Carajo!

¡Carajo! / Enrique Gil Ibarra

Sin duda, con menos del 30% de la población a favor, no puede pretenderse avanzar pacíficamente hacia el socialismo. Lamentablemente, esa racionalidad que exhibió anoche, le faltó en los meses pasados cuando descuidó ordenar a sus militantes una imprescindible labor de concientización masiva sobre los alcances de la reforma constitucional y las ventajas que ésta tenía para los venezolanos menos favorecidos. Tampoco hubo la paciencia necesaria para comprender que la posibilidad de reelección permanente era una cuestión de importancia terciaria: si se ganaba en el plebiscito, si se legitimaban constitucionalmente las milicias populares, si se revocaba la independencia del Banco Central de Venezuela, la reelección presidencial podría discutirse en un par de años, con un elevado grado de poder popular detrás. Hoy, lo que se discutirá es el grado de retroceso del proyecto socialista. Y Chavez deberá dejar muy posiblemente la presidencia dentro de 5 años.

¿Y porqué sigo afirmando que los pueblos no se equivocan? Las pruebas están a la vista: Un triunfo del SI representaba y el pueblo mayoritariamente lo entendió así un conflicto gravísimo en puerta, que no iba a poder ser solventado con el grado de organización y movilización actual del chavismo.

Decía también el otro día: “…un enorme sector de nuestros pueblos se niega a ‘pensar en lo impensable’. Prefieren creer que es posible confiar en que la justa distribución de la riqueza, de la que hablábamos más arriba, puede llegar gracias al paternalismo de los gobernantes. Creen en la falacia de los “derechos inalienables”, cuando la realidad nos indica desde el comienzo de los tiempos que los derechos se conquistan y se mantienen con sangre, sudor y lágrimas.
No nos confundamos: las democracias son un bien conquistado, pero si no se las defiende, se caen como hojas en otoño, sin pena ni gloria.

Que yo sepa, la única nación latinoamericana que está organizando a su pueblo para una potencial defensa de la democracia, es Venezuela. Esperemos que esa organización llegue a tiempo”.

Bueno, pues en el primer examen salimos mal. La organización no llegó a tiempo, y fue el pueblo venezolano, intuitivamente, quien priorizó “salvar la democracia”, aunque eso significara resignar parte del camino transitado. Tengo claro que a muchos este análisis les resultará erróneo, “basista”. No me preocupa demasiado. Me preocuparía si hubiera ganado el SI por esa diferencia. Me preocuparía también si hubiera ganado el NO por 20% de diferencia y sin abstención. Con los resultados a la vista, es clarísimo que una gran cantidad de partidarios de Chávez, íntimamente, se preguntaron “¿y si ganamos que pasa después?”; “¿podemos sostener el socialismo solos?”; “¿la oposición soportará pacíficamente una derrota?”; “¿Y Estados Unidos?”. En resumen, la misma pregunta de siempre: “qué pasa después”. Una pregunta a la que muchas veces los dirigentes y los intelectuales no prestan atención, pero que los pueblos tienen siempre presente, por un simple motivo: los pueblos no pueden exilarse cuando las papas queman.

Creo, a pesar de todo, que ésta ha sido una lección importante, y no sólo para Chávez, sino para todos nosotros. Nos ha recordado que no basta con la voluntad para cambiar un sistema. No basta con un único conductor para elaborar políticas triunfantes. Y por último: cuando se toman medidas que pueden llevar a un enfrentamiento militar y sin duda el triunfo del SI podía traer aparejado un riesgo en ese sentido, es necesario, no solamente estar personal y absolutamente seguro de que se derrotará al enemigo, sino también que tu ejército –en este caso el pueblo venezolano- también esté convencido de ello. De lo contrario se replegará, y esperará un mejor momento.

¿Sólo la organización vence al tiempo? Si, definitivamente. Y no sólo al tiempo.

El dilema de los pueblos

El dilema de los pueblos

Por Enrique Gil Ibarra
Sudamérica está ingresando a la etapa más conflictiva desde la recuperación de las democracias.

Como era obvio, luego de las dictaduras que sufrimos en nuestros países, hubo un período que podríamos denominar “impasse”, durante el que nuestros diferentes pueblos aprendieron nuevamente a disfrutar por lo menos de la libertad de opiniones, a despecho de las otras “limitaciones” de las democracias formales obtenidas en algunos casos por resistencia popular, en otros por errores de los dictadores, y en otros por “graciosa” concesión del Imperio que, logrado ya su objetivo económico globalizador, entendió que le resultaba más rentable permitir que los gobiernos “democráticos” asumieran los costos políticos de su propia dependencia.

Pero, indefectiblemente, luego de ello los pueblos volvieron a pensar que nuestras democracias –si bien formales no por eso menos bienvenidas- demoraban irrazonablemente la inclusión de ese contenido “real” que debería existir anexo a las libertades “intelectuales” que tanto valora el progresismo liberal.

Sin lugar a dudas, los derechos a comer, a estudiar, a vestirse, a tener salud, todos ellos dependientes de la justicia distributiva en el ingreso, resultante de una imprescindible independencia económica, que a su vez deviene de un grado creciente de soberanía política, comenzaron a echarse en falta.

Los procesos iniciados en Bolivia y Venezuela fueron tal vez los disparadores del retorno, comenzando el nuevo siglo, de las concepciones revalorizadoras del nacionalismo de liberación, y del internacionalismo latinoamericano.

Concepciones peligrosas, por supuesto, en un contexto de mundo globalizado de norte a sur (en ese orden), asemejando un globo/planeta inflado a costa de nuestras producciones primarias y mantenido “cabeza arriba” en base al poder de fuego de los países centrales.

Lamentablemente, llevados tal vez por un ingenuo “progresismo libertario”, casi todos los pueblos de sudamérica (excepto tal vez el venezolano) confían en que para modificar las condiciones de dependencia basta con la voluntad.

Hoy el Imperio nos pone nuevamente de cara al dilema fundamental: ¿puede algún gobierno que se denomina “democrático” añadir a su sistema el calificativo “popular” –y sostenerlo en la práctica- impunemente?

En Venezuela, más allá de todas las declamaciones de los partidarios de Chavez, la oposición se fortifica, alentada por los ingentes subsidios financieros de las agencias norteamericanas y la labor de los medios “republicanos y democráticos”.

Los acontecimientos bolivianos también parecen indicar que no. En Bolivia, “la convocatoria a una Asamblea Constituyente fue llevada a cabo por el gobierno del presidente Evo Morales luego de que los movimientos sociales durante más de una década la solicitaran por distintos medios. Una vez constituida, la tarea básica de los asambleístas era dotar al país de una nueva Constitución. Durante varios meses en la Asamblea se buscó llegar a acuerdos para lograr su cometido, pero consecutivamente la derecha utilizó artimañas para retrasar su trabajo e impedir el parto de una nueva carta magna.

La estrategia más eficiente fue introducir la demanda de Sucre como capital “plena” de Bolivia, reviviendo el conflicto histórico de hace más de un siglo a través del cual se trasladó la sede de gobierno a La Paz luego de una guerra civil.

El gobierno ofreció una serie de concesiones a las instituciones sucrenses que fueron caprichosamente rechazadas con una lógica en el puro cálculo político. En una de las actitudes más antidemocráticas, grupos irregulares de Sucre, donde sesiona la Asamblea, impidieron sistemáticamente la reunión de los constituyentes.

Luego de varios meses de acción ilegal de estos grupos, la Asamblea tuvo que efectuarse en un recinto militar, con cordones de ciudadanos de todo el país y protección policial para cumplir su mandato. A pesar de la adversidad, los asambleístas lograron aprobar una Constitución que refleja las características multiculturales y pluriétnicas del país, incluyendo las demandas de autonomías departamentales e indígenas.

La derecha oriental se ha empeñado en desconocer la nueva Constitución en una táctica política que pretende desestabilizar al gobierno. Para ello ha realizado acciones completamente ilegales y secesioncitas, poniendo en riesgo la integridad de la nación. Claramente detrás del discurso autonómico está una oligarquía terrateniente que se juega la vida y su futuro”. (Hugo José Suárez – UNAM – México)

Seis de los nueve departamentos (provincias) bolivianas están en huelga general, manifestandose violentamente contra una reforma que paradójicamente favorece a sus habitantes. Las regiones rebeldes suman el 80% de la economía del país, casi dos tercios del territorio y el 58% de los casi diez millones de bolivianos.

¿Suena natural? ¿Parece lógico? Pues sí. Tiene la total y definitiva lógica de la dominación cultural, económica y mediática, que históricamente ha logrado manipular a importantes sectores populares, en todos nuestros países, para operar contra nuestros propios intereses.

Posiblemente, dentro de pocas semanas comenzaremos a ver en Ecuador una reacción similar, con el objetivo de impedir que la Asamblea Constituyente ecuatoriana elabore una Carta magna que profundice el proceso de reformas iniciado el 15 de enero último, con la asunción al poder de Correa, y que avance hacia la construcción de un “socialismo del siglo XXI”.

En Venezuela, descontando la propaganda tendenciosa de los medios “republicanos y democráticos” (incluyendo la CNN), lo cierto es que –mal que nos pese- no está tan claro el resultado del plebiscito. El error de Chavez fue, sin duda, incluir en la reforma constitucional la reelección indefinida, que proporcionó a la oposición conservadora un elemento precioso para influir en los sectores “independientes”, ya temerosos de la iniciativa del “Poder Popular”.

El corte de relaciones con Colombia, sugerido ayer por Hugo Chavez, es, creo, otra ingenuidad que ha proporcionado una nueva arma a Estados Unidos: Si Chavez sabía (y no podía ignorarlo), que Uribe es un “lacayo” de los yanquis, su propuesta mediación con las FARC estaba, desde el vamos, condenada al fracaso. En ese marco, cabía esperar que Colombia sacara los pies del plato en alguna instancia, generando una nueva fractura que justificara la tensión fronteriza existente hoy, que posiblemente de lugar a pequeños enfrentamientos locales, y que añadirá una excusa más para que Bush pueda calificar a Venezuela de “pais agresor” y elaborar la forma indirecta de intervenir para “mantener la paz en la región”. (El que dude de esta posiblidad, no tiene más que recordar las tensiones entre Nicaragua y El Salvador cuando se afirmaba la revolución Sandinista, y las “bases” de los contras financiados por EE.UU. en territorio salvadoreño).

Por nuestra parte, la profundización de las tensiones con Uruguay, aunque sea impensable cualquier tipo de agresión entre nuestro país y la nación hermana, colaboran sin duda al debilitamiento del Mercosur (obvio objetivo norteamericano), y añaden un nuevo frente de incerteza e inestabilidad a la posibilidad de la unidad latinoamericana. Ya hay opiniones de algunos periodistas “politólogos” que recomiendan sanciones comerciales a Uruguay, sin tomar en cuenta que dichas “sanciones” argentinas (y su repercusión internacional) lograrán solamente fortificar la balanza comercial de Brasil, país que tiene una política internacional coherente a través de los años, que desea liderar América del Sur, y que sabe que para ello hay dos condiciones sine qua non dentro del sistema: mantener alianza fuerte con Estados Unidos, y limitar el crecimiento argentino y venezolano.

¿Paranoia? Es posible. Sin embargo, como diría mi abuelita, “esta película ya la vi”. Y lo peor es que, cuando mi abuelita la vió, la película terminaba igual: mal.
Terminaba mal porque un enorme sector de nuestros pueblos se niega a “pensar en lo impensable”. Prefieren creer que es posible confiar en que la justa distribución de la riqueza, de la que hablábamos más arriba, puede llegar gracias al paternalismo de los gobernantes. Creen en la falacia de los “derechos inalienables”, cuando la realidad nos indica desde el comienzo de los tiempos que los derechos se conquistan y se mantienen con sangre, sudor y lágrimas.

No nos confundamos: las democracias son un bien conquistado, pero si no se las defiende, se caen como hojas en otoño, sin pena ni gloria.

Que yo sepa, la única nación latinoamericana que está organizando a su pueblo para una potencial defensa de la democracia, es Venezuela. Esperemos que esa organización llegue a tiempo.

Con respecto a nosotros, no estamos en riesgo aún. Pero si el gobierno decide profundizar su relación estratégica con las organizaciones libres del pueblo (sea por voluntad política propia o por exigencias y crecimiento de esas organizaciones) y eso lo conduce a una consiguiente consolidación de la democracia “real”, sin duda lo estaremos.

La “clase práctica” de realidad que estamos recibiendo de las otras naciones latinoamericanas, debería inducirnos a poner cuanto antes las barbas en remojo.
Cualquier otra actitud de indolencia y negación es una necedad. El dilema es claro: o nos conformamos con una democracia “formal”, o nos decidimos a construir un país.

En cualquiera de ambos casos, nos costará caro. Lo que debemos decidir es el precio que estamos dispuestos a pagar.

Enrique Gil Ibarra, 29 de noviembre de 2007

Razones de una derrota electoral

De triunfos y fracasos están hechas las revoluciones. No obedecen a un trazo lineal, su desarrollo está sometido a toda suerte de impredecibles acontecimientos y peripecias de la historia. Muchas de ellas, en la ya larga trayectoria de la humanidad, se han quedado en el camino. Pero, no por ello los hombres hemos dejado de ir, una y otra vez, a examinar tanto las razones de nuestros éxitos, como de nuestros fracasos. Los matices que hacen posible el discernimiento de ambos resultados son indispensables, o bien para identificar los factores que potencian una revolución, o bien para evaluar aquellos que impiden el avance de un proceso revolucionario en una situación determinada y concreta.
Nos ocupa hoy la búsqueda de las razones por las cuales no fue aprobada la propuesta de reforma constitucional presentada por el Presidente de Venezuela, Hugo Chávez Frías, y la explicación del significado a futuro de esta derrota a los efectos de la revolución venezolana.
Con respecto a los primero, aun cuando puede parecer prematuro adelantar algunos criterios en tal sentido y, cuando también pareciera más sensato esperar por datos más directos de los resultados electorales y políticos, nos parece pertinente señalar los siguientes, al menos, para que queden como puntos de agenda para la discusión.
1.- Una de las razones principales de la derrota ha sido la inexistencia de una dirección política, llámese partido, si se quiere esa acepción, que condujera en su conjunto a los movimientos sociales que han sido el soporte básico para explicar los cambios políticos que hasta ahora ha producido la era Chávez. Hemos dicho en varias oportunidades que si bien el liderazgo del Presidente ha sido eje fundamental para aglutinar al pueblo y a los revolucionarios en los avances que hemos tenido, los cuales son incuestionables y constituyen una gran fortaleza; también, hemos indicado que, a su vez, constituía a la larga una gran debilidad, ello en razón de que los procesos colectivos reclaman soluciones colectivas que emanen de su seno, más allá de las buenas intenciones de los liderazgos particulares, cualesquiera sean.
Claro está que ese vacío, nos referimos a la existencia de una dirección colectiva más allá de su liderazgo, no es imputable a Chávez en sentido estricto. Factores históricos determinados han imposibilitado la construcción de esa herramienta política y prueba de ello es que él decidió disolver en diciembre pasado a su partido y principal partido de gobierno, es decir, un reconocimiento tácito de la escasa calidad revolucionaria del mismo para una conducción estratégica de la revolución. Recuérdese que el MVR se constituyó inicialmente como una plataforma electoral y hay que aceptar que cumplió su cometido: llevarnos a posiciones de gobierno. Cuando Chávez asimila que dicha organización era insuficiente para el cometido de la transformación revolucionaria de la sociedad asumió la sabia decisión de su disolución. En este trance nos encontró el proceso de reformas planteadas por el propio Presidente Chávez, es decir, sin partido revolucionario que intermediara entre nuestras naturales bases de apoyo y su liderazgo. He aquí, en nuestra modesta opinión, una de las causas de esta derrota electoral.
2.- En segundo lugar, hay que decir que tanto la definición de los siete ejes estratégicos de la revolución, como de la formulación de la política de los “Cinco Motores”, no fueron resultados de una amplia consulta popular, es decir, fueron decisiones no labradas al calor de un debate entre las bases, sino presentada a esta como una política a seguir. Esto trajo como consecuencia que el “pueblo chavista” no pudiese interiorizar a cabalidad el sentido estratégico de las propuestas. Si a eso agregamos lo anterior, es decir, la inexistencia en los hechos de una organización dirigente, tendremos, al menos en la lógica simple de los hechos, una explicación inclusive aritmética de la merma electoral en más de tres millones de votos.
3.- En tercer lugar debemos asimilar que la confrontación fue de carácter internacional, algo así como “el mundo contra Chávez”. Los sofisticados mecanismos de la dictadura mediática mundial y de las formas de intervención de la CIA, donde la Operación Tenaza apenas era la punta del iceberg, con definición clara de objetivos y blancos estratégicos donde golpear la propuesta de reforma, se convirtieron en el centro del discurso opositor, en la madeja de acciones que empujaron a nuevos actores, como es el caso de los grupos de estudiantes inflados en su actuación sedicientemente “democrática” y, a viejos y reconocidos sujetos antidemocráticos y golpistas que se dieron a la cita para impedir y bloquear la revolución. Temas como el “fantasma del comunismo”, “reelección indefinida”, “confiscación de la propiedad privada”, “pérdida de la descentralización” y la “cubanización de Venezuela”, se convirtieron en matriz cotidiana de la oligarquía criolla y sus operadores políticos, tanto en los medios, como en la calle. La sumatoria de todos estos elementos, sujetos a un palan sistemático hicieron mella en las bases del “chavismo” y en buena parte de su dirigencia. Hasta el punto de llevar el abstencionismo, principal adversario electoral de la propuesta, hasta un nivel del 50% del electorado.
4.- En cuarto lugar, y en atención a lo anterior, debemos también resaltar que las posiciones asumidas por el General Baduel, el partido político PODEMOS, la ex esposa de Chávez y otras escisiones y desprendimientos del “chavismo”, se hicieron sentir en la medida que crearon una atmosfera de crispación y división entre los simpatizantes del bloque del SÍ. Esto, por supuesto, formó parte del plan opositor y fue sabiamente explotado por los grandes difusores de la oposición a la reforma. Podemos agregar, que encajo perfectamente en las lógicas a futuro que pueda trazarse la oposición criolla y el imperio.
5.- El imperio no se imagina permitir que una sociedad pueda labrar su destino en forma autónoma e independiente. En su larga historia de injerencias en los asuntos internos de nuestros países, esta es una más, sólo que ha desplegado mecanismos tecnológicos de la política que le permiten invisibilizar sus acciones, pero, con calculada y fría omnipresencia en los resortes sociales y políticos de nuestras naciones. Al menos para este referéndum la “tenaza” les funcionó. Sus acólitos criollos cumplieron su papel y postergaron las posibilidades de ampliación de la democracia en Venezuela. El imperio no se puede permitir el desarrollo de una experiencia como la venezolana porque les “contaminaría” el resto de América Latina.
En cuanto a lo atinente al futuro de la revolución, si bien reconocemos que este ha sido un serio traspiés, también aceptamos, como lo indicamos al comienzo de este breve artículo, con del 2 de diciembre no se acaba el mundo, no se terminan las posibilidades de retomar en buena lid los senderos de la recomposición de nuestras fuerzas y de nuestra potencia revolucionaria. Pasamos en estos días a los momentos de la reflexión y la autocrítica, no hacerlo significaría abrirle definitivamente el camino a la contrarrevolución. Como lo dijo el Presidente Chávez, a la hora de reconocer los resultados, “Por ahora, no hemos podido”. Los caminos de la revolución son largos y en ellos andamos, en la medida que los hemos transitado, tanto el pueblo como nosotros, asimilamos y acumulamos dos valiosos tesoros, la experiencia y la esperanza. La suma de ambas puede resarcirnos de tanta inquina contra Venezuela y el Presidente Chávez.

