Chavismo y Sandinismo: los roles se invierten

NICARAGUA.- Chavismo y Sandinismo: los roles se invierten
www.elsoca.org
@elsocca

El Presidente Nicolás Maduro quiere seguir el ejemplo del Presidente Daniel Ortega

Por Melchor Benavente

A finales de Agosto salió publicada en El Nuevo Diario y en La Prensa, una importante aunque corta noticia que fue recibida con indiferencia por los lectores. Nicolás Maduro, presidente de Venezuela y heredero oficial del chavismo, anunciaba que el Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) ayudaría a formar una escuela de cuadros en Venezuela.

Concretamente Maduró declaró: “Hoy estuvimos hablando hace apenas hace unos minutos con el presidente Daniel Ortega (…) allí nos pusimos de acuerdo en la cooperación que nos está dando el Frente Sandinista para montar la escuela de formación de cuadros y dirigentes socialistas de Venezuela”. (Nuevo Diario, 27/8/2014).

Hace algunos años, cuando los vibrantes discursos antiimperialistas del coronel Hugo Chávez estremecían a la izquierda en América Latina, el chavismo se había convertido en una fuente de inspiración revolucionaria, superando incluso el ejemplo de la revolución cubana que pasaba por momentos difíciles y grandes penurias materiales. Las nuevas generaciones de izquierdistas veneraban más la figura de Hugo Chávez que la de Fidel Castro, a pesar que el primero se declaraba públicamente como admirador del segundo.

Y es que con el auge del mercado de materias primas, y cierto “boom” de las economías en América Latina, la riqueza petrolera de Venezuela, bajo el control del chavismo, contribuyó a mucho a crear la gran ilusión de que el “Socialismo del Siglo XXI” era posible sin necesidad romper abruptamente con el capitalismo y el imperialismo norteamericano, ni pasar por los traumas y escaseces de la revolución cubana.

Bajo el apogeo del chavismo se creó la Alianza Bolivariana para los Pueblos de las Américas (ALBA), como una nueva alternativa revolucionaria. La ideología dominante o hegemónica era el chavismo. Los petrodólares ayudaron mucho a la consolidación de este proyecto de integración de la burguesía emergente, hasta que la crisis económica mundial se encargó de acabar con estas ilusiones reformistas.

Al estancarse los precios internacionales del petróleo, el modelo de capitalismo de Estado en Venezuela, asentado fundamentalmente en la renta petrolera, entró en crisis casi al mismo tiempo del fallecimiento prematuro del coronel Hugo Chávez.

El chavismo se ha logrado mantener por más de quince años en el poder (1999-2014) utilizando la renta petrolera para financiar programas de asistencia social que le han garantizado los votos necesarios. Al no realizar las profundas transformaciones revolucionarias en la economía, los petrodólares fueron utilizados para importar alimentos y casi todos los productos que Venezuela consume. Este modelo funcionó hasta hace poco. Actualmente la crisis de Venezuela es más que evidente, provocando constantes ofensivas de la derecha que presiona para negociar y, si es posible, recuperar el poder.

Antes el sandinismo era un ferviente seguidor del chavismo. Venezuela era la fuente de inspiración. El convenio con PETROCARIBE proporcionó al gobierno sandinista los fondos necesarios para que el sandinismo consolidara el poder. Pero a diferencia del discurso estridente del difunto Hugo Chávez, quien fustigaba de manera verbal pero permanente al imperio norteamericano, el presidente Daniel Ortega manejó un discurso ajustado a sus propias necesidades políticas de sobrevivencia y de consolidación del poder. En algunos momentos, Ortega acompañó al chavismo, en otros guardo cierta distancia y en otros momentos sencillamente guardó silencio, dejo de aplaudir.

Debido a que Nicaragua no contaba con los millonarios recursos petroleros, la estrategia del sandinismo fue más pragmática: aprovechó al máximo los recursos del convenio petrolero, promovió alianzas con los empresarios del COSEP (a los cuales confiscó durante la revolución), aplicó las recetas del Fondo Monetario Internacional (FMI) mitigando el ajuste con programas de asistencia social financiados con fondos venezolanos.

En materia de lucha contra el narcotráfico el gobierno sandinista mantiene excelentes relaciones con Estados Unidos, aprovecha al máximo al tratado CAFTA-DR para expandir las exportaciones, y maneja una prudente política de alianzas con Rusia, China y cualquier gobierno al que pueda sacar provecho.

Y esta estrategia de aplicar un crudo neoliberalismo con remedios sociales le ha dado ciertos resultados al FSLN, al grado que la economía nicaragüense crece moderadamente, superando largos años de estancamiento. Esta relativa mejoría económica ha permitido al FSLN imponer un régimen bonapartista y mantener una clara hegemonía política.

El presidente Maduro ahora quiere imitar al presidente Ortega en todo. Los roles se han invertido. El chavismo bajo la conducción de Maduro está desarrollando un giro a la derecha en relación a su mentor Chávez, y el principal obstáculo que tiene son las bases del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) que fueron educadas en el esplendor del chavismo.

Maduro quiere que la escuela de cuadros que montará el FSLN en Venezuela, ayude a cambiar la mentalidad de los cuadros del PSUV, y los prepare para tomar un rumbo parecido al que el FSLN ha aplicado desde que recuperó el poder en el año 2007.

Tres familias controlan los medios de comunicación

Tres familias controlan los medios de comunicación

Estos periódicos y canales de televisión son los que más influencian la vida nacional, se consideran dueños de la verdad y de la moral. Son ellos los que definen ante la opinión pública quiénes son los buenos y quiénes son los malos. Su poder de intimidación es muy grante. Ni antes ni ahora estos medios han representado a la libre expresión y el libre mercado, por el contrario, son responsables de que ambas libertades sigan limitadas en el país.

Última actualización: 22 DE SEPTIEMBRE DE 2014 12:30 | por Joaquín Villalobos

Cuando en noviembre de 1989 un grupo de militares pertenecientes al Batallón Atlacatl asesinó a seis sacerdotes jesuitas, el gobierno de entonces sostuvo que el autor del crimen había sido el FMLN. Esa fue la versión que los medios de comunicación sostuvieron y propalaron, pese a que dicha versión estaba totalmente en contra de lo que un mínimo de sentido de común señalaba. Una comisión especial de “notables” viajó por el mundo diciendo que el FMLN era el culpable. Aquella mentira se volvió insostenible por absurda, pero en ese momento el papel de los medios fue tratar de encubrir un crimen e inventar un culpable.

Una trama similar intentaron los medios con el magnicidio del Arzobispo Romero y, cuando más de mil personas fueron asesinadas por la Fuerza Armada en el caserío el Mozote, en Morazán, su trabajo fue ocultar la matanza. Sobran historias como éstas. La relación entre poder económico, poder político y poder mediático en nuestro país es muy antigua. Los medios fueron un pilar fundamental del autoritarismo, defendiendo fraudes electorales, desprestigiando opositores y creando miedo. Pero no sólo con los derechos humanos y las libertades actuaron de manera perversa, igual escondieron la forma corrupta en que se realizaron las privatizaciones o la venta ilegal de la producción de energía geotérmica durante el gobierno de Francisco Flores. El poder mediático del país ha permanecido concentrado en sólo tres familias que son propietarias de los dos principales periódicos y de los tres canales de televisión de mayor difusión. El resto de medios son demasiado débiles para hacerles contrapeso.

Los tres canales han sido protegidos de cualquier competencia y los dos periódicos nunca pagaron impuestos hasta que el actual gobierno y una mayoría legislativa por fin se los impuso. Estos medios son parte del poder oligárquico que domina la economía nacional y sus propietarios participaron del negocio de las privatizaciones. Una de ellas le “ganó” un juicio al Estado por el que obtuvo más de diez millones de dólares. En 1984 el presidente Duarte hizo intentos por balancear el poder mediático abriendo la frecuencia de canal doce y cerrando las cuentas de gobierno a uno de los periódicos que le hacía una oposición feroz. Cuando el ingeniero Duarte salió de la presidencia, enfermo de cáncer terminal, levantaron contra él y su partido una implacable campaña acusándolos de corrupción. El empresario Jorge Emilio Sedán, ya fallecido, libró una larga y desigual batalla por lograr, como propietario de canal doce, un mejor balance en televisión y, de igual manera, fue desprestigiado; al final, esa lucha le costó mucho dinero y probablemente su salud.

Estos periódicos y canales de televisión son los que más influencian la vida nacional, se consideran dueños de la verdad y de la moral. Son ellos los que definen ante la opinión pública quiénes son los buenos y quiénes son los malos en cualquier situación. Su poder de intimidación sobre la clase política y todos los sectores sociales es muy grande, son en realidad temidos. Esta concentración de poder mediático es dañina para la democracia y para la competencia económica. Ni antes ni ahora estos medios han representado la libre expresión y el libre mercado, por el contrario, son responsables de que ambas libertades sigan limitadas en el país.

La guerra y la lucha civil democrática obligaron a que la Fuerza Armada dejara de ser usada para matar opositores y a que los votos se empezaran a contar bien. Instituciones cada vez más independientes y neutrales como la Policía, la Corte Suprema y la Fiscalía no nos cayeron del cielo, fueron conquistadas a sangre y fuego. Por esas luchas tenemos por primera vez en la historia un ex presidente procesado por corrupción. Sin embargo, nuestro país continúa en transición por dos caminos que son igualmente importantes. Por un lado, la emergencia de nuevos poderes económicos y mediáticos que hagan contrapeso al poder oligárquico y, por otro, el fortalecimiento de las instituciones y la legalidad que deben ir consolidando el nuevo orden democrático.

Sin contrapesos a la concentración de poder económico y mediático no habrá legalidad, ni justicia que valgan. La clase política, la academia, los jueces, los magistrados, los fiscales, los policías, los periodistas, los empresarios y toda la sociedad estará sometida a la voluntad de un puñado de familias por el miedo a perder empleos, contratos, cuentas o a que su imagen sea destrozada por los medios de comunicación. Sin balance en el poder económico y mediático, las banderas de transparencia y respeto a las instituciones acabarán convertidas en los nuevos mecanismos de defensa de los oligarcas, ahora conocidos como G20, aunque sean menos de diez. La mayor aspiración de estas familias pudientes es que sus opositores sean como un bonsái: árboles enanos decorativos condenados a no crecer. Sin un balance en el poder económico y mediático, efectivamente, esos opositores serán enanos que adornan lo que ellos podrían presentar como democracia.

De la misma manera que el persistente ataque a las empresas de ALBA, ligadas al FMLN, está dirigida a evitar que la izquierda tenga poder económico; la campaña contra la concesión de canal once a un grupo de inversionistas, entre los que participa Ángel González, un empresario de origen mexicano, va dirigida a evitar la competencia y un mejor balance en el poder mediático del país.

En televisión, técnicamente las frecuencias de 1 al 13 son las de mayor poder de difusión. De las seis frecuencias que estuvieron disponibles cuando comenzó la televisión en el país, las tres primeras han estado en poder de una sola familia desde 1956, el canal 8 fue entregado a una Fundación Católica para evitar se convirtiera en competencia de las primeras, el 10 es la Televisión Nacional, y el 12 fue abierto hasta 1984. Es decir que existe un monopolio en televisión que ahora goza de antigüedad, tradición, cobertura y, sobre todo, de gran fortaleza económica. Esta situación se repite con los dos periódicos. Los medios de menor poder son como sardinas peleando contra tiburones. En realidad, en un mercado tan pequeño, es en extremo difícil competirles a los tiburones si no hay socios con suficiente poder económico. La concentración de poder mediático y la inexistencia de contrapesos ha generado conflictos entre gobierno y medios en Argentina, Ecuador, Venezuela e incluso en México. En los tres primeros el conflicto se tornó en enfrentamiento, pero en México la solución ha sido abrir la competencia y ese debería ser nuestro camino.

La oligarquía vendió todos los bancos a consorcios ingleses, estadounidenses y colombianos; vendieron la cementera a los suizos de Holcim, la productora más grande del mundo; vendieron las comunicaciones a corporaciones españolas y francesas, la cerveza a una multinacional sudafricana y la línea aérea a empresarios colombianos. Todo esto fue en la oscuridad y de esos negocios el Estado no recibió ni propina. Vendieron y se volvieron socios de multinacionales en nombre de la globalización y del libre mercado, pero cuando apareció un magnate mexicano queriendo invertir en Televisión se han alzado para defender la transparencia, el interés nacional y denunciar que la Patria, la democracia y la libre expresión están en peligro. Parece un chiste, se han asustado con su propia política de abrir el mercado, la única diferencia es que ahora no son ellos los socios.

Se argumenta contra González su capacidad de entenderse con gobiernos de izquierda y derecha, ¿acaso no es eso la esencia del pluralismo y la independencia? En nuestro país jamás ha existido independencia de los grandes medios o, ¿es independencia tener relaciones sólo con los gobiernos de derecha? La política exterior durante los gobiernos conservadores no fue pragmática, sino ideológica y puso al país en todas las alianzas anticomunistas posibles. El caso Flores-Taiwán es sólo la punta del iceberg de quién sabe cuántos cientos de millones que pagó Taiwán durante décadas para hacer contrapeso a China. Si la Justicia funciona, quizás sepamos el destino de diez millones, pero del resto no sabremos nunca adónde fueron a parar.

La visión ideológica en las relaciones exteriores ha retardado el acercamiento a un mundo transformado en el cual China es ahora más importante que Taiwán. El surgimiento de nuevas elites de poder no está ocurriendo sólo en nuestro país, sino en todo el continente. Suramérica ya no está más en manos de dictadores de derecha. Es cierto que la situación de Venezuela es crítica, pero eso no devalúa el petróleo ni los dólares que llegan al país. Por otro lado, las economías de Ecuador, Bolivia y Nicaragua están creciendo exitosamente y, aunque no se compartan sus ideas, no se debe meter en un solo costal a todos los gobiernos bolivarianos.

El poder político para gobernar es temporal, el poder de los medios es permanente. En nuestro país, los dueños de los principales medios son los mismos desde hace más de medio siglo. El control del poder para gobernar se resuelve con elecciones y el de los medios con la competencia. Sin competencia en el mercado los grandes medios tendrán siempre un enorme poder político. El pastel publicitario del país es de aproximadamente 100 millones de dólares anuales. El 80% de ese pastel se lo comen tres familias: con la televisión el 40% y con los dos periódicos el 20% cada uno. Como decía el gran Cantinflas: “ahí está el detalle”.

La persecución a la Iglesia en El Salvador de 1979

La persecución a la Iglesia en El Salvador de 1979

El asesinato del sacerdote Octavio Ortiz y de cuatro jóvenes, en San Antonio Abad el 20 de enero, conmovió al país y marcó el inicio de este año 1979, durante el cual continuaría el enfrentamiento entre el represivo régimen del General Romero y los combativos sectores populares organizados que posteriormente, en su gran mayoría se unificarían en septiembre en el Foro Popular y luego en la Coordinadora Político-Militar (RN, FPL y PCS) en diciembre de este año. Así se ponía fin a casi diez años de dispersión orgánica de las fuerzas revolucionarias salvadoreñas.

Por otra parte, el 15 de octubre diversos sectores militares realizan un golpe de estado, y establecen una Junta de Gobierno con la participación del Foro Popular, el cual es antesala de un largo conflicto armado que cubre toda la década de los ochenta del siglo pasado. A continuación exploramos los primeros meses de este año 1979 desde el prisma de los comunistas salvadoreños.

La matanza de “El Despertar”: un crimen contra todo el pueblo. Manifiesto del PCS. 29 de enero de 1979

La dirección del PCS divulgó el 29 de enero un manifiesto condenando el asesinato del sacerdote Octavio Ortiz en el que expresa que: “el sábado 20 de enero en las primeras horas de la mañana, contingentes de la Guardia Nacional fuertemente armados asaltaron el centro religioso católico “El Despertar” ubicado en el cantón San Antonio Abad, al oeste de la ciudad capital. En esa acción alevosa fueron asesinadas cinco personas, incluyendo al sacerdote Octavio Ortiz Luna y capturados numerosos menores de edad, jóvenes, adultos y religiosas, siendo conducidos estos al Cuartel General de la Guardia Nacional, en donde fueron torturados para obligarles a firmar declaraciones en las que se vincula a la Iglesia con las organizaciones armadas que existen en el país.”

Considera que “este hecho posee connotaciones particulares que lo revisten de especial gravedad: se trata de un ataque contra la Iglesia Católica realizado de manera precisa y directa, ya no solo es el ataque contra tal o cual sacerdote, sino el ataque sangriento contra un local de la Iglesia, contra fieles y sacerdotes, en una clara manifestación del empeño represivo por acallar la que en estos momentos constituye una de las voces más importantes con que cuenta nuestro pueblo en sus reclamos de justicia, de libertad y respeto a sus derechos legítimos.”

