Haití. ONGs y neoliberalismo

Haití. ONGs y neoliberalismo
12/1/11
David Harvey: “Las ONGs son los caballos troyanos de la globalización neoliberal”

Ricardo Seitenfus: “Hay una relación causa-efecto entre la infelicidad de los haitianos y la felicidad de las ONGS y el peligro más grande que afrontamos ahora es la ‘onegización’ del país. Haití nunca estuvo tan debilitado como ahora y le toca dialogar y aceptar muchas cosas pero hay una relación perversa entre la debilidad del estado haitiano y la fuerza de las ONGS en el país”
ONGs y mercado
El capitalismo tiene la habilidad de mercantilizarlo todo. Dónde hay una necesidad que cubrir cabe la posibilidad de traficar, montar negocios y sacar pingues beneficios. La enfermedad, la educación, el sexo, la paternidad, el deporte, el reposo, respirar aire libre, el arte, … ¿ Por qué no traficar con la compasión?

En la India ha habido recientemente una fuerte controversia respecto a la marquetización de sus ONGs. Las ONGs de aquel país tienen una larga historia de trabajo con la gente trabajadora, educándolos a cerca de sus derechos y apoyándolos en sus reivindicaciones y favoreciendo movilizaciones de masas para forzar a los gobiernos a respetar sus derechos. Su marquetización implicaría la pérdida de contacto con sus bases en favor de estrategias y campañas que sintonizan más con los intereses donantes y sus intermediarios, que los de los hipotéticos receptores.

La mercantilización de las ONGs significa que el centro de atención de los traficantes de ayuda deja de ser “los damnificados”. Todo mercado capitalista genera en sus operadores una ineludible necesidad de crecer y ganar cota en un medio cada vez más competitivo. El centro de atención pasa a ser “los donantes”. Se trata de ofrecer “un producto humanitario” cada vez más atractivo y “venderlo” utilizando sofisticadas técnicas de marketing.
Para ello es preciso contar con técnicos y directivos experimentados. El periódico El País ( 9 /1/2011) dedicó una página entera al tema con el título “Profesionales de la solidaridad”, un sector que ocupa en España a 529.000 empleados remunerados (y mucho incauto mal remunerado). En el artículo se cita sin desparpajo el caso ejemplar de un dinámico economista, con larga experiencia como director de ventas de Procter & Gamble, que ha sido fichado por una ONG fundada por un magnate de la banca. Cada vez son más concurridos los cursos y postgrados de especialización en ONGs impartidos por escuelas de negocios.

En muchos casos se trata de verdaderas corporaciones multinacionales con oficinas abiertas en paraísos fiscales para “gestionar” los cuantiosos fondos que reciben al margen de las onerosas regulaciones fiscales de los “gobiernos”. 77 ONGs están siendo investigadas por tales prácticas.
Como funciona el mercado de la compasión (ver “El mercado de la compasión” en este mismo blog)
Los productores

Podría atribuirse a los “desastres naturales” la responsabilidad de generar situaciones que despierten estados de compasión masiva. En realidad es el mismo sistema capitalista el que proporciona la mayor parte del combustible para que los fenómenos naturales se conviertan en “desastres humanitarios”. Es el desastroso impacto del neoliberalismo en el planeta el que genera “oportunidades” y fondos para las ONGs.

Los clientes

La demanda proviene de los solidarios con motivaciones éticas o religiosas, pero también de los interesados en cultivarse una determinada imagen para triunfar en otros mercados (relaciones públicas) o de los gobiernos que quieren camuflar o encubrir operaciones poco éticas.

Papel de los damnificados

En el mercado de la compasión una perversa lógica se impone. Aunque el objetivo del negocio es “la solidaridad”, el funcionamiento del mercado exige que haya muchos damnificados, cuantos más mejor.

Así pues, el sistema capitalista roza la perfección: los pobres que genera el sistema, los “perdedores”, los marginados, también pueden participar del sistema, y participan por la vía del mercado de la compasión.

¿HAITÍ o HAITONG?. Haití, república de las ONGs

En la actualidad se estima que hay unas 12.000 ONGs en Haití. Se trata de la mayor concentración de organizaciones humanitarias per cápita en el planeta. No se trata sólo de un “estado dentro del estado”, sino de un verdadero asalto al estado. Muchos haitianos consideran a su país una “república de las ONGs”. Haití se ha convertido en un estado ONG.

El sector humanitario ya representaba más de 1/3 del PIB antes del terremoto y es el sector que más empleos, sueldos y consumo genera en Haití; ciento de miles viven de él y, prácticamente, todo graduado haitiano intenta ser contratado por una ONG. El mismo primer ministro, Michele Pierre-Louis, hizo carrera en la FOKAL , una ONG fundada en 1995 por George Soros.

El creciente tumor de las ONGs y la atrofia del Estado haitiano son en realidad las dos caras de la misma moneda neoliberal, presta a sacar partido cualquiera que sean las circunstancias. El país no tiene recursos públicos para poder operar en un sistema mínimo de Estado. Toda la ayuda que llega se canaliza en su mayor parte a través de las ONGs. La ayuda de EEUU a través de ONGs made in USA, la canadiense a través de ONGs canadienses,…

Las ONGs capitalistas actúan como un verdadero disolvente de la sociedad civil. Numerosos militantes y organizaciones populares han sido cooptados por las ONGs.

Los “expertos” de las conferencias de donantes recomiendan que Haití debería fortalecer más el sector privado (más del 90% de su sistema educativo y sanitario a caído en manos privadas), la transparencia y el buen gobierno. La ironía es que todo apunta a que las recetas deberían aplicárselas a sí mismas las opacas ONGs, reluctantes a rendir cuentas a nadie, incluidos los gobiernos donantes.

El discurso que ampara las actividades de las ONGs es “la corrupción gubernamental” . Pero es que en Haití es difícil que la corrupción venga del Estado puesto que el Estado carece de recursos. La verdadera cuestión está en cómo se administran los recursos recaudados por las ONGs. La excusa de la emergencia ya ha caducado. Lo que vemos ahora es la permanente sustitución del estado por las ONGs, al servicio, voluntario o no, de los intereses del neoliberalismo.
Descoordinación criminal y ganancia de pescadores
Dr. Tiffany Keenan: “Existe en la actualidad una necesidad perentoria de un cuerpo especial de policía para ONGs.”

Haití se ha convertido en la gallina de los huevos de oro de las ONGs que acuden como moscas. Nadie sabe a ciencia cierta cuantas ONGs hay, ni lo que hacen, o en que se gastan los fondos. La duplicación de servicios y la ingente acumulación de material sin utilizar es prácticamente la norma tras la catástrofe. Sólo 300 están inscritas en el ministerio, así que hay cientos que actúan sin control alguno. La mayoría de ellas son cajas negras que nadie supervisa.

Las siglas y los logos de las ONGs más variopintas, en carteles, envases , banderas, vallados y anuncios, son más numerosos que las tiendas en los campos de refugiados. Se trata, ante todo, de estampar tus siglas encima de todo lo que huela a desastre. Nadie lo dude, la caridad es “negocio” y en Haití hay negocio para rato.

La descoordinación es tremenda. Se trata de “empresas” que compiten entre si con uñas y dientes. Cualquier tipo de centralización es mal recibida como un impedimento “gubernamental”. Las formalidades y evaluaciones técnicas que involucran cada proyecto (diseñado para captar donaciones) incluyen absurdos requerimientos como “estudio del impacto ambiental” en ciudades que han sido devastadas. Construyen un hospital, pero no hay fondos para una carretera (construir carreteras es más bien algo gubernamental) con lo que el hospital se queda vacío y se convierte en otro “elefante blanco” fruto del despilfarro y la desorganización.

En río revuelto ganancia de pescadores. Se han producido demostraciones de miles de campesinos organizadas por el “Mouvman Peyizan Papay” (MPP) contra las sospechosas “donaciones” de la multinacional Monsanto, quemando cientos de toneladas de semillas (genéticamente modificadas) roundup.

Para las iglesias evangélicas el Haití de las ONGs se ha convertido un campo abonado para su expansión imparable (cerca de 500 iglesias evangélicas participaron en un festival en el estadio de fútbol de Port-au-Prince organizado por la Asociación Evangelista Billy Graham (BGEA) el 10 de enero de 2011.

El capitalismo del desastre también ha aterrizado en Haití

Mike Davis: “Las ONGs son una forma de imperialismo blando, juegan un papel semejante al de los misioneros de la época colonial, una especie de cobertura moral al saqueo practicado por las multinacionales”

Los contratistas de la “reconstrucción” de Irak, Afganistan, … ya tienen llenos los maletines con las frescas firmas de los contratos opacamente adjudicados por la IHRC de Clinton y compañía. Y como en Irak o Afganistan, la “reconstrucción” se queda en una “pseudo-reconstrucción”.

Historia de Haití, la primera república negra del planeta

Tras décadas de experiencias neoliberales teledirigidas por el FMI, Haití ya era un estado fallido antes de que el terremoto asolara la isla y convirtiera al país en pasto de las ONGs.

El 25 de septiembre de 2008, el geólogo Patrick Charles volvió a advertir acerca del peligro inminente. En un informe publicado en Le Matin, diario local de Haití, decía: “Port-au-Prince está construida sobre una gran falla que va desde Pétion-Ville, cruza toda la península del Sur, hasta llegar a Tiburón. En 1751 y en 1771, esta ciudad fue completamente destruida por un sismo. Apuesto mis ojos que eso se repetirá. La ciencia puede fácilmente confirmarlo”. Y más adelante, la misma publicación hacía una predicción sombría: “Port-au-Prince corre el riesgo de transformarse, de la noche a la mañana, en un montón de ruinas al término de una violenta sacudida telúrica”. “Durante dos siglos, ningún sismo principal se registró en la capital haitiana. La cantidad de energía acumulada entre las fallas nos hace correr el riesgo de un sismo de magnitud 7.2 en la escala de Richter. Es mejor no hablar, no es necesario asustar. Pero sería una catástrofe”.

El capitalismo y sus políticas neoliberales han creado las condiciones que han convertido a los desastres naturales “anunciados” en enormes catástrofes humanitarias.

Haití, la primera república negra de la historia

Antes de su independencia, Haití era considerada la perla más rentable del colonialismo francés gracias a la brutalidad de su economía esclavista. En 1791 se produjo una revuelta de esclavos y en 1804, tras derrotar a las tropas enviadas por Napoleón, los esclavos liberados fundaron la primera república negra de la historia.

Los colones esclavistas expulsados presentaron una larga lista de daños y perjuicios donde se detallaban escrupulosamente tasados (sin escrúpulos) los esclavos expropiados. En 1825, el rey Carlos X (que pretendió hacer volver a Francia al antiguo régimen), tras cercar la isla con su armada, exigió que Haití pagara a Francia la “Deuda de la Independencia” (150 millones de francos oro que equivalían a unas veinte veces el PIB de la época, unos 22.000 millones de $ actuales).

Haití fue obligada a financiar su deuda bajo el monopolio de un único banco francés que cargó sobre el país exorbitantes intereses y comisiones durante 122 años (La deuda de la independencia no quedó amortizada hasta 1947). En 2003, cuando las autoridades de Haití exigieron la devolución de la “Deuda de la independencia” el gobierno francés respondió colaborando en el derrocamiento del gobierno. (Una iniciativa civil reabrió el tema con motivo del terremoto y publicó en el diario francés Libération un “Carta abierta al Presidente Nicolas Sarkozy” declarando la deuda ilegítima e ilegal y exigiendo su devolución. Firmaron, entre otros, Noam Chomsky, Eduardo Galeano, Cornel West y Naomi Klein. El gobierno francés se apresuró a rechazarla)

La ocupación norteamericana y los Duvalier

Los EEUU ocuparon Haití desde 1915 a 1934 al son de la “doctrina Monroe”. Los gobiernos impuestos por Washington se sucedieron incluso tras la marcha de los marines. La Guardia Nacional, una criatura creada por las fuerzas ocupantes serviría para sustentar las dictaduras militares que se fueron sucediendo bajo la férula del gran vecino del norte. EEUU se reservó una tasa sobre las exportaciones de café como pago a sus gastos de ocupación y siguió controlando la economía y la aduanas hasta 1945.

Los gobiernos títeres de los Duvalier, François Duvalier – Papa Doc- (1957 -1971) y su hijo Jean-Claude Duvalier Bébé Doc (1971– 1986), saquearon sin compasión el país con la colaboración de la banca internacional y el FMI (desviaron unos 900 millones de dólares a cuentas numeradas suizas y monegascas). Haití quedó hiperendeudado y exhausto.

Baby Doc Duvalier sucumbió en los 1980s a los encantos de la flauta neoliberal del FMI, el típico esquema (que los haitianos llamaron “plan de la muerte”) consistente en eliminar los aranceles sobre los productos agrícolas norteamericanos, conversión del sector agrícola hacia la exportación, implantación de maquiladoras en Port-au-Prince y resorts turísticos en las playas para absorber a la población expulsada del campo, … A los sibilinos acordes de la flauta le sucedieron los bastonazos sin contemplaciones del FMI exigiendo el retorno de los préstamos sutilmente desviados por los Duvalier hacia paraísos fiscales.

Jean-Bertrand Aristide

En respuesta al empobrecimiento generado por estas políticas (la población en condiciones de pobreza absoluta subió al 60%), los haitianos eligieron a Jean-Bertrand Aristide y su partido Lavalas en diciembre de 1990. Antiguo sacerdote salesiano y seguidor de la teología de la liberación, Aristide intentó poner en pie una política antineoliberal que chocó inmediatamente con los intereses de EEUU y la clase dominante haitiana. En septiembre de 1991, nueve meses después de su elección, se vio obligado a exiliarse tras el golpe del general Raoul Cédras. La OEA condenó el golpe. Los golpistas con la ayuda de miembros de la CIA (Emmanuel “Toto“Constant, a sueldo de la CIA, organizó FRAPH – Front pour l’Avancement et le Progrès Haitie – una organización paramilitar para liquidar simpatizantes de Aristide) lanzaron una campaña de terror que acabaría con la vida de más de 5.000 haitianos.

Frente a los impresentables abusos de Cédras y sus paramilitares (asesinato del ministro de justicia Guy Malary, matanza en el slum de Raboteau, … ). Bill Clinton negoció (octubre de 1994) con los militares la restauración del gobierno de Aristide (sólo hasta el final de su mandato en febrero de 1996). Aristide debería aceptar las condiciones impuestas por las multinacionales USA: pagar la deuda acumulada por los Duvalier, adelgazar la administración estatal, abrir el país al libre comercio reduciendo los aranceles sobre el arroz y el maíz a la mitad y privatizar los monopolios estatales (puertos, aereopuertos, molinos de grano, cementeras, teléfono y electricidad entre otros).

A eso le llamaron “Transformación sustancial de la naturaleza del estado haitiano”. No había nada nuevo en este plan (de la muerte II) que era la continuación de la injerencia extranjera que había transformado la agricultura tradicional campesina en cultivos para la exportación (café y mangos), desplazando a la mayoría de la población sobrante a las ciudades con el único resultado tangible de enriquecer a unos pocos agroexportadores y “desarrollar” gigantescos slums en los alrededores de Port-au-Prince. (Haití, un país tradicionalmente autosuficiente en arroz, es en la actualidad el 4ª mayor importador de arroz norteamericano).

Se produjeron protestas airadas contra “las privatizaciones” y demás “reformas” neoliberales. Aristide se negó a llevarlas a cabo a pesar de las continuas presiones de Al Gore, el Banco Mundial y el FMI. Durante este corto periodo de tiempo Aristide desmanteló las fuerzas armadas y estableció un nuevo cuerpo de policía civil.

Dado que la constitución impedía la reelección, en 1996 fue elegido Rene Preval, antiguo ministro de Aristide reconvertido en títere de los norteamericanos y presto a implementar el plan de privatizaciones y reformas, a cambio de un préstamo de 1.200 millones de $ destinado a crear un ambiente favorable al sector exportador.

Vuelta de Aristide

En noviembre de 2000, Aristide fue elegido presidente de nuevo con un aplastante 92% de los votos, empezando a gobernar en febrero de 2001. Con la excusa de ciertas irregularidades en el recuento, la oposición alegó fraude electoral y se organizó bajo las siglas de “Convergencia Democrática” con el apoyo de G. Bush y el “International Republican Institute”, (organismo especializado en derrocar gobiernos non gratos a los intereses de las multinacionales) para enfrentar al partido Fanmi Lavalas y desestabilizar el gobierno de Aristide.

El gobierno de Aristide introdujo mejoras salariales y reclamó el reembolso de los 21.000 millones de $ de la “Deuda de la Independencia” a Francia. El gobierno haitiano participó en proyectos cooperativos con Cuba y Venezuela. El gobierno de Chavez ofreció petróleo a precios reducidos. Cuba desplegó la ayuda Sur-Sur enviando médicos, agrónomos,…, a la isla para ayudar y formar a los haitianos. Durante estos años, Haití intentó organizar un bloque comercial regional caribeño (CARICOM) al margen del sistema defendido por Washington (Área de Libre Comercio para las Américas).

La conspiración contra Aristide, un ensayo preliminar de los planes contra Chavez

Esto exasperó a los ricos y a las multinacionales que, en vista del poco éxito electoral conseguido (8% en 2002) hasta el momento, conspiraron furtivamente para desbancarlo, meterlo entre rejas con cargos de corrupción o simplemente asesinarlo. Se vocearon supuestas violaciones de los derechos humanos por parte de Aristide y sus seguidores. La ayuda prometida se cortó de cuajo (siguiendo la tónica del Banco Mundial, las agencias de desarrollo – Banco Interamericano de Desarrollo – y los mismos países europeos suspendieron toda ayuda a Haití) mientras que USAID y asociadas llenaban los cofres de los grupos de la vociferante oposición.

Últimos acontecimientos previos a la aniquilación de Haití

. En diciembre de 2002, Convergencia Democràtica crea el G184 (brazo agitador de la oposición en el que colaboran varias ONGs: USAID, el International Foundation for Electoral Systems, y el International Republican Institute)
• En enero de 2003, el G184 de convoca una huelga general en Port-au-Prince que resulta un absoluto fracaso.

• El 14 de noviembre 2003, en Port-au-Prince, el G184 organiza una demostración frente al palacio nacional que es superada de lejos por una contramanifestación de partidarios de Aristide. Convergencia Democrática denuncia violación de los derechos de expresión.

• El 11 de diciembre de 2003, el G184 y Convergencia Democrática organizan una marcha hacia la capital. Los defensores de Aristide, temiendo un atentado, se reunieron junto al palacio presidencial para impedir el avance de la marcha que fue disuelta con gases lacrimógenos. Los hechos se presentaron como un atentado al derecho de manifestación y EEUU llamó a su embajador en Haití.

• El 16 de enero de 2004, el G184 organizó una manifestación frente a los cuarteles de la ONU pidiendo el apoyo a su causa.

• El 29 de febrero de 2004 Aristide es desalojado del país (o raptado) y conducido a Sudáfrica.
Los paramilitares organizan una verdadera caza del simpatizante de Aristide y de miembros de organizaciones populares y sus familias, quemando sus casas y haciendo desaparecer sus cadáveres.

. El 9 de marzo de 2004, un “consejo de sabios”, dirigido por EEUU, nombra como primer ministro a Gerard Latortue, un haitiano exiliado que trabajaba como consultor de negocios en Florida cuyo primer decreto es el de la salida de Haití del CARICOM. La Tortue, de 69 años, monta un gobierno de “técnicos”, muchos de ellos exiliados en Florida. Otra de sus cartas de presentación fue la de cancelar la demanda de restitución de la Deuda de la Independencia.

. El 23 de marzo se encontró un montón medio calcinado de centenares de cadáveres de partidarios de Aristide, con signos evidentes de torturas a manos de los paramilitares.

• Por tres veces, el 6 de enero de 2005, en julio del mismo año y el 22 de diciembre de 2006, las tropas de la ONU (MINUSTAH) en sendas operaciones “anti-gang” atacaron Cité Soleil, un slum contiguo a la capital, núcleo del partido Fanmi Laval, matando a 23 civiles inocentes e hiriendo a una multitud.
Haití, estado fallido
Tras el terremoto, el neoliberalismo pretende crear la ilusión de un estado democrático y soberano en Haití invirtiendo millones de dólares en la organización de unas elecciones trucadas desde el inicio. Tras décadas de neoliberalismo (Haití es el país más neoliberal de américa) la dieta impuesta al estado haitiano a acabado con él. La Interim Haiti Recovery Comission (IHRC) dominada por Bill Clinton es quien “gobierna” y adjudica los contratos de reconstrucción en Haití.

El partido Lavalas (excluido del proceso electoral), las organizaciones populares y la izquierda, denunciaron las elecciones como una farsa y llamaron a un boicot que fue masivo como en el de las elecciones anteriores al seísmo en las que solo votaron el 3 por ciento de los haitianos. Bill Clinton, la cabeza visible de las multinacionales en Haití, espera que a través de su plan de estabilización, el país quede “abierto a los negocios.” Clinton tiene como objetivo implementar un plan neoliberal desarrollado por Paul Collier titulado: “Haití, de la catástrofe natural a la seguridad económica”, que incluye la privatización de cualquier recurso natural obtenible en la zona, el desarrollo de maquiladoras al estilo Ciudad Juárez, turismo y agricultura orientada a la exportación. Un enclave de mano de obra barata a sólo a 30 minutos de Florida.

Hablando de feminismos y géneros: ¿Cómo sé yo que soy una mujer?

Hablando de feminismos y géneros: ¿Cómo sé yo que soy una mujer? (1 de 5)
¿Cómo sé yo que soy una mujer? Esta pregunta surge en mi mente mujeril mientras paso el trapo por la tapa del retrete.
Este pensamiento que conecta la limpieza del baño con mi condición de mujer lo he llevado a varias conversaciones con mujeres. En todas ellas (no he hecho estadísticas sobre las mismas), la limpieza del baño estaba muy conectada con las mujeres y poco conectada con los hombres de los hogares sobre los que se hablaba.
Este “suponer que las mujeres debemos limpiar el baño” hace que algunas mujeres entren en conflicto con ellas mismas y con los hombres que conviven en los hogares, ¿por qué ocurre eso?, ¿de dónde viene ese “suponer”?
Si hay mujeres concretas que sabemos que no nos gusta limpiarlo, ¿por qué sentimos que nos corresponde más que a los hombres realizar esta tarea, y en general, ciertas tareas?
La limpieza del baño es sólo un ejemplo de tareas que se han conectado con las mujeres dentro del hogar. El baño es una de las resistencias. Aunque algunos hombres han asumido tareas hogareñas como el fregado de platos, o sacar la basura al contendor (tareas estrella en la incorporación general de los hombres a las tareas domésticas), el baño sigue siendo un “enclave” de los roles femeninos.
El conflicto emerge cuando las actividades que se han identificado como “propias de las mujeres” chocan con la persona, con su ser, con su situación personal, forma de vida, en definitiva, con su realidad vivida. Es decir, cuando el estereotipo y los roles de género chocan con las vidas de las personas.
La naturalización de “las cosas propias de las mujeres”, como analizó Simone de Beauvoir en su libro “El segundo sexo”, vienen construyéndose desde los diferentes ámbitos y disciplinas como el psicoanálisis, la historia, la filosofía, la biología, etc. Con la característica de que a las “cosas propias de mujeres” se les concede menor valor que a las “cosas propias de hombres”.
El imaginario social occidental, que mayormente compartimos en la actualidad, se ha construido de manera que las mujeres se conectan con el ámbito doméstico. Las tareas realizadas en dicho espacio están dotadas de un valor menor en comparación de las desarrolladas en el ámbito público, principalmente conectado con lo masculino.
Incluso hoy en día que las tareas del hogar comienzan a compartirse más, si miramos dentro del espacio doméstico, tareas como la limpieza de los baños, así como limpiezas más profundas, siguen estando, mayormente, en manos de las mujeres. Suelen ser tareas más desagradables, más en contacto con la suciedad: bayeta de la cocina, restos comida fregadero, grasa de la campana extractora, pelo enredado en el sumidero de la ducha, entre otras.
Todo el entramado ha sido bien configurado para que sea asumido de forma natural por mujeres y hombres. De manera que, se han creado ciertas sumisiones que se materializan en las vidas de las mujeres sin que exista un control explícito.
En los diferentes momentos de la historia las mujeres han reivindicado su visibilidad y participación en el mundo como sujetos. Y si, esto tiene que ver con la limpieza del baño.
Las “cosas propias de mujeres”, el “pack femenino” (1) (como aquí lo identificaremos) han ido calando poco a poco. Esto ha supuesto dificultades para el desarrollo de las vidas de las mujeres.
Esta construcción de “mujer” generó un “malestar” en mujeres estadounidenses blancas de clase media en la década de los sesenta del siglo XX. Betty Friedan, analizó ese malestar.
Eran mujeres que cumplían con todas las características que tenía que tener una “mujer” blanca de su tiempo y lugar (EE.UU.). Tenían todos los elementos del “pack de la feminidad” (mujeres dedicadas al ámbito doméstico: madres amorosas, buenas esposas, y excelentes anfitrionas, entre otras), y contaban con todas las “comodidades” del mundo moderno. A pesar de esto, estaban depresivas, angustiadas, con un “extraño malestar” ¿Querrían ser algo más que ser madres y esposas?
Esa condición de “mujer” de la que también habla Marcela Lagarde, está formada por las características genéricas que teóricamente comparten todas las mujeres. Esas características que se denominan como esenciales y que definen a “la mujer” como ser social y cultural genérico, ser para y de los otros. Esa condición de “mujer” que compartían todas las mujeres que Betty Friedan estudió, les estaba causando dificultades y conflictos en sus vidas.
Si a lo largo de la historia ha habido mujeres que cuestionan lo que se les atribuye por el hecho de ser mujeres. Si nosotras cuando limpiamos el baño nos preguntamos: ¿porqué lo hacemos con más naturalidad que los hombres?, ¿porqué si no lo hacemos (y sabemos que hay que limpiarlo) nos sentimos extrañas, mal?, ¿qué es lo que entra en contradicción? De manera sencilla, podemos responder que ese “malestar” está relacionado con el género, como construcción social del sexo.
De estos conflictos de la cotidianidad, como la limpieza del baño, surgen las reivindicaciones y rupturas que se producen por parte de mujeres que, aun reconociéndose como tales, no tiene demasiado claro: ¿en qué momento lo supieron?, ¿quién se lo dijo?, ¿cómo se ha construido “esa mujer” que las habita?
De manera que, nos preguntamos: ¿qué trae consigo el “pack de la feminidad”?, ¿qué posición hace ocupar a las mujeres en el mundo el uso o no del mismo?, ¿quién fabrica el pack?
Este post es el inicio de una reflexión en la que pretendemos hacer un breve recorrido sobre cómo en diferentes momentos se ha construido una feminidad que se conecta específicamente a las mujeres. Y cómo, a partir de la condición genérica de “mujer”, las mujeres crean sus identidades.
Esto lo haremos a través de tres autoras que, en diferentes momentos, han abordado de distinta forma esta temática.
Simone de Beauvoir (1908 – 1986) filósofa y escritora francesa que en 1949 escribió “El segundo sexo”, un gran análisis de toda la construcción de “la mujer” como Alteridad, como el Otro.
Betty Friedan (1921- 2006) escritora estadounidense, cuya obra “La mística de la feminidad”, escrita en 1963, trajo consigo una puesta en cuestión de la creación de lo femenino.
Marcela Lagarde (1948- /) antropóloga mexicana. Profesora y política mexicana, que en su libro “Género y feminismo. Desarrollo humano y democracia”, analiza las posibilidades vitales de las mujeres y hombres, el sentido de sus vidas, expectativas y oportunidades, las complejas y diversas relaciones sociales que se dan entre ambos géneros.
A partir de sus reflexiones iremos a tres momentos históricos, a tres lugares diferentes, y a tres formas de ver y enfrentar lo que supone “ser mujer”, lo que conlleva la feminidad y lo que implica verse en esos conflictos identitarios genéricos. Para llevar a reflexionar sobre ¿cómo sé yo que soy mujer?
(1) Identificaremos aquí “pack femenino” como las características que se supone debe tener “la mujer”, que son cambiantes y se van construyendo de manera distinta en los diferentes momentos. Aunque hay algunas que permanecen constantes y que se han ido naturalizando. A estas características y acciones derivadas de ellas se les da valor. A partir de ellas se valora a las “mujeres reales” a la hora de considerarlas como mujeres-personas. Ejemplo: la sensibilidad conectada con las mujeres hace que de una mujer agresiva se diga de ella que “no es femenina” ¿Deja de ser mujer por esto?
Hablando de feminimos y géneros: No se nace mujer, se llega a serlo. Simone de Beauvoir (2 de 5)
No se nace mujer, se llega a serlo (Simone de Beauvoir) Continuando con lo planteado en el post anterior, ¿cómo sé yo que soy una mujer? vamos a mirar a las reflexiones y estudios de tres autoras: Simone de Beauvoir, Betty Friedan y Marcela Lagarde. Para comprender cómo se yo que soy una mujer, hemos de indagar sobre ¿qué significa ser mujer?, como se preguntó Simone de Beauvoir.
Estas preguntas aparecen ante las realidades cotidianas. El hecho de que escuchemos afirmaciones como “esa no es una mujer, no es muy femenina, es una machorra”, “no es una buena mujer, sólo se ocupa de su trabajo”, “a mí me gustan las mujeres de verdad”, o frases como las que el actual presidente de EE.UU. dice sobre las mujeres: “las mujeres son objetos estéticamente agradables”(ver noticia aquí), muestra inicialmente que ser “mujer” significa muchas cosas que afectan negativamente a las mujeres. Para comprender cómo ha ido construyéndose esto vamos a ir a lo que de Simone de Beauvoir escribió en su libro El segundo sexo.
Simone de Beauvoir (1908-1986) fue una filósofa francesa que publicó un libro revolucionario para la época: El segundo sexo (1949). Tanto las críticas como las alabanzas que recibió son muestra de la importancia de la obra. Ella se lanza a hablar abiertamente de cosas como la menstruación, la prostitución y el aborto. Hace un gran trabajo visibilizando el entramado que conforma a las mujeres. . Ya que, como pone de manifiesto su célebre frase “no se nace mujer, se llega a serlo”, hay toda una construcción en torno a lo que significa ser mujer.
Una vez que nace la criatura y es definida como niña o niño, se ponen en marcha muchos mecanismos que contribuyen a su desarrollo en femenino o masculino. Incluso antes de nacer, la pregunta si es niña o niño es constante, para adecuar el color de la ropa, la habitación, los regalos, etc. Y resulta, que todo este entramado va a marcar su posición en el mundo.
En la actualidad, en casi todas las sociedades occidentales se han producido grandes avances en relación a la igualdad formal. A pesar de esto, nuestras cotidianidades aportan datos y testimonios que corroboran que esa igualdad de derechos, oportunidades y posibilidades no es un hecho.
“los hombres afirman casi de buena fe que las mujeres son iguales al hombre, que no tienen nada que reivindicar, y al mismo tiempo, que las mujeres nunca podrán ser igual al hombre y que sus reivindicaciones son vanas” (Beauvoir, [1949]1998:61).
Esta desigualdad efectiva se construye sobre la diferencia sexual y para Beauvoir una de las claves de la condición de mujer viene dada por la maternidad. A las personas que nacieron con vulva se las nombra como “mujer”. Esto va a implicar, que esa sujeto se construya como alteridad.
El análisis que realiza la autora gira en torno a la idea de que “la mujer” ha sido construida como alteridad, a partir del hombre, nunca se la ha visibilizado como algo completo. Ella analiza lo que se ha escrito hasta sobre las mujeres y se da cuenta siempre estaban en un segundo plano. Son consideradas lo Otros, inferiores. El sexo débil frente al sexo fuerte. Estas dicotomías se construyen en base a la naturaleza.
En este libro, como se pone de manifiesto en el vídeo que recomendamos, los análisis de Beauvoir apuntan que había que desconfiar de eso que lo que se apunta como “natural”.
La igualdad sobre la que se sustenta Beauvoir, teniendo en cuenta la diferencia biológica, sería la condición humana, “solamente es posible comparar a la hembra y al macho de la especie humana desde una perspectiva así mismo humana. La definición del hombre es la de un ser que no viene dado, que obra para ser lo que es” (Beauvoir, 1998:96).
Así por ejemplo, dentro de sus análisis a través de la biología sobre el sexo y la sexualidad de diferentes especies pone de manifiesto que la forma de reproducción de las especies en la naturaleza no se manifiesta con tanta claridad. “En la naturaleza nada está totalmente claro: los dos tipos, macho y hembra, no siempre se diferencian con claridad” (Beavoir, 1998:87). Esta apreciación es muy relevante, ya que en muchas ocasiones se recurre a nuestras diferencias biológicas para justificar discriminaciones.
La contemporaneidad de estos argumentos la podemos ver en la explicación que una profesora de biología hizo en las redes sociales (marzo 2017) para argumentar a través de la biología contra las conductas transfóbicas que se justifican desde la biología.
Opinión en las redes: “Entre las especies sexuales, las hembras tienen dos cromosomas X y los machos tienen una X y una Y, no soy un fanático, sólo es ciencia”. Lo que ella respondió, nos pareció una genialidad y nos dimos a la tarea de traducirlo y verificarlo:

Respuesta de la profesora: “En primer lugar, entre las especies sexuales, las hembras pueden tener XX y los machos ser X (insectos), las hembras pueden ser ZW y los machos ZZ (aves), también puede ser que las hembras sean hembras porque se desarrollaron en un ambiente cálido y los machos sean machos porque se desarrollaron en un ambiente fresco (reptiles). Puede que las hembras lo sean porque perdieron un concurso de lucha de espada de pene (algunos platelmintos).

Aunque, en el argumento de Beuvoir se mueve en la dicotomía (no hemos de perder de vista tiempo y contexto), en parte de su libro analiza las argumentaciones que se dan desde la biología, la psicología, la historia, etc. en relación a las características de las mujeres, las cuales justifican dicotomías como naturaleza/cultura, pasividad/actividad, público/privado.
Ella afirma las diferencias biológicas existentes entre hombres y mujeres, pero desmonta todo lo que sobre ellas se ha construido, y que se han nombrado como “mujer” y “hombre”. Esa biología ha formado parte de definir cómo han de ser las mujeres, qué trabajos han de desarrollar, etc., todo esto es lo que define el “ser mujer”. Lo que llamábamos en el post anterior, el “pack de la feminidad”.
Ella pone de manifiesto que la educación que se da a las mujeres conspira para cerrarle los caminos de la rebeldía y la aventura, y mienten a las mujeres exaltando el elevado valor del amor, de la abnegación, ocultando que ni el marido ni los hijos están dispuestos a soportar la carga que supone.
Beauvoir apunta que la autonomía de la mujer va a suponer la supresión de muchas facilidades a los hombres, por lo que vamos a tener que aprender nuevas formas de vivir la sexualidad, nacerán un nuevo tipo de relaciones entre los sexos. Admitiendo las diferencias sexuales, y subrayando que existen diferencias dentro de la igualdad. Valorando la reciprocidad, reconociéndose cada uno como sujetos siendo para el otro la Alteridad.
¿Cómo se ven en nuestros días los planteamientos de Beauvoir? ¿Han nacido ya esas diferentes tipos de relaciones que ella preveía?
Hablando de feminismos y géneros: El extraño malestar de las mujeres, Betty Friedan. (3 de 5)
En nuestro anterior post, como Simone de Beauvoir, quedó claro que “no se nace mujer, sino que se llega a serlo”. El “ser mujer” se ha construido a lo largo de los siglos desde la alteridad, desde la otredad, a partir del sujeto masculino que hace de referente. Sobre las diferencias biológicas se constituye todo un entramado que sostiene las discriminaciones que se producen hacia las mujeres y sobre esto se construye la feminidad.
Betty Friedan (1921-2006), fue una escritora estadounidense cuyo libro “La mística de la feminidad” (1963) fue un referente en el movimiento feminista de los años sesenta. Esta autora puso de manifiesto que las mujeres blancas estadounidenses de clase media tenían un “malestar” que era compartido, un malestar que no tenía nombre.
A pesar de los mensajes que se mandaban a través de la publicidad, y de las opiniones de “expertos”, las vidas de las mujeres (blancas de clase media), “amas de casa”, en Estados Unidos se alejaba mucho de la experiencia agradable que se veía en anuncios como estos.
Las mujeres blancas de clase media eran educadas para encontrar marido, casarse, tener hijas e hijos y realizarse de esta manera como esposas y madres. A pesar de que fueran a la universidad, era significativo el número de abandono universitario o finalización de estudios sin ejercicio de una profesión. Los colleges, para las mujeres, pasaban a ser lugares donde encontrar maridos. Esta imagen la podemos ver reflejada en muchas películas estadounidenses de la época. Mujeres formadas que finalmente eligen dedicarse a sus familias. Imagen del mayor éxito de las mujeres.
Tras el fin de la Guerra, en los años cincuenta se da “la maravillosa vuelta al hogar”. Los hombres ocupan los puestos de trabajo en el espacio público y “proveen” a las mujeres de todos los avances para el hogar (lavadoras, exprimidoras, etc., etc.), avances que facilitaban “su labor” en la esfera doméstica. El tiempo que todas esas nuevas máquinas les permitían ahorrar lo ocupaban en desarrollar labores sociales. Al mismo tiempo, todas esas nuevas máquinas también estaban enfocadas para “crear su feminidad”.
¿Qué pasaba entonces? ¿De dónde aparecía ese malestar? En el estudio de Friedan muchas mujeres no se encontraban bien, sentía un “malestar”. Habían comprado un “pack de la feminidad” y una vez que habían usado todo lo que en él venía parecía que algo no encajaba con ellas, en su interior.
Había todo un entramado publicitario y de mensajes que las instaba a estar felices en sus casas, con sus maridos, sus hijas e hijos y sus labores hogareñas.
Este malestar que no tenía nombre no podían achacarlo a la pérdida de la feminidad, ya que eran las que mejor horneaban el pan, se ocupaban de las hijas y los hijos, cuidaban a su marido, cuidaban su imagen como mujeres, ¿cómo es que no estaban realizadas como mujeres si hacían y tenían “todo lo que una mujer podía desear”?
Parece que estas mujeres querían algo más que su marido y sus hijos e hijas. Estaban frustradas por sentirse mal “teniendo todo lo que una mujer podía desear”. Esta “mística de la feminidad”, como la nombra Betty Friedan, ensalzaba todos estos valores que dotaban a “la mujer” perfecta para estar confinada en el hogar ocupándose de todas las tareas relacionadas con la reproducción familiar, dentro de esa “unidad” necesaria para la supervivencia de este grupo.
Eran glorificadas en su papel de madres y esposas, y combatían en su día a día consigo mismas, ya que se glorificaba el “pack femenino” pero no a ellas como mujeres completas. Y así, se agarraban a su identidad de ama de casa.
“el lugar de la mujer es el hogar, ya no podía decirse con tono de desprecio” (Friedan, 2009:295)

Además, ese pack ahora no traía cosas como la costura, la educación de la/os pequeñas/as, tejer, etc., estas labores salieron del ámbito doméstico, esto hizo que hubiera menos cosas en las que las mujeres pudieran “desarrollarse”. Expandían el tiempo dedicado a las tareas del hogar, y el vacío aumentaba.

El ama de casa estadounidense blanca de clase media, no tenía privacidad para poder tener sus propios intereses personales, ¿estaban otra vez en el punto de la demanda de la habitación propia de Virginia Woolf? Como apuntaba Friedan, las mujeres tenían que convencerse a sí mismas de que hacer un plato de comida a su familia tenía la misma importancia que una operación quirúrgica. Se dotó de un gran prestigio a la mujer abnegada ama de casa que lo dejaba todo (incluidos sus estudios) por dedicarse a su familia.
Pero, ese no saber por qué están mal si lo tenían todo producía un conflicto interno, llevaba a que fueran identificadas como “locas depresivas” ya que no había motivos aparentes para estar mal, y eso ellas lo sabían.
“No es bueno para las mujeres, cualquiera que sea su razón, pasar los días dedicadas a un trabajo que no avanza al mismo tiempo que lo hace el mundo que las rodea (…)” (Friedan, 2009:311)
De forma que, Friedan apunta que estas mujeres “no hallarán la paz hasta que no empiecen a utilizar sus capacidades” (Friedan, 2009:311), es decir, hasta que puedan desarrollarse y usar sus habilidades en crear algo propio, que salga de ellas.
Y es que, aunque aparentemente esa había sido su elección, esta elección es la que se suponía debían tener como mujeres, dentro del mundo en que vivían. Eso era lo que debían desear las mujeres para así cumplir con todo lo que esta identificación como mujer significaba: el ser madre y esposa.
Y además, eran mujeres privilegiadas por no tener que salir a trabajar, por no tener que preocuparse por el dinero, etc. Claro, no había nada más, qué iban a plantear entonces, ¿había posibilidades de ruptura si no sabían qué ocurría? Si tenían todo lo que podía tener una mujer, en las mejores condiciones, y dedicaban su tiempo a lo que ellas querían (siempre que fueran “cosas de mujeres”), ¿qué era ese malestar?
Friedan construye su discurso a través de la feminidad, como las características que se les atribuyen a las mujeres, los roles en la familia, en la sociedad, con su cuerpo. Es esa feminidad lo que define a “la mujer” y la conforma de ojos al mundo y a ella misma, siendo generadora en muchas ocasiones de un extraño malestar.
Hablando de feminimos y géneros: Feminidad, identidad y mujeres. Marcela Lagarde. (4 de 5)
Visto que, según las aportaciones expuestas hasta el momento, ciertas características biológicas apuntan a que somos mujeres desde los cuerpos, pero que sin el “pack femenino” no lo son, y con él caen en un malestar sin nombre. ¿Cómo se construye la identidad de las mujeres? ¿Qué hace sentirse mujeres y afirmar que lo son?
Marcela Lagarde (1948) investiga desde su formación como antropóloga y feminista. En 1996 escribe un libro que tiene bastante repercusión y al que tituló: Género y Feminismo. Desarrollo Humano y Democracia. A través de sus reflexiones en el mismo vamos a seguir con la mirada que estamos haciendo a la construcción de las mujeres, las cuales comenzamos con el post: ¿Cómo se yo que soy una mujer? Esta pregunta surge en mi mente mujeril mientras paso el trapo por la tapa del retrete.
Construimos nuestra identidad afirmando nuestro yo y negando la igualdad, aceptando la diversidad al definir al otro como diferente.
Como vimos al inicio, la identidad de género de los sujetos se conforma a partir de una primera clasificación genérica (al nacer somos niñas o niños). Además de esta primera conformación, seguimos definiendo nuestra identidad por adscripción a grupos de diversa índole (que se definen por su actividad, pensamiento, lugar de origen, periodo de vida, etc.).
Como grupo, Marcela Lagarde habla de que “la identidad de las mujeres es el conjunto de características sociales, corporales y subjetivas que las caracterizan de manera real y simbólica de acuerdo con la vida vivida.” (Lagarde, 1996) y llega a definir una condición de mujer por características genéricas (de género) que teóricamente comparten todas las mujeres.
Por un lado, la identidad de las mujeres se define a través de características sociales, corporales y subjetivas, que la caracterizan de manera real o simbólica. Por otro lado, la experiencia particular de cada mujer viene determinada por las condiciones de vida. A través de estas ideas, Marcela Lagarde habla de la condición de la mujer.
Esta condición genérica es histórica, en oposición a la “naturaleza femenina” (el “pack femenino”) que define a “la mujer” a partir de sus atributos sexuales (cuerpo, formas de comportamiento, actitudes, capacidad intelectual y física, lugar en las relaciones,…), los cuales el patriarcado afirma que escapan a la Historia, y esto hace que no se acepte la deconstrucción a la que se somete la creación de las mujeres.
Marcela Lagarde abre el análisis a otros términos y características que muestran qué es lo que encuentran las mujeres a la hora de construirse en la individualidad y en la colectividad. Las mujeres se definen a partir de una condición genérica inicial, y a la vez las circunstancias y todo lo que se crea y creamos a nuestro alrededor va conformando un todo.
A partir de lo anterior, esta autora, define la situación vital como el conjunto de características que tienen a partir de su condición genérica, la cual afirma la existencia de mujeres particulares en condiciones concretas de vida.
Este es un punto de inflexión en relación a las anteriores autoras, ya que aquí se visibiliza la diversidad de las mujeres y las condiciones concretas de cada mujer, a partir de las cuales va a construir su yo mujer a través del que interactúa con el mundo.
Las diferencias entre las mujeres (derivadas de clase, etnia, raza, etc.) intersectan con la de género, a partir de ellas se comparten vivencias opresivas comunes.
A pesar que en la modernidad eurocentrada capitalista, todos/as somos racializados y asignados un género, no todos/as somos dominados o victimizados por ese proceso. El proceso es binario, dicotómico y jerárquico. Kimberlé Crenshaw y otras mujeres de color feministas hemos argumentado que las categorías han sido entendidas como homogéneas y que seleccionan al dominante, en el grupo, como su norma; por lo tanto, “mujer” selecciona como norma a las hembras burguesas blancas heterosexuales, “hombre” selecciona a machos burgueses blancos heterosexuales, “negro” selecciona a machos heterosexuales negros y, así, sucesivamente. (Lugones 2008, 25)
Esta cita de María Lugones, feminista descolonial, pone en evidencia que hasta años recientes (como podíamos ver en las dos autoras anteriores), la diversidad dentro de las mujeres, y las diversas opresiones que desde los discursos feministas se habían generado hasta el momento (ella habla de colonialidad de género lo abordaremos en otros post).
¿Esto qué quiere decir? De manera sencilla, que se comenzó hablando de mujer/hombre. Mujer como una categoría que definía a todas las mujeres, y desde la cual se trataba de desmantelar la discriminación que se había construido frente a la categoría de hombre.
Después se empezó a hablar de mujeres, pero en muchas ocasiones sin tener en cuenta que ese plural, incluía mujeres negras, indígenas, lesbianas, etc, mujeres, en definitiva, que estaban atravesadas por otras discriminaciones debido a su raza, identidad sexual, etc. Estas mujeres no se encontraban dentro de los análisis realizados desde la visión de las “mujeres blancas heterosexuales de clase media”. Aunque este tema lo abordaremos en otro post.
Si ahora atendemos a la feminidad de la que habla Lagarde, hemos de apuntar que es una distinción cultural históricamente determinada que caracteriza a las mujeres por su condición genérica. Esta feminidad de la que hablaba Friedan, había determinado a las mujeres a las cuales analizó de una manera muy concreta. Esa feminidad no era la misma que la que, en ese momento, podía ser identificada por otras mujeres en el Perú indígena, por ejemplo. Y cabría cuestionar, siguiendo a autoras descoloniales, si las categorías de feminidad y masculinidad construidas desde occidente tendrían sentido en otros lugares, cómo está esto conectado con la colonialidad y la modernidad.
Uno de los puntos interesantes que apunta Lagarde es que las mujeres, en cada momento de sus vidas, deben demostrar que son mujeres “de verdad” (las mujeres sobre las que habla Friedan lo hacían a cada momento), pero, con el agravio de que ninguna mujer puede con todos los atributos de “la mujer”. Esta contradicción constante entre la identidad asignada y la identidad vivida hace caer a las mujeres en conflictos y contradicciones que podríamos llamar “de género”. Hay en las mujeres un desfase entre el deber ser y la existencia.
De nuevo, la visibilización de los conflictos. Volviendo a la limpieza del baño, encontramos aquí uno de esos conflictos persistentes en lo más profundo de el ser mujer. La definición desde lo doméstico-privado (maternal-hogar) sigue muy latente. Así, las tareas que se suponen a las mujeres entran en conflicto con su vida: trabajo, inquietudes intelectuales, encuentros sociales, espiritualidad, etc.,
Este conflicto manifiesto se puede ver en ¿cuándo dedican el tiempo a limpiar el baño? ¿a qué le dan prioridad? ¿Cómo se sienten ante las elecciones?
Esta feminidad determinada históricamente de la que habla Lagarde ha cambiado, ella identifica estos cambios en la feminidad de las mujeres. El seguir los deberes de su feminidad les generan contradicciones que a veces niegan y otras superan.
En este momento (1996) explicita que hay un giro de las mujeres hacia ellas mismas. Se vuelven protagonistas, sujetos históricos. La des-estructuración de la identidad femenina patriarcal hace que se haya transformado lo esencial de la feminidad, del ser mujer y de las mismas mujeres, creando así nuevas identidades. La sociedad cambia, por lo que las mujeres cambian con ella como seres sociales partícipes de esa sociedad.
Esta autora habla de muchos de esos cambios, como la re-definición de la condición y la identidad de las mujeres desde ellas mismas. Cambios que producen miedo, ya que se piensa que cambiar es construirse como el otro (masculino), y eso sería romper la pureza y el orden. Además, estas transformaciones genéricas a raíz de cambios sociales, económicos, políticos y culturales, es manifiesta en las transformaciones de la sexualidad, las relaciones jurídicas, económicas, lenguaje, etc.
Vemos que ahora que se empieza a abrir la posibilidad, en ciertos lugares y para ciertas personas, de cambiar lo que lleva el “pack femenino”. Lo femenino se está deconstruyendo y reescribiendo desde diferentes ámbitos. Se ha abierto el “pack”, se le ha cambiado el nombre, algunas/os lo han roto.
Así, en este momento de deconstrucciones y nuevas construcciones de las mujeres, Lagarde ayuda a ver que cada mujer está involucrada en un sincretismo de género (como ella lo llama) que se concreta en su persona. Esto crea conflictos personales, interpersonales y con el baño.

Lagarde, Marcela. 1996. Género y Feminismo. Desarrollo Humano y Democracia. Madrid. Horas y Horas.
Lugones, Maria (2008). “Colonialidad y género: hacia un feminismo descolonial”, en Mignolo, Walter. Género y descolonialidad. Buenos Aires: Ediciones del Signo. 13-54.
Hablando de feminimos y géneros: Ah!! Así se hace la mujer. Conclusiones (5 de 5)
Todo comenzó hace 4 post preguntándonos ¿Cómo se yo que soy una mujer? La idea era a través de las reflexiones y estudios de 3 autoras poder entender un poco qué implica ese “ser mujer”.
Las tres referentes elegidas reflexionan sobre cómo el “ser mujer” se ha ido construyendo a lo largo de los siglos. Esta afirmación que ahora parece tan simple y que puede sonar ya ha demasiado “manida” fue y sigue siendo muy liberadora para las mujeres. Esto es debido a que, como ya apuntamos en anteriores entradas, el que sea una construcción implica que aquellas cosas que se vivan como limitantes se pueden cambiar.
Ante esta afirmación constructivista siempre aparecen en mi mente las voces que, en varias conversaciones sobre el tema, me cuestionan sobre la “evidente biología” cada vez que hablamos de construcción. Si, si, la biología está ahí, no pretendemos negarla ni hacer como que no existe. De hecho, en posteriores post iremos viendo la importancia de los cuerpos vividos, y de cómo se encarnan esas construcciones en los cuerpos físicos (siguenos y los irás descubriendo). La biología es una realidad, si.
Aunque, como bien han analizado las autoras sobre las que escribimos, se ha construido una idea de lo que implica “ser mujer”. Se ha hecho una oposición en relación a lo que significa “ser hombre”. Estas estructuras ideales se han creado en oposición y poniendo como referente “al hombre” y lo masculino, que se conecta con éste. De ahí que, por ejemplo, si quieres demostrar que eres un hombre, has de mostrar que no eres débil (pues masculino no es débil, sí lo es lo femenino).
Estas queridísimas construcciones se han naturalizado, lo que quiere decir que se piensan como conectadas directamente con la naturaleza-biología, partiendo de la idea de esta como algo estable, que viene pre-determinado, como una esencia, que define nuestro ser y nos sitúa en determinados lugares.
¿Cómo se construyen estas ideas?
Se afirma, por ejemplo, que las mujeres son débiles. Y decimos que esta idea de debilidad es una construcción social que se conecta con las mujeres. El argumento más común es afirmar que es una evidencia biológica que las mujeres tienen menos masa muscular que los hombres, que pueden coger menos peso, por ejemplo.
Este argumento es simple y no permite explicarnos esa discriminación y diferencias de valor, ya que: ¿por qué se dice que esa menor masa muscular es debilidad? ¿Se potencia igual el desarrollo muscular de mujeres que de hombres desde la infancia? ¿Qué valor social se le da a la debilidad y cual a la fuerza? ¿Cómo se valora la debilidad en los hombres y la fuerza en las mujeres? ¿Se usa esa menor masa muscular para limitar, por ejemplo, el ocupar ciertos puestos de trabajo? Hoy día, momento en el cual, la maquinaria está eliminando la necesidad de el uso de la fuerza física en muchos espacios.
La clave de esto sería, qué valores se da a cada cosa y con qué se conecta, y las consecuencias que tiene esto en las vidas de las mujeres.
Parece que, a partir de todo esto ya tenemos más visible un poco ese ¿cómo sabemos que somos mujeres? Lo sabemos porque desde que nacemos nos nombran como tales, y todo lo que está construido a nuestro alrededor sobre el ser mujer permanece en las vidas y cuerpos de las mujeres, a la vez que, como sujetos activos que son, se crean y se cuestionan y se deconstruyen.
Esto constituye toda una fuente de conflictos personales y sociales. De ahí que, en muchas mujeres todavía haya un “pequeño malestar interno si no limpian el baño”. El crear nuevas estructuras mentales, sociales, culturales e institucionales, entre otras, no es una cuestión fácil.
Todas las personas somos partícipes de estas construcciones colectivas, y a la vez de nuestras construcciones individuales. Formamos parte del entramado creado, por lo que mirar con otros ojos para poder construir nuevas cosas eliminando aquellas que producen inquietudes y miedos, que hacen que levantemos barreras que, muchas veces, se presentan como infranqueables
Estas barreras han sido visibles y son visibles, gracias a la valentía de personas, la mayoría de ellas mujeres, encuadradas o no dentro del feminismo. Con las tres autoras revisadas, hemos visto que, gracias a sus análisis, se han podido dar respuesta a algunas preguntas que estaban flotando en ese espacio consciente-inconsciente compartido.
Y más que respuestas, se han podido crear nuevas preguntas y lanzarlas a otras partes para cuestionar, y poner en evidencia que no se es mujer de cierta manera por casualidad, y que los conflictos con los que nos encontramos las mujeres no son una “tontería de las mujeres”, sino que esos conflictos vienen por haber creado un mundo desde lo masculino, cuya estructura (que reproduce muchas formas discriminatorias y poco favorables para las mujeres) se mantiene de manera estable.

“Nos han enseñado a tener miedo a la libertad; miedo a tomar decisiones, miedo a la soledad. El miedo a la soledad es un gran impedimento en la construcción de la autonomía”. (Marcela Lagarde)

¿Cuándo se jodió Arena?

¿Cuándo se jodió Arena?
15 DE AGOSTO DE 2017 06:51 | por Geovani Galeas

Arena está agonizando, pero sus dirigentes aún no se han enterado. En primer lugar porque en realidad no son dirigentes sino solo gerentes o administradores del aparato partidario, delegados corporativos de los grandes financistas o dueños de esa formación política. En segundo lugar porque en Arena hay mucha agitación pero ya no hay movimiento.

Una cosa es desplazarse desde atrás y desde abajo hacia adelante y hacia arriba, que eso es el movimiento, y otra cosa muy distinta es revolverse de modo compulsivo en el mismo sitio, que eso es la agitación. Y ya se sabe que esto último no es más que el simple calambre o estertor que precede al colapso final.

Si comprar o administrar un partido no equivale a dirigirlo políticamente, tampoco la sola salvaguarda de los intereses de una minúscula élite económica, por poderosa que sea, puede construir mayoría social. Arena se quedó sin proyecto histórico y sin dirigencia política, que son los dos factores imprescindibles para garantizar el rumbo y la cohesión interna de un partido.

