ADIOS “VIEJA”, NOS VEMOS MAS TARDE EN LA UPN.

ADIOS “VIEJA”, NOS VEMOS MAS TARDE EN LA UPN.

Difícil entender. Comprender. Menos aceptar que Ada Luz Monterrey haya muerto. Me parece que es una broma de muy mal gusto. Me resisto tercamente a aceptar lo inevitable en personas amadas.

Con “la vieja” hicimos de todo. Discutimos, llegamos al estadio del “pleito” para despuesito ir a tomarnos un par de tragos fuertes bajo el palo de mango del “Capi” en unión del inolvidable maestro Gustavo Montalván-GAM- que hoy le dio la bienvenida en el cielo.

Ada Luz por las calenturientas calles de la siempre Managua junto a César Cortez Téllez, que también está ya con ella junto al Creador, Vivian Torres, Abel Calero y otros y otras que aun aprisionan con fervor en su corazón al periodismo pese a escisiones tontas que nos aquejan y que, precisamente, fue Ada Luz una de las principales compañeras en luchar como buena bolchevique en favor de la unidad del gremio. No hemos querido entender menos aprender pese a los maravillosos ejemplos que hemos tenido de hombres y mujeres de prensa que nos han precedido.

Como siempre, ya lo he dicho en otros momentos de tristezas, los fines de semana me llegan noticias desagradables. Informaciones que no deseo conocer jamás pero que la costumbre de leer las notas recurrentes y novedosas me hacen abordar la tristeza, la angustia, desesperación e incomprensión ante determinados hechos. El caso de Ada Luz es uno de ellos.

No acepto esto de mi querida “vieja”. “Viejas” amadas le llamamos a un grupo de “viejas robles” de la comunicación, ellas nos dicen cariñosamente “Viejos”, esto viene desde que éramos llenos de juventud y carentes de las odiosas dolencias de la tercera edad. Esta forma cariñosa de tratarnos entre periodistas solía hacerse entre los y las que hoy ya no nos vemos ni tratamos como ayer pero que a través del internet seguimos enamorados entre sí. Ha sido, es y seguirá siendo una hermosa comunión.

Vivian Torres querida “vieja”, Daysi Torres mi otra adorada “vieja”, ambas están con nosotros haciendo lo suyo por Nicaragua. Ada Luz Monterrey Edén hizo lo suyo, hizo historia, enseñó el camino, transitó por él defendiendo su tesis profunda de izquierda, por algo le llamamos la ultima bolchevique. La ultima de nuestra generación pero consciente estoy que han surgido miles de bolcheviques con este fenómeno de transformación social en nuestro país. En este caso la juventud, que poco a poco nos va reemplazando, como razón natural de ser, tiene la palabra.

Hizo lo que quiso. De Bluefields llegó y conquistó no solo la capital nicaragüense, sino el corazón de negros y blancos, fue repudiada y al fin querida, aceptada y respetada por sus posiciones ideológicas las cuales defendió con especial esmero y convicción. Esas son las mujeres que demanda Nicaragua. Fuerte. Carácter firme. Elegante con su infaltable cigarrillo. De buen gusto. Bien maquillada cubriendo la nota parlamentaria. Sin vacilaciones al momento de tomar la palabra en las salas de redacción, en las calles, en las casas de los colegas aquellas tardes bohemias llenas de risas, bromas, discusiones siempre de carácter políticas, lo doméstico y chismografía barata jamás funcionaron en esas tertulias que jamás volverán, cuando menos para este que escribe.

Danilo Aguirre Solís debe estar mal. Su sufrido corazón sin duda estará latiendo más de lo normal, los otroras miembros del Sindicato de Radioperiodistas, los fundadores y hacedores de la histórica Unión de Periodistas de Nicaragua, UPN, en la clandestinidad del corazón de la Gran Sultana, incluso, los hermanos de la APN –Asociación de Periodistas de Nicaragua-, los llamados de la derecha e izquierda –que bien copiamos asambleas ajenas-, incluso, los oligarcas criollos a quienes Ada Luz combatió con vehemencia hoy se inclinan con respeto ante la imagen y restos mortales de la periodista incansable, de la mujer que hizo Radio Mujer para la mujer, la del Atabal Sandinista, la que bautizó a Emilio Rappaccioli como “apagón”, la que nunca le tembló la voz ante Somoza, ante el nuevo Somoza-Alemán, ante todo lo que olía mal, incluso, jamás mostró timidez para criticar desvaríos del Frente Sandinista de Liberación Nacional por donde transitó de forma clandestina y luego sin ese vendaje conspirativo empujando la naciente revolución en diversos medios de la revolución. “Barricada” con el adoquín, combatiente y fusil en ristre, el Atabal grito de guerra, de esperanza, liberación, valentía y simpatía.

Murió Ada Luz Monterrey. Lo dicen ustedes. Mentira y mil veces mentira, pues, los seres humanos de tránsito por la tierra cuando dejan huellas imborrables sencillamente no mueren. Menos cuando después de una tarde lluviosa de septiembre nos despedimos con aquel recurrente “Adiós vieja, nos vemos mas tarde en la UPN”.

Henry Briceño
San Rafael del Sur
Septiembre 28 del 2013

NOTA:
Se ha confirmado que la Vela de Ada Luz Monterrey Edén es hoy en Funeraria Reñazco, homenaje mañana en Radio Mujer 11:00 am, funerales saldrán a las 2:00pm hacia Jardines del Recuerdo.

Plaza Barrios: un predio histórico

Plaza Barrios: un predio histórico

Al caminar sobre las baldosas de la remozada Plaza Barrios (antes conocida con los nombres sucesivos de Plazuela de Santo Domingo, Parque Central, Parque Bolívar y Plaza Cívica), es seguro que ninguno de nosotros advierte que en este lugar la historia salvadoreña ha concentrado una buena parte de sus más importantes acontecimientos sociales, religiosos, políticos, artísticos y musicales.

Carlos Cañas-Dinarte

El Diario de Hoy

Ahí fue donde palpitaron los corazones de muchos de nuestras abuelas y abuelos, entusiasmados con el mariposeo una desaparecida costumbre galante, que consistía en cortejar a las damas con figuras o flores pegadas con mozote, con los paseos a pie o bien con los conciertos de valses que brindaba la Banda de los Altos o Supremos Poderes, dirigida por los alemanes Heinrich Drews, Paul Müller o el italiano Giovanni Aberle.

Fue en ese lugar donde el dolor y la tragedia humanas a causa de los sismos de 1873 y 1917 hicieron que brotara la solidaridad y la esperanza por una nueva ciudad, que brotara de entre aquel mar de toldos y champas improvisadas en el centro y contornos de aquel espacio, cercado por artísticos trabajos de herrería y forja, manifiestos hasta en los postes de la luz eléctrica.

Ese lugar fue el principal testigo presencial del magnicidio contra un presidente ilustre, a la vez que aún tiene mucho que decir sobre las marchas obreras, las protestas sindicales, los movimientos de masas y los desórdenes estudiantiles de las décadas de los 70 y 80.

Además, frente a su monumento nacional y sobre sus baldosas se ha reunido la población para festejar la firma de los Acuerdos de Chapultepec o para recibir al Papa Juan Pablo II en su segunda como fugaz visita a suelo salvadoreño.

Pero también la microhistoria, esa que se hace en los barrios y en las calles, ha tenido su presencia en la Plaza Barrios. Cientos de vendedoras de todo tipo de mercaderías han acampado en diferentes temporadas sobre ella, lo que no solo ha atraído al comercio en pequeño y a un número infinito de transacciones lícitas, sino también a los amantes de lo ajeno, a los niños huelepega y a una gran cantidad de malvivientes, que solo buscan procurarse un par de monedas para lograr su supervivencia diaria.

Por todo ello, la próxima vez que caminemos sobre la Plaza Barrios, ahora restaurada gracias a un convenio entre la empresa Telefónica y la Alcaldía Municipal de San Salvador, detengámonos un momento, veamos a nuestro alrededor y, con nuestra imaginación en uso, reflexionemos sobre nuestra historia, que aún nos manda mensajes desde lo profundo de la tierra y del olvido.

Cronología

Julio de 1551. Con el rechazo de toda la población, llegan a San Salvador el prior Tomás de La Torre y los frailes Vicente Ferrer y Matías de Paz, de la Orden de Predicadores de Santo Domingo, quienes fundan un monasterio y un templo en la hondonada cercana a la actual Iglesia de Candelaria.

1566. Inundaciones obligan al traslado del convento de Santo Domingo a los predios donados por Nicolás López de Irriraga. Los lotes baldíos frente a la modesta estructura son llamados “la plaza de Santo Domingo”.

1721. Construcciones de mampostería son hechas en la iglesia y convento de Santo Domingo.

1830. Son disueltas las órdenes monásticas, expulsados sus miembros y nacionalizados sus bienes. Es instalado un cuartel en el convento de Santo Domingo.

