de sus autores. Y por justo resultado de estos hechos, del Reino de Guatemala, libre del dominio del Emperador Iturbide, en donde habías creado vuestra nueva patria, se formó la nuestra, bajo un sistema democrático, con el nombre de República Federal de Centro América.

Si ya que no podéis negar estos hechos, que todo el pueblo ha presenciado, pretendiereis, en vuestro despecho, arrojar de nuevo vuestra acusación favorita, a saber: Que muchos de nosotros nos hemos enriquecido defendiendo la independencia y la libertad, -no pretendo dejaros ni este miserable recurso.

Tal como es para mí de falsa e insultante la proposición, yo la levanto del suelo, en donde la ha colocado el desprecio público, con la fundada esperanza de tirárosla a la cara con doble fuerza. Si se puede llamar riqueza la que obtuvieron algunos de vuestros jefes militares en el sitio de Mejicanos, por medio de un mezquino monopolio –estamos todos de acuerdo. Pero si los bienes de los regulares componen la única riqueza que se ha podido encontrar en Centro América, levante la mano el más atrevido de vosotros, y clave en nuestra frente la nota de infame a los que la hubiéramos merecido por este hecho u otro semejante.

Volvamos al asunto. Después de la caída de Iturbide ¿cuál ha sido la conducta que habéis observado? Yo os la recordaré.

Vuestra debilidad os hizo firmar la Constitución Federal de 1824, y combatirla vuestra perfidia en 1826, 27 y 28.

Con este interés disteis vuestros sufragios de Presidente al señor Arce; y este mismo interés os hizo despojarlos, cuando ya había llenado, en parte, vuestras miras, porque le fuera adversa la suerte en el momento mismo de exterminar a vuestros enemigos.

Vuestra razón de Estado llevó por segunda vez la guerra a muerte a los pueblos de El Salvador, que perpetuaron vuestros jefes por interés.

Vuestra venganza iluminó por mucho tiempo las oscuras noches de estío con el incendio de poblaciones indefensas, para que la rapaz y mezquina codicia de vuestros militares, que se ejercitaba a media noche, encontrarse alumbrado el camino por donde se condujeran a vuestro campo los miserables despojos que habían librado de las llamas…

Esta devastación, esta mina, que sólo se habría terminado con la dominación a que aspirabais, y que se os escapara de las manos por la imbecilidad y cobardía de vuestros guerreros, desapareció con los triunfos de Gualcho, Mejicanos y Guatemala, y los liberales vencedores acreditaron con la completa reorganización de la República que eran dignos de regir los destinos de un pueblo libre.

Vuestra venganza, jamás satisfecha, y vuestros deseos de dominar, nunca extinguidos, trajeron otra vez la guerra a la República para dar un nuevo testimonio al mundo de vuestras miras, y a los centroamericanos una prueba de todo lo que debiera esperar y temer de sus enemigos.

El Coronel Domínguez, que defendiera vuestra causa con tanto empeño en 1828, invadió los puertos del norte en 1831, se introdujo con fuerzas en el Estado de Honduras, para presenciar sus derrotas, y encontró por último la muerte en la ciudad de Comayagua.

El ex Presidente Arce, que apareció en el mismo tiempo por Escuintla de Soconusco con tropas mexicanas que habían destruido la Independencia nacional, fue completamente batido por el valiente General N. Raoul. No pudiendo aquel desgraciado Jefe imitar a Moreau, que murió combatiendo contra su país natal con un valor que atenuara su crimen; ni a Coriolano4, que obligado a retirarse de las puertas de Roma por las súplicas de la que lo llevara en su vientre, acreditó que no le faltaban virtudes, siguió el ejemplo de tantos griegos que se unieron con los enemigos de su patria para combatirla, y sufrió, como ellos, el digno castigo en su propia derrota y en las dobles maldiciones de los mercenarios extranjeros vencidos y de sus conciudadanos vencedores.

Esta injusta guerra se terminó con la ocupación del castillo de S. Fernando de Omoa, en donde el malvado Ramón Guzmán, que sirviera en vuestras filas como soldado en 1828, enarboló la bandera española. Después de una lucha obstinada de 5 meses, que diezmara nuestro ejército, y de la epidemia que lo quitara, fue abatida esa señal oprobiosa de nuestra antigua esclavitud por el valiente y sufrido Gral. Agustín Guzmán, que hizo rendir la fortaleza. Y para dar al mundo un testimonio de los extremos opuestos a que pueden conducir vuestras opiniones y las nuestras en el mismo campo en donde está colocada la cabeza de un traidor, hijo de la República, y de vuestro partido, que elevara sobre las murallas del castillo el símbolo de nuestra opresión, existen los sepulcros de mil centroamericanos, del nuestro que lo despedazaran.

No pretendo asegurar que todos vosotros hayáis aplaudido aquel crimen; si puede adivinarse que hubiesen algunos de vosotros que lo vieran con indignación, permítaseme preguntar a los demás; ¿tiene alguna analogía con la rendición de la plaza de San Salvador en 1823? ¿Si Fernando VII y la bandera española tienen algo de común con la del Imperio mexicano y Agustín I? ¿Si las garras de la joven Aguila que se ven pintadas en ésta, oprimen o hieren con más fuerza que las del viejo León hispano que se mira en las armas de aquellas que dominaran la América por tres siglos?

Esta guerra, tan fecunda en hechos que ilustraron las armas del Gobierno Nacional, que no fue menos abundante en sucesos que justificaron más y más la causa de los liberales vencedores, arrojó sin embargo elementos funestos de discordia. A éstos se unió el descontento, que naturalmente debió producir una Administración de diez años, continuamente contrariada por los hábitos que dejara el Gobierno absoluto, cuyos resortes tocasteis con oportunidad para preparar la revolución de 1840.

Vosotros, apoyados en el fanatismo religioso, destruisteis en el Estado de Guatemala las obras que los demócratas consagraron a la libertad, en tanto que los bárbaros las hollaron con su inmunda planta.

La profesión de los derechos del pueblo –la ley de la libertad de imprenta- la que suprimió las comunidades religiosas- la que creara la Academia de Ciencias, en que se enseñaban los principales ramos del saber humano, repuesta por vosotros con la antigua Universidad de San Carlos –la del hábeas corpus- los códigos de pruebas, de procedimientos y de juicios, obra del inmortal Livingston5, adoptadas con el mejor éxito, y tantas otras, fueron al momento derogadas por vosotros y el vacío que dejaron estos monumentos del patriotismo lo llenasteis con nombres odiosos, que recordarán al pueblo su antigua esclavitud y sus tiranos.

En los Estados de Nicaragua y Honduras, los justos deseos de reformas, no satisfechos con las que hiciera el Congreso en 1831 y 1835, fueron de nuevo excitados por dos folletos que escribió el ex-Marqués de Aycinena. En ellos pretendía éste probar que no estábamos bien constituidos, porque los Estados, como en Norte América, no fueron antes que la Nación, y porque la Constitución Federal es más central que la de aquella República.

Proposiciones en su origen insidiosas, risibles en su aplicación y que han merecido el deprecio de los hombres sensatos.

Pretender que las Constituciones de nuestros Estados debieran existir antes que la general, es pedir un imposible, porque los españoles, que nunca fueron ni tan ilustrados ni tan generosos como los ingleses con sus colonos, no nos permitieron otra ley que la voluntad del soberano.

Asegurar que por esta falta no estamos bien constituidos y somos desgraciados, es ignorar las causas que han contribuido a la felicidad de aquel pueblo afortunado.

Afirmar que la Constitución Federal de Centro América es más central que la de los Estados Unidos del Norte, es un insulto que no podrá sufrir con paciencia el que haya hecho una comparación de las leyes.

En fin, atreverse a asegurar ante el público tantas falsedades juntas, es abusar demasiado de su sencillez y buena fe, y del silencio que han observado los centroamericanos ilustrados que conocen que ni los norteamericanos pudieron hacer su felicidad copiando las Constituciones democráticas que habían servido a otros pueblos, ni el de Centro América, en su actual estado, hará la suya adoptando la Ley Fundamental de aquella República si no puede trasplantar al mismo tiempo el espíritu que le da la vida.

Pero Aycinena sólo ha tenido por mira, al propagar estas doctrinas, producir una revolución, -¡Ojalá sea más afortunado en esta vez que lo fuera con su familia en la del Imperio mexicano, que defendieron con tanto ardor!

Si el Duque de Orleans encontró en la guillotina el castigo de haber anarquizado al pueblo francés, aparentando para subir al trono ideas liberales que no profesara, descendiendo de lo grande a lo pequeño, debe tener igual suerte Aycinena, que usa de los mismos medios para recobrar sus honores.

Ni el oro del Guaya, ni las perlas del Golfo de Nicoya, volverán a adornar la corona del Marqués de Aycinena; ni el pueblo centroamericano verá más esta seña oprobiosa de su antigua esclavitud; pero si alguna vez brillase en su frente este símbolo de la aristocracia, será el blanco de los tiros del soldado republicano.

Y para que nada faltase de ignominia y funesto a la revolución que habéis últimamente promovido, apareció en la escena el salvaje Carrera, llevando en su pecho las insignias del fanatismo, en sus labios la destrucción de los principios liberales y en sus manos el puñal que asesinara a todos aquellos que no habían sido abortados, como él, de las cavernas de Mataquescuintla.[6] Este monstruo debió desaparecer con el cólera morbus asiático que lo produjo. Al lado de un fraile y de un clérigo [7] se presentó por la primera vez revolucionando los pueblos contra el Gobierno de Guatemala, como envenenador de los ríos que aquellos conjuraban, para evitar, decían, el contagio de la peste. Y contra este mismo Gobierno, fue el apoyo de los que en su exasperación le dieron parte en la ocupación de la ciudad de Guatemala, Fue su peor enemigo cuando estos quisieron poner término a sus demasías y vandalismo, y su más encarnizado perseguidor y asesino cuando el salvaje se uniera con vosotros.

Es necesario que no se ignore la conducta de este insigne malvado, que ha excedido con sus crímenes a todos los tiranos sin conocerlos. Su vida forma una cadena no interrumpida de delitos, acompañada de circunstancias horrendas.

El fusilamiento de varios jueces de circuito, en cuyo número se cuenta el ciudadano F. Zapata, que ejercía sus funciones en Jalpatagua8, es de este número.

Como en todos los pueblos, lo primero que hizo Carrera fue incendiar en la plaza la ley que establecía el juicio por jurados, y los códigos que eran el espanto de los malvados, porque se habían sentenciado en pocos días, con arreglo a ellos reos de muchos años.

En seguida hizo colocar al juez Zapata en el lugar destinado al suplicio, a tiempo que pasaban de camino, para la ciudad de El Salvador, las señoritas Juana y Guadalupe Delgado. Juzgando sin duda, el malvado asesino, que todos tenían un corazón que se complaciera como el suyo con la muerte de la inocente víctima, las obligó a presenciar la ejecución, a pesar de sus súplicas y lágrimas para evitarla, y de sus esfuerzos para separarse de aquella escena de horror.

El rapto, entre tantos raptos, de una joven doncella que vivía con sus padres en la hacienda de la Laguna de Atescatempa9, fue acompañado de circunstancias que no deben ignorarse.

Carrera, que había visitado a esta honrada familia, y de ella recibió diversas insinuaciones de cariño, quiso retribuirlas con un crimen, como acostumbra.

Para ocultar el malvado su perfidia la que era el objeto de sus torpes deseos, recurrió a otro crimen, que pudo producir peores consecuencias por el gran compromiso en que puso a su Gobierno.

Hizo disfrazar a un oficial para que, a la cabeza de algunos soldados que debieran suponerse salvadoreños, y por consiguiente enemigos, ocupasen en la noche la casa de la hacienda. A pretexto de los dueños de ella hicieron servicios a Carrera, tenían orden de reducirlos a prisión y conducir a la joven hacia el Estado de El Salvador. El bandido, con un considerable número de soldados, debía encontrarse con ellos en el camino, y éstos contestar al ¿quién vive? El Salvador libre. A esta palabra de guerra se convinieron hacerse, mutuamente, fuego las dos fuerzas. Sin usar de las balas, dispersarse los fingidos salvadoreños en seguida y dejar en sus manos la causa inocente de tanta maldad para exigirle su deshonra en premio de haberla salvado.

Todo se habría ejecutado a satisfacción de Carrera, si la Divina Providencia no hubiera destinado, en justo castigo, una bala que se introdujera en el pecho cuando se batían, en apariencia las dos partidas. Esta bala, en concepto de algunos, se puso por casualidad en el fusil; pero otros creen haber sido dirigida por la venganza del oficial que había sido, en otro tiempo, maltratado por Carrera; lo cierto es que se le condujo preso a Guatemala, con los soldados que le acompañaban para cumplir las órdenes de su General.

La gravedad de la herida, que lo obligara a sacramentarse, no le hizo olvidar el único trofeo de su infernal campaña, que condujo por la fuerza a su cuartel general de Jutiapa. La joven tuvo el profundo sentimiento de que su criminal raptor sanase de la herida, y su desgraciada familia sufrió su deshonra sin quejarse.

La noticia de este hecho obligó a separase del Gobierno al Presidente del Estado de Guatemala, ciudadano Mariano Rivera Paz, para andar 27 leguas de mal camino, con el único fin de expresar al malvado el sentimiento que le causara ver derramar la sangre preciosa del caudillo adorado de los pueblos. Sangre que con estas mismas palabras, tuvo el descaro de reclamar al Gobierno del Estado de El Salvador, llevando adelante, para paliar el crimen cometido por Carrera, la infame trama que éste urdiera para ocultarlo.

La muerte del Diputado Cayetano Cerda, que lo obligara Carrera a cenar en su mesa en señal de amistad, y la mandara asesinar en seguida por el mismo centinela que lo guardaba.

La muerte que dio con su propia lanza a un elector de Cuajiniquilapa10, que se negó a prestarle su voto.

El asesinato de todos los heridos del 19 de marzo en la plaza de Guatemala, ocupada a la bayoneta, evacuada después, rompiendo la línea enemiga, por falta de municiones y por no haber encontrado los auxilios que ofrecieron los liberales. Asesinato tanto más criminal, cuanto que se habían tratado con las debidas consideraciones al oficial

Montúfar [11] y 35 soldados que se tomaron prisioneros en la acción, y respetado al padre Obispo y Canónigos que se encontraron en la catedral, confundidos con los soldados enemigos que se batieron con los nuestros dentro del mismo edificio.

La muerte que dio a cuarenta de los más distinguidos ciudadanos de Quetzaltenango, en cuyo número se cuentan las autoridades municipales, después de haber rescatado a muchos de ellos la vida, esposas y hermanas con grandes sumas de dinero que Carrera recibió, son los menores delitos que ha cometido este malvado.

A este monstruo estaba reservada la invención diabólica de acompañar con su propia guitarra los movimientos del Señor Lavangnini, a quien obligaba a danzar, y los últimos ayes de las cuarenta víctimas que asesinó el 2 de abril en la misma plaza de Quetzaltenango, para acostumbrar así los oídos del pueblo y prepararlo a nuevas matanzas.

A este monstruo estaba reservado el acto de mayor inmortalidad y perfidia, que ejecutó en la propia ciudad de Quetzaltenango. Habiendo prevenido al pueblo que se presentase en la plaza a una hora señalada, bajo la pena de muerte, cuando se encontraba ya reunido, mandó saquear a su tropa toda la ciudad que contiene 25,000 habitantes.

A este monstruo estaba, también, reservado enterrar a los vivos, como lo ejecutó con un vecino respetable del pueblo de Salamá, porque le faltaban mil pesos en que había valorado su vida. A pesar de que su familia le presentó alhajas en doble valor, lo introdujo, sin embargo, en la sepultura que le había obligado a cavar, y lo cubrió de tierra hasta la garganta, dándole después grandes golpes en la cabeza, que le produjeron la muerte, lo abandonó a su inocente familia, que su desolación derramaba lágrimas sobre el cadáver, cargando en seguida el bandido con el vil precio de su infame asesinato…………………………

Pero ¿cuál es el delito que no ha podido perpetrar ese malvado? Existe uno ¡quien lo creyera!, que sólo estaba reservado a vosotros: ¡dar a Carrera, en precio de tanto crimen, el poder absoluto que hoy ejerce en el Estado de Guatemala por vuestros votos!!!

Que nuestros conciudadanos que han presenciado todos estos hechos, desde las prisiones de Belén en 1812, hasta las matanzas de Carrera en la ciudad de Quetzaltenango, en 1840, juzguen y decidan ahora si tenéis algún título para llamaros centroamericanos, y cuáles son los nuestros. Y si, como esperamos, la justicia decide en nuestro favor: si los pueblos patriotas de que se componen los Estados de Nicaragua, Honduras, El Salvador, Los Altos y parte de de Guatemala, han descubierto vuestras pérfidas miras, preparaos, no sólo a abandonar la República, sino a andar errantes, como los hijos de Judea, tras la patria de los tiranos, que buscaréis en vano. Si, en vano, porque la libertad que habéis combatido tantas veces derramando la sangre de sus mejores defensores, ha recobrado el imperio del orbe, que por un don del cielo ejercía en los primeros tiempos. Los pueblos de ambos mundos profesaban ya su culto; los Gobiernos del nuevo son obra suya, y los del antiguo caen y se precipitan a su voz para no reaparecer más sobre la tierra.

David, 16 de julio de 1841

F. Morazán

[1] En convenio que celebró últimamente Carrera con el Encargado del Gobierno del Estado de El Salvador se consignó un artículo expatriando a todos los que habían salido de la República, el que aparece firmado por Carrera sin saber leer ni escribir. Nota del General Francisco Morazán.

[2] El General Arce que mandaba a los salvadoreños los abandonó, por enfermo en los momentos que Filísola iba a atacar la plaza, su salud le permitió huir hasta la República de los Estados Unidos. Nota del General Francisco Morazán.

[3] El General Arce quería entregar a Filísola la plaza de El Salvador, bajo la condición de continuar en el mando como Gobernador de la Provincia. El pueblo, excitado por los ciudadanos Juan Manuel Rodríguez, por el General Espinoza y Coronel cerda, se opuso y fueron expatriados por Arce los dos últimos. Nota del Gral. Francisco Morazán

[4] Nota de Anarella Vélez: Cayo Marcio Coriolano, siglo V a. C., déspota que impidió la distribución de trigo al pueblo, fue exilado de Roma. Refugiándose en tierras de los Volscos, a los que había sometido, se levantó en armas contra Roma, vengando así su exilio. Fue detenido ante las puertas de la ciudad por su madre Veturia y por su mujer Volumnia.

También Coriolano es el nombre de la tragedia de William Shakespeare basada en la vida del legendario dirigente romano. La tragedia gira alrededor de Cayo Marcio Coriolano, brillante general romano que es desterrado de Roma y dirige un asalto a la ciudad. Sólo el ruego de su madre evita que arrase Roma. Un cambio de opinión que le conduce a la destrucción.

[5] Nota de Anarella Vélez: David Livingstone (médico y misionero británico,1813-1873) explorador de África, se distingue de otros exploradores por su lucha constante contra la esclavitud

[6] Nota de Anarella Vélez: Mataquescuintla está ubicado en la zona oriental de la República de Guatemala, dentro de la jurisdicción del departamento de Jalapa.

[7] Lobos, cura de Santa Rosa, y Aqueche, de Mataquescuintla. Nota del Gral. Morazán.

[8] Nota de Anarella Vélez: Jalpatagua , planicie ubicada en la región oriental de Guatemala.

[9] Nota de Anarella Vélez: Atescatempa, Jutiapa, Guatemala

[10] Nota de Anarella Vélez: Cuajiniquilapa, ubicada en Chinandega, Nicaragua

[11] Manuel Montufar, sobrino del autor de las Memorias de Jalapa. Nota del Doctor Montúfar.

Aporte de los estudiantes universitarios al movimiento revolucionario

Aporte de los estudiantes universitarios al movimiento revolucionario
Wed, 07/24/2013 – 23:09
by editor
Para que no olvidemos
Entrevistas
PRTC

Aporte de los estudiantes universitarios a surgimiento y fortalecimiento del movimiento revolucionario

Francisco Jovel Urquilla

Francisco Jovel, Secretario General del Partido de los Trabajadores Centroamericanos (PRTC). Secretario de Zona de 1979 a 1992. Conocido durante la guerra como “Roberto Roca”, Comandante del PRTC. Firmante de lo Acuerdos de Paz. En 1988, amenaza de abandonar el FMLN si no se hace nada para detener los asesinatos de Mayo Sibrián. Abandonó el FMLN en 1999, en medio de divergencias generadas en ese entonces entre las corrientes renovadora y ortodoxa.

Francisco Jovel pqn olvidemosFrancisco Jovel, expone sobre la situación de los medios en la época de guerra. Miércoles 18 de enero de 2012 (Foto: Diario Co Latino/Rosa Campos).
Toma de Conciencia del Pueblo y el Papel Contrainsurgente de los EE.UU.

El movimiento de masas tuvo como principales impulsores a elementos jóvenes, fundamentalmente estudiantes, sin menospreciar el papel que pudieron haber jugado jóvenes obreros. El papel más dinámico, mas evidente, lo jugaron estudiantes, sobre todo, estudiantes universitarios provenientes de sectores medios de la sociedad y otros jóvenes de extracción muy popular, los cuáles habían podido acceder a los estudios universitarios, gracias al proceso de reforma universitaria que durante los años 60 había impulsado la Universidad Nacional de El Salvador, durante la rectoría del Dr. Fabio Castillo Figueroa, quien hay que recordarlo había sido candidato presidencial en la segunda mitad de los años 60, y que por cierto, fue la primera candidatura auténticamente de izquierdas presentada por el Partido Acción Renovadora (PAR), que obtuvo una cantidad significativa de votos, a pesar del carácter autoritario del Régimen.

Ahora, ¿Qué es lo que hace posible el movimiento de masas? Hay que tomar en consideración que el Gobierno de Estados Unidos había forzado a las dictaduras militares de América Latina, y particularmente en Centro América, a impulsar ciertos procesos de democratización restringida, como mecanismo político para intentar contrarrestar el impacto y el influjo internacional que la revolución cubana estaba experimentando en América Latina.

No podemos perder de vista que en Venezuela, Nicaragua, Guatemala y otros países de América Latina, habían surgido movimientos guerrilleros de gran importancia, inspirados por el éxito político militar de la revolución cubana. En Centro América las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Guatemala (FARG) tuvo un papel destacado durante los años 60 y lo mismo puede decirse del impacto que experimentó el surgimiento del Frente Sandinista en Nicaragua.

Además de las “aperturas democráticas”, la Alianza para el Progreso que era parte de la política de contrainsurgencia norteamericana tenía el propósito de impulsar ciertas formas de asistencia económica y social, que aliviara de alguna manera, los seculares esquemas que tenían profundamente empobrecida y desnutrida a la población de América Latina.

Había programas por ejemplo, de distribución de leche en las escuelas, para la gente de escasos recursos, como un complemento alimenticio para el desayuno; distribución de ropa, víveres y algunos artículos o piezas para cocinar. Todo ello acompañado como siempre sucede con este tipo de programas cuando los impulsan los Estados Unidos y los Gobiernos anti populares de una gran propaganda política anti comunista y anti revolución cubana.

Recuerdo algunos pequeños folletos que nos repartían en las escuelas, en donde en Cuba – supuestamente- les quitaban los niños a las familias y el Estado se hacía cargo de ellos, los indoctrinaba y les sacaba a Dios de la cabeza. Por supuesto, este tipo de propaganda, de mala propaganda, da risa a estas alturas.

A finales de los 60, con los graves problemas económicos y políticos del país, más las motivaciones de las luchas revolucionarias internacionales, la situación política había madurado; el pueblo salvadoreño había tomado conciencia de la lucha popular para los cambios y estaba a la orden del día la búsqueda de la reforma agraria y la reforma urbana. Incluso en el libro “El Salvador la Tierra y el Hombre”, escrito por David Browning catedrático de Oxford desde una perspectiva académica, objetiva e imparcial, se deduce que propone o sugiere al Gobierno, que promueva una serie de transformaciones, sobre todo en el agro, de manera que le sirvieran como medida correctiva y, además, preventiva de un posible alzamiento o levantamiento popular.
Reformas del Gobierno y Surgimiento del Movimiento de Masas

El Gobierno, en vez de tomar medidas correctas para superar la situación crítica que vivía el país, comenzó a impulsar reformas como la Educativa y la Urbana, con el propósito de impedir la proliferación de tugurios y la creación de un cinturón de miseria en las ciudades, ya que en ese período estaba muy dinámico el flujo migratorio del campo hacía la ciudad.

Estas reformas del Gobierno y sus acciones anti populares, motivaban el resurgimiento del movimiento de masas y la organización, con la participación de los estudiantes universitarios y el gremio magisterial, con maestros de secundaria y de primaria, que ya para 1968 realizaron la primera huelga de ANDES y si no me equivoco, la segunda fue en 1972. A la cabeza de esas huelgas y movimiento de masas estaban el profesor Mario López y la profesora Mélida Anaya Monte. Mario fue posteriormente miembro de la Comisión Política del PRTC, y Mélida Segunda Responsable de las Fuerzas Populares de Liberación (FPL). Ambos fueron secretarios generales de ANDES 21 de Junio.

Este movimiento tuvo un impacto muy significativo en los estudiantes de bachillerato, que después, al incorporarse a la Universidad Nacional y a la Universidad Centroamericana José Simeón Cañas (UCA), jugaron un papel importante en el desarrollo y crecimiento del movimiento estudiantil y de masas.

La UCA era vista en ese período de los años 60, como una Universidad de elite; posteriormente se fue transformando y adoptando un enfoque de mayor compromiso social y político en sus planteamientos, ya que el terreno de las cuotas para estudiar seguía siendo elitista, aunque también incorporó una política de cuotas diferenciadas, tipo becas, para estudiantes de escasos recursos.

La incorporación de los maestros a la lucha de masas fue muy importante, porque debemos recordar que el profesor tiene un impacto muy grande en la Comunidad. Existen cuatro tipo de personas que inciden y son respetadas en la Comunidad: el maestro, el cura, el médico y los militares; y estos últimos, porque nuestro país ya sufría, para mediados de los sesenta, más de treinta y cinco años de dictadura militar, en donde los jefes de destacamentos, los comandantes, y en general los militares, ejercían un poder absoluto en la población. Pero sucede que con las huelgas de los maestros de ANDES, se da una ruptura en el relativo acuerdo tácito de complicidad entre esos cuatro grandes sectores de la sociedad. El gremio magisterial dejó de ser un gremio dócil para el Gobierno, los sacerdotes también empezaron a experimentar un proceso de importantes cambios, dejando poco a poco la docilidad que los había caracterizado y pasando a jugar un papel más crítico y activo en favor de los cambios sociales y de justicia que necesitaba el país. Todo esto creó una brecha o fisura, entre el sector conservador del clero y el sector cada vez más progresista y radicalizado de la iglesia, llegando a finales de los 70 a su máxima expresión con la testimonial y ejemplar vida de compromiso de Monseñor Oscar Arnulfo Romero, que llegó a convertirse en la “voz de los sin voz”.

Los médicos en ese período, en su mayoría seguían siendo un gremio que actuaba con una actitud muy servil, tolerante e indiferente frente a la problemática política del país, dada su situación de ser un sector muy privilegiado de la sociedad. Los militares por supuesto, continuaban siendo un sector comprometido y ligado directamente con el proceso autoritario y represivo del gobierno y a favor de los intereses oligárquicos. Dicho de otra manera, tres sectores experimentaron una gran crisis de ruptura con lo que había sido su papel tradicional en el País: los maestros, los sacerdotes y, además, los médicos, que empezaron a experimentar la existencia de un grupo de personas con posiciones un poco más críticas, y que en la Universidad de El Salvador fueron promotores de la Reforma Universitaria en la cátedra de medicina pública, esfuerzo que generaba conciencia del papel que el Estado debía jugar respecto a la medicina preventiva y curativa, dados los grandes y graves problemas de salud pública que padecía el País.

Ante la efervescencia de la organización popular y la creciente conciencia de lucha, la dictadura arreció sus medidas represivas y autoritarias, y para contrarrestar preventivamente el auge de la organización campesina, creó la Organización Democrática Nacionalista (ORDEN), que era prácticamente la institucionalización de todo un sistema de represión paramilitar en el campo y que abarcaba todo el territorio nacional. Esa organización se confrontó rápidamente con el trabajo que las religiosas y religiosos hacían en el campo, organizando a los campesinos en el movimiento cooperativista y concientizándolos de acuerdo a las recomendaciones de la Doctrina Social de la Iglesia. Incluso, en esos años 70, se comenzó a incrementar la represión y persecución a los sacerdotes, como por ejemplo el caso de la captura e intento de asesinato del padre Chencho Alas, quien promovía la organización de las cooperativas campesinas en Suchitoto y el Cerro de Guazapa. Posteriormente Chencho se incorporó al movimiento de masas del PRTC.
Aporte de los Estudiantes Universitarios al Proceso de Concientización y Organización Popular

Los hechos de agresión militar en contra de los campesinos, más el trabajo de concientización que los estudiantes universitarios realizábamos en esas zonas del campo, profundizaron la toma de conciencia política y social. A finales de los 60 y parte de los 70, yo iba con un grupo de estudiantes universitarios a la zona de Suchitoto, a visitar los cantones de Mirandilla, Palo Grande y otro lugares del Cerro de Guazapa, con la tarea de dar charlas políticas y a realizar consultas médicas, al mismo tiempo que distribuíamos gratuitamente la dotación de medicamentos que llevábamos, ya que la situación económica y de salud era absolutamente precaria.

La situación de pobreza y represión generalizada, dio lugar a que los estudiantes y profesores se pusieran a la cabeza del movimiento, para organizar a los sectores populares. Fue un proceso de concientización que les llevó a una motivación fundamentalmente política más que económica. No se trataba del surgimiento de un sindicato, ya que estos surgen a veces, más presionados por las necesidades económicas, dado su carácter fundamentalmente economicista, porque están oprimidos por el sistema económico y social y se ven forzados a luchar por preservar para sí una parte cada vez más justa del valor que su trabajo agrega a lo producido. En cambio, en el caso salvadoreño, cuando hablamos sobre todo de los estudiantes, estamos hablando de un sector cuya motivación fundamental era, más que de carácter económico, de carácter eminentemente político.
Cuestionamiento a las Formas Tradicionales de Lucha Política

¿Cuáles son los efectos que tiene la participación de los estudiantes y maestros en el movimiento de masas? En mi análisis, concepción y conclusión, el trabajo político campesino y estudiantil dio lugar a un rápido cuestionamiento del movimiento político tradicional, vinculado sobre todo a la lucha electoral y lucha sindical. Hay que reconocer que la lucha electoral requería de una terrible batalla contra los esfuerzos del régimen por mediatizarla, por reprimirla y por mantenerla dentro de sus parámetros, en los cuales solo se permitía algún tipo de participación por medio del voto, pero sin la posibilidad de acceder al poder, sobre todo a nivel del ejecutivo. La presidencia de la república o de cualquier otro órgano fundamental del Estado, estaba reservada para los poderosos. Por supuesto que hubo algún tipo de participación en alcaldías, como fue el caso de la Democracia Cristiana, que durante los años 60 y 70 tenía el control de la alcaldía de San Salvador y habían ganado algunos diputados vinculados a los sectores más radicales de la Democracia Cristiana y al Partido Comunista (PC), a través de la Unión Democrática Nacionalista (UDN). Rafael Aguiñada Carranza y Dagoberto Gutiérrez fueron diputados del Partido Comunista (PCS) vía UDN. El primero fue asesinado por sicarios de la derecha y, el segundo fue comandante guerrillero y es uno de los firmantes de los acuerdos de paz; actualmente está fuera del FMLN actuando como analista independiente y académico.

