OBSERVACIONES A LA LINEA APLICADA POR NOSOTROS LOS COMUNISTAS EN EL RECIENTE CONFLICTO HONDURAS-EL SALVADOR

Considero necesario hoy después del conflicto Honduras El Salvador, hacer llegar a la dirección de nuestro Partido, mis observaciones a la línea aplicada por nosotros los comunistas en este conflicto. Creo también necesario que la dirección pase documento y los demás que en este sentido le lleguen a las bases para que estas sepan de nuestras inquietudes e incluso que las discutan promoviendo así la sana y constructiva discusión para edificar. Pido pues a la dirección, haga llegar este documento a las bases.

Considero necesario hacer estas observaciones a la línea porque a mi juicio hubo errores que hoy hay que señalar, de no hacerlo así, cargaremos con la responsabilidad de que más tarde se profundicen y terminemos convertidos en un aparato más al servicio de las clases dominantes, como responsabilidad tendrán también, los que no quieran reconocer errores y por defender posiciones incorrectas, hagan todo lo posible para demostrar que la posición asumida en el conflicto, sino fue “perfecta” por lo menos fue correcta, aunque eso haya significado haber hecho a un lado los principios básicos del Partido de la Clase Obrera.

Esto que afirmo aquí, tratare de demostrarlo a través de mis observaciones a la línea, tratare de demostrar porque abandonamos en determinado momento nuestros principios y como al final terminamos metidos en un mismo costal, dirigidos por al Oligarquía y la Burguesía.

Pienso, que aunque realmente me va a ser difícil hacerme entender, voy a tratar de hacerlo; a mi juicio hay das formas de entender o abordar el enfoque al desarrollo de nuestra línea y, creo que para no perdernos es mejor hacerlos ahora y no después, que para entonces, al tiempo habrá borrado los elementos más delatadores del bandazo que a mi juicio se a dado ( lo de que se habrán borrado los elementos más delatadores no es para la historia, pues ella siempre los señalara, sino que es para la membresía de nuestro Partido que sinceramente no tiene puesta la cabeza en la revolución, no tenemos mística de partido, por la menos una gran mayoría del frente obrero (que es el conozco), eso naturalmente se debe a que tenemos un nivel teórico muy bajo, siendo esto lo que nos permitirá más tarde, buscar esos elementos, pues no estamos pensando en ello.)

De todos modos y aun con todo eso, algo positivo en el terreno interno nos a demostrado este conflicto, eso positivo es: que hemos averiguado en la práctica que nos falta contar con un verdadero partido de vanguardia, con la suficiente capacidad de organización entre las masas populares, nos falta un periódico ágil, que refleje nuestras posiciones y que se difunda no solo entre sus militantes y simpatizantes, sino también entre las masas populares para influirlas, nos falta consolidación ideológica y política a sus miembros, especialmente a los obreros y nos falta una dirección de composición más proletaria y sólida políticamente y que se encuentre más ligadas a las masas populares.

Lo dicho arriba salta ala luz, cuando hoy que ha pasado lo más álgido del conflicto, nos ponemos a meditar con serenidad y con espíritu observador y auto-crítico la línea aplicada por nosotros durante el desarrollo del conflicto y sinceramente, las conclusiones que sacamos, por lo menos yo, no las encuentro favorables. Y por más que tratemos de engañarnos, justificando nuestra línea, nos estrellaremos con la realidad de las cosas, al pueblo no le llegó como nosotros pensamos, nuestra orientación.

Algunos dirán por defender los errores, que somos unos poquitos los que estamos molestando con estas cosas, empeñados en ver errores donde no los hay, pues el pueblo esta claro de nuestra posición, sabe que condenamos la guerra, sabe que nuestra línea fue acertada y ahora lo esta viendo mejor debido a la crisis económica que padece y que nosotros le anticipamos (conclusiones sacadas de reuniones de amigos y simpatizantes del partido, como que si ellos fueran el pueblo).

Estos argumentos son solo para esquivar la realidad, como va a ser posible que diez, quince personas nos den la medida de como piensa un pueblo de cerca de tres millones y medio de habitantes, además esos argumentos a mi juicio son empleados para diluir la discusión mañosamente ¿cómo puede el pueblo juzgarnos a estas alturas? Los que podemos hacerlo somos nosotros después de balances a nuestro trabajo y de análisis auto-críticos. A estas alturas el pueblo no puede ver nuestros errores, peor si los siente, el pueblo no sabe que hemos atrasado la revolución al ilusionarlo conque Fidel Sánchez es capaz de resolverle sus problemas, como se lo insinuamos en el manifiesto sacado por nuestro partido del 2 de julio y los manifiestos de las organizaciones que influimos; ¿cómo ve el pueblo el prestigio del ejército? Como institución al servicio de las clases dominantes ese prestigio les asegura otros años más de dominio, eso no lo puede ver el pueblo pero nosotros si y, es necesario decirlo para nos enteremos si no lo estamos.

De eso se trata, de saber si estamos haciendo avanzar o retr4oceder la causa del pueblo; no se trata de saber si le gusto lo que le dijimos o no, sino de averiguar si le estamos haciendo un bien, también se trata de saber si le llegamos a todo el pueblo o no, con nuestras ideas, no de hace hipótesis de que si le llegamos, solo porque un grupo de amigos o simpatizantes después de una charla nos dijo que si le llegamos, porque para ser francos, yo no creo que le hayamos llegado al pueblo con tres mítines y un manifiesto, incluso ni nosotros mismos tuvimos la suficiente propaganda, solo se sacó un número extraordinario de nuestro periódico La Verdad y por cierto que no fue capaz de llegar a todos los miembros. En conclusión, si nosotros no estuvimos suficientemente informados de nuestra línea (y muchos compañeros todavía no la conocen) ¿cómo podría estarlo el pueblo?

Por encima de todo lo dicho, todavía hay quines se atreven a decir que le pueblo sabía de nuestra posición y que hoy se entera mucho más de su justeza, cuando la verdad es que quines realmente se enteraron de nuestra posición y nos estuvieron siguiendo los pasos para conocerla mejor ( con alegría y beneplácito para ellos) fueron la oligarquía y la burguesía; pues para ser sinceros con nosotros mismos, fue para ellos para quienes escribimos y fue para ellos el beneficioso producto de nuestra línea.

La posición de nuestro partido o mejor dicho, la línea que aplicamos, después de todas las cosas que hemos dicho, llego a la conclusión que solo tiene dos formas de explicarse. La primera forma no nos permite ver con claridad nuestra posición, debido a que se limita a verla desde un punto de vista bien general y no entra a analizar las cuestiones de principio, la contradicción con la realidad de nuestros planteamientos realizados, ni los efectos que puedan causar a los diferentes sectores (trabajadores, clase dominante y membresía del partido), ni mucho menos trata de reconocer que por ser “ágiles” ,tratando de sacar y lavar de golpe y sopapo las debilidades de nuestro Partido, ante la magnitud del conflicto y, por tratar de profundizar las contradicciones entre las clases dominantes, se hicieron ciertos planteamientos “tácticos” que nos llevaron a renegar de nuestros principios y nos han hecho dar un bandazo de derecho deshonroso.

Paro para opacar toda desviación que pueda haber habido, se conforman con argumentar y hacer resaltar, que nuestra línea es justa porque nos oponíamos a la GUERRA y ESTO BASTA. No se molestan siquiera en averiguar si esa posición es consecuente o no, sea porque no quieren, porque la vida ha demostrado que aunque hayamos condenado la guerra en teoría, en la práctica la apoyamos, eso sin descartar que también en teoría , hicimos planteamientos velados de apoyo ( de eso trataremos más adelante) , esa política nos llevo incluso a convertirnos en la práctica, en cómplices de los asesinatos cometidos en territorio hondureño, sobre la humanidad de hombres, mujeres, ancianos y niños hondureños; cualquiera puede asustarse de lo que aquí decimos pero desgraciadamente es la verdad, esto lo aseguro, porque cuando la oportunidad se dio y el momento históricamente lo exigía, nosotros no respondimos, se había efectuado una guerra de agresión y nuestro deber era el de denunciarla, sin embargo no lo hicimos, pues según criterios por “táctica” no convenía hacerlo. Sin m embargo todo esto no se quiere reconocer.

Esa primera forma de ver la línea de manera GENERAL y enfatizando que es correcta porque se condena la guerra, no nos permitió ver que a la par de planteamientos denunciando la guerra, hacíamos también planteamientos de apoyo, pues manifestamos nuestro apoyo al representante de los que al final hicieron la guerra, en otras palabras, planteamos también apoyo a la guerra, solo que de manera velada, veamos esos planteamientos:

“Los comunistas sostenemos que este conflicto y la guerra que llegara a estallar por su causa, están siendo promovidos por los intereses reaccionarios antipopulares ya señalados…”

O sea tanto los de Honduras como los de El salvador; peor veamos el planteamiento hecho en el párrafo siguiente:

“Al mimos tiempo, los comunistas, guiándonos precisamente por el interés de las masas trabajadoras y populares en general, sostenemos que si nuestro país es invadido por tropas extranjeras (las de Honduras), el deber principal de todo revolucionario, de cada uno de nosotros, de todo hombre y mujer de nuestro pueblo, será el de luchar por expulsar del suelo patrio al invasor.” Nota: el paréntesis es mío.

Que contradicción para nuestros principios significan esta clase de planteamientos, pues en palabras más claras, estos planteamientos significan: que aunque ya sabemos que la guerra que venga será la continuación de la política de los reaccionarios burgueses y oligarcas de ambos países por diferentes objetivos, eso a nosotros deja de importarnos al sonar los primeros bombazos. Inmediatamente, como “comunistas” como “revolucionarios” tenemos el deber de llamar a todo el pueblo, obreros, campesinos, estudiantes, etc., etc., a que apoyemos a nuestra burguesía, a que nos unamos al bloque de la Unidad Nacional jefeada por Fidel Sánchez Hernández
(Representante de la burguesía y d e la oligarquía) y juntos luchar por expulsar a las tropas de la burguesía y oligarquía vecina (apoyar la guerra).

He aquí las debilidades que no quiere ver la primera forma de ver nuestra posición durante el conflicto con Honduras y los planteamientos de nuestra línea no se reconocen los errores, se ocultan evitando la discusión y tratando de pararla, y cuando se defienden, se defienden con los argumentos ya señalados arriba y, como si fuera poco, de manera irresponsable se empieza a decir que quienes intentamos hablar de los errores cometidos, para ayudar a nuestro Partido a superarlos, seremos los futuros responsables de romper la unidad de nuestro partido, unidad que al final de los finales, y bajo estas circunstancias, es una UNIDAD MAS FORMAL QUE REAL, pues no esta basada en la conciencia y la disciplina de la Clase Obrera, sino en el palabrerío de la pequeña burguesía. Por eso también la lucha de todo comunista consciente de esta realidad debe de ser: la de forjar una UNIDAD basada en la línea política correcta consecuente con el MARXISMO LENINISMO y producto del intercambio de opiniones de la membresía y la dirección y no como lo es ahora, producto de las hipótesis subjetivas de la dirección (de algunos doctores en política).

La segunda forma, es diametralmente opuesta a la primera, en ella se analizan las causas correctas e incorrectas, haciendo énfasis en la última, por ser eso los que nos va ayudar a reconocer que hemos cometido errores y nos va ayudar a rectificar posiciones de manera consecuente y nos preocupará por buscar las mejores formas de salir adelante con todas la s deficiencias y lagunas que tiene nuestro partido.

Esto lo pueden ver, que nuestra línea adolecía de serias debilidades ideológicas, se sabe que eso nos preocupa para le futuro y nos sensibiliza más, estos señalamientos también pondrán al descubierto, la insensibilidad revolucionaria de que somos objetos muchos camaradas, también mostrará que muchos camaradas obreros, ya no pensamos en las masas, pues hemos perdido la perspectiva a la revolución atenidos solo a los artificiales e ilusionadores planteamientos de algunos dirigentes; quedara claro para el pueblo que habemos una gran cantidad de camaradas que solo nos movemos cuando nos lo dicen – y en muchos casos ni así- no se nos ve capacidad para por lo menos informarnos y hacer nuestros propios comentarios y análisis.
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Para adelantar que mi posición es la segunda, pero para poder hincar cualquier observación a la línea –soy franco en reconocerlo- primero fue necesario salir del estancamiento en que me encontraba aquí, bajo la influencia del conflicto y de la línea de nuestro Partido, esto me sucedió debido a que para mi este fenómeno era algo desconocido, y debido a que también mi nivel ideológico y político es muy bajo, a esto le agregamos que no tenía los conocimientos necesarios sobre situaciones de guerra en otros países para poder aprovechar esa enseñanza, ni mucho menos, conocer la enseñanza de LENIN en ese sentido, era de esperar que en los primeros momentos no tenía opinión. Fue necesario pues, salir de ese estado de estancamiento, intercambiamos impresiones con camaradas que veían el conflicto desde afuera y en estado frío, concretamente con los CAMARADAS COSTARRICENSES.
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La línea de nuestro Partido surge a raíz de un conflicto planteado, el conflicto Honduras-El Salvador…y así llegamos a una situación delicada…Estamos ante la expectativa de una posible guerra, desde el punto de vista de los trabajadores y el pueblo o del partido) la guerra será para salvar a nuestros compatriotas idea metida por la propaganda burguesa.

Desde el punto de vista de la burguesía y la oligarquía, esa guerra será para defender sus intereses. Los primeros, pretenden abrir el mercado hondureño cerrado a sus productos después del rompimiento de relaciones y los segundos, tratan de detener la huida de los compatriotas que vendrán a exigir lo que necesitan ¡tierras!

Ante esta situación, el partido de la Clase Obrera tendrá que definirse orientando a su pueblo para que pueda seguir adelante, sorteando todo tipo de dificultades y tratar de asegurar los intereses populares.

Es de esperar que la oligarquía y la burguesía tendrán que hacer uso de todos los medios a su alcance para desorientar al pueblo y poder lograr sus fines egoístas y funestos para las grandes mayorías.

Echándole una hojeada a los documentos que editó nuestro partido durante el conflicto y a los documentos editados por las organizaciones democráticas y revolucionarias influenciadas por nuestro partido, podemos llegar a hacer algunas conclusiones:

La actitud de nuestro partido y de las organizaciones democráticas y revolucionarias, al principio de conflicto era correcta. Pues, con espíritu revolucionario se desenmascararon los negros y sucios propósitos que se perseguían al provocar este conflicto, se denunciaron a los responsables y a las camarillas ultra reaccionarias que estaban detrás instigando el conflicto y lo que es mejor, no se vislumbraba la “táctica” de clasificar a los malos, los medios malos y los menos malos, entre la especie de los militares.

Pero a medida que las clases dominantes por medio de la radio y la prensa iban creando un animo guerrerista en nuestro pueblo, la actitud orientadora del cerebro de la revolución no se hacía sentir, es más, empezó a tomar posiciones no correctas ni propias de un Partido Comunista ( el partido de la Clase Obrera) pues se empezó a jugar con los principios y a no identificarse con los intereses de las grandes mayorías explotadas y engañadas en ese momento concreto, pues la política que se estaba llevando adelante, sirvió para justificar la política que estaba llevando adelante Fidel Sánchez Hernández, representante de la oligarquía y a burguesía.

A estas alturas había sido celebrado ya un primer pleno ampliado del C.C. donde se sacó la orientación de no meter en un mismo costal a todos los reaccionarios militares (una completa tabla de clasificación de la especie militar) ya que no era cierto que fueran iguales y que tampoco representaban los mismos intereses; en ese pleno ampliado , hubo muy poca, valiosa y pobre participación de los presentes, en cuanto a aportar algo para la elaboración de esta línea ( me refiero a los representantes de frente, incluso miembros del C.C. Hay que decir que a esas alturas, también habían sido realizados algunos mítines, en los que habíamos tenido mucha asistencia, pero poca o ninguna aceptación por el pueblo a nuestros planteamientos.

Eso fue seguramente lo que nos movió a tratar de aplicar una línea, que no se “alejara de las masas”, que las”interpretara”, es más, como en ese m omento la masa veía a
Sánchez Hernández como el guía y jefe, había que referirse a él tocándolo con mano de seda, porque en caso contrario nos veríamos expuestos a terribles represiones, y lo que es peor, “nos aislaríamos” de las masas y era fácil que en las filas de ella y bajo el sonido de sus aplausos nos liquidaran enteramente. Y así toda posibilidad que se pudiera hacer la revolución. , pues no quedaría vivo un solo revolucionario que levantara banderas. En conclusión, la masa no quería oírnos y mantener una actitud radical no era saludable.

En vista de esos razonamientos, había que adoptar una línea que “articulara todas las contradicciones” que no nos “aleje de las masas” enceguecidas de nacionalismo burgués y que no “nos oponga contra Fidel Sánchez Hernández”, aunque eso significara RENUNCIAR a uno de nuestros elementales principios y deberes, como lo es el de ORIENTAR a nuestro pueblo.

Desde el momento en que adoptamos esa línea, RENUNCIAMOS a asumir el papel ORIENTADOR que estamos llamados a jugar con responsabilidad, con nuestro pueblo, pues no hicimos lo posible por sacarlo de la claudicación en que se encontraba, al contrario, contribuimos con la burguesía a desorientarlo, adoptamos la actitud de dejarnos arrastrar por la corriente. Esto solo tiene un nombre ¡OPORTUNISMO! ¡OPORTUNISMO PEQUEÑOBURGUES! No tiene vuelta de hoja, ese es el verdadero calificativo ¿o de que otro modo se le puede llamar? Si conscientemente esa “ágil manera” que empleamos al hacer nuestros planteamientos hacia allí nos conducía, toda la “táctica” de: “al mismo tiempo que no nos separamos de la masa, evadimos la represión”, hacia allí nos conducía, al tratar de ponernos al nivel de las masas para no “aislarnos” forzosamente tendíamos que cederle terreno al subjetivismo de la masa y ponernos al igual que la masa a tener esperanzas en Fidel Sánchez Hernández, claro que no de la misma manera que le pueblo, pues no puede ser igual, nosotros lo hicimos por “táctica” por eso fue que en nuestro manifiesto sin siquiera dudar, decimos ”que la actitud de Sánchez Hernández es correcta y que nosotros lo comunistas le damos nuestro apoyo” y antes que este planteamiento, hacemos otro donde le damos una pequeñita dosis de responsabilidad, no hay duda que estamos entrando a una fase donde el partido empieza a utilizar una “táctica” poco saludable, pues empezamos a volvernos halagadores con el representante de la oligarquía y la burguesía para ganarnos su protección y evitar su represión., permitiéndonos así , según nosotros y nuestra línea, ganar mucho terreno, pobrecitos de nosotros; pero para no seguir conjeturando, veamos lo que dice el manifiesto del 2 de julio. Después de los señalamientos que hace en su apartado No. 1 y que se refiere a Honduras y el N. 2 que se refiere a El Salvador y que son de carácter riguroso para orientarse, aparece el No. 3 que realmente todo es contradictorio, pero para convencernos veamos:

“Una cuota de responsabilidad le corresponde también al gobierno Salvadoreño entero, presidido por el general Fidel Sánchez Hernández, por la situación que ha llegado a plantearse. Sánchez, Hernández, que fue elegido en contra de la voluntad popular y representa los intereses oligárquicos y pro imperialistas, llevó a Medrano a ocupar posiciones claves al frente del aparato represivo del Estado, lo mantiene allí pese a todos sus crímenes y atropellos y, en el caso que ahora nos ocupa toleró la campaña publicitaria provocadora que antes mencionamos.”

Para mi este es un párrafo, que dice bastante, en primer lugar hace notar que la responsabilidad que tiene Fidel Sánchez Hernández y todo su gobierno solo es una cuota en ese todo, del criminal conflicto que esta por provocarse, es indudable que se refleja la “táctica” de distinguir entre las especies militares.”Fidel Sánchez Hernández es menos malo y menos responsable de lo que esta sucediendo que otros” También refleja, como con un ropaje de aparente revolucionarismo, se desenmascara la posición de Fidel Sánchez Hernández, diciendo que es el representante de la oligarquía y de los intereses pro imperialistas, por otro lado también se dice que ha levado a Medrano a ocupar posiciones claves en el aparato represivo del estado. Todo eso bien puede significar una denuncia revolucionaria, pero ya antes se ha tocado con guante de seda a Sánchez Hernández , eso nos indica que estamos actuando dentro de una “táctica” que nos va a alejar mucho más de nuestras posiciones revolucionarias. Pero en el momento de escribir esos planteamientos, cualquiera que haya sido, seguramente solo se trataban con viveza de “aprovechar” la situación planteada, para la revolución, veamos lo que sigue diciendo el apartado:

“Por otra parte hay que recordar que el éxodo de millares de salvadoreños tanto a Honduras como a Guatemala, Nicaragua y otros países, tiene su raíz profunda en hechos como el monopolio de la tierra, la irracionalidad de su cultivo, nuestra dependencia económica de mercados extranjeros oprimentes, la existencia de un régimen fiscal increíblemente injusto, que son todas estas, las deformaciones propias de un país sometido a los intereses anti nacionales o imperialistas. Y el gobierno de Sánchez Hernández n ha adoptado hasta ahora, ni una sola medida para aliviar esa situación.”

Es todo un planteamiento que señala las deformaciones de nuestro país debido a múltiples razones: planteamiento al estilo revolucionario que incluso pone contra la espada y la pared al Sánchez Hernández, al señalarle que no ha hecho nada 8supongo que la señalar eso, no se esperaba que Sánchez Hernández hiciera algo al verse descubierto), es más, este planteamiento nos prueba que Sánchez Hernández no puede hacer nada ya que es el representante de los sectores y clases que precisamente tienen al pueblo en esas condiciones; no puede pues, tomar medias en contra de los intereses que representa, no esperábamos, supongo, peras del olmo,.pero veamos el último párrafo para que tengamos una visión exacta de todo el contradictorio apartado:

“Sin embargo, es de advertir que ante la crisis surgida con Honduras en el gobierno de Sánchez Hernández predomina en este momento una actitud correcta de buscar una solución negociada. Esta actitud nosotros la apoyamos de la misma manera que luchamos en contra de quienes, como Medrano, están buscando a toda costa la guerra con Honduras para servir sus propios fines políticos y desatar la represión contra los sectores democráticos salvadoreños.” Nota: los subrayados son míos.

Hemos transcrito todo el apartado, con sus tres párrafos. Tenemos en el planteamiento un mejurje y, el abandono de nuestros principios e incluso de la estrategia trazada en nuestros materiales; ¿por qué decimos esto? Sencillamente, porque estamos apoyando al representante de la oligarquía y de los intereses pro imperialistas, y con los imperialistas o sus representantes no podemos hacer alianzas.

Sobre esto hay mucha tela que cortar, se podrá decir que quien representa los intereses imperialistas y ultra reaccionarios en nuestro país , es Medrano, pero realmente esa apreciación no es del todo correcta ya que hacemos a un lado al representante legal y de derecho, que es el actual presidente, él, como ya nosotros mismos lo reconocemos en el primer párrafo, es el representante de la oligarquía y de los intereses pro imperialistas, porque después de haber dicho que ese era el representante de los más obscuros intereses, que querramos o no son los que gobiernan ahora lo queremos hacer aparecer como menos peligroso que Medrano? Como que si representara oros intereses, digamos más ligados al pueblo, no será eso que queremos ganárnoslo? No será que queremos evitar la represión y de manera sutil lo planteamos para que pase desapercibido? No es eso que estamos abandonando nuestros principios para volvernos unos oportunistas? Porque queremos hacer aparecer a Medrano uno y a Fidel otro? Que ganamos?

Ocupémonos de las dos ultimas interrogantes, realmente yo creo que tratar de hacer aparecer a Fidel más consecuente que Medrano, lo que buscábamos era contraponer a uno contra otro, o mejor dicho eliminar a uno pero sobre la base de apoyar al otro, (recuerdo que incluso nos alegramos cuando en un discurso, Fidel dijo que no se le atravesaran, pues creímos que lo decía por Medrano que andaba haciendo declaraciones por su cuenta) ese propósito de hacer desaparecer al que considerábamos más peligroso, no nos puso a meditar sobre lo común que tienen estos personajes, sino solo lo que para nosotros son diferencias que los contraponen. Para mi, Medrano y Fidel no son diferentes, como van a ser diferentes, si ya se dijo en lo párrafos anteriores del manifiesto del 2 de julio que Fidel llevó a ocupar posiciones claves en el aparato represivo del estado a Medrano; por eso cuando tratamos con guantes de seda a Fidel diciéndole que tuvo una cuota de responsabilidad , nos estamos contradiciendo, pues Fidel no puede emplear mano dura contra el hombre que él mismo llevó a ocupar puestos claves en el estado, uno y otro se entienden, como pudimos habernos olvidado que fue Fidel Sánchez Hernández el que ordenó reprimir la huelga de panificadores y, como pudimos olvidarnos que fue Fidel Sánchez el que ordenó la represión contra la Huelga del magisterio nacional ANDES 21 DE JUNIO , donde perdieron la vida dos camaradas nuestros a manos de Medrano , EL UNO ORDENO Y EL OTRO EJECUTO, que diferencias hay si los dos representan los mismos intereses, solo que uno con representatividad ante el pueblo y el otro no, todo lo que hemos dicho nos lleva a una sola conclusión: diferencias profundas no hay, podrá haber diferencias de carácter y de vicios, el uno parece más aguado que el otro, pero eso no debe de equivocarnos.

En cuanto a las ganancias, podemos decir que quines ganaron fueron ellos, porque con esas diferencias lo que hicimos fue poner ante los ojos de quienes nos leyeron este panorama: Fidel Sánchez el bueno, Medrano el malo, Fidel Sánchez el representante de los intereses menos reaccionarios, Medrano el representante de los intereses más reaccionarios (ultra reaccionarios), Fidel Sánchez nuestro aliado, Medrano nuestro enemigo.

Al repudiar a Medrano apoyando al mismo tiempo a Fidel Sánchez Hernández, usamos una diferenciación “táctica” que en nada nos ayudo sino muy por el contrario, esta táctica empleada fue la que ante los ojos de mucha gente con un poco de visión política, nos ha colocado como unos ineptos para enfrentar la situación y como unos grandes oportunistas con influencia pequeño burguesa, porque como el Partido Comunista pudo hacer tales diferenciaciones? Que puede buscar con eso de que “apoyamos a Fidel y condenamos a Medrano” será que queríamos que Fidel y las clases que representa vieran que no era contra ellos la lucha sino contra Medrano, claro que eso era por “táctica” pero diluía nuestra atención contra nuestros verdaderos enemigos, el imperialismo, la oligarquía y la burguesía pro imperialista y nos fijamos mucho en un solo hombre que la fin y al cabo puede ser sustituido por cualquier otro.

Al concentrar nuestra atención y tratar de que se viera en Medrano al enemigo más peligroso, adoptamos la “táctica” de distinguir al malo, al medio malo y al menos malo, para lograr distinguir así a los principales enemigos y saber con quienes podíamos hacer alianzas y con quienes no, razón por la cual empezamos a hacer planteamientos de apoyo a unos y de repudio al otro, cuidándonos de no meter en el mismo costal a dos, como si fueran ratas de distintos piñales.

Después de leer el documento, de estudiar el párrafo, llego a una conclusión tomando en cuenta el momento en que vivíamos, callar era lo más cómodo, no condenar enérgicamente la actitud de Sánchez Hernández, no desenmascarar sus propósitos, era muy cómodo, decir que era una actitud correcta la que predominaba en su gobierno, era todavía mas cómodo y, como no iba a serlo, si decir lo contrario era exponer el pellejo, por eso se busco una formula que enmascarara nuestra cobardía y fue así como se adopto una “táctica” que nos permitiera acomodarnos a esa situación, aunque jugáramos así un papel de desorientadores del pueblo que queremos liberar; ahí en esa táctica esta el eslabón principal de la gran cadena de desatinos que cometimos, pero sigamos viendo el manifiesto del 2 de julio para convencernos :saltándonos un párrafo del 4º apartado y, que se refiere al camino de la guerra, a que consecuencias nos conduciría y al retroceso que significaría, sigue lo siguiente:

“no obstante, si a pesar de nuestros esfuerzos y de los esfuerzos de las grandes mayorías democráticas y concientes, la guerra estalla, debe desde ahora saberse que nosotros los comunistas y los sectores populares que influenciamos sabemos cumplir nuestros deberes de proletarios y demócratas, luchando con las armas en las manos para defender la integridad territorial al mismo tiempo que para desbaratar los planes de los López Arellano, los Medrano y compañía y para defender, en fin, todos aquellos derechos fundamentales que interesan a los grandes mayorías de su conjunto”

Aunque se argumente lo que se quiera este párrafo viene a reafirmar todavía mas, la cadena de desatinos que se estaban cometiendo en estos momentos; y por mucho que se argumente, que así tomando párrafos escogidos cualquier tesis a de ser botada, aquí eso no vale, pues nosotros podemos apreciar que no es el primer párrafo que transcribimos ni esta aislado de los demás, tiene mucha relación y es el cuarto, si los he transcrito en este documento es porque dicen cosas que sola las puede decir, o bien. La burguesía para convencer al pueblo que sus propósitos son sanos y explotar así su nacionalismo, o bien, los OPORTUNISTAS que quieren agenciarse la simpatía de gobierno burgués y sus representantazos, pero no los comunistas sensatos. Porque los comunistas no podemos decir, sino solo cuando abandonamos nuestros principios, que estamos dispuestos nosotros y los sectores populares que influenciamos a luchar con las armas en la mano para seguirle el juego a la política reaccionaria de las clases dominantes; también se puede decir cuando ya no se quiere luchar y se quiere aparentar que si, y también cuando ya se a perdido la perspectiva de la REVOLUCION, porque hablar de “si a pesar de nuestros esfuerzos y de los esfuerzos de las grandes mayorías democráticas y concientes la guerra estalla, nosotros los comunistas y los sectores populares que influenciamos sabremos cumplir nuestros deberes de proletarios/demócratas, luchando con las armas en la mano para defender la integridad territorial” es olvidarse de que para los comunistas, según las enseñanzas de LENIN no importa quien ataque primero ni en que territorio se desarrollen los acontecimientos, para condenar o apoyar, sino, lo que importa es que clase dirige esa guerra y que intereses representa, si nosotros nos olvidamos de eso no dejamos sino en su lugar un miserable y lamentable nacionalismo; veamos lo que dice LENIN:

“Si un alemán del tiempo de Guillermo o un francés del tiempo de Clemenceau dicen: «tengo como socialista el derecho y el deber de defender mi patria si el enemigo la invade ´´ no razona como socialista, como internacionalista, como proletario revolucionario, si no como pequeño burgués nacionalista. Porque en este razonamiento desaparece la lucha revolucionaria de clase del obrero contra el capital, desaparece la apreciación de toda la guerra en su conjunto, desde el punto de vista de la burguesía mundial y del proletariado mundial, desaparece el internacionalismo y no queda sino un nacionalismo miserable, lamentable; se agravia el país; lo demás no me importa, a esto se reduce tal razonamiento, y en ello reside su estrechez pequeño burguesa y nacionalista.
El socialista, el proletario revolucionario, el internacionalista razona de otra manera: el carácter de la guerra( el hecho de si es reaccionaria o revolucionaria) no dependen de quien haya atacado ni d el territorio en que este el ‘‘enemigo’’ si no de la clase, que sostiene la guerra y de la política de la cual es continuación esa guerra concreta…NO DEBO razonar desde el punto de vista de ‘‘mi país ’’(porque esta es la manera de razonar del pequeño burgués nacionalista desgraciado cretino que no comprende que es un juguete en manos de la burguesía imperialista), sino desde el punto de vista de mi participación en la preparación, en la propaganda en el acercamiento de la revolución proletaria mundial’’

Nota. Tomado del Boletín “Estrella roja” No. 14, Órgano de la Comisión política de la Unión de Jóvenes Patriotas.

Al analizar detenidamente estas enseñanzas, llegamos a comprender que este planteamiento del si a pesar de nuestros esfuerzos la guerra estalla, defenderemos la integridad territorial con las armas en la mano” no es sensato ni mucho menos consecuente con nuestros principios, olvidamos los intereses de clase, hacemos a un lado la lucha contra nuestros explotadores para correr a defender los intereses de ellos, pues son ellos los que timonearon esta guerra concreta, claro que a estas alturas ya no nos extraña, si ya antes en los párrafos anteriores estábamos apoyando al representante de la contra revolución.

Comparando lo que decimos nosotros en los planteamientos del 2 de julio y lo que dice LENIN sobre la guerra y definidos cuales deben ser los elementos de orientación que no deben de perder de vista los revolucionarios comunistas; podemos ver con claridad que la consigna “defender la integridad territorial” fuera simple ligereza de análisis, sino una gran concesión de nuestros principios a favor de la burguesía, pues segundas citas de LENIN estamos haciendo a un lado nuestros principios porque esa guerra que venga será la continuación de las reaccionarias políticas de ambas burguesías y oligarquías: y al plantear la defensa de la integridad territorial, planteamos nuestro apoyo a la guerra, le estamos haciendo el juego a la política guerrerista sumida por las clases dominantes, que buscan la solución de sus problemas y no los del pueblo, por esta vía.

Ahora podemos apreciar como nosotros nos habíamos alejado mucho de nuestras posiciones de vanguardia y habíamos adoptado posiciones oportunistas, pequeño burguesas nacionalistas, talvez por vergüenza lancemos algunos pujidos pero que no pasaron de ser el disfraz que iba a permitir filtrar todas esas inconsecuentes ideas pequeño burguesas. Aplicamos una “táctica” que según los creadores de esos planteamientos ( que no se vaya a decir que fue el pleno ampliado del CC porque no fue así, por lo menos yo pienso que allí casi nadie aportó nada, me refiero a los delegados de los frentes no a los de la C. P.) nos permitieron aprovechar el conflicto para fortalecer las fuerzas con que haremos la revolución, pero esa “táctica” nos costó el sacrificio de nuestros principios, no condenamos con energía los intereses obscuros que se movían en él, en lo momentos en que más necesario fue hacerlo. Nos permitimos hacer diferenciaciones, tocando aguado aquí y duro allá, con eso lo que hicimos fue, en lugar de acumular esas fuerzas para nosotros, los ayudamos a acumularlas a nuestros enemigos, les valió también ir a la cola de su dirección convertido en vulgares COMUNISTAS.

El 3 de julio habo un choque en la frontera, esto fue decisivo para el propio reforzamiento de nuestras posiciones incorrectas.

Muchos de ustedes han de recordar que se hizo una reunión ampliada de la C. P. con el C. D. –C. S y C. M. para discutir preliminarmente alguna nueva línea a aplicar ante esta nueva situación. Hubieron dos cosas que me llamaron poderosamente la atención: una es con relación ala intervención que tuve yo y que luego fue rebatida por el compañero, BOBY. El llegó incluso a plantear que en el partido fuera prohibido hablar de revolución a todos los comunistas porque eso no era lo correcto en esa ocasión (ni lo saludable), había perdido toda perspectiva por la revolución ese compañero( eso es explicable, debido a que el había estado en una asamblea de los estudiantes universitarios, donde había sido rechazado y, pensó en vista de esa experiencia y para no “desaprovecharla ” que lo mas sensato era no hablar de revolución, sino de plegarse a hacer planeamientos halagadores a los oídos de las masas borrachas de nacionalismo barato). En el caso del compañero BOBY, s ele puede justificar por muchas razones, una de ellas es: que es de extracción pequeño burguesa, otra es, que no sufre la miseria del pueblo y no vibra a las par de las masas trabajadoras, y explotadas, porque no está ligado a ellas, sino en teoría, eso es lo único que explica el porque de esa actitud y de esos planteamientos.

El otro aspecto que me llamó la atención fue, el de paralizar la lucha de clases por lo menos en el período de arranque y consolidación de la Unidad nacional, me llamó la atención digo –y soy autocrítico- porque yo vi bien esa disposición debido a mi bajo nivel teórico y o a la influencia d los razonamientos que ahí se vertían, en esa reunión se habló de evitar las huelgas (parar la lucha de clases) hasta donde fuera posible, incluso yo me permití hacer una propuesta en base de un “deseo” sí Barrios Amaya, sale traicionando como acostumbra, la Unidad nacional, lo podemos destruir definitivamente.

Estas dos cuestiones nos dan la medida del porque salió una orientación inconsecuente; esa reunión jugó un gran papel para la gran desviación, algunos planteamientos tomaron campo en los cerebros de los dirigentes obreros ( de todos los que estamos en el frente obrero y, en algunos con mucha mayor facilidad pues desde hace algún tiempo vienen observando posiciones acomodadas y de oposición a la lucha), se pasaron a hacer con insistencia algunos planteamientos en los cuales se destacaban cuestiones que le servían en bandeja de plata al pueblo a las clases dominantes.

Los planteamientos hechos en el manifiesto de nuestro partido el 2 de julio, la reunión la que ya me referí y la tónica pequeño burguesa que se le imponía a los razonamientos hicieron sus efectos, sino, veamos los pronunciamientos de las organizaciones revolucionarias, progresistas y democráticas que están influidas por nuestro partido. Yo considero, que para llegar a tomar posiciones como las que plantea el documento del partido( manifiesto del 2 de julio) o sea tomar las armas para defender la integridad territorial, es necesario aceptar o adherirse a la política que esta siguiendo el gobierno, pues la guerra que venga, será la continuación de esa política, es por eso que el 4 de julio la FUSS y la FESTIAVTSCES suscriben un pronunciamiento, donde perfilan claramente es posición de adhesión a la política del gobierno, ¡sin escatimar principios! Este pronunciamiento sin lugar a dudas, también refleja la influencia de nuestro partido y su línea.

El pronunciamiento de las dos federaciones en sus partes más gruesas (todo el texto) dice:

“PRIMERO: Hacer un llamamiento a todos los trabajadores y pueblo salvadoreño a responder en forma unida, consciente y responsable a nuestro deber para defender nuestra soberanía y nuestra integridad territorial actualmente violado por el irresponsable y criminal gobierno de la república de Honduras, encabezado por el general Oswaldo López Arellano.

SEGUNDO: Que a pesar de las diferencia ideológicas y de los intereses que representamos que son distintos y hasta contrapuestos con diferentes sectores del país, nos integramos al Frente de Unidad Nacional, con le propósito de contribuir positivamente a la solución del actual conflicto Honduras-El salvador provocado por el despótico gobierno de López Arellano;

TERCERO: Llamar a la conciencia de los industriales, comerciantes y demás sectores empresariales para que no pretendan aprovecharse de la actual situación para violar ni dañar los derechos conquistados y los intereses del pueblo trabajador los llamamos asimismo a que no se aprovechen de la situación para alterar los precios de los productos;

CUARTO: Hacer un llamado a todos los trabajadores de las fábricas y demás centros de trabajo para que constituyan Comités de defensa encaminados a coordinar la orientación, de primeros auxilios, donativos de sangre, protección de las fábricas y demás actividades tendientes a orientar positivamente a la población civil tal como lo amerita la situación actual;

QUINTO: hacemos un llamado a todas las organizaciones sindicales existentes en el país a que en este caso concreto apartemos las diferencias ideológicas –si es que existen- para que integremos un solo frente sindical que pueda orientar positivamente a todos los trabajadores salvadoreños;

SEXTO: Llamar a todos los trabajadores, comerciantes, industriales y a todo el pueblo a que mantengamos la serenidad, no ser presa del pánico y fundamentalmente mantener la normalidad en toda la actividad económica y mantener el ritmo de la producción nacional, ya que en la situación actual es determinante;

SEPTIMO: ….”
Nota: los subrayados son míos.

Así como este tipo de pronunciamientos, podemos ver otros documentos tales como: el periódico “Juventud” “Opinión Estudiantil” manifiestos del “FUP” de la “UJP”, etc., órganos de difusión de frentes revolucionarios, Progresista y democráticos, influidos por nuestro partido y su línea.

Visto este ejemplo (manifiesto de FUSS-FESTIAVTSCES del 4 de julio) podemos nosotros apreciar como nos alejábamos cada vez más de nuestras verdaderas posiciones de vanguardia.

Pero bien, veamos la otra fase de nuestras posiciones, sucede que a esas alturas cobra fuerzas dentro de nuestros planteamientos la consigna de “la defensa de la integridad territorial” o dicho de otro modo “expulsar del suelo patrio al invasor”. Es interesante pegarle una leidita al 4º apartado de nuestro periódico La Verdad, el número extraordinario sacado después de las 100 horas de guerra, pero seguramente elaborado antes. Ese apartado se refiere a ¿CUAL ES EL CARÁCTER DE LA GUERRA PROBABLE ENTRE HONDURAS Y EL SALVADOR? Paginas 8 y 9.Los tres primeros párrafos contienen un planteamiento a mi juicio correcto, incluso al final se llega a decir (en el tercer párrafo):
“los comunistas sostenemos que este conflicto y la guerra que llegara a estallar por su causa, están siendo promovidos por los intereses reaccionarios antipopulares ya señalados, pero sostenemos también que los intereses más amenazados son los de las grandes mayorías populares y que el papel y el deber de las fuerzas revolucionarias y democráticas Salvadoreñas y Hondureñas, consiste en guiarse en todo momento por estos intereses populares y en llevar adelante una política que defienda de la mejor manera y procure sacar victoriosos esos intereses. Cualquier otra política solamente significaría dar la espalda a ese deber para con las masas populares y ponernos en la cola ciega e incondicionalmente, de los intereses y la jefatura de la ultra reacción interior y del imperialismo”.

Este planteamiento es brillante, llama a identificar el interés de clase, llama incluso a que sobre la base de los intereses populares hay que orientarse y de no hacerlo así, iremos ala cola de la dirección de las clases dominantes, pero que desilusión al leer los “razonamientos” que se hacen en el siguiente párrafo (el cuarto):

“Al mismo tiempo los comunistas, guiándonos precisamente por el interés de las masas trabajadoras y populares en general, sostenemos que si nuestro país es invadido por tropas extranjeras, el deber principal de todo revolucionario, de cada uno de nosotros, de todo hombre y mujer de nuestro pueblo, será el de luchar por expulsar del suelo patrio al invasor”…

Nota: los subrayados de los dos párrafos son míos

Se empiezan a hacer buenos planteamientos como los del párrafo anterior( el tercero), pero luego se termina retorciéndolos como sucede con este que acabamos de transcribir (el cuarto) eso sucede en los únicos dos documentos que editó nuestro partido: se empieza a hablar de la necesidad de orientarse buscando el interés de clase pero terminamos diciendo que hay que defender la integridad territorial, porque así defenderemos nuestros intereses; con la mentira de “defender nuestros intereses” dejamos fijo un planteamiento que lleva en su esencia la tónica de un razonamiento nacionalista pequeño burgués y, lo que es peor se llama al enfrentamiento de Obreros contra Obreros, campesinos contra campesinos, Estudiantes contra Estudiantes, etc., etc., olvidamos que los comunistas somos INTERNACIONALISTAS, es un principio tan elemental que nos distingue y caracteriza; botamos con dos frases todo lo bello que planteamos antes y nos llena de lodo, so pretexto, de que se habla en el nombre del pueblo y para el pueblo, cuidado el no “aislarnos de la masa”, cuando lo que hacíamos de manera indirecta y sutil apoyar todo plan guerrista que se ponga en marcha pues no lo desconocemos, (lo demostraremos mas adelante en base a lo que dice el mismo periódico La Verdad). Se esta haciendo planteamientos más que todo, para que los viera, oyera y leyera “nuestro gobierno” y para alargar la borrachera nacionalista que tenia el pueblo, producto de la propaganda radial y escrita que había hecho la burguesía.

