La lucha por los derechos humanos y el socialismo en El Salvador

La lucha por los derechos humanos y el socialismo en El Salvador Roberto Pineda 9 de junio de 2016

La dominación de los poderosos ha acompañado el largo camino recorrido por la historia escrita y no escrita de la humanidad. La primera expresión de esta dominación fue la de la mujer por el hombre en la familia. Luego aparece la dominación de pueblos poderosos sobre pueblos débiles así como la dominación al interior de la sociedad. La dominación, la opresión, la explotación, la marginación, la discriminación, el estigma, han sellado la historia de todas las sociedades.

Pero también la resistencia, la rebelión, la insurgencia, la lucha de los oprimidos. Donde existe opresión hay resistencia nos enseñaba Mao. Para los oprimidos la historia de la humanidad es la historia de la lucha por la dignidad frente al poder opresor. En las civilizaciones de la antigüedad más remota, en Mesopotamia, Egipto, Asiria, resonaron los chasquidos de los latigazos y los gemidos de los oprimidos pero a la vez se alzaron las voces y los gritos de la rebeldía popular.

Nosotros somos herederos y herederas de esa milenaria marcha popular, de esa historia de lucha de incontables rebeldes alrededor del mundo. El mensaje subversivo de Buda y de Jesús de Nazaret, el primero con su planteamiento de una religión sin dioses ni castas, y el segundo con su idea del banquete para todos y todas, reflejaron un pensamiento emancipador orientado hacia el Nirvana y el Reino de Dios, hacia luchas por la dignidad de los humildes frente a los poderosos.

Los oprimidos alzaron su frente y levantaron su puño de protesta frente a los amos y al realizar esta acción de indignación y de resistencia, de toma de conciencia y de lucha, transformaron sus vidas de la condición de objetos al servicio de los poderosos, en sujetos, ya que el sujeto de la dignidad se construye en y desde la lucha.

Es en la lucha que la mujer, el joven, el anciano, el enfermo, la víctima, el indígena, el negro, el judío, el gitano, el musulman, el budista, el esclavo, el descastado, el siervo, el proletario, el desempleado, el migrante, realiza que se reconoce y es reconocido en su dignidad como sujeto. Es en la lucha individual, familiar, colectiva o popular que supera su domesticidad, su temor y se construye y constituye como sujeto que ejerce, que practica, que arrebata, que le disputa el poder al opresor.
Los oprimidos en sus múltiples luchas de resistencia fueron construyendo las ideas, elaborando los sueños de una nueva vida, la utopía de una nueva sociedad. En cada familia, sociedad, fábrica, plantación y territorio en que se luchaba, estas ideas adquirieron la calidad de subversivas, de prohibidas, fueron censuradas y amenazadas.
Pero aunque fueron muchas las derrotas sufridas en sus luchas, las ideas emancipadoras de los oprimidos nunca pudieron ser eliminadas porque sus semillas de rebeldía siempre eran de nuevo sembradas en las montañas, en las selvas y los desiertos de la misma opresión. El pensamiento emancipador acompañaba y a la vez era fruto de estas luchas. Volvían a surgir desde la piel de los oprimidos los profetas, los mártires y los héroes, ya que obediencia y rebeldía son los terrenos del enfrentamiento histórico, político e ideológico global de la humanidad.
1. Iluminación y Colonialismo
Una de las expresiones más relevantes de estas experiencias de lucha y de creación de pensamiento emancipador sucedió en las batallas contra los reyes de la llamada Europa, y fue conocida como la época de la Razón, de la Iluminación, el Siglo de las Luces, pero también hay que agregar de la Conquista de América, de las Cruzadas contra los pueblos árabes, del Colonialismo.
El pueblo francés en julio de 1789 con la toma de la prisión de La Bastilla iniciaba una de las revoluciones más significativas de la historia de la humanidad, dirigida por una nueva clase social, la burguesía, la cual había acumulado en los siglos previos un conjunto de ideas emancipadoras que le permitieron enfrentarse y derrotar a la monarquía, la nobleza y a la poderosa Iglesia Católica. Estas ideas emancipadoras tuvieron como momentos fundamentales lo que se llamo el Renacimiento, la Ilustración, y la Reforma.
Pero a la vez y a la par de estas ideas progresistas fue elaborado un conjunto de tesis que justificaban la opresión de otros pueblos mediante la conquista, el colonialismo y el racismo. Y las ideas de libertad igualdad, fraternidad y la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano, y las ideas de democracia fueron trasladadas en los mismos barcos en que iban los negros recién capturados en las selvas de África para ser esclavizados y explotados en las plantaciones de la llamada América.
Experiencias similares de agresión colonial fueron vividas en la India, China, Egipto, etc. Y los grandes teóricos europeos de la emancipación humana, entre estos el estadounidense Jefferson, el francés Voltaire, el inglés Locke y el alemán Hegel, consideraban a los pueblos no europeos como pueblos menores que necesitaban de la bondadosa protección paternal de Europa.
Por otra parte, como idea emancipadora de la Ilustración y en particular de la Revolución Francesa surge el liberalismo republicano, en oposición a los sistemas monárquicos europeos, y un conjunto de ideas progresistas, entre estas la de la soberanía popular en oposición a la soberanía del monarca, y la de la división de poderes.
Y nacen las ideas de los derechos individuales, de la libertad de expresión, de religión, de imprenta, de organización y fundamentalmente del derecho a la propiedad privada, expresión jurídica suprema del sistema burgués capitalista. Nacen así los derechos humanos, que nos dicen los europeos que son universales.
Y las constituciones de las repúblicas creadas a partir de las luchas latinoamericanas y caribeñas de independencia, de principios del siglo XIX, asumen como propios estos principios, estas ideas emancipadoras liberales derivadas de la Revolución Francesa. Y la lucha por su cumplimiento se convierte durante ese siglo en las banderas de los liberales contra los conservadores.
Posteriormente, a principios del siglo XX llegan a nuestras costas latinoamericanas y caribeñas otro barco de ideas emancipadoras, siempre de la Europa, pero esta vez originadas en las luchas de una nueva clase social, el proletariado europeo organizado en sindicatos, y sistematizadas por dos luchadores sociales alemanes, Carlos Marx y Federico Engels. Asimismo llegan los ecos de una revolución en la lejana Rusia dirigida por los bolcheviques al mando de Vladimir Lenin. Se trataba del marxismo que nos habla de la lucha de clases, de la toma del poder, de la vanguardia política, del socialismo y del comunismo.
Y los sectores populares latinoamericanos y caribeños asumen estas nuevas ideas emancipadoras y emprenden la lucha por realizarlas en contra de los defensores del poder establecido, de las oligarquías y los imperialismos europeos. Y en 1959 en Cuba triunfa una revolución democrática que rápidamente se transforma en socialista. Y cuarenta años después, en 1999 en Venezuela inicia un proceso denominado “socialismo del siglo XXI.” Y durante todo el siglo XX y lo que llevamos del XXI el marxismo continúa disputando el papel principal como idea emancipadora para la construcción de una nueva sociedad.
2. Etapas de la lucha por los derechos humanos y el socialismo en El Salvador
Tanto el pensamiento liberal de los derechos humanos como el pensamiento marxista de la lucha de clases han marcado fuertemente el desarrollo político y social de El Salvador. A continuación realizaremos un breve recorrido histórico del impacto de estas dos corrientes emancipadoras en el desarrollo de las luchas populares en nuestro país.
2.1 La lucha anticolonial 1524-1824
Fueron tres ejércitos (español, azteca y maya-caqchiquel) bajo el mando del Conquistador extremeño Pedro de Alvarado los que derrotaron en dos batallas estratégicas (Acaxual el 8 de junio de 1524 y Tacuzcalco el 13 de junio del mismo año) a las fuerzas armadas de los Pipiles, que habían defendido exitosamente su territorio durante tres siglos (Tilley 2007). Existen dos versiones de esta derrota que fue posteriormente una gran masacre, la del propio Pedro de Alvarado así como la del sacerdote dominico Bartolomé de las Casas.
Ambas reconocen las tradiciones de lucha simbolizadas por la huida en rebeldía hacia los montes del actual Cerro de San Jacinto. Por otra parte, no existe la versión de los Pipiles vencidos. Según el lienzo de Tlaxcala, desde donde también se acompañó a Alvarado, también se libraron las batallas de Cenzonapan (Sonsonate), Itzalco, Yopicalco (Opico) y Xilopango.
Durante tres siglos la resistencia indígena asumió modalidades principalmente culturales centradas inicialmente en el rechazo a los símbolos de poder político y religioso, se refugiaban en las montañas y rechazaban ser evangelizados y posteriormente en su inmersión en el sistema colonial, para agregarle a las construcciones simbólicas europeas sus propias visiones y sueños, y mantener viva la esperanza de la liberación.
Un segundo momento de esta travesía histórica, inicia con un nuevo sector social surgido desde la colonia, los criollos, españoles nacidos en América que asumen las doctrinas subversivas de la Ilustración y que organizan y conducen a los sectores populares a las luchas por la independencia tanto del Imperio Español ( 1810-1821) como del efímero Imperio mexicano de Iturbide (1823-1824).

Los precursores de estas ideas emancipadoras fueron los hermanos Aguilar, sacerdotes añileros,lectores de Diderot y de Voltaire, en particular el menor, Manuel, el cual el 15 de emayo de 1813 hace una defensa pública del derecho a la insurrección contra el Imperio Colonial español (Gallegos Valdes 1989). La bandera independentista y liberal es luego asumida por el también sacerdote José Matías Delgado,destacado anttimperialista. Es en este marco de lucha popular y parlamentaria, que aparecen los primeros derechos políticos y civiles tanto en la primera constitución de la República Federal de Centroamérica como en la primera Constitución del Salvador, ambas de 1824.

Derechos orientados en definitiva a consolidar la dominación de los criollos y en contra de los indígenas, mulatos, negros esclavos y ladinos pobres de la época. No contempla todavía la libertad de religión, aunque se proclama la libertad de pensamiento, palabra, escritura e imprenta. Se proscribe la esclavitud, se consagra el derecho de asilo, se prohíbe la pena de muerte, se establece el jurado y se suprimen los fueros. Y entre sus “principios inalterables” están los de “libertad, igualdad, seguridad y propiedad.”

2.2 La lucha liberal anti oligárquica, la lucha indígena anti liberal y la lucha obrera por el socialismo 1824-1931

Un momento muy especial lo constituye el levantamiento en febrero de 1833 contra la república federal, protagonizado por las comunidades indígenas Nonualcas bajo el mando de Anastasio Aquino, las cuales se levantan en armas contra los injustos tributos y el reclutamiento forzoso para las guerras. Aquino desafía con las armas en la mano el orden liberal de los criollos y a la vez el orden de la Iglesia, ya que en un simbólico gesto le quita la corona a la imagen de San José, y se la coloca proclamándose Rey de los Nonualcos, además de Comandante General de las Armas Libertadoras.

Aquino es finalmente capturado y ahorcado y su cabeza exhibida en una jaula como ejemplo del castigo que les esperaba a los rebeldes. Su memoria y sus ideas emancipadoras nos siguen convocando a la lucha por la dignidad y la justicia social. En esa época hubo también otros levantamientos contra los tributos, en San Miguel, Izalco, Sonsonate y Chalatenango.

Constituida la República Federal Centroamericana independiente, el principal desafío para los liberales criollos añileros y masones, fue el de enfrentar la oposición de la Iglesia y los terratenientes. En 1841 se declara el Estado del Salvador y en la segunda constitución, se pasa de 18 años a 21 el ejercicio de la ciudadanía, para los que sean padres de familia, sepan leer y escribir así como “tengan la propiedad que designa la ley.” Asimismo se reconoce el habeas corpus (recurso de exhibición personal).

Los momentos más destacados de la gesta liberal fueron los encabezados por el General Francisco Morazán, paladín de la causa unionista centroamericana y los del Capitán General Gerardo Barrios, firme combatiente anti oligárquico y anticlerical. Al final ambos fueron vencidos por las oligarquías conservadoras centroamericanas en alianza con la Iglesia católica romana. El último esfuerzo de los liberales estuvo dirigido por los hermanos Ezeta, que fueron derrocados en 1894 por un golpe de estado conservador, el de “los 44.”

Los liberales y masones salvadoreños debieron enfrentarse a la fuerza incluso dentro de amplios sectores populares de las concepciones predominantes del “moderado” liberalismo católico español que tenía como pilares la defensa del Estado confesional, tierras ejidales y comunales, cementerios católicos, total prohibición a la libertad de cultos, educación católica, matrimonio religioso, imposibilidad de divorcio, no libre testamentifacción, etc. (Ver Ramírez 2013).

En 1872 se da una importante victoria de este sector cuando logran bajo la conducción de Mariscal Santiago Gonzalez, la expulsión de jesuitas, capuchinos y hasta de obispos, la ruptura del Concordato con el Vaticano, la supresión de periódicos católicos en los que se atacaba a la nueva generación de liberales radicales centroamericanos y como la cereza del pastel, la apertura de la Logia Masónica “Progreso no.5.” (Ramírez 2013).

El liberalismo dio origen a la constitución de 1886 que puede considerarse como el modelo constitucional más acabado de esta tendencia. Reitera los principales derechos políticos y civiles y además establece la enseñanza primaria como obligatoria. Y contiene el famoso “derecho de insurrección” que fue utilizado en diversas ocasiones, para legitimar los golpes de estado civiles y militares.

En un tercer momento de esta etapa, los artesanos de las ciudades asumen la conducción del movimiento gremial y sindical; y se constituyen en partidarios de las ideas emancipadoras del marxismo, dando lugar en marzo de 1930 a la lucha abierta por el socialismo con la creación del Partido Comunista de El Salvador, PCS. Con la irrupción del marxismo, el liberalismo pasa a ser fundamentalmente expresión de sectores de derecha y conservadores del país.
Con este acontecimiento histórico de fundación del PCS, entraron en disputa y se mantienen en disputa, dos visiones del mundo en la sociedad salvadoreña, la liberal que luego legitima a la dictadura militar y a los gobiernos civiles de ARENA, y la marxista, que hoy desde el FMLN y desde el 2009 conduce el segundo gobierno de izquierda.

2.3 La lucha anti dictatorial 1931-1992

Los partidarios del marxismo organizados en el PCS participaron en enero de 1932 tanto en elecciones municipales y legislativas, como en una grandiosa insurrección indígena en el occidente del país, conducida hasta su captura días antes, por el comunista Agustín Farabundo Martí. El levantamiento fue rápidamente derrotado por las fuerzas del orden, las cuales realizaron posteriormente una cruel y masiva matanza de indígenas, acusándolos de comunistas.
Desde entonces, enero de 1932, las ideas emancipadoras del marxismo fueron prohibidas así como las organizaciones que promovieran esta ideología revolucionaria. Por décadas el marxismo se redujo a pequeños y clandestinos círculos intelectuales de docentes y estudiantes universitarios, junto con militantes de sindicatos de obreros artesanales. Fue hasta enero de 1992, luego de una guerra de doce años, que el marxismo y los marxistas representados en el movimiento guerrillero y luego partido político FMLN pudieron legalizar su presencia en el país.
La dictadura militar derechista del General Maximiliano Hernández Martínez (1931-1944) basada en un liberalismo autoritario, clausuró todo tipo de organización y movilización popular. Persiguió fieramente a los comunistas y demócratas en general, y fue un régimen profundamente reaccionario.
No obstante esto, la lucha de diversos sectores populares no fue interrumpida, sino que asumió otras modalidades. Esto explica como la Asamblea Legislativa el 5 de diciembre de 1938 aprobó el derecho al voto de las mujeres “casadas y mayores de 25 años”. Luego esto quedo plasmado en la Constitución Política de 1939, en la Constitución de 1950 y ya en las elecciones legislativas y municipales de 1952, fueron electas por el partido PRUD, las tres primeras legisladoras en la historia de El Salvador.
Esto fue el resultado del movimiento de mujeres sufragistas, continuadoras de Prudencia Ayala (1885-1936), candidata rechazada por la estructura política patriarcal a la presidencia en 1930. En 1945 Rosa Amelia Guzmán y Ana Rosa Ochoa forman la Asociación de Mujeres Democráticas, para luchar por el derecho al voto de las mujeres.
En 1941 al calor de la lucha contra el fascismo y lo que se llamo las 4 libertades de Roosevelt, fueron abiertos canales de organización (Asociación de Escritores y Artistas Antifascistas) y de protesta popular que desembocaron en un levantamiento cívico-militar el 2 de abril de 1944 y posteriormente en mayo de ese año, en una masiva huelga general de “brazos caídos” que obligo al tirano Martínez a dimitir.
La apertura política conquistada en mayo de 1944 duró poco, pero permitió reconstruir el movimiento popular y darle vida legal a un partido de izquierda, la Unión Nacional de Trabajadores, UNT. En octubre de ese año vino la contraofensiva de la dictadura militar, la cual fue restablecida. A su vez, en diciembre de 1948 esta dictadura fue modificada, con un nuevo bloque de poder, que incluyo a sectores de la burguesía comercial e industrial.
Este nuevo bloque de poder, en el marco de una dictadura militar pero a la vez de un movimiento popular reactivado, promulgo una nueva Constitución en 1950 que amplió el marco de los derechos humanos, al incluir por vez primera derechos económicos, sociales y culturales, entre estos el derecho a huelga.
Fue la lucha precisamente por estos derechos sociales la que caracterizo el momento que va de 1950 a 1980. Los sectores populares, conducidos hasta 1970 por el PCS y a partir de ahí también por diversas organizaciones político-militares, entre estas las FPL, ERP, RN y PRTC, realizaron incontables movilizaciones populares por el derecho al trabajo, la salud, la vivienda, la educación así como realizaron alianzas y coaliciones (la UNO, el Foro Popular) para disputarle el poder político a la dictadura militar. Desde 1970 la lucha armada pasa a ser incorporada en la variedad de formas de lucha que implementan los sectores populares para derrotar a la dictadura militar.
Desde mediados de los años 70 surgen poderosas organizaciones de masas que desafían al gobierno, y que logran unificarse a principios de 1980. En marzo de este año es asesinado el Obispo Oscar Arnulfo Romero, hoy Beato, que se había convertido en la voz de los sin voz, en el representante de una iglesia que se identificaba con los anhelos de justicia de los sectores populares. Su asesinato es el prólogo para el comienzo de una guerra civil que se prolonga por doce años.
A partir de 1977 surgen diversos organismos en defensa de los derechos humanos que proclamando la Declaración Universal de Derechos Humanos de diciembre de 1948, denuncian valientemente los asesinatos y las desapariciones realizadas por “hombres armados vestidos de civil”, luchan por la libertad de los presos políticos, y enfrentan la represión del régimen militar. Entre estos sobresalen por sus acciones el Socorro Jurídico del Arzobispado de San Salvador y la Comisión de Derechos Humanos (CDH No Gubernamental).
En octubre de 1980 la izquierda revolucionaria se unifica en el Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional, FMLN, y lanza una ofensiva militar que no logra derrotar al régimen, pero si iniciar una larga lucha librada desde territorios guerrilleros en Chalatenango, Guazapa, San Vicente, Jucuaran y Morazán. En noviembre de ese año el régimen militar asesina a los dirigentes principales del Frente Democrático Revolucionario. FDR, entre estos el ganadero demócrata Enrique Álvarez Córdoba, y los revolucionarios Juan Chacón (BPR) y Manuel Franco (UDN).
Por su parte, la dictadura militar se transforma en un régimen de contrainsurgencia, y en esta marco, en 1982, a la vez que despliega una sistemática política de aniquilamiento de sus opositores por medio de “escuadrones de la muerte”; en un esfuerzo por arrinconar y aislar políticamente al FMLN se aprueba una nueva Constitución Política en la que se reconoce por vez primera, el pluralismo político e ideológico. Ya antes se habían visto en marzo de 1980 obligados a realizar una reforma agraria, la nacionalización de la banca y del comercio exterior, para “arrebatarle banderas” a la izquierda.
El conflicto armado entre el FMLN y el Gobierno, armado y respaldado por los Estados Unidos se prolonga por doce años y en su último tramo, y particularmente luego de la Ofensiva de noviembre de 1989, se genera un proceso de diálogo y negociación que conduce finalmente a un acuerdo de paz. En el marco de la ofensiva mencionada del FMLN, el alto mando de la Fuerza Armada toma la decisión de asesinar a 6 sacerdotes jesuitas, y dos de sus empleadas, en un hecho que genera un profundo repudio nacional e internacional a la dictadura.
El Acuerdo de Paz es firmado el 16 de enero de 1992 entre el Gobierno conducido por el partido ARENA y el FMLN, y representa una reforma profunda del sistema político del Estado salvadoreño, en sus modalidades judicial, seguridad pública, electoral y de derechos humanos. A la vez comprende la desmilitarización y democratización de la sociedad salvadoreña, con lo que se cierra el ciclo histórico abierto en diciembre de 1931.
2.4 La lucha por la construcción democrática 1992-2016
El enfrentamiento militar en los campos de batalla entre el FMLN y el Gobierno se traslada a partir de marzo de 1994 al enfrentamiento en la organización, propaganda, movilización y finalmente en las urnas electorales. El FMLN convertido en partido político pasa a administrar alcaldías y a contar con una fracción legislativa, no obstante esto ese mismo año el sector socialdemócrata (ERP, RN) abandona sus filas y forma el Partido Demócrata, PD.
En 1997 el FMLN en alianza con sectores democráticos, conquista la alcaldía de la capital San Salvador. En el 2006 fallece la figura más representativa de la izquierda revolucionaria encarnada en el FMLN, Schafik Handal, destacado luchador social y político desde la década de los años cincuenta del siglo XX. En el 2009 el FMLN alcanza la presidencia con el periodista Mauricio Funes y en el 2014, con el profesor Salvador Sánchez Ceren.
Desafíos actuales
El conflicto armado de los años 80 del siglo pasado modifica profundamente la economía, la sociedad y la cultura de El Salvador. Estos cambios fueron acentuados desde 1989 con la implantación del modelo neoliberal. A raíz de estas modificaciones pasamos de ser un país agrario cafetalero a ser un país con dos millones de personas viviendo y trabajando en Estados Unidos, que envían remesas que permiten la sobrevivencia de las familias que se quedaron.
A esto hay que agregar un amplio sector de trabajadores por cuenta propia (los informales) que saturan las plazas de todas las ciudades pequeñas y grandes; y con un amplio núcleo poblacional vinculado a las pandillas (maras) que viven con base a un ramificado sistema de extorsión y mantiene el control de extensos territorios, y que requieren un esfuerzo del Estado tanto preventivo a la vez que represivo.
Un cuarto sector es el integrado por mujeres que son explotadas en las maquilas textiles de las zonas francas, que han surgido en muchas ciudades. Otro sector es el conformado por los empleados públicos, estatales y municipales, civiles y militares. Y también están los sectores rurales, de campesinos endeudados y trabajadores agrícolas desempleados.
La responsabilidad de la izquierda en el gobierno es garantizar a todos estos sectores servicios públicos de calidad, una oferta adecuada de empleos y facilidades de formación educativa, una situación de tranquilidad y seguridad en sus comunidades y barrios, mecanismos agiles de transporte, un medio ambiente sano, etc. Estos desafíos exigen necesariamente la construcción de un sujeto plural que asuma desde la organización popular diversas tareas, entre estas el acompañamiento a este gobierno del FMLN, para que avance en sus planes y no sea aplastado por la actual ofensiva continental de la derecha y el imperialismo. Esta son las nuevas batallas en las que los marxistas hoy nos encontramos inmersos.-

CEM publica segunda parte de documento del VII Congreso del PCS (1979)

CEM publica segunda parte de documento del VII Congreso del PCS (1979)

SAN SALVADOR, 9 de junio de 2016 (SIEP) “Con la publicación de esta segunda parte de las Tesis y Fundamentos de la Línea General del Partido Comunista de El Salvador, cumplimos compromiso adquirido como Centro de Estudios Marxistas “Sarbelio Navarrete” de publicar digitalmente documentos fundamentales del proceso revolucionario salvadoreño” indicó Roberto Pineda, coordinador de este organismo.

“Anteriormente como CEM hemos publicado ya el Informe General y el Programa Agrario del V Congreso, de abril de 1964, así como el Informe general del Comité Central al VI Congreso, de agosto de 1970, y otros documentos que pueden encontrarse en la página electrónica de SIEP. El VII Congreso del PCS se celebró en abril de 1979, en Los Planes de Renderos, en medio de una crisis política de la dictadura militar, que desembocó meses después en el Golpe de estado del 15 de octubre…” añadió.

“En este VII Congreso, se tomó el acuerdo de asumir la vía armada como la forma principal de lucha y con base a esta resolución se dan los pasos para la creación de las Fuerzas Armadas de Liberación, FAL, en marzo de 1980. El documento que apareció en el número 1 de la Revista “Fundamentos y Perspectivas” de junio de 1980, se divide en cinco partes, la primera ya publicada en enero del 2009, trata sobre los Fundamentos y Tesis de la Línea General del PCS.

La segunda, de 85 páginas, que es la que estamos publicando en nuestra página electrónica (www.ecumenico.org) comprende una sección sobre El Carácter y las fuerzas motrices de la Revolución que madura en nuestro país. Otra sobre La Conquista de la Dirección de la Revolución Democrática Anti-imperialista por el Proletariado y su Partido, además sobre El Frente Único y el aprovechamiento de las contradicciones en el campo enemigo y finalmente sobre la Línea Internacional del PCS” indicó Pineda.

También informó que esta semana sale a luz el segundo tomo del libro Ideas Emancipadoras y tradiciones de Lucha. El Partido Comunista de El Salvador (1930-1995), de Ediciones Prometeo Liberado.

Segunda parte de Tesis y Fundamentos del PCS (1979)

