Proceso de acumulación de capital en el modelo agroexportador

PROCESO DE ACUMULACION DE CAPITAL EN EL MODELO AGROEXPORTADOR
Enero 29 2010 José Saúl Reyes Rosales

CAPITULO I

PRINCIPIOS DE ACUMULACION DE CAPITAL EN EL SALVADOR

1. ORIGEN DE LA HACIENDA COLONIAL

Desde antes de crisis de fines del siglo XVI, los peninsulares y criollos asentados en la provincia salvadoreña iniciaron el cultivo extensivo, para exportación comercial, del añil, jiquilete o índigo. Fue en El Salvador donde adquirió importancia como producto monoexportador en la economía colonial desde fines del siglo XVI hasta fines del siglo XIX. El obraje de añil marco un ciclo nuevo en el desarrollo económico de la región porque contribuyó a integrar la hacienda como unidad productiva colonial. El añil se cultivo, a diferencia del cacao, en las propiedades privadas de los españoles, aunque también se cultivo en algunas propiedades comunales de los indios y en los predios de los poquiteros, los pequeños propietarios rurales. Los poquiteros no disponían de obrajes, simplemente cosechaban la planta y, una vez cortada, la vendían a los hacendados o comerciantes.

Muchos comerciantes, ante el auge añilero invirtieron sus ganancias obtenidas del cacao en tierras para sembrar añil y ganado. En el transcurso de los siglos XVII Y XVIII, y alrededor del añil, se consolido la clase de los terratenientes. Las grandes ganancias provenientes de los buenos precios del añil dieron cohesión y poder político a esta nueva clase.

1.1 EXPANSION ANILERA Y CONSOLIDACION DE LA HACIENDA

El añil vario completamente al paisaje rural. La planta se cultivo en casi todo el territorio salvadoreño. Primero se empezó en las zonas costeras, luego y con mucha prodigalidad, en los suelos volcánicos de las laderas bajas, pero sobre todo en la tierra de barro y talpetate. Los lugares donde principalmente se expandió fueron Cabañas, Chalatenango y Norte de San Miguel, la expansión del añil consolido la propiedad privada. Este fenómeno juntamente con el de la necesidad de la mano de obra, sobre todo en la época de la cosecha de la yerba, generalizo el principio de una relación salarial y que en forma inapropiada algunos observadores han llamado “la proletarización rural del siglo XVIII” El termino proletarización es un equívoco porque está empleado para una formación social pre capitalista en donde el repartimiento forzoso y la contratación libre de mano de obra, que laboro en las obrajes de añil no lograron modificar esas relaciones pre capitalista de producción dominantes.

No olvidemos que la expropiación del excedente fue por medio de coacciones extraeconómicas; y si a eso agregamos el predominio de una relación básica de producción (servil) entre latifundistas e indígenas, así como una separación neta en el tiempo como en el espacio, entre trabajo necesario y trabajo excedente, un régimen de economía natural y elementos superestructurales del feudalismo europeo, ya tenemos para visualizar un modo de producción dominante de rasgos feudales.
La consolidación de la hacienda añilera trajo consigo la despoblación. Al quedar la tierra vacía, el latifundio se extendió. Observando los censos de los siglos XVII Y XVIII se constata que “muchas comunidades del norte del país “en donde precisamente estaba el reservorio añilero, “había dejado de existir “Las haciendas se encontraban en todo el territorio, pero precisamente, en el área del cultivo del añil.

Pueblos enteros fueron despojados de sus tierras comunales para dedicarlas casi exclusivamente al cultivo del añil y la ganadería. La expansión de la hacienda, además del fenómeno de concentración de tierra apta para el cultivo del añil en poder de la minoría criolla y peninsular, llevo consigo otros fenómenos: la crisis de los alimentos (principalmente por ausencia de maíz y frijoles) y la despoblación indígena. Este fenómeno fue consustancial al resto del periodo colonial. Había regiones en las cuales no se cultivaba otra cosa que no fuera el añil, en detrimento de los granos básicos, los que frecuentemente se tenía que traer de Guatemala.

Los españoles Vivian esperanzados a las tintas (expresión que aludía al comercio altamente rentable del añil). En la primera mitad del siglo XVII, ante la prohibición de las autoridades de usar la mano de obra indígena en los obrajes del añil, se procedió a la introducción en la provincia salvadoreña de negros esclavos.
En 1635 el alcalde de San Salvador, Juan Sarmiento de Valderrama, ordeno la expulsión de españoles, negros y mulatos que residían en los pueblos indígenas. Esta medida indujo a los españoles residentes en 3 centros añileros, Ayutuxtepeque, Tepetitan, e Ixtepeque, a unirse y fundar la ciudad de San Vicente el 25 de diciembre de 1635. Cincuenta familias españolas a orillas del Rio Acahuapa y bajo un árbol de tempisque, dieron nombre a la ciudad que, con el tiempo, llego a ser el emporio del añil. Las excesivas demandas de mano de obra de los hacendados fueron la causa principal de que los indios se fueran exterminando. El despoblamiento estaba causado no solo por el repartimiento en sí, sino por el trabajo en los obrajes del añil.

En el siglo XVII y buena parte del XVIII la mayoría de las haciendas donde se procesaba el producto carecían de trapiches y de bueyes encargados de “ macear “ la yerba en el interior de las pilas; en realidad ese trabajo lo hacían los indios con los pies descalzos. Muchos de los pueblos que se mencionan en 1550 habían desaparecido alrededor de 1590 y casi todos los que quedaban se habían reducido drásticamente en la segunda mitad del siglo XVIII… en 1550, 70 pueblos del este de El Salvador tenía una población total de casi 30,000 habitantes, en 1590 quedaban 50 pueblos con una población total cercana a 8.300. Ante el problema de despoblación, la Audiencia de Guatemala estableció la inspección y la prohibición para que los indígenas fueran a trabajar a los obrajes, pero esta disposición fue letra muerta.

Por su parte los cultivadores del añil de Santa Ana ofrecieron a la corona española 20.000 libras de añil a condición de suprimir las inspecciones y poder importar negros.

Si volvemos la mirada hacia un siglo atrás, al año 1656 cuando solo había 200 ingenios que producían apenas 10.000 quintales al año, ya tenemos para apreciar el crecimiento económico que se había producido. Según Gálvez había en 1740, doscientos sesenta y siete haciendas, sin tomar en cuenta las existentes en los departamentos de Ahuachapán y Sonsonate. Para el periodo comprendido entre 1768 y 1770 había más de 458 haciendas distribuidas en todo el territorio salvadoreño. Puede afirmarse por ello que si el siglo XVII se caracterizo por la consolidación de la hacienda “de facto”, en el siglo XVIII se acudió al procedimiento de la “confirmación “, procedimiento autorizado por la Corona en virtud del cual un hacendado podía quedarse con tierra usurpada, previamente valuada, y por la que se pagaba la porción no cubierta en el titulo respectivo. O sea que después de la etapa de la encomienda, cuando esta cedió paso a la hacienda trabajada por la mano de obra residente o contratada, se prestó más atención a la adquisición de títulos de propiedad que especifican y confirmaran la extensión y límites de la propiedad privada.
1.2 REFORMAS BORBONICAS
La medida de legalización de la lucha por la tierra entre hacendados y comunidades indígenas, se debió al propósito de las Reformas Borbónicas de paliar los excesos cometidos por los hacendados son frecuentes en la segunda mitad del siglo XVIII, las instrucciones de autoridades coloniales prohibiendo a los indios que vendieran sus tierras, o bien firmar cualquier papel de venta, permitir el acceso a sus tierras o arrendar sus terrenos sin el consentimiento firmado de un funcionario real. En la segunda mitad del siglo XVIII había unos cincuenta grandes hacendados que había acumulado tierras jarcias al injusto sistema de composición. Muchos de estas grandes propiedades lindaban con las tierras comunales de los indígenas.
Desde 1747 a 17780, los grandes hacendados extendieron sus posesiones territoriales por precios irrisorios. Estas grandes extensiones coexistían con las tierras comunales, siendo las más extensas: Comunidad de indios de Ataco con 7 y media caballería en el Departamento de Ahuachapán, comunidad de los Indios de Santiago Nahuilingo con 12 caballerías en el pueblo de su nombre, en Sonsonate; comunidad de Indios de Dolores de Izalco, con 99 caballerías en el pueblo de Izalco ( Sonsonate), comunidad de Indios de Asunción con 99 caballerías en el lugar anteriormente señalado de departamento de Sonsonate; Hermandad de Labradores de Chalatenango con 19 caballerías y la de Labradores de Tejutla, ambas en el departamento de Chalatenango, esta última con 48 caballerías haciendas se compraron por tres tostones la caballería, como la ubicada en Comalapa y adquirida por cuanto la tierra de los labradores de Chalatenango fue adquirida al precio alto de 25 y 32 tostones cada caballería el periodo de 1770-75 se registro una expansión de tierras hacia los terrenos ejidales que pertenecían a los pueblos, lo que provoco encuentros violentos pues estos defendieron lo suyo con la tutela de las autoridades. Al final del siglo XVII la superficie total de los cinco latifundios más extensos era de 27.218.64 manzanas.
En el norte del país había haciendas que tenían hasta 1.158.24 manzanas. En el informe del “ilustrado” más importante de la provincia, Antonio Gutiérrez y Ulloa, se establecía que en muchas ciudades “ya no había tierra que perteneciera a las comunidades de los pueblos, todo lo habían ocupado los hacendados. En el pueblo de Opico en el centro del departamento de San Salvador, las tierras ejidales de los indios fueron ocupadas por los terratenientes, en parte debido a la “extinción de la población “, pues según una estimación hecha en 1740 había muy pocos de ellos y, para el ano de 1804, se dijo en un informe que “el incremento de ladinos está destruyendo la población indígena. El despojo de tierras a los indígenas y el castigo por no tributar, fueron los dos factores agitaron y agrietaron la sociedad colonial, enfrentando a terratenientes e indígenas, a través de motines o levantamientos violentos, sobre todo en la época de las reformas borbónicas , cuando el modelo de dominación colonial llegaba a su fase agónica.
1.3 CRONOLOGIAILERA
El añil fue elemento clave para la consolidación de la hacienda, conformo la dependencia, cohesiono a una elite e incidió en el proceso de separación de los medios de producción de sus productores directos, por vía violenta. En cuanto a la producción del añil los mejores datos en el periodo 1772-1820, en el cual funciono la sociedad de añileros. Un cuadro sinóptico, tentativo, sería el siguiente:
a) 1563-1636
En este despegue del producto en cuanto a comercialización, se produce los primeros embarques, sin embargo la producción no fue muy grande.
b) 1636-1650
En este periodo cuando el cacao paso definitivamente a segundo plano los terratenientes de la zona centro-occidental dedicaron la mayor parte de sus tierras a la siembra de la “yerba azul” como le decían al tinte vegetal.
c) 1650-1750
Este periodo coincide con las restricciones impuestas por las autoridades coloniales a los hacendados en cuanto al trabajo forzado de los indios en los obrajes. La escasez de mano de obra y el “hambre de tierras “corrieron parejo en el que fue periodo crítico para la producción global.
d) 1750-1780
Aquí la demanda europea se expandió ya que coincidió con la liberalidad del comercio de parte de la España Borbónica. La liberación del producto no fue óbice para que el volumen añilero aumentara, si vamos a dar crédito a los informes de la Contaduría de Sonsonate. Así, en julio de 1756 se exportaron 5 embarcaciones por Sonsonate (175.759 libras)y en abril de 1765 por Realejo, Nicoya y Caldera la exportación fue solo de 47.050 libras, lo que da una idea de la ventaja de las “provincianos” salvadoreños.
En este periodo el añil alcanzo su precio máximo según datos de las ferias:
Corte……………………………………………. 12 reales en 1773;
Sobresaliente……………………………….. 15 reales en 1783;
Flor……………………………………………….. 17 reales en 1773;
e) 1780-1800
Como desde 1778 España había permitido a la provincia comerciar con sus vecinos y con otras potencias, este hecho alentó la producción. Además, es el periodo de auge del Montepío de Cosecheros de Añil, cuando el crédito fluyo permitiendo una mayor producción que se extendió a San Miguel en la zona Oriental.
f) 1800-1820
Aquí decrece la producción a causa del debilitamiento de los fondos de la Sociedad de Cosecheros de añil. Influye además la guerra de España con Francia (1805, la invasión de Napoleón a la Península Ibérica). En este periodo Inglaterra importo 400.000 libras de añil de las Indias Orientales ante el bloqueo impuesto por el corso. Además los provincianos de San Salvador habían iniciado en las tierras altas del centro y del occidente una pequeña diversificación agrícola que incluía tabaco, caña de azúcar y algodón.
g) 1821-1830
Después de la independencia la provincia construyo sus propios puertos (La Unión o San Carlos) y Acajutla habiendo un lento pero apreciable auge del añil que se interrumpe por las guerras civiles de la Federación.
2. PROCESO DE ACUMULACION
Entre 1770 y 1807 los españoles residentes en El Salvador eran entre 350 o 400, que Vivian en las 5 principales ciudades de: San Salvador, San Miguel, Sonsonate, San Vicente, y Santa Ana; algunos residían en pequeños poblados como Metapan, Zacatecoluca, Chalatenango, Cojutepeque y Usulután. Estas familias tenían el principal control económico y político de la provincia aunque sometidos a la Capitanía de Guatemala. La mayor concentración de la propiedad, está en el centro de la provincia, en los alrededores de San Salvador. Solo en los alrededores de esa ciudad aparecen 5 latifundios con un total de 27.128 manzanas. En cuanto a la población se advierte una recuperación muy sensible aparece una población total de 165.278 personas que viven en 2 ciudades, 3 villas, 122 pueblos de indios, 4 pueblos, 82 aldeas y 30 reducciones de mulato. Las 444 haciendas registradas y los 43 ranchos se dividen las mejores tierras de producción agroganaderia. El predominio de los ladinos que representaban el 54.1% sobre el conjunto de la población. Los indios solo representaban el 43.1% y los blancos es 2.8%. Los indios dominan en 5 lugares: San Salvador, Olocuilta, Zacatecoluca, Gotera, y Cojutepeque; los mestizos en el resto del territorio. San Salvador tenía el 38.6% de propietarios seguido por Santa Ana que tenía el 27%, Chalatenango en tercer lugar con 3,75% de propietarios. Los jornaleros representaban el 81.3% con respecto al total de la población dedicadas a la labores de la tierra. Los propietarios representaban el 2,4% de toda esa población, lo que nos habla muy claro del nivel de estructura de la tierra en cuanto a su concentración.
Por supuesto que los procesos de acumulación, propiamente tales, se registraran en el periodo de 1880-1882, con la expropiación de comunidades indígenas y de ejidos al iniciarse el “boom” cafetalero. Pero en 1830, hay una prehistoria de la acumulación: la violencia de los despojos añileros fue tan drástica en ese periodo, respuesta no se hizo esperar: el levantamiento campesino en contra de la elite añilero de 1833.
Asistimos así un proceso de desintegración de la comunidad indígena acelerado por la expansión ladina que usurpo la tierras de las comunidades, como lo habían hecho los españoles (criollos y peninsulares, en la política agraria colonial al ladino no se le reconocía ningún “status” en la adquisición de tierra, esta la obtuvo por fraude o compulsivamente, a costa siempre de la tierra de las comunidades indígenas. Los pueblos indios seguían siendo la mayoría en muchos lugares, pero los ladinos predominaban en su propio seno como grupo étnico compacto y en franco proceso de avasallamiento. El número de hacienda ha crecido a 442, (incluyendo a Sonsonate y Ahuachapán). Este problema está vinculado no solo con la población que hemos estudiado sino como una consecuencia directa del “vacio de la tierra”. Al desaparecer pueblos enteros, los hacendados ocuparon de hecho muchas heredades abandonadas y procedieron a sembrar añil o pasto para el ganado.
3. LA NUEVA ELITE
Hacendados y comerciantes fueron los sectores hegemónicos que usufructuaron la independencia republicana en Centroamérica. Ambos procedían, en la mayor parte de los casos, de los criollos, protagonistas de los eventos que culminaron con la independencia y con las luchas anti-anexionistas del Imperio Mexicano, a la vez que auspiciaron el inicio del proyecto de Estado-Nación –Republicano. Los próceres de esa independencia integraban un grupo hermético, con vínculos familiares y que además poseían grandes latifundios. El origen terrateniente de la mayoría de los próceres de la independencia, íntimamente ligado a la actividad añilera y a la vez miembros de aquella. Se ha estimado que en conjunto cinco de los principales contaban con un total de 16.000 hectáreas
LUGAR NOMBRE DEL PROPIETARIO Y PROPIEDAD SUPERFICIE
JOSE MATIAS DELGADO
HACIENDA BUENA VISTA 24 CABALLERIAS
JOSE MANUEL ARCE
SAN SALVADOR HACIENDA ICHANQUEZO 24 CABALLERIAS
SAN SALVADOR HACIENDA SAN LUCAS 63 CABALLERIAS
SAN SALVADOR HACIENDA SAN DIEGO 15 CABALLERIAS
OPICO HACIENDA SAN LUCAS 80 CABALLERIAS
JOSE SIMEON CAÑAS
ZACATECOLUCA HACIENDA JALPONGUITA 27 CABALLERIAS
JUAN VICENTE VILLACORTA
ZACATECOLUCA HACIENDA SAN ANTONIO 17 CABALLERIAS
USULUTAN HACIENDA SAN LUCAS 14 CABALLERIAS
Fuente: R. Dalton, El Salvador, Monografías, Col. “Enciclopedia popular”, N` 26. La Habana, 1965.
Como podemos observa en el cuadro El Pbro. José Matías Delgado era poseedor de 24 caballerías, el Gral.: Manuel José Arce de 182 caballerías; el Pbro. José Simeón Canas de 27 caballerías, Juan Vicente Villacorta, uno de los primeros jefes de Estado, 31 caballerías. Haciendo un total de 264 caballerías.
Los hacendados representaban el 0.2% de la población económicamente activa, en tanto que los comerciantes, venían a ser algo asi como el 0.07%, no habiendo, por otra parte, una clara diferenciación entre ambos. Sin embargo en la ciudad de San Salvador se fue formando una clase de “tratantes”, quienes hacían del comercio su actividad principal y que, desde los inicios de la independencia se propusieron vigorizar la ruptura con la elite dominante de Guatemala. No es así simple casualidad que buena parte de los más importantes cosecheros y comerciantes de añil de San Salvador, una vez que ocuparon el poder político, confiscaron las haciendas añileras y ganaderas que los guatemaltecos poseían en El Salvador, sobre todo cuando triunfo el el liberalismo del General Francisco Morazán (1829-1839), quien exilio a importantes miembros de la poderosa familia Aycinena de Guatemala. Ni la independencia ni el periodo de la federación Morazanica, clausuraron la contradicción entre la elite guatemalteca y la salvadoreña, sino que esta, se altero con nuevas variantes, siendo una de ellas la competitividad en el comercio con Inglaterra del añil y la cochinilla, tinte vegetal y animal producidos por El Salvador y Guatemala, respectivamente y cuya expresión más aguda, antes del advenimiento del café, fue la guerra entre ambos países
La elite cuscatleca, por su parte, libre del control de su homóloga Guatemala amplio su poder social y político, al someter a despojo las tierras comunales indígenas y, como abrazo el liberalismo pragmático del General Morazán, fue enemigo de la propiedad de la iglesia (“las manos muertas”) que imponía limites a su expansión. Esa elite aspiraba al comercio más estrecho con Inglaterra y se vinculo al intercambio con Inglaterra a través del intenso tráfico comercial con Belice por la ruta de Honduras, busco así la cohesión nacional para el control de las aduanas internas y la expansión del comercio exterior. El número de comerciantes era mayor en San Salvador 59, le seguía San Miguel con 23 y San Vicente con 14.
Se menciona la comercialización de productos diversificados procedentes de la zona centro-occidental, como cacao, azafrán, bálsamo, azúcar, algodón, este ultimo oriundo de la banda oriental. De este periodo son las primeras medidas que pretendían tutelar la producción y comercialización de productos como el cacao, goma, trigo, tabaco, y vainilla, así como el agava y el bálsamo negro en el departamento de Sonsonate. Estas medidas incluían una incipiente protección, un modesto tratamiento preferencial a los comerciantes, como la rebaja de derecho de exportación, protección de tarifas contra competencia extranjera, exención del servicio militar obligatorio para labriegos de esos nuevos productos y “exención de medidas confiscatorias a las moliendas y trapiches donde se confeccionaba el aguardiente de exportación.
3.1. EL DOMINIO DEL COMERCIO
El periodo registra, además el otorgamiento de parte del poder público a comerciantes, nacionales y extranjeros, de franquicias para el laboreo de minas con objeto de explotación de las vetas aurificas en el oriente del país. Los comerciantes se convirtieron en excelentes colaboradores del poder público al ayudar en el desarrollo de las primeras obras de infraestructura y en la introducción de las primeras maquinas y herramientas en la diversificación agrícola.
Es el comerciante o bien su representante, el que en una u otra forma, en no escaso número integrando cargos políticos. En la lista de diputados salvadoreños al Congreso Federal aparecen 2 eclesiásticos, 1 abogado y 2 comerciantes, el Estado emergente fue expresión de la simbiosis de intereses de terratenientes y comerciantes, para quienes el poder institucionalizado cumplía principalmente la función de legitimar tanto el despojo de los pequeños productores agrícolas como la de definir a la masa campesina en términos de fuentes explotable: mano de obra, impuestos y carne de canon para las guerras localistas.
La nueva elite se empeñó en expandir su comercio con Inglaterra, iniciándose así la apropiación del plusproducto por la vía del comercio, y la inserción salvadoreña con la nueva metrópoli, (Inglaterra) lo que tuvo el virtual efecto de promover la monetización de la economía que fortaleció a los comerciantes salvadoreños, frente a sus competidores Guatemaltecos. Por otra parte los primeros gobiernos republicanos fomentaron la inmigración inglesa, y en su mayoría esta se dedico al comercio. Los comerciantes nacionales y extranjeros, especialmente ingleses, fueron pivote de la nueva elite. La documentación de la historia federal está llena de informes oficiales tendientes a promover las políticas librecambistas de la región, con mirar a favorecer a la clase de los comerciantes. El poder público otorgo a comerciantes nacionales y extranjeros, franquicias para el laboreo de minas con objeto de su explotación Por todo ello los comerciantes fueron colaboradores del poder público e introdujeron algunas obras de infraestructura vial y se destacaron en la introducción de las primeras maquinas y herramientas en la diversificación agrícola.
Para su delimitación tengamos presente, ante todo, el cuadro de la tenencia de la tierra, desde la fase de la Independencia hasta promediar la mitad del siglo XIX: a) propiedad comunitaria indígena y propiedad comunitaria ladina; b) propiedad ejidal, perteneciente al municipio, de la que una parte dabase en arrendamiento y la otra se concedía para usos comunales y c) tierras poseídas exclusivamente por el sector hegemónico (hacendados latifundistas). Una extensión reducida pertenecía a la iglesia. En este cuadro en donde no se apreciaba la presencia importante del pequeño propietario o pequeño campesino, se dio la insurrección campesinas de los Nonualcos en 1833. El conflicto se dio entre el sector indígena de la densa población aborigen de los Departamentos de San Vicente y Zacatecoluca y los criollos, liberales en el poder.
4. ORIGEN DE LA OLIGARQUIA
El financiamiento de la producción cafetalera, en sus inicios y sobre todo en el área de la meseta central, fue debido a los antiguos añileros. Estos hipotecaron sus tierras y obrajes así como molinos de añil para los primeros sembradíos. Es bien cierto que algunos de ellos se resistieron y continuaron en el cultivo tradicional “aferrándose a un producto sin futuro”. Posteriormente, a partir de 1869 y 1872, el financiamiento se debió a la inmigración europea que se integro con las familias de la clase dominante. Los orígenes del café están vinculados al cambio profundo en el sistema de tenencia de la tierra en provecho del pequeño grupo de familias añileras que ejercía el control del Estado. Desde 1840, cuando se realizan las primeras exportaciones de café, el gobierno estaba ejercido por una elite de hacendados añileros y que en 1848, cuando se dictan varias medidas proteccionistas, no todos los añileros se oponen a la expansión del nuevo productor agro-exportador, sobre todo a partir de 1850. En las firmas de muchas actas oficiales del Supremo Gobierno de entonces, predominan las firmas de familias con apellidos como Alfaro, Palomo, Regalado, Orellana, Escalón, Prado, Meléndez. “muchos de los cuales representan aun hoy algunas de las familias de terratenientes más importantes del país”. Miembros de esta elite o sus descendientes, fueron después presidentes de la República como Francisco Dueñas, Tomas Regalado, Fernando Figueroa. Carlos y Jorge Meléndez, Alfonso Quiñones Molina, etc.
ANOS PRESIDENTE TOMA DE POSECION MES Y DIA
1898 Tomas Regalado Noviembre 13
1903 Pedro José Escalón Marzo 1
1907 Fernando Figueroa Marzo 1
1911 Manuel Enrique Araujo Marzo 1
1913 Carlos Meléndez Febrero 8
1914 Alfonso Quiñones Molina Agosto 28
1915 Carlos Meléndez Marzo 1
1919 Jorge Meléndez Marzo 1
1923 Alfonso Quiñes Molina Marzo 1
1927 Pio Romero Bosque Marzo 1
1931 Arturo Araujo Marzo 1
Fuente: Origen, desarrollo y crisis de las formas de dominación, Flores Macal, Mario, san José Costa Rica
Puede sostenerse que la burguesía agroexportadora cafetalera, una vez consolidado el producto garantizada su inserción en los mercados internacionales, se nutrió en buena medida, de la emigración europea. Está integrada principalmente por franceses, ingleses, palestinos y libaneses, con la transferencia de capital y los mejores usos técnicos en la explotación de la tierra, incidió en la vieja estructura del añil, que no pudo soportar la crisis que, para 1875 era vidente, cuando el café represento el 51% y el añil el 24% de las exportaciones. Los bancos ingleses se introdujeron desde Colombia a Centroamérica, lo que permeo la influencia financiera del capital ingles en el nuevo producto de exportación. Los grandes añileros que tenían grandes posesiones se convirtieron en cafetaleros, no así los “poquiteros” que continuaron, sin capital ni recursos, subsistiendo con un producto que se volvía cada vez más incierto su éxito en el mercado.
4.1. BASES DE UN NUEVO ESTADO
Con el despojo, de las tierras comunales y ejidales en forma drástica y vertiginosa los cafetaleros consolidaron su poder político económico. El estado a su servicio modernizo sus instituciones. Primero con el golpe de Estado de 1871 cuando expulsan al gobierno conservador de Francisco Dueñas y, más tarde, con la Constitución Política de 1886, los cafetaleros organizan las bases del Estado Oligárquico Nacional, con ideología liberal, centralizan sus funciones esenciales, subordinan a la iglesia, le despojan de sus bienes y crean las bases para la legitimación de su ideología dominante.
La absorción del 40% del territorio nacional que eran tierras comunales y ejidales hasta 1878 represento la base de la acumulación originaria. Como es bien sabido, la expropiación del bien eclesiástico fue insignificante. La política de la oligarquía en ascenso siguió sus pasos: en 1879 obligar a indios y ladinos a que cultivaran café en las comunidades que les quedaban y, a partir de 1881-82, extinción definitiva, irreversible y violenta de esas tierras. El ataque a los productores directos para integrar el mercado de trabajo “libre” creo el limitado mercado interno y acelero el cultivo del café no solo entre los grandes sino entre los mediados y pequeños caficultores.
Ello explica porque, de un insignificante 1%del total de lo exportado en 1859, el café paso a tener un 65.49% en 1881, cuando ya se había impuesto el añil y, cuando la fase del despojo legal había sido sustituida por la del extra-legal y violento.
5. EL AUGE CAFETALERO
El efecto de la descomposición de las comunidades y tierras ejidales fue el “surgimiento del proletariado y semiproletariado agrícola y su integración en el mayor y más flexible ejército de reserva en Centroamérica, consecuencia del surgimiento de la sobrepoblación. Las tierras que buscaban los “caballeros boyardos” no eran las de poca altura sobre el nivel del mar, donde estaban muchas haciendas añileras y de cereales, por ello no fue el choque entre los grandes señores de la tierra. Las tierras que buscaban eran del Estado, de los Municipios y de las comunidades indígenas (cofradías). Por ello es que como señala Abel Cuencia: “una vez que los cafetaleros hubieran incrementado su influencia en el poder político, no solo repartieron las tierras del Estado y de los municipios entre sus parientes y amigos, para que las cultivaran con café, sino que la emprendieran, en la medida en que el negocio se hizo más productivo, por la vía de la expropiación o el despojo contra las propiedades de los indígenas hasta convertir al país en una inmensa FINCA DE CAFÉ. El estado deviene asi como coadyuvante en el proceso de acumulaciones internas de la clase dominante en el control del poder. El cultivo y comercialización del café dio cubierta así al proyecto de dominación neoliberal de fin de siglo, con los cafetaleros en la cúpula del poder, para redefinir, radical y violentamente, la estructura colonial prevaleciente en el fugaz periodo de la Federación (1824-1838) y en el subsiguiente periodo de los Treinta años conservadores (1838-1871). La disputa entre liberales y conservadores a fin de legitimar la nueva dominación y garantizar su consenso, los cafetaleros utilizaron el poder del Estado para consolidar el Estado Liberal Oligárquico, con toda suerte de medidas anti-democráticas que marcan su origen y su desarrollo posterior. La nueve clase (los grandes productores de café, los inmigrantes, y los capitalistas financieros), es la única que cuenta políticamente, subordinada a las demás incluso a las auxiliares que le suministran la base para el consenso de la dominación y realiza la expansión del Estado al que pone a su exclusivo servicio.
Para ir comprendiendo el ejercicio de acumulación de capital es importante señalar que los grupos productores provenían fundamentalmente de dos grandes vertientes: por un lado, de residentes urbanos (comerciantes, doctores, funcionarios públicos, abogados) que tenían acceso al crédito para iniciar el cultivo y, por el otro, de grandes propietarios y comerciantes añileros que contaban con el capital necesario; entre estos cabe señalar los casos de algunos presidentes que eran cafetaleros y añileros al mismo tiempo, como Eugenio Aguilar y Tomas Regalados que se mencionaron anteriormente en el cuadro descrito en este capítulo. El financiamiento a la producción procedía de tres fuentes: la primera de ellas la integraron los capitales aportados por sectores de la corriente de inmigrantes europeos que llegaron al país entre 1869 y 1872. Estos inmigrantes se orientaron inicialmente a la exportación, a la par que financiaban los cultivos; formaban compañías exportadoras y se encargaban del transporte, asegurando así los lazos con el exterior. Poco a poco se insertaron en la producción y el procedimiento del café.
Otra fuente de crédito para el cultivo cafetalero fueron los 3 bancos comerciales, que pertenecían a familias de terratenientes productores de café. Estos bancos fueron fundados en el último tercio del siglo XIX, asociados a capitales ingleses y, más tarde norteamericanos. Por último el capital extranjero, que penetro a través de empréstitos estatales y como inversión directa, fue utilizado sobre todo para la construcción de ferrocarriles en los albores de la década de los noventa. La formación de grandes plantaciones y el control de la producción en pocas manos estuvieron estrechamente relacionados con la crisis de precios en el mercado internacional.
Todavía en 1922 el 75% de la producción era proporcionada por pequeños y medianos cultivadores. Las bajas de precios fueron el fenómeno que acompaño la extensión de los intereses, inicialmente exportadores y bancarios, hacia la propiedad de la tierra. La declinación de los precios y las dificultades de transporte ocurridas a raíz de la primera guerra mundial, generaron una crisis económica que aceleraría el proceso. Aquellos inmigrantes que aseguraban los lazos con los mercados externos y controlaban una parte del crédito, se convirtieron en propietarios de las fincas cuyas hipotecas vencidas no fueron saldadas. El caso más señalado es el de los hermanos Bloom, quienes fundaron David Bloom y Cía., establecimiento que a partir de 1835, sirvió de enlace con las casas inglesas y norteamericanas y llego a convertirse en el principal banquero del gobierno. De igual modo, las bajas de los precios permitieron a los grandes terratenientes que poseían bancos, adquirir tierras propias para el cultivo cafetalero, y extender sus actividades hacia la producción del café. El proceso de concentración de la propiedad se agudizo, durante la crisis económica mundial de 1929. Bajo las repercusiones de la crisis, los precios del café empezaron a bajar desde el segundo semestre de 1929 y trajeron consigo el descenso del valor de la propiedad, que para 1932 se había reducido más del 50%. Este periodo es fundamental pues algunos autores coinciden en señalar el periodo como catalizador de la concentración.
El primer nivel de esta concentración la constituye el control de las tierras más adecuadas para la producción del café, como se desprende el siguiente cuadro:
Tamaño de la expl. (hectáreas) Número de explotaciones Producción de café
Núm. % %
De 1 a 19.99 15918 (83.6) (14.5)
De 20 a 99.99 2411 (12.7) (31.1)
De 100 y mas 718 (3.7) (54.4)
Fuente: compendio del segundo censo nacional de café, 1958. Dirección General de Estadísticas y Censos, junio de 1961, Cuadro 46, pág. 238, tomado de Daniel y Esther Sl; utzky, “El Salvador…”, op, p. 114.
5.1. LAS MIGRACIONES Y UNION A LA ELITE NACIONAL
En el transcurso de tales años y hasta fines de siglo fueron inmigrando al país una serie de familias que en algunos casos, fueron integrándose a la oligarquía dominante, hasta jugar un papel hegemónico. Por un lado, una serie de grupos provenientes de Palestina, Líbano y Grecia, especialmente, que bajo protección francesa y careciendo de capital se integraron a la actividad del pequeño comercio y cuya significación política fue, por ello, poco importante en el periodo que analizamos. Pero otro, emigrantes europeos con un acervo de dinero, que se incrustarían en las actividades de comercialización y beneficio del café y en la actividad financiera. Cabe señalar, asimismo, que estos inmigrantes concentrados en un inicio en la esfera de la circulación, fueron ampliando sus actividades a la producción, mediante la obtención de fincas cafetaleras, algunas veces mediante la obtención procesos hipotecarios al no poder cumplir los productos con la entregas. El control que en el campo del beneficio de café habían logrado, los inmigrantes para 1922 y 1930 los podemos mencionar de la siguiente manera:
Operadores de Beneficios en El Salvador
(1922, 1930)
Aguilar, Ana Deininger, Walter Martha López de Guirola
Alfaro, Agustín De Sola, H. Luders, Juan
Alvares, Rafael Esearsky y Cía. Meléndez Jorge
Battle Hermanos Goldtree Liebes Cía. Mugdan, Salvador
Block Hermanos Gonzales Asturias, José Nosiglia, Dorindo
Bonilla Ángela Hill, James Pryluski y Alvares
Camicciattoli, Dante Lagos Ariz Sol Vicente
Davidson Hermanos Letona Quiñones Y Cía. Soundy, Arturo
Estas familias se fueron extendiendo cada vez más pues el grupo de los ricos ya no solo lo formaban las familias que se mencionaron en el cuadro anterior pues ya que sabemos que para 1935 el grupo se conformo así
FAMILIA OLIGARCA EXT. DE LA PROP. MANZ
Dueñas 32520
Guirola 28403
Sol 15830
Daglio 11711
Samayoa 9011
Giannmattei 8074
Salaverria 8136
Borgonovo 7000
Gutiérrez 6999
Cristiani 6365
Weight 5900
Peinninger 5720
Orellana 5372
Umaña 5329
Regalado 5184
Sol Mollet 4264
Romero Bosque 4100
Duque 4056
Hernández 3738
Meardi 3678
Rengifo 3340
Moran 3374
Jerez 3368
Saca 2845
Dalton 2755
Bendiz 2312
Meza Ayau 1774
Muyshondt 1408
FUENTE: EL SALVADOR UNA
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CAPITULO II
LA INDUSTRIALIZACIÓN Y LA BURGUESÍA AGROEXPORTADORA.
1. CONTEXTUALIZACIÓN
El proceso que condujo a la expansión de la industria (llamado situación de importancia) en la etapa posterior a la segunda guerra mundial, se enmarca en las variaciones de precios de los productos agrícolas en el mercado internacional, y en el interés de las compañías extranjeras de ampliar su campo de inversión instalándose en los países no industrializados.
El alza de precios de las materias primas, constante entre 1945 y 1954 permitió a los grupos agroexportadores salvadoreños ampliar la acumulación de excedente, los cuales serian invertidos en la industria. A través de una política proteccionista, el Estado tomo a su cargo las medidas necesarias para trasladar los beneficios del sector agroexportador a la industria. Así mismo realizo obras de infraestructura para impulsar la inversión privada. La membrecía de la Cooperativa Algodonera Salvadoreña aumento de 564 miembros en 1942 a 1903men 1951.
A partir de 1954 los precios de los productos agrícolas de exportación habían tendido a la baja: de un índice de 125 en ese ano, pasaron a 74 en 1959. Esta situación llevo a la burguesía agroexportadora a regularizar sus ingresos a través de un mayor proceso de manufacturación de sus materias primas.
2. EL COMERCIO EXTERIOR
Los excedentes provenientes de la exportación cafetalera dejaron de ser depositados en los bancos norteamericanos, lo cual se expreso en la estabilización de los depósitos efectuados en dichos bancos por parte de ciudadanos salvadoreños desde 1974.Carente de tecnología, la burguesía agroexportadora busco la asociación con el capital extranjero; norteamericano para la elaboración de café soluble, y japonés para la industria textil.
Protegidos por una legislación favorable e impulsados por el aumento de la demanda interna, los inversionistas privados establecieron 221 empresas entre 1952 y 1960, en las que la inversión proyectada 186.3 millones de colones. De 41 grandes sociedades anónimas industriales que se fundaron antes de 1960, 25 pertenecían a grupos económicos cafetaleros de las cuales 19 empezaron a funcionar entre 1956 y 1959. Destacan la fabricación de cemento y la ampliación de instalaciones para producir zapatos.
La tasa media anual de crecimiento de la producción manufacturera para el periodo 1950 -1960 fue de 5% en esta expansión los tratados de libre comercio firmados con los países del área centroamericana jugaron un papel importante, ya que permitieron, junto con las ventas de café soluble a EE.UU, el aumento de la exportación de productos manufacturados, cuyo valor paso de 10.7 millones de colones en 1954, a 40.4 millones en 1959.
En este papel central que tenían las exportaciones para la expansión de la industria salvadoreña, se ubica la concepción que la burguesía agroexportadora defendería en las negociaciones en cursos sobre un tratado de integración económica centroamericana: libre comercio, libre circulación de capitales, libre circulación de personas.
2.1 SOCIEDADES ANÓNIMAS INDUSTRIALES FUNDADAS EN EL PROCESO DE INDUSTRIALIZACIÓN PERTENECIENTE A LA BURGUESÍA
Empresas a comienzos de los 60
A comienzos del 60, los mayores latifundistas eran 308.4, los Dueñas, Guirola, Sol y Daglio, con más de 10 mil manzanas, 11 con más de 5 mil y 15 con más de mil. El 4.1% de los propietarios poseía el 67.28% de la tierra disponible contra un 95% que poseía apenas 32.7%. En un dato más extremo, 250 exportaciones agrícolas eran menores de las 10 ha…
Con el 93% de las propiedades de una superficie total de 70 mil ha… Solo el 4% era el área cultivable del país.
Tan solo 2 décadas después y contra la impresión general. La mayor concentración ya no se daba en el sector agrícola, que se había industrializado y el sector secundario se estableció sobre las mismas bases de concentración. El 1% de las empresas absorbía al 72% del excedente del sector, mientras que la mitad de las empresas solo el 4%. De 332 mil sociedades de todo tamaño, 0.7% eran grandes, constituían el 45% de la producción, representaban solo el 29% del empleo del sector y absorbían el 59% del excedente. Claro que la elite era casi la misma, pues la mayoría de los grandes latifundistas eran beneficiadores (procesadores de café) y, así, la lista de las mayores empresas agrícolas sumaba tan solo 18 (de las 56.627 existentes a comienzos de los 80).
Familias, dueñas de tierras aptas para el café 1950.
Familia Hectáreas
Magaña 13.778
Guirola 13.683
Salaverria 7.808
Bustamante 6.817
Regalado 6.425
Fuente: estudio realizado por Alfonso Goitia economista graduado de la UCA. Fig. 1.1
Las principales familias cafetaleras son propietarios de los bancos comerciales y acaparan el crédito agropecuario. La tasa de crecimiento económico de El Salvador, de 1961 a 1966 fue de 4.3% y entre 1966 y 1971 de 0.6%.
2.2 ASOCIATIVIDAD FAMILIAR COMO MECANISMO DE CONSOLIDACIÓN DE CAPITAL.
Es importante señalar que estas familias solo se casan entre ellos o con extranjeros para mantener la clase a que ellos pertenecen. Se ha elaborado un cuadro donde se agrupa a las 116 personas o grupos familiares con más de 50% de las acciones de las 1284 empresas o sociedades con capital superior a los 5 millones de colones. Se perciben a simple vista algunos cambios y se acotan si han crecido. Se han mantenido o han desaparecido en un estimado grosso modo. Subdividimos las listas de los 116 en 3 apartados: quienes poseían acciones de empresas con capital social mayor a 400 millones de colones donde solo aparece la familia Regalado (440); mas de 200 millones c… con tres grupos familiares; mas de 100 mil colones con 7 familias y más de 50 millones con once.
Grupo familiar Empresas Capital social
Meza Ayau 104 238 millones c.
Freund 47 227 millones c.
Hill (Arguello, Llach) 86 213 millones c.
De Sola 69 145 millones c.
Guirola 52 122 millones c.
Alvares 95 167 millones c
Liebes 41 101 millones c.
Salaverria 85 161 millones c.
Gonzales Guerrero 49 118 millones c.
Siman 52 135 millones c.
García Prieto 46 73 millones c.
Dueñas 44 80 millones c.
Quiñones 45 90 millones c.
Baldochi-Duenas 22 72 millones c.
Ortiz Mancia 33 94 millones c.
Wright 61 83 millones c.
Palomo 29 73 millones c.
Guttfreund 27 70 millones c.
Mc. Entee 19 58 millones c.
Sol Millet 26 89 millones c.
Sarti 5 52 millones c.
Fuente: Los ricos más ricos de El Salvador, Albiac, María Dolores, pág. 16. Fig. 1.2
Análisis:
Como podemos observar en la tabla se han agrupado 21 familias de las cuales cada una de ellas se les ha atribuido el número de empresas que poseían entre 1950-1960. En el caso de la familia Meza Ayau poseía un total de 104 empresas y con un capital social de 238 millones de colones, la familia Freund con un total de 47 empresas y con un capital social de 227 millones de colones, la familia Hill con un total de 86 empresas y con un capital social de 213 millones de colones y así sucesivamente se puede ir analizando la tabla.
2.3 CARACTERÍSTICAS DE LOS GRUPOS AGROEXPORTADORES
Para 1960, las empresas industriales en grandes escalas eran bastantes, el establecimiento industrial medio solamente estilizaba un promedio de 5 a 10 trabajadores y a lo sumo funcionaban únicamente 50 empresas que daban empleo a 50 trabajadores cada una de ellas.
La mayoría de las empresas tenían su localización en San Salvador y sus alrededores, en Santa Ana, San Miguel, Sonsonate y Acajutla.
Sin embargo, el problema fundamental del desarrollo de las empresas industriales en El Salvador, es la creación y la acumulación de capital o, en otras palabras, el aumento de la maquinaria y demás equipo de producción al servicio de la producción industrial del país.
De esta manera, el gran productor acapara la mayoría de créditos y todavía sale beneficiado por su “ayuda” al pequeño productor.
Los grupos agroexportadores estaban muy bien dentro de una sociedad a la que habían configurado hasta sus mínimos detalles, y ninguna otra actividad, que no fuera la orientada hacia el comercio exterior, podría ejercer una gran atención. Las otras actividades eran vistas con gran gran desinterés y recelo.
Como hemos vistos, el único grupo social capaz de poder invertir en el proceso de industrialización en la época que hemos venido analizando, con el grupo agroexportador que daba a sus ingresos una canalización muy distinta al deseado para el desarrollo económico y social del país. El grupo agroexportador, en torno a cuyas actividades giraba toda la estructura económica en sus transacciones, muy difíciles de cambiar.
En el aspecto de inversiones, el grupo agroexportador había desarrollado una conducta excesivamente conservadora, que tenia las características siguientes:
1 Estaban acostumbrados a mantener, en forma líquida, grandes cantidades de dinero. La comisión de expertos de las Naciones Unidas, encontró que en 1951, la cantidad de billetes en circulación ascendía a cerca de 81.860.000 colones, de los cuales la mitad estaban representados en billetes de 100 colones y que esta cantidad de dinero, 40.000.000 de colones aproximadamente, no tenia circulación real, lo que representaba un caso de acumulación sustancial al interior del país.
2 Estaban acostumbrados a efectuar tradicionalmente, inversiones en ciertas formas de capital, especialmente tierras y en industrias que producían artículos de exportación, en el comercio o en valores extranjeros, principalmente norteamericanos.
Hemos vistos, por ejemplo, la fuga de capitales hacia los bancos de EE.UU, lo cual puede ser un indicador de las diversas transacciones financieras que el grupo agroexportador realizaba a nivel internacional.
3 Acostumbrados a los créditos a corto plazo y mediano plazo, buscaban también la rápida liquidación de activos mantenidos en valores, lo cual no era posible por el mercado tan limitado de la época.
4 Estaban acostumbrados, además al intercambio complementario con los países centrales: materias primas por manufacturas. Por otro lado, el mercado de sus productos y el surtidor de los artículos que consumía estaban en el exterior del país. A todo esto, y como consecuencia, debe agregarse que, acostumbrados a las tasas altas de utilidad de la agricultura de exportación, las perspectivas a largo plazo de utilidades de la industria, semejante a las que recibían no borraban la realidad de muy bajos dividendos inmediatos.
2.4 EMPRESAS INDUSTRIALES E INVERSIONES ESTABLECIDAS EN EL PERIODO DE 1969-1980.
Familia Meza.
• La constancia S.A.
• Agrícola Industrial Salvadoreña S.A.
• Bonos y Acciones S.A. (Capital social $1,716,000 y utilidades de $ 1, 715,576)
• Embotelladora Tropical S.A. (Capital social de $920,760)
CIA agrícola e industrial S.A.
• Eva Córdova de Meza Ayav e Hijo ( capital social $ 2,476,743.67)
• Inversiones Unidas S.A. (Cap. Social $1,952,000)
• Meza Hill y CIA (Cap. Social $ 2,060,000)
• Meza Hill Hnos. y CIA de CV (Cap. Social $ 500,000) • Arte comercial S.A. (Cap. Social $ 80,000)
• Propiedades e inversiones S.A. (Cap. Social $800,000)
• Almacenes de desarrollo S.A.
CIA General de seguros.
• Empresas Lácteos Foremots S.A.
• Beneficio pasatiempo
• Embotelladora Salvadoreña S.A.
• Corporación Desarrollo S.A.
• Diseños y Construcción
Familia Hill (Arguello, Llach).
• Parcelaciones Rurales de desarrollo
• Almacenes ADOC S.A.
• Parque industrial y comercial Desarrollo S.A. (Cap. Social $ 1,000,000)
• Publicidad Comercial.
• Bonos y acciones S.A.
• Inversiones unidas S.A.
• Textiles Tazumal S.A. (Cap. Social $4, 375,000)
• U Travel Services S.A.
• Sociedad colectiva mercantil de Hill Familia y CIA (Cap. Social $1,710,000)
• Automercados de Centro America S.A.
CIA de Fomentos de Inversiones S.A. (Cap. Social $750,000)
CIA General de Seguros.
• Sociedad negocios e Inversiones diversas S.A. • Negocios e inversiones diversos S.A.
• Tirello Hill y CIA (Cap. Social $2,178,000)
• Productos Generales S.A.
• Tirello Hill y CIA
• Llach y CIA.
• Productos de Café S.A. (Cap. Social $ 4,000,000)
• Agrícola industrial salvadoreña S.A.
• Embotelladora Salvadoreña S.A.:
• Meza Hill y CIA. (Cap. Social $ 260,000)
• Tirello y Murray y CIA (Cap. Social $ 375,000)
CIA Financiera Comercial.
• Grabaciones comerciales.
• Izalco Tockey Club S.A:
• Molsa (Cap. Social $7,351,800)
Familia Freund.
• Sherwin Williams de C.A de S.A.
CIA de Lotificaciones Salvadoreñas.
• Inversiones Atonal S.A.
• Fondo Centroamericano de inversiones S.A., • INCO, Industrias Consolidadas de El Salvador S.A.
• Ahorro y Vivienda Atlacatl S.A. (Cap. Social $ 1,700,000)
• Fertilizante de Centro America (Cap. Social $8,000,000)
• Inversiones Inmobiliarias S.A.
Familia De Sola.
• Fomento de Inversiones S.A. de CV.
CIA de Inversiones (Cap. Social $ 5, 000,000).
• Parcelaciones rurales y desarrollo.
• Molinos de El Salvador S.A. (Cap. Social $7, 351,800).
• Productos de Café S.A. (Cap. Social $4,000,000 y utilidades $2,115,285.19)
• Enlatadora Santaneca.
• Monserrat S.A.
• La Cabaña S.A. (Cap. Social $ 7,000,000 , maquinaria e instalaciones $11,135,347.60, Terreno de hacienda la cabaña $741,305.70)
• Construcciones Lourdes S.A. (Cap. Social $2, 500,000). • Unión de Seguros S.A. (Cap. Social 4 1, 000,000).
• H. de Sola e hijos sucesores y CIA.
• Productos alimenticios S.A. de CV. (Cap. Social $ 3,500,000)
• El dorado S.A. de CV. (Cap. Social $7, 000,000).
CIA de Sola- Oppenheimer (Cap. Social $1, 00,000).
• Industrias Unisola S.A. (Cap. Social $3, 400,000).
• Grasa, Aceites y derivados S.A.
• Ensambladora Salvadoreña S.A.
• La Favorita.
Familia Guirola
TACA
• Acciones Industriales. (donde Soler Borghi y CIA aporta $ 1, 595,000).
• Eva Córdova de Meza Ayav e hija (participación con $200,000).
• La Colonia S.A.
• Frigoríficos Nacionales S.A.
• La Provincia, CIA de Urbanizaciones y edificaciones S.A.
• Sociedad Negocios e Inversiones Diversas S.A.
• Florencia S.A. • Florencia S.A.
• Finanzas e Inversiones S.A.
• Acciones Salvadoreñas (Cap. $200,000).
• Guimar S.A. (Cap. $20,000)
• Negocios e Inversiones Diversas S.A.
• Guirola Kraig S.A. (Cap. Social $1, 260,200).
• Soler Borghi y CIA (Cap. Social $1, 000,000).
CIA Rafael y Nini Guirola.
• Inversiones del Pacifico S.A.
• Mariscos de El Salvador S.A.
Familia Álvarez
• Triguero Griffith y CIA (Cap. Social $500,000).
• Sociedad Colectiva Civil Agrícola Álvarez Trigueros y CIA. (Cap. Social $500,000)
• Álvarez Guthlie y CIA (Cap. Social $300,000).
• Su Casa S.A. (Cap. Social $300,000).
• Servicios de Transporte de Centro America.
• Enrique Álvarez y CIA (Cap. Social $400,000).
• Álvarez Borja y CIA S.A. (Cap. Social $500,000).
• Sociedad Colectiva Mary Prunera de Álvarez e hijos (Cap. Social $300,000).
• Almacenadota
• Centro America S.A. • Productos de Mar S.A. (Cap. Social 4200,000).
• Agricola Industrial Salvadoreña S.A.
• Embotelladora Tropical S.A.
• Inmuebles Roble S.A.
• Financiera Roble.
CIA Zaldiva Hnas. (Cap. Social $1, 000,000).
• Transacciones Bursátiles S.A.
• Productos de Café S.A.
• Bonos y Acciones S.A.
• Embotelladora Salvadoreña S.A.
• Casa Roble S.A.
MOLSA.
Familia Salaverria.
• Alimentos Atarraya S.A.
• Atarraya S.A. (Cap. Social $1, 250,000).
CRECE S.A. (Asociación de Ahorros y Prestamos Cap. Social $4, 000,000).
• Financiera de Desarrollo e Inversiones S.A. (Cap. Social -$4, 800,000 reservas $2, 006,511.88).
• M. A. Salaverria y CIA (Cap. Social $30,000).
CIA Salvadoreña de Inversiones S.A.
• Parque Industrial y Comercial Desarrollo S.A.
• Industrias del Café S.A.
• Ensambladora Centroamericana S.A.
• Agro servicios de Occidente S.A.
• Industrias Centroamericanas de Repuestos Automotores S.A. • Beneficiado de Café S.A.
• Cooperativa Ganadera de Sonsonate de RL la Salud.
• Textiles Tazumal S.A. (Cap. Social $4, 375,000).
• Camaronera Salvadoreña S.A.
• Los Lagartos S.A. (Cap. Social $1, 000,000).
• Astilleros del Pacifico S.A.
• Parcelaciones Rurales de Desarrollo.
• Publicidad Comercial.
• La Toya S.A.
• Construcciones Rurales Prefabricadas S.A.
• Ing. José Antonio Salaverria y CIA.
• Beneficio Los Reyes.
• U Travel Service S.A.
Familia SIMAN
• Fortuna de Centro America.
• Industrias Simán Hnos. S.A. (Hilados San Martín).
• Patricia S.A. de CV (Cap. Social $800,000).
• Almacenes SIMAN ($4, 000,000).
• Confeccionaría Salvadoreña Enrique C. Simán y CIA.
• Camisería Marko.
• Los Nogales S.A. (Cap. Social $625,000).
• José T. Simán e hijos S.A. de CV (Cap. Social $ 400,000).
• Inmobiliaria San José S.A. (Cap. Social $900,000).
• Agencias Electrónicas S.A. (Cap. Social $1, 200,000). • Inversiones SIMCO S.A. (Cap. Social $2, 500,000).
• Matiza San Jorge S.A.
• Simán S.A. Empresa Constructora.
• Hoteles S.A.
• Plásticos Duramás. S.A.
• Hilanderas de Centroamérica S.A.
• Inversiones Salvador (Cap. Social $60,000).
• Confecciones de El Salvador S.A.
• Molinos de El Salvador.
Familia Dueñas.
• Omega S.A (Cap. Social $250,000).
• Almacenes ADOC S.A.
• Autodromos de El Salvador S.A.
• Automercados de Centroamérica S.A.
• Canal 6 S.A.
CIA Salvadoreña de Melazas S.A.
CIA y Timanfaya S.A.
• Condominios del Golfo S.A. (Cap. Social $500,000) • CIA Eléctrica Cucumacayán S.A.
MOLSA.
CIA de Inversiones S.A. (Cap. Social $4, 000,000).
• Textilera del Pacifico S.A.
CIA General de Seguros.
CIA General De Regalado Hnos.
• La Aurora S.A.
Familia Quiñónez.
• Urbanizadora Santa Lucia.
• Inversiones Bolengo S.A.
• Agrícola Industrial Salvadoreña S.A.
• Embotelladora Tropical S.A.
TACA.
• Duroparts de El Salvador S.A.
• Arrendamientos Industriales S.A.
• Bemis de El Salvador S.A.
• Plantas y Servicios Industriales S.A. • CIA General de Equipos S.A. (Cap. Social $ 1, 694,200).
• Inversiones Irlanda.
• Bonos y Acciones S.A.
CIA Agrícola E Industrial S.A.
• Quality Foods de Centroamerica S.A.
• Auto Iberia.
• Quiñones Hnos. S.A.
• Llantas Gigantes S.A.
Familia Baldochi – Dueñas.
CLESA.
• Automercados de Centroamérica S.A.
• Agrícola Balda S.A. (Cap. Social $ 50,000). • Moto mundo S.A.
• Baldochi, Dueñas y CIA (Cap. Social $1, 000,000).
Familia Palomo.
• El Granjero S.A.
• Sociedad Internacional de Construcción y Comercio.
• Fortuna de Centroamérica.
• Cooperativa Industrial Agropecuaria LTDA.
• Productos Alimenticios Sello de Oro S.A.
• Palomo Deneke y CIA (Cap. Social $ 3, 000,000).
• Industrias Quifar.
• Cajas y Bolsas S.A. (Cap. Social $ 3, 350,000).
• Plásticos Duramás S.A.
• Salinera California Palomo Deneke y Co. • Hilos sintéticos.
• La Florida LTDA. (Cap. Social $150,000).
• Diseños y Construcción (Cap. Social $ 30,000).
• Inmobiliarios Morazán S.A.
• Agropecuaria San Miguel S.A.
• Agropecuaria San Antonio del Monte.
• Palomo Hnos. y CIA.
• Inversiones Unidas S.A.
• Embotelladora Salvadoreña S.A.
CELPAC S.A.
CIA Meardi Palomo.
Familia Sol.
• Aseguradora agrícola Comercial S.A.
• Sociedad Internacional de Construcción y Comercio S.A.
• Productos Alimenticios Sello de Oro S.A.
• Agrícola Industria Salvadoreña S.A.
• Embotelladora Tropical S.A. • Textiles San Andrés S.A.
CAEES (Cap. Social $39, 600,000).
CIA General de Equipos S.A. (Capital $1, 694,000).
• Embotelladora Salvadoreña S.A.
• Arte Comercial S.A.
• Inmobiliaria del Litoral.
Familia Wright.
• Textilera del Pacifico S.A.
CIA de Inversiones Gloria Elena Wright de Ávila.
• Pesca S.A. (Cap. Social $2, 500,000).
• Pesquera del Triunfo S.A. (Cap. Social $500,000).
• Pesquera Vida mere S.A. (Cap. Social $ %00,000). • Insecticidas del Salvador S.A.
• Productos Agroquímicos de Centroamérica S.A.
• Productos Nacionales S.A.
• Marina Industrial S.A. de CV.
• Rait S.A.
Familia Poma.
• Inversiones Roble.
• Unimetal S.A.
• Industrias Metálicas S.A. (Cap. Social $5, 000,000).
• Repuestos DIDEA S.A.
• Inmuebles Roble S.A. • Financiera Roble.
• Distribuidora de Automóviles S.A.
• Poma S.A. de CV.
• Solaire S.A.
• Casa Roble S.A.
• Hoteles S.A.
Familia Liebes.
• Exportadora Liebes S.A. de CV (Cap. Social $5, 000,000).
• Goldtree Liebes S.A. (Cap. Social $3,000,000). • Sociedad Lima Liebes CIA (Cap. Social $ 1, 500,000).
• Beneficio El Divisadero.
Familia Cristiani.
• Cristiani, Burkard y CIA (Cap. Social $200,000).
• Salvaplastic S.A. ; Plásticos Salvadoreños S.A. • Félix Cristiani y CIA (Nombre Comercial Droguería Santa Lucia).
• E. Burkard y CIA (Cap. Social $ 720,000).
• Cristiani Hnos. y CIA (Cap. Social $300,000).
Familia Guttfreund.
• Construcción y Ahorro S.A. (Cap. Social, Reservas y Utilidades $2,661,845.09)
• Inversiones Diversas S.A. (Cap. Social $1,500). • MOLSA (Cap. Social $7, 351,800).
Familia Gonzáles Guerrero.
• Molinos de El Salvador S.A. (MOLSA).
CIA Inmobiliaria Salvadoreña S.A.
• Lotificaciones Nuevos Horizontes S.A. (Cap. Social $ 3, 000,000).
• El Maquilishuat S.A. (Cap. Social $400,000). • Inversiones en El Salvador S.A. de CV (Cap. Social $2, 100,000).
CAFECO S.A.
• Constructora S.A.
CIA de Inversiones S.A. (Cap. Social $5, 000,000).
Familia García Prieto
CIA General de Seguros.
• Urbanizadora C.A. Limitada de CV (Cap. Social $20,000). • Prieto S.A.
• Gutiérrez, Prieto, Salazar y CIA, sociedad Colectiva (Cap. Social $60,000).

