1. Lógicas del desencuentro: Marx y Martí [1] Crítica de la obsolescencia. Bruno Bosteels. 2013


[1] Extracto del libro “Marx and Freud in Latin America” (Londres: Verso, 2012). Bruno Bosteels

Hoy, lo menos que puede decirse sobre el marxismo es que, si no fuera por el uso atenuante de prefijos como “post” o “neo”, su simple mención se ha convertido en una prueba de obsolescencia.

Así, mientras que en las librerías de viejo, del DF hasta Tierra del Fuego, se siguen apilando los viejos manuales del materialismo histórico y dialéctico de la Academia de Ciencias de la Unión Soviética, ya nadie parece referirse al marxismo como a una doctrina viva de intervención política o histórica.

Más bien, el marxismo parecería haberse convertido definitivamente en una cosa del pasado. En el mejor de los casos, es un simple objeto de conmemoraciones nostálgicas o académicas y, en el peor, ocupa el banquillo del acusado en el tribunal de la historia para los crímenes en contra de la humanidad.

El actual Vicepresidente de Bolivia, Álvaro García Linera, en un importante texto de 1996 desde la cárcel, titulado “3 retos al marxismo para encarar el nuevo milenio” y recogido en el libro Las armas de la utopía. Marxismo: Provocaciones heréticas, describe la situación de la siguiente manera:

“Los rebeldes de ayer que cautivaban con la furia del lenguaje subversivo a empobrecidos campesinos, hoy se hallan al frente de deslumbrantes compañías privadas y ONGs que siguen cabalgando sobre las martirizadas espaldas de los mismos campesinos anteriormente convocados. […] Rusia, China, Polonia, El Salvador, Nicaragua, Partidos comunistas y socialistas, “vanguardias” armadas y desalmadas hoy en día no orientan ningún ímpetu de redención social, no emblematizan ningún compromiso de justa insatisfacción; simbolizan una descomunal estafa histórica.[1]

Sin embargo, si hablamos del destino del marxismo y la política del comunismo que suele asociársele, hay otra cosa que nos está pasando también. No sólo se trata de crímenes, estafas y traiciones. Es que las generaciones posteriores poco o nada saben de aquellos “rebeldes de ayer” y mucho menos entienden cómo es que pudieron “cautivar” a trabajadores o campesinos empobrecidos con la “furia” de su lenguaje.

Por un lado, la memoria está rota. Y muchos intelectuales y militantes radicales de los años 60 y 70, por una variedad de motivos que incluyen la culpa, el agotamiento, el riesgo de la infamia, o pura y simplemente el miedo a hacer el ridículo al reivindicar sus viejas fidelidades, son cómplices en la desmemoria porque se niegan a elaborar, en el sentido psicoanalítico del término, la genealogía interna de su experiencia.

Así, la furia subversiva se queda, sin trabajarse, en el cajón de las nostalgias, y casi nadie ha atravesado públicamente su autocrítica.

Y eso si bien por otro lado somos testigos también de la situación opuesta, con un cúmulo de testimonios y confesiones personales en los cuales la inflación de la memoria quizá no sea sino otra forma, más espectacular, del mismo olvido. Como en el caso de la polémica acerca de la militancia y la violencia en Argentina, desatada por la carta-confesión de Óscar del Barco, entonces sí hay debate, pero aún así queda todavía parcialmente escamoteado el archivo teórico y todo lo que éste puede contener de materiales relevantes para pensar el marxismo desde la actualidad.

¿Cómo ir en contra de la complacencia que apenas se esconde detrás de este consenso bipolar con sus silencios furtivos por un lado y sus clamorosas autoacusaciones por el otro?

En primer lugar, conviene insistir en algo que todos sabemos cuando se trata de máquinas electrodomésticas pero que preferimos olvidar cuando nos acercamos a las creaciones del intelecto, es decir, el hecho de que todo lo que se produce en este mundo lleva desde el inicio su fecha de caducidad o el sello de una obsolescencia planificada.

Las teorías, en este sentido, no presentan excepción alguna, por más que nos pese admitirlo. Ahora bien, un efecto indirecto de esta obsolescencia es que la novedad muchas veces no es más que el resultado secundario de un olvido. En este sentido, quizá valga la pena recordar el epígrafe de Francis Bacon que abre “El inmortal” de Jorge Luis Borges, un autor que por otro lado poco o nada puede enseñarnos acerca del marxismo, al que él prefería calificar con su nombre estalinista de materialismo dialéctico y que consideraba intercambiable con el nazismo.

El epígrafe en cuestión reza: “Solomon saith: There is no new thing upon the earth. So that as Plato had an imagination, that all knowledge was but remembrance; so Solomon giveth his sentence, that all novelty is but oblivion” [2] .

Esta grave sentencia salomónica puede aplicarse también al trabajo crítico y teórico. Aquí, también, toda novedad no es más que olvido.

De hecho, la historia de los conceptos que se manejan en estudios sobre política, arte o cultura hoy día parece agujereada por una serie de silencios, por un no-decir que en parte es el resultado de libres omisiones y en parte se debe a deslices inconscientes o fantasmales.

El olvido en otras palabras no es enteramente azaroso, pero tampoco puede atribuirse simplemente al gusto insaciable por lo nuevo de parte de disecados intelectuales en busca de fama o fortuna personal.

Guy Debord, al fin y al cabo, observaba ya hace más de quince años en sus Comentarios sobre la sociedad del espectáculo: “La primera intención de la dominación espectacular era hacer desaparecer el conocimiento histórico en general y, desde luego, la práctica totalidad de las informaciones y los comentarios razonables sobre el pasado más reciente.”

Y sobre el movimiento estudiantil de 1968, añadía Debord: “Lo más importante es lo más oculto. Después de veinte años no hay nada que haya sido recubierto con tantas mentiras como la historia de mayo de 1968.”[3]

Si hoy la vasta mayoría de los militantes de aquel radicalismo de los ’60 y los ’70 dedican meras elegías a la jubilación de sus ídolos rotos, los que apenas habíamos nacido en aquel entonces sólo podemos adivinar adónde se fueron a morir todos aquellos elefantes mientras que el pensamiento radical se ha ido disfrazando detrás de una fraseología cada vez más nueva que la nueva izquierda anterior.

Así, en vez de una verdadera polémica o, cuando menos, un trabajo genealógico de contramemoria, lo que predomina es un silencio parcial que, no menos que las ruidosas mea culpa, parece hacerse cómplice de la celebración del fin del comunismo como victoria del neoliberalismo mundial.

Lógicas del desencuentro

En América Latina, las razones para el olvido o la desmemoria son aún más complejas. No sólo hubo una obvia interrupción de la memoria debido a las dictaduras militares y la catástrofe del golpe neoliberal, sino que, además, la solución de la continuidad o el desencuentro con el continente es algo que encontramos ya en los textos mismos de Marx. De hecho, podríamos decir que la historia de la relación de Marx con América Latina es la historia de un triple desencuentro.

