CELEBRAN CUMPLEAÑOS 80 DE REVOLUCIONARIA BERTA DERAS

CELEBRAN CUMPLEAÑOS 80 DE REVOLUCIONARIA BERTA DERAS

SAN SALVADOR, 7 de junio de 2014 (SIEP) Familiares junto con compañeros y compañeras de lucha, celebraron esta tarde en el Centro Cultural Nuestra América el cumpleaños 80 de la revolucionaria y feminista salvadoreña Berta Deras.

Dinora Aguiñada, explicó que “mi mamá siempre ha sido un hermoso ejemplo para mí y mis hijas, ella me enseñó el amor a las plantas, el amor a la lectura, el amor a la lucha por la justicia y la igualdad, el amor a las artesanías, el amor a la belleza…”

Por su parte Berta, militante del Partido Comunista de El Salvador, PCS, desde 1958, compartió diversas anécdotas, entre estas de cuando visitaban comunidades como parte de las labores organizativas de Fraternidad de Mujeres Salvadoreñas, organización de la cual fue directiva.

Indicó Berta que “les agradezco a mis hijas y nietas, y a mis queridas amigas por este homenaje y les comparto que sigo activa, caminando, corriendo, espero llegar a los 100 años, sigo yendo a marchas, sigo cosiendo, sigo leyendo para entender lo que está pasando, sigo soñando con un nuevo país.”

Discurso del Presidente Salvador Sánchez Ceren en la Toma de Posesión

Se siente, estamos ante nuestro laborioso pueblo salvadoreño, este es nuestro pueblo, alegre, feliz.

Muy buenos días a todos y todas.

Quiero comenzar diciendo la presencia del ex Presidente Mauricio Funes, que lamentablemente perdió ayer a su madre.

Mauricio jamás olvidaré el gesto que has tenido al acompañarme en esta ceremonia en un día tan triste para tu familia, que el afecto del pueblo salvadoreño pueda darte paz en este momento de dolor.

Después de largos años de lucha por la justicia y la democracia en mi país, recibo con humildad y profundo respeto la banda presidencial. La recibo con el compromiso de ejercer la Presidencia para todos los salvadoreños y todas las salvadoreñas, aquí y en el exterior. Ejerceré la Presidencia con honradez, austeridad, eficiencia y transparencia.

Trabajaré incansablemente para alcanzar los grandes acuerdos de nación que nos permitan resolver los principales problemas del país y que faciliten la construcción de los cambios estructurales que El Salvador necesita.

La participación ciudadana será fundamental en mi gobierno. Porque el derecho y la responsabilidad de construir este país es de todos.

Queremos una ciudadanía activa, que haga contraloría social, que exija principios éticos a sus funcionarios.

Lo he dicho muchas veces y debo dejarlo claro: Los recursos del pueblo son sagrados y sólo se utilizarán para favorecer el desarrollo y el bienestar del mismo. Tal como se hizo en este gobierno, continuaremos el compromiso de NO MÁS CORRUPCIÓN.

Vamos a garantizar una gobernabilidad fundamentada en el crecimiento, en la distribución social del ingreso, en el respeto y la promoción de la institucionalidad democrática y de la seguridad jurídica y ciudadana. En síntesis, en la búsqueda permanente del desarrollo y el compromiso irrenunciable con la justicia social.

Para alcanzar los grandes acuerdos de país, hemos promovido instancias de concertación. Estamos trabajando en la formación de núcleos ciudadanos conformados por sacerdotes católicos, pastores evangélicos, empresarios, trabajadores, académicos, y una lista de personas que contribuyen a este gran acuerdo. Porque unidos crecemos todos.

Buscamos el respaldo de toda la sociedad para la creación de políticas públicas encaminadas a las prioridades del país: seguridad, empleo y educación.

En atención a esos ejes, estamos trabajando por una mayor integración de nuestro país al mundo. Esta cercanía es fundamental para ampliar las relaciones comerciales, la cooperación bilateral y estrechar lazos culturales y de amistad.

En la gira que hice en Centroamérica, platiqué con los Presidentes de la región sobre temas que son de gran relevancia política, económica y social. Tenemos raíces comunes, historias compartidas, problemas que nos afectan a todos, y retos mutuos. Por eso continuaremos nuestra apuesta en el Sistema de Integración Centroamericana. La integración es el mejor camino.

Un ejemplo es el esfuerzo que El Salvador, Honduras y Nicaragua, tres naciones hermanas, estamos haciendo en la región del Golfo de Fonseca. Trabajamos en un importante acuerdo, que convertirá a esa región en una zona de paz y beneficio económico para todos.

Centroamérica unida se fortalece mediante el acercamiento con los demás países de Latinoamérica.

Pero nuestros vínculos internacionales van más allá. Hay un gran número de salvadoreños que tienen su hogar fuera de El Salvador. Nosotros ya les garantizamos el derecho al voto desde el exterior, y trabajaremos junto con los demás gobiernos en el respeto de sus derechos. Ustedes están lejos pero son una parte importante de nuestra nación. Somos un solo pueblo.

Las relaciones con Estados Unidos, donde viven 2 millones de compatriotas, también son de fundamental importancia, y por eso vamos a profundizarlas en el campo económico y social.

El Asocio para el Crecimiento representa un eficaz plan que le brinda a El Salvador más posibilidades de hacer crecer su economía, reducir sus vulnerabilidades, disminuir la inseguridad y generar mayor inclusión. También estamos trabajando para formalizar la aprobación del Fomilenio II.

Para abrir nuevos mercados debemos mirar hacia todo el continente, América Latina y el Caribe, Europa, Asia y el mundo entero.

En el esfuerzo de hacer crecer la economía de nuestro país, estamos en avanzadas conversaciones respecto al ingreso de El Salvador a Petrocaribe. Estos acuerdos nos darán más oportunidades de desarrollo a través de plazos e intereses más favorables e impulsarán nuestro comercio exterior.

En ese mismo orden he dado instrucciones al canciller para que en un corto plazo estén en funcionamiento las consejerías económicas y comerciales con el fin de promover el comercio y la inversión.

El Salvador, el pulgarcito de América, nada tiene de pequeño en sus sueños y en sus retos. Sabemos que las soluciones requieren esfuerzo y compromiso. Por ello, las buscamos junto con las otras naciones. Porque unidos crecemos todos.

Estimado pueblo salvadoreño:

El proceso de modernización del Estado tendrá como base un férreo combate a la corrupción, a la evasión de impuestos y a la elusión fiscal.

Vamos a modernizar los mecanismos de profesionalización y formación permanente de nuestros funcionarios, a fin de garantizar mayor eficiencia y mejor atención en los servicios que dan las entidades gubernamentales.

La modernización del Estado será responsabilidad directa de la Secretaría Técnica de la Presidencia, para que la administración pueda responder de manera más rápida y eficiente a las demandas y necesidades de la población.

Crearemos la Secretaría de Participación Social y Transparencia, para elevar el estatus de estas características fundamentales de un gobierno dialogante y honesto.

Al Ministerio de Gobernación lo convertiremos en Ministerio de Desarrollo Territorial, porque la vocación principal del gobierno es territorializar sus políticas y garantizar que todo el país tenga las mismas oportunidades de progreso.

Vamos a transformar la Secretaría de Asuntos Estratégicos en Secretaría de Gobernabilidad y Comunicaciones. Queremos ampliar el diálogo y mantener una negociación permanente hacia la búsqueda de acuerdos con todas las fuerzas de la sociedad. Porque Unidos Crecemos Todos. Esa es mi convicción. Solo unidos podemos crecer, solo juntos podemos sacar adelante a El Salvador.

A partir de 2015, vamos a crear el Ministerio de Cultura para fortalecer nuestra identidad y potenciar la cultura y las artes como fundamentos de la transformación del país.

Y también, los de la sinfónica están felices, y también crearemos el Ministerio de la Mujer. Seguiremos ampliando, desde hoy, las acciones en beneficio de las mujeres en todas las carteras económicas y sociales.

Estoy convencido que debemos de trabajar por generar políticas de Estado más que políticas de gobierno. Porque debemos garantizar que nuestras proyecciones de cambio sean irreversibles.

Juntos romperemos el círculo de la pobreza.

Pueblo salvadoreño:

Este gobierno lo iniciamos con mucha esperanza y alegría.

Esto sólo es posible por la labor de nuestros héroes y mártires. Aquellos hombres y mujeres, personas visionarias, que entregaron su vida y soñaron con un país en democracia.

Por eso rindo tributo a los hijos e hijas de este pueblo que derramaron su sangre luchando por la justicia. Merecen especial reconocimiento los campesinos, obreros, estudiantes, sindicalistas, intelectuales, artistas y profesionales, que se organizaron y entregaron todo por una patria libre.

Reconozco también a los soldados y oficiales del ejército que murieron en cumplimiento de su deber.

Rindo un homenaje especial al querido líder Schafik Jorge Handal y a mi maestra y compañera de lucha Mélida Anaya Montes.

Su lucha permanente fue por los más pobres y excluidos. Eso es lo que identifica a mi partido, el FMLN: La Justicia Social. En ella se asientan los principios éticos y el sentido de mi gobierno.

Hoy, más que nunca, se cumplen las palabras de nuestro poeta Roque Dalton, cuando decía:

“Mi país que se levanta desde la pequeñez y el olvido para finalizar su vieja prehistoria de dolor y sangre”.

Deseo que ésta y las futuras generaciones valoren y comprendan nuestra historia. Que estimen los logros alcanzados y se comprometan en trabajar por desaparecer por completo la injusticia, el odio y el miedo.

Este día reivindicamos la paz, la democracia y el derecho que logramos como pueblo para decidir sobre nuestro propio destino y progreso.

Este nuevo tiempo comenzó a hacerlo realidad nuestro querido presidente Mauricio Funes, a quien brindo mi más sincero reconocimiento por haber dirigido dignamente la República de El Salvador. Estoy orgulloso de haberlo acompañado en la calidad de Vicepresidente.

Gracias por haber iniciado el proceso de cambio más grande en la historia de nuestro país. Como Mauricio ya lo ha manifestado, su trabajo ha sido guiado por nuestro obispo mártir Monseñor Romero, quien también guiará a este nuevo gobierno.

Queridos jóvenes:

Los invito a ser partícipes de este gobierno. No sólo porque ustedes son el presente y el futuro, sino porque ustedes deben ser la fuerza dinamizadora del quehacer de las políticas públicas. El bienestar de la niñez y de la juventud es el bienestar de toda la sociedad.

En mi reciente encuentro con el Papa Francisco compartimos la visión de que los jóvenes deben encontrar respuestas a sus inquietudes y necesidades.

El Papa lo expresaba en Brasil con la fuerza moral que lo caracteriza: “¡Queridos jóvenes, tengan un corazón grande! ¡No tengan miedo de soñar cosas grandes!…Por favor, no dejen que otros sean los protagonistas de los cambios. Ustedes son el futuro”.

Les extiendo mis manos para que con su juventud, sus capacidades, sus renovadas y distintas visiones del mundo, podamos construir juntos un país para ustedes y para las próximas generaciones. Porque Unidos Crecemos Todos jóvenes. Jóvenes unámonos para hacer crecer este país.

Mujeres salvadoreñas:

Durante el pasado gobierno ustedes tuvieron un importante reconocimiento gracias a las leyes que se aprobaron y a la construcción de espacios como Ciudad Mujer, que vamos a llevar a todos los departamentos. También entregamos el nuevo Hospital Nacional de la Mujer, a quien yo nominaré: “Doctora María Isabel Rodríguez”.

Fueron logros importantes pero debemos ir hacia adelante. Queremos que El Salvador quede libre de violencia hacia las mujeres. Que sea un país que avance en el cumplimiento de sus derechos. Por eso voy a trabajar, con ustedes, por más y mejores oportunidades.

Para ello, contaré con el apoyo decidido de mi esposa Margarita. Junto a ella cumpliré con este compromiso. Le agradezco por ser siempre mi compañera, el gran amor de mi vida, con quien he soñado y luchado por una patria en progreso y dignidad.

Aprovecho este momento para saludar a mis hijos y nietos, que además de colmar mi vida de alegrías, me han acompañado y apoyado en todo momento.

Amigos y amigas:

Hace cinco años asumimos el gobierno de El Salvador en medio de una profunda crisis financiera internacional. Había un déficit fiscal de más del 6% y un decrecimiento de menos 3.1%. A pesar de ese adverso escenario, rescatamos los empleos perdidos y creamos muchos más.

Iniciamos el proyecto más grande y ambicioso de programas sociales en la historia de nuestra nación, a través de la redistribución del ingreso con la que logramos ampliar la base productiva.

Estamos caminando hacia una economía más inclusiva. Hemos recuperado sectores esenciales, como la agricultura. Iniciamos la construcción de un nuevo país. Sentamos las bases del desarrollo y de la inclusión.

Agradezco a la Asamblea Legislativa que haya aprobado la Ley de Protección Social Universal, una iniciativa del gobierno para que no haya marcha atrás en estos programas.

Pero todavía hay un largo camino por recorrer.

Compartimos la esperanza de ver tiempos mejores para El Salvador. Y lo hacemos con los pies en la tierra y reconociendo que aún tenemos grandes desafíos que enfrentar, como un bajo crecimiento, un alto endeudamiento, poca inversión y falta de infraestructura.

Juntos podemos crear grandes oportunidades para el país. A través de la unión de todas las fuerzas productivas, económicas, políticas y sociales podremos hacer frente a estos temas. Porque, les vuelvo a repetir, unidos crecemos todos.