Familia MC Entee.
CIA de Luz Eléctrica de Santa Ana S.A. (CLESA)
• Inmuebles y Valores S.A. • Materiales Saltex S.A. (Cap. Social $1,100,000)
Descripción:
Dentro de las empresas detalladas anteriormente, las cuales en su mayoría fueron fundadas entre los años de 1960-1975, existe una gran variedad extendiéndose a varias ramas como la construcción, pesca, agrícola, servicios industriales, etc.
Se representas las más reconocidas e importantes dentro del gran número de empresa fundadas por cada familia.
Es importante mencionar que algunas de estas empresas se encuentran fusionadas o vinculadas a su vez con empresas de otra rama, por medio de la inversión.
Muchos cuentan con grandes capitales y es de destacar que muchas familias comparten sus capitales o inversiones dentro de una misma empresa, para mencionar solo algunas de ellas: TACA, en la cual las familias Guirola, Quiñones, son inversionistas de la misma empresa de aerolíneas, otro ejemplo a destacar es Molinos de El Salvador S.A. en la cual las familias Álvarez, Hill, de Sola, Simán, Dueñas, Guttfreund, Gonzáles Guerrero comparten capitales en esta empresa.
Así por mencionar tan solo dos ejemplos de los muchos que existen en donde se puede ver que las familias comparten capitales para formar grandes empresas que rápidamente generan dominio en el mercado.
En esta etapa es importante ver el gran número de empresas fundadas, muchas de ella compartiendo inversiones dentro del reducido número de familias, así como la inversión extranjera donde tomó un gran auge y que las familias más pudientes económicamente han establecido alianzas.
Para poder apreciar el poder o control que estas familias generan en la economía de nuestro país a continuación se presenta el porcentaje de exportaciones generadas por el grupo de empresas de las cuales son propietarios.
Familia % Exportado 1974
• Agrícola R. Daglio & CIA.
• Agro- Industrias Homberger S.A.
• Aguirre Urreta Hnos.
• Alvarez Barahona & CIA.
• Battle Hnos.
• Battle Oscar Armando.
• Beneficiadora de Café S.A.
• Beneficiadora Exportadora Liebes S.A.
• Beneficio El Paraiso.
• Beneficio Germania.
• Boillat Carlos Armando.
• Bonilla Hnos. S.A.
• Bonilla Joaquín Antonio.
• Borgonovo Mauricio.
• Cafeco S.A.
• Canessa Atilio.
• Canessa Carlos José.
CAPEX Limitada.
• Carbonell Alfonso Tomás.
• Carlos Schmidet & Co.
• Castro Liebes Arnoldo.
• Peña Trejo Francisco.
• Prieto S.A.
• Productos de café S.A.
• Promerca Limitada.
• Regalado Hnos.
• Rengifo Núñez Esther de.
• Ricardo H. Kriete e Hijos S.A.
• Compañía Meardi Palomo.
• Compañía Salvadoreña de Café S.A.
• Cooperativa Chalchuapaneca de Productos de Café.
• Cuzcachapa de Responsabilidad Limitada.
• Cooperativa de Cafetaleros de San José La Majada de Responsabilidad Limitada.
• Cristiani Burkard & CIA.
• Daglio y Compañía S.A.
• Dalton María del Pech de.
• Díaz Salinas Rafael.
• Duke Julia L. de
• Elsa de Selaya y Lilian de Hurtado.
• Empresa Cafetalera Sol Millet & CIA.
• Enrique Álvarez & CIA.
• Escalón Hernández.
• Funes Hartman Herbert.
• García Rossi Francisco.
• Giammattei Risso & co.
• Guillen Abraham.
• Herrera Cornejo Rodrigo.
• H. de Sola e hijos sucesores.
• Industrias de Café S.A.
• J. Alberto Recinos e hijos Compañía.
• J. Hill & Compañía.
• Langeneger Blanca.
• Larin e hijos & Co.
• Lassally & CIA.
• Exportadora Liebes S.A. de CV.
• Llach y Compañía.
• Macance S.A de CV.
• Menéndez Castro Rafael.
• Monedero Armando.
• Agrícola Industrial Salvadoreña S.A.
• Meza Ayau Rafael.
• Miguel y Roberto Dueñas.
• Muyshondt Y. Leopoldo.
• Panamá Hnos. y CIA.
• Romero Augusto Cesar.
• Ruffati Arnoldo.
• Salaverria Duran y Compañía.
• Salaverria H. Eduardo.
• Salaverria & CIA. José Antonio.
• Salmar S.A.
• Schonenberg Juan Francisco.
• Sociedad Rodríguez Cáceres & CIA.
• Zaldívar Rafael.
• Selaya Juana Z. de. • 0,468.
• 1.794.
• 3,946.
• 0,325.
• 0,396.
• 0,204.
• 5,764.
• 4,115.
• 0,149.
• 0,610.
• 0,684.
• 0,170.
• 0,926.
• 1,464.
• 0,487.
• 5,925.
• 0,747.
• 1,100.
• 1,153.
• 0,611.
• 8,164.
• 0,264.
• 0,388.
• 1,805.
• 6,663.
• 0,678.
• 0,063.
• 0,264.
• 1,026.
• 0,800.
• 0,862.
• 0,1081.
• 0,036.
• 0,036.
• 1.555.
• 14,374.
• 1,410.
• 0,189.
• 1,072.
• 0,796.
• 0,487.
• 7,038.
• 2,874.
• 0,396.
• 0,624.
• 1,099.
• 0,859.
• 0,290.
• 2,887.
• 0,216.
• 0,045
• 2,803.
• 0,806.
• 1,646.
• 1,597.
• 0,369.
• 0,170.
• 0,024.
• 0,207.
Habiendo exportado también: Bonilla Hijos y CIA 1,327%, Alfonso Álvarez Lemus 0,883%, Kriete Balzarretty y CIA de CV 0,576%, Liebes y CIA 0,422%, Rosario Lima de Spader y Hnas. 0,318%, Bonilla Reyes y CIA 0,204%, Meza Ayau S.A. 0,122%, Henríquez Hnos. 0,048%.
2.5 MATRIMONIOS Y HERENCIAS
Los lazos de sangre unían a las 53 personas con mayores capitales, ya entonces alguna antigua fortuna se había dividido en varias familias para evitar el fisco, por herencias o matrimonios o, por esto último, y al contrario, se habían fusionado. “porque todavía hoy se casan entre ellos o con extranjeros”. También en algunas de las más rancias familias en los 60 se perdió una generación “por bohemios o sin descendencia”.
Es el caso de Miguel Dueñas, casado con una Regalado hermana de la madre del ahora huido Roberto Mathies Regalado, sin hijos. Otro tanto ocurrió con el patriarca de los Regalados. Tomas casado con una hermana de Miguel Dueñas, que heredo a su hermana Maruca, casada con Salvador Mathies.
También el patriarca de los Meza Ayau, Rafael cuya fortuna ya estaba entonces dividida en los Sol Meza, 11 empresas con un capital de 22 millones de colones, y los Meza Hill con 12 empresas y 24 millones de colones.
“En ese momento decidieron blanquear la raza. Los hacendados de siempre eran todos mestizos”, “eso explica los nuevos apellidos” el caso de Cristiani, Baldochi, Murray y Mathies, ingenieros o mecánicos italianos los 2 primeros y alemanes los últimos, contratados para sus empresas por lo Daglio, Dueñas, Meza, y Regalado respectivamente y que salvo el primero que lo hizo con la hija de Buckard, se casaron con las herederas.
Un caso de fusión a distinto nivel es el de los Schawartz (21 empresas con 48 millones) y los Vilanova, entonces con 18 millones de colones en activos de 7 empresas. Entre quienes desaparecieron o decayeron, están los Schmidt, Castillo, Harrison, Gadala María, Cuellar.
La elite salvadoreña fue históricamente poco permeable a incorporaciones “étnicas” hasta el punto de excluir de los mejores colegios de pago y de su exclusivo club a judíos y árabes. La migración judía fue mucho más adinerada y reducida que la árabe y buena parte llegaron antes de la II guerra mundial. Una de las mayores fortunas es la familia De Sola, judíos españoles emigrados a principios de siglo a través de Holanda.
CAPITULO III
LA INTEGRACIÓN EMPRESARIAL
1. PRINCIPALES CARACTERÍSTICAS Y TENDENCIAS.
Desde principios de los años noventa comenzó a tener lugar en El Salvador un notable
Proceso de integración empresarial, impulsado por los principales grupos económicos regionales y por las empresas transnacionales presentes en el área. Este nuevo tipo de integración está fundamentado en las mayores inversiones que dichos actores realizan en los diferentes países. Como consecuencia de diversos factores, entre los que sobresalen los siguientes:
a) La modernización e internacionalización de los principales grupos económicos nacionales
y su fortalecimiento económico, lo cual les ha permitido expandir sus negocios fuera de las
Fronteras nacionales, particularmente hacia la región centroamericana.
b) La ampliación de los espacios de acumulación en el nivel regional productos de los procesos
de privatización y de concesión de servicios públicos desarrollados con diferentes ritmos
y características en todos los países del área.
c) El aumento de la demanda regional, resultante del mayor dinamismo económico de los
Noventa y del aumento del consumo privado derivado del ingreso de remesas familiares
de las transferencias oficiales y del mayor financiamiento de consumo personal por
Parte de los sectores financieros de la región.
d) Las oportunidades creadas bajo la Iniciativa de la Cuenca del Caribe para la libre entrada
de una amplia gama de productos centroamericanos al mercado de los Estados Unidos, lo
que creó condiciones adecuadas para la reubicación de las maquilas (CEPAL-SICA, 2004:41)
e) Las mayores facilidades e incentivos otorgados a la inversión extranjera directa en el contexto general de las reformas económicas realizadas por cada uno de los países a lo largo de las últimas décadas.
f) La vigencia de Tratados de Libre Comercio entre los países centroamericanos y países
extrarregionales y entre los países del área, que incentivo la inversión internacional e intrarregional y favoreció el comercio intracentroamericano
g) El logro de una relativa estabilidad política y social resultante de los proceso de pacificación
y democratización de la región que generaron un clima favorable para las inversiones y el comercio interregional. Como resultado de los factores anteriores, la inversión extranjera directa (IED) aumentó considerablemente en los últimos 15 años.
2. LOS ACTORES DE LA INTEGRACIÓN EMPRESARIAL
Como ya hemos señalado, los principales actores de la integración empresarial son, por una
parte, los grupos económicos centroamericanos que de manera creciente operan en la escala
regional e internacional; y por otra, las empresas transnacionales que tienen presencia en el área.
Ambos están integrando rápidamente a la región como consecuencia de la implementación de
sus estrategias de expansión y penetración del mercado centroamericano. Por ello, y antes de estudiar su influencia en las sociedades centroamericanas a continuación se presenta una breve caracterización de dichos actores.
Conviene aclarar que no es nuestra pretensión realizar un análisis exhaustivo de los grupos económicos y de las empresas transnacionales, ni mucho menos determinar la magnitud de la riqueza que poseen ni el nivel de ganancias que obtienen, lo cual, además de estar más allá de los alcances del trabajo, es prácticamente imposible en el caso de los grupos económicos regionales, quienes pese a mostrar una mayor apertura y transparencia en años recientes, aún se caracterizan por mantener en secreto sus actividades, sobre todo sus inversiones y sus ganancias. En todo caso, y con el propósito de ilustrar la fortaleza económica de dichos actores
en el análisis que sigue se incluye una breve descripción de los principales se incluye una breve descripción de los principales en la escala regional así como de sus negocios.
3. PRINCIPALES GRUPOS ECONOMICOS CON OPERACIONES REGIONALES E INTERNACIONALES
GRUPO ADOC
GRUPO AREA EN QUE OPERA ALIANZAS Y DATOS RELEVANTES
ADOC (FAMILIA PALOMO MEZA) INDUSTRIA DEL CALZADO ES UNO DE LOS MAS ANTIGUOS QUE OPERAN REGIONALMENTE, TENDENCIA QUE SE ACENTUO EN LOS OCHENTA DEBIDO A LOS PROBLEMAS POLITICOS EN EL SALVADOR. ACTUALMENTE ADOC POSEE 3 FABRICAS Y MAS DE 200 TIENDAS EN LA REGION. EL GRUPO TIENE LAS FRANQUISIAS DE VARIAS MARCAS INTERNACIONALES
GRUPO AGRISAL
GRUPO AREA EN QUE OPERA ALIANZAS Y DATOS RELEVANTES
AGRISAL (FAMILIA MEZA AYAU) BEBIDAS GASEOSAS, CERVEZAS HIELO Y AGUA EMBOTELLADA, HOTELES Y CENTROS DE NEGOCIOS, AGROINDUSTRIAS, VENTADE VEHICULOS; BIENES RAICES, ENSANBLAJE DE CARROCERIA INDUSTRIAL TIENE UNA ALIANZA CON EL CONSORCIO CERVECERO SUDAFRICANO SABMILLER, QUIEN POSEE PARTE DE LAS ACCIONES DE LA COMPANIA CERVECERA DEL GRUPO. JUNTOS CONFORMAN EL GRUPO BEVCO, QUE AGLUTINA A LAS EMPRESAS DEL GRUPO CERVECERIA HONDURENA EN INDUSTRIA LA CONSTANCIA Y POSEE LA EMPRESA INDUSTRIAL CERVECERIA DE NICARAGUA
GRUPO AGRICOLA
GRUPO AREA EN QUE OPEERA ALIANZAS Y DATOS RELEVANTES
BANCO AGRICOLA (FAMILIAS BALDOCHI DUENAS, KRIETE) BANCA SEGUROS PENSIONES, CASAS DE BOLSAS, ARRENDADORAS, CASAS DE CAMBIO AGROINDUSTRIA, PRODUCTOS NO TRADICIONALES EN EL 2004, EL BANCO AGRICOLA, EL PRINCIPAL BANCO DEL GRUPO, POSEIA $3,116.1 MILLONES EN ACTIVOS (EL SEGUNDO MAS GRANDE DE LA REGION CENTROMERICANA) Y OCTUVO UTILIDADES DE $35.18 (EL TERCER LUGAR EN LA REGION ) (REVISTA SUMMA, N` 131, ABRIL, 2005) FORMA PARTE DE LA RED REGIONAL GRAN ALIANZA BANCARIA INTERNACIONAL
GRUPO CUSCATLAN
GRUPO AREA EN QUE OPERA ALIANZAS Y DATOS RELEVANTES
CUSCATLAN (FAMILIA BAHAIA, FAMILIA CRISTIANI). EN EL 2002 EL GRUPO SISA ERA EL MAYOR ACCIONISTA SALVADORENO DEL HOLDING UBCI, SEGUIDO DEL GRUPO BAHAIA Y DEL GRUPO COMERCIAL WEIL BANCA, SEGUROS, PENSIONES, CASAS DE BOLSAS, ARRENDADORAS, CASAS DE CAMBIOS, TARJETAS DE CREDITOS ENTE ANO EL GRUPO FINANCIERO POPULAR INC. DE PUERTO RICO ADQURIO EL 19.99% DE LAS ACCIONES DE UBCI, LA EMPRESA HOLDING DEL GRUPO. EN EL 2004 TENIA ACTIVOS DE $4.437.2 MILLONES (EL SEGUNDO GRUPO FINANCIERO MAS GRANDE DE LA REGION) Y OBTUVO UNA UTILIDAD DE 64.7 MILLONES DE DOLARES (SUMMA, N` 131, ABRIL 2005). TIENE ALIANZAS CON GRUPOS REGIONALES, INCLUYENDO EL GRUPO LA FRAGUA Y PANTALEON
GRUPO DE SOLA
GRUPO AREA EN QUE OPERA ALIANZAS Y DATOS RELEVANTES
GRUPO DE SOLA (FAMILIA DE SOLA) AGROINDUSTRIA, BIENES RAICES, SEGUROS, BANCA, HOTELES, DISTRIBUCION DE PRODUCTOS DEL HOGAR, CINES, TURISMO HOMARCA S.A DE C.V ES LA PRINCIPAL ACCIONISTA Y CONTROLADORA DE LAS OPERACIONES DEL GRUPO EN CENTROAMERICA. TIENE ALIANZAS CON VARIOS GRUPOS NACIONALES, REGIONALES E INTERNACIONALES
GRUPO POMA
GRUPO AREA EN QUE OPERA ALIANZAS Y DATOS RELEVANTES
POMA (FAMILIA POMA) DESARROLLO INMOBILIARIO (VIVIENDAS, CENTROS COMERCIALES Y DE NEGOCIOS HOTELES, DISTRIBUCION DE VEHICULOS), BANCA INDUSTRIA Y SERVICIO TIENE ALIANZAS CON EL GRUPO CARSO DEL MEXICANO CARLOS SLIM. EL GRUPO ES OPERADOR DE LA CADENA DE HOTEL INTERCONTINENTAL Y CONFORT INN. ADEMAS TIENE ALIANZAS CON VARIOS GRUPOS NACIONALES Y CENTROAMERICANOS, INCLUYENDO EL GRUPO MOTTA Y EL GRUPO TACA
GRUPO QUIROZ
GRUPO AREA EN QUE OPERA ALIANZAS Y DATOS RELEVANTES
QUIROZ (FAMILIA QUIROZ) DISTRIBUCION Y FINANCIAMIENTO DE VEHICULOS Y ACCESORIOS TIENE ALIANZAS CON EL GRUPO CANELLA E N GUATEMALA Y CON EL GRUPO LACHNER & SAENZ Y COMPANIA MERCANTIL EN COSTA RICA. RECIENTEMENTE INGRESO AL MERCADO PANAMENO A TRAVES DE LA COMPRA POR $10 MILLONES DE LA EMPRESA SUPERMOTORES
GRUPO SIMAN
GRUPO AREA EN QUE OPERA ALIANZAS Y DATOS RELEVANTES
SIMAN (FAMILIA SIMAN) ALMACENES POR DEPARTAMENTOS, BIENES RAICES, CONSTRUCCION, BANCA, INDUSTRIA TEXTIL ES EL MÁS IMPORTANTE EN ALMACENES EN DEPARTAMENTOS. RECIENTEMENTE, VENDIO LA MAYORIA DE LAS ACCIONES DEL BANCO SALVADORENO, EL TERCER BANCO MAS IMPORTANTE DE EL SALVADOR, AL GRUPO BANISTMO. EN EL 2004, DICHO BANCO TENIA ACTIVOS DE $1.755.1 MILLONES, Y GENERO UTILIDADES POR 16.2 MILLONES DE DOLARES ( SUMMA, 131, 2005 )
GRUPO TACA
GRUPO AREA EN QUE OPERA ALIANZAS Y DATOS RELEVENTES
TACA ( FAMILIA KRIETE) TRANSPORTE AEREO, HOTELES, BANCA, LICORES, AGROINDUSTRIA TIENE ALIANZAS CON EL GRUPO POMA Y EL GRUPO BANCO AGRICOLA, CON LOS CUALES SE ENCUENTRA RELACIONADO POR LAZOS FAMILIARES. EN EL 2004 EL GRUPO TACA, SU EMPRESA INSIGNE, OCUPO EL PUESTO 12 ENTRE LAS EMPRESAS MAS GRANDES DE LA REGION CON VENTAS DE $391. 8 MILLONES Y UNA UTILIDAD DE $8.4 MILLONES ( AMERICA ECONOMIA, 303-304, 2005)
LISTADOS DE EMPRESAS QUE ESTAN INMERSAS DENTRO DE LOS GRUPOS ECONOMICOS EN EL SALVADOR
GRUPO ADOC
GRUPO ECONOMICO EMPRESAS INMERSAS
Grupo Adoc Park Avenue, Liz Clairborne, Nine West, Hush Puppies
GRUPO AGRISAL
GRUPO ECONOMICO EMPRESAS INMERSAS
Grupo Agrisal El sauce, Industrias la constancia, Plaza Mundo, Hotel Radisson Plaza, Resinca, Star Motor, World Trade Center, Deice.
GRUPO BANCO AGRICOLA
GRUPO ECONOMICO EMPRESAS INMERSAS
Grupo Banco Agrícola AFP Crecer, Arrendadora Financiera Capital, S.A, Aseguradora Suiza Salvadoreña, S. A, Asesuisa Vida, S.A, Banco Agrícola S.A. de El Salvador, Banco Agrícola de Panamá, Bcd valores, S.A, Bursabac, S.A de C.V, CREDIBAC, S.A de C.V, Empresa Banagricola, Inversiones Financieras, Prestomar, S.A de C.V, Almexa.
GRUPO CUSCATLAN
GRUPO ECONOMICO EMPRESAS INMERSAS
Grupo Cuscatlán AFP Confía, S.A, Banco Cuscatlán S.A, Corfinge, Inc, Corporación Ubc Internacional, S.A, Factoraje Cuscatlán, S.A de C.V, Leasing Cuscatlán, S.A de C.V, Tarjeta de Oro, S.A de C.V, Valor Cuscatlán, S.A de C.V.
GRUPO TACA
GRUPO ECONOMICO EMPRESAS INMERSAS
Grupo Taca Aerolínea Sansa Costa Rica ( Aerolínea), Aeroperlas, de Panamá (Aerolínea),Aviateca de Guatemala ( Aerolínea), Costeña de Nicaragua, (Aerolínea), Destilería Salvadoreña S.A. (Destisalva), Grupo Taca Aeroman Performs, Hotel Confort Inn Comalapa El Salvador, Freedom Air (Australia), Inter de Guatemala (Aerolínea), Isleña de honduras (Aerolínea), LACSA de Costa Rica (Aerolínea), Nica de Nicaragua (Aerolínea), Taca Honduras (Aerolínea), Taca Perú (Aerolínea) – GRUPO POMA
GRUPO ECONOMICO EMPRESAS INMERSAS
Grupo Poma Grupo Didea, Autofacil de El Salvador, Autoexcel, Honduras, Grupo Central Motriz Guatemala, Grupo Lacayo Motors Nicaragua, Mmc Panamá, Grupo Real: Hotel Camino Real San Salvador, Escazú, San Pedro Sula, y Tegucigalpa. Centro Corporativo Plaza Roble, Costa Rica, Centro comercial el Paseo, El Salvador Choice Hotels Internacional, República Dominicana Hotel Confort Inn San Salvador, Hotel Miami Airport West Hotel Intercontinental, Guatemala Hotel Mesón del Ángel, Puebla Quality Hotel Real, Aeropuerto El Salvador Residencial La Cima IV, San Salvador Residencial Las Jacarandas. Grupo Roble: Metrocentro Managua, San Salvador, Villanueva y Guatemala. Multiplaza Escazú, Costa Rica del Este Costa Rica, Merliot El Salvador, y pacific panamá. Industrias Metálicas, S.A de C.V (Imsa) Solaire, S.A de C.V, Impactos Creativos.
GRUPO QUIROZ
GRUPO ECONOMICO EMPRESAS INMERSAS
Grupo Quiroz Americar (Honduras), Autocam (El Salvador), autostop (El Salvador), Auto Uno (El Salvador), Centro Automotriz Santa Elena, Credi Q (Todos los países), Compañía Mercantil grupo Q (Costa Rica), Grupo Q Canella (Guatemala), Intermotors (El Salvador), Manufacturas del Rio S.A de C.V, Nissan Motors (El Salvador), Nissan Nicaragua. Quality Grains, Renault E l Salvador y Honduras, Salvaparts (EL Salvador), Saquiro (El Salvador), Servi Q Talleres El Salvador y Honduras, Supermotores (El Salvador), Tecnimotores (El Salvador)
GRUPO SIMAN
GRUPO ECONOMICO EMPRESAS INMERSAS
Grupo Siman Almacenes Siman S.A de C.V ( El Salvador, Guatemala, Nicaragua), Costa Rica Natural (Costa Rica), Constructora Siman (El Salvador), Curacao Music Shop (El Salvador), Curacao ( El Salvador, Guatemala Nicaragua), Galería Escalón (El Salvador), Grupo Fratel (El Salvador), Inversiones Financieras Bancosal, Almacenadora Salvadoreña, Banco Salvadoreño, Compañía Internacional de Seguros, Factoraje Salvadoreño, La Gran Vía (El Salvador), Loco Luis (El Salvador, Guatemala y Nicaragua), Servitotal (El Salvador y Nicaragua), Perfumería( El Salvador y Guatemala), Prisma Moda (El Salvador), Prisma Hogar (El Salvador), Radio Shack ( Nicaragua, Guatemala, El Salvador), Tropigas (El Salvador, Guatemala y Nicaragua)
REPRESENTANTES DE LOS MEDIOS DE COMUNICCION EN EL SALVADOR
MEDIO DE COMUNICACIÓN FAMILIAS
DIARIOS
La Prensa Grafica
El Heraldo de Oriente
El Diario de Hoy
Diario de oriente
Diario el Mundo
Colatino Hermanos Ductriz
Hermanos Ductriz
Enrique Altamirano
Enrique Altamirano
Juan José Borja
Cooperativas de Trabajadores de Diario Colatino
MEDIO DE COMUNICACION FAMILIAS
TELEVISION
TCS ( 2, 4 Y 6 )
Canal 12
Canal 33
Canales 21 y 19
Canal 8
Canal 10 Boris Esersky
TV Azteca / Rice Zedan
Guillermo de León
Antonio Safie
Estatal, en concesión con fundación AGAPE
MEDIO DE COMUNICACIÓN FAMILIAS
RADIOS
Grupo Radio Corporación FM ( 6 Frecuencias )
Grupo Samix ( Saca Mixco ) unión de los 2 apellidos (9 Frecuencias )
Grupo Radio Estéreo ( 5 Frecuencias )
Corporación KL ( 3 Frecuencias )
Grupo Mega visión ( 6 Frecuencias ) José Luis Saca
Elías Antonio Saca.
Francisco Monterrosa
Francisco Flores Pérez
Antonio Safie
GRUPO CUSCATLAN.
Es uno de los más poderosos del país y está vinculado al Banco Cuscatlán. Entre los principales propietarios está el señor Alfredo Cristiani, dirigente del partido ARENA y presidente del país en los años 1989-1994.
El grupo cuscatlán está formado por 44 grandes empresas por otras menores, alguna vinculadas directamente y otras indirectamente. Todas giran alrededor de los bancos y las demás empresas financieras.
La familia Cristiani participa en las juntas directivas de 23 empresas del grupo cuscatlán y como accionista (propietaria) de 22 empresas. En otros negocios, la familia Cristiani participa a través de algunos de sus socios.
Otra familia que tiene presencia importante en el grupo cuscatlán es la de apellido Lluch (A esta familia pertenece la esposa de Alfredo Cristiani). También están vinculadas las familias Baldochi Dueñas, Kriete, Murray Meza, Meza, De Sola, Salaverría y Hill. Todas tienen propiedades en algunas de las empresas. Por ejemplo, las familias Salaverría y Hill tienen propiedades en la empresa Unión de Exportadores, al igual que Cristiani y otros grandes empresarios. Lo mismo ocurre en otros negocios.
El grupo cuscatlán también posee buenos negocios en los demás países de Centroamérica. En Guatemala tiene alianzas con el grupo PAIZ, dueño de grandes supermecados y empresas comerciales y socio del Banco Cuscatlán de Guatemala. En Costa Rica participa en la corporación BFA, propietaria de bancos, tarjetas de crédito y pensiones.
En el año 2001, se integraron los intereses del grupo cuscatlán de El Salvador y el Banco Cuscatlán de Guatemala, con los de una empresa de Costa Rica llamada Corporación Accionaria (UBC), para crear la corporación UBCI, con cede en Panamá. Este es la unión del Banco Cuscatlán Internacional. En el año 2003, UBCI adquirió la representación extranjera del Banco Lloyds TSB, de Honduras e inicio operaciones en el Banco Cuscatlán Panamá.
ACTIVO DE SEIS EMPRESAS DEL GRUPO CUSCATLÁN
EMPRESAS ACTIVOS
Banco Cuscatlán
Seguro SISA
Seguro SISA vida
Seguros AIG Unión y desarrollo
AIG seguro de personas
Corporación UBCI 2,248
50
35
14
9
4,376
TOTAL DE ACTIVOS 6,722
GRUPO BANAGRICOLA
Este grupo está vinculado al Banco Agrícola. Las principales familias que lo integran son los Baldochi Dueñas, Kriete Ávila, Dueñas, Palomo Déneke, Araujo Eserski, Schildknecht, Pacas Díaz y Cohen.
El grupo banagrícola tiene vinculación con 36 grandes empresas, el Banco Agrícola Comercial, empresa clave del Grupo se expandió a Centroamérica. La corporación Banagrícola, a la que pertenecen empresas en Nicaragua, como el Banco Caley Dagnall, la empresa Almacenadora de Depósitos y un Puesto de la Bolsa de Valores. También le pertenecen dos empresas hondureñas, el Banco de la Producción y una Casa Corredora de Bolsa.
ACTIVOS DE CINCO EMPRESAS DEL GRUPO BANAGRÍCOLA.
(MILLONES DE DÓLARES)
EMPRESAS ACTIVOS
Banco Agrícola
ASESUISA
ASESUISA vida
Aseguradora Agrícola Comercial
Corporación Banagrícola 2,857
31
14
18
3,077
TOTAL DE ACTIVOS 5,998
GRUPO BANCO SALVADOREÑO
Está vinculado al Banco Salvadoreño e incluye 54 empresas pertenecientes a las familias Simán Jacir, Simán Siri, Salume, Zablah Touché y otras. Del total de empresas, 26 están directamente vinculadas a la familia Simán, 6 a la familia Salume y 14 a la familia Zablah Touché.
ACTIVOS DE CUATRO EMPRESAS DEL GRUPO SALVADOREÑOS
(MILLONES DE DÓLARES)
EMPRESAS ACTIVOS
Banco Salvadoreño
Internacional de Seguros
Seguros Universales
La Centroamericana 1,503
20
4
40
TOTAL DE ACTIVOS 1,567
GRUPO BANCO DE COMERCIO
Está vinculado al Banco de Comercio e integra a 27 empresas pertenecientes a las familias Belismelis, Catani, Papini, Álvarez, Freund, Cohen, Sol, Palomo y otras.
ACTIVOS DE TRES EMPRESAS DEL GRUPO BANCO DE COMERCIO
(MILLONES DE DÓLARES)
EMPRESAS ACTIVOS
Banco de Comercio
Compañía General de Seguros
BBVA Seguro de Personas 1,127
22
14
TOTAL DE ACTIVOS 1,163
GRUPO AGRISAL
Se creó a partir de la empresa cervecera fundada por Rafael Meza Ayau en el año 1906, la que después se pasó a llamar La Constancia. Integra 41 empresas, de las cuales las más reconocidas son, aparte de la cervecería, el Banco de América Central (CREDOMATIC) y las industrias que producen aguas purificadas, Coca Cola y Tropical.
La empresa AGRISAL se dedica a fortalecer a las demás, pues es la que determina las políticas, selecciona y capacita al personal de alto nivel, participa en la planificación de las actividades más importantes y se encarga de buscar nuevos espacios de negocio.
Hace unos años el Grupo AGRISAL se alió a la quinta empresa cervecera más grande del mundo, llamada South African Breweries (SAB), que antes había comprado a la Cervecera hondureña. El Grupo AGRISAL posee un 50% de las propiedades y la empresa South el otro 50%.
La familia Meza es la más importante de este grupo, pues controla 16 de las 41 empresas del grupo. Al Grupo AGRISAL también pertenecen las familias Meza Ayau, Sol Meza, Meza Hill, Palomo, Quiñónez Meza y Álvarez Meza.
La familia Palomo, además de tener acciones en algunas de las anteriores empresas, controla dos importantes negocios: la industria de calzado Almacenes ADOC y la empresa financiera HACHECE.
A través del Banco de América Centrañ, el Grupo AGRISAL es parte de una red de bancos, entre los cuales están los de América Central de Guatemala y Nicaragua, el Banco de San José de Costa Rica.
ACTIVOS DE DOS EMPRESAS DEL GRUPO AGRISAL
(MILLONES DE DÓLARES)
EMPRESAS ACTIVO
Banco de América Central
Banco UNO 327
193
TOTAL DE ACTIVOS 520
GRUPO POMA/ SALAVERRIA PRIETO/QUIRÓS/SCOTIABANK
Está conformado por 55 grandes empresas de distintas ramas económicas y de las cuales 30 las controla la familia Poma. Las más importantes son los centros comerciales, las distribuidoras de automóviles y las empresas financieras.
Los Poma han expandido sus inversiones a otros países de Centroamérica. En Honduras construyeron dos multiplazas y hoteles y se asociaron con el presidente Ricardo Maduro; en Guatemala poseen el Hotel Intercontinental, en Costa Rica tienen una multiplaza y el Hotel Camino Real Intercontinental. En Nicaragua montaron un Metrocentro y el Hotel Plaza Real, también tienen inversiones en Panamá, donde construyeron una multiplaza, en México poseen un hotel y en Miami, Estados Unidos, tienen presencia en el Hotel Intercontinental y en el edificio IBM.
GRUPO DE SOLA
Está dominado por la familia De Sola y tiene vínculos con los demás grupos, lo integran 10 empresas importantes de diferentes ramas.
GRUPO HILL/ LLACH HILL
Está constituido por 13 empresas controladas por las familias Hill Arguello, Hill Valiente, Meza Hill y Llach Hill, tinen vínculos con los otros grupos, sobre todo el Cuscatlán, AGRISAL, y Banco Salvadoreño.
4. FORMAS DE ACUMULACIÓN DE CAPITAL.
En la información se presentan los grupos de poder más representativos, ya que existen más de ocho grupos en la realidad.
Durante varios años se ha venido dando un proceso de acumulación; partiendo del modelo agropecuario, en el cual se dieron diferentes políticas sobre tenencias de tierras, por mencionar en el cultivo del añil, en la cual la minoría criolla y peninsular despojo al pueblo indígena de sus tierras para dar paso al cultivo del añil, con esto origino la expansión de las haciendas convirtiéndolas como principal Unidad Productiva Colonial, alrededor del añil se consolido la clase de los terratenientes, quienes adquirieron poder político, además este producto consolido la propiedad privada. Esto reflejo un modo de producción con rasgos dominantes feudales.
Las haciendas se encontraban en todo el territorio y pueblos enteros fueron despojados de sus tierras comunales para dedicarlas al cultivo del añil.
Para dar una idea de la expansión de las haciendas podemos referirnos que en un periodo de treinta años estas incrementaron considerablemente (1740 habían 277 y para 1770 se estimaba un numero de 458) concentrando grandes territorios a nivel salvadoreño a mediados del siglo XVIII habían unos cincuenta grandes hacendados y poco a poco fueron extendiendo sus posesiones territoriales, ( Para dar una idea de esto en el norte del país había haciendas que tenían hasta 1,158.24 manzanas), luego que el nuevo producto de importancia fue el café, en torno del cual se dieron muchas reformas.
L a independencia perseguía intereses económicos por los próceres quienes integraban un grupo hermético, con vínculos familiares y además poseían grandes latifundios ( la mayoría de origen terrateniente) se estimaba que un conjunto de cinco de los principales contaban con un total de 16,000 hectáreas ( entre ellos José Matías Delgado, José Manuel Arce, José Simeón Canas, Juan Vicente Villacorta) La elite cuscatleca al verse libre del control de Guatemala amplio su poder social y político, sometiendo al despojo de las tierras comunales indígenas.
Los antiguos añileros se dedicaron a la producción cafetalera, aquí también se da la inmigración europea que se integro con las familias dominantes.
Los orígenes del café están vinculados al cambio profundo en el sistema de tenencias de la tierra en provecho del pequeño grupo de familias añileras que ejercía el control del Estado (en las firmas de muchas actas oficiales del Supremo Gobierno de entonces, predominan las firmas de las familias con apellidos como: Alfaro, Palomo, Regalado, Orellana, Escalón, Prado, Meléndez. Hoy día algunas de estas familias conforman los grandes grupos de poder y sus antepasados fueron terratenientes y presidentes de la República).
Para el año de 1935 ya se empieza a marcar definitivamente los grupos o familias dominantes en nuestro país, como las familias: Dueñas, Guirola, Sol, Daglio, Samayoa, Salaverria, Borgonovo, Cristiani, Weight, Regalado, Saca, Meza Ayau, quienes para ese entonces poseían grandes extensiones de propiedades.
En base a la etapa del proceso de industrialización las familias que tenían el control en el modelo agroexportador comienzan a expandirse a otros procesos productivos, en este sentido el Estado beneficio el nuevo cambio a través de políticas proteccionistas trasladándolos del sector agroexportador a la industria y realizando obras de infraestructura para impulsar la inversión privada.
La burguesía a su ves busco la asociación con capital extranjero con esto los inversionistas privados establecieron 221 empresas entre 1952 y 1960 con una inversión proyectada de ¢186.3 millones. De 41 grandes sociedades anónimas industriales contadas antes de 1960, 25 pertenecían a grupos económicos cafetaleros.
En todo esto la elite era siempre casi la misma y para 1950 las familias Guirola, Salavarria, Regalado, siguen apareciendo como uno de los principales propietarios de capital, así como las principales familias cafetaleras son propietarios de los bancos comerciales. Aquí también se dan mucho los matrimonios entre familia que conforman la oligarquía así como extranjeros para mantener la clase a que ellos pertenecen. También las familias poseen gran número de empresas con grandes capitales invertidos e incluso comparten acciones dentro de las mismas empresas.
Con el Neoliberalismo se permitió a los grupos económicos una internacionalización así como fortalecimiento económico, esto ha permitido expandir sus negocios fueras de la fronteras Nacionales, las privatizaciones permitieron mayor expansión asociándose con capital extranjero y a su vez permitiendo un mayor control económico en diversas áreas.
4.1 INFLUENCIA DE LOS GRUPOS DE PODER ECONOMICO EN LAS POLITICASBLICAS
Uno de los hechos políticos más relevantes ocurridos en El Salvador en los últimos 15 años es la emergencia y la consolidación de poderosos grupos económicos vinculados al sector financiero, los cuales surgieron a raíz del proceso de privatización de la banca realizado durante la administración del presidente Alfredo Cristiani. Mediante dicho proceso que estuvo plagado de anomalías y se caracterizo por su falta de transparencia alguna de las familias más poderosas del país accedieron al control de los bancos y , a través de ellos, el excedente financiero generado internamente y en el exterior ( las remesas familiares que envían los salvadoreños viviendo en Estados Unidos) A partir del control de la banca, estos grupos extendieron sus actividades hacia los servicios financieros no bancarios, como compañías de seguros, arrendamiento, administración de carteras, casas corredoras de bolsa, empresas de factoraje, administradoras de fondos de pensiones, y casas de cambios, entre otras, convirtiéndose de esta manera en conglomerados financieros regionales. Dada la influencia de dichos grupos en el partido en el poder y en el gobierno durante los últimos 15 años la orientación general de la reforma económica se ha enfocado a convertir a El Salvador en una plaza regional financiera y de servicios así como a integrar totalmente al país con Estados Unidos. Para lograrlo se ha hecho todo lo que se ha considerado necesario, incluyendo el establecimiento, desde el año 1993, de una política de tipo de cambio fijo, y la dolarización de la economía a partir del año 2001 cuya ley fue aprobada por la Asamblea Legislativa con los votos de los partidos de derecha en tiempo record. Más recientemente, El Salvador fue el primer país que aprobó el CAFTA-DR, de nuevo en cuestión de días, y sin ninguna discusión sustantiva nacional sobre las implicaciones sociales y económicas de la entrada en vigencia de tal acuerdo. Por lo demás dichos grupos han influido permanentemente en la definición e implementación de la política financiera, incluyendo la política de regulación del sistema financiero.

