La Cumbre de la OEA en El Salvador pone de relieve la ‘Seguridad de la Ciudadanía’ Por Larry Luxner 2011

El monumento a los Desaparecidos en el Parque Cuscutlán, en San Salvador, muestra los nombres de las más de 25,000 víctimas de la larga guerra civil de El Salvador. En junio, el país más pequeño de Centroamérica será sede la 41a Asamblea General de la Organización de los Estados Americanos (OEA). [Larry Luxner]

El monumento a los Desaparecidos en el Parque Cuscutlán, en San Salvador, muestra los nombres de las más de 25,000 víctimas de la larga guerra civil de El Salvador. En junio, el país más pequeño de Centroamérica será sede la 41a Asamblea General de la Organización de los Estados Americanos (OEA). [Larry Luxner]

En el corazón del Parque Cuscutlán de San Salvador, el solemne Monumento a los Desaparecidos muestra los nombres de las más de 25,000 víctimas de la larga guerra civil de El Salvador. Los 85 metros de la pared de granito negro se alzan como un crudo recuerdo del pasado violento de este país.

“Venimos aquí cada año el 11 de noviembre, el Día de la Ofensiva, y también el 2 de noviembre, el Día de los Muertos”, dijo Carolina Solís, una mujer de mediana edad y partidaria devota del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN), el grupo rebelde izquierdista cuyos sucesores dirigen El Salvador hoy en día.

Solís estuvo aquí para hacer honor a su hermano, Edwin Omar Solís, guerrillero del FMLN que sólo tenía 17 años de edad en 1989, cuando fue ultimado en una batalla en Nanastepeque, un pequeño poblado del departamento de Cabañas.

Sin embargo, el país ha hecho grandes progresos desde entonces. En 1992, un tratado de paz dio fin a los 13 años de guerra civil, en la que se calcula que murieron 75,000 personas y creó millones de refugiados. La economía finalmente se recuperó y, en 2009, Mauricio Funes, el experiodista que se volvió miembro del FMLN, se convirtió en presidente, venciendo a Rodrigo Ávila, de la Alianza Republicana Nacionalista (ARENA), en una votación ampliamente considerada como muy libre y justa. Ésa fue la primera vez en 20 años que ARENA había perdido una elección.

El 5 de junio, El Salvador será sede de la 41a Asamblea General de la Organización de los Estados Americanos. El tema de la reunión de tres días es la “Seguridad de la Ciudadanía en el Continente Americano” y tendrá lugar poco más de dos meses después de la histórica visita del Presidente de los Estados Unidos, Barack Obama, quien se comprometió a otorgar US$ 200 millones para ayudar a El Salvador a pelear contra el tráfico de drogas y la violencia de las pandillas.

El Ministro de Defensa de El Salvador, David Munguía Payés, dijo a los periodistas que “la lucha que las autoridades mexicanas llevan a cabo para combatir el narcotráfico en ese país representa una de la más graves amenazas para Centroamérica”.

“Si se presiona en el norte, los cárteles se mueven estratégicamente hacia el sur, a Centroamérica. La presencia del cártel narcotraficante de Los Zetas en Guatemala es seria y ahora están también en Honduras”, dijo en una reciente conferencia de prensa en San Salvador.

En diciembre, el gobierno del Presidente guatemalteco, Álvaro Colom, declaró un estado de sitio en el departamento de Alta Verapaz, donde los contrabandistas de Los Zetas han convertido en su centro de operaciones el área cercana a la frontera con México.

Munguía Payés, al subrayar la gravedad de la situación para todos en Centroamérica, advirtió que “Honduras se ha vuelto la ruta principal del tráfico de drogas” debido a que la continua crisis política en ese país “ha hecho que el gobierno hondureño se enfoque más en los asuntos políticos que en los tópicos de seguridad”.

No es sorprendente que la “seguridad de la ciudadanía” sea el tema de la Asamblea General de OEA que se celebrará en San Salvador.

“Su elección de los temas de discusión habla de su comprensión de lo que es más importante para el continente americano”, dijo Albert Ramdin, Subsecretario General de la OEA, durante una reciente reunión en Washington con el Ministro de Relaciones Exteriores de El Salvador, Hugo Martínez. “Ambos temas, la seguridad y el desarrollo, son la preocupación principal de nuestra gente y por eso los ojos del mundo estarán en El Salvador durante la primera semana de junio.”

Ramdin añadió que “debemos estar orgullos de que un país como El Salvador —relativamente pequeño pero que es un importante miembro de la OEA—se ponga a disposición para ser el anfitrión de tal reunión, con todos los costos que esto implica”.

Por su parte, Martínez reafirmó la buena disposición de su país “para fortalecer el hemisferio y tomar acciones concretas que beneficien a los pueblos del continente americano, especialmente en áreas tan sensibles como la seguridad”.

Estos días, el problema más grande de El Salvador no es la violencia política, sino la desenfrenada violencia causada por los traficantes de drogas que han aterrorizado la región. Aún así, Funes —y a pesar de las apremiantes condiciones económicas y el aumento del crimen—sigue contando con el apoyo del 79% de los votantes, haciéndolo el líder más popular de Latinoamérica.

Uno de esos salvadoreños que apoyan a Funes es el empresario Eduardo Quiñónez Caminos, director de la promotora inmobiliaria Grupo Agrisal.

“Ésta es la primera vez que tenemos un gobierno izquierdista conservador”, dijo Quiñónez, cuya empresa es dueña del Hotel Crowne Plaza, sede oficial de la próxima reunión de la OEA. “La mayoría de las personas esperaban un enfoque marxista-leninista del gobierno después de que el FMLN llegó al poder. Pero este presidente ha probado que no es tan de izquierda, es más del centro, y tiene el mayor índice de popularidad de todos los presidentes que hemos tenido en los últimos 20 años.”

Cuando se le preguntó cuál es el mayor obstáculo para hacer negocios en El Salvador, Quiñónez respondió sin dudar: “la seguridad”.

“Nuestros índices de criminalidad siguen siendo muy altos y hay un gran problema con las maras [pandillas]”, comentó. “El gobierno se está dirigiendo en la dirección correcta en relación con esos asuntos, pero por supuesto toma tiempo pelear contra el crimen. Todos se sienten amenazados.”

El Salvador —con la colaboración de otros países de Centroamérica y de los Estados Unidos— está organizando una conferencia internacional inmediatamente después de la Asamblea General de la OEA para enfocarse en la seguridad regional, señaló Martínez. En la reunión se discutirán asuntos como finanzas, tecnología y cooperación en patrullajes aéreos y marítimos para interceptar a los traficantes de drogas.

“Los Estados Unidos tienen una visión específica para Centroamérica. Antes, toda esta área era vista dentro del contexto del Plan Mérida y a Centroamérica se le restó importancia”, explicó. “Siempre les hemos dicho que si hay un Plan Colombia en el sur y un Plan Mérida en el norte, entonces la presión de ambos lados enviará a todos los narcotraficantes hacia el centro.”

El resultado ha sido un programa de Estados Unidos llamado Iniciativa de Seguridad Regional Centroamericana (CARSI, por sus siglas en inglés). Sin embargo, desde el establecimiento del programa en 2008, los fondos destinados para los siete miembros de CARSI suma unos US$ 260 millones, lo cual es menos de la cuarta parte de la participación de asistencia antinarcóticos en México.

Lo irónico es que las naciones de Centroamérica han confiscado tres veces más cocaína que la confiscada en México, cerca de 100 toneladas métricas por año. Y la mitad norte del istmo, que comprende Guatemala, Honduras y El Salvador, es ahora la región más violenta en el mundo, fuera de las zonas de guerra activa.

“Nosotros no sólo queremos un castigo para los criminales, también queremos un plan de desarrollo social”, dijo Martínez. “Aunque tengamos que combatir el crimen con toda nuestra fuerza, también debemos generar oportunidades para la nueva generación. Si no lo hacemos, nos volveremos el blanco perfecto de los delincuentes.”

Tiburones y delfines de la oligarquía salvadoreña

1. Antecedentes. La continuidad de la dominación de los grupos cafetaleros en la conducción de El Salvador ha sido un proceso accidentado, sometido a múltiples pruebas, acechado por variados intereses de clase y diversos fraccionamientos, influenciado por los conflictos entre los imperios y su representantes locales, y en lo fundamental, permanentemente desafiado por la lucha y resistencia de los sectores populares.

Ya durante el inicio de la tercera década del siglo pasado, la oligarquía terrateniente agroexportadora se ve forzada a entregar la conducción del estado y por lo tanto del poder político, al estamento militar, y abrir así un largo periodo de 60 años de dictadura militar que concluye luego de una guerra, con los Acuerdos de Paz de enero de 1992, que dan paso a un periodo prolongado de democratización, todavía vigente, pero siempre sujeta al peligro de reversión.

La primera ruptura de esta dominación oligárquica y quizás la más simbólica por su impacto histórico fue la del levantamiento indígena campesino del 22 de enero de 1932. Ese sábado inolvidable quedaría grabado en las mentes de la clase dominante como su peor pesadilla. Únicamente repetida el también sábado 11 de noviembre de 1989. No es casual por eso que el partido ARENA inaugura cada campaña electoral desde la población occidental de Izalco, la cuna indígena de la revolución.

Así lo hicieron en su primera campaña en 1984 y así lo hicieron este 2012. Fue ahí donde hace ochenta años sus abuelos derrotaron y colgaron en una ceiba al sublevado cacique indígena Feliciano Ama, que sumó sus fuerzas al recién fundado Partido Comunista y su heroica aunque fracasada gesta insurreccional.

“Desde esta tierra de Izalco, un lugar histórico en donde por primera vez fueron derrotadas las agresiones comunistas, en donde se realizó el primer lanzamiento de campaña de nuestro partido, en donde se han escrito grandes páginas de nuestra historia, les animo a dar inicio formal a esta indetenible marcha hacia la victoria del próximo 11 de marzo…” expresó en el 2012 Alfredo Cristiani, presidente de ARENA.

Pero también 1932 quedaría vivo en la memoria y en los sueños de miles de revolucionarios, que durante ochenta años han mantenido izada la bandera roja de Farabundo Martí en sus corazones, y hoy en las plazas de las 262 municipalidades del país.

La represión brutal que siguió a la derrota de este levantamiento popular de 1932 selló la naturaleza represiva del régimen militar, que con esta masacre quedó establecido y consolidado bajo el mando del general Martínez y con el apoyo entusiasta de la oligarquía cafetalera, que no solo contribuyó financieramente sino que participó activamente en las labores de exterminio en diversas poblaciones del Occidente del país y de la capital, de seguidores del Partido Comunista.

El pánico inicial de la oligarquía ante el levantamiento de 1932 se transformó rápidamente en el más profundo odio de clase, que llevó a la creación de las guardias cívicas, y a acciones criminales ejecutadas junto con la Guardia Nacional, en una alianza criminal que se prolongaría por 60 años.

La oligarquía cafetalera ante el peligro de una revolución triunfante en 1932, cedió su puesto conductor y se mostró complacida y agradecida ante el poder militar. Tuvieron que pasar largos años y una larga guerra popular revolucionaria que desafió y terminó derrotando al poder militar, para que un cafetalero ocupara de nuevo en 1989 la silla presidencial, y se viera forzado por la fuerza de las armas en las manos populares, a firmar un acuerdo de paz y abrirle paso a un periodo de democratización profunda del sistema político salvadoreño.

A diferencia de 1932 esta vez los revolucionarios aglutinados en el FMLN no fueron colgados de los árboles ni fusilados, ni exilados ni encarcelados, sino que ganaron el derecho a la lucha política por conducir el país.

La dictadura militar establecida en enero de 1932, aunque surgida en diciembre de 1931, atravesó por diversas fases. La primera fue la de la dictadura unipersonal y se prolongó por 13 años, hasta la llegada de un nuevo levantamiento popular, en abril y mayo de 1944. Una segunda fase de la dictadura militar inicia en 1948 y comprende un esfuerzo por modernizar el estado y abrirle paso a un proceso de industrialización. Una tercera fase inicia en 1969 luego de la guerra con Honduras. Y la última fase inicio en 1979, atravesó la guerra popular revolucionaria y concluyó con los Acuerdos de Paz de 1992.

A lo largo del siglo pasado la oligarquía cafetalera construyó partidos y frentes políticos así como organizaciones gremiales, e incluso últimamente tanques de pensamiento. Debe registrarse entre otras la Asociación Cafetalera, Cámara de Comercio, Asociación Salvadoreña de Industriales, a la ANEP, a FARO, Alianza Productiva, Cruzada Paz y Trabajo, FUSADES, al INCAE, y a su último baluarte político, el partido ARENA.

La antigua oligarquía agroexportadora del siglo XIX también se fue transformando. A mediados del siglo XX incursionó en los procesos de industrialización derivados del Mercado Común Centroamericano; posteriormente experimentó un largo conflicto armado, que terminó con la dictadura militar; luego se fortaleció desde una plataforma financiera; enfrentó los desafíos de los tratados comerciales impuestos por la globalización deshaciéndose de sus empresas insignias y finalmente se ha convertido en una burguesía comercial-importadora e inmobiliaria.

A mediados de siglo, en 1950, aparecen cinco grandes familias (1) como las principales poseedoras de tierra, estas son las siguientes:

Familia

Hectáreas
Magaña

13.778
Guirola

13.683
Salaverría

7.808
Bustamante

6.817
Regalado

6.425

A continuación hacemos una selección de algunos de los más destacados representantes de la oligarquía cafetalera, que durante el pasado siglo XX, garantizaron la continuidad del sistema capitalista de dominación, de naturaleza dependiente.

2. Los continuadores

NOMBRE
1. Miguel Dueñas Palomo
2. Tomás Regalado G.
3. Tomás Regalado Dueñas
4. Federico Escalon R.
5. Angel Guirola D.
6. Rodolfo Duke Carazo
7. Juan Federico Schonenberg
8. José Miguel Belismelis S.
9. Jose Gustavo Belismelis Vides
10. Francisco de Sola Maduro
11. Víctor de Sola Maduro
12. Ricardo Hill Argüello
13. Jaime Hill Argüello
14. Roberto Mathies R.
15. Roberto Mathies Hill
16. Ricardo Sagrera D.
17. Ricardo Sagrera B.
18. Roberto Murray Meza
19. Ricardo Siman D.
20. Jorge Zablah Touché
21. José Luís Zablah Touché
22. Eduardo Zablah Touché
23. Aldolfo Salume
24. Jorge Elías Bahaia S
25. Luis Escalante Arce
26. Roberto Daglio
27. Miguel Angel Brizuela
28. Roberto Freund
29. Roberto Poma
30. Ricardo Poma
31. Alfredo Cristiani
32. Miguel Angel Salaverría
33. Ricardo Roberto Cohen Schildknecht
34. Francisaco Calleja
35. Roberto de Sola
36. Ernesto Liebes
37. Roberto Kriete Avila
38. Ricardo Harold Kriete Avila

1. MIGUEL DUEÑAS PALOMO (1901……)

Miguel Dueñas Palomo fue el continuador de la tradición oligárquico iniciada por su abuelo, el expresidente Francisco Dueñas. Su padre fue Miguel Dueñas Dárdano, casado con Eugenia Palomo. A los 27 años asume los negocios de su familia, a los 31 años se enfrenta a la insurrección de enero de 1932. En 1949 funda el Banco de Comercio.

En abril de 1960 una nota de prensa (2) informa que “industriales y hombres de negocio salvadoreños, entre ellos los señores Alfonso Álvarez Lemus, Víctor de Sola, Archie Baldocchi, Miguel Dueñas Palomo, Roberto Dueñas (Palomo) y Jaime D. Hill, se proponen fundar una moderna fábrica de fertilizantes en Acajutla, que se denominará FERTICA, con capacidad de producción para cubrir las demandas de Centroamérica y Panamá.”

Miguel Dueñas Palomo tuvo un hermano y tres hermanas: Roberto y Marta, María Elena y María Eugenia. Roberto se casa con la guatemalteca Lucrecia Herrera Dorión. De este matrimonio nacieron Roberto ( n. 1934) y Miguel Dueñas Herrera (cuarta generación).

Roberto Dueñas Herrera se casa con la cubana Elena Herminia Emilia Fortun Rodríguez. Nace Alberto Xavier Dueñas Fortun (quinta generación).Miguel Dueñas Herrera se casa con Silvia Soler. Nace Alejandro Arturo Dueñas Soler (quinta generación) el futuro delfín.

2. TOMAS REGALADO GONZALES (1906-1969)

Cafetalero santaneco, continuó la tradición oligárquica de su padre el general y expresidente Tomas Regalado. Director por 14 años de la Cía. De Luz Eléctrica de Santa Ana, y de la Cía. De Luz Eléctrica de Sonsonate. Desde 1943 director de la empresa Regalado Hermanos. Funda en 1964, junto con su hermana María Regalado González la Compañía Azucarera Salvadoreña, que después se convierte en la Central Izalco.

Casado con Marta Dueñas Palomo, hermana de Miguel Dueñas Palomo. Este matrimonio marca la alianza entre los Dueñas y los Regalado. Nacen Tomas, Ernesto, Miguel y Raúl Regalado Dueñas.

3. TOMAS REGALADO DUEÑAS

En una entrevista realizada en 2005, con World Invesment News, dijo que “pertenezco a dos compañías. Una es REXPA, que se dedica al cultivo y exportación de café y estoy como Administrador único. Además soy Presidente de Compañía Azucarera Salvadoreña. Además soy director de Cementos de El Salvador y presidente de FUNDAZUCAR, que es el brazo social de la Asociación Azucarera.”

En el 2007 y como parte de un grupo de empresarios convocados por el presidente Antonio Saca, circulo la noticia que “dos personas que asistieron al almuerzo revelaron a este periódico (El Faro) que Saca “llamó varias veces a la unidad de todos para impedir el triunfo del FMLN”, pero recibió en respuesta una solicitud de parte del anfitrión.

“Paco Callejas se levantó y le dijo que tiene que dejar la presidencia del COENA antes de fin de año, y luego se levantó Tomás Regalado (el mayor azucarero del país) y dijo que secundaba la solicitud de Callejas. ¿El Presidente? Se quedó callado”. (Empresarios piden a Saca dejar la dirección del COENA). Esta famosa reunión congregó a la crema y nata de la oligarquía. Entre sus asistentes se encontraban las siguientes personalidades:

“Eduardo Lemus Obyrne- Director de Afiliación y Estadística del COENA, empresario avícola, Tomás Regalado Dueñas- presidente de Compañía Azucarera Salvadoreña -Roberto Murray Meza – Presidente de Grupo Agrisal y miembro del grupo gestor de apoyo al Plan de Nación, conocido como Los apóstoles, María Eugenia Brizuela – Presidente de Banco Salvadoreño-HSBC, Ricardo Sagrera –presidente de Hilasal y ex vicepresidente del COENA en el período de Archie Baldocci, Fabricio Altamirano- Director Ejecutivo de El Diario de Hoy, José Roberto Dutriz- Director Ejecutivo de La Prensa Gráfica, Francisco Callejas- Presidente de grupo Callejas, empresa dueña de Super Selectos, Elías Bahaia- empresario, Primer Designado a la Presidencia y director de finanzas de ARENA, Ricardo Simán- Presidente de Grupo Simán, Francisco de Sola-Grupo De Sola, Patricio Escobar Thompson- Vicepresidente de Grupo Poma, Samuel Quirós- Presidente Ejecutivo de Grupo Q, Boris Eserski- Presidente de Telecorporación Salvadoreña, Federico Colorado- Presidente de la ANEP, Jorge Daboub-Director Ejecutivo de la Cámara de Comercio, Antonio Saca- Presidente de la República y de ARENA, René Figueroa-Ministro de Seguridad y vicepresidente de ideología de ARENA, y Élmer Charláix-Secretario Privado de la Presidencia.”

4. FEDERICO ESCALON RODRIGUEZ

Continuador de la tradición oligárquica iniciada por su padre, el expresidente José Escalón. Participa en la contrarrevolución de 1932 y luego aparece en 1934 como integrante del Concejo Supremo del Partido Patriótico Nacional (Pro-Patria) que propone públicamente la reelección del general Martínez. Otros miembros de este Consejo Supremo fueron los abogados Rodrigo Samayoa, Atilio Peccorini y Francisco Antonio Reyes, este último esposo de Luz Regalado, la hermana menor del general Tomas Regalado.

5. ANGEL GUIROLA DUKE

Hijo de Ángel Guirola de la Cotera y de Cordelia Duke. Participa en 1919 como candidato a la presidencia. Y en enero de 1932 se pone a la cabeza de la contrarrevolución para reprimir a los sectores populares. Durante buena parte del siglo XX represento los intereses de los sectores más reaccionarios de la oligarquía agroexportadora.

6. RODOLFO DUKE CARAZO

Hijo de Mauricio Duke Alexander. Funda en 1895 junto con José González Asturias el primer Banco Agrícola Comercial. El personaje más destacado de la oligarquía cafetalera durante las décadas de los años veinte y treinta del siglo pasado. Diversos historiadores –Anderson, Castellanos- lo señalan como el artífice civil del golpe de estado del 2 de diciembre de 1931 que inaugura la dictadura militar anticomunista.

Ya en 1919 participa como candidato a vicepresidente. Asume la conducción de la contrarrevolución oligárquica en contra del levantamiento indígena campesina de enero de 1932. Encabeza la organización de las guardias cívicas que promueven la represión brutal junto con las tropas gubernamentales dirigidas por los generales Maximiliano Hernández Martínez y José Tomás Calderón.

Dirige los esfuerzos de consolidación del régimen golpista y posteriormente la campaña para la reelección del tirano por medio del Partido Patriótico Nacional; logra que tanto cafetaleros como el Gobierno accedan a pagarle por convertir a su banco, el Agrícola Comercial en la base del Banco Central de Reserva. Luego administra este nuevo ente público de naturaleza privada. Casado con Soledad Mejía López.

A continuación presentamos tres textos que mencionan a la familia Duke y en particular a este siniestro personaje.

“En la noche del 22 de enero de 1932 cuando se empezaban a realizar los asesinatos (3) masivos, un pequeño pero importante grupo de hombres se reunió para constituir el Consejo de Orden Público. Estos eran don Rodolfo Duke (Carazo), don Ángel Guirola (Duke), don Mauricio L. Meardi (Scaffini) , el doctor Francisco A. Lima y don J. Antonio Vilanova (Kreitz) el padre de María Vilanova…y establecen como meta prioritaria “el restablecimiento de la normalidad en el orden público que siempre ha existido en la Republica.”

“En marzo, con el fin de reorganizar las Guardias Cívicas, el estado (4) formó la Legión Pro-Patria. Entonces los miembros de la organización decidieron integrar el Consejo supremo con los siguientes funcionarios: el ministro y subsecretario de guerra…y 17 civiles, entre ellos el doctor Salvador Escalón, el doctor Francisco Lima y don Francisco de Sol. “

“A coup d’état was organized by junior officers and the first strike started in the First Regiment of Infantry across from the National Palace in downtown San Salvador and only the First Regiment of Calvary and the National Police was loyal to the president and defended him (the National Police had been paid its payroll), but later that night on December 1931, after hours of military fight and outnumbered surrendered to the military revolution.”

“The Directorate (composed of officers) hid behind a shadowy figure, whose name (as told by Thomas Anderson in his book Matanza) was Rodolfo Duke, a rich man and also General Martínez. The causes of the revolt were mainly supposed to be due to the discontent of the army for not being paid by President Araujo for some months. Araujo left the National Palace and later tried to organize to defeat the revolt, but was unable. ” (5)

“En la primera etapa (1880-1934), destaca la quiebra del Banco Industrial de Santa Ana en 1897, seguida por la quiebra del Banco Nacional en 1913, que era un banco de emisión, después de este último acontecimiento quedaron funcionando tres bancos de emisión, el Banco Salvadoreño, propiedad de los señores Guirola, que en 1898 se había fusionado tanto con el Banco Internacional, como con el London Bank of Central América en 1902; el Banco Occidental, de don Benjamín Bloom, fundado en 1890, el Banco Agrícola Comercial, de los señores Duke, fundado en 1895. De aquí puede observarse el surgimiento de la propiedad de las instituciones bancarias, eran de familias pertenecientes al Sector Capitalista y que se mantendría por más de 65 años.” (6)

7. JUAN FEDERICO SCHONENBERG

Casado con Clara Aguiluz. Nace Juan Federico Schonenberg Aguiluz. Representa los intereses de sectores productores, beneficiadores y exportadores de café de la zona oriental del país. Dueño de la finca San Isidro en Alegría, Usulután.

8. ANTONIO BELISMELIS ALVAREZ

Hijo de José Miguel Belismelis Sandoval y Clementina Alvarez Vidaurre. Tercera generación. Secretario de Finanzas de la primera Junta Directiva del Partido de Conciliación Nacional, reunido el 30 de septiembre de 1961. Otro de los firmantes del acta de constitución del PCN fue Enrique Sol Meza.

9. JOSE GUSTAVO BELISMELIS VIDES (1952….)

Banquero. Hijo de Antonio Belismelis Alvarez y Enriqueta Vides. Cuarta generación. Administró la venta del Banco de Comercio al capital canadiense representado en Scotiabank. Ha sido presidente de Asociación Bancaria Salvadoreña (ABANSA), Compañía General de Seguros, S.A., Implementos Agrícolas Centroamericanos, S.A. de C.V., Productos Tecnológicos, S.A. y Director de Corporación Industrial Centroamericana, S.A. de C.V., Oxígenos y Gases de El Salvador, S.A. de C.V., Sensunapán, S.A. de C.V., Infra de El Salvador, S.A. de C.V. Corporación Galaxia, S.A. de C.V., Corporación de Crédito y Servicio, S.A. de C.V. y Scotiabank El Salvador, S.A.

10. FRANCISCO DE SOLA MADURO

Hijo de Herbert de Sola y de Miriam Maduro. Destacado comerciante e industrial que se destaca por su visión de crear instrumentos de análisis y educativos al servicio de la oligarquía salvadoreña, tales como el INCAE, creado en 1963 y vinculado tanto al Departamento de Estado EE.UU. como a la Universidad de Harvard. Casado con Leonora Hebard. (7) Nace Francisco Ricardo Roberto de Sola Hebard, actualmente de 55 años, director de Chartis Seguros.

11. VICTOR DE SOLA MADURO

Hijo de Herbert de Sola y de Miriam Maduro. Fue presidente de CEL durante el gobierno del coronel Julio Adalberto Rivera (1962-1967). Impulso el proceso de fusión de su empresa familiar Unisola con la transnacional anglo-holandesa Unilever. Casado con Doris Pauly. Nace Patricia Elaine de Sola Pauly.

Conduce el Grupo de Sola que lo integran diez empresas de diferentes ramas: AIG Unión y Desarrollo, dedicada a los seguros, es considerada la décima en importancia en Centro América; AIG Seguro de personas; Unión de Exportadores, se dedica a exportar café; Fábrica Oliva, industria de jabones y detergentes; Unisola, produce alimentos, desodorantes, shampú y otros productos; Inmobiliaria El Sitio, se encarga de vender bienes como terrenos, edificios, etc.; Homarca, compra y vende bienes muebles e inmuebles; Inversiones San Diego, compra y vende bienes muebles e inmuebles; Inversiones Bolívar, compra y vende terrenos, construye casas y edificios comerciales, y Bodegas Generales de Depósito, presta servicios de almacenamiento de mercancías.

12. RICARDO HILL ARGUELLO

Hijo de Jaime Damián Hill Bernal y Berta Argüello Escolán. Tercera generación. Casado con María Eugenia Call. Nacen Alexia Patricia Hill Call. Estudio Administración de Negocios en Menlo College, Menlo Park, California. Fundador del Banco Cuscatlan en 1972, de servicios Tecnicos en Seguros.A. de C. V. (SETESSA) en 1978; Director de ANTEL (1980-1984), del BCR (1988-1993) Presidente de FUSADES de 1991 a 1995, presidente del banco Financiero de Inversiones y Desarrollo de exportación, BANFIDEX (que luego sería el Banco Capital), de 1992 a 1998.

Director Vicepresidente del Banco Multisectorial de Inversiones (BMI), Vicepresidente de la Bolsa de Valores de El Salvador, Director del banco Credomatic (1998-2001), Director Vicepresidente del banco Credomatic, ahora banco de América Central desde 2001; miembro fundador de FUSADES en 1983, director de la Cámara de Comercio e Industria, Vicepresidente de ANEP y miembro del Comité de Ayuda Nacional formado “para aliviar daños sufridos ante la ofensiva final de 1989.” (www.ases.com )

13. HAROLD HILL ARGUELLO (1943-2011)

Harold Hill Argüello fue (8) “presidente de la empresa financiera BANCASA y vicepresidente de AHORROMET. También asesor de las empresas del Grupo ROMAR, director de Almacenadora del Pacífico, presidente de la empresa J. Hill y Cía., miembro fundador de FUSADES, director de la Compañía Azucarera Salvadoreña, fundador del Consorcio Marítimo Centroamericano, fundador del Capítulo YPO-WPO de El Salvador, director de ATAMI y de muchas otras organizaciones.”

14. ROBERTO MATHIES REGALADO (1934-2010)

Hijo de Salvador Mathies y María Regalado Gonzalez. Nacido el 2 de octubre de 1934 en San Salvador. Educado en el Externado de San José y en la Universidad de Georgetown, en Washington, Fue presidente de Cemento Cessa durante varias décadas lo que le permitió acumular un inmenso capital político y financiero.

Asimismo participo en el establecimiento de la Fundación Salvadoreña para el Desarrollo Económico y Social (Fusades), en 1983. En 1986, ayudo a los Salecianos a reparar la infraestructura educativa en el Colegio Don Bosco, Instituto Ricaldone e Instituto Rinaldi, en Planes de Renderos. Y posteriormente contribuyó a la localización y compra de un terreno en Soyapango propiedad de la familia Melendez, done luego se construyó la Ciudadela Don Bosco, con colegio, universidad y fundación incluida.

Asimismo fue presidente de la Asociación Azucarera, de la Central Izalco. Presidente de Caribe Motors y vicepresidente de Autosal. También estuvo involucrado con su hijo en el escándalo de la estafa de INSEPRO-FINSEPRO. Casado con Florence María Hill Argüello.

15. ROBERTO MATHIES HILL

Hijo de Roberto Mathies Regalado y Florence María Hill Argüello. Fue miembro del COENA, representando al sector empresarial. Fundador de Inversiones Seguras y Productivas, INSEPRO junto con Roberto Anicchiarico. Por medio de esta sociedad anónima y de FINSEPRO se realizó una estafa de más 1,500 millones de colones a mediados de los años noventa del siglo pasado.

16. RICARDO SAGRERA BOGLE

Toma la conducción de la empresa textil Hilasal en 1968, luego que un incendio destruyó parte de la empresa. Inicia un proceso de modernización, y de apertura hacia el exterior.

En México fundó una filial de Hilasal con socios con los que había trabajado en El Salvador. Bajo su dirección se fundaron Blue Logistics, para atender a sus distribuidores y también ExportSalva, una operación de 40 manzanas con 15 empresas beneficiadas, tanto locales como extranjeras.

17. ROBERTO MURRAY MEZA

Roberto Hendersen Murray Meza ha sido durante la guerra y la posguerra uno de los más poderosos empresarios salvadoreños. Y aunque su paso por la política como conductor principal de ARENA a principios de siglo fue desastroso, es innegable su olfato empresarial.

AGRISAL (Agrícola Industrial Salvadoreña, S.A.), encabezada por Murray Meza, pertenece a la familia Meza Ayau, y es uno de los grupos industriales más grandes de la región centroamericana. Se especializa en la producción y distribución de cerveza (Pílsener), gaseosas (Coca-Cola) y agua embotellada, por medio de La Constancia, Embotelladora Salvadoreña e Industrias Cristal.

También se dedica al negocio hotelero. Al grupo pertenece el Hotel Radisson (ex Sheraton), que tiene 195 habitaciones; unido al World Trade Center, un centro de negocios de ocho pisos. También importan vehículos, desde autos de lujo marca Mercedes Benz, hasta camiones y autobuses de la marca Internacional.

Los intereses agrícolas del consorcio están en la producción y exportación de café, por medio de El Sauce. Con esta última empresa, la familia Meza Ayau está asociada con otro grupo empresarial llamado Unión de Exportadores (UNEX).

En ella están los grupos De Sola, Kriete Hermanos y Compañía –accionistas mayoritarios del Grupo TACA–, Cristiani Burkard y Compañía e Industria de Café, de la familia Salaverría. Forma parte de recién creado y selecto Equipo Consultor de los proyectos de Asocio para el Crecimiento, nombrado por el presidente Mauricio Funes.

18. GUSTAVO VIDES VALDEZ

Propietario de finca Las Cruces, en las montañas del volcán de Santa Ana. Considerado como muchos otros oligarcas, como “filántropo” por la prensa derechista.

19. RICARDO SIMAN DABDOUB.

Ricardo Simán Dabdoub conduce una red empresarial que incluye 12 tiendas y más de 100.000 m2 en cuatro países, que lo convierten en la principal cadena de la región. Inicio su safari empresarial en 1993 en Guatemala. (9)

Hoy tiene tres tiendas en Guatemala, más dos en Nicaragua y una en Costa Rica, abierta recién en noviembre de 2009. Tras la inauguración de la nueva sucursal en Plaza Mundo en 2010, Ricardo Simán admitió que no habrá más inversiones y ampliaciones programadas, ni en El Salvador ni en el resto de la región.

Pero el empresario salvadoreño no sólo está a la cabeza de la cadena de almacenes, sino también del Grupo Simán, que comprende, entre otros negocios, a Inversiones Simco, dedicada al arrendamiento de inmuebles y al desarrollo de proyectos inmobiliarios.

Su principal fuente de ingresos, el centro comercial Galerías, es uno de los más grandes de la capital salvadoreña. El grupo es el encargado también de manejar la franquicia del grupo español Inditex en Centroamérica, por lo que ha expandido las empresas Zara, Pull and Bear y Bershka en la región, las que ya tienen 14 tiendas en Guatemala,

20. JORGE ZABLAH TOUCHE HASBUN

Es el actual CEO del Grupo Zablah que maneja cinco grandes empresas de reconocida trayectoria: Distribuidora Zablah (DISZASA), UDISA, Bon Appetit, la Tabacalera de El Salvador (Tazasa) y Pepsi de El Salvador. Asimismo es presidente de la Tabacalera de El Salvador.

Se reconoce su participación en el establecimiento de la Fundación Empresarial para la Acción Social (Fundemas) y de la Bolsa de Valores. Nació en San Salvador el 4 de febrero de 1939. Economista. Máster en Administración de Empresas de la Universidad de Notre Dame 1955-1959, South Bend, Indiana, E.U.A. Destacó como presidente de FUSADES entre 1995 y 2003.

21. JOSE LUIS ZABLAH TOUCHE HASBUN

Nació en San Salvador el 1.° de julio de 1952. Economista. Universidad Centroamericana José Simeón Cañas (UCA). Universidad de Notre Dame 1969-1970. Presidente de DISZASA, Disna, Codisa. Fue director de la Asociación Bancaria Salvadoreña (ABANSA), 1989-1992 y 1994-1998, entre otros.

22. EDUARDO ZABLAH TOUCHE HASBUN

Nació en San Salvador el 9 de junio de 1956. Economista. Máster en Administración de Empresas de la Universidad de Duke 1979-1981, Carolina del Norte, E.U.A. Presidente de Aquarius Global LLC y vicepresidente de DISZASA y UDISA. Fue Ministro de Economía 1994-1999.

23. ADOLFO SALUME ARTIÑANO (1962….)

Adolfo Salume estudió en E.U.A. y aún tiene negocios allá. Máster en Administración de Empresas, de Harvard Business School. Graduado en Economía Internacional, de Harvard College. Su bachillerato lo estudió en la Escuela Americana. Entre sus cargos más importantes están el de ser director ejecutivo de Mister Donut y Nash, y presidente de Pepsi y Molinos de El Salvador. Es director propietario de International Bank of Miami.

24. JORGE ELIAS BAHAI SAMOUR

Hijo de Jorge Elías Bahaia. Vinculado a la fábrica Texturizados de Filamentos, Textufil, creada por su padre en 1972. En 1985, la empresa invirtió en una nueva planta para la producción de hilos de coser, lo que le permitió incrementar sus productos en el mercado nacional y regional. En 1992, lograron instalar una máquina rotativa de ocho colores para estampar las telas que se producen y brindar al mercado de clientes, una mayor variedad de diseños y colores trabajados de manera simultánea que garantiza calidad y belleza a todos sus estilos.

Jorge Elías Bahaia Samour inició su trayectoria empresarial en 1950. Siendo menor le tocó trabajar en el pequeño almacén de su padre. Con pequeños ingresos en la venta de bolígrafos, llegó a crear el departamento de deportes del almacén Bahaia en 1952.

Ya con alguna experiencia empresarial, fundó en 1968 junto con su cuñado Francisco Samour, lo que llamaron “Industrias Caribe”. Cuatro años después fundó Texturizados de Filamento, empresa a la que le ha dedicado toda su vida empresarial.

25. LUIS ESCALANTE ARCE

Hijo de Dr. Luis Antonio Escalante y Concha Arce y Rubio, familia sonsonateca, con un antiguo linaje oligárquico. Concha Arce y Rubio era nieta de Pedro Arce y Fagoaga, hermano menor de Manuel José Arce y sobrina de los padres Aguilar y de José Matías Delgado.

Estudio en Estados Unidos. Regresa a mediados de los años treinta del siglo pasado y se incorpora a la oficina de relaciones publicas del dictador Martínez, quien siente una profunda admiración ( Escobar Galindo dixit).

Luego incursiona en la banca bajo la guía del banquero Luis Alfaro Duran. En 1956 junto con un grupo de empresarios, forma el Banco Agrícola Comercial, logrando ampliar la base crediticia de sistema bancario.

Asimismo fue fundador de la Universidad Doctor José Matías Delgado, de la que fue impulsor original, miembro fundador, primer Presidente, Presidente honorario y Doctor Honoris Causa. Casado con Marta Sol Araujo, sobrina del doctor Manuel Enrique Araujo, presidente mártir, e hija de don Benjamín Sol Millet. De este matrimonio nacieron María Teresa y Luis Escalante Sol.

26. ROBERTO DAGLIO

Se considera con base en documentos desclasificados del Departamento de Estado de los Estados Unidos, que integraba el grupo ultraderechista llamado “Miami Six” que era el brazo financiero, a principios de los años ochenta del siglo pasado, de lo que luego sería el partido Alianza Republicana Nacionalista, ARENA.

Los otros integrantes de este grupo eran, según los documentos del Departamento de Estado que datan de 1981, el propietario de El Diario de Hoy (al que identifica en algunos documentos como “Viera Altamirano”, en otros como “Enrique Viera Altamirano” y en otros más simplemente como Enrique Altamirano, quien aún es director de El Diario de Hoy, el periódico de la extrema derecha salvadoreña); Luis Escalante; Arturo Muyshondt (en el caso de Muyshondt, el embajador estadounidense en el país, Robert White, admitió en una entrevista con El Faro que se había equivocado de nombre. “Estoy seguro de que se refería a su hermano, Roberto Muyshondt”, dijo) y los hermanos Salaverría (Julio y Juan Ricardo).

En Miami, Daglio fundó con Enrique Altamirano la “Freedom Foundation”, o Fundación para la Libertad. Contrataron a la consultora Fraser para hacer lobby en Washington.

27. DR. MIGUEL ANGEL BRIZUELA DURAN (1917-2010)

Nació en la ciudad de San Miguel, al igual que sus ocho hermanos. Sus padres fueron el doctor Agustín Brizuela y Lolita Durán. Su abuelo fue el doctor e ingeniero Máximo Brizuela. Abogado como su padre y su abuelo, caficultor de la zona oriental y también propietario de una salinera. Aviador y deportista. Padre de la excanciller María Eugenia Brizuela de Avila.

En 1958 fundó la funeraria La Auxiliadora, donde estuvo al frente por más de cinco décadas. Casado con Leonor Boillat. De este matrimonio nacieron Ana Leonor (casada con Tom Kaderabek) , Miguel Ángel, Carlos ( casado con Graciela Eserski ) María Eugenia ( casada con Ricardo Ávila Araujo) y Martha Beatriz Brizuela Boillat.

28. ROBERTO Y ERNESTO FREUND

Siendo muy jóvenes asumen la conducción de la empresa creada por su padre, Max Freund. Logran en 1959 asociarse con la transnacional estadounidense Sherwin Williams y convertirse en sus representantes para la región centroamericana, lo cual los colocara en una situación ventajosa para la realización de negocios en el área urbanística.

29. LUIS ROBERTO POMA BOTERO

Bartolomé Poma, padre de Luis, fue en 1919 el verdadero fundador del Grupo Poma, aunque entonces se llamaba “B. Poma Ltd”. En esta compañía participaron como socios sus hijos Luis y Didine. Empezaron distribuyendo automóviles Hudson y Essex y proporcionando servicios para la industria automovilística.

En 1930, Luis y Didine tomaron el liderazgo del negocio llamándolo Poma y Cía., habiendo obtenido la distribución de los automóviles General Motors. Se sabe que para 1918 Bartolomé se dedicaba al negocio de bienes raíces, luego obtiene la representación de automóviles de la marca Hudson en El Salvador y, posteriormente, funda la empresa DIDEA.

Tras la muerte de su padre, Luis Poma retoma el timón de los negocios. Con estudios de Matemáticas realizados en Francia, se involucra en las empresas de su padre e inicia la primera cadena de cines en el país. Además, construye el primer centro comercial conocido como Caribe, que estaba ubicado frente al monumento de El Salvador del Mundo.

Tras la Segunda Guerra Mundial, Luis Poma fortalece las empresas de distribución de carros en el país y construye la zona comercial Metrocentro. Este mismo modelo de construcción se expande por Centroamérica.En el año de 1953, la visión de Luis le llevó a convertirse en el primer distribuidor de automóviles japoneses fuera de Asia y el segundo distribuidor en el mundo: Toyota. En 1966, Luis construye el mayor centro comercial de Centro América, Metrocentro.

30. RICARDO POMA DELGADO

En 1971, Ricardo Poma, el hijo de Luis, es nombrado director de la Asociación Salvadoreña de Industrias (ASI). En 1980, asume la presidencia del poderoso Grupo Poma.

Actualmente, es rector y fundador de la Escuela Superior de Economía y Negocios (ESEN). Además preside la Fundación Salvadoreña para la Salud y el Desarrollo Humano (FUSAL) y la Fundación Poma. Su nombre está ligado a otras grandes empresas de importantes centros comerciales en El Salvador, Nicaragua, Costa Rica y Honduras. Bajo la dirección de Ricardo, el grupo Poma entró al negocio de las telecomunicaciones.

La familia Poma distribuye distintas marcas de vehículos, son constructores de complejos habitacionales, tanto en zonas exclusivas como populosas que son manejados por el grupo Roble. Ricardo y su hermano Eduardo Poma representan a la mayoría de las empresas familiares. Ricardo es ingeniero industrial graduado en la Universidad de Princeton (E.U.); tiene una maestría en Administración de Empresas en la Universidad de Harvard.

Poma entra a la palestra política a petición de su amigo, el empresario Archie Baldocchie, actual presidente de la cúpula arenera. La llegada de Ricardo a la política marca la entrada de las familias más pudientes del país a un ámbito nunca explorado de una manera tan pública. Y les fue muy mal.

Ricardo Poma se ha dado a conocer como un importante inversionista en la presidencia del Grupo Poma, un consorcio familiar integrado por el Grupo Roble, dedicado al desarrollo de viviendas, y por el Grupo Real, operadores de la cadena de hoteles de lujo Inter Continental.El Grupo Roble también incluye a Excell Aotomotriz, distribuidora exclusiva de automóviles marca Toyota, Lexus, Chevrolet, Hino, Kia y BMW en El Salvador, así como de la marca Mitsubishi en El Salvador, Guatemala y Honduras. Contempla, además, una línea completa de repuestos y servicios de taller, al igual que una empresa que proporciona el financiamiento de estos productos y servicios.

La actividad de Ricardo Poma no para allí. El grupo que preside también está integrado por Solaire, empresa dedicada a la fabricación y comercialización de productos de aluminio y vidrio para la construcción. Las telecomunicaciones también son parte del Grupo Poma, que figura como socio de la transnacional Telefónica de España para Centroamérica, mediante la empresa Mesoamérica Telecom.

31. ALFREDO CRISTIANI BURKARD

Nace en el seno de una familia cafetalera, algodonera y con empresas farmacéuticas. Casado con Margarita Llach. Nacen Claudia, Javier y Alejandro Cristiani Llach. En 1985 asume la conducción del partido Alianza Republicana Nacionalista, ARENA, luego de la derrota electoral de su principal dirigente, Roberto DAubuisson, frente al democristiano José Napoleón Duarte. Logra ganar la presidencia en marzo de 1989.

Inicia proceso de diálogo que luego se transforma en negociación con el FMLN, el cual concluye el 16 de enero de 1992 con la firma de los Acuerdos de Paz. En mayo de 2009, asume de nuevo la conducción de ARENA luego de la derrota electoral del candidato de ARENA, Rodrigo Ávila y el triunfo del candidato del FMLN, Mauricio Funes.

Se le atribuye ser el autor intelectual del asesinato de los sacerdotes jesuitas en noviembre de 1989, así como de haberse enriquecido ilícitamente mediante una controversial privatización de la banca, que le permitió convertirse en el dueño del segundo banco del país el entonces banco Cuscatlan, que luego fue vendido a Citi.

Entre sus invitados a la firma de los Acuerdos de Paz de Chapultepec, México, en 1992, se encontraban los siguientes personajes:

“Guiados por ella ubicamos a la concurrencia salvadoreña, poco conocida por estos lares. El primer designado a la Presidencia, Roberto Llach y su esposa Leonor Guirola de Llach; Arturo Tona, secretario privado del presidente; José Manuel García Prieto, Jefe del Estado Mayor Presidencial; Ernesto Ferreiro Rusconi, jefe de protocolo; y los invitados personales del presidente: sus hijas, Claudia y María, Herber De Sola, Antonio Tona, Saúl Suster, Juan Schonenberg, Ricardo Sagrera, Federico Bloch, Roberto Murray Meza, Roberto Kriete, William Handal, Enrique Sol Meza, Sigifredo Ochoa, entre otros.” (10)

32. MIGUEL ANGEL SALAVERRIA ALCAINE (1927-2008)

Embajador ante España y Canciller. Presidente de CEPA. Cafetalero. Funda en los años sesenta junto con Roberto Hill, Julio Salaverria y Ramón Ávila, la Financiera de la Pequeña Empresa. Luego a través de un crédito de la AID, crean la Financiera de Desarrollo. Y en 1972 ese mismo grupo crea el Banco Cuscatlán.

En 1980 al darse la nacionalización de la banca, era presidente de la asociación de ahorro y préstamo CRECE así como participaba en la producción y exportación de café por medio de la empresa de su suegro, Federico García Prieto.

Principales empresas de la familia Salaverría Prieto: Controlan 18 grandes empresas del Grupo, entre las más importantes: Europa Motors, empresa distribuidora de vehículos; Automax, distribuidora de automóviles; AIG Unión y Desarrollo, venta de seguros; AIG Seguros de Personas, Venta de seguros; Cemento CESSA, única fábrica de cemento en el país; Utravel Service, Agencia de viajes; Zona Franca de Exportación El Salvador, produce, sobre todo, ropa; Parcelaciones Desarrollo, Se dedica a parcelar tierras; Inversiones Mirosal, compra y vende propiedades de empresas; Publicidad Comercial, dedicada al servicio de publicidad; Corporación Desarrollo, compra y vende propiedades de empresas.

33. RICARDO ROBERTO COHEN SCHILDKNECHT.

Es CEO para Aseguradora Suiza Salvadoreña, S. A., una de las compañías aseguradoras más grandes en América Central y hoy propiedad de la transnacional coombiana SDudamericana . También es Director en las siguientes sociedades: YAK PAK EL SALVADOR, una entidad manufacturera enfocada en exportaciones a los Estados Unidos y a Europa; MEDIDENT, un distribuidor de productos farmacéuticos y equipo y productos dentales; CURTIS INDUSTRIAL, una entidad Centro Americana de distribución enfocada en productos de cuidado personal; Cámara de Comercio e Industrias de El Salvador y Fundación Hogares Providencia para Niños de la Calle.

Ha sido Presidente y Director de la Asociación Salvadoreña de Compañías Aseguradoras y YPO El Salvador. Actualmente es consultor para la Asociación Nacional de Empresas Privadas (ANEP). Tiene una Licenciatura en Ciencias de la Universidad Lehigh y un certificado de graduado del Centro de Entrenamiento de Seguros Suizo (SITC), en Zurich, Suiza. Está casado y tiene tres hijos.

34. FRANCISCO JAVIER CALLEJA MALAINA

Originario de Logroño, España, de 67 años, está al frente del Grupo Calleja, operador de Súper Selectos, la mayor cadena de supermercados del país. El esfuerzo empresarial de Calleja comenzó en 1964, una época que él considera de “empresas pequeñas”.

El negocio al que se refiere es la antigua tienda Sumesa, ubicada en el centro de la capital, que se inició con apenas 11 empleados y que evolucionó hasta convertirse en la cadena de supermercados más grande del país. Anotó que las ventas en aquel entonces eran de 611 mil colones (240 mil dólares) al año. En 1988 realiza la compra de unos competidores En la actualidad, los supermercados del Grupo Calleja atienden a todos los estratos sociales del país, alcanzando un promedio mensual de 4.5 millones de transacciones, gracias a la extensión de las cadenas Súper Selectos y De Todo que actualmente opera en 12 departamentos.

Desde los 20 años forma parte del Grupo Calleja, fundado por su padre en 1961 con la apertura de la tienda Sumesa en el centro de San Salvador. En los 70 fue presidente de la junta directiva del antiguo Banco de Crédito Popular. También fue director y presidente de la Asociación Bancaria Salvadoreña. Presidió la ANEP. Fue director de la ASI y director secretario de la junta directiva de Telecom.

Actualmente es presidente del Grupo Calleja, de Central America Communications y de la Empresa Desarrolladora de Edificios y Centros Comerciales. También ha sido presidente de la Asociación Bancaria Salvadoreña. En la actualidad, los supermercados del Grupo Calleja atienden a todos los estratos sociales del país, alcanzando un promedio mensual de 4.5 millones de transacciones, gracias a la extensión de las cadenas Súper Selectos y De Todo que actualmente opera en 12 departamentos.

35. FRANCISCO RICARDO ROBERTO DE SOLA HEBARD

Integrante del Grupo De Sola que lo integran diez empresas importantes de diferentes ramas: AIG Unión y Desarrollo, dedicada a los seguros, es considerada la décima en importancia en Centro América; AIG Seguro de personas; Unión de Exportadores, se dedica a exportar café; Fábrica Oliva, industria de jabones y detergentes; Unisola, produce alimentos, desodorantes, shampú y otros productos; Inmobiliaria El Sitio, se encarga de vender bienes como terrenos, edificios, etc.; Homarca, compra y vende bienes muebles e inmuebles; Inversiones San Diego, compra y vende bienes muebles e inmuebles; Inversiones Bolívar, compra y vende terrenos, construye casas y edificios comerciales, Bodegas Generales de Depósito, presta servicios de almacenamiento de mercancías.

36. ERNESTO LIEBES

Hijo del patriarca Leon Liebes. En 1949 luego que fue creado el estado de Israel se le nombra Cónsul Honorario, cargo que desempeña hasta enero de 1979, cuando es secuestrado y posteriormente ejecutado en el marco del conflicto que vive el país en esa época.

37. ROBERTO KRIETE AVILA (1953….)

Tercera generación. Cuenta con un MBA de The Boston College, Boston, Massachusetts y una Licenciatura en Economía de University of Santa Clara, California. Ha sido miembro de la Junta Directiva del Banco Agrícola de El Salvador, de la Fundación Empresarial para el Desarrollo Educativo (FEPADE) y de la Fundación Salvadoreña para la Salud y el Desarrollo Humano (FUSAL).

Actualmente desempeña varios cargos entre los que se destacan: Director de la Escuela Superior de Economía y Negocios (ESEN), Director Suplente del Consejo de Administración del Hotel Real Intercontinental de El Salvador, Presidente de la Compañía de Inversiones del Grupo Kriete que administra inversiones locales e internacionales en diferentes sectores como aviación, bienes raíces, agroindustria y hoteles entre otros y Presidente de la Fundación Gloria de Kriete, así como de Agape, institución que brinda asistencia en salud, alimentación, educación y albergue, con proyectos productivos de hostelería, alimentación, educación y comunicación y miembro del Consejo Directivo de TELMEX Internacional y del Instituto Carso para la Salud de la Fundación Carlos Slim. En el sector aéreo ha sido fundador y miembro del Consejo Directivo de la línea aérea Volaris, de México, actualmente miembro de la Junta Directiva de Avianca-TACA.

38. RICARDO HAROLD KRIETE AVILA

En 1980 ingresa a la Junta Directiva Ricardo Kriete Ávila y bajo la asesoría de Enrique Borgo Bustamante, entonces presidente de TACA, y el acompañamiento de Federico Bloch, va tomando el control de la empresa. En 1980 la familia Kriete controlaba el 98% de las acciones de TACA.

3. Tiburones y delfines de la oligarquía salvadoreña

Los campos principales de batalla

En el nuevo escenario económico existe una fuerte competencia, abierta en 2006 con la aprobación de los tratados de libre comercio, que obligaron a la oligarquía financiera a despojarse de sus joyas más preciadas y a convertirse en socios menores de los nuevos dueños internacionales de la banca así como a atrincherarse en los terrenos de los bienes inmobiliarios, construcción de residenciales y centros comerciales, administración de hoteles, venta y reparación de automóviles, almacenes y supermercados, para poder sobrevivir a la tormenta globalizadora.

Pero en cada uno de estos terrenos y en otros hay disputas a diversos niveles entre el capital nacional y el internacional; entre el capital nacional tradicional y el emergente; entre los principales actores del capital nacional tradicional y entre este y el capital de medianos empresarios.

A continuación describiremos brevemente aspectos del escenario actual de fuerzas al interior de la economía salvadoreña, con un énfasis especial tanto en las familias históricas emblemáticas, como en los nuevos dueños, españoles, canadienses, estadounidenses, chinos, colombianos, mexicanos, brasileños y venezolanos, de esta antigua provincia española llamada hoy El Salvador.

Entre los nuevos dueños del país sobresalen los españoles Calvo y Zara; los canadienses Scotiabank; los estadounidenses AES, Citi y Walmart; los suizos Holcim ; los irlandeses Tigo; los chinos , los italianos ENEL, los colombianos Decayeron, Nutresa, Avianca, Davivienda, Bancolombia, Sudamericana, Carvajal; los mexicanos Claro y Banco Azteca; los sudafricanos SABMiller,los brasileños Volvo y los venezolanos Epa y Alba Petróleos, entre otros.

Entre los antiguos oligarcas cafetaleros ya renovados resaltan los grupos Poma; Agrisal (Meza); Dueñas, De Sola, Salaverría, Hill, Llach, Belismelis, Sol Millet, Simán, Kriete, Salume, García Prieto, disputando algunos de ellos, la construcción y administración de residenciales, hoteles, almacenes y centros comerciales.

Entre los nuevos ricos vinculados al comercio y la industria resaltan Simán, Saca, Kriete, Calleja, Cristiani, Palomo Déneke, Quirós, Salume, Araujo Eserski, Cohen, Bahaia, Salume, Freund, Quiros, Zablah Touche. Entre los medianos empresarios hay sectores del comercio y del transporte.

Los siete grandes tiburones nacionales y sus aplicados delfines

En el mundo surgido después de la venta de los principales bancos salvadoreños en el 2006 se han ido perfilando siete corrientes o tendencias empresariales principales, desde las cuales se construyen impresionantes torres residenciales; se edifican centros comerciales y hoteles; se afianzan lazos con fuerzas políticas y gremiales; se identifican enemigos reales y potenciales; se establecen relaciones con gobiernos y transnacionales; e incluso se venden y reparan vehículos.

Entre estos siete grandes tiburones de nuestro paisito que se disputan el papel de socios menores del capital internacional predominante, se encuentran los grupos Poma, Meza, Dueñas, De Sola, Kriete, Simán y Cristiani, entre otros. Sobrevivieron al meteorito globalizador del 2006 y hoy construyen nuevos escenarios de acumulación y de alta rentabilidad. Y entrenan a sus retoños, cachorros o delfines, garantizan así el relevo generacional que les permita otro periodo histórico de dominación en nuestro país.
Nombre
1.Alejandro Arturo Dueñas Soler
2.Alberto Poma Kriete
3.Diego de Sola
4.Marco Andres Baldocchi Kriete
5.José Gerardo Simán Siri
6.Javier Alfredo Cristiani Llach
7.Robert Patrick Murray Alvarez

1. El Grupo Urbánica y el vocalista Alejandro Arturo

Desde el 2004 el Grupo Urbánica irrumpe con fuerza en el escenario artístico salvadoreño desafiando a las agrupaciones ya constituidas y colocándose como uno de los grupos de mayor presencia junto con su voz principal, Alejandro Arturo. Pero en realidad no estamos hablando de una banda de heavy metal. Nos referimos a una empresa constructora.