Subraya que “a la luz de estos hechos sangrientos, adquiere una urgencia más apremiante la necesidad de una mayor concertación de fuerzas democráticas, revolucionarias, patrióticas y antifascistas. Es necesario que esa concertación de fuerzas alcance pronto su debida expresión política y manifieste, en las formas más diversas y posibles, l posición de malísimos sectores, deseosos todos –aunque movidos por intereses distintos-de darle una salida democrática la crisis nacional, cerrar el paso a los fascistas, hora de nuevo en escalada, y abrir las posibilidades de una convivencia democrática real en el país.”

“El Partido Comunista de El Salvador, al condenar el crimen cometido por los esbirros del régimen, servidor incondicional de los capitalistas nacionales y extranjeros más poderosos y reaccionarios, se solidariza con la posición altamente patriótica y humana asumida por l Iglesia Católica encabezada por el Arzobispo de San Salvador, Monseñor Oscar Arnulfo Romero y se une al clamor nacional e internacional que exige: ¡MANOS FUERA DE LA IGLESIA Y ALTO A LA REPRESION!” concluye el comunicado del PCS.

Plataforma de Demandas Democráticas de la C.U.T.S.

La CUTS somete a la consideración de todas estas fuerzas organizadas y sectores sociales, la siguiente plataforma de demandas democráticas, como base del diálogo en busca de esa amplia convergencia.

I. Vigencia real de las libertades derechos democráticos

-Derogatoria de la “ley de Defensa y Garantía del Orden Público.” Cese de la tortura a los presos
-Amnistía General: libertad de todos los presos políticos (sentenciados, encausados y “desaparecidos”) retorno de todos los exiliados
-Cese de a represión por motivos políticos, ideológicos o por causa de la lucha social, en todo el país (en las ciudades y campo),
-Cese de la persecución y el hostigamiento a la Iglesia católica y otras Iglesias que ahora la sufren
-Respeto pleno a los derechos de reunión y expresión del pensamiento, hablado y escrito
-Respeto pleno al derecho de asociación, legalidad para todas las actuales organizaciones de campesinos ya asalariados agropecuarios
-Respeto pleno a la actividad de los sindicatos y demás organizaciones sociales, de lo partidos políticos y demás organizaciones cívicas
-Respeto pleno a todos los derechos humanos consignados en la Constitución y la Declaración Universal de los Derechos Humanos de las Naciones Unidas
-depuración de los cuerpos de seguridad y reformas legales que garanticen la absoluta sumisión de estos cuerpos a los preceptos constitucionales y el mantenimiento del Ejército al margen de las actividades políticas y represivas

II. Constitucionalidad de la vida política institucional

-Reforma a la legislación electoral y medidas prácticas que saneen el procedimiento de las elecciones
-Reformas legales que garanticen la real independencia del Poder Judicial, la vigencia efectiva de los recursos de Exhibición Personal, Amparo e Inconstitucionalidad

III. Vigencia real de los derechos sociales consignados en la Constitución

-Reformas a la legislación laboral con el fin de: garantizar plenamente el derecho de asociación en sindicatos y la existencia de estos;
-garantizar el ejercicio efectivo del derecho a huelga;
-reconocer el derecho de los trabajadores agropecuarios a sindicalizarse y de los campesinos en general a constituir legalmente sus organizaciones diversas, conforme a las normas constitucionales y,
-garantizar el derecho ala estabilidad en el trabajo y poner fin a los despidos masivos
-derogar a discriminatoria Ley Agraria y poner fin a los desalojos de campesinos

IV. Constitucionalidad de la Universidad y garantía para el desarrollo de la cultura y la ciencia

-Restitución plena de la autonomía constitucional e la Universidad de El Salvador, derogando toda legislación o disposición violatoria de la misma, emitiendo las regulaciones legales necesarias para garantizarla
-Respeto pleno al derecho de los estudiantes, docentes y profesionales universitarios a organizarse y desenvolver sus actividades libremente
-Fin a toda discriminación ideológica y política en la Universidad , tanto la que s ejerce contra alumnos, docentes y profesionales, como la que coarta al libre difusión y consideración de las ideas en el contenido de la educación y de todas las actividades propias de la Universidad.

A unir fuerzas y arreciar ofensiva anti-fascista

En el número 113 de Voz Popular de la primera semana de febrero de 1979 se analiza la situación nacional y en particular el brutal asalto y matanza realizado por la Guardia Nacional en “El Despertar.” Advierte el articulista que “los móviles y objetivos determinantes de este operativo dantesco únicamente pueden describirse si se sitúa lo ocurrido en el contexto de la situación de los últimos meses, durante los cuales la crisis nacional ha sufrido un fuerte agravamiento.”

A continuación se hace un sumario de los sucesos más influyentes, que incluye el hecho que “tras seis años y medio desde la intervención militar en la Universidad y del sangriento rebalse del dominio que los fascistas le impusieron, éste se derrumbo bajo el impacto de las contradicciones interna en el gobierno y de los golpes de la lucha de los docentes y estudiantes.”

Además “los secuestros por la RN-FARN de cuatro ejecutivos de monopolios extranjeros ( un holandés, dos ingleses y un japonés) y de un multimillonario agro-exportador , trajeron por consecuencia el abandono del país de decenas de técnicos y ejecutivos extranjeros; las amenazas de los capitalistas japoneses ( que son los principales clientes) de no comprar algodón salvadoreño y retirar de aquí sus inversiones.”

Así como “el movimiento huelguístico de la clase obrera ha experimentado un notable ascenso durante los últimos meses, con la característica de que las huelgas se desarrollan rodeadas de una mayor y más militante solidaridad de las demás organizaciones obreras.”

A la vez “se ha formado un influyente grupo de empresarios capitalistas, con peso importante en la ANEP, que se manifiesta favor de una salida a la crisis política basada en medidas tales como una amnistía, la reforma de la Ley de Orden Publico para suavizarla y otras parecidas, que se concertarían entre distintas fuerzas sociales y políticas con el gobierno, mediante negociaciones directas con éste.”

Agrega que “frente a este grupo de empresarios, cuyas figuras más destacadas son el Sr. Francisco de Sola y el Sr. Francisco Callejas (Presidente actual de ANEP) se ha nucleado otro, que abandera una posición reaccionaria recalcitrante exige a gobierno una represión más sangrienta y arrasante, acusa al otro grupo de “traición” y se prepara para dar la batalla por recapturar la dirección de ANEP. Entre las más destacadas figuras de este otro grupo se destacan el Sr. Roberto Hill, el expresidente de ANEP, Sr. Lemus Obyrne, el Dr. “Chachi” Guerrero (recordado no solo por su trayectoria en el PCN, sino también como miembro del archireaccionario equipo dirigente de FARO).”

Además que “el gobierno de Carter ha retoñado mecer presiones sobre el gobierno del General Romero, a favor d medidas de liberalización parecidas alas que apoya el grupo de empresarios ya mencionado (amnistía, reforma ala Ley de Orden Público, etc.) El Embajador de los EE.UU. Frank J. Devine incluso a salido a “recomendar” en público esta fórmula.”

Incluye también “el enfrentamiento entre pueblo y gobierno, pero sobre todo las contradicciones aparecidas dentro de la burguesía y entre Washington y el gobierno de Romero, tienen su reflejo en las filas militares. Cada día trascienden más noticias acerca del descontento entre los uniformados. Con este descontento están vinculados algunos cambios en los mandos y las sanciones impuestas a algunos militares al comenzar el año.”

Por otra parte “el reciente viaje del Gral. Romero México, pesar de la ruidosa propaganda acerca de supuestos “grandes logros” alcanzados, fue en realidad un fracaso político y un muy relativo éxito en algunos de sus objetivos económicos. Los principales periódicos mexicanos hicieron pasto del General Romero y su gobierno, desnudaron su origen y su carácter represivo.”

A esto se suma que “el ascenso del movimiento huelguístico obrero, el ascenso del movimiento universitario (estudiantil y docente) junto con las masivas expresiones de apoyo a la Iglesia Católica golpeada por la represión y a los primeros síntomas de que el movimiento de masas en el campo se recupera de los golpes sufridos el año pasado y vuelve a la acción, están poniendo final al breve y poco profundo bajón de la lucha popular iniciado en marzo-mayo de 1978. Un nuevo flujo de lucha de masas ha comenzado a levantarse.”

“Es en medio de este cuadro político, fuertemente adverso a los fascistas, que se produjo el brutal asalto y la matanza contra El Despertar. Con esta agresión los fascistas han buscado cortar en seco cualquier proyecto de diálogo y negociación “aperturista” , imponer la pauta de los hechos consumados a cualquier elemento “vacilante” o “blando” dentro del gobierno, incluso si fuera necesario al mismo General Romero.”

Añade que “los fascistas salvadoreños ven su propia defensa ligada a l defensa de Somoza. En esto han demostrado mucha claridad de conciencia. Por eso enviaron tropa a ayudar a Somoza en septiembre pasado; y por eso mismo, han vuelto a enviarle tropa para que lo ayude ahora. El apoyo militante a Somoza forma parte de las medidas de los fascistas salvadoreños para enfrentar los factores que se conjugan en su contra, nacional e internacionalmente, forma parte del mismo esquema en que se inscribe el crimen de San Antonio Abad.”

“Otra conclusión que surge clara del análisis de l situación nacional actual, es la de que la hora demanda d las fuerzas populares un prono entendimiento que les permita unir y coordinar sus luchas, propiciar la unidad de acción con todas las demás fuerza democráticas y patrióticas, contra los fascistas y sus brutales métodos.”

Concluye que “la Confederación Unitaria de Trabajadores Salvadoreños (CUTS) se ha adelantado a poner en el centro la plataforma de exigencias democráticas inmediatas, tras la cual puede forjarse una enorme y poderosa movilización ¡ACUDAMOS AL LLAMADO UNITARIO Y DE COMBATE DE LA CUTS!

Sobre agresión de China a Vietnam. Declaración del PCS. 20 de febrero de 1979

La CP del PCS declara que “el sábado 17 de febrero la Republica Popular China invadió en forma masiva el territorio de la República Socialista de Viet Nam. La camarilla dirigente de Pekín se ha desenmascarado completamente, ha quedado al desnudo ante el mundo su traición a la causa del socialismo, de la paz y de la libertad de lo pueblos. Ela fortaleza del pueblo chino ha sido puesta por sus gobernantes al servicio de la contrarrevolución y la guerra.”

Agrega que “hace ya mucho tiempo que la camarilla dirigente de China no tiene nada en común con la causa de los pueblos del mundo; por lo contrario, cada vez ha venido desarrollando con más descaro sus más estrechos contactos, su más activa cooperación con los militaristas yanqui, europeos y nipones, con los fascistas latinoamericanos, los racistas africanos, los contrarrevolucionarios y mercenarios de todo el mundo.”

Concluye el PCS que “condena enérgicamente la agresión aventurera y criminal de China contra Viet Nam y une sus voces al clamor mundial que exige: ¡Fuera manos de la heroica tierra vietnamita!”

Acerca de los sucesos del 28 de febrero de 1977. Entrevista con Schafik Handal, Srio. General del PCS

Opina Handal que la “campaña electoral presidencial de la Unión Nacional Opositora, fue al culminación de once años de una utilización intensa y creciente de esta forma de lucha por parte de fuerzas democráticas y revolucionarias de nuestro país, que participaron en tres elecciones presidenciales y seis de diputados y alcaldes. Las elecciones de 1977 fueron también el punto culminante e la corrupción del procedimiento electoral por la vieja dictadura militar derechista que tomó el camino del fascismo, acorralada por la ofensiva popular, especialmente desde las anteriores elecciones presidenciales de 1972.”

“La lucha electoral culminada el 20 de febrero de 1977, lo mismo que la enorme y combativa movilización de la semana siguiente, estuvieron vinculadas en la conciencia de las masas, a los contenidos y objetivos siguientes: las grandes masa del pueblo estaban convencidas de que era necesario y urgente atajar a los fascistas e instaurar un gobierno democrático que, abriese y asegurara las libertades a las mayorías.”

Además “la mayoría del pueblo veía en la UNO la cabeza política (unificadora) capaz de conducirle a la victoria y veía como un acierto suyo la decisión de lanzar un candidato militar, como parte del esfuerzo por atraer a lo mejor del Ejército a un pacto contra la dictadura fascistizante y por la democracia.”

Así como que “una parte de las masas, principalmente de las masas trabajadoras y sectores de la intelectualidad, habían ya tomado conciencia de que es necesario alcanzar el poder como requisito indispensable para la realización de las hondas transformaciones democráticas antiimperialistas, en ruta hacia el socialismo, como vía única de solución a los graves problemas nacionales.”

Reconoce que “el hecho de que la UNO no se demostrara capaz de continuar promoviendo, organizando y conduciendo la lucha popular contra la dictadura después del 28 de febrero de 1977, creo condiciones que favorecieron el ahondamiento de la división e incluso nuevos fraccionamientos en las filas del movimiento democrático y revolucionario; aquella incapacidad de la UNO originó un vacío que favoreció el surgimiento de nuevos liderazgos ideológicos y políticos que, aunque con innegable heroísmo y brillantez, han complicado la gran tarea reunificadora de la cual depende decisivamente la proximidad o la lejanía de la victoria democrática revolucionaria.”

Lamenta que “los trabajadores del campo habrían dado una contribución 10 veces mayor, sino se los hubiera impedido la división de las filas revolucionarias, la confusión y el sectarismo difundido entre ellos.”

La socialdemocracia en América Latina

En la revista soviética AMERICA LATINA editada en Moscú, aparece un artículo de Schafik Handal, secretario general del PCS, acerca de la socialdemocracia en América Latina. Plantea que “desde 1976 ha comenzado una nueva dimensión de la política latinoamericana de la Internacional Socialista (IS); se trata de una especie de salto en la actividad y relaciones prácticas en nuestro continente, aunque pienso que el contenido y tamaño de este fenómeno se harán más claros al pasar algún tiempo y todo dependerá hasta cierto punto de cómo se desarrolle la política de la Administración Carter en América Latina – en alguna medida- en el “tercer mundo” en su conjunto.”

Sostiene que “es en los marcos de esta búsqueda por los EE. UU., de una estrategia más eficiente (y en menor medid fuera de estos marcos) que se despliega la actual ofensiva de la Internacional Socialista en el “tercer mundo.”

Por otra parte, insiste “en la presentación de aquellos factores emanentes de la situación latinoamericana actual, que tienden a favorecer la irrupción de la socialdemocracia europea en nuestro continente. Y menciona “el reflujo temporal del movimiento revolucionario, como consecuencia del revés sufrido por la “segunda ola” de la revolución en nuestro continente, abrió un espacio aprovechable por el reformismo. El fascismo asestó golpes que alejaron el peligro de revolución en gran parte de América Latina, creándose objetivamente un vacío que el reformismo intenta llenar ahora.”

Así como que “la misma ofensiva del fascismo (1971-1976) tanto en los países donde triunfó como en aquellos donde surgió como una amenaza real, resultó favorable en otro plano –por paradójico que pueda parecer- par la operación de “transplante” de la socialdemocracia a nuestro continente: la instauración del fascismo ( su peligro) puso ala orden del día al defensa de los derechos humanos, la lucha por las libertades democráticas, y estas consignas precisamente fueron proclamada siempre por l socialdemocracia como su artículo de fe.”

Agrega que “en el seno de la socialdemocracia europea, y mucho más en las corrientes y organizaciones latinoamericanas afines, existen diferencias importantes, incluso radicales contradicciones capaces de agudizarse. En América Latina se vinculan hoy, con la Internacional Socialista, inclusive partidos que sustentan una real posición anti-imperialista y son aliados políticos que podemos considerar estratégicos en la lucha por los finales objetivos socialistas.”

Pero “no cabe duda que la dirigencia europea de la Internacional Socialista es, en general, una fuerza hostil a la revolución y al socialismo., pero al analizar su política y elaborar nuestra línea con relaciona ella , nosotros debemos de tener en cuenta también el carácter positivo que tiene para nuestra lucha actual su posición de condena contra los regimenes fascistas, fascistizantes o fascistoides de América Latina.”

“Los comunistas salvadoreños pensamos que debemos de sacar provecho el actual giro de la socialdemocracia europea en beneficio de la lucha contra el fascismo, que es el enemigo actual más peligroso de la revolución en nuestro continente y que, respecto a los partidos latinoamericanos inclinados hacia la Internacional socialista debemos adoptar en cada caso la línea de conducta más adecuada a su actitud concreta.”

Subraya que “esta posición arranca de la premisa siguiente: mientras la fronteras decisivas de la crisis estructural no hayan suido sobrepasadas, la unidad de acción con otras fuerzas en torno de los objetivos populares democráticos ante todo, de los objetivos anti-imperialistas, constituye de hecho una fuente de confrontación real contra el sistema de la dependencia y ella, más temprano que tarde, si tal orientación se sostiene, obliga a adoptar una posición revolucionaria y romper con el reformismo.”