Pero hubo un momento en que Arena si tuvo un rumbo estratégico claramente definido, y una jefatura política indiscutida.

En la formidable novela “Conversación en La Catedral”, de Mario Vargas Llosa, hay un personaje que obsesivamente repite una y otra vez la misma pregunta: “¿cuándo se jodió el Perú?” Hace varios años realicé un vasto esfuerzo periodístico para investigar y relatar cómo fue que el mayor Roberto d’Aubuisson concibió y forjó un proyecto político capaz de construir mayoría social. Ahora, ante la evidente agonía de ese proyecto, me pregunto ¿cuándo se jodió Arena?

La presente investigación, que a partir de este día se publicará por entregas semanales en este periódico, es una tentativa de respuesta y tiene por punto de partida la reflexión que una de nuestras mentes políticas más lúcidas, Salvador Samayoa, consultado por los financistas de Arena sobre las causas de su derrota en las elecciones presidenciales de 2009, condensó en una sola frase coloquial tan sencilla como profunda: “El principal problema de Arena es su tufo a rico”, les dijo.

Pero es necesario recordar que Arena no nació en cuna de oro ni entre ríos de dinero. Sus fundadores fueron gente de clase media, y su base social original estaba constituida, en su inmensa mayoría, por pequeños y medianos agricultores y ganaderos vinculados a la Organización Democrática Nacionalista, ORDEN, la vasta red anticomunista fundada por el general José Alberto Medrano y el mayor Roberto d’Aubuisson a finales de los años sesenta.

Arena surgió en el extremo de violenta aspereza de la lucha clandestina contrainsurgente, sobre todo en cantones y caseríos remotos, y entre los rigores y las miserias de un exilio bajo acoso y desesperado en Guatemala. Si a algo olía aquella Arena era a sudor campesino y a uniforme de guardia nacional. Todo so no es un verso ni un análisis, es información histórica perfectamente verificable.

Entonces, poco o nada que ver tenía Arena con los exclusivos perfumes de los señorones, señoritos y señoritingas de la Escalón, San Benito y Santa Elena. Desde estos últimos lugarejos encumbrados no se construyen las mayorías populares necesarias para ganar cuatro elecciones presidenciales consecutivas. Pero todo capital político está expuesto a la disolución si lo derrocha un grupito de advenedizos.

¿Pero cuándo se jodió Arena? Todo esto tiene su historia y eso es lo que voy a contar en este reportaje..

Un rifirrafe entre el guardia y los señorones

A principios de junio de 1980, uno de los hombres más ricos de El Salvador, banquero para más señas, abordó un vuelo de Miami a Guatemala. No bien llegó a su destino se dirigió presuroso al hotel Dorado Americana. Sabía que ahí se reunían algunos grandes empresarios salvadoreños que, acosados por las guerrillas y duramente golpeados por las políticas de la Junta Revolucionaria de gobierno, encabezada por el demócrata cristiano José Napoleón Duarte, se habían establecido en el país vecino. Otros de sus pares se habían movido hacia los Estados Unidos, sobre todo a Miami.

El hombre encontró a sus amigos en una de las terrazas aledañas a la piscina del hotel. Como siempre, comentaban la caótica situación salvadoreña y discutían qué hacer al respecto. Pero cada cabeza era un mundo y no había consenso.

Todos ellos habían perdido gran parte de sus fortunas con la reforma agraria, la nacionalización de la banca y del comercio exterior. Algunos estaban obsesionados con la idea de un contragolpe de Estado, otros se inclinaban por la posibilidad de revertir las reformas a fuerza de presiones y chantajes, y más de algún insensato proclamaba sin más que el camino era mandar a matar al mayor número posible de comunistas.

En suma, todos aquellos altos empresarios constituían algo parecido a un grupo de generales que al calor de los tragos planificaban grandes batallas, pero sin contar con soldados a su disposición.

El hombre recién llegado de Miami se sentó junto a unos amigos y pidió un doble de whisky. Entre todos aquellos señorones millonarios había uno que no lo era: el mayor Roberto d’Aubuisson, que estaba en otra mesa con sus allegados más cercanos (varios de los cuales me contaron y confirmaron años después esta historia). El banquero en cuestión gritó de pronto, para que todos los presentes lo oyeran: “Ahora va a saber Napoleón Duarte quién soy yo”. Y como quien empuña un arma ya dispuesto al combate, echó mano a su ataché, saco un talonario y firmó un cheque por una suma más que considerable.

-Oye d’aubuisson volvió a gritar de mesa a mesa, agitando en alto el cheque, aquí te doy una buena contribución para la lucha.

Roberto d’Aubuisson no se inmutó. Echado hacia atrás en su silla sonrió irónicamente y le respondió, también en tono alto y también para que todos los presentes lo escucharan:

-Mire usted don señor, mejor cambie todo ese dineral por billetes de a peso, luego los hace rollito y después se los mete por donde mejor le quepan, pendejo.

El hombre era uno de los millonarios a los que Roberto d’Aubuisson había llamado “LC”, queriendo decir “lameculos”, en uno de sus famosos programas televisivos de denuncia que enviaba desde la clandestinidad. Antes de que José Napoleón Duarte iniciara las reformas económicas, algunos grandes empresarios le habían ido a pedir garantías para sus propiedades e inversiones. Duarte, según ellos, los había engañado al ofrecerles garantías que después no cumplió.

Ahora que te afectan tu propia bolsillo venis a ofrecerme dinero, siguió gritándole Roberto d’Aubuisson-, ¿pero dónde estabas vos y tu amigos cuando comenzamos la lucha en la clandestinidad, dónde estabas cuando nos persiguieron y nos metieron a la cárcel?… Que te quede claro a vos y a todos que yo no soy mandadero de ningún burro cargado de pisto, ¿me entendiste bien, pendejo?

Cuando se habla de la lucha anticomunista de esa etapa suele hacerse referencias al Grupo Miami, un círculo de magnates salvadoreños, refugiados en aquella ciudad estadounidense, que supuestamente habrían hecho correr ríos de dinero para financiar esa causa. Cuando yo le pregunté sobre esa cuestión a Fernando Sagrera, uno de los colaboradores más cercanos de Roberto d’Aubuisson y que estuvo a su lado en aquél altercado en el Dorado Americana de Guatemala, me respondió con sarcasmo:

-¿El Grupo Miami? Esos señorones muy bien, gracias, pero en Miami. Nada que ver con nuestra lucha. (Continuará).

MUJER, FEMINISMO Y MODERNIDAD: ATRAPADAS ENTRE LO PÚBLICO Y LO PRIVADO

MUJER, FEMINISMO Y MODERNIDAD: ATRAPADAS ENTRE LO PÚBLICO Y LO PRIVADO
Marta Postigo Asenjo. Universidad de Málaga

Resumen. La división de la ciudadanía entre la esfera pública y la esfera privada (o doméstica) constituye uno de los rasgos característicos del patriarcado moderno. Desde su configuración a partir de las revoluciones liberales, la ciudadanía ha estado marcada por una delimitación de las
esferas de actuación de hombres y mujeres. Junto a los derechos y libertades del hombre, se mantuvieron estándares morales distintos para cada uno de los sexos y se afianzaron las virtudes consideradas femeninas, opuestas a los deberes y virtudes del ciudadano, e incompatibles con las capacidades requeridas para el ejercicio de la ciudadanía. Partiendo del análisis que lleva a cabo Carole Pateman sobre las teorías del contrato social moderno, vamos a tratar de reflexionar sobre algunas de las consecuencias que ha tenido el pacto sexual en la ciudadanía, y cómo influye, y ha influido históricamente, este pacto en el propio discurso feminista.
Abstract. Public/private dichotomy can be seen as a basic characteristic of the patriarchal-citizenship, and Modern patriarchy. Since its beginning during Liberal Revolutions, citizenship has assumed a clear delimitation of male and female action spheres. Together with man’s rights and liberties guaranteed in liberal and democratic States, moral/sexual standards remained unequal for
the sexes through the Law and customs. In this sense, women’s particular virtues were, in fact, opposite to citizen’s virtues and duties, and incompatible with the exercise of citizenship. Starting with a brief study of Carole Pateman’s thesis concerning the modern social contract, my aim in this
article is to offer a brief reflection on the consequences of the sexual contract for citizenship and its deep influence on the feminist discourse itself.

1. Familia y ciudadanía: la división entre lo público y lo privado

En esta comunicación deseo continuar con el debate que plantee en el VI
Congreso Internacional de la Sociedad Hispánica de Antropología Filosófica en torno a la relación entre el sujeto femenino y la modernidad. En el VI Congreso Internacional de Antropología Filosófica, abordé algunos de los problemas que suscita el sujeto de la modernidad a la hora de dar cuenta de la diversidad (en este caso, de la diferencia sexual).
Señalaba que el sujeto supuestamente universal y neutro del discurso moderno no abarca, de hecho, el conjunto de la ciudadanía, pues
deja a un lado, entre otros aspectos, el estatus de las mujeres en las sociedades modernas y post-industriales. En este sentido, argüía que el sujeto de derechos de la modernidad, el ciudadano, ha descrito los atributos y posibilidades del individuo emancipado, libre, auto-suficiente, en resumen, del hombre blanco heterosexual.

Por su parte, las teorías del contrato social han integrado, implícitamente, en
la sociedad civil una forma de asociación “natural” y primaria, la familia, a través de un pacto paralelo: el contrato sexual o matrimonial1.

Como advierte Carole Pateman, en la ciudadanía moderna las mujeres no permanecieron en el “estado de naturaleza”, toda vez que esto habría impedido la consecución de los fines del contrato sexual. En lugar de ello, fueron “incorporadas a una esfera que es y no es civil. La esfera privada es parte de la sociedad civil pero está separada de la ‘esfera civil’”2.

Si seguimos las tesis de Pateman, observamos que la fraternidad característica de las revoluciones liberales, particularmente, de la Revolución Francesa, simbolizaba, de hecho, la asociación de los “hermanos” libres e iguales que daba lugar a la sociedad civil. La familia se mantenía, en ella, como una asociación natural, basada en relaciones afectivas, jerárquicas y patriarcales, radicalmente diferentes de las
relaciones civiles y contractuales de la esfera pública.

1 Carole Pateman, The sexual contract, Polity Press, Cambridge, 1988; The disorder of women, Democracy, feminism and political theory, Polity Press, Cambridge, 1989,
2 Pateman, “Genesis, father and the political liberty” 282 Thémata. Revista de Filosofía, 39, 2007
3 Pateman, “Justifying political obligation”, The disorder of women, págs. 58-71.
4 Pateman, “The disorder of women: women, love and the sense of justice”, The disorder of women, pág. 21.
5 Ibid.
6 Carol Gilligan, In a different voice. Psychological theory and women’s development, Harvard University Press, Cambridge, MA, 1982.
7 Pateman, “Introduction”, The disorder of women, pág. 11.
8 Ibid.
9 Fernando Calderón Quindós, “Lo público y lo privado en la obra de Jean-Jacques Rousseau”, Isegoría
24 (2001), pág. 219.
10 Hemos empleado aquí la categoría de Hannah Arendt, quien distingue lo “social” de lo “público” y de lo “político”. Véase La condición humana, Ramón Gil Novales, tr., Paidós, Barcelona, 1993, págs. 37-97.
11 Sobre la diferencia entre trascendencia e inmanencia desde una perspectiva de género, véase Simone de Beauvoir, El segundo sexo. Los hechos y los mitos, Alicia Martorell, tr., Cátedra, Madrid, 2000. Thémata. Revista de Filosofía, 39, 2007 283

Lo revelador de ello es que las funciones derivadas de la maternidad aparecieron como obligaciones incompatibles con los deberes civiles y políticos de los ciudadanos en la esfera pública3. La familia en sí misma se configuró como una “amenaza a la vida civil” 4, y el amor y la justicia
florecían como virtudes antagónicas. En definitiva, la familia surgió como una institución simultánea al Estado y antagónica a él5.

En esta descripción que nos ofrece Pateman de la ciudadanía desde una perspectiva de género, lo privado convive con lo público sobre la base de una clara división sexual. La presencia de la familia y de las actividades de cuidado realizadas por las mujeres, así como las tareas cotidianas de abastecer las necesidades más elementales de los seres más próximos y básicas de la subsistencia, nos llevan a pesar que estamos ante una realidad sometida a unos dictados del tiempo específicos y diferenciados.

En este sentido, la “moralidad de la familia”, ligada a las actividades femeninas, da cuenta de una dimensión que no hemos estudiado en los discursos ético-políticos de la modernidad. La ética del cuidado, como la denomina Carol Gilligan, ha sido marginada del discurso público6.

En definitiva, siguiendo el análisis de Pateman, “la maternidad es vista como
la antítesis de los deberes del hombre y del ciudadano”7, constatación que nos ayuda a concebir la esfera pública como un espacio opuesto, pero dependiente, de la esfera doméstico-familiar y del papel asignado a las mujeres en el ámbito privado. Las virtudes consideradas femeninas, así como los estándares morales aplicados a cada sexo y característicos de la “doble moral” burguesa, constataron la asignación de diferentes espacios y esferas para los sexos.

Las virtudes femeninas entraban en conflicto con las virtudes del ciudadano, de forma que lo se requería para ser una buena ciudadana y un buen ciudadano se complementaban por su mutuo antagonismo.
En esta línea, no debe sorprendernos que, como afirma Pateman, “las mujeres
hayamos aprendido de los textos clásicos de la teoría contractualista, que no somos capaces de trascender nuestra naturaleza corporal ni nuestras pasiones sexuales, en definitiva, que no podemos desarrollar la moralidad política”8.

Tal y como añade Calderón Quindós, puede deducirse de las teorías clásicas del contrato social, hubo “un episodio en la historia de la humanidad, ese mismo en que cada familia vino a formar una pequeña sociedad, que inclinó la balanza de los sexos del lado del varón” 9.

El episodio al que se refiere Calderón, la formación de la familia patriarcal, hizo posible que las mujeres entraran en el contrato social como
guardianas de la choza.

Conviviendo como una realidad simultánea, pero antagónica, con la esfera
pública de la ciudadanía, la familia se configuró, además, como un espacio de marginación, aislamiento y sumisión, para los sujetos que carecían de derechos civiles y políticos. Lo doméstico, las actividades de las mujeres ligadas a lo meramente “social”10, a lo natural y biológico, quedaba configurada como un espacio apartado de la esfera pública de la sociedad civil, pero que formaba parte de la privacidad y dominio del ciudadano varón titular de derechos.

Las primeras olas del feminismo tuvieron como principal objetivo, precisamente, incluir a las mujeres en la gama de oportunidades y obligaciones del ciudadano, con el fin de trascender el espacio de lo meramente inmanente11. Sin embargo, esta meta esencial del feminismo ha conducido a éste le ha situado, desde el inicio, ante dilemas y ambigüedades. A continuación, prestaremos atención a algunas de estas problemáticas.

12 Geraldine Scanlon, “Emilia Pardo Bazán (1851-1921)”, en Mujeres para la historia. Figuras
destacadas del primer feminismo, Rosa María Capel, coord., Abada, Madrid, 2004, pág. 145.
13 Ibid., pág. 126.
14 Ibid.

2. Los retos del discurso feminista. Razón ¿emancipación o sumisión?

Desde sus comienzos en el seno de las sociedades burguesas, liberales y capitalistas, el feminismo ha estado sujeto a dilemas y conflictos internos. La conquista de los espacios públicos apareció como una meta fundamental de los primeros textos feministas, ya fuera a través del reclamo de un acceso a la formación intelectual (Wollstonecraft), a los derechos de ciudadanía (Olimpe de Gouges, Mill) o al sufragio (Mill, Stanton y Mott).

Debemos admitir, no obstante, que este objetivo por lograr la igualdad de
derechos y oportunidades ha causado problemas al feminismo, pues ¿implicaba ello, que las ciudadanas debían adaptarse y adquirir la forma de vida del ciudadano varón, esto es, precisamente aquellas cualidades y actitudes que habían nutrido de misoginia el discurso de la modernidad?

En primer momento, los movimientos feministas de las primeras olas despertaron en Occidente como intento por extender a las mujeres los derechos educativos necesarios para hacerlas partícipes del conjunto de las oportunidades del ciudadano.

El primer paso que había que dar para que pudieran adquirir las capacidades que hacían posible el acceso a la autonomía y a los estándares comunes de civilización, era cultivar la razón y el uso del entendimiento. Por ello, la formación intelectual, así como la participación en los espacios académicos y deliberativos, se convirtieron en objetivos prioritarios de las primeras reclamaciones feministas. Ampliar la estrecha gama de oportunidades que las confinaba a las monótonas y rutinarias tareas domésticas en el seno de la esfera privada patriarcal, era, probablemente, el principal aliciente que encontraron las primeras autoras y autores feministas para reclamar la igualdad de acceso de las mujeres al conocimiento y a la formación intelectual.

Por su parte, el movimiento sufragista, como se denomina a las movilizaciones feministas que se desarrollaron durante los siglos XIX y principios del XX en Europa y en Estados Unidos, compaginó la lucha por el acceso a la instrucción académica con la reclamación del derecho al voto femenino, con el fin de librar a las ciudadanas de los abusos morales a los que estaban expuestas y lograr el reconocimiento pleno de sus derechos.

En España, el 12 de mayo de 1916, en un acto simbólico, Emilia Pardo Bazán fue nombrada catedrática de Lenguas y Literaturas Neolatinas de la Universidad Central de Madrid, convirtiéndose en la primera mujer que alcanzaba esta posición en este país. Con ello, había roto las “hormas” propias de su sexo, pero quizás también por este motivo, el claustro de profesores y algunos alumnos boicotearan sus clases. Como sostiene Scanlon, “a la Pardo Bazán se le intentó rebajar sus méritos convirtiendo lo que era legítimo e incluso admirable en un hombre, en ilegítimo y condenable en una mujer”12.

El acceso a la formación intelectual constituyó para la propia Pardo Bazán el
trampolín que le permitió “saltar de la esfera privada y doméstica, a la pública y profesional”13. Seguramente, por ello defendió, durante su trayectoria profesional y vital, que la instrucción debía ser el fundamento del propio desarrollo personal de las ciudadanas. A lo largo de su vida identificó el retraso que vivía España con la falta de interés por la cuestión femenina.

En su opinión, la participación de las mujeres en todos los ámbitos de la vida pública y en la política era un paso necesario que dar para que progresara la sociedad española. El desarrollo de la condición de la mujer coincidía con la prosperidad y la grandeza de las naciones donde se desenvolvía, por ello, consideraba que, “para que España progresara, era vital cerrar la gran distancia que se había abierto entre mujeres y hombres en cuestión de derechos políticos y legales desde el siglo XVIII”14.

284 Thémata. Revista de Filosofía, 39, 2007
15 Ibid., pág. 146.
16 Janet Howard, “(Sarah) Emili Davis (1839-1921)”, Mujeres para la historia, pág. 109.
17 Mary Astell, A serious proposal to the Ladies, en Carol H. Poston, ed., A vindication of the rights of
woman, backgrounds, the Wollstonecraft debate, criticism, 2ª ed., Norton, Nueva York, 1988, pág. 201.
18 R. M. Janes, “On the reception of Mary Wollstonecraft’s A vindication of the rights of woman”, en
Carol H. Poston, ed., A vindication of the rights of woman, págs. 297-308.
19 Mary Wollstonecraft, A vindication of the rights of woman, (orig. 1792), en Carol Poston, ed., A
vindication of the right of woman, págs. 1-195.
20 Janes, “On the reception of Mary Wollstonecraft’s A vindication of the rights of woman, p. 301.
21 Carolyn W. Korsmeyer, “Reason and morals in the early feminist movement: Mary Wollstonecraft”,
en Carol H. Poston ed., A vindication of the rights of woman, págs. 285-286.

Las ciudadanas debían ejercer su derecho al voto y ser electas a diputadas y a cargos públicos15. Sin embargo, no todas las voces feministas fueron tajantes y explícitas a la hora de destacar la conexión existente entre la formación intelectual y el acceso de las ciudadanas a los distintos espacios de la vida laboral, civil y política. En muchos casos, se pronunciaron de forma ambigua, relacionando la instrucción de las mujeres (y su acceso al conocimiento) con el ejercicio más perfecto y responsable de sus deberes familiares. Cuando se referían a los derechos y a la educación intelectual de las ciudadanas, algunos autores y autoras destacaban su contribución a las obligaciones domésticas y maternales.

Emily Davis, por ejemplo, quien creó la primera Universidad para mujeres de Inglaterra a las afueras de Londres, y quien logró que algunas universidades británicas realizaran exámenes públicos de acceso a las estudiantes en las mismas condiciones que a los chicos, defendía que el hogar no era el único destino de las mujeres y que las actividades caritativas no les proporcionaban una formación suficiente, pero creía, también, que los derechos de ciudadanía no enturbiaban sus obligaciones específicas dentro del hogar16.

De forma parecida, Mary Astell, a comienzos del siglo XVIII, afirmaba, en
alusión a los derechos de las ciudadanas: “tan innecesario como se ha pensado que es el acceso al conocimiento para las mujeres, aquellas que verdaderamente encuentra un gran uso del mismo, no sólo lo utilizan para conducir sus propias almas, sino para dirigir a sus familias, en las conversaciones con sus vecinos y en todo lo que concierne a sus vidas”17.

Podemos estar de acuerdo con R. M. Janes, por tanto, en que, durante los XVIII y XIX, los discursos feministas y los sectores que iban aceptando el acceso de las ciudadanas a la instrucción formal, se conformaban con transformaciones superficiales en las capacidades de las mujeres, pero sin llegar a plantear una reforma más radical en los papeles o en las obligaciones de los sexos18.

Más aún, algunos intelectuales conocidos por su defensa de la formación intelectual exaltaban que, a través de la educación, las ciudadanas serían mejores madres y esposas. Wollstonecraft, por ejemplo, trató de combatir el elitismo burgués alabando el refuerzo de las responsabilidades maternales. Entendió que la formación intelectual femenina era una condición esencial del desarrollo cívico, así como un impulso a las virtudes morales de ambos sexos, pero también, una garantía de que las ciudadanas asumirían mejor sus responsabilidades domésticas19.

De hecho, “la tendencia a considerar a las mujeres seres indiferenciados y las adquisiciones masculinas singulares se convertían en un argumento central para refutar la propuesta de Wollstonecraft según la cuál las mujeres debían tener presencia en el parlamento”20.

Por otra parte, debemos tener en cuenta que si el refuerzo de las capacidades de las mujeres iba siendo aceptado como parte del camino trazado por los valores ilustrados, como recuerda Carolyn W. Korsmeyer, “la conexión entre razón y moral que descasa en las raíces de la filosofía política de Locke era para las mujeres tanto el medio de su opresión como un punto para afirmar la igualdad política”21.

Tal y como advierte la autora, la razón representaba para las mujeres el símbolo de su emancipación, pero, también, el instrumento empleado al servicio de su descalificación como sujetos no aptos para la vida pública, ni para la política. En esta línea, “el hecho de que el orden moral estuviera descubierto por la razón, y que el razonamiento moral apropiado fuera sólo posible con el desarrollo de las habilidades racionales, parece haber sido la teoría que más ha afectado a las mujeres y alfeminismo a comienzos del siglo diecinueve”22.

Thémata. Revista de Filosofía, 39, 2007 285
22 Ibid., pág. 286 [nota].
23 Ibid., pág. 288.
24 Ibid.
25 Ibid.
26 Ibid., págs. 290-291.
27 Korsmeyer, “Reason and morals in the early feminist movement: Mary Wollstonecraft”, pág. 293.
28 Ibid.
29 Véase T. H. Marshall, “Citizenship and social class”, en T. H. Marshall y Tom Bottomore,
Citizenship and social class, Pulot Press, Londres, 1992, págs. 3-49.
Los discursos feministas apelaban al uso de la razón como un medio para que
las ciudadanas lograran respeto y reconocimiento social, plena dignidad y capacidad moral, precisamente, porque “las virtudes femeninas eran vistas, de forma más precisa, como una glorificación de un estatus social genuinamente inferior, aquel que debía ser superado antes incluso de darse el primer paso hacia la igualdad legal y política”23.

En este sentido, percibieron que, tal y como eran descritas y, “careciendo
de un uso completo de la razón, las mujeres eran inestables, caprichosas, astutas, artificiosas, sensibles y sentimentales, y debían permanecer en el hogar para su propia protección así como para la del conjunto de la sociedad”24.

En este contexto, el primer paso que había que dar para lograr el reconocimiento de la dignidad moral y la capacitación cívica de las ciudadanas, consistía en rechazar la doctrina basada en las “virtudes separadas”, es decir, la creencia en una “una medida inferior de la virtud para las mujeres, adecuada para éstas pero no comparable con la virtud masculina fundada en la razón”25.

Como recuerda Korsmeyer, las feministas de los siglos XVIII y XIX insistían en que al privar a las mujeres del uso de la razón se las privaba, a su vez, de la madurez moral, esto es, de sus responsabilidades morales dejándolas en un estado continuo de minoría de edad26.

Sin embargo, y aquí se encuentra una de las paradojas características del
feminismo, recurriendo a la razón como un medio para lograr la emancipación
femenina, se asumían también los valores y los prejuicios que habían servido para desacreditar a las mujeres en la esfera pública y en la política.

Por otra parte, la propia Korsmeyer recuerda con agudeza, que los primeros
discursos feministas estuvieron plagados de contradicciones: insinuaban, por un lado, que las mujeres debían acceder a la virtud mediante el uso de su razón y, por otro, que la peculiaridad moral “femenina”, basada en la intuición, en el sentimiento y en los afectos tenía una superioridad que debía ser rescatada27.

A este respecto, en su Declaración de Séneca Falls, Mott y Stanton acusaron a
los hombres y a la sociedad en general de convertir a las mujeres en seres carentes de responsabilidad moral, pero, al mismo tiempo, hicieron alusión a la noción recurrente de que las mujeres, de alguna forma, contaban con una superioridad moral28.

¿Estaban, pues, exaltando aquellos atributos (el afecto, el sentimiento, la
intuición) que, precisamente, hacían de las mujeres sujetos ineptos para la moralidad política?

En términos generales, las aspiraciones feministas iniciales estuvieron inspiradas en los ideales y valores que hicieron posible la Ilustración y el liberalismo: la naturaleza racional del ser humano, la responsabilidad moral, el progreso individual y colectivo promovido por el uso del entendimiento y la igualdad de todos los ciudadanos en tanto que seres morales y racionales. Desearon extender las perfecciones humanas y las capacidades accesibles a los ciudadanos (a los “caballeros”)29, al conjunto de la ciudadanía femenina.

Relacionaron, así, la emancipación y la libertad, con la autonomía moral y con el uso de la razón. Y entendieron que la ciudadanía no era independiente de la formación intelectual, ni de la independencia de juicio.

Sin embargo, estos objetivos no privaron a las primeras manifestaciones feministas de configurar un discurso tibio y titubeante en cuanto al replanteamiento del orden social patriarcal. La lucha por integrar a las mujeres en la esfera pública, estuvo matizada por el deseo de no perturbar sus deberes esenciales: la maternidad y el cuidado familiar. Podemos sostener que estos autores, motivados por un deseo de progreso cívico y de prolongar el espacio de libertades y oportunidades a las ciudadanas, se vieron ante el dilema de adaptar a las mujeres en dos modelos incompatibles de ciudadanía, uno masculino y otro femenino.

Como consecuencia de ello, tuvieron que buscar puentes que conectaran sus anhelos de emancipación en sintonía con las oportunidades del ciudadano varón en la esfera pública y las responsabilidades tradicionales femeninas en la esfera doméstica. Junto al acceso a la formación intelectual y al uso de la razón, el feminismo del siglo XIX estuvo centrado en la lucha por el reconocimiento del derecho al voto. ¿Deseaban las mujeres, a través del sufragio, dar un paso definitivo hacia la esfera pública? ¿Trataban, simplemente, de eliminar la dominación patriarcal, los abusos de poder masculino en la esfera privada, mediante el reconocimiento de sus hechos
diferenciales y de sus actividades peculiares como mujeres?

¿Se plantearon llevar a cabo una reforma de la conducta sexual y de la moral, o asumir los derechos políticos y el acceso al poder y a la deliberación?