1843. Como la Universidad Nacional y su anexo, el Colegio de La Asunción, ambos fundados el 16 de febrero de 1841, carecen de lugares apropiados para funcionar, les son entregados los locales donde antes funcionó el convento de Santo Domingo.

15 de enero de 1866 al 19 de enero de 1870. Es construido el primer Palacio Nacional, de mampostería y madera, al costado poniente de la plaza de Santo Domingo..

1867. En la antigua Plazuela de Santo Domingo es construido el Parque Central o Plaza Principal, bajo la dirección del general español Luis Pérez Gómez. Posee una fuente central, bancos de ladrillo y cemento, cuadros de arbustos y árboles de mamey y naranja, jardines con verja de hierroy pilas para el abastecimiento público de agua.

19 de marzo de 1873. Es devastada San Salvador por el terremoto de San José, considerado castigo divino debido a la expulsión de los jesuitas. El Parque Central sirve de refugio para la población damnificada, instalada frente a la destruida iglesia de Santo Domingo.

1874. Es pavimentado con “cimento romano” el Parque Central.

1875. Es edificado un quiosco en el centro del Parque Central.

1877. Las esquinas frente al Parque Central son ocupadas por el Gran Restaurant de William Bélle y las casas comerciales de Enrique Bernstein y Justo Abaunza.

1879. Es inaugurada la nueva edificación de la Universidad Central de la República, destinada originalmente para la Casa de Huérfanas. Fue construida con lámina troquelada y madera, de acuerdo con las indicaciones y planos de José Dolores Melara. En el Palacio nacional, es interpretado por primera vez el Himno Nacional, obra de Juan José Cañas y Giovanni Aberle.

1880. Comienzan los trabajos de construcción de la nueva Catedral de San Salvador, a cargo del artista Pascasio González Erazo y del albañil Isidro Contreras, según los planos diseñados por José Dolores Melara y bajo la dirección del canónigo doctor Miguel Vechiotti. Con forma de cruz latina, la nueva Catedral de madera y lámina es estrenada el 29 de junio de 1888 con los actos de consagración del obispo doctor Antonio Adolfo Pérez y Aguilar.

1884. Los contornos del Parque Central luego llamado Parque Bolívar son adoquinados por la compañía de J. Castañeda mediante la instalación de ladrillos Tellerd o planchas industriales que imitan al mármol.

1888 José Bernardino Amaya abre su Restaurant Gran Café Nacional, que se convertirá en el sitio predilecto para las reuniones masculinas de la clase media e intelectual capitalina, aunque ya bajo la administración del italiano Italo Segnini.

Noviembre de 1889. El primer Palacio Nacional es incendiado en un acto criminal para evadir actos de corrupción presidencial.

1891, Un nuevo quiosco comienza a ser construido en el Parque Bolívar por los señores Estévez, Sanz y Picholi. Iluminado por algunos de los iniciales bombillos eléctricos de San Salvador, fue inaugurado en la noche del martes 8 de diciembre de 1891.

Noviembre de 1891, uno de los hermanos españoles Bengoa hace que la acera frente a su negocio de sorbetes y reposterías, caracterizado por sus mesitas de mármol y su alegre piano, situado en una galería frente al Parque Bolívar, sea revestida con pequeños cuadrados de cimento romano, importados desde Barcelona.

1893. El Parque Bolívar es alumbrado con bombillos eléctricos, alimentados por la fuerza generada por una pequeña central, propiedad de Carlos d’Aubuisson y del médico alemán Hermann Prowe e instalada en las afueras de la capital.

1897. Funciona el Restaurante y Gran Hotel del Comercio, propiedad de Luis Broncy, lugar donde luego serán establecidos el Hotel Hispanoamericano de Luis J. Flores y la Sorbetería, Pastelería y Repostería Gran Bretaña de José Ruiz Cantero. Después, el local será ocupado por la Maison Dorée, negocio que en 1928 y 1929, junto con la compañía de Arturo López, ofrecía a los transeúntes grandes rótulos luminosos con encabezados noticiosos.

1903. Se incendia el antiguo Casino Salvadoreño, en cuyas instalaciones funcionaron las oficinas de redacción de La unión (1889-1890), el periódico vespertino, semioficial y literario dirigido por el vate nicaragüense Rubén Darío.

1905-1911. Es erigido el segundo Palacio Nacional por la Oficina de Ingenieros Oficiales, a cargo del ingeniero José Emilio Alcaine, Pascasio González Erazo, D. O. Polcheck, ingeniero José María Peralta Lagos. La instalación de pisos estuvo a cargo del arquitecto veneciano Alberto Ferracutti y los balcones fueron creados por el arquitecto español Ignacio Brugueras Llobet (1883-1964), discípulo del mundialmente conocido Gaudí.

1908. La firma comercial Goldtree Liebes & Cía, fundada en Santa Ana en 1888, abre su local capitalino, desde donde se dedica a la comercialización internacional de añil, bálsamo, miel de abejas, plumas de ganso, pieles de venado, ajonjolí y café.

29 de agosto de 1909. Promovido por el ya fallecido educador y escritor Rafael Reyes, Gerardo Barrios es inmortalizado en un conjunto ecuestre de bronce y granito rosado de Baveno, construido en Italia e importado por la casa comercial del arquitecto veneciano Alberto Ferracutti.. Fue instalado en la zona céntrica del Parque Bolívar, que comienza a ser llamado Parque Barrios por la población sansalvadoreña.

1911. En el predio del extinto Hotel de Europa (1884), donde nacieron los científicos Jorge Lardé y Arthés y Alice Lardé de Venturino, es establecida la Farmacia Normal, incendiada al año siguiente. Luego, allí funcionó el Almacén Las Novedades.

1913. Mientras escucha un concierto en una de las bancas del Parque Bolívar, es herido de muerte el doctor Manuel Enrique Araujo, presidente de la república. Tres de sus asesinos materiales son pasados por las armas, pero la impunidad aún protege a los hechores intelectuales.

1916. Es construido el Teatro Colón, conocido sitio de reuniones sociales y entretenimiento, debido a sus espectáculos de ópera y demás conciertos. Impulsado por Rafael y Angel Guirola, fue destruido por un incendio desatado durante el sismo del 7 de junio de 1917. Reconstruido, fue arrendado por la compañía Paramount, en junio de 1923, como sala de espectáculos cinematográficos.

1917. Durante el megasismo del 7 de junio, sufre grandes daños El Fénix, del alemán Johann Lüders, uno de los almacenes de mayor prestigio comercial de la época, dada su ubicación donde antes funcionara el Gran Café Central, de Juan Llort y su variada oferta de licores, abarrotes, cristalería y papelería. Ahora, allí se alza una moderna sucursal de la institución financiera Atlacatl.

Febrero de 1922. Los cadetes de la Escuela Politécnica Militar se sublevan, por lo que esa academia es clausurada por decreto presidencial y se le ordena a la Dirección de Correos ocupar el edificio vacante, erigido en 1886, Allí antes funcionaron la Escuela Politécnica del Salvador, el Instituto Nacional y la Corte Suprema de Justicia.

Mayo de 1922. Contratado para continuar la sucesión directriz musical europea iniciada en la Banda de los Altos o Supremos Poderes por Alexandre Cousin, Heinrich Drews, Karl Malhmann (que abandonó el puesto, pues se marchó a combatir a las órdenes del Kaiser Wilhelm en la Primera Guerra Mundial) y Giovanni Aberle, arriba a San Salvador Paul Müller, subsargento mayor alemán y maestro director graduado de la Academia de Música de Berlín, con diploma firmado por el director Dr. Kretz y F. E. Koch, jefe de la sección de composición. Müller brindó su primer concierto con la Banda en el Parque Bolívar el día 18, con música de Grieg, Rubistein y Strauss. Bajo su batuta, el primer concierto sinfónico de la Banda de los Supremos Poderes tuvo lugar en el Teatro Colón (hoy Librería Colón), al costado oriental del ahora Parque Barrios, la noche del 10 de noviembre de 1922, con interpretaciones de Beethoven, Mozart, Komzak, Wagner y Liszt.

1922. Mediante una ordenanza, la Alcaldía Municipal defiende la moral tradicional al impedir el mariposeo, convertido en una abusiva costumbre masculina, para tocarles el pecho a las damas que caminaban por el parque o bien para lanzarles chorros de escandalosos perfumes.

1923. Desde la tribuna del Diario del Salvador, el periodista Manuel Andino eleva su grito de protesta ante la presencia progresiva de mujeres adultas y adolescentes con cabello corto, moda traída desde Estados Unidos por una adolescente de clase alta, que se exhibe en los contornos del Parque Bolívar, desde donde difunde esa. revolución mundial, implantada en 1919 por la diseñadora de modas francesa Coco Chanel (1883-1971).

12 de octubre de 1924. Son develadas las estatuas de Cristóbal Colón y de Isabel de Castilla, donadas al gobierno del presidente Alfonso Quiñónez Molina por Su Majestad Alfonso XIII. Creadas por el escultor, pintor e ilustrador español Lorenzo Coullat Valera (Sevilla, 1876 Madrid, 1932), fueron traídas al país a bordo del vapor Corinto y puestas al pie de las graderías del frontispicio del Palacio Nacional.