A la vez “para garantizar hoy la relación orgánica entre la lucha por los objetivos inmediatos y mediatos de la revolución, nosotros los comunistas debemos hacer todo lo que este a nuestro alcance, para ser siempre los más firmes, activos y consecuentes luchadores contra el fascismo y la reacción, los principales defensores de los derechos humanos y las libertades democráticas pisoteadas. En caso contrario, otros monopolizaran estas luchas y seremos reducidos al papel de simple “fuerza de apoyo” y lanzados en fin de cuentas contra los intereses de nuestra causa.”

Sobre el contenido de la derogatoria de la Ley del Orden Público

En el número 115 de Voz Popular de la quinta semana de marzo se analiza la derogatoria de la Ley del Orden Público. Entre los aspectos nacionales se considera “el evidente fracaso de los sangrientos esfuerzos del gobierno por imponer a garrotazos el sometimiento del movimiento popular y de la Iglesia.; grave deterioro de la economía nacional; creciente descontento popular, no sólo por la represión, sino también por el aumento de los precios, la congelación de los sueldos de los empleados del estado, etc.”

Además el “fraccionamiento político de la burguesía (incluidos los grandes capitalistas); y descontento de diverso matiz y contradicciones en las filas militares a todo nivel y entre los funcionarios civiles del Estado, como un reflejo de las contradicciones entre pueblo y gobierno, de las que hay dentro de la burguesía y de las presiones internacionales.”

A nivel internacional “presión de la solidaridad popular y democrática internacional; presión de algunos gobiernos latinoamericanos; vuelta las presiones del gobierno de los EE.UU., a favor de una “apertura democrática limitada”; y dudas y temores que originan en los círculos superiores del gobierno de Romero, los avances y victorias revolucionarias de otros pueblos y los reveses que están sufriendo otros regímenes fascistas o fascistizantes en nuestro continente y de otras regiones del mundo.”

Se considera que “esta medida tiene el propósito de mejorar las posibilidades de estabilidad del gobierno del General Romero, aliviarle las presiones nacionales e internacionales, al menos en parte.” Y con esta decisión el régimen espera “facilitar la liberación de los rehenes que están en poder de las FARN y quitarse las presiones de sus respectivos países de origen.”

Así como “mejorar sus posibilidades de obtener préstamos en los EE.UU., y otros países que les son tan necesarios hoy para paliar el grave momento económico; conciliar las contradicciones que hay en la burguesía y en el aparato militar y civil del estado, entre los sectores que abogan por una “apertura limitada” y los que exigen una represión total.”

Parece ser “que la intención del gobierno consiste en moverse hacia un nuevo intento de combinar las concesiones con le garrote, como una fórmula para equilibrar las presiones que soporta.”

Considera que “lo que el momento reclama es el redoblamiento de la lucha, de manera de lograr una salida democrática real de la trampa fascista, una salida que entregue al pueblo salvadoreño la posibilidad d e ejercer lo más completamente que sea posible los derechos y libertades constitucionales, en beneficio de su lucha histórica por la profunda transformación política y estructural que nuestro país necesita para darse una sociedad más justa.”

Y finaliza el artículo de Voz Popular insistiendo que “una vez más repetimos: es hora de unidad popular, no es hora de enfrentamientos hegemonistas y sectarios entre los distintos destacamentos del pueblo. La derogatoria de la ley que dio origen al CAPUES y la derogatoria de la Ley del Orden Público son logros populares antifascistas; ellos muestran que es posible avanzar. Entonces, pues, ¡unámonos para avanzar!”

Crisis del Régimen del General Romero en El Salvador de 1978

Crisis del Régimen del General Romero en El Salvador de 1978
Por Roberto Pineda 18 de septiembre de 2014

Los meses finales de 1978 estuvieron saturados de una serie de acontecimientos políticos y sociales. Por una parte, el régimen del General Romero intentaba presentar internacionalmente un rostro “democrático” y por la otra arreciaba sus acciones represivas, por su parte los sectores populares continuaban con sus acciones reivindicativas y de protesta. A continuación hacemos una síntesis de estos acontecimientos, desde la visión de los comunistas salvadoreños.

Gobierno y Oligarquía pretenden descargar sobre los trabajadores y pueblo la crisis económica, producto del fracaso de sus planes. Manifiesto del PCS del 13 de septiembre de 1978

En el número 107 de Voz Popular de la segunda semana de septiembre de 1978 aparece un análisis sobre la situación nacional. Se considera que “las condiciones políticas y económicas de nuestro país se han agravado, han aumentado los sufrimiento morales y materiales para el pueblo salvadoreño. La índole fascista de la política del actual gobierno y su entrega total en brazos del gran capital financiero local y de las transnacionales imperialistas, son los causantes principales de esta situación.”

Agrega que “los capitalistas aro-exportadores de café obtuvieron fabulosas ganancias en los últimos años, a consecuencia del gran aumento e los precios en el mercado mundial…Así pues, los capitalistas se despacharon y se despechan con la cuchara más grande, a pesar de la crisis económica y descargan el peso principal de ésta sobre las espaldas del pueblo trabajador, gracias a la política profundamente antipopular del gobierno anterior y, más aún, del actual.”

Añade que “el crecimiento espectacular de los precios del café trajo consigo un gran aumento de los ingresos fiscales y así el presupuesto nacional se multiplico en más de dos veces en comparación con 1975; pro ello no redundó en crecimiento económico real, porque el gobierno, entregado al gran capital local y extranjero, se limita a crear las condiciones para que el gran capital se instale y obtenga fabulosas ganancias a costa de la explotación de las masas, mantenidas a raya por la represión.”

A la vez “el gobierno prepara nuevos pasos para reforzar el banquete de los suculentos negocios de la oligarquía financiera con la que mezclan cada vez más y más el capital de los poderosos bancos transnacionales norteamericanos, por medio de banqueros “salvadoreños” presta-nombres y de préstamos a la banca nacional.”

Frente a esto “el Partido Comunista de El Salvador (PCS) llama a los trabajadores a no dejarse espolear más ni amedrentar, a seguir el ejemplo que han dado los trabajadores guatemaltecos reiteradamente en los últimos meses, incluso los empleados públicos de ese país, que obligaron mediante su lucha al aumento de sueldos que se les negaba; el ejemplo de los combativos trabajadores colombianos y peruano que han paralizado varias veces sus países en los últimos tiempos; para hacerse respetar y conquistar un mejoramiento en su situación.”

Aseguran que “los comunistas salvadoreños hemos estado, estamos y estaremos siempre junto a todos los que de una u otra manera, en un grado mayor o menor, luchan por la democracia para el pueblo salvadoreño, por la conquista de una independencia nacional verdadera y por acabar l explotación del hombre por el hombre en nuestro país; al lado de todos los pueblos que luchan por su libertad y su emancipación social.”

Plantea que “nuestro símbolo universal, la hoz y el martillo, representa la unión de los obreros y los campesinos, la aspiración construir una sociedad de trabajadores libres de l explotación, sin clases explotadoras que asienta su felicidad en el trabajo productivo y digno de todos sus componentes; la sociedad que ya existe en los países socialistas y hacia la cual avanzan hoy tantos pueblos de la tierra en todos los continentes.”

Finaliza enfatizando que “rechazamos por eso que se este utilizando nuestro limpio y glorioso símbolo, como un recurso de la propaganda reaccionaria para amedrentar al pueblo salvadoreño, junto al cual sufrimos y en aras de cuya libertad y felicidad han muerto tantos de los nuestros a lo largo de 48 años de existencia del Partido Comunista de El Salvador.”

Lecciones de Nicaragua. El valor revolucionario de la lucha por la democracia y de la unidad de la izquierda

En el número 110 de Voz Popular de la segunda semana de noviembre se considera que “los sucesos de agosto y septiembre pasados en Nicaragua vinieron repletos de lecciones para el movimiento revolucionario centroamericano y latinoamericano en general.”

Subraya que “la historia emitió juicio sobre muchos problemas cruciales de la revolución, acerca de los cuales se ha venido desarrollando desde hace años una polémica activa-la mayoría de veces incluso agria- entre distintas tendencias de la izquierda.

Sostiene que “en Nicaragua quedo plenamente demostrado el gran potencial revolucionario que encierra la lucha por la conquista de la democracia, en un país donde durante décadas han sido negadas y pisoteadas las libertades y derechos o permitidos sólo durante brevísimos momentos, como también ocurre en El Salvador.”

Por otra parte “la izquierda nicaragüense se encuentra tanto o más fraccionada que al izquierda salvadoreña: el Frente Sandinista se fraccionó en 3 partes, hay dos Partidos Comunistas varias organizaciones menores de diversas tendencias. La lucha entre estas agrupaciones tomó en ciertos momentos una extrema agudeza. Sin embargo, desde fines de 1977 y especialmente enero-mayo de 1978, se hizo cada vez más fuerte el proceso de entendimientos y pactos para la unidad de acción entre todas estas organizaciones, frente ala tiranía somocista.”

Asimismo “si la izquierda no hubiera tomado en sus manos las banderas d el democracia y no hubiera pactado su unidad para luchar por ella, entonces la burguesía opuesta a Somoza estaría dirigiendo a su gusto y medida el movimiento popular y encabezando la rebeldía revolucionaria de las masas; el imperialismo yanqui se habría encontrado con las manos libres para ayudar a la oposición burguesa a constituir un gobierno comprometido con él, aplazando para largo la revolución.”

A la vez “si la revolución aún esta pendiente como una posibilidad real dentro del actual periodo histórico de Nicaragua, ello se debe sobre todo a al existencia de una izquierda revolucionaria que ha encabezado las aspiraciones democráticas del pueblo y tras ellas levó a la insurgencia a las grandes masas, frustrando hasta hoy el entendimiento conciliador de poderosos sectores de la burguesía opositora con el imperialismo y con la dictadura de Somoza.”

Opina que “si la izquierda nicaragüense no realiza nuevos pasos largos de avance hacia el logro de una unidad de sus filas más elevada y militante, realizada con una mayor lealtad y determinación, la revolución enfrentar en sus país reveses muy duros y la posibilidad de una nueva ofensiva revolucionaria victoriosa, se ira alejando.”

Estima que “el valor revolucionario de la lucha por la democracia y de la unida de la izquierda, han sido temas muy debatidos en la polémica dentro de la izquierda de nuestro país. Una parte de estas organizaciones ha venido sosteniendo que la lucha por al democracia y por la unidad de la izquierda son postulados “revisionistas” opuestos a los intereses del proletariado y d el revolución. La experiencia nicaragüense, sellada con sangre, arroja una clara iluminación sobre estos dos problemas.”

Concluye llamando a “que saque el lector sus propias conclusiones acerca de quienes han tenido al razón en estos dos puntos de la lucha ideológica dentro de la izquierda salvadoreña.”

CUTS REALIZA Primer Congreso Ordinario. Noviembre de 1978

El 25 y 25 de noviembre se realiza l Primer Congreso Ordinario de la CUTS bajo el lema: “Congreso de Solidaridad con los pueblos que lucha por la paz y el socialismo.”El Congreso aprueba la siguiente Plataforma General:
I. Lanzarnos a una contraofensiva organizativa que implica: a) fortalecer los sindicatos, seccionales y subseccionales de las tres federaciones integrantes de la CUTS; organizar nuevos sindicatos c) encaminarnos a formar incluso nuevas federaciones por rama económica d) dar un decidido apoyo y cooperación directa a la organización de sindicatos agropecuarios e) crear en la base de los sindicatos grupos organizados de activistas, en los cuales se apoyen las Juntas Directivas Federales y Confederal y de cada Sindicato y f) desarrolla runa política de persuasión y acercamiento para volver activos aquellos sindicatos afiliados a la CUTS que actualmente practican una política aislacionista de su respectivas federaciones.
II. Mejorar sustancialmente el trabajo de finanzas de los sindicatos
III. Abrir realmente y sistematizar el diálogo con otras centrales sindicales, así como con sindicatos no federados, con le fin de alcanzar acuerdos concretos de unidad de acción.
IV. Promover la realización de una Asamblea Nacional Sindical, procurando atraer a las diferentes tendencias activas en su seno.
V. Impulsar un decidido acercamiento, cooperación y coordinación con el movimiento campesino
VI. Levantar enérgicamente la bandera de la defensa de las libertades y derechos democráticos frente a la agresión y las pretensiones de los fascistas y promover el reagrupamiento y entendimiento amplio de todas las fuerzas y sectores que coinciden, aunque por intereses diversos, en al demanda de poner alto a la represión; por el acceso de las organizaciones populares a los medios de comunicación masiva; por la libertad efectiva del derecho de organización del pueblo y el respeto a sus organizaciones; y, disolución de las organizaciones paramilitares antipopulares y de la ORDEN; liberar a los presos políticos y “desaparecidos,”etc., dar, en suma, una fuerte lucha por conquistar las libertades democráticas como salida popular, la actual situación nacional.
VII. Dar pasos efectivos y prontos hacia un estrecho entendimiento y en general de Centro América, con vistas a elevar la solidaridad mutua, especialmente cuando se desarrollan acontecimientos como los que ahora conmueven a Nicaragua.
VIII. Apoyar las justas reivindicaciones de los trabajadores del Estado y municipales, asimismo, mantener una estrecha vinculación con sus organizaciones para impulsar una lucha común.
IX. Partiendo d el existencia de diferentes corrientes político-ideológicas en las filas sindicales, como producto de la diferente militancia partidista de los trabajadores, este PRIMER CONGRESO ORDINARIO DE LA CUTS hace un llamamiento formal a todas y cada una de las organizaciones políticas, particularmente a las que actúan dentro de la CUTS, para que pacten la unidad de acción y la cooperación en torno de esta Plataforma y/o de la Plataforma Reivindicativa, sin perjuicio de mantener cada una su independencia y sus posiciones en la lucha ideológica.

Documento de Línea Política aprobado por 1er. Congreso de CUTS. Noviembre de 1978

En un extenso Documento de Línea Política aprobado por el 1er. Congreso de la CUTS se indica que “entre 1962-1968, apoyándose en el Mercado Común Centroamericano, El Salvador aceleró relativamente su ritmo de industrialización, pero al romperse dicho mercado regional en 1969, la industrialización cayó a niveles casi de estancamiento.”

Considera que “los trabajadores en El Salvador vivimos en condiciones sociales que en general se agravan año con año. La inmensa mayoría, ganamos salarios tan insuficientes que no alcanzan ni para cubrir los gastos que requieren nuestras necesidades más elementales como la vivienda, alimentación, educación, vestido, medicina y recreo.”

Subraya que “el marco político s muy crítico. El grupo fascista que se encuentra enquistado en el poder, ha puesto en práctica desde 1972 todo un plan cuyo objetivo es detener, por medio del régimen de terror, la lucha crecientemente consciente de las masas populares, motivadas precisamente por la desesperante opresión y explotación que padecemos.”

Apunta que “durante 1978 la represión se ha enseñado de manera especialmente cruel y masiva contra el movimiento organizado de las masas trabajadoras del campo; la masacre de marzo contra una pacífica manifestación de campesinos en el centro de San salvador, que respaldaba demandas de tipo económico fue el inicio de esta nueva criminal ola de matanzas, capturas en masa, asesinato de dirigentes y activistas, desaparecimientos, apedreamientos, saqueos e incendios de ranchos, tortura salvaje contra los presos, etc.”

Agrega que “no es un secreto que la política de los Estados Unidos juega un papel incidente. Bajo la bandera de la defensa de los derechos humanos, la administración Carter aparentemente pretende hacer entrar al país en el carril que conduce a una limitada “apertura democrática” pero los fascistas salvadoreños tienen sus “padrinos” en los sectores más reaccionarios del Pentágono y el gobierno de los Estados Unidos.”

En el documento de la CUTS se hace un bosquejo histórico sobre el movimiento sindical a partir de 1932. En el caso de la CGTS, formada en 1957 considera que en determinado momento “la división ganó terreno, fue debilitando la CGTS y se constituyó la Confederación General de Sindicatos,(CGS). Bajo los golpes de la represión, y los perjuicios causados por el sectarismo, la CGTS fue reducida orgánicamente a unos cuantos sindicatos, principalmente de obreros artesanales.”

“En 1971 se inicio un nuevo auge de la lucha de los trabajadores y del pueblo en general, alrededor de l segunda huelga de ANDES, que ensanchó aún más sus repercusiones políticas con la campaña electoral presidencia de 1971-1972 y la derrota en las urnas, por primera vez en muchas décadas de la dictadura militar derechista, gobernante ya entonces por cuarenta años.”

Considera que “la creación de la CUTS h sido un importante paso de avance del movimiento sindical , hacia la conquista de las aspiraciones de los trabajadores y de todo el pueblo” así como “un golpe contra la política divisionista sostenida a costo de cientos de miles de dólares, por l dictadura militar reaccionaria, la Embajada de EE. UU. y la ORIT.”