A lo largo del siglo XX las ciudadanas lograron el reconocimiento de sus derechos formales de ciudadanía. La mayoría de los países democráticos reconocieron el derecho al voto de las mujeres en los mismos términos que el de los hombres. Sin embargo, todavía hoy, siguen experimentándose las consecuencias de la división sexual de la ciudadanía, y es difícil conciliar la vida laboral y familiar. En España, como en otros países de la Unión Europea, las mujeres constituyen más del 50% del alumnado universitario.

A pesar de ello, las desigualdades estructurales en el mercado laboral reflejan que las raíces de la ciudadanía patriarcal están firmemente asentadas en la organización socio-laboral. La violencia de género, lejos de ser
erradicada, azota con virulencia a las mujeres en la mayoría de las sociedades
desarrolladas, prósperas y formalmente igualitarias, dejando aflorar conductas profundamente machistas y actitudes de dominación sexual. A pesar de la institucionalización de las políticas de género, y de la conciencia creciente que se ha desarrollado en las últimas décadas del siglo XX en torno a los derechos de las mujeres, algunos de los clásicos dilemas del feminismo siguen sin estar resueltos.

Marta Postigo Asenjo
Departamento de Filosofía
Facultad de Filosofía y Letras.
Universidad de Málaga
martapostigo@hotmail.com

Un libro: Intimidades congeladas. Las emociones en el capitalismo, de Eva Illou

Un libro: Intimidades congeladas. Las emociones en el capitalismo, de Eva Illouz
Joaquín Mª Aguirre (UCM)

La profesora Eva Illouz, nacida en Marruecos, pertenece al departamento de Sociología de la Universidad de Tel-Aviv. Su campo de trabajo es la descripción de cómo se configuran y da sentido a las emociones en el mundo del capitalismo moderno. La cuestión es de interés en los últimos años y se ha convertido en un campo de estudio de lo que se ha denominado “capitalismo emocional”. El objetivo principal es comprender cómo se articulan las emociones en el seno del capitalismo moderno, cómo se entrelaza con otros discursos y prácticas para convertirse en mercancía.

En la obra con la que se dio a conocer, El consumo de la utopía romántica. El amor y las contradicciones culturales del capitalismo. (Katz, 2009), ya planteaba cómo la publicidad y los medios de comunicación fueron modelando el discurso y las prácticas en las que se ritualiza el amor, cómo a través de los medios se ofrecen alternativas para qué la emoción amorosa se traduzca en acciones y situaciones (viajes, bailes, cenas románticas, regalos, etc.). La obra que traemos hoy, Intimidades congeladas. Las emociones en el capitalismo*, ha sido publicada en nuestro país en 2007, pero es más reciente (2006 en su edición alemana) que la anteriormente señalada, y nos ha parecido más adecuada para dar a conocer a esta autora.

En esta ocasión, la profesora Illouz aborda otros importantes modeladores de las emociones: el discurso de la autoayuda, la terapia psicoanalítica, los “recursos humanos”, la selección de pareja por internet, etc. Todos estos elementos son analizados en la obra como instrumentos desarrollados para establecer una nueva cultura de las emociones dentro del sistema de producción capitalista desarrollado durante el siglo veinte. Son los que definen las emociones del mercado y el mercado de las emociones.

El avance en paralelo del discurso psicoanalítico freudiano y el discurso organizativo empresarial, basado en la buena gestión de la organización, con los “recursos humanos” incluidos, dio lugar a un modelo de individuo y de relaciones en el ámbito familiar y en el empresarial. El objetivo era lograr una mayor eficacia productiva mediante una mayor eficacia emocional. Para ello se busca una nueva estructura de gestión de las emociones. Señala la profesora Illouz:

Mientras la cultura emocional victoriana había dividió a hombres y mujeres según el eje de las esferas pública y privada, la cultura terapéutica del siglo XX lentamente desgastó y reordenó esos límites al dar a la vida emocional un papel central en el ámbito laboral. (43)

La incorporación de la mujer al trabajo a lo largo del siglo XX significó forzosamente una variación en el tipo de emociones puestas en práctica. La visión de la empresa como “una familia” permitió el uso analógico de la terapia psicoanalítica para definir sus patologías y armonías desde el punto de vista del discurso organizativo de la eficacia, esencialmente desarrollado por un terapeuta, Elton Mayo, como forma de superación del discurso anterior.

De la misma forma que en la familia se debía hablar para hacer surgir los problemas de fondo, en el ámbito de la empresa se propone una forma de organización en la que se favorezca el diálogo, con la comunicación interna como eje, y con un modelo de directivo dialogante, etc., para conseguir un modelo empresarial de mayor eficacia.

Illouz va dando cuenta de este tipo de discursos que van modelando las instituciones dentro del sistema capitalista empresarial. Las “narrativas de éxito” empresarial, por ejemplo, se constituyen en modelos para la imitación, desencadenando otro tipo de discursos de la “superación” mediante los que se enseña a los individuos a tener los recursos para superar sus propios fracasos dentro del sistema.

En un sistema que se basa principalmente en la proposición del modelo del éxito, la gestión del fracaso y el sufrimiento que produce pasa a ser una necesidad que se cristaliza, por ejemplo, en esos discursos de autoayuda. La idea de la necesidad de la autorrealización del individuo se convierte en un imperativo personal y social.

Las personas deben extraer lo mejor de sí mismo como una obligación; si no lo hacen la sociedad desarrolla una serie de categorías consideradas como patológicas en las que el individuo es clasificado. Nuestro discurso sobre la “excelencia” tiene este mismo origen. Los individuos están obligados a sacar de sí mismos el máximo posible so pena de caer en el sufrimiento del fracaso, tanto desde el punto de vista personal como el social.

Además de otras competencias necesarias, el capitalismo emocional ha hecho pasar a primer término la gestión de las emociones. El análisis de Eva Illouz va acercándose hasta los momentos actuales para mostrar cómo ha ido modificando desde principios del siglo XX el discurso sobre las emociones.

La conducta emocional pasó a ser tan importante en el comportamiento económico que cuando el concepto de inteligencia emocional surgió, en la década de 1990, entró de lleno en la empresa estadounidense. Fue un periodista con formación psicológica clínica, Daniel Goleman, quien, con un libro titulado La inteligencia emocional, contribuyó a formalizar lo que se había estado gestando en el transcurso del siglo XX: la creación de instrumentos formales de clasificación de la conducta emocional y la elaboración del concepto de competencia emocional. (141-142)

La obra concluye con un último y muy interesante capítulo sobre la transformación cibernética de las emociones a través de las redes informáticas. Illouz analiza el papel de las empresas de selección de pareja, del estilo de match.com, en las que se clasifican las emociones para convertirlas en formularios de selección mediante los cuales se pueda llegar al encuentro compatible, de la misma manera que las empresas realizan formularios para tratar de seleccionar las personas idóneas para ocupar los puestos que es necesario cubrir.

La “selección de pareja” se convierta así en un proceso mediante el cual el “yo” se autorrepresenta en categorías específicas (se describe a través de cuestionarios) y se selecciona al otro mediante un proceso de compatibilidad y adecuación optimizado mediante sistemas de protocolos. Las emociones finalmente han sido reducidas a un sistema descriptivo informatizado, cibernético, en el cual pueden ser evaluadas para establecer la compatibilidad buscada.

Como en cualquier sistema que busca la toma de decisiones, se producen procesos de ordenamiento de las cualidades evaluadas conforme a un tipo de valor. Lo que antes era un proceso intuitivo del yo, ahora se convierte en un proceso externo, realizado mediante unos protocolos con mayor o menor eficacia, cuyo éxito es la obtención de la persona compatible.
Todos los elementos que Eva Illouz analiza a lo largo del siglo tienen como objetivo la “mercatilización del yo”, según su expresión. Escribe en sus conclusiones:

La corriente psicológica, la literatura de autoayuda, la industria del consejo, el Estado, la industria farmacéutica, la tecnología de Internet, todas se entrelazan para formar el sustrato de la personalidad psicológica moderna porque todas tienen al yo como principal objetivo. Es ese progresivo entrelazamiento de los repertorios del mercado y los lenguajes del yo en el transcurso del siglo XX lo que llamé “capitalismo emocional”. En la cultura del capitalismo emocional, las emociones se convirtieron en entidades a ser evaluadas, examinadas, discutidas, negociadas, cuantificadas y mercantilizadas. (227)

Como ya es característico de sus trabajos, la autora maneja el análisis sociológico y la teoría que va construyendo con gran precisión conceptual. Una de las cosas más admirables de sus obras es la construcción interna, la arquitectura de ideas, que sostienen el conjunto del texto. El hecho de que esta obra sea el resultado de la invitación a impartir las Conferencias Adorno, en Frankfurt, hace que tenga una concentración y un dinamismo específico. Es una buena y recomendable forma de entrar en la perspectiva de análisis de Eva Illouz, en su visión de la construcción emocional de nuestro tiempo.

  • Eva ILLOUZ (2007): Intimidades congeladas. Las emociones en el capitalismo. Katz, Madrid Buenos Aires, 244 pp. ISBN: 978-84-96859-17-3

CEM reproduce documento del ERP de 1974: Grano de Oro de Rafael Arce Zablah

CEM reproduce documento del ERP de 1974: Grano de Oro de Rafael Arce Zablah

SAN SALVADOR, 10 de agosto de 2017 (SIEP) “En el fragor de la batalla ideológica librada por la izquierda salvadoreña durante toda la década del setenta del siglo pasado, surge desde las filas del Partido de la Revolución Salvadoreña-Ejército Revolucionario del Pueblo, PRS-ERP, un importante esfuerzo teórico realizado por uno de sus fundadores, por el estudiante universitario Rafael Arce Zablah en 1974, titulado Grano de Oro, que trata precisamente sobre el papel del café en la economía salvadoreña…” explicó Roberto Pineda, Coordinador del Centro de Estudios Marxistas “Sarbelio Navarrete.”
“Con esta publicación, – explicó Pineda- como CEM continuamos en el cumplimiento del compromiso que adquirimos públicamente, de divulgar física y digitalmente las obras principales del pensamiento marxista salvadoreño e internacional. La obra teórica de Amílcar, además comprende el folleto de 1972 titulado ¿Es tu arma el voto? y fascismo y revolución social, de 1975, que esperamos también reproducir.”
Inicia GRANO DE ORO planteando que “la renta del suelo puede ser absoluta o pue¬de ser diferencial. Es renta diferencial si el dueño del terreno se apropia mediante el contrato de arrendamiento de toda o parte de la sobre ganancia, dejándole al arrendatario el beneficio usual y parte o nada del beneficio extraordinario. Es ren¬ta absoluta si el arrendatario, para pagar el alqui¬ler del terreno, se ve obligado a aumentar el pre¬cio de venta (precio comercial) del quintal de maíz, pues, o bien no ha logrado ninguna renta diferencial, o no puede con ella pagar el alquiler del terreno, no quedándole otra alternativa que aumentar de precio de ventas o precio comercial para obtener su ganancia media y pagar las de¬mandas de rentas al dueño del terreno.”
Nos comenta que “mientras el “rey de la oligarquía salvadoreña” Francisco de Sola, estuvo retenido por fuerzas del ERP en una cárcel del pueblo, tuvo oportunidad de conocer este análisis. A pesar de su confesada incomprensión de la economía marxista, confirmo datos vertidos en este material: en particular los relativos a la incuestionable posición de monopolio de Brasil (un tanto auxiliado por Colombia) y al hecho de que, en el país, es la medida de 30 qq. Por manzana la que predomina como cálculo para establecer la rentabilidad de un cafetal por parte de los cultivadores.”
Afirma que “en los análisis del modo de producción capitalista Marx contempla la existencia de la clase terrateniente como una clase parasitaria del régimen de producción capitalista. A su vez, considera como excepcional la coincidencia del capitalista y el terrateniente en una sola persona, en base, por supuesto, al desarrollo histórico concreto que sirve de base a su análisis.”
Explica que “a partir de la independencia, y con ella, se consolida la producción añilera. La situación aquí es bastante clara: se trata de un capital comercial que mediando entre la producción y el mercado internacional subordina a la producción sin transformar las condiciones que en ella imperan. Es decir, que su ganancia proviene básicamente de la operación comercial, por lo que no necesita transformar las relaciones de producción pre capitalistas en capitalistas. De esto no se deriva el carácter predominantemente capitalista que ha querido atribuirse a dicha sociedad, puesto que aun habiendo ciertas formas de capital, está ausente la relación de producción capitalista.”
Señala que “nos queda por analizar las variaciones que a tra¬vés de la historia del país sufre el papel de la ren¬ta diferencial en la estructura económico social salvadoreña y su inserción en el sistema económi¬co mundial. Es claro que solamente destacaremos de mane¬ra esquemática los rasgos esenciales, sin detener¬nos en un análisis detallado.”
“Fundamentalmente dividiremos el proceso histórico – enfatiza- en dos períodos, aparte del período de formación de la caficultura a la que ya nos referimos anteriormente. Se trata de los períodos comprendidos entre principios del siglo hasta 1950 y aproximadamente una fase de transición hasta 1962; y el período que va de esta fecha a la actualidad. Esta división en el tiempo es sólo una expresión aproximada de va¬riaciones en el desarrollo económico a nivel global, en el cual consideramos decisiva pero no única, la cuestión del destino económico de la renta diferencial.”
Considera como rasgos del primer periodo el “predominio casi absoluto de la producción cafetalera dentro de la economía del país, con implicaciones a nivel social similares a las que hasta aquí hemos analizado cuan¬do veíamos sólo la producción cafetale¬ra. Con la década del 50, y el régimen de Osorio se inicia el galopante y brusco ciclo expansivo de la renta diferencial arrojando en pocos años sobreganancias. Este ciclo es parte de la expansión imperialista norteamericana de la posguerra. Con este proceso, se produce una notable recuperación “pacífica” de la hegemonía oligárquica, pues el café “vuelve a demostrar su capacidad para vitalizar la economía”.

Como rasgos del segundo periodo para 1962-1967 señala los de un “nuevo impulso de la orientación imperialista hacia la inversión en el exterior. Esta necesidad, junto con la de neutralizar políticamente los efectos de la revolución cubana, se realizan en América Latina a través de la “Alianza para el Progreso”, unido al “impulso del Mercado Común Centroamericano permitieron cierto desarrollo industrial manufacturero.”
Concluye Zablah que “sólo una alternativa no capitalista puede responder a las actuales exigencias históricas. Para esto, la historia plantea con redoblado fuerza la exigencia de la irrupción violenta de las masas en ella para tomar en sus manos, de manera definitiva, su destino. Esta revolución social sólo puede desembocar en una revolución proletaria que en un proceso de construcción socialista resuelva, a la vez, los fracasos históricos del capitalismo dependiente.”

GRANO DE ORO

GRANO DE ORO
Rafael Arce Zablah
Partido de la Revolución Salvadoreña
Ejército Revolucionario del Pueblo
El Salvador: Renta internacional del café y configuración capitalista
I. Teoría marxista de la renta del suelo y la ley del valor en el comercio internacional
INTRODUCCION A LA TEORIA MARXISTA DE LA RENTA DEL SUELO
En las actividades económicas que entran en intercambio directo con la naturaleza, como es el caso de la agricultura, sucede que las diferencias de productividad subsisten permanente e irrevocablemente como consecuencia de las diferencias del medio natural, incluso en el caso que se aplicaran las técnicas más modernas disponibles. A terrenos agrícolas diferentes corresponderán productividades naturales diferentes. No solamente las diferencias de fertilidad del terreno, sino también la situación geográfica y los costos de transporte determinan las diferencias de los terrenos.
Los buenos terrenos son escasos y es necesario cultivar tan bien los malos terrenos para suplir las necesidades de consumo de la población. Lógica-mente el precio de producción del peor terreno será el que fijará el precio de producción del quintal del producto agrícola, pues nadie cultivará un terreno si esto le va a producir pérdidas o incluso si no va a obtener ningún beneficio. Y como se necesita que se cultiven los malos terrenos, y estos no se van a cultivar si producen pérdidas o si no se obtiene ningún beneficio, el precio de producción será fijado por el peor terreno.
Si un buen terreno “B” de 1 manzana produce 20 qq. de maíz y un mal terreno “A” de la misma extensión produce 10 qq. de maíz, el que determina el precio es el peor terreno.
Suponiendo que el agricultor que ha cultivado el peor terreno “A” ha gastado $160.00 y ha obtenido una ganancia usual o media de $40.00.
Tenemos que:
En el terreno “A” (malo)
Costos $160.00
Ganancia Usual $ 40.00
Precio de Producción. $200.00
Quintales de maíz producidos 10 qq.
Precio de Producción por qq. $200.00
10=$20.00
En el terreno “B” (bueno) Quintales producidos. 20 qq.
Precio de Producción por qq. $ 20.00
Total en dinero
20 × 20 $400.00
Renta diferencial $400.00
Precio de Producción —$200.00
$200.00
Al considerar el caso de estos dos agriculto¬res no especificamos si eran propietarios de los terrenos o si eran simplemente arrendatarios. En caso de ser arrendatarios deberían pagan al dueño por el alquiler del terreno una suma en dinero o en especie, la cual se llama Renta del Suelo.

Esta renta del suelo puede ser absoluta o pue¬de ser diferencial. Es renta diferencial si el dueño del terreno se apropia mediante el contrato de arrendamiento de toda o parte de la sobre ganancia, dejándole al arrendatario el beneficio usual y parte o nada del beneficio extraordinario. Es ren¬ta absoluta si el arrendatario, para pagar el alqui¬ler del terreno, se ve obligado a aumentar el pre¬cio de venta (precio comercial) del quintal de maíz, pues, o bien no ha logrado ninguna renta diferencial, o no puede con ella pagar el alquiler del terreno, no quedándole otra alternativa que aumentar de precio de ventas o precio comercial para obtener su ganancia media y pagar las de¬mandas de rentas al dueño del terreno.

La renta absoluta pace aumentar el precio comercial del quintal del producto agrícola por encima de su precio de producción. Es decir, hace más caro el maíz.

La rentas diferencial es resultado de las diferen¬cias de productividad en los terrenos y es el te¬rreno menos productivo el que fija el precio de producción.

En la agricultura puede suceder, y los agricul¬tores bien le saben, que incluso, cultivando terre¬nos de igual calidad y gastando lo mismo, dos agricultores pueden obtener diferentes cosechas. Esto se debe a las inversiones sucesivas que se han hecho en las siembras anteriores. En este caso será el que obtenga la peor cosecha el que determi¬nara el precio de producción del quintal de maíz y el que ha obtenido mejor cosecha realizara una ganancia extraordinaria diferencial. Para no confundir esta renta diferencial de la anterior, Marx llama a esta Renta Diferencial II; y a la que depende solamente de la diferencial natural de los terrenos: Renta Diferencial I.

Naturalmente que el arrendatario y el dueño del terreno tienen puntos de vista diferentes con respecto a la renta diferencial. El capitalista arrendatario considera la ganancia extraordinaria diferencial como efecto de la productividad excepcional de su capital, de allí, piensa él, nada más justo que su derecho a apropiarse enteramente dicha ganancia extraordinaria.

Por su parte, el dueño del terreno, el terrateniente, considera la ganancia extraordinaria diferencial como resultado de la X productividad excepcional de su tierra, de allí argumentos el te¬rrateniente, nada más justo que el arrendatario le traspase a él enteramente la ganancia extraordina¬ria producida. El terrateniente sostiene en respaldo este criterio, que el capitalista ya logro su justo beneficio con la ganancia media o beneficio usual.

Desafortunadamente para ambos no es ni la tierra, ni el capital el que produce la ganancia ex¬traordinaria, sino el trabajo, y no solamente el trabajo de los que han cultivado la tierra sino, pa¬ra el caso de la renta diferencial, también el tra¬bajo de otros trabajadores que consumirán maíz. Es sobre todo el trabajo de los otros trabajadores que van a consumir maíz el que produce la ganancia extraordinaria diferencial o renta diferen¬cial. Pero de esta realidad los terratenientes y ca¬pitalistas solamente se convencerán cuando sean expropiados y se establezca un régimen socialista. Mientras tanto, ambos se seguirán apoyando en “sólidas bases jurídicas”.

Para el caso que vamos a tratar, el del cultivo del café, por lo general no hay diferencia entre arrendatario y dueño de su tierra, pues el mismo dueño es el que cultiva la tierra. En este caso es el dueño de la tierra el que se apropia de toda la renta diferencial y se consideran dicha renta diferencial como producto de la excepcional fertili¬dad de su tierra.

Cabe recalcar que la renta diferencial proviene de la diferencia de productividades, es por lo tanto en un régimen de competencia, donde la renta diferencial se reafirma, pues si no existie¬ra la competencia, no se manifestaría en el mer¬cado la rentas diferencial y si es la propiedad so¬bre la tierra el factor determinante para la obtención de la ganancia extraordinaria diferencial en el cultivo del café, esto se debe a factores históricos muy especiales, como veremos más adelante y no al carácter “feudal” o “latifundista” de la agricultura en el país, argumento con el que el revisionismo pretende fomentar su análisis de clases.

Además, la renta diferencial subsistirá mientras subsista el carácter capitalista de la agricultura (el régimen de competencia) y no como pretenden los reformistas , que con el reformismo agrario o con reformas agrarias pequeñoburguesas se solucionaran los problemas sociales. Solamente un resumen de cooperación, un régimen socialista podrá encaminar la agricultura y toda la economía hacia el progreso social.

Ahora bien, dado que la tierra es un recurso natural y no un producto del trabajo humano y carece por lo tanto de valor, ¿Cómo es que el propietario puede alquilarla e incluso venderla? O en otras palabras, ¿cómo es que la tierra tiene precio? Cuando alguien compra un terreno, lo que realmente está comprando es un título jurídico que le permite apropiarse de UNA PARTE DE LA PLUSVALIA creada por el pueblo trabajador. Lo que le interesa es cuánto dinero puede percibir por año, es decir, la renta del suelo anual. Entonces, el precio de un terreno lo determina la capitalización de la renta del suelo, o en otras palabras, el precio de la tierra es renta del capitalizada. Expliquemos esto con un ejemplo:

El señor Handal dispone de $100,000.00; dentro de la economía capitalista que es la que impera en el país, tiene tres posibilidades de hacerlos producir:
1. Como prestamista, percibiendo los intereses.
2. Como propietario, comprando una tierra y percibiendo luego una renta del suelo.
3. Como empresario capitalista, obteniendo ganancias.

La posibilidad de comprar un terreno solo habrá de contemplarla, si la renta anual que espera percibir es igual o mayor al interés anual que percibiría como prestamista. Si la tasa de interés vigente es del 10°/o, comprará la finca si le rinde $10,000.00 de renta anual como mínimo.

0 bien el caso contrario, el señor Handal quiere vender su finca que le proporciona S10, 000.00 de renta anual. Lógicamente el precio mínimo al que venderá su finca será de $100.000.00

INTRODUCCIÓN A LA TEORÍA DE VALOR EN EL COMERCIO INTERNACIONAL

Los ingresos en LA economía capitalista provienen de tres factores:
El trabajo que se traduce en salarios.
El capital que se traduce en ganancia o interés. Propiedad sobre la tierra y recursos naturales que se traducen en renta del suelo.

Estos tres factores deben ser considerados para determinar el funcionamiento del mercado mundial. Las ventajas o desventajas que se derivan del comercio mundial solamente pueden ser dilucidadas si se analizan según la ley del valor, en otras palabras, hay que determinar si hay transferencia de valor de un país a otro.

El valor de una mercancía está determinado par el trabajo socialmente necesario para producirla. Es decir, por el número de horas de trabajo que se necesitan paras producirla, en condiciones promedio de producción.

Para determinar el valor de una mercancía de un país que se va a intercambiar con otra mercancía producida en otro país, tenernos que partir del trabajo socialmente necesario a nivel nacional, y esto está determinado por la intensidad y la productividad del trabajo en cada país;
Por ejemplo:
En el País A En el País B
Para producir 10 qq. Para producir un radio
de maíz se necesitan trasmisor se necesitan
10 horas de trabajo 5 horas de trabajo

Si la productividad media del trabajo en el país B es 3 veces mayor que en el país A, debido al empleo de maquinaria y a la calificación de la fuerza de trabajo.
Entonces:
10 horas de trabajo en A equivalen a 3 1/3 hrs. de trabajo en B
Por lo tanto:
10 qq. de maíz equivalen a 2/3 de un radio transmisor
0 Bien
30 qq. de maíz equivalen a 2 radios transmisores.

Esta es la realidad según la ley del valor.

En este sentido cabria señalar que los teóricos de la dependencia que basan en el intercambio desigual (terms of trade) la relación entre países dependientes y países imperialistas parten de una interpretación metafísica del fenómeno imperialistas. Solamente en base a la ley del valor se pue¬den dilucidar las ventajas o desventajas en el comercio internacional.

El factor capital en el comercio internacio¬nal y por tanto la existencia de ganancia y sobre ganancias en dicho mercado internacional, hay que considerarlas, en la actual etapa imperialista, dentro del marco de reproducción del capital mo¬nopolista. De tal manera que la “fuga de capital” tan usada por los reformistas burgueses, debe ser sustituida por la transferencia de plusvalía. Concretamente hay que responder a las preguntas: ¿A raíz de las inversiones extranjeras, se da trans¬ferencia de plusvalía de El Salvador hacia otros países? Esto es más importante que las posiciones antiimperialistas meramente declarativas que hacen los reformistas burgueses y los revisionistas en el parque Libertad.

En relación a la trascendencia de la renta del suelo en el comercio internacional, cuestión tan olvidada por los teóricos de la dependencia y por el marxismo revisionista, hay que señalar que las teoría marxista de la renta es la única base científica para esclarecer fenómenos tan actuales como las crisis petrolera; por qué el café ocupa el se¬gundo lugar en el comercio mundial, que significa el cultivo de las llanuras de la Pampa argentina en la actual estructura de clases de ese país; de donde provenían las sobre ganancias en la explotación del guano en el Perú; que significa la demanda de las clases dominantes salvadoreñas de 200 millas marinas como espacio territorial.

LA RENTA DIFERENCIAL EN EL CULTIVO DEL CAFE

En este sentido y siguiendo la teoría marxista de la renta cabe preguntarse: ¿cómo se mani¬fiesta la renta del suelo en el comercio interna¬cional? O más específicamente: ¿Existen rentas diferenciales y absolutas en el comercio interna¬cional? En lo que atañe al café; que ocupa el se¬gundo lugar en el comercio mundial, podemos afirmar:

1. Que el café en el mercado internacional no se vende al precio de producción nacional del país productor, sino al precio de producción del país que determina el precio mun¬dial, en este caso Brasil.

2. Que la “productividad media” del Brasil es bastante baja, lo que permite a todos los demás países productores de café con una pro¬ductividad mayor que la del Brasil obtener una renta diferencial en el comercio interna¬cional.

3. Que la “productividad media” en el Brasil es mantenida artificialmente por el estado brasileño en beneficio de la oligarquía cafe¬talera brasileña, la cual percibe fabulosas so¬bre ganancias en forma de renta diferencial.

4. Que la renta diferencial que se dio en la ca¬ficultura brasileña fue impuesta y mantenida en el mercado mundial, gracias a la posición de monopolio del Brasil.

5. El Salvador tiene una productividad media aproximadamente dos veces mayor que la “productividad media” del Brasil. Esto indi¬ca que la oligarquía cafetalera salvadoreña percibe jugosas sobreganancias en forma de renta diferencial.

6. El Salvador está integrado parasitariamente al sistema capitalista mundial a través de la renta diferencial que se obtiene con la producción y comercio del café.