En primer lugar, se trata de un desencuentro al interior del pensamiento del coautor del Manifiesto comunista. Gracias al estudio ya clásico de José Aricó, Marx y América Latina, podemos descifrar las razones detrás de la incapacidad de Marx para acercarse con simpatía al mundo latinoamericano.

La archiconocida crítica a Bolívar (al que tilda de “el canalla más cobarde, brutal y miserable”[4]) así como su apoyo a la invasión de México por las fuerzas estadounidenses, según Aricó son coherentes con al menos tres prejuicios de Marx: la linealidad de la historia; el antibonapartismo generalizado; y la teoría del Estado-nación heredada (aunque en forma invertida) de Hegel, según la cual no puede haber formación duradera de un Estado sin la presencia de un sentido de identidad nacional—identidad cuya ausencia, por otra parte, suele provocar precisamente la intervención de figuras dictatoriales o bonapartistas al estilo de Bolívar según Marx.

En este sentido, los tres prejuicios están íntimamente relacionados: es únicamente porque se mantiene un concepto lineal de la historia que todos los países necesariamente tienen que pasar por el mismo proceso de desarrollo político y económico en la conformación de una sociedad civil lo suficientemente fuerte como para apuntalar de forma orgánica los aparatos del Estado.

Sin embargo, una paradoja a la que alude Aricó al final de su estudio todavía merece ser desarrollada en detalle. En sus últimos textos sobre Irlanda, Polonia, Rusia o la India, después de 1870, en efecto, Marx empieza a entrever la lógica del desarrollo desigual del capitalismo que le podría haber servido también para acercarse a la realidad postcolonial de América Latina.

“Desde fines de la década del setenta en adelante Marx ya no abandona su tesis de que el desarrollo desigual de la acumulación capitalista desplazaba el centro de la revolución de los países de Europa occidental hacia los países dependientes y coloniales”, escribe Aricó.

“Estamos pues frente a un verdadero ‘viraje’ en el pensamiento de Marx que abre toda una nueva perspectiva de análisis en el examen del conflictivo problema de las relaciones entre lucha de clases y lucha nacional, de ese verdadero punctum dolens de toda la historia del movimiento socialista”[5].

Si a pesar de este viraje, provocado por la reflexión sobre casos como el de Irlanda o Rusia, Marx no puede ajustar sus cuentas con América Latina a la luz de su reevaluación crítica del papel revolucionario de los países periféricos o atrasados, según Aricó es porque en este caso particular siguen siendo todavía más fuertes los prejuicios antibonapartistas y la herencia hegeliana en Marx.

En su importante libro De demonios escondidos y momentos de revolución: Marx y la revolución social en las extremidades del cuerpo capitalista, García Linera le pone dos “peros” importantes al libro de Aricó.

Por un lado, acusa al compañero argentino exiliado en México de proceder demasiado rápidamente al aceptar la ausencia de una capacidad masiva e incluso nacional-popular para la rebelión en América Latina. Por otro lado, el propio Marx no deja de insistir, más allá de su supuesto legado hegeliano regresista, en la importancia de la acción de masa.

La “ceguera” o la “incomprensión” de Marx hacia América Latina, en este sentido, se debería más bien a la escasez de fuentes históricas y estudios serios sobre las sublevaciones indígenas como las que sacudieron el continente en el siglo XVIII.

Esto es lo decisivo; en la característica de la masa en movimiento y como fuerza, su vitalidad, su espíritu nacional, etc. radican los otros componentes que Aricó no toma en cuenta pero que para Marx son los decisivos en la formación nacional de los pueblos”, afirma Linera: “No existe texto conocido de Marx que aborde este asunto, pero no es difícil suponer que él no lo halló al momento de fijarse en América” [6] . El desencuentro entre Marx y América latina, por lo tanto, no se debería a una posición hegeliana sino porque en realidad “esta energía de la masa no se dio como movimiento generalizado (al menos en Sudamérica); estaba en gran parte ausente en los años considerados por la reflexión de Marx.” [7]

De hecho, García Linera llega a sugerir que el supuesto “no-ver” de parte de Marx se debe más bien a un “querer-ver” de parte de su intérprete más famoso y energético en Argentina: “El terreno en el que Aricó nos coloca no es el de la realidad ni el de las herramientas de Marx para comprender esta realidad sino más bien el de la realidad que Aricó cree es y de las herramientas que Aricó cree son las de Marx”[8].

En última instancia, sin embargo, tampoco para García Linera puede ser cuestión de negar el desafortunado “desencuentro” entre Marx y América Latina. Es más, en su ensayo “Marxismo e indianismo”, también recopilada en una versión ligeramente diferente en la antología de textos La potencia plebeya, el propio García Linera a su vez habla de un “desencuentro” entre dos lógicas revolucionarias, la marxista y la indigenista, y pasa revista a las distintas razones que imposibilitaron su encuentro.[9]

Martí sobre Marx

Cabe añadir que la incomprensión en muchos casos parece ser recíproca. Éste sería el segundo sentido del desencuentro, el que

bloquea el entendimiento cabal de las teorías de Marx desde la otra orilla del Atlántico. Basta pensar en “Karl Marx ha muerto”, una crónica bien conocida pero pocas veces estudiada de José Martí, escrita cuando éste residía en Nueva York y era corresponsal para el periódico argentino La Nación.

En realidad, se trata, como recientemente ha podido confirmar Horacio Tarcus, del primer texto importante sobre Marx en toda América Latina. En él Martí describe, entre otras escenas neoyorquinas y norteamericanas, un acto conmemorativo que tuvo lugar en marzo de 1883, en ocasión de la muerte de Karl Marx.

De esta extraordinaria crónica, publicada en La Nación los días 13 y 16 de mayo de 1883, me interesa destacar ante todo la curiosa escenografía. Martí, como ya lo había hecho con Oscar Wilde, nos invita en efecto a convertirnos en los espectadores virtuales de la escena de la que él parece haber sido testigo ocular.

“Ved esta gran sala. Karl Marx ha muerto”, dice Martí, y más adelante repite la interpelación visual: “Ved esta sala”[10]. A lo que asistimos, sin embargo, es a lo que deberíamos llamar un velorio de cuerpo ausente. De aquel Karl Marx que en las resoluciones de la “ardiente asamblea” es proclamado “el héroe más noble y el pensador más poderoso del mundo del trabajo”, sólo tenemos la efigie, la figura, o el retrato: “Ved esta sala: la preside, rodeado de hojas verdes, el retrato de aquel reformador ardiente, reunidor de hombres de diversos pueblos y organizador incansable y pujante”.

Alrededor de este cuerpo ausente, por no llamarlo un espectro, Martí

describe cómo se va armando una escena colectiva e internacional de hombres y mujeres que se turnan para evocar algún aspecto de la figura de Marx. Nueva York se convierte así en el escenario de un ejemplo concreto de la verdadera obra del coautor del Manifiesto comunista, una obra de organización política que, por más invisible que sea, Martí nunca confunde con las ambiciones científicas del Capital, cuyo proyecto parece ignorar casi por completo.