Por los planteamientos que hicimos los comunistas en es oportunidad, lo que hoy se puede deducir, era que buscábamos resolver las contradicciones existentes, a base de hacer concesiones al subjetivismo del amasa y a base de sacrificar nuestros principios a las clases dominantes. ¿Por qué decimos y afirmamos esto? Porque quisimos aparecer como patriotas sin explicar lo que eso significaba para nosotros, ante el pueblo aparecíamos como otros nacionalistas igual que ellos y ante las clases dominantes como nacionalistas apoyando sus pretensiones. No nos cuidamos de decirlo y hacer notar la diferencia en patriotismo, por razones “tácticas” porque si se enteraban las clases dominantes que nosotros le estábamos diciendo al pueblo que ser patriota significa, luchar porque nuestro pueblo tenga una patria digna de un pueblo trabajador como el nuestro, dirigido y orientado por él y no por camarillas militares representantes de los más negros intereses oligárquicos, burgueses y por imperialistas., este sería capaz de desatar en nuestra contra una represión; pues nosotros al plantear secamente y sin explicaciones y conscientes de que este conflicto era el resultado de la política de la burguesía y oligarquía Hondureña y Salvadoreña “que nuestro deber es defender la integridad territorial de nuestro país” le estábamos diciendo a Sánchez Hernández, representante de las clases dominantes, que nosotros los comunistas, nos estábamos preparando para apoyar sus pasos, aunque eso significara violar nuestRo principio INTERNACIONALISTA y enviar a nuestro pueblo a romperse el pecho contra el pueblo hermano de Honduras aunque eso sea injusto, en primer lugar porque no era una lucha para defender los intereses de las grandes mayorías de los dos pueblos; en segundo lugar, porque no era realmente la guerra del pueblo como se quería hacer aparecer ( posición que todavía mantiene el gobierno) y en tercer lugar, porque no era una guerra dirigida por nosotros, aceptar eso de la “defensa de la integridad territorial” es aceptar los planteamientos de la política burguesa, también es aceptar SU DIRECCION.
Caímos así, bajo la influencia y la dirección de la burguesía, pero algunos dirán que todo eso es mentira, ni somos oportunistas ni es un planteamiento blandengue. Pero para no ir tan lejos en la discusión veamos que dice el 5to. Párrafo del apartado a que nos estamos refiriendo.

“Los comunistas declaramos que, por las mismas razones de principios que estamos dispuestos a luchar en defensa de la integridad de nuestro país, rechazamos rotundamente cualquier plan de hacer una guerra de invasión contra Honduras. Estamos convencidos que este conflicto tiene una solución justa y digna por la vía de las negociaciones, como lo vamos a proponer enseguida y que no es necesario desatar una guerra entre nuestros dos países para alcanzarla.”

No es de oportunistas y blandengues quedarse callados cuando en la vida se producen los acontecimientos que estamos condenando en teoría? El planteamiento que se hace en este párrafo, tiene la cualidad de condenar los panes de los ultra reaccionarios y burguesía desesperada, en el sentido de que quieren hacer una guerra de agresión hacia Honduras; claro que si ya aquí se esta anticipando es por alguna razón; esa razón esta estampada en un párrafo de nuestro periódico La verdad, veámoslo:

La línea seguida por Sánchez Hernández en este conflicto, de acuerdo a los intereses que representa, ha sido la de buscar una pronta reapertura del mercado hondureño; para que a medida que pasen los días sin lograrse ese objetivo, ha tomado fuerza dentro de algunos círculos industriales ligados al comercio con Honduras, dentro de los grupos ultra-reaccionarios y dentro de la oficialidad joven del Ejército, la idea de hacer algún tipo de guerra contra Honduras. Ciertos elementos militares, ciertos capitalistas, funcionarios del gobierno y hasta ciertos dirigentes de partidos políticos, incluidos algunos de oposición, llegan ahora a hablar de la procedencia de hacer conquistas territoriales.”

Nota: los subrayados son míos, este párrafo a sido sacado de nuestro periódico la verdad número extraordinario, pagina 6, primer párrafo completo de la segunda columna.

Esto nos esta indicando que el planteamiento que transcribimos arriba que este, tiene como base condenar un posible hecho que ya a sido anticipado y que quedó estampado en el párrafo que acabamos de transcribir, se tenía fuerte impresión de que pudiera suceder una guerra de agresión y era por eso que desde ya se le condenaba en teoría; ¿pero que sucede en la práctica? Pues sencillamente que por “táctica” se giró la orientación de no condenar la guerra o sea no enjuiciarla cuando esta estalló, callamos, cómoda posición, peor triste para los comunistas, ese no era el papel que estábamos llamados a jugar en ese momento histórico y concreto, ese no era tampoco lo que se había planteado en el 5to. Párrafo de apartado N. 4 ¿CUAL ES EL CARÁCTER DE LA GUERRA PROBABLE ENTRE HONDURAS Y EL SALVADOR” allí habíamos dicho que “rechazamos rotundamente cualquier plan de hacer una guerra de invasión contra Honduras”, pero al producirse e la realidad ese hecho, enmudecimos para no exponernos seguramente, no hay argumento capaz que pueda convencer seguramente a nadie, de que no actuamos como cobardes y oportunistas y lo que es peor, nos convertimos en cómplices de tanto crimen cometido en territorio hondureño y sobre la humanidad de hombres, mujeres, ancianos y niños, pues con nuestro silencio, realmente evadíamos la represión pero no podíamos seguir llamándonos comunistas, pues estábamos haciéndole el juego a las clases dominantes, no condenamos esos crímenes, guardamos un silencio absoluto y COMPLICE. Muy por el contrario todo nuestro argumento fue el siguiente:

“No es hora de que discutamos o enjuiciemos la guerra que se ha realizado, pero si es hora de pronunciarse con toda firmeza y claridad en contra de cualquier intento de la OEA, de intervenir en nuestro país, con tropas o sin ellas, norteamericanas o de otras naciones. El FUP condena esos intentos intervencionistas de la OEA y declara su disposición a oponerse resueltamente a ella si llegara a producirse.”

A esto se resumía nuestro cumplimiento a los planteamientos hechos muy seriamente en documentos de partido y a esto se resumía también el cumplimiento a nuestros principios. Es más, todavía de grandes vivos y aplicando la ya muy conocida “táctica” de aprovecharse de las contradicciones, quisimos hacer una lucha anti-imperialista; veamos a que se reducía esta lucha:

“La OEA después de observar una cómplice actitud en todo este conflicto, ahora, actuando de manera parcial amenaza con aplicar sanciones al país que van desde el rompimiento de relaciones diplomáticas hasta la intervención de tropas, si el gobierno no acata las disposiciones del Consejo Permanente de dicho organismo.

Saltándonos un párrafo con el siguiente sigue diciendo

“Por ello, en los actuales momentos en que el país es objeto de amenazas que incluso pueden desembocar, en la intervención armada de la Fuerza Interamericana de Paz FIP, la actitud unánime de los salvadoreños debe ser la de contestar con un rotundo NO A LA INTERVENCION y, en caso que se produzca la intervención de tropas extranjeras, debemos prepararnos a LUCHAR EN CONTRA DE LA AGRESION.

Estos dos párrafos han sido tomados del manifiesto de la Unión de Jóvenes Patriotas UJP, del julio 23 de 1969, organización influenciada directamente por nuestro partido.

Podemos ver con facilidad que se intenta hacer lucha anti imperialista, no hay duda ¿pero a base de que? No nos olvidemos que la OEA mandaba a que se retiraran las tropas hasta nuestros territorios, de no hacerlo así entonces se aplicarían las sanciones, y nosotros con los planteamientos que hacemos, damos la impresión de no querer nada con la OEA incluso si nos intervienen con las Fuerzas Interamericanas de Paz llamamos a dar nuestra sangre, ¿pero en base de que? Vuelvo a preguntar, la respuesta es, en la de no retirar las tropas o sea que le estamos haciendo el juego los sectores ultra-reaccionarios que querían convertir la guerra, ya no solo en guerra de agresión, sino en guerra de conquista, que bajo habíamos caído, apoyando nosotros esas pretensiones aunque digamos que no ha eso nos conducía nuestros planteamientos anti-imperialistas.

A quedado probado pues, que en determinados momentos abandonamos nuestros principios, que le hicimos el juego a los planes de la burguesía y que al final terminamos siendo arrastrados y dirigidos por ellos.

Es triste llegar a confirmar todo esto, pero es la realidad, sino fuera así, el pueblo los trabajadores tuvieran distinta visión de la realidad, fueran más receptibles y más rápidamente despertaran de la confusión y se aprestaran a la lucha contra la crisis económica que esta azotando en estos momentos sobre nuestras espaldas.

Concretamente y a mi juicio, el conflicto vino a demostrar muy duramente por cierto, que no tenemos un verdadero partido Comunista de vanguardia, que no tenemos suficiente capacidad de organización, que no tenemos capacidad de movilización, que no tenemos influencia en el pueblo y que además no tenemos un periódico para el pueblo, que le llegue permanentemente, que el frente obrero, frente que debería de ser el más consolidado es el que menos capacidad teórica y política tiene; también ha venido a demostrar que nuestro partido posee una dirección pequeño-burguesa que no esta ligada a las masas y que se bate a pura hipótesis y, hasta me atrevo a asegurar que algunos se encuentran acomodados pensando en su trabajo y no en la revolución; creo pues que para salir adelante, por lo menos debemos ponerle mucha atención al frente obrero, a los sindicatos a promover la discusión en ese frente y promover métodos de trabajo nuevos que pongan su atención en el proletariado de las fabricas, pero de verdad, darle toda la atención necesaria, a promover la discusión para que el partido tenga la participación de ideas, de todos sus miembros y realmente se convierta en un PARTIDO COMUNISTA, que en la elaboración de la línea para su trabajo, en la orientación, efectivamente participen las bases(su membresía) y no que sea elaborada exclusivamente por doctores en política que se baten a pura hipótesis y llegan a transformar el proceso para la elaboración de la línea o sea, ya no es de la base a la dirección si no al contrario, de la dirección a la base(ya no de abajo para arriba, sino de arriba para abajo.), dando como resultado un partido donde muchos miembros nos movemos al mandato u a la orden del dirigente, ya no nos molestamos en pensar, ni tampoco se recibe un estimulo para ponerse a hacerlo, no hay preocupación, pues se sabe que hay gente para eso, tampoco hay preocupación por hacer avanzar la REVOLUCION, pues se cree que la dirección es la obligada a eso; urge poner a trabajar a nuestro partido, para que trabajando se robustezca y consolide LUCHANDO, eso vendrá a demostrar que todo aquel militante que no se forje en el trabajo en la lucha, no será un buen militante ni llegara a ser nunca UN COMUNISTA.

OCTUBRE 11 DE 1969
Claudio.

EL SALVADOR: LA RESISTENCIA AL PROYECTO GLOBALIZADOR NEOLIBERAL

EL SALVADOR: LA RESISTENCIA AL PROYECTO GLOBALIZADOR NEOLIBERAL 23-abril-08

El aspecto principal de la realidad política salvadoreña en los últimos quince años ha sido la resistencia popular al proyecto globalizador neoliberal. Cada día de estos tres lustros han estado acompañados por movilizaciones y protestas de diverso nivel y en diferentes sitios. Estas acciones populares con distintas banderas de lucha son un claro signo de rebeldía.

La derecha se fortalece

En 1989 inicia el proceso de implantación de un modelo neoliberal con la llegada del primer presidente de ARENA, Alfredo Cristiani. Ese mismo año se produce la mayor ofensiva guerrillera del FMLN, la cual acelera la solución política a un largo conflicto armado de 12 años. Ambos procesos dejaron una profunda huella en el horizonte político del país.

Y ambos procesos se inter-relacionaron. Por una parte, la finalización del conflicto armado en enero de 1992, por medio de un acuerdo nacional que marcó el fin de la dictadura militar, vino a darle un impulso mayor al proceso de privatizaciones de la emergente oligarquía financiera y por otra parte, las privatizaciones contribuyeron a enriquecer a los grupos empresariales enquistados en el estado.

La derecha empresarial aglutinada en el partido Alianza Republicana Nacionalista, terminó la guerra con un mayor peso político, ya que los militares fueron forzados a abandonar el barco del estado, y ARENA llenó ese vacío. La desaparición de la dictadura militar como sistema de dominación política les ha obligado a afinar sus mecanismos ideológicos.

Y esto le obligó a la derecha a ampliar su influencia en el campo ideológico por medio de modernizar los medios de comunicación, en especial la televisión. Uno de sus principales logros ha sido impactar en la mente de los sectores más pobres, por diversos medios, incluso iglesias alienantes, y espectáculos artísticos y deportivos saturadores y escapistas.

Además, crear sus propias universidades y neutralizar a la Universidad de El Salvador; crear sus propias iglesias de naturaleza evangélica y neutralizar a los sectores progresistas de la Iglesia católica Romana; crear sus centros de investigación social con sus intelectuales, y afinar su instrumento político convirtiéndolo en una poderosa maquinaria electoral, que lleva ya ganadas cuatro elecciones presidenciales.

La izquierda construye un poderoso partido político

Por otro lado, la izquierda aglutinada en el Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional, logró convertir su presencia popular y poderío militar acumulado antes y durante la guerra, en una significativa fuerza política, con una fracción legislativa importante y el control municipal de las principales ciudades del país, incluida la capital.

La docena de campamentos y áreas de influencia guerrillera de los años ochenta se convirtieron en los noventa en el control de parte significativa del poder político. El FMLN no esta en el ejecutivo pero es una poderosa fuerza política nacional. Y la izquierda tiene un peso considerable en la cultura política del país. Centenares de banderas rojas ondean en los principales parques del país y el rostro y pensamiento de Schafik Handal, líder emblemático del FMLN, fallecido en el 2006, este presente en múltiples formas en todo el país.

Aunque este crecimiento y la construcción del FMLN como partido político, con sus responsabilidades y presencia en el Congreso y municipios, afectó fuertemente la situación del movimiento popular y social, el cual fue debilitado nuevamente, antes lo había sido en 1981 para integrar los mandos guerrilleros y a partir de 1994 lo fue para integrar los mandos municipales y legislativos. Y fueron los cuadros históricos de la izquierda, surgidos del movimiento social, los que asumieron este rol. Y el movimiento popular y social se debilitó ya que la apuesta desde 1994 fue por el poder legislativo y municipal.

Por otro lado, el esfuerzo de la derecha por destruir o desplazar al FMLN como alternativa política del país ha fracasado. La tendencia del FMLN es a fortalecerse, pero debe reconocerse que no ha logrado hasta ahora una acumulación que le permita arrebatarle el poder ejecutivo a la derecha, lo que le permitiría impulsar transformaciones que permitan el desmontaje del modelo neoliberal. Las elecciones presidenciales del 2009 son clave para dar este salto de calidad.

Dos proyectos que siguen enfrentándose

En la actualidad, estos dos proyectos históricos, el popular y el oligárquico, continúan luego de quince años, disputándose el corazón y la mente de los salvadoreños y salvadoreñas, enfrentándose en los terrenos político electoral pero también en lo religioso y cultural en general.

Es la búsqueda de la elusiva hegemonía sobre los sectores populares que garantiza el control del poder político en estos nuevos tiempos, en que la represión es dosificada y no sistemática. Y la dominación se ejerce más por medio del control ideológico que de la represión.

Existe un equilibrio estratégico entre la izquierda y la derecha en el plano electoral, con la tendencia a ser superado por el FMLN mediante la conquista de la presidencia en el 2009.

La contradicción principal en esta etapa es entre la fracción de la burguesía vinculada a las finanzas y el comercio en estrecha alianza y dependencia del capital internacional, la cual logró desplazar a los sectores industriales y agrarios, golpeados por el conflicto armado, y la inmensa mayoría de la población salvadoreña, incluyendo a una tercera parte que ha sido enviada como fuerza de trabajo al exterior; incluyendo también a sectores industriales y agrarios, a medianos y pequeños empresarios, profesionales, y el fuerte sector de trabajadores de la economía informal. La guerra modificó profundamente la estructura social y económica, cultural y política.

El agotamiento del modelo neoliberal

A quince años de la firma de los Acuerdos de Paz presenciamos el agotamiento del modelo neoliberal implantado desde 1989, y fortalecido a partir de 1992. En este periodo se registra la dolarización de nuestra economía y posteriormente la compra por la banca internacional de nuestros principales bancos. El Banco Salvadoreño es hoy el HSBC.

Los grupos financieros locales se ven forzados a convertirse en socios menores de las grandes corporaciones financieras internacionales. El modelo garantiza inmensas ganancias pero a la vez crea inmensas desigualdades y un deterioro crítico del nivel de vida de la población, lo que a su vez alimenta la protesta social.

Es una situación paradójica de una economía consumista en una sociedad empobrecida. Y esta es una mezcla explosiva. La gente lucha en las calles para sobrevivir a esta embestida de la globalización neoliberal. La gente lucha y gradualmente descubre que si la explotación es global la resistencia también tiene que serlo. Y surgen las redes de la rebeldía y la protesta. Seattle es la chispa que encendió la pradera, que sigue sin apagarse. Y arde en Ahuachapan y en Sonsonate, en Usulután y en Chalatenango. Y ardera en todo el país a su debido tiempo.

Por otra parte, la emigración masiva hacia USA y la quiebra provocada de la agricultura modificaron la estructura social debilitando al movimiento sindical y campesino. Hoy el sector informal del comercio y las comunidades pasan a jugar un papel destacado en las luchas populares. Hoy tenemos trabajadores emigrantes de Nicaragua y Honduras que son discriminados y explotados en las áreas rurales.

Un escenario internacional favorable

La dinámica internacional que comprende la casi segura derrota de la ultraderecha republicana en la presidencia de USA, el empantanamiento de las tropas intervencionistas estadounidenses en Irak y Afganistán; la crisis inmobiliaria que esta afectando ya otras áreas de la economía de Estados Unidos; el aumento galopante del precio internacional del petróleo, son elementos que crean condiciones favorables para el avance de las luchas populares por la democracia y la justicia social. Y en América Latina, para el surgimiento de gobiernos comprometidos con cambios y alejados del modelo neoliberal. Paraguay es el último ejemplo de esta tendencia.

Hacia el triunfo del FMLN en el 2009

La figura de Mauricio Funes ha venido a estremecer el panorama político salvadoreño y a inclinar la balanza electoral hacia un triunfo del FMLN en el 2009, lo cual abriría una nueva etapa en el desarrollo del país. Hay un sector del capital que considera incluso saludable este cambio, pero otro sector que se resiste a ver desaparecer los beneficios que obtiene por el control del ejecutivo. Este último sector incluso amenaza con revertir el acuerdo político logrado en 1992.

Por otra parte, el movimiento social no se repone de la desmovilización ideológica provocada por los Acuerdos de Paz, y si bien es cierto que hay avances, los niveles de organización, unidad y movilización no corresponden al nivel crítico en que se encuentra la crisis nacional. Se necesita mayor nivel de organización y lucha para cambiar la correlación de fuerzas a favor de los intereses populares. Mientras no tengamos un movimiento popular en las calles la derecha nos seguirá golpeando con aumentos en el pan, el gas propano, el transporte y únicamente asimilaremos estos golpes. Debemos mejorar nuestra capacidad de respuesta como movimiento social.

La lucha contra las privatizaciones, por el agua, por una vivienda justa, por aumento salarial para enfrentar el alto costo de la vida, por ampliar las libertades democráticas, y fundamentalmente la lucha por desplazar a la derecha del poder político han sido los escenarios principales de los últimos quince años.

Los próximos meses serán de agudo enfrentamiento entre estos dos proyectos históricos: el oligárquico-financiero-imperialista y el popular democrático. El bloque que impacte con su mensaje en la población garantizara ya sea la continuidad de l sistema o su ruptura y el tránsito a un nuevo tipo de sociedad. Ese es el desafío que tenemos, derrotar a la derecha con la movilización popular. Y lo haremos.

Sobre Raúl Reyes

Gilberto López y Rivas
El comandante Raúl Reyes era un hombre afable y modesto, un revolucionario congruente y convencido de la justeza de su causa que fue forzado a transformarse de dirigente sindical en comandante guerrillero por el terrorismo de Estado puesto en práctica por los gobiernos colombianos oligárquicos, en estrecha colaboración subordinada con Estados Unidos. Su historia como sobreviviente de la lucha legal en la sociedad civil colombiana es la de miles de sus compatriotas que han trastocado drásticamente sus vidas ante la cerrazón y la violencia estatal narcomafiosa, de cuyas estructuras castrenses se integran los grupos paramilitares que cometen un comprobado y documentado genocidio de crueldad inusitada contra el pueblo colombiano.
Raúl cumplía a cabalidad su papel de relacionador público de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), como responsable de su comisión internacional. Él fue quien en enero de 1999 invitó al entonces senador Carlos Payán y a quien escribe –como miembros de la Comisión de Concordia y Pacificación– a ser testigos de la firma inicial del, en ese momento, prometedor proceso de paz entre las FARC y el gobierno del presidente Andrés Pastrana, en San Vicente del Caguan, Caquetá.

En esa ocasión, varios invitados de distintas partes de América Latina tuvimos la oportunidad de conversar con la dirigencia máxima de las FARC, incluyendo al comandante Reyes. Guardo en la memoria su grata presencia, su entusiasmo vital y la sencillez de su trato, así como la franqueza de sus respuestas a interrogantes, dudas e incluso cuestionamientos sobre la política de su organización en varios temas capitales en los que no coincidíamos necesariamente.

En una carta fechada el año pasado, Reyes me manifestaba premonitoriamente: “La condiciones de la guerra que sostenemos en Colombia contra el régimen de la oligarquía y el imperio, así como la persecución encarnizada contra nuestros representantes en el exterior, nos dificultan hacer llegar nuestras propuestas políticas y visiones sobre el conflicto social y armado que desangra a nuestro pueblo desde hace más de cuatro décadas… Las pretensiones del imperio y del gobierno narcomilitar de Álvaro Uribe de aislarnos y difamarnos ante la opinión pública internacional no pueden triunfar”.

Para los servicios estadunidenses y colombianos de inteligencia era archisabido que Reyes cumplía el papel de negociador con muy diversos actores políticos, con el propósito de lograr el acuerdo humanitario de intercambio de prisioneros entre las FARC y el gobierno colombiano. El sicario del imperio, Álvaro Uribe, conocía perfectamente de los contactos que el comandante Reyes mantenía con enviados del presidente francés Nicolas Sarkozy para lograr la pronta liberación de la ciudadana franco-colombiana Ingrid Betancourt y 12 rehenes más. Las FARC reconocen, en un mensaje reciente, que ésa era la misión de Reyes al momento del ataque. Por ello, el artero asesinato del jefe guerrillero y sus compañeros en territorio de Ecuador constituye no sólo la violación de la soberanía de este país y un crimen de guerra que internacionaliza peligrosamente el conflicto interno, sino también un ataque directo a la realización del intercambio de prisioneros. Se trata de una operación premeditada y efectuada con alevosía y ventaja que muestra al desnudo la catadura moral de Uribe, su desprecio por el derecho internacional y la decisión de él y sus cómplices estadunidenses de no consumar dicho acuerdo humanitario.

La masacre de los guerrilleros se realizó mientras dormían y sin mediar combate alguno. Después del ataque aéreo desde el sur, esto es, desde el interior del territorio de Ecuador, muchos fueron rematados en el terreno por comandos transportados en helicópteros, quienes llevaron a Colombia el cadáver del guerrillero como un macabro trofeo de guerra, y supuestamente unas computadoras portátiles milagrosas –que resisten bombardeos y ametrallamientos– y que contenían todo tipo de documentos “comprometedores” que serán la fuente inagotable de acusaciones de los voceros colombianos, en particular de Uribe y el controvertido jefe de la Policía Nacional, Oscar Naranjo.

La matanza de los militantes de las FARC, por la forma de su realización y sus características técnico- militares, logísticas, de inteligencia (que incluyen la ubicación de las coordenadas geográfico-espaciales del campamento guerrillero, en la provincia amazónica de Sucumbíos) fue seguramente ordenada y dirigida por personal de Estados Unidos, y guarda grandes semejanzas con los operativos de terrorismo de Estado que Israel lleva a cabo para asesinar a dirigentes palestinos y libaneses. Es conocido, por cierto, que Israel vende asesoría especializada y sofisticados equipos para la guerra sucia a los gobiernos represores en el mundo, con la anuencia y complacencia de sus aliados estadunidenses.

La violación de la soberanía ecuatoriana y el homicidio de Reyes y sus compañeros buscan una peligrosa regionalización del conflicto colombiano, con el objetivo de desestabilizar los procesos democráticos y revolucionarios en Bolivia, Venezuela y en el propio Ecuador. Ante los fracasos político-militares de Bush en Irak y Afganistán y en el umbral de elecciones presidenciales en su país, el imperio pretende crear las condiciones para abrir un frente de guerra en el sur de nuestro continente, a través del gobierno de Colombia.

Mi solidaridad y apoyo a quienes marcharon el día de ayer en favor de la paz con dignidad, justicia, libertad y democracia y contra el terrorismo de Estado en esa nación hermana.

Informe del CC del PCS al VI Congreso de agosto de 1970

INFORME DEL COMITE CENTRAL AL VI CONGRESO EXTRAORDINARIO DEL PARTIDO COMUNISTA DE EL SALVADOR.

SAN SALVADOR, AGOSTO DE 1970

Camaradas:

A un año de distancia del VI Congreso Extraordinario, el C.C. presenta a la Base del Partido el informe presentado en aquella oportunidad, con sus reformas y conclusiones, en las hist6ricas deliberaciones de aquel Congreso.

Conjuntamente a lo negativo de la tardanza en la presentación del informe, este lo positivo de su conveniencia, pues estamos en vísperas del VII Congreso Ordinario en el cual se dará solución a las resoluciones contenidas en el VI Congreso Extraordinario. Se considera positivo refrescar en nuestras mentes los viejos problemas perjudiciales; de forma que vayamos al VII Congreso con un renovado panorama, del cual servirnos adecuadamente, a fin de elevar al Partido a la altura de verdadera vanguardia.

Lenin nos enseña que: no debemos envanecernos en los triunfos ni desmayar en las derrotas. Como verdaderos marxistas-leninistas evaluar nuestros errores para, con mayor entusiasmo y empuje combatir en los dos frentes: el interno y el externo.

La agudización de la crisis general del capitalismo esta llegando al estado de la fiera herida, en el cual su ferocidad se acrecienta. La oligarquía salvadoreña, como parte de la jauría capitalista mundial empieza a dar zarpasos. La violencia del enemigo la afronta el Movimiento Comunista Mundial, del cual es parte el P. C. S. Alineémonos en pie de combate. Para ello preparémonos para responder como destacamento de vanguardia, elevando nuestra capacidad de soldados del Movimiento Comunista Mundial. (…)

Hubo que tomar medidas de protección y de distracción del enemigo, contra posibles ataques a secciones vitales del Partido por las infidencias del traidor incrustado en la organización. Las discusiones preparatorias del informe del Comité Central al Congreso se retrasaron también en la dirección, aun cuando a partir de octubre se desarrollaban a toda plenitud. Se traslada así tentativamente la fecha del Congreso para el mes de abril de 1969.

3. Pese a que se habían tomado serias medidas para el estudio de los documentos en las células, éstas se retrasaron y tardaron en mandar sus opiniones, sugerencias y propuestas, cosa que dificultaron hacer la redacción final de los documentos con la anticipación que el caso exigía. Ante esta situación, el Comité Central consideró que era mejor posponerlo para el mes de agosto (1969). Sin embargo, el Congreso no pudo realizarse para entonces en vista del desencadenamiento del conflicto con Honduras. Luego, vinieron las discusiones internas sobre la actuación del Partido durante el conflicto y la particular situaci6n que se creó a partir de entonces, pospusieron el Congreso una vez más.

4. En noviembre de 1969, sin embargo, ante la imposibilidad de realizar a corto plazo el Congreso ordinario tal como se ambicionaba y en vista del mayor desmejoramiento de la capacidad de la dirección, la Comisión Política acordó por unanimidad proponer al Comité Central convocara a la mayor brevedad la celebración de un Congreso Extraordinario, con la exclusiva intencionalidad de elegir un nuevo Comité Central que estuviera más a tono con las necesidades del Partido y con las tareas de éste ante las masas, y que pudiera organizar como se debe la realizaci6n del Congreso ordinario, al que correspondería la aprobación de nuestro programa y la elaboración de la línea general del Partido. Cuando los preparativos se conducían hacia esta meta, se sucedieron los siguientes hechos:

A. El c. Saúl comenzó a levantar la idea de que el Congreso como máxima autoridad del Partido que es, puede introducir virajes en la 1ínea política aun cuando no hubiera sido convocado con ese propósito: “Si el Congreso quiere, lo puede hacer”, razonaba.

B. Saúl propuso también que el Congreso debiera estar integrado así: los asistentes a los plenos ampliados últimos (balance sobre el conflicto con Honduras), más diez delegados de la Juventud, todos con derecho a voz y voto. 2) 0 bien así: asistentes al Pleno ampliado, más un delegado por cada célula, más diez delegados de la juventud: todos con derecho a voz y voto.

C — Saúl propuso también se reformara el artículo 14 de los estatutos contiene los requisitos para ser miembro del Comité Central, bajando a dos años el requisito de militancia activa en el Partido para ser miembro del Comité Central, en vez de tres años como dice el estatuto vigente. Esta moción era contraria a la de la Comisión de Congreso, de la que é1 formaba parte, que proponía se aumentara a cuatro años el mencionado requisito.

Examinemos esas propuestas:

A. La propuesta primera (sobre el viraje de la línea) está reñida con lo dispuesto por los estatutos que en el artículo 42 establecen el procedimiento para la elaboración de los documentos, en los que se expresan la línea política del Partido.

Art. 42 “….El orden del día y los materiales y proyectos del mismo deberán ser elaborados por el Comité Central y después de haber sido aprobados por éste serán entregados a las organizaciones de base, por lo menos con tres meses de anticipación, para que puedan ser conocidos y discutidos ampliamente por todos los militantes del Partido.

“El Comité Central tendrá la obligación de recoger y sintetizar las opiniones y sugerencias de las bases, fruto del estudio y discusión de estos materiales, y de darlos a conocer al Congreso, para que los acuerdos del mismo, sean el resultado del esfuerzo creador de todo el Partido”. (Subrayados nuestros).

B. La propuesta segunda (sobre la integración del Congreso), es anti-estatutaria. E1 artículo 41 dice expresamente: “El Congreso del Partido es su más alta autoridad y se integra con los miembros del Comité Central y con los delegados electos por las células, de acuerdo con una proporción acordada por el Comité Central. Podrán asistir los candidatos a miembros del Comité Central y otros invitados con voz pero sin voto.”

Esta propuesta además estaba íntimamente vinculada con la primera, pues pretendía lograr una integración del Congreso adecuada a sus objetivos y en el que, según esperaba Saúl, los delegados de la Juventud podrían hacer fuerte presión atraídos emocionalmente por una línea de lucha armada a corto plazo.

Llamó la atención también que Saúl hubiera cambiado tan pronto de criterio sobre algunas cuestiones básicas en cuanto a las relaciones entre el Partido y la Juventud, pues hasta hacía pocas semanas exigía la calidad de miembro del Partido para ser miembro de los órganos de dirección de la Juventud, la militancia de esos compañeros en células del Partido y la absoluta supeditación de la Juventud al Partido. Ahora proponía que miembros de la Juventud, sin ser miembros del Partido, asistieran al Congreso de
este como delegados con derecho a voz y voto y decidieran sobre su línea general.

B. La tercera propuesta de Saúl (reforma al Art. 14) era la culminación del plan. No sólo proponía introducir viraje desconocido a la línea del P. a espaldas de éste, apoyándose en una composición del Congreso que –según sus cálculos-le sería favorable, sino que también aspiraba a llevar al Comité Central a personas de su grupo, que no tenían tres años de militancia como los miembros de la Base FRANK PAIS, Claudio y otros.

Ante esas evidencias, que vinieron a descubrir las intenciones perseguidas por los que a esas a1turas ya formaban un grupo fraccional que se refugiaban en el manto de “abanderados de la lucha ideológica” el Comité Central en su reunión del 6 de diciembre de 1969, decidió no convocar el Congreso extraordinario propuesto y se pronunció por realizar el Congreso ordinario, cumpliendo con las exigencias estatutarias para el caso. Resolvió asimismo, disolver la Comisión de Congreso que venía funcionando y encargó a la Comisión Política la responsabilidad de garantizar que los
trabajos preparatorios del Congreso culminaran en la fecha prevista, encargando la redacción del informe del Comité Central por partes a distintos compañeros responsables de las Comisiones Nacionales, con el fin de que éstas tuvieran oportunidad de vertir en él sus experiencias.

Vino entonces la agudización de las discusiones en la Comisión Política y el Comité Central con motivo, de la decisión de participar o no en las elecciones de comienzos de año; y luego vino la actividad fraccional organizada, con sus publicaciones y su trabajo en las filas del Partido y de la Juventud, y consiguientemente la mayor agudeza en la polémica dentro de los organismos dirigentes del Partido. Hubimos de concentrar atención y trabajo la campaña electoral. En tales condiciones y dentro del marco de un Comité Central, una Comisión Política y un Secretariado deteriorado de sus capacidades, el Congreso tampoco pudo realizarse en la fecha prevista.

Después de la renuncia de Saúl, que venía a unirse a la renuncia colectiva de los miembros de la célula FRANK PAIS, el Comité Central debió enfrentar la tarea de defender al Partido y a la Juventud de las pretensiones de dominación de parte de los fraccionalistas y al mismo tiempo acordó realizar redoblados esfuerzos para rea1izar el Congreso ordinario, pero la práctica demostró que la capacidad del Comité Central y su autoridad habían sido más deterioradas aun por la lucha fraccional, y que no se encontraba en condiciones de dar cumplimiento a la tarea del Congreso. Fue así como se decidió retornar a la idea de realizar un Congreso Extraordinario con el propósito exclusivo de elegir un nuevo Comité Central, una de cuyas tareas centrales e inmediatas tendría que ser la realización pronta del Congreso y la reforma de los Estatutos.

En rea1idad hay ya bastante trabajo documental adelantado para la realización del Congreso ordinario. Algunos de esos documentos son conocidos ya por el Partido. Nos referimos a las tesis para nuestra línea general, a los proyectos de programa general y de programa agrario, al proyecto de reforma a los Estatutos. Sólo falta elaborar el informe del Comité Central, dentro del cual se contendrían las mencionadas tesis, y las tesis relacionadas con el trabajo político-militar del partido, sobre las que ya hay documentos que serán entregados al nuevo Comité Central.

5. Finalmente, es preciso reconocer de manera autocrítica, que junto a todas las causas apuntadas como trabas que han imposibilitado la celebración del VI Congreso ordinario del Partido, también se encuentra una buena parte de responsabilidad del Comité Central que no ha realizado un trabajo de preparación del Congreso persistente y sostenido.

CARACTERISTICAS DE LOS ORGANOS NACIONALES DE DIRECCION

Los organismos de dirección nacional fueron reestructurados en el V Congreso de acuerdo a los nuevos estatutos. Sin embargo, algunos de los vicios que se arrastraban desde hacia muchos años no fueron superados completamente en los nuevos organismos, lo que trajo con el tiempo, deformaciones cada vez más marcadas que incidieron en su trabajo y en las debilidades de todo el Partido.

1. El Comité Central tal como fue integrado por el V Congreso representaba en ese momento el conjunto de los mejores cuadros del Partido y daba al organismo cierta representatividad y amplitud. Los nuevos miembros constituían aproximadamente el 60%, varios de los cuales llegaron con deseo de trabajar y responder a la confianza depositada en ellos por el Partido. El resto de sus componentes eran todos los miembros del Comité Central anterior que constituían la parte más experimentada de la nueva dirección nacional, Exceptuando a dos camaradas, el resto de ellos quedó integrando la Comisión Política del Comité Central.

El nuevo Comité Central tenía a su favor grandes ventajas, así como importantes desventajas. Una adecuada política de formación de cuadros hubiera producido en un plazo prudencial, un cambio cualitativo notable en la capacidad de dirección de los órganos nacionales del Partido, sin embargo, la ausencia de un método adecuado en el que se aprovecharan los rasgos positivos de los nuevos miembros del Comité Central, junto a la experiencia de los dirigentes más antiguos, se interpuso a lo que pudo llegar a
ser un paso más acertado dado por el Comité Central electo por el V Congreso.

En un comienzo, se hizo esfuerzos por planificar, distribuir y controlar el trabajo del Comité Central y efectivamente se elaboraron planes a corto plazo y en algunos aspectos también a largo plazo: se distribuyeron las responsabilidades y se organizaron varias de las principales comisiones nacionales; sin embargo, después se abandonó el trabajo planificado y el control del mismo. Por otra parte se fue progresivamente concentrando atribuciones en pocos compañeros, en la medida en que éstas no eran cumplidas por quienes fueron sus encargados. El fenómeno se produjo por no haber hecho serios esfuerzos por redistribuir las tareas tomando provisiones, para asegurar el desarrollo de los cuadros a fin de que se mantuviera la organización inicial. También al principio, y en vista de los considerables desajustes en la capacidad y el nivel teórico de los componentes del Comité Central se tomaron medidas para ayudar al desarrollo de todos los miembros de ese organismo, pero no fueron persistentes tales esfuerzos y desaparecieron, sin conseguir sus propósitos más que muy relativamente. Así se crearon condiciones para que prosiguieran con plena vigencia errores anteriores en métodos de
dirección y estilo de trabajo. Dio base para que proliferaran durante un largo período, deformaciones y vicios como los que se apuntan en este informe. También influyó para que los evidentes desajustes en la capacidad y nivel teórico de los miembros del Comité Central persistieran.

Con el correr del tiempo, varios miembros desmejoraron notablemente y en algunos casos ha habido francas defecciones (Benjamín y César) Los cargos y responsabilidades que se han encomendado a varios del Comité Central no han sido atendidos con responsabilidad e incluso, algunos compañeros abandonáronlas (Julio, Chano, Eusebio, Memo). En más de un caso, el deterioro de la actividad de otros camaradas no se ha debido a irresponsabilidad o a falta de espíritu o voluntad de entrega, sino que ha sido consecuencia natural del desmejoramiento de su salud. E1 fallecimiento de dos de sus miembros redujo el número de componentes del Comité Central (Aníbal y Fidel). También se da el caso de compañeros que gradualmente han venido perdiendo su sensibilidad por los problemas del pueblo, han disminuido su espíritu de sacrificio y desmejorado incluso su militancia de base, a tal grado que en sus células están en entredicho, siendo fuente continua de mal ejemplo para los miembros de base.

Si bien el Comité Central siempre ha adolecido de serias debilidades, su situación se agravó al extremo en los últimos meses. A estas alturas de los problemas nacionales y del Partido; sus miembros actúan con gran superficia1idad en dicha tarea primordial; no se preparan a conciencia para las discusiones; o simp1eente se agregan a las opiniones de otros compañeros. En ese estado no es extraño que tanto documentos como soluciones políticas estén plagados de debilidades, así como de serios errores, como los que la dirección ha venido cometiendo en los últimos dos años.

Es preciso hacer notar que la mayoría de los miembros del Comité Central no se preocupan por su elevación ideológica y no existen en ellos la práctica del estudio individual. Eso unido al desligamiento del trabajo de masas por parte de buena proporción de ellos y al hecho de estar concentrados la mayoría de miembros en la ciudad capital, ha creado una base objetiva para profundos desajustes en las
interpretaciones y enfoques entre unos y otros miembros del Comité Central.

2. Los fundamentos de la Dirección colectiva han sufrido serios perjuicios en la mayor parte del tiempo que ha durado la gestión del Comité Central que hoy rinde este informe.

El Secretario del Comité Central se constituyó en el centro de dirección política y administrativa del partido, concentrándose en él casi todos los atributos de dirección, con excepción de aquellos que claramente corresponden al Comité Central y al Congreso. En este terreno, sustituyó prácticamente a la Comisión Política en algunas de sus funciones de dirección, con lo cual se contribuyó a que dicho organismo no haya ocupado durante considerable tiempo el papel que le correspondía jugar.
En tal situación se desarrollaron deformaciones tales como las siguientes: a)la membresía del Partido se acostumbró a considerar como dirigentes casi exclusivamente a los miembros del Secretariado (Saúl, Emilio, Pablo, Bobby): b) los nuevos cuadros de dirección se vieron despersonalizados y no encontraron las condiciones para el desarrollo de su personalidad como dirigentes; c) no hubo una actitud correcta hacia la crítica en la dirección y tampoco se estimuló el ejercicio de este principio por la base del Partido.

Tal panorama estuvo vigente hasta los primeros meses de 1968, año en que hicieron crisis las discrepancias ideológicas en el seno del Secretariado y tuvo por la fuerza de las circunstancias que trasladarse los problemas para ser ventilados en la Comisión Política, a partir de entonces el Secretariado ha venido siendo cada vez más un organismo administrativo que no interfiere en las tareas de la Comisión Política. También se ha verificado cambios en su composición: la primera en noviembre de 1968 cuando se sustituyó uno de sus originales miembros; la última fue en ocasión de la renuncia de Saúl del cargo de Secretario General a principios de abril del presente año.

En los últimos tres meses, el Comité Central confió al Secretariado la función de coordinar el trabajo de la dirección del Partido, en vista de que no consideró necesario elegir un sustituto del renunciante. Es así como los miembros del Secretariado son los
que colectivamente han tomado en sus manos esa labor de coordinación que es específica al Secretario General.

3. Como se indica más arriba, el irrespeto de las normas de la dirección colectiva y la suplantación por el Secretariado, de las funciones de la Comisión Política, determinaron que la Comisión Política durante casi cuatro años no haya jugado su papel de dirección política del Partido. A esto hay que agregar que no todos sus componentes se entregaron de lleno con entusiasmo y responsabilidad al desempeño de sus obligaciones.

Durante el último período de dos años la Comisión Política desde el punto de vista de sus atribuciones ha jugado su papel, sin existir obstáculos que le minaran su autoridad y papel.

Las debilidades de la Comisión Política están referidas a su pobre capacidad de dirección política, que es expresión del mal general por el que atraviesa toda la dirección del Partido. La deficiencia de la Comisión Política se agrava con el hecho de que sólo e 50% de sus miembros trabaja a tiempo completo en las tareas del Partido.