Y no es cualquier empresa constructora, es la rama inmobiliaria de Dueñas Hermanos Limitada. Estamos hablando de una de las familias clásicas de la oligarquía salvadoreña. Y Alejandro Arturo Dueñas Soler, de 35 años, es el representante de la quinta generación de esta proverbial familia de origen cafetalero y conservador, iniciada por el presidente Francisco Dueñas Díaz.

Alejandro Arturo, regresó hace ocho años de Miami, donde creció, estudio e hizo sus primeros pininos empresariales. Y parece que regreso para quedarse. Desde el 2004 asume el reto de construir el Grupo Urbánica y lleva ya ocho años en este esfuerzo. Veamos sus èxiros empresariales.

Su primer desafío fue en el 2004, el Centro de Estilo de Vida La Gran Vìa. 16 manzanas dedicadas a un templo comercial al aire libre, orientado para el disfrute de la clase alta y la clase media urbana de San Salvador, Antiguo Cuscatlan y Santa Tecla.

El segundo álbum de Alejandro Arturo en el 2006 se tituló La Castellana, tres torres de apartamentos. Y ese mismo año realizó Residencial El Espino, en los terrenos de la antigua hacienda cafetalera de su tatarabuelo. Un año después, en el 2007 su afán constructor lo llevó a edificar el Hotel Courtyard Marriot y las oficinas corporativas de banco Promèrica.

El tercer álbum de Alejandro Arturo lo llamó Portal La Ribera, y comprende 54 town houses en un terreno de 4.3 manzanas. En 2011 inició el proyecto Portal El Casco, 92 lotes residenciales en 30 manzanas de terreno. Inició también la construcción de Portal Canarias, el cual se desarrolla en tres momentos: Puerta Gran Canaria (100 viviendas), Puerta la Palma (62 viviendas) y Puerta Los Faros. En 2013 reiniciara la segunda etapa de La Castellana y El Casco.

Para realizar estos proyectos Alejandro Arturo ha contado con el patrocinio y asesoría de su padre Miguel y de su tío Roberto, del clan Dueñas de cuarta generación y del núcleo Dueñas Herrera. Hay que mencionar que a partir del matrimonio entre Miguel Dueñas Dárdano y Eugenia Palomo se originan cinco nucleos Dueñas Palomo a partir de cada uno de sus hijos e hijas. El primer nucleo es el Dueñas Araujo. El segundo es el Dueñas Herrera. El tercera es el Regalado Dueñas. El cuarto es el Baldocchi Dueñas. El quinto es el Gutiérrez Dueñas.

El patriarca es el expresidente Francisco Dueñas Díaz. Lo sucede su hijo Miguel Dueñas Dárdano. Durante los años ochenta del siglo pasado y hasta el 2003 la conducción de estos núcleos estuvo presidida por Archi Josemari Baldocchi Dueñas. A su muerte la conducción pasa a manos de otro núcleo, el de Miguel y Roberto Dueñas Herrera. Y hoy la estafeta es entregada a Alejandro Arturo Dueñas Soler.

Hace diez años y bajo la conducción de Archi Baldocchi Dueñas, los intereses empresariales de este clan comprendían lo siguiente: presidencia del Banco Agrícola Comercial; presidencia de ABACSA, presidencia de BURSABAC; presencia en AFP Confía; banco nicaragüense Caley Dagnall; Cemento de El Salvador; dueño de Prestomar.

En esa época Roberto (1934) y Miguel Dueñas Herrera dedicaban sus talentos al Banco de Construcción y Ahorro, BANCASA, que en 2000 se fusionó al Banco Salvadoreño; a la Compañía Mundial de Seguros, surgida de Seguros Universales; y a la AFP Porvenir, la cual se fusiono con Máxima y Previsión para crear la AFP Crecer.

A principios de los años sesenta la familia Dueñas junto con las familias Guirola, Sol y Daglio eran de las mayores terratenientes ya que acumulaban cada una màs de 10,000 manzanas de terreno. Y entre sus negocios se encontraban los siguientes: dueños de Omega S. A.; Autodromos de El Salvador ( El Jabalí), Condominios del Golfo, Canal 6, Compañía Eléctrica Cucumacayan, Automercados de Centro América (cadena Todos), Compañía de Inversiones S. A., participantes en Almacenes ADOC, Compañía Salvadoreña de Melaza, Compañía de Seguros Timanfaya, Molinos de El Salvador, Textiles del Pacífico, Compañía General de Seguros, La Aurora S. A.

La familia Dueñas ha sido históricamente propietaria de la Finca El Espino, que abarcaba 1,149 manzanas y que en marzo de 1980 fue expropiada por la Junta de Gobierno a Roberto Dueñas Palomo y a sus hijos Roberto y Miguel Dueñas Herrera. Las tierras fueron entregadas a 450 familias que trabajaban en la hacienda. Los dueños iniciaron una larga batalla legal y lograron que en 1987 la Corte Suprema de Justicia les “devolviera” la mitad de la finca alegando que era “porción urbana.”

Lograron que el Estado les comprara una parte para donarla a las alcaldías de San Salvador y Antiguo Cuscatlan para construir ahí el Parque Bicentenario. Otra parte la vendieron al Grupo Poma para que construyera Multiplaza. En 2002 Roberto y Miguel Dueñas Herrera crearon la Sociedad de Ahorro y Crédito Apoyo Integral S. A., orientada hacia la micro y pequeña empresa.

2. Los delfines Poma: Alberto, Andrés y Fernando

Dentro del imperio Poma los papeles están dados para los delfines de la cuarta generación del núcleo Poma Kriete: Alberto desde el 2004 está a cargo del Grupo Roble especializado en bienes raíces; Fernando está a cargo de la red hotelera y a Andrés le dejaron los automóviles. Y todo esto bajo la mirada cariñosa y a la vez cuidadosa de su padre Ricardo.

Alberto, el mayor de los hermanos, antes de asumir esta responsabilidad fue el encargado durante cuatro años de Mercadeo y Ventas, y antes había trabajado con la empresa Incesa Estándar de Costa Rica, empresa de accesorios del hogar. Y también es graduado del INCAE.

El padre de estos delfines es Ricardo Poma Delgado, de 66 años, Presidente y CEO del Grupo Poma; y de sus respectivos departamentos: el Grupo Roble, el Grupo Real, el Grupo Excel Automotriz y el Grupo Solaire. Además Rector de ESEN y presidente de FUSAL. Y miembro del exclusivo Concejo para el Crecimiento.

El abuelo de Alberto, Andrés y Fernando fue Luís Bartolomé Poma Botero, nacido en 1915 en México. En 1953 se convierte en el distribuidor de la marca japonesa Toyota y desde esta plataforma incursiona posteriormente en la Construcción de Metrocentro, Hotel Camino Real e Industrias Metálicas Solaire.

La familia Poma es una institución iniciada en 1916 con la llegada al país del mecánico español Bartolomé Poma, junto con su esposa Magdalena Botero y sus dos hijos, Didine y Luis Poma Botero ( segunda generación). (P. Imendia. Un hombre que inspiró al país. EDH) .

En 1953 Luis Poma obtiene la representación de la marca Toyota e inicia así el despegue de una de las más grandes fortunas del país. En los años setenta incursiona de manera pionera en la construcción de centros comerciales, inaugurando Metrocentro y vinculndolo al Hotel Camino Real. Una tríada de vehículos, centros comerciales y hoteles. Surge el Grupo Roble para simbolizar la división inmobiliaria. Luis Poma se casa con Alicia Delgado Gamboa. De esta matrimonio nacen Roberto, Ricardo, Luis Eduardo, Ernesto y María Elena Poma Delgado (tercera generación).

En los años ochenta destacan Ricardo y Eduardo Poma Delgado. Ricardo se casa con Florence Kriete Avila. Nace Alberto, Andrés y Fernando Poma Kriete (cuarta generación).

Llega procedente de México en 1916. De origen español (Barcelona) y de oficio mecánico y herrero, viene con su esposa Magdalena Botero y sus dos hijos Didine y Luis, nacido en 1915 (segunda generación). En 1918 obtiene la representación de los automóviles Hudson, iniciando así el negocio de distribución de autos de lo que fue el Grupo DIDEA que hoy tiene su expresión en Excel Automotriz.(Los patriarcas de la oligarquía salvadoreña)

Luis Poma Botero se casa con Alicia Isabel Delgado. Tienen cinco hijos: Luis Roberto, Ricardo (nace en 1947), Luis Eduardo, María Elena y Mauricio Ernesto, presidente de Trans Al. (tercera generación). Luis Roberto se casa con Lucía Raskosky. Nacen Alejandro Roberto y María Gabriela Poma Rakosky (cuarta generación). Alejandro Roberto se casa con Coralia Belismelis Alvarez. Nace Andrea Poma Belismelis (quinta generación).

María Gabriela se casa con Thomas Traynor. Nace Alejandro John y Elizabeth Lucía Traynor Poma (quinta generación). Luis Eduardo se casa con Kathleen Daglio. Nacen Cristina y Diego Poma Daglio (cuarta generación). María Elena se casa con Juan Manuel Bracete y luego con Roberto Selva Bonilla. Nacen Gerardo y Rodrigo Selva Poma (cuarta generación). Mauricio Ernesto se casa con Cecilia Avila Romero. Nacen Ernesto, Javier, Rodrigo y Sofía Poma Avila (cuarta generación).

El actual jefe del clan familiar es Ricardo Poma Delgado, que se casa con Florence Kriete y tienen tres hijos: Alberto, Andrés y Fernando (cuarta generación). El es el CEO del Grupo Poma desde 1980. Del matrimonio entre Alberto Poma Kriete y María Patricia Somarriba, hija del banquero nicaragüense Leonardo Somarriba, nacen Daniela y Elena Poma Somarriba (quinta generación).

En la actualidad este poderoso núcleo familiar maneja 17 centros comerciales en la región centroamericana (malls con los nombres de metrocentro, multiplaza, metromall y unicentro) ) y ha construido 50,000 casas por medio de su división inmobiliaria, Grupo Roble, opera 20 hoteles desde el Grupo Real y administra la marca Toyota y otras desde su división Excel Automotriz.

3. El delfín Diego de Sola y el Grupo Bolívar

A Diego de Sola le corresponde darle continuidad al imperio creado por sus abuelos. Este grupo empresarial en los años setenta se asocia con la empresa holandesa Unilever. Existe el grupo de Sola actualmente, llamado Inversiones Bolívar. Se casa con la panameña Miriam Maduro. Tienen cuatro hijos: Víctor, Francisco, Orlando y Ernesto. (segunda generación) Francisco R.R. de Sola (tercera generación). Diego de Sola, gerente general de Inversiones Bolívar. (cuarta generación) Casado con Alexandra Araujo, que fue vicepresidenta de los desaparecidos almacenes Goldtree Liebes.-

4. El delfín Marco Andrés

Marco Andres Baldocchi Kriete cuenta con una maestría en Administración de Empresas otorgada por el Kellogg School of Management en Evanston, Il. Y una Licenciatura en Economía del Vanderbilt University en Nashville, TN. Ha sido Presidente Grupo Prestomar, Presidente Pesquera del Sur, S.A. de C.V., empresa dedicada a procesar y exportar langostino; Presidente Tefex, S.A. de C.V., empresa productora y exportadora de helechos ornamentales; Presidente Matas de El Salvador, S.A. de C.V, empresa productora y exportadora de palmeras ornamentales; Presidente Desco, S.A. de C.V., empresa desarrolladora de bienes raíces; Director Aliprac, S.A. de C.V., empresa proveedora de servicios alimenticios institucionales con operaciones en varios países de Centroamérica; Director de Transactel Inc, empresa dedicada a dar Servicio de BPO y call center enfocada al mercado de Estados Unidos. También ocupó el cargo de miembro de la Junta Directiva del Banco Agrícola; Vice-presidente Grupo Prestomar y Gerente Citibank, N.A. Y es miembro de la Junta Directiva de TACA-Avianca.

Taca nació en Honduras en 1931, con un avión monomotor para brindar transporte de correo y carga dentro de ese país. Sin embargo, en 1982 trasladó su base de operaciones, mantenimiento y reservaciones a El Salvador. Los Kriete tomaron el mando en los 50.

En los 90, se presentó una de las fusiones más sonadas en el sector aéreo latinoamericano y se integraron Aviateca de Guatemala, Lacsa de Costa Rica, Nica de Nicaragua y Taca de Honduras, y conformaron el Grupo Taca.

En 1969 murió Ricardo Kriete y asumió el mando de la aerolínea su hijo Ricardo, quien falleció en 1977, y fue sucedido por Roberto, nieto de Ricardo, y su amigo estadounidense Federico Bloch. En 2004 Bloch renunció para dedicarse a la familia y en su lugar fue designado Roberto Kriete.

5. El delfín Gerardo José Simán Siri

Director del Banco Salvadoreño, luego del HSBC Salvadoreño y en la actualidad de Davivienda de El Salvador. Gerardo Simán es graduado de ingeniería civil y tiene una maestría en Administración de Empresas en MIT Sloan School of Management y otra maestría en ingeniería en MIT School of Engineering, uno de los institutos tecnológicos más prestigiosos de Estados Unidos, si no el más prestigioso.

Tras 40 años en el mismo lugar, la histórica tienda de Almacenes Simán, en el centro de San Salvador, fue cerrada en octubre pasado. Sin embargo, la historia reciente de este grupo salvadoreño ha sido todo lo contrario. En años recientes ha consolidado su expansión por Centroamérica con 12 tiendas y más de 100.000 m2 en cuatro países, que lo convierten en la principal cadena de la región.

El responsable de ello es Ricardo Simán, reconocido como uno de los empresarios más destacados del país y nieto de José J. Simán, fundador de la compañía hace 89 años. El primer destino extranjero escogido por Ricardo fue Guatemala, en 1993. Hoy tiene tres tiendas en Guatemala, más dos en Nicaragua y una en Costa Rica, abierta recién en noviembre de 2009. Tras la inauguración de la nueva sucursal en Plaza Mundo en 2010, Ricardo Simán admitió que no habrá más inversiones y ampliaciones programadas, ni en El Salvador ni en el resto de la región. Llegó la hora de consolidar.

Pero el empresario salvadoreño no sólo está a la cabeza de la cadena de almacenes, sino también del Grupo Simán, que comprende, entre otros negocios, a Inversiones Simco, dedicada al arrendamiento de inmuebles y al desarrollo de proyectos inmobiliarios. Su principal fuente de ingresos, el centro comercial Galerías, es uno de los más grandes de la capital salvadoreña. El grupo es el encargado también de manejar la franquicia del grupo español Inditex en Centroamérica, por lo que ha expandido las empresas Zara, Pull and Bear y Bershka en la región, las que ya tienen 14 tiendas en Guatemala, Honduras, Costa Rica, Panamá y El Salvador.

6. El delfín Javier Alfredo Cristiani Llach

Javier Alfredo Cristiani Llach nació en 1972. Es Arquitecto, con estudios de posgrado en Diseño Mobiliario y Máster en Administración de Empresas y es miembro del actual Consejo Municipal de San Salvador, dominado por ARENA.

7. El delfín Robert Patrick Murray Alvarez

Fue asistente en Comunicaciones del Grupo Agrisal en el 2008 y en Mercadeo en Freund S.A. en el 2009. Fue también interno en Dialogo Inter Americano.

San Salvador, 13 de enero de 2013

Notas

1. Tomado de proceso de acumulación de capital en el modelo industrial http://saul2201.wordpress.com/2010/01/29/proceso-de-acumulacion-de-capital-en-el-modelo-industrial/ Fuente: estudio realizado por Alfonso Goitia economista graduado de la UCA. Fig. 1.1.

2. Efemérides del 8 de abril de 2010 LPG.

3. pag. 284 de Alvarenga, Patricia. Cultura y ética de la violencia. El Salvador 1880-1932.

4. Ibid. pag. 291.

5. Anderson, Thomas. Matanza.

6. Bonilla, José Carlos, ponencia, Segundo Vicepresidente del BCR, “Modernización y Fortalecimiento del Sistema Financiero de El Salvador”. Pág. 67, 04 , 05/5/92. Reunión de Gobernadores de los Bancos Centrales. XXIX del Continente Americano, LIV de América Latina y España.

7. Castellanos, JM. Los años decisivos 60-68.

8. Sentido fallecimiento de Don Harold Hill Arguello. LPG, 1 de sept.de 2011

9. Ricardo Simán, www.americaeconomia.com

10. El Faro.

CALVO EN EL SALVADOR

CALVO EN EL SALVADOR:¿Comercio a costa del Medio Ambiente salvadoreño?¿Atún a costa de la biodiversidad marina? El Negocio del Atún Sabemos que muchos productos de origen marino tienen en la actualidad un consumo que va aumentando día a día, en este caso, el atún es el tercer producto del mar que se consume en el mundo, solamente superado por los camarones y los llamados pescados de fondo.

En la industria del atún se integran dos grandes sectores: el sector extractivo (flota atunera) y el sector transformador (conservero, congelador y comercializador). Al respecto, la flota de la Unión Europea, compuesta fundamentalmente por España (60 por ciento) y Francia (40 por ciento) captura cada año 500.000 toneladas de atún. Las empresas españolas con sus flotas atuneras congeladoras, capturan cerca del 60 por ciento en aguas internacionales y el resto mediante acuerdos con terceros países. Ante esto es importante recalcar que las especies demandadas por la industria atunera son fundamentalmente tropicales, por tanto se dirige a países latinoamericanos para su extracción.1

El 58 por ciento del volumen de conservas producidas en España corresponden al atún, alcanzando en el año 2004 un total de 182.000 toneladas, cuyo valor ascendió a 518 millones de euros. De esa forma España, con un 16,4 por ciento de la producción mundial, se constituyó en el tercer productor de atún en conserva, solamente superada por Tailandia (19,3 por ciento) y Estados Unidos (16,5 por ciento). Según Ramón Núñez Gamallo 2 “El mayor reto (que tienen las conserveras) consiste en eliminar las restricciones que existen en la extracción de recursos y en el comercio”, esto último quiere decir, entre otras cosas, que es indispensable reducir el pago de aranceles.

Según INTERATUN (Organización Interprofesional del Atún) del 2002 al 2006 las importaciones españolas de atún aumentaron considerablemente a 52 mil toneladas 3, lo cual indica que se esta extrayendo mucho atún del extranjero. La industria atunera es una industria que se ha internacionalizado aceleradamente, empresas armadoras, acuícolas, elaboradoras y conserveras gallegas son propietarias de unas 35 plantas industriales fuera de España y más de 50 filiales radicadas en otros países. Las dos conserveras gallegas, y españolas, más grandes por su volumen de ventas son Jealsa y Calvo. Juntas, en el año 2005, elaboraron 120.000 toneladas de conservas. En el caso español, la creciente liberalización y deslocalización, como le han llamado, esta provocando problemas de desempleo y puede llegar a generar cierre de fábricas por traslado o por quiebra. El atún entra a España con el 24 por ciento de aranceles, sin embargo de acuerdo a las medidas que están siendo negociadas por la Unión Europea (UE) y La Organización Mundial del Comercio (OMC) se prevé que llegará a 0 por ciento, dejando que producto procedente de Asia, África y Latinoamérica entren con precios muy bajos a costa de la mano de obra barata de esos países.

El sindicato de CCOO calcula que en Galicia (potencia atunera y de otros productos de origen marino) habrá un pérdida de 7.000 empleos debido a estas medidas. Ya es un hecho que las grandes conserveras gallegas han apostado por realizar el corte, la cocción y limpieza de lomos de atún en países con costes laborales más bajos: África y Latinoamérica. La búsqueda de nuevos países donde explotar bancos pesqueros va orientada en parte a esa explotación de recursos no propios y además a beneficios económicos mayores pues, aparte de conseguir materia prima, es una forma de introducirse en nuevos mercados ya que algunos estados ceden su cuota de pesca a cambio de que se instalen fábricas en su territorio.

Otros factores importantes que deben de analizarse en esta investigación es que para Galicia, según los datos de la Asociación Nacional de Fabricantes de Conservas de Pescados y Mariscos (ANFACO), “concentra el 77 por ciento del empleo del sector de la conserva con 12.000 puestos de trabajo, de los cuales son mayoritariamente mujeres”, es decir el sector esta feminizado, le siguen el País Vasco y Cantabria con el 8 por ciento y 7 por ciento. En toda España son 15.000 puestos4, por tanto estamos hablando de un impacto considerable. En este sentido, una de las empresas que le ha apostado a trasladar sus fábricas a regiones latinoamericanas es Calvo. Esta gran empresa española tiene el 25 por ciento del mercado de atún y es la cuarta atunera a escala mundial. Posee dos plantas de producción en Galicia, una en Italia, otra en El Salvador (proyectando una nueva) y dos en Brasil, poseía una en Venezuela que fue cerrada a mediados del año pasado5. Su filial brasileña Gomes da Costa, que fue adquirida hace tres años, capta el 50 por ciento de ese mercado, facturando cerca de cien millones de euros al año. Esta última, es el complejo de captura, recepción y procesamiento más grande de América Latina, que da beneficios comerciales importantes por la cantidad de producto extraído de la zona. Calvo cuenta con una flota pesquera compuesta por once atuneros, dos buques de apoyo y tres mercantes.

Delfines y el Atún

Un impacto que no puede ser obviado es la cantidad de delfines que mueren a causa de la pesca de atún en diferentes partes del mundo. Según el Earth Island Institute (EII)6, siete millones de delfines han muerto como consecuencia de la pesca de atún en diferentes partes del mundo, esto plantea el impacto grave que se esta haciendo en las especies marinas, pues no son solo los delfines lo que mueren, sino tortugas y tiburones que suelen estar junto a los bancos de atún, especialmente del atún Aleta Amarilla (Thunnus albacares). A pesar del monitoreo que se hace por organismos como EII, con estándares internacionales de “Dolphin Safe”, las muertes de animales marinos siguen.

En El Salvador no se conocen las reglamentaciones pesqueras, ni la persistencia en la mortalidad de los delfines por la pesca de Calvo7. Tampoco se conoce algún esfuerzo para proteger el delfín o la tortuga marina que accidentalmente caen atrapadas en las redes. La comunidad científica ha alertado sobre el impacto de la pesca industrial de atún, que usa un exceso de redes para la captura, ya que esta terminando con algunas especies marinas en extinción, incluyendo aves. Los principales animales afectados son tiburones, tortugas marinas, pequeñas ballenas y delfines de los que se calcula que sólo en el Océano Pacífico se han herido o matado a 4,4 millones, además de otros mamíferos marinos y aves como el albatros.8

El Caso de El Salvador

En el año 2002, Calvo construye una planta procesadora de lomos de atún en La Unión, la oriente del país, y es en 2003 cuando fue inaugurada la planta y cuando Calvo inicia sus operaciones en las costas salvadoreñas, hasta la fecha posee 750 personas empleadas.

Es curioso que para el acto de inauguración de la planta hayan participado dos personajes políticos: José Luis Calvo, presidente del Grupo y el Vicepresidente de la República Carlos Quintanilla Schmidt. José Luis Calvo ostenta desde el año 2003 el cargo de cónsul de El Salvador para la comunidad autónoma de Galicia y, en reciprocidad, el 20 de septiembre de 2001, con la firma de Manuel Fraga Iribarne, la Xunta de Galicia le había concedido al ya citado Carlos Quintanilla Schmidt la Medalla de Galicia en su categoría de plata.

Más allá del respaldo que tiene Calvo de su región de origen, tras una serie de cambios en el área comercial de la UE y Estados Unidos, la compañía se vio beneficiada con el Sistema General de Preferencias Plus (SGPP), en el caso de la UE, por el cuál se reducían los aranceles del 24 por ciento al 0 por ciento. En el caso del TLC, Calvo puede exportar hacia Estados Unidos y otros países con los que El Salvador tiene acuerdos de libre comercio como producto nacional salvadoreño, esto representa un aprovechamiento de las prerrogativas salvadoreñas, respaldadas por un sistema político y económico corrupto y preferente a la oligarquía salvadoreña.

Para el año 2004, Calvo El Salvador despidió cerca de 300 trabajadoras por realizar un paro espontáneo en protesta por las abusivas condiciones de trabajo9 y la falta de elementales medidas de seguridad: fugas en el sistema de refrigeración habían provocado que varias trabajadoras cayeran desmayadas, así como una serie de graves accidentes de trabajo. Además, las trabajadoras denunciaban que eran tratadas por los jefes y encargados con insultos y palabras soeces.

Ante esto cobra mayor importancia alcance la suscripción de El Salvador en los convenios de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), para la protección de los trabajadores y trabajadoras. La UE ante la negativa del gobierno salvadoreño de aprobar el acuerdo de la OIT, decidió dar plazo hasta el 31 de diciembre de 2006, de lo contrario El Salvador quedaría fuera de la SGPP. Esta circunstancia hizo que Calvo presionara al Gobierno salvadoreño con la amenaza de cambiar su planta a Nicaragua, pues estaban interesados en ingresar al mercado de la UE sin aranceles y la negativa del país se oponía a ello. Finalmente El Salvador firmó los convenios.

El surgimiento de sindicatos en la empresa no significa que se estén respetando los derechos de los trabajadores y trabajadoras, es más, es curioso que al mismo tiempo que Calvo lanzara el primer “atún claro cero por ciento en materia grasa” en el Salón de la Alimentación en Barcelona (España) en marzo de este año 2008. En El Salvador, en esas mismas fechas, pobladores de 16 cantones y caseríos del departamento de La Unión marcharon por las calles exigiendo el cierre del relleno sanitario Asociación Intercomunal del Golfo de Fonseca (ASIGOLFO)10. Y ¿Que tiene que ver Calvo con esta huelga?, pues en este relleno sanitario se depositan de 290 a 300 toneladas de basura diariamente, ocasionando malos olores y contaminación en los acuíferos. Dentro de las toneladas de basura mencionadas se encuentran desechos de la empresa Calvo. Según Aurelio Ventura, líder comunitario “Esa empresa nos está tirando sus desechos de pescado, y está contaminando más, por el tipo de químicos que ellos utilizan para evitar los olores”, explicó el dirigente. Tal parece que Calvo discrimina, mientras en Europa se preocupa por sus consumidoras y respeta en cierta medida los derechos de estas personas a un medio ambiente limpio y sus derechos laborales, en El Salvador en cambio las personas son desechables, a quienes se les pueden vulnerar sus derechos porque no son parte de su mercado, en palabras de la CEAL “mientras en Europa hacen buena letra, a El Salvador lo usan como basurero”.

Cuadro resumen de las acciones de Calvo

y sus repercusiones en la sociedad salvadoreña

Año

Acciones

Repercusiones

2003

Inicia funciones la empresa Calvo

Extraen 400 toneladas de atún cada día, y la pregunta es ¿Qué pasará con el atún de las costas salvadoreñas dentro de 10 años? ¿Y las personas que viven de la pesca artesanal?

2004

Calvo El Salvador despidió cerca de 300 trabajadores por realizar un paro espontáneo en protesta por las abusivas condiciones de trabajo.

300 personas desempleadas y sin ingresos económicos por defender sus derechos laborales.

2006

Inicio de operaciones de la segunda planta de Calvo en El Salvador.

Producción de 200.000 latas de atún y continua depredación de los mares por la pesca de arrastre de Calvo.

2006

Tras una serie de acciones de presión tanto diplomáticas, como comerciales, El Salvador ratifica el acuerdo de la OIT y entra en el SGPP de la UE.

Beneficio comercial para Calvo, pues se reducen los aranceles con os que entrará su producto en España y otras regiones de la UE.

2007

Empleadas, pues la mayoría son mujeres, de la empresa inician sus acciones para conformar el sindicato, tal como estipulan los 4 convenios de la OIT

Calvo inicia una serie de despidos hacia integrantes del sindicato, y mientras el caso se encuentra en la órbita judicial, la empresa se niega a reconocer la existencia legal del sindicato, pese a que oportunamente los trabajadores presentaron ante el Ministerio de Trabajo toda la documentación que la ley exige.

2007

El Grupo Calvo se niega a brindar explicación alguna y los convenios de la OIT siguen sin aplicarse. Mientras, la empresa continúa exhortando a la UE con arancel cero y explotando mano de obra barata.

Los ejecutivos de la empresa en El Salvador se negaron a recibir a los representantes de la UITA y a los dirigenetes de la central española Comisiones Obreras.

2007

El 21 de diciembre se produce una intoxicación a causa de las malas medidas de seguridad de la empresa para las trabajadoras.

Muchas mujeres tuvieron que ser evacuadas y llevadas a centros de salud, contrariando las órdenes del director de la Planta de llevarlas a sus casas. Estas mujeres se desmayaban, tenían vómitos y náuseas, fuertes dolores de cabeza, mareos, y se les cerraba la garganta creándoles una sensación de asfixia.

Para concluir con más detalle de las violaciones a los derechos laborales por parte del Grupo Calvo El Salvador, el documento presentado por un abogado de la Fundación de Estudios para la Aplicación del Derecho (FESPAD) plantea con detalle estos hechos. A continuación se desarrollan extractos del documento del Lic. Danilo Flores, abogado laboral de la FESPAD, presentado en marzo de 2006 y que fue retomado por el Tribunal Permanente de los Pueblos en la audiencia en Viena, 200611.

Violaciones en el proceso de producción

El complejo instalado en La Unión cuenta con dos plantas para realizar su proceso de producción. Cuando los barcos pesqueros llegan, las y los trabajadores clasifican lo recolectado, para ello todo el producto es puesto en un contenedor, de donde luego sale a través de una banda que se mueve a gran velocidad. Las y los trabajadores reciben el producto y lo clasifican, sin embargo aquí se encuentra el primer punto de riesgo ya que por la velocidad a la que baja el pescado y por el tamaño de algunos de ellos se pueden sufrir graves accidentes, tal fue el caso de un trabajador que perdió la vista a consecuencia del golpe de un enorme atún.

Tras su clasificación el pescado es llevado a un congelador de donde va siendo retirado a medida que lo demanda el proceso de producción. Para descongelarlos son colocados en unos recipientes con agua caliente, de aquí son enviados a la sección de corte. En esta área han ocurrido graves accidentes, como la amputación de dedos con las máquinas con las que cortan los pescados. Trabajadores y trabajadoras de la fábrica denunciaron en su momento que algunas de las y los trabajadores afectados fueron despedidos luego de ocurridos los accidentes y que si bien es cierto hubo otros que continuaron trabajando al poco tiempo también fueron despedidos.

Una vez descongelado y cortado el producto es enviado al área de limpieza, con frecuencia llega muy caliente, los y las trabajadoras se quejan por tener que mojarse las manos con agua fría luego de tener las manos calientes por la temperatura a la que el pescado es enviado, situación que les genera dolores en los huesos y músculos. Las trabajadoras y trabajadores denuncian que a algunas de ellas les han salido “pelotas” o “chibolas” en las manos, estas alteraciones físicas, en forma de bola, son frecuentes y son atendidas en la clínica del Instituto Salvadoreño del Seguro Social (ISSS) que está en la empresa pero denuncian el poco tiempo que les dan para la recuperación, por lo que tienen que volver a trabajar sin que la herida este bien curada. Trabajadoras y trabajadores de esta área denuncian además que la empresa no les proporciona guantes razón por la cual se hieren las manos con gran frecuencia ante esto únicamente les ponen “dedales” para contener la hemorragia.

Luego de la limpieza el pescado pasa al proceso de empaque, primero lo envuelven en bolsas, después lo sellan y es enviado a una máquina retraquiladora, en donde hunden el pescado envuelto en agua hirviendo, el cual es retirado por las trabajadoras sin utilizar guantes. De igual manera no utilizan protección alguna para la vista por los vapores que se producen. Finalmente, llenan unos anaqueles que contienen más de 30 bolsas en donde es almacenado el producto pendiente para su exportación.

Las y los trabajadores han señalado que el trato que les dan es sumamente exigente, llegando hasta el maltrato verbal, quejándose, además, de que en la clínica empresarial solo hay una doctora para alrededor de 1.400 trabajadoras y trabajadores. La consulta la brindan únicamente dos horas y media en la mañana. Las y los encargados de sección les niegan permiso para ir a la clínica, además de la imposibilidad de tener seguimiento de los padecimientos y mucho menos controles más completos de salud (exámenes de sangre, de pulmón, citologías, etc.) que sólo las dan en las clínicas en municipios o cabeceras departamentales, debido a las grandes limitantes para obtener permisos para este tipo de asistencia. Las medicinas no se las dan el mismo día, sino que las mandan a traer a la clínica departamental del ISSS y se las entregan al día siguiente. Reclaman en este sentido su derecho a la asistencia médica y a una asistencia médica de calidad en virtud también de los descuentos que en concepto de salud les realizan.

Por otro lado, les limitan el consumo del agua para que no tengan que ir al baño; a los patronos no les gusta que se retiren de sus lugares de trabajo, les cuentan los minutos pese a la existencia ya de personas con padecimientos de los riñones.

Anti-sindicalismo patronal

Todas las violaciones a los derechos humanos sufridas por las trabajadoras y trabajadores de la fábrica Calvo, se pueden resumir en violaciones a la seguridad industrial:

– Falta de guantes, riesgos con la manipulación de bandejas, quemaduras con soda cáustica en el área de limpieza.

– Presión a las trabajadoras para el cumplimiento de metas; insultos; prohibición de consumir mucha agua para que no tengan que ir al baño.

Asimismo, las prohibiciones de permiso para acudir a la clínica instalada en la misma empresa, entre otras, motivaron a un grupo de trabajadoras y trabajadores a intentar organizar un sindicato para la defensa de sus derechos. Las y los trabajadores iniciaron contactos con sindicatos y comenzaron su labor de organización, para ello distribuyeron entre el personal de la empresa hojas volantes en las que denunciaban los atropellos que enfrentaban, anexándoles fotografías de compañeros amputados en el proceso de producción, así como la distribución de hojas de afiliación. La iniciativa tomó fuerza después de que varios de sus compañeros amputados en accidentes de trabajo fueron a la Asamblea Legislativa en junio de 2005 a denunciar a la empresa de capital español por las violaciones cometidas. Los promotores del movimiento, en su mayoría mujeres, apoyaron a los demandantes, haciéndose presentes a la Asamblea Legislativa en un gesto de solidaridad hacia sus ex compañeros.

Sin embargo, con esta acción, la patronal identificó a las trabajadoras y trabajadores que participaban del esfuerzo, fue así como el día 21 de julio de 2005, la señora Desirée Flores, supervisora de la empresa, de nacionalidad venezolana, llamó dentro de la empresa a varias trabajadoras, haciendo que éstas abrieran sus casilleros, registrándoles sus pertenencias y decomisándoles las hojas volantes y de afiliación de otras trabajadoras y trabajadores que habían decidido incorporarse al movimiento. A continuación las trabajadoras fueron llevadas ante el Jefe de Recursos Humanos, señor Eduardo Luis Meléndez Romero, quien les comunicó que ese era el último día que ellas laboraban para la empresa Calvo, informándoles que pasaran al Ministerio de Trabajo a reclamar el pago de sus prestaciones. Las trabajadoras y trabajadores despedidos no pudieron alegar la existencia de fuero sindical ya que no habían presentado al Ministerio de Trabajo la solicitud y demás documentos necesarios para comprobar el inicio del proceso de constitución de un sindicato.

A partir de ese día la empresa comenzó a despedir a todos aquellos empleados y empleadas que habían aceptado participar en la constitución del sindicato y que se encontraban en las hojas de afiliación. Testimonios de ex trabajadoras señalan que eran más de cuarenta las compañeras y compañeros afiliados, de igual manera, despidieron a otras y otros que no estaban afiliados. Posteriormente, la empresa comenzó a contratar trabajadores y trabajadores de municipios más alejados de la planta productora, provenientes principalmente de los cantones el Gavilán, Yucuayquín, y Miraflores en San Miguel, a quienes según testimonios de trabajadores y ex trabajadoras la empresa va a traer en buses.

Suspensión de contratos

El día miércoles 14 de septiembre de 2005 la empresa Calvo hizo público que a partir del 16 de septiembre suspendería temporalmente sus operaciones, así como los contratos de trabajo de 800 empleados, alegando falta de materia prima en razón de la veda de 40 días que ordenó la Comisión Interamericana del Atún Tropical, un ente que regula la pesca de la especie en el Océano Pacífico. La empresa declaró, a través de Miguel Angel Peñalva, gerente general del Grupo Calvo, haber “aguantado lo máximo (ya que) la veda inició el 1 de agosto y pudimos llegar hasta hoy con el pescado, bajando incluso los niveles de trabajo”.

De acuerdo al Código de Trabajo (Art. 36 No. 1) la falta de materia prima por causa no imputable al patrono constituye uno de los motivos de fuerza mayor que pueden justificar la suspensión de los contratos de trabajo. Los efectos de la suspensión del contrato de trabajo son que el trabajador deja de prestar su servicio y en consecuencia no recibe salario, medida que entra en efecto a partir del cuarto día de interrupción de las labores por el motivo alegado. Al respecto, la suspensión que hizo la empresa por el término de un mes fue excesiva en vista que existían zonas donde no había restricción de pesca pero sobretodo porque la veda para la pesca de atún ya había sido levantada; el Ministerio de Agricultura y Ganadería comunicó que la veda terminaba a la media noche del domingo 11 de septiembre.

Valoraciones

La situación que han enfrentado trabajadores y trabajadoras de la empresa Calvo Conservas El Salvador S.A. de C.V. es sumamente grave ya que ha evidenciado una conducta antisindical y discriminatoria, a todas luces violatoria de los derechos humanos. Antisindical, porque el despido de más de cuarenta trabajadores y trabajadores fue motivado, precisamente, por el esfuerzo que realizaban de constituir un sindicato para la defensa de sus derechos laborales que estaban siendo pisoteados, conducta que podría ser objeto incluso de responsabilidad penal por su evidente motivación discriminatoria, la de retirar, al considerar como no deseados, a todo aquel o aquella que tenga una adhesión o participación sindical (art. 246 Código Penal.).

A esta grave violación a los derechos laborales, se le suma la ya larga lista de transgresiones a la seguridad personal e industrial antes enumeradas, así como las violaciones a los derechos a la salud, al salario y al trabajo que también fueron vulnerados con la suspensión de contratos acontecida en septiembre de 2005. En este sentido, despertó mucha inquietud la medida adoptada por la empresa ya que en virtud de la situación de violaciones a los derechos laborales que ha existido en ella se podría pensar que tras esta suspensión de labores se mantuvo el interés de despedir a trabajadores y trabajadoras que pudieran representar un “peligro” para la patronal en virtud que dos meses atrás la empresa Calvo había despedido a las trabajadoras y trabajadores que intentaban constituir el sindicato, y que mejor ocasión que ésta para acabar de “eliminar” a los posibles focos de “desestabilización”.

Por otro lado, la suspensión de contratos realizada es sumamente cuestionable desde el punto de vista ético ya que llama mucho la atención cómo las empresas cuando enfrentan limitantes o dificultades, aparentemente justificables, recurren con gran facilidad a la afectación de los derechos de las y los trabajadores para compensar esos posibles desequilibrios, es decir, para las empresas en épocas de crisis sí es posible sacrificar el bolsillo y los derechos de los trabajadores y trabajadoras pero en épocas de abundancia es impensable hacer una justa distribución de ganancias entre los empleados y empleadas. El sacrificado de siempre es el más débil y desprotegido. Esta última experiencia vivida por las y los trabajadores de la empresa Calvo es sin lugar a dudas una de las puntas de lanza para continuar implementando en El Salvador medidas violatorias de flexibilidad laboral, transgresiones que no se detendrán si en la empresa no logra constituirse un movimiento u organización sindical capaz de denunciar, demandar y poner freno a las arbitrariedades de la patronal.”

Cilia Hernández

OMAL

Observatorio de Multinacionales de América Latina

6 de agosto de 2008

Notas

1 Enildo Iglesias y Gerardo Iglesias, La novela del Grupo Calvo en El Salvador. Sirel, La insignia, mayo de 2007.

2 Ramón Núñez Gamallo, Revista Galega de Economía, vol.15, núm.1, 2006.

3 Información obtenida en la página web de Interatún, en el apartado de “El sector atunero”.

4 Sequeiro, Natalia, “La liberalización del comercio del atún amenaza a la conserva gallega” El Correo Gallego, 7 de noviembre de 2007.

5 La fábrica que había en Venezuela fue absorbida por la de El Salvador, de tal forma que esta última abastece a todo el mercado de la región, sin embargo no se descartan otros factores político-comerciales del cierre de esa fábrica.

6 En castellano, Instituto Isla de la Tierra.

7 Según la EII, actualmente Calvo ha entrado en la lista de producto seguro, esto como resultado de haber sido clasificada como una de las empresas que no respetaba a los delfines en sus procedimientos de pesca. Sin embargo, la EII continúa monitoreando a esta empresa. La compañía intenta dar buena imagen a través de la Inter-American Tropical Tuna Commission (IATTC), de la que forma parte, por sus estándares de protección a delfines. Según EII, esta comisión no respeta esos estándares como lo promulga. Ver la página de Earth Island Institute.

8 UNES, Red Sinti Techan- El Salvador; Bloque Popular – Honduras; Centro de Estudios Internacionales y Movimiento Social Nicaragüense – Nicaragua; Jubileo Sur Centroamérica. Deuda Ecológica de la Unión Europea con Centro América. Bases para el reclamo de Centro América a la Unión Europea. Deuda de la 19 a la 34.

9 Jornadas extenuantes y no cumplimiento de los descansos semanales en la descarga de los barcos atuneros.

10 Gerardo Iglesias, “La doble personalidad de Calvo”. Rel UITA, Montevideo, 13 de marzo de 2008.

11 Tribunal Permanente de los Pueblos. Audiencia sobre Políticas Neoliberales y Transnacionales Europeas En América Latina y el Caribe. Viena, Austria. 10-12 de Mayo del 2006.

Solución burguesa o solución popular

Lunes, 07 de Enero de 2013. El año 2012 transcurrió veloz con sus doce meses, sus días, sus horas y sus minutos y segundos, con sus inviernos y sus veranos, y así, también evolucionó la crisis histórica que azota al país.

Nos encontramos en uno de los momentos más oscuros de nuestra historia, cuando a nivel planetario se quiebra la lógica capitalista neoliberal, cuando el imperio estadounidense pierde su hegemonía y aparecen en el planeta nuevos centros de poder que disputan el control económico, político y militar al otrora invencible imperio yanqui. Cuando todo esto ocurre en el planeta, en nuestro país también se derrumba la antigua clase dominante cafetalera y la fulgurante burguesía financiera, que asumió brevemente el control del país, vende todos los bancos a poderosas transnacionales.

Todo este proceso lleva a un momento histórico sui generis en donde se difumina la clase dominante real y se abre un vacío histórico en el cual desaparece el rumbo y la dirección del país, y se acentúa, como pocas veces ha ocurrido, lo que llamamos: crisis histórica.

El año transcurrido fue prodigo en mostrar y demostrar esta crisis y en presentar el control omnímodo que el mercado ha establecido sobre el Estado, y de manera trascendental, nos presenta el surgimiento de una nueva clase social burguesa situada por encima de antiguas oligarquías que aparecen así desplazadas del control de la economía y del aparato del Estado.

Las clases sociales poseen una fibra íntima determinada por los factores económicos, no es casual que puedan definirse como “grupos humanos antagónicos en que uno se apropia del trabajo del otro, debido al lugar que ocupa en la estructura económica de un modo de producción determinado”.
Como se puede ver, el surgimiento de una clase expresa transformaciones en la estructura económica de una sociedad, y cuando hablamos del nacimiento de una burguesía, lo hacemos a partir del aparecimiento en la economía del país, de un capital que, basándose en el mercado petrolero y de los combustibles, pasa a controlar sucesivamente cada vez mayores áreas de la actividad económica.
Así ocurrió, sin duda, cuando los cafetaleros desplazaron a los añileros, y cuando los banqueros, a su vez, desplazaron a los cafetaleros.
Todo este diseño desplaza antiguas cúpulas empresariales que en la actual coyuntura aparecen incapaces de proporcionar ideas y capital, como corresponde a toda clase hegemónica.
Aparece, en cambio, un nuevo sector empresarial con cabeza burguesa, con alianzas internacionales, y con condiciones para implantar un nuevo modus operandi en el negociado del transporte público.

En todo este proceso histórico se configura una salida a la crisis de manera desfavorable a los intereses del pueblo, en tanto que las organizaciones populares no aparecen capaces de dar luz y conducción a las necesarias luchas del pueblo. Y en tanto no se avance en la construcción de un proyecto político que aborde la crisis de una manera no capitalista y no tradicional, y fuera de los marcos del Banco Mundial y del Fondo Monetario Internacional.
Hasta ahora, el pueblo permanece ausente en el proceso de toma de decisiones y parece especializarse en el papel de actor político y no en el papel histórico de sujeto político. El tema resulta ser cardinal porque ninguna crisis se prolonga indefinidamente y tarde o temprano es resuelta, de una u otra manera, y cuando el pueblo no actúa independientemente del poder político tradicional o de clases dominantes antiguas o nuevas, lo más seguro es que un nuevo poder, mas explotador, mas oprobioso, y más antipopular, se construya sobre las espaldas de este pueblo.
El año político que empieza a desenvolverse huele a conflicto y huele a crisis por todos lados, y esto resulta ser una buena noticia, siempre y cuando en este conflicto el movimiento popular avance en la solución de sus debilidades y el pueblo no se convierta, una vez más, en el cliente electoral de los partidos políticos.

Es notorio que el ambiente electoral se está construyendo aceleradamente y los candidatos pasan a un primer plano por encima de cualquier proyecto político y cualquier discusión sobre la crisis. Se trata de cosificar al pueblo y personificar al mercado electoral, en tanto que una salida burguesa a la crisis se estaría construyendo ante nuestras narices.

El año 2013 resulta, por eso, decisivo para la construcción de una alternativa popular que organice, movilice y forme a todo el pueblo, y lo prepare para enfrentarse con la salida burguesa a la coyuntura. Esta resulta ser la tarea política más determinante del presente año. El escenario está construido, las partes también están establecidas y no hay tiempo que perder, todo está transcurriendo y la confrontación está caminando: o un proyecto burgués o un proyecto popular. No hay ningún punto intermedio. 

«Sigo luchando por la tierra…» Entrevista con Victoriano García

SAN SALVADOR, 2 de mayo de 2011 (SIEP) “Han pasado ya cincuenta años desde que tome este camino y sigo luchando por la tierra…” nos confiesa Victoriano García, veterano militante revolucionario, con una sonrisa mezcla de nostalgia y de confianza.

“Me incorpore a la lucha en los años 60 del siglo pasado, soy originario del cantón El Porvenir, de Santa Rosa Cenca. Actualmente soy el secretario general de la Federación de Asociaciones Cooperativas de Producción Agropecuaria y Servicios, FENACOPAS.”

“Mi familia vivían como colonos del Dr. Roberto Bustamante, cerca de Chalchuapa, y cuando iniciaron las bullas de reforma agraria el viejo nos desalojó, y nos tuvimos que ir a vivir al pueblo, te estoy hablando de principios de los años sesenta, yo andaba por los 16, 19 años. En el pueblo alquilamos una pieza, pagábamos 7 colones, vivíamos 7 personas…”

Después nos fuimos para El Ciprés… y tenía un tío que visitaba en Santa Ana a un tal Antonio González, que era un espiritista y a veces él me llevaba y me recuerdo que realizaban sesiones en las que se invocaba familiares de muertos, en medio un huacal con ruda cruda, jalaban el espíritu del muerto, era un completo silencio y de repente notábamos señales…El me dijo que yo iba a ser el secretario de su esposa. Yo sabía ya leer y escribir. Mi tarea era la de apuntar que era que decían los muertos en las sesiones espiritistas. Fue mi primer trabajo.

Este Antonio González era miembro del PC además de espiritista y fue el que recluto a mi tío. Mi tío Abelino García llegaba a curarse, yo no entendía de que enfermedad, pero me acuerdo que mi tío no podía leer ni escribir. Este Toño González también era del Sindicato de la Construcción. Nosotros éramos obreros agrícolas, trabajábamos recogiendo café…y así me fueron metiendo a la organización…”

“De repente llegó a visitarnos un compañero de nombre Marianito, que era miembro del comité de organización del PCS en Santa Ana. El fue el que me comenzó a tratar (organizar). En esa época, principios de los años sesenta, te daban instrucción militar, y aprendí a hacer bombas molotov, el manejo de varios tipos de armas, pistola 45, Galil, aunque no se hablaba ni pensaba en guerrilla, la organización era el FUAR y el ejemplo, el modelo era Cuba.

Y ya miembros del FUAR nos rebelábamos en la finca, y a pesar que era joven, porque si te rebelabas ante un mandadero era como tocar al patrón, pero fuimos perdiendo el miedo. Y fue este Marianito el que me metió al Partido. Hacíamos las reuniones del FUAR y del PCS en la casa de un colaborador de nombre Ricardo. Por medio del FUAR conocí a Julio Cesar Castro Belloso, panadero de Chalchuapa, obrero muy inteligente; a Roberto Ordoñez, que era de San Juan Chiquito y de Santa Rosa Cenca, a Manuel Vallecillos, a Jesús Agreda, trabajador agrícola, que fue capturado en el Parque Colón de Santa Ana en 1982 y jamás volvió a aparecer.

A Blanca Escobar y Ester Polanco, esta ultima trabajadora del Beneficio y que la matan en el 81 durante la “ofensiva de Chalchuapa”. A Manuel Vallecillos, que murió por trasladar pertrechos de guerra; a Julio Cesar Belloso, que murió en 1983 en Nicaragua de una ulcera, y que era asistente de Simón (Schafik).

A Juan Carías Godoy, campesino que lo mataron en 1980, llegaron a matarlo a su casa y ahí mismo lo enterraron. A Juan, conocido como Juancito, que era un campesino descalzo que venía en el Partido desde el 1932. A su casa llegaba Orestes, me refiero al dirigente del Partido, Raúl Castellanos Figueroa. Nos reuníamos en Chalchuapa en diferentes casas.

Estudiábamos el periódico La Verdad y lo distribuíamos. Así fue como entró Dago (Gutiérrez), él estaba estudiando en San Salvador, pero los fines de semana venía al pueblo y lo visitábamos y le llevábamos documentos del Partido. Poco a poco se fue interesando hasta unirse a este esfuerzo.

En 1964 enfrento mi primera captura. Iba caminando tranquilamente en dirección al Tazumal cuando salen unos policías y me agarran del pelo y me amarran. Era una captura encubierta, por mis actividades revolucionarias ya que de lo que me acusan es de ser chiveador y robar leña. Me tuvieron unos días guardado. Y me trasladaron a Santa Ana acusándome de andar indocumentado.

En el 66 participamos en la campaña del PAR que llevaba como candidato a Fabio Castillo. Los mítines los hacíamos donde está el Monumento a la Madre, frente a la casa de Dagoberto. Recorríamos los cantones educando a la gente. Teníamos un Comité Municipal del PCS donde estaban Manuel Vallecillos, Pedro Sandino, Hugo Gonzales (hijo de Toño González que vive todavía en Ilopango) y había varias células.

En 1968 el Partido me manda castigado para San Miguel, debido a que se dio un escándalo por dos mujeres que tenía, que se peleaban y una me llego a buscar y luego apareció la otra y se armo la trifulca. Rápido el Partido se entero del asunto y me sancionaron. En realidad en este campo fui muy indisciplinado con respecto a mi relación con las mujeres. Lo reconozco.

Allá en San Miguel me entero que ya era padre, y de gemelitos, les puse Saúl Santiago y Oscar. ¿Sabés en homenaje a quienes verdad? Ese año los mataron. Eran mis camaradas. Cuando me entere que era padre me fui a Chalchuapa a buscar a mi mujer y me la lleve para san Miguel. El Partido solo me daba 75 colones y cuando los pedía.

Ese año me acuerdo hicimos la primera celebración del 1ro. de mayo. Yo rompo ese hielo, antes no había habido celebraciones, la derecha campeaba. Hicimos un acto con muchos campesinos y buena asistencia. Y naturalmente con la Guardia Nacional y la Policía Nacional atrás vigilando. También reclutaba.

Me recuerdo de Darío, un estudiante universitario que yo ya lo estaba tratando. Una vez me pidió que le atendiera a un grupo de jóvenes que él había organizado. Tuve mis dudas porque eran intelectuales pero le entre, y empezamos a activar. A Darío lo mataron después de los Acuerdos de Paz. Y si mal no me acuerdo dentro de ese grupo de jóvenes universitarios que eran como unos quince, se encontraba el actual coordinador del Frente, Medardo González. Por esos días llego a apoyar el trabajo del Partido el sastre Alfonso Martínez, con su respectiva máquina de coser a cuestas.

Un día me dice Dario: compañero mirá el director del Centro ( UES) quiere que vayan a una gira de quince días por toda Centroamérica hasta Panamá, la U paga los gastos y quiere que vos vayás, bueno con la justificación que había que conocerlos más me lance a ese viaje de solo andar jodiendo por todas esas tierras. En realidad Darío se había ganado el liderato en el grupo el cual se consideraba como un grupo muy cercano al PCS.

Por esa época nos visito el responsable de la Comisión Rural del PCS , que así se llamaba la responsable del trabajo campesino, se trataba de Raúl Vargas, el famoso Bache, miembro de dirección del Partido. Y la razón era buscar alguien para que dirigiera el CUO. Propuse al Dr. Lazo. El Partido lo acepto. Hable con el Dr. Lazo y él acepto.

Pero AGEUS se había dado cuenta porque llegaba Mendocita (en ese entonces vicepresidente de AGEUS) a reunirse con los estudiantes. Pero logramos con el grupo de jóvenes impulsar una estrategia de relaciones y de publicidad que nos permitió ganar la dirección del CUO con el Dr. Lazo. Estábamos contentos porque esto nos permitió ampliar el trabajo social y posteriormente el político mediante la Unión Nacional Opositora, UNO.

En 1968 llevamos como candidato a Alcalde al Dr. Fausto Cisneros. A él lo mataron cuando andaba poniendo una serenata, era un poco novio. Formamos y engrandecimos ATACES. Formamos políticamente a muchos líderes y nos convertimos rápidamente como PCS en una fuerza social y política. Formamos el Sindicato de Aceites Vegetales, y como local para reuniones utilizábamos el de la CGS.

Organizamos en Morazán a los trabajadores de las minas, a los mineros y por eso la Guardia Nacional me echo el ojo y me andaban buscando, vigilando mis movimientos. En la iglesia de San Sebastián hacíamos las reuniones con los trabajadores mineros explicándoles la explotación salvaje que sufrían para enriquecer a las compañías capitalistas.

Llevamos como charlistas a Raúl Vargas y a Raúl Castellanos. Una vez incluso lleve a Schafik para que diera una charla sobre reforma agraria a compañeros de ATACES y el local se llenó. La dirección del Partido estaba contenta por nuestro trabajo, felices (sic) al ver a los mineros organizados y nos felicitaban. Formamos el primer sindicato de mineros de las minas de San Sebastián y San Cristóbal y lo metimos a FESTIAVTSCES.