8 de noviembre de 1926. Al Palacio Nacional se le decora con un medallón de bronce de la figura mítica del líder indígena Atlacatl, obra de Joaquín Guzmán Aguilar colocada en el tímpano del frontón.

2 de enero de 1928. El aviador estadounidense Charles “Lucky” Lindbergh llega al aeródromo de Ilopango, de donde es trasladado como héroe hasta el Palacio Nacional, donde lo espera una multitud para ovacionarlo.

1940. Es inaugurado el edificio de concreto de Goldtree Liebes.

Abril-mayo de 1944. La plaza Barrios se convierte en uno de los principales centros de concentración de oradores y huelguistas contra el gobierno del general Maximiliano Hernández Martínez, dada su cercanía con la Universidad Nacional.

30 de agosto de 1948. Es inaugurado el Edificio Dueñas, destruido por el sismo de 1986. Tras su demolición en 1987, el terreno fue ocupado por un centro comercial de pequeños negocios y la Cafetería Don Arce.

8 de agosto de 1951. Desde las 3 y 25 minutos de la tarde, arden el altar mayor, imágenes religiosas, archivos e historia de la Catedral Metropolitana. Con diseño y dirección de José María Durán, la primera piedra de la nueva construcción aún en obras, aunque inaugurada en 1999, tras gastos que alcanzan los 29 millones de colones fue colocada el 13 de octubre de 1956.

Noviembre de 1955. Manos criminales hacen arder los vetustos edificios de la Universidad Nacional y de Correos. Después, esos predios serán ocupados por la plaza-parqueo “José de San Martín” o Predio Universitario.

28 de febrero de 1961. Se dio apertura al edificio del Banco Hipotecario de El Salvador, mismo que desde 1994 alberga a las oficinas, colecciones, archivos y salas de lectura de la Biblioteca Nacional, dependencia del Consejo Nacional para la Cultura y el Arte (CONCULTURA).

4 de junio de 1965. Por medio del decreto legislativo 304, publicado en el Diario Oficial doce días más tarde, es denominado Monumento Nacional el conjunto ecuestre de Gerardo Barrios.

El Campanazo

El campanazo
Por Paolo Lüers* Miércoles, 18 de Septiembre de 2013

En el invierno de 1986, en una de las frecuentes invasiones de la Fuerza Armada a los territorios guerrilleros de Morazán, evacuamos el campamento de la comandancia del ERP y de Radio Venceremos cerca de Perquín, y mientras las unidades de la brigada Rafael Arce Zablah buscaron el combate con los batallones especiales y las unidades helitransportadas, nosotros fuimos a una de nuestras famosas “guindas”: hacerse invisibles, burlar el cerco tendido por las tropas del gobierno, montar la radio en otro lugar, y transmitir. Nuestra función no era combatir, sino evadir el combate y seguir transmitiendo. Y la función del “Chele” German era sacarnos lo más rápido a zonas seguras. En el mejor de los casos, sin topar con el enemigo. Si fuera necesario, German y su pequeña escuadra de combatientes se encargarían de romper el cerco y abrir una brecha para que nosotros pasáramos.

Esta vez la “guinda” nos llevó bordeando el pueblo de Torola y de ahí adentrarnos a una montaña cerca de la frontera de Honduras. Toda esta zona estaba saturada de tropas del ejército, que paulatinamente estrecharon el cerco. Nosotros pensamos que ya habíamos salido del cerco, y que solamente tendríamos que alejarnos lo más posible en esta misma noche, para llegar a tierras seguras. Pero de repente nos topamos con otras tropas, el ejército había tendido otro cerco adicional más amplio. Para no chocar, nos refugiamos en el cañón profundo de una quebrada. La orden: silencio absoluto. Porque si nos detectaban, nos tenían en una trampa mortal: sólo cerrarían las dos únicas salidas del cañón y dejarían caer granadas desde arriba, y adiós comandancia del ERP, adiós Venceremos, y adiós Paolo…

Comenzamos a bajar en la absoluta oscuridad. Lámparas apagadas. Las rocas se volvieron más lisas con cada bota que las pisaba. Adelante de mi caminaba uno de los logísticos que llevaba sobre su lomo uno de los grandes peroles de nuestra cocina. Arriba se escucharon voces de los soldados. No eran voces de mando, estaban platicando, no nos habían detectado. De repente, a media bajada, me deslicé en una piedra, perdí el equilibro, me caí y pegué con el fusil al perol, como si fuera mazo de campana. Sonaba un campanazo que pensaba que se escuchaba hasta San Francisco Gotera.

Toda la columna se paró. Siluetas congeladas. Otra vez, silencio total. Todos me estaban viendo como para decir: Nos mataste, cabrón. Quería desaparecerme, antes de que se desatara el desmadre. Esperé disparos, explosiones, granadas. Pero nada.

German, moviéndose como si fuera culebra, regresó de la cabeza de la columna hasta la cola donde estábamos. Dando instrucciones mudas al oído de cada uno. “Dame tu mochila y tu fusil”, me susurró. “Avancen lentamente. Quedaditos”.

Llegamos al fondo del cañón. Cada uno se buscó una roca para sentarse. Espera. Tiempo muerto. Más adelante, German susurrando con Joaquín y los otros del mando. Otra vez vino German donde nosotros: “Estamos rodeados, pero no saben que estamos aquí. No podemos amanecer aquí, nos detectan. Vamos a sacar al jefe. Ustedes quedan pendientes. ¿Entendido?” Entendí perfectamente. Para sacar a Joaquín iban a romper fuego, agarrarlos por sorpresa, y salir. ¿Cómo saldríamos nosotros? Quién sabe. A lo mejor no saldríamos.

Nadie tuvo ninguna duda que la decisión era correcta. Había que sacar al jefe. Había que tener claras las prioridades. Si tratáramos de salir todos de un solo, no habría ninguna garantía de poder sacar a Joaquín. Bueno, hasta aquí llegaste, pensé. Al fin, esta guerra sí es conmigo.

German y su gente, rodeando a Joaquín Villalobos, comenzaron a avanzar hacía la otra salida del cañón. Los perdimos de vista. No pudimos hablar. Nos comunicamos con gestos y miradas. Despidiéndonos. Dándonos ánimo uno al otro.

Al rato tenía que romperse el fuego y armarse el combate. Sólo que nosotros no íbamos a combatir. Los soldados no tendrán que entrar al cañón, sólo regarnos con granadas y ráfagas desde arriba.

Hernán Vera “Maravilla” se acercó y me dijo al oído: “Enano, la pasamos bien en esta guerra, ¿verdad?” Le dije: “Fantástico, aunque no me gusta mucho el final de la película”.

No hubo final. En vez de disparos y bombazos, de repente hubo truenos, relámpagos y una tormenta de estos diluvios que en aquellas montañas se arman de un segundo al otro. Y bajo esta tormenta, que hizo que los soldados buscaran cobertura en un bosque cercano, salimos uno tras otro del cañón de la quebrada, del cerco enemigo y de la zona de peligro. Me caí tres veces más en esta marcha, pero no importaba, ya que nadie escuchaba nada bajo esta tempestad. Dicen las malas lenguas que esta noche Joaquín decidió que mejor me sacaran del frente, antes de que matara a todos.

Posdata: Bienvenido, Joaquín, en el ring de los plumíferos y polemistas. No me gusta el medio que escogiste (La Página), pero lo mismo dirás vos del mío… Argumentemos.

*Columnista de El Diario de Hoy.

Brasil y Venezuela: dos caminos de la izquierda en América Latina

Brasil y Venezuela: dos caminos de la izquierda en A. Latina
Felippe Ramos

Felippe Ramos es sociólogo, director del Instituto Surear para la Promoción de la Integración Latinoamericana y investigador becario del Instituto de Investigación Económica Aplicada (IPEA). Fue profesor del departamento de Sociología de la Universidad Federal de Bahía (Brasil) y profesor visitante del Central Arizona College en Casa Grande, Arizona (EE.UU.), como becario de la Fulbright Association. Su área de investigación actual es la integración regional en Latinoamérica y los problemas de la democracia y del desarrollo brasileño y latinoamericano. Vive en Caracas, Venezuela, a fin de desarrollar investigaciones acerca de la cooperación bilateral Brasil-Venezuela.