Afirma que “a un año de vida, la CUTS ha hecho una muy breve experiencia, hay aciertos y errores en su trabajo, hay debilidades y hay avances. Debemos subrayar que la CUTS encabeza el movimiento sindical clasista, y hacernos cargo de que pretendemos heredar la tradición de la Federación Regional de Trabajadores Salvadoreños, del CROS, del Comité Pro Defensa de los Derechos Laborales, de la CGTS, de CUSS y otros organismos sindicales clasistas que son eslabones en nuestro propio desarrollo y aunar esfuerzos para vencer los obstáculos y las dificultades diversas y salir adelante con un movimiento sindical fuerte, combativo, clasista y ligado estrechamente a las luchas de nuestro pueblo.”

Concepciones de ultraizquierda derrotadas en Congreso de CUTS

En el número 111 de Voz Popular de la segunda semana de diciembre de 1978 se evalúa tres congresos sindicales realizados en el último periodo. Con relación al Congreso de la FUSS (23-24 de septiembre) considera que “los amigos ultra-izquierdistas presentaron una muy débil batalla; prevaleció el planteamiento unitario, el enfoque político y la orientación general trazada por quines dirigen la FUSS desde su fundación.”

Al respecto del VII Congreso de FENASTRAS (4 y 5 de noviembre) se considera que “las cosas transcurrieron de diversa manera, para lo cual influyeron dos factores. El primero se relaciona con que “FENASTRAS se organizó en base del desprendimiento de un importante grupo de sindicatos de la CGS en 1972 (20 sindicatos). A pesar de la rotunda condena que hicieron del servilismo de la dirigencia de la CGS, no debe olvidarse que estos sindicatos fueron organizados y sus dirigentes educados bajo la influencia de la ORIT-IADSL-IESCA, conocidas agencias de imperialismo yanqui que tutelan a la CGS.”

“El segundo factor es que “la dirigencia saliente de FENASTRAS, llevó al VII Congreso para servir de base a la discusión un documento sumamente deficiente, unilateral en muchos de sus enfoques. Los amigos del Comité Inter-Sindical del FAPU y sus aliados: los trotskistas (GSI Y LOR) y las “Brigadas Obreras” captaron la presencia de algunas de estas deficiencias del documento y se lanzaron con entusiasmo a aprovecharlas su favor.”

Reconoce que “la elección de la directiva de FENASTRAS arrojó avances muy importantes para los amigos de la Inter-Sindical y sus aliados. Sin embargo, nosotros no miramos esos resultados como algo negativo, sólo porque nuestros compañeros perdieron algunos puestos directivos. Pensamos que lo positivo esta en dos aspectos: en que los amigos ultra-izquierdistas mostraron cierta disposición a corregir algunas de sus erróneas orientaciones con que venían trabajando y se mostraron dispuestos a la unidad” así como que “las posiciones dirigentes que lograron ellos en FENASTRAS los comprometen a realizar un trabajo por fortalecer y desarrollar esa federación y la CUTS.”

Pero en el Congreso de la CUS (25-26 de noviembre) “ellos perdieron incluso los votos de la mayoría de sindicatos que los había acompañado en el congreso de FENASTRAS, fueron reducidos a sus DOS únicos votos, es decir, a una expresión más cercana a la realidad de la influencia real que estas agrupaciones ultra-izquierdistas han conseguido en el movimiento sindical, después de haber gastado considerables recursos durante los últimos 2-3 años.”

Valora la necesidad de que “hagamos a un lado la petulancia y el caprichoso sectarismo infantil, converjamos todos en el esfuerzo mancomunados por hacer triunfar la plataforma aprobada por el 1er. Congreso Ordinario de la CUTS. Esto solo puede perjudicar a los enemigos del Pueblo salvadoreño.”

Concluye con este llamado. “amigos del FAPU y de las demás agrupaciones de izquierda: nosotros los invitamos a cooperar unidos en la lucha contra los opresores y explotadores de nuestro pueblo y, al mismo tiempo, a desarrollar un debate serio, lo más profundo y constructivo que sea posible, en torno a nuestras discrepancias. De esto solo puede salir favorecido el movimiento revolucionario y popular.”

“Reseña de Jaime Osorio, Estado, Biopoder y exclusión”: Jaime Ortega Reyna

“Reseña de Jaime Osorio, Estado, Biopoder y exclusión”: Jaime Ortega Reyna
10/04/2013 Deja un comentario Go to comments

El texto que Jaime Osorio ha elaborado con el nombre Estado, biopoder y exclusión contiene una serie de ensayos que el autor, sociólogo chileno radicado hace ya varios años en México, ha venido desarrollando en los últimos tiempos. Osorio es conocido por su desarrollo de temas y propuestas conceptuales legadas por lo que en algún momento de la historia de la teoría social latinoamericano fue conocida popularmente como la “teoría de la dependencia”. Osorio ha defendido en numerosos ensayos y libros el carácter actual, en tanto que crítico del orden social vigente y de la epistemología que regula dicho orden, de tal teoría. En tiempos más recientes desarrolló el concepto de super explotación del trabajo elaborado por Marini bajo el nombre de “explotación redoblada”, como el mecanismo prevalenciente en las sociedades de tipo dependiente (o en otra jerga, periféricas) para la extracción de plus-valor, o sea, de trabajo no pagado. Así mismo, desafiando gran parte del “mainstreim” que versa sobre la teoría política, ha reivindicado el lugar central de Lenin en ella. Para ello se ha servido de la idea lukacsiana de la “actualidad de la revolución” como el mecanismo que pone en el aquí y en el ahora, las condiciones de posibilidad de trascender la sociedad moderna en su versión capitalista.

En una línea de investigación más alejada de los temas clásicos de la teoría social latinoamericana, también ha insistido en la necesidad de ampliar y profundizar algunas categorías, como la de “bio-poder” enmarcándola en el despliegue de la lógica del capital, esto es, como la lógica del valor valorizándose que se ha entronado como el sujeto que coloniza todas las relaciones sociales. En un diálogo crítico y profundo que parte de obras de Marx como El Capital o los Grundrisse, ha entablado puentes (críticos, insistimos) con tradiciones como las de Foucault o más recientemente con las de Giorgio Agamben.

El libro Estado, biopoder y exclusión si bien retoma algunos de estos temas y abreva en discusiones más contemporáneas o inmediatas (como es el último de sus ensayos dedicado al problema de la pobreza y su estudio) el eje fundamental para la comprensión del texto se juega en gran medida está en su capítulo primero. Es este primer capítulo el que articula o da un horizonte de sentido más completo no sólo al resto del libro, sino a gran parte de la obra de Osorio. Es decir, desde el capítulo primero de éste libro podemos volver a re-leer gran parte de sus ensayos contenidos en otros libros o revistas. Es así porque ahí se expresa todo un proyecto del que Osorio haría parte: aquel que reivindica el problema de la totalidad, desde un horizonte marxista pero también hegeliano, para las ciencias sociales.

¿Cuál es el objeto central de este primer capítulo? Creo que podría responderse que en gran medida es el eje articulador de la obra de Osorio: restablecer como categoría central a la de totalidad. En otras palabras, colocar a la totalidad como la categoría central que articula toda pretensión epistemológica, independientemente de los fines concretos para la que se les utilice. Es la totalidad la llave privilegiada para acceder, en nuestro tiempo, el de la sociedad moderna en su configuración capitalista, al núcleo articulador de dicho orden social. La pugna de Osorio es doble. Por un lado mantiene una distancia teórica, pero también política con quienes renuncian a la categoría de totalidad.

Osorio detecta, no sin razón, una tendencia de las diversas y múltiples tendencias “pos-modernas” a realizar una análisis que no sólo privilegia los enfoques que centran sus esfuerzos en comprender el nivel más pequeño, sino en general a reducir el análisis a ese nivel, el de lo inmediato, el de lo micro, el que presenta objetos de estudios desconectados de la totalidad del orden social.

Osorio tiene claridad en que este recurso, que se presenta la mayor parte de las ocasiones como una elección metodológica neutral, sin embargo tiene un gran transfondo político. Los discurso anuncian el fin de la posibilidad de comprender la totalidad del orden social, son los que, generalmente, llaman a la resignación epistemológica y al inmovilismo de la comprensión. Son aquellos discursos que suelen conectar, sin distinción algunas términos como “necesidad-determinación-determinismo”, tratando de hacer creer que cualquier recurso a la categoría de totalidad lleva, al unísono, por este camino. Cualquier recurso a comprender las determinaciones de la totalidad sería siempre determinismo simplón. En esta lógica el estudio de las determinaciones de la totalidad del orden social lleva al totalitarismo ideológico y político.

Vivimos en una época liberal que rechaza los totalitarismos, pero también las referencias a la totalidad. Vivimos, epistemológicamente, una época que celebra como forma explicativa el caos y la indeterminación absoluta. Es este el otro nivel de polémica que levanta Osorio: contra las explicaciones que buscan en la contingencia el refugio, contra el particularismo abstracto y descontextualizado, contra el criterio de la “pedacería social” que busca explicar la parte olvidando el todo. Sin duda es un reto mayúsculo, pues a través de una larga trayectoria académica –muy patente en la escritura de sus textos- el autor busca colaborar en la formación de recursos humanos capaces de teorizar y aplicar estos recursos epistemológicos sin caer en las generalizaciones vacías. Sin duda es una tarea, como diría Walter Benjamin, a contra-pelo, pues los dispositivos institucionales están ya encausados, no son neutrales y en dichos dispositivos que regulan la producción de conocimiento en el área de la ciencia social domina precisamente la versión opuesta: las que renuncian a la totalidad como categoría central.

Indudablemente que la propuesta de Osorio se enlaza con otras que reivindican la superación de las fronteras disciplinarias, la superación de la escisión sujeto/objeto, que denuncian la reificación categorial que suponen algunas categorías y en general aquellas que comparten un horizonte marxista/hegeliano en distinto grado.

Indudablemente la propuesta de Osorio puede ser asediada y enriquecida. Si bien considero que el recurso a la categoría de totalidad es central para todos los que tienen que ver con las ciencias sociales, lo cierto es que hay críticas a la categoría de totalidad que deberían ser tomadas en cuenta. En general la versión de lo que se considera como el pensamiento “de-colonial” más cercana a la obra de Marx puede aportar a la categoría de totalidad. Pienso claramente en algunos desarrollos en Bolivia que piensan desde el horizonte de la “pluri-versalidad” esto es, que son consecuentes con el Marx de 1857 que habla de la totalidad como síntesis de la diversidad. Lo diverso como una forma de comprender la totalidad del orden social, hoy jerarquizado y estructurado sobre la lógica del capital y de la ganancia. Pienso de igual forma en quienes han insistido que junto a la lógica del capital (no negándola, sino afirmándola) pueden encontrarse otros mecanismos o dispositivos de ejercicio del poder despótico: el racismo y la creación de sistemas de clasificación que acompañan al de clase.

El tema de la colonialidad del poder y del saber, del proceso de des-colonización de la crítica de la economía política y de la apertura de la totalidad hacia horizontes de “pluralidad” epistémica, política e intelectual no van reñidos con la propuesta hecha por Osorio. Habrá, con urgencia, hacer dialogar a las distintas tentativas críticas que hoy en día pueden trazar la ruta para hacer otra ciencia social.

El nuevo bloque histórico

EL NUEVO BLOQUE HISTORICO
Hugues Portelli

Hemos definido al bloque histórico como la articulación interna de una situación histórica dada. Pero en la medida en que esta situación evoluciona, también lo hacen la estructura y la superestructura de este bloque histórico. El bloque histórico se constituye esencialmente alrededor del sistema hegemónico de la clase fundamental. Pero, por una parte, esta clase no es fundamental por tiempo indefinido y, por la otra, este sistema hegemónico excluye a las clases subalternas, entre las cuales se encuentra la futura clase fundamental.

El problema de la creación de un nuevo bloque histórico es entonces, en realidad, el de la creación de un nuevo sistema hegemónico, pero es también el problema de la irrupción de una crisis orgánica en el bloque histórico que debe desembocar en una situación favorable para las nuevas fuerzas sociales. Por lo tanto, la construcción de un nuevo bloque histórico no es y Gramsci lo recuerda a menudo en los Cuadernos cuando ataca las concepciones “economicistas“ un fenómeno mecánico: por el contrario, se trata de una verdadera empresa que necesita la resolución positiva de dos condiciones:

-La irrupción de una crisis orgánica en el bloque histórico, es decir, la ruptura del vínculo orgánico entre estructura y superestructura, el hecho de que los intelectuales no representen más a las clases. Esta crisis puede ser suscitada por las clases subalternas (organizadas o no), o bien puede ser consecuencia del fracaso político de la clase dirigente.

-La creación de un sistema hegemónico que agrupe a las clases subalternas: si la crisis es “espontánea” y las clases subalternas no están organizadas, la clase dominante retomará el control de la situación y la vieja sociedad se mantendrá, al menos, provisoriamente. Por otra parte, en ausencia de esta organización, la crisis orgánica no podrá ser suscitada.

En este sentido conviene recordar, antes de examinar el análisis gramsciano de la crisis orgánica, que toda crisis en el seno del bloque histórico no es necesariamente una crisis orgánica. En efecto, Gramsci subraya que para que ella se produzca es necesario que la ruptura englobe a las clases “fundamentales“, es decir, a la clase dominante, por una parte, y a la clase que aspira a la dirección del nuevo sistema hegemónico, por la otra.

Así, la lucha entre la burguesía y sus aliados y la clase obrera y las otras clases subalternas es una crisis orgánica, en tanto concierne a los protagonistas esenciales a nivel estructural. Pero también las crisis pueden desarrollarse en el interior del sistema hegemónico mismo poniendo frente a frente a la clase fundamental y a sus grupos auxiliares, o incluso fracciones de la clase fundamental entre sí: “Sería un error de método (un aspecto del mecanicismo sociológico) considerar que en los fenómenos del cesarismo…, todo el nuevo fenómeno histórico sea debido al equilibrio de las fuerzas ‘fundamentales’: es necesario ver también las relaciones existentes entre los grupos principales (de distintos géneros: social-económico y técnico-económico) de las clases fundamentales y de las fuerzas auxiliares guiadas o sometidas a la influencia ideológica“.1 En una crisis así, las clases subalternas permanecen excluidas o son solamente las fuerzas de apoyo de las fracciones en conflicto.

Gramsci ve en el affaire Dreyfus el ejemplo perfecto de una crisis en el interior del sistema hegemónico entre los diversos grupos que lo componen: “el movimiento Dreyfus es característico porque son los elementos del bloque social dominante quienes desbaratan el cesarismo de la parte más reaccionaria del mismo bloque, apoyándose no en los campesinos, en el campo, sino en los elementos subordinados de la ciudad guiados por el reformismo socialista (pero apoyándose también en la parte más avanzada del campesinado)”2 : una fracción de la clase dirigente se apoya en ciertos grupos auxiliares para reequilibrar el sistema hegemónico en favor suyo. Tal reequilibrio puede ser regresivo si tiende a apoyarse en las fuerzas más retrógradas y ligadas a la antigua clase dirigente. Pero puede igualmente ser progresivo, como lo demuestra el affaire Dreyfus; en este caso, la fracción más esclarecida de la clase dirigente refuerza su hegemonía ampliando su base social y articulando un compromiso más favorable a los grupos auxiliares, incluso a los subalternos (llamamiento a nuevos intelectuales provenientes de estos grupos, compromiso político e ideológico). A contrario sensu, esta crisis demuestra la debilidad y la ausencia de autonomía de las clases subalternas y, por lo tanto, la ausencia de todo riesgo de crisis orgánica.

I. LA CRISIS ORGANICA

La crisis orgánica es una ruptura entre la estructura y la superestructura, es el resultado de contradicciones que se han agravado como consecuencia de la evolución de la estructura y de la ausencia de una evolución paralela de la superestructura: “La crisis consiste precisamente en que muere lo viejo sin que pueda nacer lo nuevo”. 3

En la medida en que la clase dirigente deja de cumplir su función económica y cultural, afirma Gramsci, es decir, cuando cesa de empujar “realmente la sociedad entera hacia adelante, satisfaciendo no sólo sus exigencias existenciales, sino también la tendencia a la ampliación de sus cuadros para la toma de posesión de nuevas esferas de la actividad económico-productiva”4, el bloque ideológico que le da cohesión y hegemonía tiende a disgregarse. La acción moderadora de los “grandes intelectuales” permite, empero, que no se llegue necesariamente a este resultado. Si es verdad que “ninguna sociedad desaparece y puede ser sustituida si antes no desarrolló todas las formas de vida que están implícitas en sus relaciones“,5 de esto no se deriva una desaparición catastrófica de esa sociedad una vez cumplida su función. La desaparición del antiguo bloque histórico sólo se produce si la crisis de la estructura acarrea una crisis orgánica o crisis de hegemonía.

