El neoliberalismo como destrucción creativa

El neoliberalismo como destrucción creativa

David Harvey*

Publicado el 16/5/2008

El neoliberalismo se ha convertido en un discurso hegemónico con efectos omnipresentes en las maneras de pensar y las prácticas político-económicas hasta el punto de que ahora forma parte del sentido común con el que interpretamos, vivimos, y comprendemos el mundo. ¿Cómo logró el neoliberalismo una condición tan augusta, y qué representa? En este artículo, el autor afirma que el neoliberalismo es sobre todo un proyecto para restaurar la dominación de clase de sectores que vieron sus fortunas amenazadas por el ascenso de los esfuerzos socialdemócratas en las secuelas de la Segunda Guerra Mundial. Aunque el neoliberalismo ha tenido una efectividad limitada como una máquina para el crecimiento económico, ha logrado canalizar riqueza de las clases subordinadas a las dominantes y de los países más pobres a los más ricos. Este proceso ha involucrado el desmantelamiento de instituciones y narrativas que impulsaban medidas distributivas más igualitarias en la era precedente.

El neoliberalismo es una teoría de prácticas políticas económicas que proponen que el bienestar humano puede ser logrado mejor mediante la maximización de las libertades empresariales dentro de un marco institucional caracterizado por derechos de propiedad privada, libertad individual, mercados sin trabas, y libre comercio. El papel del Estado es crear y preservar un marco institucional apropiado para tales prácticas. El Estado tiene que preocuparse, por ejemplo, de la calidad y la integridad del dinero. También debe establecer funciones militares, de defensa, policía y judiciales requeridas para asegurar los derechos de propiedad privada y apoyar mercados de libre funcionamiento. Además, si no existen mercados (en áreas como la educación, la atención sanitaria, o la contaminación del medioambiente) deben ser creados, si es necesario mediante la acción estatal. Pero el Estado no debe aventurarse más allá de esas tareas. El intervencionismo del Estado en los mercados (una vez creados) debe limitarse a lo básico porque el Estado no puede posiblemente poseer suficiente información como para anticiparse a señales del mercado (precios) y porque poderosos intereses inevitablemente deformarán e influenciarán las intervenciones del Estado (particularmente en las democracias) para su propio beneficio.

Por una variedad de razones, las prácticas reales del neoliberalismo discrepan frecuentemente de este modelo. Sin embargo, ha habido por doquier un cambio enfático, dirigido ostensiblemente por las revoluciones de Thatcher/Reagan en Gran Bretaña y EE.UU., en las prácticas político-económicas y en el pensamiento desde los años setenta. Estado tras Estado, los nuevos que emergieron del colapso de la Unión Soviética a socialdemocracias y Estados de bienestar de antiguo estilo tales como Nueva Zelanda y Suecia, han abrazado, a veces voluntariamente y a veces como reacción a presiones coercitivas, alguna versión de la teoría neoliberal y han ajustado por lo menos algunas de sus políticas y prácticas correspondientemente. Sudáfrica post-apartheid adoptó rápidamente el marco liberal e incluso China contemporánea parece orientarse en esa dirección. Además, propugnadores de la mentalidad neoliberal ocupan ahora posiciones de considerable influencia en la educación (universidades y muchos think-tanks), en los medios, en las salas de los consejos de las corporaciones y de las instituciones financieras, en instituciones estatales clave (departamentos del tesoro, bancos centrales), y también en aquellas instituciones internacionales como ser el Fondo Monetario Internacional (FMI) y la Organización Mundial de Comercio (OMC) que regulan las finanzas y el comercio globales. El neoliberalismo, en breve, se ha convertido en hegemónico como un modo de discurso y tiene efectos omnipresentes en las maneras de pensar y las prácticas político-económicas hasta el punto en que se ha incorporado al sentido común con el que interpretamos, vivimos, y comprendemos el mundo.

La neoliberalización se ha extendido, en efecto, por el mundo como una vasta marea de reforma institucional y ajuste discursivo. Aunque abundante evidencia muestra su desarrollo geográfico irregular, ningún sitio puede pretender una inmunidad total (con la excepción de unos pocos Estados como ser Norcorea.) Además, las reglas de enfrentamiento establecidas a través de la OMC (que rigen el comercio internacional) y por el FMI (que rigen las finanzas internacionales) amplifican el neoliberalismo como un conjunto de reglas internacionales. Todos los Estados que se afilian a la OMC y al FMI (¿y cuál puede permitirse no hacerlo?) aceptan acatar (a pesar de un “período de gracia” para permitir un ajuste tranquilo) esas reglas o enfrentar severos castigos.

La creación de este sistema neoliberal ha involucrado mucha destrucción, no sólo de previos marcos y poderes institucionales (tales como la supuesta soberanía previa del Estado sobre los asuntos políticos-económicos) sino también de divisiones laborales, de relaciones sociales, provisiones de seguridad social, mezclas tecnológicas, modos de vida, apego a la tierra, costumbres sentimentales, formas de pensar, etc. Se justifica una cierta evaluación de los aspectos positivos y negativos de esta revolución neoliberal. En lo que sigue, por ello, esbozaré en algunos argumentos preliminares cómo comprender y evaluar esta transformación en el modo en el que trabaja el capitalismo global. Esto requiere que arrostremos las fuerzas, intereses, y agentes subyacentes que han impulsado esta revolución neoliberal con tan implacable intensidad. Para usar la retórica neoliberal contra ella misma, podemos preguntar razonablemente:
¿Qué intereses particulares llevan a que el Estado adopte una posición neoliberal y en qué forma han utilizado esos intereses el neoliberalismo para beneficiarse en lugar de beneficiar, como pretenden, a todos, por doquier?

La “naturalización” del neoliberalismo

Para que algún sistema de pensamiento llegue a ser dominante, requiere la articulación de conceptos fundamentales que se arraiguen tan profundamente en entendimientos de sentido común que lleguen a ser tomados por dados e indiscutibles. Para que esto suceda, no sirve cualquier concepto viejo. Hay que construir un aparato conceptual que atraiga casi naturalmente a nuestras intuiciones e instintos, a nuestros valores y a nuestros deseos, así como a las posibilidades que parecen ser inherentes al mundo social que habitamos. Los personajes fundadores del pensamiento neoliberal tomaron por sacrosantos los ideales políticos de la libertad individual – así como los valores centrales de la civilización. Al hacerlo, eligieron sabiamente y bien, porque son ciertamente conceptos convincentes y muy atractivos. Esos valores fueron amenazados, arguyeron, no solo por el fascismo, las dictaduras, y el comunismo, sino también por todas las formas de intervención estatal que sustituyeron los juicios colectivos por los de individuos dejados en libertad de elegir. Luego concluyeron que sin “el poder diseminado y la iniciativa asociada con (la propiedad privada y el mercado competitivo) es difícil imaginar una sociedad en la que la libertad pueda ser preservada efectivamente.”(1)

Dejando de lado la pregunta de si la parte final del argumento resulta necesariamente de la primera, no puede caber duda de que los conceptos de libertad individual son poderosos por sí mismos, incluso más allá de aquellos terrenos en los que la tradición liberal ha tenido una fuerte presencia histórica. Semejantes ideales dieron fuerza a los movimientos disidentes en Europa Oriental y en la Unión Soviética antes del fin de la guerra fría así como a los estudiantes en la plaza Tiananmen. El movimiento estudiantil que recorrió el mundo en 1968 – de París y Chicago a Bangkok y la Ciudad de México – fue animado en parte por la búsqueda de más libertades de expresión y de decisión individual. Esos ideales han demostrado una y otra vez que constituyen una poderosa fuerza histórica por el cambio.

No es sorprendente, por lo tanto, que los llamados por la libertad rodeen retóricamente a EE.UU. a cada vuelta y que pueblen todo tipo de manifiestos políticos contemporáneos. Eso ha valido particularmente para EE.UU. en los últimos años. En el primer aniversario de los ataques conocidos ahora como 11-S, el presidente Bush escribió un artículo editorial para el New York Times en el que extrajo ideas de un documento de Estrategia Nacional de EE.UU. publicado poco después. “Un mundo en paz de creciente libertad,” escribió, incluso mientras su gabinete se preparaba para lanza la guerra contra Iraq, “sirve a largo plazo a los estadounidenses, refleja ideales perdurables y une a los aliados de EE.UU.” “La humanidad,” concluyó, “tiene en sus manos la oportunidad de ofrecer el triunfo de la libertad sobre sus enemigos de siempre,” y “EE.UU. abraza sus responsabilidades de dirigir en esta gran misión.” De modo aún más enfático, proclamó más adelante que “la libertad es el regalo del Todopoderoso a cada hombre y mujer en este mundo” y “como la mayor potencia del mundo [EE.UU. tiene] una obligación de ayudar a la extensión de la libertad.” (2)

De modo que cuando todas las demás razones para lanzarse a una guerra preventiva contra Iraq resultaron ser falaces o por lo menos deficientes, el gobierno de Bush apeló crecientemente a la idea de que la libertad conferida a Iraq era intrínsicamente una justificación adecuada para la guerra. ¿Pero qué clase de libertad estaba prevista en este caso, ya que, como señaló seriamente hace mucho tiempo el crítico cultural Matthew Arnold: “La libertad es un excelente caballo para cabalgar, pero para cabalgar a alguna parte, (3) ¿Hacia qué destino, entonces, se esperaba que el pueblo iraquí cabalgara sobre el caballo de la libertad que le fue conferido de modo tan desinteresado por la fuerza de las armas?

La respuesta de EE.UU. fue dada el 19 de septiembre de 2003, cuando Paul Bremer, jefe de la Autoridad Provisional de la Coalición, promulgó cuatro órdenes que incluían “la plena privatización de empresas públicas, plenos derechos de propiedad de empresas iraquíes para firmas extranjeras, repatriación total de los beneficios extranjeros… la apertura de los bancos iraquíes al control extranjero, el tratamiento nacional para compañías extranjeras y… la eliminación de casi todas las barreras comerciales.” (4) Las órdenes debían ser aplicadas a todas las áreas de la economía, incluyendo a los servicios públicos, los medios de información, la manufactura, los servicios, los transportes, las finanzas, y la construcción. Sólo exceptuaron el petróleo.

También fue instituido un sistema tributario regresivo favorecido por los conservadores, llamado un impuesto de tipo único. El derecho de huelga fue ilegalizado y los sindicados prohibidos en sectores clave. Un miembro iraquí de la Autoridad Provisional de la Coalición protestó contra la imposición forzada del “fundamentalismo de libre mercado,” describiéndolo como “una lógica defectuosa que ignora la historia.” (5) Sin embargo, el gobierno iraquí interino nombrado a fines de junio de 2004 no obtuvo ningún poder para cambiar o escribir nuevas leyes – sólo pudo confirmar los decretos que ya habían sido promulgados.

Lo que evidentemente trataba de imponer EE.UU. a Iraq era un aparato estatal neoliberal hecho y derecho cuya misión fundamental era y es facilitar las condiciones para una acumulación rentable de capital para todos, iraquíes y extranjeros por igual. Se esperaba, en breve, que los iraquíes cabalgaran su caballo de la libertad directamente al corral del neoliberalismo. Según la teoría neoliberal, los decretos de Bremer son necesarios y suficientes para la creación de riqueza y por lo tanto para el bienestar mejorado del pueblo iraquí. Constituyen el fundamento apropiado para un adecuado estado de derecho, la libertad individual, y el gobierno democrático. La insurrección que siguió puede ser interpretada en parte como resistencia iraquí a ser presionados hacia el abrazo del fundamentalismo de libre mercado contra su libre voluntad. Es útil recordar, sin embargo, que el primer gran experimento en la formación de un Estado neoliberal fue Chile después del golpe de Augusto Pinochet, casi exactamente treinta años antes de la promulgación de los decretos de Bremer, en el “pequeño 11 de septiembre” de 1973. El golpe, contra el gobierno socialdemócrata, democráticamente elegido e izquierdista, de Salvador Allende, fue fuertemente respaldado por la CIA y apoyado por el Secretario de Estado de EE.UU., Henry Kissinger. Reprimió violentamente a todos los movimientos sociales y organizaciones políticas a la izquierda del centro y desmanteló todas las formas de organizaciones populares, como ser centros comunitarios de salud en vecindarios pobres. El mercado laboral fue “liberado” de restricciones reguladoras o institucionales – el poder sindical, por ejemplo. Pero, en 1973, las políticas de sustitución de importación que habían dominado anteriormente en los intentos latinoamericanos de regeneración económica, y que habían tenido un cierto éxito en Brasil después del golpe de 1964, se habían desprestigiado. Con la economía mundial en medio de una seria recesión, se necesitaba evidentemente algo nuevo. Un grupo de economistas de EE.UU. conocido como “los Chicago boys,” por su apego a las teorías neoliberales de Milton Friedman, que entonces enseñaba en la Universidad de Chicago, fueron llamados para ayudar a reconstruir la economía chilena. Lo hicieron siguiendo líneas de libre mercado, privatizando activos públicos, abriendo recursos naturales a la explotación privada, y facilitando inversiones extranjeras directas y el libre comercio. Garantizaron el derecho de las compañías extranjeras a repatriar beneficios de sus operaciones chilenas. Favorecieron el crecimiento basado en las exportaciones por sobre la sustitución de importaciones. La subsiguiente reanimación de la economía chilena en términos de crecimiento, acumulación de capital, y altas tasas de rentabilidad para las inversiones extranjeras suministró evidencia sobre la cual se pudo modelar las políticas neoliberales más abiertas tanto en Gran Bretaña (bajo Thatcher) y EE.UU. (bajo Reagan). No fue por primera vez en que un brutal experimento en destrucción creativa realizado en la periferia se convirtió en modelo para la formulación de políticas en el centro. (6)

Que dos reestructuraciones obviamente similares del aparato estatal hayan ocurrido en tiempos tan diferentes en partes bastante diferentes del mundo bajo la influencia coercitiva de EE.UU. podría ser tomado como indicativo de que el sombrío alcance del poder imperial de EE.UU. podría encontrarse tras la rápida proliferación de formas de Estado neoliberal en todo el mundo a partir de mediados de los años setenta. Pero el poder y la temeridad de EE.UU. no constituyen toda la historia. No fue, después de todo, EE.UU., quien obligó a Margaret Thatcher a emprender el camino neoliberal en 1979. Y a comienzos de los años ochenta, Thatcher fue una propugnadora mucho más consecuente del neoliberalismo que lo que llegó alguna vez a ser Reagan. Ni fue EE.UU. el que obligó a China en 1978 a seguir el camino que con el tiempo la llevó a acercarse más y más al abrazo del neoliberalismo. Sería difícil atribuir los avances hacia el neoliberalismo en India y Suecia en 1992 al alcance imperial de EE.UU. El disparejo desarrollo geográfico del neoliberalismo en la escena mundial ha sido un proceso muy complejo que involucró múltiples determinaciones y más que un poco de caos y confusión. ¿Por qué, entonces, ocurrió el giro neoliberal, y cuáles fueron las fuerzas que lo hicieron avanzar hasta el punto en que ahora se ha convertido en un sistema hegemónico dentro del capitalismo global?

¿A qué se debe el giro neoliberal?

Hacia fines de los años sesenta, el capitalismo global iba cayendo en una situación caótica. Una recesión importante ocurrió a comienzos de 1973 – la primera desde la gran crisis de los años treinta. El embargo del petróleo y el aumento de los precios del crudo que sobrevinieron posteriormente durante ese año después de la guerra árabe-israelí exacerbaron problemas críticos. El capitalismo arraigado del período de posguerra, con su fuerte énfasis en un pacto difícil entre el capital y el trabajo realizado gracias a la mediación de un Estado intervencionista que prestó mucha atención a lo social (es decir a los programas de asistencia) y a los salarios individuales, ya no funcionaba. El acuerdo de Bretton Woods establecido para regular el comercio y las finanzas internacionales fue finalmente abandonado en 1973 a favor de tasas de cambio flotantes.

Ese sistema había producido altas tasas de crecimiento en los países capitalistas avanzados y generado algunos beneficios indirectos – de modo más obvio en Japón pero también diferentemente a través de Sudamérica y algunos otros países del Sudeste Asiático – durante la “edad dorada” del capitalismo en los años cincuenta y a comienzos de los sesenta. Al llegar la década siguiente, sin embargo, los sistemas previamente existentes estaban agotados y se necesitaba urgentemente una nueva alternativa para reiniciar el proceso de la acumulación de capital. (7) Cómo y por qué el neoliberalismo emergió victorioso como respuesta a ese dilema es una historia compleja. En retrospectiva, puede parecer como si el neoliberalismo hubiera sido inevitable, pero en esos días nadie sabía o comprendía realmente con alguna certeza qué clase de reacción daría resultados y cómo.

El mundo trastabilló hacia el neoliberalismo a través de una serie de virajes y movimientos caóticos que terminaron por converger en el así llamado “Consenso de Washington” en los años noventa. El disparejo desarrollo geográfico del neoliberalismo, y su aplicación parcial y asimétrica de un país a otro, testimonia de su carácter vacilante y de las maneras complejas en las que fuerzas políticas, tradiciones históricas, y configuraciones institucionales existentes influyeron todas en por qué y cómo el proceso ocurrió realmente en el terreno.

Existe, sin embargo, un elemento dentro de esta transición que merece una atención coordinada. La crisis de la acumulación de capital de los años setenta afectó a todos a través de la combinación de creciente desempleo e inflación acelerada. El descontento se generalizaba, y la combinación de movimientos sociales laborales y urbanos en gran parte del mundo capitalista avanzado auguraba una alternativa socialista para el compromiso social entre capital y trabajo, que había cimentado la acumulación de capital de un modo tan exitoso en el período de posguerra. Los partidos comunistas y socialistas ganaban terreno en gran parte de Europa, e incluso en EE.UU. las fuerzas populares agitaban por amplias reformas e intervenciones estatales en todo, desde la protección del entorno a la seguridad en el trabajo y la salud y la protección del consumidor contra los abusos corporativos. Esto representaba una clara amenaza política para las clases gobernantes por doquier, tanto en los países capitalistas avanzados, como Italia y Francia, así como en numerosos países en desarrollo, como México y Argentina.

Más allá de los cambios políticos, la amenaza económica a la posición de las clases gobernantes se hacía palpable. Una condición del acuerdo de posguerra en casi todos los países fue la restricción del poder económico de las clases altas y que el trabajo recibiera una parte mucho mayor de la torta económica. En EE.UU., por ejemplo, la parte del ingreso nacional recibida por el 1% superior de los asalariados cayó de un máximo previo a la guerra de un 16% a menos de un 8% a fines de la Segunda Guerra Mundial y se quedó cerca de ese nivel durante casi tres décadas. Mientras el crecimiento era fuerte semejantes limitaciones parecían carecer de importancia, pero cuando el crecimiento se derrumbó en los años setenta, y las tasas de interés pasaron a ser negativas y los dividendos y beneficios se redujeron, las clases dirigentes se sintieron amenazadas. Tenían que actuar decisivamente si querían proteger su poder contra la aniquilación política y económica.

El golpe de estado en Chile y la toma del poder por los militares en Argentina, fomentados y dirigidos internamente en ambos casos por las elites dirigentes con apoyo de EE.UU., suministraron una especie de solución. Pero el experimento chileno con el neoliberalismo demostró que los beneficios de la acumulación de capital resucitada fueron presentados de un modo altamente sesgado. Al país y a sus elites dirigentes junto con los inversionistas extranjeros les fue bastante bien mientras a la gente en general le iba mal. Con el pasar del tiempo, esto ha sido un efecto tan persistente de las políticas neoliberales como para que sea considerado como un componente estructural de todo el proyecto. Dumenil y Levy han llegado a argumentar que el neoliberalismo fue desde su propio comienzo un esfuerzo por restaurar el poder de clase a las capas más ricas de la población. Mostraron como desde mediados de los años ochenta, la parte del 1% superior de los devengadores de ingresos en EE.UU. aumentó rápidamente para llegar a un 15% a fines del siglo. Otros datos muestran que el 0,1% superior de los devengadores de ingresos aumentaron su parte del ingreso nacional de un 2% en 1978 a más de un 6% en 1999. Otra medida más muestra que la ratio de la compensación media de trabajadores a los salarios de responsables ejecutivos máximos aumentó de sólo un poco más de treinta a uno en 1970 a más de cuatrocientos a uno en 2000. Es casi seguro que, con los recortes de impuestos del gobierno de Bush, la concentración de ingresos y de riqueza en los niveles superiores de la sociedad sigue su ritmo. (8)

Y EE.UU. no se encuentra solo: el 1% superior de los devengadores de ingresos en Gran Bretaña duplicó su parte del ingreso nacional de un 6,5% a un 13% durante los últimos veinte años. Si miramos más lejos, vemos extraordinarias concentraciones de riqueza y poder dentro de una pequeña oligarquía después de la aplicación de la terapia de choque neoliberal en Rusia y un aumento asombroso en las desigualdades de los ingresos y de la riqueza en China al adoptar prácticas neoliberales. Aunque hay excepciones a esta tendencia – varios países del este y del sudeste de Asia han contenido las desigualdades en los ingresos dentro de modestos límites, así como Francia y los países escandinavos – la evidencia sugiere que el giro neoliberal se asocia de alguna manera y en un cierto grado con intentos de restaurar o reconstruir el poder de las clases altas. Podemos, por lo tanto, examinar la historia del neoliberalismo sea como un proyecto utopista que provee un patrón teórico para la reorganización del capitalismo internacional o como un ardid político que apunta a reestablecer las condiciones para la acumulación de capital y la restauración del poder de clase. A continuación, argumentaré que el último de estos objetivos es el que ha dominado. El neoliberalismo no ha demostrado su efectividad en la revitalización de la acumulación global de capital, pero ha logrado restaurar el poder de clase. Como consecuencia, el utopismo teórico del argumento neoliberal ha funcionado más como un sistema de justificación y legitimación. Los principios del neoliberalismo son rápidamente abandonados cada vez que entran en conflicto con el proyecto de clase.
El neoliberalismo no ha demostrado su efectividad en la revitalización de la acumulación global de capital, pero ha logrado restaurar el poder de clase

Hacia la restauración del poder de clase

Si hubo movimientos para restaurar el poder de clase dentro del capitalismo global, ¿cómo fueron implementados y por quién? La respuesta a esa pregunta en países como Chile y Argentina fue simple: un rápido, brutal golpe de estado, seguro de sí mismo, respaldado por las clases altas. y la subsiguiente feroz represión contra todas las solidaridades creadas dentro de los movimientos sociales sindicales y urbanos que habían amenazado tanto su poder. En otros sitios, como en Gran Bretaña y México en 1976, fue necesario el amable espoleo de un Fondo Monetario Internacional, que todavía no era un feroz neoliberal, para empujar a los países hacia prácticas – aunque de ninguna manera un compromiso político – de recortar gastos sociales y programas de asistencia para reestablecer la probidad fiscal. En Gran Bretaña, por supuesto, Margaret Thatcher empuñó más tarde con tanta más furia el garrote neoliberal en 1979 y lo blandió con gran efecto, a pesar de que nunca logró superar por completo la oposición dentro de su propio partido y nunca pudo cuestionar efectivamente temas centrales del Estado de bienestar como el Servicio Nacional de Salud. Es interesante que recién en 2004 el gobierno laborista haya atrevido a introducir una estructura de pagos en la educación superior. El proceso de neoliberalización fue entrecortado, irregular desde el punto de vista geográfico, y fuertemente influenciado por estructuras de clase y otras fuerzas sociales que se mueven a favor o contra sus propuestas centrales dentro de formaciones estatales particulares e incluso dentro de sectores en particular, por ejemplo, la salud o la educación. (9)

Es informativo considerar más de cerca cómo el proceso se desarrolló en EE.UU., ya que este caso fue cardinal como influencia en otras y más recientes transformaciones. Varias líneas del poder se entrecruzaron para crear una transición que culminó a mediados de los años noventa con la toma del poder por el Partido Republicano. Ese logro representó de hecho un “Contrato con EE.UU.” neoliberal como programa para acción en el interior. Antes de ese desenlace dramático, sin embargo, se dieron muchos pasos, que se basaban y reforzaban mutuamente. Para comenzar, en 1970 o algo así, hubo un creciente sentimiento entre las clases altas de EE.UU. de que el clima contrario a los negocios y antiimperialista que había emergido hacia fines de los años sesenta había ido demasiado lejos. En un célebre memorando, Lewis Powell (a punto de ser elevado a la Corte Suprema por Richard Nixon) instó en 1971 a la Cámara de Comercio de EE.UU. a montar una campaña colectiva para demostrar que lo que era bueno para los negocios era bueno para EE.UU. Poco después, fue formada una tenebrosa pero influyente Mesa Redonda Empresarial que todavía existe y que juega un importante papel estratégico en la política del Partido Republicano. Comités corporativos de acción política, legalizados bajo las leyes de financiamiento de las campañas electorales post Watergate de 1974, proliferaron como un reguero de pólvora. Con actividades protegidas bajo la Primera Enmienda como una forma de libertad de expresión por una decisión de la Corte Suprema de 1976, comenzó la captura sistemática del Partido Republicano como instrumento de clase del poder corporativo y financiero colectivo (más que particular o individual). Pero el Partido Republicano necesitaba una base popular, y lograrlo fue más problemático. La incorporación de líderes de la derecha cristiana, presentada como mayoría moral, junto con la Mesa Redonda Empresarial, suministraron la solución a ese problema. Un gran segmento de la clase trabajadora resentida, insegura, y en su mayor parte blanca, fue persuadido para que votara regularmente contra sus propios intereses materiales por motivos culturales (antiliberales, antinegros, antifeministas y antigays), nacionalistas y religiosos. A mediados de los años noventa, el Partido Republicano había perdido casi todos sus elementos liberales y se había convertido en una máquina derechista homogénea que conecta los recursos financieros del gran capital corporativo con una base populista, la Mayoría Moral, que era particularmente fuerte en el sur de EE.UU. (10)

El segundo elemento en la transición de EE.UU. tuvo que ver con la disciplina fiscal. La recesión de 1973 a 1975 disminuyó los ingresos tributarios a todos los niveles en una época de creciente demanda de gastos sociales. Aparecieron déficits por doquier como un problema crucial. Había que hacer algo respecto a la crisis fiscal del Estado; la restauración de la disciplina monetaria era esencial. Esa convicción otorgó poder a las instituciones financieras que controlaban las líneas de crédito del gobierno. En 1975, se negaron a refinanciar la deuda de Nueva York y llevaron a esa ciudad al borde de la bancarrota. Una poderosa cabala de banqueros de unió al Estado para reforzar el control sobre la ciudad. Eso significó refrenar las aspiraciones de los sindicatos municipales, despidos en el empleo público, congelación de salarios, recortes en las provisiones sociales (educación, salud pública y servicios de transporte), y la imposición de pagos por los usuarios (los gastos de matrícula fueron introducida por primera vez en el sistema de la Universidad de la Ciudad de Nueva York (CUNY). El rescate trajo consigo la construcción de nuevas instituciones que tenían prioridad en los ingresos de impuestos de la ciudad a fin de pagar a los poseedores de bonos, lo que quedaba iba al presupuesto de la ciudad para servicios esenciales. La indignidad final fue un requerimiento de que los sindicatos municipales invirtieran sus fondos de pensión en bonos de la ciudad. Esto aseguró que los sindicatos moderaran sus reivindicaciones para evitar el peligro de perder sus fondos de pensión debido a la bancarrota de la ciudad.

Acciones semejantes representaban un golpe de estado de las instituciones financieras contra el gobierno democráticamente elegido de la ciudad de Nueva York, y fueron tan efectivas como la toma del poder militar que había ocurrido anteriormente en Chile. Gran parte de la infraestructura social de la ciudad fue destruida, y los fundamentos físicos (por ejemplo, el sistema de tránsito) se deterioraron considerablemente por falta de inversión o incluso mantenimiento. La administración de la crisis fiscal de Nueva York allanó el camino para prácticas neoliberales tanto en el interior bajo Ronald Reagan como internacionalmente a través del Fondo Monetario Internacional durante todos los años ochenta. Estableció el principio de que, en el evento de un conflicto entre la integridad de las instituciones financieras y los poseedores de bonos por una parte y el bienestar de los ciudadanos por la otra, los primeros tuvieran la preferencia. Dejó en claro el punto de vista de que el papel del gobierno es crear un buen clima para los negocios en lugar de velar por las necesidades y el bienestar de la población en general. En medio de una crisis fiscal generalizada hubo redistribuciones fiscales en beneficio de las clases altas.

Queda por ver si todos los agentes involucrados en la producción de este compromiso en Nueva York lo vieron en la época como una táctica para la restauración del poder de las clases altas. La necesidad de mantener la disciplina fiscal es un asunto de profunda preocupación en sí mismo y no tiene que conducir a la restitución de la dominación de clase. Es poco probable, por lo tanto, que Felix Rohatyn, el banquero mercantil de importancia crucial en el acuerdo entre la ciudad, el Estado, y las instituciones financieras, haya pensado en la reimposición del poder de clase. Pero ese objetivo fue probablemente importante en los pensamientos de los banqueros de inversiones. Fue casi con seguridad el objetivo del Secretario del Tesoro de aquel entonces, William Simon, quien habiendo observado con aprobación el progreso de los eventos en Chile, se negó a ayudar a Nueva York y declaró abiertamente que quería que la ciudad sufriera tanto que ninguna otra ciudad en la nación se volviera a atrever a aceptar otra vez obligaciones sociales similares. (11)

El tercer elemento en la transición de EE.UU. conllevaba un ataque ideológico contra los medios de información y las instituciones educacionales. Proliferaron los “think tanks” independientes financiados por acaudalados individuos y donantes corporativos – ante todo la Heritage Foundation – para preparar una acometida ideológica orientada a persuadir al público del sentido común de las propuestas neoliberales. Una inundación de documentos y propuestas políticas y un verdadero ejército de lugartenientes bien pagados, entrenados para promover ideas neoliberales, en combinación con la adquisición corporativa de canales mediáticos transformaron efectivamente el clima discursivo en EE.UU. a mediados de los años ochenta. Proclamaron estruendosamente el proyecto de “sacar al gobierno de por sobre las espaldas de la gente” y de reducir el gobierno hasta que pudiera ser “ahogado en una bañera”. A este respecto, los promotores del nuevo evangelio encontraron una audiencia dispuesta en el ala del movimiento de 1968 cuyo objetivo era lograr más libertad individual del poder estatal y de las manipulaciones del capital monopolista. El argumento libertario a favor del neoliberalismo resultó ser una poderosa fuerza a favor del cambio. Hasta el punto que el capital se reorganizó para abrir un espacio para el empresariado individual y desvió sus esfuerzos para satisfacer innumerables mercados nicho, particularmente los definidos por la liberación sexual, que fueron generados por un consumismo cada vez más individualizado, para que los hechos correspondieran a la teoría.

Este cebo del empresariado y del consumismo individualizados fue respaldado por el garrote blandido por el Estado y las instituciones financieras contra la otra ala del movimiento de 1968 cuyos miembros habían buscado justicia social mediante la negociación colectiva y las solidaridades sociales. La destrucción por Reagan de los controladores aéreos (PATCO) en 1980 y la derrota por Margaret Thatcher de los mineros británicos en 1984 fueron momentos cruciales en el giro global hacia el neoliberalismo. El ataque contra instituciones, como sindicatos y organizaciones de derechos asistenciales, que trataban de proteger y favorecer los intereses de la clase trabajadora fue amplio y profundo. Los salvajes recortes en los gastos sociales y del Estado de bienestar, y el paso de toda responsabilidad por su bienestar a los individuos y sus familias avanzaron a paso acelerado. Pero esas prácticas no se detuvieron en las fronteras nacionales, y no podían hacerlo. Después de 1980, EE.UU., ya comprometido firmemente con la liberalización y claramente respaldado por Gran Bretaña, trató, mediante una mezcla de liderazgo, persuasión – los departamentos de economía de las universidades de investigación de EE.UU. jugaron un papel importante en la capacitación de muchos de los economistas de todo el mundo en los principios neoliberales – y la coerción para exportar la neoliberalización por todas partes. La purga de economistas keynesianos y su reemplazo por monetaristas neoliberales en el Fondo Monetario Internacional en 1982 transformó el FMI dominado por EE.UU. en un agente de primera clase de la neoliberalización mediante sus programas de ajuste estructural impuestos a cualquier Estado (y hubo muchos en los años ochenta y noventa) que requería su ayuda en el repago de la deuda. El Consenso de Washington, que fue forjado en los años noventa, y las reglas de negociación fijadas bajo la Organización Mundial de Comercio en 1998, confirmaron el giro global hacia las prácticas neoliberales. (12)

El nuevo concordato internacional también dependía de la reanimación y de la reconfiguración de la tradición imperial de EE.UU. Esa tradición había sido forjada en Centroamérica en los años veinte, como una forma de dominación sin colonias. Repúblicas independientes podían ser mantenidas bajo la dominación de EE.UU., y actuar efectivamente, en el mejor de los casos, como testaferros de los intereses de EE.UU. a través del apoyo de hombres fuertes – como Somoza en Nicaragua, el Shah en Irán, y Pinochet en Chile – y un séquito de seguidores respaldados por la ayuda militar y financiera. Se disponía de ayuda clandestina para promover el ascenso al poder de dirigentes semejantes, pero al llegar los años setenta se hizo evidente que se necesitaba algo más: la apertura de mercados, nuevos espacios para inversiones, y que se abrieran campos en los que los poderes financieros pudieran operar con seguridad. Esto implicaba una integración mucho más estrecha de la economía global, con una arquitectura financiera bien definida. La creación de nuevas prácticas institucionales, tales como las que fueron fijadas por el FMI y la OMC, suministró vehículos convenientes a través de los cuales se podía ejercer el poder financiero y de mercado. El modelo necesitaba la colaboración entre las principales potencias capitalistas y el Grupo de Siete (G7), llevando a Europa y Japón a alinearse con EE.UU. para conformar el sistema financiero y comercial global de maneras que obligara efectivamente a todas las naciones a someterse. “Naciones proscritas,” definidas como las que no se ajustaban a esas reglas globales, podían entonces ser encaradas mediante sanciones o la fuerza coercitiva o incluso militar si resultaba necesario. De esta manera, las estrategias imperialistas neoliberales de EE.UU. fueron articuladas a través de una red global de relaciones de poder, uno de los efectos de la cual fue permitir que las clases altas de EE.UU. hicieran pagar tributos financieros y dispusieran de rentas del resto del mundo como un medio para aumentar su control ya hegemónico. (13)

Neoliberalismo como destrucción creativa

¿Cómo resolvió la neoliberalización los problemas del debilitamiento de la acumulación de capital? Sus antecedentes reales en el estímulo del crecimiento económico son pésimos. Las tasas de crecimiento agregado eran de unos 3,5% en los años sesenta e incluso durante los atribulados años setenta cayeron a sólo un 2,4%. Las tasas subsiguientes de crecimiento global de 1,4% y de 1,1% para los años ochenta y noventa, y una tasa que apenas llega a 1% desde 2000, indican que el neoliberalismo ha fracasado ampliamente en el estímulo del crecimiento global. (14) Incluso si excluimos de este cálculo los efectos catastróficos del colapso de la economía rusa y de algunas centroeuropeas después del tratamiento de terapia neoliberal de los años noventa, el rendimiento económico global desde el punto de vista de la restauración de las condiciones de acumulación general de capital ha sido débil.

A pesar de su retórica sobre la cura de economías enfermas, ni Gran Bretaña ni EE.UU. lograron un elevado rendimiento económico en los años ochenta. Esa década perteneció a Japón, a los “tigres” del Este Asiático, y a Alemania Occidental como motores de la economía global. Esos países fueron tuvieron mucho éxito, pero sus sistemas institucionales radicalmente diferentes dificultan la identificación de sus logros con el neoliberalismo. El Bundesbank (Banco Central) alemán había tomado una fuerte línea monetarista (concordante con el neoliberalismo) durante más de dos décadas, un hecho que sugiere que no existe una conexión necesaria entre el monetarismo per se y la búsqueda de la restauración del poder de clase. En Alemania Occidental, los sindicatos siguieron siendo fuertes y los niveles de salario se mantuvieron relativamente elevados junto a la construcción de un Estado de bienestar progresista. Uno de los efectos de esta combinación fue que se estimuló una alta tasa de innovación tecnológica que mantuvo a Alemania Occidental en las primeras filas en el terreno de la competencia internacional. La producción impulsada por la exportación hizo avanzar al país como líder global. En Japón, los sindicatos independientes eran débiles o inexistentes, pero la inversión estatal en el cambio tecnológico y organizativo y la estrecha relación entre las corporaciones y las instituciones financieras (un sistema que también demostró ser acertado en Alemania Occidental) generó un sorprendente desempeño impulsado por la exportación, en gran parte a costas de otras economías capitalistas como ser el Reino Unido y EE.UU. Un tal crecimiento, como lo hubo en los años ochenta (y la tasa de crecimiento agregado en el mundo fue incluso más baja que la de los atribulados años setenta) no dependió por lo tanto, de la neoliberalización. Muchos Estados europeos, por ello, se resistieron a las reformas neoliberales y encontraron cada vez más modos de preservar gran parte de su patrimonio socialdemócrata mientras se movían, en algunos casos con bastante éxito, hacia el modelo alemán occidental. En Asia, el modelo japonés implantado bajo sistemas autoritarios de gobierno en Corea del Sur, Taiwán y Singapur, demostró que era viable y concordante con una razonable igualdad de distribución. Recién en los años noventa, la neoliberalización comenzó a producir frutos tanto en EE.UU. como en Gran Bretaña. Esto sucedió en medio de un prolongado período de deflación en Japón, y un relativo estancamiento en la recién unificada Alemania. Queda por ver si la recesión japonesa ocurrió como simple resultado de presiones competitivas o si fue ingeniada por agentes financieros en EE.UU. para postrar la economía japonesa.

De modo que ¿por qué entonces ante estos antecedentes desiguales si no pésimos, tantos fueron persuadidos de que la neoliberalización es una solución exitosa? Además y más allá de la corriente persistente de propaganda que emana de los think tanks neoliberales y recarga los medios de información, se destacan dos razones materiales. Primero, la neoliberalización ha sido acompañada por una creciente volatilidad dentro del capitalismo global. El que el éxito se materializara en algún sitio oscureció la realidad de que el neoliberalismo fracasaba en general. Episodios periódicos de crecimiento se entremezclaron con fases de destrucción creativa, registradas usualmente como severas crisis financieras. Argentina fue abierta al capital extranjero y a la privatización en los años noventa y durante varios años fue la favorita de Wall Street, sólo para derrumbarse hacia el desastre cuando el capital internacional se retiró a fines de la década. El colapso financiero y la devastación social fueron rápidamente seguidos por una prolongada crisis política. La turbulencia financiera cundió por todo el mundo en desarrollo y en algunos casos, como en Brasil y México, repetidas olas de ajuste estructural y austeridad llevaron a la parálisis económica.

Por otra parte, el neoliberalismo ha sido un inmenso éxito desde el punto de vista de las clases altas. Ha restaurado la posición de clase de las elites gobernantes, como en EE.UU. y Gran Bretaña, o creado condiciones para la formación de la clase capitalista, como en China, India, Rusia, y otros sitios. Incluso países que sufrieron ampliamente por la neoliberalización han presenciado el masivo reordenamiento interno de las estructuras de clase. La ola de privatización que llegó a México con el gobierno de Salinas de Gortari en 1992, generó concentraciones de riqueza sin precedentes en las manos de unos pocos (Carlos Slim, por ejemplo, que se hizo cargo del sistema telefónico estatal y se convirtió instantáneamente en multimillonario).

Con medios dominados por los intereses de la clase alta, podía propagarse el mito de que ciertos sectores fracasaron porque no fueron suficientemente competitivos, preparando así la escena para aún más reformas neoliberales. Se necesitaba más desigualdad social para alentar el riesgo y la innovación empresariales, y éstas, por su parte, confieren ventajas competitivas y estimulan el crecimiento. Si las condiciones entre las clases bajas se deterioraban, era porque no mejoraban su propio capital humano mediante la educación, la adquisición de una ética protestante de trabajo, y su sumisión a la disciplina y flexibilidad laboral por defectos personales, culturales y políticos. En un mundo spenceriano, decía el argumento, sólo los más aptos debían y podían sobrevivir. Los problemas sistémicos fueron camuflados bajo una tempestad de pronunciamientos ideológicos y una plétora de crisis localizadas. Si el principal efecto del neoliberalismo ha sido redistributivo en lugar de generativo, había que encontrar modos de transferir activos y canalizar la riqueza y los ingresos sea de la masa de la población hacia las clases altas o de países vulnerables a los más ricos. En otro sitio presento un informe sobre estos procesos bajo la rúbrica de acumulación por desposeimiento. (15) Con eso, quiero decir la continuación y proliferación de prácticas de acumulación que Marx había designado como “primitivas” u “originales” durante el ascenso del capitalismo. Estas incluyen (1) la conmodificación y privatización de la tierra y la expulsión forzada de poblaciones campesinas (como recientemente en México e India); (2) la conversión de diversas formas de derechos de propiedad (común, colectiva, estatal ,etc.) en derechos exclusivamente de propiedad privada; (3) la supresión de derechos a las áreas públicas; (4) la conmodificación del poder laboral y la supresión de formas alternativas (indígenas) de producción y consumo; (5) procesos coloniales, neocoloniales, e imperiales, de apropiación de activos (incluyendo los recursos naturales); (6) la monetización de los intercambios y de la tributación, particularmente de tierras; (7) la trata de esclavos (que continúa, particularmente en la industria del sexo); y (8) la usura, la deuda nacional y. lo más devastador de todo, el uso del sistema crediticio como un medio radical de acumulación primitiva.

El Estado, con su monopolio de la violencia y de las definiciones de la legalidad, juega un rol crucial en el respaldo y la promoción de estos procesos. A esta lista de mecanismos, podemos agregar ahora una armadía de técnicas adicionales, tales como la extracción de rentas de patentes y derechos de propiedad intelectual y la disminución o cancelación de varias formas de propiedad comunitaria – tales como pensiones estatales, vacaciones pagas, acceso a la educación y a la atención sanitaria – conquistadas en una generación o más de luchas socialdemócratas. La propuesta de privatizar todos los derechos a la pensión estatal (aplicada por primera vez en Chile bajo la dictadura de Augusto Pinochet) es, por ejemplo, uno de los objetivos predilectos de los neoliberales en EE.UU.

En los casos de China y Rusia, podría ser razonable referirse a recientes acontecimientos en términos “primitivos” y “originales”, pero las prácticas que restauraron el poder a elites capitalistas en EE.UU. y otros sitios son mejor descritas como un proceso continuo de acumulación mediante el desposeimiento que creció rápidamente bajo el neoliberalismo. A continuación, aíslo cuatro elementos principales.

1. Privatización

La corporatizacion, conmodificación, y privatización de activos públicos anteriormente públicos han sido características emblemáticas del proyecto neoliberal. Su principal objetivo ha sido abrir nuevos campos para la acumulación de capital en terrenos que anteriormente eran considerados como fuera de límites para los cálculos de rentabilidad. Servicios públicos de todo tipo (agua, telecomunicaciones, transporte), suministro de asistencia social (viviendas sociales, educación, atención sanitaria, pensiones), instituciones públicas (tales como universidades, laboratorios de investigación, prisiones), e incluso la guerra (como lo ilustra el “ejército” de contratistas privados que operan junto a las fuerzas armadas en Iraq) han sido todos privatizados en algún grado en todo el mundo capitalista.

Derechos de propiedad privada establecidos a través del así llamado acuerdo ADPIC (Aspectos de los Derechos de Propiedad Intelectual relacionados con el Comercio) dentro de la OMC, define como propiedad privada a materiales genéticos, plasmas de semillas, y a todo tipo de otros productos. Entonces se pueden extraer rentas por su uso de poblaciones cuyas prácticas han jugado un papel crucial en el desarrollo de esos materiales genéticos. La biopiratería es rampante, y el pillaje de las reservas de recursos genéticos del mundo ha avanzado en beneficio de unas pocas grandes compañías farmacéuticas. La escalada del agotamiento de los bienes comunes medioambientales del globo (tierra, aire, agua) y la proliferación de las degradaciones del hábitat que imposibilitan todo lo que no sean modos de requerimiento intensivo de capital para la producción agrícola han resultado asimismo de la conmodificación de la naturaleza en todas sus formas.

La conmodificación (a través del turismo) de las formas culturales, historias, y de la creatividad intelectual, involucra desposeimientos generalizados (la industria de la música es tristemente célebre por la apropiación y explotación de la cultura y la creatividad de base). Como en el pasado, el poder del Estado es utilizado frecuentemente para imponer esos procesos incluso contra la voluntad popular. El retroceso de los marcos reguladores diseñados para proteger a las fuerzas laborales y al entorno contra la degradación ha conllevado la pérdida de derechos. La reversión hacia el dominio privado de los derechos de propiedad común conquistados durante años de duras luchas de clase (el derecho a una pensión estatal, a la asistencia, a atención sanitaria nacional) ha sido una de las políticas de desposeimiento más atroces proseguidas en nombre de la ortodoxia neoliberal.
El neoliberalismo no ha demostrado su efectividad en la revitalización de la acumulación global de capital, pero ha logrado restaurar el poder de clase

La corporatización, conmodificación, y privatización de lo que hasta ahora eran activos públicos han sido características insignes del proyecto neoliberal. Todos estos procesos equivalen a una transferencia de activos de los campos público y popular a los dominios privados y de privilegios de clase. La privatización, argumentó Arundhati Roy respecto al caso indio, involucra “la transferencia de activos públicos productivos del Estado a compañías privadas. Los activos productivos incluyen recursos naturales: tierra, bosques, agua, aire. Estos son los activos que el Estado mantiene en fideicomiso para el pueblo que representa… Arrancárselos y venderlos como valores a compañías privadas es un proceso de bárbaro desposeimiento en una escala que no tiene paralelo en la historia.” (16)

2. Financialización

La poderosa ola financiera que comenzó después de 1980 ha estado marcada por su estilo especulativo y predatorio. El volumen diario de transacciones financieras en los mercados internacionales, que era de 2.300 millones de dólares en 1983, había aumentado a 130.000 millones de dólares en 2001. Este volumen anual de 40 billones de dólares en 2001 se compara con el cálculo de 800.000 millones de dólares que serían necesarios para apoyar el comercio internacional y los flujos de inversiones productivas. (17) La desregulación permitió que el sistema financiero se convirtiera en uno de los centros principales de actividad de redistribución mediante la especulación, la depredación, el fraude, y el robo. Las promociones de acciones; estafas Ponzi; destrucción de productos financieros estructurados mediante la inflación: liquidación de activos mediante fusiones y adquisiciones; y la promoción de incumbencias de deuda que redujo a poblaciones enteras, incluso en los países capitalistas avanzados, a la esclavitud por deudas – para no hablar del fraude corporativo y el desposeimiento de activos, tales como el robo de fondos de pensiones y su aniquilamiento por colapsos de acciones y de corporaciones mediante manipulaciones crediticias y bursátiles – son todas características del sistema financiero capitalista.

El énfasis en los valores de acciones, que surgieron después de juntar los intereses de propietarios y administradores de capital mediante la remuneración de estos últimos con opciones en acciones, condujo, como sabemos ahora, a manipulaciones en el mercado que crearon inmensa riqueza para unos pocos a costas de los muchos. El espectacular colapso de Enron fue emblemático para un proceso general que privó a muchos de su subsistencia y derechos a pensión. Más allá de eso, también debemos considerar los robos especulativos realizados por fondos de alto riesgo y otros importantes instrumentos del capital financiero que formaron la verdadera vanguardia de la acumulación por desposeimiento en la escena global, incluso aunque supuestamente conferían el beneficio positivo para la clase capitalista de “repartir los riesgos.”

3. La administración y la manipulación de crisis

Más allá de la espuma especulativa y a menudo fraudulenta que caracteriza gran parte de la manipulación financiera neoliberal, se halla un proceso más profundo que involucra accionar la trampa de la deuda como un medio primordial de acumulación por desposeimiento. La creación, administración y manipulación de crisis en la escena mundial se ha convertido en el fino arte de la redistribución deliberada de riqueza de los países pobres a los ricos. Al aumentar repentinamente las tasas de interés en 1979, Paul Volcker, en aquel entonces presidente de la Reserva Federal de EE.UU. subió la proporción de beneficios extranjeros que los países prestatarios tenían que invertir en los pagos por intereses por deudas. Forzados a la bancarrota, países como México tuvieron que aceptar el ajuste estructural. Mientras proclamaba su papel como un noble líder que organiza rescates para mantener la estabilidad y la dirección de la acumulación global de capital, EE.UU. también pudo abrir la puerta para el saqueo de la economía mexicana mediante el despliegue de su poder financiero superior bajo condiciones de crisis local. El complejo Tesoro de EE.UU./Wall Street/FMI se convirtió en experto en hacerlo por doquier. El sucesor de Volker, Alan Greenspan, recurrió varias veces en los años noventa a tácticas similares. Las crisis de la deuda en países individuales, poco común en los años sesenta, se hizo frecuente durante los años ochenta y noventa. Casi ningún país en desarrollo dejó de ser afectado y en algunos casos, como en Latinoamérica, tales crisis fueron suficientemente frecuentes como para ser consideradas endémicas. Esas crisis de la deuda fueron orquestadas, administradas y controladas tanto para racionalizar el sistema como para redistribuir activos durante los años ochenta y noventa. Wade y Veneroso capturaron la esencia de esa tendencia cuando escribieron sobre la crisis asiática de 1997 y 1998 – provocada inicialmente por la operación de fondos de alto riesgo basados en EE.UU.:

Las crisis financieras siempre han causado transferencias de propiedad y poder a los que mantienen intactos sus propios activos y están en la posición de crear crédito, y la crisis asiática no es una excepción… no cabe duda de que las corporaciones occidentales y japonesas son los grandes ganadores… La combinación de masivas devaluaciones impulsó a la liberalización financiera, y la recuperación facilitada por el FMI incluso podría precipitar la mayor transferencia de activos de propietarios nacionales a extranjeros en tiempos de paz de los últimos cincuenta años en cualquier parte del mundo, eclipsando las transferencias de propietarios nacionales a estadounidenses en Latinoamérica en los años ochenta o en México después de 1994. Se recuerda la declaración atribuida a Andrew Mellon: “En una depresión los activos vuelven a sus legítimos dueños.” (18)

La analogía con la creación deliberada de desempleo para producir una fuente de mano de obra excedente mal remunerada, conveniente para la acumulación ulterior, es exacta. Valiosos activos pierden su uso y su valor. Yacen inertes y durmientes hasta que capitalistas en posesión de liquidez deciden apoderarse de ellos e insuflarles nueva vida. El peligro, sin embargo, es que las crisis pueden descontrolarse y generalizarse, o que surgirán revueltas contra el sistema que las crea. Una de las funciones primordiales de las intervenciones estatales y de las instituciones internacionales es orquestar crisis y devaluaciones de manera que permitan que ocurra la acumulación por desposeimiento sin provocar un colapso general o una revuelta popular. El programa de ajuste estructural administrado por el complejo Wall Street/Tesoro/FMI se ocupa de la primera función. Es tarea del aparato comprador estatal neoliberal (respaldado por la ayuda militar de las potencias imperialistas) asegurar que no ocurran insurrecciones en el país que ha sido atracado. Sin embargo, emergieron señales de revuelta popular, primero con el levantamiento zapatista en México en 1994, y después con el descontento generalizado que informó a los movimientos contra la globalización como el que culminó en Seattle en 1999.

4. Redistribuciones estatales

El Estado, una vez que se ha convertido en un conjunto neoliberal de instituciones, se convierte en un agente primordial de las políticas redistribuidoras, invirtiendo el flujo de las clases altas hacia las bajas que había sido implementado durante la era precedente socialdemócrata.

Lo hace en primer lugar mediante esquemas de privatización y recortes en los gastos gubernamentales que debían apoyar el salario social. Incluso si la privatización parece ser beneficiosa para las clases bajas, los efectos a largo plazo pueden ser negativos. A primera vista, por ejemplo, el programa de Thatcher para la privatización de las viviendas sociales en Gran Bretaña pareció ser un regalo a las clases bajas cuyos miembros ahora podían pasar de ser arrendatarios a ser propietarios a un coste relativamente bajo, obtener el control de un activo valioso, y aumentar su riqueza. Pero una vez que fue completada la transferencia, entró en juego la especulación con la vivienda, particularmente en ubicaciones centrales de primera, terminando por sobornar u obligar a las poblaciones a partir a la periferia en las ciudades como Londres, y convirtiendo a lo que eran barrios de viviendas de clase trabajadora en centros de intenso aburguesamiento. La pérdida de viviendas asequibles en áreas centrales resultó en la falta de viviendas para muchos y en viajes extremadamente largos para los que tenían trabajos mal remunerados de servicio. La privatización de los ejidos (derechos de propiedad común de la tierra bajo la constitución mexicana) en México, que se convirtió en un componente central del programa neoliberal establecido durante los años noventa, tuvo efectos análogos en el campesinado mexicano, obligando a muchos habitantes rurales a irse a las ciudades en busca de trabajo. El Estado chino creó toda una serie de medidas draconianas mediante la cual activos fueron conferidos a una pequeña elite en detrimento de las masas.

El Estado neoliberal también busca redistribuciones mediante una serie de otras medidas como ser revisiones en el código tributario para beneficiar a los rendimientos de inversiones en lugar de ingresos y salarios, la promoción de elementos regresivos en el código tributario (como ser impuestos a la venta), el desplazamiento de gastos estatales y el libre acceso para todos mediante tarifas de usuarios (por ejemplo en la educación superior), y la provisión de una vasta gama de subsidios y beneficios tributarios a las corporaciones. Los programas de asistencia que ahora existen en EE.UU. en los ámbitos federal, estatal y local, equivalen a una vasta reorientación de los dineros públicos para beneficiar a las corporaciones (directamente como en el caso de subsidios a la agroindustria e indirectamente como en el caso del sector militar-industrial), de un modo muy parecido a como opera la deducción de los impuestos de la tasa de interés hipotecario en EE.UU., como un masivo subsidio para los propietarios de casas de altos ingresos y para la construcción industrial.

El aumento de la vigilancia y del mantenimiento del orden y, en el caso de EE.UU., el encarcelamiento de elementos recalcitrantes en la población, indican un rol más siniestro de intenso control social. En los países en desarrollo, donde la oposición al neoliberalismo y a la acumulación por desposeimiento puede ser más fuerte, el papel del Estado neoliberal asume rápidamente el de represión activa incluso hasta el punto de la guerra de baja intensidad contra movimientos opositores (muchos de los cuales pueden ahora ser convenientemente calificados de terroristas para obtener la ayuda militar y el apoyo de EE.UU.) tales como los zapatistas en México o los campesinos sin tierras en Brasil.

En efecto, informó Roy: “La economía rural de India, que sostiene a setecientos millones de personas, está siendo agarrotada. Agricultores que producen demasiado están necesitados, agricultores que producen demasiado poco están necesitados, y los jornaleros agrícolas sin tierra están sin trabajo porque grandes propietarios y haciendas despiden a sus trabajadores. Todos atestan las ciudades en busca de empleo.” (19) En China, se calcula que por lo menos la mitad de 1.000 millones de personas tendrá que ser absorbida por la urbanización durante los próximos diez años si se quiere evitar el caos y la revuelta en el campo. No se sabe lo que esos itinerantes harán en las ciudades, aunque los amplios planes de infraestructura física que están siendo implementados logren llegar a absorber en algo los excedentes laborales liberados por la acumulación primitiva.

Las tácticas redistribuidoras del neoliberalismo son amplias, sofisticadas, frecuentemente marcadas por estratagemas ideológicos, pero devastadoras para la dignidad y el bienestar social de poblaciones y territorios vulnerables. La ola de neoliberalización por destrucción creativa que ha recorrido el globo no tiene paralelo en la historia del capitalismo. Con razón ha generado resistencia y una búsqueda de alternativas viables.

Alternativas

El neoliberalismo ha generado un conjunto de movimientos opositores tanto dentro como fuera de su radio de acción, muchos de los cuales son radicalmente diferentes de los movimientos basados en los trabajadores que dominaron antes de 1980. Digo muchos, pero no todos. Los movimientos tradicionales basados en los trabajadores no están de ninguna manera muertos, ni siquiera en los países capitalistas avanzados en los que han sido muy debilitados por el ataque neoliberal. En Corea del Sur y Sudáfrica, vigorosos movimientos sindicales aparecieron durante los años ochenta, y en gran parte de Latinoamérica florecen los partidos de la clase obrera. En Indonesia, un putativo movimiento sindical de gran importancia potencial lucha por ser escuchado. El potencial de malestar laboral es inmenso aunque impredecible.

Y no es evidente tampoco que la masa de la clase trabajadora en EE.UU., que durante la última generación votó consistentemente contra sus propios intereses materiales por motivos de nacionalismo cultural, religión, y oposición a múltiples movimientos sociales, permanecerá para siempre bloqueada en una política semejante por las maquinaciones por igual de republicanos y demócratas. No hay motivos para excluir en el futuro la resurgencia de una política basada en los trabajadores con una fuerte agenda antineoliberal. Pero las luchas contra la acumulación por desposeimiento están fomentando líneas bastante diferentes de lucha social y política. En parte debido a las condiciones peculiares que dan origen a esos movimientos, su orientación política y modos de organización se diferencian fuertemente de los que son típicos en la política socialdemócrata. La rebelión zapatista, por ejemplo, no buscó la toma del poder estatal o la realización de una revolución política. En su lugar postuló una política inclusiva para trabajar a través del conjunto de la sociedad civil en una búsqueda abierta y fluida de alternativas que consideraran las necesidades específicas de diferentes grupos sociales y les permitiera mejorar su suerte. Desde el punto de vista organizativo, tendió a evitar el vanguardismo y se negó a adoptar la forma de un partido político. En su lugar prefirió seguir siendo un movimiento social dentro del Estado, intentando formar un bloque de poder político en el que las culturas indígenas fueran centrales en lugar de ser periféricas. Con ello trató de lograr algo similar a una revolución pasiva dentro de la lógica territorial del poder estatal.

El efecto de tales movimientos ha sido transferir el terreno de la organización política lejos de los partidos políticos y de las organizaciones sindicales tradicionales hacia una dinámica política menos enfocada de acción social a través de todo el espectro de la sociedad civil. Pero lo que perdieron en enfoque lo ganaron en relevancia. Sacaron sus fuerzas del arraigo en los trabajos diarios de la vida y lucha de todos los días, pero al hacerlo a menudo les fue difícil salirse de lo local y de lo particular para comprender la macropolítica de lo que fue y es la acumulación neoliberal por desposeimiento. La variedad de tales luchas fue y es simplemente sorprendente. Es difícil llegar a imaginar conexiones entre ellas. Fueron y son parte de una mezcla volátil de movimientos de protesta que recorrieron el mundo y ocuparon crecientemente los titulares durante y después de los años ochenta. (20)

Esos movimientos y revueltas fueron a veces aplastados con una violencia feroz, en la mayor parte por poderes estatales que actuaban en nombre del orden y la estabilidad. En otros sitios produjeron violencia entre etnias y guerras civiles cuando la acumulación por desposeimiento condujo a intensas rivalidades sociales y políticas en un mundo dominado por tácticas de dividir para gobernar por parte de fuerzas capitalistas. Los Estados clientes apoyados militarmente o en algunos casos con fuerzas especiales entrenadas por las principales potencias (encabezadas por EE.UU., y Gran Bretaña y Francia con un rol menor) lideraron en un sistema de represiones y liquidaciones para bloquear implacablemente los movimientos activistas que cuestionaban la acumulación por desposeimiento.

Los propios movimientos han producido una abundancia de ideas respecto a alternativas. Algunos tratan de desvincularse total o parcialmente de los poderes abrumadores del neoliberalismo y del neoconservadurismo. Otros buscan justicia social y medioambiental globales mediante la reforma o disolución de poderosas instituciones tales como el FMI y la OMC, y el Banco Mundial. Otras destacan una recuperación de los bienes comunes, mostrando con ello profundas continuidades con luchas de hace tiempo, así como con luchas libradas a lo largo de la amarga historia del colonialismo y el imperialismo. Algunas conciben una multitud en movimiento, o un movimiento dentro de la sociedad civil global, para enfrentar a los poderes dispersos y descentrados del orden neoliberal, mientras otros buscan de un modo más modesto experimentos locales con nuevos sistemas de producción y consumo animados por diferentes tipos de relaciones sociales y prácticas ecológicas. También existen las que confían en estructuras más convencionales de partidos políticos con el objetivo de obtener el poder del Estado como un paso hacia la reforma global del orden económico. Muchas de estas diversas corrientes se juntan ahora en el Foro Social Mundial en un intento de definir su misión compartida y edificar una estructura organizativa capaz de enfrentar las numerosas variantes del neoliberalismo y del neoconservadurismo. Hay mucho que admirar y para inspirar en esto. (21)

Aunque ha sido efectivamente disfrazado, hemos vivido toda una generación de lucha de clases sofisticada por parte de las capas superiores por restaurar, o como en China y Rusia por edificar, la dominación de clase.

Pero ¿qué tipo de conclusiones pueden ser extraídas de un análisis del tipo que hemos estructurado? Para comenzar, toda la historia del compromiso socialdemócrata y el subsiguiente giro hacia el neoliberalismo indica el papel crucial jugado por la lucha de clases para limitar o restaurar el poder de clase. Aunque ha sido efectivamente disfrazado, hemos vivido toda una generación de lucha de clases sofisticada por parte de las capas superiores por restaurar, o como en China y Rusia por edificar, la dominación de clase. Esto ocurrió durante décadas en las que muchos progresistas fueron teóricamente persuadidos de que la clase era una categoría falta de significado y en las que las instituciones desde las que se había librado la lucha hasta entonces por cuenta de las clases trabajadores estuvieron bajo un ataque feroz. La primera lección que debemos aprender, por lo tanto, es que si algo parece lucha de clase y actúa como lucha de clase, tenemos que llamarla por lo que es. La masa de la población tiene que resignarse a la trayectoria histórica y geográfica definida por el abrumador poder de clase o responder en términos de clase.

Decirlo de esta manera no es deshacernos en nostalgia por alguna era dorada en la que el proletariado estaba en movimiento. Tampoco significa necesariamente (si alguna vez debiera haberlo hecho) que podamos apelar a alguna simple concepción del proletariado como el agente primordial (para no decir exclusivo) de la transformación histórica. No existe un campo proletario de fantasía utópica marxiana a la que podamos apelar. Señalar la necesidad e inevitabilidad de la lucha de clase no es decir que la forma en la que la clase está constituida es determinada o incluso determinable anticipadamente. Los movimientos de clase se hacen a sí mismos, aunque no bajo condiciones de su propia elección. Y el análisis muestra que esas condiciones están actualmente bifurcadas en movimientos alrededor de la reproducción expandida – en la que la explotación del trabajo salariado y las condiciones que definen el salario social son temas centrales – y los movimientos alrededor de la acumulación por desposeimiento – en los que todo desde las formas clásicas de acumulación primitiva mediante prácticas destructoras de culturas, historias, y entornos, hasta las depredaciones producidas por las formas contemporáneas del capital financiero constituye el centro de resistencia. El encuentro del vínculo orgánico entre esas diferentes corrientes de clase es una tarea teórica y práctica urgente. El análisis también muestra que esto tiene que ocurrir en una trayectoria histórico-geográfica de acumulación de capital que se basa en una creciente conectividad a través del espacio y del tiempo, pero marcada por acontecimientos geográficos disparejos cada vez más profundos. Esta desigualdad debe ser entendida como algo que es activamente producido y sostenido por procesos de acumulación de capital, no importa cuán importantes puedan ser las señales de residuos de configuraciones pasadas establecidas en el paisaje y en el mundo social. El análisis también destaca contradicciones explotables dentro de la agenda neoliberal. La brecha entre lo retórico (por el beneficio común) y la realización (por el beneficio de una pequeña clase gobernante) aumenta en el espacio y el tiempo, y los movimientos sociales han hecho mucho por concentrarse en esa brecha. La idea de que el mercado tenga que ver con una competencia honrada es negada cada vez más por la realidad del extraordinario monopolio, centralización e internacionalización por parte de los poderes corporativos y financieros. El alarmante aumento en las desigualdades de clase y regionales tanto dentro de los Estados (como en China, Rusia, India, México, y en Sudáfrica) así como a escala internacional, posa un serio problema política que ya no puede ser ocultado como algo transitorio en el camino al mundo neoliberal perfeccionado. El énfasis neoliberal en los derechos del individuo y el creciente uso autoritario del poder estatal para sostener el sistema se convierten en un punto álgido de discusión. Mientras más se reconoce que el neoliberalismo es un proyecto fracasado, si no insincero y utópico, que oculta la restauración del poder de clase, más se crea la base para un resurgimiento de movimientos de masas que expresen reivindicaciones políticas igualitarias, buscando justicia económica, comercio justo, y mayor seguridad y democratización económica.

Pero la naturaleza profundamente antidemocrática del neoliberalismo debería seguramente ser el principal centro de la lucha política. Instituciones con enorme influencia, como ser la Reserva Federal de EE.UU., están fuera de cualquier control democrático. Internacionalmente, la falta de una responsabilización elemental, para no hablar de control democrático, sobre instituciones como el FMI, la OMC, y el Banco Mundial, para no hablar del gran poder privado de las instituciones financieras, convierten en una burla cualquier preocupación verosímil por la democratización. Volver a presentar exigencias de gobierno democrático e igualdad y justicia económica, política y cultural no es sugerir algún retorno a un pasado dorado ya que los significados tienen que ser reinventados en cada instancia para encarar condiciones y potencialidades contemporáneas.
El significado de la democracia en la Atenas de la antigüedad tiene poco que ver con los significados que le tenemos que conferir en la actualidad en circunstancias tan diversas como las prevalecientes en Sao Paulo, Johannesburgo, Shangai, Manila, San Francisco, Leeds, Estocolmo, y Lagos. Pero a través de todo el globo, de China, Brasil, Argentina, Taiwán, y Corea a Sudáfrica, Irán, India, y Egipto, y más allá de las naciones en apuros de Europa oriental hasta los centros del capitalismo contemporáneo, grupos y movimientos sociales se unen a reformas que expresan valores democráticos. Es un punto esencial de muchas de las luchas que emergen actualmente.

Mientras mejor reconozcan los movimientos más claramente opositores que su objetivo central tiene que ser enfrentar el poder de clase que ha sido tan efectivamente restaurado bajo la neoliberalización, mejor será la probabilidad de que tengan coherencia. Arrancar la máscara neoliberal y denunciar su retórica seductiva, utilizada tan apropiadamente para justificar y legitimar la restauración de ese poder, tendrá un papel importante en las luchas contemporáneas. A los neoliberales les costó muchos años establecer y realizar su marcha por las instituciones del capitalismo contemporáneo. La lucha que viene no será menor cuando presionamos en la dirección opuesta.

Notas

1. Vea el sitio en la Red: http://www.montpelerin.org/mpsabout.cfm.

2. G. W. Bush, “Securing Freedom’s Triumph,” New York Times, 11 de septiembre de 2002, p. A33. The National Security Strategy of the United State of America can be found on the Web site www.whitehouse.gov nsc/nss. See also G. W. Bush, “President Addresses the Nation in Prime Time Press Conference,” 13 de abril,

2004, http://www.whitehouse.gov/news/releases/2004/0420040413-20.html.

3. Matthew Arnold es citado en Robin Williams, Culture and Society, 1780-1850 (London: Chatto and Windus, 1958), 118.

4. Antonia Juhasz, “Ambitions of Empire: The Bush Administration Economic Plan for Iraq (and Beyond),” Left Turn Magazine 12 (February/March 2004): 27-32.

5. Thomas Crampton, “Iraqi Official Urges Caution on Imposing Free Market,” New York Times, 14 de octubre de 2003, p. C5.

6. Juan Gabriel Valdez, Pinochet’s Economists: The Chicago School in Chile (New York: Cambridge University Press, 1995).

7. Philip Armstrong, Andre Glynn, and John Harrison, Capitalism since World War II: The Making and Breaking of the Long Boom (Oxford, UK: Basil Blackwell, 1991).

8. Gerard Dumenil and Dominique Levy, “Neoliberal Dynamics: A New Phase?” (Manuscript, 2004), 4. Vea también: Task Force on Inequality and American Democracy, American Democracy in an Age of Rising Inequality (Washington, DC: American Political Science Association, 2004), 3.

9. Daniel Yergin and Joseph Stanislaw, The Commanding Heights: The Battle between Government and Marketplace That Is Remaking the Modern World (New York: Simon & Schuster, 1998).

10. Thomas Byrne Edsall, The New Politics of Inequality (New York: Norton, 1984); Jamie Court, Corporateering: How Corporate Power Steals Your Personal Freedom (New York: Tarcher Putnam, 2003); y Thomas Frank, What’s the Matter with Kansas: How Conservatives Won the Heart of America (New York, Metropolitan Books, 2004).

11. William K. Tabb, The Long Default: New York City and the Urban Fiscal Crisis (New York, Monthly Review Press, 1982); y Roger E. Alcaly and David Mermelstein, The Fiscal Crisis of American Cities (New York, Vintage, 1977).

12. Joseph Stiglitz, Globalization and Its Discontents (New York: Norton, 2002).

13. David Harvey, The New Imperialism (Oxford, Oxford University Press, 2003).

14. World Commission on the Social Dimension of Globalization, A Fair Globalization: Creating Opportunities for All (Geneva, Switzerland: International Labor Office, 2004).

15. Harvey, The New Imperialism, chap. 4.

16. Arundhati Roy, Power Politics (Cambridge, MA: South End Press, 2001).

17. Peter Dicken, Global Shift: Reshaping the Global Economic Map in the 21st Century, 4th ed. (New York: Guilford, 2003), chap. 13.

