El Partido Comunista de Irán

El Partido Comunista de Irán

El nacimiento del movimiento y las ideas comunistas en Irán, en un sentido literal, comenzó en Rusia, antes de la revolución de 1917 en los campos petrolíferos de Bakú. El régimen zarista empleaba a miles de trabajadores inmigrantes iraníes, en Rusia trabajaban junto a los trabajadores rusos, azeris y armenios, y allí entraron en contacto con la propaganda y agitación bolchevique. Estos trabajadores jugaron un papel significativo en el desarrollo del Partido Comunista de Irán. Casi el cincuenta por ciento de los trabajadores de los campos petrolíferos de Bakú eran iraníes, la mayoría estaban en contacto con los bolcheviques que trabajaban en los sindicatos de los trabajadores del petróleo. Las cifras oficiales demuestran que en 1911 llegaron a Rusia 190.000 trabajadores procedentes de Irán, y es mismo año regresaron a su hogar 160.000. Pero las cifras no oficiales dicen que cada año emigraban a Rusia más de 300.000 trabajadores. Estos trabajadores procedían principalmente de Azerbaiján y Gilan, pero también provenían de otras zonas de Irán. Los trabajadores iraníes también estaban influenciados por los bolcheviques que de vez en cuando regresaban a Irán, y con ellos llevaban la tradición e ideas de los marxistas rusos. Por primera vez en la historia de Irán coreaban la famosa consigna del Manifiesto Comunista: kargaran-e-Jahan Mottahad Shaweed (proletarios del mundo unios).

Los revolucionarios iraníes participaron desde el principio en las actividades del Partido Socialdemócrata Obrero Ruso. Cuando comenzó a publicarse Iskra (La chispa) en diciembre de 1900, los revolucionarios iraníes solían llevar copias a Bakú a través de Persia. A estos revolucionarios se les conocía como socialdemócratas. Krupskaya en cierta ocasión escribió a Torkhan para preguntarle si podría enviar Iskra a Rusia a través de Tabriz. En una carta a L. Y. Galperin, Lenin también escribía acerca de un nuevo envío a Persia vía Viena, según él se trataba de un experimento reciente, así que era “prematuro hablar de fracaso; y podría ser un éxito”. En la primavera de 1901, Galperin estaba a cargo del envío de Iskra a Bakú (por los socialdemócratas). Organizó el Comité de Bakú del PSDOR, la función de este comité era dirigir una imprenta secreta y transportar el material ilegal desde el extranjero, para su posterior distribución dentro de Rusia.

Muchos bolcheviques participaron en el movimiento Mashrutiat (constitucional) entre 1905 y 1911, y muchos perdieron la vida junto a los revolucionarios iraníes. Gartovk — el embajador del zar en Irán— , escribió al gobierno ruso el 2 de octubre de 1908, decía que el comandante de artillería Sattar Khan (el dirigente de la rebelión Tabriz) era un marinero del famoso acorazado Potemkin que había huido a Rumania, después regresó a Irán y allí se unió a los revolucionarios. El embajador decía además que los revolucionarios rusos enviaban la propaganda revolucionaria desde Tabriz.

En esa época se tradujeron algunos capítulos del Manifiesto Comunista al persa, cuando en 1909 un grupo de revolucionarios rusos encabezado por Sergo Orkonikidze llegó a Irán para llevar adelante la actividad revolucionaria. Su esposa describe esta época en su libro The path of the bolsheviks. El propio Lenin estaba en contacto con algunos bolcheviques transcaucasianos, que se encontraban en Irán durante el período de reacción que siguió a la derrota de la revolución de 1905. Los bolcheviques transcaucasianos jugaron un papel importante en la extensión de las ideas del marxismo en Irán, durante el movimiento Constitucional contra la dinastía qajar.

Al principio el movimiento socialdemócrata iraní estuvo dominado, no por el marxismo, sino por tendencias afines al narodismo ruso. Alan Woods en su libro Bolshevism, the road to revolution escribe lo siguiente: “Los narodniks estaban motivados por el voluntarismo revolucionario, pensaban que el éxito de la revolución estaría garantizado sólo con la voluntad de hierro y la determinación de un pequeño grupo de hombres y mujeres. El factor subjetivo es decisivo en la historia humana. Carlos Marx explicó que los hombres y las mujeres hacen su propia historia, pero añadió algo más, y es que no la hacen fuera del contexto social y de las relaciones económicas establecidas”.

El terrorismo es básicamente una tendencia pequeño burguesa, completamente ajena a la tradición de la clase obrera. El movimiento recurrió a estos métodos en sus primeros años de vida, y reflejaba que la lucha se encontraba en una fase subdesarrollada. Era el resultado directo del bajo nivel de desarrollo socioeconómico de Irán. El atraso y el lento desarrollo de las fuerzas productivas, se reflejaban en una estructura de clase poco desarrollada de la sociedad iraní, y en un momento en que la clase obrera todavía estaba en su infancia. Para los jóvenes estudiantes progresistas e intelectuales, parecía que la historia se encontraba en una situación de total estancamiento. Su impaciencia les llevó a pensar que no había otra salida a la crisis de la sociedad excepto con las bombas y las armas. Aunque esta idea era incorrecta, incluso en ese momento al menos era comprensible, porque el modo capitalista de producción estaba aún en su fase primitiva de desarrollo. Los estudiantes se basaban en el descontento del campesinado. Este último estaba realmente oprimido, era presa del latifundismo feudal y ocasionalmente lanzaba ataques desesperados contra los señores feudales y la nobleza. Pero el atraso de las masas campesinas, su ignorancia y analfabetismo, la dispersión y naturaleza desorganizada del campesinado, hacía que, por sí mismo, no pudiera ofrecer una salida.

Estos primeros revolucionarios eran valientes, honestos y se dedicaron a la causa de la libertad. Pensaban que con esos métodos podrían cambiar la sociedad y poner fin a la opresión y la explotación. Pero a pesar de su coraje, carecían de la comprensión teórica necesaria para dirigir la revolución. Gastaron mucho tiempo en discutir como asesinarían al Shah, a los odiados aristócratas y a los señores feudales. En una ocasión enviaron un paquete al gobernador de Marand en nombre de unos íntimos amigos que vivían en el campo. Cuando el gobernador abrió el regalo, la bomba explotó y murió asesinado. Pero lo normal es que no tuvieran éxito.

El objetivo de estos jóvenes era sobre todo los oficiales y los gobernantes despóticos. La mayor parte de su actividad organizativa giraba alrededor de actos de terrorismo individual contra los terratenientes feudales y miembros de la nobleza. Durante un tiempo consiguieron que los oficiales del gobierno vivieran en un constante estado de pánico. Entre los revolucionarios destacaba la figura de Hyder Khan Amougly, quien, cumpliendo órdenes del Consejo Revolucionario Central, intentó asesinar al rey Mohd Ali Shah. El 15 de febrero de 1908, después de fracasar en el primer intento, lo intentó una vez más, colocó una bomba debajo de la tribuna donde el rey y sus oficiales iban a sentarse. Pero el segundo intento tuvo la misma suerte que el primero.

Aunque lo hubieran conseguido, estos actos no conseguían debilitar al régimen, y menos aún derrocarlo. El gran error de los terroristas es imaginar que el estado se basa en individuos. Pero ese no es el caso. Un gobernador reaccionario es sustituido por otro, y el estado se refuerza con nuevas medidas y fuerzas represivas. A la monarquía iraní no se la podía derrocar con bombas, sino con el movimiento revolucionario de las masas. Los métodos primitivos del terrorismo individual — como ya hemos dicho— , correspondían a las relaciones de clase que existían en Irán en aquella época. Los revolucionarios consiguieron tener una base entre la juventud, el campesinado y entre las tribus débiles y oprimidas. Se dedicaban a la causa de los pobres, iban a los pueblos a trabajar con el campesinado, e intentaban atraerles a la lucha, pero — como les ocurrió antes que ellos a los Narodniks rusos— no consiguieron una respuesta seria. La falta de avances con frecuencia les hacía sentirse frustrados.

En la medida en que intentaban conseguir una base entre las masas, realmente no eran terroristas. En realidad, buscaban una salida al sistema mediante a través de medios revolucionarios. No se parecían a los terroristas de hoy en día que juegan un papel totalmente negativo en la lucha revolucionaria. Ahora, cuando el poder del proletariado es evidente para todos, y cuando nadie discute seriamente el papel dirigente de la clase obrera en la revolución, éstos intentan arrastrar al movimiento a su prehistoria, recurren al método del terrorismo individual que Lenin y todos los marxistas rusos condenaron. Estos métodos sólo crean confusión, debilitan el movimiento revolucionario y debilitan la conciencia del proletariado, mientras que fortalecen a la reacción y al aparato del estado contra el que pretenden luchar. Estos métodos no hacen avanzar la causa de la revolución socialista y la clase obrera, sino todo lo contrario, ayudan a los agentes y mercenarios de los imperialistas a prolongar su gobierno gracias al sabotaje de los movimientos de la clase obrera porque los apartan del verdadero camino de la lucha revolucionaria.

Estos métodos primitivos y anticuados de lucha eran sólo una fase transitoria que después se quedaron obsoletos, una vez que los trabajadores entraron en la arena política. Uno de los primeros ejemplos fue el movimiento de los tipógrafos y los trabajadores de la fábrica de cuero de Teherán, éstos lanzaron un ultimátum a los majilis, si no aceptaban sus reivindicaciones dejarían de trabajar. El gobierno reaccionó a esta amenaza con una campaña de represión contra los trabajadores, y estos respondieron con la huelga. Esta fue la primera huelga de trabajadores de la historia de Irán, y la primera huelga que consiguió reducir la jornada laboral de 14 a 10 horas diarias. Por primera experimentaron cómo se puede conseguir el poder con la acción conjunta de la clase obrera. El impacto de la huelga fue tan grande, que en todos los círculos revolucionarios los debates comenzaban con la discusión del papel y el potencial de los trabajadores. Esta huelga cambió la actitud de todos los revolucionarios serios. Según crecía la fortaleza y cohesión de la clase obrera, y en la medida que su papel social era cada vez más evidente, los viejos revolucionarios cambiaron sus antiguos métodos de lucha, y comenzaron a mirar seriamente a los trabajadores.

En este período aparecieron varios periódicos y se comenzó a publicar artículos sobre el marxismo. El estudiante soviético Ivanov, ha descubierto varias polémicas entre los revolucionarios iraníes con Kautsky y Plejanov. Según estos documentos, el 16 de octubre de 1908, se celebró una reunión en la que un grupo de socialdemócratas expresó la opinión de que Irán había alcanzado la etapa del capitalismo. En su opinión, los revolucionarios no deberían dar ningún apoyo a la burguesía, quien sólo quería explotar la situación en su propio beneficio, como ocurrió en la Revolución Francesa. La burguesía era incapaz de jugar un papel progresista, y sería un freno para el movimiento de la clase obrera y la revolución.

Existían muchas tendencias diferentes dentro del grupo Hemmat (“Ambición”), este grupo fue formado por exiliados iraníes en Bakú en 1904, coordinados con el Partido Obrero Socialdemócrata Ruso (PSODR). El grupo Hemmat participó activamente en el movimiento Mashrutiat (“constitucional”) en Irán. Este grupo sufrió muchas escisiones, y uno de los grupos escindidos formó el grupo Mujahideen (Luchador). Las principales reivindicaciones de este grupo eran la formación de un majilis (parlamento), el derecho al voto, libertad de prensa y distribución de la tierra. En 1916, comenzaron a colaborar con el Partido Bolchevique. Los viejos exiliados iraníes, junto con los Mujahideen formaron el Hezb-e-adalat (“Partido de la Justicia”), que se convertiría en la columba vertebral del futuro Partido Comunista de Irán. Un año después, ocurrió un acontecimiento que cambió todo el curso de la historia mundial.

La Revolución de Octubre de 1917 en Rusia fue una fuente de inspiración para Irán. Los revolucionarios iraníes cumplieron con su deber proletario internacional, lucharon en las filas de la clase obrera mundial contra las fuerzas contrarrevolucionarias durante la guerra civil en la Unión Soviética. Entre 1907 y 1915 el zar y el imperialismo británico firmaron dos pactos secretos, en ellos se recogía la división de Irán en dos esferas de influencia. La revolución de octubre publicó inmediatamente los tratados secretos y renunció a la política expansionista colonial del zar. Irán fue el primer ejemplo de la cruel política colonial que del zarismo ruso en colaboración con las “democracias occidentales”. La revolución de octubre se convirtió en un baluarte contra todo tipo de opresión nacional. Por primera vez en la historia moderna, las nacionalidades oprimidas encontraron un firme protector en el estado obrero dirigido por Lenin y Trotsky. Inspiradas por la revolución de octubre, las masas iraníes incluso compusieron canciones revolucionarias como khosh khabar badai nasim shomal keh bema mirasad zaman vesal (“Con el viento del norte nos llega una nueva alegría, y ésta nos alcanzará para formar una mezcla de dos corazones amables”).

La inspiración y la energía que las masas iraníes consiguieron con la revolución de octubre también encontró una expresión más práctica, en varias insurrecciones. Después de la guerra Irán era un estado muy inestable. En abril de 1920, los revolucionarios de Azerbaiján formaron su propio gobierno nacional; más tarde en Gilan y Khorasan estallaron insurrecciones contra el régimen débil, inestable y frágil de Teherán. Los insurgentes crearon sus propias repúblicas independientes. En las ciudades, la población, radicalizada por la experiencia de la ocupación extranjera y la victoria de la Revolución de 1917 en Rusia, también se encontraban en estado de fermento revolucionario. La clase obrera industrial, encabezó una nueva oleada de luchas en las principales ciudades. En 1921 los sindicatos sólo en la industria del petróleo contaban con 20.000 afiliados. En noviembre de 1921 el movimiento obrero había conseguido tanta fuerza que, con la ayuda del recién formado Partido Comunista de Irán, formaron el Consejo Central Sindical que se afilió a la Internacional Sindical Roja formada por la Internacional Comunista. En 1921, los impresores, los trabajadores de correos, profesores, trabajadores del petróleo y estibadores se declararon en huelga. A pesar del pequeño tamaño de la clase obrera el nivel de lucha era inmenso. Los huelguistas enviaron el siguiente mensaje revolucionario a Trotsky:

“El Consejo Revolucionario para la Guerra del Ejército Rojo persa, organizado por la decisión de los Consejos de Comisarios del Pueblo de Persia, envía sus saludos revolucionarios al Ejército Rojo y a la Armada Roja. Después de pasar grandes apuros, sufrimientos y todo tipo de privaciones, hemos conseguido aplastar nuestra contrarrevolución interna que era un agente del imperialismo. Por voluntad de las masas, se organizó el Ejército Rojo de Persia con el objetivo de poner fin a la esclavización del pueblo persa”.

El mensaje termina con la siguiente frase: “¡Larga vida a la fraternal unión del Ejército Rojo ruso y el joven Ejército Rojo persa!” El mensaje estaba firmado por el presidente del Consejo Revolucionario para la Guerra — Mirza Kuchk Khan— , el comandante de las fuerzas armadas — Ehsan Ullah— y el miembro del Consejo Revolucionario para la Guerra — Muzaffar Zadeh— . Trotsky al recibir este mensaje afirmó que el Ejército Rojo persa “ha llenado de regocijo nuestros corazones”.

Se formó el partido Adalat y comenzó a editar dos periódicos, Hormat (“Respeto” en persa), y Yoldash (“Compañero” en azerbaijano). A finales de 1919, algunos destacados revolucionarios de este grupo se unieron con otra organización revolucionaria, El tren del Oriente rojo, muy cercana a los bolcheviques y que luchaba contra la contrarrevolución en Asia Central. El Partido Comunista de Irán se formó en junio de 1920, al principio existían diferencias de opinión entre sus militantes. Algunos defendían la línea de los bolcheviques, mientras que otros defendían la línea de los viejos bolcheviques, las ideas anteriores a la Tesis de abril de Lenin. Otros, todavía mantenían una posición menchevique. Estas diferencias salieron a la superficie en el Congreso de los Pueblos de Oriente, celebrado en Bakú en 1920, en él participaron 204 delegados. La delegación iraní mantuvo varias reuniones para discutir los problemas de la revolución, pero no llegaron a una conclusión clara.

La derrota de la República Soviética de Gilan causó frustración y confusión, y empezaron a culparse mutuamente. Debido a las diferencias internas, el partido eligió dos comités centrales. Esta situación era insostenible. El 25 de enero de 1922, el Partido Comunista de Irán celebró una reunión con los representantes de la Comintern, probablemente debido a la insistencia de Lenin. Antes, el Comité Central del partido escribió muchas cartas a Lenin con relación a la situación en Irán y la postura del partido. Al final de la reunión, se rechazó la existencia de dos comités centrales en el partido, para mantener la unidad era necesario organizar un solo comité central unido, formado por veinte personas. Los antiguos comités locales y el comité central se disolvieron. Al final se decidió convocar el siguiente pleno del Comité Central para el 1 de mayo de 1922.

Sin embargo, en esta reunión no se solucionaron las diferencias en perspectivas y métodos. En esa época surgieron varios periódicos y revistas con diferentes opiniones políticas. Entre ellos se encontraban: Kommunist (“El comunista”), Enkelabee—Sorkh (“Revolución roja”), Haqeqat (“La verdad”), Kar (“El trabajo”), Reykan (“La flecha”), Khalq (“El pueblo”), Javagheh (“La chispa”), Peyak (“El embajador”), Nassihat (“El consejo”), Edalat (“Justicia”), Iran-e-Sorkh (“Irán rojo”), Eqhtesadeh Iran (“Economía iraní”), Peykar (“lucha”), Nohzat (“El movimiento”), Satareh Sorkh (“La estrella roja”), etc.,

El Partido Comunista de Irán en las décadas posteriores a su formación en junio de 1920, dio muchos giros políticos. Estas décadas estuvieron marcadas por los acontecimientos históricos más importantes en la historia de Irán: el ascenso y la caída de la República Soviética de Gilan, el colapso de la dinastía qajar y la formación de una nueva dinastía despótica — los pahalavi— , la militancia de las masas urbanas — sobre todo la clase obrera— , las oleadas huelguísticas etc., El Partido Comunista de Irán era muy activo; comenzó a trabajar entre las mujeres y formaron varias organizaciones, como la Sociedad para la evolución, El despertar de la mujer y Mujeres patrióticas. Estas organizaciones no sólo educaban a las mujeres, también les proporcionaba conocimiento técnico para las industrias artesanas. El partido también tenía una sección cultural que jugó un papel importante en hacer llegar de forma sencilla las ideas a las masas. Las comedias y los dramas ayudaron de forma importante al desarrollo de la organización entre amplias capas de las masas. Las más populares y famosas fueron Shah Abbas Darbaray Mobaraza, Enkalab-e-Murdom-e-Tabraiz y Nadir Shah Afshar.

En el sexto y séptimo congresos de la Comintern (febrero de 1926 y noviembre-diciembre de 1926), el secretario general del Partido Comunista de Irán pidió ayuda a la Comintern para tratar la crisis interna del partido iraní. En el pleno del Comité Ejecutivo de la Comintern — una reunión especial convocada para discutir los problemas del partido iraní y las perspectivas— se decidió que en el siguiente congreso (segundo), a convocar en septiembre de 1927, discutirían más la cuestión. En septiembre de 1927, se convocó en la clandestinidad el segundo congreso del Partido Comunista de Irán. Participaron veinte delegados, y en el orden del día estaba la situación internacional, la caracterización del régimen de Reza Khan, la cuestión nacional, los problemas organizativos, las constitución del Partido Comunista de Irán, la actividad del Komsomol y el trabajo en el frente de la mujer.

El tema más importante en el orden del día fue la caracterización de Reza Khan, proclamado rey el 12 de diciembre de 1925 con la recién establecida dinastía pahalavi. Esta cuestión se convertiría en el eje central de los conflictos en el partido, existían diferentes posiciones, algunos defendían que el golpe de estado de Reza Khan representaba la abolición del feudalismo y el dominio de la burguesía, mientras que otros sostenían que el golpe era una revolución palaciega y que no afectaba a las relaciones de propiedad. Otros defendían que para luchar contra el imperialismo, el partido debería aliarse con Reza Khan, mientras que otro sector le caracterizaban como un agente imperialista.

Una vez más el partido no llegó a una conclusión y las diferencias dentro de la organización continuaron. La verdadera situación es que después de la revolución de octubre en Rusia, la crisis de la dinastía qajar había alcanzo su punto crítico. Había una división por arriba entre la monarquía, la nobleza y el sector aristocrático de la burocracia, que era la columna vertebral del gobierno central. Eran maestros en el arte de la conspiración y la intriga ambos elementos inseparables de la política tribal. Por otro lado, el ejército estaba dividido, y estallaron insurrecciones de las nacionalidades oprimidas. Los trabajadores estaban enfurecidos por la presencia de tropas extranjeras y estaban influenciados por el impacto de la Revolución de Octubre.

Muhammad Reza Shah Pahalvi, en su autobiografía aporta información interesante sobre la situación de la época. En ella explica que los soldados no recibían regularmente sus salarios porque el gobierno era demasiado débil para recaudar impuestos. Un día, cuando el secretario de exteriores era el anfitrión en una cena para visitantes extranjeros, se encontró que no había fondos disponibles, y tuvo que comprar en el bazar y pedir prestado dinero para pagar el banquete. La desintegración social y económica minaba el tejido social. En Teherán, la población no podía salir por la noche por temor a los asaltos, las famosas carreteras de Irán estaban tan deterioradas que para ir desde Teherán a Meshad había que viajar a través de Rusia, y para viajar de Teherán a Khuzistán había que ir por Turquía e Irak.