Segunda Parte

CAPITULO I
EL CARACTER Y LAS FUERZAS MOTRICES DE LA REVOLUCION QUE MADURA EN NUESTRO PAIS
A – EL CARÁCTER DE LA REVOLUCION:
1 – Como consecuencia del desarrollo medio y de la estructura plural del capitalismo dependiente, en El Salvador existen, maduras en lo fundamental, las premisas materiales para edificar la sociedad socialista y, al mismo tiempo continúan pendientes de ser cumplidas importantes transformaciones democráticas.
2 – Las premisas materiales internas (objetivas) para el socialismo son de dos tipos: económico-sociales y político-organizativas.
Las premisas económico-sociales se encuentran ya prácticamente maduras:
a) El proceso de socialización del trabajo, la concentración de la producción y de la circulación en manos de las empresas capitalistas, han llegado a niveles dominantes, mayoritarios en el conjunto de la economía nacional;
b) Los bancos y demás sociedades o uniones capitalistas, el sector de la economía capitalista de Estado, las sucursales de los monopolios transnacionales “interiorizados” y el capital imperialista de préstamo, han dado origen a vínculos y condicionantes económicos, técnicos y administrativos, que constituyen un sistema de regulación del proceso productivo y de la distribución de productos;
c) el proletariado en su conjunto es una clase bastante numerosa y su trabajo es el fundamento principal de la producción; la explotación del proletario (industrial y agropecuario) es la fuente principal de la riqueza de las clases dominantes. La explotación de los campesinos y otras capas trabajadoras hoy una fuente secundaria de riqueza. Ha surgido la clase obrera industrial más o menos moderna, cuyo peso dentro del conjunto del proletariado y de la producción total del país aumenta y cuyas filas se ensanchan; y
d) las fuerzas productivas en conjunto, aunque todavía atrasadas, han alcanzado un nivel de desarrollo incluso superior al que mostraban en el momento de la revolución algunos países donde hoy se construye el socialismo, como Viet Nam o Etiopía. Además, el obstáculo principal para un desarrollo desplegado de las fuerzas productivas lo constituye precisamente la estructura y el sistema político del capitalismo dependiente de nuestro país, contra el cual se dirige la revolución.
3 – Las premisas objetivas político-organizativas, es decir, la red de organizaciones de masas del proletariado y de los trabajadores en general (sindicatos, cooperativas, asociaciones de diverso tipo) y sus partidos políticos, la influencia, de las ideas socialistas, también muestran un considerable desarrollo en los últimos años, aunque en verdad continúan siendo insuficientes.
4- La posibilidad real del socialismo en nuestro país se ve sólidamente reforzada por la existencia, poderío e internacionalismo proletario militante de la comunidad de países socialistas encabezada por la Unión Soviética. La victoria del socialismo en Cuba ejerce particular influencia a favor de la difusión de las ideas socialistas, no sólo entre las masas proletarias, sino también entre el campesinado y las capas intermedias. Asimismo, refuerza la posibilidad real del socialismo en El Salvador la honda crisis general del sistema capitalista mundial, la crisis del imperialismo yanqui en particular y las cada vez más numerosas victorias de la revolución socialista en todos los continentes, aún en países más atrasados que el nuestro.
5- El retraso en la maduración de las premisas político-organizativas del socialismo, tiene su origen en varias causas:
El profundo golpe contrarrevolucionario de 1932, que destruyó el movimiento sindical de reciente formación y casi aniquiló al Partido Comunista; mismo tiempo, retrasó hasta los años cincuenta-sesenta el inicio del proceso de industrialización y la formación de la clase obrera moderna;
a) la muy reciente formación de la clase obrera industrial y la persistente represión sobre las organizaciones de los trabajadores, ejercida por la dictadura derechista desde 1932, dificultaron el reinicio del proceso organizativo de masas del proletariado y el rápido resurgimiento del Partido Comunista;
b) la lenta recuperación del Partido Comunista, condicionada no sólo por la persistente represión en su contra, sino también por la insuficiente composición proletaria de sus filas y la inestabilidad de su cuerpo dirigente durante décadas, acarreó desviaciones de derecha e izquierda que fueron causa de no pocos errores en la lucha popular y en su propia actividad; esos errores afectaron el proceso organizativo, la toma de conciencia del proletariado y de las masas populares en general;
d) La influencia ideológica de la burguesía, que desorienta a los trabajadores y les inyecta valores extraños a su condición de clase y a su causa. El “autonomismo y el “gremialismo” son fenómenos desarrollados en el movimiento sindical como expresión, entre otros, de esta influencia ideológica burguesa;
e) La acción real y concreta del imperialismo, los gobiernos reaccionarios y la burguesía salvadoreña por dividir a la clase obrera, principalmente al movimiento sindical, para lo cual han utilizado y utilizan ingentes recursos y variados procedimientos, tales como las ganguerías, la corrupción, la acción policial contra de los trabajadores y dirigentes honestos, etc.; y
f) la dispersión ideológica política y cierto grado de confusión que prevalece en la actualidad entre las masas, como consecuencia de la división en las fuerzas de izquierda, han impedido hasta hoy el surgimiento de una dirección única del movimiento revolucionario, condición ésta de suma importancia para facilitar la maduración de las premisas político- organizativas del socialismo.
6 – Las principales tareas democráticas pendientes de cumplirse son:
a) La conquista de las libertades y derechos democráticos para las grandes mayorías del pueblo;
b) solución al problema agrario en beneficio de las grandes masas campesinas del proletariado agropecuario; y
c) La conquista de una independencia política y económica reales, que haga posible el ejercicio de la autodeterminación nacional.
La aspiración a las libertades democráticas y a la tierra, junto con el deseo de mejorar sus condiciones de vida, han demostrado ser las motivaciones más poderosas que lanzan a la acción a las masas y polarizan el enfrentamiento político en nuestro país, dando origen con mayor agudeza y reiteración a los estallidos más peligrosos para el poder tradicional.
7 – Las transformaciones democráticas pendientes tienen el peso decisivo en la movilización y la lucha de las grandes mayorías populares, son la fuente de sus más fuertes motivaciones revolucionarias. Esto resulta lógico si se tiene en cuenta los factores siguientes:
a) El desarrollo medio, la naturaleza plural de la estructura (lastrada por fuertes remanentes precapitalistas) y la naturaleza misma del capitalismo dependiente, sus deformidades y desequilibrios estructurales, determinan la existencia de masas campesinas todavía numerosas y de unas capas medias urbanas y capas marginales también numerosas;
b) uno de los factores más determinantes de la crisis estructural que nuestro país es su agudo problema agrario;
c) la mayoría del proletariado está formado por su sector agropecuario;
d) la reciente industrialización y el rezago en la organización del proletariado y en la difusión de la conciencia socialista en sus filas; y
e) el insuficiente despliegue de la lucha de clases del proletariado y de las demás contradicciones típicas de la sociedad capitalista.
Estos factores determinan que las masas populares estén integradas en gran parte por campesinos, proletarios con incipiente conciencia clasista (todavía más campesina que proletaria) y elementos de las capas intermedias; y que predominen entre ellas la idiosincrasia y estados de ánimo propios de los pequeños propietarios empobrecidos y de la intelectualidad sin perspectiva estable en la sociedad actual.
A los anteriores elementos se suma el carácter autoritario tradicional de la dictadura militar derechista, incrementado por su actual fascistización, que hace de la lucha por la democracia política una necesidad apremiante, incluso vital, para todas estas clases y capas, para la subsistencia y desarrollo de sus organizaciones, de su cultura y aún lo es también para otros sectores de la sociedad.
Está probado a lo largo de la historia nacional, desde fines del siglo pasado y particularmente durante los últimos 48 años, que estas transformaciones democráticas no pueden cumplirse en nuestro país por una vía evolutiva; únicamente lo serán por vía revolucionaria.
Esto es así porque:
El problema agrario no radica solo, ni siquiera principalmente en la existencia de supervivencias feudales en el campo, sino sobre todo en la concentración de la mayor parte de la tierra en manos de un puñado de señores y esa concentración no es un legado feudal, sino que fue promovida en base al despojo de las masas campesinas- apoyado por la ley y la fuerza pública- para abrir paso al cultivo cafetero y, con ello, se empujó al país decididamente por el camino del desarrollo capitalista dependiente que hoy está en crisis.
Por esta causa como ya lo argumentamos en la primera parte de este documento la solución del problema agrario en beneficio de las masas del campo, la entrega de “la tierra a quienes la trabajan”, no puede sino estar dirigida contra el capitalismo dependiente en conjunto, que tiene una robusta raíz agraria en nuestro país. De allí que la burguesía rechace tan furiosamente, como se ha demostrado en tantas ocasiones, cualquier clase de reforma agraria con inclinación campesina, cerrando así la vía evolutiva de solución de esta tarea democrática pendiente en nuestro país. Así, la solución del problema agrario es una tarea que tiende a cambiar su carácter burgués, en la medida en que se transforma en una tarea para la revolución que ha de conducir en definitiva al socialismo.
El sistema político autoritario, anti democrático, que domina en nuestro país, es el resultado histórico de los rasgos esenciales del proceso del desarrollo por la vía capitalista dependiente, en sus tres etapas ya recorridas.(*) (*Ver en la Primera Parte de este documento el primer apartado, que presenta un esbozo histórico del desarrollo del capitalismo en El Salvador)
El actual forcejeo de la oligarquía financiera, las transnacionales “interiorizadas” y otros sectores de la gran burguesía, por abrir una cuarta etapa del desarrollo capitalista dependiente, están vinculados de modo principal a la fascistización de la tradicional dictadura militar de derecha.
Así, están cerradas las posibilidades de que las masas populares alcancen la democracia por vía evolutiva, por medio de un sucesivo proceso de democratización. Los pasos en tal dirección, aunque útiles para la lucha popular han sido puramente coyunturales y en extremo limitados, cuyos beneficios están siendo o han sido ya negados por la fascistización. En todo caso, las “aperturas” que pudieran lograrse en el futuro no abrirían un proceso de democratización real y consecuente hasta el fin, por la misma naturaleza del sistema político imperante, los rasgos de la burguesía salvadoreña, la actual referencia creciente de las transnacionales y la fuerza de la conveniencia del complejo militar industrial de los Estados Unidos y de la OTAN. La democracia real, pues, tendrá que conquistarse por vía revolucionaria.
c) Por lo que se refiere a las posibilidades de un desarrollo nacional independiente, está de sobra claro que tal posibilidad no existe dentro de los marcos de la vía capitalista en la que el país se encuentra inmerso hace tanto tiempo, no existe literalmente para nuestro país posibilidad alguna para un desarrollo capitalista independiente; el capitalismo en El Salvador no puede dejar de ser dependiente, no existe en absoluto la posibilidad que éste evolucione hacia un cauce autónomo.
La independencia política y económica, la autodeterminación nacional únicamente puede lograrse rompiendo las amarras que nos atan al imperialismo, liquidando el capitalismo dependiente como tal y, con él, toda otra posibilidad de desarrollo por la vía capitalista; es decir marchando hacia el socialismo.
He aquí por qué, incluso aquellos sectores de la burguesía que se muestran más partidarios de la democracia, no pueden dejar de ser, en fin de cuentas, pro-imperialistas.
La independencia política y económica de nuestro país sólo puede conquistarse por vía revolucionaria, contra el imperialismo y la burguesía, fuera del capitalismo, en el socialismo.
9 – Las tarea antiimperialistas de la revolución democrática no pueden cumplirse consecuente e irreversiblemente, si las fuerzas revolucionarias no han tomado el poder, o si no lo mantienen firmemente en sus manos, aplastando toda forma o intento de contrarrevolución, o rechazando y derrotando con firmeza toda maniobra política abierta, encubierta o refinada, para torcer el rumbo de la revolución, hacerla vacilar, mediatizarla.
Ahora bien, la tarea antiimperialista pudiera no aparecer como una motivación poderosa para las masas en los inicios de la revolución democrática, teniendo en cuenta las formas refinadas, encubiertas, de la explotación y dominio imperialista en nuestro país; pero necesariamente ha de pasar esta tarea al primer plano al desplegarse dicha revolución. Nuestro Partido y todas las fuerzas revolucionarias tendrán entonces, más que en cualquier otro momento, la obligación esencial de desenmascarar el dominio imperialista y todas sus maniobras, aunque vistan ropajes “democráticos”; el deber de ayudar las masas a comprender lo determinante que es romper su dominación para el logro consecuente de todas sus aspiraciones y conducirlas efectivamente a consumar esta ruptura.
11 – La más revolucionaria de todas las tareas democráticas pendientes en nuestro país, es la emancipación de la dependencia política y económica del imperialismo. Es esta una tarea que, a diferencia de las anteriores, no está condicionada a la liquidación de remanentes pre-capitalistas, sino que es del todo incompatible con el sistema del capitalismo dependiente en su conjunto y por ello, con el capitalismo como tal, ya que no es posible para nuestro país otro tipo de capitalismo que no sea éste que ya rige plenamente.
La realización de la tarea anti-imperialista lleva en sí misma la ineluctabilidad del paso hacia el socialismo. Como lo dijera la Declaración de la Conferencia de los Partidos. Comunistas de América Latina y del Caribe, reunida en junio de 1975 en La Habana:
“…la estrategia y la táctica de la Revolución en América Latina para aquellos que la concebimos como una Revolución cuyo objetivo final es el socialismo, pasan por el antiimperialismo”.
12 – De todo lo anterior se desprende que la realización consecuente, revolucionaria, de las transformaciones democráticas y antiimperialistas pendientes en nuestro país, a pesar de su carácter en principio burgués, mejor dicho, “democrático-burgués”, se vinculan de un modo orgánico y necesario con el avance de la revolución hasta el socialismo.
13 – La revolución que madura en nuestro país es, pues, en esencia, la revolución socialista, pero ella debe necesariamente tener su prólogo, su inicio en una revolución democrática anti-imperialista. No se trata, sin embargo, de dos revoluciones, sino de una sola, la revolución socialista, pero ella debe realizarse ineludiblemente con las banderas democráticas antiimperialistas desplegadas. En este sentido, y sólo en este sentido, se puede y se debe decir: la revolución que madura en nuestro país, es la revolución democrática antiimperialista.
14 – La toma del poder, su conservación y defensa es el problema central de la revolución. Si este problema se resuelve bien ya en el curso de la revolución democrática antiimperialista y ello es perfectamente posible de acuerdo a la experiencia histórica universal, entonces será posible y necesario pasar a la etapa socialista de la revolución. En caso contrario, estarán en peligro de revertirse todas las conquistas económicas, sociales y políticas democráticas que hayan sido alcanzadas (como ocurrió en Chile y Perú), estará en peligro la propia revolución democrática. Únicamente puede conjurarse este peligro si el proletariado revolucionario y todas las fuerzas que están por el socialismo toman el poder total, cualquiera otra que sea la fuerza que inicialmente encabece la revolución democrática.
15 – La defensa de la tierra, la libertad y la independencia conquistadas no podrían realizarse de ninguna otra manera que traspasando los linderos del capitalismo, transformando la revolución democrática antiimperialista en revolución socialista. Las mismas motivaciones democráticas y antiimperialistas que mueven a las masas a realizar la primera fase de la revolución, les imprimen el impulso suficiente para elevarla a su fase segunda, la fase socialista puesto que es vital para ellas defender sus conquistas revolucionarias. Se pone así de manifiesto, como en Cuba, que no se trata de dos revoluciones, sino de dos fases de una sola y misma revolución, la revolución socialista y que pueden llevar el proceso hasta el socialismo incluso las masas cuya conciencia socialista no ha madurado previamente.
La clave de esta transformación consiste en la toma revolucionaria del poder, en el aplastamiento político, económico y, militar, de la contrarrevolución. En una palabra, la clave está en la instauración y el ejercicio de la dictadura democrática antiimperialista de las masas revolucionarias, que en la segunda fase de la revolución deviene necesariamente en dictadura del proletariado.
La alternativa a este rumbo, que ha resultado invariable en la experiencia internacional contemporánea, es perderlo todo a manos de la contrarrevolución.
16 – No es fatal el triunfo de la alternativa de solución democrática antiimperialista y, en fin de cuentas, socialista. No llega solo, tiene que ser conquistado y defendido revolucionariamente.
Ha de tenerse en cuenta en todo momento, que también existe objetivamente la posibilidad de que la crisis estructural y política tenga una salida hacía la continuación del rumbo capitalista dependiente de desarrollo, ahogando en sangre la revolución o que la revolución se aplace canalizando la energías revolucionaria de las masas hacia una pretendida revolución reformista dentro del capitalismo, que si bien no sería eficaz para superar la crisis del sistema, podría dividir más a las fuerzas revolucionarias y facilitar su debilitamiento e incluso su destrucción.
17- He aquí la verdad de esta dialéctica, tajantemente expuesta:
Ni la revolución democrática antiimperialista puede sobrevivir sin avanzar hacia el socialismo, ni se puede ir al socialismo por ningún otro camino que no sea el de la revolución democrática antiimperialista en nuestro país. Tal ha sido esencialmente, por lo demás, la experiencia de todas las revoluciones socialistas en los países capitalistas dependientes o coloniales. Cuba, Vietnam y, más recientemente, Angola y Etiopía, son claras confirmaciones positivas de esta tesis, Mientras que Chile, Portugal y Perú son confirmaciones negativas de la misma.
18- Las tareas principales de la Revolución Democrática antiimperialista en El Salvador son las siguientes:
a) Derrocar la dictadura militar de derecha que deviene más y más en dictadura fascista, destruir su aparato burocrático-militar y establecer el gobierno democrático -revolucionario de las fuerzas populares encabezadas por el proletariado y su Partido; erigir una nueva organización estatal, con un ejército reorganizado, fiel al pueblo y a la revolución y una administración limpia de toda forma de corrupción;
b) Liquidar el dominio, bajo todas sus formas, de la gran burguesía (oligarquía financiera y grandes capitalistas en general);
c) Romper la dependencia política y económica del imperialismo poniendo fin al predominio económico y a toda forma de intervencionismo y dictado político del gobierno de los EE.UU., de los monopolios extranjeros y de los demás imperialistas;
d) Asegurar amplios derechos y libertades democráticas para las masas trabajadoras y el pueblo en general; organizar el control directo de las masas sobre el aparato estatal;
e) una profunda reforma agraria, que liquide el monopolio latifundista sobre la tierra y ponga la mayor parte de ésta en manos de las masas campesinas (especialmente de los campesinos pobres) y del proletariado agropecuario;
f) Elevar las condiciones de vida material y cultural del pueblo;
g) Emprender el acelerado desarrollo económico, social y cultural independiente de nuestro país;
h) Establecer una política internacional independiente, orientada a la defensa de la paz, la solidaridad con todos los pueblos que luchan por su liberación o por la defensa o recuperación de sus riquezas naturales; una política orientada a la lucha por un nuevo orden económico internacional y al fomento de las relaciones y la colaboración entre todos los pueblos;
i) Asegurar el paso al socialismo sin agotar previamente el desarrollo del capitalismo.
B – LAS FUERZAS MOTRICES DE LA REVOLUCION
19.- Son fuerzas motrices de la revolución las clases y capas sociales que por su posición dentro de las relaciones de producción y frente al sistema político, por las condiciones históricas concretas en que se desenvuelve internamente el proceso revolucionario y por la situación internacional que rodea e influye a éste, se ven lanzadas a promoverlo y a consumarlo.
En El Salvador las fuerzas motrices de la revolución son: el proletariado, el campesinado pobre y medio y las capas intermedias urbanas.
20 – La determinación de las fuerzas motrices de la revolución no depende de un modo mecánico del carácter de ésta. Aquí, la esencia histórica burguesa de las tareas democráticas que debe cumplir nuestra revolución, no determina que, por tanto, sea la burguesía la clase más interesada en llevarla a término. En nuestro país está claro que la burguesía no quiere esta revolución, en general, se opone a ella.
Cometen un grave error los oportunistas de derecha al razonar así: “puesto que las tareas que la revolución ha de realizar tienen un carácter democrático-burgués, debe ser la burguesía y no el proletariado la fuerza más interesa en realizarla; la presencia del proletariado a la cabeza de dicha revolución sólo no se justifica, sino que la radicalizaría, la aceleraría y, por eso, propiciaría su derrota”. El proletariado alegan los oportunistas de derecha ha de limitarse a ser fuerza de apoyo de la burguesía “democrática” o “progresista.
Por su parte, aquellos que padecen la desviación del izquierdismo, partiendo de que en nuestro país están maduras las premisas económico-sociales por el socialismo, consideran las tareas democráticas pendientes como un “estorbo y decretan que se puede “saltar” sobre ellas, e ir de un modo directo al socialismo; declaran que las tareas democráticas llevan “en sí” la participación hegemónica” de la burguesía y que, por tanto, estas tareas tienen una inclinación “reaccionaria” y hasta “contrarrevolucionaria”; opinan que “aceptar” el carácter democrático anti-imperialista de la revolución que se acerca equivale por sí, a “situarse a la cola de la burguesía”.
En ambos casos los oportunistas de derecha y los izquierdistas parten de una premisa equivocada común: la de que, según ambos, las fuerzas motrices de la revolución vienen determinadas de un modo mecánico, automática e invariable por el carácter de la revolución. Partiendo de esta premisa falsa los oportunistas de derecha, que por otra parte reconocen la naturaleza objetiva, sujeta a leyes, del carácter de la revolución, proclaman: “la revolución democrática es asunto de la burguesía y, por tanto, los comunistas, y todos los que luchan por el socialismo debemos dejarla hacer; limitarnos a apoyarla”. Los izquierdistas parten de la misma premisa equivocada, pero ellos no reconocen objetividad y fuerza de ley al carácter de la revolución, en consecuencia “deciden resolver el problema de las tareas democráticas pendientes, de un modo fácil”: decretando su abolición y proclamando voluntaristamente el carácter socialista inmediato y directo de la revolución.
21 – En realidad, la historia es muy clara en revelar reiteradamente que entre el carácter objetivo de la revolución y la determinación de sus fuerzas motrices no existe una relación mecánica, automática, ahistórica, sino un vínculo dialectico, vivo, histórico concreto.
Se había comenzado a perfilar en la revolución de 1848 en Alemania, cuando aun no aparecía el imperialismo, pero se hizo por completo claro y evidente desde la revolución democrática de 1905 en Rusia y se ha confirmado por toda la historia universal de la revolución desde entonces, que en la época del imperialismo, el proletariado está más interesado y comprometido que la burguesía en la lucha por la democracia y en la revolución democrática, puesto que necesita de las libertades democráticas para desplegar su organización y su lucha, incluso aquella que busca su mejoramiento económico inmediato; y porque la lucha por la revolución democrática es el marco indispensable que permite unir en torno suyo las fuerzas populares necesarias para derribar el poder de la burguesía, y éste se revela así como el camino ineludible que conduce al socialismo.
Cuán rápido o cuán lento transitará la revolución de su fase democrática a su fase socialista, es algo que varía según las condiciones nacionales e internacionales concretas en las que se realiza cada revolución. Lo que debe tenerse muy claro es que podrá escogerse el ritmo más conveniente, sólo en el caso que la revolución se haya consumado, es decir, si se ha tomado totalmente el poder por las fuerzas revolucionarias más consecuentes y comprometidas con el socialismo.
Una prueba de justeza de las tesis anteriores para nuestro país, la tenemos el hecho de que la gran burguesía se ha mostrado dispuesta a lanzar por la borda incluso cualquier juego democrático incipiente como el que hubo entre 1964 y 1972 y a empuñar, junto con los más recalcitrantes círculos dominantes de los EE.UU. y América Latina, las más sangrientas y despiadadas armas de la contrarrevolución, aferrarse al fascismo como lo hace hoy frente al proletariado, los campesinos y las capas medias que han avanzado demandando libertad y derechos reales, exigiendo la tierra para quienes la trabajan.
23 – Factor de un valor incalculable es el hecho de que las fuerzas por el socialismo se han ensanchado en nuestro país durante los últimos decenios, en particular desde que la Revolución Cubana arribó al socialismo, como una consecuencia del enorme prestigio alcanzado por la comunidad socialista encabezada por la Unión Soviética, basado en sus éxitos en todos los campos de la vida social, en los cambios radicales en la correlación de fuerzas mundial operadas a su favor, en su invariable política de paz y fomento de la distensión, en su internacionalismo consecuente al lado de los pueblos que luchan por la liberación nacional, la democracia, la paz y el socialismo; así como también como una consecuencia del ejemplo heroico de las revoluciones triunfantes en Asia y África.
Las ideas socialistas son ahora y pueden serlo todavía más ampliamente una poderosa fuente de inspiración, no sólo para los obreros e intelectuales avanzados, sino también para otros nutridos sectores de las capas intermedias y de los campesinos.
He aquí, pues, otra prueba de las relaciones dialécticas, no mecánicas, entre el carácter de la revolución y sus fuerzas motrices, lo mismo que una muestra elocuente de cómo se combina el proceso histórico interno con la marcha del proceso internacional, para configurar las fuerzas que han de llevar a término la revolución.
24 – En nuestro país capitalista dependiente es el proletariado la clase social que es capaz de realizar el papel más revolucionario; es la clase antagónica de la burguesía que crece y concentra más sus filas con el mismo desarrollo capitalista; es la más interesada en suprimir la explotación y la opresión capitalista, es la clase portadora de la formación social futura, el socialismo y, por consiguiente, la más interesada en desbrozar el camino hacia el socialismo, realizando con la mayor consecuencia las tareas democráticas pendientes. De su actitud frente a ellas, y de su cumplimiento, depende precisamente que el proletariado pueda contar con la alianza combativa de los campesinos y las capas intermedias, cuya fuerza es imprescindible para derrocar el poder de la oligarquía burguesa terrateniente y del imperialismo. Sin esa alianza la lucha por la revolución podría devenir en simple asonada o concluir en una derrota popular recibida con himnos de victoria por la contrarrevolución.
25 – Los campesinos (pobres y medios) y las capas intermedias, son las otra dos fuerzas motrices de la revolución que está en marcha en nuestro país y no sólo porque ellas tienen un interés común y vital en la realización de las tareas democráticas pendientes, sino también porque el pensamiento revolucionario de las masas que las forman puede avanzar, y de hecho avanza, hasta el nivel de las ideas socialistas.
26 – La revolución democrática anti-imperialista que madura en nuestro país será realizada por el proletariado, el campesinado y las capas intermedias. Esta es ya una verdad confirmada por la propia práctica del proceso de avance hacia la revolución que tiene lugar en nuestro país, por cada una de las luchas democráticas actuales.
27 – El proletariado es potencialmente la fuerza revolucionaria principal, pero no se convierte en tal espontáneamente, librado a sus propias posibilidades. Es necesario para ello promover su organización y su lucha clasista, lo mismo que llevar a sus filas la conciencia socialista, ayudarle a transformarse de “clase en sí” en “clase para sí”. Solamente de este modo puede el proletariado ascender a su papel revolucionario de vanguardia. Organizar este ascenso es un deber supremo del Partido Comunista y de la Juventud Comunista, y de toda organización revolucionaria de nuestro país.
28 – Ahora bien, para el cumplimiento de esta tarea comunista primordial es indispensable tomar en cuenta las características concretas del proletariado salvadoreño:
a)La mayoría del proletariado en nuestro país está formado por los asalariados agropecuarios, en gran mayoría analfabetas, e inestables en cuanto a su lugar de trabajo, lo cual dificulta mucho su organización;
b) El núcleo proletario más concentrado, con mayor base cultural y mayor productividad lo forman los obreros de la industria, pero su organización sindical y política y su conciencia de clase son aún débiles. Los obreros de la industria tienen múltiples vínculos sociales con las masas del campo, de donde procede el grueso de ellos;
c) sector con más tradiciones ideológicas revolucionarias está formado por obreros de tipo artesanal, pero ahora se encuentran sus organizaciones en proceso de franca liquidación, como consecuencia del desarrollo del capitalismo en los últimos 25 años, que ha forzado la desaparición de los talleres grandes de este tipo, generalizó el trabajo a domicilio y dispersó grandemente las filas de estos obreros, acercando a un sector de los mismos a una situación parecida a la de la pequeña burguesía, y a otros, los lanzó a las filas de las capas marginales,
d)No son del todo tajantes las fronteras entre el proletariado urbano, por un lado y la pequeña burguesía, y ciertos sectores de las capas marginales y capas medias urbanas por el otro lado. Más bien sus bordes se interpenetran, a veces considerablemente condicionando en las filas obreras formas de conciencia no proletaria, con sus vacilaciones consiguientes.
29 – El Partido Comunista y la JC deben esforzarse, a la vista de las características anteriores, por forjar un compacto, altamente organizado y nutrido destacamento revolucionario con los obreros de más alta concentración en la industria, agricultura y ganadería modernas.
Apoyándose en este destacamento puede nuestro Partido realizar mejor y más rápidamente su tarea de organizar y revolucionar al proletariado urbano y agropecuario en conjunto.
30 – El eslabón principal para forjar ese destacamento obrero revolucionario está en la construcción de Células y otros organismos del PCS y la JCS en fábricas y demás centros de trabajo, donde haya una más alta concentración de trabajadores y posean un mayor peso económico.
Junto a la construcción de estas Células, el Partido y la JC deben poner un esmero especial en la formación teórico-política y cultural, en el forjamiento combativo, altamente disciplinado, de los obreros (urbanos y rurales) mejor dotados y promoverlos paso a paso pero firme y sistemáticamente a escalones de dirección intermedia y nacional, tanto en las organización de masas, abiertas o secretas, como en el Partido y la JC mismos.
31 – Los campesinos pobres y medios son el aliado natural y principal del proletariado revolucionario en nuestro país.
Las cualidades combativas y revolucionarias del campesinado salvadoreño han quedado claramente demostradas durante los últimos años.
32 – Como asalariados durante algunos meses del año, los campesinos pobres son explotados por la burguesía y tienen la posibilidad de comprender los problemas que sufren los proletarios del campo y se identifican con sus aspiraciones y luchas; como campesinos son explotados por los terratenientes y la burguesía; sufren las peores condiciones de existencia, en comparación con el resto de las masas campesinas y forman la gran mayoría de éstas, son los que más angustiosamente necesitan la tierra de cuya propiedad carecen del todo o la poseen en cantidad absolutamente insuficiente.
Aguijoneados por esta doble explotación, los campesinos pobres sienten profundamente la necesidad de luchar contra los terratenientes y los capitalistas, por la tierra, la libertad y la liberación social.
33 – El proceso actual de expansión del capitalismo en la agricultura y la consiguiente proletarización que éste acarrea, golpea sobre todo a los campesinos pobres, expulsándolos de la tierra que cultivan, muchos de ellos resultan ser despojados de sus viviendas y pequeños huertos de que han venido disponiendo como colonos o mozo-colonos, dentro de las haciendas.
Además, como consecuencia de la inflación y otros aspectos de la crisis capitalista mundial, los campesinos pobres son hoy los primeros en arruinarse y perder el acceso a la tierra, engrosando las filas de las capas marginales o masas proletarias semi desempleadas, que constantemente migran dentro de nuestro país y hacia el exterior, en busca de medios de vida.
Todo ello lanza a las masas de campesinos pobres a formas agudas de la lucha de clases, los radicaliza y los lleva al cauce del proceso revolucionario.
34 – Estos factores en conjunto hacen de los campesinos pobres la fuerza capaz de ser el aliado más fiel, más firme y combativo del proletariado revolucionario, que puede ir bajo su conducción incluso a la lucha por el socialismo.
35 – El PCS debe ganar para sus filas a los campesinos pobres más firmes y combativos. La construcción de una numerosa, altamente organizada y clara vanguardia revolucionaria entre los campesinos pobres es la condición principal para desarrollar sus cualidades, lograr que su alianza con el proletariado sea irrompible y que marchen juntos hasta el socialismo.
36 – Los campesinos medios son también aliados importantes del proletariado en la revolución democrática anti-imperialista, puesto que sufren la explotación de los terratenientes y también de los comerciantes, prestamistas y banqueros; pero tienden a ser menos firmes, menos leales y menos seguros combatientes revolucionarios, debido a que sus intereses como pequeños propietarios, y por consiguiente, su ideología pequeño burguesa, los llevan a oscilar con frecuencia entre el proletariado y la burguesía. No es casual, por ejemplo, que el grueso de miembros de la ORDEN esté formado precisamente por campesinos medíos.
37 – En las condiciones actuales de nuestro país, los campesinos medios se encuentran bajo grandes presiones que tienden a arruinarlos y lanzarlos dentro de las filas del campesinado pobre, y aún del proletariado agropecuario y de las capas marginales. Esas presiones proceden de la crisis capitalista mundial y de la expansión capitalista en la agricultura salvadoreña; por ello, los campesinos medios se inclinan mucho hoy a apoyar las luchas por la tierra y parte considerable de ellos toman el cauce revolucionario.
38 – El proletariado revolucionario, concertando una alianza masiva y de combate con los campesinos pobres, puede atraer a los campesinos medios (incluyendo a muchos miembros de ORDEN), y mantener de un modo bastante estable la alianza con ellos, contra los terratenientes y la gran burguesía, por la tierra y la democracia.
39 – El reclutamiento para el PCS, la JCS y demás organizaciones revolucionarias de los campesinos medios más firmes, es una condición necesaria para apoyar de un modo sólido la lucha por disputar la masa de estos campesinos a la burguesía y mantenerla al lado del proletariado en la revolución democrática anti-imperialista.
40 – Los campesinos ricos, como ya se dijo en la primera parte de este documento, forman parte de los estratos bajos de la burguesía o de los terratenientes.
Los campesinos ricos son explotadores de asalariados agropecuarios, de campesinos pobres o medios y, como tales, consideran su suerte vinculada a la de toda la burguesía y los terratenientes; pero, al mismo tiempo, sufren limitaciones, la expoliación y el acecho de la gran burguesía monopolista y de los latifundistas, especialmente de parte de la oligarquía financiera y los grandes capitalistas agroexportadores e importadores o fabricantes de insumos agropecuarios, de quienes en verdad son tributarios.
Además, los campesinos ricos están emparentados con sectores importantes de las capas medias urbanas (estudiantes, profesionistas, técnicos, etc.) y se sienten afectados por las condiciones políticas, adversas para éstos, que imponen al país los señores del gran capital, los terratenientes y el imperialismo.
Por otra parte, las transformaciones democráticas por las que lucha el movimiento popular revolucionario no van dirigidas contra los campesinos ricos. Aunque a este respecto, es claro que ellos, como toda la burguesía no pueden apoyar en fin de cuentas un proceso revolucionario anti-imperial consecuente.
41 – Por todo esto, los campesinos ricos únicamente pueden ser atraídos de modo parcial y temporalmente a dar apoyo o, en la mayoría de los casos neutralizarse frente al avance del movimiento popular revolucionario.
Para comprender la importancia del trabajo de atracción o neutralización de los campesinos ricos, es necesario no olvidar que ellos pueden formar de las filas más activas y furiosas de la reacción capitaneadas por la gran burguesía, como pudo verse en 1976 frente al proyecto de “transformación agraria”. Tampoco debe perderse de vista que los campesinos ricos ejercen por lo general bastante influencia sobre los campesinos medios y pobres, inclusive sobre los asalariados agropecuarios y pueden arrastrar una parte considerando de éstos a posiciones contra-revolucionarias activas.
42 – Los campesinos ricos en realidad no forman parte de las fuerzas motrices de la revolución, pero tampoco debe conceptuárseles de una vez como fue fuerza fatalmente contra-revolucionaria, en la fase de la revolución democrática antiimperialista. Debe considerárseles como fuerza neutralizable y el proletariado revolucionario está interesado vitalmente en lograr el mayor aislamiento de los enemigos principales de la revolución democrática anti-imperialista.
Lo que se dirá más adelante sobre la burguesía vale también en gran medida para los campesinos ricos.
43 – Las capas intermedias son la tercera fuerza motriz de la revolución en El Salvador.
Las capas intermedias tienen una composición compleja, sus intereses son también complejos. Por un lado, están las capas medias urbanas, por otro, las capas marginales; por una parte, las capas medias asalariadas, por otra la intelectualidad y la pequeña burguesía, propiamente como tal. Por un lado, las capas medias tradicionales, por otro las modernas. Desde otro ángulo se visualiza dentro de la intelectualidad el muy específico y peculiar sector de los artistas.
44. Como en el resto de América Latina, las capas medias urbanas en nuestro país han demostrado tradicionalmente ser una gran fuerza de lucha por la democracia, una activa base social de apoyo para todos los movimientos contra tiranos y por otras causas progresistas, como la reforma universitaria y la difusión de la cultura. Por ello, las capas medias en particular su intelectualidad gozan de una fuerte influencia entre el pueblo, incluso en la clase obrera.
45. En general las capas medias urbanas oscilan entre el proletariado y la burguesía, pero sus mayoritarios sectores asalariados y una gran parte de la intelectualidad, tienden mucho más a una conducta revolucionaria, incluso a la radicalización izquierdista y a la disputa del papel hegemónico y de vanguardia al proletariado. Amplios sectores de las capas medias pueden tomar posiciones contrarrevolucionarias si el Partido y demás fuerzas revolucionarias no aplican una línea adecuada para ganarlas.
46. El proletariado revolucionario en su relación con las capas medias debe sobre todo esforzarse por atraer y concertar una alianza de combate con las capas asalariadas mayoritarias de maestros y trabajadores de la educación en general, trabajadores de la salud, empleados oficinistas (públicos y particulares), estudiantes, artistas y otros sectores de la intelectualidad.
47. El esfuerzo por atraer al enorme sector asalariado de las capas medias consiste en una activa labor de estímulo y apoyo a sus luchas reivindicativas, paciente y masiva labor de difusión ideológica y política revolucionarias, movilización en la lucha política concreta y de reclutamiento de sus elementos más combativos y avanzados para el PCS, la JCS y las otras organizaciones revolucionarias.
48. El trabajo revolucionario con las capas medias asalariadas ha de dirigirse principalmente a sus masas de más bajos ingresos, cuya situación se acerca más a la del proletariado.
Respecto a los estratos asalariados de ingresos mayores, la tarea consiste en ganarlos para una postura política progresista, contrarrestando lo más posible la influencia de los prejuicios anti-comunistas, por lo general fuertes entre ellos. Al menos debemos ganar su neutralidad benévola hacia el proceso revolucionario, mantener viva su disconformidad frente al régimen.
49. Al realizar el trabajo revolucionario entre las capas medias asalariadas han de tenerse en cuenta sus múltiples nexos económicos, familiares e ideológicos con la burguesía y, por tanto los métodos para promover su organización, impulsar y fomentar sus luchas, las formas de éstas, han de diferenciar aquellos que son eficaces entre el proletariado y los campesinos pobres; al mismo tiempo, llevarán el propósito de acercarlos a éstos últimos grandemente, avanzando paso a paso, a medida que avanza su experiencia, su organización y su conciencia. Sus mayoritarios estratos de bajos ingresos pueden ser arrancados casi totalmente a la influencia ideológica y política de la burguesía, si el proletariado revolucionario aplica una metodología correcta y, sobre todo, si les demuestra en la práctica que el suyo es el apoyo más sólido que pueden encontrar sus luchas.
50 – Entre la intelectualidad salvadoreña se destaca, por su concentración, homogeneidad y tradiciones de lucha, el estudiantado universitario y la comunidad universitaria en general (docentes, investigadores, oficinistas y demás trabajadores de las universidades).
Muy rara vez han predominado y en tales casos sólo de un modo efímero las tendencias reaccionarias en la comunidad universitaria. Esta ha crecido considerablemente con la ampliación del cupo de nuevo ingreso, con la distribución de los centros universitarios de oriente y occidente y la fundación de nuevas universidades, desde la década de los años sesenta.
Es sin duda la comunidad universitaria el núcleo más influyente de la intelectualidad salvadoreña; y el movimiento estudiantil, en particular, es de los importantes destacamentos de la revolución en nuestro país.
51 – El trabajo por ganar como aliado del proletariado revolucionario al movimiento estudiantil y a la comunidad universitaria en general, presenta al mismo tiempo dificultades. La principal de ellas consiste en que, por el carácter pequeño-burgués de su ideología, por sus abundantes nexos materiales con la burguesía y por su enorme superioridad cultural sobre el proletariado, por escasas perspectivas de empleo que ofrece a los graduados la sociedad capitalista dependiente, los estudiantes y docentes universitarios tienden a asumir actitudes elitistas y/o posiciones izquierdistas y a disputar activamente el papel hegemónico y de vanguardia en el proceso revolucionario; al mismo tiempo poseen una organización poco disciplinada y estable y suelen reaccionar e momentos agudos desbandando sus filas y sumiéndose en la apatía
La influencia de estas características sobre el proletariado debe evitarse ya que pueden facilitar reveses severos para la revolución
El trabajo por conquistar al movimiento estudiantil y la comunidad universitaria en general, debe combinarse, por tanto, con un esfuerzo sistemático, llevado adelante con firmeza, pero con métodos exentos de sectarismos y prejuicios “obreristas”, por derrotar las nocivas tendencias ideológicas pequeño- burguesas, por construir en sus filas una ramificada y sólida organización revolucionaria y ganar así a los elementos mejores, proletarizando su pensamiento, su temple y sus costumbres; convertirlos así en intelectuales comunistas verdaderos.
52 – Los maestros forman otro destacamento que durante los años sesenta y principalmente de los setenta, se ha destacado por sus luchas y su influencia entre el pueblo
Los maestros son al mismo tiempo, importante sector asalariado (en su mayoría de bajos ingresos) y de la intelectualidad
Por este doble carácter suyo, los maestros están cerca del proletariado, pueden dar origen a una organización más o menos disciplinada y, al mismo tiempo, desplegar influencia en los medios intelectuales en general.
Desarrollar la unidad y la solidaridad en la acción entre el movimiento obrero y el movimiento magisterial, forjar un fuerte e influyente destacamento de maestros comunistas y esforzarse por aumentar el peso del magisterio dentro de la intelectualidad, son tres facetas de la tarea que el movimiento revolucionario tiene planteada ante este sector.
53 –Al Realizar el trabajo revolucionario entre la intelectualidad debe hacerse una clara diferenciación del sector artístico, el cual tiende fuertemente a tomar el cauce de la revolución. Los artistas necesitan esencial e indispensablemente de la democracia para su propia actividad creativa y, por su extraordinaria sensibilidad, comprenden los sufrimientos de las masas; pero poseen rasgos que exigen del movimiento revolucionario una política y una metodología especiales y ejecutadas con cuidadoso esmero.
54 – El reconocimiento de la especificidad de este sector es la primera condición para realizar bien el trabajo revolucionario con los artistas.
En segundo lugar, ha de saberse combinar una gran amplitud hacia las distintas escuelas del arte, con un profundo y sistemático trabaja ideológico y político, para atraer a los artistas al cauce de la revolución. En principio se puede ser revolucionario, contribuir prácticamente a la revolución y al mismo tiempo ser partidario de cualquier escuela artística. Tal es la orientación básica en este punto.
En tercer lugar, es necesario adoptar una actitud sumamente flexible y comprensiva hacia los artistas mismos, cuya vida emocional es muy activa y su personalidad y hábitos, bien diferentes a lo común.
En cuarto lugar, ha de combinarse la lucha por un contenido humanista revolucionario del arte, con una gran amplitud ante las formas de este. Esta lucha dará más y mejores frutos en la medida que las masas trabajadoras se interesen por el arte y rodeen con su cariño y apoyo a los artistas revolucionarios y demócratas en general.
55 – En suma, en materia de arte la política de la revolución no debe dejarse estrechar por ningún tipo de prejuicios ni sectarismo, debe confiar firmemente en que, acercando a los artistas a las masas y viceversa, atrayéndolos a la actividad revolucionaria y manteniendo una lucha sistemática e inteligente por un contenido humanista y revolucionario para el arte, irán surgiendo poco a tradiciones y fortaleciéndose las escuelas más serias y de mayor significa para el progreso social.
Si nuestro Partido pretende erigirse en árbitro paternal del arte o dictar a los artistas formas determinadas únicas, sólo logrará atraer grupitos exigentes de artistas de calidad dudosa y fomentar sectas diminutas e hirvientes de problemas internos. El Partido ha de ser tajante sí, en oponerse a los artistas de un arte que trabaja al servicio de la reacción, que difunde el anti-comunismo, embellece la explotación del hombre por el hombre, el capitalismo y el imperialismo.
56 – En la intelectualidad salvadoreña hay un sector ya numeroso, que crece con cierta celeridad, formado por técnicos y profesionistas. Una parte de este se vincula profundamente y se identifica con la burguesía y el gobierno, pero en su mayoría se encuentran ante dificultades, a veces severas, para encontrar un lugar estable en la economía y para desarrollarse en su respectiva especialidad; con frecuencia sus conocimientos científicos y técnicos chocan con el atraso del país o los llevan a comprender la necesidad de una radical transformación de la sociedad. Estas dificultades emanan del propio carácter de la formación capitalista dependiente, de su rezago científico-técnico, del carácter antidemocrático de su sistema político y se ven agravadas por la crisis estructural y política que ella sufre, lo mismo que por los efectos provenientes de la crisis capitalista mundial.
Los técnicos y profesionistas tienen, en principio, por tanto, interés en la realización de las transformaciones que puedan promover el progreso social, en base de este interés, pueden ser atraídos al cauce de la revolución o a dar su apoyo; pero al mismo tiempo, por su origen clasista o por sus vínculos con la burguesía, tienden a ser inestables y poco seguros como aliados de la revolución, especialmente en cuanto ésta avanza hacia las fronteras de salida del capitalismo y la rebasa. Una gran parte de ellos son mucho más estables en el apoyo a la lucha por la democracia y otros cambios que de por sí no rompan las estructuras burguesas.
Desde luego, entre los técnicos y profesionistas hay muchos militantes revolucionarios, y pueden multiplicarse aún más, cuyo aporte es inapreciable.
El proletariado revolucionario ha de realizar un especial esfuerzo por y mantener a su lado al grueso de técnicos y profesionistas, pese a las dificultades que ello significa. Papel importante en este esfuerzos ha de jugarlo el esclarecimiento paciente y sistemático de la tarea histórica que la revolución reserva a los técnicos, profesionistas y científicos, como una de las fuerzas importantes en la construcción de la nueva sociedad.
57 – El trabajo por ganar a la intelectualidad reviste una forma predominantemente ideológica, pero ésta se vuelve bizantina, estéril, si al mismo tiempo no promueve o apoya su lucha política y reivindicativa.
58 – La política del proletariado revolucionario hacia las capas medias ha de optar modalidades y contenidos específicos ante la pequeña burguesía propiamente como tal. Aunque no es más numerosa que los otros sectores de estas capas, es también un aliado potencial en la revolución democrática anti-imperialista y el proletariado revolucionario puede atraerla a la unidad de acción por la democracia y la lucha anti-oligárquica, anti-monopolista en general, apoyando sus demandas reivindicativas de este tipo.
59 – Sector numeroso entre la pequeña burguesía, con tradiciones en las luchas democráticas y como fuerza de apoyo a las luchas obreras, estudiantiles y magisteriales, lo forman en nuestro país la mayoría de locatarias de los mercados y plazas, lo mismo que los artesanos (dueños de talleres trabajados por os mismos y sus familiares).
60 – El proletariado revolucionario también tiene un potencial aliado de masas en las capas marginales; aunque éstas, por su miseria extrema, por su posición al margen de la economía y los rasgos de su sicología social, son una masa expuesta a una rápida radicalización y al mismo tiempo sensible a los sobornos de la demagogia del régimen, a su política migajera y, en consecuencia, son bastante volubles en su conducta política.
Sin embargo, la experiencia en nuestro país y otros, demuestra que las capas marginales pueden constituirse en una gran fuerza luchadora por la libertad y las reivindicaciones socio-económicas, siempre que en su organización ejerzan especial influencia los cuadros obreros forjados en el movimiento revolucionario.
Esta posibilidad se ve favorecida en nuestro país por el hecho de que en grandes áreas de gran concentración de población marginal, habitan también numerosos grupos de obreros organizados.
61. Por lo general, cuando el movimiento revolucionario está en auge, las capas marginales pueden ser atraídas más eficaz y ampliamente al cauce de la revolución, pero en los períodos de reflujo ellas tienden a desertar y acomodarse bajo la tutela paternalista de las instituciones especializadas que el Estado y el imperialismo han creado para influirlas.
62 – La burguesía no es fuerza motriz de la revolución en nuestro país ni tampoco puede tomarse como tal ninguno de sus sectores por separado. Sin embargo, la burguesía o alguna parte de la misma, en determinadas condiciones concretas pueden verse impulsada a actuar en un sentido democrático.
Tal posibilidad existe y se ve reforzada por la creciente fascistización la dictadura militar derechista. El fascismo, como se sabe por toda la experiencia mundial, no es ni puede ser la política unánime y permanente de la burguesía; el fascismo es ante todo, en nuestro país, la política de una parte de la oligarquía financiera y de una parte del capital monopolista extranjero, es la política a la que se aferran como tabla de salvación los latifundistas y la dictadura militar derechista en franca crisis. El fascismo impone la hegemonía absoluta de estos sectores y de su política de extrema reacción, no sólo sobre los trabajadores, sino también sobre el resto de la burguesía.
De allí que algunos grupos de la burguesía se vean impulsados en determinado momento a adoptar una postura opuesta a los fascistas y, hasta cierto punto, democrática.
63 – La experiencia actual y anterior en nuestro continente, muestra que frente el despliegue de la revolución democrática por las masas populares, hay grupos de la burguesía, en algunos casos incluso la mayoría de ésta, que puede considerar necesario lanzarse a la lucha por la democracia, como un medio para disputar la dirección del movimiento en ascenso a las fuerzas revolucionarias avanzadas, que ven su meta final en el socialismo.
Un ejemplo de este tipo se vio durante 1958 en la lucha por derribar la tiranía de Fulgencio Batista en Cuba y hoy este mismo fenómeno, lo está presenciando con características de mayor audacia y masividad, en el caso de la lucha del pueblo nicaragüense por derribar la tiranía de Somoza.
64 – Lo que está planteado a definir frente a la burguesía en nuestro país, y pensamos que ello es común para América Latina en general no es sólo sí esta es o no una de las fuerzas motrices de la revolución, pues está bastante claro que no lo es, sino principalmente cuál ha de ser la actitud a adoptar frente a la posibilidad real de que sectores o grupos de la burguesía actúen en el bando anti-fascista y, sobre todo, cuando la burguesía, en vez de mantenerse firme y unida en el bando de la contra-revolución, empuña la bandera democrática y se lanza a disputar la dirección del movimiento popular a las fuerzas revolucionarias.
65 – El PCS se guía ante estos problemas por las orientaciones siguientes:
a) Las posibilidades anti – fascistas de sectores o grupos de la burguesía deben indagarse y examinarse en concreto y ante su existencia real debe aplicarse una política regida por los principios que norman el aprovechamiento de las contradicciones en el campo enemigo; pudiendo concertarse alianzas y temporales tendientes al aislamiento total y el debilitamiento de los fascistas; ante la acción ya en desarrollo práctico de la burguesía o de una parte de la misma, en lucha por un gobierno democrático, debe buscarse o fortalecerse la unidad de las fuerzas revolucionarias, con vistas a un gran esfuerzo común por mantener firmemente en los hechos la dirección del movimiento popular. Al mismo tiempo, se debe concertar bajo los principios anteriormente mencionados, una alianza concreta y temporal con las fuerzas burguesas que se pronuncian por la democracia, con el fin de aislar y debilitar al enemigo principal;
En un caso como éste, las fuerzas revolucionarias unidas deben hacer lo que sea posible en las condiciones concretas, por adelantarse a descargar con las masas los golpes decisivos, y en todo caso, deben adoptar las medidas necesarias para asegurar la acción independiente del movimiento popular frente a un eventual gobierno o apertura bajo dirección burguesa, de manera de pasar a realizar una lucha decidida por el cumplimiento consecuente de las transformaciones democráticas anti-imperialistas, encaminando esta lucha a la toma del poder real, para consumar la revolución democrática-antiimperialista y marchar hacia el socialismo; y cualquier alianza con fuerzas burguesas debe concertarse sabiendo que se adquiere un aliado “que hay que vigilar como enemigo”, en el que no se debe confiar ycon el cual es necesario romper para luchar en su contra, cuando las condiciones para el triunfo de la revolución han madurado.
66 – En general, no existe en nuestro país un sector o grupo específico de la burguesía que este predeterminado a actuar en un sentido progresista, en virtud de un supuesto carácter “nacional”, o por ser “industrial”, o por cualquier condición con fuerza de obligatoriedad histórica. En EI Salvador, como país capitalista dependiente de desarrollo medio, no hay una “burguesía nacional¨ como en las antiguas colonias asiáticas o africanas y la burguesía industrial se encuentra penetrada profundamente por el capital imperialista.
Lo que si debe saberse es que durante el desarrollo de la revolución democrática, como una consecuencia de la crisis del sistema político de dominación tradicional que la situación revolucionaria precipita, puede ocurrir que algún sector o grupo de la burguesía empuñe una bandera democrática y frente a esa posibilidad configurada en concreto, o convertida en realidad, es que debe el proletariado revolucionario y su partido adoptar una actitud correspondiente, de neutralización o unidad de acción contra el enemigo principal.
67. Por lo que se refiere a la realización consecuente de las tareas anti- imperialista y a la transformación de la revolución democrática en revolución socialista, de antemano debemos saber que la burguesía en su conjunto se coloca, temprano o más tarde, en el bando de la contra-revolución, excepto casos aislados de individuos que, por fuerte influencia de las ideas revolucionarios pueden adoptar una conducta favorable incluso al socialismo.
CAPITULO II
VIAS DE LA REVOLUCION Y FORMAS DE LUCHA
1 – El problema principal de la Revolución Democrática Anti-imperialista (como de toda revolución) es la toma del poder, su defensa y consolidación. Las formas y métodos de lucha revolucionaria por el poder vienen determinados por los rasgos característicos de la lucha de clases, particularmente por la correlación concreta de las fuerzas internas, por las formas de dominación y el carácter de la acción que las clases dominantes y su Estado realizan contra el avance de las fuerzas revolucionarias, lo mismo que por el grado de organización y capacidad combativa del proletariado y demás fuerzas motrices de la revolución. La correlación de fuerzas internacional y las condiciones concretas exteriores que rodean el proceso revolucionario, influyen, y a veces incluso determinan, las modalidades y características de la lucha de clases interna, tanto para las fuerzas revolucionarias; como para la reacción.
2 – De lo anterior se desprende que las formas y métodos del proletariado revolucionario y sus aliados en la lucha por tomar el poder, no deben adoptarse de manera voluntarista y mecánica, sino atendiendo a la situación histórica concreta.
A la forma de lucha que asume el papel principal en la toma del poder, o sea aquella que pasa a primer plano para realizar la tarea decisiva de la revolución, denominamos vía de la revolución o vía de la toma del poder.
3 – Es necesario distinguir entre vía de la toma del poder y vía de desarrollo del proceso de lucha por la revolución. Con frecuencia, la lucha por la revolución se desarrolla utilizando, a lo largo de muchos años, formas de acción diferentes a la forma que finalmente reviste la toma del poder. En otros casos, en dependencia de la situación concreta de la lucha de clases en cada país, un determinado tipo de esas formas de lucha se convierte en la principal y dominante, durante períodos más o menos largos o incluso para todo el proceso de lucha hasta la toma del poder.
4 – Saber determinar cuál ha de ser la vía más probable de la toma del poder y los rasgos y tareas más importantes de la vía de desarrollo de todo el proceso de lucha por la revolución, son decisiones de importancia estratégica, que permiten al Partido preparar y conducir debidamente al proletariado y sus aliados hasta la victoria.
Al mismo tiempo que se determinan la vía más probable para la toma del poder y los rasgos y tareas generales del proceso de lucha por la revolución, el Partido debe siempre estar preparado a realizar con la mayor agilidad los cambios que sean necesarios; debe estar listo a pasar de una a otras formas de lucha, según lo requieran los cambios que puedan ocurrir en la situación. El leninismo, confirmado por toda experiencia revolucionaria mundial, nos ha enseñado que es un deber primordial prepararse para saber realizar todas las formas de lucha.
5 – Así, pues, tanto la cuestión de la vía para la toma del poder como la de de desarrollo del proceso revolucionario, están íntima y esencialmente vinculados a las formas de lucha y a su mutabilidad. Nuestro Partido debe por ello conocer y aplicar las orientaciones fundamentales de la teoría marxista-leninista acerca de las formas de lucha, como una condición indispensable para dominarlas y utilizarlas con acierto.
A-LAS FORMAS DE LA LUCHA DE CLASES.
6. El marxismo-leninismo enseña que, por su contenido, la lucha del proletariado es de tres tipos: económica, política e ideológica; que de ellas la principal y decisiva es la lucha política y lo que hace a esta revolucionaria es que tenga como objetivo la toma del poder por el proletariado.
La lucha económica que no adquiere un carácter político-revolucionario, de hecho ayuda a fortalecer y consolidar al capitalismo; la lucha ideológica desligada de la lucha política, se transforma en pura propaganda de ideas que no están al servicio de ningún plan revolucionario concreto y hasta puede devenir en distracción y pérdida de sentido práctico para el Partido y las masas.
Unir la lucha económica e ideológica a la lucha política revolucionaria, hacer de ésta la principal, aunque en modo alguno la única: tal es la orientación invariable que rige la promoción, combinación y coordinación de estos tres tipos fundamentales de la lucha de clases.
7. — Desde el punto de vista de su forma, la lucha de clases puede ser:
a) legal o ilegal
b) abierta o secreta; y
c) armada o no armada. Preferimos esta expresión a la de “violenta o pacífica”, porque opinamos que la lucha de clases revolucionaria bajo todas sus formas, es en esencia violenta, puesto que se dirige a quebrantar, destruir y sustituir el poder y el sistema social imperantes.
8.— La lucha armada es una variedad de la lucha política, es la “continuación de ésta por otros medios” y se sujeta a la dirección política; mientras que las formas no armadas de la lucha política son también formas de la violencia revolucionaria, independientemente del grado de agudeza con que ésta se ejerza.
9. — Desde el punto de vista de las modalidades específicas que reviste la lucha de clases en cada momento, no es posible hacer ninguna clasificación en tipos determinados, puesto que en ello se expresa la infinita e inagotable inventiva de las masas.
10. — El requisito indispensable que han de cumplir todas las formas y métodos de lucha que se utilicen, es el de incorporar a las masas populares, promoverlas a actuar, llevándolas a realizar su propia experiencia y a aprender de ella. Así promoviendo a las masas a luchar contra sus opresores y explotadores, y a medida que crece su experiencia y su conciencia, ellas pueden dar origen a procedimientos nuevos y diversos de defensa y ataque.
La violación de este principio convierte a la revolución en simple “complot” o ‘conjura” y la expone a graves derrotas; su cumplimiento, en cambio, asegura al Partido vínculos profundos y ramificados con las masas, posiciones políticas decisivas para actuar con ventaja, sea una u otra, en fin de cuentas, la vía que lleve la revolución al poder.
B-LA VIA DE LA TOMA DEL PODER EN EL SALVADOR
11. — Aun cuando la vía para la toma del poder depende, como ya se dijo, de la situación histórica concreta que impere cuando tal paso madure, se puede y se debe prever el curso probable de tales acontecimientos en El Salvador.
Partiendo del conocimiento de las formas de dominación que emplean la oligarquía y el imperialismo en nuestro país, teniendo en cuenta el tipo de Estado y los métodos de éste, que se expresan en la dictadura militar derechista iniciada hace cuarenta y ocho años, la cual siempre ha respondido con la represión sangrienta a los avances de los trabajadores y ha venido cerrando los canales de la lucha electoral y otras formas democráticas, nuestro Partido considera que la vía más probable de la revolución en nuestro país será la conquista del poder mediante la acción armada del proletariado y sus aliados.
12. — Los comunistas quisiéramos que los trabajadores y el pueblo salvadoreño en general pudieran obtener sus reivindicaciones económicas, las libertades y derechos democráticos, e incluso el poder, con el mínimo de sacrificios, sin pérdida de vidas; pero nosotros no podemos determinar que la revolución triunfe sin violencia armada. La responsabilidad por la violencia y por el grado de destrucción que ella ocasione, corresponde en nuestro país a las clases dominantes y su dictadura militar derechista; y ya han demostrado ser especialmente crueles y despiadadas. A nadie puede caber duda de que son capaces de asesinar a decenas de miles de salvadoreños para sostenerse en el poder, contra la voluntad de todo el pueblo. Ya lo hicieron en 1932, y lo están haciendo hoy mismo, desde que se inició en 1968 y, sobre todo, en 1971-72,1a brutal escalada de represión y corrupción, cada vez más desbordadas; que nuestro pueblo resiste tan heroicamente.
La violencia viene así impuesta desde arriba; debe enfrentarse y derrotarse o acatarse con resignada sumisión. La resignación y la sumisión no son virtudes revolucionarias, son claudicación, renuncia a la revolución, a la conquista de la democracia y el socialismo.
13. —La conclusión de que la vía más probable de la revolución en nuestro país será la conquista del poder por medio de la lucha armada, se ve también fuertemente apoyada por la marcha de la dialéctica de la región y la contra-revolución en América Latina y particularmente en Centroamérica.
Las experiencias de la contra-revolución en Guatemala desde 1954; en Brasil el año 1964, en Bolivia en 1971, en Uruguay y Chile en 1973; en Perú desde julio de 1976, en nuestro país el 28 de febrero y días siguientes de 1977 y, sobre todo, en Nicaragua desde septiembre de 1978 demuestran con meridiana claridad que el imperialismo, sus aliados y sirvientes en nuestros países, han recrudecido en vez de atenuar las formas y la crueldad de la contra-revolución, han desarrollado y agilizado la cooperación y coordinación entre las fuerzas contra-revolucionarias de nuestro continente y de éstas con las de otros continentes; se muestran capaces de utilizar las armas y procedimientos más destructivos propios de las guerras entre los Estados (como los bombardeos aéreos y la artillería contra las ciudades), con tal de impedir el triunfo de la causa democrática revolucionaria.
14. — Desde luego, nuestro Partido cambiaría esta posición en el momento en que surgiera una modificación suficiente de los términos actuales del enfrentamiento revolución-contrarrevolución y se abriera una probabilidad real de tomar el poder por vía no armada para las fuerzas revolucionarías.
Los comunistas, entonces, nos aferraríamos a esa posibilidad que coincidiendo con otros partidos hermanos, consideramos remota, sumamente improbable, pero también sumamente valiosa.
Esta definición es de principio, establecida por los fundadores nuestra doctrina y reiterada por los partidos comunistas del mundo entero. La Declaración de la Conferencia de Partidos Comunistas y Obreros de 1969, señala:
“La dureza y las formas de lucha en tales condiciones no dependerían tanto del proletariado como de la resistencia que los de círculos reaccionarios opongan a la voluntad de la inmensa mayoría del pueblo, del empleo de la violencia por esos círculos en una u otra etapa de la lucha por el socialismo”
15. — Nuestro Partido considera que la insurrección armada popular ha de ser la forma principal de la vía armada de la revolución en nuestro país.
Ello no descarta otras formas de la lucha armada; todo lo contrario, presupone la combinación y coordinación de todas las demás formas de la lucha armada con la insurrección, así como también la combinación y la coordinación de estas con la multiforme acción no armada de las masas trabajadoras y populares en general.
La insurrección armada es la forma superior de la lucha de clases del proletariado y sus aliados.
16. — La insurrección debe organizarse teniendo en cuenta ciertas reglas esenciales y realizarse en el momento en que las condiciones sean más favorables.
Lenin resumió así la orientación de los comunistas a este respecto:
“Para poder triunfar, la insurrección no debe apoyarse en una conjura, en un partido, sino en la clase avanzada. Esto, en primer lugar. En segundo lugar, la insurrección debe apoyarse en aquel momento de viraje en la historia de la revolución ascensional, en que la actividad de la vanguardia del pueblo sea mayor, en que mayores sean las vacilaciones en las filas de los enemigos y en las filas de los aliados débiles, indecisos, a medias de la revolución”.
17. Para la conquista del poder no es suficiente que estén maduras las condiciones materiales que hacen posible la edificación de la sociedad socialista en nuestro país; es absolutamente indispensable que también maduren las condiciones para la revolución. Unas y otras condiciones son diferentes y ejercen una influencia también diferente en el curso del proceso histórico. Así, por ejemplo, en los EE.UU. y los demás países capitalistas desarrollados hace mucho tiempo que maduraron las condiciones o premisas para edificar el socialismo, pero las condiciones para la revolución socialista han sufrido retardamientos
18. Las condiciones para el triunfo de la revolución son de dos tipos: objetivas y subjetivas. Al momento en que maduran las condiciones objetivas lo llama el marxismo-leninismo “situación revolucionaria”. La situación revolucionaria es un momento pasajero, más o menos prolongado pero siempre transitorio.
Las condiciones subjetivas tienen que ver con la existencia, fuerza organizada, raíces y autoridad entre las masas, línea revolucionaria acertada y capacidad para aplicarla del Partido de vanguardia.
19. Así, pues, la insurrección ha de realizarse como una obra de las masas del proletariado y sus aliados, en el momento más favorable dentro de una situación revolucionaria, y contando con un alto desarrollo de las condiciones subjetivas.
Lenin definió así la situación revolucionaria, en su obra La enfermedad infantil del izquierdismo en el comunismo:
“….para la revolución no basta con que las masas explotadas y oprimidas tengan conciencia de la imposibilidad de seguir viviendo como viven y exijan cambios; para la revolución es necesario que los explotadores no puedan seguir viviendo y gobernando como viven y gobiernan. Sólo cuando los de abajo no quieren y los ‘de arriba’ no pueden seguir viviendo a la antigua, sólo entonces puede triunfar la revolución. En otras palabras, esta verdad se expresa del modo siguiente: la revolución es imposible sin una crisis nacional general (que afecte a explotados y a explotadores). Por consiguiente para hacer la revolución hay que conseguir, en primer lugar, que la mayoría de los obreros (o, en todo caso, la mayoría de los obreros conscientes, reflexivos, políticamente activos) comprenda a fondo la necesidad de la revolución y esté dispuesta a sacrificar la vida por ella; en segundo lugar, es preciso que las clases dirigentes atraviesen una crisis gubernamental, que arrastre a la política hasta a las masas más atrasadas (el síntoma de toda revolución verdadera es la decuplicación o centuplicación del número de hombres aptos para la lucha política pertenecientes a la masa trabajadora y oprimida, antes apática), que reduzca a la impotencia al gobierno y haga posible su rápido derrocamiento por los revolucionarios”.
20- Además de clasificar las condiciones para la revolución en objetivas y subjetivas, conviene también —a la luz de la concepción leninista expuesta atrás— distinguir las condiciones “de abajo” (“no querer seguir siendo gobernados y explotados como hasta ahora”) y aquellas “de arriba” (“no poder seguir gobernando y explotando como hasta ahora”), y cuidarse de no subestimar el papel de las segundas, hasta el punto de considerar que absolutamente todo —la victoria o el fracaso— depende sólo de las primeras; porque “los de arriba pueden hoy, más que antes, prorrogar su dominación: han aprendido mucho de la experiencia mundial, cuentan con un aparato administrativo, político y militar mejor organizado que en las décadas pasadas y con la asesoría y hasta la cooperación directa del imperialismo y de la reacción internacional en general.
Para derrotar a la reacción de hoy, aún en los países atrasados, se necesita una organización revolucionaria superior, más calidad en la dirección, mayor coordinación nacional e internacional en la lucha de “los de abajo”.
21.-La situación revolucionaria tiene un carácter objetivo, las condiciones y factores que la configuran son también objetivos, no pueden crearse a voluntad, pero sí puede facilitarse su desarrollo y maduración mediante la acción política de la vanguardia, guiada por una línea revolucionaria certera, trazada con un profundo conocimiento de la experiencia de la lucha de clases en nuestro país y aplicada con energía y agilidad
Especialmente se puede acelerar el desarrollo de las premisas objetivas político-organizativas y preparar así una eficaz acción del factor subjetivo, una vez que la situación revolucionaria estalle en el país.
22.-El desarrollo rápido y la acción eficaz del factor subjetivo, una vez iniciada la situación revolucionaria, depende decisivamente de la claridad, la capacidad de acción enérgica y, sobre todo, de la iniciativa revolucionaria del Partido del proletariado. De ello depende que éste sea o no en los hechos la vanguardia de la revolución
23. La insurrección debe prepararse seria y minuciosamente, jamás debe improvisarse. Nunca debe jugarse a la insurrección
La preparación de la insurrección armada exige la realización de siguientes tareas fundamentales:
a)Preparar política y anímicamente a las masas y al Partido, ganarlas para la idea de alzarse a la toma del poder.
Esta tarea no se logra confiando sólo en la agitación y la propaganda; el factor principal y determinante que permite ganar a las masas para la insurrección, consiste en llevarlas a realizar su propia experiencia en la lucha política y adquirir mediante ella la convicción de que las clases dominantes y el imperialismo no cederán el poder sin oponer una enconada resistencia, y que es preciso vencer esa resistencia y derrocarlos, que no caerán solos, no abandonarán su posesión del Estado por hecho de que la mayoría del pueblo exprese su voluntad en tal sentido. Sobre la base del avance de las masas en la adquisición de esta experiencia y convicción, es necesario promover a las masas a defender sus luchas de la agresión enemiga, poniendo en marcha así su educación para hacer uso de la lucha armada y comprender profundamente la necesidad de sacrificar incluso la vida por la revolución.
b)Preparar y organizar técnicamente la insurrección; es decir:
— crear los destacamentos militares revolucionarios clandestinos, templarlos y adiestrarlos en la acción práctica; o dicho de otro modo, construir y desarrollar las fuerzas armadas revolucionarias, incluso un verdadero ejército popular;
— ganar el apoyo al menos de una parte del ejército enemigo; y
— preparar un minucioso y detallado plan para el inicio y despliegue de la insurrección en el cual se consignen las tareas insurreccionales a realizar por las masas y aquellas específicas que han de cumplir el ejército revolucionario y los segmentos del ejército enemigo que se unan a la revolución, lo mismo que la combinación y coordinación de todas estas acciones.
24. — La lucha por ganar al Ejército (o una parte del mismo) para la revolución, debe ante todo apoyarse en la influencia que ejerce en sus filas la lucha de las masas trabajadoras y populares en general y, a la vez debe ganarse a las masas para realizar un trabajo consciente y activo en la lucha por el Ejército.
25. No puede excluirse que otras organizaciones revolucionarias se adelanten al Partido al configurarse una situación revolucionaria, si éste no se encuentra preparado, o no sabe orientarse y actuar con acierto e iniciativa y se muestra indeciso. El Partido y la JC tienen el deber ineludible de asegurar la esencia revolucionaria y la vanguardialidad de su lucha, de manera que puedan siempre estar a tono con la marcha hacia la revolución y actuar por ella resueltamente.
Tampoco puede descartarse que, si ni el Partido, ni ninguna otra organización actúan certeramente para conducir a las masas, la situación revolucionaria transcurra y se desenvuelva sin que haya revolución.
Puede haber, pues, situaciones revolucionarias con un desenlace victorioso y situaciones revolucionarias frustradas.
C— LA VIA DE DESARROLLO DEL PROCESO DE LUCHA POR LA REVOLUCION EN EL SALVADOR
26. La vía de la revolución así determinada como más probable por nuestro Partido, ha de ser la culminación de un multifacético proceso de lucha, durante el cual el proletariado y las demás fuerzas motrices de la revolución alcanzarán la experiencia, la organización y la conciencia política suficientes para estar preparadas a dar la batalla decisiva por el poder, cuando las condiciones lo permitan.
27. No obstante que no es posible predecir la táctica concreta y mucho menos las acciones específicas que han de realizarse a lo largo de todo el proceso de lucha por la revolución, sí es posible y necesario trazar las tareas principales, los rasgos generales de ese proceso, lo mismo que ciertas reglas que la táctica debe tener en cuenta.
28. Ante todo debe siempre estar claro que el proceso de lucha por la revolución presupone la combinación de todas las formas de lucha, incluidas las acciones armadas, en el grado y modalidades que la situación aconseje.
“El Marxismo —ha dicho Lenin— admite las formas más diversas de lucha; además no las ‘inventa’, sino que generaliza, organiza y hace conscientes las formas de la lucha de las clases revolucionarias que aparecen por sí mismas en el curso del movimiento.”
29. Combinar todas las formas de lucha no quiere decir utilizar mecánicamente siempre, en cada momento, en cada acción y obligatoriamente, una cuota de todas y cada una de dichas formas. Por lo general siempre el proceso destaca al primer plano una u otras formas como principales, asigna a otras un papel menos importante e incluso relega o suspende del todo algunas formas de lucha, por períodos que pueden cortos o largos.
He aquí los sabios consejos de Lenin a este respecto:
“En los diversos momentos de evolución económica, según las diferentes condiciones políticas, la cultura nacional, las costumbres etc., aparecen en primer plano distintas formas de lucha, que se hacen preponderantes y en relación con esto se modifican a su vez las formas de lucha secundarias, accesorias”.
¿Cuáles formas de lucha han de combinarse, cómo y en qué proporción ha de realizarse tal combinación? Este es un asunto a decidir por la táctica en cada momento, en cada acción, dependiendo del análisis de la situación concreta, del cálculo sobre la base de las condiciones existentes, etc. Es bien sabido que la táctica no se escribe para el futuro.
30. La experiencia de nuestro Partido enseña que en El Salvador la lucha de masas puede pasar muy rápidamente de una situación de receso y apatía a niveles —cuantitativa y cualitativamente— muy altos, y dar origen a verdaderos estallidos de la crisis política. El factor determinante de estos cambios básicos en la lucha de masas es la presencia de una motivación, que las impacte y ofrezca una posibilidad de acción política victoriosa.
La jornada de abril y mayo, el período mayo-octubre y la jornada.de diciembre de 1944; la lucha de septiembre-octubre de 1960 contra el gobierno de Lemus y la movilización de los 3 meses siguientes; las grandes huelgas de ANDES (1968 y 1971); las campañas electorales presidenciales: la de 1966-67 y el movimiento huelguístico obrero con ella entrelazado, que culminó con la “Huelga General Progresiva” del movimiento sindical unido, en abril de este último año; la de 1971-72, que culminó con el alzamiento militar del 25 de marzo y la de 1976-77, que culminó con la huelga política general progresiva y la toma por las masas de la Plaza Libertad y área céntrica de San Salvador, son algunos ejemplos destacados de esta característica de la lucha de masas en nuestro país.
30.1. — Los altos niveles de la lucha de masas en El Salvador tienden a ser de breve duración, muestran la tendencia a desvanecerse con cierta rapidez.
Influye para ello la falta de una amplia y ramificada red de organizaciones de masas, los errores o insuficiencias de la línea de las organizaciones que han encabezado las luchas y/o su falta de firmeza, pero también actúan ciertos rasgos —no suficientemente estudiados aún— de la sicología popular en nuestro país, particularmente el de que las masas esperan victorias rápidas y tienden a desilusionarse si ellas no llegan pronto.
Por eso, la dirección del movimiento revolucionario, además de los esfuerzos sistemáticos y permanentes por elevar el nivel orgánico de las masas y de educarlas en la disposición a la lucha larga y sostenida, debe también hacer planes que permitan aprovechar los momentos culminantes de la lucha de masas, de modo de alcanzar victorias concretas aunque no sean las decisivas y finales y, si las condiciones son maduras, planificar con audacia las batallas decisivas, procurando que sean de corta duración, atendiendo a los mencionados rasgos de la sicología popular.
30.2. — En nuestro país, excepto breves períodos, las formas abiertas y masivas de la lucha política predominan sobre las formas cerradas, clandestinas y de pequeños grupos; las masas comprenden mucho mejor las primeras que las segundas y se incorporan a ellas con cierta facilidad, siempre que se les abran vías accesibles de acción y se promuevan motivaciones influyentes.
Desde luego, la organización clandestina de nuestro Partido y de las demás fuerzas revolucionarias es una necesidad frente a la represión enemiga, pero ha de procurarse siempre promover y organizar las formas más amplias de la lucha de masas abierta, echando mano a todas las posibilidades.
30.3. — Tiene por eso mucha importancia, como lo hemos comprobado en la práctica, la combinación de las formas legales e ilegales de lucha. La experiencia indica que aun en los períodos de la más dura represión, existen posibilidades para realizar una u otras formas de la lucha legal.
Algunas formas de la lucha de hecho, simplemente no legales, e incluso ilegales, pero abiertas, como las huelgas o paros de hecho, han mostrado ser de una gran eficacia en la promoción de la lucha de masas.
Nuestro Partido, no da prioridad “por principio” a las formas legales, ni a las ilegales o de hecho, de la lucha de masas, sino que las utiliza separadas o combinadas, según lo requieran las condiciones y resulte más conveniente en cada momento. En las condiciones de nuestro país ha habido largos períodos en los que predominan objetivamente las posibilidades de la lucha en la esfera legal y otros en los que se impone la necesidad de impulsar la lucha de clases principalmente en la esfera ilegal.
30.4. — Nuestro Partido considera que no es el carácter ilegal o legal de las luchas lo que determina de por sí que se pueda o no educar revolucionariamente a las masas, como lo sostienen otras organizaciones revolucionarias. Lo que educa en este sentido a las masas es la orientación revolucionaria concreta que se imprime a cada lucha de masas, su acertada combinación con la lucha ideológica y política general y sobre todo, el que esa lucha permita hacer a las masas su propia experiencia, conocer en el curso de la misma la verdadera naturaleza de los enemigos, despojarse de ilusiones, lo cual las prepara a asimilar el punto de vista clasista revolucionario. Pero es indispensable, según nuestra experiencia, saber decidir correctamente el momento en que ha de virarse a la acción preponderante en la esfera legal y de esta a la ilegal. No realizar oportuna y ágilmente estos virajes es fuente segura de errores y tendencias ideológicas desviacionistas.
30.5.— Según nuestra experiencia, la utilización durante largos períodos únicamente de formas legales o ilegales de la lucha de masas, tiende a favorecer el aparecimiento en nuestras filas de corrientes oportunistas de derecha o de izquierda, respectivamente, las cuales se manifiestan especialmente en los momentos de viraje, obstaculizando e incluso frustrándolo. Estas tendencias erróneas suelen influir también sobre las organizaciones de masas que el Partido orienta, pero deben combatirse ante todo en las propias filas del Partido.
30.6. — Nuestro Partido, a pesar de estar sometido a la ilegalidad por las leyes burguesas y de funcionar en la clandestinidad, ha hecho una variada experiencia en organizar y dirigir diversas formas de la lucha legal. Especial importancia ha tenido en nuestro país la utilización de la lucha electoral. Para que esta lucha jugara un papel positivo en la revolucionarización de las masas, ha sido determinante la participación de nuestro Partido en la misma.
30.7.— Con la lucha electoral desde 1966 hasta 1977 pudo conseguirse o se ayudó a conseguir:
a) que las masas hicieran un decisivo aprendizaje político y la causa democrática anti-imperialista conquistara a la mayoría del pueblo, que nutridos sectores de éste se radicalizaran y asumieran un rol revolucionario;
b.- favorecer el proceso de viraje de la Iglesia Católica hacia una posición comprometida con las masas trabajadoras y el pueblo en general;
c) crear condiciones favorables al surgimiento de corrientes progresistas en el aparato civil y militar del Estado:
d) favorecer la lucha por la unidad del movimiento sindical y ayudar a debilitar la influencia de las agencias del imperialismo en éste y en el emergente movimiento de las masas del campo;
e) popularizar el programa de las transformaciones democráticas y antiimperialistas que nuestro país necesita;
f) facilitar grandes avances en el trabajo por el frente único democrático y enriquecer el campo de las fuerzas activas en la lucha por dicho programa;
g) alertar a tiempo a las grandes masas y a todas las fuerzas democráticas contra el peligro del fascismo y prepararlas para resistirlo;
h) polarizar el enfrentamiento político, debilitar la influencia de las clases dominantes y su régimen tiránico, desenmascararlos internacionalmente y atraer la solidaridad de otros pueblos; e
i) con todos estos logros, precipitar la crisis de la vieja dictadura militar derechista como sistema político de dominación.
30.8. — Los avances del movimiento popular convirtieron la lucha electoral en un instrumento de la causa democrática, arrebatándolo más y más a sus enemigos y por eso éstos se vieron arrinconados a la necesidad de corromper las elecciones, hasta quedar claro ante el pueblo salvadoreño que no es ésta una vía abierta para alcanzar el poder y realizar los profundos cambios estructurales y políticos por los que él lucha.
30.9. — Así, las elecciones en El Salvador agotaron para las masas mismas su valor estratégico, al menos mientras se mantenga en el poder la dictadura militar derechista, actualmente en proceso de fascistizacion; pero la lucha electoral conserva en principio un valor táctico. Participar o no en la lucha electoral es un asunto a decidir frente a cada momento concreto, evaluando su conveniencia o inconveniencia para adelantar en el cumplimiento de las tareas que tenemos planteadas en el proceso de lucha por la revolución.
30.10.— La lucha de clases en El Salvador ha dado confirmación a la reiterada experiencia internacional que indica: cada vez que las masas trabajadoras y populares en general consiguen realizar avances importantes en su organización, unidad o demandas reivindicativas y, más que todo, cada vez que el movimiento popular lanza una ofensiva generalizada de lucha política, las clases dominantes y su régimen lanzan un contra-ataque político y/o represivo, que busca anular tales avances, desarticular e incluso aplastar la ofensiva de las fuerzas populares y sus organizaciones.
Por no tomar en cuenta debidamente esta regularidad dialéctica de la revolución y la contrarrevolución, nuestro Partido y otras organizaciones revolucionarias hemos promovido batallas de masas en las que éstas se incorporaron con entusiasmo, pero terminaron sufriendo reveses, a veces severos.
30.11.— Así, pues, es una ley de la dirección táctica anticiparse a preparar con seriedad la acción que permitirá cortar, contrarrestar y —si las condiciones lo permitieran—incluso derrotar decisivamente el contraataque político y/o represivo del enemigo, cada vez que se lance una ofensiva o se consigan avances reales del movimiento popular; especialmente cuando se trate de las luchas del proletariado, los campesinos y sus aliados más cercanos o cuando se trate de ofensivas políticas generalizadas de las fuerzas democráticas y revolucionarias en conjunto.
Esta regla, que vale para las batallas y avances grandes, también vale para los pequeños combates parciales y/o locales, en los términos proporcionales correspondientes.
30.12. — La experiencia de la larga lucha de nuestro Partido indica que, como en todas partes, el proceso en conjunto de la lucha por la revolución pasa alternativamente por períodos de ascenso (o flujo) y de descenso, “bajón” (o reflujo). La táctica debe ser diferente en uno y otro período. La primera regla que debe cumplirse para trazar y aplicar una táctica acertada, consiste en lo siguiente: antes de formular un plan táctico debe estudiarse minuciosa y multifacéticamente la situación, incluyendo en ello el examen autocritico de nuestras actuaciones, con el objeto de determinar con la mayor claridad y certeza la o las causas, condiciones o motivaciones objetivas y subjetivas, económicas y políticas, que promueven el flujo o el reflujo y calcular sus probables alcances.
30.13. — La táctica durante el flujo tiene como objetivo fundamental lograr los mayores avances en el cumplimiento de las tareas principales del proceso de lucha por la revolución; llevar el flujo hasta sus niveles culminantes, sin permitir derrotas importantes contra las masas, fomentando su espíritu combativo, su disciplina y su ascenso a las posiciones de la conciencia revolucionaria, debilitando al máximo la influencia del enemigo.
30.14.— La táctica en el reflujo tiene como objetivo fundamental detener lo más pronto posible el “bajón” de las masas, sobre todo cuando las causas que lo determinan son más de carácter subjetivo que objetivo; impedir que las organizaciones de masas se desbanden o sufran daño profundo; defender la unidad del movimiento popular que en esos períodos es cuando está más amenazada; abrir la salida hacia un nuevo flujo, soldar las filas del Partido, elevar sus conocimientos, preparar sus cuadros y organismos, para hacer un trabajo más extenso y de mayor calidad en el flujo venidero.
30.15. — Cuanto más ramificada y sólida es la organización de las masas, cuanto más profundos son los vínculos del Partido y más elevado es su prestigio entre ellas, más prolongados y fructíferos tienden a ser los flujos y menos profundos y duraderos los reflujos. El factor subjetivo de una táctica correcta, de una actividad organizativa intensa y eficaz, puede, pues, incluso atenuar considerablemente la influencia de los factores objetivos que empujan hacia el reflujo.
30.16. — Continuar actuando con una táctica de flujo cuando las masas han entrado ya en reflujo, expone a reveses que pueden ser muy destructivos. Continuar con una táctica propia del reflujo cuando las masas han entrado en flujo, expone a que la vanguardia quede a la zaga de los acontecimientos, a que otros ocupen el lugar de vanguardia o/y que las masas actúen libradas a su suerte, sin dirección eficaz y hasta sin ninguna dirección o plan, facilitándose así la victoria del contra-ataque enemigo, la derrota profunda y el aplazamiento quizá muy duradero de la lucha por la revolución.
30.17. — Cuestión de una importancia difícil de exagerar durante el proceso de lucha por la revolución es la de saber determinar cuándo se ha agotado por las masas una determinada fase de su aprendizaje y de su lucha y se hace necesario pasar a una fase superior, elevando así sucesivamente el proceso de lucha por la revolución hasta su final victorioso.
Esta es ante todo responsabilidad del Partido Comunista y comprende dos tareas:
a) analizar y evaluar constantemente el proceso, conocer a fondo sus debilidades y fortalezas, las causas que las determinan; influir sobre el mismo con medidas concretas que permitan superar las debilidades y avanzar sólidamente ; y
b) elaborar con anticipación el plan que permitirá pasar el proceso de lucha a una fase superior y organizar a tiempo los fundamentos orgánicos y técnicos, los cuadros y recursos del Partido, que permitirán poner en marcha ese plan, llegado el momento oportuno.
30.18. — Nuestra experiencia y la de otros Partidos Comunistas, indica que el abandono de ésta obligación esencial puede conducir a graves errores de derecha y que abordarla con superficialidad y voluntarismo, menospreciando el estudio riguroso de la situación objetiva e improvisando los planes y recursos, conduce a graves errores de aventurerismo izquierdista. Ambos tipos de error pueden dividir al Partido y al movimiento popular y causarles otros efectos sumamente nocivos.
30.19.— La experiencia de nuestro Partido y de la lucha de clases en general en El Salvador, confirma la experiencia internacional de que los sentimientos y creencias religiosas de las masas deben ser respetadas, que se puede y se debe unir a las masas creyentes tras los objetivos de la revolución. Es necesario combatir las posiciones reaccionarias que procuran servirse de la fe religiosa para propagar el anticomunismo y dividir a las masas, pero debe estar absolutamente claro que no forma parte integrante del proceso de lucha por la revolución el combatir las creencias religiosas mismas y ganar a las masas para el ateísmo.
La tarea de dar a las masas una conciencia científica del universo es un problema a resolver a un plazo sumamente largo, que abarca la construcción y despliegue de la sociedad socialista e incluso quizá alguna parte de la sociedad comunista. Además, los métodos para resolver este problema son ajenos a cualquier hostilidad hacia los creyentes y sus iglesias.
31. — Las tareas principales a lo largo del proceso de lucha por la revolución democrática anti-imperialista, son las siguientes:
a) Construir una ramificada, extensa y firme red de organizaciones de masas: es decir, el “ejército político de la revolución”.
b) Conquistar la dirección del movimiento revolucionario por el proletariado y su Partido.
c) Construir las fuerzas armadas revolucionarias.
d) Forjar y consolidar la alianza obrero-campesina.
e) Construir el frente único de las Fuerzas democráticas antiimperialistas y antifascistas.
f) Ganar al menos una parte del ejército para la revolución.
32. — Entre todas estas tareas hay una inter-relación dialéctica, se determinan unas a otras; pero el punto de arranque, lo que permite el surgimiento de condiciones favorables para cumplirlas bien, es la promoción y organización de las grandes masas trabajadoras.
Al realizar dicha promoción y organización, los comunistas debemos actuar partiendo del punto de vista de las masas, de sus opiniones, de su nivel de conciencia y experiencia; debemos por tanto ser sumamente flexibles en este trabajo. Pero al mismo tiempo debemos realizarlo con vistas a elevar, paso a paso la conciencia, la organización y la combatividad de las masas, hasta el nivel revolucionario. Este y no otro son el objetivo y la razón de ser de nuestra flexibilidad. Sin este propósito y sin realizarlo, la flexibilidad se convierte en seguidismo y postración ante el espontaneismo de las masas, en “economismo”, en ayuda a las clases dominantes y su régimen a mantener y defender el capitalismo.
32.1. — Con el fin de organizar a la mayoría de las masas, se hace necesario impulsar la formación de diversos tipos de organización.
Cierto tipo de organizaciones, como los partidos políticos, los sindicatos, las asociaciones campesinas y otras similares, presuponen un cierto desarrollo de conciencia clasista y política. Estas organizaciones no pueden por eso abarcar a la mayoría.
Por lo dicho anteriormente, se hace necesario formar también organizaciones más amplias; es decir, con menor matiz político o clasista, incluso sin ningún matiz de éstos, como las asociaciones pro mejoramiento comunal, las cooperativas de diverso tipo, los clubs deportivos, los grupos culturales, etc., etc.
Paso a paso y sin violar el consenso de sus miembros, en la medida que lo va permitiendo y facilitando el proceso general de la lucha política de masas y el ahondamiento de la crisis de la dominación enemiga, es necesario y posible promover a estas organizaciones amplias a desempeñar un rol político revolucionario, sin desorganizarlas ni cambiar el cometido alrededor del cual se formaron.
32.2. — Dentro de las propias organizaciones con matiz político y/o clasista, hay también grados diversos; los partidos y otras agrupaciones de naturaleza política declarada, son bastante distintos a los sindicatos y otras agrupaciones para el mejoramiento económico y las condiciones sociales de sus miembros.
En estas últimas se agrupan elementos con distinta posición política, muchos de ellos son miembros de partidos políticos distintos, poseen diversas creencias religiosas, etc. El trabajo por su elevación política hasta el nivel de la conciencia y la práctica revolucionaria, debe realizarse sin violar el consenso básico que da vida a tales organizaciones (el común interés económico, educativo, sanitario, profesional, etc.); por el contrario, ha de realizarse apoyándose firmemente en dicho consenso y ha de avanzarse paso a paso hacia su revolucionarización, tomando en cuenta las condiciones y características de los asociados y el desarrollo general de la lucha por la democracia y la revolución en nuestro país, la influencia de la lucha de otros pueblos, etc.
33. — A lo largo del proceso de lucha por la revolución democrática antiimperialista, tiene una gran importancia la lucha por conquistar los derechos y libertades democráticas.
En las condiciones de nuestro país la lucha por la democracia encierra una perspectiva revolucionaria, más que una perspectiva reformista. En El Salvador ha imperado casi siempre —y en los últimos 47 años prácticamente sin interrupciones duraderas— un sistema político autoritario, donde la democracia burguesa no ha sido tradición, ni ha configurado un Estado y una organización civil correspondientes; de ahí que la lucha por tales derechos y libertades es una necesidad muy sentida por las masas; pero al mismo tiempo, es en extremo difícil que tal lucha dé origen a un proceso evolutivo sostenido y gradual de democratización que llegue a reorganizar paulatinamente al Estado, ya que la máquina estatal de la dictadura militar derechista y el recalcitrante carácter reaccionario de las clases dominantes, históricamente formados, se oponen de un modo tajante a un proceso consecuente de este tipo. Así, la conquista de la democracia surge como una tarea que solo puede realizarse por vía revolucionaria.
La lucha por los derechos y libertades democráticos con frecuencia ha conducido por eso en nuestro país a la agudización del enfrentamiento político, a su rápida polarización y a estallidos de la crisis política que, a veces, han acarreado incluso la división de la fuerza armada, golpes de estado y aperturas democráticas temporales y restringidas.
El derrocamiento del gobierno del general Hernández Martínez, del general Castaneda Castro y del coronel Lemus, originaron gobiernos aperturistas; la sostenida lucha de masas desde 1958, que tuvo un punto culminante en el derrocamiento del coronel Lemus (octubre de 1960) condujo en 1963-1964 junto con la influencia de ciertos factores internacionales, a una apertura democrática bajo el gobierno presidido por el coronel Rivera. Aquella apertura dio sus primeras muestras de agotamientos a comienzos 1967 cuando fue reprimida la campaña electoral presidencial del Dr. Fabio Castillo y, luego, cancelada la legalidad del Partido Acción Renovadora (PAR) que lo postuló.
33.1.- la experiencia en nuestro país demuestra que tales aperturas han sido una conquista de la lucha popular y aportaron condiciones favorables para avanzar en la organización y elevación de la conciencia política de las masas. La experiencia enseña, asímismo, que ante cada apertura democrática se han desencadenado el contra ataque de la reacción mediante el cual ha logrado clausurarlas todas hasta hoy ya sea de un modo gradual, como el cierre que siguió al derrocamiento del general Castaneda Castro y la promulgación de la constitución de 1950 , o el que siguió al establecimiento de la representación proporcional en la Asamblea Legislativas en 1963, o de un modo brusco, como ocurrió tras el golpe cuartelario de Osmín Aguirre en 1944, o tras el golpe de 25 de enero de 1961.
33.2.- nuestro partido no se propone como objetivo central el logro de aperturas democráticas, si no conducir al proletariado y sus aliados a realizar la Revolución Democrática. Anti-imperialista y a su continuación consecuentemente en el socialismo. Pero impulsa decididamente la lucha por la defensa y conquista de los derechos y libertades democráticas no solo por su significación de principio, si no por su potencialidad revolucionaria.
Al mismo tiempo, nuestro partido no ilusiona a las masas con las ¨aperturas ¨ si no que utiliza estas para clarificar y extender entre ellas la convicción, la decisión y la organización necesarias para avanzar hacia la meta revolucionaria de la toma del poder y la realización consiguiente del programa de las transformaciones democrático anti-imperialistas.
33.3.- teniendo en cuenta la experiencia histórica nacional, nuestro parido sabe que debe organizarse la defensa firme y resueltas de las conquistas democráticas alcanzadas, por medio de la acción más extensa y combatida de las masas y que la victoria popular en tal batalla, es decir la derrota del intento de la reacción de reimponer el cierre, puede devenir en un gran paso de aproximación a la revolución.
33.4.- Menospreciar estas luchas democráticas y sus posibilidades revolucionarias es un grave error que refleja falta de conocimiento de la realidad de la lucha de clases en nuestro país, ignorancia de la teoría marxista leninista y de la experiencia internacional
33.5.- en las condiciones actuales, en las que ha avanzado ya decisivamente el proceso de conversión de la dictadura militar derechista tradicional en dictadura fascista moderna, la lucha por la defensa y conquista de las libertades y derechos democráticos tiene una gran significación para adelantar el proceso de lucha por revolución. Incluso no se puede descartar que la revolución democrática anti imperialistas se realice en su primer paso como una ¨revolución antifascista ¨
Una ¨revolución antifascista ¨ puede, desde luego, no conducir ni a la revolución democrática anti imperialista ni al socialismo pero es sin duda otra forma de aproximarse a ella.
Tal tipo de experiencia se ha vivido en otros países, los casos más recientes fueron los de Portugal y Grecia en 1975, Irán a comienzos 1979.
34.- Centroamérica es un área de significación estratégica del imperialismo el cual ha promovido la integración de sus Fuerzas Armadas en el Consejo de Defensa Centroamérica (CONDECA), bajo la batuta del Comando Sur de los Estados Unidos. Cada una de las fuerzas armadas de los países centroamericanos, se encuentra mediatizada e influidas por las ¨misiones militares¨ norteamericanas y penetradas por redes de agentes de la CIA. De este modo, el imperialismo se ha asegurado cierta homogenización del sistema político de nuestros países, bajo pautas fascistizantes; lo mismo que una estrecha cooperación represiva y una acción contrarrevolucionaria coordinada, descubierta o abiertas entre los regímenes más reaccionarios del área, cada vez que la ola de lucha por la revolución se eleva en cualquiera de nuestros países.
Incluso costa rica, cuyas tradiciones democráticas-burguesas son antiguas, está sufriendo fuertes presiones políticas externas y manipulaciones militaristas en su Guardia Civil para forzarla a alinearse bajo esta mancomunidad de las tiranías. Desde luego, sigue siendo grande la diferencia de su sistema político con el del resto de Centroamérica, y muy fuerte la resistencia ante dichas presiones.
34.1.- por otra parte, la penetración o ¨interiorización¨ crecientes de los monopolios transnacionales y del capital de préstamos de los Estados Unidos en Centroamérica ha configurado un proceso y nexos de integración económica, lo mismo que h inducido un curso más o menos homogéneo del desarrollo capitalista bajo la creciente dependencia del imperialismo yanqui.
34.2 Sobre tales bases se procesa una crisis estructural similar en todos los países centroamericanos y la crisis política adquiere así mismo grandes similitudes, se asemejan los rasgos característicos de la lucha de clases e incluso las modalidades de la acción.
34.3.-Centroamerica, con un común origen histórico y un entrelazado e interdependiente proceso político desde la independencia de España, tiene hoy también un enemigo común para sus pueblos, enfrentan estos una contrarrevolución cada vez más coordinada bajo la batuta de este enemigo.
Todo ello hace posible y al mismo tiempo necesario una cooperación estrecha e incluso la coordinación relativa, especialmente en algunas esferas de la acción política, de los procesos de la lucha de la revolución en los países centroamericanos.
34.4.- El Partido Comunista de El Salvador se pronuncia decisivamente a favor de este acercamiento, cooperación y coordinación, de los partidos comunistas y obreros de Centro América entre si y de estos con todas las organizaciones revolucionarias y democráticas del istmo. Nuestro parido hará todo lo que pueda para poder conseguirlo.
Los recientes sucesos de Nicaragua se han encargado de subrayar con una claridad meridiana estas posibilidades y necesidades urgentes.
34.5.- Entre nuestros países y sus respectivos procesos económicos-sociales y políticos median también ciertas diferenciaciones: poseen disparidades en su desarrollo, peculiaridades y contradicciones inter-estales a veces agudas.
De ahí que la maduración de la condiciones para la revolución muestre también disparidades que deben tomarse en cuenta sin falta, al trazar la estrategia y la táctica y utilizar la diversas formas de luchas, al formular la política de alianzas y aprovechar las oportunidades y motivaciones capases de movilizar a las grandes masas.
34.6.- Por eso, elevar a formas supremas la práctica del internacionalismo proletario, estrechar la cooperación y organizar la coordinación entre los movimientos revolucionarios y democráticos de los pueblos centroamericanos, no significa de modo alguno realizar la revolución de un modo simultáneo y bajo iguales bajo modalidades del proceso.
34.7.- El Partido Comunista de El Salvador, al mismo tiempo que esta decididamente a favor de la cooperación más estrecha y de la coordinación, en todo lo posible, entre las fuerzas revolucionarias y democráticas centroamericanas, rechaza por errónea y conducentes a severos reveses, la condición uniformista y simultaneista de la revolución centroamericana, sustentada, bajo una u otra forma, por otras organizaciones de izquierda de la región.

