4. De alta contra el comunismo: sí mi General (Sonsonate, 1931)
Por la mañana al escuchar la diana me despierto con la tropa. Es la hora del matutino. Ejercicios que no me entusiasman ni desafían. Luego nos duchamos y al desayuno. Este si me interesa. Buen rancho. Casamiento con tortillas tostadas y cafecito de maíz. Una ricura. Espero que llegue el general pero ya está aquí. ¿Dónde dormirá? Cabo Judas Pérez, reportándose. Buenos días! Cómo descansaste? Bien.
Mirá hoy te voy a explicar en detalle lo que requiero de tus servicios. Si mi general. Necesitamos armar un servicio de inteligencia. Si mi general. No me interrumpas. Vas a ser mi ejecutivo. Pero lo primero que necesito es que te recorras el territorio, toditito, de paisano, ya no vas a usar uniforme por mucho tiempo, necesito que ubiquemos los principales centros subversivos y de ser posible que te infiltres o que logremos infiltrar a gente con ellos, no creo que sea muy difícil. No se crea, son clandestinos. Te voy a dar un carnet para cualquier eventualidad para que la autoridad te auxilie, pero solo úsalo en caso de emergencia mientras tanto andas por la libre, o sea usa la leyenda de que sos comerciante, aquí están estos treinta colones para que inicies. Nos vemos cada semana, los viernes, hace como que venis a vender telas al cuartel, preguntas por mí. Y la relación es exclusiva, me entendes, con nadie más. Si mi general.
Aprovecho que el General me deja solo en su oficina para trazarme mentalmente el itinerario de mi misión por medio de un inmenso mapa de Sonsonate que casi abarca la pared tras de su escritorio. Veamos: vamos a empezar por Juayúa, al norte, después bajamos a Salcoatitan, Santa Catarina Masahuat, Santo Domingo hasta terminar en Acajutla, luego subo a Nahulingo, San Antonio del Monte, Sonzacate, Nahuizalco, Izalco, Caluco, Cuisnahuat, Ishuatan, San Julian, Armenia y luego regreso a la ciudad de Sonsonate. Son un cachimbo de pueblos de indios. En total 16 pueblos y sin contar cantones. Esta difícil, cuesta arriba este volado. Le voy a pedir un ayudante a mi general.
Entra el General y le pido permiso para hablar. Necesito un ayudante. Me responde mal encarado: come mierda, y mujer no queres también que te consiga. No me digás que ya te estás ahuevando. Sí lo que necesito es que parés bien la oreja no que los captures. Acordate. Inteligencia, el manjar de los poderosos. Así que mejor ponete a trabajar. El pisto ya te lo dí ¡verdad? Sí, mi General.
Me voy para la terminal que está a la par del mercado. El siguiente bus sale hasta las dos de la tarde. Hasta ganas me dan de irme a tomar unas cervecitas a la Calle sin Ley. Pero primero voy ir a comprarme un par de cortes. Llego a un negocio de turcos. Que va querer, baisano? Muéstreme unos cortes. Para usted? No, para vender. Se muestra extrañado. Usted no es de por aquí, verdad? No, soy de Armenia. Pero quiero probar suerte, dicen que aquí es bueno el comercio. Claro, que sí, que le parecen estos casimires. Muy caros. Y este macartul? Y ropa para indios no tiene? No, ellos mismos se la hacen. Aunque aquí tengo mire esta tela para huipiles. Ummm. Y cuanto valen. Para Usted caballero, medio real la yarda. Deme unas seis yardas. Ya se las empaco. Creo que me está embaucando. Mejor mire, ya no las voy a llevar. Que le pasa baisano? Es buena tela, buena compra. Es que muy caro, hágame una rebaja. Que le quede en dos reales y medio, regaladas. Se las voy a llevar.
Salgo con mi paquete al hombro, convertido en comerciante de telas. Son las once. Me voy ir a echar unas heladas para aguantar este calor insoportable. Al pasar por la Calle sin Ley algunas muchachas recién levantadas me reconocen y saludan amigables como buenas vecinas. Entro a un bar y pido una cerveza. La dueña no puede ocultar en su rostro un gesto de malestar ya que supone y supone correctamente que no voy a pagarle. Los policías no pagan en ningún bar del mundo. Es una regla universal. Lo que me preocupa es que la gente parece reconocerme no obstante andar de paisano, parece que llevo un rotulo de detective en la frente. Y esto a veces es ventaja pero otras veces es peligroso, más en estos territorios mordidos por el comunismo. Me tomo un par de heladas y me voy para la terminal no vaya ser el tuerce que me deje el bus para Juayúa. En el negocio había un viejo gramófono de trompeta y se escuchaba la voz de Gardel: Caminito…
Rumbo a Juayúa
El bus va repleto y suerte que llegue temprano para conseguir asiento. Me hubiera gustado lavarme los dientes porque me siento una hedentina a cerveza escandalosa. Oigo que dicen adelante unas lenguas atrevidas: es prohibido tomar en el bus y ansiosas me voltean a ver. El cobrador me comenta: se las ha echado verdad? Maishtro. Es delito echarse un par de heladas? No, para nada. Otra vez invite. La camioneta toma del mercado rumbo al norponiente, pasamos el barrio El Ángel con sus talleres de mimbre y al nomás emprender la cuesta polvosa hacia Nahuizalco comienza a ranear. Nos reímos, échele leña maestro. Mejor bájense a empujar, ganado de uña. Cómo que no fuéramos pagando! El bus avanza con dificultad. Y el olor a aceite de frenos es intenso. Y la gran humazón. Se va quemar esta babosada!
La camioneta va llena de mujeres enhuipiladas, refajadas, que tristes con sus canastos vacíos, regresan a sus ranchos. Parada! Me deja ahí pur dunde la Niña Mila. Ya se pasú, brutu… pare que me quieru bajar! Estupidu! El chofer frena y para. La joven baja del bus con su canasto todavía con algunas flores. La camioneta continúa su recorrido ascendiendo la interminable cuesta hacia Nahuizalco, población a la que ingresa para recoger más pasajeros aunque la camioneta ya va llena. Avanza por la calle de tierra levantando una gran polvazón, de la que todos nos beneficiamos.
Suben algunos pasajeros, los ladinos de saco blanco y los indios de cotona y pantalón también blanco de manta. Seguimos la ruta y salimos del pueblo, de nuevo empezamos a ascender en medio de cafetales interminables. La temperatura va cambiando y empieza a sentirse la brisa de la montaña. Al fin llegamos a la plaza y nos bajamos. Hace un poco de frío y hay nubarrones amenazando el horizonte. Es un pueblo que queda en las alturas, las nubes casi chocan con los aleros de las casas. Hace frío y me vine sin chumpa. Hace frío y tengo hambre.
En la esquina del parque diviso una señora que está vendiendo atol shuco. Me acerco y le pido uno. Con todo? Sí. Es un brebaje, un atole gris, que se come con pan francés. Tiene un saber agrio, y va acompañado por frijoles y chile. Póngamele un poquito de más chile. Delicioso.
Le pregunto a un joven que donde puedo encontrar una pensión y me recomienda la de la Niña Panchita, un lugar aseado y barato, queda aquí cerquita, a dos cuadras, cerca de la comandancia. Camino y encuentro el lugar. Tiene piezas? Sí. Pase adelante. De Sonsonate? Sí. Cuanto se va estar? Unos días. El piso de las piezas es de tierra y con tapescos. Y a que se dedica? Soy comerciante, y he venido a ver si hago unos centavos, dicen que aquí es bueno para el negocio. Depende, a veces se pone bueno, ya van ser las fiestas del Cristo Negro y entonces se pone bonito. Ah, disculpe el pago es por adelantado. Mire, y no me podría prestar una colcha. Ya se la voy a buscar.
Me instalo en mi nueva residencia. Descanso un rato y luego salgo a caminar por el pueblo. Ah, y el zaguán se cierra a las nueve de la noche. Ya voy a regresar. Empieza anochecer, me voy para el parque. Esta semi vacío y las ráfagas de viento me golpean el rostro. Se me hace que voy a tener que acompañarme pronto por las inclemencias del tiempo. Pienso en la Josefina…
Me siento en un banco del parque frente a la iglesia imponente. Hay misa y está oscureciendo. Oigo música a lo lejos. Misa o jolgorio? Jolgorio. Tengo buen olfato para encontrar cuchitriles de mala muerte en donde campea el pecado y la lujuria. Veamos. Caminemos. Tomo hacia el oriente luego de dos cuadras, al doblar la esquina aparece la fuente del jolgorio. Es un patio con algunas mesas y candiles. Algunos parroquianos ya están un poco mareados aunque es lunes. No hay mesas vacías y pido permiso para acompañar a un par alegre de bebedores. Siéntese, no hay problema. Usted no es de aquí, verdad? No, fíjese. He venido a ver si monto un negocio. Negocio? Se puede saber de qué? Soy comerciante de telas. Ah, de eso aquí sobra, pero siempre donde come uno comen varios. Pero no es muy carero? No, al contrario. Y da fiado? Tampoco. A este solo fiado le gusta. Fiado ya murió, mala paga lo mató.
Se llaman Mardoqueo y Felipe y son criados de don Emilio, el italiano dueño del beneficio. Como patrón es estricto el viejo pero no nos falta la comida y la bebida. Noto que andan armados. Y no es muy peligroso el pueblo. Solo en las fiestas que se llena de mañosos y de pirujas. Una vez a este le robaron la mudada allá por los Chorros de la Calera. Ah y últimamente que han aparecido unos indios gritones, pero ya los tenemos controlados quiénes son y donde viven, andan con eso del comunismo. Nosotros somos los que le cuidamos el almacén a don Emilio, hay se lo vamos a presentar, es buena gente, chelote.
Ya la plática me empieza a gustar, ya va tomando rumbo. Y que es eso del comunismo? Es de andar que los andan enganchados a los indios que les van a dar tierra, pero solo es carburo. Pero no hay que preocuparse? De nada sino para eso están las tartamudas, o los Mauser. Este tiene uno. Don Emilio me lo ha dado. Anda un tal Chico Sánchez sonsacándolos. Hasta llevaron los rojos al Seco Concho de candidato a alcalde, si ni leer puede, si hasta la mujer lo pijeya cuando anda a verga. Andan ofreciendo tierra y no tienen donde caerse muertos. Por mi que los fusilen a todos, empezando por el tal Chico. Hay que quemarles los ranchos para que aprendan quien manda. Saca un revolver y me apunta. Y Usted no será de ellos? Como va creer? Porque dicen que aquí va reventar el comunismo.
Es que dicen que mandan a los pueblos para que adoctrinen. Yo no me meto en esas babosadas, lo mío es el negocio y las mujeres. Pienso para mis adentros que son indios hablando de indios. Mejor me voy a ir no vaya a ser que termine mal. Bueno, señores ha sido un gusto. No, cálmese, porqué se va, es que lo hemos ofendido? Diganos en que lo hemos ofendido? Pablito, servile otro trago al señor aquí presente. O nos despreceya por humildes? Simula ponerse a llorar. No, es que tengo que ir a arreglar un asunto. Cual asunto? Nosotros aquí lo invitamos., nosotros pagamos. Tráeme una tajada de limón. Apúrate.
Mire a ese Chico así le voy a hacer y apuntaba con el arma hacia la pared. Pone la pistola en la mesa. Te acordás que hay le daban trabajo allá arriba en La Concordia, si peón de finca era y hoy se la lleva de machito, de jefecito rojo. Ganas me dan de irlo a buscar y darle una buena talegueada para que aprenda a respetar a la autoridad, porque la autoridad aquí en este pueblo es Don Emilio, ahí dicen que vive cerca del río, quien quita que me anime. ¡Viva Don Emilio! Creo que con lo escuchado ya me da para hacerle un reporte a mi General y mejor me voy no vaya a ser el tuerce que me vea obligado a verguear a uno de estos dos indios babosos. Salgo y está muy frío, regreso a la posada por calles oscuras y empedradas.
El siguiente día me los encuentro de nuevo y por suerte no me reconocen. Y se encuentran peleando en un lugar frente al mercado con el descolorido nombre de El Cuscatleco, y que es una lotería de cartón, que se llena con granos de maíz. El cantador es un poco vulgar: Fuera manos va pelota! La garza es un ave rara/ Con tamaño pescuezote/Así de larga deseara/ Que se hiciera mi garrote. ¡La Garza! Otro dice así: Cierra las piernas mujer/ Le dijo el indio a la indiana/ No ves que te pueden ver/ La estrella de la mañana. ¡La estrella!
Alegan los criados de Don Emilio que ganaron y no les reconocen el gane. Los observo de lejos pero estoy seguro que no me reconocen. Son pendencieros y ofensivos, sanos o tomados. La gente los rechaza y les pide que se vayan. Salen y se dirigen a la casa de su amo y decido seguirlos. Es una casa de dos pisos, con un portón grande de madera en el que incluso pasan las carretas. Tocan la puerta y pasan sin saludar. Me quedo esperando un rato, pero ya no salen, y regreso a la posada a traer mi “venta.” Me instalo en una pendiente de la calle, y coloco la venta. A cumu lu tiene? Dos reales. Muy caru. Me pregunto si será que hablan español estos indios carajos o será su dialecto. Pero todo parece normal. Hay pocos hombres vendiendo, en su mayoría son canasteras.
Salcoatitan
Por la tarde decido enrumbar para el pueblito de Salcoatitan. Es por gusto, las puertas de las casas están cerradas y parece un pueblo fantasma, desolado, hasta la iglesia está cerrada. Voy a tener que venir el domingo porque dicen que aquí la indiada en las plantaciones cafetaleras esta alzada. Quizás regreso mejor a Juayúa, o mejor espero un momento.
Me voy al parque y me entretengo viendo a la gente que pasa, parece como que los días se repiten. Y veo que abren las pesadas puertas de la iglesia, hoy si voy ir a escuchar misa, a ver qué dice el cura. Entre y están ya los primeros feligreses. Veo pasar al cura hacia el presbiterio. Es una iglesia de madera, silenciosa y oscura, consagrada a San Miguel Arcángel que aparece juvenil y alado en un caballo blanco con la espada desenvainada dispuesta a enfrentar y derrotar al dragón del caos.