Nuestra primera apuesta es en el desarrollo económico. Vamos a poner énfasis en la transformación productiva y en una economía inclusiva. Impulsaremos una logística comercial que responda a la demanda de crecimiento y de generación de empleos.

A través de la inversión en infraestructura, y con una visión enfocada en el desarrollo del país, vamos a consolidar la Estrategia de Movilidad, Logística, Transporte y Puertos.

En ese marco, continuaremos con el proceso de ampliación del aeropuerto monseñor Romero, ampliaremos el puerto de Acajutla, construiremos el baipás de San Miguel, modernizaremos las aduanas en las fronteras terrestres. Esto nos permitirá ampliar el comercio y hacer una apuesta sólida en el sector exportador.

Para generar más confianza en los empresarios, vamos a seguir fortaleciendo las instituciones, trabajando con reglas claras y continuaremos garantizando la seguridad jurídica del país.

Sabemos que el apoyo al sector privado permitirá multiplicar de manera acelerada el empleo, dinamizar la economía y fortalecer el tejido empresarial. Nuestro sueño compartido debe ser un El Salvador productivo y competitivo, presente en los mercados globales.

A los trabajadores les digo que fortaleceremos las condiciones para generar empleos dignos con salarios justos y que defenderemos su dignidad y sus derechos laborales. Reconocemos en ustedes uno de los actores más importantes del crecimiento con equidad y justicia que buscamos para El Salvador.

Vamos a crear mecanismos de formación y capacitación que les permitan convertirse en un recurso humano más calificado y mejor preparado para las oportunidades que construiremos juntos.

Estamos seguros de que la unión entre gobierno, empresarios, trabajadores y las fuerzas políticas, generará más inversiones y empleos. Porque unidos crecemos todos.

Para poner a El Salvador en una mejor posición de competitividad, vamos a trabajar para atraer más inversión. Fomentaremos la producción nacional de valor agregado, incentivaremos a las empresas exportadoras e invertiremos en ciencia y tecnología.

Bajo esas mejores condiciones, el país será más atractivo para la inversión privada nacional y extranjera. Queremos ver también a nuestros compatriotas exitosos en el exterior invertir aquí en El Salvador.

En el campo está una parte de nuestra identidad nacional. Debemos dar pasos firmes hacia el fortalecimiento del sector y pasar de una agricultura de subsistencia a la agroindustria. Junto con los caficultores haremos realidad el pacto por el café para generar más producción y más empleo.

Nuestras políticas de desarrollo serán compatibles con la protección de los bienes naturales del país. Estamos conscientes de que debemos actuar en contra del impacto de la crisis ambiental y del cambio climático. Solo con una agenda de sustentabilidad ambiental podremos mejorar la calidad de vida de los salvadoreños.

El desarrollo económico debe ir de la mano del desarrollo social. Reconocemos que el acceso a la vivienda digna es una de las principales demandas del pueblo salvadoreño. En nuestro gobierno vamos a fortalecer e integrar las instituciones del sector para aumentar la construcción de vivienda y superar gradualmente este déficit.

Si queremos progreso también debemos garantizar inversión en salud y educación, que en los últimos cinco años tuvieron reformas trascendentales. En ambos rubros logramos la plena gratuidad eliminando las llamadas cuotas voluntarias. Los servicios públicos deben ser para todos.

Estamos comprometidos con la profundización y consolidación de la reforma de salud. Todos los niveles requieren de una mejora sustancial en la atención, y vamos a promoverla. Garantizaremos aquellos mecanismos que promuevan y faciliten la participación social y comunitaria, la intersectorialidad y la contraloría social.

La educación es también un pilar de la sociedad. Como maestro y ex Ministro de Educación, conozco de primera mano los retos. Vamos a trabajar para que todos los salvadoreños tengan acceso a la formación para la vida y la competencia laboral. Por ello, vamos a continuar con la reforma educativa, y a hacer realidad, en todo el país, el programa “Vamos a la Escuela”.

Hoy, con nuestro programa de paquetes escolares, brindamos zapatos, uniformes y útiles escolares para más de un millón trescientos mil estudiantes de parvularia y educación básica. Y llevaremos los paquetes escolares hasta el bachillerato.

Continuaremos el esfuerzo por erradicar el analfabetismo y trabajaremos por la formación superior y permanente de los maestros. Haremos realidad el programa “Un niño, una computadora”, y la instalación de internet en los centros escolares. Estamos comprometidos con el acceso a las tecnologías de la información.

También vamos a apoyar a la Universidad de El Salvador para iniciar el programa Universidad en Línea, e iniciaremos la formación tecnológica superior. Las universidades jugarán un rol importante en la formación para el desarrollo.

Pero el desarrollo no es posible si no se garantiza la seguridad ciudadana. Para alcanzarla, necesitamos de una gran unión de país que nos permita combatir a la delincuencia de forma eficaz. Debemos superar cualquier diferencia y unirnos por el interés común: vivir en paz, libres de violencia.

La seguridad ciudadana requiere que trabajemos unidos contra el crimen organizado, el narcotráfico, las extorsiones y toda expresión de violencia. Vamos a combatir la delincuencia en todas sus formas, con todos los instrumentos legales y coercitivos del Estado. La Fuerza Armada continuará acompañando las labores de la Policía Nacional Civil.

Fortaleceremos y continuaremos la depuración de la PNC. Articularemos y coordinaremos los esfuerzos institucionales a nivel nacional e internacional. Necesitamos de la participación activa de los gobiernos y liderazgos locales, de las organizaciones sociales, de empresarios, iglesias, comunidades y familias. Sólo juntos podremos superar la inseguridad y el miedo.

Pero debemos atacar también sus causas estructurales y brindar más oportunidades para la gente. Con educación, empleo e inversión en las comunidades, vamos a llevar tranquilidad y una vida digna a las familias salvadoreñas.

Nos comprometemos a implementar la política de justicia, seguridad y convivencia ciudadana. A fortalecer el Estado social y democrático de derecho protegiendo la vida, los derechos, y los bienes de las personas. Favoreceremos las condiciones de inversión y desarrollo mediante la construcción de un país seguro.

Vamos a fortalecer las instituciones que tienen el mandato constitucional de prevenir, combatir y castigar el crimen, y juntos garantizaremos la paz en cada uno de los territorios.

Modernizaremos el sistema penitenciario para revertir las condiciones de hacinamiento y convertir a nuestros centros penales en verdaderos espacios de rehabilitación. Combatiremos el ocio carcelario con un esquema de trabajo que capacite a los internos para que puedan incorporarse a actividades laborales y a una plena reinserción en la sociedad.

Veo un El Salvador donde la vida esté libre de riesgos, donde las ciudades sean espacios seguros de convivencia, donde los ciudadanos se encuentren protegidos.

A partir de hoy, me pongo al frente del Sistema Nacional de Seguridad Ciudadana.

Todos estos retos que tenemos que enfrentar sólo podremos resolverlos con unión, diálogo y plena reconciliación.

Ya hemos dado un gran ejemplo al mundo con los acuerdos de paz. A través de ellos pudimos terminar con una cruenta guerra. Los acuerdos constituyen el principio de una nueva transición en El Salvador para la construcción de los pilares más firmes de la democracia.

Pero el país tiene una deuda moral con los desaparecidos y sus familias que debe ser solventada.

Mi gobierno se compromete a reivindicar la memoria histórica.

Impulsaremos iniciativas de manera conjunta, que acompañen y ayuden a que las familias conozcan la verdad.

Es tiempo también de asumir la responsabilidad con las personas lisiadas y los excombatientes. Nuestro gobierno afirma hoy el compromiso de atender y dar los beneficios necesarios para que ellos y los familiares de los combatientes caídos puedan reincorporarse plenamente a la vida social y laboral.

Estoy consciente que los problemas y los enfoques son diversos y que tenemos una sociedad plural. Yo, como firmante de los Acuerdos de paz, sé que su eje transversal es promover una sociedad abierta a la negociación, al diálogo y al debate permanente y respetuoso de las ideas.

Debemos encontrar siempre los puntos que tenemos en común, las necesidades colectivas y las oportunidades de construir juntos un país en donde vivamos en progreso, con dignidad, donde tengamos justicia y paz duradera. Solo así lograremos una verdadera reconciliación nacional.

Los salvadoreños no debemos mirar hacia un horizonte esperanzador, debemos avanzar juntos hacia él.

La realidad que vive y que vivimos nos exige consensuar, buscar acuerdos y soluciones porque insisto solamente porque unidos crecemos todos.

Estoy convencido, lo hicimos en los Acuerdos de Paz, nos unimos y sacamos el país adelante, ahora en este momento requiere que pongamos todas nuestras voluntades, todas nuestras fuerzas aunque tengamos pensamientos diversos, pero somos salvadoreños y queremos a nuestra patria El Salvador.

No olvidemos que somos un solo pueblo. Una sola patria, donde cada uno de nosotros merece la oportunidad de vivir feliz y en paz.

Es preciso que seamos solidarios, que nos unamos por nuestras familias y por el país. Es tiempo de entendernos, de avanzar, de dialogar, de concertar para el bien de todos.

No importa de dónde venimos, dónde vivimos, si somos jóvenes o adultos, en este país todos tenemos un lugar. El Salvador es de todos y para todos.

Estoy aquí para trabajar con Oscar Ortiz, el vicepresidente, junto a ustedes. Porque unidos crecemos todos.

Estoy dispuesto a dar lo mejor de mí.

Que Dios nos bendiga a todos y bendiga a El Salvador en esta nueva etapa de su historia.

Muchas gracias.

Gracias infinitamente, se los agradezco de todo corazón a nombre de mi esposa, a nombre de Oscar.

Les agradezco su presencia, y esta energía y esta alegría que le han imprimido a este acto.

Muy buenas tardes.

«Díganle a mi hija que morí luchando…»

“Díganle a mi hija que morí luchando”

Recuerdo que esa noche me desperté por los sonidos incesantes, parecían cohetes navideños, pero poco a poco me di cuenta que era algo más. En plena oscuridad mis padres se levantaron y en secreto murmuraban algo, luego nos levantaron y de manera improvisada crearon una especie de refugio dentro de la casa: unieron los colchones de las diversas camas y nos metieron a mi hermano y a mí, luego ellos dos entraron. Así comenzó aquel episodio de mi vida, a mis diez años conocí un personaje del cual había escuchado historias terribles, pero que en realidad no conocía: La guerra.

En noviembre de 1989 vivíamos en un suburbio de Soyapango, al oriente de la Capital salvadoreña. Años después, por mis propios medios investigué y logré conocer que, justamente la noche del 11 de noviembre, columnas de combatientes del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN), que venían de Guazapa y otras zonas del norte del país entraron a Soyapango, por el Río Sucio o el Río Las Cañas, que justamente lindaba con la colonia en la que vivíamos.

En efecto, cuando las balas cesaron (no recuerdo cuánto tiempo pasó) y logramos salir brillaba un sol radiante y en lo alto del pasaje habían personajes extraños, pero muy interesantes para la curiosidad infantil. Todos los cipotes fuimos subiendo hasta la punta del pasaje y nos acercamos, poco a poco, a un amable señor de gran barba y traje verde olivo, sobre su hombro un arma muy larga, junto a él unas jóvenes de pelo alborotado, sonreían muy tranquilas. Conversaron con los cipotes más grandes y a los pequeños nos regalaron dulces, creo que la señora de la tienda, la niña Martha les regaló cosas y ellos compartieron con nosotros. Todo parecía en calma.

Luego de un rato y de satisfacer la curiosidad infantil, de ver “un guerrillero” en vivo y en directo y darnos cuenta que eran jóvenes normales como cualquiera, pasamos a las labores cotidianas. Mi hermano y yo a comprar las tortillas, donde la niña Leti, cuya casa quedaba justo arriba del pasaje. De repente zumbaron las balas, algunas atravesaron las laminas de la humilde tortillería, y todos los que nos encontrábamos ahí instintivamente nos agachamos, yo levantaba la cabeza, porque quería ver qué pasaba.

Pero el señor barbudo nos gritó: “todos al suelo y cúbranse… estos hijos de puta nos están disparando”. Los Hijos de Punta se transportaban en el avión y disparaban contra los combatientes, estuviese, quien estuviese presente. Por suerte, el asunto no paso a más y todos salimos ilesos, por lo menos ese día, y mi hermano y yo salimos en guinda hasta la casa.

No estoy segura cuántos días y noches pasaron, pero tengo la impresión que fueron muy pocos. Entre esos días hubo una noche cruel, sellada con el toque de queda y donde el avión pasó disparando y disparando, zumbaban las balas en los techos. Cuando el avión había cesado su amenaza, a lo lejos, con vos quedita una desesperada voz femenina decía “ayúdenme, déjenme entrar, ando perdida…”, alguien tocaba las puertas y portones, pero creo que nadie abrió.

Cuando amaneció se escuchaba un pesado silencio. Como era lógico los cipotes del pasaje comenzaron a salir de las casas y formamos un grupo grande, yo era la única niña, que recuerde que se unió al grupo. Hasta el pasaje llegaron rumores que habían unos muertos en la entrada de la colonia, cerca del obraje y decidimos ir a ver.
Cuando terminamos de subir la cuesta (Bosques del Río es una colonia de eternas colinas) llegamos y pude ver que había dos cuerpos, una mujer y hombre. La escena era impactante: primero se encontraba un joven, muy joven, casi como nosotros, sin barba y de piel blanca, acostado, como si descansara mirando al cielo, pero estaba inmóvil frente a un sol caliente, su uniforme roto y la mezcla del verde con un café oscuro sobre la tela era una señal de la sangre que brotó hacia horas, debido a los múltiples disparos que había recibido. Su rostro estaba descubierto, la gorra que llevaba estaba zafada, como que si su cabeza hubiese golpeado el suelo sin mayores cuidados, sus ojos y su boca abiertos mirando hacia arriba, pero apagados, sin luz, ni aliento.