On the road again

Report to the National Committee November 10th 2007

By Sam Webb National Chair Communist Party USA

Welcome to this meeting of the National Committee. I’m sure that I don’t have to underscore the importance of this gathering, taking place as it does on the eve of an election that could transform U.S. and world politics for years to come.

A fundamental question for the National Committee to consider is the following: Are we entering a new stage of struggle in our country in which the convergence and interaction of political events, movements, and processes of an immediate and medium term nature contain the possibility of throwing the class struggle on a new political trajectory?

Or to put it in more familiar language, are we in a transition from one stage of struggle to another? Are we moving from the struggle against the extreme right, which has dominated politics for more than a quarter century, to a new stage where the challenge is to radically curb corporate power as a whole?

How we answer this question – and we should do it collectively and soberly – will have a major bearing on what we do, over the next year and well beyond.

Here is what I think – yes, we are at the cusp of a new stage of struggle that has the potential to shift the balance of forces not incrementally and momentarily, but decisively and enduringly in favor of the working class and people.

Now, this is still as much a potential as a reality, but it would be a mistake not to see the possibilities of the present moment. While we do not want to overestimate this process (and in doing so get ahead of ourselves in a strategic and tactical sense), we don’t want to underestimate it either.

And the latter is easy to do. After so many years of defensive struggles, a mood of lowered expectations had become widespread, and it was difficult to imagine a situation in which a labor-led movement set the terms, timing, and agenda of the struggle. In the wake of the 2006 elections, this mood began to dissipate, although not entirely. In fact, in some ways, this mood has found new grist for the mill in the turn of events since then.

Despite the 2006 election mandate, Bush didn’t pull in his horns, by any means, increasing troops in Iraq and threatening military strikes against Iran, and vigorously resisting any restraints on his presidential power.

Meanwhile, he sits on his hands as millions stand to lose their houses and jobs and does absolutely nothing as African Americans are the objects of raw racism and immigrants are rounded up as if they are draft animals. He also vetoed children’s health insurance plans, and defended his indefensible attorney general.

If this were not bad enough, the Democratic majority in Congress has been unable to completely deliver on its promises, thus making the skeptics, cynics, and leftists in our movement more dubious about the prospects of progressive change.

These stubborn realities can’t be dismissed out of hand. But neither can they by themselves be allowed to define the nature of what is a complex political moment.

Communists, not to mention the larger movement, must be able to discern in the chaotic thicket of day-to-day events the larger patterns, and nurture the new shoots of struggle that contain the possibility of reconstituting politics along progressive lines.

Losing Momentum and Potency

What is the nature of this new, transition period?

The right-wing bloc that has dominated political life for a quarter century is finally losing its potency and momentum.

This bloc was the main agent of a ruling-class counteroffensive that grew out of a series of crises and defeats of U.S. imperialism in the mid-1970s.

While the leadership of both parties signed on to this, it was the right wing extremist grouping that came to dominate the Republican Party and federal government that stepped to the plate and gave this counteroffensive a particularly reactionary and authoritarian character.

If the election of Ronald Reagan in 1980 signaled the ramping up of this counteroffensive, the steady political ascendancy of the right over the next two decades continued the ferocious onslaught.

Employing state power with a scope and ruthlessness seldom seen, the extreme right left a deep imprint on politics, economics, and culture. The balance of global power was tilted back in favor of capitalism. The profits, wealth, and power of the ruling classes were restored alongside the weakening of the political and institutional capacities of labor and other democratic movements.

The world capitalist economy regained some momentum, and U.S. imperialism re-established its dominance worldwide.

And finally, the old Keynesian model of capital accumulation and control of labor power, which had its origins in the New Deal and rested on a measure of class compromise and societal obligations, gave way to a new model of flexible production networks on a global scale, union busting, de-regulation, low-wage labor, low inflation, the hollowing out and privatization of the public sector, and the rise to dominance of finance.

There were unintended consequences of this right wing driven counteroffensive too.

New economic contradictions, instabilities, and over inflated stock and financial markets sent shock waves across the global economy. Income, racial, and gender inequalities within and between countries and regions were aggravated to the extreme. And the expected robust and sustained growth was a no-show.

What is more, geopolitical rivalry among the core capitalist countries over resources (especially oil) and spheres of influence (especially the Middle East and Central Asia) intensified. New economic competitors and configurations of regional power arose on nearly every continent. China mushroomed into a potential counterweight to U.S. imperialism’s hegemony.

And, widespread resistance in nearly all quarters of the globe surfaced during this period – nowhere more so than in Latin America.

Into this disordered situation stepped the latest and most dangerous agent of right-wing extremist and militarist rule – the Bush administration. With the use of raw power, it set out to bring order and remove any obstacles to U.S. imperialism’s unrivaled hegemony domestically and internationally. But after nearly eight years, its political bloc is fraying and popular approval levels have tanked. Its control of Congress is eroding. And the plan to permanently re-align politics at home and worldwide is dead in the water.

In the unraveling of the Bush administration, we can hear the funeral dirge of the whole right-wing project and observe the further weakening of U.S. imperialism. Of course, this doesn’t mean the Bush administration is a “paper tiger,” or that imperialism is a spent force, or that the right-wing extremism will quietly exit the political stage. The administration’s recurring threats against Iran and its authoritarian form of governing have to be taken very seriously. The Republican presidential front-runners are Bush/Reagan clones, none more so or more dangerous than Giuliani. And U.S. imperialism’s military might and financial resources are still formidable.

People’s fight back

Though initially caught off guard, even in the early years of the Reagan presidency, a broadly based, labor-led movement began to resist the fierce right-wing offensive.

Its mobilizations were varied. Most were defensive and reactive. Victories were few. The level of unity was inadequate. And popular understanding of the nature of the struggle was limited.

But in the course of a quarter century, this loose coalition has gained experience. New forms and structures of unity emerged. Political consciousness deepened and reached into broad sections of the American people. Labor emerged as a steadying, unifying, and clear-sighted force in a way not seen since the CIO days. And nearly every organization and movement began rebuilding its political and organizational capacities.

While the core forces of this developing movement are the working class, the racially oppressed, women, and youth, new social actors, constituencies, and movements came onto the stage of struggle, sometimes in dramatic fashion. Witness, for example, the early peace actions against the Iraq invasion, or, more recently, the mammoth marches of the immigrant community and its allies.

Over time, this diverse coalition congealed politically, if not organizationally, around a common desire to decisively defeat the right. But it wasn’t until last year’s elections that this desire turned into a reality.

The election victory not only shifted control of Congress to the Democrats; gave more bounce to people’s step; and created a more favorable terrain for the labor-led people’s movement. It also signified the beginnings of a new stage of struggle.

Struggle between Old and New

All around us we see competing images and realities that reflect the clash between two stages of struggle, one expending its energies to remain dominant and the other to become dominant.

In the old stage, domination by force was the favored instrument of foreign policy. In the new stage, cooperation, multi-lateralism, diplomacy and peaceful resolution of conflict are gaining ground.

In the old stage, government was best that governs least; in the new, government is a necessary steward of public education, retirement security, health care, housing, and equality.

In the old stage, the market was said to be self-correcting, efficient, and a fair distributor of wealth, in the new stage, the market is said to operate to the advantage of big business, aggravate inequalities, degrade the environment, possess a pronounced tendency to frequent failures.

In the old stage, income inequality was a good and natural thing; in the new stage, the rich and wealthy pay a larger share of the tax burden, CEO compensation is outrageous, and a living wage is a right.

In the old stage, the Washington consensus dominated trade policy and the mantra was ‘globalize, globalize’; in the new stage, the consensus is fracturing and capitalist globalization is meeting stiff resistance from all quarters of the world.

In the old stage, neo-liberalism, the doctrine and practice at the state and corporate level whose aim was to restore class power and profitability, deregulate markets, destroy the public sector, facilitate the internationalization of capital, drive down living standards, erode class and social solidarities, and restructure the role and functions of the state was the political and economic model. In the new stage challenges to that model are mounting, however vaguely defined they still are.

In the old stage, the right wing mobilized popular sentiment along racist, male supremacist, anti-immigrant, and homophobic lines; in the new stage, such appeals have less currency and are meeting renewed resistance, perhaps best illustrated by the mass outcry against the racist injustice in Jena, Louisiana.

In the old stage, Bill O’Reilly and Sean Hannity dominated cable news; in the new stage, they have worthy opponents in Keith Olbermann, John Stewart, Tavis Smiley, Steven Colbert and Rosie O’Donnell.

In the old stage, warnings of climate change were met with skepticism, thanks largely to right-wing-organized opposition; in the new stage, Al Gore wins the Nobel Prize for his work on global warming.

In the old stage, there was no Internet, no Moveon, no other left and progressive on-line organizations or news sources; in the new stage, all of these are major players on the political scene.

In the old stage the idea of a “people’s agenda” was an exercise in wishful thinking; in the new stage it is considered something that can be fought for and even won.

In the old stage it was argued that Democratic candidates had to tack to the right in order to gain electoral advantage and broaden their voter base. In the new stage, Democratic candidates hurt themselves and the potential of their voting constituencies with such tactics.

Not 1992

How things have changed since the 1992 elections. At that time, right wing doctrine and the neo-liberal consensus were far from dislodged. More than 50 per cent of the voters cast their ballot for either George Bush or Ross Perot. Labor was still shedding its Cold War culture. The progressive and independent political streams were far less developed, including within the Democratic Party. The Latino and immigrant rights movements were not yet a major national force. And the lived experience and political understanding of tens of millions of people were nowhere near where they are now.

Maybe it doesn’t need to be said, but I will anyway: we are not going from a non-revolutionary stage to a revolutionary one, the latter being, to borrow Lenin’s description, “when the old superstructure has cracked from top to bottom, when open political action on the part of classes and masses who are creating a new superstructure for themselves, has become an accomplished fact.” (Lenin, Two Tactics of Social Democracy in the Democratic Revolution, p. 57)

But, by the same token, a river is being crossed; a movement of potentially enormous scope and depth, surpassing anything that we saw in the 20th century is in its early stages of formation.

That the process is filled with frustration and doubt is not surprising. Transitions by their nature interweave elements of the past and the future. They are neither smooth nor pre-programmed. Logic and history are two different things.

More than one promising societal transition has not materialized as hoped, either because of its own deficiencies or because it ran up against the shoals of powerful reactionary forces, or (more likely) both.

Nor are such transitions the inevitable result of sharpening contradictions between the forces and relations of production. They are politically driven and contain a spontaneous element.

At the same time, objective contradictions and processes heavily condition the stage, set, script, actors, and outcome of people’s real life struggles.

While movements of a genuinely mass character don’t happen without spontaneous bursts and surges, it is also true that they can’t realize their full potential without progressive and left leadership.

In 1930s and 1960s, for example, mass upsurges moved political, economic, and ideological relations in a progressive direction because they combined leadership and spontaneous mass action. The movements in these periods of upsurge also took full advantage of divisions within the ruling elite, and Democratic landslide election victories.

Election 2008

Not every struggle carries the same political significance. Some leave little trace on the political landscape; others rearrange it extensively.

The decisive defeat of the Republican Party next year falls into the latter category. Much like the elections of 1936 and 1964, a landslide in 2008 will alter the political landscape and balance of forces in a positive direction, will give new energy, confidence, and hope to the labor-led people’s movement, and set the stage for progressive and radical reforms.

What is more, the defeat of the right will weaken not only the most reactionary section of the capitalist class — it will weaken the capitalist class as a whole.

So these elections cannot and should not be reduced to simply a contest between Republicans and Democrats, or between the two wings of the ruling class, one reactionary, the other more moderate and realistic.

Democratic Party Sweep

Will a Democratic Party sweep solve every social problem? By no means — why would anyone think so? But it will allow the labor-led people’s movement to fight on more favorable ground for immediate gains and to deepen the new stage of struggle.

Just as there is no road to socialism that bypasses the anti-corporate stage, there is no road to the anti-corporate stage that bypasses the 2008 elections.

Perhaps this is too stiff a political construction for some, but I believe that if we have learned anything from the 20th century it is that the class struggle goes through different phases and stages, and that the movement ignores this at its own peril.

Let me close this section with a quote from Lenin:

“A Social-Democrat must never, even for an instant, forget that the proletarian class struggle for socialism against the … bourgeoisie and petty bourgeoisie is inevitable. This is beyond doubt. From this logically follows the absolute necessity for a separate, independent and strictly class party of Social-Democracy. From this logically follows the provisional character of our tactics to “strike together” with the bourgeoisie and the duty to carefully watch ‘our ally, as if he were an enemy,’ etc. All this is also beyond doubt. But it would be ridiculous and reactionary to deduce from this that we must forget, ignore or neglect those tasks, which although transient and temporary, are vital at the present time. The struggle against autocracy is a temporary and transient task of the Socialists, but to ignore or neglect this task would be tantamount to betraying socialism and rendering a service to reaction.” (Two Tactics of Social Democracy in the Democratic Revolution, p. 72)

Heterogeneous Movement

We should not recoil at the thought that the coalition to defeat the right will include heterogeneous forces. There are no pure struggles at any stage of struggle. The sooner the left and progressive movement learns that, the better.

Any mass movement contains varied tendencies and trends. A common political platform doesn’t mean a singularity of political outlook. Indeed, in a broad, multi-class political coalition, relations will be contested as well as cooperative. Each component will promote its views and attempt to leave its imprint on the overall struggle, while not rupturing the unity of the larger coalition. And this is more so as the movement gains in scope and influence. Haven’t we seen this in the peace movement?

Thus, maintaining and deepening unity is as much an art as it is a science. In any event, it is something that all of us in the movement have to master. And the coming elections will provide a practical laboratory to perfect this, for a heterogeneous mixture of political forces is gathering to defeat the right and each of them bring their own distinct views and resources.

From the standpoint of the progressive and left movement, the most vexing element in this mixture is the Democratic Party, which, as we know, is a class-based party. It is incapable of being consistently democratic. It inclinations lie with gradual and partial reforms. It does not have the desire to encourage the independent initiative of the people nor any inclination to trample on capital’s profit imperatives. It isn’t against concessions to the people, but it wants them to be of a limited nature.

In 2008, the Democratic Party will try to limit the scope of the political discourse and agenda as well as the influence of grassroots and people’s organizations on the election process. At the same time, it is the only election instrument that is capable of defeating the extreme right at this moment.

While we wish there existed an independent and powerful political party with leadership and support from the core forces of the people’s movement, there is not, and we have no choice but to live with the reality for now.

So what should be our concrete attitude to the Democratic Party in the upcoming election?

On the one hand, we should not fall into the trap of hurling equal doses of abuse on both parties, or of damning the Democratic candidates with the faintest of praise, or of acting as if it doesn’t matter who wins.

On the other hand, we should not hesitate to criticize the Democratic Party and its candidates. But it should be done within the framework of our strategic task of defeating the right. And it should be done in such a way that it gives those candidates space to move in a progressive direction.

Frankly speaking, I never subscribed to the notion, embraced by too many on the left, that people have illusions in the Democratic Party, and that a new party would emerge if only we were able to dissipate these illusions. Such thinking over simplifies a very complicated problem.

Who Will Leave an Imprint?

Just as Lenin argued against the idea that the “bourgeois revolution is a revolution which is only of interest to the bourgeoisie,” we can argue that the defeat of the right at the polls next year is not only to the advantage of the Democratic Party and to the capitalist class, but also to the advantage of the labor-led people’s movement. To affirm one doesn’t deny the validity of the other.

In fact, I would go a step further, and say that a decisive victory will be of more advantage to the working class and people’s movement than to the capitalist class.

Which begs the question: what constitutes a decisive victory? A decisive victory would mean a shift in the balance of forces in Congress and the country is such a way that the labor-led people’s movement is positioned to go on the offensive in 2009 and beyond.

For that to happen, three conditions have to be met.

First, there will have to be a Democratic Party landslide at the Presidential and Congressional levels. Second, it will be particularly important to increase the number of progressives in Congress.

Lastly and most importantly, the labor led people’s movement – not the Democratic Party, not Wall Street – must leave, or, more accurately, impose its imprint on the election process. Admittedly, because the working class and its allies don’t have their own political party, this won’t be easy. But it would be wrong, egregiously wrong in fact, to infer from this that the labor led people’s movement has virtually no political space and leverage to leave their clear and unmistakable imprint on the election, its outcome, and its aftermath.

We should not forget (and it is easy) that the boundaries of politics and democracy in a capitalist social formation, and even in one in which the working class doesn’t have its own political party, are malleable, elastic, and can be stretched to include radical reforms and new configurations of political power. What those boundaries are, however, can’t be answered abstractly, but depend on the balance of forces, on which forces leave their mark on the political process, and on unforeseen events and contingencies of all kinds.