Los acuerdos de post guerra

Los acuerdos de post guerra
Dagoberto Gutiérrez

(Parte1)
La guerra de veinte años terminó durante el periodo de negociaciones. En verdad, fue terminando lentamente. Pero este proceso culminó en una de tantas reuniones que tuvimos, ásperas y armoniosas, prolongadas y agotadoras. De la misma manera, terminó el acuerdo político llamado FMLN que, como hemos dicho, fue un acuerdo (alianza) entre comunistas, anticomunistas y no comunistas.

Estos acontecimientos no fueron registrados ni por el imperio estadounidense, ni por los combatientes guerrilleros, ni por el pueblo salvadoreño, ni por la contraparte gubernamental, y significa que las negociaciones se culminaron en el filo de la navaja, en un momento histórico decisivo.

Los Acuerdos de Paz, cuyo nombre es discrecional, y no responde a su naturaleza real de acuerdos de guerra, pusieron fin a la guerra; pero no resolvieron el conflicto, que fue la madre y el padre de esta guerra. Además, los acuerdos contenidos en el documento llamado: Acuerdos de Paz, no son ni los más importantes, ni los más determinantes. En realidad, son acuerdos que afeitan y mejoran la faz del régimen político, que abordan aspectos totalmente inevitables y necesarios para fortalecer al régimen, y establecieron las condiciones para que la antigua guerrilla se convirtiera en un pilar sostenedor del régimen político al que se enfrentó durante la guerra.

Una vez en el país, y terminada la guerra, actuando en una política abierta, la antigua guerrilla dejó de ser eso, casi de inmediato, y fue absorbida, instantáneamente, por el sistema político. Algo así como cuando alguien se mira en el espejo y se enamora de la figura que aparece en ese espejo; aun cuando esa figura sea la del régimen que se ha combatido.

El proceso de absorción fue, sin embargo, insuperable, plenamente exitoso, y muy parecido a aquel otro, aplicado por el imperio romano, cuando hizo, bajo la conducción del genio político del emperador Constantino, que los antiguos cristianos, perseguidos y masacrados, se convirtieran de la noche a la mañana, en los jefes de la nueva religión oficial del Imperio Romano.

En nuestro proceso histórico, los antiguos y desaparecidos guerrilleros son recibidos con oropel en el régimen político, y se comprometen, para lograr una integración plena, a tres cosas negociadas fuera de los acuerdos políticos, conocidos como Acuerdos de Paz. Estas son circunstancias decisivas que influyeron en el curso de los acontecimientos posteriores en nuestro país.

Veamos de qué se trató:
1. Se renuncia a la post guerra
2. Se renuncia a la política
3. Se renuncia a la lucha por el poder
Estos tres aspectos resultan ser neurálgicos y aseguran, en primer lugar, la salud política del régimen político, y también aseguran que el nuevo sector político que se incorpore no amenace el orden establecido y no intente sustituirlo por otro orden.

Todo esto ocurrió en los pliegues históricos de esos momentos decisivos en que se celebraba en los espíritus la fiesta de la paz, las bodas con el fin de una guerra sangrienta y el advenimiento de un nuevo país. Todos estos sentimientos y emociones instalaban telarañas en los ojos e inteligencia de los salvadoreños. Esas telarañas duran hasta nuestros días y facilitaron la labor de construir espejismos políticos, que aún hoy parecen funcionar.

La post guerra es el periodo histórico inevitable por el que atraviesa la sociedad salvadoreña, pese a que se acordó renunciar a ella. Esta no puede someterse a ningún acuerdo político y sigue su marcha inexorable. Ahora bien, ocurre que este es un periodo que sigue a toda guerra y sirve para restaurar, reparar, restañar e hilar de nuevo ciertos tejidos humanos y sociales, subjetivos y objetivos, heridos por la guerra. Cuando se renuncia a ese periodo, en un acuerdo entre la antigua guerrilla y las derechas gobernantes, se renuncia a este proceso de dignificación de los antiguos combatientes guerrilleros y también de los soldados gubernamentales. Pero, además, se renuncia a abordar la guerra de 20 años como tema de estudio, reflexión y comprensión de parte de la sociedad salvadoreña. En otras palabras, se buscaba exilar del diccionario político la palabra GUERRA.

Esta fue una decisión mortal que ha afectado gravemente la inteligencia política de la sociedad, porque ocurre que las sociedades humanas son productoras de historia y se encargan, además de producirla, de procesarla y comprenderla, para seguir produciendo esa historia y abrirle paso a los nuevos momentos. Cuando se impone el silencio reflexivo sobre este acontecimiento, que es el más importante de nuestra vida como país, la sociedad es desprovista de todo instrumento teórico que le permita comprender lo que está ocurriendo en este momento, y sobre todo, prever los acontecimientos que están listos para caer sobre nuestra sociedad. En otras palabras, los seres humanos son desarmados y transformados en objeto de una política que desconocen, pero que les es aplicada mortalmente.

En este escenario, nuestro país se convirtió en el laboratorio adecuado para aplicar de manera ortodoxa y sin anestesia, las recetas neoliberales en la economía, la política, la ideología, la educación y la cultura, hasta llegar a construir, décadas después, la sociedad de mercado total en la que vivimos actualmente.

Como podemos ver, la renuncia a la post guerra tenía y tiene propósitos políticos e ideológicos muy claros y definidos, y hemos de saber que estamos viviendo una post guerra característica de aquellos procesos en donde la sociedad avanza con una venda en los ojos, sin brújula y sin ruta establecida.
San Salvador, 21 de octubre del 2014.

(Parte II)
La postguerra es un proceso histórico tenaz que sigue a la guerra y que no tiene fecha de caducidad; su duración no está librada a la voluntad de las partes interesadas. Por eso es que la sociedad salvadoreña vive el periodo de postguerra, por mucho que las partes insurgentes y contrainsurgentes hayan coincidido en negarla y hasta en sepultarla.
Este periodo histórico es, en cierto modo, la continuación de la guerra después que ésta ha terminado, porque la guerra termina en relación con el enfrentamiento y confrontación militar de las partes directamente enfrentadas en el terreno, pero no termina en cuanto fenómeno social, cultural, psicológico e ideológico. En todos estos aspectos, la guerra sigue en pie y caminando con muy buena salud, aunque no se hable de ella, aunque se haya prohibido pensarla, aunque se oculte como algo vergonzoso y aunque se ignore como un hecho histórico relevante. Lo cierto es que socialmente, culturalmente, ideológicamente y espiritualmente, la guerra sigue siendo parte de la vida de las personas.
(El desmontaje de una guerra no se logra con el simple desarme, es decir, con la entrega del arma de cada combatiente; de lo que se trata es de desarmar la guerra adentro de cada ser humano y adentro del mundo de cada persona y de su sociedad. Es en estos terrenos donde se mueve, precisamente, la postguerra. Son los terrenos en donde la guerra y la vida de los seres humanos se cruza y entrecruza, y una vez terminada la guerra, ésta sigue impactando en la salud mental, en la psicología, en el dolor y en la vida real de cada persona. La guerra no se borra, no se quita, no se anula, por un simple decreto o por un perverso acuerdo o entendido de partes interesadas; por el contrario, ésta sigue marcando su huella histórica por mucho que se le niegue).
La postguerra salvadoreña es, por todo esto, una especie de proceso clandestino que tejió sus telarañas en la oscuridad y en las esquinas de la vida social; y entonces, lenta pero inexorablemente, aquella guerra civil, que es de la que estamos hablando, se transformó en guerra social, que es la que estamos viviendo actualmente.
La guerra civil es el enfrentamiento definido y organizado de dos partes diferentes en una sociedad, estalla cuando los conflictos no encuentran solución por vía política, – por cierto que esto caracteriza a toda guerra-. Es decir, que expresa una maduración de conflictos que las sociedades no son capaces de resolver y la guerra resulta inevitable.
Lo que llamamos guerra social es un fenómeno superviviente que se nutre de la guerra civil y de la política impuesta. Veamos sus características:
En la guerra social hay ausencia aparente de proyectos políticos, y aparece, a simple vista, como una delincuencia descontrolada y hasta desbordada.
• En esta guerra social hay ausencia aparente de liderazgos políticos y solo aparecen jefes de bandas.
• En esta guerra no hay, aparentemente, frentes de guerra, con jefaturas controlantes, porque todos somos una especie de combatientes en una guerra que llega a cualquier persona, en cualquier esquina, en cualquier semáforo o andén de cualquier lugar del país.
• En esta guerra no hay aparentemente posibilidades de negociación de ningún aspecto.
• Y, finalmente, esta guerra, aparentemente, no guarda relación con la política gubernamental aplicada antes, durante y después de la guerra civil.
Como se puede apreciar, la apariencia cubre una realidad que nos ayuda a entender el fenómeno de la guerra social; de no ser así, nos quedaremos con el criterio que se trata de simples bandas de jóvenes fuera de la ley y fuera de la sociedad, que hay que combatir con la policía o con el ejército, pero en una mirada más inteligente, no se trata de eso, porque estamos frente a profundas realidades que hay que observar y no solo mirar.
La guerra social se asienta sobre bases políticas muy seguras, establecidas por el neoliberalismo, durante todo el periodo que siguió al fin de la guerra. Este modelo sepultó al Estado como ente rector, y estableció al mercado como rey y reina, en un juego mortal para el pueblo débil y trabajador, para las clases medias, campesinos y pequeños empresarios. En este mundo de mercado, los seres humanos perdimos nuestro valor y fuimos sustituidos por un precio, dejamos de ser ciudadanos y fuimos transformados en simples consumidores, es decir, que cada persona dejó de valer por lo que es y pasó a valer por las cosas que tiene o puede tener, y cuando esta conversión ocurre, la persona pierde humanidad, y al ocurrir esto, pierde sus derechos, y el derecho a tener derechos.
Como podemos ver, se trata de un profundo golpe al ser humano. Está implantado durante los sucesivos gobiernos de ARENA y continuado por el gobierno de Mauricio Funes y por el actual gobierno.
Cuando el Estado abandona los territorios, la salud y la educación públicas prácticamente desaparecen, las comunidades se convierten en territorios de nadie, el trabajo, al ser tratado abierta y descaradamente como simple mercancía, es sometido y minusvalorado por el capital, y se establece el precarismo como filosofía dominante, llegamos así al momento en que el trabajo de las personas y las profesiones de los profesionales no valen nada, porque un médico no puede ser médico, ni un economista, ni un químico, ni un sociólogo, porque el mundo construido es el mundo de la proletarización, en donde cada persona, sea quien sea, o haya estudiado lo que haya estudiado, debe depender de un salario que proviene de un patrón desconocido, que no reconoce a este trabajador ningún derecho, y toda esta política es justamente la política gubernamental.
Así, toda esta fenomenología ha llenado, aparentemente, el espacio correspondiente a una post guerra, y ha buscado sustituirla, pero, tal como hemos explicado, todo este proceso de destrucción de la humanidad y del reinado del capital, en realidad se ha establecido al mismo tiempo que la post guerra marchaba, y por eso los efectos son devastadores, altamente destructivos, y han sido capaces de descomponer la convivencia mínima en nuestra sociedad.
El nombre de guerra social pone de relieve que el conflicto generado por una guerra, que proviene a su vez de conflictos no resueltos, al no ser abordados ni enfrentados, y aún más, al ser acompañados por la política que he explicado, ha hecho estallar los términos mínimos de convivencia en nuestro apretado y reducido mundo.
Aquella decisión de renunciar a la postguerra fue, en verdad, una decisión perversa, antipopular y criminal. En esos momentos álgidos se decía: “no hay que hablar de la guerra para no asustar a la gente, porque lo que nos interesa es que la gente salga a votar, y si no logramos esto, se nos complica el cuadro, hay que hablar de la paz porque esto le gusta a la gente”.
San Salvador, 27 de octubre del 2014.
(Parte III)
La renuncia a la postguerra es el inicio de lo que después sería, ya en nuestra vida diaria, la apertura a lo que hoy denominamos como “guerra social”, pero sobre todo, la insistencia en la paz, verdaderamente inexistente, expresaba el segundo entendido que era el de la renuncia a la lucha política, y su sustitución por la lucha electoral.
Cualquiera puede pensar que se trata del recambio de una palabra por otra, pero ocurrió que lo electoral era y es un teatro de operaciones, en donde el sistema, el régimen y todo el orden burgués, es dueño seguro del control total, y en donde el pueblo, en las actuales circunstancias, se encuentra participando en un juego con los ojos vendados, las manos amarradas, los pies paralizados, la lengua cercenada, y así, en esas condiciones, se convierte en votante.
De eso se trataba este acuerdo, de impedir que el pueblo tuviera acceso a la política, porque lo que se estaba montando era el modelo neoliberal más completo y ortodoxo, y nuestro país sería convertido en un laboratorio en el que se privatizaría el Estado y los seres humanos serían simples partes de un ensayo.
No hay que olvidar que el modelo neoliberal fue reconocido y aceptado por los acuerdos de paz, y ahora se trataba de construirle las mejores vías para su implantación. Es en estos momentos cuando el nuevo actor político pasa a llamarse “Partido FMLN”, y es aquí cuando las antiguas organizaciones guerrilleras son disueltas, justamente cuando cada una de ellas desarrollaba una discusión política e ideológica para entender el nuevo momento histórico, y para definir el papel de cada una en la construcción del nuevo sujeto que le diera continuidad al proceso político.
El tema era bien preciso: el FMLN guerrillero había muerto, la guerra había terminado, pero el proceso histórico continuaba y se trataba de hacer de cada organización una fuerza política capaz de tomar los acuerdos políticos adecuados al nuevo momento histórico. Recordemos en este punto que el FMLN era un acuerdo de organizaciones ideológicamente diferentes, pero políticamente concertadas. Y la nueva alianza a construirse, correspondiente a este nuevo momento, el momento de postguerra, debía salir de un nuevo acuerdo histórico, y esto era, precisamente, la continuidad del proceso. Cuando las organizaciones son disueltas, se liquida esa continuidad y se trunca la posibilidad de la discusión política, de la evaluación política de la guerra, del ajustamiento de cuentas con la experiencia realizada, y del encuentro del nuevo momento.
Toda la trampa estaba armada, porque la disolución de las organizaciones se hizo en nombre de la unidad y en nombre del avance del proceso, todo vinculado a nuevas intenciones, y hasta revolucionarias intenciones, y todo transcurría en medio de una fiesta de victoria, cuando en realidad se estaba cercenando el proceso político y se estaba construyendo un simple instrumento electoral al servicio del orden neoliberal, del régimen político y de los sectores dominantes del país.
Previendo la resistencia del pueblo ante los altos niveles de explotación que se anunciaban, el nuevo actor político que como sujeto político había conducido la lucha social, anuncia el rompimiento de sus relaciones con el movimiento social, alegando que se trataba de asegurar la autonomía de ese movimiento, y todo el tinglado fue diseñado para asegurar la marcha de los gigantes neoliberales en el país más pequeño y más pobre del continente. Las dos banderas, la de la paz y la del fin de la guerra, jugaron el papel paralizante de la resistencia, de la movilización y de la oposición, y lo sigue jugando hasta nuestros días.
Entre la lucha política y la lucha electoral funcionan vasos comunicantes, y esta lucha electoral resulta ser parte de la política, pero esta relación no siempre funciona de manera vívida y concreta en el terreno social. En nuestro país, hay momentos históricos, específicos, donde este vínculo resulta decisivo, porque tenemos amplia experiencia en el uso de la lucha electoral dentro de la lucha política. Un ejemplo de esto fueron las campañas electorales de 1967, con el Partido Acción Renovadora (PAR) y las campañas de 1972 y 1977, con la Unión Nacional Opositora. En estos momentos históricos, las campañas electorales estaban ampliamente contaminadas por la lucha política, en la medida que la crisis de esos momentos se expresaba en el terreno electoral, y la alianza electoral del Partido Demócrata Cristiano, del Movimiento Nacional Revolucionario y del Partido Comunista de El Salvador (UNO), estaba vinculada y al servicio de esa lucha política.
En estos acuerdos de postguerra, el panorama era diferente porque aquí se trataba, precisamente, de ahogar toda protesta, de paralizar toda movilización, de impedir toda resistencia, y la paz funcionó como el antídoto, porque siendo un bien que había que cuidar, no podía ser perturbada por reclamos fuera de tiempo, en tanto que la guerra no podía ser despertada de sus prolongado letargo para impedir que retornara a la sociedad, y así, en medio de una esperanza dominada por el miedo, y de un miedo adormecido por la esperanza, la sociedad salvadoreña aceptó y se tragó, sin resistencia y sin protesta, el neoliberalismo más salvaje y brutal que se ha impuesto a un pueblo.
Mientras esta construcción avanzaba, los antiguos guerrilleros se convertían en funcionarios, aprendían a disfrutar el botín de la administración de la cosa pública, descubrían los goces de las mieles de los aparatos, y se convertían en alumnos de sus antiguos enemigos.
Este es el momento en el que los guerrilleros pasan a ser preparados en los salones de clase del Instituto Centroamericano de Administración de Empresas (IINCAE), que como todos sabemos es el centro donde la burguesía prepara sus cuadros, la Asociación Nacional de la Empresa Privada (ANEP) colabora en la preparación de los cuadros guerrilleros, y el sistema político es aceptado, asimilado y absorbido, y se destierra de la cabeza política toda idea y toda posición anti sistémica.
Aquí se inaugura el reino de lo electoral y el destierro de la lucha política, todos debían convertirse en activistas y todo debía estar preparado para la próxima campaña electoral, y todos debían ser aspirantes a una candidatura y a un cargo público, y todo debía estar dentro del orden y nada debía estar en el desorden, mientras tanto, el mayor desorden de la humanidad, el capitalismo neoliberal, apretaba la garganta de todo el pueblo.
San Salvador, 04 de noviembre del 2014

La construcción del espacio económico salvadoreño a mediados del siglo XIX

La construcción del espacio económico salvadoreño a mediados del siglo XIX
Clara Pérez Fabregat*
El Faro / Publicado el 10 de Noviembre de 2014

En las primeras décadas de independencia de El Salvador, la región de San Miguel era un centro económico con gran poder. Basándose en fuentes primarias y secundarias, incluyendo una lectura minuciosa de La Gaceta, Clara Pérez Fabregat profundiza nuestra comprensión de un centro económico a punto de enfrentar presiones transformadoras más allá de su control.

Tras la disolución del experimento federal centroamericano y el surgimiento de El Salvador como Estado independiente en 1840, la región oriental salvadoreña gozó de una posición económica privilegiada en el conjunto del istmo centroamericano por la cercanía del puerto de La Unión en la Bahía de Fonseca. Aquel enclave comercial vertebró la región y propició su desarrollo convirtiendo a San Miguel en el motor económico durante la fase inicial de la formación estatal.

La progresiva liberalización económica tras la independencia de la Corona hispánica permitió la descentralización del comercio. Con el nuevo orden republicano desapareció el monopolio comercial y las restricciones inherentes al mismo. La activación del puerto de La Unión en 1824, entre otros, dinamizó el movimiento por el Pacífico porque sirvió para dar salida a los productos de toda la zona oriental salvadoreña además del Sur de Honduras, incluyendo Comayagua y Tegucigalpa. Desde hacía un siglo, el añil, demandado en las zonas de producción textil europeas, había estado incentivando el desarrollo de la actividad ganadera en Nicaragua y Honduras por la necesidad de la carne para alimentar a los trabajadores de los obrajes y el cuero para fabricar zurrones donde almacenar el añil.

El puerto de La Unión atrajo gran parte del movimiento marítimo de las costas salvadoreñas, concentrándose la entrada de barcos en los meses de la feria de San Miguel, noviembre y mayo según el calendario de la cosecha. El principal producto de exportación fue el añil aunque se asiste, a partir del primer tercio del siglo, a un progresivo declive por el contexto político del istmo y la caída de los precios por la competencia de los tintes de la India. No obstante, ejerció su predominio hasta la década de 1870 cuando el café lo superó definitivamente en las exportaciones.

Hacienda de añil.

Hacienda de añil.

El flujo comercial compuesto por mercancías europeas y añiles salvadoreños que circularon por La Unión canalizó recursos y un mercado hacia el interior del departamento. La ciudad de San Miguel fue el centro neurálgico de ese comercio que se llevó a cabo principalmente durante las ferias, acontecimiento logísticamente dependiente del consejo municipal que fue un espacio de contacto entre el mercado local y el comercio internacional. Agentes salvadoreños y extranjeros, vendedores del departamento de San Miguel, nicaragüenses, hondureños y guatemaltecos formaron parte de una jerarquía financiera-comercial que actuó en la zona oriental y que dinamizó la economía de la región.

El origen y destino principal de los productos fue Gran Bretaña que ocupó el espacio dejado por la Monarquía hispánica cuando el gobierno federal centroamericano abrió sus puertos al comercio exterior. Los intercambios legales siguieron los canales establecidos por el antiguo tráfico ilegal de los ingleses, asentados en la costa Atlántica, por el Reino de Guatemala. La delicada situación económica del istmo fue aliviada por la expansión comercial inglesa que buscaba asegurarse nuevos mercados y materias primas para su industria. Por eso el movimiento marítimo del puerto de La Unión se tradujo en un importante flujo comercial basado fundamentalmente en la exportación del añil y la importación de tejidos europeos.

La importancia económica regional quedó reflejada en la fiscalidad. En la estructura de la hacienda pública salvadoreña la aduana del puerto de La Unión y la administración departamental de rentas de San Miguel fueron una fuente de ingresos clave tanto para la región como para el Estado. El grueso de los recursos fiscales fue el producto de la alcabala marítima, un arbitrio de origen colonial que gravó cualquier transacción comercial y varió en función del origen y el tipo de producto importado. Mientras que en la administración de rentas de San Miguel el principal ingreso provino de la renta del aguardiente, sin embargo los niveles de actividad económica visibles con el indicador de la alcabala, no fueron nada desdeñables. La mayor parte de estos recursos se destinaron a obligaciones estatales como los gastos militares y el pago de la deuda interna contraída con comerciantes y prestamistas para hacer la guerra.

A pesar de los altibajos en la demanda, el añil fue el motor que inyectó recursos fiscales al Estado salvadoreño hasta bien entrado el siglo. Producido en las zonas bajas costeras del Pacífico y exportado a Europa, la circulación del tinte siguió prácticamente el mismo del sistema comercial colonial. En la segunda mitad del siglo XIX, el aumento del precio del café, la difícil colocación del añil en los mercados europeos y la llegada de los colorantes químicos hicieron que el café desbancara al tinte como principal producto de exportación. Esto impulsó el cambio del tejido socioeconómico salvadoreño por la necesidad de mano de obra, tierras, capital y transporte. El éxito de la colocación del café salvadoreño en el mercado mundial y su correspondiente generación de recursos aceleró la progresiva consolidación del Estado liberal a partir de 1870 aproximadamente. La modelación de éste corrió a cargo, en una medida muy considerable, de unos actores sociales vinculados al beneficiado y la exportación del grano de oro.

*Clara Pérez Fabregat es estudiante de doctorado en la Universidad Barcelona/TEIAA. Este artículo es un resumen de “La configuración del espacio económico en el marco de la construcción del Estado: el Oriente salvadoreño, 1840-55”, Revista Complutense Historia de América, Universidad Complutense, Madrid, vol. 38, (2012): 129-151. El trabajo se enmarca en el proyecto de tesis doctoral, “San Miguel y el oriente salvadoreño. ¿Una Región dentro del Estado? Una mirada al proceso de la construcción del Estado de El Salvador, 1840-1890”, dirigido por Pilar García Jordán y Antonio Acosta inscrito en el programa de “Sociedad y Cultura” de la Universidad de Barcelona.

1930-1980: el 50 aniversario del Partido Comunista de El Salvador

1930-1980: el 50 aniversario del Partido Comunista de El Salvador

Las celebraciones del 50 Aniversario del Partido Comunista de El Salvador transcurrieron en la cresta de una ola revolucionaria muy parecida a la de enero de 1932. Se había configurado una situación revolucionaria en la que los de arriba ya no podían seguir dominando como lo habían venido haciendo hasta ahora y los de abajo, organizados y combativos, rechazaban con mucha energía esa dominación.