Esta crisis de hegemonía es, en efecto, la característica esencial de la crisis orgánica (lo que viene a mostrar una vez más el vínculo entre hegemonía y bloque histórico): la clase dominante deja de tener la dirección de las clases subordinadas; éstas se separan de los intelectuales que las representan. Es el caso de los intelectuales que controlan la sociedad civil y fundamentalmente los partidos políticos tradicionales: “En cierto momento de su vida histórica, los grupos sociales se separan de sus partidos tradicionales. Esto significa que los partidos tradicionales, con la forma de organización que presentan, con aquellos determinados hombres que los constituyen, representan y dirigen, ya no son reconocidos como expresión propia de su clase o de una fracción de ella“.6

Este fenómeno se produce básicamente en los partidos donde la burocracia dirigente ha terminado por separarse de la masa, tanto es así que en caso de crisis “el partido termina por convertirse en anacrónico y en los momentos de crisis aguda desaparece su contenido social y queda como en las nubes“7. Gramsci cita en particular el caso de los partidos políticos alemanes de la República de Weimar que desaparecieron con el hitlerismo, y el de los partidos franceses de la tercera República, subrayando el carácter anquilosado y “anacrónico” de estos últimos: “su crisis puede llegar a ser aun más catastrófica que la de los partidos alemanes”.8

Esta desafección se explica también por e! hecho de que los intelectuales de estos grupos sociales están bajo la subordinación de los intelectuales orgánicos de la clase dirigente y, por lo tanto, en caso de crisis, son víctima de su situación contradictoria.

Pero esta crisis de confianza no se limita a los partidos tradicionales sino que se extiende a todos los otros órganos de la opinión pública, en especial la prensa, y desde allí se refleja en toda la sociedad civil. Crisis de hegemonía, la crisis orgánica afecta por lo tanto el modo habitual de dirección de la clase dirigente sobre los otros grupos sociales el consenso, y fortalece la posición de los órganos de la sociedad política en el seno de la superestructura.

Esta crisis de hegemonía, que hemos definido como “crisis de autoridad”9, es por lo tanto una crisis de autoridad de la clase dirigente, convertida en clase puramente dominante y, consecuentemente crisis de la ideología tradicional, de la cual las clases subalternas se han escindido. Esta ruptura entre representantes y representados se materializa en dos tipos de situaciones, reveladoras de la escisión entre las clases y sus representantes; no es que la ruptura se produzca súbitamente en un momento preciso, sino que es allí cuando se concreta: tomando el ejemplo de los partidos tradicionales, Gramsci muestra que estos partidos son “anacrónicos” y están “separados de las masas“, pero esta situación sólo se verifica en caso de una crisis aguda, donde quedan suspendidos en el vacío. No se trata entonces de reducir la crisis orgánica a estos dos tipos de crisis aguda, sino de ver en estas situaciones la irrupción de la crisis orgánica.

En los Cuadernos Gramsci cita dos casos de crisis orgánica: una crisis se produce ya sea porque la clase dirigente “fracasó en alguna gran empresa política para la cual demandó o impuso por la fuerza el consenso de las grandes masas (la guerra por ejemplo) o bien porque vastas masas (especialmente de campesinos y de pequeñoburgueses intelectuales) pasaron de golpe de la pasividad política a una cierta actividad y plantearon reivindicaciones que en su caótico conjunto constituyen una revolución“.10

Estos dos casos son, según Gramsci, o bien la consecuencia de un grave revés de la clase política del grupo dirigente, o bien la consecuencia de la politización de las clases subalternas y de sus intelectuales, y de su “escisión”.

Retomemos estas dos posibilidades.

La primera consiste en el fracaso de la clase dirigente como consecuencia de una gran empresa política para la cual requirió la adhesión nacional. Gramsci cita como ejemplo perfecto una situación de guerra, tal como la de 1914-18.

En su intervención en el coloquio de Cagliari, A. Pizzorno 11 señala justamente la importancia que Gramsci le otorga a los efectos de la guerra sobre las clases subalternas: en 1914 éstas, y en especial las masas campesinas, fueron bruscamente movilizadas, lo que trastornó su psicología y les forjó una conciencia colectiva. Este análisis es correcto pero, contrariamente a lo que afirma Pizzorno, Gramsci no se limitó a derivar de él la crisis orgánica. La toma de conciencia colectiva por parte de las clases subalternas con motivo de la guerra no se convierte automáticamente en conciencia revolucionaria. El mismo Gramsci da un ejemplo cuando analiza los efectos de la primera guerra mundial sobre las clases subalternas en Francia, fundamentalmente sobre las masas campesinas: “La guerra no ha debilitado la hegemonía, por el contrario, la ha reforzado” 12, afirma. La ausencia de una escisión entre la clase dirigente y las clases subalternas se explica por el pasado democrático y la difusión, incluso entre las clases subalternas, de un tipo de “ciudadano moderno” “en el doble sentido del hombre de pueblo que se sentía ciudadano pero que además era considerado como tal por los superiores, por las clases dirigentes, es decir, no era insultado y maltratado por bagatelas” 13. De este modo, la guerra no engendró en Francia graves crisis internas y la posguerra, más aún en tanto la guerra terminó en una victoria, no llevó a violentas luchas nacionales. Gramsci contrapone el caso de Francia al de Rusia. Pizzorno cita un célebre artículo de L’Ordine Nuovo donde Gramsci afirma que “cuatro años de trinchera y de explotación cambiaron radicalmente la psicología de los campesinos. Esta transformación es una de las condiciones de la revolución. Lo que la industrialización, por su proceso normal de desarrollo, no desencadenó, la guerra lo produjo“14. Pero Gramsci está haciendo alusión al caso de Rusia: a los sacrificios exigidos a las masas campesinas movilizadas se suma el fracaso político de la clase dirigente, vale decir, la derrota militar. La derrota, sumada a los sacrificios inútiles acarrea la revolución y la crisis orgánica. Por lo tanto, la crisis orgánica tiene lugar en caso de una grave crisis nacional.

La guerra no es, evidentemente, el único caso de este tipo. Gramsci tiene en cuenta otras situaciones análogas, en especial los plebiscitos y las elecciones generales 15. Tales crisis son consecutivas a una iniciativa de la clase dirigente, iniciativa que ha fracasado y lleva a una reacción de las clases subalternas.

Pero la crisis puede ser también el resultado y esta es la segunda posibilidad que Gramsci considera de una iniciativa política directa de las clases subalternas. Esta iniciativa no está muy claramente definida: se trata de acciones que no emanan solamente de estas capas sino también de los intelectuales subalternos. Estas capas sociales pasan “bruscamente” de la pasividad política a una acción reivindicativa, que es revolucionaria en la medida en que es inorgánica. Esta calificación de inorgánica puede ser entendida de dos maneras: sea para caracterizar la ruptura del vínculo entre las masas populares y sus representantes tradicionales, sea para describir la ausencia de intelectuales orgánicos en las filas de las clases subalternas. Esta interpretación está confirmada por otras notas de los Cuadernos , donde Gramsci pone el acento en el aspecto “espontáneo” de las revueltas de las clases subalternas: “puede… decirse que el elemento de la espontaneidad es característico de la ‘historia de las clases subalternas’, y hasta de los elementos más marginales y periféricos de esas clases, los cuales no han llegado a la conciencia de clase para sí“16. Gramsci alude aquí al caso italiano y en particular a la Italia meridional, que conforma “una gran disgregación social” 17, donde las clases más numerosas no tienen ninguna cohesión. Es el caso de las masas populares, y sobre todo del campesinado, tradicionalmente pasivas y “apolíticas“, incapaces “de dar una expresión centralizada a sus aspiraciones y necesidades“18. La consecuencia de esta pasividad es que la reacción es espontánea y primitiva: “La lucha de clases se confunde con el bandidaje, el chantaje, el incendio de los bosques, la pérdida del ganado, el rapto de los niños y las mujeres, el asalto al municipio: es una forma de terrorismo elemental, sin consecuencias estables y eficaces“19. Estos movimientos espontáneos son inorgánicos porque los estratos sociales pasan bruscamente del estadio económico-corporativo al estadio político sin la intermediación de los intelectuales.

Esta revuelta inorgánica es también producto de los intelectuales subalternos. Gramsci subraya que estos son de origen pequeñoburgués y que en Italia esta capa social está tan disgregada como el campesinado; como éste, puede rebelarse brusca e inorganicarnente: “uno de los elementos de la constitución social de Italia es la cantidad malsana de pequeños y medianos burgueses, rurales o de tipo rural, de donde surgen numerosos intelectuales inestables y de este modo ‘voluntarios’ fáciles para cualquier iniciativa, incluso la más extraña, que sea vagamente subversiva (de derecha o de izquierda)“. 20

Estos accesos revolucionarios coinciden generalmente, señala Gramsci, “con un movimiento reaccionario de la derecha de la clase dominante“21 y ambos por el mismo motivo -por ejemplo una crisis económica. “De ahí que las posibilidades de éxito de estos movimientos sean aleatorias, ya que incluso en los casos en que los movimientos ‘espontáneos’ de los estratos populares más vastos posibilitan la llegada al poder de la clase subalterna más adelantada por la debilitación objetiva del Estado“22, la toma del poder es efímera. “En el mundo moderno son más frecuentes los ejemplos regresivos“23 -por ejemplo, los golpes de Estado de la derecha de la clase dominante. Esta situación explica que Gramsci condene la doble inorganicidad de la revuelta popular: si el espíritu de escisión de la clase dirigente es necesario, debe ir acompañado por la construcción de un sistema hegemónico opuesto al sistema de la clase dirigente que, organizado por los intelectuales orgánicos de la clase subalterna fundamental, canalizará esta espontaneidad; en su defecto, las consecuencias de la crisis orgánica serán la victoria de la clase dirigente, el aplastamiento de la dirección de las clases subalternas y la vuelta de éstas a la pasividad política.

II. CONSECUENCIAS DE LA CRISIS

La aguda crisis de hegemonía lleva a una ruptura frente a la cual los protagonistas las clases sociales y sus intelectuales orgánicos deben reaccionar rápidamente.

No obstante, conviene recordar que la crisis orgánica es una crisis de hegemonía y que, por lo tanto, afecta esencialmente a la sociedad civil. La clase dirigente deviene clase dominante, lo que significa que conserva el control de la sociedad política, vale decir, del aparato del Estado, de la coerción.

En presencia de tal situación, conviene examinar qué tipo de reacción pueden tener los protagonistas de la crisis, es decir, la clase dominante, por una parte y, por la otra, las clases subalternas.

La posición de la clase dominante es muy favorable: según la gravedad de la crisis y las relaciones de fuerza con el enemigo, puede optar por tres posibilidades: la recomposición de la sociedad civil, la utilización de la sociedad política o la solución de tipo cesarista.

1.-La primera solución consiste en la restructuración de la sociedad civil; se trata de la solución normal: la clase dominante dispone de una capa muy diversificada y sólida de intelectuales cuya combinación política puede reformar en caso de crisis: “La clase dirigente tradicional que tiene un numeroso personal adiestrado, cambia hombres y programas y reasume el control que se le estaba escapando con una celeridad mayor de cuanto ocurre en las clases subalternas“24. Estas mutaciones dentro del personal dirigente van acompañadas por una revisión del sistema hegemónico. Los antiguos compromisos con las clases auxiliares se recomponen en beneficio de éstas y, si es necesario, la clase dirigente hace sacrificios y hasta “se expone a un porvenir oscuro cargado de promesas demagógicas“25. Por último, el aparato de Estado es utilizado para aplastar la dirección de las clases subalternas y separarlas de sus intelectuales por la fuerza o la atracción política. En cuanto a los intelectuales orgánicos de la clase dominante, y en especial la clase política, cuya aparente división era un factor de hegemonía en épocas normales, los mismos son reagrupados bajo la dirección única; el ejemplo más perfecto es el del partido único: “El pasaje de las masas de muchos partidos bajo la bandera de un partido único, que representa mejor y resume las necesidades de toda la clase, es un fenómeno orgánico y normal, aunque su ritmo sea rapidísimo y casi fulminante en relación a las épocas tranquilas. Representa la fusión de todo un grupo social bajo una dirección única considerada como la única capaz de resolver un grave problema existente y alejar un peligro mortal“.26

En este caso se trata de un partido único de la clase dominante y no de toda la sociedad. Es evidente que una solución de este tipo puede combinarse, en caso de una crisis grave, con la liquidación de los partidos representantes de los otros grupos sociales, en cuyo caso se desemboca en el sistema de partido único propiamente dicho: tal es especialmente el caso del fascismo.

La solución orgánica de la crisis implica, por lo tanto, el uso combinado de la hegemonía respecto de los grupos auxiliares y aliados y de la coerción respecto de los grupos enemigos. El sistema permanecerá hegemónico o se volverá dictatorial, según el peso que adquieran ambos elementos.

2.- Cuando el uso de la fuerza o del consenso resulta aleatorio, la clase dominante recurre a la “actividad de potencias oscuras, representadas por hombres providenciales o carismáticos“27. Esta solución significa que ninguno de los dos campos tiene fuerza como para vencer: “Se puede decir que el cesarismo expresa una situación en la cual las fuerzas en lucha se equilibran de una manera catastrófica, o sea de una manera tal que la continuación de la lucha no puede menos que concluir con la destrucción recíproca”28.

Si bien el hecho de recurrir a una solución de este tipo es consecuencia de un equilibrio de fuerzas entre las dos clases fundamentales, puede ser también una necesidad proveniente de un equilibrio fortuito debido a las divisiones internas de la clase dirigente, que la debilitan frente a las clases subalternas y hacen posible una victoria “precoz” de éstas cuando la clase dirigente no ha “agotado aún sus posibilidades de desarrollo“29. Es el ejemplo de Napoleón III, que pone fin a la lucha entre la clase obrera y una burguesía debilitada por las luchas entre legitimistas, orleanistas, bonapartistas y republicanos.

3.-En la medida en que el cesarismo es un arbitraje entre dos protagonistas, la balanza podrá inclinarse para un lado o para el otro. Según favorezca a la clase conservadora o a las fuerzas progresivas, será progresivo o regresivo. El cesarismo es un compromiso, pero está llamado a evolucionar en favor de uno u otro campo o a desaparecer en caso de un nuevo desequilibrio de las fuerzas.

Gramsci subraya por otra parte que las condiciones modernas de la vida política, pero fundamentalmente la mayor agudeza de los antagonismos entre clases dirigentes y clases subalternas, han modificado profundamente la naturaleza de la solución cesarista: en los ejemplos clásicos de cesarismo, el antagonismo enfrentaba a dos grupos que, aun siendo distintos y contradictorios “no eran sin embargo tales como para que no pudiesen en ‘absoluto’ llegar a una fusión y a una asimilación recíproca luego de un proceso molecular, lo cual en efecto ocurre, al menos en cierta medida“30. El antagonismo burguesía-aristocracia terrateniente termina en la mayoría de los países occidentales, después de la victoria a nivel estructural de la primera, por la absorción de la segunda mediante la concesión de ciertos privilegios corporativos a nivel superestructural. En este caso, el cesarismo no presenta un carácter catastrófico.

En el mundo moderno, por el contrario, el cesarismo sirve como equilibrador entre fuerzas totalmente antagónicas que no pueden fundirse: el antagonismo se ve incluso acentuado por este régimen. Las únicas posibilidades de evolución marginal radican entonces en la situación internacional, en el “peso” internacional del país de que se trate, y en la debilidad relativa de uno de los grupos antagónicos.31

La solución cesarista permite por lo tanto una gran variedad de situaciones Desde este punto de vista, el fenómeno fascista constituye un tipo de solución cesarista, pero que es consecuencia de una situación donde la crisis afecta simultáneamente al bloque histórico (crisis orgánica) y al reagrupamiento hegemónico (crisis entre la clase dominante y las clases auxiliares): frente a la amenaza de una crisis orgánica en beneficio de las clases subalternas (clase obrera) y frente a la debilidad del aparato de Estado, la clase auxiliar (en este caso la pequeña burguesía urbana y rural) se apodera del Estado (sociedad civil + sociedad política), y mantiene el bloque histórico existente en provecho de la clase fundamental (burguesía). De este modo, el sistema no cambia en lo fundamental, puesto que la burguesía mantiene la dirección económica, pero la pequeña burguesía, en lugar de ser un simple auxiliar que sirve de base social y de semillero de intelectuales subalternos para la burguesía, se adueña del Estado convirtiéndose en clase dominante en el nivel superestructural. La crisis orgánica desemboca de este modo en un reequilibrio en el interior del reagrupamiento dominante en beneficio de la clase auxiliar. De ahí que el fascismo sea una variedad del cesarismo.32

Frente a estas actitudes posibles de la clase dominante, ¿cuál puede ser la de las clases subalternas? A priori su situación es desfavorable: “La crisis crea peligrosas situaciones inmediatas porque los diversos estratos de la población no poseen la misma capacidad de orientarse rápidamente y de reorganizarse con el mismo ritmo”.33

Frente al potencial intelectual y estratégico de la clase dominante, y en la medida en que están al principio en una “posición defensiva“34, las clases subalternas sólo podrán oponer su fuerza y pensar en la victoria si se organizan y se someten a una verdadera dirección. El problema para estas capas sociales consiste entonces en desarrollar su propio sistema hegemónico frente al sistema dominante.