Reza Khan, que era un oficial del ejército, maniobró entre diferentes unidades del ejército para conseguir apoyo, y por último, dio un golpe de estado el 21 de febrero de 1921. De una forma totalmente bonapartista para tomar el poder se balanceó entre las diferentes clases y entre los sectores en conflicto. Al principio, se apoyó en los bazaaris y les defendía frente a las mercancías extranjeras, también consiguió el apoyo de los nacionalistas y trabajadores. Pero según se consolidaba en el poder, lanzó un ataque contra los trabajadores y el Partido Comunista.

Después de 1928, los trabajadores participaron en una nueva oleada de lucha. El 4 de mayo de 1929 los trabajadores de las refinerías de petróleo se reunieron para decidir sus reivindicaciones económicas, y participaron en una manifestación contra la política del gobierno. Gritaron consignas contra el régimen y exigían la dimisión del gobierno. Otros trabajadores industriales se unieron a la manifestación con un entusiasmo revolucionario. El ejército atacó brutalmente con sus espadas a los trabajadores, éstos respondieron con palos y ladrillos. Arrestaron a muchos trabajadores y el movimiento se extendió a otras ciudades. En Abdan, se celebró una manifestación con 20.000 trabajadores para protestar contra el brutal ataque del ejército a los trabajadores. La situación duró tres meses. Más de trescientos trabajadores fueron arrestados, y al final el gobierno tuvo que ceder. En 1931 los trabajadores volvieron a protagonizar una gran huelga, en esta ocasión en Vatan, una fábrica textil de Isfahan donde los trabajadores obligaron a la dirección a subir el salario un 40% y aceptar la reducción de la jornada laboral de 12 a 9 horas diarias.

En ese período el Partido Comunista de Irán consiguió considerables progresos en varias regiones. Pero las diferencias políticas y los problemas ideológicos seguían sin resolver. Mientras tanto, los acontecimientos en Rusia dieron un giro brusco que afectó a todos los partidos comunistas del mundo. Para derrotar a Trotsky y a la Oposición de Izquierdas, Stalin se basó en la sección derechista del Partido Comunista Ruso. Esto llevó al ascenso de los kulaks (campesinos ricos) que en 1928 amenazaban al propio estado soviético. En su libro Rusia de la revolución a la contrarrevolución, Ted Grant explica como Stalin se quemó los dedos por su intento de basarse en los elementos capitalistas en Rusia (los kulaks y los nepistas). Esto también afectó a la política exterior y al trabajo de la Internacional Comunista. En China, el intento de conciliación con la burguesía nacional llevó a subordinar el Partido Comunista a Chiang Kai-Shek y el Kuomintang, con resultados catastróficos. En Gran Bretaña, el intento de conciliación con la burocracia sindical, llevó a la derrota de la huelga general y al hundimiento del Partido Comunista Británico. Después de todo esto, Stalin dio otro giro radical a la Comintern en la dirección contraria. Un viraje a la “izquierda” que rápidamente adoptaron todas las secciones de la Comintern, Ted Grant escribe lo siguiente:

“Violando los estatutos de la Internacional, no se había celebrado ningún congreso en cuatro años. Se convocó uno en 1928, que introdujo oficialmente el programa del socialismo en un solo país en el programa de la Internacional Comunista. También proclamó el fin de la estabilidad capitalista y el inicio de lo que se denominó el tercer período. A diferencia del período de levantamientos revolucionarios que siguió a 1917 (el primer período) y el de relativa estabilidad capitalista después de 1923 (el segundo período), este llamado tercer período supuestamente iba a anunciar el colapso del capitalismo mundial. Al mismo tiempo, la socialdemocracia, según la famosa teoría de Stalin (hoy muerta y enterrada), supuestamente se había transformado en socialfascismo”.

Este giro de la Internacional Comunista afectó directamente al partido iraní. En el sexto congreso de la Comintern, celebrado en julio y agosto de 1928 en Moscú, de nuevo surgieron las diferencias internas del Partido Comunista de Irán. Hasta ese período el partido había estaba dominado por la línea derechista, pero ahora de repente adoptaron una posición ultraizquierdista, en la línea de los últimos zigzag de sus maestros estalinistas en Moscú. Esto no ocurrió sólo con el Partido Comunista Iraní, sino en todo el mundo. Durante varios años, todos los partidos comunistas siguieron esta locura ultraizquierdista, que dividió a la poderosa clase obrera alemana, y llevó directamente a la victoria de Hitler en 1933.

De la noche a la mañana, el Partido Comunista de Irán pasó de una posición derechista que se concretaba en su apoyo a Reza Khan Pahalavi, a una postura ultraizquierdista. El Partido luchaba contra todas las fuerzas democráticas y decía que no había diferencia entre la democracia y el fascismo. Esto tuvo unos efectos desastrosos. El aumento de la militancia entre el movimiento obrero se cortó repentinamente debido al aventurerismo del PC. Los numerosos desatinos cometidos por el partido, fruto de esta política incorrecta, sentaron los bases para el régimen represivo del dictador reza Khan. El régimen consiguió fácilmente que los majilis el 1 de junio de 1931, aprobaran el Acta anticomunista. Prohibió el Partido Comunista y comenzó una campaña de ejecuciones dirigidas contra los trabajadores del partido y los activistas sindicales. Ejecutó a los mejores jóvenes y trabajadores, y a los mejores poetas revolucionarios. Arrestó a más de dos mil trabajadores.

Después de esta derrota y la represión, la base del partido estaba dominaba por la desesperación y la frustración. Muchos trabajadores abandonaron el partido, y éste una vez más se quedó aislado. El partido pasó a la clandestinidad y su base estaba formada principalmente por intelectuales y círculos estudiantiles. Comenzaron a publicar una nueva revista, Doniya (“Mundo”) y sus lectores se limitaban a estos círculos. El régimen prohibió la revista y arrestó a los militantes de este círculo y los sometió a juicio. Este juicio fue conocido popularmente como “el grupo de los cincuenta y tres”. Todos fueron condenados a quince años de cárcel, pero el líder del grupo, Taghi Arnai, fue asesinado en la cárcel en 1940.

Un año después de que Hitler llegara al poder en Alemania, Stalin ordenó a la Comintern dar otro salto mortal, un nuevo giro a la derecha hacia la política del frentepopulismo, es decir, la unidad con la burguesía “liberal” (a la que antes denunciaba como “radical fascista”) contra el fascismo. En 1939, Stalin dio otro giro, después de firmar el pacto con la Alemania nazi, abandonó rápidamente el frentepopulismo. Cuando Stalin firmó el pacto de no-agresión con Hitler, Trotsky manifestó que la firma del tratado con Hitler era una nueva prueba del grado de degeneración de la burocracia soviética y su desprecio por la clase obrera internacional, incluida la KOMINTERN.

Hasta el momento en Hitler atacó la URSS, el maestro del Kremlin imaginaba que su estrategia era superior. Creía que había garantizado su puerta trasera con la firma del Pacto Hitler–Stalin, y esperaba con ilusión el espectáculo de Alemania y Gran Bretaña peleándose, mientras él miraba desde la barrera. Como señaló Trotsky, Stalin actuó como el intendente militar de Hitler. Desde el estallido de la Segunda Guerra Mundial hasta el 22 de junio de 1941 — momento en que Hitler atacó Rusia— , las exportaciones de Alemania a la URSS aumentaron. Entre 1938 y 1940, las exportaciones alemanas pasaron de 85,9 millones a 736,5 millones de rublos, este dinero fue de una gran ayuda para los esfuerzos bélicos de Hitler. Después de haber abandonado cualquier atisbo de perspectiva revolucionaria o internacionalista, los estalinistas estaban borrachos de ilusiones, mientras Hitler se preparaba para asestarles un golpe mortal. Esta política es la que desarmó a la Unión Soviética frente a su enemigo más terrible. Todo esto acabó cuando en 1941 Hitler atacó la URSS. A principios de 1931, Trotsky había pronosticado que si Hitler llegaba al poder, Alemania declararía la guerra a la Unión Soviética, ahora esta perspectiva se había cumplido.

La situación política en Irán dio un viraje cuando Hitler atacó la Unión Soviética. Al ver el peligro de las actividades alemanas en Irán, el imperialismo británico y la Rusia estalinista de repente entraron en acción y remitieron un memorando al gobierno iraní en el que exigían:

La ruptura de relaciones diplomáticas con Alemania e Italia.

El gobierno iraní debía facilitar el transporte del material bélico aliado por carretera, ferrocarril y avión.

Teherán debería permitir el despliegue de las tropas aliadas en territorio iraní.

Reza Khan rechazó estas condiciones y abdicó en favor de su hijo. Mohammed Reza Khan — el obediente perro guardián del imperialismo— , que se convertiría en rey el 16 de septiembre de 1941. Su primera acción fue expulsar a todos los alemanes e italianos de Irán, después liberó a todos los prisioneros políticos, incluido el grupo de los cincuenta y tres (Doniya). La mayoría de ese grupo apoyó al nuevo régimen y proclamó su carácter “antifascista”. Con una increíble rapidez, el Partido Comunista dio un giro de ciento ochenta grados, ahora apoyaban a los Aliados contra Alemania. En estas condiciones, el cambio de política exterior rápidamente se reflejó en un giro brusco en política interior. Sin ninguna explicación, el Partido cambió su línea antibritánica por una política de apoyo total a los Aliados “democráticos” contra Alemania.

Siguiendo servilmente la línea de Moscú, el PC incluso decidió cambiar de nombre. Su primera prioridad era formar un frente “antifascista” y publicar un periódico, Mardom (“El pueblo”). El Hezb-e-Tudeh Iran (el Tudeh o partido de ‘masas’ de Irán) se formó el 2 de octubre de 1942 con la presencia de 120 delegados. Insistieron en la defensa de la Rusia soviética y decidieron dar su “apoyo crítico” al régimen de Reza Khan. Estos giros repentinos hundieron al partido en una crisis interna. Un sector de la izquierda “antibritánica” del partido se unió a las filas del fascismo alemán, otros formaron su propio “frente patriótico” y adoptaron una política de “ver y esperar”. Su base social se encontraba entre la pequeña burguesía, comerciantes y un pequeño sector de la burguesía. Ninguno de ellos tenían algo parecido a la postura de clase leninista.

En este período los trabajadores de muchas fábricas, refinerías de petróleo y ferrocarriles se declararon en huelga para protestar contra las duras condiciones laborales y las excesivas horas extras que imponía la guerra. Al mismo tiempo, el Partido Tudeh, comenzó una campaña de propaganda en la que pedía a los trabajadores que no participaran en las huelgas, y denunciaran como “fascistas” a todos aquellos que participaran en ellas. Su argumento era que como los trabajadores producían mercancías para las fuerzas aliadas, una huelga que perjudicaba la causa aliada, y por lo tanto, fortalecía a las fuerzas fascistas. Actuaron como los peores rompehuelgas.

Durante la guerra, la industria privada se expandió y los capitalitas iraníes consiguieron suculentos beneficios. Pero después de la guerra, las potencias imperialistas se negaron a entregar la ayuda prometida para el desarrollo y esto tuvo un efecto negativo en la economía. El final de la guerra marcó un nuevo período de insurrecciones en Irán. El 22 de enero de 1946, Azerbaiján y Kurdistán eligieron un gobierno autónomo, el número de huelgas superó las cien, comparada con las sesenta de 1944. Los centros industriales clave se unieron al movimiento, en Tabriz los trabajadores de dieciséis de las dieciocho mayores fábricas de la ciudad se unieron a la huelga.

Estallaron luchas militantes, en el sector del petróleo, textil y la construcción. En 1946, se produjeron dos grandes huelgas de masas, los trabajadores del petróleo de Khuzistán. Los sindicatos se desarrollaron rápidamente después de la Primera Guerra Mundial, después de la Segunda Guerra Mundial los sindicatos volvieron a resurgir pero con una fuerza mayor. Pero la Rusia estalinista no quería ningún cambio revolucionario en Irán. Stalin disolvió la Comintern a principios de 1943 para contentar a las potencias imperialistas. En lugar de apoyar el derrocamiento revolucionario del Shah, la burocracia de Stalin prefería mantener buenas relaciones con Reza Shah. A pesar de su política, el Partido Tudeh volvió a ganar terreno entre los trabajadores. En las elecciones a los 14 majilis (parlamentos) en el verano de 1943, el Partido Tudeh ganó en diez. En agosto de 1944 después de las elecciones, el partido convocó su primer congreso. En este congreso salieron a la superficie las diferencias existentes sobre la participación en las elecciones, la táctica del frente antifascita después de la Segunda Guerra Mundial y de nuevo sobre el régimen iraní. Debido a estas divisiones el partido entró en una seria crisis.

Después de la Segunda Guerra Mundial el movimiento huelguístico era tan grande que traspasó todas las fronteras, y demostró la tremenda solidaridad de clase de los trabajadores. Se formó una nueva federación sindical controlada por el Partido Tudeh, que contaba con 275.000 afiliados, en 1946 tenía 186 sindicatos afiliados con 355.000 militantes. En ese mismo año, 65.000 trabajadores del petróleo participaron en una huelga general de tres días, los trabajadores consiguieron sus reivindicaciones básicas: incrementos salariales y mejores condiciones sanitarias. En esa huelga participaron desde los trabajadores del petróleo de Khuzistán o los del textil, a en los sectores más remotos de la economía. El gobierno era débil y estaba continuamente presionado por los trabajadores, el Partido Tudeh en el parlamento propuso varias reformas reformistas para los trabajadores. Entre éstas se incluían derechos sindicales, supresión de las horas extras, jornada laboral de 48 horas semanales y un salario mínimo. Todos estas demandas fueron concedidas.

Los imperialistas británicos, como siempre, utilizaron la vieja táctica de divide y vencerás, comenzaron a apoyar a las tribus de Khuzistán, financiaron a los mullahs y a los terratenientes contra los trabajadores, sindicatos y el Partido Comunista de Irán. La Unión Soviética al principio apoyó a ambas repúblicas autónomas en Azerbaijan y Kurdistán, pero el ejército ruso abandonó Irán el 9 de mayo de 1946 y estas repúblicas fueron aplastadas entonces por el ejército del gobierno central. En este baño de sangre, miles de militantes y simpatizantes del Partido Tudeh fueron asesinados.

La retirada de las fuerzas aliadas afectó a muchos sectores de la industria que dependían de la producción de guerra. El desempleo afectó a la moral de los trabajadores y aminoró las actividades sindicales. El crecimiento de la militancia sindical se detuvo y después comenzó a declinar. Después de las derrotas de Azerbaijan y Kurdistán, el partido Tudeh comenzó a desmoralizarse y su militancia descendió abruptamente. Desde 1947 a 1949, el régimen lanzó una ofensiva contra los trabajadores, la actividad de la clase obrera alcanzó su nivel más bajo.

El 4 de febrero de 1947, el Sha asistía a la inauguración de la universidad de Teherán, cuando un periodista disparó contra él. El cuerpo del Sha sufrió leves rasguños, pero cuando se dirigió por radio a la nación desde el hospital, el Sha acusó al Partido Tudeh de ser el responsable del ataque. Esto era completamente falso pero proporcionó al régimen la excusa para declarar el estado de emergencia. Al día siguiente, la dirección Tudeh fue arrestada, el partido fue ilegalizado, y se expulsó a sus simpatizantes de los servicios estatales. Se crearon juzgados militares especiales para juzgar a los dirigentes comunistas, este juicio es conocido como el Juicio de los Catorce. El 15 de diciembre de 1950, con la ayuda del sector tudeh del ejército, escaparon de prisión diez dirigentes del partido y comenzaron de nuevo sus actividades clandestinas. Una vez más la política de colaboración con la “burguesía progresista” había llevado a una catástrofe.

Mossadeq

En este período el vacío fue ocupado por las tendencias nacionalistas y fundamentalistas. Después de la guerra se desarrolló un fuerte sentimiento antibritánico. El nacionalista Mossadeq formó un frente nacional de partidos, representando a los profesionales, bazaaris y algunos elementos religiosos. Mossadeq fue nombrado nuevo primer ministro el 28 de abril de 1951. Después de cerrar las refinerías petroleras británicas en abril, el imperialismo británico llevó el caso a las Naciones Unidas. Mientras, Mossadeq rompía relaciones diplomáticas con Gran Bretaña. Este proceso alcanzó su punto álgido cuando Mossadeq comenzó su política de nacionalizaciones, los majilis aprobaron una resolución a favor de la nacionalización de la Anglo Iranian Oil Company.

Ingenuamente, Mossadeq pensaba que EEUU ayudaría a Irán en esta crisis. Incluso viajó a EEUU en busca de ayuda económica, pero regresó con las manos vacías. Después de la Segunda Guerra Mundial el equilibrio de fuerzas entre los países capitalistas cambió a favor del imperialismo USA. Trotsky de la guerra pronosticó que EEUU emergería victoriosa de la futura guerra, pero tendría dinamita en sus cimientos. En medio de esta crisis, el 16 de julio de 1951, el Presidente Truman envió Teherán a su asesor de política exterior — Harriman— , su objetivo era aprovechar a situación en favor de los intereses estadounidenses. Cuando Harriman llegó a Teherán, el Partido Tudeh organizó una gran manifestación contra el imperialismo USA, la lucha entre los manifestantes y la policía a las afueras del majilis, arrojó un resultado de 20 muertos y cientos de heridos.

A diferencia de la burguesía nacional, los trabajadores demostraron que estaban dispuestos a luchar. Estallaron grandes huelgas en los campos petrolíferos, provocadas por los recortes salariales, las movilizaciones sindicales amentaron. En abril, 45.000 trabajadores fueron a la huelga. El gobierno declaró la ley marcial pero las huelgas se extendían como la pólvora. La empresa petrolera prometió restaurar los anteriores niveles salariales, y por el momento se desconvocaron las huelgas, pero sólo era una táctica dilatoria de la empresa. Una vez comenzaron las huelgas miles de trabajadores de otros centros industriales les apoyaron. La presión desde abajo obligó a Mossadeq a nacionalizar la Anglo-Irian Oil Company. Los militantes del Partido Tudeh jugaron un papel clave en el movimiento de los trabajadores desde 1951 a 1953, el número de huelga también aumentó y lo mismo ocurrió con la militancia sindical.

Las reivindicaciones sindicales incluían subidas salariales y derechos sindicales. Pero el movimiento se estrellaba con el estado. La solidaridad de clase se extendió a los trabajadores de diferentes capas y profesiones. El movimiento crecía rápidamente y cada vez tenía más fortaleza y un carácter político mayor. El gobierno cada vez estaba más presionado y tuvo que hacer más concesiones que en 1946. Gracias a esto la confianza de los trabajadores creció rápidamente. La cuestión del poder estaba en el orden del día.

El principal beneficiario de este movimiento fue el Partido Tudeh. Ahora tenían una posición fuerte entre la clase obrera. El ímpetu del movimiento era irresistible, e inevitablemente iba dirigido contra las instituciones monárquicas. Los políticos burgueses y pequeño burgueses estaban aterrorizados por la presión de la clase obrera.

El 2 de mayo de 1953, Mossadeq escribió una carta el Presidente Eisenhower, en ella expresaba su esperanza de que la nación iraní, con la ayuda del gobierno estadounidense, superaría los obstáculos existentes en el camino para la venta del petróleo iraní, y que si el gobierno estadounidense no era capaz de eliminar estos obstáculos, por lo menos concediera la ayuda económica que permitiera a Irán utilizar sus otros recursos económicos. En conclusión, buscaba la ayuda responsable y comprensiva de EEUU para la situación peligrosa de Irán y confiaba en que éstos accederían a sus súplicas, el final del mensaje era patético: “Por favor acepte señor Presidente, las garantía de mi más alta consideración”. Estas líneas revelan la naturaleza cobarde de la burguesía nacional iraní. Sin embargo, a pesar de su rivalidad con Gran Bretaña, los imperialistas estadounidenses no podían tolerar la nacionalización del petróleo en Irán, porque sería un precedente peligroso. En su respuesta a Mossadeq, los estadounidenses escribían que no darían ningún tipo de ayuda a Irán, hasta que no se resolviera el conflicto de la Anglo Iranian Oil Company. Además, Washington expresó sus serias preocupaciones por el grado de libertad que el gobierno iraní había concedido al Partido Tudeh.

El Secretario de Estado USA, John Foster Dulles, expresó sus preocupaciones públicamente por las actividades del Partido Comunita (Partido Tudeh) y acusaba al gobierno iraní de ser un mero espectador de estas actividades. Esta situación preocupaba seriamente a Whasginton e impedía que EEUU concediera ayuda a Irán. Incluso antes de esta declaración Dulles ya había amenazado (13 de julio de 1953) que no toleraría a Mossadeq mucho más tiempo. La CIA ordenó a Kernit Roosevelt — el nieto del ex presidente Roosevelt— , organizar un golpe contra Mossadeq. El general Zahedi y el coronel Nasire recibieron isntrucciones del Sha para que cooperaran con la CIA. Sin embargo, el intento de golpe del 16 de agosto de 1953 fracasó, y el coronel Nasire fue arrestado. La brutal actitud de los imperialistas provocaron una crisis en Irán y una profunda polarización a la derecha e izquierda. Comenzó una dura batalla por arriba en Teherán. Mossadeq pidió al Sha que se entregara y la guardia imperial fue disuelta. El Sha escribió en su autobiografía que Mossadeq había reducido el número de tanques que vigilaban el palacio Sabadab. Sólo quedaban cuatro tanques, claramente insuficientes para hacer frente a un ataque repentino del Partido Tudeh.

Irán se encontraba al borde de una situación prerrevolucionaria. Las masas se levantaron, en las tiendas de Teherán, cines y oficinas estatales aparecían las fotos del Sha rotas. Si Mossadeq hubiera hecho un llamamiento a las masas, se hubiera podido derrotar a la reacción, pero estos políticos burgueses temían mil veces más a las masas que a la reacción. En el momento de la verdad, Mossadeq fracasó y permitió que los conspiradores llegaran al poder. Noorudin Kianouri escribía: “Tenemos información de que unidades del ejército apoyan el golpe. Contactamos con Mossadeq por segunda vez, y respondió ‘todo el mundo me ha traicionado, ahora eres libre de llevar adelante tu responsabilidad de la forma en que desees’. Le pregunté otra vez por la emisión del mensaje, pero desgraciadamente en lugar de darme una respuesta, escuché la voz de alguien desconectando el teléfono”.