CAPITULO III
LA CONQUISTA DE LA DIRECCION DE LA REVOLUCION DEMOCRATICA ANTI-IMPERIALISTA POR EL PROLETARADO Y SU PARTIDO

A.- Orientaciones generales
1.- La dirección del proletariado y su Partido de la revolución democrática anti-imperialista es la principal y decisiva garantía de su victoria y realización consecuente, de su defensa imbatible frente a la contrarrevolución y de su avance firme hacia el socialismo. Por consiguiente, conquistar dicha dirección es un objetivo de importancia estratégica.
2.- Para lograr este objetivo estratégico, es necesario guiarse por un conjunto de orientaciones, cuya realización práctica sea capaz de originar una correlación de fuerzas y un prestigio ampliamente favorable al proletariado y su Partido en el seno de las fuerzas motrices de la Revolución Democrática Anti-imperialista.
De acuerdo a la experiencia internacional, dichas orientaciones son las siguientes:
A.- revolucionalizar, organizar y unir al proletariado
b.- ganar a las masas del campo (proletariado agropecuario y campesinos) para la revolución, atraerlas a una firme alianza con la clase obrera y aceptar la dirección de esta, logrando así que el movimiento obrero y el movimiento de las masas rurales sean en conjunto la fuerza revolucionaria ampliamente mayoritaria, ¨el grueso de las fuerzas de la revolución ¨ según la expresión vietnamita;
c.- el proletariado y su Partido deben adelantarse a tomar firmemente en sus manos la bandera democrática, sin dejar que la burguesía tome la iniciativa y se aproveche de estas banderas: y
d.- desarrollar al Partido del proletariado, mantener y reforzar su carácter revolucionario de vanguardia con una elevada organización, una disciplina férrea y profundamente vinculado a las masas
3.- A fin de revolucionalizar, organizar y unir al proletariado, es necesario realizar fundamentalmente las tareas siguientes:
a.- trabajar sistemáticamente por llevar a las masas proletarias de dentro y de fuera de los sindicatos a la acción política, desarrollar en sus filas una intensa agitación y propaganda política y forjar así entre ellas la más difundida conciencia revolucionaria.
b.- desarrollar cuantitativas y cualitativamente la organización sindical; unificar sus filas derrotando las tendencias y maniobras divisionistas, de cualquier matiz; y
c.- combatir intransigentemente, en el terreno ideológico, las diversas manifestaciones de la influencia burguesa y pequeño-burguesa en el movimiento obrero: el “economismo” y el “izquierdismo”.
4.- A fin de ganar las masas del campo para la revolución, atraerlas a una alianza firme con la clase obrera y aceptar la dirección de esta y de su Partido, es necesario
a.- que el partido se guie por una línea acertada frente al problema agrario;
b.-que el partido penetre profundamente en el campo y promueva a los obreros organizados y políticamente conscientes a participar de un modo directo en la promoción y orientación de las masas del campo, en su organización y sus luchas
c.- que el partido eduque a las masas del campo en los principios y la práctica de la solidaridad internacional; y
d.- que el Partido coordine, en todas las circunstancias y fases de la lucha por la revolución, el movimiento obrero con el movimiento de las masas de campo,
5.- Para adelantarse a tomar las banderas democráticas no basta hacerlo en la propaganda; es indispensable realizar las orientaciones y tareas políticas siguientes:
a.- tomar la iniciativa en cada momento para realizar las acciones políticas concretas de masas en defensa o por la conquistas de las libertades y derechos democráticos;
b.- luchar firme y sistemáticamente en lo ideológico contra las tendencias de la burguesía y la pequeña burguesía y su influencia en el movimiento popular; y
c.- cumplir activamente y bien el trabajo por el frente único y el aprovechamiento de las contradicciones en el campo enemigo; coordinando acertadamente el interés de clase del proletariado con los intereses de las demás fuerzas motrices de la revolución.
B- Revolucionarizar, Organizar y Unir al Proletariado
6.- El proceso determinante de la elevación del proletariado al nivel de la conciencia revolucionaria socialista, es decir de su elevación de “clase en sí” a “clase para sí” consiste en la más extensa politización de los cientos de miles de hombres y mujeres que lo componen en nuestro país, para lo cual es necesario promover sus más extensas y activa lucha política.
6.1- Considerando su contenido fundamental y su esencia, dos son las concepciones de la lucha política del proletariado; aunque desde un punto de vista concreto y práctico ellas asumen diversas variantes y matices:
a- Una de estas concepciones limita la lucha del proletariado al campo estrecho de las relaciones obrero-patronales, por conquistar mejores salarios, prestaciones sociales, condiciones de trabajo, mejores leyes laborales y sociales.
Dicho de otra forma esta orientación limita la lucha del proletariado al objetivo de conquistar un mejoramiento de los términos de la venta de su fuerza de trabajo a los capitalistas y al mejoramiento de las condiciones en que el trabajo se realiza.
Esta lucha cuando se hace bien, puede reportar cierto mejoramiento, ciertas ventajas a los trabajadores, pero jamás conduce por si misma a poner fin a la compra-venta de la fuerza de trabajo, es decir, a liquidar la explotación del capital sobre el trabajo asalariado, a liquidar el capitalismo como sistema económico, social y político erigido sobre la base de dicha explotación.
A esta orientación es a la que el leninismo bautizo, con el nombre de “economismo” (también llamado por algunos “economicismo”)
b- La otra concepción de la lucha del proletariado, impulsa a éste a realizarlo principalmente en el terreno alto del conjunto de todas las relaciones entre las clases sociales y de estas con el Estado, conduce al proletariado a unir en derredor suyos a los campesinos y demás fuerzas sociales progresistas para tomar el poder y reorganizar radicalmente a la sociedad, liquidar el capitalismo y construir el socialismo; subordina a estos objetivos supremos todas las luchas de reivindicaciones inmediatas de los trabajadores
Esta es la orientación marxista- leninista de la lucha política del proletariado.
6.2- la lucha limitada a la esfera de las relaciones obrero-patronales y la legislación respectiva es a la que el proletariado tiende espontáneamente, por su propio impulso, librado a su propia suerte. Los economistas se colocan detrás de esta tendencia espontanea, embellecen con todo tipo de frase, presentándola como “la lucha auténticamente obrera” “clasista,” etc.
Pero la tendencia espontanea de la lucha del proletariado a lo más que puede llegar es a obtener reformas que mejoren relativamente la situación de la trabajadores dentro del capitalismo, bajo la explotación de los capitalistas.
Y aunque es cierto que los capitalistas se oponen por lo general a conceder tales mejorías y reformas, una vez logradas la utilizan sin falta para embellecer con su propaganda al sistema capitalista y para confundir a las masas proletarias y trabajadores en general, apartándolas del camino que pueda conducirlas a la revolución y el socialismo.
6.3- Está claro, pues, que el economismo no es la orientación “obrera” “clasista” , “auténticamente proletaria” sino, todo, lo contrario es la forma principal de la influencia de la burguesía sobre el proletariado; es la política burguesa en el movimiento obrero. Quienes impulsan el economismo traicionan al proletariado, hacen más gruesas y sólidas las cadenas que lo someten a la esclavitud capitalista.
6.4- Llevar a las masas proletarias y trabajadoras en general a la lucha política revolucionaria es una tarea que debe realizarse rompiendo su tendencia espontanea, “desde fuera” de las relaciones obrero patronales.
Es cierto que la lucha política del proletariado y demás trabajadores se realiza durante algunos periodos sobre la base de su lucha económica, pero ello no significa que siempre, obligatoriamente, deba ser así, o que la lucha económica sea una especie de primer paso indispensable, o primera instancia obligatoria, tras la cual y solo tras la cual, pueda venir la lucha política.
La experiencia de la lucha política en nuestro país a confirmado plenamente la tesis leninista de que la lucha política puede ser el primer paso para cientos de miles de trabajadores, incluso no sindicalizados y, que la lucha política es no solo la más decisiva, sino también la que más ampliamente moviliza a las masas.
Cualquier tentativa de delegar obligatoriamente la lucha política y los intereses políticos del proletariado a un segundo plano, a un segundo o tercer paso o instancia, es una forma de economismo.
Estas son las dos políticas fundamentales que se disputan la conducción del movimiento obrero: el economismo, expresión de los intereses de la burguesía y el capitalismo, y la política marxista leninista, expresión de los esenciales intereses del proletariado y el socialismo.
6.5- Sin embargo, el movimiento obrero tratan de influir también diversas variedades de la política izquierdista, que son en esencia la expresión de los intereses y la ideología de los diversos sectores de la pequeña burguesía. Los izquierdistas hablan en el nombre del marxismo- leninismo, pero en los hechos aplican una orientación esquemática, mecánica y simplista, según la cual únicamente existen dos clases sociales: “ricos” “pobres” que para ello son lo mismo que, “explotadores y explotados “o lo mismo que “burguesía y proletariado.”
Partiendo de esta vulgarización de la ciencia marxista-leninista, los izquierdistas reducen la lucha de las clases al enfrentamiento de “clase contra clase” de “ricos contra pobres” y consideran que la forma “más profunda”, “clasista” y “revolucionaria” de tal enfrentamiento es la lucha económica y /o el terrorismo dirigido contra los intereses económicos de los ricos.
Los izquierdistas, a pesar de que postulan la lucha por el socialismo y de que hablan de la necesidad en abstracto de lucha política, desprecian o minimizan las distintas manifestaciones de la lucha política concreta, incluso consideran que estas son únicamente propias de la burguesía, por lo que toda participación del proletariado en las mismas lo “conduce inevitablemente a marchar a la cola de la burguesía “. etc. De allí su “posición de principio” contra la participación en las elecciones, en la lucha parlamentaria y en la lucha general a no ser que se luche por leyes que plasmen reivindicaciones económicas de las masas trabajadoras.
Así, pues, aunque parezca ilógico, el izquierdismo coincide con el economismo, ambos, aunque actúan con distintos métodos y formas de lucha, glorifican la reducción de la lucha a la estrecha esferas de la relaciones económica de las clases y de hecho glorifican la tendencia espontanea del movimiento obrero.
6.6- Desde luego, organizar e impulsar la lucha por reivindicaciones económicas, por reformas jurídicas y sociales, no es de por sí economismo, siempre ha sido parte del trabajo de los comunistas y debe seguirlo siendo; pero esta lucha tratamos de dirigirla no solo para reclamar concesiones y reformas, sino también para:
a.- llevar a los trabajadores a comprender por su propia experiencia la naturaleza reaccionaria del gobierno, su condición de instrumento de la gran burguesía, los terratenientes y el imperialismo, el carácter profundamente anti-democrático, autoritario y arbitrario de sus métodos;
b.- incorporar nuevos contingentes de trabajadores a la lucha activa;
c.- elevar la combatividad y templar el espíritu revolucionario de las masas trabajadoras; y
d.- poner a prueba a un gran número de elementos avanzados de las masas, poner a prueba, templar y desarrollar al propio Partido.
Todo ellos lo hacemos desembocar los comunistas en la lucha por instaurar un poder revolucionario, que asegure la democracia para el pueblo y, en definitiva, la instauración de la dictadura del proletariado y la reorganización socialista de la sociedad. Los comunistas subordinamos así la lucha por las demandas económicas y por las reformas a la lucha por la democracia y el socialismo.
6.7 Desarrollar la lucha política del proletariado y los trabajadores en general, exige:
a- realizar una activa y ágil denuncia de todas las arbitrariedades del régimen y no solo de aquellas que van dirigidas contra los proletariados sino, también de las arbitrariedades que afectan a las demás clases y capas, imprimiendo a esas denuncias un enfoque revolucionario, es decir apuntando las causas y objetivos clasistas reaccionarios que motivan tales arbitrariedades y levantando frente a las mismas los objetivos democráticos y socialistas.
Las denuncias y la agitación alrededor de ellas no deben reducirse a los conflictos obreros-patronales, a los problemas y demandas económicas, si no que principalmente han de ser el centro de nuestra agitación las denuncias políticas: la violación de los derechos humanos individuales y sociales, etc.;
b.- organizar e impulsar sistemáticamente la acción política practica de las grandes masas proletarias y trabajadoras en general, vinculando los siguientes objetivos inmediatos con la necesidad de avanzar hacia la lucha decisiva por la conquista revolucionaria del poder.
c.- realizar en la práctica una acertada combinación de las diversas formas de lucha, preparar ideológica y organizadamente a las masas para pasar a las formas superiores.
d.- realizar una amplia y sistemática difusión en las filas de los proletariados de las ideas del socialismo científico, de la necesidad de la revolución democrática anti-imperialista y de su programa y de los nexos de esta con la revolución socialista,
6.8 la tarea de llevar al proletariado a la lucha política” desde afuera” de la relación obrero patronal es en esencia, para nuestro Partido, el trabajo por unir su táctica, su línea general y el socialismo científico al movimiento obrero.
El Partido Comunista sin el movimiento obrero en extremo débil, inofensivo para la burguesía y el imperialismo, no puede dirigir el proceso de lucha por la revolución, ni encabezar esta. El movimiento obrero sin el partido marxista-leninista de vanguardia, es un movimiento a lo sumo reformista, un pilar de sostén de capitalismo.
7.- Los sindicatos son organizaciones surgidas históricamente para la lucha económica del proletariado; aparecieron antes que el socialismo científico y el movimiento comunista. Los sindicatos son la expresión orgánica de la tendencia espontanea de la lucha de clases del proletariado.
El movimiento sindical lleva en sí, por eso, la tendencia al economismo y si no se realiza en ellos una labor verdaderamente comunista, los sindicatos engendran economismo cotidianamente.
7.1- Los sindicatos agrupan a los trabajadores en base a su común interés en mejorar el salario, las condiciones de trabajo, las condiciones de vida, en general y la legislación social, aunque sus integrantes posean distintas creencias religiosas, filiación partidista o ideológica política.
En otras palabras, los sindicatos agrupan los trabajadores “dentro” de la relación obrero patronal.
Si los sindicatos dejan de luchar por dicho interés comunes, tienden a debilitarse a liquidarse o dividirse
7.2- Teniendo en cuenta la naturaleza de los sindicatos como organizaciones para la lucha económica, el trabajo comunistas dentro de los mismos debe realizarse sin violar el consenso que une a sus miembros, los comunistas deben fomentar, organizar cada vez mejor y dirigir la lucha económica, pero al mismo tiempo han de realizar una intensa y sistemática agitación y propaganda política, tanto como sobre la base de los intereses económicos y las luchas económicas, como la que no tiene base en ella sino en los intereses comunes de todo el pueblo frente al régimen de opresión, por la democracia y el socialismo.
7.3.- Nunca exigiremos los comunistas que todos los miembros de los sindicatos acepten y apoyen nuestra política como un requisito para pertenecer a estas organizaciones o para que estas asuman con firmeza la defensa de sus intereses en la relación obrero-patronal, pero jamás dejaremos de hacer nuestra agitación y propaganda política revolucionaria, comunista; jamás dejaremos de educar a los trabajadores en la idea correcta que los intereses políticos del proletariado y sus aliados están por encima de sus intereses económicos inmediatos, ni dejaremos de trabajar por llevar a los trabajadores sindicalizados a la acción política, a la lucha política por la democracia y el socialismo.
7.4-Estas orientaciones de ningún modo deben confundirse con la “neutralidad de los sindicatos” preconizadas por los economistas y reformistas en general, junto a todos los elementos reaccionarios en el movimiento sindical.
Los comunistas en los sindicatos procuramos mantener el consenso interno que une a sus miembros, el respeto de la democracia que rige el funcionamiento de estas organizaciones, respetamos el pluralismo ideológico y la diversa militancia política que hay en sus filas, pero al mismo tiempo hacemos el trabajo más esforzado y sistemático por ganar a las posiciones de la política comunista a la gran mayoría de los trabadores sindicalizados. A tono con nuestros progresos en esta dirección, hacemos que los sindicatos y sus conglomerados federales o confederales adopten esta política como suya.
Para los comunistas los sindicatos deben llegar a ser “correas de transmisión” entre el Partido y las grandes masas trabajadoras sin Partido.
7.5- En las condiciones de nuestro país se presentan casos en los que la lucha política entra en conflicto con la legalidad de los sindicatos, o estos se encuentran en una dirección reaccionaria o conformista. Los comunistas procuramos entonces crear formas de organización especiales para facilitar a los trabajadores sindicalizados la realización de su lucha política práctica, sin menoscabar en lo posible sus sindicatos o eludiendo el obstáculo de sus dirigentes oportunistas.
7.6- El trabajo comunista en los sindicatos exige que se recluten sistemáticamente para formar parte de nuestro partido y de la JC a los trabajadores más avanzados, más firmes y combativos, más honestos y ejemplares y formen con ellos una ramificada bases integradas por células, conforme los principios organizativos que rigen al Partido.
Si el Partido y la JC no se construyen fuertes y bien organizados en la filas sindicales, serán inútiles los esfuerzos por revolucionalizar a los trabajadores agrupados en los sindicatos, la tendencia espontanea prevalecerá o surgirá una y otra vez, el economismo robustecerá sus raíces y perdurara.
8.- Los comunistas estamos interesados en extender lo más posible la organización sindical, en elevar la eficiencia y la claridad de los sindicatos y unificar el movimiento sindical. Abarcar el proletariado en su conjunto y al grueso de los demás trabajadores en el movimiento sindical, unir bajo una dirección única a los sindicatos y demás organizaciones de los trabajadores, tales son nuestros objetivos.
8.1- al impulsar el desarrollo orgánico del movimiento sindical hemos de guiarnos por las siguientes orientaciones:
a.- hacer esfuerzos extraordinarios por extender la organización sindical entre el proletariado industrial y agropecuario;
b.- prestar atención especial a la organización de los trabajadores en las ramas decisivas de la economía
c.- impulsar la organización o reorganización de los trabajadores, tendiendo preferentemente a formar sindicatos por industria y federaciones por industria;
d.- esforzarnos por liquidar las diversas formas de paralelismo organizativo, buscando la agrupación en sindicatos únicos;
e.- esforzarnos por elevar la participación activa de las bases de los sindicatos, dándoles una organización y una educación política, administrativa y técnica multifacética, a tono con las exigencias de la lucha. Especialmente debemos impulsar la construcción del auto defensa;
f.- esforzarnos por elevar constantemente el grado de división del trabajo y eficiencia en los organismos de dirección sindical, enriquecer la práctica de la dirección colectiva y el control del trabajo; y
g.- esforzarnos por la formación sistemática de cuadros de elevada calidad política y práctica en el movimiento sindical.
8.2- Objetivo de importancia estratégica es para nosotros la unificación de todo el movimiento sindical y de más agrupaciones de trabajadores en una central única, que abarque las organizaciones del proletariado industrial y agropecuario, de los trabajadores de los servicios y el comercio, de los empleados públicos y particulares, de los maestros, los trabajadores de la salud. Etc. Y también a las organizaciones campesinas
La Central Única es la más alta expresión de la unidad orgánica del movimiento sindical.
8.3- En la lucha por la Central Única, juega un papel determinante ganar a las masas organizadas para la idea de la unidad, conseguir que ellas comprendan su profundo significado clasista revolucionario, su gran importancia política y la hagan firmemente suya, la utilicen como arma contra los divisionistas y la hagan prevalecer sobre las inconsecuencias y pretextos de los dirigentes que se muestran indecisos, esquivos y opuestos ante el proceso unificador.
8.4- Los comunistas, por consiguiente, debemos realizar una agitación y una propaganda sistemática, de muy amplia difusión, entre las masas trabajadoras organizadas, a favor de la unificación en una poderosa Central Única. Al mismo tiempo, debemos vincular esta agitación y propaganda a una práctica unitaria cotidiana, que se exprese en:
a.- la acción solidaria con las luchas de todos los trabajadores, independientemente de la Central o sindicato a que estén afiliados y cualquiera sea la orientación político-ideológica de su dirigentes; y,
b.- todas nuestras iniciativas de acción deben incluir sin falta medidas para atraer a la lucha conjunta a todos los trabajadores relacionados directa o indirectamente con los objetivos e intereses concretos que dichas acciones se proponen alcanzar o defender.
8.5- En la lucha por la Central Única desempeñan también un rol necesario el dialogo, las negociaciones y acuerdos entre los dirigentes. Nosotros debemos esméranos para realizar bien este trabajo unitario ¨por arriba ¨ sabiendo que será solido y fructífero si se apoya en un profundo trabajo unitario entre las masas, es decir ¨por abajo¨
Uno y otro trabajo se complementan, nunca deben ser vistos como contrapuestos o alternativos; pero el trabajo unitario ¨por abajo¨ es el principal y el es que se hace ¨por arriba¨ es el complementario.
8.6- Cuando las condiciones lo aconsejan, el trabajo unitario en un caso concreto puede iniciarse ¨por arriba¨, pero entonces debemos darle prontamente un fundamento ¨por abajo¨. Cuando el trabajo unitario se empieza ¨por abajo¨ debemos determinar el momento oportuno para complementarle con los contactos y negociaciones ¨por arriba”.
8.7- En la lucha por la Central Única juega un papel decisivo la unidad de acción, es decir, las acciones conjuntas por alcanzar determinados objetivos comunes y realizar la defensa de intereses y derechos también comunes. La unidad de acción no implica obligatoriamente la creación de organismos conjuntos; y si estos se crean tienen un carácter transitorio para coordinar la acción concertada en común.
La unidad de acción es una escuela de gran valor para ganar a las masas a la idea de la unidad orgánica y política y para promover el mutuo conocimiento entre los dirigentes, apreciar sus virtudes y defectos, sus reales posiciones político-ideológicas, sus compromisos etc.
La unidad de acción enfocada así, es motor y a la vez brújula para el trabajo de la unidad orgánica del movimiento sindical, cuya expresión superior es la Central Única.
8.8 La Central Única es la más alta expresión de la unidad orgánica del movimiento sindical, pero no implica la unidad ideológica de todos sus componentes, aunque si la unidad política en torno de una plataforma política y reivindicativa común, que recoja las orientaciones comunes frente a los fundamentales problemas nacionales e internacionales y frente a los intereses y demandas inmediatas de los trabajadores en lo económico-social.
Los integrantes de la Central Única pueden conservar sus enfoques, sus posiciones diferentes y divergentes, y tienen derecho a luchar a favor de su orientación particular, pero esa libertad de lucha por conquistar a las masas agrupadas en la Central Única, únicamente puede ser aceptada sobre la base del cumplimiento estricto e incondicional de todo lo pactado, de todo aquello que incluye la plataforma común y del absoluto acatamiento de las normas de vida recogidas en los Estatutos de la Central Única.
9.—En la lucha por revolucionar, organizar y unir al proletariado, los comunistas no nos limitamos al trabajo en el frente sindical, si no también buscamos actuar entre las extensas masas proletarias y trabajadoras no organizadas, o agrupadas en formas orgánicas diferentes a los sindicatos; organismos comunales, cooperativas, grupos artísticos y culturales, club deportivos etc.
10.- La experiencia de las últimas dos décadas permiten una muy amplia vinculación con las masas trabajadoras y desplegar entre ellas con rapidez nuestra influencia. Pero, al mismo tiempo, nuestra experiencia indica que en las condiciones represivas impuestas por la dictadura militar derechista que sufre por nuestro país, las masas, incluso las menos organizadas, responden el trabajo político de las organizaciones democráticas y revolucionarias brindándoles un gran apoyo, pero rehúsan integrarse abiertamente a sus filas, lo cual consideran un peligroso riesgo frente al ramificado aparato represivo del régimen.
10.1- Teniendo en cuentas las anteriores características de la lucha política en nuestro país, debemos promover diversas formas de organización de masas, incluso aquellas que tiene un matiz político atenuado o no tienen ningún matiz político, y al mismo tiempo mantener en todas ellas una permanentemente y sistemática agitación y propaganda política.
11.- La tarea de revolucionar al proletariado no puede realizarse con éxito si llevar adelante sistemáticamente una profunda lucha ideológica contra la influencia burguesa y pequeño burguesa en el movimiento sindical, en las filas proletarias y trabajadoras en general. Esta es ante todo una lucha contra el economismo y contra el izquierdismo.
11.1- La lucha por la unidad del movimiento sindical no significa el cese de la lucha ideológica: en el terreno ideológico no debe haber concesiones, ella debe librarse constantemente a fondo. Sin embargo, las divergencias ideológicas no deben colocarse como obstáculos para la unidad de acción y ni aun para la unificación orgánica del movimiento sindical. La unidad puede concretarse en cualquiera de sus formas, y al mismo tiempo, desarrollarse la lucha ideológica.
11.2- La experiencia de nuestro partido en la lucha ideológica dentro del movimiento obrero enseña que debemos librarla atendiendo a ciertas reglas:
a.- debemos tomar como temas de la lucha ideológica aquellos que están directamente relacionados con la lucha política que se libra en nuestro país y la arena internacional en cada momento: es decir no desarrolla una temática programada en abstracto, de acuerdo a un rigor académico, si no que ha de ser una lucha de ideas vivas, ligada al palpitar diario de la lucha de clases y a su perspectivas;
b.- debemos siempre de ir al fondo de los temas en debate, argumentarlos multifacéticamente, apoyándonos en la teoría marxista-leninista, en la experiencia concreta de la lucha de clases en nuestro país y en lo internacional, es decir, no debemos enfrascarnos ni dejarnos enfrascar en discusiones sobre aspectos superficiales del tema en discusión y mucho menos aceptar que la polémica se distraiga a otros temas lejanos o a dilucidar ataques provocadores.
c.- la forma de nuestra polémica debe ser lo más limpia posible de adjetivos, calificativos hirientes, etc., ue puedan distraer el fondo de asunto, confundir a las masas y a los elementos sanos de la contraparte, acerca de cuales son nuestros verdaderos propósitos en la lucha ideológica;
d.- en todo el desarrollo de nuestra polémica debemos tener presente a las masas que observan y analizan el debate y no solo a la contraparte.
Por consiguiente, hemos de esforzarnos porque nuestra argumentación sea clara y comprensible para las masas y lleve una gran fuerza persuasiva.
e.- al concentrar la lucha ideológica contra las posiciones economistas o contra las izquierdistas, debe cuidarse de que nuestra argumentación no sea unilateral, que abarque también el deslinde con la otra tendencia errónea. De no hacerlo así nuestra polémica contra una de estas desviaciones puede fortalecer a la otra;
f.- nunca debemos limitarnos a destruir la argumentación errónea de la contraparte, debemos poner especial énfasis en exponer y argumentar la orientación correcta de nuestro Partido;
g.- debemos abordar la lucha ideológica con espíritu autocritico, reconocer nuestros errores enjuiciándolos de modo extraer de ellos, las lecciones que dejan para el desarrollo de la lucha por la revolución, debemos asimismo, analizar objetivamente la argumentación de la contraparte, descubrir en ellas los elementos positivos que contenga, hacerlos notar y apoyarnos en ellos para robustecer nuestro esfuerzo persuasivo; y.
h.- nuestra polémica debe impregnarse de un claro espíritu unitario, debe librarse como una enérgica lucha por la unidad.
Si nos guiamos por estas orientaciones desarrollaremos una lucha ideológica seria, educativas para las masas, capaz de calar hondo y persuadir incluso a muchos elementos situados de buena fe en la posiciones equivocadas.
C.- Ganar a las masas del campo para la revolución y para la alianza Obrero-Campesina
12.- en un país capitalista agrario como el nuestro, la decidida participación de las masas del campo en la lucha por la revolución democrática anti-imperialista tiene una importancia decisiva, por consiguiente, ganarlas para realizar su papel revolucionario es una tarea de valor estratégico. Si el Partido realiza bien esta tarea, asegurara la premisa más importante para conquistar la dirección del movimiento popular de la revolución democrática-antiimperialista.
12.1- Ganar a las masas del campo para la revolución lleva consigo:
a- revolucionalizarlas.
b- organizarlas y unirlas
c- atraerlas a la alianza obrero-campesina y a aceptar la dirección obrera.
13.- Para realizar estas tareas es indispensable que nuestro Partido y la JC penetren profundamente en el campo. En las condiciones de nuestro país demanda mucho esfuerzo y por eso, esta labor solo debe de ser coronada con éxito por cuadros y activistas capaces de la mayor abnegación y sacrificio. Al mismo tiempo, el trabajo por penetrar profundamente en el campo es una escuela práctica y fuentes de valiosos elementos para el forjamiento de cuadros comunistas.
Así, pues, los cuadros y activistas para esta tarea deben ser cuidadosamente seleccionados, sistemáticamente educados y adiestrados; este trabajo debe de ser objeto de constante atención y ayuda de los organismos dirigentes del partido y la JC y sometido a permanente control.
13.1.- El trabajo por ganar las masas del campo para la revolución exige que los cuadros y activistas organizadores, propagandistas y agitadores provenientes de la ciudades vayan al campo y permanezcan ahí el mayor tiempo posible, incluso que se trasladen a vivir en el campo, trabajen, convivan y luchen con las masas .
Los cuadros de la ciudad enviados al campo deben poner especial esmero en promover de las masas a los mejores elementos para forjarlos, educarlos como activistas y cuadros.
14. En nuestro trabajo por construir y desarrollar la base organizada de masas de la revolución en el campo, nos guiamos por las cuatro orientaciones siguientes.
a.- conocer bien a las clases y capas que haya en el campo en nuestro país, organizar bajo formas distintas y separadas al proletariado agropecuario y a los campesinos; organizar principalmente al proletariado y en cuanto a los campesinos, principalmente a los campesinos pobres;
b.- educar a las organizaciones del proletariado y los campesinos en la practica de la solidaridad y la coordinación activa entre la lucha de ambas, en la solidaridad y la coordinación practica con el movimiento obrero de la ciudad, en la lucha política junto a todo el movimiento popular y democrático, en la necesidad de la unidad de todas las organizaciones de masas de los trabajadores dentro de una Central Única, y en la necesidad de unir todo aquel movimiento revolucionario bajo una dirección política única y de todo el movimiento democrático en un frente único.
c.- nuestro trabajo por construir y desarrollar la base organizada de masas debe tomar minuciosamente en cuenta en cada caso el nivel de conciencia y de las opiniones de masas, la correlación de fuerzas con el enemigo, en fin, las condiciones concretas y promover, según lo permitan estas condiciones, formas de organización avanzadas (como los sindicatos, las asociaciones campesinas, las “Ligas Agrarias”, etc. ) o formas amplias como (las cooperativas , las organizaciones comunales por el progreso local, los grupos culturales, deportivos, etc., etc., ) pero siempre, sin excepción los comunistas nos empeñamos por elevar estas organizaciones, paso a paso, según lo permitan los progresos de nuestra influencia y las demás condiciones a jugar un papel político revolucionario.; y
d.- simultáneamente con nuestro trabajo por construir las organizaciones de las masas en el campo, debemos poner en marcha sin excepción el proceso de construcción del PCS y la JC, la organización y adiestramiento de la autodefensa, la construcción de las fuerzas armadas revolucionarias.
15.- La alianza obrero-campesina solo puede lograrse si el movimiento obrero de la ciudad:
a.- se empeña resueltamente en fomentar la organización y promover las luchas de las masas del campo;
b.- se solidariza decidida y firmemente con la lucha de las masas del campo;
c.- promueve a los sectores progresistas del resto del pueblo y a las fuerzas democráticas en general a prestarle apoyo; y
d.- coordina sus luchas con las luchas del movimiento de las masas del campo,
Así las masas del campo aceptaran unirse a la clase obrera en la lucha, y aceptaran la dirección obrera en el proceso hacia la revolución. Llevar al movimiento obrero a realizar esta política por la alianza obrero-campesina es tarea primordial, estratégica del PCS y la JC.
16- Esta tarea comprende varios aspectos:
a.- los cuadros activistas comunistas encomendados del trabajo del campo, deben apoyarse en los obreros organizados sin partido mejor dispuestos, interesándolos en avivar los vínculos naturales (militares y sociales en general), que unen a esos obreros con las masas del campo, de las cuales ellos provienen en un elevado porcentaje. Los comunistas deben encargar a estos obreros sin partido tareas concretas a realizar en el campo, comenzando con las más simples y fáciles, y de la base de sus avances, deben encargarles tareas más complejas y reclutarlos para nuestras filas.
b.- los dirigentes comunistas del movimiento obrero a todo nivel, células del partido y la JC que trabajan en este movimiento, cada uno de sus miembros, deben hacer una permanente y sistemática propaganda en los sindicatos y otras organizaciones obreras, a favor de la alianza obrero-campesina, del papel que estas organizaciones obreras deben jugar para el logro de esta alianza; deben divulgar entre la base y de la dirigencia de dichas organizaciones la situación en el campo, la realidad del problema agrario, nuestra línea frente a este problema, denunciar constantemente la represión y toda clase de arbitrariedades del gobierno, los capitalistas y terratenientes contra los trabajadores del campo; deben esforzarse por convencerlos de la necesidad de realizar ágil y resuelta acción practica de solidaridad en favor de la lucha y desarrollo de las organizaciones de masas del campo y de darles una efectiva ayuda para estos fines;
c.- al formular todo un plan de luchas de masas, la dirección nacional e intermedia de nuestro Partido y JC, deben siempre asignar un papel concreto, tanto al movimiento obrero, como al movimiento de las masas del campo, aplicando un criterio de coordinación inteligente de la acción de ambos; y
d.- los comunistas debemos realizar en el campo una amplia divulgación de los problemas que enfrenta el movimiento obrero y de sus luchas, la denuncia constante de la represión y arbitrariedades que sufren los obreros y todas las demás clases, capas y sectores del pueblo; en divulgar extensa y persuasivamente la idea de la alianza obrero campesina, la necesidad de la revolución democrática anti-imperialista, nuestra línea ante el problema agrario como parte del programa de dicha revolución y los anexos de estas con la revolución socialista, el papel que corresponde a la clase obrera, al proletariado agropecuario y a los campesinos en la revolución democrática anti-imperialista y en el socialismo.
16.- Nuestro Partido cuenta con una justa y acertada línea frente al problema agrario. El PCS fue el primero en analizar el problema agrario y formular una línea revolucionaria frente al mismo, la justeza de esta línea ha sido confirmada por la experiencia en los últimos diez años, durante los cuales ciertos sectores de la burguesía y del Ejército, estimulados por el gobierno de los Estado Unidos intentaron poner en práctica planes reformistas para suavizar este problema.
Sin embargo, nuestra alinea frente al problema agrario fue elaborada cuando no surgía aun el movimiento de masas en el campo, El despliegue de la lucha de clases en el campo durante los cinco años y el surgimiento allí de grandes organizaciones de masas, tiende a poner a prueba y entregar el indispensable aporte del punto de vista de las masas del proletariado agropecuario y de los campesino frente a este problema y, sobre esa base, nuestro programa agrario deberá perfeccionarse, corregirse en lo que sea necesario, dar respuestas a ciertos aspectos que aún se encuentran para nosotros solo formulados en sus trazos más generales.
Nuestro Partido, por consiguiente, a de prestar gran atención al estudio de la lucha de clases y del movimiento de masas en nuestro campo, al conocimiento y al análisis de las opiniones de los proletariados rurales y campesinos acerca del problema agrario y perfeccionar nuestro programa sobre la base de tales análisis.
Nuestro Programa Agrario no es, pues, algo acabado y absolutamente inmóvil, sino una orientación cuyos fundamentos y objetivos principales son justos, pero cuyas formulaciones y objetivos detallados aún se encuentran en proceso de desarrollo y de perfeccionamiento. Este perfeccionamiento es imposible sin el despliegue de la lucha de clases en el campo y sin la configuración de las opiniones de las masas del campo.
D.- Tomar la iniciativa en la lucha por la Democracia
17- El Partido está en las condiciones de tomar la iniciativa en la lucha por la democracia, impidiendo que la burguesía se aproveche de esta bandera:
a) Sí se esfuerza permanentemente por realizar de modo emblemático la politización, especialmente de las masas proletarias, campesinas y trabajadoras en general;
b- Si asegura los instrumentos para combinar y combina bien la lucha política legal e ilegal y lucha por no dejarse sacar de ninguno de los terrenos;
c- Si se mantiene siempre informado acerca del estado de ánimo, de las aspiraciones y opiniones de las masas,; acerca del estado de ánimo, actividad y proyectos concretos del enemigo en todo los campos;
d- Si estudia constantemente los problemas naciones e internacionales, esforzándose al mismo tiempo por alcanzar un mayor dominio de la teoría científica del marxismo-leninismo, por servirse mejor de ella en el estudio de dichos problemas y por aplicarla de manera creadora en la elaboración y perfeccionamiento de su línea táctica y estratégica; y
e- Si cuenta con una elevada organización interna de sus filas, con militancia valiente y consciente, que domina la línea, que da su aporte para elaborarla y está dispuesta siempre a la acción, al trabajo sacrificado y disciplinado.
17.1- Basándose en esta información constantemente renovada y en el estudio de la realidad nacional e internacional, es que el partido elabora orientaciones y consignas concretas para la acción.
El partido debe contar siempre con tales orientaciones y consignas; no deben faltarle nunca. Cuando ellas faltan o cuando son elaboradas improvisadamente, o atendiendo más a los deseos que al análisis serio las condiciones objetivas y subjetivas, de la correlación de las fuerzas, la situación concreta, el Partido en fin de cuentas, pierde la iniciativa política, se desvincula de las masas, se expone a reveses y aun a severas rotas, cede la iniciativa a la burguesía o a la pequeña burguesía.
18.- El Partido no debe limitarse a trazar sus orientaciones y consignas de acción, debe sin falta formular planes concretos para llevarlos a la práctica y en esos planes debe siempre asignar tareas específicas al movimiento obrero, de manera que éste pueda incrementar su peso e influencia política. Los planes de acción deben siempre incluir tareas a todos los frentes de la lucha de masas y disponer la coordinación inteligente entre ellos. Pero sobre todas las cosas, los planes de acciones deben contener siempre las tareas y medidas destinadas a perfilar a nuestro Partido y a su política ante las masas, combinando para ello la realización de este objetivo en el plano legal e ilegal, conforme a las modalidades diferentes en uno y otro campo, que las condiciones dicten.
18.1- Papel de importancia difícil de exagerar para la politización de las masas, en el perfilamiento entre ellas de nuestro Partido y de nuestra iniciativa en la lucha política, lo desempeña la propaganda escrita, en especial la prensa del partido, La propaganda escrita y sobre todo la prensa comunista, deben merecer la atención más esmerada de la dirección del Partido y la observación critica de todos los organismos y militantes suyos y de la JC, buscando su constante desarrollo cuantitativo y cualitativo.
La difusión y perfeccionamiento de la propaganda escrita y, en particular, de la prensa del Partido, es tarea irrenunciable y esencial de todo militante y organismo del PCS y la JC.
19.- En una país como el nuestro, donde impera desde hace tiempo un sistema político autoritario y represivo, las libertades y derechos democráticos se encuentran asfixiado para la casi toda la totalidad de la población. Personas, grupos, organizaciones de diversas clases sociales, civiles o militares, sufren diariamente a manos de las arbitrariedad que impregna la conducta de régimen , de sus funcionarios y agentes de todo los niveles, Como algo circunstancial al carácter autoritario y represivo del régimen, la corrupción en todas sus formas invade su aparato, en prácticamente todos sus escalones y a diario la conducta corrupta de sus funcionarios y agentes brota ante los ojos de la gente, provocando su indignación.
Denunciar diaria e intensamente la asfixia de las libertades y derechos democráticos, los casos concretos de arbitrariedades y corrupción del régimen y no solo cuando nos afectan a nosotros o a las organizaciones populares, constituye un formidable recurso de la agitación y la lucha por la democracia, una premisa indispensable para encabezar esta lucha.
Solo asumiendo un papel activo, diario e intenso, en la denuncia de la arbitrariedad y la corrupción de régimen, puede nuestro Partido surgir ante las masas como el abanderado principal de la lucha por la democracia en nuestro país.
Toda la militancia de nuestro partido y la JC, todo sus organismos de base y dirección, deben ser educados para realizar en la práctica estas denuncias y darle amplia divulgación oral y escrita, en las asambleas de organizaciones de masas y en las calles.
Los comunistas debemos educar y promover a las organizaciones del proletariado y demás organizaciones populares a realizar estas denuncias, hasta volverlas una necesidad de su vida diaria.
La denuncia de la arbitrariedad y la corrupción del régimen debe incluir la denuncia del papel del imperialismo yanqui como sostén del régimen, unido a una intensa divulgación de la idea que es necesario conquistar un poder verdaderamente democrático en nuestro país, de que ese es el objetivo de la revolución democrática anti-imperialistas por la que luchamos.
Sí los comunistas somos capaces de realizar permanentemente agitación y presión, no solo daremos un poderoso impulso a luchar por la democracia en nuestro país, sino que también aseguraríamos para nuestro Partido y para el proletariado revolucionario, la posibilidad de ser siempre quienes tomen en sus manos la bandera de la lucha por la democracia, quienes unan tras de sí al pueblo, y frustren la posibilidad de que la burguesía se adelante y se aproveche de esta lucha.