4. La excesiva centralización, la ausencia de una clara política de cuadros, la falta de responsabilidad de muchos compañeros, los malos métodos de trabajo han impedido la formación de Comisiones auxi1iares del Comité Central estables, consolidadas y eficientes. Esta es una de las mayores debilidades del Partido, puesto que las Comisiones son un eslabón indispensable para la racional distribución del trabajo, para la preparación y desarrollo de los cuadros y para impulsar el trabajo del partido. También el funcionamiento de buenas comisiones junto con una adecuada coordinación y armonización de su trabajo evitaría el trabajo doble y vació, así como el despilfarro de recursos materiales y humanos.

En los seis años que han corrido desde que se celebró el V Congreso se ha hecho algunos esfuerzos por crear las comisiones indispensables del Comité Central, pero a estas alturas únicamente funcionan cuatro: organización, Rural, Sindical, C. M. que no son un modelo de funcionamiento, capacidad y eficacia, pero que pueden llegar a serlo en un relativo corto plazo. El trabajo de propaganda ha conseguido mejorarse, pero camina con retraso la formación de la comisión respectiva.

5. En lo que se refiere a la Secretaría General, en ningún momento ha jugado a cabalidad su papel de coordinación de la actividad de las distintas comisiones del Comité Central y sus miembros. La falta de claridad sobre el significado de este cargo y la abundancia del estilo artesanal del compañero Saúl, fueron los factores principales que incidieron a ello.

6. En su actividad, los organismos de dirección han practicado un estilo de trabajo impropio, del cual se destacan los siguientes rasgos más característicos:

a) La ausencia de una seria planificación y control estricto del trabajo que se ha realizado, rindiéndole un extraordinario culto a la espontaneidad, sin objetivos claros, sin fijación de planes ni plazos. Esta práctica ha sido lesiva puesto que no permite ver las proyecciones generales del trabajo del Partido, se presta a bandazos, a la improvisación y al desperdicio de recursos humanos y materiales. Es muestra del predominio de los métodos y concepciones artesanales en el trabajo.

b) Ha estado ausente la comunicación e identificación constante de los organismos de dirección con las células, tanto para ganar a la base en la aplicación de la línea del Partido, como para informar a la membresía del desenvolvimiento de las tareas de la organización en su conjunto. También para recibir de las bases la información sobre la situación d las masas, de su estado de ánimo y recibir criticas y opiniones de los miembros del partido. Esta falla en la aplicación de elementales normas del centralismo democrático –el abuso del excesivo centralismo- ha traído constantes reclamos de las células que exigen ser escuchadas y tener participación en las discusiones de importantes problemas de la aplicación de la línea general.

c) El liberalismo también ha estado presente en los órganos de dirección nacional, al sustituir la crítica y la vigilancia revolucionaria por la complacencia, el amiguismo, la tolerancia, tanto ante la conducta personal, como en el cumplimiento de las tareas partidarias y errores de los miembros de dirección así como de base.

d) Uno de los elementos que más han perjudicado el trabajo de la dirección son las discusiones, a veces intrascendentes, continuadas, sobre los mismos problemas que volvieron a estos organismos en “círculos de discusión.” Desligados del trabajo práctico y a espaldas del Partido que ha ignorado por mucho tiempo lo que en las “alturas” venía sucediendo. Tal estilo se desarrolló ante todo en el Secretariado y la Comisión Política., no así en el Comité central que tardíamente conoció de las discrepancias postergadas indefinidamente. Ello es el resultado de los malos métodos utilizados en la discusión y del afán de hacer prevalecer la propia opinión a toda costa; en creer que siempre se tiene la verdad y que no puede haber equivocación en las propias opiniones. También ha sido producto de la subestimación de la importancia de mantener y profundizar la lucha ideológica en el seno de todo el Partido.

7. La excesiva centralización ha sido el elemento más dañino habido en la dirección del Partido. Esto produjo un enorme grado de influencia y poder de decisión, sobre los más diversos problemas, entre los miembros del Secretariado del Comité central, lo que al desarrollarse, ha causado serios daños al Partido y a los propios compañeros, así como al desarrollo de otros cuadros en formación.

La exagerada centralización consolidó un fenómeno lesivo a la dirección colectiva y que denominamos departamentalismo, con lo que se trata de explicar la incorrecta práctica de que un sólo camarada centralizaba gran cantidad de las más diversas tareas: abiertas y secretas, internas y externas, disponiendo este compañero de crecido número de cuadros de dirección nacional e intermedia y de activistas, lo mismo que de gran cantidad de medios materiales y económicos.

En este medio florecieron métodos de dirección incorrectos, absolutistas y personalistas, alejados del estilo camaraderil. Los cuadros de dirección nacional e intermedia no se desarrollaban como dirigentes con sus propias responsabilidades, sino desempeñaban en
la práctica, el papel de “ayudantes” del compañero que estaba al frente de tal departamento.

Este fenómeno, debe ser examinado como efecto de determinadas causas colectivas e individuales, materiales y subjetivas, sociales e ideológicas y en ningún momento atribuirlo al deseo de uno o de un grupo de compañeros por crear esas situaciones. El Partido está en el deber de estudiarlo con detenimiento y profundidad para sacar las enseñanzas necesarias a fin de erradicar esos vicios que han lesionado gravemente su dirección colectiva y han dado origen a determinados métodos de dirección y estilo de trabajo no leninista.

BALANCE PANORAMICO DE LA APLICACION DE LA LINEA TRAZADA POR EL V CONGRESO

Corresponderá al próximo Congreso ordinario rea1izar un balance profundo de la aplicación de la línea aprobada por el V Congreso. Sin embargo, será electo un nuevo Comité Central y es necesario que el actual, electo en el V Congreso, presente aunque sea un informe panorámico de sus trabajos por llevar a la práctica los acuerdos de este, que es del cual recibió su mandato.

1. Entre otras, de las tareas planteadas por el V Congreso se destacan tres por su importancia:
A- Desarrollar la lucha de masas en sus múltiples formas.
B- Preparar los instrumentos orgánicos para la lucha armada.
C- Impulsar la construcción del Partido y su crecimiento numérico.

La orientación fundamental que trazó el V Congreso fue la de ligar el desarrollo del Partido, de la Juventud, del movimiento sindical, del movimiento revolucionario y de las organizaciones de masas en general, al proletariado industrial y agrícola. Para cumplir esta orientación el V Congreso encomendó poner mucho énfasis en la lucha reivindicativa, la cual había sido prácticamente abandonada en los años 1961-1963 al caer en una aguda unilatera1ización la táctica de nuestro Partido (experiencia de nuestra táctica con el PUAR). Promoviendo a las masas a luchar por sus reivindicaciones inmediatas y más sentidas se podría impulsar su organización, se podría desarrollar al Partido reclutando a los mejores luchadores destacados por las masas. Esta orientación que dio en llamarse la “línea de masas” es la que constituye la esencia de la línea trazada por el V Congreso.

El V Congreso mantuvo vigente la tesis, aprobada desde julio de 1960, ratificada en el pleno de abril de 1961, de que en nuestro país la toma del poder ha de realizarse por la vía armada. Al mismo tiempo, el Informe del Comité Central ante el V Congreso sostenía que no deben desecharse ni subestimarse las posibilidades de un transito de la revolución al poder por la vía pacífica. En todo caso, el Informe del Comité Centra1 ante el V Congreso sostuvo la tesis de que la base de todo el trabajo revolucionario, la vía al poder por medio de la lucha armada (tomada como la más probable o por una vía no armada, está en el desarrollo de la lucha de masas y las organizaciones de las masas y que, por consiguiente, debía corregirse el error de unilateralidad de nuestra táctica en el período anterior (durante el surgimiento y desarrollo del FUAR), que se concentraba en la agitación política, en el anuncio de la revolución armada y en los preparativos militares para ella. En adelante debían combinarse las distintas formas de lucha.

La línea trazada por el V Congreso se presenta así como una 1ínea aparentemente multifacética y completa. Sin embargo, en los esfuerzos por corregir la ya mencionada unilateralidad -que constituía un evidente error izquierdista— siendo nuestro Partido débil ideológicamente y teniendo una composición social marcadamente inclinada hacia la pequeña burguesía, en el mismo proceso de elaboración de la línea que después aprobó el V Congreso, se produjo una tendencia a incurrir en errores del tipo contrario.
Nuestra actividad durante los dos primeros años siguientes al Congreso demostró en la práctica que esa era la tendencia surgida del proceso de lucha ideológica habido dentro del Comité Central anterior.

2. 1964 y 1965 fueron años en los que la Dirección prestó importante atención a la tarea de sacar al sector sindical influido por nuestro Partido del lamentable estado de debilidad al que había llegado. La orientación de ligar el desarrollo del movimiento sindical al proletariado de las fábricas y de las plantaciones capitalistas era aceptada en teoría, pero su aplicación encontró los obstáculos que le opusieron viejas costumbres de trabajo y también las viejas costumbres del pensamiento, con las cuales hubo que entablar una lucha que se prolongó hasta fines de 1965, cuando pudimos culminar con éxito la reorganización legal del sector sindical mencionado. Esta reorganización legal fue ya un paso decisivo de avance para salir de aquel estado de debilidad, puesto que pudo abarcarse con ella a un grupo de fuertes sindicatos de obreros industriales.

Durante esos dos años la Dirección del Partido puso también atención al trabajo educativo. Entre otros esfuerzos, fue fundada y funcionó una escuela para cuadros integrantes de organismos de dirección intermedia y de comisiones nacionales del Partido, lo mismo que para cuadros de dirección de la Juventud y otros compañeros con cualidades para ser promovidos al desempeño de algunos de esos cargos.

Así también fue emprendido el trabajo de reorganización de la Juventud, que era una organización exclusivamente clandestina, para que tomara la tarea de promover la lucha y la organización de masas de los jóvenes, en especial de los jóvenes obreros. Sobre la base de los avances en esta tarea se fundaría después la Juventud Comunista. La marcha de esta reorganización fue lenta y hubo momentos críticos en los que el estado orgánico de la Juventud lindó con la desaparición.

Durante 1964-65 nuestro trabajo en el movimiento estudiantil se enfrascó en las tareas de la Reforma Universitaria, las cuales se burocratizaron, dejando a la masa de estudiantes en una expectación pasiva, que sólo fue rota durante las jornadas promovidas en torno del convenio de la Universidad de El Salvador con la Universidad Lomonosov de Moscú.

Fueron organizadas o reorganizadas varias de las Comisiones Nacionales auxiliares del Comité Central: la Comisión Sindical, la de Educación, la Rural, la Militar y se hizo esfuerzos por planificar todo el trabajo del Partido. No obstante, la Dirección no fue capaz de superar los obstáculos en cuanto a la falta de cuadro ni sus propios viejos métodos artesanales y la mayoría de esas comisiones fueron entrando en un proceso de languidecimiento y desaparición.

En 1964-65 continuaba el reflujo iniciado a fines de 1962, y tales condiciones dificultaban la aplicación de la línea trazada por el V Congreso. Esa línea encerraba cierta tendencia a unilateralizar el trabajo en el sentido de la lucha económica reivindicativa, lo cual, unido a las condiciones del reflujo hizo que durante esos dos años desapareciera de nuestra parte, casi totalmente, la agitación política y la lucha política de masas.

3. En 1963 se produjo la reforma de la Ley Electoral que permitió la representación proporcional en la Asamblea Legislativa y el PDC se lanzó a la conquista de las masas politizadas por nosotros, con sus campañas por la “revolución cristiana” y por la “revolución de los pobres”. Las elecciones de marzo de 1964 se realizaron cuando nos encontrábamos en los preparativos finales para el V Congreso y cuando habían culminado ya las agudas discusiones en el anterior Comité Central. El evento electoral nos encontró sin una orientación política clara. Sabíamos que debíamos hacer en el terreno de la lucha reivindicativa abierta, pero no lo que debíamos hacer en la lucha política abierta y legal. Tuvimos que improvisar una posici6n frente a las elecciones y, como no podía ser de otro modo a causa de nuestra incompleta línea general, llamamos a “votar contra el gobierno”, lo cual tendía a favorecer a la democracia cristiana. Nuestra participación en las elecciones para diputados y munícipes en marzo de 1966 fue también el resultado de una discusión y una preparación tardía de parte de la Comisión Política y del Comité Central, pero tuvo el mérito de obligar a todo el Partido a analizar mejor la necesidad de su participación activa en la lucha política, poniéndolo sobre el camino de subsanar el vació que se había creado durante 1964 y 1965. Además, nuestra participación en 1966, pese a los pobres resultados que obtuvimos, nos preparó para evaluar la situación, nos permitió conocer mejor el pensamiento de las masas y trazarnos planes acertados para nuestra participación en las elecciones presidenciales de
1967.

Sin duda alguna, nuestra participación en la campaña electoral y las elecciones presidenciales de 1967 fue un acierto. La idea central de esa campaña consistió en llevar a las masas la conciencia de la necesidad de cambios profundos en nuestro país para resolver sus problemas sociales y políticos y en obligar a las demás fuerzas políticas a tomar posición sobre ese planteamiento. El eje de la propaganda durante la campaña estuvo en la difusión de la necesidad de una reforma agraria profunda, los nexos causales de la concentración de la tierra en manos de la oligarquía, con los graves problemas de la injusta distribución del ingreso nacional, del atraso cultural, de la desocupación, de la miseria y el hambre. Aunque el programa de la campaña comprendía también el problema de la dependencia económica y política, los planteamientos en torno de esta cuestión clave fueron muy poco difundidos durante la campaña. La campaña electoral que hicimos consiguió en amplia proporción sus objetivos: la conciencia de la necesidad de cambios se difundió extensamente, pero sobre todo en las ciudades. Las masas del campo, que eran presumiblemente el destino de nuestra propaganda sobre la reforma agraria, no reaccionaron como se esperaba porque pudo más la campaña de atemorizamiento y porque nuestros métodos de trabajo hacia el campo no eran los apropiados. La campaña dejó en este sentido una valiosa lección.

Objetivo principal de nuestra campaña fue el de recobrar nuestra influencia entre las masas obreras de San Salvador y otros centros industriales que habían caído bajo la influencia de la democracia cristiana mediante su propaganda sobre la “revolución de los pobres”. Este objetivo fue alcanzado no sólo en San Sa1vador, sino también en Santa Ana y otras ciudades.

En conjunto la campaña nos llevó a importantes avances y amplias bases de influencia para continuar avanzando. Esto se pudo notar aun, antes de las elecciones, cuando en enero de 1967 se inició el movimiento huelguístico recesado casi absolutamente durante los 20 años anteriores. El despertar del proletariado urbano, cuya composición era mayoritariamente industrial (proletariado nuevo y joven de edad), indudablemente fue ayudado y alentado por nuestra gran campaña política, uno de cuyos brazos más activos fue el que tendió hacia las fábricas. Del movimiento huelguístico hablaremos más adelante.

No obstante tales progresos, una vez pasada la campaña presidencial se abrió un vacío, se puso de manifiesto la ausencia de un plan de largo plazo y la improvisación sustituyó al trabajo planificado de los meses anteriores. Habíamos ganado influencia entre las masas y aliados, pero no teníamos plan para la consolidación y desarrollo de esa influencia ni para el trabajo con 1os aliados. Con estos surgieron discrepancias en torno a como defender la 1egalidad del Partido que había servido de vehículo y sobre otras cuestiones y esas discrepancias, que no supimos manejar, se convirtieron en factor de enfriamiento del trabajo en el frente político, hasta que de nuevo llegó a desaparecer casi totalmente.

La debilidad principal de nuestro trabajo durante la campana electoral consistió en que fue desatendido el funcionamiento y desarrollo de nuestro propio Partido. El funcionamiento de la mayor parte de organismos partidarios a todo nivel se desorganizó y tampoco fue impulsado su crecimiento con base en los nuevos y amplios vínculos con las masas que conseguimos entonces.

Esta experiencia negativa, que se ha repetido en relación con otros movimientos de masas durante los años recientes, enseña que sin elevar a niveles superiores el funcionamiento orgánico del Partido y sin construir los organismos de base y dirección intermedia a escala de todo el país, no pueden consolidarse los avances que logra nuestra influencia entre las masas, ni puede continuarse planificadamente la lucha de masas y, lo que es peor, aparecen fenómenos regresivos, como la pérdida de confianza en la capacidad del Partido y especialmente en su Dirección, para conducir toda lucha. Esto anula los avances y hasta ha llevado a un deterioro mayor.
4. Entre tanto el movimiento huelguístico cobraba desarrollo e iba hurgando nuestra atención.

Las huelgas surgieron sin que la dirección del Partido lo previera y sin que trazara una orientación para las mismas. Esto fue debido, en parte, a no existir una seria penetración del Partido en el proletariado industrial, Habían madurado las condiciones objetivas y subjetivas que las hicieron necesarias y posibles y brotaron contagiosamente. La primera huelga la realizó un sindicato afiliado a la Federación influida por nosotros, pero después hicieron huelgas numerosos sindicatos afiliados a una central cuyos dirigentes les han predicado por muchos años “la inconveniencia de las huelgas”.

El movimiento huelguístico de 1967-68 ha tenido una alta significación para nuestro partido y para todo el movimiento revolucionario: puso a prueba nuestras viejas modalidades y concepciones de trabajo en el frente sindical, sacando a flote virtudes y defectos de sus cuadros; puso a prueba la capacidad de dirección táctica de los organismos superiores del Partido, poniendo a la vista de todos las virtudes y defectos de sus cuadros integrantes, demostrando lo erróneo de ciertas concepciones que habíamos venido conservando sin la crítica de la vida y la ineficiencia de nuestra organización a todo nivel. E1 movimiento huelguístico y en particular huelgas de panificadores y la de maestros, mostraron nuestra debilidad y rezago en la tarea de preparación político-militar.

El movimiento huelguístico de 1967 contagió a un gremio que pertenece a las capas medias el de los maestros que recurrió a la huelga para defender su organización de las calculadas maniobras que el gobierno puso en juego para destruirla. La huelga de los maestros a principios de 1968, promovió un extenso apoyo popular, que se hizo sentir por medio de gigantescas manifestaciones y concentraciones de masas, quizá sin precedentes en las luchas reivindicativas de nuestro país.

Si en 1966-67 la campaña política electoral que realizamos influyó sobre el movimiento reivindicativo, ayudando a que surgieran las huelgas de hecho, a principios de 1968 fue el movimiento huelguístico de los maestros y los criminales actos represivos en contra de la clase obrera por prestar solidaridad activa a ese movimiento, los que influyeron para propinar fuertes reveses electorales al gobierno. Pero esta vez nuestra línea frente a las elecciones estuvo llena de vacilaciones y oscurecida por el manejo poco inteligente que hicimos de las alianzas qué debíamos realizar para tener acceso a la participación legal en ellas. Así nuestro movimiento no aprovechó en lo político los efectos de aquellos sucesos.

Las huelgas de hecho de 1967 enfrentaron una terca intransigencia patrona1, pero la derrotaron en casi todas las veces (con. excepción de la huelga de panificadores). Por su parte el gobierno de J. A. Rivera se veía en la necesidad de adoptar una línea de tolerancia demagógica hacia las huelgas de hecho, porque le era indispensable rodear de condiciones favorables la campaña electoral presidencial de su partido. Después de las elecciones y antes de entregar la Presidencia a Sánchez Hernández intentó sustituir la tolerancia por medidas de coacción y amenazas de represión en contra de los huelguistas, pero fue entonces que la Huelga General Progresiva derrotó juntas a la intransigencia patronal y a la línea “dura” que intentó Rivera.

Después de la Huelga General Progresiva la burguesía industrial cerró más sus filas dentro de la ASI para enfrentarse a las huelgas y exigir del Gobierno una actitud represiva contra las mismas; y el gobierno de Sánchez Hernández, plegándose a esas exigencias, lanzó la policía a culatear los piquetes de los panificadores que sostenían su huelga y más tarde lanzó a la Guardia Nacional a romper sangrientamente los piquetes de la huelga obrera que, bajo la consigna de la Huelga General, comenzaban a desplegarse en apoyo de los maestros a principios del 68. El asesinato de nuestros compañeros —Oscar Gilberto y. Saúl Santiago—, los atentados terroristas contra destacados militantes revolucionarios y demócratas, el asesinato del Dr. Vásquez Cárcamo, la captura de cientos de activistas de las organizaciones populares, pasaron a sustituir a la tolerancia, actitud anterior del gobierno. Heroicamente y en combate resistió esa embestida el poderoso movimiento de apoyo a la ANDES y terminó derrotándolo, tanto en el terreno de las demandas de la huelga magisterial misma, que no pudo ser desarticulada y terminó airosa, como también en el terreno político. La represión y los crímenes hicieron pagar un precio político al gobierno y eso lo llevó a revisar sus métodos agresivos, los cuales no aparecieron durante las huelgas de comienzos de 1969.

Frente al movimiento huelguístico de 1967 una parte de nuestros cuadros en el frente sindical, encabezados por Saúl, mostró sensibilidad y puso en práctica ágiles iniciativas para realizar una activa y sacrificada cooperación práctica y promover la solidaridad con los huelguistas así como la unidad de acción cuando se trataba de sindicatos afiliados a otra centra1. Así el Partido pudo influir hasta cierto punto en el desenvolvimiento y los éxitos de varias huelgas. Experiencia culminante de esos métodos ágiles, amplios y combativos fue la de abril de ese año, en torno a la huelga de los trabajadores de la fábrica Acero S. A. que condujo a la victoriosa Huelga General Progresiva. La unidad de acción de las dos centrales fue clave en el éxito de la Huelga General, si bien contó a su favor con ciertas condiciones políticas del momento (sucesión presidencial, contradicciones en el PCN que afectaban a los más encumbrados directivos de la (CGS), fue en realidad forzada a concertarse por la presión de los huelguistas ganados para la idea de la unidad de acción por los métodos empleados por los compañeros a que hemos aludido, quienes, no obstante sus méritos y aciertos, comenzaron entonces a sacar deducciones equivocadas de sus mismas experiencias, que los llevarían a incurrir en la desviación izquierdista.

Fue precisamente sobre la base de las condiciones que crearon las huelgas y las dos campañas electorales (1967 y 1968) que surgieron las discusiones en los organismos de dirección del Partido, las cuales iniciaron el proceso que finalmente desembocó en el fraccionalismo.

La huelga general progresiva arrojó importantes enseñanzas, pero su asimilación por el conjunto de la Comisión Política y del Comité Central fue obstaculizada por las acusaciones que Saúl planteó entonces en contra de los otros tres miembros del Secretariado, a quienes imputaba haber estado en contra de la huelga general, lo cual no era verdad. Las discusiones agrias en torno a la dilucidación de ese punto no permitieron un balance suficientemente profundo de las enseñanzas de aquella victoriosa jornada pero, de todas maneras, el balance estableció algunas deducciones importantes que fueron aceptadas en apariencia unánimemente. Entre esas conclusiones estuvo la de que no debía menospreciarse las condiciones políticas en las cuales se produjo la huelga general, las cuales facilitaron concertar la unidad de acción de dos centrales sindicales, sin la cual la Huelga General Progresiva no habría tenido la gran fuerza y capacidad arrolladora de avance que desplegó, factores estos que determinaron su pronta victoria. El balance sacó la conclusión de que no debía jugarse a la huelga general, envalentonándonos por el triunfo alcanzado, pues las huelgas generales no pueden producirse a voluntad, independientemente de las condiciones reinantes en cada momento e independientemente del grado de desarrollo de la conciencia, la organización y la disciplina en el movimiento sindical.

Corno es sabido, Saúl y el grupo de compañeros cercanos a él, sacaron en realidad la deducción de que la huelga general se puede producir a voluntad, independientemente de las condiciones existentes en cada momento, pues lo que permite hacerla o no es nuestro deseo, nuestra voluntad combativa, a partir de la cual todo es posible; y por esa deducción se guiaron en adelante.

Con esa concepción distinta a la que extrajo colectivamente la Comisión Política y el Comité Central de la experiencia de la huelga general progresiva de abril, fue organizada la huelga de panificadores a fines de 1967. La huelga del pan estaba destinada a triunfar “porque se desataría en su apoyo la huelga general, al menos de los sindicatos afiliados a la FUSS, tal fue el esquema táctico principal que fue difundido entre los trabajadores afiliados a el sindicato respectivo. El fracaso de esa táctica, asentada en una concepción voluntariosa y, por tanto falsa, dio origen a la desesperada marcha de Saúl hacia el izquierdismo, buscando en las acciones de violencia espontánea y en su propio sacrificio personal, un asidero para sa1var la huelga, mientras se predicaba la acusación de que la dirigencia de la FUSS había traicionado e impedido la huelga general. No había más que dos caminos a escoger en aquella situación: reconocer el error táctico y trazarse un plan para llevar el conflicto a una salida negociada, con las menores concesiones posibles, pero haciendo concesiones, para impedir el desbande de la masa en derrota y salvar el sindicato; o mantenerse tercamente en el error, achacar los resultados a la culpa de otros, oponerse a la negociación y aferrarse con todas las fuerzas a la idea de “producir” la huelga general a todo trance y a la idea de “quebrar la resistencia patronal” y “paralizar a los rompehuelgas” mediante la violencia. Saúl escogió el segundo camino y jamás admitió su error, el cual progresivamente lo ha llevado al extremo de menospreciar al propio movimiento sindical y al movimiento abierto de masas en general.

Durante la huelga de los maestros a principios de 1968 resurgió la idea de la huelga general. La Comisión Política, impresionada por las manifestaciones masivas en la calle a favor de los maestros, no hizo un análisis serio de las condiciones existentes y aprobó el llamamiento a la huelga general después de algunos paros parciales en algunas fábricas. Las fuerzas represivas, ya lo habían hecho en menor escala contra la huelga del pan, embistieron violentamente y derrumbaron el plan de huelgas que, aparte de algunos centros de trabajo, no contaba con apoyo real dentro de la masa obrera de la mayor parte de las empresas. La consigna de huelga general se quiso mantener vigente voluntariamente, pero la realidad obligó a cesarla y a buscar una salida negociada al conflicto, sobre la base de reorganizar la propia huelga magisterial que ya se quebraba y del redoblamiento del apoyo de masas, mediante mítines y manifestaciones.

Esta vez los errores de voluntarismo fueron colectivos, aunque la responsabilidad individual tuvo una cuota distinta dentro de la Comisión Política. Cuando después se procedió al balance, la autocrítica dio origen a una agria discusión en el Comité Central con el c. Saúl. Aquí fue donde se originó su folleto “Apertura a la Derecha”, en el cual se presenta una versión falsa de las intervenciones de distintos compañeros en el Comité Central, y en vez de reconocer errores, el c. Saúl lanzaba la acusación de traición en contra de miembros de la Comisión Política. El recurso de presentar versiones falsas de la opinado y sucedido en los organismos de dirección y el de lanzar acusaciones de traición se convirtió después en método de la lucha fraccional que encabezó Saúl.

En el curso de las discusiones de balance de la huelga de panificadores y de la huelga magisterial, se había sentado, pues, las bases ideológicas y metodológicas que, al desarrollarse, conducirían al fraccionalismo.

5. Nuestra participación en las elecciones de 1968 se realizó sin una planificación elaborada con suficiente anticipación y sin la preparación de las condiciones legales oportunamente. Nos vimos envueltos en una carrera de improvisaciones en cuanto a alianzas para conseguir el requisito legal, nuestra campaña electoral no contó con plan, como la de 1967. La campaña electoral coincidió con la huelga de los maestros y con las grandes conmociones políticas a que ella dio origen. Nosotros tuvimos una concentrada participación en las actividades de movilización popular de apoyo a esa huelga pero no supimos relacionar nuestra campaña electoral con las condiciones creadas por la huelga. Por el contrario, estuvimos vacilando hasta el último momento acerca de la justeza o no de nuestra participación electoral a tal grado que en los últimos días el Comité Central tomó el acuerdo de boicotear las elecciones, acuerdo que tuvimos que revocar poco después a partir del rechazo que este mereció de parte de nuestros compañeros de base, de activistas no miembros del Partido y de nuestros aliados cercanos en todos 1os lugares del país donde habíamos apoyado la postulación de candidatos. La improvisación y las vacilaciones nos hicieron víctimas de las maniobras canallescas de engaño de parte de aquellos con quienes habíamos pactado para tener acceso a la legalidad; y con todos esos errores, concluimos obteniendo pobres resultados y un lastre de quejas y reclamos contra el Partido, de parte de quienes han formado el cinturón de apoyo más cercano a él.

Lo peor de la experiencia realizada en las elecciones de 1968 es que ella no fue objeto de un análisis profundo y, después, se incurrió en el menosprecio casi total de nuestro trabajo en el frente político abierto, creando la impresión de que no tenemos interés en ese trabajo excepto en tiempo de elecciones, de lo cual no costaba llegar a 1a conclusión falsa pero con respaldo en nuestro culto al espontaneísmo, de que el Partido se ha vuelto “electorero y oportunista”. El propio Saúl y su grupo fraccional, aunque conocían bien la verdad, utilizaron más tarde sin ningún escrúpulo esa acusación en contra del Partido.

A consecuencia de nuestra inestable línea para el trabajo en el frente político legal o semi-legal, de la desatención hacia la tarea de construir y consolidar nuestro propio Partido y de otras condiciones que han rodeado a este frente de masas en los últimos cuatro años (como la ilegalización sufrida en el 67) el desarrollo organizativo del mismo ha experimentado altibajos radicales.

Después de casi dos años de abandono del trabajo en este frente, la Comisión Política acordó medidas para reconstruir su organización, las cuales s vienen aplicando desde septiembre del año pasado. Nuestra participación en la campaña electoral de principios del año en curso tuvo entre sus objetivos el de impulsar la organización semi—legal en el frente político abierto. Sobre la base de los resultados obtenidos, se realiza hoy un trabajo organizativo permanente que ha permitido en algunos lugares mantener e incluso superar los niveles orgánicos alcanzados, durante la campaña, pese a la natural tendencia al decaimiento del entusiasmo y el interés de las masas en la actividad partidista después de unas elecciones. En otros lugares la organización ha podido ser mantenida, pero encuentra muchas dificultades de diversa índole para desarrollarse y en muchos otros lugares el bajón que sigue a las elecciones desorganizo los núcleos que habían sido creados durante la campaña, pero se realizan ahora esfuerzos que han permitido ya algunos avances en la tarea de reconstruir los organismos y e1evar su funcionamiento.

Crear una amplia y bien organizada entidad política de masas requiere una atención permanente y sistematizada y para ello es indispensable construir organismos de base y dirección intermedia de nuestro propio Partido, pues sólo organismos sólidos, con una ideología y una disciplina de vanguardia son capaces de realizar esa labor esmerada y sistemática. El reclutamiento para nuestro Partido en base de los centenares de activistas promovidos de entre las masas durante la campaña electoral reciente y de otro que habíamos movilizado en los años anteriores, se encuentra ahora en marcha y en ello se destacan en especial algunas células, algunos compañeros y algunos organismos locales o regionales de dirección.

6. La línea del V Congreso fue incompleta en cuanto a orientar el trabajo político-militar del Partido. En los documentos de ese Congreso si encuentran varias frases relacionadas con esta cuestión, pero ellas no hacen avanzar nuestras concepciones en comparación con las que adoptó el Pleno Ampliado del Comité Central en abril de 1961. No fueron abordados problemas estratégicos principales tales como: la preparación del Partido y su papel en la dirección y aplicación de la línea político-militar; en especial la preparación de los órganos dirigentes del Partido (Comité Central, Comisión Política) para convertirse en supremos conductores políticos-militares. Las tareas y atribuciones fundamentales de esos y de todos los organismos del Partido a los diferentes niveles en el proceso de elaboración y ejecución de su línea político-militar, tanto en el período de la preparación como el de la acción armada; la preparación de las masas y de sus organizaciones para esta tarea, etc. Salimos del Congreso conservando la idea de que la cuestión militar era un asunto del que debía encargarse en exclusiva la CM y no una tarea estratégica que debían dirigir la Comisión Política y el Comité Central, y que debía tomar en sus manos todo el Partido. Durante varios años no existió interés en el Comité Central ni en la Comisión Política, por estudiar estos problemas; folletos y artículos sobre la experiencia de la lucha armada revolucionaria en varios países, distribuidos por la CM entre los miembros de esos organismos, fueron recibidos con indiferencia.

A la altura del V Congreso aun existía el FUAR, el cual subsistió casi dos años más, pero en proceso de mengua; y los preparativos para la lucha armada, aunque no se decía así de manera expresa, se consideraban más ligados a esa organización que al propio Partido. Por eso los esfuerzos que en el terreno se hicieron durante los meses siguientes al Congreso se orientaron a solicitar al FUAR y secundariamente al Partido, que proporcionara reclutas para formar los organismos militares, lo cual condujo a obtener apenas un poco más de dos decenas de compañeros, quienes en su mayoría hubieron de ser depurados a causa de sus vicios de conducta y otras debilidades. Se optó entonces por agrupar a los cuadros que recibieron instrucción en el extranjero y a los pocos que pudieron ser asimilados aquí de aquel reclutamiento, en organismos de refrescamiento de lo aprendido. Esos organismos carecían de una perspectiva clara de desarrollo y en ellos la combinación de lo político y lo militar se efectuaba sólo en sus reuniones de estudio, sin asumir tareas entre las masas. Se vino formando así un débil y reducido aparato, separado del Partido y a1 margen de la conducción efectiva de los órganos de dirección de éste.

Con motivo de los preparativos para la campaña electoral presidencial 1966-67 el Comité Central aprobó la propuesta de la CM de extender la instrucción militar a las células; pero nuestra reducida capacidad orgánica para cumplir una tarea como ésta, al mismo tiempo que emprendíamos la preparación de la campaña y, después, la campaña misma, hizo que aquel acuerdo solo pudiera cumplirse para una parte de las células (si bien la mayoría) a las cuales se impartió instrucción de baja calidad.

Cuando se elevó la lucha de masas en 1967-68 y vinieron las agresiones sangrientas del enemigo (incluso el asesinato de compañeros), surgió un intenso interés por nuestros preparativos militares, por vencer su rezago y analizar sus problemas. Se organizaron entonces con cierta facilidad, nuevos y relativamente numerosos organismos para-militares a los que se asignó la función de la autodefensa y se realizaron los primeros esfuerzos serios por analizar los problemas estratégicos planteados a la lucha armada en nuestro país y por elaborar una concepción político-militar del Partido. No obstante, los nuevos organismos creados y las ideas alcanzadas, mantuvieron el rasgo de la separación del aparato militar respecto del Partido, de las organizaciones y de la lucha de masas En tales condiciones, una vez pasada la parte más aguda de la represión y al ser absorbidos muchos de los integrantes de las brigadas de auto-defensa por tareas en sus respectivas organizaciones de masas o secretas, fue decayendo el funcionamiento de dichas brigadas y, más tarde, fueron incluso desmembrándose.

A fines de 1968 se abrió en la Comisión Política una discusión sobre nuestro trabajo político-militar que condujo a una revisión crítica de nuestras concepciones y métodos. El trabajo militar, se sacó en conc1usión, es una tarea de todo el Partido, de todos sus organismos y debe estar dirigido por la Comisión Política, y en última instancia por el Comité Central; el trabajo de construcción de los organismos para-militares y militares debe marchar íntimamente ligado a1 desarrollo de la organización y la lucha masas. Esa discusi6n, más el conocimiento de algunas experiencias internacionales, han permitido elaborar mejor nuestras concepciones político-militares y trazar orientaciones definidas para el desarrollo de nuestro trabajo practico. En la actualidad el Comité Central ha aprobado ya documentos fundamentales que rigen este trabajo y, conforme a un plan, nos encontramos llevando los conocimientos de la experiencia internacional en esta materia y de esos documentos nuestros a los organismos de Dirección Nacional, Departamental, Municipal y Regional, a las Comisiones Nacionales del Comité Central y al Comité Ejecutivo de la Juventud, para que, con la directa participación todos estos organismos emprendamos la preparación de todo el Partido, con el fin de que pueda cumplir las tareas de la construcción, la preparación, y conducción de las fuerzas políticas y militares revolucionarias.

7. El V Congreso señaló la tarea de construir la Juventud Comunista. El trabajo por construir la Juventud Comunista fue orientado por la Comisión Política desde los meses siguientes al Congreso, bajo la línea de avanzar en esa dirección en la medida que se avanzara en el esfuerzo por ligar nuestro trabajo juvenil a las masas de jóvenes obreros industriales y de asalariados agrícolas.
La organización juvenil revolucionaria había sido una entidad clandestina, afiliada al FUAR. En ella se hacía difusión del marxismo-leninismo y había una actitud de acatamiento hacia nuestro Partido, pero no era aquella organización propiamente del Partido. Era necesario, además, para dar seguimiento a las orientaciones principales del V Congreso, proceder a su fundación para que emprendiera el trabajo abierto entre las masas juveniles y las promoviera a la lucha por sus reivindicaciones. Fueron así creados frentes abiertos de trabajo de la Juventud, uno hacia la juventud obrera, otro hacia la juventud estudiantil de educación media, otro concebido con características de Club, atendiendo a las inclinaciones de la Juventud hacia las actividades recreativas, culturales y deportivas. No es posible hacer aquí un balance de todas esas actividades, pero en resumen puede decirse que ya en 1968 podían considerarse maduras las condiciones necesarias para proceder a la constitución de la Juventud Comunista.

La Comisión Política elaboró entonces un conjunto de directrices para resolver los problemas organizativos que se presentaban en cuanto a las relaciones entre Partido y Juventud. Esas directrices concretas estaban dentro del marco de las siguientes orientaciones fundamentales:

a) La Juventud Comunista es una organización auxiliar del Partido, que posee autonomía en su funcionamiento, pero que se encuentra supeditada en instancia superior al Partido, acata su línea general y se esfuerza por llevarla a la práctica en las condiciones específicas que caracterizan a las masas juveniles. Con el fin de aplicar la línea general del Partido a las condiciones propias de la juventud y a sus problemas, la Juventud Comunista elabora una línea concreta y sus correspondientes planes de trabajo por los cuales rige su actividad.

El Partido en su conjunto debe trabajar en la construcción de la Juventud Comunista y prestar cooperación práctica a sus actividades, lo mismo vigilar su desarrollo y su orientación.

A fines de 1968 se intensificó la polémica en el seno de la Comisión Política torno a los métodos de dirección principalmente. Saúl buscaba ya un punto de apoyo para sus planes en cuanto a la línea del Partido y aprovechaba esa polémica para ese fin, tratando de hacerla desembocar en lucha contra algunos compañeros de la Comisión Política. Ese elemento presente en las reuniones las prolongó más de lo debido, afectando muchas tareas del Partido, entre ellas las relacionadas con la creación de la Juventud Comunista, y su fecha de fundación hubo de ser pospuesta sucesivamente.

En los días anteriores a la guerra contra Honduras se había dado ya cima a los preparativos para el Congreso de fundación de la Juventud Comunista, pero las tareas que nos impuso ese conflicto desde que se inicio en julio (atención a los repatriados) y luego el desencadenamiento mismo de la guerra impidieron la celebración de este Congreso. Después vino la aguda polémica acerca de la actuación del partido durante el conflicto con Honduras, la polémica de nuestra participación e las elecciones y el trabajo fraccional, que hizo de la Juventud uno de sus campos de acción predilectos.

En el Comité ejecutivo de la Juventud había –llevados allí por nuestro Partido- elementos que participaban de un modo u otro en el trabajo fraccional, y ellos sumieron a ese organismo en interminables discusiones; le impusieron la absurda norma de que “nada puede hacerse mientras no se discute todo.”Mediante ese método impusieron a la Juventud la abstención respecto de la campaña electoral que librábamos (1970) y la abstención también prácticamente en todos los demás trabajos que la misma organización se había trazado desde antes. Así, los organismos de la Juventud de todo nivel fueron entrando primero en la inacción y después en el desmoronamiento, que es lógica consecuencia de la inacción y la confusión ideológica y política. Los organismos de base de la Juventud en la Universidad se disolvieron de hecho y varios otros organismos de base, especialmente en San salvador y Santa Ana corrieron la misma suerte.

Después de un intenso esfuerzo en el terreno de la lucha ideológica, el Partido, apoyándose en sus propios militantes que participan en esa organización y mediante la discusión franca a nivel del Comité Ejecutivo, ampliado con invitados, discusión en la que la Dirección del Partido fue flexible y sincera con los jóvenes, se ha podido atajar el proceso de su destrucción y entrar en el esfuerzo por reconstruirla y hacerla avanzar. Creemos que los resultados de ese esfuerzo se notaran pronto y que la aplazada fundación de la Juventud Comunista podrá realizarse en un plazo no muy lejano.

8. El V Congreso trazo la orientación de desarrollar el Partido ligándolo al proletariado industrial y agrícola, principalmente. La orientación fue fundamentada con amplitud por los análisis contenidos en los documentos del Congreso acerca de las características de nuestro país, cuyo modo de producción predominante era ya el capitalismo, con un proletariado industrial mayoritario en comparación con los obreros de talleres manuales y con un proletariado agrícola también mayoritario en comparación con la masa de campesinos.

Desarrollar al Partido nutriéndolo de l proletariado industrial y agrícola constituye la premisa más importante para sacarlo de sus bandazos ideológicos y para hacerlo tomar el lugar de vanguardia de la revolución nacional liberadora, agraria, democrática y popular. Así lo comprendió el V Congreso, aunque hay que decir también que la tara de desarrollar al Partido no encuentra dentro del contexto de todas las tareas planteadas por el Congreso, el lugar central que le corresponde.

El V Congreso planteó también la necesidad de desarrollar al Partido en sentido nacional, poniendo fin a su excesiva concentración en San Salvador.

Hay que decir sin rodeos que el cumplimiento de esta tarea vital no estuvo en el centro de las preocupaciones de los organismos dirigentes del Partido, sino hasta fines de 1968, a raíz de las discusiones promovidas en la Comisión Política. En 1965 pudimos realizar un gran progreso en el frente sindical al crear la FUSS, cuya composición estuvo desde entonces dominada por el proletariado industrial. Desde entonces hemos conseguido nuevos avances en cuanto a abarcar más sindicatos de obrero de la industria. En 1967 el proletariado industrial pudo avanzar en su conciencia de clase y su combatividad, irrumpiendo en la vida nacional con sus huelgas de hecho. En este despertar cabe a nuestro Partido una cuota de conducción bastante alta. Desde ese año, las huelgas de hecho se han convertido en un fenómeno bastante extendido, aún en las filas de centrales capitaneadas por agentes del imperialismo. Con nuestra campaña electoral presidencial, con nuestra participación en apoyo de la huelga magisterial y en otras luchas, hemos influido más o menos extensamente en las masas de obreros de la industria en los últimos tiempos, en especial desde el año pasado, hemos avanzado en la tare de promover a la organización y a la lucha a los trabajadores del campo. Pero los esfuerzos por construir el Partido apoyándonos en esos avances, estuvieron casi ausentes hasta finales de 1968 y principios de 1969, cuando fue reorganizada la distribución de responsabilidades en la dirección del Partido y fue creada una Comisión Nacional de Organización que ha estado desde el comienzo compenetrada de su cometido. Ahora ya no puede afirmarse que nuestro Partido esta desproporcionalmente concentrado en San Salvador, pues existen organismos de base en diez departamentos y ha sido creado organismos de dirección intermedia regionales que promueven el trabajo de construcción del Partido planificadamente en sus respectivas comprensiones territoriales, dirigiendo los esfuerzos hacia los centros de mayor concentración de obreros industriales y agrícolas. El número de los que renunciaron del partido siguiendo a Saúl y a los miembros de la Frank Paíz, ha sido superado por los nuevos reclutamientos en el interior del país.