No obstante, antes de examinar el problema del nuevo sistema hegemónico, conviene recordar una última condición importante, a saber, la duración de la crisis orgánica, ya que no deja de tener consecuencias sobre la orientación estratégica del sistema hegemónico de las clases subalternas.

III. LA DURACIÓN DE LA CRISIS ORGÁNICA

Así como la crisis orgánica no es un fenómeno repentino, tampoco es una situación efímera. Por su carácter orgánico, esta crisis de hegemonía refleja la crisis de la estructura y sigue, por lo tanto, su evolución. De ahí que una situación así pueda prolongarse durante un largo periodo histórico, “por decenas de años”. “Esta duración excepcional significa que en la estructura se han revelado (maduraron) contradicciones incurables y que las fuerzas políticas, que obran positivamente en la conservación y defensa de la estructura misma, se esfuerzan sin embargo por sanear y por superar dentro de ciertos límites”.35

Esta duración es por lo tanto, la consecuencia de los esfuerzos de la superestructura por mantener el antiguo sistema. Un análisis correcto de la crisis deberá entonces distinguir los fenómenos orgánicos de los esfuerzos coyunturales del personal dirigente por contenerla, y porque la ausencia de esta distinción significa que “no se tiene en cuenta al factor ‘tiempo’ y en última instancia ni la misma ‘economía’ en el sentido de que no se entiende como los hechos ideológicos de masa están siempre en retraso con respecto a los fenómenos económico de masa y cómo, por lo tanto, el impulso automático debido al factor económico es en ciertos momentos demorado, trabado y hasta destruido momentáneamente por los elementos ideológicos tradicionales”36. Por otra parte, este tipo de crisis es el caso normal en los países occidentales donde la superestructura, y especialmente la sociedad civil, está muy desarrollada y es muy resistente.

Gramsci cita el ejemplo de los acontecimientos que se sucedieron en Francia desde 1789 a 1871. Los historiadores se han dividido acerca de los verdaderos límites de la Revolución francesa. Se trata en realidad, explica Gramsci, de una crisis orgánica de larga duración que no termina sino cuando la burguesía asienta duramente su poder derrotando no solamente “a los representantes de la vieja sociedad que se niegan a considerarla perimida, sino también a los grupos más nuevos que consideran como superada también a la nueva sociedad”37. Es con la derrota de la Comuna que remata la crisis orgánica desencadena en 1789. Entre estos dos acontecimientos, la crisis fue puntuada por una serie de desórdenes sociales y políticos (crisis agudas), en los cuales las fuerzas se enfrentaron militarmente y donde se estableció un nuevo equilibrio de fuerzas: 1789, 1794, 1799, 1804, 1815, 1830, 1848, 1870. Pero en cada oportunidad el período de estabilización es más largo, porque la nueva clase dirigente controla en mayor medida la sociedad. Después de cada crisis aguda, el enfrentamiento termina ya sea con la recomposición de la superestructura o bien con la instauración de un régimen cesarista: cesarismo progresivo, cuando la burguesía utiliza a Napoleón I para consolidar sus victorias sobre la aristocracia; cesarismo regresivo el de Napoleón III, que defiende la hegemonía de la burguesía contra las nuevas fuerzas progresivas. En 1871 son aplastadas las últimas fuerzas que se oponen a la dirección de la clase fundamental, lo que lleva, con la instauración del régimen “definitivo”, al abandono de los “principios de estrategia y de táctica política nacidos prácticamente en 1789 y desarrollados en forma ideológica alrededor de 1848”.38

Esta duración de la crisis no es fortuita y se explica por el carácter mismo del bloque histórico, por la resistencia relativa de la superestructura. Según la duración de la crisis, las fuerzas en presencia, especialmente las clases subalternas, deberán adoptar una estrategia diferente. Por lo tanto, la naturaleza de la crisis orgánica y las condiciones de su desarrollo, influyen directamente sobre la formación del nuevo sistema hegemónico.

IV. EL NUEVO SISTEMA HEGEMONICO

Una crisis orgánica desemboca en un nuevo sistema hegemónico sólo si las clases subalternas consiguen, incluso antes del estallido de la crisis, organizarse y construir su propia dirección política e ideológica. Este problema es difícil de resolver ya que, por una parte, una clase es verdaderamente homogénea recién cuando se adueña del Estado sociedad civil +sociedad política y, por otra parte, las clases subalternas, en razón de su situación en el seno del bloque histórico tienen posibilidades reducidas Para organizarse: la mayoría de las veces están excluidas de la vida política real por falta de intelectuales, ya que sus representantes son en realidad los intelectuales orgánicos Subalternos de la clase dominante y su organización autónoma no sobrepasa generalmente el estadio económico- corporativo. En Alcuni temi Gramsci constata además que “el proletariado es, como clase, pobre en elementos organizativos, y no tiene ni puede formarse un estrato propio de intelectuales sino muy lentamente, muy fatigosamente, y sólo después de la conquista del poder estatal“.39

La primera etapa consiste entonces en “escindirse” del sistema hegemónico de la clase dirigente con lo que el carácter esencial de la crisis orgánica aparece en esta ruptura entre las clases subalternas y la ideología dominante. Pero esta escisión sólo es duradera si va acompañada de una toma de conciencia ideológica y política: este espíritu de escisión, idea que Gramsci toma de Sorel, debe ser “la adquisición progresiva de la conciencia de su propia personalidad histórica“.40 Esta conciencia de clase será obra de quien sea la futura clase fundamental entre las clases subalternas, del protagonista esencial a nivel de la estructura económica.

Esta clase esencial, que aspira a la dirección del nuevo bloque histórico, debe crear entonces los intelectuales orgánicos que le darán su propia concepción del mundo y que organizarán un sistema hegemónico sobre las otras clases subalternas:

“Esta es la fase más estrictamente política, que señala el neto pasaje de la estructura a la esfera de las superestructuras complejas, es la fase en la cual las ideologías ya existentes se transforman en ‘partido’, se confrontan y entran en lucha hasta que una sola de ellas, o al menos una sola combinación de ellas, tiende a prevalecer, a imponerse, a difundirse por toda el área social, determinando además de la unidad de los fines económicos y políticos, la unidad intelectual y moral, planteando todas las cuestiones en tomo a las cuales hierve la lucha no sobre un plano corporativo sino sobre un plano universal y creando así la hegemonía de un grupo social fundamental sobre una serie de grupos subordinados”.41

La hegemonía implica que el grupo esencial no solamente cree sus propios intelectuales, sino también absorba a aquellos de los otros estratos aliados. En este caso, estos estratos son también subalternos, de forma tal que será necesario quebrar el bloque ideológico que los liga a la clase dirigente: “Siempre es necesaria una iniciativa política apropiada para liberar al impulso económico de las trabas de la política tradicional, o sea, para cambiar la dirección política de ciertas fuerzas que es preciso absorber para realizar un nuevo bloque histórico económico político, homogéneo, sin contradicciones internas”.42

Una iniciativa de este tipo, es decir la formación de un sistema hegemónico que implique el consenso de los grupos aliados, no podrá triunfar sino por medio de un compromiso:

“Y ya que dos fuerzas similares no pueden fundirse en un organismo nuevo sino a través de una serie de compromisos o mediante la fuerza de las armas, por la unión en el terreno de las alianzas o la subordinación de la una a la otra mediante la coerción, la cuestión es saber si se dispone de esta fuerza y si es ‘productivo’ emplearla. Si la unión de dos fuerzas es necesaria para vencer a una tercera, el recurso de las armas y de la coerción (dado que se tiene disponibilidad de ellos) es una pura hipótesis metódica y la única posibilidad concreta es el compromiso, ya que la fuerza puede ser empleada contra los enemigos y no contra una parte de sí mismo que se desea asimilar rápidamente y de la cual es preciso obtener su ‘buena voluntad’ y entusiasmo”.43

Una de las preocupaciones constantes de L’ Ordine Nuovo y más tarde del PCI, afirma Gramsci en 1926 en Alcuni temi, fue la de quebrar el bloque intelectual del Mezzogiomo, para que se formara, como “formación de masas“44, una tendencia de izquierda en el seno de los intelectuales, y especialmente entre los intelectuales subalternos, a fin de ligar orgánicamente las clases sociales subalternas a la nueva clase fundamental; de ese modo, la escisión ideológica y política “tenderá a extenderse de la clase protagonista a las clases potencialmente aliadas“.45

El nuevo sistema hegemónico concentra alrededor de un grupo líder y de sus intelectuales a los otros estratos sociales subalternos y a los intelectuales radicales normalmente encargados de integrar estas masas a la clase dominante, y que han abandonado el bloque intelectual de ésta. Tal es el esquema ideal. En realidad, Gramsci reconoce que esa tendencia de los grupos subalternos a la unificación “se rompe constantemente por la iniciativa de los grupos dirigentes“46, sea por la reabsorción de intelectuales disidentes, o bien por el aplastamiento, si es preciso por la fuerza, de la dirección de estos estratos sociales. Las clases subalternas no deben limitarse, por lo tanto, a una dirección ideológica y política totalmente autónoma, sino que deben completarla con una dirección “militar“.

Si la crisis orgánica se caracteriza por la pérdida, por parte de la clase fundamental, de su hegemonía, esta clase conserva el control de la sociedad política, lo que significa que “los grupos subalternos sufren siempre la iniciativa de los grupos dominantes, incluso cuando se rebelan y se levantan“47. La única posibilidad de paliar esta inferioridad es organizando el nuevo sistema hegemónico de tal suerte que las masas puedan ser movilizadas inmediatamente cuando estalla la crisis orgánica:

“El elemento decisivo de toda situación es la fuerza permanentemente organizada y predispuesta desde largo tiempo, que se puede hacer avanzar cuando se juzga que una situación es favorable (y es favorable sólo en la medida en que una fuerza tal existe y está impregnada de ardor combativo). Es por ello una tarea esencial la de velar sistemática y pacientemente por formar, desarrollar y tomar cada vez más homogénea, compacta y consciente de sí misma a esta fuerza”.48

Una preparación así es obra de los intelectuales orgánicos de las clases subalternas, es decir, del partido político. De ahí que el problema esencial sea la calidad de los dirigentes políticos y de los militantes -que Gramsci califica de fuerzas de primera línea. Esta organización, además de compensar eventualmente la inferioridad material, permite sobre todo evitar que una iniciativa de la clase dominante tome por sorpresa a las clases subalternas. En ausencia de esta preparación,

“la vieja sociedad resiste y se asegura un período de ‘respiro’, exterminando físicamente a la élite adversaria y aterrorizando a las masas de reserva; o bien ocurre la destrucción recíproca de las fuerzas en conflicto con la instauración de la paz de los cementerios y, en el peor de los casos, bajo la vigilancia de un centinela extranjero”.49

Dirección ideológica y dirección político-militar son entonces las dos condiciones necesarias en una verdadera lucha de las clases subalternas contra el sistema hegemónico dominante. La forma en que se combinen nos dará cuenta de la estrategia adoptada.

V. LA ESTRATEGIA DEL NUEVO SISTEMA HEGEMÓNICO

La estrategia de las clases subalternas no deriva de una simple elección política, sino que es la resultante orgánica del análisis del bloque histórico concreto; esto tiene dos consecuencias:

– En primer lugar, la estrategia del sistema hegemónico de las clases subalternas debe ser una estrategia totalmente autónoma: la escisión ideológica y política debe extenderse al nivel estratégico: “en la lucha política es preciso no imitar los métodos de lucha de las clases dominantes, para no caer en fáciles emboscadas“50. Gramsci pone el ejemplo de la lucha contra el fascismo, en donde la reacción de las clases subalternas osciló entre la pasividad y la reacción violenta. A la estrategia de guerra de movimiento de la clase dirigente, bajo la forma de milicias armadas privadas, se opusieron espontáneamente organizaciones populares similares, los Arditi del popolo, que jugaron un rol político nada despreciable. Sin dejar de subrayar la importancia positiva de estos movimientos, Gramsci constata que responder a esta estrategia de la clase dominante con una estrategia similar fue un error, ya que frente a grupos casi profesionales la clase obrera no podía organizarse de la misma manera: “una clase que debe trabajar todos los días con horario fijo no puede tener organizaciones de asalto permanentes y especializadas como una clase que tiene amplias disponibilidades financieras y no está ligada, con todos sus miembros, a un horario fijo“51. “La única posibilidad estratégica era en realidad una guerra de posiciones bajo la forma de un frente antifascista, es decir, una estrategia autónoma“52.

-La segunda necesidad consiste en determinar esta estrategia en función del análisis minucioso del bloque histórico y fundamentalmente de la importancia de la sociedad civil y de la sociedad política, El análisis de la importancia respectiva de estos dos elementos de la superestructura muestra que la estrategia utilizada para derribar el bloque histórico debe variar según la primacía de uno u otro de ellos. Como señalan Tamburrano 53 y Piotte 54.

Gramsci se sorprendió frente al fracaso de la revolución en Italia y su triunfo en Rusia, cuando en realidad ambos países tenían características sociales y económicas bastante parecidas. Encontró la diferencia esencial en el desarrollo desigual de la superestructura en los dos países. Muy débil en Rusia, la sociedad civil formaba lo esencial de la superestructura italiana: “En Oriente el Estado era todo, y la sociedad civil era primitiva y gelatinosa; en Occidente, entre el Estado y la sociedad civil existía una justa relación y bajo el temblor del Estado se evidenciaba una robusta estructura de la sociedad civil“55.

Esta diferenciación fundamental no es sin embargo reciente. Cuando analiza la Revolución francesa, Gramsci muestra cómo antes de que la lucha devenga política y militar, la burguesía libra una enconada batalla ideológica contra la aristrocracia, en la que la Reforma constituye sus premisas, y que se desarrolla en el siglo de las Luces: la clase subalterna esencial combate a la clase dirigente tradicional en el terreno ideológico, disgrega su bloque intelectual antes de adueñarse de la sociedad política.

Según Gramsci los mismos principios deben prevalecer en la lucha de la clase obrera occidental contra la burguesía; articulando este análisis de la superestructura con el de las estrategias militares utilizadas a principios de siglo y especialmente en el curso de la primera guerra mundial, Gramsci infiere que la estrategia de las clases subordinadas debe adaptarse a la superestructura del bloque histórico: en los países que poseen una fuerte sociedad civil, la lucha no puede sino tomar la forma de una “guerra de posiciones“: allí el Estado (sociedad política) es “sólo una trinchera avanzada, detrás de la cual existe una robusta cadena de fortalezas y casamatas” (la sociedad civil)56. Este análisis explica, además de su concepción de la crisis orgánica, la importancia que otorga a la disgregación del bloque intelectual de la clase dirigente.

Por el contrario, en los países en que como la Rusia de 1917, la sociedad civil es “primitiva y gelatinosa“, la lucha es esencialmente política y militar y debe tomar la forma de una “guerra de movimiento”.

Esta diferencia estratégica explica las dificultades que las clases subalternas encuentran para subvertir el bloque histórico en los países occidentales: si atacan en primer término a la sociedad civil, tropiezan con un bloque intelectual muy difícil de quebrantar y que tiende incluso a absorber sus élites con procedimientos tales como el transformismo y llega hasta a suprimirlas por la fuerza. Si, por el contrario, las clases subalternas eligen luchar en primer término contra la sociedad política, ésta será suplantada por la sociedad civil que suscitará fuerzas “privadas” paramilitares, o bien, en caso de éxito “político“, sufrirán la influencia ideológica de la antigua sociedad civil que no conquistaron previamente.

Analizando el ejemplo de la burguesía francesa en el siglo XVIII, y siendo testigo del fracaso de la estrategia revolucionaria luego de la primera guerra mundial, Gramsci se decide por la primacía de la lucha ideológica; las clases subalternas deben conquistar en primer lugar la sociedad civil: “Un grupo social puede y hasta tiene que ser dirigente ya antes de conquistar el poder gubernativo (ésta es una de las condiciones principales para la conquista del poder)“57.

En su libro La pensée politique de Gramsci Jean Marc Piotte señala que el análisis de Gramsci en los Cuadernos marca un viraje en relación al período de L’Ordine Nuovo en el que intentó “calcar” el ejemplo ruso sobre Italia. Es verdad que esta evolución coincide con el importante debate que se desarrolló en el seno de la III Internacional acerca de la nueva estrategia a adoptar después del fracaso de la revolución. Pero la crítica gramsciana a Trotski o a Rosa Luxemburg no es coyuntural 58. En los Cuadernos Gramsci se convence firmemente que la estrategia de la guerra de posiciones no responde como algunos comentaristas han concluido un poco prematuramente a necesidades inmediatas que obligan a un repliegue estratégico, sino al análisis minucioso de los bloques históricos occidentales: de ahí que en los Cuadernos haga un examen minucioso de las revoluciones burguesas, compare el rol de Maquiavelo y de los jacobinos con el del partido comunista, etc

Optar por la guerra de movimiento en los países donde la sociedad civil es muy resistente incluso a “las irrupciones” catastróficas del elemento económico inmediato (crisis, depresiones, etc.)“59 Gramsci además pudo constatar el hecho de que la burguesía resistiera en todas partes la crisis de 1929 no es, por lo tanto, un simple error estratégico, sino un grave error teórico, una deformación mecanicista del análisis del bloque histórico concreto.

