Represión y lucha popular en El Salvador de 1978

Represión y lucha popular en El Salvador de 1978

Durante el año 1978 el General Romero y los sectores fascistas civiles y militares, impulsaron una fuerte campaña represiva en áreas rurales, con el propósito de amedrentar a los sectores campesinos, bloquear la participación masiva de estos en las protestas populares y su incorporación a la lucha revolucionaria. Posteriormente reprimieron en las ciudades.

A continuación hacemos una reseña de estos desarrollos, desde la visión de los comunistas salvadoreños, incluyendo de un interesante artículo de Schafik Handal sobre el poder democrático de transición, la continuidad de la polémica con las organizaciones de ultraizquierda y la celebración convocada por la CUTS, del 1ro. de mayo.

Alto a la masacre de campesinos. Pronunciamiento del PCS. 29 de marzo de 1978

El pronunciamiento del PCS “condena enérgicamente, la ola represiva desatada en contra del movimiento campesino por el gobierno que encabeza el General Romero, y se solidariza con las víctimas que cayeron en las calles de San Salvador el pasado 17 de marzo y las que en estos momentos perecen en los cantones de la jurisdicción de San Pedro Perulapan, en el Departamento de Cuscatlan.”

“Al mismo tiempo –continúa- hace un llamado a todos los sectores progresistas, democráticos y revolucionarios a unir sus esfuerzos para detener la mano de los asesinos que pretenden ahogar en sangre a todo el movimiento popular para instaurar un régimen de terror, al servicio de los intereses una pequeña minoría de grandes oligarcas nacionales y extranjeros, explotadores del pueblo salvadoreño.”

Agrega que “la masacre de campesinos el 17 de marzo tuvo como escenario céntricas calles de la capital y dejó un saldo de varias decenas de muertos y heridos, incluyendo niños y mujeres, que casualmente circulaban por ese lugar a la hora en que policías nacionales atacaron con fuego de fusilería y metralletas, una manifestación promovida por las organizaciones federación Cristiana de Campesinos Salvadoreños (FECCAS) y Unión de Trabajadores del Campo (UTC).”

Concluye haciendo un “llamado a la unidad de todas las fuerzas revolucionarias y democráticas para derrotar a los fascistas, que vienen dando pasos acelerados para hundirnos en una cruenta dictadura terrorista. Pensamos asimismo, que las organizaciones populares debemos actuar con mucha serenidad y juicio en las diversas batallas, evitando caer en las provocaciones del enemigo o en acciones infantiles y aventureras, que conduzcan al debilitamiento del movimiento popular y mengüe las posibilidades de este.”

La historia sindical salvadoreña es la lucha por la unidad

En el número 101 de Voz Popular, los comunistas salvadoreños responden a los adversarios de la Confederación Unitaria de Trabajadores Salvadoreños, CUTS. Indican que “la clase obrera salvadoreña ha dado un paso más de gran trascendencia en la búsqueda de su Central Única de Trabajadores al constituir el 4 de diciembre la Confederación Unitaria de Trabajadores Salvadoreños (CUTS) hecho que quedara como marca indeleble en las páginas de la historia de la lucha de los trabajadores de nuestro país.”

Se informa que “el 3 de marzo de 1963, surge el Comité Unitario Sindical de El salvador (CUSS) que buscaba y luchaba por la promulgación del Código de Trabajo, aprobado en un madrugón de la Asamblea Legislativa, con la complicidad y anuencia de la dirigencia de la CGS y con la participación directa de algunos de ellos, que fungían como diputados en dicha asamblea, en vista de la fuerza que iba adquiriendo el movimiento obrero, unificado en el CUSS:”

Agrega que “echando a andar todo el aparato del CUSS, se constituye la Federación Unitaria Sindical de El Salvador (FUSS) el 2 de octubre de 1965. la CGTS desaparece en noviembre del mismo año para dejar paso Libre a la naciente organización, que desde su origen aglutinó en su seno a los obreros industriales, artesanos y obreros de los gremios.”

Señala que “entre sus principios y objetivos, la FUSS sostuvo a lucha por la formación de una Confederación Unitaria de Trabajadores Salvadoreños, como paso previo a la formación de una Central Única de Trabajadores, que tendrá que ser una obra consciente, persuasiva y de unidad de voluntad de las Centrales Sindicales existentes en el país.”

Concluye que “por eso es que la reciente constitución de la CUTS, no es más que un segundo paso en la búsqueda de esta Central Única de Trabajadores que tanto anhelan los trabajadores de nuestro país.”

Interrelación indisoluble. Schafik Handal. Revista Internacional No. 5 de 1978

En la edición de mayo de 1978 de la Revista Internacional, que era el órgano teórico del Movimiento Comunista Internacional, aparece un artículo del secretario general del PCS, Schafik Handal, sobre la relación indisoluble entre la revolución democrática y la revolución socialista.

Sostiene que “la práctica de desarrollo social ha demostrado convincentemente que en la historia no ha existido y no puede existir una revolución social “pura.” En cada revolución se entrelazan inevitablemente los movimientos sociales no idénticos en todo, y cada una de ellas representa de por sí una cadena de diversas batallas de clases. “Quine espera una revolución social “pura” –escribió V. I. Lenin- no llegará a verla jamás. Es un revolucionario de palabra y no comprende lo que es una verdadera revolución.” (V. I. Lenin Obras Completas, 2da. edición, Buenos Aires, Cartago, t. XXIII)

Prosigue afirmando que “este postulado leninista, es aplicable plenamente a la América Latina de nuestros días. En los países de nuestro continente, las tareas democráticas, antiimperialistas y socialistas de la lucha revolucionaria se entrelazan estrechamente Los proceso revolucionarios de uno u otro país, aunque se diferencian por su contenido de clase social y por el grado de participación de al clase obrera, toda su marcha, tomada dentro de América Latina en su conjunto, demuestra le nexo orgánico entre el verdadero antiimperialismo y la democracia por una parte, y el socialismo, por otra.”

Agrega que “esta interrelación inseparable y dialéctica está condicionada por varios factores importantes. El decisivo es la misma época contemporánea, cuyo contenido principal, como es sabido, lo constituye la transición del capitalismo al socialismo. La particularidad de la época actual es la lucha de gran envergadura que libran los pueblos por la democracia, contra las tendencias consustanciales del imperialismo, a la reacción política en toda la línea y, por consiguiente, contra los que persiguen el aplastamiento de los derechos y libertades elementales de los trabajadores y las masas populares.”

Argumenta Handal que “lo que está a la base del proceso revolucionario actual en América Latina, es la crisis estructural del capitalismo de mediano desarrollo, dependiente del imperialismo internacional y ante todo del imperialismo norteamericano. La crisis estructural a la que aludimos se manifiesta en la impotencia del régimen económico-político para impulsar el desarrollo de las fuerzas productivas con vistas asegurar un crecimiento económico sostenido, autónomo y de aprovechamiento de todas las masas laborantes.”

Subraya que “el capitalismo en América Latina, incluyendo a El salvador, no puede existir así como tampoco tiene la posibilidad de desarrollarse sino en las condiciones de dependencia con respecto del imperialismo. De allí, que cualquier empeño de intentar una salida burguesa a la crisis estructural, necesariamente debe estar vinculado en forma orgánica con los interés del imperialismo.”

Precisa que “nosotros sostenemos que el poder democrático de transición no podrá estabilizarse como tal poder, ya que su estabilización quedaría vinculada a la dirección en que marche su desarrollo, o hacia la solución burguesa, consecuente y acabada y, por consiguiente, dependiente respecto al imperialismo, o hacia la solución antiimperialista de la crisis estructural, también consecuente y acabada, y que por eso desemboque en el socialismo.”

Añade que “la conquista del poder democrático no pude concebirse como un fin en si mismo ni mucho menos como una etapa acabada de la revolución, sino que puede y debe examinarse como el momento para poner en marcha un proceso sucesivo de victorias en el cumplimiento de sus tareas democráticas, antiimperialistas y socialistas. Si se concibiera el poder democrático de transición como una etapa acabada de la evolución, a nuestro juicio conduciría a observar en la práctica una política, una táctica, que, de hecho facilitaría la salida burguesa…La interrogante clave en el periodo del poder democrático de transición es ésta: ¿Quien tiene en sus manos el poder real?

Aclara que “cabe la posibilidad de que se llegue a una situación en la cual el poder democrático de transición pueda ser conquistado sin que las condiciones para la siguiente etapa estén maduras. En tal caso, los comunistas salvadoreños consideramos que es necesario demorar el cumplimiento de una u otras medidas y no marchar a contrapelo de la realidad.”

En El Salvador explica Handal que “la participación de organizaciones democráticas en las elecciones, que comenzara en 1966, ha sido fundamental para la tarea de construir el frente único de las fuerzas democráticas y para unificar a las masas alrededor de un programa común de grandes transformaciones en los ordenes social, económico, cultural y político. El movimiento popular ha utilizado las elecciones para disputar al ejército a la reacción y para alertar al pueblo sobre el peligro del fascismo y su naturaleza profundamente hostil a todos sus intereses.”

Concluye que “la garantía d que la reacción y el imperialismo no podrán ahogar en sangre la revolución en el periodo de transición puede ser, a nuestro juicio, solamente la solución de la cuestión principal, a saber: la conquista definitiva del poder pleno por el proletariado y sus aliados más cercanos, firmes y consecuentes…Una de las principales enseñanzas de la revolución chilena, según la opinión de los comunistas salvadoreños, es la necesidad apremiante de la conquista del poder pleno.”

La lucha resuelta de los trabajadores, de todos los sectores democráticos, unitariamente, sin sectarismos ni aventurerismos, detendrá a los fascistas. Manifiesto del 1 de mayo de 1978 del PCS.

En su tradicional mensaje del 1 de mayo, los comunistas salvadoreños afirman que “hemos entrado a una situación distinta, el pueblo salvadoreño se encuentra bajo el azote de una nueva ofensiva fascista y ha sido muy notorio que ella tomó impulso después de la visita San Salvador, a fines de enero pasado, del Sub-secretario de Estado para los Asuntos Interamericanos de los EE. UU.”

Señala el comunicado que “valora los méritos demostrados por el BPR al realizar con éxito la toma de cuatro Embajadas, como una contribución efectiva a favor de la elevación de la moral combativa de las masas y una denuncia de gran resonancia mundial, que vino a rasgar el velo tejido durante los últimos 9 meses sobre el rostro criminal del gobierno de Romero.”

Agrega que “asimismo, el PCS considera positivo el mensaje lanzado por las FPL desde las radiodifusoras tomadas el sábado 14 de abril, por su llamamiento sin sectarismos a todos los sectores, fuerzas revolucionarias y democráticas a incorporarse a la lucha contra la dictadura. En este mismo sentido valora el PCS el llamamiento de las “ligas 28 de febrero” a favor de unificar la acción de todo el movimiento popular para resistir a los fascistas, sus claros planteamientos y llamados de alerta acerca de los propósitos destructivos que esa ofensiva persigue no contra una, sino contra toas las organizaciones populares y democráticas, cualquiera que sea su matiz ideológico-político.”

Valora que “estos son síntomas de que el movimiento popular salvadoreño está arribando a un superior nivel de conciencia política; es esta una buena nueva para todo el pueblo salvadoreño y centroamericano, un legitimo motivo de regocijo para los trabajadores en este 1ro. de mayo, dentro del doloroso marco de la represión y frente al designio fascista de echarnos encima más sufrimientos y martirio.”

Considera que “el imperialismo yanqui no puede aceptar el derrumbe fuera de su control de los regímenes dictatoriales de Centroamérica, porque teme que ello afecte a su propio dominio sobre esta región, a la cual asigna una importancia estratégica muy grande.”

Con respecto a la ofensiva represiva del gobierno de Romero estima que “esta ofensiva ano solo es represiva, sino incluye maniobras de guerra psicológica en gran escala, medidas políticas y organizativas tendientes a ganarse ala pequeña burguesía y a amplios sectores de las capas medias en general y a darle una base de masas al régimen; maniobras par aislar destruir a los sectores de la Iglesia Católica comprometidos con el pueblo, en especia a la Arquidiócesis, y para sumir al ejército en el torbellino de sangre de la represión y conseguir así su cohesión duradera en derredor de la camarilla fascista.”

Reconoce que “en El Salvador se concentra hoy el filo de la represión contra el Bloque Popular Revolucionario (BPR), contra sus organizaciones campesinas en especial, contra las FP y otras organizaciones armadas, después lanzara su frenético ataque contra todas las demás organizaciones populares y sectores democráticos, civiles militares. La represión se apoya en la acción de grupos paramilitares (ORDEN principalmente) envenenados con un rabioso anticomunismo y un nacionalismo de opereta.”

Evalúa que “se trata pues, por todas su características, de una ofensiva típicamente fascista, que no debe ser subestimada por nadie en el movimiento popular, y la cual solo puede ser derrotada si se le enfrenta con una fuerza suficiente y unida, si se la combate coordinadamente tanto en el terreno legal , como de hecho, en lo político, en lo reivindicativo, en lo nacional y lo internacional y ahora que todavía esta en sus inicios.”

“El PCS llama –concluye el comunicado- a todas las organizaciones, sectores populares y democráticos, a no hace cola a la espera del turno que a cada uno nos ha asignado el plan fascista. Nadie piense que puede quedar a salvo frente a la represión si permanece quieto, si no lucha. Los fascistas lanzan la represión no sólo porque nosotros nos mostramos inconformes, sino porque ellos necesitan asegurar el control absoluto sobre todo el pueblo.”

Nuestra polémica con la Ultraizquierda.
FAPU: Confusionismo y Divisionismo en el Movimiento Sindical

En el número 102 de Voz Popular de la cuarta semana de abril de 1978 se continúa con la polémica ideológica, esta vez en relación al Frente de Acción Popular Unificada, FAPU. Inicia el artículo reconociendo que “se aprecian modificaciones positivas en la conducta y acción de las organizaciones ultra izquierditas, lo que da pábulo a pensar que se han abierto posibilidades de avanzar en el camino de la unidad de la izquierda salvadoreña. Pero también hemos dicho que se mantienen no pocas diferencia sy puntos conflictivos.”

“Uno de ellos –asegura el artículo- es el relativo a la unidad sindical de los trabajadores, que a partir de la creación de la Confederación Unitaria de Trabajadores Salvadoreños (CUTS) ha cobrado mucha actualidad, no solo en cuanto a debate ideológico-político, sino en cuanto a las acciones de oposición, lindando con el sabotaje, no de la patronal ni de los cuerpos de seguridad, sino del grupo de estudiantes e intelectuales que dirigen la tendencia política reflejada por el FAPU; que arrogándose la defensa del proletariado y auto calificándose como los más puros revolucionarios , no solo han pretendido minimizar ese paso dado por el movimiento sindical del país, sino que constantemente lo estropean, sin ocultar el extraño deseo de que ese paso unitario de los trabajadores fracase.”

Considera que “esa actitud del grupo que dirige al FAPU, está plaga del virus del hegemonismo, que los lleva considerar como bueno o positivo sólo lo que ellos hacen o influyen, y como malo o no revolucionario l que dirigen otros. Pareciera ser que en sus elucubraciones pequeño burguesas, creen ser dueños de la verdad absoluto o sueñan con poseer una varita mágica que les hace aparecer la realidad política a su “noble y real” antojo. Pero también contiene confusiones sobre problemas básicos de la revolución, como son la unidad gremial de los trabajadores, la unidad de la clase obrera con otras fuerzas, la misión del Partido de vanguardia de la clase obrera, etc.”

Agrega que “la confusión de los nihilistas que dirigen el FAPU se torna más de bulto cuando, a partir de calificar la formación de la CUTS como “una maniobra efectista y burocrática” y de criticar la “llamada unidad de acción de los revisionistas” confunden la unidad sindical (gremial) de los trabajadores en una confederación sindical, con las tareas y el funcionamiento del Partido revolucionario de la case obrera.”

Aclara que “su hegemonismo se ha puesto de manifiesto, puesto que no son ellos los que dirigen el proceso de unificación orgánica del movimiento sindical del país, desnaturalizando la importancia y significado de haberse creado la CUTS e ignorando los enormes esfuerzos de miles de obreros y queridos dirigentes de los trabajadores, librados por muchos años en contra del divisionismo promovido por la burguesía, el gobierno y la embajada norteamericana.”

Posición reaccionaria del FAPU en el 1ro. de Mayo

En el número 103 de Voz Popular de la tercera semana de mayo continua la polémica ideológica con el FAPU. Se califica como reaccionaria “la posición asumida por el gripo de estudiantes e intelectuales que dirigen a esa organización ultraizquierdista.”

Argumenta que “a principios del mes de abril, la CUTS hizo pública la convocatoria para celebrar el 1ro. e Mayo, con un mitin y una manifestación señalando desde entonces horas y lugares de los mismos. El FAPU, en la última semana de abril, convocó a sus propios actos, que incluían un mitin a la misma hora y a pocos metros de de distancia del convocado por la CUTS, con el claro señalamiento que no debían los trabajadores asistir a los actos programados por la central obrera.”

Además denuncia que “el FAPU echó a rodar, perversamente, el rumor de que la CUTS había entrado en contubernio con el gobierno para obtener permiso de celebración de sus actos programados para el 1ro. de mayo. Este rumor tenía el propósito de desprestigiar a la CUTS y predisponer a los trabajadores en su contra. ¡Qué falaces e inescrupulosos sóis, pequeñoburgueses que hoy jugáis a la revolución!”

“Pero resultó –agrega el artículo de Voz Popular- que después de tanta propaganda radial y escrita tratando de dividir a los trabajadores, de echar veneno a la CUTS, los señores del FAPU NO HICIERON NADA DE LO QUE HABIAN ANUNCIADO; la zona de la Iglesia de El Calvario estuvo concurrida, pero sólo d las vendedoras ambulantes y compradores que habitualmente se encuentran en ese lugar.”

Señala que “los intelectuales y estudiantes que dirigen el FAPU y pretenden servirse de los obreros y sus sindicatos, como lo hacen en STECEL, Diana, Topaz, Central Azucarera Izalco o en INDECA, a favor de esquema contrarios a los intereses de la clase obrera; también demuestran una tremenda miopía política, un desconocimiento de la situación política del país y un total desinterés por los problemas reales de la clase obrera , en aras de un purismo y doctrinarismo revolucionario, lo típico de intelectuales que hacen gárgaras marxistas.”

Menciona que la posición del FAPU este 1ro. de Mayo se diferencia de “otras organizaciones, que aún practicando posiciones de ultraizquierda, ahora tuvieron mucha claridad y sentido positivo en la lucha, nos referimos al Bloque Popular Revolucionario, a las Ligas 28 de Febrero, a las Brigadas Obreras, a la Liga para la Liberación.”

Concluye que “es evidente, pues, de que por la vía del sectarismo, la prepotencia, la inmodestia pequeño-burguesa y el dogmatismo, hombres y organizaciones desbarran a las posiciones más indignas de la reacción, tal es el caso del FAPU en este 1ro. de Mayo.”

El momento actual y su perspectiva

En el número 103 de Voz Popular se analiza que el gobierno ha menguado su ofensiva represiva debido a que “la toma de 4 embajadas extranjeras por el Bloque Popular Revolucionario (BPR) logró un resonancia internacional y, con ello, la difusión de la verdad de la represión masiva contra el movimiento campesino. Los esfuerzos del gobierno actual por mejorar su imagen internacional en base a una propaganda mentirosa, fueron así contrarrestados y de pronto se quedo de nuevo desnudo y se encontró ate otra ola de acusaciones y protestas en el exterior.”

Asimismo influye la “declinación de los precios internacionales del café que ha planteado la perspectiva inmediata de un fuerte déficit en la balanza de pagos a finales del año y también ha acarreado contradicciones del gobierno con fuertes sectores e la burguesía agro exportadora en torno a importantes aspectos de la política cafetera que aquel aplica.”

Explica que “en una coyuntura económica quebradiza como la actual, los prestamos de EE. UU. resultan indispensables a este gobierno para capear una brusca recesión. Pero el factor político norteamericano ha comenzado de nuevo a moverse ya interferir; se rumora, por ejemplo, que han surgido dificultades para obtener algunos prestamos en trámite. Se han levantado voces en el Senado de los EE.UU. para criticar al gobierno Carter por la fácil otorgación de préstamos al gobierno del General Romero.”

Considera que “la caída de Todman, comprobado protector y encubridor de los fascistas salvadoreños, motivó un clima de ansiosa incertidumbre en los círculos supremos del gobierno del gobierno de Romero y de la Fuerza Armada. Una parte sostiene que debe proseguirse sin vacilaciones el plan trazado para la represión masiva contra el movimiento popular, la otra –que parece dominar por ahora- prefiere moverse con cuidado, recomienda realizar nuevas maniobras políticas de enmascaramiento y estar listos a proseguir con el mencionado plan represivo, en cuanto las condiciones sean propicias.”

Asegura que “la concurrencia de todos estos factores políticos y económicos, nacionales e internacionales, ha dado por resultado el impase actual de la ofensiva de represión fascista y el indicio de un paréntesis de precaria tolerancia. Pero sería un error creer que al ofensiva ha sido cancelada definitivamente e incluso, que ella se ha detenido en todos su aspectos. Sigue adelante la campaña de ORDEN por adueñarse de la organización social y verticalizar su control, se ha dado un nuevo paso funesto hacia el sepultamiento de la autonomía de la Universidad Nacional…”

“¿Cuánto durara este paréntesis? En medida decisiva, eso depende de cómo y con que grado de acierto táctico aprovecha el movimiento popular el espacio que se ha abierto, para lograr más respeto a los derechos y libertades democráticas. La primera condición, no nos cansamos de repetirlo, es que actuemos en al misma dirección y mejor aún s podemos hacerlo concertadamente y en forma unida.”

Añade que “las desesperadas acciones divisionistas a ultranza, como la tentativa fracasada del FAPU de dividir los actos del 1ro. de Mayo en San Salvador están por completo fuera de lugar y tiempo. El fracaso del FAPU e 1ro. de Mayo pone de manifiesto que las mas se han cansado ya del divisionismo que navega con palabrerío “revolucionario”, comprende el daño que hace a los intereses populares y no están dispuestas a apoyarlo.”

Concluye afirmando que “¡Es hora de unidad y de grandes esfuerzos por elevar la acción de todas las fuerzas populares y democráticas; es hora de sacudir el temor difundido por la represión y de articular las fuerzas anti-fascistas, a pesar de los golpes recibidos, para una nueva batalla por la libertad!

En el 25 Aniversario del Asalto al Cuartel Moncada. Carta del PCS. 26 de julio de 1978

En carta dirigida al comité central del Partido Comunista de Cuba, los comunistas salvadoreños “felicitan y saludan ardiente y fraternalmente al hermano Partido Comunista de Cuba, PCC, y al heroico pueblo cubano, en ocasión de conmemorarse el XXV Aniversario de la gesta gloriosa del Asalto al Cuartel Moncada.”

Considera que “la revolución Cubana inauguró para el continente americano, la época del paso del capitalismo dependiente al socialismo; la revolución Cubana y le vigoroso proceso que ella abrió para nuestros pueblos, pusieron en crisis todo el esquema de la dominación del imperialismo.”

Concluye que el PCS “reitera al partido Comunista Cubano, al pueblo de Cuba y a su querido dirigente Fidel Castro Ruz, su indeclinable voluntad y decisión de fortalecer y estrechar la solidaridad y amistad revolucionarias puestas de manifiesto desde los primeros días de la Revolución Cubana.”

En memoria a los mártires del 30 de Julio. POR UNA SALIDA DEMOCRATICA A LA CRISIS QUE GOLPEA AL PAIS. Manifiesto del PCS del 30 de julio de 1978.

El manifiesto del PCS indica que “el 30 de julio de 1975, el pueblo salvadoreño fue sacudido por una nueva masaje que se sumaba a las d e La Cayetana y Tres Calles. Esta vez, sin embargo, fue al ciudad capital la que se tiñó de sangre, y estudiantes universitarios y de secundaria los masacrados.”

“La respuesta popular –señala el comunicado- no se hizo esperar, y el repudio al asesinato a mansalva eran expresado por medio de múltiples e impresionantes manifestaciones y otras acciones de masas. La opinión pública nacional e internacional condenó la muerte y desaparecimientos de decenas de estudiantes y el gobierno de Molina, aislado, atado de manos por la valiente respuesta popular, se vio obligado a detener su campaña represiva contra el pueblo.”

Considera que “a tres años de aquella masacre, el recuerdo de los mártires estudiantes se agiganta y sus nombres se cubren con las banderas de lucha que agitan la exigencia popular por al democracia y la reconquista de la pérdida de la autonomía universitaria. Hoy, los fascistas han avanzado más y están colocados en puntos decisivos del poder. La Universidad, por su parte, está sumida en el más ignominioso mangoneo, ocupada militarmente y alejada de su misma naturaleza universitaria.”

Agrega que “desde aquella fecha, no ha cesado ni un solo día la represión, como ha tampoco ha cesado la tenaz y brillante lucha del pueblo salvadoreño y sus organizaciones democráticas y revolucionarias. En febrero de 1977, el movimiento popular llevó a cabo el más serio intento por disputarle el poder a las clases dominantes y dar termino ala dictadura militar de derecha que desde hace más de 47 años el país viene soportando.”
Enfatiza que “el momento histórico actual exige de todas la fuerzas democráticas y revolucionarias de nuestro país, la más amplia unidad y concertación de acciones unidas tras el logro de medidas que tiendan a crear un marco político adecuado, que permita darle una salida democrática a la crisis y que sea favorable los interese de la mayoría de la nación.”

Y el manifiesto del PCS plantea una plataforma de lucha popular con los siguientes seis objetivos inmediatos: “derogación d el Ley de Defensa del Orden Público y amnistía general para todos los reos políticos así como el retorno de todos los exiliados; cesa de la represión y las torturas; cesa a la persecución a la Iglesia católica y respeto a su labor pastoral; garantí del derecho constitucional al voto; derogatoria de la legislación universitaria vigente y retorno al régimen establecido antes de la intervención militar en julio de 1972 y cese de la campaña de destrucción de sindicatos y garantía de respeto a la libre sindicalización de todos los trabajadores, incluyendo los agropecuarios y el pleno respeto al derecho de huelga.”

Finaliza afirmando que “el mayor gesto revolucionario en memoria de los mártires del 30 de julio en este tercer aniversario, es el de emprender una lucha decidida por la consecución de estos objetivos y, en consecuencia, hace un ferviente llamado a todas las organizaciones gremiales y políticas, a las personas progresistas, civiles y militares, religiosos y laicos, para que comprendan la naturaleza de estos planteamientos y desarrollen una lucha tenaz para que se tornen en realidad por el bien de nuestro pueblo.”

Una reforma manchada

Una reforma manchada
El Faro
El Faro / Publicado el 4 de Agosto de 2014

La recién aprobada reforma fiscal es no solo necesaria, sino además justa. No hay ninguna de las enmiendas aprobadas que sea reprochable, y los lamentos de algunos medios de comunicación y las amenazas de las gremiales de la empresa privada de que estos costos serán trasladados a los consumidores solo reflejan su nula voluntad de contribuir al desarrollo de su país, de contar con un Estado capaz de proveer a todos sus ciudadanos de las condiciones mínimas para una vida digna; particularmente en momentos en que el Estado padece una grave situación financiera y la mayor parte de la población se encuentra en deplorables condiciones de vida.

Advertir que un cobro de 25 centavos por transacciones financieras de cien dólares es un freno a la inversión y al crecimiento económico es aún más absurdo cuando estos mensajes provienen de gremiales que jamás se han pronunciado siquiera por el hecho de que la banca cobre 62 centavos por cada retiro de efectivo, independientemente de la cantidad, en algunos cajeros automáticos. Ya solo esto habla de unas gremiales empresariales que piensan siempre y solo en las ganancias para los grandes empresarios; ni siquiera para los medianos ni pequeños que de todos modos pagan cuotas por transacciones financieras menores, no al Estado pero sí a la banca privada, lo cual nunca ha sido motivo de reclamo por parte de quienes presuntamente deberían también representarlos, sobre todo la ANEP.

La protesta, también airada, porque se intente cobrar impuestos a los periódicos impresos, es igual de mezquina pero además obsoleta. La ley de imprenta, hecha a imagen y semejanza de otros países, fue impulsada por una agenda liberal en la primera existencia formal de la República Federal de Centroamérica. Tenía por fin garantizar la libre publicación del pensamiento sin restricción alguna más que lo que fuera contra la Constitución y el honor. El hecho de que la imprenta fuera dispensada del pago de impuestos tenía como fundamento evitar que mediante tasaciones se volviera prohibitivo la diseminación de ideas o la crítica a los gobiernos. En aquellos años, durante la primera mitad del Siglo XIX, no había ningún otro medio de comunicación.

Ahora, con la radio, la televisión y el internet, la ley de imprenta es obsoleta e injusta en un sistema en el que todos los demás medios sí están obligados a pagar impuestos.

Por ello esta reforma era urgente, necesaria y justa.

Sin embargo, el FMLN optó por manchar esta reforma. Por enturbiarla y convertirla en una triquiñuela a la misma usanza de las que en el pasado protestó con toda la autoridad moral y legitimidad que ha perdido ahora.

Pasar una ley en un madrugón fue apenas la primera parte del agravio. Aterrizar otra vez en la aritmética, por encima de todos los procedimientos establecidos para la convivencia política y sacrificando la esencia misma del quehacer parlamentario (el debate, la discusión abierta al público de la formación de leyes) es un acto no solo de prepotencia política, sino además de irrespeto a los ciudadanos y de desprecio a la democracia.

Pero hacerlo, además, pactando a cambio la entrega de la Corte de Cuentas a Gana, es pervertir una reforma fiscal que merecía haber nacido limpia.

Es un insulto pactar una reforma para obtener más dinero a cambio de entregar la vigilancia de ese mismo dinero a un cómplice que ya ha demostrado su incapacidad y su nula voluntad de velar por el buen uso de los fondos públicos; cuyo principal vocero, un diputado de la junta directiva, debería estar en los primeros lugares de esa lista de funcionarios a ser investigados.

No se podrá avanzar en la consecución de un sistema fiscal más justo, que permita una mejor distribución del ingreso, si no se avanza al mismo tiempo en una profunda reforma al ejercicio de contraloría en el Estado.

Era muy difícil, en tiempos de Arena, esperar que desde la Asamblea se tomaran medidas para el establecimiento de una Corte de Cuentas transparente, responsable y eficiente. Pero era lo primero que el FMLN estaba obligado a hacer tras su llegada al poder, si quería mantener la congruencia con sus reivindicaciones y sus promesas históricas. Lamentablemente hoy, con este acto, la exguerrilla parece nuevamente haber sido seducida por las trampas del poder, y preferir los pactos oscuros, como ya es usual desde que llegaron a la presidencia del Órgano Legislativo, al cumplimiento de una misión que parecía de verdad tener aspiraciones transformadoras.