A unos metros estaba una joven. Lo primero que me llamó la atención fue su cabello negro totalmente alborotado, salvaje, su uniforme verde, sus botas negras y su pantalón dentro de ellas. Ella se encontraba hincada y recostada sobre sus piernas desangradas y el asfalto, a un costado tenía el fusil, o no sé qué era, pero era un arma grande, casi del largo de su cuerpo (ahora que analizo la escena daba la impresión que estaba en posición de defensa y que ahí habían sido sorprendidos por un ataque aéreo).

A su alrededor y sobre sus piernas habían varias bolsas de sal, parecía que intentaban cubrir la sangre, pero mi mente infantil no comprendía ¿Para qué la sal? Pensé. En ese momento una señora que pasaba por ahí dijo: “niño no dejes que la niña vea esto, se va a traumar” y mi hermano, que era un par de años mayor, intentó infructuosamente taparme los ojos, pero la verdad es que estábamos frente a una realidad que nos tenía absortos y continuamos observando.

De repente, algo llamó mucho mi atención, se trataba de un pedazo de cartón que la joven tenía colocado sobre su pecho y en él había una frase escrita con un color rojo oscuro, casi café, que decía “Díganle a mi hija que morí luchando”. Desde ese instante y con el pasar de los años surgieron miles de dudas o interrogantes ¿Quién era la hija? ¿Qué lucha era esa? ¿Quién era esta joven madre? ¿Por qué murió así? ¿Dónde está esa hija? ¿Se habrá enterado la hija de lo sucedido a su madre? ¿Pudo alguien llevar ese último y sentido mensaje?

Siempre he mantenido esa inquietud de saber quién era esa hija y poderle decir el último mensaje de su madre y contarle que sus restos, junto a los de aproximadamente 20 combatientes, en su gran mayoría jóvenes, fueron enterrados por la comunidad en una fosa común, ubicada en un predio baldío de la Colonia Los Ángeles, frente a la entrada de la Colonia Monte Blanco, de Soyapango.

Años después, en ese mismo lugar se construiría un local para ANTEL, que luego pasó a ser TELECOM, y que fue ahí cuando encontraron y extrajeron los restos, de esos muchachos, luego no sé qué pasaría con ellos.

Hoy, muchos años después, esa frase ha marcado mi corazón y siempre pienso si esa hija conoció el heroico legado de su madre. Quizás justamente por ese mensaje, que no estaba dirigido para mí, pero que de alguna manera me provocó empatía a pesar de mi ignorancia infantil, años después comencé a trabajar en la búsqueda de personas desaparecidas durante la guerra.

Lilian Navas, una ausencia muy presente

Lilian Navas, una ausencia muy presente
mayo 28, 2014 Voces Comentar
Publicado en: Contracorriente – Dagoberto Gutiérrez, Nacionales, Voces Ciudadanas

El tambor de la tormenta sacudía el techo de la pequeña habitación, la luz de los focos de la calle se filtraba por una pequeña ventana medio abierta que daba a la calle mientras el resto permanecía totalmente oscuro. Las calles empezaban a llenarse del agua de la lluvia y en una pequeña cama en cuya cabecera se levantaba una especie de muro de diarios, libros y revistas, una mujer de cerca de 80 años respiraba gruesamente.

Dagoberto Gutiérrez

Son las doce de la noche y es un día jueves, es este jueves recién pasado 22 de mayo, la respiración inunda la pequeña estancia y se abraza con la oscuridad y con la soledad, nadie sabe que a esa hora, en ese día y en ese lugar una vida se fuga con la muerte y Lilian Navas deja de ser para empezar a ser.

La vida resulta ser un regalo y cada quien aprende a usar este regalo de la mejor manera, a nadie le enseñan a vivir y cada quien tiene que aprender a hacerlo a costa de su propio pellejo. Siendo muy joven Lilian aprendió a vivir en el lado izquierdo de la vida, a moverse en la esquina clandestina, en el árbol de la resistencia y en el callejón de una existencia y una vida enfrentada a los poderes, a los opresores y a todo aquello que significara injusticia y opresión sobre los humildes.

La Lilian era muy pequeña de estatura, con una carita redonda, una risa entre nerviosa y desafiante, con una palabra que intentaba cortarle las alas al aire y que siempre fijaba posición. Parecía que pesaba las palabras en una balanza de plata y media la letra con un metro de diamante, escuchaba con atención y aprobaba con entusiasmo cuando estaba de acuerdo y se oponía con cautela en el desacuerdo. Aprendió a vivir de su trabajo y a trabajar para vivir, siempre pareció y apareció solitaria, pero siempre en medio de la muchedumbre, en las manifestaciones de protesta, en los primeros de mayo, en las campañas electorales de oposición y de resistencia. Supo que votar no decide nada que todo depende de elegir y de quien elija.

No se le conocieron amores rutilantes ni amoríos clandestinos, aunque no tenia mal concepto de los hombres, pero sin duda, era muy cuidadosa en el arte de jugar con el amor y con el corazón, pero siempre fue una muchacha alegre, dueña de la vida y sobre todo, dueña de la independencia tanto en lo que tiene que ver con las ideas como en lo relacionado al pensamiento.

La guerra la encontró en la calle vendiendo y distribuyendo los periódicos clandestinos y siempre parecía y aparecía como alguien inofensiva y nada digna de peligro, pero no se sabía que ahí, en esa pequeña mujer estaba expresada y encerrada toda la resistencia, toda la indignación y toda la claridad y firmeza que algún día encontraremos en toda la gente, en todas las calles y los caminos.

Los años y la edad la fueron sorprendiendo así como nos sorprende a todos porque avanzando lentamente, como si fueran hormigas tenaces, los años aprenden a enamorarse de la vida y la vida aprende a fugarse con los años en las noches más oscuras y en las madrugadas más fría y así, la vida aprende a desaparecer.

Una anemia aparentemente insuperable invadió lentamente el organismo de Lilian y los dolores de cabeza, los dolores en los píes, los dolores en el alma, los dolores en la vida toda, hasta los dolores en el mismo dolor, hicieron residencia en esta pequeña mujer que siempre aparecía sonriente y desafiante, enfrentada a la vida y convidada a la existencia.

Aprendió a vivir sola, pero nunca aprendió a vivir en soledad porque su relación con los diarios, con las revistas era algo parecido al vínculo que se da entre las hojas de un árbol y el viento que las hace danzar. Así era la Lilian, muy bien informada de los acontecimientos nacionales, bien enterada de lo internacional y siempre descubriendo el camino verdaderamente popular, aprendiendo a establecer la diferencia entre la popularidad y lo popular, aprendió, por eso, a pagar costos porque supo rápidamente que pensar resulta, casi siempre peligroso en un mundo donde la oscuridad de la cabeza, el miedo y la falta de voluntad te puede llevar a un cargo público.

Su cabellera gris y sus ojos grises parecieron entrar en un remolino y la soledad de la hora y del lugar ahuyentó los dolores y todo pareció como un sueño prolongado y un sueño profundo. Todo parece ser que la muerte termina, porque es el límite de los límites y nosotros somos seres mortales no tanto porque morimos sino porque tenemos conciencia de la muerte, nos distanciamos de los otros animales desde el momento en que en algún lugar y en algún momento y por alguna razón, empezamos a enterrar a nuestros muertos, aquí empezó todo.

Pero la relación de la vida y la muerte siempre resulta para nosotros un sueño laberíntico y cuando se mueren así como Lilian Navas, en la cama en la que siempre ha dormido, en el lado que siempre has dormitado, con los dolores que has conocido, esta muerte que sigue siéndolo es, al mismo tiempo, el anuncio de una nueva vida y sobre todo, en el caso de Lilian es el paso a una ausencia que siempre estará presente, porque es el ejemplo de una mujer que siempre supo encontrar el camino donde estaba la gente, donde estaban sus intereses, siempre supo que para transformar la realidad hay que ser subversivo y hay que aprender a mirarla sin bajar la cabeza. La Lilian supo esto siempre y por eso todos los días y todas las mañanas seguirá caminando, seguirá sonriendo con desafío y su cabellera gris seguirá moviéndose al viento como amplia bandera.

Nunca nos sorprenderá su ausencia, pero siempre sentiremos su presencia.

¿La Revolución ciudadana tiene quién la defienda?

¿La Revolución ciudadana tiene quién la defienda?

Boaventura de Sousa Santos
Blog Público

Los intelectuales de América Latina, entre los que me considero por adopción, han cometido dos tipos de errores en sus análisis de los procesos políticos de los últimos cien años, sobre todo cuando contienen elementos nuevos, ya sean ideales de desarrollo, alianzas para construir el bloque hegemónico, instituciones, formas de lucha, estilos de hacer política. Por supuesto, los intelectuales de derecha también han cometido muchos errores, pero aquí no me ocuparé de ellos. El primer error ha consistido en no hacer un esfuerzo serio para comprender los procesos políticos de izquierda que no encajan fácilmente en las teorías marxistas y no marxistas heredadas. Las primeras reacciones a la Revolución cubana son un buen ejemplo. El segundo tipo de error ha consistido en silenciar, por complacencia o temor de favorecer a la derecha, las críticas de los errores, desviaciones y hasta perversiones por las que han pasado estos procesos, perdiendo así la oportunidad de transformar la solidaridad crítica en instrumento de lucha.

Desde 1998, con la llegada de Hugo Chávez al poder, la izquierda latinoamericana ha vivido el período más brillante de su historia y tal vez uno de los más brillantes de la izquierda mundial. Obviamente, no podemos olvidar los primeros momentos de las Revoluciones rusa, china y cubana ni tampoco los éxitos de la socialdemocracia europea durante la posguerra. Pero los gobiernos progresistas de los últimos quince años son particularmente notables por varias razones: se producen en un momento de gran expansión del capitalismo neoliberal ferozmente hostil a proyectos nacionales en divergencia con él; son internamente muy diferentes, dando cuenta de una diversidad de la izquierda hasta entonces desconocida; nacen de procesos democráticos con una elevada participación popular, ya sea institucional o no institucional; no exigen sacrificios a las mayorías en nombre de un futuro glorioso, sino que tratan, por el contrario, de transformar el presente de quienes nunca tuvieron acceso a un futuro mejor.

Escribo este texto siendo muy consciente de la existencia de los errores mencionados y sin saber si tendré éxito en evitarlos. Además, me centro en el caso más complejo de todos los que constituyen el nuevo período de la izquierda latinoamericana. Me refiero a los gobiernos de Rafael Correa en Ecuador, en el poder desde 2006. Para empezar, algunos puntos de partida. En primer lugar, se puede discutir si los gobiernos Correa son de izquierda o de centroizquierda, pero me parece absurdo considerarlos de derecha, como pretenden algunos de sus opositores de izquierda. Dada la polarización instalada, creo que estos últimos sólo reconocerán que Correa fue en última instancia de izquierda o centroizquierda en los meses (o días) siguientes a la eventual elección de un gobierno de derecha. En segundo lugar, es opinión ampliamente compartida que Correa ha sido, “a pesar de todo”, el mejor presidente que Ecuador ha tenido en las últimas décadas y el que ha garantizado mayor estabilidad política después de muchos años de caos. En tercero, no cabe duda de que Correa ha emprendido la mayor redistribución de la renta de la historia de Ecuador, contribuyendo a la reducción de la pobreza y al fortalecimiento de las clases medias. Nunca tantos hijos de las clases trabajadoras llegaron a la universidad. ¿Pero por qué todo esto, que es mucho, no es suficiente para tranquilizar al “oficialismo” y convencerlo de que el proyecto de Correa, con o sin él, proseguirá después de 2017 (próximas elecciones presidenciales)?

Aunque Ecuador vivió en el pasado algunos momentos de modernización, Correa es el gran modernizador del capitalismo ecuatoriano. Por su amplitud y ambición, el programa de Correa tiene algunas similitudes con el de Kemal Atatürk en la Turquía de las primeras décadas del siglo XX. Ambos están presididos por el nacionalismo, el populismo y el estatismo. El programa de Correa se basa en tres ideas principales. La primera es la centralidad del Estado como conductor del proceso de modernización y, vinculada a ella, la idea de soberanía nacional, el antiimperialismo estadounidense (cierre de la base militar de Manta; expulsión de personal militar de la embajada de Estados Unidos; lucha agresiva contra Chevron y la destrucción ambiental que ha causado en la Amazonia) y la necesidad de mejorar la eficiencia de los servicios públicos. La segunda, “sin perjudicar a los ricos”, es decir, sin alterar el modelo de acumulación capitalista, consiste en generar con urgencia recursos que permitan llevar a cabo políticas sociales (compensatorias, en el caso de la redistribución de la renta, y potencialmente universales, en el caso de la salud, la educación y la seguridad social) y construir infraestructuras (carreteras, puertos, electricidad, etc.) con el fin de volver la sociedad más moderna y equitativa. En tercer lugar, por estar todavía subdesarrollada, la sociedad no está preparada para altos niveles de participación democrática y ciudadanía activa, que pueden resultar disfuncionales para el ritmo y la eficacia de las políticas en curso. Para que esto no ocurra, hay que invertir mucho en educación y desarrollo. Hasta entonces, el mejor ciudadano es aquel que confía en el Estado, que conoce bien cuál es su verdadero interés.