Por lo que se refiere a la construcción del Partido en las fábricas y en los sindicatos de san salvador, la tarea se encuentra rezagada, pero ya se ha cobrado conciencia de es necesidad y hay planes bastante concretos en preparación de parte de la Comisión sindical.

Esta tarea de la construcción del Partido no es sólo organizativa, es también una gran tarea para el trabajo educativo partidario, el cual, después de mucho tiempo de receso, se encuentra ahora, una vez reorganizada la Comisión Nacional de Educación, en proceso de emprenderse con bríos. Otro tanto puede decirse de la propaganda del Partido en la cual se han conseguido algunos avances, en especial en cuanto a la impresión de La Verdad, cuya irregularidad ha sido un termómetro de la inscontancia y la falta de plan en la dirección.

Desde luego que en materia de la construcción del Partido estamos aun muy lejos de conseguir los mínimos satisfactorios, pero deben consignarse los avances logrados. Lo principal en este terreno está en que durante mucho tiempo la construcción del Partido estuvo fuera de las preocupaciones diarias de la dirección y que esa debilidad ha comenzado a ser superada. La construcción del Partido entre el proletariado industrial y agrícola prioritariamente es la condición de mayor importancia para que éste pueda conquistar la dirección de todo el movimiento revolucionario; y para construir al Partido bajo tal orientación, es indispensable impulsar la lucha y la organizaci6n de las grandes masas del proletariado industrial y agrícola.

El desarrollo del Partido entre las capas medias urbanas, en especial entre las capas medias asalariadas (maestros, empleados, etc.) y entre las masas de campesinos pobres y medios, es también una gran necesidad para que éste pueda encauzar el movimiento de estas capas hacia la alianza con el proletariado y hacia la revolución nacional liberadora, agraria, democrática y popular.

Hasta ahora ha tomado conciencia de esta tarea vital de la construcción del Partido la Comisión Nacional de Organización y una parte de los cuadros de dirección nacional e intermedia del Partido. Será necesario compenetrar a todo el Partido, a todos sus organismos y militantes, de la idea de que la construcción del Partido es un eslabón clave entre todas las tareas que tenemos planteadas, para dar un impulso vigoroso a la acumulación de fuerzas para la revoluci6n en nuestro país.
El nuevo Comité Central que seré elegido en este Congreso, deberá corregir las debilidades del actual Comité Central en cuanto a la construcción del Partido y hacer de esa tarea un potente pilar de toda su planificación.

9. Nuestro Partido ha sufrido el ataque a su unidad emprendida bajo las banderas del izquierdismo. Durante el desarrollo de la actividad fraccional, que duró pocos meses, se puso a prueba la convicción y la tradición unitaria de nuestro Partido. Los fraccionalistas fracasaron en su intento de provocar una división en dos bloques y no pudieron avanzar mucho más allá de sus propios límites de grupo. Pero todo esto no quiere decir que el peligro esta conjurado y mucho menos que no hay nada que corregir. Tampoco quiere decir que ninguno de los argumentos y señalamiento de los fraccionalistas carezca de justeza o que no amenace al Partido más que la desviación izquierdista. Nuestro Partido adolece de muchos defectos .La dirección del Partido ha cometido errores de derecha. Tal es el caso de los errores cometidos durante el conflicto con Honduras, que fueron sometidos a crítica durante tres sesiones ampliadas del Comité central en octubre de 1969 y cuyo pliego de conclusiones esta anexo a este informe.

El peligro del oportunismo de derecha es una realidad y no una invención de los fraccionalistas; y al ir amenguando el peligro izquierdista, el oportunismo de derecha pasa a sustituirlo como peligro principal, a cuyas múltiples manifestaciones habrá que presentar creciente combate ideológico y, aplicar diversas medidas correctivas en el inmediato futuro.

Tendremos que comenzar por estudiar la teoría leninista y la experiencia actual de otros partidos en cuanto a la desviación de derecha; tendremos que analizar las manifestaciones concretas de esa tendencia en nuestro Partido, sus raíces clasistas concretas y sus fuentes ideológicas. Hay que recordar que tal análisis nos se ha realizado aún. Conocemos bastante en lo relativo a la desviación izquierdista, pero muy poco en cuanto a la derechista.

Los organismos superiores del Partido y especialmente alguno de sus miembros han sido acusados de derechismo por Saúl y por otros compañeros. Independientemente de la condena del trabajo fraccional que ellos realizaron, habrá que profundizar en el balance del periodo siguiente al V Congreso, y quizás más atrás, para llegar a conclusiones serias y responsables sobre esos señalamientos en bien del Partido.

Las acusaciones de derechismo se han dirigido también contra nuestro trabajo sindical y en particular contra algunos de nuestros cuadros. En cuanto a esas acusaciones debemos comenzar diciendo que el frente de masas de nuestro Partido más desarrollado es el frente sindical (más desarrollado en comparación con los demás); y para lograrlo ha sido factor determinante el abnegado y sacrificado trabajo de años de nuestros cuadros sindicalistas, entre ellos los que son objeto de señalamientos. Los cuadros sindicalistas de Partido, pese a sus defectos, han adquirido una experimentada capacidad para desempeñar su labor. Las condiciones en las que surgieron las críticas y acusaciones en este frente fueron las ya referidas del movimiento huelguístico de 1967-68.

Al mismo tiempo que en el movimiento sindical apareció el método correcto y ágil de practicar la unidad de acción combinando la lucha ideológica que desenmascaraba el trabajo corruptor del imperialismo en los sindicatos, comenzó también a perfilarse en algunos compañeros la tendencia a la comodidad, al temor, al burocratismo y al economismo. Después de la huelga de panificadores, bajo el ataque agrio de Saúl, algunos compañeros respondieron y fueron rebajando el debate ideológico al nivel de las habladurías fuera de los organismos partidarios. La ruptura de la disciplina, el liberalismo en la conducta personal y ante el Partido, el liberalismo en el manejo de la lucha ideológica, la formación de grupos con elementos no miembros del Partido para apoyar sus posiciones, etc., tales recursos fueron sentando escuela en el movimiento sindical. Se formaron bandos proteccionistas entre nuestros cuadros y activistas en los sindicatos y abundaron las acusaciones reciprocas de inmoralidad. Saúl y sus compañeros maniobraban con métodos ajenos al Partido y apoyándose en ciertos casos en elementos no miembros del Partido. El otro grupo maniobraba también, se apoyaba en elementos ajenos al Partido. Unos empujaron a los otros a posiciones más y más extremas en cuanto a sus concepciones respectivas acerca de la línea de desarrollo del movimiento sindical.

Al renunciar Saúl,han renunciado también algunos de los que lo seguían en el frente sindical, perola secuela de malos métodos, el liberalismo, el burocratismo, la inclinación al economismo, el no tratamiento de los nuevos cuadros, persisten. Parece haber conciencia de esto en muchos cuadros del Partido; el Secretariado y la Comisión Política han formulado críticas y llamamientos a esos compañeros, pero habrá que librar aun una lucha enorme contra sus desviaciones y defectos, o habrá que resignarse a que el movimiento sindical vegete dentro de un esquema en el que el contenido revolucionario se esfuma. Se trata de una lucha de ideas contra los métodos y concepciones erróneas, pero también de una lucha por ganar a la ideología socialista a decenas y cientos de activistas obreros jóvenes, a los cuales habrá que forjar como cuadros comunistas y se trata también de elaborar una línea para el desarrollo del movimiento sindical, que esté limpia de economismo y de sectarismo izquierdista.

Especialmente sensible es la falta de una línea concreta y clara para promover la unidad del movimiento sindical. Cuando la unidad de acción había demostrado ante decenas de miles de obrero en la experiencia de la Huelga General Progresiva de abril de l967 la tremenda fuerza de la clase unida, nosotros debíamos haber lanzado audazmente una gran ofensiva a favor de la unidad del movimiento sindical, pero nos dejamos obscurecer la visión por el sectarismo izquierdista que comenzaba a asomar en las ideas de Saúl y de sus compañeros y en vez de eso pusimos en práctica una campaña por desenmascarar a la otra Central, creyendo que podíamos desmoronarla por completo y culminar así la tarea de unificación del movimiento sindical, uniendo a todos los sindicatos en torno de la FUSS. Eso fue un error; a los divisionistas no se les puede derrotar desmoronándolos, pues siempre encontraran dentro del sistema el apoyo suficiente para organizar nuevos sectores obreros, para hacer uso del anti-comunismo y hacer prevalecer en muchos casos como último recurso la consigna de la “neutralidad” de los sindicatos, etc. La experiencia de numerosos países de la América Latina demuestra que la derrota de los divisionistas puede alcanzarse mediante una clara línea de unidad, dentro de la cual juega un papel importante es cierto, el desenmascaramiento de los agentes del imperialismo pero juegan también su papel los pasos encaminados conseguir acuerdos unitarios con ellos. La presión de “abajo”, de las bases locales posesionadas de la necesidad de la unidad orgánica, idea parida por las masas en la múltiple experiencia de la unidad de acción, es el factor determinante en la lucha por la unidad sindical según lo demuestra la experiencia de esos países. Con presión de “abajo” deben buscarse inteligentemente los compromisos por “arriba” y crearse las condiciones para tales compromisos. La presión de abajo es lo determinante, pero no puede haber unidad sólo con esa presión, se necesitan los compromisos por arriba; pero también puede haber unidad sólo con tales compromisos por arriba.

No estamos ni podemos estar en contra del desmembramiento de sindicatos de las centrales dirigidas por los agentes del imperialismo, y su incorporación hacia la central que nosotros influimos. Pero esa no puede ser la línea general de trabajo hacia la unificación del movimiento sindical. En algunos casos lo mejor será desmembrar, en otros casos lo mejor será que esos sindicatos donde hayamos adquirido influencia trabajen a favor de la unidad dentro de centrales divisionistas. Esta es una cuestión a decidir a la vista de cada situación concreta, pero siempre al servicio de la línea general de trabajo por la unidad del movimiento sindical trazada para un plazo más o menos largo.

10. No obstante los errores cometidos y las debilidades no superadas por la dirección del Partido, una simple mirada comparativa a la situación existente en los meses anteriores al V Congreso muestra los importantes avances logrados en estos años. En efecto:

-El movimiento sindical que orienta nuestro Partido fue sacado de su insignificancia hasta una situación de importante amplitud orgánica, de composición mayoritaria industrial, con un prestigio sólido y más extenso entre la clase obrera y una mayor influencia en la vida política del país. Es cierto que hay allí muchas debilidades, defectos y hasta desviaciones, pero ese movimiento existente tiende a ensancharse y el Partido está tomando conciencia de las mencionadas debilidades, defectos y desviaciones que, por consiguiente pueden ser superadas haciendo crecer poderosamente a nuestro Partido en las filas obreras.

-El movimiento huelguístico de l967-68 marcó el fin de una etapa y el inicio de una nueva en el sindicalismo de nuestro país. La acción de los sindicatos gremiales, más antiguos y politizados pero más débiles, que se caracterizó, principalmente por la agitación sin huelgas durante las dos décadas anteriores, cedió el paso a la acción del proletariado industrial organizado, falto aún de politización, pero más poderoso, con mayor capacidad para producir una influencia más amplia en el resto del pueblo. Estos pasos nuevos se aprecian mejor al comparar el movimiento sindical que en la actualidad orienta nuestro Partido, con el que encabezaba y que también orientaba nuestro Partido.

—Los maestros se encontraban en la absoluta desorganización en gran parte, bajo la influencia política oficialista. Ahora poseen una organización verdaderamente de masas, que los abarca en un 90% y cuenta con prestigio entre el pueblo. En la organización y luchas de los maestros ha correspondido a nuestro Partido una cuota que no puede despreciarse. Es cierto que hay en esa organización corrientes reaccionarias, prejuicios anti-comunistas latentes y en ciertos momentos más o menos activos, pero en conjunto los maestros han avanzado hacia una posición progresista y existen buenas condiciones para realizar un trabajo serio por derrotar ideológicamente las posiciones reaccionarias y para construir amplias bases de nuestro Partido.

—Nuestro trabajo en el campo ha mejorado bastante desde 1968, cuando se reorganizó la Comisión Rural del Comité Central. Ahora es más amplio y, a diferencia de nuestro trabajo rural de los años 196l-63 que era clandestino, está hoy más ligado a las luchas del proletariado agrícola y de los campesinos, por resolver problemas inmediatos (desalojos, alta venta de la tierra, malos tratos, etc.) y plantea el problema de la tierra, levantando la bandera de la reforma agraria. La perspectiva de este trabajo en el campo
a corto plazo es favorable para organizar un amplio movimiento de masas, unido al movimiento sindical obrero y apoyado por el Partido.

-Nuestra contribución al adelanto ideológico del movimiento estudiantil y de la enseñanza universitaria misma, ha sido muy alta. Hay ahora desorganización y dispersión política en el movimiento estudiantil, fenómeno que afecta todos los partidos y otros organismos que han venido trabajando en su seno. La organización de nuestro
Partido en la Universidad ha sufrido un deterioro radical. Esa situación ha sido posible sobre la base de la composición pequeño-burguesa acomodada que predomina en el estudiantado, refleja la falta de influencia del movimiento obrero en la. Universidad y las influencias de las activas corrientes ‘izquierdistas pequeño-burguesas latinoamericanas, que han crecido de manera tan expansiva en los últimos 10 años. Por lo mismo, si conseguimos desarrollar la conciencia revolucionaria en el seno de la clase obrera, si logramos poner en pie un movimiento de masas en el campo y logramos hacer predominar una línea revolucionaria justa en el movimiento popular podrá ser superada la inestabilidad orgánica y la dispersión del movimiento estudiantil y podrá esta convertirse en un poderoso aliado del proletariado.

Es en1a Universidad donde ha tenido su punto de apoyo y su impacto principal la labor fraccional. Los fraccionalistas trataron de convencer al Partido de que su prestigio había rodado por el fango, principalmente en la Universidad, basándose en la chismografía de
Cafetín, muy propia de ese medio, impulsado por ciertos grupos de elementos izquierdistas y de resentidos con nosotros. Los hechos demostraron durante los sucesos de fines del año anterior y comienzos del presente, que tales afirmaciones eran carentes de fundamento. Los cuadros más conocidos y destacados del Partido en la Universidad salieron de la prueba fortalecidos en su prestigio y existen sin duda buenas condiciones allí para reconstruir al Partido y a la Juventud sobre una base nueva y más sólida, en un plazo no largo.

Ahora en nuestro país es mucho más extensa en la década pasada la influencia de las ideas revolucionarias entre las masas trabajadoras, entre las cuales existe hoy mucho interés por saber del socialismo; diversos sectores de las capas medias urbanas se han visto precisadas a tomar posición a favor de los cambios radicales y este problema a pasado a constituir el centro de la lucha política. En la producción de este fenómeno se destaca la influencia del desarrollo de la lucha revolucionaria, anti-imperialista a nivel mundial, especialmente los éxitos del socialismo en la URSS, el poderos influjo de la Revolución Cubana y el ejemplo heroico del pueblo vietnamita. En la extensión de las ideas revolucionarias en nuestro país, cabe también una cuota importante de contribución al abnegado trabajo de nuestro Partido, pero siguen siendo insuficientes y débiles sus esfuerzos por difundir el marxismo-leninismo y el conocimiento del socialismo.

-Se ha podido constatar (por ejemplo en el Congreso de Reforma Agraria celebrado por convocatoria de la Asamblea Legislativa en enero de este año) que existe una coincidencia amplia de diversas fuerzas políticas en torno a la profundidad de los cambios necesarios en nuestro país. En el PDC existe un fuerte impulso hacia la radicalización cuyo centro motor es su Juventud y sus bases campesinas.

En todo este fenómeno corresponde a nuestro partido una cuota importante de contribución que no puede menospreciarse, especialmente ahora cuando el imperialismo y su gobierno sirviente emprende el camino del reformismo reaccionario para fortalecer el sistema capitalista dependiente de desarrollo. Existen ahora condiciones muy superiores a cualquier época pasada, para enfrentar la visión del imperialismo y de toda otra política reaccionaria, desde posiciones de una línea revolucionaria con una amplia base social y una amplia concurrencia política de diversas fuerzas organizadas y personalidades.

Nuestro Partido debe a breve plazo trazar con la mayor objetividad posible una línea inteligente para realizar un activo trabajo por el frente único en nuestro país.

Una de las tareas que trazó el V Congreso fue precisamente la de sentar al menos las bases del frente único. El sectarismo ha podido más que el leninismo en cuanto a esta tarea durante los años transcurridos desde el V Congreso. Durante algunos períodos (como el de la campaña electoral presidencial de 1967) avanzamos en el trabajo por atraer aliados, pero después no fuimos capaces de conservarlos y multiplicarlos a causa de nuestras concepciones y métodos estrechos. Ahora puede verse que las condiciones para este trabajo han madurado en apreciable medida y que nuestro Partido debe elaborar un lineamiento concreto, con una clara esencia clasista proletaria, para convertir esas condiciones y posibilidades maduras en actuante realidad.

La experiencia internacional es unánime en señalar que el trabajo por el frente único es sólido si se apoya en un movimiento obrero vigoroso y si este movimiento obrero ha logrado ganar a las masas del campo. También es unánime la experiencia internacional en señalar que en la época en la cual el movimiento obrero revolucionario es débil y es débil nuestro Partido, el error más frecuente en el trabajo por el frente único es el error del sectarismo y que la tendencia al error de derecha en este trabajo tiende a aparecer cuando el movimiento obrero y nuestro Partido son fuertes.

4. EL FRACCIONALISMO EN NUESTRO PARTIDO.

El PCS se había mantenido ileso frente a distintas marejadas fraccionarias surgidas en el Movimiento Comunista Internacional, especialmente después de la segunda guerra mundial. El “brauderismo” no logró dividir a nuestro Partido, tampoco lo pudo hacer la corriente izquierdista del “maoísmo” en su momento más floreciente. Durante varios años resistió el PCS el” impacto del izquierdismo extendido en la América Latina en torno de la estrategia “foquista”. Pero en los últimos tiempos pudo formarse un grupo fraccionario que pretendió dividir a nuestro Partido y que decidió separarse de él al no conseguir el éxito que había calculado.

Cooperó en buena medida a la formación del grupo fraccional el aliento de dirección que le imprimió quien era el Secretario Genera1 del Comité Central. Sin su concurso le hubiera sido difícil al grupo de compañeros opositores a la dirección y a la línea del Partido organizarse como fracción. Las causas del fenómeno son empero más profundas. El fuerte componente pequeño-burgués en las filas del Partido, la débil proletarización ideológica y práctica de sus cuadros (en especial de sus cuadros dirigentes) y los errores cometidos por la actual dirección, sus métodos atrasados y burocráticos de trabajo, forman el marco de condiciones que hizo posible que causaran fuerte impacto las corrientes izquierdistas pequeño-burguesas, tan activas en América Latina, y a las cuales el imperialismo ha dado, de un modo u otro, enorme publicidad para favorecer su contagio. No cabe duda que la actitud del imperialismo es en este sentido calculada y perversa.

Las concepciones políticas predominantes en el grupo fraccional difícilmente pueden considerarse como formadas por las tesis que Saúl vino sosteniendo en los últimos tres años. Es cierto que en las debilidades teóricas de esas tesis suyas se encuentran las brechas por las que más tarde pasaría, hasta envolverlo, una concepción estratégica por entero distinta a la que el decía impulsar, pero cometeríamos un error si buscamos en las opiniones del ex-secretario General durante los años anteriores, las piezas componentes de la línea que rige al grupo desprendido de nuestro Partido. Ese error nos podía conducir o bien a condenar absolutamente todas esas opiniones de él, muchas de las cuales son correctas y valiosas, o bien a errar el blanco en la lucha ideológica contra las concepciones izquierdistas pequeño-burguesas, haciendo contra ellas un combate irracional que empuje a nuestro Partido a posiciones de derecha consolidadas.

Por ejemplo, Saúl comenzó en 1967 acusando a los tres restantes miembros del Secretariado de ser renuentes al desarrollo de la lucha de masas, de mantenerse alejados de la lucha de masas y de adoptar por eso una actitud burocrática, insensible ante el creciente desarrollo de la lucha de masas, que en abril de ese año culminó con la Huelga General Progresiva. Acusó a los tres restantes miembros del Secretariado de haberse opuesto a que se realizara esa huelga (lo que en realidad fue una falsedad). Después fue más lejos, acusando a la Comisión Política y al Comité Central de miedo a la lucha de masas y de querer frenarla (balance de la huelga de maestros) Si Saúl fuera hoy fiel a esa posición, estaría impulsando una línea de desarrollo de la lucha de masas, estaría exigiendo y organizando un trabajo de mayor amplitud y agilidad para promover la lucha de las extensas filas del proletariado agrícola, que siguen al margen y bajo la influencia enemiga. Pero no es esa su posición actual, sino otra. El su grupo consideran que la forma de organización debe ser absolutamente clandestina, que no vale la pena ocuparse de ocuparse de difundir por medio de la propaganda y la agitación la línea revolucionaria, que esa son formas “superadas”, que lo que está necesitándose es de la lucha armada y que, ella puede realizarse en nuestro país bajó la forma de la guerrilla urbana (intervención de Saúl ante el Comité Ejecutivo ampliado de la Juventud, después de su renuncia) Miembros de su grupo, muy fieles a las orientaciones de él (como Tania)se pronuncian acerca de la lucha sindical como algo “superado” y anuncian su
Decisión de dedicarse a otras formas de lucha “más revolucionarias.” Otros miembros de ese grupo, afines a él, se dedican en la Universidad a difundir folletos foquistas. Han estado hablando a nombre del leninismo, pero no se preocupan por difundir las obras de Lenin, sus libros, folletos y artículos, sino que se empeñan por dar difusión a la literatura anti-partido que copiosamente se ha producido en nuestro Continente y en Europa durante los últimos diez años, incluso de parte de escritores dudosamente
relacionados con la CIA.

Saúl sostuvo en varias ocasiones dentro de la dirección del partido la necesidad de combinar la lucha reivindicativa y política de las masas, con acciones de violencia. Ahora su grupo sostiene una línea que opone una cosa a la otra.

Dos son, a nuestro juicio, los factores que empujaron a Saúl a esa metamorfosis ideológica.
Primero, sus concepciones no marxistas acerca de las condiciones objetivas y subjetivas de la revolución. Según él, en nuestro país están “más que maduras las condiciones objetivas” y solamente falta hacer madurar las condiciones subjetivas. Saúl ha considerado siempre que las condiciones objetivas son dadas por la miseria de las masas, y puesto que en nuestro país el hambre y la miseria son extensas y graves, dichas condiciones están maduras. Hay que reconocer que tal esquema no leninista acerca de las condiciones objetivas ha estado siendo utilizado durante mucho tiempo en los documentos y publicaciones de nuestro Partido, sin merecer una discusión seria en nuestra dirección cuya debilidad teórica es muy grande.

De esa premisa sobre las condiciones objetivas, Saúl arrancaba un lineamiento táctico y estratégico voluntarista. Puesto que están dadas las condiciones objetivas, todo depende ahora de nuestra voluntad, nosotros podemos menospreciar las condiciones de cada momento y tomar decisiones tácticas radicales porque las masas, pese a cualquier obstáculo surgido de esas condiciones, apoyarán inevitablemente nuestra orientación ya que ellas viven en una situación objetiva madura para la revolución. Tal era en esencia el esquema que guiaba a Saúl. Por eso creía que podíamos realizar huelga general siempre que nos empeñáramos en ello, que podíamos impulsar la violencia si así lo quisiéramos y que, por consiguiente, si discutíamos las condiciones para realizar o no huelga general, boicot electoral o violencia, si discutíamos sobre los resultados que podíamos obtener estábamos frenando, por miedo o traición, el desarrollo de la lucha.

En el resto de la dirección, más que conocimiento marxista-leninista, se oponía a esas concepciones argumentos surgidos de la intuición, del sentido común, y quizás por eso, como reacción ante las opiniones tácticas de Saúl, cuya equivocación saltaba a la vista, surgieron algunas opiniones a las que cabe bien el calificativo de derechistas. En esas opiniones se menospreciaba lo positivo de los métodos de acción que Saúl impulsaba, como aquel de ligarse personalmente con las masas en huelga y ese menosprecio tomó, en boca de algunos cuadros sindicales, la forma de la burla irracional y burda.

Guiándose por sus concepciones voluntaristas, Saúl se lanzó a la huelga de hambre, aún sin el acuerdo de la Comisión Política. Creía que su sacrificio conmovería a las masas sindicalizadas y las llevaría a lanzarse ala huelga general. Otras formas de movilización solidaria de los sindicatos no le satisfacían en ese momento y como no pudo realizarse la Huelga General, y ni siquiera las huelgas parciales pese a que la dirección decidió impulsarlas y se hizo esfuerzos en ese sentido, entonces Saúl sacó la conclusión de que la culpa de ello estaba en la “traición” de los cuadros sindicalistas dirigentes que habían caído presas del oportunismo. No pudo aceptar y no aceptó jamás, que no existían condiciones apropiadas en aquel momento para impulsar las huelgas de solidaridad y que, al contrario, habían muchos factores en contra, ya que eso habría contrariado su esquema según el cual las condiciones objetivas están maduras y en adelante depende de nosotros. Entrado por la brecha de esa inconsistencia tenemos que Saúl fue siendo progresivamente absorbido por las concepciones izquierdistas foquistas. A causa de la debilidad teórica de la dirección no se dio una discusión de profundidad que hubiera podido armar ideológicamente a nuestro Partido y llevarlo a realizar un trabajo sólido para su propia instrucción y para la consolidación de su influencia entre las masas, y quizás a sacar a Saúl de sus erróneos enfoques. Una discusión así se ‘intentó en los
Plenos Ampliados de marzo y abril de l968, pero no alcanzó ella la profundidad debida, además de que se vio después interrumpida. El esfuerzo de esos Plenos Ampliados, que abarcó el examen de casi todos los problemas estratégicos básicos de nuestra línea, pudo haber sido el comienzo de un proceso de estudio de la dirección y de lucha ideológica seria y profunda. Con motivo de la elaboración de las tesis y de los Proyectos de programa que serán sometidos al Congreso ordinario, se produjo otra valiosa oportunidad para desarrollar un esfuerzo de estudio y discusión en profundidad, pero tampoco fuimos capaces de ello. Las discusiones en torno de esos documentos no contaron con el esfuerzo colectivo de estudio y, cosa sintomática, en la mayoría de casos fueron aprobados por unanimidad, incluyendo el voto favorable de Saúl.

Se ha alegado que en esos Plenos se cometió el error de no enviar a las bases el folleto de Saúl “apertura a la Derecha”, porque eso habría, dicen, conducido a la discusión que se necesitaba. Sostenemos que esa opinión es err6nea, “Apertura a la derecha” más que un planteamiento teórico, es una intriga contra compañeros de la dirección del Partido y su difusión, como lo ha demostrado después la difusión de otras producciones similares (“carta al Comité Central” -sobre el acuerdo de participar en las elecciones, por ejemplo) habría producido más confusión y dudas que interés de profundizar en el trasfondo ideológico y teórico. La dirección debió aprovechar el impulso de aquellos Plenos Ampliados, y de la cohesión que alrededor de ellos se consiguió, para impulsar el debate sobre los problemas de nuestra línea, y para organizar el estudio del marxismo-leninismo estrechamente ligado a nuestra realidad y a nuestra experiencia concreta, pero no lo hizo y una vez más la vorágine de los sucesos que vinieron después (llegada de Johnson, descubrimiento del confidente Germán, captura y reaparición de G. T., sucesos de Checoslovaquia, etc.) distrajeron por entero la atención de la Comisión Política y del Comité central de aquellas necesidades fundamentales.

Segundo: el otro factor son las características de la personalidad y de la formación del propio Saúl. Su apasionamiento personalista, su formación dogmática, su místico posesionamiento de la idea de ser él una especie de guardián y encarnación de la pureza proletaria en el Partido, sus complejos psicológicos de inferioridad, su tendencia enfermiza al subjetivismo, que lo llevaba en ocasiones a inventar incluso versiones enteras de como según él habían ocurrido tales o cuales hechos que no había vivido y sobre cuáles habían sido las intenciones íntimas de distintos compañeros en el transcurso de esos hechos inventados, no digamos ya su tendencia a deformar los hechos e intenciones que si había .vivido. Después de formarse él una versión se aferraba intransigentemente a ella y cualquier opinión que tratara de corregirla era rechazada por él con ataques de diverso tipo, incluso si esas correcciones vinieran del resto de miembros del Comité Central y sobre asuntos debatidos en el propio Comité Central. Si el Comité Central actuaba corrigiendo sus versiones, entonces él acusaba al Comité Central de estar bajo el mangoneo de la “camarilla de derecha,”si en el Comité Central surgían opiniones coincidentes con la suya, entonces el Comité Central era un altísimo organismo al cual la “camarilla” no quería escuchar o contra el cual esa “camarilla” ponía en práctica maniobras de parlamentarismo burgués”

Los rasgos de su personalidad lo llevaron también a adoptar una conducta dual en cuanto a los problemas estratégicos y en cuanto a su actitud hacia los demás partidos comunitas. Mientras aquí se precipitaba hacia el izquierdismo foquista, en las reuniones preparatorias de la conferencia mundial del Movimiento Comunista Internacional en las que él participó se alineaba en una posición completamente contraria. Sus rasgos negativos de personalidad le llevaron a presentar ante otros Partidos una imagen deformada de las posiciones de la Dirección y de algunos de sus componentes, a los cuales insistió en presentar como “antisoviéticos.”Esas actuaciones suyas causaron daño alas relaciones internacionales del PCS y han podido ser superados en lo fundamental gracias a las medidas urgentes y ágiles que el Comité Central adoptó al tener conocimiento de esa situación.

Ahora bien, la línea que el grupo desprendido del Partido parece impulsar, no es, como ya dijimos, la suma de opiniones sostenidas por Saúl en los últimos tres años. Lo que allí predomina es el izquierdismo pequeño-burgués del tipo anti-partidista que se ha difundido en América Latina en una lucha por superar teórica e ideológicamente al Partido, empezando por su misma dirección, que deberá tomar eso muy en cuenta.

La experiencia nos demuestra que si tales desviaciones no son enfrentadas mediante un esfuerzo por asimilar la ciencia marxista.-leninista, y de construir el Partido entre el proletariado, se corre el riesgo de incurrir en desviaciones de opuesto tipo y se deja brechas abiertas para que las concepciones extrañas inunden el pensamiento de los cuadros. Pero el estudio del marxismo-leninismo sin relacionarlo íntimamente con el estudio de nuestras condiciones históricas concretas ha demostrado también no ser capaz de armarnos suficientemente para impedir el surgimiento de desviaciones ni para elaborar una línea revolucionaria certera. Muchos cuadros de nuestro Partido han realizado cursos más o menos completos de la teoría marxista-leninista en el extranjero y ello no se ha traducido en un fortalecimiento satisfactorio teórico-ideológico del Partido. Debemos seguir enviando cuadros a realizar esos estudios, pero la Comisión Política y el Comité Central están obligados a realizar aquí un estudio teórico permanente en el marco de un esfuerzo serio por aplicar esos conocimientos a nuestras condiciones concretas, porque sólo así podría aprovecharse la valiosa ayuda que otros Partidos nos prestan en el terreno de la formación de los cuadros.

Simultáneamente con el estudio de la teoría marxista-leninista y de los esfuerzos por aplicarla a nuestra realidad, la Comisión Política y todo el Comité Central deberán mantenerse informados ágilmente sobre la producción teórica de las corrientes desviacionistas contemporáneas, para no ser tomados por sorpresa por planteamientos espectaculares y atractivos. Esta es una perentoria necesidad, puesto que el imperialismo se encuentra operando activamente en éste terreno de la creación de esquemas desviacionistas con apariencia científica. Para ello se hace uso de la sociología burguesa y sus técnicas investigativas, lo mismo que de las contemporáneas escuelas burguesas en el terreno de la historia, la filosofía y la economía política. El irnperia1ismo busca así descomponer nuestras filas.

El balance del impacto orgánico causado por el fracciolismo y de otros aspectos del estado del Partido será presentado en un informe especial.

PROCESO DE APARECIMIENTO Y DESARROLLO DE LA ACTIVIDAD FRACCIONAL

Aunque las discrepancias en los organismos de Dirección datan de varios años atrás, la existencia y funcionamiento de la fracción fue en realidad de poca duración (agosto de 1969 a marzo de 1970). Comenzó con una serie de reuniones promovidas por la Base FRANK PAIS a las que invitaba a compañeros de otras células y de la Juventud, a espaldas del Comité Departamental y de la Comisión Política. Esas reuniones, realizadas con el conocimiento y respaldo de Saúl que era el Secretario General del Comité Central y estaba obligado a defender la unidad del Partido, se dedicaban a la crítica y a los ataques contra la Dirección por sus actuaciones durante el conflicto con Honduras.

Cuando esas reuniones se iniciaron, la Comisión Política, había llamado a todo el Partido a discutir sobre nuestra actuación en tal conflicto, y se había fijado fecha con anticipación suficiente para realizar una reunión del Comité Central, ampliada con invitados, que se dedicaría a culminar el balance de esa actuación. No había, pues, ninguna necesidad de transgredir las normas de vida partidarias para producir esa discusión y la consiguiente condena de los errores cometidos y de las responsabilidades individuales y colectivas en ellos. No había, por otra parte, ningún intento tendiente a no escuchar o dejar al margen de la discusión a quienes sustentaban un punto de vista crítico o lanzaban ataques en contra de la Dirección que pudiera servir de pretexto para el trabajo fraccional que empezaba a manifestarse. Todo lo contrario, fueron invitados al pleno del Comité Central cuatro miembros de la Base FRANK PAIS y la mayoría de los compañeros que sostenían una posición crítica y tanto el extenso documento de Saúl, las tres cartas de la FRANK PAIS, y las cartas de otros compañeros fueron reproducidas y distribuidas entre los miembros del Comité central y los invitados para aquella reunión de balance. (Este Pleno Ampliado tuvo lugar en noviembre de 1969. Nota de Roberto Pineda)

Durante el desarrollo del pleno ampliado, predominó el frontal y coordinado ataque de todo el grupo fraccional contra la Comisión Política utilizando toda clase de calificativos agrios y haciendo gala de un tono marcadamente agresivo. Saúl llegó a acusar a algunos de los miembros de la Comisión Política de cometer actos deliberados de traición. También fue formulada la propuesta de Saúl de cesar la calidad de miembros del Partido a todos sus militantes, para 1uego escoger a aquellos que merecieran tal calidad, a fin de crear así “un Partido de nuevo tipo”; por otra parte abundaron argumentos de autores de conocida posición antipartido en apoyo de los puntos de vista que ellos estuvieron sustentando. Aparte de esos retazos de su posición, el grupo no explicó en realidad la línea que pretendía imponer al Partido.

Como se sabe, el pleno ampliado del Comité Central, terminó aprobando un pliego de conclusiones críticas y autocríticas que recogía en gran medida las que habían formulado Saúl, la base FRANK PAIS y todo el grupo. El pliego, junto con los documentos que sirvieron de base al pleno (el de Saúl, y las cartas de células y compañeros) fueron remitidos después a todas las bases del Partido. El pleno ampliado acordó asimismo abrir la discusión en el Partido no sólo en lo relativo a nuestra conducta durante la guerra, sino también sobre la línea estratégica y táctica del Partido, advirtiendo expresamente que tal discusión debía desarrollarse dentro del estricto respeto a las normas estatutarias, para preservar la unidad del Partido y al mismo tiempo sacar todo el provecho posible de la discusión. La Comisión Nacional de Educación, quedó encargada de organizar ese proceso de discusión.

La Comisión Nacional de Educación dio pasos para organizar la discusión en las bases de San Salvador, utilizando como método el estudio individual y la discusión colectiva en la que según sus acuerdos debían de estar presentes compañeros de la Comisión Nacional de Educación y de la Comisión Política en calidad de invitados. Esto último no fue comunicado a la Comisión Política, por lo que sus miembros no se hicieron presentes a ninguna reunión convocada. Ello fue aprovechado por los dos elementos fraccionales que formaban parte de la Comisión Nacional de Educación, Tomás e Ignacio, de la base FRANK PAIS, para acusar a la mayoría de la Comisión Política de rehuir la discusión negándose a enviar delegados suyos para polemizar con ellos. Aprovechaban esas reuniones para hacer propaganda a las opiniones de su grupo, llevando desconcierto a la membresía. Este tipo de reuniones fueron pendidas por el Secretario General del Comité Departamental de San Salvador, que se negó a seguir organizándolas por la improcedencia del método que la Comisión Nacional de Educación había adoptado.

Las páginas de la “Verdad” también fueron utilizadas para reproducir un suplemento de autor izquierdista desconocido contra la posición del Partido Comunista Chileno en materia electoral y sus métodos de lucha.

Esto fue posible tanta en la Comisión nacional de Organización como en “La Verdad” por varias razones: a) el estado de desorganización en que la Comisión Nacional de Educación se encontraba y b) por la particular actitud del compañero Rabin, responsable de la Comisión Nacional de Educación, que se prestaba al juego de los dos fraccionalistas dentro de la Comisión Nacional de Educación, y o) por la tolerancia de sus actividades de parte de los órganos de Dirección Nacional.

La Comisión Política acordó en el mes de enero del presente año, las normas para impulsar la discusión en el Partido. E1 grupo fraccional sin embargo las violó conscientemente (ejemplo, intervención escrita de Saúl en el Pleno de1 18 de enero del Comité Central que se publicó adjunta a Carta Semanal), Por su parte no había modo de que aquellas normas establecidas y la discusión misma se llevaran a la práctica, pues la Comisión Nacional de Educación y principalmente su responsable el c. Rabín, no respondían al llamado del Secretariado y el Responsable de la Comisión de Educación.

En esa misma reunión sin embargo, Saúl ante los acuerdos tomados expresó que la “discusión era extemporánea” que “ya no era hora de discutir” que todo había sido ya dicho”. Rabin por su parte también se expresó en ese mismo sentido.

Dos posiciones quedaban al desnudo: la del fraccionalista que eludía la discusión cuando se pretendió organizarla y que culminaría su labor de distracción y perjuicio quince días después, presentando su renuncia del Partido y la del liquidacionista pequeño-burgués que perdiendo la perspectiva del Partido, así como su confianza en el mismo, coincidía en la palabra y en la acción con los fraccionalista, aun cuando alegaba tener distinta posición.

La participación en las elecciones de 1970 y su utilización por los fraccionalistas.

La discusión sobre participar o no en las elecciones acumuló más elementos de confusión y conflicto, que pudieron ser aminorados si se hubiera producido esa discusión con mayor amplitud dentro del Partido y con la anticipación suficiente. La Comisión Política estuvo trabajando en torno a nuestra participación electoral desde fines de septiembre, sin elevar esto a conocimiento del Comité Central, sino hasta fines de noviembre, y sólo después de la resolución de éste fue organizado el informe a todo el Partido. A la par, se tomaron medidas, para reconstruir nuestro trabajo en el frente político.

Al mismo tiempo se preparaba y producía la discusión de balance de nuestra actuación en el conflicto con Honduras. Todo esto influyó en el hecho de que no se organizara la información a todo el Partido, y la consiguiente consulta sobre esta cuestión. Pero también influyeron nuestros tradicionales métodos de dirección y otros factores a que se alude enseguida.

En el mes de agosto de l969 fue realizada por la Comisión Política una discusión especial para analizar la situación creada después de la guerra así como para tomar las medidas necesarias para la actuación del Partido. El pliego de las medidas concretas propuestas, se acordó que fueran dadas a conocer a breve plazo a los organismos intermedios y a las comisiones nacionales del Partido, para que organizaran la discusión y su ejecución. Tal tarea que le correspondía cumplir al Secretario General no fue cumplida por Saúl, pese a los reiterados reclamos. Así la discusión sobre la táctica en las elecciones no fue impulsada por esas orientaciones acordadas por la Comisión Política, pero cuando el tiempo corrió, fue Saúl mismo el que enarboló la bandera de la necesidad de consultar al Partido. Se trataba, pues, de una maniobra y en adelante la lucha fraccional iba a actualizar sus estandartes: la crítica de ellos sobre la actuación durante la guerra había sido aceptada en gran medida —y reconocidas por el Comité Central, las responsabilidades colectivas e individuales— y por consiguiente, no podía ya jugar el papel de vía para “profundizar la crisis en el Partido”, en cambio la participación electoral podía ser utilizada como pólvora fresca para los mismos fines.

Todo esto no libera de responsabilidad a la Comisión Política, por el rezago en llevar el asunto electoral al Comité Central; ni su negligencia para organizar la discusión amplia y oportuna en todo el Partido, pero explica la situación en la que se trabajaba entonces en ese organismo de dirección.

Cuando se produjeron las discusiones acerca de nuestra participación en las elecciones, ya el proceso fraccional se encontraba en franco desarrollo. La oposición a participar en las elecciones, los argumentos en contra de las alianzas, las acusaciones de electoralismo, eran repetidos con iguales formulaciones por todos los miembros del grupo en las reuniones de información que fueron organizadas por la dirección en todo el Partido y esos argumentos fueron utilizados más como pretextos que como razonamientos serios.

Durante la campaña electoral los fraccionalistas se dedicaron a boicotear nuestro trabajo, desalentando a los activistas y cuadros. Lograron paralizar la participación de la Juventud y de muchos afiliados a la organización femenina. El trabajo fraccional se hizo más evidente para todo el Partido y adquirió personalidad pública con las publicaciones del llamado “ Comité de Orientación Revolucionaria’ (COR). En variadas ocasiones fueron sorprendidos componentes del grupo fraccional en la tarea de distribuir clandestinamente las hojas agitativas del COR. Sin embargo, la dirección no dispuso de ninguna sanción en contra de ellos. La Comisión Política en nombre del Comité Central se limitó a enviar un llamamiento a todo el Partido para realizar la defensa de su unidad y rechazar cualquier labor fraccionalista. En el documento se dijo, eso sí, que había compañeros que se encontraban haciendo esa labor fraccional y que ello violaba nuestros estatutos y terminaría haciendo objeto de sanciones a los infractores. En realidad la Comisión Política trataba de agotar pacientemente las posibilidades que pudieran quedar para evitar la ruptura. Ya por entonces las discusiones se habían vuelto inútiles como medio para la persuasión, pues Saúl llegaba a las reuniones con criterios formados sobre los problemas y hasta con intervenciones escritas que luego divulgaban, y sin la menor intención de escuchar los argumentos contrarios o de cambiar en ninguna medida sus opiniones, utilizaba en realidad su asistencia a la Comisión Política o al Comité Central, únicamente como un medio para oficializar sus intervenciones, con el fin después de divulgarlas pretextando que no se trataba de opiniones vertidas a espaldas de los organismos superiores, sino expresadas precisamente en las reuniones de estos. En esas intervenciones escritas se contenían deliberadas deformaciones de las opiniones vertidas en las reuniones del Comité Central, y las resoluciones y procedimientos de éste. En aquel momento, pues, ya no podía caber duda de que la fracción preparaba el desenlace conforme a plazos trazados por ella.