Derechos Humanos y Políticas de Protección Social del Adulto Mayor

Derechos Humanos y Políticas de Protección Social del Adulto Mayor

Waldo Arriagada Peñailillo

“La peculiaridad de la participación en los clubes de adulto mayor, reside en que la
pertenencia a ellos ocurre desde el reconocimiento de quienes los integran de
su condición de personas adultas mayores, lo que adquiere una relevancia especial por cuanto se han convertido en un actor legítimo en la conquista de espacios sociales, resignificando en este proceso asociativo, el fenómeno participativo que
provoca la compleja conversión en sujeto de derecho”.
(Regina Obreque Morales;“De Abuelito a Sujeto de Derecho”; año 2006).

  • Existe una relación de reciprocidad entre los derechos humanos y las políticas

de protección social, orientadas a las personas de mayor edad. Por un lado, el
discurso de los derechos humanos requiere para su garantía y exigibilidad, los
contextos institucionales que permitan su ejercicio. Por otro lado, las políticas
se basan en un enfoque de derechos, tendiente a la ampliación y protección de
éstos. En ambos sentidos, las personas mayores se benefician del desarrollo
en su calidad de ‘sujetos de derecho’.

Los adultos mayores son sujetos de derechos universales y específicos1. Esto es lo mismo que decir, que son personas o titulares de derechos y obligaciones2.

En este caso, el sujeto activo de los derechos humanos universales y específicos, está dado por las personas de 60 y más años, en los distintos puntos del planeta, en relación con sus estados nacionales, los que aparecen

Síntesis del documento “Los Adultos Mayores en los Derechos Humanos, las Políticas de Protección Social y su Aplicación en Chile”, incluida bajo el número I.1.2 de la Tesis que da opción al Grado de Licenciado en Sociología y al Título de Sociólogo en la Universidad Academia de Humanismo Cristiano, llamada “Perspectivas de Identidad para la Reconstrucción de Memoria Histórica Local a través de los Relatos de Vida de Adultos Mayores en la Comuna de San Bernardo entre los años 2003 y 2009”.
∗∗ Registro de Propiedad Intelectual Nº 187693.
1 La teoría de la ‘Relación Jurídica’, contempla a lo menos un sujeto activo, que posee un derecho o una facultad, y un sujeto pasivo que tiene un deber u obligación. Lo anterior, en torno a un objeto, concerniente a una prestación de dar, hacer o no hacer algo. A partir de un hecho que da origen a la relación y una norma que la protege. En Pacheco Gómez, Máximo: “Introducción al estudio de las ciencias jurídicas”. Editorial Universitaria; Santiago de Chile, 1962.
2 Es posible tomar la noción de ‘persona’ que efectúa el Derecho Civil, atribuyendo esta
calidad a la humanidad. El código Civil declara: “Son personas todos los individuos de la
especie humana, cualquiera que sea su edad, sexo, estirpe o condición”. En: República de
Chile: “Código Civil”. Editorial Jurídica; Santiago de Chile, 2008. Art. 55.

como sujetos pasivos en la relación jurídica originada en el nacimiento de
aquellos, para dar reconocimiento, protección y garantía, al tiempo de
abstenerse de dañar, estos derechos considerados por la humanidad como
inherentes a su propia calidad, siendo los tratados internacionales de derechos
humanos y el reconocimiento de las constituciones políticas de los países del
mundo, las normas en la mencionada relación
3
. La prestación que está en
juego se compone de la obligación de los estados de reconocer, respetar,
proteger y promover los derechos humanos, al mismo tiempo de abstenerse de
transgredirlos, violarlos y/o lesionarlos.
Acerca de lo que es una política social, es posible expresar que se trata de un
posicionamiento del aparato público, en relación a cuestiones de notoriedad
social que transitan de la agenda pública a la agenda de gobierno
4
.
Entre los tipos en que se puede manifestar una política, según la costumbre
jurídica de cada país, se hallan: Planes, Leyes o propiamente Políticas
5
.
I.- LOS DERECHOS:
Recurrimos a la noción de derechos humanos, derechos fundamentales o
derechos de la persona humana, para referirnos a los adultos mayores como
‘titulares de derecho’.
Así, las personas de mayor edad, son reconocidas en el estatuto internacional
de los derechos humanos, como miembros de la ‘familia humana’. Esto es lo
mismo que decir, que a las personas mayores se les reconocen los derechos
de toda persona humana, por el sólo hecho de haber nacido y pertenecer a la
humanidad.
Es así entonces, que los Estados en el ordenamiento jurídico internacional,
reconocen, protegen, promueven y garantizan el ejercicio de los derechos
universales por parte de todos los seres humanos.
El momento constitutivo del origen de los Derechos Humanos modernos,
relacionados al proceso de envejecimiento y a las personas de mayor edad, en
el ordenamiento jurídico internacional, es sin duda, la “Declaración Universal de
Derechos Humanos”. Luego de las grandes guerras, el 10 de diciembre de
1948, la Asamblea General de las Naciones Unidas la aprobó y proclamó.
3 Del Derecho Constitucional, se desprende la calidad de titular de derechos que tiene todo ser
humano, en el espacio del espacio nacional. Así expresa la Constitución chilena: “Las personas
nacen libres e iguales en dignidad y derechos”. En: Constitución Política de la República de
Chile. Artículo 1°. En: http://www.leychile.cl/Navegar?idNorma=242302 Consultado en Julio de
2009.
4
Así lo expresa Sandra Huenchuán: “concebiremos que una política es una toma de posición
de parte del Estado respecto de un problema que ha causado interés público (agenda pública)
y se ha logrado instalar como cuestión en la agenda de gobierno”. En: Huenchuán Navarro,
Sandra: “Políticas de vejez en América Latina: Una propuesta para su análisis”. CELADE-
División de Población de la CEPAL; Santiago de Chile, 2003. Pág. 1.
5 Íbidem. Pág. 2.

Este cuerpo legal de los países del mundo -tanto como los acuerdos que le
seguirán-, consagra derechos humanos inalienables a toda persona humana.
Tiene como principios rectores, los derechos a la vida, la fraternidad, la
democracia, el desarrollo, la libertad, la ciudadanía y la igualdad.
Se trata del derecho irrenunciable, de carácter general, que posee cada ser
humano por el sólo hecho de haber nacido y habitar el planeta.
Tanto en la historia de la humanidad, como en su presente, existe el
conocimiento público de violaciones a los derechos humanos de distinta
especie, origen y destino. No obstante, es importantísimo el crecimiento del
sentido de adquisición de una conciencia práctica en torno al ejercicio de los
derechos y deberes de los seres humanos que pueblan el mundo.
En el sentido más moderno de la doctrina jurídica de los derechos humanos, se
encuentra lo que se ha denominado ‘derechos de primera generación’,
comprendidos como derechos civiles y políticos. Luego se hallan los ‘derechos
de segunda generación’, o también, derechos sociales, culturales y
económicos. Y continuando, con los ‘derechos de tercera generación’, que se
hacen cargo de cuestiones de la solidaridad humana, como son los derechos
de los pueblos, el derecho al desarrollo, la protección del medio ambiente y el
aprovechamiento de la ciencia y la técnica.
El ‘sujeto de derecho adulto mayor’, tiene facultades reconocidas en los
derechos conocidos como de primera, segunda y tercera generación, además
de los derechos que en forma particular resguardan a las personas de mayor
edad.
Al mismo tiempo de constituir las personas mayores sujeto de derechos
universales, el ordenamiento jurídico internacional, les reconoce un estatuto
jurídico propio que se encuentra actualmente en desarrollo, en su calidad de
grupos vulnerables o titulares de derechos específicos.
En relación directa con el proceso creciente de universalización del discurso de
los derechos humanos, se abre, el significado de especificidad para diversos
sujetos de derecho. El sujeto de derecho ‘adulto mayor’, pasa por un momento,
en que se plantea y discute en el seno de los gobiernos mundiales, la
evaluación y desarrollo de cuerpos legales en que el derecho internacional
hace suya la tarea de mejorar las condiciones de vida de los adultos mayores
del mundo.
El derecho distintivo, para la protección de las personas mayores -una parte
cada vez más relevante de la población del globo-, se encuentra en proceso de
construcción. Tiene como antecedentes, los tratados de Derechos Humanos
para los niños, mujeres, migrantes, refugiados, entre otros, de las Naciones
Unidas.

Derechos de la Primera Generación:

En la modernidad -con antecedentes en la ‘Declaración de Independencia’
estadounidense de 1776 y en ‘La Declaración de los Derechos del Hombre y el
Ciudadano’ proclamados en la Revolución francesa el año 1789 e incluidos en
la Constitución de Francia en 1791-, el movimiento de los derechos humanos
universales, tiene su momento fundante, en la ‘Declaración Universal de los
Derechos Humanos’ aprobada por la Asamblea General de la ‘Organización de
las Naciones Unidas’ (ONU), en 1948.
Terminadas las grandes guerras y el debacle humanitario que vive el planeta
en el transcurso de éstas, los países del mundo crean la ONU y proclaman la
recién nombrada declaración de derechos humanos.
A partir de esta convención, se reconocen los derechos de la primera
generación, correspondientes a los derechos civiles y políticos que,
principalmente se orientan a tutelar la libertad, la seguridad y la integridad física
y moral de la persona, además de promover su derecho a participar en la vida
pública.
Derechos de la Segunda Generación:
Otro momento en la concepción actual de los derechos humanos, está
constituido por los derechos de segunda generación, referidos a los derechos
sociales, culturales y económicos.
Principalmente están dedicados a la protección del trabajo y a la promoción de
la seguridad social, observándose también como derechos colectivos de los
grupos o de los pueblos.
Surgen en estrecho vínculo con el ‘constitucionalismo social’. Asociado a las
ideas de principios del siglo XX que responden a la ‘cuestión social’, se
desenvuelven hacia la superación de las dificultades económicas y sociales
que imposibilitan el desarrollo pleno de la persona humana.
Están relacionados a la necesidad de propiciar condiciones de vida y acceso a
los bienes materiales y culturales, de conformidad a la ‘dignidad’ que está unida
a la familia humana.
La sujeción estatal, en lo referido a los derechos colectivos, es mixta. Por una
parte, en un ‘sentido positivo’ se refiere a obligaciones de comportamiento: la
actuación de los Poderes Públicos se ha de disponer de la más adecuada
forma para que estos derechos sean realizados. Por otro lado, en un ‘sentido
negativo’ se refiere a una obligación de resultado, es ilícita la acción
improcedente del poder político que implique el menoscabo, la lesión,
transgresión o violación de los derechos aquí mencionados.

Derechos de la Tercera Generación:

Por último, los derechos de la tercera generación, reconocen el carácter de
promoción del desarrollo humano mundial, el medio ambiente, el
aprovechamiento de los conocimientos tecnológicos y científicos, y otros
similares, con mirada global.
Se manifiestan, a partir del crecimiento del solidarismo jurídico, que se inscribe
como ideología en torno al proceso de descolonización y creación de un orden
mundial que se sustenta en los principios de la justicia y la vocación de
colaboración en el planeta.
Derechos de los Adultos Mayores: – Por otra parte, surge el reconocimiento de derechos de grupos específicos, de
los llamados grupos vulnerables o titulares de derechos específicos. Es así
que, tanto las convenciones de derechos de las mujeres y los niños, como las
declaraciones en favor de personas con discapacidad, migrantes y refugiados,
entre otros, resultan ser elementos de contexto para los derechos de las
personas adultas mayores.
Luis Alarcón plantea que: “La vulnerabilidad coloca a quien la padece en una
situación de desventaja en el ejercicio pleno de sus derechos y libertades (…)
esta circunstancia viola los derechos de los miembros más débiles de la
sociedad y los margina, razón por la cual el Estado tiene la responsabilidad de
proteger a estas personas, quienes frecuentemente desconocen cuáles son
sus derechos, ignoran los medios para hacerlos valer y carecen de los recursos
necesarios para acudir ante los sistemas de justicia”
6
.
Algunos de los elementos que pueden incidir en la vulnerabilidad son: Falta de
igualdad de oportunidades, Incapacidad para satisfacer sus necesidades
básicas, Desnutrición, Enfermedad, Incapacidad de acceder a los servicios
públicos y Marginación.
En el caso de las personas de mayor edad, se tiene la visión de vulnerabilidad,
pero también de titular de derechos.
Los Adultos Mayores como grupo vulnerable, pueden ser representados en
relación a la economía, como sector pasivo, como personas que no están
integradas a la actividad productiva, cuya precarización se manifiesta, entre
otras cuestiones, en la desigualdad de acceso a una situación de bienestar
social.
Tanto desde la falta de equidad de los sistemas de previsión, de los obstáculos
en materia de atención de salud, pero fundamentalmente, en torno a las
condiciones de entorno en que se desenvuelven las vidas de las personas de
mayor edad.
Al mismo tiempo, las imágenes que tienen existencia respecto de la vejez o las
vejeces, como elementos de exclusión, marginación, desintegración y
discriminación, frente a las cuales los derechos humanos tienen el imperativo
6 Op. Cit. (Alarcón Flores).
de justicia social que se representa en la subjetivación de las personas de
mayor edad, en una sociedad inclusiva e integradora.
El desarrollo de identidades transformadoras de las condiciones sociales de
existencia de la humanidad, se hace presente cuando se constata el necesario
ejercicio de los derechos humanos y fundamentales de la persona adulta
mayor.
Ante la situación de hecho que constituye la falta de garantía de las
necesidades básicas y condiciones dramáticas en algunos países para la vejez,
se manifiesta la condición del derecho, como idea fundante de una realidad que
quiere recobrar y reconfigurar, el valor de las personas de mayor edad.
Así bien, el enfoque de derechos quiere reconciliar las formas de existir de las
distintas generaciones de edad, como es menester, propiciando vivir en las
proximidades de un orden que ponga la ‘dignidad humana’ en la posición de
mayor importancia. – La Organización de los Estados Americanos (OEA) en su “Protocolo Adicional
a la Convención Americana sobre Derechos Humanos en Materia de Derechos
Económicos, Sociales y Culturales’ o ‘Protocolo de San Salvador’, se refiere a
los adultos mayores, de manera que:
“Toda persona tiene derecho a protección especial durante su ancianidad. En
tal cometido, los Estados Partes se comprometen a adoptar de manera
progresiva las medidas necesarias a fin de llevar este derecho a la práctica y
en particular a:
a) Proporcionar instalaciones adecuadas, así como alimentación y
atención médica especializada a las personas de edad avanzada que carezcan
de ella y no se encuentren en condiciones de proporcionárselas por sí mismas;
b) Ejecutar programas laborales específicos destinados a conceder a los
ancianos la posibilidad de realizar una actividad productiva adecuada a sus
capacidades respetando su vocación o deseos;
c) Estimular la formación de organizaciones sociales destinadas a
mejorar la calidad de vida de los ancianos”
7
.
En 1991, la Asamblea General de las Naciones Unidas aprueba la Carta de los
Principios a favor de las Personas Mayores. Entre los derechos que reconocen
estas disposiciones a las personas mayores, están la independencia, la
participación, los debidos cuidados, la autorrealización y la dignidad.
Expresa la Carta:
“Las personas de edad deberán:
7 Organización de los Estados Americanos. OEA. “Protocolo Adicional a la Convención
Americana sobre Derechos Humanos en Materia de Derechos Económicos, Sociales y
Culturales. ‘Protocolo de San Salvador’”. San Salvador, 1988.. Artículo 17. En: Pacheco
Gómez, Máximo. “Los Derechos Humanos. Documentos Básicos. Tomo I”. Editorial Jurídica;
Santiago de Chile, 1999. Pág. 319.
a) Tener acceso a alimentación, agua, vivienda, vestimenta y atención
de salud adecuados, mediante ingresos, apoyo de sus familias y de la
comunidad y su propia autosuficiencia.
b) Tener la posibilidad de trabajar o de tener acceso a otras
posibilidades de obtener ingresos.
c) Poder aprovechar las oportunidades para desarrollar plenamente su
potencial.
d) Poder disfrutar de los cuidados y la protección de la familia y la
comunidad de conformidad con el sistema de valores culturales de cada
sociedad.
e) Poder disfrutar de sus derechos humanos y libertades fundamentales
cuando residan en hogares o instituciones donde se les brinden cuidados o
tratamientos, con pleno respeto de su dignidad, creencias, necesidades e
intimidad, así como de su derecho a adoptar decisiones sobre su cuidado y
sobre la calidad de su vida.
f) Poder residir en su propio domicilio por tanto tiempo como sea posible.
g) Permanecer integradas en la sociedad, participar activamente en la
formulación y aplicación de las políticas que afecten directamente a su
bienestar y poder compartir sus conocimientos y habilidades con las
generaciones más jóvenes.
h) Poder buscar y aprovechar oportunidades de prestar servicios a la
comunidad y de trabajar como voluntarios en puestos apropiados a sus
intereses y capacidades.
i) Poder formar movimientos o asociaciones de personas de edad
avanzada.
j) Tener acceso a programas educativos y de formación adecuados.
k) Tener acceso a servicios de atención de salud que les ayuden a
mantener o recuperar un nivel óptimo de bienestar físico, mental y emocional,
así como a prevenir o retrasar la aparición de la enfermedad.
l) Tener acceso a servicios sociales y jurídicos que les aseguren
mayores niveles de autonomía, protección y cuidado.
m) Tener acceso a medios apropiados de atención institucional que les
proporcionen protección, rehabilitación y estímulo social y mental en un entorno
humano y seguro.
n) Tener la posibilidad de vivir en entornos seguros y adaptables a sus
preferencias personales y sus capacidades en continuo cambio.
ñ) Tener acceso a los recursos educativos, culturales, espirituales y
recreativos de la sociedad.
o) Poder vivir con dignidad y seguridad y verse libres de explotaciones y
de malos tratos físicos o mentales.
p) Poder participar en la determinación de cuándo y qué medida dejarán
de desempeñar actividades laborales.
q) Recibir un trato digno, independiente de la edad, sexo, raza o
procedencia étnica, discapacidad u otras condiciones, y han de ser valorados
independientemente de su contribución económica”
8
.
Garantía de los Derechos Humanos en el Mundo:
8
Organización de las Naciones Unidas. ONU: “Carta de los Principios a favor de las personas
Mayores”. Resolución 2/6/91 de la Asamblea General de 1991.

En el caso de ser, los derechos humanos, infringidos por Estados nacionales
que han ratificado los pactos e instrumentos internacionales –que reconocen
jurisdicción a organismos internacionales-, pueden ser reclamados en las
instancias que hagan efectivas las garantías de tales derechos.
Entre estas instancias están: – La Comisión de Derechos Humanos de la OEA, – la Corte Interamericana de Derechos Humanos, – la Corte Europea de Derechos Humanos.
Derechos Fundamentales en Chile:
A.- La Constitución Política de la República de Chile, con su texto refundido y
con las modificaciones efectuadas en septiembre de 2005
9
, es la carta
fundamental, rectora e instituyente del ordenamiento jurídico en el espacio
nacional. Mediante una figura de existencia jurídica, basada en el
contractualismo, se tiene que en los gobiernos democráticos y legítimos –tanto
en su origen, como en su ejercicio-, quienes gobiernan reciben un ‘mandato’.
Se dice que, el poder constituyente proviene del pueblo, el que actúa como
‘mandante’, al delegarlo en los ‘mandatarios’.
B.- La propia Constitución, consagra los Derechos Constitucionales, como
derechos fundamentales de la persona humana, en Chile
10
.
C.- La misma Constitución Política de Chile, establece Recursos
Constitucionales para garantizar los derechos a que se refiere
11
.
D.- La institucionalidad en el nivel nacional, entonces, emana de la Constitución
Política. En suma, también lo es, el régimen jurídico que se asocia a la política
relacionada con los adultos mayores. En este sentido, el carácter de sujeto de
derecho que se reconoce a las personas de mayor edad, en Chile, tiene su
momento crucial en la creación del Servicio Nacional del Adulto Mayor
SENAMA. Por medio de la promulgación de la Ley Nº 19.828
12
, este órgano es
creado con la misión de coordinar e impulsar la oferta pública de política social
para las personas de más edad.
El plano institucional de la intervención en favor de las personas de más edad,
se fortalece, primero, en el espacio local, con la conformación de los
Programas Municipales del Adulto Mayor, y segundo, la implementación de la
política social gubernamental, a través del Servicio Nacional del Adulto Mayor
SENAMA
13
.
9 Constitución Política de la República de Chile. En:
http://www.leychile.cl/Navegar?idNorma=242302 Consultado en Julio de 2009.
10 Op. Cit. (Constitución Política de la República de Chile).
11 Íbidem.
12 República de Chile. Ley Nº 19.828. En: http://www.leychile.cl/Navegar?idNorma=202950
Consultado en Julio de 2009.
13 Obreque Morales, Regina: “Representaciones Sociales de Dirigentes Adultos Mayores de
Uniones Comunales de Clubes”. Temuco – Chile; 2004. En web Red Latinoamericana de
Gerontología www.gerontologia.org. Consultado Octubre 2009. “Representaciones Sociales de

1.- Sandra Huenchuán comenta, sobre la configuración de los derechos
humanos y fundamentales, en los espacios que están tanto al interior, como al
exterior de los estados nacionales.
De este modo lo indica, en su texto de 2009: “la titularidad de los derechos
tiene como referente normativo los acuerdos y normas internacionales sobre
derechos humanos, sin embargo, la Constitución de cada país es la que
establece la jerarquía de dichos tratados dentro del ordenamiento jurídico
interno”
14
.
Sobre el carácter que adquieren los derechos de la persona humana en la
Constitución de la República de Chile, la autora dice que “los tratados
internacionales se asumen con un carácter más general, consignando el
respeto y promoción de los derechos humanos”
15
.
El efecto de reconocer explícitamente los derechos de las personas mayores
en las constituciones políticas, deriva en obligaciones para su cumplimiento,
vinculando a los poderes públicos.
Derechos Universales y Específicos – Derechos Individuales y Colectivos:
El devenir del movimiento mundial de los derechos humanos, tiene su acento
actual en la titularidad de derechos, que de manera simultánea se refiere a
todas las personas –derechos en su calidad de universales- y a grupos en
forma particular.
Es así, que los adultos mayores gozan del estatuto jurídico internacional junto a
todos los seres humanos de la ‘Tierra’, al mismo tiempo de contar con el
reconocimiento de su calidad de sujeto de derechos específicos, que les
permiten acceso a una mayor equidad social y económica, cuando su
existencia se presenta en situación de desventaja.
Así, los adultos mayores compartirían la suerte de otros grupos en desventaja u
opresión –mujeres, niños, indígenas, grupos culturales, personas en situación
de pobreza, discapacitados, migrantes, refugiados, etc.- con un reconocimiento
de su calidad de derechos específicos o particulares.
La diversidad de expresiones culturales humanas pone en mesa que, los
ideales de igualdad, libertad y fraternidad, se pueden conjugar con la
heterogénea configuración de sujetos de derechos, en las sociedades
presentes.
Fundamentación de los Derechos Humanos en la Integración Social:
Dirigentes Adultos Mayores de Uniones Comunales de Clubes. CHILE”. 2006. En Libro
“Adultos Mayores, Ciudadanía y Participación Democrática”. Editado ONG CEC y AWO
Internacional e.V.
14 Huenchuán Navarro, Sandra: “Envejecimiento, derechos humanos y políticas públicas”.
Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL). Santiago de Chile, 2009. P. 31.
15 Íbidem. P. 31.

Los derechos humanos son susceptibles de fundamentación y justificación
política, toda vez que su representación de un sentido y significado, no estaría
dado apriorísticamente, sino asociado a su capacidad política de integración,
resolución de conflictos de acción, supervivencia de la especie humana.
Germán Bravo Goñi dice al respecto: “Es allí donde, en el límite o en su
concepto, el derecho deviene ‘humano’, esto es, sin más fundamento que su
propia autofundamentación”
16
.
La configuración de una fundamentación, que deriva en ética de la importancia
y vigencia de los Derechos Humanos, resulta primordial en la conservación de
la especie humana y la vida en el planeta.
Toda vez que la integración, en torno a nociones que relevan la ‘dignidad
humana’, antes que cualquier otro valor, podrá acrecentar las instancias de
comprensión de las diversidades en la esfera global, nacional y local, al tiempo
de disminuir las tensiones entre distintos actores mundiales, en distintos
espacios socioterritoriales, contextos socioeconómicos y esferas de
interrelación.
Derechos Humanos como Utopía y Horizonte de Sentido:

El discurso de los derechos humanos, con mirada planetaria, es consistente
con la noción de ‘horizonte de sentido’, cuya completitud talvez no sea
practicada, pero sí construye el sendero por el cual avanzar cada vez más en el
sentido de reconocer, proteger, promover y garantizar los derechos de toda
persona humana, en general, y de las personas de 60 años y más, en
particular.
El carácter universal de los Derechos Humanos se formula en torno a la
categoría política que adquieren éstos.
El mismo Lechner dirá al respecto que, esta calidad política, se configura en
relación al carácter utópico de los derechos humanos, o lo mismo sea decir, a
partir de los principios de la ‘Libertad’, ‘Igualdad’ y ‘Fraternidad’: “La politicidad
de los Derechos Humanos radica en la formulación de un ideal acorde al
desarrollo moderno del individuo: la comunidad de hombres libres e iguales. Es
mediante esa utopía del ‘buen orden’ que el conjunto de hombres y mujeres
puede trascender su existencia individual y ‘reconocerse en tanto
colectividad’”
17
.
Su particularidad política estaría presente, toda vez, que los DDHH como
categoría política se definen por su carácter utópico, es decir, por esa
capacidad que asume el discurso de los DDHH, de esbozar un horizonte, que
no necesariamente es alcanzado histórica y materialmente; más, es posible
encaminarse en la ruta del ejercicio de ellos.
16 Íbidem. P. 27.
17 Íbidem. P. 11.

II.- LAS POLÍTICAS
PRIMERO
Políticas Públicas y Derechos Humanos hacia un Nuevo Pacto Protección
Social:

De conformidad con lo que ya ha sido expresado, es viable identificar una
doble influencia de los elementos jurídicos y los de la política social,
mutuamente.
En los espacios global, regional –a nivel de América Latina y El Caribe-,
nacional y local, se puede hacer evidente la existencia de políticas, en su
carácter de ley, plan o programa.
Las políticas sociales del sector público del sector público, han de consistir en
la toma de lugar por parte del estado, en una agenda pública cuyas asuntos,
mediante la resonancia social demandan estar presente en la agenda de
gobierno.
No se trata de una concepción basada en la idea de asistir a personas con
necesidades, sino de una que tiene su fundamento en la calidad de las
personas de ser sujetos con derechos, en relación recíproca con las
obligaciones del Estado y la sociedad.
La identificación del desarrollo con un enfoque de derechos, en la óptica de
Sandra Huenchuán, “propicia la titularidad de derechos humanos de todos los
grupos sociales y, de ese modo, contribuye a que aquellas y aquellos, que en
el pasado fueron excluidos, en el presente sean tratados sobre la base de la
igualdad y del respeto de la dignidad humana, para favorecer la integración
social y, con ello, la construcción de una ‘sociedad para todos’”
18
.
Así, la situación de desventaja que ha acompañado a las personas de edad
más avanzada, les ha otorgado resarcimiento, a través del reconocimiento en
su calidad de sujeto de derechos como grupo.
CEPAL, a través de esta autora, lanza la propuesta de un ‘nuevo pacto de
protección social’, integrando a lo menos una dimensión normativa, una
procesal y otra de contenidos, para progresar en la ejercitación de derechos y
ciudadanía de todos los grupos sociales. Este pacto ha de ser inclusivo de las
demandas específicas y, tratándose de las personas de mayor edad, las
dimensiones expresadas asumen conceptos y contenidos desarrollados y
aplicados de manera particular.
La necesidad de un pacto de protección social, como se ha expuesto, incluye la
demanda de inclusión en plenitud de este grupo social, por lo mismo, es
menester que se efectúe el reconocimiento de las personas de mayor edad,
como sujetos y titulares de derechos, en forma general y específica, teniendo
como principios de contexto, el ser universal y solidario.
18 Íbid. Pp. 24-25.

SEGUNDO
Políticas Sociales a nivel Mundial:

En el mundo, el camino de promoción social, hacia una ‘Convención
Internacional de Derechos de las Personas Mayores’, resulta tener eco en los
diversos actores relacionados al envejecimiento y la vejez.
La construcción de un cuerpo legal que explicite los derechos humanos de las
personas de mayor edad, es antecedida por una serie de acciones políticas y
jurídicas. – En primer lugar, se halla la primera “Asamblea Mundial sobre el
Envejecimiento”, realizado en Viena en 1982; y el consiguiente “Plan de Acción
Internacional de Viena sobre Envejecimiento”, de 1983. En éstos, se consolidan
los primeros cuerpos legales en el derecho internacional a favor de las
personas de mayor edad y, se conciben los temas de la gerontología social, en
función del rol de los estados nacionales, en la promoción y protección de las
personas de sesenta y más años.
En el Informe de la ‘Asamblea Mundial sobre el Envejecimiento’ de Viena, los
estados del mundo delimitan un campo de acción e intervención social que, por
medio de las políticas públicas, enfrenten las cuestiones derivadas del
envejecimiento demográfico y el crecimiento de la población mayor.
Se refiere, también el informe a la situación de vigor de los derechos humanos
universales en el mundo, como situación de eficacia de los derechos de los
adultos mayores.
Así lo dice: “Los problemas humanitarios y de desarrollo de las personas de
edad pueden resolverse mejor en situaciones en que no prevalezcan la tiranía
ni la opresión, el colonialismo, el racismo, la discriminación por motivos de
raza, sexo o religión, el apartheid, el genocidio, la agresión y la ocupación
extranjeras y otras formas de dominación extranjera, y en las situaciones en
que se respeten los derechos humanos”
19
.
En segundo término, encontramos los “Principios de las Naciones Unidas en
favor de las Personas de Edad”, de 1991
20
. Como ya se ha dicho, entre los
derechos que reconoce este estatuto jurídico a las personas mayores, están la
independencia, la participación, los debidos cuidados, la autorrealización y
la dignidad.
Prosiguiendo, se puede indicar que el año 1999, es declarado por la ONU,
como el “Año Internacional de las Personas de Edad”. Con esta medida se
busca posicionar, en la agenda social y pública, el tema del envejecimiento.
Además, es el año en que se realiza un documento que comenta de forma
general la aplicación a las personas de mayor edad, del Pacto Internacional
sobre los Derechos Económicos, Sociales y Culturales, el que tiene por
nombre: Recomendación General Nº 6 del Comité de Derechos Económicos,
Sociales y Culturales”.
19 Íbidem. Nº 25 c). Página 9.
20 Organización de las Naciones Unidas ONU: Resolución 46/91 de la Asamblea General. En:
http://www.senama.cl/Archivos/715.pdf Consultado Julio de 2009.