¿Este vasto programa choca o no con la Constitución de 2008, considerada una de las más progresistas y revolucionarias de América Latina? Veámoslo. La Constitución apunta a un modelo alternativo de desarrollo (e incluso a una alternativa al desarrollo) fundada en la idea de buen vivir, una idea tan nueva que sólo puede formularse correctamente en una lengua no colonial, el quechua: sumak kawsay. Esta idea presenta desdoblamientos muy interesantes: la naturaleza como ser vivo y, por tanto, limitado, sujeto y objeto de cuidado, y nunca como recurso natural inagotable (los derechos de la naturaleza); la economía y la sociedad intensamente pluralistas, orientadas por la reciprocidad, la solidaridad, la interculturalidad y la plurinacionalidad; Estado y política con un carácter altamente participativos, involucrando diferentes formas de ejercicio democrático y de control ciudadano del Estado.

Para Correa (casi) todo esto importante, pero se trata de un objetivo a largo plazo. A corto plazo, y de manera urgente, es necesario crear riqueza para redistribuir los ingresos, realizar políticas sociales e infraestructuras esenciales para el desarrollo del país. La política tiene que asumir un carácter sacrificial, dejando de lado lo que más valora para que un día pueda rescatarlo. Así, es necesario intensificar la explotación de recursos naturales (minería, petróleo, agricultura industrial) antes de que sea posible depender menos de ellos. Para ello, es preciso llevar a cabo una agresiva reforma de la educación superior y una vasta revolución científica basada en la biotecnología y la nanotecnología para crear una economía del conocimiento a medida de la riqueza de la biodiversidad del país. Todo esto sólo dará frutos (tenidos como ciertos) muchos años después.

A la luz de esto, el Parque Nacional Yasuní, tal vez el más rico en biodiversidad del mundo, tiene que ser sacrificado y la explotación petrolera realizada, a pesar de las promesas iniciales de no hacerlo, no sólo porque la comunidad internacional no colaboró en la propuesta de no explotación, sino sobre todo porque los ingresos previstos derivados de la explotación están vinculados a inversiones en curso y su financiación por países extranjeros (China) tiene como garantía la explotación petrolera. En esta línea, los pueblos indígenas que se han opuesto a la explotación son vistos como obstáculos al desarrollo, víctimas de la manipulación de dirigentes corruptos, políticos oportunistas, ONG al servicio del imperialismo o jóvenes ecologistas de clase media, ellos mismos manipulados o simplemente inconsecuentes.

La eficiencia exigida para llevar a cabo tan amplio proceso de modernización no puede verse comprometida por el disenso democrático. La participación ciudadana es bienvenida, pero sólo si es funcional y eso, de momento, sólo puede garantizarse si recibe una mayor orientación del Estado, es decir, del Gobierno. Con razón, Correa se siente víctima de los medios de comunicación que, como ocurre en otros países del continente, están al servicio del capital y la derecha. Trata de regular los medios de comunicación y la regulación propuesta tiene aspectos muy positivos, pero a la vez tensa la cuerda y polariza las posiciones de tal modo que de ahí a la demonización de la política en general hay un corto paso. Periodistas son intimidados, activistas de movimientos sociales (algunos con una larga tradición en el país) son acusados ​​de terrorismo y la consecuente criminalización de la protesta social parece cada vez más agresiva. El riesgo de transformar adversarios políticos, con los que se discute, en enemigos que es necesario eliminar, es grande. En estas condiciones, el mejor ejercicio democrático es el que permite el contacto directo de Correa con el pueblo, una democracia plebiscitaria de nuevo tipo. Al igual que Chávez, Correa es un comunicador brillante y sus habituales apariciones semanales en los programas de radio y televisión de los sábados (“sabatinas”) son un ejercicio político de gran complejidad. El contacto directo con los ciudadanos no tiene como objetivo que estos participen en las decisiones, sino más bien que las ratifiquen mediante una socialización seductora que se presenta desprovista de contradicción.

Con razón, Correa considera que las instituciones del Estado nunca han sido social o políticamente neutrales, pero es incapaz de distinguir entre neutralidad y objetividad en base a procedimientos. Por el contrario, piensa que las instituciones estatales deben involucrarse activamente en las políticas del Gobierno. Por eso es natural que el sistema judicial sea demonizado si toma alguna decisión hostil al Gobierno y celebrado como independiente en caso contrario; que la Corte Constitucional se abstenga de decidir sobre cuestiones polémicas (como en el caso de la comunidad de La Cocha en materia de justicia indígena) si las decisiones pueden perjudicar lo que se juzga el interés superior del Estado; que un dirigente del Consejo Nacional Electoral, encargado de verificar las firmas para una consulta popular sobre la no explotación de petróleo en Yasuní, promovida por el movimiento Yasunidos, se pronuncie públicamente contra la consulta antes de efectuar la verificación. La erosión de las instituciones, típica del populismo, es peligrosa sobre todo cuando estas no son fuertes desde el principio debido a los privilegios oligárquicos de siempre. Y es que cuando el líder carismático abandona la escena (como ocurrió trágicamente con Hugo Chávez), el vacío político alcanza proporciones incontrolables debido a la falta de mediaciones institucionales.

Y esto resulta aún más trágico en cuanto es cierto que Correa ve su papel histórico como la construcción del Estado-nación. En tiempos de neoliberalismo global, el objetivo es importante e incluso decisivo. No obstante, se le escapa la posibilidad de que este nuevo Estado-nación sea institucionalmente muy diferente del modelo de Estado colonial o Estado criollo y mestizo precedente. Por eso la reivindicación indígena de la plurinacionalidad, en vez de ser manejada con el cuidado que la Constitución recomienda, es demonizada como peligro para la unidad (es decir, la centralidad) del Estado. En lugar de diálogos creativos entre la nación cívica, que consensualmente es la patria de todos, y las naciones étnico-culturales, que exigen respeto por la diferencia y autonomía relativa, se fragmenta el tejido social, centrándose más en los derechos individuales que en los colectivos. Los indígenas son ciudadanos activos en construcción, pero las organizaciones indígenas independientes son corporativas y hostiles al proceso. La sociedad civil es buena siempre que no esté organizada. ¿Una insidiosa presencia neoliberal dentro del postneoliberalismo?

Se trata, por tanto, del capitalismo del siglo XXI. Hablar del socialismo del siglo XXI es, por el momento, y en el mejor de los casos, un objetivo lejano. A la luz de estas características y contradicciones dinámicas que el proceso dirigido por Correa contiene, centroizquierda es quizá la mejor manera de definirlo políticamente. Tal vez el problema resida menos en el Gobierno que en el capitalismo que él promueve. Paradójicamente, parece componer una versión postneoliberal del neoliberalismo. Cada remodelación ministerial ha producido el fortalecimiento de las élites empresariales vinculadas a la derecha. ¿Será que el destino inexorable del centroizquierda es deslizarse lentamente hacia la derecha, tal y como ha sucedido con la socialdemocracia europea? Si esto ocurriese, sería una tragedia para el país y el continente. Correa generó una megaexpectativa, pero perversamente la manera en que pretende que no se convierta en una megafrustración corre el riesgo de apartar a los ciudadanos, como quedó demostrado en las elecciones locales del pasado 23 de febrero, en las que el movimiento Alianza País, que lo apoya, sufrió un fuerte revés. Cuesta creer que el peor enemigo de Correa es el propio Correa. Al pensar que tiene que defender la Revolución ciudadana de ciudadanos poco esclarecidos, malintencionados, infantiles, ignorantes, fácilmente manipulables por políticos oportunistas o enemigos procedentes de la derecha, Correa corre el riesgo de querer hacer la Revolución ciudadana sin ciudadanos, o lo que es lo mismo, con ciudadanos sumisos.Los ciudadanos sumisos no luchan por aquello a lo que tienen derecho, sólo aceptan lo que les es dado. ¿Puede aún Correa rescatar la gran oportunidad histórica de llevar a cabo la Revolución ciudadana que se propuso? Pienso que sí,pero el margen de maniobra es cada vez más reducido y los verdaderos enemigos dela Revolución ciudadana parecen estar cada vez más cerca del Presidente. Para evitar esto, y en solidaridad con la Revolución ciudadana,todos debemos contribuir a impulsarla.

A tal efecto,identifico tres tareas básicas. En primer lugar, hay que democratizar la propia democracia, combinando democracia representativa con verdadera democracia participativa. La democracia que se construye únicamente desde arriba siempre corre el riesgo de convertirse en autoritarismo en relación a los de abajo. Por mucho que le cueste, Correa tendrá que sentirse suficientemente seguro de sí mismo para, en lugar de criminalizar el disenso (siempre fácil para quien tiene el poder), dialogar con los movimientos, las organizaciones sociales y con los jóvenes yasunidos, aunque los considere “ecologistas infantiles”. Los jóvenes son los aliados naturales dela Revolución ciudadana, de la reforma de la educación superior y de la política científica, si esta se lleva acabo con sensatez. Alienar a los jóvenes parece un suicidio político.

En segundo lugar, hay que desmercantilizar la vida social, no sólo a través de políticas sociales, sino también a través de la promoción de economías no capitalistas, campesinas, indígenas, urbanas, asociativas. Ciertamente, no está en consonancia con el buen vivir entregar bonos a las clases populares para que se envenenen con la comida basura que inunda los centros comerciales. La transición al postextractivismo se hace con cierto postextractivismo y no con la intensificación del extractivismo.El capitalismo,abandonado a sí mismo,sólo conduce a más capitalismo, por trágicas que sean las consecuencias.

En tercer lugar, hay que compatibilizar la eficiencia de los servicios públicos con su democratización y descolonización. En una sociedad tan heterogénea como la ecuatoriana, hay que reconocer que el Estado, para ser legítimo y eficaz, tiene que ser un Estado heterogéneo, conviviendo con la interculturalidad y, de manera gradual, con la propia plurinacionalidad, siempre en el marco de la unidad del Estado garantizada por la Constitución. La patria es de todos, pero no tiene que ser de todos de la misma manera. Las sociedades que fueron colonizadas todavía hoy están divididas en dos grupos de poblaciones: los que no pueden olvidar y los que no quieren recordar. Los que no pueden olvidar son aquellos que tuvieron que construir como suya la patria que comenzó siéndoles impuesta por extranjeros; los que no quieren recordar son aquellos a los que les cuesta reconocer que la patria de todos tiene en sus raíces una injusticia histórica que está lejos de ser eliminada y que es trabajo de todos eliminarla gradualmente.

Fui docente de la UES en 1970… Entrevista con Rolando Orellana (II)

Fui docente de la UES en 1970…
Entrevista con Rolando Orellana (II)

SAN SALVADOR, 17 de mayo de 2014 (SIEP) “Cuando en 1970 ingrese a trabajar como docente en la Universidad de El Salvador, me encontré con un esfuerzo colectivo por que la educación superior sirviera al país y a los sectores populares. Ya se habían recorrido varios años de la Reforma Universitaria iniciada en 1960…” nos comenta Rolando Orellana, revolucionario salvadoreño.

Agrega que “como PCS por medio de Schafik (Handal) y otros compañeros participamos en el diseño e implementación de esa Reforma Universitaria, la cual fue fortalecida con la llegada a la Rectoría del Dr. Fabio Castillo Figueroa, propuesto y respaldado por organizaciones estudiantiles que abogaban por mejorar la enseñanza universitaria.”

“Llegue a trabajar al departamento de Filosofía de la Facultad de Humanidades, que estaba dirigido por el Dr. Humberto Velásquez, conocido popularmente en aquellos tiempos como Pirrimplin, por su naturaleza traviesa y ocurrente y luego como sabes, como Gato Sabio. El Departamento de Filosofía quedaba en unos salones que estaban luego de la entrada del IVU, al lado izquierdo, al final de un pasillo, ahí tenía su local.”

“La Universidad entonces se había abierto a los sectores populares. Anteriormente era sumamente elitista, se ponían requisitos para ingresar y si ingresabas el estudio era costoso, y no podían costearlos los que terminaban bachilleres pero eran de familias pobres.”

Antes, los estudiantes sin posibilidades económicas y que avanzaban al bachillerato lo que hacían era ponerse a trabajar. Los que llegaban a la UES tenían que dedicarle tiempo completo al estudio. Y entonces la Universidad aplicaba una política de puertas abiertas. Para esa época se crearon los centros regionales en Santa Ana y San Miguel, contaba con un programa de becas para estudiantes de escasos recursos económicos, y había construido las residencias estudiantiles.

La Reforma Universitaria significó la transformación de la Facultad de Humanidades, que impartía Filosofía, Letras, Psicología, Educación, Periodismo y que estaba alejada del resto de carreras. La Reforma Universitaria transformó la Facultad de Humanidades en Facultad de Ciencias y Humanidades, vinculando las Humanidades con las Ciencias como dos áreas de trabajo. Y las Humanidades eran tratadas con un nuevo enfoque basado en el estudio de la Realidad Salvadoreña mientras que en la otra área, se crea el Instituto de Ciencias (Matemáticas, Física, Biología y Química).

Se establece para todos los estudiantes de Nuevo Ingreso las Áreas Comunes que tenían como materias básicas la Filosofía y las Matemáticas. Y esto permitió sensibilizar al estudiante de nuevo ingreso, acercarlo a la comprensión de la realidad nacional. Los estudiantes sin excepción cursaban Filosofía, con un nuevo enfoque, el estudio del mundo y de la vida cercano a la realidad. No en las nubes, sino en esta tierra.