18. Robert Wade and Frank Veneroso, “The Asian Crisis: The High Debt Model versus the Wall Street- Treasury-IMF Complex,” New Left Review 228 (1998): 3-23.

19. Roy, Power Politics.

20. Barry K. Gills, ed., Globalization and the Politics of Resistance (New York: Palgrave, 2001); Ton Mertes, ed., A Movement of Movements (London: Verso, 2004); Walden Bello, Deglobalization: Ideas for a New World Economy (London: Zed Books, 2002); Ponna Wignaraja, ed., New Social Movements in the South: Empowering the People (London: Zed Books, 1993); and Jeremy Brecher, Tim Costello, and Brendan Smith, Globalization from Below: The Power of Solidarity (Cambridge, MA: South End Press, 2000).

21. Mertes, A Movement of Movements; and Walden Bello, Deglobalization: Ideas for a New World Economy (London, Zed Books, 2002).

Downloaded from http://ann.sagepub.com at BTCA Univ de Barcelona on March 11, 2008

*David Harvey nació en 1935 en el Reino Unido. Se doctoró en la Universidad de Cambridge en geografía histórica, y en 1969 se mudó a Baltimore, en Estados Unidos, como profesor de geografía en la John Hopkins University. En ese mismo año aparece su primer libro, La explicación en geografía, y a partir de ese momento su interés comienza a centrarse en los aspectos sociales y políticos de la disciplina. En la actualidad es profesor en el Graduate Center in Anthropology de la City University of New York. Además de las obras ya mencionadas, Harvey es autor de Justicia, naturaleza y la geografía de la diferencia (1996) y, más recientemente, de Espacios de esperanza (2000) y El nuevo imperialismo (2003), ambos publicados en español por Akal.

Fuente: The ANNALS of the American Academy of Political and Social Science 2007 / Rebelion – 08.04.2008

De Giuliani y de Gilligan

Rudolph Giuliani alcanzó notoriedad al lograr reducir el índice de crímenes en la ciudad de New York en un 70%, lo cual, representa un logro notable. Por su parte el Dr. James Gilligan que fue contratado como director médico del hospital psiquiátrico penitenciario en Bridgewater, Massachusetts, debido a las altas tasas de suicidios y de homicidios dentro de sus prisiones, también tuvo un logro notable al reducir los dos índices a cerca de cero. Mientras la tarea de Giuliani se concentró en encerrar a los delincuentes en las cárceles, Gilligan se concentró en resolver la patología violenta de los prisioneros. Mientras Giuliani trabajó en controlar la expresión visible e ilegal de la violencia Gilligan trabajó en la violencia misma.

El gran aporte de Gilligan fue el de aplicar el método epidemiológico al problema de la violencia. Identificó como patógeno el estado de humillación abrumadora. La violencia surge cuando la persona no posee las herramientas para manejar adecuadamente su estado de humillación. Las principales herramientas son los sentimientos de amor y de compasión hacia los demás. Si la infancia ha estado plagada de maltrato, abuso, acoso y violencia, el niño aprende a volverse insensible y pierde el sentido de culpa sobre sus actos. Cuando la violencia surge, la persona puede matar sin la menor compasión y sin el menor remordimiento. La violencia es el medio por el que puede ganar respeto y recuperar su auto valía destruida.

Dentro de la pandilla el joven adquiere aceptación, respeto y una admiración que es proporcional a su nivel de insensibilidad y crueldad. Marginado por la sociedad decide dejarla de lado y se integra a un grupo que no responde a las motivaciones del delito común sino a la sed profunda de estima y respeto. En el rompimiento total con la sociedad, los jóvenes abandonan y rechazan todo lo que es del “sistema”: escuela, deportes, convenciones sociales, capacidad de tolerancia, trabajo, etc. Sus formas de vestir y de tatuarse indican que están fuera del sistema y que no quieren volver a él. Cuando la represión les encarcela y les hace vivir en condiciones inhumanas el sentimiento de humillación se fortalece y el patógeno se propaga. Las cárceles mismas se convierten en vectores de propagación y logran el efecto inverso al esperado: en lugar de reducir la violencia, la multiplican. Esto explica el sentido de lo mil veces repetido: a mayor represión, mayor violencia. Nuestros últimos 20 años de historia lo ilustran.

Esto, no supone que quienes cometen delitos deban ser dejados impunes. Pero sí supone que los centros de detención deban ser verdaderos centros de rehabilitación para quienes han delinquido. No un lugar donde las personas mueren de calor, deshidratación y asfixia. A mayor inhumanidad en el trato a los detenidos, mayor el sentimiento de humillación y mayor la violencia. En la medida que se les trata como personas, que han delinquido ciertamente, pero que siguen siendo personas, sus sentimientos de autoestima comienzan a mejorar y el patógeno de la violencia comienza a debilitarse. Eso fue lo que permitió al Dr. Gilligan llevar a casi cero no el delito sino la violencia, nuestro verdadero problema. Sería genial que a las recomendaciones de Giuliani se añadieran las recomendaciones de Gilligan, que pueden ser tomadas de sus siete libros donde resume 25 años de trabajo.

El Salvador: las torres y los puentes de la transición

El Salvador: las torres y los puentes de la transición Roberto Pineda 15 de mayo de 2015

“Entre la sociedad capitalista y la sociedad comunista media el período de transformación revolucionaria de la primera en la segunda. A este período corresponde también un período político de transición, cuyo Estado no puede ser otro que la dictadura revolucionaria del proletariado”. Marx, C. Crítica del Programa de Gotha.

Los lejanos ecos europeos de la Critica del Programa de Gotha realizada por Marx hace 140 años todavía resuenan en las discusiones sobre la nueva sociedad salvadoreña que se construirá luego del capitalismo. Pero desde entonces ha pasado mucha agua bajo los puentes y muchos vendavales sobre las torres de los procesos y movimientos revolucionarios alrededor del mundo.

Incluso, en nuestro pequeño rincón “mágico” de este planeta globalizado, vivimos en una sociedad en disputa entre el proyecto popular y el proyecto oligárquico; y han pasado ya seis años del inicio de un nuevo periodo histórico, (junio de 2009) de control de la izquierda del gobierno central y se impone una evaluación sobre en qué medida hemos avanzado en la transición hacia un nuevo tipo de sociedad, que fue el propósito básico por el que se juntaron en octubre de 1980 las cinco fuerzas político-militares que dieron origen al FMLN.

Logro grande fue haber terminado con la dictadura militar en 1992, pero el sueño por el que se entregaba la vida iba más allá, hablábamos de una nueva sociedad, de socialismo. En definitiva, la izquierda marxista es básicamente un proyecto de transformación social.

Identificar los puentes y las torres

Debido a esto una preocupación central que debe de acompañarnos es la de identificar las torres y los puentes de este periodo de transición. Utilizo el concepto de puentes para referirme a las nuevas relaciones sociales que deberían estar surgiendo y volviéndose determinantes y el de torres para referirme a las viejas relaciones sociales que deberían de estar siendo eliminadas.

Claro está, hablamos de un proceso dialéctico de coexistencia y a la vez de disputa, de lucha en el que lo viejo se resiste a morir y lo nuevo pugna por nacer. Es preciso identificar lo nuevo (los puentes) para fortalecerlo y lo viejo (las torres) para terminarlo, tanto en la gestión gubernamental como en la sociedad en general, incluyendo al mismo partido revolucionario y al movimiento popular y social.

Por lo que el impulso a la construcción de una cultura democrática al interior del FMLN y en la sociedad salvadoreña es uno de los principales puentes que debemos de forjar. Y este es un proceso que nos llevara un largo período histórico, con avances y retrocesos, con fases y etapas, cada una de las cuales con su respectivo balance de fuerzas y tareas específicas. Pero lo importante es tener claridad del rumbo. Es lo clave.

Y en este singular marco de urgentes reflexiones sobre el rumbo, sobre la relación entre proyecto y horizonte, surgen preguntas ineludibles que debemos de respondernos para tener claridad sobre donde están las nuevas trincheras en las cuales asentarnos y cuáles son las torres que deben ser derribadas y los puentes que deben ser construidos. A continuación exploramos brevemente estos elementos desde algunas interrogantes fundamentales: entre otras el poder, las formas de lucha, el sujeto, la vanguardia, las alianzas, el programa, las relaciones internacionales.

El problema del poder: ¿tomarlo, conquistarlo, asaltarlo, romperlo, destruirlo, construirlo, desecharlo, ignorarlo, disfrutarlo?

La búsqueda del poder como premisa básica ha orientado la acción de la izquierda marxista-leninista salvadoreña desde hace 90 años porque el poder lo hemos concebido como un valioso objeto que hay que contemplar o capturar y luego retener. Como partido revolucionario lo teníamos para ejercerlo o no lo teníamos, no había términos medios. Así como que el tesoro del poder estaba en manos de la oligarquía y debía pasar a nuestras manos proletarias.

Era como un anillo o una cadena que había que arrebatar para ponerlo al servicio de los explotados. Esa era nuestra visión y es importante saber de dónde venimos para saber adónde vamos. Es claro que no venimos de los que hoy bajo el paradigma posmoderno predican cambiar el mundo sin tomar el poder o el desarrollo del anti-poder (Holloway, Negri) ni de la circularidad del poder de Foucault, ni de la visión zapatista del Sub Marcos, pero tampoco de los que practican y predican la construcción de poder popular (Dri). Es un debate de paradigmas de lucha que debemos de conocer.

Por el contrario, la meta soñada y hasta fumada era bajar de Guazapa y llegar e instalarnos en la Casa Presidencial de San Jacinto, el símbolo del poder, para desde ahí impulsar los cambios estructurales. Como ejemplo, en noviembre de 1989 las tropas del FMLN se trasladaron a la ciudad capital para buscar la conquista del poder. Y en esos mismos días de combate popular, en la ahora cercana Europa estaba cayendo el Muro de Berlín y fracasando estrepitosamente el modelo verticalista que había orientado por años, por décadas nuestra utopía. Ironías de la historia, mientras unos eran bajados otros iban subiendo la cuesta.

Para esta utopía clásica de “tomar el poder” durante el corto siglo XX hicimos uso de diversas formas de lucha. Intentamos la insurrección y fuimos derrotados. Luego de esta derrota de 1932, la izquierda o sea el PCS mantuvimos una rígida posición anti-electoral y de exclusiva lucha sindical hasta mediados de los años 60 que se decide participar en elecciones. Una década después, en los setenta competían en la “vanguardia dispersa” dos visiones: la de la lucha armada y la de la lucha electoral.

En los ochenta el problema del poder en teoría estaba resuelto: la lucha armada era la panacea. Nicaragua mostraba el camino, como Cuba lo había mostrado antes. En la práctica el problema era derrotar a las fuerzas armadas de la dictadura militar y para esto se necesitaba un ejército popular. Al final no se logra tomar el poder pero se logra un acuerdo negociado. Luego, en los noventa el problema del poder pasaba por derrotar por la vía electoral al partido de la oligarquía, el cual se esforzaba exitosamente por cierto, por imponernos la camisa de fuerza neoliberal, que aún llevamos puesta.

A finales de la primera década del siglo XXI (2009) se logra la meta de llegar al gobierno. Ahí estamos ahora. ¿Seguimos pensando en tomar el poder? Me parece que sí. Pero el problema está en que hoy el poder es más elusivo que antes. Y la reflexión teórica unida a la lucha popular en América Latina ha revelado que además de tomarlo se requiere construirlo y que el poder es una relación social de reconocimiento (Dri 2002). Incluso algunos aconsejan alejarse de él por su influencia nociva. Me viene a la mente en este tema del poder que en un divertido relato, Roque señalaba como se decide ir del Zoológico ¡a Casa Presidencial! (Las historias prohibidas…).

Es un hecho que durante 60 años, de la guerra de 1932 a la guerra de 1980 y a los acuerdos de paz de 1992, la izquierda marxista salvadoreña sobrevivió, creció y se convirtió en alternativa nacional bajo el paradigma de la escuela leninista, que aportó claridad de propósito, voluntad y disciplina militante y perspectiva de victoria. Esta es la raíz por la que hoy estamos como izquierda en el gobierno.
Este poder institucional alcanzado se deriva fundamentalmente de la autoridad política lograda durante la ética de la clandestinidad y la guerra, de la lucha contra la dictadura militar, y este es un tesoro que debemos ser cuidadosos en conservar y cultivar, porque puede fácilmente perderse, desgastarse. La gente nos observa y mide si seguimos siendo humildes y sacrificados, como en el pasado, por lo que no podemos permitir que nuestros aliados de GANA nos impongan su visión de mundo.
La pregunta del millón es desde aquí hacia donde caminamos. Hay diversos senderos en esta milpa: mantenernos a flote y tratar de evitar el conflicto (volvernos confiables para la oligarquía y el imperialismo, como algunos se esmeran en mostrarse); mantenernos y seguir o empezar a acumular fuerza social (no buscar la ruptura pero tampoco temerle); y mantenernos y desgastarnos hasta ser desplazados, llegar hasta donde nos lleve el río (los resultados electorales de este año son significativos).
Las nuevas realidades y los nuevos desafíos
Desde 1992 la construcción exitosa de un sólido aparato partidario electoral ha permitido a esta altura para el FMLN la acumulación de un considerable poder institucional (municipal, legislativo, ejecutivo, electoral, judicial, mediático), a lo que hay que agregar la importante y novedosa inserción en el aparato productivo vía Alba, así como la indiscutible hegemonía en el movimiento popular y social por medio de la Coordinadora Unitaria Social y Sindical (CUSS).
Es una acumulación política significativa y valiosa refrendada en el imaginario ´popular por una guerra contra la dictadura militar, que le permite al FMLN mantener la iniciativa política y sostener múltiples alianzas sociales (cafetaleros y un sector del bloque comercial árabe, entre otros) y alianzas legislativas incluso con desgajamientos de ARENA (partido GANA). Arrebatarle esta iniciativa es el sueño máximo de la derecha.
Es claro que la vía de la revolución no puede eludir los compromisos políticos tácticos con aliados no confiables, como el alcanzado recientemente para conducir la Asamblea Legislativa 2015-2018 un tramo el FMLN y el otro GANA a riesgo de quedar aislado. Incluso no puede descartarse la necesidad en determinado momento de realizar repliegues tácticos e incluso estratégicos, como respuesta a las realidades políticas de la lucha de clases, o sea a la correlación de fuerzas sociales y políticas.

En general, la táctica seleccionada e implementada por la conducción política del FMLN durante veinte años parece rendir frutos. Pero no obstante que existen nuevas acumulaciones derivadas de la gestión gubernamental social, esta política tiene límites. Y hay que conocerlos para enfrentarlos.

Existe un poder en disputa, con nuevas realidades y nuevos desafíos. Tiene límites electorales como lo indican las elecciones de este año y tiene frágiles techos políticos ya que la derecha ha podido crecer electoralmente y consolidar su instrumento político, y lo más peligroso a mediano y largo plazo, ha fortalecido sus aparatos de dominación ideológica, en particular ha recobrado su hegemonía en la Iglesia Católica Romana, ha crecido en iglesias protestantes derechistas, ha logrado apoderarse de la conducción de la UES; así como atomizar y silenciar al movimiento artístico y cultural contrahegemónico.

Cada uno de estos espacios puede considerarse como Territorios Sociales en Disputa por la Hegemonía, (TSDH) categoría que nos permite entender las fluctuaciones en los esfuerzos por la conquista de la hegemonía, la cual se lucha palmo a palmo, pulgada a pulgada. Y a la vez comprender que toda relación de poder se expresa como relación entre dominadores y dominados. No podemos a esta altura ser ingenuos.

Este poder en disputa ha permitido el desarrollo de una peligrosa cultura delincuencial que al romper y terminar con los lazos y la organización popular y comunitaria, se ha apoderado de buena parte del territorio de los sectores populares, imponiendo un ánimo de desconfianza, temor y resignación, de individualismo y consumismo, de alejamiento de las luchas populares así como de la potencial búsqueda desesperada de opciones autoritarias de derecha.

Por otra parte, la oligarquía en este periodo ha sido desplazada del ejecutivo pero ha logrado avanzar en la consolidación de su hegemonía o sea su legitimidad como clase dominante, aceptada por los grupos subalternos. Romper de nuevo esta torre es de crucial importancia y ya fue hecho en el pasado, durante la década del setenta. Es posible reconstruir la hegemonía y es parte de la construcción del poder popular.

Lo anterior amerita una profunda reflexión desde la militancia de izquierda dentro y fuera del FMLN sobre la necesidad de convertir cada espacio político ganado –legislativo, municipal, ejecutivo) en espacios de disputa ideológica por la hegemonía y de construcción de poder popular; y cuando hablamos de poder popular nos referimos a un poder horizontal democrático, desde abajo.
Las nuevas realidades y los nuevos desafíos nos exigen saber combinar lo acumulado en el poder institucional (desde arriba) con lo acumulado en poder popular (desde abajo) que permita lograr la ruptura con el sistema. Pensar que se lograra avanzar exclusivamente desde la gestión gubernamental es ilusorio. Se necesita la presión popular.

Y un elemento fundamental radica en fortalecer y ampliar el movimiento popular y social y acompañarlo en sus justas luchas. En definitiva regresar a la antigua tarea leninista de organizar, concientizar y movilizar a los sectores populares, pero bajo una nueva visión, horizontal, democrática, alternativa. Los agachados de Rius deben ponerse de pie. Los hacelotodo de Roque deben de organizarse y luchar. Pero no debemos seguir reproduciendo relaciones de dominación. Por suerte, faltan tres años para nuevas elecciones, que podemos aprovecharlos en discutir y proponer nuevos desafíos. Entre estos el de la construcción de poder popular.

Porque si la hegemonía en el FMLN y en la sociedad no se construye desde un inicio, desde nuestro primer acercamiento, desde los primeros pasos, desde los primeros besos del noviazgo, no la vamos a construir después, es “paja” como decimos, y estaremos repitiendo relaciones de subordinación o de clientelismo, igual que en el pasado.
No podemos seguir siendo los iluminati, la elite revolucionaria, los que saben, los que mandan, los que conocen, los que bajan la línea…a la base, a los compitas, al movimiento social y popular. Por el contrario, debemos promover el protagonismo popular, la relación horizontal, de verdaderos camaradas de lucha social, incluyendo la electoral. Nos educamos todos y todas en la misma lucha, en la práctica social. ¿Verdad Paulo?
No podemos seguir buscando súbditos o soldados, sino compañeros y compañeras que nos realicemos como personas en la lucha revolucionaria. No se trata de un cambio de dominadores sino de combatir hasta eliminar la dominación. La felicidad es la lucha decía Marx. Es un cambio radical de visión. Y choca contra el peso de nuestra tradición autoritaria que es muy fuerte. Como dice la canción chilena: “porque esta vez no se trata de cambiar a un presidente…”
Esta vez necesitamos abrir nuevas ventanas que nos amplíen el horizonte y abrir nuevas puertas hacia el corazón de la gente, construir hegemonía cultural y poder popular para lo cual son valiosas las enseñanzas del revolucionario italiano Antonio Gramsci. Y también de la alemana Rosa Luxemburgo. Y de nuestra herencia latinoamericana. Construir lo que Schafik llamaba un partido de luchadores sociales para transformar el sistema, el sistema capitalista.
El problema del sujeto revolucionario: ¿clase obrera o sectores populares?
Desde la formación en los años veinte del siglo pasado, de los primeros grupos marxistas en sectores artesanales, la izquierda salvadoreña asumió por principio doctrinal a la clase obrera como la principal fuerza motriz de la revolución. Como la clase destructora del capitalismo y constructora del socialismo. Como el sujeto señalado por la historia para conducir el proceso revolucionario. Y además lo decía el Manifiesto Comunista de Marx y Engels. Y lo repetía Lenin. Y hasta Trotski lo aceptaba. Y el camarada Mao. Por eso fue recibido con mucho entusiasmo el proceso de industrialización sustitutiva de importaciones de los años sesenta. Estaba naciendo nuestra clase obrera industrial. Se creaban las premisas materiales para el socialismo.
Pero sucedió que cuando estalló la guerra revolucionaria en los ochenta fueron pocos los obreros que se incorporaron a los frentes guerrilleros. No hubo insurrección en el Bulevar del Ejército ni huelga general. Lo que hubo fue una larga guerra (doce años) dirigida por sectores procedentes de la pequeña burguesía (Schafik, Joaquín, Ferman, Roca, e incluso Leonel) y librada por sectores campesinos. Y el propósito era apoderarse de la olorosa guayaba* que descansaba en los jardines de casa Presidencial.
Y aunque después los obreros desde la UNTS, pero principalmente los empleados públicos en los años ochenta se convirtieron en una poderosa oposición popular a la dictadura militar, el peso de la rebeldía, de la guerra, fue llevado por los sectores campesinos, principalmente jóvenes, en Guazapa, Chalatenango y Morazán.
Posteriormente luego de los Acuerdos de Paz, observamos un significativo cambio en el discurso del FMLN, de manera que cuando se constituye como partido político en 1994 abandona su adhesión a la clase obrera y se identifica como un partido de naturaleza popular en general.
El problema de la vanguardia o la conducción revolucionaria.
Con la creación el 30 de marzo de 1930 del Partido Comunista los revolucionarios marxistas habían resuelto el problema de contar con una vanguardia del movimiento popular. Esta vanguardia recién creada se encontró con la necesidad de conducir militarmente una insurrección a la vez que organizaba su participación electoral. Singular dilema que fue resuelto en beneficio de la oligarquía, la cual mediante el ejército hizo fraude electoral, aplastó el levantamiento y condenó a la muerte, clandestinidad o al exilio a los comunistas sobrevivientes.
Luego de la derrota de 1932, las ideas de Lenin permitieron sobrevivir a la dictadura militar y finalmente derrotarla. Lograron forjar militantes de acero que resistieron la soledad de la clandestinidad, la tortura en las cárceles y derrotaron ya durante la guerra del ochenta, las ofensivas contrainsurgentes. La férrea disciplina leninista permitió el maravilloso hecho de transformar la fuerza de los movimientos de masas en fuerza guerrillera y luego en fuerza electoral.
Pero a la vez construyó por décadas esquemas mentales verticalistas y una cultura política autoritaria. Desde lo alto se bajaba la línea para ser seguida por las bases. Y la conciencia política, nos enseñaba el Qué hacer? era “inyectada” por los “revolucionarios profesionales” del partido revolucionario a los obreros o sectores populares. Esa fue la otra cara de la moneda.
¿Cómo entonces resolver la necesidad de una conducción revolucionaria con la necesidad de profundizar la democracia hacia el interior de la izquierda? Durante la clandestinidad y la guerra, muchas veces el mismo enemigo se encargaba de garantizar la continuidad y el cambio de la conducción mediante la represión. En la actualidad la conducción política histórica se vuelve un privilegio que permite acceder de manera permanente a espacios de poder institucional y partidario.
Y esto origina la conservación y reproducción de esquemas verticalistas y autoritarios heredados de la guerra y de la anterior clandestinidad. ¿Cómo garantizar entonces en la conducción la combinación de experiencia y juventud? ¿Cómo garantizar el ineludible relevo generacional? ¿Cómo garantizar la representación regional y de género? ¿Cómo construimos hegemonía y no clientelismo? Únicamente mediante la democracia interna y realizada bajo el asedio de la derecha, del imperialismo, no hay otro camino. No podemos ofrecer a la sociedad lo que no tenemos.
El problema de las alianzas
Luego de la derrota de 1932, periodo en el que por problemas de sectarismo no se logra construir una alianza del PCS con los sectores democráticos araujistas, la izquierda ha logrado acercarse a los sectores democráticos en diferentes periodos históricos. La lucha contra la dictadura militar comprendió diversas experiencias de este tipo.
Durante las jornadas de abril y mayo de 1944 el PCS logra incorporarse a la gran alianza de militares y civiles democráticos que realiza el derrocamiento del General Martínez, y luego unir fuerzas alrededor de la candidatura del Dr. Arturo Romero; durante las jornadas de septiembre y octubre de 1960 se logra unificar a sectores democráticos contra el Coronel Lemus; en 1972 y 1977 en marco de la Unión Nacional Opositora (UNO) se aglutinaron democratacristianos, socialdemócratas, militares progresistas y comunistas. La Guerra Popular Revolucionaria de los años ochenta estuvo acompañada por la alianza entre el FMLN y el FDR, que tuvo como primer presidente al ganadero demócrata Enrique Álvarez Córdoba. Y en la actualidad los dos gobiernos del FMLN han tenido a su base la alianza con sectores democráticos.
El problema del programa
Durante sesenta años el problema de la conquista de la democracia frente a una dictadura militar constituyó la principal bandera de lucha de los sectores populares salvadoreños. Era el corazón del programa histórico de la revolución salvadoreña. A esta reivindicación fundamental se sumaban las de una reforma agraria profunda y las de la liberación de la dependencia del imperialismo estadounidense.
En la actualidad y en el marco de una sociedad, una economía y una cultura neoliberalizada, con un segundo gobierno de izquierda, con una tercera parte de la población viviendo en Estados Unidos, las banderas de lucha se han modificado y se cristalizan en la lucha por el empleo, la calidad de vida y la seguridad. Estas luchas están mediadas por un crecimiento significativo del sector informal en la economía y del sector delincuencial en la sociedad.
El problema de la inserción o de las relaciones internacionales.
Los revolucionarios de las jornadas de enero de 1932 se atrevieron a formar soviets por algunos días en el occidente del país, luego fueron barridos por la metralla oligárquica. Sabían que contaban con la solidaridad de la entonces joven Unión Soviética y que al triunfar la revolución iban a recibir apoyo y solidaridad del primer estado socialista. Este fue una convicción que se mantuvo vigente por sesenta años. A este fenómeno Schafik lo llamó las revoluciones “insertadas” en el campo socialista.
Las realidades han cambiado. Los Estados Unidos lograron luego del desmoronamiento del Campo Socialista dirigido por la Unión Soviética, erigirse como la única superpotencia militar, en un mundo compuesto de bloques económicos (Unión Europea, China-Japón) que luchan por la conquista de mercados. Y en los Estados Unidos vive una tercera parte de nuestra población. Esto hace que las relaciones con Washington sean muy sensibles, pero no deberían ser de subordinación.
Y en especial en un mundo donde ha surgido últimamente un bloque de fuerzas conocido como BRICS (Brasil, Rusia, India, China, Sudafrica, que representa una alternativa ante estos bloques. Y en una Latinoamérica atravesada por gobiernos progresistas de diverso signo: Argentina, Chile, Uruguay, Brasil, Bolivia, Ecuador, Venezuela, Cuba, Nicaragua, El Salvador. Este es el complejo mundo en el que nos movemos. Y en el que necesitamos diseñar una estrategia que nos permita navegar en estas aguas sin naufragar.
Conclusiones
La impresionante y considerable acumulación política lograda por el FMLN únicamente puede ser mantenida y consolidada en la medida que este respaldada por un partido revolucionario que combine la fortaleza electoral con la fortaleza de la lucha social; acompañado de un poderoso movimiento popular y social que construya desde sus territorios hegemonía cultural y poder popular; que vincule su accionar a las luchas revolucionarias libradas por los pueblos latinoamericanos y caribeños. En esta tarea el recuperar la memoria histórica se vuelve una necesidad estratégica, así como la lucha por recuperar el derecho a la tranquilidad, a vivir en paz y con seguridad.

*En El Salvador la fruta de la guayaba se relaciona con el poder gubernamental.

La construcción del poder popular

Rubén Dri

La construcción del poder popular

“Los que son considerados como jefes de las naciones, las gobiernan como si fueran sus dueños; y los poderosos las oprimen con su poder. Pero entre ustedes no ha de ser así. Al contrario, el que quiera ser el más importante entre ustedes, que se haga servidor de todos, y el que quiera ser el primero, que se haga el siervo de todos” (Mc 10, 42-43) .

El poder es uno de esos temas cuya historia es tan antigua como la humanidad. Desde siempre, a pesar del individualismo liberal, sabemos que el hombre es un ser esencialmente social. Nunca existió el ser humano solo, en soledad absoluta. Existieron hermitaños que vivieron su soledad en el desierto, pero previa su propia socialización. Pues bien, la simple relación de dos personas plantea el problema del poder. Si queremos influir en un cambio social, si pensamos en la revolución, resistiendo la corriente de considerarla como una cosa del pasado, propia de mentes simplemente románticas o nostalgiosas, no podemos menos de replantearnos ese problema tan antiguo y tan nuevo. Es lo que trataré de hacer en estas breves reflexiones.

1. – El poder como objeto.

En los movimientos sociales y políticos de las décadas del 60 y 70 que marcaron profundamente a nuestra sociedad, el problema del poder fue planteado con fuerza, en contra de concepciones de izquierda tradicionales para la cuales el tema se postergaba de manera indefinida. Partidos considerados siempre de izquierda como el Partido Comunista, los diversos Partidos Socialistas, las variantes maoístas y trotzquistas no se planteaban el problema del poder. No significa ello que no hablasen sobre el poder. El asunto es que para ellos el problema no se imponía como una exigencia perentoria a realizar. No se cuestionaba en los hechos seriamente el poder del capitalismo. Por una u otra razón, la revolución estaba postergada, de manera que había tiempo de sobra para debatirlo. El problema, en cambio, adquirió no sólo actualidad, sino exigencia perentoria en las diversas agrupaciones y partidos de una nueva izquierda, por llamarla de esa manera, que se proponían hacer la revolución. Ello significaba, terminar con la sociedad capitalista, sustituirla por una sociedad socialista. Ya no se trataba de una meta lejana, sino de algo que estaba en cierta manera a la mano. El debate sobre el poder fue intenso, y las concepciones, diversas, pero todas, de una u otra manera se sintetizaban en “la toma del poder”. En realidad la expresión pertenece a la teoría que fundamentó los procesos revolucionarios del siglo veinte. Toma del poder, asalto al poder, asalto al cielo, son expresiones equivalentes. Sin duda que son movilizadoras, encienden en la imaginación figuras utópicas que impulsan a la voluntad para la lucha. El poder, en primer lugar, es concebido como un objeto. Así como se puede tomar, asir, o, en términos populares, “agarrar” un objeto, también se puede tomar o agarrar el poder. De esta manera, se piensa que no se tiene el poder, no se lo ejerce, hasta que no se lo ha tomado. El poder está en manos de las clases dominantes, de los grandes consorcios, del ejército. En fin, alguien, o algunos lo tienen. Se trata de arrebatárselo. En segundo lugar, el poder está en un lugar determinado. Ese lugar puede ser la “Casa Rosada”, Campo de Mayo o La Tablada. Quienes están ahí tienen el poder. Para arrebatárselo es necesario trasladarse hasta ese lugar.

La columna del Che, desde la sierra Maestra a Santa Clara, y desde allí a la Habana, o la “Larga Marcha” a Pekín son símbolos de este ir hasta el lugar donde se encuentra el poder, para tomarlo, arrebatándoselo al enemigo. El poder, en consecuencia, es como una cosa que está en un determinado lugar al que hay que trasladarse para tomarlo. Algo semejante a la expedición de los Argonautas dirigidos por Jason a la Cólquide para arrebatar el célebre “vellocino de oro”. Pero ya se sabe, semejante tesoro está bien guardado, bien custodiado. La marcha para su conquista no es una fiesta, sino una lucha. Menester es tener la organización y los instrumentos necesarios para dar esa lucha. El instrumento por excelencia es el partido político. Para la toma del poder se necesita un partido revolucionario y para que éste lo sea, debe estar constituido por el sujeto o los sujetos revolucionarios. Como en la teoría marxista tradicional el sujeto revolucionario es el proletariado, el partido debe ser un partido obrero y, su meta próxima es la conquista del poder y el establecimiento de la dictadura del proletariado. El concepto de “dictadura del proletariado” es por demás significativo. Normalmente significó lo contrario a la democracia, en cualquiera de sus formas. Entiendo que no fue ésa la concepción de Marx, en el cual, por otra parte, el concepto es marginal, nunca tematizado. Pero en él el concepto de dictadura no se oponía al de democracia, en el sentido de elecciones, partidos políticos diferentes, en la medida en que consideraba que las democracias burguesas eran dictaduras. Ello significa que para Marx la dictadura implicaba la dominación de una clase sobre las otras, no necesariamente la de un partido político. Así como la dictadura de la burguesía se ejerce mediante diversos partidos políticos, lo mismo podría hacer el proletariado. Quiero decir que la lógica de la dominación de clase no implica necesariamente el partido único.

El establecimiento de las dictaduras del proletariado ha producido resultados decepcionantes. Los partidos revolucionarios que lograron la toma del poder establecieron efectivamente una dictadura que se llamó “dictadura del proletariado” pero que, en realidad, fue una dictadura del partido, del aparato burocrático y finalmente del líder, depositario de la ciencia. La revolución se había realizado para construir una sociedad plenamente liberada, con igualdad efectiva de derechos para todos. La realidad fue decepcionante. La dominación no fue quebrada sino sustituida. Los revolucionarios pasaron a ser los nuevos señores. Mentiras, crímenes y corrupción acompañaron a la nueva sociedad, que no resultó nueva, sino antigua. La caída del Muro de Berlín es el símbolo de la derrota de las revoluciones que tomaron el poder. Hablar de traición, referirse a las condiciones difíciles en que se produjo la revolución soviética, a la temprana muerte de Lenin y a otras circunstancias, de ninguna manera logran explicar un fracaso tan rotundo. Volver al debate entre Lenin y Rosa Luxemburgo pude ser un ejercicio excelente, no para darle ahora la razón a Rosa, sino para bucear en el destino de una revolución realizada por una organización, el partido político, que “toma el poder”.

2. – Hegemonía y poder.

Como es sabido el triunfo de la revolución en la Rusia zarista y las derrotas de los intentos revolucionarios de la segunda década del siglo XIX en Alemania, Hungría e Italia, llevaron a Antonio Gramsci a una profunda reflexión sobre las causas de tan dispar destino de los intentos revolucionarios. La contribución más importante de estas reflexiones gira alrededor del concepto de hegemonía que, desde entonces figura en todas las elucubraciones que tienen que ver con la realidad política. Me interesa en estas reflexiones trabajar sobre la relación que veo entre dicho concepto y la construcción del poder popular, reinterpretando el concepto de hegemonía, o, incluso, corrigiéndolo. Para empezar, hay una observación importante que hace Gramsci al referirse a las diferencias existentes entre las tareas que le esperan a la revolución de octubre y las que es perentorio realizar en las revoluciones del los países centroeuropeos. Siendo la sociedad zarista una sociedad en la que prácticamente no había sociedad civil, tomado el Estado, o la fortaleza, como lo denomina Gramsci, la tarea a realizar era nada menos que la de crear la sociedad civil, lo que significa, crear la hegemonía, entendida ésta como consenso de los ciudadanos. Ese consenso es poder. Construir la hegemonía es construir poder, poder horizontal, democrático. Esta tarea no puede ser creada desde arriba, pero es el único lugar en que esa revolución la podía realizar. Una contradicción prácticamente insoluble, como se mostró ulteriormente.

Como se ve, me estoy sirviendo del concepto gramsciano de hegemonía, pero transformado o reinterpretado, como se quiera. Es muy difícil, por no decir imposible, que la revolución soviética no terminase en el estalinismo. De hecho, esto ya había sido expuesto por Hegel en la célebre dialéctica del señor y el siervo. El camino del señor es un callejón sin salida. Desde el poder de dominación, aunque éste se denomine “dictadura del proletariado” es imposible pasar a una sociedad del mutuo reconocimiento. Los sujetos no se realizan por una concesión que hace desde arriba. Se conquista en una lucha en la que los siervos, dejan de serlo, no se reconocen como siervos, sino como sujetos. Gramsci plantea correctamente, para las sociedades avanzadas, con sociedad civil ampliamente desarrollada, que la hegemonía debía preceder a la toma del poder o del Estado. Creo que ese principio vale para toda revolución y no sólo para las sociedades avanzadas, porque si la hegemonía no se construye en el camino, no se la construirá posteriormente. Se repetirán las prácticas anteriores. La hegemonía como consenso democrático no puede ser construido desde arriba, porque ello implica subordinación. Quien detenta el poder del Estado o el poder político y económico puede obtener legitimación, que implica aceptación de la dominación, pero no hegemonía en el sentido de consenso democrático. Éste sólo puede lograrse desde el seno de la sociedad

civil. Es una construcción que se realiza entre iguales. Algunos ejemplos históricos ilustrarán lo que quiero expresar. Tomaré dos de los más significativos, el del cristianismo primitivo y el de la Revolución Francesa. El primero como un caso histórico que muestra la conquista y la pérdida de la hegemonía, y el segundo, el de una conquista que se mostró irreversible. Después de la muerte de Jesús de Nazaret que había bregado por una revolución igualitaria en la sociedad hebrea del siglo primero, sus discípulos, una vez recuperados del desconcierto de la derrota que significó la muerte de su líder, comenzaron a repensar su práctica en un contexto totalmente distinto. Efectivamente, del pueblo hebreo, en el cual había una historia en la que se insertaba el proyecto liberador de Jesús habían pasado a habitar en pueblos sometidos por el imperio romano, en los que la única manera de insertar el proyecto era enfrentar al poder opresor del imperio. La tarea que emprenden es la de una verdadera lucha por la hegemonía que implica, entre otras cosas, reinterpretar determinados símbolos, cambiando su sentido, de opresor en liberador, y crear otros. Tomaré algunos de los símbolos más significativos que tuvieron esta metamorfosis.

2. 1.- El evangelio viene del pobre, no del poder.

“Principio del evangelio de Jesús Cristo, Hijo de Dios” (Mc 1,1). Así comienza Marcos su narración sobre la práctica y el mensaje de Jesús de Nazaret, conocida como evangelio. Hoy el vocablo “evangelio”, reinterpretado desde el poder de dominación, ha pasado a significar una narración religiosa sin connotación alguna con cuestionamientos que tenga que ver con situaciones sociales, económicas o políticas. Sin embargo, se trata de una de las geniales creaciones del lenguaje anti-imperial de algunas de las primeras comunidades que contraponen la práctica y el mensaje liberador de Jesús de Nazaret a la práctica y el mensaje opresor del imperio romano. Efectivamente, según el Diccionario Teológico del Nuevo Testamento es “un término técnico para ´nuevas victorias´”, especialmente en las batallas militares”. (Ched Myers, 1988 p. 123). El evangelio del imperio se transmitía a través de las victorias de las tropas que significaban destrucción, muerte y opresión para los vencidos. La descripción del “endemoniado de Gerasa” nos muestra claramente las consecuencias de semejante evangelio: “Andaba siempre, día y noche, entre los sepulcros y por los cerros, gritando y lastimándose con piedras”. (Mc 5, 5). El demonio que se había apoderado de este individuo se llamaba “legión”, es decir, el imperio romano en su expresión más tenebrosa para los dominados, el ejército. La dominación ocasiona desequilibrios en los dominados. A éstos se les cierra el horizonte, se les truncan las posibilidades de realizarse como sujetos. Son reducidos a objetos descartables. La osadía de Marcos es mayúsculas. El verdadero evangelio no es el que transmite el imperio sino el que surge del mensaje del campesino de Nazaret llamado Jesús. El evangelio es: “Se ha cumplido el tiempo y está cerca el Reino de Dios: conviértanse y crean en el evangelio”. (Mc 1,

15) . El evangelio o buena nueva o excelente noticia no es el imperio romano sino el Reino de Dios. El Reino de Dios es una sociedad antimonárquica, antijerárquica, antitributaria. Es una sociedad de iguales, de hermanos, en la que todo se comparte. El único rey aceptado es Dios quien ni vive en templos sino en el pueblo. Toda la actividad de Jesús se realiza en las aldeas, en el campo, en las casas de familia, en las sinagogas. El templo, para Jesús, es como la higuera que no da frutos.

2. 2.- El campesino Jesús es el Señor, no el emperador.

En la ideología del imperio, había un solo Señor, el emperador, el verdadero “señor del mundo” como la denomina Hegel. En su lucha contrahegemónica las comunidades cristianas otorgan ese título a Jesús, el campesino de Nazaret que pasa a ser el Cristo, el Señor – Kyrios-. Ésta es la raíz de las persecuciones que sufrirán diversas comunidades cristianas. Celso nos proporciona un buen testimonio sobre el tema. En efecto, al principio que sostienen los primeros cristianos sobre la imposibilidad de servir a dos señores, contesta Celso que ésas son “palabras de facciosos que quieren hacer grupo aparte y separarse del común de la sociedad”. (Celso, 1989 p.111) Más adelante agrega Celso: “quien, hablando de Dios, declara que hay un solo ser al que se debe el nombre de ´Señor´, es un impío que divide el reino de Dios e introduce en él la sedición, como si hubiese dos partidos opuestos, como si dios tuviese delante de sí un rival para hacerle frente”. (Id. p. 112). La indignación de Celso es explicable. Los cristianos admiten al Cristo como único Señor. Ello significa que se lo niegan al emperador y a los dioses del imperio. En consecuencia se niegan a participar en los cultos públicos, pues éstos significaban la legitimación del imperio. Era la utilización te la teología para legitimar el poder de dominación imperial, ese pecado que es imperdonable al decir de Jesús. (Mc 3, 28-30).

Con más claridad y contundencia todavía se expresa Celso: “Suponed que os ordenen jurar por el Jefe del Imperio. No hay ningún mal en hacer tal cosa. Porque, es entre sus manos en donde fueron colocadas las cosas de la tierra, y es de él de quien recibís todos los bienes de la existencia. Conviene atenerse a la antigua frase: ´Es necesario un solo rey, aquel a quien el hijo del artificioso Saturno confió el cetro´. Si procuráis minar este principio, el príncipe os castigará, y razón tendrá; es que si todos los demás hiciesen como vosotros, nada impediría que el Emperador se quedase en solitario y abandonado y el mundo entero se tornaría presa de los bárbaros más salvajes y más groseros. No existiría en breve ninguna señal de vuestra hermosa religión, y lo mismo acontecería de la verdadera sabiduría entre los hombres”. (Celso, 1989 p. 122). Hic Rhodus, hic salta! Aquí hay que saltar. Aquí está el problema que los cristianos le plantean al imperio, aquí se encuentra la clave de las persecuciones. Celso es claro y contundente. Dice que en manos del emperador “fueron colocadas todas las cosas de la tierra”. Los cristianos lo niegan. Ellas están en manos del único Señor que no es precisamente el emperador. Éste las ha usurpado. Del emperador reciben todos los bienes de la existencia sólo los poderosos, los que pertenecen a la burocracia imperial o a la aristocracia. La mayoría no sólo no recibe esos bienes, sino que recibe los males de la opresión militar, de la opresión económica, del hambre y la muerte, denunciados por el apocalipsis en las figuras de los jinetes. (Ap ).

2. 3.- Jesús es el Hijo de Dios, no el emperador.

“Cayo Octavio nació el 23 de septiembre del año 63 a.e.c. y se convirtió en hijo adoptivo y heredero legítimo de Julio César, asesinado el 15 de marzo del 44 a.e.c.. Luego de la deificación de César por el Senado de Roma el 1º de enero del 42 a.e.c., Octavio se convirtió inmediatamente en divi filius, hijo de un divino” (Crossan 1996 p. 20). Octavio, el fundador del imperio romano es proclamado Hijo de Dios. El poeta Virgilio se encargará de fundamentar la naturaleza divina del emperador en la Eneida y en la Cuarta Égloga. Mientras en la primera de estas obras narra la historia de la estirpe divina de los emperadores romanos, en la segunda celebra el “nuevo orden” que comienza con el imperio. En la moneda que le presentaron a Jesús cuando tramposamente lo interrogan sobre la licitud del pago del tributo al César se leía: Ti(berius) Caesar Divi Aug(usti) F(illius) Augustus cuya traducción es: “Tiberio Augusto, César, hijo del divino Augusto”. De modo que el poder del emperador se encontraba legitimado religiosamente. Había una teología imperial que sostenía la naturaleza divina de quien detentaba el poder. El título de augusto que recibía tenía carácter divino. El Apocalipsis tiene las expresiones condenatorias más terminantes para este tipo de legitimación religiosa. Marcos inicia su evangelio de la siguiente manera: “Principio arjé del evangelio de Jesucristo, Hijo de Dios”.

El Génesis inicia la obra de creación del mundo de la misma manera: “En el principio” en arjé. No es casual. Se trata de una nueva creación. Jesús crea un mundo nuevo, una nueva sociedad. Mujeres y hombres nuevos. Con Jesús comienza el mundo nuevo y no con Octavio como proclamaba Virgilio en la célebre cuarta égloga. Jesús, el Cristo, es decir, el Ungido, el Mesías es el trae el evangelio, no el emperador, como hemos visto. Por otra parte, Jesús es el verdadero “Hijo de Dios”, no emperador romano. Menester es captar esta categoría aplicada a Jesús, el Cristo, en todas sus dimensiones, es decir, en su dimensión político-religiosa. En primer lugar, su sentido político. Proclamar a Jesús de Nazaret, un campesino de la oscura región de Galilea como el verdadero Hijo de Dios, tenía un claro sentido antiimperial. Marcos escribe su evangelio para mostrar que efectivamente es ese campesino el verdadero Hijo de Dios. Esta proclamación, por otra parte, tenía un profundo significado religioso en el que se encuentra implicado no sólo Jesús, sino también todos los hombres. Para entender esto debemos pasar del concepto al símbolo, o mejor, devolver esa expresión a su expresión simbólica como lo fue en su creación. Su paso del símbolo al concepto y, de éste, al dogma, lo empobreció, unilateralizó y permitió que se lo utilizara en forma opresora. La realidad es infinita, inagotable. El ser humano se encuentra abierto a esa infinitud. Abierto a ella, pero sin poder nunca agotarla o abarcarla completamente. Los símbolos expresan esa infinitud, por lo cual son polisémicos. Poseen múltiples, inagotables significaciones. El concepto, en cambio, acota las significaciones de los símbolos. El símbolo transformado en concepto pasa a tener una significación unívoca, presta para ser propuesta como dogma. La expresión “Hijo de Dios” es uno de los símbolos más ricos y profundos de la experiencia religiosa. En ese nivel, es decir, como símbolo expresa, por una parte que en Jesús de Nazaret, en su práctica y su mensaje se nos presenta Dios. En otras palabras, la práctica y el mensaje de Jesús nos hablan de la presencia de Dios. Por otra parte, esa elevación del hombre a la divinidad pertenece a todo hombre. Jesús, el Cristo, es una manifestación eximia de la elevación del ser humano.

Nadie puede saber, conceptualmente, qué significa ser Hijo de Dios. Sabemos qué significa ser hijo de un padre y de una madre humanos. Transportar esta experiencia a la divinidad sólo puede hacerse de manera simbólica, o, en todo caso, analógica, pero nunca como una verdad que puede afirmarse conceptualmente y, menos, dogmáticamente. Pero en una sociedad como la helenista el paso de lo simbólico a lo conceptual era una necesidad. Ello no significa todavía su paso a lo dogmático. Éste se dará no por una necesidad cultural sino política. Efectivamente, se hace en el siglo IV cuando las comunidades cristianas conforman la iglesia, una institución ya avanzada en su proceso de jerarquización que negocia con Estado, esto, con el imperio romano los espacios de poder. El símbolo reducido al concepto y éste, al dogma, queda bajo la interpretación de la institución que ha realizado la transmutación. Naturalmente que no se puede entender conceptualmente cómo es eso de que un hombre sea al mismo tiempo Dios o Hijo de Dios. Se lo impone dogmáticamente y se lo declara un “misterio” que debe ser aceptado por la fe o adhesión ciega, incomprensible. Efectivamente, la elevación del ser humano a la divinidad, o, en otras palabras, la trascendencia del ser humano es incomprensible para el intelecto, es decir, no se puede traducir conceptualmente. Pero es plenamente comprensible en el nivel simbólico, únicamente manera de expresar las experiencias más profundas del ser humano. ¿Alguien puede, acaso, expresar conceptualmente, en forma acabada, la experiencia del amor o la amistad? Poetas, novelistas y músicos pueden hacerlo de manera mucho más satisfactoria.

2. 4.- Jesús es el Salvador, no el emperador.

Según Lucas el ángel del Señor se les presentó a unos pastores y les anunció “una gran alegría que será para todo el pueblo: les a ustedes ha nacido un Salvador, que es el Cristo Señor”. (Lc 2, 11). Dos puntos son importantes en este anuncio. En primer lugar, se hace a los pastores, pobres entre los pobres, marginados entre los marginados. En segundo lugar, se les anuncia que para ellos ha nacido el Salvador. El signo distintivo de los cristianos en ciertas comunidades primitivas, como las de Roma según puede verse todavía por ejemplo, en la catacumba de San Calixto, era el pez que en griego se dice ixtús. Esta palabra da lugar a un acróstico que se descompone de la siguiente manera: Iesoús Xristós Theoú Uiós Sotér. En castellano: “Jesús Cristo de Dios Hijo, Salvador”, o sea, Jesucristo, Salvador, Hijo de Dios. Igual que “evangelio”, para nosotros “salvador” tiene un sentido puramente “religioso”. Jesús nos salva de los pecados. Éstos, por otra parte, pertenecen a la intimidad de cada uno. Se encuentran al margen de toda connotación política o social. Jesús nos salva de la condenación eterna que habríamos merecido por pecados tales como haber consentido a malos pensamientos, haber tenido relaciones sexuales fuera del matrimonio bendecido por la Iglesia Pero “salvador” sotér era uno de los títulos preferenciales de los emperadores. La salvación tenía, pues, un clarísimo significado político y social. El nacimiento del nuevo emperador era saludado como el nacimiento del salvador. La comunidad de Lucas celebraba el nacimiento de Jesús como el nacimiento del verdadero salvador, entendiendo la salvación en toda su densidad y profundidad, es decir, abarcando todas las dimensiones del ser humano. Efectivamente, en esa comunidad se recitaba el célebre cántico que Lucas pone en boca de María: “Desplegó la fuerza de su brazo, dispersó a los soberbios en el sentir de su corazón. Derribó a los potentados de sus tronos y exaltó a los humildes; a los hambrientos colmó de bienes y a los ricos despidió vacíos”. (Lc 1, 52-53). Los soberbios, en la terminología profética y, por ende, evangélica son los poderosos, los miembros de la corte o de la nobleza, mientras que los humildes son los pobres, en especial los campesinos.

2. 5.- El Reino de Dios contra el imperio.

El evangelio que anunciaba Jesús es el advenimiento del Reino de Dios: “Se ha cumplido el tiempo y está cerca el Reino de Dios. Conviértanse y crean en el evangelio”. (Mc 1, 15). La proclamación del “Reino de Dios” es polémica. Su primera proclamación se confunde con el mismo nacimiento de los hebreos como pueblo. Los hebreos eran tanto el grupo que, con Moisés logra salir de Egipto, como los grupos que, en la tierra de Canaán, en el siglo XIII aC se habían sublevado contra las monarquías cananeas. La propuesta del grupo de Moisés es pactar una nueva sociedad que reconozca Yavé, el Dios de Moisés, como único rey. En el siglo XIII la proclamación del Reino de dios era polémica frente a las monarquías del momento, las que se alternaban en el dominio de la Media Luna de tierras fértiles o Fértil Creciente, es decir de las monarquías babilónica, asiria, hitita, mitanni, y, en general, cananeas. La proclamación realizada por Jesús de Nazaret, retomada por diversas comunidades cristianas, como podemos ver en los evangelios de Marcos, Mateo y Lucas, se hace en contra del imperio romano. En la comunidad de Marcos, al imperio se lo presentaba como “el hombre fuerte” al que había que amarrar para saquear la casa (Mc 3, 27) y como el demonio al que es necesario expulsar (Mc 5, 9). Recuperar la radicalidad del mensaje del Reino de Dios es una de las tareas prioritarias para la conquista de la hegemonía. Parece que hablar de imperio o imperialismo pertenece a una etapa que ya ha sido completamente superada. En cierto sentido tienen razón quienes así piensan, pues ya estamos integrados al imperio en relaciones que pornográficamente fueron definidas como “carnales”. Esta integración al imperio tiene como contrapartida la marginación de la mayor parte de la población que presenta los síntomas de desintegración y descomposición de la propia personalidad que leemos en el endemoniado a quien Jesús libera del demonio del imperio: “Andaba siempre, día y noche, entre los sepulcros y por los cerros, gritando y lastimándose con piedras”. (Mc 5, 5). La violencia volcada sobre sí mismo o sobre sus iguales. El ser humano desarticulado, humillado, drogado que anda por los basurales buscando sobras inmundas con qué alimentarse.

Después del encuentro con Jesús, “el que había tenido la legión estaba sentado, vestido y en su sano juicio”. (Mc 5, 15). Comenzada la lucha contra el demonio imperial, se produce la liberación. El dominado recupera su sano juicio, se recupera a sí mismo cuando reconoce al opresor y contra él vuelve su fuerza. Son conocidos los análisis de Frantz Fanon sobre los desequilibrios psicológicos producidos por el colonialismo. El segundo ejemplo al que me quiero referir brevemente es la Revolución Francesa. Todos los grandes teóricos de la revolución socialista, ya se trate de Marx, Engels o Lenin, la han tenido en cuenta. Gramsci la propone como uno de los casos históricos, tal vez el mejor logrado, de conquista de la hegemonía, que la tornó irreversible. Efectivamente, la lucha por la hegemonía se produce a lo largo de dos siglos, XVII y XVIII,. En el primero se sientan las bases filosóficas del consenso, la racionalidad burguesa, que debía sustituir a la racionalidad medieval. Son Descartes, Malebranche, Spinoza, Leibniz, Locke, Hume y otros quienes se encargan de la tarea. En el siglo siguiente, se da propiamente la lucha ideológica, la construcción del nuevo consenso, con nombres como los de Voltaire, D´Alambert, Diderot. La Enciclopedia es el símbolo máximo de esta etapa. A fines del siglo ya el nuevo consenso se había logrado, lo que significa el poder burgués había sido construido. El poder ya no se encontraba ya no se encontraba en Versalles, sino en el Tercer Estado. Sólo había que cambiar los símbolos, el rey, la corte, y poner los nuevos, correspondientes a la República. El símbolo máximo del poder monárquico, la Bastilla, se encontraba vacía.

3. – El poder como relación social.

El poder, decíamos, no es un objeto o una cosa que se encuentra en algún lugar al que es necesario ir para tomarlo. Es una tendencia difícil de vencer, como anotaba Hegel, poner en movimiento las representaciones propias del entendimiento. El poder concebido como objeto no es otra cosa que una representación del entendimiento. Menester es fluidificarlo, ponerlo en movimiento. El poder es una realidad propia del ámbito de las relaciones humanas que, de una u otra manera, siempre son sociales y políticas. No existe, no es, igual que los sujetos. Se hace, se construye en la misma manera en que se construyen los sujetos. Éstos, para crearse, empeñan una lucha a muerte por el reconocimiento. Esta lucha genera poder. Todo cambio, toda transformación, toda revolución que se proponga siempre tiene en su centro el tema del poder que significa quién y como será reconocido. La frase que he puesto como acápite es el corte que le da Jesús a la discusión que se había entablado entre los componentes más cercanos de su movimiento, cuando, al dirigirse a Jerusalén pensaban en el triunfo de la propuesta liberadora.

Los dirigentes del movimiento de Jesús discuten sobre cómo se van a repartir el poder en la nueva sociedad, y Jesús les replica que no habrá nada que repartir, porque habrá que pensar el poder de una manera totalmente distinta, contraria a la que ellos pensaban. No como poder de dominación, no en la relación señor-siervo, sino como diakonía, como servicio, como mutuo reconocimiento de sujetos plenamente libres. Ese poder no puede empezar a construirse una vez que “se lo ha tomado”, porque en realidad entonces lo que se ha hecho es ocupar el lugar que antes tenían “los otros”. No se rompe la relación señor-siervo, aunque se sostenga que ello constituye una fase para romper la dominación anterior. La célebre “dictadura del proletariado” que es, siempre, la dictadura del partido, de determinados aparatos del Estado o de una persona, el “líder”, no se instala para desinstalarse en función de la diakonía, sino que llega para quedarse a perpetuidad si ello es posible. El poder es esencialmente relación social, relación de reconocimiento. En ese sentido es fluido, circula, cambia. Pero necesita momentos de reposo, de instalación. Es el momento de las célebres estructuras, sin las cuales todo poder se evapora. La mínima relación, la que se produce entre dos sujetos, sean éstos madre e hijo, amigo con amigo, novios, es lucha por el reconocimiento y, en consecuencia genera un ámbito de poder. En ese sentido todos hacemos ejercemos y se ejerce poder sobre nosotros.

Crear nuevo poder, crear poder popular significa crear nuevas relaciones humanas, nuevas relaciones sociales, nuevas relaciones políticas. Éstas no pueden comenzar cuando, por ejemplo, de tome el aparato del Estado. Se realizan en el camino, en el proceso. Si el otro es un objeto para mí, o un súbdito, mero soldado del partido o de al organización, se está reproduciendo el poder de dominación. Microfísica del poder, en consecuencia, y redes del poder. Foucault tiene razón. Pero dicho así es una media verdad y, en consecuencia, un error. Los poderes que circulan entre los componentes de una sociedad, se encuentran englobados en megapoderes. De la microfísica es necesario pasar a la macrofísica, no en forma línea sino dialéctica. Los pequeños poderes se encuentran englobados en los megapoderes. No hay paso lineal de unos a los otros. Esto significa que toda lucha, ya sea barrial, villera, campesina, en las cárceles, en la escuela, en la familia debe conectarse dialécticamente con una lucha más amplia, que tenga como horizonte la totalidad. Si ello se pierde de vista, estamos condenados a movernos en un círculo sin salida. Es un magro consuelo o una burla decirles a desocupados que ellos también ejercen poder. Micropoderes, redes de poder, circulación de poderes, fluidez de relaciones. Todo ello es cierto, pero toda fluidez tiene momentos de condensación. Dicho de otra manera, el movimiento necesita estructurarse.

4. – Lo social y lo político.

La revolución burguesa o capitalista produjo una escisión entre el ámbito político, perteneciente al Estado, y el de la sociedad civil. Los estamentos, grupos sociales en los que lo político y lo social se encontraban completamente soldados, se rompen. Pasan a ser clases. Su significado ya no es directamente político como en los estamentos, sino “social”. Son las clases sociales. Aristóteles había definido al ser humano como “animal político”. La traducción que se realizó como “animal social”, no tiene ningún sentido si con ello se quiere hacer una verdadera exégesis de lo expresado por el filósofo griego. Lo social como diferenciado de lo político estaba completamente fuera del horizonte cultural griego. Lo mismo pasaba en la sociedad feudal y en las sociedades precapitalistas de América, que se escalonaban desde un determinado “comunismo primitivo” hasta sociedades tributarias. “La sociedad política”, decía Marx en la Cuestión judía, refiriéndose a la revolución burguesa, “destruyó necesariamente todos los estamentos, corporaciones, gremios y privilegios, que eran otras tantas expresiones de la separación entre el pueblo y su comunidad. La revolución política suprimió, con ello, el carácter político de la sociedad civil”. Éste es un aspecto fundamental de la sociedad capitalista que se conoce con el nombre general de “la cuestión social”.

Fue Hegel el primero en exponer con claridad la diferenciación de los dos ámbitos, el de la sociedad civil y el del Estado, que pasó a ser luego, la diferenciación entre la cuestión social y la cuestión política. Marx hundió su análisis en la sociedad civil, o sea, en la estructura, señalando su carácter político, pero no directamente político como en las sociedades estamentales. De manera que hay una escisión entre lo social y lo político, pero no se trata de una escisión total. Lo que se ha roto es la relación inmediata entre ambos. En lugar de relación inmediata, relación mediata a través de un cúmulo de mediaciones Ello significa que todo es político y todo es social, pero no lo es de la misma manera. Las luchas por los derechos humanos son políticas, sin ninguna duda. Sin embargo su acento no está puesto directamente en lo político, sino en lo social. Menester es, pues, poner un poco de claridad sobre el significado preciso que pretendemos darle a uno y otro concepto. Cuando hablamos de lo político en sentido estricto nos estamos refiriendo al poder, a la voluntad de construir y ejercer el poder para transformar la realidad, se entiende la realidad humana, social, política. Cuando, en cambio, pretendemos significar sólo lo social, nos referimos al logro de determinados derechos, a su reivindicación, sin que de por sí, explícitamente, se plantee el tema del poder.

Cuando se plantea lo político siempre se tiene en mente la totalidad. Lo político por excelencia es el Estado. Allí se concentra, o se debe concentrar el poder supremo. Todo el pensamiento y la acción política tiende a apoderarse del Estado, o mejor, a construir un nuevo Estado. Se hacen análisis y se crean los instrumentos necesarios como partidos políticos, organizaciones políticas de base o intermedias que reciben diversas denominaciones, etc. Cuando se plantea lo social, desaparece, del horizonte, explícitamente el tema del poder. No se piensa en construir un nuevo Estado, ni siquiera en reformarlo. Naturalmente que se dan matices que dejamos de lado, para tipificar en forma pura ambos tipos de comportamientos. Se analizan problemas parciales como falta de agua, insalubridad de la vivienda, destrucción de la naturaleza y se crean organismos para trabajar en esas reivindicaciones. La acción política debiera tener siempre en mente estos dos ámbitos que en la realidad nunca están en estado puro. Son dos ámbitos dialécticamente conectados que tiene cada uno de ellos su propia lógica y sus propios instrumentos. Hay momentos históricos en los que la dominación ha logrado tal fragmentación del movimiento popular, que hace casi imposible una acción política concertada que cuestione al sistema. Son momentos, además, en los que la práctica política es completamente desnaturalizada, corrompida. En esos momentos pasa a primer plano la acción social. Lo político entra en una especie de cono de sombra. Es lo que ha pasado en nuestro país. Organismos de derechos humanos, luchas por los derechos de la mujer, de los homosexuales, movimientos ecologistas, sociedades de fomento, cooperativas, agrupaciones de base, movimientos sociales en general y tantos otros, pusieron su acento en lo social. Como lo expresaba un militante de los movimientos sociales: “En el trabajo social somos locales. En lo político, somos visitantes”. Esto es una gran verdad, pero tiene su techo. La política neoliberal nos lo hace sentir cada día en forma por demás dolorosa e intransigente. Esto plantea la imperiosa necesidad de que lo social vaya adquiriendo cada vez más, no digo significación política, pues de por sí la tiene, sino organización política que se proponga expresamente la conquista de hegemonía y construcción de poder.

Para ello habría que tener en cuenta algunos criterios fundamentales:

a) No partir de organizaciones o partidos políticos ya estructurados, con línea que se pretende clara para bajarla a los sectores populares que se están movilizando. Esta práctica expresa todo lo contrario de la construcción de una nueva sociedad en la que sus miembros sean sujeto reconocidos. Dejar de lado, en consecuencia, la concepción leninista de que al proletariado o, en nuestro caso, a los sectores populares, se les inyectará conciencia “desde afuera”. Sería conveniente, al respecto, como dije más arriba, revisar las polémicas entre Lenin y Rosa Luxemburgo sobre el partido.

b) Por el contrario, hacer efectiva la concepción gramsciana de que se debe partir del “buen sentido” que radica en el desagregado y caótico “sentido común” que se encuentra en dichos sectores. O, en palabras del Che, ayudar a desarrollar “los gérmenes de socialismo” que se encuentran en el pueblo. Toda pretensión de construcción que tenga que ver con una elaboración teórica separada de las aspiraciones, expectativas, valores presentes en los sectores populares, contribuirá a instalar una nueva dominación. El socialismo tendrá sentido y será una verdadera solución si es el despliegue de valores profundamente arraigados en los seres humanos. Ello no significa renegar de la teoría. El problema es que se confunde teoría o ciencia o filosofía con conciencia. La conciencia nunca puede venir de fuera. La conciencia es autoconciencia desde el primer momento, pero sólo lo es implícitamente. Avanza de desde los primeros balbuceos en el plano de lo sensible. Toda teoría al entrar en relaciones dialécticas con la conciencia será motivo de crecimiento de ésta, tanto de la conciencia del teórico como de aquél a quien se comunica la teoría, la cual a su vez sufre un proceso de transformación en el proceso. De avanza de la conciencia a la autoconciencia, o de la conciencia en sí a la conciencia para sí, como dice Marx en la Miseria de la filosofía.

c) No interesa el pregonado problema de la “unión de la izquierda”, si ello significa hacer unidos lo mismo que se está haciendo en forma separada. La verdadera unión hay que encontrarla atreviéndose a criticar las formas tradicionales de concepción de los partidos de izquierda e ir confluyendo con inserción verdadera en los sectores populares.

d) Un proyecto alternativo que ya se encuentra en germen en agrupaciones, comunidades, organismos de derechos humanos, luchas de diverso tipo deberá asumir una forma movimientista que será necesario ir descubriendo y construyendo, a medida que se avance. Esto hay que comenzar a hacerlo.

e) Para la construcción de la identidad, sin la cual no hay sujeto, por una parte, es necesario recuperar auténticos símbolos populares como Agustín Tosco, John W. Cook, Enrique Angelelli, Evita. El Che se está mostrando como un poderoso símbolo convocante para las nuevas generaciones. Por otra parte, es necesario dar la lucha hermenéutica en torno a los símbolos arraigados en los sectores populares.

f) Desde las diversas prácticas sociales y políticas es necesario ir confluyendo en un proyecto político común que sea la unión en la diversidad. Para ello se necesita la voluntad política de hacerlo. Por el anterior análisis aquí insinuado éste sería el momento de intentarlo con fuerza.

5. – Desde la base.

a) Recuperación del proyecto y la utopía.

Es absolutamente imposible construir un sujeto, tanto a nivel individual como colectivo, sin proyecto, porque lo propio del sujeto es proyectar y proyectarse. Pero no se trata de mirar directamente hacia el gran proyecto que significa luchar directamente contra las transnacionales y los organismos multilaterales como el FMI y el BIRD. Ése debe ser el horizonte, la meta última, por decirlo así. Es necesario proceder por niveles. En un primer nivel, local, se trata de elaborar proyectos que apunten a las necesidades básicas como el trabajo, el salario, la tierra, la vivienda. Para esa tarea se crean organizaciones particulares. Aquí se comienza a construir el socialismo de cada día. El segundo nivel estaría constituido por la región. Las distintas organizaciones particulares crean redes, las cuales juntan los problemas, discuten los temas del poder, de la lucha, etc. Un tercer nivel podría ser el nacional, en el cual ya habría redes de redes, que rematarían en el nivel latinoamericano. El proyecto siempre remata en una utopía. Ésta debe siempre estar presente y actuar en forma crítica frente a toda posible burocratización. Es como utopía que hay que tener siempre presente el comunismo como sociedad en la que se realice plenamente la fraternidad.

b) Recuperación de la memoria histórica.

Así como no hay sujeto posible sin proyecto y utopía, tampoco lo hay sin memoria. La dominación necesita borrar la memoria de las luchas y los símbolos populares, para que no se pueda reconstruir el sujeto popular capaz de cuestionar su dominación. También aquí es necesario distinguir niveles. En el nivel local es necesario reconstruir la memoria del barrio, del colegio, de la Facultad, del gremio, de la parroquia, de la comunidad de base, de la zona, de la ciudad. El segundo nivel sería el regional. Así, se puede distinguir una zona Sur, otra del NO, una tercera de Buenos aires, una cuarta del Litoral. De cada zona sería necesario reconstruir la memoria de las luchas populares y sus símbolos. Así de la zona Sur es necesario recuperar la memoria de los mapuches, su historia, sus luchas, sus símbolos; luego la historia de los peones de la Patagonia. En la zona del Litoral se recuperará la memodira de los charrúas y guaraníes; José Gervasio Artigas y su ideario; López Jordán y sus luchas. Un tercer nivel estaría formado por la nación. Luchas que atraviesan todo el territorio y toda su historia. Símbolos señeros como los de Artigas, San Martín, Felipe Varela, los 30.000, etc.

c) Recuperación la realidad y el sentido del trabajo.

Ser sujeto es hacerse sujeto, crearse como sujeto. Crearse, a su vez, implica crear. En la medida en que transformamos el mundo nos transformamos a nosotros. El acto creativo es esencial al sujeto. El trabajo en su sentido más profundo es precisamente creación. Mediante el trabajo nos creamos a nosotros, creamos los bienes con los que vivimos, y creamos el ethos o casa espiritual en la que habitamos. El capitalismo previerte este acto esencial del ser humano, y en la etapa neoliberal, literalmente se lo quita a la mayoría de los sectores populares. Recuperarlo, pues, en su realidad y en su profundo sentido es tarea prioritaria. Todos los avances tecnológicos deberían servir para acortar las horas y la intensidad del trabajo necesario para reproducir las condiciones de vida y otorgar tiempo para el trabajo creativo al que cada uno se sienta inclinado.

d) Construcción del poder.

También aquí se trata de no pretender inmediatamente la gran meta, lo que históricamente se conoce como la toma del poder. En primer lugar, porque el poder es ninguna cosa u objeto que se tome y, en segundo lugar, porque es necesario plantearse metas reales, a las que sea posible acceder. El poder no es una cosa u objeto, sino “relación social”. Se trata, en consecuencia, de ir creando nuevas relaciones sociales, acordes con lo que pensamos que deba ser una realización del poder que sea efectivamente liberadora. En consecuencia, relaciones lo más horizontales posibles, con la vista puesta en el horizonte utópico de un poder horizontal, profundamente democrático. No es que no queramos transformar toda la sociedad, derrotar definitivamente al capitalismo. Claro que queremos hacer eso, pero debemos tratar de clarificarnos sobre lo que nos corresponde hacer hoy, en un hoy en el que debemos hacer presentes los valores socialistas.

e) Construcción del socialismo de cada día.