La renta diferencial en la caficultura se da de igual manera que en otros productos agrícolas, como por ejemplo, el maíz, el trigo, etc., con Ia diferencia que por las características del cultivo es bastante difícil introducir adelantos técnicos como sería el caso de la mecanización en el corte. De tal manera que el café es cultivado y cortado directamente por el trabajador: lo que el cultivo del café necesita es de abundantes brazos. La producción del café necesita sobre todo dinero para salarios, o sea necesita sobre todo de capital va¬riable. De tal manera que si un señor posee un terreno apto para el cultivo del café, necesita de una cantidad relativamente pequeña de dinero para comenzar a producir café. Además, el café es un arbusto que crece perfectamente en terrenos empinados o montañosos. En esto el cultivo del café se diferencia del cultivo del maíz, del tri¬go, de la caña de azúcar, del arroz, etc., que nece¬sitan terrenos más o menos pianos. En términos generales podemos decir que el café no necesa¬riamente tiene que ser cultivado en terrenos en que puede darse el trigo, el arroz, el maíz, los fri¬joles.

Hemos encontrado hasta ahora dos diferencias entre el cultivo del café y otros cultivos: la mecanización es bastante difícil en el café, en comparación incluso, con cultivos como el maíz, la caña de azúcar. El café se puede dar en terrenos que son generalmente no útiles para otros cultivos.
Otro detalle importante sobre el cultivo, es que se empezó a cultivar en países en los que todavía existían tierras sin dueño o bien, tierras que eran fácilmente expropiables. En resumidas cuentas, el café comenzó a cultivarse en países en los que cualquier señor ambicioso y con suficiente poder podía establecer un monopolio (llamado propiedad) sobre uno o varios terrenos aptos para el cultivo.
Resumiendo:
1. El cultivo de café necesita sobre todo dinero para salarios, añadiendo a esto que un cafeto puede pasar produciendo hasta 25 años. Podemos concluir que el cultivo de café necesita de poca inversión.
2. EI café no tiene necesariamente que disputar los terrenos con otros cultivos y además se comenzó a cultivar en países en los que la gente poderosa podía adueñarse por las buenas o por las malas de terrenos aptos para convertirse en cafetales.
Ya que el consumo de café se generalizó entre la población nativa y además la gente de otros países comenzó a consumir café, hubo suficiente demandas para que el café se cultivara no solamente en los terrenos más propicios, sino también en terrenos de inferior calidad.
El cultivo de café se extendió sobre todo en Sao Paulo, estado de Brasil. Veamos lo que aconteció ahí
Debido a la demanda no solamente se cultivaron los mejores terrenos para el cultivo del café sino también terrenos de inferior calidad. Se dio entonces, una renta diferencial para los dueños de los terrenos mejores. Además, como en Brasil había bastantes tierras sin dueño y existía gente poderosa para adueñarse de grandes extensiones del mejor terreno, rápidamente se formaron grandes haciendas cafetaleras con una excelente productividad. Los dueños de estas grandes haciendas percibían una renta diferencial, pues el precio de producción lo determinaban los terrenos de más baja productividad. Veamos un ejemplo:
TERRENO A TERRENO B
(más baja productividad) (alta productividad)
Produce 5 qq. Por mz. Produce 15 qq. Por mz.
Precio de Prod. X Total en
Mz._$300.00 dinero 60 × 15 = 900
Precio de Prod. X Renta Dif. X mz.
qq.=300=60 900-300=600
5 tamaño del terreno:100 mz.
Tamaño del terreno Renta diferencial del
=1 manzana Terreno. = $60,000.00

Los dueños de las haciendas de Sao Paulo percibían ganancias extraordinarias en forma de renta diferencial. Además como ya vimos que el café necesita de poca inversión y además que no tiene necesariamente que desplazar otros cultivos, el requisito para convertirse en caficultor era el de adueñarse de la tierra.
Esto aclarara por la caficultura se desarrolló tan rápidamente en Sao Paulo, que prácticamente producía un 40% de la producción mundial ( y un 70% de la producción del Brasil) a finales del siglo pasado.
Naturalmente que para que se diera esa gigantesca renta diferencial era necesario que cultivaran los terrenos de baja calidad y si esto lo permitió inicialmente las demanda, posteriormente lo reafirmo el monopolio.
Los grandes hacendados paulistas no tardaron en ceñirse a un precio de producción medio para todo Sao Paulo, este precio de producción no era el medio o promedio, sino el precio de producción del terreno menos productivo. Los grandes hacendados daban “generosos” subsidios a los pequeños productores para que continuaran cultivando las malas tierras o se valían de artificios jurídicos para mantener activas esas producciones que le determinaban la jugosa renta diferencial. Dado que la mayor parte del café producido se destinaba a la exportación se implantaron los precios de exportación generales.
De esta manera se internacionalizo la renta diferencial paulista en el cultivo del café pues teniendo un 40% de la producción, seria la caficultura paulista la que determinaría el precio del quintal de maíz en el mercado mundial. Entonces, toda región o país cafetalero que tuviera una productividad mayor que la “media” de Sao Paulo, tendría una renta diferencial en el cultivo del grano. Gracias a la renta diferencial el café recibió el nombre de “grano de oro” su cultivo se extendió rápidamente a otros países, entre ellos El Salvador.
El enorme poder de los grandes caficultores paulistas se hace evidente con la primera medida de carácter monopolista que realiza el estado de Sao Paulo tendiente a determinar el precio del café a nivel mundial. En 1906 el estado de Sao Paulo realiza su primera “valorización”. Esta medida de carácter monopolista consistía en que el estado de Sao Paulo compraba todo el café a “precios generales” a los caficultores paulistas (con esto se oficializaba mediante el poder del estado la renta diferencial) y se encargaba de almacenarlo y colocarlo en el mercado mundial (implantaba un precio de monopolio en el mercado mundial).
La renta diferencial que originalmente significó ganancias extraordinarias para los grandes caficultores paulistas se extendió a nivel mundial con la política de imposición de precios de monopolio por parte de Sao Paulo y años después por el Brasil.
Efectivamente, a medida que el cultivo del café se fue extendiendo a otros estados brasileños, Minas Gerais, Espíritu Santo, Paraná, se fue haciendo necesario que el estado federal se encargara de conducir la política cafetalera en beneficio de los grandes caficultores. En todo lo que va del siglo, Brasil ha controlado la oferta de café en el mercado mundial mediante embodegamiento e incluso destrucción de las cosechas. El mayor exito del Brasil fue la constitución en 1959 de la Organización Internacional del Café (0IC) y la firma del tratado mundial del café. De esta forma Brasil logró oficializar su posición de monopolio. Para nadie es un secreto la política de cuotas para los países cafetaleros, ni que el precio del café “robusta” (que es e1 que se da en Brasil) es el que sirve de base para fijar el precio de las especies de mejor calidad, como son los arábigos, entre ellos el “otros suaves” que es el que se da en El Salvador. Todos los días leemos en la prensa las diversas especulaciones sobre posibles heladas o plagas en el Brasil. En fin, no es difícil observar su posición de monopolio que continua manteniendo el Brasil, con todo y que su participación porcentual en la producción mundial ya no es del 70% como en el primer cuarto de siglo, sino que actualmente oscila alrededor del 35%.
Sobre la pregunta que se podría hacer, si todavía se da en el Brasil la renta diferencial, el sociólogo Theotonio Dos Santos escribe: “los grandes caficultores junto con los exportadores forman un poderoso grupo de presión sobre el Instituto Brasileiro del Café (máximo organismo en política cafetalera) De allí, que se mantengan llama hoy los inflacionarios v dispendiosos subsidios estatales a los excedentes de café, que garantizan la sobrevivencia de pequeños y atrasados productores para alimentar el costo medio del producto”. Como ya vimos anteriormente: costo + beneficio usual =precio de producción. 0 sea que en Brasil el estado se encarga de mantener un precio de producción medio tal, que permite a los grandes caficultores seguir percibiendo su cuantiosa renta diferencial.
Estadísticas recientes dan al Brasil una productividad “media” de 300 Kg/Há; esas mismas estadísticas dan a El Salvador una productividad media de más de 600 Kg/Ha. No es difícil, pues, imaginarse que hay haciendas en Brasil que ofrecen una productividad de 1200 a 1500 Kg/Há (como lo tienen las haciendas de los Álvarez Meza en el Departamento de Santa Ana). Y que la productividad media en Brasil es mantenida artificialmente a niveles bajos para asegurar la renta diferencial a los grandes hacendados brasileños. Ya vimos en los ejemplos que una baja productividad determina un precio de producción alto.
EL PRECIO DEL CAFÉ EN EL MERCADO MUNDIAL
Alguien se preguntara porque es que hay tanta oscilación de los precios del café en el mercado mundial y consecuentes cambios de humor de los grandes caficultores salvadoreños, guatemaltecos, brasileños, etc., cambios de humor que van desde las sonrisas hasta el pánico
Bien, ya vimos que el cultivo del “grano de oro” produce una jugosa renta diferencial, la cual es mantenida por Brasil, gracias a su posición de monopolio. Esta renta diferencial se mantiene, incluso cuando bajan bastante los precios del café, pues ya vimos también que la productividad “media” del Brasil es bastante baja.
Las sonrisas o el pánico de los grandes caficultores dependen de si la sobre ganancia será alta o no muy alta (y no como quieren hacer creer de que pueden llegar hasta tener pérdidas).
Volviendo a las oscilaciones de los precios del café en el mercado mundial, esto puede suceder por dos factores:
1. Sobreproducción de café. Estas crisis se han estado tratando de evitar con la regulación de las cuotas a los países productores. Pero siempre constituyen un peligro latente. La crisis de sobreproducción pace bajar sensiblemente y rápidamente el precio del café.
2. A la relación entre productores y comerciantes. Esta es la causa más común y la que se actualmente tiene tan pendientes a los señores de la Compañía Salvadoreña del Café. Llamamos comerciantes a los tostadores que vender el café en los países consumidores.
Los productores tienen un comportamiento opuesto a los comerciantes: cuando los precios están subiendo o se cree que van a subir, el productor almacena el café para venderlo después a precio más alto. En cambio el comerciante quiere comprar todo el café posible para aumentar sus “stocks” (reservas) y cuando suban los precios, colocar el café (en el mercado de consumidores) a un precio más alto del que lo compró.
Cuando los precios están bajando o se cree que van a bajar, el productor trata de vender todo el café que le es posible. Mientras que el comerciante no comprara ningún café y tratara de vender rápidamente sus reservas u “stocks”.
Tanto los productores como los comerciantes están pendientes de posibles heladas, plagas o inundaciones, y hacen sus planes. Además reaccionan nerviosamente ante el más mínimo movimiento de la bolsas de New York. Esto explica por qué el precio del café oscila tanto.
De cualquier manera, los altibajos en los precio del café no niegan lo que estamos afirmando. La renta diferencia es estructural, permanente en el cultivo del café, en cambio los altibajos en el precio de mercado mundial son algo circunstancial.
ESTADISTICAS
Recientes estadísticas del Ministerio de Trabajo toman 12 quintales (545 Kg) por manzana, como la productividad media en El Salvador. Estas mismas estadísticas hacen el siguiente calculo de ganancia por manzana en colones.
Renta de la Tierra 150.00
Capital en Fertilizantes y otros 94.00
Mano de obra +331.12
575.12
Interés al 9% anual 51.76
Costo total 626.88
Producción por manzana 12 quintales
Precio neto que percibe el agricultor por quintal 75.00
Previo neto que percibe por manzana 900.00

GANANC1A: _900.00
626.88,
273.12
Al principio dijimos que en la caficultura, por lo general, el propietario cultiva su tierra. De acuerdo con esto, no hay razón para incluir la renta de la tierra como costo. Entonces tenemos:
Capital en fertilizantes y otros 94.00
Mano de obra + 331.12
425.12
Intereses al 9% anual +38.26
Costo total 463.38

Ganancia neta 900.00
_463.38
436.62

Como se puede ver, incluso tomando las estadísticas del ministerio de trabajo es evidente la existencia de una ganancia extraordinaria. En las páginas anteriores se puede dilucidar de donde proviene esa ganancia extraordinaria.
Ahora supongamos que hay varios señores en el país que no producen 12 quintales por manzana sino 30 quintales , hagamos la modestia su posición que las haciendas de señores tienen 200 manzanas sembradas de café.
Producción por manzana 30 quintales
Precio neto que percibe
Por quintal. 75.00
Total por manzana 2250.00
Ganancia por manzana 2250.00
(Costos) 463.38
1786.62
GANANCIA EN LAS 200 Mzs. 357,324.00

Si con el ejemplo de las estadísticas del Ministerio de Trabajo alguien ya no quedo convencido de la existencia de la renta diferencial en el café, este último ejemplo basta para despejar las dudas a cualquiera.
Recordemos que en el país las grandes haciendas (producción mayor de 5000 quintales) producen el 54.40/0 de la producción cafetalera nacional.
Los medianos productores, un 30% aproximadamente, y los pequeños productores, un 15% aproximadamente. Esto nos da una idea de la estructura de la caficultura en el país, de la importancia de la hacienda como unidad productiva y la trascendencia a nivel social de esta realidad económica. Es en la hacienda cafetalera donde se enfrentan los polos de la sociedad salvadoreña.
II Capital, propiedad territorial y trabajo asalariado en la economía salvadoreña
En esta parte nos proponemos tratar la cuestión del carácter capitalista de la agricultura salvadoreña, a partir de la introducción del cultivo del café en el pasado siglo.
Ante todo es preciso tener presente los términos del problema que aquí tratamos, la problemática que plantea el revisionismo en este punto es la de determinar la correspondencia de la sociedad salvadoreña con una de las etapas que componen una escala supuestamente marxista de evolución histórica. Más concretamente, se plantea el problema de ubicar el momento del desarrollo de la sociedad salvadoreña en la sucesión lineal del feudalismo al capitalismo y determinar los elementos que obstaculizan el desarrollo de esa natural evolución que, en sí misma, ha de conducir algún día al socialismo.
Partiendo de esta problemática se oscurece todo intento de análisis científico y se cae en versiones deformadas de la historia.
El camino que seguiremos es otro. Analizaremos el proceso de producción y reproducción de determinadas relaciones sociales que se articulan en él siguiendo una tendencia fundamental y que constituyen la base de la formación histórica de la sociedad salvadoreña a partir de la introducción del cultivo del café. Los agentes que históricamente son portadores de estas relaciones conforman una determinada estructura de clases en la cual, sus relaciones contradictorias y antagónicas dan lugar a una lucha de clases cuyo destino violento constituye el punto de partida histórico de la transformación radical de esa formación.
Se trata de analizar en la formación económica salvadoreña los modos de producción que en ella se articulan siguiendo una tendencia que regula el proceso en el cual se reproduce esta formación.
En este análisis partiremos de la caracterización de las relaciones de producción en la caficultura del país según las formas de propiedad sobre los medios de producción y la forma en que la clase que actúa como propietaria se apropia del trabajo excedente.
El carácter capitalista de la agricultura cafetalera en el país es determinado por el hecho de que en ella se producen determinadas relaciones sociales cuyas categorías históricas capital, propiedad territorial v trabajo asalariado constituyen un modo de producción capitalista. Es decir, un proceso social de producción en el cual “el capital arranca… una determinada cantidad de trabajo sobrante a los productores directos, o sea. A los obreros, sin equivalente… Este trabajo sobrante se traduce en una plusvalía, la cual toma cuerpo, a su vez, en un producto sobrante”. (Capital, Tomo III, Cap. XLVIII.) En la distribución que el capital realiza de esta plusvalía, debe ceder al terrateniente exponente social de la relación de propiedad territorial una parte de ella que de esta manera se convierte en renta del suelo.
En la determinación del carácter capitalista de un determinado proceso social de producción es de importancia decisiva no caer en la confusión burguesa de estas relaciones sociales de producción con ciertas formas concretas de desarrollo que estas han adquirido en la historia de procesos sociales de producción correspondientes a otras formaciones económicas.
Más grave aún es la confusión de estas relaciones sociales con objetos o mecanismos técnicos que en cierto momento del desarrollo de las fuerzas productivas del trabajo social han desempeñado en determinados procesos sociales de producción de carácter capitalista el papel de exponentes materiales del capital.
Por otra parte, es de tener presente que al considerar el proceso de producción capitalista en su conjunto, nos encontramos con que cada capital individual no absorbe el equivalentes de plusvalía que como tal arranca a los obreros que bajo su dominio despliegan la actividad creadora de valor (y plusvalía). Los capitales se distribuyen la plusvalía social según la relación de tasa media de ganancia que resulta de la compensación que entre ellos se efectúa en el proceso de competencia capitalista. Hay unidades productivas o ramas enteras de producción que como exponentes de una parte proporcional del capital social, absorben del total de la plusvalía social una parte que supera la que les corresponde de acuerdo a la tasa usual de beneficio, en virtud de una mayor productividad del trabajo que en ellas se efectúa en comparación con el resto de unidades productivas o ramas de producción. En la agricultura, las diferencias relativas de fertilidad de la tierra son la base natural y no la fuente de una sobre ganancia que en forma de renta diferencial es impuesta por las relaciones de la competencia capitalista.
Para el estudio del capitalismo en la formación económica salvadoreña es preciso, además, tener en cuenta que el excedente social del cual proviene la parte correspondiente a una determinada sobreganancia en forma de renta diferencial o no no necesariamente está limitado al producto de valor dentro de determinadas fronteras nacionales. En este sentido es fundamental considerar un sistema económico más amplio que, en este caso, corresponde al sistema capitalista internacional.
Analizando el carácter capitalista de las relaciones de producción que se desarrollan en el país a partir de la introducción del cultivo del café pasaremos a determinar la forma concreta en que sr produce y reproduce esta relación capitalista.
Finalmente, haremos una síntesis inicial de la formación económica salvadoreña en base a determinar la tendencia fundamental que regula la articulación del modo de producción capitalista con otras relaciones de producción desarrolladas en el proceso histórico de dicha formación. Esto constituye tan solo el paso directamente anterior a la segunda sección de este trabajo en donde esa síntesis, es confirmada por el análisis del proceso histórico de formación y desarrollo de la sociedad salvadoreña contemporánea.
RELACIONES DE PRODUCCION CAPITALISTAS EN LA CAFICULTURA
Para abordar la cuestión del modo de producción es necesario analizar las formas de propiedad. Es claro que el problemas no se resuelve con afirmar simplemente que los medios de producción en el sector cafetalero son propiedad de unos cuantos que los concentran en sus manos frente a una masa desposeída o semi desposeída de ellos. Esto es fundamental, pero no es suficiente para afirmar su carácter de propiedad capitalista.
La propiedad capitalista es, en lo esencial, propiedad sobre una determinada suma de valor que el capitalista convierte de la forma en dinero a una forma de mercancías medios de producción y fuerza de trabajo, cuyo valor de uso le permite incorporarlas a un proceso de trabajo concreto y obtener como resultado del proceso productivo no solo el valor inicial por él desembolsado, sino un remanente –plusvalía- del cual se apropia sin haber dada por el absolutamente nada. El capitalista aparece coma propietario no solo de las partes constante y variable del capital, sino del producto especifico del proceso de producción capitalista, la plusvalía.
En la caficultura vemos aparecer al cafetalero coma portador de una determinada suma de dinero que este convierte en medios de producción y fuerza de trabajo.
Los medios de producción tienen aquí el carácter de mercancías y su importancia económica reside fundamentalmente en el hecho de que, como tales, son exponentes materiales de una suma de valor. No interesa para el caso, el hecho de que en los inicios del cultivo los cafetaleros no habían invertido dinero en la adquisición de determinados medios de producción (caminos, arbustos, etc.). Con el desarrollo de las relaciones capitalistas todos ellos pasan a representar igualmente la suma de valor que socialmente les corresponde en un determinado momento y esto se encarga de confirmarlo el cafetalero que, indiscriminadamente, los contabiliza con un precio determinado en sus “costos de producción.”
Con respecto a la fuerza de trabajo empleada en la caficultura, es evidente que la masa fundamental de ella es comprada por el cafetalero como otra mercancía y pro lo cual paga su precio, es decir, un salario. Es decisivo el hecho de que la propiedad que los cafetaleros tienen sobre los medios de producción no les da poder para obtener esa fuerza de trabajo par medios extra económicos. El colonato, como reminiscencia precapitalista en la forma de obtener fuerza de trabajo en las haciendas para la realización de algunos trabajos de carácter permanente (y en muchos casos para trabajos no productivos sino domésticos) representa la parte menor del total de la masa de fuerza de trabajo empleada en ellas.
La masa fundamental de la fuerza de trabajo consumida en el proceso productivo del café, concentrada en la época de la cosecha es obtenida por los cafetaleros a través de su compra en el mercado. No se presenta en esta relación ningún indicio de servidumbre feudal. Es un imperativo de carácter económico y no un poder extra-económico., el que lleva a los trabajadores de las haciendas a vender su fuerza de trabajo por un salario.
De hecho nos encontramos con un mercado capitalista de fuerza de trabajo, el cual, sin embargo, presenta particularidades propias del desarrollo de este modo de producción en El Salvador.
En los inicios de la caficultura en el país, nos encontramos con formas de obtención de fuerza de trabajo que no corresponden a este modo de producción. Los reclutamientos forzosos y los pagos por adelantado forma encubierta de coacción extraeconómica fueron recursos necesarios a los hacendados cafetaleros en tanto la estructura económica no les llego a proveer “espontáneamente” dicha fuerza de trabajo.
Aunque la sola presencia de dinero existente aún en la producción simple de mercancía no es el rasgo especifico del modo de producción capitalista, constituye en el caso del proceso de producción desarrollado con la caficultura en el país un claro índice de que en el predominan las categorías propias a dicho modo de producción. Si el cafetalero invierte dinero en la producción del grano es con el primordial objetivo de obtener una suma mayor que la desembolsada inicialmente. Esta inversión de dinero que aquí es un exponente del capital se concentra en la compra de fuerza de trabajo, para la recolección del producto. A esta parte variable del capital desembolsado por el cafetalero corresponde el trabajo asalariado en tanto aquel es el equivalente al valor de la fuerza de trabajo consumida en el proceso productivo o, más concretamente, es la suma de los salarios que expresan el precio de la mercancía fuerza de trabajo. Históricamente es esta necesidad de dinero para la inversión de la producción del café la que impulsa el desarrollo, de operaciones crediticias en la economía salvadoreña desde las formas prácticamente usureras como el “sistema de habilitaciones” hasta las formas bancarias capitalistas.
El elemento fundamental del análisis de las relaciones de producción desarrolladas a partir de la producción cafetalera en el país está, sin embargo, en la propiedad territorial.
Hasta ahora hemos considerado sololos medios de producción que como producto del trabajo humano, adquieren en un régimen capitalista el carácter de mercancías. La tierra fundamental medio de producción en la agricultura estaba fuera de esta consideración en tanto es producto de la naturaleza y que, en virtud de ello, carece de valor y por tanto no puede adquirir el carácter de capital. El absurdo económico que representa el precio de la tierra ha sido analizado en la sección anterior. Aquí nos interesa la tierra en tanto es objeto de una determinada relación social de propiedad que, dentro del régimen de producción imperante, constituye la base de una determinada forma de absorción de trabajo excedente por poner de la clase terrateniente.
Si Marx plantea que la coincidencia en una persona de capitalista y terrateniente es una excepción es porque de hecho se presentan como personajes distintos y si desplazamos el análisis de los representantes de las categorías capital y propiedad territorial hacia el análisis de las categorías mismas se aclaran los términos de esta contradicción.
La tendencia burguesa y la revisionista no menos que ella al identificar la realidad con sus apariencias han conducido, entre otras cosas, a analizar las relaciones económicas a partir de las formas sociales que las invierten y oscurecen. La propiedad privada jurídica sobre la tierra, es tomada, de por sí, como la base del modo feudal de producción, y de la presencia en una misma sociedad determinada de capitalistas y terratenientes se deduce, sin más, una contradicción fundamental entre dos modos de producción por cuyo predominio luchan las clases que los representan.
Históricamente es indiscutible que se presenta la contradicción entre ambos modos de producción con diversas condiciones y grados de agudización en el desarrollo de determinadas formaciones económicas. Asimismo, el curso de la historia ha demostrado que allí donde ha surgido esta contradicción, la tendencia general en su resolución ha sido hacia el predominio del modo de producción capitalista. Los revisionistas conciben esta tendencia histórica como una ley metafísica de supresión lineal que invariablemente se presenta en todas las sociedades, y además, con las mismas características y perspectiva de desarrollo.
Capitalistas y terratenientes aparecen como polos clasistas de una contradicción fundamental cuando en un periodo determinado de desarrollo de una formación económica se enfrentan por el predominio general dos formas de producir y apropiarse del excedente y en las cuales, por tanto, es diferente el carácter mismo de aquel.
Se trata de una contradicción entre dos formas de explotación de clase que se excluyen en cuanto al predominio de una de las dos en una determinada sociedad. Las formas y grado de desarrollo de las relaciones capitalistas, en particular las necesidades de expansión del capital en el proceso de acumulación, determinan en última instancia la radicalidad con la que los capitalistas se enfrenten a los terratenientes feudales para imponer su dominio allí donde estos ejercen la forma de explotación que les corresponde. En torno a esta contradicción se agrupan el resto de clases sociales presentes en dicha formación económico-social y de la forma concreta en que es resuelta depende en mucho su desarrollo posterior. En algunos casos, el triunfo del capitalismo es aplastante y conlleva la desaparición total de las relaciones feudales; pero también se presenta la alternativa histórica en la cual junto al modo de producción capitalista subsisten relaciones feudales que, sin embargo, están sujetas a una determinada forma de predominio de aquel en la formación económica concreta.
Ahora bien, esta contradicción no puede ser identificada en una formación económica a partir de que en ella aparece junto a los capitalistas una clase terrateniente. En una formación económica en la cual predomina el modo de producción capitalista nos encontramos por lo general aunque no necesariamente con una clase terrateniente que lejos de ser portadora de un modo de producción feudal que disputa a aquel el predominio en un determinado espacio económico, es por lo contrario, parasitaria del mismo.
“Los propietarios de simple fuerza de trabajo, los propietarios de capital y los propietarios de terrenos, cuyas respectivas fuentes de ingresos son el salario, la ganancia y la renta del suelo, es decir, los obreros asalariados, los capitalistas y los terratenientes, forman las tres grandes clases de la sociedad moderna, basada en el régimen capitalista de producción.” (C. Marx, El Capital, Libro Tercero, Cap. LII, Ed. F.C.E.).
La contradicción que aquí se desarrolla no es en torno a la forma de producción misma en la cual, de hecho, el proceso de producción en su carácter capitalista es un proceso de producción de plusvalía. La contradicción es en torno a la distribución proporcional entre ambas clases de dicha plusvalía.
En el modo de producción capitalista existen formas determinadas de propiedad territorial que le corresponden y que tan solo tienen en común con la propiedad territorial feudal el hecho de que esta relación de propiedad tiene con objeto material a la tierra “… es tendencia constantes y ley de desarrollo del régimen capitalista de producción al establecer un divorcio cada vez más profundo entre los medios de producción y el trabajo y el ir concentrando los medios de producción desperdigados en grupos cada vez mayores; es decir, convertir el trabajo en trabajo asalariado y los medios de producción en capital. Y a esta tendencia corresponde, de otra parte, el divorcio de la propiedad territorial para formar una potencia aparte frente al capital y al trabajo, o sea la transformación de toda la propiedad del suelo, para adoptar la forma de la propiedad territorial que corresponde al régimen capitalista de producción”. (Marx: El Capital, Libro Tercero, Cap. LII, Ed. F.C.E.).
Capital y propiedad territorial son categorías compatibles en el régimen de producción capitalista cuyas mutuas relaciones son contradictorias pero no antagónicas en cuanto al carácter del modo de producción, dentro del cual ambas se enfrentan al trabajo asalariado en una contradicción mucho más profunda en la medida en que se distribuyen el excedente que el capital se encarga de extraer a los trabajadores en la producción. No interesa el grado de agudización que entre las clases capitalista y terrateniente asuma la contradicción por el reparto de la plusvalía, esta lucha llega incluso a la supresión de la clase terrateniente en muchos casos. Sucede aquí lo que –en otros términos- se presenta en la competencia capitalista que puede llevar a la desaparición de determinados capitales, pero no a la supresión del capital.