Cuando convocan a concurso para plazas de docentes en el departamento de Filosofía participo, y una parte de las exigencias era saber no solo de la Filosofía sino también de la realidad del país. Y ambos aspectos me favorecen. Venía de Moscú, había leído a los clásicos, a Hegel (la Filosofía del Derecho), a Kant, a los Enciclopedistas, etc. El examen me permite ganar la plaza. Me nombran instructor de cátedra, era el que daba los laboratorios. Fui instructor de Filosofía General que la impartía el Dr. Velásquez. Por cierto me acuerdo que Rafael Arce Zablah fue alumno mío, muy inteligente y amigable, pero cuando se entero que yo había estudiado en la URSS cambió completamente, el anticomunismo lo cegó.

Entre los docentes de Filosofía se encontraban América Aguilar de Miranda, Jorge Arias Gómez, Carlos Inocente Gallardo, el Dr. Velásquez, que era muy bromista, pero también progresista ya que le gustaba el PR, y habían dos profesores españoles: Mariano García Villa, padre de Marianela García Villa y Juan Serrano. Los dos eran muy cultos, políticamente eran republicanos y salieron de España con la irrupción del General Francisco Franco que derrotó militarmente a la República e instauró una dictadura militar fascista que apoyó a Hitler.

Y también estaban Oscar Acevedo y José Luís Quan Pineda, que luego fueron dirigentes de la Resistencia Nacional ; Rafael Duran Barraza, que fue presidente del Consejo Nacional de la Judicatura; el Chele Rafael Menjívar, Moisés Urbina y Miriam Medrano, que luego se casa con Oscar Acevedo. Antes estuvo casada con Reynaldo Hernández, médico graduado en la URSS con especialidad en Psiquiatría.

Por cierto, Miriam fue amiga muy cercana de Lil Milagro Ramírez. Blanco Gallo ya sonaba pero era todavía estudiante. Aunque la mayoría de docentes era progresista, en esa época únicamente Jorge y yo militábamos. Para esa época Raúl Castellanos Figueroa era docente en Periodismo y Miguel Ángel Saenz Varela era docente en Medicina, y luego fue secretario general de la UES, con la administración de Lito Menjívar.

Fíjate que la primera vez que enfrente a mi grupo de trabajo tuve stress escénico. Me puso muy nervioso, pero pude pasar rápidamente la prueba. Los estudiantes no creían que era docente porque estaba muy joven, tenía 24 años, cumplí 25 en 1970. Me decían bachiller. Rápidamente aprendí a dar clases o sea la metodología de la enseñanza superior. Y me pusieron ya de profesor de filosofía.

Los grupos de clase eran numerosos, de 80, 100 estudiantes. El atractivo era que todo lo hacíamos con un enfoque de realidad nacional, no eran divagaciones abstractas sino análisis de la realidad. Y hacíamos uso de la libertad de cátedra para orientar los contenidos programáticos.

Docente en San Miguel

Acepte ir a dar clases al centro universitario de oriente, en San Miguel, Viajábamos un grupo de docentes los fines de semana, allá nos alojábamos, ya que no había suficientes docentes para atender la demanda estudiantil. Y también realice trabajo político. Donde quiera que iba dejaba organización de de Juventud (Comunista). Pero tuve que desistir de ir a Oriente porque me afectó en la salud, tuve una fuerte recaída de rinitis alérgica, provocada por el polen de las flores.

Esto fue en 1971 durante la segunda huelga de ANDES, me acuerdo que realizamos diversas actividades en apoyo a los maestros, los que se tomaban las escuelas y desde ahí se mantenía el paro. Una vez me llegaron a buscar unos estudiantes para que fuéramos a apoyar a una escuela que comenzaba a flaquear. Fuimos y hablamos con los maestros acerca de la importancia del sacrificio que realizaban.

En estas jornadas se nos incorporaron muchos jóvenes estudiantes, que se incorporaban a la Juventud Comunista, incluido el actual Coordinador del FMLN, Medardo González, que después se pasa a las FPL. Estuvo en Círculos de Estudio nuestros, lo mismo Juan Ramón Medrano, que después fue dirigente del ERP. En aquel tiempo la UES alquilaba casas donde se daban las clases. Se había comprado un terreno para hacer el campus pero este quedaba lejos de la ciudad y no estaba construido.

La casa donde se impartía Filosofía era una casa grande, colonial, de balcones, con habitaciones que daban a la calle. Y para la segunda huelga de ANDES en 1971, era conocida nuestra posición en apoyo a los maestros y cuando estaba dando clase note que llegaban a colocarse a los balcones dos tipos que se ponían a escuchar la clase. No me miraban, solo escuchaban. Eran dos agentes de la Policía Nacional, de la sección de Investigaciones Criminales, que así se llamaba entonces la policía política. Ellos quizás no me reconocían pero yo si.

Cuando tenía quince años los conocí y ya eran agentes. Vivíamos en un mesón que estaba frente a lo que hoy es La Tiendona. Ahí alquilaban los dos un cuarto. Cuando no estaban de turno se quedaban departiendo frente al zaguán y ahí nos hicimos amigos. Una vez bromeando le saque el carnet que andaba en la bolsa de la camisa y vi que era de la SIC de la PN. Y me los vuelvo a encontrar en San Miguel y en 1971 vigilando a su antiguo amigo.

Organizando la Juventud Comunista, JCS

Por otra parte, a nivel político al regresar de la URSS recibí la tarea de organizar la Juventud Comunista. En este esfuerzo coordinaba con Armando Herrera, que en ese entonces dirigía el Frente de Acción Universitaria, FAU y se estaban organizando iniciativas de estudiantes de secundaria (AES) y de grupos de obreros (JOS), que había que encauzar. Me correspondió atender políticamente a un grupo de jóvenes obreros que trabajaban en la Carrocería Moderna. Entre estos jóvenes estaba el Chelito, José Luís Merino. Con ellos trabajamos hasta que estalló el conflicto. Uno de sus integrantes de apellido Morán, conocido como el Mapache, cayó en la guerra.

También trabaje con un grupo de universitarios, que estudiaban Medicina o ya habían egresado, entre los que estaba Roberto Vargas, el hermano del Chato Vargas, que era muy crítico del Partido y que le gustaba utilizar el término de “tozudos” para calificar algunas acciones. También estaba Salvador Moncada que era de nacionalidad hondureña, también crítico.

Ese año de 1971 organizamos la primera organización de docentes universitarios, la Asociación de Educadores Universitarios, AEU. Pero dura poco tiempo, hasta el 19 de julio de 1972 cuando intervienen la UES. Fui de su primera y única directiva.

Después de la segunda huelga de ANDES, se vino la campaña de la UNO para llevar a la presidencia al Ing. Napoleón Duarte. Y después se vino el golpe de estado de marzo de 1972. En cada una de estas jornadas se incorporaban nuevos jóvenes a la lucha popular y a la organización juvenil comunista.

Yo llevaba el registro de la militancia juvenil y lo tenía en mi oficina de la UES, pero el 18 de julio decido sacarlo porque se escuchaban ya rumores de una posible intervención, el día siguiente intervienen, y los militares en sus declaraciones de los hallazgos hablaban de haber encontrado “el archivo de los comunistas” con nombres y direcciones. A saber que fue lo que encontraron porque el archivo estaba seguro.

Luego de la intervención militar a la UES quedo desempleado. Solo nos pagaron un salario. Me pongo a buscar trabajo. Para ese entonces estaba de jefa del departamento de Filosofía Alma América Aguilar de Miranda. Y me llama y me dice: consiga una entrevista con el gerente de CAESS, él piensa igual que Usted y seguramente le va dar trabajo. Fui y me recibió. Le explique done había estudiado.

Me dijo: sabe que esta es una empresa capitalista ¿cómo se va acomodar? Le respondí que ese no era problema porque el trabajo es profesional. Me respondió: aquí le damos trabajo pero se le exige que renuncie públicamente a su ideología, y publíquelo en algún periódico para que la gente se entere, lo mismo hice yo. Al escuchar sus palabras la sangre me hervía de indignación. Me quede viéndolo fijamente, le agradecí por el tiempo y me fui.

Para enfrentar la situación de desempleo me ayudó José Luís Merino. Me explico que a su fábrica llegaban a vender el día de pago diversos productos, ropa, pantalones, zapatos. Llégate –me dice- y nosotros te vamos a conseguir los clientes. Les das como enganche al crédito en diez pagos. Me fui a buscar a Reynaldo Hernández, un amigo que traía zapato fabricado en Nicaragua y le pedí que me diera una docena en consignación, y que le iba apagar conforme fuera vendiendo. El primer sábado los vendí todos y hasta me faltaron. Y así la fui pasando.

Por otra parte Schafik había hecho gestiones por medio del Partido del Pueblo de Panamá, PPP, para que me consiguieran empleo allá en la Universidad. Y me dice Schafik que le habían respondido positivamente y que saque los papeles para irme, que saque el pasaporte. Lo hago y solo me faltaba la constancia de la policía. Y la fui a sacar. Era cuestión de días para salir del país. En esas vueltas andaba cuando me encuentro con un viejo amigo, ingeniero mecánico que estudio en la Unión Soviética, a Manuel de Jesús Castro. Y decidimos ir al cine, vamos al Magestic a ver que exhiben me dice.

En la Guardia Nacional

Y agrega: mira vamos al UDN y allá vemos el periódico para ver que películas están exhibiendo. Fuimos al local que estaba sobre la Avenida España al costado norte del hoy Teatro Roque Dalton. Salimos y solo habíamos caminado unos treinta metros cuando se detiene un vehículo y se bajan tres tipos armados con fusiles y nos obligan violentamente a meternos al carro. Y empiezan a golpearnos. Nos esposan y nos dan una gran paliza dentro del carro, de puñetazos y patadas. Nos llevan a la Guardia Nacional.

Era el 12 de febrero de 1973. De la gran golpiza perdemos el conocimiento, al despertar estamos vendados y con capuchas. Cuando comenzamos a tomar conciencia descubrimos que en la celda donde nos encontramos hay otras personas además de nosotros. Cuando se oye que abren la puerta y entra un sujeto y me señala y dice:¡este hijo de puta aquí quiere irse para Panamá y no se lo vamos a permitir! ¿Cómo sabían? Claro, por la constancia que fui a pedir, ahí había que dar los datos para que se quería el documento. Otro agente entra y señalando a Manuel dice. ¡ A esta garra yo la conozco! Y le da un golpe. Esa noche escuchamos que los guardias estaban haciendo un gran relajo ya que les habían permitido celebrar el “día de la amistad” con prostitutas de la Avenida.

El siguiente día que era jueves, al sentirme solo, logro levantar la venda que cubría mis ojos y reconozco a las personas que me rodeaban, se trataba del Tío Julio (Salazar), Carlos Ruiz, Guillermo Ramirios, Mario Aguiñada, Do Lito Sandoval (de Santa Ana) y otros. Luego llegan y nos quitan las capuchas. Al vernos e identificarnos nos sentimos más fuertes. Nos preguntábamos: ¿qué había pasado? ¿Por qué estábamos capturados? Nos habían sacado de nuestras casas y de nuestros trabajos. El sábado llegan de nuevo y nos vuelven a esposar y a poner las vendas. Pónganse de pie. Nos sacan. Sentimos de nuevo el calor del sol. Nos meten a un camión. Vamos hacia el oriente. Seguimos vendados. Llegamos a un lugar y nos quitan las vendas. Estamos en el aeropuerto de Ilopango. Van para Guatemala nos dicen. Nos alegramos que no nos han matado.

Fue un viaje corto. Al aterrizar y pasar a migración nos recibe la Policía Nacional de Guatemala. Nos llevan al Cuartel Central de la PN en pleno centro de la capital. Nos ubican en las cuadras de los agentes, en sus dormitorios. Nos registran. Pedimos comida y bañarnos. Lo conceden y nos ofrecen un –me acuerdo- delicioso desayuno. Y luego de comer, ante nuestra sorpresa, nos tiran a la calle, a que nos arregláramos por nosotros mismos. Nos fuimos a la Zona 1, a buscar un hotel.

Conseguimos un hotel allá por la terminal de trenes, el Hotel Guatemala. Pagábamos un dólar por día con derecho a habitación y comida. El dueño del hotel estaba feliz por nuestra llegada. Comenzamos a movernos. Nos fuimos para la Universidad a buscar contactos. Ahí organizamos una conferencia de prensa e hicimos la denuncia de cómo nos habían sacado de nuestro país y como el gobierno guatemalteco estaba involucrado. Se arma un gran escándalo.

Éramos la noticia principal, con fotos y entrevistas. Nos pusieron vigilancia fuera del hotel y teníamos que ir a firmar diariamente al Cuartel Central de la PN. Nos dispusimos a tramitar el asilo político para evitar tener que estar yendo a la PN. El embajador salvadoreño en Guatemala era el Coronel Eduardo “El Chato” Casanova. Era un tipo vulgar, una vez nos invita a la embajada y nos aconseja que no regresemos a El Salvador, que nos fuéramos para otro país. Nos dice: miren porque no se van para Cuba, yo les pago el pasaje…pero ¡ya no regresen!

Un día aparecieron por el hotel un grupo de abogados guatemaltecos y preguntan por mi, los recibo y me dicen que viene de parte del Colegio de Abogados de Guatemala, que se sienten avergonzados por este hecho y muy solidarios con todos nosotros, y aquí esta ésta bolsa de dinero, recogida con todos los abogados de nuestra institución, por favor acepten este gesto de solidaridad. Y esto nos dio la idea de realizar colectas y nos íbamos para los mercados: somos exiliados salvadoreños, pedimos solidaridad. La gente colaboraba, nos daban dinero, pudimos así pagar el hotel. Incluso lo de la firma en la PN se fue relanceando. Y finalmente obtuvimos asilo político.