“La Internacional fue su obra: vienen a honrarlo hombres de todas las naciones”, escribe Martí, no sin añadir el siguiente juicio en un tono ligeramente paternalista que regresará al final de la crónica: “La multitud que es de bravos braceros, cuya vista enternece y conforta, enseña más músculos que alhajas, y más caras honradas que paños sedosos”.

Todo esto, dicho sea de paso, va siendo inscrito en algo que podríamos llamar una moral estética, o una ética de la belleza del trabajo, basada en una idea trascendentalista y normativa de la Naturaleza, de profunda inspiración emersoniana.

“El trabajo embellece. Remoza ver a un labriego, a un herrador, o a un marinero. De manejar las fuerzas de la Naturaleza, les viene ser hermosos como ellas.”

A pesar de ese intento de estetización natural-organicista del mundo del trabajo, la crónica de Martí no deja de ser altamente adversa a la gran obra de Marx, es decir, no su obra crítica o científica sino su labor militante y política. Y es que Martí repite hasta media docena de veces el mismo reproche de que Marx o, cuando menos, sus seguidores en la primera Internacional intentan lograr su noble fin con medios equivocados:

Ved esta gran sala. Karl Marx ha muerto. Como se puso del lado de los débiles, merece honor. Pero no hace bien el que señala el daño, y arde en ansias generosas de ponerle remedio, sino el que enseña remedio blando al daño.

O, segunda formulación del mismo reproche:

Espanta la tarea de echar a los hombres sobre los hombres. Indigna el forzoso abestiamiento de unos hombres en provecho de otros. Mas se ha de hallar salida a la indignación, de modo que la bestia cese, sin que se desborde, y espante.

Y esta tercera formulación, absolutamente fundamental sobre todo si tenemos en cuenta no sólo el prejuicio hegeliano que según Aricó le hubiera impedido a Marx entender la realidad latinoamericana sino, también, cierta imagen ideológica de la mujer y su acotado papel como madre y proveedora, como veremos, en el proceso de transformación social según Martí:

Karl Marx estudió los modos de asentar al mundo sobre nuevas bases, y despertó a los dormidos, y les enseñó el modo de echar a tierra los puntales rotos. Pero anduvo de prisa, y un tanto en la sombra, sin ver que no nacen viables, ni de seno de pueblo en la historia, ni de seno de mujer en el hogar, los hijos que no han tenido gestación natural y laboriosa.

Martí luego reitera la misma crítica unas tres veces más, refiriéndose ya no sólo al propio Marx sino a sus acólitos, hombres políticos de la Internacional de trabajadores cuyos militantes se reúnen en aquella sala de Nueva York. Sobre los compatriotas de “un Lecovitch” que les habla babélicamente en inglés, alemán y ruso, dice: “Mas no, ¡no son aún estos hombres impacientes y generosos, manchados de ira, los que han de poner cimiento al mundo nuevo: ellos son la espuela, y vienen a punto, como la voz de la conciencia que pudiera dormirse; pero el acero del acicate no sirve bien para martillo fundador.”

Sobre el alemán John Most, dice “que no lleva en la mano diestra el bálsamo con que ha de curar las heridas que abra su mano siniestra”. Y, finalmente, sobre la reunión en general apunta: “Suenan músicas, resuenan coros, pero se nota que no son los de la paz”[11].

Las razones para el desencuentro entre Marx y Martí parecen suficientemente claras. Según el héroe de la independencia cubana, residente en “el vientre del monstruo” del Norte, Marx sería el apóstol de la religión del odio y no del amor, de la guerra y no de la producción de la paz.

De hecho, Martí enmarca su crónica sobre el velorio de Marx entre dos extrañas viñetas: la primera, en la que nos propone un retrato de la diferencia de estilo entre los movimientos obreros en América y en Europa, y la última, sobre la posible decisión de la Universidad de Columbia en Nueva York para abrir sus puertas a las mujeres o, alternativamente, para fundar un colegio separado, que es lo que finalmente se haría realidad en Barnard College.

Es evidente que hay una estrecha relación entre estas dos secciones que forman el marco de la crónica de Martí y la parte sobre la reunión conmemorativa en honor a Marx. En efecto, con el contraste entre los trabajadores del Nuevo y el Viejo Mundo, Martí no hace más que anticipar su reproche a Marx de haber fomentado el odio en vez del amor:

La conquista del porvenir ha de hacerse con las manos blancas.

Más cauto fuera el trabajador de los Estados Unidos, si no lo vertieran en el oído sus heces de odio los más apenados y coléricos de Europa. Alemanes, franceses y rusos guían estas jornadas. El americano tiende a resolver en sus reuniones el caso concreto; y los de allende, a subirlo al abstracto. En los de acá, el buen sentido, y el haber nacido en cuna libre, dificulta el paso a la cólera. En los de allá, la excita y mueve a estallar, porque la sofoca y la concentra, la esclavitud prolongada. Mas no ha de ser—¡aunque pudiera ser!— que la manzana podrida corrompa el cesto sano. ¡No han de ser tan poderosas las excrecencias de la monarquía, que pudran y roan como veneno, el seno de la Libertad!

Martí repetirá una y otra vez esta distinción entre los estilos de organización de las asociaciones obreras en Europa y en América.

Por ejemplo, en la primera de sus dos famosas crónicas sobre los siete anarquistas de Chicago, cuyo martirio conmemoramos— en todas partes del mundo salvo en la nación donde ocurrió el hecho—el 1 de mayo de cada año como día del trabajo, Martí habla de aquellos ideólogos que llegaron al Nuevo Mundo desde Europa,

“meras bocas por donde ha venido a vaciarse sobre América el odio febril acumulado durante siglos europeos en la gente obrera”, y los contrasta desfavorablemente con el estilo de asociación política en América:

“Aconsejaban los bárbaros remedios imaginados en los países donde los que padecen no tienen palabra ni voto, aquí, donde el más infeliz tiene en la boca la palabra libre que denuncia la maldad, y en la mano el voto que hace la ley que ha de volcarla: al favor de su lengua extranjera, y de las leyes mismas que desatendían ciegamente, llegaron a tener masas de afiliados en las ciudades que emplean mucha gente alemana: en New York, en Milwaukee, en Chicago”[12] .