A pesar de todo, Mossadeq todavía miraba con desesperación al imperialismo USA en busca de una salvación. Por su parte, la burocracia de Moscú no estaba interesada en los acontecimientos revolucionarios en Irán. El resultado es que todo el movimiento fue un fracaso. El Sha pronto volvió a su pusto. Después comenzaron los arrestos y asesinatos. El Partido Tudeh de nuevo se dividió. Algunos de sus militantes decían que el Frente Nacional era una alianza progresista que representaba la lucha de la burguesía nacional contra el imperialismo británico. Otros sectores defendían que Mossadeq representaba a un sector de la burguesía ligada a los intereses occidentales. Iraj Eskandri, un dirigente del partido dijo: “Hemos cometido muchos errores, porque no hemos tenido suficientemente claro el papel y el carácter de la burguesía nacional”. También decía que durante la lucha por la nacionalización de la industria petrolera iraní, los dirigentes del Partido Tudeh no apoyaronn a Mossadeq, porque representaba los intereses de la burguesía nacional. El pensamiento del partido era el siguiente: Mossadeq está luchando por la nacionalización del petróleo iraní. Al mismo tiempo, los imperialistas estadounidenses apoyan este movimiento. Esto significa que lo están dirigiendo ellos. Así que el Partido sacó la conclusión incorrecta: los comunistas no deben apoyar la nacionalización. De esta forma el partido se separó de las masas, porque en esta cuestión apoyaban a la burguesía y no al partido.

E. A. Bayne dice que cuatro años después del golpe, la dirección del partido no podía adoptar todavía una política porque todavía no se habían resuelto los problemas serios, incluida la cuestión de la burguesía nacional. Por primera vez, esta cuestión surgió en el cuarto pleno del Comité Central, convocado en la clandestinidad (posiblemente en la República Democrática Alemana) el 17 de julio de 1957. El tercer pleno se había celebrado en 1948. Kianouri escribe: “Durante mi estancia en Irán intenté contactar con el Frente Nacional y otros grupos, incluidas algunas tribus del sur que decían apoyar a Mossadeq, pero nadie prestaba atención a la lucha contra el régimen del Sha. Incluso enviamos a los compañeros Roozbeh y Col Chalipa, como expertos militares para entrenar a las tribus que estaban dispuestas a emprender la lucha armada contra el Sha. Queríamos convocar una gran manifestación en Teherán, pero el Frente Nacional de Mossadeq (entonces dirigido por Moazami), se negó a cooperar con nosotros y de esta forma todo fracasó. Era un suicidio político. Después del golpe intentamos crear una base armada en el norte de Irán, pero los que estaban en la cárcel nos traiconaron. Denunciaron el plan a la policía. Después de este fracaso intentamos una vez más lanzar una lucha armada en 1961, pero fracasó debido a la falta de cooperación del Frente Nacional y los partidarios de Mossadeq”.

Noorudin Kianouri era el Secretario del partido durante la revolución de 1979. “El Quinto pleno en febrero de 1958, también analizó el golpe de estado de 1953. El partido declaró que el éxito de la reacción en el golpe de agosto de 1953, se debió a la ausencia de cooperación entre las fuerzas opositoras, el Partido Tudeh y la burguesía nacional. La desconfianza natural con la que la burguesía nacional miraba a la clase obrera, estaba agravada por el fracaso del partido a la hora de comprender la naturaleza de la burguesía nacional y su potencial antiimperialista. Esto llevó a que el partido adoptara tácticas equivocadas con relación al gobierno Mossadeq”.

La única conclusión que se puede sacar de todo esto, es que el Partido Tudeh esperaba una revolución democrático nacional antes de emprender la revolución socialista en Irán. Se basaron en una perspectiva falsa, y siempre subordinaron el movimiento de los trabajadores a los intereses de la burguesía nacional. Una y otra vez, corrían detrás de uno u otro sector de la burguesía para formar una “alianza para la revolución democrática”, siempre con consecuencias desastrosas. Los dirigentes del Partido Tudeh sacaron conclusiones equivocadas del movimiento revolucionario de 1953, que no sólo demostró el potencial de la clase obrera, sino que también expuso la naturaleza cobarde y limitada de la burguesía y su papel contrarrevolucionario.

Trostky explicó hace pucho tiempo, que la débil burguesía nacional era incapaz de sacar a la sociedad de su callejón sin salida. El desarrollo tardío de la llamada burguesía nacional la hacía estar atada de pies y manos a los intereses del imperialismo. La conducta de Mossadeq en 1953, demuestra este hecho. El potencial de la clase obrera de derrocar al régimen iraní se expresó gráficamente en el magnífico movimiento de masas y las acciones de solidaridad. Pero debido a la ausencia del factor subjetivo — el partido y dirección revolucionaria— , el movimiento cayó derrotado. El Partido Tudeh, con su política equivocada de las “dos etapas” tiró por la borda la oportunidad revolucionaria y pagó un precio elevado por su fracaso.

Durante todo el período de reinado del Sha, el Partido Tudeh “quedó anulado”. En 1963, no jugó ningún papel en el movimiento contra el Programa de la Revolución Blanca del Sha. Por eso el movimiento fue dirigido por Jomeini. El partido una vez más se comprometió con la monarquía, el Partido Tudeh no defendió una política independiente. Esto sólo se puede explicar por la política exterior de la burocracia rusa. Moscú no quería ningún conflicto con el imperialismo USA en Irán, debido a la enorme importancia de Irán como productor de petróleo. En realidad, la burocracia estalinista de la URSS hacía tiempo que había abandonado cualquier atisbo de política revolucionaria que hubiera amenazado los intereses vitales del imperialismo, sobre todo, de los principales poderes del imperialismo estadounidense. La política de la coexistencia pacífica era simplemente la expresión de la división del mundo en dos bloques antagónicos, en los cuales ambos bandos se dividían tácitamente las esferas de influencia.

Moscú no tenía ningún interés en empeorar las relaciones entre Rusia y EEUU algo que se produciría inevitablemente en caso de una revolución socialista en Irán. Al contrario, la burocracia rusa tenía interés para respaldar al Sha, con quién mantenían excelentes relaciones. La URSS estaba comprometida comercialmente con Irán, exportaba grandes cantidades de gas natural. Esta fue una de las razones principales para que el Partiod Tudeh se mantuviera pasivo con el Sha. Sólo cuando el Sha se vio sacudido por el movimiento de las masas, el Partido Tudeh dio un giro de ciento ochenta grados y pasó a defender la lucha armada en 1979. Pero la política del partido iba de mal en peor, y el 1 de enero de 1979 los dirigentes del partido apoyaron al ayatolá Jomeini.

¿Cómo pudo suceder esto? Después de la revolución de febrero en 1979, la dirección del Partido Tudeh decía que el carácter de la revolución iraní era antiimperialista, y por lo tanto debían aceptar que el régimen que llegara al poder después de febrero de 1979 tendría una naturaleza progresista. Por lo tanto, la primera tarea del pueblo iraní en esta situación no es “construir el socialismo”, sino “consolidar las conquistas antiimperialistas”, para que la sombra de la OTAN no eclipse de nuevo a Irán. “Respecto a esto”, explicaban, “es bastante obvio que las fuerzas antiimperialistas están activas bajo la dirección de Jomeini. Por eso las fuerzas de izquierda Tudeh de Irán y la organización iraní Fedaeen (mayoría) respaldan a Jomieni”.

La actitud del Partido Tudeh con la revolución iraní se explica por la completa ausencia de confianza en la clase obrera y el socialismo, y la completa subordinación del movimiento de los trabajadores a la burguesía y las llamadas fuerzas antiimperialistas — incluido Jomeini— . Esta iba en contra de todo lo que Lenin había defendido, Lenin siempre defendió una política de total independencia de clase y criticó profundamente y expuso el carácter contrarrevolucionario de los burgueses liberales en Rusia, incluso en el período de la revolución democrático burguesa. La postura del Partido Tudeh no era la de Lenin, sino la de los mencheviques rusos, que también defendían la subordinación del movimiento obrero a la burguesía liberal, alegando la necesidad de unir a todas las “fuerzas progresistas”.

El sexto pleno del Partido Tudeh, se celebró en febrero-marzo de 1980 en Irán, en él se declaró su apoyo a Jomeini, y defendieron los siguientes puntos:

“El deber principal del Partido en el terreno político es cooperar con las auténticas fuerzas revolucionarias, el Partido apoya claramente a aquellos que están detrás del Ayatolá Jomeini. El Partido también decidió tomar parte en las próximas elecciones a los majilis y en el referéndum.

El pleno también decidió convocar el largamente esperado Tercer Congreso del Partido e un futuro próximo” (El segundo congreso se había celebrado en 1948).

Al principio, cuando Irán fue declarada República Islámica el 1 de abril de 1979 con un referéndum, el Partido Tudeh lo apoyó, e hizo la siguiente declaración: “la política del Partido Tudeh es crear una unidad contra el imperialismo. Por lo tanto, el referéndum para nosotros significa el sepelio del régimen del Sha… porque queremos la unidad con el pueblo, apoyamos con entusiasmo el referéndum“26. (El subrayado es nuestro)

Después de la declaración de una República Islámica, las Cortes Islámicas, que ya funcionaban, castigaron a cientos de agentes Savak, y utilizaron el mismo pretexto para ejecutar a los militantes obreros. Los trabajadores se enfrentaban con la reacción más descarnada, a la represión y las ejecuciones. Y todavía el Partido Tudeh se burlaba de aquellos que calificaban de contrarrevolucionarias las “Cortes Islámicas” de Jomeini, e incluso les acusaron de ser agentes del Savak y la CIA.

Por su parte, las organizaciones Fedayeen y Mujahedin tenían una posición ultraizquierdista. Jugaron un papel negativo, como ocurrió con aquellas organizaciones respaldadas por las llamadas sectas trotskistas relacionadas con grupos de estudiantes en Irán. Por desgracia, los estudiantes revolucionarios de Irán no se orientaron a la clase obrera y no defendieron un programa de acción conjunto con la clase obrera. Todo lo contrario, asesorados por las sectas giraron hacia el terrorismo individual. Como siempre, las sectas consideraban a la clase obrera impotente, ignorante y completamente inútil para cambiar las relaciones de fuerzas existentes en Irán. Sus concepciones estaban reforzadas por el hecho de que la clase obrera estaba totalmente desorganizada.

Las perspectivas de los ultraizquierdistas estaban equivocadas de principio a fin. Comenzaron con una valoración pesimista de la situación previa a 1979. En realidad, descartaban a la clase obrera y negaban la posibilidad de una revolución en Irán. El argumento de las sectas y de todos aquellos que después giraron hacia el terrorismo individual, era que el Sha estaba industrializando el país y por lo tanto en sus manos tenía todas las cartas. El Sha había elevado el nivel de vida de la clase obrera, y según ellos había hecho grandes concesiones a los trabajadores y al campesinado. Esto — concluían— , proporcionará estabilidad al régimen. También decían que el Sha se podría mantener durante décadas debido a la “revolución blanca” y al desarrollo industrial. A propósito, esto también lo creían los imperialistas. Por ejemplo, la CIA publicó un informe a finales de septiembre de 1978, y en él se decía que el Sha tenía un régimen estable y que podría mantenerse en el poder durante los próximos diez o quince años.

La táctica del terrorismo individual, como siempre, fue desastrosa. Después de seis años de lucha armada contra las fuerzas gubernamentales, 600 guerrilleros fueron asesinados y otros 2.000 detenidos, frente a las 200 muertes entre el aparato del estado. El resultado de las actividades guerrilleras fue el fortalecimiento del estado con todo tipo de leyes y políticas represivas. La actitud desdeñosa de los terroristas hacia la clase obrera la expresaba con claridad Amir Parviz Pouyan, quien en su libro Zaroorat-e-Mobarzeh Mosalhanen (La necesidad de la lucha armada), escribía lo siguiente: “A través de nuestra experiencia podemos decir que la clase obrera está formada simplemente por lúmpenes. No tienen una conciencia de clase consciente y a menudo se dan el gusto de leer literatura revolucionaria”. Estas son las conclusiones pesimistas y reaccionarias de esta gente. No estaban preparados para hacer una autocrítica honrada y eso les llevó al fracaso, culpaban de todo a la clase obrera — la única clase auténticamente revolucionaria de la sociedad— , y la única clase — como explicó Marx hace tiempo— , que puede llevar adelante la transformación socialista de la sociedad

Notas sobre la historia de Irán

Notas sobre la historia de Irán

Entre los siglos XI y XIX, gobernaron en Irán aproximadamente quince dinastías. Casi todas eran nómadas originarias de Asia central y excepto la dinastía safévida (1501-1722), ninguna duró mucho tiempo. Estas dinastías nómadas tenían un carácter cíclico. Según los historiadores y antropólogos en las guerras precapitalistas, el poderío militar de los nómadas en general, era superior al de los pueblos sedentarios. Pero cuando los nómadas llegaban al poder, se volvían sedentarios y desaparecía su superioridad militar. Históricamente, los nómadas han utilizado su fuerza militar para conseguir sus medios de subsistencia, saqueando la riqueza acumulada por las civilizaciones sedentarias. Estas tribus consideraban la tierra un objeto más de saqueo. Esto, junto con la necesidad de recompensar a los funcionarios de la nueva dinastía, hacía que cada conquista fuera acompañada por la confiscación y redistribución de la tierra en favor de la nueva elite dominante. De esta forma, todos los cambios dinásticos iban acompañados del saqueo y redistribución de la tierra. Este cambio cíclico de las dinastías nómadas era un freno para el desarrollo de la propiedad privada de la tierra.

La dinastía safévida se caracterizó por un período largo de estabilidad que afectó a las relaciones de propiedad, que de esta forma abandonaron las arbitrariedades del ciclo nómada y los cambios dinásticos. A principios del siglo XIX, el desarrollo de las fuerzas productivas recibió un impulso nuevo. Como ocurrió en la Rusia zarista, y después en Japón, el origen de este impulso estaba en la competencia y la presión externa. Las naciones capitalistas más desarrolladas de occidente iniciaron una fase de expansión colonialista hacia el este. Rusia se enfrentó al creciente poder de Suecia y más tarde a Francia y Alemania. En palabras de Trotsky: “No fueron los tártaros los que obligaron a Rusia a introducir las armas de fuego y crear regimientos permanentes de streltsi, no fueron los tártaros quienes obligaron más tarde a formar fuerzas de caballería e infantería, sino la presión de Lituania, Polonia y Suecia”.

Pero a pesar de su atraso en comparación con los países de Europa occidental, el zarismo ruso estaba más desarrollado que Irán. En los conflictos militares con su vecino del norte, la dinastía qajar sufrió dos importantes derrotas a manos del relativamente moderno ejército ruso, las derrotas fueron acompañadas de pérdidas territoriales importantes. A partir de ese momento, los efectos de la penetración e influencia extranjera en Irán y los intentos de los gobernantes iraníes de construir un ejército moderno, provocaron la desintegración de las antiguas dinastías tribales. Irán entró en el camino del desarrollo capitalista, pero desde el principio, el capitalismo iraní tuvo un carácter atrasado, débil y enfermizo. El crecimiento de las fuerzas productivas durante el siglo XIX fue muy lento. Al mismo tiempo, la población prácticamente se dobló, aumentó la urbanización y la agricultura se expandió. Aumentaron los artesanos y las exportaciones. Pero a partir de la segunda mitad del siglo, el aumento de las importaciones de productos manufacturados procedentes de los países imperialistas, socavó la producción de los artesanos locales.

La era moderna en Irán se puede dividir en tres períodos. El primer período comienza con el siglo XIX, Irán se podría describir como un país semicolonial con escasa participación en el mercado mundial. Este período culmina con la revolución constitucional de 1906 (fruto del impacto de la Revolución Rusa de 1905) y termina en 1908 con los inicios de la producción extensiva de petróleo. El segundo período (1908-1953) se caracterizó por la integración de Irán (aunque todavía era un país semicolonial) en el mercado mundial. Este período estuvo acompañado por el aumento de la producción petrolera, la industrialización, el crecimiento y la concentración de la clase obrera. Los rasgos característicos de este período son la lucha por la soberanía del petróleo y por la parte de Irán en los ingresos procedentes del crudo. Estos conflictos culminan en varias insurrecciones (1941-1953) y la posterior abdicación de Reza Shah (1926-1941). El período finalizó con el ascenso y caída del movimiento nacionalista de Mossaddeq (1951-1953). El tercer período (1953-1979) está caracterizado por la participación cada vez mayor de Irán en el mercado mundial, como un estado soberano que ejerce un control considerable sobre sus recursos petroleros, por el aumento de los ingresos procedentes del crudo y el rápido un crecimiento económico.

Sin embargo, la febril expansión económica de Irán no eliminó las contradicciones internas. Todo lo contrario. El aumento de los precios del petróleo no repercutió de forma significativa en las masas que sufrieron debido a la inflación galopante. Existía un abismo entre la obscena riqueza, acompañada por la ostentación “occidental”, y por otro lado la inmensa pobreza. Las tensiones sociales no se podían contener sólo con la brutalidad del Savak del Shah, y la combinación de tecnología americana ultramoderna con el salvajismo medieval. Al intentar controlar la situación con represión, el Shah sólo consiguió crear algo similar a una olla de presión con la válvula de seguridad atascada. Superficialmente todo parecía tranquilo, hasta que alcanzó el punto crítico y estalló de la forma más violenta posible.

El período posterior a 1979 se caracterizó por la nacionalización de algunas industrias, bancos e instituciones financieras y la confiscación de la riqueza del Shah. La guerra de ocho años contra Irak, las divisiones en el PRI, la victoria de Játami y el regreso al proceso de privatizaciones y liberalización del mercado. El cuarto período lo analizaremos en el último capítulo, y en él perfilaremos las perspectivas para Irán.

La ley del desarrollo desigual y combinado en Irán

El primer período abarca aproximadamente desde 1800 a 1908, se caracterizó por un desarrollo débil de las relaciones capitalistas de producción. La mayoría de la población vivía en el campo, dependía de la agricultura y la forma de producción feudal. Menos del diez por ciento de la población vivía en las ciudades, y la mayoría trabajaba principalmente como comerciantes y bazaaris (se llama bazaaris a la pequeña burguesía tradicional, pequeños comerciales y vendedores callejeros). Al principio Irán producía principalmente seda y textiles, más adelante la producción de alfombras persas permitiría el desarrollo de pequeñas industrias en ese sector. Esto permitió también el surgimiento y fortalecimiento de una clase comercial.

A finales del siglo XIX y principios del siglo XX, continuó la afluencia de inversión extranjera, además aumentó la participación de capitalistas locales en los sectores más modernos de la producción, en la construcción de carreteras, en las industrias pescaderas del mar Caspio y en el telégrafo. La mayoría de los productos manufacturados eran fabricados por los artesanos en minúsculos talleres y existían también varias minas e imprentas. Según un estudio de la época, la fábrica más grandes de alfombras se encontraba en Tabriz y empleaba a 1.500 trabajadores.

En 1908, se descubrió petróleo en el suroeste de Kuzistán, en esa misma época la construcción de ferrocarriles favoreció una integración mayor de la economía. Esto, junto con la concentración de las clases obrera, anunció la victoria final de las relaciones capitalistas en Irán. En el segundo período, el imperialismo británico explotó de forma despiadada la industria petrolera iraní y consiguió fabulosos beneficios. Sólo entre 1912 y 1933, la Anglo – Persian Oil Company (APOC) consiguió unos beneficios de 200 millones de libras, de las cuales el gobierno de Irán sólo recibió 16 millones en comisiones directas. Entre 1945 y 1950, la APOC pagó sólo 90 millones en comisiones, y consiguió unos beneficios de 250 millones.

En 1920 la industria iraní empleaba a 20.000 trabajadores y en 1940 a 31.500 trabajadores, era una de las mayores concentraciones obreras de la región. A finales de 1925 el Shah adoptó un programa que intentaba proteger las industrias locales y proporcionar incentivos públicos a los empresarios privados. El estado se financiaba con los ingresos del petróleo y los impuestos, no necesitaba recurrir a préstamos extranjeros. En comparación con la dinastía que le precedió, una gran parte de los ingresos del petróleo se utilizaron para la defensa y modernización del estado y el ejército. En los veinte años que estuvo en el poder, el Shah gastó más de 260 millones de libras en la industria. Después de 1930, se crearon nuevas industrias. Emergieron cientos de pequeñas plantas, principalmente textiles, alimentación y material de construcción. La clase obrera aumentó y con frecuencia estaba concentrada en grandes fábricas. En este aspecto, Irán se asemejaba bastante al primer período de desarrollo industrial de la Rusia zarista.

La mayoría de los trabajadores aún trabajaban en pequeños talleres, pero después del desarrollo de las fábricas textiles en Ispahán, Kerman, Yazd y Teherán, el número de trabajadores aumentó. El dominio imperialista del mercado mundial, no permitía que el proceso de industrialización iraní adoptase una forma clásica. Irán era una fuente de energía importante, la explotación del imperialismo británico de los recursos petroleros iraníes limitaron el desarrollo industrial y económico del país. El crecimiento de la industria siguió patrón de desarrollo muy desigual, la creación de industrias modernas se limitaba a las principales ciudades — Teherán, Tabriz, Ispahán, Kerman y otras ciudades. Las necesidades de la industria petrolera llevó al establecimiento de industrias modernas en Kuzistán — una zona que no había cambiado durante siglos— , mientras la mayor parte del país seguía atrasado. El capital industrial todavía era una excepción y el capital comercial todavía jugaba un papel predominante.