Se escucha desde el altar: “San Miguel Arcángel, defiéndenos en la lucha. Sé nuestro amparo contra la perversidad y acechanzas del demonio. Que Dios manifieste sobre él su poder, es nuestra humilde súplica. Y tú, oh Príncipe de la Milicia Celestial, con el poder que Dios te ha conferido, arroja al infierno a Satanás, y a los demás espíritus malignos que vagan por el mundo para la perdición de las almas. Amén.” Luego se exhorta a rezar un Padrenuestro, tres Avemarías y el Gloria.
La mayoría de feligreses son ancianas indígenas que observan admiradas la irrupción del sacerdote con sus negros atavíos y se establece un profundo silencio que es roto por la voz gangosa del cura que de espaldas a ellos, dice aburrido: in nomine Patris, et Filii,: et Spiritus Sancti. Amén. Dominus vobiscum. Et cum spiritu tuo. Oremus. Per omnia saecula saeculorum. Amén. Siento calor y salgo, enrumbo hacia Juayúa, tendre que regresar un fin de semana, quedo pendiente.
Me habían contado que hay tres imágenes de san Miguel Arcángel, ya conocí al primero, que está encerrado en la iglesia, en el altar mayor y a este se le conoce como El Serio, y luego está el de las Cofradías, y lo conocen como El Parrandero porque le gustan mucho las fiestas y está él que solo anda en la calle, que es el que anda en las procesiones y le dicen El Vago.
Antes de irme me detengo en una enramada de guachipilín donde hay una señora que vende yuca salcochada con tenquique de palo de siete pellejos. Lo vende en hojas de huerta y al probarlo es delicioso.
Nahuizalco
Llego temprano y instalo mi venta en el mercado. Poco a poco van apareciendo otros vendedores y un ejército de canasteras descalzas que bajan de los montes con sus ventas de verduras y frutas.
El cementerio en esta población está totalmente segregado, separado entre ladinos y naturales, estos últimos se ubican a la derecha y las márgenes mientras los ladinos ocupan los espacios principales. Los naturales no tienen tumbas con mausoleos y solo colocan un túmulo compacto de un metro, con una tosca cruz de madera pintada.
5. Un hallazgo atemorizador
Al empaquetar mis cosas, que cada día van aumentando con libros y recuerdos, descubro con terror que no encuentro el sobre o mejor dicho encuentro el sobre ajado pero sin el contenido, sin las hojas mecanografiadas con firma y sello que me entrego Agustín, ¿Qué hago? ¿Dónde las extravié? O será que ¿me las habrán robado? ¿Las habré perdido? El estomago se me revuelve porque este documento es el motivo de este viaje. No tiene sentido continuar sin el sobre con el mensaje. La última vez que lo revise ¿fue en Honduras? No, fue en Cuba. ¿Habrá quedado allá? No puedo saberlo. Reviso mentalmente los diversos lugares que he recorrido desde que salí de San Salvador. No puedo realmente identificar el lugar de la pérdida. Le doy vueltas y vueltas en mi cabeza y no logro descubrir la clave. ¿Será este un viaje iniciático? ¿O es una clara misión política? O ambas.
¿Qué hago? ¿Continúo el viaje o me detengo y regreso? Decido que debo continuar, quiero continuar, no puedo fallarle a Agustín, y decido que en el camino reconstruiré el mensaje, lo conozco porque lo leí varias veces. Además comparto esa visión. Al final lo importante es el contenido y no su originalidad. Y el contenido es la solicitud para que la Internacional respalde materialmente y pronto la vía armada, la insurrección. Es una petición de ayuda que allá en Moscú me encargare de ampliar y justificar. No puedo fallarle a Agustín, que confió en mí. Debo proceder y embarcarme.
Abordo el barco. De nuevo la inmensidad del mar golpeado por el sol tortura mi vista. Es este para mí un mar extraño, incomprensible, es el Atlántico, el antiguo océano imperial de los portugueses y de la Armada Invencible española, de los submarinos alemanes, de la real marina inglesa y sus respectivos piratas, y hoy de los torpederos yanquis.
La rutina del barco me resulta ya aburrida. He logrado un aceptable camarote que puede ser totalmente oscuro o totalmente claro según el arreglo de las cortinas y me dispongo a descansar para promediar las múltiples desveladas que han asaltado a este cuerpo que a su debido tiempo descansara bajo palos de mangos y seguramente se lo comerán los gusanos de La Bermeja. Me acuerdo que a una amiga en el colegio le decíamos muy motivados al verla que permitiera que lo que se iban a comer los gusanos, primero se lo comieran los humanos. Y cautelosa nos respondía que lo iba a pensar, lo que nos llenaba de húmedas y sudorosas ilusiones nocturnas.
Me siento cansado, llevo ya varias semanas de viajero incansable, con una profusión en cascada de nuevas emociones, dudas, amistades, temores, horizontes. Debería de escribir una novela o por lo menos un diario. Únicamente salgo del camarote para comer. Me he vuelto un ermitaño pero ya tendré tiempo de caminar las calles madrileñas.
Llegamos de madrugada al puerto de Santa María en Cádiz, me encuentro en el corazón de Andalucía, la patria de García Lorca. Me instaló y salgo a caminar por la ciudad. Estoy por fin en Europa, acercándome al final de mi viaje. Es una ciudad muy antigua rodeada de palacios. Veo banderas republicanas (morada, amarillo y rojo) en los edificios. Hay un ambiente de revuelta que me entusiasma.
Me pongo a buscar a los sindicatos y rápidamente encuentro el local de la CNT (Confederación Nacional del Trabajo). Son anarquistas con sus colores típicos: el negro y el rojo entrecruzados. Y me encuentro con viticultores, agricultores, carpinteros, albañiles y panaderos. Que interesante, estas son las raíces del anarquismo salvadoreño. Me observan un poco sorprendidos, desconfiados ¡coño! pero luego van a buscar a su dirigente máximo. Su nombre es Vicente Ballester, se muestra muy alegre de verme, como si me conociera de toda la vida. Y cómo están nuestros hermanos en Salvador?
Me comparte su visión de la situación española, estamos en revolución, y de nuestra parte, de nuestra lucha va depender que esta avance o sea copada por los socialistas y los estalinistas. Nosotros estamos en resistencia contra este gobierno burgués. Me lleva a su casa y me presenta a su esposa Ramona, también anarquista. Veo en su casa un poster del Grupo Germinal, que parece ser un nombre muy común ya que existe en El Salvador un grupo con el mismo nombre, sigo descubriendo raíces, rastros de un pasado común.
Me cuenta que también pertenece a la Logia Masónica Salvochea. Anarquismo y Masonería, interesante contubernio.
Vicente recién sale de prisión porque dirigió una huelga general en octubre para exigir una rebaja en los costes de los alquileres de las casas de los sectores obreros. Se muestra entusiasmado con mi llegada, aunque me parece que Vicente vive en un estado de entusiasmo por todo lo que ve y escucha. Es un experimentado optimista. Un gran luchador social, alegre y despreocupado, paralizamos la ciudad, me cuenta. Fui prisionero político del gobierno republicano-socialista, admite con orgullo este dirigente popular, que fue cabeza y alma de la insurrección, porque nosotros creemos me dice en la acción directa no en discursos de cafetín.
Tienes que aprovechar –me aconseja- que estas en Europa para poder leer a los clásicos, pero se refiere a los clásicos del anarquismo: a Proudhon, a Bakunin, a Kropotkin. Puedes quedarte con nosotros en nuestra casa, y te ahorras estar pagando. Vas para París? Exacto. Quédate unos días, nosotros te enviaremos a Madrid, me asegura, controlamos los ferrocarriles y me guiña un ojo. Es todo un personaje, carismático, típicamente español, deslenguado, desinhibido. Nosotros somos más tímidos.
Lástima que no estuviste aquí para la huelga general de octubre, me comenta. La convocatoria fue un éxito. Desde primeras horas de la mañana numerosos traba¬jadores se concentraron en los lugares claves de la ciudad. Las tareas portuarias se paralizaron. También las de las demás industrias de la ciudad: el astillero, la fábrica de aviación y la Tabacalera. El comercio cerró salvo algunos cafés y bares. Hacia las once de la mañana la Guardia Civil comenzó a disolver, a reprimir a los grupos de trabajadores concentrados en las calles. Un adoquín rompió el cable del fluido eléctrico del tranvía que comunicaba la ciudad. En ese momento comenzó la represión y comenzó también la resistencia nuestra. Ya de tarde, ante un guiño de Ramona, veo que Vicente toma mi maleta y me dice: vámonos. No puedo negarme y caminamos unas cuantas cuadras hasta legar a su apartamento, que parece por las banderas y afiches, como si me estuviera trasladando a otro local sindical. Estás en tu casa, me dice. Hay un ambiente de fraternidad que me resulta muy placentero y novedoso. Me parece que Vicente ya practica el socialismo, alegre y desenfadado, mientras que nosotros aspiramos a construirlo.
Vamos a llevarte de paseo, me dice. Y salimos y nos dirigimos a un bar. Pedimos cerveza. Hay una plataforma de madera de la que emerge una pareja de bailadores, que luego de saludar al público inicia un zapateado que va creciendo en intensidad, y se acompaña por una voz que parece un sollozo, de mucha tristeza y melancolía, trasmite mucha fuerza, es la voz de la resistencia andaluz. Regresamos a la casa de madrugada.
El siguiente día Vicente me lleva al local del Socorro Rojo, que queda muy cerca del local de la CNT, y me presenta a su responsable, a Daniel Herrera, un médico muy popular. Al quedarnos solos, Daniel me dice, lo estábamos esperando. ¡Qué bueno! Pero dígame ¿qué anda haciendo usted con ese lumpen? Cual lumpen? Con Vicente, que es un lumpen anarquista. No me pareció lumpen…le respondo sorprendido y le explique como lo había conocido. Acaba de salir de la cárcel, es un enemigo jurado de nuestro gobierno, un delincuente.
Rompa relaciones con él, se está aprovechando que Usted no conoce nuestra realidad, camarada. Aprovechándose? Sentía a Daniel sincero, pero equivocado y muy sectario. Pero decidí no contradecirle. Donde se está quedando? Eh, donde Vicente. No puede ser, salga inmediatamente de ahí, hasta preso puede ir, él es considerado un peligro para nosotros, una amenaza subversiva. Pero… de nuevo decido seguirle la corriente. No voy a poner en peligro la misión. Está bien, le digo, hoy me cambio. Traiga sus cosas para acá y nosotros, el Partido, lo vamos a ubicar, me dice. No hay más que hablar.
¿Y cómo andan las cosas? le pregunto. Me responde que es una situación muy compleja en la cual como Partido han logrado avances significativos ya que forman parte de la coalición gubernamental, pero existen aliados muy vacilantes lo cual es aprovechado por las fuerzas derechistas para influenciar a sectores del ejército. Existe un equilibrio de fuerzas que en cualquier momento puede romperse, y esperamos que sea a favor nuestro. ¿Y sobre mi caso? Mañana sales para Madrid y ahí los compañeros te darán más instrucciones.
Al regresar a la casa de Vicente me dice riéndose: me imagino que Daniel te ha de haber regañado, y no tengo más remedio que admitirlo. Le comparto que debo de mudarme y no se sorprende. Te van a curar de toda predica anarquista. Le explico que necesito cumplir mi misión y lo acepta. De todas maneras serán nuestros compañeros ferrocarrileros los que te llevaran a Madrid, me asegura con su picara sonrisa andaluz. Me despide con un fuerte abrazo, un día de estos te llego a Salvador.
Rumbo a Madrid
De nuevo emprendo el viaje. Vicente no bromeaba, una llamativa A cruzada identifica la locomotora del tren. Y ya me estaban esperando. ¿Compañero Víctor de Salvador? Y me conducen a un compartimento privado aunque el boleto que tenía era de clase popular. Nosotros aquí mandamos. Cualquier cosa que necesite solo pídala. Gracias, compañeros. Me parece que los anarquistas son como más amigables, más fraternales que nosotros los comunistas, que somos como más fríos, más distantes.
Como a la hora me vienen a buscar para ir a desayunar. Hay un vagón comedor con varias mesas con manteles celestes. Mira, este es el desayuno gaditano…café caliente con tostadas untadas sea de aceite de oliva o mantequilla, o en mi caso que las acompañe con una delicioso rebanada de jamón y queso. Luego de desayunar me invitan a un recorrido por “la maquina.” Iniciamos desde la locomotora, y vamos saludando a los trabajadores. Es un compañero de Salvador.
Al pasar por primera clase, donde estoy ubicado observo que lo hacen con una clara actitud de ser los dueños ante la mirada sorprendida de señoras aristocráticas y extranjeros. En segunda clase la actitud cambia y saludan con alegría. Al concluir el recorrido me regresan a mi habitación. Llegaremos mañana, descanse. En el almuerzo me introduzco a la gastronomía gaditana con una bebida caliente llamada gazpacho andaluz, riquísimo. Y me sirven un pescado a la teja, y si, es pescado frito asado en brasas de hierba salinera, y servido en una teja de barro.
Llegamos a Madrid al anochecer del día siguiente a una estación llamada de Mediodía. Alrededor había lugares donde quedarse y me establecí rápidamente. Me bañe y salí a recorrer la capital española. Hay mucho movimiento de gente caminando en las calles y bastante propaganda política en las paredes.
La no muy discreta quema de conventos
No me costó mucho trabajo al día siguiente encontrar un local sindical de trabajadores de hoteles, en el que obtuve la dirección de las oficinas del Socorro Rojo, las cuales quedaban cerca de la terminal de trenes. Al llegar observo que están organizando brigadas para visitar algunos monasterios y conventos. Nunca se me hubiera ocurrido quemar un convento pero aquí esto parecía lo más normal del mundo y parte de las labores que debía realizar un sindicalista revolucionario. Me presento y me invitan a acompañarlos. Vente tío, que te va gustar.