Fundamental es el “Plan Internacional de Acción sobre el Envejecimiento” de
Madrid en 2002; surge consecutivo de la respectiva, “Segunda Asamblea
Mundial sobre el Envejecimiento” también de Madrid y en el mismo año 2002.
Este plan mundial, es reconocido en la actualidad, como orientador de la
política social y las acciones a desarrollar por la sociedad civil para favorecer el
desarrollo de los adultos mayores y de las contribuciones para la solución de
los problemas asociados con la vejez. Busca concertar alianzas entre actores
–sean del sector público, privado o ciudadanía-, que puedan, en conjunto,
enfilarse hacia esta ruta de promoción social y construcción de lo que este
mismo documento, con mirada intergeneracional, llama “una sociedad para
todas las edades”
21
.
Mediante el convenio, los países miembros de la Organización de las Naciones
Unidas, se comprometen y hacen suyo, el deber de proteger a la población
adulta mayor, y a promover políticas y medidas, en conjunto con la diversidad
de sujetos imbricados en el fenómeno que afecta principalmente al grupo
etáreo de los más mayores, en al menos tres aspectos: – Promocionar su salud y formas de vida saludables; – participar en el desarrollo económico de sus comunidades y beneficiarse de
él; – propiciar entornos sociales favorables
22
.
En la actualidad, SENAMA expresa la contribución que ha de realizar una
Convención Internacional de Derechos para las Personas Mayores. Así lo dice:
“Por lo tanto, una convención internacional amplia e integral para promover,
proteger y asegurar los derechos y la dignidad de las personas mayores/de
edad contribuirá significativamente a: Disminuir la dispersión normativa;
Incentivará la creación de instancias que observen los avances; Facilitará la
labor de los Estados responsables de la adopción de medidas legislativas y de
políticas a nivel interno que resguarden los derechos de las personas
mayores/de edad; Promoverá la inclusión y participación de las personas
mayores/de edad, con igualdad de oportunidades, en los ámbitos civil, político,
económico, social y cultural”
23
.
REGIÓN AMÉRICA LATINA y EL CARIBE – La Estrategia Regional de Implementación para América Latina y El Caribe
del Plan de Acción Internacional de Madrid, diseñada al año 2003, quiere
priorizar por los asuntos relacionados al envejecimiento y la vejez, en la
realidad de la región latinoamericana y caribeña. Además del antecedente
directo que es el Plan de Acción Internacional de Madrid sobre el
Envejecimiento, tiene fundamento en los
Principios de las Naciones Unidas en favor de las personas de edad
(independencia, participación, cuidados, autorrealización y dignidad) y se halla
en el Marco de los compromisos de la Declaración del Milenio del año 2000
21 Organización de las Naciones Unidas ONU. “Informe de la Segunda Asamblea Mundial
sobre el Envejecimiento. Madrid, 2002.
22 Íbidem.
23 Íbid.
(derechos humanos, seguridad económica, participación social, educación,
inclusión social, servicios de salud, entornos físicos, sociales y culturales,
desarrollo).
Así bien, además de encaminarse hacia una cobertura que se amplía, las
intervenciones con objetivo en las personas de más edad, requieren tener
como principios orientadores la solidaridad y la cohesión social, de manera que
se creen los contextos para una ‘protección social’ de toda la población, cuyo
contenido sea la inclusión de mejores niveles de bienestar y ejercicio pleno de
los derechos.
Comenta, Jaspers, sobre esto: “Ante este panorama, uno de los retos centrales
para América Latina y el Caribe radica en aprovechar el potencial positivo
creado por la transición demográfica y prepararse oportuna y adecuadamente
para enfrentar las nuevas necesidades que emergen de estos cambios, con el
fin de impulsar un desarrollo sostenible con equidad social en la región. Para
avanzar en este camino, es preciso estimar el valor y el significado que tiene el
contrato intergeneracional para cada sociedad”
24
.
La noción del envejecimiento como fenómeno articulado e integrado con las
necesidades de desarrollo de la sociedad entera –y no sólo de las personas
mayores de forma aislada-, ha de convocar a la evaluación, por parte los
gobiernos, de las políticas que implementan, para fortalecer las que se orientan
al establecimiento de una ‘sociedad que incluya a todos’, mediante un nuevo
pacto de protección social.

TERCERO
POLÍTICAS CHILENAS en favor de los Adultos Mayores:
Actualmente, la Política Social del Adulto Mayor de SENAMA tiene dos
principales contenidos: El Plan Nacional Conjunto y el Programa de
Intervenciones Innovadoras.
La ‘Política Nacional para el Adulto Mayor’, en su actualización de 2004,
expresa como valores que la orientan, la Equidad, la Solidaridad
intergeneracional y el Pleno respeto a la dignidad de los Adultos Mayores y al
ejercicio de sus derechos como personas y ciudadanos. Principios que rigen la
política, son Autovalencia; Envejecimiento activo y ciudadanía plena;
Prevención; Flexibilidad en la aplicación de la Política, considerando la
diversidad de las situaciones de los Adultos Mayores; Descentralización;
Subsidiariedad del Estado y su rol regulador; Manejo articulado e integral de la
información; Investigación e innovación integrada y constante; y, Equilibrio
entre Autonomía y Coordinación
25
. El objetivo general de la Política Nacional
para el Adulto Mayor es planteada así: “lograr un cambio cultural de toda la
población que signifique un mejor trato y valoración de los Adultos Mayores en
nuestra sociedad, lo cual implica una percepción distinta sobre el
24 Op. Cit. (CEPAL – Jaspers, Dirk; 2007). Página 37.
25 Gobierno de Chile. Servicio Nacional del Adulto Mayor SENAMA: “Política Nacional para el
Adulto Mayor (Actualización)” 2004. En http://www.senama.cl/Archivos/720.pdf. Consultado:
Julio 2009.
envejecimiento y la vejez, y así alcanzar mejores niveles de calidad de vida
para todos los Adultos Mayores”
26
.
Un movimiento de retorno hacia la protección social en Chile, se puede
apreciar significativamente en la Reforma Previsional. Este nuevo sistema de
pensiones tiene como principios: Derecho Universal a la Protección Social,
Solidaridad, Equidad Social, Eficiencia, Transparencia, Sostenibilidad,
Complementariedad e Integridad del Sistema.

Este movimiento en relación con las personas adultas mayores, tiene como
ejes, a ‘las personas mayores y el desarrollo’, ‘salud y bienestar de las
personas mayores’ y ‘construcción de entornos favorables para la vejez’.
Se puede decir que, de los programas que existen en la actualidad, una parte
significativa se destina a los adultos mayores pobres, incluyendo mecanismos
de tipo compensatorio.
Sobre los derechos humanos y las políticas de protección social, se refiere la
Presidenta de la República, Michelle Bachelet, en su discurso de mayo de
2009.
El sello de protección social que ha querido imbuirle a su gobierno, se condice
con las nociones de reparación de las violaciones a los derechos humanos y de
reconciliación entre amplios sectores de la sociedad.
Además, pone de manifiesto la necesidad de orientar la labor del aparato
público en la ruta de promover los derechos referidos al bienestar de los
ciudadanos.
Atención especial tienen los adultos mayores y la sociedad en general “desde
la cuna hasta la vejez”
27
.
Respecto de la identidad social de los habitantes de Chile, hace visible el
anhelo de “que la única noción de patria, sea esta urgencia de decir nosotros,
(como) decía el querido Mario Benedetti”
28
.
La visión país del bienestar, está presente en la frase que sigue: “El Chile del
Bicentenario cuenta con una red integral de políticas, servicios y programas
que hacen efectivos los derechos sociales que reconocemos a los
ciudadanos”
29
.
Los avances en materia de políticas públicas, lleva a reconocer que, “respecto
de la Reforma Previsional hemos cumplido con la tarea que teníamos de
implementar exitosamente esta transformación. Ha sido la reforma social más
26 Íbidem. P. 14.
27
Bachelet Jeria, V. Michelle: “Discurso presidencial 21 de mayo de 2009”. En:
www.cl.amnesty.org Consultado Agosto de 2009.
28 Ídem.
29 Íd.
grande de las últimas décadas y todos nos debemos sentir orgullosos de ella,
pero nos quedan cosas importantes por hacer”
30
.
En relación a las personas mayores y la política que se orienta a este grupo
erario, asevera que, “nuestros adultos mayores no pueden esperar, hemos
adelantando más de lo que estaba programado, el Sistema de Pensiones
Solidarias (…). Hemos habilitado viviendas acondicionadas para adultos
mayores (…). Pero lo que nos ha permitido tener hoy una red de protección
social es el haberse atrevido a mantenerla como prioridad nacional, contra
viento y marea”
31
.
CUARTO
Políticas en los Espacios Locales:

Sin lugar a dudas, lo local resulta ser un espacio preponderante en la
planificación y aplicación de las políticas de protección social.
Por un lado, es lugar en que se materializa la mayor injerencia de las personas
mayores y sus organizaciones.
Mientras que, por otra parte, la política nacional tiene su soporte territorial en
las comunas, provincias y regiones del país.
Las Municipalidades y la tendencia a la creación de los Programas Municipales
de Adulto Mayor, como ya se ha dicho, corresponde a un hito de tanta
importancia para el espacio local como lo es, en el ámbito nacional, la
constitución del SENAMA.
Una experiencia piloto, que es posible de observar, en materia de aplicación
de políticas sociales del sector público para los adultos mayores en el espacio
local, la constituye el ‘Proyecto Integrado de Desarrollo para los Adultos
Mayores’ de las comunas de El Bosque, Lo Espejo y San Bernardo. Esta
iniciativa es ejecutada por la ONG ‘Centro de Capacitación y Desarrollo CEC’,
entre 2002 y 2007, con financiamiento de la Agencia de Cooperación
Internacional Alemana AWO.
En este marco, el ‘Primer Seminario Intercomunal Sur de Adultos Mayores: Del
Plan Mundial a los Planes Locales de Envejecimiento’ y su registro, resulta ser
un valioso aporte a la comprensión y ejecución de las políticas públicas en un
movimiento recíproco entre lo global y el espacio local.
Encabezando esta iniciativa, se encuentra, la ‘Mesa Intercomunal Sur de
Adultos Mayores de El Bosque, Lo Espejo y San Bernardo’. Se trata de una red
organizacional de personas mayores de las tres comunas mencionadas y, que
se conforma de líderes y dirigentes de distintas organizaciones de esta zona
del sur de Santiago. Constituyen la ‘Mesa’, Dirigentes de Clubes de Adulto
Mayor, de Uniones Comunales de Clubes de Adultos Mayores, Asociaciones
de Pensionados y Montepiadas, organizaciones de personas mayores en torno
30 Íbidem.
31 Íbid.
al folclor, arte y cultura, otras de índole religiosa, agrupaciones de
emprendedores de la tercera edad y de usuarios de las instancias del gobierno
para las personas de más edad, entre otras formas de participación en las
comunas recién nombradas.
El ‘Primer Seminario Intercomunal Sur de Adultos Mayores’, es presidido por el
dirigente de la agrupación de pensionados de FAMAE y miembro de la ‘Mesa
Intercomunal’, Don Juan Méndez Hurtado. En su discurso de bienvenida al
Seminario, Don Juan expresa: “Me corresponde en representación de la Mesa
Intercomunal Sur de Adultos Mayores de las Comunas de San Bernardo, El
Bosque y Lo Espejo, el honor de darles la bienvenida a este evento, cuyo
objetivo es aportar a la generación de planes más realistas y locales para
abordar el tema del envejecimiento. (…) “Queremos aportar una mirada realista
desde los propios afectados acerca de los problemas que enfrentan los adultos
mayores y de las posibles soluciones a éstos” (…) “Todas estas medidas
creemos que son importantes, pero sin duda, falta mucho para que este sector
pueda vivir sus años con tranquilidad y con aceptable calidad de vida”
32
.
Para finalizar este punto, se reproducen fragmentos del discurso de despedida
del dirigente adulto mayor Don Juan Méndez, quien se refiere con énfasis, a la
situación de que la experiencia ha significado que sean los propios adultos
mayores, los que diagnostiquen su realidad, realicen ejercicios de planificación
local y adquieran compromisos, en lo que les afecta y mediante el desarrollo de
las políticas locales en su favor. Así se expresa Don Juan: “En mi opinión, este
evento ha sido provechoso y clarificador, ha tenido la virtud de escuchar las
ideas de los propios interesados en el tema del Adulto Mayor. (…) Con la
misma fraternidad con que los saludé en la mañana, me despido de ustedes,
en la seguridad que este trabajo constituye un avance en el análisis de
propuestas para mejorar las políticas para los Adultos Mayores”
33
.
QUINTO
Transformaciones en la mirada de sí mismos de los adultos mayores y su
correlato en las políticas de protección social:

El arriba citado documento de SENAMA expresa lo que ha significado éste
como un cambio de paradigma, que transita “desde el asistencialismo a una
perspectiva fundada en el enfoque de derechos que reconoce las valiosas
contribuciones existentes y potenciales de las personas mayores / de edad”
34
.
Este cambio ha sido estudiado, a partir del fenómeno de la participación en los
clubes de adulto mayor, por la socióloga Regina Obreque. Tomando de
32 Centro de Capacitación C.E.C.: Discurso Inaugural del ‘Primer Seminario Intercomunal Sur
de los Adultos Mayores de El Bosque, San Bernardo y Lo Espejo’. (Don Juan Méndez
Hurtado). Páginas 11-12.
33 Centro de Capacitación C.E.C.: ‘Primer Seminario Intercomunal Sur de los Adultos Mayores
de El Bosque, San Bernardo y Lo Espejo’ Discurso Clausura del Seminario. (Don Juan Méndez
Hurtado). P. 53-54
34 Gobierno de Chile. Servicio Nacional del Adulto Mayor SENAMA: ““El Por qué y para qué de
la III Reunión de Seguimiento”. Ponencia de la III Reunión de Seguimiento de la Declaración de
Brasilia ‘Por los Derechos de las Personas Mayores’. En: www.senama.cl. Consultado Octubre
de 2009.

Anthony Giddens la comprensión de los cambios actuales, desde las
transformaciones de lo que él llama modernidad, expresa el paso de una
política emancipatoria a una política de vida. Así dice ella: “La participación
social en Chile sufre un gran cambio a lo que fue décadas atrás. Desde los
años 90’, se comienza a identificar la participación moderna con modelos de
organizaciones más “personales” (PNUD: 2001), que acojen la carencia que
dejaba el clásico apostolado de la llamada política emancipatoria. La política de
vida es el modelo organizacional que esta guiando la participación social en
clubes de las personas mayores en nuestro país”
35
.
Los adultos mayores que son el sustento basal de su trabajo, han mencionado
estos aspectos de la siguiente manera:
“… es que la gente, mire, estaba en sus casas. Ahí estaban persécula, no se
comunicaban con sus demás pares, vivían enfermos; En cambio ahora hay
tanta actividad, que uno la alienta. Sabe usted que para mí esta reunión, los
grupos, ayuda a esto (tocando su cabeza) , yo siempre lo he dicho. Yo el año
92’ estuve con el cáncer- que yo- pensaban que me iba morir, usted me
hubiera visto, yo era una viejita, flaca, que me costo tres, cuatro años pa’
reponerme. (Cod. 03)”
36
.
“Entonces hay gente que esta muy aislada. La soledad, la soledad la ha hecho
salir de sus casas, y la información misma que les ha llegado, por tanto medios,
porque ya, la radio, la tele, la municipalidad, lo mismo nosotros aquí, que
estamos informando, invitando a la gente, que vengan… y los mismo médicos
incluso le recomiendan a los adultos mayores… ¡por qué no ingresan a un
club!.. ingresen a un club, eso yo lo he escuchado, yo se, por la misma salud…
saben que un club se hace gimnasia, por ejemplo, entonces eso les ayuda a la
salud, porque la gente esta viniendo más, porque tienen una vida más sana.
(Dirigenta Unión Comunal. Cod.O1)”
37
.
La autora, denota que la política de vida, como un proceso personal: “La
política de vida es la participación de los agentes en la toma de decisiones a
través de la acción basada en la fuerza de la realización y en la ética personal
(Giddens: 2000; 271). El concepto de política de vida se contrapone al de
política emancipatoria. Literalmente la Política de vida, “se refiere a los
compromisos respecto la cual no existen los ‘otros’, es característico de la
modernidad que la autorrealización sea esencial para la autoidentidad.
(Giddens: 1994; 147-148)”
38
.
35 Obreque Morales, Regina: “De abuelito a sujeto de derecho. Análisis sociológico de la
conversión social del adulto mayor y su resultante modelo de participación en Chile, Año 2005”.
Editado por Caballo de Mar. Santiago de Chile, Marzo 2006. En web
www.edicionescaballodemar.cl Consultado Octubre de 2009. Página 1.
36 Obreque Morales, Regina: “Representaciones Sociales de Dirigentes Adultos Mayores de
Uniones Comunales de Clubes”. Temuco – Chile; 2004. En web Red Latinoamericana de
Gerontología www.gerontologia.org. Consultado Octubre 2009. “Representaciones Sociales de
Dirigentes Adultos Mayores de Uniones Comunales de Clubes. CHILE”. 2006. En Libro
“Adultos Mayores, Ciudadanía y Participación Democrática”. Editado ONG CEC y AWO
Internacional e.V.
37 Íbidem.
38 Op. Cit. (Obreque Morales: “De abuelito …”) Páginas 1-2.

Luego, describe a qué se refiere el componente esencial de la política de vida
de Giddens, el individuo, expresando que: “La preocupación ha de ser,
entonces, la coordinación del beneficio individual y la organización planetaria.
Las relaciones políticas de los ‘agentes’ sociales, de Giddens, están en un
proyecto inclinado hacia las vivencias de un escenario personal rigurosamente
delimitado. La experiencia privada ha de tener una identidad personal que
descubrir, un destino personal que cumplir, convirtiéndose en una fuerza
política subversiva de grandes proporciones, dice Giddens”
39
.
Obreque, utiliza la episteme presente en la teoría sociológica giddesiana, para
señalar el proceso personal de los adultos mayores participantes en clubes.
El nuevo estilo de vida de los adultos mayores en clubes, implica un nuevo rol
con sus pares. De este modo, la solidaridad con su grupo de edad, se perfila
desde la consolidación de su individualidad y sus cambios en la relación con
los otros, como una misión personal.
Ahora bien, esta manifestación de radical politicidad en la participación de los
adultos mayores en los clubes y su reconocimiento como persona, deviene un
particular sujeto social, el ‘adulto mayor’ y, por tanto, su ‘conversión’ en sujeto
de derecho, es provocada en la autoidentidad de las personas mayores de su
condición de personas con derechos y deberes. Así lo dice la socióloga: “La
peculiaridad de la participación en los clubes de adulto mayor, reside en que la
pertenencia a ellos ocurre desde el reconocimiento de quienes los integran de
su condición de personas adultas mayores, lo que adquiere una relevancia
especial por cuanto se han convertido en un actor legítimo en la conquista de
espacios sociales, resignificando en este proceso asociativo, el fenómeno
participativo que provoca la compleja conversión en sujeto de derecho”
40
.
En el trabajo de Obreque, este análisis surge del registro del discurso de los
adultos mayores en clubes, de la siguiente manera se manifiesta éste: “Yo creo
que es el hecho de que la gente está tomando conciencia, de que tiene
derecho, y dentro de la misma organización, se tiene que dar cuenta que
también tiene deberes, ¡en todas partes hay derechos y deberes..! (cod.01)”
41
.
El estatuto de los adultos mayores, se traduce en organizaciones con
personalidad jurídica
42
, éste constituye el reconocimiento personal en un
proceso social basado en derechos, el sujeto adulto mayor es así, reconocido
como sujeto social de derecho, lo que les permite gozar de los beneficios que
otorga el derecho
43
. “Por otro lado, estas organizaciones de adultos mayores
39 Op. Cit. (Obreque Morales: “Representaciones …”).
40 Op. Cit. (Obreque Morales: “De abuelito …”). Página 2.
41 Op. Cit. (Obreque Morales: “Representaciones …”).
42 Regida por la Ley Nº 19.824.
43
Referido al goce de los atributos económicos que el derecho establece, para las
organizaciones de adultos mayores, la socióloga Regina Obreque Morales advierte sobre el
fenómeno del clientelismo, o sea, la relación de dependencia entre funcionarios y las
organizaciones, “producto, quizás, de la paradoja que se produce entre un proceso personal
sólidamente constituido, pero un proceso social débil aún organizacionalmente hablando” Op.
Cit. (Obreque Morales: “Representaciones …”).
están basadas en un concepto asociativo regulado por un marco jurídico de
personalidad jurídica que les permite acceder a fondos públicos
concursables”
44
.
La autora, expresa que en su origen este proceso de participación ha tenido al
Estado como inductor. Esto ha significado que los cambios que experimenta el
adulto mayor son provocados desde el aparato público, en el contexto
moderno, de las transformaciones mundiales. Aún así, las personas mayores
se han apropiado de este proceso que han vivido.
Por su parte, este cambio que desde la entidad pública ha sido significado
como ‘cambio de paradigma’, hace alusión al asistencialismo o a lo que
Obreque llama el ‘clásico apostolado’. Regina Obreque se refiere así al ‘cambio
cultural’, que se vivencia desde el: “’Viejo’ postergado en casa a ‘adulto mayor
activo’ (a partir de esto,) la mujer vivenciará y recordará un ‘antes’ de
precarización sin reconocimiento social a un ‘ahora’ con derechos; y una
institucionalidad protectora, identificada, principalmente, por la creación del
SENAMA. El ‘antes’ y el ‘ahora’ son etno-categorías de representación social
del proceso que experimentan los adultos mayores dirigentes de Uniones
Comunales”
45
.
El carácter de los sueños de los adultos mayores, lo que perciben en su
horizonte, se refiere a sus condiciones de vida inmediatas y concretas, en las
que son ellos mismos los protagonistas de los cambios en su propia vida. Es en
este sentido, los dirigentes adultos mayores se refieren a la vulnerabilidad de
sus pares, con la necesidad de transformaciones sociales, asociadas a esto
que ha descrito la autora como un proceso originado en la persona.
Así bien, a partir de la comprensión de Obreque, adquiere especial interés, la
feminidad en las organizaciones de personas mayores. La relevancia del
proceso vivido por las mujeres adultas mayores, las hace más visibles que sus
pares del sexo opuesto.
Sobre los cambios en el rol histórico de las féminas, la autora prosigue:
“Gracias a la complejidad que llevan envueltos los fenómenos modernos, las
personas mayores han logrado revertir hoy la situación que los ubicaba en una
de las más bajas categorías sociales de nuestra cultura – específicamente el rol
doméstico -, debido a una generalizada toma de conciencia y revalorización
como persona, enriquecidas por este radical proceso participativo que implica
la política de vida”
46
.
La lectura giddesiana que realiza la socióloga, es aplicada al movimiento social
de los adultos mayores, de modo que, los cambios de la modernidad inciden en
que, la realización personal mediante la autoidentidad de las mujeres mayores,
provoca el ‘cambio cultural’ que ha aparecido aquí.
44 Op. Cit. (Obreque Morales: “Representaciones …”).
45 Op. Cit. (Obreque Morales: “Representaciones …”).
46 Íbidem. Página 5.

Las prácticas que realizan los clubes, permite a Obreque afirmar que estas
organizaciones tienen una identidad femenina constituida por el más arriba
mencionado proceso de conversión social de las personas mayores.
La voz de las mujeres mayores y la necesidad de ser oídas, hasta este
momento en un contexto privado, han dado origen a un tiempo nuevo en que
las fuerzas de la autorrealización desbordan este espacio privado y se insertan
en un movimiento social de mayor envergadura, el reconocimiento social de los
derechos humanos de todos los adultos mayores. Regina Obreque Morales,
asevera sobre esto: “la existencia de una figura legal internacional es favorable
en la conquista de un escenario local, protegiendo y fortaleciendo esta
conversión social a sujeto de derecho”
47
.
Esta necesidad de universalidad de los derechos humanos y, en forma
específica, de los derechos humanos de las personas mayores, insta a la
creación de ‘La Convención Internacional de los Derechos de las Personas
Mayores’.

A modo Conclusivo de este Excurso:

La necesidad de integrar la diversidad de cuerpos legales relacionados con los
derechos humanos y las políticas de protección social en torno a las personas
mayores, nos ubican en la posición de avanzar y consolidar la creación de una
Convención Internacional de Derechos de las Personas Mayores.

Mucho esfuerzo y una comprensión que se expande, nos ubica en la ruta de
convocarnos y caminar hacia el ejercicio de los derechos y la implementación
de la política en favor de las personas mayores.

Un acercamiento a la noción de derechos humanos como comprensión de la
noción de proceso, nos lleva a encontrar un sentimiento y una sensibilidad de
fraternidad universal. Así mismo, la protección social resulta ser
simultáneamente un asunto de solidaridad y de cohesión social; se trata de una
cuestión de comprender la sociedad, como cuerpo social.
La dimensión procesual que adquieren los derechos y las políticas orientadas a
las personas de mayor edad, nos pone en una dimensión planetaria. La
fragmentación de los distintos instrumentos jurídicos, así como las diversas
miradas de la realidad de los adultos mayores, han de integrarse en un
proceso, que tiende al crecimiento del valor de una cultura basada en los
derechos, que se universaliza. Ese es el alcance que tiene la comprensión de
una noción de humanidad que se argumenta, justifica y demuestra en el
devenir de la modernidad.
Los procesos sociales han de ser conducidos en este trance, de manera que se
establezcan los mecanismos de control e intervención de las acciones y
órganos encargados de ejercitar los derechos, y reactivar las políticas en caso
47 Íd. Página 4.
de contracción de las ideas de humanidad
48
, a la que se puede acompañar de
las ideas de dignidad de la persona humana y fraternidad.

De este modo, el derecho puede ser una expresión del deseo de acuerdo
social que los pueblos humanos han de darse, toda vez que se argumenta que
el cambio social hacia una cultura enfocada en los derechos humanos, es la
base de las políticas, entendidas también como políticas sociales.
La concomitancia de los mencionados procesos, así como la incorporación
intersectorial, pueden y han de favorecer las instancias de participación y
protección de las personas de mayor edad.
El sujeto que nos ocupa, los adultos mayores, se ha transformado en sujeto de
derecho.
Tanto los poderes públicos, como la iniciativa privada, así como las
expresiones y manifestaciones de la sociedad civil, con relevancia de las
organizaciones que configuran movimiento social, en especial las personas
mayores, han de encontrarse en acciones que favorezcan la inclusión de los
diversos sujetos sociales, en una cultura y sociedad con pertenencia de
distintas identidades e igualdad de diversas personas en situación de
vulnerabilidad, en donde, respecto del envejecimiento, la intergeneracionalidad
sea elemento preponderante de la integración social.
Las acciones que es necesario desarrollar, en favor de las personas de mayor
edad, en este momento
49
, son: – Crear una “Convención Internacional de Derechos de las Personas
Mayores”. – Instituir un Órgano Internacional de Protección de los Derechos de las
Personas Mayores. – Evaluar y monitorear estas acciones, en el marco de las políticas
públicas.

  • El carácter vinculante de una Convención Internacional sobre los Derechos de

los Adultos Mayores, obliga a los Estados a ejercitar sus disposiciones. Este
instrumento ha de consagrar tanto los derechos civiles y políticos, como los
económicos sociales y culturales de las personas mayores (Derechos de la
primera, segunda y tercera generaciones). También, han de consagrar los
derechos especiales del Adulto Mayor, tales como el derecho al descanso, a la
dignidad de sus últimos días, a la paz y garantizar la protección de las
personas de edad frente a los malos tratos y la violencia.
48 Un ejemplo de los recursos investigativos disponibles sobre la vigencia de los derechos
humanos en Chile, es el “Informe Anual sobre Derechos Humanos en Chile”. Universidad Diego
Portales. Facultad de Derecho. En:
http://www.udp.cl/derecho/derechoshumanos/informesddhh/informe08.htm. Consultado
Noviembre de 2009.
49 En este punto es menester acudir al Proyecto de Acuerdo del Senado, aprobado por esta
instancia y cuya noticia aparece en la página web del Senado del 03 de enero de 2007. Esta
iniciativa es presentada por los senadores Pedro Muñoz Aburto y Alejandro Navarro Brain, de
cuya autoría gozan. Op. Cit. (Senado de la República de Chile).

  • En este proceso de cambio, es posible avanzar más o menos rápido. La

decisión de otorgar mayor o menor jurisdicción a un órgano internacional de
protección de los derechos de las personas mayores, ha de ser principalmente
una decisión de los pueblos.

  • Ahora bien, la evaluación y monitoreo de estas acciones en el marco de las

políticas públicas, ha de operacionalizarse de manera que: – Se establezcan indicadores de cumplimiento de los compromisos
adquiridos, que constituyan un Índice de Compromiso Cumplido
50
. Éste
índice puede sumarse y también ser constituido, por los Indicadores de
Calidad de Vida y el Índice de Calidad de los ELEAM. – Los procedimientos jurídicos han de ser establecidos con conocimiento
social. Es necesario también favorecer el control y seguimiento
ciudadano. En concomitancia, ha de ampliarse la comprensión de estos
derechos. La ciudadanía debe saber cuáles son los mecanismos de
ejercicio de los derechos, que la reflexividad moderna ha justificado
como derechos inalienables e inherentes a la dignidad de la persona
humana. – La comunidad científica, por su parte, es convocada a propiciar y facilitar
los procesos de comprensión, del proyecto al que somos llamados todos
los actores, de esto que hemos nombrado como la conciencia sobre la
fraternidad humana.
Latinoamérica y El Caribe, se encuentran en el tránsito de favorecer la
realización de los derechos humanos. Mediante la disposición de las mejores
condiciones para esta tarea, los gobiernos de la región se encuentran en la
posibilidad de incidir en la consolidación de un sistema social inclusivo,
integrador, con la capacidad de responder a las desigualdades sociales, de
manera de respetar a cada persona en una individualidad que se realice por su
trabajo, que encuentre identidad, sentido y memoria en las colectividades, en la
noción de un nosotros.
Debemos, así, aprovechar esta oportunidad histórica de reconocer a nuestras
personas mayores, como habitantes de más larga data en este planeta, con la
dignidad que poseen y que es de toda su propiedad.
La historia humana, está compuesta de muchas historias personales. En su
interrelación se han entrelazado los tejidos de la especie humana. En sus
géneros se han especificado diferencias físicas y biológicas, que socialmente
se han traducido en encuentro. En sus edades se logra hoy, que la
50 Una buena estrategia de acercamiento al enfoque y a la metodología mencionados, es
estudiar al menos la publicación coordinada, desde FLACSO-Chile, por Teresa Valdés, Ana
María Muñoz y Alina Donoso: “1995–2003: ¿Han avanzado las mujeres? Índice de
Compromiso Cumplido Latinoamericano”, presentada en Nueva York, en la Sesión de
Naciones Unidas Beijing +10, como un ejemplo de monitoreo y fiscalización de los Acuerdos de
Beijing, a favor de las Mujeres del Planeta, por parte de la Sociedad Civil. En:
http://flacso.org.br/index2.php?option=com_content&do_pdf=1&id=399. Consultado: Octubre de
2009.

vulnerabilidad se torne experiencia, que el olvido sea memoria, que las
manifestaciones identitarias transformen la rabia en creación y que ante el
cansancio pongamos sentido.
Chile, en su calidad de sede de la Comisión Económica para América Latina y
El Caribe tiene, entre otras tareas por implementar, la responsabilidad de
reconstruir la historia del Desarrollo en la Región.