CAPITULO VI
El Frente Único y el aprovechamiento de las contradicciones en el campo enemigo
1.- Para conducir la lucha por la revolución hasta la victoria es absolutamente necesario que el proletariado y su Partido sepan combinar y coordinar la acción de todas las fuerzas revolucionarias y democráticas internas en cada etapa, ganar el apoyo de las fuerzas democráticas y anti-imperialistas internacionales, aislar nacional e internacionalmente al enemigo principal y concretar en su contra los golpes en cada momento. Esto es así porque:
a.- estamos en la etapa de la revolución democrática anti-imperialista, por consiguiente, el proletariado no es su fuerza motriz única, si no también lo son los campesinos y las capas medias
El proletariado no es tampoco la única fuerza capaz de ir hasta el socialismo. Se ha ensanchado y debemos esforzarnos por ensanchar aún más el campo de las fuerzas por el socialismo; y
b.-la evolución no se enfrenta a un solo enemigo, si no a varios y no puede derrotarlos a todos a la vez.
2.- En otras palabras, es necesario poner en ejecución una política que permita unir a las fuerzas motrices de la revolución, atraer a su lado o neutralizar a otras y, al mismo tiempo, aprovechar las contradicciones en el seno de las fuerzas enemigas. Esto es lo que llamamos “trabajo por frente único y el aprovechamiento de las contradicciones en el seno de las fuerzas enemigas “
Rechazar las alianzas y el aprovechamiento de las contradicciones del campo enemigo equivale en la práctica a preparar una derrota segura.
3.-El trabajo por la construcción del frente único y por el aprovechamiento de las contradicciones en el campo enemigo se complementan. Uno no puede realizarse sin el otro. Pero de estos dos trabajos, la construcción del Frente Único es el principal y el aprovechamiento de las contradicciones en el campo enemigo es el complementario.
4.- Nuestra política de alianzas debe conducir a la construcción de un Frente Único capaz de dar un gran poderío, una dirección única y una elevada coordinación a todo proceso de lucha por la revolución. Nuestro esfuerzo por descubrir y aprovechar las contradicciones entre los enemigos de la revolución, debe estar dirigido a aislar y debilitar a enemigo principal para facilitar la victoria de esta. La construcción del Frente Único y el aprovechamiento de las contradicciones en el campo enemigo son, por tanto, tareas estratégicas.
5.- Estas tareas únicamente pueden realizarse bien si el partido resuelve acertadamente estos otros problemas fundamentales:
a) definir con acierto el carácter de la revolución, sus fuerzas motrices, su enemigo principal y sus enemigos secundarios;
b) señalar con claridad el enemigo principal, no solo para todo el curso de la etapa en que se encuentra la revolución, sino también al enemigo principal más peligroso en cada momento concreto.
c) determinar también cuales son loa aliados que el proletariado puede y debe ganar y clasificarlos en distintos tipos, según sus características clasistas, su posición ante la revolución y frente al enemigo principal;
d) trazar una orientación clara para guiar este trabajo desde una posición clasista proletaria; y
e) trazar con acierto y emprender enérgicamente las tareas principales de la vía de desarrollo del proceso de lucha por la revolución.
6.- La determinación del enemigo principal en cada etapa de la revolución y del más peligroso en cada momento del proceso hacia su triunfo, es indispensable para aislarlo, dirigir en su contra la acción concentradas en las fuerzas revolucionarias, debilitarlo, descargarle el golpe principal oportunamente y derrotarlo. El carácter, las modalidades y la amplitud del Frente Único, lo mismo que las posibilidades concretas del trabajo por aprovechar las contradicciones en el campo enemigo, cambian al cambiar el enemigo más peligroso cualesquiera que sean las formas y los nombres que se adopten.
Así, pues, este trabajo, debe realizarse con un sentido de gran habilidad y agilidad, registrando los cambios en la situación; pero la permanencia de sus objetivos se mantiene invariable: unir junto a las fuerzas revolucionarias el poderío suficiente para defenderse y llevar al triunfo la revolución; aislar, debilitar y facilitar la derrota de sus enemigos.
El capítulo I de este documento está dedicado definir el carácter y las fuerzas motrices de la revolución que madura en nuestro país. Hemos caracterizado a esta como la Revolución Democrática Anti-imperialista, considerando como la primera etapa de la revolución socialista. Hemos definido asímismo que el proletariado, el campesinado y las capas medias son las fuerzas motrices de esta revolución y hemos definido posición ante la burguesía y su conducta probable frente a la revolución.
Debemos señalar que el enemigo principal de la lucha por la revolución democrática anti-imperialista, hasta su victoria, lo constituyen el imperialismo yanqui, la oligarquía financiera-terrateniente y los sirvientes de ambos.
En la actualidad (abril de 1979), es muy claro que los sectores fascistas del imperialismo yanqui, de la oligarquía salvadoreña y sus sirvientes, constituyen el enemigo principal más peligroso. Su política reaccionaria y represiva la dirigen no solo contra el proletariado y campesinos, sino con la mayoría de la sociedad, aportando así un amplio fundamento político para el Frente Único.
Nuestro Partido considera en la actualidad que el trabajo por el Frente Único debe realizarse simultáneamente en tres niveles, teniendo en cuenta el señalamiento de que los fascistas son el enemigo principal más peligroso de hoy:
a) El frente único de las fuerzas revolucionarias;
b) La alianza de estas con las demás fuerzas organizadas democráticas y anti-imperialistas; y
c) La alianza de todas las fuerzas anti-fascistas, incluidas las que no son imperialistas.
9.- Premisa indispensable para realizar el trabajo por el Frente Único es la determinación correcta de los aliados del proletariado, la clasificación de estos en distintos tipos, segun sus características clasistas, y la determinación de las distintas formas de alianzas que deben concertarse con ellos.
Tal clasificación, de acuerdo a la rica experiencia internacional debe distinguir entre:
a) Los aliados permanentes o aliados a corto plazo, y los aliados temporales;
b) Los aliados confiables y los condicionales.
10.- A partir de esta clasificación es necesario determinar un tipo de alianza a realizar con cada uno de esos aliados. En general, las alianzas pueden ser:
a) alianza combativa o militante.
b) alianza de atracción
c) alianza de neutralización
11.-En el curso de la lucha por revolución democrática anti-imperialista en El Salvador, los aliados del proletariado revolucionario se clasifican así:
a) el campesino y las capas medias deben ser ganados como aliados confiables y a largo plazo del proletariado revolucionario. El grado de confiabilidad varia y los menos confiables entre ellos, deben considerarse como aliados condicionales.
b) la burguesía media y todos los enemigos secundarios pueden ser aliados temporales y/o condicionales.
Dentro del proceso de lucha por la revolución democrática anti-imperialista, a los sectores medios de la burguesía no los consideramos en principio como parte del enemigo principal. Sin embargo, en la actualidad, algunos grupos de la burguesía media y de las capas medias tienden a alinearse en las posiciones fascistas militantes y, con ellos pasan a formar en las filas del enemigo principal más peligroso.
12.- Por lo que se refiere al tipo de alianza entre estas fuerzas, nuestro Partido considera que:
a) el proletariado revolucionario debe unirse y contratar una alianza militante de combate con los campesinos pobres, parte de los campesinos medios, las capas medias asalariadas de bajos ingresos y gran parte de la actualidad (estudiantes, maestros y una parte de los artistas, principalmente), con la parte más pobre de la pequeña burguesía urbana.
Esto significa que debe concertarse una alianza combativa entre el PCS, las FPL, la RN, el ERP y otras organizaciones revolucionarias.
b) con los campesinos medios acomodados y el resto de las capas medias debe el proletariado revolucionario realizar una alianza de atracción, atraerlas a brindarles apoyo, al menos moral y/o económico, a este y a sus aliados de combate, en la lucha por el programa democrático anti-imperialista o de las reivindicaciones inmediatas y comunes de todas estas fuerzas.
Esto significa que la PCS y, de ser posible, todas las organizaciones revolucionarias, deben concertar alianzas con las fuerzas democráticas.
El ingreso y permanencia de estos aliados en el Frente están condicionados a si la política de este refleja o no sus propios intereses y cómo los refleja: más exactamente, como plantea el Frente resolver sus problemas inmediatos o mediatos y, en particular, como lo haría el gobierno por el cual lucha éste.
Generalmente este tipo de aliados, según nuestra experiencia, se lanzan incluso a la acción cuando la lucha revolucionaria de masas es ascendentes, pero vuelven a ser pasivos y se alejan de la revolución cuando dicho proceso entra en reflujo.
c) Con los campesinos ricos, la burguesía mediana y los enemigos secundarios puede el proletariado revolucionario realizar alianzas de atracción o neutralización, según se presente cada caso.
13.- Al esforzarse por construir el Frente Único y para su desempeño en el seno de este, nuestro partido guía sus pasos bajo una orientación clasista proletaria y da a todo este trabajo dicho contenido. Solo así se puede asegurar que esta tarea sirva a la revolución democrática, anti-imperialista y al socialismo. El abandono del contenido clasista proletariado de este trabajo, puede conducir a graves errores que dañen o frustren la revolución.
Con el fin de asegurar el contenido clasista de nuestro trabajo comunista por el Frente Único, hemos de guiarnos por las directrices siguientes:
a) Lograr la unanimidad de todos los integrantes del frente único alrededor de sus intereses comunes, contra el enemigo principal ello significa que ha de pactarse una plataforma concreta que recoja dichos intereses comunes y que tal plataforma no incluirá los intereses contrapuestos.
b) Tomar la iniciativa para buscar el arreglo pronto de las diferencias y contradicciones entre los integrantes del frente único y restablecer la unanimidad. Al esforzarnos por el arreglo de las diferencias, hemos de tomar en cuenta los intereses clasicistas de cada uno y atenderlos en todo lo posible, pero no se permitirá que los intereses de uno prevalezcan sobre los otros, de manera de romper el genuino carácter común de la plataforma del Frente.
c) Asegurar que el proletariado tome la posición dirigente en el frente único; para lo cual es decisivo que desarrolle su alianza con los campesinos y los demás aliados a largo plazo, promueva enérgicamente la lucha conjunta con sus aliados de combate y realice con esmero, sin sectarismo, la defensa de la unanimidad.
El proletariado no impone con métodos atropelladores y prepotentes su dirección en el frente único, si no que la gana, la conquista, de la manera dicha.
15.-El amplio y constante examen del contexto internacional de la época histórica que vivimos y de las fuerzas políticas actuantes en el mundo, permite descubrir a los aliados internacionales, su carácter, fuerza y posibilidades para atacar a nuestro enemigos principal en sus momentos vulnerables, acorralarlos en sus momentos críticos y ayudarnos a debilitar su dominio en nuestro país, aislándolo internacionalmente. Este análisis descubre también a los enemigos exteriores y permite elaborar una política frente a los mismos.
Una correcta política de alianzas y aprovechamientos de las contradicciones entre los enemigos en lo nacional, constituye la premisa para realizar una política acertada y exitosa de alianzas y aislamiento del enemigo en lo internacional. En los tiempos actuales no puede haber victoria revolucionaria en lo nacional, sin una justa alianza internacional de las fuerzas revolucionarias.
En base a la experiencia internacional y la propia, nuestro Partido puede afirmar que, para lograr éxitos importantes en la construcción del Frente Único, no es suficiente poseer una línea política correcta, se vuelve indispensable desplegar una actividad decidida, amplia y vigorosa del Partido.
Por otro lado, la experiencia propia e internacional indica que solamente basándose en la acción política desplegada de las grandes masas se puede neutralizar a los enemigos secundarios y/o atraer a los aliados temporales o al menos lograr su apoyo moral. El trabajo comunista por el Frente Único no puede sustentarse, pues, únicamente en la habilidad para negociar y maniobrar de los dirigentes, debe poseer un fundamento real y practico en la movilización de las grandes masas trabajadoras y populares.
16.-Los comunistas deben esforzarse para alcanzar la posición directriz en el Frente Único. Pero esa posición solo será lograda si desarrollan la más desplegada y enérgica labor revolucionaria de masas, aplican una línea política correcta, muestran una disciplina férrea, inagotable espíritu de sacrificio., temple y valentía superiores y toman debidamente en cuenta tanto los intereses propios, como los de las otras organizaciones, clases, sectores o grupos que forman el Frente.
17.- La unidad de la propia clase obrera es básica y decisiva, es la que decidirá el rumbo y los alcances de la unidad de las fuerzas revolucionarias dentro del amplio marco del Frente Único. Es precisamente la estrecha unidad de las fuerzas revolucionarias la que permitirá asegurar la dirección única de la revolución y el tránsito de su etapa democrática anti-imperialista a su etapa socialista.
La unidad de la clase obrera y su alianza combativa con los campesinos es lo que puede asegurar la unidad de las fuerzas revolucionarias y esta a su vez garantizar la fortaleza del Frente Único en general y la defensa imbatible del poder, una vez conquistado.
18.- La unidad de las fuerzas revolucionarias es la forma política superior de la unidad entre el proletariado revolucionario y sus aliados confiables a largo plazo y de combate.
Lograr su unidad de las fuerzas revolucionarias es una tarea a la que nuestro Partido atribuye valor estratégico. Por las razones siguientes:
a)La mayoría de las fuerzas motrices de la revolución está formada en nuestro país por clases, capas y sectores cuyos intereses e ideología son de índole pequeño burguesa. Recordemos que dicha mayoría forman los campesinos, las capas medias y sectores numerosos de reciente incorporación al proletariado, cuya conciencia no se ha proletarizado aún.
Es pues natural y lógico que al agudizarse la lucha de clases y desarrollarse el proceso revolucionario, surjan sobre esta base diversas organizaciones revolucionarias y que estas sustenten en la mayoría de casos tendencias izquierdistas pequeño burguesas.
Está claro para nuestro Partido que sin la unidad entre estas diversas organizaciones, es en extremo difícil, por no decir imposible, unir a las fuerzas sociales motrices de la revolución, ni se puede sentar premisas sólidas para superar las deficiencias y errores ideológicos y políticos que dificultan la victoria del movimiento revolucionario.
b) La experiencia internacional contemporánea de la revolución (Chile, Portugal, particularmente )ha demostrado que precisamente por la mayoritaria composición pequeño burguesa de las fuerzas motrices, las organizaciones revolucionarias izquierdistas, aunque durante un largo trecho del proceso revolucionarios sean pequeñas, tienen en los momentos cruciales y decisivos la posibilidad y la capacidad de lograr un fuerte impacto dentro del bloque de las fuerzas revolucionarias y plagarlo de conflictos, facilitando así inconscientemente la tarea de la contra-revolución.
Nuestro partido considera por eso indispensable, y además posible, alcanzar con suficiente anticipación un acuerdo con todas o la mayoría de tales organizaciones revolucionarias, y realizar con ellas un proceso de acercamiento de las concepciones políticas, paso a paso y en el curso de la lucha en común, contra el enemigo común.
El trabajo por la unidad con otras organizaciones de izquierda es sumamente difícil, los esfuerzos por alcanzar la unidad con ellas se desarrollan en medio de una necesaria e ineludible lucha ideológica. Para servir a la causa de la unidad, la lucha ideológica debe sin falta ser cuidadosa, despojarse de todo sectarismo, realizar una polémica a la vez firme e intransigente en cuanto a los principios, profunda en el contenido, camaraderil en cuanto a la forma, flexible en todo lo que no es de principios y auto crítica ante nuestros propios errores y debilidades.
Esto no es fácil de realizar frente al estilo polémico difamatorio y hostil de alguna de esas organizaciones.
Nuestro partido, comprendiendo la gran importancia que tiene para el triunfo de la revolución, el logro de la unidad de las organizaciones revolucionarias, debe continuar esforzándose por realizar cada vez más correctamente este trabajo.
Nuestra propia experiencia demuestra que el trabajo por la unidad con las otras organizaciones revolucionarias se facilita cuando el Partido desarrolla una enérgica y combativa lucha, aplicando su línea y perfeccionándola al calor de la acción y de sus enseñanzas.
20.- El trabajo por el Frente Único busca unir contra el enemigo común a fuerzas sociales y políticas con diversa naturaleza clasista y variada ideología. Ello es posible de realizar puesto que entre todas estas fuerzas existen ciertos intereses comunes y objetivos coincidentes. Pero al mismo tiempo debe estar claro siempre que dichas fuerzas continúan siendo diferentes, tienen también otros intereses clasistas que son contradictorios – en algunos casos incluso profundamente contrapuestos – concepciones políticas asimismo divergentes y cada una de ellas procura conquistar la posición hegemónica en el Frente Único.
He aquí porque la unidad y la lucha tienen una base objetiva entre los integrantes potenciales o reales del Frente Único. Saber combinar bien la unidad y la lucha es una de las cuestiones más importantes y decisivas en el trabajo por el Frente Único.
21.- Los enemigos de la revolución, especialmente el enemigo principal, se empeñan constantemente en descubrir, estudiar y aprovechar las diferencias y contradicciones entre los integrantes potenciales o reales del Frente Único, para impedir su construcción y/o romper su unidad.
Por eso, al combinar la unidad y la lucha, debemos tener presente que el objetivo principal de esta combinación es el fortalecimiento de la unidad en el Frente Único. Unidad y lucha no deben, por tanto, combinarse mecánicamente, únicamente para dar cumplimiento a una norma rígida, según la cual “la unidad no sirve” si ella no va combinada con la lucha.
22.- De nuestra propia experiencia y de la experiencia de otros partidos hermanos hemos aprendido que en cuanto a combinar la unidad y la lucha por el trabajo por el Frente Único, se pueden cometer dos tipos de errores:
a) Cuando se inicia la construcción del Frente Único se suele dar una importancia exagerada a las diferencias que surgen entre sus componentes, mirando en cada una de ellas un asunto de principio que en realidad pocas veces es tal, y se da fuerte impulso a la lucha, agudizándola y extendiendo su contenido de uno a otro tema. Se olvida que esas diferencias no son más que la expresión de los intereses de clase allí representados y que al lado de ellas también hay intereses coincidentes, olvidando que sin esforzarnos por resolver las diferencias, la existencia del Frente peligra.
Este es el error del sectarismo, el cual puede llegar a ser peligroso enemigo de todo el trabajo por el Frente Único.
b) Pero también nos han enseñado la experiencia que al avanzar bastante la construcción del Frente Único, tiende a surgir entre nosotros el error que está en el polo opuesto al sectarismo, cuyos efectos dañan también gravemente los intereses de la revolución y el trabajo mismo por el Frente Único.
Este error es el oportunismo de derecha, que consiste en ver en el frente únicamente las coincidencias, subestimar y hasta ocultar las diferencias, no esforzarse por un arreglo correcto y oportuno de las mismas, supuestamente en aras de mantener la unidad; y en vez de ello hacer una concesión tras otra, incluso en cuestiones de principios.
Por este camino la unidad deja de estar basada en los intereses unánimes y de hecho pasa a convertirse en la supeditación de los diversos integrantes del Frente a uno de ellos, que logra así imponerse. Una tal situación llega a ser insostenible y explota inevitablemente en un momento dado, poniendo en peligro la existencia del Frente.
He aquí porque el trabajo por el Frente Único exige una firme y sistemática lucha contra el sectarismo y contra el oportunismo de derecha en nuestras propias filas.
23.- El arreglo de las diferencias exige a veces el desarrollo de la polémica ideológica entre los miembros potenciales o reales del frente, pero ella debe realizarse de nuestra parte conforme a un plan cuidadosamente elaborado, en base de un análisis multifacético y una serena y profunda reflexión sobre el asunto planteado.
Nos hemos referido atrás a los rasgos que debe reunir la polémica entre las fuerzas revolucionarias; por lo que se refiere a los demás integrantes potenciales o reales del frente único, además de la forma cuidadosa y persuasiva, debemos prestar mucha atención a delimitar el asunto o asuntos en discusión, no permitir que la polémica derive a otros puntos que no están en juego – al menos en el momento dado –y además debemos discernir con esmero y seriedad cuales son las cuestiones de principios envueltas de la discusión, sobre los cuales no hemos de ceder, y cuáles son los aspectos en los que pueden hacerse concesiones.
La experiencia enseña que no basta con la comunidad de objetivos para construir y desarrollar el frente único; es necesario también mostrar flexibilidad hacia los aliados en cuanto a las formas propias de su conducta política, hacia con el estilo con que desenvuelve su acción. Nosotros no podemos uniformar la disciplina y el estilo en el frente único. Lo que si podemos es exigir a los aliados que no hagan nada contra el interés común.
24.- Teniendo encuentra todos estos aspectos de la combinación de la unidad y la lucha en el trabajo por el frente único. Nuestro partido adopta el lema formulado por los compañeros vietnamitas a este respecto, por considerar que resume con claridad la orientación concreta: “unidad y lucha por la unidad”.
25.- Con el objeto de desarrollar bien el trabajo por frente único, fortalecer su unidad, crear condiciones para un desarrollo constructivo de la lucha en su seno, favorecer y elevar el papel dirigente del proletariado revolucionario, debemos:
a) ser leales con nuestros aliados en todo lo pasado con ellos ,cumplir bien con los objetivos adquiridos, abstenernos de intrigar entre unos y otros, desechar el método de las “zancadías” y las “trampas”; utilizar preferentemente el método de la persuasión; y
b) trabajar esmeradamente por multiplicar las fuerzas progresistas, atraer a las intermedias y hacer avanzar a las rezagadas, dentro del Frente Único.
26.- De esta tarea surgen dos aspectos de la cuestión:
26.1 De una parte las fuerzas progresistas, intermedias y rezagadas se clasifican así por su composición clasista:
Son progresistas los campesinos pobres y medios menos acomodados, las capas medias asalariadas, gran parte de la intelectualidad y la parte menos acomodada de la pequeña burguesía; son intermedias las capas medias altas, los campesinos medios y los pequeños burgueses urbanos más acomodados; y son rezagados los campesinos ricos y la burguesía media.
26.2 De otro lado, esta clasificación de progresista, intermedios y rezagados, se aplica a cada una de las organizaciones, grupos y personalidades que integran el frente. En cada una de estas fuerzas existen los mencionados niveles de desarrollo político-ideológico, es necesario establecerlos bien en cada caso y trazar una política diferente para cada uno y cada nivel.
Está claro que este tiene que ser un trabajo complejo y minucioso, que exige mucha atención, dedicados y esmero.
26.3 Ya dijimos atrás que a la revolución se oponen varios enemigos a los cuales es imposible derrotar juntos. Es necesario dividirlos, derrotando a uno primero y después a los otros y esto es perfectamente posible de lograr, puesto que las fuerzas enemigas de la revolución son clases sociales que deben su existencia a la propiedad privada, sufren la influencia constante del proceso de la lucha de las clases nacional e internacional y tienden a reaccionar de manera diversa y contradictoria.
27.- La primera y fundamental orientación para realizar el aprovechamiento de las contradicciones en el campo enemigo, es la determinación correcta del enemigo principal más peligroso de la revolución en cada momento. Así sabremos cuales son los enemigos secundarios y podremos concentrar el ataque contra el principal, aislarlo, debilitarlo y finalmente derrotarlo. La derrota del enemigo principal facilita la derrota subsiguiente de los enemigos secundarios.
En la actualidad, como ya hemos dicho, los fascistas y sus sirvientes, en lo nacional e internacional, son el enemigo principal más peligroso, los demás son secundarios.
28.- La segunda orientación a cumplir para aprovechar las contradicciones del campo enemigo, consiste en descubrir y estudiar seria y minuciosamente las contradicciones concretas entre el enemigo principal y cada uno de los secundarios. Nunca debe actuarse en eso sobre la base de las suposiciones, análisis superficiales o conclusiones que no son debidamente comprobadas.
29.- La tercera orientación consiste en que, sobre la base de los intereses contradictorios concretos –analizaLos y comprobados – entre el enemigo principal y los secundarios, se debe elaborar una propuesta también concreta a presentar ante estos, en la cual se recojan sus intereses contra el enemigo principal y la forma en que podemos nosotros apoyar o favorecer dichos intereses.
30.- La cuarta generación consiste en que al pactar con los enemigos secundarios, contra el principal:
a) debemos tener bien claro, bien definido previamente, el objetivo específico concreto, que en cada caso nos proponemos alcanzar;
b) debemos tener bien claro los principios en que basamos nosotros tal pacto y los límites que no pueden ser jamás violados
31.- La quinta orientación, cuya importancia es decisiva, consiste que es necesario ante todo lanzar el ataque contra el enemigo principal más peligroso y solo desde esta posición intentar el aprovechamiento de contradicciones de este con los enemigos secundarios. Sin realizar el ataque contra el enemigo más peligroso, el aprovechamiento de sus contradicciones con los enemigo secundarios puede devenir en oportunismo seguidista e, incluso, en traición a la revolución.
32.- La sexta orientación, que reviste una importancia fundamental, consiste en que todo esfuerzo por aprovechar las contradicciones en el campo enemigo debe apoyarse en la fuerza del movimiento de las masas y no ser una simple maniobra “habilidosa”. Las maniobras sin base de masas pueden fácilmente revertirse en perjuicio para la revolución, por faltar la fuerza que permite limitar las posibilidades de los enemigos secundarios de ocasionarnos daño.
33.- La séptima orientación consiste en que jamás debe confiarse en el enemigo secundario con el cual se pacta, ni infundir a las masas comienza en él. Debemos mantener muy alta la vigilancia en su contra, entender que la alianza concertada con él es temporal, parcial, extremadamente condicional y muy poco fiable.
Debemos saber cuándo cambian las condiciones que hicieron posible el pacto y cuando hemos de pasar de este a la lucha contra el enemigo secundario.
34.- El Partido y la JC deben aprender, desde su dirección hasta sus bases, a conocer y realizar bien el trabajo por el Frente Único y el aprovechamiento de las contradicciones en el campo enemigo.
Una parte de este trabajo debe de realizarlo la dirección, pero otra parte únicamente puede realizarlo la base
35.- Se puede concluir, a la vista de todo lo dicho – basados en nuestra experiencia y la experiencia de otros partidos hermanos -, que el trabajo por el Frente Único y el aprovechamiento de las contradicciones en el campo enemigo exige de nuestro Partido profundos conocimientos constantemente actualizados – de la realidad nacional e internacional, una gran claridad política, una fuerte cohesión de su filas y una férrea voluntad de combatir hasta vencer. Solo así podemos realizar las complejas, difíciles y delicadas tareas que este trabajo demanda