Las clases dominantes propugnaban por realizar a principios de los años ochenta, una brutal masacre estilo 1932 que alejara de nuevo por décadas el peligro de una revolución y lo intentaron mediante asesinatos, desapariciones, una feroz represión, pero fracasaron. Por su parte, los Estados Unidos se orientaron por insertar un componente de reformas a la estrategia contrainsurgente de matanza, para arrebatarle banderas a la izquierda, y también fracasaron.

Ni reformas ni represión lograron en esta ocasión detener o mediatizar al movimiento revolucionario, que por su parte, unificó sus fuerzas dispersas por una década y pacientemente logró la construcción al norte del país (Chalatenango, Guazapa, Morazán) de un invencible ejército popular así como de territorios bajo control guerrillero. Los insurgentes del FMLN no fueron fusilados como ocurriera en 1932 y sus principales dirigentes a partir de 1994 se convirtieron en alcaldes, diputados, magistrados, empresarios, ministros e incluso en 2014 presidente del país.

Y aunque finalmente las fuerzas revolucionarias de principios de los años ochenta no lograron apoderarse del poder del estado y obtener la victoria popular soñada, tampoco pudieron ser destruidas y lo que se impuso fue una década de Guerra Popular Revolucionaria, la cual concluyó con unos Acuerdos de Paz en 1992, que modificaron profundamente el sistema político del país, sacando al ejército del escenario institucional, aunque dejando intacto el sistema capitalista de producción y distribución económica y la dependencia hacia el imperio.

Han pasado dos décadas desde los Acuerdos de Paz. Las clases dominantes confiaban y esperaban que a partir de 1992 en el marco de un régimen democrático, y mediante elecciones pudiera reducir las fuerzas de izquierda a un movimiento simbólico y sonoro, pero inofensivo. Y no obstante que como ARENA lograron afianzarse del gobierno durante veinte años, en 2009 perdieron el ejecutivo, y lo volvieron a perder en el 2014. Y el FMLN se estableció legalmente en cada uno de los 262 municipios del país y en la diáspora. Y es hoy una fuerza política, social, y económica poderosa. Y puede también a futuro convertirse en una fuerza cultural, ideológica.

A continuación y en el marco de esta historia de las ideas políticas que estamos realizando, al explorar una parte de la visión marxista, describimos la visión de los comunistas salvadoreños en ese lejano marzo de 1980, cuando nadie se imaginaba ni en la derecha ni en la izquierda, que venía una larga guerra de doce años y mucho menos se imaginaba que iba a ser resuelta mediante el diálogo y la negociación. Cosas veredes, amigo Sancho.

Manifiesto del Partido Comunista de El Salvador en Ocasión del 50 Aniversario de su Fundación

La fundación del PCS en 1930 considera este manifiesto “obedeció a la necesidad histórica del proletariado salvadoreño de tener su propio partido de clase que dirigiera y orientara a las masas trabajadoras, de la ciudad y del campo, hacia la conquista de sus más sentidas y acuciantes reivindicaciones económico-sociales, políticas y culturales, hacia la conquista de una democracia verdadera, la emancipación del dominio imperialista sobre nuestra patria y el logro de nuestra verdadera independencia nacional, hacia la liberación social, el fin de la explotación del hombre por el hombre.”

Reconoce que el PCS “nació hace medio siglo en la clandestinidad y desde entonces ha venido en esa situación. El carácter revolucionario de nuestro Partido ha sido la causa fundamental de su existencia clandestina, que le ha sido impuesta por la persecución y represión en su contra, de los gobiernos que se han sucedido a lo largo de ese tiempo.”

Considera que “fue fundado hace 50 AÑOS para cumplir su papel de vanguardia organizada y revolucionaria del proletariado, para conducir al pueblo salvadoreño hacia la conquista de un futuro sin explotadores ni explotados, sin clases sociales, en que el trabajo será la fuente de la prosperidad y la felicidad de todos y no de la riqueza y el poder de unos pocos, que condenan a la miseria y el atraso a la mayoría trabajadora y le imponen sus designios a sangre y fuego, como hoy.”

“Nuestro Partido, recién nacido, con escasa experiencia, a pesar de las condiciones adversas para la insurrección, para cuyo estallido jugó un papel apremiante la desesperación de las masas provocadas deliberadamente por el gobierno y las clases dominantes, cumplió con su deber histórico de no abandonar a los trabajadores a su propia suerte y se decidió, en cambio, a encabezar aquella insurrección indetenible y a luchar hasta las últimas consecuencias.”

Estima que “a pesar que nuestro Partido fue golpeado dura y sangrientamente en 1932, reduciéndolo casi a la nada, logró recuperarse paso a paso, gracias a una heroica y tesonera labor de unos pocos camaradas, realizada en condiciones extremadamente difíciles, hasta situarse como una de las principales organizaciones protagonistas de la historia político-social de El Salvador.”

Subraya que “en todos los acontecimientos políticos relevantes en la historia de nuestro pueblo, de 1930 a la fecha, el PCS ha jugado un papel destacado como genuina organización revolucionaria del proletariado salvadoreño: Desde antes del surgimiento del Partido y, con mucha mayor fuerza y eficacia desde su nacimiento, los comunistas fueron los incansables encausadores y organizadores del movimiento obrero y campesino de los años veinte, que tuvieron su máxima expresión en la gloriosa Federación Regional de Trabajadores Salvadoreños…”

Precisa que “las experiencias positivas y negativas, los aciertos y errores del PCS forman fundamento y parte inapreciable de la riqueza práctico-teórica del movimiento revolucionario y democrático de nuestro pueblo, inspiran y orientan el diario quehacer revolucionario del propio PCS. Somos un Partido maduro no por el mero hecho de haber vivido medio siglo, sino porque desde hace tiempo poseemos una clara visión de nuestra realidad y una línea política general correcta, basada en nuestra multifacética e intensa experiencia.”

Recuerda que “durante 40 años de su vida, el PCS fue un abanderado luchador solitario de las ideas marxistas leninistas, de la causa obrera, del anti-imperialismo, de la democracia popular y el socialismo. El trabajo del PCS abrió espacios a nuevos sectores democráticos y revolucionarios con la difusión de las ideas de vanguardia, con la formación de incontables cuadros, con la educación política de grandes masas y con su ejemplo de luchador inclaudicable.”

Explica autocriticamente que “la aparición de nuevas organizaciones revolucionarias vino ligada por años a un proceso de división de la izquierda. El PCS reconoce que no estuvo en aquel momento a la altura que las exigencias revolucionarias demandaban y no pudo encausar adecuadamente tales inquietudes. Ciertos errores ideológico-políticos y debilidades para la aplicación correcta de su línea política en los últimos años de la década de los sesenta, condujeron a la dispersión ideológica y a que las otras organizaciones revolucionarias surgieran procurando negar al PCS.”

Analiza que “el surgimiento de tales organizaciones, a pesar de sus errores, imprimió dinamismo al quehacer revolucionario, estimulado por la emulación, y le permitió alcanzar el dominio de nuevas y superiores formas de organización y acción, especialmente de la lucha armada.”

Agrega que “el esfuerzo por cohesionar a la vanguardia dispersa se convirtió para el PCS poco tiempo después, pero especialmente a partir de 1976, en una tarea primordial de orden estratégico. La unidad de las fuerzas revolucionarias ha comenzado a lograrse desde los acuerdos alcanzados en diciembre de 1979, los cuales no hubieran sido posibles exclusivamente por nuestra disposición unitaria, sin los esfuerzos y disposición que en ellos pusieron las FPL y la RN, que habían llegado a la misma conclusión de que la unidad de las fuerzas revolucionarias es una necesidad estratégica.”

Por otra parte “el PCS inclina su roja bandera en señal de admiración, reconocimiento y gratitud ante la memoria de los miles de mártires y héroes de la lucha de nuestro pueblo por su liberación, militante de todas las organizaciones revolucionarias y democráticas, durante los últimos 50 años. José Dimas Alas, Felipe Peña, Lil Milagro Ramírez, Carlos Mauricio Arias, Leonel Arevalo, Rafael Arce Zablah, Manuel Castillo, Sacerdotes Rutilio Grande y Alfonso Navarro, Capitán Máximo Morelli, Fernando Martín Espinoza, Mario Zamora Rivas.”

“El PCS saluda de todo corazón a las organizaciones revolucionarias hermanas, las FPL y la RN; en conjunto con ellas hemos puesto en marcha el proceso que unirá a todo el pueblo y lo conducirá a la victoria definitiva. Saludamos a las demás organizaciones revolucionarias que habrán de integrarse a esta unidad invencible, para encabezar la revolución., ERP y PRTC. A todos ellos decimos: ¡El enemigo jamás debe volver a encontrarnos divididos!”

Establece que “ya no puede caber duda…que la paz solo puede alcanzarse por medio de la lucha armada, conquistando el poder, destruyendo la maquinaria sanguinaria y perversa de la dictadura militar, y creando un Gobierno democrático revolucionario que garantice la libertad para el pueblo hoy reprimido, que realice los profundos cambios estructurales…”

Se plantea como tareas decisivas las de “unir más y más las fuerzas revolucionarias, forjar el más amplio frente unido de estas con las demás fuerzas democráticas, empuñar las armas revolucionarias con firme decisión, disponerse a resistir incluso la agresión militar del imperialismo, prepararse seriamente a realizar la gran ofensiva final por nuestra liberación y realizar un gran trabajo por ganar una inmensa solidaridad internacional con nuestra causa…”

Finalmente saluda “al gran partido de Lenin, al PCUS, al Partido Comunista de Cuba, a los partidos Comunistas de Centro América y a todos los partidos integrantes del Movimiento Comunista Internacional…que aportan con su solidaridad a la causa de nuestro pueblo.”

PCS condena asesinato de Monseñor Romero. 24 de marzo de 1980

“Con este malvado crimen- expresan los comunistas salvadoreños- los fascistas y sus amos oligarcas han querido silenciar la más clara, alta y valiente vos de Iglesia comprometida con su pueblo; han pretendido atemorizar a todas las fuerzas y personas que luchan por el respeto a la dignidad y los derechos humanos y privar al pueblo salvadoreño de un auténtico líder.”

Considera que “los autores intelectuales y materiales de este abominable crímen … creen que con la muerte de Monseñor Romero se detendrá la lucha popular y podrán ellos seguir explotando y oprimiendo a nuestra patria, como lo han venido haciendo durante toda su historia.”

“El PCS, al condenar con la mayor indignación y energía el asesinato de Monseñor Romero, expresa su solidaridad al clero católico progresista y en este momento difícil acompaña en su dolor al pueblo salvadoreño el cual responderá sin duda aumentando su lucha y reafirmando su decisión de alcanzar su liberación plena, derrocando al feroz dictadura reaccionaria y constituyendo su propio Gobierno Democrático Revolucionario.”

Expresa que “Monseñor Oscar Arnulfo Romero, fiel a los principios religiosos de una Iglesia comprometida con el pueblo, lo mismo que al surgir hace dos mil años de las filas de los pobres y en contra de la dominación esclavista, fue calumniado, amenazado y por último asesinado por los enemigos de siempre del pueblo salvadoreño, hoy fascistas, oligarcas y agentes del imperialismo yanqui.”

Compara que “el compromiso popular de Monseñor Romero, ganó el corazón de nuestro pueblo, de un modo comparable a la devoción que las masas henchidas de patriotismo profesaron hacia el padre José Matías delgado, prócer de la independencia y forjador del indomable espíritu de resistencia frente a la invasión militar extranjera del llamado Imperio mexicano de Iturbide.”

Concluye diciendo que “Monseñor Oscar Arnulfo Romero y Galdámez, vivió sus cortos años de Arzobispo junto a su pueblo, lucho con él y por él ofrendo su vida. Su sacrificio no será en vano, el pueblo salvadoreño no será derrotado, acrecentará aún más su lucha y su decisión de combatir hasta vencer.¡¡ Monseñor Oscar Arnulfo Romero y Galdámez, hasta la victoria siempre!!”

El marxismo latinoamericano y la dependencia.

Cuadernos Políticos, número 38, ediciones era, México, D.F., enero-marzo 1984, pp.40-59. Jaime Osorio Urbina

El marxismo latinoamericano y la dependencia.

ENSAYO SOBRE LAS DOS ÚLTIMAS DECADAS

Nuestro interés por analizar el marxismo latinoamericano de las dos últimas décadas va dirigido en primer lugar a quienes recién se introducen al estudio de los problemas del subdesarrollo, de la dependencia y de las especificidades del capitalismo en América Latina, con el fin de que cuenten con una rápida y muy general visión de ciertos autores y temas que han sido abordados en este periodo. En este sentido, este ensayo no es una revisión de todas las corrientes marxistas ni de todos los autores adscritos a este pensamiento, ni aun en el caso de la propia teoría marxista de la dependencia que es la que se privilegia en este trabajo. Citamos solamente a aquellas corrientes y autores que han centrado la atención de la crítica, son más polémicos o que más han aportado a los temas en discusión.

No pasará inadvertido a ningún lector que este ensayo interpreta en particular el
desarrollo de la teoría de la dependencia, por lo cual jerarquiza y postula una evaluación
del movimiento de dicha temática, de sus etapas, aportaciones y contradicciones. Pero
también existen preocupaciones de otra índole al escribir este trabajo. Buscamos llamar
la atención sobre ciertos campos y problemas en los cuales la teoría marxista
latinoamericana ha avanzado poco en las últimas décadas, dando aliento con ello a que
diversos enfoques —algunos claramente ajenos al marxismo, otros eclécticamente
marxistas— ganen terreno y planteen nuevos retos teóricos y políticos. Dedicamos
algunos comentarios a la definición de estas corrientes.

Nadie crea que si la teoría revolucionaria no supera sus deficiencias la revolución
latinoamericana no podrá avanzar. Afortunadamente, las clases dominadas del
continente y sus organizaciones políticas han podido ganar terreno sin depender de
tratados marxistas adecuados a cada situación y problema. Un rico marxismo-leninismo
práctico ha resuelto en muchas ocasiones las carencias anteriores. Pero es indudable que
varios problemas actuales de la lucha de clases se resolverían más fácilmente si la teoría
revolucionaria pudiera adelantárseles en su definición.

Muchas de las preocupaciones que aquí se presentan centradas en la temática de la
dependencia han perdido terreno en la discusión de las ciencias sociales
latinoamericanas en el último tiempo, no siempre como resultado de resoluciones
teóricas o pérdida de vigencia, sino por razones de índole política. La agudización de la
lucha de clases en el continente, con claras perspectivas de crisis revolucionarias, ha
provocado la confluencia de las principales corrientes políticas marxistas de la zona.
Partidos comunistas y la llamada izquierda revolucionaria luchan hoy unidos en
diversos países, proceso que multiplica las perspectivas de victoria. Dichos
acercamientos no siempre han sido el resultado de resoluciones de las discrepancias y
diferencias teóricas existentes sino de la fuerza de los hechos. Por ello no es engañoso
pensar que en algún tiempo próximo, bajo nuevas condiciones, la teoría reivindique su
autonomía relativa y los problemas no resueltos vuelvan u ser abordados.

A diferencia de lo que sucede en América Latina, la discusión sobre la dependencia ha
ganado terreno en otras regiones en los últimos años. En el norte de América, en Asia,
África, Europa occidental y en la Unión Soviética, la temática ha sido asumida con
entusiasmo y —no podía ser de otra manera— con grandes discusiones. El tema ya no
pertenece a América Latina como hasta hace algún tiempo.

De seguro contaremos, en el mediano plazo, con nuevos trabajos que relativizarán muchas de las afirmaciones aquí planteadas.

EL INICIO Y SUS RAZONES HISTÓRICAS

En el periodo que consideramos, los puntos más altos del desarrollo de la teoría
marxista en América Latina han estado directamente relacionados con la problemática
de la dependencia. La apropiación por el marxismo de la categoría “dependencia” no ha
sido un proceso fácil ni exento de contradicciones. Por el contrario, sólo después de una
década de discusiones, avances y retrocesos, dicha categoría logra romper
definitivamente con el cordón umbilical burgués y premarxista que caracteriza su
nacimiento en América Latina.

Dos grandes procesos marcan la historia de las ciencias sociales latinoamericanas en los
años sesenta. Ambas, con raíces totalmente contradictorias, están en la base de los
fenómenos que generarán los estudios de la dependencia y, posteriormente, una teoría
marxista de la dependencia. El primero de ellos es la revolución cubana, que se
constituye en uno de los principales parámetros en las definiciones teóricas y políticas
del continente.

El proceso cubano, en lo que aquí nos preocupa, tuvo como efecto profundizar la crisis
política y teórica del marxismo prevaleciente en los partidos comunistas de América
Latina. Aferrado a un grosero evolucionismo en la interpretación del devenir de los
modos de producción, a un mecanismo en la concepción de cómo opera la contradicción
fuerzas productivas/relaciones de producción y propiciando en el plano político la
alianza del movimiento popular con la burguesía industrial, en aras de desarrollar un
capitalismo con vocación revolucionaria que rompería con los supuestos cotos feudales
existentes, esta corriente marxista poco había aportado, en las décadas previas a la gesta
cubana, a la interpretación de los problemas fundamentales del capitalismo
latinoamericano y menos aún a la concepción de un proceso revolucionario con
perspectivas socialistas.

En sus manos, el marxismo no era más que un dogma castrado de su potencial revolucionario en tanto “análisis concreto de situaciones concretas”, al decir de Lenin.
La revolución cubana, más que mil documentos, puso en evidencia lo anquilosado y
estéril de dichas reflexiones, desatando el auge de nuevas organizaciones políticas, que
pondrán en el centro de sus luchas el socialismo y la lucha armada, y abriendo las
puertas para una nueva reflexión sobre la realidad latinoamericana a partir del marxismo. Luego de los primeros brotes guerrilleros de orientación foquista, una nueva
izquierda comienza a hacerse presente en el continente y un nuevo marxismo comienza
a ganar vida, preocupado por dar cuenta de las especificidades del capitalismo
latinoamericano. Es en este marco que los estudios marxistas de la dependencia hacen
su entrada en las ciencias sociales de América Latina.

Otro factor que incide en el surgimiento de la dependencia como temática de análisis, es
la integración imperialista del proceso productivo latinoamericano en los años cincuenta y sesenta, que agudiza las contradicciones sociales en la región.

Este proceso, en tanto provoca el control de amplias ramas del sector industrial por el
capital extranjero y genera nuevos problemas sociales, por las condiciones tecnológicas
que impone, como el desempleo creciente y el deterioro de las condiciones de vida de
amplios sectores populares, pone fin a las ilusiones de un capitalismo autónomo y al
carácter democrático y progresista de la burguesía industrial.
El proceso real hizo entrar en crisis la reflexión de los teóricos burgueses que dieron
vida a la llamada “teoría del desarrollo”, la cual se caracteriza por sostener que, en la
medida en que se intensificara el desarrollo capitalista de América Latina, ésta iría
alcanzando los niveles de desarrollo vigentes en las economías industriales, ya que
suponía al subdesarrollo como una etapa previa al desarrollo o, en su versión
sociológica, como “sociedades tradicionales” en vías de alcanzar las metas de las
“sociedades modernas”, según la visión de Gino Germani.

Pero la realidad caminaba en otra dirección. No vamos a entrar al análisis de la teoría del desarrollo y sus variantes latinoamericanas, elaboradas principalmente en la Comisión Económica para América Latina (CEPAL), pues exceden los objetivos de este trabajo. Indiquemos tan sólo que dicha teoría concibe el subdesarrollo y su reproducción como el resultado de factores externos, tales como el “deterioro de los términos de intercambio”, lo que —utilizando la terminología cepalina— beneficia a los países centrales en desmedro de los países periféricos. Este tipo de formulaciones cumple un objetivo básico, consistente en dejar intacto al nivel del análisis el orden social y político de las sociedades latinoamericanas, poniendo el acento sobre un elemento que se supone ajeno al control nacional y de las clases dominantes. Los intereses políticos que subyacen en estos planteamientos no son difíciles de desentrañar. Es así como diversos autores cepalinos, como Aníbal Pinto y Celso Furtado, hablarán de dependencia externa. El economista argentino Raúl Prebisch constituye sin duda el más destacado representante de esta corriente en nuestro continente.

A partir de criticar la teoría de los costos comparativos, la cual supone que la división
internacional del trabajo produce una especialización que necesariamente conduce al
desarrollo de todos los países que participan en el mercado mundial, la CEPAL sostiene
la necesidad de industrializar el subcontinente, como forma de impedir la transferencia
de recursos a los países centrales vía el comercio internacional. Como quiera que sea, no
será sino hasta los sesentas, cuando es ya aguda la crisis social y política de América
Latina, que la CEPAL enfatizará el tema de las reformas, con la consiguiente supresión
del sector “atrasado” mediante medidas políticas y no meramente económicas. Sin
embargo, para entonces, la Alianza para el Progreso habrá quitado a ese reformismo
cualquier carácter progresista, al convertirlo, junto con la contrainsurgencia, en receta
para frenar las tendencias revolucionarias que se desplegaban en la región.

Cuando gira la atención hacia los problemas internos, aparece la tesis del dualismo
estructural, que plantea que coexiste un sector tradicional y atrasado (feudal dirían
algunos) junto a un sector moderno en las sociedades latinoamericanas. Para esta
corriente, el desarrollo se logrará una vez que se salven los “obstáculos” que impone el
sector atrasado, esto es, propiciando un más profundo y extendido desarrollo del
capitalismo, ya que se entiende que el sector moderno poco o nada tiene que ver con el
atraso del sector tradicional, pero éste sí con aquél, impidiendo su crecimiento.

EXOGENISTAS Y ENDOGENISTAS: UNA FALSA DISYUNTIVA

Las críticas a la teoría del desarrollo ganan fuerza en el seno mismo de la CEPAL. Sin
embargo estas visiones críticas, en tanto arrancan de puntos de vista de clases no
antagónicos y de perspectivas teóricas afines, están enmarcadas generalmente en los
parámetros de las concepciones criticadas. En medio de estas limitantes, se multiplicó
en las ciencias sociales latinoamericanas el concepto de dependencia. Los puntos de
vista más ligados a las necesidades e intereses de las clases dominantes se mezclaron
con otros de perspectivas menos oficiales pero amarrados aún a las visiones del
establishment, en donde se postulaba la necesidad de cambios sociales sin que el
socialismo se planteara como la meta de dichas transformaciones.

En un esquema centro-periferia muy caro a la CEPAL, autores como Osvaldo Sunkel y
Pedro Paz plantean la tesis de que el desarrollo y el subdesarrollo constituyen las dos
caras de un mismo proceso, la expansión del capitalismo a nivel mundial, desechando la
idea de que el subdesarrollo constituye un peldaño más bajo en la escala del desarrollo.
Sin embargo, el peso de los factores externos sigue manteniendo la atención
fundamental en la explicación del subdesarrollo.

La dependencia, en estos análisis, sigue siendo una categoría que no permite analizar el funcionamiento interno de las sociedades latinoamericanas. Estas concepciones iniciales de la dependencia las podemos caracterizar como exogenistas, en tanto no establecen la relación de los factores externos con los internos, para analizar el atraso y el subdesarrollo de América Latina. No aparecen los elementos que internalizan la dependencia.

Como contrapartida a estos análisis, surgirán corrientes teóricas que, definidas como
antidependentistas, llamarán particularmente la atención a los factores internos para
explicar el subdesarrollo, inclinando la balanza al lado contrario. Estas corrientes
endogenistas, que tendrán en los teóricos de los partidos comunistas sus principales
voceros, intentarán explicar las especificidades del desarrollo capitalista
latinoamericano a partir del análisis de las relaciones de producción vigentes, la
articulación que éstas establecen con las fuerzas productivas, las modalidades de la
explotación, etcétera, sin comprender que estos aspectos sólo se pueden analizar a la luz
de las vinculaciones de América Latina al mercado mundial. En pocas palabras, el
capitalismo en América Latina no fue el simple resultado de la maduración de las
fuerzas productivas y de las relaciones de producción, sino que la inserción de la región
en la expansión del mercado mundial capitalista jugó un papel clave en su gestación.
La vinculación de lo externo y lo interno en los análisis de la dependencia, que abrirá
fructíferas perspectivas, adquiere en el trabajo de Cardoso y Faletto, Dependencia y
desarrollo en América Latina
7
publicado en 1969, una de sus primeras expresiones. Allí
se plantea que
[… ] el concepto de dependencia [. . . ] pretende otorgar significado a una serie de
hechos y situaciones que aparecen conjuntamente en un momento dado y se busca
establecer por su intermedio las relaciones que hacen inteligibles las situaciones
empíricas en función del modo de conexión entre los componentes estructurales
internos y externos (pp. 19-20).
Visto en perspectiva, el libro de Cardoso y Faletto expresa la confluencia de una
reflexión que apunta a romper con la visión teórica y metodológica desarrollada por ,1a
CEPAL, y el pensamiento marxista que hace de los estudios de la dependencia su objeto
sustancial de análisis. Esta situación permite a los autores superar diversas limitaciones
y abrir a la discusión problemas y enfoques de significativa importancia. Sin embargo,
no se logra abandonar totalmente los lastres del campo intelectual que se busca superar.

En los trabajos de la CEPAL a la fecha, uno de los rasgos más notorios lo constituía el
énfasis en los elementos económicos como aspectos explicativos del subdesarrollo. Pero
hablamos de un énfasis económico, no de un enfoque de economía política, por lo que
dichos análisis, al desligarse de las clases y su gestión, se limitaban a la consideración
de las variables “técnicas” del atraso y los desequilibrios, Cardoso y Faletto enfrentan
esta situación, otorgando al análisis de las clases y sus alianzas una significativa
importancia. Sin embargo, se hacen presentes en su trabajo dos problemas. El primero,
la débil ponderación que se concede a la clase obrera y al campesinado, frente a la
sobrevaloración de los llamados “sectores medios”. El segundo, en palabras de Vania
Bambirra, que “lo económico está presente en este estudio sólo como un marco muy
general, a partir del cual se desarrolla un análisis esencialmente sociológico”; esto es,
que lo económico importa sólo en cuanto define los patrones estructurales, mientras el
estudio se centra en “la acción de los distintos grupos” tomados desde el punto de vista
sociológico [… ] [lo que] no permite revelar en toda su complejidad la gama intrincada
de la acción de los diversos grupos y clases sociales que actúan en función de intereses
económicos objetivos, cuya imposición exige la lucha por la hegemonía política.

Por otra parte, no se trata de un trabajo propiamente marxista, por la combinación
teórica enmarcada aún en la matriz de la CEPAL en lo económico y en enfoques
weberianos en el tratamiento de las clases.
9
La importancia de Fernando Henrique Cardoso en el desarrollo de la teoría de la
dependencia supera ampliamente el trabajo que comentamos. Más allá de la amplia
difusión que el libro citado ha tenido, creemos que su ensayo Comentarios sobre ¡os
conceptos de sobrepoblación relativa y marginalidad, en polémica con José Nun,
constituye su más valioso aporte a los problemas que aquí nos ocupan.

Apoyado en una rigurosa conceptualización marxista y en la comprensión de la dinámica de la acumulación y sus repercusiones sobre la población obrera, Cardoso critica agudamente los supuestos althusserianos y funcionalistas presentes en la obra de Nun, pero profundizando, en vista de que los estudios de la llamada “marginalidad” ganaron creciente atención en los años sesenta, siendo fuertemente influidos por corrientes eclécticas de pensamiento.

DEPENDENCIA Y MARXISMO

En el marxismo, la reflexión desarrollada en torno a la dependencia no partió de cero; se
apoyó en diversos trabajos que se habían realizado en años previos y que tenían como
denominador común negar el carácter feudal de la formación social latinoamericana. Un
trabajo pionero en este sentido es el libro de Sergio Bagú, Economía de la sociedad
colonial: ensayo de historia comparada de América Latina, publicado en 1949.

Los trabajos iniciales de Andre Gunder Frank, donde criticaba las teorías burguesas del
desarrollo y las tesis de una América Latina feudal, se ubican de Heno en la nueva
corriente marxista en torno a la dependencia y constituyen un “parteaguas” fundamental
para el tratamiento de la temática. Posteriormente, aparecerán nuevos estudios que
inciden sobre el mismo problema, en particular América Latina: ¿feudal o capitalista?,
de Luis Vítale, publicado en 1966, y el ensayo de Rodolfo Stavenhagen, Siete tesis
erróneas sobre América Latina, que ganó enorme difusión al sintetizar varios de los
principales puntos en discusión.

Algunas de las tesis que levanta la nueva corriente marxista frente al marxismo
endogenista y frente a las concepciones desarrollistas burguesas pueden sintetizarse así:
• el capitalismo latinoamericano es un capitalismo específico y en su desarrollo sigue
una legalidad que no es la del capitalismo llamado industrial o desarrollado;
• el subdesarrollo y los desequilibrios de las sociedades latinoamericanas son una
resultante de la expansión mundial del capitalismo y de la reproducción de éste en su
interior;
• por tanto, el rezago y los desequilibrios son el resultado del desarrollo capitalista y no
producto de una insuficiencia de su desarrollo;
• por ello, más que alcanzar las metas y peldaños de las economías industriales, se
recorre un camino diverso de profundización del subdesarrollo;
• sólo la revolución socialista puede romper con los factores que reproducen esta
situación;
• así, la revolución socialista es una tarea actual y no para futuras etapas o
generaciones.

En manos de intelectuales que reivindican el marxismo como su cuerpo teórico y
metodológico de análisis, los estudios sobre la dependencia pusieron en primer plano la
articulación d« factores internos y externos que inciden en la reproducción del atraso y
del subdesarrollo de las formaciones sociales latinoamericanas. Sin embargo, dichos
estudios continuaron presentando por un largo periodo diversos lastres de su pasado, el
cual se negaba a desaparecer. Si bien se superaban muchas de las limitaciones
anteriores, predominó en ellos un sesgo sociologista y descriptivo, sin poder avanzar en
las leyes económicas que explican las particularidades del capitalismo dependiente. Por
estas razones, durante algún tiempo tendió a ser más claro el corte en el plano político
que en el plano propiamente teórico con el legado premarxista del estudio. Sin embargo,
esta situación no implicó un estancamiento. Por el contrario, los análisis de la
dependencia no sólo ganaron en profusión, ampliando enormemente el campo de
problemas abordados desde la nueva perspectiva, sino, también, en rupturas con el
pasado.

Uno de los autores que más ayudó en el plano teórico y metodológico a definir el nuevo
objeto de estudio fue el sociólogo brasileño Theotonio Dos Santos. Sus críticas a la
teoría del desarrollo y sus formulaciones sobre las diversas “formas de dependencia”,
permitieron mostrar que el estudio de esta problemática era un campo indispensable de
análisis. Su libro Imperialismo y dependencia, editado muy posteriormente, recoge
buena parte de los mejores trabajos desarrollados en esa época, junto a estudios más
recientes sobre el imperialismo v la actual crisis mundial capitalista, temas a los que
desplazó MI atención.

Iguales méritos corresponden a Vania Bambirra, también una de las precursoras de esta
nueva corriente marxista. A partir de criticar la tipología propuesta por Cardoso y
Faletto, desde aspectos metodológicos hasta aspectos de contenido, en MI libro El
capitalismo dependiente latinoamericano

Bambirra propone una nueva clasificación global de los países latinoamericanos en función del tipo de estructura productiva que presentan en el momento de la integración monopólica que se produce con posterioridad a la segunda guerra mundial. Allí establece dos tipos de estructuras:
1] Estructuras diversificadas, en las cuales aún predomina el sector primario-exportador,
existiendo sin embargo ya un proceso de industrialización en expansión, y 2]
Estructuras primario-exportadoras, cuyo sector secundario estaba compuesto aún casi
exclusivamente por industrias artesanales (p. 23).
El análisis de los diversos tipos propuestos, en particular el dr los países “tipo A”
(Argentina, México, Brasil, Chile, Uruguay), constituye un valioso avance en la
caracterización de las estructuras dependientes.

En este estadio del desarrollo de la teoría marxista de la dependencia, fueron los
trabajos de Andre Gunder Frank los que se constituyeron en el centro de la crítica de las
corrientes antidependentistas, tanto del marxismo endogenista como de la historiografía
económica marxista y no marxista, así como de los teóricos de la burguesía. Esto no fue
casual. En Frank se sintetizaron con mucha claridad los elementos que definen a la
teoría marxista de la dependencia en ese momento. Sus formulaciones sobre la
especificidad del capitalismo latinoamericano se topaban con las dificultades de
encontrar las herramientas teórico-metodológicas y los conceptos precisos que pudieran
dar cuenta de la situación, problema que en Frank queda de manifiesto en su más
comentado trabajo, El desarrollo del subdesarrollo capitalista en Chile, en donde
formula la relación metrópoli-satélite como base de la expropiación del “excedente
económico” a que se asiste en el sistema capitalista. Por otra parte, la conclusión de que
la única vía real de solución para los pueblos del continente se encuentra en el
socialismo constituía piedra de escándalo para los “científicos” de la burguesía y para
los impulsores de la revolución por etapas.

Apoyado más en geniales intuiciones que en un bagaje teórico riguroso, el trabajo de
Frank apuntó a problemas claves y a líneas políticas correctas. Así, por ejemplo, su
hasta hoy válida fórmula del “desarrollo del subdesarrollo” sintetizaba agudamente la
profundización de los desequilibrios y los atrasos de América Latina respecto a las
economías industriales en tanto se siguiera una vía capitalista de desarrollo, pero al
extender históricamente la situación de dependencia de América Latina confundía a ésta
con la situación colonial.

Ante las debilidades del análisis y las “provocativas” tesis políticas no fue extraño que
desde distintos bandos se cuestionaran los planteamientos de Frank. A pesar de las
limitaciones antes indicadas, creemos que Frank es sin duda quien mejor sintetiza esta
primera asunción del enfoque de la dependencia por parte del marxismo latinoamericano, en un esfuerzo intelectual que no logra resolver de un solo golpe —y
tales sucesos no ocurren en el plano teórico— los diversos problemas de su desarrollo.
Era (y es) difícil ser contemporáneamente marxista en una situación que exige no la
simple repetición de Marx, sino, sobre todo, recrear el marxismo.

UN NUEVO ESTATUTO TEÓRICO DE LA DEPENDENCIA

Uno de los principales problemas del nuevo marxismo en los años sesenta fue su
incapacidad para avanzar en una economía política de la dependencia, cuestión que en
parte se explica porque la mayoría de los teóricos de esta corriente eran sociólogos o
provenían de escuelas ajenas a la economía política. Tal era el caso de Dos Santos,
Frank, Bambirra, Vasconi, etcétera. Igual situación prevaleció en los análisis post-
CEPAL de Cardoso y Faletto. El débil desarrollo de esta disciplina provenía de décadas
anteriores en el marxismo latinoamericano en que la historiografía económica
predominó por sobre los análisis propiamente económicos. Éstos fueron más bien
patrimonio de corrientes burguesas, como hemos visto en el caso de los trabajos de la
CEPAL.

Esto no constituía un problema menor, ya que marcó los límites a los cuales podía
arribar el marxismo latinoamericano en la explicación de las raíces de su forma
dependiente de desarrollo. Esta explicación necesariamente debía realizarse en el plano
de la economía política, como base para posteriores estudios que dieran cuenta de los
fenómenos del Estado, las clases y la lucha de clases. Sólo una economía política de la
dependencia podía gestar la, comprensión de la legalidad vigente en la producción y
reproducción del capitalismo latinoamericano. En los autores anteriores, hay incursiones
en el campo de la economía, pero tales avances sólo sirven para acompañar
tangencialmente el análisis sociológico o se realiza en base a categorías que dificultan la
cabal comprensión del problema.

Curiosamente y como una prueba más de las debilidades de los economistas marxistas
latinoamericanos, va a ser un sociólogo—Ruy Mauro Marini— el que formulará las
bases de la economía política de la dependencia, marcando con su libro Dialéctica de la
dependencia el corte en el proceso de transición de una categoría que, surgida en un
campo teórico ajeno al marxismo, asume un estatuto teórico marxista. En Dialéctica de
la dependencia (DD en adelante), el marxismo latinoamericano alcanza su punto más
alto en tanto formulación de las leyes y tendencias que engendran y mueven el
capitalismo sui generis llamado capitalismo dependiente. Esto se alcanzaba luego de
una década de estudios sobre el tema.

A pesar de la importancia de caminar en esa línea, ya que el trabajo de Marini, por su
nivel de abstracción, no propiciaba el examen de situaciones particulares que
permitieran introducir en el estudio un cierto grado de relativización, llama la atención
la esterilidad presente en la economía política producida aun con posterioridad a dicho
libro. En este sentido, el trabajo de Marini es pionero y sólo ha tenido alguna
continuidad en otros ensayos que también le pertenecen: Plusvalía extraordinaria y
acumulación de capital y Las razones del neodesarrollismo.

Algunas de las aportaciones de Marini que permiten hablar de la fundación de una
verdadera teoría marxista de la dependencia son las siguientes:
a] la dependencia es una relación de subordinación entre naciones formalmente independientes, en cuyo marco las relaciones de producción de las naciones subordinadas son modificadas o recreadas para asegurar la reproducción ampliada de la dependencia (DD, p. 18);
b] la formación del capitalismo dependiente sólo puede entenderse “en función de la
acumulación de capital en escala mundial y en particular de su resorte vital, la cuota
general de ganancia” (DD, p. 16);
c] América Latina ayuda a contrarrestar las tendencias a la caída de la tasa de ganancia
en las economías desarrolladas, favoreciendo el incremento de la tasa de explotación
(vía reducción del valor de los bienes salarios) y rebajando el valor del capital
constante (vía exportación masiva de materias primas);
d] en las relaciones comerciales internacionales y dada la monopolización que ejercen
las economías industriales sobre bienes industriales y tecnología, se establece un.
intercambio desigual desfavorable a las economías latinoamericanas, las cuales
transfieren valor a los países industriales;
e] como mecanismo de compensación de esta exacción, el capital latinoamericano
redobla la explotación de los trabajadores con el fin de incrementar la masa de valor;
esto genera una superexplótación de los trabajadores;
f] en base a la superexplótación, el capitalismo dependiente genera un ciclo del
capital en donde se produce una ruptura entre la esfera de la producción y la esfera de la
circulación, que desde otra perspectiva no es más que el creciente divorcio entre el
aparato productivo y las necesidades de consumo de las amplias mayorías;
g] el fundamento de la dependencia es así la superexplotación, en tanto explica la forma
fundamental de producción de plusvalía y da cuenta de por qué el aparato productivo y
la esfera de la circulación caminan desligados, reproduciendo un capitalismo que
extrema las contradicciones que son inherentes al modo de producción capitalista.
En trabajos posteriores, Marini introduce nuevos elementos en el desarrollo de la teoría
marxista de la dependencia, en particular referidos a la gestación del subimperialismo y
al peso particular que asume la producción de plusvalía extraordinaria en la economía
latinoamericana.

Luego de su publicación, las tesis de Dialéctica de la dependencia concentraron en el
corto plazo la atención de los científicos sociales de la región, y las posiciones críticas
desde diversos ángulos no se hicieron esperar. Así por ejemplo, Cardoso y Serra y
Castañeda y Hett plantearon un juicio común: el análisis de Marini es marcadamente
economicista y desconoce una de las deficiencias más notables del marxismo
latinoamericano: su débil desarrollo en la economía política.

En este tipo de críticas se hace palpable el sociologismo remante en las ciencias sociales
latinoamericanas, en donde las esferas social y política adquieren tanta autonomía que
se explican a sí mismas, dejando de lado la determinación económica (con todos los “en
última instancia” que se quiera) de los procesos sociales.

Arrancando de estas últimas deformaciones, se ha planteado que en los análisis
económicos de Marini no aparecen las clases sociales y la lucha de clases. Son las
mismas confusiones de quienes creen que el análisis de las clases en El Capital sólo
aparece en el capítulo Lil del tercer tomo y no ven que está presente, en tanto análisis de
las clases a nivel económico, bajo las categorías de plusvalía, valor de la fuerza de
trabajo, salario, ganancia, a lo largo de toda la obra.

Otra crítica muy generalizada desde un espectro de posiciones muy amplio es la que
plantea que en Dialéctica de la dependencia prevalece un análisis circulacionista por
sobre el análisis de la esfera productiva. Aquí se confunde un problema de método, esto
es, la necesidad de partir de la circulación de capitales y mercancías para comprender la
vinculación de América Latina al mercado mundial, con un problema de objeto, cual es
analizar el ciclo del capital que a partir de dicha vinculación se crea en la región y las
razones y leyes que asume en su reproducción. Suponen los críticos, por la confusión
anterior, que Marini postularía la supremacía de la circulación por sobre la producción
en el funcionamiento del capitalismo, lo cual es absolutamente errado.