Lun, 09/16/2013 – 13:30
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El filósofo italiano Norberto Bobbio decía que, en líneas generales, el principal rasgo de la derecha es la defensa de la libertad antes que la igualdad y la izquierda, por otro lado, tiene como principal objetivo la defensa de la igualdad antes que la libertad. En el comienzo del siglo XXI en América Latina, la izquierda ha buscado una ruta democrática que mantiene la igualdad como objetivo fundamental, aunque anclada también en la defensa de las libertades conquistadas en el ámbito de las democracias representativas. Eso porque, por un lado, la caída del Muro de Berlín y la disolución de la Unión Soviética redujeron la fuerza de la opción socialista revolucionaria y, por otro lado, las sociedades pasaron a valorar positivamente las libertades civiles y políticas garantizadas por los procesos de redemocratización tras décadas de dictaduras en la región. De ese modo, en diversos países, la superación de los programas de ajustes estructurales y de la agenda neoliberal de los años 90 fue lograda dentro de los límites de la democracia realmente existente. En ese contexto, la efectiva aplicación de los programas de gobierno de las izquierdas electas tiene sus límites en la propia estructura e institucionalidad democrática en proceso de consolidación. Los caminos del lulismo en Brasil y del chavismo en Venezuela son ilustrativos.

En Brasil, el presidente Lula (Partido de los Trabajadores, PT) fue electo en 2002 en una coalición que iba más allá de la izquierda, albergando sectores políticos de centro-derecha y centro, como su vicepresidente en aquel entonces, el empresario José Alencar (Partido Liberal). A lo largo de su gobierno (2003-2010) y también con su sucesora, Dilma Rousseff (2011-hoy), la coalición se amplió y el centrista Partido de la Movilización Democrática Brasilera (PMDB) pasó a ser, al lado del PT, el principal partido del gobierno, lo que le posibilitó el control de importantes espacios del poder ejecutivo (ministerios) e instituciones estadales (agencias, bancos públicos, etc.). La victoria de la coalición de centro-izquierda demostró la consolidación de la democracia brasilera que aceptó un proyecto político distinto a lo del núcleo más duro de la hegemonía económico-financiera del país (el proyecto neoliberal representado por el Partido de la Socialdemocracia Brasilera PSDB que había gobernado los ocho años anteriores de 1995 hasta 2002).

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El modelo brasilero –el lulismo– mantiene y profundiza la institucionalidad de la democracia representativa, lo que es positivo en un país que hace poco vivía bajo una dictadura militar. Su precio es posponer la inclusión de millones de excluidos… El modelo venezolano –el chavismo– emergió en una crisis de la democracia representativa y propuso la radicalización democrática a través del impulso a la democracia participativa y directa… Su precio es que tales cambios rápidos generan riesgos por la propia desinstitucionalización y confusión institucional, lo que reduce los frenos que solían proteger minorías y actores en desacuerdo con el proyecto en curso. La historia no sigue la perfección de los planteamientos teóricos, sino que va abriendo sus propios caminos.

Brasil pasaba, por lo tanto, por un período de consolidación democrática para la cual fue fundamental el fortalecimiento institucional. La capacidad democrática de aceptar el ganador de la elección y la superación de la reducción neoliberal del Estado hicieron que el diseño republicano tuviese rasgos más definidos: pacto federativo sólido entre los distintos niveles de gobierno (federal, provincial y municipal); competencia entre partidos y proyectos políticos; instituciones con roles definidos y funcionarios públicos con estabilidad en sus carreras; separación relativa entre los poderes; conformación de un espacio público para la sociedad civil. Sin embargo, la coalición amplia y la fuerza de las instituciones, si bien fueron condiciones del acceso de la izquierda brasilera al poder, también impusieron simultáneamente los límites para el proyecto de transformación planteado: la inclusión de los sectores excluidos de la población tendría que respetar el paso lento de los cambios intermediados por negociaciones políticas y capacidades institucionales. El camino tomado por la izquierda brasilera presupone la conciliación con las élites y el juego dentro de los límites institucionales con la consecuencia de la desmovilización de las masas. Tras diez años de gobiernos del PT, se ha logrado ampliar la inclusión social (disminución de la miseria y la pobreza y aumento de la capacidad de consumo), pero aún queda mucho por hacer (inclusión ciudadana, mejora de servicios públicos y ampliación de derechos).

Las protestas callejeras de junio de 2013 son pruebas del largo camino que hay adelante. En fin, el precio de la consolidación democrática y del fortalecimiento institucional suele ser la reducción de la posibilidad de cambios profundos y la lenta velocidad de la transformación posible. La salud de la democracia representativa, en ese modelo, exige que los excluidos esperen el momento en el cual podrán ser incluidos a través de reformas graduales sin herir la institucionalidad vigente.

En Venezuela, la elección presidencial de 1998 fue enmarcada en una coyuntura de prolongada crisis política, económica y social empezada en los años 80, con fuerte descontento social e baja credibilidad de las instituciones políticas. Al revés de Brasil y su consolidación democrática, en Venezuela, la democracia de Punto Fijo, existente desde 1958, se desplomaba. El proyecto de reconstrucción del Estado ya era planteado por los presidentes anteriores a Hugo Chávez, pero la aplicación de las fórmulas de ajustes orientados por el Fondo Monetario Internacional (FMI) les quitó la legitimidad necesaria para impulsar los cambios. El presidente Hugo Chávez fue electo en 1998 por ser un actor político nuevo y, por lo tanto, con la legitimidad de la esperanza social para impulsar los cambios que planteaba: refundación del Estado a través de una constituyente aprobada por voto popular; lucha contra la miseria y la pobreza; uso de la renta petrolera en beneficio de los más pobres. Para llevar a cabo estos objetivos, dos principios orientaban el proyecto: nacionalismo (para reconstruir la capacidad de acción del Estado) y bolivarianismo (para combatir las oligarquías que se aposaban de la renta petrolera). El proyecto de la revolución bolivariana de Hugo Chávez, por lo tanto, no era consecuencia de la consolidación democrática, sino de su crisis, y se basaba en el conflicto abierto con los responsables por conducir al país a la situación de pobreza generalizada (en 1998 más de la mitad de la población se encontraba abajo de la línea de pobreza): los agentes políticos y económicos del viejo orden de Punto Fijo.

El chavismo, entonces, llegó al poder con el objetivo de aplicar el programa político planteado en la campaña electoral, en lo que pese las resistencias de la oposición, bajo los siguientes lineamientos estratégicos: (a) evitar la conciliación con las élites y confrontarlas siempre que posible, (b) movilizar y organizar las masas, (c) promover cambios institucionales que posibiliten un camino más rápido hacia la inclusión y transformación social.

El paso más rápido de los cambios llevados a cabo en el país por la revolución bolivariana presupone dos condiciones ausentes en el caso brasilero: (a) el apoyo de fuerzas políticas identificadas solamente con la izquierda y (b) la existencia de una institucionalidad floja. La primera condición permite que el proyecto sea impulsado a través del conflicto polarizado, apoyado en la movilización de las masas, en contra del adversario identificado como la derecha. Las negociaciones y pactos son, de ese modo, evitados y un reformismo fuerte es logrado. La segunda condición permite al gobierno impulsar proyectos (de las cooperativas productivas a los consejos comunales territoriales) y programas (como las misiones y gran misiones), a través de la inversión de la renta petrolera en experimentos e innovaciones políticas con miras a rediseñar el pacto federativo y crear el Estado comunal como base socio-política y económica para el socialismo planteado. El fracaso de parte de esos intentos no impide que se siga intentando: la institucionalidad floja permite que fracasos sean olvidados y nuevos caminos intentados.

Es decir, la ausencia de una coalición permite la implementación coherente de la agenda planteada en la campaña electoral (con bajo nivel de lucha interna y conflicto sostenido contra la oposición) y la debilidad institucional permite al gobierno manejar la maquinaria estadal de una manera experimental. Lo que podría ser considerado una situación ideal para un proyecto de cambios sociales radicales impulsado por la izquierda, sin embargo, ha generado también efectos colaterales. El control exagerado del Estado por una sola fuerza política disminuye la separación de poderes y genera una mezcla poco saludable entre Estado-gobierno-partido-movimiento. Asimismo, la política de movilización constante de las masas (majority rule) en una sociedad cristiana con rasgos morales conservadores fortalece prejuicios del sentido común e impone límites a la consolidación de espacios a las minorías (como los defensores del aborto, del casamiento gay, etc.), lo que conforma el movimiento chavista como moralmente conservador. La declaración más reciente de que el socialismo del siglo XXI debe ser cristiano y los ataques al líder opositor Henrique Capriles por su supuesta orientación sexual son dos ejemplos. Además de eso, el impulso al rediseño tentativo y experimental del Estado y del pacto federativo con miras a una redistribución del poder simultáneamente crea una confusión institucional en la cual no se conoce de manera clara los roles de los distintos órganos e iniciativas y genera dudas acerca de la constitucionalidad del rediseño impulsado. Aunque la revolución bolivariana sea llevada a cabo respetando los límites del marco democrático y legitimada por constantes elecciones y consultas populares (plebiscitos y referendos), la fuerte centralización del comando (en contradicción con la descentralización en las bases) y rasgos autoritarios en la conducción del proceso son vistos como fragilidades del modelo venezolano.