CAPITULO V
La línea internacional
Del PCS
La época que vivimos.
1. Vivimos una convulsionada época de la historia mundial, cuya principal característica es el proceso de transición del capitalismo al socialismo. Múltiples y variados son los fenómenos sociales, políticos y económicos, inherentes a este proceso:
a) Profundización de la crisis general del capitalismo.
b) Fortalecimiento del poderío económico y militar e incremento del prestigio político del campo socialista, encabezado por la URSS; cambios radicales a su favor en la correlación mundial de fuerzas;
c) Derrumbe del sistema colonial del imperialismo (casi totalmente concluido ya) y surgimiento de decenas de jóvenes estados independientes;
d) Crecimiento de las fuerzas de la paz, la democracia, la liberación nacional y el socialismo en todo el mundo;
e) Despliegue del victorioso proceso revolucionario multifacético y multiforme a escala mundial, por un lado, y exacerbación de la contrarrevolución, incluyendo el surgimiento de modalidades del fascismo ante el avance revolucionario de los pueblos, por el otro lado;
f) Mantenimiento de la coexistencia pacífica entre los estados capitalistas y socialistas y avances en la política de distención, a pesar de la oposición de las fuerzas guerreristas del imperialismo.
2.- En este proceso de transformación mundial se entrelazan, y en fin de cuentas se funden, la lucha contra el imperialismo y la reacción internacional que desarrollan los países donde el socialismo se construye y se avanza hacia el comunismo, con la lucha contra el socialismo en los países capitalistas desarrollados y la lucha que libran los pueblos de los países coloniales y dependientes por la liberación nacional y la revolución democrática-antiimperialista. Dicho de otro modo, se entrelazan y en fin de cuentas se funden, las grandes fuerzas y vertientes antiimperialistas de la época: el sistema socialista mundial, la clase obrera de los países capitalistas desarrollados, la clase obrera y demás clases y capas sociales revolucionarias de los países dependientes y los pueblos de los países coloniales.
3.- La comunidad de los países socialistas, con la Unión Soviética al frente, aunque han surgido serias discrepancia en sus seno, constituye la fuerza que marcha a la cabeza, el bastión y el apoyo principal de la revolución mundial; con su política de paz ha logrado amarrar bastantes las agresivas manos del imperialismo, le está imponiendo la distensión y creando así las nuevas condiciones favorables para el desarrollo de las fuerzas progresistas y revolucionarias en todo el mundo. La creciente fortaleza de la URSS y los demás estados socialista y el despliegue del movimiento revolucionario en un mundo cada día más adverso al imperialismo, demuestran que la política leninista de coexistencia pacífica es profundamente revolucionaria y antiimperialista.
3.1- En nuestra época, los éxitos y victorias políticas de todos los pueblos de la tierra, están indisolublemente relacionados en forma directa o indirecta a la existencia y fortaleza de la Unión Soviética y de la comunidad socialista, a su política internacional y su internacionalismo proletario militante. El anti-sovietismo, bajo cualquier forma, es incompatible con el interés vital de todo los pueblos, es una expresión de la ideología imperialista contraria a la revolución; el anti-sovietismo, independientemente de las motivaciones que lo originan, termina llevando a quienes lo sustentan a prestar servicios al imperialismo e incluso a pasarse del todo al campo de la contrarrevolución, como lo ha ilustrado abundantemente la historia desde 1917. El anti-sovietismo es una forma muy peligrosa del anti-comunismo. No se puede ser comunista, ni revolucionario verdadero en general y al mismo tiempo anti-soviético.
3.2 La Unión Soviética y los países del campo socialista cumplen su papel internacionalista ejemplarmente. Esto es lo que ha hecho posible que países pequeños como Corea, Laos, Kampuchea, y Viet Nam, hayan podido aplastar la agresión directa, criminal y masiva de los imperialistas yanquis; como también, ahora, posibilita a Viet Nam defenderse de la agresión traidora de los dirigentes chinos, permitió que Etiopía derrotara a los intervencionistas títeres de los círculos pro imperialistas y reaccionarios árabes; que Angola defendiera su libertad, su independencia y su revolución de la agresión mercenaria imperialista; que diversos países de África y Asia consoliden sus victorias políticas y avancen en su desarrollo económico-social; y que Cuba, a solo 90 millas del país capitalista más poderoso de la tierra, venciera el bloqueo, la agresión, el sabotaje y el chantaje norteamericanos y edifique hoy el socialismo en el suelo de América.
Esta política principista de coexistencia pacífica e internacionalismo proletario, aplicado por la URSS y la comunidad socialista, aporta condiciones de paz en Europa, que algunos Partidos Comunistas del Occidente capitalistas han sabido aprovechar para el crecimiento de su organización y de su influencia política y para proponerse el acceso al poder por vía pacífica.
3.3- Si algún revolucionario se lamenta del poderío, fortaleza e influencia que la Unión Soviética ha alcanzado en el mundo, estará cometiendo un grave error, estará suplantando la visión clase la humanidad y de su historia, por una visión nacionalista burguesa o “geopolítica¨ , dañando gravemente la causa de la revolución y el socialismo en su propio país y en el mundo.
4. La Revolución Cubana abrió para América Latina la época del paso al socialismo.
Dentro de este marco internacional, hace ya veinte años la Revolución Cubana abrió para América latina la época del tránsito del capitalismo al socialismo. Cuba, que con firmeza avanzó desde las posiciones revolucionarias democra´ticas y aintiimperialistas, hasta las posiciones anti-capitalistas y se transformó así en un país socialista, significa la confirmación de la inexorable ley del progreso social que conduce a la humanidad entera hacia la sociedad sin explotación y la sociedad sin clases. La revolución cubana inicio el periodo histórico de reacción en que América Latina se encuentra.
5.- Cuba como país socialista es la vanguardia de la revolución en América Latina. Contra ella está dirigida la punta de lanza imperialista en este continente. Ni la agresión militar directa, ni el criminal bloqueo económico, ni las desvergonzadas presiones, han doblegado a la heroica Isla de la Libertad; la base militar yanqui de Guantánamo sigue enclavada en su territorio y es una constante amenaza para su pueblo; sin embargo, la firmeza y la fidelidad del pueblo de Cuba a la causa del socialismo y de la revolución internacional permanecen incólumes y se agigantan. Su ejemplar actitud se ha convertido en fuente de inspiración para millones de hombres y mujeres latinoamericanos y de otras latitudes y su apoyo firme y probado a la revolución en África, Asia y América Latina, fortalece en los revolucionarios de todas partes sus convicciones, y su seguridad de victoria.
La solidaridad que Cuba ha prestado y presta a las revoluciones en esos tres continentes ha sido múltiple y variada, sin condiciones. Muchos cubanos han dado su vida por la causa revolucionaria de estos pueblos; miles de sus obreros, técnicos y especialistas contribuyen al desarrollo de muchos países en África y Asia. En la paz y en la guerra, tanto en los buenos como en los malos tiempos, Cuba, invariablemente, ha estado desde el 1 de enero de 1959 al lado de los luchadores por la libertad, la democracia y el socialismo.
5.1.- En contraste con la miseria, el atraso, y el desempleo, el bajo nivel cultural, el estancamiento, la subordinación política, económica y tecnológica al imperialismo, la corrupción, la discriminación racial y de sexo, la explotación sin límites sobre las grandes mayorías trabajadoras ejercidas por un puñado de grandes capitalistas, terratenientes y monopolios extranjero, etc., que imperan en el resto de América Latina, en Cuba las hondas y formidables transformaciones socialistas han liquidado la explotación del hombre por el hombre, han resuelto los más apremiantes problemas sociales y promueven el desarrollo en todo los aspectos de la vida económica, cultural y política de la nación, en beneficio de su pueblo.
5.2.- La revolución democrática antiimperialista consecuente, que toma el poder, destruye la vieja máquina estatal y crea una nueva al servicio de las fuerzas motrices de la revolución, que avanza sucesivamente de esa fase a la fase socialista: tal es la enseñanza histórica más trascendental de la experiencia cubana. La posición principista del partido comunista, su ejemplar cumplimiento de los deberes internacionalistas revolucionarios, su cohesión sólida, su inquebrantable firmeza al marxismo y leninismo, constituyen condición inseparable de la construcción del socialismo en Cuba.
La brillante experiencia de la revolución cubana enseña a los pueblos latinoamericanos que su rumbo es la democracia, el antiimperialismo y el socialismo; les muestra que la mejor guía, la más segura, la guía del marxismo-leninismo y la dirección del partido de vanguardia marxista leninista.
Estas conclusiones cobran fuerzas irrebatibles cuando, a la par del éxito del socialismo en Cuba, se tiene en cuenta el fracaso que han sufrido en América Latina todos los matices de reformismo, el desarrollismo, el populismo, el nacionalismo, “ la democracia representativa” etc.
5.3.- La actitud que se tenga hacia Cuba socialista es punto definitorio de genuina posición revolucionaria antiimperialista en nuestro continente, y nadie que se precie de ser revolucionario puede soslayar ni transar su posición y definición ante ella. Cuba es el destacamento más importante de la revolución en América latina y no se puede ser revolucionario y anti-cubano a la vez. Tampoco es consecuente la posición de los revolucionarios que, para subrayar su “independencia”, dicen “no ser pro-cubanos, ni pro-soviéticos, etc.”
6-El PCS y el movimiento comunista internacional
6.1- El Movimiento Comunista Internacional (MCI) es la fuerza revolucionaria principal de nuestra época, la más importante e influyente fuerza política en la historia de la humanidad al servicio del progrema social. Cuidar y fortalecer la unidad, el carácter revolucionario, la vanguardialidad y el prestigio del MCI, son deberes de principios para todo comunista.
El PCS, aunque pequeño, es un destacamento integrante del MCI y como tal, reconoce sus deberes y responsabilidades, trata de cumplirlas sin escatimar ningún esfuerzo del que sea capaz.
7.- La unidad del MCI sobre la base de los principios del marxismo-leninismo es condición fundamental para el triunfo de los ideales revolucionarios de la humanidad trabajadora.
Desde los tiempos de la internacional comunista (IC), existen dentro del MCI tendencias de distinto matriz que propician su disgregación; jamás debe permitirse que tales tendencias cobren fuerza y se desarrollen; por lo contrario, se deben empeñar todo el esfuerzo posible por defender y propugnar su unidad y su fuerza, que se expresan en el internacionalismo proletario militante.
La traición de la dirigencia del partido Pomunista de China muestra con claridad el grave peligro para el socialismo, la coexistencia pacífica y las aspiraciones revolucionarias de los pueblos que viene vinculado con las posiciones divisionistas o disgregantes dentro del MCI.
7.1- El PCS opina que mecanismos diversos bilaterales y colectivos más frecuentes y efectivos de consulta, discusión, coordinación y colaboración con los partidos comunistas, son los instrumentos más adecuados para derrotar el peligro segregacionista y fortalecer la base unitaria de nuestro movimiento. Da una especial contribución a la unidad la coordinación de las tareas comunes entre los partidos comunistas y obreros de cada región y de todo el MCI. El PCS se pronuncia por la reacción de nuevos, mas agiles y eficaces mecanismos de esta clase entre los integrantes del MCI.
8.- Es cierto que la práctica, ya superada, de relaciones de supeditación de unos partidos a otros, condujeron a fomentar las corrientes disgregadoras en el MCI, pero nosotros rechazamos la pretensión de fundamentar y justificar en tales errores las posiciones debilitadoras de la unidad de nuestro movimiento mundial; estamos en contra de justificar un error por medio de otro error. El PCS está a favor de un esfuerzo colectivo por lograr el perfeccionamiento de las normas de relación entre los partidos integrantes del MCI, pero siempre tras el objetivo de hacer más sólida su unidad, mucho mayor su cooperación mutua, y mucho más activo y militante el internacionalismo proletario, en pos de nuevos triunfos revolucionarios y de su defensa en el mundo entero. Estamos en contra de debilitar la unidad del MCI y el internacionalismo proletario, en aras de supuestas normas respetuosas de relación interpartidarias, según las cuales es bueno y debe aceptarse cualquier actuación, en cualquier sentido, en cada uno de los partidos, en una convivencia más diplomática que revolucionaria. Rechazamos cualquier concepción de las relaciones interpartidarias en el MCI, en la que el principio supremo sea una especie de “soberanía nacional” de cada partido, que termina contraponiéndose y sobreponiéndose al cumplimiento de los fundamentales deberes clasistas del internacionalismo proletario.
9- El marxismo-leninismo es la teoría científica revolucionaria probada por la historia universal de este siglo, y los comunistas debemos defender su carácter científico, clasista y revolucionario. El PCS recusa todo intento que se haga, por quien sea, de despojar nuestra teoría de su carácter revolucionario y rechaza cualquier acción tendiente a desligar los partidos comunistas y obreros de la guía certera del marxismo-leninismo. Todo intento por desnaturalizar nuestra gloriosa y probada teoría revolucionaria y a nuestros Partidos en su carácter de clase, atenta contra los interese de la revolución y el socialismo en cualquier parte del mundo y engendra peligros para la unidad del MCI.
10.- El PCS entiende las preocupaciones y los esfuerzos que han venido realizando algunos partidos comunistas y obreros de los países capitalistas de Europa y Japón por desarrollar su línea general, en busca de una vía apropiada para conducir la lucha de la clase obrera por el socialismo, en las condiciones creadas en sus países después de la segunda guerra mundial, con el advenimiento y /o consolidación del capitalismo monopolista de estado, la asimilación por este de muchas demandas socio-económicas inmediatas de las masas, el despliegue del reformismo y el consiguiente alejamiento de las posibilidades de configuración de situaciones revolucionarias. Entendemos estas preocupaciones, pero sostenemos que el capitalismo no ha modificado su naturaleza esencial, que continúan vigentes sus contradicciones y leyes fundamentales descubiertas por el marxismo- leninismo y que, por tanto, la búsqueda de una vía apropiada para el socialismo en tales condiciones, no puede transgredir el reconocimiento de esas contradicciones y leyes objetivas que rigen el proceso de la sociedad capitalista, ni de la leyes que rigen el movimiento de la sociedad humana en general, sin llevar a quienes lo hagan, a abandonar el terreno teórico y práctico de lucha por el socialismo.
10.1- El PCS no considera el socialismo real como una obra acabada y perfecta; considera que la sociedad socialista no es un estado inmóvil de existencia de la sociedad humana, sin contradicciones ni problemas, si no una sociedad viva en la que viejos problemas heredados del capitalismo y nuevos problemas surgido sobre la nueva base, exigen ser encarados, analizados en su raíz y resueltos. El PCS está a favor del estudio crítico y la asimilación de la experiencia de la construcción del socialismo en todos los países que integran la gran comunidad socialista; está a favor de la crítica comunista entre los partidos del MCI sobre este tema; pero al mismo tiempo, el PCS condena de modo categórico el juego politiquero, electorero, que algunos realizan a este respecto, desde las posiciones de un supuesto “socialismo ideal”.
10.2- En elación con algunas concepciones y tesis formuladas implícitas o explícitamente por teórico de estas posiciones en las filas comunistas, el PCS se pronuncia así:
a) No aceptamos los comunistas salvadoreños que no exista socialismo “verdadero”, que el existente en la URSS y demás países de la comunidad socialista sea un “socialismo desnaturalizado” o con cualquier otro adjetivo. El socialismo real es el socialismo de nuestro tiempo., opuesto al capitalismo; su defensa es deber clasista de principio, es la primera obligación internacional proletaria, es punto de definición frente al imperialismo, al capitalismo en general y a todo sistema basado en la explotación del hombre por el hombre.
b) No aceptamos que haya un marxismo-leninismo revolucionario, válidos para los países subdesarrollados y pobres y “marxismo reformista” para los países capitalistas desarrollados y ricos. Rechazamos la discriminación entre el marxismo y leninismo, consideramos al marxismo-el leninismo como la teoría del socialismo científico, la ciencia de la revolución proletaria, de la construcción del socialismo y comunismo; vemos el marxismo-leninismo como la guía certera para la acción, en constante desarrollo creador, enriquecido por la sintetizacion de la infinitamente rica experiencia del progreso de la humanidad
c.- Rechazamos la pretensión de de negar la dictadura del proletariado como culminación histórica necesaria de la lucha de clases y contenido esencial del estado socialista, fase transitoria entre la sociedad capitalista y la sociedad comunista, en que el Estado se extinguirá.
d) Rechazamos la presentación de que se puede ser comunista y eludir el cumplimiento del deber internacionalista proletario o la formulación de un supuesto internacionalismo supeditado a utilitaristas intereses y conveniencias nacionales propias.
Consideramos esto último como una modalidad de nacionalismo que, tarde o temprano, como lo demuestra la experiencia contemporánea, se contrapone a los intereses de la revolución y el socialismo conduce hacerle el juego a la burguesía “propia” y/o al imperialismo general.
D. EL PCS y el movimiento comunista latinoamericano
11.- El PCS está, pues, a favor de formas más estrechas y activas de consulta, de la crítica y de lucha ideológica fraternal, de la cooperación y la coordinación dentro del MCI, particularmente en el Movimiento Comunista Latinoamericano (MCI). Esto ayudaría a la reflexión, a la corrección de errores, a la superación de cada destacamento y al aumento del prestigio de todo el movimiento comunista en el continente.
11.1.- Somos de la opinión que actualmente se hace imperativa la creación de órganos consultivos permanentes o al menos periódicos de partidos comunistas de América Latina. El análisis colectivo de problemas comunes y de una serie de nuevos fenómenos sociopolíticos internacionales, nos facilitaría a todos el acceso a la información y la comprensión de lo que acontece en nuestro país y en el mundo, nos admitiría conocer y asimilar mejor la experiencia revolucionaria internacional, orientar correctamente nuestros pasos, prestarnos una solidaridad más eficaz.
11.2 Mientras que los enemigos comunes de los pueblos coordinan sus esfuerzos para derrotar y aplastar la base de la revolución en nuestros países; nosotros, los comunistas, con frecuencia encontramos o creamos muchos obstáculos para informarnos, consultarnos mutuamente y coordinar nuestra acción y cooperación. Estamos convencidos que la mejor expresión del internacionalismo proletario y de la cohesión del movimiento comunista latinoamericano es la cooperación mutua y la coordinación de esfuerzos para esclarecer nuestra ruta y enfrentar al enemigo común.
No propugnamos la creación de un centro directriz y/o de control de la actividad de los partidos comunistas latinoamericanos, ni mucho menos proponemos una reedición de las formas orgánicas de la Internacional Comunista. Defendemos el principio de cada partido debe actuar con independencia de criterio, libre de decidir, trazar y aplicar su propia línea estratégica y táctica dentro de su país, por lo cual es responsable en primer lugar, ante la clase obrera y el pueblo de su propio país, pero sostenemos que también es responsable ante la clase obrera y los pueblos de los continentes y del mundo y ante el MCI. En este sentido, la cooperación mutua, la coordinación de esfuerzos contra el enemigo común, la mutua critica fraterna entre los partidos comunistas y obreros, solo contribuirá a que la clase obrera latinoamericana cumpla su histórica tarea antiimperialista de esta época de revolución y transito al socialismo.
E.- El PCS y el movimiento comunista de Centro América.
13.- La Revolución Cubana inicio para América Latina el periodo de tránsito del capitalismo al socialismo y, en ese marco, la ruptura del Mercado Común Centroamericano (MERCOMUNCA) en 1969, significo el punto de partida de la maduración de la crisis estructural de la región y, con ello, el inicio de un periodo histórico de revolución para Centro América, que no se cierra aun. La posibilidad real de revolución se convertirá en realidad, si las fuerzas revolucionarias del área contamos con suficiente capacidad política y orgánica y actuamos con iniciativa revolucionaria, audaz y combativa.
14.- Nuestra región se ha convertido, en los últimos tiempos, en el centro más activo de la revolución en América Latina, pero ella solamente triunfara si se logran superar importantes obstáculos que dificultan su desarrollo.
Unos de estos obstáculos es la división de las fuerzas revolucionarias dentro de cada país del área. El PCS considera que el entendimiento y la unidad de acción entre estas fuerzas organizadas permitirán, a corto desarrollo, obtener grandes éxitos y victorias reales para los pueblos centroamericanos.
14.1.- Se necesita sin falta de una efectiva coordinación de los movimientos populares de nuestro países, para actuar con más eficacia contra el enemigo común, concentrar la fuerzas de nuestros pueblos en la lucha por romper el eslabón más débil de la dominación imperialista en esta región, el cual se desplaza de un país a otro, como lo muestra la apariencia de los últimos años de honda crisis estructural y política en Centro América.
15.- Opinamos que para los partidos comunistas de Centroamérica, es urgente la creación de mecanismos regionales colectivos de consulta y coordinación. Solo un enfoque común de la situación centroamericana, creado por medio de un trabajo analítico colectivo, sistematizado, harán posible la coordinación de nuestros esfuerzos múltiples para influir sobre la situación del área. Esto facilitara también el trabajo por la cohesión de la izquierda revolucionaria centroamericana y traería un cambio favorable a la revolución en la correlación de fuerzas del Istmo.
16. Centro América y el Caribe son el área que alberga el primer país socialista de nuestro hemisferio y ellos refuerza la prioridad estratégica que el imperialismo yanqui asigna a la región, pero también sus posibilidades revolucionarias. Ambas derivaciones demandan de los partidos comunistas y obreros de esta región un alto grado de consulta, cooperación y solidaridad mutuas.
16-1 El PCS está a favor de la sistematización y perfeccionamiento de los encuentros bilaterales y regionales entre los partidos comunistas, que vienen realizándose desde 1961. Estamos a favor de crear formas prácticas de cooperación entre nuestros partidos.
F.- El movimiento comunista y las otras izquierdas
17.- En los últimos años ha cambiado notablemente la correlación de fuerzas en el mundo, bajo la vigorosa influencia de los avances del socialismo. El campo de las fuerzas antiimperialistas y por el socialismo ha experimentado una extraordinaria ampliación. Muchas de las nuevas organizaciones de izquierdas son partidarias del marxismo-leninismo y declaran su decisión y disposición de luchar por el socialismo. Los comunistas tenemos el deber de propiciar la unificación de esas nuevas y amplias fuerzas y de contribuir en su encausamiento en la común lucha revolucionaria de nuestra época.
17.1 Con algunos sectores de estas nuevas fuerzas los comunistas tenemos discrepancias, incluso algunas muy profundas. Nosotros estamos obligados a señalar esas discrepancias, pero también tenemos que subrayar nuestras coincidencias; debemos en la misma forma, señalar a las demás organizaciones de izquierda sus errores, pero también reconocer sus aciertos; debemos realizar la polémica como una lucha por la unidad, desde una posición autocritica, reconociendo y ajustando cuentas a nuestros propios errores.
18.-El PCS está a favor, nacional e internacionalmente, de un activo entendimiento y cooperación de las fuerzas antiimperialistas y pro socialistas que no sean anticomunistas, ni anti-soviéticas, aunque no sean miembros del MCI.
18.1- El PCS está a favor, especialmente de un activo entendimiento y cooperación en nuestra región, entre los Partidos Comunistas y Obreros y las demás organizaciones de izquierda revolucionaria.
18.2 El PCS se pronuncia por la realización de esfuerzos inmediatos a favor de entendimientos entre el MCI latinoamericano y las demás izquierdas en nuestro continente. Nuestro partido aplaude y apoya la línea de relaciones internacionales que en este sentido mantienen el Partido Comunista de Cuba. Consideramos que este tipo de relaciones y cooperación revolucionaria internacional constituye uno de los fundamentos imprescindible para la práctica del internacionalismo proletario.
G.- La actual política del imperialismo yanqui y de otras fuerzas burguesas internacionales
19.- La política mundial del imperialismo yanqui y en particular su política hacia el “tercer mundo”, ha experimentado reajustarse desde el ascenso de Carter a la presidencia de los Estados Unidos. La necesidad de reajustar la política exterior norteamericana vino a ser precipitada, entre otros hechos, por los siguientes: La derrota militar y política sufrida en Viet Nam; el escándalo de Watergate que culminó con la renuncia de Nixon a la presidencia; los reiterados reveses sufridos a manos de la revolución en África; la honda pérdida de prestigio en América latina y todo el “tercer mundo”; las agudas contradicciones en la esfera de las relaciones económicas con estas región y sus discrepancias y contradicciones con sus aliados de Europa Occidental y Japón.
En el fondo, pues, las esferas dirigentes de los Estados Unidos se vieron precisadas a introducir nuevas matices en su política mundial, a consecuencia de la profunda agravación de la crisis general del sistema capitalista mundial cuyo aspecto principal es la crisis del imperialismo yanqui y del avance del socialismo, sus éxitos económicos, científicos y culturales, el éxito de su política de coexistencia pacífica, distensión e internacionalismo proletario militante, la elevación del prestigio mundial de la Unión Soviética y la comunidad socialista en general.
19.1 – Los ajustes introducidos por la administración Carter a la política mundial de los Estados Unidos, pretendían mejorar su posición en su enfrentamiento con la Unión Soviética y la comunidad socialista, reparar su deteriorada imagen internacional, mitigar su crisis política recuperando el prestigio moral del sistema político y del liderazgo de la gran burguesía monopolista y militarista sobre la nación, propiciar el arreglo de sus conflictivas diferencias con sus principales aliados y posicionarse en situación de frenar el proceso revolucionario en el “tercer mundo.”
La agitación demagógica de la bandera de los derechos humano es uno de los principales recursos de la política Carter, al servicio de todos estos objetivos. Junto con la cuestión de los derechos humanos, atenuándola o prescindiendo de ella, el gobierno Carter busca otros recursos, según las características y sus propios intereses en el momento, en las distintas áreas del mundo.
19.2.- Importancia principal tiene en la política actual del imperialismo yanqui la atracción de la República Popular de China a una activa alianza anti-soviética y contra-revolucionaria. Los jefes chinos, ciegos por su nacionalismo y sus ambiciones hegemonistas en Asia y en el mundo en general, traicionaron al socialismo, le hacen el juego descaradamente a esos propósitos del imperialismo, se enfrentan a los pueblos revolucionarios junto con sus enemigos y, con la agresión de Viet Nam, han iniciado el desempeño practico de su papel como instrumento militar para la provocación y la guerra contra la comunidad socialista.
El agresivo aventurerismo de los jefes chinos implica un grave peligro para la paz mundial y para los intereses revolucionarios de todos los pueblos. Su política de traición al socialismo y de contubernio contra el imperialismo debe ser denunciada, repudiada y combatida por todos los comunistas y, en general, por todos los revolucionarios, fuerzas anti-imperialistas y amantes de la paz.
La alianza contra-revolucionaria del imperialismo yanqui con la jefatura traidora de Pekín es sin duda el principal éxito de la política mundial de Washington.
19.3- Para los Estados Unidos el “tercer mundo” ha sido desde la segunda guerra mundial una arena de lucha frontal, incluida la agresión militar directa, contra los movimientos o regímenes progresistas, una zona donde su poderoso apoyo se ha concentrado a favor de las fuerzas y regímenes más reaccionarios y sus o peores causas (el apartheid, el colonialismo del viejo tipo, el sionismo, los regímenes militares de derechas más represivos, etc.). Tales han sido rasgos tradicionales de la política Norteamérica en el “tercer mundo.” Ahora la política Carter intenta atraer a los movimientos y regímenes progresistas que no son firmemente revolucionarios; atraer, es decir, a los regímenes y fuerzas burguesas y pequeño burguesas reformistas, procurando así dividir el bloque de las fuerzas progresistas dentro de cada país y en cada región, el aislamiento de las fuerzas revolucionarias anti-imperialistas y socialistas consecuentes.
Por supuestos estos nuevos giros de la política de los Estado Unidos se combinan con la vieja estrategia de la agresión militar, allí donde ellos resulta indispensable a sus intereses; pero en este punto la tendencia dominante en Washington procura reemplazar el método de la agresión unilateral yanqui, por el de promover a realizar las agresiones a los regímenes reaccionarios de la región respectiva y/o a las demás potencias imperialistas, como ha podido verse en los últimos años en África y se ha visto en Centro América cuando la tiranía de Somoza a contado con la ayuda militar encubierta de los regímenes reaccionarios de la región, lo mismo que con el apoyo de las tropas norteamericanas y sudvietnamitas del derrotado ejército títere, situadas en la Zona del Canal de Panamá.
Así, pues, de nuevo como ocurrió en los gobiernos de Franklyn D. Roosevelt y John F. Kennedy Washington intentó dar prioridad a las tareas preventivas de la revolución, por encima de la contrarrevolución directa , para lo cual ensayan en el Tercer Mundo, particularmente en América Latina, maniobras de “suavizamiento”, “mediación” “compromiso” “democracia limitada o democracia viable”, etc. Agita la bandera de los derechos humanos, como atractivo y bases para una “alianza decenté” con las fuerzas democráticas reformistas que, difícilmente podrían aceptar un pacto con Washington en el pantano de la política tradicional.
19. 4.- Aunque la política Carter a conseguido pocos logros concretos, no debe subestimarse la dosis de confusión y ilusión que ha diseminado entre importantes sectores democráticos de América latina y de nuestro mismo país, ni sus progresos en la atracción al compromiso a partidos y otras organizaciones reformistas.
La esencia imperialista de esta política astuta patrocinada por Carter debe ser mostrada continuamente a las masas. Debe mantenerse muy alta la vigilancia alrededor de las maniobras de atracción que realiza Washington sobre las fuerzas democráticas de nuestros países y adelantarse a una acción política inteligente para frustrar los intentos de hacer jugar a esas fuerzas un papel contra-revolucionario.
19.5.- Esta política norteamericana preventiva de la revolución, ha llegado cuando en América Latina hay ciertas condiciones que la favorecen. La ofensiva de la contrarrevolución fascista promovida con el activo apoyo imperialista yanqui en los años 1964-1976 (principalmente desde 1973) alejó temporalmente la posibilidad de triunfos revolucionarios en gran parte de subcontinente. La presencia de regímenes fascistas, fascistizantes o fascistoides, puso la orden del día la lucha contra la represión, por las libertades democráticas y la defensa de la misma legalidad burguesa. De ahí que la agitación de la bandera de los derecho humanos y el planteo de “ aperturas democráticas restringidas” encuentre una resonancia importante en la América Latina de hoy, mientras que tales concesiones, en opinión de los estrategas de Washington, no ayudarían a un inmediato resurgimiento del peligro revolucionario, puesto que las organizaciones de izquierdas han sido debilitadas en la mayoría de los países latinoamericanos, excepto en Centroamérica y el Caribe donde la revolución asciende en ofensiva. Por eso Washington traza una política especial para esta región, en la cual tienen muchos pesos los agresivos procedimientos militares e intervencionistas en general.
20.- Desde 1976 ha cobrado una nueva dimensión la actividad de la Internacional Socialista en América Latina. Aunque ella se ha movido hacia nuestros países y en otras áreas del “tercer mundo” impulsadas por sus propias motivaciones políticas y por los intereses económicos euro occidentales, es necesario tener en cuenta que ello se realiza en estrecha relación con la política Carter.
Lo mismo puede decirse de los esfuerzos que realiza el movimiento demócrata cristiano por retomar presencia e iniciativa en América Latina.
Tanto la social democracia, como la democracia cristiana internacionales, presupuestaron el apoyo del gobierno Carter, con cuyo equipo entablaron negociaciones desde los días de su campaña electoral; aunque cada día se evidencia más la preferencia de Washington por la democracia cristiana.
Lo que hace posible esa alianza no es solo la coincidencia en ciertos objetivos, si no también y quizás principalmente el hecho de que Washington no cuenta en América Latina con una red de partidos políticos de masas, originados y educados bajo su tutela ideológica, en la que puede apoyarse para llevar adelante por sí mismo este tipo de política (como si fueran organizados partidos afines por los partido ingleses y franceses en el área de dominación colonial de sus dos países imperialistas). La existencia de tales partidos burgueses y pequeños burgueses de masas constituye un factor imprescindible, por la naturaleza “democrático representativa” y reformista de la formula que se propuso aplicar Carter. Así, pues la socialdemocracia y la democracia cristiana tenían la oportunidad de pactar con Washington la prestación de sus servicios, a cambio de que este coopere para llevar al poder a los partidos que se integran en dichos movimientos internacionales, o a sus afines.
20.1.- Sin embargo, es necesario tener en cuenta que la política Carter no es ni puede ser la política unánime de todos los centros de poder en los Estados Unidos, ni puede contar y no cuenta en efecto con la aprobación unánime de todos los regímenes y fuerzas burguesas de América Latina.
La aplicación de la política Carter en América Latina aviva algunas viejas contradicciones y engendra otras nuevas en el campo de las clases dominantes y sus regímenes políticos.
Entre la socialdemocracia y la democracia cristiana, por un lado, y el gobierno Carter, por el otro, no existe total identidad y hay contradicciones (especialmente es conflictiva a la relación de Washington con la socialdemocracia), pero ambas partes buscan complementarse y reasegurarse en América Latina. Entre la social democracia por una parte y la democracia cristiana por la otra, existe competencia y contradicciones cada día más pugnaces.
20.2.- La principal debilidad de la socialdemocracia y la democracia cristiana como movimientos internacionales en América Latina, consiste en que ninguno de ellos posee un “proyecto histórico” propio, un modelo de sociedad distinto al capitalismo dependiente y al socialismo, que sea viable como alternativa para nuestros países. Esta debilidad permite que algunos partidos socialistas y demócratas cristianos se inclinen a veces hacia la derecha y a veces hacia la izquierda.
Entre los partidos filiales o afines a uno y otro movimiento en América Latina hay aquellos que se encuentran bajo una orientación reaccionaria, otros que se sitúan en las posiciones centristas y otros que se acercan a las posiciones antiimperialistas y pro socialistas o las comparten.
20.3.- La socialdemocracia y la democracia cristiana, como movimiento mundiales en cuya orientación y dirección influyen fuertemente los monopolios de Alemania Federal, Italia, Austria y otros países de Europa Occidental, son movimientos por su esencia burgueses y anti- revolucionarios, anti-socialistas; pero su actual actividad antifascista, especialmente de parte de la Internacional Socialista, es positiva. Entre sus partes filiales o afines, hay muchos con los cuales podemos y debemos los comunistas marchar juntos por la democracia y algunos con los que podemos marchar contra el imperialismo e incluso por el socialismo.
Tener claridad sobre dicha esencia anti-socialista y al mismo tiempo hacer los mencionados distingos, son condiciones determinantes para trazar y realizar una política acertada respecto de estos movimientos internacionales, que tienen expresión en nuestro país.
20.4- Dicho de otro modo, en cuanto a las relaciones con los partidos socialdemócratas o demócratas cristianos, el PCS se pronuncia en favor de una actitud acorde de la conducta concreta de cada uno de esos partidos.
Mientras no haya sido superada la crisis estructural que sufren nuestros países capitalistas dependientes latinoamericanos, la unidad de acción con estas y otras fuerzas en torno a los objetivos democráticos y, sobre todo los objetivos antiimperialistas, constituye de hecho una fuente de confrontación real contra el sistema de la dependencia y ello obliga en definitiva a quienes sostiene consecuentemente tal orientación a adoptar una posición revolucionaria a y a romper con el reformismo.
H. El PCS ante el internacionalismo proletario, la coexistencia pacífica, la distención y la lucha por la paz mundial
21.- El PCS considera el Internacionalismo Proletario como un principio y una obligación que es inherente e inseparable de su naturaleza como destacamento comunista, fiel al marxismo-leninismo. Al mismo tiempo opina que este principio y esta obligación forman parte del fundamento que hace posible la existencia del Movimiento Comunista Internacional como tal.
El Internacionalismo Proletario emana de los rasgos esenciales del proletariado como clase mundial, sin contradicciones de naturaleza antagónica en su seno y cuya misión histórica suprema es acabar con el capitalismo y toda otra forma de explotación y construir el socialismo. Oponerse al Internacionalismo Proletario, bajo cualquier pretexto o modalidad, atenta contra los intereses de todos los pueblos y contra el socialismo.
22.- El PCS reafirma su adhesión a la política leninista de coexistencia entre los estados socialistas y los estados capitalistas. La coexistencia pacífica, como lo ha demostrado clara e irrefutablemente la historia de este siglo, desde el triunfo de la gran Revolución de Octubre, es una política impuesta al imperialismo, que a favorecida a la consolidación y desarrollo del socialismo y el sucesivo avance del proceso revolucionario mundial.
Coexistencia pacífica e internacionalismo proletario no son orientaciones opuestas, sino plenamente compatibles y complementarias entre sí.
La política de coexistencia pacífica de la Unión Soviética y la comunidad socialista ha sido y es, cada día con mayor peso determinante, lo principal para impedir una nueva guerra mundial. El mantenimiento de la paz global ha sido y es la condición general y ha sido la más importante para que cada pueblo pueda realizar su propia revolución, determinar eso.
El estallido de una tercera guerra mundial, que sería inevitablemente una confrontación nuclear, acarrearía a la humanidad una pavorosa y devastadora destrucción, ala que los comunistas nos oponeos desde nuestros principios fundamentales y esenciales.
El socialismo y el proceso revolucionario mundial en general, no necesitan de la guerra para avanzar, como lo ha demostrado la historia cuarenta y cuatro años transcurridos desde que terminó la Segunda Guerra. Es el imperialismo el que no renuncia a su pretensión de imponer la guerra y utilizarla para retener la revolución, derrotar y acabar el socialismo.
Pero el imperialismo no puede hoy imponer fácilmente la guerra a la humanidad, no es porque haya cambiado su naturaleza explotadora y belicista, sino que es la directa consecuencia del grande y creciente poderío de la Unión Soviética y la comunidad socialista, de la invariable política de paz, y de la adhesión a la causa de la paz de crecientes fuerzas progresistas de la actualidad.
Apoyándose su enorme poderío, la Unión Soviética ha impulsado el proceso de distensión, que ha significado un movimiento de avances concretos en el terreno de la limitación y control de las armas nucleares, en materia de seguridad y cooperación entre los Estados y una aproximación sucesiva hacia la meta del desarme general y completo, hacia la total erradicación de la guerra en nuestro planeta.
La distensión es una forma concreta de la política de coexistencia pacífica y de la lucha por la paz.
22.4- El PCS apoya el programa de paz trazado por el XXV Congreso del Partido Comunista de la Unión Soviética; lo considera como el programa de todos los comunistas, de las fuerzas del progreso y de la paz del mundo entero.
22.5 El PCS se pronuncia a favor de la solución pacifica de los conflictos entre las naciones, empleando para ello la negociación y demás medios que ofrece el derecho internacional y la practica diplomática mundial.
El PCS considera que el imperialismo y/o las clases explotadoras internas agudizan los conflictos viejos y nuevos entre los países, especialmente en el “tercer mundo”, se empeñan en utilizarlos para espolear la carrera armamentista y para enfrentar con las armas a unos pueblos contra otros, en provecho del mantenimiento de su dominación y de los fabulosos negocios de sus monopolios.
23.- Los pueblos latinoamericanos son hermanos, tienen enfrente al enemigo antiimperialista, a las oligarquías burguesas y terratenientes que los oprimen y explotan; su conveniencia e intereses vitales están en la unidad y la solidaridad entre ellos para hacer triunfar su lucha por la libertad, la verdadera independencia y el progreso social, contra estos enemigos comunes. No deben por tanto, dejarse arrastrar a la guerra que enfrenta a unos pueblos contra otros.
23.1 En total acuerdo con el hermano Partido Comunista de Honduras, el PCS se pronuncia por la pronta solución pacífica del conflicto existente entre nuestros dos países y el restablecimiento de la normalidad plena de sus relaciones mutuas.
El PCS y el PCH se empeñan en clarificar a nuestros pueblos y especialmente a sus mayorías trabajadoras, la verdadera naturaleza opuesta a sus intereses vitales, de los móviles y objetivos por los que los monopolios imperialistas, las oligarquías burguesas terratenientes y los gobiernos reaccionarios de nuestros países, los empujaron al enfrentamiento en julio de 1969. Los comunistas hondureños y salvadoreños luchamos s por combatir el chovinismo y nos hemos comprometidos a unirnos resueltamente para que nuestros dos pueblos hermanos no sean enfrentados nuevamente con las armas.
Estos últimos años, el agudizamiento de los conflictos y las tendencias, por momentos, casi inmediatas a desembocar en guerras, en el sur latinoamericano, han sido y son la obra intencionada de fuerzas fascistas que imperan en varios países de esa región. Lo mismo puede ocurrir en Centro América, donde los fascistas predominan en las altas jefaturas militares en El Salvador y Guatemala y avanzan en el gobierno de Honduras. El odiado gobierno sanguinario de Somoza en Nicaragua es un foco de provocaciones, aliento armamentista y un peligro para la paz en Centro América.
La condena del fascismo y de los regímenes tiránicos fascistoides o fascistas latinoamericanos implica, según considera el PCS, el pronunciamiento contra su militarismo y belicismo, y la lucha por la paz en el continente.
Las fuerzas militares norteamericanas y su Comando Sur establecido en Panamá, sus escuelas de adiestramiento para los ejércitos latinoamericanos, constituyen un abusivo centro de intervencionismo en los asuntos internos de nuestros países, una fuente impulsora del fascismo y del peligro de guerra en nuestro continente.
Las bases militares yanqui en Puerto Rico y la base de Guantánamo, mantenida en territorio de Cuba Socialista contra su voluntad, es una amenaza contra el derecho de nuestros pueblos a decidir sus destinos libremente y claros peligros contra la paz.
El PCS se pronuncia por la total liquidación de todos estos enclaves imperialistas en tierra latinoamericana.
I.Contra el racismo, el colonialismo y el neocolonialismo
24. El racismo es una de las más odiosas expresiones de la ideología burguesa reaccionaria y merece el más firme repudio de todos los revolucionarios. El racismo de toda laya, como el Apartheid y el sionismo, encuentra su más firme bastión de apoyo en las potencias imperialistas y este a su vez, encuentra en ellos a sus mejores aliados: Israel, en el Oriente Medio; África del Sur, Rhodesia y Namibia en áfrica austral. El racismo desaparecerá en forma total, solamente cuando desaparezcan de la tierra de los explotadores, opresores y verdugos de los pueblos; cuando las banderas del socialismo flameen victoriosas en todos los continentes y sean la inspiración de toda la humanidad.
24.1- El principio de los años 70 marca el inicio de la última etapa del colonialismo en África y Asia. Decenas de nuevos estados emergieron desde la terminación de la Segunda Guerra Mundial; entre ellos, hay algunos que tomaron el rumbo socialista de desarrollo, otros, que como miembros del Movimiento de los Países No Alineados, mantienen una actitud política realmente independiente e incluso antiimperialista.
Pero en nuestro propio continente el colonialismo aun no se extingue: Puerto Rico sigue siendo colonia de los Estados Unidos y cerca de nuestro país se encuentra Belice, cuyo pueblo anhela la independencia.
El PCS se solidariza con la lucha de los pueblos hermanos de Puerto Rico y Belice por alcanzar su independencia.
24.2- Mientras el colonialismo se extingue, el neocolonialismo ha surgido como forma de dominación del imperialismo sobre los países descolonizados. Luchar deicidamente contra esta forma de dominación imperialista es tarea de todos los comunistas, dar nuestro apoyo y solidaridad a la lucha contra el neocolonialismo es un deber irrenunciable de nuestro movimiento.-

MPTIES presenta en San Miguel libro de Roberto Pineda sobre el PCS

MPTIES presenta en San Miguel libro de Roberto Pineda sobre el PCS

SAN MIGUEL, 4 de junio de 2016 (SIEP) “Los conquistadores españoles luego que atravesaban el lempa los embargaba un profundo terror ya que sabían que estas tribus lencas lanzaban mortíferas flechas envenenadas, esa es la herencia de lucha de los pueblos del oriente del Lempa, de ustedes…” indicó Roberto Pineda en la presentación en esta ciudad del libro “ideas emancipadoras y tradiciones de lucha.
El Partido Comunista de El Salvador (1930-1995).

Agrego que “a la vez deseo agradecer al Movimiento de Profesionales, Técnicos e Intelectuales de El Salvador, MPTIES, particularmente a William Martínez y a Elmer Mondragon, por esta oportunidad de establecer un diálogo sobre el origen de la izquierda en nuestro país.”
Asimismo planteo Pineda que “el PCS surgió como resultado de la lucha de clases de hace noventa años, con los antecedentes de la primera huelga de 1919, de la creación en noviembre de 1924 de la Federación regional de Trabajadores Salvadoreños, FRTS, con la incorporación de los sectores indígenas de Sonsonate a la lucha revolucionaria.”
Concluyó que “los hombres y mujeres que constituyeron el PCS, durante sus 65 años de vida, lucharon incansablemente por la democracia y el socialismo en El Salvador, y su disolución en 1995 obedeció a la necesidad de fortalecer una unidad superior, la representada por el Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional, FMLN.”

Para un análisis de sexo, clase y raza.

Para un análisis de sexo, clase y raza. Entrevista a Silvia Federici.
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Entrevista a Silvia Federici

“La globalización y la liberalización de la economía mundial han destruido los sistemas de reproducción de países de todo el mundo”

Silvia Federici(1948) es historiadora, investigadora y activista radical feminista. De origen italiano, a mediados de los años ’60 se instaló en Estados Unidos para estudiar Filosofía en la Universidad de Buffalo. Ha sido docente en varias universidades de ese país y, en los años ’80, vivió en Nigeria, donde enseñó en la Universidad de Port Harcourt y participó activamente en organizaciones de mujeres y contra las políticas de ajuste estructural que se ensayaban entonces en África. Actualmente es profesora de Filosofía Política en la Universidad Hofstra de Long Island, Nueva York. Sus obras son “The construction of the concept of western civilization and its others” (La construcción del concepto de civilización occidental y sus otros), “Structural adjustment and the struggle for education in Africa” (Ajuste estructural y la lucha por la educación en Africa), “Literary images, political change and social struggle in contemporary Africa” (Imágenes literarias, cambio político y lucha social en Africa contemporánea), “Il femminismo e il movimento contro la guerra USA” (El feminismo y el movimiento contra la guerra estadounidense) y “Caliban and the Witch. Women, the body and primitive accumulation” (Calibán y la Bruja. Mujeres, cuerpo y acumulación originaria). En este último, recientemente editado en castellano, la feminista italiana retoma la matanza de brujas como elemento fundacional de un sistema capitalista que domestica a las mujeres, imponiéndoles la reproducción de la fuerza de trabajo como un trabajo forzado y sin remuneración alguna. Para la autora, la transición del feudalismo al capitalismo no se produjo sin el recurso a la violencia extrema, ya que “la acumulación originaria exigió la derrota de los movimientos urbanos y campesinos, que normalmente bajo la forma de herejía religiosa reivindicaron y pusieron en práctica diversos experimentos de vida comunal y reparto de riqueza. Su aniquilación abrió el camino a la formación del Estado moderno, la expropiación y cercado de las tierras comunes, la conquista y el expolio de América, la apertura del comercio de esclavos a gran escala y una guerra contra las formas de vida y las culturas populares que tomó a las mujeres como su principal objetivo”. “En el corazón del capitalismo afirma Federici no sólo encontramos una relación simbiótica entre el trabajo asalariado/contractual y la esclavitud sino también, y en relación a ella, podemos detectar la dialéctica que existe entre acumulación y destrucción de la fuerza de trabajo, tensión por la que las mujeres han pagado el precio más alto, con sus cuerpos, su trabajo, sus vidas”. A partir de la aseveración de la socióloga alemana Maria Mies (1931) que en “lo que en una parte del capitalismo se presenta como desarrollo, en otra lo hace como subdesarrollo”, Federici coincide en que “el principio fundamental es que el desarrollo capitalista es, siempre y al mismo tiempo, un proceso de subdesarrollo”. Esto depende, claro, de multiples factores: “estamos más bien ante un desarrollo desigual y combinado, entrelazado con grandes expropiaciones, apropiaciones de riquezas para el capital, en el que el grado de acierto del proletariado en la lucha de clases, la productividad aumentada por el desarrollo de las fuerzas productivas en determinadas esferas de la producción, y el estado del ciclo industrial global, forman un resultado no mecánicamente simétrico en la distribución mundial del grado de desarrollo y subdesarrollo”. La idea de bosquejar la historia de las mujeres en la transición del feudalismo al capitalismo nació a mediados de los años ’70, cuando dos activistas del Wages for Housework Movement (Movimiento por el Salario al Trabajo Doméstico), Mariarosa dalla Costa (1942) y Selma James (1930), publicaron respectivamente “The power of women and the subversion of the community” (El poder de las mujeres y la subversión de la comunidad) y “Sex, race and class” (Sexo, raza y clase), ensayos con los que reconfiguraron el discurso sobre las mujeres, la reproducción y el capitalismo. A diferencia de la ortodoxia marxista, que explicaba la opresión y la subordinación a los hombres como un residuo de las relaciones feudales, Dalla Costa y James proponían que la explotación de las mujeres había tenido una función central en el proceso de acumulación capitalista, en la medida en que las mujeres han sido las productoras y reproductoras de la mercancía capitalista más esencial: la fuerza de trabajo. Para las autoras, el trabajo no pagado de las mujeres en el hogar fue el pilar sobre el cual se construyó la explotación de los trabajadores asalariados, “la esclavitud del salario”. El análisis de estas obras arrojó como resultado la publicación en Milán en 1984 de “Il grande Calibano. Storia del corpo social ribelle nella prima fase del capitale” (El gran Calibán. Historia del cuerpo social rebelde en la primera fase del capital), escrito en colaboración con la feminista italiana Leopoldina Fortunati (1949). Este trabajo inicial devino, veinte años más tarde, en “Calibán y la Bruja”, libro que toma el título de dos personajes de William Shakespeare (1564-1616): Calibán, el trabajador esclavo de “The tempest” (La tempestad) y la Bruja, que el escritor inglés dejaba en un segundo plano en la obra que el dramaturgo inglés escribió en 1611. Ambos nombres, Calibán y la Bruja, sintetizan para Federici la dimensión racista y sexista del disciplinamiento que el capital pretende imponer sobre los cuerpos, pero también las figuras plebeyas y desobedientes desde las cuales se lo resiste. La aniquilación de la Bruja representa el inicio de la domesticación de las mujeres, el robo de los saberes que daban autonomía al parto, la conversión de la maternidad en trabajo forzado, la devaluación del trabajo reproductivo como no-trabajo, y la masificación de la prostitución frente a la desposesión de tierras comunitarias. Por fin, para Federici, el capitalismo, en tanto sistema económico-social, está necesariamente vinculado con el racismo y el sexismo: “El capitalismo debe justificar y mistificar las contradicciones incrustadas en sus relaciones sociales la promesa de libertad frente a la realidad de coacción generalizada y la promesa de prosperidad frente a la realidad de la penuria generalizada denigrando la naturaleza de aquéllos a quienes explota: mujeres, súbditos coloniales, descendientes de esclavos africanos, e inmigrantes desplazados por la globalización”. La periodista Veronica Gago la entrevistó en su departamento de Brooklyn para la edición del 15 de abril de 2011 del diario “Página/12”.

¿Cómo empieza su militancia feminista en Estados Unidos?

Llegué a Estados Unidos en 1967. Aquí me involucré con el movimiento estudiantil, con el movimiento contra la guerra. Ahí empezó también mi participación en el Movimiento por el Salario al Trabajo Doméstico y mi trabajo político a tiempo completo como feminista. En 1972 habíamos fundado el Colectivo Feminista Internacional, que debía lanzar la Campaña por el Salario para el Trabajo Doméstico en el plano internacional. En las raíces de mi feminismo está, en primer lugar, mi experiencia de mujer crecida en una sociedad represiva como era la de Italia en los años ’50: anticomunista, patriarcalista, católica, y con el peso de la guerra. La Segunda Guerra Mundial fue importante para el crecimiento del feminismo en Italia porque fue un momento de ruptura de la relación de las mujeres con el Estado y con la familia, porque hizo entender a las mujeres que debían independizarse, que no podían poner su supervivencia en manos de los hombres y de la familia patriarcal, y que no tenían que hacer más hijos para un Estado que los mandaba a masacrar.

¿Cuáles son las raíces teóricas?

Teóricamente, mi feminismo ha sido una amalgama de temas que venían tanto del movimiento de la autonomía obrera italiana y de los movimientos de los no asalariados, como del movimiento anticolonial y los movimientos por los derechos civiles y por el Poder Negro (Black Power) en los Estados Unidos. En los años ’70 también fui influenciada por el National Welfare Rights Movement (NWRO), que era un movimiento de mujeres, en su mayoría negras, que luchaban por obtener subvenciones estatales para sus niños. Para nosotras era un movimiento feminista, porque esas mujeres querían demostrar que el trabajo doméstico y el cuidado de los niños es un trabajo social del cual todos los empleadores se benefician, y también que el Estado tenía obligaciones en la reproducción social. Nuestro objetivo principal era demostrar que el trabajo doméstico no es un servicio personal sino una verdadera obra, porque es el trabajo que sustenta todas las otras formas de trabajo, ya que es el trabajo que produce la fuerza de trabajo. Hicimos conferencias, eventos, manifestaciones, siempre con la idea de hacer ver el trabajo doméstico en un sentido amplio: en su implicación con la sexualidad, en la relación con los hijos, y siempre apuntando a los factores de fondo, a la necesidad de cambiar el concepto de reproducción, y de colocar esa cuestión en el centro del trabajo político.

¿Cómo es ese conflicto entre luchar por el salario y luchar contra el salario?

Nuestra perspectiva sostenía que cuando las mujeres luchan por el salario para el trabajo doméstico, luchan también contra ese trabajo, en la medida en que el trabajo doméstico puede continuar como tal siempre y cuando no sea pagado. Es como la esclavitud. El pedido de salario doméstico desnaturaliza la esclavitud femenina. Entonces el salario no es el objetivo final, pero es un instrumento, una estrategia, para lograr un cambio en las relaciones de poder entre mujeres y capital. El objetivo de nuestra lucha era convertir una actividad esclavizante, explotadora, que estaba naturalizada por su carácter de no ser paga, en un trabajo socialmente reconocido; era subvertir una división sexual del trabajo basada en el poder del salario masculino para mandar sobre el trabajo reproductivo de las mujeres, lo que en “Calibán y la Bruja” llamo “el patriarcado del salario”. Al mismo tiempo proponíamos poder trascender toda la culpabilización que generaba que sea considerado siempre como una obligación femenina, como una vocación femenina.

¿Hay un rechazo y al mismo tiempo una reconsideración del trabajo doméstico?

El rechazo no es al trabajo de la reproducción misma, pero sí es rechazo de la condición en la cual todos, hombres y mujeres, debemos vivir la reproducción social, en la medida en que es reproducción para el mercado de trabajo y no para nosotras/os mismas/os. Una temática que era central para nosotras era el carácter doble del trabajo de reproducción, que reproduce la vida, la posibilidad de vivir, la persona y, al mismo tiempo, reproduce la fuerza de trabajo: ésta es la razón por la cual es tan controlado. La perspectiva era que se trata de un trabajo muy particular, y por tanto la pregunta clave cuando se trata de reproducir a una persona es: ¿para qué o en función de qué se quiere valorizarla/o?, ¿valorizarlo por sí misma/o, o para el mercado? Hay que entender que la lucha de las mujeres por el trabajo doméstico es una lucha anticapitalista central. Verdaderamente llega a la raíz de la reproducción social, porque subvierte la devaluación del trabajo reproductivo, subvierte la esclavitud en la que se basan las relaciones capitalistas, y subvierte las relaciones de poder construidas sobre ellas en el cuerpo del proletariado.

¿Cómo se altera el análisis sobre el capitalismo al poner el eje en el trabajo doméstico?

Reconocer que la fuerza de trabajo no es una cosa natural sino que debe producirse, significa reconocer que toda la vida deviene fuerza productiva, y que todas las relaciones familiares y sexuales se convierten en relaciones de producción. Es decir que el capitalismo se desarrolla no sólo dentro de la fábrica sino en la sociedad, que deviene fábrica de relaciones capitalistas como terreno fundamental de la acumulación capitalista. Por eso, el discurso del trabajo doméstico, de la diferencia de género, de las relaciones hombre/mujer, de la construcción del modelo femenino, es fundamental. Hoy, por ejemplo, mirar la globalización desde el punto de vista del trabajo reproductivo permite entender por qué, por primera vez, son las mujeres las que lideran el proceso migratorio. Permite entender que la globalización y la liberalización de la economía mundial han destruido los sistemas de reproducción de países de todo el mundo, y por qué hoy son las mujeres quienes se van de sus comunidades, de sus lugares, para encontrar medios de reproducción y mejorar sus condiciones de vida.

¿Cómo influye en sus preocupaciones su vida en Nigeria en los años ’80?

Fue muy importante porque ahí tomé contacto con la realidad africana, con el mundo llamado “subdesarrollado”. Ha sido un gran proceso educativo. Estuve justo en un período (1984-1986) de intenso debate social, también en las universidades, sobre si endeudarse o no con el FMI, tras el inicio de la gran crisis de la deuda y el fin del período de desarrollo construido con el boom del petróleo. Vimos el inicio de la liberalización y las primeras consecuencias de este programa para la sociedad y también para la escuela: los grandes cambios sobre el gasto público, el corte de subsidios para la salud y la educación, y el comienzo de toda una serie de luchas estudiantiles contra el FMI y su programa de ajuste estructural. Era claro que no se trataba sólo de un conflicto provocado por la miseria sino, también, de una protesta contra un programa de recolonización política. Vimos nítidamente cómo se estaba dando una nueva división internacional del trabajo que implicaba una recolonización capitalista de estos países.

Hay una temática de los bienes comunes y, en particular, de la tierra que también surge entonces…

Sí. La otra cosa importante que aprendí en Nigeria fue la cuestión de la tierra. Una gran parte de la población vivía de la tierra bajo el régimen de propiedad comunal. Para las mujeres en particular, el acceso a la tierra significaba la posibilidad de ampliar sus medios de subsistencia, la posibilidad de reproducirse a sí mismas y a sus familias sin depender del mercado. Esto es algo que ha devenido en una parte importante de mi comprensión del mundo. Mi estancia en Nigeria también amplió mi comprensión de la cuestión de la energía, del petróleo y de la guerra que estaba dándose en el mundo impulsada por las compañías petroleras. En Nigeria se hizo en los ’80 lo que pasó en Europa una década después: primero un empobrecimiento de la universidad pública para luego transformarla en un sentido corporativo por el cual el conocimiento que se produce está únicamente orientado por el mercado y se desprecia todo lo que no tenga ese signo.

¿Que son los bienes comunes? ¿De dónde surge el discurso de defensa de los bienes comunes?

En el discurso de los movimientos de los años ’60 y ’70 no existía el concepto de “común”. Se luchaba por muchas cosas, pero no por lo común tal como lo entendemos ahora. Esta noción es un resultado de las privatizaciones, del intento de apropiación y mercantilización total del cuerpo, del conocimiento, de la tierra, del aire y del agua. Esto ha creado no sólo una reacción sino una nueva conciencia política, de hecho, ligada a la idea de nuestra vida común, y provocó una reflexión sobre la dimensión comunitaria de nuestras vidas. Entonces hay una relación o correspondencia muy fuerte entre expropiación, producción de común, y la importancia de lo común como concepto de vida, de las relaciones sociales.

¿Qué influencia tienen las teorizaciones feministas sobre esta cuestión de lo común?

Formular lo común desde un punto de vista feminista es crucial porque las mujeres actualmente son quienes más han invertido en la defensa de los recursos comunes y en la construcción de formas más amplias de las cooperaciones sociales. En todo el mundo ellas son productoras agrícolas de subsistencias, son aquellas que pagan el mayor costo cuando se privatiza la tierra; en Africa por ejemplo, el 80% de la agricultura de subsistencia está hecha por mujeres y, por tanto, la existencia de una propiedad comunal de la tierra y del agua es fundamental para ellas. Por último, el punto de vista feminista se ocupa de la organización de la comunidad y de la casa. Porque una cosa que me sorprende es que en todas las discusiones sobre lo común se habla de la tierra y de Internet, ¡pero no se menciona la casa! El movimiento feminista en el que yo me inicié hablaba siempre de la sexualidad, de los niños y de la casa. Y luego, toda la tradición feminista, socialista utópica y anárquica me interesa mucho, por cómo aborda estos temas. Hay que hacer un discurso sobre la casa, sobre el territorio, sobre la familia, y ponerlo al centro de la política de lo común. Hoy vemos la necesidad de prácticas que creen nuevos modelos comunitarios.

¿A qué se refiere?

Por ejemplo, ahora en Estados Unidos hay millares de personas que viven en la calle, en una suerte de campamentos, por la política creciente de desalojos. Actualmente hay campamentos en California por la crisis de las viviendas. Es un momento en el cual la estructura de la relación social cotidiana se va deshaciendo, y existe la posibilidad de una forma de sociabilidad y cooperación nueva. Creo que en este sentido fue fundamental lo que se vio del movimiento de desocupados de la Argentina, como momento en el que muchas personas necesitaron poner su vida en común. Eso es exactamente la reinvención de la práctica comunitaria.

¿Cómo sintetizaría el objetivo de la caza de brujas?

La caza de brujas fue instrumental a la construcción de un orden patriarcal en el que los cuerpos de las mujeres, su trabajo, sus poderes sexuales y reproductivos fueron colocados bajo el control del Estado y transformados en recursos económicos. Esto quiere decir que los cazadores de brujas estaban menos interesados en el castigo de cualquier transgresión específica, que en la eliminación de formas generalizadas de comportamiento femenino que ya no toleraban y que tenían que pasar a ser vistas como abominables ante los ojos de la población.

Por eso la acusación era extensible a miles de mujeres…

La acusación de brujería cumplió una función similar a la que cumple la “traición” que, de forma significativa, fue introducida en el código legal inglés en esos años y la acusación de “terrorismo” en nuestra época. La vaguedad de la acusación el hecho de que fuera imposible probarla, mientras que al mismo tiempo evocaba el máximo horror implicaba que pudiera ser utilizada para castigar cualquier tipo de protesta, con el fin de generar sospecha incluso sobre los aspectos más corrientes de la vida cotidiana.