No será hasta un año después, en una nueva crónica sobre el juicio de los siete anarquistas, que Martí cambiará dramáticamente de actitud en su juicio. Y es que mientras tanto la lucha social de esta gran nación, entre huelgas generales, vindicaciones sindicalistas y violentas represiones, ha acortado la distancia de estilo entre Europa y América. “Esta república, por el culto desmedido a la riqueza, ha caído, sin ninguna de las trabas de la tradición, en la desigualdad,  injusticia y violencia de los países monárquicos”, apunta esta vez Martí. Y luego, más tajante todavía: “¡América es, pues, lo mismo que Europa!”, de modo que ahora parece justificado, por inevitable, el recurso a la violencia: “Una vez reconocido el mal, el ánimo generoso sale a buscarle remedio: una vez agotado el recurso pacífico, el ánimo generoso, donde labra el dolor ajeno como el gusano en la llaga viva, acude al remedio violento.”[13]

Por otro lado, las dudas que expresa Martí en su crónica sobre la muerte de Marx acerca del mérito de darles entrada a las mujeres a la universidad norteamericana traduce hasta qué punto el ideal de un cambio social orgánico, armonioso y natural, nacido “de seno de pueblo en la historia” tanto como “de seno de mujer en el hogar”, presupone la colaboración del “alma femenil” en su aspecto más retrógrado y misógino.

Podríamos decir que hay primero un desplazamiento de la política hacia la ética—de los pobres a los débiles, este primer desplazamiento será borrado en la recolección imprecisa de Fidel Castro—y luego una reinscripción de la ética en el contexto sentimental del amor en el hogar. Todo lo contrario, en otras palabras, de lo que ocurre al principio del Manifiesto del partido comunista, donde la relación hombre-mujer—a diferencia de libres-siervos, patricios-plebeyos o maestros-oficiales, todos ellos opresores y oprimidos—justamente no figura entre las parejas enumeradas para ejemplificar el carácter de toda la historia de la sociedad humana hasta la actualidad como historia de luchas de clases.

“Vale más su encallecimiento que su envilecimiento”, dice Martí sobre el alma femenil: “Y hay tanta bondad en las almas de las mujeres que, aun luego de engañadas, de desesperanzadas, de encallecidas, dan perfume. Toda la vida está en eso: en dar con buena flor”.

Así, la imagen romántico-organicista de la reproducción del amor en el hogar reafirma su poder sobre la actitud de Martí acerca del problemático papel de la mujeres en la lucha social: “La impureza es tan terrible que no puede ser jamás voluntaria. La mujer instruida será mejor pura. Y ¡cuánto apena ver cómo se van trocando en flores de piedra, por los hábitos de la vida viril, estas hermosas flores! ¿Qué será de los hombres, el día en que no puedan apoyar su cabeza en un seno caliente de mujer?”

Marxismo y melodrama, o el problema para una solución

¿Acaso significa todo esto que no hay más que desencuentros negativos entre Marx y América Latina, entre Marx y Bolívar, entre Marx y Martí? Al contrario, quisiera plantear la hipótesis de que la lógica del desencuentro, ahora considerado como un nombre entre otros para el desarrollo desigual del capitalismo en su fase global, abre también el espacio para un encuentro—incluyendo en el sentido de la expresión que es central para alguien como el último Louis Althusser, para configurar lo que él denomina la “corriente subterránea” del “materialismo aleatorio”, a diferencia del supuesto determinismo del materialismo tradicional, dialéctico o hegelomarxista.

Es decir, ahora es el marxismo mismo el que sería en sí un pensamiento del desencuentro, entendido como un pensamiento de la desligazón o de la falta constitutiva en el centro del lazo social. Éste sería el tercer sentido de la lógica del desencuentro, el que nos permitiría asimismo imaginar un diálogo póstumo entre Marx y Martí.

Al fin y al cabo, como Aricó ha demostrado y en este aspecto García Linera parece estar de acuerdo, a partir de los años 1870, cuando empieza a estudiar los casos de Irlanda, Rusia, Polonia y la India, Marx formula una serie de hipótesis acerca del desarrollo desigual que le permiten generalizar su lógica coyuntural para todo el capitalismo y no sólo para los países periféricos o aquellos que se encuentran, como dice García Linera, “en las extremidades del cuerpo capitalista.” Marx nunca aprovechó estas hipótesis para acercarse nuevamente a América Latina.

Pero curiosamente hay unas cuantas indicaciones, en realidad meras pinceladas conceptuales, en la obra de Martí que parecen ir en la misma dirección.

El problema del que se trata en este caso no es ya el del cuerpo ausente de Marx sino el del corpus de Marx: ¿Cuánto o qué parte del corpus de Marx pudo haber leído Martí durante sus años en Nueva York? ¿Leyó alguna vez el Manifiesto comunista, tal vez en traducción inglesa? ¿Supo algo, aunque fuera de oídas o de segunda mano, de ese texto cuyos 160 años acabamos de celebrar?

Incluso el propio Fidel Castro, en su reciente entrevista autobiográfica con Ignacio Ramonet, confiesa cierta ignorancia al respecto, o por lo menos desplaza la ignorancia al atribuírsela también a los especialistas de Martí. “Aparentemente, había leído un poco de Marx porque en sus obras habla de él. Tiene dos o tres frases magníficas, cuando menciona a Marx, y una de ellas, ahora me acuerdo, es ‘Porque tomó partido por los pobres, merece nuestro honor.’ Así, hay otras frases de elogio a Marx”, dice Fidel, pero enseguida admite no estar demasiado seguro de si hubo o no influencia directa: “No estoy seguro si incluso los expertos en el pensamiento de Martí saben qué es lo que él conocía de Marx, pero sí supo que Marx era un luchador del lado de los pobres. Recordemos que Marx estaba luchando por la organización de los pobres, en la fundación de la Internacional Comunista. Y Martí ciertamente sabía todo eso, incluso si esos debates se centraban casi exclusivamente en Europa y Martí por supuesto estaba luchando por la independencia de un país colonizado, esclavizado [en otro hemisferio completamente]”[14].

En realidad, por más que les pese a los líderes e ideólogos de la Revolución cubana, no tenemos ninguna prueba de que Martí estuviera directamente familiarizado con los textos de Marx. En las obras completas de Martí , el nombre de Marx sólo aparece cuatro o cinco veces (dependiendo de la edición usada), todas ellas en un contexto de crítica abierta o solapada y refiriéndose a la obra de Marx como ideólogo y organizador de los trabajadores, pero sin mención de sus textos.

Hay, sin embargo, un lugar inesperado—esta vez en la literatura, más específicamente en la única novela escrita por Martí, Lucía Jerez, también conocida como Amistad funesta (título con el cual primero se publicó en 1885 por entregas en el periódico neoyorquino El Latino-americano)—donde el cubano parece estar resumiendo, casi palabra por palabra, la lógica de las grandes transformaciones sociales que encontramos en Marx.