Actividad fraccional en el exterior

Mención especial merecen los trabajas que Saúl venía realizando a su vez en el campo de las relaciones internacionales de nuestro Partido. Durante sus viajes este compañero aprovechó para forjar en la mente de compañeros de algunos partidos hermanos una imagen negativa de otros miembros de la Comisión Política, acusándolos de anti-sovietismo, de frenadores de la lucha de masas, etc. En cuanto a su propia imagen, Saúl procuró ocultar ante los partidos hermanos sus marcadas tendencias izquierdistas y para ello, adopta las opiniones opuestas. Esto último, se puso de manifiesto especialmente durante las reuniones preparatorias de la última Conferencia Mundial de Partidos Comunistas y Obreros, y en la propia conferencia realizada en junio del año pasado, como pudo ser comprobado por otros compañeros de la dirección que lo acompañaron a ésta última, y también por dirigentes de partidos de Centroamérica y otros países.

Cuando la crisis fraccionalista se encontraba en su punto álgido, varios partidos hermanos especialmente el PCUS mostraron sumo interés en ayudarnos a resolver bien el problema. El Comité Central aceptó aquella iniciativa fraternal y tomó medidas para ir a su encuentro. En un principio los partidos hermanos tenían, no sólo una información parcial, sino deformada de las cosas que en el Partido sucedían, lo que les llevó a creer incluso que en el Comité Central existían claramente definidas dos posiciones, dos agrupamientos con fuerte tendencia a convertirse en fracciones. También, de que en el Comité Central había una marcada posición antisoviética y separatista del Movimiento Comunista Internacional. Por ello, el Comité Central tomó la decisión de informar oficialmente a esos partidos para que tuvieran a mano mejores elementos. Nombró así, una delegación de su seno para que viajara al exterior con tal propósito; además se acordó enviar todos los documentos internos producidos durante los últimos tres años. En esa misma oportunidad, el Comité Central sostuvo que sería incorrecto trasladar la discusión interna fuera del país; recomendó a la delegación que escuchara con atención las sugerencias, aceptara los ofrecimientos fraternales de
colaboración y responder con toda amplitud a las preguntas formuladas.

Posteriormente, y ante la expresa invitación para que los compañeros Emilio, Pablo y Saúl viajaran a tener conversaciones con camaradas de un Partido vecino, el Comité Central rechazó las pretensiones de Saúl de que esa delegación fuera al exterior investida de “plenos poderes” y tomara allí decisiones obligatorias para nuestro Partido.

Como pudieron comprobarlo después los delegados del Comité Central y varios contactos internacionales, los partidos hermanos no tenían ninguna intención de intervenir en nuestros asuntos internos, pero eso sí querían ayudarnos con sus experiencias a resolver nuestro problema. Al enterarse de la propuesta sostenida reiteradamente por Saúl, contestaron que ellos no habrían aceptado participar en un arreglo de esa clase y que lo actuado por nuestro Comité Central era lo correcto. Además, una y otra vez han reiterado que sus relaciones son con el Partido y no con personas o personalidades, por más relevancia o prestigio que éstas tuvieran.

De todas maneras, la 1aor de Saúl ha dejado cierto saldo de dudas en otros partidos, que han venido disipándose, y que necesitarán de mayor tiempo y de mayor intercambio de informaciones para que terminen de disiparse.

Con franqueza, como deben ser las relaciones entre los partidos comunistas, nuestro Partido continuaré esforzándose por informar a los partidos hermanos y debe seguir escuchando sus opiniones y estimulando sus críticas a nuestra línea y a nuestras actuaciones.

Renuncias.

En el mes de marzo de este año, comenzaron a producirse las renuncias de los componentes del grupo fraccional. Primero se produjo la renuncia colectiva de los cuatro miembros de la Base FRANK PAIS, cuyo texto fue dado a conocer por la Dirección a todo el Partido. E1 31 de marzo, Saú1 presentó su renuncia, expuesta por él, en dos extensos documentos que también fueron divulgados entre las células. Este, aunque con palabras diferentes, repite los argumentos de los ex-miembros de la Base FRANK PAIS. Luego las demás renuncias siguieron el mismo patrón.

Al mismo tiempo que declaraban al Partido un organismo inútil e insalvable, los renunciantes hacían hincapié en un concepto distinto acerca de la Juventud, en donde concentraron sus esfuerzos por ganarla hacia su lado. Cuando fue evidente que tampoco les era posible ganar más que algunos elementos, entonces comenzaron a promover allí el mismo tipo de acusaciones, que culminaron con la renuncia de tres compañeros, a la par de la expulsión dictada por el Comité Central de la Juventud en contra de uno de los principales miembros del grupo fraccional que ya había renunciado del Partido, pero pretendía permanecer en la dirección de la Juventud.

El trabajo de los fraccionalistas logró paralizar casi por completo a la Juventud, llevándola a un estado de inactividad, anarquía y confusión. Este frente es el que más impacto ha sufrido, pues ha quedado totalmente desorganizado. En este frente venían haciendo crisis la orientación y el estilo de trabajo de las principales dirigentes, hoy renunciantes del Partido, y al arreciar la actividad fraccional, ellas fueron las que se encargaron de frenar totalmente lo poco que quedaba.

Hemos dicho atrás que muchos de los señalamientos de los disidentes son justos y deben ser atendidos por el bien del Partido y de su causa. En eso es que radica precisamente el atractivo para algunos camaradas que se sienten atraídos hacia ellos. Pero es necesario también señalar el grave error que han cometido al renunciar del partido y los faltos pretextos que han empleado para justificar su error.

Pretextaron que no se había permitido discutir, y eso es totalmente falso, como puede deducirse de la simple relación de los hechos apuntados.

Se quejaban que la Dirección había organizado la persecución contra ellos valiéndose mañosamente de los estatutos, y eso también es falso. Ninguno de ellos fue sancionado, ninguno salió del Partido por medidas disciplinarias. Es más hasta este mismo momento, no se ha aplicado sanción alguna contra ningún adepto al grupo disidente.

Levantaron el argumento de que la unidad del Partido es un asunto “formal” y no de principio y que, por consiguiente no debía “mantenerse la unidad”, cuando había discrepancias tan profundas. Este es también un faso argumento. Porque precisamente se había abierto un período de lucha interna en busca de una línea estratégica y táctica acertada: se buscaba en palabras, cohesionar al Partido en torno a una línea elaborada por él mismo.

Los fraccionalistas pues, adoptaron una posición muy oscura en a la unidad. Por un lado sostenían que éste era un asunto formal, que no podía sostenerse ni invocarse cuando había discrepancias tan profundas, pero por otro lado, sostenía Saúl que todo podría arreglarse por medio de una delegación investida de plenos poderes que fuera al exterior a ponerse de acuerdo, con el apadrinamiento de partidos hermanos; o bien que un integrado fuera de los estatutos y con una composición al gusto de ellos, podría adoptar una nueva línea sin que ella fuera previamente discutida por todo el Partido. En resumen, los fraccionalistas admiten la unidad pero con una sola condición: que ella se rea1izara en torno de su línea y de su dirección. Cuando se cercioraron de que esto no era posible, renunciaron.

El grupo fraccional, en vez de exponer su línea a todo el Partido para que la discutiera, rompió con él. Así se, consolidó una situación en la que se tiende a mantener vivas las discrepancias, oponiendo al Partido otra organización. Tendremos que hacer muchos esfuerzos para que el enemigo aproveche en el menor grado posible esta situación que le favorece.

Composición del grupo fraccional y otras características suyas

Aunque el grupo siempre estuvo hablando a nombre del proletariado y endilgando a la direcci6n el señalamiento de sustentar una posición pequeño-burguesa propia de intelectuales burócratas universitarios, la verdad es que el grupo no posee propiamente una composición proletaria. Por el contrario, posee un fuerte componente pequeño-burgués. Otra característica que sobresale es la de los vínculos de parentesco que unen a algunos de sus componentes y que han influido poderosamente en sus decisiones de renunciar del Partido.

Es interesante tener en cuenta también la militancia partidaria de estos quince ex-miembros. Los de la Base FRANK PAIS, tuvieron una militancia irregular; buena durante algunos períodos, defectuosa durante otros. Claudio y Tito fueron incluso sancionados a principios de 1969 por su incumplimiento con las elementales exigencias de militancia partidaria y continuaron siendo después malos militantes. Saúl, Oneida y Cristina sí demostraron un buen nivel de militancia celular, el resto han sido malos militantes que no cumplían con los mínimos requisitos leninistas de pertenencia al Partido.

En cuanto a sus características ideológicas, ya hemos dicho atrás que el grupo se encuentra dominado por las posiciones izquierdistas pequeño-burguesas que están en boga en América Latina. Saúl dirige al grupo, pero en rea1idad son sus elementos intelectuales los que le imprimen orientación política e ideológica. La querella que sostuvo Saúl en favor de impulsar resue1tamente la lucha de masas reivindicativas elevándolas a planos superiores: la necesidad de combinar la lucha reivindicativa de las
masas con acciones violentas, etc., han desaparecido y su lugar ha sido ocupado por:
por: la línea de crear grupos clandestinos dedicados a prepararse para “utilizar otros medios de lucha”; el desprecio por la organización sindical y otras formas de organización abiertas; el desprecio por las manifestaciones y concentraciones de masas; el desprecio por la propaganda política, la exaltación y el panegírico de cualquier noticia de acción violenta que se produce en cualquier país latinoamericano; la reproducción de documentos anti-partido.

Con el tiempo, este grupo podría llegar a constituirse en una organización paralela al Partido que desplegará actividades, quizás espectaculares y, que llegará a crear confusión entre ciertos sectores de la parte más avanzada de las masas. El Partido debe tomar en cuenta esa posibilidad al trazar sus planes y su política hacia ese y otros grupos.

Actitud de la Dirección frente a la actividad fraccional

La Comisión Política, no se encontraba firmemente cohesionada cuando apareció la actividad fraccional y por eso no elaboro desde el comienzo un plan determinado para oponerlo a esa actividad. En los meses finales de 1968, se abrió un proceso de discusión de las principales cuestiones del Partido, centrándose la atención en los incorrectos métodos de dirección de los órganos nacionales del Partido. La forma abrupta de la misma, como el método utilizado, causaron fuerte impacto en los miembros de la Comisión Política. El aprovechamiento por Saúl de la situación creada y la semejanza de sus planteamientos con lo que sustentaban otros camarada originó cierta identificación entre ellos. También se produjo un nucleamiento entre los camaradas que eran objeto de más fuerte crítica, con los que fueron impresionados por la discusión franca, pero llevada incorrectamente. Luego, en clara violación de las normas partidarias, más de un compañero divulgó referencias fragmentarias e indebidas de lo que en el seno de la Comisión Política acontecía Todo ello había influido para crear una
atmósfera de dispersión y mutuas reservas, lo cual favoreció a la espontaneidad con la que se enfrentó a la fracción.

La ofensiva fraccional, produjo en el primer momento desconfianza, dudas e interrogantes. No estaba claro aun que se trataba de un trabajo de fracción organizado y solamente sobresalían sus argumentaciones señalando errores y debilidades, falta de capacidad, etc., a la dirección. Ante esas críticas, algunos miembros de la Comisión Política obrando espíritu autocrítico, reconocieron sus errores y debilidades, así como reiteraron ante el pleno, su determinación de dejar sus cargos en la dirección como lo habían expresado en la Comisión Política y en el Comité Central en oportunidades anteriores. Pero, a medida que fue poniéndose en claro que lo que estaba en marcha era una planificada labor fraccional, la actitud de los miembros de la Comisión Política y después del Comité Central, fue cambiando, se fue produciendo la cohesión de estos organismos y el aislamiento de los fraccionalistas.

Sin obedecer a un plan trazado la dirección optó, con el consenso de todos sus miembros, por llevar adelante una política basada en los esfuerzos por resolver las discrepancias dentro del Partido y no en la aplicación de medidas disciplinarias. Por eso Saúl no fue removido de su cargo de Secretario General, aunque ya estaba por completo aislado en el Comité Central y no hubiera sido difícil de concretar esa medida. Tampoco se sancionó a otros y la Dirección se limitó a hacer llamamientos y advertencias en este terreno. Desde luego, que de no haberse producido las renuncias, habría sido preciso considerar la necesidad de aplicar sanciones, pues la actividad fraccional se había desbordado ya y, tolerarla por más tiempo habría redundado en peores efectos para el Partido.

La gran tradición de unidad cultivada en nuestro Partido por mucho tiempo, es sin duda, el factor subjetivo más fuerte que se levantó como muro de contención frente a la actividad fraccional, tanto en los organismos de dirección como en el Partido en conjunto.

Cuando se produjo la renuncia de la Base FRANK PAIS, la Comisión Política, decidió darla a conocer al Partido. Había el consenso tácito de los miembros de la Comisión Política, de que ello ayudaría a que todo el partido discutiera el problema, conociera los argumentos de los fraccionalistas y tomara parte activa en su solución. Cuando se produjo la renuncia de Saúl se hizo evidente que aquello obedecía a un plan y que vendrían después más renuncias. El Comité Central aceptó entonces la renuncia por unanimidad de los presentes (faltaron Oneida y Rabin, que renunciaron después y
Guillermo, Boby y Pío por estar cumpliendo tareas especiales) y con clara conciencia del problema decidió por una parte dar a conocer los dos extensos documentos de renuncias de Saúl a todo el Partido y al mismo tiempo dar a conocer también a todos los organismos un llamamiento para defender la unidad e integridad del Partido. Se decía expresamente en el llamado que todos los organismos y miembros debían de pronunciarse acerca de esa demanda en defensa de la integridad del Partido, sin que ello significara una condici6n de alineamiento con las posiciones de la Dirección o de algunos o alguno de sus componentes en el terreno estratégico y político, lo cual se encontraba y se encuentra en discusi6n con vistas al congreso ordinario, sino, de un llamamiento a pronunciarse a favor de la unidad y defensa de la integridad de nuestro Partido, amenazados por la labor fraccional. Solo conservando la integridad del Partido se puede proceder a superar sus errores y debilidades. Permitir la destrucción del Partido sería el error más grande, la peor traición.

La Dirección se incorporó así a la actividad de defensa del Partido y de la Juventud. La cohesión de sus filas sustituyó a la dispersión. Por eso fue necesario volver a la idea de convocar a este Congreso extraordinario para renovar al Comité Central, y sentar así la premisa orgánica principal para poner rumbo seguro hacia la superación de las debilidades del Partido, hacia su desarrollo como legítima vanguardia del proletariado y de todo el pueblo.

NUESTRAS RELACIONES EN EL CAMPO INTERNACIONAL

En el terreno de nuestras relaciones con el conjunto del Movimiento Comunista Internacional, los principios por los que se ha guiado la dirección del Partido han sido los siguientes: igualdad e independencia de todos los partidos; actitud crítica fraternal para juzgar las actuaciones de otros partidos y para escuchar las críticas al nuestro, por encima de las formas “diplomáticas” que por mucho tiempo ha caracterizado al movimiento comunista Internacional; unidad de acción con todas las fuerzas revolucionarias y anti—imperialistas, pese a cualesquiera diferencias de orden ideológico o de concepciones tácticas y estratégicas; colaboración y solidaridad en la lucha contra el enemigo común: el. imperialismo y la reacción internacional; fidelidad a los principios del marxismo-leninismo; reconocimiento del papel que juega el PCUS como destacamento de vanguardia del Movimiento Comunista Internacional; solidaridad con Cuba Socialista, como avanzada de la revolución liberadora de todos los pueblos latinoamericanos; solidaridad con el pueblo de Vietnam y con todos los pueblos que libran una lucha cruenta cruenta contra los opresores imperialistas; coordinación de la lucha de los Partidos Comunistas y demás movimientos revolucionarios, a nivel centroamericano y latinoamericano, por el triunfo de la revolución democrático-anti-imperialista y eventualmente, de la revolución socialista en nuestros países.

En los hechos, el Comité Central y la Comisión Política de nuestro Partido han desarrollado su preocupación por estar presentes en diversos actos de significación para el Movimiento Comunista Internacional y lucha liberadora de los pueblos.

En 1964, nuestro Partido se hizo representar en la fase final de la campaña electoral presidencial que se desarrolló en Chile y que atrajo la atención internacional. Posteriormente, delegaciones nuestras participaron en Congresos realizados por los Partidos Vanguardia Popular de Costa Rica, Partido Comunista de Chile y Comunista de México.

Nos hicimos representar, igualmente, en la Conferencia Tricontinental que se efectuó en 1966 en la Habana, Al año siguiente, en 1967, una delegación nuestra asistió a la Conferencia de O.L.A.S., también en La Habana, a sabiendas de que la realización y los objetivos de tal reunión respondían fundamentalmente a concepciones estratégicas que nosotros no compartíamos para la marcha revolucionaria do toda América Latina. Nuestra decisión de asistir, sin embargo, estuvo basada en nuestra convicción de que era importante estar presente, exponer en forma franca y crítica nuestros puntos de vista, y aportar nuestro concurso a la unidad de las fuerzas revolucionarias continentales contra el enemigo, por encima de diferencias subalternas. Es interesante tener en cuenta que algunos Partidos Comunistas latinoamericanos, con un criterio distinto, prefirieron no asistir a OLAS.

El hecho de que nuestra representación en OLAS actuara sobre la base de este criterio, divergiendo con los lineamientos sostenidos por representaciones de otras organizaciones revolucionarias e impugnando ataques contra los Partidos Comunistas Latinoamericanos y críticas injustas a la política internacional de la Unión Soviética, dio lugar a la polémica con delegados de movimientos revolucionarios de otros países y con los camaradas cubanos, quienes sustentaban en ese momento en relación con estos problemas, criterios que ellos mismos se han encargado ya de corregir.

Posteriormente hemos dado pasos por desarrollar normalmente nuestras relaciones con el Partido Comunista de Cuba. En 1968 se acordé el viaje de nuestro Secretario General a La Habana y fue significativo que los cubanos, que se habían negado a recibir delegaciones de otros Partidos latinoamericanos, estuvieron dispuestos a recibir a nuestro delegado. Este informó a su regreso que había sido recibido en forma fraternal y que se le habían dado facilidades para visitar distintos lugares del interior del país.

En el período más reciente, no hemos tenido nuevos contactos con los camaradas cubanos ni se ha producido hecho ninguno que en forma práctica desarrolle las relaciones entre nuestros dos Partidos. En diciembre del año pasado, con ocasión de la visita hecha a México por un camarada de la Dirección, se intentó hacer contacto con los representantes cubanos, para expresarles directamente nuestra buena disposición de desarrollar las relaciones amistosas, en diversas formas, pero el intento resultó infructuoso por las dificultades prácticas para hacer el contacto. Sabemos que actualmente la dirección del Partido Comunista de Cuba ha adoptado una actitud positiva en cuanto a las re1aciones con los Partidos Comunistas de Latinoamérica y otros países. Este es un hecho que, debe tenerse en consideración para hacer nuevos esfuerzos por un reacercamiento con los camaradas cubanos.

Nuestro Partido se ha preocupado destacadamente por cultivar las relaciones de amistad y solidaridad con los partidos hermanos de Centroamérica, por condiciones especia1es, esas relaciones han sido más estrechas y más efectivas con unos partidos que con otros. Hemos tomado parte en reuniones de todos los partidos de la región (Centroamérica, Panamá y México) que, si Bien la práctica no se han traducido en una coordinación vigorosa de la lucha contra los enemigos comunes, han permitido el intercambio de experiencias y la unificación de criterios sobre algunos problemas comunes. Habrá que esforzarse colectivamente por dar a estas reuniones un nuevo contenido, en relación con las tareas que plantea la lucha de nuestros pueblos por su liberación.

En el caso del conflicto hondureño-salvadoreño, promovido por el imperialismo y las camarillas gobernantes en estos países, fue una falla muy seria no pudiera producirse un entendimiento concreto con los camaradas hondureños. En los días anteriores a la guerra y contando con la cooperación de otro Partido hermano, hicimos de nuestra parte esfuerzos para reunirnos con los camaradas de la Dirección del Partido Comunista de Honduras, pero problemas de orden práctico parecen haber impedido a estos compañeros concurrir al lugar de la reunión. Nuestros partidos enfrentaron así el conflicto separadamente, cada uno de acuerdo con las condiciones internas del país, en ausencia práctica de los principios del internacionalismo proletario, y cometiendo graves errores, uno y el otro. Reconocemos nuestra cuota de responsabilidad en que los hechos se produjeran de esta manera. Ha sido hasta recientemente que pudo producirse un encuentro de delegados nuestros y del Partido Comunista de Honduras, para examinar la situación todavía delicada que existe entre los dos países, habiéndose desarrollado así conversaciones en un espíritu de fraternal entendimiento y mutua cooperación. Por lo demás, entre el .Partido Comunista de Honduras y el PCS ha existido una ya larga tradición de excelentes relaciones fraternales y activa cooperación práctica.

Debemos mencionar otros hechos registrados en el terreno de nuestras relaciones internacionales.

Merece citarse que una delegación nuestra estuvo presente en los actos en la Unión Soviética con motivo del Cincuenta Aniversario de la Revolución Socialista de Octubre en 1967, y que en ese año estuvimos asimismo representados en una reunión de Partidos comunistas Latj0 nos que tuvo lugar en la Revista Internacional, en Praga.

A propósito de la mencionada publicación, debemos consignar que, durante tres años, de 1964 a 1967, tuvimos un representante permanente en la redacción de la Revista, pero que al ser removido ese camarada no se designo un substituto, por falta de cuadros en la dirección, y nos hemos quedado en los últimos tiempos, sin representante en el importante órgano teórico del Movimiento Comunista Internacional.

Al producirse en 1968 el envió de tropas de los países signatarios del Pacto de Varsovia a Checoslovaquia, nuestro Partido se pronunció públicamente en el país analizando el suceso. Nos faltaron en aquel momento elementos de juicio propios e información para exponerlos y para que fueran aceptados por la opinión pública salvadoreña. Hicimos, sin embargo, reconocimiento de que el envió de tropas de otros países socialistas a Checoslovaquia estaba justificado si el socialismo estaba en peligro en este país por la conspiración del imperialismo y de los enemigos internos.

Nuestro apoyo a lo sucedido en Checoslovaquia fue así condicionado. En el tiempo transcurrido desde entonces, este pronunciamiento no ha planteado problemas internos en el Partido, aunque hay que decir que Saúl utilizó sistemáticamente aquel pronunciamiento nuestro en provecho de su propia causa, calificándolo como una peligrosa muestra más de “derechismo” y como expresión de una postura “anti-soviética”. El Pleno del Comité Central celebrado en noviembre de l68 , que escuchó un informe de Saúl a su regreso de tareas como delegado de nuestro Partido a reuniones preparatorias de la Conferencia Mundial del Movimiento Comunista Internacional, tomó resolución aprobando lo actuado por los miembros del Pacto de Varsovia en Checoslovaquia, aunque entonces no consideró necesario hacer una nueva declaración pública.

Entretanto, a partir de principios de 1968, nuestro Partido se hizo representar en todas las reuniones preparatorias que se celebraron antes de la Conferencia Mundial de Partidos Comunistas, También estuvimos en la propia Conferencia. En todas esas oportunidades y dentro de nuestras propias limitaciones, defendimos resueltamente la causa del restablecimiento de la unidad en el Movimiento Comunista Internacional y pugnamos por el desarrollo del más amplio entendimiento y coordinación de los movimientos progresistas y revolucionarios en escala internacional, por encima de las diferencias existentes en concepciones tácticas y estratégicas. Una delegación de nuestro Partido estuvo presente en el Congreso del Partido Polaco en noviembre de 1968 y otra delegación nos representó en abril último en los actos celebrados en Moscú con motivo del centenario de Lenin.

La solidaridad que en el país hemos desarrollado con la lucha del pueblo de Vietnam ha sido muy pobre. Reconocemos este hecho en forma autocrítica. Por nuestras propias debilidades y deficiencias, no hemos estado en este terreno a la altura que plantean los deberes de la solidaridad internacional. Hemos desarrollado algunos esfuerzos, esporádicamente, sin llegar a desarrollar un trabajo con alcance de masas. En un período contribuimos a la formación y funcionamiento de un Comité de Solidaridad con Vietnam, más o menos representativo, pero el mismo tuvo una actividad estrecha y efímera. En 1968 un camarada de la dirección hizo una visita a la República Democrática de Vietnam. Fue esta la primera oportunidad que tuvimos para visitar al heroico pueblo y conocer de cerca sus extraordinarias experiencias. Nuestro camarada fue recibido con gran espíritu fraternal por camaradas dirigentes del Partido y del gobierno de la R.D.V. Su visita fue una magnifica ocasión para manifestar a los camaradas vietnamitas nuestros sentimientos (de amistad) y para sentar las bases de una cooperación más estrecha entre nuestros dos partidos.
Aparece en otra parte de este informe que Saúl, a lo largo de los últimos años, aprovechó sus viajes al extranjero para presentar una visión deformada de la dirección de nuestro Partido, hasta el grado de acusarla de tener actitudes anti-soviéticas. Esto fue nocivo a nuestras relaciones con otros partidos. A1 enfrentar de lleno al problema fraccional, nuestra dirección supo dar pasos ágiles para corregir los efectos de esa labor. En los últimos meses, diversas delegaciones del PCS han viajado expresamente al exterior para hacer contactos e informar a algunos partidos hermanos, obteniendo de inmediato buenos resultados pero sin duda que serán necesarios otros esfuerzos para mejorar el conocimiento de nuestro Partido y para desarrollar normalmente nuestras relaciones con los demás destacamentos del Movimiento Comunista Internacional.

Concluimos diciendo que el trabajo de relaciones internacionales que ha realizado la dirección del Partido no puede considerarse satisfactorio. No contamos a estas alturas con una verdadera Comisión de Relaciones y nuestro trabajo en este terreno marcha en una forma espontánea, sujeto siempre a los acontecimientos del momento. En lo general, los contactos y las relaciones con otros Partidos son ocasionales. Hay diversos aspectos en el trabajo de relaciones que no se atienden en forma sistematizada y permanente. Es indispensable y urgente que la nueva direcci6n nacional del Partido, que surja de este Congreso, organice planificadamente su trabajo de relaciones, creando la comisión respectiva y dotándola de los elementos y recursos que sean necesarios.

CONCLUSIONES DEL INFORME

1. La nueva dirección surgida del V Congreso no tuvo un trabajo bien equilibrado desde el principio. Se intentó en un comienzo un trabajo planificado, pero no se persistió en el esfuerzo. Hubo también un intento por elevar el nivel ideológico de todos los compañeros, pero no se prolongó mucho tiempo. El no haber hecho el Congreso en el plazo que señalan los Estatutos, y no haber reorganizado por tanto la dirección del Partido, dejó libre la posibilidad de un deterioro creciente y profundo en la calidad del Comité Central, como efectivamente se ha producido.

2. Los organismos de dirección han practicado un estilo de trabajo impropio, en el que ha habido ausencia de una seria planificación, la comunicación con las bases no ha sido constante, se ha practicado ampliamente el liberalismo, y se ha permitido que los organismos de dirección se conviertan en “círculos de discusión” y de discusión interminable.

La dirección colectiva no ha sido una práctica constate en nuestro partido y en algunos períodos ha sido seriamente atropellada. Esto ha conducido a otras graves deformaciones en los estilos de trabajo y de dirección.

3. Por la excesiva centralización y otras causas, el Comité Central no se ha rodeado de las Comisiones Auxiliares, en el número y con la eficiencia necesaria. Esta es una seria debilidad del Partido, que afecta todo su trabajo, interno y de proyección hacia las masas.

La excesiva centralización de responsabilidades y funciones abrió paso al desarrollo del “departamentalismo”, consistente en el hecho de que un mismo compañero asumiera gran cantidad de las más diversas tareas: abiertas y secretas, internas y externas; y concentrara asimismo bajo su control a numerosos cuadros y gran cantidad de recursos materiales, y económicos.

4. En la aplicación de la línea trazada por el V Congreso, que aparece ser aparentemente
multifacética y completa, se incurrió en una nueva forma de unilateralidad.

Entre otras cosas, 1964 y 1965 fueron años en los que nuestra actividad se concentró casi exclusivamente en el trabajo sindical, en tanto que la lucha política la dejamos completamente abandonada.

5. Si nuestra participación en las elecciones de 1964, se había visto subrayada por el espontaneísmo y la improvisación, también nuestra participación en las elecciones de 1966 fue el resultado de una discusión y una preparación tardías de parte de la dirección del Partido. Sin embargo, la incorporación activa de todo el Partido a la lucha política fue el inicio de la rectificación del error antes cometido. La participación en la campaña y las elecciones de 1967 fue un acierto, particularmente en la medida en que permitió llevar a amplias masas la conciencia de la necesidad de cambios profundos en el país. Un aspecto negativo fue la absorción del Partido en la campaña electoral, que condujo al abandono de otras tareas, sobre todo en el frente interno.

6- La participación en las elecciones de 1967 nos llevó a recobrar influencia entre- masas populares y sobre todo entre las masas obreras de San Salvador. Logramos en este sentido importantes avances y amplias bases de influencia para continuar avanzando. No obstante, pasada la campaña presidencial, se abrió un vacío, se puso de manifiesto la ausencia de un plan a largo plazo y una vez más la improvisación sustituyó al trabajo planificado. El trabajo en el frente político se enfrió y llegó de nuevo a desaparecer casi totalmente.

Considerando los errores y debilidades cometidos en nuestro trabajo de aliados en el frente político-electoral; el Congreso recomienda al Comité Central, la elaboración de una línea sobre esta táctica, a manera de evitar en lo posible las alianzas desesperadas-caso de 1968-, con 1o Partidos Políticos.

7-. En enero de 1967 se inició el movimiento huelguístico recesado casi absolutamente durante los 20 años anteriores. Esto fue signo del despertar del proletariado urbano, cuya composición era mayoritariamente industrial (proletariado nuevo y joven de edad). Las huelgas surgieron sin que la dirección del Partido previera y sin que trazara una orientación para las mismas. Esto fue debido en parte a no existir una seria penetración del Partido en el proletariado industrial. Las huelgas se extendieron contagiosamente, se caracterizaron por ser prácticamente todas “de hecho”, con lo cual quedaron rotos en la práctica los obstáculos y limitaciones contenidos en el Código de Trabajo. Una parte do nuestros militantes en el frente sindical mostró desde el primer momento sensibilidad hacia el fenómeno y puso en práctica un nuevo estilo de trabajo. Esas huelgas abrieron una nueva etapa en las luchas de las masas obreras de nuestro país; dejaron a la clase trabajadora y a nuestro Partido grandes enseñanzas.

8— Las importantes enseñanzas dejadas por el movimiento huelguístico obrero no pudieron ser asimiladas plenamente; desde el primer momento, por la dirección del Partido, en gran medida por que ésta se vio embargada por una discusión que duró meses en torno de los errores cometidos y en torno de las acusaciones lanzadas por Saúl contra otros miembros de la Dirección. Sí bien el balance de los primeros movimientos dejó la conclusión de que no debía jugarse a la huelga general, posteriormente, sin embargo, se puso en práctica una concepción voluntariosa, y por tanto falsa, de cómo y cuándo recurrir a la huelga general, lo que dio origen a una marcha desesperada hacia el izquierdismo por el propio Secretario General del Partido. Este enseguida, en lugar de reconocer sus errores, intensificó sus ataques contra otros miembros de la dirección, a los que acusó inclusive do traición, La discusión en estos términos hubo de causar grave daño a la Dirección y a todo el Partido, impidiéndoles aprovechar la experiencia hecha para un mejor y más vigoroso trabajo de masas entre la clase obrera.

9. La línea del V Congreso fue también incompleta en cuanto a orientar el trabajo político-militar del Partido. Los problemas más importantes para dar una correcta orientación a nuestro trabajo militar no fueron abordados, Después del V Congreso se
mantuvo la idea de que la cuestión militar era un asunto exclusivo de la Comisión respectiva y el interés do lo dirección del Partido por estudiar estos problemas fue durante varios años inexistente. A esto contribuyó el fenómeno del departamentalismo
antes señalado. En los últimos tiempos, el trabajo militar tiene un plan bastante definido y se esta haciendo esfuerzo porque deje de ser algo aparte del Partido y de las organizaciones y de la lucha de masas, pero aún se encuentra con bastante rezago en relación con la aplicación de la lucha de línea genera1 aprobada por el V Congreso y en relación con la necesidades que se van derivando de la lucha por la liberación de nuestro pueblo.

El Congreso constató como un grave error, el hecho de que el Partido en su conjunto no participo en la formulación de los planes militares y demandó la superación inmediata de esta situación promoviendo la educación político-militar, y gradualmente dar instrucción en ese renglón a toda la membresía del Partido.

10. El V Congreso señaló la tarea de construir la Juventud Comunista. En el período posterior inmediato, ese trabajo fue orientado en relación con el esfuerzo por ligar nuestro trabajo juvenil a las masas de jóvenes obreros industriales y de asalariados agrícolas. En 1968 fueron intensificados los preparativos pera crear la JC, pero la polémica recrudecida en ese mismo año, en la CP, en torno de los métodos de dirección, afectó aquellos preparativos, ¡La fecha do fundación fue pospuesta sucesivamente! Tampoco se pudo realizar en 1969 por las tareas impuestas por la guerra contra Honduras y por las divergencias planteadas posteriormente en la dirección del Partido. El trabajo fraccional surgido enseguida hizo de la Juventud uno de sus campos predilectos. Elementos fraccionalistas enquistados en la dirección de la Juventud, impusieron a ésta interminables discusiones y provocaron el estancamiento del trabajo. Posteriormente, una actitud flexible y franca de la dirección del Partido hacia la Juventud, ha detenido el proceso de su destrucción. Se desarrolla actualmente un esfuerzo positivo por reconstruirla y hacerla avanzar. Esta planteada, hoy con más urgencia que antes, la tarea de la fundación de la Juventud Comunista.

Para este trabajo el Comité Central debe destacar a los mejores cuadros jóvenes que impulsando esa tarea la lleven a cabo, dentro de un merco que garantice una efectiva coordinación entre el Partido y la Juventud; y por otra parte, que elimine todo liberalismo adoptando una conducta enteramente revolucionaria.

l1. El V Congreso trazó la orientación de desarrollar al Partido ligándolo al proletariado industrial y agrícola, fundamentalmente. Esta era y sigue siendo la premisa más importante para sacarlo do sus bandazos ideológicos y para hacerlo tomar el lugar de vanguardia en el proceso de la revolución. Igualmente, el V Congreso trazó la necesidad de desarrollar al Partido en sentido nacional, poniendo fin a su excesiva concentración en San Salvador. Empero, esta tarea vital no estuvo en el centro de las preocupaciones de la dirección sino hasta finales do 1968, cuando fue creado una Comisión Nacional de Organización que estuvo desde el comienzo compenetrada de su cometido. El Partido ya no esta ahora excesivamente concentrado en San Salvador; existen organismos de base en10 departamentos y han sido creado organismos de dirección intermedia regional que promueven el trabajo de construcción del Partido hacía los centros de mayor concentración de obreros industriales y agrícolas. La construcción del Partido en los sindicatos de San Salvador se encuentra rezagada. El nuevo CC que elija este Congreso debe impulsar la construcción del Partido, haciendo de esta tarea un potente pilar de toda su organización, pero poniendo en cuenta además que esta tarea no es sólo organizativa, es también una gran tarea para al trabajo educativo partidario. Será necesario compenetrar o todas las bases y todos los organismos de la idea de que la construcción del Partido es tarea clave para dar un impulso vigorosa a la acumulación de fuerzas para la revolución. La construcción del Partido entre el proletariado industrial y agrícola prioritariamente, es la condición de mayor importancia poro que éste pueda conquistar la dirección de todo el movimiento revolucionario.

Este trabajo debe impulsarse a nivel nacional integrando en él, a los elementos que dentro del Partido se muestren más decididos al sacrificio que una tarea de tal naturaleza demanda. Esta tarea debe ir acompañada de medidas tales como la agitación previa en las bases del Partido y posteriormente un chequeo de la labor realizada, acompañando todo esto, de una política de cuadros formados en la práctica de la realidad nacional.

El desarrollo del Partido entre las capes medias urbanas, en especial entre las capas medias asalariadas (maestros, empleados, etc.) y entre las masas de campesinos pobres y medios, es también una necesidad para encausar a estas capas hacia la alianza con el proletariado y hacia la revolución.

12— El movimiento sindical que orienta nuestro Partido fue sacado de su insignificancia hasta una situación de importante amplitud orgánica, de composición mayoritariamente industrial, con un prestigio más sólido y más extenso entre la clase obrera y una mayor influencia en la vida política del país. Pese a debilidades, defectos y hasta desviaciones, ese movimiento existe y tiende a ensancharse. Una deficiencia seria es la falta de línea concreta y clara para promover la unidad del movimiento sindical. En años recientes, desarrollamos una campaña para desmembrar a la Central oficialista. Ese fue un error. Es correcto el desmembramiento de sindicatos de las centrales dirigidas por los agentes del imperialismo, y su incorporación a la central que influenciamos. Pero esa no puede ser la línea general de trabajo hacia la unificación del movimiento sindical. La derrota de los divisionistas puede alcanzarse mediarte una ágil y clara línea de unidad, dentro de la cual juega un papel importante el desenmascaramiento de los agentes del imperialismo pero juegan también su papel los pasos encaminados a conseguir acuerdos unitarios con ellos. La presión de “abajo”, de las bases sindicales posesionadas de la necesidad do la unidad orgánica, es el determinante en1a lucha por la unidad sindical; pero sobre la base de esa presión debe buscarse los compromisos por “arriba” y crearse las condiciones para tales “compromisos”.

Al resaltar los importantes avances conseguidos en el frente sindical el VI Congreso Extraordinario, hizo notar la necesidad de fortalecer orgánica e ideológicamente la Comisión Sindical del CC y dar una atención preferente a este frente de parte de los organismos permanentes de dirección, a fin de fortalecer la influencia del Partido, así como para superar problema en el estilo y métodos de trabajo de nuestros compañeros en el frente sindical. También señalo el Congreso la necesidad de que el Partido conozca la línea sindical trazada por la dirección para estar en condiciones de ayudar a su impulso y desarrollo exitoso.

13. El trabajo que desarrolla nuestro partido en el campo es ahora más amplio y está más ligado a la lucha de los trabajadores por reso1ver sus problemas inmediatos. Puede decirse que se ha inaugurado un estilo nuevo de trabajo en el campo, gracias a la existencia en los últimos tiempos de una Comisión Rural que demuestra una percepción acertada de lo que debe ser ese trabajo, que desarrolla iniciativa y que despliega su actividad constantemente, en distintas zonas del país. Los frutos que han comenzado a obtenerse son positivos y estimulan. La perspectiva de este trabajo en el campo es favorable para organizar un movimiento de masas abierto, unido al movimiento sindical obrero y apoyado por él. La nueva dirección nacional del Partido deberá prestar aún más atención al trabajo en este frente, deberá conocerlo más en detalle, tendrá que aprovechar las experiencias positivas y dotar a la Comisión Rural de los elementos humanos y recursos materiales que sean necesarios para el logro de sus objetivos. El partido entero debe compenetrarse de la importancia clave de este trabajo e impulsar las tareas que sean necesarias.

14. El Comité Central debe tomar las medidas necesarias en la reestructuración del frente femenino. Dentro de ello puede realizar una compulsa entre las compañeras del Partido para establecer que posibilidades existen. También se recomienda a todos los miembros del Partido que realicen una labor de persuasión para que sus esposas puedan incorporarse a. ese trabajo que ha permanecido inactivo.
15. El PCS se había mantenido ileso a las distintas marejadas divisionistas que surgieron en el Movimiento Comunista Internacional, especialmente después de la segunda guerra mundial.

En el último período, nuestro Partido sufrió el ataque a su unidad emprendido bajo las banderas del izquierdismo. Durante el desarrollo de la actividad fraccional, que duró pocos meses, se puso a prueba la convicción y la tradición unitaria de nuestro Partido. Los fraccionalistas fracasaron en su intento de provocar una división en dos bloques y no pudieron avanzar mucho más allá de sus propios límites de grupo. El grupo fraccional terminó por separarse del Partido sin conseguir el éxito que habían calculado.

Cooperó en buena medida a la formación del grupo fraccional el aliento y la dirección que lo imprimió quien era el secretario general del Partido, sin embargo, hay que tener en cuenta dos hechos. El primero es que las causas del fenómeno son profundas. El fuerte
componente pequeño-burgués en las filas del Partido, la débil proletarización ideológica y práctica de sus cuadros (en especial sus cuadros dirigentes) y los errores cometidos en la actual dirección, sus métodos atrasados y burocráticos de trabajo, forman el marco de condiciones en que pudo aparecer el grupo fraccional con sus banderas izquierdistas pequeño-burguesas. Por otra parte; las concepciones políticas predominantes en el grupo fraccional difícilmente pueden considerarse como formadas por las tesis que Saúl vino sosteniendo en los últimos tres años. Saúl sostuvo en varias ocasiones dentro de la dirección del Partido la necesidad de combina la lucha reivindicativa y política de las masas con acciones do violencia. Ahora, su grupo aunque no ha asumido públicamente una denominación determinada, sostiene una línea que opone una cosa a la otra. Considera que la forma de organización debe ser absolutamente clandestina. Lo que predomina en las concepciones de ese grupo es el izquierdismo pequeño-burgués del tipo anti-partido que se ha difundido en América Latina. Es evidente que Saúl fue absorbido por las concepciones foquistas, por su propia inconsistencia teórica. Pero es cierto también que la dirección del Partido, por su propia debilidad teórica, no fue capaz do desarrollar una discusión de profundidad que hubiera podido armar ideológicamente a todo el Partido y llevarlo a realizar un trabajo sólido para su propia construcción y para la consolidación de su influencia entre las masas y quizás a sacar a Saúl de sus erróneos enfoques.

