El número de enero de 1976 (No.39) del boletín mensual El Rebelde, de las Fuerzas Populares de Liberación, FPL “Farabundo Martí” está dedicado a profundizar sobre el contenido y el carácter de la revolución, en el marco entonces de una intensa polémica ideológica con otras organizaciones revolucionarias.
Repasar estas ideas a esta altura del proceso y en el marco de una aplastante derrota, no es solo un ejercicio de historia, sino que contribuye viendo hacia el pasado, a orientarnos en las complejidades de la actual situación y sus desafíos con respecto al problema del poder y de la unidad de la izquierda.
Las tareas históricas y su cumplimiento
Establece de entrada que “el contenido y el carácter de toda revolución lo determinan las tareas históricas revolucionarías· que está llamada a realizar y las fuerzas sociales revolucionarias que la llevarán consecuentemente hasta su total realización.”
Cuáles son estas tareas históricas se pregunta el articulista y responde que para su cumplimiento “es preciso que las fuerzas sociales que impulsan las transformaciones revolucionarias destruyan el poderío militar de las fuerzas reaccionarias, arrebaten el poder político y económico de manos de estas, le den un nuevo carácter de clase al Estado, y lleven a cabo consecuentemente los cambios revolucionarios radicales necesarios en la base económica y en la superestructura política ( ejecutiva, legislativa, judicial, administrativa, fiscal, jurídica, educacional, etc., etc.)”
Seguidamente se pregunta sobre los rasgos concretos del país y el articulista responde con ocho características de El Salvador en ese momento: en primer lugar es de “desarrollo capitalista”, asimismo es “dependiente del imperialismo yanqui”, también es “con gran atraso en todas las ramas económico-sociales”, y a la vez “con relativo desarrollo de la población proletaria urbana y rural que junto con el campesinado pobre, forman la mayoría de la población”. Por otra parte, “con extremada polarización de clases” así como con una “tiranía militar que se encamina hacia una tiranía militar fascistoide”. Y finalmente que “los sectores más avanzado han iniciado la Guerra Prolongada del pueblo.”
Tres tareas históricas fundamentales
Menciona el documento de las FPL tres tareas históricas fundamentales. La primera es la de “poner fin definitivamente a la dependencia (política, militar, económica-social) del país respecto del imperialismo yanqui”; en segundo lugar, “liquidar definitivamente el Poder político, económico, social de la oligarquía burgués-terrateniente, aliada al imperialismo.” Y tres, “sentar las bases económicas, políticas, culturales, técnicas y sociales para pasar a la construcción del Socialismo.”
¿Cuáles son las clases y sectores que realizaran estas tareas? se pregunta y responde que son tres, en primer lugar “la clase obrera industrial y agrícola, por ser la clase más avanzada históricamente”. Luego “el campesinado pobre y medio, y fundamentalmente el campesinado pobre”. Así como “los sectores avanzados de la pequeña burguesía” y entre estos las capas medias (estudiantes, maestros, intelectuales y profesionales) y pequeños y medianos productores y comerciantes.
Por lo que se necesita “crear una amplia y sólida Alianza Popular Revolucionaria, que está bajo la firme hegemonía de la clase obrera, y cuya base y núcleo fundamental lo constituye una firme alianza obrero-campesina.”
Advierte el documento que “la burguesía, a través de todos los medios a su alcance, tratará de influir y tomar la hegemonía, para detener el proceso hacia el Socialismo y para prolongar y profundizar la explotación capitalista.”
Pero también “los sectores de la pequeña burguesía radicalizada, dadas sus características e intereses de clase, tratarán de influir e incluso hegemonizar el curso revolucionario para entrar en entendimiento con sectores de la burguesía y frenar el proceso revolucionario hacia el Socialismo.”
Concluye que las tareas históricas de la Revolución Popular “solo puede llevarlas consecuentemente a su realización un Gobierno Popular Revolucionario bajo la Hegemonía de la Clase Obrera en firme Alianza con el Campesinado Pobre, dentro de una sólida Alianza Popular Revolucionaria.”
El documento aclara que “por las transformaciones revolucionarias que le corresponde realizar, la Revolución Popular no es todavía la Revolución Socialista, pero es su etapa previa y necesaria.”
Se pregunta el documento: ¿Cuáles son las tareas específicas de la Revolución Popular y del Gobierno Popular Revolucionario? Y responde: para terminar con la dependencia las siguientes: expropiación y nacionalización de todas las empresas imperialistas o de capital mixto, cesación de todas las obligaciones financieras con instituciones estales o particulares imperialistas, expulsión de todas las misiones e instituciones que obedecen a la política de penetración y dominación del imperialismo, aplicación de una política exterior independiente, movilización combativa anti-imperialista de todo el pueblo.”
Con relación a romper con la dominación política se plantea: liquidar el monopolio burgués-terrateniente sobre la tierra y poner esta en manos del Estado Popular y del Campesinado pobre y medio, la expropiación y nacionalización de todos los bienes de la oligarquía burgués-terrateniente aliada del imperialismo, en la industria en la agricultura y ganadería, en el comercio, en la banca, etc., y liquidar todas las organizaciones e instituciones creadas por la oligarquía burgués-terrateniente.
Considera que con estas medidas, el Estado Popular Revolucionario: concentrará en manos del pueblo los medios fundamentales de producción, elevara el nivel de vida de la población trabajadora, impulsara la organización masiva del pueblo en todos los niveles y propiciará la intensa educación ideológica y elevación del nivel de conciencia política de las masas.