Participate Directly and Vigorously

Thus, the labor-led people’s coalition – and Communists as a current within that coalition – must energetically participate in every phase of the election process. It must give substance to the national dialogue. It must be a major factor in the primaries, with an eye to electing the most progressive candidates. It must shape the political platform of the Democratic Party and its candidates. It must reach, register, and educate new and stay-at-home voters. It must unrelentingly expose the reactionary positions of the Republican candidates. It must guarantee a maximum voter turnout. And it must define the political mandate and agenda in the election’s aftermath.

In doing this, the movement will position itself to qualitatively reshape the political terrain to its advantage and to take another, critical step on the transition to a new stage of struggle. At this moment, this is the essence of political independence.

Of course, some will ask: Is this subordinating the Party and the movement to the Democratic Party? Is this just ‘lesser evilism’?

Obviously, I don’t think so — just the opposite. Both notions have currency only to the degree that political abstractions and morality tales substitute for a concrete understanding of what is required to move from one stage of struggle to another, from a period in which the people are on the defensive, to one where we have the wind at our back.

A sweeping defeat of the right will give labor and its allies more political leverage and independence than they have had for a long, long time. And there is only one way to achieve that: along the strategic and tactical path that we have outlined.

Calibrate to New Stage of Struggle

I think that it goes without saying that we have to recalibrate our tasks, tactics, demands, and initiatives accordingly. While we should continue to assist and lead the labor-led movement, we have to give greater accent to leading, and to expanding the new shoots of struggle.

We see these new shoots in the fact that the Chrysler workers only approved the concessionary contract by an extremely narrow margin, despite enormous pressure from Chrysler and the UAW leadership.

We see the new shoots in the broad response to the Jena 6, and, especially in the self-mobilization of Black students, who saw themselves continuing the tradition of the earlier civil rights movement.

We see these new shoots in the militant struggles for national health care. We see them in the majority anti-war sentiments of the American people, and the new forms and forces involved in the struggle for peace.

We see the new shoots in the way that working people enthusiastically react to Congressman Dennis Kucinich’s message. Although Kucinich isn’t going to win the nomination, this response by ordinary people signifies they are ready to defeat the right and embrace radical reforms that challenge corporate prerogatives and priorities.

And we see these new shoots in the enthusiasm that is building around the coming elections.

While we should do this recalibrating eagerly and boldly, we should not for a moment abandon our work in mass struggles, or give up our emphasis on participating in the main organizations of the working class and its allies. We should not for a moment give any ground on the correctness of broad and flexible tactics, nor lose sight of the political imperative of broad left center unity. We should not closet ourselves in narrow left forms or confine ourselves to agitation and propaganda.

Most important, we should continue to find every possible way to underscore that the main and essential task is to decisively defeat the extreme right in November 2008.

Part of the “recalibration” must also include continuing the fight for new ways to grow our Party and to build the biggest, broadest readership possible for our press.

In short, we don’t have to turn everything upside down, but we do have to fine tune. It will be a process, with an experimental dimension. We should compare notes as we go — not everything has a solution in advance of practical experience

Immediate Struggles

The struggle in the electoral arena has to be combined with struggles on immediate issues that are roiling millions – with the struggle to defend and expand the rights of immigrants, with the struggle to completely withdraw troops from Iraq and prevent a military strike against Iran, with the growing actions around global warming, with initiatives around health care, such as children’s health insurance, prescription drug funding, and HR 676, and with the fight for equality and against racism, male supremacy, and other ideologies and practices of division and oppression.

Of particular importance is responding to the deteriorating economic conditions of working people.

When housing prices began to collapse and then spill into financial markets, the Federal Reserve Bank eased credit, thinking that this would bring financial stability and counter downward pressures on the economy, even if it didn’t assist millions of homeowners who stood to lose their houses.

But it is becoming abundantly clear that they guessed wrong. The worsening economic and financial conditions appear to be spreading across the domestic and global economy.

In the recent decade, stock and housing bubbles (which put enormous wealth in the hands of consumers, especially the wealthiest), record levels of consumer and government indebtedness, astronomical military expenditures, and a readiness of other governments and investors to hold massive amounts of U.S. government and corporate securities has sustained the economy. But each of these factors is self-limiting and unsustainable.

To make matters worse, the slowdown is occurring in a world economy characterized by overproduction in commodity markets and unable to fully overcome a crisis of profitability and accumulation that dates back to the mid-seventies.

It was this insufficiency of profits, accumulation, and growth that neoliberalism in its right wing extremist garb was supposed to remedy. But it failed to match its practical deed with its ideological claim, namely a return to robust and sustained economic growth and rising living standards that were a feature of the U.S. economy in the immediate decades after WW II.

What it did do, however, was to effect the most massive shift of wealth from the working class to the top layers of the capitalist class, raise deficit levels of all kinds (government, trade, consumer, etc), and grease the skids for capital to move from a stagnant (and highly competitive) goods sector into the financial sector.

In turn, the financial sector has grown explosively, turned into the main site of high wire speculation and capital accumulation for financial and increasingly non-financial corporations, reconstituted relations within the capitalist class to the advantage of finance capital, and introduced a new element of instability into the national and global economy.

As for the working class: the historically unprecedented and savage assault on its living and working conditions makes for grim economic prospects.

Jobs (especially in manufacturing), have been destroyed by the tens of thousands, the low wage economy has spread to new and old sectors, health care and pension benefits have been cut and eliminated, and cities turned into wastelands. Tens of millions of working people feel a degree of insecurity that they never thought they would experience in their lifetimes. And for far too many African Americans, Latinos, Native Americans, Asians, or immigrants, keeping hope alive as far as your economic future is concerned is almost a matter of self-deception. Racism amplifies many times over the economic crisis in these communities, while impeding more than any other weapon of division a united people’s struggle.

What is the upshot of all this? Suffice it to say that the economic struggles are sure to grow in scope and intensity and will be with us for a long while. Moreover, and I’ll say it one last time, the defeat of the extreme right and the consolidation of a new stage of struggle is imperative in order to begin to solve these deep economic and social problems.

We have a lot on our plate. But I am confident that Joelle’s report on the elections, and the discussion that follows this weekend will give the entire Party the insights and enthusiasm to step to the front at such a critical time.

Thank you

La Unión Europea ante la Corte Celestial

La Unión Europea ante La Corte Celestial

Dagoberto Gutiérrez

El Estado, es decir el aparato de estado, es una fuerza política, ideológica, Militar, Cultural, Religiosa, Psicológica; que naciendo de abajo y de adentro de la sociedad se impone a ésta y a la Ley.

Adentro de este aparato está ubicado el Gobierno y formalmente, de acuerdo al art. 86 de la Constitución, los órganos fundamentales del Gobierno son el Legislativo, el Ejecutivo, y el Judicial, y esto sería el Gobierno en una relación, casi imbricación, de estos tres poderes, ahora bien, como el primer poder del estado resulta ser el Ejecutivo, es aquí donde tiene su domicilio el Gobierno, constituido por el Consejo de Ministros o Gabinete, con el cual gobierna el Presidente de la República, aquí se toman las decisiones reales y se ejercen “Las riendas de la Administración” aquí se decide como Constitución Política, leyes, reglamentos, actos administrativos, resoluciones, acuerdos o providencias, todo lo relacionado a la conveniencia de los intereses de La Clase Dominante del país.

Resulta notable, observar que a este gabinete de Gobierno, por ser el área de las decisiones reales, se le libera del requisito de ser electo, y por eso a los Ministros y Ministras no las eligen nadie, y son designados y designadas, formalmente, por el jefe del Ejecutivo.

La Corte Suprema de Justicia, en esta línea de reflexión, es un aparato destinado a servir al Ejecutivo y a cuidarle su legalidad y, hay que reconocerlo la sala de lo Constitucional ha hecho, hasta ahora, un buen trabajo.

La última resolución, la que declara inconstitucional la sindicalización de los trabajadores del Estado resulta ser; sin embargo, un verdadero diamante para explicar el azaroso momento por el que atraviesa el Régimen Político del país.

Hemos de relacionar a la clase dominante, a la que ya me referí, con la clase gobernante a la que no me he referido.

Desde la década de los 80`s del siglo antepasado, hasta la década de los 80`s del siglo pasado, la oligarquía cafetalera fue la clase dominante; pero a partir de finales del siglo 20, fue sustituida, imperceptiblemente, por el Capital Financiero.

También cambió la clase gobernante que, desde 1932, fue la fuerza armada; y desde la guerra de 20 años, fue sustituida por tecnócratas provenientes de la burguesía, de sus bancos, universidades y de Estados Unidos.

Esta clase dominante se ha transformado en Banca Transnacional y se ha producido, inevitablemente, un desencuentro entre sus intereses, globales y planetarios, y los del equipo gobernante que sin ser, necesariamente clase dominante, vive y pervive del control y usufructo del botín, económico, jurídico y político del Aparato de Estado.

Para la clase gobernante resultan necesarias las negociaciones con la Unión Europea, pero para Europa también resulta necesaria que estas oligarquías, primitivas, voraces y salvajes, no puedan competir sobre la base de salarios de hambre y negación de derechos sindicales a sus trabajadores; por eso es que exigen derechos sindicales.

El embrollo aparece por que la cúpula empresarial necesita, para sobrevivir, que nadie, excepto el mercado, sea sujeto de derechos y la sindicalización, es uno de esos derechos estrangulados, colgados y guillotinados por los Señores. Y esta sindicalización resulta necesaria para los comerciantes europeos.

Pero sin sindicalización de los trabajadores del Estado, no puede haber Sistema General de Preferencias Plus, que libera de aranceles a las exportaciones de los empresarios hacia Europa, ante esta estocada, decidieron jugarle la vuelta a la Unión Europea para aprobar en la Asamblea Legislativa la sindicalización exigida y obtener el SGP Plus, mientras en la sala de lo Constitucional, se preparaba el derrumbe jurídico de esa misma sindicalización; esta maniobra resulta ingeniosa, como la de los niños cuando se esconden cerrando los ojos para que no los encuentren.

Ahora, según el cálculo de los señores y de sus representantes en la Corte Suprema, la Unión Europea se encuentra ante hechos consumados y tendría que tragarse el aceite de ricino que les ha recetado la Corte Suprema de Justicia.

En esta resolución de la Sala de lo Constitucional sin el voto digno de Victoria de Avilés, también encontramos, casi a flor de piel, como el amor de los enamorados, los intereses preponderantes de la clase dominante que necesita que sus súbditos carezcan de todo derecho para aumentar su plusvalía, mientras el equipo gobernante necesita de la Unión Europea, para la imagen y apariencia ante el mercado global, por eso, está apretada la situación gubernamental, resulta ser celebrada con regocijo por las cúpulas empresariales, mientras el Gobierno es nuevamente arrinconado por la nueva exigencia de la aprobación del Protocolo de Roma, que el Ejecutivo no puede firmar, sin poner en peligro su muy cuidada impunidad.

Planteamientos del Partido Comunista de El Salvador. Enero de 1966 (Primera parte)

PLANTEAMIENTOS DEL PARTIDO COMUNISTA DE EL SALVADOR (PCS) Enero de 1966

PRESENTACION

En el Pleno del Comité Central celebrado en noviembre de 1965, se puso de manifiesto la necesidad de impulsar la difusión de las ideas y planteamientos de nuestro Partido, par poner fin a un largo período de silencio, durante el cual su nombre, su línea, y hasta su existencia, han estado ausentes de las masas populares. Consideró el Pleno que es tiempo ya de romper con esa prolongada situación y que en esta tarea corresponde un papel a cada comunista y al Partido en su conjunto. Para contribuir al cumplimiento de este acuerdo, que será histórico en el desarrollo del Partido Comunista de El Salvador, el Pleno del Comité Central acordó encargar a la Comisión Política y al secretariado, la elaboración de una plataforma de planteamientos que exponga nuestra posición sobre los diversos problemas nacionales e internacionales.

Un mes después, el secretariado organizó una reunión de la Comisión Política, ampliada con la presencia de comunistas procedentes de los diversos frentes de lucha del Partido, para discutir un proyecto. La discusión resultó rica y productiva y se realizó en medio de un entusiasmo general. Fruto de ella es el folleto que ahora presentamos. Estos “planteamientos del Partido Comunista de El Salvador”, tienen el propósito de convertirse en un arma práctica en manos de todos los militantes y simpatizantes., para ayudarles a realizar la gran tarea revolucionaria cotidiana de polemizar con los argumentos, calumnias y principios de las clases reaccionarias internas y del imperialismo, cuya propaganda impregna casi todo el espacio de los periódicos y el tiempo de las radioemisoras de televisión, sin contar otros medios de difusión y adoctrinamiento.

Este es el primer folleto de su género que prepara nuestro Partido. No contiene todos los planteamientos posibles, ni enfoca absolutamente todos los problemas y situaciones. Además, la práctica pondrá de manifiesto las posibles debilidades que contenga. Pero es ante todo una herramienta para el trabajo diario de los comunistas que debe ser empleada de diversas maneras: en la conversación personal, en la discusión con los que sostiene punto de vista reaccionarios, o equivocados, en la redacción de artículos, hojas sueltas, carteles, etc., en la preparación de discursos y charlas; en fin, en cuantos medios tengamos al alcance para difundir nuestro pensamiento. La utilización de esta arma probara su eficacia y sus debilidades, dando al Partido la posibilidad de afinarla y desarrollarla. Por eso las experiencias que cada militante y simpatizante realice o conozca acerca de la utilización de estos “Planteamientos” deben ser trasmitidas a los organismos de dirección de nuestro Partido, para que la tome en cuenta en las nuevas ediciones de este folleto o en otras formas que se adopten en el futuro para impulsar la divulgación de nuestros principios y línea política.

En la reunión ampliada de la Comisión Política que discutió y elaboró definitivamente este folleto, se puso énfasis en señalar que debería indicarse cuales de los planteamientos son los más importantes o se encuentran a la orden del día en las actuales condiciones. Con ese fin, allí mismo se fueron haciendo propuestas en ese sentido. Fueron señalados como dignos de destacarse, los siguientes planteamientos:

-Todos los que se relacionan con los salarios

-Todos los que se relacionan con la tierra: Reforma Agraria, alquileres de la tierra, pérdida de la tierra por deudas, etc.

– Todos los relacionados con le papel del imperialismo en el atraso y los problemas económicos actuales del país, especialmente los que se refieren a las dificultades que confronta el café y el algodón en el mercado mundial.

– Todos los relacionados con la necesidad de que las masas se organicen para luchar por sus intereses.

– Todos los relacionados con la unidad del movimiento obrero.

– Todos los que se refieren a la opresión política, a la lucha en defensa de los derechos humanos y libertades públicas en general.

– Todos los que se refieren a nuestra posición acerca de las capas medias de la población.

– Todos los que destacan el papel de vanguardia del proletariado y la necesidad y amplitud de un Frente Unido anti-imperialista y democrático.

– Todos los que explican el carácter internacionalista de nuestro Partido.

– Todos los que expresan nuestra solidaridad con la causa del pueblo de Vietnam.

– Todos los que destacan la solidaridad con los pueblos de Guatemala, Venezuela y otros pueblos de América latina que luchan actualmente con las armas por su liberación.

– Todos los que destacan nuestra solidaridad con el pueblo dominicano, defienden el derecho a la autodeterminación, repudian la intervención de los EE. UU. en los asuntos internos de nuestros países.

– Todos los que defienden a la Revolución Cubana y expresan nuestra solidaridad con su causa.

-Todos los que explican el contenido de nuestra lucha por la coexistencia pacífica entre los estados con distinto sistema social, nuestra lucha contra la guerra nuclear y por el desarme general y completo.

Enero de 1966

COMISION POLITICA DEL C. C. DEL

PARTIDO COMUNISTA DE EL SALVADOR

EN LO NACIONAL:

PARA LOS ASALARIADO AGRICOLAS:

El Partido Comunista de El Salvador apoya el justo reclamo de los asalariados del campo que piden: o bien los dos veinticinco (C/2.25) diarios con la comida, o bien los tres colones (C/ 3.00) sin la comida. Este debe ser actualmente el salario mínimo. Pero si se calculara lo que debe ganar en un día cada trabajador teniendo en cuenta sus verdaderas necesidades, el salario mínimo tendría que ser de cinco colones (C/ 5.00) o más.
Exijamos el pago del salario mínimo con comida y buen trato.
¡Cortadores de café: propongámonos conseguir que paguen por lo menos 45 centavos pro arroba de café cortado, pero con la comida. O bien que paguen sesenta centavos por arroba sin la comida. Si todos nos unimos y no trabajamos por menos de esto, los patronos se verán obligados a pagar así.
El Partido Comunista de El salvador (PCS) apoya a los cortadores de algodón que reclaman: o bien C/ 2.50 con los tres tiempos de comida, o bien los C/ 3.25 por quintal cortado sin la comida. Esto es lo que se pagó el paño pasado. Los C/ 2.25 sin comida que hoy se pagan son una gran injusticia para los trabajadores. Con ese pago no alcanzan más que para la comida y a veces ni para eso. Compañeros: ojo con la pesa. ¡Exijamos el pago cabal! Si los cortadores se deciden pueden conquistar esto. Si los trabajadores se unen serán invencibles.
El Partido Comunista de El Salvador apoya el justo reclamo de los rozadores de caña que exigen: que las tareas del roce se rebajen al tamaño que tenían el año pasado y que se pague C/ 2.25 pero con la comida. Los rozadores tienen razón de protestar por las grandes tareas que les imponen. Apenas ganan para comer y eso no es justo. Compañeros rozadores: unámonos todos para reclamar esto. Si los trabajadores se unen serán invencibles.
La mujer trabajadora del campo debe ganar lo mismo que el hombre trabajador. Si todas las mujeres trabajadoras se unen y si todos los demás trabajadores les damos apoyo, los patronos se verán obligados a pagar igual a la mujer. Si el trabajo es igual, el pago debe ser igual.
¡Trabajadores del campo: vigilemos el pago cabal y la pesa cabal durante las cortas!
¡Buen trato para los trabajadores del campo! ¡Somos tan humanos como los patronos y tenemos derecho a ser respetados!
¡Alto al mal trato contra las mujeres trabajadoras del campo! La mujer trabajadora tiene derecho a ser respetada y a un salario igual que el del hombre.
Los niños trabajadores del campo deben ser protegidos por la ley: los que trabajan ayudando a sus padres peor que no están apuntados en las planillas de las haciendas, deben tener derecho también a la ración de comida; los niños que trabajan directamente apuntados en las planillas deben tener derecho a tareas más pequeñas o a salario igual que los mayores si su trabajo es igual al de ellos.
¡Luchemos porque a cada niño trabajador se de un vaso de leche diario como parte de su ración de comida!
Los trabajadores agrícolas tienen derecho a vivir en casas y no como ahora debajo de los puentes y de los árboles o en las ramadas a orillas de los caminos. Exijamos que el gobierno construya viviendas para los trabajadores del campo y que se obligue a los hacendados a construir casas para sus trabajadores permanentes y dormitorios amplios y limpios para los trabajadores de temporada.
En las fincas y haciendas debe darse a los trabajadores suficiente agua limpia para beber y asearse. ¡Exijamos al gobierno que controle el abastecimiento de agua a los trabajadores del campo!
Los trabajadores de los cafetales, de las algodoneras y de los cañales deben tener derecho a formar sus sindicatos para defender sus intereses. Deben tener derecho a hacer la huelga y a todo lo que tienen derecho los trabajadores de la ciudad.
De nada sirven las leyes que benefician a los trabajadores del campo si nadie hace que los patronos las cumplan. Los trabajadores mismos son los únicos que pueden hacer respetar esas leyes y lograr una vida mejor.
No habrá cumplimiento del séptimo día, no habrá aumento del salario mínimo ni se pagara cabal, mientras los trabajadores del campo no se organicen para hacerlos cumplir.
El seguro social debe extenderse a los trabajadores del campo.