Estas distorsiones sólo permitían un desarrollo desigual y combinado. Las formas económicas y sociales más avanzadas se combinaban con las más primitivas. Junto con las brillantes luces de las modernas fábricas petroquímicas, coexistía la oscuridad de las ciudades sin electricidad. Frente a las industrias que utilizaban la tecnología punta, estaban los pequeños artesanos que todavía utilizaban métodos que no habían cambiado durante siglos, por no decir milenios. Las casas modernas con cocinas americanas junto con casuchas donde se cocinaba con carbón vegetal y cocinas de madera.

El tercer período una vez más se caracterizó por un aumento importante de los ingresos del petróleo. En 1965 ingresó 522 millones de dólares, y en 1969 938 millones de dólares. Gastaron enormes sumas de dinero en el aparato del estado, gastaron 10.000 millones de dólares en mejorar la infraestructura y las industrias manufactureras. De las noventa empresas extranjeras que en 1969 invirtieron en Irán, la mitad eran estadounidenses. Pero el estado aún era la principal fuente de crecimiento industrial y era responsable del 40-50 por ciento de la inversión total. Gracias al aumento de los precios del petróleo de 1973 la economía creció rápidamente. En diciembre de ese año, el barril de petróleo costaba 11,65 dólares, comparado con 1,79 dólares en 1971. Los ingresos de Irán pasaron de 938 millones de dólares en 1969 a 22.000 millones en 1974.

Comenzó el plan quinquenal con un programa de desarrollo valorado en 69.000 millones de dólares. Los salarios de los trabajadores cualificados subieron rápidamente, y eso aumentó la afluencia de la población rural a las ciudades. Entre 1956 y 1971, millones de campesinos de desplazaron a las ciudades. En la mitad de la década de los años setenta, cada año emigraban una media de 380.000 trabajadores. Esto tuvo un impacto negativo en la agricultura, la producción cayó y se disparó el precio del arroz. En sólo dos años los alquileres en Teherán subieron un 300 por ciento. Unos pocos amasaron grandes fortunas gracias a la especulación inmobiliaria y las comisiones. Pero la inflación golpeó duramente a los trabajadores, campesinos y a la pequeña burguesía.

Los barrios de chabolas se extendieron y carecían de la infraestructura humana básica. La pobreza golpeó a las masas, en medio de esta penosa situación, el Shah — que en teoría era un gobernante sabio y “progresista”— , paralizó el programa de desarrollo económico. El resultado fue la caída de las exportaciones y la intensificación de la pobreza. La clase obrera respondió intensificando la actividad sindical en las fábricas, allí comenzó el peligroso trabajo de organización y agitación siempre bajo el ojo vigilante de los agentes de la Savak. La debilidad del estado en las fábricas industriales con frecuencia obligaba a las autoridades a conseguir que sus agentes fueran elegidos dirigentes de las organizaciones sindicales legales formadas por el estado, los syndicates. A través de estas organizaciones el estado controlaba desde dentro a la clase obrera. Sus marionetas jugaban un papel importante en la división del movimiento obrero y la movilización de las fuerzas partidarias del régimen en los mítines y manifestaciones.

El segundo método de la policía era a través de la presencia directa de los agentes de la policía secreta, camuflados en las fábricas, y en instituciones como hefazat y entezamat (bureau de seguridad). Estas instituciones de facto eran las ramas del savak dentro de las fábricas. En cada fábricas había informadores directos. Entezamat y hefazat funcionaban con coroneles y oficiales del ejército que estaban directamente vinculados al savak. La presencia de coroneles del ejército en las fábricas y la estructura jerárquica de la dirección convirtió las fábricas en lugares de terror. Pero este control estricto sobre los trabajadores no evitó las huelgas. Según algunos cálculos a partir de 1973 se producían de 20 a 30 huelgas anuales. Dejando las cifras a un lado, la estrategia del estado para apuntalar al régimen y desactivar a la clase obrera, fue un rotundo fracaso. La policía secreta tuvo que recurrir al uso de la fuerza militar para contrarrestar la acción colectiva de los trabajadores. Existen numerosos ejemplos de tropas rodeando las fábricas — por ejemplo en las fábricas de herramientas de Tabriz, la empresa de tractores Sazi, la fábrica de metal Pars y la Renault son algunos ejemplos de los años setenta.

El desarrollo capitalista en Irán después de la Primera Guerra Mundial y sobre todo después de la Segunda, cambió profundamente el país. El capital extranjero penetró en Irán y dejó su marca en todos los sectores de la sociedad. El campo sufrió algunos cambios con la reforma agraria de los años sesenta. El desarrollo económico llegó acompañado de la concentración de capital en unas pocas manos. En 1974, cuarenta y cinco familias controlaban el 85% de las principales empresas. El desarrollo capitalista también creó creado una clase obrera poderosa en Irán, y esto cambió el equilibrio de las clases. Eso se comprobó en 1979 cuando el proletariado jugó un papel decisivo en la revolución.

Iran: antecedentes històricos

Antecedentes históricos

Irán es uno de los países más antiguos del mundo, su historia se remonta 5.000 años atrás. Está situado en un enclave estratégico, en la región de Oriente Medio al suroeste de Asia. Las primeras evidencias de presencia humana se remontan al Paleolítico Inferior en la meseta Irania, en el valle Kerman Shah. A lo largo de su historia, en varias ocasiones Irán fue invadido y ocupado por potencias extranjeras. Es indispensable estudiar la historia de Irán para comprender su desarrollo posterior.

La primera civilización importante que vivió en el territorio actual de Irán, fueron los elamitas, éstos se establecieron en el suroeste de Irán aproximadamente en el 3.000 a. de C. En el 1.500 a. de C, las tribus indoarias empezaron a llegar a Irán procedentes del río Volga al norte del mar Caspio y desde Asia central. Con el tiempo, se establecieron en Irán las dos principales tribus de los arios — los persas y los medos— . Una de estas tribus se asentó en el noroeste y fundó el reino de Media. La otra tribu vivió en el sur de Irán, en la región que los griegos después llamarían Persis — de aquí procede el nombre de Persia— . Sin embargo, medos y persas llamarían a su nuevo hogar, Irán, que es la forma abreviada de Iran-sahr (país de los arias).

En el año 600 a. de C, los medos dominaban Persia. En el 550 a. de C, los persas con Ciro a la cabeza, derrocaron al rey de los medos y formaron su propia dinastía (el imperio aqueménida). En el 539 a. de C, aún en el período Ciro, Babilonia, Palestina, Siria y el resto de Asia menor hasta Egipto, pertenecía al Imperio aqueménida. En el período de Darío, se construyeron los primeros caminos y se crearon las primeras líneas marítimas, junto con la acuñación de oro y plata. Los caminos reales de Sardes a Susa y el sistema postal, funcionaban con una eficacia sorprendente. En el 500 a. de C, este vasto imperio llegaba por el oeste, a la región conocida por Libia, y por el este a lo que es ahora Pakistán, desde el golfo de Omán al sur hasta el mar de Aral al norte. El valle Indo también formaba parte del Imperio aqueménida. El arte tuvo mucha influencia en el arte de la India, e incluso después de su desaparición, en la dinastía india Maurya y su gobernante, Asoka, todavía se podía encontrar mucha influencia aqueménida. Igualmente, en Asia menor y Armenia, después de la caída de los aqueménidas todavía era muy fuerte la influencia iraní. Era tal la influencia de las palabras iraníes en la lengua armenia, que durante mucho tiempo los investigadores pensaron que el armenio era una lengua iraní en lugar de una rama separada de la familia indoeuropea.

Aproximadamente en el 513 a. de C, los persas invadieron lo que ahora es el sur de Rusia y el sureste de Europa. Darío envió su gran ejército a Grecia en el año 490 a. de C, pero fue derrotado en Maratón por las fuerzas atenienses. Más tarde, en el 480 a. de C, su hijo Jerjes, volvió a invadir Grecia. Los persas derrotaron a los espartanos en la batalla de Termópilas. Posteriormente los persas sufrieron una aplastante derrota en Salamis y fueron expulsados de Europa en el año 479 a. de C. Después de la derrota en Grecia el Imperio aqueménida entró en declive. En el 331 a. de C, Alejandro Magno de Macedonia, conquistó el imperio, derrotó a un enorme ejército persa en la batalla de Arbela. Así terminó el Imperio aqueménida y Persia pasó a formar parte del imperio de Alejandro Magno.

La conquista del Imperio aqueménida por parte de Alejandro Magno, fue una gran tragedia para los iraníes, y ésta quedó reflejada en el poema, Shah Nameh, escrito por el poeta Firdausi a principios del siglo XI. Más de diez años después de la muerte de Alejandro Magno, en el 323 a. de C, uno de sus generales — Seleuco— , formó la dinastía que gobernaría Persia a partir del 155 a. de C. Después serían los partos quienes dominaron Persia. Su dominio duró hasta el 224 d. de C. Construyeron una gran imperio desde el este de Asia Menor al suroeste de Asia. En los doscientos años que duró su dominio, los partos se enfrentaron a los romanos en occidente y a los kushans en lo que es ahora Afganistán.

En el 224 d. de C, un persa llamado Ardasir derrocó a los partos y se hizo cargo del imperio. Más de 550 años después de dominio extranjero, los persas volvieron a dominar Persia, la dinastía sasánida duró más de 400 años. En estos años el arte iraní floreció, las carreteras, la irrigación y la construcción de ciudades, todo mejoró, pero la guerra entre los persas y los romanos continuó durante casi todo el Imperio sasánida. La civilización sasánida alcanzó su cenit a mediados del siglo VI. Persia consiguió importantes victorias sobre los romanos, y reconquistó la tierra que antes había conformado el Imperio aqueménida. Las tropas persas llegaron a las murallas de Constantinopla, en aquella época capital de Bizancio (Imperio romano oriental). Pero cayeron derrotados y tuvieron que abandonar la tierra reconquistada.

El Imperio sasánida estaba más centralizado que sus predecesores. El zoroastrismo se convirtió en la religión del estado, pero durante el reinado de Sapor I, apareció otro líder religioso, Mani, que se proclamó el último y más importante apóstol de Jesús. Al final fue ejecutado. Su religión se denominó maniqueísmo. Bajo la dinastía sasánida la explotación y la opresión de la población alcanzaron un grado extremo. La esclavitud alcanzó su límite y entró en crisis. La intolerable tiranía de la nobleza feudal, hizo que miles de campesinos pobres emigraran a las ciudades, pero cuando llegaban se les trataba como esclavos. La opresión acumulada durante años, explotó en un movimiento revolucionario liderado por Mazdak.

Mazdak fue un gran revolucionario de su tiempo, su movimiento, igual que el de los primeros cristianos, se desarrolló en unas condiciones similares y tenían un contenido comunista. Predicaba la distribución igual de la riqueza, la prohibición de tener más de una esposa, y defendía la eliminación de la nobleza y el feudalismo. Las ideas revolucionarias de Mazdak tuvieron influencia entre los esclavos y campesinos pobres. Su movimiento duró treinta años, desde el 494 al 524. Durante el reino del rey Nosherwan, el movimiento de Mazdak fue brutalmente reprimido y fueron asesinados treinta mil de sus seguidores, a pesar de la brutal represión, Nosherwan tuvo que hacer reformas sociales y agrarias. El movimiento revolucionario de Mazdak es una de las luchas de clases más inspiradoras de la historia de Irán. Esta tradición ha dejado profundas marcas en el largo camino de los movimientos revolucionarios iraníes.

En la mitad del siglo VII, aconteció un hecho que transformó el destino de Irán. Los ejércitos árabes conquistaron el país y la mayoría de los iraníes fueron convertidos al Islam. La razón del éxito de la nueva religión no es difícil de comprender. A pesar de todos sus brillantes hazañas, el Imperio sasánida se caracterizaba por la opresión a las masas. Sin embargo, para el mundo iraní la llegada del Islam no significó la liberación, sino la derrota y la conquista por un pueblo extranjero. Eso cambió todo el curso de la historia de Persia. Al introducir el Islam, los árabes sustituyeron la antigua creencia persa en el zoroastrismo, y desde ese momento los persas han sido musulmanes. Pero desde el principio, en Irán el Islam tuvo sello propio, era diferente al resto del mundo musulmán. Los persas adoptaron la forma Shia heterodoxa del Islam y lo utilizaron como un arma contra loa jefes supremos árabes.

Durante siglos el idioma de los conquistadores — el arábico— , sustituyó a la lengua pahalavi (medio persa), que los persas utilizaban durante el período sasánida (el segundo imperio persa). La imposición de una lengua extraña era un freno para el desarrollo creativo de la literatura persa y la poesía. Y fue precisamente eso lo que reafirmo el espíritu nacional. La primera rama de la literatura que se separó del arábico después de dos siglos de dominación cultural, fue la poseía. Esto se debía a la gran tradición oral que tenía la poesía. Sin embargo, la influencia arábica todavía era muy fuerte y cuando el persa resurgió como lengua escrita en el siglo IX se utilizaba la escritura arábica. Durante cinco siglos la mayoría de las obras escritas por los persas e incluso la historia se escribió en arábico. A mediados del siglo VIII, Irán se había convertido en el centro mundial del arte, la literatura y la ciencia.

En el siglo IX, el control árabe de Irán se debilitó, el imperio se rompió en pequeños reinos con distintos gobernantes iraníes. Pero pronto surgió en el horizonte un nuevo enemigo. A mediados del siglo XI, los seljuk turcos de Turkistán conquistaron la mayoría de Irán. Los seljuks y otra tribus turcas gobernaron hasta el 1220. En este año los mongoles encabezados por Gengis Khan proliferaban por toda la región causando estragos. Destruían las ciudades por donde pasaban, asesinaron a miles de personas y acabaron con el califato abasí. La épica iraní está salpicada de la sangre de estas calamidades nacionales, cada página está llena de relatos de ciudades arruinadas y la espantosa devastación perpetrada por los bárbaros nómadas. Pero también fue sólo un episodio pasajero de la historia iraní. Después de 1335 el Imperio mongol en Irán se desintegró y a su vez, como en otras tantas ocasiones, el imperio fue sustituido por varias dinastías menores. Entre 1381 y 1404, Irán fue saqueada por otro conquistador de las estepas, Timur — conocido en occidente como Timur el cojo— . Pero por la propia naturaleza y organización de estas “hordas”, la muerte del jefe supremo normalmente era una señal de la desintegración y la dispersión de la horda. Por eso el imperio de Timur en Irán no sobrevivió mucha más a su fundador.

A final del siglo XV y principios del XVI, una tribu turca consiguió el control de varias regiones de Irán. En el 1501, el líder de la tribu, Ismail fue coronado rey y fundó la dinastía safévida, su mayor representante fue Abu Said que gobernó Irán desde 1587 a 1629. Él frenó las invasiones de los turcos otomanos y las tribus uzbekas del Turkistán. Abu Said y sus sucesores desarrollaron la arquitectura y las artes. Ispahán, se convertiría en la capital safévida en 1598, era conocida como una de las ciudades más civilizadas del mundo. En aquellos días los persas solían llamar a Ispahán, Nif-e-Jahan (“la mitad del mundo”). La divulgación del chiísmo como religión oficial del estado Safévida, se convirtió en una fuerza unificadora del Imperio safévida y permito a los safévidas canalizar y extender el latente sentimiento nacional iraní. Por otro lado, también llevó a los safévidas a un conflicto directo con el Imperio otomano, y a dos siglos de guerras intermitentes entre estos dos poderosos estados.

La dinastía safévida gobernó Irán hasta el 1722, cuando un ejército afgano invadió el país y tomó Ispahán. En el 1730, Nadir Shah — que pertenecía a una tribu turca— , echó a los afganos de Irán y se proclamó rey. Fue un conquistador formidable. En 1739 Nadir Shah tomó la ciudad de Delhi en la India. Saqueó la India y regresó con un abundante tesoro. Nadir Shah fue asesinado en 1747, después siguió un período caótico en el que varios líderes iraníes se disputaron el poder.

En 1750, Karim Khan — un kurdo de la tribu zand— consiguió el control de Irán. Después de la muerte de Karim Khan en 1779, estalló la guerra entre los zands y los qajars (una tribu turcomana de la región del mar Caspio). En este período Irán perdió Afganistán y otras regiones conquistadas por Nadir Shah. Los qajars derrotaron a los zands en 1794 y su dinastía gobernó hasta 1925. La monarquía qajar, fue incapaz de desarrollar una economía moderna, y poco a poco cayó bajo el dominio del imperialismo occidental. Traspasaron los recursos económicos de Irán a los imperialistas y éstos a su vez, les entregaban grandes cantidades de dinero que les permitía satisfacer sus necesidades financieras inmediatas y sus lujos cotidianos.

El descontento crecía al mismo ritmo que la incompetencia y la corrupción de la monarquía, el resentimiento contra la dominación económica extranjera y la presión de los imperialistas, encontraron su expresión en un movimiento de masas. La monarquía reprimió brutalmente la revuelta de Bab en 1844, pero este movimiento dejó tras de si una tradición revolucionaria que derivó en varias sectas religiosas, como el movimiento bahai. Una vez más las masas se rebelaron contra la política exterior qajar, cuando ésta hizo concesiones a la Empresa Británica del Tabaco. Este resentimiento se extendió y estallaron insurrecciones en distintas regiones. En 1906 debido a la presión de las masas, la monarquía tuvo que implantar algunas reformas constitucionales.

El movimiento a favor de la reforma democrática estaba dirigido por una alianza inestable de comerciantes e instituciones religiosas que tenían su apoyo en los bazaaris, los tenderos y otros elementos de las clases urbanas más bajas. La monarquía tuvo que conceder una constitución con derechos democrático burgueses, como la libertad de expresión, de asociación y asamblea, y a los comerciantes se les concedías derechos limitados de representación en el majilis (parlamento).

En 1826 Rusia invadió Irán. La Rusia zarista quería expandir su territorio y conseguir una salida al golfo Pérsico. Los rusos infringieron una dura derrota a Irán en 1827, después los dos países firmaron el tratado de Turkomanchai. El acuerdo concedía a la Rusia zarista la tierra del norte del río Aras, que demarca el límite entre los dos países hoy en día. En 1856, Irán intentó recuperar su antiguo territorio en el noroeste de Afganistán, pero el imperialismo británico declaró la guerra a Irán, y en 1857 Irán tuvo que firmar un tratado en el que renunciaba a cualquier pretensión sobre Afganistán. La influencia del imperialismo británico y de la Rusia zarista en Irán, aumentó durante la segunda mitad del siglo XIX. A principios de 1900 una empresa británica — la Anglo–Persian Oil Company— , comenzó a controlar los campos petrolíferos del suroeste de Irán.

Durante la Primera Guerra Mundial, Irán se convirtió en un campo de batalla, a pesar de tener una posición neutral. El zarismo ruso quería defender sus suministros de petróleo en Bakú y el mar Caspio. Los rusos participaron en una lucha feroz con los turcos en el noroeste de Irán. Los imperialistas británicos, por su parte, defendían sus intereses en los campos petrolíferos de Khuzistán. En 1920, Seyec Zia-al-Dian Taba Tabai — político iraní— , y Rea Khan — un oficial de caballería— , derrocaron a la dinastía qajar. En octubre de 1925, Reza se coronó Sha y se convirtió en el fundador de una nueva dinastía, la pahlevi. Durante sus veinte años en el poder, reprimió a kurdos, baluchis, qashquis y otras rebeliones y terminó con el gobierno semiautónomo del árabe Sheikh Khazal que contaba con la protección imperialista británica en Khuzistán.

La Segunda Guerra Mundial empezó en 1939 e Irán de nuevo se declaró neutral. Pero los aliados querían utilizar el ferrocarril transiraní para transportar los suministros de guerra desde Gran Bretaña hasta la Rusia estalinista. Pero Reza Shah estaba bajo la influencia de la Alemania de Hitler. A finales de 1930 más de la mitad del comercio exterior iraní iba dirigido a Alemania, y ésta proporcionaba a Irán la mayoría de la maquinaria destinada al programa de industrialización. Por eso Reza Shah se negó a cooperar, y en 1941 los imperialistas británicos y la Rusia estalinista invadieron Irán. Obligaron a Reza Shah a abdicar y pusieron en el trono a su hijo, Mohammad Reza Pahlevi. El nuevo Sha les permitió utilizar el ferrocarril y mantener las tropas en Irán hasta el final de la guerra.

La presencia de las tropas imperialistas británicas en Irán durante la guerra desencadenó un movimiento de masas. En majilis (parlamento) un grupo de nacionalistas liderados por Mossadeq reivindicó el final del control británico de la industria petrolera. En 1951 el majilis votó a favor de la nacionalización de la industria petrolera, pero el primer ministro se negó a ponerla en práctica. Fue destituido y sustituido por Mossadeq. Alarmado por su política antiimperialista, el 16 de agosto de 1953 la CIA organizó un golpe contra Mossadeq. El 19 de agosto el Sha regresó al poder.

De nuevo en 1960-61 reapareció la crisis política y económica, en esta ocasión la causa fue el fraude en las elecciones al majilis. El malestar político y económico llevó a una huelga general que fue reprimida brutalmente, gracias a la ayuda de la famosa agencia de policía secreta, el Savak. El Sha implantó el programa de la Revolución Blanca, la reforma agraria y otras medidas educativas y sanitarias. Desde 1963 a 1973 política y económicamente Irán se mantuvo relativamente estable. El aumento de los precios del petróleo favoreció el crecimiento económico. En 1973-74 los precios mundiales del petróleo se cuadriplicaron, y los ingresos de Irán pasaron de 5.000 millones a 20.000 millones de dólares anuales.