16. El hecho de que el grupo fraccional hay salido del Partido no quiere decir que el peligro está conjurado ni mucho menos que no haya nada que corregir. Tampoco quiere decir que
ninguno de los argumentos y señalamientos de los fraccionalistas carezcan de justeza., o que no amenace al Partido más que la desviación izquierdista. No podemos rechazar todas las opiniones del grupo fraccional, muchas de las cuales son correctas y valiosas, ni tampoco debemos desarrollar contra las concepciones izquierdistas pequeño-burguesas, un combate irracional que empujaría a nuestro Partido a posiciones de derecha consolidada. Hay que tener en cuenta, a este respecto, que el peligro del oportunismo de derecha es una realidad en nuestro Partido y no una invención de los fraccionalistas. La dirección del Partido es responsable por errores de clara tendencia derechista, como el caso de la
conducta observado frente al conflicto armado con Honduras. En el frente sindical, al menos en una parte do los compañeros que atienden ese frente, ha sido manifiesta en los últimos años la tendencia a la comodidad, al temor, al burocratismo y al economismo. Parece haber conciencia de esto en muchos cuadros sindicales del Partido pero habrá que librar aún una lucha firme contra esas desviaciones y tendencias, o habrá que resignarse a que el movimiento sindical vegete dentro de un esquema en el que el contenido revolucionario se esfuma.

Considerando al Partido en su conjunto, no debe perderse de vista que, al ir amenguando el peligro izquierdista, el oportunismo de derecha pasa a sustituirlo como peligro principal, a cuyas múltiples manifestaciones habrá que presentar creciente combate ideológico y aplicar diversas medidas correctivas en el inmediato futuro.

El Congreso, al constatar que en el último período la tendencia izquierdista ha sido el peligro principal en el Partido desde el punto de vista ideológico, previene contra el peligro de derecha que puede generarse en la lucha contra la primera desviación, en un partido que como el nuestro, tiene una base social proclive a desviaciones de distinto tipo. Recomienda también el estudio sistematizado y profundo de las causas que dieron origen al trabajo fraccional que ha ocupado al Partido en el ultimo año, en vista de que según se trasluce en el informe presentado a este Congreso, hay una serie de aspectos del mismo que son abordados superficialmente o bien de manera mecanicista, La necesidad de conocer la experiencia internacional en estos terrenos sería de mucha utilidad y de gran valor aleccionador.

Al encarar el problema de los grupos izquierdistas existentes en el país, el Congreso comprobó que el Partido tiene poca información sobre ellos, además de que se carece de una líneo de conducta en ese aspecto. En tal sentido, el Congreso acordó encomendar a los órganos de dirección que fueren electos, estudiar, informarse y conocer la actividad de esos grupos, así como trazar la línea de conducta del Partido ante ellos.

17. Los delegados del VI Congreso Extraordinario acuerdan por unanimidad, dar un voto de apoyo al Comité Central en su conducta seguida frente a la labor fraccionalista y en defensa de la unidad del Partido.

El VI Congreso Extraordinario condena la labor fraccionalista como una labor contraria a los principios leninistas de organización del Partido y nociva a la unidad y la disciplina del mismo.

El VI Congreso Extraordinaria llama a todas las bases a la defensa de la unidad y la integridad del Partido y sus organiciones, y a empeñarse en la construcción del mismo en escala nacional, sobre la base de las conclusiones y resultados exitosos de este Congreso.

18. Partiendo de la experiencia que ha dejado el aparecimiento de un grupo fraccional en el Partido y de como fue posible que este fenómeno se diera, debe hacerse a partir de ahora un redoblado esfuerzo por superar teórica o ideológicamente al Partido, comenzando por su misma Dirección. Las desviaciones izquierdistas pequeño-burguesas deben ser enfrontadas mediante un esfuerzo por asimilar la ciencia marxista-leninista, y por construir el Partido entre el proletariado, a riesgo de que si n se hace así se incurrirá en mayores desviaciones de opuesto tipo y se dejara brechas abiertas para que concepciones extrañas invadan el pensamiento de los cuadros. El estudio del marxismo-leninismo debe ir relacionado íntimamente
con el estudio de nuestras condiciones históricas concretas. Al mismo tiempo que se envía a más cuadros a hacer cursos de marxismo-leninismo en el extranjero, la Comisión Política y el Comité Central están obligados a realizar aquí, un estudio teórico permanente, en el marco serio por aplicar esos conocimientos a nuestras condiciones concretas. Solo de esta manera se podrá alcanzar un fortalecimiento satisfactorio teórico-ideológico de todo el Partido, se armará a este para impedir el surgimiento de nuevas desviaciones y se le pondrá
en condiciones de elaborar una línea revolucionaria certera.

El VI Congreso Extraordinario del Partido señala como una de las más graves deficiencias del Partido, el estado de descuido en que se encuentra el frente de educación interna. Recomendó a los órganos de dirección correspondientes, tomar las medidas pertinentes siguientes:
-organizar y hacer funcionar permanentemente en el país, la Escuela de cuadros.
-Elaborar una adecuada política cuadros que comprenda la promoción de camaradas obreros y campesinos, combinando su formación en el país con estudios en el exterior.
-Organizar y garantizar el estudio permanente de 1os miembros de la dirección nacional pare lograr superación constante y mayor capacidad política.

19. Las ideas revolucionarias y de cambio en general, han alcanzado en los últimos años una extraordinaria difusión en nuestro país. Han contribuido a este suceso el prestigio internacional creciente de las ideas del socialismo, la autoridad y el poderío de la Unión Soviética y demás países socialistas, el auge de los movimientos de liberación en Latinoamérica y otros con continentes, y la propia labor realizada por nuestro partido dentro del país. Ahora es mucho más extensa, en sentido nacional, la influencia de las ideas revolucionarias; diversos sectores de las capas medias urbanas se han visto precisados a tomar posición a favor de los cambios radicales y este problema ha pasado a constituir el centro de la lucha política. Algunos acontecimientos recientes han permitido constatar que existe una coincidencia amplia de muy diversas fuerzas políticas entorno de la necesidad de los cambios profundos en nuestro país. Esto determina hoy la existencia de condiciones muy superiores a las de cualquier época pasada para enfrentar la línea del imperialismo y toda otra política reaccionaria., desde las posiciones de una línea revolucionaria con una amplia base social y una amplia concurrencia política de diversas fuerzas organizadas y personalidades. Una de las tareas que trazó el V Congreso fue la de “sentar al menos las bases del frente único”. Pero el notorio sectarismo obstaculizo el cumplimiento de esa tarea en los años posteriores. En las condiciones que ahora han madurado tan considerablemente, nuestro Partido debe a breve plazo trazar con la mayor claridad posible una línea inteligente para realizar un activo trabajo por el frente único en este país. Esa debe ser una línea con una nítida presencia clasista proletaria, que convierta en actuante realidad las condiciones y posibilidades maduras del momento y que enfrente victoriosamente la política reformista reaccionaria emprendida por el imperialismo y su gobierno para fortalecer 1a vía capitalista dependiente de desarrollo.

20. En nuestras relaciones con el conjunto del Movimiento Comunista Internacional, los principios por los que se ha guiado la dirección del Partido han sido los siguientes: igualdad e independencia de todos los Partidos; actitud crítica fraternal parara juzgar las actuaciones de otros Partidos y para escuchar las criticas al nuestro; colaboración y unidad firmes contra el enemigo común el imperialismo y la reacción internacional, por encima de cualesquiera diferencias de orden ideológico o de concepciones tácticas y estratégicas; fidelidad a los principios del marxismo-leninismo; reconocimiento del papel de vanguardia que juega el PCUS en el Movimiento Comunista Internacional; solidaridad con Cuba, como avanzada de la revolución liberadora en Latinoamérica; solidaridad con el pueblo de Vietnam y con otros pueblos que libran una lucha cruenta contra los opresores imperialistas; coordinación de la lucha de los Partidos Comunistas y demás movimientos revolucionarios, a nivel centroamericano y latinoamericano, por el triunfo de la revolución democrático-antiimperialista y, eventualmente, de la revolución socialista en nuestros países. En los hechos,, la dirección de nuestro Partido ha desarrollado su preocupación por hacerse presente en diversos acontecimientos de significación para el Movimiento Comunista Internacional y para la lucha liberadora de los pueblos. Nuestro Partido se ha preocupado destacadamente por cultivar las relaciones de amistad y solidaridad con los partidos hermanos de Centroamérica. Se ha hecho representar en todas las reuniones de los partidos de la región, pero considera que el contenido de éstas debe cambiar a tono con las tareas quo plantea la lucha revolucionaria de nuestros pueblos. En conclusión, no puede considerarse satisfactorio el trabajo de relaciones internacionales que hemos venido realizando. Es indispensable que la nueva dirección nacional que surja de este Congreso, organice planificadamente ese trabajo, creando la comisión respectiva, dotándola de los elementos y recursos que sean necesarios.

21, El VI Congreso Extraordinario, considerando que la forma colectiva de dirección es la más indicada en este momento, acuerda en lo referente a los estatutos y de manera transitoria la reforma de los artículos siguientes en la forma que sigue: (…)

CEM publica informe político del VI Congreso del PCS de agosto de 1970

SAN SALVADOR; 21 de diciembre de 2006 (SIEP) “En 1970, luego de cuarenta años de existencia solitaria del Partido Comunista, surgen en El Salvador otras expresiones de izquierda revolucionaria. La visión de los comunistas frente a este fenómeno quedó reflejada en el informe general presentado ante el VI Congreso del PCS” destacó el Lic. Roberto Pineda, Coordinador del Centro de Estudios Marxistas “Sarbelio Navarrete.”

“Asumimos la responsabilidad como CEM de publicar digitalmente este Informe General del Comité Central al VI Congreso extraordinario del PCS, realizado en agosto de 1970, donde se hace un balance de la ruptura ocurrida cinco meses atrás que posteriormente se transformará en la organización político militar Fuerzas Populares de Liberación “Farabundo Martí,”FPL.”

“Han pasado más de cuarenta años desde que este informe circulara clandestinamente en sindicatos y gremios, y que iluminara el camino de la lucha contra la dictadura militar y el imperialismo yanqui de los revolucionarios salvadoreños de aquella época. Es un documento histórico de valor incalculable ya que nos permite penetrar en las valoraciones políticas que realizaban los comunistas salvadoreños de esa época” precisó.

“Esperamos que este valioso documento político pueda servir a las nuevas generaciones de revolucionarios y revolucionarias salvadoreños aglutinados en el Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional, FMLN, que hoy continua luchando para hacer realidad los sueños de miles de héroes y mártires de nuestro proceso revolucionario.”

Subrayó el docente universitario que “hacemos esta publicación como un homenaje a Schafik Jorge Handal, quien fue seguramente su autor principal. Así como también a Saúl Santiago Contreras, Oscar Gilberto Martínez, Fidelina Raimundo, Liliam Jiménez, Rosa Braña, Raúl Castellanos Figueroa, Rafael Aguiñada Carranza, Jorge Arias Gómez, Salvador Cayetano Carpio, Virgilio Guerra, Daniel Castaneda, Miguelito Mármol, Segundo Ramírez, Modesto Ramírez, Federico Baires, Eduardo Calles, y tantos otros y otras comunistas salvadoreños.”

Finalmente Pineda hizo un llamado a “estudiar nuestra herencia teórica marxista, derivada de nuestra historia, para poder enfrentar con éxito los nuevos desafíos de esta época mundial de globalización y de nuevos retos para los revolucionarios salvadoreños aglutinados en el FMLN.”

El camino de Schafik: practicar el ayuno del Señor…

El camino de Schafik: practicar el ayuno del Señor…*

Reflexión sobre Isaías 58:6-12

“¿No es antes el ayuno que yo escogí, desatar las ligaduras de impiedad, deshacer los haces de opresión, y dejar ir libres á los quebrantados, y que rompáis todo yugo?¿No es que partas tu pan con el hambriento, y á los pobres errantes metas en casa; que cuando vieres al desnudo, lo cubras, y no te escondas de tu carne?
Entonces nacerá tu luz como el alba, y tu salud se dejará ver presto; é irá tu justicia delante de ti, y la gloria de Jehová será tu retaguardia. Entonces invocarás, y oírte ha Jehová; clamarás, y dirá él: Heme aquí. Si quitares de en medio de ti el yugo, el extender el dedo, y hablar vanidad; Y si derramares tu alma al hambriento, y saciares el alma afligida, en las tinieblas nacerá tu luz, y tu oscuridad será como el medio día; Y Jehová te pastoreará siempre, y en las sequías hartará tu alma, y engordará tus huesos; y serán como huerta de riego, y como manadero de aguas, cuyas aguas nunca faltan. Y edificarán los de ti los desiertos antiguos; los cimientos de generación y generación levantarás: y serás llamado reparador de portillos, restaurador de calzadas para habitar…”

Deseamos agradecer al FMLN por esta invitación a realizar este Culto Ecuménico…

Isaías fue un gran profeta del Antiguo Testamento, un gran luchador por la justicia y la paz, de la misma forma que Schafik fue en El Salvador un gran profeta de la democracia y del socialismo. Tanto Schafik como Isaías desataron las ligaduras de impiedad, denunciaron la opresión de los poderosos y se identificaron con el sufrimiento y las esperanzas de los humildes. O sea que practicaron el ayuno del Señor, el verdadero ayuno del Señor.

La vida es como un camino. El camino de la vida de Schafik estuvo orientado siempre por la lucha por la justicia. Desde muy joven sintió el llamado a dedicar sus esfuerzos a trabajar por los intereses del pueblo salvadoreño.

Nosotros como Iglesia Luterana Popular, integrantes de las Comunidades de Fe y Vida, platicábamos bastante con Schafik. Y una vez le preguntamos si el creía en Dios. Y nos respondió que en ese Dios que nosotros predicábamos, el dios del Éxodo, el Dios de Jesús de Nazaret, el rebelde crucificado, en ese Dios si creía. No creía en el Dios que legitima la explotación. Y le explicamos que ese era el Dios verdadero, los demás son ídolos.

Schafik desde muy joven fue impactado por las luchas populares. Nos contaba que una tarde estaba recibiendo clases, estudiaba en el Colegio García Flamenco que entonces quedaba en la Avenida Cuscatlan, cuando llegaron unos estudiantes y le pidieron permiso al profesor para hablarles. Y un joven les dijo: ha sonado la hora de la liberación…hemos iniciado la Huelga general…y los exhortó a apoyar. Y entonces ellos tomaron sus útiles y salieron del aula. Schafik se fue corriendo para tomar el último tren hacia Usulutan. Ese fue el bautismo político de Schafik. A los 14 años. Estando ya en su pueblo, semanas después se enteró de la caída del tirano Martínez. La semilla estaba sembrada.

En 1950 nos lo encontramos en la Universidad de El Salvador estudiando derecho. Entonces la U quedaba al costado oriente de Catedral. Y entonces inicia su participación política. Empieza a practicar el ayuno del señor del que nos habla el profeta Isaías. Y se destacó en la lucha por la Reforma Universitaria, en la lucha porque la Universidad abriera sus puertas a los jóvenes de los sectores populares, y pusiera sus recursos, sus instalaciones al servicio del pueblo salvadoreño.

Luego viaja estudiar a Chile. Y continua su aprendizaje de la vida y de la lucha, bebe en lasa tradiciones del movimiento obrero y revolucionario chileno. Y al regresar a El Salvador se integra al Partido Comunista, organización a la que dedicó buena parte de su vida, de su pensamiento, de sus energías revolucionarias.

Es en lasa filas del PCS que Schafik participa a finales de los años cincuenta en las luchas que conducen al derrocamiento del dictador Lemus en octubre de 1960. Schafik desde la clandestinidad impuesta a los comunistas orientaba el combate contra la dictadura militar, la oligarquía y el imperialismo.

A principios de 1960, Schafik inspirado en la gloriosa Revolución Cubana, organiza el FUAR, el Frente Unido de Acción Revolucionaria, que estaba integrado por columnas, la obrera, la campesina, la juvenil…y fueron grandes batallas, hasta cayó preso, en una escuela política-militar en La Campiña, y la presión del pueblo lo liberó…

En los años 67-68 del siglo pasado, acompañó a los movimientos huelguísticos, a las gloriosas huelgas de panificadores, de maestros, así como a la campaña electoral presidencial que llevaba como candidato al Dr. Fabio Castillo, cinco soluciones para cinco problemas era la premisa del PAR ¿se acuerdan? Y grandes movilizaciones y se habla de reforma agraria…Y Schafik anduvo en todo esto…perseguido por la dictadura, pero presente desde la clandestinidad.

Y es el artífice de la gran alianza política de democratacristianos, socialdemócratas y comunistas expresada en la Unión Nacional Opositora, la UNO, que llevó en el 72 a Napoleón Duarte y en el 77 al coronel Ernesto Claramount como candidatos a la presidencia. Y se ganaron ambas elecciones y la dictadura militar hizo gigantescos fraudes…y la gente en 1977 indignada se tomó la Plaza Libertad y la dictadura ejecutó una sangrienta represión el 28 de febrero de ese año. Y en todo este esfuerzo, estuvo la conducción estratégica de Schafik.

A finales de los setenta Schafik dedicó su pensamiento y acción a crear las condiciones para la reunificación de la izquierda, que estaba dividida en cinco expresiones, el PCS, las FPL, el ERP, la RN y el PRTC. Y se crea la DRU, y nació la esperanza. Se iba a romper el yugo del militarismo. El 22 de enero de 1980 como expresión de esa unidad tan deseada por el pueblo marchan por las calles de San Salvador miles y miles de personas, de as organizaciones revolucionarias de masas, del Bloque, del FAPU, de las Ligas, del MLP, del UDN.

Y luego viene la guerra, una larga guerra de doce años, y Schafik de nuevo esta al frente de este esfuerzo, en octubre de 1980 se crea el FMLN, cinco dedos se unen para formar un puño y golpear a la dictadura militar y al imperialismo. Schafik pasa a integrar la inolvidable Comandancia General. Y se crean los frentes de guerra, Morazán, Chalatenango, el heroico Guazapa, y Schafik destaca por su visión estratégica en lo militar.

A finales de los ochenta, inicia un nuevo desafío para este experimentado luchador revolucionario. Comienza el periodo de diálogo y negociación con el Gobierno salvadoreño para concluir la guerra y de nuevo Schafik esta al frente de este esfuerzo. Y su pensamiento, su visión, se dedica a trazar los linderos de un nuevo país, desmilitarizado y democrático. Schafik fue de los artífices de los Acuerdos de Paz de 1992.

A partir de ese año 1992 surgen nuevos desafíos, el FMLN se convierte en partido político. En un gran partido de masas. El FMLN es el hijo, el resultado, el fruto más valioso de la acumulación histórica de muchos años de lucha del pueblo salvadoreño, por la democracia y el socialismo. Y Schafik fue construyendo este Partido, el FMLN es la herencia que Schafik nos dejó, es el tesoro que debemos de proteger y fortalecer, porque esta forjado con la sangre y el sacrificio de miles de salvadoreños y salvadoreñas.

El ejemplo, el pensamiento, el testimonio profético de Schafik continúa y continuara iluminando el caminar del FMLN, nos ayudar a enfrentar los nuevos desafíos de la lucha. Schafik nos da la fuerza y la inspiración para que en el 2009 conquistemos la victoria con la formula de la esperanza, con Mauricio y Salvador. Ese es el desafío. Romper con los yugos de la opresión como nos lo enseñó Isaías y como nos lo enseñó Schafik. Amén.

  • Predicación realizada por Rev. Roberto Pineda, de la Iglesia Luterana Popular, ILPES en Culto Ecuménico el pasado 23 de enero de 2008, en Vigilia convocada por el FMLN y realizada en la tumba de Schafik, en el Cementerio General de San Salvador.

Los hechos que escribieron sueños

Por Tomás Andréu

SAN SALVADOR – Salvador Sánchez Cerén, candidato a la vicepresidencia de El Salvador por el partido Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN), presentó su libro autobiográfico “Con sueños se escribe la vida”, en un salón de un hotel capitalino totalmente abarrotado.

Como antesala a la presentación del libro, se proyectaron imágenes de distintas etapas de la vida de Salvador Sánchez Cerén, que en ese entonces –y en actualidad también, era conocido como Leonel González. Con música de fondo de Silvio Rodríguez, Daniel Viglietti y Víctor Heredia, el salón Bristol del hotel Princess, casi lleno en su totalidad, se preparaba para la presentación oficial del libro.

En la mesa de participantes se encontraban representantes de Editorial Ocean Sur, responsables de la edición del libro, representantes de Editorial Morazán, quienes se encargarán de la venta de la autobiografía, la diputada Lorena Peña del Parlamento Centroamericano (PARLACEN), quien hace el prólogo del libro y además brindó unas palabras al público, la poeta Silvia Elena Regalado, comentarista del libro, el candidato a la presidencial del FMLN, Mauricio Funes, el director de la Biblioteca Nacional, escritor Manlio Argueta y la hija de Leonel González, Claudia Sánchez.

“Con esta obra, Leonel nos propone profundizar los Acuerdos de Paz y señala que la igualdad formal en el terreno político no basta, sino que tenemos que buscarlo también en lo económico, en las oportunidades sociales”, dijo en su participación la diputada Lorena Peña. Mauricio Funes por su parte, fue categórico en señalar, utilizando las palabras del rector Ignacio Ellacuría, asesinado durante el conflicto armado por militares, que “la humildad de una persona, es la más clara expresión de la inteligencia”, en referencia a su compañero de fórmula, Sánchez Cerén.

En la intervención de Leonel González, habló de los hechos que vivió y plasmó en su libro a partir de eso expresó que “no podemos permitir que se nos traté de arrinconar. Tenemos que buscar los espacios de negociación y concertación”. También Leonel González hizo un acto público a sus familiares presentes que por causa de su lucha salieron del país: “yo les pido perdón a mis hermanos por haberlos separado”.

Entre los asistentes se encontraban representantes diplomáticos acreditados en El Salvador, magistrados, religiosos, estudiantes, académicos y diputados, como la diputada de Alianza Republicana Nacionalista (ARENA), Gloria Salguero Gross.

“Con sueños se escribe la vida”, es un documento testimonial muy importante para la historia de El Salvador por estar escrito por uno de sus protagonistas, que ha participado en distintas etapas políticas para la creación de nuevos escenarios en el país.

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SAN SALVADOR – Salvador Sánchez Cerén fue maestro, dirigente social, líder de las FPL y en la actualidad, miembro de la cúpula del FMLN y candidato a la vicepresidencia para las elecciones de 2009. Ha escrito su autobiografía (*), en la que relata parte de su historia y de las luchas sociales que se vivieron en el país.

Leonel González, como era llamado cuando perteneció a la guerrilla salvadoreña, habló con ContraPunto de su libro autobiográfico y nos dio un bosquejo de lo que este aborda. Mientras evocaba aquellos momentos, la luz de sus ojos lo abandonaba al remembrar hechos trascendentales en su vida, como el asesinato de la dirigente Ana María. Esto fue lo que dijo de “Con sueños se escribe la vida”.

¿Desde cuándo empezó a escribir el libro?

Yo no tenía conciencia de lo que era relatar nuestras vivencias. Desde que firmamos los Acuerdos de Paz ha existido la exigencia de relatar todos esos procesos históricos. Después de los acuerdos hice el primer esfuerzo y ese esfuerzo quedó truncado. Le di más importancia al trabajo político. Fui interrumpiendo la escritura meses, un año y con quien hice el intento, entiendo que se sintió frustrado. A partir de 2005 volvió a insistir este compañero Perales del país Vasco quien conoce muy bien la historia nuestra. Mi hija también fue mi aliada que me permitió hacer el libro. Pasamos un año: horas de sábado, domingo. Tuvo la paciencia de escucharme, de grabarme, transcribir, editar. Luego Perales le daba la redacción final. El libro es un esfuerzo desde los Acuerdos de Paz. Estoy convencido que es bueno escribir nuestra vivencias. Con el poeta David Escobar Galindo en el proceso de negociación tuve interlocución y después de los acuerdos esa interlocución se hizo más frecuente, pues después de los acuerdos hubo situaciones críticas y le buscábamos a él como interlocutor y bueno, yo le dije “mira he hecho mi autobiografía, me gustaría entregártela y que tú la comentaras” y me respondió “mira, tengo dificultades con mi tiempo. Lo más seguro es que voy a salir del país”. Galindo me dijo que la historia es más veraz cuando los hombres y mujeres que vivieron esa etapa la escriben, ya sea desde una visión y eso permite que la historia sea viva, de verdad. Esas palabras me estimularon.

¿Qué temas aborda en su autobiografía?

Muy difícilmente se puede hablar de todo. Hay aspectos de mi vida que aún no he decidido darlos a conocer. La realidad del país no lo permite, hay que esperar el momento. Alguien quien lo lea puede decir, “Salvador no habla de su relación con Cuba, Fidel, Daniel Ortega”, es decir, los dirigentes revolucionarios de América Latina y también los detractores podrían decir “aquí no se habla de todas las políticas financieras que tuvo las FPL (Fuerzas de Liberación Popular) en sus primeros años”. Eso temas por la coyuntura no se pueden abordar, pero eso sí, llegará su momento. El libro relata mi infancia en mi pueblo natal y después se vincula con mis estudios normalistas, mi trabajo en las zonas rurales donde la gente era muy pobre, mi incorporación a ANDES-21 de junio (Asociación Nacional de Educadores Salvadoreños), mi incorporación en 1972 en las FPL, mi responsabilidad de padre, maestro y de una organización guerrillera. Todo esto no lo hubiese podido realizar sin mi esposa, luego la etapa de la lucha revolucionaria de masas, el despliegue de la lucha armada, el suicidio de Marcial, el asesinato de Ana María, mi relación con la Comandancia General. Analizo también el asesinato de Ana María, el suicidio de Marcial y la capacidad que tuvo de salirse del Partido Comunista (PC) y cómo toma el ejemplo de la Revolución Cubana para construir de cero armas una de las fuerzas guerrilleras más importantes de aquella época. La etapa del proceso de negociación y después incorporo unas reflexiones finales a los firmados Acuerdos de Paz, cómo veo el futuro de El Salvador. Por eso me agrado el título del libro: “Con sueños se escribe la vida”, como etapa de la guerra, de la ofensiva y mi vivencia termina cuando se inicia el proceso de negociación hasta convertirnos en partido político. Por eso me gustó el título. Soñamos todos, unos los consideran utópicos. Mi autobiografía es con muchos sueños pero con mucha decisión, trabajo, no sólo mío, mi núcleo familiar y de mucha gente que luchó colectivamente. También toco el tema cuando un dirigente pone su persona por encima del pueblo y de su partido, pues crea en las personas degeneraciones…

Quería llegar a este punto, porque se dice que su libro da luz al suicidio de Marcial y el asesinato de la comandante Ana María, ¿Realmente fue Cayetano Carpio el autor intelectual de la muerte Ana María?

Eh…, pues lo que yo presento es toda la información y la investigación que hicimos. Hubo una reunión del Consejo Revolucionario y llegó a la conclusión de condenar a Marcial por esos hechos. En el gobierno de los sandinistas se tuvo que someter a la justicia a los hechores materiales y esos hechores arrojaron luces sobre ese caso. El tema que yo planteo es cómo un alto dirigente y tan sensible que luchó fuerte contra la dictadura por qué llega a esos niveles de deformación, o sea, no hay duda. La duda nuestra es por qué llegó a esto…

¿Qué duda? ¿Al suicidio de Marcial o el asesinato de Ana María?

El suicidio más que todo, es decir, porqué una persona que ha tenido estos valores llega a ese nivel de deformación. Yo reproduzco los documentos, no para condenar, el juez es la historia en la vida, trato de explicar de cuáles fueron las deformaciones, porque para mí, lo que uno debe buscar es fortalecer valores y señalar también las deformaciones que se dan en esos valores. Yo voy más en esa lógica de porqué un revolucionario tan íntegro llega a eso, más que aquello de fue o no fue él.

Usted que lo conoció, ¿Marcial era estalinista?

Claro que sí, pero en Marcial estaba más tema de que las FPL habían caído en manos de pequeños burgueses y que estos estaban dirigiendo la revolución por el camino equivocado. El no creía en la unidad, creía que las FPL fueran las fuerzas aglutinadoras y los demás debían someterse a las FPL, tampoco creía en el diálogo ni en la negociación. Para él eso era traicionar la revolución. Eso hizo que las FPL entraran en crisis fuerte con su pensamiento y eso evitaba que el FMLN (Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional) pudiera desplegar sus unidades y energía. Marcial entró en contradicción con todo el comando central de las FPL. Cerca de Marcial hubo personas que lo adulaban, y él no necesitaba eso y hay que reconocerle su talante y valores revolucionarios pero eso de la estimulación le fue permitiendo que se creyese, el único, el iluminado que podía definir la revolución. Como te digo, esto es un punto de vista, puede haber otros pensamientos discrepantes pero trato de hacer el esfuerzo de explicar dentro de lo que era el colectivo de las FPL, por qué se da ese proceso de degradación de un gran revolucionario.

En la construcción del libro, ¿Cuál fue el episodio más duro de recrear? Tomando en cuenta la carga emocional, afectiva y sentimental que esto implica

El suceso en el interior de las FPL: Marcial y Ana María. Yo conviví con los dos. Con Ana María trabajé como maestro. Ella me visitaba mucho allá en mi pueblo. Con ella visitamos casi todo el país. Había una relación de trabajo, de compañeros, es más, Ana María tenía ese cariño de madre. Ya estaba estudiando yo cuando mi madre murió y no dejaba de sentir ese vacío y ella tenía esa capacidad de afecto familiar, de madre. Recién formada la comandancia, nombra a Marcial el coordinador. En las disputas en el interior del FMLN entre el ERP (Ejército Revolucionario del Pueblo) y las FPL, el ERP llegó a la conclusión que no era necesario un coordinador y trabajaron para que se desconociera a Marcial como coordinador y las FPL decidieron que Marcial saliera de la comandancia y que quedara Ana María, pero me nombraron a mí para sustituir a Marcial. Llegué un día a la capital a una casa de seguridad cuando de repente llegó una compañera me despertó diciéndome que por la radio se hablaba de la muerte de Ana María. Yo no pude llegar a los sepelios. Relatar eso para mí es doloroso. En Nicaragua hubo capturas y eran de las FPL, de la seguridad que vivían con Ana María. Ella confesó que les abrió la puerta, que era parte del plan y vinculó a Marcial y otras personas. ¿Cómo es posible llegar a ese tipo de errores? Es complicado reconocer que una organización revolucionaria, no está exenta de errores, de errores gravísimos. Marcial me dijo que me quedara en su casa porque no era seguro. Me fui. Cuando era demasiado noche ahí me quedaba a dormir. Todo eso pensábamos que era la CÍA (Agencia Central de Inteligencia) pero el Frente Sandinista nos dijo que era un problema interno de las FPL. Llegamos a una conclusión y le dijimos a Marcial que se fuera a un lugar seguro (La Habana)…

¿Por qué lo querían enviar a La Habana?

Porque lo podían capturar o actuar contra él. Es que era tan raro el ambiente que uno no descartaba que alguien pudiera hacerle algo. Eso él lo consideró como una detención si lo mandábamos allá. El tenía un arma de dos tiros que le regaló el presidente Torrijos de Panamá y con esa arma se suicidó. Al escuchar la detonación fuimos a ver y en efecto, se había suicidado. Esas fechas me golpearon. Uno quisiera olvidarlos, ignorarlos. Volver a armar lo que sucedió, lo siento complicado. Uno internamente quisiera cerrar eso pero hay responsabilidad con la historia.

En su autobiografía, ¿aparece el caso Mayo Sibrían?

No, no aparece a profundidad. Está dentro de los errores, del reconocimiento de los errores. Está poco tratado. El fenómeno es que a partir desde 1981, 82 y 83 la guerra la se hubiera ganado militarmente, casi acabamos con todas las guarniciones como FMLN y como FPL liberamos zonas. El enemigo estaba degastado, debilitado y a la defensiva. La intervención de Estados Unidos se profundizó más. Empezaron a infiltrar gente y hacer redes: gente en tareas y operativos, logrando meterse en el sistema de comunicaciones. Obtuvieron resultados en sus emboscadas y acciones de aniquilamiento. Nosotros empezamos una labor se persuasión, de convencimiento y de control. Se dio esa labor y en algunos casos, se llevó a un máximo nivel y después se escapó de la conducción y quedó más a la discreción del jefe. A través de juicios y eso se empezó con los ajusticiamientos. Nosotros lo paramos, dijimos que no tenía que hacerse, pero se fue dando y ese fue el caso de Mayo Sibrián. Luego decidimos capturarlo y hacerle el juicio. El caso no está planteado en detalle en el libro.

Usted hablaba de grandes errores los casos de Cayetano Carpio y Ana María dentro de las FPL. El caso de Mayo Sibrián, ¿cómo lo observa?

Como tú decis, como un grave error…

También existe la voz de ex combatientes que testimonian que la comandancia de las FPL fue negligente, que no actuaron pronto…

Podría ser… Estábamos en las condiciones de la guerra. Conocimos las deformaciones que tuvo Mayo. Le llamamos muchas veces a Chalatenango, platicamos con él, intentamos convencerlo que esa política era incorrecta, pero ya no se pudo detener, por eso se le enjuició.

No sé si hasta el momento tienen como planes futuros, a los familiares de estos combatientes, enmendarles por el daño moral que hizo Mayo Sibrián. Investigaciones periodísticas y testimonios de civiles y ex combatientes hablan de 800 a 1000 combatientes…

No, no, no, eso tiene mucha deformación. Eso es lo que te decía, la derecha ha tratado de desprestigiar la lucha revolucionaria, planteándola como lucha de bandidos. Esos escritos se han apartado de la realidad por quedar bien con la derecha. Nosotros hemos actuado a partir de lo que se firmó, porque tanto como la Comisión de la Verdad señala este tipo de cosas como errores del FMLN, no sólo señala al ejército, sino que también al FMLN, aunque también comparando, al FMLN se le señala un 5%. Nosotros lo vemos en el marco general de lo que sucedió. Nosotros no somos gobierno, no tenemos recursos para decir vamos a tener una política de reconciliación…

¿Y si alcanzan la presidencia?

¡Claro! Nosotros hemos dicho que vamos a enrumbarnos en el proceso de paz y vamos a cumplir aquellas cosas que están incumplidas y la reparación de las víctimas es uno de los temas que sigue pendiente.

Horizonte 2009

¿Cuál es el análisis introspectivo que haría desde sus inicios como dirigente sindical, pasando por ser uno de los altos miembros del FMLN hasta la posibilidad que tiene de convertirse en el vicepresidente de El Salvador?

Todas estas etapas tienen un propósito. Esta vida está identificada con la justicia social, con la libertad, con la democracia. Estos valores me empujaron en un principio hasta la decisión de abandonar mi familia, y más aún, hasta de perder mi vida y no era por cuestiones materiales. Si en la etapa de los años 70 se hubiese respondido a las demandas obreras, toda la etapa de la guerra no hubiera existido. Esta sociedad inhumana, que te fomenta el individualismo, el consumismo, también te puede hacer perder tus convicciones de la justicia social. En cada etapa yo cultivo los valores sociales estando a la par de la gente, porque las obras sólo las puede hacer el pueblo. El partido me dio la responsabilidad de ser vicepresidente junto a Mauricio, viendo la posibilidad de que exista esa alternabilidad. Mauricio tiene esos valores de justicia y por eso tiene un gran respaldo.

Partiendo desde los orígenes del FMLN, ¿cómo lo observa, ha cambiado, evolucionado?

A veces cuando se habla de evolución se puede decir que se han cambiado los principios, pero en el FMLN los principios no han cambiando, se han adecuado a la realidad, con la sociedad.

¿Cuál será el papel que desempeñe como posible vicepresidente, tiene estructurado un plan a ejecutar?

Estoy trabajando con Mauricio, el partido y otras instancias. El conductor de todo esto es Mauricio y yo lo que debo hacer es contribuir a sus decisiones y respetarlas, pero todo esto es un trabajo de cerca con la población. Actualmente estamos en un proceso de consulta que se llama Diálogo Social Abierto. Son alrededor de 32 mesas técnicas que hemos abierto junto con otras consultas que hemos hecho en los 14 departamentos del país a partir de ahí ejecutaremos nuestro plan de gobierno, el cual sin duda alguna recoge las aspiraciones del pueblo: la justicia, respeto a la constitución, una democracia participativa donde tenga voz y voto la ciudadanía al punto que puedan quitar a los funcionarios que elijen.

(*) El libro “Con sueños se escribe la vida”, de la Editorial Ocean Sur y que será distribuido por la Editorial Morazán, fue presentado este 21 de enero en el Hotel Princess en el Salón Bristol, a las 6:00 p.m., donde el autor presentó oficialmente su autobiografía y conversó con el público asistente.

Esbozo biográfico de Sarbelio Navarrete

Esbozo biográfico de Sarbelio Navarrete

Edición especial de SIEP por Roberto Pineda, San salvador, 2 de enero de 2008

Sarbelio Navarrete nació el 29 de enero de 1879 en San Vicente, el primero de doce hermanos. Vivió su infancia en la población de San Esteban Catarina. Sus padres eran Venancio Navarrete y Enriqueta García. Estudio primaria en la escuela parroquial de San Vicente. La secundaria la estudio en el Colegio Divino Salvador y en el INSFRAMEN en San Salvador.

En 1910 ya en la Universidad de El Salvador estudiando en la facultad de Jurisprudencia y Ciencias Sociales, es seleccionado por los estudiantes para representarlos en el II Congreso Universitario Americano, que se desarrolló en Buenos Aires, Argentina, en julio de ese año. Allí conoció al ilustre pensador argentino José Ingenieros.

El 29 de marzo de 1913 se gradúa como Doctor en Jurisprudencia y Ciencias Sociales con la presentación de la tesis El estado centroamericano, en el que analiza desde un enfoque marxista, el proceso del transito de colonias a republicas de las naciones del istmo. Luego de graduarse regresa a San Vicente.

El 26 de septiembre de 1915 es invitado a pronunciar una conferencia en el quinto aniversario de la Sociedad “Obreros Amigos” en el que saluda a los trabajadores y los llama a “enarbolar siempre más alto el pabellón del trabajo y de la unión: signo de victoria de los irredentos.”

La verdadera fecha de nuestra independencia trabajo periodístico del 17 de junio de 1926, revela de nuevo sus dotes intelectuales al debatir sobre este acontecimiento con uno de nuestros más respetados historiadores, el Dr. Jorge larde.

El 15 de mayo de 1928 pronuncia un discurso en el Teatro Gavidia de San Vicente, en Velada de solidaridad con la gesta heroica del general Augusto Cesar Sandino, que combatía en Las Segovias contra los invasores yanquis. Concluye afirmando que “su nombre, sonoro y simbólico, repercutirá eternamente, como su grito de rebeldía, y llevará en sus ecos las palabras mil veces benditas de ¡PATRIA Y LIBERTAD!”

La toma de La Bastilla…, es otro artículo polémico de 1928, esta vez con Alberto Masferrer, el cual considero este hecho histórico como intrascendente. Frente a esto el Dr. Navarrete afirma que “el pueblo francés consideraba aquel sombrío baluarte de una Monarquía decrépita como el signo visible de una tiranía secular.”

El 17 de diciembre de 1930, en representación del Gobierno salvadoreño y en su calidad de sub-secretario de instrucción pública, pronuncia un discurso en el centenario de la muerte del Libertador Simón Bolívar. Expresa que “su espíritu inmortal aun se cierne vigilante sobre los destinos de esta América que él magnificó por la vitalidad de sus proezas inauditas. Sigamos la huella de sus pasos…”

El 7 de diciembre de 1932, en el centenario de la muerte de Goethe, pronunció un discurso en la UES que titulo Ante la estatua de Goethe. Subrayó que “la ciencia, la cultura, son medios de perfección individual y social, pero no lo son por entero ni tampoco por si mismas. La ciencia excesiva aridece el alma, hay que poner como base de todo conocimiento y de toda cultura, la verdadera vida, que sólo lo es por el amor, por la comprensión humana y profunda de la vida que solo el amor puede darnos.”

El 15 de febrero de 1934, es invitado a pronunciar un discurso en el acto de apertura de clases de la UES. Titulo su discurso como La Universidad y la Cultura. Indicó que “la obra universitaria debe tener proyecciones sobre la vida nacional. Efectivamente las tiene, pero la acción de nuestra Universidad debe extenderse hasta ser un factor de primera importancia, entre los demás factores que a ello concurren, en la formación y organización de la cultura salvadoreña.”

El 25 de diciembre de 1935 pronuncia su Panegírico de la ciudad de San Vicente en el tercer centenario de su fundación, en el cual señala que “militares vicentinos de brillante espada, combaten en las falanges morazanicas en la grandes batallas de la federación: en La arada, en Coatepeque y en el sitio de la capital contra Carrera, contra la violenta agresión de Justo Rufino Barrios en los fortines de Chalchuapa.”

El 13 de septiembre de 1937 ya como rector de la UES pronuncia la conferencia Bajo el signo de Descartes, en homenaje al tercer centenario de la publicación de “El Discurso del Método.”En esta ocasión él invitó al General Martínez para que diera las palabras iniciales y el entonces presidente habló sobre su visión teosófica. El Rector Navarrete le respondió que “toda filosofía tendrá por principal instrumento la razón y se desenvolverá bajo este signo.”

El Dr. Sarbelio Navarrete muere el 2 de junio de 1952, luego de estar por dos semanas en la Policlínica, esperando ser dado de alta. Cuando recibió la noticia que podía regresar a su querido San Vicente, se irguió en la cama y este movimiento le ocasionó un infarto al corazón que terminó con su vida. Al final fue su ataúd el que desfiló por las calles de su ciudad hasta el cementerio, ante la mirada triste del pueblo vicentino que perdía a uno de sus más gloriosos hijos.

Sarbelio Navarrete, un ejemplo de firmeza frente a la dictadura militar
(Por Roberto Pineda)

Luego del golpe de estado del coronel Osmin Aguirre y Salinas, el 21 de octubre de 1944, un grupo de oficiales llegó a buscar al Dr. Sarbelio Navarrete para que abdicara como segundo designado a la presidencia y él, amablemente pero con mucha firmeza, rechazó tal vil pretensión y prefirió marcharse al exilio a Guatemala para desde allá continuar la lucha contra la dictadura militar. Esa es nuestra herencia revolucionaria…

El Dr. Navarrete nació el 29 de enero de 1879 en San Vicente. Se gradúa de doctor en Jurisprudencia y Ciencias Sociales el 29 de marzo de 1913 con un estudio marxista sobre El estado centroamericano, en el que analiza el proceso histórico del transito de la colonia a la república.

Tres años antes, en representación del estudiantado universitario, viajó a Buenos Aires, Argentina para participar en el Congreso Universitario latinoamericano. Allí conoce a José Ingenieros y fortalece su visión integracionista.

En 1928 participa en las campañas de solidaridad con el General Augusto Cesar Sandino que combatía con las armas en la mano en las Segovias nicaragüenses. En 1930, y como subsecretario de instrucción publica, habla sobre Simón Bolívar lo siguiente: “su espíritu inmortal aun se cierne vigilante sobre los destinos de esta América que él magnificó por la virtualidad de sus proezas inauditas. Sigamos la huella de sus pasos.