El socialismo no se ha de construir a partir de las ideas “científicas” que tengamos en nuestra cabeza o en nuestros libros, ni por la acción de un grupo esclarecido. Ya ha comenzado su construcción. Está en camino en los diversos movimientos a los que hemos hecho alusión. Como decía el Che, el socialismo está en germen en el pueblo. No es el socialismo ninguna construcción teórica o “científica” pensada desde fuera, sino el desarrollo contradictorio, creativo, que se realiza todos los días en nuestras luchas, proyectos, encuentros, debates. La solidaridad, la ayuda, el diálogo, la fiesta, el compartir constituyen valores esenciales del socialismo de cada día.

Revista Koeyu Latinoamericano

Debate sobre el poder en el movimiento popular

Debate sobre el poder en el movimiento popular
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Rubén Dri

Las movilizaciones de los últimos tiempos han puesto en evidencia una fuerte voluntad popular de afirmar su realidad subjetual. Pero ser sujeto significa ponerse como tal, crearse, luchar por el reconocimiento, lo cual implica necesariamente plantearse el problema del poder, en torno al cual, en el ámbito del movimiento popular, podemos vislumbrar tres posiciones típicas:

La concepción clásica del marxismo-leninismo que se expresa como “toma del poder”.
La de pensadores influenciados por el posmodernismo, como Negri y Holloway, cuya concepción es la de “huida del poder”.
La de militantes de los nuevos movimientos sociales y políticos que prefieren hablar de la “construcción del poder”.
Se trata de una tipificación que permite tomar las diversas concepciones como si se tratase de casos puros y resaltar, de esa manera, las diferencias y oposiciones. En la realidad las concepciones se suelen entrecruzar.

1.- Toma el poder o el poder como objeto

En los movimientos sociales y políticos de las décadas del 60 y 70 que marcaron profundamente a nuestra sociedad, el problema del poder fue planteado con fuerza, en contra de concepciones de izquierda tradicionales para la cuales el tema se postergaba de manera indefinida. Partidos considerados siempre de izquierda como el Partido Comunista, los diversos Partidos Socialistas, las variantes maoístas y trotzquistas no se planteaban el problema del poder.
No significa ello que no hablasen sobre el poder. El asunto es que para ellos el problema no se imponía como una exigencia perentoria a realizar. No se cuestionaba en los hechos seriamente el poder del capitalismo. Por una u otra razón, la revolución estaba postergada, de manera que había tiempo de sobra para debatirlo.
El problema, en cambio, adquirió no sólo actualidad, sino exigencia perentoria en las diversas agrupaciones y partidos de una nueva izquierda, por llamarla de esa manera, que se proponían hacer la revolución. Ello significaba, terminar con la sociedad capitalista, sustituirla por una sociedad socialista. Ya no se trataba de una meta lejana, sino de algo que estaba en cierta manera a la mano.
El debate sobre el poder fue intenso, y las concepciones, diversas, pero todas, de una u otra manera se sintetizaban en “la toma del poder”. En realidad la expresión pertenece a la teoría que fundamentó los procesos revolucionarios del siglo veinte. Toma del poder, asalto al poder, asalto al cielo, son expresiones equivalentes. Sin duda que son movilizadoras, encienden en la imaginación figuras utópicas que impulsan a la voluntad para la lucha.
El poder, en primer lugar, es concebido como un objeto. Así como se puede tomar, asir, o, en términos populares, “agarrar” un objeto, también se puede tomar o agarrar el poder. De esta manera, se piensa que no se tiene el poder, no se lo ejerce, hasta que no se lo ha tomado. El poder está en manos de las clases dominantes, de los grandes consorcios, del ejército. En fin, alguien, o algunos lo tienen. Se trata de arrebatárselo.
En segundo lugar, el poder está en un lugar determinado. Ese lugar puede ser la “Casa Rosada”, Campo de Mayo o La Tablada. Quienes están ahí tienen el poder. Para arrebatárselo es necesario trasladarse hasta ese lugar. La columna del Che, desde la sierra Maestra a Santa Clara, y desde allí a la Habana, o la “Larga Marcha” de Mao son símbolos de este ir hasta el lugar donde se encuentra el poder, para tomarlo, arrebatándoselo al enemigo.
El poder, en consecuencia, es como una cosa que está en un determinado lugar al que hay que trasladarse para tomarlo. Algo semejante a la expedición de los Argonautas dirigidos por Jason a la Cólquide para arrebatar el célebre “vellocino de oro”. Pero ya se sabe, semejante tesoro está bien guardado, bien custodiado. La marcha para su conquista no es una fiesta, sino una lucha. Menester es tener la organización y los instrumentos necesarios para dar esa lucha.
El instrumento por excelencia es el partido político. Para la toma del poder se necesita un partido revolucionario y para que éste lo sea, debe estar constituido por el sujeto o los sujetos revolucionarios. Como en la teoría marxista tradicional el sujeto revolucionario es el proletariado, el partido debe ser un partido obrero y, su meta próxima es la conquista del poder y el establecimiento de la dictadura del proletariado.
El concepto de “dictadura del proletariado” es por demás significativo. Normalmente significó lo contrario a la democracia, en cualquiera de sus formas. Entiendo que no fue ésa la concepción de Marx, en el cual, por otra parte, el concepto es marginal, nunca tematizado. Pero en él el concepto de dictadura no se oponía al de democracia, en el sentido de elecciones, partidos políticos diferentes, en la medida en que consideraba que las democracias burguesas eran dictaduras.
Ello significa que para Marx la dictadura implicaba la dominación de una clase sobre las otras, no necesariamente la de un partido político. Así como la dictadura de la burguesía se ejerce mediante diversos partidos políticos, lo mismo podría hacer el proletariado. Quiero decir que la lógica de la dominación de clase no implica necesariamente el partido único.
El establecimiento de las dictaduras del proletariado ha producido resultados decepcionantes. Los partidos revolucionarios que lograron la toma del poder establecieron efectivamente una dictadura que se llamó “dictadura del proletariado” pero que, en realidad, fue una dictadura del partido, del aparato burocrático y finalmente del líder, depositario de la ciencia.
La revolución se había realizado para construir una sociedad plenamente liberada, con igualdad efectiva de derechos para todos. La realidad fue decepcionante. La dominación no fue quebrada sino sustituida. Los revolucionarios pasaron a ser los nuevos señores. Mentiras, crímenes y corrupción acompañaron a la nueva sociedad, que no resultó nueva, sino antigua. La caída del Muro de Berlín es el símbolo de la derrota de las revoluciones que tomaron el poder.
Hablar de traición, referirse a las condiciones difíciles en que se produjo la revolución soviética, a la temprana muerte de Lenin y a otras circunstancias, de ninguna manera logran explicar un fracaso tan rotundo. Volver al debate entre Lenin y Rosa Luxemburgo puede ser un ejercicio excelente, no para darle ahora la razón a Rosa, sino para bucear en el destino de una revolución realizada por una organización, el partido político, que “toma el poder”.

2.- Huir del poder o fugar al anti-poder.

Las posiciones de Holloway, de Negri y de Hardt pertenecen al amplio espacio abierto por autores que, desencantados de las revoluciones que se habían producido bajo la égida del marxismo ortodoxo, reniegan de todo lo que suene a estructura o institución. Se fundan en interpretaciones de las nuevas prácticas que se generaron luego de la caída del Muro de Berlín, como las de Chiapas, las de los Sin Tierra de Brasil, las de los diversos Movimientos Sociales, de las Asambleas en Argentina y, en general, de los movimientos anti-globalización.
El planteo de Holloway guarda semejanzas con el de Negri y Hardt, pero también diferencias, cuya base fundamental se encuentra en la diferente posición frente a la dialéctica. Mientras éstos la rechazan como un elemento burgués inserto en el pensamiento revolucionario, Holloway, por el contrario, la incorpora como clave de su pensamiento.
En este sentido, recupera a Hegel y fundamentalmente a Marx. Sus análisis de la alienación en Marx, especialmente como se expresa en los Manuscritos de 1844 son excelentes. Pero su dialéctica no es tanto la de Marx, sino la dialéctica negativa de Adorno. Esto lo lleva directamente a la conclusión de que toda institución constituye una alienación. La única formulación posible de una revolución que se pretenda liberadora será la del anti-poder.
Las coincidencias fundamentales contemplan dos rubros, “la centralidad de la lucha oposicional (ya sea que la llamemos poder de la multitud o anti-poder) como la fuerza que da forma al desarrollo social” y el concentrarse en la revolución, que “no puede concebirse en términos de tomar el poder del Estado”. (Holloway; 2002; 244). Mientras los autores de “Imperio” a la fuerza de oposición la denominan “multitud”, Holloway, le da el nombre de “anti-poder”.
La diferente denominación no es una simple cuestión de nombres. Significan dos posiciones diferentes en cuanto al contenido mismo de la oposición. La “multitud”, aunque sea algo indeterminado, volátil, pulverizado, es “algo”, mientras que el anti-poder es nada, o mejor, es “no”. Ninguna posibilidad de darle un contenido, una forma, una estructura.
La segunda coincidencia es, en realidad, la verdadera coincidencia. La alergia al Estado, a cualquier Estado es total, porque el Estado no es otra cosa que “una forma rigidizada o fetichizada de las relaciones sociales. Es una relación entre personas que no parece ser una relación entre personas, una relación social que existe en la forma de algo externo a las relaciones sociales” (Id.; 142). Es necesario escapar del Estado. La fuga, en todos los autores citados es la clave de toda la lucha por una nueva sociedad.
Holloway, al igual que Negri, se considera heredero del pensamiento de Marx. Se plantea entonces aquí un problema, pues para Marx, el Estado es mucho más que la simple fetichización de las relaciones sociales. Es la forma “en la que se condensa toda la sociedad civil de una época” (Marx; 1977; 72), por lo cual en el primer proyecto de su obra, esto es, de El Capital, figura como el tercer momento de la primera dialéctica, formada de la siguiente manera: 1) “Las determinaciones abstractas que corresponden en mayor, o menor medida a todas las formas de sociedad”. 2) “Las categorías que constituyen la articulación interna de la sociedad burguesa”. 3) “Síntesis de la sociedad burguesa bajo la forma de Estado”. (Marx; 1980; 29-30).
En la concepción tradicional, ortodoxa del marxismo se sostiene la desaparición del Estado, pero al final, luego del acto revolucionario de toma del mismo por parte del proletariado dirigido por el partido. Menester es tener en cuenta que el concepto “destrucción” o “eliminación” es antidialéctico. Engels lo utiliza sin problemas y de allí provienen las confusiones posteriores. Marx es mucho más cauto al respecto y suele referirse al problema mediante el concepto de Auf-hebung, que traducimos por “superación”.
Se lograría ello no mediante una destrucción, sino mediante la universalización de la satisfacción de necesidades. La característica cautela de Marx para no incursionar en realidades futuras que sólo podían ser barruntadas es, en cierta manera compartida por Holloway, si bien tanto él como Negri exageran nuestra ignorancia con respecto a todo futuro.
Las disidencias, por su parte, están centradas “en el tema del paradigma”. Para Hardt y Negri, en efecto, la revolución consiste en un cambio de paradigma, semejante a los que ya hubo, como ser, “del imperialismo al Imperio” o “ de la modernidad a la posmodernidad, de la disciplina al control, del fordismo al posfordismo, de una economía industrial a una informacional” (Idem; 245). Ello significa que la sociedad es algo estable, lo cual es totalmente contradictorio con una dialéctica negativa como la de Holloway.
El enfoque paradigmático lleva al funcionalismo, según Holloway, a una concepción de la sociedad en la que todo encaja. Su origen se encuentra en la posición anti-dialéctica y anti-humanista de ambos autores, lo que, por otra parte, los lleva a sostener la continuidad entre animales, seres humanos y máquinas, siendo éstas últimas, prótesis de nuestros cuerpos y mentes. Con ello entramos en una antropología del ciberespacio, pero “el problema con esta visión, dice Holloway, seguramente, es que ni las hormigas ni las máquinas se rebelan. Una teoría que está basada en la rebelión tiene poca opción: tiene que reconocer el carácter distintivo de la humanidad” (Idem; 249).
La revolución no es otra cosa que “el desarrollo del anti-poder”, del no-poder, de la negación del poder, la cual “toma millones de formas diferentes: desde arrojar el despertador contra la pared, hasta llegar tarde al “trabajo”, realizar tareas sin esforzarse, ausentismo, sabotaje, luchas por descansos, por el acortamiento de la jornada laboral, por vacaciones más largas, por mejores pensiones, huelgas de todo tipo, etc.” (Idem; 270).
Dos observaciones se imponen al respecto. En primer lugar, es imposible pensar todas estas prácticas como simple no-poder. De hecho constituyen construcción de poder. Son prácticas constitutivas del poder popular. Es que el concepto mismo de anti-poder como no-poder que se debe lograr, es contradictorio, pues para lograrlo hay que luchar, lo cual significa siempre construir poder.
La pesadilla de la que Holloway quiere escapar mediante su concepción del anti-poder es el círculo diabólico de la circularidad del poder, sobre el cual se había explayado Foucault. El poder como siempre se lo ha considerado y practicado es el poder-sobre, la dominación sobre otros. Cuando se lucha en contra de ese poder, de hecho lo que se hace es cambiar de quien ejerce el poder-sobre.
Así ha pasado con las revoluciones socialistas, especialmente con aquéllas que fueron denominadas del “socialismo real”. No se modificaron sustancialmente las relaciones sociales. Cambiaron los dominadores, pero no se eliminó la dominación. Holloway quiere salir del círculo con la pretensión de separar taxativamente el poder-hacer del poder-sobre, como si el sujeto pudiese ejercer un poder sin encontrarse con la relación de poder del otro. En otras palabras, pretende saltar afuera de la diale´ctica del señor y del siervo.
En segundo lugar, todas esas prácticas han sido realizadas por los obreros, maestros, empleados, profesores universitarios, y trabajadores distintos desde la implantación del capitalismo. Nunca se consideró que ello se hacía por el no-poder. Todo lo contrario, lo que se quería es un poder de abajo, de los dominados, un poder alternativo.
Entre las formas de lucha Holloway destaca la migración, pues mediante ella “millones de personas huyen del capital, buscando esperanza” (Idem; 270). Esta apreciación de la migración es compartida con entusiasmo por Hardt y Negri. Dos observaciones se imponen también aquí. En primer lugar, la migración puede interpretarse, más allá de la conciencia de los migrantes como una fuga del capital, pero de hecho éstos buscan un lugar donde el capital les permita tener un trabajo que en su lugar de origen no consiguen. El mexicano que pasa a Estados Unidos lo hace bajo esa condición, lo mismo que el boliviano que migra a la Argentina.
En segundo lugar, es curiosa esta manera de privilegiar la migración como forma de lucha por el anti-poder. Es cierto que constituye una forma de lucha, como todas las enumeradas, pero está lejos de ser privilegiada. Es una lucha penosa, amarga y que al capital no le ocasiona demasiados trastornos. En todo caso los soluciona con medidas cada vez más represivas.

Otro aspecto de la concepción de Holloway con respecto a la revolución es el heroísmo. En su concepción “el movimiento del comunismo es anti-heroico”, pues “el objetivo de la revolución es la transformación de la vida común, cotidiana y es ciertamente de esa vida común y ordinaria que la revolución debe surgir” (Idem; 302; 303). Esto lo lleva, a su vez, a criticar la concepción revolucionaria que se basa en la conducción de los líderes y los héroes.

Toda revolución que se realiza a partir de un liderazgo, reproduce desde el principio las relaciones que quiere subvertir e hipoteca las realizaciones a la voluntad del líder. Éste, por otra parte, tenderá a ahogar todo avance que suponga una mengua de su propio poder-sobre. En este sentido, Holloway tiene razón. Además, el liderazgo siempre tenderá a perpetuarse y tendrá fuertes tentaciones de manera el poder como si proviniese de él y no del pueblo.

Es importante la observación de Holloway en lo referente a los héroes. Efectivamente, la revolución no es una tarea de héroes, sino del pueblo. La revolución no la hacen los héroes, ni se hace para vivir una vida heroica. Se hace para vivir mejor, para “vivir bien” como quería Aristóteles, donde “bien” no significa sólo realidades materiales, las que deben ser suficientes, sino la posibilidad del sujeto de realizarse plenamente.

Pero las afirmaciones de Holloway no parecen admitir espacio alguno para el heroísmo, virtud excelsa que expresa realizaciones humanas superiores, en el sentido cualitativo, sin que ello dé ninguna razón para ejercer un poder sobre los demás. La construcción de esa futura sociedad en la que podamos fraternizar entre todos, puede exigir, y de hecho así es, actos de heroísmo. Un piquetero que, entre las balas de la policía, se detiene a auxiliar al compañero caído es un acto heroico. La lucha siempre estará llena de ellos.

Los 30.000 mil compañeros detenidos-desaparecidos eran jóvenes, la mayoría de ellos, como cualesquiera de los jóvenes de hoy, con una vida común, con sus afectos, virtudes y defectos. En un momento determinado fueron puestos en la situación-límite del heroísmo. Pero ello le sucede también a la más común de las madres cuando debe enfrentar situaciones-límites en la defensa de su hijo.
Por otra parte, el heroísmo es un momento fundamental en los proyectos que se formulan en la juventud. Nada más aplastante y descorazonador que encontrarse con jóvenes que quieren vivir una vida tranquila. Pasión, ansias de transformar la realidad, son constitutivas de una juventud no contaminada por el cansancio de la vida, propio de sociedades decadentes. No por nada muchas veces se siente tentada por la aventura fascista. No se hace una revolución para vivir una vida heroica, pero su realización suele exigir momentos de heroísmo.

3.- La construcción del poder, o el poder como relación social.

El poder, veíamos, no es un objeto o una cosa que se encuentra en algún lugar al que es necesario ir para tomarlo. Es una tendencia difícil de vencer, como anotaba Hegel, poner en movimiento las representaciones propias del entendimiento. El poder concebido como objeto no es otra cosa que una representación del entendimiento. Menester es fluidificarlo, ponerlo en movimiento.

El poder es una realidad propia del ámbito de las relaciones humanas que, de una u otra manera, siempre son sociales y políticas. No existe, no es, igual que los sujetos. Se hace, se construye de la misma manera en que se construyen los sujetos. Éstos, para crearse, empeñan una lucha a muerte por el reconocimiento. Esta lucha genera poder. Generarse como sujeto es generar poder.
Todo cambio, toda transformación, toda revolución que se proponga siempre tiene en su centro el tema del poder que significa quién y como será reconocido. La frase que figura como acápite es el corte que le da Jesús a la discusión que se había entablado entre los componentes más cercanos de su movimiento, cuando, al dirigirse a Jerusalén pensaban en el triunfo de la propuesta liberadora.
Los dirigentes del movimiento de Jesús discuten sobre cómo se van a repartir el poder en la nueva sociedad, y Jesús les replica que no habrá nada que repartir, porque habrá que pensar el poder de una manera totalmente distinta, contraria a la que ellos pensaban. No como poder de dominación, no en la relación señor-siervo, sino como diakonía, como servicio, como mutuo reconocimiento de sujetos plenamente libres.
Ese poder no puede empezar a construirse una vez que “se lo ha tomado”, porque en realidad entonces lo que se ha hecho es ocupar el lugar que antes tenían “los otros”. No se rompe la relación señor-siervo, aunque se sostenga que ello constituye una fase para romper la dominación anterior. La célebre “dictadura del proletariado” que es, siempre, la dictadura del partido, de determinados aparatos del Estado o de una persona, el “líder”, no se instala para desinstalarse en función de la diakonía, sino que llega para quedarse a perpetuidad si ello es posible.
El poder es esencialmente relación social, relación de reconocimiento. En ese sentido es fluido, circula, cambia. Pero necesita momentos de reposo, de instalación. Es el momento de las célebres estructuras, sin las cuales todo poder se evapora. La mínima relación, la que se produce entre dos sujetos, sean éstos madre e hijo, amigo con amigo, novios, es lucha por el reconocimiento y, en consecuencia genera un ámbito de poder. En ese sentido todos ejercemos y se ejerce poder sobre nosotros.
Crear nuevo poder, crear poder popular significa crear nuevas relaciones humanas, nuevas relaciones sociales, nuevas relaciones políticas (1). Éstas no pueden comenzar cuando, por ejemplo, se tome el aparato del Estado. Se realizan en el camino, en el proceso. Si el otro es un objeto para mí, o un súbdito, mero soldado del partido o de la organización, se está reproduciendo el poder de dominación.
Microfísica del poder, en consecuencia, y redes del poder sobre las cuales nos informa abundantemente Foucault. Pero su planteo no logra romper, traspasar las paredes que encierran a los micropoderes en los cuales nos enredamos. No habría otra salida que un juego de poderes y contrapoderes, o en todo caso un pequeño espacio de liberación, ese espacio en el que se ejerce mi poder, que sería la “línea de fuga” de Deleuze o, en todo caso el ser “militante de la acción restringida, limitada” de Badiou.
Ello significa lisa y llanamente renunciar a construir poder popular en sentido fuerte, es decir a construir una sociedad del mutuo reconocimiento, una sociedad plenamente democrática, en la que el poder se ejerza tendencialmente en forma horizontal. En otras palabras, los micropoderes se encuentran englobados en megapoderes, y así como hay que construir los primeros, también hay que construir los segundos. De la microfísica es necesario pasar a la macrofísica, no en forma línea sino dialéctica. Los pequeños poderes se encuentran englobados en los megapoderes. No hay paso lineal de unos a los otros.
Esto significa que toda lucha, ya sea barrial, villera, campesina, en las cárceles, en la escuela, en la familia debe conectarse dialécticamente con una lucha más amplia, que tenga como horizonte la totalidad. Si ello se pierde de vista, estamos condenados a movernos en un círculo sin salida. Es un magro consuelo o una burla decirles a desocupados que ellos también ejercen poder. Es cierto que ejercen poder, y lo hacen cuando, por ejemplo cortan rutas y obligan al poder político a ceder a determinados reclamos. Pero ese poder es totalmente asimétrico con el poder del gran capital, de las grandes corporaciones.
Los trabajadores desocupados, los villeros, los campesinos construyen poder con su trabajo, con sus debates, con sus asambleas, con sus medidas de lucha. Ese poder comienza siendo micropoder, o mejor, micropoderes que se gestan en las diversas asambleas que se conectan entre sí en forma de redes. Éstas interactúan con los megapoderes, confrontan con ellos, negocian, se retiran y vuelven.
Micropoderes, redes de poder, circulación de poderes, fluidez de relaciones. Todo ello es cierto, pero toda fluidez tiene momentos de condensación. Dicho de otra manera, el movimiento necesita estructurarse. Con la estructuración aparecen nuevos desafíos, expresados sobre todo en el fenómeno de la burocratización. Un verdadera construcción del poder, o sea de relaciones sociales, luchará siempre contra la tendencia, siempre renaciente a la burocratización.

Hegemonía y poder

Como es sabido el triunfo de la revolución en la Rusia zarista y las derrotas de los intentos revolucionarios de la segunda década del siglo XIX en Alemania, Hungría e Italia, llevaron a Antonio Gramsci a una profunda reflexión sobre las causas de tan dispar destino de los intentos revolucionarios. La contribución más importante de estas reflexiones gira alrededor del concepto de hegemonía que desde entonces figura en todas las elucubraciones que tienen que ver con la realidad política.
Me interesa, en este apartado, trabajar sobre la relación entre dicho concepto y la construcción del poder popular, reinterpretando el concepto de hegemonía, o, incluso, corrigiéndolo. Para empezar, hay una observación importante que hace Gramsci al referirse a las diferencias existentes entre las tareas que le esperan a la revolución de octubre y las que es perentorio realizar en las revoluciones del los países centroeuropeos.
Siendo la sociedad zarista una sociedad en la que prácticamente no había sociedad civil, tomado el Estado, o la fortaleza, como lo denomina Gramsci, la tarea a realizar era nada menos que la de crear la sociedad civil, lo que significa, crear la hegemonía, entendida ésta como consenso de los ciudadanos. Ese consenso es poder. Construir la hegemonía es construir poder, poder horizontal, democrático, lo cual significa, a la vez, construirse como sujetos.
Esta tarea no puede ser creada desde arriba, pero es el único lugar en que esa revolución la podía realizar. Una contradicción prácticamente insoluble, como se mostró ulteriormente. Como se ve, nos estamos sirviendo del concepto gramsciano de hegemonía, pero transformado o reinterpretado, como se quiera. Es muy difícil, por no decir imposible, que la revolución soviética no terminase en el estalinismo.
De hecho, esto ya había sido expuesto por Hegel en la célebre dialéctica del señor y el siervo. El camino del señor es un callejón sin salida. Desde el poder de dominación, aunque éste se denomine “dictadura del proletariado” es imposible pasar a una sociedad del mutuo reconocimiento. Los sujetos no se realizan por una concesión que se les hace desde arriba. Se conquista en una lucha en la que los siervos, dejan de serlo, no se reconocen como siervos, sino como sujetos.
Gramsci plantea correctamente, para las sociedades avanzadas, con sociedad civil ampliamente desarrollada, que la hegemonía debía preceder a la toma del poder o del Estado. En realidad, ese principio vale para toda revolución y no sólo para las sociedades avanzadas, porque si la hegemonía no se construye en el camino, no se la construirá posteriormente. Se repetirán las prácticas anteriores.
A menudo se me pregunta en los seminarios si los amos o señores no pueden también lograr el reconocimiento y, por lo tanto ser sujetos en sentido pleno. La respuesta es absolutamente negativa. Ni los señores, ni los siervos pueden logra el reconocimiento como autoconciencias o sujetos sin dejar de ser señores o siervos. Tanto el ser siervo como el ser señor es la negativa del sujeto.
La hegemonía como consenso democrático no puede ser construida desde arriba, porque ello implica subordinación. Quien detenta el poder del Estado o el poder político y económico puede obtener legitimación, que implica aceptación de la dominación, pero no hegemonía en el sentido de consenso democrático. Éste sólo puede lograrse desde el seno de las sociedad civil. Es una construcción que se realiza entre iguales, entre sujetos que se reconocen mutuamente como tales.

4.- Criterios fundamentales.

En la construcción del poder popular habría que tener en cuenta algunos criterios fundamentales:
No se debe partir de organizaciones o partidos políticos ya estructurados, con línea que se pretende clara para bajarla a los sectores populares que se están movilizando. Esta práctica expresa todo lo contrario de la construcción de una nueva sociedad en la que sus miembros sean sujetos reconocidos. Esa estructura partidaria es la representación de la sociedad en la que unos saben y los otros son ignorantes, unos son esclarecidos y otros andan en tinieblas, unos mandan y otro obedecen.
Por lo tanto, es necesario dejar de lado la concepción leninista de que al proletariado o, en nuestro caso, a los sectores populares, se les inyectará conciencia “desde afuera”. Sería conveniente, al respecto, como he dicho más arriba, revisar las polémicas entre Lenin y Rosa Luxemburgo sobre el partido, no para darle ahora la razón a Rosa en contra de Lenin, sino para incorporar críticamente algunas intuiciones y aciertos de Rosa en cuanto al protagonismo popular en el proceso revolucionario.
Decía Rosa, en contra de Kautsky: “Piensan que educar a las masas proletarias en el espíritu socialista significa darles conferencias, distribuir panfletos. ¡No! La escuela proletaria socialista no necesita de eso. La actividad misma educa a las masas” (Cliff 1971; 64). Descontextualizada esta afirmación es errónea. Rosa aquí exagera, porque está polemizando con la dirección burocrática de la socialdemocracia alemana que pretendía dar conciencia desde afuera, mediante conferencias y panfletos. La conciencia crece en la práctica, en la acción, en la lucha.
En ese proceso de práctica-conciencia, de lucha-reflexión se cometen errores, pero “los errores cometidos por un movimiento obrero auténticamente revolucionario, dice Rosa, son mucho más fructíferos y tienen más importancia histórica que la infalibilidad del mejor Comité Central” (Ibidem). Ya sabemos a dónde han conducido la infalibilidad de los diversos comités centrales. Los pueblos en su lucha aciertan y se equivocan, logran victorias y sufren derrotas. Aprenden continuamente. Una dirigencia infalible nunca aprende, ya lo sabe todo. Eso no tiene remedio.
En contra de la concepción de una determinada élite revolucionaria que desde arriba, desde afuera pretende dar conciencia a los trabajadores, o a los sectores populares, es conveniente hacer efectiva la concepción gramsciana de que se debe partir del “buen sentido” que radica en el desagregado y caótico “sentido común” que se encuentra en dichos sectores. O, en palabras del Che, ayudar a desarrollar “los gérmenes de socialismo” que se encuentran el pueblo. Toda pretensión de construcción que tenga que ver con una elaboración teórica separada de las aspiraciones, expectativas, valores presentes en los sectores populares, contribuirá a instalar una nueva dominación. El socialismo tendrá sentido y será una verdadera solución si es el despliegue de valores profundamente arraigados en los seres humanos.
En contra de que el socialismo es primeramente una teoría que habría nacido recién en el siglo XIX, menester es tener en cuenta que, en cuanto expresa, por una parte, valores, aspiraciones, ideales y utopías y, por otra, luchas para conseguirlos, es tan antiguo como el mismo ser humano. Luchas en contra de la opresión, luchas de liberación han existido siempre. Realizaciones socialistas, en el sentido de agrupaciones o sociedades humanas liberadas, con relaciones relativamente horizontales, siempre se han dado en la historia.
El socialismo es fundamentalmente la realización de una sociedad fundada en los mejores valores del ser humano. Éste es tanto egoísta como altruista, tanto tacaño como generoso, tanto se ama a sí mismo como se odia, tanto ama a su vecino como lo aborrece. Es un ser dialéctico. El buen sentido del que habla Gramsci está constituido, precisamente, por los valores de amor a sí mismo, de generosidad, de bondad. De esos valores socialistas es necesario partir.
Ello no significa renegar de la teoría. El problema es no confundir teoría o ciencia o filosofía con conciencia. La conciencia nunca puede venir de fuera. La conciencia es autoconciencia desde el primer momento, pero sólo lo es implícitamente. Avanza de desde los primeros balbuceos en el plano de lo sensible. Toda teoría al entrar en relaciones dialécticas con la conciencia será motivo de crecimiento de ésta, tanto de la conciencia del teórico como de aquél a quien se comunica la teoría, la cual a su vez sufre transformaciones en el proceso. Se avanza de la conciencia a la autoconciencia, o de la conciencia en-sí a la conciencia para-sí, como dice Marx en la Miseria de la filosofía.
El para-sí o nivel superior de la conciencia no es un agregado que viene de fuera. Es el en-sí que se supera en el para-sí. Este segundo momento, que en realidad es tercero,, es decir, en-sí-para-sí, es una superación –Aufhebung- que sólo puede darse en el sujeto. Es éste que se supera en su totalidad. Si el tercer momento no estuviese ya en el primero, nunca llegaría a ser, por más adoctrinamiento externo que se practicase.
La conciencia socialista no se inventa, no se crea desde arriba, no se introduce desde afuera. O ya está en la conciencia humana o nunca estará. Está, pero no está “puesta” para decirlo hegelianamente. O no está “en acto”, para emplear la categoría aristotélica. No está puesta, y puede no estarlo nunca. Ello dependerá de la práctica o, para decirlo con una categorización marxiana, dependerá de la revolución. Ésta es el proceso de mediatizar lo inmediato o llevar al acto lo que está en potencia.
Por lo tanto no se avanza con la “unión de la izquierda”, si ello significa hacer unidos lo mismo que se está haciendo en forma separada, es decir, actuar como estructuras piramidales que poseen “la ciencia”. La verdadera unión hay que encontrarla atreviéndose a criticar las formas tradicionales de concepción de los partidos de izquierda e ir confluyendo con inserción verdadera en los sectores populares.
Un proyecto alternativo que ya se encuentra en germen en agrupaciones, comunidades, organismos de derechos humanos, movimientos de trabajadores desocupados, asambleas barriales, luchas de diverso tipo, asume una forma movimientista que se está descubriendo y construyendo. El peligro del movimientismo es su posible transformación en un “gigante invertebrado y míope”, según la expresión de John W. Cook El movimiento, verdadero torrente de los sectores populares, debe estructurarse, con todo lo que ello implica de peligro de burocratización y obstaculización de la marcha dialéctica.
Para la construcción de la identidad, sin la cual no hay sujeto, por una parte, es necesario recuperar auténticos símbolos populares como Agustín Tosco, John W. Cook, Enrique Angelelli, Evita. El Che por su parte, es un poderoso símbolo convocante para las nuevas generaciones. Por otra parte, es necesario dar la lucha hermenéutica en torno a los símbolos arraigados en los sectores populares.
No hay identificación posible o, de otra manera, no hay construcción posible de un sujeto sin los símbolos. Los sujetos son esencialmente simbólicos y, entre los símbolos, los que asumen características religiosas –tal vez sea la realidad de todos- tienen especial importancia, por cuanto los sectores populares son particularmente religiosos. La posición “cientificista” que el marxismo “ortodoxo” heredó de la Ilustración es ciego frente a esta realidad.
Si el símbolo con el cual construye su identidad determinado sujeto es considerado sólo únicamente como “fetiche”, ya se ha puesto un telón de acero para comprender qué construye dicho sujeto en la relación con el símbolo. No se tiene en cuenta que borrar el símbolo es borrar al sujeto que con él se relaciona y, fundamentalmente, que la relación símbolo –fetiche es una relación dialéctica. Todo símbolo tiene algo de fetiche.
Desde las diversas prácticas sociales y políticas es necesario ir confluyendo en un proyecto político común que sea la unión en la diversidad. Como todo proyecto político debe darse su instrumento que tradicionalmente es el partido. Pero, de acuerdo a lo que venimos reflexionando, el partido tradicional de izquierda no nos sirve. Reproduce las relaciones de dominación. Se necesita un nuevo tipo de partido que sea una verdadera articulación del poder popular gestado en la base.

5.- El socialismo de cada día.

Con la caída del denominado “socialismo real” y la imposición de la globalización neoliberal conservadora entró en crisis también una determinada concepción de lo que significa hacer la revolución. Ésta era pensada como una lucha en la que siempre se jugaba el todo social. Se trataba de derribar el capitalismo para instaurar el socialismo. La consecuencia era que, salvo en los países que esto se habría logrado, en todas las demás sociedad la revolución o había fracasado o estaba retrasada.
La visión que en general se tenía era que una sociedad era capitalista o socialista. El socialismo como modo de vida no podía realizarse en una sociedad capitalista, de manera que el sujeto socialista sólo surgiría cuando esa nueva sociedad pudiese implantarse. La visión totalizadora, el bosque, no permitía ver las partes, los árboles.
La globalización, verdadera imposición del universal abstracto, como hemos visto, produce un resquebrajamiento del todo social en fragmentos aislados. Contradictoriamente esta nueva realidad ha permitido repensar todo el problema de la revolución y, en consecuencia, del socialismo. Por una parte hay un impulso posmoderno de quedarse en la sola parcialidad, pero, por otra, permitió repensar la totalidad no sólo sin sacrificar la parcialidad, sino tomándola como punto de partida.
En esta visión, no se trata de pretender inmediatamente la gran meta, lo que históricamente se conoce como la toma del poder. En primer lugar, porque el poder no es ninguna cosa u objeto que se tome; en segundo lugar, porque es necesario plantearse metas reales, a las que sea posible acceder y finalmente porque si las relaciones sociales no se cambian en el camino, cuando se llegue a la meta y se pretenda realizar el socialismo, lo que se hará será reproducir las relaciones anteriores. Esto ya no necesita demostración alguna. La historia del “socialismo real” lo ha puesto en claro.
El poder no es una cosa u objeto, sino “relación social”. Se trata, por lo tanto, de ir creando nuevas relaciones sociales, acordes con lo que pensamos que deba ser una realización del poder que sea efectivamente liberadora. En consecuencia, relaciones lo más horizontales posibles, con la vista puesta en el horizonte utópico de un poder horizontal, profundamente democrático.
No es que no queramos transformar toda la sociedad, derrotar definitivamente al capitalismo. Claro que queremos hacer eso, pero debemos tratar de clarificarnos sobre lo que nos corresponde hacer hoy, en un hoy en el que debemos hacer presentes los valores socialistas.
La objeción que surge de toda la concepción anterior es que no se puede vivir con los valores socialistas, es decir, humanos, en una sociedad capitalista, porque ésta impone sus leyes. Esta objeción es verdadera sólo en parte y, en consecuencia, si se la afirma de esa manera, es falsa. Es cierta en el sentido de que ninguna parte, llámese un grupo, una organización o un individuo pueda sustraerse de las leyes que impone la sociedad en la que se encuentran enclavadas.
Esto puede incluso generalizarse, como lo hizo Marx, al mundo entero. Ninguna nación, y aquí es necesario colocar a Cuba, puede realizar el socialismo hasta que éste se realice de manera hegemónica en el mundo entero, porque finalmente el sistema hegemónico termina imponiendo sus leyes. Eso es cierto cum grano salis, porque allí se viven auténticos valores socialistas, humanistas, como el haber sacado del “negocio” a la salud, la educación y la alimentación.
Ello también puede y debe realizarse, con todas las limitaciones y contradicciones del caso, en el seno de la sociedad capitalista. Si un sujeto quiere vivir de acuerdo con valores socialistas, ¿quién se lo puede impedir? ¿No es posible ser generoso? ¿Debemos necesariamente verlo todo como un negocio?
El socialismo no se ha de construir a partir de las ideas “científicas” que tengamos en nuestra cabeza o en nuestros libros, ni por la acción de un grupo esclarecido. Ya ha comenzado su construcción. Está en camino en los diversos movimientos a los que he hecho alusión.
Como decía el Che, el socialismo está en germen en el pueblo. No es el socialismo ninguna construcción teórica o “científica” pensada desde fuera, sino el desarrollo contradictorio, creativo, que se realiza todos los días en nuestras luchas, proyectos, encuentros, debates. La solidaridad, la ayuda, el diálogo, la fiesta, el compartir constituyen valores esenciales del socialismo de cada día.

Notas
(1) Prefiero hablar siempre de “construcción del poder popular” y no de “contrapoder” o “doble poder”. La expresión “contrapoder” expresa una voluntad de permanecer siempre allí, en la contra, por lo cual va acompañado de “contracultura”. Ello implica considerar que sólo es política el contraponerse. Será siempre una política marginal. La expresión de “doble poder”, es la concepción leninista que supone dos poderes como dos entidades ubicadas una arriba y la otra abajo. Se trata de derribar la que está arriba para poner la que está abajo.

Bibliografía citada
Cliff, Tony: Rosa Luxemburg- (Introducción a su lectura). Galerna, Buenos Aires, 1971.
Holloway, John: Cambiar el mundo sin tomar el poder. (El significado de la revolución hoy). Herramienta y Universidad Autónoma de Puebla. Buenos Aires, 2002.
Marx, Karl: Elementos fundamentales para la crítica de la economía política (Grundrisse) 1857-1858) 1. Siglo XXI, México, 1980.
Marx, Karl: La ideología alemana. Ediciones Pueblos Unidos, México, 1977.

Rubén Dri
Buenos Aires, 15 de noviembre de 2002

De la multitud al pueblo, del no-poder al poder popular

De la multitud al pueblo, del no-poder al poder popular
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Autor(es): Dri, Rubén

Dri, RubénDri, Rubén. Teólogo y Filósofo. Profesor del Doctorado de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires. Autor de numerosos libros entre los que figuran: La Rosa en la Cruz; Hegel y la lógica de la liberación; La Fenomenología del Espíritu de Hegel. Perspectiva latinoamericana; Los modos del saber y su periodización y El movimiento antiimperial de Jesús. Además es director desde 2002 de la revista de filosofía y ciencias sociales Diaporías.

En 2002 John Holloway publica Cambiar el mundo sin tomar el poder y da una conferencia en el aula magna de la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA, que resultó colmada de alumnos ávidos de escuchar esa nueva concepción, venida de México. En 2010, la revista mexicana Proceso, en su número 1.773, publica un dossier bajo el estremecedor título “Medio país bajo el poder narco”.

1. Del pueblo a la multitud
Desde mediados de la década del 60 del siglo pasado, golpe de Estado mediante que pone al general Onganía como presidente, los intentos de imponer los ajustes que requiere la implementación del plan bosquejado por el neoliberalismo en 19471 fracasan ante la fuerza de resistencia que tiene el movimiento popular. El célebre “Cordobazo”, producido el 29 de mayo de 1969, significó la sentencia de muerte para la dictadura que los recambios de Onganía por Levingston y de éste por Lanusse no lograron revertir.
El interregno de la presidencia de Héctor Cámpora (1973) y del mismo Juan Domingo Perón (1973-1975), jalonado por el criminal accionar de los paramilitares de las Tres A, sirvió de preparación para el golpe de Estado del 24 de marzo de 1976, que instaló el terrorismo como política de Estado para quebrar definitivamente la voluntad popular de resistir los ajustes del neoliberalismo.
La política de terror y exterminio sobre el pueblo dio los frutos esperados, es decir, el quebrantamiento de las organizaciones populares, de tal manera que el proyecto neoliberal conducido por Martínez de Hoz pudiese instalarse. Dos aspectos son necesarios señalar de ese proyecto que tendrán consecuencias desastrosas para la sociedad, la desindustrialización, con la consecuente desocupación, y la destrucción del ámbito ético o tejido social.
Todo ser viviente vive en un determinado ethos, es decir, en un determinado ámbito o hábitat que le es esencial. Es la guarida del animal y, en general, la naturaleza como ámbito de lo sensible de todos los seres vivos. El ser humano es un animal que ha roto con la pura animalidad al abrirse a la universalidad mediante la aparición de la razón. Ya no le sirve el ethos animal. Necesita un nuevo ethos, un nuevo ámbito en el que su vida como ser humano le sea posible.
El terrorismo impuesto por la dictadura militar impregnó a toda la sociedad. El otro perdía toda posibilidad de ser un amigo o compañero y pasaba a ser un enemigo. Podía ser un delator o subversivo y, en todo caso, alguien a quien había que dominar, en la medida en que todo se reducía a competir. Se rompen los lazos fraternales y todo se transforma en la más despiadada competencia.
Terminada la dictadura militar (1983), llega el gobierno constitucional de Ricardo Alfonsín, quien, aparte de su espíritu democrático, no tiene un proyecto alternativo al neoliberal impuesto durante la dictadura. Por otra parte, se encuentra acosado por los militares quienes, en su versión “carapintada”, producen diversos levantamientos para lograr la suspensión de los juicios a los militares por los atroces crímenes cometidos.
Lamentablemente el gobierno cede y, en sentido contrario de los juicios que valientemente había promovido en contra de los principales responsables, otorga las leyes de Punto Final y Obediencia Debida que prácticamente consagran la impunidad. A ello se agrega que, en lugar de proponer una alternativa económica al neoliberalismo, proclama la “economía de guerra”, con lo cual mostraba que su proyecto se ajustaba a lo que pedía el neoliberalismo. El problema es que no tenía la voluntad política de llevar a fondo las medidas que dicho proyecto necesitaba.
Los grandes poderes del capital producen entonces un golpe de Estado mediante la “hiperinflación”, un fenómeno que deja a los sectores populares en el aire, sin saber dónde están parados. Dicho golpe es acompañado por los rumores más apocalípticos posibles. Sectores medios se asustan ante la invasión de la “negrada” de los barrios y las villas. Era el temido “aluvión”. Alfonsín se ve obligado a renunciar antes de terminar su mandato, y dejar el gobierno al candidato ya elegido, Carlos Saúl Menem.
Llegamos, de esa manera, a la década del 90, la Segunda Década Infame, sin duda más infame que la primera. El plan político del neoliberalismo se aplicó de una manera fundamentalista como es difícil que se haya hecho en cualquier otro país. El resultado fue la desindustrialización señalada, con la consecuente desocupación masiva, el individualismo más exacerbado y el sometimiento al imperio más vergonzoso de que tengamos memoria.
El pueblo había desparecido, convertido en una “multitud” de átomos dispersos, cada uno de los cuales debía velar por sí mismo. El otro ya no podía ser visto como otro con quien dialogar o a quien reconocer y por quien ser reconocido, sino como un enemigo actual o en potencia a quien había que vencer en una despiadada competencia.

2. De lo político a lo social
Ello significó la derrota política más profunda que haya experimentado el pueblo. ¿Qué hacen entonces los militantes populares? Recurren a la “sabiduría popular” o “buen sentido” que anida en el “sentido común”, como dice Gramsci. Como el animal perseguido se refugia en su guarida, donde puede montar su defensa, los militantes populares se refugian en “lo social”.
¿Qué significa lo social frente a lo político? Desde Aristóteles, por lo menos, sabemos que el ser humano es un “animal político” y, en ese sentido, todo lo que hace es en cierta manera político, es decir, tiene que ver con la “polis”, con el ámbito en el que se desarrolla, en el que se dan las relaciones intersubjetivas que siempre son relaciones de poder. Pero la manera de pertenecer a lo político, o mejor, la manera de ejercer acciones políticas no es unívoca. Existe entre ellas una rica gama de diferencias, entre las cuales es fundamental distinguir las que pertenecen a lo político en sentido, podríamos decir, eminente o, tal vez, estricto, y las que sólo pertenecen a lo político en forma indirecta, pasando por lo social.
En la relación dialéctica entre el universal y el particular o el universal y las particularidades de toda sociedad, lo social mira a lo particular y tiende a solucionar los problemas que se presentan en esa esfera. Son problemas como los que presentan necesidades “materiales”, como la luz, el agua, el trazado de calles de una villa o barrio o el salario, o necesidades “espirituales” como la escuela, la universidad, la biblioteca o el cine.
La acción social tiende a solucionar los problemas inmediatos y, de por sí, no procura extender la acción más allá. En sentido estricto, la acción social es propia de las sociedades modernas en las que se ha producido la separación de lo social y lo político que en las sociedades anteriores se encontraban confundidos como lo mostró Marx en su célebre artículo sobre “la cuestión judía”.
Lo político tiene que ver directamente con lo universal. No mira sólo a resolver problemas particulares, sino que apunta al todo de la sociedad a la que quiere ya sea transformar, revolucionar o defender de posibles revoluciones. La política puede ser revolucionaria, reformista, reaccionaria o conservadora, pero siempre apunta a la totalidad. La acción social desarrolla un poder esencialmente acotado, particularizado. La acción política, por el contrario, despliega todo el poder, busca construir un poder que implica al todo de la sociedad.
Este aspecto de lo político, el de apuntar a la totalidad, es fundamental. Las concepciones que consideran imposible el conocimiento de la totalidad, suponen que la política en el sentido expresado es imposible. Es el caso de concepciones como la de los filósofos de la “diferencia”, para los cuales lo único que puede haber en relación a lo político es una “acción restringida, limitada”[2] o “una anti-política de eventos” como el mayo francés, la rebelión zapatista, Davos y Seattle.[3]
La década del 90 significó el momento culminante de la derrota del movimiento popular. El animal perseguido por una jauría de perros, derrotado en la lucha en campo abierto, se refugia en su guarida, como acabamos de señalar, para montar allí su defensa y comenzar el contra-ataque. Es lo que hicieron los militantes populares. Derrotados en lo político, se refugiaron en lo social. Allí iniciaron su recuperación.
Esto, que es producto de una gran sabiduría popular, tiene riesgos de los que no es fácil librarse, el principal de los cuales consiste en “hacer de necesidad virtud” y terminar consagrando la acción social como la única válida frente a la acción política que se termina condenando como necesariamente corrupta o inconducente para un proceso de liberación. Si la acción social no trasciende los límites sociales hacia lo político y, en consecuencia, no entra en relaciones dialécticas con las instituciones de lo político, no podrá evitar la derrota.
La diferencia entre lo social y lo político, como la he mostrado, implica, a su vez, la diferencia entre lo macro y lo micro. Lo social trabaja en lo micro, en espacios reducidos. Estos espacios existen y en ellos se construye poder, pero este poder está siempre en relación dialéctica con los grandes poderes. Ocultarse esto es ir inexorablemente a la derrota.

3. La pueblada del 19-20 de diciembre de 2001
La década del 90 llega a su fin y comienza la nueva década con un gobierno que, al continuar con el proyecto neoliberal da por tierra con todas las esperanzas puestas en él. Se suceden las manifestaciones de descontento que sólo necesitaban la chispa para declararse el incendio. Ésta se produjo cuando el presidente Fernando de la Rúa, para frenar esas manifestaciones declaró el “estado de sitio”.
En lugar del acatamiento esperado, la multitud se insurreccionó, surgió desde todos los barrios de la Capital y del conurbano con cuanto instrumento encontrase a mano, predominando las cacerolas, para hacer un ruido ensordecedor al grito de ¡Que se vayan todos! ¡Que no quede ni uno solo! Al son de las cacerolas y de otros instrumentos ruidosos la marea humana comienza a confluir hacia Plaza de Mayo, el centro simbólico del poder.[4]
19 y 20 de diciembre de 2001 fueron dos días de manifestaciones, marchas y resistencia a la represión que se desató en contra de los manifestantes. En total fueron treinta muertos en todo el territorio nacional. Eso se continuó en los días siguientes. En los espacios abiertos de la ciudad y en las esquinas, había reuniones, debates, propuestas, reclamos. Comienzan a florecer las “asambleas”, mientras de Chiapas, México, nos llegan los mensajes del sub-comandante Marcos que muestra los avances de un proyecto que no se propone tomar el poder ni quiere relación alguna con el Estado.

4. El debate sobre el poder
Las asambleas que brotaron como hongos después de una lluvia forman parte de los movimientos sociales. Esos años de efervescencia son atravesados por múltiples debates, y todos ellos, de una u otra manera, se refieren al poder. Haciendo una especie de tipo ideal podemos dibujar tres concepciones en pugna.[5]
En primer lugar, la concepción de la izquierda marxista-leninista, que se puede expresar como “toma del poder”, que supone que éste se encuentra en algún lugar al que es preciso ir para tomarlo. Ese lugar puede ser tanto el Palacio de Invierno como la Casa Rosada o La Tablada. Para ello se construye el partido revolucionario, la vanguardia formada por los “revolucionarios profesionales”. Una vez tomado el poder, se comenzará la construcción de la sociedad socialista.
El poder ahora está en manos de los revolucionarios. Es un poder vertical como el anterior al que se ha desbancado. La organización, o sea, el partido político revolucionario, reproduce en su seno las mismas relaciones que se quieren subvertir. Ello hace que en la nueva sociedad se repitan esas mismas relaciones. El derrumbe del denominado “socialismo real” ha mostrado su fracaso.
Frente a esa realidad y, teniendo en cuenta nuevas experiencias tanto en Europa, con los movimientos autonomistas, como en América Latina, con el zapatismo, se gestó una concepción diametralmente opuesta a la anterior, según la cual no sólo no hay que tomar el poder, sino que hay que huir de él, pues el poder es un “círculo diabólico” del que, una vez que se ha entrado en él, es imposible salir, y el poder siempre es dominación.
La obra que expresa claramente esta concepción es el libro de John Holloway, Cambiar el mundo sin tomar el poder. Pero Holloway no sólo ataca la concepción de la toma del poder, sino directamente el poder:

Nuestro grito es un grito de frustración, es el descontento de quien no tiene poder. Pero si no tenemos poder no hay nada que podamos hacer. Y si intentamos volvernos poderosos fundando un partido, levantándonos en armas o ganando una elección, no seremos diferentes de todos los otros poderosos de la historia. Entonces, no hay salida, no hay rupturas de la circularidad del poder. ¿Qué podemos hacer? Cambiar el mundo sin tomar el poder.(Holloway, 2002: 26, el destacado es de Rubén Dri).

“La circularidad del poder”. Una vez que se entra en él, ya no se puede salir y como el poder es dominación de unos sobre otros, se reproduce la relación amo-esclavo. En consecuencia, hay que huir de él. Se apoya esta concepción en la dialéctica negativa que se queda en la primera negación, no pudiendo pasar a la segunda, porque allí la espera Auschwitz.
En realidad lo que Holloway dice al respecto es que no hay que pasar de lo negativo, o sea, del rechazo del capitalismo, a lo positivo, es decir, a la construcción de instituciones, como partidos políticos, gremios, y, sobre todo Estado, porque eso significa construcción de poder. Nos quedamos en la simple negación, en la crítica, en el grito, en el reloj hecho trizas contra la pared.
Una concepción diferente en su formulación, pero coincidente con Holloway en lo sustancial, es la de Tony Negri que dispersa en la “multitud” todo tipo de construcción:

Al haber alcanzado el nivel global, el desarrollo capitalista se encontró directamente enfrentado cara a cara con la multitud, sin ninguna mediación. De ahí que se evaporara la dialéctica, la ciencia del límite y su organización. La lucha de clases, al impulsar la abolición del Estado-nación y traspasar así las barreras impuestas por éste, propone la constitución del imperio como el sitio del análisis y del conflicto. Sin aquella barrera, se abre, pues por completo la situación de lucha. El capital y el trabajo se oponen de manera directamente antagónica. (Hardt y Negri, 2002:222).

Nos encontramos, dice Negri, en una etapa en la que las clases sociales, los gremios y todo tipo de construcción se disolvió en la “multitud” que, como tal, como conjunto de átomos, se encuentra enfrentada al capital que tomó la forma de “imperio”. Al enfrentarse cara a cara la multitud con el imperio, es claro que la dialéctica no tiene lugar, porque ésta sólo se da en el ámbito intersubjetivo que ha desaparecido por completo.
Con la desaparición de la dialéctica desaparece también la “ciencia del límite” o al revés, con la ciencia del límite desaparece la dialéctica, lo cual es evidente, por cuanto la primera negación es la posición del límite y la segunda la superación del mismo y la reposición de un nuevo límite.
Con “la ciencia del límite y su organización” Negri se refiere a todas las organizaciones sociales, gremiales, políticas y, en especial, al Estado. Es en ese sentido que “eventos” como el mayo francés del 68 y la pueblada del 19-20 diciembre se transforman en momentos ideales. El problema es que esa ruptura de límites, al no ser restaurados éstos por el sujeto popular, lo hace el dominador. Es así que a la revuelta del mayo francés le sigue el Estado degaulliano y a la pueblada del 19-20 diciembre, el Estado dualista.

La tercera concepción se expresa como “construcción del poder”. En este caso el poder es concebido como relación. La construcción de redes sociales son construcciones de poder. No se trata ahora de “tomar”, porque no hay nada que tomar, pero tampoco de “huir”, por ser ello imposible, en cuanto que construirse como sujeto significa construir poder, sino de “construir”. Todas las relaciones sociales son relaciones de poder. Construir nuevas relaciones es construir nuevo poder.

Pero aquí se plantea un nuevo problema discutido con vehemencia en las asambleas y en general en las diversas agrupaciones sociales. Se trata de la contradicción entre verticalidad y horizontalidad, que en los hechos se traduce en la contradicción entre organización y horizontalidad, entre proyecto y utopía. En esta contradicción se filtra, a su vez, el tema de la representación y, en general, el de las relaciones con las instituciones y, en especial, con el Estado.

El sujeto no es una realidad estática como el objeto. No es algo que simplemente está. De hecho nunca está, sino que siempre está siendo y en este estar siendo se está construyendo o, para decirlo con Hegel, se está poniendo. Pero este ponerse es un co-ponerse, un ponerse con otro. En otras palabras es una co-construcción, una construcción con otros. El sujeto es esencialmente inter-sujeto, “el yo es nosotros” (Hegel, 1973) o sea “el ensamble de relaciones sociales” (Marx, 1985).
Ahora bien, construirse como sujeto o ponerse, es construir poder, ejercer poder.

El debate era si esta construcción debía ser horizontal o vertical. La horizontalidad plena impregnó la discusión en las asambleas, fogoneada por interpretaciones que hacían del zapatismo una construcción plenamente horizontal, confundiendo, de esa manera, el proyecto con la utopía.

No hay manera de escapar del poder. En esto tiene razón Foucault, pero el poder no está constituido simplemente por redes que no sabe de dónde provienen. Todo sujeto crea poder, todas sus relaciones son relaciones de poder. Estas relaciones son creativas, liberadoras, si el poder tiende a la horizontalidad o si es “servicio” (Mc 10, 41-45)[6] y no dominación. Ése debe ser el proyecto. Pero las relaciones nunca pueden ser plenamente horizontales, porque ello significaría el estatismo. La sociedad estaría fuera de la historia. La plena horizontalidad es la utopía que debe estar siempre presente, orientando la creación.

La pretensión de la plena horizontalidad fue uno de los motivos centrales por el cual múltiples asambleas se disolvieron, dispersándose sus miembros cual si no fuesen más que una multitud. Una asamblea, una agrupación de cualquier tipo que fuese, si quiere actuar debe organizarse, es decir, debe formar un organismo y, como se sabe, en todo organismo hay funciones y éstas, a su vez, crean poder.

5. De lo social a lo político, de la multitud al pueblo

En la década del 90, como señalábamos, los militantes populares se refugian en lo social. De allí era menester pasar a lo político, o abrirse a lo político. No se encontró la manera y, en consecuencia, la enorme presión que se había acumulado subterráneamente en los trabajos sociales explotó, originándose la pueblada del 19-20 de diciembre del 2001. Pero en ella la frustración de no poder acceder a lo político originó su violento rechazo: ¡Que se vayan todos!, incluyendo en ese todo no sólo a los políticos y las respectivas instituciones, sino directamente a la política.

La pueblada significó, como lo señala Negri, la ruptura de todos los límites, quedando sólo las “singularidades inconmensurables” de la multitud, pero al negar la dialéctica, considera que esa ruptura de límites es la solución y que, en consecuencia, todo intento de poner o reponer límites como sería cualquier tipo de organización, sería una vuelta a la dominación.

Quien explotó el 19-20 de diciembre no fue simplemente una multitud, como cree Negri, sino un “pueblo”, es decir, una multitud que, en ese acto de rebelarse y expresar su voluntad de rechazo absoluto de la política se constituía como ese sujeto colectivo que llamamos “pueblo” y que forma parte esencial de las luchas políticas argentinas y latinoamericanas.

Alguien, ya sea un individuo o un grupo de individuos, se construye como sujeto cuando “se pone”, o, en otras palabras, decide, actúa. En el acto de decidir o de ponerse, se construye como sujeto. Éste es histórico, es decir, se transforma continuamente. Puede crecer, decrecer o desaparecer. El individuo que se somete simplemente desaparece como sujeto, se transforma en objeto.

En una pueblada la multitud se pone como pueblo, como sujeto-pueblo. Rompe todos los límites para ponerse nuevos límites que deben ser, a su vez, sobrepasados. Destroza un Estado que no le sirve, que lo aprisiona, que lo oprime, para construir un nuevo Estado y no, como creen Negri y Holloway, para terminar definitivamente con el Estado.

Luego de la pueblada surgieron en Buenos Aires y en las principales ciudades del interior una multiplicidad de asambleas que fueron escenarios de debates intensos. Era una experiencia nueva que se encontró obstaculizada en su intento de avanzar a lo político por dos concepciones contrapuestas. Por una parte, las agrupaciones políticas de izquierda con su concepción de “toma del poder” proponían la disolución de las asambleas en dichas agrupaciones. Sostenían que no había nada nuevo bajo el sol.

Por otro lado batallaban con la fuerza inusitada de lo nuevo las concepciones plenamente horizontalistas, asamblearias puras, sustentadas por las teorías de la dialéctica negativa y de la multitud. Las asambleas no debían pasar de ser asambleas plenas sin la organización que requiere funciones, liderazgos, representaciones. Está claro que, de esa manera, se aseguraba la “derrota” como así sucedió. Salvo las pocas asambleas en que se dieron el debate político, las que no lograron sobrepasar el nivel “rizomático”, desaparecieron.

En el 2011 podemos visualizar en América Latina el resultado de las dos posiciones principales contrapuestas, la que se planteó la huida del poder o, por lo menos, la no disputa por el poder y la que se planteó la creación de poder. Dejamos de lado la concepción de la toma del poder porque su resultado ya lo conocemos.

El zapatismo, por un lado, y la república pluricultural boliviana, por el otro. El zapatismo impactó con su propuesta en momentos en que el neoliberalismo parecía haber dado por tierra toda pretensión de una búsqueda alternativa. Parecía que, en efecto, la historia había terminado con el triunfo definitivo de la “democracia” detrás de la cual se ocultaba el triunfo neoliberal.

Pero actualmente puede verse con claridad las limitaciones de la propuesta zapatista. Efectiva para lo micro, resultó impotente frente a lo macro. La alergia frente a lo institucional y, en especial frente al Estado, queda sin respuesta frente a un México hoy bajo las garras del poder narco. Diferente es la propuesta boliviana que, desde las raíces de los pueblos originarios, como también es el caso mexicano, supo trascender “superando” dialécticamente al contradicción entre lo micro y lo macro, entre lo social y lo político, entre la construcción del poder desde abajo y su relación dialéctica con la realizada desde arriba.

Esta construcción, cuya visualización más clara la vemos en la Bolivia de Evo Morales, de diferentes maneras se realiza en Venezuela, Ecuador, Brasil y Argentina. El porvenir de esta construcción radica en la capacidad de crear poder desde abajo, desde las bases, desde lo social, y de conectarse dialécticamente con el “arriba”, con las instituciones, en una palabra con el Estado, apuntando a transformar el Estado, poniéndolo al servicio del pueblo. La creación de poder popular significa transformar la multitud en pueblo, sujeto colectivo, movimiento.
Buenos aires, 27 de diciembre de 2010
Artículo escrito para Herramienta.

Bibliografía

Badiou, Alain 1999 El ser y el acontecimiento. Buenos Aires: Manantial. 1999

Deleuze, Gilles y Guattari, Félix 1988 Mil Mesetas (Capitalismo y esquizofrenia). Valencia, Pretextos.

Dri, Rubén (2006) La revolución de las asambleas. Buenos Aires, Ediciones Diaporías,.

Hardt, Michael y Antonio Negri: Imperio, Buenos Aires, Paidós, 2002.

Hegel, G. W. F. (1973) Fenomenología del Espíritu. México, Fondo Cultura Económica.

Holloway, John 2002 Cambiar el mundo sin tomar el poder, Buenos Aires,Herramienta y Universidad Autónoma de Puebla.

Marx, Karl 1985 “Tesis sobre Feuerbach” en Marx, Karl y Engels, Federico La ideología Aleman. México, Pueblos Unidos.

Negri, Antonio y otros: Diálogo sobre la globalización, la multitud y la experiencia argentina, Buenos Aires, Paidós, 2003.

[1] En 1947, cuando se empieza a implementar el rescate del capitalismo mediante la propuesta keynesiana, los principales intelectuales de la concepción neoliberal se reúnen en la localidad suiza de “Monte Peregrino”. Crean la sociedad “Monte Peregrino”, encargada de impulsar las ideas neoliberales.
[2] Vésae, a Badiou, Alain 1999 El ser y el acontecimiento. Buenos Aires: Manantial. 1999; página 85.
[3] Vésae Holloway, John 2002 Cambiar el mundo sin tomar el poder. Buenos Aires, Herramienta y Universidad Autónoma de Puebla; páginas 307-308.
[4] No ignoramos que en la pueblada intervinieron otras causas, que los asaltos a los supermercados fueron planeados. Aquí lo que nos interesa se refiere al hecho del protagonismo popular independientemente de los planes que hayan tenidos los golpistas.
[5] Estas concepciones las he desarrollado en diversos trabajos, especialmente en La revolución de las asambleas. Buenos Aires, Diaporías.Ver especialmente Debate sobre el poder en el movimiento popular. Buenos Aires, El Colectivo; páginas 97 a 115 y “Construcción y organización del poder popular”, en revista Diaporías n° 2,páginas 117 a 129, Buenos Aires.
[6] El texto del evangelio según Marcos.

Transición

Transición
Publicado el 11 abril 2014 de Antonio Olivé

Hoy vamos a tratar en una interesante entrada la cuestión de la transición. No de laSOVIET DEMO (Cross-stitch) transición española ni sus pactos y demás, no; más bien vamos a tratar ese período entre el capitalismo y comunismo que Marx esbozó en su Crítica al Programa de Gotha y su posterior vulgarización a manos de la marxiología soviética. Gracias al trabajo de Jorge Luis Acanda, ensayista y profesor universitario, profesor principal de la disciplina “Historia del pensamiento marxista” y autor de numerosos libros y artículos, fue publicado originalmente en el nº 1 de Ruth, Cuadernos de Pensamiento Crítico. Una buena lectura…

Saludos fraternales. Olivé

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Transición
Jorge Luis Acanda

Para tratar el tema de la transición hay que comenzar por destacar las variaciones que ha tenido el contenido de este término a lo largo del siglo XX (y de lo que ha transcurrido del XXI) en la teoría social y el discurso político. Variaciones que reflejan los cambios sucedidos en las constelaciones políticas de esos años, que han llevado a alcanzar significados no solo diferentes, sino incluso contrapuestos. Ya en 1875 Marx había hecho referencia a la necesaria existencia de un período o etapa de transición entre el modo de producción capitalista y la futura sociedad comunista.

El triunfo de la Revolución Bolchevique en 1917 convirtió el tema de esa transición en una urgencia. La expansión de regímenes autoproclamados socialistas en Europa, Asia, América Latina y África en los años posteriores al fin de la Segunda Guerra Mundial, resaltó la importancia de reflexionar sobre lo que entonces se denominó mayoritariamente como «transición al socialismo» en países con muy disímiles condiciones económicas, culturales e históricas. Entre 1945 y 1985, «transición» no podía significar otra cosa que transición al socialismo. La expansión de movimientos revolucionarios en esa etapa privilegió que dentro del pensamiento marxista producido desde los centros de poder de la URSS y los países socialistas europeos se desarrollara una rama teórica específica a la que se le denominó «teoría de la transición», que fue colocada dentro del «comunismo científico», una de las tres grandes «partes integrantes» del marxismo, según este cuerpo teórico que se denominó a sí mismo como marxismo-leninismo. Esa teoría de la transición produjo una gran cantidad de monografías, estudios, artículos, tesis de doctorado, etcétera, y se preciaba de haber establecido las leyes y regularidades que regían la transición al socialismo y que eran de obligatorio cumplimiento en cualquier país donde una revolución radical tomara el control del Estado y emprendiera la tarea de construir una nueva sociedad no capitalista, con independencia de sus condiciones sociales de partida.

El repentino desplome de los regímenes del comunismo de Estado y la bancarrota de aquel marxismo-leninismo que funcionó como su legitimación teórica no solo demostró la insolvencia de aquella teoría de la transición sino que, junto con la fuerte ofensiva ideológica del neoconservadurismo, provocó que ya en los años 90 la idea misma del socialismo – incluso en su variante light de corte socialdemócrata– fuera percibida por muchos como un absurdo impensable y promovió la difusión de la idea del carácter fatalmente inevitable del tránsito de todos los países hacia un modelo supuestamente superior de organización social, caracterizado en lo económico por la imposición de las recetas neoliberales y en lo político por el calco del sistema representativo-electoral existente en Estados Unidos y Europa Occidental. A esa conjunción se le llamó «democracia». La noción de democracia fue despojada de todas sus connotaciones sustantivas y reducida a un contenido meramente instrumental. La resemantización de todo el vocabulario político –inducida por el triunfante pensamiento de derecha– afectó también al concepto de transición. Ahora parecía que solo podía significar transición a la democracia (o sea, al capitalismo) y como tal la palabra se convirtió en pieza clave del discurso anticomunista. Se desplegó una «teoría de la transición a la democracia» que intentaba encontrar las regularidades comunes en procesos de cambio político tan diferentes como los que se dieron en España, en la desaparición de las dictaduras de «seguridad nacional» en el cono sur latinoamericano y en los países de Europa del Este. Así, la tradicional antinomia comunismo-capitalismo fue transmutada en la antinomia comunismo-democracia. La refuncionalización de este término (como la de tantos otros) fue tan profunda que amplios sectores de los maltrechos remanentes de la izquierda la aceptaron como tal y llegaron a rechazar y demonizar el propio concepto de transición. La bancarrota del proyecto de globalización neoliberal y la revitalización de las izquierdas, sobre todo en América Latina, han conducido a que el término «socialismo» sea de nuevo utilizado. El concepto de transición regresa al vocabulario de izquierda y recupera su significado original de cambio hacia un modelo social poscapitalista basado en la justicia social y la eliminación de la explotación. De ahí la pertinencia que adquiere reflexionar sobre los contenidos, la trascendencia y el valor del concepto de transición como instrumento teórico para pensar la revolución. Pero ello ahora, en el momento presente, no puede comenzar desde cero. Tiene que tener en cuenta tres elementos que han de funcionar como necesarios precedentes y fuente de experiencias. El primero es la existencia de un discurso sobre la transición al socialismo, producido durante decenios en la URSS y en otros países socialistas, que quiso presentarse como ciencia y que intentó teorizar sobre la esencia de esos procesos y el cual, por la difusión que llegó a alcanzar, constituye todavía un innegable campo de referencias para muchos. La realización de una crítica del mismo, que demuestre no solo las tergiversaciones que intentó fijar como verdades naturales sino también las causas que llevaron a las mismas, es un momento imprescindible. Para la realización de esa crítica, rescatarlas ideas de los clásicos del marxismo (y en ellos incluyo no solo a Marx, Engels y Lenin sino también a Gramsci) se convierte en un momento imprescindible, y constituye el segundo elemento a ser tenido en cuenta. El tercer elemento (y no menos importante) lo marca la experiencia histórica acumulada en los distintos países que intentaron esa transición poscapitalista, experiencia que en su conjunto ha sido frustrante, pero que es significativamente aleccionadora.

El presente texto intentará abordar el tema de la transición poscapitalista (llamémosla así por ahora) teniendo en cuenta estos tres momentos.