El capitalismo, entonces, se revela como una gran máquina productora de desencuentros cuyo engranaje habría que estudiar de cerca. Como leemos también en la segunda crónica sobre el proceso de los anarquistas en Chicago, cuando se ve ya con más simpatía el trabajo ideológico de los seguidores de Bakunin o de Marx: “No comprenden que ellos son mera rueda del engrane social, y hay que cambiar, para que ellas cambien, todo el engranaje.”[15]

La lógica de este engranaje es lo que el propio Martí, en Lucía Jerez así como en muchas de sus crónicas más conocidas, llama la producción de desquiciamientos, desajustes o desmembramientos a todos los niveles de la vida social, desde el modo de vestir de los jóvenes que no se aviene con la distinción de su alma, hasta el trastocamiento, o el vuelco brutal, causado por la falta de correspondencia entre el nivel de la economía y las relaciones sociales, políticas y culturales que le correspondieran:

Estos tiempos nuestros están desquiciados, y con el derrumbe de las antiguas vallas sociales y las finezas de la educación, ha venido a crearse una nueva y vastísima clase de aristócratas de la inteligencia, con todas las necesidades de parecer y gustos ricos que de ella vienen, sin que haya habido tiempo aún, en lo rápido del vuelco, para que el cambio en la organización y repartimiento de las fortunas corresponda a la brusca alteración en las relaciones sociales, producidas por las libertades políticas y la vulgarización de los conocimientos.[16]

Veamos, por ejemplo, cómo la lógica del desencuentro en tanto lógica del desarrollo desigual afecta la vida de los intelectuales en América Latina según la misma novela de Martí:

Como con nuestras cabezas hispanoamericanas, cargadas de ideas

de Europa y Norteamérica, somos en nuestros países a manera de frutos sin mercado, cual las excrecencias de la tierra, que le pesan y estorban, y no como su natural florecimiento, sucede que los poseedores de la inteligencia, estéril entre nosotros por su mala dirección, y necesitados para subsistir de hacerla fecunda, la dedican con exceso exclusivo a los combates políticos, cuando más nobles, produciendo así un desequilibrio entre el país escaso y su política sobrada, o, apremiados por las urgencias de la vida, sirven al gobernante fuerte que les paga y corrompe, o trabajan por volcarle cuando, molestado aquél por nuevos menesterosos, les retira la paga abundante de sus funestos servicios.[17]

Estos fragmentos, pero sobre todo el primero, por supuesto recuerdan el famoso prólogo de 1859 a la Contribución a la crítica de la economía política donde Marx resume los presupuestos teóricos y metodológicos de su trabajo en preparación para El Capital:

En un estadio determinado de su desarrollo, las fuerzas productivas materiales de la sociedad entran en contradicción con las relaciones de producción existentes o—lo cual sólo constituye una expresión jurídica de lo mismo—con las relaciones de propiedad dentro de las cuales se había estado moviendo hasta ese momento. Esas relaciones se transforman de formas de desarrollo de las fuerzas productivas en ataduras de las mismas. Se inicia entonces una época de revolución social. Con la modificación del fundamento económico, todo ese edificio descomunal se trastoca con mayor o menor rapidez. Al considerar esta clase de trastocamientos, siempre es menester distinguir entre el trastocamiento material de las condiciones económicas de producción, fielmente comprobables desde el punto de vista de las ciencias naturales, y las formas jurídicas, políticas, religiosas, artísticas o filosóficas, en suma ideológicas, dentro de las cuales los hombres cobran conciencia de este conflicto y lo dirimen. Así como no se juzga a un individuo de acuerdo con lo que éste cree ser, tampoco es posible juzgar una época semejante de revolución a partir de su propia conciencia, sino que, por el contrario, se debe explicar esta conciencia a partir de las contradicciones de la vida material, a partir del conflicto existente entre fuerzas sociales productivas y relaciones de producción. Una formación social jamás perece hasta tanto no se hayan desarrollado todas las fuerzas productivas para las cuales resulta ampliamente suficiente, y jamás ocupan su lugar relaciones de producción nuevas y superiores antes de que las condiciones de existencia de las mismas no hayan sido incubadas en el seno de la propia antigua sociedad. De ahí que la humanidad siempre se plantee sólo tareas que puede resolver, pues considerándolo más profundamente siempre hallaremos que la propia tarea sólo surge cuando las condiciones materiales para su resolución ya existen o, cuando menos, se hallan en proceso de devenir.[18]

Nuevamente, lo que me interesa subrayar en relación a la novela de Martí, más que el hecho de su sorprendente cercanía a ciertos textos de Marx, es el marco de su presentación y la forma literaria que adopta. Y es que Lucía Jerez constituye un melodrama sentimental en el que presenciamos ni más ni menos que la violenta destrucción de todos los ideales de desarrollo natural o armonioso para el cual Martí, en su crónica sobre Marx, todavía pensaba poder contar con la ayuda del “alma femenil”.

La novela termina así en el violento asesinato de Sol, la adolescente cuya belleza encarna el ideal a la vez estética y moralmente hablando, a manos de su amiga y tal vez rival Lucía Jerez. Juan Jerez, mientras tanto, no puede nunca cumplir su papel histórico de intelectual orgánico, su sueño de convertirse en un letrado al servicio de los pobres campesinos indígenas. Más bien, su afán de hacer el bien y enderezar el mundo lleva a Juan a una actitud de “alma bella” cuya integridad moral es inversamente proporcional a la sordidez del mundo en el que se ve obligado a circular.

Gran repercusión tendrá esta orientación melodramática a lo largo del siglo veinte en la imaginación de la izquierda. De hecho, junto con la novela policial, me parece que el melodrama es una de las formas más recurrentes para pensar la política incluso (o con mayor razón) después de la crisis del ideal revolucionario. Como bien intuían Marx y Engels en sus comentarios sobre Eugène Sue en La sagrada familia y como confirma también Althusser en su artículo sobre el teatro de Bertolazzi y Brecht, el melodrama ofrece un espacio idóneo para elaborar las múltiples consecuencias del desarrollo desigual como lógica del desencuentro, es decir, el desencuentro ya no como un mero defecto del conocimiento de Marx sobre América Latina ni tampoco como el error estratégico que Martí le reprocha a Marx, sino más bien el desencuentro como la estructura misma del capitalismo en su fase global.

A través de un melodrama con desenlace violento, llegamos así a la negación de todos los ideales de desarrollo armonioso con su modelo en la hacienda o la familia—hasta el punto donde habría que concluir que para Martí, al menos en el terreno de la experimentación novelística, así como para una lectura radical de Marx que podría inspirarse en el psicoanálisis de Freud y Lacan, no hay ni puede haber nunca ninguna correspondencia entre la base y la superestructura, o entre las relaciones de producción y el desarrollo de las fuerzas productivas.

Ésta es también la conclusión a la que llega alguien como Slavoj Žižek en El objeto sublime de la ideología: “¿Cómo definimos exactamente el momento—si bien sólo ideal—en el que la relación capitalista de producción se convierte en un obstáculo para el ulterior desarrollo de las fuerzas productivas? O bien el anverso de la misma pregunta:

¿Cuándo podemos hablar de un acuerdo entre fuerzas productivas y relación de producción en el modo capitalista de producción? Un análisis estricto nos lleva a la única respuesta posible: nunca”[19] . Parecería entonces que en toda la historia de la sociedad humana, al menos hasta la actualidad, no habría acuerdo sino en el desacuerdo; no habría encuentro sino en el desencuentro.