¿Puede decirse que en su persecución se juega una gran batalla contra la autonomía de las mujeres?

Del mismo modo que los cercamientos expropiaron las tierras comunales al campesinado, la caza de brujas expropió los cuerpos de las mujeres, los cuales fueron así “liberados” de cualquier obstáculo que les impidiera funcionar como máquinas para producir mano de obra. La amenaza de la hoguera erigió barreras formidables alrededor de los cuerpos de las mujeres, mayores que las levantadas cuando las tierras comunes fueron cercadas. De hecho, podemos imaginar el efecto que tuvo en las mujeres el hecho de ver a sus vecinas, amigas y parientes ardiendo en la hoguera y darse cuenta de que cualquier iniciativa anticonceptiva por su parte podría ser percibida como el producto de una perversión demoníaca.

Desafíos y perspectivas en el segundo año de gobierno de Salvador Sánchez Ceren

Desafíos y perspectivas en el segundo año de gobierno de Salvador Sánchez Ceren Roberto Pineda San Salvador, 3 de junio de 2016
Dos años del segundo gobierno del FMLN, conducido por el Profesor Salvador Sánchez Ceren, permiten reflexionar sobre la lucha de clases en El Salvador y sus senderos inéditos, que requieren precisar con claridad para las diversas fuerzas de izquierda, los desafíos principales y sus perspectivas de solución, de los cuales depende la continuidad o la interrupción del actual proceso de cambios, en el contexto de una nueva correlación de fuerzas latinoamericana así como de próximas estaciones electorales en el 2018 y el 2019.

Elementos de la situación internacional
La situación internacional en esta mitad de la segunda década del siglo XXI se ha modificado. La caída de los precios de los productos primarios como el petróleo, junto con el ritmo lento de la economía china, y otros factores, ha golpeado fuertemente a países como Rusia, Irán, Brasil, Venezuela, debilitando así la alternativa a la globalización neoliberal representada en el BRICS. Y en nuestro continente, presenciamos un agotamiento del proceso iniciado con la elección de Hugo Chávez en la Venezuela de 1999 y el despliegue exitoso de una política exterior por parte del régimen Obama que combina magistralmente la zanahoria con el garrote.
Los Estados Unidos despliegan la IV Flota, con sede en Maryland, por nuestros mares a la vez que logran reanudar relaciones con Cuba, la próxima desmovilización de las FARC en Colombia, victorias electorales en Colombia, Ecuador, Argentina, Venezuela, Bolivia y la sustitución de la presidente Dilma Roussef en Brasil, y de postre seguramente Keko Fujimori en Perú. Seguramente luego vendrá el desmontaje de la CELAC y de UNASUR. Una cadena de victorias similar a la realizada por la izquierda durante la primera década, pero de signo ideológica contrario.
Y este torbellino, esta tormenta nos va golpear sin duda alguna, quizás no nos ahogue pero si nos va mojar y ojala que tengamos suficientes paraguas para no ser totalmente empapados. En definitiva, la situación se ha movida hacia la derecha, hacia los planes del imperio de marcar territorio y reasegurar América Latina, para la disputa estratégica global con China. Pasamos a la defensiva, en términos regionales, y es importante realizar como izquierda latinoamericana y caribeña este tránsito de manera creativa, pero sin entregar banderas, sin renunciar a principios.
Los tres grandes desafíos
El ruedo político salvadoreño es por lo general abigarrado y confuso, en permanente estado de flujo, por lo que es necesario siempre separar lo fundamental de lo complementario, lo esencial de lo decorativo, el trigo de la cizaña. De no realizar esta operación existe el peligro de perderse en un mar de acontecimientos y no captar las vigas principales que sostienen el edificio político.
En nuestra opinión, los tres grandes nudos son la seguridad, la economía y el rumbo de país. Alrededor de estas tres situaciones principales giran una serie de acontecimientos, fuerzas y personajes, con sus propias visiones e intereses. Y existen también otras situaciones, como la lucha contra la corrupción, la derogatoria de la Ley de Amnistía, el deterioro ambiental, la crisis de salud, que pugnan por asumir una situación protagónica y que en determinado momento podrían desplazar a las situaciones principales. Pero en este preciso momento son secundarias.
La seguridad pública
El gobierno de Salvador Sánchez Ceren necesita pasar de una política de shock, de blitzkrieg represivo, a una fase de consolidación de su estrategia de seguridad que tenga como eje central la recuperación del territorio tomado por las pandillas, por parte del estado. El mantener estrictamente la modalidad represiva aunque arroje resultados positivos en términos de imagen coyuntural amenaza con agotarse y provocar costos a medianos plazo. Y mediano plazo es peligroso tiempo electoral. Felizmente se llega a este segundo aniversario con el control de la iniciativa, pero esto puede cambiar repentinamente.
Una seguridad pública basada exclusivamente en la militarización de las comunidades para enfrentar a las pandillas, está condenada al fracaso. El gobierno necesita impulsar medidas que impacten en lo social dentro de las comunidades, necesita recuperar la presencia del Estado con servicios adecuados de salud, educación, recreación, agua, parques, iluminación, etc.
Pero si lo represivo se convierte en lo permanente y lo principal, lo que creara son escenarios de conflicto crónico. De resolver adecuadamente esta situación y esto pasa por contar con los recursos adecuados, seguramente podrá garantizarse un tercer periodo presidencial para el FMLN. De no realizarse seguramente presenciaríamos una restauración oligárquica, en sintonía con la tendencia latinoamericana.
Sobre las pandillas es preciso reconocer su naturaleza dual. Por una parte son organizaciones criminales, que extorsionan y asesinan. Y los que han delinquido deben necesariamente pagar por sus hechos. Pero por otra parte, son jóvenes que forman parte de las comunidades, expresiones de exclusión social, reflejos de la pobreza y falta de oportunidades de este sistema capitalista. Es un sector lumpen popular criminal.
Podemos pero no debemos como izquierda impulsar políticas racistas de “limpieza social” que son patrimonio de la derecha. Una de nuestras banderas más representativas como izquierda es la justicia social, la solidaridad, el humanismo. El desafío como izquierda al respecto de las pandillas juveniles es el de restablecer entre nuestros jóvenes y comunidades los lazos de amistad y de unidad frente a los verdaderos enemigos: la oligarquía y el imperio.
Por otra parte, es lamentable que a meses de cumplir 25 años de la firma de los Acuerdos de Paz, el fantasma de la militarización vuelva a tomar cuerpo y se apodere de las políticas de seguridad pública, y esta vez desde un gobierno de izquierda, nuestro gobierno.
La economía
Hace veinticinco años, cuando concluyo la guerra, hablábamos en la izquierda de una economía alternativa al modelo de economía capitalista consumista. Hoy desde el gobierno hablamos de crecimiento económico, de asocios público privados y de búsqueda de tratados comerciales. Y si bien es necesario que la economía crezca la experiencia nos enseña que puede ser un crecimiento que fortalezca las desigualdades sociales.
El crecimiento de nuestra economía por lo tanto, debe estar vinculado a mayores niveles de oportunidades para los sectores trabajadores, en particular para los jóvenes que terminan sus estudios y sus perspectivas básicas para sobrevivir en la actualidad, son las de irse del país hacia estados Unidos o ingresar a las pandillas.
Nuestro gobierno de izquierda debe impactar estos próximos tres años mediante la creación de empleos de calidad para la juventud. En caso que el presidente Sánchez Ceren logre impactar en este campo, seguramente va a garantizar un tercer periodo de gobierno de la izquierda.
El rumbo de país
Este segundo gobierno del FMLN necesita definir un proyecto de país, que no puede ser la suma armónica de las opiniones de sus componentes, incluyendo a la oligarquía, sino que debe de ser la propuesta que como izquierda presentamos a la nación, y que fue aprobada por una mayoría electoral en 2009 y 2014.
¿Cuál es el proyecto estratégico de desarrollo? ¿Hacia dónde nos dirigimos? Pensamos en ser un país ¿maquilero, basado en el turismo, en las remesas, en los servicios financieros, etc.? La definición de la apuesta estratégica como izquierda nos va permitir claridad de rumbo. Si nuestro presidente Sánchez Ceren logra definir y establecer este marco, y no con la ANEP sino con los sectores populares, habremos garantizado seguramente la guayaba del tercer periodo.
El aliado estratégico
Un personaje del Ejecutivo acuñó esta maravillosa frase que refleja los anhelos de un sector de la izquierda, que considera que solo se puede avanzar como país en estrecha alianza con los Estados Unidos. Por otra parte, la llegada de Jean Manes en sustitución de la boricua Mari Carmen Aponte marca un viraje en la política estadounidense de la diplomacia pasiva a la diplomacia activa, agresiva. La anterior embajadora convencía, sugería, esta impone, ordena.
El lugar de donde procede Manes es significativo, viene de enfrentar a los talibanes en Afganistán, y ya las últimas decisiones del Fiscal General parecen reflejar este cambio de rumbo hacia una gestión diplomática estadounidense más enérgica, y vinculada los cambios que están ocurriendo en el Sur. Sus prioridades seguramente son las de imponer la visión militarista de la seguridad, aspecto en que coinciden ARENA, GANA e incluso el FMLN; y el seguimiento a Fomilenio II, la Alianza para la Prosperidad, la Alianza para la Seguridad del Triangulo Norte, y sin duda alguna empujar porque El salvador se integre a la Alianza del Pacífico y se aleje del vecindario de Cuba y Venezuela.
La derecha oligárquica
La derecha oligárquica, al igual que la izquierda, tiene diversas expresiones, entre estas la empresarial, la académica, la de medios de comunicación, la religiosa y la política entre otras. La empresarial está representada por la ANEP y durante estos siete años ha tenido que asumir roles protagónicos en el enfrentamientos político contra los gobiernos de izquierda, debido al agotamiento que enfrenta el partido ARENA.
Pero este rol le ha generado diversas fisuras a su interior, que incluyeron incluso una candidatura independiente para las últimas elecciones de su cúpula. La ANEP tiene claridad de su misión de dificultar, bloquear el éxito de este segundo gobierno de izquierda. Hacerse ilusiones de que pueda ser ganada a un “proyecto de nación” es un error, aunque puede ser neutralizada.
La reciente sustitución de Jorge Daboub por Luis Cardenal representa un cambio de estilo, pero la visión estratégica es la misma: recuperar el control del aparato de estado para ponerlo al servicio de sus intereses gremiales de gran empresa.
En relación a la derecha política, tiene a su vez diversas expresiones: ARENA, GANA, PCN y PDC. La principal es ARENA como derecha oligárquica, que atraviesa una profunda crisis derivada de su desplazamiento del gobierno central en el 2009 y del gobierno de la capital en el 2015. Sus contradicciones internas no le han permitido ejercer un papel relevante como oposición, pero tienen bajo su control la mayoría calificada en la Asamblea Legislativa, lo que les coloca en una situación muy ventajosa para bloquear iniciativas del Ejecutivo. Y las pugnas entre sus fracciones pueden rápidamente resolverse en la medida en que aparezca la posibilidad real de regresar al Ejecutivo.
En el caso de GANA representa los intereses de sectores capitalistas emergentes, no oligárquicos, vinculados a un sector del capital árabe. El PCN son sectores relacionados con la antigua dictadura militar, y en el caso del PDC, con la burocracia del antiguo proyecto contrainsurgente norteamericano.
El principal aliado político del FMLN es el partido GANA, que a partir de 2017 pasara a ocupar la presidencia de la Asamblea Legislativa. No sería extraño que este partido evaluara como más conveniente para sus intereses de cara al 2018 y el 2019 regresar al redil oligárquico. Por otro lado, las próximas elecciones legislativas y municipales de 2018 y presidenciales del 2019 determinan ya en gran medida la conducta política de las principales fuerzas sociales y políticas.
La izquierda
El FMLN como partido de gobierno y además como la principal fuerza de izquierda necesita urgentemente para las futuras batallas, en el marco de los nuevos tiempos latinoamericanos, realizar un viraje que le permita sumar a su poderoso poder político partidario, institucional y económico, el poder de la movilización popular, el poder popular desde abajo.
En este marco es preocupante que en el FMLN los principales candidatos presidenciales ya en campaña, de dentro y de fuera del Partido, se identifiquen con una visión socialdemócrata, lo que vuelve urgente la necesidad de un candidato o candidata con posiciones de izquierda revolucionaria. Por otra parte, en el caso que el actual alcalde de San Salvador logre éxitos tangibles en la transformación de la ciudad, esto lo colocara indiscutiblemente en una posición ventajosa, en el caso que se aceptara en el FMLN de nuevo, candidatos de fuera de las filas partidarias.
El movimiento popular y social
Luego de enfrentar directamente la ola represiva del cuarto gobierno de ARENA del 2004 al 2009 por medio del protagonismo del BPS y del MPR-12; a partir del 2009 el movimiento popular y social asume un papel de espectador de la pelea entre el gobierno y la derecha. Se sale de la cancha y se va hacia las graderías para observar el partido entre lso equipos FMLN y ARENA.
Y no obstante que la situación económica continuó deteriorándose, el grueso del movimiento popular decide no salir a protestar contra su propio gobierno, y mantenerse a la expectativa de los cambios. Y efectivamente hubo cambios que justificaron en parte esta actitud, como son los uniformes y útiles escolares, zapatos, créditos e insumos agrícolas, etc.
Y el grueso del movimiento popular siguió respaldando y votando por el FMLN, pero sin involucrarse directamente en su defensa. Por otra parte, algunos sectores del movimiento popular, particularmente maestros y trabajadores de la salud, si decidió actuar y salir a las calles a protestar. Y también la lucha por el agua y contra las políticas nefastas de ANDA ha generado el surgimiento de un amplio movimiento popular comunitario que diariamente cierra calles exigiendo agua.
No obstante esto, como izquierda salvadoreña no hemos resuelto aún el problema de la participación del movimiento popular y social en el marco de un gobierno de izquierda. Hay dos posiciones extremas. Algunos sostienen desde el gobierno y el partido que el movimiento popular es más un obstáculo que una ventaja porque asusta a los aliados políticos como GANA, porque pone en peligro la estabilidad. Otros argumentan desde la izquierda no gobernante que este es un gobierno de derecha, al cual se le debe dar el mismo tratamiento de lucha sin cuartel que a los gobiernos de ARENA.
Somos de la opinión que el movimiento popular y social debe estar en las calles porque la protesta más que la propuesta es su razón de ser. La protesta contra funcionarios y políticas que no respondan a los intereses populares, como en el caso de ANDA, aunque venga de un gobierno de izquierda; y a la vez el respaldo en las calles ante las amenazas o acciones desestabilizadoras de la derecha frente a este nuestro gobierno.
Perspectivas
A medida que nos acerquemos al 2018 la situación política se va a calentar. Lo que como izquierda nos permitirá superar estos desafíos así como fortalecernos será el combinar de manera adecuada lo acumulado en la construcción de poder popular desde arriba (Ejecutivo, Alcaldías, Asamblea Legislativa, CSJ, Partido FMLN, Empresas Alba, etc.) con la construcción de poder popular desde abajo (movimiento popular, social y sus luchas en la calle).
Todo esto en el marco de una contraofensiva imperial y oligárquica que tratará en El Salvador, de ahogar política y financieramente al segundo gobierno del FMLN, romper la alianza FMLNGANA, mantener adormecido al movimiento popular, aumentar el control ideológico sobre la población y lograr avances legislativos en el 2018, que los oxigenen para la batalla del 2019. La lucha está planteada.

La distribución prehistórica e histórica de los pipiles (1983)

La distribución prehistórica e histórica de los pipiles (1983)

William R. Fowler, Jr.

Los pipiles fueron grupos de habla nahuat que, en sucesivas etapas u “oleadas” de migración que duraron desde aproximadamente 800 d.C. hasta
alrededor de 1250 o 1300 d.C. , se trasladaron al altiplano central de México
y las tierras bajas de la región sur del golfo de México y llegaron a
asentarse en varias regiones de las actuales repúblicas de Guatemala, El
Salvador y Honduras en Centroamérica.

Un grupo nahuat se desprendió de los pipiles alrededor de 1200 o 1250 d.C. y fue a asentarse en Nicaragua donde se conocieron con el nombre de los nicaraos. 1 Se ha calculado que al momento de la conquista la población nahuat de Centroamérica era de por lo menos 700,000 personas.2 Los nicaraos fueron aniquilados o llevados de Nicaragua en esclavitud poco después de la conquista. 3Aproximadamente unos 2,000 descendientes de los pipiles sobreviven actualmente, la mayoría en los pueblos de Cuisnahuat y Santo Domingo de Guzmán (departamento de Sonsonate), en el occidente de El Salvador.4

Los pipiles tuvieron un profundo impacto en los acontecimientos prehispánicos de la periferia sur de Mesoamérica y, aunque son pocos los que quedan ahora, la herencia cultural, genética y lingüística de la antigua
población nahuat de Centroamérica se conserva y es indiscutiblemente fuerte.

Uno de los problemas respecto a esta antigua población es precisar con exactitud la extensión y las fronteras del territorio que ocupaban y
controlaban los pipiles en tiempos anteriores a la conquista. Este problema
puede ser enfocado por medio de la correlación de los datos históricos, arqueológicos, y lingüísticos.

William Fowler, de nacionalidad estadounidense, recibió un doctorado en arqueología de la University of Calgary; ahora es profesor asistente de antropología y arqueología, University of North Dakota-Grand Forks.
1 Paul F. Healy, Archaeology of the Rivas Region, Nicaragua (Waterloo, Ontario: Wilfrid Laurier University, 1980) ; William R. Fowler, Jr. , “The Pipil-Nicarao of Central America” (disertación doctoral, University of Calgary, 1981).
2 Fowler, “The Pipil-Nicarao of Central America”, pp. 819-24.
3 David Richard Radell, “The Indian Clave Trade and Population of Nicaragua during the Sixteenth Century”, en The Native Population of the Americas in 1492, William M. Denevan, ed. (Madison: University of Wisconsin Press, 1976); William L. Sherman, Forced Native Labor in Sixteenth-Century Central America (Lincoln: University of Nebraska Press, 1979).
4 Lyle Richard Campbell, “La dialectología pipil”, América Indígena 35 (1975): 833; Lyle Richard Campbell, “The Linquistic Prehistory of the Southern Mesoamerican Periphery , en Las fronteras de México (México: Sociedad Mexicana de Antropología, 1976), 1: 172.

En este artículo, cono primer paso, se traza la distribución geográfica de los pipiles según se conoce por medio de los documentos h i s t ó r i c o s ; se recurre luego a la evidencia arqueológica y lingüística, a fin de proyectar su distribución en la época prehispánica.

Evidencia y fuentes históricas

Varias fuentes históricas que se han publicado presentan contribuciones a nuestro conocimiento de la distribución geográfica de los grupos de habla nahuat en el área. Es de primera importancia la lista que hizo el oidor lic. Diego García de Palacio de los idiomas indígenas hablados en el territorio de la Audiencia de Guatemala, desde Chiapas hasta Costa Rica, en 1573 y 1574.5

En su confusa relación de las migraciones de los grupos de habla nahuat de México a Centroamérica, fray Juan de Torquemada mencionó específicamente algunos pueblos y varias regiones donde se asentaron los inmigrantes. 6De los datos en la historia escrita por don Francisco Antonio de Fuentes y Guzmán entre 1680 y 1695, es posible recoger importante información acerca de las antiguas ubicaciones de los Pipiles.7

De menos importancia, pero aun digna de notar, es la relación geográfica de las provincias de Escuintla y Guazacapán escrita en 1740 por don Alonso Crespo, quien incluyó en este breve documento comentarios sobre las lenguas maternas de ambas provincias coloniales.8

Mientras que éstas y otras fuentes ofrecen cierta cantidad de información útil, hay dos fuentes que son de excepcional importancia por los datos que proporcionan sobre la distribución geográfica de los grupos de dialecto nahuat en Centroamérica y los linderos lingüísticos entre ellos y los otros grupos indígenas del área.

Dichas fuentes son el secretario de fray Alonso Ponce, Antonio de Ciudad Real, y el arzobispo Pedro Cortés y Larraz. Ponce y Ciudad Real viajaron por Centroamérica en 1586; Cortés y Larraz recorrió su diócesis (Guatemala y El Salvador) en tres viajes de 1768 a 1770.

5 “San Salvador y Honduras el año 1576”, informe oficial del lic, Diego García del Palacio al rey de España sobre las provincias centroamericanas de San Salvador y Honduras e l año de 1576, en Colección de documentos para la historia de Costa Rica (León Fernández, 1881-7907) 1:t-52.
6 Monarquía Indiana (México: Editorial Porrúa, 1969)’ pp. 331-33.
7 Recordación florida: discurso historial demostración natural, material, militar, y política del reyno de Guatemala, 3 toms (Guatemala: Biblioteca “Goathemala”, 1932-1933).
8 AGCA, Al. 17.2 10.5003, versión paleografiada, “Relación geográfica del partido de Escuintla”, Boletín del Archivo General del Gobierno 1 f 193f): 9-15.

Ambos hicieron apuntes escrupulosos sobre la distribución de los idiomas indígenas en las regiones por donde pasaron. Aunque muchos asentamientos indígenas habían sido reubicados y algunos se habían despoblado antes que se recogieran estos datos, los informes de Ciudad Real y Cortés y Larraz son de máximo valor en cualquier estudio que se haga de la distribución geográfica de los idiomas indígenas de Centroamérica.

Los datos históricos pueden o no ser comprobados por la evidencia
lingüística y arqueológica. Hay dos clases de evidencia lingüística que se relacionan con e l problema de “reconstruir” el antiguo territorio de
los pipiles. La primera consiste de vocabularios nahuat recolectados por
Bromowicz en 1878 en San Agustín Acasaguastlán (Guatemala), publicada por Brinton, y la lista que Stoll obtuvo en Salamá (Guatemala) en 1883.10

El otro importante vocabulario es e l que Squier consiguió en la costa del Bálsamo en El Salvador.11 Ciertos problemas se plantean en el uso de estas listas: el primero consiste en determinar su autenticidad; también hay que
averiguar si los vocabularios representan fósiles de una presencia prehistórica
nahuat en las regiones donde fueron obtenidos, o si indican un movimiento postconquista de hablantes del nahuat a estas regiones.

La otra clase de evidencia lingüística proviene de los estudios toponímicos, como por ejemplo los de Vivó Escoto, Geoffroy Rivas y Arriola. 12Como Wainwright ha señalado:
La toponimia proporciona en medida completa información de una clase que está ausente en la arqueología y generalmente pasada por alto u oscurecida en la historia. También permite conclusiones bastante precisas sobre la intensidad de los asentamientos, las fronteras lingüísticas, los orígenes y las relaciones, con comentarios de vez en cuando sobre las condiciones sociales
y económicas.

9 Antonio de Ciudad Real, Relación breve y verdadera de algunas cosas de las muchas que sucedieron al Padre Fray Alonso Ponce en las provincias de la Nueva España, siendo comisario general de aquellas partes…, 2 tomos (Madrid: Imprenta de la Ciudad de Calero, 1873); Cortés y Larraz, Descripción geográfico-moral de la diócesis de Goathemala (1768-1770), 2 tomos (Guatemala: Biblioteca “Goathemala”, 1958); Fowler, “The Pipil Nicarao of Central America”, pp. 659-62 y 668-69.
10 Daniel Brinton, “On the So-Called Alagüilac Ianquai~p of Guatemala”, Proceedings of the American Philosophical Society 24 (1887): 366-77; Otto Stoll , Etnografía de Guatemala (Guatemala: Seminario de Integración Social Guatenalteca, 1958), PP. 20-29.
11 E. G. Squier, Notes on Central America; Particularly t h e S t a t e s of Honduras and San Salvador (New York: Harper and Brothers, 1855), pp.351-52.
12 Jorge Vivo Escoto, “El poblamiento nahuat de El Salvador y otros países de Centroamérica” (San Salvador: Ministerio de Educación, 1972):
Pedro Geoffroy Rivas , Toponimia nahuat de Cuscatlán (San Salvador: Ministerio de Educación, 1973): Jorge Luis Arriola, E l libro de las geonimias de Guatemala (Guatemala: Ministerio de Educación, 1973).

Esta información es principalmente lingüística, desde luego, pero sus implicaciones políticas y sociales son muchas veces menos ambiguas y más convincentes que las implicaciones equivalentes inherentes en el material arqueológico. l3

Los topónimos mexicanos en Centroamérica se hallan muchas veces
asociados con las regiones del asentamiento nahuat que se conocen por la
evidencia histórica. En algunas regiones, empero, los topónimos nahuas
ocurren donde no hay indicación histórica de una previa ocupación nahuat. En algunos lugares estos nombres fueron impuestos por las tropas mexicanas de Alvarado, pero éste no fue siempre el caso. Podemos utilizar la distribución de estos topónimos para arrojar luz adicional sobre la distribución
geográfica de los grupos de habla nahuat en Centroamérica.

Como los estudios lingüísticos, la arqueología nos da indicaciones de la distribución prehistórica de los pipiles. Frecuentemente la identificación
de los restos arqueológicos con cierto grupo lingüístico resulta en controversia, pero los pipiles dejaron vestigios netamente mexicanos de
casi toda clase en sus restos culturales. Trajeron a las regiones de que se apoderaron, cambios en la arquitectura, los patrones de asentamiento ,
la economía y la tecnología, entre otras cosas.

Son especialmente reveladoras las representaciones en cerámica de tamaño natural de dioses mexicanos como Tlaloc (o Quiahuitl), Xipe Totec, y Mictlantecuhtli, los que dejaron en sus centros ceremoniales.

La siguiente serie de interpretaciones, ordenada geográficamente de
oeste a este y de norte a sur, pretende determinar, por medio de toda l a
evidencia disponible, la distribución histórica y prehistórica de los
pipiles. Se enfoca en las regiones donde los grupos de habla nahuat están
seguramente documentados en la historia, o donde su presencia puede inferirse por medio de la evidencia lingüística o arqueológica. También se
pone énfasis en las regiones problemáticas donde la presencia nahuat es
dudosa o insegura.

La Figura 1 muestra la distribución conocida de los grupos de lengua
nahua (el idioma que incluye el dialecto de nahuat) en Centroamérica.
Además de la distribución pipil en Guatemala, El Salvador y Honduras, el
mapa señala la distribución de los grupos de lengua nahua en Centroamérica
no tratados en este artículo: los nicaraos de Nicaragua y probablemente
Costa Rica, así como unos posibles enclaves en Panamá.

13 Frederick 1. Wainwright, Archaeology and Place-Name and History (London: Routledge and Kegan Paul, 1962) pág. 4.

El Salvador

Casi todo El Salvador al oeste del río Lempa estaba ocupado por los
Pipiles al momento de la conquista y probablemente durante el período
postclásico. Es posible que grupos de lengua nahuat penetraran en el oriente de El Salvador antes de la conquista.

Las regiones occidental y central.

La evidencia arqueológica, lingüística y etnohistórica indica, fuera de toda duda razonable, que al momento de la conquista, y por lo menos cinco siglos antes, casi toda la parte de El Salvador al oeste y al sur del río Lempa estaba ocupada por los pipiles. 71

71 Véanse por ejemplo Squier Notes on Central America, PP. 340- A A 41; Walter Lehmann, “Erqrhnicse eincr ForschungsrcLs~? in Mittelamerika und Mexico 1907-199’l”. Z e i t s c h r i f t für Ethnoloqie 42 (1910): 734; khmann,
Zentral-Amerika, 11: 1021-24; Herbert J. Spinden, “Notes on the Archaeulogy
of Salvador”, American Anthropoloqist 17 (1915): 446; Jorye krdé,
“Los choroteuas en E l Salvador”. Revista de Etnolda, Arcnieoloqia Y Lin-
“lstica 1 ( 1926) : 286; Samuel kirkland Lothrop, “Pottery ‘ s -ande their
?&uence in E l Salvador”, Indian Notes and Monoyraphs 1 ( 192v 216; John
M. Lonuvear. 111. “Archaeolosical Investiaations in El Salvador”, Memoirs
of the-$eabódy ~úseum of Arck;aeology and Éthnology 9 (1944): 2: 6; Thompson,
“Archaeological Reconnaissance”, pág. 13; Doris Stone, “Los grupos mexicanos en la América Central y su importancia”, Antropologla e Historia de Guatemala 1 (1949): 44; y Francisco de Solano, “Población y áreas lingüísticas en El Salvador, 1772”, Revista Española de Antropología Americana 5 (1970): 280-89.

De hecho, e1 antiguo territorio pipil en El Salvador occidental y central a veces probablemente se extendió al norte y al este de la tradicional
frontera cultural del Lempa. Al menos en la cuenca central, el sitio de
Santa María constituye evidencia de la ocupación pipil un poco al norte
del Lempa.72

Examinaremos la posibilidad de la expansión pipil al este del Lempa al tratar el oriente de El Salvador, más adelante. Hay solamente tres, posiblemente cuatro, excepciones específicas a la dominación total de El Salvador occidental y central por los pipiles al momento del contacto europeo. Estos son los enclaves de pokomames en Chalchuapa, Ahuachapán y posiblemente Atiquizaya en el occidente, y evidentemente una penetración lenca en Istepeque, un poco al norte del volcán San Vicente y al oeste del río Lempa. 73

Aunque Ciudad Real manifestó que Chalchuapa era una población de habla
nahuat en 1586, esto parece ser un error; o quizás Ciudad Real se topó con algunos individuos que hablaban e l nahuat en Chalchuapa. En 1637, fray Tomás Gage, quien dominaba e l pokomam, habló a los indígenas de
Chalchuapa en ese idioma. Francisco Ximénez escribió a principios del
siglo XVIII que en tiempos de la conquista, Chalchuapa estaba habitada por los pokomames. A fines del sigloXVIII, Cortés y Larraz infomó que el
idioma materno de la parroquia de Chalchuapa, que incluía el pueblo de
Atiquizaya, era e l pokomam. 74

Los indicios arqueológicos muestran que los pokomames arrebataron Chalchuapa de los pipiles a fines del postclásico tardío.

72 Fowler, “The Pipil-Nicarao of Central America”.
73 Thompson, Maya History and Religion, pp. 95-96.
74 Ciudad Real, Relación breve y verdadera, 1: 323; Thomas Gage, Thomas Gaye’s Travels in the New World (Norman: University of Oklahoma, 1958), pag. 304; Francisco Ximénez, Historia de la provincia de San Vicente de Chiapa y Guatemala, 3 tomos (Guatemala: Biblioteca “Goathemala”,1929- 193 1 ) , 1 : 69; Cortés y Larraz, Descripción geográfico-mral, 1 : 233.

Esta impresión está confirmada por la evidencia de la lingüística histórica. 75Así, Lothrop se equivocó gravemente cuando aseveró que los pokomames antes dominaban toda el área de El Salvador occidental y central, y que más tarde llegó a ser territorio pipil. 76

Ciudad Real y Cortés y Larraz informaron que Ahuachapán era de idioma
mexicano, pero Lardé citó un informe de 1549 de un oidor de la Audiencia
de Guatemala, Tomás López Medel, el cual dice que las mujeres de Ahuachapán hablaban el pokomam, mientras que los hombres hablaban el nahuat (probablemente ellos eran bilingües). 77 Según parece, la única evidencia para la ocupación pokomam de Atiquizaya es la declaración de Cortés y Larraz, mencionada arriba. Ciudad Real manifestó que Atiquizaya era pueblo pipil.

En cuanto a la intrusión lenca en el territorio pipil del este, García de Palacio declaró que en Istepeque, aunque se localizaba en la misma provincia de
San Salvador, poseída por los pipiles, los habitantes hablaban un idioma que los pipiles llamaban “el chontal”. La voz nahuat chontal (nahuatl chontalli) quiere decir “forastero”. Los pipiles daban este nombre a cualquier otro grupo indígena que no hablaba e l nahua. Por ejemplo, a los pokomames de Santa Catarina Mita, Guatemala, los pipiles también les llamaban “chontales”. Lothrop estaba convencido de que los chontales de Istepeque eran pokomames; pero Thompson demostró convincentemente que el idioma en cuestión era en realidad el lenca, al que también se referiría muchas veces en el siglo XVI como potón o potona.80

Es sensato suponer, por lo menos como una hipótesis de trabajo, que tal como las intrusiones tardías de pokomames en la región del oeste, la entrada de los lencas en Istepeque era relativamente reciente.

Puesto que algunos mapas lingüísticos indican grupos mayences conocidos
históricamente en la vecindad de San Salvador, es necesario un comentario breve sobre su presencia.

75 Robert J. Sharer, Pottery and Conclusions: The Prehistory of Chalchuapa, El Salvador (Philadelphia : University of Pennsylvania, 1978 1 ,111: 211 y 213-15; Campbell, “Linguistic Prehistory of the Southern mesoamerican Periphery” , pág. 168.
76 “The Southeastern Frontier of the Maya”. Véase Thompson, Maya History and Religion, pp. 95-96.
77 Ciudad Real, Relación breve y verdadera, 1: 321; Cortés y Larraz, Descripción geográfico-moral, 1: 66; Lardé, “Los chorotegas en El Salvador”,pág. 283.
78 “San Salvador y Honduras”, pág. 33.
79 García de Palacio, “San Salvador y Honduras”, pág. 35.
80 Lothrop, “The Southeastern Frontier of the Maya”, pág. 46; Thompson, Maya History and Religion, p . 95-96; Gircía de Palacio, “San Salvador y Honduras”, pág. 6; Ciudad Real, Relación breve y verdadera, 1: 384.

Ciudad Real declaró que la mayoría de los indígenas de San Salvador eran pipiles, pero algunos eran achies81. Estos mayas del altiplano de Guatemala
no tenían nada que ver con los acontecimientos previos a la conquista de El Salvador, al menos no directamente. Por cierto, fueron llamados al servicio de la hueste española y reubicados en San Salvador después de concluirse la conquista de Cuscatlán.82

Aparte de los dos o tres pequeños enclaves de pokomames en el oeste y
la penetración lenca en Istepeque, en tiempos de la conquista el resto de
El Salvador occidental y central estaba densamente poblado por los pipiles.
Alvarado se refirió frecuentemente a las grandes e importantes poblaciones
pipiles y los grandes ejércitos pipiles que encontró en el valle de Sonsonate, la región de Acajutla (la planicie costera del suroeste) y Cuscatlán (cerca de San salvador). 83

Algunos de los pueblos pipiles por los que Alvarado pasó en 1524 pueden tentativamente identificarse con sitios arqueológicos: Mopicalco con El Güisnay; Miaguaclam con Los Lagartos, también conocido como Miahuacán; y Atehuan con Ateos. Desafortunadamente, tenemos solamente un conocimiento superficial de estos sitios. No ha sido establecido con seguridad el sitio de la antigua capital, aunque muchas autoridades, notablemente Barón Castro, han considerado que es e l actual pueblo de Antiguo Cuscatlán. en el suroeste de las afueras de San Salvador.84

No hay datos arqueológicos que apoyen esta identificación, pero la evidencia etnohistórica indica que Cuscatlán sí estaba ubicado a poca
distancia al suroeste de San Salvador.85

En cuanto a l valle de Sonsonate y la planicie costera del suroeste de
El Salvador, fue allí donde Alvarado libró las dos mayores batallas de su
campaña contra los pipiles. Izalco, cerca de Sonsonate, fue un conocido
centro de producción de cacao durante la colonia y probablemente también
durante e l período postclásico. 86

Fuentes y Guzmán describió y usó dos documentos pipiles que eran listas del tributo que se pagaba antes de la conquista a uno de los pueblos pipiles cerca de Sonsonate, probablemente Izalco.87

81 Quichés, cakchiqueles, o tzutujiles; véase Relación breve y verdadera,1: 383 y 400.
82 Thompson, Maya History and Religion, p, 97-9
83 An account of the Conquest of Guatemala in 1524 [New York: The Cortes Society, 1924), pp. 79, 8q) 83 y 88.
84 Rodolfo Barón Castro, La población de El Salvador (Madrid: Consejo Superior de Investigaciones Científicas, 1942), pp. 92-93.
85 Ciudad Real, Relación breve y verdadera, I: 400.
86 Véanse, entre otros: AGI, Guatemala 128, 82 y 82% f 1549): René Francis Millon, When Money Grew in Trees: A Study of Cacao in Ancient Mesoamerica
(disertación doctoral, Columbia University, 1955, pp* 71-73; y o F. Bergamn, ’93% Distribution of Cacao Cultivation in Precolumbian America”, Annals of thee Association o£ American Geographers 59 (1963): 92- 93.
87 Recordación florida, 2: 108-10.

Los pocos sobrevivientes de la cultura pipil viven hoy en esta región, y se ha recolectado una considerable cantidad de datos lingüísticos y etnográficos sobre los pipiles actuales de Izalco y las poblaciones circunvecinas. El valle de Sonsonate y la planicie costera del suroeste de El Salvador eran sin duda regiones importantes de la ocupación pipil durante e l período de la conquista y antes de la conquista, por lo menos durante el período postclásico. La arqueología de estas regiones, especialmente la de esta época, es muy mal conocida y necesita investigación.

Además de estas regiones y la de San Salvador (Cuscatlán), los datos
lingüísticos, arqueológicos y etnohistóricos indican que otras zonas de El
Salvador occidental y central eran importantes regiones del asentamiento
pipil durante los períodos postclásico y de la conquista. Estas incluyen,
entre otras: la región del lago de Güija; la Cuenca Central y su región
circundante; la costa del Bálsamo; la región de Cojutepeque e Ilopanqo; y
la ladera sur del volcán San Vicente, incluyendo la región de los Nonualcos.

En general, con excepción de la Cuenca Central, hay pocos datos arqueológicos sobre estas regiones. Tal vez el mejor conocido pueblo pipil
prehistórico es el s i t i o de Cihuatan, en la Cuenca Central, que era centro
activo en el período postclásico temprano 1900-1200 d.c.).

Además, hay una plétora de topónimos nahuat en El Salvador occidental
y central que no debe pasarse por alto.89 Aunque muchos de estos nombres
han sido “nahuatlizados” (por ejemplo, Cuscatlán en vez de Cuscatán), l a
mayoría retienen su carácter nahuat original, a pesar de que muchos hayan
sido corregidos a formas hispanizadas (como por ejemplo, Cuisnahuat en
vez de Huitsnahuac o Tamagashte en vez de Tamagaztepec, y otros ejemplos
semejantes). Algunos topónimos nahuas de El Salvador fueron probablemente
impuestos por los indígenas auxiliares de Alvarado, o incluso por los españoles.

Un ejemplo del último tipo sería Tacuba (nahuatl Tlacopán), un nombre que Geoffroy Rivas piensa que fue traído por los españoles en forma ya corrompida.

87 Recordación florida, 2: 108-10.
88 Lehmann, Zentral-Amerika 11: 1027-28 y 1032-59; Próspero Aráuz,
El Pipil de la región de los Itzalcos (San Salvador: Ministerio de Cultura,
1960) ; Leonard Schultze-Jena, Indiana II: Mythen in der Muttersprache
der Pipi1 von Izalco in E1 Salvador (Jena: Gustav Fischer, 1935); Karl T. Sapper , “Pipiles und MayavZlker”, en pro-Amerikanisches Archiv,
10 ( 1936 ) : $8-86; y Campbell, “La dialectolog~ap ipi l”, pp. 833-44.
89 Johann C a r l Eduard Buschmann, über die aztekischen ürtsnamen,
(Berlin: Ferd. Dümmler, 1853), pp. 137-39 y 187-200; Lehmann, Zentral-
Amerika 11: 1025; Vivó Escoto, El poblamiento nahuat de E l Salvador; Geoffroy Rivas, Toponimia nahuat de Cuscatlán.

Sin embargo, , la inmensa mayoría de los topónimos nahuas en El Salvador seguramente se originaron de los p i p i l e s , y no de los
españoles o de sus aliados mexicanos. Como demuestra e l estudio de Vivó
Escoto, muchos de los topónimos nahuat de E l Salvador forman grupos que
pueden correlacionarse con las migraciones históricas de los pipiles a
esta y otras regiones de Centroamérica.

La región de oriente.

Los especialistas están generalmente de acuerdo que al momento de la conquista casi todo El Salvador al este del río Lempa estaba ocupado por los lencas, con pequeños enclaves de cacaoperas en el noreste, ulúas en el sureste, y mangues en el extremo oriente. 91

La extendida distribución de los topónimos lencas de esta región es notoria, y
esta distribución debe ser una indicación bastante buena del antiguo
territorio lenca. 92

Sin embargo, los topónimos nahuas son numerosos en las tierras bajas
costeras del departamento de Usulután; algunos ejemplos son Jiquilisco,
Aguacayo, Ozatlán, Gualacho y e l propio Usulután. Los topónimos lencas
también ocurren en la región, por ejemplo, Oxucar, Chaquantique y Ereguayquín.94 Estos topónimos plantean la posibilidad de que simultáneamente los pipiles y los lencas compartieran la zona entre la par te baja del río Lempa y el río Grande de San Miguel. De hecho, algunos mapas lingüísticos extienden la distribución de los pipiles al este de la parte baja del
Lempa hasta la región de la bahía de Jiquilisco.95

Es muy posible que los pipiles nonoalcas, que arribaron a la periferia sur de Mesoamérica alrededor de 1250 o 1300 d.C., lograron e l control total o parcial de esta región costera en e l período postclásico tardío.

90 Los ejemplos se tomaron de Geoffroy Rivas, Toponimia nahuat de Cuscatlan
Pág. 52, 136 y 141.
91 Véanse, por ejemplo: Lehmann, Zentral-Amerika; Spinden, “Notes on the Archaeology of Salvador” pág. 447; Solano, “Población y áreas lingüísticas en El Salvador, 1972,
pp. 292-97; E. Wyllys Andrews V, “The Southeastern Periphery of Mesoamerica: A View from Eastern E l Salvador”, en Social Process in Maya Prehistory, N. Hammond, ed. (New York: Academic Press, 1977), pág. 120: y Campbell, “The Linguistic Prehistory of the
Southern Mesoamerican Periphery”, paq. 166.
92 Lehmann, Zentral-Amerika, 11: 719-22; Campbell, “The Linguistic Prehistory of the Southern Mesoamerican Periphery”, pág. 166; Andrews, “The Southeastern Periphery of Mesoamerica”, pag. 720.
93 Geoffroy Rivas, Toponimia nahuat de Cuscatlán, pp. 18, 82, 101,119, 159 y 1GO.
94 Lehmann, Zentral-Amerika, 11: 719-20.
95 Véanse: Lardé, “Los chorotegas en 0i Salvador”, pág. 286; Throp, “The Southeastern Frontier of the Maya”, Figura 1; Johnson, “Linguistic Map of Mexico and Central America”; y Longacre, “Systematic Comparison and Reconstruction”, Figura 15.

La “nahuatización” de los lencas de esta región está bien documentada para e l
período colonial, y este proceso pudo haber comenzado antes de la conquista.
96 Sin embargo, esta posibilidad se halla debilitada por la declaración inequívoca de Ciudad Real que en 1586 el territorio pipil tenía al
Río Lempa como lindero al este. También es digno de notar que había una
colonia postconquista de habla nahuatl de los indígenas auxiliares en la
conquista, en Mejicapa, a corta distancia al este de Usulután. Hasta
cierto punto, es posible que este grupo haya sido la fuente de la mexicanización de los lencas que tuvo lugar en el período colonial. Ante estos
hechos y con los datos actuales no es posible establecer con seguridad si
hubo o no ocupación pipil durante el período postclásico en las tierras
bajas costeras de Usulután.

Cambiando el enfoque a una época temprana y una zona más al este, Andrews ha recobrado evidencia arqueológica de que un grupo de Veracruz o bajo influencias veracruzanas se trasladó al oriente de El Salvador posiblemente alrededor de 600 d.c.98 Los restos culturales del sitio de Quelepa, cerca de San Miguel, durante la fase Lepa (625-1000 d. C. ) son muy distintos en contenido y carácter a los de las fases anteriores. Desde fines del período preclásico medio hasta el clásico tardío el sitio puede ser atribuido con confianza a los lencas. En el clásico tardío aparecen cambios completos en cerámica, lítica, arquitectura y costumbres funerarias. Además, se introducen al sitio durante la fase Lepa varios rasgos culturales que indican vínculos estrechos con Veracruz. 99

Esta evidencia indica una sustitución total o parcial de la población de Quelepa durante el clásico tardio, y Andrews propone la hipótesis de que una élite veracruzana tomó el sitio con apoyo militar, quizás acompañada por un grupo de la clase baja. Andrews no identifica específicamente como pipiles a estos invasores hipotéticos, pero sugiere que su traslado al oriente de El Salvador esté relacionado con las migraciones pipiles de México a Centroamérica. En vista de la estrecha relación entre el nahuat de Veracruz y el nahuat de El Salvador, es muy posible que la población de Quelepa durante la fase Lepa fuera de los primeros grupos de habla nahuat que entró a la
periferia sur de Mesoamérica. 100

96 Ciudad Real, Relación breve y verdadera 1: 393; Cortés y Larraz,
Descripción g eográfico-moral, 1: 149; Solano, “población y áreas lingüísticas”, pp. 293-94.
97 Ciudad Real, Relación breve y verdadera 1: 329-30.
98 E. Willys Andrews V, Tfie Archaeology of Quelepa, E l Salvador (New
Orleans: The American Research Institute, 1976), p . 783-86; Andrews,
‘The Southeastern Periphery of Mesoamerica”, pp. 725-f9.
99 Andrews, The Archaeology of Quelepa, pp. 41 y 146-48 y SS.
100 Morris Swadesh, “Algunas fechas glotocronológicas Wrtantes
ara l a rehistoria nahua”, Revista Mexicana de Estudios Antropoloqicos 14
71954-19 5% ): 173-92; Alvin Luckenbach y Richard S. Levy, “The implications
of Nahua (Aztecan) Lexical Diversity for Mesoamerican Culture-history”,
American Antiquity 45 ( 1980) : 455-61 ; Fowler, “%e Pipil-Nicarao of Cent
r a l America”, pp. 532-47.
100 Morris Swadesh, “Algunas fechas glotocronológicas Wrtantes
ara l a rehistoria nahua”, Revista Mexicana de Estudios Antropoloqicos 14
71954-19 5% ): 173-92; Alvin Luckenbach y Richard S. Levy, “The implications
of Nahua (Aztecan) Lexical Diversity for Mesoamerican Culture-history”,
American Antiquity 45 ( 1980) : 455-61 ; Fowler, “%e Pipil-Nicarao of Cent
r a l America”, pp. 532-47.

Resumen y conclusión

Este ensayo ha tenido efectivamente tres metas. Primero, hemos tratado de exponer una metodología para estudiar la distribución geográfica, histórica y prehistórica de un grupo indígena de Centroamérica que, como la mayoría de los grupos del área, ocupaba varias zonas no contiguas, las fronteras de las cuales casi siempre estaban en flujo. La base de la metodología es el uso integrado de datos históricos, lingüísticos y arqueológicos.

E l segundo objetivo fue identificar las fuentes históricas que ofrecen datos sobre el problema y evaluar su importancia relativa, así como las contribuciones que puedan hacer en un estudio de esta índole. La meta principal fue reunir y examinar los datos pertenecientes al problema de la distribución geográfica de los pipiles en Centroamérica, tal como se
conoce históricamente, y tal como se puede proyectar a la época prehistórica
(ver mapa).

En resumen, hemos visto que las mayores regiones en posesión de los
pipiles al tiempo de la conquista eran la planicie costera y bocacosta del
sureste de Guatemala, entre los ríos Coyolate y Michatoya, parte de la zona
de oriente de Guatemala, y casi todo El Salvador occidental y central.
Algunas de su poblaciones principales en tiempos de la conquista eran Escuintla, Panatacat, Asunción Mita, Izalco, Acajutla, y Cuscatlán. Estas
zonas y poblaciones por cierto pertenecieron a los pipiles durante e l período postclásico, a p a r t i r más o menos de 900 d.c., y por algún tiempo antes de la conquista es casi seguro que el territorio pipil se extendía
más allá de las fronteras que se conocen por medio de los datos históricos.

Por ejemplo, su territorio en la vertiente del Pacífico de Guatemala
probablemente se extendió al oeste del río Coyolate durante el postclásico
temprano, y en El Salvador es posible que los pipiles ocuparan parte de
las tierras bajas costeras de Usulután, a l este del río Lempa, durante e l
postclásico tardío. Una zona de suma importancia para la ocupación pipil
prehistórica fue la Cuenca Central de El Salvador, con su población principal de Cihuatán, próspero centro del postclásico temprano que, según parece, ya estaba abandonado en tiempos de la conquista.

Los pipiles de la zona de Acasaguastlán, Guatemala, probablemente fueron
reasentados ahí después de la conquista, y este fue definitivamente el caso de los pipiles de Salamá, Guatemala. Hay indicios imprecisos acerca de enclaves pipiles previos a la conquista en Honduras, posiblemente en Naco en la región noroeste y en el valle de Comayagua, y prohablemente en el valle de Olancho. La evidencia histórica indica que hubo pequeños grupos de habla nahuat en el valle de Aguán y en parte de la región de Choluteca, Honduras, y que su entrada puede fecharse por lo menso en el período postclásico.

Apuntes para un esquema de periodización de las lenguas indígenas en El Salvador (2007)

Apuntes para un esquema de periodización de las lenguas indígenas en El Salvador (2007)
Raúl E. Azcúnaga López1
razcunaga@gmail.com

En esta comunicación presento una panorámica básica de las lenguas indígenas de El Salvador desde el momento del contacto con el castellano (s.XVI) hasta nuestros días. Aplico, de manera general la periodización de las fases de Bauman (1980).

Introducción

A la llegada de los conquistadores a las actuales tierras de El Salvador, el grupo indígena predominante era el que con el paso de los años se conoció como los pipiles2. Se ha establecido- con las dudas del caso- (Larde y Larín (1926), Jiménez (1937, 1959), Geoffroy Rivas (1969), Fowler (1983), Campbell (1986), Hasemann y Lara Pinto (1994) entre otros) que
los pipiles llegaron de México producto de una serie de migraciones hacia al sur originadas por eventos dramáticos como la expansión y caída de Teotihuacan (alrededor de 600 d.C), el colapso de Tula (1200 d.C) y el surgimiento de Tenochtitlán (1300 d.C).