Aclarando los conceptos

Ante todo, se hace indispensable aclarar el contenido de aquellos conceptos que proporcionan la clave para comprender la interpretación marxiana sobre este tema. Comencemos por el propio concepto de transición. En su acepción común significa el paso de un estadio o nivel a otro. Referido a los procesos sociales, apunta a un cambio sustancial en el patrón organizativo, a una transformación de carácter sistémico. No se aplica a cualquier cambio, sino a aquellos que afectan el carácter cualitativo de la sociedad. El uso del concepto de transición para destacar el paso de un sistema social a otro puede suscitar una visión equivocada sobre las dinámicas de existencia de la sociedad, y reforzar la interpretación positivista (predominante en la ciencia social desde Comte y Durkheim hasta nuestros días, y también en buena parte del pensamiento marxista) que privilegia la estabilidad y concibe a la sociedad como esencialmente estática, sacudida solo de vez en cuando por momentos de cambio, e interpretando el movimiento y la transformación como procesos episódicos. Marx, por el contrario, armado de un pensamiento dialéctico, comprendió a la sociedad como el resultado de los procesos diversos y múltiples de producción y reproducción de los seres humanos y sus relaciones, y que por lo tanto existe en constante cambio y transformación.(2) Esos cambios pueden ser esenciales o no, es decir, pueden alterar o no la determinación cualitativa del sistema de relaciones sociales. Marx utilizó el concepto de transición para designar al período o fase en el que se produce la transformación de un modo de producción en otro. En su obra, él denomina una fase especial del desarrollo de una sociedad, en la que la reproducción del sistema de relaciones que constituye su fundamento se torna cada vez más difícil. Comienza entonces a formarse, con mayor o menor rapidez, con mayor o menor violencia, un nuevo sistema o modo de producción y organización de las relaciones sociales, que nace al interior y sobre la base del viejo sistema, el cual a su vez se constituye como elemento estructural importante que incide en y condiciona a las nuevas relaciones sociales emergentes. Para Marx, el concepto de transición designa las formas y el proceso a través del cual un modo de producción o una formación económico-social específica se transforma en otro. Los períodos de transición, por ende, son aquellos en los que surgen nuevas relaciones sociales en el seno de las anteriormente existentes, y están caracterizados –en consecuencia– por la relación de coexistencia y lucha entre las viejas y las nuevas relaciones sociales, lucha en la que las nuevas formas de relaciones alcanzan el papel determinante. A partir de 1845, con la redacción (conjuntamente con Engels) de La ideología alemana, el tratamiento del tema de la transición se vuelve frecuente en Marx. Sus reflexiones más importantes al respecto se encuentran en El capital (el conocido capítulo XXIV sobre el proceso de acumulación originaria y el así llamado capítulo VI, no publicado en vida de Marx), en los Grundrisse (el famoso capítulo «Formas que precedieron a la producción capitalista») –dedicados al análisis de la transición del feudalismo al capitalismo– y en el documento conocido como Crítica al Programa de Gotha (donde plasmó la expresión «período de transición» y expuso algunas tesis sobre la transición «al comunismo»). Y es justamente aquí donde se han producido divergencias de posiciones entre los seguidores de Marx, pues la expresión que la mayoría de ellos ha utilizado ha sido la de transición al socialismo.

¿Transición hacia dónde?

Si bien el concepto de transición puede utilizarse para designar los sucesivos cambios en los modos de producción que se han dado en la historia, lo que nos interesa aquí es la transición hacia una sociedad no solo distinta sino superior a la capitalista. ¿Cómo denominar esa etapa superior hacia la que tiene que dirigirse el cambio? La transición poscapitalista, ¿se dirige hacia el socialismo o hacia el comunismo? En la vasta literatura marxista sobre el tema no hay uniformidad en las respuestas a estas preguntas. Se han empleado distintas expresiones, lastres más recurrentes: transición al socialismo, transición al comunismo, transición socialista. Un elemento que contribuye a la imprecisión en el tratamiento de este asunto es la propia ambigüedad en el uso de los términos «socialismo» y «comunismo». A veces se han tratado como sinónimos, y por lo tanto plenamente intercambiables en el discurso político, aunque otras veces han aparecido como términos no solo diferentes, sino incluso contrapuestos. Es evidente que la obra de Marx es expresión de un sentimiento de rechazo al capitalismo por sus efectos devastadores sobre el ser humano. Pero Marx no fue el primer pensador anticapitalista, ni tampoco el primer pensador comunista. Y esta diferenciación entre anticapitalismo y comunismo es importante. No todo sentimiento o pensamiento derechazo al capitalismo es revolucionario. El anticapitalismo era un sentimiento ya presente, y relativamente extendido, en la primera mitad del siglo XIX, y se manifestaba en dos vertientes esenciales, una reaccionaria y otra revolucionaria. Los defensores del ancien régime, del orden feudal, de los privilegios de la casta aristocrático-clerical, evidentemente rechazaban al orden capitalista en tanto significaba la pérdida de sus privilegios y de su posición de poder. Manifestación de esto fue el romanticismo que, en tanto movimiento espiritual, expresó el repudio al mercantilismo inherente al capitalismo desde una posición de nostalgia y embellecimiento del viejo orden feudal. Desde otra posición política y cosmovisiva, otras corrientes existentes a fines del siglo XVIII y principios del XIX promovían la eliminación de la propiedad privada y de la explotación del hombre por el hombre, y no predicaban el regreso a forma alguna de organización social anterior, sino la creación de una radicalmente nueva. Los conceptos de comunismo y socialismo eran utilizados en forma indistinta para designar esas corrientes políticas y sus ideales. Desde el inicio mismo de su trayectoria intelectual y política, Marx destacó los errores y limitaciones de las corrientes socialistas y comunistas existentes y se preocupó siempre por resaltar las diferencias entrea quellas y sus propias concepciones.(3) La noción que utilizaron, tanto él como Engels, para designar sus posiciones teóricas y políticas, fue siempre la de comunismo. En las dos últimas décadas del siglo XIX estos dos conceptos vuelven asolaparse. En el seno de la II Internacional, el término que se generalizó para designar al movimiento anticapitalista que señalaba a la clase obrera como fuerza motriz del cambio hacia una sociedad sin clases sociales ni explotación fue el de socialdemocracia. Se identificó con él a todos los partidos integrantes de la II Internacional. Marx y Engels tuvieron que aceptar, por razones tácticas, esa denominación. El triunfo de la Revolución Soviética en 1917, la escisión del movimiento obrero entre una corriente reformista y otra revolucionaria, y la fundación de la Internacional Comunista o III Internacional, condujeron a una nueva redefinición terminológica. A instancias del propio Lenin, se utilizó el concepto de comunista para designar la tendencia revolucionaria y subrayar su diferencia con respecto a la vieja socialdemocracia. Comunista se convirtió en sinónimo de intención de superación del capitalismo y creación de una sociedad sin clases, y «socialdemócrata»se identificó con reformismo. La Internacional Socialdemócrata –o Socialista– continuó existiendo, enfrentada en una relación de abierta hostilidad a la Internacional Comunista. En la etapa de entreguerras surgieron partidos comunistas en Europa, Asia y América Latina, los cuales sostuvieron una abierta y enconada lucha contra los partidos socialistas por la hegemonía en el movimiento obrero. Tras el fin de la Segunda Guerra Mundial, en varios países este-europeos se instalaron regímenes dirigidos por sus respectivos partidos comunistas, que se plantearon la realización del modelo social existente ya en la URSS. Estos se denominaron a sí mismos socialistas, y al conjunto de ellos se le llamó «comunidad socialista de naciones» o «campo socialista», e incluso algunos de esos partidos comunistas cambiaron su nombre adoptando el calificativo de socialista.(4) Pero mientras en ese contexto geográfico se forjaba esa cuasi identificación entre socialismo y comunismo, en otros esos términos seguían manteniendo su contraposición. En países como Francia e Italia, los partidos socialistas mantuvieron su enfrentamiento con los comunistas locales. En América Latina también existían partidos socialistas con proyecciones programáticas diferentes a las de los comunistas.(5) Se mantuvo así una ambigüedad en el uso de estos términos en el imaginario político. Socialismo lo mismo podía ser sinónimo de comunismo o algo muy diferente. A todo esto debe añadirse lo que ocurrió con el propio concepto de comunismo. Dejó de designar un ideal para identificarse con un ordenamiento político-social concreto y específico: el existente en la URSS. El sistema soviético, marcado por la carencia de libertades, la centralización extrema del poder político y la ineficiencia económica, difícilmente podía ser atractivo, y esto tuvo repercusiones negativas sobre las evocaciones que despertaba el propio término de comunismo y para su capacidad movilizatoria. Como puede apreciarse, la confusión y la imprecisión terminológicas han primado en el uso e interpretación de los conceptos de socialismo y comunismo en el imaginario y el discurso políticos. Para poder responder a la interrogante planteada arriba (¿transición hacia dónde?) será necesario procurar precisión conceptual. Y para ello los textos de Marx constituyen un referente inexcusable.

Marx sobre el capitalismo

El proyecto marxiano consistía en la construcción de un ordenamiento social no solo diferente, sino superior al capitalismo. ¿Qué puede querer decir «superior»? ¿Superior en qué sentido, de acuerdo a cuáles parámetros o criterios valorativos? Son interrogantes de cuya respuesta depende la interpretación que tengamos sobre las características esenciales de ese modelo futuro y también de la propia transición. No puede alcanzarse una conceptualización profunda de la esencia de ese nuevo ordenamiento social proyectado, ni de las características que necesariamente ha de tener la transición para que efectivamente nos lleve hacia la realización de ese modelo y no hacia algún otro lugar, si no se parte de comprenderlos rasgos esenciales del capitalismo. Socialismo/comunismo (y la transición correspondiente) son conceptos cuya exactitud teórica requiere un entendimiento previo de la determinación cualitativa del capitalismo. Marx criticó las concepciones predominantes de las doctrinas socialistas y comunistas de su época que daban una visión superficial del capitalismo. Se limitaban a denunciarlo por su carácter explotador, por la existencia de una minoría enriquecida que oprime a una mayoría empobrecida. Resaltó la necesidad de establecer lo específicamente diferente y novedoso en el capitalismo con respecto a los regímenes explotadores anteriores. La existencia de pobres y ricos, de explotadores y explotados, databa de los inicios mismos de la historia de la humanidad. ¿En qué residía lo cualitativamente específico de la explotación capitalista? En un texto marxiano de 1844 encontramos el siguiente pasaje: «La antítesis de no propiedad y propiedad, en tanto nos sea entendida como la antítesis de trabajo y capital, sigue siendo una antítesis de indiferencia, no aprehendida en su conexión activa, su relación interna: antítesis aún no aprehendida como contradicción».(6) Lo que se está subrayando es la necesidad de establecer en forma concreta, precisa, la contradicción fundamental de esa sociedad, que no puede seguirse pensando en los términos abstractos de pobre-rico, explotado-explotador, sino en los de capital-trabajo. Fue a partir de esa constatación, y de una ardua y prolongada labor teórica para develar los rasgos esenciales del capital y del trabajo asalariado, que Marx logró conformar su comprensión sobre el capitalismo como modo específico de producción de las relaciones sociales. Brevemente (por razones de espacio) paso a señalar los elementos fundamentales de la caracterización marxiana del capitalismo.

1. El primero es precisamente definir al capitalismo como un modo de producción. Es importante precisar lo que esto quiere decir. A diferencia de lo que han entendido muchos de sus seguidores, Marx no tuvo una interpretación economicista del concepto de producción, y por ende mucho menos de la categoría de modo de producción. La clave de la concepción dialéctico-materialista de la historia y la sociedad elaborada por Marx radica en afirmar que el proceso de producción de la vida material de los seres humanos condiciona la producción de su vida espiritual. Es decir, que al producir sus bienes materiales los seres humanos producen también, y en correspondencia con aquellos, sus ideas, valores, potencialidades, necesidades, etcétera. En el primer capítulo de La ideología alemana, se afirma que «modo de producción no debe considerarse solamente en el sentido de la reproducción de la existencia física de los individuos. Es ya, más bien, un determinado modo de la actividad de estos individuos, un determinado modo de manifestar su vida, un determinado modo de vida (subrayado por Marx)(7) de los mismos».(8) El capitalismo no es tan solo un modo de producción de bienes materiales, constituye un modo de producción de la vida social, un modo de producción de la subjetividad y un modo, históricamente determinado, de apropiación material y espiritual de la realidad por los seres humanos.

2. A diferencia de la inmensa mayoría de los pensadores anticapitalistas de su época (e incluso posteriores), para Marx la aparición del capitalismo no significó un paso de retroceso en la historia de la humanidad, sino un momento de avance. No encontraremos en su obra ninguna evocación nostálgica sobre alguna «época dorada» anterior. Tuvo una interpretación sobre la significación histórica del capitalismo que podemos caracterizar de ambivalente.(9) Destacó los aspectos contradictorios, negativos por un lado y positivos por el otro, que ejerce sobre la subjetividad humana. El capitalismo liberó a los seres humanos de la subordinación a todo lo estancado, estamental y sacralizado que impedía el despliegue de sus potencialidades. Pero a la vez, tiende a unilateralizar el despliegue universal de esas potencialidades por la senda exclusiva que tributa a la producción de plusvalía. De esto se deduce que si la sociedad comunista ha de pensarse como superación del capitalismo, ha de proyectarse y estructurarse como una en laque se potencie esta tendencia –ya presente en el seno del capitalismo– al despliegue multilateral de las capacidades y potencialidades humanas. Si vinculamos lo que aquí se señala con lo afirmado en el punto anterior, está claro que para Marx el comunismo, en tanto un modo de producción que sustituirá al capitalista, ha de significar esencialmente un modo de producción de la subjetividad social, un modo de apropiación material y espiritual de la realidad cualitativamente superior, y tal criterio de valoración radica precisamente en la multilateralidad de las relaciones sociales que los hombres producen y establecen entre ellos y sus producciones.

3. La universalización de la forma mercancía. La producción mercantil, las relaciones monetario-mercantiles, el mercado, todo ello existía desde mucho antes del surgimiento del capitalismo. Lo novedoso, lo específico de este sistema radica en que, por primera vez, dejan de ser fenómenos sociales secundarios y adquieren un carácter esencial. Una característica primordial del capitalismo radica en que todas las relaciones sociales, todas las formas de actividad social y todos los productos sociales (materiales y espirituales) caen bajo la égida de la producción mercantil.(10) El mercado deja de ser un fenómeno específicamente económico para convertirse en el espacio social por excelencia: solo allí se encontrarán, se relacionarán los seres humanos entre sí y con sus producciones.

4. Por consiguiente, la transformación del mercado de fenómeno exclusivamente económico (como lo era en las sociedades anteriores) en el espacio social privilegiado de existencia, realización, circulación y consumo de todas las formas de actividad humana y de todas las producciones sociales. El predominio de la tendencia a convertir toda relación social en una relación mercantil y todo producto y toda actividad humanas en mercancía.

5. Expropiación del productor de toda relación fija y estable con las condiciones de producción. En las sociedades anteriores los productores directos carecían de la propiedad sobre los medios fundamentales de producción, pero mantenían una relación estable con las condiciones de producción, relación de la que no podían ser despojados. Para que el capitalismo exista es necesario que el productor sea privado de todo vínculo fijo con las condiciones de producción, lo que lo forzará a convertirse en un vendedor permanente de su fuerza de trabajo.

6. Predominio de la compra-venta de fuerza de trabajo como la relación productiva fundamental.

7. La conversión de la fuerza de trabajo no solo en mercancía, sino en la mercancía más importante del sistema productivo capitalista, y el desarrollo de la división social del trabajo llevan a su máxima expresión el carácter enajenante y enajenado del trabajo.

8. La tendencia a la mercantilización universal del sistema de relaciones sociales conduce a su vez a la universalización del carácter fetichizante y fetichizado de la mercancía.

9. La producción de plusvalía como objetivo y finalidad esencial de todo el sistema de relaciones sociales.

Marx sobre el comunismo

Una vez que se ha entendido la concepción marxiana sobre el modo de producción capitalista, puede alcanzarse una comprensión más completa acerca de lo que significaba para Marx el modelo de una futura sociedad comunista. A diferencia de los otros pensadores comunistas, nunca se dedicó a proporcionar un cuadro dibujado en detalles de las características de esa futura sociedad, pues lo consideró un ejercicio especulativo. Solo nos dejó algunos elementos para poder establecer, agrandes rasgos, las características más generales y esenciales que ha de tener ese futuro modo de producción. Un elemento fundamental ya lo hemos señalado y reside en su propia interpretación del capitalismo: el comunismo ha de ser un modo de producción superior al capitalista, en el sentido de producir una subjetividad humana más libre y universal, degenerar un modo de apropiación espiritual y material de la realidad desenajenante. Su interpretación sobre el comunismo no se limita a des-tacar la eliminación de la miseria o el subconsumo de bienes materiales indispensables, sino que –más allá de eso– apunta a la conformación de un nuevo sistema de producción de las necesidades materiales y espirituales del ser humano y de un nuevo sistema de producción de las formas y sentido de la satisfacción de esas necesidades. Otro elemento importante lo constituye la crítica que realizó a las concepciones comunistas existentes en su época. En los Manuscritos económicos y filosóficos de 1844 y el Manifiesto Comunista, encontramos interesantísimos pasajes en los que expresó su rechazo a la interpretación economicista y cosificada del comunismo que lo conciben como consumación del capitalismo al entenderlo unilateralmente como universalización del consumo de cosas, y otros fragmentos en los que criticó a lo por él denominado «comunismo cuartelario», que presentaba un proyecto de sociedad que reproducía las características de un convento o un cuartel. Para Marx la transformación del carácter del trabajo constituía un elemento primor-dial para el libre despliegue de las potencialidades humanas. Libertad, creatividad, socialización de la propiedad y del poder, constituían los objetivos a alcanzar y se constituían en principios orientadores del prolongado proceso de transformación revolucionaria de la sociedad. A partir de esa concepción sobre el comunismo debemos entonces extraerlos criterios para fijar los rasgos esenciales de un proceso de transición desde el modo de producción capitalista hacia el comunismo.

¿Qué es entonces el socialismo?

Como hemos visto, la historia de la humanidad ha estado signada por la sucesión de distintos modos de producción y por la existencia de diferentes fases o períodos de transición de uno al otro. Pero la transición del capitalismo al comunismo es muy diferente a las transiciones anteriores. Implica una transformación mucho más radical, pues no supone el cambio ni el perfeccionamiento de las relaciones de explotación sino su desaparición. Retomando una idea que encontramos en el primer capítulo del Manifiesto Comunista, ya no se trata de que una clase tome el poder social e imponga su modo de apropiación de la realidad, como había ocurrido siempre, sino de abolir todo modo de apropiación existente hasta nuestros días y construir otro esencialmente nuevo.(11)

Es evidente que un cambio tan revolucionario implica la existencia de un período o fase de transición relativamente prolongado. En la Crítica al Programa de Gotha , Marx denominó socialismo a ese período de transición. Tanto él como Engels entendieron que el socialismo es la transición.(12) Es la fase caracterizada por la coexistencia en lucha de las nuevas relaciones sociales de producción (que no pueden ser concebidas de otra manera sino como relaciones de producción comunistas) y las viejas relaciones capitalistas, lucha que se expresa necesariamente en todos los sectores de la vida social y en la que las relaciones sociales comunistas van sustituyendo gradualmente a las viejas, gracias a la incesante acción revolucionaria de las clases y sectores sociales interesados en esa subversión profunda de lo existente.

La interpretación de la teoría marxiana que se desarrolló en la URSS desde fines de los años 20 y que fue impuesta como doctrina oficial en los restantes países del campo socialista, presentó una concepción sobre la transición que difería en mucho, y esencialmente, de la que produjeron Marx, Engels y Lenin. Ante todo, se estableció una diferencia entre transición y socialismo. Se fijó y difundió una interpretación etapista (y por supuesto economicista y mecanicista) sobre la transformación revolucionaria del capitalismo hacia el comunismo. Se redujo la transición a transición al socialismo y se presentó a este como un modo de producción específico.

Dicha deformación de las ideas de los fundadores del marxismo se elaboró en la Unión Soviética desde fines de los años 20 y encontró su expresión más desarrollada en el tristemente célebre Manual de Economía Política elaborado por la Academia de Ciencias de la URSS y publicado en 1954, el cual alcanzó carácter de texto canónico en todos los países del campo socialista. Los principales elementos teóricos de esta reinterpretación del socialismo como modo de producción fueron los siguientes:

Se dividió la transición en tres etapas: a) el período de transición al socialismo, entendido como etapa relativamente breve (según el Partido Comunista de la Unión Soviética, esta etapa había concluido allí hacia 1936 –este criterio de un lapso cronológico de aproximadamente veinte años fue seguido por los demás partidos en el poder en la Europa socialista–) en la que se expropiaba a los burgueses, se estatalizaba la propiedad, se incentivaba la industrialización del país y se eliminaban las relaciones capitalistas de producción; b) al concluir esa fase se arribaba al modo de producción socialista, cuya primera etapa sería la de «construcción del modo de producción socialista», en la que organizaban y consolidaban las relaciones socialistas de producción; c) a esta seguía una etapa posterior llamada de construcción de las condiciones mate-riales para el comunismo. Tras esta última etapa del modo de producción socialista, sobrevendría la aparición del modo de producción comunista.(13)

Al constituir el socialismo un modo de producción específico, en él tendrían que predominar unas relaciones sociales de producción nuevas que ya no eran las capitalistas pero que todavía no eran las comunistas. ¿Cuáles serían las características específicas de esas supuestas «relaciones de producción socialistas»? Por supuesto, esa pregunta no pudo ser respondida convincentemente.

El surgimiento del modo de producción socialista se presentó como resultado necesario y mecánico del desarrollo industrial y de la su-presión de toda forma de propiedad privada sobre los medios de producción, garantizada por la estatalización de la propiedad. Es decir, como resultado automático de procesos y decisiones de carácter económico. Esto constituyó una visión unilateral de la complejidad de la transformación revolucionaria de la sociedad, colocando en un plano secundario la dimensión político-cultural de la misma.

Se afirmaba que en esa sociedad habría desaparecido toda forma de explotación, aunque no se podía ocultar que continuaba existiendo la compra-venta de la fuerza de trabajo. Esto constituyó un verdadero contrasentido lógico y teórico.

Era evidente que en el socialismo continuaban existiendo clases sociales, pero se afirmó que habría desaparecido la lucha de clases, pues habrían sido eliminadas las clases explotadoras y con ello los antagonismos consiguientes. La estructura clasista se habría simplificado al máximo, pues en lo esencial solo quedarían la clase obrera y el campesinado, y los intelectuales, clasificados apenas como «sector social». Todo esto no solo constituía un burdo achatamiento de la complejidad de la estructura clasista en la transición socialista, sino que implicaba a su vez el abandono de una idea esencial del marxismo: la tesis de que es la lucha de clases la que constituye a las clases y que estas no pueden existir sin aquella.

Se presentó el tránsito al socialismo y de este al comunismo como dependiente esencialmente del desarrollo tecnológico. Se abandonó la tesis marxiano-leniniana sobre la centralidad de la lucha de clases como elemento principal del cambio social.

Por otra parte, la estatalización de la propiedad no implica la superación de las condiciones de existencia de la clase obrera, sino su perpetuación. Se extiende y perpetúa la condición del proletariado a toda la sociedad, cuando el objetivo establecido por los fundadores del marxismo no es la universalización de esa condición, sino la superación de la misma, la eliminación de todas las clases. La clase obrera es la única que quiere alcanzar el poder no para mantener y extender a toda la sociedad sus condiciones de existencia, sino para eliminarlas. Para eliminarse como clase, a la vez que elimina toda diferenciación de clases. Ello solo es posible si los sectores productivos de la sociedad establecen otra relación con los medios de producción a través de la socialización real y efectiva de la propiedad.

En el socialismo, entendido como etapa relativamente prolongada de transición hacia el modo de producción comunista, la permanencia de las relaciones monetario-mercantiles, del trabajo asalariado y de la división social del trabajo condicionan la permanencia del carácter enajenado y enajenante del trabajo y la necesidad de la constante lucha por potenciar las estructuras que permitirán la superación gradual e incesante de esa enajenación.

De acuerdo con la concepción sobre las clases sociales expuesta por Marx, Engels y Lenin, es imposible pensar la existencia de clases sin la existencia de la lucha de clases. El socialismo no puede ser concebido como una sociedad carente de conflictos y luchas, en la medida en que –dadas las condiciones existentes en el proceso productivo– existen las clases sociales, y en la medida en que la coexistencia de relaciones sociales capitalistas de producción impide que la estructura clasista sea tan simple y reducida como in-tentó presentarla el dogma estalinista. La clave está precisamente en potenciar los espacios de existencia de aquellos conflictos y contradicciones generadores del desarrollo de relaciones sociales de producción comunistas.

La superación de las relaciones capitalistas de producción en un país que intenta la construcción del comunismo está condicionada por el grado en el que pueda insertarse en un sistema económico internacional no regido por la lógica del sistema capitalista. Por lo tanto, la «construcción del socialismo» en un solo país es imposible. El proceso histórico hacia el comunismo tiene que ser un proceso universal.

El Estado es un instrumento de poder de una clase. El objetivo del socialismo, como etapa de transición, consiste en la gradual extinción del Estado, y no en su constante reforzamiento, como ocurrió en la realidad de los países del campo socialista. El Estado no puede convertirse en el sujeto director exclusivo del proceso revolucionario.

La transición socialista como lucha contrahegemónica

La chatura conceptual de la teoría de la transición fue el resultado de la verdadera función que debía cumplir: servir de instrumento legitimador de las prácticas políticas de las dictaduras burocráticas implantadas en la URSS y en otros países del campo socialista. Su concepción economicista y mecanicista de la historia, su interpretación etapista y evolucionista de la transición, permitieron eliminar de un plumazo la contradicción tendencial presente en el socialismo, destacada por Marx, Engels y Lenin: «la revolución proletaria es a la vez constitución del proletariado en clase dominante y revolución que emprende la abolición de todas las formas de dominación de clase, y por lo tanto de la supresión de todo Estado».(16)

Precisamente el tema del Estado y del poder y de los cambios en su esencia y morfología en la transición socialista, constituyó uno de los grandes déficits teóricos del marxismo dogmático. Se pensó la cuestión del poder simplemente como algo que se resuelve en un acto puntual: asalto, toma, destrucción de los aparatos públicos represivos y reconstrucción de estos. La esencia de la revolución se limitaba a la consumación de un conjunto de actos de fuerza de carácter estatal-jurídico (promulgación y cumplimiento de leyes que expropiaran a los expropia-dores y condujeran a la eliminación o desaparición de las clases sociales antagónicas al proyecto comunista) tras lo cual la irreversibilidad del socialismo quedaba asegurada. Es aquí donde el aporte de Antonio Gramsci es imprescindible como referencia para pensar la transición socialista. Su obra permite tener una visión orgánica y profunda sobre la complejidad de los mecanismos del poder de la burguesía. El eje teórico de sus reflexiones lo constituye el concepto de hegemonía. La burguesía puede ejercer su dominio sobre el conjunto social porque es capaz no solo de imponer, sino de hacer aceptar como legítimo ese dominio por los demás grupos sociales, a través de la construcción de una intrincada malla de estructuras condicionadoras de las formas de actividad y pensamiento de los individuos. Su poder se basa en la capacidad de englobar y cooptar toda la producción espiritual hacia el cauce de sus intereses. El componente esencial de esa hegemonía es precisamente la sociedad civil, entendida como el espacio donde se producen y difunden las representaciones ideológicas.

A diferencia de las formaciones hegemónicas anteriores, la transición socialista ha de aspirar a liberar las capacidades creadoras contenidas en los grupos sociales hasta ahora mantenidos en la explotación y a los que se les negaba la posibilidad de constituirse como sujetos. La desaparición de los elementos enajenantes de la vieja sociedad y la construcción ininterrumpida de un sistema de relaciones emancipadoras, implican la construcción de una hegemonía de tipo inédito, que abra cauces que permitan a esos grupos construirse su propia subjetividad desalienante, para que la hegemonía pueda afianzarse. La nueva hegemonía liberadora ha de tener pues como objetivo potenciar una sociedad civil que sea escenario de la acción creadora de los sujetos que la componen.

Como demostró la experiencia de los países del campo socialista, eso no se logra uniformando a la sociedad, ni a través de la aspiración irrealizable de convertirla en un bloque monolítico y monocorde, sino sentando –por medio de un sistema múltiple de estrategias incesantes– los fundamentos de una sociedad civil más plural, precisamente por más inclusiva, que la sociedad capitalista.

El modelo estadocéntrico impuesto en los países del campo socialista no constituyó una alternativa viable a los retos provenientes del enfrentamiento al sistema capitalista: no pudo estructurar una combinación adecuada entre participación, eficiencia, autonomía y equidad, cuatro componentes esenciales de cualquier proyecto revolucionario social.

Esto significa la necesidad de plantearse, como una tarea central de la transición socialista, la exigencia de la construcción de un poder radicalmente diferente al que durante milenios se ha mantenido y perfeccionado. Es la gran tarea pendiente que aún tiene la revolución socialista.

Desde la comprensión de la transición socialista como lucha contrahegemónica que tiene en la sociedad civil su espacio privilegiado, se avanza hacia la comprensión del socialismo como tensión, y ello significa entenderlo como una formación social que recoja en forma superada (es decir, desde una perspectiva mucho más humanista que el capitalismo) la necesaria contradicción entre racionalización y subjetivación y la traduzca en las distintas esferas de la vida cotidiana a contradicciones realmente generadoras del desarrollo de la subjetividad humana.

NOTAS

1 Véase Carlos Marx y Federico Engels: «Crítica al Programa de Gotha», Obras escogidas,t. III, Moscú, Editorial Progreso, 1974.

2 Para un tratamiento sistemático al respecto, consúltese la obra desarrollada por los autores dela corriente conocida como Open Marxism, en: W. Bonefeld, R. Gunn y K. Psychopedis(eds.): Open Marxism , vols. 1-3, Pluto Press, Londres, 1992, 1995

3 Al respecto, ver las siguientes obras: C. Marx: Manuscritos económicos y filosóficos de 1844, La ideología alemana, Manifiesto Comunista; F. Engels: Del socialismo utópico al socialismo científico, Anti-Dühring.

4En Hungría, Partido Socialista Obrero Húngaro; en la RDA, Partido Socialista Unificado Alemán; en Polonia, Partido Obrero Unificado.

5 El caso de Cuba fue en cierta medida específico, aunque se insertó en esta línea de ambigüedad: el partido comunista cubano se rebautizó a fines de los años 30 como Partido SocialistaPopular

6 C. Marx: Manuscritos económicos y filosóficos de 1844, La Habana, Editora Política, 1965, p. 103.

7Digo «subrayado por Marx» porque aunque La ideología alemana fue redactada conjuntamente con Engels, fue Marx quien escribió el primer capítulo.

8 Ver C. Marx y F. Engels: «La ideología alemana», ob. cit. (en n. 1), t. I, p. 16.

9 Al respecto, ver Marshall Berman: Todo lo sólido se disuelve en el aire. La experiencia de la modernidad., México, Siglo XXI Editores, 1988

11 Ver C. Marx y F. Engels: «Manifiesto del Partido Comunista», ob. cit. (en n. 1), t. I, pp. 120-121.

12 Ver: F. Engels: Anti-Dühring , La Habana, Editora Política, 1965; V. I. Lenin: «El Estado y la revolución», Obras escogidas , t. II (3 t.), Moscú, Editorial Progreso, 1961.

13 Recordemos que a inicios de la década del 60 del siglo XX , el Partido Comunista de la URSS afirmaba que esta había cumplido todas las fases del socialismo y se encontraba en el inicio de la construcción de la sociedad comunista, y que su máximo dirigente, Nikita S. Jhruschev,llegó a afirmar: «Esta generación vivirá en el comunismo». Los respectivos partidos en el poder en los países del campo socialista establecieron el nivel en el que cada uno se encontraba según esta clasificación. Los lugares más avanzados en el modo de producción socialista se lo adjudica-ron la República Democrática Alemana y Checoslovaquia. Por su parte, la República Democrática de Vietnam reconoció que tan solo se encontraba en la etapa de transición al socialismo. El Partido Comunista de Cuba nunca definió oficialmente si ya había alcanzado el socialismo o si todavía se encontraba en el «período de transición».

14 Para entender fehacientemente la concepción de Marx al respecto, léase con detenimiento el primer capítulo de La ideología alemana , especialmente el epígrafe titulado «Desarrollo de las fuerzas productivas como premisa material del comunismo». Ver C. Marx y F. Engels: La ideología alemana, La Habana, Editora Política, 1979, p. 34.

15 Engels hizo hincapié en esta idea, sobre todo en la sección «Socialismo» del Anti-Dühring

16 Ver Etienne Balibar: Sobre la dictadura del proletariado, México, Siglo XXI Editores, 1976, p. 25 y ss

Entre la izquierda subalterna que no acaba de morir y la izquierda antagonista que no termina de nacer

ENTRE LA IZQUIERDA SUBALTERNA QUE NO ACABA DE MORIR Y LA IZQUIERDA ANTAGONISTA QUE NO TERMINA DE NACER
por MASSIMO MODONESI

En tiempos convulsionados como los que estamos viviendo, es imperativo detenerse a reflexionar sobre el estado crítico de la izquierda mexicana, como condición para poder imaginar o vislumbrar rumbos alternativos.

Decir que la izquierda mexicana está en crisis se convirtió en un lugar común que, aunque haya ido apareciendo y reapareciendo a lo largo de la historia reciente, se instaló en los últimos años como una convicción generalizada en la opinión de ciudadanos y analistas y en particular, lo que es más significativo y disruptivo en clave histórica, en una generación entera, con una creciente animadversión desde la masacre de Iguala y la desaparición forzosa de los 43 normalistas de Ayoztinapa. Una generación que, desde el #YoSoy132 y pasando por el movimiento actual, se moviliza y politiza sin rumbos claros ni cristalizaciones organizacionales durables pero con fuerza, radicalidad y potencial subversivo que, aún en ausencia de firmes anclajes clasistas y prístinas referencias ideológicas, parece ser la única esperanza para la construcción-reconstrucción de una izquierda antagonista y antisistémica con cierta presencia e influencia en México.

flores 11La idea de crisis, con su polisemia, permite enfocar dos niveles problemáticos y estrechamente articulados de la vida de las izquierdas, el del desgaste o desaparición de sus formas “efímeras” (partidos, organizaciones o movimientos), pero también el debilitamiento y al mismo tiempo la oportunidad de revivificación de la izquierda como movimiento histórico, como conjunto de distintas y difusas formas de organización, como posturas y prácticas políticas surgidas de un marco común de ideas y actitudes, en particular de una cultura de la crítica y una disposición a la lucha. Decía Gramsci que la crisis era un interregno entre lo viejo que moría y lo nuevo que nacía, que podría traducirse, en el México de hoy, en la sobreposición de la crisis de una izquierda subalterna que no termina de morir y la emergencia de una izquierda antagonista que no acaba de nacer.

En el afán de contribuir a descifrar este entrecruzamiento, en los párrafos siguientes, antes de referirme a la específica crisis histórica de la izquierda subalterna, repasaré las que considero raíces y pasajes históricos de la crisis general de la izquierda en México para posteriormente concluir con algunas reflexiones sobre las oportunidades que abre la coyuntura actual en la óptica de la construcción de un polo de izquierda antagonista.
RAÍCES Y PASAJES DE LA CRISIS DE LA IZQUIERDA MEXICANA

Para evitar circunscribir el trillado tema de la descomposición del perredismo al análisis de las culpas, traiciones o responsabilidades de los grupos dirigentes1, puede resultar útil alargar la mirada y revisar brevemente algunos pasajes “críticos”, es decir generadores de crisis, puntos de inflexión de la configuración-desconfiguración de las izquierdas mexicanas, evidenciando los procesos de fondo, bajo la hipótesis que solo revirtiéndolos o subvirtiéndolos desde esta misma profundidad surgirán/resurgirán izquierdas a la altura de los desafíos que enfrentamos.

La crisis de la izquierda mexicana en su conjunto tiene un trasfondo histórico y, por ello, una profundidad societal que no se puede menospreciar bajo riesgo de caer en un voluntarismo superficial. En este nivel, más alto y más profundo a la vez, aparece la cuestión central -solo parcialmente condicionada por los aciertos-desaciertos de los grupos dirigentes: los vaivenes de la lucha de clases en México no soportaron, sostuvieron o impulsaron uno o varios proyectos de izquierda antisistémica sólidos, expansivos y duraderos sino más bien cobijaron fenómenos esporádicos e inorgánicos de movilización.

flores 12Se podría fácilmente argumentar que eso ocurrió en México como en otras partes del mundo, en correspondencia a una época de restauración neoliberal y, sin embargo, por lo menos en América Latina, a contracorriente de esta tendencia general, existen experiencias mucho más significativas en cuanto a sus resultados tantos institucionales como a sus dinámicas y arraigos sociales y, en México, en 2006 no se estuvo lejos de un escenario “latinoamericano”, es decir de una crisis política generada por la irrupción de un movimiento popular, que podía haber dado lugar a un gobierno progresista encabezado por Andrés Manuel López Obrador.2

Sin la pretensión de sintetizar décadas de historia del tiempo presente mexicano en unos cuantos párrafos, me parece que es necesario señalar y posible enlistar algunos pasajes críticos, a los cuales aludía arriba, para tratar de dar un panorama de época.

Una época que arranca en 1988, un año antes de la fecha que marca el giro de la historia mundial, demostrando que la caída del muro de Berlín no fue el acontecimiento decisivo para la izquierda mexicana.

El movimiento democrático de 1988, a pesar de la derrota que implicó la objetiva consumación del fraude electoral, dejó un saldo político subjetivo y organizacional importante en tanto reanimó y articuló varios sectores de izquierda3, al mismo tiempo hay que recordar como éstos no lograron impulsar un ciclo ascendente de luchas y tuvieron que replegarse inmediatamente en una línea defensiva frente a la ofensiva del neoliberalismo salinista, cuyo carácter ilusorio fue desmitificado con eficacia no por la presión de la izquierda existente en ese momento sino por el levantamiento zapatista de 1994, seis años después, años de resistencia que costaron muchas derrotas políticas (e ideológicas ya que fueron los años hegemónicos del neoliberalismo) y muchos asesinatos de militantes de izquierda.

Desde 1994, el impacto del zapatismo abrió un nuevo ciclo de luchas y de antagonismo en el cual se forjó una nueva generación de militantes que se proyectó a nivel internacional en los albores del altermundismo e inauguró una serie de tendencias novedosas en el terreno de los imaginarios y los discursos así como en las dinámicas organizacionales. Al mismo tiempo, a pesar de tan promisorias perspectivas y de una centralidad simbólica y política entre 1994 y 2001, el zapatismo quedó atrapado en la fallida táctica de forcejeo-negociación con el Estado y no logró generar una ruptura real en la política nacional. Mientras el zapatismo alternaba resistencia local en Chiapas, presión y agitación a nivel nacional, el PRD después de la decepción de la elección presidencial de 1994 ganaba espacios en gobiernos estatales con la esperanza de un lenta acumulación de fuerzas, una larga marcha en las instituciones que se estrelló en la alternancia gatopardista orquestada por PRI y PAN.

Apenas un sexenio después del histórico levantamiento de 1994, en 2000, el sistema político se reconfiguró en un nuevo formato conservador, pasó del derrumbe del salinismo, de la crisis múltiple y orgánica (económica, del neoliberalismo hegemónico y del sistema de partido de Estado) a una lograda reconfiguración conservadora, al eficaz cierre de filas de las derechas mexicanas. Mientras tanto, es cierto, no dejaban de darse luchas sociales, obreras, campesinas, indígenas, ordinarios escenarios de conflicto y de antagonismo difuso, irreductibles en sociedades capitalistas, pero tendencialmente dispersos, efímeros, sin producir acumulación ni articulación política y con resultados contradictorios, generalmente no alcanzando sus demandas. La persistencia de un entramado de organizaciones gremiales tendencialmente progresistas, clasistas y combativas es condición necesaria pero no suficiente para que prospere una izquierda antagonista y antisistémica.

En este clima conservador se inserta la retirada del EZLN después de la Marcha del color de la tierra en 2001, a raíz del incumplimiento de los Acuerdos de San Andrés, cuando dejó de asumir iniciativas políticas de alcance nacional y se replegó en la construcción de la autonomía de hecho, para volver solo 4 años después a lanzar la propuesta de La Otra Campaña. La huelga de 1999 en la UNAM puede servir de ejemplo de lo contradictorio de las luchas de esta época. Un movimiento que arrancó con fuerza y legitimidad y obtuvo resultados objetivos al impedir la introducción de las cuotas, posteriormente se fragmentó, enroscó y terminó con un lamentable saldo negativo en términos subjetivos, restando más de lo que había logrado sumar respecto de la construcción de espacios de organización y capacidades de movilización. El mal sabor de boca que dejó la huella del 99 no se debió tanto al desenlace represivo sino a que una victoria concreta, el ejercicio del poder de veto de frenar la reforma que abría la puerta a la privatización en la UNAM, se convirtiera en una ocasión perdida para fortalecer a la izquierda adentro y afuera de la universidad y contribuyera más bien a debilitarla.

flores 15Entre 2001 y 2005, entre el repliegue del zapatismo y la involución institucionalista del PRD, las esporádicas y desarticuladas luchas sociales quedaron huérfanas de referentes políticos izquierdistas y, en el mejor de los casos, generaron y sostuvieron valiosas trincheras comunitarias. La coyuntura de 2006 llegó así, como lo había hecho el zapatismo en 1994, como un relámpago en un cielo despejado, luminoso pero efímero, espectacular pero solitario, anunciando una tormenta que no llegó. Por no ser el producto de una acumulación de fuerzas en el contexto de un sostenido ciclo antagonista de intensificación de lucha de clases, no logró provocar una ruptura sistémica, ni siquiera una brecha política a nivel institucional, como ocurrió en varios países latinoamericanos alrededor de ese año.

En las grietas que se abrieron en el temblor político de 2006 se vivieron experiencias de movilización de gran magnitud e intensidad que polarizaron la sociedad mexicana y reavivaron el clasismo –aún en una versión plebeya- como principio político-ideológico en un país en donde el interclasismo había sido históricamente, desde la revolución de 1910-20, el dispositivo hegemónico, de la mano de su correlato nacionalista, más recurrente y eficaz. Por el persistente peso cultural del nacionalismo revolucionario y por la paralela histórica falta de influencia de masas de las izquierdas socialistas, el epicentro discursivo del conflicto, aún con sus referencias a los pobres y la organización-movilización popular, no rebasó el umbral y el perímetro de la ideología de la revolución mexicana.

Las expresiones más radicalizadas, como la APPO y La Otra Campaña, si bien representaron cabalmente el clima explosivo y antagonista de la coyuntura, quedaron inexorablemente en segundo plano, la APPO marginalizada por su carácter regional y posteriormente desmantelada por la represión, la OC fundamentalmente por el desatino táctico de haber escogido incursionar en el debate electoral asumiendo a AMLO como enemigo principal y posteriormente por haber despreciado el movimiento contra el fraude.

Como en 1988, la lucha contra el fraude de 2006 fue una gran experiencia de subjetivación política y generó y revitalizó el tejido organizacional de base, volvió a conectar formas y lugares de la lucha política y social pero, al mismo tiempo, a nivel objetivo, no dejó de ser una derrota, con el rebote subjetivo que esto implica. En efecto, el fraude se consumó y, además, resultó sorprendentemente exitosa la estrategia del gobierno de Felipe Calderón de desatar la “guerra contra el narco” ya que, a nivel político, le permitió no sólo atrincherarse y legitimarse detrás de la investidura presidencial de Jefe de las Fuerzas Armadas sino que, sobre todo, al generar un clima bélico, reconfiguró totalmente la agenda política, desplazó el clivaje neoliberalismo-antineoliberalismo que había ocupado un lugar importante en 2006 y logró despolitizar el debate centrándolo en el tema securitario, con toda la carga reaccionaria que lo caracteriza.

Así se entiende, más allá de los perfiles personales, que un presidente que, como Salinas, tomó posesión en medio de las protestas, no se limitó a la ordinaria administración como Vicente Fox sino que, una vez debilitada la oposición, respondió a sus grandes electores al retomar la agenda privatizadora neoliberal, atacando frontalmente al Sindicato Mexicano de Electricistas (SME) para eliminar un obstáculo a una futura privatización, como puntualmente se verificó con la reforma energética impulsada por el gobierno posterior.

flores 33Las luchas sociales del periodo, más allá de la ordinaria resistencia, oscilaron entre el heroica pero trágica defensa del SME a la exitosa oposición a la privatización del petróleo impulsada por el naciente Movimiento de Regeneración Nacional (Morena). Los ecos de las movilizaciones del 2006 se dispersaron entre el sonido de las balas y la criminalización de la protesta que fue el corolario, intencionalmente calculado, de la militarización del país. Los movimientos pasaron a la defensiva tanto por el cambio del clima político como para defender a los suyos de las violaciones a los derechos humanos y la judicialización de la protesta, la legalización de la persecución política. Solo en este contexto militarizado, resistencial y de debilidad de la izquierda –con un PRD ya dominado por Nueva Izquierda y la fundación de Morena en 2010- se puede entender la emergencia y la centralidad que adquirió temporalmente el Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad (MPJD) encabezado por el poeta Javier Sicilia.

Bajo este mismo prisma se puede explicar porqué las elecciones de 2012, a pesar de los agravios acumulados, no fueron igualmente disputadas que las de 2006. No tanto o no solo por la imposición construida mediáticamente sino por una correlación de fuerzas que, desde el episodio de 2006, volvió a reconfigurarse a favor de las clases dominantes. Por ello, mientras la nueva y moderna izquierda perredista estaba absorbida en la pragmática palaciega y el movimiento obradorista era incapaz de cumplir sus proclamas, el desafío mayor surgió desde afuera, al margen de los equilibrios políticos establecidos a lo largo del sexenio, desde el grito de indignación de la juventud confluida en el movimiento #YoSoy132.

Sin embargo, la espectacular pero efímera trayectoria de este movimiento respondió a un patrón bastante difuso en nuestros tiempos: en medio de la resistencia difusa, con izquierdas políticas débiles y/o poco presentables, surgen esporádicos estallidos de movilización que sacuden a la sociedad pero no logran generar una ruptura, ni dejar un legado organizacional durable, sino un bagaje de experiencias significativas que no desaparecen pero tienden a dispersarse.
LA CRISIS DE LA IZQUIERDA SUBALTERNA

A este patrón parece corresponder también la coyuntura actual, a menos que no intervengan elementos y factores que catalicen la indignación y la movilización, que la politicen, clasifiquen (en el sentido de clase) e izquierdicen.

Que esto ocurra implica una dinámica antagonista que opere a contrapelo de lo que traté de sintetizar en el breve recuento anterior. La idea de izquierda refiere de la concreción político-ideológico-organizacional de un movimiento real y, en este sentido, la disociación entre las luchas y cualquier forma de concreción izquierdista es el parámetro desde el cual se puede evaluar tanto el alcance como la reversibilidad de la crisis en curso.

Izquierda-partido e izquierda-movimiento son ámbitos que históricamente suelen contaminarse mutuamente ya que los partidos surgen y se desarrollan en el ambiente izquierdista de las luchas sociales, ambiente difuso que los partidos pretenden estructurar, densificar y politizar y viceversa, las prácticas difusas se retroalimentan o se proyectan hacia perspectivas, referencias y modalidades organizacionales que les otorgan fuerza, coherencia y sentido en relación con la contienda por el poder.

Sin embargo, este vínculo orgánico, que en la práctica nunca opera perfectamente, en México parece haberse irremediablemente roto por la separación cuando no contraposición, por una parte, entre los tres polos de la izquierda partidaria, el PRD en su versión Nueva Izquierda, los defensores del PRD histórico (las corrientes opuestas a NI y lo que queda del neocardenismo) y el posperredismo obradorista organizado en Morena y, por la otra, el campo más difuso y diverso de posturas y militantes en movimientos, organizaciones sociales, colectivos, otras expresiones que habitan distintas trincheras de la sociedad civil hasta llegar a expresiones individuales.

Si esta fractura es un abismo, evidente e irreversible, para el caso del PRD novizquierdista, también es visible en el caso de los nostálgicos del PRD histórico y cabe preguntarse si Morena tiene recursos éticos y políticos para mantenerse vinculado y anclado a la izquierda difusa y para convertirse en un instrumento político que la potencie, y viceversa ser percibido como tal, y hasta qué punto puede sostenerse y expandirse como proyecto de organización social y no solo de recambio de cuadros en los espacios de representación o de gobierno local.

Si el síntoma es la fractura y la distancia entre la izquierda partidaria, institucionalista y electoralista y la izquierda socialmente difusa, queda por detectarse la enfermedad. ¿Qué es lo que está en crisis o la generó? Después de haber señalado el proceso general de la luchas de clases en el apartado anterior cabe preguntarse si no existe un crisis de proyecto. ¿Qué proyecto? ¿El proyecto de la Revolución Democrática de 1988 o su versión más institucionalista que se desarrolló a partir de 1997 o el proyecto de Nueva Izquierda que se vuelve totalmente dominante después de 2006? ¿Se trata de tres variantes de una misma línea política fundamentalmente institucionalista o de una progresiva deriva hacia el institucionalismo exasperado de Nueva Izquierda?

La descomposición del perredismo que arranca ya de tan lejos que puede confundirse con su misma trayectoria histórica se presenta fundamentalmente como moral, como una progresiva pérdida de valores a costas de un correspondiente aumento de corrupción, en los sentidos amplio y restringido de la palabra. Al mismo tiempo, y sin negar la profundidad de lo anterior, si de izquierda estamos hablando, es decir de un proyecto de transformación social, y no solo del clivaje honestidad/corrupción, la crisis del PRD es política en toda la amplitud de la palabra.

flores 13Desde la reforma de 1978 que legalizó a las izquierdas socialistas abriéndoles la puerta de la participación electoral, pero de forma acelerada a partir de 1997 cuando empezó a ocupar espacios de gobierno, los énfasis y los acentos se fueron recorriendo del uso instrumental de la democracia electoral y representativa para visibilizar y promover la lucha de clases que sostenían las izquierdas socialistas al uso clientelar de la organización popular como plataforma para sostener candidaturas y garantizar reservas de votos. De ser un recurso para sostener el antagonismo, la participación electoral desató un circulo vicioso de producción y reproducción de la subalternidad. El institucionalismo, con su corolario de electoralismo, se convirtió en el rasgo que caracterizó la forma del partido, sus prácticas y tendencialmente también su discurso, la matriz que le confirió un inequívoco rasgo subalterno tanto por su subordinación frente a otras fuerzas (políticas y económicas), como porque impulsa la conservación de las estructuras de dominación y, por lo tanto, la perpetuación de la condición de subalternidad que las caracteriza.

La crisis del PRD es, por lo tanto, una crisis del institucionalismo de izquierda. Una crisis que se manifiesta inclusive en sus propios parámetros ya que, salvo en el DF, este giro no permitió alcanzar los resultados electorales ni logró una duradera penetración institucional, elementos que eran presentados como los objetivos de cara a los cuales se justificaba el vuelco electoralista y la paulatina y consiguiente desizquierdización en aras de promover una alianza interclasista.

A pesar de los resultados electorales decepcionantes, la disputa por la penetración institucional dejó paulatinamente de ser una mera cuestión táctica, se asentó como fin estratégico y pasó a ser un elemento constitutivo, la razón de ser de la existencia de una fuerza política inexorablemente institucionalizada en su concepción de la política y del cambio social, aunque mantuviera, hasta cierta fecha, alguna base social organizada y uno que otro lazo con organizaciones y movimientos populares.

A lo largo de su historia el perredismo en su conjunto fue diluyendo su “diversidad” izquierdista, su contracara movimientista y el alcance transformador del proyecto de revolución democrática en una progresiva deriva institucionalista, electoralista, concertacionista, de conciliación con el gobierno y los dos principales partidos de derecha en México, confundiéndose siempre más con el PRI al incorporar de forma creciente prácticas, tradiciones y cuadros priistas. El PRD terminó pactando su ingreso subalterno a un proyecto partidocrático de dominación política, asumiendo la tarea política de sostener la sumisión de las clases subalternas, subordinando sus intereses a los de las clases dominantes. La transición de un sistema de partido de Estado se orientó paulatinamente al bipartidismo PRI-PAN para culminar en el tripartidismo de Estado al ingresar el PRD al pacto partidocrático. En esta deriva la noción de izquierda terminó siendo simplemente geométrica y por ello sistémicamente aceptable, una distinción formal sin ningún trasfondo real, aséptica, legitimadora y no amenazante, con el único rasgo distintivo, más allá de la episódica retorica nacionalista anti-privatizadora, de una mayor atención hacia la política social, como ocurrió con los gobiernos capitalinos, sin que ello implicara rebasar el asistencialismo que caracterizaba los políticas públicas priistas pre-neoliberales.

Es cierto que Morena surgió en contraposición con varios aspectos de la deriva institucionalista encarnada por Nueva Izquierda y que sostiene posturas que, en varios puntos substanciales, la distinguen (más progresista, más nacional-popular, más basista-movimientista, más opositor, más atento a la cuestión ética, etc.).

Al mismo tiempo, es evidente la oscilación o ambigüedad según los escenarios y los interlocutores de los discursos y las prácticas de un movimiento cuya base social es, en varios lados, genuina expresión organizada de las clases subalternas pero la mayoría de los cuadros y la dirigencia provienen de grupos y fracciones formadas en el PRD, muchos de ellos con antecedentes en el PRI.

En 2010, en vísperas del surgimiento de Morena sugerí que esta nueva organización drenaba el alma política e histórica del PRD4, el proyecto de revolución democrática, dejándolo como cascarón, como sigla que podía sobrevivir nominalmente pero que moría substancialmente en tanto se vaciaba de su sentido político e histórico.

En este sentido, si bien es cierto que Morena está avanzando un proyecto político sensiblemente distinto al de Nueva Izquierda, al mismo tiempo, en sus elementos ideológicos fundamentales, en particular el institucionalismo como marco y horizonte político, no deja de ser el del PRD histórico y, en este sentido, no rompe con la lógica de una revolución democrática acotada a los marcos institucionales vigentes, no sale del circulo de reproducción de la subalternidad.

Morena, aunque muchos, en particular Cuauhtémoc Cárdenas, no quieren reconocerlo, intenta refundar el PRD o, si se prefiere, actualizar este proyecto histórico, con la única diferencia de un perfil plebeyo y de base más marcado, de un discurso más confrontacional y de un menor peso interno de cuadros y grupos con relativa independencia del liderazgo carismático. Por lo demás, en lo substancial, no hay mayores diferencias ideológicas ni de proyecto.

Al margen de sus aspectos coyunturales, la crisis de fondo que aflora en la coyuntura es una crisis del proyecto histórico en su conjunto y, por ello, la recuperación de la pureza de los orígenes que evocan tanto Cárdenas, explícitamente como López Obrador implícitamente5, parece insuficiente para ofrecer una salida a la altura de las circunstancias, que implica una refundación de la izquierda como fuerza antagonista y antisistémica que se nutra fundamentalmente de procesos de politización, organización, movilización y radicalización.

Considero por lo tanto que, a la luz de un avanzado proceso degenerativo y del acontecimiento precipitador de la desaparición de los 43, se cerró definitivamente el ciclo histórico iniciado en 1988, un ciclo protagonizado por una forma determinada de la izquierda mexicana. Frente al fin del ciclo, que sin duda como todo proceso histórico puede durar unos años, lo que se abre es un necesario e inevitable proceso de refundación de la izquierda que implica, aún en medio de inevitables elementos de continuidad, fuertes dosis de ruptura y de discontinuidad que, desde mi perspectiva, no pueden ser procesadas desde los espacios partidarios existentes, sus cuadros, sus coordenadas ideológicas y sus culturas políticas. Aunque es posible que estos espacios no desaparezcan e inclusive, en el caso de Morena, crezcan y prosperen electoral e institucionalmente, el grado de discontinuidad que se requiere para superar la crisis tendrá que emerger de un factor nuevo, posiblemente generacional. Dicho de otra manera, una izquierda antagonista y antisistémica que corresponda a la crisis sistémica, tanto política como socio-económica, solo puede surgir desde el exterior del perímetro sistémico en el cual se colocó históricamente el PRD y siguen colocándose sus distintos herederos novizquierdistas o posperredistas que sean.
EL ANTAGONISMO COMO OPORTUNIDAD

Aunque no se compartan sus posturas y hasta se les atribuyan más o menos graves responsabilidades políticas, la crisis histórica de la izquierda institucionalista y subalterna es objetivamente un dato negativo porque debilita el campo popular y, como señalé en el primer apartado, es consecuencia –y no solo causa- de una serie de derrotas acumuladas por el movimiento popular en su conjunto. No cabe duda de que estaríamos infinitamente mejor si fuera el institucionalismo de la izquierda subalterna el proyecto político dominante en el país. Al mismo tiempo, su crisis deja un vacío que despeja el terreno y abre una ventana de oportunidad.

Como ya señalamos, en medio de la persistente subalternidad, en México es recurrente la emergencia de expresiones socio-políticas de antagonismo, de ciclos de movilización y radicalización, como el que caracteriza las actuales protestas por la desaparición de los 43 normalistas que –además de su valor humanitario- son un recurso de valor inestimable porque en el torrente de las luchas se forjan experiencias, fuerzas y posturas de las cuales se puede nutrir un proyecto de izquierda antagonista y antisistémica, una izquierda cuya construcción puede y tiene que arrancar de los elementos fecundos que habitan nuestro presente.

Antagonista en cuanto surge y se retroalimenta de luchas franca y abiertamente antisistémicas que, en la configuración sistémica mexicana actual, implica una postura antineoliberal y antipartidocrática –es decir adversa a lo dos niveles sistémicos, económico y político, del esquema de la dominación en su formato actual-, no forzosa ni plena o inmediatamente anticapitalista, aunque el anticapitalismo sea, pueda o deba ser un ingrediente necesario que opera en el trasfondo de los procesos concretos y sirve de referente y orienta como horizonte emancipatorio.

Para que el potencial antagonista que se expresa en la movilización y la lucha social actual en México cristalice en una alternativa política antisistémica, es necesario, como es obvio, revertir la tendencia a la dispersión, canalizar la politización generacional en un proyecto que tenga densidad y durabilidad organizacional, partiendo del núcleo de activismo estudiantil pero transcendiéndolo, incluyendo sectores de las clases subalternas organizadas o susceptibles de ser organizadas, en una estructura federativa que permita procesar las diferencias pero articular en torno a ideas y prácticas comunes que permitan sumar fuerzas.6

Solo la presencia prolongada de un actor socio-político plural pero articulado, surgido de este ciclo de movilización pero que se mantenga en el tiempo, puede evitar que esta coyuntura desemboque en un escenario conservador o en otro francamente reaccionario o, lo que es más probable, una combinación de ambos, de reacomodos cupulares y dosificadas pero contundentes medidas represivas.

Solo la intervención de una voluntad de izquierda puede aprovechar la coyuntura de inestabilidad del régimen una crisis de consenso que no de hegemonía (que nunca tuvo ni se propuso tener al asumir la agenda neoliberal) y orientar un improbable pero posible desenlace progresista. Improbable porque implicaría revertir abruptamente la inercia de los últimos años y las tendencias y los patrones anteriormente señalados, requeriría una modificación substancial de la correlación de fuerzas a partir de la irrupción de un movimiento cuya cualidades son difíciles de darse, en particular en el actual contexto mexicano, después de tantas derrotas y tantas retiradas hacia prácticas resistenciales, incluida la debilidad de la izquierda subalterna que hubiera podido ser un recurso transitorio, para una hipótesis de gobierno de transición. Improbable pero posible, no por invocaciones utópicas sino porque, como nos demuestra el movimiento actual, la historia de la lucha de clases y del antagonismo político no terminó y las posturas antisistémicas se mantienen vivas bajo las cenizas en tiempos de resistencia para resurgir, como aves fénix, cuando vuelven a arder las brazas y se enciende, politiza y radicaliza el conflicto social.

En este sentido, un escenario tendencialmente progresista podría ser no tanto la improbable caída de este gobierno y su substitución con otro de signo opuesto, sino el desplazamiento de los equilibrios políticos generales, el arranque de un proceso de construcción de nuevas formas de organización sociales y políticas de las izquierdas antagonistas y antisistémicas que operen como contrapoder7, que hagan contrapeso real y permanente e inauguren otro periodo, revirtiendo el de las derrotas que enumeramos en la primera parte de esta reflexión, un periodo de acumulación de fuerzas.

Esto depende de muchos factores, no todos al alcance de la voluntad militante de los activistas, que es, no obstante, una condición necesaria, la variable subjetiva sin la cual no habría ni movilización, ni crisis de régimen como tampoco crisis de la izquierda subalterna y, por ende, no valdría la pena de escribir y de leer estas páginas. Pero, a pesar de tantas derrotas acumuladas, aquí estamos y esto indica que vale la pena pensar en la crisis y el antagonismo como oportunidad.

“Je ne suis pas marxiste”

“Je ne suis pas marxiste”: Michael Heinrich
11/05/2015 Deja un comentario Go to comments

Whoever visits the grave of Karl Marx at Highgate Cemetery in London encounters a gigantic pedestal upon which a gigantic bust of Marx is enthroned. One has to look up at him. Directly under the bust, “Workers of all lands unite” is written in golden letters, and further down, also in gold, “Karl Marx.” Below that, a simple, small headstone is placed within the pedestal, which names without pomp and gold those buried here: besides Karl Marx, there is his wife Jenny, his grandson Harry Longuet, and his daughters Eleanor and Helene Demuth, who led the Marx household for decades.

Marx selected the plain headstone himself after the death of his wife. Showing off was not his thing. He explicitly asked for a quiet funeral restricted to a small circle. Only eleven people took part. Friedrich Engels was able to prevent plans by the German Social Democratic Party to erect a monument to Marx at the cemetery. He wrote to August Bebel that the family was against such a monument, since the simple headstone “would be desecrated in their eyes if replaced by a monument”. (MECW 47, p. 17)

Around 70 years later, nobody was left to protect Marx’s grave. The present monument was commissioned by the Communist Party of Great Britain and unveiled in 1956. Only cemetery regulations prevented it from being even bigger. The Marxists had asserted themselves against Marx.

“Je ne suis pas marxiste,” stated Marx, rather annoyed, to his son-in-law Paul Lafargue, when the latter reported the doings of French “Marxists.” Engels had circulated this statement numerous times, including in letters to newspapers – definitely for public consumption. Marx’s distance from Marxists is also expressed in other comments. When he stayed in France in 1882, he wrote to Engels that “the ‘Marxistes’ and ‘Anti-Marxistes”’ […] at their respective socialist congresses at Roanne and St-Étienne” had “both done their damnedest to ruin my stay in France.” (MECW 46, p. 339)

In any case, Marx did not aspire to “Marxism.” But not only that; when the German economist Adolph Wagner was the first to deal with Marx’s theory in his textbook and wrote of Marx’s “socialist system,” the latter, outraged, noted in his marginalia that he had “never established a socialist system.” (MECW 24, p. 533) “Systems” and worldview “isms” were never his thing. One looks in vain for statements in which he stylizes himself as the founding father of an “ism.” Besides seeing himself as a man of the “party” (by which he meant not a specific organization, but rather the totality of forces struggling against capitalism and for social emancipation), Marx saw himself as a man of science. Capital, which he regarded as “the most terrible missile that has yet been hurled at the heads of the bourgeoisie (landowners included)” (MECW 42, p. 358), he counted among the “scientific attempts to revolutionize science.” (MECW 41, p. 436) The emphasis on “scientific” is Marx’s. And, when Marx wrote in the foreword to the first volume of Capital, “every opinion based on scientific criticism I welcome” (MECW 35, p. 11), that was not simply rhetoric. Marx was fully aware of the provisional nature and fallibility of scientific assertions. “De omnibus dubitandum” – “everything is to be doubted” – he wrote as an answer to the question as to his life’s motto in a fashionable questionnaire that his daughter had presented to him. The enormous mass of manuscripts that he left unpublished, and the to some extent considerable revisions of already published texts bear witness to the fact that he did not exempt his own work from such doubt. In the history of Marxism, this work was often dealt with in a different manner.

Historically speaking, the popularizations among Engels’ later works, above all his Anti-Dühring, constituted the point of departure for the construction of “Marxism.” But it’s somewhat one-sided to to make Engels into the “inventor” of Marxism, as the publishing house Propyläen did when they gave the German translation of Tristram Hunt’s Engels biography the subtitle “The Man who Invented Marxism.” The original English edition has the more accurate title “The Frock-Coated Communist.” It was only under pressure from Bebel and Liebknecht that Engels confronted in the 1870s the views of the German university lecturer Eugen Dühring, who was increasingly winning adherents in German social democracy. Since Dühring claimed to have assembled a new comprehensive “system” of philosophy, history, economics, and natural science, Engels had to follow him into all these areas, but not without emphasizing in the preface that his text “cannot in any way aim at presenting another system as an alternative to Herr Dühring’s “system”” (MECW 25, p. 6) But this hint was of no use. Historically, Anti-Dühring became the point of departure for precisely that “system” that became famous under the name “Marxism.” Its first important representative was Karl Kautsky. Until the first World War, Lenin also followed it without any critique.

Whereas Engels still made fun of Dühring’s claim to a “final and ultimate truth” (MECW 25 p. 28), now such a pretension, along with all the fantasies of omnipotence based upon it, was made by many Marxists: “Marxist doctrine is omnipotent because it is true.” The flattenings invested in social democratic Marxism before the first World War were continued in the Marxism-Leninism that became a canonical doctrine in the Soviet Union after Lenin’s death.

Just to be clear: my intention is not to discredit every analytical and political achievement of Kautsky, Lenin, and many other Marxists. If one wishes to evaluate these achievements, one has to take each case individually. What I’m talking about are those philosophical simplifications that are presented as “Marxism,” those mixtures of simple materialism, bourgeois ideas of progress, and vulgar Hegelianism which are presented as “dialectical materialism” and “historical materialism” – terms that one seeks in vain in Marx’s work.

Now, modern, enlightened, undogmatic Marxists will immediately object that cults of personality aren’t their thing, and that the old, dogmatic Marxism isn’t either. Only their own enlightened standpoint should count as “Marxism,” everything that is unpleasant – from determinist conceptions of history to the reduction of gender relations to a “secondary contradiction” to the Stalinist gulag – is supposed to have nothing to do with the true, real Marxism. However, if one asks what constitutes real Marxism, the air suddenly becomes thin, and that’s not a coincidence. If one attempts to substantively flesh out the term “Marxism,” one is necessarily confronted with a dilemma. If one inserts too much content, then the determination becomes too concrete and easily ends up contradicting subsequent science. “Lysenkoism” is only the most well-known example of this. But if one leaves thing at a vague, general level, then there is a danger that what is presented as Marxism remains at the level of platitudes: everything real is material, history develops through contradictions, etc.

For some Marxists, Georg Lukács counts as the one who cut the Gordian knot. Even if some individual results of Marx’s theory proved to be false, according to Lukács, his “method” remained: maintaining “materialist dialectic” as a research method was supposedly the core of “orthodox Marxism.” Even disregarding the fact that there is little agreement among Marxists as to what actually constitutes this dialectical method that people so readily speak of, it’s also not any kind of real recommendation for a method to cling to it even if it leads to incorrect results. I’m in no way contesting that there are reasonable concepts of materialism and dialectic. However, I doubt that one can put together the foundations of an ontology or an all-encompassing method from them.

If one cannot offer a substantive determination of Marxism, there always remains the possibility of using the term in a purely descriptive way. Thus, one definition for the keyword “Marxism” is that “Marxism encompasses all practices which in the last 150 years positively, or in the sense of a continuity, refer to the works of Karl Marx as well as the authors and activists who have subsequently referred to Marx.” A few sentences later, there is talk of the “harassment of Marxism at the hands of Stalinism and Fascism.” Apparently, Stalinism is not counted as part of Marxism, although it definitely positively referred to “the works of Karl Marx,” and most contemporaries never doubted that Stalinism was part of Marxism, among them not a few critical spirits, such as Ernst Bloch. If one retroactively excludes Stalinism from Marxism, understood in a descriptive sense, then one proceeds in a manner no different from Stalin, who also attempted to erase those who fell out of grace from historical records and old photographs.

The fact that it’s not easy for Marxists to determine what “Marxism” actually is, is also Marx’s fault. One has to admit, he didn’t make it easy for them. His work consists not only of a number of texts that he published, but also numerous manuscripts that were unpublished in his lifetime. All of the fundamental theoretical projects that Marx pursued remained unfinished. Unpublished manuscripts such as the “Economic and Philosophical Manuscripts” of 1844 or the omnibus from 1845/46 that became known as “The German Ideology” are unfinished and fragmentary. Many of the published texts are either provisional summaries, such as the “Communist Manifesto” of 1848, or are part of unfinished projects such as the first book of the “Contribution to the Critique of Political Economy” (1859) or the first volume of “Capital.” (1867/1872) Political analyses such as the 18th Brumaire (1852) or “The Civil War in France” (1871) deal comprehensively with their respective topics, but the theory of the state and politics that Marx aspired to are touched upon only implicitly and incompletely. Marx not only left behind one unfinished project, he left behind a number of unfinished projects. No wonder that the discussion of these projects, their respective range, their gaps, and their relationship to each other has provided rich material for debate, and still does.