[1] Álvaro García Linera, “3 retos al marxismo para encarar el nuevo milenio. Las virtudes de un siglo infame: el reencuentro con la incredulidad activa”, Las armas de la utopía. Marxismo: provocaciones heréticas (La Paz: Punto Cero, 1996), 77.

[2] Jorge Luis Borges, “El inmortal”, El Aleph (Madrid: Cátedra, 1995), 7.

[3] Guy Debord, Commentaires sur la société du spectacle (París: Gallimard, 1988), 24. Para el contexto de la ruptura en la continuidad del debate marxista en América Latina, véase también mi texto “Travesías del fantasma: Pequeña metapolítica del 68 en México”, Metapolítica: Revista Trimestral de Teoría y Ciencia de la Política 12 (1999): 733-768

[4] Karl Marx, carta a Engels del 14 de febrero de 1858, citada en José Aricó, Marx y América Latina (México, D.F.: Alianza, 1982), 116.

[5] Aricó, Marx y América Latina, 65 y 68.

[6] Álvaro García Linera, De demonios escondidos y momentos de revolución. Marx y la revolución social en las extremidades del cuerpo capitalista (La Paz: Ofensiva Roja, 1991), 252.

[7] Ibid.

[8] Ibid., 250.

[9] García Linera, “Indianismo y marxismo. El desencuentro de dos razones revolucionarias”, en La potencia plebeya: Acción colectiva e identidades indígenas, obreras y populares en Bolivia, ed. Pablo Stefanoni (Buenos Aires: Prometeo Libros/CLACSO, 2008), 373-392.

[10] José Martí, “Karl Marx ha muerto”, Obras completas, ed. Isidro Méndez (La Habana: Lex, 1948), vol 1, tomo II, 1516-1521. Todas las citas no marcadas en el texto de aquí en adelante provendrán de esta misma crónica. Para un comentario oficial desde la Cuba socialista, véase Armando Hart Dávalos, “Martí y Marx, raíces de la revolución socialista de Cuba”, Camino a lo alto: Aproximaciones marxistas a José Martí (La Habana: Editorial de Ciencias Sociales, 2006), 324-353. Véase también el breve comentario de Luis Alvarenga, “El humanismo de Marx desde la perspectiva de José Martí”, Estudios Centroamericanos 707 (2007): 849-853. Se trata de un número monográfico sobre El marxismo hoy: una lectura crítica a 140 años de El Capital.

[11] En otro texto del 29 de marzo de 1883, la misma fecha que lleva la carta-crónica sobre el evento conmemorativo por la muerte de Marx, Martí repite la noción de que son los europeos quienes llegan a Nueva York llenando la cabeza de los trabajadores con la moral del odio. De hecho, compara la desproporción en el número de asistentes en distintos eventos: “Un veintenar de miles fue al entierro del pugilado; al baile de un Vanderbilt, que es un Rotschild de esta parte de la América, un millar de galanes y de damas; y diez mil hombres de manos inquietas, burdos vestidos, sombreros irreverentes y corazones inflamados, a aplaudir a los fervorosos oradores multilingües que excitan a la guerra a los hijos del trabajo, en memoria de aquel alemán de alma sedosa y mano férrea, de Karl Marx famosísimo, cuya reciente muerte honran”, en Obras completas, ibid., vol. I, tomo II, 1201. En una carta a La Nación del 5 de septiembre de 1884, Martí escribe: “A barcadas viene el odio de Europa: a barcadas hay que echar sobre él el amor balsámico”, ibid., 1561

[12] Martí, “El proceso de los siete anarquistas de Chicago”, Obras completas, ibid., 1736-1737. Esta crónica, también para La Nación, lleva la fecha del 2 de septiembre de 1886.

[13] Martí, “Un drama terrible”, ibid., 1844-1845 y 1847. Esta segunda crónica sobre el trágico suceso del Haymarket en Chicago, lleva la fecha del 13 de noviembre de 1887

[14] Fidel Castro con Ignacio Ramonet, Fidel Castro. My Life: A Spoken Autobiography, trad. Andrew Hurley (Nueva York: Scribner, 2008), 153-154 (la traducción es mía).

[15] Martí, “Un drama terrible”, 1847.

[16] José Martí, Lucía Jerez, ed. Carlos Javier Morales (Madrid: Cátedra, 1994), 145.

[17] Martí, Lucía Jerez, 117.

[18] Karl Marx, “Prólogo a la Contribución a la crítica de la economía política”, Introducción general a la crítica de la economía política (México, D.F.: Ediciones de Pasado y Presente, 1982), 67.

[19] Slavoj Žižek, El sublime objeto de la ideología, trad. Isabel Vericat Núñez (México, D.F.:

Siglo Veintiuno, 1992), 83-84

“Postoccidentalismo: el argumento desde América latina”. Walter D. Mignolo

Durante el último congreso de LASA (Guadalajara 1997), en varios paneles, en los pasillos y en el café, se puso en marcha un debate complejo, de varias caras. Estudios culturales, subalternidad y postcolonialidad se mencionaban con cierta sospecha, con la sospecha con la que en décadas anteriores se celebraba o se tomaba con pinzas el estructuralismo, el post-estructuralismo y la semiótica.

Sin embargo, entre el primero y el segundo trío, entre finales del 60 y mediados del 90 el escenario cambió, porque cambió el orden mundial. Del otro lado, aparentemente opuesto a estudios culturales y poscolonialidad, se articulaba un discurso que oscilaba entre la restitución de “Nuestra América” de Martí como alternativa teórica, con lo que el debate parecía dirigirse hacia una confrontación entre cierto fundamentalismo latinoamericanista frente al “imperialismo” de los estudios culturales, subalternos o postcoloniales.

En tercer lugar, a veces el debate aparecía como una conversación de sordos, puesto que se daba entre contendientes que aparentemente tendrían que estar de acuerdo, pero que el nuevo orden mundial, con la subsecuente redistribución de la labor académica, los ponía unos frente a otros. En última instancia, el debate podría rearticularse en las conflictivas relaciones existentes entre los “Estudios Latinoamericanos” (entendidos como Estudios de Areas: LASA fue creada en 1963, al comienzo de la Guerra Fría, como parte de las medidas tomadas por el gobierno de los Estados Unidos para la Seguridad Nacional) y el “Pensamiento Latinoamericano”, un complejo de expresiones y manifestaciones teóricas desde las ciencias sociales a la filosofía, desde la literatura a los estudios literarios.

En lo que sigue intento contribuir a aclarar ciertos términos del debate trayendo a la memoria la noción de occidentalismo y post-occidentalismo, que es el lugar de enunciación construido a lo largo de la historia de América Latina para articular los cambiantes órdenes mundiales y el movimiento de las relaciones coloniales.

Desde el bautizo de las “Indias Occidentales” hasta “América Latina” (es decir, desde el momento de predominio del colonialismo hispánico hasta el momento de predominio del colonialismo francés), “occidentalización” y “occidentalismo” fueron los términos claves (como lo fue “colonialismo” para referirse al momento de predominio del imperio británico).