Por último, la guerra de posiciones corresponde a las necesidades de clase: la guerra de movimiento, en tanto exige duros sacrificios a las clases subalternas, solamente es válida cuando existe la posibilidad de un triunfo definitivo. Por su situación de clase, estos grupos tal como lo constata Gramsci a propósito del movimiento de los Arditi del popolo pueden permitirse una perra de movimientos sólo cuando ésta demuestra ser la solución necesaria.

Significa esto que la guerra de movimiento debe ser abandonada por completo? No; simplemente ella se limita a las luchas secundarias: “en la política se tiene guerra de movimiento mientras se trata de conquistar posiciones no decisivas y, por lo tanto, no se movilizan todos los recursos de la hegemonía del Estado; pero cuando, por una u otra razón, esas posiciones han perdido todo valor y sólo importan las posiciones decisivas, entonces se pasa a la guerra de cerco, comprimida, difícil, en la cual se requieren cualidades excepcionales de paciencia y de espíritu de invención“.60

Sólo si como consecuencia de una crisis orgánica aguda la sociedad se derrumba, se impone un cambio estratégico.

“En política afirma Gramsci el error proviene de una comprensión equivocada de lo que es el Estado en su sentido integral: dictadura + hegemonía“61. En resumidas cuentas, las clases subalternas y sus intelectuales deben adoptar una estrategia que se adopte al bloque histórico del cual forman parte y especialmente a la relación entre sociedad civil y sociedad política en ese bloque.

NOTAS

1. Mach., p. 88

2. Mach., p. 88

3. P., p. 58 (en esp. Antol., p. 313)

4. R., pp. 71-72

5. Mach., p. 67

6. Mach., p. 76

7. Mach., p. 78

8. Mach., p. 78

9. P., p. 37-38 (en esp. Antol., p. 313-314)

10. Mach., p. 76-77

11. A. Pizzorno, op. cit. pp. 55-56

12. Mach., p. 137

13. Mach., p. 138

14. O. N., p. 24

15. R., pp. 112-114

16. P., p. 55 (en esp. Antol., p. 309)

17. C. P. C., p. 150 (en esp. Antol., p.193)

18. C. P. C., p. 150 (en esp. Antol., p.193)

19. O. N., p. 23

20. R., pp. 197

21. P., p. 58 (en esp. Antol., p. 311)

22. P., p. 58 (en esp. Antol., p. 312)

23. P., p. 58 (en esp. Antol., p. 312)

24. Mach., p. 77

25. Ibid.

26. Ibid.

27. Mach, p. 76

28. Mach, p. 84

29. Mach., p. 87

30. Mach., p. 87

31. La segunda evolución sufrida por el cesarismo se sitúa a nivel político: el cesarismo del “hombre providencial” tiende a ser remplazado por el “cesarismo sin César”. El régimen parlamentario y el papel de los partidos políticos permiten múltiples combinaciones. Es así que los gobiernos de coalición constituyen, según Gramsci, el grado inicial de cesarismo, que podrá evolucionar hacia un cesarismo “puro” (evolución política italiana de 1922 a 1925) o permanecer en el nivel inicial (gobierno de Mac Donald). Cf. Mach, pp. 84-86.

Del mismo modo, los partidos políticos y hasta los sindicatos pueden ser utilizados, por medio de la corrupción o el terror, como órganos de policía política y suministrar la base de un régimen cesarista “sin necesidad de acciones militares en vasta escala, tipo César o 18 Brumario” (Mach., p. 86). El cesarismo moderno se ha convertido en un fenómeno policial más que militar (ver Mach., p. 88).

32. El cesarismo también puede limitarse a un conflicto interno al sistema hegemónico; es el caso del affaire Dreyfus.

33. Mach., p. 77

34. R., p. 193

35. Mach., p. 77

36. Mach., p. 72

37. Mach., p. 69

38. Mach., p. 69

39. C. P. C., p. 158 (en esp. Antol., p. 199)

40. P., pp. 172-173

41. Mach., p. 72

42. Mach., p. 62

43. Ibid.

44. C. P. C., p. 158 (en esp. Antol, p. 199)

45. P., p. 173

46. R., p. 193 (en esp. Antol., p. 493)

47. R., p. 193 (en esp. Antol., p. 493)

48. Mach, pp. 76-77

49. Mach., p. 75

50. Mach, p. 91.

51. Mach., p. 91.

52. Sobre los “arditi del popolo”, ver P. Spriano, “Gramsci, il fascismo e gli ‘arditi del popolo”‘, en Prassi rivoluzionaria e storicismo, ‘pp. 175-199.

53. Especialmente en Gramsci y la hegemonía del proletariado” en Gramsci y El marxismo, Ed. Roteo, Buenos Aires, 1965, pp. 107-116.

54. J. M. Piotte, op. cit., pp. 161-177.

55. Mach, pp. 95-96

56. Mach, pp. 96

57. R., p. 193 (en esp. Antol., p. 486)

58. Op. cit., pp. 167 y ss. Sobre la polémica en el seno de la III Internacional, ver J. M., Piotte, op. cit., pp. 172-176 y sobre todo R. Paris, “Gramsci e la crisis teorica del 1923″ en Gramsci e la cultura contemporanea, T. 2, PP. 29-44

59. Mach, p. 94.

60. P., p. 71 (en esp. Antol p. 292).

100 al Abordaje

100 al Abordaje
Por primera vez este ránking evalúa al centenar
de empresas más globales de la región.
Catherine Lacourt, AméricaEconomía Intelligence

Conocer una multilatina permite al observador obtener información rica acerca de cómo desenvolverse exitosamente en los mercados latinoamericanos.

En esta edición, AméricaEconomía Intelligence ofrece los resultados de gestión de un total de 100 empresas latinoamericanas que tienen dos características en común: venden anualmente más de US$ 250 millones y operan en más de un país de la región.

Si tuviéramos que reducir al conjunto de las 100 multilatinas más relevantes de la región a un sólo puñado de características, deberíamos concluir que son principalmente brasileñas, productoras de alimentos y exportadoras. Tanto en número de empresas como en escala de actividad, las empresas de Brasil han dejado claro que pasó la época en que el gigante latinoamericano se miraba el ombligo. Las 34 empresas brasileñas de este ránking facturaron US$ 501.365 millones, es decir, el 50,4% de las ventas totales de las 100 multilatinas. Es más, se encuentran en otra escala de actividad.

La dimensión de fuerza comercial de este ránking evalúa la proporción y el volumen total de las ventas anuales fuera del país de origen. En este aspecto las brasileñas están por debajo del promedio regional. Aún así, su fortaleza como empresas multilatinas deriva del enorme volumen de capital y ventas que realizan más allá de sus fronteras. Con unas ventas totales de US$ 186.602,2 millones al año fuera de Brasil, las multilatinas brasileñas facturan un promedio de US$ 6.543,3 millones en el exterior.

Las primeras multilatinas del ránking tienen una estructura productiva semejante: la mayor parte de las ventas por empleado corresponde a las operaciones fuera de su país de origen. Es el caso de Cemex, LATAM, Grupo JBS-Friboi, Avianca-Taca y Ajegroup.

Otra variable que explica el fenómeno multilatino es la cantidad de empleados que estas empresas tienen fuera de sus países de origen. Al respecto es interesante considerar el conjunto de las primeras multilatinas del ránking según país. Éstas son la mexicana Cemex (1°), el grupo chileno-brasileño Latam (2°), el también brasileño Grupo JBS-Friboi (4°), la colombiana Avianca-Taca (8°) y el peruano Ajegroup (10°). Para todas ellas, la mayor parte de las ventas por empleado corresponde a las operaciones en el extranjero, aunque con un importante componente de venta local (ver gráfico Pesca de Ultramar).

Se sale de esta norma la argentina Tenaris (6°), cuyas ventas por empleado locales y extranjeras son equivalentes, y la panameña Copa (26°) con el caso contrario: sus ventas por empleado en el extranjero son singularmente más significativas que las ventas locales.

En cuanto a la cobertura geográfica de las multilatinas, la más destacada es Brightstar (3°). Esta empresa de origen boliviano, hoy gestionada desde Miami, está presente en 49 países de nueve zonas geográficas distintas. Le siguen Cemex y Copa. La mexicana gana a la panameña a pesar de tener menos países de cobertura (34 versus 38), pues éstos se emplazan en zonas geográficas de mayor puntuación, en tanto representan mercados de mayor escala y de más difícil acceso (ver metodología).

Analizando esta dimensión de cobertura, según el país de origen de las multilatinas, destaca Argentina. Sus cinco empresas presentes en el ránking están, en promedio, en 19,2 países. Le sigue Brasil con un promedio de 12,4, luego Perú con 11,8, México 11,0 y luego Chile y Colombia con 9,6 y 9,5.

La dimensión potencial de crecimiento tiene una mayor ponderación, lo que termina beneficiando a las empresas grandes. No obstante, hay algunas como la guatemalteca Pollo Campero que se ubican en la primera mitad del ránking con ventas menores.

Una de las dimensiones importantes del ránking es la que mide el potencial de crecimiento de las multilatinas. En ella se destaca Vale (37°). El gigante minero brasileño obtiene los 100 puntos de la dimensión, fundamentalmente porque tiene un ratio de liquidez (2,5) por encima del promedio y un volumen de ventas anuales de US$ 43.323 millones, muy por sobre el común de las demás multilatinas. Cabe señalar que Vale vio perjudicada su cobertura geográfica al cerrar sus operaciones en cinco países de la región. Sin embargo, tiene el potencial y la capacidad para volver a operar en ellos.

A Vale le siguen en el top 10 de esta dimensión varias empresas grandes brasileñas: la siderúrgica Gerdau (12°), el gigante petrolero Petrobras (42°), la empresa química Artecola (21°), la empresa de energía y petróleo Ultrapar (78°), la también siderúrgica Industrias CH (68°) y la empresa de alimentos Grupo JBS-Friboi (4°). Las que no son brasileñas y pertenecen a este grupo de diez son todas empresas de gran tamaño, es decir, pertenecientes al ránking de las 500 mayores empresas de la región que publicó en julio AméricaEconomía. Todas venden más de US$1.200 millones: Grupo Modelo (46°) de México, Grupo Nutresa (41°) de Colombia y Cencosud (17°) de Chile.

La consolidación de una actividad económica regional sustentable en el tiempo es, por lo tanto, un asunto de escala, capacidad financiera y excelencia en la gestión. Por ello la dimensión de potencial de crecimiento tiene una mayor ponderación, lo que termina beneficiando a las empresas grandes. Sin embargo, las empresas pequeñas sí tienen un lugar, lo demuestra la presencia de la guatemalteca Pollo Campero (43°), ubicada en la primera mitad del ránking, con ventas por US$ 400 millones. Es escala, pero también visión empresarial.

Alianza del Pacífico, ¿quien mucho abarca poco aprieta?

Alianza del Pacífico, ¿quien mucho abarca poco aprieta?

En la reunión de ministros de comercio exterior de los países de la Alianza del Pacífico que tuvo lugar en mayo, la ministra peruana Magali Silva aseguró a los medios que la alianza (que integra al Perú, Chile, México y Colombia) estaba abierta a la entrada de nuevos países y se iban a extender invitaciones a Brasil y Argentina. Sucede que la unión, que nació en 2011, parte de la no exclusión de otros países, y de hecho ya trabaja en la incorporación de Costa Rica y Panamá, que han evidenciado abiertamente su deseo de unirse a la alianza. La adhesión de más países, no obstante, lleva a preguntarse ¿deben sumarse nuevos invitados a la fiesta cuando justo empiezan a sonar los primeros compases?.

A diferencia de otros procesos de integración regionales, la Alianza del Pacífico (AL), que busca la integración comercial y financiera de sus países miembros y una libre movilidad de personas, ya ha dado sus primeros pasos en firme para convertirse en una realidad.
Navegador Semántico

Entidades Mencionadas

Alianza del Pacífico

Mercado Integrado Latinoamericano (MILA)

“En términos de integración comercial se está avanzando bastante, y ya se han levantado las barreras arancelarias a una proporción muy importante del comercio entre los países de la Alianza. Ya el 92% de ese comercio fluye sin aranceles”, dice Juan Ruiz, economista jefe para América del Sur del BBVA Research.

Además se está procediendo a la integración financiera, y –explica Ruiz– se han dado pasos para integrar a los mercados bursátiles de los cuatro países en el Mercado Integrado Latinoamericano (MILA). “Se está trabajando en la promoción conjunta del comercio y del turismo entre los países y en compartir sedes diplomáticas y comerciales para facilitar actividades de promoción”, añade Hernán Vallejo, profesor asociado de la Universidad de los Andes, de Colombia.
Tanto Vallejo como Ruiz son proclives a la incorporación en paralelo al avance de nuevos miembros, para el primero siempre y cuando los nuevos países suscriban la filosofía de la alianza en términos de movimiento de bienes, servicios, libre movimiento de capitales y personas. “No veo incompatible que se vaya profundizando la integración entre los países e incorporando nuevos miembros siempre que estos muestren la disposición de adoptar los lineamientos de la alianza”, dice Juan Ruiz.

Para los especialistas tanto Costa Rica como Panamá cumplen con esta premisa. “Ambos países creen en el mercado, están abiertos al mundo, y en ellos el sector privado es bienvenido”, dice César Peñaranda, director ejecutivo del Instituto de Economía y Desarrollo Empresarial (IED) de la Cámara de Comercio de Lima.

No obstante, pese a que los dos países centroamericanos siguen los lineamientos de apertura comercial de la alianza, para Peñaranda a corto plazo no debería incorporarse a ningún país a esta unión hasta que no se consolide la Alianza del Pacífico. “Recién se va a consolidar la alianza hacia el primer semestre de 2015 cuando la normatividad jurídica haga oficial la unión y sea aprobada por los congresos de los cuatro países”, dice el economista.

Esta ratificación del acuerdo marco, según Humberto Astete, socio de Impuestos de EY, precisamente permitirá un avance sostenido de todos los acuerdos que se han tomado. Astete, en la línea de Peñaranda, aboga por una primera consolidación inicial antes de dar los siguientes pasos de incorporación de nuevos países.

Además de la aprobación por los congresos, la alianza tiene ante sí multitud de retos para un avance real, entre ellos la estandarización de la ventanilla única de comercio exterior, la armonización de los tratamientos entre los países, o la concreción de las alianzas empresariales entre los países, según Juan Carlos Mathews, director de la Maestría de Negocios Globales de la Universidad del Pacífico.

Alianza atlántica. Desde que ascendió al poder y en su primera comparecencia con los líderes gubernamentales de los países de la Alianza en México, la presidenta chilena, Michelle Bachelet, ha insistido en la importancia de un acercamiento con los países del Mercosur. Pero ¿qué tan factible es que este acercamiento se transforme en una alianza y los países del bloque, especialmente Brasil y Argentina, acepten la invitación para integrar la AP? Para César Peñaranda ninguna, pues se trata de países con lineamientos sobre el mercado diferentes a los de la alianza, que además no están interesados en incorporarse.

Si bien los expertos consultados coinciden en que Costa Rica y Panamá ‘bailan al son’ de la unión, en el caso de los países de Mercosur, para los mismos, los compases son diferentes. “Las economías de la cuenca del Pacífico son economías mucho más abiertas, con mucha más voluntad de reforma y más estables macroeconómicamente, mientras que en el Mercosur algunas economías como Brasil, Argentina y Venezuela están en la línea contraria”, dice al respecto Juan Carlos Martínez Lázaro, director de programas In-Company del IE Business School.

Las diferencias entre ambos bloques para los especialistas son palpables. “Mercosur es una unión aduanera con una orientación en términos de integración con el resto del mundo diferente a la alianza, con países con acuerdos de libre comercio firmados con no más de ocho o nueve países, mientras que los países de la Alianza tienen firmados más de cuarenta cada uno”, dice Juan Ruiz.

Para que se diera una integración de los países del Mercosur con la alianza para Juan Ruiz estos deberían cambiar su política económica para adaptarse a los mecanismos que exige la propia alianza. “Uno de los requisitos para incorporarse es tener un acuerdo de libre comercio firmado con todos los países que forman parte de la alianza. Entonces tienen que dar pasos concretos para mostrar esa filosofía”, dice el ejecutivo. En esta misma línea, el mismo presidente de México, Enrique Peña Nieto, manifestó recientemente que la alianza estaba abierta a otros países, pero matizó que promuevan en libre comercio.

Juan Carlos Martínez Lázaro asegura que sería realmente complicado que Argentina y Venezuela cambiaran su política, aunque Argentina podría hacerlo a partir de un cambio de gobierno el próximo año. “Creo que va a pasar mucho tiempo hasta que Venezuela esté en la misma sintonía política y económica. A Argentina quizás le falte menos”, dice el catedrático.