El modo de producción capitalista conlleva pues determinadas formas de propiedad territorial y, fundamentalmente, la forma económica en que esta se realiza: la renta del suelo.
La renta capitalista del suelo debo ser claramente diferenciada de los tributos feudales. Por otra parte, dicha renta capitalista puede ser de dos tipos: absoluta y diferencial; lo cual ya expusimos en la sección anterior.
En los análisis del modo de producción capitalista Marx contempla la existencia de la clase terrateniente como una clase parasitaria del régimen de producción capitalista. A su vez, considera como excepcional la coincidencia del capitalista y el terrateniente en una sola persona, en base, por supuesto, al desarrollo histórico concreto que sirve de base a su análisis. Esta no coincidencia de personajes es la base concreta de un enfrentamiento de clases cuya tendencia es históricamente desfavorable al terrateniente.
La renta diferencial es en esencia una sobreganancia específicamente capitalista imposible de existir sin este régimen de producción. Si es catalogada como renta diferencial distinta de otro tipo de sobreganancia capitalista es porque su base reside en las fertilidades diferentes de tierras limitadas y monopolizables. Y no en las diferencias de calidad.
Es por eso que esta sobreganancia capitalista puede ser apropiada por un personaje (el terrateniente, que en un principio es ajeno al proceso productivo mismo) en virtud de su calidad de propietario del elemento productivo (tierra) que sirve de base natural a esa sobreganancia. Así pues, esta sobreganancia al pasar a manos del terrateniente se convierte en renta diferencial. Ambas categorías de ganancia capitalista y renta diferencial son parte del mismo régimen de producción capitalista y no se excluyen sino más bien, son inherentes a toda estructura capitalista.
Mientras que la renta absoluta tiende incluso a desaparecer en el modo de producción capitalista la renta diferencial desaparece con el mismo modo de producción. La propiedad territorial puede incluso ser nacionalizada, pero si subsisten las condiciones de producción capitalista subsiste la renta diferencial, variando solarmente el destino de esta.
Visto el proceso de producción capitalista en su conjunto, aparece que cada capitalista individual solo excepcionalmente absorbe de la plusvalía socialmente producida una parte equivalente al total de la plusvalía que extrae a los obreros que trabajan subordinados a él.
Los distintos capitales se reparten el total de la plusvalía social en proporción a su participación en el capital social de acuerdo a la cuota media de ganancia. La composición orgánica de cada capital determina si esta ganancia media está por encima o por debajo de la plusvalía que le corresponde. Sucede incluso que las variaciones de precio no siempre son ascendentes. Por ejemplo, es un hecho que dado el desarrollo técnico cuesta cada vez menos obtener un arbusto de igual realidad. De ahí que incluso con la misma cantidad de dinero pueda afrontarse cierta expansión de la producción (del número de arbustos para el caso) en el transcurso de un año a otro. En cuanto al caso de un ascenso en los precios como el que sucede actualmente con los fertilizantes y con el moderado aumento en el salario mínimo, no siempre implican una reducción en las ganancias debido a las necesidades de mayor inversión. Lo determinante aquí es que ese ascenso en los precios, puede estar afectando en forma más o menos similar a la producción brasileña y por tanto elevándose el precio comercial del producto con lo cual se compensa el alza de los precios.
Es claro que lo anterior no opera de manera mecánica e inmediata porque, sobre todo en el caso del café, se da el enfrentamiento entre operaciones comerciales y especulativas de los productores y de las compañías (a nivel internacional) que determinan variaciones momentáneas de precio que pueden desembocar en la necesidad de los cafetaleros de echar mano de su fondo de reserva para enfrentar el alza de los costos o bien, que les permita compensarla y, a veces, hasta sacar una ganancia de más.
Además de estas tendencias en la composición orgánica y sus posibles variaciones tenemos otro elemento importante que considerar: la rotación del capital.
La rotación de un determinado capital es el ciclo que recorre en la producción y la circulación hasta volver a manos del capitalista. Así, el tiempo de rotación está compuesto por el tiempo que permanece el capital en la esfera de la producción más el tiempo que permanece en la esfera de la circulación.
La parte del capital que es usada en varios periodos de producción sucesivos forma el capital fijo y por tanto, el capital recupera en cada venta del producto solo una parte de su valor. En el café (y otras ramas agrícolas) esto sucede con casi todo el capital constante, tanto en lo invertido en condiciones amplias de producción (instalaciones, caminos, etc.) el invertido en maquinaria (vehículos para transporte interno, equipo de rociadores, etc.) y el invertido en materias primas y auxiliares (semillas, almácigos, abonos, fertilizantes. etc.).
Hay, por supuesto, algunas excepciones (sacos de recolección, algún tipo de insecticida) que solo pueden ser utilizados en un periodo y que, por lo tanto, forman parte del capital circulante: es decir, de aquel cuyo valor recupera totalmente los capitalistas al vender el producto. El que una parte del capital constante sea fija o circulante, depende de cada rama de producción y de cada proceso productivo concreto.
Aquí solo trataremos lo que se refiere al capital variable (salarios) puesto que forma la mayor parte del capital total y par tanto el análisis de la rotación de las partes del capital constante no altera en mucho los resultados en cuanto al monto de dinero que debe desembolsar el cafetalero en cada periodo de producción. Además nos vamos a referir a plantaciones ya formadas y no a plantaciones que apenas comienzan, puesto que esto es incluso excepcional en la actualidad.
En cuanto al pago de salarios podemos dividir el año productivo en dos partes básicas: de octubre a enero en que se compra el sesenta por cierto aproximadamente del total de fuerza de trabajo para ser utilizado en la limpia y recolección; y de febrero a septiembre en que se invierte para movilizar la fuerza de trabajo necesaria en el resto de labores.
Así pues en lo que a salario se refiere el cafetalero solo necesita disponer al inicio del periodo de producción del 40% del total del capital variable para ir desembolsando sucesivamente de febrero a septiembre y recuperar su valor al vender la cosecha. El sesenta por ciento restantes constituye la mayor parte del desembolso total anual y tiene una rotación sumamente rápida. Es más en muchos casos no se necesita disponer de la cantidad total de salarios que se pagan en estos cuatro meses, sino de una cantidad menor (cuyo monto es establecido por la práctica) puesto que al ir recolectando el café se va vendiendo casi inmediatamente, y con este dinero se puede seguir operando el resto del periodo de la cosecha.
Lo importante es que de acuerdo con la lógica capitalista es totalmente absurdo que el cafetalero guarde ese dinero necesario para pagar salarios de cosechas durante los ocho meses precedentes a esta. Queda así abierta la posibilidad de dedicar este dinero a otras actividades fuera del sector. Esto es confirmado por la práctica de los “créditos de operaciones” a que recurren los cafetaleros para afrontar sus necesidades de capital durante estos cuatro meses. Es más racional, desde el punto de vista capitalista prestar ese dinero y pagar un interés por él que mantener de su propio capital una parte ociosa durante tanto tiempo (en que utilizan ese capital, es algo que veremos más adelante). En torno a esta operación crediticia se constituye incluso el sistema bancario del país.
Hasta aquí tenemos las siguientes conclusiones sobre la inversión de capital en el café:
1. El sostén económico de la producción cafetalera en el país no es tanto la cuota de ganancia que le corresponde al capital invertido sino la sobreganancia obtenida como renta diferencial. De ello resulta un máximo de beneficio con una escasa inversión relativa.
2. Del capital invertido, una baja proporción corresponde al capital constante. Esta baja proporción del capital constante, que en su mayoría se fija en el proceso productivo por varios años, conlleva a una escasa exigencia de inversión a largo y mediano plazo.
3. La mayor proporción del capital necesario la forma el capital variable. Este está concentrado en el pago de salarios a la fuerza de trabajo utilizada durante una tercera parte del año productivo. Incluso el capital que hay que desembolsar para enfrentar esta inversión es menor que el total de salarios que se deben pagar durante los cuatro meses. Por lo demás la práctica común es recurrir a un crédito para la época de cosecha por lo que se reduce aún más el monto de capital propio del cual debe disponer el cafetalero para sostener la producción.
4. El proceso de acumulación es limitado sin que por eso se afecte la obtención de continuos beneficios elevados. Aun allí donde es necesario reinvertir para expandir la producción y productividad, en torno sobre todo al mantenimiento e incremento de la fertilidad de la tierra, se puede echar mano de un limitado y más o menos constante fondo de reserva que pasa a ser considerado como parte de la inversión necesaria v que incluso puede ser mantenido tanto con eventuales liberaciones de capital logradas a base de las variaciones de precios como recurriendo continuamente a un fondo de acumulación creciente deducido de las ganancias obtenidas.
Así pues, con escasa inversión se obtienen los más altos beneficios y encima de eso quedan a la disposición casi total de los cafetaleros para utilizarlos en cualquier otra actividad. No en vano se le llama al café, “grano de oro”.
LAS RELACIONES DE PRODUCCION EN EL SECTOR CAFETALERO
Todo intento de análisis en torno a la “naturaleza” derrochadora de la oligarquía cafetalera y de su carencia de “espíritu empresarial” es inútil para explicar el estancamiento económico. Por lo que respecta al sector productivo cafetalero ( y con ello a toda una época de la historia económica del país) hay condiciones objetivas que conducen a que en el total de la plusvalía obtenida predomine el fondo individual de consumo sobre el fondo de acumulación. Si en el oligarca cafetalero fue tan acentuada su tendencia al lujo y al derroche fue simplemente porque las condiciones objetivas no le plantearon el conflicto en su “pasión de gastar” y su “pasión de acumular”. Las condiciones objetivas no le obligaron a acumular como al capitalista moderno, y de allí que florecieran en el país gastos tan improductivos coma los costosos viajes a Europa, las exclusivas zonas residenciales y hasta personajes tan “filantrópicos” como un Walter T. Deininger. Incluso, como veremos, el posterior cambio en cuanto al use de las sobreganancias, al reinvertirlas en otros sectores económicos fue resultado de una variación objetiva dentro de la situación de dependencia y no a los esfuerzos de los “ilustrados’ reformistas por convencer a la oligarquía de la conveniencia de esto.
Pero aun más, esa plusvalía va a dar a menor de la oligarquía por ser, a la vez capitalista y terrateniente; y es elevada en razón de mecanismos que brinda el sistema económico mundial (a través de la renta diferencial) y en el cual su principal mérito fue haber olfateado con bastante precisión un producto de “oro”.
Si queremos hacer un análisis marxista no debemos considerar a la clase dominante como individuos con plena y libre voluntad de actuar de la cual se derivaría toda la estructura del país. El oligarca cafetalero no es más que el capital y la propiedad territorial hechos una sola persona dentro de un sistema económico capitalista dependiente y cuyos comportamientos económicos y políticos variaran según la imponga la realidad.
Hemos dado por supuesto que el excedente apropiado por la oligarquía tiene el carácter de plusvalía. Esto debemos analizarlo más detenidamente v establecer el tipo de relaciones de producción imperantes, puesto que solo así podremos afirmar el carácter predominantemente capitalista de la formación económica y que no es, por ejemplo, una sociedad colonial en la que el excedente es producido bajo formas precapitalistas aunque sea canalizado al mercado capitalista.
“Para abordar la cuestión del modo de producción es necesario analizar las formas de propiedad.” Es claro que el problema no se resuelve con afirmar simplemente que los medios de producción en el sector cafetalero son propiedad de unos cuantos que los concentran en sus manos frente a una masa desposeída o semidesposeida de ellos. Esto es fundamental, pero no es suficiente para afirmar su carácter de propiedad capitalista. * El problema reside en establecer si dicho medios de producción funcionan como capital frente al trabajo asalariado o si se trata por ejemplo, de simple propiedad territorial que se apropia del trabajo excedente a bases de mecanismos extraeconómicos. De hecho hemos venido respondiendo en parte a este problema al establecer que en la producción cafetalera se combinan la propiedad capitalista (base de la apropiación de la ganancia capitalista) con la propiedad territorial (base de la apropiación de la renta diferencial) y en dicha combinación predominan las relaciones capitalistas.
“En los análisis del modo de producción capitalistas Marx contempla la existencia de la clase terrateniente como una clase parasitaria. Del régimen de producción capitalista. A su vez, considera como excepcional toda coincidencia del capitalista y el terrateniente en una sola persona, en base, por supuesto, al desarrollo histórico concreto que le sirve de base a su análisis. Esta no coincidencia de personajes es la base concreta de un enfrentamiento. Sin embargo, si desplazarnos el análisis de los representantes de las categorías capital y propiedad territorial hacia el análisis las categorías mismas se aclara más el panorama.
La renta diferencial es en esencia una sobreganancia específicamente capitalista, imposible de existir sin este régimen de producción. Si es catalogada como renta diferencial distinta de otro tipo de sobreganancia capitalista es porque su base reside en las fertilidades diferentes de tierras limitadas y monopolizables, y no en diferencias de calidad. Es por eso que esta sobreganancia capitalista puede ser apropiada por un personaje (el terrateniente) que en principio es ajeno al proceso productivo mismo en virtud de su calidad de propietario del elemento productivo (tierra) que sirve de base natural a esa sobre ganancia; así pues, estas sobreganancia al pasar a manos del terrateniente se convierte en renta diferencial. Ambas categorías de ganancia capitalista y renta diferencial son parte del mismo régimen de producción capitalista y no se excluyen, sino más bien, son inherentes a toda estructura capitalista.
Mientras que la renta absoluta tiende incluso a desaparecer en el periodo de producción capitalista, la renta diferencial solo desaparece con el mismo periodo de producción. La propiedad territorial puede incluso ser nacionalizada pero si subsisten las condiciones de producción capitalistas subsiste la renta diferencial variando solamente el destino de esta.” **
Si Marx plantea que la coincidencia en una persona de capitalista y terrateniente es una excepción, es porque, de hecho, se presentan como personajes distintos y contrarios en la historia económica que toma como base para el estudio del modo de producción capitalista. En Inglaterra, los capitalistas tienen origen y formación desligados de los terratenientes, por lo tanto tuvieron que enfrentarse cuando el capital se introdujo en la producción agrícola, y ante esta realidad, el capitalista tuvo que rendir tributo, en forma de renta, al terrateniente, cuya única función se reducía a tener en sus manos un título de propiedad sobre “una porción del planeta” y con ello acreditarse el derecho de cobrar y apropiarse de una parte del excedente en cuya producción no tenía absolutamente nada que ver.
Si analizamos ahora la historia económica del país, encontramos un proceso totalmente distinto. A partir de la independencia, y con ella, se consolida la producción añilera. La situación aquí es bastante clara: se trata de un capital comercial que mediando entre la producción y el mercado internacional subordina a la producción sin transformar las condiciones que en ella imperan. Es decir, que su ganancia proviene básicamente de la operación comercial, por lo que no necesita transformar las relaciones de producción pre capitalistas en capitalistas. De esto no se deriva el carácter predominantemente capitalista que ha querido atribuirse a dicha sociedad, puesto que aun habiendo ciertas formas de capital, está ausente la relación de producción capitalista. Los colorantes sintéticos desarrollados en Alemania desplazan el añil del mercado mundial y producen la quiebra de la base económica sobre la cual se mantiene y reproduce literalmente la economía del país. Con la declinación del añil se genera en el país una evidente necesidad histórica de subsistencia económica dado el escaso desarrollo de las fuerzas productivas. La respuesta a esta necesidad histórica viene a ser el cultivo del café. Si algún papel tienen los individuos en la historia es precisamente el de responder adecuadamente a necesidades históricas objetivas. Tal es el caso de Gerardo Barrios al promover la implantación de la caficultura en el país. Es claro que lo adecuado o no de dicha respuesta estará en función de su correspondencia a las exigencias históricas, las cuales, por ser transitorias y contradictorias harán que la respuesta misma tenga ese carácter.

En lo que nos interesa específicamente, esta necesidad fue resuelta según las condiciones imperantes y por tanto no podemos esperar que sucedan según esquemas predeterminados. Es de esta manera que la oligarquía naciente emprende un proceso de expropiación de tierras para ser cultivadas con café. La clave del desarrollo ulterior está en que expropiando o bien apropiándose de tierras “sin dueño”, se convierten en terratenientes que, sin embargo asumen a su vez la puesta en producción de dichas tierras, lo cual es excepcional en un terrateniente.