Pronto arreciaron las persecuciones, me llegaban a buscar a la casa, y tuve que andar huyendo hasta que lograron capturarme. La Guardia Nacional me capturo. Me fui a dormir a una casa de un amigo y a él lo andaban buscando y yo caí. Me amarraron con cordeles de los pulgares y me llevaron. A los días me sacaron luego de una buena penquiada.
Era el responsable de partido en San Miguel junto con un equipo de la zona oriental que incluía a Toño (Alfonso Martínez ) en La Unión y Chespirito (Adán Chicas) en Usulután. Atravesé una crisis económica aguda y decidí regresar e incorporarme a la producción agrícola. Luego tuve que irme a San Salvador. En San Miguel estuvo también por algún tiempo Piluya, que hoy es concejal en San Marcos. En 1971 regreso con mi familia a Chalchuapa luego de un exilio de tres años.
Un día ya en la capital me encontré con El Ronco, un camarada y le conté de mis situación crítica. Me dijo llégate el lunes al Edificio Panamericano, cuarta planta y me esperas. Dicho y hecho. Era la oficina de Toni Handal, de una empresa llamada Contelsas. Estaba trabajando en San Jacinto reparando la Escuela Romero Alvergue. Empecé a trabajar en la construcción. Blas Escamilla era el vigilante bodeguero, planillero. Después me fui a vivir a Los Planes. Después a Chalatenango. A Las Vueltas, ahí organice un grupo de la familia Serrano., ahí organizamos Partido.
En 1974 estuve en Moscú como delgado a un congreso sindical campesino. Hice una presentación sobre la situación del campesinado salvadoreño, que fue muy aplaudida.
En 1978 vivo en Los Planes y ahí realizo trabajo político. Me acuerdo que reclute a un joven talentoso y muy comprometido, a Nelson Urrutia, que después se incorporo al trabajo campesino con Rosario Acosta, hicieron un trabajo importante en Suchitoto, allá por Ichanqueso. Y también me enorgullece haber reclutado para el Partido allá en Chalchuapa a Luís Mario López, si, el de Bases Magisteriales
En 1979 después del golpe del 15 de octubre, me encuentro a Blas y me dice que vaya a presentarme al ISTA. Lo hago y me lo encuentro ahí, esta también Víctor Rivera. Nuestro trabajo era de expansión y reclutamiento. Al salir del ISTA en 1980 me incorporo a las FAL.
En 1983 me secuestran en el cruce de Chalchuapa, yendo hacia la frontera de San Cristóbal. Me sacan del bus, me vendan y me tiran en un pick up. Me llevan a San Salvador. Me tiene por 22 días incomunicado. Salvador Castaneda, el papá del actual vicecanciller, Carlos Castaneda ve cuando me capturan y avisa a la Comisión de Derechos Humanos del Arzobispado. Me buscan y me hayan en Santa Ana. Y logro salir. Por cierto Carlitos fue un estudiante excelente y por eso lo becaron para estudiar en la URSS.
En noviembre de 1989, en Santa Marta, uno de mis hijos, uno de los gemelos, Saúl Santiago Contreras García muere combatiendo en las filas de las FAL.
Y estas son unas pinceladas de mi vida, y hoy seguimos como FENACOPAS, en la CNTC, y en la CLOC de Vía Campesina.-

El fin del mundo y el comienzo del nuevo tiempo

Mucho se especula en estos días acerca del fin del mundo y se le atribuye a los mayas haber vaticinado en su calendario que en este próximo solsticio – de verano en el sur o de invierno en el norte – es el fin de una era para nuestra humanidad o el fin de un ciclo cósmico, algo así como un año galáctico. Sin embargo de la mano de los vendedores de sueños de Hollywood y muchos otras personas que han colaborado a la fábula, este 21 de diciembre resulta en un fin del mundo plagado de fantasiosas historias apocalípticas: que entraremos en una etapa de oscuridad, que un meteorito caerá en la tierra, que habrá grandes tormentas solares o que nuestro planeta entrará en un cinturón fotónico y quién sabe cuantas cosas más.

Pues bien, si algo de todo esto acontece la última edición de Pillku del año habrá sido un trabajo totalmente en vano.

Pero nada será así. Todo seguirá su curso desgraciadamente. Pues como profesa una foto que da vuelta por las redes sociales “no tengo miedo que se acabe el mundo en el 2012, tengo pánico que siga igual”. Y de eso se trata todo esto. Si bien es cierto que la fecha fue puesta por los mayas y que su simbología ha penetrado incluso procesos de cambio político como el que vive actualmente el Estado Plurinacional de Bolivia, donde se celebrará el 21 de diciembre el nuevo tiempo de Pachacuti, no hay ni el más mínimo rastro real de que el mundo se vaya a acabar el 21 de diciembre de 2012.

No niego que sería un tremenda oportunidad para quiénes estamos hartos del sistema, pero lamento informarles que seguiremos más o menos igual. Y ese es el punto más apocalíptico de todos. Seguir igual en un mundo que muere de hambre cada día no por falta de alimentos, y que muere de enfermedades curables sí por falta de atención médica, y que muere en guerras creadas por el vil y maldito interés de países poderosos como los Estados Unidos o el Estado de Israel. Todo esto es realmente muy triste. Y la lista podría seguir y seguir.

Los mayas más bien hablaban de una oportunidad creo yo. De una oportunidad simple, sencilla, y a la vez muy difícil. La oportunidad de conectarnos con nosotros mismos, de recuperar nuestro vínculo sagrado con la naturaleza, con la otredad, de construir una sociedad más desde el corazón y menos desde la cabeza, de dejar de lado nuestras mezquindades y construir juntos, juntas, un mundo más digno, con mayores oportunidades, con justicia social, con igualdad, solidaridad, encuentro, respeto y amor.

La palabra apocalipsis viene del griego apokalypsis y significa revelación, algo así como quitar el velo. Y esto mucho tiene que ver con la tradición iniciática con la que tantos pueblos originarios de América y del mundo desarrollaron una forma de vida. Cuando un iniciado o iniciada era adentrado en los misterios se decía que éste corría el velo de todo lo que había estado oculto antes. Revelación e iniciación tienen mucho en común. Hay muchos misterios en relación a estas tradiciones y también muchas falsedades que pretenden hacer de esta práctica (la iniciación) un fetiche o simplemente entretenimiento de consumo.

Ahora que el apocalipsis está cerca no podemos dejar de pensar en su significado. Bueno, poder podemos, pero no está mal tomarnos al menos diez minutos para pensar en esto y darle un sentido propio y así aprovechar la excusa. En la definición de esta palabra nunca se habla de fin del mundo, nunca se dice que todo se termina. Se habla de revelación. Y yo me pregunto cómo será correr ese velo, y a qué hay que quitárselo. Y entonces todo cobra un significado diferente y mañana podría ser – simbólicamente – el comienzo de un verdadero apocalipsis, una verdadera revelación. Pues los corazones verdaderos y nobles podemos correr ese velo y comenzar a ver más allá. Iniciarnos.

Bien podría esta revelación venir por el lado de lo político unido a una profunda concepción mística, como la que tenían nuestros ancestros Mayas o Aymaras (o tantos otros). Una conexión espiritual que nos permita acercar corazones, pero que si o si, debe caminarse desde la lucha política. Porque hoy la lucha política es el ojo del huracán de las transformaciones que comenzaron en este siglo XXI. Mucho se habla de las profecías y mucho se habla de esta nueva era. Y genial que mucha gente se haya sensibilizado a lo largo del siglo XXI con los cambios en la conciencia y la transformación de las energías. Y qué bien que el planeta entre en una nueva etapa de transformaciones energéticas y magnéticas, cambio de polaridades, etc.

Pero nada de esto vale del todo si no estamos organizados como pueblos, como sociedades que quieren y proponen cambios. Que los construyen. A veces me parece muy fuerte que algunas personas que profesan un gran amor espiritual y conexión con el universo cuando tienen que hablar de Cristina Fernández, de Hugo Chávez, de Evo Morales, de Rafael Correo o de esa pequeñita isla que es Cuba, se agarran los pelos, y les sale todo su visceral odio. Defienden a rajatabla sus privilegios de clase y están totalmente convencidos que esos “déspotas” y “autoritarios” presidentes que llevan adelante parte de las transformaciones sociales más profundas de América Latina y el mundo son los enemigos de la luz y todas esas carajadas que se inventan. O que plácidamente siguen a líderes como Sri Sri Ravi Shankar que ha sido parte de la organización político religiosa que asesinó a Gandhi.

Me parece totalmente incomprensible trabajar por la conciencia del nuevo tiempo y tener posturas tan contradictorias y con tan poca sensibilidad social para no entender de que se trata justamente este nuevo tiempo, que ni mucho menos es un proceso terminado, está en construcción permanente y se necesita caminar y avanzar mucho más. Pero que hacia fines de siglo XX todavía ni podíamos pensar en una gran cantidad de cosas que hoy están sucediendo en Nuestra América. En la última década ha comenzado a resonar esto del amor. En boca de los grandes movimientos sociales y de sus líderes. Así el amor se opone al odio, como decía Nicolás Maduro en su primer parte sobre la última operación de Chávez “tanto tanto amor, hasta que el odio de nuestros enemigos desaparezca”. Y creo que ésta es una gran metáfora.

Nuestro movimiento latinoamericano de liberación hoy se está refundando en el amor. Con toda la dimensión espiritual que esto tiene. Nuestros pueblos, oprimidos y explotados durante siglos, comienzan poco a poco a recuperar su verdadera identidad. Que tiene que ver con prácticas ancestrales, milenarias, con la solidaridad y el compartir. Con el “buen vivir”. La espiritualidad de la mayoría de los pueblos ancestrales estaba totalmente unida a la política. Porque política es la vida en sociedad, y espiritualidad es la forma de conectarnos con la fuente, la naturaleza, con este gran planeta que nos cobija y el universo que la contiene, con esta madre tierra que nos hizo nacer y nos permite crecer. Esto incluye un montón de nuevas formas de relacionamiento. De construir nuevas subjetividades que nos permitan mirarnos y encontrarnos de forma diferente. Que nos permitan entender el mundo y la vida toda de una forma menos fraccionada, más integral. De cómo construimos nuevas formas de poder que trabajen por la emancipación.

Yo tengo la percepción de que este nuevo tiempo es para nosotros y nosotras, los que estamos transitando el camino del amor, los que entendemos estos procesos aunque no siempre estemos de acuerdo en todo. Y que es este caminar que nos lleva a entender mejor lo que somos como pueblos. Y a escuchar también a la Madre Tierra, ese llamado de la Pachamama que nace en todos los corazones sensibles. Ese llamado que grita y dice: No a la Monsanto, No a los transgénicos, Software Libre Sí Colonia no, No a la minería, Sin agua no hay vida y tantas otras formas que tiene de nacer en cada uno y una de nosotras.

Este tiempo es nuestro, no podemos dejar que nos lo arrebaten. Tenemos que caminarlo día a día. Militarlo hasta el agotamiento y más. Dejar que penetre el llamado del nuevo tiempo en nuestros corazones para hacer una revolución interna y luego cambiar el mundo. Porque es responsabilidad de los que hoy estamos con vida. De quiénes tenemos ojos, manos, voces, pies, corazón y cabeza para avanzar en la construcción de un mundo nuevo, ese otro mundo posible del que tanto hablamos.

La tarea no es fácil, y hasta puede parecer imposible. Pero para eso es la utopía. Caminemos juntos y juntas ahora que sobreviviremos al fin del mundo. Ahora que sabremos fehacientemente que nada pasará. Que todo seguirá igual en apariencia, pero que dentro de cada persona se está construyendo una fuerza tal que si nos organizamos un poquito más podrá ser un gran momento histórico. El del verdadero cambio planetario: la hora de los pueblos. Ese momento, tal vez esté llegando.

Este es un manojo de deseos, sueños y delirios para este apocalipsis de fantasía que nos toca vivir. Pero podemos hacerlo realidad en nuestro interior y comenzar una nueva vida que transforme este mundo. Está en cada uno de nosotros y nosotras. Hagámonos cargo.

Feliz fin del mundo para todos. Si no cae un meteorito ni viene el diluvio entonces nos vemos en 2013 para seguir haciendo más y mejor Pillku.
¡Salud!

Mas allá de “El capital”, de Michael Lebowitz

Ha pasado más de un siglo y medio desde que Marx anunciara la hora final del capitalismo, la hora en que los expropiadores serían expropiados. La revolución socialista en Rusia seguida del advenimiento del socialismo en varios de los países de Europa del Este, más tarde en Asia (China, Corea, Vietnam) y luego en Cuba, sumado al auge de los movimientos de liberación nacional en África, donde se levantaron gobiernos que se integraron al llamado “campo socialista,” eran todos hechos que parecían estarle dando la razón.

A finales de ese mismo siglo, sin embargo, la situación se tornó radicalmente diferente. Es derrotado el socialismo en Europa del Este y la URSS, y se reduce drásticamente la tradicional clase obrera industrial en los países de alto desarrollo con el consecuente debilitamiento de los movimientos obreros. El capitalismo demuestra una extraordinaria capacidad de sobreponerse a las diferentes crisis aumentando su dinamismo y su capacidad de imponer a nivel global su modelo económico, político, ideológico y cultural. La situación parece haberse revertido. No es el capitalismo sino más bien el socialismo el que parece haber sucumbido y con él, el marxismo, su teoría inspiradora.

Es en ese momento cuando, en medio de un gran escepticismo académico y político, Michael Lebowitz escribe su primera versión de este libro. Reivindicar a Marx era entonces ir en contra de la corriente intelectual claramente dominante.

Once años después, en el momento en que el autor da a luz una segunda versión1 de “Más allá de El capital” —una versión notablemente revisada, ampliada y enriquecida— la situación del mundo ha cambiado enormemente. El capitalismo realmente existente en su forma neoliberal ha sido incapaz de resolver los grandes problemas de la humanidad: aumenta desgarradoramente la pobreza; la destrucción de la naturaleza continúa su avance devastador; la prepotencia imperial se impone a costa de miles de vidas inocentes. Crece el repudio en sectores cada vez más amplios de la población mundial. Ha comenzado a revertirse la situación. Pero, como decía Marx y el autor lo recuerda en su libro: los que se oponen al capital pueden ser muy numerosos, pero sólo pueden triunfar “si están unidos por la organización y guiados por el saber.” (Marx (1864: 12)

Este libro es una importante contribución a ese saber cuyas piedras angulares colocó Marx al enfocar por primera vez en forma científica el desarrollo de la sociedad y su cambio, y detenerse especialmente en el estudio del modo de producción capitalista.

Michael Lebowitz titula su libro “Mas allá de El capital”. Pero ¿qué significa ir más allá de la obra cumbre de Karl Marx?

En primer lugar, significa que hay un más acá que se toma como punto de partida. El autor valora muy positivamente el aporte de Marx: no hay otro pensador que haya sido capaz de desentrañar la lógica del capital con el mismo rigor científico. Y al desmistificarla y develarla proporcionó a la clase obrera el instrumento teórico de su liberación.

En segundo lugar, significa un ir más allá de los conocimientos, reflexiones y respuestas que podamos encontrar en El capital. A pesar de su alta valoración de la obra cumbre de Marx, el autor la considera una incompleta. Según él no da cuenta del capitalismo como un todo.

En tercer lugar, significa que se trata de ir más allá pero desde un más acá, ya que es en el pensamiento de Marx y no fuera de él donde podemos encontrar todos los elementos a partir de los cuales se puede construir una concepción integral del mundo capaz de dar respuesta a nuestros interrogantes.

A lo largo de los distintos capítulos del libro, Michael Lebowitz demuestra la contundencia de los análisis que Marx realiza en El capital, explica en qué sentido considera que su estudio es incompleto y pone en práctica un esfuerzo teórico apasionante que demuestra todo el potencial que tiene el pensamiento de Marx para dar respuesta a las inquietudes teóricas contemporáneas.

Coincido plenamente con el autor en todo el esfuerzo que éste realiza por construir respuestas originales a temáticas de gran actualidad no abordadas o insuficientemente abordadas en El Capital: durabilidad del capitalismo y pasividad de la clase obrera; derrota del socialismo; desaparición de la clase obrera industrial; incapacidad de dar cuenta de la multiplicidad de luchas democráticas actuales.

No coincido, sin embargo, en varias de sus reflexiones metodológicas. Aquí mencionó las que me parecen más relevantes. Michael Lebowitz considera que El Capital es unilateral y yo opino, en cambio, que es más adecuado decir que se trata de un esfuerzo teórico incompleto. Pienso que no se puede criticar a este libro por no abordar como un tema central la lucha de clases. Creo que hay razones para que ésta no ocupe un lugar teórico en El Capital, a pesar de estar omnipresente en toda su obra. El autor resalta correctamente, por otra parte, el tema de la separación de los trabajadores impuesta por el capital como una de las explicaciones de su perduración en el tiempo, pero no destaca suficientemente aquellos aspectos contradictorios que va generando la lógica del capital y que van constituyendo las bases materiales y organizativas de la nueva política económica alternativa (necesidad técnica del trabajo colectivo; socialización de las fuerzas productivas). Por último, hay formulaciones que parecen cuestionar la ruptura epistemológica2 que el propio autor dice encontrar en la obra de Marx.

No es posible ni tiene sentido profundizar aquí en estas diferencias. Ninguna de ellas cuestiona el contundente aporte que hace el autor a la reflexión marxista contemporánea, como ha sido reconocido internacionalmente al serle otorgado en 2004 el prestigioso Premio Deutcher a la mejor y más innovadora obra reciente en la tradición marxista. Y, lo que es más importante, los instrumentos conceptuales que otorga a la práctica revolucionaria.

A la vez que permite una mejor comprensión de esta práctica, “Mas allá de “El capital” proporciona elementos teóricos para hacerla más eficaz. ¿Cómo comprender la sui generis revolución venezolana sin poner de relieve que los trabajadores, los sectores populares, se transforman a sí mismos a través de su práctica diaria en el trabajo, en la participación a todos los niveles, en la lucha por defender y llevar adelante el proceso revolucionario? ¿Cómo construir una política económica alternativa sin tener en cuenta la necesidad de poner fin a la separación que reina entre los trabajadores, modificar el concepto de jornada laboral y construir un estado que permita que los trabajadores se transformen a sí mismos a través de su práctica?

Más que un rescate de Marx, el libro que presentamos es un rescate del marxismo como la teoría que nos permite pasar de la contemplación del mundo a su transformación revolucionaria. No es de extrañar entonces que sean cada vez más los grupos de revolucionarios que en diferentes continentes hayan comenzado a estudiarlo y a tratar de concretar sus enseñanzas en la práctica.

Como considero que éste no es un libro de fácil lectura quise contribuir a estimular su estudio realizando una síntesis bastante desarrollada de cada capítulo en el lenguaje más sencillo posible. El lector que no guste de esta especie de introducción pedagógica que a continuación expongo, no tiene más que saltarse las páginas que siguen e introducirse de lleno en la obra de Michael Lebowitz.
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El primer capítulo parte con la pregunta: ¿por qué estudiar a Marx y no a economistas contemporáneos, o hacer nuestro análisis del sistema económico actual? Michael Lebowitz responde: por una parte, la teoría de Marx no se limita sólo al terreno económico, es una teoría de la sociedad en su conjunto, y por otra, no ha habido nunca en la historia un análisis del capitalismo tan “poderoso y revelador” como el del autor de El Capital.

Luego expone brevemente el análisis que hace Marx de los aspectos fundamentales del modo de producción capitalista. Cómo se origina, cuál es su lógica fundamental, lo que ocurre en la esfera de la producción y en la esfera de la circulación, para desarrollar finalmente el tema de las barreras y límites de este modo de producción.

El capital va desarrollando una forma de producción cada vez más adecuada al logro de su objetivo fundamental: la ganancia, pero este proceso es contradictorio porque al irse desarrollando va generando sus propias barreras y, al mismo tiempo, se las va ingeniando para ir superándolas constantemente. En ese sentido sería un proceso infinito, pero Marx no lo pensó así: sostuvo que el capitalismo crea a sus propios sepultureros. Lo único que puede poner un límite real al capitalismo es la acción en su contra de la clase obrera.
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El segundo capítulo explica por qué hay que ir más allá de El Capital. A pesar de la innegable contribución de Marx a dilucidar el funcionamiento del capitalismo, Michael Lebowitz considera su libro incompleto porque en él no se encuentran las respuestas a cuestiones como: la durabilidad del capitalismo y la pasividad de su clase obrera; la derrota del socialismo; la desaparición de la clase obrera industrial; la incapacidad de dar cuenta de la multiplicidad de luchas democráticas actuales. Pero una cosa es “El Capital” y otra el pensamiento de Marx en su totalidad. Michael Lebowitz considera que éste contiene en sí mismo todos los elementos necesarios para construir una concepción total e integral del mundo y responder a las cuestiones recién planteadas.

Sin duda que muchas cosas han cambiado desde que Marx escribió El Capital, pero lo que no ha cambiado es la naturaleza esencial del capital. En dicho libro encontramos una comprensión no superada de su dinámica, aquella que constantemente revoluciona el proceso de producción, que destruye las barreras que impiden el desarrollo de las fuerzas productivas, que obliga a las naciones a adoptar formas capitalistas de producción.

Quién, por otra parte, puede negar el carácter contradictorio de la reproducción capitalista que, por una parte, tiende hacia el desarrollo absoluto de las fuerzas productivas y la realización de plusvalía aumentando día a día la masa de productos disponibles en el mercado, pero que, al mismo tiempo, crea una masa de compradores con escasa capacidad adquisitiva debido a los bajos salarios que éstos reciben producto de la explotación capitalista.

Pocos parecen cuestionar que Marx tuvo éxito en revelar la ley que rige el modo de producción capitalista, pero hay otros elementos de su pensamiento que sí son cuestionados: todavía estamos esperando la rebelión de la clase obrera que pondría fin a la explotación capitalista anunciada por Marx: los expropiadores no han sido aún expropiados.

Otros cuestionan el reduccionismo clasista que privilegia a la clase obrera como el sujeto del cambio social. Para estos analistas la multiplicidad de luchas democráticas actuales debe ser considerada como una crítica práctica a la teoría de Marx.

Por otra parte, no pueden desdeñarse hechos como: el fracaso del modelo de sociedad que se construyó inspirado en su teoría: el socialismo de Europa del Este y la URSS; la reducción del marxismo a ideología oficial del estado en esos países transformándose en anatema para muchos luchadores por la liberación humana; y la desaparición de la clase obrera industrial como sujeto del cambio social.

“¿Ha llegado entonces la hora de decir adiós no sólo a la clase obrera —como ha postulado Gorz— sino también al marxismo?”¿Será la teoría de Marx o será el marxismo lo que se está cuestionando?, porque las dos cosas no son necesariamente lo mismo. Pudo haber ocurrido que la necesidad de responder a los hechos haya llevado a producir deformaciones de la teoría original de Marx en el Siglo XX.

Michael Lebowitz sostiene que “los muchos silencios del marxismo, el determinismo y el fatalismo de sus leyes objetivas, el reduccionismo y el economismo” no son inherentes al proyecto teórico de Marx. Sin embargo, reconoce que hay un problema en El Capital, que hay un silencio grave en él. Un silencio que permite que los científicos vean como único sujeto al capital, olvidando su otro lado: el trabajador asalariado, y sostiene que ese silencio está en la raíz de las deficiencias del marxismo realmente existente.

¿Qué hay que hacer entonces? Habría que “volver al Marx original y no adulterado” y, usando el “método y forma de acercamiento de Marx”, es decir, su “estructura de pensamiento”, habría que desarrollar nuevos elementos de su teoría buscando un desarrollo integral del marxismo. “El hecho de que haya descubierto en forma brillante un nuevo continente no significa que haya hecho un buen mapa de él.” La premisa de Michael Lebowitz es que es posible hacerlo bien. Su libro es un esfuerzo por demostrar —basado en el método de Marx— que la teoría marxista contiene en sí misma todos los elementos fundamentales necesarios para construir una concepción total e integral del mundo que responda a las ausencias y a los silencios señalados.

El tema central de “Más allá de El Capital” es la investigación no del capital sino de la otra parte, la parte de los trabajadores, la cuál fue poco desarrollada en El Capital.
iii

El tercer capítulo sostiene que El capital era sólo parte de un plan mucho más ambicioso de Marx en el que figuraban seis libros: 1) El capital, 2) La propiedad territorial, 3) El trabajo asalariado, 4) El estado; 5) El comercio internacional; 6) El mercado mundial.

Luego de analizar las opiniones de diversos autores sobre si luego de haber escrito El capital se mantiene o no vigente este plan, Michael Lebowitz llega a la conclusión de que hay temas de sumo interés que no son abordados en esa obra con la profundidad requerida como el tema de las necesidades de los trabajadores, tema que debería ser abordado en el proyectado libro sobre el trabajo asalariado. Por lo tanto, sea cual haya sido la intención de Marx, un libro sobre este tema necesita ser escrito.

Michael Lebowitz afirma que para comprender qué fue omitido en El capital, debemos comenzar por el punto acerca de las necesidades de los trabajadores. Como sabemos, Marx, consideró como algo dado al conjunto de necesidades que entran en el valor de la fuerza de trabajo. Esta es una de las hipótesis características del método que utilizó para destacar lo que le interesaba resaltar. Suponer constantes las necesidades —algo que Marx sabe que en la práctica no es así— permite resaltar lo que varía, el trabajo no necesario productor de plusvalía, es decir, el grado de explotación sufrido por el trabajador.

Es importante, recordar aquí, como lo hace el autor, que Marx siempre rechazó la tendencia por parte de los economistas a tratar las necesidades de los trabajadores como naturalmente determinadas e inmutables. Esa fue una de sus críticas a los fisiócratas.

La fuerza de trabajo tiene un rasgo “distintivo” en relación con otras mercancías: su valor depende no sólo las exigencias físicas sino también un elemento histórico o social. Este último elemento —advertía Marx — está relacionado con “la satisfacción de ciertas necesidades que brotan de las condiciones sociales en que viven y se educan los hombres.” Marx (1987: 134) Con el desarrollo capitalista, lo que antes “aparecía como un lujo se convierte [ahora] en algo necesario, y necesidades que antes eran suntuarias pasan a ser [entonces] primordiales para la industria.” Así, los viejos modelos de necesidad y lujo son reemplazados por los nuevos. (Marx, 1985a: 381).

Para asegurar la realización del plusvalor, hay un esfuerzo constante del capital por descubrir nuevos valores de uso y crear nuevas necesidades. Este es el elemento sobre el que descansa la legitimidad histórica y, al mismo tiempo, el actual poder del capital. “Cada nueva necesidad se convierte en un nuevo eslabón en la dorada cadena que asegura los trabajadores al capital.” (Marx, 1985a: 174)

Michael Lebowitz considera que el análisis que hace Marx sobre “el actual poder del capital” en los Gundrisse es extremadamente importante. No sólo por su lucidez sino también porque toda esta discusión está ausente en El capital.

Y esas necesidades indispensables pueden aumentar o disminuir. ¿Qué determina el grado en que los trabajadores logran satisfacer sus necesidades? Fundamentalmente la lucha de clases. Sin embargo, este tema no es abordado en El Capital.
iv

Para escribir el libro faltante — sostiene el autor en el cuarto capítulo — es necesario considerar en primer lugar el método que utiliza Marx en su obra. Sólo partiendo del concepto de totalidad —central en la obra de Marx— se podrán comprender las implicaciones de los elementos faltantes e investigar los defectos resultantes de El capital.

Michael Lebowitz opina que la totalidad presentada en este libro es incompleta: estudia el proceso de reproducción del capital, pero no el proceso de reproducción de la clase obrera. Aunque el trabajo asalariado está presente en El capital —y no podía no estarlo ya que sin él no se puede entender el capital—, no está presente como el sujeto que actúa por sí mismo contra el capital. No está presente la lucha de clases desde el lado del trabajador asalariado. De ahí entonces la conclusión del autor: El capital es unilateral e inadecuado.

En cuanto al método, se nos recuerda que Marx tuvo la intención —que nunca materializó— de escribir unas 40 páginas para hacer accesible al lector común el aspecto racional del método que Hegel “no sólo descubrió sino también mistificó”, pero que a pesar de eso Marx consideró muy valioso.

En ausencia de esta síntesis no queda entonces otro camino que tratar de reconstruir el método de Marx analizando sus obras.

Uno de los aspectos a destacar de ese método es que pone énfasis en el “todo”. El objetivo de era comprender la sociedad burguesa como una totalidad, como un todo interrelacionado. Este énfasis en la totalidad y en la interconexión orgánica de sus partes, contrasta con el método empleado por la ciencia burguesa que parte siempre del punto de vista del individuo.

Si pensamos en las partes individuales como “miembros de una totalidad” (Marx, 1895a:15) no se puede sostener una concepción del cambio como el resultado de estímulos exógenos. Por el contrario, el movimiento y la dirección de la sociedad burguesa debe ser considerado como un “auto-movimiento”, un desarrollo orgánico inherente a la naturaleza del sistema donde el movimiento es el resultado de una acción recíproca entre sus diversos componentes.

Comprender el mundo como un todo interrelacionado es sólo un aspecto del método de Marx. Otro aspecto es cómo él desarrolla la comprensión de ese todo.

Para Marx la mera observación y estudio empírico no puede captar las interrelaciones de una totalidad concreta. Si así fuera, no habría necesidad de la ciencia ni del pensamiento abstracto. Todo lo que resulta de la simple observación es “una concepción caótica del todo.” (Marx, 1985a: 15). El investigador “debe apropiarse pormenorizadamente de su objeto, analizar sus distintas formas de desarrollo y rastrear su nexo interno.” (Marx, 1983a: 19). Y la manera de hacerlo es comenzar con los conceptos y las “determinaciones más simples”, hasta llegar a deducir lógicamente una concepción del todo “como una rica totalidad compuesta por muchas determinaciones y relaciones.” Este era el “método científicamente exacto” (1985a: 15)

Marx explica que, contrariamente a lo que comúnmente se cree, había que “elevarse de lo abstracto a lo concreto del pensamiento” donde se da esa concatenación de múltiple determinaciones.

Tanto Marx como Hegel ponen en práctica un proceso de derivación dialéctica, pero Hegel se queda puramente en el reino del pensamiento: realiza un movimiento del concepto al concepto impulsado sólo por la revelación de las relaciones lógicas; mientras que Marx tiene siempre la totalidad real ante él, y su objetivo es comprenderla.

Este proceso de deducción que aplica Marx, al contrario del que aplica Hegel, no es una cuestión del “pensamiento concentrado en sí mismo, que se profundiza y se mueve por sí mismo,” sino que la totalidad de pensamiento es un producto de “la elaboración de la intuición y la representación en el concepto.” (Marx, 1985a: 16)

Otra cosa que diferencia a Marx de Hegel es la relación entre el orden histórico y el orden lógico. Según Marx el primero no puede dictar el orden del segundo; no hay una relación necesaria entre el orden histórico y el lógico.

Michael Lebowitz se detiene luego en el análisis de los momentos claves del proceso de construcción del concreto de pensamiento en El capital. Comienza analizando la mercancía, la forma elemental de la riqueza en la sociedad capitalista, y termina con el ciclo del capital.

El capital comprendido como una totalidad, como un todo interrelacionado, produce y reproduce productos materiales y relaciones sociales, que son a su vez presupuestos y premisas de la producción capitalista.

Sin embargo, el autor se pregunta si en el capital como un todo nos encontramos con una totalidad realmente adecuada. ¿Podemos decir que lo que encontramos es un todo orgánico en el que todos los supuestos son resultados, y todos los puntos de partida son puntos de retorno?

La respuesta es negativa, hay un elemento que no es parte del capital, que no es producido ni reproducido por el capital. Este elemento es un punto de partida pero no de retorno en el ciclo del capital, una premisa que no es un resultado del mismo capital, que es exterior a él. Y este elemento: la reproducción de la clase obrera, es necesario para la reproducción del propio capital.

Considerando el modelo de reproducción simple, Michael Lebowitz sostiene que el sistema sólo puede estar completo si se da otro proceso de producción distinto del proceso de producción del capital: la producción de la fuerza de trabajo en el curso del consumo de artículos de consumo. De esta manera, el ciclo del capital implica necesariamente un segundo ciclo: el del trabajo asalariado.

¿Y dónde debía ser analizado este segundo momento de la producción? Según el autor, éste es uno de los temas que debe ser abordado del libro faltante sobre el Trabajo Asalariado.

Hasta ahora hemos visto al trabajador asalariado como un momento en el interior del capital, tal como existe para el capital: como un trabajador separado de los medios de producción. Luego del proceso de compra venta de fuerza de trabajo, ésta se incorpora al interior del capital. Ahí vemos al trabajador asalariado obligado a trabajar subordinado a la voluntad del capital a los efectos de lograr el objetivo que éste persigue: la valorización (auto-expansión). Y finalmente vemos al trabajador asalariado nuevamente en la esfera de la circulación, mientras el capital busca realizar el plusvalor contenido en las mercancías que han sido producidas.

El trabajo asalariado está presente en cada momento del ciclo del capital no sólo como productor de plusvalor, sino también como consumidor. Pero el capital como una totalidad, no incluye en su interior una condición que es necesaria para la reproducción del capital: el mantenimiento y reproducción de la clase trabajadora. Es necesario considerar al trabajador asalariado en tanto existe fuera del capital.

Y, así como el proceso de producción del capital tiene como su objetivo la valorización del capital, el proceso de producción del trabajador tiene como objetivo satisfacer sus necesidades. Por un lado, tenemos el capital para sí, valor para sí; por el otro lado, tenemos la fuerza de trabajo para sí, el valor de uso para sí. El proceso de producción del trabajador es un proceso de consumo: debe consumir valores de uso para satisfacer sus necesidades fisiológicas y otras. El resultado del proceso de producción es el mismo obrero, que se reproduce como capacidad de trabajo vivo y transforma su naturaleza. Esta actividad es, a la vez, ejercicio y cultivo de la fuerza de trabajo.

Pero ¿cuáles son los requisitos de este particular proceso de producción del trabajador? Primero, debe poder conseguir los valores de uso requeridos. Segundo, requiere de tiempo. El hombre necesita tiempo para la satisfacción de necesidades espirituales y sociales, cuya amplitud y número dependen del nivel alcanzado en general por la civilización. El trabajador necesita tiempo libre para su desarrollo completo: para la educación humana, para el desenvolvimiento intelectual, el desempeño de funciones sociales, para el trato social, para el libre juego de las fuerzas vitales físicas y espirituales.

En resumen, este particular proceso producción no es en absoluto un proceso natural de producción, sino la producción de una relación social particular, la producción del trabajo asalariado.

Pero como la producción capitalista está determinada por el objetivo de valorización del capital y no por las necesidades sociales de los trabajadores, siempre existe una brecha importante entre las necesidades que el capital considera como imprescindibles y las necesidades sociales del trabajador, y eso significa que el trabajador se produce como necesitado. Por eso, la lucha por salarios más altos es inherente al trabajador asalariado como ser-para-sí.

Lo que surge al estudiar el trabajo asalariado es la lucha de clases desde el lado del trabajador asalariado. En oposición al cuadro expuesto en El capital, hay dos “deber ser”: no solamente la necesidad del capital por valorizarse sino también la necesidad del trabajador de desarrollarse. Una lucha de contrarios está presente en cada aspecto de la relación entre el capital y el trabajo asalariado, en la que cada parte trata de reducir al otro a la dependencia.

Michael Lebowitz destaca que no está sugiriendo que El capital es unilateral porque excluye al trabajo asalariado como tal. Es evidente que éste está presente: sin la presencia del trabajo asalariado no se podría hablar del desarrollo del capital. Está presente como la barrera que el capital debe continuamente rebasar en su intento por crecer, pero no lo está como el sujeto que actúa por sí mismo contra el capital.

El examen que realiza el autor sobre el trabajo asalariado comienza como una investigación de lo que está latente en el capital como totalidad, algo exterior pero necesario. Queda por completar el segundo “momento dialéctico”, la constitución de la unidad entre el trabajo asalariado y el capital.

Consideremos el proceso de producción del capital y el del trabajo asalariado. En primer lugar, estos procesos son opuestos. En el primero, la fuerza de trabajo es consumida por el capital, existe para el capital; en el segundo, la fuerza de trabajo es consumida por el obrero y existe para el obrero. En el primero, los medios de producción poseen y dominan al trabajador; en el segundo, ellos son poseídos y dominados por el trabajador. La diferencia entonces es la del trabajador para el capital versus el trabajador para sí.

Por otro lado, estos procesos se excluyen entre sí. El trabajador no puede ser simultáneamente para el capital y para sí. Cuanto más tiempo existe el trabajador para el capital, menos tiempo tiene para sí. En forma similar, cuanto mayor es la intensidad de trabajo para el capital, más la energía del trabajador asalariado es consumida por el capital y menos tiene disponible para sí. De este modo, el trabajo para el capital es distinto del trabajo para sí; es trabajo alienado de sí. El trabajador es sólo para sí cuando no es un trabajador para el capital.
v

El quinto capítulo sostiene que así como en El capital se desarrolla la economía política del capital, habría que desarrollar la idea de Marx de la existencia de una economía política del trabajo asalariado. Michael Lebowitz señala en este capítulo varios elementos de lo que podría ser esa política económica alternativa. Y en este sentido hace interesantes reflexiones sobre el papel que juega la competencia en el seno de los trabajadores para favorecer los intereses del capital. Además, muestra como la cooperación y la lucha política —no meramente sindical— son la principal arma de los trabajadores contra El Capital. Es a través de la cooperación que los trabajadores vencen el esfuerzo del capital por separarlos, con el objetivo de debilitar su resistencia a la explotación y es a través de ella que se crean las condiciones para la combinación y unidad que les permitirá tomar para sí los frutos de la cooperación.

Michael Lebowitz comienza señalando que para el joven Marx, el capitalismo estaba claramente caracterizado por dos aspectos contradictorios y sus relaciones dinámicas: el capital y el trabajo asalariado, y es la lucha de clases la que conduce inexorablemente a la resolución de esta contradicción. Marx criticaba a la economía política existente en su época porque veía al trabajador sólo desde la perspectiva del capital.

Pero ¿acaso no es ésta la posición que adopta en El capital? Cómo hemos visto, Marx considera allí al trabajador meramente como el mediador que permite el crecimiento del capital. No es considerado como el sujeto. Por ello Michael Lebowitz sostiene que Marx no desarrolló el lado del trabajador asalariado en la relación con el capital.

Precisa, que esa omisión no debería conducirnos, sin embargo, a concluir que Marx cambió de idea y abandonó su concepción del capitalismo como un todo. Ofrece dos argumentos que apoyan esta afirmación: uno lógico y el otro que se sustenta en los propios escritos de Marx. En primer lugar, la parte del trabajo asalariado está presente en El capital en forma latente. Al desarrollar el concepto del capitalismo como un todo se sugiere una continuidad esencial entre el pensamiento del joven Marx y el Marx maduro. Ese concepto del capitalismo como totalidad está siempre presente, pero su presencia ha sido velada por un silencio: la consumación exclusivamente de la parte del capital.

Pero esto no implica que no haya habido desarrollos significativos, ni rupturas epistemológicas entre la posición del joven Marx y la del maduro. Michael Lebowitz sostiene que sí los hubo y que la principal ruptura se manifiesta en los Grundrisse coincidiendo con su relectura de la Ciencia de la Lógica de Hegel. Allí encontramos el desarrollo de una nueva forma de comprender al capital como parte de esa totalidad: el capital como autovalorización, como valor-para-sí; el concepto de capital como un concepto que debe contener en su interior todos sus desarrollos posteriores. A partir de esta obra Marx habría abandonado la explicación del progreso del capital a partir de sus formas exteriores de manifestación como resultados de la competencia de muchos capitales, tal como lo había hecho en sus escritos anteriores a los Grundrisse.

Con este “corte” –una ruptura que no ha sido reconocida adecuadamente— Marx anunció como un primer principio la necesidad de aprehender completamente la naturaleza interna del capital: capital versus trabajo asalariado es valor para sí versus valor de uso para sí; dinero versus fuerza de trabajo; dinero versus mercancía; valor versus valor de uso.

Entonces, ¿por qué no vemos esta nueva concepción del capitalismo como un todo en El capital? Michael Lebowitz sostiene que Marx pospuso su investigación acerca del trabajo asalariado para concentrarse en el aspecto del capital en general y detuvo mucho en este aspecto tratando de apoyar sus conclusiones teóricas con hechos, hasta el punto de que ni siquiera pudo terminar su libro sobre el capital.

No cabe duda que hay una lógica en la elección de Marx. Sin embargo, al no haber puesto relevancia suficiente en la parte del trabajo asalariado, Michael Lebowitz sostiene que todo su proyecto está teñido de cierta unilateralidad. El trabajo asalariado para sí y el capitalismo como un todo están presentes, pero sólo lo están “embrionariamente”.

Por otra parte, sus escritos de la época en que escribía El Capital revelan que él no estaba pensando en que los trabajadores sólo existían para el capital. Recordemos su “Discurso Inaugural” en la reunión de la Primera Internacional. Allí señaló que no existía una, sino dos economías políticas: la del capital y la de la clase obrera. Consideró el triunfo de la Jornada de 10 horas y el surgimiento del movimiento cooperativo como sendas victorias de “la economía política de la clase obrera.”

Pero ¿cuál es esta economía política de los trabajadores que desafía la economía política del capital? Y, ¿qué significan dichas victorias?

Michael Lebowitz se propone responder a la primera pregunta tratando de reflexionar acerca de esa política económica alternativa. Su punto de partida es la descripción que hace Marx de la ciega imposición de las leyes de la oferta y la demanda como parte de la política económica del capital.

La competencia entre capitales es esencial al capitalismo, es la manifestación en la superficie de las leyes internas del capital, de su lógica de funcionamiento. Los trabajadores, por el contrario, sólo negando la competencia entre ellos y participando en la cooperación en gran escala pueden presionar en el sentido contrario al capital y producir soluciones óptimas para los trabajadores.

Pero ¿por qué los trabajadores deben negar la competencia? ¿Qué hay en la esencia del trabajo asalariado que sólo mediante la cooperación y la combinación es que actúa en su propio interés? Hay dos principios específicos, implícitos en El Capital que son relevantes para la investigación del autor. El primer principio es que toda cooperación y combinación del trabajo en la producción genera una productividad combinada y social del trabajo que excede la suma de las productividades individuales y aisladas. La cooperación da como resultado “la creación de una nueva fuerza productiva, que es intrínsicamente colectiva.” (Marx, 1983a: 400). La simple combinación del trabajo como tal no sólo acrecienta la productividad social, sino que produce también un mejoramiento de la productividad individual producto del trabajo codo a codo de los obreros.

El segundo principio en cuestión tiene que ver con la distribución de los beneficios de la fuerza socialmente productiva del trabajo. Michael Lebowitz sostiene que quienes median entre los productores están en la posibilidad de capturar los frutos de esa cooperación. Así ocurre tanto en la producción pre capitalista como en la capitalista. ¿Por qué no pueden los productores mismos apoderarse de los frutos de la cooperación en la producción? Aunque el aspecto positivo del capitalismo es que socializa la producción y crea una interdependencia entre los trabajadores, es decir, un trabajador colectivo, su aspecto negativo es que el capital exige la separación y la división entre los asalariados. Y es sólo mediante la lucha por reducir el grado de separación entre ellos, que los trabajadores pueden lograr sus objetivos.

De este modo, Marx no se limitó a desarrollar una crítica de la economía política del capital, también reveló su antítesis: la economía política de la clase obrera, que resalta la combinación del trabajo como la fuente de productividad social y la separación de los trabajadores como la condición de su explotación.

Pero Marx también señaló los límites de las fábricas cooperativas de aquella época. Ellas necesariamente reproducían los defectos del sistema existente. Para convertir la producción social en un sistema grande y armonioso de trabajo libre y cooperativo, se necesitaba realizar cambios sociales generales y éstos sólo pueden ser materializados mediante la transferencia del poder estatal de los terratenientes y capitalistas a los productores (Marx, 1866: 346).

Pero a pesar de sus límites, estas fábricas cooperativas eran consideradas por Marx como una gran “victoria” porque eran una demostración práctica de que el capital no era necesario como mediador en la producción social.

Por otra parte, en relación a los sindicatos obreros, su papel es precisamente contrarrestar la tendencia del capital explotar al máximo a la fuerza de trabajo. Y aunque al principio los trabajadores son inicialmente reunidos por el capital para los objetivos explotadores de éste, el hecho de estar concentrados en un mismo lugar de trabajo los lleva a reconocer su unidad como productores y a comprender su poder contra el capital. Disminuye su grado de separación y crece su resistencia.

Sabemos que la insubordinación de los obreros era constante en las manufacturas y que el capital superó esta barrera creando la industria moderna y el sistema fabril, que trajeron nuevas formas de competencia entre los trabajadores. La máquina no sólo sustituyó el trabajo de muchos obreros, sino que también se convirtió en “el arma más poderosa para reprimir las periódicas revueltas obreras, las huelgas, etcétera, dirigidas contra la autocracia del capital.” (Marx, 1983a: 530).

Michael Lebowitz sostiene que Marx sobreestimó la victoria del capital en su época al introducir la maquinaria y subestimó la capacidad de los obreros a poner límites “a la tiránica usurpación del capital” presionando en sentido contrario. Considera que el desarrollo de la industria de maquinarias hace al capital más vulnerable al arma de las huelgas. Por eso el capital busca introducir otros medios para dividir a los trabajadores como el trabajo a destajo y distintas formas de segmentación del trabajo.

Marx señaló el papel de los sindicatos para contrarrestar todo esto. Pero el problema es que los sindicatos actúan en oposición a capitales específicos y particulares y el poder que deben confrontar es el del capital como una totalidad. Si no enfrentan al capital global, las luchas se limitan a paliar los efectos del capitalismo en el interior del mercado laboral y en el lugar de trabajo, y no logran dirigirse contra las causas profundas de dichos efectos. Por eso Marx advertía que los sindicatos se limitaban a hacer una guerra de guerrillas contra el capital y que deberían ir más allá de las luchas puramente económicas.

En su análisis acerca de la importancia de la lucha por la Ley de las Diez Horas, Marx revela claramente que el trabajo asalariado necesita de la lucha política y el uso del estado para doblegar al capital. Sólo así puede forzar al capital a dar satisfacción a sus intereses en forma general.

En la raíces del poder del capital en general está su poder como propietario de los productos del trabajo, algo que los trabajadores sólo pueden desafiar actuando políticamente como clase para imponer una ley que limite la jornada laboral o para hacer que el estado sirva a los intereses de los asalariados, por ejemplo, legalizando y apoyando la existencia de sindicatos o llevando adelante políticas que reduzcan el nivel de desempleo. Conquistar el poder político tiene que convertirse, por lo tanto, en “el gran deber de la clase obrera.” (Marx, 1864: 384).

La totalidad de las dimensiones de la economía política de los asalariados sólo se aclara si se considera al capital como un todo. Cuando analizamos el circuito del capital, nos percatamos sólo del papel del capital como mediador.

Una vez que comprendemos la concepción de Marx de la economía política de la clase obrera, nos damos cuenta que va mucho más allá de las cuestiones sindicales. Sin embargo, debemos reconocer que no hemos llegado todavía al punto donde podamos decir que ya poseemos una visión completa de la economía política de la clase obrera y la lucha política que esta incluye. Esta es una de las razones por la que este capítulo en lugar de llamarse “economía política de la clase obrera” se llama “economía política del trabajo asalariado.” Necesitamos comprender, por ejemplo, los límites del estado capitalista para ir más allá del capital. Por cierto, tenemos todavía que investigar a fondo cómo los trabajadores pueden ir más allá del capital, en lugar de limitarse a perseguir sus intereses sólo dentro del capitalismo.
vi

El sexto capítulo aborda el tema de los salarios y de la lucha de clases con ellos relacionada. Sostiene que la forma en que El capital analiza el tema, dando por sentada la cantidad de medios de subsistencia que el trabajador necesita para reproducir su fuerza de trabajo, no da cabida a la investigación de los efectos de la lucha de clases sobre los salarios. Michael Lebowitz explora en este capítulo qué ocurre cuando se abandona dicha hipótesis y sostiene que sólo entonces se ve clara esta relación. Al no considerar esa posibilidad Marx no pudo centrarse en los trabajadores como seres humanos y fue conducido hacia explicaciones naturalistas y funcionalistas. Y esto produjo un marxismo unilateral.

En lugar de investigar los efectos de la lucha de clases sobre los salarios, se dejó de lado en El capital lo que tenía que ver con los salarios reales o el nivel de necesidades que los trabajadores pueden satisfacer.

En consecuencia, con respecto a los salarios, Marx sólo analizó explícitamente en El Capital el efecto del aumento de la productividad sobre el valor de la fuerza de trabajo. Sin embargo, no ignoraba que había otras explicaciones de los cambios que podían sufrir los salarios, como, por ejemplo, la competencia de los trabajadores desempleados dispuestos a reemplazar de inmediato a los trabajadores que pudiesen ser despedidos.

Dado que Marx no terminó este análisis, es decir, no trató el patrón de necesidades como variable, Michael Lebowitz se propuso en este capítulo continuar el proyecto de Marx considerando las combinaciones que éste no exploró.

La más importante de ellas es la hipótesis que parte de la base de que tanto la productividad como el patrón de necesidades son magnitudes variables. En sus manuscritos económicos Marx planteó tres posibilidades para el caso de aumento de la productividad. En el primer caso, el trabajador recibe la misma cantidad de valores de uso que antes y, por lo tanto cae el valor de su fuerza de trabajo. En el segundo caso, aumenta la cantidad de los medios de subsistencia, y en consecuencia el salario medio, aunque no en la misma proporción que la productividad del trabajador. En este caso caen el trabajo necesario y el valor de la fuerza de trabajo. Finalmente, el tercer caso, ocurre cuando la productividad y el patrón de necesidades suben al mismo ritmo. En este caso no habría cambio en el plusvalor, aunque éste como los salarios representaría una mayor cantidad de valores de uso que antes.

Entonces, si abandonamos la hipótesis de la invariabilidad del patrón de necesidades, surge la posibilidad de una historia totalmente diferente; de un incremento en la productividad sin cambios en el plusvalor.

Este tema es fundamental: si el equilibrio de las fuerzas de las clases es tal que mantiene la tasa de explotación constante, el efecto del aumento de la productividad será un incremento en los salarios reales y no un crecimiento del plusvalor relativo. Para que prevalezca cualquier otro resultado en este caso, se necesita un cambio en el mercado laboral. Sólo un grado cada vez mayor de separación entre los obreros iniciado por la introducción de la maquinaria asegura que la productividad crecerá en relación al salario real.

En resumidas cuentas, es posible que los salarios reales crezcan mientras la tasa de explotación también crece. Es posible que los trabajadores puedan lograr una mayor participación cuantitativa en el reparto de la riqueza”, aunque siga ensanchándose el abismo entre la lo que recibe el trabajador y lo que recibe el capitalista.

La coexistencia de salarios reales crecientes y una tasa de explotación creciente, no es sólo una posibilidad teórica, Marx observó que los salarios reales eran más altos en los países donde el capitalismo estaba más desarrollado, pero también lo era la tasa de explotación. Presumiblemente la combinación de salarios reales más altos y explotación más alta surge allí donde el capitalismo está más avanzado. En esos países, no sólo la productividad tiende a ser mayor, sino que también las formas de cooperación desarrolladas entre los trabajadores asalariados.

¿Qué sentido tiene entonces la hipótesis de Marx acerca de la invariabilidad del patrón de necesidades? Gracias a ella Marx pudo concentrar toda su atención en la tendencia inherente del capital a disminuir el trabajo necesario y revolucionar los medios de producción. Pero al congelar el patrón de necesidades dentro de una hipótesis de productividad creciente, congeló de hecho la parte del trabajador en la lucha de clases.
vii

El séptimo capítulo afirma que en la obra de Marx en general encontramos su concepción original del capitalismo como un todo, pero que esta concepción habría sido abandonada en El capital que investiga sólo la parte del capital y no la parte del trabajo asalariado y por eso es unilateral. Michael Lebowitz considera El capital como un proyecto epistemológico incompleto y, por esta razón, si se le estudia como una obra aislada, surgen problemas serios como el determinismo económico, el economicismo y el trato de las fuerzas productivas como neutrales.

Este enfoque unilateral impide, además, comprender a fondo hasta qué punto las tendencias del capital están impregnadas de la necesidad de dividir a los trabajadores. El autor sostiene que el capital puede sacrificar el obtener niveles máximos de productividad con tal de dividir a los trabajadores.

Luego analiza tres conceptos que han sido sufrido de este enfoque unilateral: el de reproducción del trabajo asalariado; el de riqueza y el de trabajo productivo. Y termina diciendo que de alguna manera Marx es responsable de aquel marxismo unilateral que por lo inadecuado de sus conceptos es incapaz de comprender la totalidad concreta. Ese marxismo cuya mejor ilustración es ese Proletariado Abstracto que no tiene otra alternativa que derrocar al capital.

El silencio en cuanto a la oposición que ejercen los trabajadores para reducir la tasa de plusvalor ha sido teóricamente sustituido por la oposición entre los capitales individuales para explicar el desarrollo de las fuerzas productivas en el capitalismo.

Este es uno de los aspectos de la unilateralidad de El capital. Pero, el problema no está sólo en que no se desarrolla la parte del trabajo asalariado, sino en que al no comprender bien esa parte, tampoco se comprende bien la propia parte del capital dentro del capitalismo. Michael Lebowitz concluye de ello que El Capital es simplemente un momento en el desarrollo de la totalidad.

Si no se reconocen explícitamente los objetivos de los trabajadores y sus luchas por hacerlos realidad, ¿cómo podemos considerar esas acciones del capital que son llevadas a cabo para dividir al trabajo asalariado contra sí, para derrotarlo?

En el capitalismo como un todo el capital no busca simplemente hacer realidad su propio objetivo, la valorización; también debe tratar de impedir la realización de los objetivos del trabajo asalariado.

La capacidad de dividir y separar a los trabajadores para poder derrotarlos es una condición necesaria para la existencia del capital. Más que una característica fortuita o accidental, esta es una tendencia interna del capital. Esto tampoco es considerado por El Capital.

¿Qué impide a los trabajadores apropiarse de todos los beneficios de la productividad incrementada? La condición necesaria para un menor trabajo necesario es el debilitamiento del poder relativo de los trabajadores. El capital necesita un aumento en el nivel de separación entre los obreros. No entender la tendencia interna del capital a separar a los obreros conduce a considerar “neutrales” y de carácter abstracto a la tecnología y las fuerzas productivas, en vez de verlas como una encarnación de las relaciones capitalistas de producción. Ambas características típicas del economismo.

Cuando comprendemos este lado del capital, no sólo vemos como algo lógico que los capitalistas constantemente busquen modos de incrementar el nivel de separación de los obreros, sino que entendemos que no sean indiferentes a la influencia de cualquier innovación sobre la capacidad de los obreros a asociarse.

El grado de separación o división entre los trabajadores es una variable crítica, hasta el punto que el capital prefiere adoptar medidas para lograr dicho objetivo aunque ellas perjudiquen la productividad. De hecho, gran parte de lo que ocurre con la globalización capitalista es un intento por debilitar a los obreros, por evitar grandes concentraciones de trabajadores, por desunirlos y desorganizarlos.

Las divisiones entre los trabajadores son producidas y reproducidas como una condición de la existencia del capital.

De este modo, ver simplemente al trabajo asalariado para sí y sus luchas por alcanzar sus metas inmediatas (salarios más altos, jornada laboral más corta, etcétera), no es situarlo adecuadamente en el interior de la totalidad, como trabajo asalariado en relación al capital.

La lucha necesaria de los obreros para superar las diferencias entre ellos y dividir al capital, es decir, la lucha por derrotarlo no aparece en El capital. Esto también es economicismo.

El fracaso de El capital en completar esa totalidad facilita las interpretaciones economicistas de las leyes determinísticas y objetivas. Las tendencias unilaterales son un producto natural de los significativos conceptos unilaterales que aparecen en El capital. Michael Lebowitz analiza tres de estos conceptos.

El primero de ellos es el de la reproducción del trabajo asalariado. En el centro del concepto del valor de la fuerza de trabajo está la reproducción del trabajo asalariado, que sigue siendo una condición necesaria para la reproducción del capital.

Como sabemos, Marx sostiene que el valor de la fuerza de trabajo es el valor de los artículos de primera necesidad “requeridos para producir, desarrollar, mantener y perpetuar la fuerza laboral.” (Marx, 1987: 108-9).

En la historia clásica, la creciente demanda de trabajo por parte del capital conduce a salarios más altos, incrementando la oferta laboral y un regreso del salario a su tasa natural una vez que se ha llegado al nivel de mano de obra deseado.

Para producir para el capital una cantidad definida de trabajo se requiere una cantidad definida de medios de subsistencia. La reproducción del trabajo asalariado vista desde esta perspectiva gira alrededor de asegurar que el apetito del capital por plus trabajo no dé lugar a “la futura degradación y despoblación incontenible de la humanidad” (Marx, 1983a: 325).y por esta vía a la no reproducción del capital.

A diferencia de la historia clásica, existe una segunda historia. En el capítulo final del Tomo I de El capital, cuando aborda la moderna teoría de la colonización, Marx señala que para perpetuar la fuerza de trabajo, el capital procura que los salarios sean lo suficientemente bajos como para impedir que los ahorros de los trabajadores les permitan abandonar la situación de asalariado, porque si logran ahorrar una cantidad suficiente tienden a convertirse en granjeros independientes.

En el curso normal de las cosas, el capital camina por dos sendas. Por una, sustituye los trabajadores por maquinaria y en consecuencia presiona hacia abajo los salarios, mediante la producción de una sobrepoblación relativa de trabajadores que presionan en el mercado de trabajo bajando los salarios. Por la otra, sin embargo, el capital genera constantemente nuevas necesidades en los trabajadores y cada nueva necesidad es un nuevo eslabón en la cadena que sujeta los obreros al capital. Marx se refería a esta situación como el poder contemporáneo del capital.