Somos un destacamento andrajoso y marchamos por las calles de Madrid orgullosos de nuestra misión civilizatoria. Hay que acabar con las supersticiones y las charlatanerías de estos curas bribones comentaban en voz alta. Algunos iban armados. ¿Dónde vamos? Por la calle del Aparecido hay un convento de monjas que merecen ser liberadas, dice un mulato alto y flaco. Vamos allá, responde la mayoría. Marchamos entusiasmados, convencidos de la importancia de nuestra tarea. Hay que aplastarle el rabo ideológico a la monarquía, eliminar la dominación de las conciencias por medio de la oración y las confesiones ante esos hijos de mil putas. ¡Me cago en la hostia! Nunca había oído este tipo de blasfemias que no despierta en los oyentes ningún tipo de sorpresa.
Llegamos al lugar convenido y es una edificación lúgubre de madera, que parece ya ha sido objeto de ataques anteriores, porque el portón esta semi destruido. Penetramos y oímos una voz que nos indaga por nuestro propósito. Somos la autoridad, responde uno de los nuestros. Y que se os ofrece? Salid y os lo diremos. Mi ágil mimetismo lingüístico descubierto hace ya algún tiempo, ha modificado ya mi habla. Abrid, grito y empujo la puerta.
Entramos en tropel y el que nos ha intimado a responderle parece muy nervioso. Qué deseáis? Donde están las monjas? Aquí no hay ninguna monja. Que las habéis hecho? Se han ido para sus pueblos. Vamos a revisar. ¿Con que derecho? Con este derecho y le muestra un revolver. Nos dividimos en parejas y empezamos la exploración. Es un edificio de tres pisos, al centro se encuentra un jardín rodeado de talleres.
En una de los compartimentos se encuentra un horno todavía tibio y sacos con pan ya horneado, que empezamos a devorar ante la mirada agresiva del que nos recibió en la entrada. Le pregunto: eréis cura? Y me responde que no, pero sus manos y su semblante lo delatan. ¿Me cago en Dios que si este tío no es cura yo seré una bailarina de circo? Y todos se deleitan con la imagen visual que nos ofrece este camarada. Al cura arrepentido lo capturamos y amarramos. Dónde están las monjas? Y lo empujan hacia una pared. No pronuncia una sola palabra.
Subimos al segundo piso y son los dormitorios de las monjas que se encuentran cuidadosamente arreglados pero con la ropa en sus casilleros. No se han ido. Están escondidas. Les gritamos que vamos a matar al cura si no salen pero sin ningún resultado. Seguimos buscando. En la tercera planta se encuentra un salón principal que sirve como iglesia, con su respectiva pila bautismal. El Cristo crucificado al final del salín parece triste y pensativo.
Estábamos a punto de darnos por vencidos cuando vemos aparecer a uno de nuestros compañeros más bribones con una bota de vino en una mano y en la otra una pierna de pollo asada, que le cubre la boca. Y cuando termina de masticar y tragar nos comparte que allá abajo en el sótano están las monjitas. ¡Están las monjas! Bajamos las gradas corriendo y se trata únicamente de media docena de mujeres – la mayoría de avanzada edad- y todavía con sus hábitos religiosos.
Hay que cumplir la tarea que ninguna mujer muera en España sin conocer hombre, dice uno de los más emprendedores, ya en los preparativos para desnudarse. Oye, que eres un bellaco, le grita otro, no ves que son unas viejas, Dios te va castigar y se te va caer la pinga. No hay que discriminar por la edad, le responde y continúa su labor de desabotonarse la bragueta. Las monjas lo observan entre aterrorizadas e ilusionadas. Cuando descubre su miembro hay una carcajada colectiva incluso de ellas por sus limitadas dimensiones. Las monjas al unísono se cubren el rostro mientras entre nosotros se escuchan frases como las siguientes: oye que puedes matarlas, oye que las vas a traspasar, oye que serán crucificadas, ibas a ser un burro.
Las monjas están entre preocupadas y sorprendidas. Nos ven con recelo, algunas con odio. Decidimos sacarlas a la calle pero no quieren irse, se arrodillan todas alegando que esa es su casa y que no sabrían a dónde dirigirse ya que llegaron al convento siendo niñas. Y entonces? Decidimos sacarlas, pero oponen resistencia. Defienden su nido con uñas, crucifijos y dientes. No somos vampiros. No las sacaremos a la calle pero tampoco nos iremos. Decidimos dejarlas dentro pero quedarnos. Ofrecen en agradecimiento ir a preparar el almuerzo, y aceptamos. Me dice uno de los que encabezan la misión redentora que este será un reto prolongado.
Almuerzo y me retiro, les digo. No puedes irte hasta que concluya la misión, me dicen. Les alego que tengo otra misión más importante que liberar abuelitas. Explícate. Les planteo que voy hacia Moscú y se desternillan de risa. No conoces ni Málaga. Eres un comediante y un embustero, me dicen. Luego de unos momentos me gritan: Está bien puedes irte pero tú eres el que te lo pierdes, posición abandonada es posición retomada. Que les aproveche, vale. Pero quédate para el almuerzo.
Salgo, las calles están vacías pero hay mortales esquinas con barricadas en las que te preguntan al ver acercarte por el bando y si la respuesta es equivocada el premio es una bala en el pecho. Hay que ir pacientemente sorteando calles para regresar al local del Socorro Rojo. Llego y está casi vacío, parece que siguen los muchachos dedicados a liberar conventos y quemar iglesias. ¿Y el responsable? ¿Manolo? Espéralo tío, pronto viene. Espero. Al verme sonríe. Te tengo buenas noticias. Mañana continúas tu viaje para la Madre Patria. Vas para Paris, allá buscas a Jean Martin, él habla español, el te va orientar para seguir el viaje. Me abraza y me desea buena suerte. Me da los boletos del tren y algún dinero. Tienes que buscar al Secours Rouje.
Rumbo a Paris
De nuevo experimento la dulce emoción de viajar y de poder cumplir mi misión. El tren va repleto de familias que huyen del conflicto. En el vagón que me asignaron escucho las conversaciones: es que los comunistas se han tomado España, esos demonios rojos incluso queman iglesias y violan monjas, saquean bancos, secuestran comerciantes, coño que son unos desgraciados que no tienen madre…Este tío parece gallego, murmuran refiriéndose a mi persona.
Llegamos a Paris al anochecer, a la Gare du Nord. Al bajarme hay personas repartiendo hojas sueltas con lugares donde quedarse y sus respectivos precios. ¡Estoy en Paris! El París de Víctor Hugo, el Paris de los Comuneros. Al llegar a la dirección del hospedaje, veo que me encuentro cerca de la Tour Effel, puedo verla. Me asignan una habitación, une chambre, en el segundo piso. Pero al abrir la puerta me sorprende que es un apartamento y hay una persona viviendo ahí, un negro. Me saluda, pero decido bajar y preguntarle al concerje.
Por suerte habla español y me explica que es una habitación compartida, que mi compañero de cuarto se llama Louis y lleva cuatro años viviendo ahí. Es raro para mí. Pero estoy cansado y decido aceptar. Subo de nuevo y Louis sonríe y me muestra mi cama. Es un solo cuarto con dos camas y un baño afuera. Louis no habla español, pero me ofrece te, tiene una pequeña cocinita. Je mapelle Louis et je suis de Martinique. Yo soy Víctor de El Salvador. Pensaba que sabía francés pero no le entiendo nada de lo que dice. Al final entiendo que es de Martinica, colonia francesa en el Caribe. Me ofrece te y galletitas. Me inspira confianza, hay mucha sinceridad en su rostro, es muy gentil. Bonne nuit.
Al despertar Louis ya se ha ido, pero me ha dejado una nota invitándome creo a una Exposition Coloniale Internationale, Bois de Vincennes, interesante. Decido dejar mis cosas y quedarme otro día en este cuarto compartido. Salgo a buscar al tal Jean Martin, pregunto al concerje por la dirección. Me dice que debo tomar el metro, que queda a cuatro cuadras y bajarme en Pigalle y de ahí caminar otras tres cuadras. Lo hago y encuentro el lugar.
Es la primera planta de un edificio con un patio típicamente adornado con mantas en proceso de elaborarse sobre precisamente la Exposición Colonial a la cual mi amigo Louis el martiniqués me había invitado. Me saluda un joven asiático delgado y con ojos sumamente almendrados y chispeantes. Me pregunta: est-ce que tu cherchez pour Jean? Le respondo: oui. Me tiende la mano y se presenta: Nguyen Ai-Quoc. Me pregunta: mexicain? Le respondo que no: El Salvador. Sonríe sin comprender.
Me dice: Je suis annamien. No le entiendo. Llega Jean, es un joven pelirrojo. Sabe mi nombre y me saluda como si nos conociéramos de toda la vida: que tal el viaje, Víctor de Salvador. Muy bien, me llamaron de Madrid para informarme que llegabas. Cómo andan las cosas en tu país? Bien caldeada la lucha de clases, a punto de levantarnos en insurrección. Nguyen nos escucha tratando de comprender. Jean le traduce. Dónde te estás quedando? Le explico y me responde que le parece bien.
Vas a estar unos días entre nosotros mientras hacemos arreglos con los camaradas alemanes para tu próxima jornada. Le pregunto por las mantas y me explica que el gobierno francés está organizando una Exposición para mostrar su poderío colonial, y que ellos la están denunciando por imperialista. Le pregunto de donde es él compañero asiático, me dice de Annam, sudoriente asiático. No es chino, es anamita. En Francia hay muchos camaradas de países coloniales. La manta se lee: “Contre l’exposition colonialiste de Vincennes! Pour l’indépendance des colonies !”
Es muy interesante el peso de lo colonial en la izquierda francesa por ser Francia un poder colonial imperialista. Me dice Jean hoy por la tarde tenemos una demostración para repudiar esta farsa colonial. Puedes venir si quieres. Te voy a presentar a Pierre, también habla español porque yo tengo que salir a un compromiso, pero nos vemos en la tarde. Llama a Pierre y nos presenta. Comunista de Salvador, Sudamérica y va de paso para el Norte. Me sorprende la descompartimentación, pero aquí parece lo más natural del mundo. Ya probaste los croissants, las medias lunas. Es un tipo de pan al que se le agrega jalea o mantequilla, delicioso, crujiente, se come en el desayuno recién horneado con café caliente.
Nguyen se interesa por mi país y con Pierre como traductor me pregunta por nuestras luchas proletarias y campesinas, por nuestra cultura. Le explico que somos independientes desde 1821 pero veo que sonríe, parece no creerme, aunque menciona a Simón Bolívar. Le hablo de José Matías Delgado, y vuelve a sonreír. Me plantea que lo político colonial puede desaparecer pero que lo cultural colonial es más profundo, sus raíces son más fuertes. Me pregunta que bajo que imperio colonial somos vasallos y se me complica responderle.
Al final le digo que no somos vasallos, que somos independientes pero bajo la amenaza de Estados Unidos y de Inglaterra, de Alemania e incluso de Francia, vuelve a sonreír. Me explica que el mundo capitalista es un mundo colonial. Y termina amigablemente desafiándome a que le exponga cual es mi idioma de nacimiento. El español le respondo orgulloso, y se sonríe. Eres europeo? No. Pero el español es un idioma europeo, te fue impuesto. Yo también hablo francés pero mi idioma materno es el vietnamita. Touché.
Qué religión practican en Salvador? Son católicos. Me dice: es la religión que llevaron los misioneros coloniales, lo mismo pasó en Annam. Y cuál es tu vestimenta nacional? Esta que ando, pantalón, camisa, corbata, saco. Esa es la vestimenta del amo imperial, andas vestido de súbdito colonial. Y sus leyes? Derivadas del Código Napoleónico. Así me tuvo, toda una conferencia sobre colonialidad. Y me acorde que los indios visten en mi país de calzones y cotona blanca, de algodón y que ellos si hablaban en lengua nahuat. Pero yo no soy indio, soy salvadoreño.
Por las tarde llegan dos camiones y nos trasportan al bosque de Vincennes. Nos bajamos y rápidamente se organizan en filas con estandartes y comienzan a caminar en círculos alrededor de la entrada y a gritar consignas contra el evento ya colocar la manta. La gente que hace fila para entrar nos observa con indiferencia. Esto es un piquete me explican, estamos piqueteando, me sumo a la caminada en círculos. Luego de varias vueltas Nguyen me invita a que entremos. No hay problema que lo hagamos, ninguno. Hay que conocer al enemigo, interpreto que me dice. Vamos.
En la Exposición Colonial
Es impresionante, han construido una ciudad exposición en este bosque. Nguyen compra los boletos y entramos. Hay miles de visitantes. Es grandioso el esfuerzo, hay muchos pabellones. Vas a conocer el mundo colonial, me confía Nguyen. No puedo evitar la inmensa curiosidad de ampliar mis horizontes geográficos. Nos dirigimos directamente al pabellón del mundo colonial, obviando otras atracciones. Nguyen también esta -aunque pretende ocultarlo-emocionado.
El primer pabellón que visitamos tiene la forma de una choza típica, es el de África Ecuatorial Francesa y está dividida en cuatro secciones: Gabón; Medio Congo; Oubangui-Chari y Tchad. Al avanzar por los locales y observar las “riquezas culturales” exhibidas, ambos compartimos una misma indignación ante este ultraje imperial, ante el saqueo mundial de nuestros recursos, pero a la vez en el fondo de nuestras conciencias nos reconocemos como colonizados, como domesticados, como súbditos coloniales, y la vez como rebeldes, como subversivos, como antiimperialistas, como comunistas.
Intercambiamos miradas con Nguyen y comprendemos lo que lamentablemente no podemos conversar por la barrera del idioma. Me pongo a pensar en que un pabellón salvadoreño o guatemalteco en esta feria tendría el mismo significado, somos países coloniales, con dueños imperiales. Ya me imagino los trapiches junto a los cuadros de Mejía Vides con las indias con las tetas de fuera, y un grupo de danza bailando El Carbonero o Las Cortadoras. “Si mi Señor, es buen carbón, cómprelo Usted, es de chaperno o de copinol…”Me siento incluso avergonzado, confundido, con ganas de llorar pero de rabia, de frustración.