Además reanudamos el contacto con el PCS. Manteníamos reuniones secretas. Una vez llego Vanzetti y pide hablar conmigo. Me dice: el Partido lo necesita, vengo a llevarlo. Sí esta de acuerdo, nos vamos. Salimos para San Salvador. Pasamos por un punto ciego. Pasamos a la par de la caseta de la policía aparentando ser gente de la localidad, con una bolsa de comprados. Regrese a San Salvador en abril de ese año, pase casi un mes en Guatemala.

Vivía en la más absoluta clandestinidad porque había orden de matarme (matarnos) si regresaba. Me aísle de mi familia, solo me comunique una vez con mi hermano mayor, Tito. Llegue al lugar disfrazado y no me reconoció. Al saludarlo, me reconoció. A mi hermano lo habían capturado en vías de investigación, y lo tuvieron capturado tres días en la Policía Nacional. Y es que cuando me capturan vivía en su casa, él me había dado posada y entonces sospechaban, pero él no militaba.

La tarea para la cual el Partido me necesitaba era la de contribuir a la fase final de organización de la Juventud Comunista, la JCS. Para crear la Juventud Comunista se crea una comisión. Esta Schafik, en ese entones Emilio, Armando Herrera (Palmiro) y mi persona. Al realizarse el Congreso de Fundación de la JCS, asumo la secretaría general, mi pseudónimo era José. Se elige además un comité central y un comité ejecutivo. Al crearse la JCS mi vida sigue siendo clandestina.

Schafik consideraba que con la creación de la JC se daba un paso importante en la lucha revolucionaria del pueblo salvadoreño. Nos reuníamos frecuentemente, estaba muy interesado en los avances como en las dificultades de la JC. Cuando nos visitaban de otros partidos hermanos, hacíamos una reunión única PCS-JCS, como cuando una vez vinieron los mexicanos, del PCM. Y le preguntaron a Schafik ¿y quien es el secretario general de la JCS? Este que esta aquí. Y me señala. Bastante joven comentaron.

Fíjate que la casa donde vivía estaba vigilada. Vivía por la zona del antiguo Cine Terraza, en la Rábida. En la 33 Calle Oriente bis. Era una casa de apartamentos. Uno de mis vecinos era el músico Chando Orellana. El otro vecino era un misterio. Nunca lo había visto aunque sabía que ahí vivía alguien. No se comunicaban, y siempre pasaba cerrado. La vigilancia la hacía un policía que se paraba frente a la casa por largos periodos, luego se iba y volvía a regresar. Su presencia era ya habitual. Luego me entere que mataba tres pájaros de un solo tiro: vigilaba la casa de la familia de Saénz Varela, que quedaba arriba, me vigilaba y la casa donde vivía Lil Milagro Ramírez, que era el apartamento misterioso, claro, de esto me entere ya en la guerra. A los tres nos seguían.

Con Torrijos en Panamá

Fíjate que en 1971 se intensifica el esfuerzo del pueblo panameño por recuperar el Canal y se recibe una invitación para que una delegación universitaria vaya a Panamá y se solidarice con estos esfuerzos conducidos por el General Omar Torrijos, que por cierto había estudiado aquí en la Escuela Militar. La invitación de una forma u otra llega al FAU y se arma la comitiva. Íbamos 25 jóvenes. Nos fuimos en un avión militar saliendo de Ilopango. Llegamos y nos reunimos con Torrijos y visitamos el canal. Fue un gesto de solidaridad con esta lucha antiimperialista, que lograba incluso el apoyo de sectores militares salvadoreños. Por otra parte, en 1974 abren la UES y me reincorporo como docente…

“Colonialidad del poder, eurocentrismo y América Latina”: Aníbal Quijano

“Colonialidad del poder, eurocentrismo y América Latina”: Aníbal Quijano
19/07/2012 Deja un comentario Go to comments

La globalización en curso es, en primer término, la culminación de un proceso que comenzó con la constitución de América y la del capitalismo colonial/ moderno y eurocentrado como un nuevo patrón de poder mundial. Uno de los ejes fundamentales de ese patrón de poder es la clasificación social de la población mundial sobre la idea de raza, una construcción mental que expresa la experiencia básica de la dominación colonial y que desde entonces permea las dimensiones más importantes del poder mundial, incluyendo su racionalidad específica, el eurocentrismo. Dicho eje tiene, pues, origen y carácter colonial, pero ha probado ser más duradero y estable que el colonialismo en cuya matriz fue establecido. Implica, en consecuencia, un elemento de colonialidad en el patrón de poder hoy mundialmente hegemónico. En lo que sigue, el propósito principal es abrir algunas de las cuestiones teóricamente necesarias acerca de las implicancias de esa colonialidad del poder respecto de la historia de América Latina

I. América y el nuevo patrón de poder mundial

América se constituyó como el primer espacio/tiempo de un nuevo patrón de poder de vocación mundial y, de ese modo y por eso, como la primera identidad de la modernidad. Dos procesos históricos convergieron y se asociaron en la producción de dicho espacio/tiempo y se establecieron como los dos ejes fundamentales del nuevo patrón de poder. De una parte, la codificación de las diferencias entre conquistadores y conquistados en la idea de raza, es decir, una supuesta diferente estructura biológica que ubicaba a los unos en situación natural de inferioridad respecto de los otros. Esa idea fue asumida por los conquistadores como el principal elemento constitutivo, fundante, de las relaciones de dominación que la conquista imponía. Sobre esa base, en consecuencia, fue clasificada la población de América, y del mundo después, en dicho nuevo patrón de poder”. De otra parte, la articulación de todas las formas históricas de control del trabajo, de sus recursos y de sus productos, en torno del capital y del mercado mundial.

Raza, una categoría mental de la modernidad

La idea de raza, en su sentido moderno, no tiene historia conocida antes de América. Quizás se originó como referencia a las diferencias fenotípicas entre conquistadores y conquistados, pero lo que importa es que muy pronto fue construida como referencia a supuestas estructuras biológicas diferenciales entre esos grupos.

La formación de relaciones sociales fundadas en dicha idea, produjo en América identidades sociales históricamente nuevas: indios, negros y mestizos y redefinió otras. Así términos como español y portugués, más tarde europeo, que hasta entonces indicaban solamente procedencia geográfica o país de origen, desde entonces cobraron también, en referencia a las nuevas identidades, una connotación racial. Y en la medida en que las relaciones sociales que estaban configurándose eran relaciones de dominación, tales identidades fueron asociadas a las jerarquías, lugares y roles sociales correspondientes, como constitutivas de ellas y, en consecuencia, al patrón de dominación colonial que se imponía. En otros términos, raza e identidad racial fueron establecidas como instrumentos de clasificación social básica de la población.

Con el tiempo, los colonizadores codificaron como color los rasgos fenotípicos de los colonizados y lo asumieron como la característica emblemática de la categoría racial. Esa codificación fue inicialmente establecida, probablemente, en el área britano-americana. Los negros eran allí no solamente los explotados más importantes, pues la parte principal de la economía reposaba en su trabajo. Eran, sobre todo, la raza colonizada más importante, ya que los indios no formaban parte de esa sociedad colonial. En consecuencia, los dominantes se llamaron a sí mismos blancos.

En América, la idea de raza fue un modo de otorgar legitimidad a las relaciones de dominación impuestas por la conquista. La posterior constitución de Europa como nueva id-entidad después de América y la expansión del colonialismo europeo sobre el resto del mundo, llevaron a la elaboración de la perspectiva eurocéntrica de conocimiento y con ella a la elaboración teórica de la idea de raza como naturalización de esas relaciones coloniales de dominación entre europeos y no-europeos. Históricamente, eso significó una nueva manera de legitimar las ya antiguas ideas y prácticas de relaciones de superioridad/inferioridad entre dominados y dominantes. Desde entonces ha demostrado ser el más eficaz y perdurable instrumento de dominación social universal, pues de él pasó a depender inclusive otro igualmente universal, pero más antiguo, el inter-sexual o de género: los pueblos conquistados y dominados fueron situados en una posición natural de inferioridad y, en consecuencia, también sus rasgos fenotípicos, así como sus descubrimientos mentales y culturales. De ese modo, raza se convirtió en el primer criterio fundamental para la distribución de la población mundial en los rangos, lugares y roles en la estructura de poder de la nueva sociedad. En otros términos, en el modo básico de clasificación social universal de la población mundial.

Undécima carta a las izquierdas: ¿ecología o extractivismo?

Undécima carta a las izquierdas: ¿ecología o extractivismo?
12 dic 2013
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En la décima carta a las izquierdas afirmé que al inicio del tercer milenio las izquierdas se debaten entre dos desafíos principales: la relación entre democracia y capitalismo; y el crecimiento económico infinito (capitalista o socialista) como indicador básico de desarrollo y progreso. En este texto voy a centrarme en el segundo desafío.

Antes de la crisis financiera, Europa era la región del mundo donde los movimientos ambientalistas y ecologistas tenían más visibilidad política y donde la narrativa de la necesidad de complementar el pacto social con el pacto natural parecía gozar de una gran aceptación pública. Sorprendentemente o no, con el estallido de la crisis estos movimientos y esta narrativa desaparecieron de la escena política y las fuerzas políticas más directamente opuestas a la austeridad financiera reclaman crecimiento económico como única solución, y excepcionalmente hacen alguna declaración algo ceremonial sobre la responsabilidad ambiental y la sostenibilidad. De hecho, las inversiones públicas en energías renovables fueron las primeras sacrificadas por las políticas de ajuste estructural. Antes de la crisis el modelo de crecimiento en vigor era el principal blanco de crítica de los movimientos ambientalistas y ecologistas precisamente por insostenible y producir cambios climáticos que, según los datos la ONU, serían irreversibles a muy corto plazo, según algunos, a partir de 2015. Esta rápida desaparición de la narrativa ecológica muestra que el capitalismo no sólo tiene prioridad sobre la democracia, sino también sobre la ecología y el ambientalismo.

Hoy, sin embargo, resulta evidente que, en el umbral del siglo XXI, el desarrollo capitalista toca los límites de carga del planeta Tierra. En los últimos meses se han batido varios récords de peligro climático en Estados Unidos, la India, el Ártico, y los fenómenos climáticos extremos se repiten cada vez con mayor frecuencia y gravedad. Prueba de ello son las sequías, las inundaciones, la crisis alimentaria, la especulación con productos agrícolas, la escasez creciente de agua potable, el uso de terrenos agrícolas para agrocombustibles, la deforestación de bosques. Poco a poco se va constando que los factores de la crisis están cada vez más articulados y son, en última instancia, manifestaciones de la misma crisis, que por sus dimensiones se presenta como crisis civilizatoria. Todo está relacionado: la crisis alimentaria, la ambiental, la energética, la especulación financiera sobre las commodities y los recursos naturales, la apropiación y concentración de tierra, la expansión desordenada de la frontera agrícola, la voracidad de la explotación de los recursos naturales, la escasez de agua potable y su privatización, la violencia en el campo, la expulsión de poblaciones de sus tierras ancestrales para dar paso a grandes infraestructuras y megaproyectos, las enfermedades inducidas por la dramática degradación ambiental, con mayor incidencia de cáncer en determinadas zonas rurales, los organismos modificados genéticamente, el consumo de agrotóxicos, etc. La Conferencia de Naciones Unidas sobre Desarrollo Sostenible, Rio+20, celebrada en junio de 2012, fue un fracaso rotundo debido a la complicidad mal disfrazada entre las élites del Norte global y las de los países emergentes para dar prioridad a los beneficios de sus empresas a costa del futuro de la humanidad.

La valoración internacional de los recursos financieros permitió en varios países de América Latina una negociación de nuevo tipo entre democracia y capitalismo. El fin (aparente) de la fatalidad del intercambio desigual (las materias primas siempre menos valoradas que los productos manufacturados) que encadenaba a los países de la periferia del sistema mundial al desarrollo dependiente permitió que las fuerzas progresistas, antes vistas como “enemigas del desarrollo”, se liberasen de este fardo histórico, transformando el boom en una ocasión única para llevar a cabo políticas sociales y de redistribución de la renta. Las oligarquías y, en algunos países, sectores avanzados de la burguesía industrial y financiera altamente internacionalizados, perdieron buena parte del poder político gubernamental, pero a cambio vieron aumentado su poder económico. Los países cambiaron sociológica y políticamente hasta el punto de que algunos analistas vieron el surgimiento de un nuevo régimen de acumulación, más nacionalista y estatista: el neodesarrollismo basado en el neoextractivismo.

Sea como sea, este neoextractivismo tiene como base la explotación intensiva de los recursos naturales y plantea, en consecuencia, el problema de los límites ecológicos (por no hablar de los límites sociales y políticos) de esta nueva (vieja) fase del capitalismo. Esto resulta más preocupante en cuanto que este modelo de “desarrollo” es flexible en la distribución social pero rígido en su estructura de acumulación. Las locomotoras de la minería, del petróleo, del gas natural, de la frontera agrícola son cada vez más potentes y todo lo que interfiera en su camino y complique el trayecto tiende a ser aniquilado como obstáculo al desarrollo. Su poder político crece más que su poder económico, la redistribución social de la renta les confiere una legitimidad política que el anterior modelo de desarrollo nunca tuvo, o sólo tuvo en condiciones de dictadura.