Posteriormente, la UDN en alianza con el Partido Demócrata Cristiano (PDC) y el Movimiento Nacional Revolucionario (MNR), junto a otras fuerzas no partidistas, formarían la Unión Nacional Opositora (UNO).

Es cierto que en ese período finales de los 60 y principios de los 70 la ebullición política en El Salvador había llevado la lucha electoral a su nivel de máxima expresión, lo que dio lugar a que la alianza Partido Demócrata Cristiano, el MNR (Social Demócrata) y el Partido Comunista ganaran las elecciones presidenciales en 1972, aunque la derecha les arrebato fraudulentamente la victoria.

El Partido Comunista, desde 1931 con el golpe de estado de Maximiliano Hernández Martínez, y sobre todo después de la matanza de indígenas de 1932, había estado sometido a la ilegalidad y la clandestinidad, pero había logrado, a través de una serie de formas indirectas de participación política, conducir a un buen sector del movimiento gremial y sindical y sobre todo, no dejar de participar indirectamente en la lucha electoral. No obstante, el PC de hecho aunque no de palabra se había venido oponiendo de forma sistemática al ejercicio de las formas de lucha radicalizada y sobre todo de lucha armada. Pero, para los años setenta esos sectores de estudiantes y maestros a que me he referido, y personas escindidas del PCS, habían sometido a cuestionamiento esos métodos privilegiados por el Partido Comunista; se planteaban la interrogante de si estos métodos y formas de lucha eran realmente los que harían posible, en el caso particular de El Salvador, propiciar, promover y conquistar las transformaciones políticas, económicas y sociales de contenido verdaderamente revolucionario.

Comandantes F5 pqn olvidemos

De izquierda a derecha: Comandantes Schafik Handal (PCS-FAL), Joaquín Villalobos (ERP), Eduardo Sancho (FARN), Salvador Sánchez Cerén (FPL), y Francisco Jovel (PRTC).
Lucha Ideológica y Ruptura del Partido Comunista

Durante los primeros diez años del 68 al 78, en la izquierda salvadoreña estuvo a la orden del día la lucha ideológica, relacionada justamente a ese tipo de debate, que también se estaba dando a nivel internacional, en torno a la guerra en Viet Nam, la lucha anticolonialista en África, la muerte del Che Guevara, el mayo del 68 en París y el auge de la guerrilla urbana en el cono sur de América Latina; eran temas y sensibilidades que se confrontaban con la política de coexistencia pacífica de la URSS y su línea de apoyar la “Transición pacífica a formas no capitalistas de desarrollo” en el tercer mundo. Por otro lado teníamos los planteamientos del eurocomunismo, triunfo de Salvador Allende en Chile y el movimiento Hippy con su lema de “Paz y amor”.

Esa lucha adquirió desde luego, entre maestros y estudiantes universitarios, un dinamismo muchísimo más grande, lo que acompañado al fenómeno de la guerra con Honduras en el 69 y al papel político que el PC había sostenido respecto a ese conflicto, destapó una lucha ideológica más abierta, lo que contribuyó a la ruptura del Partido Comunista, dando lugar a la renuncia y escisión de su Secretario General y, posteriormente fundador de las FPL, Salvador Cayetano Carpio.

A partir de ese fenómeno, surgió un debate cada vez más intenso, teniendo su expresión más evidente en la Universidad Nacional, dado que en el Movimiento Sindical, el control formal continuaba estando en manos de la Dictadura Militar y de la dirección del Partido Comunista. Pero un elemento que contribuyó al debate, fue la promoción de discusiones públicas sobre los acontecimientos de 1932, en donde jugó un papel importante el libro “Miguel Mármol” de Roque Dalton, basado en el testimonio de ese legendario comunista sobre la insurrección campesina de 1932.
Miguel Mármol Miguel

Mármol fue miembro del PCS hasta su muerte, acaecida después de la firma de los Acuerdos de Paz de 1992. Miguel, para principios de los setentas estaba, de alguna manera, como menospreciado dentro del Partido Comunista. Muchos estudiantes llevábamos a Miguelito a las reuniones y clases para que nos explicara su versión de los hechos del 32, ya que en nuestro país ha sido tan secular la tendencia del régimen a que se olviden los acontecimientos históricos, para lo cual han creado una barrera a la memoria histórica. A esas reuniones asistíamos estudiantes y profesores que conocíamos más de Europa, Medio Oriente, algo de Sandino, de Francisco Morazán, de Centroamérica, pero desconocíamos nuestra propia historia, en particular la de los sucesos del 32.

Yo vivía en la Residencia Universitaria, y junto a otros compañeros dirigíamos el Movimiento de Residentes en la Universidad, y el de Becarios aunque yo no era becario y allí alojamos, entre 1970 y 1971, por varios meses, a Miguelito Mármol, organizándole actividades y charlas. Miguelito, no obstante ser menospreciado, nunca dejó de ser un comunista disciplinado. Me decía: “la diferencia fundamental entre tú y yo es, que tu eres cheyista y yo soy leninista”. Yo le decía: “a veces no necesariamente eso es contradictorio”, “a veces sí” me decía. Yo le replicaba que era contrario al estalinismo; el siempre justificaba a Stalin.
Diferentes Concepciones Respecto a la Búsqueda de Nuevas Formas de Lucha

El fenómeno era, que el Partido Comunista, quiérase o no, en la medida en que estaba alineado con lo que se llamaban las posiciones pro soviéticas, promovía a través de su lucha más que una confrontación abierta para cambiar el sistema la búsqueda de una apertura democrática, que algunos de ellos le llamaban “La Revolución Democrática Burguesa”, “La Vía no Capitalista para el Socialismo”, y otros le llamaban “La Transición Pacífica al Socialismo”; consideraban también la posibilidad de introducir esas vías no capitalistas hacia el Socialismo a través de golpes militares, concibiendo que en Centroamérica en particular, los militares progresistas podrían promover golpes de estado que sirvieran a esta estrategia. Incluso había libros promovidos por autores auspiciados por la Unión Soviética para teorizar al respecto.

Abonaban a esas posiciones del Partido Comunista, el hecho de que ya se habían dado acontecimientos golpistas en Bolivia, en Panamá con Torrijos y estaba cercana la experiencia del Gobierno de Jacobo Arbens en Guatemala, incluso la participación de militares revolucionarios en la fundación de las FAR en ese país.

En cambio había otro sector que abogábamos por una organización surgida propiamente del seno popular, independiente de las instituciones tradicionales del Estado; priorizábamos el trabajo de una organización enteramente nueva. Esto dio lugar a cosas como las siguientes: Cayetano Carpio de las FPL me planteó, que aquellos estudiantes que se quisieran incorporar a esas nuevas formas de lucha, tenían que renunciar a sus estudios universitarios para sumergirse completamente en la clandestinidad. Por supuesto que no estábamos de acuerdo con esa posición, y esta fue una de las primeras diferencias que tuvimos con Cayetano, porque nosotros considerábamos que había que promover aquellas formas de luchas nuevas, sin abandonar necesariamente las instituciones en donde estábamos, ya que era ahí en donde tenías que hacer trabajo para influir y preparar la cantera adecuada de esa nueva organización ciudadana.

Otro sector, el Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP), también tenía una visión más o menos semejante, pero con una variante, mientras las FPL no menospreciaban la posibilidad de incidir en el movimiento de masas, como el movimiento magisterial, el movimiento obrero y el movimiento campesino para que fuera un movimiento de masas, no necesariamente de unidades guerrilleras, el ERP privilegiaba solo la organización de los Comités Militares del Pueblo, considerando que el trabajo hacia los sindicatos, el movimiento estudiantil o el movimiento de masas, tenía que estar sujeto o sometido a esa visión de radicalismo militarista. Esta concepción y trabajo del ERP Comités Militares del Pueblo llegó hasta 1978; por eso es que ellos fueron la última de las organizaciones de la nueva izquierda, en crear su movimiento de masas, el cual nace en febrero de 1978, como Ligas Populares (LP-28), inmediatamente después de la masacre en la Plaza Libertad.

No obstante, dentro del ERP también había una discusión respecto a su estrategia militarista, lo cual les llevó a la ruptura con el sector Resistencia Nacional (RN). Pero todas estas contradicciones y luchas ideológicas internas de los partidos y organizaciones político militares, hay que verlas como el resultado de un esfuerzo permanente por alcanzar una organización de nuevo tipo en cuanto a movimiento de masas.

Entre los promotores de ese movimiento de masas podemos encontrar a gente como Cayetano Carpio, que venía de sectores obreros, pero que era un funcionario reconocido del Partido Comunista y que siguió siendo revolucionario profesional durante el resto de su vida; a Mélida Anaya Montes una profesora reconocida, a Mario López, a los sacerdotes Chencho Alas, Higinio Alas, a algunos curas de San Vicente como los padres Matías y David Rodríguez, y por supuesto a Rutilio Grande y Monseñor Romero, el más simbólico de todos.

Por el lado universitario, entre los promotores del movimiento de masas -y sólo mencionaré algunospodemos encontrar a Felipe Peña Mendoza y sus hermanas Virginia (Susana), Lorena (Rebeca), Margarita (Julia) y a Lito Arce, fundador del ERP todos ellos hijos de militares de alto rango; a los becarios Adán Díaz que murió en Guatemala en 1972 incorporado a las FAR, y su hermano Luis Alberto Díaz, que fue secuestrado y desaparecido en 1980 cuando era Secretario General del MLP del PRTC; a Paco Montes, también de extracción popular capturado y asesinado por la dictadura en 1980 cuando ejercía la medicina en Santa Ana, Eduardo Rico – hijo de un profesor fue dirigente del núcleo inicial de lo que llegó a ser el PRTC y después de la RN y murió el 2006 a causa de una larga enfermedad y mi persona (Francisco Jovel) hijo de maestro y de familia de maestros y abogados fundador del PRTC y miembro de la Comandancia General del FMLN durante toda la guerra; a Eduardo Sancho, hijo de un médico poeta y promotor del movimiento cultural comprometido, también fue miembro del la Comandancia General del FMLN durante toda la guerra. Dentro de los profesionales hay que destacar a Fabio Castillo Figueroa Médico de renombre, Rector de la UES y uno de los impulsores de la lucha armada y a Rafael Menjivar, que también fue Rector de la UES.
Obligados a Dejar la Universidad y Asumir la clandestinidad

Quiero recordar un acontecimiento que a nivel universitario fue clave en la promoción de esta generación de cuadros revolucionarios, que posteriormente tuvieron destacado papel en la conducción de la lucha político militar de los años 70 y 80. Me refiero a la huelga general de Áreas Comunes que se realizo a finales de los años 70 y principios del 71; fue una larga jornada de huelga estudiantil en la Universidad, cuyo objetivo era llevar a nuevos niveles de profundidad el proceso de reforma educativa. Todos los estudiantes antes mencionados, surgieron al fragor de esa jornada. Después de la ocupación de la Universidad Nacional por el ejército en 1972, muchos, si no la mayoría, se incorporaron a la lucha guerrillera, y llegaron a ser destacados dirigentes. En todas esas luchas se promovía decididamente la organización gremial, profesional y comunitaria del estudiantado, para que se pudiese hacer realidad el compromiso de los estudiantes con la sociedad; era como una forma de saldar la deuda que los estudiantes universitario teníamos con la sociedad. Hay una fotografía publicada en la contraportada del Diario Latino a principios de 1971, en la que aparecemos los estudiantes que dirigíamos esas huelgas universitarias.

Resulta que posteriormente, después de finalizada esa huelga, y sobre todo después de que la UES fue reabierta, algunos estudiantes comenzaron a promover reivindicaciones meramente “gangueras”, como por ejemplo que las promociones en la Facultad de Derecho fueran automáticas. Había un tipo de apellido Chafoya, que creó un movimiento muy personalista al que se le llamaba el “chafoyismo” y que ganaba las elecciones estudiantiles cada vez que se presentaba a ellas, pero que por su “ganguerismo”, los mismos estudiantes le obligaban a renunciar al poco tiempo. Hubo muchos oportunistas de ese tipo, lo mismo que elementos sectarios, fanáticos e intolerantes, que a nombre de la izquierda echaban a perder muchas luchas de los estudiantes. Pero estaban los estudiantes realmente comprometidos que sí reivindicaban demandas de interés común y colectivo como, en primer lugar, mejoras estudiantiles y el mantenimiento de la excelencia educativa, buscando un proceso de relación cada vez más estrecha entre la Universidad y el Pueblo, a través de los programas de extensión universitaria; en segundo lugar, demandaban la incorporación en prácticamente todas las carreras, del estudio de la realidad nacional, con una visión independiente, es decir, que no fuera la repetición del discurso oficial, ni la promoción de un planteamiento dogmático.

A partir de 1971, después de finalizada la huelga de Áreas Comunes, se hizo mucho más dinámica, permanente y sistemática, la presencia de los dirigentes de esa huelga en las organizaciones campesinas y obreras. Cuando hablo de organizaciones campesinas me estoy refiriendo sobre todo, a los gérmenes de esas organizaciones campesinas, o sea, a la organización de cooperativas, en donde algunos campesinos se organizaban por motivos religiosos y sociales; pero también hablo de nuestro trabajo en los sectores obreros desatendidos por el movimiento sindical antimilitarista y anti oligárquico tradicional y por los sindicatos oportunistas que prevalecían en esos momentos, aunque tengo que reconocer el heroísmo de muchas de esas gentes del movimiento sindical tradicional, que incluso entregaron sus vidas en la primera huelga de ANDES y otras luchas.

Esa dinámica dio lugar a un acercamiento mas sustantivo entre estudiantes, obreros, maestros y cuadros potenciales del campo, movidos fundamentalmente por la conciencia política, lo cual hizo surgir un movimiento muy grande de autoformación política y autogestión en todos los sentidos. Eran nuevas formas de lucha en las que se entregaba completamente la vida, porque no era cualquier cosa lo que se estaba jugando, ya que estábamos ante una Dictadura Militar cada vez más feroz. Toda esta gente asumió una actitud, que en múltiples ocasiones he llamado de sacerdocio, porque era una especie de entrega completa sin condiciones ni intereses personales. Estudiar la teoría política, y particularmente la teoría revolucionaria, era vista como una forma de lucha imprescindible, porque era fundamental librarla y ganarla en el terreno de la lucha intelectual, científica, social e ideológica.

Como a principios de 1972 la dictadura continuó implementando la represión con sus diferentes modalidades, ya no era fácil hacer reuniones en cualquier lugar, por lo que uno de los pocos reductos que nos quedaban para las discusiones políticas públicas era la Universidad Nacional, razón por la que fue ocupada militarmente después de un intento de golpe de estado levantamiento de los militares progresistas encabezado por el Coronel “Mincho” Mejía, detrás del cual, de una u otra forma, estaban algunos sectores de la izquierda, que veían en esa posibilidad una alternativa de un cambio o transformación, ya que por la vía de las elecciones no eran posibles los cambios, tal fue el caso de la frustrada victoria de Napoleón Duarte y Memo Ungo, promovida por la UNO en ese mismo año.

No podemos perder de vista que hubo tres grandes acontecimientos políticos que sentaron la pauta para un proceso de radicalización acelerado del sector de la juventud y de otros sectores sociales: primero fue el evidente fraude electoral, segundo el golpe de estado de Mincho Mejía comandante de la Primera Brigada del Cuartel San Carlos, cercano a la Universidad y tercero, la ocupación de la Universidad, que fue cercada, ocupada militarmente y cerrada.

Cuando reabrieron la Universidad después de más de un año, el movimiento estaba igualmente vivo y dinámico, con nuevos brillos y mayor fuerza. Los anteriores dirigentes estudiantiles, ya liberados de las responsabilidades académicas universitarias, pasaron a ser luchadores sociales con plena entrega y a tiempo completo para la lucha. Este salto de calidad permitió la formación de nuevos y potentes cuadros políticos.

Los dirigentes universitarios que fuimos perseguidos de forma sistemática, nos vimos obligados a sumergirnos en la más estricta clandestinidad; la gran mayoría nos quedamos en el país, pero una minoría se tuvo que marchar al extranjero, ya sea a incorporarse a la lucha armada en Guatemala en donde murieron, como es el caso de Manuel Rivera que había sido Presidente de AGEUS, o de Federico Baires que se fue a estudiar a Chile, aprovechando la apertura democrática del Gobierno de Salvador Allende, pero también expulsado posteriormente por la Dictadura de Pinochet.

Cambiamos la Universidad por la clandestinidad, nuestras reuniones eran con las células conformadas por obreros y campesinos; nos reuníamos en el campo, en el Cerro de Guazapa, en Suchitoto, en San Vicente, en Usulután, Chalatenango, Morazán, etc. Era complicado el trabajo en el campo, porque la vida nos demostró que el pretender darle forma a organizaciones sindicales o asociaciones campesinas, hacía más vulnerables a los campesinos, dada la represión que existía. Por ejemplo, en san Vicente, yo estaba organizando una asociación de trabajadores de varias lecherías de las haciendas ganaderas; ahí despidieron a mucha gente que posteriormente se comprometieron con la lucha clandestina. Por suerte, con ayuda de un estudiante de derecho que había sido guardia nacional, logramos arrancarle al patrón de una de las lecherías, una importante indemnización para la gente que había trabajado 12, 15 o más años.

Para mí siempre fue muy significativo el hecho de que, aún dentro de los sectores de la Guardia Nacional había posibilidades de trabajo. Después esta idea se esclareció mucho mas, porque si bien es cierto que hubo enfrentamientos sangrientos y mucha muerte de gente en los cantones que estaban vinculados a las organizaciones políticas populares, también es cierto que mucha gente de ORDEN se incorporó posteriormente a la guerrilla. Sucedía que cuando la gran mayoría de las comunidades se liberaba de la dependencia de los militares, se incorporaban a la lucha político militar.
Una Metodología con Disciplina y Compartimentación Para Poder Ampliar y Sostener el Movimiento de Masas y la Lucha Armada

En ese tiempo, cuando las organizaciones que se estaban forjando y que después dieron lugar al movimiento guerrillero y al FMLN, tenían la consigna de “Electoreros al basurero”, lo cual era una forma de confrontación ideológica, que trataba de desmontar las formas que algunos políticos empleaban para corromper la conciencia de los salvadoreños, limitando la lucha popular al simple plano electoral. Algunas organizaciones, siguiendo los planteamientos tradicionales del movimiento revolucionario a nivel mundial y marxista-leninista en particular, sosteníamos que ninguna forma de lucha era despreciable y que había que participar en todas las formas de lucha, incluida la electoral, pero que en ese marco de la realidad salvadoreña de dictadura militar y monopolización económica de la oligarquía no podíamos cometer el error de considerar la lucha electoral como la forma de lucha fundamental.

Las otras formas de organización eran la ilegal no armada, y la ilegal armada, es decir, la lucha insurreccional o insurgente armada. Para la realidad de nuestro país, la lucha fundamental era la armada, la secundaria era la electoral y la sindical, y la terciaria eran las otras formas de lucha que solo podían ser concebidas como un esfuerzo a realizar, en la medida en que podían ser parte de los escalones que tenía que subir una persona para llegar a la forma fundamental. Estoy hablando de que se trataba de aplicar una metodología que partía de organizar pequeños colectivos conformados por personas de absoluta confianza, como los adoradores de la palabra o promotores de la palabra que venían del trabajo religioso o de las asociaciones comunitarias en las colonias, los tugurios, los cantones y caseríos o de grupos de amigos que se conocían de largo tiempo, etc. Se concebía que el método era necesario para que muchas gentes se formaran poco a poco, paso a paso, con mucha disciplina y compartimentación. Era un proceso gradual que permitía formar la contextura de los militantes para prepararnos y prepararlos para la lucha que estábamos viviendo y para la que nos faltaba. Para la seguridad del incipiente movimiento revolucionario y para las inmensas tareas que nos deparaba el futuro, esos métodos fueron necesarios y respetados a raja tabla. Todas las organizaciones aplicamos esa metodología, aunque con sus diferentes modalidades, de acuerdo a nuestros propios “estilos”, estrategias y tácticas.

A quien más le costó comprender ese proceso y necesidad de incorporación gradual fue al ERP, lo que dio lugar a que en 1975 se diera la gran ruptura entre RN y el ERP, porque Roque Dalton promovía que justamente ese era el proceso correcto, mientras gente como Alejandro Rivas Mira y Vladimir Rogel, consideraban que no, que la lucha había que hacerse incorporando a la gente a los Comités Militares del Pueblo y que esa tenía que ser la organización de masas y militar al mismo tiempo. A las alturas de 1975 todas las organizaciones excepto el ERP teníamos una organización de masas: el Partido Comunista tenía a sus organizaciones como la UDN partido electoral y al movimiento sindical tradicional con la FUSS, las FPL tenían al Bloque Popular Revolucionario: Como el ERP había roto con la RN, estos se quedaron con el FAPU; el PRTC ya teníamos a las Ligas para la Liberación. El ERP creó a las LP 28.solo hasta 1977. No obstante mucha gente del ERP, al margen de su dirección, se incorporaba a las luchas concretas que se promovían desde el movimiento estudiantil, como por ejemplo en las manifestaciones del 30 de Julio que fue masacrada por la dictadura. Hay que reconocer, que desde su fundación, las LP-28 pasaron a jugar un papel muy dinámico.

Todas eran organizaciones en las que participaban el sector obrero, campesino, magisterial, estudiantil secundario y universitario.

En la segunda mitad de los años 70, particularmente a partir de 1978, las Ligas para la Liberación del PRTC experimentaron un proceso de conversión hacia el Movimiento de Liberación Popular (MLP), que se cristaliza en 1979 con la incorporación de las Brigadas Revolucionarias de Estudiantes de Secundaria (BRES), las Brigadas Obreras (BO), las Brigadas de Trabajadores del Campo (BTC), las Brigadas de Pobladores de Tugurios (BPT) y un sector del movimiento magisterial que nunca adoptó un nombre específico.

Las FPL tenían a su movimiento revolucionario de masas con el Bloque Popular Revolucionario, conformado por la UTC, el UR-19 de estudiantes universitarios, el MERS estudiantes de secundaria, FECCAS-UTC que eran organización de campesinos, FUR-30 estudiantes de la UCA, UPT – organización de pobladores de tugurios-, Comité Coordinar de Sindicatos –de obreros-, ANDES de maestros.

La RN tenía al FAPU y el ERP a las LP-28, que también tenían organizaciones sectoriales en su seno.
Formas Artesanales de Propaganda

En cuanto a la propaganda hay que considerar, en primer lugar, que en El Salvador hay un método de propaganda que ha sido efectivo siempre y es la propaganda de boca en boca, la cual se aplicó durante todos esos años; para nosotros era una propaganda clandestina, que decía cosas que la prensa y el régimen ocultaba sobre la realidad nacional, y sobre todo del avance de nuestro movimiento revolucionario; en segundo lugar, empleábamos las octavillas, con las que hacíamos una distribución de hojas de manera masiva. Todas las organizaciones empleábamos esos métodos precarios, con impresiones en mimeógrafos –hechos a mano-, con marcos de madera y una tela delgada de esas que se usan en serigrafía y al que se le pegaba con la tinta el extensil. A ese aparato le llamábamos “Paula”. ¿Por qué hacíamos así la propaganda? Porque en ese período todavía las fotocopiadoras eran muy caras, y por otro lado, porque solo usaban papel químico. Claro que quien pudiera usar el mimeógrafo electrónico lo hacía, pero en el caso nuestro y de otras organizaciones, cada célula o grupito en sus comunidades, reproducía en esos aparatitos los comunicados y propaganda para el desarrollo de nuestro trabajo. Con las Ligas para la Liberación (LL), usando mimeógrafos modificados, logramos por más de un año editar un periódico quincenario llamado “Posición Revolucionaria” yo era su director y en el que trabajábamos un equipo de 5 personas, entre ellas Roberto Galeano que murió en 1993 ejerciendo como médico y Humberto Mendoza que fue capturado y asesinado junto con los demás dirigentes del Frente Democrático Revolucionario (FDR) en 1980.

El resultado de esa mística de propaganda era fabuloso, porque la gente recogía esos papelitos, los leía y los compartían por lo menos con diez personas más y después los guardaban o los escondían. Era un método multiplicador.

Otra forma de propaganda que terminó siendo la más evidente y útil, fue la aplicación de las famosas pintas y mini pintas con plumones o espray en los muros de las calles, en los autobuses, en los baños, paredes de las escuelas y universidades o en cualquier lugar en donde se pudieran leer. Eran mensajes acordes a las luchas o huelgas que se libraban en cualquier momento, coyuntura política o simplemente dejar el nombre de nuestras siglas guerrilleras. El plumón era una cosa buena, porque se trataba de una pintura difícil de borrar y la gente lo apreciaba, porque además de informarse, les animaba a la lucha. La dictadura no tenía control de lo que hacíamos. La pinta artesanal primitiva se convirtió en un verdadero y nunca antes visto fenómeno social de masas.

En nuestro país, el afiche tuvo menos impacto, justamente por el carácter ilegal de la lucha, pero además era muy caro, por lo que se limitaba, a veces, a las organizaciones y actividades legales. Fue muy útil para promover la solidaridad internacional.

Las manifestaciones populares de calle eran otra forma de hacer propaganda, ya que en esas actividades se distribuía una buena cantidad de hojas y escritos de denuncia y conocimiento de la realidad nacional, aquí fueron muy útiles las mantas publicitaria hechas con métodos artesanales, los cuales llegaron a tener gran impacto nacional cuando la T.V. empezó a proyectar imágenes de las movilizaciones.

Llegó un momento, en que además del trabajo propagandístico del movimiento de masas, las unidades militares guerrilleras intensificaron su accionar poniendo “bombitas de propaganda”, las cuales eran pequeños mecanismos de explosivos que esparcían los papeles o boletines en un parque o en una zona de relativa concentración de la población; eran petardos explosivos que no hacían daño alguno, pero creaban tensión y hacían bulla. La gente recogía la propaganda, pero cuando llegaba la policía, la tiraban o simplemente se la llevaban para leerla en sus casas o en lugares más o menos seguros.

Ese trabajo era importante para la moral de todos nosotros, como por ejemplo, que las células planificaban su trabajo de propaganda, midiendo la eficiencia y capacidad de las otras células, de acuerdo al número de pintas que hacían en sus territorios. “Mirá, aquella célula hizo 30 pintas y ustedes solo 10 ¿Qué les pasa?”. Eso generaba un proceso de emulación muy grande.

Los métodos utilizados por las organizaciones de masas y la guerrilla eran casi los mismos, lo que sucede es que era menos grave que a alguien lo llegaran a capturar haciendo una pinta del BPR, las LL, el FAPU o las LP-28 que haciendo una pinta de las FPL, del PRTC, del PC, de la RN o del ERP, porque el contenido de las pintas era distinto. Las pintas del movimiento guerrillero llamaban a la lucha armada, y las del movimiento de masas llamaban a otras formas de confrontación política. Aunque en realidad, rápido llegó el momento en que era tan peligroso hacer lo uno o lo otro.

A partir del año 1978, con la reorganización del movimiento obrero y gremial, empezamos a introducir otras formas de propaganda que tenían un carácter más masivo; comenzamos a mandar comunicados a los periódicos y a las radios, pero este esfuerzo era mucho más caro económicamente y solo la organización sindical y gremial podía asumir esos costos. Pero en poco tiempo se dio el fenómeno que evidenciaba el absoluto no control de la situación por parte de la dictadura, y es que incluso los medios televisivos comenzaron a participaban en las conferencias de prensa, que disfrazados de una u otra forma, dábamos en los centros sindicales, en la universidad o en cualquier lugar en donde se presentara un acontecimiento novedoso.

El noticiero “Teleprensa de El Salvador”, fue uno de los pioneros en incorporar en su programación la difusión de hechos políticos que ya no podían ocultarse, porque no tenía sentido ocultar información que de todas maneras era o sería conocida. De esa manera se fueron dando a conocer cada día más los acontecimientos que revelaban el carácter represivo del régimen: los desaparecidos, los asesinatos de obreros, campesinos, sacerdotes, maestros, estudiantes y en fin, la cruda barbarie del régimen dictatorial contra nuestro pueblo.

En resumen, el movimiento cívico, político, ilegal y de movilización masiva organizado por el PRTC, primero conocido como Ligas para la Liberación y luego como Movimiento de Liberación Popular (MLP), se desarrollo, al igual que el resto de organizaciones que llegamos a integrar el FMLN, de lo simple a lo complejo; aprendimos a combatir lo tecnológicamente sofisticado, con lo simple y artesanal. El movimiento guerrillero sólo pudo desarrollarse hasta formar poderosas organizaciones militares, gracias a que era una expresión del más alto nivel de organización del pueblo salvadoreño, la más grande e importante del siglo XX.

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Concepción frentista de la Resistencia Nacional (RN)

Concepción frentistas de la Resistencia Nacional (RN)
Tue, 07/23/2013 – 15:30
by editor
Para que no olvidemos
Entrevistas
RN

Partidos-militares de la década de los 70, creadores e impulsores del movimiento de masas

Eugenio Chicas Martínez

Eugenio Chicas, Magistrado Presidente del Tribunal Supremo Electoral (Período 2009–2014). Miembro de la dirección de la Resistencia Nacional (RN).
eugenio-chicasLa lucha por las Tierras de los Indígenas y Campesinos Salvadoreños

Creo que hablar del origen del movimiento social, es hablar del origen del conflicto, en el sentido que en buena medida, la organización social de esa época, fue una reacción al estado de injusticias económicas, políticas y sociales imperantes. Hasta donde yo recuerdo, los orígenes de la lucha social de la década de los 70, tiene sus raíces en hechos históricos que

dejan muy marcada a nuestra sociedad. Ello se da en dos tipos de entornos: uno, los hechos propios dados por el estado de injusticia en nuestro país, y dos, algunos hechos internacionales, que a lo largo de la historia, y en particular en la década de los 70, incidieron decisivamente en el pensamiento, en el debate y en la orientación de la lucha social.

Al buscar las raíces de nuestra lucha, y si investigamos detenidamente, encontramos la gesta heroica de Anastasio Aquino y los Nonualcos –hechos ocurridos inmediatamente después de alcanzada la independencia—, empeñados por recuperar sus tierras que fueron arrebatadas durante la colonia. Su objetivo central era el acceso a la tierra, una lucha muy sentida, causada por la estrechez territorial y la mala distribución de la misma en nuestro país, y además, agravada por una alta densidad poblacional, por lo que siempre, a lo largo de nuestra historia como lo han afirmado distintos historiadores, encontraremos ésta contradicción de manera muy recurrente: mucha población y poca tierra mal distribuida. Esta historia de lucha por el acceso a la tierra, se continuó manifestando siempre de manera trágica en distintas épocas, y coincidentemente en los mismos territorios.