Furthermore, Marx’s posthumous works were only published little by little (and are still being published). Every generation of readers was confronted with a different oeuvre of Marx, and on multiple occasions in the 20th Century, it was proclaimed that now – finally – one would get to know the real Marx. However, the posthumous works were usually strongly revised by the respective editors before publication. That was already the case for the second and third volumes of “Capital” published by Engels, and it’s even more so the case for the “Economic and Philosophical Manuscripts” and “The German Ideology” published in the 1920s and 1930s. The texts of Marx and Engels were published for the first time completely and without such editorial interventions in the second “Marx Engels Gesamtausgabe” (MEGA) published since 1975, but at the moment only half of it abides.

In the historical development of the various Marxisms, however, the texts of Marx and Engels play a limited role anyway. Early on, people were satisfied with a few striking formulations, such as that about history always being a “history of class struggles”, or of “communism” as “the real movement that abolishes the present state of things.” The contexts in which Marx made these statements, and how they might have been modified by later developments of Marx’s theory – were of less interest. For Marxism, Marx was not interesting as a thinker who was constantly learning and developing his theoretical conceptions, but rather as somebody who produced final truths – “Marxism.”

Many modern, enlightened Marxists also maintain a certain distance toward an exact engagement with Marx’s work. Frequently, it is emphasized that one does not wish to “conduct philology,” but rather deal with Marx politically. Not infrequently, however, the distancing from philology serves primarily the goal of maintaining undisturbed one’s own notion of Marx’s theory and Marxism. If, for example, one refers with regard to the concept of praxis in the Theses on Feuerbach, which many regard as the central concept of Marx’s theory, to the specific context of the debate with Feuerbach and the Young Hegelians, which robs the Theses on Feuerbach of their status as a foundational document, or if one emphasizes that in the case of the “Communist Manifesto,” Marx’s actual engagement with capitalism begins afterward and even rejects some of the theses of the manifesto, then one does not make many friends. The same is the case if one notes that not every statement in “Capital” is carved in stone, that for example there are indications that in the 1870s, Marx might have regarded more critically the “law of the tendency of the rate of profit to fall” formulated in the 1864/65 manuscript of the third volume of Capital. Then this is all decidedly too much “philology.”

Again, to be clear: the fact that the critique of capitalism is not exhausted in philology is banal. However, the fact that if one wishes to work with Marx’s concepts, one has to first appropriate them critically and not just in a superficial textbook manner, is just as banal. But more often than not, it is precisely such a critical appropriation that is lacking.

One final point: among critical social scientists, and in particular the Assoziation für kritische Gesellschaftsforschung [Association for Critical Social Research – translator’s note], Michel Foucault enjoys a certain popularity. His analyses of the relationship between power and knowledge are enthusiastically referred to. However, Marxists – even the modern, undogmatic ones – have a hard time conceiving of Marxism as just such a power-knowledge complex. At the conference organized by the AkG, Marxism as a means of domination was not a topic of discussion.

It was discussed with regard to Marxism in the GDR. But it’s not just Stalinism and the history of authoritarian communist parties that belong to this topic, where the history of Marxism is always also a history of exclusion and domination. In left groups and in university seminars in the West, the supposed certainties of “Marxism” also produced numerous demarcations between that which was considered “still” or already “no longer” Marxist, what was included or excluded from discourses and social practices.

Even if some would like to think so, the microphysics of power do not stop where (western) Marxism begins. The “short summer of academic Marxism” (Elmar Altvater) that existed in West German universities in the 1970s, and which some still miss, was to a large extent a pseudo-prosperity which rested upon discursive effects of power. In order to demonstrate that one was cutting edge, one knew – regardless of what the topic was – to at least throw in a short reference to “the contradiction between use value and exchange value.” A lot of analyses of Marx’s theory and subsequent contributions building upon it were composed in this period that are worth reading, but also a huge amount of nonsense.

Marx himself, in any case, did not seek final certainties. He was far more interested in the critical business of undermining certainties in order to open up new spaces for thought and action – in which it’s not immediately clear what the correct result will be.

In contrast to the “Marxism” that Marx rejected, with its identity-defining certainties, this critical, unfinished Marx has an extremely stimulating and subversive effect. Which of his analyses and concepts are useful, what can help to change the world, and what can’t, is not fixed for all time. One will always have to constantly discuss and make new judgements: “De omnibus dubitandum.”

Fuente: libcom.org

La actuación durante la guerra (septiembre 1969)

LA ACTUACIÓN DURANTE LA GUERRA (por Saúl)

¨A ¨ – Examen Documental Septiembre de 1969

EXTRACTO.

Distinguimos 6 fases principales:
1º.) Ante los primeros incidentes, del 14 al 24 de Junio;
2º.) Ante la agravación de la situación ultima semana de Junio;
3º) Durante el enfilamiento hacia la agresión armada. Las dos primeras semanas de Julio.
4º) Durante la agresión armada, del 19 al 29 de Julio.
5º) Durante la ocupación territorial armada del 19 al 29 de Julio.
6º) En los días inmediatos posteriores, hasta el 6 de agosto de 1969.

I-

Durante la primera fase, al presentarse los primeros incidentes serios, la actuación de los organismos de dirección fue en lo fundamental correcta , clara y estaba enmarcada dentro de nuestra línea de principios: la lucha contra el régimen antidemocrático, contra sus provocaciones y planes antipopulares, contra sus represiones, contra la penetración y sojuzgamiento por el imperialismo; por la organización y movilización del pueblo contra tales acciones y planes, y por sus demandas y necesidades inmediatas, como medio para elevar su conciencia e incorporarlo a la lucha por los objetivos revolucionarios; la atención al problema de los compatriotas expulsados de Honduras y sobre el problema de los que quedaban en ese país. Asimismo, sobra la necesidad de unir a los pueblos en la lucha contra el enemigo común: el imperialismo y contra los respectivos explotadores; las oligarquías y los gobiernos impopulares en que se sostienen.

Podemos observar que fundamentalmente dentro de esta línea de conducta se desenvolvió la orientación y la actuación del partido desde el 14 de Junio, cuando comenzó a cobrar conciencia de la gravedad de los incidentes que estaban siendo organizados y atizados por la reacción en ambos países (en El Salvador, a través de MEDRANO, LA MANO BLANCA Y LA ORDEN; y en Honduras, a través de la mancha brava), hasta los días 23 o 24 más o menos, cuando fueron cobrando fuerza las vacilaciones.

II-

Durante la última semana de Junio, a medida en que fue ascendiendo la campaña de prensa y radio, incendiarla del odio y venganza nacionalista, en respuesta a los atropellos y crímenes que se cometían en Honduras ( como resultado de la campaña anti salvadoreña y de odio chovinista atizada allí por la reacción, situación que determinaba la llegada al país de millares de salvadoreños expulsados en masa del territorio hondureño) y a medida en que prendía en el ánimo de amplias masas la campaña de odio y chovinismo estimulados por la reacción y que prendía el oportunismo en los partidos de oposición burguesa y pequeño burguesa, fueron acrecentándose las vacilaciones en el seno de la dirección del partido y las presiones a fin de acomodar nuestra actuación a la ascendente marea que estaba convirtiendo en histeria nacionalista colectiva. La última semana de Junio fue, en lo que respecta a la dirección, un periodo de profundas vacilaciones, en el que se crearon las condiciones para un viraje de nuestra línea, no solo en aspectos tácticos sino también en cuestiones estratégicas y para hacer a un lado principios irrenunciables que norman nuestra conducta revolucionaria interna o internacional proletaria, para acomodar nuestra línea a la corriente chovinista en auge.

III-

A principios de Julio, cuando el gobierno orienta sus planes y preparativos directos hacia la guerra de agresión contra Honduras, acompañando esos preparativos militares con pintas de encubrimiento en el terreno diplomático y con la preparación psicológica saturadora de la mente de la población basada en los lemas de unidad nacional para la defensa de la patria¨, es el momento que marca el viraje de nuestra línea para acomodarla a la ¨necesidad¨ que planteaba la campaña reaccionaria de defender la patria y la integridad territorial, cortina tras la que se mueven los preparativos de agresión. De esta manera, nuestra actuación se pone a tono con la situación interna, que las fuerzas reaccionarias necesitan crear para lanzarse a la guerra de agresión contra honduras.

IV-

Durante los cinco días de guerra 14 al 19 de Julio, ese acomodamiento práctico a la acción bélica se puso de manifiesto con toda evidencia, al negarse la dirección a cumplir su deber de orientar al pueblo, negándose a señalar el carácter de la guerra concreta desatada por el gobierno y el ejército salvadoreño contra Honduras; a denunciar el carácter agresivo de esa guerra, a llamar al pueblo a la lucha contra dicha guerra. La negativa en un momento histórico decisivo, a orientar al pueblo respecto a la guerra de agresión, representó un inapreciable servicio a las acciones de los agresores; que vieron asegurada su retaguardia, al abstenerse la organización revolucionaria del proletariado de denunciar ante las masas el carácter criminal de sus acciones.

V-

Consecuencia directa de tal posición es la negativa a denunciar, durante el periodo del 19 al 29 de Julio, el carácter de la ocupación de una parte del territorio hondureño y de las acciones contra la población civil de esas regiones, realizadas por el ejercito salvadoreño. Eludiendo el problema fundamental en ese momento histórico del contenido de esa ocupación , se creyó encontrar el sesgo ¨revolucionario¨ a la situación, asiéndose a la ilusa posibilidad de transformar la guerra de agresión en guerra de toda la nación contra el imperialismo a través de la lucha anti OEA, orientando a las masas hacia una actitud firme de no retirada de las tropas de los territorios ocupados; posición que en el fondo hacía el juego a los sectores ultra reaccionarios del ejercito que deseaban continuar y profundizar la aventura militar haciéndose fuertes en los territorios ocupados. Con la justificación ¨revolucionaria¨ de la permanencia de tropas en dichos territorios, se justificaron, de hecho, las acciones que condujeron a tal ocupación: la guerra de agresión.

VI-

Del 1º. Al 6 de agosto, con el regreso de las tropas, se alimenta el descontento en las masas por el retiro, y se alimentan ilusiones en cambios ( sin contenido revolucionario) que este gobierno debe hacer para que la sangre derramada no haya sido en vano. Tales son los principales jalones de la actuación del P. en esta importante periodo.

I- EN LA SITUACION DE MEDIADOS DE 1969

Nuestro partido ha tenido una línea clara y comprensible, basada en la línea general que trazó el V congreso y conformada en los documentos de preparación del VI congreso, que parte de los principios del Marxismo Leninismo aplicados a las condiciones concretas de nuestro país y de Centro América , en lo que se refiere a la lucha de nuestros pueblos contra sus enemigos comunes y, especialmente contra el imperialismo yanqui, enemigo fundamental; contra las oligarquías internas y los gobiernos antidemocráticos; y por las comunes tareas revolucionarias; en la estrecha solidaridad internacional basada en el internacionalismo proletario.

Estos principios leninistas son como la estrella polar que nos orienta en la más difíciles y complejas condiciones de la opresión imperialista y de las clases dominantes internas y que nos permite orientarnos hacia la unión de las fuerzas de los pueblos en beneficio de la revolución y salirle al paso a todos los planes criminales del imperialismo y de las clases dominantes en que se apoya. El alejamiento u olvido de estos principios nos hace caer en las más lastimeras desorientaciones y en los más horribles errores y equivocaciones.

Tal línea fue en lo fundamental aplicada consecuentemente por nuestro partido y por las organizaciones populares que reciben nuestra influencia, al ocurrir, los primeros incidentes graves que reavivaban el conflicto entre los gobiernos de Honduras y El Salvador. Bien sabido es que estos gobiernos antidemocráticos y camarillas militares neofascistas, teniendo como fondo la agudización de graves problemas económicos y políticos de las clases dominantes de ambos países, desde hace algunos años vienen organizando y utilizando incidentes de diversos genero para encender el odio entre los pueblos de Honduras y El Salvador, para crear un animo de nacionalismo excesivo entre las masas, una historia belicista que les permita desarrollar sus respectivos planes reaccionarios. Eso sucedió con los incidentes fronterizos de 1967 y eso ha estado sucediendo con las esporádicas y sistemáticas expulsiones de Salvadoreños de Honduras.
Con motivo del primer juego de futbol realizado en Tegucigalpa, el 8 de Junio de 1969, se estimuló allí el animo nacionalista , y ya en esa ocasión ocurrieron algunos incidentes anti-salvadoreños.

Los planes provocativos de ambos gobiernos estaban a punto de ser echados a andar. La CIA, a través de sus agentes, encendió la mecha: el agente principal de la CIA, el criminal José Alberto Medrano, movilizando a ORDEN y MANO BLANCA organizó e instigó graves ataques multitudinarios contra los jugadores y aficionados Hondureños los días 14 y 15 de junio en San Salvador y durante su regreso a Honduras, y encendió la mecha del conflicto.

La otra mecha fue encendida por López Arellano (antiguo motorista de la agencia de la CIA en Honduras, y por consiguiente, agentes de su confianza) lanzando a los agentes miembros de la MANCHA BRAVA (cuerpo armado civil del Partido Nacionalista, que tiene como núcleos dirigentes a los agentes del servicio especial) contra los salvadoreños que viven en Honduras, e incitando a las turbas a hacer lo mismo, incendiadas de odio por la bien acoplada campaña de prensa y radio. Se pusieron en ejecución los planes reaccionarios del imperialismo, de la oligarquía terrateniente e industrial y del gobierno de López Arellano, y comenzaron a llegar a El Salvador millares de humildes campesinos y obreros expulsados violentamente, relatando cuadros conmovedores de persecución y terror.

El P. adoptó una actitud fundamentalmente correcta y valiente, guiado por su línea que ha estado basada en los principios Leninistas, e influyó positivamente en la actitud de las fuerzas de izquierda: denunció los planes de ambos gobiernos y camarillas militares, denunció a los provocadores, previno al pueblo contra el peligro de dejarnos arrastrar por la campaña chovinista, de odio y belicismo; llamó a ambos pueblos a unir sus fuerzas en la lucha contra sus enemigos comunes.
He aquí muestras de las expresiones de la aplicación de una línea clara, correcta, comprensible y orientadora:

a) Fragmento de la valiente denuncia formulada por Schafik Jorge Handal, el 20 de junio de 1969: ¨………………..son numerosísimas las personas que saben que muchos miembros de la ORDEN del interior del país estuvieron siendo reconcentrados en San Salvador por ordenes de Medrano, desde unos días antes de la llegada de los hondureños y también se sabe que muchos de esos miembros de la ORDEN estuvieron al frente de grupos que en la carretera apedrearon los vehículos con placa hondureña que se dirigían hacia esta capital. Casi nadie ignora, por otra parte, que Medrano tiene una fuerte influencia y hasta autoridad sobre el Director de un conocido periódico que estuvo sosteniendo una campaña de instigación del odio de la fanaticada deportiva en contra de los hondureños….Aquí en El Salvador no ha sido tradicional el anti-hondureñismo.

Todo lo contrario, la actitud general del pueblo siempre ha sido fraternal y sin discriminaciones hacia los hermanos hondureños, con los cuales nos unen lazos de sangre: sangre derramadas juntos bajo las órdenes del glorioso Morazán por la causa unionista y en lucha por las ideas liberales, contra el conservadurismo y el oscurantismo de la aristocracia dominante del siglo pasado; sangre y sudor gastados juntos, hondureños y salvadoreños, en las bananeras de la United Fruit Co. Etc. Por eso es que ahora resulta verdaderamente criminal que se haya aprovechado el fanatismo deportivo para envenenar con el odio a dos pueblos hermanos. Al gobierno Hondureño esto le viene de perlas porque está enfrentando hoy fuertes y justos movimientos sociales ( huelga de los maestros, entre otras) y la fuerte acción del Partido Liberal que ha lanzado la idea de formar un ¨frente único de posición¨……A Medrano también le viene de perlas este doloroso e irracional enfrentamiento entre los pueblos hermanos, porque le permite acusar a los comunistas y acusar de comunistas o de ayudante de los comunistas a sus opositores, dentro y fuera del gobierno, dentro y fuera del ejercito, del clero, etc. No es secreto que quiera deshacerse de muchos de sus opositores¨……
Con gran claridad y sentido orientador se pronunció también el Dr. Fabio Castillo en vibrante carta pública a los pueblos de El Salvador y honduras de fecha 16 de Junio. He aquí algunos pasajes: ¨los pueblos de Honduras y El Salvador han tenido una verdadera y tradicional hermandad, la mas franca y sincera de Centroamérica…….Esa hermandad ha sido cínicamente deteriorada por los gobiernos de los últimos 3 años, para servir sus intereses de política bastarda…….gobernantes inescrupulosos y carentes de capacidad para dirigir a sus pueblos los han incitado a odiarse y, en pate solamente , los pueblos han caído en la trampa, por la radio y la prensa, en aquel momento, se dio información inexacta y tendenciosa como lo han vuelto a hacer en los días recientes…

En estos sucesos ha jugado papel capital la información inexacta, en gran medida tendenciosa premeditada….!pueblos de El Salvador y Honduras! Esta es la triste situación a la que algunos gobiernos usurpadores, han llevado a dos pueblos hermanos en solo tres años. Dócilmente los pueblos han caído en la trampa y han sido llevados a odiarse ciega o inútilmente. Es importante que ambos pueblos oigan las voces sensatas que se levantan, tanto en Honduras como en El Salvador, que llaman a entenderse y respetarse.

Es absurdo e imposible que las victimas luchen entre sí y se aborrezcan en vez de luchar contra sus verdaderos enemigos. Preciso es que los dos pueblos vean a la luz del día la causa real de la situación de hostilidad existente.

Al caer la mascara de los creadores, de los fomentadores de odio entre los pueblos hermanos, aparecerán con claridad, los rostros impopulares de los Julios Rivera, los López Arellano, los Fidel Torres, los Rank Altamirano, los Medrano y de todos los testaferros de las oligarquías nacionales. Despertad, pueblos de El Salvador y Honduras, ved a vuestros verdaderos enemigos. El enemigo del pueblo hondureño es el mismo que el del pueblo salvadoreño.

Uníos para conquistar vuestra libertad económica y política. Libres tendréis justicia, educación y verdadero deporte¨.

De la misma manera, fundamentalmente correcta y orientadora fue la posición de la FUSS y de la FESTIAVTSCES ante los incidentes entre Honduras y El Salvador¨, emitida en esos mismos días declaran : que tenemos conocimiento que poderosos intereses económicos y políticos tanto en Honduras como de El salvador vienen exacerbando el odio entre ambos pueblos y empujándolos a una lucha fratricida, como lo hicieron antes con el hermano pueblo de Guatemala; que círculos ultraderechistas, valiéndose del partido de football sostenido entre las oncenas de los dos países están explotando un falso nacionalismo para su propio beneficio…..Que rechazan ese nacionalismo reaccionario y antipopular, y reiteran su posición de luchar por un nacionalismo popular, progresista y de mutuo beneficio para ambos pueblos , basado en la unidad y solidaridad de los sectores populares, especialmente, de la Clase Trabajadora, en la lucha común contra poderosos intereses anti-obreros, enemigos de los pueblos y por ende opuestos a su superación material y espiritual.

Denuncian que la tradicional fraternidad y unidad entre los pueblos de Honduras y El Salvador pretenden destruirla las ya mencionados oscuros intereses, con menoscabo de los derechos e intereses… de los dos pueblos….Emplazan al Gobierno de la Republica para que proporcione EFECTIVA AYUDA a todo los Salvadoreños extrañados, para que resuelvan sus problemas.

Expresan su decisión de agotar sus mejores esfuerzos por derrotar los planes de los círculos ultra-derechistas de Honduras y El Salvador, desarrollando la unidad combativa y la solidaridad entre los pueblos y clase trabajadora de ambas naciones para el logro de sus caras aspiraciones. Informamos que nos estamos dirigiendo a la Clase Trabajadora y al pueblo salvadoreño en general, para realizar la Gran Campaña de solidaridad y brindarles apoyo moral, material y económico a nuestros hermanos salvadoreños victimas de los negros objetivos de la ultra-reacción de Honduras y El Salvador, expulsados de la tierra que viera nacer a FRANCISCO MORAZAN. Símbolo inmarcesible de la UNIDAD POPULAR CENTROAMERICANA….se pronuncian por la UNIDAD NACIONAL de todos los sectores populares y progresistas para salvaguardar tanto los intereses de los trabajadores y pueblo de Honduras y El Salvador, como instrumento que garantice la soberanía nacional, las libertades públicas y sindicales y para el arreglo pacífico del conflicto, basado en el respeto mutuo de la dignidad y de los sentimientos nacionales; rechazamos desde ya cualquier planteamiento o posición, venga de donde venga, enfilado a resolver el litigio internacional por medio de la fuerza, hacia donde se dirigen los planes ultraconservadores y ultra reaccionarios, pues no son ellos los que irán al confrontamiento en caso que lograran cristalizar totalmente sus planes, sino los obreros de la ciudad y del campo, los campesinos, los estudiantes y demás sectores populares, de Honduras y El Salvador, los que en caso de un choque armado derramarían su sangre y no los grupos interesados en profundizar el conflicto, que esperan la máxima ganancia económica y política a costa del sufrimiento de los pueblos. En el agravamiento del conflicto están interesados estos grupos, y no los pueblos, ni los trabajadores, con la unidad de todas las fuerzas democráticas y progresistas debemos echar por tierra las criminales pretensiones de los enemigos de los pueblos de Honduras y El Salvador.
¡VIVA LA UNIDAD DEL PUEBLO DE HONDURAS Y EL SALVADOR! ¡VIVA LA UNIDAD DE LA CLASE TRABAJADORA!!!

Qué diferencia en estos planteamientos, responsables claros y orientadores, respecto a los ¨vibrantes¨ llamamientos que pocos días después harían diversas organizaciones revolucionarias llamando al pueblo a la defensa de la integridad territorial llamando al pueblo a hacer los máximos sacrificios, hasta el derramamiento de su sangre (lo que involucra también el llamado a derramar la sangre de los obreros y campesinos hondureños, en defensa de la patria).

En este mismo espíritu internacionalista, que a su vez responde a los fundamentales intereses del pueblo de El Salvador, así como a los del pueblo de Honduras, estuvo inspirado el hermoso ¨Llamamiento de fraternidad de mujeres Salvadoreñas a las mujeres Salvadoreñas, a las Mujeres Hondureñas¨ que: salió con fecha del 30 Junio de 1969, que fue elaborado varios días antes. Después de excitarlas a que luchen en su país contra la política de atropellos a los salvadoreños impulsada por el gobierno de Honduras, que aliados con sectores poderosos que siempre han sido enemigos del progreso de nuestros pueblos, pretende dividirlos cortando los tradicionales lazos de estrecha amistad que han mantenido los pueblos de Honduras y El Salvador. El llamamiento termina diciendo ¨Nosotros debemos de rechazar indignadas, el falso nacionalismo que trata de distraer a nuestros pueblos de sus problemas fundamentales, evitando así que se unan en una lucha común por una vida mejor, las mujeres, que somos creadoras de la vida, no debemos permitir en ningún momento se desate una guerra fratricidia, en donde nuestros seres queridos vayan a morir en una lucha injusta que solo beneficiaria a los opresores de ambos países. Es por esta razón que les hacemos este fraternal llamado.

¡LUCHEMOS JUNTAS POR LA PAZ Y LA FELICIDAD DE NUESTROS PUEBLOS!
¡VIVA LA AMISTAD DE LOS PUEBLOS DE HONDURAS Y EL SALVADOR!!

También ¨Opinión Estudiantil¨ cumplía en esos momentos un importante papel orientador: con valentía desenmascara a los autores de la guerra y sin vacilaciones llamaba al pueblo a luchar contra la guerra y contra los explotadores de ambos pueblos.

En titulares desplegados de primera página ¨ENTRE LOS PUEBLOS, PAZ GUERRA A LOS EXPLOTADORES DE HONDURAS Y EL SALVADOR¨. En un pasaje de ese artículo, se prevenía contra ¨EL PELIGRO DE LA GUERRA¨. La crisis explosiva que en estos momentos existe entre Honduras y El Salvador es exactamente lo que los grupos más reaccionarios de nuestros dos países habían venido buscando crear desde hace mucho tiempo. Esta crisis mientras más se mantenga y tanto peor si degenera en un choque armado entre las dos naciones, sólo puede servir a la extrema reacción de los dos países, la que desea distraer a los pueblos de la lucha por la conquista de un régimen de justicia y libertad. Por otra parte, si la guerra desgraciadamente estallara los que irían a derramar su sangre en los campos de batalla no serían los señoritos privilegiados de las clases dominantes sino que serían los hombres del pueblo, de Honduras y El Salvador.
Finalmente, vale la pena tener muy en cuenta, por parte de todos nosotros. Cual sería suerte que correrían esos muchos millares de salvadoreños que siguen viviendo en Honduras. ¿Se cree, acaso sensatamente, que con un conflicto armado va a garantizarse la vida y los bienes de todos estos compatriotas inocentes? ¿No se ve que, por el contrario, un conflicto armado sería precisamente de tremendas consecuencias para esos salvadoreños?………¨

Finalizaremos, citando parte del EDITORIAL de esa misma edición titulado: ¨REFLEXIONES UNIVERSITARIAS SOBRE EL GRAVE CONFLICTO¨. Después de exponer el problema de los millares de compatriotas que están siendo expulsados de Honduras dice: ¨por supuesto, es correcto demandar en el terreno diplomático amistoso, garantías para los salvadoreños que viven en Honduras y que están expuestos a los atropellos derivados de una irracional exacerbación de los ánimos. De la misma manera, todos los Salvadoreños como lo estamos haciendo ya los estudiantes universitarios debemos ir en auxilio practico, eficaz- con medicinas, alimentos y vestidos – a acoger de nuevo en la patria a los connacionales que regresan víctimas de la persecución, afligidos por su suerte, pero al mismo tiempo debemos hacer todos los ciudadanos de este país, y en primer término los sectores democráticos y revolucionarios, es comprender el fondo de lo que está sucediendo y no dejarnos llevar, a nuestra vez, por impulsos irreflexivos, ni por nacionalismo mal entendidos… Este camino que se está siguiendo y su desenlace en la forma de un choque frontal entre nuestras dos naciones, es lo más contrario a los intereses de nuestros pueblos y lo que más puede convenir a las clases opresoras internas, a los gobiernos antidemocráticos y a los monopolios norteamericanos enemigos de nuestros pueblos. Nuestros pueblos sufren hambre y miseria, explotación y opresión a manos de las oligarquías criollas y de los grandes monopolios norteamericanos.

Sufren igualmente regímenes militaristas antidemocráticos, instaurados desde hace muchos años. El interés de estos pueblos es liberarse de esa situación, conquistar gobiernos democráticos, ser dueños de sus destinos, alcanzar la verdadera independencia y lograr la máxima comodidad material. ¿Puede alguien creer que mediante la enemistad y, peor aún, la lucha armada entre los pueblos de Honduras y El Salvador, van a resolver su situación actual y a convertir en realidad sus grandes ambiciones históricas? ¡Es absolutamente absurdo! la enemistad y la violencia entre los pueblos solo pueden ser útiles a sus enemigos comunes: la reacción interna y el imperialismo norteamericano. La desunión entre estos pueblos solo puede servir, igualmente, para que los dos sigan explotados indefinidamente, para que gobiernos militaristas antidemocráticos sigan encaramados en el poder, para que el imperialismos norteamericano mantenga esclavizadas a nuestras naciones. Nada de lo que ha sucedido hasta ahora nos puede convencer a los estudiantes universitarios salvadoreños de que el pueblo de Honduras es enemigo de El Salvador. Por el contrario, eso que ha sucedido hasta hoy nos demuestra claramente que es la reacción imperante en estos países la que se empeña en enemistar a los pueblos, para su propio provecho. Por lo tanto, entendemos que contribuir a enemistar a nuestros pueblos, es servirle a la reacción hondureña y salvadoreña. Y que, a la inversa, luchar por la amistad y la fraternidad entre los pueblos hondureños y salvadoreños es contribuir a la verdadera causa de la liberación de nuestras naciones hoy oprimidas.

He allí los planteamientos que se hacían en los días posteriores al agravamiento de la situación entre los dos países. Ellos orientaban al pueblo en una posición de principios fundamentalmente correcta, revolucionaria, patriótica e internacionalista.
Es posible, y hasta cierto punto natural, que en ellos no tuvieran todavía muy elaboradas las soluciones al problema de los salvadoreños en Honduras, y que no contemplara todo el cuadro de contradicciones que se podía generar o se estaban generando en el campo enemigo. Pero teniendo, como tenia, la orientación básica correcta, tal línea era capaz de complementarse, pulirse y enriquecerse, sin necesidad del abandono de los principios básicos marxistas leninistas, sino, teniendo como requisito fundamental la cada vez más firme y consecuente defensa y aplicación de tales principios. Estos planteamientos partían del hecho de que nuestros pueblos tienen enemigos comunes, que esos enemigos son, el enemigo fundamental común es el imperialismo yanqui; luego las oligarquías de ambos países, los gobiernos antidemocráticos, las camarillas militares ultrarreaccionarias que desde hace años se imponen en ambos países a base de terror y sangre sobre sus pueblos.
Que tales enemigos básicos de nuestros pueblos tienen contradicciones internas que si por un lado es necesaria aprovecharlas, por otra debe hacerse desde posiciones de principios, ya que ellos no cambian su ausencia fundamental reaccionaria. Que contra esos enemigos, los dos pueblos, así como todos los otros de Centro América deben unirse y luchar. Que nuestros pueblos tienen objetivos revolucionarios comunes, que conducen su lucha en la presente etapa hacia la revolución nacional liberadora, agraria, democrática y popular, en camino al socialismo. Que las clases enemigas y sus gobiernos reaccionarios son los que estimulan el odio y la separación entre nuestros pueblos, precisamente para evitar que se unan y de esa manera postergar el triunfo de su revolución; que son ellos los que están fomentando la guerra, que solo a sus intereses favorecería , pero que en cambio ocasionaría graves males a nuestros pueblos, que se desangrarían en aras de los intereses de sus explotadores; que en ambos países son las clases dominantes y especialmente sus sectores más reaccionarios los que están fomentando el nacionalismo burgués y la historia belicista, para apoyar en ese sentimiento masivo sus planes; que sobre esa base están impulsados ambos gobiernos un apoyo popular, formando a su alrededor la llamada Unidad Nacional, que por un lado distraería a las masas de sus luchas concretas y por otro, daría la base social a la ejecución de los planes reaccionarios. Esta posición desenmascaraba valientemente a los provocadores e incendiarios de la guerra y llamaba a la unidad combativa de ambos pueblos en la lucha contra sus explotados comunes. Al mismo tiempo llamaba a la solución correcta del problema de los salvadoreños expulsados y de los que quedaban en Honduras.

II- DURANTE LA ULTIMA SEMANA DE JUNIO

Tal fue la orientación clara y sin innecesarias sinuosidades sostenida por las fuerzas de izquierda en la primera fase de los sucesos, desde el 14 de junio de 1969. Lamentablemente , desde los primeros días después del 20 de junio; a medida en que iba subiendo el tono y virulencia de la campaña chovinista de la prensa, que utilizaba hábilmente el hecho objetivo de la llegada de millares de compatriotas expulsados de Honduras; a medida en que se encendía el ánimo nacionalista entre las masas y el odio entre los dos pueblos; a medida en que cuajaron las acciones oportunistas del Partido Demócrata Cristiano y demás partidos de oposición burguesa y pequeño-burguesa, que se colocaron detrás del gobierno formando el FRENTE DE UNIDAD NACIONAL, con lo que creaban el apoyo social que el gobierno necesitaba para desarrollar sus acciones de agresión; a medida en que tales ánimos oportunistas se extendían a los sectores de profesionales y de los profesores universitarios; las influencia de los ánimos incendiados de las masas por la propaganda chovinista y de los sectores burgueses y pequeño burgueses fue calando en una parte de la dirección nacional del partido, especialmente vinculada a los medios profesionales y académicos de la universidad, provocando serias vacilaciones y deseos de acomodar y diluir la firma política de principios en la ola predominante de chovinismo y oportunismo que se movía al compas de la batuta ideológica del gobierno.

La política de ablandamiento de la línea de firme aplicación de los principios proletarios internacionalistas se puso de manifiesto, apareciendo los sesudos argumentos de que ¨sería dogmatismo¨ seguir aplicando esa línea (basada en los principios). Que ¨ya es incompleta, que no registra el contenido de los sucesos¨, que ¨no registra las distintas contradicciones en juego, que la situación se está modificando rápidamente, casi de día en día y una línea así impide actuar con la agilidad necesaria; que no debemos quedarnos atrás de las masas (incendiadas por el animo nacionalista reaccionario); que ¨podemos quedar aislados de ellas¨, etc.

Pero en nombre de la necesaria¨ complementación¨ ,¨ actualización¨ y ¨enriquecimiento¨ se presionaba por una revisión a fondo de la misma, para desatenderse de los principios básicos estorbosos y amoldarse a la nueva situación predominante y , lo que ocurrió no fue el ¨enriquecimiento¨ sino el viraje brusco en la línea política que la alegó en cuestiones básicas, de la línea fundamental que rige a nuestro partido y, al final de los finales , resultó amoldando nuestro proceder a las necesidades de la guerra de agresión.

Tal proceso doloroso de vacilaciones ocurrió de manera evidente en el interior de la dirección nacional del partido, entre más o menos 23- 24 de Junio al 29 del mismo mes. En ese lapso, entre los embates de las vacilaciones entró el partido en ¨crisis de línea¨. Del 23 al 30 de junio no pudo el partido como tal dar a conocer su posición al pueblo a través de ningún pronunciamiento escrito. Las dudas atenazaban a los miembros de la Dirección uno tras otro eran aprobados, y luego desautorizadas ya cuando estaban en prensa, los pronunciamientos de la C.P. ( por que ¨no reflejaban toda la situación¨, o porque ¨la situación había cambiado porque se ¨metía en un solo saco a todos los sectores gobernantes¨) y la culminación flamígera llegó, cuando se ordenó quemar toda la edición del manifiesto: ¨POR UNA SOLUCION JUSTA AL CONFLICTO ENTRE HONDURAS Y EL SALVADOR¨, que llevaba al pié llamas que consumieron dicho manifiesto, simbolizaron al paso a una línea diferente, y bajo sus cenizas quedaban ´por envejecimiento¨ algunos de los principios fundamentales del leninismo, para dar paso a su revisión ¨creadora¨ que permitiría proclamar la línea de la defensa de la patria y de la integridad territorial. Sin embargo, a pesar de las vacilaciones todavía en la plaza publica ( en los mítines realizados en esos días) en las reuniones estudiantiles y sindicales los planteamientos correctos aparecían aun , aunque ya retorcidos por nuevos planteamientos que después preponderarían y que respondían mas de lleno a los ´sentimientos¨ chovinistas que impulsados por la reacción, ganaban terreno rápidamente entre grandes masas. Ya en ese ambiente caldeado por el nacionalismo burgués la línea correcta pegaba poco entre las masas saturadas de propaganda reaccionaria.

He aquí algunos párrafos del manifiesto del P.C.S. Firmado por la C.P. Incinerado por acuerdo de la misma. Por ellos será posible ver, los cambios de fondo ocurridos después:
¨……..En ambos países, pues, son los grupos de la peor reacción, los enemigos jurados de ambos pueblos, los sirvientes incondicionales de los imperialistas norteamericanos, los anti-patriotas, los que están levantando la bandera de un patriotismo falso para empujar a los pueblos a un enfrentamiento que ya ha hecho correr la sangre y que, de llegar a peores extremos, dejaría huellas profundas, difíciles de borrar…….

Frente a la situación planteada, se ha formado un llamado Frente Unido del gobierno con el PPS, el MNR y el PDC., sobre este hecho queremos decir algunas primeras palabras.
Nos parece que los partidos de oposición, especialmente el PDC, han dado un paso apresurado que se está prestando para fortalecer a un gobierno inepto y le está dejando las manos libres para hacer una demagogia galopante sobre su ¨disposición a defender la dignidad nacional y sus promesas de que dará trabajo a todos los salvadoreños que regresen de Honduras. Todos sabemos que este gobierno ha sido incapaz de emprender reformas siquiera minúsculas para aliviar los problemas del país y así resulta que la crisis económica ha ido agravándose y en campos y ciudades aumenta inconteniblemente el ejército de desocupados. Si este gobierno, pues no ha podido asegurar trabajo a los salvadoreños que vivimos aquí, se comprende que miente en una forma descarada cuando afirma que va a proporcionar a los millares que regresan.

Más todavía: esa alianza de alguna manera le hace el juego a Medrano el que como vivimos antes viene desarrollando un papel muy activo en el agravamiento de las tensiones entre El Salvador y honduras. El MNR y el PDC en distintos momentos ha atacado a Medrano; pero ahora, con su alianza con el gobierno, están facilitando a aquel que continúe siendo el poder tras del tino y hasta que, en un determinado momento, pueda jugarse una carta aventurera para aparecer como héroe nacional.
(Ahora todo el mundo puede ver qué importante hubiera sido que tal señalamiento, sobre lo que significaba la alianza con el gobierno, se hubiera hecho público en ese momento)
Prosigue el manifiesto ¨En una crítica que consideramos oportuna, nosotros subrayamos aquí que los mencionados partí dos de oposición podían y debían haber hecho más por su pueblo manteniéndose fuera del pacto con el gobierno. Advertimos igualmente que, dentro del pacto, podrán verse arrastrados a cualquier clase de aventura que estén tramando tras bambalinas los verdaderos instigadores, que tienen” sus propias ambiciones y proyectos con lo cual aquellos partidos, aparecerán como “él escudo político y el instrumento de confusión para grandes masas de nuestro pueblo.

Es cierto que; en estos momentos es necesaria una gran unidad nacional, pero lo que se necesita en la unidad de todas las fuerzas democráticas y progresistas que formamos la aplastante mayoría de la nación, incluyendo a los elementos demócratas qué hay dentro del gobierno y de su partido, dentro de la Iglesia y aun dentro del Ejército. Esa es la verdadera unidad nacional, para beneficio popular. El pueblo no necesita una unidad “nacional” en torno de un Presidente de la Republica que apoya su mando en un criminal como Medrano y que no tomará nunca ninguna medida que afecte a “los intereses de la oligarquía y el imperialismo, las fuerzas que ahora oprimen y explotan a la nación. Insistimos en lo que hacen falta es una unidad nacional popular, en torno de los intereses del pueblo, de la defensa de la independencia económica y política del país, para frustrar los planes reaccionarios de lanzar a pueblos hermanos unos contra otros una . Ratificación por parte de esos partidos de oposición una orientación justa de parte de todas las fuerzas democráticas y populares, son absolutamente necesarias y pueden todavía ser llevadas a la práctica, en bien de nuestro pueblo, en bien del pueblo hondureño, en bien de los puebles de Centroamérica, en bien de la causa esencial de la transformación de este atrasado e injusto Sistema social y político en que vivimos.

• “LA UNICA SALIDA JUSTA Por los millares de salvadoreños que están regresando al país, es necesario y apremiante hacer lo, indispensable, hay que ayudarlos a resolver sus problemas de comida, de alojamiento, de salud, dé vestido, etc . Es urgente también ayudarlos moralmente, ayudarlos a comprender lo que está pasando, ayudarlos a ellos a todo el pueblo a comprender quienes son los verdaderos culpables de esta situación, es necesario impedir a toda costa que su doloroso caso se convierta en bandera de agitación para que los enemigos de nuestros pueblos esos que no tienen escrúpulos Para vender a la patria todos los días a los intereses del imperialismo y acatan todas las órdenes que les llegue del norte -aparezcan ahora como campeones del “patriotismo como “salvadores de la dignidad nacional” y nos arrastren a un choque militar o a realizar aquí actos de revancha en contra de los hondureños residentes. Hay que tener bien claro que, en caso de un conflicto armado, ido serán esos instigadores de aquí ni de allá los que aran al campo de batalla, sino que serán los trabajadores, Vistiendo el uniforme de soldados, los que irán a partirse el pecho por una causa que no , es la suya, por unos intereses que no son los suyos; sino precisamente por unos intereses que son los de aquellos que más los explotan y oprimen en ambos países. Como partido de la Clase Obrera, el PARTIDO COMUNISTA DE EL SALVADOR condena con todas sus fuerzas los planes reaccionarios y criminales que están en marcha para enfrentar sangrientamente a dos pueblos hermanos llama a todos los trabajadores y al pueblo entero a no dejarse embaucar . Como Partido de la clase obrera, Partido COMUNISTA DE EL SALVADOR hace y hará todo lo posible para que la energía combativa de los trabajadores y del pueblo se vuelque en la lucha para liberarse de la explotación y de as opresión de la Oligarquía interna y contra la opresión y la explotación de los imperialistas yanquis; hace y hará los mayores esfuerzos para que la energía combativa de los trabajadores y del pueblo se vuelque en esta lucha solidarizándose con la lucha que libran los trabajadores y los pueblos hermanos contra sus opresores y explotadores, incluyendo entre ellos a los trabajadores y al pueblo hermano de Honduras.

Bueno es tener en cuenta estas palabras que se consumieron en las llamas para calibrar a través de las mismas la verdadera actuación del partido en las siguientes fases de la guerra, a partir del viraje en la línea.

Puede apreciarse hasta qué grado llegaban ya las vacilaciones en el seno de la Comisión Política; al comprobar que consignas tan precisas, claras y movilizadoras, ya no pudieron salir en un manifiesto del partido de la Clase Obrera!

El manifiesto termina exigiendo: “que sea solucionado el actual conflicto por medio de la negociación y que tomen urgentes medidas con ese fin; que no “se permita de ninguna manera una intervención unilateral, de los Estados Unidos¨. La Comisión Política del Comité Central del Partido Comunista de El Salvador. Junio 26 de 1969.”

El transite del mes junio al de julio, marco el momento preciso del brusco viraje en la línea de nuestro partido.

III-DURANTE EL PERIODO DE LA PREPARACION DESPLEGADA DE LA- GUERRA DE AGRESION (1o. al 13 de julio de 1969).

El pronunciamiento del 2 de julio de 1969, firmado por la C. P. del C.C. expuso al pueblo la nueva orientación, radicalmente diferente en algunos, de sus aspectos fundamentales de la línea que el Partido había venida sosteniendo. En él ya no se formulaba la critica a los partidos de oposición burguesa y pequeño burguesa por su apoyo al gobierno y por su seguidismo oportunista, sí no que, al contrario, el partido se sumaba también al apoyo “condicionado¨ al gobierno de Sánchez Hernández y daba por anticipado el apoyo categórico a la guerra en caso de que llegara a estallar.

Entre una y otra posición había una distancia como del cielo a la tierra. El internacionalismo proletario quedaba arrinconado hasta otra ocasión más propicia, Paro el partido, probablemente ya no podría quedar aislado de las masas, ni a sus miembros podría colgarse el sambenito de ¨traidores a la patria”, Pero ahorremos: palabras. He aquí dos pasajes del Pronunciamiento, que caracterizan la nueva posición.

»3- Una cuota de responsabilidad le corresponde al gobierno salvadoreño entero, presidido por el General Fidel Sánchez, por la situación que ha llegado a plantearse.. y ni una sola medida para aliviar siquiera esa situación. Sin embargo es de advertir que ante la crisis surgida con Honduras, en el gobierno de Sánchez Hernández predomina en este momento una actitud correcta de buscar una solución negociada, esta actitud nosotros la apoyamos, de la misma manera que luchamos en contra de quienes, como Medrano, están buscando a toda costa la guerra con Honduras para servir sus propios fines políticos y desatar la represión contra los sectores democráticos salvadoreños.

4.- El camino de la guerra a que nos quieran llevar los López Arellano, los Medrano y sus secuaces, solo pueden beneficiar a los reaccionarios rabiosos y a sus representantes…, No OBSTANTE, si A PESAR DE NUESTROS ESFUEZOS Y DE LOS ESFUERZOS DE LAS GRANDES MAYORIAS DEMOCRATICAS Y CONSCIENTES, LA GUERRA ESTALLA, DEBE DESDE AHORA SABERSE QUE NOSOTROS LOS COMUNISTAS Y LOS SECTORES POPULARES QUE INFLUENCIAMOS, SABREMOS CUMPLIR NUESTROS DEBERES DE PROLETARIOS Y DEMOCRATAS, LUCHANDO CON LAS ARMAS EN LA MANO PARA DEFENDER LA INTEGRIDAD TERRITORIAL al mismo tiempo que para desbaratar los planes de los López Arellano, los Medrano y compañía, y para defender, en fin, todos aquellos derechos fundamentales que interesan a las grandes mayorías en su conjunto…………¨

“:,….SI LA GUERRA ESTALLA…….. “ Cómo resuenan ahora estas palabras en los oídos de cada comunista! Qué vergüenza más grande cayó sobre nuestro partido en un momento histórico tan importante! SI LA GUERRA ESTALLA ya nosotros los comunistas estamos desde ahora uncidos a su carro; enrumbados en el camino de la guerra de agresión que preparan las clases dominantes de nuestro país.

Esa es la posición más descarnadamente reaccionaria y que más hace el juego a los planes de los incendiarios de guerra. Ni siquiera está velada por las disquisiciones teóricas acerca de las distintas clases de guerra, que en el interior del partido se intenta hacer, sino que es la orientación categórica y clara : se reconoce que la guerra es el camino que las clases dominantes, y especialmente sus sectores ultrarreaccionarios están impulsando que sólo puede beneficiar a ellos y que en cambio traería enormes daños a nuestro pueblo; pero se resuelve que, a pesar de ello, si LA GUERRA ESTALLA, nosotros lucharemos con las armas en la mano por la “integridad territorial”….
No se trata de cualquier guerra sino de esta guerra, que está siendo impulsada por los sectores ultrarreaccionarios de ambos países y que causara tantos daños a los puebles. Se trata de esta guerra, sin importar su contenido.

LA LINEA ESTA PROCLAMADA…. La orientación para el pueblo y las organizaciones populares está dada ………… y esta no viene a ser una voz aislada, inofensiva , no es como un relámpago que cruza el horizonte sin nubes; sino que surge en el momento en que atruena la propaganda-ultrarreaccionaria, llamando a todos los sectores del pueblo a unirse trae el gobierno en defensa de la “integridad territorial¨, en “defensa de la patria”, consignas tras las que se esconden sus preparativos directos de agresión armada. Surge en un momento en que, sacudidos por las oleadas de nacionalismo exaltado, un sector tras otro (comenzando por Los económicamente poderosos) grupo tras grupo, asociación tras asociación, pueblo tras pueblo se van uniendo tras el gobierno expresándole su pleno apoyo frente a la ¨necesidad” de defender la »soberanía nacional y la integridad territorial”. Surge en un momento en que grandes masas se encontraban bajo los efectos de la historia chovinista como nunca había ocurrido, atizado por los sectores más reaccionarios. Surge en un momento en que, precisamente por eso, ara más necesaria y urgente que nunca la voz orientadora de las organizaciones revolucionarias que ayudan a contrarrestar en algo esa locura colectiva. Surge en el preciso instante en que el Ejército, pone en marcha decididamente la rueda de sus cañones hacia las fronteras en vías a la invasión armada. Al siguiente día, 3 de julio, el incidente de “El Poy¨, organizado por el ejército de El Salvador, inicia la fase de aplicación de tales planes, e impulsa el próximo belicista colectivo.

Mas, veamos un poco los tortuosos caminos por los que hay que trajinar cuando ya los principios están hechos a un lado y cuando el despeñadero de los equilibrios y desequilibrios oportunistas.

Cuesta trabajo creer que la orientación dada al pueblo en forma escrita y oficialmente por el partido NO RFLEJABA EN SU INTEGRIDAD LOS DIVERSOS MATICES QUE CONTENIA LA LINEA QUE SE ADOPTO EN EL PARTIDO a fines de Junio y principios de Julio, y que normaba el lineamiento interno. Es decir que exponía una línea diferente a la línea que en el Partido se estaba manejando, En este último no se hablaba tan abiertamente de que ¨si la guerra estalla”, si no que se trataba de caracterizar distintas clases de guerra posibles, distintas situaciones posibles, y se trataba de dar instrucciones sobre la conducta que debería de seguirse frente a esas situaciones bélicas posibles. Pero se consideró que un lineamiento así no era conveniente darlo a conocer a las masas, porque en ese momento “ellas no lo comprenderían”, y que entonces era más “táctico” dar a conocer a las masas un planteamiento más acorde con sus sentimientos “patrióticos” como era de que “si la guerra estalla” había que luchar con las armas en la mano por la “integridad territorial”.

No encuentro palabras para calificar tal acción frente a las masas que están a punto de ser enviadas como carne de cañón, a destruirse en una guerra malvada, que sólo favorece a los enemigos del pueblo. Y no es porque crea que la línea que se adoptó a finales de junio (en reunión del 29 de junio del C.C, ampliado) como resultado de las vacilaciones pequeño-burguesas, fuera cualitativamente más correcta que ésta (la que se manejaba en el partido era más velada, con análisis “dialécticos” y presentada con mayor apariencia “marxista¨ y, por consiguiente más peligrosa aun para las masas avanzadas. Y la del manifiesto era más descarnadamente reaccionaria), sino sencillamente, por lo que significa ese hecho como conducta frente al pueblo, en un momento tan importante para sus intereses vitales, y además, por lo que significan las razones por las cuales se dio tal lineamiento al pueblo.

Conste, que fuel único lineamiento escrito que el pueblo recibió oficialmente del partido en todo el período de preparación de la guerra de agresión, durante y después de la misma, por lo menos hasta el 6 de agosto. Por tanto fue la única línea válida para el pueblo durante ese período, si es que a la Dirección nacional le merecen seriedad y respeto las orientaciones colectivas que en nombre del partido se imparte oficialmente al pueblo.

Tal lineamiento fue reafirmado públicamente en los días, de la guerra, al reproducirse dicho pronunciamiento en “la verdad” No. 82 que, aunque por razones técnicas de continuidad tenía fecha de segunda quincena de junio, fue editado efectivamente a mediados de julio. Ningún otro pronunciamiento escrito oficial del partido, dirigido al pueblo, fue emitido, permaneciendo sin variar la orientación oficial del partido al pueblo, dada en dicho documento, sin embargo, la línea adoptada estaba contenida con más detalle en un documento titulado “La posición del P.C.S.- Frente al conflicto hondureños salvadoreño. Análisis del Problema. La vía justa de solución”, que fue editado en la Edición extraordinaria de la “verdad” (83) hasta el 15 de julio (cuando ya se había desatado la guerra) y que fue distribuido dentro del partido cuando la guerra ya había cesado. Esta edición fue exclusivamente para membresía del partido y no para su distribución fuera de él.

En el periodo de pre-guerra la C.P., sobré la base de la nueva línea política adoptada; elaboro un instructivo mimeografiado para su distribución entre las bases, que contenía indicaciones sobre las diferentes situaciones prácticas que podrían presentarse en el proceso del conflicto. Tal instructivo fue Conocido limitadamente y muchas bases se quedaron sin tener referencias del mismo.

I- El Instructivo comenzaba reconociendo que la guerra que preparan los gobiernos de Honduras y de El Salvador es una Guerra Injusta por los intereses de clase que en esencia representan ambos gobiernos ¨, y señala el camino de la lucha por UNA SOLUCION JUSTA PARA EL CONFLICTO POR LA VIA DE LAS NEGOCIACIONES, el camino por agrupar al pueblo en torno de una PLATAFORMA DE CAMBIOS Y DE UN FRENTE POPULAR, camino que es al mismo tiempo el de la laucha contra esta guerra injusta que está en preparación . Luego, señala que pueden haber tres variante y que la “C.P.¨ ha elaborado los tres esquemas tácticos siguientes. El orden de los lineamientos en estos esquemas no es casual, sino que indica la prioridad que habrá que darles en la aplicación de la línea; por lo menos en el arranque de esas situaciones:

Esquema de la situación “A”: SITUACION ACTUAL DE PRE-GUERRA

I- Lucha por una justa solución negociada y rechazo de toda aventura guerrera.

II.- Lucha por los cambios conforme a una plataforma de demandas inmediatas y mediatas.)

III.- Disposición resuelta a participar en la DEFENSA DE LA INTEGRIDAD TERRITORIAL DEL PAIS FRENTE A CUALQUIER INVASOR, Y POR TANTO, PARTICIPAR EN EL PROCESO PREPARATORIO POLITICO-MILITAR en que está enfilado el país , con nuestra propia línea política y organizativa (los subrayados son míos).

Esquema de la situación ¨b¨ ESTALLIDO EVENTUAL DE LAS HOSTILIDADES, YA SEA CON INVASION SOBRE HONDURAS O EN LA FORMA DE GUERRA FRONTERIZA: (El subrayado y las mayúsculas son del texto).

I- No respaldo o inclusive denuncia de esa guerra como injusta lucha por orientar a las masas y rescatarlas del chovinismo, para encausarlas hacia el internacionalismo.
II- Lucha por una justa solución negociada.
III- Lucha por los cambios (conforme plataforma)

Esquema para la situación ¨c¨ EVENTUAL INVASION DE EJERCITO 0 EJERCITOS EXTRANJEROS: (El subrayado y mayúsculas del texto.)

I- Lucha contra la agresión, por la expulsión de los invasores, manteniendo la bandera del internacionalismo.
II- Lucha por una solución justa por la vía de las negociaciones.
III- Reforzamiento de la lucha por la plataforma de cambios.

Junto a estos esquemas para las situaciones posibles, hay una serie de orientaciones tácticas para la situación ¨a ¨ (Pre-guerra), entre las cuales es importante señalar algunas: ¨…..la número 5 Sobre los frentes:
“Fortalecer el FUN , y desarrollar las Comités Populares. Permanecer dentro del FUN, con una posición ofensiva interna y hacia las masas a favor de la justa solución negociada, por las reformas y por el respeto a todo el movimiento democrático. 6- Plantear la posible defensa de la integridad territorial y la soberanía nacional con un contenido clasista: Territorio de quién? ¿Soberanía de quién?.
La defensa necesaria para que el país no sea ocupado, ya que se perderían las conquistas sociales y democráticas y resultarían lesionados los intereses POPULARES. (los subrayados son míos)

En este valioso documento que contiene las instrucciones oficiales de la C.P., a todo el partido, podemos ya desde la primera mirada constatar algunas cosas: en primer lugar la recomendación de luchar por una solución negociada y por cambios, es común los tres esquemas; luego, en el esquema de la situación de pre-guerra, si bien se dice que hay que “rechazar toda aventura guerrera¨ se hace especial hincapié en tener “una resuelta disposición a participar en la defensa de la integridad territorial del país y participación en el proceso preparatorio político – militar en qué esta enfilado el país”. Esa es la instrucción Principal que se da en este periodo de pre-guerra, o sea, cuando la reacción salvadoreña ya está enfilando todos sus preparativos a la agresión armada sobre el país vecino, cuando tiene enfiladas todas las baterías psicológicas en la creación de la mística de la “defensa de la patria” y de la “defensa de la integridad territorial y las baterías políticas, diplomáticas y militares las emplea en preparar la guerra. Ya veremos cómo las organizaciones revolucionarias y democráticas se lanzan con entusiasmo a participar en el ¨proceso preparatorio político militar en que está enfilado el país¨, que era el proceso de preparación de la guerra por parte de la reacción, encubierto con el manto de la defensa contra la ¨agresión¨ de Honduras.

En el esquema, para el caso de que el ejército de El Salvador , invada a Honduras tímidamente se recomienda “no respaldo o incluso denuncia de esa guerra como in justa ………..¨ya veremos cómo se ejecutó esta parte die la línea, cuando los Ejércitos de El Salvador en realidad llevaron a cabo su criminal guerra de agresión.

En el tercer esquema “invasión de un ejército extranjero sobre el Salvador” se recalca más sobre la necesidad de defender la ¨integridad territorial”. Al elaborar los esquemas se tenía conciencia de que la posibilidad de una invasión por parte del ejército de Honduras era una posibilidad muy remota, hipotética, se decía; pero que, sin embargo, era necesario, plantear incluso una posibilidad tan remota, porque es obligación ineludible del partido orientar al pueblo sobre todas las posibilidades que puedan preverse.

En realidad, el planteamiento en tal momento preciso de preparación en gran escala de agresión armada contra Honduras y la orientación a tener “una resuelta disposición a participar en la defensa de la integridad territorial del país y a participar en el proceso preparatorio político militar en que está enfilado el país “ resultó en la- práctica una abierta incitación a sumarse a la locura belicista que se estaba posesionando de extensos sectores del pueblo. Claro, eso tenía por otra parte, evidentes ¨ventajas: hablando a las masas en el mismo lenguaje de la corriente predominante, ¨no nos separábamos de ellas además, y esto no es despreciable ventaja, evitamos persecuciones, estábamos a salvo de que no se nos tildara de ¨traidores¨ y al contrario, podríamos rivalizar en patriotismo ¨desde posiciones revolucionarias¨ con los más exaltados voceros de la reacción.
Grandes ventajas ………pero desde el punto de vista del seguidismo y del oportunismo!.
Como la historia lo ha registrado ya de manera irrefutable, los órganos escritos democráticos y revolucionarios entraron con ímpetu desatado al torrente del patrioterismo histórico, a la estridente orquesta de la ¨defensa de la integridad territorial¨ cuya batuta la llevaba el gobierno en representación de los intereses más reaccionarios que dominan al país.

Así mismo, la consigna de “PERMANECER DENTRO DEL FUN (Frente de Unidad Nacional) organizado en torno al gobierno, vino, a constituir una nueva línea estratégica en la alineación de fuerzas (favorables a éste) que nos colocaba a la cola del gobierno y de las fuerzas ultrarreaccionarias, por más que se dijera que tal permanencia en el FUN tenía una “posición ofensiva’’. ¡ Da lástima ver los “esfuerzos” de mantener una ¨posición ofensiva”, cuando ya se ha cedido en la cuestión fundamental que al gobierno y sectores ultrarreaccíonarios interesa: sumarse a su estruendosa campaña por la “defensa de la integridad territorial’, sumarse (pertenecer) al FUN, que es la formación y consolidación de la base social que las fuerzas agresoras necesitan para lanzarse a la agresión ¡ consolidar la retaguardia del ejército que se prepara a invadir ¡ muy poco ofensiva puede ser la conducta de aquel que ya entregó su alma al diablo!.

Pero pasemos, con la tristeza que es natural, a constatar esta página de vergüenza, esta mancha negra de ¨pre – guerra¨. Para el movimiento revolucionario del país y , especialmente, para nuestro partido.

Veamos el proceso sencillo que se siguió en esa vergonzosa escalada hacia las posiciones guerreristas: Se comienza por levantar (junto a la débil consigna de ¨no respaldo o incluso denuncia de la agresión si parte de aquí) la poderosa y muy ¨actual consigna de la defensa de la patria, con lo que nos colocamos a tono con propaganda de ¨nuestro gobierno que prepara la agresión efectiva bajo la necesidad de ¨defender la patria¨. De allí, el otro paso ya es muy lógico y sencillo: apenas el gobierno declara que Honduras ha iniciado la agresión armada con motivo de los primeros incidentes fronterizos pre fabricados ( para encubrir sus propios planes invasores) , nosotros también repetimos a coro que la agresión hondureña sobre nuestro país ha comenzado. Y declaramos agresor a ese país. Como consecuencia, sin mayor pérdida de tiempo echamos a andar la máquina de nuestro esquema en su letra ¨c ¨ que nos obliga a ser los principales defensores de la patria y de la integridad territorial en caso de una invasión extranjera sobre nuestro país.
Los últimos escrúpulos que pudieran quedar como vestigios del espíritu proletario internacionalista caen como naipes al soplo del sagrado fuego patriótico en defensa de nuestra nación; los diques caen rotos y el torrente del belicismo y patrioterismo se desborda de nuestros organismos democráticos y revolucionarios ayudando ya no solo objetiva sino también prácticamente a la reacción, a engañar a las masas.
El día tres de Julio, un incidente en ¨El Poy¨, que después se comprobó que había sido organizado por el ejército salvadoreño sirvió al gobierno y a la prensa para levantar un estruendoso clamoreo de que El Salvador había sido agredido por Honduras, sonaron las sirenas y los periódicos publicaron ediciones extraordinarias dando a conocer la agresión. El escandaloso truco gubernamental produjo su efecto, conmovió profundamente a diversos sectores de la población, y no bien se habían apagado los ecos de las sirenas, cuando centenares de estudiantes universitarios inflados por la predica belicista de los elementos reaccionarios de la universidad, exigían frenéticamente ir a derramar su sangre en defensa de la patria agredida.
Eso fue el momento culminante en que los revolucionarios se vieron ya definitivamente remolcados por el carro del nacionalismo burgués.
La asamblea Universitaria de la AGEUS tomó acuerdos que enganchaban a los estudiantes al carro belicista del gobierno.
He aquí los resultados del tremendo viraje:
¨Opinión estudiantil sacó una edición urgente al siguiente día con el escandaloso título a toda página¨ ¨AGEUS LLAMA A FILAS¨ produciendo un daño tremendo en diversos sectores del pueblo. El tiraje de esa edición ha sido uno de los más altos en la historia de este órgano estudiantil que siempre había sido un valiente defensor de los intereses del pueblo, incluso en los momentos más difíciles en la vida del país, 25,000 ejemplares sembraron en esta ocasión la confusión en grandes sectores del pueblo, y ayudaron a la ultrarreaccion a inclinar la balanza de los sentimientos populares hacia la guerra.
He aquí algunos pasajes de su llamado a filas:

¨el estudiantado universitario salvadoreño, consecuente con su larga trayectoria patriótica, llena de sacrificios y heroicidades, de actitudes valientes en defensa de la soberanía y dignidad nacional, armado de ardor y animo combativo en los momentos más difíciles de nuestra historia considera, que la agresión perpetrada ayer por el ejército de Honduras constituye una flagrante violación a la integridad de nuestro territorio, y plantea un reto, al cual, responde con una sola enérgica consigna : ¡ A LA AGRESION DEL EJERCITO DE HONDURAS , HAY QUE RESPONDER CON LAS ARMAS EN LA MANO ¡,….. En este momento existe una nueva situación, que demanda una política que siempre continué en la dirección de los planteamientos anteriores, pero que interprete cabalmente la actual situación, que para decirlo en una palabra, es una SITUACION DE GUERRA…….ayer en horas de la tarde el compañero Presidente de AGEUS, Rolando Elías Julián y El Rector de la Universidad, Dr. José María Méndez , respondiendo a una invitación del Presidente de la Republica, asistieron a una reunión de parte del Sr. Presidente con el objeto de conocer informes de parte del Sr. Presidente a cerca de los acontecimientos en la frontera, cuyos resultados han sido divulgados ampliamente por la prensa y radio del país. Al regresar de esa reunión, el Consejo Ejecutivo de AGEUS convocó urgentemente a una Asamblea General Estudiantil, en la cual se tomaron medidas extraordinarias, entre las cuales señalábamos:

I- Integración plena de la Asociación General de Estudiantes Universitarios Salvadoreños (AGEUS)
Al frente de unidad Nacional, constituida por iniciativa del Gobierno de la Republica.

2.- Declarar que las diferencias que el estudiantado tiene con ciertos aspectos de la política del gobierno, en estos momentos pasan a un segundo plano, y que por encima de esas diferencias se impone la unidad de acción, en defensa de los intereses, no de pequeños sectores sociales o grupos partidaristas, sino de toda la nación.

3.-Declarar que en este momento el enemigo irreconciliable de todos los salvadoreños, independientemente de clase social, ideología política o religiosa que cada uno profesa, es el genocida Oswaldo López Arellano, su gobierno y su camarilla militar en el poder.

4.-considerar que en este momento la actitud más consecuente y patriótica de los estudiantes universitarios es el enrolamiento EN LAS FILAS DEL EJERCITO, con un solo propósito: ¡ hacer uso del legítimo derecho de defensa, repeler la agresión del ejército de Honduras, combatir con las armas en la mano al criminal régimen de López Arellano.

Vuelco reaccionario total! Unidad con el gobierno para luchar contra Honduras con las armas en la mano, que ha ¨agredido¨ al país.

Deposición de toda lucha de clases ante esta lucha contra el ¨ enemigo principal ¨de toda la nación ( que no es el imperialismo yanqui) sino que es López Arellano y su camarilla. La lucha revolucionaria debe ceder el paso a esa necesidad…..por de pronto, el deber fundamental de todo ciudadano ( por lo menos de todo estudiante) es enrolarse en las filas del ejército reaccionario salvadoreño , para matar obreros, campesino y estudiantes Hondureños (¨enemigos¨) para ¨defender la patria y la integridad territorial de la ¨agresión¨.

En la misma edición de OPINION ESTUDIANTIL ( EDICION No. 27 primera semana de julio de 1969 ), se dan a conocer los ¨acuerdos de la Asamblea de los Universitarios convocados por la AGEUS. Y celebrada el 3 de julio. De los diez acuerdos veamos 5 que muestran lo extremadamente reaccionarias que fueron esas resoluciones, tomados bajo la presión y batuta ideológica de los sectores ultrareaccionarios de la universidad:
¨2. Que AGEUS pide al gobierno de la Republica usar del derecho de legítima defensa que le confiere el Derecho Internacional para defender la integridad y soberanía de la PATRIA.
3.-Que AGEUS abra inscripción para el enrolamiento militar para los estudiantes universitarios.
4.-Que organice las siguientes comisiones de defensa civil, atención médica y servicios de ingeniería.
5.-Proponer a los miembros del Frente de Unidad Popular la anexión de este al de Unidad Nacional…..
6.-Que AGEUS invite a otras organizaciones a unirse a la posición que ha adoptado el estudiantado universitario…….¨

En otros artículos de la misma edición, se protesta contra dos hojas volantes de la ¨ORDEN y de un COMITÉ DE DEFENSA DE LA DIGNIDAD NACIONAL¨ en la que tales organizaciones fascistas acusan a los comunistas de ser traidores a la patria y dicen que la universidad ha sido convertida por los comunistas en guarida de traidores.
Opinión estudiantil responde en este fragmento del artículo:
Cumplimos con el deber de registrar para la historia ambas hojas sueltas para que nuestros lectores, llegada la hora juzguen quienes han sido los verdaderos traidores a la patria……
Los estudiantes universitarios, en estos momentos de grave crisis nacional, hemos respondido, como un solo hombre al llamado de AGEUS para cerrar filas en torno al Gobierno establecido, dejando a un lado nuestras discrepancias de criterio, para defender la soberanía nacional desatada por el dictador López Arellano, la oligarquía Hondureña y el Cuerpo Especial de Seguridad ( CES) de aquella Republica.

He allí la conclusión: ya no podrán señalarnos como traidores ahora rivalizamos en ¨patriotismo sea en historia belicista con los sectores más reaccionarios del país cerrando filas en torno al gobierno establecido (en torno al cual han cerrado filas también, solo que desde hace mucho tiempo. ¨LA ORDEN, y la Mano Blanca y su jefe Medrano)…… En otro artículo titulado significativamente ¨EN PIE DE LUCHA, EL ESTUDIANTADO DA UN SEVERO MENTIS¨, se dice en una de su parte:

¨es del dominio público que, desde el primer momento el estudiantado salvadoreño respondió al llamado que hacia el presidente de la Republica para socorrer a nuestros compatriotas…….. Es cierto que n las circunstancias actuales, todo salvadoreño debe de deponer su posición política particular, y luchar por la patria en peligro, ya que somos conscientes que nuestro país es el agredido y que el régimen del general Fidel Sánchez Hernández ha tratado últimamente este problema con la seriedad y ponderancia necesaria….¨

Nuestro gobierno, pues, está tratando los problemas con la seriedad y ponderación necesarias y es natural que a un gobierno que trata con seriedad las cosas hay que creerlo en lo que dice, incluso hay que creer a pie de juntillas las enormes mentiras que está tratando de hacer creer al pueblo ( para impulsar sus propios planes de agresión) de que Honduras a agredido a El Salvador, de allí que la opinión estudiantil muestre tanta indignación en otra parte de esa edición, calificando de ¨CINISMO HONDUREÑO¨ , por lo que el Ministro hondureño Tiburcio Carias Castillo envió a la OEA denunciando que no habían sido las tropas hondureñas las que habían agredido a El Salvador, sino al contrario que ¨………el avión de pasajeros que cumplía el vuelo 402 de la empresa comercial hondureña SAHSA. Fue objeto de un ataque por parte de fuerzas salvadoreñas….¨en otra parte de la misma edición, al dar a conocer un boletín hondureño, se ponen los siguientes titulares ¨EL GOBIERNO HONDUREÑO LANZA UN BOLETIN CON RIDICULAS ACUSACIONES.

Una avioneta los amenaza. Nuestros soldados atacan a un Avión Comercial, Ellos son Unas mansas palomas… ¨ Al pie hay una“nota de laRedacción: así se escribe la Historia¨.

Como se ve, el deber patriótico es: defender las mentiras de Nuestro gobierno; convencer al pueblo de que tales mentiras (cortina de humo para la inminente agresión armada contra Honduras) con la verdad …..Naturalmente que algo hay que decir en relacióncon los “ intereses” de ese mismo pueblo a quien se está ayudandoa enviar al matadero,y ese algo, se dice en el EDITORIAL de esaedición: ¨……Ahora que el régimen del general Fidel Sánchez Hernández, se ha visto consolidado con el apoyo de los distintos sectores políticos del país, y ha despertado la Unidad de las fuerzas vivas de la Nación, debe deaprovechar esta coyuntura para efectuar con el apoyo desu pueblo, esas reformas imprescindibles. El paso principal seria la ReformaAgraria. En esa forma, el Presidente de la República, General Fidel Sánchez Hernández, cumple enteramente con su ofrecimientoque el salvadoreño expulsado y vejado por la soldadesca del tirano López Arellano, encontrara aquí, en su Patria, Techo, Pan y Trabajo¨.