De la teoría de la dependencia, hemos pasado a una situación de
interdependencia mundial. Las teorías del desarrollo se han complejizado en
una actualidad que demanda actuar desde la reflexión.

Al tiempo de la extensión de los procesos de globalización, se han fortalecido
los procesos de desarrollo local. La sala Raúl Prebich, en su entorno de
circularidad y con la presencia de las banderas de los países de la Región, ha
acogido a líderes y dirigentes adultos mayores, en sus propios procesos de
empoderamiento y fortalecimiento de sus organizaciones. Han estudiado,
reflexionado y opinado sobre las disposiciones de Madrid 2002. En condiciones
de concomitancia, han constituido redes como la Mesa Intercomunal Sur de
Adultos Mayores. Y, al partir, han significado un ejemplo para sus pares
sobrevivientes, para quienes se incorporan al eslabón demográfico de las
personas mayores y para toda la sociedad.

La Cooperación Internacional ha favorecido estos procesos y su multiplicación
es fundamental en este gran desafío de hoy, que es consagrar los derechos de
las personas de mayor edad.

La instancia participativa de los Consejos Asesores Regionales de Mayores,
constituida en relación directa con SENAMA, en la actualidad tiene el desafío
de fortalecer sus liderazgos, favorecer su autonomía y la representatividad
respecto de sus bases, al mismo tiempo en que se integran a los procesos de
discusión y deliberación sobre la creación de la Convención Internacional de

Derechos de los Adultos Mayores.

La participación social de las personas de mayor edad, ha de favorecer
procesos de desarrollo local, en primer lugar, en el sentido de que las
comunidades locales accedan a la manifestación de su propio poder, en el
espacio público; al mismo tiempo de participar en la opinión respecto de lo que
les afecta, los ciudadanos mayores, sus organizaciones, agrupaciones y
movimientos sociales, han de ser partícipes de la toma de decisiones sobre
estas materias; la planificación y la implementación de las políticas sociales, así
como su evaluación, control y monitoreo, han de ser también, realizados con la
participación de los adultos mayores, para sus comunidades locales.

La etnias, las razas, las identidades sexuales, las distintas edades –que se
interrelacionan cada vez más, a medida que se incrementan los procesos de
encuentro-, así como las condiciones como las discapacidades, las personas
en situación de migrantes y migrados, las personas en situación de pobreza,
indigencia o en situación de calle y toda forma de exclusión o vulnerabilidad, se
suman en este proyecto humano que constituyen la vocación de progreso,
protección del medio ambiente, acceso al conocimiento y a la tecnología y
todos aquellos elementos, como la cultura y las artes, el desarrollo, la paz,
entre otros, que nos convocan los derechos humanos y la vocación de
fortalecer y expandir las democracias.

Las instituciones que se han construido en estadios anteriores al actual estado
de la democracia y la modernidad -tales como los partidos políticos, las
instituciones armadas, las iglesias, entre otras-, tienen también su propio
llamado a constituir cauces para la expresión de los pueblos del planeta, en el
contexto de este movimiento global.

El trabajo que hemos iniciado como sociedad, tanto en sus liderazgos y expresiones populares, como aquellos estatales y privados, nos indica el camino a seguir, en este proceso conjunto de construir bienestar: una mejor calidad de vida, en un mejor mundo.

Las votaciones del 2015, mercado y poder

Las votaciones del 2015, mercado y poder
septiembre 01, 2014 Voces Comentar
Publicado en: Contracorriente – Dagoberto Gutiérrez, Nacionales, Política, Voces Ciudadanas

Con anticipación, con premura y con abundantes noticias, las empresas partidarias se preparan para las competencias del 2015, es como el juego que se entabla entre los guepardos y las gacelas en el desierto del Kalahari, ambas son a muerte, ambas tienen premura y también transcurren a pleno sol, claro que en ambas no son visibles los hilos determinantes de la cacería.

El 2015 se realizará una votación culminada porque la sociedad de Mercado Total que funciona en El Salvador puede desplegar a sus criaturas en la llanura. Veamos atentamente las piezas maestras de la maquinaria electoral: se trata de un juego, el juego llamado democracia en donde los jugadores ya no son ni ciudadanos ni electores, son apenas, muy apenas, votantes y esto quiere decir que son clientes de una serie reducida de empresas que participan en el mercado de los votos.

Estas empresas son partidos políticos previamente registrados pero no controlados, con autorización para participar en el negociado de los votos, estos clientes carecen de derechos porque el juego en el que ellos participan tienen reglas establecidas sin su participación, tampoco tienen derechos para controlar y mucho menos fiscalizar la gestión de los candidatos por los que ellos votan, es decir estos clientes son ciegos de nacimiento pero siempre siguen votando, una y otra vez.

En el 2015 las empresas partidarias llevan a los cargos públicos a sus jefes y propietarios, a una cabecera que garantice que el botín de la administración de la cosa pública funcione como una verdadera empresa con condiciones para hacer negocio, los mejores negocios en donde el mercado cuente con la subordinación de los aparatos estatales en beneficio de la ganancia y la utilidad, de eso se trata el acceso a un cargo público, es más en algunos casos los jefes no llegaran a ser ni funcionarios pero tendrán el cargo por si lo necesitan tanto para su seguridad como para las decisiones importantes.

En este momento han desaparecido todos los linderos y las fronteras ideológicas, porque todos y todas las empresas son eso, empresas y como nunca, en ningún momento anterior tuvimos ante nuestros ojos la evaporación de izquierdas y derechas, de centros o de liberales. Todos los participantes funcionan como mercaderes en un mercado gigantesco que ha sido convertido en sociedad y que ha alterado la relación por que antiguamente, el mercado era parte de la sociedad mientras que hoy es la sociedad la que busca acomodo en el mercado, es la sociedad la que es parte del mercado, las votaciones del 2015 son el escenario que presenta este drama muy real y muy amargo.

Entre uno y otro participante no funcionan linderos ideológicos como ya hemos dicho; pero tampoco funcionan alambradas programáticas, se trata de evitar, a toda costa, que la clientela aprenda a mirar las cosas que no se miran, a volver visible lo invisible, a entender lo que es oscuro, a distinguir entre los amigos y los enemigos, a descubrir además sus propios intereses y a pensarse como clase para sí, todo esto es lo que constituye el pensar político.

El trabajo de las empresas llamadas partidos políticos consiste en evitar justamente eso, el pensar político, porque se trata precisamente de impedir el acceso a la política y a la lucha política de millones de personas que no deben descubrir que serán fuertes cuando construyan su propia fuerza, por eso todo el mercado electoral debe permitir ahuyentar y desterrar todo olor y todo color a realidad, de tal manera que los clientes voten por colores, por sonidos, por rostros; pero no por caminos de salida a la crisis, mucho menos por proyectos que garanticen el trabajo digno, ni el pan, ni el agua, ni el futuro de nadie, se trata de una danza de candidatos y de votantes en un carrusel que no tiene principio ni fin.

Por supuesto que funciona una alianza entre partido político y aparatos ideológicos y esta alianza establece que la campaña debe empezar lo más pronto posible porque así y solamente así, aumentará el negocio para las televisoras, radios, diarios y revistas, y además rápidamente la cabeza de los clientes es amarrada y maniatada en el poste encebado de la publicidad y el carrusel de luces y colores embruja rápidamente a sus víctimas.

El botín es atractivo y jugoso, garantiza control y cartas de negociación, actualmente la clase dominante sigue siendo la burguesía oligárquica tradicional que controla los aparatos fundamentales, el judicial y el legislativo políticamente y el ejecutivo filosófica y políticamente, pero hay una burguesía en ascenso que es la que controla una parte del ejecutivo que busca negociar con esta cúpula, para participar en los mejores negocios; su control del aparato legislativo numéricamente y de los gobiernos locales es una carta negociadora fundamental y eso, precisamente eso es lo que se juega en el 2015, en otras palabras es el equilibrio entre la política y la economía.

Esta relación se mueve históricamente y en unos momentos predomina una y en otros momentos predomina otra, en uno la economía y en el otro la política, actualmente es, a nivel planetario la economía la que establece el juego y la regla, pero el problema es que teniendo poder para impedir el cambio de reglas resulta que el juego deja de funcionar eficientemente a partir de sus propias dolencias internas, eso ocurre en El Salvador donde resulta ser el Estado, ese poder oscuro, fáctico aunque no visible el que ya no expresa la realidad y las correlaciones que se mueven en la sociedad actual y el orden establecido ya no es el orden funcionante, a todo esto se le llama Crisis Histórica, pero las votaciones del 2015 no están en sintonía con la solución a este problema que es el problema fundamental del proceso político del país, es decir el problema del Estado, el problema del poder político real y la necesidad de una nueva democracia que supere a la electoral y camine por la vía de la participación.

Veremos cómo funciona la clientela el día de mercado.

México: La cruda verdad del obradorismo

México: La cruda verdad del obradorismo
Manuel Aguilar Mora · · · · ·

31/08/14

La victoria revolucionaria no es de ningún modo el fruto maduro de la “madurez” del proletariado. La victoria es una tarea estratégica. (León Trotsky, Clase, partido y dirección en España (1940)

La Carta abierta que el ex diputado Gerardo Fernández Noroña dirigió a Andrés Manuel López Obrador (AMLO) el pasado 12 de agosto representa una ruptura significativa en el movimiento populista burgués, de orígenes neocardenistas, surgido en 1988. Noroña sobresalió durante años como uno de los principales impulsores del obradorismo en el PRD y tuvo una destacada actuación en la legislatura de 2009-12 como diputado del Partido del Trabajo (PT) en una bancada parlamentaria en donde impugnó consistentemente el curso de los legisladores del PRI y el PAN sin olvidarse de recordarles infatigablemente su responsabilidad en el fraude electoral de las elecciones presidenciales del 2006 cometido contra AMLO.

Crisis y bancarrota del PRD

Dicho movimiento, fundamento del surgimiento del Partido de la Revolución Democrática (PRD) en 1989, dominó durante 25 años la política de los grandes sectores de las masas populares que se oponían al curso gubernamental, constituyéndose desde entonces en el movimiento que avasalló y ocupó el espacio de la izquierda existente, quedando sólo girones testimoniales de la izquierda socialista y clasista. De hecho desde ese año, el surgimiento del movimiento esencialmente electoral encabezado por Cuauhtémoc Cárdenas, Porfirio Muñoz Ledo y la Corriente Democrática expulsada del PRI, se llevó tras de sí a los grupos nacionalistas como el de Heberto Castillo, a los lombardistas y a la mayoría de la entonces existente izquierda socialista y clasista integrada por el viejo partido comunista con sus variadas transformaciones, prácticamente a todos los grupos maoístas y castristas y/o guevaristas e incluso a no pocos trotskistas. A partir de entonces la “izquierda en México” con el PRD a la cabeza fue sinónimo de electoralismo, parlamentarismo y colaboracionismo. En síntesis del más crudo cariz conciliador.

Pero después de más de 25 años de dominación de los métodos conciliadores y moderados de la “izquierda perredista” la situación del país ha descendido a profundidades insospechadas de desigualdad, miseria y violencia reaccionaria. Ante la avalancha que significaron las movilizaciones y protestas contra los fraudes y la imposición priistas, la cúpula gobernante concibió en los años 80’s, con la complicidad del Partido de Acción Nacional (PAN), un plan de “transición democrática” desde arriba que en el 2000, con la victoria de Vicente Fox, el primer presidente no priista, inauguró una caricatura de democracia parlamentaria burguesa. Durante los dos sexenios panistas de Fox y Calderón la degradación y corrupción completas del equipo de recambio fue la tónica con una cereza en el pastel de un colosal fraude en las elecciones presidenciales en 2006. Se recrudeció la violencia con la militarización del combate al narcotráfico en el gobierno de Calderón y así se preparó para 2012, la restauración triunfal del PRI que representa el actual gobierno de Peña Nieto, avalado desde el inicio institucionalmente con el Pacto por México integrado con el trío de los partidos mayoritarios PRI, PAN y PRD. Fueron más de 20 años en que abusando de la confianza de las masas la dirección del PRD acumuló derrota tras derrota para el pueblo mexicano, al mismo tiempo que las jerarquías perredistas se integraban a los puestos gubernamentales, a las curules legislativas y se repartían enormes cantidades de recursos financieros que por ley el Estado concede a los “partidos registrados”, a través del Instituto Federal Electoral (IFE) hoy transformado en Instituto Nacional Electoral (INE), sin que el cambio de letras refleje un cambio sustancial.

Resultado, hoy cual una enorme pirámide los trabajadores y el pueblo pobre y oprimido confrontan la terrible realidad de la contrarrevolución que constituye el cúmulo de las reformas promovidas por Peña Nieto en los campos político, educativo, laboral, de las telecomunicaciones y fiscal.

Las contrarreformas votadas durante 2013 y el presente año, culminando con las “leyes secundarias” aprobadas la primera quincena de agosto por el Congreso de la Unión, significan la venta de las riquezas energéticas (hidrocarburos, electricidad) a las grandes trasnacionales imperialistas. Son la anulación completa del legado de la Revolución mexicana, en especial de los grandes acervos del gobierno de Lázaro Cárdenas (1934-1940) y el regreso a la situación semicolonial de completa dependencia y subordinación del país a los intereses imperialistas.

La razón misma de ser de la existencia y legitimidad popular del PRD tanto bajo la dirección de Cuauhtémoc Cárdenas como de la de López Obrador se fundaban ante todo en la defensa de ese legado cardenista original. El PRD se autoerigía como el partido que reivindicaba los mejores logros de la Revolución mexicana, traicionados por el PRI en complicidad con el viejo partido contrarrevolucionario, el PAN surgido en 1939 precisamente con el expreso propósito de echar abajo los logros revolucionarios de la nacionalización del petróleo y la electricidad. Ante el fracaso total de la estrategia del PRD, tanto del sector vinculado a Cárdenas como del vinculado a AMLO, quien ahora encabeza un nuevo partido, el Movimiento Regeneración Nacional (Morena) era muy difícil que no surgieran rupturas y críticas profundas en sus filas.

La carta abierta de Fernández Noroña a AMLO es la primera demostración, todavía con muchas limitaciones pero de una orientación hacia la izquierda, de esta crisis de la estrategia conciliadora y colaboracionista del PRD y de la incapacidad de AMLO de proyectar un nuevo curso revolucionario.

Crisis del liderazgo conciliador

Noroña de entrada define a la contrarreforma energética “como el mayor despojo a nuestra nación en toda su historia”, de un calado, según él, incluso mayor al “robo de más de la mitad del territorio que sufrimos” después de la derrota nacional en la guerra con Estados Unidos de 1847-48. Se pregunta sobre cuál es la razón de que “el pueblo no se haya levantado ante semejante agravio”. Y entonces considera que existen muchas razones para tal situación pero que hay una que tiene especial importancia, se trata de la cuestión fundamental del liderazgo. Dice él: “ese liderazgo marca su conducta, define su actuar y materializa las acciones que la gente realiza para hacer frente a estas ofensivas”. E inmediatamente añade una crítica directa, sin atenuantes a la estrategia conciliadora de AMLO, señalando su enorme responsabilidad: “Ese liderazgo hasta el día de hoy está en tus manos. Y lejos de impulsar una línea de lucha y resistencia, has decidido una línea de no confrontación”

“Una crisis de liderazgo”, precisamente esa es la causa fundamental de la situación deprimente y desastrosa a la que han sometido los grupos dominantes al pueblo mexicano, cuyos arrestos combativos e impulsos de resistencia y sacrificio no los ha escatimado en estos más de dos decenios marcados por movilizaciones y luchas importantísimas pero siempre orientadas a un callejón sin salida por su dirección conciliadora y colaboracionista del PRD y ahora de AMLO.

Noroña repasa la lista de inconsecuentes actitudes y medidas de AMLO en la lucha contra el curso contrarrevolucionario del presidente panista Calderón y ahora contra el gobierno de Peña Nieto: ocultando derrotas, perdiendo tiempo precioso convocando numerosas concentraciones sin proponer planes de acción concretos y negándose a la convocatoria de movilizaciones combativas, tardíamente anunciando un cerco al Senado durante las sesiones de las votaciones energéticas decisivas que un infarto le impidió encabezar a AMLO y quien, sin respetar las instancias de Morena, nombró a su primogénito como el dirigente de las manifestaciones como, apunta Noroña, “si nuestro movimiento fuera una monarquía”.

Noroña sigue sin bajar la mira crítica y le hace notar a AMLO su contradictoria conducta con respecto a “la consulta” popular en 2015 para lograr echar abajo las contrarreformas de Peña que en un principio rechazó como improcedente y que ahora ha propuesto a Morena a que participe en ella, sin por otra parte convocar a unirse con el PRD, que también ha decidido recurrir a tal consulta para derogar las contrarreformas. Y a continuación le lanza las preguntas siguientes:

“En verdad crees que respetarán las firmas y realizarán una consulta una vez que han entregado el petróleo y la energía eléctrica a las trasnacionales? En el remotísimo caso de que hiciesen la consulta, ¿en verdad crees que respetarían el resultado de la misma, que sin duda sería de rechazo a las contrarreformas legales, y que sacarían a las trasnacionales petroleras del país respetando la voluntad popular?”

Noroña reconoce que AMLO no puede ser tan ingenuo como para creerse todo eso pero entonces lo conmina a que sea consecuente y que no puede permitirse seguir sin que nada hubiera pasado, “jugando con las expectativas de la gente”. Y ya encarrerado en su curso afila su bisturí crítico y francamente le señala el error que comete orientando a Morena a un curso destinado al fracaso irremediable:

“Peor aún, me parece que lo que está implícito en tus declaraciones, es que pretendes generar la impresión que de ganar la presidencia en 2018, darás marcha atrás a estas contrarreformas neoliberales. Te han robado a ti y al pueblo de México la presidencia de la República en 2006 y 2012. ¿En verdad crees que en 2018, con las trasnacionales petroleras saqueando al país respetarán un triunfo tuyo a la presidencia de la República? Si no lo respetaron en 2006, cuando las petroleras estaban parcialmente dentro y de manera ilegal explotando nuestro petróleo, o en 2012 que ya se habían metido en serio las trasnacionales, ¿por qué lo harían en 2018, teniendo el control absoluto de nuestras riquezas y contando con “aval” constitucional?”

Contundente Noroña apunta que “la vía electoral está cerrada para acceder a la presidencia” e insta a AMLO a que todavía está tiempo de corregir su error de creer que en 2015 se podrá avanzar mucho y que el 2018 está muy lejano, por lo que no hay que esperar hasta las elecciones de ese año para derrotar al bloque contrarrevolucionario del PRIAN y obligar a renunciar a Peña Nieto por medio de “una rebelión no violenta para iniciar el proceso de recuperación de la libertad de nuestro pueblo”. Finalmente termina haciendo la siguiente convocatoria para las tareas inmediatas:

“Por todas estas razones te emplazo a modificar tu posición, a participar en un amplio movimiento de unidad de todas las fuerzas progresistas, nacionalistas, democráticas, de izquierda en el país, para detener primero, y revertir después, estas contrarreformas neoliberales”.

Consecuencias de las derrotas

La situación de hoy está condenando a las grandes masas a ir de crisis en crisis, de mal en peor. Noroña con su carta expresa que en el obradorismo comienzan también a aparecer por fin signos evidentes de crisis. No es para menos. El propio Noroña tiene una trayectoria que incluye fuertes cuestionamientos, después de todo él fue parte fundamental de la bancada de diputados obradoristas en la legislatura de 2009-12. Su posición no se diferenció en nada de la adoptada por AMLO y sus allegados en acontecimientos clave que afectaron terriblemente a los trabajadores. Nos referimos en especial a la liquidación por Calderón de la compañía de Luz y Fuerza del Centro, con el aplastamiento consecuente que significó en 2009 el golpe tremendo al más viejo sindicato, fundado durante los años revolucionarios, el Sindicato Mexicano de Electricistas (SME). Esta derrota de los trabajadores que sólo puede compararse con la que sucedió exactamente 50 años antes con motivo de la gran represión con el ejército de la huelga ferrocarrilera por parte del gobierno priista de López Mateos en 1959, provocó el hundimiento de proyectos de resistencia que tenían en el SME su principal motor y guía. Aparte de declaraciones y actitudes rituales sin efecto decisivo alguno, la dirección sindical de Martín Esparza no reaccionó ni de lejos con la contundencia que el terrible golpe ameritaba. Y en ello coincidió por completo con la dirección obradorista con la que tal liderazgo sindical estaba ligada por múltiples lazos.

Igualmente es necesario recordar que desde 2006 ya era evidente la enorme responsabilidad de AMLO en la dirección de un movimiento de masas de proporciones colosales que en lugar de ser el bastión para los cambios políticos drásticos necesarios, por ejemplo un paro nacional, fue dilapidado y dejado como un mero factor de presión sin grandes consecuencias. Fue el propio AMLO quien se jactaba que “no se rompió un vidrio” en la más grande manifestación de descontento en la historia reciente de más de un millón de personas que protestaban en la ciudad de México contra el fraude electoral de julio de 2006. Y también en esos momentos de gran tensión en 2006, el cretinismo electorero obradorista se expresó cuando en los días en que se cernía la amenaza de represión sobre la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca (APPO), AMLO decidió, en lugar de apersonarse en Oaxaca irse a Tabasco a apoyar la campaña de un candidato ex priista del PRD. El tal candidato resultó derrotado y la represión conjunta de la policía federal y oaxaqueña aplastó a la APPO.

Y ya en 2012 ¿cómo no señalar el escandaloso acuerdo electorero entre AMLO y la dirección conciliadora de los Chuchos del PRD que le permitió a éstos auparse en los más de 16 millones de votos conseguido por AMLO en las elecciones presidenciales para sus acuerdos con Peña Nieto en el Pacto por México?

Noroña avanza no precisamente un gran trecho en su crítica del curso obradorista que ha resultado por completo incapaz de organizar una verdadera estrategia y un bloque popular resistente contra la feroz contraofensiva de un poder depredador implacable en la consecución de sus objetivos contrarrevolucionarios, pero ha producido una ruptura. Seguirán otras.

El poder y el dinero

Una de las cuestiones principales que la situación actual pone en el centro de la discusión del movimiento contra Peña Nieto y el bloque que lo apoya y se beneficia de las medidas de su gobierno, es la cuestión de la estrategia.

El meollo del discurso político de AMLO es el de la ideología liberal de Benito Juárez, un discurso que se enfrentaba a los resabios de la colonia española, a los poderes dominantes en la Nueva España que seguían siendo muy poderosos en el México independiente: los grandes terratenientes y la iglesia católica también propietaria de grandes extensiones de tierra. Pero 150 años después la sociedad mexicana es por completo diferente a la prevaleciente en los tiempos de la Reforma juarista.

El discurso liberal decimonónico se desplegaba fundamentalmente al nivel de las instancias jurídicas, ideológicas y (anti)religiosas. Era un discurso político en el sentido más limitado del término. Por ello para AMLO los grandes problemas nacionales están hoy vinculados principalmente con el funcionamiento del Estado, es un discurso estatista que fustiga la antidemocracia y muy en especial la corrupción estatal. Sus enemigos son ante todo, los altos dignatarios gubernamentales y por supuesto sus partidos, en particular el PRI y el PAN, aunque hoy tendrá que confrontar también a la alta jerarquía perredista.

Para él el panorama social y económico del país se concentra en el Estado y en sus derivaciones políticas centrales. Cuando desciende de las alturas políticas a los niveles sociales, ciertamente constata las grandes llagas que hieren a la población: la miseria, los bajos salarios, el desempleo, la violencia creciente. Pero jamás profundiza en la estructura económica que es la causa primordial de la situación deplorable actual del pueblo mexicano. No hay en él la menor elaboración sobre la situación del régimen capitalista subordinado y dependiente a la economía mundial imperialista.

En el discurso de AMLO no se encuentra una sistematización de la crítica a la voracidad y a la enorme corrupción de los capitalistas mexicanos y extranjeros. En sus iracundas piezas oratorias no hay una denuncia a los horrores del capitalismo. Sus objetivos no son anticapitalistas los únicos cuya resolución podrán lograr el éxito de la lucha por mejores salarios, por el pleno empleo, por el mejoramiento sustancial de las condiciones de salubridad y educación públicas, por la desaparición del secreto bancario, por la expropiación de los grandes negocios energéticos, industriales, comerciales y financieros para ponerlos bajo el control de sus trabajadores. Sin este programa anticapitalista la lucha por la verdadera transformación revolucionaria no se puede plantear realistamente pues la fuente de la catástrofe socioeconómica nacional es el sistema capitalista dominante.

El discurso obradorista se concibe como “republicano”. Es el de la ideología liberal que aspira a crear un país como el que Juárez, según AMLO, quiso para México e instauró en la República restaurada en el siglo XIX. Ni siquiera enfatiza en su discurso político las gestas revolucionarias de los caudillos plebeyos Zapata y Villa como los representantes más radicales de los intereses populares en los acontecimiento de 1910-19.

La lucha revolucionaria hoy en día ciertamente se confronta al Estado, entidad fundamental que avala, mantiene y preserva las condiciones de la reproducción del capitalismo. El Estado es el centro nervioso del sistema, pero el poder estatal capitalista no es el factor del dominio fundamental en la sociedad burguesa. El poder absoluto socioeconómico, y en última instancia decisivo al nivel político, pertenece a la clase dominante (con sus diferentes fracciones, en especial los capitalistas trasnacionales y los grandes burgueses “nacionales”). Pertenece a la clase propietaria de la riqueza nacional, es decir, en la sociedad burguesa el poder absoluto es el del dinero, es de la riqueza, es del Capital, es el origen de todas las políticas y de todas las corrupciones. Poder en la sociedad burguesa significa dinero. Por eso, por ejemplo, la cuestión de la corrupción gubernamental, de los funcionarios, de los partidos, de los diputados y senadores, en suma la corrupción y decadencia del sistema político imperante, que constituye el objetivo central en el discurso obradorista no se puede atacar meramente planteando la reducción de los honorarios y enormes privilegios de los funcionarios públicos. Siendo evidente que es una demanda completamente correcta, lo que fundamentalmente hay que añadir, y ello no lo hace AMLO, es que el poder corruptor de los recursos en manos de los capitalistas es cien veces mayor y circula sin freno alguno en todos los niveles gubernamentales en la forma de sobornos, “moches”, coimas y los numerosos métodos para comprar influencias y privilegios que tienen las grupos capitalistas para penetrar e influir y determinar las decisiones del gobierno.

El nuevo periodo

Estamos ante un nuevo periodo de la lucha de los trabajadores de México y es evidente que las presiones, los reacomodos y las revisiones de las fuerzas políticas estarán a la orden del día. Lo significativo de la carta abierta de Noroña es que ha surgido una ruptura política indudable en el seno del movimiento populista más poderoso del país y además claramente hacia la izquierda del mismo, algo que no había sucedido desde 1988.

Las repercusiones están por verse pero de entrada se puede decir que los argumentos y las propuestas responden a una situación real, a las condiciones de cientos y de miles de trabajadores, estudiantes, maestros y pueblo en general que se están haciendo muchas de las mismas preguntas de la carta de Noroña.

El llamado final de la carta es sentido ampliamente por las diversas fuerzas que consideran por completo agotada y contraproducente la estrategia electoralista y conciliadora del PRD y ahora también de AMLO. Para nosotros esta convocatoria no puede significar sino la lucha por un frente lo más amplio y unido posible de las fuerzas de los trabajadores, de los pobres del campo y las ciudades verdaderamente democráticas, revolucionarias e independientes de la burguesía, el Estado y sus partidos.

Del lado del gobierno de Peña la acción se desarrolla viento en popa. Uno de los directores generales de Pemex declaró que las autoridades de la compañía petrolera nacional se han reunido ya con los representantes de las trasnacionales Chevron, Shell, Exxon, BP, Petrobras, Ecopetrol, PetroChina, la empresa nacional iraní, Cubapetroleo, Petróleos de Venezuela entre otras. Igualmente la Comisión Federal de Electricidad realiza negociaciones para la construcción de infraestructura de energía eléctrica y gasoductos. (La Jornada, 18.08.14).

Con las limitaciones inherentes a la posición política de Noroña, lo que destaca de la polémica abierta por él es el sentimiento que ha estado latente en innumerables manifestaciones, gritado en consignas de los participantes pero jamás retomado por las direcciones conciliadoras. En México las condiciones de un gran paro nacional están madurando en la medida que los acontecimientos se aceleran, Noroña se está haciendo eco de un sentimiento cada vez más compartido por grandes sectores de masas. Hasta hoy ninguna dirección sindical, con excepción de la corriente magisterial disidente la CNTE (Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación), ha convocado a la preparación de un paro nacional. Ciertamente en los sindicatos de petroleros, electricistas, telefonistas, de trabajadores de la educación y de la salud serán necesarios poderosos movimientos de la base para derrotar y echar abajo las direcciones burocratizadas conservadoras e inmovilistas que tienen postrado al movimiento organizado de los trabajadores. Pero la gravedad de la crisis plantea con toda su urgencia este objetivo.

Las condiciones de un paro nacional han estado madurando aceleradamente. En 2006 una lucha radical contra el fraude gubernamental era muy posible que se transformara en un gran paro nacional. Faltó la voluntad política revolucionaria.

Regionalmente existen experiencias de la maduración de las condiciones de rupturas revolucionaria impulsada por las masas trabajadoras del campo y la ciudad. Destacan los ejemplos del EZLN en Chiapas todavía vigente y el de la APPO en Oaxaca reprimido. La descomposición social y sus repercusiones de corrupción y represión crudas en todos los niveles gubernamentales ha producido el surgimiento de los grupos de autodefensa en especial en los dos estados en que esas condiciones de descomposición están muy avanzadas Guerrero y ante todo Michoacán, pero los brotes de las autodefensas están en Jalisco, en Sinaloa, en Tamaulipas y se propagarán en la medida en que el gobierno federal continúe con su política de intervenir militar y policiacamente en los estados sin realmente ir al fondo a la solución de los problemas del desempleo, la existencia de poderosos carteles de narcotráfico y la corrupción consiguiente que conllevan.

Hacia una estrategia revolucionaria

Para triunfar es necesario una estrategia revolucionaria correcta. No es posible lograr victorias de otra forma. La estrategia del triunfo es la anticapitalista. Una lucha que aspire al surgimiento de un México nuevo en el que su destino recaiga en manos de las masas trabajadoras y sus aliados pobres y oprimidos del campo y las ciudades. La organización revolucionaria es clave para lograr este objetivo: una organización que incluya a las fuerzas verdaderamente independientes, democráticas e internacionalistas.