En los mismos escenarios encontramos las batallas de Francisco Morazán; era la misma lucha social y reivindicativa, en este caso, con el objetivo de alcanzar la unidad regional y la patria grande, en los mismos lugares y territorios de Cabañas, Morazán, Guazapa, porque seguía siendo la misma historia y cultura, la misma gente, los mismos pobres. Los problemas seguían siendo los mismos y cada vez más graves, en la medida que aumentaba la población y disminuían los recursos naturales: el problema sensible del acceso a la tierra para el sustento y la vivienda, el tema de las libertades y la democracia, el profundo abandono social manifiesto en el analfabetismo, y el nulo acceso a la salud entre otros.

Remitiéndome a una raíz más cercana, es importante traer a la memoria los hechos de la insurrección de 1932, cuando los campesinos e indígenas se levantan para recuperar las mismas tierras de antaño, de las que habían sido desprovistos y recordaban en cada ayuno familiar.

Ya a esas alturas la sociedad salvadoreña estaba afectada por una profunda crisis económica, causada por un modelo que no fue capaz de resolver sus necesidades, en este caso, el mono cultivo de café, agravado por la depresión económica de los años 20 y afectada también por la falta de libertades democráticas. En este contexto también hubo hechos internacionales significativos, que contribuyeron al desarrollo nuestra propia historia, tal es caso de la revolución Mexicana y la revolución Rusa en 1917. Las repercusiones inmediatas de éstos fenómenos, fue el auge de un incipiente pero activo movimiento obrero en 1920, que a su vez culminó con la organización de los partidos Comunistas en El Salvador, Honduras y Guatemala. En esos tres hechos históricos estuvo involucrado Farabundo Martí, lo cual dio un nuevo impulso al movimiento social.
Acontecimientos Nacionales e Internacionales que Inspiraron el Inicio de las Luchas Populares de la Década de los 70

Los fenómenos mundiales de 1932, también incidieron en los aspectos internos del país, lo que tiene como repercusión trascendental, el ascenso y posterior caída del dictador Maximiliano Hernández Martínez, entre 1931 y 1944. También es muy importante analizar los hechos ocurridos durante el año 1944, que es cuando se produce un nuevo auge social, que culmina con el derrocamiento del dictador Hernández Martínez, con lo que se abre un breve proceso democrático que dura muy poco, ya que luego se continua en el camino de las dictaduras.

Quizá sea importante señalar, que uno de los aspectos relevantes de esa historia es, que el dictador Martínez apoyó a los fascistas en el marco de la Segunda Guerra Mundial -1939-1945- y que fueron oficiales alemanes quienes formaron a la Guardia Nacional de nuestro país, hecho político que lo volvió vulnerable y abrió un espacio que fue aprovechado por el movimiento social de la época, para luchar por el derrocamiento del dictador mediante una huelga de brazos caídos.

Este episodio es muy importante para poder interpretar mejor el fenómeno político y social de los años 70, porque estos están ligados a sucesos internacionales, que fueron significativos para el rumbo que nuestro país tomaría en el futuro.

Por ejemplo, Costa Rica hace su forma de revolución en 1948 y asume importantes transformaciones; luego los conflictos en el resto Centroamérica Guatemala, Nicaragua y en sentido diferente Honduras. Hay que sumarle otros hechos históricos, paralelos desde el contexto internacional, como la Segunda Guerra Mundial y la caída del fascismo alemán.

En éste mismo periodo se da la derrota de los colonialistas franceses en la batalla de Dien Bien Fu el año 1945, que conllevó la liberación de Vietnam del norte, y al inicio de un largo proceso de lucha heroica, que culminó con la liberación de Viet Nam del sur y la derrota de las tropas de ocupación norteamericana.

Otros hechos que incidieron en nuestro ánimo de lucha fueron, el triunfo de la revolución china en el año 50, la guerra de Corea también en el año 50 y un poco más adelante en el año 59 el triunfo de la revolución cubana y la gesta del Ché a finales de los años 60, que culmina en el 67. No podemos olvidar otros fenómenos latinoamericanos como las luchas del ERP argentino y la de los Tupamaros en Uruguay.

Todos estos acontecimientos fueron muy significativos, se convirtieron en un espejo comparativo de nuestra propia realidad, porque abrieron el debate en la izquierda salvadoreña, alrededor de dos grandes temas: uno, salir de la lucha política electoral a la lucha militar –este cuestionamiento de fondo se da dentro del Partido Comunista en los años 1966, 67, hasta la salida de su seno de un grupo en 1968-.

El segundo gran tema era, pasar de la lucha pacífica del movimiento social, a una lucha más activa y de auto defensa, que incorporaba acciones milicianas. Para definir ese debate fueron determinantes dos acontecimientos: la lucha de los panaderos del año 67-68 y las luchas de ANDES 21 de Junio, así como las acciones campesinas, nuevamente por la tierra.

Entonces, estamos hablando de que ya había un concepto y practica internacional, que cuestionaba los métodos tradicionales de lucha política y social que se venían aplicando en nuestro país, los cuales estaban muy marcados por el trauma y fatal desenlace de la insurrección campesina e indígena de 1932, que terminó en una brutal masacre a manos de la criminal dictadura de Maximiliano Hernández Martínez, lo que conllevó a la idea de que en El Salvador no había condiciones para otras formas de lucha, y menos para la guerra de guerrillas. Esto pudo limitar la visión de la izquierda de esa época, respecto a las posibilidades y limitaciones de lo que se podía hacer en El Salvador.

Con ese contexto es que ingresamos en la lucha integral de los 70.
Reacomodo de la Izquierda. Nuevos Métodos de Lucha Política y Social

Es conocido pues, que en los 70 surge, en su primera etapa – entre 1970, 75, y 76-, un proceso de transición muy importante en nuestro país, que es el período de recomposición de la fuerza revolucionaria y de la aparición de nuevos métodos de lucha.

En ese período se da la fractura en el Partido Comunista con la salida de Marcial quien pasa a formar las FPL y asume el debate respecto a los temas que ya hemos planteado.

De esa ruptura también salen del PC algunos miembros de la Juventud Comunista, entre ellos Fermán Cienfuegos, mas una parte la Juventud Demócrata Cristiana, entre los que están Joaquín Villalobos y Ana Guadalupe Martínez, que inmediatamente se involucran en la formación de “El Grupo” en 1970, que luego, en 1972, se transforman en el ERP. En 1975, luego de la ruptura del ERP, tras el asesinato de Roque Dalton, surge la Resistencia Nacional. Este período se cierra con la formación del PRTC el año 1976.

Esta época de los años 67 al 77, es la que marca todo el reacomodo de la izquierda salvadoreña, ya que el país, durante los años posteriores al 44, no había podido encontrar un camino que orientara la democratización mediante un proyecto alternativo, por el contrario, la dictadura se fortalecía y profundizaba la represión. Estamos por tanto, ante el surgimiento de una nueva etapa, en la que se fortalece la lucha política y lucha social. Es el poder oligárquico y sanguinario lo que lleva a plantear una acción revolucionaria diferente, en ascenso y más cualificada.
La Concepción Frentista de Roque Dalton y la RN

En 1972 ocurre un hecho histórico sumamente importante, y es el regreso a nuestro país del poeta Roque Dalton – por 1972-, quien traía en su bolsón un cúmulo de ideas nuevas, relacionadas, en su mayoría, a las luchas de Cuba, de Vietnam, de las luchas que se estaban dando en Europa y en otras partes de América Latina. Roque era un hombre muy sistematizado y con gran capacidad investigativa, lo que le permitió asimilar otras experiencias de lucha popular. De ahí que es él quien trae la tesis frentista, relativa a que el triunfo y la victoria popular solo podían ser posibles, si se lograban combinar dos grandes elementos, uno era, la lucha guerrillera o lucha militar, y el otro –paralelo-, la construcción de un frente político o frente social, que incorporara de manera activa la auto-defensa del pueblo y aglutinara a importantes contingentes que dieran un vuelco a la situación; en otras palabras, planteaba trabajar la guerra revolucionaria y la insurrección, por la vía de la lucha social y política de masas. En síntesis, de lo que se trataba era de organizar por un lado, grupos guerrilleros y por otro, organizar grupos de masas luchando por sus reivindicaciones, pero con banderas políticas y de auto-defensa, en una articulación armoniosa con la vanguardia política.

Roque llevó este planteamiento y debate al interior del ERP, pero su tesis chocó frontalmente con las posiciones militaristas de Sebastián Urquílla, que tenía otra visión de la realidad y de la lucha.

Esta confrontación llevó al asesinato de Roque y al aceleramiento de la ruptura del ERP en el año 1975. Sin embargo, los motivos de la ruptura ya venían gestándose desde antes, cuando la Resistencia Nacional antifascista constituida dentro del ERP, a través del Frente Popular Unificado (FAPU) frente abierto de la Resistencia Nacional, que tiene sus orígenes en 1974 ya planteaba un esquema de lucha social; no era un planteamiento solo guerrillero, sino una concepción frentista, abierta, una forma de cómo organizar la resistencia nacional antifascista mediante la lucha organizada de amplios sectores, porque se creía que el fascismo era el esquema de poder que en esos momentos se estaba instaurando en el país. Entonces, la Resistencia Nacional no surge como un planteamiento solo guerrillero, sino como un planteamiento integral de lucha social, política y militar, que combina lo abierto y lo clandestino.

En ese momento ya había claras diferencias en el análisis y puntos de vista muy pronunciados, respecto a las formas de lucha por parte de todas las organizaciones. Las Fuerzas Populares de Liberación (FPL) hablaban de que había una escalada fascista, que el fascismo se iba construyendo en el país y que había que enfrentarlo con una lucha más desde el punto de vista clasista y con una composición clara de obreros y campesinos. En cambio, la Resistencia Nacional (RN) planteaba, que no, que ya había un gobierno fascista, y que por lo tanto, lo que procedía era la organización de una resistencia antifascista, una resistencia nacional con un enfoque plural. El análisis del momento era, que en El Salvador ya estaba instaurado el fascismo y que lo que correspondía no era una lucha radical desde el punto de vista clasista político-ideológico, sino la organización amplia de todos los sectores sociales no necesariamente de izquierdas para derrotar al fascismo. Este concepto es muy importante, porque eso explica los contactos que se tuvieron con la juventud militar el año 1975; y también explica las consiguientes desconfianzas que en el seno de la izquierda de esa época causaba éste planteamiento muy plural.

Es importante analizar ese fenómeno, o pensamiento de La RN que se gestaba dentro del ERP.

Roque Dalton y Carlos Arias explicaban, que el trabajo con la juventud militar, aunque era visto como un tema polémico, en el sentido de que, si bien el ejército no era, en ese momento, un instrumento de represión como lo eran los cuerpos de seguridad (Guardia Nacional, Policía de Hacienda, Policía Nacional, Policía de Aduanas.), lo podría llegar a ser. Pero que había un espacio para hacer trabajo dentro de un sector del ejército, desde el punto de vista de lucha nacional no necesariamente de izquierda, con sentido patriótico para oponerse al fascismo.

Esta búsqueda de contactos con el ejército, podría lindar, en algún punto, también con las tesis militaristas de Sebastián Urquílla, sobre que al fascismo se le puede derrotar por la vía militar y no socialmente, dadas las características topográficas, geográficas y poblacionales de El Salvador. De aquí viene la concepción de la creación de los famosos Comités Militares del ERP en el año 1975, los cuales tenían la estricta tarea de derrotar militarmente a la dictadura. En cambio la tesis de Roque, Lil Milagro, Fermán, Ernesto Jovel y Carlos Arias era, que la lucha antifascista no tenía que ser una lucha radical desde el punto de vista clasista, sino el agrupamiento de contingentes amplios de masas multisectoriales, en donde participaran la capa media, la burguesía, el ejército, etc. para organizadamente enfrentar al fascismo. Esta concepción estratégica es la que le crea la desconfianza a Sebastián Urquílla, planteando que lo que Roque está haciendo es descomponer la fuerza guerrillera; incluso, surge el elemento de que Roque se había unido a personeros de la Embajada Norteamericana, para meter la quinta columna dentro de la organización y dividir al ERP.

Con la sospecha de Sebastián Urquílla y su camarilla, de que Roque Dalton estaba haciendo un trabajo enemigo al interior del ERP para quebrar la organización guerrillera, le montan un juicio en el que Fermán Cienfuegos fue su defensor. El juicio fue manejado por esa camarilla y concluyó con el asesinato de Roque y de Pancho (Armando Arteaga).
Separación de la RN del ERP. Proyecto FAPU

A partir de esa crisis es que la Resistencia Nacional se separa del ERP. La RN era un agrupamiento más político y social, con una visión antifascista y, para ese tiempo, ya tenía como brazo más publico al Frente de Acción Popular Unificado (FAPU). Se empieza a crear una organización con una red de otras organizaciones, en donde estaban Vanguardia Proletaria (VP) –de obreros-, que a su vez tenía como núcleo abierto a FENASTRAS, al Movimiento Revolucionario Campesino (MRC), al Frente Universitario de Estudiantes Revolucionarios “Salvador Allende” (FUERZA), que a su vez aglutinaba a la sociedad de estudiantes de medicina “Raúl Hernández”, a la AED (Asociación de Estudiantes de Derecho “Roque Dalton”) y Acción Revolucionaria de Estudiantes de Secundaria (ARDES). Todas estas organizaciones estaban en el mismo nivel jerárquico y dependían del FAPU que las unía todas.

El FAPU tenía su propio periódico que se llamaba “Pueblo”, pero había distintas publicaciones, entre ellas una publicación mensual del movimiento campesino que se llamaba “Las Cartas de Domingo Beltrán”. Domingo Beltrán era un campesino imaginario que escribía a los campesinos. La Resistencia Nacional, como partido, tenía “La revista Polémica”, un material de debate político-ideológico, y el periódico mensual “Por La Causa Proletaria”.

Entre los éxitos más importantes de la Resistencia Nacional de este periodo fue, el haber Incidido en FENASTRAS como agrupamiento obrero y símbolo importante de lucha del movimiento obrero. FENASTRAS tenía como expresiones más sólidas, todo el trabajo del sindicalismo en la empresa privada y en la estatal, trabajo en el Sindicado de la energía eléctrica, en la fábrica Diana, en el Sindicato de la Industria de la Construcción, etc.

Desde el año 1975, también se vino configurando una organización campesina muy fuerte en Guazapa, era el Frente Obrero Campesino (FOC), una organización que situaba su trabajo fundamentalmente en la zona de Cuscatlán y principalmente en Suchitoto. Este frente venia constituyéndose como un esfuerzo político-militar, paralelo a las otras organizaciones, y fue en el año 1976 que lo absorbimos como RN. Del FOC provienen importantes cuadros campesinos que llegaron a ser dirigentes, como es el caso de Chano Guevara y Salvador Renderos desaparecido el año 1982, que llego a ser miembro de la Comisión Política de la RN. Un importante dirigente en esa época fue el médico Juan Hércules, que murió en Apopa durante un enfrentamiento con los militares a finales de 1976. Otro médico de ese grupo fue Elías Vásquez, caído mientras defendía la retirada del pueblo en una movilización sobre el Bulevar del Ejército a finales del 77. También en esa época, estuvieron vinculados al movimiento campesino, los curas Chencho Alas e Higinio Alas, promoviendo el trabajo desde su proyecto cristiano. Era un esfuerzo cristiano-campesino.

En 1977 también se integró a la RN, la Organización Revolucionaria de Trabajadores (ORT), con su brazo armado Frente Revolucionario Armado del Pueblo (FRAP), de donde vienen el médico Eduardo Solórzano, el compañero Medico Ramón (seudónimo) que murió en Usulután 1982, la compañera Irma Najarro, de seudónimo María fue representante de la RN en Cuba. Otros líderes sociales de destacada trayectoria y participación política han sido Héctor Bernabé Recinos –que fue Secretario General de FENASTRAS-, Alberto Ramos, que fue secretario general del FAPU y que venía de la división del ERP; Napoleón Rodríguez Ruiz –de seudónimo Feliciano-, que fue miembro del Frente Democrático Revolucionario (FDR) y que milagrosamente se salvó, junto a Leoncio Pichinte –LP-28- de la matanza perpetrada por los militares del gobierno en 1980.
Recordando a Algunos Compañeros Cuadros de la Resistencia Nacional

De la gesta social de esa época, tenemos que recordar también a grandes compañeros que jugaron un papel muy destacado en la lucha gremial, social, política, militar y diplomática, como a Roberto Cañas, al Chino José Luís Quan, a Julia Rodríguez, a Ricardo Vázquez (su seudónimo era Leo Cabrales), a Oscar Acevedo, a Salvador Sili (Santiaguito), al Poeta Alfonso Hernández (Gonzalo) y a Misael Gallardo, entre otros.

En mi caso, provengo de sectores cristianos de la iglesia evangélica y tuve participación en la lucha estudiantil de secundaria desde 1974, hasta que fui designado a la lucha guerrillera a finales de 1976 y de ahí todo el período de la guerra.

Como RN tuvimos momentos angustiosos, propios de los que se vivían en la clandestinidad y en ese período de la represión.

En 1982, la Policía de Hacienda montó un operativo militar sobre una casa clandestina que teníamos en la colonia Miralvalle; ahí capturaron y después desaparecieron a los compañeros Raúl Villalta que era abogado laboralista, a su compañera de vida América Fernanda – dirigente de la Comisión de Derechos Humanos- y a la esposa de Bernabé Recinos con su hija, de la que nunca se supo más. En ese mismo evento desaparecieron al compañero Salvador Renderos que estaba de paso por la ciudad.

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Como anécdota a parte, quiero decir que hace cuatro años –por el 2004- apareció la hija de Bernabé Recinos. Bernabé me dijo: “Mirá hermano, mi hija apareció, el problema es que no quiere hablar de nada del pasado. Yo he hablado con ella y rechaza toda conversación sobre ese tema ella era una niña cuando fueron desaparecidos; no quiere saber de nada y en alguna medida me culpa de lo que le pasó. Ahora ella es una mujer casada y con hijos. Pero ¿qué pasó con ella durante todos esos años? Ella fue una niña testigo de los desaparecidos’’. Es muy doloroso, porque Bernabé perdió a su familia mientras estaba en la cárcel.

Otro caso doloroso es la captura de Doroteo Gómez Arias, en una oficina clandestina que teníamos en el Condominio Cuscatlán –en frente del Parque Cuscatlán-. Ahí capturaron a otro compañero –no recuerdo su nombre- que era responsable de la oficina; lo esposaron, pero él, consciente de su compromiso revolucionario y sabedor de que nosotros íbamos a llegar a una reunión a esa casa, se tiró de la tercera planta y se mató, supongo que para generar un escándalo que nos alertara y de esa manera evitar que fuéramos capturados.

Durante el mes de noviembre de 1989, en los preparativos de la “Ofensiva Hasta el Tope”, los oficiales de la Policía Nacional pusieron una poderosa bomba en la sede de FENASTRAS, que destruyó toralmente el edificio. Ahí murieron los compañeros Febe Elizabeth Velásquez, una mujer joven y luchadora, y el Secretario de la Industria de la Construcción. Fueron pérdidas irreparables.

Una de las operaciones muy importantes del FAPU fue la toma de la iglesia San Francisco, el 28 de enero de 1979. Esta acción fue para exigir la libertad del compañero Romel Bonilla, un dirigente estudiantil que en esos momentos estaba preso en San Miguel. Era una toma claramente armada, por lo que fue cercada por la Guardia Nacional; el combate duró más de 24 horas. Ahí murieron un hermano de Eduardo Solórzano, Carlos Alberto Ramírez –un primo mío- y muchos compañeros. Hay datos periodísticos que revelan, que cuando el juez hizo la inspección de los cuerpos, todos murieron, nadie sobrevivió; estaban las armas pero no había ni un solo tiro, ni un solo cartucho. La Guardia masacró a todos los compañeros.

En esa misma época, se hicieron tomas simultaneas de iglesias, tanto la de Suchitoto, como la de Ilobasco y otras de San Salvador, solo que estas eran tomas con objetivos reivindicativos. Pero por la escalada de represión que existía, no podían ser tomas pacificas, sino armadas.
Funcionamiento y Métodos

Muchos de esos compañeros que dirigían el trabajo social y se involucraban directamente con los trabajadores en la organización y en las actividades, eran miembros de la dirección de la RN, como es el caso de Alberto Ramos, miembro de la Comisión Política de la Resistencia Nacional, y que en lo abierto era el Secretario General del FAPU. O sea, cada uno de los secretarios de las diferentes organizaciones, formaban parte de la dirección del FAPU. Así como Alberto Ramos, Bernabé Recinos también era dirigente general para la lucha obrera; Salvador Renderos y otros compañeros, estaban en el agrupamiento campesino. Por la lucha estudiantil universitaria la Sociedad de Estudiantes de Medicina, estaba el compañero Marcos (Raúl Hernández), que después fue desaparecido en el occidente del país. En ese núcleo de dirigentes obreros del FAPU, que trabajaban en lo abierto, estaba también el compañero Sergio Hernández, que fue capturado en las inmediaciones del Palacio Nacional en 1982, y luego desaparecido.

El FAPU fue producto de una inyección de importantes cuadros que trabajaban con los obreros, campesinos, estudiantes, intelectuales, y con los profesionales. Era una actividad compleja, porque eran cuadros de dirección, que por un lado tenían una vida clandestina, y por otro, daban la cara haciendo trabajo en lo social de manera abierta, como es el caso de Alberto Ramos -y muchos otros compañeros que daba conferencias en los distintos espacios de la Universidad y luego vivían como el gato y el ratón, escondidos en cualquier lugar y saliendo a sus tareas.

La dinámica del trabajo lo exigía así, porque la represión era cada vez más fuerte, y si esos métodos de compartimentación y seguridad no se cumplían, se ponía en riesgo la vida de uno, la de los demás y, en general, de la organización. Lo que siempre se procuraba era, que no tuvieran armas en sus casas ni propaganda de la RN, porque la inteligencia del enemigo sabía que la lucha social y la lucha armada eran la misma cosa. Gracias a esos métodos fue que pudimos proteger nuestra estructura de dirección, a nuestros cuadros y todo el trabajo de masas, lo cual nos permitió llegar con capacidad al inicio de la ofensiva del 10 de enero de 1981 y continuar con fuerza todo el período de lucha armada de la década de los 80. – See more at: http://marcialteniarazon.org/blog/concepcion-frentistas-de-la-resistencia-nacional-rn#sthash.pdBUtDrr.dpuf

La juventud comunista en el trabajo de masas y en la proyección de la lucha armada

La juventud comunista en el trabajo de masas y en la proyección de la lucha armada
Wed, 08/14/2013 – 07:31
by editor
Para que no olvidemos
Entrevistas
PCS

José Luis Merino

José Luis Merino “Comandante Ramiro Vázquez”. Miembro de la dirección del Partido Comunista Salvadoreño (PCS), y un legendario guerrillero.
Ramiro VazquezConcepción Insurreccionalista del PCS

Es importante registrar que al Partido Comunista lo dirigía una visión insurreccionalista; su forma principal de lucha y la vía para tomar el poder esta expresada e identificada en la insurrección como camino fundamental, para lo que el elemento dominante y determinante era la movilización social, la lucha de masas. Esta visión política está en el propio origen del Partido Comunista (PC), en sus relaciones con la Internacional Comunista, el movimiento comunista internacional con la Unión Soviética y con el movimiento revolucionario internacional de la época.

Con la insurrección campesina e indígena de 1932, el PC fue arrinconado y debilitado, prácticamente reducido a su mínima expresión, y su reorganización tuvo que hacerse en las duras condiciones de las luchas para derrocar al dictador Maximiliano Hernández Martínez. Solo hasta los años 50 y 60, el PC comienza a recuperase y desarrollarse; y lo hace en el marco de unas dictaduras militares que le obligaron a forjarse con una visión de absoluta y profunda clandestinidad, situación que contribuyó a la formación de importantes liderazgos como la del compañero Shafik Handall.
Frente Unido de Acción Revolucionaria

El PC creó el Frente Unido de Acción Revolucionaria (FUAR), influenciado por la victoria de la revolución cubana, fenómeno que encendió los ánimos y que hacía ver las cosas más relativamente fáciles de lo realmente que eran, aspecto que fortaleció la convicción militar. Shafik Handall dirigía al FUAR y su conducción permitió formar e instruir militarmente a las primeras unidades de decenas de compañeros, que luego fueron a solidarizarse y a experimentarse a Cuba, con el objetivo de apoyar la lucha contra las bandas contrarrevolucionarias que operaban en la Sierra del Escambray. Los compañeros regresaron muy entusiasmados de Cuba. Curiosamente, por la creación de este esfuerzo militar, el compañero Marcial se enfrentó a Shafik, porque no entendía los objetivos y el planteamiento estratégico. Ese proyecto militar de las FUAR terminó con la captura de Shafik en la escuela de la colonia “La Campiña”, hecho que los diarios aprovecharon para sacar fotografías de Shafik con las armas que se empleaban para las instrucciones militares.
Contradicciones al interior del PC y Salida de Salvador Cayetano Carpio

Por los años 67, la lucha electoral irrumpe con la aparición del Partido Demócrata Cristiano (PDC) y el Movimiento Nacional Revolucionario (MNR). El PDC comenzó a ganar alcaldías, incluida la capital San Salvador, pero luego vinieron las huelgas y la guerra del 69 contra Honduras, y en este marco comenzaron a surgir las primeras contradicciones al interior del PC, concretamente cuando Marcial regresó de una gira por la Unión Soviética. Marcial comenzó a plantear que había que cambiar el fusil de hombro, o sea, que en vez pelear contra los hondureños teníamos que hacer un llamado a los soldados para luchar contra la oligarquía. Pienso que esa fue una discusión innecesaria, porque el Partido estaba identificado con las huelgas y luchas de los trabajadores, en las que habían muerto los primeros dirigentes del PC como los compañeros Oscar Gilberto Martín Carranza hermano mayor de Mario Aguiñada y el compañero Morales, ambos capturados y torturados por el “Chele” Medrano un militar fascista que siendo Director de la Guardia Nacional, intensificó y tecnificó la tortura y después de asesinarlos, fueron tirados al mar. Para ese tiempo el Partido ya estaba discutiendo sobre la posibilidad de la lucha armada.

La ruptura de Marcial con el PC se produjo casi en seco. Ese hecho me hizo reflexionar y expresar a los compañeros, que hubiera sido muy bueno que a finales de los 60 o principio de los 70, se hubiera podido sintetizar una visión de la lucha político militar en El Salvador, como la experiencia de los vietnamitas que tenían un proceso revolucionario con participación de lucha de masas, lucha militar y una sola conducción, planteamiento que les hacía fuertes y les daba una estratégica capacidad para enfrentarse al imperio norteamericano. Si al interior del partido Comunista se hubiera podido producir esa visión de lucha política y militar, los pasos hubieran sido más cortos y no tan costosos como los que tuvimos en el transcurso de los posteriores años.

El PC siempre estuvo vinculado a la idea del trabajo con el movimiento social, con los trabajadores – obreros y campesinos-, con el objetivo de concientizarlos sobre la injusta realidad que vivía el país, y luego organizarlos para la lucha revolucionaria por la vía de la insurrección; pero solo hasta los años 70 es que comienza a marcarse una tendencia más clara para desarrollar un trabajo sistemático hacia el movimiento de masas.
Movilizaciones de Masas, Huelgas y Toma de Conciencia de lucha

En la década de los 70, las organizaciones de trabajadores desarrollaron enormes movilizaciones, las que en 1977 incidieron positivamente en la campaña presidencial de Fabio Castillo Figueroa. La bandera de lucha en esa campaña era la reforma agraria, logrando difundir por todos los rincones del país, una valiosa información sobre la tenencia de la tierra y la denuncia de los grandes latifundios en manos de tan solo 14 familias oligarcas. Por supuesto, estas luchas permitieron incrementar entre los años 70 y 80 el conocimiento de los enormes desajustes sociales y económicos que había en el país, creando así una enorme conciencia de lucha que se cristalizaba en una cada vez más fuerte organización campesina.

En 1978 vinieron las jornadas de las grandes huelgas, como por ejemplo la de trabajadores del acero, la de los maestros, de los buseros, transportistas y motoristas. Estas actividades reivindicativas creaban conciencia de lucha en los salvadoreños; era la semilla para el desarrollo de otras modalidades de organización, lo que, en la concepción del Partido Comunista, era el esfuerzo de la construcción de un poderoso movimiento social, de un movimiento político en cuyo interior se estaba desarrollando la conciencia de clase, con el propósito de llevarlo al enfrentamiento político y de ahí a la insurrección. Se valoraba que en El Salvador ya no era posible otra forma de lucha que no fuera la insurrección a través de la lucha armada, pero claro, todo esto como resultado de un proceso de acumulación de fuerzas.
Las Elecciones, Una Herramienta de Movilización Social del PCS

En el Partido Comunista se produjo una mayor visión e interés por el desarrollo de la lucha política, poniendo más énfasis en lo electoral, que no estaba concebido así, pero de hecho, en esos primeros años de los 70 hasta el 72, se volvió dominante por el entusiasmo que se produjo en la sociedad y en las masas salvadoreñas sobre la posibilidad una victoria electoral, porque se había creado la coaliciones entre los partidos el PDC de Duarte, el MNR del Dr. Ungo y de los comunistas a través de la UDN. A pesar de las reglas de la dictadura, la coalición ganó las elecciones, pero la derecha impuso a su presidente, desatando una feroz represión en la que hubieron muertos, heridos, capturados y muchos exiliados.

En el año 1977 la UNO se presenta nuevamente a las elecciones con Claramont como candidato a la presidencia, solo que en esta oportunidad, ya fuimos con una orientación más clara del Partido y de la UNO; nos planteamos crear un ambiente de confrontación, con la consigna de que si nos hacían fraude, como en el 72, “nos vamos a romper la madre”, y como de nuevo nos hicieron fraude robándonos el triunfo electoral, la consigna encendió los ánimos de la gente, que inmediatamente salió a la calle a tomarse la Plaza Libertad durante una semana. El gobierno reprimió esa manifestación popular con la masacre del 28 de febrero en el centro de San Salvador.

La decisión del PC de buscar las elecciones como una herramienta de movilización social fue correcta, porque miles de hombres y mujeres lucharon por lo que creían, y al verse defraudados por la maniobra electoral de la derecha, tomaron conciencia y optaron por otra vía, lo que les llevó a incorporarse a las diferentes organizaciones político-militares que tiempo después pasaron a ser parte del FMLN.