En 1936 es electo rector de la UES y desde el Alma Mater se encargó de librar una intensa lucha ideológica contra las ideas oscurantistas que profesaba el llamado “tirano de las aguas azules” General Martínez, y en defensa de la ciencia. Esto lo obligó a renunciar en 1939 en un acto de dignidad frente a la supresión de la autonomía universitaria por parte de la dictadura militar.

Luego del triunfo popular de la Huelga General de Brazos Caídos, el 8 de mayo de 1944, el dr. Navarrete es nombrado magistrado del Poder Judicial así como segundo designado a la Presidencia de la República. En octubre de ese año marcha al exilio a Guatemala. En 1948 es nombrado presidente de la Corte Suprema de Justicia. Muere el 2 de junio de 1952, precisamente cuando el régimen de Osorio desataba una cruel represión contra los sectores populares. El Dr. Sarbelio Navarrete nos deja un ejemplo de firmeza y dignidad, de un intelectual identificado con su pueblo…

CEM publica digitalmente «El Estado Centroamericano» de Sarbelio Navarrete

SAN SALVADOR, 26 de diciembre de 2007 (SIEP) “El Estado Centroamericano” constituye la primera obra de pensamiento marxista escrita en El Salvador. Fue la tesis doctoral de Sarbelio Navarrete, pronunciada el 29 de marzo de 1913” indicó el Lic. Roberto Pineda, Coordinador del Centro de Estudios Marxistas, que lleva el nombre de este pensador vicentino.

Agregó que “la obra de este demócrata salvadoreño, que hizo uso de las herramientas conceptuales del marxismo para analizar nuestra historia, es una herencia que forma parte e inaugura la tradición marxista en nuestra Patria…”

“Es por eso que la publicamos como la primera entrega del compromiso que asumimos, de divulgar la tradición marxista salvadoreña de hombres y mujeres, demócratas y revolucionarios, que a lo largo del siglo pasado nos legaron sus ideas basadas en el marxismo. Iniciamos con Sarbelio Navarrete y El Estado Centroamericano la Biblioteca Digital de Autores y Autoras Marxistas Salvadoreños. Puede leerse en nuestra página electrónica.”

“La vida y obra del Dr. Sarbelio Navarrete (1879-1952) estuvo guiada por un claro sentido del deber cívico, profundamente demócrata, bolivariano, sandinista, amigo de los trabajadores, animado por la ciencia y con una definida actitud antiimperialista.”

“Sarbelio nació el 29 de enero de 1879 en San Esteban Catarina, en el departamento de San Vicente. Estudio derecho en la Universidad de El Salvador. En 1910 viajó a la Argentina en representación de los estudiantes salvadoreños, para participar en el II Congreso Universitario Americano. Este viaje le permite relacionarse con personalidades democráticas del continente, incluyendo a José Ingenieros.”

“En 1913 se gradúa como Doctor en Jurisprudencia y Ciencias Sociales con su tesis sobre El estado Centroamericano que estamos publicando digitalmente. Y regresa a San Vicente…y se relaciona con los trabajadores. En 1915 habla ante los miembros de la Sociedad Obreros Amigos y les recomienda Unión y Fuerza.”

“Dos años después, en su carácter de sub-secretario de instrucción pública, habla en 1930 sobre Bolívar y nos dice que “el solo nombre de Bolívar es un himno a la libertad. En las luchas por la Emancipación, en la pugna titánica por quebrantar el yugo de trescientos años, se hacía preciso demostrar al mundo que eran merecedores de la libertad los pueblos por alcanzarla combatían…”

“En 1936, en plena dictadura martinista, es electo Rector de la UES. Y convierte la Alma Mater en trinchera contra el oscurantismo y el militarismo. Renuncia en 1939 cuando el tirano suprimió la autonomía universitaria…”

“En 1944, luego de la caída del tirano Martínez es electo magistrado de la Corte Suprema de Justicia y segundo designado a la Presidencia de la República. En octubre de ese año repudia el golpe militar y es obligado a exilarse a Guatemala. Se integró a la Corte Suprema de Justicia en el Exilio.”
“En 1948 es nombrado presidente de la Corte Suprema de Justicia. Dura dos años en el cargo. Muere en 1952 a los 74 años. Durante toda su vida fue un ejemplo de intelectual demócrata, comprometido con su pueblo” concluyó el Licdo. Pineda.

El estado Centroamericano

EL ESTADO CENTROAMERICANO
Por Sarbelio Navarrete (marzo de 1913)

La obra de la independencia de Centro América no fue simplemente una disgregación de la colonia del Gobierno de España; aquel acto trascendentalísimo en la vida de estos pueblos entrañaba necesariamente una revolución. Un nuevo Estado surgía por la virtud de fuerzas hasta entonces desconocidas, pero que en la mente de los emancipadores se traducían en fórmulas políticas, doctrinas filosóficas, credos religiosos, formas de gobierno y aspiraciones comunes de libertad. La Patria no existía; el Estado Nacional no existía; la República de Centro América era una entidad insospechada aún para los mismos padres de la independencia. No había más que el deseo casi unánime en las clases directoras de abandonar la tutela de España y sacudir el yugo de aquel vasto poderío en decadencia. Este era el propósito único y primordial del momento en el alma de la gente criolla; la organización del nuevo Estado y su forma definitiva vendrían después.

Podemos fácilmente, pues son bien sabidas, hacer un compendio de las «ideas-fuerzas» que impulsaron a los espíritus selectos de la época hacia la secesión del antiguo reino de Guatemala, de la Monarquía española, como extremo recurso para conseguir su libertad y soberanía. Los principios de la Revolución francesa se habían propagado como un incendio que amenazase al universo entero; la bandera tricolor daba la vuelta al mundo, y las almas oprimidas se rebelaban al grito de libertad, igualdad y fraternidad. Derechos políticos, derechos del hombre, supremacía de la razón, ley del progreso, religión de la humanidad, contrato social, laicización de los Estados: eran otras tantas ideas fascinantes que germinando en las inteligencias cultivadas, inflamaron los corazones, movieron las voluntades y pusieron el puñal del conjurado en las manos de los insurgentes. Al despertar de la Europa civilizada, la América española se irguió también proclamando sus derechos, después de tres siglos de explotación y servidumbre; y cuando la Madre Patria quiso detener el desmembramiento de sus colonias, era ya tarde, pues ella misma se desmoronaba en el interior acosada por las huestes de Bonaparte. La invasión napoleónica fue, no una causa eficiente, sino ocasional y propicia para la emancipación de los pueblos de la América indo-hispana.

Centro América se declaró independiente, arrastrada por la corriente imperiosa de los acontecimientos que se desarrollaban en el Nuevo Mundo, ilustrados por la heroicidad de los caudillos, y respondiendo al mismo tiempo a la renovación total de las ideas que se operaba entonces, conmoviendo hondamente los espíritus y los viejos sillares del edificio social. El lugar común de que estas provincias habían llegado a la mayor edad, no es más cine una frase como cualquier otra; así como la afirmación retrógrada de que los males que después las han conturbado, ha sido porque no estaban preparadas para la liberad, no vale la pena ni de tomarse en cuenta.

La obra de nuestros próceres, he dicho, implicaba necesariamente una revolución, una doble revolución: la primera sería el implantamiento o adopción de las ideas de la época, y la segunda la organización del Estado centroamericano. Era una doble lucha en que todo iba a ser removido, —instituciones y credos, derechos y costumbres, — para adaptarse a otras formas de evolución más avanzada; y porque se necesitaba además, y antes que todo, darle vida a la Patria naciente, fundar el nuevo Estado Nacional, organizar la flamante entidad política e inscribir su nombre en el escalafón de las naciones civilizadas.

Son tres las fases de toda revolución, según Gioherti: la mayoría del pensamiento (soberanía de la razón, lucha contra el dogma); la constitución de las nacionalidades (fundamento del derecho público moderno), y la redención de las plebes (cuestión social) «Estas capi capitalidades que mueven la revolución», —dice Bovio, y que fueron formuladas por Gioberti en 1851, — «están desde entonces netamente planteadas y continúan subsistiendo». Tal para nosotros el doble aspecto de la revolución a que dio origen la proclamación de la independencia de Centro América, y que corresponde a las dos primeras fases indicadas; la tercera no ha aparecido todavía en ademán revolucionario y por lo tanto no nos interesa en este momento. Alrededor de esta doble revolución gira nuestra historia, como gira la historia de las demás nacionalidades que hicieron su advenimiento en los comienzos de la pasada centuria.

De los principios fundamentales, —religioso, jurídico, político y económico—, que han pretendido y pretenden ser la base organizadora de las sociedades, es sin duda el principio religioso el que aparece predominando desde que tenemos noticia oral o escrita de los principales acontecimientos y de los orígenes de la humanidad, ya que la religión no es más que la explicación provisional, —filosofía y ciencia a la vez, — de los fenómenos cósmicos y humanos. Cuando el Estado hace su aparición en la sociedad, la religión lo envuelve completamente en la inextricable malla de sus dogmas, formando esa secular superestructura teocrática que, a pesar de los desgarros que ha sufrido, se mantiene aún asida a la corteza de las civiles instituciones. No sin fundamento, sociólogos y moralistas eminentes, —entre ellos Kidd, Le Bon, Renán y Quinet, — consideran el factor religioso actuando en primer término en las transformaciones sociales. Pero frente al factor religioso existen los otros principios mencionados, de los cuales el jurídico y político se presentan no menos patentes y virtuales, moviendo los resortes del Estado y dirigiendo su evolución. El factor económico, finalmente, relegado durante largos siglos a la categoría de las cosas secundarias, ha conquistado en la época contemporánea el puesto que científicamente le corresponde, y aún parece disputar a los demás la preponderancia en cuanto es considerado como la fuerza máxima o la única fuerza generatriz de los fenómenos de la vida societaria. Quien quiera, pues, estudiar el origen y desenvolvimiento de esa gran formación histórico-social, como diría Pasquale Rossi, que llamamos Estado, tendrá que tornar en cuenta necesariamente esos factores superorgánicos, inquiriendo las leyes en cuya virtud obran y ponderando su acción en las determinaciones todas de la vida individual y colectiva.

Ante esa gran formación histórico-social, el Estado, parece que se eclipsan los fenómenos cuotidianos (le la vida extra-oficial, o pasan por lo menos inadvertidos bajo la sombra inmensurable que proyectan sus instituciones milenarias. El Estado viene a ser la entidad todopoderosa que absorbe la existencia personal más allá de sus importantes manifestaciones de tal manera, que su desaparición se nos figura un sueño utópico, y hasta tal grado, que juzgamos ilegítimo, falso o sin valor ninguno todo cuanto no lleve su sello, su consagración o su aquiescencia. He aquí de qué modo el Estado, como suprema forma de la vida social, ha constituido durante varios siglos el objeto precipuo, si no exclusivo, de la historia; más todavía, desapareciendo ante él la sociedad, ha llegado a suponérsele como el único autor o productor de la historia. Por eso ha sido ésta eminentemente política; la historia de los hechos humanos no ha sido otra cosa que la narración de las transformaciones estatales; escribir la historia de un pueblo ha sido referir los hechos más salientes de sus gobiernos y gobernantes sucesivos. La historia social, la verdadera historia científica, esbozada en los comienzos del siglo decimonono, se presentó en los últimos años plenamente relevada, aprovechando los elementos de las ciencias naturales y los datos de la sociología.

Es, por consiguiente, sobre el terreno de la historia escrita donde hay que buscar la génesis del Estado y seguirlo en su desarrollo progresivo; vale decir que, para explicar la evolución de un Estado cualquiera, o lo que es igual, de una Nación organizada en Estado, conviene recurrir a los datos que nos suministra la historia de esa nación. Así, pues, en el presente trabajo, en que me propongo hacer nada más que un pequeño ensayo a manera de planificación o prospecto de una monografía acerca del Estado Nacional Centroamericano, tendré que valerme principalmente de los elementos ya contrastados de la patria historia, interpretando dentro de una doctrina sociológica determinada los fenómenos políticos fundamentales que han marcado el proceso de nuestra vida nacional.

Ahora bien, la Historia de Centro América no ha sido escrita aún, no digamos con intenciones científicas, pero ni siquiera siguiendo un señalado sistema o preconcepto filosófico. Las relaciones de nuestros cronistas son meramente expositivas, o político sectarias; refieren con más o menos simplicidad los hechos sucedidos, o los coordinan de tal modo que concurran a la demostración de una tesis partidarista. Nuestra historia ha tenido que presentar indefectiblemente las dos primeras fases, -la narrativa o expositiva y la instructiva o pragmática,-de las tres que Bernheim distingue en el devenir de la historia general; la tercera, —la evolutiva o genética,— que es una integración de ambas, aparecerá cuando los estudios históricos y sociológicos despierten entre nosotros el entusiasmo que han suscitado en otros países. «En un principio simplemente narrativa, —dice Schmoller,— la historia se ha convertido en seguida en pragmática y por fin en genética, es decir, se ha propuesto explicar las relaciones internas y causales de los acontecimientos, la influencia de la naturaleza y de la raza, las ideas tradicionales y los conocimientos nuevos, los grandes hombres y las instituciones».

En las postrimerías del coloniaje, los grupos directores de la comunidad centroamericana, obrando bajo el influjo de sentimientos de libertad, se agitan inconscientes de las fuerzas reales que los empujan fatalmente hacia la emancipación, ignorantes de la transformación radical que este acto de suprema rebeldía iba a producir en las condiciones sociales de su época. «Suponer que los hombres, —dice el eximio sociólogo Antonio Labriola,- siempre y en todos los casos, hayan tenido una conciencia aproximadamente clara de la propia situación y de aquello que más les hubiese convenido racionalmente hacer, es suponer lo inverosímil, mejor dicho, lo inexistente». ¿Quién, sin incidir en temeraria especulación, podría asegurar que por la mente de los optímates de la independencia pasó por un momento siquiera la imagen de los acontecimientos capitales que se han sucedido en nuestra historia, la visión del desastre de la patria común, el cambio completo de instituciones y costumbres, en una palabra, toda la infuturación social y política del nuevo Estado a que dio origen la heroicidad de sus esfuerzos?

Al través de la fraseología que expresa las idealidades colectivas de una época, palpitan latentes las circunstancias materiales que han venido creándose en el transcurso del tiempo. Estimamos buenamente que los hechos reales se efectúan por la virtud de los- idealismos expresados, cuando éstos no son, al contrario, sino los reflejos de la realidad que tiende a patentizarse. Formando en un momento de la evolución el terreno material propicio a la transformación social, tiene ésta por necesidad que verificarse, para lo cual se producen algunas veces esos grandes cataclismos que se llaman revoluciones. «Esas dislocaciones políticas —dice De Greef— coinciden siempre con perturbaciones de la misma naturaleza en las creencias; acompañan, preceden y siguen, y este último caso es el más frecuente, a los antagonismos que nacen en la conciencia colectiva y que, desde entonces, impelen a las diversas partes y unidades del cuerpo social a evolucionar unas frente a otras como elementos hostiles e irreconciliables, para los cuales la vida común se ha hecho imposible.

Sobre el terreno material, pues, de las condiciones ambientes acumuladas por el régimen colonial, se produjeron los antagonismos irreconciliables entre la clase de los criollos y la de los españoles peninsulares, detentadores de la riqueza publica y del poder político. Arrebatar este poder y adueñarse de la riqueza para convertirla en nacional constituía en el fondo las aspiraciones de emancipación; de tales aspiraciones surgió toda una ideología con pretensión a imponerse a las inteligencias populares; del fermento de esas ideas y pasiones combinadas, estallo por fin la catástrofe revolucionaria, y Centro América fue libre e independiente.

El dislocamiento producido en las creencias entonces dominantes, es el fenómeno más saliente que acompaña a nuestra revolución. Las creencias políticas y religiosas, las jurídicas y económicas, fueron sometidas al escalpelo de la crítica racional; y como el principio religioso es la primera envoltura de las sociales instituciones, puede decirse que la tendencia del Estado Centroamericano a convertirse de teocrático en laico, o sea la historia de sus luchas con la omnipotente autoridad eclesiástica, señala el aspecto más importante de su formación y desenvolvimiento. Por sustraerse a esa influencia tradicional teocrática, pugna al mismo tiempo todo el sistema político, jurídico y económico, evolucionando frente a las fuerzas de resistencia que se le oponen; y en medio de esta lucha de encontrados elementos, el Estado Centroamericano tiende a afirmar su personalidad independiente, tomando la forma preparada por las condiciones que precedieron a su aparición, es decir, tiende a equilibrarse y constituirse, fundiendo en su naturaleza aquellos principios evolucionantes, como que son ellos, al fin, la sustancia de su propio organismo.

Investigar el proceso de nuestra revolución desde el punto de vista sociológico, equivaldría a analizar los dos primeros aspectos con que ella se manifiesta: el desgarramiento de la superestructura católico-feudal, que trae por consecuencia la modificación de las ideas e instituciones jurídicas, políticas y económicas, y el hecho culminante de la tendencia de la colonia a constituirse en Estado Nacional. Del movimiento de esos factores, obrando en la psicología del conglomerado social, y tomando en cuenta, además, las condiciones del medio físico y de la raza, surge el Estado Centroamericano, con los caracteres peculiares que en su fisonomía han impreso sus tradiciones y su historia antecedente.

Podemos dar el primer puesto de acción a uno cualquiera de los factores prenominados. Puede demostrarse, según el concepto sociológico que se tenga, que es el principio religioso, o el jurídico, o el político; que ha sido el quebrantamiento del poder de la Iglesia y de las creencias religiosas, o la acción personal de los políticos y de los caudillos, o la obra de juristas y legisladores, lo que ha determinado más que ninguna otra causa el movimiento géneto-evolutivo de nuestro Estado y de su constitución. Inclinado, por mi parte, a conceder la preponderancia al factor económico como subestructura y causa primera de los fenómenos del mundo social, procuraré en este ensayo de sociología centroamericana aplicar la teoría del materialismo histórico al Estado Nacional de forma federativa, a su génesis y evolución, a su organización efímera y a su fraccionamiento final en cinco Estados provinciales de forma unitaria. Intento abordar tan difícil tema sin pretensiones de ahondar en él poco ni mucho, ya que la exigüidad de los elementos de que dispongo y mi escasa experiencia mental casi me inhiben para dar una sola plumada en el asunto. La fundación del Estado Nacional Centroamericano es para nosotros, y lo será mientras no se establezca definitivamente, el problema capitalísimo, ante el cual todo otro es secundario, puesto que significa nada menos que la constitución de la nacionalidad, la existencia de la Patria: el «ser o no ser» de nuestra personalidad independiente y libre. Otras naciones han resuelto ya el problema político; se han constituido de manera más o menos cohesiva y solidaria; en tanto que nosotros nos agitamos estérilmente por resolverlo, si es que no hemos caído en la apatía de los pueblos esclavos.

Reconociendo, pues, la influencia decisiva de los otros factores sociológicos, lo mismo que la del ambiente, de la raza, de la topografía, de los héroes y, sobre todo, de las mil determinaciones psíquicas indefinibles de los individuos y de las muchedumbres; proclamando, precisamente, que la historia científica y la sociología de una nación deben apreciar todos esos elementos, como antes he dicho, y ponderar su acción y su fuerza, quiero dejar consignado que el proceso de la evolución es uno, que todas sus modalidades se engloban en un conjunto unitario, y que si se habla de fases o manifestaciones determinadas, es simplemente como medio de expeditar el análisis. Declaro, en consecuencia, que el criterio doctrinal que sirve de base a mi ensayo, el del materialismo histórico, es un criterio demasiado unilateral y simplista, que no basta a explicar en su totalidad el origen y desarrollo de nuestro Estado, pero que pretende ser su fundamento más sólido y su causa más eficiente. Apasionado por el movimiento científico moderno en los estudios jurídico-sociales, he querido encarar el tema, como una iniciación, con la seguridad de no poder explanarlo. Así es que el presente trabajo, como obra de mero tanteo en el campo de la sociología, no será otra cosa que una visión de perspectiva del Estado Nacional Centroamericano.

II

El Estado es el núcleo central, coercitivo y dirigente de los agregados sociales; producto de las fuerzas orgánicas de una nación, es al mismo tiempo el principio virtual que la constituye y mantiene, evitando su disolución. La tendencia inmanente de todo agregado social humano, como la de los cuerpos orgánicos, con los cuales han sido comparados analógicamente, es la de conservar su unidad al través de las vicisitudes que ocasiona la lucha por la vida. La heterogénea multiplicidad de fuerzas de la psiquis colectiva, convergiendo en un punto común, crean el Estado; el cual será tanto más eficaz y subsistente cuanto mayor sea el poder de las fuerzas que le han dado origen. Este poder eminente constituye lo que llamamos soberanía; de modo que soberanía y Estado son ideas correlativas que se compenetran: no pueden existir separadamente.

En las monarquías el rey es la suma de las fuerzas nacionales; la soberanía encarna en su persona, y así pudo decir Luís XIV: «El Estado soy yo». En las modernas democracias, una ficción de Derecho Político supone que la soberanía reside esencialmente en la universalidad de los habitantes de un país; pero de hecho, es decir, realmente, la soberanía es oligárquica, reside en las clases pudientes que son las directoras, las cuales forman el Estado, o sea el núcleo central, coercitivo y dirigente, que se ensancha hasta tocar los lindes imprecisos del cuarto Estado, el todavía informe de las clases desposeídas, que entre nosotros no dan señales de acción sino como instrumentos pasivos en auxilio de los aspirantes a la cosa que se dice pública. Esta lucha de económicos intereses es el nervio de la historia, la cual, manifestándose altamente en el Derecho y el Estado, viene a ser la suprema concreción de la humana lucha por la existencia, de la explotación del hombre por el hombre; el Estado es el equilibrio sistemático de determinados intereses materiales en un momento dado, y el Derecho la consagración legal de tales intereses. Cuando las fuerzas sociales pugnan por sostener nuevos intereses y organizarlos, el viejo Estado se debilita paulatinamente y concluye por ceder la preeminencia a un nuevo Estado y, por consiguiente, a nuevos derechos.
Hay, pues, una acción recíproca de resistencia entre el Estado que como poder supremo tiende a mantener la unidad y seguridad de los diversos grupos sociales, y cada uno de los individuos cuyas actividades conjuntas lo originaron. Y es porque el Estado, aspirando a ser la prepotencia dominadora, tiene que cohibir necesariamente y a cada paso la autonomía individual, en su afán de dirigirlo todo, de acapararlo todo. De aquí que el Estado, como producto que es de fuerzas antagónicas en equilibrio, estas mismas fuerzas propenden constantemente a destruirlo o modificarlo; y quién sabe si en las
sumidades de la evolución humana desaparecerá por completo para jamás aparecer, como el anarquismo sostiene, o tendrá que revertir a la misma sociedad que lo produjo y transformarse en ella, como pretende el socialismo.

El origen del Estado Centroamericano arranca de la fecha histórica en que las seis provincias del reino de Guatemala proclamaron su independencia. Un momento llegó en que el Estado Ibérico, encarnado en el poder absoluto de Fernando el Deseado, fue impotente para hacer valer su soberanía sobre estas provincias; las cuales, considerándose entonces aptas y fuertes para gobernarse por sí mismas, se separaron de aquel Estado que ya no pudo someterlas, y asumieron la soberanía, aspirando a constituir un Estado aparte.

Sabida es la crisis política que atravesó España en aquellos días nefastos de Fernando VII, en que vio gravemente amenazada su unidad con la invasión de Bonaparte. Por un momento, el Monarca hispano, prisionero de Napoleón en Valencey, dejó escapar de sus manos el cetro que heredara de sus mayores, haciendo periclitar la soberanía nacional, en él personificada. El conquistador penetró violentamente en España invocando el nombre de libertad; más el heroico pueblo español acudió a las armas gritando «muera la libertad!, ¡viva Fernando VII!», -y en un titánico esfuerzo de patriotismo, arrojó al francés intruso y volvió a colocar a su rey en el trono de sus antepasados. La Monarquía estaba salvada y con ella la integridad de la Nación; pero la real soberanía iba a compartirse de allí en adelante con aquel pueblo, que era el efectivo soberano, y el débil Monarca firmó temblando la Constitución liberal de 1812. Todas las subsiguientes tentativas de Fernando VII por abrogar aquella Carta constitucional que le arrebataba el poder absoluto, fueron vanas; tenía que aceptarla o desaparecer, y puesto en semejante alternativa, la juró y sancionó en 1820. Su soberanía era desde entonces una delegación popular; el derecho divino estaba herido de muerte; la realeza constitucional era un producto híbrido enquistado en el organismo democrático.

Estos acontecimientos afectaron profundamente a la colonia centroamericana, que ya desde 1811 se había sentido conmovida por insurrecciones locales, verdaderos pródromos del malestar general, convulsiones de un volcán próximo a irrumpir en la noche del antiguo régimen. Quebrantado, por otra parte, el poder de la Monarquía en las batallas que por la independencia acababan de librarse en México y Sud-América, fue mucho más factible a la colonia emanciparse del dominio de España, la cual pareció no darse cuenta de este hecho, o lo vio al menos como un lógico resultado de la conflagración hispano-americana. La independencia de Centro América aparece en nuestra historia como un acontecimiento natural efectuado pacíficamente y, al parecer, sin ulteriores consecuencias; como la anticipada aceptación por ambos partidos de un hecho que tenía que suceder; como una transacción amistosa entre el Capitán General Gainza, en representación de España y los egregios personajes que suscribieron el Acta Inmortal, en representación de la colonia.

Satisface más al realismo sociológico la concepción materialista mejor dicho experimental, del Derecho y el Estado, que cualesquiera otras que en el campo de las abstracciones intenten definirlos. El verdadero Estado se manifiesta siempre como institución de fuerzas sistemáticamente equilibradas, cuyo órgano más visible es el Gobierno. Quien quiera que se apodere de éste, —hombre o facción, clase o familia,- tendrá en sus manos el poder social dominador. Los intereses de la colectividad, heterogéneos y múltiples, desenvolviéndose en perpetua lucha, imperceptible o violenta, llegan a equilibrar sus fuerzas en un momento de la evolución, y originan el Estado, como la forma permanente de la sociedad en ese momento, y el derecho viene a ser entonces la expresión autoritaria de los intereses que han triunfado» – Bastaría, pues, a nuestro objeto, rastrear el origen y desarrollo de los intereses ingentes de la colonia, puestos a discusión en los años que precedieron a la independencia, para ver de encontrar el móvil latente, el nisus formativus, la verdadera «fuerza vital originaria» de aquel magno suceso, que produjo a su vez el Estado Centroamericano. Esos intereses, creados por la conquista y organizados en provecho de las clases dominadoras, vinieron desenvolviéndose en el lapso del tiempo, hasta que llegó la época en que la forma de organización alcanzada en su trayectoria evolutiva se halló de pronto en contradicción con el régimen colonial imperante.

Es indiscutible que los intereses que privan sobre todos los demás en la sociedad son los económicos, ya que son ellos los que tienen por objeto la inmediata conservación de la especie; de modo que las fuerzas activas del individuo y la colectividad se dirigen en primer término a la organización de tales intereses, es decir, a dar forma estable a la producción de la riqueza, al trabajo y a la explotación material de los elementos de subsistencia. Ahora bien, el fenomenismo que deriva de la economía dinámica, considerado durante varios siglos como un conjunto de hechos secundarios o sin ninguna influencia en las determinaciones de la vida societaria, quedó reducido en la filosofía histórica de la humanidad a una simple derivación de los fenómenos políticos y jurídicos, o hablando con más precisión, se pensó que los hechos económicos eran regidos por la estructura política y jurídica de la sociedad. Más aún, llegó a creerse que esos hechos eran inmutables por naturaleza, y que el arbitrio humano, operando sobre ellos, podían dirigirlos y organizarlos, pero sin destruir el orden preestablecido por la naturaleza misma.

Se sabe, por ejemplo, que la institución de la esclavitud es, en la mente de Aristóteles, un hecho natural, y por natural, necesario; que hay, por lo tanto, una ley inexorable que condena a una parte de la humanidad a ser objeto de apropiación y mercancía de otra parte naturalmente privilegiada. Sin embargo, el genio prodigioso del Estagirita, atreviéndose en las sombras de lo desconocido, llegó a adivinar que la máquina libertaría al esclavo, que la perfección de los instrumentos de producción acabaría por volver innecesaria la apropiación del hombre por el hombre. La explotación, pues, del trabajo y la propiedad, tomaría otro aspecto, y por consecuencia, toda la ideología moral, religiosa, jurídica y política sobre la esclavitud sufriría un cambio profundo, y la estructura de la sociedad se transformaría radicalmente.

Fue preciso que la Economía apareciera como una ciencia fundamental en la categoría de las otras ciencias; fue preciso que la industria y la tecnología alcanzaran su grado máximo de desarrollo, para que las inteligencias pensantes convirtieran su atención a investigar las leyes del orden económico. Se vio entonces que los fenómenos de este orden están sujetos a las leyes de la evolución, y que ejercen, además, una influencia predominante en los acontecimientos de la historia y en la constitución de los Estados. El fenomenismo económico ha llegado, así, a considerarse como la base fundamental o subestructura de las sociedades. Los hombres actúan y se mueven sobre ese terreno material, modificándolo en fuerza de sus actividades productivas; pero las modificaciones que él experimenta reaccionan a su vez sobre la sociedad y determinan las transformaciones sociales. Tal es, en síntesis, la doctrina del materialismo histórico o determinismo económico, intuida por el genial talento de Carlos Marx y reducida a sistema por Aquiles Loria. Esta doctrina, —que es ya una conquista inapreciable en el campo de las ciencias histórico-sociales, y que se ostenta protegida con el blindaje de estudios meritísimos de insignes sociólogos contemporáneos—, si no es una explicación completa, es por lo menos «un hilo conductor en el laberinto de la historia». «Nuestra doctrina, —dice Labriola,- no pretende ser la visión intelectual de un gran plan o designio, pero sí es solamente un método de investigación y de concepción». Su importancia actual es incontestable; porque, habiendo pretendido ante todo explicar el proceso de la historia, ha concluido necesariamente por invadir el real de la sociología, «en la cual, —como dice muy bien el ilustre profesor Guido Villa,-encuentra una justificación mejor que en la historia propiamente dicha».

«Los hombres —dice Jaurés, siguiendo a Marx,- no se mueven por virtud de una idea abstracta del derecho; los hombres se mueven porque el sistema social formado entre ellos en un momento dado de la historia, y por las relaciones económicas de producción, es un sistema inestable, que forzosamente se transforma para ceder el campo a otros sistemas». Pero hay que reconocer también que los hombres se mueven por virtud de los ideales, y precisamente las palabras transcritas fueron pronunciadas por Jaurés en defensa de la integración ideal-materialista de la historia, contra las exageraciones unilaterales en sentido rasamente materialista de algunos de los principales adeptos. Es bueno, por lo tanto, dejar sentado de una vez que la concepción económica no pretende arrumbar por ineficiente el idealismo que impulsa los actos del hombre en particular y, por ende, los grandes acontecimientos colectivos. «La historia entera de la humanidad —dice Ricardo Mella,-se compone de la sucesión ininterrumpida, un poco idealista, un poco materialista, de cambios continuos en el modo de pensar, en el modo de relacionarse, en el modo de vivir. La idea y el hecho tienen un mismo desenvolvimiento: se suponen, se compenetran. Aun cuando aparezcan a veces divergentes, la resultante y la finalidad son siempre de concurrencia por el mejoramiento de la vida, por la elevación del pensamiento, por el dominio de la existencia entera. Imposible escindir lo ideal y lo material».

La prestancia del materialismo histórico sobre los sistemas de Comte y Spencer, es la que señala Asturaro, «de partir de la verdadera base de la pirámide social, de la estructura y de las actividades económicas». Desde este punto de vista el determinismo económico ha venido a encontrarse frente a la sociología contemporánea, todavía en formación, como uno de los conceptos más avanzados de dicha ciencia, como «el representante más perfecto y reciente de la filosofía sociológica”. El citado autor de El Idealismo Moderno, Guido Villa, dice también: «Es indiscutible que la doctrina del materialismo histórico ha proporcionado a la ciencia de la sociedad humana, antes exclusivamente dominada por las concepciones ideológicas y abstractas, el único fundamento real y sólido que hasta ahora se haya podido encontrar». El Dr. Adolfo Posada, por otra parte, resume en las siguientes palabras la importancia científica y la trascendencia social de la doctrina: «El materialismo o realismo histórico, o interpretación económica de la historia, es de un lado una gran fórmula social que se difunde con extraordinaria rapidez, hasta por los medios políticos, merced al socialismo científico, que la ha recibido de su gran teorizador Marx; por otro lado, apenas hay una concepción sociológica hoy que no se conceptúe obligada a definir su posición ante el economismo histórico, y, de un modo más general, que no crea indispensable determinar la naturaleza, el valor, la trascendencia sociológica del fenómeno y del factor económicos. Y, por fin, no cabe duda que entre las tendencias imperantes en la construcción doctrinal de la sociología, hay una que ve el cimiento de la vida social, el hecho social elemental en la relación económica, entendida ya de un modo sencillamente biológico, ya elevándose a una explicación psicológica de la misma».

Partiendo, pues, de la base de la pirámide social centroamericana, nos encontramos con que ella está formada por el sedimento material de la organización económica del coloniaje. Es primeramente la clase de los conquistadores la que se impone y da la ley a la vieja raza subyugada, implantando un régimen de dominación cuyo carácter fundamental es el repartimiento de indios y tierras y la detentación del poder por derecho de conquista. No pudo esta clase, sin embargo, mantenerse por largo tiempo, si bien es cierto que sus prerrogativas le fueron reconocidas sobre las de los españoles que vinieron después a colonizar en concepto de fundadores de pueblos y ciudades. Hay en la primera época del coloniaje marcada rivalidad entre los conquistadores y los elementos eclesiásticos, principalmente los frailes de la orden dominicana, quienes se oponen en abierta lucha contra la tiranía de aquellos señores de horca y cuchillo que al frente de sus mesnadas intentan constituirse como núcleo dirigente, llegando algunos de ellos, en un gesto de suprema ambición, a querer alzar su poderío con independencia de la Corona. Escenas turbulentas, pleitos e intrigas en la Corte, jornadas de sangre, señalan el primer período de la dominación española en Centro América; hasta que abatida la arrogancia de los conquistadores, —sin duda por la muerte de sus grandes caudillos,— desaparecieron con ella sus intentos de prepotencia exclusivista, y una nueva clase vino a imponerse por la fuerza de los acontecimientos.
Son los clérigos regulares quienes se disputan el predominio, amparados bajo la sombra teocrática de la Monarquía, ejerciendo su influjo sobre las autoridades coloniales. Ellos son los fundadores de conventos, con sus grandes propiedades en tierras de cultivo, con sus hermandades y manos muertas, con sus pingües diezmos que se rematan en el mejor postor, En el seno mismo de las comunidades conventuales se suscitan controversias por la preponderancia en los asuntos públicos, de las que se aprovechan los funcionarios seculares y los demás españoles que venían en busca de trabajo y de riquezas, los llamados indianos que regresaban al patrio solar cargados de cuantiosos bienes, o se quedaban afincados en el país centroamericano con pretensiones a figurar en el gobierno de la colonia. Fue poderosa, en verdad, la Monarquía para establecer el orden en medio del caos económico que se produjo a raíz de la conquista, domeñando la heroica estrenuidad de cuantos quisieron alzar el gonfalón de la absoluta independencia, poniendo a raya las pasiones de los descontentos en el reparto del territorio, satisfaciendo en parte la insana codicia de los ambiciosos de fortuna, organizando, en una palabra, un régimen administrativo de acuerdo con las circunstancias. Régimen de triple explotación, —en el justo pensar de un historiador sudamericano,- fue el implantado por la- Monarquía en sus colonias de América: “la primera en favor del gobierno de España, 1a segunda en favor del gobierno colonial y la tercera en favor de los mismos colonizadores”. Este sistema de triple explotación es lo que propiamente se llama el coloniaje.

La lucha de clases dentro del Estado Colonial se mantiene entre las autoridades de la colonia y los mismos colonizadores; quiere decir que las clases más altas de la colonia aspiran a la dirección suprema de sus propios negocios e intereses, para lo cual tienen por necesidad que oponerse a los representantes directos de España. Terminada la lucha entre los conquistadores, unidos los elementos clericales a los funcionarios del gobierno, los colonos pudientes vienen a constituir otra clase de más sólida influencia, puesto que son ellos los principales productores de la riqueza pública. Conocido es el absurdo sistema que empleó España para detener el avance de las corrientes productoras en el Nuevo Mundo, prohibiendo el tráfico con el extranjero y aún entre las mismas colonias, imponiendo onerosas tributaciones fiscales, restringiendo la industria, organizando el monopolio en favor exclusivo de la Corona, abriendo la puerta al contrabando y la piratería.

Detenida fue en sus legítimas pretensiones de dominio esta clase productora, permitiéndosele no obstante, el acceso a los puestos superiores del Estado; pero tan sólo podían llegar a ellos los oriundos de la Península, los vulgarmente apellidados chapetones, quitando toda ingerencia a sus descendientes nacidos en tierra centroamericana. Esta última forma la clase de los criollos, que viene desarrollándose lentamente en el andar de los años y que aparece al cabo con fuerza bastante, con vigorosa organización, a fines del siglo dieciocho y comienzos del diecinueve. Después de su fracaso en las Cortes de Cádiz, cuando perdió toda esperanza de alcanzar la plenitud de sus derechos, se vio empujada hacia la independencia como único recurso para obtener la hegemonía social. Y el hecho de su emancipación originó el Estado Centroamericano.

Baste lo dicho para indicar, aunque sea en esbozo, el plano científico sobre el cual pudiéramos estudiar el proceso de nuestra historia. Sería hermoso seguir paso a paso sobre ese terreno material que forma la base o subestructura de los agregados sociales, el desenvolvimiento de la sociedad centroamericana, de este abigarrado conjunto humano que a raíz de su independencia procuró tener fisonomía constituyéndose en un gran Estado Nacional, y que ha visto desgarrada su unidad, y que se esfuerza aún por conservarla a toda costa. Sería una hermosa tarea analizar desde tal punto de mira la transformación económica que produjo la emancipación; la consiguiente anarquía de los intereses crematísticos que originó el caudillaje, las lides montoneras, los cacicatos y los partidos políticos; las tendencias opuestas de estos partidos al unitarismo centralizador y a la federación regionalista; y hacer la psicología de estos pueblos, que han tenido también sus hombres fásticos o representativos y que han pasado por los mismos o idénticos azares de los otros pueblos de la América que fue de España, en sus anhelos de justicia, en sus movimientos hacia la civilización y en sus tentativas de organización nacional. Pero tamaña empresa de reconstrucción científica de nuestra historia,-o de nuestra sociología, si se quiere,-no es para ser acometida por uno solo, sino por varios. Como en otros países, debe ser la obra co1ectiva de muchos estudiosos que lleven al acervo de la investigación, no opiniones, sino hechos.

La evolución alcanzada por el trabajo y la producción hasta las postrimerías de la decimoctava centuria, y la organización que hasta entonces les habían dado las clases dominantes, no estaban ya en consonancia con los nuevos elementos económicos que se iniciaban en la estructura de aquella sociedad colonial. Los intereses de los criollos eran en aquel estadio histórico los que tendían a sobreponerse; mas, por debajo de esos intereses, fermentaban los de la clase desposeída o de propiedad rudimentaria, que era la mayoría de los centroamericanos, los mestizos, los indios supervivientes, toda la nueva
raza, el pueblo, la nación, para decirlo en una palabra. Son los próceres de nuestra independencia el grupo más escogido de entre la clase de los criollos, que interesan en el movimiento insurreccional a las demás clases sociales, para arrancar el poder político de manos de los representantes españoles y utilizarlo en beneficio propio; pero este llamamiento a las masas populares era ala vez la solemne convocatoria a que participasen ellas también en los asuntos del nuevo Estado.

Dos son, desde luego, los partidos en lucha: el de los criollos, llamado independiente, y el de los anti-independientes o españolistas, adictos a la Madre Patria, formado por los españoles peninsulares y los funcionarios del gobierno. Ambos partidos llevan el cognomento bufo o despectivo con que siempre se apellidan recíprocamente las agrupaciones políticas en efervescencia: el primero es el de los Cacos, y el segundo el de los Gazistas. No es, al principio, la aspiración de los independientes por la emancipación absoluta, sino solamente por conquistar las garantías y la consagración legal de sus derechos, mediante una Constitución; lo que implicaba el reconocimiento de sus prerrogativas para ocupar los primeros lugares en la dirección administrativa y política de los negocios de la colonia, que eran sus propios negocios. «El Editor Constitucional» es el vocero de ese partido, en tanto que «El Amigo de la Patria», vale decir de España, es el representante de los funcionarios públicos, o sea del poder hispano. Habríanse calmado, sin duda, por algún tiempo, los empeños de los independientes, si la Monarquía hubiese accedido a la reforma, si no se hubiese obstinado en perpetuar su absolutismo. El partido de los independientes es el de los impropiamente llamados aristócratas, el de las familias, el de los criollos pudientes; todos ellos constituyen una masa compacta y homogénea, y su primera batalla la libran en el campo electoral contra los españolistas que se atraen a los artesanos y ganan las elecciones por el oro. Se subdivide luego el bando vencido, asociándose una parte a los artesanos, atrayéndose al proletariado; pero en el fondo es un solo partido, que tiende ya derechamente y sin embozo a la independencia absoluta.

En el palacio de los- Capitanes Generales se discuten por última vez derechos de los- independientes, y se vio entonces a muchos criollos que habían protestado cobardes o indecisos su fidelidad a España unirse a los de su clase y coadyuvar a la emancipación, arrastrados por las fuerzas conservadoras de sus comunes intereses. Todo pareció entonces terminado; pero el desequilibrio económico se había producido, y sobrevino en seguida la tempestad política revolucionaria, que en el fondo no era más que la tendencia de los intereses materiales vencedores a recuperar el equilibrio, a organizarse de manera estable, a constituir el nuevo Estado.

Podemos imaginarnos lo que habría sido la suerte de Centro América si inmediatamente después de alcanzada la independencia la riqueza pública se hubiese difundido como por encanto: si se hubiesen abierto vías de comunicación; si una inmigración numerosa hubiese venido a prestar su contingente industrial; si se hubiese hecho el canal de Nicaragua y ofrecido al comercio de las naciones; si la agricultura sé hubiese extendido sobre los vastos terrenos incultos; si la producción y el trabajo, en una palabra, se hubiesen organizado de momento. Semejante exigencia sería, por cierto, un imposible material, un vano ensueño. Sin embargo, los que sólo ven el principio único de nuestra revolución en el carácter levantisco de la raza, en la supina incapacidad para el gobierno propio, los bienhallados que recomiendan el trabajo como antídoto a las conmociones de nuestras democracias, toman el efecto por la causa o solamente ven un lado de la cuestión. No quieren ver que la constitución de los Estados es el equilibrio de los intereses de clase en un momento de la evolución social; que el tipo militante, producto de la descomposición económica, precede al tipo industrial, que a su vez es producto de la regularización en la marcha de los intereses materiales. Un Estado se constituye definitivamente cuando se convierte en lo que debe ser: en potencia económica. Entonces la clase dominante, tiene poder suficiente, gobierno fuerte, para mantener la armonía de la comunidad.