La voluntad política para lograr estos objetivos también está madurando. Los proyectos de alianza y coaliciones prosperan cada vez más. Todavía no cuajan en la constitución de un real frente nacional de lucha contra el gobierno de Peña Nieto y su política pero la tendencia apunta a que ello sucederá con la participación consciente y decidida de los sectores en movimiento. Destaquemos dos de ellos.

En San Salvador Atenco 112 organizaciones se reunieron el 16 y17 de agosto convocados por el Frente en Defensa de la Tierra del lugar cuya lucha heroica data de más de una década defendiendo sus tierras contra el megaproyecto de un nuevo aeropuerto para la megalópolis del valle de México. Entre los participantes se encontraban representantes de poblaciones que defendían sus territorios de los proyectos depredadores de minería a cielo abierto, gasoductos, terminales eléctricas, aeropuertos, despojos de empresas petroleras y gaseras.

Convocado por las normales rurales se reunirán cientos de organizaciones campesinas, sindicales, estudiantiles y de pobladores en general en el Congreso Social de Ayotzinapa, Guerrero los días 30 y 31 de agosto para discutir variados temas entre los cuales la cuestión de la convocatoria de una Asamblea Constituyente.

Son jalones de organizaciones, promesas de combates, expresiones de un movimiento social que va madurando a un ritmo cada vez más acelerado para ponerse a tono con la velocidad de la crisis que está precipitando a México a una cita fundamental de su historia en este inicio del siglo XXI, exactamente en las fechas en que se celebra el centenario de los triunfos más significativos de los ejércitos plebeyos de Villa y Zapata en la Revolución mexicana.

Manuel Aguilar Mora, historiador y profesor de la UACM, es militante de la Liga de Unidad Socialista (LUS) de México.

Madera, 27 de agosto 2014

Abstención electoral y auge huelguístico en El Salvador de 1978

Abstención electoral y auge huelguístico en El Salvador de 1978 Por Roberto Pineda 27 de agosto de 2014

A principios de 1978 los partidos aglutinados en la Unión Nacional Opositora, UNO, (PDC, MNR y UDN) decidieron abstenerse de participar en las elecciones legislativas y municipales de marzo de ese año, mientras en las calles se desarrollaba un amplio movimiento huelguístico que reflejaba la profunda crisis política que vivía el país. Por otra parte, el régimen militar se lanzaba por el camino de la represión para detener el auge de las luchas populares. A continuación exploramos esa explosiva situación desde la perspectiva de los comunistas salvadoreños.

Actualidad política de El Salvador y la Abstención Electoral de la UNO

En el número 98 de Voz Popular, de la segunda semana de febrero de 1978, se evalúa la situación política del país. Se considera “que sigue pendiente de solución la crisis política estallada en febrero-marzo de 1972, cuando la dictadura militar derechista y su partido apéndice perdió el 20 de febrero la elección presidencial y, para sobrevivir, impuso a su candidato derrotado, Coronel Arturo Armando Molina, dando origen a un agudo repudio popular y al descontento en las filas castrenses que desembocará en la rebelión frustrada del 25 de marzo de 1972.”

Plantea que “en la base de la crisis política irresoluta hay una crisis estructural, también pendiente de solución, cuyo estallido se expresó en las agudas contradicciones surgidas en el Mercado Común Centroamericano, la guerra contra Honduras en 1969 y la ruptura total del MERCOMUN, con la paralización consiguiente del proceso industrializador, que hasta 1968 avanzaba con dinamismo.”

Argumenta que “entre julio de 1976 y julio de 1977 se vivió un año de extraordinaria actividad y significación política, durante el cual las diversas y contrapuestas fuerzas sociales intentaron sin conseguirlo, abrir la salida que cada una de ellas propugna para la crisis estructural y política que sufre El Salvador.”

Se hace una reseña del periodo señalado afirmando que entre julio y septiembre de 1976 ocurrió el “intento del gobierno de Molina de poner en marcha una salida reformista, burguesa, limitada y pro-imperialista, alrededor de la “Transformación Agraria” y su Primer Proyecto. Una vez que la oligarquía arrodilló a Molina y tiró al cesto de la basura la “transformación agraria” se unió, junto con casi toda la burguesía, alrededor de la candidatura presidencial del General Carlos Humberto Romero, para empujar hacia la vía fascista.”

Entre octubre de 1976 y el 28 de febrero de 1977 se da el “intento de abrir la salida democrática popular encabezada por la UNO, utilizando la campaña electoral y las elecciones para poner en pie de lucha a las grandes mayorías trabajadoras y amplios sectores de las capas medias, concertar un pacto con los militares demócratas y elevar el proceso de lucha a niveles decisivos. Este intento culminó con la derrota de sus metas máximas en la masacre del 28 de febrero, que cortó la huelga general política progresiva que estaba en desarrollo, aunque no sus metas mínimas: poner en pie de lucha al pueblo, extremar la polarización entre el pueblo y fascistas…”

Entre la masacre del 28 de febrero y la toma de posesión de la presidencia por el General Romero el 1ro. de julio se da el “intento el gobierno de Molina, para entonces totalmente bajo el control de Romero y su grupo dominante en el Alto Mando de culminar la apertura de la vía fascista de salida a la crisis, para lo cual se empeño furiosamente en un esfuerzo por aplastar al movimiento popular, destruyendo sus organizaciones sociales y políticas, agrediendo a la Iglesia para obligarla a renunciar a su orientación comprometida con el pueblo y quebrantando la moral combativa de las masas.”

“Ninguno de estos tres intentos- evalúa Voz Popular- de abrir una salida a la crisis política y estructural alcanzó el éxito total, pero su forcejeo produjo cambios imborrables en el proceso histórico-político de nuestro país, tanto en lo nacional como en su contexto internacional.”

“Hay hasta ahora cierto punto de empate, en el que los fascistas conservan a su favor las ventajas del poder y las utilizan para proseguir la represión bajo formas selectivas. El peligro de que los fascistas asesten su gran zarpazo e instauren su dictadura total continúa, por tanto, siendo muy grave y este peligro en realidad solo puede conjurarse infligiéndoles una derrota que quiebre profunda e irreparablemente sus fuerzas que le dan sustento.”

Subraya que “dentro de las maniobras actuales de enmascaramiento que realizan los fascistas, juega un papel destacado la farsa electoral convocada para marzo. El gobierno de Romero insiste así en su empeño por modificar su apariencia sin hacer concesiones reales que configuren una apertura democrática, que de antemano sabe será propicia para el fortalecimiento del movimiento popular.”

Analiza que la reciente visita del Secretario de Estado Adjunto para Asuntos Interamericanos, Terence Todman, fue “un consciente y evidente esfuerzo por limpiar la cara del gobierno de Romero ante la opinión internacional, demostrando que Washington se siente complacido. Ello fue un éxito para la maniobra de los fascistas salvadoreños; pero a la vez, la conducta de Todman permite al pueblo salvadoreño constatar en su propio pellejo el doblez de la política Carter y lo previene de no forjarse ilusiones con ella.”

Establece que “la decisión de no concurrir a las elecciones de marzo adoptada por los tres partidos de la UNO, es una decisión justa que permite frustrar la maniobra de encubrimiento internacional y división de las fuerzas democráticas, pero ella se convertira en un factor verdaderamente anti-fascista , solo si pasa de la actitud de mera abstención al despliegue de una vigorosa ofensiva de movilización, orientada a desvirtuar nacional e internacionalmente, la validez moral y política de la farsa electoral que el régimen se dispone a realizar en marzo.”

Sostiene que “lo más importante de la decisión de no concurrir a las elecciones de marzo está, pues, en que ella lleva en sí la posibilidad de originar una nueva ofensiva popular y de imponer al régimen la batalla en otro terreno: en el de la lucha por la libertad de los presos políticos, “desaparecidos”, el cese de la represión y la tortura, el retorno de los exiliados, la Autonomía de la Universidad, el cese de la hostilidad contra la iglesia y el retorno de los sacerdotes expulsados del país, el respeto a los derechos sindicales y de las demás organizaciones populares, el respeto al libre ejercicio de las libertades y garantías democráticas fundamentales, la derogatoria de la Ley de Defensa y Garantía del Orden Público y demás legislación represiva inconstitucional; la depuración de los cuerpos de seguridad, el saneamiento del sistema electoral para garantizar el derecho soberano del pueblo a elegir libremente a sus gobernantes, etc.”

Concluye que “este terreno es el más desfavorable para el gobierno de Romero, permite avanzar hacia la unidad de las fuerzas populares y hacia la coordinación de sus acciones; permite asimismo frustrar el operativo de encubrimiento de los fascistas y estimular la solidaridad internacional a favor de nuestra lucha, tomar la defensa de los derechos humanos en las propias manos del pueblo y curarnos de ilusiones en una supuesta protección paternal del gobierno de Carter, que puede causarnos un daño fatal si nos induce a confiarnos y bajar la guardia, mientras socava la unidad de las fuerzas democráticas, principal escudo actual del pueblo salvadoreño.”

En pleno desarrollo movimiento huelguístico

Se encontraban en huelga a principios de 1978 los trabajadores de la Fábrica “María Pía”, protestando por despidos injustificados y 279 panaderías de COMAPAN, exigiendo un aumento salarial. Ambas huelgas eran conducidas por la central sindical FESTIAVTSCES. Asimismo más de 200 trabajadores de la fabrica CONELCA, de la central sindical FESINCONTRANS. Y también en el Beneficio San Lorenzo, en Santa Ana, donde la patronal se negaba a negociar reformas al contrato colectivo. Estos trabajadores aglutinados en el Sindicato de la Industrial del Café, SICAFE, estaban afiliados a FENASTRAS:

Y el principal conflicto huelguístico se localizaba en Sonsonate, donde cerca de mil trabajadores organizados en FENASTRAS, del Central Azucarero Izalco, propiedad de la familia oligárquica Regalado Dueñas, exigían el pago de horas extras y otras demandas. Al nomás declarar la huelga fueron objeto de represión por parte de efectivos de la Guardia Nacional, los cuales golpearon y capturaron a 19 trabajadores, los cuales fueron luego encarcelados y se les acuso de actos terroristas aplicándoseles la Ley de Defensa del Orden Público.

Por otra parte, los partidos UDN, PDC y MNR, que integran la UNO denunciaron que el 2 de febrero no se les permitió por parte de efectivos del ejército y los cuerpos de seguridad, la realización en la Plaza Libertad de un mitin en solidaridad con lucha del pueblo nicaragüense, en su lucha por liberarse de la dictadura de Anastacio Somoza.

Necesaria unidad y coordinación de fuerzas democráticas

En el número 99 de Voz Popular de finales de febrero de 1978 se analiza el paso del Gobierno del General Romero a una nueva ofensiva represiva, ya que “la huelga del ingenio azucarero Izalco fue agredida antes de las 24 horas de iniciada, por medio de un espectacular operativo de la Guardia Nacional durante el cual realizó decenas de capturas, apoyada por un ruidoso coro propagandístico previamente concertado.”

Asimismo “los mítines convocados por los partidos de la UNO y la CUTS para el 2 y 3 de febrero respectivamente, con el objeto de expresar solidaridad hacia el hermano pueblo nicaragüense, fueron impedidos por los cuerpos de seguridad, ocupando por anticipado la Plaza Libertad y demás plazas de la capital.”

Por otra parte “se ha incrementado fuertemente el número de enjuiciados bajo los términos de la inconstitucional “Ley de Defensa y Garantí del Orden Público” promulgada a fines del año pasado…Aplicando esta ley, violatoria de los derechos y libertades individuales, el gobierno pretende dar apariencia legal a la represión ante la opinión pública nacional y extranjera.”

Considera que “la decisión del régimen es, no permitir que se mueva le ambiente político ni moverlo por propia iniciativa, imponer la inmovilidad y el silencio militarizado para que en la escena nacional únicamente declame y actúe el gobierno, mientras la represión encubierta y selectiva cumple su misión de silenciador final.”

Por lo que “los fascistas están de este modo pasando a la ofensiva, tratan de romper del todo el freno que les puso la lucha popular y la solidaridad internacional el año pasado, y volver a la galopante carrera hacia la instauración de su dictadura desplegada.”

Precisa que existen dos factores que explican este accionar gubernamental. El primero que “durante su reciente visita a El Salvador, el Sub-secretario de estado para Asuntos interamericanos, Terence Todman, dio al gobierno de Romero la seguridad del respaldo de Washington” y el segundo “la facilidad con que ha conseguido impedir las concentraciones de los partidos y otras organizaciones, asestar golpes al movimiento huelguístico de los trabajadores, a las tomas de tierras campesinas, y aplicar con creciente ritmo la ley de orden público.”

“Esta facilidad se deriva- considera la VP- en parte, del retraso de las organizaciones en modificar los métodos de la lucha de masas, mientras el gobierno mejora los suyos; pero, fundamentalmente, es la consecuencia de la división en las filas de la izquierda, de la insistencia de algunas de sus fracciones en lanzarse solos a combates improvisados y aislados, subestimando al enemigo y llevados del ciego deseo de “hegemonizar.”

Reitera que “una vez más repetimos nosotros, ha llegado la hora para el entendimiento de la izquierda, es necesario, urgente concertar al menos la unidad de acción de la izquierda y, más ampliamente, coordinar el esfuerzo de todas las fuerzas democráticas y opuestas al fascismo.”

Concluye que “la nueva ofensiva que están iniciando los fascistas con el respaldo vergonzante de Washington, debe ser frenada y derrotada. Esta es una tarea de importancia incalculable para el movimiento popular en su conjunto y también para cada una de sus organizaciones; emprendámosla juntos, compañeros y amigos.”

Fortalezcamos la unidad contra el fascismo. En el 1er. Aniversario del 28 de Febrero. Manifiesto del Partido Comunista de El Salvador.

En el número 100 de Voz Popular de la segunda semana de marzo de 1978, aparece un extenso análisis de PCS en el que se plantea que “para tener una idea aproximada de lo que significó la vasta movilización política de masas de la campaña electoral de la UNO conviene conocer los siguientes hechos: más de 250 mítines de plaza pública con participación de uno o los dos candidatos, más de 400 sin la participación de los candidatos; cientos de asambleas obreras, de vecinos, de mujeres, de jóvenes, etc.”

“A lo extraordinariamente multitudinario de esa movilización –indica- es necesario señalar su amplia composición social, política e ideológica: desde al clase obrera, las masas trabajadoras del campo, hasta mayoritarios sectores de las capas medias, incluidas pequeñas fracciones muy acomodadas de las misma, e incluso a algunos segmentos burgueses; desde los comunistas, los socialdemócratas, los cristianos, los religiosos, los ateos, hasta grupos y elementos simplemente demócratas constitucionalistas, revistiendo particular importancia la participación activa o de apoyo de sectores democráticos de los militares.”

Señala que “el hecho de que ese movimiento no alcanzara la victoria a pesar de su empeño, planta indiscutiblemente para las grandes masas, para las fuerzas revolucionarias en particular, el problema de abrirse una ruta eficaz hacia el poder, ruta que será siempre de masas, una ruta para la acción histórica del pueblo mismo.”

Considera que “solo llevando a término consecuente la revolución democrática anti-imperialista, pude abrirse la entrada a una transformación revolucionaria más profunda, la entrada a la sociedad socialista y comunista, lo cual ha sido confirmado hoy por al experiencia histórica viva de la lucha de clases en nuestro país. No existe ningún abismo o muralla entre la revolución democrática anti-imperialista y la socialista, y que como lo ilustra la experiencia cubana, la realización consecuente de la primera, bajo al dirección de una vanguardia firme, conduce hacia la segunda prácticamente sin interrupciones.”

Subraya que “la clave está en el derrumbe del viejo poder reaccionario, la destrucción de su aparato político-militar, comprometido con la oligarquía y el imperialismo, señalando que l primera condición a cumplir para conquistar el poder (aunque no la única) es la de contar con fuerzas suficientes y superiores.”

Reconoce el manifiesto del PCS que “las FPL y el BPR, independientemente del desacuerdo con fundamentales tesis de su línea y aspectos concretos de algunas de sus acciones, realizaron bajo las condiciones duras del Estado de Sitio, un valiente y sustancial aporte para mantener en pie, elevar la movilización y combatividad de las masas. De igual manera, el FAPU también hizo importantes contribuciones a este esfuerzo común para todo el movimiento popular.”

Pero a la vez señala que “estas organizaciones se lanzaron a realizar sus acciones llevando adelante al mismo tiempo una intensa campaña de desprestigio contra el PCS, contra la UNO y otras organizaciones. En esta campaña han incurrido en el error de emplear mentiras y calumnias, en el afán de negar el carácter revolucionario del PCS haciendo, asimismo, todo lo posible para rebajar la importancia y la significación de la jornada electoral, de la huelga política y de la multifacética lucha que rodeó a esta, sin explicar entonces ni ahora, a la clase obrera y el pueblo en general, por qué se mantuvieron ellos pasivos, por qué no apoyaron la huelga Política.”

Concluye el manifiesto del PCS que “quedo demostrado que cuando el movimiento popular emprende una ofensiva de gran envergadura, que pone en peligro el poder establecido, es necesario preveer que la contra-revolución pondrá en tensión sus fuerzas y lanzará un ataque concentrado para cortar dicha ofensiva.”
La política de Carter: apariencias y realidades

En el numero 99 de Voz Popular inicia un esfuerzo por comprender los cambios en la política exterior de Estados Unidos provocados por la llegada del sureño bautista James Earl Carter y su política de derechos humanos. Considera esta tarea de “urgencia actual” por “las ilusiones y la confusión que ella tiende a propiciar entre los cuerpos dirigentes de las organizaciones democráticas y aún entre las masas, puede causar un grave daño a la causa de la emancipación latinoamericana.”

Agrega que “la política Carter es un intento de hacer reajustes en la posición de los EE.UU. ante el mundo actual y en la posición de la burguesía norteamericana y de su sistema político ante el pueblo de su propio país; es un intento de absorber las apremiantes presiones surgidas de la crisis del imperialismo yanqui, la cual constituye el núcleo principal y decisivo de la crisis general del sistema capitalista como formación económico-social histórica, cuando se encuentra muy avanzado el proceso de su reemplazo a escala mundial por una formación económico-social superior, el socialismo.”

“La política Carter –señala- es una modificación obligada en la política de los EE. UU. como consecuencia e la tremenda derrota sufrida por el imperialismo yanqui en Vietnam, expresión cimera de tantas otras derrotas sufridas por él durante las últimas décadas en todos los continentes; es una consecuencia del escándalo de Watergate y el derrumbe de Nixon, expresión aguda de un avanzado proceso de crisis y corrupción del sistema político de los Estados Unidos.”

Considera que “la orientación del gobierno Carter hacia América Latina no es compartida unánimemente por todos los centros de poder de Estados Unidos, ni tampoco es aceptada unánimemente pro las clases dominantes y centros de poder en todos los países latinoamericanos y caribeños. Es por eso, que la política Carter hacia nuestra región comporta la estimulación de ciertas contradicciones dentro del campo de fuerzas enemigas de los pueblos, que deben ser estudiadas a fondo y en concreto, sin exagerarlas ni minimizarlas, ni ilusionarse con que ellas, por sí solas, regalaran la victoria de la causa popular democráticas en nuestros países.”

No obstante “la esencia de la política de los Estados Unidos hacia el mundo y hacia América Latina, continúa siendo la misma, no ha cambiado. La política Carter es también política del imperialismo yanqui, el cual no ha dejado de existir, ni mucho menos, por la llegada de un nuevo equipo de hombres a la Casa Blanca. Esta es una verdad que no conviene olvidar en ningún instante. Se trata siempre de la política del imperialismo: hegemonista, explotadora de los pueblos y de sus riquezas naturales, causante del subdesarrollo, contra-revolucionaria, opuesta ala liberación y la autodeterminación nacional en el tercer mundo.”

En términos generales se evalúa que la política Carter “esta orientada fundamentalmente contra la Unión Soviética y la comunidad socialista internacional” bajo tres aspectos “la agitación d la defensa de los derechos humanos; la atracción de la República Popular China hacia la unidad de acción antisoviètica y los esfuerzos por realizar una política de atracción o neutralización de las fuerzas democráticas e incluso avanzadas en los países del “tercer mundo”, incluidos los de América Latina.

Analiza que “ciertos sectores de la gran burguesía monopolista de los Estados Unidos vinculados ala producción de mercancías para el consumo pacífico y sus correspondientes círculos políticos, se muestran partidarios de la distensión , ya que están interesados en aprovechar sus consecuencias a favor de una creciente liberalización del comercio con el mundo socialista y en lograr la descarga de los consumidores norteamericano de buena parte de los impuestos que hoy pagan para sostener el gigantesco presupuesto militar , favoreciendo así la expansión de sus ventas de mercancías civiles.”

Pero por otra parte “el gigantesco sector industrial-militar de la economía de EE.UU. necesita de la carrera armamentista como el cuerpo humano necesita de oxigeno. Los intereses monopolistas de este sector se encuentran fundidos con el Estado; a ellos obedece el Pentágono y constituye por eso uno de los centro de poder y decisión más fuertes de ese país. Todo ellos nos indica que no deben subestimarse las tendencias anti-disensión de la actual política de Washington, que viene encubiertas tras los desplantes moralistas de Carter.”

Nuestra polémica con la ultraizquierda

En un interesantísimo balance desde el PCS de la situación de la izquierda salvadoreña, con la cual en diciembre de 1979 cristalizaría el primer acuerdo unitario, que concluiría en octubre de 1980 con la creación del FMLN, se considera que “hace exactamente tres años (enero de 1975) –se plantea en la Voz Popular 100- iniciamos desde estas páginas, de manera sistematizada, nuestra polémica ideológica con las organizaciones ultraizquierdistas existentes entonces en el país.”

“Después de ese tiempo –continúa el análisis de VP- transcurrido y de esa acción, que muchos al principio no entendieron en su dimensión positiva, constatamos unas modificaciones, tanto en la situación orgánica de esos agrupamientos como en sus concepciones y opiniones acerca de problemas estratégicos y tácticos de la revolución en El Salvador.”

Opina que “se aprecia también –aunque muy débilmente todavía- la posibilidad de comenzar a caminar hacia el entendimiento de las fuerzas de izquierda, cuestión por la que hemos abogado persistentemente, aún en lo más enconado de nuestra polémica con esas desviaciones en el movimiento revolucionario del país.”

Agrega que “estas modificaciones de que hablamos son las siguientes: han ocurrido divisiones internas y desgarramientos en las fila de algunas de estas organizaciones, lo que ha conducido a la formación de otro agrupamientos ultraizquiedistas, aumentándose su “especie” por efecto de su propia atomización; algunas han revisado sus postulados (entonces tenidos como divinamente correctos) que partían de organizar a las masas en dependencia de lo que los revolucionarios consideraran como correcto, y a partir de las formas que el enfoque de tal organización lo necesitara, y no a partir del nivel de su conciencia y de las condiciones concretas en que estas se desarrollan.”

Se registra que “hay cambios de enfoque (sin reconocerlo autocráticamente, entonos los casos) sobre el papel que juegan las fuerzas democráticas del país y su contribución a la lucha de nuestro pueblo en contra del régimen militar opresor.”

Indica que “se ha llegado a la aceptación –unos más, otros menos- de que en este periodo de la vida política del país, el enemigo principal de nuestro pueblo y el objetivo a vencer por el movimiento popular y revolucionario son los fascistas, aunque no se hagan esfuerzos consecuentes por darle forma coordinada, por lo menos, a las luchas que se desprenden del reconocimiento de aquella verdad.”

Establece que “algunos han sometido a crítica sus enfoques militaristas y dogmáticos, en lo que se refiere a las formas de lucha (por lo que se lee en sus documentos) lo cual no es otra cosa que el reconocimiento de un error que señaláramos oportunamente: la deificación que se ha venido haciendo de las formas armadas de lucha.”

Agrega que “hay también otros reconocimientos no menos importantes: aunque no todos los que los hacen sen honestos y consecuentes (caso del FAPU), como por ejemplo: el de sostener que es necesaria la unida de las fuerzas democráticas y de las revolucionarias; el de aceptar que ninguna organización revolucionaria por separado puede hacer avanzar el proceso revolucionario de los niveles que ya ha alcanzado; el llamar a deponer actitudes vanguardistas y hegemónicas, etc.”

Evalúa que “esas modificaciones que se aprecian en el seno de los agrupamientos ultra-izquierdistas, ni son unánimes, ni totalmente conscientes, pero al fin de cuentas, son hechos que no pueden dejar de registrarse, si queremos sacar algunas enseñanzas del periodo transcurrido, pero sobretodo, si queremos descubrir el sentido positivo que contienen para la lucha de nuestro pueblo y de la clase obrera en el proceso revolucionario del país.”

Sostiene que estos hechos “son, por otra parte, producto de la práctica política concreta en la que hemos estado; de la confrontación de los esquemas en la realidad del país; de los resultados reales conseguidos y no de los inventados; del estado actual de la correlación política de fuerzas; de los aciertos y errores; y, en muchos casos, del deseo sincero de hacer avanzar la lucha de nuestro pueblo.”

Reconoce que “durante el periodo transcurrido, como no puede ser desmentido por nadie, se han logrado avances significativos en la lucha de nuestro pueblo por su liberación. Más sectores se han incorporado, mucha fuerza política hemos logrado poner en pie, se han utilizado diversas formas de lucha, pero todavía el pueblo no ha podido derrotar a la dictadura militar derechista, ni contener totalmente a los fascistas, aunque si les ha dificultado y entorpecido sus proyectos de fascistización rápida del país.”

Considera que “un elemento significativo y muy valioso en este sentido, lo constituye la lucha de las fuerzas democráticas del país, encabezadas por la UNO (el movimiento popular más amplio y totalizador en este periodo), que ha venido a desarrollar la conciencia popular de lucha por el poder político para desalojar de él a las fuerzas oligárquicas e imperialistas que lo han venido detentando. Se trata, pues de un periodo de lucha intensa de nuestro pueblo y e sus organizaciones que ay comienza a dar sus frutos.”

Precisa que “es en este marco objetivo que nosotros vemos la posibilidad de comenzar a caminar en el entendimiento de las fuerzas de izquierda, aunque el horizonte se vea aun nublado por la conducta concreta mostrada en la práctica por algunas de esas organizaciones.”

Argumenta que “a esa posibilidad de entendimiento de la izquierda, todo revolucionario sincero debe salirle al encuentro, pues la revolución en El Salvador se hará a condición de que se unifiquen las fuerzas revolucionarias de izquierda y democráticas, en el objetivo común de derrotar al régimen oligárquico e imperialista, y para dar origen a nuevas relaciones de producción transitorias, y a una correlación de fuerzas políticas poderosas, necesaria para preparar el paso al socialismo.”

No obstante esto, estima que “esta actitud realmente revolucionaria que demandamos, no presupone que cese la lucha ideológica , al contrario, creemos que debe no solo realizarse, sino incluso intensificarse en momentos como el presente, en el que todos debemos respondernos a la interrogante, no teórica, sino real, de como hacer avanzar el proceso.”

“Pero además, – continua el artículo de VP- para ser consecuentes, también debe obrarse hacia la búsqueda de coincidencias y ala concertación franca y honesta de esfuerzos n el terreno práctico de la acción, a fin de avanzar en el conocimiento mutuo, la solidaridad y el encauzamiento, cada vez con menos prejuicios, de la lucha ideológica.”

Insiste en que “de nuestra parte, hemos dado muestras de es conducta y a seguiremos ofreciendo, pues estamos convencidos de su justeza y corrección. No hay otro camino para conseguir el cumplimiento de esa tara estratégica de al revolución.”

Concluye que “fieles a esa posición y como contribución al debate ideológico en el seno del movimiento revolucionario, nosotros abrimos de nuevo, con el presente número, la columna cuyo titular encabeza esta nota: Nuestra Polémica con la Ultraizquierda., en la cual procuraremos recoger las modificaciones en el terreno de sus concepciones y de su praxis que han sufrido las organizaciones ultraizquierdistas, conscientes de que esa polémica está situada actualmente en una fase nueva.”

Marxismo y mundo agrario. Introducción al Cuaderno Kovalevsky

MARXISMO Y MUNDO AGRARIO. INTRODUCCIÓN AL CUADERNO KOVALEVSKY
Álvaro García Linera

En septiembre de 1879, Kovalevsky, un historiador ruso, regaló a Marx el libro que él había escrito titulado Obshchinnoe Zemlevladenie. Marx, que por esos años venía estudiando materiales sobre la existencia de las comunidades campesinas en particular y, en general, materiales sobre las relaciones agrarias para la redacción del volumen III de El capital, no tardó mucho tiempo en incluir en sus lecturas esta obra de Kovalevsky. Como resultado de su lectura, Marx redactó, entre notas, comentarios y transcripciones, más de ochenta páginas de uno de sus cuadernos que después de su muerte, junto con otros, fueron a parar al Instituto Internacional de Historia Social de Holanda [1], con la numeración B140.

Al igual que otros materiales valiosísimos de esos años, que contienen el enriquecimiento del pensamiento de Marx sobre las sociedades agrarias, el Cuaderno Kovalevsky hasta ahora no ha sido publicado en las obras completas de Marx y Engels en alemán, y menos aún ha sido traducido al castellano. La primera publicación parcial de estas notas de Marx se realizó en ruso, en revistas especializadas que solamente dieron a conocer algunos capítulos [2]. Posteriormente, en 1975, el antropólogo Krader publicó la mayor parte de este cuaderno en inglés, pero aun así esta publicación es incompleta, porque faltan las notas de Marx a los capítulos I y II del libro de Kovalevsky, que según Krader tampoco han sido publicadas, al menos hasta 1975, ni en alemán ni en ruso.

Kovalevsky y Marx

La obra de Kovalevsky está dividida en tres partes. La primera trata acerca de la propiedad en las culturas de caza y pesca en el nuevo mundo y sobre las formas de control de la tierra por los españoles en las partes conquistadas de América. Lamentablemente esta parte, que quizás hubiera sido la de mayor interés para nosotros, no fue publicada por Krader.

La segunda trata de la cuestión de la tierra en la India durante la invasión inglesa y, anteriormente, durante la invasión de otros pueblos asiáticos. La tercera parte trata igualmente de las relaciones de propiedad de la tierra en Argelia bajo el dominio de los árabes y luego de los franceses.

De esta obra, Marx ha de tomar principalmente numerosos datos y referencias para comprender mejor la historia de esos pueblos, pero en particular ha de tomar nota favorablemente de una serie de argumentos desarrollados por Kovalevsky, que de algún modo enlazan con posiciones anteriormente sostenidas por Marx. Éste es el caso de los argumentos desarrollados por Kovalevsky acerca de la existencia de la “propiedad” comunal de la tierra en los momentos iniciales del surgimiento de la organización social de los hombres, la asociación comunitaria del trabajo agrícola desde los momentos mismos en que los grupos humanos comenzaron a establecerse permanentemente en zonas fijas. Asimismo, Kovalevsky también desarrolló y mostró claramente cómo es que las acciones de España, Francia e Inglaterra durante la invasión y la colonización de los pueblos americanos, indios y argelinos destruyeron, o al menos hicieron los esfuerzos al alcance de su visión histórica, para desarticular las relaciones comunales ancestrales sobre la tierra a escala social. Estas ideas Marx ya las había anticipado con anterioridad, en particular respecto a la India, desde 1853, en sus artículos periodísticos.