La incapacidad de los comunistas en ese momento post-electoral fue, no haber sabido absorber a los miles y miles de salvadoreños que votaron por la UNO en el 77, y que fueron a la Plaza Libertad a protestar de muchísimas maneras en contra del fraude electoral, porque no teníamos desarrolladas las estructuras políticas y militares que nos permitieran asimilar a todo ese torrente humano que tenía ganas de luchar a través de otras vías más concretas para cambiar las cosas.
Tímidos Esfuerzos Para el Inicio de la Lucha Armada

A partir de esa nueva experiencia electoral, se da un fenómeno complicado en las filas del PC. Los compañeros sentían que efectivamente la lucha electoral atraía y permitía movilizar a la gente, pero al mismo tiempo se veía que el mecanismo era obsoleto, que no permitía el desarrollo de las otras piernas o patas de la estrategia, por lo que a partir de ahí, se escogió a mucha gente para prepararla y capacitarla, con el objetivo de comenzar a desarrollar un trabajo político con las fuerzas sociales y al mismo tiempo, formar un aparato militar, con la concepción de que, para que el cuadro militar no se sintiera militarista, terrorista y aventurero, tenía que ser, a su vez, militante del movimiento obrero o del movimiento social. Yo viví esa experiencia; me formé militarmente, pero a la vez trabajaba en la dirección de los sindicatos en donde la lucha sindical se volvió más viva y más activa. Pero ahí no termina la cosa; resulta que se daba otro fenómeno y es que no había línea militar ni acción alguna. Recuerdo una vez en 1971 cuando terminamos el curso de preparación militar con Carlos Ruiz (el Diablito), Guillermo Ramírez esposo de Norma, Víctor Manuel que le decíamos “El Niño” y Lucio creo que era el segundo responsable de la comisión militar del partido. Nos ordenaron la preparación de una operación; hicimos los estudios, la planificamos y la montamos, pero el día de la realización de la misma, fuimos a recibir las armas y situamos el dispositivo para operar. Todo esto lo estábamos haciendo con los temores normales que se tienen ante una primera operación militar; no habíamos dormido toda la noche pensando en lo que íbamos hacer el día siguiente. Nos temblaban las piernas y el corazón nos latía a gran velocidad, pero a las 5 de la mañana salimos, nos subimos al carro para dirigirnos al lugar de la operación y ya estando ahí, el compañero responsable nos dijo “ya está, esto era solo una prueba”.

Luego supimos que no había planes militares, pero para mientras, con mi grupo corríamos todos los días a las 5 de la mañana alrededor de la Universidad Católica (UCA). Yo era un obrero mal comido, pero así se forjaba la mística: con disciplina, con entusiasmo, con sacrificio, con instrucción y para nuestro caso concreto, con la practica del reconocimiento de la capital, tarea de la que se encargaba el compañero Víctor Manuel Sánchez, quien nos levantaba todos los domingos a las 5 de la mañana a correr por los callejones de la Garita y los mesones de todo San Salvador. De lo que se trataba era de estar preparados para cualquier momento que fuera necesario entrar en combate. Víctor Manuel Sánchez que creo era el responsable de la comisión militar fue capturado y asesinado en la Unión en 1975.

La actividad política y militar se concentraba en las mismas personas, pero sin dinámica alguna, porque no había línea de acción para la realización de operaciones si así hubiera sido no estaría hoy contando el cuento, carencia que no le permitió al PC desarrollar sus dos piernas. Sin embargo, la corrección vino después de las elecciones de 1977 con la realización del 7º Congreso del partido, en el cual, después de analizar la situación, se da el viraje hacia la lucha armada, adoptando líneas concretas, con orientaciones específicas para conjugar la lucha política con la lucha militar. Al mismo tiempo, miles de miles de hombres y mujeres habían tomado conciencia de que en El Salvador ya no se podían conquistar los cambios por la vía democrática y pacifica, de manera que la gente comenzó a organizarse en las organizaciones revolucionarias que estaban surgiendo, como por ejemplo el ERP, la RN, el trabajo del PC y las FPL. Nosotros como Juventud Comunistas, siempre reconocimos el trabajo que realizaron las FPL, ya que ellos lograron con su concepción político-militar, el desarrollo de un movimiento de masas muy radicalizado, porque combinaban la lucha de masas con la lucha armada.

En general, estoy hablando de una época en la que se dio una importante acumulación factores, que vienen desde la herencia de lucha de Farabundo Martí y continúan con el esfuerzo organizativo de todas las organizaciones, que poco a poco fuimos conformando uno de los movimientos de masas más grandes y combativos de América Latina.

Quisiera sintetizar, que la visión del movimiento de masas del Partido Comunista era correcta: hacer trabajo con las masas, organizarlas, educarlas, concientizarlas y llevarlas a la lucha para la toma del poder. Lo que le afectaba a esta concepción era la falta de una línea de acción militar que nos llevara a la insurrección. Pero, repito, el PC tenía su aparato militar, pero sin accionar, porque estábamos siendo víctimas de las contradicciones y enfrentamientos que en ese momento se estaban dando entre la Unión Soviética y la China. Los chinos respaldaban a los movimientos armados que impulsaran la lucha armada popular prolongada y los soviéticos, que después de estar cincuenta años en el poder y con una visión pacifista, apoyaban el planteamiento de lucha insurreccional; porque casi todos los cuadros que asumieron la dirección del PC cuando Marcial deja el Partido, venían de las escuelas políticas del PCUS (Partido Comunista de la Unión Soviética), por lo que estaban empapados de ese enfrentamiento Chino- URSS. Lo que pasa es que esos compañeros llegaron a ejercer su labor de conducción en un partido que tenia una línea que planteaba la lucha armada, aunque para esos momentos los esfuerzos estaban más dedicados al desarrollo de la lucha política.
Autocrítica y Viraje Hacia la Lucha Armada

En el mes de abril de 1977, después del fraude electoral y de que, a pesar del descontento popular no fuimos capaces de motivar y conducir la insurrección, comenzamos a ver nuestras debilidades, muchas de ellas relacionadas con el hecho de que algunos cuadros que, conciente o inconscientemente, tenían en la practica una actitud de negación de la lucha armada, razón por la que no le dedicaban recursos ni tiempo. Aquí es donde el Partido decide dar el viraje hacia la lucha armada, creando estructuras, medios y cuadros para ser especializados militarmente, como es el caso, entre otros, del compañero “Chespirito”.

Regresando un poco al pasado, quisiera recordar que en el PC hubo algunas separaciones de cuadros y militantes, algunos por motivos personales, producto de las frustraciones, ya que la gente se las ingeniaba para sobrevivir y salir adelante con su vida y la de sus familias, y quizá no encontraban respuestas en el Partido, pero la separación más importante fue la de Marcial. Sobre este hecho logré discutir con Shafik y con otros compañeros que estaban en la Convención del Partido cuando Marcial renunció, y concluimos que sus razones no fueron relativas a la lucha armada, sino por las diferencias respecto a los métodos y estilos de trabajo. Con Marcial se fue un importante contingente de compañeros, fundamentalmente de la Juventud Comunista, como es el caso de los compañeros Ernesto Morales, Mayo, David Bautista, Ayala, Dimas Alas, Salvador Moncada y otros.

Ramiro pqn olvidemos

José Luis Merino “Comandante Ramiro Vázquez”, Francisco Jovel Urquilla “Comandante Roberto Roca”, Schafik Jorge Handal “Comandante Simón”, Atilio Montalvo “Comandante Salvador Guerra”, Eduardo Sancho “Comandante Fermán Cienfuegos”.

A principios de los 70 había una maduración del pensamiento político en la juventud, motivado también por el triunfo de la revolución cubana y la experiencia del “Che” que había muerto en Bolivia el año 67 y la lucha del pueblo vietnamita. Y como en las filas del Partido aunque estaba planteada la idea no había una línea continua del desarrollo de la lucha armada, algunos compañeros tomaron otros caminos y se fueron a formar organizaciones como “El Grupo”, que luego se convierte en ERP, y de estos se desprenden la RN y compañeros que después formaron el PRTC.

Solo como anécdota, Milton Méndez –actual Coordinador General del FMLN- estuvo siendo tratado por una cedula de la Juventud Comunista para incorporarse al movimiento comunista.

Los militantes de la Juventud Comunista, y yo personalmente, teníamos amistad con esos antiguos compañeros, como por ejemplo con Mayo y David, quien a menudo nos buscaba para hablar del trabajo. Éramos amigos de Sonia Aguiñada que fue fundadora de la Juventud Comunista, y que luego pasó a ser miembro del ERP. Sonia nos hablaba para contarnos sus historias de trabajo. Había una fuerte identidad en el pensamiento y lo que queríamos. Creo que estas relaciones fueron correctas, porque esos intercambios de experiencias posibilitaron, entre otras cosas, que el Partido Comunista diera el viraje hacia la lucha armada, ya que hasta ese momento sin enjuiciar a nadie habíamos estado equivocados, no estábamos haciendo bien las cosas. Ese viraje fue un mérito de Shafik y la dirección del Partido.
Trabajo de Masas del PCS

El centro fundamental de la actividad de masas del Partido Comunista era el movimiento sindical, la Federación Unitaria Sindical Salvadoreña (FUSS), en la que estaban una parte del sindicato de la industria mecánica, del mueble, los sindicatos de la industria del vestido, de alimentos, de bebidas; eran federaciones hermanas que estaban en el mismo local y que eran expresión política con perfil comunista. Fue un movimiento obrero que había alcanzado estatura en las jornadas huelguistas de los años 70. La FUSS fue un escenario en donde había actuado Marcial, y un instrumento o soporte que sirvió para el desarrollo y creación de otras organizaciones como la Central Única de los Trabajadores (CUT) y FENASTRAS. Fui dirigente sindical de los mecánicos y dirigente de la Juventud Obrera Salvadoreña (JOS), una organización creada al interior de los sindicatos de la FUSS. Participamos en el proceso de creación del FAPU, en donde entre otros compañeros estaba Carlos Arias; yo participé como Secretario General de las JOS.

Las actividades que caracterizaron ese periodo fueron las grandes o largas huelgas, aunque nosotros los comunistas, durante un tiempo rechazamos la idea de tomar rehenes en las tomas, pero después de la toma del Ministerio de Trabajo hecha por los compañeros del Bloque Popular Revolucionario, y la que apoyamos en solidaridad con una marcha de la juventud una brigada de la juventud se quedó con los compas ahí en el Ministerio, nos dimos cuenta de que esa vía sí era posible. Como resultado de nuestra participación en esa toma, hubo una crisis interna en el Partido porque nos decían “¿Qué diablos andábamos haciendo ahí?”, Dijimos que esa era una lucha limpia. Shafik intervino a favor de nosotros diciendo: “Los compas tienen razón”. Días después hicimos la primera toma en una fábrica de Soyapango; era una maquiladora de abrigos de los Estados Unidos. Nos tomamos la planta antes de que llegara el dueño, agarramos al gerente y fuimos con él a traer al dueño; llegamos a su casa, le tocamos la puerta y al salir lo metimos al carro y lo llevamos a la fábrica.

El sindicato estaba recién organizado en la fabrica y los miembros de la célula éramos casi unos cipotes de 18 – 19 años, y aún no éramos de la directiva sindical, pero tuvimos que hacer la toma porque nos habían despido a un compañero que además, la policía quería capturar. La patrulla que llegó a sacar al compañero quedó encerrada con los trabajadores y los dueños. Ya con la operación montada cogí el teléfono y llamé al compañero Cecilio que era Secretario General de los Sindicatos y le dije: “Mire compa, necesitamos ayuda, nos han despedido a un compañero y tenemos problemas”. Me dijo: “Mire, tómele los datos al compañero, número de cedula, todos los datos de cuando entró a trabajar, cuanto es su salario…”. “No mano, nosotros necesitamos ayuda ya, porque el problema es que nos hemos tomado la fabrica y aquí está la policía, y un camión con guardias…”. No sentimos el respaldo de nuestra conducción sindical y terminaron echando sin indemnización al compañero, pero al menos no se lo llevaron preso. La verdad es que fue una toma espontánea, una reacción solidaria y una acción positiva que nos dejó una rica experiencia.

Nosotros desde la Juventud Comunista y del Movimiento Sindical, aprendimos de las acciones del Bloque, que las hacían planificadas y obtenían sus logros. En nosotros pesaba mucho el hecho de tener una conducción que había dirigido el movimiento sindical durante los años 60 y 70 y en la que predominaba una visión institucional y pacifica. De esos viejos dirigentes sindicales Julio Cesar Castro, Quijano, Hidalgo, que después fue asesinado por los Escuadrones de la Muerte, el que siempre respaldó a la Juventud Comunista fue el “Chele” Aguiñada.

Al igual que las FPL, la Juventud Comunista teníamos un trabajo de actividad propagandista organizada y planificada; la capital de San Salvador la teníamos dividida en territorios para la distribución de las hojas volantes, de las pintas con plumones incluso lo hacíamos hasta con carbón. Teníamos un aparato propagandístico, con el que cada tres días de la semana cubríamos toda la capital.
Una Metodología con Disciplina para Proteger y Desarrollar las Estructuras del Trabajo Revolucionario

Para fortalecer el trabajo de expansión y, sobre todo, para la formación de cuadros sólidos y seguros, el Partido y la Juventud Comunista, actuamos con la concepción de que para insertarnos en la sociedad con plenas garantías de avanzar para el triunfo, teníamos que forjarnos y forjar a los militantes, con una plena conciencia de que lo que estábamos haciendo era para conquistar el poder e instaurar la justicia en nuestro pueblo. Por esa razón, los reclutamientos no eran fáciles; en el Partido y la Juventud no entraban los que querían, sino los que nosotros decidíamos, de acuerdo a su perfil de credibilidad. Al igual que las FPL, nosotros teníamos una estructura altamente disciplinada, con unas formas de reclutamiento realmente ortodoxas, que para ingresar al Partido primero teníamos que dar nuestra hoja de vida: “¿Tienes parientes en el ejército?” “¿Tienes parientes en el partido de gobierno o en el gobierno?”, “¿Quien es tu novia o tu novio?” “Yo estaba jodido porque mi familia, por el lado de mi padre, eran del PCN”. Ya chequeados y contra chequeados, los aspirantes pasábamos a los círculos de estudio y a los entrenamientos correspondientes para la lucha política y militar. Por supuesto que era un criterio de selección riguroso y sacrificado; pero además, dependiendo del compañero que te atendiera o fuera tu responsable, así podías pasar un año o cinco, hasta que te promovieran a niveles de direcciones intermedias o superiores. Mientras tanto te jugabas la vida diariamente, ya sea en operaciones de propaganda, políticas o militares. Esta metodología fue un factor determinante para la protección de nuestras estructuras de trabajo abierto y clandestino en esos tiempos de impune represión. Esa fue la formación de miles de hombres y mujeres de todos los partidos y organizaciones del FMLN que entregaron sus vidas por el sueño de unas mejores y dignas condiciones económicas, políticas y sociales para el futuro de sus familias y el pueblo salvadoreño en general.

Esa formación y métodos no venían de las escuelas de Moscú, ni de Cuba, nacieron de la propia experiencia de la lucha cotidiana que vivíamos en esa cruda realidad de injusticia y represión que sufríamos los salvadoreños, y de las escuelas de estudio y análisis que todas las organizaciones teníamos en las fábricas, en los potreros, en los locales clandestinos y en cualquier rincón en donde fuera posible prepararse para buscar cambios en nuestro país. Así se forjó la generación que logró, de alguna manera, los cambios en este país.

Pienso que todas esas experiencia y enseñanzas de lucha, o al menos algunas cosas como el espíritu de lucha, los métodos, la creatividad, la combatividad, el carácter de clase trabajadora y sobre todo, la dignidad de saber defender los propios derechos como personas y colectivos sociales, deberíamos retomarlas e implementarlas en nuestro partido FMLN, porque son los aspectos que conforman la identidad de nuestro pueblo, de nuestra historia.

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Proceso de desarrollo, fortalecimiento y compromiso revolucionario del ERP

Proceso de desarrollo, fortalecimiento y compromiso revolucionario del ERP

Para que no olvidemos
Entrevistas
ERP

Partidos-militares de la década de los 70, creadores e impulsores del movimiento de masas

Jorgue Antonio Meléndez

Jorgue Meléndez, Secretario para Asuntos de Vulnerabilidad y Director General de Protección Civil. Miembro de la dirección del Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP) y uno de los más importantes cuadros político-militares de la revolución salvadoreña
jorgue melendezCausas que Motivan el Inicio de la Lucha Popular en El Salvador

Nuestro país siempre ha sido un continuo país de pobres y con grandes desigualdades sociales. Antes y después de 1970, nuestra economía se caracterizaba por la producción y exportación de sus principales productos agrícolas como el café, la caña de azúcar, el algodón y una incipiente industria.

En lo político, nuestra historia estaba plagada de golpes de estado, lo que hacía imposible llegar al gobierno por la vía electoral dados los constantes fraudes; los regímenes de gobierno eran dictaduras militares, que en asambleas de oficiales elegían a un militar como su candidato para Presidente, y ya sabíamos que este sería el presidente de la república. Al tener ese predominio militar, la Guardia Nacional, la Policía de Hacienda y la Policía Nacional –que no eran respetados, sino odiados y muy temidos-, actuaban impunemente, asesinando, cometiendo fechorías, y por sus vínculos con los ladrones, defendían la corrupción a la que estaban muy ligados. Reprimían al movimiento popular y por tan solo una hoja volante de propaganda que le encontraran a una persona, o por pasar frente a una huelga, le detenían y propinaban una buena golpiza.

Como antecedentes de la lucha de masas y armada de 1970, tenemos la gran huelga de los panificadores del año 1966, la huelga general de los maestros en 1968, que implicó a la ciudad y al campo. En 1970 tuvimos unas elecciones fraudulentas, en las que participó un partido de izquierda llamado Partido Acción Renovadora (PAR) muy cercano al Partido comunista.

En 1971 hubo una nueva huelga general de ANDES, que adquirió un carácter nacional. En esta huelga reprimieron a muchos manifestantes y asesinaron a mucha gente, entre ellos a líderes del movimiento de masas.

En 1972 se realizan nuevamente unas elecciones presidenciales que fueron ganadas por el Partido Demócrata Cristiano, pero se repite el fraude, solo que ahora, con la respuesta de un golpe de estado de los mismos militares, que tiene como consecuencia la captura del triunfador Ingeniero Napoleón Duarte, a quien torturan y expulsan del país.

Esta situación genera un ambiente muy tenso de violencia social y represión institucionalizada. Hasta ese momento en el país existía un solo partido de izquierda, que era el Partido Comunista de El Salvador, pero era clandestino. La universidad de El Salvador era un foco de vida política, de ideas y circulaban todo tipo de materiales y literatura de carácter político; es ahí donde llegan las ideas maoístas, marxistas y libros de la guerrilla de Brasil, Paraguay, Uruguay, Guatemala, Nicaragua y de Cuba. Todo esto permitía un debate sobre la necesidad de que teníamos que enfrentamos a la dictadura militar con las armas, ya que no era posible lograr el cambio por la vía pacífica y electoral.

Mientras tanto, la situación económica y social era angustiosa.

En resumen, las causas que generaron el inicio de la lucha popular y la organización de un gigantesco movimiento de masas fueron básicamente, que teníamos un país subdesarrollado casi selvático, que vivía del café, de la caña de azúcar y del algodón, con el agravante de lo sacrificado que es el trabajo de esas cortas, y la gente pobre tenían muy poca tierra, o no tenía nada; por otro lado, nuestra economía era de subsistencia, y la gran contradicción era, que quienes trabajan la tierra no la poseían y vivían en condiciones de extrema pobreza.

En las ciudades, la gente venía del campo en busca de empleo, lo que vino a crear las comunidades marginales. Con esta situación, golpeaba el hecho de que en la Colonia Escalón vivían las “14 familias”, personas ricas o muy ricas que disfrutaban de flamantes mansiones, construidas en amplias tierras de varias manzanas de extensión, lo cual era insultante, si lo comparamos con la pobreza de los campesinos, jornaleros y los marginados de la capital.

En el plano político, teníamos un modelo que estaba en crisis y no generaba crecimiento económico, por tanto se incrementaba el alto costo de la vida y agudizaba la demanda de empleo.

La desigualdad social, la falta de oportunidades para la búsqueda de soluciones por la vía política, la represión al movimiento de masas, al sindicalismo, a los campesinos, los fraudes electorales y, en fin, la dictadura militar, es lo que da origen a los conflictos que vivimos durante todos esos años. La lucha de masas y la lucha armada son la consecuencia de todos esos atropellos.
Guerra Contra Honduras en 1969

En medio es esa situación crítica, económica y social, se da la guerra con Honduras en 1969, conflicto que le permitió ganar prestigio al ejército y convertir en héroe al General Medrano (“Chele Medrano”) un represor asesino, que siendo director de la Guardia Nacional, impulsó e institucionalizó la tortura a los presos políticos. Sin embargo, ante los ojos de la gente, el “Chele Medrano” era el gran héroe militar, que había ido a defender a nuestros compatriotas y a conquistar Honduras. Al regresar de la guerra, el ejército marchó por las calles vitoreado por muchísima gente.

El Partido Comunista no fue claro en condenar la guerra contra Honduras, por el contrario, nos hizo un llamado a participar directamente, planteándonos con un argumento simplista: “Tenemos que ir nosotros, y ustedes los jóvenes, a luchar y cuando caiga un compañero soldado díganle que esto es contra los ricos oligarcas, que nosotros no tenemos nada que ver en esta guerra, ya que esta guerra es injusta”. Por supuesto este planteamiento era para ganarse y organizar a los soldados hacia la causa de la izquierda, porque yo especulo que estaban pensando en lo que sucedió en la URSS cuando la Primera Guerra Mundial, que lograron organizar a los marineros.

Quiero destacar, que esa posición del Partido ante la guerra nos desencantó, porque pensábamos que ¿Cómo era posible que nos mandaran a una cosa que no era correcta? Este hecho determinó precisamente la separación de un importante grupo de la juventud comunista. En el sector de la juventud en que yo estaba, sacaron un comunicado en contra de la guerra, igual que lo hizo la AGEUS de la Universidad. Por ese comunicado, el PC convocó a los dirigentes de ese sector, para hacerles una reprimenda muy fuerte, diciendo que era muy grave lo que se había hecho. El único dirigente que nos respaldó, diciendo que teníamos la razón, fue Salvador Cayetano Carpio.

Ahora, con el tiempo puedo comprender, que lo que el PC buscaba era no quedarse aislado del sentimiento nacional, porque temía, posiblemente, a la represión y a la destrucción, ya que la dictadura había logrado manipular a la opinión pública, creando un espíritu chauvinista.
En Busca de Otras Formas de Lucha

Ante esta situación, se hacía necesario un cambio de modelo, sin embargo, la izquierda estaba inmersa en un debate político ideológico interno, que también era consecuencia del debate que se estaba dando a nivel mundial, relacionado con las propuestas de los dos modelos, el soviético y el chino. Por otro lado, en América Latina ya existía la experiencia de la revolución cubana y el llamado del Che Guevara en la reunión de Olas en 1966 a crear muchos Vietnam en todas partes.

La izquierda, con la existencia de una sola línea de pensamiento, a través de los partidos comunistas, estaba cuestionada, primero por Cuba, ya que quien hizo la revolución no fue el Partido Comunista, sino el Movimiento 26 de Julio; en Guatemala la lucha armada la realizaba las Fuerzas Armadas Rebeldes FAR Rebelde no el Partido Comunista. El “Che” ya había fallecido para esa época y se decía que fue a causa de la traición del Partido Comunista Boliviano.

Con ese panorama era lógico iniciar otras formas de lucha. Los que participábamos en la conformación de los primero núcleos de la lucha armada, veníamos del movimiento popular, unos del movimiento estudiantil y sindical y otros de las comunidades cristianas eclesiales de base. Cuando se plantea la lucha armada, no se hace con la idea de organizar un grupo de héroes que van a tomar el poder, sino con la concepción y necesidad de dar un salto de calidad hacia una lucha de clases más completa y con capacidad real de cuestionar el poder dictatorial.

En América Latina ya había guerrilla por todos lados, lo que agudizaba el debate de ideas sobre los dos planteamientos, que eran fundamentalmente los siguientes: primero, que no era posible cuestionar el poder político burgués sin una visión de poder y sin un aparato militar, y segundo, los partidos comunistas proponían la búsqueda de una acumulación de fuerzas por la vía electoral y reformista, para hacer la revolución democrática burguesa.

Para la toma de decisiones y definiciones políticas de los movimientos de los años 70, partíamos de un solo pensamiento: todo nos denominábamos marxistas leninistas o comunistas revolucionarios. Lo que nos separó a todos fue simplemente, la contradicción principal de si optar por la lucha armada o no.
Surgimiento del Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP)

En ese momento las nuevas organizaciones eran básicamente dos, las FPL fundadas por Salvador Cayetano Carpio y el ERP. En su publicación oficial “El Rebelde”, las FPL planteaban su estrategia de “Guerra Popular Prolongada”, una concepción política militar lineal, que implicaba mantener la lucha de masas, y por otro lado, la formación de una guerrilla, que a largo plazo se convirtiera en un aparato militar, con la suficiente fuerza para derrotar al ejercito de la dictadura.

Nosotros como ERP, surgimos de tres grupos diferentes: un grupo que provenía de la juventud comunista, de la cual yo formaba parte.

En este grupo estábamos totalmente convencidos de que era necesaria la lucha armada para enfrentar la represión. El otro grupo venia de la Universidad de El Salvador y eran dirigentes del sector medio. El tercer grupo venía de comunidades cristianas de base, pero ligados al movimiento estudiantil universitario; es de este último que proviene Joaquín Villalobos y su grupo. El otro grupo de líderes de clase media, de donde viene Rivas Mira, el Tierno Sol y otra cantidad de personas de clase alta, ya tenía conformado un esfuerzo que se denomino “El grupo”, el cual fue responsable del el secuestro de Ernesto Regalado Dueñas. “El Grupo” tenía, a su vez, la participación de las FAR rebelde de Guatemala, pero después del secuestro de Ernesto Regalado Dueñas, esta incipiente organización casi se desbarata, porque la acción que realizaron era desproporcionada. Nunca antes en este país se había atentado contra la seguridad de un miembro de las familias más poderosas del país las llamadas “14 Grandes”, por lo que la represión y persecución fue implacable; sin embargo lograron recomponerse y continuar.

Nosotros los jóvenes vimos que ellos fueron capaces de atreverse a tocar el poder económico más fuerte, lo cual fue como un imán, hasta el punto que algunos de nosotros dijimos: “Esta es la guerrilla, esta gente sí sabe, son una real alternativa armada que puede derrocar a la dictadura”, y así fue como nos fuimos acercando y conectando con ellos. Digo esto, porque lo normal, al menos en el caso mío, era que hubiéramos sido atraídos al núcleo de Cayetano Carpio, ya que había sido Secretario General del Partido Comunista. Obviamente muchos compañeros fueron atraídos al “Grupo”, pero otros se acercaron más a la propuesta de Cayetano Carpio.

En el caso particular nuestro de la Juventud, no nos acercamos al grupo de Cayetano Carpio, simplemente porque no tuvimos tiempo de enlazarnos, en cambio, el acercamiento con “El Grupo” fue una mera casualidad y lo hicimos a través de que yo contacté con Mario Vigil y este me comunicó con Vladimir Rogel, quien ya estaba incorporado con dicha grupo armado. Era lógico que termináramos vinculados a ellos, ya que para cuando se conformó Acción Revolucionada Salvadoreña (ARS) – primera organización armada que surgió en el país-, ellos dos y yo éramos miembros de la “Unión de Jóvenes Patriotas” –la organización de juventud del partido comunista- y propugnábamos por la necesidad de organizar la lucha armada. Mario Vladimir Rogel era nuestro responsable en la “Juventud”. En el proyecto de la ARS se involucro Mario Vigil. Pero la ARS fue infiltrada por los órganos de inteligencia de la Policía de Hacienda (PH) y la mayor parte de los miembros de dirección fueron capturados. No obstante por esas mismas fechas, el compañero llamado el “Chele Raúl”, jefe de dicha organización, murió cerca de la antigua casa presidencial en San Jacinto; fue perseguido por tres guardias que murieron al intentar lanzarle una granada que les explotó. El “Chele” fue rodeado en una casa de la colonia Manzano para capturarlo, sin embargo, él optó por suicidarse. Este hecho que fue informado y descrito por los medios de comunicación nos impactó a todos, porque vimos un claro ejemplo de cómo no debíamos rendirnos nunca, ni dejarnos capturar. Quizás hoy eso no tenga gran impacto, pero en aquel entonces, que éramos un país que nunca había visto lucha armada de esa manera, los jóvenes teníamos miedo a usar las armas. Hoy se puede ver a tanto joven en actos de violencia, que tiran granadas y usan pistolas, pero en aquel entonces, las armas eran totalmente privativas y sólo las usaban los cuerpos policiales y la gente que tenía poder. De guerra solo habíamos visto la de El Salvador contra Honduras en 1969.

El ERP surgió por tanto, de los compañeros que se fueron articulando en torno a “El Grupo”. En su publicación “Prensa Comunista”, el ERP planteaba su estrategia de “Guerra Revolucionaria del Pueblo”, concepción que conllevaba el componente de lograr una acumulación política para la insurrección armada del pueblo, ya que solo de esa manera se podía derrotar al poder burgués. En fin, todos los discursos eran radicalizados y todas las estrategias consideraban el desarrollo de la “lucha de masas”.

En los primeros años creamos un movimiento estudiantil que se llamaba Asociación de Estudiantes Salvadoreños (AES), sector consciente –una réplica de AES, la organización tradicional que había sido respaldada por el Partido Comunista-. La AES, sector consciente, tuvo mucha capacidad de movilización, a partir de plataformas reivindicativas inmediatas, como forma de acercase a las necesidades más sentidas de la gente. No eran planteamientos muy lejanos al Partido Comunista, con la diferencia que la estrategia del PC se orientaba hacia la acumulación electoral, con menos audacia y énfasis en las movilizaciones y menos capacidad de enfrentar la represión. Nosotros creamos un movimiento sindical trabajando desde la clandestinidad; contactábamos a los líderes, sobre todo de la industria de la construcción, de la maquinaria pesada, del trasporte y otros. Por esos mismos años de 1970, 1971, 1972, también teníamos trabajo con las comunidades cristianas, sobre todo campesinas. Sin embargo, esas organizaciones no tuvieron carácter de frente político, sino de organizaciones de masa, pero cuando había necesidad, los líderes se enfrentaban a la represión.

El ERP era una mezcla de un sector de la Juventud Comunista, gente del sector cristiano, personas con ideas de izquierda, y por otro lado, con un líder un tanto anarquista Sebastián Urquilla. Más que líderes formados, fuimos una organización de compañeros que no teníamos una formación política terminada, y lo que aprendimos lo hicimos haciendo, es decir, aprendiendo en la práctica. No se puede decir quehabía una escuela de orden escolástico u ortodoxo. La primera propuesta con la que surge la educación en el ERP, fue el análisis de la realidad del país, en donde jugó un papel muy importante el compañero Rafael Arce Zablah, quien se metió de cabeza a estudiar la economía salvadoreña; de dicho esfuerzo se elaboró un documento fundamental para la interpretación de la realidad nacional que se llamó “El Grano de Oro”. Después hubo un segundo documento llamado “La Revolución Salvadoreña”. Los militantes del ERP se educaron con “El Grano de Oro” y algunos textos marxistas, sin embargo, el énfasis estaba más en los documentos propios que en los textos generales de la teoría marxista. La educación, desde el punto de vista marxista era menos sólida, menos ortodoxa, aunque los que proveníamos del sector de la Juventud Comunista, teníamos más formación de ese tipo y éramos más ideológicos. La gente de las FAR Rebelde, al menos la que conocí, también tenían formación marxista leninista.