Digamos por último que la categoría de superexplotación se ha constituido en uno de los puntos más polémicos de las ciencias sociales latinoamericanas en los últimos años.
Entendida como el proceso mediante el cual “el trabajo se remunera por debajo de su
valor” (DD, p. 42) y no como “una supervivencia de modos primitivos de acumulación
de capital, sino [—] inherente a ésta y [que] crece correlativamente al desarrollo de la
fuerza productiva del trabajo” (DD, p. 98), la categoría de superexplotación ha sufrido
todo tipo de equívocos y es quizá el punto clave de las disputas respecto al carácter del
capitalismo latinoamericano. Para algunos, constituye una categoría que da cuenta de
procesos pretéritos anteriores al capital. Otros, aceptando que es un fenómeno que
puede darse en el capitalismo, lo restringen a las formas de producción de plusvalía
absoluta y en tanto dan por supuesto que el capital industrial se rige por la producción
de plusvalía relativa, la entienden como un mecanismo extraordinario y accidental.
Terceros la confunden con el proceso de pauperización absoluta y, en tanto el capital no
puede “liquidar” a la fuerza de trabajo, suponen incorrecta la tesis de la
superexplotación.
No es difícil constatar que en esta diversidad de opiniones lo que se hace manifiesto es
la incomprensión del término y de los procesos que da cuenta. No repetiremos aquí
ideas ya formuladas con suficiencia refutando los planteamientos anteriores.
24
Digamos
tan sólo que la categoría de superexplotación es la piedra angular para comprender la
especificidad del capitalismo latinoamericano en tanto da cuenta de las formas
particulares en que se asienta la producción de plusvalía, cómo es explotada la fuerza de
trabajo y las tendencias que de ello se derivan en el plano de la circulación y
distribución.
Si Frank constituyó el punto más alto en el tránsito de la dependencia al marxismo,
Marini es el autor que funda la teoría marxista de la dependencia. Ya decíamos
anteriormente que este autor ha permanecido prácticamente sólo entre su generación en
el desarrollo de estas temáticas y con una producción todavía escasa. Esto no deja de ser
un proceso curioso. Justo cuando se dan las bases para que en el plano teórico el
marxismo latinoamericano pueda dar un alto general, se produce el abandono de esta
tarea por diversos intelectuales ligados anteriormente a estos proyectos.
Esta paradoja tiene parte de su explicación en el proceso contrarrevolucionario que se
desata en el cono sur de América Latina con particular fuerza en la primera mitad de los
setentas. Por su incidencia en el tema que nos ocupa, es particularmente significativo el
golpe militar en Chile, ya que allí se concentraba parte importante de los intelectuales
marxistas que dieron vida a los estudios de la dependencia. Tras el golpe militar en ese
país, se produce la diáspora que desarticula equipos de trabajo y temas de investigación.
La teoría marxista en todas sus vertientes resintió agudamente el proceso
contrarrevolucionario: unas, como sostenes ideológicos de la derrota de la “vía chilena
ni socialismo”; otras, como el resultado del violento cambio en las correlaciones de
fuerza y por la liquidación de sus proyectos. Todas, por la represión.
Pero desde antes del golpe militar algunos de los más importantes teóricos de la
dependencia ya habían iniciado un camino que los apartaba de los temas centrales
propuestos. Andre Gunder Frank por ejemplo, ya había escrito La dependencia ha
muerto, viva la dependencia y la lucha de clases ensayo en donde se hacía evidente su
agotamiento en aquella problemática. Theotonio Dos Santos, por otra parte, iniciaba sus
estudios sobre el imperialismo, que, si bien ligados a los problemas de la dependencia,
ponían el acento en la economía desarrollada y los avances tecnológicos. De esta forma,
Marini no sólo concentró las críticas sino la tarea de avanzar en el tema.

Más allá de los elementos puntuales de la crítica a la obra de Marini antes señalados,
existen dos grandes corrientes que plantearon en forma más global posiciones
alternativas a la teoría de Marini. Nos referimos a los trabajos provenientes del
marxismo endogenista, que luego de un largo periodo de repliegue teórico buscó nuevos
aires tras las tesis de la “articulación de modos de producción”, y a las formulaciones de
antiguos dependentistas que, junto con los antiguos teóricos liberales cepalinos, han
dado vida al neo-desarrollismo.
LA ARTICULACIÓN DE MODOS DE PRODUCCIÓN

La crisis que vivió el marxismo endogenista en los años sesenta, con la “sorpresa” de la
revolución cubana, el agotamiento de sus tesis políticas y el quiebre de muchas de sus
organizaciones, creó dificultades a su elaboración teórica. Sus planteamientos tendieron
a ser más contestatarios respecto a las formulaciones de la dependencia que tocante a la
creación de puntos de vista nuevos en la caracterización del capitalismo
latinoamericano. Sólo a mediados de los años setenta la situación se modifica, cuando
ciertas formulaciones gestadas en Europa, particularmente en Francia,
26
son retomadas
por teóricos comunistas latinoamericanos, dando vuelo a la teoría de la “articulación de
modos de producción”, en un claro sentido alternativo a las tesis de la dependencia.
Agustín Cueva ha sido sin duda el más lúcido exponente de esta interpretación en
nuestro continente. Su libro El desarrollo del capitalismo en América Latina
27
es una de las obras más valiosas producidas en la segunda mitad de los años setenta en la zona. En el trabajo de Cueva se repiten viejas tesis teóricas y políticas del marxismo endogenista pero con significativas innovaciones, tomadas muchas de ellas de las propuestas de los teóricos de la dependencia. Estos cambios, presentes en ideas como “las deformaciones del aparato productivo capitalista debido a nuestra integración en el orden económico mundial”, “situaciones de dependencia” o sobrexplotación, harán más corta la brecha entre este enfoque y las formulaciones marxistas de la dependencia.

En este trabajo hay un esfuerzo evidente por superar las limitaciones endogenistas más
recalcitrantes, tratando de integrar en el análisis los condicionantes exteriores con los
factores internos para explicar la originalidad del capitalismo latinoamericano. Es así
como se indica que “la plena incorporación de América Latina al sistema capitalista
mundial […] no ocurre a partir de un vacío, sino sobre la base de una matriz económico-
social preexistente”, por lo que esta situación “nos coloca ante la complejidad de un
proceso en el que lo interno y lo externo, lo económico y lo político, van urdiendo una
trama histórica hecha de múltiples y recíprocas determinaciones” (pp. 11 y 12).
La idea de “recíprocas determinaciones” de los factores externos e internos, si bien
supera los enfoques unilaterales que consideran sólo uno u otro elemento, no nos
resuelve el hilo conductor que debe guiar el análisis. El problema no se aclara con una
sumatoria de elementos y conceptos o con un equilibiro indeterminado de factores
internos y externos.

¿Dónde están las raíces de nuestro subdesarrollo? ¿Cuáles son los elementos
definitorios en la gestación del capitalismo particular latinoamericano? Cueva formula
una propuesta. Así nos dice que el subdesarrollo latinoamericano sólo se torna comprensible al conceptualizarlo como un proceso de acumulación muy particular de contradicciones que no derivan únicamente de los elementos históricos en que hemos enfatiza-do […] (“prusianismo” agrario, “deformaciones” del aparato productivo capitalista debido a nuestra integración en el orden económico mundial, succión de excedentes por el capital monopolice) sino también de una heterogeneidad más amplia, explicable en términos de articulación de modos de producción, sin cuyo análisis resulta imposible entender el propio desarrollo concreto de los elementos estudiados hasta ahora, (p. 100.)

El peso de la respuesta de Cueva, en medio de un agregado de factores, claramente se
inclina a hacer de la “articulación de modos de producción” un elemento clave en la
explicación.

El subdesarrollo latinoamericano se presenta a primera vista como un proceso atrasado e
insuficientemente capitalista frente a las formas y modalidades que asumió el
capitalismo en los llamados países centrales. Por esta razón, la idea de la “articulación
de modos de producción” (en tanto integración de formas “atrasadas” y “modernas” de
producción) no es más que quedarse en la descripción del problema, en cómo el
capitalismo latinoamericano se muestra y se expresa. Pero poco se ha avanzado en
explicar por qué asume esas formas.

Apoyémonos en una larga cita de Marx para avanzar en el tema. En la sección dedicada
al ciclo del capital (tomo II de El Capital) Marx indica:
Dentro de su proceso de circulación, en que el capital industrial funciona como dinero o
como mercancía, el ciclo del capital industrial, ya sea capital dinero o capital
mercancías, se entrecruza con la circulación de mercancías de los más diversos tipos
sociales de producción, siempre y cuando sean al mismo tiempo, sistemas de
producción de mercancías. No importa que la mercancía sea producto de – un tipo de
producción basado en la esclavitud o del trabajo de campesinos (chinos, ryots indios,
etcétera), de un régimen comunal (Indias orientales holandesas) o de la producción del
Estado (como ocurre en ciertas épocas primitivas de la historia de Rusia, basadas en la
servidumbre), de pueblos semisalvajes dedicados a la caza, etcétera.

Y Marx agrega:
El carácter del proceso de producción de que procedan [las mercancías] es indiferente,
para estos efectos, funcionan como tales mercancías en el mercado y entran como
mercancías tanto en el ciclo del capital industrial como en la circulación de la plusvalía
adherida a él. Es pues su carácter universal, la existencia del mercado como mercado
mundial, lo que caracteriza al proceso de circulación del capital industrial. (Ed. del
Fondo de Cultura Económica, tomo n, p. 98.)

De lo anterior podemos señalar tres cuestiones centrales en relación a los problemas que
nos ocupan:
1. Lo que determina la imbricación que se produce entre los distintos “modos de
producción” en América Latina es el tipo de inserción que establece esta zona con el
mercado mundial capitalista.
2. La vinculación de América Latina al mercado mundial (que se modifica al avanzar el
proceso histórico, de ahí la necesidad de estudiar los fenómenos de la dependencia)
genera particularidades en su ciclo del capital, el cual en determinadas situaciones no
sólo permite sino que requiere la reproducción de formas no típicamente capitalistas
para consolidarse y desarrollarse.
3. Esta “articulación de modos de producción” no se da a nivel de la producción
inmediata, sino de la circulación. Pero al hacerse presente las tendencias propias de la
producción de plusvalía y capital, los modos de producción existentes se readecúan y
restructuran, sufriendo variadas alteraciones, para hacer frente a los requerimientos de
una producción mercantil adecuada a las exigencias del capital. El capital buscará
apropiarse no sólo de la periferia de los diversos tipos de producción sino de sus bases
mismas.

Si en América Latina estas readecuaciones en la producción no asumen formas clásicas
no es tanto por una insuficiencia de desarrollo capitalista, porque aun cuando se trate realmente de un desarrollo insuficiente de las relaciones capitalistas, esa noción se refiere a aspectos de una realidad que, por su estructura global y su funcionamiento, no podrá nunca desarrollarse de la misma forma como se han desarrollado las economías capitalistas llamadas avanzadas. Es por lo que más que un precapitalismo, lo que se tiene es un capitalismo sui generís […] (DD, p, 14).

De esta forma, salvo que aún se sostenga que nos encontramos en estadios inferiores de
desarrollo frente al capitalismo clásico, el capitalismo latinoamericano ha madurado de
una manera específica marcada por sus modalidades de integración al mercado mundial
capitalista, lo que ha definido particularidades en la reproducción del capital.
En otro orden de cosas Cueva insiste en la dominación de un modo de producción
feudal en América Latina, pero a diferencia de los planteamientos anteriores del
marxismo endogenista, no lo hace vigente para este siglo sino hasta las tres cuartas
partes del siglo pasado.

Así indica: Al finalizar la forma de implantación del capitalismo en América Latina creemos haber
sentado las bases para la comprensión de este problema, que en estricto rigor no es, en
el siglo XX, el de la transformación del feudalismo en capitalismo, puesto que este
proceso, en sus líneas generales, se ha operado ya durante la fase oligárquica (p. 148,
subrayado nuestro).

En todo caso, el hacer retroceder en el tiempo el feudalismo tiene implicaciones
políticas importantes. Para Cueva, se hace difícil sostener la vigencia para este siglo de
revoluciones democrátíco-burguesas reales y por ende de alianzas del movimiento
popular con la burguesía industrial. De esta forma, en un verdadero mea culpa, plantea
algo que el marxismo de la dependencia formuló desde sus inicios.

Pero esta misma confrontación [entre la fracción agraria e industrial], que en épocas de
crisis alcanzó el grado máximo de paroxismo, está teñida siempre de ambigüedades, en
la medida en que la tendencia expansiva del capital industrial, que en principio lo
impulsa a buscar una ampliación del mercado interno, se ve contrarrestada por el temor
de desarticular el motor principal ya establecido de acumulación de capital en general.
Por esta razón la burguesía industrial latinoamericana no ha desempeñado un papel
revolucionario, sino que se ha detenido en las fronteras de un tibio reformismo; la
revolución democrático-burguesa le ha parecido como un gran “salto al vacío”, como un
riesgo de perspectivas inciertas que nunca se decidió a asumir (p. 150, subrayado
nuestro).

Esta última parte avanzada por el marxismo endogenista también ayudará a crear
condiciones para que en el plano político pueda producirse el acercamiento entre las
vertientes comunistas y de la izquierda revolucionaria en América Latina, proceso
producido en todo caso por razones más objetivas.
LA CONFLUENCIA DE LAS PRINCIPALES CORRIENTES MARXISTAS

Si la revolución cubana puso en crisis las tesis dominantes en el seno del marxismo
latinoamericano y abrió las puertas para el desarrollo de una línea de reflexión nueva,
que pondrá a la dependencia en el centro de su análisis, la revolución nicaragüense
también provocó en el marxismo latinoamericano significativas consecuencias. La
primera y más inmediata es la legitimación de las organizaciones político-militares
creadas en los años sesenta y setenta, que se reivindican marxistas, con un desarrollo
paralelo a los partidos comunistas y que ponen en el centro de su planteamiento político
a la lucha armada. Por otra parte, en la medida en que la reflexión y el análisis de los
revolucionarios nicaragüenses se encuentran inmersos en los parámetros de la teoría
marxista de la dependencia, esta corriente se fortaleció en sus confrontaciones teórico-
ideológicas.

Más aún, la revolución nicaragüense puso en evidencia una estrategia de victoria frente
a la derrota sufrida por el movimiento popular en Chile en su intento de abrir una vía
pacífica al socialismo, respetando el aparato estatal burgués. Todos estos elementos no
podían sino comunicar nuevamente al marxismo endogenista, particularmente a
aquellos partidos comunistas inmersos en sociedades en crisis políticas y
prerrevolucionarias o a aquellos que habían destinado cuadros en los frentes de batalla
en Nicaragua.

Los resultados de los factores anteriores pronto comenzaron a hacerse sentir en el plano
político y en el plano teórico en América Latina. En el plano político, se inició un
acercamiento entre la nueva izquierda marxista y algunos partidos comunistas, proceso
que arrancó en los países centroamericanos, principal zona de los conflictos políticos de
la región, y que también se extendió a otros países del continente como Chile y Bolivia.
Así se logró avanzar en la confluencia de las dos principales corrientes políticas
marxistas latinoamericanas, proceso inédito en el continente a la fecha.

En el plano teórico, este proceso se expresó en el reflujo de la discusión mantenida entre
el marxismo endogenista y la teoría marxista de la dependencia. Desde ambos campos
la polémica fue reducida, prevaleciendo el criterio de fortalecer la incipiente unidad
política. Éste es uno de los factores que explica la paralización de la discusión en torno
a los problemas de la dependencia en el último tiempo en América Latina.

Otra razón, derivada también del movimiento político real, contribuyó a minimizar las
diferencias en el plano teórico. La multiplicación de golpes militares en la región,
particularmente en el cono sur del continente, en la primera mitad de los años setenta,
puso en el centro de la misma la caracterización del nuevo Estado latinoamericano. El
tema pasó a ser abordado desde diversas corrientes teóricas marxistas y no marxistas,
multiplicándose los ensayos y trabajos sobre un campo que en fechas anteriores había
despertado escasa preocupación.

En relación a las corrientes que aquí nos ocupan, la discusión asumió cortes en donde la
dicotomía casi general presentada anteriormente entre endogenistas y dependentistas se
expresó con nuevas modalidades. Muchos de los marxistas de la dependencia se
adscribieron a la caracterización que el marxismo endogenista realizó de los nuevos
gobiernos militares en tanto regímenes de corte fascista, agregando en algunos casos la
connotación de fascismo dependiente. Una buena síntesis de las diversas posiciones
encontradas es el material “La cuestión del fascismo en América Latina”, que reúne la
participación de teóricos endogenistas (Agustín Cueva), dependentistas que coinciden
en la caracterización de fascismo (Theotonio Dos Santos, Pío García) y dependentistas
30
A partir de una consideración de los cambios operados en la estrategia imperialista
hacia América Latina, en las fuerzas armadas bajo la doctrina de la contrainsurgencia y
en las clases sociales, donde destacan la constitución de una burguesía monopólica y el
crecimiento del proletariado, Marini formula su categoría del Estado de cuarto poder
que sintetiza las funciones de poder de los aparatos armados burgueses (junto a los tres
poderes clásicos del Estado, de ahí lo de cuarto poder) en el marco de alianzas de estos
aparatos con el capital monopolice. Este planteamiento es sin duda la mejor
aproximación a las transformaciones que sufre el Estado latinoamericano en las últimas
décadas, ya sea que asuman éstos la forma de dictaduras militares o de gobiernos
civiles.
La discusión de estos temas, que permitió un sustantivo avance de la teoría política
marxista latinoamericana, también entró en una suerte de reflujo, como resultado en
primer lugar de los acercamientos políticos entre las corrientes marxistas antes
señaladas, pero también como producto de los cambios operados en diversos regímenes
militares que, al institucionalizarse, han dado paso a fórmulas civiles de gobierno, con
lo cual la idea de fascismo ha perdido no sólo fuerza teórica sino también el carácter
agitativo y de denuncia que en algún momento pudo ser útil.

DEPENDENTISTAS Y NEODESARKOLLISTAS

Las diferencias y contradicciones entre los teóricos de la dependencia sólo asumieron un
carácter significativo luego de la publicación de Dialéctica de la dependencia. Ello
obedeció al claro corte de aguas que estableció el análisis de Marini en el plano teórico.
A partir de ese punto, ya no todos los dependentistas se sintieron dependentistas, porque
el calificativo comenzó a significar muchas más cosas que en sus inicios. El marxismo
se había apropiado de dicha categoría, dando connotaciones clasistas al enfoque de los
problemas que afronta el capitalismo latinoamericano y a las tendencias de la lucha de
clases, lo que obligó a definiciones.

El primer signo de este decantamiento fue el trabajo de F. H. Cardoso Notas sobre el
estado actual de los estudios sobre la dependencia, publicado en 1972. Allí, Cardoso
inicia moderadamente sus objeciones a la categoría de superexplotación en tanto factor
clave del capitalismo dependiente, al considerarla una forma antediluviana de
explotación capitalista y no resultado del desarrollo del capitalismo como tal.

Posteriormente, bajo un nuevo cuadro político en Brasil, con pasos significativos de la
dictadura militar por institucionalizarse, en medio de aperturas políticas y una creciente
recomposición y reactivación del movimiento popular, Cardoso lanza un violento
ataque a la obra de Marini, rechazando las tesis de la superexplotación y del
subimperialismo. Su ensayo Las desventuras de la dialéctica de la dependencia,
en colaboración con J. Serra, es una férrea defensa del capitalismo brasileño y de una
salida burguesa democrática a la situación política. Marini responde a las “desventuras”
con un ensayo titulado Las razones del neodesarrollismo en donde precisa una serie de
elementos en torno a la superexplotación que en sus trabajos anteriores, por su carácter
más general, no fueron considerados, al igual que sobre el subimperialismo.

El título de la respuesta de Marini e» esclarecedor respecto a ciertos cambios operados
en los últimos años en las ciencias sociales latinoamericanas. El avance del proceso
contrarrevolucionario, con sus secuelas de desarticulación y dispersión en la reflexión
del marxismo latinoamericano, y el abandono de ciertas temáticas, dieron espacio para
que nuevamente comenzaran a recuperar posiciones perspectivas pequeñoburguesas y
burguesas, las cuales habían perdido audiencia y proyección desde mediados de los
sesenta y la primera mitad de los setenta. Así, intelectuales como Prebisch, Furtado y
Pinto, padres del desarrollismo, han vuelto a levantar cabeza en muchas discusiones,
alimentándose en su renacer de planteamientos extraídos del arsenal de la misma teoría
de la dependencia.

El neodesarrollismo ha ganado vida a partir de propiciar fórmulas más orgánicas y
equilibradas de desarrollo capitalista, frente a los nuevos desequilibrios provocados por
la creciente internacionalización que vive el capitalismo latinoamericano y a la
voracidad de sus fracciones monopólicas y financieras. Estos planteamientos han
tendido un puente de plata para que intelectuales y fuerzas políticas del movimiento
popular apoyen las posiciones de fracciones burguesas desplazadas en el actual esquema
económico y político. Pero esto ha requerido de nuevas formulaciones teóricas en el
plano específico de la política. Veamos brevemente qué ha ocurrido allí.

EL NEOGRAMSCIANISMO

El neodesarrollismo constituye la cara económica de una ofensiva teórica y política que
también cuenta con una cara específicamente política. En efecto, en los últimos años ha
ganado cuerpo una vertiente teórica que busca su legitimidad, en tanto corriente
marxista, apoyándose en los trabajos de Antonio Gramsci. Este aspecto es, quizá, lo más
novedoso de una repetición de viejas tesis revisionistas, que han sido actualizadas con el
rico y variado vocabulario del revolucionario italiano. Gestada inicialmente en Europa
occidental para alimentar al llamado eurocomunismo, esta corriente también ha
adquirido presencia en América Latina.

Más allá de las contradicciones reales presentes en la obra de Gramsci, acrecentadas en
gran medida por su carácter fragmentario y por un Vocabulario que disfraza muchos de
sus planteamientos para evitar la censura carcelaria,
37
lo cierto es que la amplia difusión
de sus trabajos ha sido acompañada de una verdadera mutilación de su reflexión, en
donde se ha separado el espíritu de una búsqueda de las vías de la revolución para
Occidente y de su práctica revolucionaria. Así se ha construido una reflexión
gramsciana acorde con los postulados reformistas de la política y el Estado, en un nuevo
intento por socialdemocratizar el marxismo. Se trata de una ofensiva —no siempre
explícita— que busca desarticular al marxismo del leninismo con el fin de construir
algo así como un marxismo-gramscianismo. Se hace manifiesto el intento de
contraponer Gramsci a Lenin, a partir de dar por sentado que la vigencia de este último
está en entredicho, quedando así el propio marxismo en cuestión.

Autores como Ernesto Laclau, Juan Carlos Portantiero, Fernando Delich, Carlos Pereyra
y Tomás Moulian son algunos de los más connotados voceros del neogramscianismo
latinoamericano. El revisionismo subyacente en sus planteamientos, apoyado en “abusos” de Gramsci, constituye el denominador común a esta corriente, la cual presenta en su interior matices y diferencias menores frente a los factores que la unen. La concepción unidimensional de la hegemonía burguesa, en tanto dirección y consenso, desligada de la coerción y la fuerza, la sobrevaloración del Estado burgués como expresión no sólo de los intereses de las clases dominantes, sino también de las clases dominadas, subordinándose el problema clave referido al carácter de clase de dicha institución, son algunas de las tesis que permiten al neogramscianismo justificar y
alentar estrategias gradualistas de “conquista” del Estado, a través de su copamiento.
Implícitamente se introduce la vieja idea de que el Estado capitalista responderá a la
clase que lo ocupe, y que logre acceso a sus instituciones.

Bajo estos supuestos, la conocida estrategia de “guerra de posiciones” formulada por
Gramsci, es restringida a la asunción de espacios en la sociedad civil y en la sociedad
política, y la revolución a un proceso de conquistas parciales que en un determinado
punto marcarían el cambio de las correlaciones de fuerza entre las clases antagónicas,
quedando de esta forma totalmente diluida.

LOS EJES GEOGRÁFICOS DE LA TEORÍA DE LA DEPENDENCIA

La combinación de factores objetivos y subjetivos ha determinado un desarrollo
desigual de la teoría de la dependencia en los diversos países del subcontinente. Nuestra
intención en este punto no es hacer un análisis de las diversas formaciones económico-
sociales en cuanto a su participación en el desarrollo de aquel campo teórico. Sólo nos
limitaremos a llamar la atención sobre aquellos países que en forma más amplia han
incidido en este fenómeno en tanto nos permiten considerar algunos problemas
relacionados con los condicionantes que han actuado en los aspectos más dinámicos del
marxismo latinoamericano en estas últimas dos décadas.

Es notorio que la teoría marxista de la dependencia ha encontrado en países del cono sur
del continente (Brasil, Argentina, Chile) y en México sus puntos geográficos de
desarrollo por excelencia. Es también en estos países en donde el pensamiento social
bajo sus diversas vertientes ha encontrado sus centros más relevantes. El denominador
común a todos ellos y que seguramente juega un papel destacado en cuanto base
objetiva del marxismo latinoamericano es el hecho de que constituyen las formaciones
sociales en donde el capitalismo ha alcanzado un más profundo y extendido desarrollo.
A lo largo de nuestra exposición es manifiesta la reiteración de teóricos brasileños en las
principales discusiones y aportes a la teoría de la dependencia: Cardoso, Dos Santos,
Banibirra, Marini. El marxismo brasileño quizá tiene menos tradición que el marxismo
argentino, chileno o peruano, los cuales produjeron en las primeras décadas de este siglo
nombres como Aníbal Ponce, Luis Emilio Recabarren y José Carlos Mariátegui.

Sin embargo, surge en los años sesenta con mucha fuerza pasando a ocupar, sin lugar a
dudas, el centro del desarrollo teórico marxista latinoamericano.

A diferencia del marxismo argentino de la misma fecha, los teóricos brasileños han
mantenido una relación muy estrecha con organizaciones políticas, ya sea de su país o
en Chile, cuando la mayoría de ellos debió emigrar a causa de la dictadura, lo cual
alentó que su reflexión mantuviera una ligazón con problemas de orden político y
favoreció la integración de teoría y praxis. De aquí arranca la riqueza de sus trabajos y
su capacidad para incidir sobre problemas claves, lo que ha hecho que sus tesis estén en
el centro de las discusiones de las ciencias sociales de la región.
41
Como en otros casos, la implantación de la dictadura militar y la persecución del
marxismo han puesto en entredicho la regeneración de cuadros teóricos marxistas en
Brasil. No aparece en el horizonte un signo claro que indique la continuidad; más bien
la ruptura entre aquella generación y la generación por venir caracteriza la situación.
Los nombres de Weffort, Furtado y Conceigáo Tavares confirman desde otras líneas de
reflexión la importancia del pensamiento brasileño en las ciencias sociales
latinoamericanas.

Incluso en el campo del trotskismo, que constituye, sin duda, una importante vertiente
del marxismo latinoamericano, se hace palpable esta suerte de concentración geográfica
en el desarrollo del marxismo latinoamericano. Así, dos de sus principales exponentes,
Michael Lowy y Adolfo Gilly, el primero brasileño y el segundo argentino, confirman
lo anterior.

En relación a los problemas de la dependencia, el aporte de los intelectuales argentinos
ha sido limitado. Con una rica tradición el marxismo argentino ha presentado con
mucha mayor fuerza que en Brasil y Chile muchas de las características que Anderson
atribuye al llamado “marxismo occidental”; un fuerte academicismo, con una reflexión
distante del trabajo militante, privilegiando los estudios superestructurales y,
agregaríamos, más centrado en las problemáticas teóricas definidas en Europa
occidental que en América Latina.

Ya hemos indicado que uno de los pioneros de los estudios que culminarán en la teoría
de la dependencia es Sergio Bagú. Con posterioridad los trabajos de Tomás Vasconi
sobre educación abrieron este campo a los estudios de la de-pendencia y sus trabajos
más recientes sobre los regímenes militares constituyen materiales valiosos en la
discusión respecto a la caracterización del nuevo estado en la región. José Nun
introdujo en la discusión el tema del ejército industrial de reserva y de la llamada
marginalidad desde la óptica de la dependencia con su artículo “Sobrepoblación
relativa, ejército industrial de reserva y masa marginal, el cual recibirá una
contundente respuesta en sus equívocos funcionalistas en el trabajo de F. H. Cardoso,
Comentarios sobre los conceptos de sobrepoblación relativa y marginalidad

Ernesto Laclau y Carlos Sempat Assodourian, desde posiciones críticas centradas
particularmente en Andre Gunder Frank, participaron en la discusión sobre el carácter
de la formación social latinoamericana. Como vimos anteriormente, Laclau traslada más
tarde su campo de atención a los problemas de la teoría política.

Los trabajos de Ménica Peralta, Miguel Murmis y Juan Carlos Portantiero sobre el desarrollo económico y las clases constituyen materiales necesarios para el estudio de la formación social argentina.

Una de las aportaciones más importantes de la intelectualidad argentina ha sido en
materia editorial. El trabajo de José Aricó en este sentido, particularmente en Cuadernos
de Pasado y Presente, ha sido de incalculable valor al permitir al lector latinoamericano
conocer materiales “olvidados” del marxismo clásico, polémicas y discusiones y, en
general, textos de difícil acceso, todo lo cual ha enriquecido el acervo del marxismo
latinoamericano.

Digamos, por último, que los trabajos más recientes de Juan Carlos Marín, centrados en
la búsqueda de explicaciones sobre las particularidades de los enfrentamientos clasistas
en la región, mantienen una perspectiva que rebasa las especificaciones del continente,
mostrando una fuerte influencia de Foucault.
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En el caso de Chile, el marxismo se ha desarrollado en una cercana ligazón a las
organizaciones políticas, pero con una proyección muy localista que apenas si alcanza
un carácter más universal. No es arriesgado indicar que la aportación de los intelectuales
chilenos a los problemas aquí comentados ha sido bastante secundaria. Destacan los
trabajos de Fernando Fajnzylber, Alberto Martínez y Pedro Vuscovic, a los cuales
pueden agregarse los de Orlando Capullo, Alvaro Briones y Sergio Ramos.

Faletto es quizá uno de los inlelecluales chilenos más conocidos luego de su trabajo
conjunto con Cardoso ya señalado. El peso de las concepciones weberianas en sus
estudios impide con rigor ubicarlo plenamente en el campo del marxismo.
Chile tiene importancia en el desarrollo de la teoría marxista de la dependencia no por el
aporte de sus intelecluales al lema sino porque fue en ese país donde se escribieron
muchos de los más importantes trabajos que hemos comentado, en la pluma de
intelectuales extranjeros que se concentraron en sus universidades desde la segunda
mitad de los años sesenta hasta el golpe militar. El ascenso que vivía el movimiento
popular y el fortalecimiento de las fuerzas políticas marxistas crearon el marco objetivo
para alentar estos estudios.

Digamos, por último, que de todos los casos mencionados es en México donde el
movimiento popular muestra mayores dificultades para consolidarse en el periodo que
consideramos. Los golpes sufridos a fines de los sesenta y comienzos de los setenta, sin
duda repercuten en esta situación. Lo anterior, unido a las debilidades de las fuerzas
políticas marxistas, ha significado trabas para una participación más creativa y profunda
del marxismo mexicano. Sin embargo, los trabajos de Rodolfo Stavenhagen, Alonso
Aguilar, José Luis Ceceña y Pablo González Casanova constituyen referentes
importantes para abordar los estudios de la formación social mexicana y
latinoamericana.

Luego de la oleada represiva en el cono sur se concentraron en México muchos de los
teóricos marxistas latinoamericanos que tuvieron destacada participación en la gestación
de los estudios de la dependencia, como Dos Santos, Marini, Bambirra, Caputto, así
como autores que responden al neogramscianismo, como Portantiero y Aricó. Es
prematuro sacar conclusiones respecto a la incidencia de este proceso en el curso del
marxismo mexicano, particularmente en las nuevas generaciones.

TEORÍA Y REVOLUCIÓN

Entre la línea de un marxismo militante que caracterizó el movimiento de esta teoría en
los comienzos de este siglo en Rusia, Alemania, Polonia, Austria, Italia, en estrecha
relación con los procesos revolucionarios y con una preponderancia en los estudios de la
economía política y de la teoría política y otra que deja su huella posteriormente en
Europa Occidental, con un claro tinte académico, privilegiando aspectos no centrales
del análisis superestructural, el marxismo latinoamericano se ha desarrollado en las
dos últimas décadas en un terreno intermedio. Ha llegado a las universidades y le ha
sido reconocida su calidad de ciencia social, pasando a ser objeto y método de estudio
en las aulas universitarias, lo cual ha favorecido su masiva difusión, siendo creciente el
número de investigadores que utilizan su instrumental teórico. El costo de esta ventaja
ha sido la gestación de un marxismo académico, que lima muchas de sus aristas
políticas en aras de no perder ante los ojos de sus enemigos su carácter “objetivo”,
rompiendo o tensando su unidad básica en tanto teoría y ciencia para la acción.

Pero a diferencia del llamado marxismo “occidental”, los teóricos marxistas
latinoamericanos —tanto dependentistas, endogenistas, como sectores del
neogramscianismo— han mantenido, por lo general, junto al trabajo en la academia, una
ligazón con la vida partidaria, lo cual ha marcado parte sustancial de sus preocupaciones
y de las líneas de solución teóricas propuestas. De esta forma, vista globalmente, la
contradicción antes apuntada ha tendido a encontrar una vía de solución, y las
perspectivas académicas y militantes han podido equilibrarse, aunque con desventajas
fundamentales del materialismo histórico, generalmente para estas últimas, pero sin rupturas.

El hecho de que América Latina sea en estos años uno de los “eslabones débiles de la
cadena imperialista”, constituye sin duda, uno de los factores que más han incidido en
que la contradicción entre un marxismo académico y uno militante no se resuelva
incorrectamente. Sin embargo, no siempre los ejes geográficos del desarrollo teórico del
marxismo latinoamericano han coincidido con los ejes geográficos de la revolución.
Más bien ha prevalecido la dislocación. Esta asincronía constituye uno de los elementos
que han marcado los límites de la reflexión marxista latinoamericana, particularmente
en el campo de la teoría política.

La revolución latinoamericana ha desplazado sus ejes desde el cono sur en la primera
mitad de los años setenta a Centroamérica en la segunda mitad de esa década y
comienzos de la actual. De esta forma, en los momentos de maduración de la teoría
marxista de la dependencia, básicamente en Brasil, y posteriormente en Chile, hasta
1973, existió cierta correspondencia geográfica entre teoría y revolución. Pero ello no
ha sido así para la segunda parte.

La suerte del proceso más cercano a una crisis revolucionaria en el primer periodo —el
proceso chileno— expresa los límites del desarrollo de una teoría revolucionaria en la
región. No fue accidental el poderoso impulso que alcanzaron en Chile los estudios
sobre la dependencia. La concentración de teóricos marxistas constituyó sin lugar a
dudas un factor de vital importancia. Pero no menos importante fue la crisis de
dominación y el periodo prerrevolucionario abierto en el país y en particular el auge del
movimiento de masas que impuso su signo en la lucha de clases desde fines de los años
sesenta. Esto alentó a muchos teóricos a establecer una activa vida militante junto a las
labores académicas. Los estudios políticos se multiplicaron al calor de las exigencias
que imponía la lucha de clases. La nueva situación de un gobierno popular inmerso en
un Estado burgués incentivó propuestas teóricas con claras connotaciones en el
quehacer político. Llamemos la atención sobre dos estudios al respecto que expresan las
principales visiones como se caracterizó el momento estatal. El primer trabajo, de
Sergio Ramos, cuadro intelectual del partido comunista, en su trabajo Chile, ¿una
economía de transición? plantea la tesis de la dualidad de poderes dentro del Estado y
el inicio de la construcción del socialismo en el país. Marini, en su ensayo “La pequeña
burguesía y el problema del poder”, el parámetro para evaluar la acción del […] gobierno [de Allende] no es la construcción del socialismo, sino más bien la conquista del poder político. Es la revolución, no la transición, el eslabón por el cual hay que asir la cadena del desarrollo político, para poder pasar al eslabón siguiente.

La derrota del movimiento popular en Chile impidió que la fructífera reflexión teórico-
política desde el campo rnarxista continuara apoyándose en el auge revolucionario,
quedando inconclusa una formulación explícita sobre amplios campos requeridos por la
teoría de la revolución.

Estos campos tampoco han encontrado su desarrollo para cuando los ejes de la
revolución latinoamericana se trasladan a Centroamérica, llegando incluso a irrumpir en
una revolución triunfante en el caso de Nicaragua y a plantear agudas crisis políticas en
El Salvador y Guatemala. El marxismo teórico militar ha estado alejado orgánicamente
de estos procesos, por lo que no ha acompañado paso a paso los procesos
revolucionarios, esto ha limitado su campo de análisis y las reflexiones que ha levantado al respecto, manteniendo éstas un carácter muy general y ex-post.

Las afirmaciones anteriores no niegan la existencia de una valiosa reflexión en el caso
de los procesos revolucionarios más recientes para no tener que remontarnos hasta la
revolución cubana y hablar de Ernesto Che Guevara, dirigente y teórico de la
revolución, con importantes trabajos sobre las leyes de la lucha armada en el continente,
el carácter de las formaciones sociales latinoamericanas, sobre la economía socialista, el
hombre nuevo, etcétera.

En el caso de la revolución nicaragüense, un buen ejemplo de recreación del marxismo
y del leninismo se hace patente en la entrevista realizada por Marta Harnecker al
comandante Humberto Ortega, en donde éste expone brillantemente cuestiones claves
de la teoría política de la revolución, como los problemas de la acumulación de fuerzas
sociales, políticas y militares en los diversos momentos del proceso revolucionario, la
dialéctica entre lo militar y lo político y los pasos en la construcción de la vanguardia
revolucionaria. Pero todas estas valiosas aportaciones y muchas otras que realizan los
revolucionarios centroamericanos (como por ejemplo los logros del trabajo
revolucionario en el seno de comunidades indígenas en Guatemala), están limitadas a
líneas prácticas que para ser aprovechadas por otras experiencias requieren de reflexión
teórica. El marxismo latinoamericano está lejos aún de hacer explícitas las enseñanzas
de sus ricos procesos revolucionarios. Falta un largo trecho para configurar una teoría
de la revolución en el subcontinente.

CONCLUSIONES

Difícilmente puede hablarse de una teoría de la dependencia englobando en tal
afirmación una temática que ha debido sufrir variadas mutaciones teóricas y políticas
desde su surgimiento hasta nuestros días y que en la diversidad de corrientes y autores
que hemos reseñado apunta a problemas distintos y con desiguales niveles de
concreción. En estricto rigor, sólo se ha constituido una teoría de la dependencia cuando
ésta ha sido apropiada por el marxismo, es decir, cuando se ha conformado la teoría
marxista de la dependencia. Sólo allí ha sido posible definir con precisión una
perspectiva de análisis, la integración de América Latina al mercado mundial capitalista
y un objeto específico de estudio, el capitalismo dependiente, sus leyes de gestación y
de reproducción.

Es una moda en el último tiempo hablar de la “crisis del marxismo”. Las corrientes
neomarxistas que buscan aportaciones a sus interrogantes en otros cuerpos teóricos, sin
el proceso de la crítica, cayendo por ello en visiones eclécticas, son algunas de las
principales sustentadoras de estas tesis. Nosotros creemos, por el contrario, que en
América Latina se asiste a una crisis de los marxistas en donde algunos de los aspectos
aquí abordados —los efectos de la contrarrevolución en el trabajo teórico, la dislocación
entre ejes geográficos de la revolución y de la teoría, etcétera— han abierto brechas
entre la reflexión y los procesos reales. Pero esto es distinto a suponer un agotamiento
de la reflexión sobre la realidad desde el marxismo, implícito en la idea de crisis del
marxismo.

En la actualidad el marxismo latinoamericano enfrenta retos de variada naturaleza. Unos
tienen como puntos centrales los planteamientos del neodesarrollismo y del
neogramscianismo. Frente al primero, apoyándose en los avances logrados en la teoría
de la dependencia, se requiere de un esfuerzo de crítica similar al producido en los años
sesenta respecto a la teoría burguesa del desarrollo. Para esto es fundamental que la
economía política marxista latinoamericana avance en la comprensión de las nuevas
tendencias que atraviesan a la región, como resultado de la larga crisis mundial
capitalista y de las transformaciones que operan en su funcionamiento.

En general, los estudios sobre la dependencia permitieron una buena aproximación a las
características del capitalismo industrial latinoamericano vigente hasta los años sesenta.
Pero de allí en adelante la realidad ha caminado mucho más rápido que la teoría,
estando en pañales la comprensión de la reestructuración económica de la última
década. Los estudios sobre el nuevo patrón de reproducción del capital en América
Latina se presentan así como una necesidad vital.

De esta forma, se estará en mejor pie para enfrentar los equívocos planteamientos
teóricos y políticos de un capitalismo “más civilizado” reivindicado por el
neodesarrollismo.

Frente al neogramscianismo, que ha ganado posiciones agitando problemas reales pero
proponiendo soluciones diversionistas, el marxismo latinoamericano debe avanzar en
resolver problemas referidos al tipo de socialismo que se construye y es posible
construir en América Latina, a partir de una justa valoración de los procesos presentes
en las sociedades socialistas actuales y de las condiciones de engarce entre democracia
y socialismo. En este sentido, el proceso revolucionario nicaragüense muestra que
muchos de los condicionantes internacionales e internos de la lucha de clases en
revoluciones anteriores, que han dado por resultado una contradictoria relación entre
democracia y socialismo, se modifican, abriendo nuevas perspectivas para que la
bandera del socialismo sea atractiva para los más amplios sectores populares.