Si bien Marx coincidió con estas apreciaciones de Kovalevsky –y con otras como ser la posibilidad de la continuidad de la comunidad por caminos propios si no hubiera intervenido la colonización, etcétera– en muchas otras partes somete a crítica las posiciones de Kovalevsky y desarrolla por cuenta propia y en contraposición a él sus ideas. Así, por ejemplo, Marx desarrolló –en contraposición a Kovalevsky, que veía en la “conciencia” una de las causas de la división del clan– el estudio de las condiciones materiales objetivas que empujaron en realidad a tal división. Asimismo, Marx rechaza las apreciaciones de Kovalevsky sobre unas supuestas “tendencias” a la individualización de la propiedad de la tierra comunal y señala, por su parte, el surgimiento de las tendencias a la disolución de la comunidad original, en términos de la autonomización de la autoridad frente a la comunidad y a las diversas fuerzas de control de la posesión comunal sobre las tierras que van estableciendo e imponiendo.

En sus notas, Marx a la vez continúa tratando, de una manera novedosa y sumamente enriquecedora, el problema de la distinción entre posesión y propiedad de la tierra. Ya en 1857-1858 [3]; intentó precisar en sucesivas definiciones el significado de “propiedad” comunal y estatal, y de posesión individual en sociedades agrarias donde no existe supuestamente propiedad privada de la tierra. En el Cuaderno Kovalevsky, esta distinción se hace más tajante, por cuanto Marx da cuenta de la imposibilidad de aplicar el mismo concepto de “propiedad” usado para Europa, para estudiar sociedades en donde la tierra no puede ser alienada (vendida). Cambiando sistemáticamente los títulos de Kovalevsky donde se habla de “propiedad” por el de “posesión”, Marx preferiría hablar de la comunidad como “dueña” de las tierras y de los individuos trabajadores como “poseedores” de ella. Por último, otra de las críticas más sustanciales e importantes de Marx a Kovalevsky será el rechazo continuo del primero al intento de Kovalevsky de aplicar la teoría del feudalismo europeo al desarrollo histórico de la India. Marx no sólo ironizará con el descubrimiento de supuestos “feudalismos” que Kovalevsky querrá ver tras la colonización inglesa y la invasión turca a la India, sino que también se opondrá a sus intentos de aplicar fácilmente los esquemas interpretativos válidos para Europa Occidental a una sociedad totalmente distinta y marcará la necesidad de entender, a partir de categorías “indias”, el desarrollo histórico de esa sociedad. Posteriormente trataremos este punto un poco más.

La importancia del Cuaderno Kovalevsky

Las notas de Marx a Kovalevsky, forjadas en el mismo ámbito de preocupaciones y enriquecimiento del pensamiento de Marx de los Cuadernos etnológicos, presentan la misma importancia que habíamos señalado para ellos.

En primer lugar, reafirman y desarrollan la concepción de Marx sobre el contenido “multilineal” de la historia que precede al capitalismo, o mejor, semejante a la de un espacio continuo y orientado, en donde el devenir de los pueblos iniciado en un punto común –la comunidad primordial– ha avanzado por múltiples y distintos caminos hasta un momento en que el curso de uno de ellos, el desarrollo capitalista, comienza a subordinar al resto de cursos históricos a sus fines, disgregándolos, sometiéndolos e imponiéndoles a su propio devenir. Diversos cursos no capitalistas de la historia, empujados y obligados ahora a ser parte integrante de un solo devenir histórico capitalista. Pero, en tanto se mantenga esta lucha contra la imposición capitalista, aún no realizada plenamente (existencia de trabajadores comunitarios del campo) y por las propias tendencias de su realización consumada (existencia del proletariado), abren la posibilidad de continuidad, en condiciones nuevas, de los cursos históricos comunitarios no capitalistas, pero ahora como integrantes impulsores de un nuevo camino histórico: el comunismo, que representa, en parte, la continuidad con la antigua trayectoria no capitalista, pero también su superación, porque la nueva comunidad estará marcada por las guerras anticapitalistas que ayudaron a derrotar, tanto a las fuerzas capitalistas, como a las antiguas fuerzas internas que la empujaban a su disolución.

Marx, en sus notas, al rechazar frontalmente los intentos de caracterización feudal de la historia socioeconómica de India y Argelia, explícitamente está rechazando, a la vez, no sólo la concepción evolucionista de Kovalevsky –heredada de Maine– sino que también está enfrentando todo tipo de visión mecánica y lineal de la Historia, según la cual todos los pueblos del mundo tendrían que recorrer caminos similares a los de Europa. Marx, al no aceptar esta concepción, al burlarse de ella y rechazar el uso de categorías propias para el conocimiento de Europa, pero erróneas para el entendimiento de otras sociedades cuyo curso histórico es distinto, nos está indicando la imposibilidad para el pensamiento revolucionario de encajar o rellenar a la fuerza la realidad en esquemas abstractos. Y nos muestra, en cambio, que todo conocimiento científico de la realidad debe hacer emerger del estudio de sus propias condiciones reales, las posibilidades de similitud con otras realidades o sus diferencias.

Esta concepción marxista de la diversidad del desarrollo histórico de los pueblos del mundo y su oposición a trazar caminos progresivos y obligados de historia, ciertamente es ya una continuación de las ideas expresadas por Marx en la redacción de El capital, sobre las sociedades agrarias antiguas y, en particular, de los razonamientos desarrollados en los Grundrisse sobre las diversas sociedades que se desarrollaron sobre la base de la comunidad originaria, como la formación económica social eslava, germánica, asiática, etcétera. En conjunto vemos, pues, en Marx, una concepción del desarrollo histórico que difiere antagónicamente de los esquemas linealistas –y en ocasiones con rasgos racistas– con que representantes de la Segunda Internacional caracterizaron el desarrollo histórico [4], y que luego fueron continuados por Stalin en su famoso texto Materialismo dialéctico, materialismo histórico y por todos los manuales de “divulgación” marxista. Según éstos, la historia conoce cinco modos de producción progresivos que todos los pueblos habrían tenido que atravesar invariablemente: comunidad primitiva, esclavismo, feudalismo, capitalismo y socialismo [5].

**El concepto usado por Marx, para referirse a la clasificación de sociedades históricas, es el de modo de producción. En el análisis de un modo de producción, la constante es el trabajo, y la variable, la relación social que encierra al trabajo. En el contexto de un modo de producción, no existe una sola relación social en torno del trabajo, sino múltiples. Es la relación social dominante la que permite distinguir un modo de producción de otro, como sociedad total. Marx aclaró este punto, en varias partes de su trabajo; pero en donde lo hizo con mayor claridad fue cuando protestó por la simplificación a la que Mijailowsky quería llevar al marxismo. Según Mijailowsky, “el sistema filosófico de Marx” afirmaba que Rusia debería pasar, como cualquier otra sociedad, por el periodo capitalista, como una necesidad histórica. La respuesta de Marx es la siguiente:

“Quiere transformar mi explicación de los orígenes de capitalismo en Europa Occidental en una teoría histórico-filosófica de un movimiento universal necesariamente impuesto a todos los pueblos, cualesquiera que sean las circunstancias en que se encuentren, y que desembocará, en última instancia, en un sistema económico donde el enorme incremento de la productividad del trabajo social permitirá el desarrollo armónico del hombre. Debo protestar por esto. Me hace un gran honor; pero a la vez me desacredita. Tomemos un ejemplo. En El capital me refiero, en diversas ocasiones, al destino de los plebeyos en la Roma antigua. Al principio, eran campesinos independientes que cultivaban sus propias tierras. En el curso de la historia romana, fueron expropiados. El mismo proceso que los separó de sus medios de producción y subsistencia dio origen a la gran propiedad territorial y al gran capital, financiero. En un determinado momento había, pues, hombres libres privados de todo, excepción de su fuerza de trabajo, por un lado, y los propietarios de toda esta riqueza acumulada en condiciones de explotar el trabajo de aquéllos, por otro lado. Ahora bien, ¿qué ocurrió después? Los proletarios romanos no se convirtieron en asalariados, sino en una multitud ociosa, más abyecta todavía que los antiguos “blancos pobres” del sur de los Estados Unidos. Al margen de ellos, se desarrolló un sistema de producción que no era capitalista, sino basado en la esclavitud. Vemos, pues, que hechos muy parecidos, pero ocurridos en contextos históricos diferentes, produjeron resultados muy diversos. Podemos descubrir fácilmente la explicación de estos fenómenos si los estudiamos por separado, aunque nunca llegaremos a comprenderlos si confiamos en el pasaporte fácil de una teoría histórico-filosófica cuya principal cualidad consiste en ser suprahistórica”. [6]

Los planteamientos de Marx (vale la pena notar su fuerza y buen humor) contenidos en el documento transmito, aclaran varios puntos importantes. En primer lugar, el marxismo no es una filosofía de la historia que, cual fórmula mágica, explique la anatomía de la sociedad, de una vez por todas, y, además, válida para cualquier contexto histórico.**

Diametralmente opuestos a estos esquematismos reaccionarios, el pensamiento revolucionario de Marx avanzó, en cambio, en la comprensión de que la historia social había continuado a partir de un punto común inicial, la comunidad primordial, por múltiples vías de desarrollo, distintas de un pueblo a otro o de un continente a otro. Así, en su concepción, ya en los Grundrisse de 1857, Marx señala cuatro caminos distintos de transformación y desarrollo de la antigua comunidad original: la comunidad eslava, la comunidad germánica, la comunidad asiática o peruana que luego dio lugar al modo de producción asiático, y la comunidad antigua de donde surgió la sociedad esclavista europea [7]. Esta clasificación es inicial, ya que está dada en función del conocimiento restringido que para entonces tenía Marx sobre las sociedades no capitalistas [8]; y es parcial porque, por ejemplo, está ausente el tipo de sociedad que siguió a la comunidad primordial y antecedió al feudalismo en Japón [9]; o el carácter de las similitudes y diferencias entre la comunidad asiática y la comunidad prevaleciente en las regiones andinas durante el imperio incaico. Aunque en los Grundrisse ambas están bajo el denominativo de “Primera forma de propiedad de la tierra”, y algo similar aparece en el primer tomo de El capital [10]; en el tercer tomo redactado años después, la comunidad asiática es calificada como “forma artificial” [11] por estar constituida, en parte, por disposiciones desde el poder central, cosa que no encontró Marx en la India, aunque sí un poco en la comunidad rural rusa. Por estas diferencias y otras que seguramente Krader encontró en las notas de Marx sobre Kovalevsky en relación a América Latina (no publicadas hasta ahora) es que él, al hacer un balance de la concepción sobre el desarrollo histórico, ve que para Marx la comunidad precolombina en América constituye una vía distinta del desarrollo del modo de producción asiático, diferente del de la India, China, Argelia, Rusia, Medio Oriente y otros países.

Lo importante de todo esto, es la metodología usada por Marx al estudiar la historia de los pueblos bajo formas de producción no capitalistas comunitarias, que lejos de encajar –como hacen los pseudo-marxistas locales– la realidad en esquemas preestablecidos, lo que hace es desentrañar de esa realidad, su conocimiento y su caracterización. Y es de esa riqueza desde donde Marx va desentrañando la multilinealidad y diversidad de desarrollos históricos diferentes de Europa, América, Asia y África, y ha de encontrar en ello las tendencias comunistas de esas sociedades antiguas, que junto con las tendencias comunistas dentro del capitalismo, y precisamente por ellas, abren la posibilidad y la necesidad de la Revolución Comunista en el mundo.

Marx, que jamás intentó sacralizar los cinco modos de producción señalados en su introducción de 1859, en otros textos como los Grundrisse y luego en El capital, los Cuadernos Kovalevsky, los Cuadernos etnológicos, etc., señaló la existencia de otras posibles formas de producción distintas; tal es el caso de la comunidad incaica que para Marx, ni era esclavismo, ni feudalismo, ni es la comunidad primitiva, ni mucho menos un “semi-socialismo”, sino que fue señalada como una forma de desarrollo-disolución de la comunidad primordial que da paso a otra formación económico social basada en un nuevo tipo de comunidad en donde se conjugan una elevada división del trabajo, una forma de control comunal de la tierra, asociación para el trabajo junto al trabajo individual, unión de la manufactura y el trabajo agrícola, la existencia de un estado como personificación de la unidad de las comunidades, pero en cuyo seno han de manifestarse y desarrollarse diferencias sociales y relaciones de dominación, etcétera. Se trata entonces, de un modo de producción, estudiado por Marx en los Grundrisse, bajo el denominación inicial de forma comunitaria incaica, y luego en su forma desarrollada, generalizada como modo de producción asiático, que también podría haberse llamado inca, afro-asiático, etcétera [12]. Pero en todo caso se trata, para Marx, de un modo de producción diferente a las tonterías con que los pseudomarxistas intentaron clasificarlo.

Las notas de Marx a Kovalevsky, son ante esto, un riquísimo aporte que echa por tierra las repeticiones mecánicas, los acomodos inconsistentes con los que los supuestos marxistas han querido “entender” las relaciones agrarias en el país. Y decimos que las notas de Marx son un valiosísimo aporte porque nos muestran en vivo la metodología de Marx al estudiar una sociedad no capitalista comunitaria, en términos generales, caracterizada por Marx en los Grundrisse, como muy parecidos a los de la comunidad en el incario y, por otro, porque Marx estudia aquí lar repercusiones y el papel de las invasiones y colonizaciones que esas formas comunitarias asiáticas sufrieron en especial con los ingleses y que, bajo condiciones y resultados distintos, pero semejantes en su globalidad, también se dieron acá, en este continente, con la dominación española. Así, una de las mayores enseñanzas que este texto da, es la forma marxista de abordar la interpretación del desarrollo histórico de los pueblos comunitarios bajo procesos de colonización y dominio, no sólo por naciones extranjeras, sino esencialmente por formas de producción distintas. En particular, Marx rechaza que el único camino posible de salida, cuando un pueblo con una forma de producción distinta somete a otro, sea el de la imposición de la forma de producir de los dominantes sobre los dominados como en Irlanda [13]. En sus notas muestra, como ya lo hizo antes (en los Grundrisse), que los sometedores bien pueden dejar subsistir el antiguo modo de producción, sometiéndolo a tributos y ciertos cambios en las relaciones de distribución y control del excedente como hicieron los romanos, los turcos y los ingleses en sus colonias [14] y, como creemos nosotros, sucedió acá, en las comunidades altiplánicas al menos, en algunos casos, hasta el remate de las tierras comunales en los años ochenta del siglo XIX, y, en general, hasta la revolución de 1952.

En sus notas a Kovalesky, Marx aporta nuevas observaciones que nos ayudan a descalificar la aplicación directa de la teoría del feudalismo, al menos en la región altiplánica con existencia de comunidades durante la colonia y parte de la república. Así, Marx señala que la sola existencia de los beneficios en la entrega de tierras a personalidades o jefes militares de las fuerzas invasoras (Ikta en el caso de la India), para que éstos asuman el control de la producción y el cobro de impuestos a los originarios destinados al nuevo poder estatal, no prueba la existencia de feudalismo ya que esta forma también existió en Roma. Respecto al argumento de que la renta en trabajo sería una condición suficiente para hablar de feudalismo, Marx, en sus extractos, toma nota de las diversas formas de pago de tributo o impuestos de los trabajadores indios a los colonizadores, que varía del pago en dinero, en especie e incluso en trabajo en tierras estatales y servicios en el caso de Argelia; y seguidamente descarta que al conjunto de esta forma de control de la tierra y el trabajo agrícola implantado en la India y Argelia pueda llamársele feudalismo. De hecho, ya en El capital, Marx señaló la existencia de ciertas formas de servidumbre e incluso de esclavitud restringida en las formaciones económicas asiáticas. Engels señala también que la renta en trabajo no es una característica fundante del feudalismo cuando escribe a Marx: “me complace ver que en cuanto a la historia de la servidumbre de la gleba ‘estamos de acuerdo’, como se dice en la jerga de los negocios. Sin duda alguna, la servidumbre de la gleba y la servidumbre en general no son una forma específicamente medieval y feudal; la tenemos en todas o casi todas las partes donde los conquistadores obligan a los antiguos habitantes a que cultiven para ellos la tierra: en Tesalia, para poner un ejemplo (…)” [15]. Por estas razones el repartimiento en la época colonial en el continente, en particular el mayorazgo, que hizo de las tierras cultivables propiedades indivisibles e inenajenables en manos de los españoles, y la propia encomienda, que impuso el trabajo forzado de la masa indígena en tierras ya ahora ajenas y en servicios personales, no son pues pruebas irrefutables de feudalismo en Charcas y luego en la república, sino que tienen que ser estudiados, como lo hizo Marx en la India colonial, como formas de apropiación y organización, al menos en regiones con asentamientos comunitarios, de una forma productiva esencial asentada en la relación comunitaria. En otras regiones como en los valles, ya durante la república, ciertamente esto no tiene validez, pero ahí estamos ante formas de transición en la renta de la tierra como la aparcería, los colonos y la pequeña propiedad individual que descarta de entrada su caracterización como feudalismo.

Pero quizá lo más significativo que es mostrado por Marx a lo largo de todas sus notas, y que expresa claramente la situación vivida acá es que, en otros modos de producción distintos a la forma asiática, como el feudalismo, la dependencia –esto es la sujeción a un señor feudal, la pérdida de libertad– es impuesta sobre las personas en forma individual. En cambio en el llamado asiático o semi-asiático, la no libertad o la relación de dependencia ya sea con el poder estatal o con el poder colonial personificado en autoridades o en el terrateniente, es comunal [16]. En el caso de la mita y el repartimiento, el pago de tributos, la prestación de servicios o la renta en trabajo, es una relación entablada entre el poder colonial y la comunidad, donde ésta última se adecua y da respuesta a estas exigencias, ciertamente a través de la individualidad de sus miembros, pero en tanto éstos pertenecen a la comunidad. Es cierto que también han de existir en la colonia formas de dependencia individual en el trabajo agrícola, como el yanaconazgo aplicable a los “indios vagantes”, que en realidad eran trabajadores que huían de sus comunidades para escapar de las cargas coloniales que sobre ellos pesaban, pero es una relación secundaria y pequeña en comparación a la primera; en otros casos, había un pago monetario pero además, a diferencia de lo señalado por Marx en El Capital, este tipo de trabajador no es un “productor independiente” como lo fue en el caso de los siervos frente a los señores feudales en Europa [17] que no sólo trabajaban para su señor, sino también para sí mismos, lo que los “impulsará (a los siervos) a aplicar más intensamente” su fuerza de trabajo abriendo así “la posibilidad de un cierto desarrollo económico”, que, como sabemos, no se dio acá en las haciendas con el empleo del yanaconazgo en la explotación de la fuerza de trabajo indígena.

Aparte de estas observaciones, en sus notas Marx da otras ideas en su oposición para caracterizar como “feudal” la economía agraria en la India y Argelia colonizadas, que también pueden ser de mucha utilidad para la colonia. En general, muestran la intención de Marx, por encontrar en el funcionamiento real de las relaciones económicas comunales, en sus formas de transformación, resistencia y disolución, la llave de la economía agraria en formaciones económicas comunitarias sometidas a dominio colonial. Marx descarta el uso de la teoría feudal en las economías sustentadas en formas transformadas y aún por disolución de la comunidad agraria por efecto de la colonización. No da un nombre específico al resultado inicial (hasta la completa disgregación de la comunidad) del enfrentamiento entre comunidad-colonización, pero, por los resultados más o menos comunes que de ello surgen, como la existencia de un tipo específico de terratenientes, de burocracia estatal sometedora, imposición de cierta servidumbre y lenta disolución de los lazos comunales, estas sociedades se asemejan a lo que Marx caracterizó como “semiasiático” [18], como es el caso de Rusia en los últimos siglos de su existencia. En todo caso un nuevo estudio a la luz de la totalidad de las observaciones marxistas de la realidad colonial y republicana se hace necesario, ya sea para asentar la validez de la categoría “semiasiático” o bien para proponer una nueva (colonial, por ejemplo), sin tener miedo a ello; tal como lo hizo Marx a medida que fue comprendiendo la amplitud de la realidad histórica de los pueblos y las supo aprehender desde un punto de vista científico, por tanto, de clase revolucionario.

Y es que, en estas diferencias, en la clarificación del carácter feudal o semiasiático, comunal o capitalista de las relaciones agrarias en nuestros países, no existe sólo un problema de nombre o de palabra, sino esencialmente un problema de lucha revolucionaria. Ahí se define el entendimiento, el impulso, el fortalecimiento y las tareas de las fuerzas sociales revolucionarias que se desarrollan dentro de la sociedad agraria; y el ataque y enfrentamiento hacia aquellas fuerzas que constituyen una oposición hacia la revolucionarización de la sociedad. La caracterización como “feudal” de las relaciones comunitarias esenciales de la producción campesina, en el caso de Bolivia y de otros países del mundo en donde prevalecieron formas transformadas de comunitarismo, incluso en medio de relaciones capitalistas, siempre ha llevado a desconocer el papel y las tendencias revolucionarias de las masas comunarias que sólo son vistas como residuos feudales que deben dar paso al “pujante capitalismo”; convirtiéndose así, estos teóricos del feudalismo, en pregoneros al servicio del capitalismo, que no sólo niegan el papel revolucionario de la comunidad frente al capitalismo, sino que también le restan al proletariado la fuerza esencial: el campesino comunitario, sin el cual la revolución en países agrarios como el nuestro es imposible [19]. En particular lleva también a desconocer el significado real de la reforma agraria, el carácter reaccionario de la parcelización de la tierra y la presencia de las actuales tendencias socialistas revolucionarias en el campo dadas por la pervivencia transformada de la comunidad. En contra de esta posición “feudalista”, Marx se preocupó por entender la naturaleza real de las sociedades con relaciones comunitarias extendidas, porque esa particularidad comunitaria aún sobreviviente en gran escala en medio de la colonización y el capitalismo industrial constituyó para él la clave y la posibilidad de la revolución socialista en esos países [20], sin que tengan que pasar obligatoriamente por la completa proletarización de la sociedad que, en muchos casos, si bien acercó a la sociedad de una nueva forma, hacia la posibilidad del comunismo, también la alejó; como en Europa, donde la plena subordinación de la sociedad, incluido el campo, al capital, ha creado sus propios mecanismos que también estrangulan ininterrumpidamente las luchas socialistas de las masas proletarias. La vigencia de relaciones comunitarias en formas transformadas a las originales, o en vías de disolución, en escala nacional, son entonces para Marx una nueva fuerza revolucionaria que no sólo da al proletariado industrial la posibilidad de contar con una fuerza revolucionaria en su lucha contra el capital, sino que también ella misma, la comunidad, le da ya de entrada una fuerza objetiva que, sumada a las que nacen antagónicamente dentro del capitalismo, nos señalan, la proximidad y la posibilidad de la revolución comunista en nuestros países.

Pero a la vez que Marx tomó nota de esta característica revolucionaria de la comunidad campesina, nos señaló también la existencia de fuerzas antagónicas internas y externas que empujan a la disolución de los lazos comunitarios reales: fuerzas externas como las relaciones capitalistas que en el ininterrumpido proceso de incorporación del campo a sus leyes buscan estrangular la comunidad o en otros casos, subordinar formalmente el trabajo comunitario al capital, transformando las antiguas relaciones asociativas en una caricatura de ellas. Fuerzas internas como la tendencia al control individual de ciertas tierras, la desigualdad en el control del ganado, la posesión de “indios de servicio”, para el cultivo de las tierras de las autoridades comunarias antes y en la colonia [21], el trabajo individual de parcelas o, finalmente, la propiedad privada, que empujan a la comunidad a su disolución. Consciente de esto, Marx no se puso a glorificar la comunidad en su estado actual, ni mucho menos se puso a inventar medidas caritativas para pedir al estado burgués que “resguarde” la comunidad. Vio, en cambio, que la comunidad ancestral sólo podía desarrollarse y hacer prevalecer sus rasgos colectivistas en tanto fuera capaz de promover levantamientos generales en contra del régimen capitalista, esto es, en tanto las masas comunitarias llevaran a cabo una guerra revolucionaria como parte fundante de la Revolución Socialista de trabajadores de la ciudad y el campo que pusiera fin tanto a las fuerzas individualistas al interior de la comunidad, como al régimen capitalista que la acosa por todas partes. Entonces, la comunidad no sólo habrá de conservarse, sino que habrá de recuperar sus condiciones primarias de asociación y control de los productores sobre la producción; y lo mejor de todo, lo hará en condiciones nuevas y superiores por la existencia de nuevas fuerzas y riquezas productivas y por la presencia mundial del proletariado, que posibilita la incorporación de esas riquezas y su control social, común, comunitario por los trabajadores directos; por tanto, superación de las antiguas condiciones que por siglos empujaron a la comunidad hacia su lenta disolución. Estas condiciones revolucionarias previstas por Marx hace ya cien años, son las que en la actualidad comienzan a despuntar con gigantesca fuerza en la lucha y en los preparativos revolucionarios de comunarios y proletarios del país y el continente.

La Paz, julio de 1989

Qhananchiri

NOTAS

1. Sobre el destino de las obras de Marx, ver Marx, Karl 1968 Cuadernos etnológicos (extractos escogidos) (La Paz: Ediciones Ofensiva Roja).

2 La cronología de la historia de la India hecha por Marx fue publicada en ruso en 1947. Los capítulos III-IV fueron publicados en 1958, también en ruso. Y finalmente se publicaron los capítulos VIII y IX en 1959.

3. Marx, Karl 1957-1958 “Formas que preceden a la producción capitalista” en Elementos fundamentales para la crítica de la economía política (Grundrisse). Sobre el estudio detallado de este tema ver Krader, L. The asiatic mode of production, Cap. III y IV.

4. “Los países modernos ya no podrán arreglárselas sin regiones que proporcionen ciertas materias primas y productos tropicales indispensables para la industria y las necesidades de la humanidad […]. Por lo tanto, hasta la sociedad socialista del futuro deberá elaborar su política colonial, reglamentando las relaciones de los países que han alcanzado en la escala de la evolución económica un grado superior al de las razas atrasadas […] ¿Podemos abandonar la mitad del globo al arbitrio de pueblos que aún no han superado el período de la infancia? […]. La hipótesis de Karl Marx de que ciertos países podrán, al menos parcialmente, obviar el período capitalista en su evolución económica no se ha realizado. Los pueblos primitivos sólo accederán a la civilización pasando por ese calvario. Por lo tanto, nuestro deber consiste en no obstaculizar el desarrollo del capitalismo […]. Nosotros, socialistas libres de todo prejuicio de razas y colores, guardamos en nuestro corazón una esperanza ilimitada en el futuro de las razas llamadas inferiores” Kol, Van, Congreso Socialista de Amsterdam del 14 al 20 de agosto de 1904, citado en Schara, S. y Carrére, Hélene, 1965, El marxismo y Asia.

5. Stalin, J. “Materialismo dialéctico, materialismo histórico” en Obras completas(México). La sucesión progresiva de estos cuatro primeros modos de producción aun para el caso de Europa en el que Engels y Kautsky se basaron para generalizarlos, es relativa. En el estudio que Karl Kautsky hizo con los últimos datos históricos después de la muerte de Marx y de Engels –Kautsky, Karl, 1963 (1898) La cuestión agraria(México: Editorial Era)–, sobre el campo alemán entre el siglo XV y XVIII, no puede ocultar la existencia, en medio de relaciones feudales, de formas comunitarias de trabajo (la marka), que no desapareció totalmente, como se creía después de las invasiones germánicas al Imperio Romano, sino que permanecieron en algunos casos hasta fines del siglo XVIII, configurando en estos casos una relación de subordinación de la comunidad a los llamados señores feudales, muy parecida a la estudiada por Marx en la India y a la cual, como luego veremos, se opuso a denominar como relación feudal de producción. Una relación similar, Marx la vio en la historia económica de los pueblos eslavos (Bulgaria, Rumania, Hungría, Eslovaquia, parte de Yugoslavia, etc.) y también en los pueblos de las alturas alpinas de Suiza, etcétera. Resulta entonces que no es exagerado afirmar que el mismo feudalismo lejos de ser un modo de producción ampliamente difundido, en realidad constituyó una particularidad de la propia historia europea antes del capitalismo.

6. Karl Marx. Sociologia y filosofía social. Lotus Mare, Buenos Aires, 1976, pág. 37

7. Marx, Karl Grundrisse, op. cit.

8. Como establece Eric Hobsbawm (Hobsbawm, E. y Marx, K. 2002 Formaciones económicas precapitalistas [México: Siglo XXI] Introducción, pág. 20), en la época de Marx la antropología moderna estaba en su infancia y Morgan aún no había publicado su obra fundamental La sociedad primitiva, que enriqueció mucho el pensamiento de Marx. Con todo, en los años cincuenta del siglo XX, entre las lecturas de Marx sobre el tema, aparte de los economistas clásicos y de Filosofía de la historia de Hegel, está también Prescott, quien escribió sobre la historia de la conquista del Perú y de México; así como E. Wakefield, H. Merivale, W. Howitt y otros autores sobre la historia de la colonización. Estas lecturas y sus comentarios están en el “Cuaderno XIV” en el Instituto de Amsterdam y aún no han sido publicados. Sobre esto ver Dussel, E. 1985 La producción teórica de Marx (Un comentario a los Grundrisse) (México: Siglo XXI).

9. Sobre el señalamiento de esta ausencia y de otros puntos sobre la concepción multilineal de Marx ver Melotti, Umberto 2002 Marx y el Tercer Mundo (Buenos Aires: Amorrortu).

10. Marx, Karl. El capital(México: Siglo XXI) Tomo I, pág. 107.

11. Marx, Karl. El capital(México: Siglo XXI) Tomo III, pág. 1114.

12. Krader, L. “Evolución, Revolución y Estado: Marx y el pensamiento etnológico”, en Historia del Marxismo (España: Bruguera) Tomo II.

13. Marx, Karl Grundrisse, Tomo I, Introducción.

14. Mismo texto. Además, Marx señala aquí también la posibilidad del surgimiento de una formación económica social nueva como fruto de la acción recíproca entre la de los dominados y la de los dominantes, como en Germania.

15. Carta de Engels a Marx, 22 de diciembre de 1882, en Marx y Engels, Correspondencia (Ed. Cultura Popular).

16. Marx, Karl. El capital, Tomo III, pág. 1006; y Cuadernos Etnológicos (Extractos), pág. 43-44. Sobre el tema también ver Krader, L. “The asiatic mode of production”, pág. 149.