Es una bonita yerba para adornar la posición oportunista, y de paso, para proporcionar a Sánchez Hernández , una buena arma para que después este exija la unidadnacional para suprograma reformista orientada por los yanquis…… Unbonito “adelanto¨ de la continuidaddespués de la guerra de una política oportunista y reformista, de parte de los “revolucionarios”.

Es un retroceso en toda la línea……..

Son atendibles los argumentos de que semejante vuelco en el estudiantado y en su órgano de difusión constituyeron un verdadero golpe de estado ideológico dado por los sectores más retrógrados y reaccionarios de la Universidad ……sin embargo, esa misma orientación es apoyada con el mismo entusiasmo e histeriabelicista por nuestra organizaciones revolucionarias en loscomunicadosy periódicos y organismos en los cuales la Dirección del partido determina y no ha perdido ni un momento su control….

Echemos una hojeada al No. 3 de “JUVENTUD“1ª. Quincena de julio de 1969. “Periódico¨ al servicio de la juventud y del pueblo salvadoreño. Órgano de la Federación de Estudiantes Revolucionarios FEUR y Uniónde Jóvenes Patriotas UJP.”

En el artículo de fondo “UNIDOS CONTRA LA AGRESION” se da el pleno apoyo” a las medidas acordadas por la Asamblea de Universitarios del día 3 de Julio, medidas, que tienen por finalidad preparar al estudiantado y a los jóvenes engeneral para el caso de
que el conflicto armado llegue a ser inevitable”.

¨…………ESTAMOS DISPUESTOS, se agrega, A EMPUÑAR LAS ARMAS PARA RECHAZAR TODA AGRESION CONTRA NUESTRO PAIS Y PARA PRESERVAR NUESTRA INTEGRIDADTERRITORIAL.Insistimos, pues, en que las medidas tomadas por la Asamblea de Universitarios, deldía 3 de Julio son Justas.

Claro que esto se adorna con reflexiones sobre que nosotros “tenemos también la madurez suficiente para no atolondrarnos”, se previene sobe el peligro de que se imponga la línea guerrerista de Medranoycompañía y se expone la “necesidad de reformas“y de la “solución negociada (fórmulas que operan para los tres esquemas que vimos atrás).

En ese mismo artículo se señala categóricamente ¨… nos hacemos cargo al mismo tiempo de que, no obstante que al gobierno salvadoreño mantenga una posición como correcta, tendiente a la solución negociada del conflicto, López Arellano, en nombre de la extrema reacción hondureña, podría seren definitiva el provocador de la guerra y el autor de una agresión contra nuestra patria, y a esta acción nosotros estamos de acuerdo con que tendría, que respondérsele con las armas en la mano. El derecho de legítima defensa, garantizado por el derecho Internacional, estaría plenamente justificado enese caso………¨

Sin embargo, a esas alturas ya se sabe quién es el agresor: es el gobierno de LópezArellano que ha agredido a El Salvador:

¨El manifiesto de la UJP y de la FEUR, insertado en la misma edición declara categóricamente que López Arellano ha realizado “la agresión a la integridad nacional¨ y llama a la juventud a “contener la agresión del ejército y gobierno hondureño” “…….cuando parecía que el conflicto conduciría por la solución negociada, nuevos acontecimientos han ocurrido, que vinieron a agravar la situación y no sólo ello, a cambiar cualitativamente las cosas. Nos referimos a la agresión de efectivos militares de la fuerzas Aérea y de la Infantería hondureña llevada a cabo en contra de la guarnición aduanera salvadoreña y de la población civil en la Frontera de El Poy. Ante tales hechosy cuya responsabilidad recae directamente en el gobierno gorila de López Arellano,y sus secuaces, que significan ni más ni menos que la agresión a la integridad nacional y a nuestros habitantes, creemos que el problemaha llegadoa otro nivel extremo por cierto que puede de un momento aotro desembocar en una conflagración militar. Pensamos que es preciso tomar una posición. En atención a ello, la UNION DE JOVENES PATRIOTAS (UJP) y la Federación de EstudiantesUniversitarios Revolucionarios (FEUR), declaran:

1º.Que en este momento, la actitud más correcta, patriótica y justa es de prepararse para contener la agresión delEjército y gobierno hondureño, que podría desatar ataquesarmados crecientes y sistemáticos, aúncon lasarmas enla mano¨.
(nota mía: meditemos, compañeros,si ya las cosas han cambiado cualitativamente, si ya la agresión de efectivos militares de la Fuerza Aérea y de Infantería hondureña se ha realizado, si eso es “ni más ni menos que la agresión a la integridad territorial’, y si se proclama que “la actitud más correcta, justa y patriótica es contener la agresión del ejército y gobierno hondureño aún con las armas en la mano”’’, ¿no significa eso justificar de antemano la agresión que el gobierno y el ejército salvadoreño están a punto de lanzar con el pretexto de “contener la agresiónhondureña,defender la integridad y la soberanía nacional, y hacer uso del derecho a la legitima defensa, garantizado por el Derecho Internacional “ ¿ No significa eso estar pidiendoagritos la agresión del Ejército salvadoreño contra Honduras?; no significa estar pidiendo a gritos que “en defensa¨ de “nuestra¨patria, se lance el ejército salvadoreño a la matanzade jóvenes, obreros,campesinos y estudiantes hondureños? No significa eso estarpidiendo a gritos que lance a los jóvenes, estudiantes obreros y campesinos salvadoreños a la muerte como carne de cañón en una guerra que ya de antemano se ha calificado deINJUSTA y que solo favorece a las clases dominantes?. No significa haberse olvidado de las enseñanzas de Lenin?.
El manifiesto continua:…..que la UJP y a FEUR, están dispuestasa participar activamente y lo están haciendo ante éste deber del momento. También y como parte de esa convicción, estaría de acuerdo en formar parte de organizacionesnacionales que tengan ese propósito¨….

3º.Qúe el apoyo dado a la posición del gobierno en este momento debe entenderse únicamente, como la respuesta patrióticaante laagresión delas tropas hondureñas, pero no como la unidad incondicional a todasu política, porque con el actual gobierno, nos separan irreconciliables intereses de clase”.

El manifiesto termina asegurando que la lucha nuestra no es contra el pueblo de Honduras, sino contra el gobierno de López Arellano y el grupo de capitalistas que han desatado el odio entre pueblos, ¡Consterna comprobar cómo una línea política oportunista puede volver inconocibles a auténticos revolucionarios que al estar inspirados en una línea verdaderamente correcta y revolucionaria proletaria y leninista, pueden conducir al pueblo hasta el triunfo desus batallas, en cualquier circunstancias, por compleja que ésta sea!

Con esa tristeza vemos el artículo de la misma edición “LOS REVOLUCIONARIOS Y LA SITUACION ACTUAL” en el que se trata de aplicar el lenguaje “revolucionario” alalínea que se está aplicando, y sólo se logra profundizar más la tragedia en que cayó nuestro movimientorevolucionario. Algunos pasajes de ese artículo:

“Con la violación del territorio nacional por parte de las fuerzas aéreas de Honduras se manifiesta una provocación directa al pueblo salvadoreño. Alrespecto queremos exponer que los revolucionarios jóvenes nunca escatimamos esfuerzos en exponer nuestras vidas por ver libre nuestra patria….. Estas palabras están respaldadas con el vivo ejemplo en lapráctica;son miles de revolucionarios que en el mundo enterohan abonado con su sangre el germen de liberación total y definitiva de sus pueblos, los revolucionarios vietnamitas son ejemplo de ella. Eso es así porque los que pretendemos transformarla sociedad somos conscientes de nuestros pasos y,sabemos que antes de emprender esa lucha, en ellaencontrara, un obstáculo que no será un camino lleno flores, sino por el contrario, que las clasescontraquienes la dirigimos tienenel Poder de la fuerza y habrá en definitivaque enfrentarse a ese poder. Sirva esta afirmación paraaquellas voces qué siendo siempre nuestros enemigos, tratan de colocarnos como cobardes y sin sentimientos patrióticos. Ellos que nunca han sufrido torturas, cárceles, secuestros, represiones, etc. Quieren hoy día dela noche a la mañana convertirse en héroes nacionales. Esos títulos el pueblo se los da a aquellos hijos que con el Ejemplo diario ponen en práctica a lo que preconizan, el Che Guevara, por ejemplo, no sólo pregono dar su vida porla Revolución Latinoamericana, sino que la expuso y cayó en combate. Hoy cuan do la situación del país se agudiza más, es necesario que TODOS LOS JOVENESFORMEMOS un frente común de lucha y nos dispongamos a la defensa del país……siempre nuestro espíritu juvenil ha estado condenando las agresiones que los imperialistas yanquis llevan a cabo contra el mil veces heroico pueblo Vietnamita, contra Cuba Revolucionaria en Playa Girón, en Panamá, República Dominicana, etc. ha sido conducta nuestra condenartodo tipo de agresión y hoy cuando el territorio donde nacimos y que tendrá que ser delpueblo en un día lejano, se ve agredido por las huestes asesinas de López Arellano, no podríamos quedarnos a la expectativadel desarrollo de los acontecimientos sino por el contrario, DEBEMOS PONERNOS EN LAS PRIMERAS FILAS DE COMBATE y hoy como siempre no escatimamos esfuerzos por poner al servicio del pueblo, lo más preciado que tenemos,“les saldráel tiro por la culata” a aquellos que creyeron falsamente que nuestra posición sería otra, claroque nuestra Posición condicionada a que se alivien los grandes males que atraviesa nuestra población reflejando en ello los intereses de las masas populares. PREPAREMONOS PARA DEFENDER A NUESTRA PATRIA”.

En el artículo “NUESTRA POSICION ANTE LA UNIDAD” de esa misma edición se expone que: “Los jóvenes revolucionarios creemosque en estos momentos en que nuestro pueblo seve amenazado por una agresión criminalde parte de losmilitares hondureños, es necesario formar,y desarrollar la UNIDAD entre los diversossectores de lapoblación. La unidad es fundamental especialmente en aquellas organizaciones que representan a diversossectores obreros, estudiantiles , políticos, etc.” etc. También no se ha vacilado en participar junto al actual gobierno de Fidel Sánchez Hernández en la defensa delaintegridad territorial……….Estamos dispuestos a luchar por la paz, pero también estamos dispuestos y completamente decididos a sacrificar hasta la vida en defensa de los intereses de nuestro pueblo. No permitiremos por ningún motivo que los militares hondureños golpeen a nuestros hermanos nique vengan a destruir a un país que ha sido engrandecido, desarrollado por la clase obrera y los campesinos. (nota mía :el enfoque clasista). Y repetimos el momento actual exigequenos unamos, incluso a aquellos queen distintosmomentos hanmanifestado su franca oposición al desarrollo delmovimiento revolucionario (notamía: es decirunirsea aquellos que son enemigos de la clase obrera; unaunidad queconduce a la clase obrera a derramar susangre en aras de los intereses de los explotadores! Tal es el enfoque clasista)……….

La actualsituación de agresión nos une a fuerzas que siempre hemos combatido. .. “Por ultimohacemos unllamadoa todos los jóvenes de n nuestra nación para que en forma inmediata se unanatodas las organizaciones revolucionarias con el fin de estar preparados y repeler cualquier criminal agresión de los gorilas hondureños.Noolvidamos que la Juventud tiene una fuerte responsabilidad con las masas desposeídas y sufridas del país. UNIDOS ANTE LA AGRESION. DEFENDAMOS A NUESTROS HERMANOSSALVADOREÑOS. LUCHEMOS CONTRA EL AGRESOR”.

Finalmente, veamos cómo se hace realidad la combinación de la lucha por la ¨defensa da la patria” con La lucha contra los sectores ultrareaccionarios.

En la misma edición, el articulo “UNID0S CONTRALAAGRESI0N” ‘termina con estas palabras: ¨….Los estudiantes y losjóvenes en general, sabremos combinar bien la defensa de la integridad y la dignidad nacional con la lucha contra los planesreaccionarios de LópezArellano y deMedrano, y con la lucha por los cambios urgentes que elpaís necesita”.

Pero veamos cómo se “combina” ambas cosas, cuando precisamente tales planesreaccionarios son los que esta encubiertos con las consignas de “defensa” y cuando entrar en el concierto de tales consignases precisamente entrar en el mismo matate con ellos,alianzaen la que esos sectores reaccionarios tienen el papelhegemónicoyel mando militar. Es revelador el hecho de que en la siguiente página dónde está esa solemne promesa da saber combinar ambas cosas, aparece el artículo:¨ULTIMA HORA DESDE EL POY” escrito con un lenguaje patriotero que han puesto de moda los comentaristas reaccionarios. Entre otras cosas se relata allí la “hazaña de uno delos oficiales más cercanos al general Medrano, Cucalón uno de los jefes de la guardia que comporte el renombre de su criminal comandante. El artículo mencionado dice ¨.. DETIENIEN SOSPECHOSO DE ESPIONAJE. Un individuó con cédula salvadoreña apellidado Núñez Argueta, jornalero de 50 años, con residenciaenEl Santuario, jurisdicción de Santa Rita de Yoro, entró muy frescamente por la frontera del POYy veníasóloy sonriente, como si en lugar de salir de la cuna de bestiales genocidas, volviese del mismo paraíso terrenal.(nota mía nótese: la similitud del lenguaje patrioteril con el que usa la prensa más reaccionaria). Se leinterrogó y dijo que allá “no pasaba nada”, que a el le habían tratado ¨muy bien” y hasta “un pesó y comida le habían regalado”. Continuó diciendo que élestaba en la aduana hondureña cuando los aviones deCaín metido a general incursionaron sobré territorio salvadoreño, pero que los catrachos lo tomaron como a broma y no dijeron ni media palabra sobre el asunto. y así las cosas, pero todo cambio cuando el sargento de laguardia que lo interrogaba le descubrió un pliego de propaganda anti salvadoreña e inmediatamente (nota mía: y aquí entra en acción el »héroe”, Vale) el mayor Cucalón, jefe de la Guarda Nacional en la zona,lo subió a su jeep y le invitó a seguir contando mentiras en la cárcel…”

El mismo lenguaje servil y patriotero, las mismas loas hacia las “hazañas” de los “heroes” que no son otros que los jefes gorilas ultrarreaccionarios del grupo de Medrano, que, con los procedimientos terroristas que le son consubstanciales, “interrogan” en tal momento , y envían a la cárcel para seguir “interrogando”, a todos aquellos hondureños(nota mía: en el articulo se usa el término de »catrachos”) o salvadoreños, sospechosos de antisalvadoreñísmo”.

Tal es la ¨combinación“practica entre la “defensa de la integridad territorial “ y la lucha contra los planes de los sectores ultrarreaccionariosatizadores de la guerra.

Es triste que estas cosas hayan aparecido en el órgano encargado de orientar a la juventud revolucionaria de nuestro país. Sin embargo, no sería correcto responsabilizar a los jóvenes, revolucionarios por haber actuado en tal sentido en ese importante momento histórico, sino que la responsabilidad recae sobre una línea oportunista que era capaz de guiar a los revolucionarios hasta ese pantano de claudicación revolucionaria mezclado con sangre del pueblo inmolado en aras delos intereses de sus enemigos de clase. Tarea vital para los revolucionarios es llegar a desentrañarlas raíces, orígenes y trayectoria que condujoa esa línea de oportunismo….
Porque no fueron sólo jóvenes revolucionarios los que eran guiados par esa linea, sino que su aplicación era general. Y eso era natural, porque habiendo sido generada y elaborada dicha linea en la Dirección de nuestro partido, tenía qua ser todo él “y los sectores populares que influenciamos”.(como gráficamente se dice en el manifiesto del 2 de julio) los que tenían qua caer en losgraves errores a donde esta conducía. ….
Veamos pues, a nuestras organizaciones sindicales revolucionarias lanzarse por el mismo torrente de “defensa dela patria” frentea la“agresión” hondureña. Fechado el 4de julio de 1969, fue emitidoel llamamiento a todos los trabajadores del país:

¨PRONUNCIAMIENTO DE LA FUSS Y DE LA FESTIAVTSCES, ANTE LAGRAVEDAD DEL CONFLICTO ENTRE HONDURAS Y EL SALVADOR,la FUSS y la FESTIAVTSCES,considerando el momento de emergencia nacional por elque atraviesa nuestro país, RESUELVEN:

PRIMERO: hacer un llamamiento a todos los trabajadores y pueblo salvadoreño a responder en forma unida, consciente y responsable a nuestro deberpara defender nuestra soberanía ynuestra integridad territorial actualmente violada por el irresponsable y criminal gobierno de la Republica de Honduras, encabezado por el General Oswaldo López Arellano;
SEGUNDO : Que a pesar de que las diferencias ideológicas y de los intereses que representamos son distintas y hasta contrapuestos con diferentes sectores del país, nos integramos al Frente de Unidad Nacional conel propósito de contribuir positivamente a la solución del actual conflicto Honduras-El Salvador, provocado por el despótico gobierno de López Arellano;
TERCERO llamar a la conciencia de los industriales, comerciantes y demás sectores empresariales, para que nopretenden aprovecharse de la actual situación paraviolar ni dañar los derechos conquistados y los intereses del pueblo trabajador; los llamamos asimismo a que no se aprovechen de la situación para alterar los precios de los productos;
CUARTO : hacerun llamado a todos lostrabajadores de fábricas y demás centros de trabajo para que constituyan Comités de Defensa, encaminados a coordinar la orientación de las fábricas y demás actividades tendientes a orientar positivamente a la población civil tal como lo amerita la situación actual;
QUINTO: hacemos un llamado a todas las organizaciones sindicales existentes en el país a que en este caso concreto apartemos las diferencias ideológicas -si es que existenpara que integremos un sólo frente sindicalquepuedaorientar positivamente a todos los trabajadores salvadoreños:
SEXTO: Llamar a todos los trabajadores, comerciantes, industriales y a todo el pueblo a que mantengamos la serenidad,no ser presa del pánico y fundamentalmente mantener la normalidad en toda la actividad económica y mantener el ritmo de la producción nacional ya que enla situación actual es determinante….” .

En el séptimo punto, que es el último, se invita a los sindicatos de ambas federaciones a una sesión a celebrarse el 5 de Julio. ¿Qué significa este pasa dado por la FUSS y la FESTIAVTCES? Puntualizaremos lo más importante en él, aunque másadelantetengamos que analizarlo más a fondo:
l.- Se llama a todos los trabajadores a incorporarse inmediatamente a la lucha endefensa de la “soberanía y la integridad territorial” violada por Honduras;
2.-Se abandona el concepto clasista de la lucha de clases, y es reemplazada por el llamado a la conciencia de los explotadores para que no se aprovechen intensificando la explotación sobre los trabajadores (un retroceso hasta las posiciones reaccionarias de la doctrina sostenida por “Rerum Novarum¨) En vez de llamar a los trabajadores a la lucha por sus derechos, se apela a la negra ¨conciencia” de sus explotadores!
3.- Se hacen a un lado los intereses contrapuestos conlos explotadores para “integrarse” con ellos en una alianza (Frente de unidad Nacional) de guerra dirigida por los sectores ultrarreaccionarios con el fin de tener a disposición de estosla sangre y lasvidas del proletariado en aras de losinteresesdelos industriales, oligarcas e imperialistas yanquis.
4.- Se hacen a un lado las diferencias ideológicas con las organizaciones sindicales dirigidas por el imperialismo y por el gobierno para atender las responsabilidades que dimanan de la “defensa de la patria”.
5.-Se establece la ¨Paz Social¨ o paz civil entre patronosytrabajadores, ante la necesidad de mantener en esta emergencia la normalidad de toda la actividad económica y mantener el ritmo de la producción que exigen las necesidades de la ¨defensa de la patria¨.
Naturalmente que la normalidad de toda la actividad económica sólo puede lograrsede parte de los trabajadores absteniéndose de realizar huelgas, protestas, u otrosactos que perturben el ritmo dela producción nacional. Hasta lasmismas palabras que ha usado siempre el gobierno y los patronos, y que ahora está usando en sus llamamientos a establecer el orden y la paz social en la producción, se utiliza en estas resoluciones por parte de los sindicalistas revolucionarios.
¡Un abandono en toda la línea de los principios marxistas leninistas de la lucha de clases, de las posiciones del proletariado, y del internacionalismo proletaria….!

Lenin desenmascara a fondo el contenido de la política oportunista y chovinista…..¨ El Contenido político del oportunismo y del social chovinismo es el mismo: colaboración de clases, renuncia a la dictadura del proletariado, renuncia a la acción revolucionaria, reconocimiento sin reservas de la legalidad burguesa, desconfianza hacia el proletariado confianza en la burguesía, El social chovinismo es continuación directa y culminación de la política obrera liberal inglesa, del millerandismo y del bernsteinianismo ……..¨ (pag.940 Obras Escogidas de Lenin- I Tomo.)

En el documento que expone la línea de Acción del Frente de Unidad popular, que se creó integrado por las organizaciones revolucionarias, democráticas y algunos partidos políticos: AGEUS, FESTIAVTSCES, FUSS, STISS (Sindicato de Trabajadores del Seguro Social).
UNOC? Juventud Obrera Salvadoreña (JOS), Fraternidad de Mujeres Salvadoreñas,
Partido Unión Democrática Nacionalista, Partido Revolucionario, Sindicato de trabajadores Universitarios salvadoreños, que es bastante extenso y se refiere a todos los problemas que entran en la situación, aparecen los siguientes pasajes:

“……en esta ocasión estamos llamando al pueblo salvadoreño a launidad converdadero patriotismo. Entendemos por patriotismo, por un lado el impedir que LópezArellano siga insultando y atropellandoalos salvadoreños ypor otro, impedirque la población salvadoreña, siga sufriendo en su propio suelo…..¨ Adelantepuntualiza:“4a. En el caso dequeel terror continuase instigadoy dirigido por López Arellano, como hasta ahora, el gobierno de El Salvador, está moral y materialmente obligado a ponerle fin a esa situación, aplicando paraellotodoslos recursos a su a-alcance…… “

Bien sabido es que entre todos esos recursos está el de usar la fuerza armada. ¿No es eso una verdadera exigencia de la guerra como una obligación para el gobierno si fracasan los recursos de la negociación pacifica? Y esto, se exige en un momento en que los planes de la reacción se encaminan a todo vapor a darle la salida de la agresión armada.

Al final del comunicado hay una verdadera siembra de ilusiones respecto a que el gobierno deSánchez Hernández se ha “decidido realizar los cambios socio-económicosnecesarios en el país”, lo que justifica el “respaldo activo” a dicho gobierno. He aquí ese Pasaje:

“…Respecto al problema socio- económico de carácter general y, permanente, nos, vemos en la necesidad de relacionarlo con la promesa, que recientemente hiciera el Presidente Fidel SánchezHernández, en uno de susúltimos discursos, cuando ofreció proporcionar techo, alimentación y trabajo a todos los salvadoreños que regresen…. Lo anteriorsignifica que el Presidente de El Salvador, Sánchez Hernández, ha decidido realizar los cambios socio-económicos necesarios en el país, por los cuales clama la mayoría del pueblo Salvadoreño,……….si el presidente ha decidido realizar tales cambios, le damos nuestro respaldo activo, y si, por el contrario, su oferta de techo, alimentación y trabajo no secumple la exigiremos su realización, con todas las medidas necesarias y justas que se impongan….”

La base de tal posición revelaun fondo estratégico de primera importancia. Se ha dejado ya totalmentea un lado el planteamiento de que El Salvador está bajo la férula de un gobierno anti-democrático,y antipopular, entregado al imperialismo y a los sectores reaccionariosintereses; que las camarillas militares anti-democráticas oprimen a nuestro pueblo a base de terror y sangre desde hace 37 años! Que el pueblo debe de luchar, si es posible con las armas en la mano, por derrocar a este régimen militarista yreemplazarlo porun gobierno popular que realice las transformaciones revolucionarias. En todo el planteamiento de la “defensa,dela Patria¨ esa línea estratégicaquedó a un lado, y en cambio, se impone otra estrategia, otra alineaciónde fuerzas; “la alianza con el gobierno de Sánchez Hernández¨, para defender la integridad territorial”. La“alianza “connuestro” gobierno, para liberar a Honduras del gobierno vandálico de López Arellano. El deber revolucionario en nuestro país (por lo menos en este periodo de emergencia) ya,no es el de la orientación dentro de un proceso para llegar hasta el derrocamiento de la dictadura militar, antidemocrático y pro-imperialista que hay en El Salvador; pues este gobierno ya no es tan malo, sino que incluso podemos impulsarlo a realizar los cambios socio económicos necesarios. El deber de los revolucionarios hondureños es derrocar a su gobierno vandálico, y el- deber de nosotros es, del brazo con ¨nuestro gobierno’’, ayudar al pueblo hondureño a deshacerse del gobierno vandálico de López Arellano. Naturalmente que para ¨Ayudarlo” habrá que matar obreros, campesinos y estudiantes hondureños. La “rica“Aplicación de nuestra Línea oportunista,va configurando nuevos perfiles estratégicos……….Como se han olvidado aquellas palabras deLenin, referentes a aquellas guerras queno son de liberación nacional, sino impulsadas por las clases explotadoras en pro de sus intereses: ¨……No se puede ¨defender la patria” de otro modo que luchando por todos los medios revolucionarios contra la monarquía, contra los terratenientes y los capitalistas de su patria, es decir, contra los peores enemigos de nuestra patria …………….” (pág. 929- idem)
Pero de esto nos ocuparemos en otra parte de este examen.

V.- DURANTE LA GUERRA (14 – 18 de julio)

Y atrincherados en tales posiciones, estamos listos ya para cumplir, “nuestros deberes históricos” en los sucesos que se avecinan…………..
…………..el 14 de julio de 1969, a las seis y media de la tarde, el ejército de El Salvador, en un ataque por sorpresa, con acciones de aire y tierra, inicia la invasión del territorio de Honduras sin declarar la guerra, lanzándose a una agresión armada abierta. Toncontín, Tegucigalpa y ocho poblaciones más son bombardeadas por la aviación salvadoreña, y las tropas se lanzan a la invasión del territorio hondureño por dos frentes : por Goascorán rumbo a Nacaome a través de carretera Panamericana, y por el Poy, rumbo a nueva Ocotepeque y la CostaNorte, abriendo el Teatro Oriental de Operaciones y el Teatro de Operaciones Norte ….la sangre de campesinos, obreros y estudiantes, ambas partes, comienza a correr a raudales…..

Uno tras otros, los pueblos y ciudades hondureñas fronterizas fueron cayendo en manos del ejército salvadoreños, después deencarnizadocombates en que hubo elevado número de muertosY heridos, de los dos ejércitos y de la población civil hondureña. Después de 48 horas desangrientos combates cayó la ciudad de Nueva 0cotepequeen el extremo occidental del frente, y en elfrente Oriental el ejército avanzaba por el sur de Honduras, por la carretera Panamericana en dirección a la frontera nicaragüense y amenazaba con dejar a Honduras sin salida al pacifico. Los encarnizados combates hicieron detenerse a las tropas invasoras en las cercanías de Nacaome, después de haber entrado a esa ciudad clave, y ser desalojados e costa de mucha sangre de ambos lados, Para aliviar la opresión en ese frente principal, se abrió un nuevo frente invasor en la zona central que tomó algunas poblaciones fronterizas.

Cinco días de guerra no declarada, de sangre, muerte y destrucción, dejaron como resultado la ocupación, por parte del ejército invasor salvadoreño de un territorio hondureño calculado en unos 1.600 kilómetros cuadrados. La aviación hondureña, por su parte bombardeó y ametralló diversas poblaciones, caminos, tanques de combustible, aeropuertos en el territorio salvadoreño, así como las líneas de combate, etc. Al cuarto día de lucha fratricida, los despachos de la prensa internacional, sobre la base de los datos proporcionados por altos jefes militares salvadoreños comunicaron que los muertos de ambos ejércitos ascendían a 2,400: delos cuales 1.700 correspondían al ejército hondureño y700 al salvadoreño i Los corresponsales extranjeros de prensa comunicaban que era tan elevado el número de muertos civiles y mi litares en muchas poblaciones hondureñas fronterizas queera insoportables el hedor de los cadáveres insepulta dos.Los militares salvadoreños oficialmente se jactaban de queerantantos loscadáveres hondureños que, en la zona de Nueva 0cotepeque habían tenido que detener el avance de las tropas debido al tiempo utilizado en la ¨humanitaria¨ labor de sepultarlos, y que tenían que utilizar tractores para abrir las zanjas que servían detumbas colectivas. Los periódicosextranjeros mostraban fotografías de tales zanjas quemedian hasta cien metros de largo por diez deancho!

El periodista costarricense Danilo Arias Madrigal, destacado en El Salvador durante la guerra, reportó al periódico: “La “Nación” que a los periodistas les había sido imposible entrar a la ciudad, el mal olor de los cadáveres qua se encontraban prácticamente encada casa, al gradode que los soldados salvadoreños habían tenidoqueabandonarla ciudad y apostarseensus alrededores.

Más de 50,000 civiles hondureños, hombres y mujeres y niños huyeron aterrorizados de las zonas ocupadas, refugiándose en el interior de Honduras, ya algunos miles en Guatemala (laciudad de Esquipulas dobló par esa razón el número de sushabitantes).

Miles de salvadoreños de las zonas fronterizas de SantaAna yAhuachapán también se refugiaron en Guatemalatemiendo las consecuenciasde la guerra. Mientras tanto, la situación de los salvadoreños quequedaban en Hondurassevolvió verdaderamentedantesca: fueron encerrados en campos de concentracióno eran perseguidos por el gobierno y los civiles como si fueran quinta columna del Ejército invasor. Al quinto día: de espantosa matanza, las tropas agresoras se vieron forzadas a detener el avance y cesar el fuego antela orden del Consejo dela 0EA.

Las camarillas militares y el gobierno salvadoreño habían consumado el mayor crimen cometido en las últimas décadas de la historia de América Central.Había realizado la agresión militar, hundiendo a ambos países en el espantoso cataclismo de muerte, dolor muerte y llanto………

Este acontecimiento levantó en vilo, de indignación y sorpresa atodos los pueblos centroamericanos,y conmovió a todoslos pueblos latinoamericanos…….Todo el mundo veía quién era el agresor, quien había traspasado a mansalva las fronterasdel otro país, quiénestaba asesinando a los habitantes del otro país. Todo el salvajismo y la bestialidad de un ejército educado en el odio al pueblo y en la prepotencia fascista de sus jefes ultrarreaccionarios saltó a la escena mundial impresionando por su impacto brutal a todos los pueblos.

Nadie podía dejarse impresionar,en el extranjero,por el ridículo alegato de que se había tratado de adelantar a la agresión delEjército Hondureño, que se estaba defendiendo la integridad territorial, que era una guerra de “legítima defensa”, que seestabadefendiendo” ¨los derechoshumanos” contra el “genocida”, ymenos el argumento usado ya varias veces por los opresores de otros pueblos, que se deseaba defender los intereses de los nacionales que viven en el otro país” (falacia utilizada porlosnazis al agredir a Checoslovaquia; y por las odiadas intervencionesarmadas yanquis en Latinoamérica.)

No pretendemos dar en tan pocas líneas una idea ni siquiera pálida de lo que ha sido esa criminal acción,ni de los sufrimientos ocasionados a los pueblos por ella;solódeseamos situar el marco en el que se desenvolvióla conductade nuestropartido enestos días clavesde la historia nacional.

Ya hemos visto las tibias “instrucciones” que se daban para el caso de que el Ejército de El Salvador fuera el agresor: “No respaldo o INCLUSO denuncia¨. No se preveía el resuelto desenmascaramiento de la guerra, el desenmascaramiento de los crímenes, la movilización del pueblo contra ese crimen, la orientación decidida a convertir la guerra, a través de un proceso de elevación de la conciencia del pueblo, en lucha revolucionaria contra los Opresores, contra el gobierno criminalque había sumido a nuestro pueblo en talabismo, contra el imperialismo que estaba detrás de ambos gobiernos.
Ya hemos visto cómo cuando el gobierno llegó al período de los (en el original en la página siguiente (48) el autor no continúa esta idea. Roberto Pineda).

La forma de ponerse a tono con “el proceso preparatorio político militar en que estaban enfilado el país” ponerse a tono con los requerimientos de los que preparaban la agresión, elevando a primer plano la consigna de la “defensa de la patria”, declarando agresor al gobierno de Honduras y llamando al pueblo a tomar las armas para defender la integridad territorial violada por la agresión hondureña.

Teniendo semejantes posiciones como punto de partida, era imposible tener una correcta posición frente al hecho consumado de una criminal guerra de agresión y resultaba hasta cierto punto lógico caer en este momento cumbre en la vergonzosa conductaque se adoptó.
Si antes no se había tenido la consecuencia revolucionaria de sostener firmemente los principios del internacionalismo proletario, si se llegó a temer al ¨sambenito¨ de ¨traidores a la patria” si se pensaba que era necesario ir tras el chovinismo de las masas incendiadas por la prédica reaccionaria, mucho menos podría mantenerse unaposición firme cuando la situación se volvía incomparablemente más seria, difícil y compleja y cuándo las masas estaban aún más enceguecidas con la propaganda belicista. Y llegado el momento dé tanta responsabilidad, no sólo se relegaron aún más los principios leninistas, sino que incluso la vacilante línea que se había adoptado para encaso de que elagresor fuera el propio gobierno se desobedeció, se arrinconó y sepultó en el estercolerodel más crudo oportunismo. La consigna de “inclusive denuncia” se quitó de la orden del día cuando las tropas invasoras cruzaron la frontera. La C.P. desobedeció los acuerdos tomados anteriormente por el C.C. a su iniciativa.

En cambio se decidió NO CALIFICAR LA GUERRA QUE SE HABIA INICIADO NO ENJUICIARLA NI DENUNCIARLA PUBLICAMENTE, NO DENUNCIAR SU CONTENIDO. Eso equivalía a callar el crimen y los crímenes que le eran consubstanciales, y callarse en tales circunstancias significaba colaborarcon elcrimen, ayudar a que el pueblo fuera sacrificado por sus opresores. No calificar públicamente en ese momentola guerra como guerra de agresión era seguir engañando a ese mismo pueblo a quién ya se había engañado al llamarlo a la ¨defensa de la patria” y al tratar de convencerlode que Honduras era el agresor y de que tal agresión ya se habíaconsumado contra la patria salvadoreña (desde el incidente del Poy). Eraseguir engañandoa los trabajadores a quienes se había dicho “desde posiciones clasistas” que era necesario “defender la patria” porque al hacerlo sedefenderían las conquistas laborales, los contratoscolectivos, el futuro sindical..! Era lógica continuación de una política podrida en oportunismo, seguidismo y claudicación….. Con semejantes premisas no se podía esperar otra cosa.

Todas las ‘“variantes” quedaron así reducidas en el momento culminante a una (la que se había dado oficialmente al Pueblo) Si LA GUERRA ESTALLA, nosotros los comunistas y los sectores popularesque influenciamos lucharemos con las armas en la mano para defender la integridad territorial.

¿Será posible que todas las Otras “variantes” sólo hayan sido utilizadas como un engaño, un medió para ir conduciendo el partido por escalas, hasta la aceptación de la guerra de agresión? Posiblemente no: pero prácticamente eso ocurrió, al abstenerse de condenar públicamente la guerra de agresión en el momento mismo De que se estaba desarrollando.

¡Cómo resuenan en tal momento aquellas ¨profundas” palabras que sedijeron cuando era ¨necesario” poner en el orden del día la consigna de la ¨defensa de la patria’’! (“El partido está obligadoa orientar al pueblo sobre todas las posibilidades, incluso sobre aquellas posibilidades remotas, hipotéticas….”) En aquella ocasión se consideraba poco probable que Hondurasatacara a El Salvador, que lo agrediera; sin embargo, se creyó “indispensable” orientar sobre la necesidad de defender la patria ya integridad territorial”.. Ahora, encambio, cuando es una realidad laagresión del ejército salvadoreño;cuando ésta es una guerra de agresión clara, inocultable, cuando entodo elmundose levantan indignadas protestascondenando al agresor,al ejército invasor que se hunde en ríos de sangre, ahora
………La C.P. considera que no es “oportuno”, que no es necesario, que no es ¨Táctico” enjuiciar, condenar públicamente la agresión, llamar al pueblo a que luche contra ella!

Ahora, no es necesario, no es urgente orientar al pueblo sobre la agresión concreta……es mejor que siga creyendo que se está ¨defendiendo la patria¨, ¨ la integridad territorial” de la agresión de las hordas vandálicas de López Arellano.

Tal vezdespués, en momento “más oportuno “sepodrá aclarar elcarácter de la desatada por el gobiernode SánchezHernández. Por de pronto no es necesario, “nadie lo entendería”, y nos pueden calificar de traidores, nos pueden destruir, hasta nos pueden deshacer nuestras organizaciones……..Que diferencia en las enseñanzas de Lenin…. que muy claramente expresan

¨……Cuanto mayor es el celo con que los gobiernos y la burguesía detodos los países tratan de dividir a los obreros y de lanzarlos unos contra otros; cuanto con mayor ferocidadse aplica para este elevado fin el sistema del estado de guerra y, de la censura militar(que incluso ahora, durante la guerra, persigue al enemigo “interior” mucho más que al exterior),más imperioso es el deber del proletariado consciente de salvaguardar su cohesión de clase, su internacionalismo, sus convicciones, socialistas contra el desenfreno del chovinismo de la patriótica camarilla burguesa de todos los países, Renunciar a esta tarea, por parte de los obreros conscientes, equivaldría a renunciar a todassusaspiraciones emancipadoras y democráticas, sinhablar ya de las espiraciones socialistas……” (pág. 921Idem).

La C.P., dando el ejemplo al partido, “se desatendió” de la guerra de agresión que estaba en desarrollo. En cambio, por esos díasvolvió a aparecer (en edición de la “Verdad No.82) el Pronunciamientode la C. P. del2 de julio, reafirmando que si la guerra estalla nosotros los comunistas defenderemos la integridad territorial. Con fecha quince de julio -un día despuésde iniciada la guerra, salió un número extraordinario de la “verdad No.83 conteniendo el viejo documento que varias semanas antes había servido de base para cambiar la línea (para conocimiento de los, miembros del partido, edición que llegó a las bases,después de la guerra).

La guerra de agresión, que era el acontecimiento de mayor bulto en la historia del país en muchos años, no existía………..no era registrado este cataclismo por el sensible sismógrafo de la C.P. que en cambio, sí consideraba indispensable registrar hasta las más leves posibilidades hipotéticas, cuando esas posibilidades remotas pueden ponernos a tono con la propaganda del gobierno.

Entre tanto, la Cadena Nacional de Radio, desde Casa Presidencial, entre el torrente de adhesiones al gobierno y fuerzasarmadas enviadas de los más diferentes sectores pasaba un vibrante comunicado de AGEUS, instando al estudiantado a ingresar al Ejército,reafirmando la necesidad imperiosa de consolidar el Frente de Unidad Nacional en torno al gobierno, y comunicando una serie de medidas ¨patrióticas¨ en esa hora histórica de lucha por defender la soberanía nacional y los derechos humanos………

Por su parte, ¨Opinión Estudiantil de la tercera semana de Julio, semana de la guerra, (del viernes 18 de Julio, cuando la guerra estaba terminando) adopta también la actitud de ignorar lo que estaba sucediendo, mientras los cañones retumbaban en los frentes y la sangre de obreros, estudiantes y campesinos de ambos lados estaba siendo derramada. Si bien es cierto que el titulo principal dice: ¨AGEUS ANTE LA GUERRA¨!!HACER LA REFORMA AGRARIA, ES TAMBIEN DEFENDER LA PATRIA¨. Afirma al inicio del artículo que ¨hay algo que de ninguna manera puede ser cuestionado, el deber de todo salvadoreño es DEFENDER LA PATRIA, luego pasa a disquisiciones sobre que el concepto de defender la patria significa no sólo morir en los campos de batalla sino también luchar por los cambios estructurales que el país necesita, especialmente la reforma agraria, ¨creemos, dice que el gobierno está en lo justo al procurar negociaciones¨, y eso lo dice en un momento en que las tropas van tomando población tras población hondureña.

¨Supongamos que estalla la guerra…..¨ se dice. Y siempre colocado en el plano de las posibilidades, expresa que ¨si desatamos la guerra, por instantánea que esta sea, no podremos evitar una represión de mayores proporciones contra las decenas de miles de salvadoreños que aún se encuentran en Honduras.
Y reafirma que si el ejército Hondureño nos invade, los salvadoreños como un solo hombre debemos acudir en defensa de la integridad territorial. Es decir, está hablando de posibilidades, mientras la guerra fratricida asola los campos hondureños. En esa edición se rehúye calificar esa guerra concreta que se está desarrollando.

Parece que en esta ocasión ¨Opinión Estudiantil estuviera en la luna, pues sus cuatro páginas están llenas de artículos que hablan de todo, menos de aquello en lo que es más urgente e ineludible deber de orientar al pueblo. (Veamos los títulos de tales artículos ¨Unidad Nacional basada en los intereses del pueblo¨ ¨Quienes son los traidores a la patria¨, oligarquía versus reforma Agraria, TRES ASPECTOS DEL CONFLICTO ACTUAL.
LA MEDIACION DE LOS CANCILLERES. El chantaje Hondureño. El gobierno busca una negociación pacifica¨. Se integran las selecciónales del FUT en Santa Ana y San Miguel).

Contrasta esta actitud con la actitud adoptada al editar la escandalosa edición de Opinión Estudiantil después del incidente del Poy, cuando el ¨ LLAMADO A FILAS ¨ estaba en las calles al siguiente día. En el mismo día en que las tropas se ven obligadas a cesar la ofensiva. Opinión no registra los graves acontecimientos que se venían sucediendo desde hacía cinco días. Podemos comprender que no es casual semejante evasión del problema básico en ese momento. La razón la hemos visto arriba. En la misma edición hay un comunicado del FUP en el que, después de hacer un análisis de distintas fases y causas del conflicto (planteamientos también anteriores al desatamiento de la guerra), termina declarando categóricamente: ¨EL FRENTE DE UNIDAD POPULAR¨ condena desde ya cualquier acción que pueda poner a El salvador al margen del Derecho Internacional, sin embargo, declara de manera solemne al pueblo salvadoreño que está dispuesto a respaldar la acción del Ejercito Nacional cuando este actúe en cumplimiento de nuestra Constitución Política, que la obliga a defender la integridad territorial, nuestra dignidad y soberanía nacional. ¡Alto al terror de López Arellano sus bordas asesinas. ¿Solución pacifica pero con dignidad y unidad de todas las fuerzas y sectores ante el conflicto?

Allí la corriente de derecha hundió al partido en gravísimos errores de línea y de actuación, tanto en lo internacional como en lo nacional. Sobre esa base, ha logradoel predominio en el partido.
No insistiremos en repetir aquí el análisis ya hecho.
La Cuarta fase, ha comenzado, se inició cuando la ComisiónPolítica comenzaron a llegar observaciones desaprobatorias de la línea que se estaba adoptando y aplicando durante el conflicto.
Continuará durante el proceso de balance, desde luego que una revaloración de los actuales es imprescindible, para enfilar la nave del partido por el rumbo apropiado.
Todo intento de elaborar líneas de ocasión, o del momento, sin entrar profundamente a tener conciencia de los errores cometidos y de encontrar los caminos seguros de superación definitiva, están viciados de origen, y arrancan de las bases erróneas que ha venido predominando.
Son maniobras de distracción, aturdiendo el activo del partido con efervescencia ficticia, con el objeto de para capear el momento, con el objeto de demostrar ante este efímero resultados de una actividad circunstancial.
Llevan por objeto de encubrir los fundamentales. Todo intento de tender un manto piadoso al próximo “pasado” y de echar “borrón y cuenta nueva” es eminentemente perjudicial para el partido, para el proletariado y para los intereses de la revolución.
Pero ya en este momento, en que se inicia esta etapa de revalorización, en la cual la salvación del partido de la corriente de derecha pasa a ser la tarea central del movimiento revolucionario, se comienza a poner de relieve los métodos que la corriente de derecha pasa a utilizar en la lucha ideológica: negativa cerrada y altiva a reconocer los errores fundamentales cometidos durante el conflicto echara las culpas a ciertas “debilidades” de administración y de “aplicación práctica”; decidido ataque a los señalamientos críticos; campaña de desprestigio de las posiciones críticas a los errores antes de que las conozcan el resto del partido, para formar en la mente de la membresía una capa protectora, que por reflejo condicionado rechace las críticas a la corriente de derecha antes de que conozcan su fondo; campaña de desprestigio de los compañeros que formulan críticas a la línea de derecha, y anuncian medidas de organización contra los mismos.
Para aplastar definitivamente dentro del partido la critica a las posiciones erróneas.
De esa manera se trataría de impedir la toma de conciencia de la membresía del partido, y los cambios que son necesarios para convertirlo en eficaz instrumento del pueblo en su revolución, con pleno desprecio para la unidad del partido.
Hasta allí estamos en este momento. Hasta allí ha llegado la corriente de derecha.
El tiempo y la vida dirán el resto……………..

NOTA:
(Preocupado por el rumbo que iba tomando la línea del partido frente al conflicto bélico, envié desde el extranjero, con fecha 12 de julio de 1969, una carta a la C.P. en la que exponía mis puntos de vista críticos en ese momento tan crucial, con el objeto de que ayudaran en algo a evitar los errores que ya se estaban cometiendo.
Dicha carta no fue ni si quiera dada a conocer al C.C. en su próxima reunión, con la observación de que como “no estaba aquí, no iba a poder defender mi punto de vista”, pero mientras los errores se siguieron incrementando).

¿Podríamos determinar las causas del desarrollo de la corriente de derecha en el partido en estos últimos tiempos?

Creo que a estas alturas de estas causas y raíces es posible señalar.
1) En primer lugar hay indudablemente raíces de CLASE. Este es un factor que está en la base de los principales problemas del P. Primeramente, nuestro partido, en un país donde el 70% de la población económica activa es asalariado, y los obreros ( urbanos y rurales) sobrepasan el medio millón ( más del 50% de la población económicamente activa), en el país mas proletarizado de Centro America, el partido no está fundamentalmente integrado por el proletariado. Sin embargo, debido al acercamiento a la clase obrera, la composicioin del partido ha tenido avances en ese sentido. Ahora alrededor del 50% de miembros son de procedencia obrera en sus diversas ramas (obreros de talleres, fabriles rurales), aunque el porcentaje de obreros fabriles es todavía bastante reducido.
Pero, ni siquiera esa débil integración proletaria está reflejada por los organismos de dirección nacional, en los cuales todavía es mas limitada.
Esto se refiere al C.C. pero el organismo en que se originan las ideas erróneas de derecha es la C.P., que luego tienen su caja de resonancia en la composición del C.C. actual.
Si en el C.C. la integración proletaria es escasa, la C.P. está dominada absolutamente en su integración por el sector de la intelectualidad (inteligencia) de extracción pequeño burguesa (en un caso es francamente burguesa ). La parte predominante de la C.P. pertenece a la capa de la alta burocracia de la Universidad y su sector profesoral, ( o está íntimamente ligada al mismo) y desde hace muchos años está desligada casi absolutamente de contactos físicos permanentes con la clase obrera y el movimiento obrero, y gradualmente se va desligando y separando de los intereses incluso del estudiantado universitario ( en un caso, hay franco proceso de deserción del P.) Su medio es la burocracia superior y la capa profesoral universitaria, medio impregnado hasta la medula no sólo del pensamiento pequeño-burgués, y burgués, sino en una buena medida, de lascorrientes reaccionarias que representan los intereses de la oligarquía y que también se ligan cada vez más al neo-colonialismo yanqui a través de empréstitos en creciente media y ayuda técnica.
Es un país predominante proletario, el partido de la clase obrera está dirigido fundamentalmente por compañeros que giran alrededor de la capa de la alta burocracia y profesoral universitaria, que vibran con el menor incidente del medio burocrático universitario ( que tiene virtudes pero también que está cuajado de chismografía, intranquilas, y simulaciones); pero que anímica y prácticamente están a muchos kilómetros de distancia de los graves problemas de la clase obrera…..! La capa burocratica de la universidad es un sector conservador en el medio universitario, en el cual los sectores más avanzados del estudiantado son los que tradicionalmente han ocupado posiciones revolucionarias.
Y como la integración misma del partido no es predominante proletaria, el resto del partido no es capaz de proletarizar, de impregnar del espíritu de disciplina y cualidades proletarias a su dirección pequeño-burguesa.
Y en tales condiciones, son las cualidades de la pequeña burguesía dirigente, las que se desarrollan y predominan: la inconstancia al liberalismo, las vacilaciones, la inconsecuencia, la falta de firmeza, la ausencia de disciplina, la inclinación a la sofistería polemista, el maniobrerismo, la autosuficiencia doctoral, etc.
He allí una de las fuentes básicas de las desventuras del partido: la dirección de procedencia abrumadoramente pequeño-burguesa y especialmente, el absoluto dominio en la C.P. de la capa profesoral burocratica universitaria. En ese organismo, el 55% está ocupado por compañeros procedentes de tal capa.
El proletariado ( obreros de taller, ligados al proletariado fabril) apenas cuenta con un 18% de la composición de la C.P.
Veamos una grafica de la composición de la C.P. actual, para que nos demos idea cabal del predominio abierto de la capa burocrático-docente alejada del medio proletario.

2) Pero hay también causas y sus raíces que, aunque crecen en el terreno de la predominante integración pequeño burguesa del partido y de su dirección, se desarrollan en la esfera de la ideología.

La naturaleza pequeño burguesa predominante en el partido genera una serie de ideas que al aplicarse en la practica diaria representan una traba de importancia decisiva para impedir que el P. se convierta en efectivo conductor del pueblo y para impulsar su propio desarrollo y el del movimiento revolucionario.

Algunas de estas ideas son:

• La subjetiva y antojadiza aplicación de las verdades generales del marxismo a la concreta realidad del país, en algunas de sus partes o en el todo. Esto surje por el enclaustramiento en que por años se encuentra la mayoría de miembros de la dirección respecto a las masas y , especialmente, de la clase obrera y el campesinado; así como su escasa consulta a las bases y organismos intermedios; lo que hace conjugar en la mente la teoría marxista dentro de un mundo de suposición y en fantasías que no están basadas en la realidad concreta actuante y cambiante.

• Tal desconocimiento de las reales necesidades del pueblo, de su estado de animo en cada momento concreto, hace concebir sus luchas desde planos subjetivos y desde un pedestal de voluntarismo de las “personalidades revolucionarias escogidas” a quienes el pueblo ( y el partido) debe de obedecer en sus geniales ideas de “turno”, y marchar al compás de sus impulsos, en detrimento del trabajo profundo, permanente y continuado, reemplazándolo por una interminable sucesión de tareas “del momento” sin continuidad orgánica.

• Las ideas de desprecio o menosprecio practico por el papel determinante del proletariado y del pueblo en la lucha revolucionaria, que no puede ser sustituido por la acción de un pequeño grupo “pensante”, sino que tiene que ser canalizado, organizado y dirigido por una dirección político-militar revolucionaria (partido-dirección colectiva del partido formado por revolucionarios plenamente identificados con las necesidades del pueblo, modestos, con dinamismo y espíritu de iniciativa, dedicados en cuerpo y alma a la lucha, que en el transcurso de ella se vayan especializando en la ciencia revolucionaria sin que necesariamente tengan que ser grandes teóricos intelectualizados en un cien por ciento.

La superficialidad en el estudio de las experiencias internacionales, tratando de aplicarlos de una manera mecánica a la realidad nacional.

• Una metodología burguesa y pequeña burguesa en el análisis y discusiones, que impregna a las organizaciones de dirección de los métodos de la sofistica burguesa, hasta convertirlos en clubes de aplicación de todas las artes del foro burgués o de las cátedras universitarias; muy alejadas de la metodología marxista proletaria, en cuanto al análisis, estudio y discusión de los problemas.

• Un método de análisis incorrecto, consistente en la prefabricación de conclusiones y en la escogitación unilateral de elementos favorables a tales conclusiones y previamente elaboradas.

• El individualismo pequeño burgués, que rechaza en la practica la dirección colectiva (aun proclamándola en teoría) y la sustituye por la dirección y centralización individualista, que trata de hacer girar todo en su entorno y que utiliza métodos de “ordeno y mando”, de autosuficiencia doctoral o patronal que impide la formación de nuevos cuadros y que dirige sus organismos y el partido en pleno con espíritu burgués como se dirige a administra una empresa capitalista.

• Las ideas generadoras de liberalismo, inconstancia, falta de disciplina, intrigas pequeño burguesas y repugnante diplomacia burguesa.

• El espíritu artesanal, que es fuente de espontaneidad, de trabajo “a lo que da el tiempo, de indiferencia apatía y rutinarismo, y de culto inconsciente a la “brillantez” intelectual, y menosprecio inconsciente pero practico al proletariado.

• El desconocimiento de la realidad nacional y centroamericana, concreta es fuente de ilusiones derechistas en el trazamiento y aplicación de nuestra línea.

• El desconocimiento de las conexiones exactas, las dimensiones y el grado de influencia del imperialismo yanqui, respecto a la burguesía pro-imperialista ( la que está ligada a él atraves de capitales mixtos y en otras formas: financiera bancarias, etc.

Ese desconocimiento está generando ilusiones hacia esta parte de la burguesía, que comienza a tener creciente influjo en el partido.

• La falta de conocimiento real de la penetración del imperialismo en todas las ordenes en el país, especialmente de sus modalidades neocolonialistas y de los métodos que usa y de sus proyecciones en el dominio interno.
De esta fuente (neo-colonialista), especialmente de su burocracia técnica, es de donde están partiendo crecientes influencias hacia las capas de la intelectualidad pequeño-burguesa, en cuenta hacia las capas de la alta burocracia universitaria ( que forma el medio en que se mueve la mayor parte de miembros de la C.P.).
Tales influencias son generadoras de ilusiones y de una mentalidad reformista burguesa pro-imperialista.

• El apogeo conservador a ideas y esquemas que se van envejeciendo y que no concuerdan en todo momento con la realidad cambiante, y que determina resistencia a aplicar y combinar diversas formas de lucha para estar dotado no solo en teoría sino en la práctica, d una ágillínea política militar que permita impulsar la labor revolucionaria con nuevos métodos y medios de lucha; que no le tema a la aplicación de la violencia revolucionaria de las masas, ni se oponga al despliegue del movimiento por pequeñas y grandes luchas reinvindicativas del pueblo, tanto en sus aspectos económico-sociales como políticos, y su ágil combinación practica con formas armadas de lucha.
La falta de una clara línea estratégica político militar actuante, que propicia el paso gradual pero efectivo (que en esta etapa son los medios fundamentales de lucha) medios de lucha no armados, a la lucha armada a fin de que en tal proceso, este llegue a ser el medio fundamental de lucha.

Al mismo tiempo, en otro terreno: las ideas de “nacionalismo” deformado (de provincialismo feudal-burgués), en un medio como el centroamericano; que entraban el movimiento revolucionario salvadoreño para integrarse dinámicamente a una concepción y practica revolucionaria anti-imperialista y anti oligárquica de dimensión centroamericana.

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Finalmente: unas palabras acerca de la necesidad de luchar por la unidad del partido, de la necesidad de luchar por una ciudad de superior calidad que consolide ideológica y orgánicamente y en la acción a nuestra organización convirtiéndola en la verdadera vanguardia revolucionaria.

LA LUCHA POR LA UNIDAD DEL PARTIDO

La unidad del Partido es condición indispensable para la efectiva dirección del pueblo en las luchas revolucionarias.
Y es deber esencial de todos sus miembros crearla y consolidarla, de hacerla cada vez más firme y efectiva, de convertirla en forma creciente en una unidad de calidad superior. Eso solo puede hacerse sobre la base de los principios leninistas.
Una unidad no basada en los principios, sino en las complacencias, el amiguismo, el compadrazgo, o la tolerancia de los errores y debilidades, no es una unidad, sino liberalismo basado en conveniencias personalistas o de grupo.

Por ello, la unidad de principios abarca cuatro aspectos: UNIDAD IDEOLOGICA (basada en el marxismo leninismo, en el programa del partido y en la línea política) base para la UNIDAD DE VOLUNTADES, que se estructura orgánicamente por medio de la UNIDAD ORGANICA y se expresa a través de la UNIDAD EN LA ACCION.

Cuando a través de la unidad orgánica se ha logrado alcanzar una disciplina de acción común de todos los organismos y miembros, la unidad del partido es una unidad consolidada.

Ahora bien, el aspecto orgánico y las medidas de organización, tienden a debilitarse paulatinamente, si en el aspecto ideológico, y especialmente en el terreno de la linea política aparecen, se amplían y prolongan desajustes que gradualmente la conducen a su divorcio con la realidad objetiva.
Si este aspecto básico no se pone a tono con la vida, la concepción mecánica del aspecto orgánico, incluso las medidas de coerción y represión interna se vuelven poco efectivos para consolidar la unidad interna del partido.

Es la líneapolítica, por consiguiente, un factor DINAMICO y no estático en la vida del partido. Tiene que ser creada y elaborada sobre la base del marxismo leninismo en contacto directo con la realidad objetiva, en contacto directo con el pueblo, en conocimiento concreto de sus necesidades y aspiraciones reales, y de su estado de ánimo (para hacerlo avanzar hacia la lucha y no para retrasarlo), y en contacto directo con las bases del partido.
Elaboración –aplicación entre las masas- síntesis de sus resultados – nueva reelaboración – nueva aplicación entre las masas: es la dinámica continua de elaboración, practica y perfeccionamiento constante de la línea del partido de elaboración, practica y perfeccionamiento constante de la línea del partido para que pueda siempre estar a la altura de la realidad.

El eslabón básico en el ciclo constante que debe recorrer la línea es la PRÁCTICA entre las masas, su APLICACIÓN a la vida.
Y eso se basa en la ley general descubierta por el marxismo, de que la práctica es la piedra de toque de la verdad.

Para que la práctica pueda decir su palabra, y esta pueda ser aprovechada, se necesitan dos elementos básicos:

1. Media vez aprobada una línea en el partido, todos deben de empeñarse en aplicarla, para que sea la práctica la que demuestre si es o no correcta.

2. Todos deben de someterse honradamente y modestamente al criterio de la práctica y reconocer sinceramente los errores que hubieren cometido colectiva e individualmente en sus ideas plasmadas en una línea que la práctica demuestra que es errónea.

Es básico, pues, que la línea sea aplicada durante un tiempo que permita a la práctica mostrar su corrección o incorrección.

Pero es básico también, que la dirección esté dispuesta a rectificar sus errores sinceramente, honestamente y sin recurrir a maniobras impositivas. Cuando un grupo de dirigentes se empecinan en sus errores, recurren al encubrimiento mutuo, recurren al aplastamiento de la crítica y de la lucha interna a como dé lugar, haciendo abuso de una mayoría mecánica inconsciente o interesada, recurriendo a medidas desesperadas de organización para evitar la lucha interna, para evitar a través de la lucha interna las bases del partido tomen conciencia de los errores y participen en su superación, y recurren a toda clase de trucos y maniobras para aplastar la critica a los errores a que ha conducido una línea tercamente defendida y que ya han sido comprobados por la práctica; entonces, tal grupo de dirigentes se convierte en el peor enemigo de la unidad del partido.
Trata de imponer una “unidad” que no es la unidad leninista, sino una coexistencia sin principios, ideológica y práctica, con el error; la tolerancia de los graves errores que conducen a un partido hasta su plena descalificación como organización revolucionaria.

Tal cosa no es unidad sino complicidad en la degeneración de la organización revolucionaria del proletariado.

Para forjar una unidad cada vez superior, más monolítica, y más consciente, es indispensable de lucha interna a la luz de la practica, cuyo objetivo sea la superación del partido a través de la corrección de errores, que tenga por resultado la obtención de una unidad de calidad superior.

Podremos decir que la lucha ideológica interna es un motor que hace marchar al partido hacia adelante, hacia la obtención de una línea política cada vez más ajustada a la realidad, que permita que el partido se coloque a la vanguardia revolucionaria y que forje una unidad superior.
Podemos concebir así este proceso:

Practica
UNIDAD
Lucha ideológica interna = UNIDAD DE SUPERIOR CALIDAD

Partiendo de la unidad , y atreves de la práctica y de la lucha ideológica interna, se alcanza una UNIDAD DE SUPERIOR CALIDAD.

Por eso, un grupo de dirección que quiere utilizar sus posiciones para aplastar la lucha ideológica interna, con el fin de evitar que se reconozcan los errores que ya la prácticaha puesto al descubierto, corta abruptamente el proceso de superación de los errores y el proceso de obtención de la UNIDAD de superior calidad estanca el desarrollo del partido y lo lanza al retroceso.
A estas alturas en nuestro país, eso causaría grave daño al partido y el movimiento revolucionario.

CONCLUSIONES.

I- En el conflicto Honduras El Salvador, el partido cayó en graves errores de derecha, habiendo arrastrado hacia ellos al movimiento democrático y revolucionario.

II- Esto produjo mayor debilidad al movimiento revolucionario nacional, confusión, y dispersión ideológica en sus miembros; desprestigio del partido y especialmente de su dirección, y una desacumulacion general de fuerzas.

III- Esto no es un episodio casual y aislado; sino que obedece a un proceso de deslizamiento hacia posiciones de derecha, impulsado sistemáticamente por una corriente derechista pequeño-burguesa en el partido.

IV- Tal corriente causo grave daño al partido en la década del 40.

Ha ido apareciendo cada vez con mayor fuerza en este último periodo, desde 1967, cuando se inició poderoso movimiento huelguístico e impulsó sus puntos de vista al partido en marzo-abril de 1968.

Frenó al movimiento de masas desde esa fecha hasta finales de año, hundiendo al partido en crisis.
En agosto de 1968 intentó desviar al partido de su línea internacionalista proletaria y conducirlo al apoyo de las posiciones internacionales reaccionarias en el caso de la ayuda prestada por los países socialistas del pacto de Varsovia al proletariado checoslovaco.
Y hundió al partido en posiciones chovinistas y oportunistas durante el conflicto Honduras El Salvador.

V- Ha impedido a las bases y organismos intermedios el conocimiento de la realidad que cruza el partido y el movimiento revolucionario; negando el conocimiento y discusión de las opiniones críticas a las posiciones de derecha por parte de todo el P.

VI- Sin la superación a fondo de tales errores de derecha, el partido no podrá incorporarse a su papel de vanguardia en la lucha revolucionaria; pues tales concepciones y practicas de derecha son el principal obstáculo para su desarrollo y para que pueda ejercer su papel de dirección del pueblo.

VII- La corriente de derecha está impulsada desde la C.P. , y la abanderan…………………..
Apoyados por otros compañeros mas de la C.P. y del C.C. de similar ideología.

VIII- La corriente de derecha tiene base y causas objetivas determinadas:
a) Por las ideas pequeño burguesas generadas en una débil integración orgánica proletaria.

b) En el desconocimiento de aspectos fundamentales de la realidad nacional.

c) En la separación practica de la mayoría de miembros de la Dirección, respecto del contacto permanente y vivencia directa con la clase obrera y el resto del pueblo.

IX- La tarea de salvar al partido del influjo de la corriente de derecha ha pasado a ser una tarea estratégica urgente, que tiene directa relación con la necesidad de formar el Estado Mayor de la revolución: bien organizado, sólidamente unido ideológicamente disciplinado, fuerte, ágil, capaz e ideológicamente bien colocado en las posiciones del marxismo leninismo en las condiciones del país y de Centro América.

SOBRE LA SITUACION ACTUAL Y LAS TAREAS INMEDIATAS. SECCION “D”

1) Estamos entrando en una fase que rápidamente puede desembocar en una situación Revolucionaria.

Con la guerra, todos los sectores han experimentado una conmoción sin precedentes.

a- La economía del país ha sufrido un daño de enormes proporciones, que la coloca en el deslizadero de una crisis económica de consecuencias imprevisibles para las enormes masas trabajadoras, y para otros sectores afectados por la misma.
El mercado Común Centroamericano que ha permitido a las clases dominantes salir a flote durante un periodo eludiendo la necesidad de profundas transformaciones en la estructura económica interna ha entrado en una profunda crisis de la cual, si sale , no será sobre las bases viejas que se despedazaron como consecuencia de la guerra, de la que a su vez fueron factor primordial.
El estallido del Mercomun pone en inmediata trance de desplome a toda la industria manufacturera del país, que , ligada al capital monopolista extranjero, ha surgido en los últimos años, destinada especialmente a ser exportada a los países centroamericanos . Y esto ocurre en un periodo en que ya la antigua producción tradicional – café, algodón, azúcar, – es totalmente incapaz para mantener en pie la economía del país y que a su vez se encuentra desde hace años en una crisis de mercado insoluble.

b- Esto determina, que al régimen antidemocrático y militarista se le dificulta seguir gobernando como ha venido gobernando hasta ahora y tenga, con urgencia, que buscar medios y métodos que le permitan por un lado: sortear temporalmente la crisis económica (tratando de impedir la ruina de la industria manufacturera y atraves de un curso de mayor entrega del país al imperialismo, sobre la base de un nuevo auge del desarrollo capitalista), y por otro: detener el camino revolucionario del pueblo y postergar las transformaciones revolucionarias que el pueblo necesita realizar con urgencia para resolver definitivamente los profundos problemas políticos, económicos y sociales que impiden el desarrollo independiente del país y su marcha hacia el socialismo.

c- La situación es de tal naturaleza , que por los mismos intereses vitales de la clase dominante, el gobierno está obligado a realizar algunas reformas de tipo burgués especialmente pro-imperialista en los terrenos agrarios, industrial, comercial, financiero, tributario, urbano, educativo, etc; así como en lo político , electoral, legislativo, judicial, administrativo, etc. Que le permiten avanzar hace sus objetivos básico: sacar a las clases dominantes del atolladero económico en que se encuentran, reforzar el dominio del imperialismo yanqui, e impedir la revolución en este periodo.

2- A su vez, la necesidad imperiosa de reformas burguesas, aun con ser el camino que conviene vitalmente a todas las clases dominantes, generará agudas contradicciones entre diversos sectores de la misma: entre el sector industrial ligado al imperialismo yanqui y el sector más fuertemente ligado al monopolio de la tierra (cuyos intereses vitales lo unen también al imperialismo yanqui), entre los productores y exportadores agrícolas para el mercado extra-centroamericano y los productores manofacturadores para el mercado centroamericano e interno; entre los grandes importadores y los productores internos manufacturero; entre los productores ligados al imperialismo y los que no están ligados al mismo, etc. Contradicciones que se multiplicaran y ramificaran en todos los escalones de tales clases y sus instituciones económicas, gubernamentales, militares, religiosas, sociales, etc, lo que configurará un cuadro de agudas, múltiples y ramificadas contradicciones en el seno de las clases dominantes.

3. Como resultado de la guerra, la dependencia del país respecto del imperialismo yanqui ha aumentado y todo indica que el gobierno pro-imperialista tratará de salir de la crisis económica arrojándose mas de lleno en brazos del imperialismo y propiciando la mas rápida y eficaz posesión de los resortes económicos, políticos, culturales, militares, etc. , La dependencia del país en todos los órdenes respecto del imperialismo se agrava considerablemente, con todos los efectos deformables en la vida nacional.
Esto en vez de resolver los problemas fundamentales, agrava la profunda crisis de estructura y agudiza la contradicción entre el pueblo salvadoreño y el imperialismo yanqui que es la contradicción básica de lo mismo que las contradicciones entre el pueblo y el gobierno pro-imperialista, entre el pueblo y la oligarquía.

4. Frente a las tremendas dificultades económicas y sociales continúan en el gobierno, tendencias a la carrera armamentista y a una nueva guerra con honduras. Agravados con el cierre del comercio con Honduras y las dificultades de comerciar con Nicaragua y Costa Rica, así como por el flujo incontenible de los salvadoreños que viven en Honduras.