Los dos caminos presentados –el brasilero y el venezolano– tienen sus ventajas y sus límites. El primero es una ruta más estable, pero mucho más lenta. Según el politólogo André Singer, “hay cambio, pero se cambia tan despacio que ni parece que hay cambio”. El modelo brasilero –el lulismo– mantiene y profundiza la institucionalidad de la democracia representativa, lo que es positivo en un país que hace poco vivía bajo una dictadura militar. Su precio es posponer la inclusión de millones de excluidos, debido a los frenos presentados por las instituciones, por la oposición o por aliados conservadores en la coalición. El modelo venezolano –el chavismo– emergió en una crisis de la democracia representativa y propuso la radicalización democrática a través del impulso a la democracia participativa y directa. La ausencia de coalición y la constante movilización de masas permitió impulsar cambios más rápidos en la sociedad, incluso cambiando las propias instituciones (desde la constituyente hasta la propuesta del Estado comunal). Su precio es que tales cambios rápidos generan riesgos por la propia desinstitucionalización y confusión institucional, lo que reduce los frenos que solían proteger minorías y actores en desacuerdo con el proyecto en curso. La historia no sigue la perfección de los planteamientos teóricos, sino que va abriendo sus propios caminos.

Con Chile en el corazón…

Con Chile en el corazón…

Rev. Roberto Pineda *

No perdí jamás la esperanza…
Pablo Neruda

Han pasado treinta años ya, desde el asesinato del presidente chileno Salvador Allende y el bombardeo a La Moneda. Treinta años y parece que fue ayer. Recuerdo la figura de Allende, metralleta en mano, defendiendo la dignidad de Chile y la sonrisa de los militares traidores en su primera conferencia de prensa.

El 11 de septiembre del 73 nos golpeó las entrañas…En mi proceso de evangelización, o en otras palabras, en mi proceso de toma de conciencia política, los acontecimientos de Chile a principios de los setentas, jugaron un papel destacado. Chile nos marcó la vida. Nos definió la visión, el rumbo, limpió nuestro horizonte.

Y en la reunión de nuestros héroes juveniles, tenía catorce años en 1973, aparecieron para quedarse para siempre, las figuras de Salvador Allende y Víctor Jara, Violeta Parra y Luis Corvalan, Miguel Henríquez y Pablo Neruda. Fueron referentes básicos para iluminarnos el camino de la lucha, de la resistencia, de la dignidad rebelde…

Ya antes del golpe del 73, estando en Nueva York, las primeras noticias que me impactaron políticamente fueron el triunfo electoral de Salvador Allende, candidato de la Unidad Popular, la nacionalización del cobre chileno, Pablo Neruda ganando el Nóbel de Literatura, el discurso de Allende en las Naciones Unidas, la visita de Fidel Castro a Chile…

En 1974, para el primer aniversario del golpe, organizamos una demostración de estudiantes de secundaria, en Solidaridad con Chile. Convocamos par el Parque Cuscatlán, y marchamos hasta la Plaza Libertad. En aquella época marchaban juntos estudiantes de la ENCO y del ITI, del INSFRAMEN y del Bachillerato en Artes: ¡Chile no se rinde, carajo, Chile no se rinde…”

Y nos volvimos chilenos y chilenas, combatientes contra la dictadura y soñábamos con construir un nuevo Chile, hasta organizamos peñas culturales, y cantábamos con todas nuestras fuerzas juveniles: ¡Chile no se rinde, carajo, Chile no se rinde! ¡Se siente, se siente, Allende está presente! Soñábamos con incorporarnos a la Resistencia Chilena:”la resistencia chilena pronto tomará el gobierno, la Patria se verá grande con su tierra que es liberada…”

También cantábamos y luego se volvió un himno nuestro, la Marcha de la Unidad: “De pie cantar, que el pueblo va triunfar/ avanzan ya banderas de unidad/ y tu vendrás marchando junto a mí/ y así verás tu canto y tu bandera florecer…” Y cantábamos esta canción en el marco de una intensa pugna ideológica sobre estrategias de lucha, confiados en que al final íbamos a unirnos como pasó en Chile.

Nos volvimos seguidores de Víctor Jara, y valorabamos su ejemplo de seguir cantando con los dedos quebrados y la boca reventada por un culatazo en el estadio de Santiago. Nos ayudó a fortalecer nuestra voluntad de luchar y enfrentar a los militares salvadoreños. Y cuando organizábamos en el campo cantábamos: “Levántate y mira la montaña,/ de donde viene el viento, el sol y el agua/ tu que manejas el curso de los ríos/ tu que sembraste el vuelo de tu alma.” Y en la asambleas sindicales, y en la intimidad de nuestros hogares, cantábamos:”Te recuerdo Amanda/ la calle mojada…”

Y Pablo Neruda, con su voz ronca, nos señalaba el camino: “Nuestras estrellas primordiales son la lucha y la esperanza.”Y también nos enseñaba a reconocer y combatir a los enemigos del pueblo:”Por estos muertos, nuestros muertos, pido castigo.”

El pueblo chileno se dispersó por todo el mundo, algunos años después, nosotros hicimos lo mismo. En determinado momento, nuestras dos diásporas se encontraron en el exilio. Y volvimos a cantar en Roma, Washington, París, México, Melbourne: “porque esta vez no se trata de cambiar a un presidente/ tendremos que ser nosotros los que construyamos un Chile diferente…Y nadie podrá negarnos, nuestro sagrado derecho, que como seres humanos, podamos vivir en Chile.”

Y de aquellos años de fuego viene nuestro deleite con la música andina, y conocimos a Quillapayun y a Inti-Illimani, y la zampoña y el charango se nos metieron en el alma, y conocimos el espíritu de lucha de los mineros de Chuquicamata y de los estudiantes de Valparaiso, y conocimos la voz de Violeta parra preguntándonos: “Qué dirá el santo padre que vive en Roma/ que le están devorando a sus palomas…”

En nuestra memoria, cada 11 de septiembre resonarán las palabras del Presidente Mártir: “Tengo fe en Chile y su destino. Otros hombres de Chile superaran este momento gris y amargo donde la traición pretende imponerse. Sigan ustedes sabiendo que mucho más temprano que tarde, de nuevo se abrirán las grandes alamedas por donde pase el hombre digno para construir una sociedad mejor.”

Estamos seguros de la verdad de estas palabras.

  • 17 de septiembre de 2003.

Magaña: amigo o hermano mayor

Magaña: amigo o hermano mayor
Waldo Chávez Velasco

Hacia 1942, Álvaro Magaña era el jugador estrella de baloncesto del Colegio García Flamenco. El líder de la Escuela Militar era el cadete Arturo Armando Molina. Ambos fueron presidentes de la República.

Probablemente ahí Álvaro se acostumbró a ser el primero, porque fue el mejor estudiante de la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional, en tiempos cuando esta carrera duraba, por lo menos, 7 años. Álvaro obtendría su doctorado con honores. Políticamente, el joven fue de los llamados “Hombres del 2 de abril”, contra el general Hernández Martínez, quien renunció en mayo de 1944. Poco tiempo después, dio un golpe de Estado Osmín Aguirre y Salinas. Álvaro, con su amigo de siempre Ulises Flores (padre del actual Presidente de la República) y numerosos otros salvadoreños, se exiliaron en Guatemala, de donde trataron de invadir El Salvador. Entre ellos venía un teniente alto y fuerte, Julio Adalberto Rivera. El Ejército los derrotó en Ahuachapán.

Algún tiempo después llegó al gobierno el mayor Oscar Osorio, quien mandó a llamar a Ulises Flores y a Álvaro Magaña, sus amigos.

-¿Qué andan haciendo en los cuarteles? -preguntó.

-Tomando tragos con los amigos -respondió uno de ellos.

-Entonces mejor los dos se van a ir a estudiar Economía a Chicago.

No era cosa de protestar.

Y así, Álvaro y Ulises obtuvieron su maestría. Ulises Flores regresó al país. A Álvaro, Osorio lo becó para estudiar Finanzas Públicas, en la Universidad de Roma.

Yo lo había conocido en San Salvador, pero en Roma se estrechó nuestra amistad. A unos 60 kilómetros estudiaban unos 15 militares salvadoreños en la Escuela Superior de Guerra de Civitavecchia. Estos pasaban en Roma las vacaciones del verano e iban casi diariamente a casa de Magaña. Yo hacía lo mismo.

Cuando Álvaro terminó sus estudios de Finanzas, regresó al país con toda su familia (tenía entonces 2 hijos y vivía con su hermana María Elena), pero estuvo a punto de no regresar, porque naufragó en el barco Andrea Doria. Se ve que sabían nadar.

En El Salvador lo nombraron Subsecretario de Hacienda. Este gobierno duró apenas 3 meses. El golpe había sido dirigido por el coronel Julio Adalberto Rivera, Álvaro se enojó con él y se marchó a Washington a trabajar con la OEA, donde desempeñó cargos muy importantes. Con el tiempo Rivera lo convenció de que hicieran las paces y lo nombró Presidente del Banco Hipotecario, en donde estuvo hasta 1982.