El Sha intentó utilizar estos fondos para transformar Irán en “la quinta nación más poderosa del mundo”. Con esta ilusión en 1971 celebró el .500 aniversario de la fundación del Imperio persa por Ciro en el 550 a. de C, pero el boom el petróleo vino acompañado de la inflación, la emigración a las zonas urbanas, escasez de vivienda, infraestructura insuficiente y un enorme abismo en los ingresos de la población. Estas condiciones sociales provocaron un profundo resentimiento entre los trabajadores, campesinos y clases medias que se transformaría en un movimiento revolucionario de masas. Las huelgas generales paralizaron el sistema, por desgracia la política equivocada del Partido Tudeh (Partido Comunista) consiguió que la revolución fuera controlada por los fundamentalistas.

En el momento culminante del movimiento de masas, Jomeini estaba en Francia, allí consiguió el apoyo de la clase dominante francesa que le dio los medios necesarios para acabar con la revolución. En realidad, la verdadera fuerza de la revolución era el proletariado iraní, en concreto los trabajadores del petróleo. Después de acabar con la revolución, Jomeini era incapaz de aplastar a la clase obrera, que estuvo organizada en los shuras (soviets) hasta 1981. Después de tomar el poder del estado, ejecutó a más de 6.000 trabajadores y políticos de la oposición. Estallaron continuos choques y divisiones dentro del PRI (Partido Republicano Islámico), la dirección intentó contrarrestarlos con la supresión de la oposición interna y con la formación de organizaciones terroristas en Oriente Medio y otros países islámicos.

El régimen Jomeini respaldó a los sectores fundamentalistas de Hamás Hezbollá como un medio para desviar la atención de las tensiones internas en Irán. La composición social de estos grupos era principalmente lumpemproletariado. La ironía es que antes de la revolución de 1979 en Irán, este tipo de organizaciones estaban financiadas por la CIA y el servicio secreto israelí, el Mossad, con la intención de dividir en líneas religiosas a la clase obrera de Oriente Medio.

Con estos métodos consiguieron controlar la división dentro del PRI y consolidaron su régimen reaccionario. En septiembre de 1980, Irak invadió Irán, la guerra duró hasta 1988. El 3 de junio de 1989, Jomeini murió y le sucedió como líder supremo religioso de Irán, el ayatolá Alí Jamenei. La lucha fraccional por arriba alcanzó una etapa crítica, que se expresó en las elecciones de 1997 y de nuevo en las del 18 de febrero de 1999. El 11 de marzo, Saeed Hajjaarian, uno de los arquitectos del movimiento por la reforma de Irán fue asesinado. Hace poco se produjeron ataques de bombas en el centro de Teherán. Las bombas han sacudido Pasdarán al noroeste de la capital. Esto demuestra que el régimen, que parecía eterno, ha entrado en una fase de crisis terminal. ¿Cómo podría ser de otra manera? La historia no acabó con la proclamación de la República Islámica de Irán. Contrariamente a los sueños reaccionarios de Jomeini, la historia nunca sigue un plan subjetivo o las ideas preconcebidas de los individuos, sobre todo cuando estas ideas carecen de un carácter científico. Es verdad que durante cierto tiempo, puede prevalecer incluso la reacción más delirante, que puede aprovecharse de las contradicciones existentes en la sociedad y en la conciencia de las masas.

En unas circunstancias peculiares y excepcionales, Jomeini y sus seguidores fueron capaces de frenar la revolución. La presente obra tiene el objetivo de explicar exactamente como ocurrió esto. La victoria de la reacción fundamentalista en Irán habría sido impensable de no ser por la política desastrosa seguida por aquellos partidos y grupos que tendrían que haber dotado a la clase obrera de la dirección necesaria. En particular, el Partido Tudeh y su política estalinista jugaron un papel pernicioso y entregó a los trabajadores iraníes a los brazos de Jomeini.

El régimen de los ayatolás ha perdurado más de dos décadas. Pero los síntomas nos dicen que está agotado. Se abre ante nosotros una nueva etapa en la revolución iraní. El látigo de la contrarrevolución, como decía Carlos Marx, ha despertado el movimiento revolucionario. El nudo de la historia, que se rompió después de 1979, de nuevo se ha restablecido en Irán. Esa es la tarea de los marxistas iraníes, armar al movimiento con objetivo claros. Así la victoria estará garantizada. Pero en primer lugar es necesario que la nueva generación de trabajadores y jóvenes revolucionarios, aprendan las lecciones del pasado y extraigan las conclusiones necesarias. Si esta obra es una ayuda en esta tarea, el objetivo estará cumplido.

FMLN: ANÁLISIS Y EVOLUCIÓN.

FMLN: ANÁLISIS Y EVOLUCIÓN.

ALBERTO MARTÍN ÁLVAREZ. U.C.M.

INTRODUCCIÓN

En esta breve investigación, he tratado de llevar a cabo un análisis de las transformaciones sufridas por el Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN), tanto a nivel ideológico como organizativo.

Para ello me he centrado fundamentalmente en el estudio de la organización, en sus estructuras y en la evolución de su discurso y de sus estrategias a lo largo de los años.

A nivel ideológico, las organizaciones que componen el Frente asumieron desde sus inicios el marxismo-leninismo, enriquecido con aportes provenientes de las experiencias de otros movimientos de liberación nacional . La experiencia, el contacto con la realidad , en un país subdesarrollado y dependiente, ha hecho que, paulatinamente, los guerrilleros salvadoreños hayan transformado su discurso en la línea del pragmatismo, manteniendo aún un horizonte utópico.

Sin embargo, no todas las organizaciones han permanecido en el Frente, habiéndose perdido en estos años la cohesión ideológica que mantuvieron durante la guerra.

Dar cuenta de todos los cambios ocurridos es el objetivo de este trabajo.

He de decir que en él me centro exclusivamente en la vida de las organizaciones, haciendo referencia a otros actores y al propio contexto histórico sólo cuando sea necesario para interpretar los cambios sufridos al interior de estas.

NESIS. ORIGEN Y FORMACIÓN DE LAS ORGANIZACIONES POLÍTICO-MILITARES SALVADOREÑAS.

A. LA ETAPA DE FORMACIÓN.

El primer antecedente de grupos que optan por la lucha armada en El Salvador, son los Grupos de Acción Revolucionaria (GAR), organizados por el Partido Comunista Salvadoreño (PCS) en 1960, directamente influenciados por la experiencia cubana y en una coyuntura nacional marcada por el represivo gobierno militar del coronel Lemus. En 1961, y bajo otro gobierno militar, esta vez el de Julio Adalberto Rivera, se crea el Frente Unido de Acción Revolucionaria (FUAR). Los miembros de los GAR se incorporarán a este Frente, pero jamás llegarán a actuar, pese a haber recibido incluso entrenamiento militar, desapareciendo en 1963. Esto se debió a que dentro del PCS se impuso, en los debates internos, la línea que priorizaba el trabajo político y sindical, apostando por confrontar al régimen desde la legalidad.

Sin embargo, en 1964, llega a la secretaría general del partido Salvador Cayetano Carpio. Este líder era básicamente un sindicalista y priorizará esa línea, pese a haber sido uno de los organizadores de los GAR. Sin embargo, poco a poco, irá cambiando su posición hasta acabar apoyando decididamente la lucha armada. El debate alrededor de este tema fue muy fuerte al interior de la organización durante 1968 y 1969, pero sólo al nivel de la cúpula.

Ya en 1970 y en el marco del pleno ampliado convocado por la dirección del partido para tratar el problema de la lucha armada, el sector que la apoyaba fue derrotado. Cayetano Carpio, José Dimas Alas y otros dirigentes abandonaron la organización.

Este grupo será el germen de la primera organizacion político militar que nace en El Salvador, las Fuerzas Populares de Liberación Farabundo Martí (FPL), que se constituyen formalmente el 1 de abril de 1971. Sus primeros militantes serán obreros y estudiantes comunistas y socialcristianos que se oponían a la vía legalista de sus respectivas formaciones políticas. La militancia original de esta formación refleja qué sectores se hallaban más comprometidos con las transformaciones sociales, de una parte, aquellos provenientes del PCS, y, por otra, los cristianos de base influidos por la doctrina social de la Iglesia.

Estos primeros activistas de las FPL buscaban constituir un verdadero partido marxista-leninista de nuevo tipo, que fuera capaz de dirigir las acciones pacíficas, pero tambien de llevar al proletariado al poder mediante la lucha armada. Plantearán una estrategia revolucionaria político-militar de guerra prolongada del pueblo, pues preveían que una vez que derrotaran a la alianza oligárquico-militar, identificada como su principal enemigo, deberían enfrentarse al imperialismo norteamericano.

Tambien desarrollaron teóricamente una estrategia centroamericanista, que consideraba que la liberación de una nación del área era imposible sin una coordinación con los otros pueblos del itsmo, debido a la presión que ejercerían los Estados Unidos.

Desde un primer momento, desestiman el foquismo como estrategia, ya que El Salvador es un país pequeño y carente de grandes áreas montañosas.

Tambien en 1971, se forma “El Grupo”, que fue el antecedente del Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP), fundado tambien por disidentes comunistas y demócrata-cristianos que propugnan la vía armada, en oposición a sus partidos de origen. El ERP, tambien se declara desde sus orígenes marxista-leninista. Sin embargo, consideraban como estrategia la vía insurreccional a medio plazo, es decir pretendían crear las condiciones mediante el trabajo político y militar para que las masas se levantaran contra la dictadura militar en un plazo relativamente corto de tiempo. El ERP y las FPL se diferenciarán tambien, en estos primeros momentos, en la forma que debería tener el futuro gobierno revolucionario que pretendían establecer. El primero aspiraba a “la toma del poder político por la vía armada, para establecer un gobierno democrático popular de unidad entre obreros y campesinos, en integración con otros sectores dominados”.(1)

Para las FPL, este gobierno debería ser un “gobierno revolucionario de obreros y campesinos, eliminando toda posible influencia de elementos o agrupaciones revisionistas en la lucha y en la construcción de una sociedad socialista en El Salvador”.(2)

Por otra parte, el ERP, niega tambien la validez del foquismo como estrategia.

En 1973 surge otra nueva organización político-militar, la Organización Revolucionaria de los Trabajadores (ORT), fundada por obreros, campesinos y estudiantes de extrema izquierda. Se define tambien como marxista-leninista y busca la “toma del poder político por la vía armada para construir la sociedad socialista, dentro de la concepción de la lucha prolongada”.

Esta organización surge muy influida por el sonado fraude electoral cometido en las elecciones presidenciales de 1972 por el partido oficial, el Partido de Conciliación Nacional (PCN), representante de los intereses del Ejército y de las clases dominantes.En ellas, por primera vez se presentaba unida la oposición legal al régimen bajo las siglas de la Unión Nacional Opositora (UNO), que agrupaba a socialdemócratas y demócrata-cristianos fundamentalmente. Pese a su triunfo, fue impuesto el coronel Arturo Armando Molina.

Este hecho provocó, que otros grupos politizados de la izquierda y la centro-izquierda perdieran la confianza en los métodos legales de toma del poder, y que se decidieran a tomar las armas ante el cierre de los canales de expresión y la represión creciente.

En 1975 surgirá otra nueva organización, las Fuerzas Armadas de las Resistencia Nacional (FARN-RN). Sus miembros provenían del ERP, al que abandonaron tras el asesinato de Roque Dalton, uno de sus cuadros más valiosos, acusado de ser espía cubano por la dirección del propio ERP. Una fracción de la organización decide así fundar el nuevo grupo.

Hasta este momento, las acciones de las organizaciones eran fundamentalmente de guerrilla urbana, priorizando el trabajo militar, a pesar de auto-considerarse tambien organizaciones políticas, que eludían el foquismo y compartían el marxismo-leninismo.

En este momento surge una pregunta evidente, )por qué este tipo de organizaciones no consiguen implantarse hasta la década de los setenta?.)Qué había cambiado en El Salvador para que ahora la lucha armada arrastrara tras de si a contingentes considerables de la población?.

Según el propio Salvador Cayetano Carpio, de una parte habrían influido los cambios experimentados por el país a lo largo de los años sesenta, la industrialización y la urbanización consecuencia de la inserción de El Salvador en el Mercado Común Centroamericano, con las transformaciones sociales que tales procesos conllevan. Dichas transformaciones se producen en el seno de una sociedad eminentemente agrícola , caracterizada por el dominio de la gran propiedad dedicada al cultivo de exportación, con grandes masas campesinas proletarizadas o semi-proletarizadas sobreviviendo en condiciones de extrema pobreza. A esto habría que añadir un sistema político excluyente que no había cambiado en lo sustancial desde 1932, en el que el Ejército asumía el poder político para defender un statu quo favorable a la oligarquía terrateniente, que se convertía en su principal apoyo. Pese a todo se mantenía una fachada electoral, con la celebración de elecciones periódicas, ganadas recurrentemente de forma fraudulenta por el partido oficial.

A estas condiciones estructurales debemos añadir un suceso coyuntural que va a actuar como detonante, y que será lo que provoque una serie de cambios que, a la larga nos conducen a la formación de las organizaciones político-militares. Este suceso es la guerra con Honduras de 1969. Este pequeño conflicto va a producir el retorno masivo de emigrantes salvadoreños que trabajaban en este país vecino. Estos retornados significarán población añadida presionando por tierras en un país que carece de frontera agrícola, representarán un pequeño ejército de reserva del trabajo presionando a la baja en los salarios. Serán en suma un colectivo más a añadir a la masa de descontentos. Si a todo esto le añadimos una situación de crisis económica , encontramos las razones por las que determinados grupos de población optaron por la lucha armada.

B. LA ETAPA DE LA LUCHA DE MASAS.(1974-1980).

Será a partir de 1974, cuando en el marco de una creciente agitación popular, las organizaciones guerrilleras tomen conciencia de la necesidad de incorporar a las masas a la lucha revolucionaria.

Esta necesidad aparecía clara en los planteamientos iniciales de todas ellas, pero en la realidad lo que se priorizó fue el trabajo militar, las acciones armadas y la creación de guerrillas urbanas y grupos de apoyo para estas.

El viraje en la estrategia se concretará en la creación de organizaciones de masas, en la toma del control de sindicatos y en la fundación de partidos revolucionarios.

El ERP y las FPL serán las primeras en cambiar de estrategia, tratando de dar respuesta a la reacción popular ante los fraudes electorales y el aumento de la represión que llevó a cabo el gobierno de Molina (1972-1976). Esta reacción, en un contexto de despidos masivos, bajos salarios y movilización de los trabajadores, amenazaba con superar a las propias organizaciones político-militares, estructuradas hasta ese momento en función de sus necesidades militares.

La táctica que implementarán las organizaciones será, acercarse a los sindicatos y a otras organizaciones populares e impulsar en su interior la lucha reivindicativa de carácter laboral de forma pacífica, para despues orientar esas movilizaciones como una lucha política contra el régimen con acciones de todo tipo, tanto legales como ilegales.

Esto supuso una seria transformación en el seno de los grupos guerrilleros, que debieron destinar gran parte de sus cuadros al trabajo político, retirándolos de las funciones militares, aunque las acciones armadas continuaron.

Cada organización creó su propio frente de masas, con ello perseguían, de una parte, crear un clima permanente de movilización e inestabilidad, de otra, atraer nuevos simpatizantes y activistas, tambien organizar masas que apoyaran su proyecto revolucionario, con el fin de desencadenar una insurrección, según la estrategia del ERP, o de acumular fuerzas para la larga lucha que había que desarrollar según las FPL.

De esta manera, en mayo de 1974 se crea el Frente de Acción Popular Unificada (FAPU), integrado por asociaciones de profesores, estudiantes universitarios, campesinos y párrocos progresistas. Esta organización estaba influida por el ERP.

El 6 de agosto de 1975 surgirá el Bloque Popular Revolucionario (BPR), “este era un proyecto de frente revolucionario de masas donde se integraban exclusivamente masas organizadas por las FPL”.(4). Se formó coordinando poco a poco a las organizaciones controladas por las FPL. Agrupaba a estudiantes, maestros, campesinos, obreros y pobladores de tugurios.

Para adecuar sus estructuras a las nuevas necesidades del trabajo con las masas, las organizaciones político-militares fundarán sus propios partidos políticos, que conformarán una única estructura orgánica junto al grupo guerrillero. Las organizaciones de masas actuarán tambien guiadas por las estrategias de los grupos guerrilleros, dándose a veces el caso de que hubiera activistas que pertenecían tanto a la dirección de la guerrilla como a la de la organización de masas.

De esta forma, el 25 de enero de 1976, se funda el Partido Revolucionaro de los Trabajadores Centroamericanos (PRTC), por los militantes de la ORT. El PRTC fundará su propia organización de masas, la Liga para la Liberación, que se estructurará más adelante, en diciembre de 1979 en el Movimiento de Liberación Popular (MLP).

Por su parte, el ERP, creará el Partido de la Revolución Salvadoreña (PRS). Más tarde, en febrero de 1977 y como respuesta a la represión desatada contra las movilizaciones provocadas por el fraude electoral en las elecciones presidenciales de ese año, el ERP creará su propia organización de masas, las Ligas Populares 28 de febrero (LP28), integradas como las demás por organizaciones campesinas, sindicatos, asociaciones estudiantiles y de barrio.

Por lo que respecta a las FPL, celebrarán su Primer Consejo Nacional Revolucionario en 1976, en él deciden transformarse en partido politico con el mismo nombre, Fuerzas Populares de Liberación Farabundo Martí.

Por su parte, el Partido Comunista Salvadoreño, aun apartado de la lucha armada, contaba con su propia organización de masas, la Unión Democrática Nacionalista (UDN), desde 1962.

El esquema de partido que las organizaciones ponen en marcha prácticamente el mismo, una estructura partidaria leninista, de tipo político militar. La línea que adoptaron fue priorizar el trabajo con las masas, pero sin descuidar el trabajo militar, ya que los propios miembros permanentes de la autodefensa de las organizaciones de masas, pasaban a ser, antes o despues, activistas en la guerrilla.

En febrero de 1977 se celebran unas nuevas elecciones presidenciales. Una vez más la oposición legal se presenta unida, y, nuevamente el partido oficial comete un fraude espectacular. Este será el detonante que definitivamente impulsará a muchos sectores a lanzarse a la confrontación con el régimen, cuya nueva cabeza visible será el general Romero.

Este fraude y la creciente represión que desata el régimen contra las consiguientes acciones de protesta será lo que eleve la movilización popular a máximos históricos.

Fue precisamente este último fraude el que provocó el viraje en la estrategia del Partido Comunista Salvadoreño, pasando de la vía legalista a una proyección integradora de lo político y lo militar. Aceptan el hecho de que ante la ausencia de canales de expresión que facilitaran la futura toma del poder, algo que intentaron hasta las elecciones de 1977 entrando en la coalición opositora, era necesario buscar otras alternativas. Este viraje les llevará a la creación el 24 de marzo de 1980 de las Fuerzas Armadas de Liberación (FAL).

El balance que las propias organizaciones hacen de esta etapa, tambien tiene puntos negativos., haciendo autocrítica de sus posturas, acusándose de radicalismo por no haber buscado la unidad en la izquierda en una coyuntura de auge del movimiento popular, ya que cada organización creía ser depositaria del purismo revolucionario, cada grupo creía ser la verdadera vanguardia revolucionaria. Como elemento positivo, destacan el enorme capital político que les proporcionó la lucha de masas y la gran cantidad de militantes que se les unieron.

LA UNIDAD. LA FORMACION DEL FMLN-FDR.

Hasta 1979, la unidad de las organizaciones político-militares no había sido posible por las diferencias entre las organizaciones más importantes. Eran diferencias de orden táctico, fundamentalmente, a las que habría que añadir un acusado sectarismo y falta de realismo, al considerar que con sus únicas fuerzas, cada organización por separado podía acabar con la dictadura, esto les llevó tambien a rechazar alianzas con sectores democráticos no revolucionarios.

Sin embargo, en octubre de 1979, se abre una nueva coyuntura que cambia radicalmente el panorama político. El día 15 de este mes se produce un golpe de Estado cívico-militar encabezado por los militares más progresistas de la institución, la denominada Juventud Militar, encabezada por el coronel Adolfo Arnoldo Majano y por elementos civiles, principalmente significados personajes de la democracia cristiana y de la socialdemocracia, anteriormente aliados en la oposición legal contra el régimen.

La Junta Revolucionaria de Gobierno que se instala al frente del país promete una serie de

reformas, agraria, desmilitarización y otras, avaladas por importantes personalidades de reconocidas credenciales democráaticas que formaban parte de ella, como Rubén Zamora, Enrique Alvarez Córdova o Salvador Samayoa.

Este gobierno no recibirá el apoyo de las organizaciones político-militares, que lo denunciarán como un autogolpe de la tiranía militar para parar el auge de las masas que amenazaba con conducir a estas a la revolución, o como una maniobra de la oligaarquía para dotarse de una fachada democrática mientras seguía controlando el poder.

Si bien es cierto que el control del Estado seguía en manos de los sectores más reaccionarios del Ejercito, lo que se comprobaría con la dimisión de los miembros civiles de la Junta en enero de 1980 por no poder implementar las reformas prometidas,las propias organizaciones político-militares harán autocrítica de su posición años despues, al considerar como una oportunidad histórica este primer gobierno de la Junta para acabar con el bloque dominante de poder.

La elección de las organizaciones será la unidad en la confrontación con la Junta Revolucionaria y tambien frente a la segunda Junta, producto de un pacto entre las Fuerzas Armadas y los sectores situados más a la derecha en el Partido Demócrata Cristiano, capitaneados por Napoleón Duarte.

La unidad de las organizaciones comenzará en la tercera semana de diciembre de 1979, cuando se constituye una coordinadora político-militar conformada por el PCS, la RN y las FPL. El ERP y el PRTC no se incorporan por cuestiones políticas, sin embargo el proceso ya es irreversible y como resultado de esta coordinación, el 10 de enero de 1980 se funda la Coordinadora Revolucionaria de Masas (CRM), que agrupó a todas las organizaciones de masas creadas por las organizaciones guerrilleras.