Estos retos exigen un salto en el lento desarrollo que presenta el marxismo
latinoamericano en el último tiempo. La confluencia de las principales vertientes
políticas marxistas en la región genera potencialidades que permiten fortalecer la teoría,
en tanto se apoye en el actual auge de la lucha democrática y revolucionaria que recorre
al continente, y enfrente las discrepancias teóricas reales existentes y éstas no sean
soslayadas o abandonadas. Teoría y revolución tendrán así mejores condiciones para
fundirse, abriendo amplias perspectivas de triunfo a las luchas de las mayorías del
continente.

Colonialismo y socialismo: hacia una interpretación marxista de la historia de Puerto Rico (1974)

Cuadernos Políticos, número 3, México, D.F., editorial Era, enero-marzo de 1975, pp. 19-32 Manuel Maldonado-Denis Colonialismo y socialismo: hacia una interpretación marxista de la historia de Puerto Rico ( Ponencia presentada ante el coloquio sobre Estructuras Políticas y Relaciones Internacionales en el caribe auspiciado por UNESCO, CLACSO y UNAM. México, D. F. 21-25 de octubre de 1974.)

El propósito del presente trabajo no es —no podría serlo dada su limitada extensión— la de ofrecer así sin más una interpretación marxista de la historia de Puerto Rico. Nos guía el propósito más modesto de plantear una serie de problemas que presenta cualquier intento de interpretar la historia puertorriqueña desde una perspectiva marxista.

Dichos problemas se agudizan considerablemente debido a dos factores primordiales: de una parte, es muy magra la contribución que, desde el punto de vista del pensamiento crítico y de la tradición historiográfica marxista, se ha hecho a la mejor comprensión de nuestra historia si se le ve desde la perspectiva del materialismo histórico. Intentos de interpretación marxista tales como los de Corretjer, Andreu Iglesias y Lanauze Rolón , entre los más conocidos, han adolecido de la falla de que por su propia naturaleza han sido productos de circunstancias que han limitado considerablemente un tratamiento sistemático de nuestro desarrollo histórico.

Ha sido sólo en un periodo relativamente reciente que tanto las organizaciones políticas de izquierda como algunos autores con orientación marxista han afrontado la tarea de elaborar una interpretación de nuestra historia desde esa perspectiva.

Esta situación debe entenderse a la luz de la influencia ideológica decisiva que ha ejercido entre las filas del movimiento independentista puertorriqueño la revolución cubana de 1959 y la crisis mundial del imperialismo que ha contribuido a detonar la guerra de Vietnam.

Lo dicho hasta aquí no debe interpretarse como una afirmación en el sentido de que antes del decenio del sesenta el marxismo se desconocía en Puerto Rico. Con anterioridad a la fundación del Partido Comunista de Puerto Rico en 1934 había sectores dentro del Movimiento Obrero Puertorriqueño que tan temprano como en 1917 plantearon tesis marxistas y antiimperialistas muy avanzadas para su época.

Sin embargo, la influencia marxista en el movimiento obrero puertorriqueño sólo se manifestará después de la fundación del Partido Comunista Puertorriqueño, y ello primordialmente a través de la relativamente breve etapa que culmina con la fundación de la Confederación General de los Trabajadores (CGT). En contraste con el caso de Cuba —donde a partir de 1925 la influencia de la ideología marxista en el movimiento obrero cubano es decisiva—, en Puerto Rico el anarcosindicalismo de una parte y el tradeunionismo de corte norteamericano de la otra constituyen la tendencia ideológica hegemónica dentro del Movimiento Obrero Puertorriqueño.

Lo que pretendo afirmar, pues, es que el marxismo ejerce hoy en día una enorme influencia sobre los sectores más avanzados de la intelectualidad puertorriqueña, así como de sus principales movimientos libertadores, si bien dicha teoría está aún lejos —y dado nuestro status colonial-capitalista dependiente es comprensible que así sea— de constituir lo que David Horowith ha descrito como el “paradigma” de las disciplinas sociohistóricas.

El presente auge del marxismo en el movimiento libertador puertorriqueño no es desde luego un hecho fortuito ni accidental. Es bueno recordar en el contexto presente la siguiente observación de Marx:
La humanidad se propone siempre únicamente los objetivos que puede alcanzar, pues, bien miradas las cosas, vemos siempre que estos objetivos sólo brotan cuando ya se dan o, por lo menos, se están gestando, las condiciones materiales para su realización.

En este caso ha sido el surgimiento y desarrollo de un proletariado industrial creado en el seno mismo de la sociedad colonial-capitalista dependiente, así como la crisis misma de un sistema prisionero de unas estructuras que cimentan y refuerzan la explotación de esa misma clase obrera, lo que ha contribuido a que el socialismo se proponga hoy como un objetivo alcanzable del pueblo puertorriqueño. No se trata por lo tanto de un simple epifenómeno, de una teoría traída por los cabellos a nuestra realidad nacional, sino de un hecho objetivamente comprobable: Puerto Rico no puede permanecer al margen de la historia universal y del desarrollo del ésta hacia formas superiores de convivencia social y humana.

Cualquier intento de interpretación marxista de la historia de Puerto Rico, empero, tropezará por fuerza con varios obstáculos importantes: 1] la carencia de una tradición viva de historiografía marxista, así como de obras teóricas que hayan pretendido poner en su justa perspectiva ideológica la aportación del marxismo a la clarificación de la problemática puertorriqueña; 2] la falta de una “praxis” manifestada históricamente bajo la guía ideológica del marxismo. Vale decir, la carencia de movimientos sociales de envergadura masiva que hayan permitido la decantación de prácticas y experiencias cuyas lecciones puedan servir como base para presentes y futuras elucubraciones en este campo; 3] el dominio prácticamente monopolístico de las facultades de ciencias sociales e historia por parte de ideólogos colonialistas-burgueses, relegándose en dichas facultades al marxismo al limbo de lo exótico y de lo absurdo; 4] la recepción tardía del marxismo en nuestro ámbito si se le compara con la recepción de éste en otros países del hemisferio.

Tomando todos esos factores en consideración comenzaremos planteando un conjunto de problemas —todos ellos inextricablemente ligados entre sí— que deben, a nuestro juicio, servir a manera de guía para una interpretación marxista de la historia de Puerto Rico. Para algunos de esos problemas no tenemos una contestación definitiva. En esos casos sugeriremos algunas hipótesis a la luz de la evidencia historia disponible. En ningún caso pretendemos hacer de Marx un nuevo oráculo de Delfos, sino meramente explorar hasta dónde nos llevan sus teorías y sus metodologías. He aquí alguno de esos problemas:

1 ¿Es Puerto Rico una colonia de tipo clásico o debe considerarse como ejemplo de una sociedad neocolonial?

La mejor manera de contestar esta pregunta es recurrir a los escritos de Marx y Lenin sobre el problema del colonialismo, particularmente a la obra de este último. En ella podemos encontrar descritas todas las características básicas imperialismo en cuanto fase superior del capitalismo como perfectamente aplicables al caso de Puerto Rico: conquista militar, explotación de mano de obra barata y abundante, despojo de las materias primas del país colonizado por el país colonizador, apertura de un mercado cautivo donde el país imperialista puede vertir sus mercancías excedentes.

El concepto de “colonialismo de tipo clásico” debe entenderse a la luz de lo recién descrito. Puerto Rico se distingue de las sociedades bajo dominio neocolonial por el hecho de que Estados Unidos ejerce sobre nuestra nación un dominio directo, a través de las múltiples agencias e instrumentos que determinan los más importantes aspectos de nuestra vida colectiva. Al carecer Puerto Rico del mero ejercicio formal y legal de la soberanía, las condiciones estructurales para el cambio social se dan dentro de un marco que permite a la metrópoli una penetración mucho más intensa y extensa en todos los aspectos de nuestra vida colectiva que lo que es el caso en sociedades dependientes de carácter neocolonial.

El argumento en el sentido de que la sociedad puertorriqueña actual es una que por su
desarrollo industrial y el consabido crecimiento de un proletariado urbano difiere básicamente de sociedades coloniales de economías predominantemente agrícolas pasa por alto el hecho de que un mismo fenómeno, en este caso el imperialismo, toma diversas formas sin alterar para nada su sustancia. Lo que ha cambiado en Puerto Rico ha sido la estrategia económica del imperialismo, hecho que se da como resultado de las transformaciones que sufre la economía capitalista a partir de la segunda guerra mundial. El tránsito de una economía agraria asentada sobre el monocultivo a una predicada sobre el flujo de capitales concentrados en la manufactura obedece, no a una decisión de la débil burguesía puertorriqueña, sino a la necesidad imperialista de buscar enclaves de alta rentabilidad donde pudiesen establecerse aquellas empresas medianas y pequeñas que no podían competir con las gigantescas empresas monopolísticas multinacionales. Es ésta la primera fase del proceso de industrialización, asentado en el predominio del capital variable sobre el capital constante y cuyo signo principal es la explotación de la mano de obra barata y abundante y el señuelo de la exención
contributiva industrial. Puerto Rico tendrá en ese momento —aproximadamente de 1946 a 1960— el carácter de un campo experimental, razón por la cual el término de “vitrina”, producto de los ideólogos de la colonia, no era una simple metáfora propagandística, sino la descripción de la realidad misma.

A partir de 1960 entran en escena las petroquímicas y la ecuación se invierte: el capital constante será mayor que el capital variable. El advenimiento de la era petroquímica ha marchado de la mano con el éxodo de las pequeñas y medianas empresas que, al agotar su exención contributiva y confrontada con aumentos salariales, emigran en busca de nuevos veneros de explotación bajo el “fomento” de los gobiernos de Haití y Santo Domingo. El proyecto de un superpuerto petrolero pone las cosas en su justa perspectiva, ya que se ve claramente cuál es el nuevo papel que le asigna la estrategia económica imperialista a Puerto Rico.

Es por estas razones que estimamos como correcta la proposición teórica de que Puerto
Rico es una colonia en el clásico sentido del vocablo, vale decir, que se trata de una sociedad encuadrada perfectamente dentro de las condiciones expuestas por Lenin en su descripción del fenómeno imperialista.

2. El modo de producción imperante en Puerto Rico en un determinado momento histórico debe verse en conexión con las diferentes fases por las cuales atraviesa el capitalismo a nivel mundial

Resulta por lo tanto incorrecta cualquier descripción de las formaciones económico- sociales puertorriqueñas con base al esquema de que nuestra sociedad ha atravesado por los diferentes modos de producción que Marx expone en su obra, a saber, comunismo primitivo, modo asiático, modo feudal, modo capitalista, etcétera. No hay duda, de otra parte, de que se dan en Puerto Rico, con antelación al desarrollo del capitalismo dependiente-colonial que hemos vivido durante este siglo, modos precapitalistas de producción.

No obstante, dichos modos precapitalistas de producción no pueden entenderse más que desde el punto de vista de la integración de los países coloniales al mercado mundial que Marx mismo nos describe en el tomo primero de El Capital: El descubrimiento de los yacimientos de oro y plata de América, la cruzada de exterminio, esclavización y sepultamiento en las minas de la población aborigen, el cimiento de la conquista y el saqueo de las Indias Orientales, la conversión del continente africano en cazadero de esclavos negros; son todos hechos que señalan los albores de la era de producción capitalista. Estos procesos idílicos representan otros tantos factores fundamentales en el movimiento de la acumulación originaria.

Tras ellos, pisando sus huellas, viene la guerra comercial de las naciones europeas, cuyo escenario fue el planeta entero. Rompe el fuego con el alzamiento de los Países Bajos, sacudiendo el yugo de la dominación española, cobra proporciones gigantescas en
Inglaterra con la guerra antijacobina, sigue ventilándose en China, en las guerras del
opio, etcétera.

Luego entonces, en palabras de Mandel, “el imperialismo […] es una forma combinada
de desarrollo social que entrelaza las formas más atrasadas y las más modernas de actividad económica, explotación y vida sociopolítica, en formas variables, en diferentes países”.

Las formaciones económico-sociales de los países coloniales deben verse a la luz de la “ley universal de desarrollo desigual y combinado” que el imperialismo lleva hasta sus últimas consecuencias. Ello explica o contribuye a explicar por qué Puerto Rico —que es una sociedad donde no habrá de abolirse la esclavitud hasta 1873— se halla no obstante integrado a la economía capitalista a través del mecanismo del mercado mundial. El sociólogo brasileño Florestan Fernándes, en un trabajo reciente acerca de las clases sociales en América Latina, ha contribuido a aclarar la cuestión al sugerir el concepto “sistema de producción colonial” como el más adecuado para descubrir la naturaleza de la economía y la sociedad latinoamericana, y por ende puertorriqueña, que es la que nos preocupa en este trabajo.Aunque sea un poco extensa, citamos la opinión de Florestan Fernándes a continuación:

En realidad, el elemento capitalista central de la economía colonial provenía del comercio colonial interno y externo, lo cual imponía formas de apropiación y de expropiación —y por lo tanto de acumulación de capital— precapitalistas. El reverso del capitalismo comercial en América Latina era un sistema de producción colonial,
estructural y dinámicamente adaptado a la naturaleza y a las funciones de las colonias de explotación. El carácter precursor de tal sistema de producción aparecía en las combinaciones de la esclavitud, la servidumbre y modalidades meramente suplementarias de trabajo pagado con la creación de una riqueza destinada a la apropiación colonial, ordenada legalmente y practicada por medios político- económicos. Los que afirman que el sistema de producción colonial, así constituido, no era feudal están en lo cierto, porque tal sistema de producción requiere un contexto histórico en el que el feudalismo sería una aberración regresiva. Por otra parte, en ausencia de un mercado interno capaz de funcionar como un auténtico mercado de “tipo burgués”, y dada la estructura de las relaciones económicas imperantes en el sistema de producción colonial (predominantemente fundadas en modalidades directas de apropiación de la persona, bienes y servicios de los trabajadores), el modo de producción vigente sólo era “moderno” en cuanto adoptó la creación de riquezas, a las funciones que debían cumplir las colonias de
explotación, en virtud de su articulación económica, legal y política a las economías y las sociedades metropolitanas de Europa.
Siguiendo a Fernándes, podemos decir que la sociedad puertorriqueña muestra entonces
durante los primeros cuatro siglos de su existencia formaciones económico-sociales
peculiares de los sistemas coloniales y que el tránsito del capitalismo de su fase mercantilista a su fase comercial deja su impronta en todo el desarrollo de las clases sociales en Puerto Rico, sobre todo a partir del siglo XIX. Es de vital importancia, no obstante, que todo el desarrollo de la sociedad puertorriqueña durante el periodo de la colonización española sea estudiado desde una perspectiva histérico-social de manera mucho más exhaustiva que lo que ha sido el caso hasta este momento.

Son esperanzadoras en ese sentido las investigaciones históricas de los compañeros Ángel Quintero Rivera, Gervasio García, Guillermo Baralt y Benjamín Nístal, para mencionar sólo a los más prominentes, que se han abocado a la tarea ya cumplida en las demás Antillas por estudiosos tales como Julio Le Riverend, Manuel Moreno Fraginals, José Luciano Franco, Gerard Pierre-Charles, Suzy Castor, Hugo Tolentino, Pedro Mir y Franklin Franco.

Creemos que la aportación al análisis histórico-social por parte de los compañeros antes mencionados servirá de mucho para aclarar aspectos de nuestra historia tales como las causas económico-sociales del “Grito de Lares”, la abolición de la esclavitud y sus consecuencias histórico-sociales, los jornaleros en la sociedad puertorriqueña del siglo
XIX, etcétera. Pero definitivamente tenemos que reconocer que, desde una perspectiva
marxista, la historia social de Puerto Rico, particularmente en lo referente a la sociedad
colonial bajo el dominio español, está todavía por hacerse.

3 El hecho sociohistórico de que Puerto Rico no haya alcanzado aún su independencia no es el resultado de presuntas “fallas” en nuestro “carácter nacional”, sino que es el producto de la debilidad e incapacidad de la burguesía nacionalista como clase social.

Esta clase ha agotado ya sus posibilidades como agente de cambio social en nuestra sociedad. En el momento histórico que vivimos corresponde al proletariado industrial el papel fundamental en el proceso de la transformación revolucionaria de la sociedad puertorriqueña.

Me parece innecesario señalar, en el contexto presente, que las teorías que pretenden
explicar nuestra condición colonial a base del recurso de adjudicar a nuestro pueblo rasgos tales como “la docilidad”, el “aplatanamiento”, etcétera, son en realidad el producto de las elucubraciones de una clase acorralada que ha agotado sus posibilidades históricas y que culpa a las masas por negarse a seguir los dictámenes de las élites ilustradas. Por ese motivo me parece que el método más fructuoso para enfocar este problema debe basarse en un análisis de las clases sociales puertorriqueñas y del poder —o carencia de poder— que éstas hayan podido ejercer en el contexto de nuestro medio social. Ése debe ser, sin lugar a dudas, el punto de partida para cualquier interpretación marxista de la historia de Puerto Rico.

Si Puerto Rico no ha logrado aún su independencia formal, ello se ha debido a que la clase que la hubiese podido lograr nunca pasó de ser un caso extremo de la “lumpenburguesía” de que nos habla Gunder Frank. El contraste con Cuba resulta aleccionador. La burguesía puertorriqueña del diecinueve no alcanzó nunca el grado de madurez y desarrollo de la burguesía cubana de ese mismo periodo. Como se indica más adelante, el desarrollo de las fuerzas productivas en Puerto Rico no se halla al nivel del desarrollo de las mismas en la sociedad cubana en ese momento histórico.

El profesor Ramón de Armas ha definido claramente el problema desde una perspectiva comparada al apuntar lo siguiente:
Puede entonces delinearse, a grandes rasgos, una estructura pequeño parcelaria de la
propiedad de la tierra, dentro de la cual la célula básica de una economía de exportación
plenamente constituida —el latifundio—, si bien no está excluida, no ocupa aún posiciones predominantes. Y ello nos sitúa, consiguientemente, ante el cuadro de una economía que todavía conserva apreciables perspectivas de desarrollo ulterior; de una organización económica de cuyos beneficios es partícipe —si bien en muy diferentes grados— una mayoría significativa de la población rural. A su vez, esta población rural se caracteriza en el periodo por una alta proporción de población propiamente campesina (o pequeños agricultores), por una menor proporción de trabajadores agrícolas asalariados (o proletariado agrícola), y por la ausencia de fuerza de trabajo esclava desde más de dos décadas atrás.

No están operando aún en ella, evidentemente, los factores que operaron para condicionar las posibilidades de surgimiento violento y continuación de una revolución radical en el otro territorio americano de supervivencia colonial española: Cuba. Estos factores pueden caracterizarse, fundamentalmente, como: consolidación de una economía exportadora con alto grado de permanencia, predominio absoluto de dicha economía de exportación dentro de la economía nacional, muy avanzado proceso de concentración de la propiedad dentro de ella, consiguiente desposesión generalizada de las grandes masas de la población rural, falta absoluta de perspectiva de desarrollo fuera de la esfera de exportación y consiguiente exclusión de una parte significativa de las clases poseedoras de medios de producción.

Mientras que, muy por el contrario —y dejando a un lado los elementos comunes inherentes a la expoliación y dominación metropolitana—, Puerto Rico parece haber estado aún, hacia la época, en una etapa de relativo florecimiento económico en la que todavía no ha culminado la conformación de un cuadro económico-social cerrado a toda perspectiva ulterior de desarrollo.

El proceso precipitado de entrega del patrimonio nacional que acaece en Cuba y en Puerto Rico a partir de la guerra de 1898, hace que Puerto Rico recorra el camino de la enajenación del patrimonio que presenciamos durante las primeras cuatro décadas de dominación norteamericana, pero con una importante salvedad frente a Cuba: al convertirse en un país con economía exportadora en ese periodo histórico, Puerto Rico transita el camino que ya Cuba había recorrido, pero sin que logre desarrollarse en. el seno de su sociedad una burguesía similar a la cubana.

Se trata de una burguesía en extremo débil y dependiente que emprende sus proyectos de reformas —al igual que otros países latinoamericanos— bajo el signo del desarrollismo característico de la posguerra. Pero un desarrollismo dentro de un
marco colonial no podía menos que cimentar nuevas formas de dependencia económica y fomentar el surgimiento de una clase parasitaria totalmente identificada con la clase
hegemónica de la metrópoli. Como bien ha indicado Octavio Ianni:

La verdad es que las relaciones de tipo imperialista crean grupos sociales parasitarios.
Es obvio que la dependencia estructural provoca deformaciones en la estructura
productiva del país subordinado (por la hipertrofia de algunos sectores y la atrofia de
otros). En el mismo sentido, es evidente que las relaciones de dependencia crean grupos
sociales parasitarios; o mejor, transforman la clase dominante “nativa” y también
algunos grupos pertenecientes a las otras clases sociales, en beneficiarios de la propia
dependencia.

Lo cierto es que la burguesía puertorriqueña nunca logre un desarrollo suficiente como
para que sus intereses entraran en contradicción con los intereses de la metrópoli. El sector nacionalista de dicha burguesía ha sido un sector de cierta importancia numérica, pero de escaso poder económico y político. La burguesía “lumpen” que medra en el
“lumpendesarrollo” descrito por Gunder Frank es ya definitivamente una clase con
demasiadas ataduras con la metrópoli como para que pueda pensar en la independencia de Puerto Rico. Sólo los sectores nacionalistas menos “integrados” a la metrópoli pueden —mediante una alianza con la clase obrera que ha surgido al calor del desarrollismo—constituir una fuerza capaz de romper con la principal causa estructural de la dependencia: el colonialismo capitalista dependiente.

Es el reconocimiento de que hoy en día sólo la clase obrera podría ser capaz de constituir la espina dorsal del movimiento libertador de Puerto Rico lo que ha determinado que los principales partidos independentistas actualmente propugnen que no puede haber independencia sin socialismo ni socialismo sin independencia. En sus orígenes, la clase obrera puertorriqueña estaba compuesta principalmente por obreros agrícolas tales como los tabaqueros, los trabajadores de la caña, etcétera. Dicho movimiento carecería, en su momento, de la fuerza necesaria para librar la doble batalla de la justicia social y la independencia.

Más aún, sus luchas eran por lo general contra la débil burguesía nacionalista que surge durante los primeros treinta años de dominación estadounidense. Durante la crisis del sistema colonial que marca la década del treinta, el movimiento obrero puertorriqueño llega a crear un instrumento eficaz de lucha antimperialista mediante la fundación de la Confederación General de Trabajadores (CGT). Pero ésta sucumbe ante el divisionismo y el peso del poderío del Partido Popular Democrático y sus proyectos desarrollistas. Ese mismo desarrollismo, sin embargo, ha contribuido al surgimiento y desarrollo de una numerosa clase obrera urbana. Es este proletariado urbano —debidamente organizado y con un instrumento eficaz capaz de canalizar su lucha— la principal esperanza de Puerto Rico en su lucha por poner fin a la penetración imperialista que pesa como un íncubo sobre su desarrollo político, económico y cultural.

Con el surgimiento del proletariado urbano como clase en sí dentro del contexto de la
sociedad puertorriqueña actual, el problema consiste en que dicho proletariado, mediante una toma de conciencia política radical, se convierta en una clase política para sí, en la fuerza propicia para servir como el principal agente de cambio social revolucionario de Puerto Rico.

La vieja ideología del “tradeunionismo” norteamericano que apuntalaba a los movimientos obreros puertorriqueños durante las primeras cuatro décadas de este siglo ha demostrado su total bancarrota frente a la situación del obrero puertorriqueño bajo un régimen colonial y capitalista. Es por la comprensión de la nueva coyuntura histórica que vive nuestro pueblo que el movimiento independentista puertorriqueño ha trascendido los viejos esquemas basados en nociones románticas y apocalípticas del proceso revolucionario y ha gravitado hacia una interpretación marxista de éste.

De otra parte el carácter parasitario y superdependiente de la burguesía puertorriqueña se hace cada día más obvio. Es evidente que aquellas capas sociales de la débil burguesía puertorriqueña que abrazaron el nacionalismo, frente al proceso sistemático de expropiación de que fueron víctimas bajo el alud de capital norteamericano que se desbordaría sobre nuestro pueblo durante las primeras cuatro décadas de este siglo, nunca estuvieron en condiciones de realizar, exitosamente, una revolución anticolonial en nuestra patria. Ello es así máxime cuando la propia contradicción entre sus intereses inmediatos como clase y los de la clase obrera que signan ese periodo de nuestra historia impide una alianza de clases, una unión de las fuerzas anticolonialistas contra la dominación imperialista de Puerto Rico.

Sin el apoyo de las masas obreras era sumamente difícil, por no decir imposible, que la pequeña burguesía nacionalista pudiese romper con la atadura colonialista. Ello se entiende a la luz de la propia ideología nacionalista, refractaria a la tesis de la lucha de clases y proclive a una noción de que la nación es un fenómeno metaclasista. Pero también la propia clase obrera pierde de vista a su verdadero enemigo: el imperialismo, para deshacerse en estériles luchas intestinas con la pequeña burguesía nacionalista. En el mejunje ideológico mezcla de anarcosindicalismo español, tradeunionismo norteamericano y retórica seudorrevolucionaria extraída por los cabellos de la revolución burguesa de 1789 en Francia, Santiago Iglesias y sus adláteres en el liderato obrero de la Federación Libre de Trabajadores terminan por crear la gran babel ideológica en el movimiento obrero puertorriqueño.

Ahora bien, si la burguesía puertorriqueña de los primeros cuarenta años de dominación
norteamericana era débil y parasitaria, la burguesía actual compuesta de compradores e
intermediarios de las grandes empresas industriales, comerciales y financieras de Estados Unidos lo es aún más. Durante los últimos treinta años el proceso de cimentar la dependencia de la burguesía puertorriqueña se ha incrementado a pasos agigantados. Sólo algunas capas dentro de la pequeña burguesía —profesionales, pequeños industriales y comerciantes, etcétera— ven en el nacionalismo una posible solución política y económica al problema de dependencia de nuestro pueblo. Pero nadie debe llamarse a engaño: la burguesía nacionalista puertorriqueña hace ya tiempo que agotó sus posibilidades históricas como agente del cambio social en Puerto Rico. La única alternativa que se abre ante la burguesía nacionalista puertorriqueña en este momento histórico es, por consiguiente, la de negarse a sí misma como clase e incorporarse a la lucha de las masas populares en favor de la independencia y el socialismo. Ello implica también, paralelamente, la adopción por parte de esa burguesía nacionalista de la ideología socialista.

Tanto Marx como Lenin comprendieron en su momento la capital importancia de los
movimientos de liberación nacional en la lucha contra el imperialismo al nivel global, si bien no puede negarse que el primero sucumbió en ocasiones al prisma distorsionado producto de su propia formación europea. El nacionalismo es una ideología reaccionaria cuando sirve para crear una falsa conciencia en las masas explotadas sobre el carácter de su verdadero enemigo y para obnubilar el cariz fundamentalmente internacionalista de toda lucha revolucionaria.

El caso típico de lo recién expuesto lo ofrecen los países capitalistas altamente industrializados, donde la burguesía manipula hábilmente el chovinismo y las diferencias étnicas para mediatizar la lucha de la clase obrera. Pero el nacionalismo puede ser una fuerza progresista cuando toma el carácter de una ideología anticolonialista y antimperialista. Esta proposición es singularmente válida en el caso de países coloniales como Puerto Rico.

Se trata, sin embargo, de una fuerza progresista que lo es únicamente cuando participa en el proceso de la liberación nacional consciente de que una vez alcanzada dicha meta habrá cumplido su misión histórica. He ahí la difícil disyuntiva con que se confronta todo movimiento nacionalista en nuestro país, puesto que una vez alcanzada la liberación habrá la tendencia —tan hábilmente descrita por Fanon— de que la burguesía nacionalista quiera ahora calzarse los zapatos de los antiguos dominadores.

A la luz de la experiencia puertorriqueña el nacionalismo —como factor catalizador de la conciencia antimperialista y anticolonialista de nuestro pueblo— ha tenido un papel de capital importancia en nuestro desarrollo durante este siglo. Es esta faceta la que debemos incorporar dentro de nuestra lucha por la independencia y el socialismo, alcanzando de esta manera una síntesis superior donde se fundan las luchas de suyo inseparables entre la autodeterminación de Puerto Rico y las reivindicaciones sociales de las masas populares.

4 El desempleo masivo y el subempleo, el éxodo rural-urbano y el proceso emigratorio hacia la metrópoli deben entenderse a la luz de los conceptos de “superpoblación relativa” y “ejército industrial de reserva” más bien que como meros fenómenos carentes de relación con las transformaciones sociohistóricas que se dan a nivel macrohistóríco y mícrohístórico dentro del sistema imperialista mundial
Es ya prácticamente un lugar común de nuestro tiempo que uno de los principales
instrumentos del imperialismo en su empeño contrarrevolucionario se basa en la supuesta “explosión demográfica” y su presunta panacea: el control de la natalidad. Se trata en verdad de un intento de revivir la polémica entre Marx y Malthus, dándole la razón, de más está decirlo, al último. Esta ideología ha sido adoptada y puesta en práctica por el gobierno colonial de Puerto Rico durante los últimos treinta y pico de años.

Una mano de obra abundante constituye en el marco del capitalismo en su fase
competitiva un factor tendiente a deprimir el valor de cambio de la fuerza de trabajo y a
minusvalorar, por consiguiente, el precio del trabajo humano en el mercado capitalista. El propio Marx así nos lo indica en El Capital (t.I, p. 541):

Durante los periodos de estancamiento y prosperidad media, el ejército industrial de
reserva ejerce presión sobre el ejército obrero en activo, y durante las épocas de
superproducción y paroxismo pone un freno a sus exigencias. La superpoblación
relativa es, por tanto, el fondo sobre el cual se mueve la ley de la oferta y la demanda
de trabajo. Gracias a ella, el radio de acción de esta ley se encierra dentro de los
límites que convienen en absoluto a la, codicia y al despotismo del capital. [El énfasis
es de Marx.] I

Hoy, cuando en toda América Latina y el mundo subdesarrollado en general se lanza
como parte de la ideología imperialista la tesis de los efectos nocivos de la “explosión
demográfica” y sus consecuencias, conviene recordar la polémica de Marx con Malthus,
sobre todo aquella agudísima observación del primero:

Por tanto, al producir la acumulación del capital, la población obrera produce también, en proporciones cada vez mayores, los medios para su propio exceso relativo.Es ésta una ley de población peculiar del régimen de producción capitalista, pues en realidad todo régimen histórico concreto de producción tiene sus leyes de población propios, leyes que rigen de un modo históricamente concreto. Leyes abstractas de población sólo existen para los animales y las plantas, mientras el hombre no interviene históricamente en estos reinos. [El Capital, t. I, pp. 534-35.]

Siguiendo en la misma línea de razonamiento Marx afirma a renglón seguido:
Ahora bien, si la existencia de una superpoblación obrera es producto necesario de la
acumulación o del incremento de la riqueza dentro del régimen capitalista, esta
superpoblación se convierte a su vez en palanca de la acumulación del capital, más aún,
en una de las condiciones de vida del régimen capitalista de producción. Constituye un
ejército industrial de reserva, un contingente disponible, que pertenece al capital de un modo tan absoluto como si se criase y mantuviese a sus expensas. \El Capital, t. I, p. 535.]

A nuestro juicio los conceptos de “sobrepoblación relativa” y “ejército industrial de
reserva” contribuyen no sólo a explicar la dinámica propia del régimen colonial-capitalista dependiente que impera en Puerto Rico, sino que también son útiles para explicar las razones sociohistóricas para el éxodo migratorio que en el momento actual mantiene a más de una tercera parte de nuestra población fuera del territorio nacional.

De la misma manera los conceptos mencionados son útiles para el análisis de la situación de los puertorriqueños en los Estados Unidos, ya que permiten concebir el problema desde una perspectiva macrohistórica que ubique a nuestro pueblo en el ámbito más amplio de las emigraciones como un fenómeno global producto de las necesidades del propio régimen capitalista de producción. De esta manera el problema de la extracción de la plusvalía puede verse a la luz de cada situación concreta tanto al nivel de la forma peculiar en que se manifiesta la explotación, digamos, en una granja de obreros agrícolas en los Estados Unidos, cuanto en una planta petroquímica en
Puerto Rico. Puede así captarse con una mayor lucidez lo que hay de específico y particular en una situación sociohistórica dada y lo que hay en ésta de general y universal.

Se entrelazan por tanto a través de los conceptos marxistas antes mencionados la microhistoria con la macrohistoria, lo nacional con lo internacional. Huelga decir que este método de aproximaciones sucesivas a los fenómenos sociales que nos preocupan es un instrumento heurístico y no pretende erigirse en un esquema dogmático y por lo tanto antimarxista. De lo que se trata es de proveer un aparato teórico y metodológico basado en los esquemas de Marx que nos permita aprehender y engarzar la realidad social de una manera concorde con la mejor tradición del pensamiento crítico.

5 La lucha de clases en Puerto Rico debe analizarse en el contexto sociohistórico de las formaciones socioeconómicas predominantes en un determinado momento histórico.

Dicha lucha de clases, a su vez, debe estudiarse desde una perspectiva dual: desde aquella que plantea las contradicciones y antagonismos de clases dentro del marco jurídico-político de la relación metrópoli-colonia, y desde aquella que revela la dinámica de las clases sociales a nivel nacional. Esta perspectiva, claro está, debe partir del fenómeno sociohistórico que es la sociedad puertorriqueña como una totalidad

Como he indicado anteriormente, la lucha de clases en Puerto Rico requiere un estudio
sistemático de nuestra realidad nacional que no se ha hecho hasta el presente. Esta
afirmación es particularmente válida en lo que respecta al estudio de la sociedad
puertorriqueña en el siglo XIX, aunque somos conscientes de los esfuerzos en tal dirección hechos por un grupo de historiadores jóvenes que ya tuvimos ocasión de mencionar en este trabajo.

Existe un acuerdo virtual, entre los estudiosos de la materia, de que Puerto Rico cristaliza como sociedad de cultura nacional en el siglo XIX. Por eso es importante delinear a grandes rasgos las clases sociales y sus antagonismos durante ese periodo de nuestra historia, si bien ello no excluye en modo alguno el estudio de los siglos anteriores al XIX. Si examinamos atentamente la situación de las clases en Puerto Rico durante dicho siglo debemos notar lo siguiente: hasta 1873, cuando la esclavitud es
Legalmente abolida, la esclavocracia peninsular y criolla constituía la clase dominante, apoyada desde luego por todo el aparato político-militar de la metrópoli. Pero la contradicción de esta clase no es únicamente con los esclavos cuyo alzamiento temen, sino también con los jornaleros libres cuya producción de plusvalía resulta también indispensable para la continuada expoliación de la colonia.

En conjunción con lo mencionado encontramos también que los colonos españoles residentes en Puerto Rico, en adición a su dominio de la administración pública de la colonia, dominaban a su vez el comercio al por mayor (almacenistas) y el crédito (las instituciones bancarias). Esta situación es lo que hace que la clase dominante explotadora de esclavos y jornaleros basada en el sistema de las haciendas pueda, en determinados momentos de crisis —como en 1865 y 1887—, entrar en contradicción con los intereses de algunos sectores de la burguesía criolla.

No obstante, esta misma burguesía y pequeña burguesía criolla, cuyo principal instrumento político será el Partido Autonomista, verá también con creciente aprensión la participación de los jornaleros y esclavos libertos en la política puertorriqueña del diecinueve. Vale decir que la élite colonial criolla libra la lucha de clases en dos frentes: contra la hegemonía económica y política de los colonos peninsulares de una parte y contra las masas puertorriqueñas desposeídas de la otra.

Con el colapso del imperio español que marca la guerra hispano-cubana-americana
presenciaremos un proceso que tendrá un gran impacto en el desarrollo de nuestras clases sociales. Bajo el signo del nuevo imperio la burguesía criolla se dividirá en dos alas, una autonomista y la otra anexionista. Ángel Quintero Rivera, en un trabajo reciente, ha contribuido a poner el panorama en una mejor perspectiva, si bien resulta a veces confusa su terminología descriptiva.

Con el advenimiento del imperialismo norteamericano notaremos a grandes rasgos el
siguiente proceso: se intensifica un proceso de expropiación de la burguesía puertorriqueña, que en un lapso de treinta años habrá consumado el proceso de centrar la economía puertorriqueña alrededor del latifundio azucarero ausentista. AI mismo tiempo se da un proceso de éxodo-rural-urbano que será decisivo en la creación de un proletariado rural. La devaluación de la moneda perpetrada en los comienzos mismos de la ocupación militar norteamericana (y hecha bajo sus auspicios), la inclusión de Puerto Rico dentro de las barreras tarifarias estadounidenses, la pérdida de los mercados tradicionales para frutos tales como el café y el tabaco y, por último, aunque no menos importante, la ubicación de la isla dentro de la división de trabajo mundial capitalista como país productor de azúcar y su integración por esta vía a los mecanismos del mercado mundial, marcan todo este proceso cuya impronta quedará indeleble en la estructura de nuestras clases sociales durante las primeras cuatro décadas de este siglo.
El desarrollo de una burocracia reclutada entre puertorriqueños que crece como parte de
todo el establecimiento del aparato político-militar norteamericano implantado en nuestra isla a partir de la ocupación de 1898, la formación de capas medias directa o indirectamente vinculadas con la presencia económica del imperialismo en Puerto Rico, junto con el proceso intensificado de penetración cultural que se desata sobre nuestra sociedad a partir de 1898, contribuyen a la formación de la expresión política de la burguesía anexionista puertorriqueña: el Partido Republicano.

De otra parte tenemos a ese sector de la burguesía criolla, que presencia, sin poder
alterarlo, el proceso de declinación del régimen de las haciendas y la progresiva expropiación que terminará por socavar los cimientos mismos de una presunta o real “autonomía” frente a la potencia económica de la metrópoli. El nacionalismo puertorriqueño de las primeras tres décadas de este siglo debe entenderse a la luz del fenómeno recién descrito. La expresión política de este sector de la burguesía criolla lo será el Partido Unión de Puerto Rico.

En cuanto a la clase obrera puertorriqueña podemos distinguir tres sectores fundamentales: el de los obreros agrícolas de las haciendas que constituyeron una importante fuerza política en favor del Partido Unionista (según demuestra Quintero Rivera en el estudio antes mencionado); el de los obreros agrícolas de las grandes plantaciones azucareras, y el de los obreros urbanos relacionados con la producción de mercancías diversas en el seno de las ciudades. Estos dos últimos sectores tuvieron como su expresión política al Partido Socialista dirigido por Santiago Iglesias Pantín.

La crisis del capitalismo mundial que estalla en los años treinta será a su vez un hecho de profundo impacto sobre toda la estructura del poder político en la colonia. Surge entonces un vasto movimiento de protesta social que tiene como protagonista a la pequeña burguesía nacionalista en coalición con los sectores más avanzados de la clase obrera puertorriqueña.

Esta protesta habrá de culminar en un movimiento populista que logra canalizar el
descontento existente por la vía reformista-institucional. Nos referimos aquí, naturalmente, al Partido Popular Democrático fundado en 1938 por Luis Muñoz Marín. Este partido, heredero del Partido Liberal y del antiguo Partido Unionista, logra plasmar un movimiento pluriclasista, dirigido por la pequeña burguesía nacionalista, que alcanza a capitalizar la crisis existente para romper con la hegemonía de la clase dominante tradicional, si bien ello conduciría, como veremos más adelante, a nuevas formas de dependencia dentro del marco colonial-capitalista dependiente.

El Partido Liberal, heredero de la tradición nacionalista del Partido Unionista, y el Partido Nacionalista, ahora bajo la dirección de Pedro Albizu Campos, el primero desde una perspectiva reformista y el segundo desde la revolucionaria, plantearán el logro de la independencia de Puerto Rico como única salida a la situación por la que atravesaba nuestro pueblo en ese momento histórico. Ambos partidos constituyen la expresión política de la pequeña burguesía nacionalista. No obstante, el Partido Nacionalista habrá de plantearse el rompimiento con el régimen colonial por la vía insurreccional.

La feroz represión que se desata contra dicho partido culmina con el encarcelamiento de todo su alto liderato y con la masacre de sus militantes en Ponce (1937) y será un golpe eficaz contra un movimiento político que no logra vincular orgánicamente a la lucha por la liberación nacional con la lucha social de nuestro pueblo. El Partido Liberal, de otra parte, desaparece para todo propósito práctico cuando sus sectores más avanzados fundan junto con Luis Muñoz Marín el Partido Popular Democrático (1938).

Es el Partido Popular Democrático el que logra plasmar un movimiento político capaz de servir como expresión de los dos reclamos básicos de nuestro pueblo en ese momento: el de la independencia nacional y el de la justicia social. Poco importa —y mucho importa— que este partido, siguiendo la trayectoria de movimientos análogos como el APRA peruano y los adecos venezolanos, se haya convertido más tarde en la antítesis de los principios que sustentó retóricamente en 1938. Lo importante es, en verdad, comprender las causas de la forja de un partido político que ha sido el más poderoso movimiento de masas que registra la historia de Puerto Rico.