PARA LOS COLONOS, PEQUEÑOS ARRENDATARIOS Y PEQUEÑOS PROPIETARIOS:

¡Alto a los desalojos de los colonos! ¡Alto al aumento de los terrajes!
La ley debe exigir que la tierra que no se cultiva en las haciendas les sea entregada a los campesinos para que puedan sembrar maíz, maicillo, arroz y frijoles, pagando terrajes pequeños o alquileres baratos.
El alquiler de cada manzana de buena tierra para sembrar maíz, maicillo, arroz y frijoles no debe costar más de 30 colones, y de tierra mala no debe valer más de 15 colones.
De nada sirve que la Administración de Bienestar Campesino (ABC) preste pisto, si la mayoría de campesinos no tienen pisto para sembrar. Los campesinos necesitan sobre todo tierra y también necesitan que les presten pisto y les den ayuda técnica. Pero lo necesitan todos y no solo unos cuantos.
Hay mucha tierra de balde en las haciendas y muchos campesinos sin tierra y con hambre en los caminos. La tierra debe de ser de quines la trabajan.
Hya poco maíz y poco fríjol. Hay poco arroz y poco maicillo. Hay poco ganado. Los que más trabajan son los que comen menos y viven peor. Todo esto se debe a que la mayor parte de la tierra pertenece a unos cuantos. Los comunistas no estamos en contra de todos los que tienen tierra. Estamos en contra d que a tierra la acaparan unos cuantos y en favor de que la tierra sea de todos los campesinos. Por eso luchan contra el comunismo los acaparadores de la tierra.
El campesino que no tiene tierra es como un pez fuera del agua: no puede vivir. El campesino que tiene muy poca tierra parece que esta viviendo, pero en realidad esta agonizando. Los comunistas estamos en favor de que se entregue tierra suficiente a los campesinos que nada tienen y de que se complete la tierra de los que tienen muy poca.
Es mentiras que los comunistas estemos en contra de todos los que tienen tierra y se las queramos quitar. Los comunistas estamos en favor de que les quite tierra a los que la tienen demasiada, para darla a los que no tienen tierra o la tienen muy poca. Solo así, se acabara le hambre y la miseria en los campos.
DAR LA TIERRA A LOS QUE LA TRABAJAN, peor no solo a unos cuantos sino a todos; aumentar los salario de los trabajadores a lo que sea suficiente para vivir sin hambre, con techo, con ropa y medicinas seguras, con el tiempo suficiente para el descanso y los medios para educar a los hijos, terminar con los atropellos y arbitrariedades de la Guardia; tener libertad para agruparse, para defender sus derechos y para luchar por una vida mejor. ESTO ES UNA REFORMA AGRARIA VERDADERA! Luchemos por una Reforma Agraria Verdadera!

REIVINDICACIONES GENERALES PARA EL PUEBLO RURAL

Con el pretexto de la lucha contra el comunismo se mantiene a la gente del campo sin derechos, y acosada por los patronos, por la Guardia y demás autoridades. En el campo no se necesita la lucha contra el comunismo sino la libertad. ¡Libertad para la gente del campo!
Cuando estará la Guardia al lado de los trabajadores y no al lado de los explotadores del campo? Eso será cuando los trabajadores se unan, se hagan poderosos formen un gobierno junto a todo el pueblo y cambien esta vida de miseria y opresión.
La lucha contra el comunismo la predican los patronos, la predica la Guardia, la predican los más ricos y otros a quienes estos señores mantienen. Quieren que el campesino luche contra el comunismo también. Pero, que han hecho todos estos predicadores en favor de los campesinos? Cuando ha sido el caso en que defiendan los intereses de los trabajadores? Si el comunismo es malo para los que explotan a los trabajadores, para los que maltratan a los trabajadores, , para los que desprecian a los campesinos, quiere decir que el comunismo es bueno para ellos.¡Más claro no canta un gallo!
En todo cantón debe haber una escuela primaria de 6 grados, con suficientes profesores, en buena casa, con suficientes pupitres, pizarras y demás útiles. El Partido Comunista de El Salvador lucha porque todos los trabajadores del campo puedan tener escuela y llegar hasta el sexto grado, por lo menos.
Todo trabajo debe ser pagado en el campo. Hay que acabar con el trabajo “de choto” (gratuito).
Todos los caminos deben ser libres en el campo. Deben quitarse los portones con candado y todos debemos tener derecho a transitar libremente, ya sea solos o con carreta, para fletar nuestras cosechas. El Partido Comunista de El Salvador llama a todos a luchar por hacer que los caminos del campo sean libres.
Todos debemos tener derecho al agua, ya sea agua para nuestros cultivos, para nuestros animales, o para beber nosotros mismos. No debe permitirse que nadie acapare el agua. El Partido Comunista de El Salvador llama a todos a luchar en favor de que el agua sea libre para todos en el campo.
En cada cantón debe haber suficiente agua limpia para todos. El gobierno debe hacer pozos o poner paja de agua o hacer tanques para almacenarla en cada cantón, para que los trabajadores puedan llenar sus calabazos, puedan lavar su ropa, puedan asearse, y puedan dar de beber a sus animales. Hoy el agua es sucia y esta lejos. El Partido Comunista de El Salvador llama a la lucha para asegurar agua limpia y abundante en todos los cantones.
En vez de dar tierra a los campesinos, de poner escuelas en todas partes, de dar agua limpia en todos los cantones, de asegurar el paso libre por todos los caminos, de asegurar trabajo con comida y buen salario, en vez de hacer que se respete al trabajador del campo y en vez de impedir que los terrajes y alquileres sean caros; en vez de poner fin a los atropellos de la Guardia con la gente del campo; en vez de impedir que los pequeños propietarios pierdan sus tierras y tengan buen precio para sus cosecha; en vez de todo eso, el gobierno se dedica a hablar contra el comunismo y a formar agrupaciones anticomunistas como esa llamada “CADENA”.
Esa agrupación anticomunista llamada “CADENA”, que ahora ha ordenado el gobierno que se forme en el campo, no es otra cosa que una nueva cadena contra los campesinos, como su mismo nombre lo dice. La gente del campo ya tiene muchas cadenas encima y no necesita de más. Lo que necesita es tierra, trabajo seguro, buen trato, salario suficiente, escuelas, libertad, y en fin una vida mejor. Los comunistas estamos en contra de todas esas cadenas que amarran a los campesinos y luchamos por una vida mejor para todos.
Dicen que en Cuba la gente del campo esta hambrienta y en la miseria porque allí gobierna el comunismo. La cosa esta al revés. En cuba el comunismo ha dado tierra, trabajo seguro a todos, escuelas suficientes, hospitales y ha establecido que a ningún trabajador del campo se le debe de pagar menos de 8 colones 50 centavos diarios y todo eso se cumple en todas partes de Cuba. Los que dicen que en Cuba hay hambre y miseria son los anticomunistas, a esta gente nadie puede creerle. Dicen eso de Cuba pero no dicen nada del hambre, la falta de trabajo y la gran pobreza en que vivimos aquí casi todos los trabajadores campesinos. Cuando un anticomunista ha luchado para que aquí se acabe el hambre y haya trabajo y comida para todos? Y si mienten sobre lo de aquí, que lo estamos viviendo nosotros mismos, como no han de mentir sobre Cuba que esta lejos?

PLANTEAMIENTO PARA LOS AGRICULTORES MEDIANOS Y PEQUEÑOS Y EN PARTICULAR PARA LOS ALGODONEROS Y CAFETALEROS

La propaganda mentirosa contra el comunismo dice que nosotros le queremos quitar sus tierras a los medianos y pequeños agricultores, pero las cosas son al revés: los pequeños y medianos propietarios del campo YA ESTAN PERDIENDO SUS TIERRAS porque no pueden pagar sus deudas y están sufriendo muchas perdidas. Con la caída del precio del algodón y con el compromiso que tiene el gobierno de no permitir la venta de la mitad de la cosecha de café, más propietarios medianos y pequeños perderán su tierra y esta ira a dar a manos de los grandes ricos y no a manos de los comunistas. La tierra se la están quitando ya a los agricultores medianos y pequeños, los mismos que los asustan con la propaganda de que se las quitaremos los comunistas. Los comunistas no estamos en contra del pequeño y mediano agricultor, estamos a favor de que a los que tienen muy poca tierra se les complete para que puedan gozar una vida sin sobresaltos y a los que tienen lo suficiente pero no demasiado, se les defienda contra los que extorsionan con los prestamos y los adelantos, se les de créditos suficientes y baratos. La Reforma Agraria que plantea el Partido Comunista de El Salvador establece que se expropiara las tierras que pasen de las 100 manzanas. Estas 100 manzanas serán respetadas; esto quiere decir que nuestra Reforma Agraria no afecta a los pequeños ni a los medianos propietarios. Los comunistas estamos a favor de un comercio con todo el mundo para colocar todas nuestras cosechas y quedarnos sin nada en la bodega. Estamos a favor de vender a quien pague mejor y ofrezca mejores condiciones, sin acatar las órdenes del gobierno de los EE.UU. El Salvador alcanzo su independencia en 1821 y debemos defenderla
El gobierno de los EE.UU. es el causante de que estén bajando los precios del algodón. Los algodoneros medianos y pequeños sufrirán las consecuencias: tendrán muchas pérdidas y hasta pueden perder sus tierras aquellos que las tienen. Por que el gobierno de Rivera se dedica a la lucha contra el comunismo, pero no abre la boca para reclamarle al gobierno yanqui por esta bofetada y porque no manda a sus ministros a vender el algodón en los países socialistas
que lo están pagando mejor?

El gobierno de los EE.UU. tiene acumulados setenta millones de quintales de algodón y ahora los esta vendiendo a bajo precio para salir de ellos. Al hacer eso, no le ha importado botar los precios y traer la ruina a estos países pequeños que producen algodón y habrá menos trabajo, habrá mas hambre de la que ya hay. El gobierno de Rivera se esta vendiendo a los EE.UU. y por eso busca encubrir su culpa y trata de tener contento al gobierno yanqui persiguiendo el comunismo.
El precio del café también esta bajo y además el gobierno se ha comprometido a no permitir que se venda al extranjero casi la mitad de la cosecha de este año. El café se meterá en las bodegas y dejaran de entrar al país casi más de cien millones de colones. Por eso el próximo año habrá menos trabajo en los cafetales y habrá más hambre en los campos, más de lo que ya hay. Qué hace el gobierno de Rivera para encontrar arreglo a este mal? Se lamenta y además se dedica a perseguir comunistas, como si nosotros fuéramos los culpables de esa desgracia. En realidad, el precio del café esta bajo y no se puede vender todo, porque los EE. UU. han prohibido a estos países que comercien con la Unión Soviética, con China, con Cuba y con todos los demás países socialistas, donde viven más de mil millones de personas, que podrían haberse venido acostumbrando a beber café durante todos estos años pasados y ahora comprarían lo que estos países no pueden vender. Como el gobierno de Rivera esta vendiendo a los EE. UU. cumple al pie de la letra sus ordenes y no tiene el valor de vender café en los países socialistas, sin importarle el hambre, la miseria y las enfermedades que azotaran con mayor fuerza a la gente del campo, y sin importarle que los finqueros pequeños y medianos no puedan pagar sus deudas, pierdan sus tierras hipotecadas y queden en la calle con sus familias.
Los comunistas estamos a favor de que se impida que los acreedores se coman el banquete, quitándole la tierra a los agricultores medianos y pequeños, que no podrán pagar sus deudas por causa de los malos precios del algodón y de la retención del café y sus malos precios.
Si el gobierno no defiende el café y el algodón, defendámoslo nosotros, la mayoría de salvadoreños exijamos que se abra el comercio con los países socialistas, que se venda y se compre sin pedir permiso a los EE.UU., tomando en cuenta solo la conveniencia nacional.
La salida para la crisis del algodón está en abrir el comercio con la Unión Soviética y demás países socialistas. Mientras los imperialistas yanquis lanzan sus reservas de algodón a precios bajos y llevan la crisis a los países productores de la América Latina, Asía y África, al mismo tiempo prohíben el comercio con el campo socialista y se pavonean como amigos de nuestros pueblos que están ayudando a su progreso. Hasta cuando aceptaremos esa farsa y esas prohibiciones que atentan contra la Independencia Nacional? El comercio con los países socialistas debe abrirse y tendrá un doble significado: ante todo significaría una salida para la crisis del algodón, evitaría la ruina para muchísimos agricultores algodoneros y la desocupación para docenas de miles de trabajadores; y también significaría un acto de ejercicio de la soberanía nacional, un acto de independencia
La salida al problema de la retensión de café esta en abrir el comercio con la Unión Soviética y demás países socialistas. A los países socialistas se les podría vender café de cuota de retención, pues así lo permite el convenio de Londres y a cambio podría comprárseles la maquinaria agrícola, abono, insecticidas, maquinaria industrial, etc., cuya buena calidad es reconocida mundialmente y cuyos precios inferiores recortarían al país una positiva ganancia a favor de su progreso económico.
La salida de la crisis del algodón esta en el comercio con la Unión Soviética y demás países socialistas, esta en rebajar a la mitad o a la tercera parte el alquiler de la tierra, esta en un sistema de créditos de emergencia para los algodoneros y en otras medidas; y no en la reducción de los salarios, el anti-comunismo y la sumisión ante el imperialismo yanqui, causante de la caída de los precios del algodón
La salida para la retención de café esta en el comercio con la Unión Soviética y los demás países socialistas
La Unión Soviética y los otros países socialistas pagan precios estables y mejores por los productos de los países de América Latina, Asia y África. Recientemente la Unión Soviética ha abolido todos los aforos de Aduana para la importación de productos latinoamericanos, africanos y asiáticos. Es el único país en el mundo en el cual estos productos no pagarían ni un centavo por ingresar.
A cambio de nuestro café y algodón, en la Unían Soviética y demás países socialistas se pueden obtener fábricas, maquinaria agrícola, abonos e insecticidas. Así el comercio del café y el algodón estaría directamente al servicio del desarrollo económico nacional y por ese camino se iría alejando el peligro de que cualquiera caída de sus precios suma al país en una crisis, tal como ahora esta ocurriendo.
El gobierno de los EE.UU. se hace mucha propaganda presentándose como el salvador de la América latina, como un gran aliado qué ayuda al progreso de nuestros países. Pero al mismo tiempo aplasta los precios de los productos latinoamericanos. En el caso nuestro, este año perderá el país más de CIENTO VEINTE Y CINCO MILLONES DE COLONES por la retención de café y la baja del precio del algodón. En ambos problemas es el gobierno de los EE.UU. el causante principal
Si El Salvador estuviera vendiendo su café al precio que lo vendía allá por los años 1952 y 1953 habría recibido en estos trece años unos MIL DOSCIENTOS MLLONES DE COLONES MAS que los que ha recibido. Esta suma es superior en muchas veces a todos los préstamos que los EE.UU. le han hecho a nuestro país en toda su historia. Lo que ha prestado la Alianza para el Progreso es CINCO VECES menos que esta suma y además habrá que devolverlo con intereses. El Salvador no necesita una Alianza para el Progreso, lo que necesita es un gobierno independiente, que no se humille ni se someta a los EE.UU. y defienda sus productos de exportación.

PREGUNTAS A LOS DIVERSOS PARTIDOS ACERCA DE LA ACTUAL SITUACION EN EL CAMPO.

Que opinan los partidos (tales o cuales…) sobre la situación actual en el pueblo rural? Como proponen que puede enfrentarse al hambre, la desnutrición, la miseria, el atraso cultural, el desempleo, la falta de tierra, la baja producción alimenticia, la arbitrariedad, los bajos salarios, la falta de derechos, la mala salud, los altos terrajes, etc.?
Que opinan los partidos (tales o cuales…) sobre la situación del café y algodón? Que opinan sobre la agresión yanqui contra el algodón? están de acuerdo o no con que se amplié el comercio a todo el mundo? El pueblo salvadoreño debe conocer la posición de cada partido sobre estos cruciales problemas.
Que opinan los partidos (tale so cuales) acerca de la Reforma Agraria? Cómo es y en que consiste la Reforma Agraria que los Partidos (tales o cuales) preconizan? Qué opinan acerca de la perdida de sus tierras por parte de los pequeños y medianos agricultores, a manos de sus acreedores? Qué medida proponen para detener la concentración de la tierra en pocas manos, para disolver el monopolio de la tierra? Qué proponen para rebajar los alquileres de la tierra, para que las tierras ociosas que hay en las haciendas se entreguen para su cultivo a los campesinos?
Que opinan los partidos (tale so cuales…) sobre la sindicalización de los asalariados agrícolas y sobre el derecho a la libre asociación de los campesinos (colonos, pequeños arrendatarios y pequeños propietarios)? Según estos partidos, a cuanto debe ascender el salario mínimo y que proponen para hacerlo cumplir?