En el programa de la CRM tenemos un documento de consenso donde se trató de expresar los factores de unidad entre las distintas organizaciones armadas. Podemos decir que es el primer programa de la revolución salvadoreña. En él se combinan medidas de carácter revolucionario con otras puramente democratizadoras, pero que en suma forman un programa anti-oligárquico, anti-imperialista y democratizador, en el que en lo económico se propugna la economía mixta y la reforma agraria, afectando a los intereses de la oligarquía, en lo político se apuesta por la desmilitarización, entendida como la pérdida del papel central de los militares en el Estado y por la democratización profunda, en el campo internacional optan por el no alineamiento.

Es un programa destinado a aglutinar a amplios sectores de la población y no sólo a obreros y campesinos proletarizados. Significa, en mi opinión, un viraje estratégico en los planteamientos de las organizaciones político-militares.

El 18 de abril de 1980 se funda el Frente Democrático Revolucionario (FDR). Esta organización reune tanto a las organizaciones de masas controladas por las organizaciones político-militares integradas en la CRM como a partidos políticos, los principales de ellos, el Movimiento Nacional Revolucionario (MNR), de tendencia socialdemócrata y miembro de la Internacional Socialista, dirigido entonces por Guillermo Ungo y el Movimiento Popular Social Cristiano(MPSC), escindido del PDC y dirigido por Rubén Zamora. Agrupaba además a una serie de sindicatos y organizaciones estudiantiles que lo convirtieron en el órgano de expresión de toda la izquierda y centro-izquierda salvadoreña.

El proceso unitario proseguirá en estos momentos de forma acelerada, el 22 de mayo se crea la Dirección Revolucionaria Unificada (DRU), que contaba con la participación de todas las organizaciones político-militares, excepto el PRTC, que se incorpora a ella el día 5 de diciembre, y pretendía dotar al movimiento revolucionario de una única línea política y militar.

En su documento fundacional la DRU asume en su totalidad la plataforma programática de la CRM.

El día 10 de octubre de 1980 se funda formalmente el Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional, con la ausencia momentanea de las FARN y del PRTC. En la proclama fundacional informan de la constitución de comisiones conjuntas y de un sólo Estado Mayor. Adoptan la norma del centralismo democrático y otras reglas de funcionamiento interno, así como una serie de símbolos y consignas comunes.

Analizando detenidamente este proceso de unificación, podemos advertir que se trata del viraje más importante en los niveles ideológico y organizativo, que han experimentado las organizaciones desde su aparición. Significa, en primer lugar, un cambio en el concepto de vanguardia. En su origen, cada organización político-militar se consideraba a si misma la vanguardia del movimiento revolucionario, aspirando a hegemonizar dicho movimiento. Con la unidad de las organizaciones, ese papel recae sobre el FMLN como frente y más adelante incluso revisarán esta postura y aceptarán como parte de la vanguardia a “otros sectores democráticos no marxistas-leninistas”.(5),pero que tambien serán considerados como revolucionarios. Estos sectores son los partidos que formaron parte del FDR. A partir de este momento analizarán el problema de la vanguardia no por el origen de clase, sino por el proyecto de sociedad que esos sectores democráticos buscan impulsar. Sin embargo la aceptación de estos principios no estará exenta de tensiones al interior del FMLN y su asunción definitiva no se reconocerá públicamente hasta 1989, como veremos más adelante. Por el momento, en 1980, consideraron la alianza con el FDR como estratégica y necesaria dada la correlación de fuerzas al interior del país. El realismo comienza a imponerse por encima de las interpretaciones dogmáticas en el seno del movimiento revolucionario. La alianza FMLN-FDR funcionará bajo la teórica autonomía de ambos frentes, sin embargo en la práctica es difícil dilucidar si realmente no serían las organizaciones armadas las verdaderas conductoras del proceso.

El FMLN hizo gala en el terreno ideológico de cierta flexibilidad, apoyando un programa político ciertamente revolucionario, pero alejado de las posiciones maximalistas de los años setenta.

LA GUERRA. (1981-1992).

La segunda Junta de gobierno, como gobierno de transición, convocará unas elecciones constituyentes en 1982, para elaborar una Constitución que entró en vigor en 1983 . A partir de entonces se convocaron elecciones periódicas para tratar de normalizar la vida política. Los años que van de 1980 a 1988, son los de la hegemonía del PDC. Sus sucesivas administraciones trataron de implementar una serie de reformas, como la agraria , la política de nacionalizaciones y otras, que trataban de dar respuesta a las reivindicaciones de la población. Sin embargo, en la coyuntura de un país en guerra y con la ferrea oposición de los poderes económicos del país a cualquier cambio profundo, las reformas no se profundizaron. Por otra parte, tanto las administraciones demócrata-cristianas, como las areneras, que las seguirán tras el triunfo del candidato del derechista partido Alianza Republicana Nacionalista (ARENA), Alfredo Cristiani en las presidenciales del 14 de marzo de 1989, continuaron escalando el conflicto, convertido en abierta guerra civil desde la ofensiva del FMLN de noviembre de 1981. A esta escalada bélica contribuyó el gobierno norteamericano, que hizo una lectura del conflicto en términos de la Guerra Fría . Hay que tener en cuenta que la Revolución Sandinista triunfa en julio de 1979 y que tuvo repercusiones al interior de El Salvador, tanto en el comportamiento de los revolucionarios, como en el del Ejército. Sin embargo, el apoyo que esta realmente dio a los guerrilleros salvadoreños fue más político y diplomático, que material.

La postura de los frentes durante este período será, en primer lugar, de denuncia recurrente y sabotaje de las elecciones, que respondían, en su interpretación, al proyecto contra-insurgente de guerra con reformas ideado por los Estados Unidos e implementado por el Ejército y el gobierno

salvadoreños para restar base social a la guerrilla y dotar de barniz democrático a un régimen controlado en realidad por los militares, sin embargo, decían no rechazar las elecciones por principio, pero si en el contexto salvadoreño, donde no había garantías democráticas. En segundo lugar, combinaron las iniciativas políticas y las militares, buscando implantarse como ejército en todo el territorio y derrotar a las Fuerzas Armadas, pero a la vez haciendo propuestas de diálogo al gobierno ya desde diciembre de 1981. Dichas propuestas de diálogo, que se sucederán a lo largo de la década de los ochenta, responderán en algunas ocasiones a planteamientos estratégicos y de oportunidad, más que a una voluntad real de negociación. Los sucesivos gobiernos, por su parte, tampoco aceptarán las demandas del movimiento revolucionario, buscando una y otra vez derrotarlo militarmente.

Habrá que esperar hasta 1989 para encontrar cambios importantes en la estrategia y en el discurso del FMLN. Ese año, en las elecciones presidenciales que se celebraron en marzo, se presentó la coalición Convergencia Democrática (CD), cuyos principales integrantes fueron los antiguos socios del FDR ,el MNR, y el MPSC, con lo que el FDR queda desactivado, ya que las organizaciones de masas dejaron de funcionar hacia 1983, debido sobre todo a la represión que imposibilitó el trabajo político. La CD seguirá defendiendo un programa revolucionario, pero recurriendo a las elecciones para implementarlo, quizá buscando autonomizarse de las organizaciones político-militares y tambien debido al indudable atractivo que comenzaba aejercer en la izquierda la vía electoral. La decisión de la CD conllevó no pocas críticas en el seno de las organizaciones, pero se aceptó al fin como otra manera de continuar la lucha, y de hecho el contacto entre la CD y el FMLN siguió siendo muy estrecho. Hay que decir que la CD jamás condenó la lucha armada.

Pero sin duda, el cambio fundamental en la estrategia del frente se produce a lo largo de 1989 y culmina con la publicación de su manifiesto la “ Revolución Democrática”, que significa, en el terreno ideológico, la aceptación pública de los cambios experimentados por la organización.

En él se acepta que el frente no busca una revolución radical. En palabras de Joaquín Villalobos: “No es posible ni necesaria una revolución que elimine totalmente la propiedad privada, contar con un sólo partido, negar la existencia de otras fuerzas políticas, cerrar los medios de difusión a otras fuerzas, romper con la Iglesia, luchar contra la religión o dejar de hacer elecciones…”(6).

Aceptan tambien que “…el proyecto revolucionario debe ser abierto, flexible, pluralista y democrático en lo económico y en lo político”(7).

Matiza que el marxismo-leninismo, que siguen defendiendo, debe ser aceptado como una herramienta para analizar la realidad y como una teoría para organizar la lucha, pero nunca como un dogma que les impida ver la realidad.

Con esto no hacen sino reconocer lo que, en mi opinión, venían haciendo desde 1980, es decir, adecuar su discurso a la realidad del país obligados por las circunstancias. En cuanto al programa que defienden, si se percibe ya en este momento un acercamiento hacia las formas de la democracia representativa como forma de legitimar la toma del poder, lo cual supone un cambio cualitativo respecto de los años ochenta. A partir de este momento, ya no exigen compartir el poder político, ser un poder dual o incluso hegemónico, sino que aceptan jugárselo en elecciones, siempre que estas cumplan determinados requisitos, requisitos que en lo fundamental no varían respecto del contenido de sus propuestas de 1980 y que constituirían el mínimo irrenunciable despues de diez años de guerra, es decir, reforma agraria, reforma electoral y judicial y desmilitarización, así como el esclarecimiento de las principales violaciones de los derechos humanos cometidas por el Ejército, a lo que habría que añadir la reivindicación de un nuevo orden económico y el rescate de la soberanía nacional.

Analizando detenidamente la nueva estrategia de la organización podemos encontrar que esta se compondría de dos etapas. En la primera, la lucha fundamental buscaría consolidar una verdadera democracia en El Salvador, que favoreciera a las grandes mayorías, para que esta sea posible, es necesario que se produzcan una serie de cambios previos en el país, que son los que se van a reivindicar en las negociaciones de paz con el gobierno de Alfredo Cristiani. La segunda etapa sería el socialismo, que poco a poco, se va convirtiendo en un horizonte utópico, cada vez más lejano.

De esta forma, una vez que la ofensiva del FMLN, lanzada con propósitos insurreccionales en noviembre de 1989, no dio los frutos esperados, la presión militar sobre el gobierno buscaría llegar a las negociaciones en una posición lo más fuerte posible, pues ha quedado claro para ambos contendientes que la victoria no está al alcance de ninguno de los dos y que la guerra podría ser muy larga. De esta forma la realidad obliga al FMLN a disociar la revolución de la guerra y a buscar argumentos para explicar la situación en términos teóricos, adaptando una vez más su discurso. A la coyuntura nacional, de práctico empate militar y de agotamiento de la población, tras una guerra demasiado larga, habría que sumar el fin de la Revolución Sandinista, el cambio sufrido por los países del socialismo real y la nueva postura de los Estados Unidos, favorables ahora a una solución negociada al conflicto y la transición a la democracia en América Latina. Todos estos factores contribuyen a explicar, en mi opinión el viraje del FMLN, la nueva postura del gobierno salvadoreño y el éxito de las negociaciones de paz.

EL FMLN COMO PARTIDO POLÍTICO.

El 16 de enero de 1992 culminan las negociaciones de paz con los acuerdos de Chapultepec.

A partir de este momento, el FMLN se legaliza como partido , el 28 de octubre de este año celebra su Primera Asamblea Nacional.

A partir de este momento, en el seno de las organizaciones comienzan a evidenciarse las diferencias en la interpretación de la realidad. Este mismo año, mientras el ERP, que más adelante tomará el nombre de Expresión Renovadora del Pueblo, adopta el socialismo democrático, en su primera asamblea legal, el PCS reitera su afinidad con la teoría marxista y con el socialismo, mostrándose crítico sin embargo con el “socialismo real”, en el marco de su 62 aniversario.

Las FPL, por su parte, celebran su primer congreso en mayo de 1993, y en él, por boca de su principal dirigente, Salvador Sánchez Cerén, expresan que “las FPL sustentan una ideología revolucionaria y democrática que tiene en su base los valores socialistas y utiliza como herramienta principal el marxismo en combinación con la experiencia y los nuevos hechos históricos, avances científicos y corrientes teóricas para el desarrollo de la democracia y el progreso de la humanidad”(8). Para él, el proyecto socialista sigue vigente para El Salvador, entendido como democracia en su máxima expresión y liga su proyecto político a la suerte de las grandes mayorías empobrecidas, expresando que la tarea del presente es la democracia, pero la del futuro es el socialismo, eso sí uno muy distinto del de la antigua Unión Soviética.

El contrapunto lo pone en septiembre de este mismo año 1993, la ERP, que abandona definitivamente el marxismo-leninismo y proclama su adhesión a la socialdemocracia, argumentando para ello, la crisis del marxismo, la nueva situación mundial y de El Salvador, pasando de una postura revolucionaria a una reformista, tratando de ubicarse en el centro político.

Tras las elecciones de marzo de 1994, en las que el FMLN, asociado con la CD, no consigue los resultados esperados, quedando relegado a un segundo puesto muy alejado de ARENA, las diferencias en el seno del partido se transforman en una abierta confrontación. Para tratar de ellas, se convoca una Convención extraordinaria para el día 28 de agosto. En ella quedan claras las dos posiciones encontradas que mantienen, de una parte, el ERP, a cuyo frente se encuentra su líder histórico Joaquín Villalobos y la RN con su máximo responsable Eduardo Sancho, y de otra el PCS, con Shafick Handal, el PRTC, con Francisco Jovel y las FPL con Salvador Sánchez Cerén.

El ERP y la RN buscaban una redefinición de los estatutos y de los postulados ideológicos del partido, lo que requeriría, según ellos, la disolución de los cinco grupos, para ubicarse en el centro político. De la otra parte, el PRTC, el PCS y las FPL, se oponen a un viraje hacia la socialdemocracia y sostienen que deben mantenerse los postulados en favor de una transformación revolucionaria y democrática de la sociedad.

Ante la imposibilidad de que el partido acepte sus tesis, el ERP y la RN abandonan el FMLN en diciembre de 1994, aduciendo que el frente ha perdido viabilidad como fuerza electoral en el marco de una democracia representativa, la escisión de estos dos grupos dejará al partido seriamente dañado en la Asamblea Legislativa.

Por su parte, las fuerzas que permanecen el FMLN redefinieron sus estatutos en su asamblea ordinaria , celebrada este mismo mes. El cambio fundamental, es que a partir de ahora, se concibe al frente como un partido de tendencias, además se realizaron una serie de pequeños cambios organizativos, por lo demás, reiteran su compromiso con los más necesitados para realizar las transformaciones que el país necesita.

En las elecciones legislativas y municipales celebradas el 16 de marzo de 1997, el FMLN seguirá ocupando la segunda plaza, pero tan sólo a un diputado de ARENA, habiendo obtenido tambien un buen número de alcaldías, sumando en conjunto unos resultados excelentes. Por su parte, la opción ensayada por los ex-componentes del Frente, ahora bajo el nombre de Partido Demócrata,(PD), no corrió la misma suerte, obteniendo tan sólo un diputado.

Parece ser que, por el momento los votantes han confiado en la propuesta de revolución democrática que oferta el FMLN.

CONCLUSIONES

-El FMLN pasó de buscar una ruptura del orden social violenta y radical, en los primeros años ochenta para imponer un proyecto político implementado por y para las clases populares, a luchar por el poder en elecciones competitivas y pluralistas, buscando beneficiar a dichas clases

pero sin excluir a otros sectores.

-Mantienen el marxismo-leninismo como instrumento de análisis, y como ideología, al menos teóricamente, sin embargo, la organización ha sufrido en la práctica un acusado proceso de desideologización desde 1989.

-En su horizonte utópico se mantiene la perspectiva de una sociedad socialista, sin embargo, admiten que la etapa intermedia hasta llegar a ella puede ser larga y es necesario luchar por consolidar el orden democrático, considerado ahora como un valor.

-Mantienen su compromiso con los problemas de las clases populares, siendo estas las destinatarias primeras de su proyecto político.

-A lo largo de su historia, la organización ha demostrado pragmatismo y capacidad de adaptación, lo que le ha permitido sobrevivir y transitar con éxito desde la lucha armada a la lucha electoral.

NOTAS

(1) López Vallecillos, Italo: “Fuerzas sociales y cambio social en El Salvador”. En Estudios Centroamericanos, números 369-370, julio-agosto 1979. San Salvador.

(2) Idem (1)

(3) Idem (1)

(4) Harnecker, Marta: “Con la mirada en alto”. Ed. Tercera Prensa, San Sebastián. 1991.

(5) Idem (4).

(6) Villalobos, Joaquín: “Perspectivas de victoria y proyecto revolucionario”. En Estudios Centroamericanos, números 483-484, enero-febrero 1989. San Salvador.

(7) Idem (6).

(8) Sánchez Cerén, Salvador en Tendencias, número 25, noviembre 1993. San Salvador.

El 5 de julio y el secuestro Regalado

Semejanzas muy sorprendentes aparecen entre el asesinato de dos policías el 5 de julio recién pasado y el secuestro de Ernesto Regalado en los 70.

En aquel tiempo, el socialismo marxista-leninista estaba embriagado de triunfalismo. Al inicio de los 60, la Unión Soviética había puesto en órbita el primer satélite, confirmando a sus admiradores “la superioridad del campo socialista”.

En China se realizaba la “Revolución Cultural” para eliminar los últimos resabios burgueses y preparar el rápido tránsito del socialismo al comunismo.

El 2 de enero de 1959 llega al poder Fidel Castro, que genera olas gigantes de admiración e inunda al mundo de esperanzas, o temores, de que los movimientos revolucionarios podían tomar el poder por las armas. Poco después organiza guerrillas en varios países latinoamericanos y junto con la URSS lanza tropas a “liberar” africanos.

Esa tríada, aun con fuertes contradicciones entre sus miembros, brinda abundante apoyo financiero, militar y propagandístico, a grupos radicales que creen realizadas las “condiciones objetivas y subjetivas” para el “salto de calidad” de la lucha política a la armada. La incitación a la violencia contra las democracias capitalistas era pandemia global.

En El Salvador, 1960 es convulso. Grandes protestas populares dirigidas por los estudiantes universitarios derriban al gobierno. En los años sucesivos se organizan por primera vez desde 1932 movimientos insurreccionales dirigidos por el Partido Comunista Salvadoreño, que luego, al compás que marcan los soviéticos, se repliega a la lucha electoral, lo que le vale creciente repudio de grupos “ultras”, inspirados en la revolución universitaria del 68 en Europa y Estados Unidos, con virulentas doctrinas nihilistas.

Los focos violentos se encienden en la Universidad de El Salvador, cubiertos por marbetes que evidenciaban su fundamentalismo, pero no la opción armada. Sus líderes circulaban por pasillos y aulas con sus prédicas flamígeras reclutando o fanatizando adeptos. Las autoridades universitarias, naturalmente, no los auspiciaban, pero tampoco los combatían, más por no poder, que por no querer.

A horcajadas entre las dos décadas, comienzan las ejecuciones de guardias o policías nacionales que cuidaban edificios públicos, a los que se mataba y robaba el arma. El “salto de calidad” de mayor trascendencia fue el secuestro y asesinato de Ernesto Regalado en 1971.

El hecho causó espantosa conmoción. Obra de un pequeño núcleo de exaltados, sin conexión con sectores políticos o las células armadas marxistas leninistas, quedó como hecho aislado. Tan así que nadie advirtió su sonoridad de trompetazo diabólico, preludio del infierno que se desataría pronto.

El paralelo con el 5 de julio resulta solo a grandes trazos, pues los detalles son distintos. Hay ahora en el mundo glorificación de la lucha armada, por el islamismo recalcitrante, como la que en los 60-70 hicieron rusos, cubanos y chinos. El papel que tuvo Fidel Castro en América Latina quiere heredarlo Chávez. Su compra de 1 millón de fusiles, montar una fábrica de armas, incluso apellidar al Ejército “Bolivariano”, revela intenciones de “exportar” su “revolución” el “socialismo del Siglo XXI”. Sueña con hacer lo que al Che Guevara le costó la vida: empezar en un país sudamericano la “larga y terrible guerra” que llevaría a todo el Continente la “liberación” comunista.

En tal contexto, sería lógico que una camarilla enloquecida haya dado el “salto de calidad”. Esperemos que sus disparos no sean, como los que asesinaron a Regalado, los ladridos de Cerbero anunciando la proximidad a las puertas del averno.

Temas de Derecho Agrario

En 1977 apareció publicado por la Editorial Universitaria Centro americana, EDUCA, un libro mío titulado «Ternas de Derecho Agrario y Reforma Agraria», constituido por varios ensayos sobre ambas materias, escritos mientras trabajé primero durante un breve período en la Fundación para la Capacitación y la Investigación Aplicada a la Reforma Agraria, CIARA, de Caracas, Venezuela; y luego por uno más largo, en la sede de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación, FAO, Roma.

El tiraje fue de 3,000 ejemplares, relativamente alto para una rama de¡ Derecho poco difundida; en una Región donde se lee poco hoy y se lela mucho menos entonces. Sin embargo, se agotó bastante rápido, debido a que la literatura jus agrarista era muy escasa en nuestros países

Desde aquel tiempo, tenla el deseo de reeditar la obra, añadiendo otros trabajos y poniendo al día los publicados, pero me lo impidieron una serie de infortunadas coincidencias que no es de¡ caso recordar; al igual que la de no poder dedicarme profesionalmente, diría laboralmente, ni al Derecho Agrario, ni a la reforma agraria. Aparte un breve periodo durante el gobierno Duarte, en El Salvador siempre se me cerraron las puertas del Estado, para prestar mis servicios en el sector agropecuario por razones políticas.

Cuando era estudiante universitario participé activamente en las luchas contra las dictaduras militares, defendiendo los derechos de los sectores populares, entre ellos los campesinos. Eso me valió el mote de «comunista, fácilmente aplicado por los autócratas que por 48 años gobernaron al país, a sus opositores, quienes con él quedábamos casi como los judíos con la estrella amarilla en el pecho; ciudadanos de segunda, medio ciudadanos, expuestos a arbitrariedades como no poder ocupar empleos públicos; o ser perseguidos, encarcelados y desterrados. Las cuatro cosas las sufrí en carne propia.