La crisis en el seno del movimiento obrero puertorriqueño, dramatizada por el llamado de los obreros del este de la isla a Albizu Campos cuando aquéllos se declaran en huelga contra las compañías azucareras ausentistas, servirá para demostrar la incapacidad del ala más radical dentro del movimiento independentista puertorriqueño para lidiar con una situación que hubiese requerido una mayor compenetración y comprensión entre su liderato y las demandas y esperanzas de la clase obrera boricua. Fue penosamente evidente que ni los nacionalistas ni los liberales podían realmente ofrecer una alternativa revolucionaria para los trabajadores en aquel momento histórico, y el liderato del Partido Comunista Puertorriqueño (1934) sólo podrá llenar parcialmente dicho cometido.

Así, pues, el decenio del treinta, cuya coyuntura histórica favorable al rompimiento de las estructuras de dominación colonial-capitalista no puede negarse, conduce no a la revolución anticolonial y antiimperialista, sino a un realineamiento de las fuerzas sociales bajo el signo del populismo. En ese sentido Puerto Rico repite, con las variantes de rigor debido a su condición colonial, la experiencia populista que presenciaremos en muchos países latinoamericanos. La culminación de todo este proceso con el triunfo del PPD en 1940 marcará un hecho coyuntural que no podemos soslayar y mucho menos escamotear.

El Partido Popular Democrático comienza su gestión gubernamental cuando está a punto de estallar la segunda guerra mundial. Su programa populista alternaba la retórica
seudorradical con ofrecimientos para todos los sectores y clases de la población
puertorriqueña. Su liderato, proveniente de las capas medias profesionales, ve en el aparato estatal un poderoso instrumento de dominación y una vía de ascenso social y económico. La burocracia estatal crecerá impetuosamente. Se busca y se logra controlar al movimiento obrero independiente mediante la división de la Confederación General de los Trabajadores (CGT).

Con el resultado electoral de 1944 se sientan las bases para una nueva política
económica alejada de todo lo que puede oler a “nacionalización”. El populismo de los anos cuarenta irá cediendo gradualmente el paso al tecnocratismo y desarrollismo que tendrá su máxima expresión en el programa de “Fomento Industrial” dirigido por Teodoro Moscoso.

Una vez concluida la segunda guerra mundial el panorama se hará más claro. En este
momento corresponderá a Puerto Rico el papel de centro experimental del capitalismo en el Caribe y el resto de la América Latina. La nueva estrategia económica del imperialismo se asentará sobre un “desarrollo económico” erigido sobre la exención contributiva industrial y la mano de obra abundante y barata, así como sobre el “clima industrial” adecuado existente en la isla. Para lograr ese fin es menester sentenciar a la agricultura a una inanición lenta pero segura, lanzándose como consigna del nuevo programa la panacea de la “industrialización”.

Puerto Rico se convertirá, a partir de 1948, en el refugio de las empresas manufactureras de pequeña o mediana dimensión incapaces de competir con las enormes corporaciones
transnacionales características del capital monopolístico norteamericano.

De país monoproductor de azúcar basado sobre la gran plantación de carácter latifundista, Puerto Rico pasará a ser, durante los tres lustros que se inician a partir de la segunda guerra mundial, en un emporio para inversionistas norteamericanos en la busca de un altísimo rendimiento de su capital invertido. En esta primera fase del programa de Fomento predomina lo que algunos economistas burgueses llaman empresas con un predominio del “trabajo intensivo”, significando con ello que son industrias livianas con un alto porcentaje de mano de obra.

Durante la segunda fase de este programa, que se inicia alrededor de la década del sesenta y que se extiende hasta nuestros días, la estrategia económica del imperialismo se concentra en el establecimiento en nuestra patria de gigantescas empresas petroquímicas. Se altera entonces el balance anterior y se invierte la ecuación. La empresa conocida como de “capital intensivo” será la predominante, mientras las pequeñas y medianas empresas, una vez agotado el señuelo de la exención contributiva industrial, optarán por emigrar a otras áreas del caribe —como Haití y Santo Domingo— dispuestas en este momento a imitar el experimento iniciado en Puerto Rico.

Todo este proceso, iniciado formalmente en 1948, ha traído como secuela un enorme
dislocamiento de la economía agraria y un éxodo sin precedentes; no sólo del campo hacia la ciudad, sino de la isla hacia los Estados Unidos. Este éxodo, que ha significado la pérdida de más de medio millón de puertorriqueños que abandonan nuestro territorio nacional a partir de la conclusión de la segunda guerra mundial, debe verse en el contexto de las necesidades y demandas de la economía de la metrópoli.

El panorama de las clases sociales en Puerto Rico a partir de 1940 puede delinearse a
grandes rasgos de la manera siguiente: en la cúspide de la pirámide social tenemos a un
puñado de capitalistas puertorriqueños cuyos intereses económicos están directa o
indirectamente vinculados con la presencia económica, política y militar del capitalismo
norteamericano en Puerto Rico. La expresión política de este grupo es por lo general el
Partido Nuevo Progresista (PNP), heredero del viejo Partido Republicano, si bien es cierto que hay también miembros de este grupo en el Partido Popular Democrático. La vinculación estrecha de este grupo con el capitalismo norteamericano, así como el propio orden jurídico dentro del cual se desenvuelven, hacen de ellos una burguesía dependiente, lejos de ser lo que podría denominarse una “burguesía nacional” en otros países latinoamericanos.

A este grupo debemos añadir todo un conjunto de grupos cuyas probabilidades de existencia se hallan directamente vinculadas al gran capital norteamericano o a su aparato económico-político, tales como los banqueros, los especuladores en bienes raíces, los constructores, los profesionales altamente pagados, etcétera. Es esta clase lo que en otro contexto yo he denominado la élite colonial puertorriqueña, pero que para ser más exactos deberíamos llamar la clase dominante colonial, que sirve a manera de intermediaria de los grandes intereses monopolísticos que mandan en Puerto Rico.

Como consecuencia directa del crecimiento elefantiásico de las burocracias estatales y
privadas en Puerto Rico, tenemos un desarrollo numérico extraordinario de las capas medias de nuestra población. Estas capas medias tienen como su medio principal de ascenso social la educación universitaria. Son capas residentes por lo general en áreas urbanas, recipientes de un salario por sus servicios y con un estilo de vida orientado hacia la sociedad de consumo cuyo modelo son los Estados Unidos. De estas capas medias no es menos cierto que el contingente más numeroso entre ellas se inclina por las diversas modalidades del anexionismo (incluyendo aquí al “Estado Libre Asociado”).

A estas capas medias debemos añadir a los pequeños comerciantes y detallistas, empleados secretariales, choferes, tenderos, etcétera, que viven una precaria existencia en la penumbra entre la pequeña burguesía y el proletariado. Entre estas capas hay también propulsores de la independencia de Puerto Rico. La clase obrera industrial, de otra parte, es hoy el sector más importante y poderoso dentro del desarrollo de la clase obrera puertorriqueña. Basta con percibir el papel preponderante de la manufactura y el menguado papel de la agricultura en nuestra economía para darse cuenta de la magnitud del fenómeno acaecido. Ello no significa que el obrero agrícola haya desaparecido, pero su destino parece ser el de emigrar hacia las granjas agrícolas en los Estados Unidos.

La clase obrera puertorriqueña tuvo como expresión política durante las primeras dos
décadas de este siglo al Partido Socialista de Santiago Iglesias Pantín. Pero ya para 1924 este partido se había corrompido y se halla en contubernio con el Partido Republicano, partido de la oligarquía criolla anexionista. Con la fundación del Partido Comunista en 1934 la clase obrera encuentra un portavoz de sus intereses como clase, pero en 1940 y 1944 el Partido Comunista, siguiendo la política de los frentes populares, apoyará al PPD en las elecciones coloniales. Éste le paga con la destrucción de la CGT y con el anticomunismo macartista de los años cincuenta, cuando la persecución política contra el Partido Comunista Puertorriqueño alcanza su mayor intensidad y fiereza.

Ante esa situación la clase obrera puertorriqueña ha optado por vertir su fuerza política en alguno de los dos partidos tradicionales. Ése es precisamente el propósito que anima al Partido Socialista Puertorriqueño (PSP) en el momento actual: el de servir como expresión política, como instrumento de lucha de los trabajadores puertorriqueños.

Ahora bien, es imprescindible notar el hecho de que bajo el régimen económico actual
existen grandes masas de obreros desplazados tanto por los cambios estructurales operados en la economía puertorriqueña a partir del “Fomento”, como por las transformaciones tecnológicas que han marchado de la mano con esos cambios. El resultado de ello ha sido la creación de un vasto subproletariado compuesto por los desempleados, los subempleados, los desplazados en general por la propia naturaleza del régimen capitalista. Una vez más el concepto de superpoblación relativa de Marx a que hicimos referencia anteriormente en este trabajo nos ayuda a comprender mejor lo que estamos discutiendo. Merece la pena detenernos en este concepto por la luz que vierte en torno a nuestra situación económica.

Para Marx la superpoblación relativa reviste tres formas constantes: la flotante, la latente y la intermitente: a] La latente:
“En los centros de la industria moderna —fábricas, manufacturas, altos hornos, minas, etc.— nos encontramos con que la producción tan pronto repele como vuelve a atraer contingentes obreros en gran cantidad, por donde el número de obreros en activo aumenta en términos generales, aunque siempre en proporción decreciente a la escala de
producción. Aquí, la superpoblación existe en forma flotante.” [El Capital, i, 543.]
b] La constante:
“Tan pronto como la producción capitalista se adueña de la
agricultura o en el grado que la somete a su poderío, la acumulación del capital que aquí funciona hace que aumente en términos absolutos la demanda respecto a la población obrera rural, sin que su repulsión se vea complementada por una mayor atracción, como ocurre en la industria no agrícola. Por tanto, una parte de la población rural se encuentra
avocada a verse absorbida por el proletariado urbano o manufacturero y en acecho de circunstancias propicias para esta transformación. (La palabra “manufacturero” tal como aquí se emplea, engloba toda la industria no agrícola). Como vemos, esta fuente de superpoblación relativa flota constantemente. Pero su flujo constante hacia las ciudades presupone la existencia en el propio campo de una superpoblación latente constante, cuyo volumen sólo se pone de manifiesto cuando por excepción se abren de par en par las compuertas del desagüe. Todo esto hace que el obrero agrícola se vea constantemente reducido al salario mínimo y viva siempre con un pie en el pantano del pauperismo.” [ El Capital,I, 544.]
c] La intermitente:
“La tercera categoría de la superpoblación relativa, la intermitente,forma parte del ejército obrero en activo, pero con una base de trabajo muy irregular. Esta categoría brinda así al capital un receptáculo inagotable de fuerza de trabajo disponible. Su
nivel de vida desciende por debajo del nivel normal medio de la clase obrera, y esto es
precisamente lo que la convierte en instrumento dócil de explotación del capital. Sus
características son: máxima jornada de trabajo y salario mínimo. Bajo el epígrafe del trabajo domiciliario, nos hemos enfrentado ya con su manifestación fundamental. Su contingente se recluta constantemente entre los obreros que dejan disponibles la gran industria y la agricultura, y sobre todo las ramas industriales en decadencia, aquellas en que la industria artesana sucumbe ante la industria manufacturera y ésta se ve desplazada por la industria maquinizada. Su volumen aumenta a medida que la extensión y la intensidad de la acumulación dejan ‘sobrantes’ a un mayor número de obreros”. [El Capital,I, 544-45.]
Como puede notarse, estas tres categorías referentes a la superpoblación relativa pueden
ser de gran utilidad como instrumento para analizar una sociedad como la nuestra, con un desempleo de un 30% de la fuerza trabajadora (en algunos pueblos del interior esta cifra alcanza más del 50%). Las transformaciones sufridas por la sociedad puertorriqueña una vez emprendido el camino de la industrialización capitalista pueden encuadrarse dentro de ese marco teórico, precisándose en cada caso particular la aplicabilidad del esquema marxista.

Hay una última categoría de análisis marxista que nos compete particularmente. Nos
referimos al concepto de lo que Marx llama el pauperismo y que también puede sernos de gran utilidad en nuestro análisis. Marx describe el fenómeno de la siguiente manera:
Los últimos despojos de la superpoblación relativa son, finalmente, los que se refugian
en la órbita del pauperismo.

Dejando a un lado a los vagabundos, los criminales, las prostitutas, en una palabra, al
proletariado andrajoso (“lumpenproletariado”) en sentido estricto, esta capa social se halla formada por tres categorías.
Primera: Personas capacitadas para el trabajo.Basta consultar superficialmente la estadística del pauperismo inglés para convencerse de que la masa de estas personas aumenta con todas las crisis y disminuye en cuanto los negocios se reaniman.
Segunda: Huérfanos e hijos de pobres. Estos seres son candidatos al ejército industrial de reserva, y en las épocas de gran actividad, como en 1860 por ejemplo, son enrolados rápidamente y en masa en los cuadros del ejército obrero en activo.
Tercera: Degradados, despojos, incapaces para el trabajo.

Se trata de seres condenados a perecer por la inmovilidad a que les condena la división del trabajo, de los obreros que sobreviven a la edad normal de su clase y, finalmente, de las víctimas de la industria, cuyo número crece con las máquinas peligrosas, las minas, las fábricas químicas, etc., de los mutilados, los enfermos, las viudas, etc. El pauperismo es el asilo de inválidos del ejército obrero en activo y el peso muerto del ejército industrial de reserva. Su existencia va implícita en la existencia de la superpoblación relativa, su necesidad en su necesidad, y con ella constituye una den las condiciones de vida de la producción capitalista y del desarrollo de la riqueza. Figura
entre los faux frais de la producción capitalista, aunque el capital se las arregla, en gran
parte, para sacudirlos de sus hombros y echarlos sobre las espaldas de la clase obrera y
de la pequeña clase media. [Marx, El Capital, t.I, 545-46.]

El concepto de “pauperización” nos trae a colación el papel del “lumpenproletariado” en
la lucha revolucionaria, hecho que ha motivado grandes debates dentro del seno del
movimiento libertador puertorriqueño. No es éste el momento de entrar en ese debate.

Baste con señalar que la categoría “lumpenproletariado” que Marx nos describe requiere un estudio a fondo de sus implicaciones como sector del proletariado industrial-urbano en cada instancia específica.

En todo caso, hemos intentado hasta aquí ofrecer un somero esbozo de la lucha de clases en Puerto Rico a la luz del análisis marxista. En el momento que vivimos esa lucha de clases se ha agudizado tanto a nivel nacional como internacional, hecho que se hace más flagrante con la crisis del capitalismo a escala mundial. Nos corresponde a nosotros analizar los lineamientos generales de esa crisis y sus implicaciones para aquellas fuerzas sociales capaces de realizar un cambio revolucionario en Puerto Rico.

El propio desarrollo de la lucha de clases en nuestra patria ha ubicado al proletariado industrial puertorriqueño en el papel del principal agente revolucionario de cambio en nuestra sociedad. Nuestra contribución consiste en convertimos en aquello que Gramsci llamó “intelectuales orgánicos” cuyo destino se entrelace inextricablemente con el del proletariado boricua.

El golpe de estado del 15 de octubre de 1979 en El Salvador

El golpe de estado del 15 de octubre de 1979 en El Salvador
Por Roberto Pineda 15 de octubre de 2014

Hace 35 años un golpe de estado contra el presidente Carlos Humberto Romero vino a modificar completamente el panorama político y abrió las puertas para la cuarta y última fase de la dictadura militar de derecha, que tuvo como característica principal el desarrollo de una prolongada Guerra Popular Revolucionaria, la cual concluyó con los Acuerdos de Paz de 1992, que modificaron el sistema político, permitiendo la incorporación de FMLN como partido político, como parte de un nuevo sistema basado en la democracia representativa, el cual lleva ya más de dos décadas de funcionamiento.

El golpe de estado del 15 de octubre de 1979, encabezado por los coroneles Jaime Abdul Gutiérrez y Adolfo Arnoldo Majano, estuvo precedido por masivas y combativas movilizaciones populares que incluyeron tomas de las embajadas de Costa Rica y Francia, tomas de iglesias y represión al BPR en mayo en las gradas de Catedral y otras acciones populares que desafiaron a la dictadura durante los meses de mayo y junio; por ataques contra la Iglesia Católica incluyendo el asesinato en junio del sexto sacerdote, Alirio Napoleón Macías; visitas reiteradas del diplomático estadounidense Viron Vaky y luego de William Bowdler para advertirle al General Romero del deterioro internacional del régimen; etc.

En septiembre había surgido el Foro Popular como la primera expresión de un proceso que pugnaba por la unidad de los sectores populares frente al régimen militar, incluyendo al partido UDN, al FAPU y a las Ligas Populares 28 de Febrero. Y uno de los principales dirigentes del Foro Popular, el socialdemócrata Guillermo Manuel Ungo, pasa a formar parte de la primera Junta de Gobierno, la cual era producto de una negociación y compromiso entre diversos sectores golpistas, incluyendo a militares fascistas y demócratas. A continuación nos trasladamos a este periodo, visto desde la óptica de los comunistas salvadoreños.
Plataforma Común del Foro Popular de El Salvador
En septiembre de 1979 se constituye el Foro Popular como una de las primeras expresiones de la unidad de sectores revolucionarios y populares. Coinciden en este esfuerzo los partidos que conformaron la desaparecida Unión Nacional Opositora, UNO, o sea el PDC ( democratacristianos), MNR (socialdemócratas) y UDN (comunistas) junto con dos fuerzas revolucionarias: FENASTRAS (conducida por la RN) y las LP*28 (dirigida por el ERP). Únicamente quedaba fuera de este esfuerzo unitario el BPR, influenciado por las FPL. El Foro Popular, creado el 4 de septiembre, fue un antecedente valioso de la unidad entre fuerzas revolucionarias y democráticas, que luego se expresarían en el FMLN y el FDR. A continuación presentamos el programa enarbolado por el Foro Popular
Documento de constitución del Foro Popular de El Salvador
Manifestamos que:
1. Existe en el país una aguda crisis política que se expresa en un proceso antidemocrático y represivo que el gobierno y sectores y clases reaccionarias están impulsando desde hace varios años, por medio del cual han venido marginando más y más a las mayorías populares de su participación en los asuntos económicos, sociales y políticos de la vida nacional. Como una consecuencia de esa situación, el ejercicio de los derechos humanos constitucionales por parte del pueblo y sus organizaciones, se consideran oficialmente como actividad “subversiva” contra el Estado, sólo porque así conviene a los intereses de una minoría que controla el poder político y económico del país.
2. Ese proceso represivo, autoritario y excluyente, afecta la vida y funcionamiento de todas las organizaciones e instituciones sindicales, gremiales, políticas, culturales y religiosas, las cuales son controladas, espiadas, hostigadas y reprimidas en sus actividades y miembros por los cuerpos de seguridad y las bandas asesinas bajo la jefatura de éstos. De ese modo, se violan los derechos individuales y sociales y se impide el cumplimiento de las funciones que dichas organizaciones e instituciones están llamadas a jugar.
3. Junto con la crisis política a la que hacemos referencia, existe un agravamiento de las condiciones de vida del pueblo salvadoreño, en el que ningún sector trabajador queda al margen, aunque son los sectores de menos ingresos los más afectados. El ingreso real de la familia salvadoreña ha disminuido; el desempleo se ha vuelto un mal crónico, la vida en el campo ha llegado a extremos de miseria.
4. Asimismo, la economía nacional se ha vuelto más vulnerable a las influencias exteriores, dado su acentuada dependencia en relación a las potencias económicas capitalistas, lo que se ha traducido en una creciente penetración de compañías transnacionales que han venido no sólo a explotar más a los trabajadores salvadoreños, sino lo que es más grave, a seguir impidiendo las posibilidades de un desarrollo independiente de nuestro país.
5. Que en vista de esa situación, nuestras organizaciones consideran necesaria la concurrencia de sus esfuerzos, dentro de sus propias competencias, características, tácticas y modalidades de actuación, con pleno reconocimiento del pluralismo ideológico, para poner nuestra contribución en la búsqueda de una solución con iniciativa y contenido popular, a la crisis política que vive el país. Estamos absolutamente convencidos de que sólo la acción de las organizaciones populares es garantía de realización de un verdadero proceso de democratización del país. Está demostrado que quienes ahora hablan en nombre de la democracia desde las esferas oficiales, son quienes la han anulado y envilecido, incluso utilizando en los últimos años, esquemas fascistas de dominación.
6. La concurrencia de esfuerzos de nuestras organizaciones significa la inauguración de una nueva fase de lucha de nuestro pueblo, en la que hemos procurado colocar en primer plano los aspectos que nos permiten coincidir, y no las discrepancias que, como es natural, existen entre nosotros, como expresión de las diferencias ideológicas que sustentamos. De ese modo, con profundo convencimiento de la necesidad de la unidad de las fuerzas populares, creemos que debemos hacer los esfuerzos pertinentes para que luchemos por el objetivo común de conquistar la democracia y la libertad para nuestra patria, sin perder cada una de nuestras organizaciones su naturaleza e independencia. Se trata en una palabra, de superar los obstáculos que impiden la participación popular, masiva y amplia, en las acciones que definan el destino político del país.
7. La conquista de la libertad y la justicia, requiere la elaboración de un proyecto democrático y popular, el cual deberá irse elaborando con los aportes de todas las fuerzas que participen en esta concurrencia y en el proceso de lucha que ahora iniciamos juntos las organizaciones firmantes. Sin embargo nuestra coincidencia actual está basada en una plataforma de reivindicaciones políticas y económicas inmediatas que deberá servir de bandera de lucha a sectores cada vez más amplios y mayoritarios del pueblo salvadoreño. Ésta es la Plataforma para una salida democrática y popular a la actual crisis política, por la cual nos comprometemos a luchar:

1. El cese de la represión que desarrolla el gobierno y que afecta a las organizaciones gremiales, sindicales, políticas, culturales y a la Iglesia Católica, comprendidas todas sus formas de persecución, hostigamiento, control, vigilancia, cárcel, tortura, secuestro y asesinato. Para ello es necesario:
■ La disolución de los cuerpos especiales de policía política, de ORDEN, de las bandas paramilitares, tales como UGB, Falange, Mano Blanca, que son instrumentos de la política represiva del Estado y tienen por objetivo liquidar o controlar a todas las fuerzas sociales que se oponen al Gobierno y a los minoritarios sectores dominantes.
■ Respeto a la legalidad y cumplimiento de sus verdaderas funciones por parte de los cuerpos de seguridad, garantizando los Derechos Humanos y los preceptos constitucionales.
■ Amnistía general y libertad para todos los presos y desaparecidos políticos.
■ Retorno de todos los exiliados, expulsados de la Patria a partir de 1972, con garantía de seguridad y no para que sean víctimas de la represión.

2. La lucha por las libertades democráticas que signifique la participación de todos los sectores, clases y fuerzas sociales en la solución de la problemática nacional, dentro del respeto del pluralismo ideológico. Ello implica:
■ Libertad de organización sindical, gremial y política, sin la cual no es posible la participación organizada del pueblo en la decisión de los destinos nacionales en materia social, económica y política. Uno de los sectores de mayor conflictividad, el sector rural, requiere el establecimiento de instrumentos institucionales para que se expresen y diriman los conflictos; por consiguiente, la libre sindicalización y asociación de los trabajadores del campo, tiene carácter de urgencia y de necesidad, ya que el camino democrático no es compatible con la supresión de la conflictividad social por medio de la violencia represiva.
■ Reconocimiento y respeto del funcionamiento de las organizaciones sindicales, gremiales, políticas, culturales y religiosas, sin controles ni vigilancias basados en razones de “Seguridad Nacional”, ateniéndose al cumplimiento de las disposiciones constitucionales.
■ Reconocimiento pleno del derecho de huelga de los trabajadores, sin adoptar políticas represivas que impiden y obstaculizan su ejercicio legítimo. En tal sentido, se hace necesaria la reforma del Código de Trabajo, para que dicho derecho adquiera plena vigencia como corresponde a un Estado democrático, y no sea ilusorio su ejercicio o considerado “subversivo”.
■ Cese de los despidos masivos de trabajadores y dirigentes sindicales, los que aun cuando se realicen con indemnización, atentan al derecho al trabajo, a la vida, a la seguridad de los trabajadores y sobre todo a la libertad de organización sindical.
■ Libertad efectiva de expresión del pensamiento, de reunión y de movilización tal como esas libertades se encuentran establecidas por la Constitución Política. En consecuencia, debe suprimirse todas las políticas y acciones destinadas a impedir, entorpecer y reprimir el libre ejercicio democrático de estas libertades; como por ejemplo los de varios procedimientos que vuelven inaccesibles los medios de comunicación social para el pueblo y sus organizaciones, o la destrucción de aquellos pocos que mantienen su compromiso popular; los métodos de toda clase para impedir la realización de mítines, manifestaciones y reuniones.
■ Cese del control autoritario y represivo sobre el sistema educativo y respeto efectivo a la Autonomía Universitaria.

3. El cumplimiento de las anteriores demandas políticas debe ir acompañado de medidas socioeconómicas que alivien la situación de las mayorías populares, entre las que demandamos:
a) Medidas económicas y administrativas urgentes para evitar que la inflación siga ejerciendo sus nocivos efectos sobre los hogares salvadoreños. Entre esas medidas deberán incluirse las siguientes:
■ Mejora general y sustancial de los salarios de los trabajadores en todas las áreas de la actividad económica y los servicios, sin faltar los empleados estatales; condición indispensable para que puedan aspirar a una vida digna.
■ Regular efectivamente los precios de los artículos de uso y consumo popular. Parte de estas medidas serían el riguroso control de precios tanto de los artículos de primera necesidad, medicina y vestuario, como de aquellos otros vinculados a importantes servicios públicos, tales como combustibles para transporte, energía eléctrica y agua.
■ Congelamiento real de las tasas de alquileres de viviendas y control efectivo que garanticen la aplicación de multas a los casatenientes que violen esta disposición.
b) El acceso efectivo y masivo de los campesinos y trabajadores agropecuarios al uso y propiedad de la tierra, encaminado a aliviar los problemas económicos, sociales y culturales de las masas del campo, que ayuden a promover el desarrollo integral del país y constituyan la base de la liberación social para las masas rurales. También deberá otorgarse beneficios a la pequeña producción agropecuaria, otorgándole créditos en condiciones favorables, proporcionándoles asistencia técnica y garantizando el desarrollo del mercado interno para la justa comercialización de sus productos. No creemos en soluciones superficiales, ni mucho menos en los ofrecimientos gubernamentales de apertura democrática y elecciones “libres”, cuando al mismo tiempo se incrementa la represión y los gastos militares para mantener el esquema de violencia y de terror.
Nuestras organizaciones son de la opinión de que el sufragio, que es uno de los instrumentos para garantizar la libre manifestación de la voluntad soberana del pueblo en la conquista y mantenimiento de su libertad y bienestar, únicamente podrá cumplir tal función en un régimen verdaderamente democrático, y no en el actual del país. La plataforma de demandas políticas y económicas que hoy presentamos, recoge las aspiraciones de la inmensa mayoría de nuestro pueblo y abarca los problemas más graves que aquejan al país en la actualidad, por ello estamos seguros que esta plataforma se convertirá en motivo de movilización de vastos y amplios sectores populares, los que más temprano que tarde harán triunfar los ideales de democracia y libertad que hoy inspiran nuestra lucha común. Creemos, como lo hemos dicho antes, que sólo la acción de las organizaciones populares es garantía para conquistar un proceso de democratización real y un régimen político nuevo, verdaderamente democrático, en donde la justicia social y la libertad sean elementos indispensables del mismo.
El Salvador, septiembre de 1979
Partido Unión Democrática Nacionalista (UDN Mario Aguiñada).– Partido Movimiento Nacional Revolucionario (MNR Guillermo Ungo).– Partido Demócrata Cristiano (PDC Julio Adolfo Rey Prendes ).– Ligas Populares 28 de Febrero (LP–28 Marisol Galindo).– Confederación Unitaria de Trabajadores Salvadoreños (CUTS Adán Chicas).– Federación Unitaria Sindical Salvadoreña (FUSS Santiago Hernández).– Federación Nacional de Trabajadores Salvadoreños (FENASTRAS Bernabé Recinos).– Federación de Sindicatos de Trabajadores de la Industria del Alimento, Vestido, Textil, Similares y Conexos de El Salvador (FESTIAVTSCES Alfonso Martínez).– Central de Trabajadores Salvadoreños (CTS).– Federación de Sindicatos de la Industria de la Construcción, el Transporte, Similares y Conexos (FESICONTRANS).– Asociación de Trabajadores Agropecuarios y Campesinos de El Salvador (ATACES Víctor Rivera).– Central Campesina Salvadoreña (CCS).– Sindicato Textil de Industrias Unidas S.A. (STIUSA).– Partido Unionista Centro Americano (PUCA)
Sobre el golpe de estado del 15 de octubre

En una publicación del Comité Exterior del PCS, realizada semanas después del golpe de estado, el secretario general del PCS, Schafik Handal hace una valoración sobre este acontecimiento, señalando que “para entender la coyuntura actual…es necesario pasar la mirada sobre el momento que precedió al golpe. Como es sabido, se viene desarrollando desee hace varios años, un proceso ascendente de lucha por la revolución, enfrentado a una sangrienta y creciente represión de parte de la dictadura militar derechista.”

Agrega que “en la base de este proceso hay una honda crisis estructural, agravada en los últimos tiempos por la profundización de la crisis económica nacional y por la influencia de la crisis política del país e el terreno de la actividad económica.”

La revolución sandinista estimula la creación de una coyuntura revolucionaria en El Salvador

Opina Schafik que “por el triunfo de la Revolución Popular Sandinista el proceso de lucha revolucionaria se aceleró grandemente, al tiempo que tuvo un brusco agravamiento la crisis “por arriba”, la crisis de las fuerzas “de arriba.” Es decir, se ahondaron las grietas y contradicciones dentro de las clases dominantes nacionales.”
Continúa diciendo que “dentro del imperialismo hay dos posiciones que han permanecido en un cierto impasse: una representada por al tendencia que procura darle una solución aperturista la situación crítica de Centroamérica, tendencia que busca una “apertura democrática” incorporando al gobierno “fuerzas moderadas” y la otra tendencia, defendida por el Consejo de Seguridad, el departamento de Defensa, el Pentágono, la CIA, se pronunciaba y se sigue pronunciando por una fórmula en que el papel fundamental lo juega el fortalecimiento militar, basado en el predominio del ejército dentro del Estado, con vistas al aplastamiento y a la liquidación física del movimiento popular y revolucionario.”

“para la primera tendencia la lección de Nicaragua era que no se había expulsado con la suficiente anticipación a Somoza del gobierno; que si se le hubiera expulsado en 1978, los sandinistas no hubieran triunfado en 1979. Para la otra tendencia, consistía en que no se había liquidado a tiempo el movimiento sandinista y se le había permitido pasar a la ofensiva.”

El auge de las luchas populares agrava la crisis del régimen y es el factor principal para explicar el rumbo de los acontecimientos

Plantea que “es un ero creer que lo único que actuaba en el escenario político nacional y sobre la crisis política de “arriba” , es decir del régimen, eran los EE. UU. Eso es simplificar todas las cosas. Ante todo y sobre todo, sobre la crisis política del régimen lo que ha venido actuando, antes y mucho más profundamente que los EE. UU es la grande y heroica lucha del pueblo salvadoreño, que llevó al fracaso la tentativa de instaurar un modelo fascista de dominación en el país.”

Añade que “según nuestras informaciones, los fascistas se disponían a hacer alguna suerte de maniobras sobre la base de desplazar a Romero, pero sin ceder posiciones hegemónicas dentro del ejército y los cuerpos represivos. Replegarse un poco temporalmente, entregar incluso el gobierno a fuerzas reformistas civiles o militares y seguir adelante con la represión, seguir adelante con sus tentativas de liquidar el movimiento revolucionario y popular.”

El imperialismo se encuentra en una profunda crisis, y si bien participa en los acontecimientos no puede controlar todos los procesos ni todas las tendencias

Considera que “el factor principal del desarrollo de los acontecimientos no es la acción de tal o cual tendencia de los EE.UU., que el factor principal es la profunda crisis objetiva del sistema, llevada a ese punto por la acción revolucionaria en El Salvador, por el tremendo despliegue de la lucha popular y revolucionaria en todas sus formas,:política, militar, etc. Ese es el factor principal y no se pude peder de vista al interpretar los acontecimientos.”

“Como se demostró en Nicaragua, el imperialismo por un lado puede actuar, trata de actuar, mejor dicho, con la mayor agilidad; actúa cada vez más al descubierto; se lanza abiertamente hoy en una dirección y mañana en otra; abiertamente. Pero eso es una parte. La otra verdad es que cada día tiene menos posibilidades de que sus acciones, sus presiones, tengan en realidad los resultados exactos que se propone. Es decir, la acción norteamericana se ha vuelto mas desembozada en la medida en que tiene que realizar acciones desesperadas para atajar el curso de la revolución. Eso se vio en Nicaragua muy claramente.”

Varias conspiraciones se venían desenvolviendo independientemente; el golpe se da en torno a una mesa de negociaciones en que participan todas ellas

Subraya Schafik que “en la primera mitad de octubre tuvo lugar una intensa actividad conspirativa de distintas corrientes, variados propósitos y buscando distintas alternativas…Conspiraban los fascistas. Dos agrupamientos dentro de los fascistas en conspiraciones distintas; un particular del grupo de Romero que estaba dispuesto al desplazamiento de Romero pero no a perder las posiciones de privilegio que todos ellos ocupaban. La segunda conspiración, la fascista que excluía al grupo de Romero. Y además había otra conspiración: la conspiración de sectores democráticos del ejército, entre los cuales hay distintos matices.”

Añade que “unos días antes, el gobierno descubre actividad conspirativa en la fuerza armada, en al fuerza aérea; actividad conspirativa de ese sector democrático independiente de los fascistas y de Romero; aunque no podría afirmar que del todo independiente de la actividad norteamericana. Aunque lo más seguro es que también en las esferas de este movimiento dentro del ejército, también la embajada norteamericana tuviera contactos.”

Expresa que “se llega al 15 de octubre. El descubrimiento de la actividad conspirativa en la fuerza aérea precipita todo. Si era aplastada por Romero, entonces eso le iba a dar al grupo romerista una preeminencia muy grande, y todos los que conspiraban adelantan sus planes. Ya el día 15 es evidente que el golpe no puede ser detenido, que todos se lanzan en esa dirección, que el gobierno se cae. Los cables internacionales han dicho que Romero y su gente pasaron esperando el golpe toda la noche, Y es que no podían hacer otra cosa. Entonces el día 15 se produce la inesperado. En vez del enfrentamiento lo que viene es una negociación. Nuez horas de negociación. Un golpe alrededor de una mesa.”

Y plantea que de esa negociación “surge este nuevo gobierno que se establece sin duda sobre la base de compromisos, pero en el cual parece predominar ese sector democrático independiente de la oficialidad joven. Aunque nosotros no estamos seguros de si esto expresa una correlación de fuerzas real dentro de la fuerza armada, a favor de este sector.”

Pese a la represión el movimiento popular se ha fortalecido y desarrollado

Considera que “después del triunfo de la Revolución Sandinista el movimiento popular en El Salvador se encontraba visiblemente animado y estimulado. El proceso de lucha recibió un grande y nuevo impulso y alcanzó los niveles más altos a pesar d que, desde mayo para acá, el movimiento popular y especialmente el de orientación revolucionaria venía sufriendo un ataque sangriento y particularmente destructivo. Este es, sin duda, el período más doloroso, más duro de la represión y de la destrucción de fuerzas populares en los últimos años.”

Concluye que “el cuadro era este: una profunda crisis “por arriba” que pone más y más en desventaja a las clases dominantes, y por otro, un gran ascenso de la lucha popular que más y más deja atrás sus propias debilidades, sus propios obstáculos y se va colocando en posiciones de mayor ventaja.”

La debilidad del nuevo gobierno es que es un híbrido basado en los compromisos

Estima que “del golpe surgió un híbrido., un gobierno de “mezclas” en el que hay compromisos. Efectivamente fue desplazado Romero y su equipo más cercano, más visible, pero eso está muy lejos de ser el alejamiento de los fascistas de todo el aparato militar. Parece que uno de los compromisos fue ese: no pasar a la limpieza de ellos. Todo esto pone de manifiesto que los fascistas pueden seguir actuando espaldas del nuevo gobierno, o dentro del nuevo gobierno, desde sus posiciones.”

Valora que “Majano y algunos otros militares que ocupan puestos importantes no están haciendo demagogia. Pero existe una realidad innegable: ahí están los fascistas que tienen bien agarrada la maquina por dentro y realizan sus propias operaciones. De manera que este problema de la libertad de los presos ha dejado de ser un asunto puramente humanitario y se ha convertido en un punto muy sensible. Hoy por hoy es el problema clave. Este híbrido comenzara a desarmarse alrededor de este punto: a descomponerse en un dirección o en otra; a favor o en contra de los fascistas.”

Para los comunistas y el movimiento popular no se trata de apoyar o no a la Junta sino de aprovechar a presente coyuntura para profundizar la lucha hasta liquidar a los fascistas

“¿Cómo caracterizamos nosotros este acontecimiento del golpe, entonces? Se pregunta Schafik. Y responde que “como un episodio más de la crisis del régimen. Un episodio del que pude salir fortalecido o del que puede salir aún más en crisis, lo cual dependerá en buena medida de la política que lleven adelante las organizaciones populares. El desarrollo del movimiento popular en los últimos tiempos puede “pincharse”, puede haber un reflujo en la actividad política de las masas sin necesidad d que se aumente la represión., sino mediante una apertura democrática real , pero también la crisis puede agravarse habida cuenta de que el resultado de este golpe es una mezcla de todas las posibilidades planteadas frente a la alternativa popular, sin que se elimine ninguna de ellas.”

Piensa que “la acción debe estar dirigida a romper este híbrido y a presionar en favor de que se apliquen las medidas que l Junta anunció y que se orientan objetivamente contra los fascistas y la represión. Por ejemplo la liberación de los presos y el dar cuenta de los desaparecidos, la disolución d e ORDEN , el desmantelamiento de las bandas asesinas como la Unión Guerrera Blanca y la reestructuración de los cuerpos de seguridad. Este conjunto de medidas es el área más sensitiva del programa de la Junta, el área que precisamente tiene que ver con el rompimiento del compromiso, del nudo que hay en el nuevo gobierno. Pensamos que la acción debe estar dirigida a romper ese híbrido.”

Nuestra orientación no es participar en este gobierno sino crear una correlación de fuerzas dentro de él favorable a las posiciones democráticas

Aclara que “el Foro (Popular) ha participado en el proceso de integración del gabinete influyendo con sus opiniones y propuestas propias, aunque es claro que el gabinete no es el que el Foro ha propuesto en todos su términos porque allí están participando otras fuerzas.¿se trata de involucrarnos así para gobernar? No. No es eso lo que se busca, sino crear una correlación e fuerzas en al aparato civil, a niveles del gabinete, que permita aislar las posiciones fascistas y reaccionarias en general. Esto esta al servicio del aspecto principal de la táctica, que consiste en proseguir la ofensiva contra los fascistas y debilitarlos hasta liquidarlos.”

Agrega que “un aspecto de nuestra táctica consiste en ganar a un sector de los que participan con posiciones democráticas en esta coyuntura y lograr de ellos, un grado mayor de compromiso con el pueblo y de menor compromiso con el imperialismo y la oligarquía. Y consideramos que influir en la composición del gobierno ayuda a realizar este objetivo, porque ese es un punto de trabajo estrecho con esas fuerzas, que facilita realizar ese trabajo.”

Una correlación de fuerzas favorable es importante no sólo para el gobierno de pasos positivos sino para prepararnos adecuadamente para el enfrentamiento que ha de venir

Establece que “la posibilidad de que este gobierno pueda llevar adelante un programa avanzado depende de la correlación de fuerzas. Además del punto sensible de la liberación de los presos y la desmantelación del aparato represivo, hay otros puntos cuyo cumplimiento es muy importante para el debilitamiento de las posiciones reaccionarias y para atraernos a las fuerzas democráticas y progresistas del ejército y otros sectores. Uno es el de la realización de la reforma agraria, que forma parte del programa de nuestro Partido. La Junta se ha comprometido a realizar la reforma agraria. Esa es una cuestión muy importante en El Salvador.”

Opina que “estos pasos se encaminan a alistarnos para la confrontación que va a venir seguramente. Ya he dicho que, en la mecánica de los golpes y contragolpes en El Salvador, después de los golpes democráticos viene la réplica reaccionaria. Con todas esta medidas nosotros queremos llegar a ese momento en las mejores condiciones, para poder enfrentarla adecuadamente, y hacer que esa replica sea el final de esta vieja dictadura, que se logre una salida revolucionaria ala crisis. En la lucha por derrotar el contragolpe de la reacción, pretendemos que se liquide, se destruya este viejo aparato de poder.”

En este momento las elecciones no son importantes y pueden desviar la atención de los problemas centrales

“Nosotros planteamos –señala Schafik- que las elecciones no son importantes. No porque estemos en contra de las elecciones en general, porque en el futuro podría ser un forma de enfrentamiento; pero nuestra posición es que en este momento lo importante no son las elecciones sino el cumplimiento de los puntos que dijimos: que se ponga en libertad a los presos, que cese la represión, que se castigue a los fascistas.”