PARA LOS TRABAJADORES DE LA INDUSTRIA FABRIL Y MANUAL

¡Alto a la arbitrariedad patronal! ¡Respeto a los derechos laborales de los trabajadores!
¡respeto al derecho de huelga de los trabajadores! El derecho de huelga no debe tener restricciones de ninguna clase.
Los acuerdos del segundo Congreso Sindical Nacional son una base para unir la lucha de los trabajadores.
Los acuerdos del Segundo Congreso Sindical nacional sobre reformas al Código de Trabajo, representan la opinión unánime de los trabajadores organizados. Solamente los intrigantes que en los sindicatos están a sueldo de la policía, de los patronos o del imperialismo yanqui pueden estar en contra de que los trabajadores luchemos unidos por esto acuerdos.
El Segundo Congreso sindical nacional abrió una ancha puerta para la unión de todos los trabajadores. Los agentes del imperialismo yanqui y del gobierno en el movimiento sindical están tratando de cerrarla. La voluntad de la clase trabajadora es unirse. El trabajo de los divisionistas a sueldo consiste en impedir que se realice esta voluntad: Quienes pueden más, los trabajadores o los divisionistas? No hay duda que los trabajadores podemos más y abriremos paso a la unidad.
¡Paso a la unidad de la clase trabajadora! ¡Abajo el divisionismo y los divisionistas!
Los que rompieron la unidad que logró el Segundo Congreso Sindical Nacional están hoy dentro de la directiva central del PCN y además la ORIT como recompensa les esta pagando de nuevo con dólares. ¡Más claro no canta un gallo! PCN, ORIT, divisionismo, traición a la clase trabajadora, son la misma cosa.
No se debe confundir y nosotros no confundimos, la posición de los agentes divisionistas a sueldo, con la posición de los sindicatos y los trabajadores en general. En el Segundo Congreso Sindical Nacional mandaban los trabajadores y se respiraba el entusiasmo de la unidad. Aquello no gustó al gobierno, no gustó a la Embajada yanqui, no gustó a la ORIT y por eso desembolsaron muchos dólares y colones para que los divisionistas rompieran la unidad. Como premio han sido los divisionistas llevados a la directiva central del PCN y previsiblemente serán algunos de ellos llevados a la Asamblea como diputados. Quién eligió esa directiva central del PCN? No la eligió nadie, fue escogida por los gorilas y sus amos norteamericanos y allí, y por voluntad de ellos, están los que dividieron a los trabajadores. Hasta cuando aguantaremos a los divisionistas?
Cuando los divisionistas llegan a diputados ante la Asamblea legislativa son más reaccionarios que todos los demás. Les pagan precisamente para esto. La última muestra la ha dado el divisionista Tejada que se opuso a la amnistía para los presos políticos furiosamente, entre los cuales se encontraban los dirigentes del Sindicato del Pan Lido, acusados falsamente de cometer delitos comunes por el patrón Raúl Molina, como maniobra para quebrar el justo movimiento de ese sindicato y su emplazamiento a huelga. Esos directivos presos están afiliados a la CGS, pero como luchan por los intereses de los trabajadores sin claudicar, los odian los divisionistas como Tejada y ayudan a hundirlos.
Cuando llegan a diputados los divisionistas del movimiento sindical rara vez abren la boca para defender a los trabajadores. Tejada, por ejemplo jamás ha abierto su boca para apoyar el derecho a los trabajadores del campo a sindicalizarse. Cuando son llevados a algún cargo publico, tampoco hacen nada por defender los intereses de los trabajadores. González, por ejemplo actual Secretario General de la CGS y miembro de la Directiva Central del PCN, fue varios años secretario de Trabajo. En ese tiempo se promulgo el actual Código de Trabajo, que estaba lleno de dispocisiones anti-obreras, pero nunca se supo que abriera la boca contra eso. Al contrario, ayudo a redactar ese Código y apoyo. El Segundo Congreso Sindical Nacional demostró que todos los sindicatos sin distinciones políticas e ideológicas, están a favor de una reforma a fondo del Código de Trabajo el mismo que ayudo a preparar González. Pero ahora este sujeto es el Secretario General de la CGS y continúa pavoneándose como dirigente obrero. Con que derecho? En base de que principios? Hasta cuando aguantaremos a los divisionistas?
La clase trabajadora salvadoreña, de la ciudad y del campo, manual e intelectual, debe tener UNA SOLA CENTRAL SINDICAL, UNA SOLA CONFEDERACION, firmemente unida y activamente batalladora por los intereses de los trabajadores sin compromisos ni claudicaciones.
El Partido Comunista de El Salvador, partido de la clase obrera, llama a todos los trabajadores organizados dentro de la CGS a luchar para sacar a esa organización del dominio yanqui y del gobierno. Los llama a luchar por la completa unión de todo el movimiento obrero y por eliminar de los puestos directivos a los corrompidos divisionistas que, a cambio de dólares y ganguearías del gobierno, han vendido la orientación del movimiento sindical e impiden a los trabajadores luchar con todas sus fuerzas por sus intereses y aspiraciones.
La divisa de todos los trabajadores sindicalizados dentro de la CGS debe ser: limpiar sus cuerpos directivos de divisionistas, vendidos a los imperialistas yanquis y al gobierno; y poner la CGS al servicio de la gran causa de la unidad del movimiento obrero en una sola CENTRAL SINDICAL.
El camino que nos llevara a la completa unión de todo el movimiento obrero es este: – Todos los sindicatos deben en la práctica prestarse apoyo moral y material, cuando alguno o algunos de ellos estén luchando por mejores salarios y condiciones de trabajo, particularmente cuando emplazan a huelga.

– Todos los sindicatos deben informara todos los demás de cuales son los problemas que están enfrentando, individuales o colectivos, para que todos vean la forma de ayudarse, ya sea contribuyendo con su experiencia o bien apoyando moral y materialmente su lucha.

– Los periódicos y demás publicaciones de todos los sindicatos, federaciones o confederaciones, deben circular libremente entre todos los trabajadores, de todas las tendencias.

– A los actos que organice cualquier sindicato, federación o confederación, debe invitarse a todos los demás, sin excepciones.

– El Primero de Mayo de todos los años debe de ser celebrado con un desfile único y con una concentración también única.

– La lucha por la reforma del Código de Trabajo debe unificarse en apoyo de los acuerdos que en este sentido tomó el segundo Congreso Sindical Nacional, porque ellos representan la opinión de todo el movimiento sindical y no solamente de una parte de él.

– En resumen, el camino para alcanzar la unidad del movimiento obrero consiste en algo sencillo y práctico: la unidad en la acción, la unidad en la lucha por cada demanda o aspiración, pequeña o grande, de los trabajadores.

La lucha contra el comunismo se utiliza para mantener divididos a los trabajadores. Pero es fácil darse cuenta de quienes tiene la razón en este asunto, si los comunistas o los anti-comunistas. Los comunistas no somos responsables de la miseria, del hambre, de la opresión, de la discriminación, del maltrato, del desempleo, etc., que sufre la clase trabajadora. A los comunistas no se nos puede culpar de los salarios miserables, de la arbitrariedad patronal, no se nos puede acusar de la persecución contra los sindicalistas honrados, que no se venden ni por dólares ni doblegan. Al contrario, allí donde hay lucha en defensa de la clase trabajadora, lucha contra la opresión, contra el hambre, por salarios mejores, por mejores leyes laborales, lucha por la unión de los trabajadores sin distinciones políticas, en resumen, lucha por una vida mejor, allí estamos los comunistas, cueste lo que cueste, pase lo que pase. En todas esas luchas, donde están los anticomunistas? Hay algún responsable de la miseria y el hambre, algún defensor de los salarios miserables, algún enemigo de los sindicatos, algún enemigo de la unidad de la clase trabajadora, algún divisionista, algún come-pueblo que no sea anticomunista? Las cosas son claras y es fácil orientarse en este asunto del anticomunismo. Anticomunismo es lo mismo que come-obreros, que come-campesinos, que come-trabajadores en general.
Los anticomunistas están gobernando al país desde hace muchísimos años. Pero ahora la miseria es mayor, el hambre es más grande, las enfermedades más graves y extendidas. Que han hecho para dar a la clase trabajadora una vida mejor? El pueblo necesita trabajo, buenos salarios y no anti-comunismo. El anticomunismo solamente es necesario para quienes explotan y oprimen al pueblo.
Quienes impiden la unión de los trabajadores son instrumentos al servicio de los explotadores.
Los trabajadores unidos serna una fuerza indestructible e irresistible. Los trabajadores unidos encabezaran a todo el pueblo y conquistaran una vida mejor.
Los trabajadores salvadoreños unidos llegarán a dirigir el país.
¡La clase obrera al frente! ¡El lugar de la clase obrera esta en la vanguardia del pueblo!
¡Impongamos alto a la embestida patronal contra los sindicatos! ¡Ni un directivo sindical más debe ser despedido. Los trabajadores no debemos permitirlo!
El Seguro Social debe extenderse a todo el país y abarcar a todos los trabajadores. Lo servicios del Seguro Social deben extenderse también a todas partes y mejorarse su calidad.
Una de las formas más groseras de la explotación que soporta la clase trabajadora son los elevados alquileres de la vivienda. Los trabajadores pagamos a precio de oro el alquiler de los destartalados, estrechos, oscuros, insalubres, cuarto de los mesones y de las peores casas. Los barrios donde vivimos los trabajadores son los peor atendidos por los servicios municipales de aseo, no cuentan con suficiente agua potable ni alumbrado público y sus calles no son pavimentada so están en un pésimo estado. La lucha contra la explotación incluye la lucha por la rebaja de los alquileres, por el derecho a una vivienda moderna propia, por el aseo, la correcta urbanización, el agua potable y abundante, el alumbrado público suficiente, el tren de aseo eficiente, etc. La clase trabajadora produce la riqueza nacional con su trabajo y tiene derecho a vivir en barrios limpios y bien atendidos por los servicios municipales.
¡Alto a la extorsión de los dueños de mesón y casas de alquiler! ¡Los alquileres deben ser rebajados y los mesones reparados de verdad!
Los sindicatos deben tener derecho a intervenir directamente en la elaboración y control de los planes de construcción de viviendas que emprende el estado. Los sindicatos deben tener derecho a participar directamente en la distribución de las casas que se construyen con los fondos del Estado, para asegurar que se terminen las ganguerías y el reparto de casas de preferencia a la policía y guardias, como hoy se hace.
La clase trabajadora es la que produce la riqueza del país, pero una gran parte de sus hijos se quedan sin poder entrar en las escuelas o asistiendo a planteles que operan en locales destartalados y que dan una enseñanza de muy baja calidad. Ni un hijo de rico se queda si escuela pero si nuestros hijos. Los trabajadores debemos emprender la lucha porque hayan escuelas suficientes y de buena calidad en todas partes, de modo que ningún niño se quede sin matricula; debemos luchar para que se reparen o reconstruyan los edificios escolares. Nuestros hijos tienen derecho a la enseñanza, a los buenos profesores y a edificios escolares modernos.
Los trabajadores tenemos derecho a que se abarate la enseñanza: debemos luchar por una rebaja de los precios de los útiles y los pasajes en los buses para los escolares.
Al avanzar la industrialización del país se hace indispensable que la clase trabajadora mejore su nivel técnico, que pueda alcanzar como mínimo la enseñanza primaria y que tenga acceso a una enseñanza secundaria y universitaria técnicas. La clase trabajadora está interesada en la reforma de la educación media y universitaria y debe luchar porque al educación media y superior no sean u negocio de capitalista sino una función eficientemente servida por el Estado. La educación media es ahora un gran negocio de unos cuantos empresarios y sus precios son una barrera para los trabajadores. La enseñanza universitaria ha comenzado a entregarse a manos privadas también, al aprobarse la Ley de Universidades Privadas y al fundarse la llamada Universidad José Simeón Cañas.
El costo de la vida continúa su marcha hacia arriba, haciendo más pobre la mesa, la ropa y la vivienda de los trabajadores; suprimiendo de sus gastos el derecho a la diversión sana y alejando sus posibilidades culturales. La lucha por rebajar el costo de la vida o por impedir que continúe creciendo debe ser parte inseparable de la lucha diaria de las organizaciones obreras y populares en general.
Todos los trabajadores tenemos objetivos y motivos por los que luchar, todos tenemos problemas inmediatos que nos agobian y también tenemos una aspiración común a una vida mejor, a una sociedad distinta, más justa. Pero el descontento, las preocupaciones y las aspiraciones desorganizadas no son ninguna fuerza. La fuerza de los trabajadores solamente se pone de manifiesto durante la lucha y mediante la organización, y en nuestro país esa fuerza puede llegar a ser irresistible e invencible, porque los trabajadores formamos la inmensa mayoría de la nación. Ahora nuestra fuerza es débil y no podemos determinar el rumbo del país, porque la mayoría de nosotros está dispersa, llena de problemas y aspiraciones, pero desorganizada. Por eso el Partido Comunista de El Salvador llama a todos los trabajadores a organizarse en sus sindicatos y organizaciones sociales diversas, para hacer surgir la poderosa fuerza que resolverá nuestros problemas, reorientará el país y construirá una sociedad más justa.
Organizar sindicatos en todas las ramas de la industria, la agricultura, el comercio y lo servicios donde no los haya, en toda la empresas donde no existan, sindicalizar a todos los trabajadores que no estén organizados, formar poderosos sindicatos que tomen en sus manos la defensa de los intereses de los trabajadores allí donde hoy no existen: ¡esta es hoy una de las principales tareas revolucionarias de hoy día! ¡esta es una tarea vital de cuyo cumplimiento depende en gran medida el futuro de nuestra Patria!
La destrucción de sindicatos que ahora llevan adelante los patronos con la complacencia y hasta con la colaboración del Ministerio de Trabajo, es un atentado contra el pueblo entero, una agresión a la clase trabajadora toda, un intento reaccionario por impedir el progreso democrático del país y por cerrar el paso a la clase obrera al sitio que le corresponde a la cabeza de toda la nación. ¡Alto a la destrucción de los sindicatos!¡No toleremos ni un caso más de agresión patronal o gubernamental a los sindicatos!
La inmensa mayoría de las masas trabajadoras están formadas por muchachos y muchachas. Como aprendices y como obreros, los jóvenes salvadoreños entregan sus mejores energías por salarios que no les aseguran ni la satisfacción de sus necesidades actuales y mucho menos les permite afrontar los problemas de la formación de un hogar, del sostenimiento de sus mayores y el costeamiento de la formación técnica y superior a que tienen derecho y en la cual reside buena parte de las posibilidades del progreso nacional. En muchas empresas se discrimina francamente a los jóvenes, pagándoles salarios inferiores.

El Partido Comunista de El salvador llama a la juventud trabajadora a ingresar a los sindicatos, a formar sindicatos allí donde no existen, a movilizar sus fuerzas para incluir en los contratos colectivos las demandas propias de la juventud:

-Los jóvenes tienen derecho al aprendizaje de un oficio o profesión modernos costeado por el Estado.

– Los jóvenes trabajadores que estudian tiene derecho a un pasaje rebajado en los buses, a útiles escolares rebajado de precio, a que en las empresas se respete su derecho a estudiar y no se les incluya en turnos de noche, ni se les despida por esta causa; tiene derecho a una matrícula gratuita y a suficientes institutos de enseñanza secundaria técnica sin pago de escolaridad; tienen derecho a la enseñanza universitaria; tiene derecho a una rebaja en el pago de las mensualidades de los centros privados de enseñanza o a que la empresa donde trabajan costee sus estudios.

– Los jóvenes trabajadores tienen derecho aun salario igual al que devengan los adultos, cuando realizan una labor similar a la de estos. “A trabajo igual, salario igual.”

– Los jóvenes casados o por casarse tienen derecho al trabajo y a que no se les despida ni se les niegue empleo, como hoy ocurre.

– La Juventud Trabajadora tiene derecho a facilidades para formar su hogar. Los jóvenes deben luchar para que las empresas donde trabajan les faciliten vacaciones matrimoniales remuneradas y bonificaciones matrimoniales que les permitan afrontar los gastos de la formación de su hogar.

– Los jóvenes trabajadores tienen derecho a que se construyan canchas deportivas suficientes por parte del estado y por parte de las empresas donde trabajan. Tiene derecho a obtener útiles deportivos rebajados de precio.

-Los jóvenes trabajadores deben tener acceso a las mejores obras de literatura mundial, y al goce del arte en general. El Estado y las empresas están en la obligación para con la juventud de ofrecerles libros y útiles de arte en general, a precios que estén a al alcance de los jóvenes.

– La juventud trabajadora tiene el derecho al cuidado de la salud y a la observación, y cultivo de sus energías.

– La juventud trabajadora tiene derecho a la diversión sana.

– Los muchachos y muchachas que trabajan deben luchar para que se incluya estos y otros derechos en los contratos colectivos y en las leyes del país.

88. Las mujeres trabajadoras confrontan agobiadores problemas: como trabajadoras sufren los mismos problemas que todos los demás trabajadores, pero además gran parte de ellas son también madres y, como tales, no terminan de trabajar al salir de la fábrica o el taller, ya que deben asumir después las múltiples tareas hogareñas y enfrentar los complejos problemas del sostenimiento y educación de sus hijos. Pero lejos de merecer un tratamiento preferente, a que tienen derecho por ser mayor su esfuerzo, las trabajadoras soportan una grosera discriminación: ganan mucho menos que los hombres y a veces por labores más prolongadas y cansadoras; reciben un trato frecuentemente ofensivo de parte de capataces y patronos.

El Partido Comunista de El Salvador llama a las mujeres trabajadoras a ingresar a los sindicatos, a formarlos allí donde no los haya ya luchar para que en los contratos colectivos y en las leyes se reconozcan sus derechos:

-La mujer trabajadora tiene derecho a devengar un salario igual que el de los hombres por realizar la misma labor que ellos. “A trabajo igual, salario igual.”

– Las trabajadoras tienen derecho ano ser despedidas durante el embarazo.

– La mujer trabajadora tiene derecho a que el estado y las Empresas donde laboran, construyan y mantengan salas cunas para el cuidado de sus hijos menores.