En la reproducción ampliada lo que el capitalista quiere es el crecimiento del valor (en verdad, el crecimiento del plusvalor); lo que quiere el obrero, por el otro lado, es el crecimiento del valor de uso. Y, las dos reproducciones ampliadas son compatibles si crece la productividad. Por consiguiente, el afán capitalista por desarrollar las fuerzas productivas debería verse a la luz de la lucha de los obreros por la reproducción ampliada.

Otro concepto que analiza el autor es el de riqueza. Marx considera a la fuerza de trabajo y a la tierra como fuentes primarias de la riqueza. La riqueza para el capital es valor, plusvalor, plusvalor acumulado, en su forma general como dinero y en su forma particular como medios de producción. Para el trabajador, en cambio, la riqueza son los valores de uso que entran en la producción y reproducción del trabajador y responden a las necesidades no de un ser humano abstracto sino de un ser humano particular producido en el seno de la sociedad. En resumen, la riqueza es inseparable de los seres humanos y sus cualidades en un país y época dados.

En el corazón de la comprensión de Marx acerca de la riqueza real está su concepto del “ser humano rico”: un ser humano que ha desarrollado sus capacidades y habilidades. Lo característico del capital es que en la medida en que crece “crea los elementos materiales para el desarrollo de una rica individualidad que es tan universal en su producción como en su consumo” (Marx, 1985a: 202-3). Pero el capital lo hace de una manera contradictoria, que impide el libre y completo desarrollo del potencial humano.

A diferencia de la concepción capitalista de la riqueza, tenemos entonces un rico concepto de riqueza humana. En El capital no encontraremos esta concepción de la riqueza real.

Podemos decir que ese no era el objetivo de El capital. Lo que hizo Marx en el mismo fue identificar y analizar la naturaleza de la riqueza capitalista. Reveló que la riqueza desde el punto de vista del capital era el resultado de la explotación del asalariado. Sin embargo, el consiguiente fracaso de los discípulos de Marx en elaborar el concepto alternativo de riqueza es equivalente a la sumisión de éstos al concepto de riqueza del capital. Permite sacar la conclusión de que la misma surge sólo del y mediante el capital.

El tercer concepto que analiza Michael Lebowitz es el de trabajo productivo. Para el capital el trabajo productivo es el trabajo que produce plusvalor. Para el trabajador el trabajo productivo es aquel que produce valores de uso para el obrero. Este concepto tiene un sesgo de clase concreto, excluye, por ejemplo, los “lujos” que no entran en el consumo de los trabajadores.

Por otra parte, actividades tan obviamente orientadas a satisfacer la “propia necesidad de desarrollo del trabajador” como los servicios educativos y de salud, que suelen calificarse como trabajo “improductivo”, son obviamente productivos desde el punto de vista del trabajador.

En forma similar, las actividades realizadas en el hogar por los trabajadores y miembros de sus familias son una parte del trabajo total necesario para la reproducción del trabajador. Aunque este trabajo pueda ser improductivo para el capital, en el sentido en que no produce riqueza para él, es necesario y productivo para el trabajador.

Si se aceptan dichas definiciones y, por lo tanto, no se reconoce el carácter de clase de esos conceptos, ese marxismo no sólo será rechazado por los movimientos feministas y otros movimientos, sino, lo que es más grave, no será capaz de desafiar al capital.

Pero no podemos culpar sólo a los seguidores de Marx de estas deficiencias. Debemos reconocer que hay culpa también en Marx. Él heredó conceptos, particularmente de la economía política clásica, que terminaron siendo un lastre.

El marxismo unilateral atribuye a la exclusiva acción del capital todo lo que ocurre: acortamiento de la jornada laboral; subida de salario; mejoramiento de la salud pública y del sistema de escuela pública; nacionalización de ciertos sectores de una economía, entre otros. No da cuenta de las luchas de los trabajadores que están detrás de estos resultados y concesiones del capital.

Por último, Michael Lebowitz critica el concepto de Proletario Abstracto, ese obrero fabril, ese no-capital que está unido y disciplinado como resultado del desarrollo capitalista. El autor afirma que es hora ya de decir adiós al Proletario Abstracto.
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En el octavo capítulo Michael Lebowitz trata de mostrar que también el concepto de trabajo asalariado es limitado. Para dar cuenta de muchos fenómenos, se requiere un concepto de trabajador más amplio que englobe el aspecto asalariado y el no asalariado del trabajador. Aquí cabe la reflexión sobre el trabajo tildado de no productivo de la mujer y en general de la familia del trabajador, y cómo las relaciones de explotación capitalistas están sobredeterminadas por las relaciones patriarcales que el trabajador establece en el hogar. También reflexiona acerca de cómo el capitalista usa en beneficio propio las diferencias entre los trabajadores.

Michael Lebowitz coloca en el libro un dibujo de una totalidad en la que aparece por un lado el capital y por otro el trabajo asalariado dentro de un mismo círculo y sostiene que allí falta algo. Y que ese vacío no permite comprender la ausencia de la revolución socialista y la prolongada hegemonía del capital sobre los trabajadores en los países capitalistas avanzados, ni las luchas de las mujeres por su emancipación o las luchas por la calidad de vida y la identidad cultural.

Esa totalidad parece excluir de su campo de investigación todo lo que no sea la lucha de clases inmediata entre el capital y el trabajo asalariado. Por lo tanto, la representación del capitalismo como un todo es defectuosa si se compara con la totalidad concreta real.

El autor reconoce que el problema reside en el concepto de trabajo asalariado que se utiliza. Éste es una “abstracción racional” que permite considerar sólo lo que es común a todos los asalariados en su relación con el capital. Los individuos son tratados como personificaciones de categorías económicas, como portadores de relaciones e intereses de determinadas clases. Pero lo que existe no es esa abstracción sino seres humanos concretos que son asalariados. Sin embargo, acepta que sólo mediante este procedimiento de abstracción es posible avanzar en el plano científico.

La crítica de Michael Lebowitz no es entonces al método usado por Marx en El Capital, que considera a los individuos sólo en tanto que portadores de determinadas relaciones, sino al hecho de que Marx no haya abandonado posteriormente esa premisa.

El autor se manifiesta convencido de que sólo cuando se vaya más allá de El Capital, para reflexionar acerca del tema del libro proyectado por Marx sobre el trabajo asalariado, se podrá investigar todas esas “relaciones y funciones humanas, cualquiera sea la forma en la que puedan aparecer” que caracterizan la singularidad del trabajador.

Michael Lebowitz señala que en su discusión acerca del trabajo asalariado siempre ha estado implícito que la persona es algo más que un simple asalariado. Dentro del trabajo asalariado Marx distingue el trabajo propiamente asalariado que realiza el trabajador y aquel que realiza pero sin recibir un salario, es decir, aquel que produce valores de uso para el trabajador.

Además, hay distintas maneras de obtener esos valores de uso: una, el intercambio igual entre dos asalariados donde exista una división del trabajo entre los dos; otra, la división entre trabajo improductivo realizado por un sector de trabajadores y trabajo productivo realizado por otro sector.

Marx definió como relación esclavista aquella que el asalariado mantenía con su familia para obtener una serie de valores de uso en el hogar. Muchos marxistas, sin embargo, han considerado esta expresión como algo más “metafórico que científico.”

Cuando crece el grado de miseria, ya sea debido a una caída en los salarios reales o a un crecimiento en las necesidades sociales, una de las opciones que tiene el trabajador es el incremento de la explotación en el seno del hogar, es decir, un aumento en la cantidad extra de trabajo realizado por la esposa y los hijos. Pero, también puede ocurrir que los miembros de la familia sean impulsados por el propio jefe de familia a convertirse a su vez en asalariados. El trabajador “ahora vende a su mujer y el hijo. Se convierte en tratante de esclavos” (Marx, 1983a: 482-3)

161. 200. 436. En este último caso, no todo es negativo: el desplazamiento de la mujer hacia al mercado de trabajo arranca “todo fundamento” (Engels, 1962: 231, 233) a la dominación masculina en el hogar proletario y constituye una premisa para la emancipación de la mujer.

Lo que Marx describió es totalmente consistente con el argumento de que además de las relaciones capitalistas, los asalariados también pueden existir en el seno de un “modo patriarcal de producción.” El asalariado varón de aquella época existía en el interior de dos relaciones de clase: como asalariado en relación al capital y como propietario de esclavos en relación con su familia.

Según Lebowitz, mientras el sujeto sea el capital, puede ser adecuado considerar a estos seres humanos sólo como asalariados. Sin embargo, tan pronto como el trabajador asalariado se convierte en el sujeto, es necesario considerar las otras relaciones en las que está inserto, como la patriarcal.

Entonces, en el proceso de auto producirnos no sólo consumimos valores de uso sino también las relaciones sociales bajo las cuales son producidos esos valores de uso. Este es un tema sobre el cual las feministas marxistas han hecho y continúan haciendo importantes contribuciones.

Aunque Marx describe la relación existente en el interior del hogar como esclavista en su naturaleza, no se detiene a considerar el aspecto de lucha que encierra esta relación. Este tema es excluido por no ser objeto de El Capital.

Michael Lebowitz sostiene que sería ingenuo pensar que Marx hubiese podido desarrollar este tema en el libro faltante sobre el Trabajo Asalariado. Lo que le interesa demostrar es que en el interior de la estructura marxiana existe el espacio teórico para desarrollar estas cuestiones. Considera que no hace falta agregar elementos extraños de manera ecléctica en esta teoría para dar cuenta de estos temas.

Aunque en El Capital no fue desarrollado el tema, una vez que comenzamos a investigar a los trabajadores como trabajadores no asalariados, vemos que más que asalariados abstractos, los trabajadores en cuestión son seres humanos concretos.

Sería un error, sin embargo, considerar el proceso de la producción del trabajador como ocurriendo exclusivamente fuera del trabajo asalariado.

Hemos visto cómo el mismo proceso de producción capitalista produce y reproduce a trabajadores que por educación, tradición y hábitos, perciben los requerimientos de ese modo de producción como leyes naturales y no se les ocurre que pueda existir otra cosa que la hegemonía del capital.

Por otra parte, también produce trabajadores que están separados entre sí. En parte, este es el resultado del esfuerzo consciente del capital por dividirlos y separarlos en el mercado de trabajo y en el proceso de producción.

La unidad de los trabajadores —una de las condiciones para ir más allá del capital—no es producida por el capital. En pocas palabras, el capital tiende a producir la clase obrera que necesita.

Pero el capital no se limita a eso. Confronta también a los trabajadores que han sido producidos por fuera de su relación con el capital: ellos se presentan ante el capital como seres humanos heterogéneos, es decir, como trabajadores que ya están divididos por el sexo, la edad, la raza y la nacionalidad. Esto contribuye a aumentar las dificultades para unir a los trabajadores: le suministra al capital un terreno donde éste puede usar esas diferencias.

Michael Lebowitz llama la atención sobre cómo explota el capital las contradicciones entre los obreros ingleses e irlandeses. Marx llegó a explicar que la impotencia de la clase obrera inglesa, a pesar de su gran organización, se debía a ese antagonismo que dividía a los trabajadores de ambos países en beneficio del capital. ¿Qué decir de lo que ocurre con los trabajadores inmigrantes de hoy?
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El noveno capítulo plantea la pregunta de cómo se puede ir más allá del capital. Rechaza la tesis del marxismo conservador que sostiene que el capitalismo llegaría a su fin cuando ya no permitiese más el desarrollo de las fuerzas productivas. Sostiene que tampoco se puede pensar en que sólo la insatisfacción de los trabajadores producida por su creciente pauperización puede conducir a ello, porque ese malestar lleva a luchar por mejorar la situación dentro del capitalismo y no a ir más allá de él. Lo que trata de demostrar es que el capital está completamente mistificado y que aún las luchas de los trabajadores no son suficientes por sí mismas para ir más allá del capital. Por lo tanto, lo esencial para poder lograr este objetivo es que la clase obrera posea una teoría que le permita desmistificar el capitalismo y que lo haga consciente de las condiciones de su emancipación.

Recordemos la afirmación de Marx de que existe una creciente pauperización de los trabajadores en el capitalismo y que ésta debe entenderse como la brecha entre las necesidades de éstos —desarrolladas socialmente— y las que son normalmente satisfechas. Parecería ser que cuanto mayor sea la pauperización de los trabajadores mayor será su insatisfacción, y mayores las probabilidades de que opten por ir más allá del capital.

Sin embargo, con toda razón, Michael Lebowitz señala que más que apuntar a un más allá del capital, la incapacidad de satisfacer sus necesidades conduce a los trabajadores a la lucha de clases dentro del capitalismo. La pauperización genera inmediatamente una demanda de más altos salarios. La “barrera real” del trabajo asalariado es el mismo trabajo asalariado.

Coincidiendo con Lenin, el autor señala que el capital produce espontáneamente “una conciencia sindicalista”, pero no una conciencia que lleve a más allá de la relación capital/trabajo asalariado, es decir, genera la convicción de que sólo es necesario organizarse en sindicatos, luchar por mejores salarios y por obligar al gobierno a aprobar la necesaria legislación laboral, etcétera.

Si no hay una comprensión de la naturaleza del capital, las consecuencias de su actuación aparecen necesariamente como resultados de una condición natural, independiente de toda relación particular de producción. Por ejemplo, la degradación del trabajador descrita por Marx aparece como el resultado de la producción industrial como tal antes que como el producto del modo específicamente capitalista de producción.

El capital produce al trabajador que necesita, aquel que considera la necesidad del capital como algo completamente evidente. El desarrollo de las fuerzas productivas sociales del trabajo y las condiciones de ese desarrollo aparecen ante sus ojos como logros del capital. Esta es la mistificación inherente al capital. Por lo tanto, una condición fundamental para que los obreros puedan ir más allá del capital es que logren desmistificarlo.

Esta es la principal contribución de El capital de Marx. Es allí donde se revela la naturaleza del capital, lo que no aparece ni puede aparecer en la superficie es que el capital es el resultado de la explotación del trabajador.

Para trascender al capital era necesaria una teoría que permitiese al trabajador asalariado tomar conciencia de que el capital es producto de su trabajo, es decir, es su propio producto.

Como señaló Marx en su discurso en la sesión inaugural de la Primera Internacional, los obreros pueden ser numerosos, pero sólo pueden triunfar “si están unidos por la organización y dirigidos por el saber”. La teoría marxiana ofrece ese saber; “se transforma en fuerza material en cuanto se apodera de las masas” (Marx, 1965: 30). Pero ¿cuáles son las características de una teoría capaz de revelar la naturaleza del capital? Para responder a esto debemos entender precisamente la base de la mistificación del capital.

El capital no puede aparecer como el resultado de la explotación del trabajador, porque la misma explotación no aparece en el proceso de compra y venta de la fuerza de trabajo. El salario es percibido tanto por el capitalista como para el asalariado como el precio del trabajo, como una cierta cantidad de dinero que es pagada por una cierta cantidad de trabajo. No se ve que lo que el capitalista está pagando es sólo la fuerza de trabajo —sólo una cierta cantidad de trabajo equivalente al trabajo necesario para pagar su valor—, sino se cree que se está pagando todo el trabajo. Allí se encuentra la base para la mistificación total del capital.

La venta de fuerza de trabajo —una transacción individual— oculta la explotación, y, por lo tanto, el capital no puede ser reconocido como el resultado de la explotación. La relación mercantil mistifica su relación real. Es precisamente esa relación real que no aparece a primera vista la que debe ser puesta al descubierto por la ciencia.

Para comprender la naturaleza del capital, Marx tuvo que ir más allá de la transacción mercantil individual y considerar al capitalismo como una totalidad.

Con el concepto de la reproducción del capital como un todo, Marx pudo demostrar que la fuente del capital que confronta a los obreros en cada transacción es el resultado de la explotación previa de los trabajadores.

Considerando al capitalismo como un todo, los medios de producción son reconocidos como el producto de otros trabajadores, otros miembros del obrero colectivo. Si hay una productividad incrementada como resultado de la existencia de medios de producción particulares, no se debe, entonces, a un poder oculto intrínseco a las cosas, sino la actividad de los trabajadores que produjeron esos medios de producción. Más específicamente, esa productividad incrementada resulta de la coordinación y cooperación del trabajo social.

El método de Marx de considerar al capital y el trabajo asalariado como una totalidad fue precisamente lo que se necesitaba para mostrar la naturaleza del capital como el resultado de la explotación. Como argumentó correctamente Lukacs, al escribir El Capital Marx suministró a los trabajadores una teoría para contrarrestar la mistificación inherente al capital.

Esta obra era el intento de Marx de hacer al proletariado “consciente de la condición de su emancipación,” consciente de la necesidad de abolir la propiedad del capital sobre los productos de su trabajo.

Ese era el objetivo limitado, pero sin embargo crucial de El capital, dada la tendencia inherente en el capital a desarrollar una clase obrera que considere las exigencias del capital como “leyes naturales auto-evidentes”.

Pero El capital no es simplemente un momento en la comprensión del capitalismo como un todo; es también un momento en la lucha revolucionaria de los trabajadores para ir más allá del capital.

El Capital de Marx es un estudio de la lógica del capital y eso es lo que debía ser, dada la necesidad de explicar la naturaleza del capital. Para este fin, era necesario crear un concepto abstracto que permitiese dejar de lado los aspectos heterogéneos de los asalariados a los efectos de demostrar lo que todos los asalariados tienen en común. Su objetivo era dar a los trabajadores un arma con la que ir más allá del capital.
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El décimo capítulo pretende destacar el papel de la lucha de clases. Si bien es cierto que “El Capital” señala a la clase obrera las condiciones de su emancipación, el autor recuerda que “el arma de la crítica” no es suficiente; que la teoría debe encarnarse en las masas.

El autor insiste aquí en un tema que está presente en todos los trabajos de Marx: el auto desarrollo de los trabajadores a través de sus luchas, una de cuyas partes centrales es el desarrollo del estado de los trabajadores.

Estas luchas, por sí solas, no trascienden, sin embargo, relación capital/trabajo asalariado. No obstante, en el curso de esos enfrentamientos tiene lugar un importante desarrollo cualitativo del trabajador. La lucha contra el capital es un proceso de producción de la clase obrera como Una. La clase obrera —entendida analíticamente como clase en sí— se convierte en clase para sí mediante su lucha contra el capital.

Marx describe la lucha de clases como un proceso de producción. Aunque las necesidades que intentan satisfacer no vayan más allá del capital, el mismo proceso de lucha produce nuevas personas al dotarlas con una nueva concepción de sí mismas: como sujetos capaces de transformar su mundo.

¡Nada es más central para la concepción global de Marx que esta “coincidencia entre el cambio de las circunstancias y la auto transformación, es decir, el concepto de la práctica revolucionaria!,” señala Michael Lebowitz. Marx llegó a entender que los seres humanos no son inmutables, que la lucha por satisfacer necesidades materiales puede producir nuevas personas con necesidades nuevas y “radicales.”

El auto desarrollo, sin embargo, implica siempre algo más que el mero proceso de producción material. Para Marx, significó en particular el desarrollo de seres humanos socialistas a través de la lucha colectiva. El filósofo alemán veía que la producción de una “conciencia comunista” sólo podría gestarse a través de las luchas de los trabajadores, en un “movimiento práctico, mediante una revolución. (Marx-Engels 1958: 78). El autor de El capital veía las guerras civiles y luchas nacionales no sólo como elementos para provocar un cambio en la sociedad, sino también como medios para que los trabajadores se auto transformaran y se prepararan para el ejercicio del poder político.

Al luchar contra el capital, por lo tanto, el trabajador se producen a sí mismos de una manera diferente: ‘se despoja de sus trabas individuales y desarrolla su capacidad’; “se auto transforma, desarrolla nuevas capacidades e ideas, nuevos modos de interacción, nuevas necesidades y un nuevo lenguaje.” (Marx, 1985a: 351). Mediante esta lucha los trabajadores se producen como premisas de una nueva sociedad.

¡No entender la importancia de la coincidencia entre la modificación de las circunstancias y la auto transformación —coincidencia que sólo puede entenderse como “práctica revolucionaria”— es no entender el elemento dinámico sin el cual no se puede trascender al capital! sostiene Michael Lebowitz.

Aunque Marx escribió El capital para explicar a los trabajadores contra qué estaban enfrentándose, “el esfuerzo por comprender las ideas no es suficiente.”

Ninguna crisis del capitalismo lo llevará a su fin en ausencia de una lucha de clases. Contrariamente a la tesis de la primacía de las fuerzas productivas, en la trascendencia del capital deberían estar implicadas muchas fuerzas sociales, no sólo las ligadas a la estructura económica, están también —como señala Gramsci — las influencias de “las fuerzas políticas” y las fuerzas “político-militares.”

El poder del capital descansa en gran medida en su constante habilidad para dividir y separar a los trabajadores, para ponerlos a competir entre sí, para convertir la diferencia en antagonismo. Consecuentemente, el esfuerzo por unirse y por reducir el grado de separación entre ellos constituye una parte esencial de la lucha de clases de los trabajadores.

Los sindicatos son vitales como centros de organización de la clase obrera. Pero el lugar de trabajo, sin embargo, no es el único lugar para organizarse. En 1850, Marx y Engels identificaron a la comunidad como un sitio en el que los trabajadores deberían unirse. Y a estos espacios nacionales hay que agregar el espacio internacional.

Michael Lebowitz se refiere al tema de las “alianzas” entre los trabajadores y los nuevos actores sociales. Según el autor este tema sólo se plantea como resultado de la reducción teórica de los trabajadores a productos unidimensionales del capital. Para Michael Lebowitz no habría “trabajadores y nuevos movimientos sociales” sino “trabajadores reales multidimensionales y en muchas y diferentes relaciones sociales.” Debería considerarse a los nuevos movimientos como la expresión de otras necesidades de los trabajadores y como el desarrollo de nuevos centros de organización de la clase obrera funcionando “en el amplio interés de su total emancipación.” Y, en la medida en que estas luchas estén dirigidas contra la posición del capital como dueño de los productos del trabajo social, tales luchas ofrecen la posibilidad de agrupar, en lugar de mantener separados, a todos quienes no tienen nada que vender más que su fuerza de trabajo.

De hecho, los distintos movimientos (y centros de organización) pueden respaldarse unos a otros y fortalecer la lucha contra el capital.

Por otra parte, observa Michael Lebowitz, si la cuestión social no se manifiesta solamente de una única forma, sino que también se combina con la cuestión nacional (en este caso, con el antimperialismo), la lucha puede ser “infinitamente más fácil.

En resumen, toda lucha por modificar las circunstancias es un proceso de auto-transformación, porque modifica a las personas que participan en él. En la medida en que para ser exitosas esas luchas deben ser colectivas, ellas producen personas para quiénes la unidad se convierte en un fin más que solamente en un medio.

Ciertamente, no se puede ir más allá del capital si no existe gente en movimiento. Por otra parte, la reproducción de la vida cotidiana, donde la gente diariamente se auto produce como personas con necesidades de mercancías y dependientes del capital, es clave para el proceso que preserva al capitalismo como un sistema orgánico. Incluso algunas luchas dirigidas contra el capital en este sentido pueden ayudar a mantener relaciones capitalistas. De ahí la importancia de trabajar esos sectores.

Finalmente Michael Lebowitz se refiere al papel que juega en esta lucha la conquista del poder del estado y elabora algunas líneas sobre el carácter del nuevo estado que los trabajadores deben construir.

Este estado obrero creará gradualmente las condiciones para ir más allá del capital, para crear la sociedad comunista. Es decir, el estado obrero no abolirá de un plumazo la industria capitalista sino que creará una creciente propiedad estatal.

Pero los capitalistas difícilmente van a aceptar este despojo gradual. Probablemente dejarán de invertir, se declararán en huelga y allí es donde el gobierno socialista necesitará coraje revolucionario para enfrentar esa situación.

En este proceso la industria estatal juega un papel de gran importancia, porque garantiza la subsistencia del proletariado. El estado obrero es un arma esencial para llevar a cabo la lucha contra el capital.

El desarrollo del estado obrero produce una nueva dimensión en la relación social entre los trabajadores. En ese “autogobierno de los productores”, los trabajadores están relacionados como ciudadanos que se autogobiernan en el esfuerzo de actuar de acuerdo con los intereses de los productores en su conjunto.
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Por último, el capítulo decimoprimero y final del libro plantea que para que los trabajadores se sientan motivados a ir más allá del capital no basta que comprendan su naturaleza sino que estén convencidos que otro mundo es posible. Y esta es una de las cuestiones por las que el libro sobre el trabajo asalariado es absolutamente esencial. En este capítulo el autor desarrolla algunos otros rasgos de la nueva sociedad cuyo centro sería, ya no el capital, sino el trabajador colectivo. Termina reafirmando la centralidad de la práctica revolucionaria para el auto-desarrollo del trabajador colectivo y la necesidad de empezar a construir de inmediato el otro mundo alternativo al capitalismo.

La consideración del patrón de necesidades como inmutable, la ausencia de reflexión sobre la importancia del grado de separación entre los trabajadores y la centralidad del trabajador como un sujeto que se desarrolla a través de sus luchas, son aspectos no abordados en El capital. Estas ausencias hacen de la teoría contenida en él una teoría no adecuada para los requerimientos de la lucha. Por eso, según Lebowitz, la elaboración del libro faltante sobre la política económica del trabajo asalariado es tan crítica.

Este silencio tiene sus consecuencias. No sólo limita la capacidad del marxismo para demostrar a los trabajadores que son sus productos y su poder los que se vuelcan contra ellos, sino también impide la posibilidad de revelar que hay una alternativa al capitalismo. Esta alternativa está íntimamente ligada a la economía política de la clase obrera.

Marx imaginaba una clara alternativa: una sociedad de productores asociados, en la que la riqueza social, en lugar de ser apropiada por los compradores de la fuerza de trabajo, fuese utilizada por los individuos libremente asociados que producen de acuerdo con “necesidades comunes y fines comunes” (Marx, 1985a: 62, 73).

Hay que recordar que toda cooperación y asociación del trabajo en la producción genera una productividad social combinada del trabajo que excede la suma de las productividades individuales y aisladas; y que en toda sociedad, la separación y división en las relaciones sociales entre los productores permiten que quienes median entre los ellos recojan los frutos de su cooperación en la producción.

El trabajador colectivo o unido está compuesto por numerosos miembros y órganos distintos. Al respecto Marx decía: “éste trabaja mejor con las manos, aquél más con la cabeza, uno como director, ingeniero, técnico, etcétera, el otro como capataz, el de más allá como obrero manual directo, o incluso como simple peón” (Marx, 1990: 79).

En el capitalismo, el capital como tal articula las distintas partes del obrero colectivo (aunque nunca todas) y media entre esas partes. Por consiguiente, el capital puede arrancar los beneficios que surgen de la cooperación en la forma de plusvalor; y lo hace como resultado de su capacidad para dividir y separar los trabajadores.

Por el contrario, con la eliminación del capital como mediador y el desarrollo del obrero colectivo para sí, ese productor compuesto por diferentes miembros y órganos se transforma en una sola fuerza de trabajo social.

La economía política de la clase obrera vislumbra una sociedad de productores libres y asociados, donde el desarrollo de los seres humanos es el objetivo explícito de la producción.

En esa sociedad cooperativa que imaginó Marx, aquella basada en la propiedad común de los medios de producción, la actividad productiva de las personas se desprende de una unidad y solidaridad basada en el reconocimiento de sus diferencias. Sus miembros se reconocen en su unidad como miembros de la familia humana y actúan sobre esta base para asegurar el bienestar de los otros en el seno de esta familia.

Al contrario de la economía política del capital, abarca algo más que el trabajo mediado por el capital. La jornada laboral en esta sociedad alternativa, por ejemplo, es más larga que la jornada laboral capitalista, porque incluye aquel trabajo improductivo para el capital que Marx incluía bajo los llamados costos de consumo de la fuerza de trabajo.

Por otra parte, la interdependencia de todos los miembros del obrero colectivo está en el corazón de la economía política de la clase trabajadora y ésta no es otra cosa que la sociedad comunista.

En esta sociedad de productores asociados, la cooperación del trabajador colectivo y la ausencia de un mediador extraño demuestran que para rendir frutos no es necesario “que los instrumentos de trabajo estén monopolizados como instrumentos de dominación y de explotación contra el trabajador mismo” (Marx, 1864: 11) En cambio, el trabajador ahora trata al carácter social de su trabajo como su poder.

Pero, ¿cuál es el propósito de los comunistas? Organizar la sociedad de tal manera que cada miembro de ella puede desarrollar y usar todas sus capacidades y energías con total libertad y sin infringir por ello las condiciones básicas de esta sociedad” (Marx y Engels, 1976b: 96

En la versión final del Manifiesto este objetivo era representado como la “asociación, en la que el libre desarrollo de cada uno es la condición para el libre desarrollo de todos.”

En el centro de la concepción de la sociedad de los productores libres y asociados de Marx estaba el eliminar todas las cadenas que impiden el total desarrollo de los seres humanos.

La productividad social significa tiempo libre para el desarrollo artístico, científico, etcétera.

De acuerdo a ello, los primeros productos de esta sociedad de productores libremente asociados serían seres humanos capaces de desarrollar su potencial total en una sociedad humana donde “crezcan también las fuerzas productivas y corran a chorro lleno los manantiales de la riqueza colectiva” (Marx, 1970b: 24).

Un hermoso cuadro, señala el autor, pero que no surge de la nada; más bien, fluye de todas las luchas de los trabajadores en el capitalismo, impulsadas por su propia necesidad de desarrollo. El “deber ser” de los trabajadores, su impulso hacia la reproducción ampliada, surge constantemente contra las barreras creadas por el capital para apoyar la continuidad de la explotación. Los trabajadores luchan para llegar a sobrepasar esas barreras y en el proceso, transforman las circunstancias y se transforman a sí mismos.

Pero esta no es el mismo relato con el que comenzamos este libro, señala Lebowitz. En el capítulo primero es el capital el que tiene el impulso a crecer y que constantemente va sobrepasando barreras hasta que finalmente enfrenta un límite en la forma de la clase obrera. Llegado a la conclusión de que ese relato es unilateral porque no explica por qué los trabajadores luchan para ir más allá del capital, ni, significativamente, por qué aceptan al capital.

En lugar del determinismo y economismo que se desprenden del marxismo unilateral, el Marx que surge aquí es un revolucionario cuyo optimismo se basa en el supuesto de que los seres humanos luchan contra las condiciones inhumanas. Esa lucha contra una existencia inhumana es lo que impulsa a ir más allá del capital.

Partiendo del concepto del trabajador colectivo y de la sociedad del trabajador colectivo para sí, lo que surge como descubrimiento lógico en El capital es una alternativa a la sociedad capitalista: una “sociedad de la libre individualidad, basada en el desarrollo universal de los individuos y en la subordinación de su productividad colectiva convertida en su riqueza social” (Marx, 1985a: 62).

Cuando Marx escribió El capital, lo hizo en una época en que las visiones utópicas eran habituales. Dada su creencia en que los trabajadores desarrollarían los elementos de la nueva sociedad en el curso de sus luchas, Marx se resistía a escribir recetas sobre la futura sociedad. Sin embargo, luego de la experiencia del último siglo —con el “socialismo realmente existente”— es esencial resucitar la visión de una nueva sociedad, la sociedad de los productores asociados, y no para el futuro, sino para las necesidades del presente.

La conquista de una nueva hegemonía

29 OCTUBRE 2012. En este texto pretendo reflexionar sobre los temas abordados en la mesa de trabajo que se realizó sobre el tema Estado, Revolución y Construcción de Hegemonía, en el VI Foro Internacional de Filosofía realizado en Maracaibo, del 28 de noviembre al 1 de diciembre 2011. Como es lógico, aquí retomo la mayor parte de las ideas de otros trabajos míos, pero en un ordenamiento diferente y agregando algunos matices. Las numerosas notas a pie de página sólo tienen la intención de permitir al lector interesado ir a las fuentes de las ideas aquí expuestas.