Éramos una organización con virtudes y defectos; quizá una de esas virtudes era la capacidad del uso de la coyuntura, del manejo apegado a las situaciones políticas, pero en el plano ideológico. Otras organizaciones como el Partido Comunista y las FPL tuvieron una formación más ortodoxa y más conceptual desde el punto de vista marxista.
Concepción del Trabajo de Masas del ERP

La aspiración del ERP no era tener una estructura armada o ejército, sino una estructura político-militar –aspiración común de todas las organizaciones-, con visión de cambio hacia un sistema socialista y luego llegar a una sociedad comunista. La lucha de masas era el factor fundamental para avanzar hasta la lucha armada, ahora bien, como interpretaba la lucha armada cada quien, era otra cosa. Lo cierto es, que para nosotros la lucha armada era un instrumento político, que conjugado con la lucha social nos potenciaría para la toma del poder político. En esas tesis se afirmaba la existencia de un sector constitucionalista en el seno del ejército de nuestro país, y se avizoraba la posibilidad de construir alianzas con dicho sector, en la concepción hipotética de que podía tomar una posición en contra de la dictadura.

Pero sería mentir que había claridad sobre esta concepción, más bien existía la visión de una alianza fundamental de obreros y campesinos, con el componente de impulsar la lucha armada hacia la toma del poder. Con nuestras acciones militares también buscábamos, en cierta medida, un impacto publicitario para señalar un camino. Originalmente teníamos un planteamiento de desarrollo de la lucha política, combinando la lucha de masas y la lucha militar, la cual se manejaba de acuerdo a la coyuntura política.

Nosotros ya veníamos con la experiencia de las luchas políticas de los años 70.

En ese tiempo se crearon movimientos populares como el estudiantil de AES, el sindical, etc. y realizábamos actividadesreivindicativas inmediatas, como por ejemplo, ante el aumento de las cuotas en los colegios y el incrementó del pasaje del transporte público, nuestra respuesta fue la movilización estudiantil, y por parte de los comandos guerrilleros fue la quema de autobuses; eran actividades que además generaba una identificación de los estudiantes con la guerrilla. Otra de nuestras experiencias había sido la actividad con las organización campesinas en la que incidió mucho la Teología de la Liberación, ya que sus luchas reivindicativas contribuyeron grandemente al fortalecimiento del movimiento de masas, que con su accionar ayudaron a la toma de conciencia de clase y a la determinación de de luchar, aspectos fundamentales que incrementaron las actividades en las calles y en las fábricas.

Muy importante fue la huelga de maquinaria pesada en la construcción de la carretera de Santa Ana. Respecto a nuestra metodología de trabajo hacia las masas, a principios de los 70, de lo que se trataba era básicamente, de reclutar a los líderes de las comunidades y de los sectores, y con ellos estructurábamos una organización abierta, con el objetivo de luchar por las reivindicaciones más inmediatas, como el aumento del salario, la lucha contra el aumento de los pasajes de los autobuses, etc.

La convocatoria y reclutamiento a la lucha armada vino después, cuando la situación del país comenzó a agravarse con la represión. Entonces si comenzamos a utilizar un discurso político, con análisis e información sobre la dictadura y haciendo conciencia de la necesidad de que el pueblo se organizara para lograr un cambio que permitiera mejorar las condiciones de vida de la población, y para poder enfrentar la represión.
Este trabajo lo hacíamos acompañado de propaganda; distribuíamos comunicados, volantes, periódicos y hacíamos pintas en las paredes y muros, dando a conocer a nuestra organización armada.

En 1972 el gobierno de Arturo Armando Molina intervino la Universidad de El Salvador; las únicas marchas de protesta que se hicieron fueron realizadas por AES Sector consciente.

A partir de esta intervención se intensificó la represión, situación que nos llevó a ver la urgente necesidad de un cambio de gobierno y de modelo; pero para ello también se necesitaba otro tipo de concepto y de lucha. Para nosotros duro relativamente poco ese período, porque luego, en 1974, pasamos a formar el Frente de Acción Popular Unificado (FAPU), en el que participamos todas las fuerzas políticas de izquierda de ese momento, ya que necesitábamos unificar al movimiento popular.

Con la creación del FAPU, el movimiento estudiantil dejó de ser AES Sector consciente y se creó el Frente Revolucionario de Estudiantes “Luis Moreno”; también se crearon las Ligas si mal no recuerdo el 14 de Abril y el movimiento sindical.

En 1973, el ERP ya había tenido una escisión, que posteriormente se denominó PRTC, y más tarde, en 1975, se dio la separación de la RN, a causa del caso Roque Dalton, un episodio bastante duro y negativo en nuestra historia.

Con la escisión de la RN, Sebastián Urquílla (Rivas Mira) planteó a la dirección del ERP, su análisis sobre la situación política coyuntural, señalando, que de acuerdo a informes de inteligencia, se sabía que en el seno del ejército se estaban exacerbando las contradicciones, por lo que había que diseñar un plan estratégico y táctico, que permitiera incidir en la posibilidad de un golpe de estado, o al menos, en un hipotético enfrentamiento cruento entre los diferentes sectores del ejercito; para que ello fuera posible, teníamos que buscar algunos contactos con militares del sector constitucionalista. En todo caso, se planteó la estrategia de hacer el llamado a la insurrección, y a la creación de Comités Militares, de tal manera que ese contexto generara una reacción en el sector derechista del ejército, en el sentido de que interpretaran que el golpe de estado fuese una expresión de esa estrategia. Esa adecuación táctica tuvo sus implicaciones.
De la Concepción de Lucha de Masas al Militarismo

En 1975, el ERP valoró que la lucha de masas era algo que no tenía posibilidades, y que lo único que lograba era la represión y los asesinatos; por tanto, se orientó para que el movimiento de masas en su gran mayoría, pasara a formar parte de los Comités Militares. Así fue como el ERP se convirtió en una organización con mucha estructura y desarrollo militar, logrando una importante coordinación de acciones militares a nivel nacional; pero también se redujo enormemente nuestro movimiento organizativo de masas.

Pasamos un año con una línea francamente marcada por el militarismo y muchos conflictos internos. Los cuadros estábamos formados con la concepción de que la lucha de masas era lo más importante, y que la lucha armada era solo un instrumento, por tanto, no estábamos satisfechos con esa línea. No obstante se planteó que esa medida solo era un movimiento táctico en función de una estrategia de incidencia en una coyuntura; pero pasó todo el año 1975 y 1976 y lo táctico se estaba convirtiendo en una estrategia. Entonces, a finales del 1976 se toma la decisión de recuperar la concepción del movimiento social y político, con lo cual se retoma la organización de masas. Así es como se crean las Ligas Populares 28 de Febrero (LP-28), se fortalece de nuevo el FRELM y se recupera el trabajo con las Ligas Obreras, las Ligas Campesinas, la Liga Estudiantil y las Ligas Magisteriales. Recuperamos el movimiento de masas, no obstante, a esas alturas el movimiento popular masivo era el Bloque Popular Revolucionario –FPL-, y también existían, con menor desarrollo, el FAPU –RN-, las Ligas para la Liberación –PRTC- y el Partido Comunista con sus organizaciones tradicionales como la FUSS, la UDN, y en el campo ya habían creado ATACES.
Partido de la Revolución Salvadoreña (PRS)-Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP)
Y su Inmersión en la Población

Nosotros como Partido de la Revolución Salvadoreña (PRS), teníamos una estructura de masas y una estructura militar que era el ERP; por otro lado teníamos una estructura de milicias y los milicianos se sentían parte de la estructura política, pero muchos de ellos eran guerrilleros, miembros de los Comités Militares, con lo cual hacían la doble función: como Comités Militares participaban en las operaciones del ERP y como milicianos participaban como instructores de las milicias. La milicia se capacitaba y aprendía a utilizar armas, no para realizar operaciones militares, sino para aprender tácticas que les cualificara mejor para la defensa de las movilizaciones, de tomas de iglesias, ministerios, tomas de tierra, etc.

El PRS era la fuente de orientación política al ejército o a los frentes políticos (organizaciones de masas) y a los milicianos y se fue convirtiendo en una estructura más compleja. También teníamos una estructura de masas que era nuestra base social de apoyo, tanto con sus viviendas, como en los aspectos de información e inteligencia; eran la garantía de la existencia de la estructura guerrillera urbana. Quizá esto explique algunas dudas y acusaciones que había sobre el ERP, como por ejemplo que éramos agentes de la CIA o infiltrados por la inteligencia enemiga. Una de las cosas por las que se nos acusaba era, porque durante los años de 1974 al 77, todas las organizaciones militares tuvieron “casas de seguridad” que eran lugares de vivienda de células guerrilleras. Una buena cantidad de esas casas cayeron a manos del enemigo, con el agravante de que ahí murieron varios compañeros dirigentes, entre ellos Felipe Peña Mendoza. El ERP también tuvo casas que fueron rodeadas y cayeron, al menos en la ciudad; yo estuve en dos de ellas (1972 y 1975).

Después de esas experiencias negativas de allanamientos y capturas en nuestras casas y de compañeros de otros partidos y organizaciones, planteamos que nosotros éramos un partido político y la lucha armada era un instrumento, por lo que ya no podíamos seguir funcionando con grandes y sofisticadas estructuras, sino que debíamos vivir en medio del pueblo. Por eso, en 1976, el ERP desarmó absolutamente toda su infraestructura de casas y solo se mantuvieron, en todo el país, aproximadamente cinco casas, una por cada región – en San Salvador teníamos dos con capacidad para hacer algunas reuniones-. Todo afiliado y combatiente tuvo como orientación, que debía reclutar a familias para vivir con ellas. Uno dormía el lunes en una casa, el martes en otra y así toda la semana hasta volver hacer el mismo recorrido. En la medida que se organizaron más redes, sí podíamos permanecer hasta una semana en la misma casa, o nos trasladábamos a otras zonas en donde teníamos base social. Se generó una organización de familias de todo tipo: casas en comunidades marginales, barrios, colonias de clase media y media alta. A estos colaboradores les llamábamos “bases de apoyo”, que eran compañeros muy comprometidos; sus casas eran prácticamente nuestros cuarteles.

Para ese tiempo, el ejército y la inteligencia del gobierno tenían una tipificación del guerrillero: gente joven que no se relacionaba con nadie, que no tenían hijos, que no estudiaban ni trabajaban y que eran muy reservados. Esta percepción les sirvió para detectar muchas casas, partiendo de la observación y el seguimiento. De esta manera cayeron muchas casas de las organizaciones guerrilleras y muchos compañeros fueron desaparecidos o asesinados.

Esta vinculación a la base social nos permitía tener como una antena, ya que estábamos en medio de la población, lo que además nos permitía saber lo que pensaba, opinaba y sentía la gente; con ello lográbamos también, reorientar el discurso y el análisis político. Para ese tiempo nuestra organización ya contemplaba a varios cientos de colaboradores. Las bases de apoyo y milicias si eran muchísimas. En ese ambiente que vivíamos era como tener un termómetro. Antes de esta experiencia, nosotros habíamos comenzado a combatir el uso fácil de la frase “El pueblo piensa”. Para comprobarlo dijimos: “Investiguemos que piensa la gente”, y es eso lo que hicimos.

Uno de los defectos que pudo haber tenido el ERP era, que la educación filosófica de su gente no era totalmente marxista, pero una de sus virtudes era, estar abiertos totalmente a la reflexión; funcionábamos con el hacer, reflexionar y sacar conclusiones. Eso permitió al ERP dar respuestas a una estructura que se diluyó y desapareció, una estructura profesional de “casas de seguridad” que desapareció y se diseminó en la población; creo que fue como el símil de lo que fue el Bloque Popular Revolucionario, solo que el BPR tuvo la visión de organizar a las masas en gran cantidad, y el ERP fue la guerrillera diseminada en la población. Estoy hablando de los años 1975, 1976. Afortunadamente recuperamos el movimiento político de masas, ya que haberlo descuidado fue uno de nuestros grandes errores, aunque por otro lado, eso permitió crear un aparato político militar que en la guerra fue muy importante, pero nos hizo quedar menos fuertes políticamente a nivel de masas.

Algunos periodistas decían: “En El Salvador no hay montañas ni selvas, las montañas son las masas, y la guerrilla se desarrolla en el contexto de esa lucha social”. Lo cierto era, que la identidad de la población con la lucha armada, legitimaba su existencia como ciudadanos.

Las FPL crearon un movimiento extraordinariamente enorme que fue el Bloque Popular Revolucionario militante, con una clara postura política, tanto que para destruir a las FPL, había que destruir al Bloque y eso era prácticamente destruir a la población. La RN, el FAPU y el PRTC tenían un movimiento de menor magnitud, pero significativo e importante para su existencia y aporte a la lucha. El Partido Comunista seguía teniendo su movimiento de masas y político. El ERP llegó a tener una base social de la guerrilla y un movimiento de masas. Destruir entonces a esa guerrilla, era destruir las casas, las viviendas y a la población misma.
Creación de ORDEN y la UCS por Parte del Gobierno y los EE.UU.
Como Respuesta al Movimiento Popular

Como contrapartida al movimiento de masas de esa época, el gobierno, bajo la orientación de la AID de Estados Unidos, creó la Unión Comunal Salvadoreña (UCS) impulsada por Viera Altamirano, que llegó a ser una organización campesina nacional muy poderosa, ya que con la iniciativa de la Reforma Agraria del gobierno de Arturo Armando Molina se potenció, a tal grado, que si hubiera llegado a consolidarse, pudo haberse convertido en la contra parte del Bloque Popular Revolucionario, y llegar a ser otra opción para los campesinos; hubiera hecho mucho daño a la organización campesina de base, pero sobre todo, la historia hubiera sido totalmente diferente para la guerrilla, porque le hubiera restado apoyo social en el campo.

También crearon la Organización Democrática Nacionalista (ORDEN), que era la estructura de poder social de dominio civil, al servicio de la dictadura; eran los famosos “orejas”. Las temibles patrullas militares eran civiles que tenían privilegios respecto la posibilidad de tener empleo en las instituciones públicas y acceso a la corrupción. Estamos hablando de más o menos 150,000 miembros, un verdadero y decisivo instrumento de la dictadura militar para ejercer el control civil y la represión, ya que ellos eran los ojos y oídos de la dictadura en el seno de la población. A principio, cuando eran patrullas cantonales no eran tan peligrosos, pero cuando se recrudeció la guerra, se apropiaban de los terrenos y negocios de los campesinos y eran los responsables de auténticas matanzas contra la población. Eran un verdadero terror.
“Anécdota de la Vaca de UCS”

Respecto a la UCS hay una “Anécdota de la Vaca”, que además de ser simpática es dramática, porque refleja la ideología de los poderosos y la mentalidad que se había generado en el país. Me cuenta un amigo Leonel Gómez, que durante una visita que hizo a su tío que era cafetalero, presenció una discusión entre cafetaleros terratenientes y campesinos miembros de UCS.

“Resulta que la Unión Comunal Salvadoreña cumplía dos años y los querían celebrar a lo grande, de manera que deseaban matar tres novillas para hacer una fiesta y repartir carne a la gente, pero ellos solo tenían dos novillas, por lo que decidieron ir a la cafetalera. Por primera vez en la historia, los campesinos entraban a la sala de reuniones de los patronos que eran miembros dueños de la cafetalera porque en el país, un campesino y un miembro prominente, no se daban la mano ni se sentaban juntos en la misma mesa; lo usual era que los peones y jornaleros se quedaban fuera de la casa principal de la hacienda. Pues ahí entraron los campesinos y se sentaron en la misma mesa junto a los patronos, para solicitarles la vaquita y así poder celebrar su segundo aniversario. Los cafetaleros los atendieron y los oyeron, pero luego los sacaron; cuando ya salieron los campesinos, los cafetaleros dijeron: Bueno ¿Qué es esto? ¿Cómo es que estos jinchos pelados se quieren sentar en la misma mesa con nosotros y a pedir una vaca? Eso es peligrosísimo. A esta gente le das la mano y te agarran el codo”.

La lectura de esa anécdota es, que si con esas pequeñas cosas, como la famosa vaca, y otras de mayor importancia, los campesinos de la UCS hubieran sido apoyados, probablemente se hubieran compactado y crecido mucho más, al grado de haber podido hacer un incalculable daño a nuestro movimiento de masas y a la guerrilla. Sin embargo, la mentalidad absurda y recalcitrante de los ricos poderosos no les permitía aprovechar esos espacios de diálogo y concordia con sus propios trabajadores, incluso en beneficio de sus propios intereses. Ellos tenían sus propios métodos: mandar, explotar, robar y reprimir, todo ello con un profundo menosprecio a los pobres. Son esta suma de aspectos los que fueron marcando poco a poco un rumbo inevitable en nuestra historia, porque la gente finalmente termina cansándose de humillaciones y sometimientos.
Determinación de la Oligarquía y la Dictadura De Acabar con el Movimiento Popular

Con la masacre del 30 de julio de 1975, en la que los militares usaron tanquetas y ametralladores 50 contra la marcha de estudiantes universitarios, ya vimos la determinación de la dictadura de querer parar al movimiento popular a sangre y fuego; sin embargo, a partir de ese doloroso episodio, las organizaciones de masas comenzaron a conformarse en frentes políticos. Además de la organización gremial, eran organizaciones masivas de militantes políticos, con una idea clara de luchar por la liberación. Todas las organizaciones teníamos milicias de autodefensa. Por supuesto el régimen sabía y conocía las intenciones liberadoras de nuestro pueblo, por lo que arremetía con mayor contundencia represiva cualquier movilización, tal es el caso de la masacre del 28 de febrero del 77 en Parque Libertad.

Luego, en octubre de 1979, vino el golpe de estado de la Juventud Militar y de nuevo se da otra masacre en el centro de la capital San Salvador. En 1980 asesinaron a casi toda la dirección del Frente Democrático Revolucionario, e incluso a Monseñor Romero. Durante el entierro de Monseñor cometieron otra masacre con ataque de francotiradores.

Pese a los propósitos de exterminio de la derecha, nuestro pueblo se fortalecía con un ánimo de lucha cada vez más combativo, de manera que de 1975 a 1980, en El Salvador tuvimos prácticamente una guerra civil de características impresionantes; éramos un pueblo organizado, con clara conciencia política y concepción de un proyecto político. Teníamos una lucha combinada de movilizaciones de masa y lucha armada.

Después de la masacre a los estudiantes en Julio de 1975, las movilizaciones de masas comenzaron ser acompañadas por los comités de autodefensa, porque las organizaciones populares, tanto a nivel nacional como regional y departamental, tenían paralelamente sus propias milicias y los milicianos eran entrenados por instructores que eran miembros de las organizaciones armadas. Los miembros de dirección de las organizaciones de masas, de los frentes políticos, eran miembros de organismos partidarios político-militares, y así uno podía pertenecer a un organismo de dirección nacional, dirección departamental, regional, municipal, célula de base, célula de apoyo, colaborador o simpatizante.

Nosotros en ese período excepcional volvimos, más que al movimiento gremial, al movimiento político, al frente político, pero la guerra desnaturalizó prácticamente al movimiento social. En 1980, la derecha asumió una estrategia de genocidio y comenzó a asesinar de manera masiva a los líderes del movimiento social.

Recuerdo uno de los hechos macabros. Un día en Santa Ana apareció un volcán de 60 cadáveres en uno de los cruces de las calles, más claramente, en el cruce de la calle que va de Santa Ana al volcán de Santa Ana y la calle que va para Ahuachapán. Luego en San Salvador amanecíamos contando 11, 12 o 13 cadáveres a lo largo de cualquier calle, con la característica de haber sido degollados. La tortura y la barbarie de todo tipo eran cosas espantosas.

El ejército tomó una línea de no tener presos políticos y como no les convenía, porque les traía problemas políticos por las movilizaciones populares, se deshacían de ellos. El Capitán Mena Sandoval – un ex militar del ejército que después se incorporó a la guerrilla- me contó que vinieron a El Salvador unos expertos uruguayos a través de los gringos, a enseñarles las últimas técnicas que consistían en capturar, torturar y matar, de esa manera no habría presos políticos. Comenzaron a haber muchísimos muertos a manos de las estructuras militares del estado, entre ellos los escuadrones de la muerte.

Después del asesinato de Monseñor Romero, el 24 de marzo de 1980, la gente decía: “Si los muchachos no hacen nada ahora ya fracasaron”, y nosotros seguíamos desunidos. Ese mismo año se comenzaron a hacer esfuerzos para lograr la unidad, creándose primero la Dirección Revolucionaria Unitaria (DRU), después la Coordinadora Revolucionaria de Masas (CRM) y luego el FMLN.

Para la Ofensiva del 10 de Enero de 1981, se incorporó a la lucha armada todo lo que se pudo del movimiento popular, y aunque esa medida fortaleció el esfuerzo militar, también tenemos que reconocer que eso debilitó enormemente al movimiento de las organizaciones sociales de masas.
Los Valores, el Sacrificio y la Determinación de Lucha del Pueblo

Durante el proceso de lucha de masas de la década del 70, hubo muchos desaparecidos y caídos, pero hablar de ellos, además de ser fuerte y doloroso, es casi imposible, porque uno empieza a ver desfilar por la mente a miles de personas: mujeres, hombres, ancianos, jovencitos y niños. La represión era terrible, pero la gente estaba decidida a continuar con la lucha; iban a las marchas o manifestaciones y los militares mataban a las personas, las comunidades las lloraban y las enterraban y ahí mismo organizaban en respuesta otra manifestación. Los que estábamos en la guerrilla con las armas en la mano, pensábamos que la lucha era difícil, pero ¿Cómo podía uno explicarse, que las personas que estaban desarmadas pudieran demandar sus reivindicaciones y hacer sus manifestaciones sin casi nada para defenderse? Solo se puede explicar por el cansancio de la dura situación que en ese tiempo se vivía, y al compromiso de sangre con la lucha por lograr un cambio estructural, con justicia y respeto a la dignidad humana. A esta actitud contribuyó mucho la iglesia popular que jugó un papel importante con el trabajo de muchos sacerdotes, catequistas, comunidades eclesiales de base e incluso, el mensaje profético de las homilías dominicales en la radio YSAX de Monseñor Romero. Todos los barrios y clases medias escuchaban sus homilías. Seguramente no lo hacían los habitantes de la Colonia Escalón.

La participación de los cristianos y del movimiento de comunidades eclesiales de base fue vital para el desarrollo de la lucha de masas. La Federación Cristiana de Campesinos Salvadoreños (FECCAS) fue la organización más grande del Bloque Popular Revolucionario.

Era una lucha popular con valores, que no buscaba logros ni intereses personales, por el contrario, uno daba, se entregaba y se sacrificaba. En el caso de la guerrilla, los compañeros pensaban que la guerra iba a durar 20, 30 o 40 años y que no íbamos a ver la victoria final, sin embargo nadie se rendía, y no temo a equivocarme, que no había un tan solo guerrillero que no pensara en la posibilidad de que en cualquier momento podía morir en la guerra.

Murieron muchos compañeros valiosos, entre ellos campesinos, obreros, maestros, estudiantes y en general, ciudadanos del pueblo. Una muerte sentida nacional e internacionalmente fue la de Monseñor Romero, asesinado por los Escuadrones de la Muerte. Monseñor Romero es una figura universal, con un mensaje claro y analítico sobre las causas de la pobreza y la injusticia de nuestro país y del mundo; no era un hombre de izquierda ni perseguía la revolución, sin embargo iluminaba la mente de los salvadoreños con su sabiduría profética y sus críticas a los ricos y al gobierno.

Monseñor Romero era y continúa siendo la cúspide del compromiso con los pobres y la justicia; fue y aún sigue siendo un baluarte de los derechos universales del hombre.

Hoy, después de los Acuerdos de Paz, mucha gente me pregunta “Mire, usted que estuvo en el conflicto armado y después negociaron la paz, ¿Cree que valió la pena la guerra?” La gente que pregunta eso es porque no conoció en qué tipo de país vivíamos en esos tiempos. Hoy es increíble, porque en las calles y en todos lados se siente una gran tención por la situación de inseguridad, a causa de las pandillas llamadas maras. La delincuencia es grave. Yo les respondo a esas personas: “Piensen en la tensión que vivimos ahora en nuestro país y multiplíquela por 10, o por 20, entonces van a entender lo que era vivir bajo una dictadura. Lo de las maras es un abuso; nosotros sufrimos el agravante y la situación indigna de que los cuerpos policiales represivos mataban a la gente por pensar”. – See more at: http://marcialteniarazon.org/blog/proceso-de-desarrollo-fortalecimiento-y-compromiso-revolucionario-del-erp#sthash.BHuLcMoD.dpuf

Apuntes de: “Crónicas para desmemorias de la Comandancia General”

Apuntes de: “Crónicas para desmemorias de la Comandancia General”

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Prefacio
¿Porqué una revolución a color?
Siempre me ha parecido en extremo difícil que la historia recoja con exactitud los hechos, el contexto y el peso de los personajes que la protagonizaron. Pienso que siempre hay pecados de omisión o veracidad, aun cuando se escriba como resultado de una rigurosa investigación histórica. Generalmente, los seres humanos nunca estamos de acuerdo ni siquiera con la lectura e interpretación de lo que está ocurriendo en el presente y, por lo general, damos por hecho o atribuimos a quienes están sometidos a la luz pública cosas que jamás han sido comprobadas, ni se sabrá nunca si fueron o no verdad.
En una ocasión, Hernán Vera, Maravilla, que gozaba de una poderosa narrativa, contaba con lujo de detalle en la cocina del campamento de la Comandancia en Morazán, los combates que él había cubierto con su cámara. Rolando Julián, uno de los jefes que había participado, le dijo: “Yo estaba allí, pero contado por vos suena mucho más emocionante”.
Escribir la historia del Sistema Radio Venceremos1 es, por lo tanto, una odisea. Este libro representa un esfuerzo en esa dirección, digno de reconocer, y es bueno escribirlo antes de que los que la vivimos perdamos la memoria o desaparezcamos del mapa sin dejar registro de lo que recordamos, lo cual, en todo caso, será lo que más se aproxime a la historia real.
Dicho lo anterior, agradezco a Gustavo Amaya su invitación a escribir algo para este libro, que recoge en forma testimonial la vivencia y lo que guardan en su memoria muchos de los que, al igual que se aprendió a combatir combatiendo, aprendieron a hacer comunicaciones comunicando, o de los que sabiendo algo hicieron de todo, empeñando su creatividad, su valentía, su audacia, su sentido del humor, su capacidad de agitar, conmover, motivar, moralizar, analizar o, dicho de otra manera, los que pusieron su empeño en hacer la guerra a través de las comunicaciones, hasta llevarla a buen término.
No todos los que participaron y dieron su aporte en las más diversas tareas de las comunicaciones dan su testimonio en este libro, pero es una recopilación bastante completa que hace honor al trabajo de todos. Da gusto que así sea, pues en la guerra aprendimos que nadie puede lograr nada solo. Por eso la solidaridad encontró su mejor lugar y momento en aquellas circunstancias. Se sabe que el que escribe lo hace desde su propia vivencia o perspectiva, pero muchos libros de los escritos hasta ahora sobre la guerra insurgente de El Salvador pecan en exceso de protagonismo, al punto tal que se vulnera su propia credibilidad.
Cuando uno recuerda la compleja organización del trabajo que existía en la guerra y la capacidad de los combatientes para identificar la importancia de las comunicaciones y el respeto y cariño que les tenían a quienes las hacían, reconociendo el valor del trabajo intelectual, concluye que, sin saberlo, hicimos un extraordinario ejercicio de trabajo en equipo.

¿Quiénes fueron los hombres y mujeres que desde el más impresionante y diverso quehacer colectivo hicieron posible aquel esfuerzo comunicacional? Aunque es imposible mencionarlos a todos, gracias a la recopilación que en una de sus partes presenta este libro, los nombres de casi todos quedan desde ahora registrados para la historia.
Micrófonos, guitarras, cámaras, lapiceros, papel, impresores, cintas, transmisores, enlaces y todo cuanto fuera necesario para que los comunicadores hicieran su trabajo, tuvieron en el ERP un tratamiento logístico sólo comparable al de las armas. También este libro recoge algunos testimonios de quienes desde las estructuras logísticas se arriesgaron e hicieron toda clase de artificios para que cada cosa estuviera en su lugar “justo a tiempo”.
Escribir o hablar del Sistema Radio Venceremos es referirse a un fenómeno comunicacional del que hay contadas experiencias en la historia de los movimientos guerrilleros. Es muy difícil que algo similar hubiera ocurrido fuera de aquel contexto histórico que vivía el país y fuera del seno del Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP), una de las cinco y más grandes organizaciones del FMLN que, junto con el FSLN de Nicaragua y el M19 de Colombia, constituye en América Latina una de las tres guerrillas modernas, innovadoras y con identidad propia, que rompieron patrones en el orden comunicacional y de estrategia política y militar. El resto de insurgencias eran conservadoras o fueron derrotadas sin lograr transformaciones para sus países.
El ERP nació como una organización insurgente, rupturista respecto a la izquierda comunista y a las insurgencias conservadoras, que se concebía dando rumbo al desenlace de la “situación revolucionaria” que vivía el país. Esta definición, que ahora puede parecer simple, encerraba el nacimiento de una izquierda no aferrada a la ideología sino a la realidad, que en su momento usó el marxismo leninismo como herramienta para entender la situación que vivía el país, en este caso, la existencia de una crisis de poder. Esto último quedó reflejado en las primeras producciones teóricas escritas por Rafael Arce Zablah, El grano de oro y Fascismo y revolución, en 1975. Hubo otras elaboraciones igualmente importantes, entre ellas: ¿Es tu arma el voto?, escrita antes del fraude electoral de 1972, y un documento que dio base a las zonas de control que se convirtieron en retaguardias guerrilleras 2.
Así, los factores que explican el desarrollo del fenómeno comunicacional que tuvo lugar en el ERP se pueden resumir en las características del grupo original que lo fundó, en el contexto histórico que vivía el país, en la superación de las condiciones adversas del territorio para el surgimiento de una guerrilla y en las características y el papel de su liderazgo.