17. Marx, Karl. El capital, Tomo III, pág. 1006 y siguientes.

18. Marx, Karl 1977 El Señor Vogt(México: Ed. Juan Pablo); (1980) Historia Diplomática Secreta del siglo XVIII (La Paz: PyP); Marx y Engels contra Rusia 1965 (Bs. As.: Líbera).

19. Ya al referirse a la Revolución Socialista en Francia durante el auge revolucionario europeo de 1848-1850, Marx señaló que el derrocamiento del régimen burgués no podía realizarse “mientras la marcha de la Revolución no sublevase contra ese orden, contra la dominación del capital, a la masa de la nación: campesinos y pequeños burgueses” (Lucha de clases en Francia, 1849). Se trata en definitiva de que sólo con la lucha anticapitalista de las masas trabajadoras del campo “la Revolución Proletaria obtendrá ese coro sin el cual su solo resulta un canto de cisne en todos los países campesinos” (“18 Brumario…” en Obras Escogidas en un tomo, 1852). La comprensión marxista del papel anticapitalista de las luchas de las masas trabajadoras del campo en América Latina, tiene en José Carlos Mariátegui un excepcional y aislado defensor. Reconociendo la existencia de “socialismo práctico en la agricultura y la vida indígena” y que por tanto, “las comunidades representan un factor natural de socialización de la tierra”, señaló la necesidad de la Revolución Socialista plena en el Perú, dirigida por el proletariado y apoyada en las “tradiciones más antiguas y sólidas” existentes en la comunidad (Mariátegui, (1927) Siete ensayos de interpretación de la realidad peruana; Tesis sobre la cuestión indígena, etcétera). La lucidez revolucionaria del pensamiento mariateguista cobra mayor dimensión no sólo porque no conoció varios de los manuscritos de Marx que apuntalan más firmemente esta posición (Carta a Vera Zasúlich, Cuadernos etnológicos, etc.), sino también porque fueron formuladas en contra de la corriente reaccionaria y proburguesa que se impuso plenamente en la III Internacional después de la muerte de Lenin. La III Internacional, en el programa aprobado en su VI Congreso de 1828, señalaba que en los países “coloniales, semi-coloniales y dependientes” la tarea principal que tenían que llevar a cabo en el campo era una revolución agraria que barriera las formas feudales y precapitalistas de explotación y diera paso a las transformaciones burguesas de la sociedad, dejando de lado el impulso de las tendencias comunistas en la lucha proletaria y comunal-agraria en contra del capital. Renegando del marxismo y de las propias indi-caciones que Lenin había señalado sobre la posibilidad de la Revolución Socialista con el apoyo del proletariado mundial, la “nueva” Internacional señalaba que “la dictadura del proletariado es aquí imposible, como regla general, solamente a través de las etapas preparatorias, como resultado de todo un
período de transformación de la Revolución democrático burguesa” (“VI Congreso de la I. C.”, en PyP, Nº 66). De hecho, se puede decir que es a partir de estos años y de estas resoluciones que todos los Partidos Comunistas del mundo, con excepciones temporales, han emprendido el camino de convertirse en nuevas fuerzas productivas teóricas, culturales y materiales del capitalismo mundial.

20. Marx, Karl. “Borrador a Vera Zasúlich”, en PyP, Nº 90.

21. Ver, por ejemplo, Sempat Assadourian, Carlos (1987) “Intercambios en los territorios étnicos entre 1530-1567”, en La participación indígena en los mercados surandinos (CERES). Sobre la relación entre vencedores y vencidos entre las mismas Confederaciones de Ayllus y las nuevas jerarquías establecidas en la época precolombina, ver Platt, Tristán (1988) “Pensamiento político aymara”, en Raíces de América: El mundo aymara(Madrid: Alianza).

El “nuevo constitucionalismo latinoamericano”

El “nuevo constitucionalismo latinoamericano”
Roberto Gargarella · · · · ·

24/08/14

A partir de creaciones y reformas constitucionales como las que se sucedieron en Colombia en 1991, Argentina en 1994, Venezuela en 1999, Ecuador en 2008, o Bolivia en 2009, comenzó a hablarse de un “nuevo constitucionalismo latinoamericano”. Lo de “nuevo” merece revisarse porque, según diré, las renovadas Constituciones tienen demasiado que ver con las que existían antes, pero en todo caso tiene más sentido concentrarse en el valor de las mismas. Ello, en particular, dado el interés que han podido generar estos documentos. Es mi impresión que se da un cierto equívoco sobre tales textos, que nos lleva a elogiarlos por aspectos en los que ellos fallan, y a desconfiar de los mismos a partir de otros rasgos que son merecedores, en cambio, de alguna cuidada esperanza.

Vayamos, de todas formas, por partes. El “nuevo constitucionalismo latinoamericano” tiene poco de nuevo, sencillamente, porque el mismo no introduce novedades relevantes en relación con el “viejo constitucionalismo,” en ninguna de las dos partes esenciales en las que se divide cualquier Constitución: ni en la sección dedicada a la organización del poder ni en la relacionada con la declaración de derechos. Las Constituciones de América Latina son, en su gran mayoría, estructuras consolidadas con más de dos siglos sobre sus espaldas, que en todo caso han incorporado algunos pocos cambios en los últimos tiempos (el primero, habitualmente, relacionado con la reelección presidencial) sobre una base que permanece intacta, idéntica a sí misma. Esa base tiene entonces dos partes: una organización de poderes que es tributaria del siglo XIX; y una organización de derechos que se modificó esencialmente a comienzos del siglo XX, y que desde entonces no ha variado de modo extraordinario. La primera parte —la vinculada con la organización del poder— sigue reproduciendo hoy el viejo esquema moldeado alrededor de 1850, en toda la región, al calor de un pacto entre las fuerzas del liberalismo y el conservadurismo, las dos grandes corrientes de pensamiento que, con modos violentos, disputaron su predominio durante las primeras décadas que siguieron a la independencia regional. El pacto liberal-conservador que, algo sorprendentemente, se extendió en Latinoamérica desde mediados del siglo XIX se expresó, sobre todo, en Constituciones restrictivas en materia de derechos políticos; hostiles a la participación cívica; desatentas frente a la “cuestión social”. Constituciones que, territorialmente, concentraron el poder en un “centro”, mientras que, políticamente, centralizaron la autoridad en un Poder Ejecutivo especialmente poderoso. Estas Constituciones, en buena medida inspiradas en el modelo norteamericano de los “frenos y contrapesos,” se desmarcaban del ejemplo de Estados Unidos justamente en este punto crucial (la organización del poder, y en particular del Ejecutivo) para apoyarse en cambio en el modelo autoritario napoleónico, o en el caso más familiar y cercano de la Constitución de Chile de 1833 (ejemplo típico del primer constitucionalismo autoritario de la región, pero también, para muchos, sinónimo de estabilidad política). Con esta variación (que el jurista argentino Juan B. Alberdi justificó refiriéndose a la necesidad de contener los riesgos de la “anarquía”), las Constituciones latinoamericanas modificaban de modo radical —y muy grave— el esquema de los “frenos y contrapesos” que quedaba, de esta forma, desequilibrado, perdiendo así buena parte de la virtud que le daba sentido. Se iniciaba así el derrotero de poderes políticos institucionalmente separados de la ciudadanía, y capacitados para “torcer” e inclinar a su favor al resto de la estructura de poderes.

La segunda parte de las Constituciones latinoamericanas —la relacionada con las declaraciones de derechos— sufrió cambios muy significativos a comienzos del siglo XX. Ello así, sobre todo, desde la Revolución de México y el dictado de la Constitución de 1917. La Constitución mexicana, en efecto, trastocó la tradicional estructura de derechos típica del constitucionalismo liberal-conservador de la región, vigente hasta entonces. Las “viejas” Constituciones aparecían ante todo preocupadas por la preservación de la propiedad, los contratos y el libre cambio; eran en el mejor de los casos ambiguas en materia religiosa; hacían algunas referencias a derechos liberales clásicos (libre expresión, libre asociación); y mantenían completo silencio en materia de derechos sociales. Desde la Revolución de México, en cambio, todas las Constituciones latinoamericanas modificaron sustantivamente su listado de derechos, y se comprometieron enfáticamente con declaraciones amplias, generosas, muy ambiciosas en materia de derechos. Mal que le pese a algunos, lo cierto es que el constitucionalismo mundial (salvo excepciones que incluyen a la Constitución de Estados Unidos) cambió desde entonces, y comenzó a adoptar, de forma más o menos explícita, más o menos rotunda, significativas listas de derechos sociales, económicos y culturales.

El “nuevo constitucionalismo latinoamericano”, surgido a finales del siglo XX, no modificó de modo relevante el viejo esquema (más allá de que en un futuro trabajo, más detallado que éste, deban precisarse diferencias, país por país). Las “nuevas” Constituciones latinoamericanas se mantienen ajustadas al doble molde originario. Se trata de Constituciones con “dos almas”: la primera, relacionada con una estructura de poderes que sigue respondiendo a concepciones verticalistas y restrictivas de la democracia, como las que primaban en el siglo XIX; y la segunda, de tipo social, relacionada con la estructura de derechos que se forjara a comienzos del siglo XX. A esta combinación, el último constitucionalismo latinoamericano le agregó pocos cambios, que facilitaron las reelecciones presidenciales, y en todo caso expandieron algo más las ya ambiciosas listas de derechos: si las de comienzos de siglo habían procurado incorporar a la “clase trabajadora” en la Constitución (más no sea a través de las declaraciones de derechos), las de finales de siglo comenzaron a hablar de derechos indígenas, multiculturales, o de género. Cuestiones que no habían sido tematizadas por las Constituciones anteriores.

El debate que me interesa promover, en todo caso, nada tiene que ver con el carácter más o menos innovador del “nuevo constitucionalismo.” Me interesa señalar, en cambio, de qué modo el “nuevo constitucionalismo latinoamericano” reproduce las viejas estructuras autoritarias que recibimos en legado de los siglos XVIII y XIX. Me interesa afirmar que no hay proyecto democrático y de avanzada bajo organizaciones de poder concentradas en Ejecutivos o monarcas, que representan la negación política de la democracia que declaman. Y me interesa insistir, ante todo, en esta idea: la contradicción que las nuevas Constituciones establecen entre el modo en que organizan el poder (estilo siglo XIX) y el modo en que definen derechos (estilo siglo XXI) no nos habla de una relación desafortunada, con la que hay que aprender a convivir, sino de una tensión que amenaza la vida misma de los derechos que esas Constituciones proclaman. No se trata, sin embargo, de recitar los nombres de los principales gobernantes de la región, responsables de los derechos que no se efectivizan, bajo retóricas siempre encendidas. Se trata de denunciar un modo errado de pensar el constitucionalismo, que después de más de doscientos años de práctica no ha aprendido a reconocer lo obvio, esto es, que el poder concentrado (político, económico) no puede sino resistir la puesta en práctica de los derechos nuevos, porque ella promete socavar también el poder de quienes hoy gobiernan discrecionalmente, bajo el control de nadie. Los latinoamericanos fueron los primeros en asegurar el ingreso de la “clase trabajadora” y otros grupos desaventajados a la Constitución, pero lo hicieron sólo a través de la sección de los derechos. Ha llegado la hora de que abran para tales grupos las puertas de la “sala de máquinas” de la Constitución, que después de más de dos siglos siguen —como en toda Europa— todavía cerradas.

Roberto Gargarella es profesor de Derecho Constitucional en la Universidad de Buenos Aires

El Salvador de 1977: elecciones, represión y agotamiento de vía electoral

El Salvador de 1977: elecciones, represión y agotamiento de vía electoral
Por Roberto Pineda 14 de agosto de 2014

En opinión del Partido Comunista de El Salvador, el año 1977 marca el viraje de las amplias masas populares a la lucha armada, ya que la experiencia de dos elecciones presidenciales en el 72 y 77, que fueron arrebatadas a la oposición por la dictadura militar mediante el fraude y la represión les permitieron este aprendizaje. A partir de la masacre del 28 de febrero de 1977, la puerta queda abierta para incorporar a los sectores populares a la lucha abierta contra el sistema castrense de dominación política. A continuación rastreamos este proceso, desde enero hasta abril de 1977.

El proceso político actual y las luchas del pueblo

En el número 92 de Voz Popular de la segunda semana de enero de 1977 se hace un balance de la situación política preelectoral, que incluye valoraciones sobre cambios en la Fuerza Armada, la inscripción de los candidatos de la UNO y la conducta del gobierno, y de cómo la candidatura del Coronel Claramount esta convirtiéndose en un extenso y poderoso movimiento popular.

Se considera que “el nuevo año inició en el terreno político con algunas importantes decisiones del gobierno, que perfilan bastante claramente sus planes definitivos para la presente campaña electoral y las elecciones presidenciales del 20 de febrero próximo.”

Sobre los cambios en la Fuerza Armada se estima que son para “crear en la Fuerza Armada una sensación de respeto a las normas institucionales, un sentimiento de complacencia en todos los niveles de la oficialidad y viabilizar la solución de una parte de las contradicciones y el descontento suscitados por la candidatura de General Romero entre los uniformados.”

Evalúan los analistas de VP que “la imposición inconsulta de la candidatura de Romero planteó al gobierno serios problemas dentro de la Fuerza Armada, agravados por la claudicación de Molina ante ANEP-FARO en el asunto de l “transformación agraria” después de que había recibido el apoyo mayoritario de los militares y alimentado su mística reformista.”

Además que “la candidatura militar de la UNO tomó hasta cierto punto por sorpresa al gobierno. Este hecho y la claudicación en su política de “transformación agraria” dejaron al gobierno sin una línea definida y clara para la campaña electoral de su candidato, la cual había diseñado con un estilo demagógico y a al vez agresivo contra la oposición.”

Así como que “a partir de la proclamación de la candidatura de Claramount, la campaña de Romero tuvo que abandonar el tono amenazante, gritón y agresivo con que se inició, porque ello podía no solo restarle posibilidades de obtener votos, sino también ayudar a que en el ejército se acreciente el descontento y se perfile un fuerte atropamiento en favor de Claramount.”

De la misma manera se señala que “por todos lados surgieron para la campaña a favor de Romero dificultades, inconvenientes y limitaciones. ¿Qué hacer entonces para sacarlo adelante? Crear la apariencia de un proceso electoral libre y al mismo tiempo prepararse a realizar un gran fraude sigiloso.”

Considera que este plan “resulta de la debilidad política del gobierno, de al crisis profunda que sufre su partido, es la expresión d su perdida de todo crédito y prestigio en la opinión pública; es un plan que intenta resolverlo todo mediante maniobras más o menos astutas, a falta de respaldo efectivo y seguro.”

Subraya que “los grupos ultraizquierdistas han desatendido nuestros llamamientos a la unidad y dan muestras de no entender lo que esta ocurriendo y lo que se está jugando en el actual proceso electoral. De manera ciega y dogmática, se esfuerzan por alimentar el abstencionismo, procuran desprestigiar a la UNO, quebrantar las esperanzas que las masas ponen en su triunfo y distraerlas con acciones aventureras.”

Agrega que “en realidad, los ultraizquierdistas están consiguiendo muy poco con esta tortuosa línea, e incluso, en sus propias bases hay duda creciente acerca de su justeza y preocupación por lo que con ella pueden ayudar a l gobierno y a Romero.”

Y exhorta “una vez más, nosotros llamamos a estos amigos a reflexionar y a buscar los claros e históricamente probados caminos de la unidad popular. Revolucionario no es el que se proclama tal continuamente, ni es revolucionario por el mero hecho de actuar invocando la revolución; revolucionario es el que en cada momento sabe orientarse en medio de la situación y actuar de manera de unir las fuerzas del pueblo y guiarlas a adelantar efectivamente la victoria sobre sus enemigos.”

Analiza que “la campaña electoral de la UNO ha puesto en marcha un gran movimiento de masas en torno a al candidatura de Claramount. La fuerza de este movimiento s el resultado de la conjugación de varios factores: el extenso e irreversible descontento popular respecto al régimen pecenista, su repudio de este gobierno; la clara tesis política que esta candidatura representa, en cuyo núcleo se encuentra el esfuerzo consciente por alcanzar el reeencuentro entre el pueblo y los militares demócratas para gobernar juntos y realizar el programa de “Democracia, Independencia, Honestidad, Cambios , Desarrollo, Justicia Social” que la UNO ha propuesto.”

Valora que “la ofensiva la tiene hoy sin duda la UNO y el plan del gobierno únicamente tiene posibilidades si esta se deja poner a la defensiva y descuida su deber de arreciar la movilización popular y prepararse a derrotar el fraude y la imposición con ayuda de la acción de las masas.”

Concluye que “mucha más movilización, muchísima más organización, y una disposición a combatir con la mayor energía y resueltamente, sin vacilaciones; para llevar a las urnas más de medio millón de votos a favor de la UNO, para controlar y derrotar el fraude que preparan las huestes romeristas y, finalmente, para defender con firmeza y valentía la voluntad popular, tal es lo que se necesita para asegurar la victoria.”

BPR: miope y reaccionario en el actual proceso electoral

En el número 93 de Voz Popular de la cuarta semana de enero de 1977 aparece un artículo que relaja la virulencia de la polémica existente en aquella época entre el PCS y las FPL. En este artículo se informa que el Bloque Popular Revolucionario, BPR definió su posición con respecto a las próximas elecciones presidenciales considerando que “no es más que una rueda de caballitos donde 2 sectores representantes de las clases dominantes (PCN y UNO) juegan con los intereses y se valen de la miseria que padece nuestro pueblo.”

Considera la VP que “en realidad esta posición del BPR no ha sorprendido a nadie, ni por su miopía ni por la superficialidad en que se queda su “análisis” de la actual situación política. Lo que ha llamado la atención es el gran retraso del BPR en cumplir su obligación de definir públicamente su línea frente a un proceso que esta en el centro de toda la actividad política actual de nuestro país. Este retraso tiene su origen en que dentro del BPR surgió el debate; por un lado, cierta parte d e la dirigencia y ciertos elemento s del dirección intermedia y activistas absolutamente enfermos de ultra-izquierdismo, mentalmente prisioneros del estrecho dogmatismo miope, propia d su concepción seudo-revolucionaria, se empecinaron en imponer su concepción a toda costa…”

Frente a la opinión que es más conveniente la llegada de Romero, el PCS estima que “la instauración de un régimen fascista podría acarrear fuerte destrucción al movimiento popular y podría postergar por muchos años su victoria, tal como lo ilustran suficientemente las experiencias de Brasil, Uruguay y Chile. La instauración de gobiernos fascistas es al respuesta contrarrevolucionaria actual de los sectores más rabiosos del imperialismo yanqui y de las oligarquías, frente al proceso de avance de la revolución en América Latina, es la línea de la CIA y el Pentágono, es al respuesta de los consorcios transnacionales…”

Establece que “los revolucionarios tenemos la obligación de no confundir los deseos con las realidades y debemos siempre hacer un análisis concreto, realista e históricamente válido de la situación APRA trazar las orientaciones que hemos de aplicar. La línea que ha sido asignada la Bloque Popular Revolucionario por el sector más sectario y menos estudioso de su dirigencia es el típico ejemplo de una orientación destinada a jugar un papel objetivamente favorable a la peor reacción, contra el movimiento popular, aunque busque justificarse en una simplista declamación de propósitos revolucionarios.”

Reitera que “amigos del BPR, aún están a tiempo de corregir su línea reaccionaria frente al actual proceso electoral y deben hacerlo pronto, porque si no lo hacen se verán atrapados en medio de los acontecimientos futuros en una posición incómoda, favoreciendo a los enemigos del pueblo salvadoreño, o se verán simplemente marginados del curso de los hechos, tal como han comenzado a verse marginados durante estos meses últimos…”

Expresa que “nosotros insistimos en plantearles a ustedes, amigos del BPR, nuestro llamamiento a la unidad de toda la izquierda salvadoreña. Debemos dialogar y buscar un acuerdo y podemos lograrlo; ello sólo puede traer beneficios para el movimiento popular. Tal es nuestra invariable posición. La negativa a buscar la unidad de la izquierda, el rechazo obstinado a realizar siquiera un diálogo exploratorio entre las organizaciones de izquierda, constituye una falsa postura revolucionaria que de hecho ayuda ala reacción y facilita su golpes contra el movimiento popular y sus organizaciones.”

Aclara que “es necesario que se sepa que los dirigentes del BPR han rechazado todo entendimiento con las demás organizaciones populares. La semana pasada rechazaron la propuesta de realizar conjuntamente la movilización del 29 de enero en favor de la libertad para los preso políticos y el retorno de los exiliados.”

Concluye que “nosotros les proponemos, amigos, tomar realmente en serio la lucha por los presos políticos, contra los “desaparecimientos”, contra la tortura, contra los destierros y por el retorno de los exiliados y públicamente les ofrecemos unir nuestras fuerzas a esta justa lucha. ¡Concertemos la unidad de acción aunque solo sea en este punto!”

Nuestra línea política en la presente coyuntura. Comisión Política del PCS. 19 de abril de 1977

En un extenso análisis de la experiencia del proceso electoral y su desenlace, la dirección del PCS reconoce que “muchas interrogantes esenciales se han abierto y exigen respuestas claras. Para alcanzar esas respuestas es necesario analizar el proceso y la situación, contrastando la línea de nuestro Partido con la experiencia concreta de la lucha de clases.”

Precisa que “lo primero que surge ante nuestra vista, es que la presente coyuntura constituye un eslabón de tránsito a virajes profundos y duraderos: enlazara con el viraje abierto hacia la dictadura fascista o con el viraje hacia la apertura democrática y, puede ser, hacia la revolución democrática, anti-imperialista. Esta es la característica principal de la presente coyuntura por lo que se refiere a su cara o nexo con el futuro.”

Agrega que “En su “espalda” o límite con el pasado inmediato, hay un formidable auge de la lucha política de masas, tras el objetivo claro y central de establecer un gobierno de las fuerzas democráticas, civiles y militares, reunidas en frente único popular en cuyo seno tiene destacada participación nuestro Partido.” (Se refiere a la UNO).

Señala como características de este auge político de masas la combinación de “diferentes formas de lucha, tanto en las ciudades como en el campo: la huelga política progresiva obrera, estudiantil y de otros sectores (como las señoras de los mercados y los maestros), con las grandes manifestaciones y concentraciones de masas, las acciones no violentas con las violentas e incluso armadas, la lucha legal e ilegal, etc. Todo ellos ha sido determinante para impedir que cundiera el sentimiento de frustración y desmoralización en que desembocó la lucha electoral de 1972.”

Considera que “lo ocurrido puede limitarse a constituir una breve pausa o paréntesis en el proceso de ascenso del Partido y la clase obrera cabía la cabecera del movimiento popular, a condición de que elaboremos y llevemos pronto a la práctica, una nueva orientación para la lucha por el poder en la nueva situación, capaz de incorporar a ella a las grandes masas, desatar su iniciativa revolucionaria ilimitada y conducirlas acertadamente hasta la victoria.”

Pero advierte el documento “de lo contrario, la pausa podría devenir en ineptitud del Partido para desempeñar el papel de vanguardia, y ello, dejaría al movimiento popular expuesto a los errores de izquierdismo o de oportunismo de derecha, en provecho de la consolidación de los fascistas en el pode para un largo tiempo, que podría significar un nuevo aplazamiento de reopción hasta fines del presente siglo.”

Estima que “tanto las fuerzas populares de masas, como las fuerzas reaccionarias, tuvieron una dirección única e indiscutible durante la confrontación electoral. Esta es otra diferencia notable con la coyuntura electoral de 1971-72. La polarización total en la contienda electoral fue uno de los factores que más promovieron el extraordinario apoyo masivo a la UNO.”

El cual “permitió minimizar la influencia y acción discordante o divisionista de los varios grupos de la ultra-izquierda, a pesar de su crecida fuerza orgánica y capacidad movilizadota actuales, las que eran apenas embrionarias en 1971-72.”

Subraya que “el desalojo de la Plaza Libertad, la matanza en el centro de la capital, la expulsión del país de Claramount y el Estado de Sitio, dieron al gobierno la iniciativa e hicieron pasar al movimiento de masas casi al receso. Pero la posición de ofensiva lograda por el gobierno duró poco: el asesinato del sacerdote Rutilio Grande fue le motivo que promovió un rápido reagrupamiento de las masas y su retorno a la calle, esta vez bajo al forma de concentraciones religiosas.”

Califica al “clero, tomado en conjunto, y las masas católica son sin duda una importante fuerza antifascista, y este es el rasgo principal que debe tenerse en cuenta hoy, para trazar nuestra política hacia la Iglesia Católica. La definición del Arzobispo Romero aún está pendiente y, a pesar de sus bandazos, no es posible descartar que pueda asumir en el futuro una actitud más comprometida con la lucha anti-fascista.” Tres años después el Obispo Romero sería asesinado por su compromiso con la liberación del pueblo salvadoreño.

Plantea que “durante la campaña electoral y después de las elecciones, hasta el 27 de febrero la jefatura del movimiento popular la tuvo en sus manos la UNO. Desde entonces se ha producido un vacío de jefatura. ¿Podrá y querrá la UNO asumir de nuevo la jefatura?; y, si ello no fuera así, ¿qué organización y como ha de llenar este vacío? ¿cual será en el futuro el papel de la UNO? Tal es uno de los principales problemas a resolver, que tiene que ver con el carácter, la amplitud y las formas de organización y acción del frente único en la situación actual y en el periodo que se avecina.”

Evalúa que “la orientación hacia la Fuerza Armada fue uno de los dos elementos componentes fundamentales de la línea de la UNO que le permitieron conseguir tan grande apoyo a pesar de las experiencias reiteradas de fraude electoral. Esa línea sugería que las masas no estarían solas ni desarmadas frente al gobierno asesino y fraudulento; la victoria de las fuerzas democráticas surgía, en consecuencia, como una posibilidad real.”

El papel de los militares progresistas

“Al lanzarse a realizar tan grande movilización y al emprender acciones colindantes con la insurrección, las masas tenían en cuenta, sin duda, que sectores militares democráticos, de seguro actuarían al lado suyo; por eso, el que la acción de los militares no haya ocurrido todavía, ha suscitado, entre las masas, contradictorios sentimientos de espera y desilusión, de expectación impaciente ante la conducta de los militares y vuelta a los viejos anatemas contra ellos.”

Sostiene que “existen dificultades no despreciables para la acción de los militares opuestos al régimen; ellas de por si no anulan sus posibilidades, pero pueden imponerle postergaciones que, en definitiva, ayuden a los fascistas a consolidarse y a “limpiar” la Fuerza Armada de elementos opositores, como señala la experiencia suramericana.”

Plantea que “quizá no hay en este continente otro país donde se haya utilizado, de modo tan multiforme y agotante, las posibilidades de la lucha electoral. Hemos utilizado la participación en las elecciones como medio de concientización y organización de las masas trabajadoras, como instrumento de protesta y condena política contra el régimen; para construir el frente único de las fuerzas democráticas y para unificar el pensamiento político de las masas alrededor del programa y transformaciones democráticas. Todo esto lo hemos hecho en el corto periodo de once años.”

Considera que “nos parece muy claro, hoy en día, que las elecciones han agotado sus posibilidades como componente central de la vía de acceso al poder para las fuerzas democráticas, no solo ante las capas avanzadas y organizadas, sino también, ante las grandes masas del país, que lo han aprendido de su propia experiencia. Ha quedado así planteada la necesidad de reemplazar esa vía hacia el poder por otra. Las elecciones podrán en el futuro asumir algún valor táctico ocasional comprensible para las masas, pero, a menos que este gobierno sea sustituido por un régimen de apertura, las elecciones no recuperaran su valor estratégico en relación con la vía hacia el poder para las fuerzas democráticas.”

“¿Cuál y cómo será en adelante la vía hacia el poder? Esta es a interrogante clave sin cuya respuesta acertada no puede elaborarse hoy una línea política aceptable para las masas, de esto depende, la suerte misma de todo el proceso hacia la revolución democrática antiimperialista frente al fascismo que avanza. La coyuntura conduce necesariamente a un viraje estratégico y abre el paso a nuevas formas de lucha”

Por otra parte, aclara que “nuestra línea ante la ultra-izquierda ha sido, en general, de lucha ideológica contra su línea y concepción equivocada, pero al mismo tiempo, llamándolos a concertar la unidad.”

Considera que en esta coyuntura “las masas rebasaron y hasta marginaron a los dirigentes ultra-izquierdistas, que no lograron, en ningún momento, elaborar una táctica aplicable durante meses, y se vieron aún sorprendidos por la multifacética lucha de masas durante los días posteriores a la elección y al desalojo de la Plaza Libertad, lucha que ellos prefirieron calificar de “acciones espontáneas y desorganizadas” antes que admitir el papel organizador y dirigente del Partido y de la J.C.”

Analiza que “el error fundamental de todos los ultra-izquierdistas, madre de estos otros errores o falsos enfoques, durante la jornada electoral post-electoral, reside en su equivocada determinación del carácter de la revolución que está madurando en nuestro país. Comenzaron hace cinco años, por decidir que esta revolución tiene un carácter socialista, después se vinieron deslizando, poco a poco y a hurtadillas, a formulas fases previas, como:”el gobierno provisional,”la “revolución popular y el gobierno revolucionario popular”,etc.”
Define que “tenemos que estar alertas contra la penetración en nuestras filas de erróneas concepciones, propias de la ultra-izquierda, ahora que debemos organizar el paso a una fase superior de la lucha de nuestro Partido al frente de las masas, porque ello nos conduciría a graves errores y al aislamiento.”

Subraya que “debemos ahora estudiar con seriedad, problemas relativo a la vía de la revolución, a la insurrección y la preparación de la misma; los problemas que nos oponen resistencia para elevar a la clase obrera al papel revolucionario de vanguardia y a nuestro Partido a la dirección de movimiento popular revolucionario, en particular las manifestaciones concretas, “salvadoreñas” del economismo, debemos estudiar más a fondo el problema campesino y el problema agrario de nuestro país y descubrir el camino para penetrar hondamente en el campo y ganar a las masas rurales para la revolución; debemos profundizar nuestro estudio sobre el carácter de la revolución que está en marcha en nuestro país.”

Aprecia que “a escala mundial continúa avanzando el profundo viraje histórico universal de nuestro tiempo, el proceso de tránsito del capitalismo al socialismo: los consistentes logros de la Unión Soviética en su política de disensión; la derrota del imperialismo yanqui en Viet Nam, Laos y Camboya, la consiguiente reunificación de Vietnam y su proclamación como República socialista; el desarrollo de la crisis económica del mundo capitalista; los grandes logros económicos , científico-técnicos y culturales de los países socialistas, en particular, respecto de América Latina, la consolidación y progreso económico, los grandes logros en todos los órdenes, el poderío militar y la elevación aún mayor de su prestigio internacional alcanzados por Cuba. ”

Considera que en El Salvador “el gran auge de la lucha política de masas, el amplio frente unido de las fuerzas democráticas y las expectativas de una victoria popular constituían y, podría decirse que aún constituyen, uno de los posibles puntos de arranque para el logro d el sucesión de derrotas que es necesario inflingir a los fascistas, hasta ahora invictos y ensoberbecidos, para hacer posible la formación de una nueva ola revolucionaria en nuestro continente.”