ÍNDICE

1. NUESTRA META: UN SOCIALISMO DIFERENTE ……………………………………………………………………2
1) Un nuevo socialismo distante del soviético ……………………………………………………………………..2
2) Volviendo al pensamiento socialista original ……………………………………………………………….3
3) La planificación participativa, un rasgo esencial del socialismo…………………………………………………6
4) Socialismo, democracia directa y democracia delegada ………………………………………………………….8
a) La descentralización: esencial para una verdadera participación………………………………………….9
b) Democracia directa y democracia delegada…………………………………………………………………….10
5) Una nueva sociedad que no se decreta desde arriba ……………………………………………………………14
2. UNA TRANSICIÓN AL SOCIALISMO USANDO AL GOBIERNO COMO PALANCA …………………….. 14
1) El neoliberalismo, partero del socialismo del Siglo XXI en América latina …………………………………14
a) No importa el nombre que le pongamos …………………………………………………………………………14
2) Un dilema: cómo avanzar habiendo conquistado sólo el gobierno …………………………………………..14
a) Desde el Estado heredado impulsar el surgimiento de un nuevo Estado construido desde
abajo…………………………………………………………………………………………………………………………15
b) Transformando las fuerzas armadas…………………………………………………………. 15
c) Un modelo de desarrollo que respete la naturaleza…………………………………………………………..17
d) Otros desafíos ………………………………………………….. 18
3) Necesidad de una pedagogía de los límites………………………………………………………………19
3. CONSTRUYENDO UNA NUEVA HEGEMONÍA ………………………………………………………………………20
1) Definiendo lo que entendemos por hegemonía…………………………………………………………………….20
a) Burguesía logra aceptación popular del orden capitalista………………………………………………….. 21
b) Comienza el resquebrajamiento de la hegemonía burguesa………………………………………………21
2) Necesidad de un instrumento político ………………………………………………………………………………… 21
3) estrategia política para la actual coyuntura: un amplio frente…………………………………………………. 23
a) Ganar la cabeza y el corazón de la inmensa mayoría………………………………………………………. 24
b) Una nueva cultura de la izquierda…………………………………………………………………………………. 25
2
1. NUESTRA META: UN SOCIALISMO DIFERENTE 1
1) UN NUEVO SOCIALISMO DISTANTE DEL SOVIÉTICO
1. Luego de la caída del muro de Berlín y de la desaparición de la Unión Soviética la intelectualidad
de izquierda latinoamericana y mundial quedó perpleja. Sabíamos más lo que no queríamos del
socialismo, que lo que queríamos. Rechazábamos la falta de democracia, el totalitarismo, el
capitalismo de Estado, la planificación central burocrática, el colectivismo que pretendía
homogeneizar sin respetar las diferencias, el productivismo que ponía el acento en el avance de las
fuerzas productivas sin tener en cuenta la necesidad de preservar la naturaleza, el dogmatismo, la
intolerancia a la oposición legítima, el pretender imponer el ateísmo persiguiendo a los creyentes, la
necesidad de un solo partido para conducir el proceso de transición.
2. ¿Por qué hablar de socialismo si esa palabra ha tenido y sigue teniendo una carga negativa tan
grande luego del derrumbe del socialismo en la URSS y en el resto de los países de Europa del
Este?
3. Para responder a esta pregunta debemos tener en cuenta algunos elementos. Por una parte, en el
mismo momento en que desaparecía del horizonte el socialismo soviético, en América latina
empezaban a darse prácticas democráticas y participativas en gobiernos locales que prefiguraban
algunas características del tipo de sociedad alternativa al capitalismo que queríamos construir.”2 Por
otra parte, al demostrar en la práctica que podían gobernar de forma transparente, no corrupta,
democrática y participativa, prepararon las condiciones políticas para que en varios de nuestros
países la izquierda accediese al gobierno por vía electoral.
4. Esas luces que comienzan a irradiarse en nuestro subcontinente se ven potenciadas por el
estruendoso fracaso del neoliberalismo en las décadas del 80 y 90 y, más recientemente, por la crisis
mundial del capitalismo. Una sociedad alternativa al capitalismo se hace más necesaria que nunca.
¿Cómo llamarla?
5. Fue el presidente Chávez quien tuvo la audacia de llamar socialista a esa sociedad alternativa al
capitalismo. La llamó “socialismo del siglo XXI”, reivindicando con la palabra “socialismo” los
valores siempre vigentes del “amor, la solidaridad, la igualdad entre los hombres las mujeres, entre
todos”3, y agregándole el adjetivo “siglo XXI” para diferenciar al nuevo socialismo de los errores y
1. En este punto hemos empleado casi textualmente párrafos de mi libro América latina y el socialismo del siglo XXI.
Inventando para no errar publicado en 2010 por El viejo Topo en España; la Secretaría de La Paz en Guatemala; el
Instituto Politécnico Tomás Catari (I.P.T.K) en Sucre, Bolivia; y en Caracas, Venezuela, dividido en tres libros de bolsillo,
por XSTAK producciones. Ha sido traducido al inglés por Monthly Review, en su edición de verano juli-ago 2010 y en
francés por Les Editions Utopia, Paris, nov. 2010. Se prepara una traducción al griego. Está disponible en la página web
de Rebelión: http://www.rebelion.org/docs/101472.pdf. Y también he empleado párrafos de unas últimas elaboraciones
que he realizado sobre el tema del socialismo, que aparecen en un número especial de la revista Science and Society, de
abril 2012. Se trata de respuestas a algunas preguntas formuladas por los editores Al Campbell and David Laibman.
2. Uno de los alcaldes del PT, Tarso Genro, decía : “Creo que las experiencias de nuestras administraciones, por su
seriedad e importancia, son fundamentales para la reconstrucción de un nuevo proyecto político.”
3. Hugo Chávez Frías, Discurso de la unidad, Caracas, 15 diciembre 2006, Ediciones socialismo del siglo XXI, No 1o,
Caracas enero 2007, página 41.
3
desviaciones del modelo de socialismo implementado durante el siglo XX en la Unión Soviética y
los países del este europeo.
6. Sabiendo Chávez la carga negativa que tiene la palabra, se dedica desde entonces a explicar a su
pueblo, en sus numerosas intervenciones públicas, todos los beneficios que traerá la nueva sociedad
en contraste con la situación que ha creado el capitalismo. Ha sido tan exitoso su esfuerzo
pedagógico que—según las encuestas— ya más de la mitad de la población venezolana prefiere el
socialismo al capitalismo.
7. Por otra parte, hay que tener presente que 35 años antes, a comienzos de la década de los 70 en
México sólo dos/11 Chile, con el triunfo del presidente Salvador Allende apoyado por la coalición
de izquierda Unidad Popular, se había comenzado a dar la primera experiencia mundial de tránsito
pacífico al socialismo. Aunque fue derrotada a través de un golpe militar tres años después, dejó sus
lecciones. Si algo aprendió nuestra generación de esa derrota fue que si se quería transitar en forma
pacífica hacia esa meta había que repensar el proyecto socialista tal como se había aplicado hasta
entonces en el mundo. Era necesario elaborar otro proyecto más adecuado a la realidad chilena y a
la vía pacífica elegida para construirlo. Eso era lo que Allende parecía intuir al usar su folklórica
metáfora de “socialismo con vino tinto y empanadas”4, que apuntaba a la construcción de una
sociedad socialista democrática enraizada en las tradiciones nacional-populares.5 Y por eso
considero que la experiencia chilena debería considerarse como la primera experiencia práctica que
intentó alejarse del modelo soviético de socialismo y transitar hacia lo que hoy llamamos socialismo
del siglo XXI.
2) VOLVIENDO AL PENSAMIENTO SOCIALISTA ORIGINAL
8. Este socialismo, que pretende guardar distancia frente a la práctica socialista del siglo XX,
retoma las ideas originales de Marx y Engels.
9. Según los marxistas clásicos, la futura sociedad permitiría el pleno desarrollo de todas las
potencialidades del ser humano, algo que sólo puede concebirse en una sociedad cooperativa. El
capitalismo sólo produce seres humanos fragmentados..
10. Se trata como decía Friedrich Engels, en su primer borrador del Manifiesto Comunista, de
“Organizar la sociedad de tal manera que cada uno de sus miembros pueda desarrollar y utilizar su
potencial y sus facultades en completa libertad y, por lo tanto, sin desnaturalizar la esencia básica de
esa sociedad”. En la versión final de Marx del Manifiesto, esa nueva sociedad se presenta como una
“asociación en que el libre desarrollo de cada uno sea la condición del libre desarrollo de todos.”
11. El investigador canadiense, Michael Lebowitz, ha desarrollado ampliamente esta idea en varios
de sus libros referidos al tema del socialismo del siglo XXI6. Él es el autor marxista que más ha
4. Comida chilena típica. Ver: Tomás Moulián, La Unidad Popular y el futuro, en revista Encuentro XXI Nº 3, año 1,
Santiago de Chile, 1995, p.25.
5. Marta Harnecker, “Reflexiones sobre el gobierno de Allende, Estudiar el pasado para construir el futuro”, 5 junio 2003.
Este texto fue elaborado para la revista inglesa Historical Materialism: Research in Critical Marxist Theory, Vol.11,
No.3, Autum 2003.
6. Principales obras del autor publicadas en español: Construyámoslo Ahora: El Socialismo para el Siglo XXI (Caracas:
Centro Internacional Miranda, 2007) [Build it Now: Socialism for the Twenty-first Century (New York: Monthly Review
Press, 2006, ediciones en India, Turquía, Noruega, Grecia); El Socialismo no cae del Cielo: un nuevo comienzo (Caracas:
Monte Avila, 2007; Ediciones Sociales, Cuba y otras.); El Camino al Desarrollo Humano: ¿Capitalismo o Socialismo?
(Caracas: Centro Internacional Miranda, 2008) [The Path to Human Development: Capitalism or Socialism? (Toronto:
4
puesto el acento en el pleno desarrollo humano como la meta a alcanzar y en la relación entre este
desarrollo y la práctica revolucionaria (transformando las circunstancias, la persona se transforma a
sí misma).
12. Pero ¿cómo imaginaba Marx la sociedad alternativa al capitalismo que permitiría el pleno
desarrollo humano?
13. Él la imaginaba como una “sociedad cooperativa7, basada en la propiedad común de los medios
de producción”, donde el trabajo dejaría de ser una obligación y se transformaría en la primera
necesidad vital de la persona humana y donde ésta se desarrollaría “en todos sus aspectos”, donde se
rebasaría totalmente el derecho burgués, donde cada uno daría a la sociedad todo lo que puede de
acuerdo a sus capacidades y recibiría de ella de acuerdo a sus necesidades.8
14. ¿De dónde saca Marx las escasas ideas que encontramos en sus textos acerca de lo que debe ser
la futura sociedad que él denomina comunista?9 Éstas no caen del cielo, ni son el fruto de un
pensamiento especulativo, sino que surgen del análisis de las contradicciones internas del propio
capitalismo. Marx sostiene que el capitalismo crea las condiciones materiales de la nueva sociedad,
una de las cuales es la necesidad técnica de la existencia del trabajador colectivo, otra es el aumento
de la capacidad productiva requerida para poder responder a las necesidades humanas más
apremiantes.
15. Pero Marx no sólo señala las condiciones que favorecen la emergencia de una sociedad
alternativa sino que, al mismo tiempo, al estudiar las contradicciones y efectos negativos del
capitalismo en los trabajadores y el medio ambiente, indica qué cosas es necesario negar invirtiendo
o transformando en su contrario para poder construirla.10
16. Fue gracias a estas inversiones que Marx puede imaginarse la nueva sociedad que reemplazaría
al capitalismo.
17. Él sostiene que es necesario acabar con la propiedad privada capitalista de los medios de
producción, porque ésta ha entrado en contradicción con el carácter cada vez más social11 del
proceso de producción señalando la necesidad de transformarla en propiedad colectiva o común
para superar la anarquía de la producción capitalista, y, por otro lado, para que la economía no esté
orientada hacia el interés personal sino hacia los intereses de la sociedad como un todo.
The Socialist Project, 2009), también en India]; The Socialist Alternative: Real Human Development (New York: Monthly
Review Press, 2010), en preparación su edición al español en Chile.
7. La traducción española emplea la palabra colectivista, la inglesa la palabra cooperativa.
8. Marx, Crítica al Programa de Gotha , en C.Marx, F.Engels, Obras escogidas, Tomo III, Editorial Progreso, Moscú,
traducción al español 1974, p.45 y p.43.
9. Debemos señalar que Marx se dedicó a estudiar científicamente sólo el modo de producción capitalista y que ni siquiera
pudo desarrollar todos los temas que se había propuesto abordar en esta materia, de allí que sea difícil encontrar en sus
escritos referencias al socialismo. Por otra parte, aunque hubiese contado con tiempo para hacer este trabajo, no hubiese
podido desarrollar mucho más ya que el conocimiento científico no puede ir por delante de la realidad.
10. He tomado esta idea de Michael Lebowitz. El autor dice: “Leamos El capital con el objetivo de identificar las
inversiones y distorsiones que producen seres humanos truncados en el capitalismo, y podremos tener una idea de lo que
pensaba Marx acerca de lo que es “peculiar y característico” de la producción en esa “situación inversa”, el “socialismo.”
(The Socialist Alternative, Real Human Developpement , Monthly Review Press, New York, 2010, pp.56-57).
11. Si los frutos del trabajo son cada vez más el producto de un trabajador colectivo y para ser producidos dependen cada
vez más de diversas ramas de la producción, lo lógico es que la propiedad sea cada vez más colectiva.
5
18. Es necesario acabar con la creciente división entre trabajo manual e intelectual —fruto del
despojo capitalista de todo conocimiento o habilidad que haya tenido el trabajador en relación con
el proceso de producción—haciendo del trabajo una actividad integral manual e intelectual a la vez.
Es necesario acabar con el trabajo alienador, obligatorio —en el que para lograr el máximo
potencial productivo del trabajador se le fragmenta convirtiéndolo en un tornillo más de la máquina.
Estas inversiones llevan a colocar el protagonismo de los trabajadores en el proceso de
producción como algo central.
19. Marx planteaba también que era necesario acabar con las relaciones de producción capitalistas y
con el antagonismo entre el campo y la ciudad porque producen una “fractura irreparable” del
metabolismo entre el ser humano y la naturaleza12, planteando que sería sólo en la sociedad
comunista13 donde “los productores asociados [regularían] racionalmente ese metabolismo suyo con
la naturaleza poniéndolo bajo su control colectivo […]”14.
20. Quiero detenerme brevemente en este tema, dadas las tergiversaciones a que se ha prestado una
lectura apresurada y fuera de contexto de algunos textos de Marx y Engels, aquellos en los que estos
autores expresan que aprecian cómo positivo el gran desarrollo de las fuerzas productivas alcanzado
bajo el capitalismo y las perspectivas de un mayor desarrollo de éstas en la sociedad socialista. Y
digo una lectura fuera del contexto, porque cuando allí ellos hablan del desarrollo industrial a gran
escala que tendría lugar en la nueva sociedad no están planteando que sería un desarrollo ilimitado
sino aquel que produciría “lo bastante para organizar la distribución con vistas a cubrir las
necesidades de todos sus miembros.”15
21. Hay que recordar que Marx vivió en la época de la crisis de la fertilidad del suelo provocada por
“ el ciego deseo de ganancias” de los capitalistas, crisis que provocó la búsqueda desesperada de
fertilizantes naturales como el guano y luego el salitre, y que impulsó la segunda revolución
agrícola asociada a los notables avances en la ciencia del suelo16. Al comienzo, Marx pensó en que
estas innovaciones podrían, de alguna manera, contribuir a resolver esa crisis pero, a muy poco
andar, llegó a la conclusión de que esta segunda revolución agrícola no haría sino agudizar los
problemas.17
12. Marx, Capital, Vol 1. Chapter 7, p.283, Vintage Books, New York, 1976, p.283 and Vol.3, Chapter 47: The Genesis
of Capital Groun Rent, Vintage Books, New York, 1981, p.949. Marx escribe: “El trabajo es, antes que todo, un proceso
que se desarrolla entre el hombre y la naturaleza, un proceso en el cual el hombre, a través de sus propias acciones, media,
regula y controla el metabolismo entre él y la naturaleza. […] A través de este movimiento él actúa sobre la naturaleza
externa y la cambia, y de esta manera simultáneamente cambia su propia naturaleza […] .” (Capital, vol. 1, chapter 7,
Vintage Books Editions, New York, August 1977, p. 283) NO TENGO SXXI. Bellami Foster nos dice que la mayor parte
de las ideas acerca del metabolismo entre el hombre y la naturaleza fueron expuestas en las obras iniciales más filosóficas
de Marx.
13. Ese es el nombre que Marx da a la sociedad de productores asociados.
14. El capital, Tomo III, vol.8, Siglo XXI editores, México,3ª ed. 1984, p.1044.
15. Engels, Principios del Comunismo, en C.Marx, F.Engels, Obras Escogidas Tomo I, Editorial Progreso , Moscú,
1973, p.94 [El subrayado es de Marta Harnecker]
16. Lo que más técnicamente se llama edafología.
17. Ver sobre la influencia de Liebig en Marx en: John Bellamy Foster, La ecología de Marx. Materialismo y naturaleza,
El Viejo Topo, España, 2000, pp.233 a 240. Título original: Marx`s ecology. Materialism and Nature, Monthly Review
Press, 2000. Recomiendo calurosamente este libro a mis lectores.
6
22. En ese marco, hace ya algo más de 150 años, el autor de El Capital desarrolló—como dice
John Bellamy Foster—“una crítica de la degradación medioambiental que anticipaba gran parte del
pensamiento ecológico actual.”18
23. Veamos lo que entonces decía en su obra maestra: “[…] todo progreso de la agricultura
capitalista no es sólo un progreso del arte de esquilmar al obrero, sino a la vez en el arte de
esquilmar el suelo; todo avance en el acrecentamiento de la fertilidad de éste durante un lapso dado,
[es] un avance en el agotamiento de las fuentes duraderas de esa fertilidad. Este proceso de
destrucción es tanto más rápido, cuanto más tome un país —es el caso de Estados Unidos de
Norteamérica, por ejemplo— a la gran industria como punto de partida y fundamento de su
desarrollo. La producción capitalista, por consiguiente, no desarrolla la técnica y la combinación del
proceso social de producción sino socavando, al mismo tiempo, los dos manantiales de toda
riqueza: la tierra y el trabajador.”19
24. Sólo un modelo de sociedad alternativo al capitalismo podrá restablecer el metabolismo natural
entre el hombre y la naturaleza; una sociedad socialista en que sea la gente y no una élite
privilegiada la que —a través de sus delegados— decida qué producir y cómo producir para
satisfacer las verdaderas necesidades de la población y no las necesidades artificiales creadas
por el capitalismo en su loca carrera por obtener más ganancias, y que al hacerlo tenga muy en
cuenta la preservación de la naturaleza.
3) LA PLANIFICACIÓN PARTICIPATIVA, UN RASGO ESENCIAL DEL SOCIALISMO
25. Ahora bien, si examinamos las características que hemos señalado de la nueva sociedad que
queremos construir, vemos que ésta no puede limitarse a traspasar a manos del Estado los
principales medios de producción, porque esto no significa otra cosa que un mero cambio jurídico
de propietario, ya que continúa la supeditación de los trabajadores a una fuerza externa: la gerencia
capitalista es reemplazada por una nueva gerencia ahora socialista, pero no varía la situación
alienada de trabajadores en el proceso de producción. Se trata de una propiedad formalmente
colectiva, porque el Estado representa a la sociedad, pero la apropiación real todavía no es
colectiva.
26. Es por eso que Engels sostiene que “la propiedad del Estado sobre las fuerzas productivas no es
la solución del conflicto [entre el carácter cada vez más social de las fuerzas productivas y la
propiedad privada capitalista de los medios de producción],” aunque añade que la propiedad estatal
“alberga ya en su seno el medio formal, el resorte para llegar a la solución” ¿Cuál es entonces la
solución? Según él, ella “sólo puede estar en reconocer de un modo efectivo el carácter social de las
fuerzas productivas modernas y, por lo tanto, en armonizar el modo de producción, de apropiación y
de cambio con el carácter social de los medios de producción. Para esto, no hay más que un camino:
que la sociedad, abiertamente y sin rodeos, tome posesión de estas fuerzas productivas, que ya
no admiten otra dirección que la suya.”20
18. John Bellamy Foster, Ibidem, p.221.
19. Marx, El capital, Tomo I, Vol.2, Siglo XXI editores, México, 3a.ed. 1975, pp. 612-614. Según Bellami Foster, esta
idea de la necesidad de restaurar los constituyentes del suelo fue tomada por Marx directamente de Liebig.[La ecología de
Marx, Op.cit. Cap. V. nota 39, p.420.
20. F. Engels, “Del socialismo utópico al socialismo científico”, en K. Marx y F. Engels, Obras escogidas en tres tomos,
Editorial Progreso, Moscú, 1989, tomo. III, pp. 151-153. [El subrayado es de MH]
7
27. Pero, ¿qué significa que la sociedad tome posesión de esos medios de producción?, porque la
sociedad es algo muy abstracto: puede ser una localidad pero puede ser también toda la humanidad.
A mi entender, de lo que se trata es de determinar quiénes son los que deben tener una posesión
efectiva de ellos, es decir, el derecho a usar, gozar y disponer de esos medios. Es aquí donde me
parece importante el aporte de Pat Devine. El economista inglés distingue distintos niveles de
propiedad social, cada uno de los cuales estaría definido por “los grupos que se ven afectados por
las decisiones que se toman sobre las cosas que se poseen, en proporción al grado en que son
afectados.”21
28. De acuerdo a esta lógica, ¿quién debería ser el propietario de una panadería que produce pan y
dulces para una determinada área geográfica, para una comuna, por ejemplo? Si los trabajadores de
esa panadería habitan en dicha comuna, si la materia prima para fabricar el pan proviene de
agricultores de dicho territorio y el pan y los dulces que produce son consumidos por los habitantes
de dicho territorio, no tiene sentido que esa panadería sea propiedad de la nación, debería ser
propiedad de esa comuna.
29. En cambio, en el caso de una empresa estratégica como la del petróleo, sería un absurdo que el
colectivo de trabajadores se atribuyese la propiedad de esas riquezas que pertenecen a todos los
habitantes del país (¿o de la humanidad?), lo que no significa que esos trabajadores no puedan o no
deban participar en la gestión de dicha empresa. El excedente que se produzca no puede ser
destinado únicamente a mejorar las condiciones de vida de sus trabajadores, sino también a nuevas
inversiones en la empresa, a apoyar el desarrollo de las comunidades aledañas, y, al ser una riqueza
de toda la nación, una parte significativa de esos excedentes debe ser aportada al presupuesto
nacional. La propiedad jurídica de esta empresa debería estar en manos del Estado en representación
de la nación, el control del proceso de producción debería estar en manos de los trabajadores de la
empresa, pero el destino de los frutos obtenidos en el proceso de producción —una vez descontado
lo que debe ir a inversiones necesarias para la reproducción del proceso productivo y a retribución
por el trabajo— deberían ser definidos por toda la sociedad.
30. Y ¿cómo se logra que la comuna, en el primer caso, y que la sociedad, en el segundo caso,
definan qué se hace con esos frutos? Es aquí donde entra a jugar un papel esencial el proceso de
planificación participativa—muy diferente de la planificación burocrática— ya que es sólo a través
de este proceso que la sociedad —en sus distintos niveles— puede realmente llegar a apropiarse de
los frutos del trabajo que en ella se generan.
31. Comparto con Pat Devine la idea de que los actores de ese proceso de planificación participativa
variarán de acuerdo a los distintos niveles de propiedad. En el caso de la panadería comunal,
21. “Podemos definir mejor la propiedad social como aquella propiedad que pertenece a los grupos que se ven afectados
por las decisiones que se toman sobre las cosas que se poseen, en proporción al grado en que los afecta. Tiene bastante en
común con el concepto de stakeholding. Siguiendo el principio de subsidiaridad que sostiene, por lo menos en teoría, que
en la estructura de gobierno de múltiples niveles de la Comunidad Europea, los propietarios sociales serán diferentes
respecto al grado de generalidad y el alcance de las decisiones a tomar. Las decisiones tomadas en los niveles más altos de
generalidad involucrarán posesiones mayores y afectarán a una mayor proporción de personas e intereses que las
realizadas en los niveles más bajos. En cada nivel, los propietarios sociales necesitarán negociar entre ellos para llegar a
un acuerdo acerca del uso de las cosas que se poseen para que ellas satisfagan los intereses colectivos, los cuales habrán
sido definidos por ellos mismos. (Pat Devine, “Social ownership and democratic planning”. Este artículo es una versión
revisada de “The political economy of twenty-first century socialism”, Soundings, 37, Winter 2007, pp.105-115. Ver
también: Democracy and Economic Planning: The Political Economy of a Self-governing Society. Polity Press, 1988,
resumido por Marta Harnecker y Camila Piñeiro y publicado el 5 de mayo del 2009 en: www.rebelion.org/docs/85008.pdf
bajo el nombre de Democracia y planificación económica.
8
quienes se deberán pronunciar acerca de cuánto producir, con qué materia prima, con qué calidad,
con qué variedad, a qué hora debe estar listo el producto, cómo distribuirlo, cuánto invertir en el
mantenimiento o ampliación de la empresa, etcétera, deberán ser los representantes de las personas
que producen la materia prima empleada, de las que trabajan en la panadería y de las que consumen
el pan y los dulces. En el caso de la empresa petrolera, si bien los trabajadores de dicha entidad
deberán participar en la gestión del proceso de producción del petróleo, en las decisiones en lo que
se refiere a reinversión, ampliación de las inversiones, comercialización, y uso social del resto del
excedente, deberá participar toda la sociedad a través de sus diferentes delegadas/os o voceras/os.
32. Quise extenderme sobre este tema, porque pocas veces he visto que se considere a la
planificación participativa como una de las características centrales del socialismo. Según mi
opinión no hay socialismo si no hay planificación participativa, es decir, si la sociedad no toma
posesión “abiertamente y sin rodeos” —como dice Engels— de los medios de producción, mediante
el ejercicio de la planificación participativa.22
33. Pero cuando decimos que el socialismo del Siglo XXI retoma las ideas originales de Marx y
Engels, eso no significa que podamos prescindir de un estudio crítico riguroso de las experiencias
de socialismo del siglo XX que surgieron invocando sus ideas, para evitar caer en la repetición de
sus errores y desviaciones. Éstos pesan demasiado sobre la cabeza de la gente como para pretender
levantar banderas socialistas sin saldar cuentas con el pasado.
34. Para algunos este proceso durará décadas. Para otros, como Samir Amin, durará siglos —del
mismo modo que el capitalismo demoró siglos en consolidarse—, y hay quienes, como yo, lo
vislumbran como una meta utópica, que ilumina el camino, que orienta la lucha, pero que nunca
lograremos alcanzar plenamente. Y esto no significa ser pesimistas como algunos piensan. Por el
contrario, una meta utópica bien perfilada ayuda a caminar, fortalece nuestra decisión de luchar, y
todo paso que acerque a ese horizonte, por pequeño que sea, es considerado un paso positivo.
4) SOCIALISMO, DEMOCRACIA DIRECTA Y DEMOCRACIA DELEGADA
35. Hemos afirmado que la sociedad que queremos construir —que hemos llamado socialismo del
siglo XXI— busca crear las condiciones para el pleno desarrollo humano en una sociedad solidaria,
y que este pleno desarrollo sólo se logra a través de la práctica, es decir, que las personas, en la
medida en que luchan por cambiar las circunstancias, por crear las condiciones de la nueva sociedad
solidaria, van transformándose a sí mismas, van desarrollándose más plenamente, superando la
cultura heredada y practicando nuevos valores como el de la solidaridad y el respeto a las
diferencias.
36. La participación democrática, el protagonismo popular, es por lo tanto, uno de los rasgos
esenciales del socialismo.23
37. Por eso es que Alfredo Maneiro —intelectual y dirigente político venezolano— sostenía que no
se trata sólo de otorgar un contenido social a la democracia burguesa poniendo énfasis en la
resolución de los problemas sociales del pueblo: alimentación, salud, educación, etcétera, sino de
transformar la forma misma de la democracia heredada, creando espacios que permitan que las
personas, al luchar por el cambio de las circunstancias, se vayan transformando a sí mismas.
22. Para profundizar en este tema recomendamos leer el libro de Pat Devine ya mencionado.
23. Ver mayor desarrollo de este tema en Marta Harnecker, América latina y el socialismo del siglo XXI. Inventando
para no errar, Capítulo III. Rasgos del socialismo del siglo XXI, Op.cit. párrafos 189 al 280.
9
38. No es lo mismo, decía el dirigente político venezolano, que una comunidad conquiste un paso a
nivel para lo cual se ha organizado y ha luchado, a que reciba esa obra como un regalo del Estado.
El paternalismo de Estado es incompatible con el protagonismo popular. Conduce a transformar a la
gente en pedigüeña. Hay que pasar de la cultura del ciudadano/a que mendiga a la cultura del
ciudadano/a que conquista, que toma decisiones; que ejecuta y controla; que autogestiona, que
autogobierna. Hay que pasar —como dice Aristóbulo Istúriz— del gobierno para el pueblo al auto
gobierno del pueblo, a que el pueblo asuma realmente el poder.
39. Esta democracia participativa y protagónica no es sólo una democracia para las élites, como lo
es la democracia representativa burguesa, es una democracia para la gran mayoría de la gente. En
ella el ciudadano común puede participar de distintas maneras no solo formulando demandas y
fiscalizando, sino fundamentalmente tomando decisiones y vigilando que éstas se pongan en
práctica.
40. Como dice el dirigente político uruguayo, Pablo Anzalone24, se trata de construir procesos
democráticos donde las grandes mayorías populares sean incorporadas a la escena política, tanto en
las estructuras como en las prácticas que se desarrollan. Es una reformulación de la política,
rescatando y poniendo el énfasis en los mecanismos participativos que van desde lo local a lo
nacional
a) La descentralización: esencial para una verdadera participación
41. Pero la participación no se da en el aire, ni se da en cualquier espacio, es necesario crear los
espacios adecuados para ejercerla, es decir, espacios en los que la gente pueda no solo discutir,
manifestar sus opiniones sino que también pueda tomar decisiones.
42. Y por ello, sólo puede haber posibilidades de real participación si se da un profundo proceso de
descentralización que implica descentralizar competencias y recursos.25
43. Pero, además de crear estos espacios, es necesario darle herramientas a la población para que
pueda tomar estas decisiones. Si bien es cierto que se aprende a participar participando, no es menos
cierto que es muy importante, aunque no imprescindible, contar con facilitadores que ayuden a dar
los primeros pasos, y es necesario contar con la información que permita adoptar las decisiones más
convenientes.
44. Aquí debemos aclarar que afirmar que la participación popular es un rasgo central de la nueva
sociedad que queremos construir, no significa que todo el mundo tenga que participar con la misma
intensidad. Si respetamos las diferencias, tenemos que entender, por un lado, que hay personas con
mayor o menor vocación para participar activamente en la construcción de la nueva sociedad y, por
otro, que hay muy diferentes formas de participar: hay padres de familia dispuestos a participar, por
ejemplo, en las reuniones de padres que se organizan en las escuelas a comienzos del año escolar,
hay jóvenes que se sienten dispuestos a participar si se les convoca a discutir sobre cómo desarrollar
el deporte en su comunidad, pero ni los unos ni los otros se interesan en participar en las reuniones
de su comunidad; hay otras personas, en cambio que sí se sienten llamadas a participar en forma
mucho más activa y constante en el espacio donde habitan, en su centro de trabajo o de estudio. Lo
que nos debe interesar conseguir es que, sea cual sea el nivel de participación, en los momentos
decisivos esas personas estén dispuestas a manifestar su apoyo al proyecto de nueva sociedad que se
24. Comentarios a una versión previa de este trabajo.
25. Más técnicamente se usa la palabra descentralización para referirse al poder y desconcentrar para indicar el traslado de
funciones y creación de servicios.
10
quiere construir a través de su voto (elección de autoridades, referéndum, consulta popular), de su
presencia en la calle cuando la situación lo exige, etcétera, etcétera.
45. Por otra parte, para que la gente se sienta estimulada a participar, tiene que sentir cómo cambia
su vida gracias a esa participación. Por eso es tan importante evitar el reunionismo, la gente tiene
que tener tiempo para el descanso y la recreación, y cada reunión que se haga debe dejar en la gente
la sensación de que valió la pena asistir, sea porque se consiguió algo material o sea porque se logró
algo espiritual: algo que tocó el corazón (un video, una canción, un gesto). Lo importante es que la
persona salga enriquecida de dicho encuentro, que sienta que su vida cambio en algo.
46. Por último, tenemos que entender que la gente va transformándose a través de la participación.
Puede empezar asistiendo a una reunión sólo para conseguir una solución material, pero cuando va
descubriendo que asistir a las reuniones la va enriqueciendo, porque logra tener más información de
lo que está ocurriendo, porque al realizar acciones solidarias siente la satisfacción de ver cómo ha
contribuido a hacer feliz a otra gente, todo eso va cambiando a las personas, éstas van entendiendo
que es más importante el ser que el tener y, seguramente, estarán cada vez más dispuestas a
participar por otras motivaciones que no sean puramente materiales.
b) Democracia directa y democracia delegada
47. Tenemos que entender también que la única forma aceptable de democracia no es sólo la
democracia directa, es decir, aquella democracia en la que a través de asambleas la gente discute y
decide qué hacer.
48. La democracia directa es una forma de democracia, sin duda la más rica y protagónica, pero
tiene límites. Para que todos pueden participar plenamente, la dimensión del grupo no puede ser
excesivamente extensa. No podemos pensar en democracia directa a nivel municipal en un
municipio con 200 mil habitantes y, mucho menos, en las grandes capitales donde habitan millones
de personas.
49. La participación democrática no puede quedar limitada a estas experiencias de pequeña
dimensión, sino que debe trascender la comunidad, la sección de la fábrica, el aula de clases, debe
abarcar niveles de poder local más amplios hasta llegar al poder a escala nacional; lo mismo debe
ocurrir en las empresas: además de existir consejos de trabajadores por taller o sección, debe haber
consejos de trabajadores por empresa, por rama de la producción; y similarmente debe ocurrir en los
centros de estudio (por aula, facultad, universidad, universidades).
50. Hay que crear un sistema que permita la participación de las ciudadanas y ciudadanos en todos
los procesos de toma de decisiones, concernientes a asuntos comunes y generales que atañen a la
vida humana en sociedad, y para ello debe establecerse alguna forma de delegación de poder que no
reproduzca las limitaciones y deformaciones a las que da origen la representación política burguesa
clásica.
51. En la Venezuela revolucionaria se han dado pasos, que marcan un hito en la historia política
latinoamericana, para abolir la figura clásica de representación política e ir instaurando un sistema
político que combina democracia directa con delegación o vocería, como se le ha llamado
acertadamente en este país. Aquí las personas electas para formar parte del consejo comunal26 se
26. Se trata de una organización territorial inédita en América Latina por lo reducido de su número de participantes: entre
200 y 400 familias en las zonas urbanas densamente pobladas, entre 50 y 100 familias en las áreas rurales, y aún menos
familias en zonas alejadas, fundamentalmente en zonas indígenas. La idea era favorecer al máximo la participación
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denominan voceras y voceros porque son la voz de la comunidad y, por eso, cuando dejan de serlo,
porque han dejado de transmitir lo que la comunidad piensa o decide, esas personas pueden y deben
ser revocadas.
52. La idea sería la de constituir un sistema político inédito de poder popular o de autogobierno que
combine democracia directa en los espacios pequeños con todo un sistema de asambleas de voceras
y voceros [de delegadas y delegados] a distintos niveles, las cuales deberían elegir, orientar y
controlar a los distintos órganos de gobierno.
53. El correcto cuestionamiento a la democracia representativa burguesa, no debe llevarnos, por lo
tanto, a rechazar todo tipo de representatividad. Lo que se rechaza, y con razón, es esa democracia
que se limita a los cinco minutos de votación cada cierto número de años; esa democracia elitesca
que ha invisibilizado a sectores importantes de la población, que son los que hoy han comenzado a
aparecer en el escenario político en distintas partes del mundo, expresando una crítica abierta o
implícita al sistema político vigente.
54. Si defendemos que las grandes decisiones deben ser tomadas por la gente, tenemos que ser
coherentes y señalar cómo millones de personas, que además viven a cientos de kilómetros unas de
otras, van a tomar esas decisiones. Yo no veo otra posibilidad que no sea la de delegar en algunas
personas para que éstas representen las posiciones de sus comunidades en los niveles institucionales
superiores. Por otra parte, tenemos que tener claro que si ellas —en representación de sus bases—
no toman las decisiones, las toman otros.
55. Negar la posibilidad de delegar es negar la posibilidad de participar en la toma de decisiones
sobre temas que trascienden a nuestra realidad local (comunidad, centro de trabajo o de estudio).
56. Los invisibles no llegarán a ser visibles si no se hacen visibles. Creo que ese fue el error de los
zapatistas. Si bien ellos lograron hacerse visibles en 1994 a través de la rebelión armada luego, al
marginarse de la política del país, de alguna manera han vuelto a invisibilizarse.
57. De lo dicho anteriormente se puede concluir que tenemos que crear un sistema político de
representación, o delegación, pero éste debe ser muy diferente al sistema democrático burgués. Este
último concibe a sus representantes como profesionales de la política y, por lo tanto, considera que
deben recibir una remuneración por su desempeño y, una vez electos, su mandato es exclusivamente
unipersonal, alejado de sus electores a los que sólo vuelven a contactar en un nuevo período
electoral.27 El sistema de delegación o vocería que se propone como alternativa, es la antítesis de
estas concepciones y prácticas: las personas electas como representantes, delegadas/os o voceras/os
deben mantenerse ligadas a sus bases, las que a su vez deben supervisar y guiar su trabajo y
prevenir su burocratización.
58. No reciben un mandato libre por un cierto tiempo como los representantes burgueses, sino que
deben guiarse por las decisiones y orientaciones de sus electores quienes deben evaluar su
ciudadana en espacios pequeños para facilitar el protagonismo de sus asistentes, haciéndoles sentirse cómodos y
desinhibidos.
27. “Lo que uno elige —señala el investigador boliviano, Luis Tapia— es quién va a sustituir a los ciudadanos, por un
tiempo, en las tareas ya sea ejecutivas o legislativas, en funciones de gobierno estatal, ya sea a nivel municipal o a nivel
del gobierno central o nacional. Lo que el [p.126] representante hace luego de ser elegido puede no tener relación con los
ciudadanos que votaron por él, en el sentido de que no hay un espacio en el que éstos puedan a través de su participación
alimentar con opiniones políticas al supuesto representante. […]. Luis Tapia Mealla, Gobierno multicultural y democracia
directa nacional en: La transformación pluralista del estado, de Álvaro García Linera, Luis Tapia Mealla y Raúl Prada
Alcoresa, Muela del diablo editores/Comuna, Bolivia, pp.126-127)
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desempeño de acuerdo a las tareas que le van asignando. Esto es lo que los zapatistas han querido
significar al plantear que hay que mandar obedeciendo.
59. Pero aquí debemos aclarar que esto no significa que su mandato sea imperativo. No son
autómatas que reciben mensajes y simplemente los transmiten, son personas responsables y
creativas que, al encontrarse con la realidad de otras comunidades, deben poder modificar el
mandato recibido al ver, por ejemplo, que un comunidad vecina está en situación más precaria que
la suya y apoyar una obra para esa comunidad en lugar de defender la suya. Tiene, por supuesto,
que dar cuenta de su mandato a su comunidad; debe volver a ésta a explicar el porqué de su actitud.
Debe realizar con sus bases todo un trabajo pedagógico para que éstas entiendan que el no
cumplimiento del mandato de la comunidad se debe a razones solidarias que justifican su conducta.
Si la comunidad no logra ser convencida, tiene todo el derecho a revocar a ese delegado porque éste
ya no representa su sentir. La comunidad todavía no ha madurado para hacer suyos los valores
solidarios y, por lo tanto, no se merece ese delegado que refleja esos valores. Recordemos aquí el
dicho: los pueblos tiene los gobernantes que se merecen. Podríamos decir lo mismo de esta
comunidad.
60. De alguna manera el vicepresidente de Bolivia, Álvaro García Linera, explica con otras palabras
lo que más arriba hemos querido decir, refiriéndose en este caso a los gobernantes a nivel nacional:
“Gobernar obedeciendo es afirmar cada día que el soberano no es el Estado, que el soberano es el
pueblo, que no se manifiesta cada cinco años con el voto, sino que se manifiesta, habla, propone,
cada día: necesidades, expectativas y requerimientos colectivos. Lo que se le pide al gobernante es
sintetizar y unir, porque pueden haber voces discordantes dentro del pueblo. El pueblo no es una
cosa homogénea, ¡no señores!, hay clases sociales, hay identidades, hay regiones. El pueblo es muy
diverso. El trabajo del gobernante no es sustituir al pueblo, es armonizar las voces del pueblo,
sintetizar en un solo sentido sus inquietudes. Pero eso no significa que el gobernante sustituya al
pueblo. Gobernar obedeciendo es eso: el soberano es el pueblo y el gobernante es simplemente un
unificador de ideas, un articulador de necesidades, y nada más.”28
61. Para cumplir sus funciones de voceras y voceros y no deformarse, estas personas deben ser
electas en sus lugares de trabajo o de residencia y, como decíamos, deben poder ser revocadas
cuando han perdido la confianza de sus electores.
62. Por otra parte, no deben recibir un salario sino continuar en sus respectivos trabajos. Y si es
necesario que en determinado momento se dediquen a tiempo completo al trabajo comunitario, es la
comunidad la que—a través de sus propios recursos— debería entregarle una cierta suma de dinero
que le permita durante ese período sobrevivir. De esta manera, quedaría aún más claro que tienen
que rendir cuenta de su trabajo a la comunidad. Esto evita transformar las tareas de trabajo
comunitario en tareas burocráticas, realizada sólo para poder obtener un salario.
63. Por último, hay una práctica muy sana en algunas comunidades que es la de rotar a los cuadros,
de tal forma de evitar que determinadas personas se eternicen en determinadas funciones
impidiendo que otras personas de la comunidad vayan aprendiendo a ejercerlas.
64. Y, por supuesto, es muy importante que quienes los eligen los seleccionen correctamente. Y
sobre ello nuevamente la experiencia venezolana nos da luces. Ella nos ha hecho ver cuán
importante es que la elección de las y los voceros se prepare con seriedad y que la gente haya
28. Palabras final pronunciadas en la conferencia de prensa en Maracaibo, Venezuela, en el marco del VI Foro
Internacional de Filosofía, 28 enero 2012.
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conocido a sus candidatos a través de su comportamiento práctico y no sólo de discursos. Por
ejemplo, ha sido muy positivo que antes de elegir a los miembros de los consejos comunales,
quienes se autoproponen como candidatos colaboren en la realización en su comunidad de un censo
demográfico y socio-económico casa por casa, porque a así se ven obligados a tomar contacto con
cada familia de la comunidad. También ha sido muy útil el que hayan elaborado una breve historia
de esa comunidad con la gente, lo que les permite conocer mejor la realidad a la cual van a servir.
Otra actividad que ha sido muy productiva es la organización del diagnóstico participativo que les
ha permitido conocer mejor las necesidades y anhelos más sentidos de la gente que habita en esa
comunidad. No basta entonces que sean capaces de pronunciar bellos discursos para ser electos,
sino que los habitantes de su comunidad constaten su verdadera vocación de servicio. Así se evita
elegir a quienes buscan estos cargos como trampolín para una carrera política personal.
65. Hasta aquí hemos hablado de democracia participativa en lo local y su sistema de vocería, pero
—como ya hemos dicho— ésta no debe ser la única forma de participación política del pueblo. El
investigador boliviano Luis Tapia tiene una interesante propuesta que cualificaría aún más esta
participación política y profundizaría la democracia. Él propone la creación de espacios políticos
públicos para deliberar sobre cuestiones de interés general.
66. Se trataría de espacios políticos de participación democrática directa, no sólo sobre los temas
locales y municipales [que es lo que suele hacerse], sino sobre temas nacionales o plurinacionales;
por ejemplo, cómo avanzar hacia una política de desarrollo económico que respete la naturaleza y
los intereses de las comunidades indígenas; cómo afrontar el tema de la inseguridad. Vivir en
lugares apartados de la capital no debería ser un impedimento para participar en la discusión de
temas nacionales.
67. De alguna manera el movimiento 15 M en Madrid y los estudiantes chilenos están usando
espacios públicos para el debate, y se han transformado en proceso masivo de auto-educación
popular.
68. Pero no sólo se debe discutir a nivel local problemas nacionales, hay que hacer llegar la voz de
esas discusiones locales hacia los niveles institucionales superiores, y esto ratifica, una vez más, la
necesidad de establecer un sistema de delegación o vocería.
69. Por otra parte, la agenda de los debates de la instancia legislativa a nivel nacional —un
parlamento de nuevo tipo— debería ser pública y objeto de discusión en cada uno de esos espacios
de democracia directa, que a su vez irían retroalimentando la discusión del mismo parlamento.29
70. Y junto a este sistema de construcción colectiva de opiniones y lineamientos, en el que
participan las personas más comprometidas, no hay que descartar el empleo de mecanismos de
consulta popular de carácter nacional con distintas modalidades, como ya se hace en algunos de
nuestros países latinoamericanos, teniendo claro que estos mecanismos de consulta que implican un
pronunciamiento individual , no tienen la riqueza de las discusiones colectivas, y que por eso deben
ser instrumentos complementarios y no sustitutivos.
71. Creo que todas estas reflexiones llevan a concluir que el sistema democrático que queremos
construir debe combinar momentos de democracia directa y momentos de democracia indirecta o
delegada.
29. Luis Tapia Mealla, op.cit pp.132 -137 y pp.180-182.
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5) UNA NUEVA SOCIEDAD QUE NO SE DECRETA DESDE ARRIBA
72. Y, por último, una sociedad con las características arriba señaladas no puede surgir por decisión
de un gobierno o de una vanguardia iluminada. No puede decretarse desde arriba. No es una dádiva,
es una conquista. Es un proceso democrático, de transformación cultural, que se construye con la
gente, en el que ésta, al ir transformando las circunstancias, se transforma sí misma.
2. UNA TRANSICIÓN AL SOCIALISMO USANDO AL GOBIERNO COMO PALANCA
1) EL NEOLIBERALISMO, PARTERO DEL SOCIALISMO DEL SIGLO XXI EN AMÉRICA LATINA
73. Hemos dicho muchas veces que una sociedad alternativa al capitalismo es hoy más necesaria
que nunca. Pero, ¿por qué fue en América latina donde primero surge esta propuesta alternativa?
74. Creo que nuestra situación en la década de los 80 y 90 puede, de alguna manera, compararse a la
vivida por la Rusia prerrevolucionaria de comienzos del siglo XX. Lo que fue para ella la guerra
imperialista y sus horrores ha sido para nosotros el neoliberalismo y sus horrores: la extensión del
hambre y la miseria, un reparto cada vez más desigual de la riqueza, la destrucción de la naturaleza,
la pérdida creciente de nuestra soberanía. En estas circunstancias varios de nuestros pueblos dijeron
“basta” y echaron “a andar”, resistiendo primero y, luego, pasando a la ofensiva, fruto de la cual
triunfan candidatos presidenciales de izquierda que levantan programas antineoliberales.
75. Estos líderes políticos latinoamericanos han vivido la misma disyuntiva que vivieron los
bolcheviques en Rusia: o aplicaban medidas capitalistas para tratar de sacar a sus países adelante, lo
que implicaría más sufrimiento para sus pueblos, o se lanzaban a construir una sociedad alternativa
al capitalismo, es decir, se encaminaban hacia otro modelo haciendo de sus pueblos los principales
constructores de la nueva sociedad.
76. Dicho en otras palabras: frente al evidente fracaso del modelo neoliberal tal como se estaba
aplicando —que se mostraba incapaz de resolver los problemas de los pueblos de América latina—
surgió la siguiente disyuntiva: o se refundaba el modelo capitalista neoliberal, evidentemente que
con cambios, entre ellos una mayor preocupación por lo social, pero movido por la misma lógica
capitalista; o se avanzaba en la construcción de un proyecto alternativo.
a) No importa el nombre que le pongamos
77. Coincido con el vicepresidente boliviano, Álvaro García Linera, en que poco importa el término
que se use para denominar la sociedad alternativa al capitalismo: podemos colocarle
“comunitarismo”, “socialismo comunitario”. “sociedad del buen vivir”, “sociedad de la plenitud”,
socialismo del siglo XXI, etcétera, etcétera. Lo importante es su contenido.
78. Ahora, en este avance hacia un proyecto alternativo, hay grandes diferencias entre los diversos
gobiernos de “izquierda”en América latina. Unos se han limitado a adoptar importantes políticas
sociales, pero no han roto con el modelo económico neoliberal, aunque han hecho un esfuerzo por
desarrollar un capitalismo productivo nacional.
79. Otros se han decidido a emprender un camino realmente alternativo —un camino hacia el
socialismo—, sabiendo que las condiciones económicas objetivas en las que están insertos los
obligarán a convivir durante no poco tiempo con formas de producción capitalista.
2) UN DILEMA: CÓMO AVANZAR HABIENDO CONQUISTADO SÓLO EL GOBIERNO
80. A estos últimos gobernantes se les plantea el siguiente dilema: cómo avanzar hacia el socialismo
a través del gobierno cuando —como dice el vicepresidente boliviano, Álvaro García Linera— no
hay condiciones culturales ni económicas que sirvan de base para ese avance. Ese fue el dilema que
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se planteó Lenin en 1917 y que hoy se plantean muchos de nuestros actuales gobernantes, con el
agravante de que en nuestro caso no hemos conquistado el poder del Estado.
81. En nuestros países no sólo existe una débil presencia de condiciones económicas, materiales y
culturales para construir el socialismo, sino que también está ausente la condición más importante y,
hasta ahora, considerada indispensable: no se cuenta con todo el poder del Estado, sólo se cuenta
con una partecita de él. Debemos tener presente que el poder del Estado no se limita al ejecutivo,
sino que involucra también el poder legislativo y el judicial, las fuerzas armadas, los órganos
locales de gobierno (alcaldías, gobernaciones) y otras instancias.
82. Por lo tanto, no es lo mismo acceder al gobierno que contar con el poder del Estado. Este fue
uno de los errores que algunos sectores de la izquierda cometieron en Chile. Se decía que el
gobierno debían adoptar medidas más radicales, sin tener en cuenta la correlación de fuerzas
existente, como si Allende al ganar las elecciones hubiese logrado asirse de todo el poder del
Estado.
83. Coincido con quienes piensan que lograr obtener el poder del Estado es un proceso complejo,
uno de cuyos aspectos más importantes es el de lograr contar con el apoyo de las fuerzas armadas o
lo que se ha llamado: “el monopolio de la violencia”. De ahí que Chávez insista en que hay una
diferencia fundamental entre el proceso impulsado por Allende en Chile y el proceso revolucionario
bolivariano: el primero era un tránsito pacífico desarmado, y el venezolano es un tránsito pacífico
pero armado, y no porque el pueblo esté armado sino porque la gran mayoría de las fuerzas armadas
apoya al proceso.
a) Desde el Estado heredado impulsar el surgimiento de un nuevo Estado construido desde abajo
84. Por otra parte, debemos considerar que nuestros gobiernos heredan un aparato de Estado cuyas
características son funcionales al sistema capitalista, pero no lo son para avanzar hacia una sociedad
humanista y solidaria; hacia una sociedad que pone a la persona humana no sólo en el centro de su
desarrollo, sino también como la gran protagonista de los cambios hacia una sociedad socialista.
85. Sin embargo, la práctica ha demostrado, contra el dogmatismo teórico de algunos sectores de la
izquierda radical, que un gobierno revolucionario puede utilizar este aparato de Estado heredado
transformándolo en un instrumento que colabore en la construcción de la nueva sociedad.30
86. Pero debemos aclarar que ello no significa que deba limitarse a usar el aparato heredado, es
necesario que el gobierno revolucionario —usando el poder que tiene en sus manos— vaya
construyendo los cimientos de la nueva institucionalidad y del nuevo sistema político, creando
espacios de protagonismo popular que vayan preparando a los sectores populares para ejercer el
poder desde el nivel más simple hasta el más complejo, y que así vaya creando las condiciones de
un nuevo Estado construido desde abajo o un “no Estado” que remplazará al viejo Estado: el
gobierno sobre las personas será reemplazado, como Engels escribió, por la administración de
cosas.31
b) Transformando las fuerzas armadas
30. Ver medidas concretas que han ido impulsando en Marta Harnecker, América latina y el socialismo del siglo XXI,
inventando para no errar, Cap. IV. Tareas en las que desde el gobierno se puede avanzar, op.cit.
31. F.Engels, El socialismo utópico y el socialismo científico, en C.Marx y F.Engels, Obras Escogidas en 3 tomos,
Editorial Progreso, Moscú, 1974, p,155.
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87. Este proceso de transformación, de avance hacia la nueva sociedad que queremos construir a
partir del gobierno es, como puede deducirse de lo dicho anteriormente, un proceso lleno de
desafíos y dificultades. Nada asegura un avance lineal, puede haber retrocesos y fracasos.
88. Demos recordar siempre que la derecha respeta las reglas del juego sólo hasta donde le
conviene. Hasta ahora no se ha visto ninguna experiencia en el mundo en que los grupos
dominantes estén dispuestos voluntariamente a renunciar a sus privilegios. El hecho de que acepten
retirarse de la arena política cuando consideran que su repliegue puede ser más conveniente, no
debe llevarnos a engaño. Pueden perfectamente tolerar y hasta propiciar la presencia de un gobierno
de izquierda, si este pone en práctica su política y se limita a administrar la crisis. Lo que tratarán de
impedir siempre valiéndose de medios legales o ilegales es y en eso no hay que ser ilusos que se
lleve adelante un programa de transformaciones democráticas y populares profundas que ponga en
cuestión sus intereses económicos.
89. De esto se deduce que la izquierda debe estar preparada para hacer frente a la fuerte resistencia
que estos sectores opondrán y a sus maniobras por recuperar el poder perdido, y debe ser capaz de
defender las conquistas alcanzadas democráticamente.
90. Y por eso, una de las tareas más importantes de nuestros gobiernos es la de transformar la
institución militar.
91. La tarea no es nada fácil, conocemos su desempeño histórico en favor de los grupos dominantes,
pero pensamos que en algunos países de América Latina existen hoy condiciones que ayudan en
este sentido. Recordemos que una de las principales funciones de las fuerzas armadas es la de
defender la institucionalidad existente, el orden establecido. Pero ¿de qué orden se trata? Justamente
de aquel que está plasmado en la constitución heredada y que ha permitido la reproducción del
capitalismo. Cambiar la manera de ordenar la sociedad debe ser tarea prioritaria de nuestros
gobiernos. Esto es lo que se logró a través de los procesos constituyentes en Venezuela, Bolivia y
Ecuador. Las nuevas constituciones plantean un orden diferente que se expresa en nuevas reglas del
juego institucional, que sirven de andamiaje para la construcción de la nueva sociedad. Se trata de
un orden al servicio de la mayoría del pueblo; donde las riquezas naturales, que fueron cedidas a
empresas transnacionales, vuelvan a manos de nuestros estados; y podamos construir estados
independientes y soberanos. La institución armada, al defender este nuevo orden, estará, entonces,
defendiendo la patria y los intereses de la inmensa mayoría de la población y no los de una élite
92. Cuando los militares venezolanos se rebelaron contra los altos mandos golpistas lo hicieron con
la nueva Constitución en las manos, ésta se transformó en el gran aliado del proceso, porque la
defensa de la Constitución no significaba otra cosa que la defensa de los cambios iniciado por el
gobierno de Chávez.
93. Acerca de las medidas concretas que pueden ayudar a la transformación de las fuerzas armadas
me he referido ampliamente en otro trabajo32, aquí quisiera abordar sólo un aspecto que me parece
crucial: la unión de las fuerzas armadas con el pueblo como la mejor manera de defender la
soberanía nacional. Ante la pérdida de apoyo interno, lo único que puede devolver el poder a las
32. Ver Marta Harnecker, América latina y el socialismo del Siglo XXI …, Op.cit. párrafos 309 al 332. Desarrollo allí las
siguientes medidas: a) Encomendar a la institución armada proyectos sociales al servicio de los más desvalidos, b)
Impulsar escuelas de formación y cursos acordes con el espíritu de la Constitución, c) Responsabilizarla de grandes
proyectos de infraestructura que potencien la soberanía nacional, d) Democratizar el acceso a los altos mandos y cambiar
los criterios de selección, e) Elaborar una doctrina militar que incorpore al pueblo en las tareas de la defensa nacional.
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elites anteriormente dominantes es la intervención extranjera a través de las más diversas formas:
económicas, mediáticas y en último término militares. Frente a esta posibilidad, comparto la
opinión del vicepresidente de Bolivia, Álvaro García Linera: nuestra única opción de vivir o de
resistir ante una eventual invasión es tener “una fuerte vinculación entre la estructura militar y la
estructura social”. Él nos explica que ésa es la lógica con la que se está construyendo la doctrina
militar boliviana.33 Se está recuperando una tradición de lucha del pasado: lo que en Bolivia se
llamó las ‘republiquetas’, nacidas en la época de la lucha por la independencia para luchar contra el
poder colonial. En ellas lo militar estaba fusionado a la estructura local comunitaria. Fue así como
se resistió y se desarrolló durante 15 años la guerra de emancipación y se logró construir el Estado
boliviano.
94. La historia de muchos países ha demostrado que frente a una alta moral combativa de nuestros
pueblos alzados en armas no hay imperio que pueda vencer.
c) Un modelo de desarrollo que respete la naturaleza
95. Hemos hablado anteriormente de la visión de Marx frente al problema del medio ambiente. Éste
no podía, sin embargo, imaginar la profundidad que podría adquirir la crisis ecológica siglo y medio
después de haber escrito El Capital. Según fuentes autorizadas34— la tierra ha perdido una quinta
parte de su superficie cultivable, una quinta parte de sus selvas tropicales y decenas de miles de
especies vegetales y animales. Extensas extensiones de tierra se han tornado desiertos, gran cantidad
de bosques y lagos se han acidificado, el agua potable habría comenzado a escasear. Esta alarmante
situación ha conducido a crear un consenso cada vez mayor de que no puede mantenerse ni imitarse
el índice de crecimiento de la segunda mitad del siglo XX en los países avanzados. Esto “tendría
consecuencias irreversibles y catastróficas para el entorno natural de este planeta, incluyendo a la
especie humana que forma parte de él”.35
96. Parar esta situación se hace cada vez más urgente si queremos que la humanidad tenga un
futuro. La solución no vendrá, sin embargo, de los países de desarrollo avanzado que son los países
más contaminantes. La reciente Cumbre de Río36 lo acaba de ratificar.
97. Es por ello que otro gran desafío que tienen por delante nuestros gobiernos de izquierda en
América latina es el de sacar a sus pueblos de la pobreza y responder a sus necesidades básicas por
siglos postergadas, pero hacerlo respetando a la naturaleza.
98. Cuestionar al desarrollo ilimitado propio del capitalismo, no debe significar oponerse a todo
desarrollo. Un “crecimiento cero”, como algunos proponen, para evitar el consumo de energía
contaminante y sus consecuencias degradantes del medio ambiente, significaría congelar las
actuales desigualdades existentes entre los países ricos y los países pobres, es decir, entre las
sociedades desarrolladas que han alcanzado un elevado nivel de vida, y la mayor parte de la
humanidad que está muy lejos de alcanzar esas condiciones.
33. Marta Harnecker, Entrevista con Álvaro García Linera, op.cit.
34. Datos del World Institute de 1990.
35. E. Hobsbawm, La historia del siglo XX (1914=1991), Barcelona Crítica, 1995. p.561.
36. Cumbre de la Tierra Río+20 —llamada oficialmente Conferencia de Naciones Unidas sobre Desarrollo Sustentable—
se celebró del 20 al 22 de junio de 2012 en la ciudad de Rio de Janeiro. Rio+20, United Nations Conference on
Sustainable Development, was held in Rio de Janeiro, Brazil, on June 20-22, 2012.
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99. Por otra parte, aunque nuestra meta debe ser encaminarnos hacia una economía cada vez menos
extractivista, no podemos pensar que esto se puede lograr de un día para otro. El propio Alberto
Acosta, un investigador ecuatoriano muy crítico al extractivismo aclara que no se puede pensar en
“cerrar los actuales campos petroleros en explotación, pero sí de discutir seriamente sobre si
conviene seguir ampliando la frontera petrolera” con los impactos ambientales devastadores que eso
significa.37
100. Para limitar la explotación petrolera, en el 2007 el gobierno ecuatoriano presentó al mundo un
interesante y desafiante proyecto —conocido como el proyectoYasuní ITT 38—. El Ecuador se
compromete a mantener bajo tierra el crudo probado equivalente al 20% de sus reservas existentes
en tres campos petroleros situados en el Parque Nacional Yasuní a cambio de que la comunidad
internacional contribuya financieramente con al menos 3.600 millones de dólares, equivalentes al
50% de los recursos que percibiría el Estado en caso de optar por la explotación petrolera.
101. Tenemos que afrontar el reto de encontrar una estrategia que permita construir el Buen Vivir
aprovechando los recursos naturales no renovables, transformándolos en “una bendición” —como
recomienda el Premio Nobel de Economía Joseph Stiglitz—, pero sin depender exageradamente de
ellos. Sólo así podremos salir de la trampa de la pobreza y del subdesarrollo.39
102. El ecologista y economista estadounidense, Herman E. Daly, ha establecido tres criterios
operativos básicos que deberían ser aplicados en una sociedad ecológicamente sostenible: “1) no
explotar los recursos renovables por encima de su ritmo de renovación; 2) no explotar los recursos
no renovables por encima del ritmo de sustitución por recursos renovables; 3) no verter al aire, al
agua y al suelo una cantidad o una composición de residuos por encima de la capacidad de
absorción de los ecosistemas.”40 Hay quienes añaden un cuarto criterio: el respeto a la diversidad
biológica o biodiversisad de los diferentes ecosistemas.
103. No se trata, entonces, de decir no al desarrollo, sino de “concebir y concretar modelos de
desarrollo auténticamente humanos” o lo que varios autores llaman “desarrollo sustentable” o
sociedad ecológicamente sostenible, es decir, una sociedad que satisfaga “de forma equitativa las
necesidades de sus habitantes sin poner en peligro la satisfacción de las necesidades de las
generaciones futuras41, una sociedad en la que quien decida qué y cómo producir sea el pueblo
organizado.
d) Otros desafíos
104. Otro desafío menor pero que no deja de ser importante es el que se refiere a la agenda electoral
a la cual deben someterse estos gobiernos para legitimarse ante los continuos ataques de la
oposición y para poder dar continuidad al proceso de cambios ya iniciado.
105. Esta agenda choca muchas veces con la agenda de la construcción democrática participativa.
Suelen paralizarse o debilitarse procesos de construcción de poder popular para dar cabida a las
37. Marta Harnecker, Tiempos políticos y procesos democráticos, Entrevista a Alberto Acosta, 21 sep.2010, párrafo 148.
38 Ishpingo, Tambocoha y Tiputini , de ahí la sigla (ITT). En ese Parque existen reservas por 846 millones de barriles de
petróleo.
39. Marta Harnecker, Tiempos políticos y procesos democráticos, Op.cit. párrafo 147.
40. H. E. Daly, Criterios operativos para el desarrollo sostenible, citado por Enric Tello en Economía y ecología en el
camino hacia ciudades sostenibles, en Papeles de la FIM Nº8 (Alternativas al desarrollo), Madrid, España nota 7, p.136.
41. Enric Tello, Ibidem, p.135.
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campañas electorales; éstas tienden a fomentar actitudes populistas: muchas veces se prioriza en
ellos la entrega de soluciones en lugar de estimular la conquista de ellas por la gente.
106. A esto hay que agregar que no siempre los candidatos compiten en igualdad de condiciones:
aquellos que tienen acceso a los medios o al uso del aparato del Estado para sus campañas se ven
muy favorecidos en relación con los demás.
107. Por otra parte, no es fácil resolver el gran dilema de la contradicción entre tiempos políticos y
procesos democráticos. Muchas veces se quisiera alargar la discusión acerca de leyes o procesos
constituyentes con lo que se ganaría en riqueza democrática, pero podría arriesgarse el futuro del
proceso democrático.42
108. Todas estas son realidades que tenemos que enfrentar en el futuro. El gran desafío que se nos
presenta es cómo ir construyendo una institucionalidad alternativa, es cómo maximizar los aspectos
positivos y minimizar los negativos, para poder acumular fuerzas a favor del cambio y no a favor
del pasado.
109. Y en este sentido, una de las primeras cosas que deberíamos hacer es evitar que en la búsqueda
de votos —en lugar de hacer una campaña educativa, pedagógica, que sirva para que el pueblo
crezca en organización y conciencia— utilicemos las mismas técnicas para vender sus candidatos
que suele usar el sistema burgués.
110. Por otra parte, los avances suelen ser muy lentos y frente a esta situación no poca gente de
izquierda se desanima. Muchos pensaron que la conquista del gobierno sería la varita mágica para
resolver prontamente los problemas más sentidos por la gente.
3) NECESIDAD DE UNA PEDAGOGÍA DE LOSMITES
111. Por eso es que pienso que, de la misma manera en que nuestros dirigentes revolucionarios
deben usar el Estado para cambiar la correlación de fuerzas heredada, deben también realizar una
labor pedagógica frente a los límites o frenos que encuentran en su camino —lo que llamamos una
pedagogía de los límites—. Muchas veces se cree que hablarle de dificultades al pueblo es
desalentarlo, desanimarlo, cuando, por el contrario, si a nuestros sectores populares se les informa,
se les explica por qué no se pueden alcanzar de inmediato las metas deseadas, eso los ayuda a
entender mejor el proceso en que viven y a moderar sus demandas. Y también los intelectuales
deben ser alimentados con información para que sean capaces de defender el proceso y para que
puedan realizar una crítica seria y constructiva si es necesario.
112. Pero esta pedagogía de los límites debe ir acompañada simultáneamente de un fomento de la
movilización y la creatividad populares evitando domesticar las iniciativas de la gente, y a
sabiendas de que eso redundará en críticas a las posibles fallas de la gestión gubernamental. No sólo
se debe tolerar la presión popular sino que se debe entender que es necesaria para ayudar a los
gobernantes a combatir las desviaciones y errores que pueden ir surgiendo en el camino.
42. Pienso que los intelectuales son los que viven con más intensidad este dilema y por eso quisiera recordar lo que
escribía Carlos Matus, en su libro El líder sin estado mayor: “Mientras el dilema de algunos intelectuales es ocuparse de
pensar sin renunciar a la acción […], el de algunos políticos es ocuparse de la acción sin renunciar a pensar. Este dilema de
ambos los lleva a la mutua descalificación, lo que impide que se reconozcan las capacidades y aportes que cada grupo
debe hacer.” (la oficina del gobernante, Fundación ALTADIR, La Paz, Bolivia, 1997).
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3. CONSTRUYENDO UNA NUEVA HEGEMONÍA
113. Anteriormente me he referido a las características fundamentales de la nueva sociedad que
queremos construir. Me detuve especialmente en el tema de la democracia participativa y
protagónica como uno de sus rasgos esenciales. Abordé también las características que tiene la
transición en aquellos países cuyos gobernantes han decidido avanzar hacia el socialismo por la vía
pacífica o institucional.
114. Ahora quisiera hablar brevemente de cómo lograr la correlación de fuerzas necesarias para
avanzar hacia la sociedad que queremos construir y su relación con el tema de la hegemonía.
1) DEFINIENDO LO QUE ENTENDEMOS POR HEGEMONÍA
115. Empezaré primero por definir lo que entiendo por hegemonía, ya que esta palabra tiene muchas
acepciones y se aplica a diferentes terrenos o áreas de la sociedad. Se habla de hegemonía
económica, de hegemonía política, de hegemonía cultural. Aquí usaré aquella relacionada con el
tema de la conciencia, de la cultura.43
116. Y mi punto de partida, siguiendo a Marx, es que las ideas y valores que prevalecen en una
determinada sociedad y racionalizan y justifican el orden existente, son las ideas y valores de las
clases dominantes, que en épocas pasadas se trasmitían fundamentalmente a través de la familia, la
iglesia y el sistema escolar, y que hoy cada vez más se transmiten a través de los medios de
comunicación, y especialmente a través de la televisión, cuyas telenovelas han pasado a ser —como
dice el sociólogo chileno, Tomás Moulián— el opio del pueblo de hoy, influyendo muy
especialmente en los sectores menos provistos de armas teóricas de distanciamiento crítico.
117. Y entiendo que una clase llega a ser hegemónica cuando logra que sus valores, que sus
propuestas, que su proyecto de sociedad sean aceptados, mirados con simpatía y asumidos como
propios por amplios sectores sociales. Hegemonía es lo contrario a la imposición por la fuerza.
118. Por otra parte, no hay que confundir la palabra hegemonía con dominio, porque puede haber
dominio de una clase cuando los intereses de ésta se imponen a la sociedad por la fuerza y puede
haber dominio si estos intereses son asumidos por la gente como propios. Puede haber entonces una
clase que domina mediante el terror o que domina mediante el consenso o mediante una
combinación de ambos. Además, hay que tener presente que la hegemonía no es algo que se
conquista para siempre, puede perderse. Y suele ocurrir que aquellos gobiernos que ejercían su
dominio mediante el consenso, cuando empiezan a perder el apoyo social reemplazan esa pérdida
por la adopción de métodos autoritarios que les permitan continuar en su papel dominante. Parecería
que hay una dialéctica entre debilitamiento de la capacidad de convencer y el aumento de la
necesidad de emplear la fuerza.
119. Cuando una clase social llega a ser hegemónica, uno de sus logros es que permite conformar
un bloque social, es decir, que permite mantener unido a un conglomerado social heterogéneo que
normalmente está marcado por contradicciones de clase, a veces, muy profundas. Son sus
planteamientos, sus propuestas las que sirven de elemento cohesionador ayudando a mitigar las
contradicciones existentes entre sus diferentes sectores sociales.
43. He tomado aquí ideas de Gramsci y de dos estudiosos del pensamiento del filósofo italiano: Christine
Buci-Glucksmann, Gramsci y el Estado y Luciano Gruppi, El concepto de Hegemonía en Gramsci (Ediciones de
Cultura Popular, México, 1978, Caps. I y V. Págs. 7-24 y 89-111 respectivamente.
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120. Existe también una relación entre hegemonía y capacidad de resolver los problemas de la
población. Al menos ésta debe tener la ilusión de que las medidas que se adoptan van a resolverlos,
porque si la gente comprueba que esto no es así, empieza a resquebrajarse esa hegemonía.
a) Burguesía logra aceptación popular del orden capitalista
121. En no pocos países, los sectores burgueses han logrado sembrar sus valores y generar una
amplia aceptación popular del orden social capitalista, han logrado la dirección cultural sobre la
sociedad, es decir, han logrado gobernar por consenso más que usando el látigo. Su propaganda
suele estar tan bien elaborada que, no sólo logra crear necesidades artificiales sino que también
logra ilusionar a importantes sectores de la población con que sus problemas serán resueltos
mediante la implementación de su modelo económico.
b) Comienza el resquebrajamiento de la hegemonía burguesa
122. Sin embargo, la crisis mundial del capitalismo, su incapacidad para resolver los problemas más
acuciantes de nuestros pueblos, la agudización vertiginosa de la miseria y la exclusión social de la
gran mayoría de la población, mientras cada vez menos manos acaparan la mayor parte de la
riqueza, han llevado a que un número creciente de personas en el mundo comience a rechazar este
modelo. La hegemonía cultural de la burguesía ha comenzado a resquebrajarse en varios países. Fue
ese resquebrajamiento el que creó las condiciones para que varios de nuestros pueblos
latinoamericanos eligieran a gobernantes con propuestas alternativas al neoliberalismo y el que
explica también las actuales movilizaciones y sublevaciones populares en distintas partes del
planeta.
2) NECESIDAD DE UN INSTRUMENTO POLÍTICO44
123. Pero este resquebrajamiento de la hegemonía burguesa no significa que se haya consolidado
una nueva hegemonía popular. Ésta no surge espontáneamente, se necesita un instrumento político,
una organización política que la construya.
124. Algunos podrán argumentar que las grandes movilizaciones que están ocurriendo en distintas
partes del mundo nos hacen ver que es posible luchar prescindiendo de las organizaciones políticas.
Yo creo justamente que estas movilizaciones nos están planteando que para pasar a etapas
superiores de lucha sí se requiere un instrumento político, que no tiene por qué ser el tradicional
partido político de izquierda.
125. Tanto estas movilizaciones como los estallidos sociales que se produjeron en varios países de
América latina en la década de los 80 y 90, han demostrado fehacientemente que no basta la
iniciativa creadora de las masas para lograr la victoria sobre el régimen imperante.
126. En los años más recientes y en cada vez más países, crecientes multitudes se han rebelado
contra el orden existente y sin una conducción definida se han tomado plazas, calles, carreteras,
pueblos, parlamentos, pero, a pesar de haber logrado la movilización de cientos de miles de
personas, ni su masividad ni su combatividad han permitido ir más allá de una mera revuelta
44. He retomado en estos párrafos muchas de las ideas expuestas en mi texto: Ideas para la lucha : ¿Insurrecciones o
revoluciones?” El papel del instrumento político, primero de una serie de 12 artículos cortos escritos en el 2003. Y de los
otros libros que he escrito sobre el tema: Reconstruyendo la Izquierda (2006); La izquierda después de Seattle (2005);
La izquierda en el umbral del Siglo XXI. Haciendo posible lo imposible (1999); La izquierda se renueva (1991)
http://www.rebelion.org/docs/92377.pdf; Vanguardia y crisis actual o Izquierda y crisis actual (1990)
http://www.rebelion.org/docs/92106.pdf.
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popular. Han logrado derribar presidentes, pero no han sido capaces de conquistar el poder para
iniciar un proceso de transformaciones sociales profundas.
127. La historia de las revoluciones triunfantes, por el contrario, ratifica en forma porfiada que para
que la energía popular, en lugar de ser desperdiciada, se transforme en fuerza impulsora de
cambios se requiere una instancia política que ayude a superar la dispersión y atomización del
pueblo explotado y oprimido, proponiendo un programa alternativo de carácter nacional que sirva
de instrumento aglutinador de amplios sectores populares, a la vez que estrategias y tácticas que
permitan unificar la acción para golpear eficazmente al poderoso enemigo que hay que enfrentar en
el momento decisivo y el lugar decisivo.
128. Y con cuánto mayor razón hoy en que el sujeto popular potencialmente revolucionario es tan
heterogéneo y está tan fragmentado, y tan diverso en cada país.
129. La sólida cohesión organizativa no sólo otorga la capacidad objetiva para actuar; a la vez crea
un clima interno que hace posible una intervención enérgica en los acontecimientos y un
aprovechamiento de las oportunidades que éstos ofrecen. Hay que recordar que en política no sólo
hay que tener la razón, sino que hay que tenerla a tiempo y contar con la fuerza para materializarla.
130. Por el contrario, el no tener ideas claras por qué luchar y la sensación de no contar con
instrumentos sólidos que permitan llevar a la práctica las decisiones adoptadas, influye
negativamente ejerciendo una acción paralizadora.
131. Reconozco que el terreno no es fértil para sembrar estas ideas. Hay muchos que no aceptan
siquiera discutirlas. Y adoptan esta actitud porque las asocian a las prácticas políticas
antidemocráticas, autoritarias, burocráticas, manipuladoras, que han caracterizado a muchos
partidos de izquierda.
132. Yo creo que es fundamental superar este bloqueo subjetivo y entender que cuando hablo de un
instrumento político, no se trata de cualquier instrumento político, se trata de un instrumento
político adecuado a los nuevos tiempos; un instrumento que tenemos que construir entre todos.
133. Pero para crear o remodelar el nuevo instrumento político hay que cambiar primero la cultura
política de la izquierda y su visión de la política. Esta no puede reducirse a las disputas políticas
institucionales por el control del parlamento o de los gobiernos locales; por ganar un proyecto de
ley o unas elecciones. En esta forma de concebir la política, los sectores populares y sus luchas son
los grandes ignorados. La política tampoco puede limitarse al arte de lo posible.
134. Para la izquierda la política debe ser el arte de hacer posible lo imposible. Y no se trata de una
declaración voluntarista. Se trata de entender la política como el arte de construir fuerza social y
política capaz de cambiar la correlación de fuerzas a favor del movimiento popular de tal modo de
poder hacer posible en el futuro lo que hoy aparece como imposible.
135. La visión que yo tengo de este instrumento político es la de una organización capaz de levantar
un proyecto nacional que permita aglutinar a todos los sectores afectados por la crisis y les sirva de
brújula. Como una instancia volcada hacia la sociedad, respetuosa de la autonomía de los
movimientos sociales, que renuncie a manipularlos, y cuyos militantes y dirigentes sean verdaderos
pedagogos populares, capaces de potenciar toda la sabiduría que existe en el pueblo tanto la que
proviene de sus tradiciones culturales y de lucha, como la que adquiere en su diario bregar por la
subsistencia a través de la fusión de estos conocimientos con los más globales que la
organización política pueda aportar. Como una instancia orientadora y articuladora al servicio de los
movimientos sociales. Una instancia que entienda la política como el arte de construir fuerzas, y que
supere el antiguo y arraigado error de pretender construir fuerza política sin construir fuerza social.
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3) ESTRATEGIA POLÍTICA PARA LA ACTUAL COYUNTURA: UN AMPLIO FRENTE
136. Una instancia política que sea capaz de aprovechar la profundidad de la crisis y la amplitud y
variedad de los sectores afectados. Que aproveche el escenario altamente favorable para aglutinar
en una sola gran columna a la creciente y dispersa oposición social conformando un bloque social
alternativo, de amplísima composición social y de enorme fuerza, la que se irá acrecentando en la
medida en que haya capacidad de convocar a la legión de sus potenciales integrantes.
137. En el caso de una izquierda en el gobierno, la tarea estratégica es ser capaces de articular y
movilizar a todos los sectores sociales interesados en defender y profundizar los cambios que ha
comenzado a realizar el gobierno y que encuentran una férrea oposición en los sectores que se
oponen a ellos.
138. Las características de este bloque social —que podría reunir a la inmensa mayoría de la
población— dependerán de cada país. El peso de cada sector social, de cada grupo étnico, etc. será
diferente en cada uno de ellos. En América Latina, además de los sectores tradicionales de la clase
obrera urbana y rural, y de los sectores más pobres y marginados, podría convocar a: los estratos
medios empobrecidos, la constelación de pequeños y medianos empresarios y comerciantes, el
sector de los trabajadores informales, los productores rurales medianos y pequeños, la mayoría de
los profesionales, la legión de los desocupados, los cooperativistas, los jubilados, la policía y los
cuadros subalternos del ejército (suboficiales y cuadros que les están subordinados).
139. Pienso que también podrían formar parte de él sectores capitalistas cuya situación en el mundo
de los negocios ha entrado en contradicción objetiva con el capital transnacional. No se trataría de
sectores burgueses capaces de levantar un proyecto propio de desarrollo nacional, sino de sectores
que, para sobrevivir como tales en el contexto de la globalización neoliberal, no tienen otro camino
que insertarse en un proyecto nacional popular que les asegure apoyo crediticio y un amplio
mercado interno, producto de las políticas sociales de dicho gobierno.
140. Y como el neoliberalismo empobrece a la gran mayoría de la población de nuestros países, y
no la empobrece sólo desde el punto de vista económico, sino también en su subjetividad, no sólo
deberíamos considerar a los sectores económicamente afectados, sino también a todos los
discriminados y oprimidos por el sistema: mujeres, jóvenes, niños, ancianos, indígenas, afro
descendientes, determinadas creencias religiosas, diferente orientación sexual, etcétera.
141. En este bloque deben tener cabida, entonces, todos aquellos que sufren las consecuencias del
sistema y están dispuestos a comprometerse en la lucha por detener en un primer momento su
avance y, luego, tratar de revertirlo.
142. Por otra parte, en un mundo en que el ejercicio de la dominación se realiza a escala global,
parece aún más necesario que ayer establecer coordinaciones y estrategias de lucha a nivel regional
y supra-regional. Los foros sociales mundiales y otros encuentros de carácter internacional han
permitido notables avances en este sentido, aunque todavía queda mucho por hacer.
143. Sigue plenamente vigente lo que escribió, en 1994, el senador uruguayo del Frente Amplio,
Enrique Rubio: debemos buscar una articulación “de los excluidos, postergados, dominados y
explotados a escala mundial, incluyendo a los que viven en los países desarrollados. Es preciso […]
jaquear al capitalismo desde lo político, estatal o no estatal, militante o no militante, partidario o no
partidario, desde los movimientos sociales, desde los complejos científico-técnicos, desde los
centros culturales y comunicacionales en los cuales se moldean, de modo decisivo, las formas de
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sensibilidad, y desde las organizaciones autogestionarias […]. Para decirlo en una forma un poco
esquemática y quizá chocante, la revolución será internacional, democrática, múltiple y profunda, o
no será.”45
144. Pienso que para ir conformando este bloque es necesario que seamos capaces de proponer
tareas concretas y limitadas, que prioricen los puntos de convergencia y que seamos capaces de
tratar correctamente las contradicciones que necesariamente van a surgir entre sectores tan diversos
del pueblo.
145. Sería importante poder elaborar un programa coyuntural o plataforma de acumulación para
dicha coyuntura que cumpla el papel de instrumento aglutinador de todos los “perdedores” y
perjudicados por el modelo neoliberal. Una plataforma que se plantee: frenar el desarrollo del
proyecto neoliberal y ofrecer alternativas concretas a los graves problemas del presente.
146. Plataforma que debería ser elaborada con la participación de todos los que se sientan llamados
a hacerlo. Coincido con Rafael Agacino en que “el ejercicio democrático de elaboración de política,
de construcción de consensos en torno a las demandas populares” es muy importante. “Se trata —
como él dice— de abrir espacios para la política desde abajo, de estimular el más elemental acto de
comunicar anhelos cara a cara, y de ahí avanzar al procesamiento social de los intereses diversos,
congeniando inteligencias y aunando voluntades en torno a los derechos generales de todos los que
vivimos del esfuerzo propio.”46
147. Esta plataforma no debe confundirse con el programa del instrumento político. Este debe
desarrollar con mayor profundidad la meta a alcanzar y el camino a seguir.
a) Ganar la cabeza y el corazón de la inmensa mayoría47
148. Por otra parte, si nuestro proyecto de sociedad alternativa al capitalismo es esencialmente
democrático debemos tener claro que tenemos que ganarnos la cabeza y el corazón de la inmensa
mayoría de la gente. No podemos imponerle nuestro proyecto, debemos convencerla de que es el
mejor proyecto para ella y hacerla partícipe de la construcción de la nueva sociedad.
149. ¿Y qué podemos hacer para lograr estos objetivos?
150. En primer lugar, debemos entender que no basta con la prédica. Como dice el presidente
Chávez, la mente y el corazón se ganan en la práctica, creando oportunidades para que la gente vaya
entendiendo el proyecto en la medida en que va siendo constructora del mismo.48
151. Nuestra convocatoria debe ser amplia, no debe excluir a nadie. Todas las personas de buena
voluntad que quieran realizar un trabajo en función de un colectivo, buscando su bienestar,
buscando la solidaridad con otros colectivos, deben ser convocadas, sea del color político o de la
creencia religiosa que sea.
45. E. Rubio y M. Pereira, Utopía y estrategia, Democracia y socialismo, Ediciones Trilce, Montevideo, Uruguay 1994,
pp.149- 150.
46. Rafael Agacino, “Movilizaciones sociales: coyuntura y aperturas políticas del período.”, mayo 2012. Este artículo
puede encontrarse en la siguiente dirección electrónica: (PENDIENTE)
47. Desarrollé esta temática en: Hacia la construcción de una nueva hegemonía anticapitalista. Tareas de nuestros
gobiernos y de la organización popular, Ponencia en la UCA, El Salvador, 21 octubre 2011.
48. Hugo Chávez, Primer Aló Presidente teórico sobre el tema de las comunas, 11 de junio 2009.
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152. Nuestra actitud debe hacer sentir a la gente que sus opiniones, las informaciones que envía, sus
críticas, reflexiones e iniciativas son tomadas en cuenta.
153. Esto implica también entender que no se puede gobernar sólo para los nuestros, sólo para los
“rojos”. ¡Cuánta gente no ha sido ganada para el proceso cuando ve que el gobierno otorga recursos
a los sectores más desvalidos, sean estos partidarios o no de ese gobierno!
154. Por eso creo que es fundamental que se haga una diferenciación en el campo capitalista entre
oposición destructiva, conspiradora, y oposición constructiva, evitando meter en un mismo saco a
todo el mundo. Pienso que ayudaría a acercar a muchos que hoy están alejados si somos capaces de
reconocer las iniciativas positivas de la oposición y no condenar como malo todo lo que venga de
ella. Hay que combatir sus ideas erradas, sus propuestas equivocadas, pero destruirlas con
argumentos, sin agresiones verbales. Quizá esas agresiones verbales son muy bien recibidas por los
sectores populares más radicalizados, pero producen rechazo en amplios sectores medios y también
en muchos sectores populares. La gente suele no sentirse cómoda con esos ataques.
155. Tenemos que preguntarnos por qué, si nuestro proyecto de sociedad alternativa al capitalismo
es un proyecto hermoso, profundo, transformador, y refleja los intereses de la gran mayoría de la
población, los gobiernos que se han propuesto construirlo no cuentan con todo el apoyo popular con
el que debieran contar.
156. Yo pienso que en gran medida esto se explica porque una parte importante de la población no
conoce nuestro verdadero proyecto. Los medios opositores se encargan de deformarlo, de crear
falsas alarmas y, muchas veces, logran aterrorizar a la gente acerca del futuro que les espera. Pero
ellos no son los únicos culpables de esta situación. Nosotros también hemos contribuido a ella.
Solemos tener grandes debilidades al comunicar el proyecto. No destinamos suficiente tiempo ni
recursos ni creatividad a esta tarea. Y, lo más grave, muchas veces, con nuestra propia forma de
vivir estamos negando ese proyecto. Proponemos crear una sociedad democrática, solidaria,
transparente, no corrupta y estamos asumiendo prácticas autoritarias, clientelares, egoístas, poco
transparentes. Muchas veces hay una gran distancia entre lo que predicamos y lo que vivimos y
nuestra prédica se hace entonces poco creíble.
157. No podemos asombrarnos, entonces, de que haya importantes sectores de la sociedad que aún
no se identifican con nuestro proyecto y que es necesario ir conquistando. Tenemos que procurar
corregir estos errores y superar estas desviaciones, ya que sólo así podremos llegar a ganar la
hegemonía sobre la sociedad.
b) Una nueva cultura de la izquierda
158. Finalmente, para terminar este trabajo, no quiero dejar de repetir lo que ya he dicho
innumerables veces: para ganar la hegemonía se necesita una nueva cultura de la izquierda. Una
cultura pluralista y tolerante, que ponga por en
encima lo que la une y deje en segundo plano lo que la
divide. Necesitamos militantes de izquierda que promuevan valores como: la solidaridad, el
humanismo, el respeto a las diferencias, la defensa de la naturaleza; que rechacen el afán de lucro y
las leyes del mercado como principios rectores de la actividad humana, que comiencen a darse
cuenta que la radicalidad no está en levantar las consignas más radicales ni en realizar las acciones
más radicales —que sólo unos pocos siguen porque asustan a la mayoría—, sino en ser capaces de
crear espacios de encuentro y de lucha para amplios sectores. Una izquierda que entienda que es en
la lucha donde los seres humanos crecemos y nos transformamos. Constatar que somos muchos los
que estamos en la misma lucha es lo que nos hace fuertes, es lo que nos radicaliza

«La Era de la Información» ¿En qué mundo estamos viviendo?