Hay un tatuaje de opresión colonial en nuestra mirada, pero a la vez de rebeldía, de resistencia, de lucha…Me pongo a pensar: Provincias Unidas de Centro América, el Reino de Guatemala, República de El Salvador con Presidente ¿Somos realmente repúblicas? O ¿seguimos siendo colonias? Y únicamente cambiamos de amo o de gobernador. Deseo regresar, pero debo de seguir. Esta exposición es una burla, una payasada, una comedia, pero nosotros somos los payasos. Me siento extraño, muy diferente a estos visitantes de la feria que se ríen de nuestra cultura. Y somos el zoológico exótico al que estos millones de franceses acuden para presenciar nuestras piruetas. Esta exposición es una afrenta, una bofetada en nuestros rostros para educarnos sobre quiénes son los que realmente mandan, deciden, piensan…
Seguimos el recorrido, el próximo pabellón es el de África Occidental Francesa y son varios edificios, pero sobresale la reproducción de un palacio, una torre y una aldea de Sudan. Y hay incluso un restaurante típico, en el que exhiben para degustar un guisado con carne de camello y una bebida roja de nombre carcadés. En este pabellón están representadas las colonias francesas de Senegal, Guinea , Côte d’Ivoire , Dahomey , Mauritania, Sudán francés, Alto Volta y Niger.
El siguiente pabellón corresponde a la colonia de Argelia, en el norte de África y comprende una muestra de arquitectura árabe. Luego sigue el de Camerún y Togo, con reproducciones de chozas indígenas. África es una gigantesca colonia. Luego está la Somalia francesa, con la reproducción de una mezquita, y hay también una Somalia italiana. Las potencias europeas repartiéndose el continente africano.
Y también el Oriente Medio. Luego sigue el pabellón de Siria y Líbano. Hay la reproducción de dos palacios: el Palacio de Azm de Damasco, que era la residencia del Gobernador con su respectivo harén y selamlik, y también el Palacio de Beit ed-Dine, del Libano. Luego sigue el pabellón de Guadaloupe, en el Caribe, se ha construido una playa artificial con su arena blanca y el sonido del biguine, con los tambores (bele) y la tibwa (dos palos de madera)de la tradición musical de los esclavos en las plantaciones de azúcar. El ron del colonialismo es esclavitud, explotación de negros arrancados de sus aldeas y llevados a trabajar en las plantaciones de los blancos franceses, holandeses e ingleses. Lo blanco y lo negro tiñendo el mundo de dolor.
Luego está el pabellón de la Guayana francesa, con maderas preciosas de sus bosques saqueados por los patronos franceses, y hay también Guayana inglesa y holandesa. En realidad nunca me había imaginado este mundo aunque lo leyera, es un mundo surcado, cruzado, curtido por el colonialismo. Y después sigue la India francesa, porque claro hay una India inglesa. Exhibe una residencia hindú tamil con elefantes esculpidos en piedra. Luego vamos con Nguyen a la Indochina francesa, formada por una colonia, la Cochinchina, y cuatro protectorados: Tonkín, Annam, Laos y Camboya. Veo a Nguyen nervioso cuando entramos, no sabe con qué se va encontrar.
Lo más impresionantes es una reproducción del templo Angkor Wat, de Camboya, dedicado al dios hindú Visnú. También esta una pagoda de la tradición budista, con sus varios niveles. Hay una copia de un jardín imperial. Salimos y Nguyen está agotado, y se nos une Pierre, lo cual me beneficia por el idioma. Luego sigue el pabellón de Madagascar, una isla al suroriente de África. Reproducen la residencia del rey Andrianampoïnimérina con lémures domesticados, así como presentan instrumentos musicales y una pequeña obra de teatro Les Dieux Malgaches.
Le sigue el “protectorado” de Marruecos. Hay una reproducción del palacio del sultán de Makhzen en Tanger, después ocupado por los gobernadores, con su patio central y jardines de estilo andaluz. Luego sigue la isla de Martinique y me encuentro con mi amigo Louis, el del hotel, que se sorprende verme con Nguyen y Pierre, a los que conoce. Nos sirve de guía y nos muestra una típica residencia colonial. Esta muy alegre que haya venido a la exposición colonial y se nos une en el recorrido. Nos explica que el gobierno francés lo contrato para este evento. Pierre me explica que Louis es una persona de un gran corazón aunque sin criterios políticos formados.
Luego vamos al pabellón de Nuevas Hebridas, en el pacífico Sur, que comprende también los territorios de las islas de Nueva Caledonia, Wallis y Futuna, así como del condominio francés-inglés de Vanuatu. Luego están las colonias francesas de Oceanía, representadas por una choza polinesia, construida con troncos de cocoteros y bambú. Sigue la isla de Reunión, con una copia de la villa de la hacienda azucarera de Chaudron. Luego siguen las islas de Saint Pierre y Miquelon, ubicadas en la costa atlántica de Canadá, que rompen el esquema vigente de palacios y presentan la choza de un pescador con su doris (embarcación) en un lago y además un faro.
Luego está Túnez, es el último de la sección francesa, representado por varias edificaciones, incluyendo la copia de un barrio, con sus zocos de cuero; una barka de joyeros, el minarete octogonal de la mezquita de Sidi Ben Ziad, un morabito de estilo islámico, y un café moro, donde nos instalamos para descansar, tomar mirra en tasas minúsculas (puede ser con azafrán, cardamomo, clavos o canela) y conversar. Pierre sostiene que la lucha contra el capitalismo pasa por la lucha contra el colonialismo y coincidimos.
Para mi es todavía una experiencia teórica nueva, un aprendizaje que rebasa las categorías marxistas de la lucha de clases. Hay otras formas de lucha también legitimas señala Pierre. Pero en El Salvador esto es cuesta arriba, le explico que la independencia tuvo lugar hace más de cien años, en 1821. Pero siguen siendo colonia me asegura. Esto ha sido como un torbellino de emociones y que todavía no ha concluido, nos falta casi la mitad del mundo colonial.
Luego nos trasladamos al mundo colonial belga, que consiste parece de un solo país el Congo Belga “conquistad” por el emperador Leopoldo II. El pabellón tiene techo de paja y se exhiben diversos instrumentos musicales así como mascaras, lanzas y escudos bantúes, colmillos de marfil y arboles de caucho. Nos explica Louis que en el Kongo se hablan más de 240 lenguas, incluyendo el kikongo, el lingala, el tshiluba y el swahili, y además del idioma de la dominación imperial, el francés.
Luego sigue la “pacífica” Dinamarca, uno de los más antiguos imperios coloniales, dueño en algún momento de Islandia, de las Islas Feroe y de Groenlandia. En la exhibición se mostraban elementos de la cultura inuit como el tradicional iglú y el qamutik (trineo). Incluso el rey danés Cristian IV tuvo un pedazo de la India, llamado Trankebar, una colonia en Ghana que luego vendió a los británicos, las Islas Virgenes, que luego vendieron a los Estados Unidos. Hay un pabellón de los Estados Unidos y comprende los territorios de Alaska, el Caribe (Puerto Rico, Islas Vírgenes, Zona del canal de Panamá, Haiti) y el Pacifico (Hawaii, Philippines, Guam). Hay un pabellón del Reino de Italia con una reproducción de la basílica de la ciudad cartaginesa de Leptis Magna en Libia. Comprende las colonias italianas de Somalia italiana, Eritrea, y Libia. Hay un restaurante somalí así como barcos somalíes (dhows) navegando por un lago artificial.
A continuación visitamos el pabellón inglés, el imperio donde no se oculta el sol. Incluye en su lista únicamente a dos modestos pabellones: el de la Palestina británica, mostrando la tumba de Raquel y la mezquita de Omar en Jerusalén y el de la India, exhibiendo una copia del mausoleo de Itimad-Ud-Daulah en Agra, la India británica. No obstante cuanta con presencia también en América del Norte (Canadá) el Pacifico Sur (Australia, Nueva Zelanda) Medio Oriente (Egipto) África (África del Sur, Rhodesia), en Asia (Singapur, Hong Kong) y en el Caribe (Jamaica, St. Lucia, Grenada, Barbados, Bahamas) . Y su primera posesión colonial fue Irlanda y luego Virginia (hoy Estados Unidos) en 1624.
Luego está el pabellón de los Países Bajos ( Holanda). Hay un edificio principal construido según la tradición arquitectónica malaya, con esculturas de piedra y cubierto por un tejado con dos torres. Se exhiben objetos de tres colonias: Indias Orientales Holandesas, Guayana Holandesa y la isla de Curacao en el Caribe. Han construido una puerta de piedra tallada al estilo Bali donde se realizan danzas y esta también un pabellón dedicado al gigantesco territorio de Batak, conocido también como Indonesia.
Y finalmente le sigue el pabellón de Portugal, dos edificios con muestras tanto de las colonias africanas de Angola, Mozambique, Islas de Cabo Verde, y Guinea portuguesa, como de las colonias asiáticas de Goa ( en la India) , Macao ( en el sureste de China) y Timor en el Pacifico Sur. Interesantemente no hay pabellón almena no obstante que también tuvo colonias, en África (Africa Oriental Alemana o sea Tanganica, Ruanda-Burundi), (Africa del Sudoeste Alemana, o sea Namibia) (África Occidental Alemana o sea Togolandia y Kamerun) Oceanía (Nueva Guinea Alemana y Samoa Alemana) y Asia (Kia Chau y Tianjin en China). Tampoco estuvieron representados los japoneses, que controlaban Corea y parte del norte de la China ( el Manchukuo).
Terminamos ya de noche y Nguyen nos invitó a Pierre y a mí a cenar en un comedor annamita. Afuera están unos anamitas departiendo en cuclillas, es impresionante, pero allá en mi lejano país en las haciendas cafetaleras me encontraría con el mismo diseño de los campesinos de platicar en cuclillas. Al penetrar en el establecimiento sentí fuertemente el olor de especies culinarias desconocidas a las cuales tuve que adaptarme sin mostrar ningún rechazo, aunque el olor a ajo era muy fuerte y casi me hacía vomitar. Nos sirvieron naturalmente arroz, pero blanco y pegajoso, con unos rollitos de carne con vegetales un poco picantes llamados nems, a los que se le añade una salsa de pescado llamada nuoc mam que no pude tolerar.
Pero para eso estaba la bia hoi, cerveza anamita, estupenda. Nguyen quiere saber acerca de Salvador y de sus luchas. ¿Muchos campesinos? País rural? Mucha selva? Comunista? Y ante las respuestas afirmativas sonríe y estrecha mi mano entre las suyas, con un gesto de aprobación. Luego habla sobre el colonialismo y como este influye fuertemente en nuestra personalidad y como debemos mantenernos siempre en guardia para evitar que nos aprisione. Salimos del bar-restaurante casi al amanecer…Ha sido para mí un día noche muy especial, toda una universidad en un día…un gran aprendizaje.
Me levanto tarde y camino hacia el local del Secours Rouge. Pierre todavía no ha llegado pero observo a unos como latinos que terminan siendo árabes, hay rasgos parecidos. Son árabes. Sabaju al-jair me dicen, supongo buenos días. Los oigo bromear, reírse entre ellos. Llega Jean y me los presenta, son camaradas argelinos, del Magreb, se trata de Ahmed, Farid y Nayib. Preguntan mi nombre: Víctor. Je mapelle Víctor. Daccord. Du Salvador? Salvador en lutte? Oui. Me invitan a almorzar, vamos por tren a un barrio árabe, parece que estamos en el Medio Oriente, los rótulos son en árabe y en francés, pero el sonido de las conversaciones revela lo gutural del árabe.
Me preguntan si he probado alguna vez el cous-cous y respondo que no. Nos sentamos en una mesa que está en la acera, nos sirven un plato de una pasta de harina al centro rodeada de un condimentado jugo con pedazos de carne de cordero, arroz, vegetales y garbanzos. Y de bebida te a la menthe, exquisito. Ojala me guste, si, esta delicioso. Sonríen satisfechos al ver la expresión de mi rostro. Me como un segundo plato y ellos están felices. Y también me dan de probar en minúsculos vasos, de la boukha, un licor hecho de higos, con sabor al desierto, que me acordó del legendario aguardiente de mi tierra.De fondo se oye su música, que a veces parece como nostálgica, y luego cambia a un ritmo alegre. Debí de haber traído cususa de Nahuizalco, para compartir.
De repente mis amigos se levantan a bailar y me invitan, literalmente me levantan del asiento, bailan entre hombres como lo más natural del mundo. Hacen un círculo y van bailando al ritmo de la cadencia de su música. Al principio me cuesta seguirles el ritmo pero luego me adapto. Observo que no hay ninguna mujer en este restaurant, hasta los meseros son hombres. Y las mujeres árabes que observo en la calle van totalmente cubiertas de la cara por una manta negra que les cubre hasta los pies. Me gustaría ver sus rostros. Es interesante como la cobertura total las vuelve más deseables, más apetecibles. Por la tarde regresamos al local del SR.
Me pongo a pensar que no he conocido a ningún francés, aunque Jean y Pierre han sido amables siento que guardan su distancia. Será esta la discriminación? Será este el racismo? Pero ambos son camaradas comunistas. Se puede ser racista y a la vez comunista? Y las camaradas francesas ¿donde están? He visto algunas en el local, pero no he podido saludarlas. Voy a tratar de conocerlas. Abordo a una de ellas y se pone a reír al escuchar mi acento: Je suis Víctor. Et vous? Se llama Monique y es costurera. Communiste? Oui. Membre du Parti. Es muy linda como una muñeca, su piel blanca como la leche y con inmensos ojos azules. Me gusta su forma de reírse a carcajadas.
La invito a cenar y acepta. Vamos a un restaurante francés. Por fin, voy a poder degustar comida francesa. Dejo que ella escoja donde ir, pero me siento inseguro, no sé si me está coqueteando o estoy interpretando incorrectamente su gentileza y amistad. Pero me gusta su rostro y su cuerpo esbelto. Vamos a un restaurante pequeño y solitario, enfrente de un parque, nos sentamos en una mesa en la acera. No sé que pedir, me siento un poco incomodo, inseguro, ella lo nota y pide una botella de vino tinto. Ojala el vino resuelva mi problema de comunicación. Le pregunto si es casada y me dice que no. Me enseña fotos de su familia, tiene dos hermanos, mamá y papá. Y tú eres casado? No, soltero. Y nos reímos.