– Las trabajadoras tienen derecho a suficientes hospitales y clínicas de maternidad y al cumplimiento estricto de su derecho al descanso remunerado pre y post natal. Tienen derecho a un salario aumentado durante los primeros meses de lactancia de sus hijos, durante los cuales son mayores sus gastos y mayor el sacrificio de sus energías físicas.

– Las trabajadoras tienen derecho aun trato respetuoso dentro de las empresas en que laboran.

– las mujeres que trabajan tienen derecho a la educación y la salud de sus hijos. El estado tiene la obligación de construir las escuelas y centros asistenciales para la infancia, en número suficiente.

Todas estas demandas pueden incluirse en los contratos colectivos negociados por los sindicatos o pueden ser satisfechas por nuevas leyes. La lucha de toda la clase trabajadora, pero especialmente la lucha de las propias mujeres trabajadoras es lo único que puede permitir que se alcancen estas conquistas. El Partido Comunista de El Salvador llama a las mujeres trabajadoras de nuestro país, a la unión y la lucha.

89 El Partido Comunista de El Salvador (PCS) llama a todos los trabajadores a reforzar los sindicatos allí donde los haya y a organizarlos donde no existan, tomando como base la elaboración y negociación con los patronos de contratos colectivos, en los que se establezcan salarios y condiciones de trabajo mejores. En toda empresa debe de haber un contrato colectivo que garantice los derechos de los trabajadores y mejore su actual situación.

Compañeros: en el Contrato Colectivo se puede establecer derechos y condiciones superiores a lo establecido por el Código de trabajo. El Código de Trabajo solamente fija los derechos mínimos, es decir, los topes más bajos y en los Contratos Colectivos, según lo autoriza el mismo Código, se pueden convenir derechos y condiciones mayores. Además el Código de Trabajo está elaborado en gran medida con criterio patronal y no debemos conformarnos con lo que él dispone.

La lucha por la Contratación Colectiva debe ser la base para reforzar y organizar a los sindicatos y de ese modo, contribuir a dar a la clase trabajadora el poderío suficiente para que pueda llegar a ser la dirigente de nuestro país.

PARA LOS INDUSTRIALES Y COMERCIANTES

90. Aumentar el poder adquisitivo de las masas trabajadoras, especialmente de las masas rurales, es una necesidad vital para el desarrollo de la industria. Los industriales y los comerciantes pequeños y medianos prosperarían más si los trabajadores tuvieran mejores salarios.

91. Los comunistas no estamos en contra de todos los capitalistas. En el actual nivel del desarrollo económico-social de nuestro país, los capitalistas cuyos intereses coinciden con el interés general de la nación en cuanto a asegurar un desarrollo económico independiente, aquellos que desempeñen un papel activo en la defensa de la independencia económica y política de El Salvador, y no se presten ni apoyen a los imperialistas para la penetración económica y política, tiene derecho a un lugar en las filas revolucionarias.

92. Las transformaciones sociales que están ya maduras en nuestro país, consisten en la abolición total de toda forma de propiedad privada sobre los medios de producción. Estas transformaciones afectan a la gran propiedad latifundista, a los monopolios extranjeros, y a aquellos sectores del gran capital salvadoreño que se encuentran aliados a los imperialistas y se benefician con la situación de dependencia de la economía nacional. Los demás poseedores de propiedad privada no serán afectados por la revolución que planteamos los comunistas en la presente etapa histórica, por el contrario, tienen también mucho que ganar junto al pueblo trabajador, y pueden ocupar un puesto en las filas revolucionarias.

93. Los empresarios de la industrial textil centroamericana reunidos en San José en mayo de 1965, acordaron luchar en contra de la inversión y los privilegios del capital extranjero en esa rama de la producción. Después se unieron a estos acuerdos los industriales salvadoreños de las demás ramas, representados por la ASI y demandaron una reunión de Ministros de Economía de Centroamérica para eliminar los privilegios que se dan en estos países al capital extranjero y para acordar una nueva política de industrialización que proteja los intereses del capital nacional. Tal Conferencia de Ministros de Economía se reunió más tarde en la ciudad de Antigua Guatemala, pero no fueron satisfechas, ni de cerca, las demandas de los industriales centroamericanos. Allí se reafirmó adornando las cosas con simples frasecitas, la línea de estimulo a la penetración del capital monopolista extranjero.

Mientras, tanto, estos gobiernos del Istmo se muestran muy anuentes y prestos a cumplir las órdenes norteamericanas para constituir organismos militares y policiales conjuntos, que traerán como cola una férrea posición del capital yanqui en nuestros países. Con el pretexto del anticomunismo se esta reforzando en realidad el predominio de los capitalistas yanquis sobre Centroamérica. Quieren los industriales salvadoreños llegar hasta el punto a que se ha llegado en Panamá, donde el capital nacional se encuentra encajonado y completamente avasallado a los intereses norteamericanos. ¡El anticomunismo también sirve para esto!

94. El Partido Comunista de El Salvador (PCS) está en favor de que se elabore un plan nacional de industrialización, en el cual se tomen en cuenta las opiniones de los industriales e inversionistas salvadoreños, se tome en cuenta la opinión de los trabajadores y técnicos salvadoreños. Los actuales planes de industrialización se han elaborado bajo la dirección estrecha de técnicos norteamericanos y, desde luego, no reflejan el interés nacional, sino los intereses de los voraces monopolios yanquis.

El anticomunismo se usa para amedrentar a quines sostienen, además de nosotros, una posición en defensa de lo nacional en materia de industrialización, pero ya es hora de que, rompiendo esto temores, emprendamos un gran esfuerzo para arrancar de las manos norteamericanas la orientación de nuestra industrialización. ¡Después será tarde!

95. Los capitalistas nacionalistas tienen un gran papel que jugar en el progreso económico y político de El Salvador. Los comunistas no estamos en contra de los capitalistas que defienden el interés nacional frente a la voracidad imperialista. Por el contrario, estamos a favor de un amplio frente común de lucha en el que esto capitalistas, tengan su puesto al lado de las demás fuerzas progresistas y democráticas. Pero el anticomunismo enturbia el pensamiento de muchos de estos capitalistas con las patrañas que difunden acerca de nosotros. Así, el anticomunismo es la principal bandera y la más eficaz estratagema de los imperialistas norteamericanos para impedir la unión de todos los patriotas en un solo frente. Mediante el anticomunismo, el imperialismo pretende asegurarse un camino sin resistencias ni obstáculos para absorber nuestra economía, en la misma forma en que ya tiene el control sobre la dirección política del país. Los comunistas estamos dispuestos al diálogo directo con todos los capitalistas nacionalistas y estamos dispuestos también a llegar a acuerdos con ellos, para la defensa de la independencia económica y política de nuestra Patria.

PARA LAS CAPAS MEDIAS

96. Los imperialistas norteamericanos y todos sus propagandistas del anticomunismo agitan en contra nuestra la acusación de que somos enemigos de las capas medias de la sociedad. Las cosas son precisamente al revés. Los comunistas creemos que en las capas medias existen grandes reservas patrióticas que son de gran importancia en la lucha actual por al liberación nacional y la transformación económica-social, como lo será todavía más en el futuro, cuando hayamos conquistado un gobierno revolucionario, y el pueblo entero se avoque a la tarea de construir la nueva vida.

97. la propaganda anticomunista nos acusa de ser enemigos de las capas medias pequeño-propietarias. Tal acusación no tiene fundamento y los pequeños propietarios pueden descubrir quienes son sus verdaderos enemigos, con solo mirar quienes efectivamente les están quitando sus propiedades, mediante las deudas, y quienes son los que sacan más ganancia a los productos que ellos producen o a aquellos con los que comercian. Ninguno de estos somos los comunistas. Son los magnates de la oligarquía nacional y los imperialistas extranjeros los que los extorsionan. Los comunistas estamos a favor de la liberación nacional y de un cambio económico-social, que elimine la extorsión del imperialismo y de la oligarquía millonaria interna. Con esto ganarán no solo los asalariados sino también los pequeños y medianos propietarios.

98. Los comunistas sostenemos que la parte mayoritaria de la clase de los capitalistas, formada por los pequeños y medianos, tiene un papel progresista que jugar en nuestra historia contemporánea. Haremos lo que este de nuestra parte para que estos capitalistas se incorporen a la lucha por la independencia económica y por la democratización de la vida política del país. El anticomunismo trata de atemorizarlos con relatos truculentos sobre nosotros para que se alejen de toda posibilidad de alianza con todas las fuerzas revolucionarias.

99. Los sectores intelectuales y estudiantiles de las capas medias dan claras muestras de comprender la impostergable necesidad de un cambio social. Surgen entre ellos diversas corrientes políticas, pero todas ellas tienen en común el que demandan cambio y luchan por él, defienden las libertades públicas y luchan por al democratización de la vida nacional.

Los jóvenes literatos y artistas en general, tiene en nuestro país una marcada inclinación hacia la izquierda y eso refleja su vinculación con nuestro pueblo y la comprensión que tiene de que un cambio social es necesario. Se esta forjando una tradición revolucionaria en nuestras incipientes letras y artes.

El estudiantado cuenta con una gloriosa tradición de lucha por la democracia y le progreso social y cada vez es mayor su claridad acerca de la situación y de la necesidad de un cambio revolucionario de la estructura económico-social.

El Partido Comunista de El Salvador no podría estar y no esta en contra de los estudiantes ni de la intelectualidad. Por el contrario, frecuentemente se encuentra con estas fuerzas combatiendo en las mismas trincheras y contra los mismos enemigos internos y exteriores. Sostenemos que los estudiantes y la intelectualidad progresista deben formar en las filas del Frente Unido de todas las fuerzas revolucionarias y patrióticas, que liberará a nuestro país del dominio imperialista y abrirá paso a la revolución social.

100. Los propagandistas del imperialismo y la reacción en general, han acuñado el mote de “tontos útiles” para lanzarlo contra todos aquellos elementos de las capas medias que se muestran activos en favor de la democratización del país y del progreso social. Se les acusa de “hacer el juego al comunismo” y como previamente se ha realizado y se continúa realizando una intensa y abrumadora campaña propagandística, que deforma lo que los comunistas somos y nos proponemos, algunos de esos elementos se asustan o temen tales señalamientos. Hasta los induce a incluir en su ideario y objetivos muchas consignas anti-comunistas, o los obligan a adoptar un estilo político confuso, vacilante e inconsecuente, que está dominado por una idea central: no aparecer “haciendo el juego al comunismo”, no aparecer como “tonto útil.”

Los comunistas creemos que ha llegado la hora de someter a balance tales argumentos del imperialismo y la reacción y de comprobar el beneficio o el prejuicio de ese estilo de conducta política temeroso de la acusación de “tonto útil.” Descubrir el meollo del asunto es fácil, si se mira la verdad a la cara. Han conseguido hacer algo constructivo y efectivo en favor del progreso social y político del país quienes se someten a la influencia de esa propaganda reaccionaria y se cuidan ante todo de no merecer el calificativo de “tonto útil.” Realmente han conseguido que no los sigan considerando como “tontos útiles” cuando intentan hacer algo efectivo por la democracia y el progreso? Sinceramente, han ganado algo en favor de sus propios postulados y principios democráticos con ese estilo inconsecuente, o sólo han conseguido “irla

pasando” mientras continúan las cosas sin cambio de fondo, y continua reforzándose la sujeción al imperialismo y la tendencia a la antidemocracia en la conducción del Estado? No sería mejor aceptar, mirando la verdad a la cara, que anticomunismo y antidemocracia andan juntos y sirven a los mismos enemigos de nuestro pueblo?

Los comunistas no pretendemos servirnos de nadie. Tenemos la suficiente razón, representamos los mayoritarios intereses de los trabajadores y poseemos el valor personal para luchar, nosotros mismos, por nuestros principios y programas. Muchos de nosotros nos hemos visto, incluso, en la necesidad de escoger entre una cómoda vida personal y la dura brega revolucionaria de todos los días y todas las horas, bajo la persecución constante y bajo la amenaza constante, para nuestra libertad y hasta para nuestras vidas. Hemos escogido lo segundo y demostramos con eso que somos capaces de luchar. Cuando llamamos a todos los patriotas a luchar por los mismos objetivos revolucionarios por los que nosotros luchamos, partimos de que esos objetivos representan intereses vitales no solo de los asalariados, sino también de las capas medias y hasta de algunos sectores de capitalistas mayores. Nosotros no los lamamos para que nos sirvan o nos saquen las castañas del fuego. Los llamamos a servir los intereses de sus respectivas clases o capas sociales, al mismo tiempo que a unir esfuerzos de todo el pueblo sobre la base de los intereses que son realmente comunes a la mayoría de la nación, para librar con redoblada fuerza la batalla por la independencia económica y política del país y por la transformación social.

¡Claro que con ayuda de los prejuicios y temores, se puede dar a este planteamiento la apariencia de un reclutamiento de “tontos útiles”! Pero haciendo de lado los prejuicios y temores entendamos la propaganda que habla de los “tontos útiles” como lo que es, una astuta treta para engatusar a nuestro pueblo, y perpetuar su situación actual.

Dejen abortar a las mujeres en paz

Dejen abortar a las mujeres en paz

Víctor Hugo Mata Tobar

El Salvador es uno de los pocos países en el mundo que penaliza absolutamente el aborto.

En la legislación penal anterior, la de 1973, se permitía el aborto terapéutico es decir por peligro para la madre, por violación, y por deformaciones del producto de la concepción.

Era una posición razonable acorde con el derecho comparado y satisfacía en parte el derecho de autonomía, privacidad y no discriminación que tiene toda mujer de acuerdo con el derecho internacional y constitucional.

En la última legislación penal de la década pasada, el aborto desapareció como derecho de las mujeres en las circunstancias apuntadas y se criminaliza este hecho. ¿A qué se debe este retroceso que ha causado tanto daño a las mujeres? Grupos conservadores, religiosos, muy poderosos, pusieron su maquinaria en marcha para hacerle olvidar al gobierno del Estado que por constitución es laico y liberal, y promovieron la reforma del Art. 1 de la Constitución, por la cual se le otorga calidad de persona humana a todo ser humano desde el momento de la concepción.

Esta es una reforma muy confusa, uno se pregunta cómo puede constituir un ser humano el cigoto, una semilla grandiosa si se quiere, pero que no puede estar investido de derechos tan absolutos capaces de destruir completamente los derechos de un ser humano pleno, como es la mujer que lo prepara para su desarrollo.

No veo por qué no se pueden limitar estos “derechos” del cigoto o del feto cuando la madre ha sufrido una violación o peligra su vida, y ellas así lo deciden.

Los derechos absolutos destruyen los otros derechos.

El gobierno debe reconocer que estos derechos absolutos del cigoto o del feto, están dañando mucho a las mujeres, las presionan a que aborten en condiciones insalubres, su vida se pone en grave peligro.

Luego está el factor consecuente de criminalizar el aborto.

En sociedades donde las libertades públicas están más desarrolladas, sería impensable criminalizarlo, significa castigar doblemente a las mujeres, es además, totalmente inhumano y discriminatorio. Una sociedad liberal no puede permitirse esto.

Bajo el punto de vista ético por otro lado, no tomar en cuenta los derechos de una persona, un ser humano pleno, autónomo, significa ni más ni menos, concebirla como un medio, no como un fin, así lo sostenía el gran filósofo liberal Kant.

Las mujeres de hecho son concebidas como medios no como fines, al no permitirles abortar de acuerdo con sus necesidades e intereses fundamentales que tienen como seres humanos plenos, con dignidad y razón.

Sólo la mujer tiene derecho a decidir sobre su cuerpo, nadie más, ni las iglesias, ni la sociedad, ni nadie, es su atributo natural, es su vida la que está en juego, su felicidad, y nadie debe decidir por ella.

Según fuentes de la Organización Mundial de la Salud, entre 60 mil y 80 mil mujeres mueren cada año por abortos inseguros. ¿Cuántas mueren aquí? No se sabe porque no se llevan estadísticas serias, además como se criminaliza, se ignoran las cifras.

El gobierno debe comportarse con estándares justos, no cerrar los ojos ante la realidad, los moralismos religiosos no caben.

Por lo menos hay que regresar a las disposiciones del Código Penal anterior, el aborto terapéutico y por violación debe restablecerse, y en todo caso nunca, pero nunca, llevar a la cárcel a una mujer por un aborto, esto es simplemente barbarie legal pura.

Comentarios: matatobar@yahoo.com

Carta al arzobispo Saenz Lacalle

Dagoberto Gutiérrez

No se imagina don Fernando las ondas sucesivas de preocupación que ha provocado su comunicado del 11 de octubre porque, como usted sabrá muy bien, todo lo que tiene que ver con Monseñor Oscar Arnulfo Romero es muy íntimo al pueblo salvadoreño y por muy cercano que sea a la Iglesia Católica esta, la Iglesia, no parece estar en condiciones de asumir a estas alturas la representación única o la voz en lo relacionado a Monseñor Romero.

Mire como son las cosas, porque Monseñor Romero apoyándose, en la doctrina social de la iglesia encontró el camino, difícil, azaroso y sangriento, para ser como Jesús y lo encontró, tomando de su pueblo el aliento vital para ello.

El asesinato de Monseñor, como usted sabe, fue un repudiable crimen que salpica y salpicara con esa sangre a sus asesinos y no hay fuerza en este mundo que libere de responsabilidad a los autores, como usted sabe bien, señor Arzobispo, la impunidad es el otro rostro de la corrupción; pero requiere de respaldo estructural fundado y siendo cierto que la Comisión Interamericana de Derechos Humanos aseguró, en Abril del 2000, que el Estado de El Salvador era el responsable de la muerte de monseñor Romero, a siete años de distancia nos encontramos con un incumplimiento estatal de las recomendaciones que esa comisión le estableció.

Entre estas recomendaciones esta la de investigar, juzgar y condenar a los responsables del crimen, la de repara el dolor y los daños ocasionados por el asesinato en la familia, la Iglesia y la sociedad salvadoreña, recomendó asimismo eliminar la Ley de Amnistía.

Siendo esto tan claro resulta razonable el sobresalto social producido por su comunicado porque cuando usted habla de un proceso de diálogo con el gobierno y de grupos de negociadores, resulta incongruente este afán negociador con lo contundente de las recomendaciones de la Comisión Interamericana.