2003. La guerra de Estados Unidos contra Irak no ha sido sólo una sinrazón ética. Fue también expresión del empleo arrogante de los viejos métodos de una sociedad que ya es obsoleta, expresión de una total falta de imaginación para hacer uso, creativa y constructivamente, de los nuevos métodos de la Era de la Información.

Hasta septiembre de 2001, cinco años después de su publicación, se habían hecho ya doce reimpresiones en inglés de la obra en tres volúmenes del sociólogo catalán residente en Estados Unidos Manuel Castells titulada La Era de la Información: economía, sociedad y cultura, traducida ya o traduciéndose a diecinueve idiomas, en este orden de aparición: castellano, chino, francés, portugués, japonés, coreano y ruso. A Castells le llevó doce años investigar para escribir esta obra, publicada entre 1996 y 1998. La dedica a su esposa Emma Kiselyova-Castells, compañera de vida y de investigación y puerta para algunos mundos a través de idiomas desconocidos para él. También la dedica a Irene Castells Oliván, a quien llama “historiadora de utopías”, y a su hija Nuria “alegría de mi vida”. Es ésta la obra de un hombre que tiene su vida iluminada por la luz de tres estrellas. A mí me llevó dos años la ardua lectura de esta obra, de la que intento hacer un resumen, sólo de vez en cuando comentado. Un resumen que no obvia una invitación a su lectura completa. Aseguro que se trata de una aventura productiva.

EL EJE DE LA PREPOTENCIA: SIN IMAGINACIÓN Y ATRAPADOS EN LA CÓLERA
Leer La Era de la Información es sentirse inevitablemente atravesado por su clarividencia ante la crisis que ha sacudido al mundo. La gran contradicción en la decisión del eje de la prepotencia (Bush-Blair-Aznar) de desencadenar la guerra contra Irak estuvo en mantener los viejos métodos de la sociedad de las enemistades congeladas, de la sociedad de la guerra fría, en una época cuya nueva ventana tecnológica permite inventar métodos nuevos para construir una sociedad de vibrantes alianzas, la sociedad de la paz calurosa. La falta de imaginación para afrontar creativamente la polarización entre los dinamismos globalizadores de la cultura de la virtualidad uniforme y los dinamismos identitarios de las múltiples experiencias personales, familiares y culturales y eso ha sido esta guerra está llevando a la ciudadanía de esta aldea global a una catástrofe humanitaria y moral de proporciones dantescas. Se desprecia la imaginación para usar la tecnología de la información en nuevas acciones y operaciones de comunicación y diálogo, y se insiste en seguir utilizándola para crear bombas inteligentes capaces de aniquilar cualquier comunicación interhumana.

El terrorismo del 11 de Septiembre que fue un crimen contra la humanidad no suscitó un proceso de reflexión y humildad en la conciencia colectiva del imperio. En su lugar, ha provocado en los gobernantes imperiales una cólera ciega y sorda, incapaz de ver y escuchar las nuevas razones, no las razones de Estado, sino las razones de Humanidad. Para los nuevos halcones estadounidenses, británicos y españoles, multiplicar los enemigos fue más importante que recrear la convivencia humana.

Una sociedad que vive del temor y de la hostilidad que éste produce está llamada a la derrota, no sólo de la unidad de las naciones en la búsqueda de una nueva humanidad, también de la misma humanidad del imperio. Definir como eje del mal a tres gobiernos del mundo ¿quién garantiza que este eje no abarcará mañana con flexibilidad paranoica a otros más? es proyectar en ellos la propia mala conciencia de ser único país que lanzó sobre otro la bomba atómica. Lejos de ser un juicio imparcial en donde el acusado es inocente hasta que no se pruebe su culpabilidad es definir la culpabilidad por anticipado, no dejando así ningún espacio para la defensa del acusado.

HIROSHIMA, MON AMOUR BAGDAD, MY LOVE, MI AMOR
Y todo esto es lo que ha ocurrido contra Irak. El tiempo negado a los inspectores de Naciones Unidas para completar su trabajo fue el tiempo negado a la defensa de un gobierno declarado culpable sin apelación posible, y sobre todo, a la protección de un pueblo. O Irak tiene armas de destrucción masiva o… las tiene: no hubo espacio para abrir un verdadero dilema y comprobar lo contrario. La primera víctima fue la búsqueda de la verdad. La guerra preventiva no es más que una sofisticada versión de que “la mejor defensa es un buen ataque”.

La retórica estadounidense sobre “la paz” no se sostiene frente a una ofensiva como nunca se ha visto en la historia de la humanidad, en palabras de Rumsfeld. Donde prevalecen los intereses nacionales mayor control sobre el petróleo, estreno de nueva tecnología de guerra para ir preparando la siguiente, o simplemente falta de valor para retirar barcos, aviones y tropas sin usarlas no hay espacio para los nuevos estadistas del Estado-red de la Era de la Información, de ese nuevo Estado buscador y respetuoso de consensos multilaterales.

Ante esta injusticia, y por vez primera en la historia humana, vimos también en tiempo real simultáneo la colosal protesta de la humanidad contra la guerra. Millones y millones de personas protestaron contra la guerra el histórico 15 de febrero, antes de que la guerra estallara. Después de su estallido, marchas y vigilias siguieron produciéndose por todo el planeta. La humanidad proclamó con voz de tempestad: ¡La guerra no es respuesta! ¡No a la sangre a cambio de petróleo! ¡Todos somos irakíes! La globalización de la solidaridad humana con las víctimas inocentes de esta guerra ha engendrado una esperanza nueva. Después del lanzamiento de la bomba atómica sobre Hiroshima y Nagasaki pasaron bastantes años antes de que se formara una coalición antinuclear pacifista y antes de que esta conciencia se expresara en el arte del siglo XX: Hiroshima, mon amour. Hoy, gracias a la tecnología de la información, la chispa de la solidaridad, la solidaridad preventiva, se propagó con la velocidad de la luz y en los “escudos humanos” de tantos países, en banderas y en marchas, se expresó una nueva cultura: Bagdad, my love, mi amor.

Mucho de lo que está ocurriendo hoy, mucho de lo que puede ocurrir, tiene un marco de interpretación en la obra de madurez de Manuel Castells que vamos a resumir.

UN NUEVO CLÁSICO DE LA SOCIOLOGÍA
La tesis XI de Marx contra Feuerbach decía: Los filósofos no han hecho más que interpretar de diversos modos el mundo, pero de lo que se trata es de transformarlo. De la misma opinión era Durkheim, entre los clásicos de la sociología, si bien desde una posición conservadora. Weber, en cambio, no sólo se ubicaba entre quienes pretenden interpretar el mundo científicamente dejando a otra gente el oficio de conservarlo o transformarlo políticamente, sino que además exigía del ejercicio de la sociología un trabajo de interpretación independiente de los valores éticos y políticos del intérprete.

Castells se sitúa en la tradición “del compromiso moral y político del intelectual”, cercano por esto a Marx y a Durkheim. Pero, al contrario de ellos, piensa que los intelectuales harían mejor en no tratar de responder a la pregunta por qué hacer, sino que deberían trabajar arduamente para interpretar el mundo de manera crítica, apegados a observar los acontecimientos con libertad frente a las teorías y las ideologías, y dejando que otras gentes entre ellas, las mujeres intelectuales, como ciudadanas, construyan su práctica “atendiendo a su propia experiencia y utilizando cualquier información o análisis de que dispongan, de diversas fuentes”. Porque “cada vez que un intelectual ha intentado responder la pregunta del qué hacer, y se ha puesto en práctica seriamente su respuesta, se ha producido una catástrofe”, se trate de Lenin, de Von Hayek o de Milton Friedman y sus Chicago Boys.

Comparo a Castells con los clásicos de la sociología. Varios autores actuales lo han hecho. Alain Touraine aventura que su obra será un clásico del siglo XXI. Y Anthony Giddens opina que no sería exagerado comparar este trabajo con la obra de Max Weber “Economía y Sociedad”, escrita hace casi un siglo. Janet Abu-Lughod hace notar que al incluir a la cultura en su subtítulo, Castells va incluso un tema más allá de Max Weber. Y el finlandés Markizu Wilenius piensa que la investigación de Castells sobre el capitalismo informacional tendrá que convertirse en un clásico de referencia en la misma manera en que lo fue la obra de Marx sobre el capitalismo industrial. El politólogo y ex-Presidente del Brasil, Fernando Henrique Cardoso afirma que este libro tendrá un enorme impacto en las ciencias sociales. Y hasta en el Wall Street Journal se ha llegado a decir que Adam Smith explicó cómo funcionaba el capitalismo y Marx explicó por qué no funcionaba. Ahora Manuel Castells ha captado las relaciones sociales y económicas de la Era de la Información.

LA FASCINACIÓN CON EL CAMBIO SOCIAL: EL PARADIGMA TECNOLÓGICO DE LA INFORMACIÓN
¿De qué se trata en realidad en la obra de Castells? Probablemente, su origen está en la fascinación de su autor ante el cambio social. Una transformación de la sociedad que nunca había sido tan rápida, tan acelerada, tan sorprendente, tan compleja, tan apasionante y tan global como en el último tercio del siglo XX.

Tomemos como ejemplo el cambio que da título a su obra y que es su hilo conductor: la información. “La información así lo precisa Castells como comunicación del conocimiento, ha sido fundamental en todas las sociedades”. Lo que Castells observa desde 1968 es “una forma específica de organización social en la que la generación, el procesamiento y la transmisión de la información se convierten en las fuentes fundamentales de la productividad y el poder, debido a las nuevas condiciones tecnológicas que surgen en este período histórico”. Por eso la llamará “sociedad informacional”, y la va a considerar como la sucesora de la sociedad industrial.

En el paradigma tecnológico industrial “la sociedad se orienta hacia el crecimiento económico, es decir hacia la maximización del producto”, mientras que en el paradigma tecnológico informacional, la sociedad “se orienta hacia la acumulación de conocimiento y hacia grados más elevados de complejidad en el procesamiento de la información”. Esta conceptualización dice tendrá que ir desplegando “su contenido real mediante la observación y el análisis. Éste es precisamente el objetivo de este libro”.

¿CUÁLES SON LAS TRANSFORMACIONES EXPERIMENTADAS EN EL PLANETA?
¿Cuáles son las transformaciones sociales que, además del surgimiento del nuevo paradigma tecnológico informacional, fascinan a Castells? Señala varias. La interconexión e interdependencia a escala global de las economías de todo el mundo. El derrumbe del estatismo soviético, y de todo el mundo ideológicamente concatenado a él, por el fracaso de la perestroika y la incorporación gradual de Rusia y del mundo ex-soviético al mercado global.

El proceso de profunda reestructuración del capitalismo con la flexibilización de su gestión y la descentralización e interconexión de las empresas, así como con el aumento de poder del capital frente al trabajo y el declive de los sindicatos, con una “división del trabajo basada más en las capacidades individuales de cada persona que en la organización de las tareas”. La incorporación masiva de las mujeres al trabajo retribuido, por lo general en condiciones discriminatorias. Los intentos de desmantelar, o de no permitir que se desarrolle, el estado de bienestar. La intensificación de la competencia económica global y de la diversificación de los escenarios para la acumulación y gestión del capital. Y la integración global de los mercados financieros.

¿Consecuencias de todas estas transformaciones? El auge de la Costa Asiática del Pacífico como nuevo centro económico global dominante. La construcción de la unidad europea. El surgimiento de una economía regional norteamericana, y es de eso de lo que se trata en el Plan Puebla Panamá, los Tratados de Libre Comercio y el Área de Libre Comercio de las Américas, el ALCA. Y la diversificación y desintegración del Tercer Mundo, con la invención del Cuarto Mundo. A todo esto añade el surgimiento y consolidación del capital y del comercio global delincuenciales; y el crecimiento de un nuevo sistema de comunicación con un lenguaje digital universal, homogeneizador e individualizador de la cultura, así como multiplicador de la comunicación interactiva.

A la vez, destaca Castells otros “cambios sociales” igualmente “espectaculares”. El proceso de minado del patriarcado, con la conversión de las relaciones de género “en un dominio contestado, en vez de ser una esfera de reproducción cultural”, y con la consiguiente redefinición de las relaciones entre generaciones, de la familia, de la sexualidad y de la personalidad. Además, “el reverdecimiento del yo” con el auge de la conciencia ecológica. Y al lado de estos dos grandes cambios, “la crisis estructural de legitimidad” de los sistemas políticos y partidarios. Y también, el auge de los fundamentalismos religiosos y de los movimientos nacionalistas xenófobos o no, étnicos y comunales, como fuentes de identidad.

OPOSICIÓN GLOBALIZACIÓN-IDENTIDADES,
OPOSICIÓN ENTRE LA RED Y EL YO
Existe una oposición bipolar entre la red la estructura de la globalización informacional y el yo las relaciones de experiencia y cultura en las identidades. Dice Touraine: La defensa del sujeto, en su personalidad y en su cultura, contra la lógica de los aparatos y de los mercados, es lo que reemplaza hoy la idea de la lucha de clases. Ejemplos fundamentales de esta oposición los encontramos en el desmembramiento de la ex-URSS, en la construcción de la unidad europea, en las guerras en la ex-Yugoslavia, y también en el proceso de construcción y desarrollo del Foro Social de Porto Alegre.

Para Castells, todos estos acontecimientos de transformación social, que son el origen de su obra, y que están formando “un nuevo mundo”, se pueden resumir en “tres procesos independientes”. La revolución de la tecnología de la información. La crisis económica, tanto del capitalismo como del estatismo, con resultados históricos muy diferentes por ahora: la globalización del capitalismo y la decadencia del estatismo. Y el florecimiento de movimientos sociales y culturales: el antiautoritarismo, la defensa de los derechos humanos, el feminismo y el ecologismo.

Lo importante es que Castells propone “la hipótesis de que todas las tendencias de cambio que constituyen nuestro nuevo y confuso mundo están emparentadas y podemos sacar sentido a su interrelación”. Y afirma que “la interacción de estos procesos y las reacciones que desencadenaron crearon una nueva estructura social dominante, la sociedad red; una nueva economía, la economía informacional/global; y una nueva cultura, la cultura de la virtualidad real”. De hecho, Castells sintetiza nuestra época proponiendo que nuestras sociedades se estructuran cada vez más en torno a esa oposición bipolar entre la red y el yo.

Para Castells, “una red es un conjunto de nodos interconectados. Un nodo es el punto en que una curva se intersecta a sí misma. Lo que un nodo es concretamente depende del tipo de redes”. Por ejemplo: en la red del tráfico de drogas una red con nodos va desde los campos de coca y amapola hasta las instituciones de blanqueo de dinero. El yo es en Castells prácticamente intercambiable con la identidad, entendida como “el proceso mediante el cual un actor social se reconoce a sí mismo y construye el significado en virtud sobre todo de un atributo o conjunto de atributos culturales determinados, con la exclusión de una referencia más amplia a otras estructuras sociales”. Por ejemplo, un yo construido en virtud de ser mujer, o de ser quechua o maya, o de ser pacifista o ecologista, o joven o adulta o anciano, o católica o evangélico o musulmán o practicante del candomblé…

LA HERRAMIENTA TEÓRICA: PRODUCCIÓN, PODER Y EXPERIENCIA
¿Con qué armazón teórica levanta Castells su investigación? Hay que tener en cuenta que para Castells “la teoría social es una herramienta para comprender el mundo, no un fin para el autodisfrute intelectual”. Precisamente por ello es difícil resumir su obra porque su riqueza está en la inmensa cantidad y calidad de la información que aporta, fruto de su observación multicultural del mundo. “El método que he seguido escribe pretende comunicar una teoría mediante el análisis de la práctica”. En cualquier caso, advierte que no comparte, según la tradición marxista, “la opinión tradicional de una sociedad edificada por niveles superpuestos, cuyo sótano es la tecnología y la economía, la planta baja es el poder, y la cultura, el ático”.

En cambio, Castells plantea una perspectiva teórica donde se postula que “las sociedades están organizadas en torno a procesos humanos estructurados por relaciones de producción, experiencia y poder determinadas históricamente”. En la definición de producción no es innovador. En las otras dos sí. “La experiencia es la acción de los sujetos humanos sobre sí mismos, determinada por la interacción de sus identidades biológicas y culturales y en relación con su entorno social y natural. Se construye en torno a la búsqueda infinita de la satisfacción de las necesidades y los deseos humanos”. “El poder es la relación entre los sujetos humanos que, basándose en la producción y la experiencia, impone el deseo de algunos sujetos sobre los otros mediante el uso potencial o real de la violencia física o simbólica”.

La trascendencia teórica de esta herramienta es la incorporación de las relaciones de género y sexo y de la institución familiar, además de otro tipo de relaciones culturales, no sólo a la economía y a la cultura, como lo hacían los marxismos, sino también a la esfera del poder, de manera que el poder es una respuesta organizacional no sólo a las relaciones de clase y a su traducción en dinero en riqueza y pobreza, sino también a las relaciones de género y generacionales y a otras relaciones culturales y étnicas y a sus traducciones en roles dentro de la institución patriarcal de la familia y de otras instituciones jerárquicas como las iglesias, la escuela, los hospitales, las cárceles, la universidad, los territorios y barrios segregados, etc.

Escribe Castells: “La producción se organiza en relaciones de clase”, “la experiencia se estructura en torno a la relación de género/sexo, organizada en la historia en torno a la familia patriarcal”, y “el poder se fundamenta en el Estado y su monopolio institucionalizado de la violencia” y en “lo que Foucault etiqueta como microfísica del poder, encarnada en instituciones y organizaciones”. En este marco teórico, la cultura no queda como un compartimento segregado, sino que se integra con las identidades, y aparece también menos especializada puesto que emerge con su contenido comunicativo, simbólico y territorial o geográfico de las relaciones de interacción entre naturaleza, producción, experiencia y poder. Escribe Castells: “La comunicación simbólica entre los humanos, y la relación entre éstos y la naturaleza, basándose en la producción con su complemento, el consumo, la experiencia y el poder, cristalizan durante la historia en territorios específicos, con lo que genera culturas e identidades colectivas”.

EL SURGIMIENTO DE LA INFORMACIÓN Y LA SUPERACIÓN DE LA INDUSTRIALIZACIÓN
Aquí introduce Castells la distinción entre modos de producción y modos de desarrollo. “La revolución de la tecnología de la información afirma es un acontecimiento histórico al menos tan importante como lo fue la revolución industrial del siglo XVIII, inductor de discontinuidad en la base material de la economía, la sociedad y la cultura”. Se refiere al capitalismo y al estatismo como los “dos modos predominantes de producción” en el siglo XX. Y los distingue entre sí señalando que “el capitalismo se orienta hacia la maximización del beneficio, es decir hacia el aumento de la cantidad de excedente apropiado por el capital”, mientras que “el estatismo se orienta a la maximización del poder, es decir hacia el aumento de la capacidad militar e ideológica del aparato político para imponer sus metas a un número mayor de sujetos y a niveles más profundos de su conciencia”.

Además de estos dos modos de producción, Castells afirma que hay que contar con los modos de desarrollo. De acuerdo a los grados de productividad dentro del modo de producción capitalista, Castells distingue dos modos de desarrollo: el industrial y el informacional. En el industrial “la principal fuente de productividad es la introducción de nuevas fuentes de energía y la capacidad de descentralizar su uso durante la producción y los procesos de circulación”. En el informacional, “la fuente de la productividad estriba en la tecnología de la generación del conocimiento, el procesamiento de la información y la comunicación de símbolos”.

La nueva tecnología de la información conforma “un nuevo paradigma tecnológico” que permite el surgimiento de la globalización. “Las nuevas tecnologías de la información, más potentes y flexibles, hacen posible que la misma información se convierta en el producto del proceso de producción”. Así, en el proceso de producción capitalista actual, “los productos de las nuevas industrias de la tecnología de la información son aparatos para procesar la información o el mismo proceso de la información y actúan así en todos los dominios de la actividad humana”. Dentro del proceso productivo, “surge una economía interconectada y profundamente interdependiente que cada vez es más capaz de aplicar su progreso en tecnología, conocimiento y gestión a la tecnología, el conocimiento y la gestión mismos. Este círculo virtuoso debe conducir a una productividad y eficiencia mayores, siempre que se den las condiciones para unos cambios organizativos e institucionales igualmente espectaculares”.

Afina Castells la distinción entre los dos paradigmas tecnológicos: el industrial y el informacional. En el industrial, “la sociedad se orienta hacia el crecimiento económico, es decir hacia la maximización del producto”. En el informacional, “se orienta hacia el desarrollo tecnológico, es decir, hacia la acumulación de conocimiento y hacia grados más elevados de complejidad en el procesamiento de la información”. “Lo que ha cambiado escribe Castells no es el tipo de actividades en las que participa la humanidad, sino su capacidad tecnológica de utilizar como una fuerza productiva directa lo que distingue a nuestra especie como rareza biológica: su capacidad superior para procesar símbolos”.

LA ECONOMÍA GLOBAL E INFORMACIONAL DESPLAZA A LA VIEJA ECONOMÍA MUNDIAL
La economía global, posibilitada por el nuevo paradigma tecnológico informacional no es ya la vieja “economía mundial”, aquella “en la que la acumulación de capital ocurre en todo el mundo” y que “ha existido en Occidente al menos desde el siglo XVI”, según los estudios de Fernand Braudel, Immanuel Wallerstein y Eric Wolf. La actual economía es “una economía con la capacidad de funcionar como una unidad en tiempo real (es decir, simultáneamente) a escala planetaria”.

Es una economía “informacional porque la productividad y competitividad” de las empresas, redes de empresas, regiones o redes de naciones y naciones, “depende fundamentalmente de su capacidad para generar, procesar y aplicar con eficiencia la información basada en el conocimiento. Es global porque la producción, el consumo y la circulación, así como sus componentes (capital, mano de obra, materias primas, gestión, información, tecnología, mercados), están organizados a escala global…Y ha surgido en el último cuarto del siglo XX porque la revolución de la tecnología de la información proporciona la base material indispensable para esa nueva economía”.

Castells estudia todos los diversos procesos y elementos de la nueva economía global. “El capital se gestiona las veinticuatro horas del día en mercados financieros globalmente integrados”. “Los mercados laborales no son verdaderamente globales, excepto para un pequeño pero creciente segmento de profesionales y científicos”. Y el trabajo es un recurso global, al menos de tres modos: las empresas pueden escoger su ubicación en el mundo para encontrar la fuerza de trabajo según su calificación, costo o control; las empresas pueden solicitar mano de obra muy calificada de cualquier parte del mundo con tal que la paguen y ofrezcan condiciones laborales competitivas; y lenta pero irresistiblemente la fuerza de trabajo de todo el planeta emigrará a donde encuentre trabajo.

“La ciencia, la tecnología y la información también están organizadas en flujos globales”: de capital, de información, de tecnología, de imágenes, sonidos y símbolos. “Los mercados de bienes y servicios cada vez se globalizan más”, aunque aún los mercados internos en los países desarrollados “suponen la parte más considerable del PIB”, y los mercados informales en los países en desarrollo “constituyen el grueso del empleo urbano”, mientras que los servicios públicos y las instituciones gubernamentales se ubican fuera de la globalización. “La mayor transformación piensa Castells atañe a la gestión de la producción y distribución y al proceso de producción mismo”, que trabaja en forma de redes transnacionales con una ubicación muy variable y una forma de gestión muy flexible.

ESPACIO DE LOS FLUJOS Y TIEMPO ATEMPORAL
Castells observa y analiza la evolución de la empresa hacia “la empresa red”, la transformación del trabajo, y “la cultura de la virtualidad real”. Pero tal vez de lo más provocativo en la investigación de Castells es el impacto que atribuye a la nueva tecnología de la información en “el significado social de espacio y tiempo, las dimensiones materiales fundamentales de la vida humana”. En la investigación sociológica de Castells, el espacio no es ya, como parecía imponer nuestra experiencia empírica, un “espacio de los lugares”, sino el “espacio de los flujos”. Esto significa que ya no vivimos socialmente en el lugar en que habitamos o trabajamos sino en todos aquellos espacios con los que nos conectamos a través de la tecnología de la información y de la comunicación.

El tiempo es observado, y explicado también, no como “tiempo lineal, irreversible, medible y predecible”, sino como “tiempo atemporal”, “a la vez eterno y efímero”, donde se quiebra “el orden secuencial de los fenómenos, produciéndose “instantaneidad” o “discontinuidad aleatoria”. Que la mayoría de la gente no trabaje para la economía informacional/global o le compre a ella, no impide que todos los procesos económicos y sociales que afectan a toda la gente se relacionen hoy con la lógica estructural dominante de la economía. Tampoco este nuevo tiempo “atemporal” es el de la experiencia social más frecuente de la gente, pero sí es el dominante socialmente.

Castells plantea la hipótesis de que el nuevo “espacio de los flujos” es el que “organiza el tiempo en la sociedad red”. La experiencia de la vida y de la muerte, del ciclo humano vital, que construyó pagodas y catedrales tan llenas de niños y ancianos, de nacimientos y sepulcros, no domina ya. Lo que domina es la experiencia del “espacio de los flujos”, la derrota de la distancia, la que rompe el yugo “de la cultura del reloj”, y me parece construye, además de tumbas personales, paredes marmóreas interminables con nombres “anónimos” como monumento a los muertos, así en Washington para los 50 mil muertos en Vietnam.

LAS IDENTIDADES EN LOS MOVIMIENTOS SOCIALES DESAFÍAN LA GLOBALIZACIÓN
Hacia el fin del segundo milenio comenzó a desarrollarse una transformación de la sociedad que nunca antes había sido tan acelerada y sorprendente y a escala planetaria, lo que nos llevó a bautizarla “globalización”. “En un mundo como éste, de cambio incontrolado y confuso, la gente tiende a reagruparse en torno a identidades primarias: religiosa, étnica, territorial, nacional… En un mundo de flujos globales de riqueza, poder e imágenes, la búsqueda de la identidad, colectiva o individual, atribuida o construida, se convierte en la fuente fundamental de significado social. Mientras que, por otra parte, las redes globales de intercambios instrumentales conectan o desconectan individuos, grupos, regiones o incluso países según su importancia para cumplir las metas procesadas en la red. De ello se sigue una división fundamental entre el instrumentalismo abstracto y universal y las identidades particularistas de raíces históricas”, es decir, entre una de las vías más transitadas por la modernidad y las identidades, tanto las premodernas como las postmodernas.

“En esta condición de esquizofrenia entre función y significado, los grupos sociales y los individuos pueden llegar a romper la comunicación mutua y a alienarse y ver al otro como un extraño, y al final como una amenaza”. Es preciso analizar las identidades, polo opuesto de la globalización. Después de analizar el nuevo desarrollo del capitalismo, global e informacional, pasa Castells a observar esta transformación de la sociedad y a analizar el otro de los polos de la oposición entre “globalización e identidad”, lo que llama “la marejada de vigorosas expresiones de identidad colectiva”. Lo hace desde un punto de vista multicultural porque está convencido “de que el proceso de globalización tecnoeconómica que está moldeando nuestro mundo está siendo desafiado, y acabará siendo transformado, desde una gran diversidad de fuentes, según culturas, historias y geografías diferentes”. Se trata de identidades que se hacen presentes generalmente desde “el corazón de grandes movimientos sociales”, que Castells define como “acciones colectivas conscientes cuyo impacto, tanto en caso de victoria como de derrota, transforma los valores y las instituciones de la sociedad”.

“Como no existe un sentido de la historia que no sea la historia que sentimos, desde una perspectiva analítica”, para Castells, estos movimientos no son “‘buenos y malos, progresistas o regresivos. Todos son síntomas de quiénes somos y caminos de nuestra transformación, ya que la transformación puede conducir por igual hacia una gama completa de cielos, infiernos o infiernos celestiales”.

Las identidades con cauce en los movimientos sociales pueden ser “legitimadoras”, como las que se asentaban en los gremios, sindicatos o partidos políticos, que desde la sociedad civil “se construyeron en torno al estado democrático y al contrato social entre capital y trabajo”. Pueden ser también identidades “de resistencia”, que encuentran cauce en movimientos sociales proactivos, como los feministas o los ecologistas; o reactivos, como los fundamentalistas o los zapatistas, por ejemplo, aunque todos ellos pueden evolucionar hacia movimientos proyectivos, con un nuevo proyecto de sociedad que enfrente los proyectos individualistas y narcisistas que emergen de la sociedad informacional.

Para Castells, “los nuevos movimientos sociales son los sujetos potenciales de la era de la información” y actúan a través de “profetas, personalidades simbólicas que dan un rostro a una sublevación simbólica” y hablan en su nombre, o a través de “redes” interconectadas y descentralizadas, “productoras y distribuidoras reales de códigos culturales”, a veces en campañas de gran éxito sobre la autonomía de pueblos indígenas, sobre el sida, contra la guerra, en defensa de la Amazonia, por la supresión de la tortura o contra el abuso sexual, entre otras muchas.

FUNDAMENTALISMOS, NACIONALISMOS, TERRITORIALISMOS Y RECHAZO AL ORDEN GLOBAL
Estudia Castells “los paraísos comunales”, los que se ubican alrededor de los fundamentalismos religiosos cristianos o islámicos, los que se ubican en la reivindicación nacional frente al Estado o contra él, o los que se ubican alrededor del “control del espacio” en la reacción regional o local frente al cosmopolitismo: movimientos de poder municipal, suburbios protegidos de clase alta, barrios o colonias populares, espacios peleados por pandillas juveniles y santuarios religiosos de cualquier fe. Estudia también los “movimientos sociales contra el nuevo orden global”: los zapatistas, las milicias y patriotas norteamericanos ultraderechistas, y el Aum Shinrikyo japonés, que usan la nueva tecnología de la información y de la comunicación y adquieren mucha parte de su importancia del hecho de mantenerse en la primera plana de los medios.

Castells los engloba a todos en el “gran rechazo” “a la fantasía neoliberal de crear una nueva economía global, independiente de la sociedad, mediante el empleo de la arquitectura de redes informáticas”. Aunque Castells terminó su obra antes de Seattle, Washington, Génova y Porto Alegre, los movimientos estudiados por él aparecen como precursores de una gran oleada de reacciones contra “el gran plan exclusionista” del capitalismo informacional, la oleada de los excluidos contra los exclusores.

Se detiene Castells en el rostro múltiple de los movimientos ecologistas, desde los conservacionistas y los defensores del espacio propio, pasando por el ecofeminismo y Greenpeace, hasta llegar a la política verde. Y piensa que el hilo objetivo que los vincula es la conciencia de que “cuanto más sabemos, más percibimos las posibilidades de nuestra tecnología y más nos damos cuenta de la gigantesca y peligrosa brecha que existe entre el incremento de nuestras capacidades productivas y nuestra organización social primitiva, inconsciente y, en definitiva, destructiva”.

CONTRA EL PATRIARCADO DOMINANTE Y POR LA CONSTRUCCIÓN DE LA FAMILIA IGUALITARIA
Tal vez lo más brillante y lo más importante en el estudio de Castells sobre las identidades sea el análisis que dedica al fin del patriarcado, como “estructura básica de todas las sociedades contemporáneas”, que “se caracteriza por la autoridad, impuesta desde las instituciones, de los hombres sobre las mujeres y sus hijos en la unidad familiar. Para que se ejerza esa autoridad, el patriarcado debe dominar toda la organización de la sociedad, la producción, el consumo, la política, el derecho y la cultura. Las relaciones interpersonales y, por tanto, la personalidad, están marcadas por la dominación y la violencia patriarcales”.

Dentro del estudio de las identidades femeninas en proceso conflictivo con la sociedad patriarcal, una parte crucial en la obra de Castells es la observación de la incorporación de las mujeres al trabajo fuera del hogar. Castells señala tres razones importantes para la masividad de este fenómeno: “la posibilidad de pagar menos por un trabajo similar” al de un varón; la capacidad de las mujeres “de relacionarse, cada vez más necesaria en una economía informacional, donde la administración de las cosas queda en segundo plano frente a la gestión de la gente”; y “su flexibilidad como trabajadoras”, porque “las mujeres representan el grueso del empleo a tiempo parcial y temporal”. Una consecuencia importante es que “la contribución financiera de la mujer se vuelve decisiva para el presupuesto familiar”, aumentando así “el poder de negociación femenino en el hogar”.

Castells trata de dar razón de la riqueza multifacética del movimiento feminista brindando una amplia y variada tipología del mismo: movimientos en defensa de los derechos de las mujeres contra el Estado o el capitalismo patriarcal; feminismo cultural que pretende construir instituciones alternativas; feminismo esencialista en la liberación frente al modo masculino de ser o suprimiendo la dicotomía hombre-mujer, considerándola creada por la sociedad patriarcal; feminismo lesbiano, no tanto como orientación sexual sino más como revolución contra la heterosexualidad patriarcal y la “destrucción de la clase de mujeres dentro de la cual los hombres se apropian de ellas”; identidades específicas de mujeres que apuestan por el poder de la identidad frente a la uniformidad del feminismo; y feministas prácticas, que luchan por su supervivencia, su dignidad y sus derechos tal vez sin conciencia clara de oponerse al patriarcado.

LAS IDENTIDADES GAY Y LESBIANA
Igualmente importante es su análisis sobre las identidades gay y lesbiana. Destaca también la comprensión de las causas del sida en “las redes de contacto, que incluían el contacto sexual pero comprendían muchas otras formas”, de manera que “la desconexión de esas redes” a través de “educación, organización y responsabilidad, respaldadas tanto por las instituciones de salud pública como por la conciencia cívica” era el camino hacia el debilitamiento de la propagación del virus y no, en cambio, la mitificación de la enfermedad como propia de la relación homosexual. Castells considera que los movimientos sociales de identidad sexual desencadenan “una crítica corrosiva de la normalización sexual y de la familia patriarcal”.

Resumiendo su observación, concluye Castells que “la dificultad de desempeñar” los numerosos roles de ambos miembros de la pareja “al mismo tiempo, una vez que ya no están fijados en una estructura formal institucionalizada como la familia patriarcal, explica la dificultad de mantener relaciones sociales estables dentro del hogar basado en la familia”. Y piensa que “la huida a la libertad en la sociedad red abierta llevará a la ansiedad individual y a la violencia social, hasta que se encuentren nuevas formas de coexistencia y responsabilidad compartida que unan a las mujeres, los hombres y los niños en una familia igualitaria reconstruida”.

DECLIVE DEL ESTADO Y CRISIS DE LA DEMOCRACIA
Escribe Castells: “La capacidad o incapacidad del movimiento feminista y los movimientos de identidad sexual para institucionalizar sus valores dependerá esencialmente de su relación con el Estado, el aparato que ha constituido el último recurso del patriarcado a lo largo de la historia”. Hay que destacar que todas esas demandas se están planteando a un Estado disminuido en su poder por las redes multinacionales y supranacionales, agentes de la globalización.

Castells agudiza la dificultad de esta contradicción relacionando el ascenso de la Era de la Información con el declive de la democracia. “Los medios electrónicos se han convertido en el espacio privilegiado de la política”. No en el sentido de que determinen la opinión pública, sino en el sentido de que ninguna política puede hacerse fuera de ellos: “La política de los medios no es toda la política, pero toda la política debe pasar a través de los medios para influir en la toma de decisiones”, quedando fundamentalmente encuadrada por la lógica inherente, sobre todo, a los medios electrónicos incluida la prensa, hoy un medio tan electrónico como otros por su inserción en Internet y amenazada, más que en la época de la prensa amarillista, por “la política del escándalo”.

La crisis del Estado-nación, que consiste sobre todo en la erosión de la legitimidad que supone el socavamiento del Estado de bienestar y la ruptura del pacto social entre Estado, capital y trabajo, y la crisis del sistema político y de la democracia representativa, tienen delante los esbozos de “democracia informacional” propuestos por Amnistía Internacional, Médicos sin Fronteras, Greenpeace, Oxfam, Food First, etc., aun cuando son todavía solamente relámpagos premonitorios.

UN NUEVO PAISAJE HISTÓRICO: EL DERRUMBE DEL COMUNISMO SOVIÉTICO
Castells “explora algunas macrotransformaciones, intentando explicarlas como resultado de la interacción entre los procesos que caracterizan a la Era de la Información: informacionalización, globalización, interconexión, construcción de la identidad, crisis del patriarcado y del Estado-nación”. Y piensa que las tendencias del cambio social que analiza, “constituyen un nuevo paisaje histórico”.

En ese nuevo paisaje, estudia primero el derrumbe del comunismo soviético, “uno de los más extraordinarios ejemplos de cambio histórico inesperado”, tanto más porque “la Revolución rusa de 1917 y el movimiento comunista internacional que puso en marcha han sido el fenómeno político e ideológico dominante del siglo XX”. Castells piensa que en las raíces de este derrumbe está “la incapacidad del estatismo para gestionar la transición a la era de la información”. Y explica así lo que quiere decir: “Paradójicamente, un sistema construido bajo la bandera del desarrollo de las fuerzas productivas no pudo dominar la revolución tecnológica más importante en la historia humana. Porque las características del informacionalismo, la interacción simbiótica entre el procesamiento de información y la producción material, determinados por la sociedad, se hicieron incompatibles con el monopolio de la información por parte del Estado y con el confinamiento de la tecnología dentro del ámbito militar.” El avance en el terreno militar y en el espacial no se derramaron hacia los otros sectores de la economía, en parte por la paranoia de la seguridad y la perspectiva única de la competencia con Estados Unidos, la otra superpotencia. Esta explicación es coherente con el rasgo fundamental del estatismo que, para Castells, es la maximización del poder.

El verticalismo en la organización empresarial, implicado en la planificación de la economía centralizada burocráticamente, hizo mucho más difícil en la URSS que en Occidente la transición a estructuras flexibles de gestión y a la interconexión en red. Con el agravante de que los gestores, burócratas y empresarios soviéticos “sí descubrieron la flexibilidad y el funcionamiento en red como forma organizativa, pero la aplicaron al desarrollo de la economía sumergida”, socavando “desde dentro la economía dirigida”. Más aún, según Castells, “la sociedad informacional no es la superestructura de un nuevo paradigma tecnológico”, sino que “se basa en la tensión histórica entre el poder material del procesamiento abstracto de la información y la búsqueda por parte de la sociedad de una identidad significativa”. Lo que sucede es que “el estatismo no sólo sofoca la capacidad de innovación tecnológica, sino que se apropia y redefine identidades con arraigo histórico para disolverlas en el proceso primordial de afirmar su poder”.

TRABAJADORES INDISPENSABLES Y MANO DE OBRA DESECHABLE
“El fin del comunismo soviético escribe Castells y la adaptación apresurada del comunismo chino al capitalismo global han dejado al capitalismo solo por fin en su ámbito planetario. La reestructuración del capitalismo en los años setenta y ochenta demostró la versatilidad de sus reglas de funcionamiento y su capacidad de utilizar con eficacia la lógica de las redes de la era de la información para inducir un salto espectacular en las fuerzas productivas y el crecimiento económico. Pero también mostró su lógica excluyente, ya que millones de personas y grandes zonas del planeta están quedando marginadas de los beneficios del informacionalismo, tanto en el mundo desarrollado como en los países en vías de desarrollo”.

Se trata de un dinamismo elitista que es inherente al capitalismo y que Castells observa al estudiar la creciente diferenciación entre los “trabajadores genéricos”, incluso cualificados su cualificación termina pronto con la actual acumulación vertiginosa del conocimiento, y los “productores informacionales o “trabajadores autoprogramables” capaces, por su educación, de reprogramarse para las demandas nuevas de su trabajo o para otros trabajos. También los llama “mano de obra nuclear” y “mano de obra de sechable”. Para Castells, “la educación es el proceso mediante el cual las personas, es decir los trabajadores, adquieren la capacidad de redefinir constantemente la cualificación necesaria para una tarea determinada y de acceder a las fuentes y métodos para adquirir dicha cualificación”.

SÓLO QUEDAN EL PRIMER MUNDO Y EL CUARTO MUNDO
Durante muchos años estuvimos acostumbrados a analizar el mundo que surgió de la Segunda Guerra Mundial como constituido por un Primer Mundo, el mundo capitalista industrializado que tenía por líder a los Estados Unidos; un Segundo Mundo, el mundo del socialismo realmente existente, en vías de rápida industrialización y, en algunos sectores de la economía, por ejemplo, en el militar y en el espacial, tan avanzado como el Primer Mundo o más, y liderado por la Unión Soviética, aunque escindido en los primeros años 60 del siglo XX por la ruptura entre la URSS y la República Popular China; y un Tercer Mundo, el mundo de los países en vías de desarrollo, de lenta y asimétrica industrialización, en cuyo seno se formó el Movimiento de los Países No Alineados, liderado por la India, Egipto e Indonesia, y en realidad siempre oscilante políticamente entre el Primer y el Segundo Mundo y dependiente económicamente de uno u otro.

Hablábamos también de un Cuarto Mundo, cuyo concepto osciló entre países irremediablemente sumidos en el empobrecimiento como la mayoría de los del África Subsahariana, y zonas de extrema pobreza en las grandes ciudades del Primer Mundo. Hoy no se puede ya analizar así el mundo.

En el nuevo mapa del planeta no existe ya un Segundo Mundo. Se trata verdaderamente del reverso de la medalla del fin de la guerra fría. Y según, Castells, “la capacidad diferencial de los países y de los agentes económicos para vincularse a los procesos informacionales y competir en la economía global” revela en el antiguo Tercer Mundo “vías para el desarrollo cada vez más divergentes, que de hecho acaban con la misma noción de Tercer Mundo”. Así, el mundo está hoy compuesto básicamente por el Primer Mundo y por el Cuarto Mundo, que para Castells comprende “buena parte del Africa Subsahariana y las zonas rurales empobrecidas de América Latina y Asia. Pero también está presente en cada país y en cada ciudad, en esta nueva geografía de exclusión social”. Ha surgido así el Cuarto Mundo, por antonomasia el mundo de la exclusión y de los excluidos.

EL PROCESO DE LA EXCLUSIÓN SOCIAL EN PERSONAS Y EN TERRITORIOS DEL PLANETA
Señala Castells varias dinámicas propias del capitalismo. Algunas, como la desigualdad, la polarización, la pobreza y la miseria, son “relaciones de distribución/consumo, o de la apropiación diferencial de la riqueza generada por el esfuerzo colectivo”. Otras, como la individualización del trabajo contraria a los contratos colectivos, la sobreexplotación, la exclusión social y la integración perversa, son “relaciones de producción” que “tienen consecuencias fundamentales para la desigualdad, la polarización, la pobreza y la miseria”.

Castells afirma que “el proceso de exclusión social en la sociedad red afecta tanto a personas como a territorios”. En las personas significa básicamente no ser capaces de “acceder a un trabajo remunerado relativamente regular al menos para un miembro de una unidad familiar estable”. En los territorios, la exclusión significa que “bajo la nueva lógica dominante del espacio de los flujos, las áreas que no son valiosas desde la perspectiva del capitalismo informacional”, económica o políticamente, “son esquivadas por los flujos de riqueza e información, y acaban siendo privadas de la infraestructura tecnológica básica que nos permite comunicarnos, innovar, producir, consumir e incluso vivir en el mundo de hoy”.

Basándose en los conocidos estudios del PNUD y de la OIT, Castells afirma que “el ascenso del capitalismo informacional global se caracteriza por el desarrollo y subdesarrollo económicos simultáneos y la exclusión e inclusión sociales… Existe polarización en la distribución de la riqueza a escala global y un aumento sustancial de la pobreza en la mayoría de los países, tanto desarrollados como en vías de desarrollo. Sin embargo, los modelos de exclusión social y los factores que los explican requieren un análisis cualitativo de los procesos que los inducen”. Castells los estudia en el Africa Subsahariana, en las ciudades de los Estados Unidos, y en la situación de la infancia.

Según él, las trayectorias de entrada en “los agujeros negros” de la exclusión social “dependen de acontecimientos específicos: un dictador rapaz en el Zaire; o la decisión de la policía de dejar ciertos barrios en manos de traficantes de drogas; o el agotamiento de las minas; o la devaluación de los productos agrícolas de los que vivía una región”. De modo que “para estos territorios y para la gente atrapada en ellos, opera una espiral descendente de pobreza, luego de miseria y por último de irrelevancia hasta, o al menos, que una fuerza contrarrestadora, incluida la revuelta de la gente contra su condición, invierta la tendencia”. Castells afirma que en todas partes aumenta además “la nueva geografía de exclusión social, a medida que el criterio selectivo del capitalismo informacional y la quiebra política del Estado del bienestar intensifican la exclusión social. En el contexto histórico actual, el ascenso del Cuarto Mundo es inseparable del ascenso del capitalismo informacional global”.

LA “INTEGRACIÓN PERVERSA”: LA ECONOMÍA CRIMINAL GLOBAL
Castells es uno de los primeros en incorporar dentro de una investigación sociológica global multicultural, el fenómeno de “la conexión perversa”, es decir de la “economía criminal global”, que hace años analicé como capital delincuencial en el contexto de El Salvador y Guatemala. Se trata del “delito global, la interconexión de poderosas organizaciones criminales y sus asociados en actividades conjuntas por todo el planeta…, un nuevo fenómeno que afecta profundamente a la economía, la política y la seguridad nacionales e internacionales, y en definitiva, a la sociedad en general”.

Y traza Castells su quién es quién: “La Cosa Nostra, la mafia estadounidense, los cárteles de Colombia y de México, las redes criminales nigerianas, los yazukas japoneses, las Tríadas chinas, la constelación de mafias rusas, los traficantes de heroína turcos, las cuadrillas armadas de Jamaica”, y mil expresiones más, unidas “en una red global diversificada”.

También se puede trazar el qué es qué de sus negocios: drogas, armas y “todo lo que recibe valor añadido precisamente por su prohibición: material radioactivo, órganos humanos e inmigrantes ilegales; prostitución; juego; usura; secuestro; fraude y extorsión; falsificación; asesinos de alquiler; tráfico de información delicada; tecnología u objetos de arte; ventas internacionales de objetos robados; o incluso vertidos de basura ilegales de un país en otro”. Y por supuesto, “en el núcleo del sistema, el blanqueo de dinero por cientos de millones quizá trillones de dólares”, vinculándose con la economía formal legal “a través de complejos planes financieros y redes comerciales internacionales”. Castells observa el funcionamiento de estas redes en Rusia y en América Latina, especialmente en Colombia.

Descubre su estrategia, que “consiste en ubicar sus funciones de gestión y producción en zonas de bajo riesgo, donde poseen un control relativo del entorno institucional, mientras que buscan sus mercados preferentes en las zonas de demanda más rica, a fin de cobrar precios más altos”, con alianzas estratégicas entre sí que se asemejan “a la lógica organizativa de la empresa red, característica de la era de la información”.

A propósito del narcotráfico, se pregunta Castells: “¿Por qué Colombia?” Y contesta: “Por la combinación original de unas redes latentes de narcotráfico de marihuana vinculadas con los Estados Unidos, la existencia de una clase empresarial marginada por la industrialización fallida de América Latina y el vigoroso arraigo en sus culturas locales de unos contrabandistas relativamente educados y con movilidad social ascendente”. Además, “esta fórmula afortunada” se apoyó en la tradición de La Violencia de los años 50, así como en “la crisis perenne de legitimidad y control del Estado” y en su corrupción.

La tecnología de la información permite en esta conexión, por muy perversa que sea, como en las demás, que “lo realmente importante, es decir, el dinero, circule seguro en los flujos de las transacciones financieras informatizadas, gestionadas desde bases bancarias distantes”. Sobre todo, “las redes criminales probablemente llevan la delantera a las compañías multinacionales en su capacidad decisiva de combinar la identidad cultural y la empresa global”.

¿HACIA LA ERA DEL PACÍFICO EN ASIA?
La penúltima transformación importante en el umbral del nuevo milenio que estudia Castells es la del Pacífico Asiático. Su principal tesis analítica es que “no existe una región del Pacífico como entidad distinta o integrada y, por lo tanto, no habrá una Era del Pacífico, debido sobre todo a que el proceso de desarrollo ha sido y es fomentado por nacionalismos paralelos, que no están dispuestos a minimizar su identidad”.

El dato fundamental que está presente, tanto en Japón como en los Cuatro Tigres (Singapur, Corea del Sur, Taiwán y Hong Kong) y en China, es la presencia del Estado desarrollista, cuya legitimidad no se basa en la representación de la sociedad civil como no se basa en ella la legitimidad de ningún estado revolucionario, sino en un proyecto social.
Castells “propone la hipótesis” de que “cuando el proyecto social respeta los parámetros más amplios del orden social por ejemplo, el capitalismo global, pero aspira a transformaciones fundamentales de orden económico prescindiendo de los intereses o deseos de la sociedad civil estamos en presencia del Estado desarrollista”. Todos estos Estados en Asia practicaron la represión lo cual en otros países del antiguo Tercer Mundo no ha ayudado mucho “a la movilización de sus sociedades por la senda del desarrollo” pero además “las tradicionales clases dominantes fueron destruidas, desorganizadas o quedaron subordinadas al Estado”, especialmente en Taiwán y Corea del Sur con la reforma agraria.

Paradójicamente, escribe Castells, “el éxito de los Estados desarrollistas en el Este asiático acabó conduciendo a la desaparición de sus aparatos y al final del milenio, son sus ciudadanos los que determinan sus proyectos históricos reales”. Añade Castells que hoy “lo común a todos ellos es que sus economías han sido ya profundamente penetradas por los flujos financieros globales y, por tanto, han pasado a ser dependientes, como el resto del mundo, de movimientos de capitales más que de exportaciones de mercancías”. Precisamente por eso, “la principal razón de la crisis asiática de 1997-98 es el éxito de su proceso de crecimiento económico y su plena integración en la economía global”. Tanto es así que “el país menos afectado por la crisis, China, es precisamente aquel que menor grado de integración tiene en los circuitos financieros mundiales”.

La República Popular China es el país de más alto índice de crecimiento económico y tal vez el de desarrollo humano más sostenido. Y sin embargo, estas culturas “mantienen su especificidad histórica”. Esto “significa que hemos entrado verdaderamente en un mundo multicultural”, que se desvanece el concepto de “Occidente” puesto que incluye a Japón y a los Cuatro Tigres y a China, que “se difumina definitivamente el significado de “Norte” en la economía global” puesto que incluye al Este rico, así como también se desintegra y diversifica el Sur, hasta el punto de poderse hablar, también desde esta otra perspectiva, del fin del Tercer Mundo.