Los fundadores
Los integrantes del grupo original del ERP fueron expresión de las condiciones históricas que vivía el país. Ninguno de ellos procedía del Partido Comunista. No se declararon rebeldes por definición ideológica, más bien sus influencias respondían a las nuevas corrientes de izquierda que se manifestaban en otras partes del mundo. En su mayoría eran jóvenes de clase media, procedentes de organizaciones juveniles democratacristianas de la época, activos en las organizaciones estudiantiles universitarias, destacados por su alta calidad académica, con nexos con en el movimiento de Mayo del 683. En suma, un grupo que nació rompiendo con la izquierda ortodoxa plegada a Cuba y la Unión Soviética, lo que sin duda influyó en que después, como una manera de expresar su no alineamiento con esas corrientes, transitaran por momentos de proclamación y discurso prochinos.
Las ideas de este grupo sentaron las bases del pensamiento estratégico del ERP. La búsqueda de definiciones de corto plazo, la política de alianzas y la plataforma democrática de gobierno fueron ideas originadas en el grupo, al igual que las relaciones con sectores de la iglesia y con militares progresistas, con quienes se pretendía una definición de corto plazo por la vía del golpe de estado con apoyo insurreccional. El Frente de Acción Popular Unificada (FAPU), que en aquel entonces representaba la más fuerte organización de “masas”, fue también resultado de la visión de este grupo, que concebía tal esfuerzo dentro de un planteamiento insurreccional. Con estas raíces en su pensamiento, es fácil comprender por qué el ERP no adoptó la estrategia de Guerra Popular Prolongada ni la búsqueda de la dictadura del proletariado. Los ejemplos de las FARC de Colombia y de la guerrilla de Guatemala, ambos de corriente conservadora, nos indican cuán importante fue el aporte que este grupo dejó al país, cuyo resultado, de haber seguido patrones conservadores, habría sido de derrota en pocos años.
A estos jóvenes que dieron origen al ERP poco se les menciona en la historia de la guerra civil y menos aún se les reconoce su papel en la construcción de un pensamiento sin el cual no habría sido posible ninguna definición de ruptura del militarismo y avance democrático para el país. Entre ellos: Alejandro Rivas Mira, el líder del grupo, cuestionado posteriormente por las circunstancias que rodearon su salida del ERP; Ricardo Sol; Lil Milagro Ramírez; Eduardo Sancho; Carlos Menjívar; Jorge Cáceres Prendes, y Fabio Castillo, prominente figura intelectual de la época, quien fungió como rector de la Universidad de El Salvador y fue candidato a la Presidencia de la República.

El contexto histórico

[Máxima dirigencia del ERP, entre los que se encuentra Joaquín Villalobos, al centro.]

Máxima dirigencia del ERP, entre los que se encuentra Joaquín Villalobos, al centro.

A comienzos de los 70 era un hecho la división de poder dentro del régimen dictatorial y dentro de la sociedad. Militares constitucionalistas conspirando al interior de la Fuerza Armada y alzándose contra el fraude electoral del 72; industriales y terratenientes divididos por el modelo económico a seguir; un sector de los militares, con el presidente Molina a la cabeza, promoviendo a la Unión Comunal Salvadoreña en apoyo al proyecto de reforma agraria; y otro, a la Organización Democrática Nacionalista (ORDEN), de corte fascista; la iglesia fraccionada entre conservadores y afectos a la teología de la liberación; creciente organización campesina motivada por las corrientes renovadoras de la iglesia; movilización de sectores medios procedentes del magisterio, de las universidades y de los institutos de educación media; y multitudinario arrastre popular del principal partido político de oposición, la Democracia Cristiana, y la coalición electoral de la cual formaba parte: la Unión Nacional Opositora (UNO).
El vacío de poder era claro y el agotamiento de la vía electoral como recurso para sustituir al régimen militar, también. No obstante, el Partido Comunista adversaba la lucha armada y la calificaba como una pretensión aventurera de grupos pequeño burgueses manipulados por la CIA. Las Fuerzas Populares de Liberación (FPL) ―que bajo el liderazgo de Salvador Cayetano Carpio se habían separado del Partido Comunista, no por razones ideológicas sino por razones de estrategia―, habían optado por la lucha armada, pero bajo el esquema de Guerra Popular Prolongada, es decir, bajo la lógica de preparase y acumular fuerzas para cambiar el sistema, indistintamente de lo que estuviera ocurriendo en la realidad del momento. Carpio mantenía su admiración y afinidad ideológica con la Unión Soviética, de hecho, la bandera de las FPL era una copia de la de aquel país, con la hoz y el martillo estampada sobre el lienzo rojo.
El ERP―que se nutría con nuevas incorporaciones, entre ellas, la del grupo de Rafael Arce Zablah y Joaquín Villalobos―, estaba en la lucha armada con la crisis de poder en la mira y con ideas de definición en el corto plazo, con enfoque de aprender la lucha guerrillera haciéndola y, no obstante su retórica radical, de trabajar en el plano de las más amplias alianzas, incluyendo a militares progresistas, y de construir un amplio movimiento popular capaz de conjugar fuerzas dentro de una estrategia insurreccional. Así, el ERP nace y se desarrolla pegado a la realidad, rompiendo esquemas y contraponiéndose a la izquierda tradicional y conservadora.

La lucha guerrillera contra todo pronóstico
El Salvador no era un lugar concebible para el nacimiento y desarrollo de una guerrilla. Con 21,000 kilómetros cuadrados de territorio; con la mayor densidad poblacional de América Latina; sin profundas montañas escabrosas; con una estructura administrativa de 14 departamentos y 262 municipios, todos accesibles; y con alrededor de 150,000 hombres entre cuerpos de seguridad, ORDEN4, patrullas del servicio territorial5 y ejército dislocados en todo el territorio, era muy difícil pensar que un movimiento insurgente tendría futuro. Y, en efecto, no cualquier estrategia podía ser exitosa. Los territorios de la guerrilla primero fueron conquistados políticamente a través de la organización campesina y luego fueron conquistados militarmente.
La ofensiva de enero de 1981 ocurrió tarde, cuando las condiciones insurreccionales habían pasado, luego del asesinato de Monseñor Romero y fuertes golpes a las organizaciones populares. No obstante, el ERP mantuvo un intenso debate con el Partido Comunista y las FPL para persuadirlos de la realización de la ofensiva. La RN6 estaba de acuerdo con dicha ofensiva, pero los resabios dejados por la división con el ERP impidieron que ambos conjuntaran fuerzas y recursos. Finalmente, el acompañamiento insurreccional de la población no se dio, pero el esfuerzo desembocó en la construcción de los frentes guerrilleros y en la conquista militar de los territorios. No hubo victoria insurreccional, pero nadie puede negar que aquella ofensiva sentó las bases de la guerra civil que se prolongó por más de una década.

El papel del liderazgo
Existe una discusión acerca de si es el contexto histórico o el liderazgo lo que determina el curso de los acontecimientos y se puede decir que son ambos, pues un dirigente, fuera de la oportunidad que ofrecen las circunstancias, no es nada, mientras, estas últimas sin un liderazgo, no conducen por sí mismas a resultados. Quienes tienen madera para ser líderes, son empujados por las circunstancias y ese es el caso de Joaquín Villalobos quien, después de Rivas Mira, asumió el liderazgo del ERP en 1977.
Joaquín no era un hombre previsible. Era rupturista de esquemas, heredero del pensamiento del grupo original del ERP y con mucha visión de futuro. Fue jefe de un contingente con el que guardaba grandes afinidades y resulta lógico pensar que eso obedecía a que, en el camino de la construcción de una organización, desde el liderazgo se va transmitiendo un estilo y se va creando una cultura capaz de atraer a determinado tipo de gente que se acopla, por lo general, perfectamente con ella.
No creo posible el desarrollo del fenómeno comunicacional que tuvo lugar dentro del ERP sin el liderazgo de Joaquín. En su pensamiento, el efecto comunicacional en los diferentes planos de la estrategia tenía una importancia de primer orden. Para él era inconcebible una operación armada sin su correspondiente efecto mediático. Mantuvo la idea de llevar a cabo operaciones simultáneas para comunicar fuerza desde la época de la guerrilla urbana hasta las ofensivas que, finalmente, dieron lugar al cambio en la correlación de fuerzas que hicieron posible la firma de los Acuerdos de Paz. Un hecho que sintetiza a cabalidad su visión fue la operación contra el helicóptero en el que el coronel Domingo Monterrosa, 7 junto a otros altos mandos militares, intentaban sacar de Morazán su supuesto trofeo de guerra: el transmisor de la Radio Venceremos. En esta operación, en la que murieron todos los tripulantes, se mezclaron tanto la habilidad táctica y de inteligencia en su diseño, como la tremenda obsesión del coronel por acabar con la Radio Venceremos, e incluso, el uso de esta última dentro de la estratagema, lo cual implicó silenciarla para hacerle creer que en efecto había capturado el transmisor.
El enfoque estratégico que Joaquín le imprimió a las comunicaciones fue lo que permitió articular los recursos humanos, logísticos y creativos necesarios. Pero no se limitó al plano estratégico: incursionaba en lo concreto y lo hacía trabajando en equipo. Las ideas tenían su recorrido antes de concretarse. Podía comenzar la discusión con sus compañeros de dirección o simplemente ir a parar con el equipo de producción de la Radio Venceremos para discutir un editorial, una transmisión que debía acoplarse justo al inicio de una operación militar o la producción de una “novelita”, espacio de sátira tan preciado por todos durante la guerra. Los comunicadores fueron siempre parte de su equipo de trabajo, por eso, durante la guerra, la Comandancia y Radio Venceremos compartieron siempre campamento y, por eso mismo, cuando se abrió el esfuerzo negociador, Joaquín salió de Morazán para Nicaragua con todo y el equipo de producción de la Radio Venceremos.
En la visión de Joaquín era pecado aburrir a la gente. Las comunicaciones debían atraerla y cautivarla, debían motivar la moral de combate de los guerrilleros, legitimar la lucha frente a propios y terceros, y, por supuesto, desestabilizar al “enemigo”. Quizás esto explique por qué en la férrea etapa de la lucha clandestina en las ciudades, en vez de usar capuchas se optó por mostrar fotografías con rostros que conectaran con la gente; por qué en el programa de Radio Venceremos que acompañó la ofensiva del 89 sonó “El submarino amarillo” de Los Beatles, o por qué la sátira radial estuvo acompañando siempre las debilidades y los peores momentos del “enemigo”.
El ERP fue la organización militarmente más combativa, la políticamente más flexible, la comunicacionalmente más creativa y la que le apostó a la paz sin ánimo de revancha. Es posible concluir entonces que el Sistema Radio Venceremos hizo una revolución en color que sólo pudo tener vida en aquel contexto de la historia y dentro de aquella organización rupturista, joven, innovadora y bien liderada para la que el drama de la guerra se conjugó con la alegría, el entusiasmo y el ánimo de conquistar un país mejor. El llanto, el odio, la venganza, el resentimiento y la victimización que dominaban la cultura de la izquierda latinoamericana, y en parte de la salvadoreña, no marcaron el pensamiento ni la actuación del ERP. Aquellos personajes que dirigieron o apoyaron la dirección del esfuerzo eran hijos bien nacidos dentro del ERP. Quien quiera encontrar un “cuadrado”8 entre ellos, fracasa aún hoy en día; y aquellos que materializaron cada fotografía, cada milímetro de videocintas, cada película editada, cada revista, cada afiche, cada texto, cada programa radial, cada teatrillo, cada canción se cuentan entre los seres afortunados de este país que pudieron vivir, crear y dar el mejor de sus esfuerzos dentro de una amplia posada que se dio en llamar ERP. No miento si digo que muchos de ellos, por “locos”, por irreverentes o por ingeniosos, habrían sido expulsados―para hablar del castigo menor―, dentro de otra organización de estrechos y rígidos marcos ideológicos. En el ERP todos ellos no sólo no corrieron riesgos sino que, por el contrario, nadaron como pez en el agua, fueron queridos, reconocidos y respetados, y se constituyeron en personajes históricos.
Es un honor para todos dejar un legado histórico que ayude al país a mirar hacia atrás para construir un mejor futuro; generaciones venideras sabrán y aprenderán de la épica lucha que transformó a El Salvador recreándose en las miles de fotografías, en los centenares de programas radiales grabados, en las películas producidas ―algunas de ellas merecidamente galardonadas―, en las revistas, en la canción, en los artículos y polémicos ensayos, en fin, en una historia que se pensó en su momento, y muy bien, debía ser comunicada en vivo, en blanco y negro, y en colores.

Mercedes del Carmen Letona, Luisa

1. El surgimiento de una guerrilla
1.1. Orígenes del PRS-ERP
El 2 de marzo de 1972 es una fecha que tiene una doble implicación: En primer lugar, se trató de una acción militar —la “recuperación” de armamento de manos de elementos de la Guardia Nacional frente al Hospital Bloom de San Salvador por un comando del PRS-ERP—, que fue, a su vez, la primera acción pública de un grupo guerrillero en El Salvador. A partir de ese entonces, se dejaba asentado que había guerrilla en El Salvador. Semanas después, el otro grupo guerrillero existente en ese momento, las FPL, harían también su aparición en la escena pública.
En segundo lugar, la acción del Hospital Bloom fue diseñada cuidadosamente para que tuviera un impacto mediático. Los miembros del comando no se limitaron a hacer la acción militar en sentido estricto, sino que dejaron regadas copias del Comunicado número 1 del PRS-ERP, un texto sumamente breve, con consignas como “¡La paz para los ricos ha terminado! ¡La guerra de los pobres ha comenzado!”. Era el aldabonazo que anunciaba el inicio de un nuevo momento histórico en el país, cuya culminación sería la guerra que terminaría dos décadas más tarde. La modalidad de la acción citada es una síntesis de la concepción del ERP sobre la lucha político-militar: toda acción militar debe tener impacto político y ello sólo se garantiza en la medida en que esté asegurado el impacto mediático.
El 2 de marzo de 1972 no es, rigurosamente, la fecha de fundación del PRS-ERP. Los orígenes de la organización se remontan hasta la década de 1960. Podemos identificar varias vertientes político-militares que convergieron en el objetivo común de llevar a cabo la lucha armada, desmarcándose tanto de la estrategia electoral del Partido Comunista, como de la concepción de “guerra popular prolongada”, que tomó cuerpo en las Fuerzas Populares de Liberación (FPL). Estas vertientes son El Grupo, integrado por elementos radicalizados de la democracia cristiana (y que fueron los responsables de la acción del 2 de marzo de 1972); un grupo de estudiantes de Áreas Comunes de la Universidad de El Salvador (UES) que formó los Comandos Organizadores del Pueblo (COP); un colectivo de militantes que procedía de la Juventud Comunista, y un grupo identificado como Organización Revolucionaria de los Trabajadores (ORT).
El Grupo. La operación del 2 de marzo se da después del fraude electoral del partido oficial contra la Unión Nacional Opositora (UNO), alianza electoral integrada por el Partido Demócrata Cristiano (PDC) que contaba con el más amplio respaldo popular, el socialdemócrata Movimiento Nacional Revolucionario (MNR), y la Unión Democrática Nacionalista (UDN), frente abierto del Partido Comunista de El Salvador (PCS). La requisa de armas a los guardias del Bloom era una de dos operaciones que tendrían lugar en la misma fecha y hora contra distintos objetivos, pero una se frustró. No obstante, en el plan se manifestó por primera vez lo que en adelante se constituiría en parte esencial de la doctrina militar del ERP – la simultaneidad de las operaciones – orientada a producir un impacto político y mediático superior.
La operación desató la más brutal campaña de persecución que se haya conocido en la historia de la guerra. La fotografía de Carlos Menjívar, quien tuvo a su cargo la operación, apareció en afiches pegados a los postes de alumbrado eléctrico y se mantuvo en los periódicos por varios días. Eduardo Sancho, en Veredas de la audacia, afirma que “el grupo que participó en la acción del hospital llevaba como jefe a Carlos Menjívar (caído ese año a causa de una explosión accidental, muriendo en el Hospital Militar), el maestro Gilberto Orellana y el poeta Alfonso Hernández ‘Gonzalo’ (ambos caídos también) y una ex compañera de seudónimo ‘Julia”. 9
La operación del Bloom fue responsabilidad de El Grupo, tal como se les conocía a quienes lideraban la organización que en aquel momento nacía a la vida pública con el nombre de Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP). Sus integrantes, encabezados por Alejandro Rivas Mira, fueron Jorge Cáceres Prendes, Ricardo Sol, Lil Milagro Ramírez, Eduardo Sancho y otros cuadros que procedían de la Democracia Cristiana. En palabras de Mercedes del Carmen Letona “eran jóvenes de la más alta calidad intelectual, destacados por su nivel de desempeño académico, con referentes alejados de la corriente comunista tradicional y más bien influenciados por movimientos como el de Mayo 68 y los chinos”. También estuvo vinculado a El Grupo el médico Fabio Castillo10 , un intelectual de izquierda que había sido candidato a la presidencia de la república por el Partido Acción Renovadora (PAR) —frente electoral en el que actuaba el PCS— en las elecciones de 1966 y rector de la Universidad de El Salvador entre 1963-1967. Durante la guerra honduro-salvadoreña, Castillo fue una de las pocas voces que, dentro de la izquierda legal, manifestó abiertamente su rechazo a apoyar al gobierno salvadoreño en su aventura militar contra el país vecino. “Algunos de ellos habían viajado a Chile y Uruguay y se habían nutrido del pensamiento revolucionario del sur”, explica Jorge González, Rodrigo, uno de los fundadores del ERP.
La requisa de los fusiles a los guardias nacionales del Bloom, que fue la primera operación armada realizada por un grupo guerrillero en El Salvador, fue reivindicada mediante un comunicado que proclamaba “El poder nace del fusil”, y su consigna final era “La paz de los ricos ha terminado, la guerra del pueblo ha comenzado”. El mensaje político después del fraude electoral era fuerte y claro; y la primera frase y otras más invocaban el pensamiento de Mao Tse –Tung, en contraposición a la línea política de la Unión Soviética.
Poco se habla de los integrantes de El Grupo, pero en realidad representan la raíz de un pensamiento que propició el ambiente para captar entre sus filas a jóvenes capaces de construir una fuerte organización alejada de la ortodoxia. El Grupo heredó las ideas de búsqueda de la definición de la toma del poder en el corto plazo y heredaron una estrategia de alianzas con los más diversos sectores, entre ellos militares constitucionalistas a quienes se les veía como factores clave, articulados dentro de una estrategia insurreccional. Esas ideas cuajaron en la creación del Frente de Acción Popular Unificada (FAPU), que en aquel entonces representaba la más amplia organización popular nacida como frente abierto del ERP y que luego de la escisión del 75 quedó conducido por la RN. De igual manera, estas concepciones de El Grupo dieron origen a los planteamientos de conformar el Gobierno de Amplia Participación. Con esa línea de pensamiento, muy pegada a las ideas de actuar en la coyuntura en la búsqueda de definiciones, la vocación comunicacional era inherente a la acción y sus formas muy diversas. Alejandro Rivas Mira había estado becado en la República Federal Alemana. Fue primer ingreso a la UES cuando entró a estudiar, al igual que Rafael Arce Zablah. Primer ingreso quiere decir que fueron estudiantes destacados en bachillerato —se dice que Rivas Mira fue Primer Bachiller de la República— y que entraban automáticamente a la universidad, la cual tenía requisitos de ingreso muy estrictos.
Alejandro era de la dirección del movimiento estudiantil de Mayo del 68, con Daniel Cohn-Bendit —dice Rodrigo—. El valor de su grupo es [que trasladó a El Salvador] el tipo de debate de la izquierda europea de aquel momento. […] Se va desarrollando un concepto, una forma de analizar las cosas. Incluso, en las escuelas políticas nuestras, la formación era a partir del debate político, no a partir de un panfleto que hubiera que memorizarse.
Esto, según Rodrigo, habría originado un estilo de análisis y de trabajo que procuraba “buscar acuerdos políticos”, a través de la discusión, dejando de lado “la discusión ideológica”, que, a su juicio, origina callejones sin salida por cuanto cada cual sostiene sus principios ideológicos y los defiende como sea. Algo de esto haría falta en varios momentos de la historia política que vendrían posteriormente.
Los Comandos Organizadores del Pueblo (COP). A fines de la década, se había formado en la Universidad de El Salvador el llamado Comité de Representantes de Áreas Comunes (CRAC), en el que estaban Rafael Arce Zablah y Joaquín Villalobos. Se debatía en el ambiente el tema de la reforma universitaria “que sería financiada por la USAID”, lo que provocaba recelos en algunos sectores. En la UES había representantes de toda la izquierda, armada o legal. Estaban estudiantes como Felipe y Virginia Peña. El CRAC comienza a debatir la posibilidad de actuar políticamente fuera de la universidad. Rodrigo narra: “Empezamos a vincularnos muy fuerte a organizaciones campesinas en aquella época. Empezamos a organizar jornadas de capacitación con ellos sobre la realidad nacional, y convocábamos a dirigentes campesinos. Nos ayudaron en esto muchos sacerdotes progresistas”, lo que permitió la vinculación de los estudiantes con las organizaciones campesinas, relacionadas, en sus orígenes, con el trabajo pastoral. El interés de los sacerdotes era que los estudiantes les dieran formación a los dirigentes campesinos. Rodrigo explica que partieron del método pedagógico de Paulo Freire, de educación participativa, “el cual va a la raíz de los problemas siempre”.11 El método estaba muy en boga en ese entonces. “Los campesinos salían enojadísimos. ‘Esto es lo que nos están haciendo’, decían. Salían impactados de las capacitaciones […] De esta manera, hicimos mucho trabajo político con campesinos en Opico. Ahí estaba el padre [Alfonso] Navarro como párroco —después lo asesinaron—; en Suchitoto, con los curas Alas”.12
Rodrigo afirma que desde ese momento mantuvo un vínculo con las comunidades campesinas con las que trabajaba —Opico, Suchitoto y San Miguel—. En esas capacitaciones participaban los hermanos Peña, Villalobos y Arce Zablah, así como el propio Rodrigo. En este momento, asegura, aún no estaban vinculados con las que serían sus futuras organizaciones —las FPL y el ERP—. Este es el momento del origen de las organizaciones político-militares salvadoreñas.
Esta generación de jóvenes universitarios también participó en el debate más importante de la izquierda latinoamericana en el siglo XX: el debate sobre la vía de la revolución. Una influencia importante para el rumbo que tomarían muchos de estos jóvenes provino de un grupo de profesores argentinos, exilados políticos, que vinieron a El Salvador a dar clases en la universidad. Se trataba de Daniel Slutzky, su esposa, Esther Alonso, y Jacobo Waiserfield. 13
Slutzky vino a El Salvador en 1967, invitado por el entonces rector, Fabio Castillo. Según el sociólogo argentino: “Yo, en la época de ‘los bastones largos’ en el 67 con la dictadura de Onganía ya había salido al extranjero, había estado en Centroamérica, había sido director de un Departamento de Ciencias Sociales, o sea había trabajado ya en El Salvador como director del Departamento de Ciencias Sociales del año 1967 al año 1971”. 14
La historia personal de Slutzky —autor de La guerra inútil, estudio socio-económico de la guerra honduro-salvadoreña de 1969— está marcada por las épocas de horror de las dictaduras de su país. El sociólogo fue secuestrado por las fuerzas militares argentinas con su esposa Esther Alonso del 19 de octubre al 5 de noviembre de 1976. También padeció la desaparición forzada de su hermano Leonardo, a principios de la dictadura de la Junta Militar encabezada por el general Videla, el 22 de junio de 1977. 15 Un contingente de “fuerzas especiales” irrumpió en su vivienda en La Plata y lo secuestró. Fue torturado en el centro de detención La Cacha, por un agente policial identificado como El Oso. Leonardo era médico y años atrás militó en la guerrilla peronista. Para el momento en que lo secuestraron, ya no tenía nexos con Montoneros, pero en el clima de persecución generalizada que se instauró en la Argentina a partir del 24 de marzo de 1976 —fecha en que inicia el llamado proceso, esto es, la dictadura militar que se prolongó hasta 1983—, se persigue a toda aquella persona sospechosa de tener el menor vínculo o la menos simpatía con los grupos armados de izquierda —que para esa fecha habían entrado a una fase de recesión.
Fue médico de un movimiento —dice Slutzky sobre su hermano desaparecido—que no llegó a ser un movimiento armado pero pretendía ser un movimiento armado en los años 67, conocido acá en la Argentina como el grupo de Taco Ralo que en la zona de Tucumán se estaba preparando, pero no llegó a tirar ni un tiro, él era el médico de ese grupo, no era un militante armado, por eso este grupo cayó y estuvo preso él del 67 al 71. No salió con la amnistía, salió incluso antes de la amnistía que dio el gobierno de Cámpora. Lo que sí quiero recalcar es que al momento de la desaparición él no tenía ninguna militancia, había pasado unos cuantos años en la cárcel, estaba dedicado a su trabajo de médico y con mucho apego a sus hijos que él no había podido ver, bueno lo íbamos a ver ya que estaba preso en la Unidad N°9 varios años. Pero estaba dedicado a su tarea de médico y a su vida familiar. 16
De vuelta a El Salvador a principios de los 70, las enseñanzas de estos maestros argentinos influyeron de manera muy importante a los dirigentes universitarios. “Nosotros nos nutrimos de muchas influencias”, rememora Rodrigo, quien narra cómo por la Universidad de El Salvador, pasaron activistas, dirigentes o cuadros intelectuales de movimientos mexicanos, colombianos, brasileños —como Theotonio dos Santos, el autor de la Teoría de la dependencia. La discusión con estos elementos les permitió tener una perspectiva más amplia de la problemática que estaban enfrentando. También recuerda, por ejemplo, haber sostenido una discusión prolongada con un militante mexicano, Ignacio Salas Obregón, cuyos orígenes políticos se remontan a Los Procesos, grupo cristiano radicalizado que participó en la lucha armada en su país. Salas Obregón perteneció al grupo armado llamado Liga Comunista 23 de Septiembre, a principios de la década. De vuelta a México, fue capturado por la policía el 25 de abril de 1974 y asesinado en el cautiverio.
El grupo procedente del CRAC, según el testimonio de Rodrigo, se vinculó con una organización venezolana, las Fuerzas Armadas de Liberación Nacional (FALN), pertenecientes al Partido de la Revolución Venezolana (PRV), dirigido por Douglas Bravo. A juicio de Mercedes del Carmen Letona (Luisa), el nexo con el PRV lo hizo Alejandro Rivas Mira cuando se encontraba en Europa, donde conoció precisamente a Alí Rodríguez. En todo caso, este vínculo con Venezuela sería fundamental para la historia que se relatará en estas páginas. En la concepción insurreccionalista del ERP influyeron mucho las ideas de Rivas Mira y del planteamiento del PRV, que incluía una línea de “conspiración con el ejército […] para pegar un golpe y pasar a un proceso insurreccional a corto plazo”.
Otro nexo importante fue con las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR) de Guatemala, con la cual el ERP llevaría a cabo acciones conjuntas en ese país y en El Salvador. Esta agrupación, originalmente proveniente del CRAC, se denominaría Comandos Organizadores del Pueblo (COP).
El núcleo de los COP discutía, pues, con gente de primera línea. “Nosotros no nos formamos con Carlos Marx y Engels, ni con panfletos” —sostiene Rodrigo — “sino a partir de un debate muy fuerte con los movimientos de izquierda más avanzados del continente, de finales del 60 y principios del 70. Para el 70 ya estábamos bien claros de que no había otra alternativa. Nos dijimos: Hay que ver cómo salimos de este compromiso. Las discusiones se generan con la gente más cercana, en este caso, Villalobos, Arce y yo. Había otro compañero, Carlos Solórzano, en esos orígenes. Y luego integramos a otros muchachos en ese núcleo original, ya tomando la opción de la lucha armada”. 17
El núcleo inicial estable de los COP eran Arce Zablah, Rodrigo, Solórzano y Villalobos. A finales de 1970, Solórzano entabló vínculos con un grupo que tenía planteamientos similares, el de Alejandro Rivas Mira. Paralelamente, Felipe Peña y Cayetano Carpio ya estaban estructurando lo que devendría en las FPL.
Solórzano propuso la idea de dialogar con El Grupo. Las conversaciones tuvieron como resultado la integración de ambos agrupamientos.
Además de El Grupo y los COP, había otras dos agrupaciones que integraron el ERP, las cuales, al igual que las demás, conservaban su dirección y sus estructuras propias. Una de estas provenía de las filas del Partido Comunista y estaba dirigida por Vladimir Rogel, El Seco Humberto. En su grupo están Jorge Meléndez, Jonás; Sonia Aguiñada, Galia, y Alejandro Montenegro, Fox. Era un grupo de jóvenes muy radicalizados.
Aquí, el doctor Fabio Castillo jugó, al igual que en otras coyunturas históricas importantes, un papel clave. El grupo encabezado por éste, llamado Organización Revolucionaria de los Trabajadores (ORT), que estaba integrado también por María Marta Valladares, conocida como Nidia Díaz, y Francisco Jovel, conocido como Roberto Roca, se desligó del ERP en poco tiempo para formar más adelante el Partido Revolucionario de los Trabajadores Centroamericanos (PRTC).
Hubo una separación momentánea entre El Grupo y los COP. Los COP redactaron un documento —“en el auditorio de Biología”, de la Universidad de El Salvador, especifica Rodrigo—, en el cual manifestaban su desacuerdo con ciertas operaciones militares efectuadas por el grupo de Rivas Mira, con lo cual decidían separarse, pero manteniendo la comunicación entre ambas agrupaciones. Una de las operaciones con las que discrepaban los COP con El Grupo fue el secuestro y ajusticiamiento de Ernesto Regalado Dueñas, el 20 de febrero de 1971. Sobre el particular, recuerda un amigo cercano de Regalado, el escritor David Escobar Galindo:
Ernesto Regalado Dueñas, secuestrado el 11 de febrero, apareció, asesinado, en las primeras horas del viernes 20 de febrero, cerca de la finca El Tazumal, en la calle a San Antonio Abad. Al día siguiente, el General Fidel Torres dio los nombres de los presuntos asesinos: los estudiantes Guillermo Aldana y Carlos A. Menjívar y alguien ´que huyó esposado´. Por su parte, Radio Habana, en un comunicado del 23 de febrero, dijo que los autores son ´jóvenes pertenecientes al Movimiento Social Cristiano, rama izquierdista del Partido Demócrata Cristiano, y miembros del Partido Comunista Salvadoreño, en una acción conjunta´. Se trataba de lo que después fue conocido como El Grupo, antecedente del Ejército Revolucionario del Pueblo. 18
Esta acción tuvo resultados negativos en contra de El Grupo, al cual “le capturaron casi a la mayoría de la gente”, dice el testimoniante y agrega que “otros se fueron y básicamente se quedó Rivas Mira con otro par de gentes”.
Por su parte, el COP siguió debatiendo sobre el tema de la vía de la revolución, en virtud de lo cual “se escribió un documento contundente contra la vía electoral, ¿Es tu arma el voto?”,19 en contra de las posturas mantenidas por el Partido Comunista de El Salvador (PCS). “Este documento es buenísimo, demoledor contra los procesos electorales”, añade.
Ambas agrupaciones se reunificaron a principios de 1973. En el ínterin, Rodrigo afirma haber mantenido el trabajo político en la zona oriental: “Llegué a tener un vínculo estrecho con dirigentes campesinos de oriente y nunca lo abandoné. Cuando volvemos a unificarnos con El Grupo, nos dividimos el trabajo”. En la estructura de los COP, señala, Villalobos quedó a cargo del trabajo en la capital, mientras que Arce Zablah se fue hacia Guatemala y él se fue hacia la zona oriental. Este relato se contrasta con aquellas versiones que indican que quien empezó el trabajo organizativo en dicha área geográfica fue Rafael Arce Zablah. Acerca de esos primeros esfuerzos organizativos del PRS-ERP, apunta Rodrigo:
Me eché mi mochila al hombro. Mi mochila era como uno de esos tambachitos que ocupaba Tom Sawyer, que agarraba un pañuelo, echa un calzoncillo, unos calcetines, un pantalón y le hace nudo. Así me fui. Yo había mantenido el trabajo en oriente, pero me instalé ahí el 31 de diciembre de 1972. Instalé una estructura pequeña y me empecé a vincular con la gente nuestra, que eran dirigentes campesinos importantes y comencé a armar una estructura en oriente. Lo importante es que mi vínculo fue con dirigentes campesinos muy respetados. Uno de ellos, Reynaldo Zelaya, murió el 75 en Usulután; al Chelito Gonzalo —comandante Gonzalo— yo lo recluté; al Negro Julio; Balta trabajó conmigo en oriente. Carmelo también era dirigente campesino. 20
En 1974 ya había una estructura militar operando en el este del país. El trabajo organizativo se extendió a San Miguel y La Unión. Un dirigente al que Rodrigo conoció en Santa Rosa de Lima lo vinculó a un poblado fronterizo entre el departamento de La Unión y Morazán. El contacto era Carmelo, muerto en la ofensiva de 1989. Del cantón Copetillo, en el norte de La Unión, el trabajo del ERP se extendió a Morazán, donde se contactaron con el sacerdote Miguel Ventura, “quien nos dio un apoyo extraordinario”.
Según el relato de Jorge González, Rafael Arce Zablah llegó más adelante, a oriente, donde encontró una estructura en marcha. “Ya habíamos penetrado en Morazán y teníamos actividad en San Miguel y Usulután”, 21 hacia fines de 1974. Explica que él fue asignado para irse a formar política y militarmente a Cuba. En su ausencia, Arce Zablah tomó la conducción del trabajo organizativo en Morazán. Durante su estancia en Cuba, se dio la muerte de Roque Dalton al interior de la organización.
A partir de ese momento, el ERP estaba conformado únicamente por las agrupaciones encabezadas, respectivamente, por Villalobos, Rogel y Rivas Mira. Una agrupación cercana a Dalton, donde estaban Lil Milagro Ramírez y Eduardo Sancho, se había escindido tras la ejecución del primero y conformó la Resistencia Nacional. La ORT se había separado anteriormente. Un año más tarde, en 1976, se convertiría en el Partido Revolucionario de los Trabajadores Centroamericanos (PRTC). Esto último, sumado a las críticas del ERP a las concepciones soviéticas, produjo el acercamiento de la organización al Partido Comunista Chino. “Ya los venezolanos tenían relaciones con ellos; entonces se nos facilita el vínculo con los chinos”, afirma Rodrigo.
En 1975, cae Rafael Arce Zablah en la primera toma que hizo el ERP de un poblado, en El Carmen, La Unión. Arce, cuyo legado teórico, según el entrevistado, está concentrado en dos de sus escritos, El grano de oro, el cual es un análisis de la estructura económica salvadoreña, y Fascismo y revolución en El Salvador, donde plantea que el modelo económico implantado por las élites en 1970 —el modelo de diversificación de importaciones y de potenciación del turismo—, demandaba la creación de un estado fascista.
En el contexto de la búsqueda de contactos con China, el ERP tenía planeado el viaje a Pekín de una delegación integrada por Arce Zablah y Rogel para fines de 1975, pero fue aplazado por la muerte del primero. Quienes viajaron fueron Vladimir Rogel y Mario Chamagua (Chemo) y el acercamiento se concreta. Sobre la historia de las relaciones con Pekín, profundiza Jorge González, Rodrigo:
La recepción (del Partido Comunista Chino a la delegación del ERP) fue cálida, porque en esa época había un fuerte enfrentamiento ideológico y político entre los chinos y los rusos. Para los chinos, cualquier movimiento revolucionario que se les acercara, era bienvenido. La recepción que se nos hace es muy alta. Nos recibe gente de muy alto nivel. Yo le di seguimiento a esta relación, porque el punto de contacto era México. Yo viajaba frecuentemente a México para intercambiar informaciones con ellos, más o menos cada ocho meses, cada año. Hubo una relación fluida con ellos. Después fueron otras delegaciones a China para mantener esa relación.
Los años posteriores a la muerte de Dalton fueron bastante complicados. Empiezan con la búsqueda de ese respaldo político internacional con China y una reestructuración y reorganización internas del partido, del ERP. Y es después de eso que se crea el Partido de la Revolución Salvadoreña, como estructura política, y el ERP queda como estructura militar. A partir del 76 se establece una línea de recuperación económica para poder sostener y darle continuidad a la guerra.22
“Entre 1976 y 1978 se dan varias actividades militares de recuperación económica”, dice el entrevistado. Esto incluye secuestros, asaltos a bancos, etc. para financiar “la guerra a gran escala”.23 Se fortalece la guerrilla urbana, se da un proceso de expansión en el oriente del país y se busca fortalecer la organización en la zona occidental. En esta zona “se llegó a crear una fuerza grande”, hacia 1977.
Hay una disputa por el poder en el seno de la organización, entre los agrupamientos de Vladimir Rogel y el COP. Un elemento decisivo para dirimir hacia qué lado se inclinaría la balanza, explica Rodrigo, era la capacidad militar, y la toma de El Carmen, donde murió Arce Zablah, estuvo dentro de este contexto, “para dar una demostración de fuerza [a nivel interno] del agrupamiento nuestro”. La toma de El Carmen había sido una operación grande: la toma de un poblado entero, con el aniquilamiento de las fuerzas enemigas —Guardia Nacional y la paramilitar ORDEN—, que dio pie a operaciones similares. Con dicha acción militar, “el grupo nuestro adquirió más preponderancia”, en desmedro del agrupamiento de Rogel.
Este último, dice Rodrigo, “estaba loco. Estaba enfermo de la cabeza. Era muy aguerrido y violento. Cuando viajamos juntos, lo terminé conociendo. Lo observé mucho y les advertí a los compañeros que él estaba ‘para otro lado’”.
La dirección inicial del ERP tenía una conducción “única y bastante sólida”, en palabras de Jorge Meléndez, Jonás. Esta conducción estaba integrada por “gente más vieja que nosotros —relativamente: andaban por los 30 años y la mayoría de nosotros andaba, los más viejos, por los 20 — […] y un grupo de… no sé si [llamarlos] intelectuales: un grupo de muchachos de la clase media del país, la que se combinó [para formar la primera dirección del ERP] y estos tenían bien definidos sus criterios. Los demás éramos gente de base o cuadros intermedios”. 24 Esto se dio durante un período difícil dentro de la organización. Se trataba de “un momento de dispersión e inactividad de la estructura”, en palabras de Luisa, durante el cual cayeron presos Ana Guadalupe Martínez y Marcelo. Este último delató la ubicación de varias casas de seguridad de la organización. A ello se sumó la falta de recursos económicos. En este marco, según las palabras de Jorge Meléndez, los cuadros más jóvenes vieron en las publicaciones de la organización “un elemento esclarecedor incluso para nosotros mismos”, dado que “la construcción de pensamiento [en el seno del PRS-ERP] era [producto de] una discusión bastante amplia […] Uno lee ahora esos textos y se ve que son interesantes, aunque tengan pensamientos que no son tan elaborados, pero tienen una discusión sobre la realidad del país y no la exposición de una doctrina, digamos”. 25
Fue un período difícil, donde todos los miembros del ERP se ocultaron en casas de seguridad. Casi no salían a la calle. Gustavo Amaya, el Seco Gustavo, cuenta que les daban un colón con 25 centavos diarios [0.14 USD] para su alimentación y que todo lo que tenían que hacer era aguardar a que en algún momento la dirección diera órdenes para activar nuevamente.
Un esfuerzo por superar la situación arriba descrita fue el secuestro de Roberto Poma, en 1977, para presionar por la liberación de Ana Guadalupe Martínez y Marcelo. Poma fue muerto porque, según se maneja, opuso resistencia durante su traslado a la casa de seguridad donde se encontraba recluido. Se afirma que el guerrillero que estaba a cargo de su traslado, decidió darle un tiro para inmovilizarlo, pero que el tiro le atravesó los órganos internos, generándole una peritonitis aguda. Llevaron médicos al lugar, pero necesitaba las instalaciones de un hospital. En pocos días, Poma falleció. El dato se mantuvo oculto a los familiares hasta que Martínez fuera liberada y conducida a Argelia.