De modo que si “post-colonialismo” calza bien en el discurso de descolonización del “Commonwealth”, “post-occidentalismo” sería la palabra clave para articular el discurso de descolonización intelectual desde los legados delpensamiento en Latinoamérica.

Digo “en Latinoamérica” y no “Latinoamericano” porque me es importante distinguir las historias locales (en Latinoamérica) de su esencialización geo-histórica (Latinoamericano) (cf. Castro-Gómez 1996).

I

1. Agregar un “pos” más a la pléyade ya existente quizás suene como una invitación al cansancio. Sin embargo, este aparente nuevo “pos” no es tan nuevo. Roberto Fernández-Retamar acudió a él en 1976 cuando publicó uno de sus artículos clásicos, “Nuestra América y Occidente” (Fernández Retamar 1976). La palabra-clave aparece, en el artículo de Retamar, como una consecuencia lógica de su revisión del pensamiento en América Latina desde el siglo XIX, en un intento de “definir el ámbito histórico de nuestra América” (Ibid. 1976: 36).

El esfuerzo, como veremos un poco más adelante, no es una mera cuestión de verdad histórica, sino de categorías geoculturales y sus relaciones con el conocimiento y el poder. Pues bien, el repaso histórico que hace Fernández Retamar del pensamiento en América Latina desde el siglo XIX hasta 1976, muestra que una de las preocupaciones fundamentales fueron las relaciones entre América Latina y Europa, al menos hasta 1898, y las relaciones entre América Latina y América Sajona desde y a partir de 1898, momento en el que los esfuerzos locales y los proyectos de independencia en Puerto Rico y Cuba se encontraron en un nuevo orden mundial y en una situación muy diferente a la de los movimientos de independencia al comienzo del siglo XIX.

El paulatino ingreso de Estados Unidos a la escena mundial, y el paulatino receso de España del orden imperial, se reorganizan precisamente hacia fin de siglo, cuando Cuba y Puerto Rico tienen que cambiar sus proyectos históricos, entrecruzados con nuevos conflictos imperiales.

A partir de ese momento ya no es posible hablar de la independencia de los países de América Latina como si ésta se definiera por los casos históricos, en América hispana y lusitana, de las primeras décadas del siglo XIX cuando la liberación de España implicaba, para muchos y al mismo tiempo, la celebración de lazos económicos y culturales con Francia e Inglaterra, muchas veces ignorando las implicaciones históricas de liberarse de un imperio decadente y entrar en negociaciones con imperios emergentes. A finales del siglo XIX nos encontramos con un escenario mundial en el que los imperios emergentes son testigos de una nueva fuerza imperial que llegará a su apogeo medio siglo más tarde, después de la segunda guerra mundial.

Para los pensadores en América Latina, el cruce y superposición de poderes imperiales se concibió no tanto en términos de colonización sino de occidentalización. Es por esta razón que “posoccidentalismo” (en vez de “posmodernismo” y “poscolonialismo”) es una palabra que encuentra su lugar “natural” en la trayectoria del pensamiento en América Latina, así como “posmodernismo” y “poscolonialismo” lo encuentra en Europa, Estados Unidos y en las ex-colonias británicas, respectivamente (Mignolo 1996).

No se trata de reclamar autenticidades y lugares de origen, sino de meras trayectorias históricas y de derechos de ciudadanía: por ejemplo, la resistencia que “poscolonialismo” encontró y todavía encuentra en América Latina y en ciertos sectores de los estudios latinoamericanos en los Estados Unidos. “Posoccidentalismo” puede designar la reflexión crítica sobre la situación histórica de América Latina que emerge durante el siglo XIX, cuando se van redefiniendo las relaciones con Europa y gestando el discurso de la “identidad Latinoamericana”, pasando por el ingreso de Estados Unidos, hasta la situación actual en que el término adquiere una nueva dimensión debido a la inserción del capitalismo en “oriente” (este y sureste de Asia).

Recordemos el contexto en el cual Fernández Retamar introdujo la palabra-clave “posoccidentalismo”:

“La idea de que los latinoamericanos verdaderos “no somos europeos”, es decir, “occidentales”, ya había encontrado en este siglo sostenedores enérgicos, sobre todo entre los voceros de comunidades tan visiblemente no “occidentales” como los descendientes de los aborígenes y de los africanos. Los grandes enclaves indígenas de nuestra América (que en algunos países son una “minoría nacional” que constituye una mayoría real) no requieren argumentar esa realidad obvia: herederos directos de las primeras víctimas de lo que Martí llamó “civilización devastadora”, sobreviven a la destrucción de sus civilizaciones como pruebas vivientes de la bárbara irrupción de otra civilización en éstas tierras.” (Fernández Retamar 1976, 51).

Sin duda que en 1976 era menos problemático hablar de “latinoamericanos verdaderos”. El hecho de que hoy lo sea es una consecuencia particular del proceso creciente de globalización (quizás no ya de occidentalización) planetaria y del incremento tanto de los capitales transnacionales como de la migraciones masivas que ponen en tela de juicio categorías que permitían afincar gente y entes abstractos, concebidos como “culturas”, a determinados territorios.

La cosificación del concepto de cultura, y la gestación de entes como las culturas nacionales (continentales o subcontinentales) fue y es una parte integral de la idea misma de occidentalismo, de la construcción de occidente como el sí-mismo y del resto del planeta como la otredad.

El espacio entre el sí-mismo y el otro se construyó sobre la base de considerar las culturas como entes encerrados en territorios nacionales. La transnacionalización del capital y su desarraigo nacional, tanto como las migraciones motivadas por la transnacionalización económica, fracturan cada vez más la idea de que las culturas son entidades coherentes localizables en unidades geográficas discretas. La expresión común “conocer o comprender otras culturas” (sobre todo en los Estados Unidos) es cada vez más problemática. Pues bien, a pesar de que hoy nos sea difícil aceptar sin más la expresión de “latinoamericanos verdaderos”, el párrafo citado pone de relieve, y en forma clara, el problema de América Latina como una entidad geocultural creada por los diseños imperiales, que se fue configurando conflictivamente en ese mismo proceso de occidentalización.

Es en esta encrucijada (o mejor, en esta zona fronteriza) que se produce la tensión entre lo que se considera “propio” y lo que se considera “ajeno”, en la que los intelectuales en América Latina reflexionaron críticamente con posterioridad a las independencias de España y Portugal, cuando era necesario construir la nación y crear una política educativa que integrara los proyectos nacionales y continentales.

El hecho de que la palabra-clave fuera y todavía sea “occidentalización” u “occidentalismo” se debe a los legados del discurso imperial mismo, para el cual las posesiones ultramarinas de Castilla y Portugal se categorizaban como “Indias Occidentales” y no, claro está, como “América”, concebida por letrados al norte de los Pirineos que no tenían influencia alguna en los proyectos imperiales de Castilla.