Martínez Lázaro afirma, no obstante, que sí es factible que se produzcan acuerdos puntuales entre el Mercosur y la Alianza del Pacífico referentes a algún capítulo arancelario o cooperación económica.

“Con los países del Mercosur sería mejor fortalecer los vínculos y la integración entre los dos bloques que conformar uno solo, pues los enfoques de los países miembros son bastante diferentes”, añade, por su parte, Hernán Vallejo, quien asegura que el acercamiento que está habiendo busca identificar áreas de interés común, pero es muy preliminar.

Enfocarse en una anexión de Brasil y Argentina al ‘bloque del Pacífico’ para César Peñaranda haría diluirse a la AP y trabaría el avance. “Si empiezan a incorporar países que en algunas cosas no hablan el mismo idioma restaría y no se avanzaría”, dice el economista, quien recuerda el fracaso de la Comunidad de Naciones, debido precisamente a las marcadas diferencias entre los países.

Avance promisorio. Pese a la insistencia de Michelle Bachelet en que se produzca un acercamiento con sus países vecinos, los especialistas coinciden en que tanto en Chile como en el Perú, Colombia y México existe un claro interés en continuar consolidando la alianza y en que es difícil que esta pierda fuelle.

“Se ve que es un camino de no retorno, que hay una serie de países que tienen una voluntad clarísima de integración y de abrirse al exterior en una región en la que históricamente el grado de apertura comercial fue pequeño”, dice Juan Carlos Martínez Lázaro.

“Yo soy optimista porque veo que son países que en la teoría y la práctica están en la misma línea y están haciendo las mismas cosas, a distintas velocidades, pero lo mismo”, añade Juan Carlos Mathews.
El potencial comercial y económico de esta unión además juega a favor de la Alianza del Pacífico, que ha conseguido en poco tiempo proyectarse internacionalmente. Sucede que las cifras de los cuatro países no dejan a nadie indiferente. Como bloque –explica Humberto Astete– los cuatro serían la octava economía del mundo, pues cuentan con un PIB de más de US$ 2.000 billones, tienen una población de 209 millones y unas expectativas de crecimiento del PIB del 5% a nivel consolidado.
Para Juan Ruiz, la alianza se ha mostrado como una vitrina, una marca en sí misma que dice al mundo: “Somos un club de países con unas políticas económicas ortodoxas y prudentes que apostamos por la integración mundial, y eso nos define”, dice.

Todo apunta a que de una vez por todas una alianza regional no va a quedar como una promesa.

EE.UU. todavía decide el futuro del capitalismo, no el G-20 o los Brics

EE.UU. todavía decide el futuro del capitalismo, no el G-20 o los Brics
Leo Panitch · · · · ·

07/09/14

El nuevo banco de desarrollo puesto en marcha por los principales países emergentes, le ha robado los focos al G20. Pero no supone un verdadero desafío a la dominación estadounidense de los mercados globales.

La atención internacional se ha desviado de las reuniones del G-20 de este año en Australia por la declaración de los líderes de Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica, en su reunión en Fortaleza, Brasil, este mes de julio, para lanzar un nuevo “Banco Brics” [1].

El G-20, que fue creado por el Tesoro de Estados Unidos a raíz de la crisis financiera asiática de fines de la década de 1990, fue diseñado para que los principales estados de los “mercado emergente” asumiesen su responsabilidad junto con el G-7 en la “nueva arquitectura financiera internacional”. Se creía que ello reforzaría la legitimidad del papel central de los EE.UU. como superintendente de un capitalismo global muy ampliado, pero cada vez más volátil.

Ello implicaba especialmente lo que el Tesoro de Estados Unidos llama la “contención del fracaso” de las crisis financieras recurrentes. Con esta preocupación prioritaria en mente, los jefes de Estado del G-20 fueron convocados a Washington DC en noviembre de 2008 para evitar que la primera crisis del capitalismo global del siglo XXI se convirtiese en una repetición del colapso del capitalismo internacional de 1930. En este sentido, el “compromiso con una economía global abierta” del comunicado final de la Cumbre de Washington de 2008 fue especialmente significativo [2]:

“Subrayamos la importancia vital de rechazar el proteccionismo y no encerrarse … nos abstendremos de erigir nuevas barreras a la inversión o al comercio de bienes y servicios”.

Este compromiso se ha visto reforzado en todas las reuniones anuales del G-20 desde entonces, incluyendo las preparatorias para Brisbane del pasado mes de noviembre. Cuando los ministros de finanzas y los gobernadores de los bancos centrales prometieron en su reunión de febrero de 2014 en Sydney “eliminar las restricciones a la inversión privada”, estaban cumpliendo con la condición central de Estados Unidos para sostener el capitalismo global [3].

Esto no quiere decir que los EE.UU. hayan cedido mucho control operativo al G-20, como nunca lo hicieron en el caso del G-7. Las decisiones políticas clave se toman en Washington DC, donde el FMI y el Banco Mundial tienen su sede pero, aún más decisivo, donde se encuentran el Tesoro y la Reserva Federal. El estímulo fiscal coordinado del G-20 en 2009 fue significativo, sobre todo porque facilitó que el Congreso de Estados Unidos aceptase el plan inicial del Tesoro de gastos deficitarios masivos para evitar la espiral hacia otra gran depresión.

Cuando el Congreso en 2010 se puso en contra, el eje central de la política paso a ser la política monetaria de “flexibilización cuantitativa” de la Reserva Federal [4], y así ha sido desde entonces. Su impacto se hizo sentir tanto a nivel internacional como a nivel nacional, ya que la Fed actuó efectivamente como el banco central del mundo mediante la fijación de los tipos de interés de referencia y su transferencia de dólares tanto a los bancos extranjeros como a los de Estados Unidos.

Había expectativas generalizadas – dado que la gran crisis financiera había tenido su origen en los EE.UU., por no hablar de la política posterior poco ortodoxa de “dinero fácil” – de que los “privilegios exorbitantes” del dólar en las redes financieras que conectan los Brics con la producción y el comercio mundial se vieran amenazados. Brasil, Rusia, India y China no fueron tan ingenuos como para imaginar que el G-20 sería el lugar para supervisar la desaparición del dólar, y celebraron por primera vez su propia cumbre en Ekaterimburgo en 2008.

Junto con Sudáfrica en 2010, pronto comenzaron incubar planes para su propio banco internacional, autónomo de los EE.UU. y las instituciones financieras con sede en Washington. Estos planes se vieron reforzadas cuando el Congreso de Estados Unidos se negó a respaldar un aumento de la cuota de voto de los Brics en el FMI y el Banco Mundial, como se había acordado en las reuniones del G-20.

Para Joseph Stiglitz, premio Nobel y antiguo economista jefe del Banco Mundial, el anuncio del nuevo banco Brics en Fortaleza supone un claro desafío al orden mundial liderado por Estados Unidos [5], lo que refleja “un cambio fundamental en la economía mundial y el poder político”. Fidel Castro lo asocio con la resistencia de su propio país contra “el imperio más poderoso que jamás haya existido” [6], y expresó su confianza en que el impulso por parte de los dirigentes de los Brics de la “cooperación y solidaridad con los pueblos … en el logro del desarrollo sostenible, y la erradicación de la pobreza”, culminaría siendo “una de las mayores hazañas de la historia de la humanidad”.

Sin embargo, la principal razón de la permanencia del papel central del dólar tiene muy poco que ver con la estructura institucional del FMI, o el mayor tamaño de su capitalización en relación con lo que el banco Brics pueda reunir. Se refleja principalmente en la ausencia – incluso en Shanghai, donde tendrá su sede el nuevo banco – de algo parecido a la amplitud y el alcance de los mercados financieros concentrados en Wall Street y su satélite la City de Londres. Y es la forma en la que estos mercados están, a su vez, tan profundamente entrelazados con el Tesoro y la Reserva Federal de Estados Unidos, lo que explica el papel dominante de esta última en la gestión económica global.

Es más, el margen de maniobra que el FMI permitirá al banco Brics es claramente limitado. En efecto, para obtener el beneficio completo de los préstamos bajo “acuerdo de reserva contingente” del banco Brics [7] los países deberán tener un “acuerdo de programa de préstamo” con el FMI. De hecho, esto se parece mucho a la “Iniciativa Chiang Mai” del año 2000 para los swaps de monedas entre China, Japón, Corea del Sur y los países de la ASEAN después de la crisis financiera 1998-1998, que fue poco utilizada y resultó en gran medida simbólica.

La acritud con la que el Banco Mundial ha dado la bienvenida al banco Brics también tiene que ver con el hecho de que sus objetivos como un banco de desarrollo no son muy diferentes a las estrategias económicas orientadas a la exportación, en especial de materias primas, que hasta ahora rigen la participación de los mercados emergentes en la globalización capitalista . Siguiendo el ejemplo del banco de desarrollo BNDES de Brasil [8], promoverá las corporaciones multinacionales de los Brics, lo que tiene muy poco que ver con los principios socialistas de cooperación del ya extinto Banco Latinoamericano del Sur que los gobiernos revolucionarios en Venezuela y Bolivia inicialmente habían pensado [9].

Las organizaciones de la sociedad civil y los sindicatos independientes, reunidos también en Fortaleza en una conferencia de “Brics desde abajo”, destacaron hasta que punto las clases dominantes y los gobiernos de cada uno de los estados miembros Brics se han comprometido a mantener las políticas neoliberales, a menudo administradas brutalmente, en sus propios países.

En este sentido confluían con la reciente declaración sindical L20 con ocasión de la reunión del G-20 de Australia [10], que al criticar las “políticas de austeridad y las reformas estructurales que reducen los salarios y la protección social de los trabajadores” no creen que los Brics sean un modelo para una alternativa. De hecho, la declaración de los “Brics desde abajo” señala que “si la distribución del ingreso en las economías emergentes de Asia no hubiera empeorado en los últimos 20 años, el rápido crecimiento de la región habría podido sacar de la pobreza a 240 millones de personas más”.

A pesar de toda la fanfarria que ha acompañado el anuncio del Banco Brics en la cumbre de Fortaleza, servirá de muy poco para cambiar el equilibrio y, aún más importante, la sustancia del poder financiero global. Merece la pena recordar una vieja lección, que también se aplica al “Plan de Acción de Brisbane” de este otoño: el verdadero cambio empieza por uno mismo.

Notas:

[1] http://www.theguardian.com/business…

[2] http://www.nytimes.com/2008/11/16/w…

[3] http://www.bloomberg.com/news/2014-…

[4] http://www.theguardian.com/business…

[5] http://www.washingtontimes.com/news…

[6] http://www.counterpunch.org/2014/07…

[7] http://www.dw.de/brics-launch-new-b…

[8] http://www.bndes.gov.br/SiteBNDES/b…

[9] http://www.theguardian.com/global-d…

[10] http://www.ituc-csi.org/l20-trade-u…

Leo Panitch es editor del Socialist Register, famoso y ya clásico anuario de la izquierda anglosajona, y profesor investigador de Ciencias Políticas en la Universidad de York, en Canadá y coautor con Sam Gindin de The Making of Global Capitalism: The Political Economy of American Empire (Verso, Londres, 2012).

Notas sobre el arresto de Paco Flores

Notas sobre el arresto de Paco Flores

PRESIDENTE PRESO

Dos noticias danzaron estos días en las calles del país: la libertad del Padre Toño y la presentación de Paco Flores en uno de los juzgados de la capital. En ambos casos había incertidumbre y la justicia que estaba juzgando también estaba siendo juzgada.

Cada vez que alguien se sienta en el banquillo de los acusados, también el juzgador está sentado en el mismo banquillo, y en ocasiones, cuando el acusado es absuelto, el juzgador es condenado. O cuando el juzgado es condenado, también lo es el juzgador.

La actividad de un juez es siempre, pero siempre de siempre, un trabajo político, aunque los mismos jueces no siempre lo entiendan así, porque piensan que eso de la imparcialidad es algo real, y que la ley, cuya aplicación es la justicia, no tiene mucho que ver con el poder político.

Claro que los jueces más despiertos y los ciudadanos más avispados saben muy bien que la ley, y sobre todo las leyes, y su aplicación, son actos políticos por excelencia.

En el caso del Padre Toño se trata de silenciar una voz que vociferaba, que hablaba y decía, rompiendo el orden en una sociedad de secretos, como la salvadoreña.

En el caso del ex Presidente Francisco Flores, nos encontramos magníficamente con las oscuras alcobas del poder iluminadas parcialmente. Estamos hablando, por supuesto, de nuestro mundo, oscuro, primitivo, oligárquico, capitalista tardío, en donde el poder político se ejerce a contrapelo de todo aquello que pueda considerarse democrático, digno y estimulante. Sin embargo, lentamente, un ex presidente resulta expuesto a la justicia que es el mayor peligro al que un ser humano puede enfrentarse.

Las circunstancias históricas que hicieron posible la actual aventura son las que nos interesan poner de relieve ya que estamos frente a un añoso poder oligárquico que aun conservando su calidad de clase dominante, ha perdido el control parcialmente, del sexto gobernante, y también el control parcial del aparato económico. Su mismo instrumento partidario arenero, sin romper su dependencia oligárquica, se mueve con ritmos, tonos y colores, cada vez más propios y más correspondientes, a nuevos intereses clasistas.

Francisco Flores es un conocido cuadro de la antigua cúpula burguesa. Un hombre de la familia Poma, y su gobierno, que fue un gobierno arenero, fue, ante todo, un gobierno oligárquico, sin ninguna independencia y con entrega total, incluso, por encima de los mismos intereses del partido ARENA. Paco, siendo también arenero, gobernó, sobre todo, para sus patronos oligárquicos, usando para ello al partido ARENA, que era y es, instrumento oligárquico; aunque con ciertos movimientos y ciertas franquezas.

Estos compromisos encontrados y el rompimiento de la cautela y prudencia que caracteriza a los ex presidentes, expusieron en la vía pública a Francisco Flores, que dejó de ser un ex presidente y se convirtió en un arenero, sin el respaldo ni el reconocimiento de su partido. Esta situación inusual se produjo por la situación cismática en la que se mueve el antiguamente monolítico partido ARENA, y por las sucesivas confrontaciones intestinas de los grupos oligárquicos que se ven precisados a luchar políticamente frente a una nueva burguesía ascendente que no terminan de descifrar, expresada en el GRUPO ALBA.

La campaña electoral presidencial fue el escenario del drama en el que Paco fue quedando expuesto, distanciado de su partido y conectado por hilos todavía vivos con sus patronos oligárquicos. Sus desenfadadas declaraciones en la Asamblea Legislativa, hace apenas unos 3 meses, eran una especie de advertencia a ARENA, sabedor que cualquier conocimiento completo del manejo de los dineros de los que se le acusa, podría, podía y puede arrastrar al peor banquillo a sus antiguos compañeros de partido. Por supuesto que contaba y sigue contando con respaldos de importancia y con la conciencia de ARENA que tiene que cuidarse de peligrosas salpicaduras que irremisiblemente amenazan sus actuales posibilidades electorales.

La presentación de Paco en los tribunales no es una sorpresa, y solo lo es para la gente, y también para el pueblo. En realidad se trata de un intenso proceso de negociación en donde ha desaparecido probablemente todo compromiso fundamental de Paco con su partido ARENA, a cambio de una solución judicial que saque al ex presidente de los hilos húmedos de la justicia

Todo el aparato gubernamental aparece y parece en el ridículo y en la incapacidad más completa, porque ahora ocurre que Paco estuvo siempre en el país, que fue buscado afanosamente en nuestro mínimo pero extenso territorio; aun cuando la misma Cancillería montó todo el procedimiento necesario con Panamá para su extradición.

El juez, siguiendo el texto y el espíritu del Código Proceso Penal, ordena un arresto domiciliar, que es una medida sustitutiva, que solo tiene en su contra el escándalo social del caso y la fuga del ex presidente.

Se trata de una decisión política como todas las que toma un juez. En el caso Paco Flores están en juego las votaciones del 2015 porque el débil gobierno actual y todo el régimen político tiene en lo electoral su punto más fuerte, y en lo social, su punto más débil.

El caso Flores, que constituye un puñal en el cuello de ARENA, resulta algo muy conveniente para los actuales gobernantes, que necesitan usufructuar la coyuntura y resolver de la mejor manera el caso judicial para obtener las ventajas electorales que tanto necesitan.

Se trata de un equilibrio en el que un hombre necesita librarse de la cárcel, un gobierno necesita ganar las votaciones del 2015, un antiguo partido oligárquico necesita librarse de uno de sus ex presidentes, pero sin abandonarlo, y una clase dominante que necesita demostrar que lo sigue siendo.

En este entramado, el pueblo necesita la luz suficiente para que todos estos oscuros corredores sean alumbrados y saber que en este juego de barajas es un simple objeto que debe, sobre todo votar, para luego legalizar y legitimar la política que lo estrangula y lo convierte en cosa. Se trata, en definitiva, de la mayor escuela política con asignaturas vitales y a la vez difíciles.