Para Castells, “el surgimiento del capitalismo de crecimiento rápido del Pacífico Asiático es, junto con el fin del imperio soviético, y el proceso de unificación europea, uno de los cambios estructurales más importantes que están ocurriendo en el mundo al terminar el siglo”.

LA UNIFICACIÓN EUROPEA: GLOBALIZACIÓN, IDENTIDAD Y EL ESTADO RED
Al proceso de unificación europea dedica Castells el último de los apartados sobre las transformaciones sociales en el mundo de hoy. Según él, “la integración europea es, al mismo tiempo, una reacción al proceso de globalización y su expresión más avanzada”. En este sentido piensa que la unidad europea no se edifica sobre la difuminación de las nacionalidades y la construcción del federalismo, sino sobre la consolidación de las nacionalidades y la construcción de una confederación, aunque ambas pueden predominar en campos diversos.

La globalización informacional hace peligrar sobre todo al Estado de bienestar, como lo muestra la dirección política comenzada en Europa por el thatcherismo. Castells piensa que no se trata de una tendencia determinista y frente a lo que Touraine llama la ideología de la globalización, que la considera una fuerza natural, reduciendo las sociedades a economías, las economías a mercados y los mercados a flujos financieros, “existe una amplia reacción popular contra la reducción y desmantelamiento potencial del Estado de bienestar y contra la flexibilización de los mercados laborales a expensas de las vidas estables de los trabajadores, que suele expresarse en términos del pueblo contra los políticos, la nación contra el Estado europeo”.

La Unión Europea está esbozando una respuesta a la crisis del Estado-nación y a los retos de la globalización cuando construye lo que Castells llama el Estado-red, que es “un Estado caracterizado por compartir la autoridad a lo largo de una red”, sin que ningún gobierno nacional, “ningún nodo, ni siquiera el más poderoso” de la red, pueda “pasar por alto al resto, ni aun a los más pequeños, en el proceso de toma de decisiones”.

Castells termina afirmando que, en esta dialéctica entre globalización e identidades, “no existe una identidad europea, pero podría construirse como complemento de las identidades nacionales, regionales y locales. Se trataría de un proceso de identidad proyecto”, es decir, un programa de valores sociales y objetivos institucionales, que incluiría: “la defensa del Estado de bienestar; la preocupación por los derechos humanos universales y por la situación precaria del Cuarto Mundo; la reafirmación de la democracia; la vitalidad de las culturas, expresadas a menudo en la lengua, sin rendirse a la cultura de la virtualidad real. La mayoría de los ciudadanos europeos probablemente apoyarían estos valores”, que supondrían “cambios extraordinarios en la economía y en las instituciones”. Ahora bien, escribe Castells, “una identidad proyecto es precisamente esto: no una proclamación utópica de sueños, sino la lucha por imponer modos alternativos de desarrollo económico, sociabilidad y gobierno”.

UNA FORMA ENDURECIDA Y FLEXIBLE DE CAPITALISMO VS. LOS MOVIMIENTOS SOCIALES
En su conclusión, Castells afirma que vivimos hoy globalmente en “un capitalismo diferente del de la revolución industrial o del keynesianismo económico y el Estado de bienestar”. Se trata de “una forma endurecida de capitalismo en cuanto a fines y valores, pero incomparablemente más flexible que cualquiera de sus predecesores en cuanto a medios. Es el capitalismo informacional, que se basa en la producción inducida por la innovación y la competitividad orientada a la globalización, para generar riqueza y para apropiársela de forma selectiva. Más que nunca, está incorporado en la cultura y en la tecnología. Pero esta vez, tanto la cultura como la tecnología dependen de la capacidad del conocimiento y la información para actuar sobre el conocimiento y la información, en una red recurrente de intercambios globalmente conectados”.

Concluida su investigación, Castells puede añadir, adelantándose a la posible objeción de determinismo tecnológico contra su obra, que “las sociedades no son sólo resultado de la transformación tecnológica y económica ni cabe limitar el cambio social a crisis y adaptaciones institucionales”. Se refiere entonces al surgimiento de todo el conjunto de movimientos sociales que engendraron la Revolución cultural de 1968, en la cual fue actor él mismo desde su ayudantía sociológica en el campus de Nanterre de la Universidad de París. Surgieron estos movimientos “en los Estados Unidos y Francia, luego en Italia, Alemania, España, Japón, Brasil, México y Checoslovaquia. Eran en esencia movimientos culturales, deseosos de cambiar la vida más que de tomar el poder. Sabían de forma intuitiva que el acceso a las instituciones del Estado coopta el movimiento, mientras que la construcción de un nuevo Estado revolucionario lo pervierte”.

LAS SEMILLAS FECUNDAS DE MAYO DEL 68 DIERON SUS FRUTOS
Cree Castells que lo que significaban estos movimientos era “una reacción multidimensional contra la autoridad arbitraria, una revuelta contra la injusticia y la búsqueda de experimentación personal”. Observa que “fueron derrotados en la política, pero se marchitaron con una elevada productividad histórica”, ya que de ahí “brotaron las ideas que serían la fuente del ecologismo, del feminismo, de la defensa constante de los derechos humanos, de la liberación sexual, de la igualdad étnica y de la democracia de base”. “No fueron reacciones a la crisis económica, sino a la sociedad de consumo”.

Una observación muy importante de Castells es que en la mayoría de los movimientos sociales surgidos a partir del 68, “la tecnología estaba en buena parte ausente de sus valores y críticas, si se exceptúan los llamamientos contra la deshumanización del maquinismo y su oposición a la energía nuclear”. Y sin embargo, influyeron en la decadencia de los sindicatos, en la crisis de “los rituales democráticos” y, con “su apertura cultural” estimularon “la experimentación tecnológica con la manipulación de símbolos”, que “evolucionaría a la cultura de la virtualidad real”.

¿UNA NUEVA SOCIEDAD? NUEVAS RELACIONES DE PRODUCCIÓN
Desde su marco teórico, Castells afirma que “una nueva sociedad surge siempre y cuando pueda observarse una transformación estructural en las relaciones de producción, de poder y de experiencia, que conllevan una modificación igualmente sustancial de las formas sociales del espacio y el tiempo y la aparición de una nueva cultura”.

¿Cómo se ve esto en las relaciones de producción? La productividad y competitividad en el capitalismo informacional dependen de la innovación y de la flexibilidad. La tecnología de la información y la capacidad cultural para utilizarla junto con la nueva forma de organización y gestión en la empresa red se vuelven esenciales. Se redefine el papel del trabajo, con la distinción entre “trabajadores genéricos”, los desechables, y “trabajadores autoprogramables”, los indispensables, siendo la educación, es decir, la capacidad de incorporar conocimiento e información, la clave de la diferencia. La flexibilidad “trabajadores en red y a tiempo flexible” conduce a “la descentralización coordinada del trabajo y a su individualización”.

Castells propone que “la economía informacional/global es más capitalista que ninguna otra en la historia: pero el capital está tan transformado como el trabajo”. Por supuesto, “la regla sigue siendo la producción en aras de la ganancia y para la apropiación privada de la ganancia, sobre la base de los derechos de propiedad que, son la esencia del capitalismo”. Por supuesto, también, los accionistas, las familias propietarias y los empresarios individuales se apropian de las ganancias, y también los grandes ejecutivos. Donde aparece una transformación novedosa es en el terreno del capital financiero, que en el informacionalismo funciona, gracias a la nueva tecnología, superando el “espacio y el tiempo por medios electrónicos”, de tal manera que Castells propone que “los mercados financieros globales y sus redes de gestión son el capitalista colectivo real, la madre de todas las acumulaciones”, aunque esto no significa “que los capitales financieros dominan al capital industrial, una antigua dicotomía que no encaja con la nueva realidad económica”.

UN CASINO GLOBAL, MÁS QUE UN MERCADO GLOBAL
En el capitalismo industrial, las empresas, la banca, el comercio, eran fuentes dispersas de acumulación que competían por el predominio de sus diversas fracciones del capital en procesos diversos y a veces no vinculados de acumulación. Hoy, “empresas de todo tipo, productores financieros, así como gobierno e instituciones públicas” e inversionistas individuales, ahorrantes, jubilados, etc., “utilizan las redes financieras globales como depositarias de sus ganancias y como fuente potencial de mayores beneficios. Es en esta forma específica en la que las redes financieras globales son el centro nervioso del capitalismo informacional”, que se parece más a un “casino global” que a un “mercado global”. Porque sus movimientos “no siguen una lógica de mercado. El mercado sube y baja, es manipulado y transformado por una combinación de maniobras estratégicas realizadas por ordenador, sicología de masas de fuentes multiculturales y turbulencias inesperadas, causadas por cada vez mayor complejidad en la interacción de los flujos de capital a escala global”. Los economistas fabrican modelos para controlar este casino y no lo logran porque “los magos de las finanzas” juegan de nuevo en las computadoras con esos modelos “para obtener nuevas ventajas competitivas de este conocimiento innovando sobre los modelos de inversión ya conocidos”.

PRODUCCIÓN HORIZONTAL EN RED FRENTE A PRODUCCIÓN VERTICAL EN SERIE
El cambio fundamental en la organización ha consistido en “el paso de las burocracias verticales a la gran empresa horizontal”. La tecnología de la información ha contribuido a este paso. Pero no ha sido el único factor. El otro factor, igualmente importante, ha sido la invención de una nueva lógica organizacional. Las burocracias son aquellas organizaciones “para las cuales la reproducción de su sistema de recursos se convierte en su principal fin”. Las empresas son aquellas organizaciones “en las que los fines y su cambio moldean una y otra vez la estructura de los recursos”.

Lo nuevo surge de “un proceso fundamental: el proceso de desintegración del modelo organizativo de las burocracias racionales verticales, característico de las grandes empresas en las condiciones de una producción en serie estandarizada y mercados oligopólicos”. “La integración vertical de los departamentos dentro de la misma estructura empresarial” es sustituida por “la desintegración vertical de la producción en una red de firmas”. Así se origina un nuevo paradigma organizativo, cuyos elementos son: redes empresariales, herramientas tecnológicas nuevas, un ambiente de competencia global y el Estado, que puede ser desarrollista, agente de incorporación, coordinador o mensajero orientado a una misión.

De la cooperación de estos elementos surge la empresa red. La empresa red está conformada por unidades que son propias de ella y por otras que son autónomas respecto de ella y pueden ser parte de otras redes. Por eso, su capacidad de conexión para facilitar la comunicación sin interferencias entre sus componentes y su consistencia el grado en que se comparten intereses entre los fines de la red y sus componentes, son absolutamente clave. Generar conocimiento, procesar información, adaptarse a una geometría variable de la economía global, responder flexiblemente con el cambio de medios al cambio de fines, e innovar, son las características de su éxito. Todo ello da origen a una cultura, a un “espíritu” del capitalismo informacional, centrado “en lo efímero, una cultura de cada decisión estratégica, un mosaico de experiencias e intereses, más que una carta de derechos y obligaciones. Es una cultura multifacética y virtual”, la cultura de “la destrucción creativa”.

¿QUÉ QUEDA DE LAS CLASES SOCIALES?
Castells estudia también las consecuencias de este nuevo y más endurecido capitalismo para la estructura de las clases sociales. Según la teoría de la estratificación, propone acertadamente Castells que “el nuevo sistema se caracteriza por una tendencia a aumentar la desigualdad y la polarización sociales”, por la diferenciación entre tipos de trabajadores, la individualización del trabajo y la desaparición gradual del Estado de bienestar. Pero esta tendencia puede contrarrestarse con políticas públicas y con movimientos sociales.

A partir de la exclusión social, insiste en que “la pérdida de una relación estable con el empleo y el débil poder de negociación de muchos trabajadores conduce a más crisis importantes en la vida de sus familias”, y en que la falta de educación para mantener “la actualización constante de su cualificación” vuelve a muchos trabajadores “candidatos a la expulsión” de una clase media menguante. Aquí encontramos algunas fuentes importantes de la actual inseguridad ciudadana en Centroamérica.

Finalmente, desde la perspectiva marxista de quiénes son los productores y quién se apropia del producto de su trabajo, Castells afirma que “los nuevos productores del capitalismo informacional son los generadores del conocimiento y los procesadores de información, que forman un ‘trabajador colectivo’, con poca solidaridad con los trabajadores genéricos desechables”. Y añade que “apenas cabe considerar que exista una contradicción de clase entre estas redes de productores extremadamente individualizados y el capitalista colectivo de las redes financieras”. Castells concluye que “las divisiones sociales fundamentales de la era de la información son la fragmentación interna” de los trabajadores entre “productores informacionales y trabajadores genéricos”; la división entre trabajadores o territorios incluidos y excluidos del trabajo; y “la separación entre la lógica del mercado de los flujos de capital global y la experiencia humana de las vidas de los trabajadores”.

CULTURA ES PODER, PODER ES CAPITAL: NUEVAS RELACIONES DE PODER
Castells brinda también resultados de las nuevas relaciones de poder. Piensa que “la principal transformación concierne a la crisis del Estado-nación como entidad soberana y a la crisis relacionada de la democracia política”. La dificultad de cumplir con las promesas del Estado de bienestar o de siquiera empezar a desarrollarlo compromete la legitimidad del mismo Estado y “el desdibujamiento de la soberanía conduce a la incertidumbre en el proceso de delegación de la voluntad del pueblo”. Esto puede provenir de “la globalización del capital, de la multilateralización de las instituciones de poder y de la descentralización de la autoridad”, y también de la multilateralización de las instituciones de justicia, como lo estamos viendo en los tribunales para Yugoslavia y Ruanda, en el caso Pinochet, y en la negativa de los Estados Unidos de aceptar la autoridad del Tribunal Penal Internacional. Puede también ir conduciendo al Estado red, como se muestra en la Unión Europea.

A través de la política informacional propone Castells “los juegos estratégicos, la representación personalizada y el liderazgo individualizado sustituyen a los agrupamientos de clase, la movilización ideológica y el control partidista, que caracterizaron a la política de la era industrial”. Y afirma que cuando prevalece la política-espectáculo y la negociación en cuartos oscuros, “los ciudadanos de todo el mundo reaccionan a la defensiva y votan para evitar ser perjudicados por el Estado, en lugar de confiarle su voluntad”.

El poder empieza a transitar hacia “códigos culturales” y toma el rostro de la reacción contra la amenaza de la raza oprimida como en la consulta popular para las reformas constitucionales en Guatemala 98 o contra los emigrantes como en Francia 2002. Castells afirma que en la era de la información “las batallas culturales son las batallas del poder” y añade que se libran en los medios de comunicación, pero sin que estos ostenten el poder, sino que “el poder, como capacidad de imponer la conducta, radica en las redes de información y manipulación de símbolos, que relacionan a los actores sociales, las instituciones y los movimientos culturales a través de iconos, portavoces y amplificadores intelectuales”.
Frente a la rápida rotación de los gestores del poder en los gobiernos, Castells propone que “ya no existen élites de poder estables”, sino “élites desde el poder” que aprovechan sus breves mandatos para acceder más establemente al capital y a las conexiones sociales, lo que evoca la situación de partidos y presidentes en Centroamérica. Y concluye: “La cultura como fuente de poder y el poder como fuente de capital constituyen la nueva jerarquía social de la era de la información”.

EL FIN DEL PATRIARCADO: NUEVAS RELACIONES DE EXPERIENCIA
También son importantes los resultados que Castells entrega en el campo de la transformación de las relaciones de experiencia, donde todo gira alrededor de la crisis del patriarcado. Castells propone que “el futuro de la familia es incierto, pero el futuro del patriarcado no: sólo puede sobrevivir bajo la protección de estados autoritarios y fundamentalismos religiosos”. Observa que “las redes de personas sobre todo en el caso de las mujeres sustituyen cada vez más a la familia nuclear como forma primaria de apoyo emocional y material”. Aunque reconoce que su punto de referencia en la investigación de estas relaciones está más en Estados Unidos y en Europa Occidental, cree que “puede demostrarse que las luchas de las mujeres, sean o no declaradamente feministas, se están extendiendo por todo el mundo, socavando el patriarcado en la familia, en la economía y en las instituciones de la sociedad”.

Piensa que “la reconstrucción de la familia bajo formas igualitarias es la base necesaria para reconstruir la sociedad de abajo a arriba” y encuentra señales de esta reconstrucción en el hecho de que “millones de hombres están dispuestos a renunciar a sus privilegios y a trabajar junto a las mujeres para encontrar nuevas formas de amar, compartir la vida y tener hijos”. “Como los sistemas de personalidad” dependen de la familia y de la sexualidad, cree que están también “en cambio profundo” y caracteriza ese proceso como “la formación de personalidades flexibles, capaces de llevar a cabo constantemente la reconstrucción del yo, en lugar de definirlo” por la adaptación a roles sociales.

Castells observa que, si bien “el movimiento gay y el de lesbianas tienen por delante un horizonte tormentoso y el sida no será el único rostro espantoso del ataque antisexual, el poder de la identidad parece tornarse mágico cuando es tocado por la fuerza del amor”. Y al final de su investigación propone que “la transformación más fundamental de las relaciones de experiencia en la era de la información es su transición a un modelo de relación social construido, primordialmente, por la experiencia real de la relación. Hoy día, las personas producen formas de sociabilidad, en lugar de seguir modelos de conducta”.

NUEVAS RELACIONES ESPACIALES, TEMPORALES Y CULTURALES
Todos estos cambios convergen hacia la transformación del espacio y el tiempo como construcciones sociales. Así, “el espacio de los flujos de la era de la información domina al espacio de los lugares de las culturas de los pueblos, mientras que la experiencia fragmentada permanece confinada a los lugares”. Por otro lado, “la tecnología comprime el tiempo en unos pocos instantes aleatorios, con lo cual la sociedad pierde el sentido de la secuencia y la historia se deshistoriza”. Todo ello nos hace desembocar en la cultura de la virtualidad real. Escribe Castells: “A lo largo de la historia las culturas han sido generadas por gentes que compartían espacio y tiempo en las condiciones determinadas por las relaciones de producción, poder y experiencia, y modificadas por sus proyectos, luchaban entre sí para imponer a la sociedad sus valores y objetivos. En el paradigma informacional ha surgido una nueva cultura de la sustitución de los lugares por el espacio de los flujos y la aniquilación del tiempo por el tiempo atemporal”.

LOS NUEVOS DESAFÍOS SOCIALES A LA DOMINACIÓN
Castells propone que, provenientes de sus propias contradicciones y conflictos, “los desafíos sociales a los modos de dominación en la sociedad red suelen plasmarse en la construcción de identidades autónomas”. Pero añade que “en la era de la información, la lógica prevaleciente de las redes globales dominantes es tan omnipresente y penetrante que el único modo de salir de su dominio parece ser situarse fuera de esas redes y reconstruir el sentido atendiendo a un sistema de valores y creencias completamente diferente”. Así lo hacen “las comunas de la identidad de resistencia”: los fundamentalismos religiosos, los nacionalismos, localismos, separatismos étnicos y las comunas culturales, que “rompen con la sociedad y reconstruyen sus instituciones no de abajo a arriba sino desde dentro hacia fuera”, insistiendo en lo que son frente a lo que son los otros, en lo que son más que en lo que hacen, en el sentido de su identidad más que en la función del rol que desempeñan. Lo interesante es que también los movimientos proactivos, como el ecologismo o el feminismo, “comienzan desde el rechazo de los principios básicos sobre los que se construyen nuestras sociedades: patriarcado, productivismo”. De modo que si la sociedad los aceptara, realmente “sería una revolución”.

Según Castells, “la fortaleza de los movimientos sociales basados en la identidad es su autonomía frente a las instituciones del Estado, la lógica del capital y la seducción de la tecnología”, a la cual, por supuesto, utilizan como una herramienta. Pero también “el problema fundamental de los procesos de cambio social que son fundamentalmente externos a las instituciones y los valores de la sociedad tal como es, es que pueden fragmentarla en lugar de reconstruirla”. Entonces, entre el “atrincheramiento de las élites globales dominantes en palacios inmateriales compuestos por redes de comunicación y flujos de información” y el confinamiento de “la experiencia de las personas en múltiples lugares segregados”, sin palacios materiales que conquistar, podría suceder que “las explosiones de revuelta implosionen transformándose en violencia cotidiana sin sentido”.

“NO HAY UN SENTIDO DE LA HISTORIA MÁS ALLÁ DE LA HISTORIA QUE SENTIMOS”
Al afirmar Castells que “no hay un sentido de la historia más allá de la historia que sentimos”, tiene algo más que decir sobre el derrumbe de la Unión Soviética. Quiero recogerlo por lo que puede tener de controversial o escandaloso para los así llamados izquierdistas de cualquier confesión, entre los que me encuentro. La erosión de la solidaridad, de los valores y del sentido de la vida en el pueblo soviético provino, a juicio de Castells, de la corrupción de quienes las proclamaban como ideología y a quienes durante mucho tiempo el pueblo creyó. Algo así como lo más duro que he oído sobre algunos revolucionarios centroamericanos, quienes con su corrupción mataron la esperanza de la gente.

Pero “la lección política más importante del experimento comunista dice Castells es la distancia fundamental que debe mantenerse entre los programas teóricos y el desarrollo histórico de los proyectos políticos. Todas las utopías conducen al terror si se intenta seriamente ponerlas en práctica. Son útiles para comprender y guiar la acción colectiva como herramientas. Nunca como esquemas para ser reproducidos en el mundo imperfecto y maravilloso de la vida humana. Porque tales intentos en el peor de los casos se convierten en fuentes del fundamentalismo político que acaba llevando a la dictadura y al Terror. Los sueños y proyectos son el material del que está hecho el cambio social, pero el paraíso artificial de la política inspirada por la teoría debe ser enterrado para siempre con el Estado soviético. Porque la lección más importante del derrumbamiento del comunismo es que no hay un sentido de la historia más allá de la historia que sentimos”. Es decir, no se construye nueva sociedad y humanidad nueva hipotecando el presente, degradando “los valores humanos, base de los esfuerzos cotidianos” y sacrificando víctimas en el altar del futuro, sea para suprimir o para enaltecer su memoria.

LA LARGA MARCHA PARA IR DANDO SENTIDO A LA HISTORIA
Castells concluye que para que los movimientos sociales lleguen a reconstruir “las instituciones de la sociedad, poniendo la tecnología al servicio de las necesidades y deseos de las personas”, se necesita “una larga marcha desde las comunas construidas en torno a la identidad de resistencia hasta las alturas de las nuevas identidades proyecto que brotan de los valores alimentados en esas comunas”. Y pone ejemplos de hitos en esa marcha: “nuevas familias igualitarias; aceptación del desarrollo sostenible; solidaridad intergeneracional en el crecimiento económico; y movilización universal en defensa de los derechos humanos”. Todo ello como procesos de lenta y firme construcción.

Desde la Iglesia Católica, por ejemplo, se ha llegado a proponer que esta larga marcha puede irse haciendo también a través de comunidades de radical seguimiento de Jesús de Nazaret, no necesariamente de personas en consagración religiosa sino sencillamente de personas cristianas. Creo que Castells tendría interés en observar y analizar en la sociedad este tipo de nuevas comunidades.

Castells finaliza su obra con una brevísima mirada futurista al siglo XXI de la que sólo entresacamos aquí esta afirmación: “Los fundamentalismos de diversos títulos y de fuentes diferentes representarán el desafío más osado e intransigente al dominio unilateral del capitalismo informacional global. Su acceso a las armas de exterminio masivo proyecta una sombra gigantesca sobre las perspectivas optimistas de la era de la información”, tanto más porque “un pequeño grupo decidido, bien financiado y bien informado, puede devastar ciudades enteras o golpear los centros nerviosos de nuestra vida” y porque “la infraestructura de nuestra vida cotidiana, de la energía a la canalización del agua, se ha vuelto tan compleja y está tan entrelazada que su vulnerabilidad ha aumentado de forma exponencial”. Palabras publicadas tres años antes del 11 de Septiembre.

PREGUNTAS AL CERRAR LA OBRA DE CASTELLS
Es importante conocer que la obra de Castells ha tenido fuertes críticas, si bien no son las más numerosas. La pregunta básica entre nosotros es si nos ayuda o nos estorba para analizar y comprender lo que pasa en Centroamérica al comienzo de este milenio. Es importante también preguntarnos si el hilo conductor de esta obra la tecnología de la información omnipresente como factor fundamental de explicación de la novedad, tanto del desarrollo informacional del capitalismo como de los movimientos sociales que lo desafían desde las identidades, es una explicación satisfactoria. Si la enorme cantidad de fenómenos y acontecimientos de nuestro mundo puede ser apresada al nivel de una “gran teoría” del cambio social. Castells respondería que no le interesa la teoría más que como herramienta para la observación y la investigación de la sociedad y que en su obra es más importante acercarse a la inmensa variedad y a la multiculturalidad del mundo real que tener éxito en su interpretación global.

Algunas personas que revisan la obra de Castells consideran que su obra no contiene una teoría acabada de la sociedad actual, sino que constituye un ensayo que pasa revista al estado-del-mundo-en-la-cumbre-del-cambio, más que una exégesis teórica (Paul Knox). O que es un intento teórico apenas hilvanado y no rigurosamente argumentado, al que le falta desenlace, constituyendo más bien una explicación con final abierto, más cercana a Giddens que a Marx (Ann Forsyth).
Para Peter Abell y Diane Reyniers, Castells fracasa al hacer teoría social; su lenguaje es muy poco claro; no tiene rigor en su investigación y, por ejemplo, asume que donde hay interconexión hay ya interdependencia; está lleno de metáforas, que bordean en lo poético y carecen de valor científico (“el espacio de los flujos”, “el tiempo atemporal”, “la aniquilación del tiempo”, “la cultura de la virtualidad real”, “la marejada de las identidades”, “la madre de todas las acumulaciones”, “el casino global”…); es selectivo a su favor con la bibliografía que cita; y desconoce la teoría de las redes.

Otra pregunta importante es cuánto de nuevo realmente hay en la nueva economía y en la nueva sociedad a la que Castells nos introduce. Si se trata de un nuevo capitalismo o si se trata de la continuidad del capitalismo, de la transformación del capitalismo en un capitalismo que, según Marx en el Manifiesto Comunista, llevaba ya la marca de la revolución constante de la producción, de la perturbación ininterrumpida de todas las relaciones sociales, de la eterna incertidumbre y agitación que distingue a la época burguesa de todos los aires anteriores. Todas las opiniones nuevas se vuelven anticuadas antes de que puedan cristalizar. Todo lo sólido se funde en el aire, todo lo santo es profanado. ¿Se trata de un nuevo modo de desarrollo del capitalismo o de una segunda línea divisoria dentro del mismo modo de desarrollo industrial? ¿Se da de veras un cambio de paradigma tecnológico con la tecnología de la información? Castells respondería que, sea nuevo o no el mundo que ha analizado, lo que importa es si su análisis muestra “capacidad o incapacidad para identificar y explicar los fenómenos que observamos y experimentamos”.

¿Y LAS ECOLOGÍAS Y LAS ETNIAS?
Y en relación a la ecología, ¿es sólo un movimiento social o es algo más? ¿Basta tratar todo lo referente a la ecología como un movimiento social nacido de una identidad proactiva? ¿O habría sido necesario analizar a fondo las manifestaciones económicas y políticas de las economías desperdiciadoras e intensivas en recursos? El finlandés Willenius opina que es ésta la deficiencia mayor en la obra de Castells.

Y sobre la etnicidad, ¿es fuente de identidad o es apoyo a otras identidades? Castells sostiene que, “aunque la raza tiene importancia, probablemente más que nunca como fuente de opresión y discriminación, la etnicidad se está fragmentando como fuente de sentido e identidad, no para fundirse con otras identidades, sino bajo principios más amplios de autodefinición cultural, como la religión, la nación o el género”. O explica que “la etnicidad, aunque es un ingrediente esencial tanto de la opresión como de la liberación, parece que suele formularse en apoyo de otras identidades comunales religiosa, nacional, territorial, más que inducir a la resistencia o a nuevos proyectos por sí misma”

CASTELLS ANTE LA CRISIS ACTUAL: LA GEOPOLÍTICA DE LA IDENTIDAD
Manuel Castells ha tratado de comprender después de cerrar su Era de la Información, lo que significó en el mundo el 11 de Septiembre, analizándolo dentro de los parámetros de su investigación. Bajo el título La Geopolítica de la Identidad, su pensamiento apareció en siete artículos en el diario catalán La Vanguardia (26 enero-1 febrero 2003).

Castells estudia a Al Qaeda y a los sistemas que se organizan en su constelación como un movimiento social, “una acción colectiva intencional cuyo objetivo consiste en cambiar los valores dominantes y las instituciones de la sociedad, en nombre de los valores e intereses que dan sentido a sus vidas desde la perspectiva de los actores del movimiento”. En su obra, Castells afirmaba que el impacto de estas acciones transforma los valores y las instituciones de la sociedad, tanto en caso de victoria como de derrota. Esto significa que el mundo ya no será el mismo después de Al Qaeda y el 11 de Septiembre que antes de ellos.

Castells afirma que Al Qaeda es un movimiento social basado en el fundamentalismo islámico, pero explícitamente global en su organización, su base de apoyo, su estrategia, sus tácticas y sobre todo en la definición de su adversario, los Estados Unidos y sus aliados, como centro del poder de Occidente y del orden capitalista mundial y como ocupantes de los lugares sagrados del Islam: Jerusalén y la península arábiga donde están La Meca y Medina, así como de cualquier otra tierra islámica oprimida. Se trata, además, de un movimiento social “muy especial”, porque funciona sin apoyo significativo de ningún Estado y se atreve a atacar a Estados Unidos en cualquier lugar del planeta, incluido en su propio territorio.

Ya sabemos que para Castells los movimientos sociales son portadores y cauces de las identidades, de “las fuentes de sentido y experiencia para la gente”. En el caso de Al Qaeda, este movimiento social da cauce a una identidad de resistencia, más en concreto a una “identidad religiosa territorializada”. Lo que da sentido a los miembros de Al Qaeda y los conduce hasta un ardiente deseo de martirio por su causa, es “la creación de la ‘umma’ o comunidad mundial de creyentes”, gobernada por la “sharia” o código musulmán. En esto no se distinguen de otros fundamentalismos islámicos.

LA DEFENSA DE LOS LUGARES SAGRADOS, DEL TERRITORIO DE DIOS
El régimen talibán fue considerado por Osama Bin Laden como el que más se acercó a los ideales islámicos. Bin Laden (yemenita asentado en Arabia Saudita) y su compañero fundador Al-Zawahiri (egipcio) pertenecen a una versión del Islam llamada “salafismo”, que “hace hincapié en el carácter multiétnico y multinacional del Islam”. Pero lo más importante en esta identidad es “la defensa de los lugares sagrados, La Meca, Medina y Jerusalén, ocupados por cristianos y judíos”. Desde la Guerra del Golfo, la monarquía saudí ha permitido a Estados Unidos establecer bases militares en Arabia Saudita. “Es la profanación de los lugares sagrados lo que justifica la ‘yihad’, como en la época de la movilización de los musulmanes contra los cruzados”, explica Castells.

Esta particularidad es la que da a la identidad religiosa de resistencia su carácter de territorialidad. No se defiende un territorio nacional, sino “la inviolabilidad de los lugares sagrados y de la tierra musulmana, cualquier tierra donde vivan los musulmanes. Es el territorio como expresión de la ‘umma’, de la comunidad de creyentes. Es el dominio de Dios, no el espacio del Estado”. En una teología materialmente muy vinculada con los lugares venerados, las plegarias de los musulmanes de todo el mundo no pueden llegar a Dios si los lugares santos, los lugares de Dios, están siendo profanados. De ahí, la determinación de liberarlos.

La experiencia de la lucha y de la victoria contra una gran potencia mundial, la Unión Soviética, en Afganistán, es la raíz del convencimiento de Al Qaeda de que también podrán vencer al “poder cruzado sionista, representado por los Estado Unidos y su estado subrogado, Israel”. Los otros regímenes que oprimen a musulmanes Filipinas, Rusia, Indonesia, India, Bosnia, China, etc. también serán atacados, pero no son el eje dominante del adversario. Castells piensa que la misma lucha contra estos poderes se ha convertido en objetivo estratégico del movimiento y ha desplazado a los mismos valores sobre los que se construyó: “la lucha en nombre del islam” (significado literal de la palabra ‘yihad’) se transformó en el uso del islam en nombre de la lucha”.

LA GENIALIDAD DE BIN LADEN Y LA ESPIRAL INFINITA DE VIOLENCIA
La genialidad de Bin Laden y sus compañeros dirigentes de Al Qaeda ha sido construir su movimiento en forma de red global. Recordemos que, según Castells, “los nuevos movimientos sociales son los sujetos potenciales de la era de la información” y actúan a través de “personalidades simbólicas que dan un rostro (o una máscara) a una sublevación simbólica” y hablan en su nombre, o a través de “redes” interconectadas y descentralizadas, “productoras y distribuidoras reales de códigos culturales”. Bin Laden ha sido una de esas “personalidades simbólicas”, esta vez con rostro, en contraposición con el mexicano Subcomandante Marcos, que usa una máscara. Al Qaeda tiene un liderazgo inspirador, que proporciona además entrenamiento y adoctrinamiento, pero “no posee una estructura de control y mando”.

“La esencia de su estrategia en la situación de postguerra afgana (después de la expulsión de los soviéticos) es un doble carácter de luchas locales y redes globales”. Los Estados nacionales, incluido el más poderoso de todos, los Estados Unidos, tienen una tarea muy difícil en su lucha contra esta red global. Pueden golpear algunos nodos de la red bombardear bases de operaciones y cuarteles, como hicieron en Afganistán e incluso suprimirlos como hicieron con el régimen talibán pero no pueden golpear la red: “no pueden bombardear Hamburgo, donde se tramaron todos los atentados del 11-S”.

LAS CLAVES DEL MUNDO ISLÁMICO Y LAS HUMILLACIONES CONTRA LOS ÁRABES
Para Castells, “la lucha de las redes globales móviles contra el estado sometido a la nación es un conflicto asimétrico: las redes gozan de una ventaja decisiva. Los Estados intentan construir redes estatales globales. Sin embargo, estas redes aumentan su capacidad punitiva (pueden bombardear más sitios), pero no su efectividad; los nodos proliferan en muchos puntos distintos, se entremezclan con la población y atacan cuando y donde parecen encajar en una espiral infinita de violencia”.

Los nodos de las redes son, a escala global, lo que eran para los movimientos revolucionarios de siempre sus células compartimentadas. En realidad, la congelación de fondos de instituciones financieras, económicas o asistenciales cuyo verdadero propósito es financiar las operaciones de Al Qaeda, es un golpe más certero a la red que cualquier tipo de bombardeo local o de encarcelamiento de líderes. Y constituye, cuando se hace transnacionalmente, un paso hacia el Estado red.

La flexibilidad organizativa de Al Qaeda se despliega en dos tácticas básicas: los golpes terroristas y el uso de los medios de comunicación para llegar a la transformación de las conciencias, sobre todo las de los mismos musulmanes, que “son el objetivo real de Al Qaeda”. En cambio, “la red terrorista apunta al corazón, no a la mente de los occidentales. No quieren que lo entiendan sino que les teman”. Por eso “actúan siguiendo la antigua tradición anarquista de la acción ejemplar”. Para Castells, “esto es exactamente lo que Hamas o la Yihad Islámica están haciendo en Israel, o lo que Al Qaeda está haciendo en el mundo”. Y su expectativa es precisamente que la respuesta de los adversarios, y especialmente la de Estados Unidos, sea tan irracional como son las respuestas arrancadas por el temor.

Piensa Castells que “la política de Estados Unidos hacia Irak, un mero espectador de este conflicto, parece demostrar que la estrategia funciona”. Y funciona tanto más cuanto que al temor del gobierno estadounidense va unido el desprecio por esos pueblos orientales estereotipados sobre todo en el estatus de sus mujeres y esos “gobernantes salvajes” como oímos hace unos días decir a Rumsfeld, que es precisamente la humillación que los pueblos árabes han sentido durante siglos y que los colonialismos de los últimos dos siglos acrecentaron. Esta humillación piensa Castells está en la raíz de la brutal respuesta terrorista a acciones occidentales sentidas como enormemente injustas. Más aún cuando los que reaccionan son gente de antiguas civilizaciones, con medios económicos suficientes para haberse apropiado de la modernidad y de su tecnología, pero que, sin embargo, han mantenido un sentimiento de alienación frente a los valores occidentales.

IRAK: UN MERO ESPECTADOR
Que Irak haya sido “un mero espectador de este conflicto” lo fundamenta Castells en el hecho de que la identidad religiosa de Al Qaeda no experimentaba ninguna simpatía por un régimen secular y laico como es el de Saddam Hussein, así como sospecha también fuertemente de la causa palestina, y especialmente de su líder Arafat, considerando su causa más nacionalista que globalmente religiosa.

Para Castells, la determinación de Estados Unidos de atacar a Irak reposó en la incomprensión de la calidad de red global de Al Qaeda. “Desarmar a Irak, aun a riesgo de provocar una guerra costosa si es necesario es un propósito que sigue arraigado en la convicción de que el único peligro real podría provenir del terrorismo apoyado por un Estado”. Por eso, en noviembre de 2001 Estados Unidos atacó Afganistán. Atacaron para suprimir el gobierno de un Estado por un régimen, el talibán, protector de Al Qaeda. Pero su ataque, aun causándole un golpe fortísimo, no acabó con la “capacidad operativa” de la red global. Piensa Castells, además, que nunca se demostró “el vínculo con Irak” de Al Qaeda. Estaríamos más bien en la hipótesis de una guerra contra Irak motivada por la ideología de prevenir el golpe posible del enemigo, y por los intereses concretos de la industria del petróleo y de los armamentos, así como por el orgullo imperial mal encaminado de un equipo gobernante ultrarreaccionario.

¿REDES ENTRE POBREZAS Y RESISTENCIA RELIGIOSA?
En el mundo islámico es posible que nunca hubiera mucha simpatía por Saddam Hussein, cuya falta de escrúpulos con la vida de su pueblo ha sido notoria. La imprevisibilidad de la situación creada con la guerra contra Irak descansa en cómo reaccionarán las redes globales del islamismo mundial frente a la prepotencia tan extremada de la “coalición” liderada por los Estados Unidos y frente a las víctimas civiles del conflicto, gran parte de ellas buenos musulmanes. También es imprevisible si tras la guerra se podrá reconstruir el mecanismo de diálogo supranacional de las Naciones Unidas.

Para Castells, lo que verdaderamente podría cambiar el curso de la historia sería el establecimiento de vínculos entre la pobreza y la resistencia religiosa. Si se “estableciera un vínculo entre la revuelta contra la irrelevancia socioeconómica y la resistencia de identidad contra la dominación cultural occidental”, se contrapondrían “las redes globales de fe y terror a las redes globales de riqueza y tecnología”. En esas eventuales redes globales de fe y terror los pueblos árabes se habrían ya apropiado de gran parte del legado tecnológico de la Era de la Información.

La red y el yo

-¿Me consideras un hombre culto y leído?
-Sin duda -replicó Zi-gong-. ¿No lo eres?
-En absoluto dijo Confucio Tan sólo he agarrado el hilo que enlaza el resto*1.

Hacia el final del segundo milenio de la era cristiana, varios acontecimientos de
trascendencia histórica han transformado el paisaje social de la vida humana. Una
revolución tecnológica, centrada en torno a las tecnologías de la información, está
modificando la base material de la sociedad a un ritmo acelerado. Las economías de
todo el mundo se han hecho interdependientes a escala global, introduciendo una
nueva forma de relación entre economía, Estado y sociedad en un sistema de
geometría variable.

El derrumbamiento del estatismo soviético y la subsiguiente desaparición del movimiento comunista internacional han minado por ahora el reto histórico al capitalismo, rescatado a la izquierda política (y a la teoría marxista) de la
atracción fatal del marxismo-leninismo, puesto fin a la guerra fría, reducido el riesgo de holocausto nuclear y alterado de modo fundamental la geopolítica global.

El mismo capitalismo ha sufrido un proceso de reestructuración profunda, caracterizado por una mayor flexibilidad en la gestión; la descentralización e interconexión de las empresas, tanto interna como en su relación con otras; un aumento de poder considerable del capital frente al trabajo, con el declive concomitante del movimiento sindical; una individualización y diversificación crecientes en las relaciones de trabajo; la incorporación masiva de la mujer al trabajo retribuido, por lo general en condiciones discriminatorias; la intervención del estado para desregular los mercados de forma selectiva y desmantelar el estado de bienestar, con intensidad y orientaciones

1* * Relatado en Sima Qian (145 a.C-89 d.C.), “Confucius”, en Hu Shi, The Development of Logical Methods in Ancient China, Shanghai, Oriental Book
Company, 1922; citado en Qian, 1985, pag. 125,

diferentes según la naturaleza de las fuerzas políticas y las instituciones de cada
sociedad; la intensificación de la competencia económica global en un contexto de
creciente diferenciación geográfica y cultural de los escenarios para la acumulación y gestión del capital.

Como consecuencia de este reacondicionamiento general del sistema capitalista, todavía en curso, hemos presenciado la integración global de los mercados financieros, el ascenso del Pacífico asiático como el nuevo centro industrial
global dominante, la ardua pero inexorable unificación económica de Europa, el
surgimiento de una economía regional norteamericana, la diversificación y luego
desintegración del antiguo Tercer Mundo, la transformación gradual de Rusia y la zona de influencia ex soviética en economías de mercado, y la incorporación de los
segmentos valiosos de las economías de todo el mundo a un sistema interdependiente que funciona como una unidad en tiempo real.

Debido a todas estas tendencias, también ha habido una acentuación del desarrollo desigual, esta vez no sólo entre Norte y Sur, sino entre los segmentos y territorios dinámicos de las sociedades y los que corren el riesgo de convertirse en irrelevantes desde la perspectiva de la lógica del sistema.

En efecto, observamos la liberación paralela de las formidables fuerzas productivas de la revolución informacional y la consolidación de los agujeros negros de miseria humana en la economía global, ya sea en Burkina Faso, South Bronx, Kamagasaki, Chiapas o La Courneuve.

De forma simultánea, las actividades delictivas y las organizaciones mafiosas del
mundo también se han hecho globales e informacionales, proporcionando los medios
para la estimulación de la hiperactividad mental y el deseo prohibido, junto con toda forma de comercio ¡lícito demandada por nuestras sociedades, del armamento
sofisticado a los cuerpos humanos. Además, un nuevo sistema de comunicación, que
cada vez habla más un lenguaje digital universal, está integrando globalmente la
producción y distribución de palabras, sonidos e imágenes de nuestra cultura y
acomodándolas a los gustos de las identidades y temperamentos de los individuos.
Las redes informáticas interactivas crecen de modo exponencial, creando nuevas
formas y canales de comunicación, y dando forma a la vida a la vez que ésta les da
forma a ellas.