Llega un mesero para que ordenemos la comida y de nuevo me siento inseguro. Ella es la que ordena, pide por los dos. Fue todo un ritual culinario. Primero llegan unos digestivos, diversos licores de fruta. Luego una sopa y ensalada verde. Luego el plato fuerte, que es carne de ternera y cerdo llamado Pate Lorraine. Luego llevan una selección de quesos, para concluir con el postre que es una tarta de manzana. Y a lo largo de todo esta ceremonia gastronómica botella tras botella de vino. A mitad de la comida ya me sentía un poco mareado y creo que también Monique porque no dejábamos de reírnos por cualquier motivo, en especial por mi pronunciación del francés, y porque quería bailar con ella y por poco nos caemos. Al final ella termino pagando la cuenta y salimos.
Es ya medianoche y vamos a caminar para que se nos baje la embriaguez. Me invita a su apartamento y vamos, me señala un sillón grande para dormir y luego me cuenta que al llevarme un pijama ya roncaba como niño de pecho. Al despertar ella ya se ha ido al su trabajo y encuentro una nota que me dice que solo cierre la puerta al salir. Todavía no alcanzo a descifrar si es amistad o romance. Al verla el día siguiente en el local descubro en sus inmensos ojos azules que es solo amistad de camaradas y que por suerte no la embarre. Mis amigos árabes me cuentan que había llegado Nguyen a buscarme. Y por la tarde llegó Jean con el boleto de tren para Munich, Alemania. Sales el sábado, en dos días, me dice. Ahmed escucha y me dice que me van a despedir con una cena.
A la cena incluso invitan a mi amigo Louis, el martiniqués. Están Monique, Ahmed, Farid, Nayib, Nguyen., Pierre y Jean. Hablamos de la situación internacional, como el gobierno militarista japonés seguía avanzando en su intervención en el norte de China, territorio que llamaba Munchukuo; el significado de la elección de Alcala Zamora como primer presidente de España bajo la nueva Constitución y el establecimiento por Mao de la primera República Soviética China en la provincia de Jiangxi-Fuxian. Y les exprese emocionado que pronto también en El Salvador se levantaría la primera República Soviética en el hemisferio occidental. Ya miraba la bandera roja, con la hoz y el martillo ondeando en la Casa Blanca, frente al Parque Libertad, en las escuelas cantando La Internacional, y a Farabundo como nuestro primer presidente comunista.
Rumbo a Frankfurt
Salgo temprano de Paris rumbo a Frankfurt. Al llegar debo buscar a Alfred Hohenzollern, responsable del Rote Hilfe. Llego al anochecer y a la salida de la terminal de trenes lo primero que impacta mi vista es el alto grado de desempleo existente entre la clase obrera alemana, hay muchos pordioseros así como la saturadora propaganda del nazismo con su respectiva suástica. Aunque también hay cárteles de propaganda del KPD con la hoz y el martillo, que lleva como candidato presidencial a Ernst Thaelman, en disputa con el mismo Adolfo Hitler y Paul von Hindenburg, este último apoyado por los socialdemócratas.
El lema del cartel dice: “un voto para Hindenburg es un voto para Hitler, un voto para Hitler es un voto para la guerra.” Busco un sitio donde quedarme y consigo una habitación que alquila una familia alemana. Me confunden con español y me cuentan que son de origen sefardita, o sea de los mal llamados marranos, de los judíos que fueron expulsados de España hace medio milenio. Me dicen que hablan español pero parece el español de Cervantes, en realidad, es el español del Quijote. Y hablan de España siglos después con la nostalgia de la patria pérdida y añorada, a la que algún día desean regresar. Es una pareja muy simpática de jubilados, él se llama David y ella Rachel. Prefiero decirles que soy mexicano para no tener que complicarme con líos geográficos. México es Pancho Villa y sus bandidos.
Les pregunto por la situación del país y aunque tratan de ser prudentes no esconden su simpatía por Hindenburg. Aborrecen a los nazis y también temen a los comunistas. Ellos son la misma cosa, me dicen. Hindenburg es democracia, me explican. En otro cuarto que alquilan, vive un joven turco, Mehmet, que regresa a medianoche, porque trabaja en una bodega de aparatos eléctricos.
Me despierto temprano para ir al local de la Rote Hilfe. Llego y aun no han abierto, espero afuera. Como a la media hora aparece un joven y abre los portones. Le pregunto por Alfred y me dice que pase y que espere. Me siento más complicado con el idioma alemán. Es un salón grande con mesas y sillas y con una tarima portátil. Hay mucha propaganda electoral. Llega un joven de nombre Hans y por suerte habla algo de español. Me dice que Jean se había comunicado con ellos. Pronto venir Alfred hablar con Usted, Wilkommen Kamerad Victor von Salvador. Llega el kamerad Alfred y me dice que salgo en dos días en tren para Hamburgo y de ahí a Leningrado. Para mientras conoce la ciudad, pero ten cuidado con los “perros” nazis.
Me quede en el local y unos momentos después llegaron un grupo de jóvenes con el fin de ir a realizar una acción de propaganda a una plaza céntrica, me presento y me les uno, observo que aunque la mayoría son alemanes van también algunos morenos, que luego identifico como turcos. Pregunto por la relación con Turquía y me explican que se deba a que Alemania y Turquía estuvieron en el mismo bando durante la primera guerra mundial lo que provoco que al terminar esta muchos trabajadores turcos emigraran en busca de empleo. En la cuadrilla también va un joven de origen hindú, de nombre Roy.
Están preparando el pegamento para los carteles, las hojas de propaganda y los paquetes de periódicos para ir a vender. Salimos y vamos marchando y cantando por las calles una canción llamada Der Rote Wedding (La Boda Roja) y así también se llama el periódico del partido KPD. Y me explican que pertenecen al Roter Frontkampfer Bund, RFB, la organización armada del partido, ilegalizada desde 1929 pero todavía activa y con su propio uniforme caqui, es como un pequeño ejército con sus grados militares. Y se saludan con el puño izquierdo cerrado gritando: Rot Front! Y su lema es “protegiendo al amigo y combatiendo al enemigo.” Me gusta mucho. Y me cuentan que se enfrentan en la calle contra las turbas nazis o contra la policía, además de garantizar la seguridad de las actividades, locales y líderes del KPD. Y tienen su propia banda de guerra. Son dirigidos por veteranos de la Revolución de Noviembre de 1918, en la que cayeron Rosa Luxemburgo y Karl Liebnecht. Cada célula del partido KPD construye su propia unidad de autodefensa, su RFB. Otra consigna es:”Golpear a los fascistas dondequiera que los encuentres.”Ideas valiosas para mi matata.
Pido que me escriban la letra de La Boda Roja y va así el coro: Links, links, links, links!/Die Trommeln werden gerührt!/Links, links, links, links!/Der Rote Wedding marschiert! Y luego cantan la italiana Avanti Popolo. “Avanti popolo, a la riscossa,/ bandiera rossa, bandiera rossa!/Avanti popolo, a la riscossa,/ bandiera rossa trionferà!/ Bandiera rossa trionferà, bandiera rossa trionferà,/ Bandiera rossa trionferà! Evviva socialismo e libertà. “
La primera dice: Izquierda, izquierda, izquierda, izquierda/ los tambores están sonando/izquierda, izquierda, izquierda, izquierda/ el Wedding rojo está en marcha/llevamos la verdad de casa en casa,/y echamos la mentira a la chimenea,/como nos enseñaron otros camaradas./Alimentamos el odio, activamos la brasa,/calentamos los corazones con fuerza y valentía,/hasta que el último proletario nos haya oído” y la segunda: “Avance el pueblo, a la revuelta/la bandera roja triunfara/la bandera roja triunfara/ la bandera roja triunfara/ viva el socialismo y la libertad.” Nunca las había escuchado, no existen en El Salvador canciones de izquierda, solo La Internacional, que se canta en los actos políticos y sindicales. Ah y Wedding no es de boda sino se refiere a un barrio berlinés baluarte del KPD.
Me pongo a reflexionar que en El Salvador somos una población bastante homogénea en términos raciales. ¿Será? Quizás lo que sucede es que no vemos las diferencias y están ahí. Trato de imaginarme, de analizar y compararlo con estos países europeos. Y si, hay una línea racial que nos atraviesa, una pirámide que va desde el blanco europeo de la oligarquía hasta el indígena campesino o mecapalero. Pero nunca hemos reflejado categorías raciales o étnicas en nuestros análisis marxistas porque la situación de clase nos nubla la visión. Hay que regresar a Sonsonate y a Ahuachapán. Descubro que ayuda salir del cantón, salir pero regresar. Y si todavía no he llegado y ya estoy pensando en regresar. ¿Cómo estarán los compañeros allá? Aquí no se reciben noticias. ¿Estarán ya combatiendo? ¿Los habrán derrotado? ¿Estarán presos, torturados, muertos?
No habíamos marchado ni dos cuadras cuando un ladrillo paso volando por mi cabeza. Y pude observar a los nazis en todo su esplendor, nos estaban esperando para atacarnos. Eran más que nosotros. Pensé que íbamos a retroceder, pero la orden fue enfrentarlos, y seguimos marchando ya dispuestos al choque. De pronto siento un golpe en la espalda, era una pedrada de un certero tirador fascista. Y veo que alguien de nuestro grupo me señala e inmediatamente soy levantado por los brazos y sacado del campo de batalla.
El kamerad Fritz me explica en perfecto español que no estoy preparado militarmente y deben garantizar mi seguridad. Protesto pero vuelve a repetir sus razones. Veo que el enfrentamiento es con piedras, cuchillos y garrotes, y aunque nuestro grupo iba armado, no hacen uso de sus pistolas, las que ocultan discretamente. La adrenalina me impulsa a salir a combatir, pero debo calmarme. Hay compañeros desangrados y heridos, que son sacados de la trifulca, algunos de ellos en camillas, y nos conducen de nuevo al local del partido. Ahí somos atendidos por médicos y enfermeras del Rote Hilfe. Me pongo a pensar en implementar esta modalidad al regresar a mi país.
Fritz me recomienda que me quede un tiempo para adquirir entrenamiento militar, que ellos han montado una escuela y les gustaría que participara. Le pregunto que donde fue entrenado, y me dice marcialmente y con orgullo: en Rusia, soy oficial soviético. Sonreímos. En el local del Partido me llaman para informarme que salgo mañana en tren para Berlín, ya que es complicado viajar directo a Hamburgo como estaba planeado, porque valoran que allá estaré en mejores condiciones tanto de seguridad como para proseguir mi viaje hacia la URSS. Se los agradezco.
6. Nahuizalco en resistencia
Circulan rumores en esta plaza de mercado que esta semana los indios se alzaran en rebelión. Hay un clima de tensión. Le comento esto a un vendedor de petates, canastos y tumbillas, y me dice que ya están alzados porque allá por donde él vive, en la Finca Lucrecia de Don Serapio Cordero, se han declarado los naturales en huelga exigiendo que se les pague el séptimo, y en dinero y ya no con fichas de cartón. Y se han tomado el casco de la finca y el administrador ha salido huyendo hacia Sonsonate. Necesito ir a ver lo que está pasando pero no sé cómo llegar al lugar. Logro averiguarlo y me encamino al sitio. Necesito identificar como es que están organizados y quiénes son sus puñeteros cabecillas.
Al acercarme al lugar me detiene una patrulla “sindical” armada con corvos, que atrevidamente me ata las manos y me venda los ojos. Increíble, me dan unas grandes ganas de gritarles que respeten, que soy autoridad. Pero mejor mantengo mi leyenda. Soy comerciante de telas. Sos oreja hijodemilputas. Soy comerciante. Y dunde está la venta? Y hacia dunde te dirigís? A la Finca Lucrecia. Soy comerciante. Y como te llamás? Víctor. Nunca lo había visto. Y de donde sos. De Sonsonate. Y ahí de donde? Del Barrio México. Y que nu sabés que estamus en huelga. No, no sabía, Ya te vamus a creer. Déjalo ir establece una voz que irradiaba respeto entre esto malandrines y me sueltan y permiten quedar en libertad. Pero quedas advertido, no te queremos ver que asomés el cacho otra vez por estos lados.
Regreso al pueblo contrariado. Esta anocheciendo. Necesito ya sea regresar a Juayúa o buscar un sitio donde quedarme. Me inclino por lo segundo, total no tengo ninguna responsabilidad que cumplir. Pregunto dónde puedo quedarme y me señalan un mesón donde alquilan piezas cerca del parque, voy y aseguro la pieza y vuelvo a salir. ¿Lo quiere solo o acompañado? No, sí solo soy yo. Le pregunto si quiere que le visite compañía en la noche para ocuparse. Eh, no, déjemolo así. Aquí en Nahuizalco parecen estar más adelantados que en Juayúa en relación a la función de las meretrices.
Al llegar al parque me sorprende encontrarme con un mercado nocturno, en cada puesto han colocado una candela para alumbrarse. Es la primera vez que veo esto. La gente anda comprando tranquilamente bajo la sombra de la luna. Y los cipotes chorreados corretean por todos lados, pidiendo un cuis. Compró una tusada de “arroz a la valenciana” para cenar, y es delicioso, tanto que llego a repetirme. ¿Verdad que le gustó? Me siento en un taburete a ver la gente pasar. Pasan ofreciendo guaro: ¿no quiere la cucharada? No estoy enfermo. Si es para alegrarse un rato. Me sorprende que la gente sale a comprar al filo de la noche. Una pareja de músicos indígenas con pito y tambor le dan un toque de tristeza al ambiente.
Y también observo que hay meretrices descalzas pero con los labios colorados que vigiladas cuidadosamente por sus respectivos chivos, se levantan las faldas para enseñar ya sea sus piernas morenas o sus nalgas redondas así como sus sexos lampiños e invitar abiertamente al pecado carnal con el signo de una mano cerrada agitándose , “vamos a hacer un ratu” y entre sus instrumentos de trabajo se encuentra el gastado petate amarillento con girones de zacate incrustado, veterano de miles de encuentros casuales.