Aclara el documento que “el imperialismo y sus aliados se aferraran al Poder con todas sus fuerzas y poderío y no están dispuestos a entregarlo ni por la “vía del voto”, ni por la vía de reformas parlamentarias, ni por la vía “legal” o constitucional. Solo a través de una dura y prolongada lucha político-militar, a través de la estrategia de Guerra Prolongada del Pueblo podrán el proletariado y sus aliados derrumbar definitivamente el poderío de las clases burgués-terrateniente aliadas al imperialismo yanqui.”
Define el documento que “tal es la estrategia de las FPL sobre el carácter y contenido de la presente etapa de la Revolución; la etapa de la Revolución Popular hacia el Socialismo.”
Otras visiones y su caracterización
Reconoce el documento que existen otras visiones y pasa a caracterizarlas, describiendo el abanico político de la izquierda en ese momento.
En primer lugar esta “la aspiración de un sector de la burguesía industrial-financiera hegemonizante en el PDC y la UNO, de atajar el proceso revolucionario con un reemplazo burgués (“progresista”) de los actuales equipos de la tiranía militar, por otro equipo burgués que prolongue la dictadura burguesa bajo un barniz “democrático” o “populista” que permita confundir al pueblo, mientras las fuerzas militares reaccionarias descargan sus golpes sobre las fuerzas político-militares avanzadas.”
Agrega que “esta corriente burguesa se aferra a abrirse paso hacia el Poder por medio de las elecciones, el parlamentarismo, la “constitucionalidad” y en última instancia, el golpe militar solo o acompañado de insurrección popular dirigida por la burguesía. Trata de atraerse el beneplácito del imperialismo yanqui, especialmente del Partido Demócrata norteamericano, lo que motiva los repetidos viajes de Duarte y de otros personeros del PDC a la metrópoli yanqui.
En segundo lugar, condena “la corriente del oportunismo-revisionista de derecha, que encabeza el PCS y que se ha convertido en puente de los intereses de esos sectores de la burguesía en el seno de algunas masas populares.”
Añade que “esta corriente, al hablar del carácter anti-oligárquico y anti-imperialista de la revolución, le da el contenido de clase democrático-burgués, es decir que este proceso debe ser hegemonizado y encabezado por sectores de la burguesía. Concibe una alianza popular dirigida por la burguesía y en la cual la clase obrera, el campesinado y la pequeña burguesía tienen que ayudar a esos sectores burgueses a tomar mayores posiciones de poder político y económico para prolongar la dominación capitalista.”
Continua diciendo que “bajo esa concepción está concebida la alianza electorera UNO, y los esfuerzos por crear un “amplio frente antifascista y popular” que una a la UNO con sindicatos y con otras organizaciones de masas bajo la batuta de los sectores burgueses que respiran a través del PDC.”
Y menciona el documento de las FPL también a un tercer sector: “similares características y contenido, no obstante sus aparentes diferencias de forma y presentación, tiene la concepción sobre un Gobierno Popular Democrático, enunciado por la corriente socialista de derecha de la recién formada organización Liga para la Liberación. Cada vez los planteamientos estratégicos y la actividad práctica se hermanan más con los planteamientos de los oportunistas y revisionistas de derecha.”
Y un cuarto sector se refiere a “la concepción de turno del “Ejército Revolucionario del Pueblo” ERP sobre el llamado Gobierno Provisional Revolucionario. Aunque es puesto en un estilo intencionadamente radical, representa una vergonzosa concesión a la oligarquía burgués terrateniente y el imperialismo yanqui.”
“El programa de “realizaciones revolucionarias” se queda aun más pálido y corto que el programa democrático-burgués de los oportunistas de derecha, e incluso atrás de los lineamientos que el PCS trazaba a finales de la década del 40 respecto a un posible gobierno democrático burgués (denominado también “Gobierno Provisional Revolucionario)…Es el precio del inmediatismo, del aventurerismo y del abandono del carácter prolongado de la Guerra del Pueblo.”
Y finalmente el documento rompe lanzas contra un quinto sector, la Resistencia Nacional y su “confuso planteamiento”. El cual “en determinado momento se refieren a un Gobierno Democrático Popular, -basado en una amplia alianza popular democrática- con muchas similitudes al planteamiento del PCS:”
“Y en otras formulaciones le denominan como el Gobierno Revolucionario de Obreros y Campesinos. Sin embargo, es de desear que se clarifiquen los lineamientos estratégicos y que terminen las vacilaciones ideológicas en esa organización.”
Y finalmente el documento de las FPL-Farabundo Martí de enero de 1976 concluye con una exposición de los puntos principales de su línea política: impulsar más enérgicamente la guerrilla popular, construir los organismos armados revolucionarios en el seno de las masas, impulsar la organización y la lucha combativa de las masas populares por sus reivindicaciones inmediatas político-económico-sociales como medio para su incorporación múltiples a la lucha revolucionaria, crear la firme alianza obrero-campesina y sobre esa base, los primeros escalones de la Alianza Popular Revolucionaria; impulsar firmemente la lucha ideológica contra todas las desviaciones que entorpecen la marcha del pueblo hacia su incorporación revolucionaria; fortalecer la vanguardia revolucionaria del proletariado, la organización político-militar marxista-leninista, para convertirla en la fuerza capaz de dirigir a la clase obrera y sus aliados hacia el triunfo de la Revolución Popular hacia el Socialismo.
Y concluye afirmando que “las FPL intensificaran su propio fortalecimiento interno, su capacidad combativa múltiple, y su más estrecha ligazón con los más amplios sectores del pueblo. ¡Revolución o Muerte! ¡El pueblo armado vencerá!”