A partir de esto “nuestra lucha no solo se encuentra bajo al influencia de la situación latinoamericana, sino que también puede ejercer una positiva influencia sobre ella si logra alcanzar un desenlace victorioso. En esto consiste hoy la significación concreta internacional de nuestros deberes revolucionarios nacionales.”

En término de proyecciones estima que si el General Romero asume el gobierno el próximo 1ro. de julio y “si ello no fuera impedido, nuestro país entraría de lleno bajo el dominio de un régimen fascista, calcado en lo fundamental del modelo brasileño-uruguayo-chileno.”

Pero a la vez “si la inauguración y consolidación del gobierno de Romero fuera impedida, se abriría una situación histórica nueva, favorable a las fuerzas populares y democráticas, cuya profundidad y alcances estaría determinados por el grado de participación combativa de las masas populares y trabajadoras en general, en las batallas decisivas por el derrumbe del actual régimen y la instalación de un gobierno democrático y en la lucha por su consolidación y avance.”

La táctica a seguir luego del 28 de febrero de 1977

Informa que “la Comisión Política, en su reunión del 7 de marzo determinó como el objetivo principal hasta el 1ro. de julio, el de impedir a instalación del gobierno de Romero y realizar con ese fin todas aquellas actividades y tareas que favorezcan la acción coordinada de las diversas fuerzas democráticas encaminadas hacia esa meta. Las acciones decisivas para le derrocamiento del gobierno, al menos en sus inicios, únicamente pueden provenir hoy por hoy, de los sectores militares democráticos o simplemente desafectos a él, y que, por tanto, se ha puesto a la orden del día al necesidad de estimularlos y prepararse para realizar oportuna y eficaz coordinación e la acción popular de masas con la acción militar directa.”

La táctica del momento se define de la siguiente manera: “la camarilla de jefes militares fascistas, el sector fascista de la gran burguesía local y sus sirvientes, el sector fascista de los imperialista yanquis, sus aliados y sirvientes en los gobiernos latinoamericanos, constituyen el enemigo principal más peligroso de la clase obrera y el pueblo salvadoreño en la actualidad.”

“Contra este enemigo debemos concentrar la punta de la lucha en neustro país y la solidaridad internacional, para aislarlo, dificultar lo más posible la aplicación de sus planes de destrucción de las organizaciones populares, debilitarlo y derrocarlo antes de que se consolide en el poder y, en todo caso, antes de que hunda sus raíces profundas en la organización del estado y en la economía.”

Evalúa que “si se produjera a corto plazo una apertura democrática, la realización de muchas de estas tareas sufriría modificación o posposición, pro no cancelación. Tal es el caso de la combinación de la lucha política y armada y de la insurrección. La determinación del enemigo principal más peligroso, el carácter del frente único, etc., sufrirían también modificaciones.”

Informa que “la pauta acordada punta a al organización de grupos de acción popular (GAP) alrededor de las células del Partido y la J.C., dirigidas en las instancias inmediatas por ellas y al trabajo por su consolidación y desarrollo como organismos revolucionarios. En los GAP deben incorporarse los mejores elementos provenientes de las masas sin partido, que se destacaron junto a nosotros durante la jornada electoral, durante la huelga política y demás combates posteriores a las elecciones. La organización de los GAP nos permitirá recoger la gran cosecha de elementos conscientes y combativos espigados y seleccionados por la lucha. Debemos recoger con esmero esta cosecha.”

Concluye el extenso documento resaltando “la importancia que hoy tiene la lucha en defensa de los derechos humanos, de las libertades y derechos sindicales y sociales en general, de todas las libertades y garantías democráticas. Esta orientación debe emprenderse partiendo de la lucha por la libertad de los presos políticos, el cese de las masacres, de los “desaparecimientos”, de la tortura, el cese de los despidos masivos y de las maniobras anti-sindicales de los patronos y gobierno, la reconquista de la autonomía universitaria, etc.”

Izquierda tradicional y nueva izquierda: algunas aclaraciones

Izquierda tradicional y nueva izquierda: algunas aclaraciones
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Autor(es): Acha, Omar

Acha, OmarAcha, Omar. Historiador y ensayista. Doctorado en la Universidad de Buenos Aires y en la École des Hautes Études en Sciences Sociales, es investigador del CONICET y docente en el Departamento de Filosofía de la Facultad de Filosofía y Letras. Ha publicado los libros El sexo de la historia (2000), Carta abierta a Mariano Grondona: interpretación de una crisis argentina (2003), La trama profunda (2005), La nación futura (2006), Freud y el problema de la historia (2007), La nueva generación intelectual (2008), Las huelgas bancarias, de Perón a Frondizi (2008), Historia crítica de la historiografía argentina, vol. 1, Las izquierdas en el siglo XX (2009), Los muchachos peronistas (2011); ha compilado en colaboración Cuerpos, géneros e identidades (2000) e Inconsciente e historia después de Freud (2010), Integra los colectivos editores de las revistas Herramienta. Revista de Crítica y Debate Marxista y Nuevo Topo. Revista de Historia y Pensamiento Crítico.

Introducción

Me propongo examinar un equívoco subyacente a la distinción entre las formaciones ideológico-políticas que en los últimos años suelen nombrarse como “izquierda tradicional” y “nueva izquierda”. Esa diferenciación entre izquierdas supone una divergencia en el modo de comprender su relación con la historia secular de la izquierda y con su siempre incierto porvenir. Pues si la izquierda tradicional (IT) se ajusta cómodamente con una parte de su pasado, la nueva izquierda (NI) se piensa como un cambio paradigmático, superador de lo agotado que conviene relegar.

Voy a explicar por qué –en nuestra situación histórico-política– la mencionada distinción es injustificable a la luz de un análisis riguroso del concierto conceptual que hermana a sus términos. La distinción entre IT y NI, al menos de acuerdo al modo en que se constituyó en Occidente durante las dos últimas décadas, es inadecuada. Argumentaré que la NI procede a través de una lógica de la inversión, sin inquietar dicotomías básicas compartidas con la IT. Lo dañino es que la tenacidad de tales dicotomías menoscaba las chances de una reconstitución de la izquierda. Por lo tanto el propósito de construir una nueva izquierda no solo persiste como aspiración futura, sino que su consumación –que no puede hacerse sin tramitar de un modo no reactivo su relación con la IT– requiere un desplazamiento de la negativa en la NI a comprender de un modo no meramente negativo la historia de la izquierda en el último siglo. No habrá una nueva izquierda real sin la autosuperación de la vieja izquierda y una revisión del carácter “antiguo” que subyace en la lógica política de la mal llamada “nueva izquierda”.

Por razones de espacio no puedo dialogar con numerosos ensayos dedicados a convalidar nociones como “izquierda independiente”, “nueva izquierda” o “izquierda autónoma”. Espero poder hacerlo en otro ensayo.

La así llamada izquierda tradicional

La denominación de “izquierda tradicional” no es peyorativa para la propia izquierda así identificada. Aquí la empleo sin hostilidad. Para la IT hay solo una izquierda efectiva: ella misma. Proclamadamente revolucionaria, afirma continuar los pasos fundamentales de Lenin y Trotsky, quizás de Mao o Guevara, sin apelar a revisiones sustantivas. De allí que la pertenencia a una tradición no es una mácula para una izquierda que se resiste a abandonar conceptos que considera válidos.
Se entiende por IT la izquierda radical que persevera en la custodia y promoción de ciertas nociones teórico-organizativas predominantes durante el siglo veinte. Las puntualizo en tres registros de 1] estrategia, 2] sujeto, y 3] organización: 1] el acto revolucionario entendido como corte abrupto y definitivo entre dos periodos históricos, escisión no siempre compatible con una política de reformas; 2] la centralidad de la clase obrera como sujeto social y político, sujeto dado objetivamente por las relaciones sociales de producción capitalistas; 3] la concepción leninista de la organización política de un partido de cuadros que comanda a la clase trabajadora en la lucha de clases y sintetiza sus intereses “históricos”. (El cierto marxismo explícito en estas nociones no puede ser debatido en este ensayo).
Puesto que tales principios fueron sostenidos por la izquierda durante buena parte del siglo veinte, es válido preguntarse por qué persisten incuestionados si es que partimos –como creo inexorable hacerlo– de un diagnóstico de la derrota y fracaso históricas de la izquierda durante la última centuria. Para quienes piensen que solo ocurrió una derrota, que los problemas no fueron de concepto sino de implementación, nada hay para revisar y el argumento de este texto será irrelevante. Me parece que a pesar de las afirmaciones polémicas al respecto entre la NI, no es inevitable en la IT un atrincheramiento en la negación del fracaso y derrota catastróficos de toda la izquierda.
En primer término es necesario descartar una explicación psicologista de la IT según la cual su perfil descansa en un conjunto de ideas, de contenidos de conciencia. No la mueven un conservadurismo teórico y político, ni un autoritarismo organizativo, ni un mesianismo intelectual, ni un sectarismo ideológico. Es decisivo comprender que hay atendibles razones para la existencia de la IT. En primer lugar, ante la ausencia de un balance preciso del pasado secular reciente de la izquierda, no se entiende por qué habría que arrojar al cesto de residuos tramos decisivos de convicciones cruciales para su corriente mayoritaria socialista.
Por ejemplo, no es indiscutible que la noción de clase obrera sea irrelevante para orientar la política de izquierda de hoy. En efecto, la mutación en la composición de la clase ha variado, pero no las relaciones sociales en las que emerge. La clase obrera, puede argüirse, continúa siendo generada por el automovimiento contradictorio del capital. Que la clase obrera incluya hoy a una trabajadora de fábrica textil, a un maestro y a un oficinista entraña la obsolescencia del modelo clásico heredado del siglo diecinueve, o de su promoción al rango de prototipo social, pero de ninguna manera del concepto de clase obrera en tanto que tal. Tampoco niega la importancia de esa clase el reconocer una efectividad específica de lo político y lo simbólico. Algo similar puede decirse respecto de los otros dos fundamentos de la IT: la revolución y el partido. ¿Acaso el reformismo resuelve las desigualdades constitutivas del capitalismo, detiene sus guerras, la destrucción del medio ambiente, las crisis económicas? ¿Es que el horizontalismo ha mostrado ser una práctica organizativa conducente a resultados más valederos que el clásico partido de cuadros? ¿Sucede que los “movimientos sociales” son un fundamento más eficiente para la orientación política? ¿Acaso el basismo o el autonomismo prosperan en una convincente voluntad estratégica? No sostengo que tales preguntas sean incontestables; digo que no son arbitrarias y pueden ser formuladas por buenas razones.
Adherir a la IT no es un signo de dogmatismo o contumacia ideológicos. Sus militantes suelen participar activamente en las luchas sociales, culturales y políticas. Mantienen vivas demandas, reformas y reivindicaciones defensivas. En más de un caso han impulsado novedosas experiencias de organización obrera. Sin su acción mucho de lo bueno que debe conservarse de la política y cultura de izquierda se hubiera perdido.
En suma, hay razones atendibles para la adhesión a la IT.
Esto no significa que sus dificultades sean pocas ni que sea convincente sostener –este es el credo básico de la IT– que el porvenir de la izquierda reside en realizar bien lo que en el siglo veinte se hizo mal: digamos una Revolución Rusa menos Stalin. La denuncia de los límites de las nuevas propuestas de reconstrucción de la izquierda no legitima la repetición o corrección superficial de su modelo “tradicional” como una respuesta a la altura del fracaso y derrota sufridos. Y por ende su recreación mejorada no parece prometer una política adecuada para las décadas venideras del proyecto socialista.
La continuidad de las organizaciones de IT en la democracia capitalista ha conducido casi siempre a un encierro defensivo de esa izquierda, satisfecha con el éxito relativo que su institucionalidad le asegura, por el momento, en comparación con la NI. En efecto, gracias a su alineación en forma partidaria la IT posee efectividad y unidad militantes, consolida una identidad y es públicamente reconocible. De allí que, aunque sea minoritariamente, trabajadoras y trabajadores con sensibilidad de izquierda se acerquen a esos partidos, y no a la NI con un perfil discursivo más claramente movimientista y sin una manifiesta identidad clasista. También conquista una mayor visibilidad electoral, aunque asistimos a algunos experimentos recientes que quizás presagien otro panorama para la NI. Por lo tanto la sobrevida de la IT en los márgenes de la democracia realmente existente es segura, y habría que pensar hasta qué punto es un ficha más en el tablero de la reproducción ideológica de lo mismo. Lo que me interesa enfatizar es que esa paradójica fortaleza de la IT en disponer de algunas implantaciones en la clase trabajadora y su relativa visibilidad electoral redunda en una incomprensión sistemática de las “verdades” de la NI.
Para la IT la NI sobrepuja las condiciones de la crisis capitalista: se alimenta de una destrucción del sistema económico industrialista, de la fragmentación de la clase obrera y la emergencia de una multiplicidad de sectores con débil articulación con la producción material. De allí que sus “valores” no sean sino la contratara de una falsa realidad “postmoderna”: diferencia, multiplicidad, nomadismo, fluidez, son semblantes de los ideales del capitalismo actual y no una amenaza revolucionaria al mismo. La NI es una parte del problema, se dice, y no su solución.
Por eso la IT expone una deslumbrante incapacidad para captar las razones de la NI. Para ella el vocablo “autonomía” es mero ruido, fantasmagoría de universitarios de clase media sin significación política “en la clase obrera”. Por ende a menudo la IT encuentra a los grupos tendientes a forjar una NI más como enemigos que como aliados en una transformación de la realidad y, más enemigos aún, en su genérica desconfianza hacia la exigencia de una auto-transformación de la izquierda.

La así llamada nueva izquierda

A fines del siglo veinte el derrumbe definitivo del falaz “socialismo real”, autoritario y estatista, instauró condiciones para el surgimiento de una NI distinta a la conocida en la década de 1960. Vuelvo a los tres criterios utilizados para esquematizar a la IT (estrategia, sujeto y organización). Para la NI: 1] la estrategia no contrapone con simpleza la reforma a la revolución, ni la temporalidad de ésta es la de una insurrección y toma del poder en una fecha determinada; 2] el sujeto social es múltiple y construido, no excluye a la clase obrera pero niega que ésta provea un “fundamento” exclusivo: 3] impugna por autoritario el modelo leninista de partido y se inclina por las formas asamblearias, reticulares y horizontales.
Descartaré en este análisis la referencia a una nueva izquierda tal como algunas voces han propuesto en América latina en la última década a propósito de experiencias reformistas (Brasil, Argentina, Uruguay) e incluso de perspectivas más radicales (Venezuela, Ecuador, Bolivia). Esos gobiernos postneoliberales y en general neodesarrollistas, con diferencias entre sí, solo sus casos más radicales han instalado un debate sobre cuál debería ser una política de izquierda, como en el un poco precipitado pero siempre desafiante Socialismo del Siglo Veintiuno chavista. Los países mayores de la región, Brasil y Argentina, han sido regidos por gobiernos que en el mejor de los casos y con generosidad podrían ser llamados de centro-izquierda, orientados a una gestión “progresista” del capitalismo local. Los casos radicales son demasiado complejos para ser tratados aquí siquiera de manera sintética. Solo apunto que estos últimos tienen alguna influencia en la idea de una NI tal como la que examino aquí.
La NI a la que refiero emergió, con las comprensibles asincronías de un fenómeno hemisférico, en el cambio de siglo del 2000. Quizás el Foro Social Mundial fue su expresión más conocida. Con el paso del tiempo surgieron algunos desafíos que tensionaron a la NI. Eso ocurrió de manera crucial con las exigencias florecidas internamente para intervenir en el ámbito político tradicional aunque con métodos y objetivos diferentes a los burgueses, sin abandonar los principios básicos del pluralismo y horizontalismo asambleario.
El declive casi generalizado de los partidos comunistas, la integración completa de los partidos socialistas a la gestión –a veces neoliberal y siempre institucionalista– del orden establecido, hizo de la lógica identitaria de la NI, como ya dije, algo distinto de la dinámica de ruptura en su antecesora “new left” sesentista. Mientras por entonces los partidos tradicionales de la izquierda ejercían una nada desdeñable influencia en la clase obrera y en otros sectores sociales, la NI tuvo que enfrentar a un establisment de izquierda. Actualmente los partidos de IT poseen una fuerza menor. Debido al desastre ideológico de comunistas y socialistas la impugnación antipartidaria suele dirigirse hacia las organizaciones trotskistas.
Los discursos de la NI saben solazarse en el vituperio de la IT, subrayando sus cegueras, remarcando sus obsolescencias, denunciando la carencia de perspectivas constructivas que no sean las de la organización propia. Aunque no se trata de un talante generalizado, no es inusitado hallar en el dialecto de la NI expresiones que bordean incluso un abierto macartismo.
Otra tendencia discursiva consiste en pregonar principios a priori: horizontalismo, democratismo, igualitarismo, antidogmatismo, pluralismo, etcétera. No se trata de que esos principios sean erróneos. La dificultad reside en que la invocación de ideales sin explicar sus implantaciones socio-culturales ni las maneras de lograrlos redunda en una inexplicada declaración de principios.
Como en un juego de espejos, el interés que caracteriza a la idea de una NI se marchita por la monserga contra la IT como dechado de todos los defectos. Así las cosas, la NI no puede comprender lo que para ella es un mero obstáculo. La vieja izquierda, se dice, haría su mejor contribución a la cultura de izquierda si desapareciera. De allí el carácter mecánico y predecible del modo en que analiza a la IT, la falta de comprensión de los motivos de su persistencia, y por ende la incapacidad para entenderla y superarla.
Acosa a la NI una complicación real cada vez más evidente: el agotamiento del asambleísmo como método excluyente, la repulsa a toda representación y, a la vez, la perentoriedad de desarrollar una concepción de la organización política. Una vez que la maduración de la NI niega que la democracia directa sea la fórmula privilegiada y unidimensional del quehacer activista se genera una parálisis política y en el mediano plazo el cese de la vida interna en los organismos asamblearios. Se imponen entonces preguntas complejas y controversiales: ¿cómo delegar y bajo qué condiciones? ¿Qué mecanismos de representación local y qué dispositivos de integración en niveles diferentes? ¿Intervenir en la democracia electoral capitalista? ¿Con qué formas institucionales? ¿Qué hacer con la burocratización y la tendencia a erigir liderazgos carismáticos? Etcétera.
La antipolítica organizativa y el practicismo habituales en la infancia de la NI impide siquiera reconocer la validez de tales interrogaciones y es en consecuencia un estorbo para su propio crecimiento político e intelectual. Por eso el desarrollo político que suscita preguntas como las recién formuladas conduce a fraccionamientos cuyas razones sus actores comprenden mal.

Una solidaridad conceptual

Mi tesis principal sobre lo descripto es la siguiente: hay una profunda solidaridad conceptual entre la IT y la NI. ¿Cómo es eso posible si ambas se descalifican y contraponen recíprocamente? Mi respuesta consiste en señalar que ambas hablan un mismo lenguaje, un mismo sistema categorial construido en el ensamble de oposiciones.
No es raro que sectores o ideas que se presentan superficialmente como antagónicos compartan un mismo suelo conceptual. Pues sus diferencias obedecen de un conjunto de oposiciones nocionales comunes. Por ejemplo eso acontece en filosofía con las versiones más unilaterales de la confrontación entre idealismo y materialismo. Ambas posturas suponen una escisión entre lo ideal y lo material. Lo que distingue a ambas filosofías es el régimen de determinación, causación o expresividad donde uno de los aspectos prevalece sobre el otro. Por supuesto, lo que debe discutirse es la binariedad entre ideal y material. Es posible plantear las cosas de otro modo, cuestionando el esquema, sin restringirse a elegir una de sus opciones. Algo así lo que ocurre con la oposición entre las izquierdas que aquí discuto.
La NI emerge de una inversión reactiva respecto de la IT. Hay por ende una solidaridad inconsciente sobre las mismas dicotomías, solo que con valoraciones invertidas. Así las cosas, se opone la unidad de pensamiento atribuido al “centralismo democrático” de filiación leninista a la ausencia de estructuras de representación. Entonces no hay alternativa a la dicotomía absolutista. O bien se es leninista en el sentido más autoritario (negándose de antemano toda experiencia democrática leninista), o bien se es “libertario” y se rechaza toda institucionalidad como si no pudiera generarse una “tiranía de la falta de estructuras”.
Para la IT no hay alternativa al partido vertical pues ceder soberanías locales es sinónimo de individualismo pequeño-burgués. Para la NI solo pensar en un partido garantiza secuelas estalinistas. Exactamente lo mismo ocurre con esta alternativa: o bien la clase obrera es el sujeto social privilegiado, o bien lo son los movimientos sociales pluriclasistas o populares.
Lo falso es la partición en opciones excluyentes. Lo que debe ponerse en entredicho es la obligatoriedad de elegir entre las dicotomías básicas tanto para la IT como para la NI.
No es difícil percibir cuán importante son las dicotomías para la enfermedad conservadora que suele afectar a la IT. En efecto, en el formalismo del o bien esto, o bien lo otro anida su intransigencia para reflexionar sobre sus principios. Toda vacilación en torno a los valores tradicionales es sinónimo de traición y defección.
En cambio, un ejemplo demostrativo del carácter improductivo de una actitud reactiva en algunas posturas de la NI es el antileninismo. Si el leninismo es entendido como la apuesta por un partido político centralizado, con unidad ideológica y programática, hegemonizado por el “interés” de la clase obrera, el antileninismo deplora una organización política con especialización dirigencial –aun sea provisoria– pues es considerada como equivalente de burocracia y dominación. El antileninismo es el arquetipo de la naturaleza reactiva y negativa que con frecuencia daña el pensamiento de la NI. Se ha dicho bien que “con el antileninismo no alcanza” para redefinir el proyecto de izquierda. Yo voy más lejos y encuentro el antileninismo en tanto postura refractaria como un desatino. El mero rechazo del leninismo lo anula como problema y lo sustrae de la reflexión, comprende mal sus dimensiones válidas y se niega a pensarlo.
Debido a la sumisión hacia dicotomías en las que solo cabe elegir una opción y descartar la otra (una forma mentis de linaje monoteísta), ambas izquierdas revelan una sorprendente debilidad conceptual. La actitud defensiva de la IT que se parapeta en sus conceptos centrales inhibe la generación de nuevas ideas pues éstas son vistas como claudicaciones “revisionistas” de verdades inmarcesibles. La prestancia reactiva de la NI refleja esa misma indigencia teórica pues es también celosa de las nociones orientadoras que, como negativos del discurso de la otra izquierda, articula sus perspectivas. Esto hace a la NI muy frágil ante los desafíos del ingreso a la competencia electoral y la aparición de gobiernos reformistas. La intransigencia de fórmulas teóricas redunda en el mediano plazo en divisiones intestinas. En cambio la imperturbable obstinación de la IT garantiza su certidumbre al precio del congelamiento de su archivo conceptual.

Por un antagonismo dialéctico

Nuestro enigma no es si hay un futuro para la izquierda. Mientras exista el sistema democrático la izquierda, incluso la izquierda revolucionaria, tendrá un casillero asegurado. Ya lo tiene en el ámbito electoral con su cuota destinada a fluctuar entre un 2 y un 10% de votantes; que cada tanto la coyuntura procure un 20% no modifica la situación. Lo tiene por cierto en el terreno cultural con su preocupación por los temas sociales, ecológicos, feministas, entre muchos otros; y por la tolerancia de las facultades universitarias de ciencias sociales y humanidades con los nichos de “pensamiento crítico”. Y lo tiene sobre todo por el carácter periódico e irresoluble de las crisis capitalistas que tornan algo más creíbles los ánimos radicales de la izquierda hasta que el nuevo ciclo de recuperación más o menos modesta reconduzca a las ovejas descarriadas al redil del reformismo burgués.
La dificultad mayor consiste la constitución de una izquierda renovada que pueda acometer las tareas más válidas de sus formulaciones iniciales durante los siglos diecinueve y veinte, pero a la vez lo haga a la luz de la exigencia de una elaboración de su derrota y fracaso.
Para contribuir a esa reflexión quiero formular ahora algunas anotaciones para continuar desarrollando lo expresado en párrafos anteriores. Mi tesis al respecto –que renuncia de antemano a inventar desde el mero pensamiento y el deseo– es que una renovación de la izquierda solo es viable a partir de las izquierdas realmente existentes, o más bien, de la superación de sus dilemas. Esta tesis es incompatible con la idea de que el desarrollo exitoso de una de las izquierdas, y por ende la desaparición de la otra, es la vía regia hacia una recomposición de la estrategia revolucionaria.
Doy por un dato la necesidad histórica de construir una política de izquierda que elabore los fracasos y las derrotas del siglo veinte. Quien suponga que solo se trata de reincidir en fórmulas consolidadas hacia 1920 o 1960 permanece fuera de una proyección futura de otra (nueva) izquierda. Pienso que salvo casos extremadamente minoritarios no hay izquierda viva que asuma como fortaleza identitaria la continuidad y repetición de la amplia familia de la izquierda leninista –aquí incluyo también al trotskismo y al maoísmo– predominante en el siglo veinte. La IT en sus variantes más lúcidas no impugna la perentoria necesidad de autotransformarse a la luz de las nuevas condiciones. Solo que, con buenos motivos, reclama no olvidar algunas referencias sustantivas: el anticapitalismo, el socialismo, el igualitarismo, el concepto de revolución, la importancia de la clase trabajadora. Y para ello demanda considerar en toda su importancia la tradición socialista, incluyendo la específicamente marxista. No veo que tales referencias deban ser eliminadas a priori de la estrategia de izquierda. Pienso menos aún que no deban ser pensadas.
Por ejemplo, respecto de algunas preferencias por los movimientos sociales en la NI, una conjetura accesoria que me limitaré a enunciar dice que sin la recomposición política de la clase trabajadora, ya no imaginarizada en el modelo exclusivo del obrero industrial, no será viable ninguna estrategia de izquierda futura. No porque debamos recentralizar lo social y lo político en un sujeto/objeto de la Historia, como sucedió con el obrerismo socialista de cuño economicista, sino porque mientras haya capitalismo la clase trabajadora incidirá cuantitativa y cualitativamente en los engranajes decisivos de la legitimación y reproducción del orden dominante. Una izquierda que carezca de una sólida política en y hacia la clase obrera navega –a ese respecto, al menos– en una nube de quimeras. Pero de allí no se deduce que la “centralidad” y “primacía” de la clase obrera legitime la marginalización de otras demandas, tal como aconteció en la argumentación obrerista de tan extensa vigencia.
Planteo una conclusión provisoria, que es, lo admito, más bien una nueva hipótesis que solicita ulteriores reflexiones: es lícito deducir que en el panorama ideológico-político aquí dibujado –la oposición mecánica entre IT y NI– no habrá de edificarse una izquierda que supere adecuadamente el legado del siglo veinte. Pues la presunta NI es tan heredera de los dilemas irresueltos del siglo veinte como lo es, sin culpa, la IT. Sucede así que incluso con sus matices ambas vertientes participan y a la vez niegan la profundidad de la crisis de la izquierda revolucionaria.
Estoy lejos de pensar que la revisión radical del inconsciente conceptual que he descripto pueda hacerse a través de una “reforma del entendimiento” en las izquierdas. Y menos aún quisiera reiterar en otro nivel el mismo gesto idealista de estipular lo que una real “nueva” izquierda debería ser. Prefiero apelar al método materialista de partir de las contradicciones de lo dado, de lo que hay en sus tensiones constitutivas. Es decir, de las desventuras de unas izquierdas que no por sus aperturas al diálogo y el debate franco sino, por el contrario, gracias a sus sorderas y resentimientos, son hermanas-enemigas de una misma familia ideológica. Por ello no consiguen emanciparse de los legados del siglo veinte al que todavía, conceptualmente, pertenecen. La IT y la NI son así síntomas de la crisis de la izquierda; pero el síntoma más significativo es más bien su oposición formal y no dialéctica. Así solo están destinadas a repetirse, a consolidarse en un antagonismo opaco y autocomplaciente para cada una de las partes.
Hay una dificultad formal para una discusión superadora del antagonismo entre IT y NI. No se me escapa que la urgencia de la práctica política requiere “formaciones de identidad”, la sanción de nombres que cristalizan sujetos. Sé que desde la indeterminación estratégica no se convence a la militancia propia, y mucho menos a los posibles interlocutores.
No puedo prever cómo podría darse la autosuperación de la IT y la NI. Y no quiero recostarme sobre ese tópico del pensamiento mágico que imagina situaciones revolucionarias donde se fusionen las distintas izquierdas que sepan estar a la altura y más allá de las circunstancias, exigidas por la autoactivación organizada y movilizada de las masas obreras y populares. Es infructuoso esperar ese acontecimiento purificador pues la faena de construir una izquierda nueva debe comenzar ya mismo. El tiempo del ahora es hoy.
Mi contribución quiso delinear la idea de que solo en la confluencia de una IT que sepa evaluar críticamente su pasado, metamorfoseándose, y una NI que asuma los desafíos urgentes del presente siglo, podrá emerger una variante original para una nueva era de la práctica revolucionaria.
No habrá nueva izquierda real sin la autotransformación de la IT. Ni habrá una nueva izquierda efectiva, no reactiva, sin que se disuelvan los clichés que la tornan en un negativo contrapuesto a su contraparte acostumbrada.
Con todo, esta confluencia no descansa en un deseo arbitrario. Pienso que se observan señales empíricamente documentables de la convergencia necesaria para abrir una época inédita de la izquierda. Desde el lado de la izquierda tradicional el paso de los lustros revela de modo crecientemente notorio que sus categorías, si no están obsoletas, merecen reformulaciones profundas, como las que Rosa Luxemburg, Lenin, Trotsky y Gramsci, por ejemplo, se atrevieron a encarar sin resignar por ello su vocación revolucionaria. Así la revisión no equivale a renegar de una tradición sino a tornarla activa en inéditas condiciones históricas.
Aunque en modo alguno es una tendencia dominante, percibo articulaciones de la izquierda tradicional que avanzan en ese sentido, esto es, que no condenan de antemano toda innovación teórica o práctica ni se lanzan a cooptarla con la meta predefinida de reproducirse y ampliarse.
Desde la obra vereda, las mejores experiencias de la NI ponen en suspenso las actitudes reactivas y resentidas con que supo atorarse en su repulsión hacia la IT. Se trata de esfuerzos por leer en toda su significación, su drama y sus legados, una historia revolucionaria de complejidad extraordinaria. Al hacerlo se resisten a plantear abstractos abismos entre el pasado y el porvenir, asumiendo una actitud crítica hacia las nuevas doctrinas que reclaman representar una novedad radical.
Así las cosas, la perspectiva de una renovación de la izquierda revolucionaria a partir de lo existente pero ciertamente más allá de lo que hay no entraña un deseo solo imaginario. Para estimularla estas palabras balbucearon algunas ideas con el objeto de encarar diálogos constructivos en la izquierda.

Junio de 2014