Agrega que “con respecto a los sectores burguesas aperturistas, en tanto que sea un sector opuesto a los fascistas, seguiremos concertando pactos con ellos en contra del enemigo principal y más peligroso. Mientras tengamos coincidencias, aunque difiramos en nuestros objetivos, podremos trabajar juntos en puntos concretos como la libertad de los presos y al disolución de ORDEN y de las bandas paramilitares.”

Esta es una política leninista que no debería entorpecer las relaciones con otras fuerzas revolucionarias

Sostiene que “haremos el mayor esfuerzo porque quienes no hayan comprendido nuestra posición comprenda, pero la mayor fuerza de convicción estará en los hechos prácticos. Serán estos los que demuestren al servicio de que política está este trabajo. Si tenemos una política sectaria, cerrada, mecánica en relación con el nuevo gobierno, donde hay fuerzas de tan distintos tipos, no podríamos realizar una política internacional que conjugara todas estas condiciones favorables en Centroamérica y América Latina contra el imperialismo y contra las oligarquías.”

La legalización del Partido no es ahora una cuestión primordial y no desistiremos por ella de nuestras consignas

Plantea que “con respecto la legalización del Partido Comunista anunciada por la junta, no vamos a rechazarla pero no aceptaremos que sirva para desviar la atención de las consignas centrales de nuestro Partido y de todo el movimiento revolucionario. Ahora estamos actuando más abiertamente y sabemos que la legalidad del Partido está orientada a enfatizar la cuestión de una participación electoral. Pero tenemos que dar la lucha en la calle, a la par de las masas, y para eso estamos actuando con audacia. Eso forma parte de nuestra tara. Debemos organizar y crecer, aprovechando a nueva coyuntura.”

La violencia revolucionaria en El Salvador un respuesta absolutamente justificada ante la brutalidad represiva de la dictadura

Considera que “la historia de la violencia de los últimos años es la historia de la violencia fascista en toda su brutalidad. Y es frente a esta violencia que surge la violencia contestataria, revolucionaria. Una violencia absolutamente justificad no sólo desde u punto de vista moral y de principio, sino que era imposible que fuera de otro modo. Objetivamente ese es el curso de la lucha del pueblo salvadoreño por su liberación. Intima e indisolublemente ligado a ala lucha contra violencia está el ejercicio de la violencia revolucionaria.”

Concluye Schafik que “este golpe, en definitiva, no va a aplazar al revolución; en definitiva va a replantear la lucha por al revolución en el marco de un nuevo reagrupamiento de fuerzas. Las fuerzas revolucionarias tienen hoy la posibilidad de rodearse de una amplia alianza de fuerzas democráticas nacional e internacionalmente. Dependerá de su política y de la suerte en la aplicación de esa política.”

El libro de la transgénesis: protegiendo el mundo de las semillas

El libro de la transgénesis: protegiendo el mundo de las semillas
Roberto Rodriguez · · · · ·

12/10/14

Tic toc. Tic toc. Tic toc

Recientemente asistí a una conferencia internacional “La justicia comienza con las semillas” de la “Alianza por la Preservación de la Biosfera”, en Portland, Oregón. Fue reveladora y discordante pero también muy enfocada: oposición a los tratados de comercio y leyes que permiten modificaciones genéticas y alimentos con organismos genéticamente modificados (GMO en sus siglas en inglés), mientras promueven la variedad en los alimentos, sobre todo alimentos locales seguros y orgánicos.

Entre los cuarenta ponentes había gente con formación biológica y científica, educadores, abogados, activistas de derechos humanos y agricultores ecológicos. Lo que todos ellos tenían en común es que poseían una riqueza de información y el deseo de proteger las semillas sagradas del mundo de los corporaciones multinacionales productoras de transgénicos como Monsanto, Dow y Dupont.

Para decir la verdad, la información presentada en la conferencia fue muy deprimente, con un aura apocalíptica, especialmente con respecto a lo que ha sucedido en el abastecimiento de alimentos durante esta última generación. Al mismo tiempo, no había signos de derrotismo porque todos, generalmente, se han unido con ese movimiento para combatir los esfuerzos de las corporaciones extralegales – corporaciones que virtualmente escriben sus propias leyes eximiéndose a sí mismas de las regulaciones y leyes respecto al medioambiente, al trabajo, la seguridad y los derechos humanos. Mientras esto fue siempre el caso, con el advenimiento de los transgénicos, lo que estas corporaciones hacen ya llega al nivel de crímenes contra la naturaleza, contra la humanidad y contra la tierra misma.

Yo había sido invitado a esta conferencia porque los organizadores sintieron que el mensaje de mi próximo libro, “Nuestro sagrado maíz es nuestra madre” (University of Arizona Press), era un mensaje que entraba en el marco de la conferencia.

Para mí, el mensaje principal de mi presentación es un recuerdo para los que venimos de culturas basadas en el maíz:

Maíz es lo que somos.

Es de dónde venimos,

Es el material que nos constituye,

Es nuestra carne,

Es nuestro sustento diario, y

Y por eso vivimos.

Cuando acababa de arribar, cuestioné cómo el mensaje que estaba trayendo, entraba dentro de la conferencia anti-GMO. Quizá fuera una pregunta equivocada ó quizás no debiera haber sido una cuestión, porque virtualmente todas las personas indígenas y todas las personas provenientes de las culturas basadas en el maíz entienden lo sagrado de las semillas, su importancia y nuestra necesidad de protegerlas, especialmente de la ingeniería genética.

La finalidad de la conferencia fue disparar las alarmas: El abastecimiento mundial de alimentos ha sido secuestrado por un puñado de corporaciones, y a menos que montemos una campaña internacional contra ellas, virtualmente todos nuestros alimentos serán pronto genéticamente tratados y contaminados, en detrimento, no simplemente de todos los seres humanos, animales y plantas, sino de toda vida en el planeta. Por decirlo muy eufemísticamente.

Son las 23:59h.

Tic toc. Tic toc. Tic toc.

La inminente crisis sobre alteraciones genéticas y alimentos contaminados es peor que el cambio climático sobre el que los científicos han estado clamando frenéticamente durante aproximadamente una generación. Es peor que la crisis sobre la privatización de las fuentes de suministro de agua. En realidad, están relacionados, y las amenazas de las modificaciones genéticas son más ominosas de lo que suena, porque realmente, nosotros somos lo que comemos, y los GMO tienen el potencial de afectar la vida de cada ser humano y la vida del planeta.

Y lo que estamos comiendo… Ud. no quiere saberlo. Y este es realmente el problema. Mínimamente, todos deberían saber que el 99 por ciento de la carne de los EEUU se produce en fábricas-granjas, con un gran porcentaje de animales alimentados con granos GMO. Pero la amenaza va mucho más allá de lo que comemos, bebemos y respiramos. La amenaza proviene de “los pesticidas de rigor”… la amenaza proviene de los cultivos con ingeniería genética, que están creando súper insectos resistentes a poderosos insecticidas. La amenaza es también de las malezas que son resistentes a los herbicidas. Todos estos agroquímicos están destruyendo nuestro maravilloso suelo y contaminando toda el agua del mundo a un ritmo sin precedentes con productos químicos cancerígenos. Y es peor porque la mayoría de los productos transgénicos están siendo usados para alimentar a los animales que comemos y, cada vez más, para producir gasolina.

Tic toc. Tic toc. Tic toc.

Hay también algo llamado bioagricultura. Los científicos se refieren a esto como “modificación genética con hormonas” y este es el uso de plantas modificadas genéticamente para crear drogas sintéticas. Las modificaciones genéticas en plantas también pueden ser usadas como armas (algas y árboles).

La mitad de los ponentes presentaron un rápido acercamiento al escenario del desastre. Ello incluye información acerca de las modificaciones genéticas en vertebrados: salmón, cachorros, cerdos y vacas. Hay incluso escenarios de ingeniería genética de embriones humanos para que sean intolerantes a la carne roja – como una solución para combatir el cambio climático. Y las noticias no van mejorando: hay la posibilidad de embriones híbridos humano-animales. Suficiente para decir que a menos que como especie pongamos freno a los alimentos GMO, tenemos delante un futuro de Frankenstein. Pero desafortunadamente, este futuro, ya está aquí.

Pero no se desesperen.

Los otros presentadores describen exitosas batallas que tienen lugar a lo largo del país y del mundo, combatiendo a este puñado de codiciosas corporaciones.

Una batalla actual supone la Medida de Obregón 92, que obliga a etiquetar todos los productos de ingeniería genética vendidos en el estado. Mientras que es poco usual en los EEUU, las empresas americanas ya tienen que etiquetar sus alimentos GMO en más de 60 países. Si la Medida 92 tiene éxito, los organizadores se movilizarán para proyectos similares en California y en otros estados.

Las corporaciones de transgénicos siempre se han negado a etiquetar los alimentos GMO porque si los consumidores pueden elegir optarán por alimentos no-GMO. Por eso el optimismo. A pesar de los esfuerzos de las corporaciones de transgénicos para suprimir la investigación, las conclusiones y la verdad, si el etiquetado se consigue, los consumidores siempre volverán a rechazar los alimentos con GMO.

La parte más inspiradora de la conferencia son las noticias sobre la demanda colectiva presentada por la Fundación Semillas de Vida para prohibir la plantación de maíz GMO en México. El año pasado, la corte dictó una moratoria que prohíbe la plantación de maíz GMO, hasta que se haya dictado sentencia en el juicio. No está prohibida la importación de maíz GMO; simplemente prohíbe plantar dicho maíz en el país, reconociéndolo como la cuna del maíz hace miles de años.

A pesar de estar siendo machacados por 100 súper-abogados de Monsanto, los 53 demandantes – una coalición de indígenas, organizaciones de derechos humanos y consumidores – se sienten seguros de que ellos eventualmente van a triunfar. Dentro de este asombroso movimiento, fui invitado a transmitir mi mensaje, y fue simple: cuando tú consideras sagrado tu cuerpo, la última cosa que quieres hacer es desacralizarlo con toxinas o con algo antinatural, en particular, alimentos GMO. Muchos pueblos que tienen culturas basadas en el maíz, han perdido sus historias, rituales y ceremonias, pero aún queda la más importante conexión, es decir, la conexión diaria con la tortilla, judías y chile (cactus y calabacín también). Lo cierto es que la comida de los indígenas de este continente – si no es tóxica o genéticamente modificada – es la comida más sana del mundo.

Desafortunadamente, la gente de culturas basadas en el maíz está ya mostrando una crisis de obesidad – lo cual incluye tasas por las nubes de diabetes y enfermedades cardíacas. Para nuestras comunidades, comer saludablemente –una dieta descolonizada- ya no es una opción. Vencer la crisis de la obesidad significa volver a la dieta indígena; pedir simplemente que nuestros alimentos no sean genéticamente modificados no es un enorme salto a hacer. Dentro de este contexto, los que hacen la cosecha – expuestos directamente a los agroquímicos – tampoco deberían ser dejados de lado en la ecuación de la lucha por la elección de alimentos, justicia y soberanía alimentaria… esto ha sido la razón del movimiento United Farm Worker’s desde su comienzo.

Esto es también la perspectiva más amplia. Mientras combatimos estos cultivos ilegítimos, la gente también debería entender que muchos de nosotros estamos también luchando por nuestra propia humanidad. En Arizona – en realidad todo el país – la gente de tez marrón es vista como gente ilegal ­– sujeta a ser cuestionada por la policía o por los “migra” – o como los llamamos nosotros: los “poli-migra”.

Afirmar nuestra completa humanidad, con todos los derechos humanos y luchando por el derecho a comida sana y asequible (no alimentos GMO) de verdad no es un esfuerzo tan enorme.

Roberto Rodriguez enseña en el Departamento de Estudios Mexicanos de la Universidad de Arizona

El carácter y las fuerzas motrices de la revolución salvadoreña vista desde 1979

El carácter y las fuerzas motrices de la revolución salvadoreña vista desde 1979
Por Roberto Pineda San Salvador, 8 de octubre de 2014

La definición del carácter de la revolución salvadoreña ocupó un espacio privilegiado en las discusiones que afanosamente realizaron las organizaciones de izquierda durante toda la década de los años setenta del siglo pasado. A continuación presentamos la posición al respecto del Partido Comunista de El Salvador, a partir del documento Fundamentos y Tesis de la Línea General, discutido y aprobado en el VII Congreso del PCS, realizado en abril de 1979.

II. El carácter y las fuerzas motrices de la revolución que madura en nuestro país

A.- El carácter de la revolución

Considera el documento del PCS que “como consecuencia del desarrollo medio y de la estructura plural del capitalismo dependiente en El Salvador existen, maduras en lo fundamental, premisas materiales para edificar la sociedad socialista y, al mismo tiempo, continúan pendientes de ser cumplidas importantes transformaciones democráticas.”

Entre estas transformaciones se mencionan las tres siguientes. “la conquista de las libertades y derechos democráticos para las grandes mayorías del pueblo; solución al problema agrario en beneficio de las grandes masas campesinas y del proletariado agropecuario, y la conquista de una independencia política y económica reales, que haga posible el ejercicio de la autodeterminación nacional.”

Opina que “las transformaciones democráticas pendientes tienen el peso decisivo en la movilización y la lucha de las grandes mayorías populares, son la fuente de sus más fuertes motivaciones revolucionarias…Esta probado a lo largo de la historia nacional, desde fines del siglo pasado, y particularmente durante los últimos 48 años, que estas transformaciones democráticas no pueden cumplirse en nuestro país por una vía evolutiva, únicamente lo serán por vía revolucionaria.”

Sostiene que “las tareas antiimperialistas de la revolución democrática no pueden cumplirse consecuente e irreversiblemente, si las fuerzas revolucionarias no han tomado el poder, o si no lo mantiene firmemente en sus manos, aplastando toda forma o intento de contra-revolución, o rechazando y derrotando con fuerza toda maniobra política abierta, encubierta o refinada, para torcer el rumbo de la revolución, hacerla vacilar, mediatizarla.”

Subraya que “la más revolucionaria de todas las tareas democráticas pendientes en nuestro país, s la emancipación de la dependencia política y económica del imperialismo. Es una tarea que, a diferencia d las anteriores, n esta condicionada a la liquidación de remanentes pre-capitalistas, sino que es del todo incompatible con el sistema del capitalismo dependiente en su conjunto.”

Agrega que “la revolución que madura en nuestro país es, pues, en esencia, l revolución socialista, pero ella debe necesariamente tener su prólogo, su inicio en una revolución democrática anti-imperialista. No se trata, sin embargo, de dos revoluciones, sino de una sola –la revolución socialista-, pero ella debe realizarse ineludiblemente con las banderas democráticas anti-imperialistas desplegadas. La revolución que madura en nuestro país, es la revolución democrática anti-imperialista.

Concibe que “la toma del poder, su conservación y defensa s el problema central de la revolución. Si este problema se resuelve bien y en el curso de la revolución democrática anti-imperialista, entonces será posible y necesario pasar a l etapa socialista de la revolución. En caso contrario, estarán en peligro de revertirse toas las conquistas económicas, sociales y políticas democráticas que hayan sido alcanzadas.”

“Ha de tenerse en cuenta en todo momento, que también existe objetivamente la posibilidad de que la crisis estructural y política tenga una salida hacia al continuación del rumbo capitalista dependiente de desarrollo, ahogando en sangre la revolución o que la revolución se aplace canalizando la energía revolucionaria de las masas hacia una pretendida evolución reformista dentro del capitalismo.”

B.- Las fuerzas motrices de la revolución

Considera que “son fuerzas motrices de la revolución las clases y capas sociales que por su posición dentro de las relaciones de producción y frente al sistema político, por las condiciones históricas concretas en que se desenvuelve internamente el proceso revolucionario y por la situación internacional que rodea e influye a éste, se ven lanzadas a promoverlo y consumarlo. En El Salvador las fuerzas motrices de la revolución son: el proletariado, el campesinado pobre y las capas intermedias urbanas.”

Asegura que “es el proletariado al clase social capaz de realizar el papel más revolucionario; es la clase antagónica de la burguesía que crece y concentra más sus filas con el mismo desarrollo capitalista; es la mas interesada en suprimir la explotación y la opresión capitalista, es la clase portadora de la formación socia futura, el socialismo y, por consiguiente, las más interesada en desbrozar el camino hacia el socialismo.”

Sostiene que “el proletariado es potencialmente la fuerza revolucionaria principal, pro no se convierte en tal espontáneamente, librado a sus propias posibilidades. Es necesario para ello promover su organización y su lucha clasista, lo mismo que llevar a sus filas la conciencia socialista, ayudarle a transformarse de “clase en sí” , en “clase para sí”. Solamente de este modo puede el proletariado ascender a su papel revolucionario de vanguardia.”

Subraya que “el Partido Comunista y la JC deben esforzarse, a la vista de las características anteriores, por forjar un compacto, altamente organizado y nutrido destacamento revolucionario con los obreros de más alta concentración en la industria, la agricultura y ganadería modernas.”

Opina que “los campesinos pobres y medios son el aliado natural y principal del proletariado revolucionario en nuestro país. Como asalariados durante algunos meses del año, los campesinos pobres son explotados por la burguesía y tienen la posibilidad de comprender los problemas que sufren los proletarios del campo y se identifican con sus aspiraciones y luchas.”

Argumenta que “las capas intermedias son la tercera fuerza motriz de la revolución en El Salvador. El trabajo revolucionario con las capas medias asalariadas ha de dirigirse principalmente a sus masas de más bajos ingresos, cuya situación se acerca más a la del proletariado.”

III Vías de la revolución y formas de lucha

Vías de la revolución y formas de lucha

Considera que “el problema principal de la Revolución Democrática Antiimperialista (como de toda revolución) es la toma del poder, su defensa y consolidación. Las formas y métodos de lucha revolucionaria por el poder vienen determinados por los rasgos característicos de la lucha de clases , particularmente por la correlación concreta de las fuerzas internas, por las forma de dominación y el carácter de la acción que las clases dominantes y su estado realizan contra el avance de las fuerzas revolucionarias.”

Agrega que “sabe determinar cual ha de ser la vía más probable de la toma del poder y los rasgos y tareas más importantes de la vía de desarrollo de todo el proceso de lucha por la revolución, son decisiones de importancia estratégica, que permiten a Partido preparar y conducir debidamente al proletariado y sus aliados hasta la victoria.”

A. Las formas de la lucha de clases

Considera que “la lucha armada es una variedad de la lucha política, es l “continuación de ésta por otros medios” y se sujeta a l dirección política; mientras que las formas nos armadas de la lucha política son también formas de la violencia revolucionaria, independientemente del grado de agudeza con que esta se ejerza.”

B. La vía de la toma del poder en El Salvador

Establece que “partiendo del conocimiento de las formas de dominación que emplean la oligarquía y el imperialismo en nuestro país, teniendo en cuenta el tipo de Estado y los métodos de este, que se expresa en la dictadura militar derechista iniciada hace cuarenta y ocho años, la cual siempre ha respondido con la represión sangrienta a los avances de los trabajadores…la vía más probable de la revolución en nuestro país será a conquista del poder mediante la acción armada del proletariado y sus aliados.”

Afirma que “nuestro Partido considera que la insurrección armada popular ha de ser la forma principal de la vía armada e la revolución en nuestro país. Ello no descarta otras formas de lucha armada; todo lo contrario, presupone la combinación y coordinación de todas las demás formas de la lucha armada con la insurrección, así como también la combinación y la coordinación de estas con la multiforme acción no armada de las masas trabajadoras y populares en general.”

Sostiene que “la insurrección ah de realizarse como una obra de las masas del proletariado y sus aliados, en el momento más favorable dentro de una situación revolucionaria, y contando con un alto desarrollo de las condiciones subjetivas…La insurrección debe prepararse seria y minuciosamente, jamás debe improvisarse. Nunca debe jugarse a la insurrección….No puede excluirse que otras organizaciones revolucionarias se adelanten al Partido al configurarse una situación revolucionaria, si este nos e encuentra preparado, o no sabe orientarse y actuar con acierto e iniciativa y se muestra indeciso.”

C. La vía de desarrollo del proceso de lucha por la revolución en El Salvador

Plantea que “la vía de la revolución así determinada como más probable por nuestro Partido, ha de ser la culminación de un multifacético proceso de lucha, durante el cual el proletariado y las demás fuerzas motrices de la revolución alcanzarán la experiencia, la organización y la conciencia políticas suficientes para estar preparadas a dar la batalla decisiva por el poder, cuando las condiciones lo permitan.”

Puntualiza que “en nuestro país , excepto breves periodos, las formas abiertas y masivas de la lucha política predominan sobre las formas cerradas, clandestinas y de pequeños grupos; l masas comprenden mucho mejor las primeras que las segundas y se incorporan a ellas con cierta facilidad, siempre que se les abran vías accesibles de acción y se promuevan motivaciones influyentes.”

Registra que “nuestro Partido…ha hecho una variada experiencia en organizar dirigir diversas formas de la lucha legal. Especial importancia ha tenido en nuestro país la utilización de la lucha electoral. Para que esta lucha jugara un papel positivo en la revolucionarización de las masas, ha sido determinante la participación de nuestro Partido en la misma.”

Rescata que “la experiencia de la larga lucha de nuestro Partido indica que, como en todas partes, el proceso en conjunto de la lucha por la revolución pasa alternativamente por periodos de ascenso (o flujo) y de descenso, “bajón “o reflujo. La táctica debe ser diferente en uno u otro período.”

Señala que “cuestión de una importancia difícil de exagerar durante el proceso de lucha por la revolución es la de saber determinar cuando se ha agotado por las masas una determinada fase de su aprendizaje y de su lucha y se hace necesario pasar a una fase superior, elevando así sucesivamente el proceso de lucha por la revolución hasta su final victorioso.”

Precisa que “las tareas principales a lo largo del proceso de lucha por la revolución democrática antiimperialista, son la siguientes:
a) construir una ramificada, extensa y firme red de organizaciones de masas
b) conquistar la dirección del movimiento revolucionario por el proletariado y su Partido
c) construir las fuerzas armadas revolucionarias
d) forjar y consolidar la alianza obrero-campesina
e) construir el frente único de las fuerzas democráticas anti-imperialistas y antifascistas
f) ganar al menos una parte del ejército para la revolución.”

“Rechaza –estas Tesis del PCS- por errónea y conducente a severos revesas, la concepción uniformista y simultaneísta de la revolución centroamericana, sustentada, bajo una u otra forma, por otras organizaciones de izquierda de la región.”
III. La conquista de la dirección de la revolución democrática, antiimperialista por el proletariado y su partido

A. Orientaciones Generales

Considera que “la dirección del proletariado y su Partido en la Revolución Democrática Anti-imperialsita e la principal y más decisiva garantía de su victoria y realización consecuente, de su defensa imbatible frente a la contrarrevolución y de su avance firme hacia el socialismo…conquistar dicha dirección es un objetivo de importancia estratégica.”

“Para lograr ese objetivo estratégico, es necesario guiarse por un conjunto de orientaciones:
a) revolucionarizar, organizar y unir al proletariado
b) ganar a las masas del campo (proletariado agropecuario y campesinos) para la revolución
c) el proletariado y su Partido deben adelantarse a tomar firmemente en sus manos las banderas democráticas
y d) desarrollar al Partido del proletariado, mantener y reforzar su carácter revolucionario de vanguardia con una elevada organización, una disciplina férrea y profundamente vinculado a las masas.”

B. Revolucionarizar, Organizar y Unir al Proletariado

Considera que “el Partido Comunista sin el movimiento obrero s en extremo débil, inofensivo par ala burguesía y el imperialismo, no pude dirigir el proceso de lucha por la revolución, ni encabezar ésta. El movimiento obrero sin el partido marxista-leninista de vanguardia, es un movimiento a lo sumo reformista, un pilar del sostén del capitalismo.”

Estima que “la lucha por la unidad del movimiento sindical no significa el cese de la lucha ideológica; en el terreno ideológico no debe haber concesiones, ella debe librarse constantemente y a fondo….Nuestra polémica debe impregnarse de un claro espíritu unitario, debe librarse como un enérgica lucha por la unidad.”

C. Ganar a las masas del campo para la Revolución y para la alianza Obrero-Campesina

Considera que “en un país capitalista agrario como el nuestro, la decidida participación de las masas del campo en la lucha por la revolución democrática antiimperialista tiene una importancia decisiva; ganarlas para realizar su papel revolucionario es una tarea de valor estratégico. Si el Partido realiza bien esta tarea, asegurará la premisa más importante para conquistar la dirección de movimiento popular y de la revolución democrática antiimperialista. ”

D. Tomar la iniciativa en la lucha por la Democracia

Considera que “en un país como el nuestro, donde impera desde hace tanto tiempo un sistema político autoritario y represivo, las libertades y derechos democráticos se encuentran asfixiados par ala casi totalidad de la población…solo asumiendo un papel activo , diario e intenso, en la denuncia de la arbitrariedad y la corrupción del régimen, puede nuestro Partido surgir ante las masas como el abanderado principal de la lucha por la democracia en nuestro país.”

IV. El Frente Único y el aprovechamiento de las contradicciones en el campo enemigo

Considera que “nuestra política de alianzas debe conducir a la construcción de un Frente Único capaz de dar un gran poderío, una dirección única y una elevada coordinación a todo el proceso de lucha por la revolución. Nuestro esfuerzo por describir y aprovechar las contradicciones entre los enemigos de la revolución, debe estar dirigido a aislar y debilitar al enemigo principal para facilita rl victoria de ésta. La construcción del Frente Único y el aprovechamiento de las contradicciones en el campo enemigo son, por tanto, tareas estratégicas.”

Establece que “la determinación del enemigo principal en cada etapa de la revolución y del más peligroso en cada momento del proceso hacia su triunfo, es indispensable para aislarlo, dirigir en su contra la acción concentrada de las fuerzas revolucionarias, debilitarlo, descargarle el golpe principal oportunamente y derrotarlo.”

Sostiene este documento del PCS que “el enemigo principal de la lucha por al revolución democrática anti-imperialista, hasta su victoria, lo constituyen el imperialismo yanqui, la oligarquía financiara-terrateniente y los sirvientes de ambos.”

Así como que “en la actualidad (abril d 1979) es muy claro que los sectores fascistas del imperialismo yanqui, de la oligarquía salvadoreña y sus sirvientes, constituyen el enemigo principal más peligroso.”

Expresa que “a la revolución se oponen varios enemigos a los cuales es imposible derrotar juntos. Es necesario dividirlos, derrotando a uno primero y después a los otros y esto es perfectamente posible de lograr, puesto que a las fuerzas enemigas de la revolución son clases sociales que deben su existencia a la propiedad privada, sufren la influencia constante del proceso de la lucha de clases nacional e internacional y tienden a reaccionar de manera diversa y contradictoria.”

V. La línea internacional del PCS

Considera que “vivimos una convulsionada época de la historia mundial, cuya principal característica es el proceso de transición del capitalismo al socialismo. Múltiples y variados so los fenómenos sociales, político y económicos, inherentes a este proceso.”

La Revolución Cubana abrió para América Latina la época del paso al socialismo

Subraya que “hace ya veinte años la Revolución Cubana abrió para América Latina la época del tránsito del capitalismo al socialismo. Cuba, que con firmeza avanzó desde las posiciones revolucionarias democráticas y antiimperialistas, hasta las posiciones anti-capitalistas y se transformó así en un país socialista, significa la confirmación de la inexorable ley del progreso social que conduce a la humanidad entera hacia la sociedad sin explotación y la sociedad sin clases. La revolución Cubana inició el período histórico de revolución en que América Latina se encuentra.”

El PCS y el Movimiento Comunista Internacional

Establece que “el Movimiento Comunista Internacional (MCI) es la fuerza revolucionaria principal de nuestra época, la más importante e influyente fuerza política en la historia de la humanidad al servicio del progreso social .Cuidar y fortalecer la unidad, el carácter revolucionario, la vanguardialidad y el prestigio del MCI, son deberes de principio para todo comunista.”

“El PCS, aunque pequeño –continúa- es un destacamento integrante del MCI, y como tal reconoce sus deberes y responsabilidades, trata de cumplirlas sin escatimar ningún esfuerzo del que sea capaz. La unidad del MCI sobre la base de los principios del Marxismo-Leninismo es condición fundamental par el triunfo de los ideales revolucionarios de la humanidad trabajadora.”

Agrega que “no aceptamos los comunistas salvadoreños que no exista socialismo “verdadero”, que el existente en la URSS y demás países de la comunidad socialista sea un “socialismo desnaturalizado” o con cualquier otra adjetivo. El socialismo real es el socialismo de nuestro tiempo, opuesto al capitalismo; su defensa es deber clasista de principio, es la primera obligación internacional proletaria, es punto de definición frente al imperialismo, al capitalismo en general y a todo sistema basado en la explotación del hombre por el hombre.”

El Movimiento Comunista y las otras izquierdas

Considera que “en los últimos años ha cambiado notablemente la correlación de fuerzas en el mundo, bajo al vigorosa influencia de los avances del socialismo. El campo de las fuerzas antiimperialista y por el socialismo ha experimentado una extraordinaria ampliación. Muchas de las nuevas organizaciones de izquierda son partidarias del Marxismo-Leninismo y declaran su decisión y disposición de luchar por el socialismo. Los comunistas tenemos el debe de propiciar la unificación de esas nuevas y amplias fuerzas y de contribuir a su encauzamiento en la común lucha revolucionaria de nuestra época.”

G. La actual política del imperialismo yanqui y de otras fuerzas burguesas internacionales

Estima que “la actual política del imperialismo yanqui y en particular su política hacia el “tercer mundo” ha experimentado reajustes desde el ascenso de Carter a la presidencia de los EE.UU. La necesidad de reajustar la política exterior norteamericana vino ser precipitada , entre otros hechos, por los siguientes: la derrota militar y política sufrida En Viet Nam, el escándalo de Watergate que culminó con la renuncia de Nixon a la presidencia; los reiterados reveses sufridos a manos de la revolución en África; la honda perdida de prestigio en América Latina y todo el Tercer Mundo, las agudas contradicciones en la esfera de las relaciones económicas con esta región y sus discrepancias y contradicciones con sus aliados de Europa Occidental y Japón.”

H. El PCS ante el Internacionalismo Proletario, la Coexistencia Pacífica ,la Distensión y la lucha por la Paz Mundial

Considera el PCS que “el Internacionalismo Proletario como un principio y una obligación inherente e inseparable de su naturaleza como destacamento comunista, fiel al marxismo-leninismo. El PCS reafirma su adhesión a la política leninista de coexistencia pacífica entre los Estados socialistas y los Estados capitalistas. El PCS apoya el programa de paz trazado por el XXV Congreso del Partido Comunista de la Unión Soviética; lo considera como el programa de todos los comunistas, de las fuerzas del progreso y de la paz del mundo entero.”

Y concluye este documento de los comunistas salvadoreños de abril de 1979 afirmando que “el PCS se solidariza con la lucha de los pueblos hermanos de Puerto Rico y Belice por alcanzar su independencia. Mientras el colonialismo se extingue, el neocolonialismo ha surgido como forma de dominación del imperialismo sobre los países descolonizados. Luchar decididamente contra esta forma de dominación imperialista es tarea de todos los comunistas, dar nuestro apoyo y solidaridad a la lucha contra el neocolonialismo es un deber irrenunciable de nuestro movimiento.”

El medio oriente y el laberinto imperial

El medio oriente y el laberinto imperial
octubre 01, 2014 Voces Comentar
Publicado en: Actualidad, Contracorriente – Dagoberto Gutiérrez, Nacionales

Dagoberto Gutiérrez

El imperio estadounidense ha decidido recomponer la estructura de poder del Medio Oriente. Esta es una necesidad para afrontar la crisis que le dobla el espinazo, ya que, como nunca, necesita control sobre el petróleo, y la actual composición de la geografía, la economía y el poder, construidas por las antiguas potencias coloniales europeas, ya no parecen responder a las acuciantes necesidades estadounidenses.

Se trata de antiguas fronteras estatales que partieron en su momento a las naciones, que inventaron Estados y dividieron pueblos, y establecieron, en definitiva, estructuras geográficassuficientes, en ese momento, para controlar los accesos a las riquezas que debajo de las arenas esperaban por los monopolios.

En este propósito se mueve decisivamente Washington, arrastrando, por momentos a regañadientes, a una Unión Europea quebrantada por su crisis y disminuida en sus poderes militares. Si observamos atentamente el curso de los acontecimientos, nos podemos dar cuenta que todo parece estar dispuesto para una nueva confrontación de las dimensiones de la primera y segunda guerras europeas, de esas que han sido llamadas mundiales, por sus repercusiones. Sería una tercera guerra mundial, con las características propias del momento.

Ocurre que los protagonistas parecen ser los mismos, pero jugando papeles diferentes. En la primera y segunda guerras, Estados Unidos intervino en el momento más oportuno y necesario para sus intereses, y supo capturar la mejor parte del botín. A estas alturas, sabemos que la primera y la segunda guerra constituyen una sola, y en ambas, lo que llamamos la parte europea de Occidente, se enfrenta a Rusia, que era como la parte asiática y la gran amenaza. En estos momentos, sin embargo, es Estados Unidos el que aparece como el motor del conflicto, y el escenario es un terreno inmediato al territorio de la antigua Unión Soviética. Tanto Europa como Estados Unidos coinciden en considerar a Rusia el enemigo a derrotar, justamente porque en el territorioruso se encuentran los materiales minerales y energéticos que se necesitan para mantener en pie la civilización occidental. Y el Medio Oriente es el territorio movedizo, construido una y otra vez, que constituye en el mundo de hoy un área sensible de influencia y con
trol, donde colisionan los intereses rusos, europeos, estadounidenses, iraníes y chinos.

En las dos confrontaciones anteriores, el mapa capitalista planteó la confrontación entre Alemania y las otras potencias europeas y estadounidenses, pero hoy aparece el poderío chino y el poder ruso, involucrados y mezclados con todo el andamiaje capitalista actual, con inversiones, con intercambios, con capacidad de producción, compra y venta, pero con una permanente y clara diferenciación civilizatoria, definiendo intereses y posiciones que desde el Oriente no solo compiten sino confrontan con el Occidente. El papel actual de China es un factor nuevo que, sin jugar el papel ruso en la confrontación, ha de ser considerado un factor movedizo en la coyuntura. Al mismo tiempo, también es considerable el papel del llamado BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Suráfrica).

Aparentemente no se trata de la confrontación socialismo-capitalismo. En una apariencia real estamos ante una peligrosísima confrontación inter-capitalista, en donde las antiguas potencias capitalistas que anteriormente controlaban sin control el planeta, están perdiendo ese control e intentan, a cualquier costo, recuperarlo, y establecer un nuevo juego y nuevas reglas del juego.

En ese afán, necesitan un mayor control, una nueva distribución del planeta, una reestructuración de antiguas fronteras, y un cerco que impida que el Oriente emerja como el poder por encima de Occidente. Todo esto no parece posible de ser logrado sin guerra, y aquí hay que saber que en este tema siempre hay cálculos equivocados y sueños sin fundamentos.

Estados Unidos decide romper el poder establecido en Libia para acceder a su petróleo, destruyen al Estado libio y matan a su líder, MuammarKhadafi; cambian en Egipto a su antigua aliado, en medio de un levantamiento bien organizado, y al final de un penoso proceso, instauran su régimen y ponen a su hombre de presidente, el General Al Sisi. Por supuesto, en Libia, el poder estadounidense levantado desde las oficinas transnacionales ha terminado favoreciendo el fortalecimiento del sector árabe más hostil a Washington, y una guerra sin control sacude todo el país. Y en Egipto, aunque aparentemente hay más estabilidad y control, los acontecimientos siguen siendo movedizos.

Cuando Washington organiza la guerra contra el gobierno sirio de Bashar al Assad, sus estrategas consideraron elementalmente que el presidente sirio no resistiría el embate militar durante 6 meses; sin embargo, ocurre que el presidente sirio ha logrado acuerdos estratégicos con las poblaciones asentadas en ese antiguo territorio, y siguiendo la tradición de su padre,Hafez al-Asad, tiene acuerdos y alianzas permanentes con las poblaciones Kurdas del norte sirio, fronterizo con Turquía, y tiene un juego equilibrado entre la población suní, mayoritario en Siria, y la chiita minoritaria, a una de cuyas minorías pertenece la familia presidencial siria.

Ahora bien, Estados Unidos, Francia, Inglaterra y Alemania armaron, financiaron y entrenaron a sectores fundamentalistas para lanzarlos contra Damasco, sin considerar el impacto que esto tendría en toda la región, sobre todo en Irak. No olvidemos que al derrocar y matar a Sadam Husein, el imperio estadounidense destruyó el único factor de estabilización en la región, y la poblaciónsuni, que en Irak controlaba el poder con Sadam,fue desalojada violentamente de ese poder, y sustituida con la mano sucia estadounidense, por un presidente kurdo, y así, los antiguos dueños del poder pasaron a ser perseguidos, reprimidos, encarcelados, sin consideración.

Todo ese desalojo generó poderosas resistencias y rebeliones, como la de Faluya, contra la ocupación estadounidense. Al producirse el levantamiento en Siria, estos sectores sunitas iraquíes participaron y se fortalecieron, y así, el dinero y las armas estadounidenses pasaron a ayudar a sus enemigos.

Una vez controlados los territorios sirios al norte, en las fronteras turcas e iraquíes, importantes sectores de los alzados contra Damasco, se zafan del control de Washington y de Europa y se convierten en el Estado Islámico de Irak y del Levante, y de aquí estalla toda la crisis, porque los actuales acontecimientos aparecen como una continuación de la guerra de Irak, como errores estratégicos de la Casa Blanca, y como desconocimientos geopolíticos. Sin embargo, no podemos concluir que todo lo que ocurre se debe a errores.

Washington construye en Irak un nuevo ejército que sustituye al de Saddam Husein, pero éste, a su vez, se disuelve ante la fuerza militar del Estado Islámico, y abandona el norte petrolero, porque ese ejército iraquí-estadounidense es una mezcla de sunitas y chiitas, pero además, es una verdadera empresa comercial en donde los grados militares han sido comprados a precios altísimos, los de general, y a precios menores los de teniente o capitán, y ningún soldado está dispuesto a pelear en lo que no creen. Por eso Washington descubrió en la emergencia que no tiene soldados en Irak, tampoco gobierno, y que ahora, una vez más, está en la necesidad de enviar nuevamente soldados al terreno para disputar el territorio a ese ejército fundamentalista. Para Barak Obama, que es un presidente débil e inseguro, el tema es áspero, porque sabiendo que el envío de tropas estadounidenses a esa zona es una grave derrota a su política, sabe, al mismo tiempo, que no tiene alternativa. Los bombardeos aéreos, por espectaculares quue sean, no aseguran el control del territorio para los dueños del aire.

Toda esa coyuntura ha aflojado y soltado las antiguas amarras coloniales, y los pueblos, convertidos en Estados, recuperan sus identidades y buscan constituirse en los Estados correspondientes, fuera del control colonial.

A estas alturas de los acontecimientos, se puede considerar que Irak ya no existe como Estado, porque los sunitas son los dueños del poder central, digamos de Bagdad y sus territorios, los chiitas, del sur, y los kurdos, que no son árabes, están en su mejor momento histórico, aunque como nunca aparece lo abigarrado de los intereses de las poblaciones kurdas.

Se llama Kurdistán a la región situada al norte de Irak, de Siria, Turquía e Irán. Es una zona de unos 300 mil kilómetros cuadrados que limita al norte con Georgia, Armenia y Azerbaijan, con unos 23 millones de habitantes y 3 sectores humanos bien delimitados.

Los kurdosiraquíes aparecen como aliados de los Estados Unidos y de las potencias europeas, como centro y territorio de inversiones, como un mundo occidental. Se puede pensar que a estas alturas de los acontecimientos, Washington y Europa apoyan y arman a esta parte kurda dirigida por Barsani, que es, a su vez, enemiga de Bashar al Assad.

La parte kurda turca es la población revolucionaria dirigida por el PKK, y cuyo líder, Okalam, es prisionero del ejército turco, en una isla del Mar de Mármara. Esta guerrilla es la que se enfrenta exitosamente al Estado Islámico en el norte de Siria, es aliada de Damasco y es la que protege a la población civil desde posiciones revolucionarias. Por ahora, los kurdos iraníes se mantienen estables.

Turquía tiene una posición artera en todo el conflicto porque respaldó a los fundamentalistas contra Damasco. Es enemiga del gobierno sirio, disputa el control de las aguas del Éufrates, que nace en Turquía, que tiene fronteras porosas con Siria, con Irak y con Irán, pero que hasta ahora se mantiene renuente a embarcarse de manera abierta en los planes militares de Washington, pero sigue respaldando a sectores del Estado Islámico.

Estados Unidos está bombardeando posiciones del Estado Islámico en Siria y se supone que la Casa Blanca entiende que Bashar puede tener en este momento la condición de interlocutor válido, porque de otro modo, de caer Damasco, todo ese territorio será controlado por el Estado Islámico, y los intereses imperiales no pasan cómodamente por las navajas afiladas de los fundamentalistas.

Dejamos pendiente el papel de Rusia en estos acontecimientos y la relación de estos hechos con la situación de Ucrania. Conviene ponerle atención a la conducta de Alemania, porque, como dijimos al principio, las piezas están dispuestas para una tercera confrontación de alcance mundial y tenemos que ver cómo debe moverse nuestro pequeño país en ese escenario.

San Salvador, 01 de octubre del 2014.