Esta tendencia es impulsada por poderosos sectores militares y económicos.
Económicos. Tal insensata aventura hundiría definitivamente al país en un espantoso cataclismo de muerte, dolor y miseria.
5) Para detener el desarrollo del movimiento revolucionario y llevar acabo sus objetivos económicos y políticos, así como debido a la agudización de sus contradicciones internas, el imperialismo y sectores de las clases dominantes internas, intentaran en determinados momentos utilizar métodos de gobierno basados en el terror fascista, ya sea a través de golpes de estado o sin ellos.
6) La guerra ha agudizado todos los problemas para las clases populares: la disminución de la producción en las fabricas y empresas y el inminente peligro de su cierre agiganta al monstruo de la desocupación, que diariamente se traga a nuevos centenares de trabajadores; el dantesco problema del campo se ha agravado con la movilización militar con la carencia de tierra por parte del campesino con los desalojos en el campo a la carencia de trabajo, medicinas, vivienda, etc. La miseria ha ganado más terreno, la desocupación crónica se profundiza.
A medida en que, como efecto de la crisis económica, se deteriora la capacidad adquisitiva de los obreros industriales y agrícolas, se colocan en precaria situación y al borde de la ruina extensos sectores de comerciantes y pequeños y medianos productores.
Los sectores mas poderosos económicamente tratan de descargar todo el peso de su opresión económica y financiera sobre los trabajadores y sobre las extensas capas de comerciantes y productores menos poderosos. Aumenta la expoliación en el trabajo, su intensividad, crece la tendencia a la rebaja del salario nominal, se rebaja el salario real, aumenta el costo de la vida. A esta agudizada situación se agrega el “ imprevisto” agravante de los millares de trabajadores salvadoreños que regresaran en los próximos meses a pesar de los reaccionarios esfuerzos del gobierno por impedir su regreso.
La guerra no solo no resolvió el problema de los salvadoreños en Honduras, sino que lo agravó al extremo. El regreso de decenas de miles de compatriotas a una situación económica tan tensa es un factor poderoso que puede ayudar a que extensas masas trabajadoras vean con claridad que ya no se puede seguir viviendo así, bajo un régimen económico y político que ha arrojado a las masa a tanta miseria y sufrimiento.
Es como la gota derramar el colmado vaso de los graves problemas económico-sociales del país.
7) Estamos pues, claramente colocados en una situación en que las clases dominantes ya no pueden seguir gobernando como hasta ahora, en que se comienzan a agudizar al extremo sus contradicciones internas, y a las puertas de que, debido al extremo empeoramiento de las condiciones de vida agravado por la crisis económica, se haga evidente para grandes masas trabajadoras de la ciudad y del campo que “ya no se puede seguir viviendo así”.
Ya esta ardiendo, pues, el combustible que nos puede colocar en una situación revolucionaria a corto plazo y no por nuestra voluntad, sino como situación objetiva creada por el desarrollo de la situación económica y política y por el curso aventurero, agresivo, reaccionario y criminal seguido por el gobierno.
8) En tal situación el factor subjetivo de las fuerzas revolucionarias adquirirá importancia decisiva para que una determinada situación revolucionaria pueda culminar en revolución. Es obligada preguntar entonces, ¿ en que estado se encuentran las condiciones subjetivas de las fuerzas revolucionarias? (partido-entendido como el Estado Mayor de la Revolución; conciencia, organización, disposición y preparación de las fuerzas populares.)
a.- En el proceso de preparación y realización de la guerra de agresión, el gobierno logro engañar a grandes sectores del pueblo y , sobre la base de la exacerbación del odio entre los pueblos y de la exaltación nacionalista, logro formar una amplia unidad a su alrededor, como no lo había tenido el régimen militar antidemocrático y pro imperialista en muchas décadas.
La guerra le dio al gobierno de Sánchez Hernández temporalmente un gran apoyo popular. Fortaleció a las fuerzas ultrarreaccionarias. Dio respaldo popular al Ejército reaccionario que en décadas de ejecutorias de sangre y terror se había conquistado honda repulsa de grandes sectores oprimidos. Hizo parecer como héroes y salvadores a los gorilas ultrarreaccionarios. Fortaleció a la ORDEN y la MANO BLANCA, que se convirtieron en el ejercito civil armado, especie de milicias ultrarreaccionarias que después podrán ser lanzadas contra las fuerzas revolucionarias.
Políticamente la guerra fortaleció las posiciones de la reacción, y especialmente, de los sectores ultrarreaccionarios.
Esto significa que la correlación de fuerzas se torno mucho mas desfavorable a las fuerzas revolucionarias.
b)- En consecuencia, las fuerzas revolucionarias y de izquierda resultaron mas debilitadas y, el partido especialmente, mas aislado de las grandes masas del pueblo que antes, aumento la disposición ideológica, el desaliento y la confusión, al descontento hacia la inefectividad y vacilaciones de la dirección; aumentó entre las fuerzas aliadas y amigas la falta de confianza en la capacidad de dirección del partido; disminuyo la influencia entre las masas de parte de las organizaciones revolucionarias y democráticas. En una palabra, al llegar al presente estado de estos sucesos, no solo no ha avanzado el proceso de acumulación de fuerzas a favor del sector revolucionario, sino que evidentemente ha habido una des acumulación de las fuerzas que ya habían sido acumuladas.
Resulta, pues, que cuando entramos en una situación que objetivamente nos puede llevar a corto plazo a una situación revolucionaria, los organismos revolucionarios se encuentran más débiles ya, quien debe ser su Estado Mayor está en crisis de dirección, de organización y en dispersión ideológica.
c)- Esta situación no es casual: se debe, en lo inmediato, a la actuación del partido en el periodo de preparación desplegada de guerra de agresión, durante la guerra de agresión y en el periodo de ocupación de los territorios ajenos por parte de las fuerzas de agresión. Y, abarcando un periodo mayor, se debe a la preponderancia en el partido de corrientes de derecha que han impreso su sello a su actuación en los últimos tiempos y que lo han conducido finalmente hasta este abismo.
A la vista de todo el mundo la actuación del P. durante el conflicto estuvo impregnada de seguidismo al gobierno y a las fuerzas ultrarreaccionarias, a rastras del nacionalismo burgués que había calado en las masas, saturada de vacilaciones pequeño-burguesas y de temor a defender consecuentemente algunos insoslayables principios revolucionarios marxistas-leninistas, claramente impregnada de las posiciones del oportunismo de derecha.
Lamentablemente, los compañeros que han sido los principales autores de la línea aplicada durante la guerra, no solo no se han colocado en el responsable cauce de reconocer los graves errores, sino que, con una arrogancia inconcebible, se han lanzado a la cerrada defensa de los errores y a adoptar medidas que corten de cuajo las posibilidades de criticas dentro del partido.
Muestran una inconsciencia pasmosa o rechazo consciente a las indicaciones de Lenin de que “La Actitud de un partido político ante sus errores es uno de los criterios más importantes y más seguros para juzgar de la seriedad de ese partido y del cumplimiento de sus deberes hacia su clase y hacia las masas trabajadoras.
Reconocer abiertamente los errores, poner al descubierto sus causas, analizar la situación que los ha engendrado y discutir atentamente los medios de corregirlos: eso es lo que caracteriza a un partido serio; en eso consiste el cumplimiento de sus deberes: eso es educar e instruir a la clase y después a las masas.
Sin el reconocimiento y sincera disposición de superar tales errores y sin esa toma de conciencia sobre la gravedad de los mismos y de la urgencia de corregirlos estaría truncada por su base la apreciación del momento actual y la adopción de las tareas revolucionarias y su consecuente aplicación, que se derivan de la crucial situación en que ha entrado el país.
Y sin salvar al partido que es el Estado Mayor de la Revolución de esa situación, la adopción de medidas estaría roída por esa enfermedad medular y su aplicación naufragaría en el pantano de las vacilaciones, de la inestabilidad, y del seguidismo, o del desaliento euforia pequeño burguesa.
Debido a que ya ese factor se ha convertido en el obstáculo para el desarrollo del partido, para el cumplimiento del su papel entre el pueblo y para el desarrollo del movimiento revolucionario en su conjunto, salvar al partido de la corriente pequeño-burguesa de derecha, pasa a ser tarea inmediata y de trascendencia primordial, sin eso, los esfuerzos por levantar al partido y por fortalecerlo entre las masas se disipan en periódicas “ arrancadas” que se levantan y se caen como las olas, sin calar profundamente en el pueblo.
9) Eso quiere decir también que es urgente poner en pie, inmediatamente, a los organismos revolucionarios y democráticos para que puedan impulsar entre las masas la lucha por las urgencias políticas y sociales inmediatas y sobre esa base, estar en capacidad de elevarlas su conciencia y organización revolucionaria.
Rescatarla, al choque con la realidad, de sus ilusiones respecto al gobierno y a sus planes pro imperialistas.
10) Es una tarea clave de ahora en adelante, llevar a las masas a la comprensión de que el imperialismo yanqui es el enemigo fundamental de nuestro pueblo y de los pueblos de Centro América y el sostenedor principal de las camarillas militares y de los gobiernos reaccionarios, así como de las clases dominantes caducas que no quieren dar paso al avance y al desarrollo independiente del país. Esa comprensión, obtenida a través de las acciones vivas anti imperialistas realizadas diariamente por las masas, es indispensable para elevarlas a la disposición de luchar decididamente por la liberación nacional de nuestro país y de Centro América.
Es indispensable que los obreros industriales se den cuenta de que su directo y concreto explotador en el interior de la mayor parte de fábricas y empresas del país es, a la par del patrono salvadoreño, el capitalista yanqui que saca ganancias de esas fábricas y, que la lucha de clases interna, es también contra el imperialismo yanqui.
Es preciso luchar con mayor energía contra la penetración yanqui en todos los terrenos en que este se manifiesta; poner a la orden del día la lucha contra las misiones militares yanquis, exigiendo su salida del país; contra los organismos internacionales dirigidos por el imperialismo yanqui, (OEA- ODECA) (desde el punto de vista de los fundamentales intereses de nuestro pueblo) ; contra las instituciones imperialistas como la “ Alianza para el Progreso”, “AID”, “IADSL”, etc.; contra el CONDECA.
11) Debe volverse a revivir entre el pueblo la personalidad revolucionaria de las organizaciones de izquierda, que la diferencia cualitativamente de la conducta, métodos y objetivos, de las fuerzas de oposición burguesa y pequeño burguesa, pusilánimes y oportunistas, y naturalmente, de las fuerzas reaccionarias y ultrarreaccionarias.
Dado que esta imagen revolucionaria independiente y firme se oscureció sensiblemente a los ojos de las masas durante el periodo bélico, volver a poner de relieve la calidad revolucionaria de nuestras organizaciones es una tarea impostergable y clave.
Por ello, debe divulgarse hoy más que nunca el programa de transformaciones revolucionarias de liberación nacional en camino al socialismo, al mismo tiempo de movilizar a las masas ( especialmente a la clase obrera y campesina) en la lucha por sus reivindicaciones inmediatas y por un programa inmediato de transformaciones democráticas avanzadas y emancipador que desenmascare las estrecheses, inconsecuencias, la demagogia y el carácter entreguista de los planes reformistas propiciados por el gobierno o por diversos sectores de la clase dominante.
Debe quedar muy claro en nuestra lucha entre las masas, que la burguesía no puede ya encabezar los verdaderos cambios profundos y revolucionarios que nuestro país necesita; y que esos cambios solo puede realizarlos el pueblo, encabezados por sus organizaciones revolucionarias.
Debemos de hacer mucho hincapié en este aspecto, para rescatar las masas de las ilusiones del reformismo burgués y pro-imperialista.
12) la organización y movilización de los obreros industriales y agrícolas y del campesinado, y la lucha intensa por sus urgentes necesidades económicas, sociales y políticas es eslabón clave para que (en la escuela de organización y de la lucha por sus derechos y al choque con la realidad de la opresión política del régimen en favor de los patronos) las grandes masas pueden rápidamente hacer su propia experiencia.
Esto los curara de las ilusiones formadas durante la guerra y , en tal proceso, permitiría a las fuerzas revolucionarias elevar la conciencia política de los trabajadores y disponerlos a la lucha por los objetivos revolucionarios.
Por ello, es básico en estos momentos, el conocimiento de las reivindicaciones inmediatas capaces de mover a la lucha a los obreros de la ciudad y del campo y al campesinado y su movilización en torno a un realista programa inmediato de lucha por esas urgencias concretas; así también es básica en este momento la lucha contra el economismo y el reformismo burgués en el movimiento de masas de los trabajadores.
También es urgente inducir y orientar a las masas de pequeños y medianos industriales y comerciantes a luchar por sus derechos económicos contra la opresión de los monopolios oligarcas e imperialistas especialmente en esta coyuntura de crisis económica.

13) Debemos sacar a las masas de la confusión que produjo la política de seguidismo durante la guerra, respecto del concepto de la unidad nacional de las fuerzas populares con las reaccionarias, y elevar a su verdadero nivel la unidad revolucionaria que es el núcleo vertebral del pueblo en sus luchas por las transformaciones revolucionarias, y desenmascarar la política oportunista y servil de la burguesía y pequeña burguesía oposicionista, que se han lanzado por el camino del aprovechamiento oportunista de la coyuntura política.
14) Durante el próximo proceso electoral debemos aspirar a extraerle el mayor provecho posible en pro de la organización legal, de diversos sectores progresistas del pueblo, y de su organización semi-legal y arm., en los círculos más avanzados de los mismos, así también, en la difusión de nuestro programa revolucionario, en la movilización alrededor del programa de transformaciones democráticas avanzadas y emancipadoras.

15) Es urgente y a marchas forzadas, preparar a los sectores avanzados del pueblo en la lucha Arm. Encuadrar a los mas valiosos elementos de la clase obrera, del campesinado, del estudiantado y de la juventud en organismos asequible de incorporarlos a las formas elementales de lucha Arm. , iniciándose con las organizaciones de autodefensa. Y es necesario que, a todo nivel, sea el partido el que dirija ese proceso.

16) Debemos tener una política de acercamiento y convencimiento hacia los sectores populares del Ejercito: las tropas, que están integradas fundamentalmente por campesinos y obreros, y estimulándoles la elevación de su conciencia de clase que les haga mas afines a las luchas de sus respectivas clases y de su pueblo, y tener un trabajo especializado de convencimiento, hacia aquella oficialidad que tenga ideas progresistas.
Rechazando al mismo tiempo toda idea ilusoria de que el Ejercito reaccionario, como institución, puede estar al lado del pueblo en sus luchas.

17) EN FIN: entramos en una etapa diferente de nuestro trabajo, como diferente es la etapa a que el país entra después de esta guerra. Solo al utilizar nuevos métodos, acordes con la nueva situación, podrán las fuerzas revolucionarias llevar a cabo la elevación del factor subjetivo, que será clave para enfrentar la situación que se plantea actual y próximamente en el país.
Solo así podremos elevar la conciencia, organización y preparación de los sectores fundamentales del pueblo, y poner en capacidad a las fuerzas revolucionarias de cumplir con efectividad las tareas revolucionarias de la presente etapa de la revolución salvadoreña y centroamericana.
II
ALGUNAS MEDIDAS DE CARÁCTER INMEDIATO, FRENTE A LA SITUACION ACTUAL .

1ª.) Rescatar al partido de la situación a que .lo han conducido las actuaciones de derecha en los terrenos ideológicos, orgánicos y de trabajo entre el pueblo.
Unirlos ideológicamente sobre la base de la seria aplicación del marxismo leninismo a las condiciones concretas, en combate, en contra el oportunismo de derecha que se ha convertido en el obstáculo principal de su desarrollo; así como contra el izquierdismo.
Reorganizar las células del partido para su mayor efectividad en las condiciones actuales.
Reorganizar a crear las comisiones del C.C. con el mismo objetivo. Iniciar un serio esfuerzo de desarrollarlo en los aspectos orgánico e ideológico, y de hacerlo crecer especialmente entre la clase obrera. Realizar a prudencial plazo el VI congreso, a fin de dotar al partido de una línea leninista revolucionaria y de una dirección colectiva, homogénea y ágil.
Abrir de inmediato en las bases del partido y en todos sus organismos una discusión sobre la actuación del partido durante la guerra, para facilitar el balance de la misma.
Reorganizar el aparato M. del partido y dotarlo de planes y métodos de trabajo adecuados a la actual situación.
2) Hay que impulsar a ritmo más acelerado y con métodos más efectivos la preparación militar en distintos sectores del pueblo, organizar los grupos de autodefensa en fábricas, empresas, facultades, institutos, barrios, poblaciones, haciendas, cantones, ect. Y un organismo superior de la L.A. directamente dirigido por la C.P. del partido, que es su organismo de dirección político-militar.
Estar dotado de un plan estratégico y táctico político-militar en dimensión nacional y centroamericana. Hay que ponerse en pie de preparación teórica-practica M. a todo el partido y hacer que cada Cel. Se convierta en el Estado Mayor de la lucha política, económica y M. en su respectiva jurisdicción.
Hay que crear un organismo de liberación Nacional con los organismos revolucionarios afines.

3) Estudiar las formas y métodos de la violencia de masas, y dirigir a las masas en la aplicación de todas las formas asequibles que sean convenientes y necesarias en cada paso, así como las acciones de violencia organizada de grupos. Ello ayudara a forjar a las masas en las luchas callejeras contra las fuerzas del régimen reaccionario, en su experiencia práctica hacia el camino insurreccional y en su curación de las ilusiones políticas hacia el ejército reaccionario y el gobierno proimperialista.

4) Establecer inmediatamente lazos serios a nivel político y M. con los partidos y demás fuerzas revolucionarias de América Central, y elaborar un programa conjunto de estrategia Militar a nivel Centroamericano. Hacer el mismo trabajo de coordinación a nivel democrático con las organizaciones democráticas, sindicales y civiles de Centroamérica.
5) estudiar y poner en ejecución todas las formas asequibles de agitación de masas, urge ponernos en un nivel y capacidad técnica superior en materia de propaganda, para su intensificación entre las masas.
6) Impulsar la lucha entre la clase obrera de la ciudad y del campo contra los despidos, contra la intensificación del trabajo, contra los intentos de rebajar salarios y por aumentos de salarios.
Contra las injusticias y atropellos patronales. Contra la elevación a los trabajadores del campo, por la verdadera Reforma Agraria Democrática y popular.
Hay que hacer efectivo, en la práctica, el derecho de huelga impulsando y organizando a los trabajadores en las mismas.
Tarea de urgencia es rescatar el movimiento sindical de la nefasta influencia del economismo y del reformismo burgués. Hay que impulsar la movilización de los trabajadores en toda forma, como eslabón vital para elevarles la conciencia política y revolucionaria.
7) Utilizar todos los métodos posibles, agiles y audaces, para interesar y persuadir al campesinado a que se organice hoy más que nunca por conquistar tierra, no esperándolo del gobierno sino actuando y movilizándose en pos de ella, con métodos nuevos, y utilizando medios propios de solucionar los problemas sin estar esperanzados a que los terratenientes y el gobierno se los resuelvan.
Organizarlos en la lucha por su mejoramiento en todos los órdenes ( por las exigencias de clínicas y atención médica, agua, luz, escuelas, etc.) con métodos agiles que eleven su disposición a las luchas populares, organizarlos en la lucha por una verdadera Reforma Agraria, democrática y popular.

8) Organizar a los compatriotas expulsando de Honduras e impulsarlos a luchar con sus propios medios, atraves de la unidad con el resto del pueblo por conquistar tierra, trabajo y vivienda; sin ilusionarlos en que estos van a ser resueltos por el gobierno.
9) Impulsar a los sectores medios de productores industriales a la lucha antiimperialista y anti oligárquica y sobre la necesidad de una política exterior independiente.

10) Impulsar en los pequeños y medianos industriales y comerciantes, la lucha contra la opresión oligárquica e imperialista.

11) Organizar a los estudiantes y al juventud en la lucha por los objetivos específicos y sobre los objetivos revolucionarios del pueblo.
12) Atraerse al sector femenino a la lucha contra la guerra y por la organización de los refugiados y en las colonias de champas a la lucha revolucionaria del pueblo.

13) Denunciar el fondo de la actual política de Unidad Nacional entre las fuerzas reaccionarias, democráticas y revolucionarias, democráticas y revolucionarias, como arma de la reacción interna y del imperialismo, para encubrir los planes reaccionarios contra el pueblo salvadoreño y contra los otros pueblos.
14) Fortalecer la unidad revolucionaria, integrándola fundamentalmente por las organizaciones de izquierda para llevar adelante la educación, organización y movilización del pueblo hacia sus objetivos revolucionarios.

15) Fortalecer la unidad popular a nivel más amplio, con las organizaciones políticas, sociables y profesionales, con un programa democrático avanzado por las reivindicaciones políticas, económicas y sociales inmediatas del pueblo.

“La tarea debe ser promover al estudiantado de avanzada a tomar la vanguardia en la lucha universitaria revolucionaria y que sea el motor para sacudir el acomodamiento, pasividad y el freno a la lucha revolucionaria que ejercen los C. Burocráticos de la U. “

16) Oponer al programa de reformas burguesas pro – imperialistas, el programa revolucionario de Liberación Nacional.
Y a nivel democrático, oponer a los planes reformistas del gobierno un programa democrático avanzado y emancipador, impulsado por el propio pueblo, luchando por quitarle a los sectores populares las ilusiones sobre que un gobierno pro-imperialista podrá resolver los problemas fundamentales del país.
17) Aprovechar en todas las formas legales, semi-legales y secretas que sea posible el próximo proceso electoral, desde hoy a fin de volver a configurar ante las masas la imagen independiente y propia del sector revolucionario, y difundir el programa de transformaciones democráticas avanzadas. Aprovechar dicho proceso no solo en el terreno propagandístico y agitativo, sino para organizar al pueblo, especialmente al habitante del campo y al obrero no solo formando organismos legales, sino también los organismos de defensa A.
18) Es necesario intensificar una propaganda especial y comprensiva ( y un trabajo de persuasión y en alguna medida de organización) entre la tropa. Y una propaganda y trabajo diferenciado en el nivel de oficiales para influenciarlos en sus sentimientos anti-imperialistas y progresistas.
Y para convencer a la tropa en que sus intereses están al lado del pueblo y no de la alta oficialidad reaccionaria y pro imperialista. No abrigar ilusiones respecto de que el ejército como institución profundamente reaccionaria y pro imperialista va a colocarse al lado del pueblo en su lucha revolucionaria.
19) Es necesario reforzar los lazos con el movimiento comunista Internacional, con el campo Socialista Mundial encabezado por la unión soviética, estrechar los vínculos revolucionarios con Cuba Socialista, y la solidaridad efectiva con el heroico pueblo de Viet-nam.
( Esta última parte fue en lo fundamental presentada a la comisión política el 20 de agosto de 1969)
En resumen: las tareas de preparar al partido y al pueblo para aprovechar decidida y eficazmente la situación económica y política en que está entrando el país, requieren:
A) Salvar al partido de la corriente oportunista de derecha y sobre esa base consolidarlo ideológica y orgánicamente, hacerlo más eficaz en su estructura y funcionamiento interno para su trabajo político-militar entre el pueblo.
Hacer que sea el dirigente político militar del pueblo en todos los escalones.
b) Intensificar la movilización popular en todos los terrenos en la lucha política, económica, social, inmediata; poniendo el acento en la movilización y lucha de las masas, y en la capitalización de esa lucha para la organización revolucionaria.
c) Promover intensamente la preparación militar entre los obreros, campesinos, estudiantes y juventud.
d) Establecer con otras fuerzas de izquierda revolucionaria la base orgánica de las fuerzas de Liberación Nacional.
e) Coordinar efectivamente la lucha revolucionaria a nivel centroamericano.
f) Fortalecer los lazos con el movimiento comunista y revolucionario internacional.

FIN de todo el trabajo titulado: “ LA ACTUACION DEL PARTIDO DURANTE LA GUERRA”

Por SAUL.

San Salvador, 3 de octubre de 1969.-

DEBEMOS CONSTRUIR EL PARTIDO M.L. DE NUEVO TIPO EN EL SALVADOR
¿Cómo concibo orgánicamente un partido de nuevo tipo, marxista leninista, de la clase obrera en el Salvador, para que efectivamente este en capacidad de conducir al pueblo en sus luchas reivindicativas, dada la situación histórica del país y de Centro América y la etapa de desarrollo del movimiento revolucionario.?
Bien sabido es que las formas de organización deben estar supeditadas en cada periodo del desarrollo revolucionario, a la línea general, a la estrategia general y a las formas tácticas de la lucha; deben servir a la línea general, ayudar a aplicarla más eficazmente.
En esta nueva época que está viviendo el país y el partido, rasgo fundamental del movimiento revolucionario es que atraviesa por un periodo de acumulación de fuerzas. Esta ha de efectuarse mediante el despliegue de las luchas del pueblo por sus reivindicaciones inmediatas con medios de lucha fundamentalmente pacíficas, ligándolas estrechamente a su preparación para la utilización de otras formas de lucha:
De las formas de lucha Armamentista, Pero no con una concepción estática, sino con vistas a transformar las luchas del pueblo, de luchas pacificas a luchas violentas y Armamentista y a convertirse estas en el medio fundamental de lucha.
Todo lo que indica la situación actual de post-guerra, es que se necesita de un partido con nuevas formas de organización, que permitan hacer efectivo al partido frente a las situaciones futuras:
a) Frente a una maduración mayor de las condiciones revolucionarias debido a la abrupta agudización de la crisis económica, política y estructural, ect. Y a otros factores pos-bélicos.
b) Frente a las posibilidades de nuevas aventuras militares.
c) Frente a la posibilidad de un régimen de terror fascista que se llegue a implantar a fin de destruir a las organizaciones revolucionarias e impedir el desenlace revolucionario de la grave situación actual.
d) El aparecimiento de grupos organizados de revolucionarios, que frente a la efectividad actual del partido presentan una imagen de mayor audacia y agilidad, y que incluso teniendo tácticas de lucha que en algunos aspectos pueden estar equivocados, pueden llegar a arrebatar la dirección de las masas al partido.
Estas son cuestiones objetivas que en lo fundamental no dependen de vuestra voluntad, pues son creadas por la situación concreta, por la realidad a que ha entrado el país en particular dentro de un marco centroamericano que esta derivando visiblemente en la misma dirección, por la puesta en ejecución de futuros planes imperialistas, por las contradicciones entre las oligarquías; y por la fuerza del desarrollo histórico.
Ahora bien, si existieran perspectivas de un periodo de desarrollo más o menos suaves y pacíficos del país, si un partido ha de prepararse para un periodo de “tolerancia” democrática, de amplias posibilidades de juego parlamentario, debe de tomar en cuenta eso para su desarrollo, y debe de amoldar sus formas de organización para aprovechar al máximo esa legalidad y amplitud parlamentaria y democrática y disponer su estructura y su aparato a esa situación de desarrollo sin sacudimientos.
Por el contrario, si la situación que esta por delante es un periodo en que hay que prepararse para tempestades revolucionarias del pueblo, en que las perspectivas están plagadas de amenaza fascistoide, de amplio auge del militarismo, de posibilidades de criminales aventuras militares etc, es urgente y VITAL para un partido revolucionario de la clase obrera, si realmente quiere cumplir con sus deberes históricos, cambiar radicalmente sus moldes de organización, para convertirse en una organización revolucionaria del proletariado cualitativamente superior; capaz de funcionar y de dirigir al pueblo en todas las situaciones por difíciles o complejas que sean, capaz de emplear adecuadamente todo tipo de medios de lucha, tanto los de la movilización legal, y semi legal de masas, como los medios ilegales, la violencia de masas y la lucha armada en las escalas y amplitudes que sea necesario y que estén a la altura de su capacidad.
El no hacerlo así aboca al partido a su destrucción, o bien bajo los golpes del enemigo, o bien por su marginación y aislamiento del pueblo. En la actualidad, de acuerdo a sus formas orgánicas internas, el partido esta desguarnecido frente a un amenazante enemigo.
De acuerdo con esto, nuestro partido debe cambiar cualitativamente en su estructura, forma orgánica y funcionamiento.

EN CUANTO A LAS BASES DEL PARTIDO
La organización deberá de facilitar eficiencia, desempeño de sus funciones en su ejecución.
1º. Las funciones fundamentales serán:
a) Dirección política de las masas en el sector de su jurisdicción.
2º. Dirección militar del sector de su jurisdicción ( correspondiéndole en su nivel, formar y dirigir las organizaciones al nivel más elemental: por ejemplo grupos de autodefensa.
3º. Dirigir la movilización y organización y la lucha inmediata de las masas en el sector de su jurisdicción.
4º. Tareas de funcionamiento interno del partido (reclutamiento, preparación ideológica de simpatizantes, propaganda, organización, educación, etc)
5º. De acuerdo con esto el FUNCIONAMIENTO de las organizaciones de base debe tener los siguientes rasgos:
a. Funcionamiento MUY CLANDESTINO, que debe dominar las reglas de seguridad; pero hacia afuera estrechamente ligadas a una esfera de masas, y más estrechamente, a un círculo de colaboradores y activistas.
b. Funcionamiento paralelo : que no se relacionen ni conozcan una célula con otras. O que sean pequeñas.
c. Que estén colocadas fundamentalmente en los centros de trabajo, estudio, etc.
d. Operatividad. Funcionamiento basado no en el reunionismo ni el burocratismo.
e. Disciplina muy estricta ( se podría calificar como una disciplina de tipo semi-militar)
Todos los militantes que no se avinieren a estas normas estrictas en la organización y disciplina, tendrán que ser colocadas en la calidad de colaborades activos; pero no como miembros de una organización de base.
ORGANIZACIONES DE DIRECCION INTERMEDIA
Sus funciones tendrán que ser las de :
• Dirección Política en su jurisdicción ( Aplicación de la línea y acuerdos superiores).
• Dirección militar en su jurisdicción.
• De movilización, organización y luchas inmediatas de las masa.
• Dirección de la cuestiones internas del partido en su jurisdicción. Con las mismas normas de clandestinidad estricta, de operatividad, gran espíritu de iniciativa, disciplina estricta, estará supeditados a la dirección de los organismos superiores.
ORGANISMOS DE DIRECCIÓN NACIONAL
( en líneas generales)
CONGRESO; organismo supremo de dirección.
C.C. Elaborador de la línea, y controlador superior de su ejecución.
C.P. Efectivo dirigente permanente POLITICOMILITAR del partido.
(no mayor de 7 miembros)
Que funcione bajo efectivas normas de dirección colectiva,
Que se ayudara de todas las comisiones necesarias,
SECRETARIADO, (No más de tres miembros). Con carácter de Comisión de control y de administración del partido, y de coordinación del trabajo de las distintas comisiones.
Naturalmente esto es solo el esquema. A mi entender contiene las líneas generales de las transformaciones que deberíamos de realizar en organización y estructura, en el marco de cambios en la línea general, en estrategia y táctica que conviertan al Partido en la organización revolucionaria de tipo nuevo del proletariado en el país.

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Trabajo de Saúl: “ LA ACTUACIÓN DEL PARTIDO DURANTE LA GUERRA”
1º. Se requieren nuevas formas de organización, para que nuestro partido sea el partido revolucionario de la clase obrera marxista-leninista, que nuestro pueblo necesita: Un partido de nuevo tipo.

2º. Carta enviada a la comisión política desde San José de Costa Rica, el 12 de julio de 1969, frente a la situación del momento y a la línea que se estaba adoptando.

3º. Artículo publicado (escrito por Saúl) en el periódico “ LIBERTAD” del partido de Vanguardia Popular el sábado 26 de Julio de 1969 San José Costa Rica.

Ponemos en su conocimiento las cartas que la célula FRANK PAIS ha en enviado a conocimiento de la C.P. del C.C. y a este sobre el conflicto de Honduras – El Salvador.
Recomendamos su estudio, para que estas opiniones sean tomadas en cuenta en las discusiones.
La comisión política del C.C. 10 de Octubre de/69
CARTAS A LA C.P. DEL C.C. sobre el CONFLICTO HONDURAS – EL SALVADOR
Las Carta a la C.P.
Compañeros:
Las bombas han comenzado a caer, nuevamente, las oligarquías pretenden dirimir sus diferencias sobre las espaldas de los pueblos, el carro de la historia se acelera, y nuevamente sorprende a nuestro movimiento revolucionario falto de toda preparación para el combate.
En esta ocasión, a la debilidad orgánica del P. se ha sumado una fragilidad sin precedentes en el análisis teórico de los hechos que se han dejado ver con toda claridad las tendencia a oportunistas de derecha compartidas por los organismos de dirección de nuestro P., y que en ocasiones anteriores (elecciones de 1968, problema de Checo – Eslovaquia) han sido señalados por alguno miembros consientes.
El manifiesto del partido con respecto al problema El salvador – honduras llamado “Por la solución justa al conflicto el salvador – honduras” repetido sin cambios, mecánicamente (hasta en eso) en el número 82 de la verdad 2 semanas después, es un ejemplo de análisis liberal, patriotero, no marxista o cuanto menos un esbozo a cien kilómetros de distancia del verdadero problema con el que se pretende “orientar la conciencia popular”. Si este es el análisis con el que el C.C. pretende orientar la opinión pública, no es extraño que el AGEUS, organización casi completamente controlada por nuestro P. se encuentre dando tumbos espectaculares contribuyendo a sembrar el desconcierto de la mentalidad popular y dejando así como únicas guías y dirigentes a la oligarquía, el gobierno y sus pregoneros que han logrado a su alrededor unidad nacional, en la que estamos embarcados sin lucha ideológica , unidad que no tiene las características de frente popular.
Nada podemos decir entonces de ANDES y s de otras organizaciones populares que se han pronunciado en igual forma, es decir, dentro de la línea del P. que se encuentra de la retaguardia de la oligarquía salvadoreña.
En estos momentos de crisis, desatada por las contradicciones entre las burguesías, se miden no solo las fuerzas de las organizaciones revolucionarias sino también se calibran sus posiciones ideológicas. Estas son responsabilidad de todos los miembros de los organismos de dirección del P. y por lo tanto en este problema de los que están sustentando una posición clara, marxista, permitieron que se impusieran tendencias oportunistas y que se fuera a las masas con ese manifiesto, que únicamente ha beneficiado a nuestros enemigos.
Vamos al texto:
En primer lugar, el análisis de la situación concreta y del origen concreto de las diferencias entre las oligarquías nacionales-hondureña –Salvadoreña no existe, este cede paso a un conjunto de frases poco claras algunas de ellas acuñadas desde hace mucho tiempo, repetidas hasta el infinito y que no han logrado más que la indiferencia y en algunas ocasiones el recelo de las masas populares.
Además, “ los López Arellano y los Medrano y sus secuaces” como dice el documento se ven constantemente aparecer en el cómo artífices directos de la historia de acuerdo con su voluntad e intereses particulares y no como representantes de determinadas fracciones oligárquicas que debíamos haber analizado para el pueblo.
Así por ejemplo, en un párrafo y con respecto al gobierno de Sánchez Hernández leemos:
“…………………sin embargo, es de advertir que ante la crisis surgida con Honduras predomina en este momento una actitud correcta de buscar una solución negociada. Esta actitud nosotros la apoyamos de la misma manera que luchamos en contra de quienes como Medrano, están buscando la guerra con Honduras……………………”
Compañeros!, que es esto? La corrección del gobierno no está relacionada con los intereses de la oligarquía salvadoreña en cada momento?, no es justa y correcta en cuanto sirve a esos intereses?, donde está el análisis clasista de esa posición hecha por el partido del proletariado? Recordemos los acontecimientos; en los primeros siete días del conflicto no se recibieron noticias de lo que ocurría en Honduras; porque el gobierno de Sánchez Hernández y sus voceros eran serenos y no querían enardecer al pueblo?
No compañeros, porque la oligarquía salvadoreña pretendía mantener la integridad del MERCOMUN y continuar ganando sumas fabulosas, días después, el boicot hecho en Honduras a los productos salvadoreños y especialmente la expulsión masiva de compatriotas lo que quería decir presión social y exigencia de cambios a corto plazo en el Salvador, atemorizo lo suficiente a la oligarquía como para hacerla pasar de una actitud “serena a una agresiva que en el, colmo de la desesperación podría lanzarla a una aventura bélica. Este cambio, que para nadie es un secreto fue reflejado exactamente por el gobierno “correcto” de Sánchez Hernández y sus voceros.
COMPAÑEROS: lo correcto era decir “apoyamos” al gobierno de Sánchez Hernández” pero como enemigo de clase luchamos contra el en el mismo momento, no con frases estereotipadas, prefabricadas; no firmando en abstracto que es servidor incondicional de intereses oligárquicos e imperialistas sino indicando como se ven en este hecho concreto afectados o beneficiados dichos intereses y como esto se manifiesta en determinadas actitudes de su gobierno.
Eso significa hacer claridad y orientar a las masas populares. El párrafo del manifiesto, que nos ocupa, quiere decir ni más ni menos ir al frente de unidad nacional formado por el gobierno, ensalzarlo en sus posiciones sin desenmascararlo y confundir a las fuerzas democráticas en definitiva unidad sin lucha, igual oportunismo de derecha.
“…………………………No obstante, si a pesar de nuestros esfuerzos y los esfuerzos de las grandes mayorías democráticas y conscientes la guerra estalla debe desde ahora saberse que nosotros los comunistas y los sectores que influenciamos, sembremos cumplir nuestros deberes de proletarios y patriotas ( demócratas textualmente) luchando con las armas en la mano para defender la integridad territorial al mismo tiempo que para desbaratar los planes de López Arellano, los Medrano y compañía………..”
Donde está el análisis de las posibilidades de la guerra?
Donde está la posición clara que se le pidió a la C.P. en caso de que se desencadenara el conflicto bélico? En ninguna parte.
Se podría argüir que el manifiesto fue elaborado antes de esa reunión, pero el número 82 de la VERDAD tirado aproximadamente dos semanas después lo repite íntegramente.
Se necesitaba estar ciego a no ser marxista para saber que Honduras, el país débil en todos los aspectos, no sería el agresor, sino que se encontraba francamente a la defensiva; como ha estado constantemente desde la creación del MERCOMUN.
La guerra iba a desatarla como ha sucedido el sector mas reaccionario de la burguesía salvadoreña que apoya el Gral. Medrano.
La frase “……………….nosotros los comunistas y los sectores que influenciamos sabremos cumplir nuestros deberes de proletarios y demócratas, luchando con las armas en la mano para defender la integridad territorial……” no llega ni a “frase revolucionaria” .
————-Cual integridad territorial si nuestro país sería el agresor?
COMPAÑEROS: este es un servicio sin cobro a la propaganda de la oligarquía, esta es una flor al gobierno de Sánchez Hernández; este es oportunismo sin límites. Que nos diferencia entonces de nuestros enemigos que esperan el momento oportuno para aplastarnos?.
El gobierno salvadoreño ha conseguido de las fuerzas revolucionarias lo que quería: adhesión incondicional a su política y oscuridad en cuanto al origen de la guerra y sus objetivos.
Pierde importancia todo lo demás en este momento porque el resto en esta situación concreta es forma y no contenido, veamos en ejemplo: en el numeral tres del manifiesto se dice: “ ……una cuota de responsabilidad le corresponde también al gobierno salvadoreño entero, presidido por el Gral. Fidel Sánchez Hernández, por la situación que ha llegado a plantearse.
Sánchez Hernández, que fue elegido en contra la voluntad popular y representa intereses oligárquicos y pro imperialistas, llevo a Medrano a ocupar posiciones claves frente al aparato represivo del estado, lo mantiene ahí a pesar de sus crímenes y atropellos y en el caso que ahora nos ocupa, tolero la campaña publicitaria provocadora que antes mencionamos……….” Lo principal de ese párrafo, donde se pretende hacer ver la cuota de responsabilidad del gobierno de Sánchez Hernández es haber llevado a Medrano al puesto que tiene y mantenerlo ahí pese a todo y, no, ser como es, títere de la oligarquía y por lo tanto obedecer los designios de la guerra que la burguesía salvadoreña quería desencadenar por tales o cuales situaciones históricas determinadas.
En cuanto a la guerra nada mejor que esa frase patriotera que sirve en bandeja de oro al gobierno las posibilidades de desencadenarla sin que nadie proteste, por el contrario con la aprobación general y al son de las notas de la gloriosa marcha del Gral. Gerardo Barrios.
El análisis frente a nuestro pueblo, de las posibilidades concretas de la guerra era el punto clave de la cuestión se rehuyó el planteamiento posiblemente porque eso representaba luchar contra una idea que ya había encontrado eco en la población salvadoreña y, por lo tanto, era más fácil unirse a ella que luchar en su contra o tratar de orientarla.
COMPAÑEROS: en estas circunstancias si lo único que se va a salvar es el prestigio del partido como dirigente para luchas futuras hay que salvarlo, aunque nadie momentáneamente nos oiga.
A cerca de la intervención del imperialismo norteamericano la cosa fue más superficial aun; se dio la consigna de fuera manos sin concretar en explicaciones del porqué de la intervención y en qué sentido; se llegó a decir en un mitin que era posible que el imperialismo se decidiera apoyar a Honduras porque ahí habían más inversiones directas; lo que sirvió para agudizar el odio y encender el ardor patriótico de nuestro pueblo.
COMPAÑEROS: las inversiones directas norteamericanas en empresas mixtas en nuestro país son importantes y el mercado de estas es Honduras y otros países del istmo (alrededor del 40% de las exportaciones de productos mano facturados de el Salvador a Honduras provienen de empresas de capital mixto norteamericano salvadoreño) siendo por tanto más afectadas que las empresas norteamericano-hondureñas que tienen sus mercados principalmente en EE.UU. ( UFCO).
En todo caso, no se supone descubrir las contradicciones entre los capitalistas norteamericanos independientes y ligados a cada una de las oligarquías de los dos países y el imperialismo norteamericano en general, con sus intereses de pacificación por : el MERCOMUN, la CONDECA, LA INTEGRACION; todas muestras de su trabajo en esta región norteamericana.
Todas las consignas de la reforma agraria, de los cambios fundamentales en este país etc, hubieran sido oídas por la masa si se hubiesen implementado con el análisis completo de la situación y fundamentadas en este; para un Marxista el estudio de un conflicto como el actual exige no apartarse del análisis de clase y esto quiere decir, frente a las posibilidades concretas de la guerra; quienes o que clases la preparan, porque la preparan, cuáles son sus objetivos, y cuáles son las contradicciones entre dichas clases que han engendrado la guerra.
Olvidamos decirle a las masas una frase que en otras ocasiones y sin alusión a situaciones concretas les decimos “ la guerra es la continuación de la política por otros medios” y con esto un análisis político y socioeconómico de las contradicciones entre las burguesías, de ellas con sus pueblos respectivos y con los dos pueblos en conjunto.
Esto habría cambiado la situación dentro de la conciencia popular.
Las fuerzas democráticas se organizan y crecen atraves del reconocimiento de sus errores, de sus derrotas. La actual demostración de debilidad y falta de firmeza ideológica, servirá para fortificarnos y purificar nuestra organización.
Para convertirla en una organización capaz de dirigir la revolución socialista.
Se perfilan en este momento enormes perspectivas revolucionarias, se abre paso con mayor fuerza la necesidad de la lucha revolucionaria a nivel regional: Las burguesías centroamericanas, y en especial la hondureña y la salvadoreña nos han dejado ver claramente sus contradicciones y a través de ellas, sus estrechos vínculos; lo que obliga al movimiento revolucionario al análisis conjunto de la situación y unir esfuerzos para futuras luchas.
Se destaca un enemigo principal de ambos pueblos, “ la oligarquía salvadoreña”, frente a la cual se puede movilizar grandes masas de población en Honduras y El Salvador y aun parte de la burguesía hondureña que entrega constantemente en forma de plusvalía extraordinaria una buena parte de sus ganancias a la burguesía de El Salvador.
La contradicción entre las oligarquías sugiere que el éxodo de campesinos continuara de Honduras hacia El Salvador. Honduras en un intento de superar su crisis económica agudizada por el MERCOMUN ( la deuda externa de Honduras con El Salvador es de 19,000.000.00 de lempiras) pretenden crear un mercado interno de tipo capitalista a través de una “reforma agraria” que incorpore a los campesinos a este mercado.
Esta, se tiene que hacer en tierra de salvadoreños por que las otras o son de la United Fruit o sea intocables; o son de los terratenientes feudales hondureños en igual situación; o son tierras vírgenes, que resulta sumamente caro soturar. Esta situación será origen de conflicto permanente y creara condiciones revolucionarias en El Salvador a corto plazo.
Los nuevos campesinos tienen las características de ser más politizados que los campesinos que viven en El Salvador debido a que han participado en el proceso político de Honduras como lo hacen los campesinos hondureños.
Existen otras contradicciones de tipo secundario no antagónicas como por ejemplo la que existe entre obreros y campesinos salvadoreños y hondureños, los segundos se han visto desplazados en el proceso productivo debido a la mejor calificación de la mano de obra salvadoreña originada en el mayor desarrollo económico de este país. Estas contradicciones por sus características tienden a desaparecer en el proceso de la lucha revolucionaria.
Tenemos la firme resolución de hacer un análisis profundo de este conflicto del que seguramente saldrán y ya se vislumbran grandes perspectivas para la revolución en nuestros países.
Necesitamos eso sí , que nuestras organizaciones se mantengan alertas y preparadas, que se elabore una línea política correcta, pero que en el camino de elaboración de la misma se sepa encontrar los sustentantes de posiciones derechistas y se libre una batalla tenaz contra sus posiciones hasta eliminar su influencia en todos los niveles en nuestro partido. Si no se cumple esta tarea, rápidamente surgirán grupos que comprendiendo más claramente las situaciones concretas que la vida presenta, se convertirán en vanguardia revolucionaria de nuestro pueblo.

ELIMINEMOS PARA SIEMPRE EL OPORTUNISMO DE DERECHA”

FRANCK PAIS

2ª. Carta a la C.P.

COMPAÑEROS :
Tenemos a la vista el boletín informativo de la FUSS y de la FESTIAVCES fechado en Agosto del 69. A pesar de la claridad que existe ya sobre los hechos relacionados con el conflicto bélico, los compañeros obreros persisten en una actitud oportunista y de franca colaboración con el régimen.
Pretendemos en esta carta, demostrar cuales son los errores de esta actitud, y como están vinculados de alguna manera a las posiciones tambaleantes que la dirección de nuestro partido ha sostenido en todo momento.
Algunos de estos señalamientos fueron hechos con anterioridad por nosotros en nuestra carta a la C.P. y de ellos, las que estaban incompletas, han sido confirmadas por el desarrollo de los acontecimientos.
El boletín a que hacemos referencia, es un precioso documento por su claridad de posición y por su consecuencia con todas las oposiciones oportunistas anteriores. Especialmente con el manifiesto del 2 de Julio, en el se vuelve a menospreciar, o a ver según se desea, el papel de la lucha interna en nuestro país, el papel de la oligarquía salvadoreña, y el papel del imperialismo en el desarrollo de los acontecimientos.
En el se ve claramente, clarísimamente por fin, que en la mente de las fuerzas democráticas el problema se ha planteado así:
“El imperialismo Norteamericano, aliado del caníbal López Arellano pretende hacerle daño a la nación salvadoreña”.
Comencemos: en el párrafo 2 de la primera página se dice:
“ La O.E.A., no solo no ha condenado al gobierno genocida de López Arellano, sino que colocado al gobierno salvadoreño, a la par del grupo asesino que desgobierna en Honduras.
Sacrilegio! La O.E.A. coloca a la par al gobierno de El Salvador con el miserable caníbal, asesino, gobierno de Honduras.
Cuál es la diferencia entre ambos gobiernos? Nosotros creemos que en el fondo ninguna, y que si en la forma, en relación con el desarrollo de los acontecimientos hay ligeras diferencias, estas no abonan a favor de Sánchez Hernández hasta tal punto que los obreros, sus enemigos irreconciliables de clase le hagan tal concesión.
Para nosotros, estos son dos gobiernos impuestos a los pueblos; que defienden intereses de clases burgueses , terratenientes; que obedecen ciegamente al imperialismo norteamericano y que están dispuestos a masacrar a sus respectivos y a otros pueblos en el momento en que así lo justifiquen sus intereses.
Parecería sin embrago que no es así, que existe una diferencia cualitativa y no cuantitativa entre ambos regímenes; que este no es un gobierno que “desgobierna y asesina al pueblo”.
Triste conclusión para las fuerzas democráticas. Al movimiento revolucionario, especialmente a la FUSS, se le olvida que hace nada menos dos años, dos obreros Saúl Santiago Contreras y Oscar Gilberto Martínez: junto con un estudiante de secundaria, fueron masacrados por “ nuestro gobierno” con ocasión de la huelga magisterial.
Parecería que la sangre de estos compatriotas muertos en un periodo de lucha de clases internas muy agudo, se ha borrado completamente en aras de la nacionalidad salvadoreña, y ahora junto con nosotros se horrorizan de la tabla raza que ha hecho la O.E.A. con los dos gobiernos.
Parecería en fin que esas dos grandes fotos de los líderes obreros que ahora cuelgan en el local de la UTF., se hubieran transformado, a pesar de su ejemplo y sacrificios, en consignas como muchas otras vacías de todo contenido revolucionario.
Se aceptan los pretextos de la oligarquía salvadoreña y su gobierno, en el sentido de que sus tropas estaban masacrando población campesina en Honduras por defender los “Derechos humanos” y no se desenmascara la realidad y el carácter oligárquico de la invasión territorial, y se olvidan de que son más hermanos nuestros los campesinos y obreros hondureños, que toda la camarilla militar que dirige este ejercito asfixiado con ansias de conquista territorial, y la oligarquía y su gobierno que ahora y siempre maquina contra su propio pueblo.
Tristemente esa aseveración está dentro de la línea, “ no debemos decir la verdad cuando el pueblo no la quiere oír porque esta embotado por la propaganda oficial”.
Prosigamos; en el párrafo III se dice “ Ha quedado demostrado, que el gobierno de los Estados Unidos se inclina en favor del sátrapa Oswaldo López Arellano y su camarilla, porque las inversiones yanquis en Honduras son más fuertes que en El Salvador.
La United Fruit Company, tiene hundidas sus garras en suelo hondureño; en Olancho, le ha sido entregada una extensión territorial de 20,000 km. Cuadrados a otro monopolio Européo norteameriacno, conocido con las siglas de A.D.E.L.A., par que explote las riquezas naturales, madera, pulpa, etc. En el Departamento de Olancho, es donde ha sido más feroz la persecución y los atropellos de toda índole en contra de los salvadoreños.
El despojo de nuestros compatriotas de sus parcelas, es la consecuencia de la voraz rapiña de los monopolios yanquis, de las multimillonarias familias norteamericanas como los Rockefeller, los Morgan, etc. Por eso no tiene nada de extraño el que el gobierno de Honduras haya recibido el apoyo en todo sentido de parte de los Estados Unidos y de la O.E.A., que la Standard Oil Company haya enviado combustible a la “pandilla de Arellano, mientras a El Salvador se le chantajeaba, con las sanciones.”
Resultado : El imperialismo aliado del Sátrapa López Arellano, le causa daños a la nación salvadoreña; a esta bella, noble, digna, justa, pequeña nación en la que no hay sátrapas ; casi ni intervención yanqui, ni clases sociales ni lucha entre ellas.
Correcto bella concesión y más que todo clarísima. El gobierno y la oligarquía Salvadoreña querían hacer de esta una nación unida y allí estamos presentes oportunamente presentes; porque no es otra cosa que oportunismo olvidarse de la lucha de clases interna y anteponerle los intereses nacionales, es esta guerra dirigida por la oligarquía salvadoreña y alentada y compuesta por el imperialismo según sus intereses.
En una plática verbal con dos miembros de la C.P. se nos señaló, el no haber dado suficiente importancia al hecho de que estaban masacrando a nuestros compatriotas en Honduras; este hecho cohesionaba a la nación salvadoreña; dirigimos en esa ocasión que era importante tomar en cuenta esa situación, pero que eso no debía anteponerse a la necesidad que tenía el partido de hacer claridad y denunciar como cuestión fundamental el contenido de clases de esta guerra.
En nuestra carta pasada a la comisión política, decíamos al final del párrafo sobre el imperialismo, que al partido le había faltado hacer claridad sobre lo que eran las contradicciones inter-monopolistas e inter-oligárquicas y el interés general del imperialismo en esta región.
Realmente esta posición “antigua” está más clara y ha sido confirmada en los hechos. El párrafo citado del boletín más parece del Diario de Hoy o de la Prensa Gráfica.
Podemos aceptar, hoy más claramente que antes, que determinado o determinados monopolios yanquis aliados a la oligarquía Hondureña hayan fomentado la expulsión de Salvadoreños y aun pagado en cierta forma la guerra de López Arellano; de la misma forma que la colonia yanqui en El Salvador (ligada de alguna forma imprecisa aun para nosotros s sus intereses monopolistas en el país) tomo partido por El Salvador.
Pero esto, no quiere decir que el gobierno de EE.UU. y la O.E.A., hayan tomado partido por alguno de los dos países.
El imperialismo tomo partido por si mismo, alentó la guerra desencadenada por la oligarquía salvadoreña, y la permitió hasta que le convino; posteriormente debido a sus intereses de “ pacificación” (que no excluya por supuesto, el permitir un nuevo enfrentamiento bélico) “pacifico” no sin antes lograr ciertas concesiones de ambas partes, como por ejemplo: mayores posibilidades de injerencia económica política en ambos países, ciertos precedentes funestos para América Latina en cuanto al predominio del derecho internacional sobre el derecho nacional; posibilidades de hacer algunas “reformas”- en El Salvador que había sido sistemáticamente bloqueadas por la oligarquía.
(Ley de Avenamiento y Riesgo atc.); y lo que es muy importante para ellos, sembraron el odio en dos pueblos hermanos, lo que dificulta las posibilidades de una estrategia común anti-imperialista.
Esto es lo que ha quedado demostrado y no otra cosa, pero no se dice no porque no se entienda sino porque la marea nacionalista está muy grande y nos pueden aplastar, y nos pueden deshacer estas organizaciones democráticas que tanto nos han costado etc., etc.,
De principios revolucionarios hablaremos después, cuando todo esté tranquilo y no haya ningún peligro de represión.
Se reconoce y se objetiva la existencia del imperialismo en Honduras a través de la UFCO y ADELA etc., etc., pero se abstractiza y se olvida la existencia del imperialismo con sus “garras hundidas profundamente en territorios salvadoreños”, y se llega a convertir en el clímax del entusiasmo en una lucha anti-imperialista de liberación, que libra la nación salvadoreña y su gobierno que no tiene nada de comparable con el de López Arellano.
Excelente demostración de análisis marxista y de posición de la clase obrera organizada! Esto se ha convertido en una lucha anti –imperialista de una nación independiente o casi independiente.
El Salvador, contra una conjura internacional organizada en la O.E.A. ¿ casi como Cuba. Ha perdido esta guerra todo su sentido de guerra entre dos oligarquías igualmente dependientes, y pertenecientes a una sola región en la que imperialismo tiene interés de “pacificación” precisamente en defensa de sus intereses totales y no en defensa de sus intereses en uno u otro país.
Se nos ha acusado de que hemos minimizado el papel del imperialismo, pero esta exposición parece andar mucho más clara que la que ilusoriamente se ha sostenido en otros círculos de o…, sin mencionar la del famoso boletín a que hacemos referencia.
Por ejemplo, se llegó a pensar que ante las resoluciones de la OEA, el estado mayor o una parte de él podía desconocer el fallo, y con ayuda de las fuerzas populares retirarse de la organización para comenzar un gobierno democrático con cambios de estructura, etc. , etc., se olvidó nada más, que si el estado mayor tomaba esa decisión, era, no desde posiciones democráticas, sino desde posiciones ultrarreaccionarias que tenían su base en las ansias de conquista territorial; deseos que en ese momento, gran parte de la misma oligarquía salvadoreña había abandonado ante las presiones en Washington.
Que ese estado, formado en esas condiciones iba a mantenerse en base a un nacionalismo exaltado para exaltar al pueblo y una feroz represión de las fuerzas democráticas y revolucionarias.
Si hubo un intento de rebelión por parte del Estado Mayor, y si parece que lo hubo, el imperialismo norteamericano lo desvirtuó haciendo presión a través de su misión militar; pues un objetivo que pretendían en este momento los EE.UU. Según ha quedado demostrado, fue la consolidación de ambos gobiernos.
De estas posiciones ridículas en cuanto análisis científico y algunas de ellas demagógicas en cuanto a sus objetivos, se llegó indudablemente a la siguiente que fue compartida por otros frentes democráticos, y que puede resumirse de la manera siguiente:
“Como esta era una guerra que libraba toda la nación Salvadoreña por la defensa de los derechos humanos, y la cancillería salvadoreña ha aceptado el retiro de tropas sin obtener las garantías que pedíamos para nuestros compatriotas, entonces, lógicamente estamos descontentos y los denunciamos”.
Claro está , si hubiésemos partido de un análisis de clase desde el principio y le hubiéramos seguido consecuentemente, veríamos que la oligarquía salvadoreña en el atolladero en que se encontraba, no podía hacer otra cosa frente al imperialismo que ,lo que hizo, es decir, retroceder; presentar en Washington su cara dolorosa y suplicante y retroceder sin ganancias materiales solo con pérdidas. Pero ahora nosotros los revolucionarios, le pedimos que continué bravucona y nos siga enseñando a nosotros y al pueblo la cara que mostro desde un principio, la cara de la “dignidad nacional”, la cara de la altanería que nunca puso frente al amo. Le pedimos desde posiciones más de derecha, cuando la OEA., ordena el retiro de tropas, desde todo punto de vista justo, nos montamos en el carro del oportunismo y aprovechando el ardor “patriótico popular”, creado por ellos y que ahora pretenden controlar, intentando llevar al pueblo a un enfrentamiento contra la oligarquía.
Enfrentamiento a todas luces desde posiciones claramente reaccionarias por nuestra parte.
Al final del boletín se denuncia una violencia de los derechos humanos y señalan los compañeros de la FUSS refiriéndose al mitin del 31 de Julio y sus capturas, que esto es una incongruencia en la política del gobierno.
Dolorosamente esta incongruencia como la transacción en Washintong solo sonapara los que se encontraban alegremente nadando en las aguas del F.U.N. (frente de unidad Nacional).
Se choca al final del documento con la triste realidad; porque no callaron a las señoras oligarcas cuando acompañadas de los dirigentes populares hacían sus manifestaciones anti, O.E.A.?
Por qué ahora quieren callar a los dirigentes solo? Precisamente porque los diferentes populares “sirvieron” hasta donde tenían que servir de allí en adelante vuelven a ser enemigos irreconciliables y se está dispuesto a aplastarlos definitivamente.
Esperamos que en esta ocasión no se nos diga que “hemos sacrificado algunas cosas” en pro de la “táctica” porque esas cosas, actualmente son los principios revolucionarios.
Nos unimos a la masa, es cierto pero a costa de ir dejando no nos hemos alejado de la masa, la idea de la revolución la hemos alejado nosotros conscientemente.
Recordemos a Engels: “En 1870, los obreros alemanes ya tuvieron que pasar por una dura prueba; la provocación bélica Bonapartista y su consecuencia lógica, el entusiasmo nacional general en Alemania, los obreros socialistas alemanes no se dejaron despistar ni un solo momento.
No manifestaron ni un ápice de chovinismo nacionalista. Conservaron su sangre fría en medio del mas furioso delirio provocado por las victorias y exigieron que se concertase con la República Francesa una paz justa sin anexiones ¡ni siquiera el estado de sitio pudo reducirlos al silencio.
Ni el entusiasmo por la gloria militar, ni las evocadas hacharas sobre la “magnificencia del imperio alemán hallaron eco en ellos; su único objetivo era la emancipación de todo el proletariado europeo”. (prefacio a la lucha campesina 1870 F. Engels.)

9 de Agosto de 1969.- FRANCK PAIS.
NOTA:
Adjuntamos a esta, una extensa cita de Lenin, que hemos hecho circular a través de los organismos de dirección de la J.C. para su estudio y discusión.

3ª. Carta a la C.P.

A estas alturas ( 20 de Agosto 1969) de la crisis Salvadoreña – Hondureña, podemos bastante claro cual fue el trasfondo de estos acontecimientos que culminaron con “ la guerra de las 100 horas”, y podemos ver con claridad aun mayor, cuales fueron los defectos en la sección de las fuerzas revolucionarias y de donde parten los senderos que las colocaron en algunos momentos en posiciones de franca colaboración con los sectores oligárquicos más retrógrados de este país.
Creemos además que esta conflagración, coloca a nuestra región centroamericana en un nuevo peldaño, mas desarrollado, de su lucha revolucionaria y que el momento exige “vanguardias” de acuerdo con las circunstancias históricas.
Indudablemente, juzgar los hechos a posteriori, es bastante sencillo, pero debemos adelantar, que las ideas aquí desarrolladas no son mas que elaboración de nuestras posiciones sostenidas en cartas enviadas a la C.P. el 16 de Julio, y 9 de Agosto pasados.
Nos abstendremos en esta ocasión de analizar los monstruosos planteamientos de algunos números de Opinión Estudiantil, Juventud y de la FUSS, pues sostenemos que estos tienen su base ideológica, en la línea del partido no solo vacilante sino en algunos momentos reaccionaria.
Trataremos de referirnos únicamente a los documentos de partido y a los documentos que han sido escritos por miembros de la dirección del partido como manifiestos, artículos y demás; esto nos permitirá llegar a la raíz del problema si detenernos en el análisis de las posiciones de los frentes abiertos, lo cual alargaría demasiado esta carta sin abonar en forma efectiva a sus objetivos de discusión ideológica interna.
Si anteriormente consideramos algunas posiciones de la dirección como errores debidos a falta de visión o a poca elaboración, en este momento más que errores se pueden definir como posiciones derivadas de una ideología determinada; la ideología pequeño burguesa, plagada de vacilaciones, seguidismo, patrioterismo, etc, etc.
Centroamérica y nuestro país en especial, se enfrentara en poco tiempo y como consecuencia inmediata de esta crisis bélica a un periodo de profunda conmociones sociales; el mercado común centroamericano que había permitido una prolongación del estado latente de las contradicciones populares atraves de la ampliación artificial de los mercados nacionales se encuentran en franca bancarrota.
El paro forzoso con sus consecuencias sobre grandes masas de trabajadores se ha comenzado a sentir.
Por otra parte, faltan miles de salvadoreños que llegaran mas o menos tarde de Honduras y que agudizaran aun más, las contradicciones sociales en el campo.
Estas dos causas principales generan condiciones para un gran ascenso en la lucha de clases interna y a nivel centroamericano.
Se ponen mas que nunca a la orden del dia dos conceptos marxista-leninista olvidados en el ultimo periodo por nuestro partido. El concepto de la “lucha de clases como motor de la revolución” y el concepto internacionalista en concreto para los pueblos centroamericanso.
Nuestros pueblos necesitan para este periodo organizaciones verdaderamente revolucionarias que repondan a los intereses populares. Para esto, la eliminación de la influencia pequeño burguesa oportunista del partido es una necesidad fundamental y se transforma en tarea inmediata de nivel estratégico, que debe realizarse en el camino de la elaboración de una línea de acción concreta para esta época.
Si no logramos esto, como buenos pequeños burgueses que hemos demostrado ser, cuando se presentan nuevas situaciones que exijan mayor claridad y mas que todo mayor decisión de lucha, volveremos a caer en el oportunismo, y en la vacilación, para castrar el movimiento revolucionario de toda iniciativa.
La intención de nuestras cartas anteriores y de este trabajo que pretende ser mas elaborado, es comenzar una discusión a nivel de partido sobre las posiciones sostenidas durante el conflicto y su relación con el Marxismo-leninismo.
Por el momento desarrollaremos nuestros puntos de vista.

II
Podemos decir con toda seguridad que el error que dio pie a todos los demás fue el error relacionado con qué actitud debía tomarse si el país era atacado por López Arellano; a pesar de que hemos señalado de que se podía saber con bastante acierto de que Honduras no iba a atacar , nuestra dirección dando casi por sentado que la guerra iba a partir de Honduras ( con lo que se ajustaba a los deseos de la oligarquía), levantó la tesis de la “defensa de la patria”.
Podemos verlo claramente en el documento central del numero extraordinario de la verdad. (p.9).
“Al mismo tiempo los comunistas, guiándonos precisamente por el interés de las masas trabajadoras y populares en general, sostenemos que si nuestro país es invadido por tropas extranjeras, el deber principal de todo revolucionario, de cada uno de nosotros, de todo hombre y mujer de nuestro pueblo, será el de luchar por expulsar del suelo patrio al inavasor”.
Podemos ver que se refiere a una invasión Hondureña y no a otra; el señalamiento de la palabra, “tropas extranjeras”, en el segundo párrafo de la pagina 9 se refiere a que ya a esas alturas ( mas o menos 3 de Julio) los escritores del documento, a pesar de que se referían a Honduras estaban henchidos de patriotismo pequeño-burgues y nacionalismo anti-imperialista y pensaban en el glorioso dia, en que la nación salvadoreña se enfrentaría en su territorio a tropas de la O.E.A. o Norteamericanas.
Esto lo analizaremos con más detalle adelante .
Pues bien , aunque partiera de Honduras la guerra, podría considerarse justa la tesis de la “defensa de la patria”, después de reconocer el carácter oligárquico, imperialista, y ultrarreaccionario por parte de ambos países.
Dejemos que Lenin conteste a nuestra C.P………..
“ Si un alemán del tiempo de Guillermo o un Francés del tiempo de Clemenceau dicen; “tengo como socialista el derecho y el deber de defender mi patria si el enemigo la invade”, como proletario revolucionario, sino como, pequeño burgues nacionalista. Porque en este razonamiento desaparece la lucha revolucionaria de clases del obrero contra el capital, desaparece la apreciación de toda la guerra en conjunto, desde el punto de la burguesía mundial y del proletariado mundial, es decir desaparece el internacionalismo no queda sino un nacionalismo miserable, lamentable. Se agravia a mi país , lo demás no me importa: a esto se reduce tal razonamiento, y en ello reside su estrechez pequeño burguesa y nacionalista.”
Y mas adelante dice:
“El Frances, Aleman o Italiano que dice: “el socialismo condena la violencia ejercida contra las naciones, y por eso yo me defiendo contra el enemigo que invade mi país”, traiciona al socialismo y al internacionalismo. Ese hombre, no ve más que su “país”, coloca por encima de todo “su”…burguesía, sin pensar en los lazos internacionales que tornan imperialista la guerra, que hacen de su burguesía un eslabon en la cadena del bandidaje imperialista.
Todos los pequeños burgueses y todos los rusticos necios e ignorantes razonan exactamente igual que los renegados-KautsKistas, longuatista, y Cia., o sea : el enemigo esta en mi país, lo demás no me importa”.
“El socialista, el proletario revolucionario, el internacionalista, raon de otra manera: el carácter de la guerra ( el hecho de si es reaccionaria o revolucionaria) no depende de quien haya atacado ni del territorio en que esté el “enemigo”, sino que la clase que sostiene la guerra y de la política de la cual es continuación esa guerra concreta.
Indudablemente la situación queda clara; atacara El Salvador o atacara Honduras, solo había una posición revolucionaria: condenar la guerra, desenmascarar su carácter de clase, luchar en su contra y acumular fuerzas pensando mas en nuestros hermanos hondureños obreros y campesinos, que en nuestra burguesía – oligarquía con quien sostuvimos la defensa de la patria..
De ninguna manera aceptamos que se nos diga que sostenemos la tesis de que debía de haber vuelto los fusiles contra los enemigos de clase en este momento, porque eso seria absurdo.
Sostenemos que debía de haberse acumulado fuerzas atraves de planteamientos revolucionarios en todo momento que desenmascararan a los verdaderos enemigos para poder ahora hablar con las masas desde posiciones de principios. Aun así, el planteamiento de volver las armas contra los enemigos de clase y no contra sus hermanos hondureños, visto en perspectiva era correcto y quería decir que en este momento había que “ preparar el terreno” en la conciencia popular para que a posteriori, cuando la crisis se agudizara, a corto o largo plazo, existiera la posibilidad de transformar esta consigna en una realidad de aplicación inmediata.
Indudablemente Este Análisis no era posible, si desde el primer momento se hicieron ilusiones fantásticas sobre una posible lucha de liberación nacional anti-imperialista aliados con nuestra oligarquía y Sánchez Hernández.
Las orejas del pequeño burgues que basa su táctica en pensamientos abstractos y apriorísticos más que en la realidad objetiva que se ven claramente ya en el documento señalado. ( p. 18)
“Debemos repetir que estamos resueltamente en contra de que el gobierno salvadoreño desate una guerra contra Honduras, pero debe quedar claro que los comunistas, estando en contra del camino de la guerra, sabremos cumplir con nuestros deberes patrióticos si nuestro país es invadido, ya sea por el ejercito de López Arellano, por tropas norte americanas, o de cualquiera otra parte.
La vida demostrará, si llega a producirse esta grave situación, que los comunistas estaremos en las primeras filas luchando ejemplarmente por expulsar al invasor”.
Que quería decir en ese momento “tropas extranjeras” o equiparar las tropas yanquis con las de López Arellano? Quería decir sencillamente que en “nuestra cabeza” tomaba cuerpo la lucha de liberación nacional anti-imperialista pero que objetivamente dejábamos a nuestros militantes y al pueblo en posibilidades de asimilar en un todo la propaganda del gobierno que se interesaba en ese momento de presentar un único enemigo, López Arellano y su ejercito que nos iba agredir.
Con ese retorcido y difuso planteamiento le hacíamos el servicio al gobierno de permitirle “orientar” al pueblo y enfrentarlo con el pueblo Hondureño; al mismo tiempo le hacíamos un servicio a nuestra cabeza pequeña burguesa que quería “unir a la nación para una lucha contra los yanquis”.
Era correcta desde el punto de vista revolucionario esta tesis?
Indudablemente que no. Esa tesis era pequeño burguesa nacionalista.
Pongamos atención, porque alrededor de la “defensa de la patria” se elaboró toda la “entera” táctica revolucionaria, oportunista, seguidista, pro-oligárquica y pro-imperialista.
Cohesionaba el “genocidio” a la nación salvadoreña hasta tal punto que no obligara a olvidarnos del carácter de clase de la guerra?.
Era más fuerte el interés nacional que el interés de clase de los obreros y campesinos de ambos países que iban.
Definitivamente creemos que no. El genocidio fue el gran pretexto; si bien es cierto que la minoría nacional maltratada juega un papel independiente, cohesionador en los sentimientos de los connacionales, estos comenzaron a sentir ese sentimiento con una semana de retraso, cuando las clases dominantes que preparaban la guerra de invasión pusieron en juego todos sus instrumentos de propaganda.
Si las clases dominantes hubieran tenido suficiente poder de absorción para los expulsados, los hubieran absorbido en el país sin el menos ruido; si los salvadoreños que venían no hubieran causado este pánico en la fracción terrateniente de la oligarquía – burguesía, no se hubiera decidido la guerra, ni se hubiera emborrachado a toda la nación de patrioterismo antihondureño.
Conclusión ; no denunciamos esta sucia maniobra de la burguesía- oligarquía; creyendo ponernos al lado del pueblo nos pusimos al lado de sus esbirros que dominaban con su concepción ideologica el campo de la conciencia nacional.
De sobra se sabe que la conciencia que domina en una sociedad de clases es la conciencia de las clases dominantes; y que si el proletariado quiere triunfar, debe luchar con su conciencia de clase, con su organización, con su disciplina contra las formas de vida y de concepción que rigen en la sociedad de clases.
La justa indignación que causo el maltrato de que fueron objeto los salvadoreños en Honduras, obligaba a la vanguardia a aclarar muy bien los intereses que se movían detrás de esta acción y detrás de las posiciones que adoptaba “ nuestro gobierno” en respuesta.
No hacerlo asi, era olvidarse de la lucha de clases interna, era hacerle un servicio al gobierno, era desorientar a nuestros militantes, era entregar a la propaganda de la oligarquía el pueblo entero.
Si no se podía luchar por ganarse la conciencia popular, la solución no era embarcarse en el furgón de cola de la oligarquía.