Yo trabajaba en Alemania y vine cierta vez al país. Desde luego fui a ver a Álvaro. “No sé qué has venido a hacer”, me dijo. “Por las dudas te he preparado 3 empleos. El mejor es el de la Secretaría de Planificación Económica, en donde está Guillermo Borja Nathan, que es mi primo”. Yo no hallaba qué contestarle, pero fui a Planificación, de donde poco tiempo después pasé como Director-Fundador de Diario El Mundo.

Después quise construir mi casa en la colonia San Francisco. Como no tenía dinero, volví donde Álvaro, y me hizo todo el proyecto de un préstamo del Banco. Pagué.

Cuando se trataba de elegir al Presidente Provisional, a principios de los 80, los militares pudieron nombrar al Dr. Álvaro Magaña, con la siguiente estratagema: presentaron a la Asamblea una terna, constituida por dos distinguidos profesionales, quienes estaban seguros que iban a decir que no y que eran el Dr. Reynaldo Galindo Pohl y el Dr. Alfredo Martínez Moreno. Alvaro fue el presidente provisional, quien restauró la democracia en el país. En su hermosa casa de Apaneca reunió a todos los dirigentes políticos y los convenció de celebrar un Pacto de Unidad Nacional, que le permitió gobernar con tranquilidad.

Yo me había retirado a México, con la intención de dedicarme sólo a escribir. Durante la presidencia de Álvaro vine dos veces, a colaborar en discursos, en los que trabajamos con el Dr. Francisco Guerrero y el Dr. Ulises Flores, además del presidente Magaña, naturalmente.

Después, ya dedicado Álvaro a sus estudios de Derecho, tuve el honor de publicar en la revista GENTE los últimos escritos del ilustre intelectual salvadoreño, posiblemente con Galindo Pohl, las dos personas más inteligentes que he conocido en El Salvador.

Durante su velorio, el recién pasado 10 de julio, hablé con su bella viuda, Concha Marina Granados de Magaña, hija del dueño de la relojería Granados y originaria de Cojutepeque, donde vivía con su abuela.

“Yo no sé si Álvaro fue mi mejor amigo o como mi hermano mayor”, le dije. “Posiblemente las dos cosas”, me respondió.

“He andado haciendo travesuras por todos lados”: Roberto Quiñonez Meza

“He andado haciendo travesuras por todos lados”

Exitoso. Don Roberto Quiñónez Meza se ha destacado por ser muy trabajador. Durante su juventud practicó el básquetbol; ahora, sus pasiones son el golf y la lectura.

Publicada 9 de marzo 2006, El Diario de Hoy

Perfil

Don Roberto Quiñonez Meza nació en Santa Ana, el 2 de marzo de 1927. Graduado de Ingeniería Industrial y Humanidades en la Universidad de Stanford, en Estados Unidos. Desde 1977 hasta 1980 fungió como Embajador de El Salvador en Washington. Fue gerente general de Industrias La Constancia. Fundador de la Asociación Nacional de la Empresa Privada (ANEP) y de la Asociación Nacional de Anunciantes de El Salvador (ANAES). Presidente y fundador de Arrinsa Leasing y de la Feria Internacional de El Salvador. Es padre de cuatro hijos fruto de su matrimonio con doña Clelia Sol.

Paola Michelle García
El Diario de Hoy
vida@elsalvador.com

Incansable trabajador, don Roberto Quiñónez Meza —un hombre de porte elegante, de corazón sencillo, que ha dedicado su vida entera a la administración de empresas— se ha destacado por sus grandes aportes al gremio empresarial de El Salvador.

Nacido en la Ciudad Heroica, Santa Ana, aseguró que desde muy pequeño, en su familia le inculcaron el amor por el trabajo.

“Mis padres y abuelos me enseñaron una ética de trabajo, que creo la tenemos todos bien interiorizada en la familia; y eso me hizo trabajar toda mi vida”, comentó don Roberto.

Así, desde su juventud, laboró incansablemente en diferentes empresas del país. Durante más de 30 años, trabajó como administrador en Industrias La Constancia.

Después, desde 1977 hasta 1980, don Roberto incursionó en la carrera diplomática, cuando fue nombrado Embajador de El Salvador en Washington.

“Según me dicen los diplomáticos de carrera, ser Embajador en Washington es la posición más codiciada, y yo estuve allá dos años y medio”, dijo el empresario.

Antes, ya había sido fundador de la Asociación Nacional de la Empresa Privada (ANEP).

Además, en 1965 fundó la Feria Internacional de El Salvador. “Fueron tres años de trabajo para lograr una feria que durará tanto tiempo, y que ha perdurado hasta ahora. En aquel entonces, sólo teníamos unos 10 ó 12 países participantes”, recordó don Roberto.

En este contexto, el reconocido empresario se define a sí mismo como “un hombre trabajador”.

“Estuve también de presidente del Consejo Nacional de Publicidad, así que he andado haciendo travesuras por todos lados. Y mi última travesura es el ITCA (Instituto Tecnológico Centroamericano), ese es mi broche de oro”, puntualizó Quiñónez Meza.

En la intimidad

Padre de cuatro hijos, don Roberto confesó que hace aproximadamente unos 55 años experimentó el “amor a primera vista”, cuando conoció a su esposa, doña Clelia Sol.

“Mi esposa es una magnifica cocinera. Desde el primer momento en que nos vimos fue amor. Ya llevamos 55 años de casados”, dijo.

De su niñez en Santa Ana, don Roberto recuerda “una ciudad tranquila, donde vivió una época para hacer amistades, que perduran hasta hoy”.

“Con mis amigos de infancia, en los parques —que todavía no eran pavimentados— jugábamos chibolas, trompo, yoyo. Era una infancia sabrosa y tranquila”, dijo.

Sin embargo, pese a la pasividad de su ciudad natal, el empresario recordó que su niñez fue interrumpida por “un espacio de dificultad” en 1932. “Recuerdo que a varias familias nos metieron en una sola casa. Para nosotros de cipotes era una fiesta, porque no entendíamos el problema; pero nuestros papás y tíos estaban en la Guardia Civil, que fue una organización cívico-militar de defensa”, afirmó Quiñónez Meza.

Amante del deporte, en su juventud practicó durante varios años el basquetbol y también el fútbol americano.

“Me dediqué a jugar con un equipo que se llamaba ‘El independiente’ (…) Después me fui a Estados Unidos, jugué fútbol americano —que no me fue muy bien— donde perdí un riñón, porque me dieron un golpe fuerte y tuve un trauma”, rememoró.

En los años de su juventud, también perteneció a los BoyScouts, donde hizo muy buenos amigos, con quienes disfrutó inolvidables excursiones y campamentos.

Así, a lo largo de sus 79 años, con muchas anécdotas que contar —según confesó don Roberto— uno de los momentos más difíciles en su vida fue la muerte de su hijo, José Roberto.

“A él (José Roberto) lo perdimos durante la guerra. Tuvo un accidente en helicóptero (…) Definitivamente ese fue uno de los momentos más difíciles, del dolor no se sale, pues las cicatrices quedan, pero en fin, son cosas de Dios”, detalla don Roberto con voz entre cortada.

En este contexto, otro de los momentos más duros para el reconocido empresario fue el secuestro de su esposa, en 1984, en Miami, Estados Unidos.

Y pese al sufrimiento y los instantes de alegría, don Roberto aseguró con voz firme: “Yo no cambiaría mi vida aquí en este país por nada del mundo”.

“El Salvador me ha dado todo lo que tengo y todo lo que soy, y lo que tengo no sólo en cosas materiales, sino mi familia: mis hijos, mis hermanos, mis nietos y mis sobrinos”, puntualizó don Roberto, un verdadero caballero.

CARTA A MD

A quién corresponda:

Voy a ser muy sincera contigo.

Mi primera respuesta al leer tu oferta fue una risa llena de ironía y un rotundo NO ¿Por qué? NUNCA en mi vida había visto una campaña tan violenta, en un país (en ese momento morían 14 personas al día) tan violento, El Salvador, como lo fue la campaña de MD del año pasado 2012. Aún me resuena en la cabeza la imagen de una mujer muerta, en una morgue, pero presentada como heroína porque usaba tacones.

Yo trabajo con mujeres que han sufrido tanta discriminación, tantos golpes, tanto maltrato, tanta violencia que me dolía mucho, más que mucho, ver las vallas con esa campaña que no solo denigraba a la mujer y la volvía carne de cañón, sino que incitaba a la violencia.

Yo no soy feminista militante, a mí me dolía el coraje por el solo hecho de ser mujer. Nunca me sentí representada en sus anuncios, nunca vi representada a las mujeres de mis documentales en sus vallas, y si yo represento al 20% de las mujeres de este país y las mujeres de mis documentales representan el 80% restante, me pregunto a qué tipo de mujer iba dirigido, qué tipo de estudio de mercado hicieron, ¿les tomaron el pelo? Siempre me molestaron las campañas de MD, pero la campaña del año pasado fue una pasada TOTAL. No entendía la poca sensibilidad de esos creativos, cómo no vieron lo peligroso que es hacer una campaña así en países como El Salvador y especialmente Guatemala, país en dónde el femicidio, así como lo lee, FEMICIDIO es un tema recurrente en la sociedad.