Los cambios sociales son tan espectaculares como los procesos de transformación
tecnológicos y económicos. A pesar de toda la dificultad sufrida por el proceso de
transformación de la condición de las mujeres, se ha minado el patriarcalismo, puesto
en cuestión en diversas sociedades. Así,, en buena parte del mundo, las relaciones de
género se han convertido en un dominio contestado, en vez de sor una esfera de
reproducción cultural. De ahí se deduce una redefinición fundamental de las
relaciones entre mujeres, hombres y niños y, de este modo, de la familia, la sexualidad
y la personalidad. La conciencia medioambiental ha calado las instituciones de la
sociedad y sus valores han ganado atractivo político al precio de ser falseados y
manipulados en la práctica cotidiana de las grandes empresas y las burocracias. Los
sistemas políticos están sumidos en una crisis estructural de legitimidad, hundidos de
forma periódica por escándalos, dependientes esencialmente del respaldo de los
medios de comunicación y del liderazgo personalizado, y cada vez más aislados de la
ciudadanía. Los movimientos sociales tienden a ser fragmentados, localistas,
orientados a un único tema y efímeros, ya sea reducidos a sus mundos interiores o
fulgurando sólo un instante en torno a un símbolo mediático. En un mundo como éste
de cambio incontrolado y confuso, la gente tiende a reagruparse en torno a
identidades primarias: religiosa, étnica, territorial, nacional. En estos tiempos difíciles,
el fundamentalismo religioso, cristiano, islámico, judío, hindú e incluso budista (en lo
que parece ser un contrasentido), es probablemente la fuerza más formidable de
seguridad personal y movilización colectiva. En un mundo de flujos globales de
riqueza, poder e imágenes, la búsqueda de la identidad, colectiva o individual,
atribuida o construida, se convierte en la fuente fundamental de significado social. No
es una tendencia nueva, ya que la identidad, y de modo particular la identidad
religiosa y étnica, ha estado en el origen del significado desde los albores de la
sociedad humana. No obstante, la identidad se está convirtiendo en la principal, y a
veces única, fuente de significado en un periodo histórico caracterizado por una
amplia desestructuración de las organizaciones, deslegitimación de las instituciones,
desaparición de los principales movimientos sociales y expresiones culturales
efímeras. Es cada vez más habitual que la gente no organice su significado en torno a
lo que hace, sino por lo que es o cree ser. Mientras que, por otra parte, las redes
globales de intercambios instrumentales conectan o desconectan de forma selectiva
individuos, grupos, regiones o incluso países según su importancia para cumplir las
metas procesadas en la red, en una corriente incesante de decisiones estratégicas.
De ello se sigue una división fundamental entre el instrumentalismo abstracto y
universal, y las identidades particularistas de raíces históricas. Nuestras sociedades
se estructuran cada vez más en tomo a una posición bipolar entre la red y el yo.
En esta condición de esquizofrenia estructural entre función y significado, las pautas
de comunicación social cada vez se someten a una tensión mayor. Y cuando la
comunicación se, rompe, cuando deja de existir, ni siquiera en forma de comunicación
conflictiva (como sería el caso en las luchas sociales o la oposición política), los
grupos sociales y los individuos se, alienan unos de otros y ven al otro como un
extraño, y al final como una amenaza. En este proceso la fragmentación social: se
extiende, ya que las identidades se vuelven más específicas y aumenta la dificultad de
compartirlas. La sociedad informacional, en su manifestación global, es también el
mundo de Aum Shinrikyo, de la American Militia, de las ambiciones teocráticas
islámicas/cristianas y del genocidio recíproco de hutus/tutsis.
Confundidos por la escala y el alcance del cambio histórico, la cultura y el
pensamiento de nuestro tiempo abrazan con frecuencia un nuevo milenarismo. Los
profetas de la tecnología predican una nueva era, extrapolando a las tendencias y
organizaciones sociales la lógica apenas comprendida de los ordenadores y el ADN.
La cultura y la teoría posmodernas se recrean en celebrar el fin de la historia y, en
cierta medida, el fin de -la razón, rindiendo nuestra capacidad de comprender y hallar
sentido, incluso al disparate. La asunción implícita es la aceptación de la plena
individualización de la conducta y de la impotencia de la sociedad sobre su destino.
El proyecto que informa este libro nada contra estas corrientes de destrucción y se
opone a varias formas de nihilismo intelectual, de escepticismo social y de cinismo
político. Creo en la racionalidad y en la posibilidad de apelar a la razón, sin convertirla
en diosa. Creo en las posibilidades de la acción social significativa y en la política
transformadora, sin que nos veamos necesariamente arrastrados hacia los rápidos
mortales de las utopías absolutas. Creo en el poder liberador de la identidad, sin
aceptar la necesidad de su individualización o su captura por el fundamentalismo. Y
propongo la hipótesis de que todas las tendencias de cambio que constituyen nuestro
nuevo y confuso mundo están emparentadas y que podemos sacar sentido a su
interrelación. Y, sí, creo, a pesar de una larga tradición de errores intelectuales a
veces trágicos, que observar, analizar y teorizar es un modo de ayudar a construir un
mundo diferente y mejor. No proporcionando las respuestas, que serán específicas
para cada sociedad y las encontrarán por sí mismos los actores sociales, sino
planteando algunas preguntas relevantes. Me gustaría que este libro fuese una
modesta contribución a un esfuerzo analítico, necesariamente colectivo, que ya se
está gestando desde muchos horizontes, con el propósito de comprender nuestro
nuevo mundo sobre la base de los datos disponibles y de una teoría exploratoria.
Para recorrer los pasos preliminares en esa dirección, debemos tomar en serio la
tecnología, utilizándola como punto de partida de esta indagación; hemos de situar
este proceso de cambio tecnológico revolucionario en el contexto social donde tiene
lugar y que le da forma; y debemos tener presente que la búsqueda de identidad es un
cambio tan poderoso como la transformación tecnoeconómica en el curso de la nueva
historia. Luego, tras haber enunciado el proyecto de este libro, partiremos en nuestro
viaje intelectual, por un itinerario que nos llevará a numerosos ámbitos y cruzará
diversas culturas y contextos institucionales, ya que la comprensión de una
transformación global requiere una perspectiva tan global como sea posible, dentro de
los límites obvios de la experiencia y el conocimiento de este autor.
TECNOLOGIA, SOCIEDAD Y CAMBIO HISTORICO
La revolución de la tecnología de la información, debido a su capacidad de penetración
en todo el ámbito de la actividad humana, será mi punto de entrada para analizar la
complejidad de la nueva economía, sociedad y cultura en formación. Esta elección
metodológica no implica que las nuevas formas y procesos sociales surjan como
consecuencia del cambio tecnológico. Por supuesto, la tecnología no determina la
sociedad2. Tampoco la sociedad dicta el curso del cambio tecnológico, ya que muchos
factores, incluidos la invención e iniciativas personales, intervienen en el proceso del
descubrimiento científico, la innovación tecnológica y las aplicaciones sociales, de
modo que el resultado final depende de un complejo modelo de interacción3. En
efecto, el dilema del determinismo tecnológico probablemente es un falso problema4,
puesto que tecnología es sociedad y ésta no puede ser comprendida o representada
2 Véase el interesante debate sobre el tema en Smith y Marx, 1994.
3 La tecnología no determina la sociedad: la plasma. Pero tampoco la sociedad determina la innovación tecnológica: la utiliza. Esta interacción dialéctica
entre sociedad y tecnología está presente en las obras de los mejores historiadores, como Fernand Braudel.
4 El historiador clásico de la tecnología, Melvin Kranzberg, ha aportado razones contundentes contra el falso dilema del determinismo tecnológico. Véase,
por ejemplo, su discurso de aceptación como miembro honorario de la NASTS (1992).
sin sus herramientas técnicas 5. Así, cuando en la década de 1970 se constituyó un
nuevo paradigma tecnológico organizado en torno a la tecnología de la información,
sobre todo en los Estados Unidos (véase el capítulo 1), fue un segmento específico de
su sociedad, en interacción con la economía global y la geopolítica mundial, el que
materializó un modo nuevo de producir, comunicar, gestionar y vivir, Es probable que
el hecho de que este paradigma naciera en los Estados Unidos, y en buena medida en
California y en la década de los setenta, tuviera consecuencias considerables en
cuanto a las formas y evolución de las nuevas tecnologías de la información. Por
ejemplo, a pesar del papel decisivo de la financiación y los mercados militares en el
fomento de los primeros estadios de la industria electrónica durante el periodo
comprendido entre las décadas de 1940 y 1960, cabe relacionar de algún modo el
florecimiento tecnológico que tuvo lugar a comienzos de la década de los setenta con
la cultura de la libertad, la innovación tecnológica y el espíritu emprendedor que
resultaron de la cultura de los campus estadounidenses de la década de 1960. No
tanto en cuanto a su política, ya que Silicon Valley era, y es, un sólido bastión del voto
conservador y la mayoría de los innovadores fueron metapolíticos, sino en cuanto a
los valores sociales de ruptura con las pautas de conducta establecidas, tanto en la
sociedad en general como en el mundo empresarial. El énfasis concedido a los
instrumentos personalizados, la interactividad y la interconexión, y la búsqueda
incesante de nuevos avances tecnológicos, aun cuando en apariencia no tenían
mucho sentido comercial, estaban claramente en discontinuidad con la tradición
precavida del mundo empresarial. La revolución de la tecnología de la información, de
forma medio consciente 6, difundió en la cultura material de nuestras sociedades el
5 Bijker et al., 1987.
6 Aún está por escribirse una historia social fascinante sobre los valores y opiniones personales de algunos de
los innovadores clave de la revolución de las tecnologías informáticas de la década de 1970 en Silicon Valley. Pero
unos cuantos indicios parecen señalar el hecho de que intentaron desvirtuar de forma intencionada las tecnologías
centralizadoras del mundo de las grandes empresas, tanto por convicción como por hallar su nicho de mercado.
Como prueba, recuerdo el famoso anuncio del ordenador Apple de 1984 para lanzar el Macintosh, en oposición
explícita al Gran Hermano IBM de la mitología orwelliana. En cuanto al carácter contracultural de muchos de estos
innovadores, también me referiré a la vida del genio que desarrolló el ordenador personal, Steve Wozniak: tras
abandonar Apple, aburrido por su transformación en otra empresa multinacional, gastó una fortuna durante unos
cuantos años en subvencionar a los grupos de rock que le gustaban, antes de crear otra empresa que desarrollara
tecnologías de su agrado. En un momento determinado, después de haber creado el ordenador personal, se dio
cuenta de que no poseía una educación académica en ciencias informáticas, así que se matriculó en la Universidad
espíritu libertario que floreció en los movimientos de la década de los sesenta. No
obstante, tan pronto como se difundieron las nuevas tecnologías de la información y
se las apropiaron diferentes países, distintas culturas, diversas organizaciones y
metas heterogéneas, explotaron en toda clase de aplicaciones y usos, que
retroalimentaron la innovación tecnológica, acelerando la velocidad y ampliando el
alcance del cambio tecnológico, y diversificando sus fuentes7. Un ejemplo ayudará a
comprender la importancia de las consecuencias sociales inesperadas de la
tecnología.8
Como es sabido, Internet se originó en un audaz plan ideado en la década de los
sesenta por los guerreros tecnológicos del Servicio de Proyectos de Investigación
Avanzada del Departamento de Defensa estadounidense (Advanced Research
Projects Agency, el mítico DARPA), para evitar la toma o destrucción soviética de las
comunicaciones estadounidenses en caso de guerra nuclear. En cierta medida, fue el
equivalente electrónico de las tácticas maoístas de dispersión de las fuerzas de
guerrilla en torno a un vasto territorio para oponerse al poder de un enemigo con
versatilidad y conocimiento del terreno. El resultado fue una arquitectura de red que,
como querían sus inventores, no podía ser controlada desde ningún centro,
compuesta por miles de redes informáticas autónomas que tienen modos
innumerables de conectarse, sorteando las barreras electrónicas. Arpanet, la red
establecida por el Departamento de Defensa estadounidense, acabó convirtiéndose en
la base de una red de comunicación global y horizontal de miles de redes (desde
luego, limitada a una elite informática instruida de cerca de 20 millones de usuarios a
mediados de la década de 1990, pero cuyo crecimiento es exponencial), de la que se
han apropiado individuos y grupos de todo el mundo para toda clase de propósitos,
bastante alejados de las preocupaciones de una guerra fría extinta. En efecto, fue vía
Internet como el Subcomandante Marcos, jefe de los zapatistas chiapanecos, se
comunicó con el mundo y con los medios desde las profundidades de la selva
de Berkeley. Pero, para evitar una publicidad incómoda, utilizó otro nombre.
7 Para una selección de datos sobre la variación de los modelos de difusión de la tecnología de la información en diferentes contextos sociales e
institucionales, véanse, entre otras obras, las de Guile, 1995; Landau y Rosenberg, 1986; Wang, 1994; Watanuki, 1990; Bianchi et al., 1988; Freeman et
al., 1991; Bertazzoni el al., 1984; Agence de l’Informatique, 1986; Castells et al., 1986.
8 Para una exposición informada y comedida de la relación entre sociedad y
tecnología, véase Fischer, 1985.
Lacandona durante su retirada en febrero de 1995.
No obstante, si bien la sociedad no determina la tecnología, sí puede sofocar su
desarrollo, sobre todo por medio del estado. 0, de forma alternativa y sobre todo
mediante la intervención estatal, puede embarcarse en un proceso acelerado de
modernización tecnológica, capaz de cambiar el destino de las economías, la potencia
militar y el bienestar social en unos cuantos años. En efecto, la capacidad o falta de
capacidad de las sociedades para dominar la tecnología, y en particular las que son
estratégicamente decisivas en cada periodo histórico, define en buena medida su
destino, hasta el punto de que podemos decir que aunque por sí misma no determina
la evolución histórica y el cambio social, la tecnología (o su carencia) plasma la
capacidad de las sociedades para transformarse, así como los usos a los que esas
sociedades, siempre en un proceso conflictivo, deciden dedicar su potencial
tecnológico9.
Así, hacia 1400, cuando el Renacimiento europeo estaba plantando las semillas
intelectuales del cambio tecnológico que dominaría el mundo tres siglos después,
China era la civilización tecnológica más avanzada de todas, según Mokyr10. Los
inventos clave se habían desarrollado siglos antes, incluso un milenio y medio antes,
como es el caso de los altos hornos que permitieron el fundido de hierro ya en el año
200 a.C. Además, Su Sung inventó el reloj de agua en 1086 d.C., sobrepasando la
precisión de medida de los relojes mecánicos europeos de la misma fecha. El arado
de hierro fue introducido en el siglo VI y adaptado al cultivo de los campos de arroz
encharcados dos siglos después. En textiles, el torno de hilar manual apareció al
mismo tiempo que en Occidente, en el siglo XIII, pero avanzó mucho más de prisa en
China debido a la existencia de una antigua tradición de equipos de tejer complejos:
los telares de arrastre para tejer seda ya se utilizaban en tiempos de las dinastías
Han. La adopción de la energía hidráulica fue paralela a la de Europa: en el siglo VIII
los chinos ya utilizaban martinetes de fragua hidráulicos y en 1280 existía una amplia
difusión de la rueda hidráulica vertical. El viaje oceánico fue más fácil para las
embarcaciones chinas desde una fecha anterior que para las europeas: inventaron el
9 Véase el análisis presentado en Castells, 1988b; también Webster, 1991.
10 Mi exposición de la interrupción del desarrollo tecnológico chino se basa sobre todo en un extraordinario capítulo de Joel Mokyr (1990, págs. 209-238)
y en el libro más perspicaz pero polémico de Qian, 1985.
compás en torno a 960 d.C. y sus juncos ya eran los barcos más avanzados del
mundo a finales del siglo XIV, permitiendo largos viajes marítimos. En el ámbito militar,
los chinos, además de inventar la pólvora, desarrollaron una industria química capaz
de proporcionar potentes explosivos, y sus ejércitos utilizaron la ballesta y la catapulta
siglos antes que Europa. En medicina, técnicas como la acupuntura obtenían
resultados extraordinarios que sólo recientemente han logrado un reconocimiento
universal. Y, por supuesto, la primera revolución del procesamiento de la información
fue chino: el papel y la imprenta fueron inventos suyos. El papel se introdujo en China
1.000 años antes que en Occidente y la imprenta es probable que comenzara a finales
del siglo VII. Como Ojones escribe: «China estuvo a un ápice de la industrialización en
el siglo XIV»11. Que no llegase a industrializarse cambió la historia del mundo. Cuando
en 1842 las guerras del opio condujeron a las imposiciones coloniales británicas,
China se dio cuenta demasiado tarde de que el aislamiento no podía proteger al
Imperio Medio de las consecuencias de su inferioridad tecnológica. Desde entonces
tardó más de un siglo en comenzar a recuperarse de una desviación tan catastrófica
en su trayectoria histórica.
Las explicaciones de un curso histórico tan inusitado son numerosas y polémicas. No
hay lugar en este prólogo para entrar en la complejidad del debate, pero, de acuerdo
con la investigación y el análisis de historiadores como Needham 12, Qian13, Jones14, y
Mokyr 15 , es posible sugerir una interpretación que ayude a comprender, en términos
generales, la interacción entre sociedad, historia y tecnología. En efecto, como señala
Mokyr, la mayoría de las hipótesis sobre las diferencias culturales (incluso aquellas sin
matices racistas implícitos) fracasan en explicar no las diferencias entre China y
Europa, sino entre la China de 1300 y la de 1800. ¿Por qué una cultura y un imperio
que habían sido los líderes tecnológicos del mundo durante miles de años cayeron de
repente en el estancamiento, en el momento preciso en que Europa se embarcaba en
la era de los descubrimientos y luego en la revolución industrial?
11 Jones, 1981, pág. 160, citado por Mokyr, 1990, pág. 219.
12 Needham, 1954-1988, 1969,1981.
13 Qian, 1985.
14 Jones, 1988.
15 Mokyr, 1990.
Needham ha propuesto que la cultura china estaba más inclinada que los valores
occidentales a mantener una relación armoniosa entre el hombre y la naturaleza, algo
que podía ponerse en peligro por la rápida innovación tecnológica. Además, se opone
a los criterios occidentales utilizados para medir el desarrollo tecnológico. Sin
embargo, este énfasis cultural sobre un planteamiento holístico del desarrollo no había
impedido la innovación tecnológica durante milenios, ni detenido el deterioro ecológico
como resultado de las obras de irrigación en el sur de China, cuando la producción
agrícola escalonada llevó a la agresión de la naturaleza para alimentar a una
población creciente. De hecho, Wen-yuan Qian, en su influyente libro, critica el
entusiasmo algo excesivo de Needham por las proezas de la tecnología tradicional
china, pese a su admiración por el monumental trabajo de toda una vida. Qian sugiere
una vinculación más estrecha entre el desarrollo de la ciencia china y las
características de su civilización, dominada por la dinámica del Estado. Mokyr también
considera que el Estado es el factor clave para explicar el retraso tecnológico chino en
los tiempos modernos. Cabe proponer una explicación en tres pasos: durante siglos,
la innovación tecnológica estuvo sobre todo en manos del Estado; a partir de 1400 el
Estado chino, bajo las dinastías
Ming y Qing, perdió interés en ella; y, en parte debido a su dedicación a servir al
Estado, las elites culturales y sociales se centraron en las artes, las humanidades y la
promoción personal con respecto a la burocracia imperial. De este modo, lo que
parece ser crucial es el papel del Estado y el cambio de orientación de su política.
¿Por qué un Estado que había sido el mayor ingeniero hidráulico de la historia y había
establecido un sistema de extensión agrícola para mejorar la productividad desde el
periodo Han de repente se inhibió de la innovación tecnológica e incluso prohibió la
exploración geográfica, abandonando la construcción de grandes barcos en 1430? La
respuesta obvia es que no era el mismo Estado, no sólo debido a que se trataba de
dinastías diferentes, sino porque la clase burocrática se había atrincherado en la
administración tras un periodo más largo de lo habitual de dominio incontestado.
Según Mokyr, parece que el factor determinante del conservadurismo tecnológico fue
el miedo de los gobernantes a los posibles impactos del cambio tecnológico sobre la
estabilidad social. Numerosas fuerzas se opusieron a la difusión de la tecnología en
China, como en otras sociedades, en particular los gremios urbanos. A los burócratas,
contentos con el orden establecido, les preocupaba la posibilidad de que se desataran
conflictos sociales que pudieran aglutinarse con otras fuentes de oposición latentes en
una sociedad mantenida bajo control durante varios siglos. Hasta los dos déspotas
ilustrados manchús del siglo XVIII, K’ang Chi y Ch’ien Lung, centraron sus esfuerzos
en la pacificación y el orden, en lugar de desencadenar un nuevo desarrollo. A la
inversa, la exploración y los contactos con los extranjeros más allá del comercio
controlado y la adquisición de armas, fueron considerados, en el mejor de los casos,
innecesarios y, en el peor, amenazantes, debido a la incertidumbre que implicaban.
Un Estado burocrático sin incentivo exterior y con desincentivadores internos para
aplicarse a la modernización tecnológica optó por la más prudente neutralidad, con el
resultado de detener la trayectoria tecnológica que China había venido siguiendo
durante siglos, si no milenios, precisamente bajo su guía. La exposición de los
factores subyacentes en la dinámica del Estado chino bajo las dinastías Ming y Qing
se encuentra sin duda más allá del alcance de este libro. Lo que interesa a nuestro
propósito de investigación son dos enseñanzas de esta experiencia fundamental de
desarrollo tecnológico interrumpido: por una parte, el Estado puede ser, y lo ha sido en
la historia, en China y otros lugares, una fuerza dirigente de innovación tecnológica;
por otra, precisamente debido a ello, cuando cambia su interés por el desarrollo
tecnológico, o se vuelve incapaz de llevarlo a cabo en condiciones nuevas, el modelo
estatista de innovación conduce al estancamiento debido a la esterilización de la
energía innovadora autónoma de la sociedad para crear y aplicar la tecnología. El
hecho de que años después el Estado chino pudiera construir una nueva y avanzada
base tecnológica en tecnología nuclear, misiles, lanzamiento de satélites y
electrónica16 demuestra una vez más la vacuidad de una interpretación
predominantemente cultural del desarrollo y retraso tecnológicos: la misma cultura
puede inducir trayectorias tecnológicas muy diferentes según el modelo de relación
entre Estado y sociedad. Sin embargo, la dependencia exclusiva del primero tiene un
precio, y para China fue el del retraso, la hambruna, las epidemias, el dominio colonial
y la guerra civil hasta al menos mediados del siglo XX.
Puede contarse una historia bastante similar, y se hará en este libro (véase el volumen
III), sobre la incapacidad del estatismo soviético para dominar la revolución de la
16 Wang, 1993.
tecnología de la información, con lo que ahogó su capacidad productiva y socavó su
poderío militar. No obstante, no debemos saltar a la conclusión ideológica de que toda
intervención estatal es contraproducente para el desarrollo tecnológico,
abandonándonos a una reverencia ahistórica del espíritu emprendedor individual sin
cortapisas. Japón es, por supuesto, el ejemplo contrario, tanto para la experiencia
histórica china como para la falta de capacidad del estado soviético para adaptarse a
la revolución de la tecnología de la información iniciada en los Estados Unidos.
Japón pasó un periodo de aislamiento histórico, incluso más profundo que China, bajo
el shogunado Tokugawa (establecido en 1603), entre 1636 y 1853, precisamente
durante el periodo crítico de la formación del sistema industrial en el hemisferio
occidental. Así, mientras que a comienzos del siglo XVII los mercaderes japoneses
comerciaban por todo el este y sudeste asiáticos, utilizando modernas embarcaciones
de hasta 700 toneladas, en 1635 se prohibió la construcción de barcos de más de 50
toneladas y todos los puertos japoneses excepto Nagasaki fueron cerrados a los
extranjeros, mientras que el comercio se restringía a China, Corea y Holanda17. El
aislamiento tecnológico no fue total durante estos dos siglos y la innovación endógena
permitió a Japón seguir con un cambio incremental a un ritmo más rápido que China18.
No obstante, debido a que el nivel tecnológico japonés era inferior al chino, a
mediados del siglo XIX los kurobune (barcos negros) del comodoro Perry pudieron
imponer el comercio y las relaciones diplomáticas a un país muy rezagado de la
tecnología occidental. Sin embargo, tan pronto como la Ishin Meiji (Restauración Meiji)
de 1868 creó las condiciones políticas para una modernización decisiva conducida por
el Estado19. Japón progresó en tecnología avanzada a pasos agigantados en un lapso
de tiempo muy corto20. Sólo como ejemplo significativo debido a su importancia
estratégica actual, recordemos brevemente el desarrollo extraordinario de la ingeniería
17 Chida y Davies, 1990.
18 Ito,1993.
19 18 Varios distinguidos estudiosos japoneses, y yo tiendo a coincidir con ellos, consideran que el mejor relato occidental sobre la Restauración Meiji y
los orígenes sociales de la modernización japonesa es el de Norman, 1940. Se ha traducido al japonés y su lectura está muy extendida en las universidades
niponas. Historiador brillante formado en Cambridge y Harvard, antes de unirse al cuerpo diplomático canadiense, fue denunciado como comunista por
Karl Wittfogel al Comité MeCarthy del Senado en los años cincuenta y luego sometido a una presión constante de los organismos de espionaje
occidentales. Nombrado embajador canadiense en Egipto, se suicidó en El Cairo en 1957. Sobre la contribución de este estudioso verdaderamente
excepcional a la comprensión del Estado japonés, véase Dower, 1975; para una perspectiva diferente, véase Beasley, 1990.
20 Matsumoto y Sinclair, 1994; Kamatani, 1988.
eléctrica y sus aplicaciones a la comunicación en el último cuarto del siglo XIX21. En
efecto, el primer departamento independiente de ingeniería eléctrica en el mundo se
estableció en 1873 en la recién fundada Universidad Imperial de Ingeniería de Tokio,
bajo la dirección de su decano, Henry Dyer, un ingeniero mecánico escocés. Entre
1887 y 1892, un sobresaliente académico de la ingeniería eléctrica, el profesor
británico William Ayrton. fue invitado para dar clase en la universidad y desempeñó un
papel decisivo en la diseminación del conocimiento en una nueva generación de
ingenieros japoneses, de tal modo que a finales del siglo la Oficina de Telégrafos ya
fue capaz de reemplazar a los extranjeros en todos sus departamentos técnicos. Se
buscó la transferencia de tecnología de Occidente mediante diversos mecanismos. En
1873, el taller de maquinaria de la Oficina de Telégrafos envió a un relojero japonés,
Tanaka Seisuke, a la exposición internacional de máquinas celebrada en Viena para
obtener información sobre éstas. Unos diez años más tarde, todas las máquinas de la
Oficina estaban hechas en Japón. Basándose en esta tecnología, Tanaka Daikichi
fundó en 1882 una fábrica de electricidad, Shibaura, que, tras su adquisición por
Mitsui, prosiguió hasta convertirse en Toshiba. Se enviaron ingenieros a Europa y los
Estados Unidos, y se permitió a Western Electric producir y vender en Japón en 1899,
en una empresa conjunta con industriales japoneses: el nombre de la compañía fue
NEC. Sobre esa base tecnológica, Japón entró a toda velocidad en la era de la
electricidad y las comunicaciones antes de 1914: para esa fecha, la producción de
energía total había alcanzado 1.555.000 kilovatios a la hora y 3.000 oficinas de
teléfonos transmitían mil millones de mensajes al año. Resulta en efecto simbólico que
el regalo del comodoro Perry al Shogun en 1857 fuera un juego de telégrafos
estadounidenses, hasta entonces nunca vistos en Japón: la primera línea de telégrafos
se tendió en 1869 y diez años después Japón estaba enlazado con todo el mundo
mediante una red de información transcontinental, vía Siberia, operada por la Great
Northern Telegraph Co., gestionada de forma conjunta por ingenieros occidentales y
japoneses, y que transmitía tanto en inglés como en japonés.
El relato del modo cómo Japón se convirtió en un importante actor mundial en las
industrias de las tecnologías de la información en el último cuarto del siglo XX es
ahora del conocimiento público, por lo que puede darse por supuesto en nuestra
21 Uchida, 1991.
exposición22. Lo que resulta relevante para las ideas aquí presentadas es que sucedió
al mismo tiempo que una superpotencia industrial y científica, la Unión Soviética,
fracasaba en esta transición tecnológica fundamental. Es obvio, como muestran los
recordatorios precedentes, que el desarrollo tecnológico japonés desde la década de
1960 no sucedió en un vacío histórico, sino que se basó en décadas de antigua
tradición de excelencia en ingeniería. No obstante, lo que importa para el propósito de
este análisis es resaltar qué resultados tan llamativamente diferentes tuvo la
intervención estatal (y la falta de intervención) en los casos de China y la Unión
Soviética comparados con Japón tanto en el periodo Meiji como en el posterior a la
Segunda Guerra Mundial. Las características del Estado japonés que se encuentran
en la base de ambos procesos de modernización y desarrollo son bien conocidas,
tanto en lo que se refiere a la Ishin Meiji 23 como al Estado desarrollista
contemporáneo24, y su presentación nos alejaría demasiado del núcleo de estas
reflexiones preliminares. Lo que debemos retener para la comprensión de la relación
existente entre tecnología y sociedad es que el papel del Estado, ya sea deteniendo,
desatando o dirigiendo la innovación tecnológica, es un factor decisivo en el proceso
general, ya que expresa y organiza las fuerzas sociales y culturales que dominan en
un espacio y tiempo dados. En buena medida, la tecnología expresa la capacidad de
una sociedad para propulsarse hasta el dominio tecnológico mediante las instituciones
de la sociedad, incluido el Estado. El proceso histórico mediante el cual tiene lugar ese
desarrollo de fuerzas productivas marca las características de la tecnología y su
entrelazamiento con las relaciones sociales.
Ello no es diferente en el caso de la revolución tecnológica actual. Se origino y
difundió, no por accidente, en un periodo histórico de reestructuración global del
capitalismo, para el que fue una herramienta esencial. Así, la nueva sociedad que
surge de ese proceso de cambio es tanto capitalista como informacional, aunque
presenta una variación considerable en diferentes países, según su historia, cultura,
instituciones y su relación específica con el capitalismo global y la tecnología de la
información.
22 21 Ito, 1994; Centro de Procesamiento de la información de Japón, 1994; para una perspectiva occidental, véase Forester, 1993.
23 Véase Norman, 1940 y Dower, 1975; véase también Allen, 1981a.
24 Johnson, 1995.
INFORMACIONALISMO, INDUSTRIALISMO, CAPITALISMO Y ESTATISMO: MODOS
DE DESARROLLO Y MODOS DE PRODUCCION
La revolución de la tecnología de la información ha sido útil para llevar a cabo un
proceso fundamental de reestructuración del sistema capitalista a partir de la década
de los ochenta. En el proceso, esta revolución tecnológica fue remodelada en su
desarrollo y manifestaciones por la lógica y los intereses del capitalismo avanzado, sin
que pueda reducirse a la simple expresión de tales intereses. El sistema alternativo de
organización social presente en nuestro periodo histórico, el estatismo, también trató
de redefinir los medios de lograr sus metas estructurales mientras preservaba su
esencia: ése es el significado de la reestructuración (o perestroika en ruso). No
obstante, el estatismo soviético fracasó en su intento, hasta el punto de derrumbar
todo el sistema, en buena parte debido a su incapacidad para asimilar y utilizar los
principios del informacionalismo encarnados en las nuevas tecnologías de la
información, como sostendré más adelante basándome en un análisis empírico (véase
volumen III). El estatismo chino pareció tener éxito al pasar al capitalismo dirigido por
el Estado y la integración en redes económicas globales, acercándose en realidad
más al modelo de Estado desarrollista del capitalismo asiático oriental que al
«socialismo con características chinas» de la ideología oficial25, como también trataré
de exponer en el volumen III. Sin embargo, es muy probable que el proceso de
transformación estructural en China sufra importantes conflictos políticos y cambio
estructural durante los años próximos. El derrumbamiento del estatismo (con raras
excepciones, por ejemplo, Vietnam, Corea del Norte, Cuba, que no obstante están en
proceso de enlazarse con el capitalismo global) ha establecido una estrecha relación
entre el nuevo sistema capitalista global definido por su perestroika relativamente
lograda y el surgimiento del informacionalismo como la nueva base tecnológica
material de la actividad tecnológica y la organización social. No obstante, ambos
procesos (reestructuración capitalista, surgimiento del informacionalismo) son distintos
y su interacción sólo puede comprenderse si separamos su análisis. En este punto de
m¡ presentación introductoria de las idées fortes del libro, parece necesario proponer
algunas distinciones y definiciones teóricas sobre capitalismo, estatismo,
industrialismo e informacionalismo.
25 Nolan y Furen, 1990; Hsing, 1996.
Es una tradición de mucho arraigo en las teorías del postindustrialismo y el
informacionalismo, que comenzó con las obras clásicas de Alain Touraine 26 y Daniel
Bell27, situar la distinción entre preindustrialismo, industrialismo e informacionalismo (o
postindustrialismo) en un eje diferente que el que opone capitalismo y estatismo (o
colectivismo, en términos de Bell). Mientras cabe caracterizar a las sociedades a lo
largo de los dos ejes (de tal modo que tenemos estatismo industrial, capitalismo
industrial y demás), es esencial para la comprensión de la dinámica social mantener la
distancia analítica y la interrelación empírica de los modos de producción (capitalismo,
estatismo) y los modos de desarrollo (industrialismo, informacionalismo). Para arraigar
estas distinciones en una base teórica que informará los análisis específicos
presentados en este libro, resulta inevitable introducir al lector, durante unos cuantos
párrafos, en los dominios algo arcanos de la teoría sociológica.
Este libro estudia el surgimiento de una nueva estructura social, manifestada bajo
distintas formas, según la diversidad de culturas e instituciones de todo el planeta.
Esta nueva estructura social está asociada con el surgimiento de un nuevo modo de
desarrollo, el informacionalismo, definido históricamente por la reestructuración del
modo capitalista de producción hacia finales del siglo XX.
La perspectiva teórica que sustenta este planteamiento postula que las sociedades
están organizadas en torno a proceso humanos estructurados por relaciones de
producción, experiencia y poder determinadas históricamente. La producción es la
acción de la humanidad sobre la materia (naturaleza) para apropiársela y
transformarla en su beneficio mediante la obtención de un producto, el consumo
(desigual) de parte de él y la acumulación del excedente para la inversión, según una
variedad de metas determinadas por la sociedad. La experiencia es la acción de los
sujetos humanos sobre sí mismos, determinada por la interacción de sus identidades
biológicas y culturales y en relación con su entorno social y natural. Se construye en
torno a la búsqueda infinita de la satisfacción de las necesidades y los deseos
humanos. El poder es la relación entre los sujetos humanos que, basándose en la
producción y la experiencia, impone el deseo de algunos sujetos sobre los otros
mediante el uso potencial o real de la violencia, física o simbólica. Las instituciones de
26 Touraine, 1969.
27 Bell, 1993. Todas las citas pertenecen a la edición de 1976, que incluye un prólogo nuevo y sustancioso.
la sociedad se han erigido para reforzar las relaciones de poder existentes en cada
periodo histórico, incluidos los controles, límites y contratos sociales logrados en las
luchas por el poder.
La producción se organiza en relaciones de clase que definen el proceso mediante el
cual algunos sujetos humanos, basándose en su posición en el proceso de
producción, deciden el reparto y el uso del producto en lo referente al consumo y la
inversión. La experiencia se estructura en torno a la relación de género/sexo,
organizada en la historia en torno a la familia y caracterizada hasta el momento por el
dominio de los hombres sobre las mujeres. Las relaciones familiares y la sexualidad
estructuran la personalidad y formulan la interacción simbólica.
El poder se fundamenta en el Estado y su monopolio institucionalizado de la violencia,
aunque lo que Foucault etiqueta como microfísica del poder, encarnada en
instituciones y organizaciones, se difunde por toda la sociedad, de los lugares de
trabajo a los hospitales, encerrando a los sujetos en una apretada estructura de
deberes formales y agresiones informales.
La comunicación simbólica entre los humanos, y la relación entre éstos y la naturaleza,
basándose en la producción (con su complemento, el consumo), la experiencia y el
poder, cristaliza durante la historia en territorios específicos, con lo que genera
culturas e identidades colectivas.
La producción es un proceso social complejo debido a que cada uno de sus elementos
se diferencia internamente. Así pues, la humanidad como productor colectivo incluye
tanto el trabajo como a los organizadores de la producción, y el trabajo está muy
diferenciado y estratificado según el papel de cada trabajador en el proceso de
producción. La materia incluye la naturaleza, la naturaleza modificada por los
humanos, la naturaleza producida por los humanos y la naturaleza humana misma,
forzándonos la evolución histórica a separarnos de la clásica distinción entre
humanidad y naturaleza, ya que milenios de acción humana han incorporado el
entorno natural a la sociedad y nos ha hecho, material y simbólicamente, una parte
inseparable de él. La relación entre trabajo y materia en el proceso de trabajo supone
el uso de los medios de producción para actuar sobre la materia basándose en la
energía, el conocimiento y la información. La tecnología es la forma específica de tal
relación.
El producto del proceso de producción lo utiliza la sociedad bajo dos formas: consumo
y excedente. Las estructuras sociales interactúan con los procesos de producción
mediante la determinación de las reglas para la apropiación, distribución y usos del
excedente. Estas reglas constituyen modos de producción y estos modos definen las
relaciones sociales de producción, determinando la existencia de clases sociales que
se constituyen como tales mediante su práctica histórica. El principio estructural en
virtud del cual el excedente es apropiado y controlado caracteriza un modo de
producción. En esencia, en el siglo XX hemos vivido con dos modos predominantes de
producción: capitalismo y estatismo. En el capitalismo, la separación entre productores
y sus medios de producción, la conversión del trabajo en un bien y la propiedad
privada de los medios de producción como base del control del capital (excedente
convertido en un bien) determinan el principio básico de la apropiación y distribución
del excedente por los capitalistas, aunque quién es (son) la(s) clase(s) capitalista(s) es
un tema de investigación social en cada contexto histórico y no una categoría
abstracta. En el estatismo, el control del excedente es externo a la esfera económica:
se encuentra en las manos de quienes ostentan el poder en el Estado, llamémosles
apparatchiki o ling-dao. El capitalismo se orienta hacia la maximización del beneficio,
es decir, hacia el aumento de la cantidad de excedente apropiado por el capital en
virtud del control privado de los medios de producción y circulación. El estatismo se
orienta (¿orientaba?) a la maximización del poder, es decir, hacia el aumento de la
capacidad militar e ideológica del aparato político para imponer sus metas a un
número mayor de sujetos y a niveles más profundos de su conciencia.
Las relaciones sociales de producción y, por tanto, el modo de producción, determinan
la apropiación y usos del excedente. Una cuestión distinta pero fundamental es la
cuantía de ese excedente, determinada por la productividad de un proceso de
producción específico, esto es, por la relación del valor de cada unidad de producto
(output) con el valor de cada unidad de insumo (input). Los grados de productividad
dependen de la relación entre mano de obra y materia, como una función del empleo
de los medios de producción por la aplicación de la energía y el conocimiento. Este
proceso se caracteriza por las relaciones técnicas de producción y define los modos
de desarrollo. Así pues, los modos de desarrollo son los dispositivos tecnológicos
mediante los cuales el trabajo actúa sobre la materia para generar el producto,
determinando en definitiva la cuantía y calidad del excedente. Cada modo de
desarrollo se define por el elemento que es fundamental para fomentar la
productividad en el proceso de producción. Así, en el modo de desarrollo agrario, la
fuente del aumento del excedente es el resultado del incremento cuantitativo de mano
de obra y recursos naturales (sobre todo tierra) en el proceso de producción, así como
de la dotación natural de esos recursos. En el modo de producción industrial, la
principal fuente de productividad es la introducción de nuevas fuentes de energía y la
capacidad de descentralizar su uso durante la producción y los procesos de
circulación. En el nuevo modo de desarrollo informacional, la fuente de la
productividad estriba en la tecnología de la generación del conocimiento, el
procesamiento de la información y la comunicación de símbolos. Sin duda, el
conocimiento y la información son elementos decisivos en todos los modos de
desarrollo, ya que el proceso de producción siempre se basa sobre cierto grado de
conocimiento y en el procesamiento de la información28. Sin embargo, lo que es
específico del modo de desarrollo informacional es la acción del conocimiento sobre sí
mismo como principal fuente de productividad (véase el capítulo 2). El procesamiento
de la información se centra en la superación de la tecnología de este procesamiento
como fuente de productividad, en un círculo de interacción de las fuentes del
conocimiento de la tecnología y la aplicación de ésta para mejorar la generación de
conocimiento y el procesamiento de la información: por ello, denomino informacional a
este nuevo modo de desarrollo, constituido por el surgimiento de un nuevo paradigma
tecnológico basado en la tecnología de la información (véase capítulo 1).
Cada modo de desarrollo posee asimismo un principio de actuación estructuralmente
determinado, a cuyo alrededor se organizan los procesos tecnológicos: el
28 En aras de la claridad, en este libro me pareció necesario proporcionar la definición de conocimiento e información, aun cuando este gesto
intelectualmente satisfactorio introduzca una dosis de arbitrariedad en el discurso, como los científicos sociales que han luchado con el tema saben bien.
No tengo una razón convincente para mejorar la definición de conocimiento expresada por Daniel Bell (1973, pág. 175): «Conocimiento: una serie de
afirmaciones organizadas de hechos o ideas que presentan un juicio razonado o un resultado experimental, que se transmite a los demás mediante algún
medio de comunicación en alguna forma sistemática. Por lo tanto, distingo conocimiento de noticias y entretenimiento». En cuanto a información, algunos
autores destacados del campo, como Machlup, simplemente la definen como la comunicación del conocimiento (véase Machlup, 1962, pág. 15). Sin
embargo, se debe a que su definición de conocimiento parece ser demasiado amplia, como sostiene Bell. Por ello, me reincorporaría a la definición de
información propuesta por Porat en su obra clásica (1977, pág. 2): «La información son los datos que se han organizado y comunicado».
industrialismo se orienta hacia el crecimiento económico, esto es, hacia la
maximización del producto; el informacionalismo se orienta hacia el desarrollo
tecnológico, es decir, hacia la acumulación de conocimiento y hacia grados más
elevados de complejidad en el procesamiento de la información. Si bien grados más
elevados de conocimiento suelen dar como resultado grados más elevados de
producto por unidad de insumo, la búsqueda de conocimiento e información es lo que
caracteriza a la función de la producción tecnológica en el informacionalismo.
Aunque la tecnología y las relaciones de producción técnicas se organizan en
paradigmas originados en las esferas dominantes de la sociedad (por ejemplo, el
proceso de producción, el complejo industrial militar), se difunden por todo el conjunto
de las relaciones y estructuras sociales y, de este modo, penetran en el poder y la
experiencia, y los modifican29. Así pues, los modos de desarrollo conforman todo el
ámbito de la conducta social, incluida por supuesto la comunicación simbólica. Debido
a que el informacionalismo se basa en la tecnología del conocimiento y la información,
en el modo de desarrollo informacional existe una conexión especialmente estrecha
entre cultura y fuerzas productivas, entre espíritu y materia. De ello se deduce que
debemos esperar el surgimiento histórico de nuevas formas de interacción, control y
cambio sociales.
Informacionalismo y perestroika capitalista
Pasando de las categorías teóricas al cambio histórico, lo que verdaderamente importa
de los procesos y formas sociales que constituyen el cuerpo vivo de las sociedades es
la interacción real de los modos de producción y los modos de desarrollo, establecidos
y combatidos por los actores sociales de maneras impredecibles dentro de la
estructura restrictiva de la historia pasada y las condiciones actuales de desarrollo
tecnológico y económico. Así, el mundo y las sociedades habrían sido muy diferentes
si Gorbachov hubiera logrado su propia perestroika, una meta política difícil, pero no
fuera de su alcance. 0 si el Pacífico asiático no hubiera sido capaz de mezclar la forma
29 Cuando la innovación tecnológica no se difunde en la sociedad debido a obstáculos institucionales, sigue un retraso tecnológico por la ausencia de la
retroalimentación social/cultural necesaria para las instituciones de innovación y para los mismos innovadores. Ésta es la lección fundamental que cabe
extraer de experiencias tan importantes como la China de la dinastía Qing o la Unión Soviética. Para esta última, véase el vol. 111. Para China, véase Qian,
1985 y Mokyr, 1990.
tradicional de interconexión comercial de su organización económica con las
herramientas proporcionadas por la tecnología de la información. No obstante, el
factor histórico más decisivo para acelerar, canalizar y moldear el paradigma de la
tecnología de la información e inducir sus formas sociales asociadas fue/es el proceso
de reestructuración capitalista emprendido desde la década de 1980, así que resulta
adecuado caracterizar al nuevo sistema tecnoeconómico de capitalismo informacional.
El modelo keynesiano de crecimiento capitalista que originó una prosperidad
económica y una estabilidad social sin precedentes para la mayoría de las economías
de mercado durante casi tres décadas desde la Segunda Guerra Mundial, alcanzó el
techo de sus limitaciones inherentes a comienzos de la década de 1970 y sus crisis se
manifestaron en forma de una inflación galopante30. Cuando los aumentos del precio
del petróleo de 1974 y 1979 amenazaron con situar la inflación en una espiral
ascendente incontrolada, los gobiernos y las empresas iniciaron una reestructuración
en un proceso pragmático de tanteo que aún se está gestando a mediados de la
década de 1990, poniendo un esfuerzo más decisivo en la desregulación, la
privatización y el desmantelamiento del contrato social entre el capital y la mano de
obra, en el que se basaba la estabilidad del modelo de crecimiento previo. En
resumen, una serie de reformas, tanto en las instituciones como en la gestión de las
empresas, encaminadas a conseguir cuatro metas principales: profundizar en la lógica
capitalista de búsqueda de beneficios en las relaciones capital-trabajo; intensificar la
productividad del trabajo y el capital; globalizar la producción, circulación y mercados,
aprovechando la oportunidad de condiciones más ventajosas para obtener beneficios
en todas partes; y conseguir el apoyo estatal para el aumento de la productividad y
competitividad de las economías nacionales, a menudo en detrimento de la protección
social y el interés público. La innovación tecnológica y el cambio organizativo,
centrados en la flexibilidad y la adaptabilidad, fueron absolutamente cruciales para
determinar la velocidad y la eficacia de la reestructuración. Cabe sostener que, sin la
nueva tecnología de la información, el capitalismo global hubiera sido una realidad
mucho más limitada, la gestión flexible se habría reducido a recortes de mano de obra
30 Hace años presenté mi interpretación sobre las causas de la crisis económica mundial de los años setenta, así como un pronóstico tentativo de las vías
para la reestructuración capitalista. Pese al marco teórico excesivamente rígido que yuxtapuse al análisis empírico, creo que los puntos principales que
expuse en ese libro (escrito en 1977-1978), incluida la predicción sobre la reaganomía con ese nombre, siguen siendo útiles para comprender los cambios
cualitativos operados en el capitalismo durante las dos últimas décadas (véase Castells, 1980).
y la nueva ronda de gastos en bienes de capital y nuevos productos para el
consumidor no habría sido suficiente para compensar la reducción del gasto público.
Así pues, el informacionalismo está ligado a la expansión y el rejuvenecimiento del
capitalismo, al igual que el industrialismo estuvo vinculado a su constitución como
modo de producción. Sin duda, el proceso de reestructuración tuvo diferentes
manifestaciones según las zonas y sociedades del mundo, como investigaremos
brevemente en el capítulo 2: fue desviado de su lógica fundamental por el
«keynesianismo militar» del gobierno de Reagan, creando en realidad aún más
dificultades a la economía estadounidense al final de la euforia estimulada de forma
artificial; se vio algo limitado en Europa occidental debido a la resistencia de la
sociedad al desmantelamiento del Estado de bienestar y a la flexibilidad unilateral del
mercado laboral, con el resultado del aumento del desempleo en la Unión Europea;
fue absorbido en Japón sin cambios llamativos, haciendo hincapié en la productividad
y la competitividad basadas en la tecnología y la colaboración, y no en el incremento
de la explotación, hasta que las presiones internacionales le obligaron a llevar al
exterior la producción y ampliar el papel del mercado laboral secundario desprotegido;
y sumergió en una importante recesión, en la década de los ochenta, a las economías
de África (excepto a Sudáfrica y Botswana) y de América Latina (con la excepción de
Chile y Colombia), cuando la política del Fondo Monetario Internacional recortó el
suministro de dinero y redujo salarios e importaciones para homogeneizar las
condiciones de la acumulación del capitalismo global en todo el mundo. La
reestructuración se llevó a cabo en virtud de la derrota política de los sindicatos de
trabajadores en los principales países capitalistas y de la aceptación de una disciplina
económica común para los países comprendidos en la OCDE. Tal disciplina, aunque
hecha respetar cuando era necesario por el Bundesbank, el Banco de la Reserva
Federal estadounidense y el Fondo Monetario Internacional, se inscribía de hecho en
la integración de los mercados financieros globales, que tuvo lugar a comienzos de la
década de los ochenta utilizando las nuevas tecnologías de la información. En las
condiciones de una integración financiera global, las políticas monetarias nacionales
autónomas se volvieron literalmente inviables y, de este modo, se igualaron los
parámetros económicos básicos de los procesos de reestructuración por todo el
planeta.
Aunque la reestructuración del capitalismo y la difusión del informacionalismo fueron
procesos inseparables, a escala global, las sociedades actuaron/reaccionaron de
forma diferente ante ellos, según la especificidad de su historia, cultura e instituciones.
Así pues, sería hasta cierto punto impropio referirse a una Sociedad Informacional,
que implicaría la homogeneidad de formas sociales en todas partes bajo el nuevo
sistema. Ésta es obviamente una proposición insostenible, tanto desde un punto de
vista empírico como teórico. No obstante, podríamos hablar de una Sociedad
Informacional en el mismo sentido que los sociólogos se han venido refiriendo a la
existencia de una Sociedad Industrial, caracterizada por rasgos fundamentales
comunes de sus sistemas sociotécnicos, por ejemplo, en la formulación de Raymond
Aron31. Pero con dos precisiones importantes: por una parte, las sociedades
informacionales, en su existencia actual, son capitalistas (a diferencia de las
sociedades industriales, muchas de las cuales eran estatistas); por otra parte,
debemos destacar su diversidad cultural e institucional. Así, la singularidad japonesa32,
o la diferencia española33, no van a desaparecer en un proceso de indiferenciación
cultural, marchando de nuevo hacia la modernización universal, esta vez medida por
porcentajes de difusión informática. Tampoco se van a fundir China o Brasil en el
crisol global del capitalismo informacional por continuar su camino de desarrollo actual
de alta velocidad. Pero Japón, España, China, Brasil, así como los Estados Unidos,
son, y lo serán mas en el futuro, sociedades informacionales, en el sentido de que los
procesos centrales de generación del conocimiento, la productividad económica, el
poder político/militar y los medios de comunicación ya han sido profundamente
transformados por el paradigma informacional y están enlazados con redes globales
de salud, poder y símbolos que funcionan según esa lógica. De este modo, todas las
sociedades están afectadas por el capitalismo y el informacionalismo, y muchas de
ellas (sin duda todas las principales) ya son informacionales34, aunque de tipos
31 Aron, 1963.
32 Sobre la singularidad japonesa desde una perspectiva sociológica, véase Shoji, 1990.
33 Sobre los orígenes sociales de las diferencias y similitudes españolas frente a otros países, véase Zaldívar y Castells, 1992.
34 Quisiera establecer una distinción analítica entre las nociones de «sociedad de la información» y «sociedad informacional», con implicaciones similares
para la economía de la información/informacional. El término sociedad de la información destaca el papel de esta última en la sociedad. Pero yo sostengo
que la información, en su sentido más amplio, es decir, como comunicación del conocimiento, ha sido fundamental en todas las sociedades, incluida la
Europa medieval, que estaba culturalmente estructurada y en cierta medida unificada en torno al escolasticismo, esto es, en conjunto, un marco intelectual
(véase Southern, 1995). En contraste, el término informacional indica el atributo de una forma específica de organización social en la que la generación, el
procesamiento y la transmisión de la información se convierten en las fuentes fundamentales de la productividad y el poder, debido a las nuevas
condiciones tecnológicas que surgen en este periodo histórico. Mi terminología trata de establecer un paralelo con la distinción entre industria e industrial.
diferentes, en escenarios distintos y con expresiones culturales/institucionales
específicas. Una teoría sobre la sociedad informacional, como algo diferente de una
economía global/informacional, siempre tendrá que estar atenta tanto a la
especificidad histórica/cultural como a las similitudes estructurales relacionadas con
un paradigma tecnoeconómico en buena medida compartido. En cuanto al contenido
real de esta estructura social común que podría considerarse la esencia de la nueva
sociedad informacional, me temo que soy incapaz de resumirlo en un párrafo: en
efecto, la estructura y los procesos que caracterizan a las sociedades informacionales
son el tema de que trata este libro.
EL YO EN LA SOCIEDAD INFORMACIONAL
Las nuevas tecnologías de la información están integrando al mundo en redes
globales de instrumentalidad. La comunicación a través del ordenador engendra un
vasto despliegue de comunidades virtuales. No obstante, la tendencia social y política
característica de la década de 1990 es la construcción de la acción social y la política
en torno a identidades primarias, ya estén adscritas o arraigadas en la historia y la
geografía o sean de reciente construcción en una búsqueda de significado y
espiritualidad. Los primeros pasos históricos de las sociedades informacionales
Una sociedad industrial (noción habitual en la tradición sociológica) no es sólo una sociedad en la que hay industria, sino aquella en la que las formas
sociales y tecnológicas de la organización industrial impregnan todas las esferas de la actividad, comenzando con las dominantes y alcanzando los objetos
y hábitos de la vida cotidiana. La utilización que hago de los términos sociedad informacional y economía informacional intenta caracterizar de modo más
preciso las transformaciones actuales más allá de la observación de sentido común de que la información y el conocimiento son importantes para nuestras
sociedades. Sin embargo, el contenido real de «sociedad informacional» ha de determinarse mediante la observación y el análisis. Éste es precisamente el
objetivo de este libro. Por ejemplo, uno de los rasgos clave de la sociedad informacional es la lógica de interconexión de su estructura básica, que explica
el uso del concepto de «sociedad red», definido y especificado en la conclusión de este volumen. No obstante, otros componentes de la «sociedad
informacional», como los movimientos sociales o el Estado, presentan rasgos que van más allá de la lógica de la interconexión, aunque están muy
influidos por ella al ser característica de la nueva estructura social. Así pues, «la sociedad red» no agota todo el significado de la «sociedad informacional».
Por último, ¿por qué, tras todas estas precisiones, he mantenido La era de la información como título general del libro, sin incluir a Europa medieval en mi
indagación? Los títulos son mecanismos de comunicación. Deben resultar agradables para el usuario, ser lo bastante claros como para que el lector
suponga el tema real del libro y estar enunciados de modo que no se alejen demasiado del marco semántico de referencia. Por ello, en un mundo
construido en tomo a las tecnologías de la información, la sociedad de la información, la información, las autopistas de la información y demás (todas estas
terminologías se originaron en Japón a mediados de los años sesenta Johoka Shaka¡ en japonés y fueron transmitidas a Occidente en 1978 por Simon
Nora y Alain Minc, cediendo al exotismo), un título como La era de la información señala directamente las preguntas que se suscitarán sin prejuzgar las
respuestas.
parecen caracterizarse por la preeminencia de la identidad como principio
organizativo. Entiendo por identidad el proceso mediante el cual un actor social se
reconoce a sí mismo y construye el significado en virtud sobre todo de un atributo o
conjunto de atributos culturales determinados, con la exclusión de una referencia más
amplia a otras estructuras sociales. La afirmación de la identidad no significa
necesariamente incapacidad para relacionarse con otras identidades (por ejemplo, las
mujeres siguen relacionándose con los hombres) o abarcar toda la sociedad en esa
identidad (por ejemplo, el fundamentalismo religioso aspira a convertir a todo el
mundo). Pero las relaciones sociales se definen frente a los otros en virtud de aquellos
atributos culturales que especifican la identidad. Por ejemplo, Yoshino, en su estudio
sobre la nihonjiron (ideas de la singularidad japonesa), define significativamente el
nacionalismo cultural como el objetivo de regenerar la comunidad nacional mediante la
creación, la conservación o el fortalecimiento de la identidad cultural de un pueblo
cuando se cree que va faltando o está amenazada. El nacionalismo cultural considera
a la nación el producto de su historia y cultura únicas y una solidaridad colectiva
dotada de atributos únicos35.
Calhoun, si bien rechaza la novedad histórica del fenómeno, resalta asimismo el papel
decisivo de la identidad para la definición de la política en la sociedad estadounidense
contemporánea, sobre todo en el movimiento de las mujeres, en el gay y en el de los
derechos civiles de los Estados Unidos, movimientos todos que «no sólo buscan
diversas metas instrumentales, sino la afirmación de identidades excluidas como
públicamente buenas y políticamente sobresalientes»36. Alain Touraine va más lejos al
sostener que, «en una sociedad postindustrial, en la que los servicios culturales han
reemplazado los bienes materiales en el núcleo de la producción, la defensa del
sujeto, en su personalidad y su cultura, contra la lógica de los aparatos y los
mercados, es la que reemplaza la idea de la lucha de clases»37. Luego el tema clave,
como afirman Calderón y Laserna, en un mundo caracterizado por la globalización y
fragmentación simultáneas, consiste en «cómo combinar las nuevas tecnologías y la
memoria colectiva, la ciencia universal y las culturas comunitarias, la pasión y la
35 Yoshino, 1992, pág. 1.
36 Calhoun, 1994, pág. 4.
37 Touraine, 1994, pág. 168; la traducción es mía, pero las cursivas son del autor.
razón»38. Cómo, en efecto. Y por qué observamos la tendencia opuesta en todo el
mundo, a saber, la distancia creciente entre globalización e identidad, entre la red y el
yo.
Raymond Barglow, en su ensayo sobre este tema, desde una perspectiva
sociopsicoanalítica, señala la paradoja de que aunque los sistemas de información y la
interconexión aumentan los poderes humanos de organización e integración, de forma
simultánea subvierten el tradicional concepto occidental de sujeto separado e
independiente.
El paso histórico de las tecnologías mecánicas a las de la información ayuda a
subvertir las nociones de soberanía y autosuficiencia que han proporcionado un
anclaje ideológico a la identidad individual desde que los filósofos griegos elaboraron
el concepto hace más de dos milenios. En pocas palabras, la tecnología está
ayudando a desmantelar la misma visión del mundo que en el pasado alentó39.
Después prosigue presentando una fascinante comparación entre los sueños clásicos
recogidos en los escritos de Freud y los de sus propios pacientes en el entorno de alta
tecnología de San Francisco en la década de los noventa: «La imagen de una
cabeza… y detrás de ella hay suspendido un teclado de ordenador… ¡Yo soy esa
cabeza programada!»40 . Este sentimiento de soledad absoluta es nuevo si se
compara con la clásica representación freudiana: «los que sueñan [ …] expresan un
sentimiento de soledad experimentada como existencial e ineludible, incorporada a la
estructura del mundo [ … ] Totalmente aislado, el yo parece irrecuperablemente
perdido para sí mismo»41. De ahí, la búsqueda de una nueva capacidad de conectar
en torno a una identidad compartida, reconstruida.
A pesar de su perspicacia, esta hipótesis sólo puede ser parte de la explicación. Por
un lado, implicaría una crisis del yo limitada a la concepción individualista occidental,
sacudida por una capacidad de conexión incontrolable. No obstante, la búsqueda de
38 Calderón y Laserna, 1994, pág. 40; la traducción es mía.
39 Barglow, 1994, pág. 6.
40 Ibid., pág. 53.
41 Ibid., pág. 185.
una nueva identidad y una nueva espiritualidad también está en marcha en el Oriente,
pese al sentimiento de identidad colectiva más fuerte y la subordinación tradicional y
cultural del individuo a la familia. La resonancia de Aum Shinrikyo en Japón en
1995-1996, sobre todo entre las generaciones jóvenes con educación superior, puede
considerarse un síntoma de la crisis que padecen los modelos de identidad
establecidos, emparejado con la desesperada necesidad de construir un nuevo yo
colectivo, mezclando de forma significativa espiritualidad, tecnología avanzada
(química, biología, láser), conexiones empresariales globales y la cultura de la
fatalidad milenarista42.
Por otro lado, también deben hallarse los elementos de un marco interpretativo más
amplio que explique el poder ascendente de la identidad en relación con los
macroprocesos de cambio institucional, ligados en buena medida con el surgimiento
de un nuevo sistema global. Así, como Alain Touraine43 y Michel Wieviorka44 han
sugerido, cabe relacionar las corrientes extendidas de racismo y xenofobia en Europa
occidental con una crisis de identidad por convertirse en una abstracción (europeas),
al mismo tiempo que las sociedades europeas, mientras veían difuminarse su
identidad nacional, descubrieron dentro de ellas mismas la existencia duradera de
minorías étnicas (hecho demográfico al menos desde la década de 1960). O, también,
en Rusia y la ex Unión Soviética, el fuerte desarrollo del nacionalismo en el periodo
postcomunista puede relacionarse, como sostendré más adelante (volumen III), con el
vacío cultural creado por setenta años de imposición de una identidad ideológica
excluyente, emparejado con el regreso a la identidad histórica primaria (rusa,
georgiana) como la única fuente de significado tras el desmoronamiento del
históricamente frágil sovetskii narod (pueblo soviético).
El surgimiento del fundamentalismo religioso parece asimismo estar ligado tanto a una
tendencia global como a una crisis institucional45. Sabemos por la historia que siempre
hay en reserva ideas y creencias de todas clases esperando germinar en las
42 Para las nuevas formas de revuelta vinculadas a la identidad en oposición explícita a la globalización, véase el análisis exploratorio emprendido en
Castells, Yazawa y Kiselyova, 1996b.
43 Touraine, 1991.
44 Wieviorka, 1993.
45 Véase, por ejemplo, Kepel, 1993; Colas, 1992.
circunstancias adecuadas. Resulta significativo que el fundamentalismo, ya sea
islámico o cristiano, se haya extendido, y lo seguirá haciendo, por todo el mundo en el
momento histórico en que las redes globales de riqueza y poder enlazan puntos
nodales e individuos valiosos por todo el planeta, mientras que desconectan y
excluyen grandes segmentos de sociedades y regiones, e incluso países enteros.
¿Por qué Argelia, una de las sociedades musulmanas más modernizadas, se volvió de
repente hacia sus salvadores fundamentalistas, que se convirtieron en terroristas (al
igual que sus predecesores anticolonialistas) cuando se les negó la victoria electoral
en las elecciones democráticas? ¿Por qué las enseñanzas tradicionalistas de Juan
Pablo II encuentran un eco indiscutible entre las masas empobrecidas del Tercer
Mundo, de modo que el Vaticano puede permitirse prescindir de las protestas de una
minoría de feministas de unos cuantos países avanzados, donde precisamente el
progreso de los derechos sobre la reproducción contribuyen a menguar las almas por
salvar? Parece existir una lógica de excluir a los exclusores, de redefinir los criterios
de valor y significado en un mundo donde disminuye el espacio para los analfabetos
informáticos, para los grupos que no consumen y para los territorios infracomunicados.
Cuando la Red desconecta al Yo, el Yo, individual o colectivo, construye su significado
sin la referencia instrumental global: el proceso de desconexión se vuelve recíproco,
tras la negación por parte de los excluidos de la lógica unilateral del dominio
estructural y la exclusión social.
Éste es el terreno que debe explorarse, no sólo enunciarse. Las pocas ideas
adelantadas aquí sobre la manifestación paradójica del yo en la sociedad
informacional sólo pretenden trazar la trayectoria de mi investigación para información
de los lectores, no sacar conclusiones de antemano.
UNAS PALABRAS SOBRE EL MÉTODO
Éste no es un libro sobre libros. Aunque se basa en datos de diversos tipos y en
análisis y relatos de múltiples fuentes, no pretende exponer las teorías existentes
sobre el postindustrialismo o la sociedad informacional. Se dispone de varias
presentaciones completas y equilibradas de estas teorías46, así como de diversas
46 Lyon (1988) presenta una útil visión general de las teorías sociológicas sobre el postindustrialismo y el informacionalismo. Para los orígenes
intelectuales y terminológicos de las nociones de la «sociedad de la información», véase Ito, 1991a, y Nora y Minc, 1978. Véase también Beniger, 1986;
críticas47 46, incluida la mía48 47 . De forma similar, no contribuiré, excepto cuando sea
necesario en virtud del argumento, a la industria creada en la década de los ochenta
en torno a la teoría postmoderna49 48, satisfecho por mi parte como estoy con la
excelente crítica elaborada por David Harvey sobre las bases sociales e ideológicas
de la «posmodernidad»50, así como con la disección sociológica de las teorías
posmodernas realizada por Scott Lash51. Sin duda debo muchos pensamientos a
muchos autores y en particular a los antepasados del informacionalismo, Alain
Touraine y Daniel Bell, así como al único teórico marxista que intuyó los nuevos e
importantes temas justo antes de su muerte en 1979, Nicos Poulantzas52. Y reconozco
debidamente los conceptos que tomo de otros cuando llega el caso de utilizarlos como
herramientas en mis análisis específicos. No obstante, he intentado construir un
discurso lo más autónomo y menos redundante posible, integrando materiales y
observaciones de varias fuentes, sin someter al lector a la penosa visita de la jungla
bibliográfica donde he vivido (afortunadamente, entre otras actividades) durante los
pasados doce años.
En una vena similar, pese a utilizar una cantidad considerable de fuentes estadísticas
y estudios empíricos, he intentado minimizar el procesamiento de datos para
simplificar un libro ya excesivamente pesado. Por consiguiente, tiendo a utilizar
fuentes de datos que encuentran un amplio y resignado consenso entre los científicos
sociales (por ejemplo, OCDE, Naciones Unidas, Banco Mundial y estadísticas oficiales
de los gobiernos, monografías de investigación autorizadas, fuentes académicas o
empresariales generalmente fiables), excepto cuando tales fuentes parecen ser
erróneas (por ejemplo, las estadísticas soviéticas sobre el PNB o el informe del Banco
Mundial sobre las políticas de ajuste en África). Soy consciente de las limitaciones de
prestar credibilidad a una información que puede no siempre ser precisa, pero el lector
se dará cuenta de que se toman numerosas precauciones en este texto, así que por lo
Katz, 1988; Salvaggio, 1989; Williams, 1988.
47 Para unas perspectivas críticas sobre el postindustrialismo, véanse entre otros, Lyon, 1988; Touraine, 1992; Shoji, 1990; Woodward, 1980; Roszak,
1986. Para una crítica cultural del énfasis que nuestra sociedad otorga a la tecnología de la información, véase Postman, 1992.
48 Para mi crítica del postindustrialismo, véase Castells, 1994, 1995, 1996.
49 Véase Lyon, 1993; también Seidman y Wagner, 1992.
50 Harvey, 1990.
51 Lash, 1990.
52 Poulantzas, 1978, sobre todo págs. 160-169.
general se llega a conclusiones sopesando las tendencias convergentes de varias
fuentes, según una metodología de triangulación que cuenta con una prestigiosa
tradición de éxito entre los historiadores, policías y periodistas de investigación.
Además, los datos, observaciones y referencias presentados en este libro no
pretenden realmente demostrar hipótesis, sino sugerirlas, mientras se constriñen las
ideas en un corpus de observación, seleccionado, he de admitirlo, teniendo en mente
las preguntas de mi investigación, pero de ningún modo organizado en torno a
respuestas preconcebidas. La metodología seguida en este libro, cuyas implicaciones
específicas se expondrán en cada capítulo, está al servicio del propósito de este
empeño intelectual: proponer algunos elementos de una teoría transcultural y
exploratoria sobre la economía y la sociedad en la era de la información, que hace
referencia específica al surgimiento de una nueva estructura social. El amplio alcance
de mi análisis lo requiere la misma amplitud de su objeto (el informacionalismo) en
todos los dominios sociales y las expresiones culturales. Pero de ningún modo
pretendo tratar la gama completa de temas y asuntos de las sociedades
contemporáneas, ya que escribir enciclopedias no es mi oficio.
El libro se divide en tres partes que la editorial ha transformado sabiamente en tres
volúmenes. Aunque están interrelacionados analíticamente, se han organizado para
hacer su lectura independiente. La única excepción a esta regla es la conclusión
general, que aparece en el volumen III pero que corresponde a todo el libro y presenta
una interpretación sintética de sus datos e ideas.
La división en tres volúmenes, aunque hace al libro publicable y legible, suscita
algunos problemas para comunicar mi teoría general. En efecto, algunos temas
esenciales que trascienden a todos los tratados en este libro se presentan en el
segundo volumen. Tal es el caso en particular del análisis de la condición de la mujer y
el patriarcado y de las relaciones de poder y el Estado. Advierto al lector de que no
comparto la opinión tradicional de una sociedad edificada por niveles superpuestos,
cuyo sótano son la tecnología y la economía, el entresuelo es el poder, y la cultura, el
ático. No obstante, en aras de la claridad, me veo forzado a una presentación
sistemática y algo lineal de temas que, aunque están relacionados entre sí, no pueden
integrar plenamente todos los elementos hasta que se hayan expuesto con cierta
profundidad a lo largo del viaje intelectual al que se invita al lector en este libro. El
primer volumen, que tiene en las manos, trata sobre todo de la lógica de lo que
denomino la red, mientras que el segundo (El poder de la identidad) analiza la
formación del yo y la interacción de la red y el yo en la crisis de dos instituciones
centrales de la sociedad: la familia patriarcal y el Estado nacional. El tercer volumen
(Fin de milenio) intenta una interpretación de las transformaciones históricas actuales,
como resultado de la dinámica de los procesos estudiados en los dos primeros
volúmenes. Hasta el tercer volumen no se propondrá una integración general entre
teoría y observación que vincule los análisis correspondientes a los distintos ámbitos,
aunque cada volumen concluye con un esfuerzo de sintetizar los principales hallazgos
e ideas presentados en él. Aunque el volumen III se ocupa de forma más directa de los
procesos específicos del cambio histórico en diversos contextos, a lo largo de todo el
libro he hecho cuanto he podido por cumplir dos metas: basar el análisis en la
observación, sin reducir la teorización al comentario; diversificar culturalmente mis
fuentes de observación y de ideas al máximo, utilizando la ayuda de colegas y
colaboradores para abarcar las que están en lenguas que desconozco. Este
planteamiento proviene de mi convicción de que hemos entrado en un mundo
verdaderamente multicultural e interdependiente que sólo puede comprenderse y
cambiarse desde una perspectiva plural que articule identidad cultural, interconexión
global y política multidimensional.