Dado su atractivo, estas locomotoras son magníficas para convertir las señales cada vez más perturbadoras de la inmensa deuda ecológica y social que crean en un coste inevitable del “progreso”. Por otro lado, privilegian una temporalidad afín a la de los gobiernos: el boom de los recursos no va a durar siempre, y eso hay que aprovecharlo al máximo en el menor espacio de tiempo. El brillo del corto plazo ofusca las sombras del largo plazo. Mientras que el boom configure un juego de suma positiva, cualquiera que se interponga en su camino es visto como ecologista infantil, campesino improductivo o indígena atrasado de los que a menudo se sospecha que se trata de “poblaciones fácilmente manipulables por Organizaciones No Gubernamentales no se sabe al servicio de quién”.

En estas condiciones, resulta difícil activar principios de precaución o lógicas a largo plazo. ¿Qué sucederá cuando termine el boom de los recursos? ¿Cuando sea evidente que la inversión en “recursos naturales” no fue debidamente compensada por la inversión en “recursos humanos”? ¿Cuando no haya dinero para generosas políticas compensatorias y el empobrecimiento súbito cree un resentimiento difícil de manejar en democracia? ¿Cuando los niveles de enfermedades ambientales sean inaceptables y sobrecarguen los sistemas públicos de salud hasta volverlos insostenibles? ¿Cuando la contaminación de las aguas, el empobrecimiento de las tierras y la destrucción de los bosques sean irreversibles? ¿Cuando las poblaciones indígenas, quilombolas y ribereñas expulsadas ​​de sus tierras cometan suicidios colectivos o deambulen por las periferias urbanas reclamando un derecho a la ciudad que siempre les será negado? La ideología económica y política dominante considera estas preguntas escenarios distópicos exagerados o irrelevantes, fruto del pensamiento crítico entrenado para pronosticar malos augurios. En suma, un pensamiento muy poco convincente y en absoluto atractivo para los grandes medios.

En este contexto, sólo es posible perturbar el automatismo político y económico de este modelo mediante la acción de movimientos sociales y organizaciones lo suficientemente valientes para dar a conocer el lado destructivo sistemáticamente ocultado de este modelo, dramatizar su negatividad y forzar la entrada de esta denuncia en la agenda política. La articulación entre los diferentes factores de la crisis deberá llevar urgentemente a la articulación entre los movimientos sociales que luchan contra ellos. Es un proceso lento en que la historia particular de cada movimiento todavía pesa más de lo que debería, aunque ya son visibles articulaciones entre luchas por los derechos humanos, la soberanía alimentaria, contra los agrotóxicos, los transgénicos, la impunidad de la violencia en el campo, la especulación financiera con los alimentos, luchas por la reforma agraria, los derechos de la naturaleza, los derechos ambientales, los derechos indígenas y quilombolas, el derecho a la ciudad, el derecho a la salud, luchas por la economía solidaria, la agroecología, la gravación de las transacciones financieras internacionales, la educación popular, la salud colectiva, la regulación de los mercados financieros, etc.

Al igual que ocurre con la democracia, sólo una conciencia y una acción ecológica robusta y anticapitalista pueden enfrentar con éxito la vorágine del capitalismo extractivista. Al “ecologismo de los ricos” hay que contraponer el “ecologismo de los pobres”, basado en una economía política no dominada por el fetichismo del crecimiento infinito y del consumismo individualista, sino en las ideas de reciprocidad, solidaridad y complementariedad, vigentes tanto en las relaciones entre los seres humanos como en las relaciones entre los humanos y la naturaleza.

“Calibán y la bruja”: Reseña de Amparo Moreno Sardà

“Calibán y la bruja”: Reseña de Amparo Moreno Sardà
04/03/2012 Deja un comentario Go to comments

En 1984, Silvia Federici y Leopoldina Fortunati publicaron Il Grande Calibano. Storia del corpo social rebella nella prima fase del capitale (Milán, Franco Agneli). Veinte años después, Silvia Federici publicó Caliban and the Witch Women. The Body and Primitive Accumulation. Esta obra, traducida al castellano en 2010 como Calibán y la bruja. Mujeres, cuerpo y acumulación originaria, merece algo más que una reseña convencional.

En el Prefacio, Federici explica las diferencias entre las dos obras. Il Grande Calibano, fruto de un proyecto de investigación iniciado a mediados de los setenta con la feminista italiana Leopoldina Fortunati, fue un intento de repensar el análisis de la acumulación primitiva de Marx desde un punto de vista feminista, y una crítica a la teoría del cuerpo de Foucault, que ignora el proceso de reproducción, funde las historias femenina y masculina en un todo indiferenciado y se desinteresa por el “disciplinamiento” de las mujeres hasta el punto que nunca menciona la caza de brujas. La tesis que se defendía era que la historia de las mujeres requiere analizar los cambios que el capitalismo introdujo en el proceso de reproducción social y especialmente en el de reproducción de la fuerza de trabajo. Caliban y la bruja responde a un mayor conocimiento sobre la historia de las mujeres y a un contexto social diferente. En consecuencia, se propone repensar el desarrollo del capitalismo desde un punto de vista feminista evitando las limitaciones de una “historia de las mujeres” separada del sector masculino de la clase trabajadora.

Poco después de la publicación de Il Grande Calibano, Federici se desplazó de Estados Unidos a Nigeria donde trabajó como profesora entre 1984 y 1986, años que constituyeron un “punto de inflexión para la mayoría de los países africanos”. La autora explica así su experiencia. En respuesta a la crisis de la deuda, el gobierno nigeriano entró en negociaciones con el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial y adoptó “un programa de ajuste estructural, la receta universal de Banco Mundial para la recuperación económica en todo el planeta”. Conseguir que Nigeria llegase a ser competitiva en el mercado internacional suponía “una nueva ronda de acumulación primitiva y una racionalización de la reproducción social orientada a destruir los últimos vestigios de propiedad comunal y de relaciones comunales, imponiendo de este modo formas más intensas de explotación”. Presenció en directo procesos similares a los que había estudiado en Il Grande Calibano. “En Nigeria comprendí que la lucha contra el ajuste estructural formaba parte de una larga lucha contra la privatización y el “cercamiento”… de las tierras comunales… y de las relaciones sociales, que data de los orígenes del capitalismo en Europa y América en el siglo XVI”. En 1986 regresó a Estados Unidos: su participación como docente en un programa interdisciplinario le llevó a detectar otro tipo de “cercamiento”: “la creciente pérdida entre las nuevas generaciones, del sentido histórico de nuestro pasado común”. Con Calibán y la bruja, Federici se propone “revivir entre las generaciones jóvenes la memoria de una larga historia de resistencia que hoy corre el peligro de ser borrada”.

Nos hallamos ante una obra fundamental para comprender una parte decisiva de la historia de Europa occidental: los siglos anteriores y posteriores a la implantación del capitalismo y el inicio de la expansión oceánica y la conquista de América. Federici se centra en las formas de resistencia populares a estos proyectos, uno de cuyos episodios más sangrientos fue la caza de brujas, fenómeno que la mayoría de historiadores ha silenciado y al que las feministas sí han prestado atención. Pero más allá de los datos, esta obra nos ha suscitado un interés especial por las aportaciones que hace a un modelo de análisis no-androcéntrico, cuestión que debería ser objeto de un debate.

En el Capítulo I (El mundo entero necesita una sacudida. Los movimientos sociales y la crisis política en la Europa medieval), Federici plantea que, para comprender el papel que jugaron las mujeres en la crisis del feudalismo, y los motivos que llevaron a la persecución de las brujas durante tres siglos, hay que examinar las luchas que libró el proletariado medieval contra el poder feudal; por tanto, tener en cuenta además de los terrenos clásicos de la lucha de clases, la transformación de las relaciones de género.

¿Por qué las acciones del proletariado medieval para “poner el mundo patas arriba” no condujeron a una alternativa al feudalismo y al capitalismo?, se pregunta la autora.

La respuesta le lleva al desarrollo de la servidumbre en Europa en los siglos V y VI, y a las herejías y los conflictos del campesinado contra los terratenientes en la Edad Media.

Se convocó a Cruzadas contra los herejes y para liberar la Tierra Santa de los “infieles”, y el Papa creó la Santa Inquisición. El colapso demográfico de la Peste Negra puso las jerarquías sociales patas arriba. Pero a finales del siglo XV se inició una contrarrevolución que degradó a todas las mujeres, cualquiera que fuera su clase, insensibilizó a la población frente a la violencia contra las mujeres y preparó el terreno para la caza de brujas.

El Capítulo II (La acumulación de trabajo y la degradación de las mujeres. La construcción de la “diferencia” en la “transición al capitalismo”) nos parece fundamental, porque en él explica la autora los conceptos clave que utiliza.

El proceso revolucionario desarrollado a lo largo de la Edad Media llegó a su fin, dice, con la implantación del capitalismo como respuesta a la crisis del poder feudal, a la derrota de las revueltas campesinas que se agravaron con la caza de brujas, y a la expansión colonial. En menos de tres siglos, la clase dominante europea lanzó una ofensiva que cambió la historia del planeta, estableciendo las bases del sistema capitalista mundial, en un intento sostenido de apropiarse de nuevas fuentes de riqueza, expandir su base económica y poner bajo su mando un mayor número de trabajadores.

La violencia fue el principal medio en este proceso de acumulación primitiva. Sostiene que “éste es el contexto histórico en el que se debe ubicar la historia de las mujeres y de la reproducción en la transición del feudalismo al capitalismo, en Europa y América”.

Y para argumentarlo, rastrea dos temas clásicos: la privatización de la tierra, iniciada en Europa a fines del siglo XV, coincidiendo con la expansión colonial; y la “revolución de los precios” atribuida a la llegada del oro y la plata de América. Pero esta explicación, añade, hay que completarla tratando las políticas que la clase capitalista introdujo con el fin de disciplinar, reproducir y ampliar al proletariado europeo, comenzando con el ataque que lanzó contra las mujeres que desembocó en un “nuevo orden patriarcal”, el “patriarcado del salario”, la “esclavitud del salario”.

La crisis de población de los siglos XVI y XVII convirtió la reproducción y el crecimiento poblacional en objeto de debate intelectual y asunto de Estado. Para regular la procreación, y quebrar su control por parte de las mujeres, se intensificó la persecución de las “brujas”, se demonizó cualquier forma de control de la natalidad y de sexualidad no-procreativa, y se impusieron penas severas a la anticoncepción, el aborto y el infanticidio. El resultado fue que se esclavizó a las mujeres a la procreación: “Sus úteros se transformaron en territorio político controlado por los hombres y el Estado: la procreación fue directamente puesta al servicio de la acumulación capitalista”. La desposesión de la tierra y la devaluación del trabajo asalariado femenino condujo también a la masificación de la prostitución, tolerada en la Edad Media pero, desde el siglo XVI, sujeta a nuevas restricciones y criminalizada. Se formó, así, dice, una “nueva división sexual del trabajo”, un “nuevo contrato sexual” que definía a las mujeres –madres, esposas, hijas, viudas – en términos que ocultaban su condición de trabajadoras, y daba a los hombres libre acceso a sus cuerpos, a su trabajo y a los cuerpos y el trabajo de sus hijos. En esta “nueva organización del trabajo”, subraya, “todas las mujeres (excepto las que habían sido privatizadas por los hombres burgueses) se convirtieron en bien común”. Esta fue una derrota histórica para las mujeres. Para hacer cumplir la “apropiación primitiva” masculina del trabajo femenino, se construyó un “nuevo orden patriarcal” que redujo a las mujeres a la doble dependencia de sus empleadores y de los hombres. “Las mujeres mismas se convirtieron en bienes comunes”, ya que su trabajo fue definido como un recurso natural excluido de las relaciones de mercado. La familia, dice, comenzó a separarse de la esfera pública y se configuró en la institución más importante para la apropiación y el ocultamiento del trabajo de las mujeres: en la clase alta, la propiedad daba al marido poder sobre su esposa e hijos, mientras que la exclusión de las mujeres del salario daba a los trabajadores un poder similar sobre sus mujeres. Hubo consenso, más allá de las divisiones religiosas y culturales, y desde finales del siglo XVII surgió un “nuevo modelo de feminidad”: la mujer y esposa ideal, casta, pasiva, obediente, ahorrativa, de pocas palabras y siempre ocupada con sus tareas, valorizada por el “instinto materno”.

Federici considera que la respuesta a la crisis de población en la América colonial, donde se exterminó al 95 % de sus habitantes, fue la trata de esclavos. La inmensa cantidad de plustrabajo que permitió acumular el sistema de plantaciones fue decisivo para el desarrollo capitalista porque estableció un modelo de administración del trabajo, de producción orientada a la exportación, de integración económica y de división internacional del trabajo que se convirtió en el paradigma de las relaciones de clase capitalistas. En las metrópolis, el salario se transformó en el vehículo por medio del cual los bienes producidos por los trabajadores esclavizados iban a parar al mercado y adquirían valor. De este modo, igual que el trabajo doméstico femenino, el trabajo esclavizado se integró en la producción y en la reproducción de la fuerza de trabajo metropolitana. El salario se redefinió como instrumento de acumulación, medio para movilizar tanto el trabajo de los trabajadores que se paga, como el de una multitud de trabajadores, que queda oculto debido a sus condiciones no salariales. Las vidas de los trabajadores esclavizados en América y las de los asalariados en Europa estaban estrechamente conectadas. Pero, argumenta, sería un error deducir que el ajuste del trabajo esclavo a la producción del proletariado asalariado europeo creó una comunidad de intereses entre los trabajadores europeos y los capitalistas de las metrópolis, a partir del deseo común de artículos importados baratos. Esta situación cambió a partir de 1640, cuando la esclavización en las colonias del sur de Estados Unidos y del Caribe estuvo acompañada de la construcción de jerarquías raciales que frustraron posibles complicidades.