1.2. Una organización de masas con carácter insurreccional
Después de ese momento crítico, el ERP pasó a una nueva etapa. En palabras de Rodrigo: “Del 76 al 79 se desarrollaron la organización militar y las Ligas Populares 28 de Febrero, como un movimiento de masas. La captación de fondos era el principal problema para avanzar la guerra.”
La estrategia militar nuestra siempre fue la insurrección popular y la organización de masas que concebíamos, los Comités Militares y las Ligas Populares, iba en función de eso: en tratar de conseguir una posición política que pudiera llevar a un proceso insurreccional; siempre mantuvimos un trabajo conspirativo cercano al ejército. Ahí surgen las relaciones con Mena Sandoval, Marcelo Cruz Cruz, Bruno Navarrete,26 que eran oficiales del ejército que terminaron vinculándose a nosotros.27
Entre 1977 y 1978, el ERP decidió entablar un diálogo con Monseñor Romero para buscar acercamientos:28
(Monseñor Romero) era una persona realmente extraordinaria. Platicamos ahí donde lo mataron (en el hospital para personas enfermas de cáncer de la Divina Providencia). Tenía una salita y un cuartito pequeño. Estuvimos hablando un buen rato. Creo que lo menciona en su diario. Quedamos en seguir conversando. Le ofrecimos seguridad, un motorista y alguien que lo acompañara, porque su vida corría peligro. ‘No’, respondió. ‘Yo voy a andar igual que siempre. Ahí Dios va a decidir por mí’. No aceptó ningún tipo de protección. 29

1.3. Las comunicaciones como un campo de batalla política
Un elemento clave en la estrategia político-militar del ERP, que caracterizó a esta organización desde sus inicios, fue el papel estratégico que se le asignó a las comunicaciones. Es cierto que las organizaciones de izquierda existentes hasta entonces (PCS, fundado en 1930; FPL, surgida en 1970) tenían también esfuerzos comunicacionales. El PCS publicó durante los años 70 los periódicos Voz Popular y Tribuna Popular. Las FPL tenía a su cargo la publicación de El Rebelde, Estrella Roja y Juventud Rebelde. Más adelante, surgirían Por la Causa Proletaria, de la Resistencia Nacional (RN, surgida en 1975 como escisión del ERP), y los órganos de divulgación del Partido Revolucionario de los Trabajadores Centroamericanos (PRTC, surgido hacia 1976), Posición Revolucionaria y Militante Centroamericano. Lo característico del ERP fue convertir a la propaganda en un elemento estratégico de su concepción de lucha armada. De ahí que su primera acción militar buscara (y lograra) tener un impacto propagandístico.
Este tipo de concepción se puede rastrear en diferentes experiencias de organizaciones político-militares. Así, por ejemplo, en la guerra de Vietnam (1964-1975) se acuñó el concepto de “propaganda armada”, que vinculaba las acciones armadas del Frente de Liberación Nacional a objetivos políticos y propagandísticos precisos. En un análisis hecho desde una perspectiva de derecha, como el interesante trabajo del chileno César Hidalgo, Teoría y práctica de la propaganda contemporánea, se define el concepto de propaganda armada como “[…] la ejecución de acciones propagandísticas que suponen una planificación y elementos bélicos” 30.
La propaganda armada tenía una finalidad política. Perseguía varias cosas: darle una presencia pública a los movimientos insurgentes, haciéndose sentir entre la población, motivando, incluso, la incorporación de la misma a sus filas; servir como elemento de guerra psicológica hacia las fuerzas enemigas y, sobre todo, causar un impacto político con cada acción militar. Para tener una idea de este triple impacto, hay que volver nuevamente al libro de Hidalgo, quien sostiene que “ningún acto político tiene efectos propagandísticos por sí mismo. Todo acto político depende absolutamente de la cobertura informativa que se le dé para adquirir significación y notoriedad”.31 Con preocupación, este autor señala que los medios de comunicación social que daban cobertura a acciones de propaganda armada de las organizaciones guerrilleras chilenas actuaban “voluntaria o inconscientemente en favor de la fuente emisora del mensaje subversivo”32 , demandando que ningún medio de comunicación cubriera actividades de “la lacra terrorista, sea ésta de izquierda, derecha, de Estado, religiosa o subversiva”, entre otras cosas, porque a su juicio, los medios de comunicación social “aceleran la imitación de conductas de masas. Así, por ejemplo, si el satélite exhibe un clima de insurgencia progresiva en Sudáfrica, a los pocos días veremos que un incidente policial sin trascendencia provoca una escala de fuertes agresiones cuyos protagonistas son un grupo de jóvenes de color que viven en las barriadas de inmigrantes londinenses.”33
Dentro de la concepción de propaganda armada podemos ubicar a movimientos latinoamericanos como el Movimiento de Liberación Nacional-Tupamaros, del Uruguay, y el Movimiento 19 de Abril (M-19), de Colombia.
Los Tupamaros llevaban a cabo acciones que lograron tener un impacto mediático importante, como: la toma de la popular Radio Sarandí, durante un partido de fútbol de considerable audiencia, para leer un comunicado que escucharon miles de aficionados; el asalto de un camión de alimentos para repartirlos en una zona marginal; o el incendio de la sucursal uruguaya de General Motors durante la visita del Secretario de Estado norteamericano, Henry Kissinger.
El M-19 también llevó a cabo exitosas operaciones militares con impacto publicitario. La más célebre de ellas fue la recuperación de la espada de Simón Bolívar en 1974, bajo la consigna: “Bolívar, tu espada vuelve a la lucha”. Este tipo de acciones buscaban, efectivamente, tener un impacto mediático en la población, disputando el campo comunicacional a los sectores dominantes y creando un “efecto de contagio” en la población, pero también simbolizaban la disputa de la conducción ideológica de la sociedad. La carga simbólica que hubo detrás del robo de la espada de Bolívar es sumamente elocuente. Es un acto que implicó decirle al Estado colombiano y a los poderes establecidos que habían usurpado el legado bolivariano y que, con el acto de “recuperación” —otra palabra cargada de significado— se le devolvía a su legítimo dueño —el pueblo de Colombia— para que le diera el único uso válido: “devolverla a la lucha”. La acción (el medio, diría McLuhan) genera un mensaje más efectivo que el de un comunicado.
Sobre cómo impactaban las acciones político-militares a la audiencia en El Salvador, el teatrista Carlos Velis –uno de los primeros dirigentes del ERP- recuerda un episodio:
Yo vivía cerca de la Embajada Argentina. Y una vez nos despertaron unos bombazos, que no sé quién los puso… Era muy reciente, 1971, 1972… y era porque se estaba conmemorando un aniversario de la masacre de Trelew y en la propaganda se hacía ver que por eso era: porque en un lugar llamado Trelew habían asesinado a gente del ERP argentino. 34
Ahora bien: si lo que distingue a las acciones de propaganda armada de cualquier acción armada es su impacto político, cabe profundizar sobre este punto. Haciéndonos eco de lo que plantea Vera Carnovale en su trabajo sobre el PRT-ERP argentino, se podría plantear lo siguiente:
Especulemos: ¿qué es lo que determina el carácter más o menos político de una acción armada? La expropiación de un camión de alimentos, por ejemplo, ¿es un acto más político que un ajusticiamiento? […] Si medimos lo político a partir de las reacciones del afuera, es decir, de la recepción que una determinada acción tiene en distintos sectores de la población, ¿es la llamada ´simpatía de las masas´ lo que determina el carácter político de la acción armada? ¿O debemos calcular la dimensión política de una acción a partir de la reconfiguración en las relaciones de fuerza que esta produce?35
Carnovale plantea que si se toma como parámetro la “simpatía de las masas”, para medir el impacto político de una acción armada, surge el problema de lo difícil que resulta medir con exactitud esta simpatía: “¿cómo hacerlo sin ser presas de evaluaciones impresionistas?”, se interroga. Es decir, no parece haber un instrumento de medición de “la simpatía de las masas” —sería absurdo pensar, por ejemplo, en pasar, casi 40 años después, una encuesta de opinión sobre si la acción armada del ERP salvadoreño, de ataque a los guardias nacionales que se encontraban en la zona del Hospital de Niños Benjamín Bloom causó simpatías para la organización o no. En este caso, se tendría una dificultad en cuanto a la imposibilidad de una medición “objetiva” acerca de una reacción subjetiva. En cuanto a la otra posibilidad, la de evaluar en qué medida una acción armada logra reconfigurar la correlación de fuerzas, también hay otra dificultad. Hay ciertas acciones que logran esta reconfiguración. Por ejemplo, el aniquilamiento de un destacamento enemigo, que daría pie, por ejemplo, al retiro de una fuerza militar de un sector geográfico dado y la consolidación del poder político del adversario en dicha zona. Pero hay acciones cuyo alcance en la reconfiguración de las fuerzas no resulta tan evidente. Por el contrario, estas acciones impactan en la subjetividad, tanto de los actores directamente involucrados como en los “espectadores”. ¿Cómo medir este impacto subjetivo, que es importante? Y, sintetizando, ¿cómo medir los impactos políticos subjetivos —la simpatía o no que puede desencadenar una acción— y objetivos —la alteración de la relaciones de fuerza? Las fuentes periodísticas de la época podrían resolver este problema en parte, aunque queda una vasta zona de elementos subjetivos y objetivos en la oscuridad. Con las precauciones del caso, Carnovale se decanta por recoger, en la versión de los hechos de los protagonistas entrevistados, las “reacciones y consecuencias dispares [de las acciones políticas] en momentos distintos”.36
Quizás una respuesta a esta duda, por parte de los militantes del ERP, se encuentra formulada en palabras de uno de sus fundadores, Jorge Meléndez (Jonás):
[El ERP] inicia la lucha armada sin dejar de tener la connotación de que se trataba de una lucha política, más que de una lucha militar y, por tanto, lo más importante es entrar en el pensamiento, en la conciencia de la gente, lograr la organización de las personas. 37
Aquí podemos encontrar un parámetro más objetivo acerca del impacto político de las acciones del ERP: la incorporación de más militantes a sus filas. Por otro lado, esta concepción que integra la propaganda como otro elemento estratégico (la “otra pata estratégica”, según la expresión de algunos entrevistados para este trabajo), junto a los elementos militares, políticos y de organización de masas, resulta bastante coherente con la concepción insurreccionalista que terminó imperando en el ERP. La visión del ERP, como pudo verse anteriormente, planteaba que la lucha revolucionaria debía resolverse a breve plazo mediante una insurrección de las masas, un alzamiento popular, para el cual cabía organizar a la población en comités militares que actuarían en cada localidad. Para ello, se requeriría del ejército guerrillero, que actuaría con elementos progresistas de la Fuerza Armada, para derrotar militarmente a las fuerzas gubernamentales. En esta concepción era necesaria un tipo de propaganda que comunicara planteamientos políticos con eficacia y rapidez. Así, la acción militar era también acción de propaganda. La recíproca también era cierta: la acción de propaganda era acción militar. Ambas, a su vez, eran acciones políticas, enfocadas a generar el apoyo y la rápida incorporación de las masas, a hacer guerra psicológica contra el enemigo y a librar la batalla en el campo mediático.

1.4. “Los compas periodistas”
La propaganda para el PRS-ERP se vuelve un componente imprescindible de toda acción militar, al punto de que sus estructuras desarrollarán y profesionalizarán a sus cuadros dedicados a la propaganda. Las tareas de propaganda demandan una dedicación exclusiva de estos cuadros, similar a la de los elementos militares, por ejemplo. Por esa razón, es válido hablar, no de unos militantes que asumían, entre otras cosas, tareas de propaganda, sino de unos militantes “periodistas”, a los cuales se les conoció durante la guerra como los compas periodistas, aunque no todos tuvieran una formación periodística.
El compa periodista era un cuadro militante que realizaba tareas que involucran el periodismo y la propaganda, de acuerdo con las líneas de su organización. En esencia, este militante podría ser también un militante combatiente, un militante organizador, un militante logístico. Pero le ha tocado en suerte la tarea periodística. Y esto se aplica también, en el caso del PRS-ERP tanto a periodistas radiales, fotógrafos o redactores como a cineastas (o quizá habría que escribir videastas, para el caso de los combatientes que, además del fusil, también estuvieron empuñando la Betamax), como a lo que aquí se llama “juglares insurgentes”, esto es, los militantes músicos, poetas y teatristas que cumplieron tareas partidarias en el plano artístico.
No obstante, a lo largo de la historia de sus comunicaciones, tanto las películas, como la radio y otros esfuerzos, tuvieron la participación destacada de periodistas, cineastas y fotógrafos de formación y de carrera, como por ejemplo, Hernán Vera, Maravilla, cineasta venezolano formado en Gran Bretaña; o Guillermo Escalón, director de cine salvadoreño de trayectoria. Con respecto a los juglares insurgentes, podemos decir lo mismo. Baste recordar el caso del grupo Cutumay Camones. Eduardo Esteijaert, la voz masculina principal del grupo, era un músico de conservatorio en su Holanda natal, antes de formar parte de la agrupación.
En el presente trabajo se abordan cuatro grandes períodos históricos:
El primero (1972-1980) es el que coincide con los inicios de la organización y es donde se va conformando el colectivo de prensa y propaganda del PRS-ERP, que también abarca a su organización de masas, las Ligas Populares 28 de Febrero (LP-28, formada en 1977). Durante esta primera etapa, aparecen las primeras publicaciones impresas, se realizan acciones de propaganda armada y tomas de radio.
El segundo gran período está definido por el surgimiento del FMLN, el 10 de octubre de 1980. A partir de este momento, el esfuerzo comunicativo de la organización se orienta a los objetivos estratégicos propios de la profundización de la guerra, en el contexto de la coordinación de esfuerzos con las otras organizaciones integrantes del FMLN. Se trata de un período crucial, en el cual el FMLN intenta, sin éxito, resolver la guerra mediante una victoria militar a través de la llamada “Ofensiva final”, del 10 de enero de 1981. El fracaso de la ofensiva viene seguido de un recrudecimiento de la represión, del descabezamiento en la práctica del movimiento social y de un esfuerzo militar por parte de la Fuerza Armada Salvadoreña, encaminado a aniquilar al FMLN, tratando de acabar con su base social en el campo. Muchas de las más célebres masacres de la guerra, como la del Sumpul y la de El Mozote se dieron en este período. El FMLN responde con la estrategia definida como “resistir, desarrollarse y avanzar”, durante los años de 1981-1982. 38
Es en este período donde aparece Radio Venceremos, que da pie a un aparato de apoyo internacional. El colectivo de comunicaciones se diversifica grandemente, alcanzando grados importantes de cualificación técnica. Ello no implica que, según las necesidades y las características de cada escenario, se empleen tanto modalidades de propaganda muy sofisticadas como otras más “artesanales”. Y esto por una razón muy evidente: no hay que olvidar que los militantes comunicadores del PRS-ERP que se movían en territorio salvadoreño lo hacían bajo condiciones de guerra.
No obstante la complejidad de la estructura, que abarca medios impresos, radio, audiovisuales y colectivos artísticos, por mencionar algunos elementos, hay una concepción estratégica que le da uniformidad. Las canciones de Los Torogoces, las películas del Sistema Radio Venceremos, las pintas en las paredes o las emisiones radiales obedecían a la línea política trazada por la dirección de la organización. Cabe pensar que había una relación compleja entre la creatividad propia de los militantes con el hecho de tener que apegarse a las urgencias políticas del momento.
Un tercer momento es el comprendido entre 1983-1989. A nivel general, se trata de un sexenio en el cual el FMLN logra superar la situación desventajosa de los primeros años de la guerra, fortaleciendo su capacidad militar. Posteriormente, con la escalada de intervención norteamericana, pasa a una situación defensiva, a lo cual reacciona aumentando su capacidad militar. A la vez, hace de la solución negociada al conflicto un eje estratégico, junto a la reactivación de su movimiento de masas, al cual se buscaría, poco a poco, convertirlo en un movimiento de masas de carácter insurreccional, en apoyo a la gran ofensiva militar que se proyectaba para acelerar la derrota militar del régimen o el desenlace negociado de la guerra.
El último período examinado comienza con la ofensiva de noviembre del 1989 y culmina con la firma de los Acuerdos de Paz, dos años después. En este período, las baterías del aparato comunicacional se enfilan en función de la ofensiva y luego de la negociación. Se trabaja una red de apoyo con los corresponsales extranjeros y periodistas nacionales, que tuvo implicaciones interesantes y no sólo en el campo estrictamente comunicativo.
Ahora bien: aquí se examinan estos períodos históricos a la luz del desarrollo de los diferentes componentes de la estructura comunicacional del ERP. Más de alguna vez veremos cómo la problemática que plantean determinadas coyunturas durante la década de 1970 o durante el desarrollo de la guerra civil de los 80 explica las respuestas que se dieron en el campo de las comunicaciones.
Esto es, a grandes rasgos, el recorrido que se hará en este libro. No se abordará el período de posguerra, que merece una investigación y reflexión a fondo.

Setenta años de lucha de clases mundial a través de la vida de un revolucionario consecuente

Setenta años de lucha de clases mundial a través de la vida de un revolucionario consecuente
Olmedo Beluche · · · · ·

24/08/14

El compañero y amigo Mario Hernández me ha hecho llegar desde Buenos Aires, a través del camarada Jaime Dri, un paquete de libros que recibo con la emoción de un niño en cumpleaños. Uno de ellos es Hugo Chávez y la revolución bolivariana, compilación realizada por Mario de ensayos de diversos compañeros que están en la lucha diaria y que reflexionan sobre el legado histórico del comandante venezolano; otro es El peronismo que no fue. La (otra) otra historia, basado en entrevistas que hace el propio Mario al ex dirigente montonero Gerardo Bavio.

Pero en esta ocasión dirijo mi atención al libro “Militante crítico” de Guillermo Almeyra, que es una mezcla de autobiografía con historia política del siglo XX, de la que participó activamente como militante revolucionario y socialista.

“Fui, antes que académico, un militante político y mi libro es también, por lo tanto, una forma de militancia a posteriori de la militancia activa. Simplemente quiero reflexionar con mis eventuales lectores sobre una parte mínima de la historia pasada y sobre algunas experiencias. Ni más pero tampoco ni menos”.

En 383 páginas y 18 capítulos Almeyra hace un repaso, desde los años 30 hasta la primera década del siglo XXI, de la lucha de clases en Argentina, América Latina (deteniéndose particularmente en Brasil, Perú y México), de Europa (Italia sobre todo) y la lucha de liberación nacional en el mundo árabe.

Al ser esencialmente autobiográfico, el libro conserva la amenidad que mantiene el interés del lector que no lo suelta hasta llegar al final. Como confiesa el autor, está dirigido a los jóvenes, a la nueva generación de luchadores y revolucionarios que se están formando hoy, quienes dirigirán las revoluciones del siglo XXI, agrego yo.

Para quienes hemos crecido en la militancia revolucionaria del trotskismo, es un libro muy interesante que nos ayuda a conocer un poco más a los dirigentes de la IV Internacional y las luchas intestinas que los dividieron, tras la muerte de Trotsky. Pero advierto que hay que leerlo desprejuiciadamente, tratando de comprender las opiniones políticas del autor, duras pero francas, como debe ser entre revolucionarios.

Al lector desprevenido le podría pasar como me sucedió cuando conocí personalmente a Guillermo, en un seminario de la revista Sin Permiso, en 2009. Desayunando juntos le pregunté su opinión sobre Nahuel Moreno (me formé en el morenismo panameño) y lanzó una serie de caracterizaciones y epítetos que me dejaron entre perplejo e irónico. Para mis adentros pensé: “y esto lo dice un ¡¡posadista!!”.

Pero seguimos conversando y yo seguí escuchando porque, por un lado, después de 40 años de militancia yo también había desarrollado mis propias críticas; por otro, porque quería aprender de un hombre que tiene mucha experiencia, siguiendo el consejo que me diera el propio Moreno, en los únicos 10 minutos que conversamos íntimamente: “trata de comprender hasta la última consecuencia la lógica de la otra persona”.

No nos quedemos en generalizaciones, entrémosle a algunas partes del libro que me hicieron reflexionar. Focalizo cuatro temas que me interesaron: 1. Quién era Perón y qué el peronismo; 2. Derivado de lo anterior, que son los gobierno bonapartistas progresivos, populistas, nacionalistas de hoy (como el de Chávez); 3. La herencia lamentable del stalinismo y los partidos comunistas; 4. La IV Internacional y sus fracciones.

1. Perón, un conservador con apoyo obrero

El prestigio de Juan D. Perón y la conformación del régimen peronista, que empieza construirse a partir de 1943, constituye el punto de inflexión que divide tanto a la izquierda como a los intelectuales argentinos, hasta el día de hoy. La izquierda tradicional, socialistas y comunistas, lo clasificaron bajo el rótulo de “fascista”, lo que los llevó a apoyar el golpe proimperialista y oligárquico de 1955 (“La Libertadora”).

En Panamá, el Partido del Pueblo (comunista) y el Partido Socialista (de Demetrio Porras) tuvieron la misma caracterización sobre Arnulfo Arias, líder burgués que gozó de amplias simpatías populares y que nunca pudo gobernar vetado siempre por la oligarquía criolla y el imperialismo yanqui. En el mismo sentido, el PC mexicano clasificó a Lázaro Cárdenas y el PC brasileño a Getulio Vargas.

Almeyra dice: “Perón era un hombre del establishment, conservador y defensor del capitalismo y trató al comienzo de su gobierno de apoyarse en la Iglesia católica más fundamentalista y anticomunista… Pero la jerarquía de dicha Iglesia estaba dividida y tenía fortísimos lazos, hasta familiares, con la oligarquía terrateniente y rechazaba al advenedizo, para colmo hijo natural, que ostentaba su relación de concubinato con una actriz de segundo plano, pero también nacida fuera del llamado sacramento matrimonial” (Pág. 68-69).

La clase obrera que se convirtió al peronismo era un proletariado joven, proveniente de las provincias (“cabecitas negras”) atraídos por la creciente industrialización de las ciudades argentinas. Era distinta a la clase obrera de fines del siglo XIX y comienzos del XX, que era inmigrante de Europa, especialmente Italia, y cuyos dirigentes (socialistas) seguían pensando como europeos.

A mitad de la década de los 40: “La clase obrera, subjetivamente, no era anticapitalista, estaba sometida a la hegemonía cultural de la clase dominante y buscaba progresar dentro del régimen y no se oponía al sueño peronista de que la Argentina fuese potencia mundial. Pero, objetivamente, arrancaba conquista tras conquista al capital, lo debilitaba y se oponía al imperialismo inglés y al estadounidense… Había una contradicción entre el pensamiento burgués antiimperialista y antioligárquico de los obreros y el pensamiento prooligárquico y proimperialista de la pequeñaburguesía “democrática” y de sus partidos: la ideología peronista, procapitalista pero con referencias continuas a los trabajadores, daba forma inestable a ese conflicto” (Pág. 70).