Poner en producción dichas tierras es hacerlo bajo determinadas relaciones de producción: las más consecuentes con las leves que impulsaron este proceso. En este sentido, el único tipo de relaciones productivas que responde a la obtención de los altos beneficios que se esperan (y de los cuales necesita la clase dominante) son las relaciones capitalistas. El desarrollo de dichas relacione fue objetivamente necesario e impuesto por las condiciones materiales. Es por eso, que no son establecidas por “decreto” (aunque hubo medidas jurídico políticas que las implementaron), ni de un día para otro. Se forman y consolidan en un proceso, al principio del cual incluso no se presentan con rasgos definidos. Por ejemplo, “las habilitaciones” y “reclutamientos forzosos” de mano de obra de esa época están lejos de ser relaciones de tipo capitalistas: y sin embargo, pasando por ellas se llega a establecer posteriormente el mecanismo estrictamente económico ( y no extraeconómico como aquellos) de provisión de fuerza de trabajo a la hacienda cafetalera. Es totalmente evidente a través de este proceso histórico que lo decisivo para obtener las altas ganancias que ofrece el café es convertirse en propietario privado de las condiciones productivas. De otra manera, el resultado histórico hubiera sido, por caso, la formación de un capital comercial que funcionara a la manera de la “época añilera”. Y si bien es cierto que se forma ese capital comercial, es claro que tras él está casi siempre un gran cafetalero productor, que como tal obtiene las mayores ganancias, dejando al capital comercial sus necesarias funciones de mediación en el proceso de producción capitalista sacando de esa actividad la normal ganancia media. La implantación de la economía cafetalera respondió pues a una necesidad histórica, pero dentro del marco concreto de los intereses de clase de la oligarquía cafetalera. Y para obtener esos altos beneficios de la caficultura a través de la renta diferencial, era necesario que predominaran en el proceso productivo las categorías capitalistas sin las cuales no se puede formar una tasa media de ganancia ni un precio de producción correspondiente; en fin sin las cuales no se da el mecanismo de la renta diferencial. A su vez, ya funcionaban a nivel del mercado internacional las leyes de este proceso productivo bajo su carácter capitalista al establecerse como precio comercial de los productos agrícolas el del precio de producción de la peor tierra.
Para que se impongan dichas categorías es necesario obviamente, que se dé una inversión de capital. Esto se va produciendo de manera más lenta, pues los medios de producción no han sido adquiridos por los cafetaleros en base a la compra de ellos. Muchos de los trabajos necesarios para la formación de las plantaciones fueron realizados, al menos en una parte considerable, en base a mecanismos no capitalistas. Aun en los casos en que el principal medio de producción (la tierra) hubiera sido comprado, no se trata de una inversión de capital, propiamente dicha, sino de un pago adelantado de las rentas que en base a ella se obtendrán. Sin embargo, la obtención de fuerza de trabajo sí debe ser lograda a través de la compra de ella a cambio de dinero, es decir, de un salario, puesto que los mecanismos extraeconómicos iniciales de obtención forzosa sólo sirven para impulsar la implantación de la caficultura, pero son incompatibles con su posterior desarrollo y consolidación.
Los cafetaleros no pueden mantener la obtención de la fuerza de trabajo temporal a través de mecanismos pre capitalistas, pues supondría dar demasiada tierra a campesinos que sólo serán utilizados en una época del año. Deberán obtenerla a base de un mecanismo económico distinto: comprar fuerza de trabajo a base de un salario. De esta manera, se va desarrollando la conversión de dinero en capital, sobre todo, capital variable. Un índice de esto lo constituye el desarrollo de ciertas formas de capital bancario junto con el proceso de consolidación de caficultura y orientados a proveer a los cafetaleros del dinero necesario para ser invertido en compra de fuerza de trabajo temporal. El carácter capitalista del cafetalero, con esto, establecido; carácter que se irá acentuando en la oligarquía con el desarrollo histórico tanto en lo que se refiere al proceso de producción del café como respecto a otros sectores de la economía. Es por supuesto un carácter capitalista históricamente condicionado y de allí sus características particulares.
TENEMOS PUES, LA COMBINACION EN LA OLIGARQUIA DE LAS CATEGORIAS ECONOMICAS DEL CAPITAL Y LA PROPIEDAD TERRITORIAL. LA OLIGARQUIA CAFETALERA ES CAPITALISTA EN TANTO INVIERTE UNA DETERMINADA CANTIDAD DE VALOR (BAJO LA FORMA DE DINERO) PARA COMPRAR MEDIOS DE PRODUCCION Y SOBRE TODO PARA COMPRAR FUERZA DE TRABAJO; VALOR QUE EN EL CURSO DE LA PRODUCCION ES INCREMENTADO. A SU VEZ, ESTA IMPLANTACION DEL CAPITAL EN LA CAFICULTURA EN UN CONTEXTO DE INTEGRACION AL SISTEMA CAPITALISTA INTERNACIONAL, LLEVA A QUE SE SOBREVALORICE EL CAPITAL INVERTIDO AL OBTENER NO SOLO LA GANANCIA CORRESPONDIENTE A ESTE, SINO, SOBRE TODO, AL OBTENER UNA SOBREGANANCIA, QUE LLEGA A MANOS DE LA OLIGARQUIA EN VIRTUD DE SU CALIDAD DE TERRATENIENTE. Y QUE SE CONVIERTE ASI EN RENTA DIFERENCIAL.
Ahora bien, el carácter capitalista de la producción cafetalera se realiza como hemos dicho, en el marco de condiciones históricas determinadas, lo cual le da un carácter particular y concreto.
Esto se revela con especial fuerza en cuanto al carácter semiproletario de gran parte de los trabajadores en la caficultura v en cuanto al grado de desarrollo capitalista en la misma producción cafetalera.
Sobre lo primero, lo importante es la persistencia de la pequeña producción agrícola (de propietarios o, sobre todo, de arrendatarios). Puesto que la mayor parte de la fuerza de trabajo es utilizada sólo temporalmente (4 meses) y no puede ser totalmente mantenida en relaciones de colonato, se impone socialmente la necesidad de surgimiento y persistencia de formas de producción que permitan a la masa trabajadora lograr los medios de subsistencia necesarios para el resto del año. Aun cuando posteriormente aparecen otras explotaciones capitalistas agrícolas para la exportación (algodón, caña) y el desarrollo de otros sectores económicos (la industria manufacturera por ejemplo), no se desarrolla hasta sus últimas consecuencias el proceso de proletarización del campesinado. Además de la masa de jornaleros proletarizados, persiste una numerosa proporción de campesinos pobres que enfrentan sus necesidades de subsistencia en forma combinada: como pequeño productor y como trabajador asalariado. Para que una clase dominante se sostenga como tal es necesario que haya condiciones sociales que permitan determinado nivel de vida de las clases explotadas, nivel que depende de situaciones históricas concretas entre las cuales es decisivo el nivel concreto de desarrollo de la lucha de clases. De allí, que a pesar del proceso de expropiación de tierras, subsiste lo que la economía burguesa define como “minifundio”. Lo que sucede históricamente es una expropiación total para cierto sector y la conversión de otra parte del campesinado de propietario en arrendatario. Esto es realizado al comienzo a través de mecanismos extra-económicos que incluyen la reubicación geográfica en torno a las zonas cafetaleras. Prosigue una vez consolidado el café y luego, con el desarrollo de otras actividades agrícolas capitalistas y del capitalismo en general para el país, a través de mecanismos económicos ligados a prácticas crediticias y usurarias. Se hace necesario, pues, para la estabilidad de la formación predominantemente capitalista del país la combinación de relaciones capitalistas con relaciones que no sobrepasan el nivel de un régimen de producción mercantil con relaciones precapitalistas (colonato por ejemplo). El papel que juegan las primeras es básico, y la prueba está en que una brusca alteración en ellas durante la crisis del 30 propició condiciones sociales explosivas que fueron el terreno de la insurrección campesina del 32.
El otro aspecto de las particularidades de las relaciones capitalistas en el sector cafetalero puede ser sintetizado en la no implantación dominante de la plusvalía relativa en la producción del café. El predominio de la plusvalía relativa es el rasgo distintivo del capitalismo desarrollado. Esta es lograda a través del incremento constante de la productividad del trabajo, que al aumentar el producto total por jornada reduce el tiempo y aumenta la proporción del tiempo excedente no pagado del cual se apropia el capitalista. En torno a este mecanismo se produce el desarrollo de las fuerzas productivas en el capitalismo.
Hemos analizado ya las condiciones del desarrollo de las fuerzas productivas en la caficultura. Las relaciones capitalistas que con ellas se combinan dan como resultado la instauración del salario por obra como dominante. Esta forma de salario, correspondiente a las primeras fases del desarrollo del modo de producción capitalista, responde aquí al hecho de que luego de extender al máximo la jornada de trabajo debe recurrirse al incremento de la intensidad del trabajo (no a su productividad propiamente dicha) y para ello no hay nada más efectivo que el pago de salario por obra, que aquí se traduce en el pago según la cantidad de café recolectada. A la imposibilidad de implantar una elevada cuota de plusvalía (grado de explotación capitalista) por los límites señalados en cuanto a la productividad del trabajo invertido en la plantación: responden también lo común de las prácticas “anormales” en la hacienda cafetalera para aumentar el trabajo excedente apropiado (el robo en la pesada. en las medidas, etc.).
Si no imponen las leves que impulsan al capitalismo a pasar a formas superiores en su mismo desarrollo es porque impera de manera categórica la renta diferencial como base de la economía. El desarrollo de las relaciones capitalistas no va más allá de lo necesario para garantizar el funcionamiento del mecanismo de renta diferencial.
Se produce, por tanto, el predominio de una categoría capitalista marginal (renta diferencial) sobre una categoría fundamental (tasa media de ganancia). Esto se da en condiciones históricas determinadas nacionales e internacionales en las que se conforman los rasgos característicos de un capitalismo dependiente: estancamiento de la productividad del trabajo social y la formación de ciertas clases sociales en las que se combinan categorías económicas que normalmente dan lugar a clases diferentes (capitalistas- terratenientes, jornalero agrícola-campesino pobre), lo cual afecta de diversas maneras, según el desarrollo histórico económico del país, el marco en el que se da la lucha de clases (el carácter de las alianzas, por ejemplo). Se trata de una economía en la que el producto de valor nacional es incrementado artificialmente por la renta diferencial, puesto que, la menor parte de él, corresponde al trabajo social invertido en el país y la mayor parte corresponde a una absorción de plusvalía producida fuera del mismo.
Como para ilustración de lo anterior es interesante el cuadro realizado por CEPAL-FAO sobre el valor de las plantaciones cafetaleras en el país para 1954-1955 en el que hacen una comparación entre el valor declarado por los cafetaleros y en el que incluye “el valor” de la tierra v el que deducen los investigadores sin incluir dicho elemento.
VALOR DE LA PLANTACION
REGION DEL PAIS DECLARADA INVESTIGADA
I 50.3 13.0
II 123.1 31.4
III 34.9 9.1
IV 130.3 35.0
V 13.4 3.8
VI 45.8 11.7
VII 6.0 2.0
TOTAL 403.8 106.0
Las regiones I, II y III son del occidente del país. Las regiones IV y V son de la zona central. La región VI es de la zona oriental. La región VII comprende sobre todo el norte del país y pequeñas porciones de occidente, centro y oriente.
Independientemente del concepto de valor tanto de los cafetaleros como de los investigado¬res (suponer por ejemplo, que la tierra tiene valor), la diferencia de cálculos es claramente atri¬buida a la tierra. Para nosotros, esta diferencia constituye aproximadamente el monto de la ren¬ta diferencial obtenida (o por obtener) por los ca¬fetaleros en ese año.
Esta proporción varía sobre todo según varíe la renta diferencial de una época a otra, pues con ella varía a su vez el precio de la tierra (lo que aquí consideran como valor).
EL PAPEL DE LA RENTA DIFERENCIAL EN LA HISTORIA DEL PAIS.
Nos queda por analizar las variaciones que a tra¬vés de la historia del país sufre el papel de la ren¬ta diferencial en la estructura económico social salvadoreña y su inserción en el sistema económi¬co mundial.
Es claro que solamente destacaremos de mane¬ra esquemática los rasgos esenciales, sin detener¬nos en un análisis detallado. Fundamentalmente dividiremos el proceso histórico en dos períodos, aparte del período de formación de la caficultura a la que ya nos referimos anteriormente. Se trata de los períodos comprendidos entre principios del siglo hasta 1950 y aproximadamente una fase de transición hasta 1962; y el período que va de esta fecha a la actualidad. Esta división en el tiempo es sólo una expresión aproximada de va¬riaciones en el desarrollo económico a nivel global, en el cual consideramos decisiva pero no única, la cuestión del destino económico de la renta diferencial.
1. Primer Período
Los fenómenos que marcan el inicio y fin de este período son, en lo económico, la consolidación definitiva de la caficultura y el inicio del galopan¬te ciclo expansivo de la renta diferencial ocurrido en la década de los años 50.
Los principales rasgos son:
A- Predominio casi absoluto de la producción cafetalera dentro de la economía del país, con implicaciones a nivel social similares a las que hasta aquí hemos analizado cuan¬do veíamos sólo la producción cafetale¬ra.
B- La renta diferencial es orientada en gran parte a satisfacer necesidades individuales de consumo de la oligarquía o bien es de-positada en la banca extranjera o nacional. Incluso no se genera gran actividad económica interna en torno a producir lo necesario para satisfacer esas demandas (como sucedió en otros países), sino que la oligarquía satisface dichas nece¬sidades directamente en el extranjero o a lo sumo; dan lugar a la formación de limita¬das operaciones comerciales –capitalistas- para la importación de dichos productos.
C- Además de la producción cafetalera sólo adquieren cierta importancia las activida¬des económicas que tienen relación directa con ella. Esto es, en la comercialización, cré¬dito, beneficiado y transporte del café. Las cuales son áreas de inversión de la misma oligarquía pero que no alteran en lo funda¬mental a lo establecido en el punto ante¬rior.
D- Aparte de las clases directamente trabaja¬doras y productivas, el resto de sectores y grupos sociales dependen de su posibili¬dad de participar de una u otra forma en dicha renta diferencial. Esto abarca desde los sirvientes “de levita” hasta la servidum¬bre doméstica, pasando por supuesto por los de uniforme militar.
E- El “estado nacional” mantiene su funcionamiento en base a dicha renta diferencial, con lo que desarrolla sus aparatos administrativos y políticos encaminados a sostener el esquema socio-económico imperante.
F- Todo lo cual se desarrolla con la consecuente hegemonía política casi absoluta de la oligarquía cafetalera y dentro de un marco de lucha de clases bastante “apaciguada” hasta 1930-32.
La crisis de 1930 puede ser enfocada como una gran crisis de “realización” para la economía cafetalera que forma parte de la crisis general del sistema capitalista mundial (la cual no es solamente crisis de realización). Esta crisis consiste en la reducción drástica de la exportación y precios a un grado tal en que no es posible hacer “realidad” (convertir en dinero) el valor contenido en el producto y la renta diferencial que con él puede obtenerse. Sin embargo el hecho de estar localizado el origen de la crisis fuera de las fronteras nacionales y de la producción cafetalera mundial incluso hace que aún después de ella se continúe sobre el mismo esquema económico. La oligarquía se aferra por todos los medios a su alcance a su hegemonía amenazada sobre todo por la insurrección. Implanta la tiranía con la que da continuidad y profundidad a la represión contra insurreccional y con la que se lleva a cabo la única política económica de que era capaz: esperar la normalización del mercado mundial afrontando la situación crítica con elevado proteccionismo a los intereses cafetaleros. El régimen martinista responde a una necesidad histórica de clase: contener a través de una férrea dictadura la agudizada contradicción entre los intereses oligárquicos y las necesidades sociales. Una vez vuelve esta contradicción a sus límites “normales”, con la recuperación de la economía capitalista mundial, se agota la tarea para la cual ha sido implantada la dictadura hasta que finalmente se desplaza por otros regímenes que a través de varias fluctuaciones políticas forman parte del proceso de reajuste de la hegemonía bajo condiciones distintas.
2. -“La Transición”
Con la década del 50, y el régimen de Osorio se inicia el galopante y brusco ciclo expansivo de la renta diferencial arrojando en pocos años sobreganancias. Este ciclo es parte de la expansión imperialista norteamericana de la posguerra. Con este proceso, se produce una notable recuperación “pacífica” de la hegemonía oligárquica, pues el café “vuelve a demostrar su capacidad para vitalizar la economía”. Con este auge, se van desarrollando conjuntamente otros elementos del desarrollo económico pues las elevadas rentas son utilizadas en mayor proporción dentro del país.
De esta década datan por ejemplo, el impulso del sistema bancario, del desarrollo urbano de San Salvador y de ciertas obras de “infraestructura” (en 1954 se comenzó la carretera del litoral). Es aquí donde se sitúa históricamente el momento de la irreversible variación de la hegemonía de la oligarquía cafetalera.
Sin embargo, las tendencias generadas por esta notable expansión cafetalera a nivel mundial llevarán pronto a una crisis de sobreproducción ubicada ahora en la misma producción del sector. Esta crisis no podrá ser solventada, como antes, por un “ritmo de espera” y habrá que recurrir a otros mecanismos. Así presenciamos que por primera vez en la historia del país salen de la boca de los representantes de la clase dominante llamados a la racionalización de la “economía cafetalera”.
El presidente Lemus, ese personaje tan indefinido históricamente por estar situado precisamente en el punto crítico de la “transición”, trata de salir al paso con su propuesta del “Plan Lemus” (regularización a la producción. cuotas de exportación y precios del café a nivel internacional) a la manera de los que proponen apagar el incendio con agua cuando es totalmente evidente para todos que no hay otro remedio. Fue este un vano y dudosamente original intento nacionalista de aparecer como promotores de lo que realmente constituyó el éxito de la oligarquía brasileña al implantar definitiva y legalmente sus precios de producción “medios” a nivel internacional (CIC) consolidándose así su monopolio. Si bien este garantizaba la persistencia de la renta diferencial (elevada aun) para la oligarquía significaba también el sello definitivo de la imposibilidad de volver a disfrutar de un ciclo expansivo de dicha renta. Esto confirma una nueva situación histórica en el capitalismo del país: quedan limitadas las posibilidades de expansión puramente rentística y se hace necesario desarrollar otras actividades económicas. Para responder a esta necesidad histórica del desarrollo capitalista en el país se necesita otro tipo de régimen político. Sobre esta base se produce el desplazamiento de Lemus y la implantación de un Directorio que pretende fomentar la industrialización y desarrollar otras tantas medidas desarrollistas. Sin embargo, el temor de la oligarquía a que se profundice la agitación popular que se produjo en el curso de este desplazamiento y la desconfianza hacia la capacidad de los nuevos gobernantes de controlarla, provoca su rápida sustitución por otro régimen militar que garantiza la realización de las nuevas medidas económicas sin los riesgos de la inestabilidad política.
3. El Segundo Período
Los rasgos fundamentales para 1962-1967 son:
a) Nuevo impulso de la orientación imperialista hacia la inversión en el exterior. Esta necesidad, junto con la de neutralizar políticamente los efectos de la revolución cubana, se realizan en América Latina a través de la “Alianza para el Progreso”.
B) Lo anterior y el impulso del Mercado Común Centroamericano permitieron cierto desarrollo industrial manufacturero.
C) Lo decisivo aquí es que la renta diferencial pasa a constituir junto con el capital extranjero un fondo de acumulación social capitalista que sirve de base para el desarrollo del resto de sectores económicos. Con ello, toma nuevo impulso el sistema bancario que venía desarrollándose sobre todo a partir de los años 50, puesto que es el intermediario a nivel social de esta trasferencia. Aparecen ya las primeras compañías financieras, entre ellas, la más fuerte a nivel privado: La Financiera del Desarrollo e Inversión. A su vez se intenta desarrollar un sistema financiero estatal, con capital extranjero básicamente, para impulsar sobre todo el desarrollo industrial (INSAFI).
d) La hegemonía oligárquica sufre variaciones en la medida en que se acentúa su carácter capitalista al desplazarse a la actividad industrial, bancaria y financiera. A su vez, su predominio político está ahora en función de hacer “participar” a otros sectores en el desarrollo económico que necesita. Con esto se implanta la época de “las libertades democráticas que conlleva la consolidación del reformismo burgués” de oposición cuyo eje político es el de exigir al régimen cumplir a cabalidad con las exigencias del nuevo proceso. Pero todo esto, a pesar de sus exigencias de “funcionalidad” está plagado de contradicciones en la medida en que, persistiendo la base del fondo de acumulación social (agricultura cafetalera con la renta diferencial y el capitalismo monopolista internacional que exporta hacia acá sus capitales) es imposible superar los obstáculos que ellos mismos imponen al desarrollo industrial.
De esta manera las expectativas y el optimismo generados por el impulso desarrollista y mantenidos por la demagogia riverista caen estrepitosamente por el golpe dado al régimen por la clase obrera industrial (que se ha desarrollado en este mismo proceso) con la huelga general obrera de 1967. A partir de 1967 tenemos:
a) El fracaso de la Alianza para el Progreso y del Mercado Común Centroamericano que eran bases del desarrollo industrial que se había venido impulsando.
b) A esta crisis responde la acentuada importancia que va adquiriendo el capital financiero como alternativa económica. La renta diferencial del café ante las limitaciones de la expansión del sector industrial es lanzada en buena parte hacia actividades financieras y especulativas. Se produce la transformación del sector oligárquico en financiero manteniendo su base agroexportadora (renta diferencial). Esta transformación no es directa porque hemos visto cómo fue históricamente necesaria la orientación de la renta diferencial hacía otros sectores económicos. Con el fracaso del intento desarrollista industrial persiste aún el problema de dicha orientación, de donde saltan al primer plano las financieras va constituidas y las que florecen rápidamente a partir de 1970. El fondo obtenido con la renta diferencial y el capital extranjero es orientado ahora en mayor parte hacia operaciones financieras que ofrecen altas ganancias.
Tales operaciones financieras giran en torno a la especulación de terrenos.
Esta ganancia especulativa no es realizada entre la simple compra y venta del terreno, sino financiando la construcción en ellos de proyectos urbanos comerciales y de proyectos turísticos. De esta manera se busca una nueva forma de adquirir una sobreganancia (sobre esto, especificamente nos detendremos más adelante).
Ninguna de estas actividades, por supuesto resuelve el problema fundamental del desarrollo económico-social del país; el de seguir siendo economía parasitaria del sistema capitalista internacional con un escaso desarrollo relativo de las fuerzas productivas.
A su vez existe el intento de desarrollar la industria de exportación con capital extranjero total y mixto. La concreción de este intento es la creación de las zonas francas y del Comité de Exportación ambas orientadas a provocar un flujo de capital extranjero al país y asociarse con él para obtener las ventajas que de ahí se derivan y sostener artificialmente la economía del país.
Se forma pues un sector financiero que no es más que el sector de la oligarquía cafetalera que manteniendo sus intereses en la banca y en la industria se orienta en la actualidad con especial preferencia hacia el tipo de inversión financiera mencionada más arriba.
Una revisión de los principales capitalistas de las financieras revela como principal rasgo el hecho de que en ellos se concentran y se combinan diversas categorías económicas capitalistas, a cada una de las cuales corresponde un tipo de ganancia, junto con las categorías económicas que le dan su rasgo oligárquico fundamental y que la hacen beneficiaria de la renta diferencial. El resultado es un sector de clase de un elevado y concentrado poder económico y político.
c) La consolidación de la hegemonía de este sector financiero con base oligárquica agro-exportadora, es realizada dentro de un marco de agudización de las contradicciones de lo estructura económica del país. Es preciso aclarar que no se trata de un nuevo sector de clase que viene a disputar la hegemonía a otro. Es la sustitución de un tipo de hegemonía oligárquica por otro.
A partir del momento en que la oligarquía cafetalera se introdujo en otros sectores económicos en la década del 50, perdió la posibilidad histórica de seguir manteniendo una hegemonía absoluta e indisputada. Históricamente se le va planteando la necesidad de desplazarse a otras actividades económicas para poder subsistir como clase dominante. Pero este proceso, por el rasgo fundamental de depender la economía del país de la renta diferencial, debe realizarlo manteniendo un pie en la caficultura. A medida que va metiendo el otro pie y las manos en otros sectores, se va haciendo más compleja y contradictoria la forma de mantener la hegemonía y ésta por tanto debe variar.
El proceso histórico a través del cual la oligarquía se ha ido convirtiendo en capitalista industrial, bancaria, y financiera es a la vez, el proceso que genera condiciones para la aparición y desarrollo de otros sectores de la clase dominante ligados a alguna de estas categorías, del desarrollo de los “sectores medios”, y, lo que es decisivo, el desarrollo de una clase obrera industrial. Este proceso se ubica históricamente en lo que hemos denominado “transición” y el posterior “impulso desarrollista”.
A partir de que fracasa este “impulso desarrollista” por las razones mencionadas, la lucha de clases en el país se agudiza ante el esfuerzo de cada clase y sector por mantener su situación. El sector hegemónico encuentra la solución y sus intereses en el impulso de sus actividades financieras y especulativas y en aferrarse de manera acentuada al capital extranjero. Para sostenerse como sector hegemónico (con predominio de su carácter financiero sobre el resto de sus características ) debe enfrentar la crisis actual (coyuntural y estructural) descargando sobre el resto de la sociedad los efectos que de ella se derivan. Ya no solamente descarga sobre las masas trabajadoras los efectos de la crisis permanente: sino que impone a todas las clases y sectores sociales su alternativa económica para descargar sobre ellas los efectos combinados de la actual crisis y la crisis estructural (permaneciendo, por supuesto las masas trabajadoras como las más afectadas). Para lograr esto necesita imponer un gobierno que oriente hacía la consolidación del capital financiero la mayor parte de sus recursos políticos, económicos, administrativos y jurídicos; con lo cual afecta al resto de sectores de la clase dominante y de los sectores medios que dependen también de estos recursos para sostener su situación y agudizan las contradicciones respecto a las masas trabajadoras y populares. La respuesta necesaria a esta situación es la implantación del fascismo.
La necesidad del régimen fascista es evidente para el sector hegemónico pero las contradicciones que lo generan como respuesta de dominación hegemónica y las contradicciones que con esta respuesta se agravan o aparecen, impiden su total consolidación. De allí que su implantación sea “en escalada”.
Se trata, más bien, de un fascismo que siendo ya irreversible, está “atascado” aún en una fase crítica en que se desgarran sus necesidades simultáneas de adquirir compromisos que contengan a determinadas contradicciones por un lado, y de implantar unilateralmente sus intereses por el otro. Tanto una como la otra, son necesidades objetivas con las cuales se “resuelven” determinadas contradicciones, pero que, a su vez, agudizan otras. En fin, dichas necesidades varían en su intensidad de acuerdo al grado de consolidación logrado en distintas coyunturas y se expresan en tendencias distintas dentro del régimen sobre un tipo u otro de política concreta. La superación de esta etapa del fascismo para dar lugar a una de estabilidad hegemónica (la cual sería históricamente transitoria pues ni aun esta forma de dominación de clase elimina el sistema de contradicciones del capitalismo, va no digamos. del capitalismo dependiente) o bien su desplazamiento por las fuerzas populares bajo conducción revolucionaria dependería de la coyuntura y la correlación de fuerzas.
En fin, una alternativa económica con predominio financiero sobre bases agroexportadoras y el concurso del capital monopolista extranjero, es obviamente algo que no tiene mayores perspectivas históricas.
Nuevamente, la historia ajusta cuentas con la estructura económica del país por su debilidad estructural básica: el escaso desarrollo de las fuerzas productivas del trabajo social.
Se hace evidente que en la medida en que siga predominando un esquema de reproducción económica capitalista aferrado a la absorción de un valor que no es producido internamente (dependiente de su integración parasitaria en el sistema capitalista internacional), seguirán repitiéndose los fracasos de cualquier intento de desarrollo económico por vías capitalistas.
La formación económica capitalista dependiente del país está agotando sus posibilidades de vida. Lo sucesiva modalidad de aprovechamiento de la renta diferencial y las limitaciones mismas de la expansión de dicha renta han agotado históricamente los “impulsos” exclusivamente rentísticos y los “impulsos” combinados con la banca, la industria y las finanzas capitalistas con el apoyo del capital extranjero. Sólo una alternativa no capitalista puede responder a las actuales exigencias históricas. Para esto, la historia plantea con redoblado fuerza la exigencia de la irrupción violenta de las masas en ella para tomar en sus manos, de manera definitiva, su destino. Esta revolución social sólo puede desembocar en una revolución proletaria que en un proceso de construcción socialista resuelva, a la vez, los fracasos históricos del capitalismo dependiente.

David Harvey: la conquista del espacio

David Harvey: la conquista del espacio
ECONOMÍA
descripcion alternativa

Facebook

Versión para impresión

Isidro López, del Observatorio Metropolitano, autor junto a Emmanuel Rodríguez de “Competitividad territorial y circuito secundario de acumulación. El paroxismo de un caso: el ciclo español de 1995-2007” (en Paisajes devastados, TdS, 2013) y Fin de Ciclo (TdS, 2010) nos presenta con ocasión de la publicación de Diecisiete contradicciones y el fin del capitalismo de David Harvey los aportes prinicipales de este autor al marxismo y a la geografía crítica y, por ende, a las luchas vivas contra el neoliberalismo.

David Harvey: la conquista del espacio

La obra entera de David Harvey es una de las mayores contribuciones a la revitalización del marxismo de las últimas décadas. Una revitalización que, precisamente, por ser en buena parte de orden análitico ha devuelto al marxismo a su función como herramienta política práctica. Dos dimensiones que en el proyecto original de Marx eran inseparables. En realidad, el movimiento de desplazamiento original que opera Harvey con respecto al marxismo de anteriores décadas es tan sencillo cómo radical: se trata de asumir que la dinámica del capital y la de sus resistencias tienen lugar en el espacio. Los conceptos abstractos con los que los marxistas han analizado el mundo no se sitúan en algún punto intangible de eso que se llama la teoría sino que se despliegan en la geografía realmente existente y tienden a recomponerla a su imagen y semejanza, en la medida en que el conflicto social, la lucha de clases, lo permite. Desde luego, Harvey no ha sido el primer marxista en hablar del espacio y la geografía del capital, más bien ha recuperado y actualizado una tradición que viene desde el propio Marx y que llega hasta los años veinte o treinta del siglo XX, en la que la geografia del capital y de las luchas eran centrales. Una tradición que cerró el estalinismo decretando la renacionalización de las luchas obreras y que las corrientes marxistas de los cincuenta y sesenta enterraron entre toneladas de estructuralismo y de teoría; tan sólo las versiones poscoloniales del marxismo mantenían vivo, por motivos obvios, el estudio de los procesos geográficos desiguales en aquellos años.

El gran concepto marco que Harvey ha desarrollado para el análisis del capital es el de arreglo espacial (en inglés spatial fix), un concepto que enunciado en su forma más sencilla viene a decir que la acumulación de capital construye una geografia a la medida de sus necesidades y que, en los momentos de crisis sistémica, el capital desplaza, nunca resuelve, sus contradicciones mediante este proceso de construcción del espacio. Eso que llamamos la globalización, financiera y neoliberal, sería el último gran arreglo espacial que habría tenido lugar. Ante la agudización de las contradicciones del capital que provocó la fuerza de las luchas de clases durante los años posteriores a 1968, el capital recompuso las cadenas de valor, la organización de la producción, generando una nueva serie de vínculos entre las distintas partes del mundo y, en definitiva, una nueva división internacional del trabajo en la que los distintos territorios se especializan en el control de recursos diferenciales y jerarquizados; obviamente no es la misma posición de poder la de un país o una ciudad que se especialice en el control de los flujos financieros que gobiernan este arreglo espacial que un territorio que queda relegado al papel de proveedor de de recursos naturales y de fuerza de trabajo excedente.

El enfoque territorial, además, permitió a Harvey considerar formas y dimensiones de los procesos de acumulación que tienen lugar en el territorio y que no funcionan exactamente a través de la extracción de plusvalor canónica que describió Marx como central en el capitalismo —en la que capital fijo y variable se mezclan en distintas proporciones, sometidos al cambio tecnológico, para producir una mercancía que llega al mercado, donde se realiza a través de un sistema de precios sometido a distintos grados de monopolización y competencia. Frente al gran entramado manufacturero fordista, Harvey describe otro tipo de estrategias económicas que se superponen a las anteriores y están en relación con ellas, pero funcionan a partir de la creación de entornos territoriales en los que se realiza el arreglo espacial. El sistema de transportes, las grandes obras de ingeniería o la construcción de viviendas o de infraestructuras de consumo colectivo crean una constelación relacional en la que los precios se forman de manera diferente, especulativamente o por descuento de sus valores futuros, porque en ultima instancia son formas transformadas de una figura tan arcaica como la renta del suelo. En este modelo, son las grandes inversiones y la amortización lenta de las estructuras territoriales las que se imponen, mediante la movilización de grandes másas de crédito, frente a la tendencia a la sobreproducción en las líneas capitalistas convencionales. Por eso, según Harvey, cuando aparecen problemas de sobreproducción de realización en las primeras, el capital se concentra en las segundas. Es lo que Harvey denomina el Circuito Secundario del capital. Un concepto sin el que, por poner un ejemplo cercano, simplemente hubiéramos sido incapaces de dar una expresión sistémica a las burbujas inmobiliarias de los últimos años, entre ellas la española, y hubiéramos tenido problemas para analizar en toda su profundidad la hegemonía del capital financiero, el proceso de financiarización del capital.

Las ciudades son las configuraciones sociales más complejas y más decisivas políticamente de la forma de pensar el territorio capitalista de David Harvey. De hecho, fue a partir de los estudios urbanos, en concreto desde los estudios sobre las desigualdades constitutivas de la ciudad capitalista, desde donde Harvey saltó a la reflexión más amplia sobre el territorio. La ciudad de Harvey es, desde luego, el lugar preferencial para la reorganización de los arreglos espaciales capitalistas y para el crecimiento de los circuitos secundarios, pero también el espacio preferencial para las resistencias y la reorganización política en torno al derecho a la ciudad. Especialemente importante en este terreno ha sido el concepto de empresarialidad urbana con el que Harvey esboza la posición de las ciudades en el arreglo espacial de la globalización financiera. Las ciudades a partir de los años setenta abandonan su función política como meras gestoras del modelo fordista-keynesiano que privilegiaba el Estado-nación, y se “independizan” como entidades políticas con capacidad de establecer una interlocución directa con la masa de capitales financieros desterritorializados que emerge del proceso de concentración de capital-dinero de los años setenta y ochenta. Este cambio de posición relativa implica que las ciudades, a la manera de las empresas, compiten por captar flujos financieros transnacionales mediante la reorganización de su espacio físico y su estructura social conforme a los principios de la hegemonia financiera neoliberal como proyecto de clase de los propietarios de dinero. Esto, a su vez, implica que las coaliciones de élites locales se encostren en los aparatos estatales locales y, a través de ellos, lanzen amplios programas de desarrollo de burbujas inmobiliarias, reorganización del espacio público, captación de rentas de todo tipo, privatizaciones de activos públicos y disciplinamiento de la fuerza de trabajo. La llamada ciudad marca Barcelona sería nuestro ejemplo más cercano, una de las estrategias más generalizadas de ciudad-marca que no es más que una proyección simbólica de las especificidades del territorio destinada a posicionar a la ciudad en este esquema.

Toda esta focalización de Harvey en los procesos espaciales de acumulación tiene una consecuencia política especialmente importante. Estas líneas de análisis conducen a lo que Harvey denomina acumulación por desposesión, es decir, a las formas de captar la riqueza social que no pasan tanto por la sustracción del plusvalor como valor nuevo que surge de un proceso de producción, como a la captación de la riqueza ya producida o de la riqueza no producida por medios capitalistas —los activos naturales serían el mejor ejemplo de esta segunda forma. Harvey, siguiendo también una línea de interpretación marxista, que no ha sido mayoritaria en las decadas anteriores pero siempre ha seguido viva, recupera el concepto de acumulación primitiva que Marx situaba como la génesis violenta del capitalismo, en la que la clase capitalista se constituyó mediante el robo y la apropiación de los bienes comunales que sostenían las formas comunitarias precapitalistas, y lo amplía temporalmente para sostener su vigencia permanente en todas las formas de capitalismo posteriores. El crédito inmobiliario, la pérdida de activos públicos por la privatización o la apropiación masiva de recursos naturales, en nuestro caso mediante medios financieros, son estrategias de acumulación centrales para el capitalismo actual. Los programas de austeridad, punta de lanza de la gestión neoliberal de la crisis, que en la actualidad sufre medio mundo y muy en especial España, no serían más que una forma coordinada de este tipo de acumulación. En términos políticos, este análisis de Harvey acaba con un cierto tipo de marxismo que privilegiaba de manera excesiva las luchas en el lugar de trabajo, y más en concreto del obrero industrial, como lugar donde se jugaba la derrota del capitalismo. Un entorno de acumulación por desposesión generalizada nos devuelve a un escenario en el que las luchas por la vivienda como valor de uso, los impagos de la deuda, las luchas por los servicios públicos y por los bienes comunes, por el espacio público o por la titularidad social del concocimiento y la tecnología, tienen tanta importancia como las luchas en el lugar de trabajo y en torno al mercado laboral. De hecho, las complementan y amplifican.

CEM reproduce documento de mayo de 1998: “Sobre el rumbo actual del FMLN”

CEM reproduce documento de mayo de 1998: “Sobre el rumbo actual del FMLN”

SAN SALVADOR, 8 de agosto de 2017 (SIEP) “Es un documento fundamental en términos del rumbo ideológico del FMLN, seguramente escrito en mayo de 1998 por Schafik Handal en el marco de la entonces polémica con los renovadores…” expreso Roberto Pineda, Coordinador del Centro de Estudios Marxistas “Sarbelio Navarrete.”

Agrego que “lo divulgamos con el propósito de contribuir al actual fortalecimiento político-ideológico del FMLN para enfrentar los complejos desafíos de un segundo gobierno, en el marco de una brutal ofensiva de la derecha a nivel planetario y latinoamericano.”

“En aquel entonces –indicó Pineda- el FMLN, luego de las elecciones legislativas de 1997 mantuvo su posición, lograda desde 1994 como la segunda fuerza política del país y se preparaba para las elecciones presidenciales de 1999. Y durante la V Convención, en diciembre de 1997, había resultado electo como Coordinador el socialdemócrata Facundo Guardado.

“Guardado respaldaba el proyecto político de “centro” conocido como “Bases para un Plan de nación” que había sido impulsado por la Administración Calderón Sol, mediante la Comisión Nacional de Desarrollo. Era un esfuerzo orientado a promover el “desarrollo” del país mediante criterios neoliberales…y el documento de Schafik era la respuesta desde los sectores revolucionarios” apunta Pineda.

El documento “Sobre el rumbo actual del FMLN” se plantea el objetivo de “a) Interpretar lo que ha sucedido en el FMLN alrededor y después de la V Convención; b) Regenerar el pensamiento marxista en el fmln. Recuperar este pensamiento e incidir con él en el frente mismo; c) Defender el proyecto histórico de izquierda revolucionaria.”