Estas migraciones se presentan en términos generales así:
“La expansión Teotihuacana iniciada por el 500 d.C dio lugar a un intenso
movimiento migratorio en el centro de México que culminó con la dispersión, entre otros, de hablantes de nahua, quienes se dirigieron al Golfo de México y Soconusco alrededor del 800 d.C. De aquí habrían partido después para Centroamérica. (…) los chorotega-mangue que se asentaron en la región del Golfo de Fonseca en Honduras y la costa pacífica de Nicaragua, así como la península de Nicoya en Costa Rica, aunque emigraron primero fueron seguidos en un corto espacio de tiempo por los pipiles que se asentaron en la costa pacífica de occidente y el centro de El Salvador. Lo anterior concuerda con el relato de Torquemada en donde dice que los chorotega- mangue “iban en la delantera”. Los

1 Profesor de Lingüística de la Facultad Multidisciplinaria de Occidente, Universidad de El Salvador. Candidato a Doctor en Artes y Letras, con especialidad en Lingüística Teórica por la Universidad Nacional de Costa Rica.
2 La primera mención de los pipiles es en la cédula real de 1538, después hay otra referencia de Fray Francisco de Vásquéz. León-Portilla (1956:107) constata que la voz náhuat pipil- pipil significa infante, príncipe. Casalbé (cfr. 2002:274) destaca que el grupo indígena protomaya, los pocomames, llamaron pipiles a los indios que huían del altiplano mexicano en su paso por el territorio actual de Guatemala.

Señala, Casalbé, sin dar las explicaciones lingüísticas del caso, que este nombre significa “extraño o extranjero”. En la actualidad la palabra pipil se entiende como noble: pipil viene del nahuat pipiltin, plural de pilli que significa noble. La comunidad indígena se identifica a sí misma como nahua y reclama para su lengua el nombre de nawat o
náhuat . Los estudiosos de la lengua hacen referencia al pipil (Másin (1926), Lardé (1926), Jiménez (1937, 1959), Araus (1960), Schultze Jena (1982), Campbell (1972, 1976, 1978, 1985), Maxwell (1981), Fowler (1983), Lemus (1985, 1997)) o al nawat o náhuat (Geoffroy Rivas 1969, 1973; Lemus 1988, King (2004)). Otro nombre para referirse de manera genérica a este grupo indígena es el gentilicio de indios cuzcatlecos, principalmente entre centroamericanos y el término se vuelve extensivo a los salvadoreños en general. Se usa
pipil también para referir al náhuat de Centroamérica (Campbell 1985). Además, señala Campbell (1985) que otros han empleado la palabra pipil, para referir los dialectos nahuas del sur de Veracruz, Tabasco y Chiapas (Campbell 1985:5). Geoffroy Rivas (1969) utiliza
pipiles o yaquis.

Los pipiles mismos no parecen haber llegado a El Salvador hasta el año 900 d.C. La segunda gran migración atribuida a grupos nahuas, acaecida entre el 1200 y 1300 d.C., (…) se ha identificado como nonoalca. Su llegada constituyó una seria amenaza militar y económica para los pipiles ya establecidos. El trastorno provocado por la migración nonoalca condujo a la separación de grupos pipiles tanto de Guatemala como de El Salvador que se trasladaron a la costa pacífica de Nicaragua, irrumpiendo en territorio chorotega-mangue y subtiaba mangue después de 1200 (…) Estos tardíos inmigrantes son los nicaraos,… ” (Hasemann y Lara Pinto1994: 178).

Al momento de la conquista los pipiles se habían asentado en las regiones occidental y central del país, desde el río Paz hasta el río Lempa; en la región noroeste, hacia Chalatenango, y al oeste de El Salvador estaban los pocomames y chortis (cfr. Larde y Larín 1952); había una expansión territorial maya tolteca hacia Chalchuapa (Hasemann y Lara Pinto1994); los lencas, con algunos enclaves al oeste (Fowler 1989) y ulúas se asentaban en la zona oriental (cfr. Larde y Larín 1952). La lengua de
los pipiles de El Salvador es el náhuat-pipil o pipil de El Salvador, pertenece al subgrupo nahua de la familia Uto-azteca (Cambell 1985).
Desde el primer contacto de la lengua náhuat-pipil con el castellano hasta la fecha se pueden establecer siguiendo la periodización de Bauman (1980), en términos generales, las siguientes fases:

Fase I: De contacto con el castellano y otras lenguas indígenas

Las comunidades indígenas pipiles de El Salvador coexistían con otros grupos que habitaban la zona, algunos que estaban desde antes de su llegada, formando parte de un verdadero mosaico geopolítico, cultural y lingüístico. Diego de Palacio en Carta de Relación a Felipe II sobre la provincia de Guatemala en 1576 señala con respecto a las leguas en las comunidades salvadoreñas que: “… en cada una de ellas (provincias) hay y hablan los naturales diferentes lenguas, que parece fue el artificio más mañoso que el Demonio tuvo en estas partes para plantar discordia, confundiéndolas con tantas y tan diferentes lenguas como tienen, que son: (…) Los Yzalcos y costa de Guazacapán: la popoluca y pipil (…) La de San Salvador: pipil y chontal (…) En la de San Miguel: potón, ytaulepa, ulúa, la choluteca, mangue y chontal.”

En las provincias próximas (de Guatemala y Honduras), al norte y este de El Salvador:

“A la de Chiapa: chiapaneca, zoque, mexicana, zozil, zeldalquelen.
En la Soconusco: la mexicana corrupta y la materna y vibeltlateca. (…..) En la de los Suchitepeques y cuahutemala (Guatemala): mame (man) y achi, cuahutemalteca, chicnauteca, hutateca, chirrichota (…..) La Verapaz: poconchi, cacchi, colchi. (…..) El valle de Accuastlan y el de Chiquimula de la Sierra: hacacuastleca y apay (…..) En Onduras: ulúa, chontal y pipil (…..) En la Taguzgalpa: la materna y mexicana (…..) En las provincias próximas (Nicaragua y Costa Rica), al sur: “Nicaragua: pipil corrupto, mangue, marivio, potón y chontal (…) En la de Costa Rica y Nicoya: la materna y mangue (…)”
(Diego de Palacio 1576/2000: 36)

Se presenta en las anotaciones de Diego de Palacio, el problema de la
compresión de los nombres que utiliza para referirse a las lenguas (“materna” y “chontal”); Herranz (cfr.1995) llega a la conclusión que la “lengua choluteca” de que escribe De Palacio eran el mangue y la ulúa; además, agrega Herranz, citando Chapman que “ deben considerarse como lencas en la documentación colonial todo los indios que aparecen bajo los términos “care, cerquin, putum o potom” “y los términos “ taulepa” y “ pupuluca”.

El término lenca se generalizó a partir de 1855 en que Squier (1897:217) lo utilizó para denominar la lengua y el grupo indígena…” (Herranz 1995: 190).

Mapa Nº 1. Diócesis de Guatemala del siglo XVIII Fuente: Pedro Cortés y Larraz (1921/2000)

Si bien para esta fecha sigloXVII, y hasta muy avanzado el siglo XIX3, establecer los límites del territorio de cada provincia en Centro América es bastante impreciso, para el caso de los pipiles se puede suponer la relación, dada la proximidad de las comunidades y lenguas con grupos
mayenses, lencas y ulúas, principalmente. Lardé y Larín (1957) al estudiar 262 nombres de pueblos, villas y ciudades (toponimia) de El Salvador encuentra glosas de las siguientes lenguas:

Lengua Topónimo %
Náhuat o pipil 137 57.3%
Lenca 83 34.7%
Taulepáulua 13 5.4%
Chortí 6 2.5%
Total 239 100%

Cuadro Nº 1. Fuente: Elaboración propia con base a los datos de Larde y Larín (1957)

El primer contacto del náhuat-pipil con el castellano, se da en 1524 con las primeras expediciones de los conquistadores a Cuzcatlán, que estuvieron encabezadas por el extremeño Pedro de Alvarado, encomendado por Hernán Cortés para la conquista de los territorios actuales de Guatemala y El Salvador. De Alvarado narra los sucesos en dos cartas de relación a Hernán Cortés. La primera con fecha, 11 de abril de 1524 desde Utatlán y la segunda, la más relevante para el caso salvadoreño es fechada el 27 de julio en Iximché o Quauhtemallan. Presenta De Alvarado en esta segunda carta la bitácora de la expedición y narra su enfrentamiento con los Izalcos.
Desde el primer cuarto del siglo XVI los españolas bajo la divisa colonizadora fundaron en los territorios pipiles y lencas las provincias (ciudades) que llegarán tres siglos después a aglutinarse con el nombre de El Salvador: San Salvador de Cuzcatlán (1525); la Ciudad de los Caballeros (1530, de efímera existencia, fundada al oriente de San Salvador, por el actual San Martín); la villa de San Miguel de la Frontera (1530 San Miguel), Acajutla (1532) y la villa del Espíritu Santo de Sonsonate (1552). Y llegan a Cihuatehucan en 1525 a la que llamarán posteriormente (1576 primera referencia) Santa Ana (cfr. Lardé y Larín 1957).

3 Y siglo XX en el caso de las fronteras limítrofes entre El Salvador y Honduras.
4 Esta segunda carta de De Alvarado junto al denominado Códice de Glasgow
– presentación de los combates y traza de la ruta seguida- dan el panorama de la expedición-conquista de Cuscatlán (cfr. Escalante Arce 2000).

En esta etapa colonizadora, apunta Herranz (1995) al tratar la política lingüística en Honduras, le corresponde el establecimiento de una política monolingüe castellana que va de 1502 a 1569, política diseñada por los Reyes Católicos y continuada por Carlos V basada en que “todos los naturales de América debían aprender obligatoriamente el castellano” (cfr. Herranz 1995: 156).

Sin embargo, para este primer contacto del náhuat-pipil con el castellano se debe tomar muy en cuenta que los conquistadores fundaron las ciudades con exiguas fuerzas y los indígenas se alejaron de los asentamientos, dirigiéndose a los montes (montañas) desarrollando en un primer momento prácticamente una convivencia paralela, alejados los unos de los otros.

Posteriormente, de manera paulatina se dará un proceso de mestizaje en el que en un intercambio desigual se comienza a construir un mundo simbólico sincrético con predominio de valores occidentales-cristianos. La lengua, se puede decir, aplicando las fases de Bauman (1980) pasa de un estado de florecimiento a un estado de resistencia.

De la época se tiene noticia, según Parada (1982), del desaparecido Manuscrito Pipil , referido por Lehmann, que Parada “mantiene la hipótesis de sus existencia en el conocido Manuscrito de Amatitlán (1559 – 1562), conformado por 18 folios dobles escritos en Pokoman, 14 en Pipil y 21 en Español….” (Parada 1982: 10)

Fase II: De bilingüismo (náhuat-castellano) y marginación

En el decurso de los siglos XVII y XVIII conforme el modelo administrativo del reino se va instalando se desarrolla una situación de bilingüismo, favorecida por la ordenanza de Felipe II de 1565 para que los predicadores aprendieran la lengua de cada grupo de indios a su cargo; se inaugura con una Cédula Real de 1570 una política bilingüe, para El Salvador de dos lenguas: el español para la administración y funcionarios y el náhuat para la cristianización de los indios en estas tierras (cfr. Herranz 1995: 162). La Iglesia seguirá oficiando en latín. Esto vino a privilegiar el náhuat ante las demás lenguas indígenas que poco a poco irán quedando reducidas.

Se logra así a lo largo de los siglos XVI y XVII que el náhuat diera el salto a la escritura, específicamente el náhuatl de la Nueva España que será reconocido, siguiendo la tradición latina como náhuatl clásico. Lo que condujo a la idea errónea de considerar al pipil como un náhuatl corrupto,
vulgar (hablado). Después de todo, la provincia de San Salvador era periferia de Guatemala y Guatemala de Nueva España, y, además, Centroamérica en la parte occidental y central era el sur de Mesoamérica.

No se mencionan artes (estudios gramaticales) del pipil en esta etapa de la colonia. Sin embargo, el privilegio del náhuat debe relativizarse pues al ser el castellano la lengua de la administración pública, es la de la escuela, de manera que las élites indígenas allegadas a los españoles irán adoptando en un proceso aún no muy documentado, el castellano como su lengua; por otra parte, el fenómeno del mestizaje tan notorio e importante en El Salvador, acelerará el aprendizaje del castellano en las urbes de la época.

Serán los indios de las zonas rurales quienes mantendrán la lengua, en las ciudades y la floreciente clase mestiza se comunicará en castellano. El náhuat- pipil pasa entonces, a la fase que Bauman (1980) llama de resistencia a un estado de reclinación.

Fase III: De la marginación a la negación. La obsolescencia

Ya en la segunda mitad del siglo XVIII, Carlos III retomó la noción imperial de el castellano como única lengua del reino (Cédula Real de 1770) y se desarrolla una política monolingüe (cfr. Herranz 1995: 166), que viene a acelerar la marginación y negación de las lenguas y culturas indígenas.
En El Salvador esta política es coadyuvada por las modernas ideas de la vida política y económica, ya que la élite criolla ve desde muy temprano en el siglo XIX al indio como atraso y barbarie. Los indios y sus lenguas cada vez son más arrinconados en los montes y presionados a una incorporación humillante a la vida de la incipiente nación en el cultivo del añil y la explotación del bálsamo. La vida cultural de las provincias salvadoreñas privilegian el francés y el latín como las lenguas del saber, de ciencias y artes; el latín como lengua de la iglesia y al castellano como lengua oficial.

Con el advenimiento de la independencia y las pugnas en torno a la construcción del aparato de Estado, la situación para las comunidades indígenas llegará a ser más crítica, al punto que a principios de la década del 30 del siglo XIX se dan sublevaciones en Izalco, un motín en San Miguel y el levantamiento indígena de los nonualcos de Anastasio Aquino (1833).
La reforma liberal de finales el siglo XIX agrava la situación de los indios, que para la fecha ya son una minoría ante mestizos y españoles. Los indios salvadoreños reciben el siglo XX como minoría desposeída (de tierra y demás bienes), como comunidades que se enfrentan a la desintegración; como grupo étnico marginado y como cultura y lengua excluidas. Schuller (1928), citado por Del Río (1999:195) señala a propósito del oriente de El Salvador:
“Indios Lenca, con sus arcos y flechas, aparecen cada semana en San Miguel, una de las poblaciones más importantes de Oriente de la República de El Salvador, donde estos indígenas, a pesar de sus escasos conocimientos del castellano, acostumbran a vender con bastante provecho los productos de su industria casera (mecates y otros objetos trenzados de pita), con cuyo lucro luego se aprovisionan para sus hogares.” (Del Río 1999:195).

Mapa 2. Territorios pipil y lenca. Fuente: Ethnologue.com (2005)

Medio siglo después constata Campbell, que en 1970 murió el último hablante lenca salvadoreño (Campbell 1976), idioma, que se ha conocido como el lenca de Chilanga8 (Campbell l976, Arguedas 1987, Del Río 1999). De la extinción del ulúa se conoce poco y el chortí fue de las lenguas que tempranamente se dejaron de hablar en El Salvador.
El náhuat-pipil tiene su estocada más importante en el siglo XX con los sucesos de 1932 en El Salvador. En el occidente del país miles de campesinos se levantan contra los patrones y se produce la mantanza de indios (masacre del 32) con alrededor de 30 mil muertos, bajo la consigna de el indio es comunista. Se desmantela la organización comunal indígena por considerarla una amenaza a la seguridad del Estado y la democracia; se persigue cualquier forma de identificación cultural indígena y se considera al náhuat lengua comunista de subversión. Señala Campbell (1985): “… the goberment decree that Indian languages could no longer legally spoken.” (1985:2)

Unos años antes del levantamiento, el americanista alemán Leonhard Schultze-Jena, visitó la región de los Izalcos y recogió de singular manera relatos pipiles, que sustentaron la publicación de Indiana II: Mytehn in der Muttersprache der Pipil von Izalco in El Salvador (1935) del que se desprende casi medio siglo después en español Mitos y leyendas de los pipiles de Izalco (1977) y Gramática pipil y diccionario analítico (1982).

Cerca de una década antes de la publicación de Schultze-Jena, Másin
(1926) publica su artículo “ El pipil de Izalco” y posteriormente Jiménez (1937) Idioma pipil de Cuzcatlán y Tunalá, hoy República de El Salvador en la América Central . Escritos que junto a otros listados de vocabulario documentan la lengua para este período anterior a 1932 (período pre-32).

Después de los sucesos del 32, pasarán alrededor de 30 años para volver a tratar el tema del náhuat, Jiménez (1959) saca a luz La lengua de los pipiles, sus relaciones con el dialecto lenca y su distribución en El Salvador , un año más tarde Aráuz (1960) El pipil de la región de los Itzalcos y a finales de la década de 1960 Geoffroy Rivas (1969) El Nawat de Cuscatlán: apuntes para una gramática tentativa, trabajos que documentan la lengua para lo que se le puede denominar período post-32. No se tienen al momento datos demográficos y de sociolingüística que orienten el camino hacia la comprensión del fenómeno de la obsolescencia de la lengua, en la terminología Bauman (1980).

Campbell (1985) en el período de 1970 a 1976 en diversas estadías recorre comunidades nahuas salvadoreñas, recogiendo relatos de informantes nativos y señala que: “El pipil es poco usado, sólo lo hablan un pequeño grupo de mujeres mayores principalmente en los departamentos de Sonsonate y Ahuachapán, al este de El Salvador: Comazagua, Concepción de Ataco, Cuisnahuat, Chiltiupán, Izalco, Jicalapa, Juayúa, Nahuilingo, Nahuizalco, Santa Catarina Mazaguat, Santa Isabel Ishuatán, Santo Domingo de Guzmán, Tacuba y Teotepeque. El número exacto de hablantes se desconoce, ya que muchos son recelosos a ser reconocidos como hablantes (…)los hablantes más jóvenes no hablan fluido. Mientras los censos y otros reportes oficiales señalan un máximo de 2000, mi suposición es que a lo mucho llegaran a alrededor de 200.” (Campbell 1985:2) (la traducción es mía).

Campbell, producto de este trabajo de campo publica The Pipil Language of El Salvador (1985), que se suma a las gramáticas anteriores y que provee un rico diccionario para futuras investigaciones sobre la lengua y que da la posibilidad de trabajos contrastivos de diversa índole. La lengua se puede decir, entonces, que se encuentra en un período avanzado de extinción.

Fase IV: del silencio a la palabra, la revitalización.

De finales de la reciente guerra civil en El Salvador (1980-1992) a la fecha, se ha ido desarrollando un creciente interés por los pueblos, culturas y lenguas indígenas del país que llevan a pensar en un proceso de revitalización del náhuat. Varios estudiosos, se han interesado por la elaboración de cartillas de alfabetización en náhuat (Roque 1990, 2000, Ramírez 2002, King 2004); por debatir el tema de la revitalización (Roque 1996 y Lemus 1999); por diagnosticar la situación de los pueblos indígenas (Perfil de los pueblos indígenas de El Salvador 2004); por discutir aspectos de la lengua (Lemus 1997a, 1997b, 1999, King 2004) y se han creado software para el aprendizaje de la lengua náhuat (Ward 2001 y Tiberio 2005).

Mapa Nº 3. Comunidades indígenas por departamento en El Salvador (2004). Fuente: Perfil de los pueblos indígenas de El Salvador (2004).

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Recuento Histórico de los estudios lingüísticos del español dialectal salvadoreño

Recuento Histórico de los estudios lingüísticos del español dialectal salvadoreño (2008)
Eleazar Rivera

“El español centroamericano ha sido objeto de muy poco estudio”, afirma Lipski (2006). Coincide con Lipski, Romero (2003), quién afirma, que “el castellano en El Salvador es un terreno poco explorado”. Este no es más que una variedad del español que se habla en América. Esta variedad comparte rasgos del español estándar. Hablaríamos de un español dialectal salvadoreño.

De todos es conocido que el español llegó ha América cuando los españoles llegaron. Primero, durante el mal llamado descubrimiento; y posteriormente, en la conquista. El idioma fue una forma de dominación. En diferentes documentos eclesiásticos se encuentra constancia de que los nativos aprendían el castellano y lo utilizaban en su comunicación diaria.

El primero en escribir sobre el español de América fue Cuervo, con sus “Observaciones al español de Colombia”. A raíz de este trabajo, en los demás países de América aparecieron observaciones sobre las diferentes variedades dialectales del español. El primer nivel de dichas observaciones fue netamente descriptiva y posteriormente, se da una adecuación explicativa.

Las teorías sobre el español de América, han servido para estudiar las diferentes variedades dialectales. Las principales teorías mediante las cuales se ha pretendido explicar en América según Quesada (2002) son las siguientes:

a- Teoría del sustrato
Estudiosos como Henríquez Ureña, han afirmado que el español de América tiene origen en vocablos aborígenes. El español es diferente por la herencia de las lenguas indígenas. En El Salvador, quien capitalizó los postulados de Ureña fue Geofroy Rivas.

b- Teoría Poligenética:
El origen del español de América tuvo muchas fuentes según los españoles que colonizaron. Busca explicar el desprestigio de la teoría del sustrato.

c- Teoría de la Hidalguización:
Esta teoría sostiene que el español está en la clase media y alta de España (Hidalgos), quienes vieron la posibilidad de hacer fortuna en América y de allí el uso de las formas de cortesía.

d- Teoría Andalucista:
Canfield es el representante de esta teoría que afirma que los primeros pobladores españoles que llegaron a América eran de origen andaluz y que de allí el acento lingüístico. Andalucía fue importante porque allí estaba la “Casa de Contratación de Sevilla” que monopolizaba el comercio con las colonias. El andalucismo es alma de las influencias más importantes del español de América, pero no es la única.

Alvar a este respecto, afirma:
“Hemos llegado a otro punto fundamental: Sevilla. Mil veces se ha discutido, la urbe dio la norma del español de América. Para mí, al menos, las cosas están claras: sabemos más que en tiempos de Henríquez Ureña y no podemos atenernos a unos datos que sobre paupérrimos eran parciales…Creo haber explicado por qué el español de América, siendo sevillano, no es solo sevillano, sino que está refrenado por los colonizadores de León y Castilla…” (Alvar, 2000: 7)

e- Teoría de la Koiné y la Estandarización:
Fue sugerida por Guillermo Guitarde y otros. Se refiere al surgimiento de la variedad dialectal a partir de otras variedades. El desarrollo creó sus propias variedades.

f- Teoría de la semicriollización
Es aplicable a las variedades del caribe. Tiene como fundamento el vínculo entre el español y las lenguas de origen africano.

Es a partir de todas estas teorías que se ha buscado explicar el surgimiento del español dialectal salvadoreño.

Quezada Pacheco (2002), divide en tres períodos el estudio del español en Centroamérica y por consecuencia en El Salvador:
a- Finales del siglo XIX
Su base era la Real Academia. Sus rasgos eran catalogados como “Barbarismos”, “Vicios” o “Provincialismos”. En El Salvador cita a Salazar García con sus obras: “Diccionario de Provincialismos y Barbarismos”.
b- Mediados del siglo XX
Autores con marco teórico y conceptual libre de prejuicios academicistas (generalmente extranjeros). En el Salvador, hay que mencionar a Canfield con sus obra “Andalucismos en el español salvadoreño” y “Observaciones al español salvadoreño”.

c-Estudios que centran su atención en el elemento indígena. Entre estos autores hay que mencionar a Barberena (1910) y a Geoffroy Rivas (1967).

En El Salvador el primer trabajo del que tenemos noticias es “Diccionario de Regionalismos y Barbarismos”, que fue escrito por Salazar García (1910), que consiste es un catálogo de los malos usos del castellano. Es decir, catálogo de lecciones del buen hablar. En el libro se sostiene la tesis que como hablan los salvadoreños es vicio y lo estándar es lo correcto. Salazar García muestra como se habla en la época el español salvadoreño. La obra tiene carácter normativo didáctico. No es una obra propiamente lingüística; pero, tiene un valor lingüístico. No es un estudio, sino una presentación de datos. Este libro se convirtió en fuente para el estudio del español salvadoreño de finales del siglo XIX y principio del siglo XX.

Posteriormente, tenemos los libros “Topónimos del Salvador” escrito por Membreño (1896); “Quicheísmos en El Salvador” de Barberena y un artículo titulado “En defensa del idioma”, escrito por Peralta Lagos (1930). En este último, Peralta Lagos habla de defender el castellano para que no se corrompa debido al peligro que representaba en ese momento la expansión económica-cultural de países como Italia, Alemania, Inglaterra y Francia (Peralta Lagos, 1930:7). Sostiene la tesis de mantener la unidad del español.

Peralta Lagos observa algunas características morfológicas, lexicales y fonéticas del español que se habla en El Salvador. Entre las características fonéticas menciona: “La gente culta procura hablar correctamente, aunque en el lenguaje familiar se emplea el vos, igual que en Argentina, y los mismo que los andaluces no decimos vosotros, sino ustedes, como plural de tú, y pronunciamos como s la c y la z” (Peralta Lagos, 1930:9).

Los estudios más serios sobre el español salvadoreño los hizo Canfield (profesor en la Universidad de Rochester, New York). En los veranos de 1951 y 1952, Canfield visitó el territorio salvadoreño para hacer una investigación empírica; es decir con informantes directos.

Las primeras observaciones de Canfield aparecieron en la revista “Hispania” (1953) bajo el nombre “Andalucismos en la pronunciación salvadoreña”. En este artículo, que es una breve descripción del español salvadoreño sostiene que esta variante dialectal es demasiado relajada, que abusa de la ultracorrección y es arcaica.

Posteriormente, Canfield escribió el artículo “observaciones sobre el español Salvadoreño” (1960), en el que aplica el “cuestionario lingüístico hispanoamericano” del Profesor Navarro Tomás. En él, ahonda en las diferentes características fonéticas del español hablado en El Salvador. Sin embargo, la crítica más fuerte que se le puede hacer a este artículo es que los datos no coinciden numéricamente. No deja diferencias lexicales entre géneros, profesiones, clases sociales, etc. Con todo y eso, tiene la rigurosidad de ser un trabajo de campo con objetividad científica.

Las características fonéticas más importantes que Canfield encontró en el español salvadoreño son las siguientes:
1- Conservación de la oclusividad de b, d y g.
2- Realización ciceante de la sibilante “S”
3- Relajamiento de “Y”.
4- Ultracorrección.
5- N final ante pausa es velar.

Posterior a los estudios de Canfield, se realizó un estudio sobre el lenguaje utilizado en la novela “Jaragua” (1950) escrita por Napoleón Rodríguez Ruiz. El estudio lo realizó González Rodas. El autor se centro en hacer un estudio fonológico del lenguaje utilizado por los personajes de la obra de Rodríguez Ruiz. Los fenómenos que interesaron a González Rodas fueron los siguientes: dislocación del acento, destrucción del hiato, yeísmos, voces extranjeras, arcaísmos, asimilación y disimilación, cambios por adicción (prótesis, epéntesis y paragoge), cambios por supresión (aféresis, apócope y síncopa), cambios por inversión, etimología popular y ultracorrección, equivalencia acústica: vocalización y consonantización, voces onomatopéyicas y sonidos diversos.

Le llegó el turno a Geoffroy Rivas. Joven poeta que había pasado una temporada en México. Regresaba de su exilio en tierra aztecas y venía con ideas frescas. Sus trabajos aunque empíricos, son de mucha ayuda en el desarrollo del estudio del lenguaje salvadoreño. Escribió dos libros: “El Español que hablamos en El Salvador” (1969) y “La Lengua Salvadoreña” (1978). En ambos textos, sostiene que el español que hablamos en El Salvador, tiene sustrato Nahuat:
“La primera corriente de asimilación de vocablos nahuas al español fue provocada por los propios conquistadores, quienes al tropezar con plantas, animales y cosas que les eran totalmente desconocidos y para los cuales no había nombre alguno en español, se vieron forzados a adoptar el nombre nahua para designarlos, especialmente cuando se trababa de alimentos…

La segunda corriente, la más importante y que más decisiva influencia ha ejercido sobre el español que hablamos en El Salvador, se produjo cuando los indígenas, ya establecida la Colonia, comenzaron a hablar español.” (Geoffroy Rivas, 2004:20)

Geoffroy Rivas es el máximo representante de las ideas de Henríquez Ureña en el campo lingüístico en el país. Es evidente que desconoció los estudios realizados por Canfield una década antes. De haberlos conocido seguramente no habría escrito lo que escribió. Sin embargo, tiene el mérito de ser el primer lingüista salvadoreño que estudia la lengua salvadoreña con la rigurosidad del caso.

Otra crítica a los trabajos de Rivas es que no tienen bibliografía ni hace referencia a dónde obtuvo los datos que presenta en ellos. Debemos suponer que fueron obtenidos en el campo, dado que así lo había propuesto él en el discurso que pronunció en la academia salvadoreña de la lengua cuando aceptó ser miembro de número de dicha entidad:
“Vengo con el inmenso deseo de sacar esta Academia a la calle, de llevármela a pasear por la avenida, de ir con ella a las covachas de la fortaleza, de instalarla en el Zanjón Zurita, en el chiquero, en los alrededores del tiangue de Mejicanos. Quiero que un domingo de éstos se vaya conmigo a la plaza de Atiquizaya, para que aprenda el idioma salvadoreño, el verdadero “idioma salvador”. (Geoffroy Rivas, 1998).

En los años ochenta, durante una pasantía en la Universidad Católica Centroamérica (UCA), Maxwell, publicó un artículo titulado “El español en El Salvador” (1980). En este artículo Maxwell estudia dos aspectos lingüísticos: fonología y morfología. Al interior del estudio de cada rama lingüística hace la siguiente división: salvadoreño general, salvadoreño laboral, regional, y literatura. Este estudio es de carácter generativo y para hacer los señalamientos se vale de una regla generativa que sirve para validar lo que está apuntando.

En la literatura le interesa la obra de Rodríguez Ruiz, Dalton, Salarrué. Allí hay dos fenómenos que le interesan particularmente: seseo y yeísmo.

No es sino hasta en la década de los 90s que Lipski, durante un congreso de literatura en honor del célebre escritor salvadoreño nicaragüense Juan Felipe Toruño, lee su discurso magistral: “El Español que se habla en EL Salvador y su importancia para la dialectología hispanoamericana” (2000) y “Creación del lenguaje centroamericano en la obra narrativa de Juan Felipe Toruño” (1998, 2006).

En el primer artículo, hace un estudio del voseo, de algunos aspectos léxicos y fonéticos. Entre los aspectos fonéticos que le interesan podemos mencionarlos siguientes: velarización de /n/ al final de la palabra, la realización de jota, la realización de b oclusiva después de consonante, la /y/ intervocálica, entre otros.

En el segundo artículo, Lipski, hace un recorrido por las obras “El Silencio” y “De dos tierras: Cuentos”. Los aspectos que interesan a Lipski son el voseo, y algunas modificaciones fonéticas presentes en el español salvadoreño y nicaragüense. Estas modificaciones son las realizaciones fonéticas; así también, la utilización de regionalismos (vocablos).

En la universidad de El Salvador, Henríquez, publicó un artículo titulado: “Observaciones del español de El Salvador” (2001). Henríquez, hace un recorrido morfosintáctico, fonético y lexical de la lengua salvadoreña. En el campo fonético, le interesa:
a- El seseo:
Fenómeno fonético común a todas las clases sociales salvadoreñas, que consiste en la unificación en la pronunciación de los fonemas /S/, /Z/, /C/ en /S/.
b- Yeísmo:
El fonema palatal /LL/ se confunde con el fonema /Y/. Se pronuncia exactamente igual vaya y valla.
c- La aspiración:
Fenómeno que consiste en el paso de articulación a un simple soplo, producido por espiración del aire. En El Salvador se acostumbra a aspirar la S al final de la palabra.
d- Cambios en puntos de articulación:
En El Salvador es común la velarización de por confusión acústica de /j/ por /F/. La /V/ se confunde con la /b/ y se velariza la /N/ al final de la palabra o del sintagma.
e- La asibilación:
Este fenómeno consiste en el paso de vibrante múltiple a sibilante fricativa.
f- Las variedades lexicales:
Aporte léxico de lenguas indígenas al español en diferentes zonas geográficas del país.

Posterior a este estudio, Romero publicó su “Diccionario de salvadoreñismos” (2003). La visión plasmada por el autor es fundamentada en la tesis sustratista defendida por Geoffroy Rivas. Es evidente que Romero desconoce los trabajos de Canfield (1953), Maxwell (1980), Henríquez (2001).

Si es interesante que proponga que para el estudio del español en El Salvador se haga dividiendo el territorio salvadoreño en tres zonas lingüísticas. Sin embargo al referirse al fenómeno fonético es demasiado escueto. Solamente establece que para de diferencias entre los países de Centro América con El Salvador:
“a- La primera es que con los vecinos Hondureños es con quienes menos nos diferenciamos los salvadoreños. En cambio inmediatamente salta la diferencia con los guatemaltecos, nicaragüenses, costarricenses y los panameños.
b- Tal vez el fenómeno fonético más notable sea el de la s aspirada, no suprimida como lo hacen los nicaragüenses.
c- Nuestra r es fuerte y no sibilante o fricativa como la de los guatemaltecos y costarricenses.
Hay resistencia al sonido de la sh del inglés y de las lenguas indígenas, para convertirlo en ch. Se oye chell en vez de shell, chila en vez de shila y chula en vez de shula.
d- Tampoco tenemos la contracción ao que se hace a la terminación ado de los adjetivos, tal como lo oímos a los guatemaltecos y a los españoles.
e- En el habla familiar es frecuente la mezcla de la confusión del tú y el vos con sus respectivas formas verbales.
f- Se usa mucho la forma perifrástica “ir a” acompañando al verbo, en lugar de ir el verbo solo.
g- Entre las muletillas tal vez más usadas sea “ese”, “como se llama”, etc.

Finaliza haciendo alusión a que gramaticalmente el dialecto salvadoreño está siendo descuidado por los hablantes. Presenta una visión estática del idioma, olvidando que el idioma es cambiante y está en constante evolución. Hace alusión al español utilizado por algunos escritores, entre los que menciona a Salarrue, Cristóbal Humberto Ibarra, Napoleón Rodríguez Ruiz, Arturo Ambrogi, entre otros.

Los estudios más importantes de los últimos diez años sobre el español dialectal salvadoreño los ha realizado Azcúnaga. “Estudios canónicos del Español Salvadoreño” (2004), se llama un artículo en el que hace un recuento de los trabajos más importantes en los que se ha estudiado el español salvadoreño, centrándose en los trabajos de Geoffroy Rivas. Según él, Rivas desarrolla las siguientes ideas:
1- Critica la concepción purista de la lengua (gramática tradicional).
2- Relación entre lenguaje, pensamiento, cultura y sociedad.
3- Conceptos de Substrato, superestrato aparejados a la vinculación sociedad, cultura y pensamiento.
4- El español de América sujeto a una serie de procesos de tipo sociocultural, de mestizaje y cambio.
5- Las influencias del náhuat en el español tiene dos grandes momentos: cuando los españoles asimilaron vocablos nahuas al español y cuando los náhuas comenzaron a hablar español.

“Fonética del español salvadoreño”, se encuentra aún inédito. Precisamente en este momento Azcúnaga (2007) está trabajando en un Atlas Lingüístico de El Salvador.

Otro gran aporte a este campo de estudio han sido las tesis de para optar a un grado académico dentro de la Universidad de El Salvador y universidades extranjeras. Entre estas podemos mencionar las siguientes:
a- “El sustantivo en el español coloquial salvadoreño. Niveles morfosintáctico y lexical”. Por Hilda Dolores Aguilar Chacón y Gladis Elvira Bolaños Bolaños (1991).
b- “Una perspectiva del voseo: una comparación de dos naciones voseantes, Guatemala y El Salvador”. Por Sandra Baumel –Schreffler (1989).

El Instituto Caro y Cuervo en su boletín II del año 1946, publicó un artículo de Enrique D. Tovar y R. titulado “Contribución al estudio del lenguaje salvadoreño”.

De todo lo expuesto anteriormente se deduce:
1- Que en el estudio del español dialectal salvadoreño ha habido dos tesis que han prevalecido: la sustratista y la andalucista. La primera más romántica que científica y la segunda con más fundamentos teóricos y con una visión más explicativa y científica.
2- Que el desconocimiento de algunos trabajos sobre el tema en cuestión ha hecho que algunos autores pequen de ignorancia y sostengan tesis que ya fueron debatidas y superadas.
3- Que hace falta mucho más estudio al español salvadoreño para poder establecer con certeza los diferentes fenómenos que se presentan en el español dialectal salvadoreño.

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Publicado por Eleazar Rivera en 11:45

El español que se habla en El Salvador

El español que se habla en El Salvador y su importancia para la dialectología hispanoamericana
John M. Lipski
The Pennsylvania State University

Introducción

Entre las zonas dialectales del español mundial, Centroamérica sufre de la escasez más aguda de investigaciones lingüísticas y literarias. Asimismo la literatura centroamericana, si bien cuantiosa en comparación con la población del istmo, no se ha dado a conocer lo suficiente como para facilitar las
aproximaciones comparativas. Y dentro del ámbito centroamericano, el habla de El Salvador sufre de una crítica escasez de trabajos descriptivos y teóricos, ya que en las últimas décadas la dialectología en El Salvador no ha podido avanzar al compás de los trabajos comparativos en otras naciones
hispanoamericanas.

En los próximos comentarios, mencionaré brevemente algunas de las
características más notables del español hablado en El Salvador, para luego situarlas dentro del marco de la dialectología contemporánea. El objetivo de esta exposición es de reanimar a los estudiantes salvadoreños a que realicen estudios empíricos sobre las variedades del español habladas en El Salvador y los países vecinos, para así remediar algunas de las deficiencias que entorpecen el conocimiento del castellano centroamericano.

En particular, enfocaremos la matización del sistema pronominal (la compleja distribución de tú, vos y usted), algunas construcciones sintácticas
características del habla salvadoreña, las modificaciones fonéticas del lenguaje popular, y la representación gráfica del habla espontánea.

El voseo en El Salvador

Empecemos con el aspecto morfosintáctico más significativo, el empleo de los pronombres personales de segunda persona singular (Baumel-Schreffler 1989, 1994, 1995; Castro-Mitchell 1991; Gaínza 1976; Lipski 1986c, 1989b; Pinkerton 1986; Rey 1994, ms.; Solano 1986; Vargas 1974;
Villegas 1965 para Centroamérica; Lambert y Tucker 1976, Brown y Gilman 1960 para casos generales).

El Salvador, igual que los demás países centroamericanos, es una nación eminentemente voseante, es decir que se prefiere el empleo del pronombre vos (y las formas verbales correspondientes) frente al tú que aparece como único ocupante del paradigma pronominal de segunda persona singular en los manuales de gramática. A diferencia de algunos otros dialectos centroamericanos, el habla salvadoreña presenta un sistema pronominal que da cabida a los tres pronombres singulares del castellano: tú, vos y usted.

En Nicaragua se puede afirmar que el pronombre tú no existe en el lenguaje cotidiano, aunque hasta hace muy poco, era la forma preferida en
el discurso literario, así como en la correspondencia amistosa entre personas de clase media. El filólogo nicaragüense Carlos Mántica (1973: 55) declara contundentemente que `“El voseo” (tratar de “vos”) es la única forma de tratamiento en el habla popular nicaragüense.’

El lingüista estadounidense Charles Kany (1969: 112) indica que `idéntico empleo confuso rige en Nicaragua … parte de la confusión en las formas, sobre todo el empleo del tú con el verbo en plural, se debe indudablemente
… al deseo que ciertos iletrados sienten por conformarse con el uso social correcto.’

El investigador venezolano Iraset Páez Urdaneta (1981: 81) observa que `Hablantes nicaragüenses afirman que en su país se vosea más rápida y fácilmente a una persona desconocida que en otros lugares de Centro
América; creen así mismo que el tuteo no tiene “muchas posibilidades” en Nicaragua.’

Para el vecino país de Costa Rica, observa Kany (1969: 110) que `El voseo es tan general en Costa Rica, que se puede oír incluso en las escuelas, siendo tachados de pedantes y presuntuosos quienes hacen uso del tú.’ Páez Urdaneta (1981: 83) dice que en Costa Rica `el voseo es general socialmente hablando. A diferencia de otros países voseantes el voseo se utiliza aquí en tratamientos
extra-clase ascendientes.’ Villegas (1965: 613) dice que `El uso de tú indicará en Costa Rica procedencia extranjera, afectación, pretenciosidad o pedantería. Puede incluso implicar afeminación.’

Hablando de Honduras, dice Kany (1969: 113) que `prevalece aproximadamente el mismo uso popular que en el resto de Centroamérica,’ mientras que para Guatemala, dice el mismo autor (p.116) que `el voseo es más general en Guatemala que en El Salvador.’ Alberto Rey (ms.) descubre un complejo sistema de trato pronominal en el habla hondureña contemporánea, que incluye una alta preferencia por el usted para personas desconocidas y encuentros callejeros, y una notable variación
entre tú y vos para compañeros de trabajo. Es en el dominio familiar y entre los amigos íntimos donde prevalece el voseo casi exclusivo. Páez Urdaneta (1981: 80-81) nota que `Hay cierto tuteo presente en el español hondureño, al menos en el habla de Tegucigalpa,’ mientras que en Guatemala `Con amigos o con desconocidos, vos puede ser usado y algunas veces, como un distanciante relacional, puede sustituírsele por un TU esporádico + {formas verbales de vos}’ (p. 79).

Nuestras propias observaciones realizadas en tierras centroamericanas confirman los apuntes de Kany y Páez, quienes se basaban principalmente en fuentes literarias y lexicográficas.

La situación de los pronombres personales en El Salvador es más matizada, pues además de la dicotomía pan-centroamericana vos-usted, existen casos de tuteo interno, es decir entre interlocutores salvadoreños sin pretensiones extranjerizantes (Baumel-Schreffler 1989, 1994; Lipski 1986c, 1989b).

Algunos salvadoreños—pero no todos—aceptan el empleo ocasional de tú como variante intermedia: significa amistad pero sin el grado de confianza que requiere el voseo. Este trato tridimensional se encuentra sobre todo entre los individuos de mayor preparación escolar, pero se puede afirmar que el
uso esporádico de tú no es tan ajeno a las normas salvadoreñas como el mismo pronombre en territorio nicaragüense. Kany (1969: 114) nota que `El Salvador no constituye excepción en lo referente al voseo popular. De hecho, el voseo está allí enormemente extendido en la conversación familiar. Menos general que en Argentina, su uso (no sus formas) es tal vez más comparable con el de
Chile. En las clases altas se usa ocasionalmente “de una manera velada,” si bien el uso social educado impone el tú.’ Kany (1969: 116) también observa la alternancia de formas propias de tú y vos en el habla salvadoreña popular.

Páez Urdaneta (1981: 79-80) afirma que `Nacionalmente, el tuteo … es
raro … En comparación con Guatemala y Nicaragua y Costa Rica, El Salvador y Honduras presentan cierto tuteo verbal que sin ser intenso no deja de ser algo evidente. En el trato familiar, vos es “universal” … el voseo es intenso en cada una de las clases sociales salvadoreñas.’
En mis propias encuestas, realizadas entre salvadoreños residentes en los Estados Unidos, mis informantes (que representaban casi todas las capas socioeconómicas del país) indicaban una preferencia extraordinaria por el pronombre vos para el trato familiar, aunque casi todos reconocían el empleo de tú, sobre todo cuando existe una distancia profesional o un grado menor de confianza entre los interlocutores (véase el Cuadro 1). Estos resultados fueron confirmados por Baumel-Schreffler (1994), quien efectuó una encuesta entre salvadoreños residentes en Houston, Texas, casi todos de la clase trabajadora.

Los hombres preferían el pronombre vos (50%) o usted (37.5%) frente a tú
(12.5%) al hablar a otro hombre; para dirigirse a una mujer, los mismos hombres optarían por vos (44%), usted (33%) y tú (22%). Las mujeres no demostraban un trato diferencial; preferían el usted deferencial tanto para interlocutores femeninos como masculinos.

En cuanto a las actitudes, un 71% de los informantes salvadoreños afirmaban que tú era más refinado que vos (un 20% no encontraba ninguna diferencia, y un 10% indicaban que vos era más refinado); sin embargo, un 61% pensaban que vos era un trato más amistoso, frente a 20% que se inclinaban hacia el tú y un 20% que no detectaba ninguna diferencia.

Además de su valor como pronombre de solidaridad, vos también puede establecer una igualdad forzada, para insultar, menospreciar, o repudiar una actitud de superioridad real o imaginada de parte del interlocutor. Así es, por ejemplo, que unos combatientes guerrilleros salvadoreños describieron sus intercambios verbales con un oficial del ejército que mantenían en condición de prisionero de guerra (López Vigil 1991: 180): `Los combatientes, por orden de la comandancia y para bajarle un poco los humos, lo trataban de “vos”. Nada de “mi coronel”. Sin ofenderlo, pero achicándolo con el voceo. Son detallitos, pero cuentan.’

Estos estudios piloto dan cuenta de la complejidad del trato pronominal dentro de El Salvador y entre los salvadoreños que viven en el extranjero, pero todavía hace falta un estudio multidimensional del voseo salvadoreño. Hay que aclarar, por ejemplo, la gama de formas verbales (especialmente las
formas compuestas a base de has/habías y el tiempo futuro a base de -ás/-és), la posibilidad de formas híbridas (pronombre vos con formas verbales que corresponden al pronombre tú), la posibilidades de emplear el pronombre tú entre interlocutores salvadoreños, las actitudes de los distintos sectores
socioculturales hacia el voseo, los efectos del sistema educativo y los medios de comunicación sobre el trato pronominal, y las variables que rigen la oposición vos-usted. Como se ve, es un tema fructífero para investigaciones futuras,

Además del empleo de vos como pronombre de segunda persona singular, existen otras facetas que circunscriben el comportamiento del voseo en Centroamérica. En El Salvador, y en grado menor en Honduras y Guatemala, se coloca vos (y a veces usted) al final de las frases para reiterar la
participación del interlocutor; esta construcción es apenas conocida en los otros países centroamericanos. Algunos ejemplos derivados de la literatura salvadoreña y guatemalteca son:
(1) está rica esta babosada, vos (Argueta 1981: 98)
Si se juera pasando, bos Nachóo? (Ambrogi 1961: 184)
_Quién, vos? (Ramón González Montalvo `La cita’ [Barba Salinas 1959: 232])
_vamos a trer las bestias, vos? (Peralta Lagos 1961: 26)
encendé la fogata, vos (Rodríguez Ruíz 1961: 89)
_nos habrá reconocido, vos? (Rivas Bonilla 1958)
qué friyo, vos (Salarrué 1970, v. 1: 291)
de veras, vos, qué bonito (Salarrué 1970, v. 1: 424)
de juro ques el mar, vos (Salarrué 1970, v. 1: 426)
_por qué, vos? (Salarrué 1970, v. 1: 337)
amonós, vos (Salarrué 1970, v. 1: 330)
_te dolió, vos? (Salarrué 1970, v. 1: 326)
_Y el pueta, vos? (Dalton 1976: 222)

Es que a mí me gusta la música, ustedes. (López Vigil 1991: 122)
_Es que lo desenterraron, usted! (López Vigil 1991: 128)
—-_Qué, vos? —- le preguntamos sin hacerle mucho caso … (Ramírez 1973; t. II, , 407 [Luis de Lión, Guatemala])
_A saber, vos! (Ramírez 1973; t. II, , 410 [Luis de Lión, Guatemala])
_Es que yo vivo aquí, usté! (Lara Figueroa 1984: 140) [Guatemala]

Hasta ahora no se ha realizado ningún estudio empírico sobre este fenómeno, a pesar de que representa un regionalismo casi exclusivo de El Salvador y las áreas limítrofes de los países vecinos. Se trata, en efecto, del empleo `libre’ del pronombre, es decir, desvinculado de todos los argumentos
de la oración en que aparece. En español, al igual que las demás lenguas indo-europeas, se puede
desplazar un sintagma nominal hacia el comienzo o el final de una oración para topicalizarlo: Tiempo, no tenemos; Es bien difícil, ese problema; El trabajo lo hice ayer. En todo caso el sustantivo desplazado corresponde a uno de los argumentos del verbo: sujeto, complemento directo, etc. No es
posible topicalizar un elemento que no corresponda a uno de los argumentos de la oración.

El idioma chino por ejemplo, junto con otras lenguas asiáticas, permite los `tópicos sin huellas’ [en inglés: nongap topics], es decir, se construyen oraciones del tipo: El Salvador, me gustan las pupusas, donde el elemento desplazado no corresponde a ningún argumento del verbo, sino que encuentra su antecedente pragmático en el discurso circunvecino. _Cuál es el origen de los pronombres pospuestos en el habla salvadoreña? El español mundial permite frase del tipo _Tú qué piensas? (o _Vos qué pensás?) y aun Yo lo que pienso es que esto es absurdo, pero el pronombre siempre está vinculado a
la estructura fundamental de la oración, siendo en efecto un sujeto topicalizado.

No parece que las lenguas indígenas de El Salvador hayan influído en la posposición de los pronombres, de manera que hay que buscar sus orígenes en la gramaticalización de los actos de habla. Tampoco se conocen los
parámetros pragmáticos que circunscriben su empleo en el lenguaje cotidiano. _Con qué finalidad discursiva se agrega el pronombre pospuesto (acto de solidaridad, para mitigar una petición, en forma imperativa, etc.)? _Se limita su uso a ciertos sectores sociales o generacionales? _Existen diferencias
regionales? _En qué época histórica surgió esta construcción por primera vez? Queda mucho por hacer para resolver estos interrogantes.

Los ejemplos extraídos de la literatura costumbrista centroamericana en general reproducen fielmente los matices sociolingüísticos que rigen el empleo de los pronombres de trato personal, evidenciando la muy arraigada ambivalencia que despierta el tema del voseo en Centroamérica. Si bien las clases populares emplean el voseo sin complejos ni reparos, los intelectuales centroamericanos y de otras naciones voseantes en su gran mayoría han rechazado el pronombre vos en el discurso culto, llegando algunos escritores al extremo de repudiar cualquier empleo de este pronombre y aun los pueblos que han caído en semejante `vicio.’

Así el autor guatemalteco José María Bonilla Ruano (1939: 11-13) vociferaba en contra de este `craso barbarismo,’ `repugnante vos,’ infamante vos,’ `el denigrante voseo.’ El filólogo nicaragüense Alfonso Valle (1972: 298) ofrece la siguiente crítica del voseo: `Tratamiento vulgar y plebeyo, que para desgracia y vergüenza nuestra es común a todas nuestras clases sociales. El tú y el usted han sido sustituidos por el villano vos, y este cáncer idiomático ha alcanzado a todos los verbos de la lengua castellana.’

El lexicógrafo guatemalteco Lisando Sandoval (1942: t. II, 603) describe el voseo como `solecismo’ y `barbarismo,’ pero `tan usado entre personas
de confianza, como en la correspondencia familiar.’ El costarricense Carlos Gagini (1919: 244) dijo que las formas híbridas del voseo `ponen los pelos de punta a los peninsulares que las oyen …’ Otro costarricense, Abelardo Bonilla, dijo en una ocasión (Láscaris 1975: 186) que el voseo `responde a la mayor facilidad de dicción que proporciona a la pereza mental, como lo demuestra el empleo que de esa forma hacen los indios y los niños cuando comienzan a hablar …’

El escritor hondureño Froylán Turcios vapuleaba el voseo constantemente (Kany 1969: 86); su compatriota Alberto Membreño (1982: 204-5) escribía en su diccionario de Hondureñismos que `el solecismo ha nacido ahora después que aprendimos á conjugar los verbos, y que el pronombre vos no ha querido ceder su puesto al tú.’