De nuevo la tentación de echar un polvo me sofoca, me desespera. ¿Cuánto? Un real. ¡ sin petate? Munu bayuncu. Vamos pues mamacita…Ya vengu…El lugar es detrás de un portal, a cielo estrellado abierto, ella lanza el petate, se acuesta, se arremanga el refajo y abre sus piernas. Siento un olor rancio a sudor animal que me excita y trato de besarle los labios y tocarle los pechos y se niega, se los tapa con la mano y voltea su rostro. Apúrese…súbase. ¿Yastuvú? ¿Yacabú? Solo la meto y me vengo. Se levanta aliviada, recoge el petate y despreocupadamente se va sin siquiera despedirse. Regreso satisfecho a la pieza alquilada y me duermo. Duermo hasta entrada la mañana, porque estaba cansado, me levanto y salgo a buscar desayuno.
Me voy para el parque y luego al mercado y coloco mi venta. Los otros vendedores me ven con desconfianza. Usted no es de por acá ¿verdad? Primera vez que vengo, dicen que la venta es buena. A veces. ¿Le traemos desayuno? Vaya…al momento me llevan café de maíz y frijoles parados, servidos en hojas de huerta con sus respectivas tortillas tostadas. ¿Quiere un tayuyo? Al ver la expresión de mi rostro me dice: se lo voy a traer para que lo pruebe. Se trata de un tamal con frijoles endulzados con panela. Tiene agua dulce? Me responde: ¿tan temprano? Vuaver si hay.
De donde viene? De Sonsonate. Ah! Y ¿No se oye de bullas por allá? ¿Está tranquilo? A veces. Acá se está poniendo jodido. Es un tal Toño, un natural del Barrio San Juan que anda de insolente agora, suvirtiendo el orden. Y ¿por qué no lo capturan? Si ya han tratado, pero no se les deja agarrar, se les esconde, se va para el monte, dicen que tiene trato con el cachudo. ¿Cree usted? Así decen… una buena pijiada necesita, que le den en el lomo con una verga de toro. Y estallan las risas. La mayoría de vendedoras son mujeres refajadas. Algunas están sentadas haciendo petates para lo que usan unas agujas de huiscoyol. Otra vende sombreros y artesanías de mimbre y de tule. Hablan en lengua y algunas no conocen la castilla.
Paso toda la mañana asoleándome y no hago ninguna venta. Solo me ven los cortes y ni tan siquiera preguntan por el precio. A mediodía después de almorzar me voy a dormir un rato a “la casa.” Regreso ya por la tarde al mercado y me encuentro con un predicador gringo que con gran entusiasmo habla en un español rebuscado de la necesidad que aceptemos a Jesucristo como nuestro Señor y Salvador. Se trata de un misionero protestante de la Misión Centroamericana que pretende llamar nuestra atención. Hermanos, hay que nacer de nuevo, tenemos que librarnos del pecado, de los vicios, de las debilidades de la carne. Los invitamos a nuestros cultos…soy el pastor Roy Mcpherson. Parece simpático, pero hay ancianas que al pasar frente a él se persignan, lo que despierta sus bromas: no soy el diablo…no se confundan. El diablo está en otra parte, en sus corazones cerrados a la palabra del Señor. Los que no acepten al Señor se pudrirán en las brasas del infierno. Hermano, tienes que tomar la decisión más importante de tu vida: aceptar al Señor!
Medito que me faltan bastantes pueblos por visitar, necesito ir a Huitzapan, a Masahuat, a Puxtla, a Nahulingo, a Caluco y me falta terminar ya como postre con Sonsonate. Parece como que nada estuviera pasando pero me huelo que debajo de agua han de andar sonsacando a la gente, a mi no me la hacen estos indios mechudos y caitudos metidos a redentores.
En Santa Catarina Masahuat
Decido lanzarme para el lado de Santa Catarina Masahuat. Le pregunto a Ciriaco, un vendedor de candelas y fósforos con el que he simpatizado ya que ambos fumamos patas de cabra. ¿Queda lejos? Esta retirado, queda allá detrás de esos cerros. Y hay alguna autoridad por allá? No que yo sepa. Si se va por veredas llega más rápido. Llévese estos ticucos para el camino. Los mentados ticucos son unos tamales que les han metido relleno de frijoles blancos con alguashte. En realidad no me gustan mucho, pero por cortesía se los acepto. ¿Verdad que Usted es Judicial? ¿Cómo va a creer? Es que se le nota a la legua en el parado y el cortecito de pelo. Lo que pasa es que hice la platada. Bueno, que Dios lo proteja por esas veredas…
Empiezo a caminar, a subir la montaña frente a mí. Llego a una poza solitaria y después a un caserío llamado Cuyuapa Arriba en el cual presumo que hay actividad delincuencial por las banderas rojas arriba de los amates. Le pregunto a una mujer en un rancho rodeada de hijos que se le suben por el cuerpo que si me vende algo para comer y me dice que solo tiene tortillas y queso. Le acepto las tortillas aunque están tiesas… Me aconseja no andar solo por estos montes donde asustan. Y para llegar a Santa Catarina? Siga recto por esa vereda, pero está verde. ¿Y su marido? Anda en la milpa.
Llego ya en la tarde y parece un pueblo fantasma. Toco una puerta y abre un joven que lo observo sospechoso por lo nervioso. Le pido posada y me manda para la ermita a la entrada del pueblo. Llego y me encontró con un bolito que me recibe alegre confundiéndome con un familiar. Dame para comprar una pacha. Y donde está la cantina? Donde Tiburcio venden guaro. Y donde queda? Atrás del parque hay una vereda que lo lleva.
Regreso al pueblo y voy a buscar al tal Tiburcio. Se me queda viendo sondeándome, tratando de descifrarme. Pero ¿no es usted de la chichera? Para nada. Y de donde viene? De Nahuizalco. Y el afán? Soy comerciante. Mire, vengo a buscarlo porque dice Refugio que le mande un trago. Conoce a Refugio? Si, él me mandó. Y el pisto? Aquí esta. Al ver el dinero se relaja y me dice que me espere, y va traer una pacha de guaro. Y las bocas? Llévele esos jocotes verdes. Hay también chaparro en guacal. Y le puedo conseguir chicha de maíz o de coyol. Ni que fuera bar. Le pago y regreso donde el mentado Refugio, ahí sacare la información. No se me había ocurrido hablar con los bolos, ahí está la fuente de la información.
Al llegar Refugio esta ya durmiendo la borrachera, así que me toca zamparme el pijazo solo la pacha completa con boca de jocote para poder dormirme porque ya esta anocheciendo. Me pongo a pensar que estoy tomando muy en serio este oficio de caza comunistas ¿quién putas me manda a andar durmiendo a la intemperie, aguantando hambre y frío, mientras mis coroneles han de estar bien enpiernados con sus buenas putas nalgudas y chelonas? Esta bueno este trago, pegador, siento ya un infierno en el pecho.
Me despierto con los primeros rayos de sol y observo que Refugio sigue dormido roncando fuerte y aflautado. Me dan ganas de mearle la cara para despertarlo, pero mejor le reparto una patada. Ey, y ¿qué le pasa? Porque me pega? Para que te despertés, hijueputa, cerote, mirá que ya amaneció, ya los pajarillos cantan, la luna ya se metió…¡puta! Es serenata entonces. Ni que fueras el rey David, serenata de vergazos te voy a dar por culero. Anoche fuiste mío. Refugio se toca por instinto las nalgas para comprobar su hombría invulnerada. No, si ya te subí los calzones, únicamente te va doler un poco cuando vayas a cagar. Y me tiro la carcajada.
Y que putas quiere? Nada más hablar con vos como hombre. Y de que se trata? Necesito información. Sobre qué? Dicen que andan comunistas por este pueblo. ¿Comunistas? El único extraño que he visto en años es usted. ¿Seguro? ¿Me lo jurás? Por esta –y hace el signo de la cruz con la mano-le aseguro que aquí no ha venido nadie. Y de comunista solo el viejo Nando. Y a que se dedica? Ya está jubilado, fue maestro, anduvo en las bullas del tal Barrios, dicen que era buen tirador con el Mauser. Y donde lo encuentro? Allá vive solo por esos cerros. Le voy a hacer una visita. Nos vemos…No me responde.
Voy ir a buscar al tal Viejo Nando a ver qué averiguo, de seguro a de ser un gran subversivo, y luego me regreso al pueblo, en el camino solitario me acuerdo de una tonadilla que repetían unos niños allá en Nahui para pedir alimentos: “Ángeles somos y del cielo venimos, Canchules pedimos para nuestro camino.” En el pueblo veo ya movimiento de personas, mengalas que van a traer agua al río, mujeres echando tortillas al comal, algunos bolitos sentados en el parque y hombres con sus cumas y tecomates, que pasan a caballo o caminando rumbo a sus labores. Me acerco a una señora y le pregunto por la casa del viejo Nando. Y para que lo procura? me dice sospechosa. Es que le traigo un recado urgente. Pues llego tarde porque a él lo enterramos hace como cinco años, vaya buscarlo allá al cementerio.
¡Ve qué vieja puta! Me siento un gran pendejo, gracias señora, ¿cómo pude haberle creído al bolo de Refugio? ¡Puta! Eso me saco por andar confiando en bolos, mejor me voy a la mierda de este pueblo rascuache. Pero ¿y las banderas rojas en los árboles? no se pusieron ellas solas. Regreso a preguntarle si el viejo Nando tiene algún familiar. Sí, me dice, viven en la capital. Lo mismo quedamos. Mejor emprendo el regreso a Nahui.
Llego a mediodía, busco donde almorzar y me voy para la pieza que he alquilado para dormir la siesta. Al despertarme, me voy para el parque a poner la venta de telas. Al verme llegar ya no se sorprenden. La Lupita me dice: ¿Qué se había hecho? ¿Quiere riguas? A vos te quiero mamacita. Uy, ha venido bien novio. ¿No te hice falta? Y se sonríe coqueta. Le traigo riguas? Y mi besito? Usted es bien pastelero. Lo va regañar su esposa. No tengo. Ya le voy a creer. Al rato hasta acompañado voy a terminar esta misión.
Rindiendo informe al Jefe
Me levanto temprano y emprendo rumbo hacia Sonsonate, hoy es día de entregar informes en el cuartel y además – lo más importante- de recibir mi sueldo. Llego temprano y pregunto por mi General Calderón. Me dicen que lo espere porque aún no ha llegado. Aprovecho para ir a Tesorería a preguntar por mi paga. El cajero se me queda viendo intrigado ya que nunca me había visto. ¿Usted trabaja aquí? Si. ¿Desde cuándo? Ya ajuste el mes. ¿Nombre? Cabo y Detective Judas García. Déjeme ver, sí aquí esta. Pero hasta la tarde es la paga. Y no me la puede adelantar. Solo con una orden. Bueno, gracias, voy a esperar.
Casi a mediodía llega el General Calderón. Lo sigo a su despacho. Entro y me cuadro. Descanse. ¿Qué nuevas me traes? ¿Cómo te ha ido? Pues bien mi General, fijase que he logrado bastante información. Me he recorrido Juayúa, Salcoatitan, Nahuizalco y hasta Santa Catarina Masahuat he ido. Informame porque lo que me han contado es que solo a verga en cantinas y burdeles has pasado y de trabajo nada. Cómo va a creer? mi General. Informame pues, para ver que hay. Al ver al General me va fluyendo un discurso que no lo tenía ni preparado del cual hasta yo me sorprendo, las palabras empiezan a brotar como por arte de encantamiento.
Tomo suficiente aire y le digo con una gran labia: Voy a empezar por Juayúa, fíjese que ahí hay unos empleados de don Emilio, un viejo italiano cornudo y pistudo, que creo que andan en malos pasos ¿de Emilio Radaeli? Ese mismo. ¿Nombres y direcciones? Uno se llama Mardoqueo y el otro Felipe y viven ahí con él. Y ¿qué te hace sospechar? Hemos platicado y se me hace por lo que hablan de eso de injusticia y derechos, que andan con el mismo comunismo, hasta me quisieron reclutar.
Estos son los palabreros, los principales seguidores del tal Chico Sánchez, así de chiquito es la carajadita pero con un gran vozarrón y maneja bastante pisto y le sobran las mujeres. Y¿ has logrado acercártele? Si hasta los pijazos nos hemos echado juntos. Pero es fino para chupar así que he tenido que gastar en guaro con anís. Por cierto, espero que me reconozcan estos gastos extras. Y ¿sabes donde vive? Me han dicho que cambia de casa, duerme cada noche donde una dama diferente.
Y son como cuarenta damas las que tiene, y todas ladinas y pupusudas, y dicen que hasta a la mujer de Don Emilio se ha pizado, se la ha logrado levantar y que como es bueno en la cama hasta pisto y joyas le ha dado, de esas bambas de oro, y tiene el tal Chico una labia que hasta levanta a un muerto y lo duerme a uno. Ah y dicen que es así – y mete el dedo índice en una abertura hecha con la otra mano- con el cura del pueblo, tanto que a veces lo deja que duerma en la mera sacristía, y hasta meten mujeres alegres ¿Estás seguro de eso?
No se lo puedo mi General asegurar pero toda la gente lo comenta. Y hasta el sacristán anda metido en la conjura. Y también unas viejas hediondas que se fingen beatas que ahí pasan desde en la mañana en la iglesia. Los ojos le brillaban de felicidad al General cuando me escuchaba y esto más me emocionaba en la narración. Cuando finalice de hablar, se levantó, me abrazó y me dijo: Te felicito Judas no esperaba menos de vos, al verte supe que eras el hombre indicado para esta tarea…
Dale seguimiento a todo esto, de eso se trata este trabajo acordate, es pura inteligencia, vos no sos operativo, tu labor es de seguimiento, de ver y recordar, y luego venir a contármelo. Y mirá, grabate esto, ahí en Juayúa lo clave es el tal Chico Sánchez, pégatele, ganale su confianza, seguilo invitando y cuando menos se lo espere, le cae el talegazo en la nuca, cabal en la neck como dicen los gringos. Así se gana esta guerra, con inteligencia. Y ¿en los otros pueblos?