Un refugio laboral en esa época eran las universidades, financiadas por el Estado, pero autónomas. Mientras trabajaba en la de El Salvador, precisamente, ésta me otorgó una beca para estudiar Derecho Agrario en Bolonia, Italia, hacia donde partí hace exactamente treinta y un años, en noviembre de 1968. Tuve el honor y la dicha de ser discípulo de Enrico Bassanelli, quien junto con sus compatriotas Giangastone Bolla y Antonio Carrozza, fue uno de los tres más grandes agraristas de todos los tiempos. Al segundo lo conocí fugazmente. Al tercero lo traté mucho, durante y después de mis 15 años de residencia en Italia. Regresé a El Salvador al término de la beca de la Universidad a finales de 1970. En julio de 1972, 19 días después de tomar posesión, el peor gobernante de nuestra historia, Arturo Armando Molina, ocupó la Universidad. Encarceló a todos los que estábamos dentro; y a unos pocos funcionarios nos sacó al exilio. Así fue como llegué a Venezuela y de allí a la FAO.

Cuándo regresé a mi país en 1987, dirigí la elaboración de varios proyectos de ley, a uno de los cuales se refiere el estudio sobre la codificación incluido en el presente volumen. Esta y las dos en el extranjero, han sido las únicas oportunidades en que, repito, he podido dedicarme profesionalmente al Derecho Agrario.

El resto del tiempo, desde 1968 para acá, mi contacto con el mismo ha sido académico. Enseñando en universidades, dictando conferencias ante variadísimos públicos y participando en numerosos eventos nacionales e internacionales, casi siempre como ponente.

Digo lo anterior en parte como una explicación, quizás insuficiente e innecesaria, del porqué mi producción jurídica agraria ha sido poca e inconexa, no abundante y sistemática, como debiera haber sido y todavía espero que será. Lo recuerdo de otra parte más bien como una protesta. Me han excluido de trabajar en el sector agropecuario, no sólo regímenes que me consideraban enemigo político, sino colegas abogados funcionados de nivel medio, celosos de ser más discriminantes que sus jefes. Y esto que jamás fui radical de ninguna especie. Durante 22 años fui activista o simpatizante de la social democracia; por 16 años fui colaborador de Partido Demócrata Cristiano.

Un jurista pensará que no es aceptable hacer recuentos políticos, tanto menos protestas, en una obra de Derecho. Un europeo-occidental, lo encontrará quizás aberrante. Tal vez menos, un latinoamericano o de otra región en desarrollo.

Los juristas europeos, en efecto, han dado al Derecho Agrario una impronta neta y exquisitamente jurídica. Así actuaron grandes clásicos como los mencionados y otros cercanos a los mismos, muchos citados en este volumen, en Italia; país donde me pereció percibir un dejo de pasión social apenas en algunos párrafos de Giovarmi Galioni y Emilio Romagnoli, alto dirigente político el primero, funcionario en un tiempo de la reforma agraria el segundo.

Igual hacen los actuales como Massart y Pietro Romano Oriando, el último de los cuales tuvo un serio encontronazo con un mexicano, que insistía en politizar los temas del Congreso Interamericano de Derecho Agrario y Ambiental en Costa Rica. En el mismo, me impacto sobremanera la ponencia de Rosalba D’Alessio, precisamente por la lucidez y pureza jurídica con la cual enfocó cuestiones del Derecho Ambiental, propensas a un enfoque emotivo.

Aparte los italianos, los jus agraristas europeos a quienes más he frecuentado son los españoles, entre los cuales siento especial estima por Alberto Ballarín Marcial, quien la reforma agraria, en algo se acerca al enfoque latinoamericano.

En América Latina, efectivamente, el Derecho Agrario sube al primer plano científico-académico a raíz de las reformas agrarias que proliferan en los años 60. Estas, que respondían a vehementes criterios políticos, económicos y sociales, lo influenciaron fuertemente, al grado que muchos confundieron Derecho Agrario con Derecho de la reforma agraria, a veces con profundos razonamientos, a veces emotivamente como Ramón Vicente Casanova.

Este último fue un promotor del Derecho Agrario en Venezuela, país, repito, donde fui a parar al ser exiliado por Molina. Allí, a la época, la máxima autoridad en la materia era Victor Giménez Landinez, que la trató con criterios esencialmente políticos, sí bien de alta calidad, cónsona con su brillante inteligencia y profunda experiencia. Sin faltar quienes hicieran esfuerzos por impregnar de juridicidad a nuestra rama, entre los cuales debido a sus méritos y por especial afecto personal, recuerdo a José Román Duque Corredor y Oscar David Soto.

En el resto del Sub Continente, con notables excepciones como Antonino Vivanco, quien formuló una auténtica «Teoría de Derecho Agrario», muchos agraristas dieron tintes económicos y sociales a sus obras. Desde el precursor de precursores Luis Mendieta y Nuñez, pasando por ilustres desaparecidos como Fernando Pereira Sodero, brasileño, y René de León, guatemalteco, hasta sempiternos presentes como Guillermo Figallo, con sus decenios de brillar en este campo.

En los últimos tiempos, empero, los latinoamericanos se han vuelto más <>. Ello se debe al haber perdido actualidad las reformas agrarias; y de manera especial al acercamiento intenso de ambas culturas, merced a frecuentes reuniones internacionales en cuya promoción descuellan Ricardo Zeledón, costarricense, con su erudita formación e inagotable actividad y el maestro Fernando Brebbia, argentino, continuador, diría mejorador, del método de su compatriota Vivanco.

Marcos propicios para tales relaciones son la Unión Mundial de Agraristas Universitarios, UMAU, cuyo nombre en Español debiera ser quizás Unión Mundial de Profesores Universitarios de Derecho Agrario, en estos momentos presidida por Zeledón, y el Comité Americano de Derecho Agrario, encabezado por Brebbia.

En lo que a mis trabajos respecta, el lector verá que son estrictamente Derecho. En el primero de ellos, sobre el concepto de Derecho Agrario, insisto en que éste es totalmente una rama jurídica, rechazando expresamente que se le confunda con la reforma agraria o el Derecho de la misma.

Tal ensayo, podría haberlo ampliado y puesto al día. Pero con eso, me arriesgaba a diferir aun más esta publicación. En efecto, uno de los motivos para su continua posposición, era mi idea de hacer una nueva edición de «Temas de Derecho Agrario y Reforma Agraria en la cual quería incluir una amplio estudio sobre la reforma agraria italiana que ice cuando estudié con Bassanelli, bajo la directa orientación de Ettore Casadei, en aquella época su asistente, hoy su digno sucesor.

Esa obra, que por recurrentes infortunios permanece inédita, duplicaba el tamaño de este libro; y exigía tanto abundantes aclaraciones como actualizaciones. Por eso preferí dejarla de lado, al igual que los artículos sobre reforma agraria aparecidos en la precedente ocasión; y otros nuevos que habría debido incluir. De ahí que los «temas» se redujeron a los de Derecho Agrario, en la esperanza ojalá no irrealizable, de que en el futuro aparezcan los de reforma agraria.

Otro trabajo que debí haber modificado, es el del programa para un curso de Derecho Agrario. Aun cuando la Parte General la conservo casi intacta en mis actuales lecciones, en la Especial he suprimido varios puntos, como el de la mínima unidad económica agrícola, que nunca ha tenido vigencia en El Salvador y la ha disminuido en otros países. Y el de la comercialización de productos agrícolas, que aun cuando tuvo gran dinamismo en el país, fue barrido por la ola neoliberal que incluso acabó con los contratos agrícolas, cosas ambas totalmente absurdas.

En cambio, en la Parte Especial de mis cursos actuales, incluyo varias clases sobre Derecho Ambiental. Este, en un principio creí que quedaba incluido en el Agrario, a través del estudio jurídico sobre el agua, el suelo, la flora y la vida silvestre, por ejemplo. Luego, junto con los agraristas latinoamericanos que parecieron orientarse por esa vía, pensé en una fusión llamada Derecho Agroambiental.

Actualmente considero que ambos Derechos son como círculos secantes entrecortados. Cada uno tiene áreas exclusivas. Por ejemplo el crédito agrícola, la reforma agraria y las asociaciones de agricultores del Agrario; o la contaminación sónica y la eliminación de la basura del Ambiental. Pero tienen zonas en común, aunque los fines y formas de tratarlas sean distintas, como el agua, los bosques y el suelo.

En tanto no se establezcan como cursos separados, cosa de necesidad discutible, en mi curso de Derecho Agrario incluyo, repito, una referencia general a la materia objeto del Ambiental.

Finalizo agradeciendo enormemente por la publicación de esta obra a mis amigos de la Corte Suprema de Justicia, especialmente a Jorge Eduardo Tenorio Presidente, y José Ernesto Criollo, Magistrado responsable de la Sección de Publicaciones. Formulo el deseo ferviente de que sea útil a estudiantes y docentes de El Salvador, quizás de otros países. Y envío con ella un caluroso saludo a los queridos colegas de la UMAU.

Berlín, El Salvador,
Noviembre de 1999

Social democracia necesita programa, líder y apertura

Social democracia necesita programa, líder y apertura

Ivo Príamo Alvarenga

Generar ahora una fuerza social demócrata, con la debilidad de faltarle identidad histórica e ideológica, requeriría de un programa sólido, liderazgo carismático y amplia apertura.

Los intentos anteriores, excepto el efímero PSD pro Lemus, trataron de acopiar seguidores en la élite y la masa. Lo mismo el MNR inicial, empezado por pocas personas de clase media modesta, incluyendo obreros y pequeños empresarios.

Luego engrosado por universitarios de la exitosa Federación Socialista Democrática, quienes recogieron las firmas para inscribirlo, con el paradójico, explicable en ese momento, apoyo del PAR, entonces fachada del Partido Comunista, en otro tiempo del General Menéndez.

Fueron a elecciones, llevando como candidato a la alcaldía de San Salvador a una persona que este día cumple años y, debido a su incansable lucha por la libertad, merece un saludo.

Lograron elegir diputado al iniciador del partido, Rodrigo Gamero, quien pasó a creerlo propiedad personal y habría provocado su extinción, de no habérselo “tomado” Guillermo Ungo y varios veteranos de intentos anteriores, como el PRD y la primera AD, así como líderes estudiantiles tipo Héctor Oquelí, mártir de la social democracia, hoy casi olvidado.

Se adhirieron notables profesionales y un poco de obreros. Pero no pasaron de allí, pese a dos oportunidades para crecer. La primera cuando se unieron a la Unión Nacional Opositora (UNO) cuya fuerza era el PDC, que por cierto anulaba la intención del MNR de plantearse como alternativa honesta, al intervencionismo de los gobiernos corruptos e imposicionistas de las dictaduras.

La otra fue cuando la Democracia Cristiana decepcionó a sus multitudinarios seguidores, al aliarse con los militares a principios de los 80. El MNR en vez de sustituirla en la simpatía popular, cometió el error de pegar su pequeñez de hormiga a la ceiba de los frentes civiles del naciente FMLN.

Desde entonces, el MNR fue un partido de dos personas, Ungo y Oquelí, el último gestor principal de su admisión en la Internacional Socialista (IS), con cuya ayuda habrían podido sintetizar una doctrina social demócrata salvadoreña y crear bases en el país, pero se dedicaron a publicar folletos y realizar viajes atacando a los gobiernos de El Salvador y Estados Unidos.

Cuando regresaron, para poco después morir el primero y ser asesinado el segundo, quisieron insuflar vida al “partido”, pero desapareció en la primera elección que enfrentó.

Ungo, con el nombre MNR, su inteligencia, cultura y capacidad de mediación, amén del poderoso apoyo de la IS, logró ascendencia sobre los líderes guerrilleros e influyó en el proceso de paz.

Aparte eso, en nada allanó el camino hacia un movimiento social demócrata; ni siquiera heredando a quienes hoy buscan la membresía de la IS, traidoramente alineada con el FMLN, ajeno a sus ideales democráticos.

Los actuales intentos, caducado el intervencionismo, tendrían que adoptar sin medias tintas la economía social de mercado, con el principio que el PSD de Billy Brandt utilizó para sacar del poder a los creadores de aquella, los demócratas cristianos alemanes: “Haremos lo mismo que ellos, pero lo haremos mejor”.

Tendrían que elaborar estudios programáticos serios, creíbles, en vez del estéril radicalismo de algunos líderes, como si quisieran disputárselo al FMLN.

Al contrario de una amplia apertura, ni siquiera han reclutado adherentes cuando ya empiezan a discriminarlos.

Para colmo, ninguno tiene magnetismo en las masas, dicho sea con respeto a sus buenas intenciones, el afán patriótico que los mueve y la capacidad que, por todo otro concepto, los caracteriza.

Colorín colorado, este cuento no ha empezado, pero ya se ha acabado.

Historia de Sierra Leona

Los bulom (sherbro), temne y limba han venido habitando el litoral de la actual Sierra Leona por miles de años. A comienzos del siglo XVI d.C., pueblos de lengua mande migraron desde el territorio de la actual Liberia y a su tiempo fundaron los estados de Bullom, Loko, Boure y Sherbro.

En 1460 navegantes portugueses desembarcaron en la península, bautizándola Sierra Leona por las montañas allí ubicadas. Comenzando el siglo XVI, comerciantes europeos tomaron la península como escala regular, intercambiando ropas y metales por marfil, madera y pequeños contingentes de esclavos. A comienzos del siglo XVII, a lo largo de la costa, se intensificó la actividad de los comerciantes británicos. Un siglo más tarde, comerciantes de lengua fulani y mande, provenientes de la región de Fouta Djallon de la actual Guinea, convirtieron al islamismo a numerosos temne. El Islam se estableció con firmeza en el norte y se fue diseminando por el resto del territorio.

Al comienzo del siglo XIX Inglaterra enfrentaba un peculiar “problema demográfico”, planteado por la llegada a Londres de cientos de esclavos fugados de las Antillas, a quienes amparaba una decisión judicial que no reconocía la esclavitud en la metrópoli. Se optó entonces por “retornarlos” a África. El líder abolicionista Granville Sharp compró a los jefes de distintas etnias un territorio de 250 km2 (por 60 libras esterlinas) e instaló en él una sociedad de agricultores, organizada sobre bases democráticas y pronto transformada, por la lógica capitalista, en una empresa colonizadora que impulsó la conquista británica de todo el país.

Arrojados a un lugar donde no tenían ningún arraigo, los “criollos” se esforzaron en asimilar la cultura europea, despreciando a los “salvajes” del interior y sirviendo de intermediarios al colonialismo inglés.

La resistencia de los nativos leoneses, no obstante, fue dura y prolongada, alcanzando la cima en 1898 cuando su líder Bai Buré, aprovechando la cobranza de un impuesto sobre cada choza hecha por los ingleses, consiguió levantar en armas a casi todo el interior. Sin embargo, la aplastante superioridad militar inglesa consiguió derrotar a los “salvajes”, luego de casi un año de campaña.

Cuando llegó la hora de la descolonización, en 1960, los británicos negociaron con los líderes tradicionales un acuerdo que salvaguardara sus intereses. Sir Milton Margai, secretario general del Partido del Pueblo (SLPP) se convirtió así, en 1961, en primer ministro de la Sierra Leona independiente.

Los criollos, que junto a los británicos y los comerciantes de origen sirio-libanés retenían el poder económico, fueron desplazados del poder político. Conservaron, sin embargo, gran influencia sobre el gobierno de Margai.

A la muerte de éste, en 1964, lo sucedió su hermano Albert. Todo continuó igual, o peor, y la corrupción y el vicio se desarrollaron a niveles que algunos comparan con los de la Cuba de Batista. La producción de diamantes dio origen a cadenas de tráfico ilícito y la delincuencia se convirtió en la fuente más usual de enriquecimiento.

La situación cambió en 1967, cuando el All People’s Congress (APC, Congreso de Todo el Pueblo) de Syaka Stevens ganó las elecciones. Los criollos conservadores, los líderes tradicionales y los neocolonialistas británicos se unieron para bloquear el ascenso de quien consideraban “peligrosamente progresista”. Stevens fue depuesto por un golpe militar y debió exiliarse en Conakry.

En abril de 1968 un grupo de oficiales subalternos tomó el poder es el llamado “golpe de los sargentos” y restituyeron a Stevens, quien en 1971 rompió los últimos lazos entre Sierra Leona y Gran Bretaña, proclamó la República y se convirtió en presidente.

Stevens nacionalizó la explotación forestal, dio participación mayoritaria al Estado en la empresa que controlaba la producción de diamantes e integró a Sierra Leona a las asociaciones de productores de hierro y de bauxita, con el fin de obtener mejores precios para estos productos.

En 1978 Stevens sometió a plebiscito un proyecto que establecía el sistema de partido único, en un intento por terminar los enfrentamientos con la oposición. La propuesta de Stevens fue aprobada: el APC incorporó a sus filas y a los cargos de gobierno a las principales figuras del SLPP.

A partir de 1979 los signos de la crisis económica y política se hicieron evidentes. La caída de las exportaciones, la inflación y el deterioro de las condiciones de vida, sumados al creciente autoritarismo y a las denuncias de corrupción, hicieron perder popularidad al gobierno de Stevens.

En setiembre de 1981 el Congreso Sindical de Sierra Leona declaró una huelga general en reclamo de un cambio en la política económica. La medida abarcó todo el país y significó un duro cuestionamiento al régimen de Stevens, que debió hacer algunas concesiones.

En las zonas urbanas, la escasez de alimentos, principalmente de arroz, se hizo crónica. También hubo carencias periódicas de agua, combustibles y electricidad. El contrabando se expandió, mientras la inflación y el alza del costo de vida provocaban una reducción de 60% en el salario real de los trabajadores. El atraso en el pago de salarios se convirtió en norma, al punto que los diputados recibían sus sueldos en bolsas de arroz, que luego eran revendidas en un ilícito mercado paralelo que producía grandes ganancias.

Más de 70% del comercio exterior pasó a ser manejado por el mercado paralelo, controlado por la comunidad de comerciantes libaneses. El contrabando de oro y diamantes estaba evaluado en casi 150 millones de dólares anuales, mientras que las exportaciones oficiales eran en 1984 de sólo 14 millones de dólares.

En noviembre de 1985 Syaka Stevens entregó el poder a Joseph Momoh, uno de sus ministros, pero eso no significó una modificación en la situación de crisis.

En 1987 fue decretado el estado de emergencia económica que incluyó la concentración de los derechos de comercialización del oro y los diamantes en manos del Estado, la imposición de un recargo de 15% a las importaciones y la reducción de los salarios públicos.

En marzo de 1991, fuerzas rebeldes que operaban desde Liberia ocuparon dos pueblos fronterizos. Las incursiones, en las que intervinieron guerrilleros de Burkina Faso, Liberia y Sierra Leona, afectaban un tercio del país.

En agosto de ese año se aprobó, mediante un referéndum, una nueva Constitución que instituyó la pluralidad de partidos. Mientras tanto la crisis económica siguió profundizándose, en medio de permanentes denuncias de corrupción.

En 1992 el gobierno inició un programa de ajuste impuesto por el Fondo Monetario Internacional. James Funa, ex ejecutivo del Banco Mundial, fue nombrado ministro de Finanzas, e impuso el control monetario, estímulos para la exploración extranjera de los recursos naturales y una amplia privatización, así como una depuración del aparato del Estado, carcomido por la corrupción.

El 29 de abril de 1992, el capitán Valentine Strasser tomó el poder mediante un golpe de Estado y, luego de suspender la Constitución, creó el Consejo de Gobierno Provisorio Nacional, prohibió la actividad de los partidos políticos y confirmó en su cargo al ministro de Finanzas. En junio, fueron expulsados los miembros civiles del Consejo de Gobierno, que pasó a llamarse Supremo Consejo de Estado. Se impuso, además, la censura de prensa.

El este del país se encontraba ocupado por el Movimiento Unido de Liberación de Liberia para la Democracia, que utilizaba el territorio de Sierra Leona como base de los ataques contra las fuerzas de Charles Taylor (véase Liberia). Por otra parte, en el sudeste operaba el Frente Revolucionario Unido (FRU) de Sierra Leona.

La actividad guerrillera, que afectaba los yacimientos de oro y diamantes, así como la producción agropecuaria, provocó una abrupta caída en la explotación minera. La participación de los diamantes en las exportaciones cayó de 54,7% en 1987 a apenas 7% en 1990. El PBI per cápita se redujo de 320 dólares en 1980 a 210 en 1991.

Las promesas gubernamentales de organizar elecciones no convencieron al FRU (RUF en inglés), que prosiguió la lucha armada. A principios de 1995 la guerra se extendió a casi todo el país. Las fuerzas gubernamentales reconquistaron la mina de titanio de Sierra Rutile, cuya producción equivalía a 50% del comercio exterior de Freetown. Sin embargo, pese a dedicar 75% del presupuesto nacional a la guerra y haber aumentado el número de efectivos militares a 13.000, el gobierno no parecía en condiciones de derrotar a la guerrilla. Desde 1991 a 1996, la guerra había causado unos 10.000 muertos, llevando a dos millones de personas a huir de las zonas de combate y refugiarse en países vecinos u otras zonas de Sierra Leona.

En enero de 1996, tras un golpe de Estado incruento, Strasser fue sustituido por un estrecho ex aliado, el brigadier general Julius Maada Bio. Las elecciones presidenciales realizadas en febrero, tal como estaban previstas, fueron ganadas en la segunda vuelta, con casi 60% de los votos, por Ahmad Tejan Kabbah, del Partido Popular de Sierra Leona (PPSL).

Militares rebeldes encabezados por el mayor Johnny Paul Koroma derrocaron a Kabbah en de mayo de 1997. Koroma se colocó al frente de un Consejo Nacional de Gobierno, dominado por su Frente Unido Revolucionario, e integrado también por el secretario del ex presidente derrocado, así como los ex jefes de Defensa y del Estado Mayor del ejército. La Organización de la Unidad Africana, reunida en Namibia, repudió el golpe e inició negociaciones para lograr que los golpistas abandonaran su posición.