III
Podría señalarse, que era necesario aliarse con la burguesía – oligarquía o con una fracción de ella para dirigir “la punta de la lanza” contra el imperialismo, como dicen los vietnamitas.
Esto es una “filigrana” política que se permiten los compañeros Asiáticos desde una solida base de principios.
Veamos nuestras filigranas: se dice que al decir en el manifiesto del 2 de Julio, de que en ese momento predominaba una actitud correcta en el gobierno de Sánchez Hernández y que nosotros la apoyábamos; se estaba haciendo alianza con la fracción de la burguesía- oligarquía que quería la paz y la solución justa y negociada del conflicto.
Pero …….. en primer lugar no se establecieron en ningún momento nuestras diferencias con ese sector de la burguesía; no se dijo cuales eran sus intenciones en ese momento y porqué coincidían con las nuestras; no se fue a la alianza desde posiciones de fuerzas ( es decir contando de nuestra parte con los sectores populares) desde los que se pudiera haber puesto “condiciones de alianza” a este enemigo secundario de la revolución; se trató de apagar ( por lo menos en el momento de consolidación de la unidad nacional, asi se dijo) las luchas reivindicativas de los trabajadores; no se dirigía el frente de unidad nacional; y el frente de unidad popular no fue tomado nunca en cuenta por su carácter únicamente nominal; la iniciativa corrió siempre de parte del enemigo.
Estas son algunas de las cuestiones básicas que se olvidaron; se vio la forma y no el fondo de las alianzas de los vietnamitas.
Pero la cosa más bochornosa aun; en dos párrafos del No., Extraordinario de la verdad se reconoce que : (p. 5 b)
“El manejo de su línea en este conflicto, haciendo uso de recursos diplomáticos en un aparente esfuerzo por agotar los medios pacíficos, antes de proceder a medidas de fuerza. Más adelante demostraremos que su manejo diplomático del conflicto ha estado influido por los sectores que quieren hacer la guerra y que solo es apariencia es de que se ha tratado de agotar la vía de las negociaciones”.
(p. 16 4º. Párrafo )
“ Creemos que el camino diplomático escogido está bajo la influencia de quienes, por una u otra razón, quieren llevar el conflicto hasta la guerra y que además está dentro de los marcos de la inveterada sumisión al imperialismo”.
A pesar de esas dos llamadas de atención seria que desenmascaran el carácter de clase: y las intenciones ultrarreaccionarias de los manejos diplomáticos; a pesar de eso, todo el numeral 6 cuyo débil título es “la vía diplomática escogida por el gobierno es eficaz para obtener una justa solución negociada”; intenta más que todo señalar, incorrecciones, ineficacia, prioridades, etc.; es decir completa a Sánchez Hernández más que denunciarlo enérgicamente; llegándose al colmo, de que al final, como prueba de nuestras “buenas intenciones” decimos (pag. 16) :
“Sánchez Hernández pidió en un mensaje ampliamente difundido a la nación que, tanto amigos como adversarios, plantearan soluciones distintas a las buscadas por él y razonamientos suficientes en apoyo de tales propuestas.
Nosotros hemos presentado aquí soluciones y esos razonamientos”.
En esta circunstancias, cuando nuestros deseos solo coinciden con un “aparente” deseo de la burguesía – oligarquía; las alianzas son totalmente inaceptables.
Aliarse en esas circunstancias , era engañarnos nosotros mismos, al partido, al pueblo, a la revolución.
Con quien si se hizo alianza fue con la fracción más reaccionaria de la burguesía – oligarquía salvadoreña; con esta fracción que rápidamente domino la situación dentro del gobierno, lo hizo pasar de una actitud “correcta que nosotros apoyábamos a una actitud incorrecta ( que supuestamente no la apoyábamos, pero que nunca lo dijimos) y que tuvo como culminación la guerra de agresión contra Honduras.
Esta fracción ultra reaccionaria cuyos intereses eran, cerrar la frontera al paso de compatriotas y conquistar territorios. Para hacer en ellos la Reforma Agraria (como dijo un diputado Demócrata Cristiano); tuvo diferencias en un determinado momento con el imperialismo cuando este, atraves de la O.E.A. quiso poner término en forma rápida al conflicto.
Estos intereses ultra reaccionarios “que siempre forman con el imperialismo” según los documentos de nuestro P.., tuvieron una ligera, ligerísima diferencia de lenguaje con sus inveterados amos que pretendían, parar la guerra, abrir las fronteras y regresar los ejércitos a su lugar.
Esta ligerísima diferencia se iba a solucionar, no mandando tropas, no rearmando a López Arellano, sino mediante la “llave” que siempre utiliza el imperialismo con sus lacayos, la llave del soborno y del chantaje, la llave de la diplomacia.
Fabio Castillo, un intelectual pequeño burgués lo vio mejor que un alto dirigente de nuestro P. ( ver opinión estudiantil No. 32):
“Es inútil proponer una actitud frente a caso tan hipotético. Probablemente tales sanciones no sean impuestas a El Salvador, entre otras razones porque el gobierno cedería antes a las presiones previas al establecimiento de dichas sanciones.
Además no es posible proponer una actitud en semejante caso en breves líneas. Cualquier actitud debería ir acompañada de múltiples medidas que hagan posible su sostenimiento.
Dependen en mucho del tipo de gobierno, es un asunto demasiado complejo para dar una respuesta simple”.
El rearme de López Arellano, o la invasión de tropas yanquis era una ilusión que partía del sueño de la lucha de liberación nacional (o de posiciones ultra reaccionarias como veremos más adelante).
A ningún marxista se le podía ocurrir, que el gobierno de Sánchez Hernández , que había defendido en todo momento los intereses de la burguesía- oligarquía Salvadoreña, iba por arte de magia a cambiar de posición y hacer todo lo que le pidió el compañero Schafik Handal en sus contestaciones al número citado de Opinión Estudiantil.

“En cuanto a cual actitud debe de asumir el gobierno frente a las sanciones de la O.E.A., mi respuesta no puede ser otra que esta:
Esa actitud debe ser de enérgico rechazo con las armas, de cualquier invasión; debe de rechazar el bloqueo económico y diplomático, buscando de inmediato abrir relaciones comerciales y diplomáticas con el campo socialista, tal como lo hizo ejemplarmente el actual gobierno de Perú; debe plantearse el problema ante las Naciones Unidas y ante los gobiernos del mundo; debe buscar la obtención de armas y otros pertrechos allí donde pueda encontrarlos, sin sujetarse a ninguna limitación impuesta durante todos estos años por el gobierno norteamericano”.
Este párrafo quiere decir, estar desubicados ni más ni menos que en el tiempo y el espacio y estar alejado de la realidad y de los caminos de la revolución, ni más ni menos que el compañero de partido que escribió por esos días la letra de la canción” Soldado no te olvidamos”.
Pues bien, cuando surgió el regateo entre la O.E.A. y el sector más reaccionario de la oligarquía salvadoreña, esta. Comenzó a transformarse en “anti O.E.A.” y a agitar esa bandera, manifestaciones a la cabeza de las cuales iban las “señoras 14”, se organizaron rápidamente; y el partido en ese estúpido vacilar, se abalanzó hacia esa bandera y pretendiendo tomarla para sí, y hacer lucha anti-imperialista, logro únicamente hacerle el juego a doña Eva Alcaine de Palomo y compañeras.
¿Se tuvo siquiera alguna diferencia con las posiciones de este sector ultra reaccionario? P; se tenia realmente mentalidad oligárquica.
Hay un documento valioso para hacer este análisis; lo ocuparemos por tener la seguridad que fue escrito por un miembro de la dirección de nuestro partido. El manifiesto del F.U.P. fechado el 19 de Julio de 1969 dice en su 5º. Párrafo:
“No es hora de que discutamos o enjuiciemos la guerra que se ha realizado, pero sí es hora de pronunciarse con toda firmeza y claridad en contra de cualquier intento de la O.E.A., de intervenir en nuestro país, con tropas o sin ellas, norteamericanas o de otras naciones. El F.U.P. condena esos intentos intervencionistas de la O.E.A. y declara su disposición a oponerse resueltamente a ellas si llegaran a producirse”.
¿Qué quiere decir este documento?; ¿De dónde parte ese vibrante llamado anti-imperialista? ; veamos se dice primero en el manifiesto, que la O.E.A. ha dado un plazo de 96 horas para el retiro de las tropas de territorio Hondureño; ( de unas tropas que estaban sembrando el pánico y la muerte entre campesinos indefensos de Honduras; en las que nuestro connacional Medrano era el director intelectual y practico de la matanza; de unas tropas con ansias oligárquicas de conquista territorial ect.) si estas tropas no se retiraban intervendría la O.E.A. en nuestro país.
Cualquier revolucionario del mundo, hubiera pedido el retiro de las tropas; no solo por elemental deber de humanidad sino para evitar un enfrentamiento dolorosamente estéril con los yanquis; enfrentamiento que no podríamos siquiera lejanamente resistir en este momento.
Pero no actuamos así; ocupamos la misma patraña de la oligarquía, de que no nos retiraríamos sin que se dieran las garantías a los compatriotas en Honduras ( a pesar de que estuvimos seguros en todo momento de que nadie podría dárselas), y decidimos hacer desde las posiciones fuertes de las tierras conquistadas, un llamado anti-imperialista de defensa de la patria. Decidimos llamar a este pueblo a dar hasta la última gota de su sangre por defender no nuestro territorio nacional , sino la faja de tierra hondureña conquistada por el ejército de la oligarquía, y las falsas garantías de nuestros compatriotas en Honduras.
La chachara y el palabrerío anti imperialista se pueden confundir con el anti imperialismo efectivo.
No le hacíamos el juego a la oligarquía, pensábamos como ella. “No es hora de que enjuiciemos la guerra pero si es hora de que nos pronunciemos con toda firmeza contra la O.E.A…..!Alguna “historia de la traición” recogerá estas palabras como ejemplo.
Debemos aprovechar las contradicciones entre los enemigos para dirigir la punta de lanza contra el enemigo principal en cada momento, se nos dice con aires de mucha seguridad. Nuevamente los Vietnamitas sin saberlos aplicar.
¿Es la oligarquía salvadoreña aliada siquiera condicional en algún momento de la revolución salvadoreña, aunque sea en los objetivos de liberación nacional? ¿era un enemigo secundario la oligarquía en el momento concreto de la guerra?
Nuestros documentos de partido señalan que “siempre forman con el imperialismo”; su existencia la debe fundamentalmente al imperialismo; sus contradicciones son tan débiles y desde posiciones tan disímiles a las nuestras que no pueden ser aprovechadas sin que corramos el grave riesgo de caer en el campo de la reacción.
Veamos cuales son las condiciones que ponen precisamente los vietnamitas para este tipo de trabajo:
A) Conceder debidamente a tención a los intereses de ese enemigo secundario en ese momento. Así tendremos una base practica para neutralizarlo o atraerlo.
B) Plantear por nuestra propia iniciativa concesiones adecuadas con respecto al enemigo secundario.
En esto hay que guiarse por la orientación siguiente: hay concesiones, pero sin apartarse de los principios, sin violar los intereses básicos de la Revolución; el P. de la clase obrera debe ser siempre lucido y saber hasta qué grado hacer concesiones.
Cada concesión debe tener su principio y sin ella pasa más allá de él , afectará sin falta a la revolución.
C) La realización de la táctica de neutralización o atracción del enemigo secundario no busca reconciliar con el sino crear condiciones para concentrar la punta contra el enemigo principal y crear condiciones para derrotar al secundario posteriormente.
En resumen, hay concesiones pero no hay reconciliación como el enemigo secundario.
D) Durante la neutralización y atracción del enemigo secundario hay que apoyarse en la fuerza de las amplias masas. Esto quiere decir que hay que promover a las masas para neutralizar al enemigo secundario y hay que apoyarse sólidamente en la gran fuerza de las masas para aplicar esta táctica. De no hacerlo así , el enemigo secundario podrá aprovecharse de nuestras concesiones para golpearnos”.

Ninguno de los planteamientos de fondo, aquí citados, se cumplió. La explicación más alambicada, no nos podrá dar pruebas suficientes en contra de que:
1. El concederle atención a la orientación que la oligarquía había dado a su política anti O.E.A. nos vedaba inmediatamente la posibilidad de aprovechar esa contradicción, por que partía de posiciones ultra reaccionarias.
Si otras clases o capas tenían intenciones anti O.E.A. era en base al trabajo ideológico de las clases dominantes en ese momento.
2. Nunca planteamos nada por nuestra propia cuenta, siempre fuimos a la cola.
3. Hubo durante el periodo una franca conciliación con todos los enemigos en aras del “interés nacional”.
4. No nos apoyamos en las masas con nuestros planteamientos para neutralizar al enemigo secundario ( que no lo era), fuimos con la masa dirigidos por la oligarquía.
Otra de las inconsecuencias desprendidas de la posición pequeño burguesa de “defensa de la patria” se dejó notar en la política de nuestro partido con el ejército.
Su característica fue la de una serie de balbuceos suplicantes dirigidos a los oficiales que “honradamente, miran el camino de la guerra contra Honduras como necesario para ir a detener la mano de los que están aterrorizando a nuestros compatriotas y a reparar la dignidad nacional ofendida”, para que desistieran de su empeño guerrero y se rebelaran contra sus altos jefes, por haberlos engañado respecto del motivo de la guerra.
Esta política tuvo como punto de partida la intuición de la C.P. de que la mayoría de oficiales estaban movidos únicamente por este pensamiento, y solo por este pensamiento, haciendo al margen los móviles materiales que tiene la oficialidad, y olvidándose, como buenos oportunistas, de hacer un análisis de clase de la oficialidad, como paso previo a conquistar algunos elementos de ella para la lucha contra los Medranos. Es decir se pecó de subjetivismo y de oportunismo.
Veamos que dice el No. Extraordinario de la verdad en su P. 6, 2ª. Columna:
No. Extraordinario de la Verdad.
“La línea seguida por Sánchez Hernández en este conflicto, de acuerdo a los intereses que representa, ha sido la de buscar una pronta reapertura del mercado Hondureño; pero a medida que pasan los días sin lograrse ese objetivo, ha tomado fuerza en algunos círculos industriales ligados al comercio con Honduras, dentro de los grupos ultra-rreaccionarios que dentro de la oficialidad joven del ejército, la idea de hacer algún tipo de guerra contra Honduras. Ciertos elementos militares, ciertos capitalistas, funcionarios del gobierno y hasta ciertos dirigentes de partidos políticos, incluidos algunos de oposición, llegan ahora a hablar de la procedencia de hacer conquistas territoriales”.
(los subrayados son nuestros).
Este párrafo contiene, si se revisa cuidadosamente todo el documento, la base de la estrategia a seguir, y se encuentra plagado de impresiones y de subjetivismo.
En primer lugar se habla de “los intereses que representa” Fidel Sánchez H., sin especificar categóricamente cuales son; y se menciona que “ la idea de hacer algún tipo de guerra”
Es apoyada por una serie de sectores sin hablar del peso específico que tenían estos sectores en ese determinado momento, solo son, “ciertos sectores”.
Puras impresiones en un documento para la membresía que debía reflejarse en la mesa! ¿Es acaso ésta la manera de determinar en un análisis la correlación de fuerzas?.
Se habla con definido subjetivismo de “la oficialidad joven del ejército” englobando en esta frase imprecisa a toda la oficialidad como si la juventud fuese un carácter de clase.
Y se tiene la audacia, con este preámbulo; de escribir a renglón seguido el párrafo que dice:
“se ve muy claro (?????) que la mayor parte de los oficiales del ejército se sienten atraídos hacia esta idea de hacer la guerra por móviles muy distintos a los de los grupos ultra-reaccionarios: creen necesario rehabilitar el prestigio de la institución y reparar la dignidad nacional ofendida”.

¿Quién ve clara la base de esta afirmación? Lo único que se ve claro es que con semejante subjetivismo nos sumiríamos en la tarea oportunista de tratar de convencer con palabrerío hueco a la supuesta mayoría de la oficialidad, olvidando que la oficialidad está perforada sistemáticamente, en la paz y en la guerra, por la campaña anticomunista y formada en la lucha contra el comunismo, y no sería posible convencerla con llamamiento débiles.
Pero, como lo que comienza degenerado camina hacia la putrefacción, tenía que sacarse la siguiente resolución que en la pá. 14 dice:

“SEXTO:
Necesita una justa solución el problema de la dignidad herida del ejército salvadoreño, problema sentido profundamente por gran parte de su oficialidad, y que la lleva a considerar que, para reparar el honor ofendido de la institución, no hay otro camino que el hacer la guerra contra Honduras”.
Nosotros creemos que el prestigio del ejército ante nuestro pueblo no reside en si tiene o no capacidad para lanzarse a una guerra de conquista sobre Honduras, sino en otra cosa: en que los voraces e inhumanos intereses a ese Ejército ha venido sirviendo lo han rodeado de la animadversión popular.
La oficialidad de nuestro Ejército procede en su mayoría de las capas medias, la tropa procede de las masas trabajadoras como grupo social el ejército es, pues, parte de nuestro pueblo, pero como institución he estado y aún está al servicio de la oligarquía y del imperialismo. El ejército puede ganarse el cariño de su pueblo si rectifica esa conducta y se pone al lado de las grandes mayorías de la nación, si impulsa la urgente necesidad que estas mayorías tienen de que realicen cambios en el sistema de vida.
La práctica de la obediencia ciega han mantenido por muchos años en la confusión a los militares, pero ya en América latina son muchos de ellos los que están comprendiendo así, desde este nuevo y esencial ángulo, su problema de prestigio y de honor ante sus pueblos, los ejemplos están a la vista y ni siquiera es necesario mencionarlos.
Los comunistas no tenemos ningún odio, ni ninguna actitud de lucha irreconciliable con los militares. Esa patraña del “peligro comunista de muerte para los ejércitos” es difundida entre ellos por los voceros incondicionales del amo imperialista y de la oligarquía.
Seguramente que esos mismos agentes trataran de aprovechar estos párrafos para deformarlos y llevar más fuerza a la campaña de odio que despliegan todos los días contra nosotros en las filas del ejército. Pero es hora ya de cada uno use su cabeza y piense, analice y saque sus propias conclusiones.
Ejercito azote de su pueblo, verdugo de su pueblo y de otros pueblos centroamericanos, o Ejercito brazo armado de su pueblo parte entrañable e inseparable del mismo, tal es el problema a dilucidar y tal es la interrogante que tienen ante si los oficiales y soldados”-
Una verdadera joya de oportunismo suplicante y vergonzante.
Esta es la línea para el ejército, solamente faltaba esperar, sentarnos tranquilamente a esperar que la oficialidad convencida de que no se discutía en la guerra la “dignidad nacional” se revelara contra los generales y se pusiesen al lado de los “intereses populares”.
Más de alguno de los miembros de la C.P. veía en camino un movimiento militar nacionalista tipo Perú, un movimiento que nos cayese del cielo de los oportunistas sin haber hecho ningún trabajo sistemático y metódico.
Sueños de pequeños burgueses renegados! Esperar que suceda un movimiento de las características del movimiento peruano no es un absurdo; es una posibilidad y por tanto debemos estar preparados para esta posibilidad para aprovecharla desde una base de principios. Porque, entre tener en cuenta esta posibilidad, este”viraje”, y forjar toda una estrategia para con el ejército en una posibilidad abstracta hay una distancia abismal, la misma distancia que existe entre el culto al espontaneismo y la aplicación consiente de la teoría marxista-leninista.
Ningún trabajo sistemático con la tropa ni con la oficialidad estaba detrás de este llamado a la oficialidad, llamado para que adoptase una posición frente a la guerra que el P.C. no sostuvo en ningún momento.
Con esta posición fuimos a la guerra, con ella aceptamos la invasión, con ella nos unimos a la defensa del territorio conquistado y callamos la matanza de civiles hondureños, y sostenemos aun resabios de esa línea injusta.
A este respecto decía Lenin…………………”es plenamente posible, e históricamente mucho más probable, que la aristocracia caiga bajo la presión de una de esas explosiones espontaneas o complicaciones políticas imprevistas, que siempre se ciernan por todas partes. Pero ningún partido político puede, sin caer en el aventurerismo, basar su actividad en semejantes explosiones y complicaciones.
Nosotros tenemos que marchar por nuestro camino, llevar a cabo sin desfallecimientos nuestro trabajo sistemático, y cuanto menos contemos con lo inesperado, tanto más probable será que no nos coja desprevenidos ningún “viraje histórico”.
El ejército es la institución con carácter más definidamente clasista, creado para la destrucción de sus propios hermanos en caso de que estos se rebelen contra los explotadores, las normas y los mandos son recalcitrantemente burgueses, la disciplina férrea impone la más absoluta obediencia a los intereses reaccionarios, sellado todo esto con la participación en el botín de la explotación con prebendas de todo tipo para los oficiales.
Estas características hacen del ejército “el instrumento más fosilizado en que se apoya el viejo régimen; el baluarte más rígido de la disciplina burguesa y de la dominación del capital”.
Lenin .
Es una verdad marxista comprobada múltiples veces , que no hay revolución sin desorganización del ejercito enemigo “sin formarse poco a poco, en dura guerra civil, el nuevo ejército, la nueva disciplina, la nueva organización militar de una nueva cales”. Lenin.
En cambio la política del P.C. era la de “adherir” la oficialidad a la posición blandegue sostenida por la C.P. haciéndola meditar, en el periodo preparatorio de la guerra, sobre los movimientos militares nacionalistas y sobre sus deberes para con el pueblo; deberes que la C.P. había olvidado.
Las medidas de desorganización del ejército deben desprenderse de un análisis de clase de sus componentes. En este sentido, la oficialidad de extracción pequeño burguesa, es rápidamente “concientizada” para que sirva incondicionalmente a la burguesía.
Solo en la medida en que la organización del proletariado y su unidad con el campesino son fuertes, ganan para las causas revolucionaria a la pequeña burguesía como capa; aunque algunos de sus miembros pasen en cualquier momento a formar filas con el proletariado, estos raras excepciones ( como Turcios Lima).
El resto se encuentra entusiasmado con las posibilidades de ascenso, y gozando de las prevendas que su condición de servidores de la burguesía les da y solo pueden dar manifestaciones esporádicas y transitorias de rebeldía, de contradicción con sus jefes, estos serán influenciados por el movimiento revolucionario en etapas avanzadas de la lucha.
Por el contrario, nosotros sostenemos que quien puede neutralizar una posición revolucionaria participando en la desorganización del ejército, es en primer lugar, la tropa ( clases y soldados), no solamente por su extracción (campesinos y obreros), sino por su vida fuera de los cuarteles, que es vida de obreros y campesinos: sometidos a la explotación, pesando la miseria sobre su familia, pueden, con trabajo de orientación, relacionar a la burguesía explotadora con los altos mandos y pertenecen muchos de ellos a organizaciones sindicales en los que se ensancha la voz de la vanguardia revolucionaria.
Todo esto falta en la oficialidad a la que únicamente pueden animar motivaciones abstractas de “honradez” , “honor”, “dignidad”, etc., etc.
Durante la preparación de la guerra, los integrantes de la tropa no podían estar pensando únicamente en la “Dignidad nacional” la “dignidad de la institución” etc., etc., sino pensando en que dejaban a sus hijos, a sus padres, en la orfandad y la miseria. En la guerra ellos tienen más que nadie la perspectiva de la muerte, ellos van al frente y lo único que los conforta es terminar de una vez la vida de miseria que cotidianamente se vive en nuestro país.
A ellos se debió dirigir el partido, demostrando intransigentemente el carácter de la guerra. Sin dejar de aprovechar aquellas pequeñas contradicciones de la oficialidad. Claro que nada de esto puede hacerse desde una acomodaticia y lamentable posición de “defensa de la patria”
IV
Creemos que después de esta experiencia, adquieren mayor validez algunas concepciones teóricas del partido y exigen su enriquecimiento y su aplicación en la práctica. Para la política de alianzas con la burguesía, el documento llamado “Sobre las tesis relativas al carácter y las fuerzas motrices de la revolución salvadoreña”, nos proviene correctamente.
P 10 último párrafo:
“Al impulsar esta política amplia, flexible, de frente único, debe el partido cuidarse de no sembrar ilusiones acerca del papel de la burguesía y, sobre todo, debe cuidarse de no manchar a la cola de ella porque este camino jamás nos conduciría a la revolución. La única política justa de relación con la burguesía es la de combinar la unidad con ella (mas propiamente con grupos de ella) con la lucha ideológica y practica en su contra”.
Valdría la pena investigar, pues esos datos se han obtenido hasta ahora de “fuentes oficiales”, cual es el grado de penetración imperialista real en el país a través de las empresas mixtas, para deducir en concreto, cuales son las posibilidades de alianzas con la burguesía predominante industrial; sugerimos desde ya esta situación, a mayor desarrollo industrial neocolonial, mayor penetración imperialista de nuevo tipo, menor posibilidad de libertad del sector industrial de la burguesía, menor posibilidades de alianza con los sectores populares. (Situación concretamente de nuestro país).
En nuestras cartas anteriores, hemos señalado, que consideramos que se han dado golpes de ciego al imperialismo. Realmente, eso ha sucedido, no se sabe dónde está y como atacarlo, en varias oportunidades se ha señalado que hay que “cambiar las frases prefabricadas y atacarlo en forma efectiva; el Partido en sus documentos, tiene la solución solo que sin aplicarla; en el documento titulado “El camino de la Revolución en El Salvador”, en su página 10, leemos:
“También es cierto que el motor que impulsa primordialmente el proceso de acumulación de fuerzas no es principalmente esa contradicción, sino la lucha de clases interiores al través de una gran variedad de motivos. Y en ese sentido, hay que tomar en cuenta que el imperialismo, al penetrar profundamente en la economía interna (así como en lo político, militar, ideológico, etc.), se ha convertido en un importante elemento de la lucha de clases interna y que, por tanto, es el enemigo fundamental de nuestro pueblo, no solo por la opresión de carácter externo que ejerce, sino también como parte que es de la lucha de clases interna entre la burguesía y el proletariado en nuestro propio país”.
Es decir, la lucha antimperialista para ser efectiva se debe de hacer a través de la lucha de clases interna porque el imperialismo tiene una existencia interna en cada país latinoamericano. Las consignas antiimperialista en el aire y la “unión de las amplias fuerzas antiimperialista” que no quieren decir nada, no solo deja difusa la lucha de clases interna que es el motor principal sino que ataca en abstracto al imperialismo.
Consideramos correcta y en plena consonancia con la línea de nuestro P. la siguiente tesis:
Hoy, la lucha anti-imperialista en América Latina tiene que hacerse atreves de la lucha de clases. La movilización popular contra el enemigo principal imperialista, más fuerte que la movilización antiimperialista directa; y la movilización nacional por medio de la alianza política de las “más amplias fuerzas antiimperialistas” no desafía adecuadamente al enemigo inmediato clasista, y en general todavía ni siquiera resulta en la verdadera y precisa confrontación con el enemigo imperialista. Esto vale también para los países neocoloniales de Asia y África y quizás para algunos países coloniales a menos que sean ya militarme ocupados por el imperialismo”.
¿Se trata de abandonar las consignas antiimperialistas en este momento? No, se trata de dosificarlas correctamente y transformarlas en más concretas, para el caso, era correcto y muy concreta, luchar en este periodo contra la presencia de misiones militares norteamericanas en nuestro país…
Podría decírsenos que la lucha anti oligárquica no abarca toda la lucha contra todas las formas directas de intervención yanqui en nuestra región, como las misiones militares, los organismos obreros internacionales, las plantaciones bananeras, los organismos militares regionales, etc.; abarca además, la lucha contra sus socios menores en el proceso de industrialización e integración Centroamericana (contra la exención de impuestos, el pago de patentes, etc.) (este punto específico es el que proponemos que se estudie a fondo porque de las relaciones entre “burguesía” e imperialismo en las empresas mixtas dependen las posiciones que esta puede tomar al lado del pueblo; sospechamos desde ya que sus posibilidades son casi nulas y que se han hecho demasiadas ilusiones en espera de una posición correcta). Lo que proponemos es que estos tres tipos de lucha y otros más se dosifiquen adecuadamente para trasformar en efectiva la lucha antiimperialista. Además esto depende del estudio de desarrollo del movimiento revolucionario, no vamos a enfrentarnos al imperialismo en forma directa en una etapa tan precoz de la revolución; ni vamos a enfrentarnos adecuadamente si vamos a la cola de los regateos de nuestra propia oligarquía.
Para enfrentar al imperialismo en forma directa debemos de organizar y juntar nosotros amplias fuerzas a nivel nacional y quizás regional que serán, primero el proletariado, el campesinado, la pequeña burguesía y por ultimo algunos sectores dudosos de la burguesía industrial.
No vamos a dar lucha anti-imperialista cuando la iniciativa parte de sus aliados.
De momento, a este nivel del desarrollo la forma más efectiva de lucha antiimperialista es a través del desafío de sus lacayos criollos. Utilizando siempre que sea posible consignas muy concretas y objetivos antiimperialistas.
Debemos de aceptar honradamente que la mueca de lucha antiimperialista que dimos durante la guerra:
1) Ni lejanamente enfrento a nuestra nación con el imperialismo;
2) No nos permitió desenmascarar a nuestra oligarquía-burguesía en forma adecuada y ni en forma alguna;
3) Nos unimos con fuerzas que siempre forman con el mismo imperialismo por lo tanto no pueden dar ningún tipo de lucha;
4) Ellos tuvieron la iniciativa en todo momento; y por ultimo;
5) La ilusión final de convertir el anti O.E. A., en “antiimperialismo” (nuevamente en el aire) no dio ningún resultado, ni formo ningún sedimento ideológico en el pueblo, ni acumulamos fuerzas antiimperialistas. En el momento en que la voz oficial ceso de hacer llamados anti OEA., cesamos nosotros de hacer lucha antiimperialista. El aparato, lo tenían en sus manos el gobierno la oligarquía-burguesía; nosotros teníamos el corazón de románticos patriotas.
Para finalizar decimos que las alianzas y más que todo anti-imperialistas deben prepararse concienzudamente sobre la base de la unión obrero campesina que nunca la hemos logrado y sobre la base de la movilización de la pequeña burguesía hacia nuestras posiciones; la alianza antiimperialista con la burguesía ya vemos bastante dudosa; aun así; con los sectores que se logre debe de hacerse sobre una base de principios y con una fuerte lucha ideológica; la alianza con la oligarquía terrateniente o con la burguesía explotadora la creemos imposible; estos sectores deben tratarse siempre como enemigos que forman del lado del imperialismo.
Al partido del proletariado no le caen las alianzas del cielo, las preparan, las organizan, las dirigen.
V
Ha quedado demostrado, que para responder a las tareas de la Revolución salvadoreña y centroamericana, necesitamos un nuevo partido, un partido comunista. Las tareas primordiales para lograr la transformación del partido subversivo en partido revolucionario, se plantean en dos campos por lo menos:
A) El ideológico,
B) El organizativo.
En lo ideológico, necesitamos
1) Llevar a nuestros militares desde la dirección hasta la última base, a empaparse en la ideología del proletariado y en su consciencia de clase, esto lleva consigo el estudio del marxismo Leninismo, su aplicación a la situación concreta de El Salvador y Centroamérica, para la ejecución de la línea del P., para nuestro país y la elaboración de una línea correcta a nivel centroamericano, y para la determinación de los primeros pasos que se van a dar dentro de esta línea justa (que es lo que en la mayor parte de los casos falta).
2)Librar una lucha ideológica tenaz contra las concepciones pequeño burguesas, que ahogan a nuestro partido, y que no permiten la elaboración y aplicación de la línea estratégica correcta y de los pasos tácticos inmediatos dentro de esa línea.
3) Ligarse a las masas: Aspecto fundamental en el cual hacemos un llamado Vietnamicemos al partido; pueden existir buenos cuadros teóricos que su falta de unión con las masas los lleva a colocarse en situaciones incorrectas y a no formar y solidificar su conciencia proletariado.
La aplicación de la práctica de los “3 juntos” es de uso inmediato no con fines subversivos sino revolucionarios.
Una promoción correcta de las masas y la formación de una conciencia revolucionaria se lograra comiendo, viviendo, trabajando con ellos no atreves de contactos esporádicos en la plaza pública o por medio de publicaciones también esporádicas.
El tipo de propaganda tradicional (folletos, manifiestos, periódicos, mítines) no de los resultados espera dos no penetra ni siquiera superficialmente; no alcanza grandes masas de la población; especialmente el sector campesino; urgen nuevas formas de propaganda en concreto analicemos las nuevas experiencias de Suramérica en cuestión de propaganda y organización.
La penetración en el campo exige un nuevo tipo de trabajo a través de unidades que pueden realizar cuando menos autodefensa pasiva etc.
Debemos cambiar de concepción de trabajo; el trabajo esporádico, ocasional, que solo se dedica a “aprovechar” coyunturas o virajes históricos y que lleva constantemente a formarse muchas ilusiones durante esos periodos, debe ceder paso al trabajo CONSTANTE, Metódico, Progresivo, siguiendo la línea de los simples a lo complejo en la concientización y organización de las masas en la formación de alianzas en la lucha contra el enemigo inmediato y contra el enemigo principal.
Cada etapa de la lucha debe plantearse objetivos concretos, sin ilusiones, debe puntualizarse lo más que se pueda las tareas para cada etapa; para el caso; no estamos en la etapa de la toma del poder, sepamos que será (casi seguro) por la vía armada y preparémonos para ello. Los militares pueden cambiar su cabeza (una eventualidad) pero eso, no debe alejarnos del trabajo de martilleo constante orientado hacia la desorganización del ejecito del enemigo y la formación de nuestro propio ejército. La estrategia no puede basarse en el aprovechamiento de eventualidades; sino en lo más real y concreto; es más real y concreto al trabajo planificado que podemos hacer dentro del ejército para desorganizarlo que la posibilidad de que salga, por la libre un Velasco Alvarado para que lo aprovechemos nosotros; además el trabajo sistemático en las épocas no coyunturales.
Esto enlaza perfectamente con el 2º. Campo de trabajo dentro de nuestro partido, dentro de un partido, el de organización.
Lo organizativo, dentro de un partido del proletariado solo se logra sobre la base de un trabajo ideológico correcto y su aplicación en la línea del partido. La férrea disciplina del partido revolucionario se adquiere sobre la base de la conciencia proletaria, y sobre la base de una línea estratégica, mas pasos tácticos correctos. Esos no se logran sin lucha ideológica.
Una vez hecho esto, se deben emplear los métodos Leninistas de trabajo; el centralismo democrático; la eliminación de las relaciones liberales entre militares y entre organismos; la crítica, la autocrítica constante, las sanciones adecuadas para el incumplimiento de las tareas. La separación de los elementos inservibles, cincuenta comunistas valen más que quinientos pequeños burgueses liberales.
En resumen; la actual etapa de la revolución exige un partido que crezca en forma cualitativa más que cuantitativamente. ¡Una nueva organización! ¡Un nuevo militante! Para la nueva época.

Agosto 20/69 FRANCK PAIS
Nota :
Hemos utilizado a lo largo de la presente carta el termino Oligarquía – Burguesía, para referirnos a la clase dominante de nuestro país, existen suficientes pruebas para deducir que en nuestro país , los dos sectores se encuentran especialmente entre mezclados entre sí y con el capital imperialista, de tal manera que es muy difícil hacer su diferenciación, en la práctica, duramente el conflicto con Honduras, su comportamiento, fue casi uniforme (de hecho, los errores graves del partido en cuanto a su trabajo de alianzas y de enfrentamiento con el imperialismo, derivaron del desconocimiento de esta situación, y de las esperanzas e intuiciones que se formo acerca del comportamiento de algunos sectores).
No negamos que existen dentro de esta unidad sectores con características más o menos oligárquicas o más o menos burguesas por esta razón en algunos pasajes, para enfatizar estas características nos referimos independientemente a la oligarquía o a la burguesía.
Cualquier trabajo futuro debe de comprobar esta hipótesis.
En los últimos días (28 de Agosto) ya terminado este trabajo, hemos sido informados de una tarea que se pretende impulsar; en un lugar de la república, se pretende canalizar el sentimiento de unos campesinos asentados para que se apoderen de tierra; realmente tenemos que señalar que como sospechábamos se va de la derecha a la izquierda dando bandazos. ¿Esta esté enclenque partido, después de las demostraciones que ha dado, en posibilidades de apoyar efectivamente una manifestación campesina de este tipo? . ¡Claro que no!. Al hablar de efectiva nos referimos a otras formas más elevadas de lucha que casi seguro serán necesarias en una situación semejante, los cuerpos de seguridad trataran de reprimir y los campesinos si no se les brinda ayuda efectiva, serán masacrados y podrán esperar después de muertos, que nosotros levantemos después de su muerte una vasta campaña política en pro de la reforma agraria, de los cambios fundamentales, ¡ni eso hemos demostrado poder hacer!
Supongamos en el mejor de los casos, que logren organizar a esta gente y adiestrarla en su propia defensa; aun así, esa ayuda no sería efectiva; no existe la organización revolucionaria que responda a esta acción. El PCS está metido en un atolladero, como organización no está en este momento en condiciones de apoyar esa acción con una campaña tal, que logre siquiera los objetivos de estabilización de los campesinos en las tierras. Sería una acción gloriosa; pero de acciones gloriosas aisladas se nutre poco la revolución salvadoreña.
Quede claro que no estamos en contra de la toma de tierras por los campesinos; existen condiciones objetivas y subjetivas en muchos de ellos; en el partido existen condiciones subjetivas, lo que no existe y esto es fundamental en este momento, son condiciones objetivas de organización interna que responda a los deseos de esa masa. Mal haríamos en este momento en empujar solamente a ese sector; los comunistas deben de asegurarle lo mas que puedan al pueblo su seguridad para ganarse su confianza. Esto hacen en Vietnam, ya que hablamos tanto de ellos últimamente.
BASE . FRANCK PAIS Agosto 28/69

APENDICES.
Al trabajo de SAUL: “LA ACTUACION DEL PARTIDO DURANTE LA GUERRA”
1º) Se requieren nuevas formas de organización, para que nuestro partido sea el partido revolucionario de la clase obrera marxista leninista que nuestro pueblo necesita: Un partido de nuevo tipo.
2º) Artículo publicado (escrito por Saúl) en el periódico “LIBERTAD” del partido Vanguardia Popular el sábado 26 de junio de 1969. S. José, Costa Rica.
3º) Carta enviada a la Comisión Política desde San José Costa Rica, el 12 de julio de 1969, frente a la situación del momento y a la línea que se estaba adoptando.

Nota:
Fuera de este apéndice se encuentra una carta del c. Adan mimebro de la J.C. enviada al C.C. de la J.C.

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DEBEMOS CONSTRUIR EL PARTIDO M.L. DE NUEVO TIPO EN EL SALVADOR
¿Cómo concibo orgánicamente un partido de nuevo tipo, marxista leninista, de la Clase Obrera en El Salvador, para que efectivamente este en capacidad de conducir al pueblo en sus luchas revolucionarias, dada la situación histórica del país y de Centro américa y la etapa de desarrollo del movimiento revolucionario?
Bien sabido es que las formas de organización deben estar supeditadas en cada periodo del desarrollo revolucionario, a la línea general, a la estrategia general y a las formas tácticas de la lucha; deben servir a la línea general, ayudar a aplicarla más eficazmente.
En esta nueva época que está viviendo el país y el partido, rasgo fundamental del movimiento revolucionario es que atraviesa por un periodo de acumulación de fuerzas. Esta ha de efectuarse mediante el despliegue de las luchas del pueblo por sus reivindicaciones inmediatas con medios de lucha fundamentalmente pacíficas, ligándolas a su estrechamente preparación para la utilización de otras formas de lucha: de todas las formas de lucha A. Pero no con una concepción estática, sino con vistas a transformar las luchas del pueblo, de luchas pacificas en luchas violentas y armadas y a convertirse estas en el medio fundamental de lucha.
Todo lo que indica la situación actual de post-guerra, es que se necesita de un partido con nuevas formas de organización, que permitan hacer efectivo al partido frente a las situaciones futuras:
a) Frente a una maduración mayor de las condiciones revolucionarias debido a la abrupta agudización de la crisis económica, política y estructural, etc. Y a otros factores pos-bélicos;
b) Frente a las posibilidades de nuevas aventuras militares;
c) Frente a la posibilidad de no régimen de terror fascista que se llegue a implantar, a fin de destruir a las organizaciones revolucionarias e impedir el desenlace revolucionario de la grave situación actual;
d) El aparecimiento de grupos organizados de revolucionarios , que frente a la inefectividad actual del partido presentan una imagen de mayor audacia y agilidad, y que incluso teniendo tácticas de lucha que en algunos aspectos pueden estar equivocados, pueden llegar a arrebatar la dirección de las masas al partido.
Estas son cuestiones objetivas que en lo fundamental no dependen de nuestra voluntad, pues son creadas por la situación concreta, por la realidad a que ha entrado el país en particular dentro de un
Raulin
Marco centroamericano que está derivando visiblemente en la misma dirección, por la puesta en ejecución de futuros planes imperialistas, por las contradicciones entre las oligarquías; y por la fuerza del desarrollo histórico.
Ahora bien, si existieran perspectivas de un periodo de desarrollo más o menos suaves y pacíficos del país, si un partido ha de prepararse para un periodo de “tolerancia” democrática, de amplias posibilidades de juego parlamentario, debe de tomar en cuenta eso su desarrollo, y debe de amoldar sus formas de organización para aprovechar al máximo esa legalidad y amplitud parlamentaria y democrática y dispones su estructura y su aparato a esa situación de desarrollo sin sacudimientos. Por lo contrario, si la situación que está por delante es un periodo en el que hay que prepararse para tempestades revolucionarias del pueblo,, en que las perspectivas están plagadas de amenazas fascistoide, de amplio auge del militarismo, de posibilidades de criminales aventuras militares, etc., es urgente y VITAL para un partido revolucionario de la clase obrera, si realmente quiere cumplir con sus deberes históricos, cambiar radicalmente sus moldes de organización, para convertirse en una organización revolucionaria del proletariado cualitativamente superior; capaz de funcionar y de dirigir al pueblo en todas las situaciones por difíciles o complejas que sean, capaz de emplear adecuadamente todo tipo de medios de lucha, tanto los de la movilización legal, y semi legal de masas, como los medios ilegales, la violencia de masas y la lucha armada en las escalas y amplitudes que sea necesario y que estén a la altura de su capacidad.
El no hacerlo así aboca al partido a su destrucción, o bien bajo los golpes del enemigo, o bien por su marginación y aislamiento del pueblo. En la actualidad, de acuerdo a sus formas orgánicas internas, el partido esta desguarnecido frente a un amenazante enemigo. De acuerdo con esto, nuestro partido debe cambiar cualitativamente en su estructura, formas orgánicas y funcionamiento.
EN CUANTO A LAS BASES DEL PARTIDO
La organización deberá facilitar eficiencia, desempeño de sus funciones.
1º Las funciones fundamentales serán:
a) Dirección política de las masas en el sector de su jurisdicción.
b) Dirección M. del sector de su jurisdicción (correspondiéndole en su nivel, forma y dirigir las organizaciones A. al nivel más elemental: por ej. Grupos de Autodef.
c) Dirigir la movilización y organización y la locha inmediata de las masas en el sector de su jurisdicción.
d) Tareas de funcionamiento interno del partido (reclutamiento, preparación ideológica de simpatizantes, propaganda, organización, educación, etc.).
2º De acuerdo con esto el FUNCIONAMIENTO de las organizaciones de base debe tener los siguientes rasgos:
a. Funcionamiento MUY CLANDESTINO, que debe dominar las reglas de seguridad; pero hacia afuera estrechamente ligadas a una esfera de masas, y más estrechamente, a un círculo de colaboradores y actividades.
b. Funcionamiento paralelo: que no se relacionen ni conozcan una células con otras. O que sean pequeñas.
c. Que estén colocadas fundamentalmente n los centros de trabajo, estudio, etc.
d. Operatividad: funcionamiento basado no en el re unionismo ni el burocratismo.
e. Disciplina muy estricta (se podría calificar como una disciplina de tipo semi-militar)
Todos los militantes que no se avinieren a estas normas estrictas de organización y disciplina, tendrían que ser colocadas en la calidad de colaboradores activos; pero no como miembros de una organización de base.
ORGANIZACIÓN DE DIRECCION INTERMEDIA
Sus funciones tendrán que ser las de:
a. Dirección política en su jurisdicción (Aplicación de la línea y acuerdos superiores).
b. Dirección Mil en su jurisdicción.
c. De movilización, organización y luchas inmediatas en las masas.
d. Dirección de las cuestiones internas del partido en su jurisdicción. Con las mismas normas de clandestinidad estricta, de operatividad, gran espíritu de iniciativa, disciplina estricta, estará supeditados a la dirección de los organismos superiores.

ORGANISMOS DE DIRECCION NACIONAL
Congreso; organismo supremo de dirección
C.C. elaborar en la línea, y controlador superior de su ejecución.
C.P. efectivo dirigente permanente POLITICO-MILITAR del partido (no mayor de 7 miembros).
Que funcione bajo efectivas normas de dirección colectiva, que se ayudara de todas las comisiones necesarias.
SECRETARIADO (No más de tres miembros). Con carácter de comisión de control y de administración del partido, y de coordinación del trabajo de las distintas comisiones.
Naturalmente esto es solo el esquema. A mi entender contiene las líneas generales de las transformaciones que deberíamos de realizar en organización y estructura, en el marco de cambios en la línea general, en estrategia y táctica que conviertan al P. en la org. Revolucionaria de tipo nuevo del proletariado en el país.
¿A QUIEN FAVORECE EL CONFLICTO ENTRE HONDURAS Y EL SALVADOR?
Los intereses económicos y políticos de las clases reaccionarias dominantes de Honduras y El Salvador, apoyados en sus perspectivas camarillas militares, han desembocado trágicamente en una criminal guerra que ensangrienta a dos pueblos hermanos.
UNA SUCIA MANIOBRA
Con el fin de poner en ejecución los planes de sus respectivas clases dominantes, los gobiernos de Honduras y El Salvador, durante los últimos años, han utilizado cualquier pequeño incidente ocurrido entre los dos países, tratando de envenenar las relaciones mutuas, y encendiendo artificialmente el oído y la enemistad entre los pueblos que tradicionalmente han cultivado estrechos lazos de amistad y fraternidad.
En anteriores incidentes, no habían logrado encender en un nivel considerable el chovinismo y la histeria belicista entre las grandes masas de ambos y las mutuas provocaciones no alcanzaron tampoco dimensiones irreparables. Sin embargo continuaron perfeccionando sus planes y enfilando sus garras, para lanzar el zarpazo mutuo, que hundiría en el dolor, la sangre y el sufrimiento a sus pueblos.
UNA GUERRA DE CASTAS MILITARES
La guerra desatada el 14 de julio de este año entre El Salvador y Honduras no ha sido por la clase obrera, el campesinado, el estudiantado, demás sectores progresistas de la población de uno u otro país; no responde a los intereses económicos sociales y políticos inmediatos o de largo alcance de las clases progresistas y revolucionarias de ambos países. Estas se encuentran oprimidas por las oligarquías explotadoras y por las satrapías militares incondicionales servidoras del imperialismo, que desde años están manchadas con la sangre de sus pueblos, a quienes mantienen privados de elementales derechos humanos. No es la defensa de los intereses de la clase obrera, del campesinado y demás clases progresistas, el objetivo de esta sucia y criminal guerra. Esta no es una guerra revolucionaria PARA NINGUNO DE LOS DOS LADOS; no es una guerra justa ni liberadora, como tampoco es una guerra de legítima defensa por parte de las dos agrupaciones militares reaccionaria que llevaron hasta el desenlace sus diferencias.
Los pasos que condujeron a la guerra fueron cuidadosamente planeados y ejecutados por las camarillas gobernantes de ambos países. Cualquier incidente (espontaneo o preparado) les daría el pretexto requerido para poner en marcha sus planes.
¿QUE BUSCABA HONDURAS?
¿Qué buscaba el gobierno de Honduras al llevar al problema hasta el borde de la guerra?
Sus objetivos inmediatos podemos sintetizarlos así:
1º.) La burguesía industrial hondureña ha sido durante muchos, decenios ahogada por la penetración de los monopolios yanquis, y mas recientemente, también por la expansión de la burguesía industrial salvadoreña. El Mercado Común Centroamericano, la ha colocado en mayor desventaja, frente a la invasión de las mercancías salvadoreñas. El gobierno Hondureño trataba de poner diques a la presión de la burguesía salvadoreña, mejorar los términos del mercado centroamericano para favorecer el desarrollo de su burguesía, sin necesidad de enfrentarse a los monopolios yanquis ni menoscabar sus intereses:
2º.) Distraer al pueblo hondureño de la lucha por sus objetivos revolucionarios y por sus reivindicaciones inmediatas de tipo político, económico y social que en las últimas semanas a través de fuertes movimientos como l huelga general nacional del magisterio, enfrentaban en grado creciente a las fuerzas populares con el gobierno.
3º.) Ante las justas demandas del campesinado que exige tierra y trabajo. Iniciar una llamada “Reforma agraria”, de tipo limitado que toca los intereses de los grandes latifundistas, ni de los monopolios yanquis (United Fruit Co.); pero que si despoja de las tierras a pequeños y medianos propietarios salvadoreños, para distribuirlas entre los campesinos hondureños.
4º.)”Resolver” con mano militar, (con inhumanos métodos de persecución, expulsión y terror) el problema de la minoría salvadoreña, unas 300,000 personas, que a través de los años se ha establecido en Honduras.
5º.)Distraer al pueblo de sus aspiraciones de recobrar las tierras usurpadas por el imperialismo yanqui como las islas del Cisne, levantando reclamaciones territoriales contra El Salvador, reclamaciones que ascienden a unos 800 kilómetros cuadrados, en los departamentos de la Unión, Morazán, Cabañas, y Chalatenango.
6º.)Fortalecer su débil e impopular gobierno, formando la “unidad nacional” en torno al mismo, impulsando artificialmente una descomunal histeria belicista y nacionalista en las masas.
¿Qué BUSCABA EL SALVADOR?
¿Qué objetivos se han planteado las clases dominantes y el gobierno de El Salvador al desatar la guerra?
1º.)Prolongar indefinidamente la situación de opresión económica y política sobre el pueblo salvadoreño. Prolongar el monopolio sobre la tierra y su negativa a realizar una reforma agraria democrática. El trabajador del campo no tiene ni siquiera el derecho a la organización sindical o gremial. Las inmensas mayorías de campesinos están sin tierras, mientras menos de 1000 grandes terratenientes tienen las dos terceras partes de la tierra. Los obreros industriales tienen un Código de Trabajo que es un verdadero látigo patronal. Se trata de prolongar el régimen de tiranía militar que desde el 2 de diciembre de 1931 se sostiene a base de crimen y terror, iniciados con el asesinato de 30,000 obreros, campesinos y estudiantes en enero de 1932. En una palabra, las clases dominantes, alentadas por el imperialismo yanqui tratan de detener al movimiento revolucionario, impedir hasta donde sean posibles las transformaciones revolucionarias que el país necesita con urgencia.
2º.)En esa dirección, el gobierno ha impulsado una gigantesca campaña inflamatoria de belicismo, chovismo y ciego patrioterismo, para que al aprender en las masas, estas puedan ser distraídas de la lucha por sus objetivos revolucionarios y de carácter inmediato.
3º.)El gobierno de Sánchez Hernández, subió a base de imposición y fraude electoral, ha sufrido graves derrotas electorales el año pasado, y se enfrenta a próximas elecciones de asamblea y municipios, a través del agudizamiento de las dificultades con Honduras ha tratado de salir de su impopularidad y de su debilidad de sortear los golpes de estado que con frecuencia se intentan contra el y de consolidarse por medio de la formación de un frente de unidad nacional en torno al rebato de los ánimos belicistas masivos provocados contra el pueblo hondureño.
4º.)El sector de agentes de la CIA en el ejercito, encabezado por el torvo criminal General José Alberto Medrano (que hace poco asesino a dos dirigentes revolucionarios: SAUL SANTIAGO CONTRERAS y OSCAR GILBERTO MARTINEZ, y que a través de la banda fascista: “LA MANO BLANCA” comete continuos atentados terroristas contra las organizaciones y Sánchez Hernández en la presidencia de la republica de obtener el control absoluto del gobierno y del ejercito y salir de la difícil situación que ante la opinión publica lo habían colocado sus acciones vandálicas y su absoluta entrega a la agencia de espionaje norteamericano.
5º.)Los sectores del ejército, educados en el oído fascista al pueblo, y en la arrogancia de casta omnipotente, tratan de saciar a costas de vidas utilizadas como carne de cañón, sus apetitos expansionistas y aventureros. El ejemplo expansionista de Israel los enardece, como en un tiempo los fascinaba el ejemplo de la Alemania Hitleriana.
6º.)La burguesía industrial salvadoreña, en su lucha contra la hondureña, al no poder abrir nuevamente al normal mercado de Honduras por medio de las negociaciones y de los mecanismos corrientes del Mercado Común, se ha decidido a abrirlo con el pecho de los trabajadores salvadoreños a costa de la sangre y del sufrimiento de dos pueblos hermanos.

UNA CRIMINAL TELARAÑA
Junto a esto, es necesario tener en cuenta, sobre todo, que los intereses de los monopolios norteamericanos, que dominan en forma creciente la economía de ambos países reinan en el Mercado Común; que la turbia política del departamento del Estado yanqui influye en ambos gobiernos: que las misiones militares yanquis dirigen los ejércitos, la aviación y la policía de ambos países, y que, especialmente la CIA, están manejando los hilos de esta tenebrosa maniobra contra los países y contra toda la América Central para poner de rodillas en forma mas eficaz a nuestros pueblos y detener a sus movimientos revolucionarios.
Esos son los intereses que se mueven en el fondo de esta sucia guerra, los intereses económicos y políticos revolucionarios que salen ganando con este atroz derramamiento de sangre.

No es casual que haya sido precisamente el criminal Medrano y sus pandillas fascistas de la “Mano Blanca” los que con sus ataques a los jugadores hondureños el 14 y 15 de junio en San Salvador, hayan dado el pretexto a López Orellana para lanzar a sus agentes secretos de la llamada “MANCHA BRAVA”, contra los residentes salvadoreños en Honduras; dando inicio a la aplicación de sus respectivos planes por parte de ambos gobiernos. La mano de la CIA aparece claramente, en estos acontecimientos encendiendo la mecha que habría de desencadenar los fatídicos sucesos.
AGRAVAN LA SITUACION
A estas alturas, cuando cerca de cuatro mil muertos de ambos lados (campesinos, obreros y estudiantes) y mucho mas de miles de heridos, cuando el sufrimiento de la población civil y la destrucción material, atestiguan la criminal política de ambos gobiernos, estos siguen repitiendo los argumentos que se han lanzado a la masacre en “legitima defensa”, para salvaguardar “la patria”, la soberanía nacional, la integridad territorial, e incluso para hacer prevalecer la justicia y los valores morales de la humanidad, con lo cual piensan seguir inflamando aun mas el animo belicista y nacionalista de las masas, con el fin de seguir profundizando mas el crimen contra los pueblo.
LOS PUEBLOS COMIENZAN A VER CLARO
Pero a estas alturas también, los pueblos pueden comenzar a ver mucho mas claro el abismo a donde los han conducido sus gobiernos, sus camarillas militares y sus oligarquías. Si grandes masas de los pueblos salvadoreños y hondureño se han visto confundidas e inflamadas por la malvada propaganda de chovinista, es tiempo de que comiencen a meditar sobre los resultados de la criminal política de ambos gobiernos. Es posible, incluso organizaciones revolucionarias y democráticas de ambos países se hubieran dejado arrastrar por las masiva presión de la histeria belicista, y que hubieren apoyado abierta o encubiertamente esa política, llamando al pueblo a la lucha por la “Defensa de la Integridad territorial”, a la alianza con sus tiranías, a la “paz social” y al abandono de las luchas de clases. Si semejante posición no puede justificarse hasta ahora en este conflicto y significa el abandono de la brújula revolucionaria y del internacionalismo proletariado consecuente; mucho menos podrá justificarse de hoy en adelante, cuando el llanto y el dolor de miles de madres, esposas e hijos, muestren con claridad meridiana las consecuencias de los planes belicistas de ambas camarillas militares.
Ambos pueblos tienen objetivos comunes: su enemigo común fundamental es el imperialismo yanqui, son sus enemigos, las tiranías militares y las oligarquías. Juntos han de luchar ambos pueblos por alcanzar su plena liberación nacional, por lograr su desarrollo independiente, la libertad y la democracia. Ambos pueblos deben unirse en la lucha por derrotar la política criminal de las clases dominantes.
De allí que sea tan valioso y oportuno, paternal expresión de solidaridad y ayuda internacional, el llamamiento hecho por el “Partido Vanguardia Popular” a los pueblos de El Salvador y Honduras para que se nieguen a apoyar esta guerra y para que eleven mas altos niveles de lucha heroica que vienen librando contra las oligarquías militares que los oprimen y contra el imperialismo yanqui, responsables de los grandes problemas sociales que sirven de escenario y de aparente motivación a la guerra actual”
Esa es una verdadera política de principios que esta de acuerdo con los interese de nuestros pueblos. No podemos menos de expresar nuestro profundo reconocimiento por esta ayuda fraternal al proletariado de nuestro país.
SILVIO DEL PINAR
(El Salvador)

Julio 22 de 1969

Carta enviada por Saúl a la Comisión política de nuestro partido, escrita el 12 de julio en San José Costa.
El pronunciamiento de la familia, 25 de junio, es muy comprensible, apegado a los principios M.L., claro y sin sinuosidades. En el podría haberse recalcado mas sobre el papel del Imperialismo, sin embargo todo su contenido estaba completamente en las posiciones justas del interno. Pro. Y en la lucha contra el enemigo común de nuestros pueblos, que ha sido siempre la invariable línea de nuestra familia, pero tal curso de orientación se ve violentamente desviado en la posición adoptada por estudiantes universitarios en acuerdos del 3 de julio, que se suman a la corriente de histeria belicista creada por el gobierno y clases dominante. El pronunciamiento familiar de 2 de julio, contiene en unas pocas líneas el reforzamiento de esa nueva orientación (cuando expone la orientación a seguir en caso de fracasar negociaciones pacificas). Ya el pronunciamiento no es claro ni recto, sino que esta “matizado” es decir, contiene muchas ideas buenas en la mayoría de sus puntos, pero desgraciadamente expresa la idea central para desempeñarse en una grave desviación de los principios del internac. Prol. Y de la lucha conjunta de los pueblos contra el imperialismo, sometiéndose al terror de la histeria bélica masiva y, por esa vía, reforzando objetivamente el curso de acción de los planes inconfesados del gobierno de S. H.; cocándonos así en evidente peligro de ponernos a la cola de los planes belicistas de las clases dominantes. (y de los planes de dominación y penetración del imperialismo en ambos países). Y contra este curso no tienen un valor efectivo las declaraciones de fidelidad a los verdaderos intereses del pueblo con lo que se acompaña dicho lineamiento. Los artículos, pronunciamientos aparecidos posteriormente (por ejemplo en el órgano “Juv” #3) ya son mas categóricos en esa desviación producida por el nuevo curso tomado. Circunstancias como las presentes, en las que hay abundantes experiencia mundial, y por las que han pasado muchos en distintas épocas y lugares, exigen de los cs. Ciertos deberes ineludibles de fidelidad absoluta al interno proletariado y al leninismo. Vacilaciones de tipo pequeño burgués en un momento así o desviaciones oportunistas, o equivocadas consideraciones tácticas o de coyuntura, que signifiquen desviaciones de los principios del internacionalismo proletariado, pues reforzando el respaldo “unitario” que la burguesía y el imperialismo necesitan para lanzar a la muerte a los obreros, estudiantes y campesinos de ambos lados. Y una desviación del internacionalismo proletariado y de la consecuencia lucha contra los enemigos comunes en un momento así, puede llegar a convertirse en un gran crimen contra la clase obrera y el pueblo de ambos países. es del calibre de tales errores y desviaciones que la historia y los pueblos no perdonan. La conducta de los Ps. De la II Intern. En vísperas de la I Guerra Mundial y su definitiva bancarrota por ese motivo, es un ejemplo aleccionador. Por eso, caminar en la cuerda floja al borde de ese precipicio, es muy peligroso, aunque se crea tener súper-habilidad para las matizaciones teóricas. En este momento crucial, deseo expresar categóricamente mi desacuerdo con la orientación básica que se traza en el pronunciamiento familiar del 2 de julio para en caso de que fracasen las negociaciones pacificas (primeras nueve líneas y media del segundo párrafo vía al abandono de los principio del internacionalismo proletario, con todas sus trágicas consecuencias para nuestra organización y nuestros pueblos creo que la línea correcta, internacionalista, patriótica, proletaria, tendría que ser, dicho en su expresión mas breve: “Lucha contra la guerra, y si esta llegare a estallar, orientarse a volver las armas contra los opresores de ambos países; es decir, la orientación hacia la revolución nacional-liberadora democrática y popular”, sin sinuosidades , ni bailes en la cuerda floja de la histeria belicista o de las “vivezas” tácticas pequeño burguesas, que terminan por despeñarse en el oportunismo y la traición a los verdaderos intereses de la clase obrera y de los pueblos. Puede ser que grandes masas, engañadas por la propaganda patriotera y chovinista no entiendan al principio nuestra posición patriótica, internacionalista y revolucionaria, y que vengan días duros para nosotros; pero si llegare a desatarse los panes criminales de las clases dominantes y del imperialismo y estalla el conflicto, cuando el pueblo comience a sentir duramente las consecuencias de la criminalidad política (cuando los muertos-obreros y campesinos comiencen a contarse por millares, no solo en los campos de batalla sino también en las ciudades bombardeadas) cuando la destrucción y el hambre de esa criminal política hunda sus garras en las entrañas del pueblo, los obreros y los campesinos comprenderán lo justo de una política de principios y estarán prestas a cambiar de hombro el fusil y acompañarnos en las acciones por el triunfo de la revolución. Solo una política internacionalista firme y sin vacilaciones abrirá el campo a esa situación. Por otro lado comprendo las dificultades que ahora se presentan, pero seria absurdo pensar que tales dificultades se van a “capear” con una política de vacilaciones y de sumarse al coro de la histeria bélica y patriotera. Es todo, aunque dicho en la forma más breve, y parca en argumentación.

SAUL.- 12 – VII – 69.

X X X X X X O X X X X X X

COMPAÑEROS DEL C.C. DE LA J.C.
Ante los acontecimientos de la guerra muchas personas se han inquietado por las perspectivas del movimiento revolucionario en El Salvador y a nivel C.A. y las posiciones en la practica de la dirección política del P.C. no han aparecido muy claras desde afuera de la organización y aun desde adentro.
Podemos asegurar que nuestras posiciones, nuestra actividad se reduce a esperar a que se den los acontecimientos revolucionarios, a que cuajen los flujos y ahí terminan toda nuestro hacer. Ello podría decirse que es un error pero en si es el método de trabajo economista, el criterio de que las condiciones maduren, de que debemos actuar por reflejos de estímulos y dejar ir los golpes débilmente. El guía del proletariado, no es guía de los acontecimientos históricos, sus métodos de trabajo deben de acelerar el proceso de la revolución y es ahí donde debemos centrar los esfuerzos. Esa es la medula que debemos inculcar en el espíritu revolucionario, acelerar, influir en la masa, organizarla. No deseamos esperar que la revolución venga hacia nosotros.
En el actual momento, objetivamente, no hemos acumulado fuerzas, mas bien se las hemos cedido a la oligarquía nacional.
En el seno del PC hay influencia REVISIONISTA.
¿Cómo podemos describirla?. “el objetivo final no es nada; el movimiento lo es todo”, frases de Bernstein que cita LEIN y que viene a determinar, “adaptarse a las minucias políticas”, “olvidar los intereses fundamentales del proletariado”.
Hasta ahora no han sido definidos los objetivos revolucionarios a llevarse en la práctica. No mantuvimos con decisión y firmeza la posición inicial, mas bien la abandonamos. Creo que las posiciones revolucionarias se mantienen cueste lo que cueste y son los grandes acontecimientos los que disciplinan a las organizaciones. Pero si nosotros mantenemos posiciones débiles, oportunistas, ello influye en la organización regresivamente el germen de la pasividad.
1 – Nosotros defendimos la integridad territorial y es correcto. Nosotros distinguimos a quien desfavorecer la guerra. Quien la propicia, porque retrocedimos?
2 – Mostramos una conducta emotiva cuando sabemos que los informes, las noticias que se les dan a las grandes mayorías son deformes, esta presión que la gente nos mostro, nos llevo a realizar llamados patrióticos y el reflejo fue un temor a ser desplazados por la mesa, y entonces olvidamos que el movimiento no es un grupo minoritario que trata de cuidarse, sino de orientar al pueblo, guiarlo hasta agotar los recursos humanos. O es que agotamos los recursos humanos?. Se abandono la masa y se hicieron los corrillos de discusión. EL REVOLUCIONARIONO DEBE TEMER A DECIR LA VERDA. No es primera vez que los revolucionarios se oponen a una guerra reaccionaria.
3 – Las vacilaciones y los viajes fueron producto de la baja conciencia y la contaminación nacionalista, producto de que no teníamos objetivos y es mas nos daba la oportunidad de caer en OPORTUNISMO de los virajes que dictaba la reacción.
La unidad de acción se da cuando hay intereses comunes y propósitos. Los intereses de clase, se descartan. Los propósitos no los definió el gobierno?
Que se vengan todos los salvadoreños dijo el presidente antes de la guerra.
Olvidamos además que la violencia indirecta la ejerció El Salvador ante los emigrados y los que hizo Honduras fue ejercer la violencia por medio de los instrumentos del Estado (ejercito-CES…). Entonces como podíamos aceptar violencia sin objetivos.
4 – Habría que analizar a fondo, si una serie de posiciones se deben al temor de la represión. Y es por ello que se deben guardar, cuidar, permeabilizar los cuados revolucionarios. Es decir si se piensa que para la lucha revolucionaria antes de toda acción se piensa en la seguridad 100% de sus dirigentes y cuadros. Habría que ver si esa posición influye.
5 – Se ve que no tomamos una documentación histórica de nuestro desarrollo económico social, de las relaciones del movimiento con otros. Ello es producto a los prejuicios contra la labor teórica.
Debemos utilizar la labor intelectual de muchos profesionales que están cerca del movimiento y ese material utilizarlo. O sea que debemos iniciar una lucha contra los sectarios en ese sentido. Ello reflejo en nuestras actitudes y posiciones nacionalistas, al olvidar las perspectivas del movimiento revolucionario centroamericano.
6 – Un punto delicado es la utilización irracional que se hace de la AGEUS. Las decisiones del PC no se someten al criterio de que AGEUS es el organismo estudiantil en el cual se distinguen o deben distinguirse a los sectores que representan. Partamos que AGEUS NO ES EL PC. Se requiere canalizar todo el trabajo por AGEUS, todo se le da a los estudiantes, entonces cuando olvidamos al sector obrero, a los campesinos y todo se plantea a un nivel de intelectuales para venir a caer en el pensamiento que la Universidad es la que lleve toda la carga y es la que debe tomar todas las posiciones. Eso no se debe medir. Es mas AGEUS no tiene el equipo de políticos capacitados y es cuando se nota que la unilateralidad, el aislamiento de la masa estudiantil, o la masa obrera y campesina es abismal. Porque se ve la AGEUS como el organismo Ejecutivo manejable. Donde dejamos al movimiento obrero?
7 – Nos dejamos ir por los acontecimientos. No solidificamos los organismos, ni las bases. Dispersamos a los militares con la línea sin objetivos “Trabajar en los comité”.
8 – Proposiciones:
a- Que se haga una campaña de reorientación ideológica y política en las bases y la dirección de la JC. Y PC, que se vea como actuó el movimiento desde el inicio del conflicto, la importancia que se dio, sus errores.
b- poner la meta de solidificación en las organizaciones, de sus bases de purificación.
c- hacer trabajo en los sindicatos de explicación del fenómeno y la posición que se debe tomar ante los nuevos acontecimientos de depresión económica que se avecinan, que sea un trabajo conjunto con FUSS y J.O.
d- No tender a justificar los errores
e- Urge clarificar la línea estratégica próxima y las tácticas del movimiento. Enumerarlas, ello significa comunicarse con las bases. Hace falta intercambiar proposiciones con toda la organización.
f- Iniciar una nueva etapa de críticas y autocritica en las bases y dirección de JC y PC
g- Combatir el esquematismo y el encasillamiento.
DEBEMOS FIJAR METAS Y PLANES PARA FORTALECER LA ORGANIZACIÓN.
DEBEMOS FORJAR UN ESPIRITU REVOLUCIONARIO DE COMBATE PARA ACELERAR LA REVOLUCION.
DEBEMOS COMBATIR LA INFLUENCIA OPORTUNISTA.
DEBEMOS FORTALECER EL MOVIMIENTO OBRERO.
DEBEMOS INICIAR UNA NUEVA ETAPA DE CRITICA Y AUTOCRITICA.
DEBEMOS RECTIFICAR EL TRABAJO MECANICO.
PROPICIEMOS LA CAMARACERIA EN LA DISCUSION Y EN EL TRABAJO REVOLUCIONARIO

Por ADAN (Miembro de la J. C.