Federici recurre a la conspiración organizada por Calibán, el rebelde nativo hijo de una bruja, y sus aliados, los proletarios europeos Tríncalo y Stéfano, representada por Shakespeare en La Tempestad (1612), que da título a esta obra, para preguntarse si el fatal desenlace podría haber sido diferente. “¿Y si los rebeldes no hubieran sido Calibán sino Sycorax, su madre, la poderosa bruja argelina que Shakespeare oculta en el fondo de la obra, ni Tríncalo y Stéfano, sino las hermanas de las brujas que, en los mismos años de la conquista eran quemadas en la hoguera-Europa?”. Esta pregunta retórica, aclara, permite cuestionar la naturaleza de la división sexual del trabajo en las colonias y de los lazos que podían establecerse allí entre las mujeres europeas, indígenas y africanas en virtud de una experiencia común de discriminación sexual. Y explica que la institucionalización de la esclavitud, que disminuyó la carga laboral para los trabajadores blancos, hizo cambiar la situación. “Fuera cual fuera su origen social, las mujeres blancas fueron elevadas de categoría, esposadas dentro de las filas de la estructura de poder blanco. Y cuando les resultó posible, ellas también se convirtieron en dueñas de esclavos, generalmente mujeres, empleadas para realizar el trabajo doméstico”.

Igual que el sexismo, advierte Federici, el racismo, además de un bagaje cultural que los europeos llevaron a América, fue una estrategia para crear las condiciones para una economía capitalista, y ambos tuvieron que ser legislados e impuestos. Y concluye que la acumulación primitiva, la construcción de un “nuevo orden patriarcal”, que hacía que las mujeres fueran sirvientas de la fuerza de trabajo masculina, fue fundamental para el desarrollo del capitalismo. La “nueva división sexual del trabajo”, junto con la división internacional del trabajo, favoreció la acumulación capitalista. A menudo, los trabajadores varones han sido cómplices, pero al precio de la autoalienación y de la “desacumulación primitiva” de sus poderes individuales y colectivos. Este proceso de desacumulación lo trata en los capítulos siguientes a partir de tres aspectos que considera claves en la transición del feudalismo al capitalismo.

El primer aspecto, la constitución del cuerpo proletario en una máquina de trabajo, es el tema del Capítulo III (El gran Calibán. La lucha contra el cuerpo rebelde). Coincide con Foucault en que una de las condiciones para el desarrollo capitalista fue el proceso de “disciplinamiento del cuerpo”, un intento por parte del Estado y de la Iglesia para transformar las potencias del individuo en fuerza de trabajo. En el siglo XVI, explica, en las zonas de Europa occidental más afectadas por la Reforma Protestante y por el surgimiento de una burguesía mercantil, emergió un nuevo concepto de persona en cuyo interior se escenificaba una batalla entre las “fuerzas de la Razón” y los “bajos instintos del Cuerpo”. La racionalización capitalista del trabajo requería destruir el cuerpo como receptáculo de poderes mágicos, tal como era considerado en el mundo medieval, de ahí el ataque contra la brujería y contra la visión mágica del mundo. Y subraya: “La primera máquina desarrollada por el capitalismo fue el cuerpo humano y no la máquina de vapor, ni tampoco el reloj”. En esta obsesión por controlar el cuerpo, Federici ve la misma pasión con que la burguesía trató de “colonizar” al proletariado: el gran Calibán de la época que personificaba los “humores enfermos” que se escondían en el cuerpo social, comenzando por los monstruos repugnantes de la vagancia y la borrachera.

El segundo aspecto es La gran caza de brujas en Europa, objeto del Capítulo IV. Sitúa el punto de partida en el siglo XV, con la publicación de tratados sobre brujería que culminó con el Malleus Maleficarum (1486), sancionado por la bula Summis Desiderantes (1484) del Papa Inocencio VIII. Y localiza el punto álgido entre 1580 y 1630, cuando las relaciones feudales daban paso a instituciones económicas y políticas típicas del capitalismo mercantil. La caza de brujas, afirma, se basó en una vasta organización oficial y usó propaganda multimedia para generar una psicosis de masas. Y no fue solo producto del fanatismo papal o de la Inquisición de Roma; en su apogeo, las cortes seculares llevaron a cabo la mayor parte de los juicios. Las naciones católicas y protestantes, en guerra entre sí, compartieron argumentos para perseguir a las brujas.

“La caza de brujas fue el primer terreno de unidad en la política de las nuevas Naciones-Estado europeas, el primer ejemplo de unificación europea después del cisma de la Reforma”.

Federici advierte que a partir de la asociación entre anticoncepción, aborto y brujería, en la Bula de Inocencio VIII, los crímenes reproductivos ocuparon un lugar prominente en los juicios. Y concluye que la caza de brujas fue un intento de criminalizar el control de la natalidad y de poner el cuerpo femenino, el útero, al servicio del incremento de la población y la acumulación de fuerza de trabajo, promovido por una clase política preocupada por el descenso de la población y motivada por la convicción de que una
población grande constituye la riqueza de una nación. En consecuencia, “del mismo modo que los cercamientos expropiaron las tierras comunales al campesinado, la caza de brujas expropió los cuerpos de las mujeres, los cuales fueron así “liberados” de cualquier obstáculo que les impidiera funcionar como máquinas para producir mano de obra”.

La caza de brujas fue, por tanto, una guerra para degradar, demonizar y destruir el poder social de las mujeres. En las cámaras de tortura y en las hogueras se forjaron los ideales burgueses de feminidad y domesticidad. Las prácticas perseguidas en la caza de brujas coinciden con las prohibidas en las leyes que regularon la vida familiar y las relaciones de género y de propiedad en Europa Occidental. También advierte una correspondencia entre la imagen degradada de la mujer forjada por los demonólogos, y la imagen de la feminidad que canonizaba a una mujer débil de cuerpo y mente que justificaba el control masculino sobre las mujeres y el nuevo orden patriarcal. Se santificó, así, la supremacía masculina que inducía a los hombres a ver a las mujeres como destructoras del sexo masculino. La producción de la “mujer pervertida” fue un paso hacia la transformación de la vis erotica femenina en vis lavorativa, primer paso para transformar la sexualidad femenina en trabajo. Concluye el capítulo abordando la relación entre la caza de brujas y el nacimiento de la ciencia moderna. La persecución de la curandera del pueblo expropió a las mujeres de un patrimonio de saber empírico que habían acumulado y transmitido de generación en generación. Pero el principal factor de la instigación de la caza de brujas, sostiene, fue la necesidad de las élites europeas de erradicar un modo de existencia que a finales de la baja Edad Media amenazó su poder político y económico. Cuando, hacia finales del siglo XVII la disciplina social fue restaurada y la clase dominante consolidó su hegemonía, los juicios a las brujas llegaron a su fin, la creencia en la brujería se despreció como superstición y pronto se borró de la memoria.

El tercer aspecto, lo trata en el Capítulo V titulado La colonización, la cristianización y la caza de brujas en el Nuevo Mundo. Parte del supuesto de la continuidad entre la dominación de las poblaciones del Nuevo Mundo, y la de las poblaciones en Europa durante la transición al capitalismo. En ambos casos tuvo lugar la expulsión forzosa de poblaciones enteras de sus tierras, el empobrecimiento a gran escala, y el lanzamiento de campañas de “cristianización” que socavaron la autonomía de la gente y las relaciones comunales. En el Nuevo Mundo, la caza de brujas constituyó “una estrategia deliberada, utilizada por las autoridades con el objetivo de infundir terror”, destruir la resistencia colectiva, silenciar a comunidades enteras y enfrentar a sus miembros entre sí. “También fue una estrategia de cercamiento” aplicada a la tierra, los cuerpos o las relaciones sociales. Al igual que en Europa, la caza de brujas fue el paradigma que justificó la esclavitud y el genocidio.

Federici explica que inicialmente, la imagen de los colonizados como adoradores del Diablo coexistió con una imagen positiva de los “indios”, pero a medida que avanzó la conquista se puso en marcha una máquina ideológica complementaria a la máquina militar que retrataba a los “indios” como seres que practicaban todo tipo de abominaciones bajo el dominio del Diablo, justificando, así, que podían ser privados de sus tierras y de sus vidas. Este cambio coincide con la decisión de la Corona Española de introducir un sistema más severo de explotación, a partir de 1550, para responder a la situación interna de España y financiar la expansión europea de la Corona. Las mujeres defendieron el antiguo modo de existencia y se opusieron a la nueva estructura de poder.

Las deidades femeninas en las religiones precolombinas indican que habían tenido una posición de poder. Los españoles, con sus creencias misóginas, reestructuraron la economía y el poder político a favor de los hombres, y convirtieron a las mujeres en sirvientas de los encomenderos, sacerdotes y corregidores, tejedoras en los obrajes, o las forzaron a seguir a sus maridos a las minas. Sin embargo, la lucha de las mujeres, el vínculo de los indios americanos con la tierra, las religiones locales y la naturaleza, sobrevivieron a la persecución y proporcionaron una fuente de resistencia anticolonial y
anticapitalista durante más de 500 años, y no se logró aislar a las brujas del resto de la comunidad ni convertirlas en parias. A finales del siglo XVII la caza de brujas en América continuó desarrollándose, pero la disminución demográfica y la creciente seguridad política y económica del poder colonial pusieron fin a la persecución. Se consideró la idolatría y las prácticas mágicas como debilidades de gente ignorante menospreciada por la “gente de razón”. La preocupación por la adoración al Diablo migró entonces hacia las plantaciones de esclavos en Brasil, el Caribe y América del Norte donde los colonos ingleses justificaron las masacres de los indios americanos nativos calificándolos de sirvientes del Diablo.

Para concluir, Federici advierte que la abolición de la esclavitud no hizo desaparecer la caza de brujas del repertorio de la burguesía. La expansión global del capitalismo implantó esta persecución en otras sociedades colonizadas. De ahí las lecciones del pasado al presente: la reaparición de la caza de brujas en tantas partes del mundo en los años ochenta y noventa del siglo XX significa que nos encontramos en un nuevo proceso de “acumulación primitiva”, y que la privatización de la tierra y de otros recursos comunales, el masivo empobrecimiento, el saqueo y el fomento de la división de comunidades antes cohesionadas, vuelven a formar parte de la agenda mundial. Y concluye con Arthur Miller en su interpretación de los juicios de Salem: si despojamos a la persecución de las brujas de su parafernalia metafísica, podemos reconocer en ella fenómenos muy próximos a nosotros.
reseña-economia critica -caliban.pdf
Reseña de Amparo Moreno Sardà, catedrática emérita de Historia de la Comunicación de la UAB, en el núm. 11 de la Revista Economía Crítica
Libro: Il grande Calibano
Fuente: http://www.traficantes.net/index.php/

Al preclaro unionista Dr:José de Jesús Zamora

Al preclaro unionista Dr:José de Jesús Zamora

Por el Dr: Roberto Celis

Cuando reparamos en la prensa diaria las noticias y los acontecimientos de Nicaragua, El Salvador y el resto de Centro América, nos viene a la memoria el recuerdo imperecedero de un gran centroamericano,nacido en la “Tierra de los lagos” que dio los frutos de su vida útil a El Salvador, de corazón sensitivo y mente clara, dedicado con toda la fuerza de su espíritu a las más nobles causas en favor de sus semejantes y principalmente,a la gran causa de la unión centroamericana me refiero al ilustre Dr José de Jesús Zamora, médico de profesión y hombre integro, en la verdadera expresión de la palabra.

En su juventud, el Dr;Zamora sirvió a la causa libertaria del gran nacionalista y patriota. General de los hombres libres. César Augusto Sandino, a quien acompañó con sus huestes en el propio corazón de la jungla segoviana. Por sus conviciones democráticas luchó en su país de origen y como era natural sufrio las persecusiones que le hicieron peregrinar por su soñada Centro América, sentando reales en El Salvador, donde formó distinguida familia. Ejerció la profesión de médico con devoción hipocrática, para curar y aliviar sin ánimo de explotación.

Su espiritu rebelde lo hacia derrochar afanes de unionista que soñaba con los desvelos de Morazán,Barrios, y Mendieta, entregando su tiempo libre a actividades que tenían por objetivo ayudar al prójimo y alentar los esfuerzos de amigos y agrupaciones civicas y politicas, que perseguian el mejoramiento de los pueblos. Pertenecia a varias asociaciones y era puntual asistente a sus llamados, a tal grado que hacia viajes expresos desde San Vicente, en un tiempo lugar de su domicilio,para asistir con puntualidad a las sesiones del Partido Unionista Centroamericano y a otras reuniones civicas que lo reclamaban, en donde las ideas expuestas con claridad y llevadas a la prensa por la pluma del Dr: Zamora, iluminaban senderos de optimismo,que podian ser verdaderos ejemplos para la juventud.

Fueron muchos años de vida ejemplar del Dr: Zamora y al emprender su partida a la eternidad,las organizaciones civicas lamentaron el silencio de aquella voz orientadora y sus amigos y el pueblo centroamericano, sin poder llenar el vacío del hombre integro,del profesional responsable y del defensor de todas las nobles causas en favor de los pueblos oprimidos, cuyo más grande anhelo fue la comprensión y unidad de esta tierra,corazón de América, desde el Suchiate hasta el Darién,la Patria Grande. En esta hora para Centro América, el recuerdo imperecedero en memoria de uno de sus preclaros hijos.

San Salvador,Enero de 1982.