He sabido públicamente de la destitución del abogado David Morales que llevaba el caso por tutela legal, esta destitución resulta incongruente con la justicia en el caso de Monseñor Romero porque, es necesario decir, que Monseñor Romero no es negociable ni dialogable y ni la Iglesia ni sus jerarcas pueden, legítimamente, hacer nada diferente a la justicia y a la verdad en este caso paradigmático y es públicamente sabido que el abogado Morales siempre exigió esa justicia y esa verdad.

Estimado Arzobispo, no son discutibles las facultades administrativas pero sí la facultad de negociar estos temas porque Monseñor Romero no es ya propiedad de la Iglesia Católica y es , a estas alturas, un Santo del Pueblo con independencia de lo que sobre este punto resuelva El Vaticano.

A esta fecha, la sociedad salvadoreña no conoce una posición suya sobre las recomendaciones de la comisión interamericana, esta resulta necesaria, y lo es más aun cuando su comunicado aparece solo un día después de la reunión del 10 de octubre en Washington, de modo que desconocemos el contenido de sus negociaciones, los términos de la misma, su agenda, los negociadores y los propósitos; por eso, cuando usted comunica esa negociación secreta aumentan los pálpitos de la ética social mínima del país.

Usted se lamenta que la posición del arzobispado de El salvador no haya sido debidamente transmitida en la reunión del 10 de octubre y esto hace aumentar el sobresalto porque Tutela Legal siempre ha exigido la justicia en este caso y sino es esta la posición del arzobispado, es necesario, venerable arzobispo, que usted nos las diga de una sola vez.

Usted afirma que la memoria de Monseñor Romero exige respeto, paciencia responsabilidad y compromiso de trabajar por la paz ; pero resulta ser un escándalo que usted no afirme que esa memoria exige, sobre todo justicia y verdad porque luego de más de 25 años de evasivas no parece ser la paciencia la mejor recomendación, tenga en cuenta a Job que con toda su paciencia se tornó impaciente ante el mismo Dios.

Resulta muy oportuna su cita sobre el Complejo de Caín, cuando en Génesis 4:9 y a la pregunta de Yahvé de ¿dónde esta tu hermano Abel? Caín responde “no lo se, soy acaso el guardián de mi hermano”

Usted sabe bien, estimado arzobispo, que toda la civilización posterior deviene de Caín y que previamente en Génesis 4:5 Yahvé actuando, como padre y no como Dios, prefirió a Abel, el dueño del ganado y no a Caín, el agricultor ,previamente, Yahvé había culpabilizado a Caín cuando le dice que el pecado estaba agazapado a las puertas de su casa.

Usted sabe bien, Don Fernando, que la condena de Caín no fue la muerte sino la expulsión del suelo y esta referencia bíblica está diciendo que Caín fue expulsado de la naturaleza hacia la cultura; justamente resulta ser la cultura el escenario de la confrontación histórica de la humanidad y, así las cosas, en el tema que nos ocupa es necesario saber a dónde está Caín en el asesinato de Monseñor Romero para saber con quiénes está negociando usted.

Es estimulante que usted busque, con su diálogo, una paz verdadera y por supuesto que usted sabe que la paz es una construcción social que para ser verdadera, ha de estar alimentada por la justicia y ésta ha de estar iluminada por la verdad de los hechos. La verdad puede ser difusa pero los hechos no lo son y éstos, respetable Arzobispo, han sido demostrados en proceso legal.

Usted relaciona con un buen juicio los males de la sociedad con la falta de cohesión social y afirma que estos males son producto de la descohesión y éste es, sin duda, una reflexión aleccionadora de su parte porque la impunidad, es un mal estructural de nuestra vida social, pero no es la sociedad la que alienta la impunidad y más bien son los sectores impunes , muy bien cohesionados, los que impiden que los hechos , como el asesinato de Monseñor Romero, sean iluminados con la luz de la verdad y sancionados con el peso de la justicia .

Es en estos términos, respetable Don Fernando, y solo en esos términos que el Arzobispado Metropolitano de San Salvador puede presentarse ante la faz del pueblo con altura eclesial, con autoridad ética y con la confianza mínima requerida en estos casos.

Usted sabe bien Arzobispo que para redimir la culpa hay que confesarla.

Pero no solamente confesarla hay que hacerse obediente a la verdad y a la justicia como lo fue Jesús y obediente a la ley, pero la de Jesús, esta ley dice que se paga lo que se debe así como Jesús pago a Dios Padre la deuda que la humanidad le debía.

Esta es la deuda que sus negociaciones pueden buscar y deben buscar y tienen que buscar. Usted sabe esto mejor que

Stalin y el Partido Comunista hoy

Publicado por: Tribuna Popular
Órgano Central del Partido Comunista de Venezuela

Stalin. Este nombre está fuertemente unido a la historia de nuestro país. Un nombre que en gran medida representa en si mismo todo el siglo XX; el más dinámico, convulso, creador y destructivo de la historia de la humanidad. Un siglo durante el cual la civilización subió de golpe varios escalones. De la energía de vapor a la nuclear.

De los rayos solares a los láser. Del transporte tirado por animales a los aviones supersónicos y las naves espaciales. De la primitiva carabina a la bomba de neutrones. Del correo a caballo a la televisión e Internet. Y al mismo tiempo, de las guerras donde morían decenas de miles de combatientes, a los conflictos mundiales, donde perdieron la vida millones de personas.

En el crisol del siglo XX, en sus continuos cambios y transformaciones, en sus crisis y despegues, en los cada vez más graves conflictos sociales y revoluciones, en las 2 guerras mundiales y la epopeya cósmica, se forjó el nuevo hombre, que ha entrado en el tercer milenio.

Y en todos estos asuntos, en todos estos giros de la historia, Stalin y su memoria han tenido un papel relevante.

La época de Stalin.

Con Stalin identificamos las más trágicas y grandes páginas de nuestra historia. La revolución y la ruina provocada por la guerra civil y la intervención imperialista. La presión del cerco capitalista y la amenaza constante de una nueva invasión. El combate a muerte con el fascismo, que se llevó por delante la vida de 27 millones de ciudadanos soviéticos y las inimaginables dificultades para levantar la economía. La posterior guerra fría y otras muchas cosas; todo esto dejó sin duda su huella en el destino y en la imagen de nuestro país, en el carácter de su pueblo. Sentó las bases de la firmeza y a menudo de la crueldad del aparato estatal, de sus variaciones en el terreno ideológico y político.

Por todo esto, el que busque respuestas simples y unidireccionales en el análisis de la época de Stalin, está condenado a equivocarse. En el estudio de la figura de Stalin solo es valida la aplicación del método dialéctico.

Hay fundamentos para asegurar, que la personalidad de Stalin es equiparable a las más grandes figuras del Renacimiento, una época que al igual que el siglo pasado, supuso la irrupción de la humanidad en una nueva espiral del desarrollo histórico.

De pies a cabeza, fue un hombre de su tiempo. Stalin reunía todos sus rasgos diferenciadores: Una irrefrenable aspiración de avanzar y el lastre del pasado. Un alto humanismo y la capacidad de no apreciar a las personas, a cambio del éxito en lo principal. Un sincero desinterés por lo material y un impetuoso encantamiento por el poder, que a veces le anulaba los demás sentidos. La prudencia y el cuidado en muchos temas y las decisiones repentinas, irreflexivas, que afectaban al destino de millones de personas, y que luego tocaba corregir larga y dolorosamente.

Todo esto es Stalin. Creador de una superpotencia.

Los resultados de la obra de Stalin son de todos conocidos. En los primeros años del primer plan quinquenal, por ejemplo, fue duplicado el potencial industrial de nuestro país. La industria pesada pasó a ocupar el primer lugar. A la órbita del proceso productivo fueron atraídas las regiones más lejanas y atrasadas. Crecieron una multitud de nuevas ciudades y centros industriales. Los viejos centros sufrieron transformaciones radicales. A finales ya de los años treinta, se estaban construyendo en el país más de 6000 nuevas empresas. En 1937, los nuevos centros industriales suponían más del 80% de toda la producción industrial. A comienzos del tercer plan quinquenal, la industria comenzó a ser rentable.

Como resultado de la industrialización, comenzó a transformarse radicalmente la cultura del trabajo de millones de personas.

A mediados del primer quinquenio se acabó con el desempleo. A comienzos de los años 40 el 80% de la población estaba alfabetizada.

Cientos de miles de jóvenes, salidas de la clase obrera y campesina, pasaron por los institutos y centros de formación profesional.

Apareció una nueva intelectualidad.

A pesar de todas las dificultades que acarreó la colectivización agraria, resurgió y se alzó el campesinado ruso. Solo durante los años del segundo quinquenio, los Koljoses recibieron más de 500.000 tractores, alrededor de 124.000 cosechadoras y más de 140.000 camiones. Solo en el periodo de 1928 a 1932, cinco millones de campesinos dominaron el uso de la maquinaria agrícola. La gente del campo descubrió por primera vez lo que era el tiempo libre. Lo que significaba la posibilidad de estudiar, aumentar su nivel cultural, dedicarse a temas sociales.

A mediados de los años 30 el aumento del salario pasó a ser algo habitual.

El sistema de racionamiento pasó a ser un recuerdo del pasado. La creciente de manda de la gente en productos de alimentación era cada vez mejor satisfecha. Los logros de la cultura se pusieron al alcance de todos. Se crearon miles de bibliotecas, se construyeron nuevos teatros, se abrieron museos.

La Constitución de la URSS poniendo broche de oro a este proceso creador, por primera vez en la historia, proclamó un completo sistema de nuevos derechos socialistas: derecho al trabajo, al descanso, a la educación superior, a la jubilación. Nunca en ningún lugar un documento había proclamado derechos parecidos.

Todos estos jalones del desarrollo social de la época soviética producen en nuestros días una honda impresión. Los acontecimientos del pasado aparecen hoy como ejemplos claros, como faros del futuro, de un futuro por el que luchamos hoy los comunistas en Rusia.

Estos hechos nos enseñan a ser responsables. Tanto los comunistas como todas las fuerzas auténticamente democráticas rusas, están obligados a aceptar su responsabilidad por el destino del país.

El PCFR ya hace tiempo que declaró que asume su responsabilidad por el pasado, presente y futuro de nuestro gran país. Como decía Stalin:

“Puesto que hemos llegado al poder y hemos asumido la tarea de transformar el país, sobre la base del socialismo, respondemos y debemos responder por todo, por lo malo y por lo bueno”.

Los comunistas rusos asumimos esta responsabilidad

Y ante todo la responsabilidad y el reto de la restauración del sistema socialista en nuestro país. La restauración de la Unión Soviética. La recuperación de una vida digna para todos y cada uno. Por la recuperación del país en base a los principios de justicia, poder popular, legalidad y orden.
Es aquí donde la experiencia de la época de Stalin nos enseña mucho, de lo que debemos hacer precisamente los comunistas para la consecución de estos grandes objetivos.

La Herencia de Stalin

Como es lógico, a Stalin, como a cualquier otro personaje histórico no se le puede imitar. Stalin y su tiempo son irrepetibles. Es peligroso y perjudicial intentar simplemente copiar sus actuaciones. Es impensable adaptar mecánicamente las propuestas de Stalin y aplicarlas a la realidad de la vida contemporánea. Ha pasado mucho tiempo. El mundo es otro. Nuestro país tiene ahora que hacer frente en este cambio de milenio, a problemas desconocidos antes.

Hacer uso de la herencia de Stalin significa hoy no seguir ciegamente letra a letra el contenido de sus trabajos, el orden de sus actuaciones, sino comprender y utilizar aquella metodología, de la que el mismo se valía para acercarse a la experiencia de sus antecesores.

“No podemos exigir de los clásicos del marxismo, separados de nuestro tiempo en 45-55 años, que previesen todos y cada uno de los devaneos de la historia en cada país concreto y en un futuro lejano. Sería ridículo exigirles que desarrollasen para nosotros soluciones prefabricadas para hacer frente a cualquier problema teórico que pudiese aparecer en un país determinado dentro de 50-100 años, para poder permitirnos a los seguidores de esos mismos clásicos del marxismo, poder descansar tranquilos y masticar soluciones mágicas.

Pero lo que si podemos y debemos exigir de los marxistas-leninista s de nuestro tiempo, es que aprendan a interpretar la experiencia de los clásicos, a concretar sus fundamentos básicos, desarrollarlos y mejorarlos”.

Es así como lo veía Stalin. Es así como nosotros medio siglo después de su desaparición, no solo podemos, sino debemos actuar.

Escoger lo mejor de su experiencia, significa ser un abnegado patriota, un patriota práctico, defensor de las tradiciones populares, creador de lo nuevo y más necesario para nuestro país.

A Stalin le definía su entrega a la causa de la revolución y del socialismo. Todo su empeño estaba puesto en la construcción del estado soviético. Destacó por su firmeza en la defensa de los intereses nacionales en la arena internacional, por su talento militar. Poseía una voluntad de acero y una decisión inquebrantable de ver cumplidos sus objetivos, para lo que no dudaba en someter a todos sin compasión.

Stalin infundía el entusiasmo en los que le rodeaban, el deseo ardiente de avanzar, de superar todas las dificultades, de vencer. Se distinguía por su sentido de la disciplina, y la clara comprensión de su responsabilidad personal.

No es casualidad que Lenin lo tuviese en tan alta estima. A menudo para ocupar puestos de responsabilidad no veía capaz a ningún otro candidato “aparte del camarada Stalin”. Un ejemplo lo encontramos cuando se discutía sobre el Comisariado Popular de las Nacionalidades, y cuando se creó el “RABKRIN” (Inspección obrera y campesina): “Es una tarea gigantesca-señalaba Lenin-para saber como afrontarla, al frente debe haber una persona con autoridad, de otro modo fracasaremos, enfangados en pequeñas intrigas”.

Fue precisamente a propuesta de Lenin, que Stalin asumiese la secretaría general del CC del partido bolchevique en 1922.

La prueba del poder

Seguir el ejemplo de Stalin significa ante todo comprender su época, la esencia de las fuerzas sociales y políticas que interactuaban, la naturaleza del poder.

Es así como actuamos los comunistas de hoy, de la Rusia actual, cuando le decimos al pueblo que los órganos democrático- burgueses de poder creados en la última década no son sino un decorado, encargados de ocultar el férreo régimen autoritario que se ha impuesto en el país.

Cuando les explicamos, que a Rusia en la nueva distribución de fuerzas mundial, se le ha asignado el papel de donante de materias primas, con las que mantener el bienestar de esa pequeña parte de la población de la Tierra, de ese “anillo dorado” habitado por mil millones de personas, de los países desarrollados, que encabezan los EE.UU. y sus aliados de la OTAN.

Consideramos que al actual gobierno ruso, le es perfectamente aplicable la definición de gobiernos burgueses dada por Stalin: “… La composición del gobierno viene determinada y sus acciones controladas por las grandes corporaciones financieras. Todo el mundo sabe, que no hay ningún país capitalista donde se pueda formar gobierno contra la voluntad de los peces gordos, representantes de los grupos de presión económica: les basta con un poco de presión financiera y los ministros salen zumbando. Este es el control real de los bancos sobre los gobiernos, frente al control aparente de los parlamentos”. ¿Acaso no es este el retrato fiel de todos los gabinetes de ministros de la era de Yeltsin y Putin?

Por desgracia a la par de gobiernos como esos, podemos poner al parlamento ruso (Duma), que en su aspecto actual compone un todo orgánico con el gabinete de ministros. Solo podemos darle la razón a Stalin cuando escribía: “La Duma es un parlamento bastardo. De palabra podrá tener un peso decisivo, pero en realidad no es sino un órgano consultivo…” Es precisamente ese tipo de Duma el que el actual gobierno ruso pretende moldear, durante toda la etapa postsoviética.

Es precisamente a esta degeneración de parlamentarismo, a la que tozudamente nos oponemos.

Vemos una de nuestras tareas en hacer todo lo posible para convertir el parlamento en un órgano de resistencia al actual régimen antipopular.

Especial importancia en relación con esto tiene la elección de candidatos a diputados. La asunción de una responsabilidad real del diputado ante sus electores. El derecho de los ciudadanos a poder revocar a los parlamentarios que no cumplan sus promesas y el mandato de los electores.

Pensamos que es imprescindible luchar contra ese tipo de legislador, a los que furiosamente criticaba Stalin y que en nuestros días ya han tenido tiempo de provocar el desprecio del pueblo. Stalin decía:

“Mientras están en campaña electoral los diputados juegan con los electores, les hacen carantoñas, les juran fidelidad, les hacen un montón de promesas… una vez que han pasado las elecciones y los candidatos ya son diputados, las relaciones cambian de raíz…Hasta la nueva convocatoria de elecciones, el diputado se siente completamente libre, independiente del pueblo, de sus electores. Se puede convertir en un tránsfuga, puede pasar del camino correcto al incorrecto, puede tomar parte en todo tipo de maquinaciones innecesarias, puede dar todas las volteretas que quiera, porque es independiente ¿Podemos considerar estas relaciones normales? En ningún caso camaradas.” Como nos resulta esto familiar, a los que ejercemos como firme oposición a la actual élite del partido del poder.

De esta variedad de enfermedad parlamentaria, se contagian algunos de nuestros camaradas.

Algunos de ellos no han soportado la presión que ejercen los poderosos. No resistieron la tentación de una vida tranquila y cubierta en un país moribundo y arruinado y se pasaron el bando de los destructores. En situaciones parecidas intentamos hacerles ver la realidad, explicándoles, criticándoles. A algunos los tuvimos que expulsar del Partido y de nuestro grupo parlamentario.

Seamos realistas: Este tipo de comunista “laqueado” como los denominaba Stalin, seguirá apareciendo en nuestras filas. Tenía razón cuando aseguraba: “Aquí en Rusia también está teniendo lugar el proceso de decadencia de cierto tipo de literato y antiguo “jefe”. El proceso de agudiza en los periodos de crisis revolucionarias, y se ralentiza en los momentos de reunión de fuerzas, pero es algo que se ha dado siempre.”

Hoy la sociedad rusa se encamina hacia una nueva etapa de agudización de la crisis. Y tenemos que estar preparados para ver todos estos fenómenos y pérdidas, para asistir a cambios radicales en la vida del país.