Fuera de Centroamérica, el argentino Arturo Capdevila (1940: 77 ss.) considera que el voseo rioplatense es `sucio mal, negra cosa, horrendo voseo…’ Podemos mencionar también las muy conocidas críticas de Andrés Bello y Rufino José Cuervo; para este último, el voseo era `repugnante,’ y las formas mixtas forman un `menjurge que encalabrina los sesos’ (Kany 1969: 87), mientras que para Bello el voseo (de Chile y otras naciones) era `una vulgaridad que debe evitarse, y el construírlo con el singular de los verbos una corrupción insorportable’ (Sandoval 1942: t. II, 603). El costarricense
Arturo Agüero (1962: 167) observa acertadamente que `… es además, un tratamiento de menosprecio, y aunque alguien no tuviera esa intención al vosear a una persona, esta podría considerarlo así. Según a quien se trade de vos, esto podría constituir asimismo una falta de educación…’

Por supuesto, no todos los intelectuales centroamericanos tienen sentimientos tan negativos ante el voseo popular. El costarricense Constantino Láscaris (1975: 186) opina que `en un pueblo donde todos vosean … no puede haber nobleza’ para luego concluir que `Costa Rica, país de poco folklore, debería cuidar el “voseo”.’ Aun el antes citado costarricense Abelardo Bonilla reconoce que `entre nosotros es, además, una característica de la familiaridad democrática …’ (Láscaris 1975: 186) Otro costarricense, Víctor Manuel Arroyo (1971: 71) afirma sin comentarios emotivos que `en Costa Rica
el `tú’ lo usa un número reducidísimo de personas—algún profesor universitario, algún académico …’ El lexicógrafo guatemalteco Francisco Rubio (1982: 240) observa que `actualmente poco se utiliza el tú
en Guatemala. Si no hay confianza o existe respeto se emplea “usted”, de otro modo se usa el “vos.”’

En una encuesta sociolingüística realizada en Costa Rica hace unos años (Vargas 1974: 23), los informantes contestaban a la pregunta ficticia “_Qué pensaría y qué haría usted si la Academia Costarricense de la Lengua declara que en adelante es obligatorio usar tú en lugar de vos?” Y aunque algunos costarricenses dijeron que se conformarían mansos y sumisos, otros no fueron tan tolerantes: `Es una solemne babosada y por supuesto hablaría como a mí me diera la gana.’ `Me reiría a carcajadas y pensaría que es ridículo.’ `_Quién acataría esa disposición?’ `Es un irrespeto a la idiosincrasia del pais.’ `Me importa un bledo; lo seguiría usando lo mismo, pues para mí es imprescindible dentro de la graduación de mis amistades.’ Y lo más directo: `Son unos locos.’

Por fin un personaje en la novela Pobrecita poeta que era yo de Roque Dalton (1976: 172) dice sencillamente: `Mirá tú no tenemos.’ Conviene preguntar por qué tantos intelectuales de renombre han considerado que un trato pronominal tan legítimo como el voseo—que se daba en España en siglos pasados y que se encuentra hoy en día en todos los países hispanoamericanos con excepción de Puerto Rico y la República
Dominicana—debe ser extirpado de la lengua nacional. Será, en muchos casos, que los autores ignoraban la verdadera extensión geográfica del voseo, su aceptación amplia en algunas naciones sudamericanas, y su ilustre trayectoria histórica, que remonta a los períodos más antiguos de la lengua castellana hasta llegar al latín clásico. Puede ser que al no encontrar el pronombre vos en los manuales de gramática, algunos centroamericanos hayan equiparado la ausencia de dicho pronombre en los pronunciamientos oficiales y el parentesco ilegítimo que deja marginados a los registros sociales menos
favorecidos por su alcance económico. A otros les produce consternación la combinación de formas verbales derivadas del paradigma de vosotros y el clítico te, propio del pronombre tú; las construcciones híbridas les parecen aberrantes y por lo tanto poco dignas. Sean las que fueran las razones, lo cierto es que el voseo lleva el estandarte de las clases populares, y por lo tanto los que prefieren mantener su condición privilegiada mediante las barreras lingüísticas encuentran un poderoso aliado en la distribución socioeconómica de vos y tú.

Otras facetas morfosintácticas del español salvadoreño

Otra combinación sintáctica que ocurre con frecuencia en el dialecto salvadoreño es la yuxtaposición del artículo indefinido y el posesivo antepuesto: una mi amiga, una mi tacita de café.

Muy raras veces el posesivo se combina con un demostrativo en vez del artículo: aquella su idea. Aunque esta construcción se daba ocasionalmente en el español antiguo y se oye hasta hoy en día en el español sefardí, su prominencia en los dialectos de El Salvador y Guatemala se debe a la existencia de estructuras homólogas en el idioma maya (Martin 1978, 1985; Maxwell 1980): (2)
un su cipotío chelito (Salarrué 1970, v. 2: 22)
tenía unos sus 2 años (Salarrué 1970, v. 2: 32)
hijo de un su papá (Salarrué 1970, v. 2: 40)
tenía un su hambre (Salarrué 1970, v. 2: 71)
un su palito de lata (Salarrué 1970, v. 2: 105)
una su herida (Salarrué 1970, v. 2: 122)
un su barquío cacho de sorbete (Salarrué 1970, v. 2: 159)
dé un su bocadito (Ambrogi 1973: 202)
pasé un tiempo sirviendo donde un mi patrón que se murió (Rodríguez Ruíz 1961: 199-200)
Y en una tu nalga pálida te pondría un cartelito: “English Spoken” (Dalton (1976: 155)
Con esa su terquedad característica … (López Vigil 1991: 54)
_Y el … enemigo hablando paja por aquella su RADIO VERDAD (López Vigil 1991: 144)
Ductor, tengo de años estos mis dolores (Manuel Aguilar Chávez `La dentadura de oro’ [Barba Salinas 1959:
300])
Pobre la señora Petrona con ese su dolor … (Ambrogi 1961: 75)
Di’un su bocadito. (Ambrogi 1961: 103)

Queda como tarea urgente el estudio sociolingüístico de esta construcción, para determinar las variables que rigen su uso; por ejemplo: _se puede combinar con cualquier sustantivo? _es posible la expresión de pluralidad dentro de esta combinación? _Qué grupos de hablantes emplean esta
construcción con las frecuencias más elevadas y en qué circunstancias locucionales? _Está en retroceso esta construcción frente al lenguaje normativo, o se está ampliando su alcance entre la juventud? _Cuál es la estructura sintáctica de los sintagmas nominales en que aparece esta
combinación, ya que el español mundial sólo permite una palabra en la posición del determinante: artículo, posesivo, demostrativo (véase Ishikawa 1996)?

El español salvadoreño, así como los dialectos vecinos de Honduras y Guatemala, emplea la palabra _va? (aparentemente derivada de _verdad?) como muletilla o comodín, a veces sin la intención de pedirle reconocimiento al interlocutor. Esta combinación—que no se utiliza en Nicaragua y
Costa Rica—raras veces aparece en la literatura costumbrista, aunque es ampliamente reconocida entre los dialectos vecinos que no manifiestan esta construcción.

Como ejemplo extraído de la cultura popular, en la década de los años 80 una carnicería en Houston, Texas anunciaba sus productos en una emisora local cuya audiencia era principalmente de origen mexicano, pero que contaba con un número cada vez mayor de inmigrantes salvadoreños. Al final de un anuncio el locutor—imitando exageradamente la entonación centroamericana—intentó saludar a los clientes salvadoreños mediante la siguiente parodia:
Hay menudo a sólo 30 centavos la libra. _Menudo! O como dicen nuestros amigos salvadoreños:
“Bueno, pué, yo le dije a mi ehposa, va, pué, vaya pué le dije, andate ya a la Matamoros le dije yo,va, pa que comprara … carnita, va, pa ajer un mondongo, va.”

Aunque sufre de muchos defectos, esta imitación da cuenta de varios fenómenos auténticos que separan el habla salvadoreña del español mexicano `norteño’ que prevalece en Houston: la aspiración de la /s/,
el voseo, el uso de pues y vaya pues, y el estribillo va. Al igual que los otros fenómenos morfosintácticos antes mencionados, el empleo de _va? merece un estudio detallado.

Su uso es más frecuente en El Salvador, Honduras y Guatemala, pero todavía no se conoce sus límites geográficos ni sociolingüísticos. Es aun más importante estudiar sus dimensiones pragmáticas, pues este estribillo reúne una seria de funciones ilocutivas que varían según el nivel sociocultural del hablante y las circunstancias en que se produce el discurso correspondiente.

Los dialectos centroamericanos del español se formaron en contacto estrecho con una variedad de lenguas indígenas, siendo los dialectos nahuas y mayas las fuentes mayores de compenetración léxica.

La posible influencia sintáctica de las lenguas mesoamericanas se limita a unas construcciones marginales que no alcanzan el habla culta, y que van desapareciendo de los dialectos contemporáneos a medida que se eleva el nivel de escolaridad de las capas sociales menos favorecidas. Uno de los
fenómenos más llamativos del contacto del español y las lenguas indígenas de América es el desdoblamiento de los clíticos de complemento directo, generalmente mediante la forma invariable lo, y aun el empleo del mismo clítico con verbos intransitivos.

En el español mundial, es imposible emplear un clítico si el complemento directo tiene forma sustantival, sobre todo si se trata de un objeto
inanimado; usando un asterisco para indicar combinaciones agramaticales, tenemos el siguiente esquema de variación pronominal:
(4)
Lo veo.
Lo veo a él/*Veo a él.
Lo veo a Juan {gramatical en algunos dialectos del Cono Sur}
Lo veo el libro {gramatical en la zona andina y algunas otras áreas bilingües}
Lo veo las casas {gramatical sólo en los sociolectos marginales del español andino y algunas áreas mexicanas}

En ninguna variedad monolingüe del español se permite la combinación de un clítico acusativo y un verbo intransitivo, pues el clítico tiene que representar uno de los argumentos internos del verbo, y los verbos intransitivos sólo tienen un argumento externo, es decir el sujeto de la oración. El empleo del
clítico junto a los complementos directos inanimados (Lo veo el libro) puede deberse a una variedad de congruencias estructurales entre el español y el quechua, el aymara, el náhuatl, el maya, y el guaraní (Lipski 1994, 1996).

En Centroamérica, existen casos del clítico invariable lo en combinación con
verbos transitivos e intransitivos: (5)

NICARAGUA (YCAZA TIGERINO 1980: 6):
lo hay una mata de lirios
lo temo que se muera
por cierto que lo sois rico

HONDURAS (VAN WIJK 1969):
te lo fuistes de mí
se lo fue de viaje
me lo pegastes
EL SALVADOR—PIPIL (BARATTA V. 2, 611; DEODANES 1972: 1-4):
lu alistás tus caites, te lu ponés tu sombrero vieju
yo no lu tengu milpa
No lu traigo nada qué dar
no lu sabemus quién es Esa Persona que esté en lus cielus
ya me lo voy a mi casa
dicen que lo nacio en Belén
yo lo hey venido
No lu quiere el quilite, pué, patroncita (Napoleón Rodríguez Ruíz `El domador de culebras’ [Barba Salinas 1959: 262)

EL SALVADOR—LENCA (BARATTA 1959: 342-3):
Santo Señor San Pegru, te lu estamos celebrando tu día … `Saint Peter, we are celebrating your day’
Tan bonito que te lo sois con esa tus naguas juajiado, te lo pareceis mi calabazo con su correa amarrado …
_Ah, jiero! Voish sólo te lu sois güeno para …
Yo soy lu jindio juancijise Que lu vengo de tierra frijia … (Comité de Investigaciones 1944: 255)
Adiós lu Mariyita que no lu tienes La compasión de este pobre jindiu Que nu lu tiene calzón … (Comité de Investigaciones 1944: 295)

El desdoblamiento de los clíticos tiene alcance muy limitado en Centroamérica, a diferencia de la zona andina y el Paraguay, donde ocurre aun en los sociolectos cultos. Los ejemplos centroamericanos se
dan principalmente entre las comunidades indígenas menos privilegiadas, y son desconocidos por la mayoría de los residentes urbanos de los mismos países. En la obra de Juan Felipe Toruño por ejemplo aparecen personajes indígenas, pero su manera de hablar no se diferencia de la de los demás
campesinos. Hay una excepción: en El silencio (125) un viejo indio `habló con el mozo de Andrés una jerigonza que no entendieron los otros. El mozo tradujo la pregunta del anciano.’ El autor nos da a entender que el anciano hablaba un idioma indígena y no una variedad mestiza del castellano.

Fonética y fonología

El lingüista norteamericano Lincoln Canfield (1960: 32), que describía el habla de El Salvador en los años ’50, señala que `Además de ser la tierra de buir a trer, andate y _primero Dios! El castellano de El Salvador tiene ciertos rasgos fonéticos que saltan al oído del extranjero …’

Los principales hilos fonéticos de El Salvador son bien conocidos entre los dialectólogos, aunque no todos reciben un trato adecuado en las imitaciones literarias. El Salvador, al igual que el resto de Centroamérica—velariza la /n/ final de palabra y frase, realiza la jota como una ligera aspiración que
puede desaparecer en el habla rápida, realiza la /b/ como oclusiva después de consonante (ceiba, alba, etc.), y le da a la /y/ intervocálica una pronunciación muy relajada, hasta el punto de eliminar la /y/ en contacto con las vocales /e/ e /i/. Es frecuente la presencia de una [y] ultracorrecta o antihiática en los
hiatos que llevan como primera vocal una /e/ o /i/: María > Mariya, vea > veya, etc. La reducción de la /y/ intervocálica en contacto con vocales anteriores es patrimonio común del español centroamericano (Lipski 1990), y casi nunca aparece como indicador sociolingüístico en la literatura
regionalista.

En El Salvador así como en los demás países centroamericanos, la inserción de una [y] antihiática alcanza todas las capas sociales en determinados momentos, pero sobresale por su frecuencia alta entre los sectores rurales, y figura prominentemente en los textos costumbristas del istmo: (6)

JUAN FELIPE TORUÑO, DE DOS TIERRAS:
Seya como seya, me las paga. Yo no queriyun … (71)
ses tán cuatro diyas rempujando en claro … (92)
Pero veya, compadre, ha de ser desos dolores pasajeros. Tenemos una boteya todaviya … (94)

JUAN FELIPE TORUÑO, EL SILENCIO:
Nue terminado todaviya (54)
… los patrones lo queriyan … Otro diya mes plicarás eso … (55-6)
_Nuhay tu tiya con él! (117)
No siento más que decayimiento … (138)
… en cuanto pasen los nueve diyas … (140)
_Seya lo que seya! (161)
Estuvo un hombre renco que deciya yamarse Juan … hace diyas que se fue (186)

OTROS ESCRITORES:
Tan, esos caminos bien feyos (Salarrué 1969: 49)
_Qué feyo este baboso (Salarrué 1969: 277)
_No creya, Padre, entuavía sioye un bisbiseyo! (Salarrué 1969: 289)
ai veya, mano (Salarrué 1969: 290)
él la veiya desde el taburete (Salarrué 1969: 301)
… con un perjume que mareya (Salarrué 1969: 301)
con su cuerpo de guineyo pasado (Salarrué 1969: 299)
Esos han sido los Garciya (Salarrué 1969: 293)
Que se lo teniya merecido, pué (Rodríguez Ruíz 1968: 73)
Alabado seya Dios (Rodríguez Ruíz 1968: 127)
Usté ya lo sabiya (Rodríguez Ruíz 1968: 170)
Apéyense … descansen un rato (Peralta Lagos 1961: 33)
Andariyas enseñando el trasero (Ramón González Montalvo, `La cita’; Barba Salinas 1959: 229)
Si desconfía de yo, leya esta recomienda … (Ricardo Martel Caminos, `La fuga’; Barba Salinas 1959: 419)
Usté nu’es nada miyo. (Ambrogi 1961: 25)
S’enfriya el trago, don Rafáil (Ramírez 1973: t. I, 163 [Arturo Ambrogi, El Salvador])

Unos ejemplos de la elisión de /y/ intervocálica en contacto con vocales anteriores son: (7)
… blanco de todas las burlas y jugarretas del blanquío (Salarrué 1969: 369)
el hijío de la maistra! (Salarrué 1969: 69)
sólo por quitarle la golía a ese chapín … (Rodríguez Ruíz 1968: 187-8)
un su cipotío chelito (Salarrué 1970, v. 2: 22)
un su barquío cacho de sorbete (Salarrué 1970, v. 2: 159)
Vámolos de aquí. Robertío, papacito … (Dalton 1976: 320)

Pedro Geoffroy Rivas (1975: 202) encontraba en la inserción de la [y] antihiática la huella del substrato nahua: `La LL del castellano se cambió por una Y bien marcada, que no sólo substituyó a aquel fonema sino que se introdujo donde no existe: no sólo decimos cabayo, eya, estreya, gaviya,
sino que introducimos la Y para separar el diptongo IA, diciendo habiya, diya, teniya.’ No es posible rechazar del todo la hipótesis substratista (aunque mencionamos de paso que ninguna variedad del español mexicano—de fuerte estampa nahua—recurre a la [y] antihiática), pero creemos que no se debe
a la casualidad que la [y] no etimológica se dé precisamente en los contextos que más favorecen la elisión de la /y/ intervocálica.

Ya en los años 50 Canfield (1960: 50) observaba que `La [y] es tan débil que a veces es difícil saber si se dice [kapía] o [kapiya], [gaína] o [gayina] … le preguntamos un día a un joven analfabeto cuál era la diferencia entre [sía] y [siya]. Respondió que la primera era de montar, la segunda de casa.’ Ahora bien, en el español centroamericano la [y] intervocálica es tan débil que a veces se emplea una [y] ultracorrecta, igual que los españoles incultos pueden decir Bilbado por Bilbao o bacalado por bacalao, mientras que los caribeños dicen fisno por fino y catorces año por catorce años.

Aunque hay otros dialectos del español que realizan la [y] intervocálica como una semivocal débil (el norte de Nuevo México, algunos dialectos colombianos), ninguna variedad alcanza las tasas de elisión del español centroamericano, y por lo tanto es de esperarse que los casos de ultracorrección sean más frecuentes precisamente en estos países. Si hay que buscar una contribución del nahua, es más probable que sea la eliminación de la /y/ intervocálica, que en Hispanoamérica coincide con la zona de habla náhuatl (aunque también se produce en otras áreas). La tendencia natural del español de evitar el hiato, así como la reacción hipercorrectiva, dan paso a la [y] intrusiva.

De las características fonéticas de los dialectos de Nicaragua, Honduras y El Salvador, así como las áreas limítrofes de los países vecinos, la que más llama la atención es la aspiración de la /s/ final de sílaba/palabra. En Nicaragua, las tasas de aspiración de /s/ son de las más elevadas en toda
Hispanoamérica (Lacayo 1954, 1962; Lipski 1984, 1985, 1986b, 1989a).

Algunos datos comparativos se encuentran en el Cuadro 3. Tan fuerte es la reducción de esta consonante entre los nicaragüenses que les merece el apodo de mucos `toro de un solo cuerno’ en el vecino país de Honduras. La aspiración de la /s/ en Nicaragua se ha representado en algunas narrativas nicaragüenses mediante la letra j: (8)
JOSÉ ROMÁN, COSMAPA (1978):
le vua decir, puej … sólo yo y usté lo sabemoj … si voj se lo decís a naides … (53)
lo que tengo ej brama tancada, que me case, y ej verdá … _Pa qué quiero maj? (71)
ésta e’ la última vez que vení … a lo que te arrimá aquí vos (Silva 1982: 100; habla un cantinero “turco”)

A pesar de estos ejemplos, la /s/ aspirada aparece raras veces en la literatura nicaragüense, precisamente por ser una característica tan arraigada entre todas las capas sociales que no sobresale como marcador sociolingüístico dentro de Nicaragua. En los países vecinos, sobre todo en Costa Rica, donde la /s/ final es muy resistente, la realización de la /s/ en Nicaragua figura en la literatura
costumbrista: (9)

DE MAMITA YUNAI DE CARLOS LUIS FALLAS (1975):
Buenos diaj, muchachoj … hablaba despacio, acentuando graciosamente el peculiar dejillo de los nicas …
(116)
_Hey, cartagoj, cuidao los ajujtan laj bruujaj! (159) _Adentro, Cachuchita, ají me gujta! (163)
_Hey, catracho’el diablo, jodidóo! _Todaviilla hay quien je acuerda’e laj pijiadaj qu’hemoj daoo! … nojotroj, en Laj Grietaj, cuando noj dimoh cuenta’e l emb ojcada … _Choocho! _Je corrieron como cipotej! … y cuando el General Japata gritó … (164)

La reducción de la /s/ en español comenzó en la posición final de palabra para alcanzar rápidamente las posiciones preconsonánticas interiores de palabra. Es difícil establecer con exactitud la época en que la /s/ empezaba a aspirarse por primera vez, pero es muy probable que el dialecto andaluz haya manifestado una articulación relajada de la /s/ implosiva por lo menos en el siglo XVII (Lipski 1995a).

La propagación de este fenómeno a tierras americanas coincidía con su difusión en las áreas meridionales de España, ya que el denominado `español atlántico’ era una gama de variantes dialectales que vinculaban los puertos andaluces y canarios con las principales ciudades del litoral hispanoamericano.

Pedro Geoffroy Rivas (1975: 202) opina que `los nahuas modificaron la pronunciación del español, suprimiendo toda diferencia entre S, C y Z, y substituyeron estos sonidos por una S breve y aspirada, muy parecido al fonema del nahuat que en inglés se representa por H … generalmente
decimos nohotros en vez de nosotros.’

Es lógico pensar que el substrato indígena haya sido responsable por las idiosincrasias fonéticas de los dialectos centroamericanos, pero nos permitimos cuestionar el planteamiento antes expuesto. La aspiración de la /s/ final de sílabas tiene raíces claramente andaluzas, donde comenzó hacia finales del siglo XVI, es decir, cuando empezaba a florecer la colonización española de El Salvador y el resto de Centroamérica. Hoy en día la reducción de la /s/ abarca toda Andalucía, Extremadura, Murcia y provincias vecinas, las Islas Canarias, toda la cuenca del Caribe, el litoral pacífico de Sudamérica, y la zona del Río de la Plata, además de caracterizar el habla de Honduras, Nicaragua, y parte de Costa Rica y Belice.

Es más, en la cuna de la civilización nahua, es decir México, la /s/ final de sílaba resiste la aspiración con una tenacidad que sobrepasa casi todos los otros dialectos hispanoamericanos.

La reducción de la /s/ preconsonántica y ante pausa tiene una explicación puramente fisiológica, ya que la posición implosiva facilita la erosión de gestos articulatorios que culmina en la desvinculación de toda obstrucción oral, es decir, una simple aspiración. El próximo paso en la evolución de la /s/ final de palabra es la extensión de la aspiración a contextos prevocálicos (los amigos). En este contexto, la resilabificación natural del español coloca la /s/ aspirada en posición inicial de sílaba, y por lo tanto la reducción de /s/ no se puede atribuir al desmantelamiento de gestos articulatorios en un contexto
desfavorable.

Más bien se trata de una extensión analógica. Sabemos que el proceso de aspiración y elisión de /s/ surgió por primera vez en posición preconsonántica, sin alcanzar todavía los contextos prevocálicos; todavía existen dialectos del español (por ejemplo, el habla semiculta de Buenos Aires, Montevideo, Lima y algunas ciudades españolas) en que la /s/ final de palabra se aspira sólo ante
consonante y nunca ante vocal—no existen dialectos con la configuración opuesta. El factor que más influye en la extensión de la /s/ aspirada a posiciones prevocálicas es la eliminación del polimorfismo; se logra así la realización como [h] de toda /s/ final de palabra sin importar el contexto siguiente.

Este proceso no tiene nada de motivación puramente fonética; es más bien el resultado de una presión morfológica hacia la eliminación de variantes condicionadas por el contexto fonético.

En El Salvador y Honduras, la /s/ final de sílaba/palabra también se aspira, aunque las tasas de reducción son menores que las que se dan en Nicaragua, sobre todo entre las capas socioculturales más altas. En Honduras la realización de /s/ está notablemente regionalizada, mientras que en El
Salvador la variabilidad de la /s/ gira alrededor del eje CIUDAD-CAMPO (Canfield 1953, 1960; Lipski 1983b, 1985, 1986a, 1986b, 1986c, 1987, 1989b; Maxwell 1980).

Otra faceta de la reducción de /s/ en El Salvador y Honduras es la aspiración de /s/ en posición INICIAL de palabra, sobre todo después de vocal (la semana, cincuenta centavos, y aun El Salvador) (Cuadro 2). La aspiración de la /s/ intervocálica interior e inicial de palabra ha sido señalada como fenómeno esporádico en las capas sociales más humildes en varias áreas del mundo hispanoparlante, tanto en España como en Hispanoamérica (es muy frecuente, por ejemplo, en el español tradicional de Nuevo México), pero en
ninguna descripción tenemos noticas de un proceso tan avanzado en todos los niveles socioculturales como el que podemos observar en el español salvadoreño (y hondureño).

Todavía es imposible postular con exactitud la motivación de esta circunscripción geográfica, pero creemos que no se debe
enteramente a la casualidad que tanto en El Salvador como en Honduras entre las palabras que más se oyen con /s/ inicial aspirada sea centavos, junto con los numeros cincuenta, sesenta y setenta, por ejemplo en las combinaciones tipo uno cincuenta.

En los dos países es muy frecuente que los precios se expresan con fracciones, utilizando las combinaciones antes mencionadas; basta pasear por cualquier
mercado, calle, autobús u otro lugar donde se practique el comercio interpersonal para observar la reducción fonética en estas palabras.

La /s/ interior intervocálica también suele aspirarse en el español salvadoreño, pero en la mayoría de los casos se trata de un verdadero prefijo (p. ej. presupuesto) o una combinación fonética que presenta la forma de un prefijo (presidente), así que desde un punto de vista morfofonético podemos describir la aspiración de la /s/ intervocálica interior como una extensión—motivada por un proceso de analogía popular—de la reducción de la /s/ final de palabra/fin de morfema. Lo cierto es que el español salvadoreño no ha alcanzado el nivel de reducción de /s/ final de sílaba y palabra ante vocal que caracteriza los dialectos caribeños (aunque las tasas de reducción de /s/ en Nicaragua están
más cerca de las cifras antillanas); por otro lado la aspiración innovadora de la /s/ inicial de palabra se debe precisamente a la reducción de esta misma consonante al final de las palabras.

Finalmente, hay que mencionar que en El Salvador es frecuente la realización interdental [È] de /s/ en el habla rural, aunque esta pronunciación tan marcada no tiene representación literaria. Canfield ya reconocía esta pronunciación en los años ’50, pero no dio detalles de su distribución. Es evidente que no corresponde a la zeta etimológica del castellano peninsular, ya que la distinción /s/-zeta nunca arraigó en suelo americano. Aunque se dan noticias esporádicas de una /s/ interdentalizada en otras regiones de Hispanoamérica, es en El Salvador donde existen las mayores posibilidades de una investigación pormenorizada, que aclare las múltiples facetas sociolingüísticas y geográficas de esta pronuciación.

Por la misma razón que explica la escasez de indicaciones de la /s/ aspirada en la literatura nicaragüense—es decir, el hecho de ser una pronunciación que alcanza casi toda la población—hay pocas indicaciones de la reducción de /s/ en la literatura salvadoreña. En los escasos ejemplos en que aparece un reflejo de este fenómeno, consiste en la eliminación del grafema s al final de la palabra: (10)
_Lléveme, pué! (Salarrué 1970: 48)
Estirate, pue (Salarrué 1970: 284)
Aligere, pué (Salarrué 1970: 290)
Sí, pué, pobrecita (Salarrué 1970: 320)
Entonces juguémola … (Salarrué 1970: 338)
_Qué mirá, cheró? (Salarrué 1970: 362)
Al belorio an’dir pué. (Ambrogi 1961: 9)
Voy pué (Francisco Herrera Velado, `La piedra’ [Barba Salinas 1959: 129])
Pué, y lo que antes te papreciyan lindos ora te semejan güeyes (Ramón González Montalvo `La cita’ [Barba Salinas 1959: 229])
Que yo creo que estoy empreñada, pué (Rodríguez Ruíz 1968: 9)
Nas tarde, tío Cande (Rodríguez Ruíz 1968: 117)
Ya lo dije, pue (Ibarra 1957: 60)
_Y el padre Claras, qué no estaba en La Herradura, pué (Ibarra 1957: 168)
_Si é infalible …! (Peralta Lagos 1961: 56)
Pué, y lo que antes te pareciyan lindos ora te semejan güeyes (Ramón González Montalvo, `La cita’; Barba Salinas 1959: 229)
_Y por qué no lo vergueamos, pue? (Dalton 1976: 211)
Al belorio an’dir, pué (Ramírez 1973: t. I, 145 [Arturo Ambrogi, El Salvador])

Son aun más insólitos los ejemplos de reducción de /s/ en la literatura hondureña: (11)
_Vámole pué! _Yo ya me empujé el primer trago! (Amaya Amador 1974: 164.

En la narrativa de Juan Felipe Toruño la reducción de la /s/, tan categórica en Nicaragua y muy destacada en El Salvador, ocurre muy escasamente, en la novela El silencio: (12)
Ay lo van a ver en el corral. Adió. (41)
_Ay tá que nos arruinamos! (49)
yaytá pagando su mal gobierno (66)
_Monó [< vámonos] Chón …! (73)
_Tá tan enferma la pobre! (81)
los perritos que so nuna fiera, acorrala na la nimal … (129)
Entonce que se conmiendia … (140)
Puejúmb [< pues hombre]... yo creo que será difícil … (163)
entonce los bejuco sestiran … (237)

Existe otra faceta de la modificación de la /s/ implosiva en el habla rural salvadoreña: la realización de la /s/ final de sílaba como fricativa prepalatal, representada ortográficamente mediante el grafema -sh. Esta realización, de origen nahua-pipil, ocurre ocasionalmente en el habla campesina, y en
tono semiserio, también en el habla urbana: (13)
No te resbalés, _oíshte? (Salarrué 1970: 440)
Llegó a la escuela y buscó al maishtro, pero el maishtro se había acostado … (Salarrué 1970: 441)
pero el mal estaba en su querencia egoishta (Salarrué 1970: 436)
Aishtá ese baboso (Salarrué 1970: 419)
_Quiay debajo de los cerros, pué, maishtroó …? (Rodríguez Ruíz 1968: 16)
con un maishtro que es un primor de las manos para trabajar los metales … (Dalton 1976: 70)

Existen varios indigenismos en el español salvadoreño que incorporan el mismo sonido, de manera que Carlos Bonilla (1950) sugirió la adición de la letra sh a la lengua español escrita en El Salvador. La realización de /s/ final de sílaba tiene obvias repercusiones sociolingüísticas, ya que se contrapone al proceso más frecuente de aspiración o elisión. Es evidente que no es lo mismo decir maishtro que maestro (en México, por ejemplo, se efectúa la misma distinción sociopragmática diciendo máistro y
maéstro, respectivamente), pero quedan otras incógnitas: _A qué palabras se aplica esta realización de la /s/? _Qué grupos de personas emplean esta variante, con qué interlocutores, y en qué circunstancias? _Qué matices pragmáticos se vinculan a la realización de /s/ como -sh? Aquí hay materia prima para muchos trabajos de investigación.

En El Salvador, la /n/ final de palabra ante pausa (muy bien) o vocal siguiente (bien hecho) tiene realización velar, igual que en el resto de Centroamérica, el Caribe, gran parte de la zona andina, algunos enclaves mexicanos, las Islas Canarias, Andalucía, Extremadura, Galicia y León. Aunque en algunos países este fenómeno responde a parámetros de estratificación sociolingüística, en El Salvador es mínima la diferencia de las tasas de velarización entre las varias capas socioculturales (Cuadro 4).

En el Cuadro 5 se dan datos comparativos, que sitúan el español salvadoreño entre las variedades más velarizantes del español mundial. Otro fenómeno arraigado en el español centroamericano es el desplazamiento del acento hacia
el final de las palabras vocativas; este fenómeno se da en todo el istmo centroamericano a nivel popular: (14)
_Monó [< vámonos] Chón …! (El silencio, 73); hombré (El silencio, 113); Parrandá, Berrinché (El silencio, 138)
_Qué jué que les cogió la noche, hombré? (Salarrué, 319)
Amonós (Salarrué, 290)
_Qué aguacero, hijó! (Salarrué, 320)
_No mestás tirando, hombré? (Salarrué, 321)
_Qué mirá, cheró? (Salarrué, 362)
_Oyó, Chaliyó! (Salarrué, 377)
_Quiay debajo de los cerros, pué, maishtroó …? (Jaraguá 16)
_De verdá son míos, Braulió? (Jaraguá 6)
Questás loco, hijó (Jaraguá 18)
Chicó, ganate el caldo’e gallo (Jaraguá 35)
vos no sabés, manó (Jaraguá 36)
Hola don Pedróóó (Jaraguá 44)
_no, Ciracó? (Jaraguá 59)
Hombré, _qué amolada! (Brochazos, 22)
_Tanchó! _Qué no tenés un traguito para los señores? (José María Peralta Lagos, `Pura fórmula’ [Barba Salinas 1959: 76])
Monós direuto, don Rafáil. (Ambrogi 1961: 5)
Ursuláaa, Ursuláaa … Aquí te busca la comadre Eduvígis (Ambrogi 1961: 228)

Aunque se conoce el mismo fenómeno en otras zonas dialectales, alcanza sus dimensiones máximas en Centroamérica. El desplazamiento del acento es de importancia primordial para la fonología teórica, pues rompe con todos los análisis métricos que asignan el acento de intensidad mediante un algoritmo
uniforme. Es importante saber, por ejemplo, si el proceso es igualmente frecuente con las palabras esdrújulas como con las palabras llanas (aquí sólo tenemos los ejemplos de (v)amonós y Ursulá), si importa el número de sílabas de la palabra original, si la entonación cambia en las palabras naturalmente
agudas (p. ej. José) en la construcción vocativa.

Además de los rasgos puramente regionales, el español salvadoreño vernacular comparte muchas características fonéticas con otras variantes populares. Un fenómeno que alcanza todas las variedades rurales del español, pero que goza de una prominencia especial en Centroamérica, es la
realización de /f/ como [h] ante la vocal /u/ y la semivocal [u]. En El Salvador aun se dan casos de la aspiración de /f/ en grupos consonánticos, inovación que apenas se conoce en otras zonas dialectales: (15)
_Nade juerte, chero, hay que salir! (Salarrué, 307)
Cayeron jlores (Salarrué, 303)
quería sacar ajuera el ñudo que se le bía hecho en la garganta (Salarrué, 302)
Cuando estaba projunda, él se acercaba … (Salarrué, 301)
… con un perjume que mareya (Salarrué, 301)
… jumando su puro se agachaba dormilón (Salarrué, 296)
… hasta que el golpe se jue en blanco (Salarrué, 295)
… a saber si jué Mincho de la señá Fabiana (Salarrué, 293)
… una muñeca con aljiler en el mero corazón (Salarrué, 367)
Es que se le va el jluido en los niños (Salarrué, 355)
en una escurana jría que desembocaba en el río (Salarrué, 352)
… aquel era su ojicio (Salarrué, 353)
… en la aljombra de la ansiedad (Salarrué, 347)
Dicen que tienen juego, el juego del injierno (Jaraguá 16)
ta jresquesito, no lo vu cortando, pué (Napoleón Rodríguez Ruíz `Domador de culebras’ [Barba Salinas 1959: 262])
El Chipe no le quiso hacer caso y se jué (Arturo Ambrogi, `La sacadera’; Barba Salinas 1959: 103)
Sabe, Toñita, que si no juera porque me gusta … (Ricardo Martel Caminos, `La fuga’; Barba Salinas 1959:
421)
dijunto < difunto (Toruño, De dos tierras, 18)
juera < fuera (Toruño, El silencio, 66)

El cambio [f] > [h] ante [u] y [o] se debe a la equivalencia acústica y articulatoria de la la /f/ bilabial (típica del español americano) y una vocal labial preaspirada, es decir [h] mas [u] y [o]. En algunas variedades del español caracterizadas por la combinación de contacto de lenguas y un alto índice de analfabetismo (partes de la zona andina, el litoral ecuatoriano, la región amazónica peruana y colombiana, los enclaves afromexicanos) la /f/ puede descomponerse en [hw] aun ante vocales no redondeadas: café > cajué, familia > juamilia; también se da la equivalencia opuesta: Juan > Fan,
juego > fego, etc. (Lipski 1995b).

Justamente en Panchimalco, y tal vez en otros poblados indígenas de El Salvador, se han recogido palabras como ajuán < afán (Dedonanes 1972: 3) que ejemplifican el mismo fenómeno producto del contacto lingüístico. En el habla popular salvadoreña, la evolución de infierno a injierno, alfiler a aljiler, oficio a ojicio y fluido a jluido se da en la ausencia de una vocal redondeada, lo cual puede implicar una prolongada etapa de bilingüismo en zonas de fuerte presencia indígena.

En efecto, la conversión masiva de /f/ en j ante consonante se reconoce en Panchimalco, de acuerdo a los textos folclóricos recogidos en ese pueblo. De momento dejamos esta sugerencia sin resolver por falta de datos concretos.
Otra modificación que tipifica el habla rústica de muchos países hispanoamericanos es la neutralización de /b/ y /g/ ante la [u] semivocálica:
(16)
… caiba otragüelta (< otra vuelta) desfallido (Salarrué, 365)
Lo gua (< voy a) descabezar diún machetazo (Salarrué, 363)
… hay que darle una güena fregada (Salarrué, 328)
sobre la cama descansaba ya muerto el morigundo (Salarrué, 323)
… tá … güeno (Jaraguá 14)
… la que lleva es güena (Brochazos, 56)
Está güena. Pero el dulce del ño Liandro está mero ishcaque (Arturo Ambrogi, `La sacadera’; Barba Salinas 1959: 101)
Ay le guá’bisar, ño Nacho, in cuantito nomás me desida a bender. (Ambrogi 1961: 180)
A saber pa qué condenados te sirven esos ojos de güey (Ramón González Montalvo, `La cita’; Barba Salinas 1959: 229)

Una vez más se trata de la equivalencia acústica y articulatoria, ya que la [w] combina un gesto labial (reflejado en la consonante [b]) y una articulación velar (presente en la [g]). Al igual que el supuesto par mínimo juego-fuego (que para muchos hablantes del español popular son completamente
equivalentes), desaparece la oposición entre [bu] y [gu] en el habla vernacular, dando tanto güeno por bueno y gomitar por vomitar como abuja por aguja.

En algunas áreas todavía se dan vestigios del interlenguaje hablado por los pueblos indígenas, donde se encuentran modificaciones fonéticas además de las compenetraciones morfosintácticas ya mencionadas. El proceso más frecuente en la realización de /e/ como [i] y de /o/ como [u] (tesoro >
tisuru, Pedro > Pidru, etc.), igual que en la zona andina y otros regiones en que el substrato indígena suele distinguir sólo tres fonemas vocálicos. Por supuesto, se puede producir la ultracorreción en sentido contrario, dando mesa por misa. Es imprescindible la recolección de materiales dialectológicos
que permitan el estudio del interlenguaje indígena, que hoy en día está en vías de extinción.

Un recurso literario que emplean muchos autores centroamericanos para representar el habla vernacular es la eliminación de fronteras entre palabras y la fusión vocálica. La configuración más frecuente es la sinéresis de vocales medias átonas (es decir, la conversión de /e/ y /o/ en semivocales): (17)

JUAN FELIPE TORUÑO:
siaburre < se aburre (De dos tierras, 62); si lioyen < si le oyen (De dos tierras, 92); A quioras < a qué horas
(De dos tierras, 101); esperé quia maneciera < esperé que amaneciera (De dos tierras, 116); luin cuentrual
caer < lo encontré al caer (El silencio, 31); digüeso < digo eso, tia liviés < te aliviés, ochua ños < ocho años (El silencio 49); esues lu extraño < eso es lo extraño, cuandui ba < cuando iba (El silencio, 54); nues
< no es (El silencio, 56); nuhay < nohay, comu él < como él (El silencio, 66); tengües tas < tengo estas (El
silencio, 112); sia garraba, quiha cer < que hacer, luestá < lo está, li oyí < le oí (El silencio, 117); quihay <
que hay (El silencio, 142); no biero curri dueso < no hubiera ocurrido eso (El silencio, 161)

DE SALARRUÉ (1969):
Tihacía (< te hacía) en Cojute (49)
Lian (< le han) dado dos puñaladas (63)
Ay, no, sies (< si es) increíble (63)
La vide ai bocabajo en el charcuesangre (< charco de sangre). No mianimé (< me animé) a tentarla
…jueraser (< fuera a ser) que nos creyeran … no lemos (< le hemos) movido ni tantito (64)
El patrón se arremacha con la Aranda, de lo que nuai (< no hay) quihacer (< que hacer) (103)
Qués (< que es) nicesario que tioficiés (< te oficiés) en algo, yastás (< ya estás) indio entero (277)
En las aradas se incuentran catizumbadas. También se hallan botijas llenas dioro (< de oro) (278)
y yastuvo (< ya estuvo); tihacés (< te hacés) de plata (278).

DE OTROS AUTORES:
Esta plaza es de la Catedral y nu’es del Cuartel … Yo estoy muy rendida di’andar pa’rriba y pa’bajo vendiendo güebos (González Zeledón 1947: 177 [Costa Rica])
Estoy di’alta en el Prensipal dende hace ya un chorro di’años (González Zeledón 1947: 178 [Costa Rica])
… no l’arranca ni l’uña y queda más blanca qui’azucena y jasmín del cabo; hágale caso a Fuan … (González
Zeledón 1947: 193 [Costa Ria])
_Eh, Fuan Barranca! _Dionde salís com’un enlustrao? … mañana tengo qu’encalar esa tapia … pero
sol’uno; porque en casa m’está esperando la mujer … (González Zeledón 1947: 193 [Costa Rica])
Nu’ay qui’acer. Hoy’ay “ojo” (Ramírez 1973: t. I, 149 [Arturo Ambrogi, El Salvador])
Y qu’ai, pué? (Ramírez 1973: t. I, 151 [Arturo Ambrogi, El Salvador])
Ande la barra s’echa a bramar nu’ay más quiescapar (Ramírez 1973: t. I, 179 [Arturo Ambrogi, El Salvador])
_Si quia muerto, m’ijo, sí quia muerto! … Ya l’ostaba pensando, Juan … (Ramírez 1973: t. I, 280 [Carlos Wyld Ospina, Guatemala])
El lingüista salvadoreño Pedro Geoffroy Rivas opina que la fusión de palabras tiene sus orígenes en el sustrato nahua/pipil: `En el aspecto morfológico, los nahuas trasladaron al español los patrones, formas
y procedimientos propios del polisintetismo. Unieron dos o más palabras, suprimiendo fonemas, para formar nuevas palabras, surgiendo así en el habla mestiza formas como vapué (vaya pues), puesí (pues sí), vuá (voy a) …’ Sin excluir una posible contribución indígena, lo cierto es que la misma fusión de palabras se da en todas partes del mundo hispanoparlante, ya que no responde al contacto de lenguas sino al proceso universal de enlace silábico, combinado con la sinalefa, la sinéresis y la diptongación; el resultado final de estas modificaciones silábicas es la fusión de palabras y la eliminación de linderos entre palabras propia del habla rápida y espontánea.

Los autores centroamericanos han recorrido a la representación gráfica de la fusión fonética más que cualquier otra literatura regional, tal vez debido a la
escasez de otras características dialectales que se presten a la alteración ortográfica. En la obra narrativa de Juan Felipe Toruño, encontramos abundantes ejemplos de la fusión de palabras: (18)

DE DOS TIERRAS:
quen paz descanse … (18)
por qué siaburre (62)
_Porqué no vael chancletudo, ese? (68)
_Ya testá silvando el güesista! (68)
Tenéal muchacho aquí (71)
voyir a trer los periódicos … (98)

EL SILENCIO:
en cuanto me mejorun poco (49)
se paró a ver querel ruido (53)
nunca tenemos siquiera parir allá a la ciudad (55)
se quiere venir contrel chavalo (66)
_Ya sí tirusté patrón? (131)
_Qué bua saber? (168)

Juan Felipe Toruño, quien empleaba casi todos los recursos lingüísticos ya mencionados en su obra narrativa, también se extendió más allá de la fusión silábica para crear una nueva técnica literaria, al representar el carácter libre del habla coloquial mediante nuevas divisiones ortográficas que no
corresponden ni a las fronteras entre palabras ni a la natural división silábica ocasionada por el enlace.

He aquí algunos de los muchos ejemplos de esta técnica ortográfica, que no encuentra paralelo en la literatura regionalista hispanoamericana: (19)

DE DOS TIERRAS:
yos taba por hay (18)
Hijó; esos ta pelis (18)
quel padre Noriega quiere quel domingo naide se quede si nir a ser fajina porques tá muy enmontada la plaza (68)
Mi mujer está yá y yos toy aquí (92)
Y yo … ques peraba irme al principio del otro mes! (98)
No meé quivocado … pero los tigre sestán más para allá … (105)

EL SILENCIO:
_Son ochua ños de padecer! En cuanto me mejorun poco, vuelvia inflamarses ta chochadi viene la calentura … nos vamo sotra parte y dejamo sestos montes que ya también me tiene naburrido … lop zancudos yestamo sacostumbrados; pero cuando ses case y el maíz y no siembro porque vo sestás enferma… (49)
Cuando yo teniya quincia ños … habiyan matado a u nombre … aquellal men pena saliya los viernes quera el diya en que bian matado al hombre (53)
Yes que la sánimas de lo sombres que han sido matados no se va nal infierno … (54)
en miu milde modo de pensar … (55)
Ya me ve sa mí _qué mal lia go a nadie, ques lo que yecho en mi vida? (56)
_A saber si por ese descreyimiento tuyes que Dios no sa castigado! … Siempres tas informe … siempre con
esa tu ideyen la cabeza de que no nos demeos ir dia quí … (80)
Por vo ses que me yecho hasta baboso … y no te das cuenta que yes mucho aguantar eses pinen mi cabeza.
Me levanto mia cuesto … (96)
Acordate que yas tamos en abril y que pronto va na venir la saguas. (97)
_Y no sia cuerdan cómo domua “Pirriimplín”, pues? … _Y cómo sia garraba con los zambo sesos de la
cocinera y de la molendera? _Desde chiquitue ra bien fragado! Y va dar quih cer aquí … (117)
Mi mujer sufrió po rél; también po rél mihija, porque si no me biera fregado, no biero curri dueso … _Y yo me
vua queda rasí no más? (161)
Si estos fragmentos se leen en voz alta, sin hacer pausa entre las palabras, resulta un lenguaje poco notable, propio del estilo coloquial. Desde luego ningún hablante del español centroamericano coloca linderos fonéticos en las divisiones indicadas por la representación ortográfica; Toruño emplea este
procedimiento gráfico para dar cuenta de la espontaneidad del discurso rústico, que si bien no se aproxima a las normas gramaticales contenidas en los manuales académicos, está dotado de una riqueza propia, adornado de metáforas y refranes, fortalecido por el robusto léxico de la faena agrícola, y
enmarcado dentro de una fonética segmental y suprasegmental irreproducible mediante los escasos recursos ortográficos de la lengua castellana. El desplazamiento de las divisiones ortográficas se combina con rasgos fonéticos propios del habla rural para crear una imagen visual que requiere la lectura en voz alta, de esta manera involucrando al lector en los actos locutivos de los grupos que no tienen voz propia: los campesinos más marginados del agro centroamericano.

Esta técnica experimental antecede a las maniobras semióticas del “boom” novelístico hispanoamericano, anticipando las obras de Cortázar, Donoso, Fuentes, y Vargas Llosa en las cuales el lector es cómplice inseparable del acto creativo.

Conclusiones y cuestions pendientes

El español hablado en El Salvador presenta nuevas fronteras para la dialectología contemporánea, por ser una de las variedades menos conocidas fuera del país, y aun dentro de El Salvador hay facetas del habla vernacular que pasan desapercibidas entre la población urbana. Entre los principales retos para la dialectología salvadoreña figuran los siguientes temas:
(1) La delimitación de las principales zonas dialectales, sobre todo en las áreas fronterizas, donde la variedad salvadoreña hace frente a los dialectos cuantitativamente diferenciados de Guatemala y Honduras. En muchas dimensiones, el español salvadoreño representa una zona de transición entre el dialecto fonológicamente conservador de Guatemala (sobre todo en cuanto a la tenaz retención de la /s/ final de sílaba) y los dialectos más evolucionados de Honduras y Nicaragua. Más que los países vecinos Guatemala y Honduras, El Salvador recibió influencias lingüísticas mayas y nahua/pipiles en proporciones semejantes.
(2) Un perfil sociolingüístico del español salvadoreño, delimitando las principales diferencias que enmarcan las distintas capas socioculturales, y recogiendo materiales que den constancia del habla culta, el habla media, y el habla popular de las principales ciudades.
(3) Una descripción pormenorizada de las variedades bilingües, producidas por el contacto entre el castellano y el pipil o el lenca. En particular, hay que estudiar profundamente las modificaciones vocálicas, el comportamiento de los clíticos, y la concordancia nombre-adjetivo.
(4) Un análisis cuantitativo y sociolingüístico de la interdentalización de /s/, fenómeno que sobresale en el habla rural salvadoreña.
(5) Un estudio exhaustivo del léxico campestre salvadoreño, muchos de cuyos vocablos han quedado fuera de los glosarios y diccionarios de regionalismos.

El Salvador constituye un campo abierto para la investigación dialectológica. A pesar de los trabajos muy valiosos realizados hasta ahora, quedan muchas tareas para las próximas promociones de investigadores. Hoy en día se produce en El Salvador un renacimiento de interés en los trabajos lingüísticos, y se vislumbra un futuro muy prometedor en que El Salvador—junto con los demás países centroamericanos—recibirán la atención que merecen dentro del marco de la lingüística hispánica.

Espero que esta combinación de comentarios, sugerencias, especulaciones, y sueños sirva para despertar la curiosidad de la juventud salvadoreña, ya que El Salvador pertenece al eje central del ámbito centroamericano. Espero también que esta exposición facilite el intercambio de perspectivas sobre el español centroamericano en toda su multidimensionalidad étnica, regional, y social.

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