Agrega que “en 1992 se funda el fmln como partido legal; pero además de fundarse diseñó un futuro. Se logró diseñar un partido, una estrategia y una acción. De ahí la esperanza que la gente ha visto en el fmln. Hoy estamos ante un gran reto, gobernar el país. Sí vamos a gobernar el país la pregunta es: ¿hacia dónde, con qué rumbo? Pues a pesar de las resoluciones de la V convención ya no hay una visión, un solo proyecto en el fmln.”
Señala que “actualmente en los organismos de dirección del fmln existe una corriente de centro. Maneja un discurso anti neoliberal pero en los hechos no combate el neoliberalismo. A la base lo que tiene es privilegiar las relaciones y el desarrollo de la empresa privada, modernizar el estado según la necesidad neoliberal; todo esto en detrimento de la economía popular. Es un proyecto que no ve como problema la privatización. Por eso la necesidad para nosotros de reflexionar desde la perspectiva de izquierda revolucionaria, con pensamiento marxista propio.”
Reflexiona que “el pensamiento marxista en el FMLN esta expresado en las resoluciones de la V Convención, que deben respetarse. Estas resoluciones no pueden ser ni tergiversadas ni amañadas ni incumplidas. Son mandato y deben cumplirse. Pues en las tesis estratégicas está el instrumento para profundizar la transición, es decir cambiarle el rumbo a la economía nacional. De no hacerlo nos quedaríamos en una democracia a medio andar, una democracia como la quiere el neoliberalismo, una democracia sin duda modernizada y restringida.”
Explica refiriéndose al proyecto “renovador” que “viene desde antes de la última convención de las fpl, cuando se dio un debate interno en la CP de las FPL. En ese momento Samayoa hizo la propuesta de “renovar” el pensamiento y la cuestión era de qué tipo de renovación estábamos hablando. En ese momento Samayoa perdió en la CP, salió de la FPL, no entró nunca al FMLN y siguió su proyecto desde afuera.”
Sobre la concepción de partido define que “el partido no es una federación de grupos o de personas para tomarse una alcaldía. Somos un partido revolucionario, democrático y socialista que tiene unidad, institucionalidad, que defiende valores y que tiene raigambre popular. Es un partido de izquierda revolucionaria que además tomó las armas…y que hoy no vamos a convertir en un partido electorero… El partido debe estar inmerso en la lucha social.”
Opina que “Estados Unidos, fundamentalmente no es amigo, pero queremos entendernos con ese gran pueblo. Pero estemos claro que mientras en ese país esté el corazón mismo del neoliberalismo los gobiernos de ese país no pueden ser amigos. Mientras los gobiernos de ese país estén bloqueando y conspirando para destruir la Revolución en Cuba, no pueden ser amigos.”
Señala que el proyecto de Facundo Guardado es reformista porque “solo se preocupa por lo institucional, la buena administración del poder estatal (alcaldías, presidencia, asamblea), olvidándose del carácter transformador que el ejercicio del poder debe tener; el partido se distancia del sujeto y de la lucha social; no se preocupa por conducir la sociedad a un momento de ruptura trabajando por las transformaciones.”
Reconoce el documento que “sin fuerza social organizada no habrá cambios realizables; necesidad de recuperar la capacidad organizativa del partido, (capacidad de interpretar lo que dice y piensa la gente) para no depender tanto de los asesores; en la base existe vacío en cuanto a la educación ideológica: esto puede ser peligroso si se gana el gobierno; el movimiento sindical no tiene una conducción política clara; la movilización social debe estar estrechamente ligada a temas movilizadores; para lograr el cambio hay que apostar a la organización”.
Y concluye afirmando la necesidad de “seguir profundizando sobre el proyecto alternativo al neoliberalismo: a) retomar y mejorar el plan del Frente (de abril 1996) con base a nuestros planteamientos y b) profundizar sobre temas como el Estado, lo social, indicadores sobre el proceso de las transformaciones paulatinas hacia el socialismo.”
El documento en su totalidad puede consultarse en www.ecumenico.org

SOBRE EL RUMBO ACTUAL DEL FMLN (1998)

SOBRE EL RUMBO ACTUAL DEL FMLN *
1. PREVIO
Encontrarse para discutir no tiene ni puede tener como objetivo la creación de un agrupamiento o reagrupamiento orgánico. El único propósito es: a) Interpretar lo que ha sucedido en el FMLN alrededor y después de la V Convención; b) Regenerar el pensamiento marxista en el fmln. Recuperar este pensamiento e incidir con él en el frente mismo; c) Defender el proyecto histórico de izquierda revolucionaria.

2. RETO ACTUAL DEL FMLN
En 1992 se funda el fmln como partido legal; pero además de fundarse diseñó un futuro. Se logró diseñar un partido, una estrategia y una acción. De ahí la esperanza que la gente ha visto en el fmln. Hoy estamos ante un gran reto, gobernar el país. Sí vamos a gobernar el país la pregunta es: ¿hacia dónde, con qué rumbo? Pues a pesar de las resoluciones de la V convención ya no hay una visión, un solo proyecto en el fmln.
Actualmente en los organismos de dirección del fmln existe una corriente de centro. Maneja un discurso anti neoliberal pero en los hechos no combate el neoliberalismo. A la base lo que tiene es privilegiar las relaciones y el desarrollo de la empresa privada, modernizar el estado según la necesidad neoliberal; todo esto en detrimento de la economía popular. Es un proyecto que no ve como problema la privatización. Por eso la necesidad para nosotros de reflexionar desde la perspectiva de izquierda revolucionaria, con pensamiento marxista propio.
El pensamiento marxista en el FMLN esta expresado en las resoluciones de la V Convención, que deben respetarse. Estas resoluciones no pueden ser ni tergiversadas ni amañadas ni incumplidas. Son mandato y deben cumplirse. Pues en las tesis estratégicas está el instrumento para profundizar la transición, es decir cambiarle el rumbo a la economía nacional. De no hacerlo nos quedaríamos en una democracia a medio andar, una democracia como la quiere el neoliberalismo, una democracia sin duda modernizada y restringida.
¿Es posible cambiarle el rumbo a la economía y pasar la profundización de la democracia? Consideramos que si. El escenario es favorable, el modelo liberal está teniendo varios reveses tanto en lo político como en lo económico y no se ve cómo podría recuperarse. Es prácticamente imposible que en un año logre lo que no ha logrado en nueve años. Es por eso que debemos apostarle a las elecciones, para abrirle espacio a nuestra estrategia.
Es por eso también que tenemos que defender la unificación del fmln, pero para fortalecerlo, no debilitándolo. Se debilita el fmln cuando se le desvía de su rumbo y el rumbo está en las resoluciones de nuestra V convención.
¿Qué hacer? Hay que participar en el debate alrededor del programa de gobierno del fmln. Debemos defender nuestro programa de gobierno. Tenemos que lograr que la fórmula de los candidatos a la presidencia y vicepresidencia esté acorde con el programa de gobierno. Debemos exigir que esa fórmula represente las resoluciones de la V Convención y el programa de gobierno. Hay una relación estrecha entre resoluciones y programa. Debemos insistir en esto, ser exigentes en que se haga esta relación estrecha. Tenemos el deber de ser exigentes, puesto que esas resoluciones fueron votadas por unanimidad o evidente mayoría.
3. ¿HAY DOS PROYECTOS EN EL FMLN?
Hay comentaristas que quieren hacer creer, y muchos militantes que creen, que alrededor y después de la V Convención surgió un pleito de poder entre personas o grupos. Afirmamos que de lo que se trata es una lucha por ideas, por ideales, por propósitos y por proyectos.
Sí, hay surgimiento de un proyecto que no es el explícitamente expuesto por la institucionalidad del partido. Pero no es fácil identificarlo o denunciarlo, porque no tiene un planteamiento escrito, ni internamente ni al partido ni hacia afuera. Esto no por incapacidad si no por estrategia. El no exponerlo claramente es propósito deliberado, pues si se explicitara abiertamente no encontraría correlación dentro del partido. Lo que hay son solamente entrevistas, frases sueltas. Para ubicarlo hay que ver consignas, prácticas, actitudes o matices de planteamientos que comienzan a surgir en el Frente y la posición frente a la política o ideología de la derecha. Ellos evaden el debate por hoy, pero actúan (incluso desde afuera del partido) hasta tener los hechos consumados. Así fue con la Convención, así es con las “Bases para el plan de Nación”.
El proyecto viene desde antes de la última convención de las fpl, cuando se dio un debate interno en la CP de las FPL. En ese momento Samayoa hizo la propuesta de “renovar” el pensamiento y la cuestión era de qué tipo de renovación estábamos hablando. En ese momento Samayoa perdió en la CP, salió de la FPL, no entró nunca al FMLN y siguió su proyecto desde afuera.
Algunos conceptos básicos, en los cuales podemos detectar diferencias: El sujeto. Nosotros hablamos de clases sociales. Hoy se evita utilizar la palabra “clase” pero lo esencial es que hay lucha de clases, entre los que poseen y los desposeídos y marginados. El sujeto de la revolución siguen siendo los desposeídos, los campesinos, los desempleados, hasta los funcionarios… los que viven de su trabajo diario (esta es la clase). El sujeto hoy es más amplio por haberse modificado en comparación a los años 60/70. El partido y su programa deben aspirar a ser la expresión correcta concreta de todo este sujeto.
La nueva corriente, ya no identifica ni se identifica con la clase de los desposeídos, con un sujeto. Su criterio es donde están los votos. Con este criterio deja fuera a los campesinos, a los muy pobres, porque según sus análisis son gente que no votan o que votan en su mayoría por Arena. Según ellos el voto está en la ciudad, en la clase media y cuando se refieren a ella hablan de la “ciudadanía”. Para ellos solo existe “ciudadanía” que vota, ya no hay sujeto.
La ideología. Está de moda la desideologización. Cuando hoy más que nunca necesitamos ideología. Hay que ideologizarse. La ideología nos dice que tipo de sociedad queremos, que mundo queremos, que visión del mundo tenemos. Al comparar al FMLN con un partido como ARENA se puede demostrar muy bien la influencia e importancia de la ideología. En ARENA serán acaso 15 o 20 por ciento los burgueses, el resto son trabajadores, son campesinos. ¿Pero dónde está la diferencia con el FMLN? La diferencia está en la ideología, es decir esta en los intereses que un partido defiende. La ideología está íntimamente ligada con el programa de un partido y con su política. La nueva corriente, sigue reclamándose de izquierda. Pero en realidad es una izquierda que va corriendo hacia el centro. Es una izquierda pragmática y populista. El populismo se expresa en conceptos vagos como “mejorar las condiciones de vida de la población” o “profundizar la democracia”, sin jamás explicar que se entiende por profundizar la democracia, o para cuales sectores de la población se busca mejores condiciones.
Escobar Galindo, co-redactor de las “Bases para el plan de Nación”, un exponente de derecha pero hoy en su práctica política muy identificado y aliado de esta corriente naciente dentro del FMLN, ya anda hablando de “pragmatismo transideologico”, concepto hibrido muy revelador de su modo de actuar y de pensar ¿Por qué sienten la necesidad de producir un engendro como este? Porque al pragmático no le importa nada, con tal de llegar adonde quiere llegar. Puede hacer cualquier alianza, con tal de llegar al gobierno. Lo fundamental, dice el pragmático, es llegar al gobierno. Y cree que por eso ya llegó al poder. Confunde gobierno con poder y como confunde no ve ya más la necesidad de la estrategia y la necesidad del sujeto y la necesidad del partido.
Esto no está pasando solamente en nuestro país. En toda América Latina se puede encontrar ahora a esta izquierda, que dice que busca un modelo alternativo al neoliberalismo. Pero no combate al neoliberalismo y no ve la necesidad de proponer un rumbo diferente. Se contenta con luchar por lo que ellos creen ser un neoliberalismo menos salvaje.
La concepción de partido. En nuestra concepción el partido no es una federación de grupos o de personas para tomarse una alcaldía. Somos un partido revolucionario, democrático y socialista que tiene unidad, institucionalidad, que defiende valores y que tiene raigambre popular. Es un partido de izquierda revolucionaria que además tomó las armas…y que hoy no vamos a convertir en un partido electorero. Un partido exigente, donde hay que ser honesto, honrado, con un estilo de trabajo que es el colectivo. Luchamos por una causa, no por ambiciones personales de poder. El partido debe estar inmerso en la lucha social.
Luchamos por el poder político, porque el poder es para defender los intereses de los desposeídos, de los intereses del sujeto, y no solo por las ansias de llegar al gobierno. Es cierto que nosotros vemos como decisivo llegar al gobierno, pero tenemos rumbo. El rumbo es que queremos cambiar las estructuras que producen miseria……. y está plasmado en el programa que debe tener carácter transformador y no solo administrador del poder.
Cualificarse, modernizarse, renovarse ha sido una necesidad y una constante en nuestro partido y requerirá siendo necesario. Somos un aparato político-social y como tal debemos estar sometidos a un permanente cambio (precisamente el socialismo real de la ex-URSS no entendió esto y perdió toda su frescura) Pero estos cambios no nos deben llevar a perder nuestra razón de ser un partido de los trabajadores, de los excluidos, que somos anti neoliberales y que buscamos construir como modelo alternativo el Socialismo.
Una renovación que tenga como base el pragmatismo y que nos lleve a administrar un gobierno del modelo neoliberal no es ninguna victoria, es simplemente una farsa y nuestro suicidio como izquierda.
La nueva corriente ha trabajado de manera amañada con el concepto “renovación.” Lo contrapone a un supuesto dogmatismo u ortodoxia. En esta concepción, la base histórica del proyecto revolucionario, la que participo en la guerra, ya no es necesaria, porque significa pocos votos y esta además ideologizada con el proyecto socialista. Como que les diera vergüenza referirse a las bases y a todo lo que suene a popular. Para ellos lo popular ya solo tiene sentido en tanto que caudal de votos, ya no como sujeto de transformación de la sociedad. Esta concepción es la de un partido electorero. Esto es lo que ellos entienden por renovarse.
Esto es coherente con la incorporación de cuadros y bases del PDC y en algunos casos hasta de ARENA. A estos “nuevos cuadros” hay que abrirles espacios hasta de dirección (porque son expertos en dirección política, dicen), lo que es coherente con remover cuadros históricos de distinto nivel, sobre todo en la medida que estos sostengan un planteamiento socialista.
La concepción del partido se expresa además en el actuar político cotidiano de exponentes importantes de esta corriente. Se rompe por ejemplo la norma de tratar los asuntos internos del partido solo dentro del mismo y base a acuerdos colectivos: así es como se utilizó al Diario de Hoy alrededor de la convención o que se lanzó acusaciones contra Schafik.
Las alianzas. Las alianzas es factor necesario en la lucha por el poder Pero es la alianza social, la alianza de base que es fundamental. Las alianzas electorales vienen después.
En lo internacional igual, somos aliados de Cuba y de otros países socialistas. Naturalmente que queremos entendernos con otros países, priorizando los Estados Unidos, pero estando claro quiénes son nuestros amigos. Queremos relaciones respetuosas con todos en el mundo, sin ninguna clase de exclusivismos ni de exclusión. Estados Unidos, fundamentalmente no es amigo, pero queremos entendernos con ese gran pueblo. Pero estemos claro que mientras en ese país esté el corazón mismo del neoliberalismo los gobiernos de ese país no pueden ser amigos. Mientras los gobiernos de ese país estén bloqueando y conspirando para destruir la Revolución en Cuba, no pueden ser amigos.
La nueva corriente privilegia las alianzas electorales y gubernamentales, el programa es secundario. El entendimiento y búsqueda de acuerdos está dirigido al empresariado. El reto más grande es el de “unir a la nación.”
Las formas de lucha. Somos un partido legal, dentro de la legalidad. El parlamentarismo, el cabildeo, la búsqueda de consenso, la concertación, la proporción, son formas y métodos básicos y fundamentales dentro del sistema político y democrático. Las elecciones son parte fundamental de la estrategia. Pero primero debemos estar claros en cuanto a saber en qué tipo de país estamos y en que clase nos ubicamos. Hay que combinar la lucha social con la lucha de calle, imaginativa. Creemos en la presión de la calle como elemento importante de lucha. Hoy tenemos 27 diputados, podríamos tener más, 60 y más y siempre necesitaríamos lucha de calle ¿Por qué? Porque partimos de que es necesario que la gente acompañe la política de su partido, aun con el fmln en el gobierno.
Ellos en la revista Tendencias plantearon que no hay lucha de clases. Su actuar político tiende a reducir la lucha social y privilegia la búsqueda de arreglos en las cúpulas. Si hay lucha de calle, que esta no perturbe la estabilidad.
Posición frente al neoliberalismo. El neoliberalismo es deshumanizante, es empobrecedor y su modelo de civilización es embrutecedor. Es excluyente de los bienes que él mismo produce. En nuestro país lleva 9 años ya, y en 9 años tenemos más pobreza. Es imposible relativizar el neoliberalismo. No es cierto que con simple crecimiento vamos a salir de la pobreza. El modelo liberal es bueno para el capital. El resto se empobrece. Pero el neoliberalismo no solo es un modelo económico si no tiene también sus efectos culturales: provoca el embrutecimiento ideológico, la alienación cultural.
Las “Bases para el plan de Nación” propuesto por la comisión del gobierno de ARENA es un buen ejemplo del planteamiento neoliberal. Hay frases bonitas ahí, para engañar, pero la esencia es puro neoliberalismo. Si nos ponemos a relativizar, a “humanizar” el neoliberalismo nos enmarcamos dentro del neoliberalismo. Podemos incluso ganar elecciones, relativizando el neoliberalismo; pero ¿qué garantías tendremos de que no solo vamos a ir a administrar el neoliberalismo? Es cierto que nosotros vemos como decisivo llegar al gobierno, pero desde ahí queremos cambiar las estructuras que producen miseria. El reto nuestro es: construir un proyecto alternativo al neoliberalismo. Nuestro programa por lo tanto debe tener un carácter transformador, debe conducir a la sociedad a un momento de ruptura.
Ellos ante el neoliberalismo tienen una posición vergonzante. Hablan en contra del neoliberalismo pero se inscriben por ejemplo dentro de las “BASES.” Prefieren no enterarse de las verdaderas cifras económicas y sociales. Evaden analizar la realidad de las mayorías y la conducta voraz del gran capital nacional y multinacional. Lo que se busca es abrir el mercado aún más al gran capital, servir de motor para el desarrollo de la gran empresa privada. Todo el énfasis va en esa dirección. Es un proyecto que no ve como problema la privatización. Su énfasis esta en remodelar y “modernizar “el Estado de acuerdo a la necesidad de gran capital nacional e internacional en detrimento de un Estado capaz de cumplir con sus responsabilidades sociales y con su atribución de proyector y planificar. Es un proyecto con discurso anti neoliberal pero que en los hechos no combate el neoliberalismo. En esencia buscan una buena administración del neoliberalismo desde un gobierno supuestamente de izquierda.
El proyecto de la nueva corriente en resumen:

  • Para el sujeto, la clase media;
  • Para las alianzas, el capital, privilegiando las alianzas electorales y gubernamentales;
  • Para el partido, un partido estrictamente electorero con ideología pragmática, populista.

Es un proyecto centrista, porque para atraer el centro, adapta su programa a posiciones centristas en vez de buscar la correlación de fuerza en la alianza social para obligar a las fuerzas del centro a plegarse a un programa de izquierda.
Es un proyecto reformista porque:
-solo se preocupa por lo institucional, la buena administración del poder estatal (alcaldías, presidencia, asamblea), olvidándose del carácter transformador que el ejercicio del poder debe tener;
-el partido se distancia del sujeto y de la lucha social;
-no se preocupa por conducir la sociedad a un momento de ruptura trabajando por las transformaciones.

  • El proyecto lleva a la destrucción de la posición de fuerza del proyecto revolucionario porque:

-una política de alianza sin una verdadera fuerza social organizada no lograra cambios;
Reemplazar un programa de izquierda por planteamientos centristas no acumula votos.
*Como primera elaboración programática se puede considerar “las Bases para el Plan de Nación”: refleja la refleja la nueva manera de hacer política (ayudar a las posiciones moderadas del Frente desde afuera) está dirigida contra de un perfil propio del Frente, busca la desideologización en nombre de la “nación que es un todo” las propuestas son esencia de carácter neoliberal.
Nosotros somos socialistas y seguimos creyendo en la necesidad de la revolución.
Seguimos creyendo que el mundo y este país deben ser transformados. La organización actual de la sociedad es inhumana. Sigue existiendo la necesidad de conducir la sociedad a un momento de ruptura y al socialismo. El FMLN considera el socialismo como un modelo alternativo que puede ser superior al capitalismo en todas sus variantes. El socialismo es una nueva y superior forma de construir la sociedad, es una nueva civilización, es un humanismo radical. La transición a la Revolución Democrática y la Revolución Democrática misma son la expresión política indispensable para llegar a la construcción del socialismo.
Sin embargo, la pregunta del millón es, como saber si la revolución democrática nos conduce a la meta del socialismo o nos aleja de ella. Lo que preocupa a todos es cómo saber qué el rumbo es bueno y el camino que recorremos es correcto. Una respuesta definitiva a esta inquietud no es fácil. Pero lo que si podemos señalar son algunos criterios que nos permiten ir midiendo nuestra práctica y nuestro rumbo:
1- La estructura de la propiedad. Observar hasta qué punto se van erosionando las bases de la gran propiedad de la tierra, industrial y financiera, se extiende realmente la propiedad popular y es viable la democracia económica. Ver en qué medida y bajo en qué condiciones hay una integración de los sectores informales a la estructura económica. Evaluar las respuestas económicas a sectores sociales tales como mujeres y jóvenes.
2- La orientación social de mercado. Evaluar su avance o retroceso.
3- Los cambios democráticos. Medir sus alcances reales, medidos no solamente en el terreno de lo formal-institucional si no muy especialmente en lo referente a lo participación popular.
4- Las estructuras de poder del Estado. La transformación del estado en un sentido profundo sigue pendiente en nuestro país y ello no será posible sin que se expresen formas de confrontación entre distintos intereses de clase y diferentes proyectos de sociedad.
5- El poder del estado. Una buena parte del futuro se juega en ese ámbito. Avanzar o retroceder en esa cuota de poder es así mismo una forma de medir hacia dónde vamos.
6- El uso del poder del estrado. En qué medida potencia la participación; en qué medida alimenta o mediatiza a los movimientos populares y les quita o no independencia. Si la izquierda usa el pode para hacer de gestora de los intereses populares, ocupando su espacio en las instituciones, entonces retrocedemos porque aunque hagamos de caja de resonancia lo que estamos haciendo es amortiguar las contradicciones. La izquierda debe gobernar con la gente, no para la gente sin la gente.
7- Grados de ruptura. El avance hacia el socialismo lleva consigo grados de ruptura. Si esto no se produce en mucho tiempo, habrá que desconfiar respecto de si avanzamos o no.
8- La movilización en sus diversas expresiones. Este termómetro es a considerar de importancia. El accionar de las masas nos dirá que tan aceptado es el programa revolucionario, expresara la fuerza política en la cual descansa el partido, nos indicara el futuro del proyecto que impulsamos.
9- Los principios o el factor moral. Tradicionalmente la izquierda ha considerado este factor un subproducto de la política, algo secundario. Sin embargo no hace falta ni queremos un código moral, pero si unos principios y valores morales revolucionarios (solidaridad, justicia, igualdad, odio al racismo y al machismo…) que deben y pueden ser sujetos a la crítica. Por mucho que una fuerza revolucionaria tenga definido un trayecto hacia el socialismo, ello no servirá de nada si tal partido está deteriorado moralmente y es incapaz de liderar un proyecto de sociedad alternativa.
10- La mirada hacia dentro del partido. El partido será una fuerza con mayor o menor energía de cambio según sea su grado de acomodación al nuevo escenario político; según sea capaz de superar las servidumbres de la acción institucional; de la búsqueda de financiamientos, etc. Esto es un punto muy importante ya que no hay avance hacia el socialismo sin fuerza subjetiva.
Los dos indicadores principales:
a) Son las luchas sociales las que principalmente nos indicaran el rumbo; si la sociedad tiende a la conservación o si tiende al cambio, si tiende a replegarse alrededor de problemas muy sectoriales o tiende a querer participar en asuntos generales, si tiende al individualismo o a la acción comunitaria. Todo eso vislumbra si la democratización lleva buen rumbo o nos lleva a cualquier parte.
b) La fuerza de voluntad expresada en el partido, en las organizaciones de base, en el pueblo es el termómetro principal que nos llevara hacia el socialismo.
Por lo tanto, debemos pelear por:
*Un programa de gobierno que sea consecuente con los intereses de la nación y del pueblo.
*Ganar las elecciones del 99
*Llegar al gobierno y ser prácticos pero no pragmáticos.
*Ser flexibles y amplios sobre la base de un partido masivo popular con firmeza de principios.
Esta fue la línea y la practica en el 97 y el pueblo nos premió, nos correspondió. Firmeza de rumbo y de principios puede ser y es compatible con flexibilidad.
4. PUNTOS A PROFUNDIZAR EN EL ANALISIS.
Sobre la identificación del proyecto

  • Falta sistematizar y profundizar en la diferenciación de las dos corrientes para ayudar a la argumentación en el debate (evitar de operar con etiquetas simples)
  • Elaborar planteamientos claros sobre que somos.

Sobre el sujeto de cambio.
*Hay que hacer una relectura de las amplias mayorías. Esa relectura quedara parcial si no parte de un enfoque de género. El neoliberal excluye cada vez más gente, golpeando sobre todo a las mujeres, lo que produce diferentes niveles de pobres y desposeídos. Las condiciones sociopolíticas de los desposeídos, de los que viven en su trabajo, han cambiado. Hoy tener un trabajo asalariado puede ser un privilegio. Además hay que diferenciar el concepto de clase media
*Hay que buscar respuesta a por qué la gente más pobre vota en su mayoría por ARENA y porque la clase media urbana prefiere al Frente
*El sujeto es amplio: todos los que están en contra del neoliberalismo. El programa debe responder a este sujeto.
*Tomar en cuenta que también en el partido la composición socioeconómica del sujeto ha cambiado.
Sobre alianzas
*Hay que tener claro cuál es el piso para participar en alianzas y concertaciones.
*La búsqueda de candidatos hay que hacerla en base a criterios y el programa y no en base a nombres
Construir el proyecto alternativo: se necesita elaboración teórica.
*sobre el Estado: una posición clara sobre sus nuevas funciones en función del nuevo proyecto alternativo al neoliberal.
*sobre lo social: tener respuestas alternativas ante la liberalización del mercado del trabajo por el neoliberalismo.
*sobre el sujeto: este es amplio, incluyen a todos los que están en contra del neoliberalismo. El programa debe responder a ese sujeto. – *sobre todo no caer en solo administrar el neoliberalismo; hay que tener claro los momentos, las áreas y en que estaremos obligados a hacer concesiones.
Movilización, lucha social y conceptos de organización
*sin fuerza social organizada no habrá cambios realizables;
*necesidad de recuperar la capacidad organizativa del partido, (capacidad de interpretar lo que dice y piensa la gente) para no depender tanto de los asesores;
*en la base existe vacío en cuanto a la educación ideológica: esto puede ser peligroso si se gana el gobierno;
*el movimiento sindical no tiene una conducción política clara;
*la movilización social debe estar estrechamente ligada a temas movilizadores;
*para lograr el cambio hay que apostar a la organización;
*profundizar alrededor de conceptos de organización que pueden desideologizar y alimentar actitudes anti-partido. Como ejemplo el concepto de la “sociedad civil”: es un todo que no enfrenta, que no formula ni expresa intereses, ni busca referente.
5. QUE HACER-TAREAS
Partimos de que queremos fortalecer la unificación, institucionalidad y capacidad ideológico-política del FMLN afianzando el rumbo socialista.
Impulsar el debate:
a) asambleas de intercambio para discutir y profundizar los puntos de los dos proyectos;
b) centrar el debate alrededor de: – los dos proyectos y corrientes de pensamientos – los contenidos del plan de gobierno – la fórmula presidencial y – la composición de gabinete
c) aprovechar los espacios oficiales del partido para impulsar el debate y apoyar iniciativas de formación político-ideológica de los militantes así como incidir en la formación técnica de cuadros.
d) reivindicar el derecho a la palabra, la crítica y el debate y porque son fundamentales para la unificación del partido.
Afianzar nuestro plan de gobierno:
a) construir lo más pronto posible una metodología de concertación para impulsar la consulta del plan de gobierno del FMLN
b) promover la elaboración con sustento teórico de propuestas para el proyecto alternativo al neoliberalismo
c) recuperar a nivel departamental y nacional la bandera de la concertación que con la iniciativa de las “Bases” se le quiere quitar al FMLN
Seguir profundizando sobre el proyecto alternativo al neoliberalismo.
a) retomar y mejorar el plan del Frente (de abril 1996) con base a nuestros planteamientos
b) profundizar sobre temas como el Estado, lo social, indicadores sobre el proceso de las transformaciones paulatinas hacia el socialismo.