Gente como esa una vez si y otra también, van a “refunfuñar, eludiendo la autocrítica. De nuevo esa maldita autocrítica, ese sacar afuera nuestros defectos. ¿Acaso no podemos vivir tranquilos?”

No, ni ellos pueden, ni nosotros podemos tener una vida tranquila.

El Partido debe luchar por cada comunista, por cada parlamentario, impidiendo que se dejen recubrir por ese barniz del que hablaba Stalin.

Haremos todo lo posible para no permitir en nuestras filas el espíritu del trotskismo, o lo que es lo mismo, los intentos de determinados activistas engreídos, que se sienten superiores, “superhombres, por encima del CC, de sus leyes, de sus decisiones, dando de este modo la excusa a determinada parte del partido de hacer un trabajo de desgaste que haga perder la confianza en ese mismo CC”. Este es el trabajo que están haciendo, con la bendición de las altas esferas del Kremlin, y cada vez más activamente. El poder hará todo lo que esté en su mano para crear, en el lenguaje de Stalin, una situación, “cuando un grupo de miembros del partido espera a lo órganos centrales del partido en un callejón, para sacar partido de las dificultades, para luego aparecer de repente de una esquina, tendernos una emboscada y golpearnos en la cabeza”.

No se le puede negar a Yosif Vissarionovich el talento para describir gráficamente una situación y caracterizar las acciones del contrario.

Los comunistas rusos harán todo lo posible para no llegar a situaciones como las descritas. Ya hemos aprendido desde las primeras etapas a reconocer los síntomas de semejante “enfermedad” y adoptar las medidas necesarias.

El legado político de Stalin

En adelante al partido, como a todo el país, le esperan las más serias pruebas. El PCFR esta preparado para la lucha por el poder. Contamos con todo lo necesario para esta tarea: cuadros, ideología, programa de acción, estructuras organizativas. Al mismo tiempo los comunistas rusos estamos lejos del “juego por la toma de poder” que criticaba Stalin, polemizando con Trotsky. El PCFR se enfrenta a la lucha por el poder, como se enfrenta al trabajo diario, dándose perfecta cuenta de las etapas y los métodos de lucha, de sus objetivos finales.

Y en este punto estamos obligados a dirigir nuestra atención sobre lo que se puede considerar legado político de Stalin.

En primer lugar, hablamos de la obligación de los comunistas de encabezar la lucha por la democracia. Nadie excepto nosotros lo va a hacer. Nadie está capacitado. “Antes la burguesía se permitía jugar a los liberales, defendía las libertades democrático-burguesa s y se creaba popularidad en el pueblo, – decía Stalin.- Ahora del liberalismo no ha quedado ni huella… ha sido pisoteado el principio de igualdad de la gente y de las naciones… la bandera de las libertades democrático-burguesa s ha sido arrojada por la borda. Pienso que esa bandera os tocará recogerla a vosotros, representantes de los partidos comunistas y democráticos, llevarla hacia delante, agrupando a su alrededor a la mayoría del pueblo…”

En segundo lugar está la defensa de los intereses de estado y nacionales de Rusia, la misión nacional-libertador a de los comunistas.

Antes la burguesía se consideraba la cabeza de la nación, defendían los derechos y de independencia de la nación, situándolos “por encima de todo”, subrayaba él ahora la burguesía vende los derechos y la independencia de la nación por dólares. La bandera de la independencia nacional y de la soberanía nacional ha sido arrojada por la borda. No cabe duda, de que esta bandera la habréis de levantar vosotros, representantes de los partidos comunistas y democráticos y llevarla hacia delante, si queréis ser patriotas de vuestro país si queréis ser la fuerza dirigente de la nación. Nadie más la levantará.

Unificar la lucha por la auténtica democracia y el poder popular con la idea nacional, con las tradiciones populares, con la lucha nacional libertadora esta es la tarea que nos dejó Stalin a nosotros los comunistas. Y esta es la tarea que tratamos hoy de decidir, situándonos a la vanguardia del más amplio movimiento paanotriótico, del único capaz de salvar a Rusia en esta hora de prueba mortal.

A los comunistas nos toca actuar en condiciones extremadamente complicadas. Los “coloretes” que de las libertades democráticas con el que se había maquillado el partido del poder, en su camino hacia la dirección del estado, hace tiempo que se ha borrado y ha desaparecido.

Ya no lo necesitan. Ha pasado a ser un obstáculo irritante. Un año más la sociedad rusa se balancea en la resbaladiza frontera de su caída definitiva en al autoritarismo, en ese estado, que hemos dado en llamar fascismo liberal.

Los intentos de aplastar o domesticar a la oposición, se suceden uno tras otro. La inventiva de los maestros del Kremlin en cuanto a provocaciones e intrigas rupturistas en las filas del PCFR, no conoce límites. Les envidiarían los más destacados intrigantes de épocas lejanas y no tan lejanas.

Y a pesar de todo el PCFR se afianza hoy como líder político y moral de la sociedad rusa. Se desarrolla el proceso del que hablaba Stalin, con su particular inclinación a trazar paralelismos históricos: “si antiguamente al cristianismo se le consideraba la tabla de salvación entre los esclavos oprimidos y explotados del vasto imperio romano, hoy todo parece indicar, que el socialismo puede servir (y ya ha comenzado a hacerlo) como bandera de liberación de las masas de multitud de estados coloniales del imperialismo” .

Rusia se ha convertido hoy en una colonia de la que extraer materias primas, para la que la perspectiva socialista, representa la única estrella guía hacia la salvación. Nuestro país ha sido y lo continúa siendo, la esperanza de los pueblos, contra los que la maquinaria de guerra americana y los actuales globalistas están prestos para desencadenar nuevas aventuras bélicas.
Los cuadros de nuevo deciden todo.

En el PCFR está entrando gente de lo más diversa. Hay jóvenes, científicos, representantes de la “clase media”, gente en la edad más activa. Nos rejuvenecemos, fortalecemos, renovamos.

Aprender a trabajar políticamente con los nuevos partidarios, atraerlos, oír su voz, es una de nuestras principales tareas. El partido debe ser para ellos, no solo el portador de las ideas justas.

Estamos obligados a resultar atractivos para los que nos rodean.

Necesitamos acercar a nuestras filas a la mayor cantidad posible de gente, no solo atraídas por motivaciones ideológicas elevadas, sino por la simple curiosidad vital.

Stalin explicaba: “en esta curiosidad del pueblo se encierra uno de los principales peligros para el poder: el curioso de hoy, mañana como manifestante reunirá a su alrededor a nuevos grupos de curiosos”

Hoy encontramos decenas de miles de curiosos en cada ciudad importante: Los comunistas deben aprender a estar juntos y unidos con la gente en cada asunto, por nimio que parezca. Tenemos que ser uno de los suyos para esa decisiva mayoría de la nación.

Solo así podremos hacer frente con la eficacia debida, a todo ese río de mentiras y descalificaciones que vomitan los medios de comunicación en nuestra dirección, a ese silencio sepulcral con el que dan cobertura a nuestras actividades y propuestas, en los principales medios, afectos al régimen.

Como es lógico no vamos a lograr todo esto de golpe. Son inevitables las equivocaciones, las derrotas y los errores de cálculo. Nuestros predecesores no se amilanaban ante las dificultades. “Estudiar, apretando los dientes, sin temor de que nuestros enemigos se ría de nosotros, de nuestra ignorancia, de nuestro retraso”. Otro consejo más de Stalin, que cogemos como munición.

Lo principal aquí no temer el descubrir y dejar a la luz nuestras debilidades. Apoyarse en la gente, “organizar valiéndonos de la crítica y la autocrítica de nuestras carencias, una amplia opinión pública del partido, de la clase obrera, un control moral alerta y vivo, cuya voz deberán acatar los responsables, si quieren seguir contando con la confianza del partido y la clase obrera”. Este consejo de Stalin es plenamente actual para nosotros. Especialmente en lo tocante a la política de cuadros.

Incluso la victoria en las elecciones y la creación de un gobierno que defendiese los intereses nacionales, no significaría que en la práctica habríamos tomado el poder, si ese poder no se encuentra respaldado por cuadros bien preparados.

Por unos cuadros capaces de darlo todo por Rusia. Nosotros con nuestros predecesores, debemos decir: Los cuadros deciden y decidirán todo.

“Necesitamos… especialistas en el metal, en la industria textil, en el sector energético, químico, agrícola, en el transporte, en el comercio, la contabilidad etc., etc. Necesitamos ahora grupos enteros, cientos, miles de nuevos cuadros, capaces de ser la cabeza visible en todos los campos del conocimiento. Sin esto no tiene sentido hablar de los tiempos de desarrollo de la construcción socialista de nuestro país.”

Debemos abordar sin demora la resolución de este problema, para que no nos coja de sorpresa en el futuro. Tanto más ahora que la campaña electoral nos ofrece la posibilidad de darnos a conocer ante un amplio círculo de personas.

En el filo de la política nacional

Y por supuesto la cuestión nacional, cuya alma es y será el problema ruso. Pues “…la cuestión nacional en épocas diferentes sirve a intereses distintos, y adquiere distintas particularidades, dependiendo de cuál sea la clase social y el momento en que la aborde.” En la Rusia actual el pueblo ruso no es solamente el pueblo conformador del estado. Es precisamente él, en su mayoría un pueblo proletario, compuesto por la clase trabajadora, la más expuesta a la explotación y humillación. Como defensor de las clases trabajadoras el PCFR, no puede no defender sus intereses como punta de lanza de su actividad.

El problema de las interrelaciones de Stalin con el pueblo ruso siempre fue clave en su herencia.

Es muy conocido el brindis que pronunció “¡por el pueblo ruso!” tras la victoria sobre la Alemania fascista. Si embargo representó la cima, y la culminación de una de las etapas, en el arduo y largo trabajo de Stalin por el resurgimiento del pueblo ruso como núcleo del estado Soviético. Este fue un trabajo muy complicado.

También podríamos traer a colación otro brindis, que recuerdan los testigos, pero que han olvidado los historiadores y publicistas, pronunciado en junio de 1933: “Brindemos por la nación soviética, por el maravilloso pueblo ruso”. Para decir esto en aquella época cuando en las influyentes esferas de la sociedad soviética se continuaba interpretando los conceptos “patria”, “patriotismo” como resto del “mundo de los fantasmas prerrevolucionarios del pasado”, se requería una gran valentía y perspicacia.
Stalin fue consecutivamente rompiendo las capas de rusofobia, que se habían formado, no solamente después de Octubre, sino en los dos siglos precedentes.

E hizo esto con el simbolismo que le caracterizaba. “En cierta ocasión dije a Lenin que el pueblo ruso era el mejor, el más soviético.”

Él no ocultaba el objetivo político de su trabajo. “En el pasado el pueblo ruso coleccionaba pueblos. Ahora también los ha comenzado a reunir”.

Creo que en más de una ocasión, en los tiempos duros, la gente sencilla de la destruida URSS se habrá acordado del “hermano mayor” ruso, ridiculizado, expulsado, insultado. De ese hermano, que de acuerdo con la política de la época de Stalin, utilizaba su posición de ventaja en la familia de las republicas soviéticas hermanas, iguales,… ante todo para ayudar a levantarse, a encaminar su desarrollo, a aquellos pueblos que más habían sufrido el yugo zarista, y que habían quedado más retrasados en el desarrollo económico y cultural.

¿Acaso ha caído en el olvido la predestinación histórica de los rusos?

No lo creo. El estado unificado, creado por Stalin, resurgirá. Y renacerá entorno a la nación rusa.

Ese momento ha llegado. Y nosotros comunistas de Rusia, decimos abiertamente: no será feliz, igual en derechos, el pueblo ruso. No habrá justicia ni igualdad ni felicidad para ninguno de los pueblos de Rusia. El renacimiento del espíritu ruso en la política estatal, es mérito histórico de Stalin.

*****
Yosif Visarionovich Stalin entregó sin reservas a nuestro estado todo su enorme talento, su energía inagotable, su gigantesca fuerza de voluntad. Bajo su mando el país de los Soviets se convirtió en una potencia mundial. Logró una gran victoria. Stalin creía en nuestro pueblo. Y el pueblo creía en él.

Estuvo dispuesto a realizar un trabajo creador y sacrificado en aras de un futuro feliz. Con Stalin nuestra gente sintió su fuerza, creyeron en sus posibilidades, demostraron una capacidad única de alcanzar los más altos objetivos, con un paso victorioso. Nosotros podemos y debemos servirnos de su herencia, aplicarla a nuestros días y a nuestras tareas actuales.

  • Secretario General del CC del PCFR

La hora de la verdad para EEUU

La hora de la verdad para EEUU

Por supuesto, no hay alegría al comprobar que los precios de las acciones se vienen abajo como resultado de la explosión de las hipotecas no pagadas. Pero eso era muy predecible, como lo son las posibles consecuencias tanto para los millones de estadounidenses que se enfrentarán a problemas financieros como para la economía global.

Todo se remonta a la recesión de 2001. Con el apoyo del presidente de la Reserva Federal, Alan Greenspan, el presidente George W. Bush impulsó un recorte fiscal diseñado para beneficiar a los estadounidenses más ricos, pero no para sacar a la economía de la recesión que vino después de que se reventara la burbuja de Internet. Ante ese error, la Reserva no tenía muchas opciones si deseaba cumplir su mandato de conservar el crecimiento y el empleo: tenía que rebajar los intereses, cosa que hizo de una forma sin precedentes –hasta llegar a 1 por ciento–.

Funcionó, pero de una manera fundamentalmente distinta a como funciona normalmente la política monetaria. Generalmente, las tasas de interés bajas hacen que las empresas pidan más préstamos para invertir, y el crecimiento del endeudamiento se ve igualado con activos más productivos.

Pero dado que el exceso de inversión de los años noventa fue parte del problema que provocó la recesión, las tasas de interés reducidas no estimularon una gran inversión. La economía creció, pero principalmente debido a que las familias estadounidenses decidieron endeudarse más para refinanciar sus hipotecas y gastar parte del excedente. Y, mientras los precios de las viviendas aumentaron como resultado de las tasas de interés más bajas, los estadounidenses pudieron ignorar su endeudamiento creciente.

De hecho, ni siquiera eso estimuló lo suficiente a la economía. Para lograr que más personas pidieran préstamos, se redujeron las condiciones de los créditos, lo que promovió el crecimiento de las llamadas hipotecas basura. Además, se inventaron nuevos productos que rebajaron los montos de los enganches, lo que facilitó a las personas solicitar hipotecas mayores.

Algunas hipotecas incluso tenían amortización negativa: los pagos no alcanzaban a cubrir los intereses, de forma que cada mes la deuda crecía más. Las hipotecas fijas, a tasas de interés del 6 por ciento, fueron sustituidas por hipotecas de tasa variable, cuyos intereses estaban ligados a las letras del Tesoro de corto plazo. Las llamadas “tasas señuelo” permitían pagos aun más bajos durante los primeros años. Eran señuelos porque partían del hecho de que muchos deudores no eran sofisticados financieramente, y no entendían en realidad en lo que se estaban metiendo.

Y Alan Greenspan los alentó a que se arriesgaran promoviendo estas hipotecas de interés variable.

El 23 de febrero de 2004, señaló que “en la última década, muchos propietarios de viviendas podrían haberse ahorrado miles de dólares si hubieran contratado hipotecas de tasa variable en lugar de hipotecas de tasa fija”. Pero, ¿esperaba realmente Greenspan que las tasas de interés se mantuvieran permanentemente al 1 por ciento –una tasa de interés real negativa–? ¿No pensó qué les sucedería a los estadounidenses pobres con hipotecas de tasa variable si los intereses se elevaban, como era casi seguro que lo harían?

Por supuesto, la conducta de Greenspan significó que durante su administración la economía tuvo un mejor desempeño del que habría tenido de otra forma. Pero solo era cuestión de tiempo antes de que ese desempeño se hiciera insostenible.

Afortunadamente, la mayoría de los estadounidenses no siguieron el consejo de Greenspan de cambiar a hipotecas de tasa variable. Pero aun cuando las tasas de interés a corto plazo comenzaron a aumentar, la hora de la verdad se pospuso, ya que los nuevos deudores podían obtener hipotecas de tasa fija con intereses que no estaban aumentando. Sorprendentemente, cuando las tasas de interés a corto plazo aumentaron, las de plazo medio y largo no lo hicieron, algo que resultó enigmático. Una hipótesis es que los bancos centrales extranjeros que estaban acumulando billones de dólares finalmente se dieron cuenta de que era probable que seguirían teniendo esas reservas durante años y que podían situar al menos parte del dinero a mediano plazo en bonos del Tesoro de Estados Unidos que dieran (inicialmente) dividendos mucho mayores que los de las letras del Tesoro.

La burbuja de los precios de la vivienda finalmente se reventó y, con la caída de los precios, algunas personas se han encontrado con que sus hipotecas son superiores al valor de sus casas. Otros descubrieron que, con el aumento de los intereses, sencillamente ya no podían hacer sus pagos.

Demasiados estadounidenses no crearon un colchón en sus presupuestos y las compañías hipotecarias, concentradas en los derechos que generaban las nuevas hipotecas, no los instaron a que lo hicieran.

Así como fue predecible el colapso de la burbuja inmobiliaria, también lo son sus consecuencias: la construcción de viviendas y los precios de las existentes están disminuyendo y los inventarios están aumentando. Según algunos cálculos, más de dos terceras partes del aumento de la producción y el empleo en los últimos seis años han estado relacionadas con los bienes raíces, lo que refleja tanto las nuevas viviendas como los créditos obtenidos con viviendas como garantía para utilizarlos en excesos de consumo.

La burbuja inmobiliaria indujo a los estadounidenses a vivir con más de lo que tenían –el ahorro neto ha sido negativo desde hace un par de años–. Al apagarse este motor del crecimiento, es difícil imaginar que la economía estadounidense no sufra una desaceleración. Un regreso a la salud fiscal será bueno a largo plazo, pero reducirá la demanda agregada en el corto plazo.

Hay un viejo adagio que dice que los errores de las personas perduran mucho después de que ellas ya no están. Eso es muy cierto en el caso de Greenspan. En el de Bush, estamos empezando a sentir las consecuencias incluso antes de que se vaya.

Traducción: Kena Nequiz

Joseph Stiglitz es premio Nóbel de Economía. Su último libro es Making Globalization Work (“Cómo hacer que funcione la mundialización”).