Más adelante se describe al régimen peronista como el intento bonapartista (no usa el concepto) de promover la industrialización (que convertiría a Argentina en potencia económica), incluso de crear la “ilusión” de desarrollar una burguesía nacional deseosa de romper la dependencia del imperialismo, transfiriendo parte de la renta agraria de la oligarquía exportadora de granos hacia la industria.

Almeyra, que empezó su militancia en el Partido Socialista, el cual calificaba a los trabajadores que apoyaban a Perón como “hordas desclasadas”, inició su ruptura política con dicho partido cuando el 17 de octubre de 1945 miles de trabajadores llegaron desde los barrios hasta el centro de la ciudad en defensa de de su secretario de Trabajo que había sido obligado a renunciar por un sector reaccionario de las fuerzas armadas.

El trotskismo también se dividió en torno a la caracterización y la política que debía seguirse frente al régimen de Perón. Almeyra señala que el Grupo Obrero Marxista (GOM), dirigido por Nahuel Moreno, a fines de los 40 y principios de los 50, caracterizaba a Perón como “agente del imperialismo inglés”, para pasarse al otro extremo con posterioridad al golpe de 1955, durante el período de Palabra Obrera, cuando se presentaba ante los trabajadores bajo la conducción directa del general.

Su organización, una ruptura por la izquierda de sectores juveniles y sindicales del Partido Socialista, el Movimiento Obrero Revolucionario, en proceso de fusión con el grupo de Posadas (“no existía el posadismo todavía”), Grupo Cuarta Internacional, caracterizaba que existía una crisis histórica del bloque oligárquico aliado al imperialismo inglés, que era llenado por la burguesía industrial y la fracción de las fuerzas armadas dirigidas por Perón.

“…desde fines de los cuarenta nuestra tendencia definió al peronismo como una tendencia burguesa y explicó su apoyo obrero por la aceptación del capitalismo como marco natural de una lucha por reformas políticas y sociales… La tarea que nos asignamos desde 1946 era, por lo tanto, desarrollar la contradicción entre el peronismo de Perón, burgués, y el peronismo de un movimiento obrero poderoso pero aún bajo la hegemonía de la burguesía…” (Pág. 216).

Por lo descrito, el obrerismo de su grupo y esa caracterización les permitió trabajar con la base en los sindicatos, pero muy críticamente a la conducción peronista, lo que políticamente les impidió constituirse en su dirección más allá de luchas concretas.

Lejos del esquema sectario que echa en el mismo saco a todos los gobiernos, sin realizar el “análisis concreto de la realidad concreta”, como sugería Lenin, los gobiernos “nacionalistas”, “populistas” o “desarrollistas” de la América Latina de mitad del siglo XX expresaron una coyuntura en la que, gracias a la crisis capitalista y a las guerra, estuvo realmente planteado (así fuera por breve tiempo) una industrialización independiente de la tutela imperialista. No era socialismo, era capitalismo nacional.

En ese sentido, aunque procuraron controlar a la clase obrera desde arriba, como parte de su proyecto político, e incluso no vacilaron en reprimirla cuando creyeron que hacía falta, regímenes como el de Perón, o Getulio Vargas en Brasil, incluso Omar Torrijos en Panamá, expresaron un elemento de la realidad política mundial: la contradicción entre el imperialismo y el estado nacional colonial, semicolonial o dependiente.

Fueron gobiernos claramente distintos a las tradicionales oligarquías agrarias importadoras/exportadoras, directamente sumisas al imperialismo inglés o norteamericano. Las dictaduras militares promovidas por el Pentágono de los 50 y 60 estuvieron dirigidas a cortar de raíz cualquier sueño autonomista en Sudamérica.

El autor dedica un capítulo a cómo se fue conformando la CGT de Córdoba, con posterioridad al golpe del 55, justo por eso relativamente libre de la tutela de la burocracia peronista, lo que permitió unir una nueva generación de dirigentes sindicales (como Tosco) aunados con el naciente movimiento juvenil y estudiantil políticamente inclinados al socialismo por influencia de la Revolución Cubana. Esta nueva generación maduraría hasta producir las grandes luchas obreras de fines de los 60, Cordobazo y Rosariazo, que derribaron a la dictadura y permitieron el retorno de Perón en los 70.

En el penúltimo capítulo, Almeyra traza una comparación entre los gobiernos de Perón y el kirchnerismo actual, señalando que “hay más rupturas que continuidades”, pese al pretendido neodesarrollismo de los últimos y un lenguaje nacionalista, considera que los últimos “jamás conspiraron dentro de un régimen oligárquico y proimperialista, como habían conspirado Perón y el Grupo de Oficiales Unidos, sino que se incorporaron directamente a la alianza con los radicales, liberales y prooligárquicos y el menemismo conciliador” (Pág. 361).

2. Los gobierno producto de revoluciones nacionales o democráticas

Una consideración particular merecen los gobiernos producidos por auténticos procesos revolucionarios, ya sean de liberación nacional (Almeyra vivió una experiencia personal en la República Popular Democrática de Yemen del Sur luego de su independencia), o revoluciones democráticas, como los de Chávez, Correa y Evo en Latinoamérica en los últimos 15 años.

Aunque se trate de estados indudablemente capitalistas, pero encabezados por gobiernos “nacionalistas burgueses o pequeñoburgueses”, el ser producto de un proceso de movilización popular que los confronta directamente con el imperialismo, requieren una política específica que no puede ser la planteada por el trotskismo sectario de que pretende que al ser estado capitalistas son iguales a todos los gobiernos.

“… la evolución de los procesos revolucionarios en Bolivia y en Venezuela que habían creado, por un lado, grandes ilusiones “evistas” y “chavistas” y, por otro, en los grupos dogmáticos seudotrotskistas, toda clase de calificaciones sectarias a los gobierno nacionalistas-“progresistas” resultantes de verdaderas revoluciones democráticas de masas en países que continuaban siendo capitalistas y tenían estados burgueses, pero en los cuales la política de los gobernantes impuestos por los movimientos sociales choca con los intereses del imperialismo y el capital financiero internacional que los ven como advenedizos no funcionales y potencialmente peligrosos, por su base de apoyo social, y buscan sabotearlos” (Pág. 353).

Respecto a la política revolucionaria hacia este tipo de gobiernos: “En la línea de lo escrito por Trotsky sobre el gobierno de Cárdenas apoyaré cada medida de esos gobiernos que reduzca el poderío del capital financiero internacional y que pueda ayudar a aumentar la autoconfianza, la autoconciencia, la organización y las condiciones generales de vida y cultura de los trabajadores en el sentido más amplio del término y manteniendo siempre mi independencia política, criticaré todo lo que, por el contrario, refuerce la explotación y la dominación capitalista, reduzca su margen de independencia política y organizativa, fortalezca la influencia de la ideología burguesa sobre las clases dominadas” (Pág. 372).

3. La herencia desastrosa del estalinismo y los Partidos comunistas:

Muchos luchadores del siglo XXI desconocen la desastrosa herencia de sangre, represión, derrotas y desprestigio en que el régimen de la Unión Soviética, desde José Stalin hasta Gorbachov, sumió al movimiento obrero y comunista a nivel internacional. Para ellos también es muy útil el libro de Guillermo Almeyra pues pone al desnudo las actuaciones del régimen estalinista soviético y sus títeres Partidos Comunistas.

Compañeros y compañeras jóvenes, por no haberlo vivido, por desconocimiento histórico o por una historia mal contada, o basada en suposiciones erróneas, no saben que Stalin disolvió la III Internacional para utilizar a los Partidos Comunistas del mundo como un mero instrumento de sus intereses geopolíticos que no eran los mismos de la clase trabajadora.

Para no mencionar que Stalin liquidó al grueso del Partido Bolchevique de Lenin en los llamados Juicios de Moscú de 1936 a 1938, nos referiremos a algunas (subrrayado) de las traiciones del estalinismo al movimiento obrero mundial. Mandó a asesinar a Trotsky, exiliado en México. Liquidaron por orden de Moscú, durante la Guerra Civil española (1936-39), a la dirección del POUM en Cataluña, empezando con Andreu Nin; y son sospechosos de haber asesinado al líder anarquista Durruti.

Muchos jóvenes no saben, por ejemplo, que en la fase de llamada política ultraizquierdista del “Tercer Período”, Stalin ordenó al Partido Comunista alemán a combatir centralmente a los socialdemócratas, negando la acción común necesaria para derrotar al fascismo, lo que facilitó el triunfo de Hitler en 1933. Para colmo, posteriormente Stalin pactó la división de Polonia con Hitler, y ejecutó a miles de activistas y militares polacos que se refugiaron en Rusia frente a la ocupación alemana.

Cuenta Almeyra que durante el inicio de la ocupación de Francia en 1940, la Resistencia fue dirigida por el trotskismo porque el PC francés obedecía la línea soviética basada en el pacto Hitler-Stalin, que no se rompería hasta que Alemania invadió a la URSS.

Posteriromente la política estalinista dio un giro de 180 grados para ordenarle a los PC’s en todos lados que se aliarán a la las “burguesías democráticas” contra el fascismo. Fase que en América Latina se llamó “browderismo”, porque fue impuesta por el secretario general del PC de Estados Unidos, Earl Browder. Esta política llevó al PC argentino a combatir a Perón y aliarse con el frente político prooligárquico y proimperialista.

Por esa misma razón, el PC cubano de los años 50 no apoyó la revolución dirigida por Fidel Castro, y coqueteó con Batistas. Lo que permitió que el primer Comité de Solidaridad con la Revolución Cubana, en Argentina, estuviera presidido por el propio Almeyra. Con la represión a los alzamientos obreros en Polonia y Hungría en los años 50 y, particularmente con el aplastamiento de la Primavera Roja en Checoslovaquia en el 68, terminó de desprestigiarse no sólo el régimen estalinista, sino conceptos como “socialismo” y “comunismo” que la URSS decía representar.

“Sé, en efecto, que Stalin eliminó con un sectarismo suicida al Partido Comunista alemán, abrió el camino a Hitler, le dejó conquistar Checoslovaquia, pactó con él, dividió Polonia con la Alemania nazi, llevó al Partido Comunista chino a su casi desaparición, disolvió la Internacional Comunista y puso los Partidos Comunistas de Occidente al servicio de los imperialismos aliados. Conozco que el estalinismo asesinó en la URSS decenas de millares de opositores de izquierda, mientras otros millares morían en China y en Vietnam o en la Resistencia europea, asesinados por quienes se decían comunistas…” (Pág. 368).

4. Luces y sombras en la IV Internacional:

Como se puede apreciar, la IV Internacional, fundada en 1938, nació no sólo en “la larga noche del nazifascismo” (como titula un capítulo Almeyra), sino también en la larga noche del estalinismo, en que una actitud marxista crítica (como debe ser) te podía costar la vida, no sólo a manos de la burguesía, sino de los supuestos “compañeros comunistas”.

Aún en vida de Trotsky hubo debate de sí esa coyuntura histórica, de derrotas continuas para el movimiento obrero, era la más adecuada para fundar una internacional. Pero Trotsky insistió, incluso previendo su muerte, que la misión fundamental de “la Cuarta” era la de preservar los principios del marxismo revolucionario (internacionalismo, independencia política de clase, democracia obrera, etc.) hasta la nueva oleada revolucionaria.

El balance es contradictorio porque, por un lado, la pléyade de dirigentes totskistas que asumieron la tarea tras la muerte de Trotsky desde diversas trincheras, mal que bien preservaron dichos principios que nos llegan hasta la presente generación gracias a ellos. Por otro lado, circunstancias nuevas, que obviamente Trotsky no podía predecir, requirieron las respuestas políticas de esos dirigentes, y aquí fue donde respondiendo a esos desafíos, vinieron los desacuerdos, las disputas, las divisiones y los errores.

Por las páginas de “Militante Crítico” pasan las personalidades y los debates cruciales de esos dirigentes: Pablo-Raptis, Mandel-Gemain, Pierre Frank, Livio Maitán, Posadas, Nahuel Moreno, M. Lowy y tantos otros fundadores del trotskismo argentino, brasileño, peruano y mexicano.

Me llamó la atención Posadas, de quién hasta 2005 sólo había oído, entre risas, sobre su tesis acerca de “la revolución interplanetaria”, hasta que ese año, en medio de las luchas contra la reforma a la seguridad social panameña, el MLN-29, organización que pretendía “vacunar” a FRENADESO de toda influencia trotskista, publicó un discurso de Fidel Castro de los años sesenta en que atacaba al trotskismo que se había atrevido a sugerir que él había fusilado al Che Guevara. Ante la contundencia del discurso de Fidel, me puse a averiguar quién en nombre del trotskismo había dicho tan tremenda estupidez, y descubrí que era el famoso Posadas.

Almeyra se refiere al hecho: “Aquí debo consignar otro motivo de roces políticos con Posadas. En 1965 –“el año en que Guevara estuvo en ninguna parte” pues tras su derrota política en Cuba en la discusión económica con los prosoviéticos y su crítica a los países “socialistas” en el Discurso de Argel había quedado en minoría-, la CIA y los comentaristas políticos reaccionarios comenzaron a decir que el “Che” había sido asesinado en Cuba en una discusión con Fidel. Posadas no sólo creyó esa versión sino que la propaló y sus seguidores lo imitaron, lo cual provocó, como es lógico una ola de fundadas protestas cubanas contra esa calumnia” (Pág. 232).

Esas críticas del Che Guevara a los estalinistas soviéticos y esos debates sobre la economía socialista están recogidos en los libros póstumos que ha empezado a publicar la editorial Ocean Sur, cuya lectura recomiendo también. De todos modos los cubanos siempre se han cuidado de echar a todos los trotskistas en el mismo saco, una evidencia al respecto es que en 1967, el propio Almeyra recibe a través de Pedro Asquini una propuesta para que él y Juan Gelmán (que había roto con el PC argentino) se sumaran al grupo del Che Guevara en Bolivia (Pág. 233).

Volviendo a J. Posadas (Homero Cristalli) la visión que da Almeyra es peyorativa: un hombre poco disciplinado, que no leía prácticamente y que era incapaz de escribir por sí mismo, teniendo que usar una grabadora en la que dictaba para sus secretarios. El autor señala que no sabe cómo él y Adolfo Gilly aguantaron tanto tiempo en dicha corriente. Almeyra supone que los años pasados en el trabajo internacional lo alejaron del entorno cercano de Posadas.

El otro dirigente destacado de la Cuarta que me llamó la atención es Michel Raptis, alias Pablo, quien parece el verdadero referente político para Almeyra: “… ingeniero griego nacido en 1911 en la cosmopolita Alejandría, Egipto,…, era diferente a los demás miembros del Secretariado Internacional por su edad, ya que entonces tenía 40 años, como pocos “viejos”, por ejemplo, el francés Pierre Frank, y era mayor que el joven belga-alemán Ernest Mandel, a quien había formado… También se diferenciaba de ellos por su formación de revolucionario balcánico de entre las dos guerras, por su experiencia (era el único sobreviviente del Congreso de Fundación de 1938 y había sido miembro del Secretariado Europeo durante la ocupación nazi, organizando la Resistencia, ya que Frank, ex secretario de Trotsky, había pasado la guerra preso en Inglaterra en un campo de concentración) y también por su cultura amplia, abierta y viva” (Pags. 101 y 102).

Almeyra dedica algunas páginas (Pág. 141-149) a explicar las circunstancias del IV Congreso Mundial de la IV Internacional, que terminó en su división. El congreso se reunió en 1954 en el sur de Francia con la intención de reagrupar a una infinidad de grupos trotskistas esparcidos por todo el mundo. Hubo una buena representación asiática con militantes de China, Vietnam, Indonesia, Sri Lanka, Japón, además de los conocidos de Sudamérica y Europa. Se destacaba por Europa, la sección belga de Mandel; por Asia la sección ceilanesa y América Latina el POR boliviano que había participado destacadamente en la Revolución del 52.

La mayoría del congreso, con Pablo a la cabeza, caracterizó: 1. El capitalismo mundial se debilitaba por las revoluciones anticoloniales; 2. El estalinismo lejos de debilitarse, como había previsto Trotsky, se fortaleció tras la guerra, lo que agudizaba las contradicciones entre esa dirección y las masas que luchaban, pero bajo su dirección; 3. Era probable una Tercera Guerra Mundial (estaba la Guerra de Corea y la Guerra Fría).

Conclusión: se propuso la política de insertarse (entrismo) en los movimientos de masas dirigidos por comunistas, socialistas y de liberación nacional, dejando fuera sólo un pequeño grupo en cada país que editara un periódico con las posiciones. Esta decisión le pareció un desastre al Socialist Workers Party (SWP) de Estados Unidos, a Nahuel Moreno y a los lambertistas. Produciéndose la ruptura.

En la década siguiente las disputas principales girarían en torno a la estrategia del foquismo guerrillero en América Latina, contra la que estaban tanto el morenismo como el posadismo o grupo de Almeyra, pero que fue apoyada por Mandel y la dirección de la IV Internacional- Secretariado Unificado.

En su último capítulo, Guillermo Almeyra trae a colación un viejo debate sobre el carácter de URSS y el que fuera el “bloque socialista”. A su juicio, muy lapidario, nunca hubo socialismo en ninguno de ellos. Lo que había era “capitalismo de estado” (ojo que es una caracterización de Lenin poco antes de morir). Por supuesto que eso no lo convierte a Almeyra en un “antidefensista” (ver debate de Trotsky en 1939-40), pues: “no necesité nunca creer que Cuba era “socialista” para defenderla del imperialismo…” (Pág. 366).

En esto tengo mi diferencia con Almeyra, pues esos países tampoco son o fueron países “capitalistas” exactamente, por lo que me parece más adecuada la caracterización de sociedades de “transición”, lamentablemente burocratizadas o degeneradas.

Se quedan muchos temas en el tintero que seguro serán de interés para los lectores, como por ejemplo: en México, la experiencia del zapatismo sus pros y contras, el debate sobre la naturaleza del PRD, las personalidades de Cuahutemoc Cárdenas y López Obrado; en Argentina, el debate sobre el ERP de los 70, ahora el kirchnerismo, el frente electoral de izquierda; sobre Italia, las experiencias de Democracia Proletaria y Refundación Comunista; el tema del partido tipo leninista que Almeyra señala como error de Trotsky; y un largo etcétera. Pero ya desbordé el espacio para mi comentario.

Concluyamos en que Almeyra a los ochentaitantos años dice: “no tengo fe en el triunfo del socialismo, que no es de ninguna manera inevitable, ni en el Progreso con P mayúscula, ni en un futuro humano cada vez mejor. Lo que no obtengamos con la lucha y lo volvamos a reconquistar cada día en la mente de nuestros contemporáneos y en la relación de fuerzas entre opresores y oprimidos no nos será dado por nadie… Por consiguiente, tengo esperanzas, como las de Ernest Bloch, que alientan mi optimismo frío, que está muy lejos de ser ciego” (Pág. 368).

Olmedo Beluche es un sociólogo y analista político panameño, profesor de la Universidad de Panamá y militante del Partido Alternativa Popular

http://www.kaosenlared.net/america-latina/94469-setenta-años-de-lucha-de-clases-mundial-através-de-la-vida-de-un-revolucionario-consecuente

De Gramática náhuat-pipil, lengua salvadoreña bajo tachón

De Gramática náhuat-pipil, lengua salvadoreña bajo tachón
Por Rafael Lara-Martínez*
El Faro / Publicado el 20 de Agosto de 2014

El lingüista salvadoreño Rafael Lara-Martínez ofrece un adelanto de una serie de conferencias que dará en El Salvador durante el mes de agosto, en las que aborda el tema de la lengua pipil para advertir sobre la amenaza del olvido y de la inercia académica.

El olvido y el error histórico son un factor esencial al crear una nación, E. Renan.

Una visión que olvida y se ingenia en vano que le vuelva a la memoria, Dante.

I

Según un lema borgeano vigente, “a la luz de quien Perdura (E =mc2), un siglo es un momento”. Por ello, esta gramática náhuat-pipil sólo representa un instante de olvido para la memoria histórica salvadoreña. Casi ochenta y cinco (85) años desde la recolección de los datos primarios en Izalco (1930) —cinco (5) menos desde su publicación alemana— así como unos treinta (30) años de la otra gramática que coteja sus actualizaciones y reajustes obligatorios, Lyle Campbell (1985), comprueban que un centenario es un momento. Se trata de un diminuto lapsus lingue de olvido, de un hecho cultural insignificante. Una brizna de ese minúsculo “soplo” que es “la vida” terrena…

A la identidad nacional, la lengua náhuat-pipil le resulta tan intrascendente que no existen recopilaciones de textos en ese idioma de 1880-1931, tampoco de 1932-1992. Sea cual fuere la corriente literaria en boga —modernismo, regionalismo, indigenismo, esoterismo, etc.— en el primer medio siglo a ningún nacional. A casi ningún ciudadano —salvo a María de Baratta— le interesa reclamar al indígena en su calidad de zoon logos ejon, animal dotado de lenguaje, y por tanto de ente político, zoon politikon.

No sólo se trata de lo obvio. La vanguardia literaria del despegue del siglo XX —el Ateneo de El Salvador, vinculado al presidente Manuel Enrique Araujo—percibe en “los ejidos” indígenas “los males y el atraso de la industria agrícola, como lo comprueba la Economía Política y Social” por lo cual su “extinción, el 2 de marzo de 1882”, “ha dado un gran halón en los destinos del país por la ruta indefinida del progreso” (Revista del Ateneo de El Salvador, Año I, No. 1, 1 de diciembre de 1912: 24).

Es evidente que no sólo se trata de legitimar intelectualmente la abolición de un derecho ancestral a la tierra madre. Como diría el fundador del Museo Nacional —David J. Guzmán— esa “raza decadente” (Apuntamientos, 1883: 505) es contraria al principio “eterno” de la propiedad privada que engendra la “idea” misma de “patria” (Comentarios sobre instrucción, 1914: 194). En tal denegación no se agota el problema indígena, ya que existe otro repudio notable: el idioma, la invención de un indígena sin lengua materna.

La ciudad letrada se desentiende del estudio del idioma náhuat-pipil y de su literatura. Será necesaria la presencia de un antropólogo alemán para que El Salvador conozca la gramática y el ciclo mitológico más completos durante todo el siglo XX (1930-1935): Leonhard Schultze-Jena. Le anteceden breves estudios léxicos y morfológicos del panameño Próspero Arauz (1924), cuya publicación definitiva data de 1960. Sin embargo, salvo un breve texto que intitularía “Diálogo con el Sol”, Arauz ignora la mito-poética náhuat-pipil, a la vez que su análisis gramatical se simplifica por razones pedagógicas. Sólo la aritmética —con un sistema casi decimal— ofrece un notable desarrollo.

Luego de ambos, le corresponde a Tomás Fidias Jiménez (1937) publicar una somera gramática dedicada al general Maximiliano Hernández Martínez, enlazando el rescate de la lengua a la política de la cultura en curso. Prologada por un académico de la historia, el idioma se percibe como verdadero remanente de una Atlántida y Lemuria revocadas. Pero ese desplazamiento —de Europa hacia continentes míticos— no suscita una ruptura con el eurocentrismo, ya que Jiménez busca adaptar la lengua indígena a las declinaciones latinas clásicas, además de asimilar el náhuat-pipil al náhuatl-mexicano.

Sus ideas teosóficas se prologan —entre la transparencia del logos epitaphios y la máscara de la tradición— hasta mediados de la década de los setenta. Casi al despegue de la guerra civil, el oscurantismo de una pseudo-ciencia sigue asimilando lo indígena a lo atlante, sin opción racional contraria (Salarrué, Catleya luna, 1974). No sólo sus postulados irrebatibles —como toda creencia oculta— borran el estudio gramatical de la lengua náhuat-pipil cuyo hablante, como la mujer, ante todo existe al interior del poeta: “yo te inventé a ti [mujer] poco a poco”. A la vez, sus premisas ignoran el desarrollo de una lingüística cada vez más formalizada y exacta, con modelos matemáticos que culminan en la creación de los lenguajes artificiales, la computación y el internet.

Anteriormente, si Schultze-Jena prosigue las teorías de Edward Sapir y Franz Boas —maestro del mexicano Manuel Gamio—tales logros inaugurales no afectan en lo más mínimo la sensibilidad que la ciudad letrada salvadoreña se forja de lo indígena. Por ello, casi ninguna teoría lingüística influye la percepción de la cultura urbana sobre el náhuat-pipil. Al nacionalismo salvadoreño no lo impresionan los estudios históricos que clasifican el idioma dentro de la familia yuto-nahua, la cual se extiende desde el estado de Utah en EEUU hasta Nicaragua, ni la tesis Sapir-Worf o su antónimo, el formalismo de L. Bloomfield.

Hacia la primera mitad del siglo XX, sólo Schultze-Jena indaga la idea de la lengua como prisma que tiñe el mundo, al distinguir —en un kantismo certero— “la cosa en sí (das Ding as Sich)” de la cosa nombrada en la lengua. Cada idioma —cada grupo de lenguas emparentadas— capta “el desierto de lo real” a través del “cristal con que lo mira”. Basta revisar el idioma inglés para descubrir cómo calca el movimiento de los objetos en el espacio-tiempo-energía. Go in/out/down/up/through/ahead/back… expresan ideas que se reencuentran en algunas lenguas mayas, mientras el español las ignora —las expresa bajo otro tinte gramatical— salvo quizás en su versión nuevo-mexicana: “ya estamos pa’tras de la quebrada (we’re back from the break)”.

Tampoco el funcionalismo —al investigar la manera particular de expresar las categorías lógico-gramaticales— propicia el estudio del náhuat-pipil, cuya tipología varía sensiblemente de la castellana. Menos aún, repercute el formalismo chomskiano cuyo inicio matemático —en los sesenta y setenta— coincide con la antedicha identificación de lo indígena a lo atlante, por parte del oscurantismo teosófico. Esta filosofía iniciática se halla vigente en la recopilación más exhaustiva de relatos en lengua náhuat-pipil: la investigación de Baratta (1959), quien por unas tres décadas se dedica al trabajo de campo. Baratta realiza el quehacer que ningún otro intelectual salvadoreño lleva a cabo en el siglo XX: transcribe en un alfabeto latino la literatura náhuat-pipil.

En seguida, cabe mencionar el trabajo olvidado de Juan G. Todd, Notas del náhuat de Nahuizalco (1953). Aun si no sobrepasa la formación de palabras —la morfología— Todd constituye “el mejor de los pioneros” según Campbell. Tal aserción verifica el retraso de los estudios lingüísticos en El Salvador. Hacia mediados del siglo XX, esta esfera de la investigación se sitúa en su preludio fundacional. La demora —que caracteriza la ciencia nacional del lenguaje— la confirma Pedro Geoffroy Rivas (1953), cuya gramática retoma los datos de Todd, de acuerdo a Campbell, a la vez que excluye toda referencia a la mito-poética náhuat-pipil. Por ello, su labor literaria emblemática —Yulcuicat-Versos (1962)—sólo incluye fuentes náhuatl-mexicanas y quichés, como si el despegue de una nueva vanguardia renovara el desdén por la mito-poética vernácula. Tales son las paradojas del nacionalismo salvadoreño que anhela arraigar una identidad de sí con datos primarios ajenos. El otro en lo mismo, según otro axioma borgeano.

A lo sumo, la candente discusión de Geoffroy Ricas con Jorge Lardé y Larín—sobre las etimologías y toponimias náhuat-pipiles— reconfirma que no existe una lingüística más allá de la palabra (Diario Latino, noviembre de 1957; Toponimia, 1961. Lardé y Larín, El Salvador, 1957). Ninguna estructura sintáctica compleja, semántica estructural, ni menos aún literaria y mítica, se prestan al debate político-científico. Hacia finales de los sesenta, en plena reforma educativa, el atraso de los estudios náhuat-pipiles lo reconfirma la mejor revista literaria de la época: Cultura, Revista del Ministerio de Educación (No 50, octubre-diciembre de 1968: 95-97). Para la exigencia intelectual de la ciudad letrada, una simple recopilación de cien palabras al azar satisface la complejidad de un “idioma autóctono de El Salvador”. En cambio, queda sin testimonio la narratología indígena, en sus sucesos inéditos que pasan (panu) ante el ojo (ix), como el descenso iniciático a los infiernos que vive todo neófito. Pese a que la gramática náhuat-pipil rige un modo testimonial, dizque tal categoría no existe previamente a todo testimonio de los sesenta.

Habrá que esperar la llegada de otro extranjero —el estadounidense Lyle Campbell (1985)— para que los estudios náhuat-pipiles se renueven. Campbell ofrece la gramática descriptiva más actualizada, el diccionario más exhaustivo con referencias al náhuatl-mexicano, al igual que una breve selección de textos mito-poéticos. Con su trabajo se alcanza la firma de los Acuerdos de Paz (1992), es decir, casi la clausura del siglo XX, sin una influencia directa ni categórica de la lengua indígena en la visión que la ciudad letrada inventa del indígena. El indígena en pintura —como simulacro de la verdad— sustituye al zoon logos ejon, al animal dotado de lenguaje, fundamento del animal político, del zoon politikon. La misma imagen que los artistas salvadoreños aún se niegan a cuestionar en su habla racional y estructurada por reglas sintácticas, disímiles al castellano.

No existe un tradicionalismo más arraigado que rechazar el estudio de la lengua de un pueblo al hablar del pueblo. Tal es la enseñanza de los clásicos que, en nombre de la identidad nacional, se recicla sin cese. El náhuat –pipil posee una “pronunciación pueril” y “pocas voces abstractas” (David J. Guzmán). “El náhuat más lleno de nosotros nunca se escribe” (Claudia Lars). Al náhuat-pipil “le llegó el tiempo de ser historia” (Juan Felipe Toruño). Del náhuat-pipil “no queda nada escrito” (Luis Gallegos Valdés). “No existe un problema indígena específico”, desde la época colonial, menos aún su lengua (Roque Dalton).

Sólo desde Comala siempre —en compañía de mis colegas los muertos— reafirmo el eurocentrismo sin remedio de una identidad nacional sumamente arraigada. La identidad la establece una tradición donde el Otro yace sino muerto, al menos mudo desde el inicio de la historia. Hasta el 2014, no existe una sala museográfica —una colección de estudios— que reconozca el aporte del idioma náhuat-pipil al conocimiento humano universal.

Por ello, al no “tratar las sombras como cosas sólidas”, bajo una “visión que se ingenia en volver a la memoria”, Dante —padre del exilio eterno llamado Tierra— me aconseja no aceptar otro dictamen que el de los muertos y el de los no-natos. El oprobio de tus hermanos será siempre la única recompensa en vida —me dicta (dichtung)— por revelar esta favilla sol de la sua gloria náhuat-pipil…

New Mexico Tech
Desde Comala siempre…
soter@nmt.edu

  • Rafael Lara-Martínez es investigador, escritor, lingüista, antropólogo y crítico literario. Lea su perfil en ICONOCLASTAS de El Faro. Más sobre este tema en una conferencia el jueves 28 de agosto (ver imagen).