Allá en Nahuizalco, en la finca de Don Serapio Cordero los indios se han declarado en huelga, no quieren trabajar y están armados hasta los dientes, para decirle que me tuvieron secuestrado y por un hilito me salve de que me colgaran de un palo de amate, que usan para enviar angelitos al cielo. Y los nombres? Uno el que los dirigía se llamaba Tiburcio Díaz y estaba bajo el mando de un ruso ¿un ruso? me pregunta mi General sorprendido. ¿Estás seguro? Sí y este dice que no le importa morir y habla abiertamente en la plaza del pueblo que hay que aceptar al comunismo porque ya merito le van a quitar todos los bienes a los ricos y van a repartir a las mujeres para que todos puedan disfrutarlas. ¿ y la autoridad se lo permite?
Si es que ahí no hay autoridad, para decirle que el mercado abre de noche y las meretrices se consiguen en la iglesia. Pero este tipo sí que es peligroso, es un rubio que se llama Roy o Roger y siempre anda armado y con seguridad de varios naturales que lo siguen. Este va ser tu segundo hombre, pegatele, gánale su confianza, me dice mi General.
Y por ultimo estuve en Santa Catarina Masahuat, ahí el que dirige todo el movimiento de insurrectos es un tal Refugio, un tipo sumamente peligroso que se refugia en los matorrales y ataca por las noches, del que se dice que tiene pacto con el mismísimo demonio ya que tiene el don de volverse invisible y nadie le ha visto la cara ya que anda siempre una máscara de esas que se usan en las fiestas de pueblo, y este sujeto lleva ya varias muertes y ha jurado que va implantar el comunismo en cada poblado y que van a ser los naturales los que van a terminar quedándose con las tierras de la gente honrada.
Ahí tenés clarito el otro objetivo, me dice mi General, dale seguimiento a estos hijueputas, al Chico, al Ruso y al tal Refugio, y seguí visitando pueblos. Ya con tu ayuda Judas, siento que les ganamos la partida a estos tales por cuales. Es más, vení te voy invitar a un trago para que celebremos todo lo que has logrado. Saca una botella de whiskey de su escritorio y sirve dos vasos: Salud, salucita.
Bebiendo estábamos cuando tocaron la puerta, se trataba del Coronel Ernesto Bará, el Comandante del cuartel. Se cuadra ante mi general. ¿qué se te ofrece? Me mira y luego mira al general. Habla con confianza. Permiso para retirarme por dos horas de las instalaciones del cuartel. ¿Motivo? Es personal. Algún culo has de ir a ver. Concedido, andate a la mierda. Pero antes, mirale bien la cara a este cabroncito porque si no estoy yo hay vos lo atendés y luego me reportas, es de inteligencia. Como Usted mande, mi general.
En Izalco
Izalco es como Juayúa de grande y quizás más. Es un pueblón con varias calles empedradas y es un lugar dividido en dos, Dolores y Asunción, si dicen que antes eran pueblos separados, el pueblo de los ladinos y el pueblo de los indios, de los ensacados y de los encotonados, de arriba y de abajo. Ya había estado antes de cuilio y ahora regreso agrandado como ladino comerciante en telas. Aquí dicen que el movimiento de rojos es grande y peligroso, ay que se han logrado ennidar en las cofradías. Ya en el mercado los que hablan en lengua de los naturales es mayor y este ocupa casi tres manzanas alrededor de la iglesia principal, que se encuentra al subir la cuesta, pasando por la otra iglesia, la de los indios.
De nuevo tengo que insertarme en la vida de este otro pueblo, pero aquí la ventaja es que ya conozco. Cuando estuve antes recuerdo que me enviaron para donde el sargento Alferez, y el agente Amílcar me ayudo mucho, por cierto todavía le debo la deuda de un polvo fugaz. Asaber si sigue viviendo allá en Sonsonate, allá por donde las putas vivía. Pero mejor no me les acerco no vaya a ser el tuerce que me den color de jura, cuando hoy soy comerciante.
Me voy a instalarme al mercado con mi venta y hoy ya tengo experiencia, se trata de buscar un lugar, preferiblemente donde no de mucho el sol, pero a la vez pase mucha gente, y como quien no quiere el asunto, extender una manta y exponer la mercadería. Elijo un rincón al lado de una joven india refajada con los labios colorados que está vendiendo queso y leche de cabra. Me sonríe al ver que me instalo. Mucho gusto, me llamo Francisco, le digo ocultando mi verdadero nombre. Muchu gustu, me responde con malicia. No le quiero soltar la mano.
Tiene unos ojos negros espectaculares, soñadores, insinuantes. Me pongo a cantarle así de entrada: Mujer, mujer divina/ tienes el veneno que fascina en tu mirar/ Mujer alabastrina,/ tienes vibración de sonatina pasional,/ tienes el perfume de un naranjo en flor… En lo mejor estaba de cuentearla con mi almibarada voz cuando siento una mirada que me quema y se trata de la mamá de la cipota, que llega a instalarse entre nosotros, con su venta – y para variar- de ajos.
Veo que la regaña pero solo oigo la jerigonza incomprensible: she-she-she-she… Seguramente serán puteadas las que me estará dedicando en su lengua. Ya se me complicó este amarre. Y yo que hasta le iba regalar un corte…Pasan vendiendo riguas de frijoles y me toca invitar a la María y a la suegra, que no disimula una sonrisa. Me voy a poner a meritorear una oportunidad de ser su yerno. Es que esos ojos negros de la María me enloquecen. Ya me la imagino desnudita en mi pieza, chuloncita. Cuando la suegra se descuida aprovecho para voltearla a ver y la María me sonríe con descaro. ¿Cómo se dice dame un beso en lengua? ¿Qué? Nech-Tempitze me dice. Nech-tempitze (a mi beso). Le voy a pedir que me enseñe la lengua que ellos hablan, y hasta me puede servir para mis labores profesionales. Hay que conocer al enemigo y principalmente a sus mujeres.
Necesito, me urge ir a alquilar un cuarto y preferiblemente aquí en Izalco. Por la tarde, me despido de mi suegra y de María y aunque no he hecho ninguna venta mejor me voy a buscar alojamiento. Lo voy a buscar en el oriente del pueblo, lejos del puesto de policía, con los que no quiero encontrarme. Como a las cuatro cuadras del mercado empiezo a preguntar. Me refieren a ir a buscar donde doña Tomasa. Llego y me atiende. Se paga adelantado. No hay problema y le pago por una semana. Y sus cosas? Ya pronto las traigo. En realidad sigo siendo un judío errante, tengo lo que ando puesto. Descanso un rato y luego salgo a caminar.
Me voy ir a tomar un par de heladas, ojala encuentre la cantina de doña Mariana abierta. Por gusto, está cerrada. Regreso a la plaza del mercado y ya no hay vendedores, y tampoco se ve mucho movimiento. Pregunto y me mandan para Sonsonate, pero mejor decido irme para las chicherías del barrio La Asunción. Entró a una champa y se me quedan viendo sorprendidos porque solo hay indios chupando. Hay bancos de madera y el piso es de tierra. Me das un pijuashtazo de a real, ordeno con autoridad.
La dueña me ve llegar con cara de angustia pero sonríe aliviada al escuchar la solicitud porque quizás pensaba que era un cateo. Y sabe que cuando le caen la meten presa y además le botan el agua dulce en la calle, lo que provoca frecuentemente el espectáculo de ver a los cuches que andan bien a pichinga, porque se han bebido la chicha. Doña Teresa me lleva una guacalada olorosa a panela de dulce. ¿y no tenés heladas? Solo chicha. No entiendo lo que hablan estos indios. De nuevo me pregunto: ¿estamos en El Salvador? Hay que declarar el español obligatorio. Por andar hablando esa lengua es que han caído en el comunismo. Ya esto es un relajo y dicen que así es también en Guatemala.
Se aparece un trío y le pido que toquen. Empezamos con El día que me quieras: “Acaricia mi ensueño/el suave murmullo/de tu suspirar./Como ríe la vida/si tus ojos negros/me quieren mirar.”¡Puta! No me estaré enculando de esa bicha cagada de la María. No me la puedo despegar de la mente. Otro morrazo. Y hoy toquen aquella que dice: Si yo tuviera el corazón,/el corazón que dí;/si yo pudiera como ayer/querer sin presentir/es posible que a tus ojos/que me gritan su cariño/los cerrara con mis besos.” Ya me siento manudo.
Ya iba por la cuarta tanda de agua dulce cuando veo que aparece el mismísimo Sargento Alférez. Y no se sorprende de verme. Me dice: Cabo Judas Pérez, así te quería encontrar. Ya me habían informado que habías regresado al pueblo, pero ni siquiera te dignaste pasar a saludar a tus antiguos compañeros. ¡Sargento Alférez! ¿Cómo se encuentra? ¿Cómo anda todo? Siempre en acción. ¿Quiere un morrazo? Traele una guacalada bien cargada. Y vos ¡carajo! no te has reportado desde que te volviste el chinchín de Micoleón Parado.
Ah, y antes que se me olvide dice el Amílcar que le mandes a pagar lo que le debés, que vos sabes bien de que se trata, sino te va ir a buscar donde la Tomasa. Ah, y que no te vayas a coger a la Tomasa porque ha sido su dama. Si ya está bien veterana. El Amílcar es de la filosofía evangélica que establece que es lo mismo desvirgar que desarrugar. Y ¿Cómo te va en tus nuevas responsabilidades? Haciéndole huevo, no es fácil, requiere de mucha paciencia, de sentido de la observación. No me des paja, que dicen que te la pasás huevoneando durante el día y por la noche chupando y buscando putas, y que hasta ensacado de blanco andás. No se deje dar garabato por las malas lenguas, mi Sargento.
Y entonces? Vamos avanzando, ojala haya pronto capturas importantes. Y por aquí cómo anda todo? Aquí todo gira alrededor del tal Chano Ama y del bocón de Chevo Chávez. Pero están bien organizados. No hemos podido averiguar donde se reúnen porque es en los montes y ahí ellos son los que conocen. Y están armados? Andan machete pero quizás tengan también armas de fuego escondidas. Ya les hemos hecho capturas pero son duros de pelar, le tienen miedo al Chano. Otro par…Me les voy a meter. Ojala podas hacerlo. El domingo en la mañana tienen mitin en el parque, ahí van a estar todos ellos. Ahí voy a estar yo también. No me joda. Bueno, me ha dado gusto verte. A mí también, mi sargento. Ah mire, hágame el favor de llevarle este dinero al Amílcar y que me disculpe por el tiempo transcurrido.
El siguiente día me levante temprano y con ganas de ver a la María. Ahí estaba en la plaza, sola y recién bañada, con su pelo negro suelto y largo aún mojado, con sus chichitas bien paraditas. Se alegró al verme. Y a mí me daban ganas de correr a abrazarla, me llamaba a brama. Buenos días, María, que bonita que está. Gracias. Madrugo. Solo por verla a Usted. Llega una niña a ofrecer: ¿Va querer desayuno? Tráigame dos. ¿Tamales o pupusas? Tamales. Los llevan y le comparto uno a mi dulce amada. Sonríe y lo acepta.
Hoy la veo más bonita, en especial sus ojos grandes y como dormidos. ¿Dónde vivís? Allá en Cuyagualo. Te voy a robar. Mentiroso. Entonces, entonces… ¡quiere que me la robe! Pero ¿para donde me la llevo? Le va tener que tocar amor de campaña, a pura tierra…no hay de otra, a menos que la Tomasa me dé chance de llevar pareja o voy a buscar una pensión. María ¿y su novio? Si no tengo, nunca he tenido. Más claro no canta un gallo, me está tirando los chuchos, y dicen que las indias no usan calzones, siempre andan chulonas, ha de andar desnudita, con la cuquita tibia y dormidita.
En este mercado el movimiento es el mismo, algunos vendedores ya por molestar aplauden cuando se me acerca algún potencial cliente. Será el plante de jura del que no logro despojarme o no sé si será el tipo de venta, lo que cuenta es que si me mantuviera solo de este negocio ya hubiera tenido que irme a trabajar a las bananeras de Honduras. Mientras platico con otros vendedores escucho que pasan anunciando que mañana hay mitin en el parque y que todos estamos invitados. Qué bueno, mañana podre conocer con nombre y cara a estos hijueputas comunistas.
El mitin de los comunistas
Es domingo y me levanto temprano, voy a desayunar a un comedor cerca del parque donde me dan un remero de tortillas tostadas con frijoles en bala y una guacalada de café caliente. Luego me voy para el parque y me ubico en una posición favorable para ver los movimientos de estos delincuentes, que hoy se la llevan de políticos.
Al rato de esperar veo que van llegando un par de indios con sus mujeres y sus hijos, y llevan las banderas rojas y unas guirnaldas también rojas que dicen PCS que se ponen a colgar en los palos. Las mujeres sobresalen con sus rebozos negros. Luego llegan otros indios del pueblo a ayudarles.
Pero lo que me sorprende del todo es ver una camionada de indios que llegan desde Cuyagualo y de Cuntan, y cuando se bajan descubro que ahí viene también la María, quien me lo hubiera dicho, la María es de ellos, es roja. Negrita por fuera y roja por dentro. Estaba bien pachito el río. Me mira de lejos y trata de disimular, me parece que ha venido con su familia, con sus hermanos y supongo que el viejo seco con el que está hablando es el tata de ella, o sea mi suegro. Y parece ser de los jefes.
Veo también que llega el sargento Alférez y está hablando con ellos, como que tienen permiso para la actividad. Ya se está amontonando la gente. Aparece un par de músicos, con pito y tambor y se ponen a tocar. Llega un indio gordo y se pone a gritar que dentro de pocos momentos dará inicio la actividad. También hay algunos ladinos. Llega otra camionada de encaitados, estos son de Piedras Pachas, con un birrete rojo ensartado en los sombreros de palma y dirigidos por Alberto Masen, de la Regional, que acababa de salir de prisión. Observo que hay pocas mujeres, la mayoría son hombres. Empiezan a reventar cohetes de vara, se ve que han conseguido plata para la actividad. Y también revientan cohetes de los de a cuartillo.
Empieza el acto con una como oración indígena de invocación. Se van volteando todos hacia el norte, oriente, sur, y poniente. Parece que están rindiéndole culto al Sol. Luego anuncian al Tata Lencho, un viejito que habla despacio y no se le escucha muy bien. Voy a tener que acercarme un poco más. Ah, esta mencionando los nombres de las comunidades que han asistido. Al mencionar cada comunidad, los asistentes levantan la mano y se identifican.