Veo que intentan hacer algo diferente y que el equipo de creativos de esta campaña es nuevo. Una amiga muy cercana a los dos me comentaba que el nuevo equipo creativo son personas diferentes, se nota en la nueva idea, pero su campaña no se desliga de la Marca MD que durante años denigró y puso en peligro a tantas mujeres en estos países.

No entendía la poca sensibilidad de esos creativos, cómo no vieron lo peligroso que es hacer una campaña así en países como El Salvador y especialmente Guatemala, país en dónde el femicidio, así como lo lee, FEMICIDIO es un tema recurrente en la sociedad.

Le agradezco que pensaran en mi como mujer que mueve el piso; En realidad yo me defino más como una mujer sensible de zapato pacho, de poca estatura y curvas latinas, de pelo castaño, ojos negros, un poco torpe para caminar pero muy diestra para bailar, una mujer interesada en ver más allá del piso en el que estoy parada, interesada y apasionada por escuchar a los que nadie quiere escuchar, en preguntar lo que nadie quiere preguntar, una mujer con voz y pensamiento fuerte, una mujer interesada en dar la vida (si hay que hacerlo) por las que no usan zapatos de tacón como los que ustedes sacan en esas vallas.

Entiendo que esta es una nueva campaña y tengo que admitir que es muy buena, pero no imagino qué pudo haberles hecho cambiar de estrategia, espero que no haya sido una mujer muerta con zapatos de tacón, o sin tacón. Quiero entender que por fin comprendieron que su campaña del año pasado nos violentaba el alma, entiendo que ahora quieran decir todo lo contrario y lo celebro, pero no comprendo como no han pedido perdón a todas nosotras, mujeres que humillaron año tras año con sus campañas anteriores. Por ética y por respeto a todas esas mujeres humilladas no puedo aceptar su oferta de ser uno de los rostros de la nueva campaña publicitaria de zapatos MD.

Quiero entender que por fin comprendieron que su campaña del año pasado nos violentaba el alma, entiendo que ahora quieran decir todo lo contrario y lo celebro, pero no comprendo como no han pedido perdón a todas nosotras.

Atentamente,

Marcela Zamora.
Marcela Zamora estudió periodismo en Costa Rica, hace documentales para el diario digital El Faro. Graduada de la Escuela Internacional de Cine y T.V. de San Antonio de los Baños de Cuba, como Directora documentalista, Marcela ha filmado documentales en El Salvador, Nicaragua, México, Venezuela y Cuba. Su documental “María en Tierra de nadie” narra la historia de dos mujeres se ven obligadas a emigrar a los Estados Unidos ilegalmente, ha participado en una variedad de países, convirtiendo a Marcela en una gran representante de El Salvador.

Un pensamiento diáfano y una vida consecuente

Un pensamiento diáfano y una vida consecuente
Edgard Barberena
END – –

Por el terror que le tenía a los maestros que durante los años 40 obligaban a los estudiantes a repetir de memoria las lecciones, no terminó la primaria, pero se volvió un extraordinario autodidacta entre la zapatería, el sindicalismo, entre ejercer como Secretario General del Partido Socialista Nicaragüense (PSN) y practicar el periodismo desde “Orientación Popular” hasta END, pasando por Barricada.

Este personaje es Onofre Guevara López, hijo de Onofre Guevara Pérez y de Paula López, quien nació en Nandaime el 11 de febrero de 1930.

Se vino a Managua en 1942 y aprendió a ser zapatero. A los 13 años ya estaba en el Sindicato de Zapateros, un año antes de que se fundara el Partido Socialista Nicaragüense, en 1944.

Ingresó al PSN en 1945 cuando era un chavalo, comenzó a vender periódicos, a distribuir hojas sueltas y a realizar una serie de tareas prácticas. Antes, en el sindicato, le ocurrió algo muy particular: “Ahí aprendí a escribir”, dice.

“Jovencito me nombraron Secretario de Actas del sindicato y eso me obligaba a redactar las actas. Hacer el acta de una asamblea es como hacer una crónica de un acto político”, comenta Onofre.

A inicio de los años 60 le piden permiso para utilizar su nombre como director del semanario “Orientación”, a lo que accedió. Esto lo llevó a problemas con el régimen somocista.

“Cuando la Policía quiso reprimir el periódico, me llamó Nicolás Valle Salinas para interrogarme, éste se alejó un poco del interrogatorio y me quedé con Agustín Fuentes, de La Prensa, y Alejandro H. del Palacio, de Novedades.

Ahí comienza otro interrogatorio con el periodista de La Prensa, que fue más fuerte que el que le hizo el guardia, tanto, que el redactor de Novedades le dijo: “¡Estás peor que el teniente!”

“Fuentitos” le hizo una mala jugada
Al siguiente día, al leer la crónica de Agustín Fuentes, acabándolo por un error en la pronunciación de una palabra, Onofre se dijo a sí mismo: “No me voy achantar”. Fuentes explotó la falta para ponerlo en ridículo. “Eso me tocó el amor propio y me empeñé en escribir mejor”, nos dijo.

Guevara, entonces, leía más de lo habitual, y practicaba escribiendo sobre cualquier cosa. Un día se encontró con Manuel Pérez Estrada, Secretario General del PSN, quien le preguntó qué tanto sabía de Sandino. “He leído algo”—le dije. “Le conté lo que había leído de un congreso internacional que tuvo lugar en un país europeo, y entonces me dice: hágase un artículo para el periódico. Ese fue mi primer trabajo, y lo publicaron en el semanario Orientación”, rememora.
Viaje a Cuba y “Orientación Popular”
En 1960, el PSN lo envió a Cuba al séptimo aniversario del asalto al Cuartel Moncada. La revolución estaba tierna, apenas tenía año y medio. A la isla Onofre llegó a dos congresos: al de las Juventudes Revolucionarias de América Latina y al del Partido Socialista Popular de Cuba como delegado.

Cuando regresa a Managua pasa a la dirección del partido con el cargo de Secretario Juvenil, con la misión de organizar a la juventud socialista, por lo que todo el año 1961 fue de actividades políticas-organizativas, y en noviembre de ese año llevaron a cabo el congreso constitutivo de la juventud.

Para esa ocasión, Onofre tenía 31 años. “Me quitaron la juventud y me hicieron editor del periódico que ya se llamaba Orientación Popular”, recuerda. Así editó el periódico hasta 1965. Ese año se fue a la Unión Soviética a estudiar al Instituto Internacional de Marxismo-Leninismo, de marzo de 1965 a octubre de 1966.

Al regresar al país vuelve a hacerse cargo de la edición del periódico, pero antes enfrentó lo que pasó todo aquel nicaragüense que viajó por esos años a países considerados comunistas: cayó preso en Managua y fue interrogado por agentes de la Oficina de Seguridad Nacional (OSN) de Somoza.
Varado en Bruselas
No hay personajes sin anécdotas, y Guevara lo sabe bien. A él le tocó pasar apuros en Berna, cuando venía de regreso a Nicaragua. “Es que mi pasaporte se venció. Cuando hice escala en Suiza me advirtieron que debía arreglar eso”, recordó. Una cónsul en ese país se negó a ayudarle, y no tenía fondos suficientes para pasar 15 días allá esperando una respuesta.

Del poco dinero que portaba decidió comprar un boleto a México. “Todo parecía marchar bien hasta pasar por Bélgica, la seguridad del aeropuerto me detuvo y perdí la conexión, con todo y maletas”, recuerda Guevara.

En Bruselas se quedó solamente con la ropa que llevaba puesta. Las autoridades migratorias le dieron un permiso de tres días, en un lugar donde no conocía a nadie. Lo primero que hizo fue irse a la calle y comenzar a preguntar dónde estaba el consulado de Nicaragua. “Ahí tuve el ejemplo de lo que debe ser el servicio diplomático”, comentó.

Ese ejemplo se lo dio el entonces cónsul de Nicaragua en Bruselas, un señor de apellido Rivas Novoa, hermano de Gabry Rivas. El diplomático le dijo no estar interesado en preguntarle ni de dónde venía, ni adónde iba, le bastaba saber que era nicaragüense. Ahí le actualizaron el pasaporte y así viajó a México para recuperar sus pertenencias.
La división del partido
En “Orientación Popular” Onofre trabajó hasta 1967, cuando se produjo la ruptura interna del PSN sobre los sucesos de la masacre del 22 de enero de ese año, y ahí terminó el periódico. Onofre siguió en el partido, y quedó en una fracción en la que eligieron Secretario General a Álvaro Ramírez González, en sustitución de Manuel Pérez Estrada, quien se quedó con el grupo de Elí Altamirano, los que después formaron el Partido Comunista.

En noviembre de 1967 renuncia Álvaro Ramírez, y en un pleno del partido eligen como secretario general a Onofre, e inmediatamente el partido le comunica que debe viajar a Moscú para informar sobre la situación del PSN. En 1968 se traslada a Costa Rica (entró por veredas) y allá le proporcionan un pasaporte costarricense.