Un observador del estado social de su tiempo, don Manuel Montúfar, —actor él mismo en el sangriento escenario de la Revolución Centroamericana,- escribe en sus Memorias: «Todo el sistema legislativo parecía inventado exprofesamente para poner a los propietarios a merced de los que nada poseían: así la revolución se hizo inevitable a pesar del carácter pacífico del país». . Las clases dirigentes, los criollos propietarios que habían hecho la independencia y asistían a la transformación de la antigua colonia, no podían explicarse la anarquía surgida en el seno de aquella sociedad de tan suaves costumbres: creían que todo el malestar que aquejaba a la República era ocasionado por la ambición de unos cuantos revoltosos, enemigos del orden por el solo espíritu de rebeldía. Sin embargo, la Revolución de Centro América en sus lineamientos fundamentales, no es más que el derrumbamiento del feudalismo colonial, o sea la radical modificación en el sistema explotativo de la propiedad y del trabajo. Pero esa transformación no pudo efectuarse de momento, por el soberano querer de políticos y legisladores; el caos económico no pudo arreglarse sin que la sociedad dejase de padecer hondas perturbaciones. Para llegar a nivelar los intereses desquiciados, para que la riqueza alcanzase un grado de normalidad suficiente a propiciar su desarrollo, fue necesario el desgarramiento de la estructura política del viejo Estado Colonial. Ese dislocamiento es la Revolución Centroamericana, nuestra verdadera Revolución, que se prolonga por más de medio siglo.

El período anárquico de la Revolución de Centro América es también el período de nuestro caudillaje. En medio del desbarajuste económico originado por la independencia, surge el caudillo militar, audaz e inculto, autoritario y violento, imponiendo su voluntad personalísima sobre las leyes y las instituciones. No ha sido estudiado aún ese período del caudillaje en la historia de la América Central; pero puede decirse que en el proceso formativo de nuestra democracia, el tipo del caudillo es un factor predominante que da la nota característica de nuestro modo de ser republicano, quien impone la ley a despecho de las clases poderosas, a pesar de los códigos que formulan los legisladores civiles. Es una clase nueva que se levanta del nebuloso fondo de las masas populares; sus jefes disputan la preeminencia aun a los mismos padres de la Patria, y en ellos buscan apoyo aun los mismos orgullosos propietarios para defender sus intereses. El caudillo es el héroe multánime, sugestionador de muchedumbres; algunos de ellos han encarnado los misteriosos instintos del pueblo, sus ansias de libertad y de grandeza. Su obra responde a las circunstancias del medio y de la época. Puesto que la riqueza pública, completamente desorganizada, está a merced del primer ocupante, el caudillo será quien por el esfuerzo de su brazo contribuya a nacionalizarla. De aquí que los caudillos, colocados por encima de las utopías constitucionales, representan los intereses de las provincias frente a los de las clases conservadoras de Guatemala. No son ellos los autores del federalismo, pero se aprovechan del sistema para contribuir a la consolidación de los intereses locales. El federalismo nace inconsciente de las propias condiciones históricas y materiales de las provincias, y el caudillo es su producto más legítimo.

El Estado Centroamericano, cuyo núcleo central es Guatemala, careció en su génesis de poder bastante para mantener la cohesión y el equilibrio nacionales. Las provincias invocan el predominio de sus propios intereses, y el Estado Nacional se declara por la adopción de la forma federativa. El predominio de los intereses regionales sobre los intereses comunes del Estado Nacional, o más bien, la falta o ninguna significación de esos comunes intereses, lleva a los Estados provinciales a la ruptura de la nacionalidad y a consolidarse como Estados independientes. El período federalista no es más que un paréntesis en el desarrollo de nuestra historia nacional. Para estudiar ese período, no con intenciones políticas sino sociológicas, necesitamos reconstruirlo en sus más simples elementos, para encontrar las direcciones que en su formación y desenvolvimiento ha seguido la nacionalidad de Centro América. Procuraré señalar esos elementos.

III

Nunca en la historia aparecen los pueblos de la América Central formando una nacionalidad solidamente establecida. Cuando los españoles invadieron estas tierras, la raza primigenia alcanzaba la etapa de la barbarie saliendo del salvajismo. Los pueblos aborígenes, en su mayor parte, se agrupaban en tribus guerreras y sedentarias, con caciques por jefes. Algunos, sin embargo, se habían constituido ya u pequeños estados monárquicos, de los cuales el más poderoso y que tuvo una civilización elemental de que nos quedan notables vestigios, era el reino del Quiché, fundado por Gucumatz, el mago proteico, y consolidado por Quicab el grande, de quien dice el Popol Vuh: «No se pudo ni matarlo ni vencerlo; verdaderamente era un héroe y todas las naciones le llevaban su tributo. Pero la influencia dominadora del Quiché no se extendió más allá de lo que hoy es el territorio guatemalteco, como tampoco llegó hasta Centro América la soberanía del imperio de Moctezuma. Así es que estos pueblos se encontraban completamente desunidos y perturbados, además, por guerras intestinas.
El reino del Quiché fue, por consiguiente, el más fuerte propugnáculo contra el español aventurero. Los demás pueblos sucumbieron, es verdad, heroicamente; pero la resistencia organizada la presentó el Quiché, acaudilladas sus huestes por Tecum-Umán, quizás con el mismo empuje con que los aguerridos ejércitos aztecas resistieron
a Cortés. Vencido el reino, destruida su gran capital, los demás pueblos tenían que oponer a los invasores una resistencia desesperada, sin cohesión ni plan, y caer fieramente en la desigual contienda. La falta de unidad política, lo rudimentario de sus armas, el grado inferior de su evolución respecto a los castellanos, en una palabra, les hicieron caer por fin aniquilados o sometidos, en esa guerra de la conquista, que no es más que un episodio en la historia general de la lucha de razas.

La provincia que fue el reino del Quiché vino a ser desde entonces, y por necesidad histórica, el núcleo de la Capitanía General, el emporio de la colonia, que se llamó Reino de Guatemala por el recuerdo de la vieja monarquía autóctona hundida en las ruinas humeantes de Cumarcah para no levantarse más. Toda la civilización que alcanzó la colonia tenía que centralizarse en la metrópoli guatemalteca, que era la representante de la dominación hispana, e irradiar de allí a las demás provincias; pero éstas hubieron de conservar siempre el sello de su antigua independencia; y ni el propio Don Pedro de Alvarado, a quien tocó ser la más alta figura entre los conquistadores de Centro América, y que logró someter el pequeño reino de Cuscatlán hasta Chaparrastique, pudo incorporar definitivamente la provincia de San Salvador a la de Guatemala, borrando con la punta de su tizona los viejos linderos comarcanos. Ni mucho menos pudieron los otros capitanes, que como aves de presa cayeron sobre Honduras, Nicaragua y Costa Rica, desde luego que actuaban separadamente y por cuenta propia, juntar en un solo haz las provincias conquistadas para unirlas al resto de la colonia, haciendo de pueblos divididos una sola nación. El germen, pues, del llamado provincialismo es secular; y, si el régimen absoluto del coloniaje logró acallar las aspiraciones localistas, esas aspiraciones despertaron al fin de su sueño de siglos cuando los primeros conatos de independencia y se manifestaron en la plenitud de su egoísmo al desatarse el huracán de la revolución.

España, por otra parte, no podía extender hasta América toda la fuerza de su poderío, de aquel enorme poderío que alcanzó la cumbre zenital bajo Carlos V y Felipe II, para formar con sus colonias un solo reino, unido por indisolubles vínculos nacionales, ya que ella misma había logrado apenas reconquistar su unidad política, lentamente, trabajosamente, casi agotándose en la magna empresa, después de ochocientos años de continuo batallar, desde Covadonga hasta Granada. Su soberanía se extendió sobre América, ciertamente, pero sin jamás intensificarse en ella; ni era dable que pensase en instituir de este lado del Atlántico nacionalidades bien conformadas, puesto que en el interior se encontraba aún seriamente empeñada en fortificar más y más los cimientos del Estado monárquico o, lo que es igual, fundando su propia nacionalidad. La conquista fue, pues, no la obra consciente de ejércitos disciplinados, de jefes que operaban en nombre y por mandato de una nación vigorosamente constituida, sino la irrupción desordenada de gente aventurera, de oscuro linaje en su mayoría, sin más ley que sus bríos ni más idealidad que el hambre de riquezas. De aquí que el coloniaje, es decir, el régimen de dominación implantado por tales aventureros, tuviese que ser necesariamente una secuela inmediata de la conquista: la explotación económica en masa, el saqueo colosal de América erigido en sistema.

La Monarquía toleró en beneficio propio el régimen colonial y le dio su sanción en las leyes. Dejó que conquistadores y gobernantes se arreglaran aquí como pudieran, en cambio del oro con que abastecían las arcas fiscales. De modo que el territorio americano, desde México hasta el Plata, no fue otra cosa que una serie de feudos, grandes los unos, pequeños la mayor parte y sin cohesión ninguna, que explotaron a su sabor virreyes, capitanes generales, intendentes, corregidores, curas, frailes, encomenderos y cuantos venían de España en busca de mejor fortuna. El reino de Guatemala fue, pues, una reunión de seis pequeños feudos, dependientes en lo político de la Capitanía General, pero independientes entre sí por las circunstancias históricas ya
referidas. Cada conquistador hizo de su provincia un señorío aparte, con intereses económicos particulares; mas, por virtud de la autoridad central y por su posición geográfica, sobre todo, fueron uniéndose aunque débilmente en el transcurso del tiempo, sin perder en su totalidad su propia fisonomía y conservando siempre sus antiguas demarcaciones.

Historiadores y publicistas nuestros han estudiado el régimen económico de la colonia centroamericana, que fue ni más ni menos como el de las otras colonias de la América española, y lo han descrito detalladamente con todas sus lacras y monstruosidades, pero también en sus aspectos beneficiosos; así es que no me detendré a hacer una reseña de él en estas páginas ligeras, y sólo diré que ese régimen de explotación de la propiedad y del trabajo humanos fue la esencia, o la base, si se quiere, de la esclavitud americana, de la servidumbre feudal entre nosotros, y que respondió al grado evolutivo que España había alcanzado en su manera de producción, muy inferior al de Inglaterra, que alcanzaba entonces el período industrial, franqueando los límites del feudalismo. Jamás pudieron los españoles ser, como los ingleses en el Norte de América, excelentes colonizadores, por los motivos ya conocidos de las circunstancias en que ambos arribaron al Continente y por el carácter aventurero de los unos y práctico de los otros; pero, quien quiera hallar una causa más profunda de la disparidad en los sistemas de colonización material que implantaron iberos y anglo-sajones, tendrá que reconocer como la más fundamental la diferencia de su evolución económica.

Es de todo punto inexacta, o simplemente un tropo de retórica declamativa, la afirmación aquella de que España «agotó su savia por dar vida a estos desiertos de América». Todo lo contrario: ni América era un desierto, sino una tierra ubérrima cual ninguna, ni España era una nación pujante, sino exhausta, que pudo mantenerse precisamente nutriéndose con la savia riquísima del suelo americano. Al cabo de ocho siglos de incesante guerra, y providencialmente en el año mismo en que arrebataba a los moros el último baluarte, España tuvo la buena suerte de que el genio de Colón encontrase un nuevo mundo, pletórico de opulenta vitalidad; país en donde pudo, por espacio de trescientos años, tonificar las agotadas fuerzas y amedrentar a Europa con el grandioso fantasma de dominación universal. Pero es opinión, reconocida ya, que tan ventajosa posición de España era solamente una brillante apariencia, que entrañaba un principio de profunda degeneración nacional, toda vez que, manteniéndose a expensas de la riqueza americana, sin poder dar de su parte un solo elemento económico de vida, venía a colocarse en la condición misérrima de nación parásita de otra nación, y por consiguiente, el término de su dominio en América era inevitable más o menos pronto.

Y llegó la emancipación de las colonias, como había llegado también la de los Estados norteamericanos; pero este acaecimiento no fue para Inglaterra de tan desastrosos resultados como lo fue para España la pérdida de sus inmensas posesiones coloniales. Puede decirse de una vez que la independencia de los Estados Unidos no afectó en nada la vitalidad de la Monarquía británica; en cambio, la independencia de la América Latina marca en la historia el período más agudo de la decadencia de la Monarquía española. Al perder sus feraces territorios, al desprenderse del tronco robusto que por tantos años había alimentado su existencia parasitaria, España se encontró nuevamente encerrada dentro de sus antiguos límites peninsulares, completamente empobrecida, y amenazada, además, con el desgarramiento de su unidad interior.

Mientras que Inglaterra y los Estados americanos del Norte siguieron paralelamente la trayectoria de su avanzadísima evolución industrial, hasta penetrar de lleno en la suprema etapa de la producción, el capitalismo, España y sus colonias pugnaban por abatir el régimen feudal, acercándose apenas a un embrionario industrialismo e iniciando la sustitución de la servidumbre por el moderno salariado. Una simple cuestión de impuestos provocó la insurrección americana; pero su independencia no fue propiamente una revolución en el más amplio sentido de la palabra, como lo fue para los pueblos de la América española. Los Estados Unidos habían conquistado ya su libertad religiosa y su manera de producción había entrado en un período de actividad normalizada; de modo que la comunidad de intereses les llevó fácilmente a federarse y a constituir su nacionalidad sin agresiones ni violencias. Solamente más tarde, cuando la cuestión de la esclavitud, —anacrónica supervivencia en aquel medio eminentemente industrialista—, concitó una sangrienta guerra entre los Estados del Norte y del Sur, la Unión Americana estuvo en peligro de fraccionarse; y quién sabe si no tendrá que pasar de nuevo otra crisis política semejante ahora que su progreso capitalista ha llegado con los trusts al más alto grado de desenvolvimiento, creando intereses enormes que se encuentran en manifiesto antagonismo.

Estaban ya constituidos, puede decirse, los Estados norteamericanos cuando alcanzaron su independencia; no. necesitaron más que seguir desarrollando sus materiales elementos de vida, al amparo de su libertad tradicional, para convertirse en república esencialmente democrática. Fue, en cambio, la emancipación indo-hispana, la abolición de todo un régimen teocrático-monárquico, de explotación económica, de servidumbre feudal; fue la constitución de estados rudimentarios y el advenimiento de indefinidas nacionalidades. Esta obra de política organización abarca un largo período de incertidumbre y de «civil barbarie»: verdadero estado caótico en que los pueblos latinoamericanos, recién salidos de la esclavitud e ignorando los rumbos que debían seguir hacia la libertad, se encontraron de pronto completamente desorientados y entorpecidos en su marcha, para caer muy luego en la vorágine del caudillismo y la anarquía. Centro América no pudo sustraerse a esta ley fatal de los pueblos en formación, y al igual que sus hermanas las otras nacionalidades de Hispanoamérica, ha tenido que hacer ineludiblemente el mismo camino de constantes desaciertos y de escandalosos motines colectivos, también como ellas en la médula de su propio organismo todos los vicios de la raza.

Hemos visto el proceso genético de las colonias provinciales centroamericanas, cuya reunión política y administrativa formó una sola colonia con el nombre de reino de Guatemala, bajo la dependencia de una Capitanía General. Sometidos a sangre y fuego los primitivos pobladores de estas comarcas, los conquistadores se repartieron el cuantioso botín de sus militares aventuras, para lo cual hubieron de sostener entre ellos mismos, sobre todo en Honduras y Nicaragua, una serie de sangrientas refriegas, en las que cada jefe, seguido de sus parciales, disputaba a otro el dominio y la jurisdicción sobre el territorio conquistado. El Gobierno de España tuvo que imponer su autoridad en medio de aquellas divisiones y contiendas, viniendo a quedar por último fijados los límites de las provincias como señoríos independientes entre sí, aunque reconociendo el poder central de la metrópoli guatemalteca. En los albores del siglo XIX, los primeros movimientos de emancipación política son las tendencias de la colonia que quiere convertirse en nación, de la nación que quiere organizarse en Estado; y como cada provincia, en cierto modo, era una pequeña nacionalidad, y cada nacionalidad era un pequeño Estado, la lucha constitucional de Centro América vino a ser la lucha por unir o fundir aquellos Estados y nacionalidades embrionarios en un solo Estado y en una sola nacionalidad.

Fusión de castas, comunidad de origen étnico, mezcla de las razas española e indígena, cuyo producto es una nueva raza, la hispanoamericana; un mismo idioma y una misma religión; criollos que se identifican en ideas y sentimientos y que se confunden con indios y mestizos para formar un solo pueblo; situación geográfica perfectamente delimitada, y una tradición y una historia comunes de tres siglos, son los elementos primarios de nuestra nacionalidad, los caracteres que ligeramente esbozados ofreció la colonia al querer transformarse en nación. Pero bajo estos caracteres generales de nacionalidad centroamericana, había cada provincia con fisonomía propia e intereses particulares, que eclipsaron parcialmente el espíritu de unión y solidaridad en el momento mismo en que el reino de Guatemala proclamaba su independencia. Chiapas, Honduras, Nicaragua y Costa Rica se separaron de la metrópoli colonial, asumiendo la soberanía absoluta o incorporándose a México; sólo San Salvador y Guatemala quedaron frente a frente manteniendo indecisas la sustantividad de la nueva nación, sin pensar que muy pronto iban a ser el eje de las discordias civiles que produjeron el fracaso de Centro América. Al sacudir el yugo que la sujetaba a la Madre Patria, la colonia se desmembró en sus provincias y aún dentro de las mismas provincias; las patrias chicas y locales aparecieron con tendencias disolventes. El período que va de 1821 a 1824 fue un período de confusión inorgánica, de incertidumbre constitucional; y, cuando en el año último dicho se trató de fundar sólidamente la república, las tendencias separatistas se disfrazaron con el nombre de Federación, para reaparecer en seguida con más fuerza hasta llegar al fraccionamiento definitivo de la unidad nacional.

¿Está por hacer, pues, la nacionalidad centroamericana? Está por hacer, sin duda. El problema de la Patria Grande permanece planteado tal como en los primeros años de la independencia, es decir, en su forma política: República Federal o Unitaria. Pero las formas políticas no son la nacionalidad, sino las concreciones de ésta en el momento de su constitución. El sentimiento nacional, la idea de nacionalidad, están muy por encima de los partidos y de los gobiernos; no pueden ser jamás el patrimonio o el programa exclusivo de una fracción banderiza o de un sistema político determinado. «La íntima esencia de la nacionalidad —dice Chiapelli— debe buscarse en algo que proceda generalmente de la descendencia de estirpe y prepara el terreno para la integración de una sociedad política en un Estado; debe buscarse en aquella unidad de espíritu y de carácter, que hace que los hombres se unan íntimamente, formando un pueblo como
miembros de un mismo organismo, siendo los coeficientes de este espíritu múltiples y variadísimos. El fondo lo forma la común descendencia que engendra con la afinidad física un cierto parentesco en las aptitudes y tendencias. Después se va añadiendo toda la historia, toda la vida del pueblo, formándose poco a poco el patrimonio de sus tradiciones, hábitos, derecho, ideas religiosas, cultura, todo aquel conjunto de elementos, de los cuales se deriva y por los cuales se define el carácter nacional».
Un estudio de nuestra nacionalidad, en este sentido, sería de utilidad incontestable mucho más que las declaraciones de los partidarios. He querido, por de pronto, esquiciar aquí los contornos de esa nacionalidad, ya que ella, es la materia prima del Estado, o ese algo que «prepara el terreno para la integración de una sociedad política en un Estado». Si éste, como antes he dicho, no es más que el producto de las fuerzas nacionales, tenemos ya un bosquejo de Centro América como nación; podemos ahora analizar sus fuerzas, investigando los factores que actuaron en la organización del Estado Nacional Centroamericano. Digamos de una vez que esas fuerzas fueron debilísimas, casi nulas, puesto que tenemos el hecho de cinco Estados que, acentuando en el decurso del tiempo sus rasgos peculiares, han afirmado cada vez más su autonomía interior, y que, constituidos hasta la fecha en Repúblicas soberanas, y considerándose como naciones distintas, parece que se alejaron por completo del gran ideal de una Patria común, solidaria e indivisible, como si en su egoísmo raquítico fuesen impotentes para elevarse hasta donde llegan los pueblos que incrustan su personalidad en la historia.

IV

He dicho que las tendencias separatistas se disfrazaron con el nombre de Federación; debí decir, más bien, que las provincias, autónomas por tradición e historia, adoptaron en el momento de su constitución independiente el sistema federativo como el que mejor cuadraba a sus sentimientos de autonomía frente al poder central de la metrópoli guatemalteca. Y lo adoptaron, no por obra de los políticos ni tampoco sabiendo a ciencia cierta lo que significaba aquel sistema, sino llevadas por sus impulsos autonómicos —provinciales y aún locales— que se traducían más visiblemente en profunda animadversión al poder colonial representado por Guatemala.

Marure nos ha dejado en páginas de su «Bosquejo Histórico» una síntesis perfecta de las opiniones de los dos bandos, unitario y federalista, que en el campo de las teorías políticas se disputaron la empresa de organizar el Estado Centroamericano. En la esencia íntima de las opiniones de ambos bandos, hay, por parte de los unitarios, la pretensión manifiesta de conservar la preponderancia del gobierno guatemalteco so pretexto de mantener la unidad nacional, y por parte de los federales, la de sostener ante todo y por todo la independencia de las provincias, fuera del tutelaje de aquel gobierno, so pretexto de hacer una República Federal a la manera norteamericana. Por una parte, la unidad se mantenía firme y segura, pero a costa de la libre expansión de las provincias; por otra, la independencia autonómica se favorecía, pero con perjuicio de la integridad de la nación. De aquí que el partido tradicionalista o conservador haya sido unitario y federalista el liberal. Al menos, para Centro América, fue ése el fondo del problema constitutivo, en el breve período de quince años que duró el simulacro de federación. Después de la ruptura del pacto,-si es que lo hubo,-y cuando los Estados se desligaron provisionalmente para organizarse como mejor les conviniese, el liberalismo nacionalista adoptó el sistema unitario para reconstruir la antigua Patria, en tanto que el conservatismo histórico se ha inclinado más al statu quo, es decir, a mantener la separación de las Repúblicas, procurando no aventurarlas en empresas de unión o federación a ultranza.

Son puramente deductivas, como puede verse en Marure, las consideraciones que hacían los federalistas para justificar la conveniencia de su sistema; pero luego descendían a la realidad y en este terreno sus apreciaciones son tan terminantes como verdaderas. Dejando aparte sus reflexiones especulativas, se expresaban de este modo, según dice el historiador citado: «Mas, añadían, cualquiera que sea la importancia que se dé a estas reflexiones, no podrá desconocerse que las provincias todas repugnan el que se mantengan acumuladas en la capital las supremas autoridades y reunidas en ella los elementos de prepotencia y dominación: que desde el momento de la emancipación todas ellas se han manejado independientes unas de otras, han creado sus gobiernos particulares y han podido sostenerlos sin sujeción a la metrópoli. Su voluntad, en esta parte, es decidida, y está consignada del modo más claro en las instrucciones de la mayoría de los representantes: quieren vivir federadas y no sometidas a la antigua capital del reino».

En el fondo, pues, no encierra una paradoja mi afirmación de que el federalismo fue el disfraz aparatoso del egoísmo regionalista. Proclamando la autonomía local; combatiendo la sujeción a la antigua capital del reino y, por consiguiente, a todo otro poder o núcleo central común; laxando los vínculos de unión, bajo pretexto de un sistema cuya significación estaban los pueblos muy lejos de comprender, se fomentaba de hecho la separación, se le daba forma visible al espíritu separatista, y los Estados caminaban derechamente a consolidar, unos frente a otros, su independencia y soberanía absolutas. Unitarios y federales quisieron imponer sus teorías; pero bajo todas ellas estaba latente la verdadera realidad social, que se impuso y que se habría impuesto a pesar de las pretensiones del unitarismo y de los idéales del federalismo. Por eso fue, en mi concepto, el sistema federal el que mejor respondió a la realidad del «provincialismo»; mas respondió por de pronto, como teoría política al fin, ya que había necesidad de darle forma a la nación que se inauguraba. Esa forma constitucional, respondiendo en el nombre al magno ideal de federación, -que es unión solidaria, integral y diferenciada a la vez,-fue la tentativa ficticia, y, por ende, pasajera, de la fusión de la sociedad centroamericana en un solo Estado Nacional. La federación no existió jamás; fue solamente una sombra.

Federación, unitarismo: estas dos grandes palabras, inscritas en las banderas de los partidos que se formaron en Hispano-América inmediatamente después de conquistada la emancipación, polarizan las tendencias de las nacionalidades que advinieron, en el momento histórico-sociológico de organizarse, de adquirir personalidad. Cuestión debatida por los políticos doctrinarios, con ardimiento e iracundia, en el revuelto período de las lides constitucionales; piedra de escándalo después, causa de mutuas recriminaciones, cuando, retirada la marea revolucionaria, se vio el dislocamiento producido en antiguas colonias que, oponiéndose en abierta rebelión contra todo poder centralizante, como herederas, al fin, de la heroica raza de los fueros y de las germanías, se disgregaron en su unidad interna para fundar nuevos Estados y naciones, -fue también para Centro América el problema ése de la federación, tópico de candentes controversias, motivo de acerbas recriminaciones, y, por último, rectificación sincera o ingenuo arrepentimiento de federalistas bien intencionados que atribuyeron a la adopción de su sistema el desgarramiento y la anarquía de la Patria.

En la Argentina, Mitre, el gran unitario, fulmina sus anatemas contra el federalismo, acusándolo de haber ocasionado la separación del Paraguay y del Uruguay, de las Provincias del Plata. La sola palabra federación exalta en indignaciones sus sentimientos nacionalistas. «Esta palabra es Federación -dice. Pronunciada por la primera vez por Moreno, el numen de la Revolución de Mayo, en 1810, los diputados nombrados para formar el primer Congreso Nacional, la renegaron, falseando su mandato. Repetida por el Paraguay, por espíritu de localismo, y aceptada solemnemente por un tratado público, la segregación de esta provincia fue el primer golpe dado a la antigua unidad colonial. Adoptada, sin comprenderla, por Artigas y los suyos, se convirtió en sinónimo de barbarie, tiranía, anti-nacionalismo, guerra y liga de caudillos contra pueblos y gobiernos». Así fue que la dilatada y sangrienta contienda entre unitarios y federales, en la Argentina, señala el período más agitado y calamitoso de su vida independiente; así también esa misma lucha en las demás Repúblicas de origen hispano, en donde la gémula localista brotó espontánea como impulsión disociadora, como fenómeno de involución más bien que de progreso. Sería, en verdad, un estudio interesante para la historia de la formación de nuestras nacionalidades, determinar las causas que influyeron para que el federalismo triunfase, por ejemplo, en la Argentina, Brasil, México, Venezuela, y para que fuese abatido en la Nueva Granada; por qué Chile, Perú, Bolivia, Cuba, Ecuador son unitarios, y por qué fue sólo un hermoso proyecto la Gran Colombia de Bolívar.

En Centro América, como en los países precitados, se oyeron reconvenciones semejantes contra el federalismo en la época revolucionaria. Los mismos que preconizaron el sistema se asustan de su propia obra; ningún Estado quiere acoger en su seno los poderes federales; y, cuando la Nación, arrastrada en e1 torbellino de las guerras civiles, fue a estrellarse despedazada contra el egoísmo regionalista, todos inculparon al federalismo de haber sido la causa del fracaso. Arce se indigna contra los que aseguran que fue San Salvador de donde surgió la idea de federación; Barrundia concluye por aceptar y reconocer como un hecho consumado la República de Guatemala; y acaso Morazán, el más alto paladín de la causa federalista, aluda a ella en el trance supremo de sellarla con su sangre en el cadalso, al escribir estas palabras en su testamento: «Cuando había rectificado mis opiniones en política, en la carrera de la revolución, se me quita la vida injustamente». «Una sola Patria —dice más tarde Máximo Jerez— una sola Patria y un solo Gobierno, es lo que queremos, es lo que
necesita Centro América; el federalismo sirvió sólo para abreviar el día de su fraccionamiento».

La reversión al unitarismo jacobino, como sistema político para organizar nuestra nacionalidad, después del desastre del federalismo, es la segunda etapa, tal vez la más importante por la magnitud del esfuerzo, de la aspiración a constituir el Estado Centroamericano. Quedan todavía ensayos parciales de pactos federativos, de convenciones protocolarias entre algunos Estados, sin otra eficacia positiva que mantener enhiesto el ideal de la Patria común; pero la propaganda nacionalista se orienta con mayor decisión hacia el rumbo francamente unitario, y, convertida de idea en acción, se manifestó violentamente en la audacia agresiva de Justo Rufino Barrios, proclamado Jefe Supremo de Centro América, yendo él mismo, arriscado y soberbio, a pagar con su propia vida la grandiosidad de su propósito ante las fortificaciones de Chalchuapa. Tocó esta vez a El Salvador, a la morazánica tierra del federalismo, abatir en el polvo el estandarte unionista; pero puede con toda certeza asegurarse que el triunfo del general Barrios sobre El Salvador no habría significado jamás el sometimiento del resto de Centro América a Guatemala, el afianzamiento definitivo de la unión bajo el régimen central unitario. Nuevas luchas se habrían empeñado, quizá más desastrosas y sangrientas, con resultados tal vez de mayor trascendencia para la vida de estos pueblos. Los Estados habrían invocado con más pujanza los derechos de su personalidad autonómica, y el federalismo habría sido otra vez, y entonces más que nunca, el símbolo perfecto de esa autonomía, la única forma factible de unión.
Hay toda una literatura combativa en la historia constitucional de las naciones hispanoamericanas, en la cual pueden verse las encontradas opiniones de políticos prominentes acerca de la conveniencia de las formas unitaria y federal, y las sangrientas escisiones ocasionadas por la adopción de uno u otro sistema. Entre el cúmulo de teorías, pareceres y proyectos constitutivos, por encima de arreglos arbitrarios de fronteras, de fraccionamientos y adiciones territoriales, las antiguas colonias siguieron la corriente natural dinámica de sus propios intereses, de sus afinidades colectivas, de su situación histórico-geográfica, para organizar su nacionalidad, siendo unitarias o federales según las condiciones en que aparecieron a la vida independiente, según las leyes sociológicas que precedieron a su formación. A investigar esas leyes y determinar esas condiciones, se consagran en la actualidad distinguidos publicistas de nuestra América indo-española, en la región serena de los estudios histórico-sociales, muy lejos ya del campo de lucha en que encendieron sus odios implacables los antiguos bandos políticos. «El hombre de partido —dice Renán— quiere imponer sus iras al porvenir, sin pensar que el porvenir no tendrá cóleras contra nadie».

Para nosotros ha sido más funesta aún la cuestión del federalismo, no porque él sea incompatible con el ideal nacionalista, ni porque la tentativa de su implantamiento haya ocasionado la desintegración centroamericana, sino porque un error de apreciación histórica, cristalizado en creencia generalmente admitida, ha hecho de sus primeros partidarios los únicos mantenedores de la unidad nacional, contribuyendo esta creencia a ahondar más todavía el viejo cauce de las divisiones sectarias. Alrededor de la idea de unión centroamericana se ha formado un ambiente de erróneos conceptos y de pasiones mezquinas. Es, en la apariencia, un ideal excelso del más puro patriotismo; pero en el fondo no es más que objeto de explotación de nuestros histriones políticos, pretexto para discursos altisonantes de patriotería barata: ¡ut declamatio fiat! En la entraña de todas nuestras aspiraciones de reconstrucción nacionalista se esconde el localismo tradicional, más acentuado aún que en épocas pasadas.

Se ha prolongado hasta el presente, con el mismo espíritu de hermético partidarismo, el debate inmisericorde entre las fracciones políticas que se disputaron el poder en los tiempos de Arce y Morazán. Como fue el régimen federativo la forma primera de organización que adoptaron las provincias, y como el fracaso del sistema trajo por consecuencia el establecimiento de las repúblicas soberanas e independientes, o sea la ruptura de la unión nacional, se ha hecho del federalismo la sustancia de nuestra nacionalidad, inculpando de haber sido los causantes del desastre, los factores de la desunión, precisamente a quienes quisieron, al menos en teoría, mantener la unidad histórica del antiguo reino de Guatemala. Al menos en teoría; pues conviene observar que la Constitución Federal se aceptó sin mayor resistencia por el partido centralista unitario, respetando la autonomía de las provincias, pero reconociendo siempre la supremacía de Guatemala. No hubo jamás contiendas de hecho entre unitarios y federales, como en otros países, por el predominio o implantamiento del primero de dichos sistemas.

La ruptura de la nacionalidad, digámoslo de una vez, se debió a ese espíritu autonomista de los Estados provinciales ante las pretensiones centralizadoras de la metrópoli guatemalteca; espíritu rayano, indudablemente, en localismos, pero fecundo en obras de libertad. Es inútil hablar de empeños separatistas por parte de la fracción conservadora, cuando el separatismo estaba, de hecho, implícito en las tendencias regionales de los Estados. Todos ellos se apresuran a constituirse independientemente de Guatemala, a desligarse por completo de la unión histórica colonial y a desconocer la supremacía guatemalteca como si fuera siempre la soberanía de España. Si es cierto que se proclama la idea de unidad común: —Dios, Unión, Libertad, Provincias Unidas del Centro de América,- puede asegurarse que en el ardor de las pasiones políticas desencadenadas, en medio de la vorágine de la revolución, no prevaleció jamás el ideal de una Patria Grande, sino que cada Estado tendió a consolidar su independencia propia, siguiendo el impulso de sus intereses locales. En los momentos de tregua de la guerra civil, cuando se vio que el separatismo era una realidad, los bandos luchadores inculpáronse mutuamente del naufragio de la república, y la Constitución Federal vino a ser, en opinión de los conservadores unitarios, una especie de caja pandórica de donde habían escapado todos los males que afligían a Centre América, de los cuales era el mayor el desmembramiento nacional, en tanto que los federalistas se empeñaban en sostener la perfección de su obra constitucionaria, achacando al conservatismo el ser enemigo de ella por el solo intento maléfico de ocasionar la desunión de los Estados.

Juzgada quedó ya la Constitución de 1824. Documento respetable para la historia política de Centro América, lo es también para el sociólogo que sin prejuicios de bandería quiera estudiar en sus páginas el primer ensayo de organización de nuestra nacionalidad. Pero es inútil seguir comentando sus defectos, hacer punto de tema sobre la que debió haber consignado o suprimido; quiero decir que es vana tarea hacer de ese código político el fundamento de la nacionalidad centroamericana, la base única de su organización, como si Centro América fuese algo petrificado, como si las leyes no fueran la expresión de las condiciones sociales del momento, sujetas, por lo mismo, a las adaptaciones de la vida en evolución. No hay que buscar en la histórica Constitución del 24 la causa generadora del federalismo centroamericano, ni tampoco del fraccionamiento de la nación. El fenómeno federalista apareció en nuestra historia como inmediata consecuencia del provincialismo, y fue el predominio de los intereses localistas sobre los nacionales la fuerza disociadora que produjo la separación de los Estados.

Paréceme que el prócer don Manuel José Arce no está en lo cierto cuando dice: «Nuestros Estados son solamente una emanación, un efecto, un resultado de la Constitución de 1824; a ella deben su ser; sin ella estarían en la nada». . . Antes que se promulgara la Constitución Federal, ya San Salvador se había dado la suya propia, y era tendencia general en las demás provincias a decretar su organización interna de acuerdo con sus sentimientos de independencia y soberanía. La Constitución fue, por un momento, la expresión legal de las aspiraciones autonómicas regionalistas, —«una ley de circunstancias»,— en opinión del doctor Lorenzo Montúfar, pero luego quedó convertida en letra muerta, mientras los Estados caminaban aceleradamente a constituirse, con desconocimiento absoluto de todo poder común, con oposición sistemática a cualquier otro poder centralizante. Tenían personalidad propia las provincias, como verdaderos Estados en formación; y esa personalidad fue reconocida y respetada desde el tiempo del coloniaje, en el acto de proclamar la independencia, cuando se trató de la anexión al efímero imperio de Iturbide y en el momento de organizar la república de Centro América. Verdad sí es que la Constitución Federal abría camino para la formación de nuevos Estados: el de Los Altos fue producto artificial de esa disposición, como lo hubieran sido los «partidos» de Santa Ana y Sonsonate, Totonicapán y Sololá, que también intentaron hacerse independientes. Hay quienes piensan todavía que, para evitar la desunión, habría sido conveniente fraccionar a Centro América, creando más Estados, con el objeto de contrabalancear la preponderancia de todos entre sí, principalmente de Guatemala; pero se cae de su peso que el fraccionamiento más bien precipita que impide la desunión, y que no pueden improvisarse Estados por el sólo arbitrio de una ley sin que precedan fuerzas sociales que contribuyan a formarlos.

El famoso sofisma del doctor Aycinena: salir de la federación para volver a entrar en ella, —sofisma forjado con la arteria propia de los partidos conservadores y que influyó poderosamente a acelerar el desenlace de la unión federal,- apareció en tiempo oportuno, cuando los Estados, cansados ya del flagelo de las guerras civiles, querían desligarse de todo pacto o compromiso para organizarse de conformidad con sus particulares intereses. No habiendo podido Morazán mantener la federación, Carrera se presenta como sostén de las clases directoras de Guatemala, de los intereses de aquel Estado, el cual se limita también a organizarse, reincorporándose Los Altos, que le había arrebatado la federación. «Sucedió, pues, —dice Arce— que el edificio se desplomó: salió de sus quicios; y sólo la nación misma con la omnipotencia de su poder podrá llevarlo de nuevo a sus niveles».

Federalismo no es sinónimo de antinacionalismo o de anarquía, como no lo es tampoco el régimen centralista unitario de tiranía o estagnación de las actividades nacionales. Si, como dice Valenti Camp, «el centralismo tuvo razón de ser antes de nuestro siglo, para organizar de un modo embrionario la estática social y dar existencia propia a las nacionalidades»,—en el caso de Centro América no creo que el unitarismo habría contribuido a elidir las impulsiones internas de autonomía en las provincias, a consolidar nuestra nacionalidad; todo lo contrario: cualquiera tentativa de centralización unitaria habría traído como única fórmula aceptable el federalismo, o la desintegración completa, en virtud de las condiciones históricas y de las fuerzas sociológicas que he procurado esbozar en este trabajo.

Ahora, en el asunto de nuestra nacionalidad, se ha verificado la ley que señala Spencer, de que «las naciones formadas por la reunión de pequeños grupos sociales, desaparecen o se debilitan una vez que desaparece el poder central que unía a las partes, produciéndose el fenómeno inverso de desintegración, aunque manteniéndose siempre en relación de esa fuerza, los vínculos sociales que las unían; que, cambiadas las circunstancias, vuelven a unirse las partes, produciéndose el fenómeno de reintegración, formado nuevamente el todo». Desaparecido el poder unitario de la Capitanía General, por el hecho de la emancipación, se produjo el desmembramiento del reino de Guatemala. ¿Habrá de efectuarse la reintegración de las partes disueltas? Esperemos. «Cuando se forma parte, —dice el Marqués de Dosfuentes,- de un todo orgánico cualquiera, y, en consecuencia, se es integración de él, no se puede prescindir de ese organismo sin condenarse de antemano al fracaso».

El período federalista, he dicho, es un paréntesis en nuestra historia; un fenómeno sociológico que se presentó por las circunstancias apuntadas y que tuvo su expresión tangible en la primera Constitución de Centro América; un movimiento embrionario de organización nacional. Fue ese federalismo, por ser elemental, más bien un fenómeno de involución; pues, de acuerdo con la opinión de un distinguido profesor de sociología, «Se puede decir que el federalismo significa siempre atraso y el unitarismo significa progreso; que la evolución consiste en pasar de un federalismo -elemental a un federalismo más complicado». Esta última organización, la más perfecta posible, es la integración complementaria de elementos unitarios y federales.
Dentro de la doctrina del determinismo económico, las fuerzas que propendieron a la formación del Estado Nacional Centroamericano fueron débiles por la falta casi absoluta de intereses comunes materiales. No había riqueza nacional, propiamente hablando, sino provincial. Fue ésta la que tendió desde luego a desarrollarse y constituirse egoístamente en cada Estado, quedando, en consecuencia, el Poder Federal como un simple simulacro, sin elementos bastantes para mantener la cohesión de Centro América.

Podemos figurarnos las condiciones materiales de aquella época, en que la fuerza ejecutiva del gobierno común era impotente para hacerse sentir sobre las provincias desorganizadas, compuestas en su mayor parte de míseros poblachos, sin vías ni medios de comunicación, aisladas casi unas de otras y con sus intereses abandonados a las audacias del caudillaje personalista y a las menudas intrigas de campanario. Tales condiciones eran, sin duda, producto de la descomposición económica y del escaso desarrollo de la riqueza pública. No habiendo intereses propiamente nacionales, sino locales, tuvieron que prevalecer necesariamente las fuerzas generadoras de los Estados provinciales sobre las que tendían a la formación del Estado Nacional Centroamericano. Cuando los intereses ingentes de las repúblicas sean comunes, cuando haya grandes intereses que afecten a toda la Nación Centroamericana, el Estado Nacional resurgirá poderoso, unido en federación íntima y solidaria, sobre la base real en que se sustentan las sociedades que tienen personalidad bien definida.

No quiero decir que el gran problema de nuestra nacionalidad sea un asunto esencialmente económico; he señalado tan sólo uno de sus datos más fundamentales desde el punto de mira en que me propuse estudiarlo. El asunto de nuestra nacionalidad, mucho más serio y complejo de lo que se piensa, es no solamente económico, sino también histórico y político, jurídico y sociológico. Más que todo esto, es un problema de vida social; un mundo de aspiraciones que hay que buscar en las profundidades de la conciencia colectiva para ver si en ellas alienta todavía el alma de Centro América. Desde algún tiempo a esta parte se han enderezado en este sentido el pensamiento y la propaganda de las nuevas generaciones. Una corriente generosa de entusiasmo ha venido a extenderse sobre el estéril campo de recelos e indiferencia en que se agitan los intereses egoístas de los gobiernos centroamericanos. El nacionalismo ha dejado de ser una cuestión batallona de política intransigente. Necesitamos ahora recoger con amor la herencia de nuestros antepasados, no renegar de ella un sólo instante, y procurar engrandecerla con nuestro patrimonio, dirigiéndonos a investigar las cuestiones palpitantes que afectan directamente a Centro América, todas sus vicisitudes y caídas, sus esfuerzos todos por conservar su existencia como nación. El verdadero nacionalismo necesita ser la vibración amplia y serena del alma nacional. Tengamos fe en esa alma, en el poder de su vitalidad. Empeñémonos en creer que Centro América quiere vivir. La negación anticipada de la vida, en los individuos como en las sociedades, es síntoma de agotamiento.

29 de marzo de 1913.