En setiembre, el ex presidente Kabbah solicitó ayuda a las Naciones Unidas para restablecer su gobierno. En marzo de 1998, las fuerzas Ecomog de la ONU, paradójicamente integradas en su mayoría por fuerzas de Nigeria gobernada entonces por el dictador Sani Abacha, tomaron las principales ciudades y regiones de Sierra Leona, precipitando la caída de Koroma y de la junta militar.

El gobierno de Kabbah consiguió estabilizarse en el correr del año y en marzo de 1998 ordenó detener las excavaciones de oro y diamantes en manos de extranjeros desde hace 60 años, quedando exceptuados los ciudadanos de Sierra Leona con licencias válidas para la extracción de esos minerales. En los últimos meses del año se produjo un nuevo avance de tropas rebeldes, que conquistaron más de la mitad de la capital. El ingreso de tropas nigerianas equilibró las fuerzas, lo que llevó a que ambos bandos firmaran un cese al fuego en enero de 1999.

El nuevo líder rebelde, Foday Sankoh, firmó en julio un acuerdo de paz con el gobierno, que debería poner fin a los nueve años de guerra civil. Por el mismo, Sankoh fue nominado director de la Comisión de Minerales Estratégicos y también vicepresidente, si bien una resolución de Naciones Unidas, de 1998, le prohibía viajar sin autorización de la organización supranacional.

Los rebeldes reiniciaron los combates en mayo de 2000, lo que llevó a que Sankoh fuera encarcelado. Antes de ser apresado, además de viajar a menudo según estimaban los monitores, para vender diamantes acusó a las fuerzas de paz de haberse constituido en “una amenaza para la seguridad de los leoneses”. Naciones Unidas estimaba que sólo la mitad de los 45.000 soldados rebeldes habían rendido sus armas. En agosto, los líderes regionales lo reemplazaron, designando como jefe rebelde al comandante de campo Issa Sesay. Sankoh fue informado del hecho por Kabbah, quien junto al presidente nigeriano Olusegún Obasanjo y el de Mali, Alpha Oumar Konare, sostenía reuniones con el jefe encarcelado.

Un grupo armado marginal, anteriormente leal a Koroma, los West Side Boys (Muchachos del Lado Oeste), capturó a siete soldados británicos en agosto. En setiembre, las fuerzas inglesas montaron un operativo, liberaron a los rehenes y capturaron al líder de los West Side Boys, Foday Kallay.

Alegando que el continuo estado de inseguridad hacía imposible el desarrollo de elecciones libres y justas en territorio sierraleonino, el gobierno pospuso en enero de 2001 las elecciones parlamentarias y presidenciales previstas para febrero y marzo. En marzo, por primera vez, las tropas de Naciones Unidas comenzaron a desplegarse de forma pacífica en territorio rebelde y, en mayo, comenzó el desarme de los 45.000 soldados rebeldes que, para enero de 2002, según testimoniara una misión de la ONU, había sido completado.

En mayo de 2002 tuvieron lugar las elecciones generales, luego de que el presidente levantara el estado de emergencia pública, vigente durante los últimos cuatro años. El 20 de mayo la comisión nacional electoral dio ganador a Kabbah con el 70% de los votos. Su facción, el Partido Popular (PPSL), también triunfó en las elecciones parlamentarias, obteniendo 83 de las 112 bancas. El partido de Koroma obtuvo 27 bancas. El FRU de Sankoh (quien continuaba preso) no obtuvo ninguna banca y sólo el 1,7% de los votos a presidente.

En julio las tropas inglesas de la ONU comenzaron a abandonar Sierra Leona pero dos meses después el Consejo de Seguridad de la ONU decidió extender la permanencia de la misión militar a pedido del presidente Kabbah, preocupado por la inestabilidad producida por el conflicto civil en la vecina Liberia.

Mientras esperaba el juicio por crímenes de guerra, murió en julio de 2003, Foday Sankoh.

En febrero de 2004 se dio oficialmente como terminada la operación de desarme y rehabilitación de más de 70.000 combatientes civiles de la guerra.

En marzo, comenzaron las actuaciones del tribunal de Naciones Unidas para juzgar los crímenes de los líderes de ambas partes del conflicto. Abogados del ex presidente liberiano Charles Taylor, involucrado en las investigaciones por crímenes de guerra de la corte especial, señalaron que las actuaciones de la misma no debían traspasar las fronteras de Sierra Leona.

En setiembre, Fanny Ann Eddy, la más destacada activista en la lucha por los derechos de las minorías sexuales, fue brutalmente asesinada en las oficinas de la organización Asociación de Gays y Lesbianas de Sierra Leona (fundada en 2002). La Asociación proporcionaba ayuda social y psicológica a la comunidad que padecía el temor y la discriminación. Grupos internacionales de defensa de los derechos humanos exigieron a las autoridades de Freetown acciones para “llevar a los responsables ante la justicia”. FannyAnn Eddy fue violada, apuñalada y desnucada.

En noviembre, con motivo del Día Internacional para Eliminar la Violencia contra la Mujer, el Secretario General de las Naciones Unidas, Kofi Annan, destacó el hito de Sierra Leona en la lucha contra violencia de género y el abuso sexual: la aprobación de una ley que permitía, por primera vez, que se procesaran los matrimonios forzados como crímenes contra la humanidad.

No-one loves you the way we do. Poverty and the international financial institutions. The Niger case.

No-one loves you the way we do – poverty and the international financial institutionsJonathan MurphyPhD Student, University of CambridgeJudge Institute of Management StudiesAbstractThis paper tells the story of how the international financial institutions have forced poor countries to adopt their discourse (‘Poverty Reduction Strategy’), in order to provide a more palatable face to structural adjustment policies that have resulted in a dramatic worsening of the standard of living of people throughout the developing world. In this paper, the example of Niger is used as an illustration of the practice of the policy. The paper will assist in the understanding of the communications strategies of the international financial institutions, and will discuss ways in which critical academics and activists can forge an alliance with the peoples of developing countries to combat the New World Order.BackgroundGeorge Orwell was thinking of Stalinism and the Soviet Union when he coined the term Newspeak: the capture of vocabulary by the State and its recasting to meet the needs of the regime. The Communist edifice collapsed and with it the manufacture of anthrax to assure peace, along with other linguistic and material malignancies. In the fantasy world of ‘end of ideology’ ideologues, the end of Soviet Newspeak was due to popular resistance, but in truth serious resistance occurred only in some isolated locations on the western and southern edges of the Empire. As countless ethnographies and popular histories retell, the end came when Gorbachev’s people sent instructions to the regions that Soviet Newspeak was now redundant and that the Soviet Union would be throwing its lot in with the Bretton Woods gang. The initial reaction of many citizens was shock and anomie – and it was only after a period of acclimatization that the people began recasting their discourse in line with the new Speak.1Following the collapse of the Soviet Union, the discourse of neoliberalism was imposed throughout the world. Developing countries had built up large debts during the post-independence periods, like their former colonial masters. However, unlike them, they were unable to service those debts. As was the case with several of the ‘reform’ Communist countries2, the insolvency crisis permitted the international financial institutions, under the leadership of the United States, to impose the New World Order of privatization, cuts to social services and transfers, and monetarist 1See, for example, Stephen Kotkin [1991]. Steeltown, USSR; Soviet society in the Gorbachev era. Berkeley: U. of California Press.2 Andrea Szego [1989] “World Economic Dependence, Indebtedness, Crisis”. Eszmelet 1.
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economics. Governments which had previously either explicitly sided with the Communist bloc, or which had resisted both state Communism and neoliberal restructuring by playing the two sides of the Cold War off against each other, were now required to play full obeisance to The One True Way3.It is often claimed that the new neoliberal discourse was adopted voluntarily by governments as they realized the error of communist, socialist, and social contract governance.

This paper explores this claim through an ethnographic account of the construction of a key moment in new Speak in one of the poorest countries of the world, Niger. Niger Niger is a former French colony located in Sahelian Africa, granted independence in 1960. It was ruled by nondemocratic governments between 1960 to 1990 that followed a classic pattern of dictatorships in attempting to act as the balance between competing – and largely irreconcilable – interests4; a developing country version of the social contract style of government typical of Europe from the end of the Second World War until the ascent of neoliberalism.

Despite the replacement of authoritarian rule beginning in 1990, neoliberal politics were not readily accepted in Niger. As a result of the agitation of leftist students and intellectuals5, the National Convention that was created in 1991 in order to pave the way to democracy specifically rejected the adoption of IMF-World Bank structural adjustment policies. However in the absence of alternative sources of financing, the democratically elected government of 1993 was unable to accomplish its plans, and was reduced to dubious borrowing relationships6.

After another coup d’état in 1996, the Nigerien government acceded to the terms required in order to regain access to IMF-World Bank funds.In 1999 the military ruler was shot dead by his own troops and under considerable pressure from the US and France the perpetrator and interim president called elections that resulted in the installation of a relatively stable majority coalition.

This government remains committed to respecting the structural adjustment directions of the IMF/World Bank.Of virtually no strategic importance to the West, the country’s sole exploited natural resource is uranium, which is suffering a two decade long price decline as a result of low oil prices and opposition within the West to nuclear energy. The country has only the most rudimentary infrastructure, no significant industry (even bottled water is imported) and little potential for local capital formation. Desertification has resulted 3A term coined, or at least popularized, by Brazilian legal theorist Roberto Mangabeira Unger. See for example, Unger, [1998]. Democracy realized; the progressive alternative. New York: Verso.4Daouda Diallo [2000] Seyni Kountché, Niamey, Niger: Amacom Editions.5Several students were shot dead by government forces in the capital city Niamey in 1990 while protesting against structural adjustment policies. The student leaders of that campaign remain the key figures in the Nigerien leftwing and union movement.6The 1993-1996 elected government under Mahmane Ousmane recognized the government of Taiwan as the authentic government of China and in return was granted a $15 million loan from a private Taiwan bank. Much of the money gathered through this exercise has never been properly accounted for. La Roue de la Histoire, 111, October 2 2002.
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in annual food shortages, and UNICEF estimates that 40% of Nigeriens are malnourished. 30% of Nigerien children die before the age of five. Seventy percent of the population is illiterate.As a result of declining revenues and IFI mandated cuts, the government is unable to maintain infrastructure, such that even the main roads in the capital city are virtually impassable by ordinary passenger cars (western aid agencies all use 4 by 4 trucks). The government is also unable to promptly pay the wage bill for its reduced public services, and the resultant public sector strikes and protests have resulted in further worsening of the quality of the education system. Even with this low level of services, the Nigerien government is dependent upon foreign aid and international financial institution loans for about half of its annual budget, and debt servicing costs – even after various debt restructurings and write-offs – account for about 40% of government revenues.Colonialization and forty-three years of independence have left Nigeriens a nation of beggars. On every street corner, people with every imaginable type of preventable disability, from polio to river blindness, rush to outdo each other in their demonstrations of incapacity and financial need. Local employees of expatriate aid agencies (the only employers who pay a living wage) present innumerable requests for additional wages or advances, because each salary must support up to thirty relatives. And similarly, the Nigerien government has become adept at requesting resources from international donors, whether the international financial institutions, multilateral institutions such as the United Nations, or individual donor countries. Change of coursePartly as a result of the evident hardship caused by the policies of structural adjustment, large scale and sometime violent protests have been launched in many western countries. Ironically, in developing countries, including Niger, early resistance to structural adjustment has largely been replaced by resignation to the inevitability of structural adjustment. Each week, copies of The Economist carry advertisements for the selloff of state industries in developing countries. In Niger, the state water, electricity, telephone, and postal services have either been sold to foreigninterests or are in a process of restructuring in preparation for sale7Despite the virtual free reign of the World Bank/IMF in Niger and other poor countries, in the West the optics of imposed structural adjustment have become untenable. It has thus become necessary to adopt a new discourse. This discourse is that of the ‘Poverty Reduction Strategy’.The Poverty Reduction Strategy is a document that all poor countries have been required to complete in order to access debt relief provided through the World Bank and IMF. An extensive process of consultations and dialogue has been organized by the Nigerien government’s Poverty Reduction Strategy committee in order to validate 7“Privatisation de la SNE: VIVENDI règne sur l’eau au Niger” Alternative (Niamey, Niger) 11 July 2002.
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the contents of the Strategy, which essentially restates neoliberal policies in terms of their intended impact on poverty. This Strategy was then adopted as part of government policy, and civil society organizations are being encouraged to oversee its implementation and evaluation. Thus, the discourse and practice of community empowerment become tools to validate neoliberal policies designed in Washington.It is now not sufficient that the Nigerien government accepts the program of the IMF / World Bank. In order to receive ‘financial support’ it is now necessary that the Nigerien government insist that it, and the Nigerien people as a whole, want what the IFI’s want them to want. Any deviation from this script is unacceptable. This paper will demonstrate in painful detail how the Nigerien Strategy for the Reduction of Poverty is constructed by Nigeriens to satisfy the expectations of the IFI’s – without the IFI’s even having to request it. Just in case this is not the case, however, the SRP is ‘marked’ by a group of IMF/World Bank assessors before funds are released to allow the people of Niger to eat (sometimes).

Histoire du Burkina Faso

Histoire du Burkina Faso

-1er millénaire avant J.C. : Des pierres taillées, poteries et gravures évoquent une civilisation néolithique encore mal connue.
Les premiers agriculteurs qui défrichèrent la forêt, précédèrent les ancêtres des Mossi actuels, qui peuplent la plus grande partie du pays.
L’origine de ces cavaliers est mal connue. Constitués en une aristocratie militaire, ils passèrent des accords avec les autochtones, restés propriétaires du sol, comme en témoignent les rapports traditionnels existant entre les “ chefs de terre “ et les chefs de canton, qui détiennent le pouvoir politique. La mosquée à Bobodioulasso.

Les morceaux de bois dépassant du bâtiment servent à armer la construction en torchis.

-Du XIème et le XIVème siècle : Arrivée des Mossi.

Les quatre royaumes moi (issus d’une fusion ethnique entre les conquérants et les populations locales) furent progressivement constitués mais ne parvinrent jamais à l’unité politique.
Le plus important, le royaume du Yatenga, au nord, fut en contact direct avec les empires soudanais contre lesquels il mena des expéditions (prise de Tombouctou en 1329). Il dut notamment résister aux entreprises d’islamisation de l’empire Songhaï. L’administration, très centralisée, permettait de mobiliser rapidement des forces de défense.
La personne du roi, le mohro naba , était sacrée.
Les autres populations du Burkina Faso eurent leur propre histoire faite du brassage avec d’autres peuples (Gourmantché, Bwa, Sénoufo, Gan). Dans le Nord, les Touareg, les Peul, les Songhaï et les Djerma s’installèrent plus récemment.

-XVème siècle : Arrivée des marchands dioula (à l’origine de Bobo-Dioulasso).

Le Moronaba (mohro naba)
du Ouagadougou.

La pénétration française

Au XIXème siècle, le pays dut de nouveau faire face aux tentatives des talibans (disciples) d’El-Hadj Omar, des Bambara de Ségou, des Peul du Macina.

-1810 : Islamisation de l’Est voltaïque par les Peul.

-1895 : Tentative de création d’un État dans la savane par Samory Touré.

-1896 : Les Français, craignant d’être pris de vitesse par les Britanniques dans la région, profitèrent des craintes soulevées par cette tentative de conquête chez les souverains locaux pour établir un protectorat sur le royaume mossi de Ouagadougou, tandis que les autres royaumes mossi, affaiblis par des querelles dynastiques, étaient également placés sous leur domination.

-1904 à 1919 : Rattachement de ces nouveaux territoires de l’Empire colonial français à la colonie du Haut-Sénégal-Niger, intégrée à l’Afrique-Occidentale française.

-1916 : Résistance à la conscription.
Les Mossi constituèrent l’essentiel des bataillons de “Tirailleurs Sénégalais” (appelés ainsi parce qu’ils embarquaient pour l’Europe à Dakar) qui combattirent aux côtés des troupes alliées durant la Première Guerre mondiale.

1919 : Création de la colonie de Haute-Volta.

-1932 : Démembrement de la Haute-Volta sous la pression des colons européens de Côte-d’Ivoire, du Soudan français (actuel Mali) et du Niger. Elle constituait en effet un important réservoir de main-d’ouvre pour les plantations et la construction du chemin de fer Ouagadougou-Abidjan. Le centre et le sud de la Haute-Volta furent annexés à la colonie de Côte-d’Ivoire, le nord intégré au Soudan français et au Niger. Le travail forcé, l’impôt (et la répression des soulèvements) avaient déjà profondément marqué les consciences, ils furent encore renforcés.

-1947 : Le pays, dont beaucoup d’habitants avaient combattu pour la France libre sur les champs de bataille européens de la Seconde Guerre mondiale, retrouva son unité.

De la Haute-Volta au Burkina Faso

-1958 : La Haute-Volta devient une république autonome au sein de la Communauté française, sous la direction de Maurice Yaméogo, chef de l’Union démocratique voltaïque.

-1959 : Adhésion au Conseil de l’Entente, (organisation regroupant les pays francophones de la région, Côte-d’Ivoire, Niger, Dahomey (actuel Bénin) et Togo).

-5 août 1960 : Accession à l’indépendance. Yaméogo, demeuré président de la République, instaure un régime de parti unique, appuyé sur l’Union démocratique voltaïque.

-Janvier 1966 : les mesures d’austérité prises par le gouvernement provoquent un soulèvement populaire encadré par les syndicats et les partis progressistes. Le président Yaméogo est contraint de laisser le pouvoir au chef d’état-major, le colonel Sangoulé Lamizana, qui bénéficie de la confiance de la population. Celui-ci prend la tête du Conseil supérieur des forces armées et élabore un nouveau plan de remise en ordre de l’économie.

-1970 : Promulgation d’une Constitution instaurant l’élection du président au suffrage universel pour quatre ans et garantissant le multipartisme.

-1971 : Participation d’une dizaine de partis politiques aux élections législatives.

-1974 : Reprise du pouvoir par l’armée, annonçant le retour au régime de parti unique, tandis qu’un conflit frontalier oppose la Haute-Volta et le Mali, sur la bande d’Agacher.

-Décembre 1975 : Première grève générale marquant l’émergence d’une contestation populaire.
-1977 : Chute du gouvernement militaire. Une nouvelle Constitution, approuvée par référendum, restaure le multipartisme, limité cependant aux trois principaux partis.

-1978 : Election du général Lamizana à la Présidence de la République.

-1980 : Blocage des salaires et ’augmentation du prix des denrées de base suscitant une nouvelle vague de mécontentement. Coup d’État militaire portant au pouvoir le colonel Saye Zerbo qui suspend les institutions et instaure un Comité militaire de redressement pour le progrès national.

-1982 : Zerbo est renversé par de jeunes officiers, à la faveur d’un mouvement de grève. Le nouveau gouvernement militaire était dirigé par le capitaine Thomas Sankara, tandis que le médecin-commandant Jean-Baptiste Ouedraogo prend la présidence du pays.

De la révolution à la démocratisation

-Août 1983 : Arrestation du Premier ministre déclenchant l’intervention des parachutistes et ouvrant une période d’exaltation révolutionnaire. Nommé président du Conseil national de la révolution (CNR), après l’éviction de Ouedraogo, Sankara, que les pays occidentaux accusent d’être un allié du colonel Kadhafi, le dirigeant libyen, met en place des comités de défense de la révolution et s’engage dans une politique économique nationaliste et progressiste. Des campagnes sont lancées contre la mendicité et la prostitution, pour le sport de masse et le port du “Faso Dan Fani”, le costume national érigé en uniforme.

-3 août 1984 : Premier anniversaire du coup d’État, le pays est officiellement rebaptisé Burkina Faso. La révolution de Sankara modifie peu la vie des populations rurales, majoritaires, mais Sankara est en grande partie demeuré, dans l’esprit des Burkinabés, une figure héroïque, représentant un idéal d’émancipation nationale et de progrès.

-Octobre 1987 : Thomas Sankara est évincé puis exécuté lors d’un putsch qui porte à la direction du pays le numéro deux du régime, le capitaine Blaise Compaoré. Celui-ci lance sans tarder une “campagne de rectification”, visant principalement à réajuster la politique économique du pays.

-1991 : Signature d’un premier plan d’ajustement structurel avec la Banque mondiale et le Fonds monétaire international et adoption par référendum d’une Constitution démocratique.

-Février 1992 : Echec d’un Forum de réconciliation nationale. La vie politique demeure dominée par le parti du président Compaoré. Celui-ci joue désormais un rôle diplomatique important dans la région.

-Septembre 1994 à avril 1995 : Négociations entre le gouvernement du Niger et les mouvements touareg rebelles de ce pays sous l’égide du président Compaoré. Le président burkinabé, qui soutient le mouvement armé libérien de Charles Taylor, intervient également dans les discussions concernant le conflit du Liberia.

-1998 : Sommet de l’OUA à Ouagadougou. Le président Compaoré profite de ce succès et de la santé relativement satisfaisante de l’économie pour se présenter à la présidentielle du mois de novembre.

-Novembre 1998 : Élection de Compaoré avec 87,5 % des suffrages exprimés.
La participation a été de 56 % après la campagne de boycott lancée par l’opposition.

-Décembre 1998 : Décès dans un accident de la route suspect du journaliste de l’Indépendant Norbert Zongo qui renaître envers le régime une hostilité latente qui remonte aux conditions mêmes de son arrivée au pouvoir liée à la mort de Sankara dont le pays commémore le dixième anniversaire. Depuis, l’affaire Zongo a dépassé le cadre du Burkina et a considérablement terni la réélection du chef de l’État. Après celle-ci, Campaoré a par ailleurs fait amender la Constitution afin de profiter du droit de se représenter à la présidence autant de fois qu’il le souhaite.