Salió como costarricense del aeropuerto “Juan Santamaría”, y llegó a Moscú cuando celebraron los cincuenta años de la revolución soviética. De regreso enfrentó otra anécdota no muy agradable, pero simpática a la altura del tiempo.

Como portaba pasaporte costarricense, llegó a Holanda y se hospedó en un hotel económico mientras arreglaba su salida hacia México. La noche que llega a Ámsterdam le golpean la puerta a la media noche, y un conserje del hotel le dice que habían llegado unos costarricenses a saludarlo.

Supo que los ticos llegaron de París en tren, y habían planeado pasar con “el paisa” un fin de semana. “Yo no hallaba qué hacer porque no los conocía”, comparte Guevara. Salió a recibirlos. Todos estaban ebrios, y entre ellos estaba un hijo del embajador costarricense en París. “Estaban tan alegres, que ni cuenta se dieron de que yo era nicaragüense y de que mi nacionalidad sólo era una farsa. Salimos y quedamos en vernos a la mañana siguiente”, recuerda. A primera hora, Guevara escapó del hotel y se fue a pasar las horas a un parque cercano.

Al regresar a Managua por veredas desde Honduras, volvió a caer preso. Esa vez estuvo seis meses. Allá conoció a Daniel Ortega, a Jacinto Suárez y a Jacinto Baca Jerez. “De todos los presos, yo era el único que no pertenecía al Frente Sandinista”, recordó.

En la cárcel conoció que Ortega no es el hombre calmo que aparenta ser, porque en una ocasión tomó con violencia y autoritarismo un plato de comida, y se lo lanzó en la cara a Axel Somarriba, un muchacho que había desertado del FSLN. Esto ocurrió en 1968.
Caen dos de sus hijos
En 1969 —después de haber sufrido otra carceleada—renunció al partido, quedando Luis Sánchez en la Secretaría General.

En 1976 se reincorpora al PSN con la gente de Álvaro Ramírez, y le dan la responsabilidad de la educación popular clandestina. Comenzó a trabajar en el periódico con Federico López. Todo el 78 y el 79 imprimieron el periódico en forma clandestina. En 1978 cayó abatido su primer hijo en el asalto a la Policía de San Judas, y en mayo de 1979 fallece otro hijo suyo en un enfrentamiento con la Guardia también en San Judas.

En 1980, la tendencia del PSN de Álvaro Ramírez se integró al FSLN, por lo consiguiente a Onofre lo mandan al diario Barricada, donde comenzó como jefe de Redacción y corrector de originales, y donde enfrentó problemas con periodistas de escuelas que no admitían ser dirigidos por un periodista empírico.
Onofre es diputado
La verdad es que la pulcritud de la prosa de Onofre es para un periodismo exigente, y es hoy por hoy, con sus escritos de opinión y su columna, una notable simbiosis del buen escribir con la congruencia y la amenidad en la crítica política.

Onofre fue también diputado de Managua por el FSLN, y encargado del registro de actas, una especie de historia de la Asamblea Nacional.

Su vida ha transcurrido con la misma modestia con que habita en el barrio San Judas, y la misma firmeza de sus ideales por una sociedad justa e igualitaria, pero en libertad y democracia.

Aprendió a ser crítico
Guevara también relató en la entrevista otras anécdotas, entre ellas una del curso de preparación ideológica que hizo en la URSS. En la última etapa, llevaron a los estudiantes de varias naciones latinoamericanas a la República de Moldavia, y “nos decían que esa república tenía un desarrollo similar al de Nicaragua”.

Él fue el jefe del grupo de estudiantes enviados a Moldavia, y le tocó hacer el agradecimiento a sus autoridades. “Experimenté por primera vez mi compromiso con la crítica, y lo que hice fue señalar todo lo que me parecía criticable en Moldavia, y eso me ha servido para mi formación en el periodismo”, destacó.

“Desde ese momento me decidí a ser crítico, pero sucedió que en lo poco que sabía de ruso me di cuenta de que la traductora no dijo lo que yo había dicho, sino que convirtió en alabanza mis señalamientos, y eso también me sirvió para criticarla a ella (a la intérprete) cuando regresamos al Instituto en Moscú”, dijo Guevara, quien comparó la situación con lo que ocurría aquí con la Dirección Nacional del FSLN en los años 80.

Mirando los «bordes ocultos.»

Mirando los “Bordes ocultos”
Onofre Guevara López | Opinión

En el prólogo que don Aldo Díaz Lacayo le hizo al libro “Bordes ocultos, el entretejido de nuestra historia”, califica a su autor, Rafael Casanova Fuertes, como “historiador alternativo”. Lo alternativo corresponde a la tercera acepción de ese adjetivo: “Ofrecer una opción distinta a lo habitual u ordinario”. En este caso, sería de la historia.

No parece apropiado ese adjetivo para Casanova, porque la opción que ofrece no es una simple “opción distinta de lo habitual”. Lo que Casanova hace es ofrecer, de un lapso de 69 años de historia del movimiento socialista en Nicaragua, la versión que ningún historiador se ha decidido investigar.

Lo distinto no es lo igual, tampoco lo mismo, sino otra cosa. Pero es el caso que los historiadores no han ofrecido ninguna otra versión de la historia del movimiento socialista, sino solo alusiones marginales –generalmente despectivas— cuando necesitan situar o justificar la posición política de sus adversarios, pero no como resultado de ninguna investigación o estudio sobre el tema.

Entre esos 69 años de historia socialista en Nicaragua, Casanova da a conocer el período considerado el más crítico de esta corriente política en ese lapso, por causa de un fenómeno que se origina en sus propias filas. Me refiero a la etapa cuando en el Partido Socialista Nicaragüense comienza a manifestarse la necesidad de adoptar otra línea de acción no tradicional, sino armada, y es planteada por quienes entre sus miembros cuestionan la lucha exclusivamente política, la actividad sindical y las demandas laborales frente a la dictadura somocista.

Ese período comprendió desde los primeros días del triunfo de la Revolución en Cuba (1959), hasta el triunfo de la Revolución en Nicaragua (1979), el cual se dividió en varias etapas. La primera etapa se inició cuando en 1961 el PSN organizó la Juventud Socialista Nicaragüense, cuyos componentes –por obvias razones generacionales— acogieron con entusiasmo la idea de que, de ahí, se partiría hacia una acción política con tendencia a poner en práctica la lucha armada. Bajo la presión de esa corriente interna, el PSN acordó prepararse para la lucha armada, pero no de inmediato, sino como resultado final, cuando las acciones de masas crearan las condiciones para ello. Pero contradicciones entre conservadores y radicales sobre el tema, postergaron esa tarea.

Cuando algunos jóvenes creyeron que no había perspectivas de lucha armada con el PSN ni la JSN, se fueron a formar nuevos grupos o integrarse a los que ya se habían formado en sucesión cronológica: el Movimiento Nueva Nicaragua, Frente de Liberación Nacional y Frente Sandinista de Liberación Nacional.

De ahí arrancó una relación ambigua muy difícil entre socialistas y sandinistas, pero con la idea común del socialismo. El PSN fue el núcleo originario del movimiento revolucionario nicaragüense. Las siguientes etapas, Casanova Fuentes las investiga con mucho acierto, incluida la formación por la tendencia más radical del PSN del Frente Armado Revolucionario Nicaragüense, FARN, (1966-1969) y la Organización Militar del Pueblo (1978-1979).

Casanova Fuertes presta mucha fidelidad en su libro a las fuentes, los testimonios y los datos acerca de las contradicciones, divisiones y los conflictos que les costaron a una parte de los socialistas para llegar a practicar la lucha armada, hasta culminar con la integración de la OMP a la guerrilla del FSLN en la insurrección del 79 y el partido a la estructura del FSLN en 1980. Casanova estudia también las actividades del otro PSN nacido de la división en 1976, y de sus dirigentes dentro del FAO, hasta su disolución entre la derecha, la sobrevivencia de un nuevo PSN y de otros grupos socialistas.

Con cualquier criterio político que se haga la lectura del libro de Rafael Casanova Fuertes, no encontrará en él nada igual a las versiones mutiladas, sectarias, prejuiciadas que afectaron una visión objetiva del papel del PSN en la historia política de Nicaragua. Y que, incluso, aún subsiste ese sectarismo entre sus descendientes históricos, los sandinistas.

En el libro de Casanova, se podrán ver muchos “Bordes ocultos” como este: que el PSN… “fue el principal semillero de todas las fuerzas de izquierda del país, siendo el principal beneficiario el FSLN, porque fue el trabajo paralelo en escenarios ajenos a la lucha armada de los socialistas –de lo que no se debe excluir a otras tendencias marxistas—, las que alimentaron al FSLN y le permitieron encontrar bases sociales politizadas, tanto en la insurrección armada antisomocista de 1978-1979, así como en la ejecución del proyecto revolucionario en los años ochenta”.