El primero que habla es un ladino venido de San Salvador, de nombre Luis Renderos.es un zapatero, en representación de La Regional de Trabajadores, este si se ve a leguas que es de los curtidos en este oficio, maneja la oratoria. Les dice en su discurso: reciban un fraternal y revolucionario saludo de los obreros de San Salvador, ustedes no están solos y tampoco están desamparados, ven todo lo que hay en este pueblo, este parque, las casas, las calles, todo esto, toda esta riqueza ha sido construida por nosotros…pero un grupito de ricos nos roban esta riqueza y nos condenan a vivir en la pobreza, en la miseria, sin trabajo, sin medicinas, sin escuelas para nuestros hijos, y esto tiene que cambiar y es por eso que los obreros hemos creado el Partido Comunista, y llevamos candidatos a diputados y a la alcaldía…” Y los asistentes gritaban: ¡abajo la gobierna!
Es bueno este Luis, tiene mucha labia, con sus palabras capaz que levanta un muerto. Luego de él habla un tal Toribio, un indio bajito y malencarado que les grita que “ustedes ven todas esas tierras allá en el cerru, donde están nuestros xacales, esas tierras eran de nusutrus, de nuestrus padres y de nuestrus abuelus, de nuestrus tatas, y nos las han quitado, los blancos, las güeviarun, esta gobierna nus arrebatarun la tierra y tenemos que cunquistarla con nuestrus machetes, cun nuestras cumas…Viva el cumunismu!”
Y levanta la cuma y se oyen los aplausos del puño de indios que han llevado. Y entonces todos lo que están levantan sus cumas y gritan ¡abajo la gobierna! Y sinceramente debo reconocer que me dio miedo al ver el montón de cumas levantadas porque nos estaban amenazando abiertamente, desafiando la autoridad, y había odio en sus voces y en sus miradas llenas de ira. El comunismo los había llevado al odio y el odio conduce a la muerte y es por eso que no creen en Dios porque su bandera es el rojo de la sangre.
Y le sigue al habla el mentado Chebo Chávez, el candidato a Alcalde que les dice: ustedes me conocen, yo vengo de la pobrería, soy un pobre carpintero y he aceptado esta candidatura porque ya esta bueno que sigan mandando a este pueblo los sirvientes de los capitalistas, de los dueños de las fincas del café, como el tal Miguel Call, mi adversario, que es cholero arrastrado y amaestrado de las familias ricas, es un chucho de los pistudos de este pueblo, por eso hay que votar comunista, por la bandera roja con la cuma y el martillo…y les informamos que vamos a tener local donde puedan llegar, y aunque sea una pupusita les vamos dar, aquí a una cuadra, así que ya saben el otro domingo sacamos a los ricos de Izalco …porque vamos a tocarle los huevos al tigre…” Y se escucharon las carcajadas y los aplausos de aprobación.
En medio del acto hizo su aparición un grupo de indios junto con algunos ladinos, que vinieron marchando desde el parque de abajo, de Asunción Izalco, la mayoría del barrio de La Cruz Galana, gritando consignas contra el gobierno y vivas al partido comunista, para incorporarse a la concentración. Los dirigía un trío de ladinos comunistas que después averigüe eran el sastre Antonio Calzadillo, el carpintero Candelario González y el también sastre Camilo Muscio. Estos tres los acababan de soltar porque habían estado presos desde agosto, y los dejaron libres con la condición de que no se siguieran metiendo en babosadas, pero la gallina que come huevos aunque le corten el pico. Más envalentonados habían salido de la cárcel.
Con el discurso encendido del Chebo finalizó el acto y se pusieron entonces a repartir quesadilla con horchata, y también tamales pisque que habían traído de sus rancherías. Y hasta yo fui a pedir que me dieran para poder acercarme y verlos más de cerca. Y cabal, entre los que vinieron de allá abajo logre identificar a algunos frecuentes parroquianos de las chicherías y a los cuales se les notaba que andaban todavía medio zapatones. Lo raro fue que no vino el tal Chano Ama, pero aún así esta fuerte esto del comunismo entre toda esta indiada patarrajada que vive allá en los cacaguatales de esos cerros.
Mañana mismo voy y le informo a mi General sobre todo esto, calculo que bien asistieron unos doscientos delincuentes ya que como él dice la inteligencia es el alimento de los pájaros cardenales. Me pongo a reflexionar y si el día menos pensado deciden estos delincuentes tomarse el pueblo se va poner color de hormiga la situación. Por eso es que hay que acabárselos antes de que saquen pecho.
Rumbo a Sonzacate
Hoy por la tarde tengo pensado visitar Sonzacate. Es un pueblito chiquito al lado norte de Sonsonate pero se rumora que ahí hormiguean los delincuentes rojos. Llego y me voy a instalar al parque, me compro un sorbete de tamarindo y me pongo a ver pasar las gentes, observo que no hay tanto indio como en Izalco. Al rato se sienta un señor de porte elegante en la banca y comenzamos a platicar. ¿Anda paseando? Sí, primera vez que vengo por estos lados. ¿y le ha gustado? Se ve bonito, tranquilo. ¿Usted si de aquí es? Sí aquí he vivido toda mi vida, aquí he criado a mi familia, tengo tres hijas ya grandes, dos ya están acompañadas, y a una que la he puesto a aprender oficio.
¿Y Usted desde donde nos visita? De aquí cerquita, de Izalco. ¿De dónde los brujos? Sí, hay estoy viviendo. ¿Dicen que esta prendido ahí de comunismo? Me alegra al oírle la pregunta y le respondo: Hoy mismo hicieron en la mañana una junta en el parque… No le digo, aquí es lo mismo, solo son vueltas y vueltas, aquí los responsables son los hermanos Mojica, y ya es tradición en ellos porque me acuerdo que el tata era de los moquimbos, así les llamaban a los seguidores del General Barrios.
¿Y son jodidos? No, si lo peor es que son buena gente, se quitan el bocado del boca para dárselo, yo los conozco desde chiquitos, pero eso del comunismo como que los ha enfermado, si hasta la bicha pispireta esa de la Julia anda de casa en casa predicando como si fuera evangélica, pero lo que predica es el odio, la revolución, que hay que quitarle las tierras a sus dueños y hasta andan metidos con esos indios…No me diga. ¿Y les apoya la gente? Los tontos que se dejan envolver con su labia, a mi me han visitado pero a mí no me gustan esos relajos…yo soy respetuoso de las leyes. ¿Cómo va creer que vamos a andar detrás de esos indios chucos?
Y ¿son del pueblo esos Mojica que menciona? Y ¿no hay viven pues a la vuelta? Detrás de ese guarumo que se ve hay. Ahí vive el Fabián, que es el mayor de ellos. Es carpintero, haría plata haciendo muebles finos pero se ha dedicado a este vicio de andar levantando a la gente. Y esos no se esconden para decir que son comunistas. Esta también el Tomás, que es candidato a diputado del comunismo y el Manuel, el más chiquito, amigo intimo del mero Farabundo Martí, del Socorro Rojo que le dicen, este fue el que organizó en mayo pasado, la marcha que hubo allá en Sonsonate para exigir la libertad de Farabundo, porque lo tenían en el bote allá en San Salvador, y se armó un gran relajo si hasta muertos que hubieron.
Y el tata de todos estos se llamaba también Fabián, ya peló gallo hace tiempo, allá está enterrado en el cementerio, de él es que sacaron todas estas mañas de andar metidos en bullas. El Fabián padre había sido enemigo del presidente Dueñas, y le caían mal los curas y como el Dueñas había sido cura en Guatemala. Varias veces lo sacaron por cordillera. Lo que no se puede negar es que tienen los huevos bien puestos, hasta la Julia es arrecha y no se le conoce marido. El Fabián hijo si tiene una hija, la Lupita, esta cipota.
En realidad la suerte me socorre ya que en una sola platicada he averiguado tanto que ya puedo regresar a Izalco con la tranquilidad del deber cumplido, este día ha sido muy provechoso para mi misión es más creo que me merezco hasta unas vacaciones en Apulo por todo este esfuerzo que he realizado en defensa de la Patria amenazada de hijos suyos podernos llamar.
Me toca regresar a Izalco caminando porque ya no encontré camioneta a estas horas de la tarde. Me siento muy entusiasmado con la información que recabe sobre los Mojica. Ya me veo zampándolos presos, dándoles un par de patadas en las costillas para que desembuchen lo que saben. A quien quisiera conocer es a esa Julia que mencionan a ver si es tan golillera como dicen. Un día de estos vengo a buscarla, pero que la voy a conocer la voy a conocer. Al rato hasta me la cuenteyo, quien quita que le gusten los machos probados y risueños como este servidor.
Al llegar al hospedaje me dice la Niña Tomasa que unos hombres malencarados me vinieron a buscar en la tarde, que preguntaron donde andaba, y dijeron que iban a regresar. ¡Qué raro! ojala que sea el Sargento Alférez o el cabo Amílcar porque si no son ellos ya la empuerque. Mañana los busco para preguntarles. Mañana voy a ver a mi amor, la Mariyita Rojita. A ver qué me dice del mitin y capaz que se me niega la condenada, y trata de chilatearme, pero sé que voy a terminar echándomela, cogiéndomela. Ese culito va ser mío. Y que no se haga la que no sabe hablar porque yo se que habla bien la castilla como ellos le dicen al español.
Me levanto temprano y me voy para mi lugar de trabajo, el parque. Llego y todavía la Mariyita no ha aparecido. Qué raro, es bien madrugadora. ¿Será que ya no va venir? Ya me preocupe. Pasan las horas y ya está me está dando ganas de irla a buscar a su cantón. ¿Será que estaré enculado? ¿Me habrá dado algún brebaje o me estará haciendo algún trabajo de hechicería? Esas son pendejadas. Lo cierto es que no ha venido y ni su nana se ha aparecido. ¿Qué le habrá pasado? ¿La habrán capturado? No creo. Se pasa la mañana y aunque hice una venta la ausencia de la María me nubla el pensamiento.
Voy a ir por la tarde a buscar al Sargento Alférez para preguntarle si ellos fueron los que me llegaron a buscar ayer y de paso averiguar si han habido capturas. Llego y al verme entrar le dicen al cabo Amílcar los demás agentes: tenés visita, te viene a buscar tu marido. Les responde: coman mucha mierda, hijosdeputa. Todos me saludan. ¿Está mi Sargento? Pasa adelante. Me cuadro al verlo y me sonríe y me dice: al fin te animaste a venir a esta tu casa, desagradecido. No es por mala fe sino que me recomendaron que es mejor como dice mi General mantener “el perfil bajo” o sea no darse mucho color.
Esas son pajas, que no ves que aquí todo el mundo te ubica como cuilio, y nadie te cree que sos comerciante. ¿Usted cree? Claro que si, ni la Tomasa, ni los vendedores, ni la india esa feya de la María. ¿Quién? No te me hagas el pendejo, que sabés bien de quien estoy hablando. Y me pongo a reir. La risa te delata. ¿para que soy bueno? Quería preguntarle si ayer me llegaron a buscar al hospedaje. ¿Nosotros? Y ¿para qué putas te íbamos ir a buscar? No sé, ganas de verme. Come mierda, cerote, ni que fueras un gran culo. ¿Así que te han ido a buscar? Ja, ja, ja…ya te pusieron el dedo. ¿Quiénes?
Los únicos que se me ocurren son los araujistas. ¿Y esos? Son los seguidores del expresidente que está en Guate, de Arturo Araujo, andan huyendo pero tienen seguidores, si todos estos jueces y políticos hasta hace unas semanas eran araujistas, ahí se reúnen en su hacienda allá por Cutan, porque este viejo es de los pistudos del pueblo, muchos hoy se han pasado al martinismo, pero quedan algunos araujistas todavía. Les dicen también laboristas. De eso no sabía. Si vos no sabés ni mierda de nada acabas de nacer aquí. No se me altere mi sargento. Y decime ¿qué has averiguado? Estuve en el mitin que hicieron los comunistas.
Si ahí te vimos y ni nos saludaste. Es que andaba de incognito. ¡No jodas!, ya te dije que aquí todos nos conocemos. Y ya que veniste ¿te vas dejar caer algo? ¿Algo de qué? Dicen que te tienen bien maiceado y que así andas de pupusuda la cartera. ¿Cómo va creer? Si yo voy coyol quebrado, coyol comido. Pero reacciono y decido mejor invitarlos a algunos refrescos. Está bien, mi sargento, Usted manda, que les vayan a traer a estos muchachos unas chibolas con marquesote. Así, esta mejor, te estás dando a querer, ya no te va caer falta.
Amílcar, aquí tu ma… (perdón)…amigo nos va invitar a un refrigerio. Le doy un billete que recibe con una inmensa sonrisa. Y el ambiente tenso inicial como por arte de magia se convierte en un clima relajado y hasta amigable. Poderoso caballero es Don Dinero. Si querés te pongo seguridad en tu casa para que no te preocupés. ¿En qué te podemos ayudar?
Y aprovecho para preguntarles: y ¿capturas no han habido? Si querés te capturamos a vos, o decinos a quienes y de qué los acusamos y los vamos a traer. No, yo solo preguntaba. Y ¿qué tal de culos? Dicen que estás acabando con toda la indiada femenina, que te van a nombrar cacique vitalicio. Y ¿cómo te va en el negocio? Hay te vamos a llegar a comprar. Ojala. Deberías de venir todos los días, nos haces una gran falta, si el culero del Amílcar quedo así de triste desde que te fuiste y solo llorando por vos pasa, te lo deberías de llevar para tu pieza.
Bueno un gran gusto verlos, pero ya emprendo el vuelo. Y ¿por qué tan rápido pajarito? Es que necesito ir a hacer algunos mandados todavía. Nos vemos al rato. ¿No querés que te escoltemos? ¿Qué le llevemos serenata a una futura dama? No, no es para tanto. Mirá que los araujistas son jodidos, muchos de ellos son masones además de panzones, y tienen unos mozos de hacienda matarifes que son buenos para el destace de reses y de humanos. Yo que vos me cuidaría el nance. Hasta la próxima. Cuidate. Sigo pensando en la María, ojala mañana llegue a la plaza del mercado.