El párrafo citado más arriba prepara el terreno para la palabra-clave “posoccidentalismo”, que Fernández Retamar introduce de la siguiente manera:

“Indios y negros, pues, lejos de constituir cuerpos extraños a nuestra América por no ser “occidentales”, pertenecen a ella con pleno derecho: más que los extranjerizos y descastados “civilizadores”. Y era natural que esto fuera plenamente revelado o enfatizado por pensadores marxistas, pues con la aparición en la Europa occidental del marxismo, en la segunda mitad del siglo XIX, y con su ulterior enriquecimiento leninista, ha surgido un pensamiento que sienta en el banquillo al capitalismo, es decir, al mundo occidental. Este pensamiento sólo podría brotar en el seno de aquel mundo, que en su desarrollo generó a su sepulturero, el proletariado y su consiguiente ideología: pero esta no es ya una ideología occidental, sino en todo caso posoccidental: por ello hace posible la plena comprensión, la plena superación de Occidente, y en consecuencia dota al mundo no occidental del instrumento idóneo para entender cabalmente su dramática realidad y sobrepasarla.

En el caso de la América Latina, ello se hace patente cuando el marxismo-leninismo es asumido y desarrollado por figuras heráldicas como el peruano José Carlos Mariátegui y los cubanos Julio Antonio Mella y Rubén Martínez Villena.” (Fernández Retamar 1976; 52).

Veinte años después de escrito este párrafo es difícil aceptar que el posoccidentalismo, como proyecto de trascender el occidentalismo, pueda concebirse sobre la base de una ideología “no occidental” del proletariado. El elemento faltante son las relaciones entre etnicidad y trabajo antes de la revolución industrial y la emergencia del proletariado. Las relaciones entre etnicidad y trabajo están presentes desde los primeros momentos de la expansión occidental, cuando la explotación de los amerindios en las minas es complementada por la importación de esclavos africanos a las nuevas tierras descubiertas.

Al integrar etnicidad y trabajo de esta forma, la reflexión crítica y la búsqueda de transcendencia del occidentalismo se enraíza en el momento mismo en que se funda el discurso imperial de la modernidad (expulsión de los árabes y judíos, explotación de los amerindios y tráfico de esclavos), y comienzan a formarse estructuras de poder sobre el principio de la “pureza de sangre” y de la”unidad del idioma”.

Tanto algunas reflexiones del mismo Carlos Marx sobre el colonialismo en la India (en las cuales consideraba a Inglaterra la primera civilización superior que conquistara India, después de las sucesivas conquistas de los árabes, los turcos, los tártaros y los mongoles, la experiencia histórica en la práctica del socialismo, los genocidios perpetuados a lo largo de la modernidad e implementados en torno a cuestiones éticas, la creciente fuerza que ganan las ideologías forjadas en torno a cuestiones de género sexual y de sexualidad, mantienen sin duda la necesidad de un posoccidentalismo como horizonte, en donde las represiones forjadas y surgidas de las expansiones coloniales, justificadas en los ideales del renacimiento (cristianización), de la ilustración (civilización) o de la modernización (tecnología y consumismo), puedan ir trascendiéndose.

El pesimismo que puedan generar la globalización actual y el capitalismo sin fronteras, no es un argumento suficiente para pensar que el posoccidentalismo es una quimera intelectual. Los movimientos sociales siguen creciendo en número y diversidad, a tal punto de que ya no es posible pensar que sólo el proletariado sea un movimiento con fuerza de transformación social, y que la sociedad del futuro seguirá reproduciendo las estructuras de poder en la distinción occidente-oriente, con todas las implicaciones de convertir diferencias en valores, la cual fue una de las estrategias fundamentales de subalternización implementada por el occidentalismo, como discurso y práctica político-económica.

Cuatro años después de publicado el artículo de Retamar, Oscar del Barco, filósofo argentino, disidente del PC a comienzos de los sesenta y co-fundador de la importante revista Pasado y presente (Córdoba, 1963), publicó un libro sobre Lenin (del Barco, 1980) en el que esbozó una tendencia dominante de la teoría y práctica leninista conducente a Stalin y al Gulag.

La reflexión de del Barco, que se funda en el poder de control que Lenin otorgó a la teoría y al conocimiento para tomar decisiones de arriba hacia abajo, y en la inclinación de Lenin a tomar —sobre esa base—decisiones autoritarias, conduce a poner de relieve el hecho de que la teoría puede convertirse en una fuerza material de control y de justificación de decisiones, tal como ocurrió en la política bolchevique.

Esta crítica no le impidió a del Barco reconocer que no hay un socialismo bueno (el de Marx) y un socialismo malo (el soviético), o una esencia marxista que se cumple o se traiciona en distintas ocasiones.

Por el contrario, le permitió enfatizar que “lo que hay” son las luchas constantes de quienes están reprimidos u oprimidos y que, en ese contexto, Marx es el nombre que llevan esas luchas, ese “destino”, y es el nombre que la clase le ha puesto a su propio pensamiento. No se trata, por lo tanto, ni de una persona ni de un dogma. Marx planteó la verdadera encrucijada de nuestra época cuando decía “socialismo o barbarie”.

Los intelectuales pueden lamentarse creyendo que la barbarie ya ha triunfado; y efectivamente existen muchos signos de que la barbarie puede ser definitiva; pero las clases oprimidas, que convierten en teorías sus necesidades y esperanzas, no tienen otro horizonte que el de la lucha. Los intelectuales de hoy desaparecerán, pero los oprimidos seguirán elaborando teorías que les permitan orientarse en busca del triunfo (del Barco, 1980, 182).

El vocabulario de del Barco limita quizás el alcance de su propuesta. “Clases oprimidas” universaliza la opresión en términos de clase social solamente, cuando sabemos hoy que las personas, los grupos y las comunidades oprimidas atraviesan las clases hacia arriba y hacia abajo; como lo hace también cierta manera de entender la

“ideología” en los regímenes dictatoriales, que reprimen, torturan y asesinan sin distinción de clase, género, edad o etnicidad. Los regímenes dictatoriales en América Latina durante los años de la guerra fría, por ejemplo, hicieron poco caso a la distinción de clases, no reprimieron sólo a los proletarios, sino a todo aquel a quien se considerara comunista, montonero o guerrillero.

Finalmente, si los intelectuales de hoy pueden desaparecer, como lo sugiere del Barco, pueden hacerlo por dos razones: porque, por un lado, los intelectuales mismos nos vamos convirtiendo en un movimiento social más, y, por el otro, porque podemos pertenecer a otros movimientos sociales (de carácter étnico, sexual, ambiental, etc.) en donde, o bien nuestro rol de intelectual desaparece, o bien se minimiza en la medida en que, como bien lo dice del Barco, los movimientos sociales que trabajan contra las formas de opresión y en favor de condiciones satisfactorias de vida, teorizan a partir de su misma práctica sin necesidad ya de teorías desde arriba que guíen esa práctica.

La rearticulación de las relaciones entre prácticas sociales y prácticas teóricas es un aspecto fundamental del posoccidentalismo como condición histórica y horizonte intelectual.

El ejemplo de del Barco viene a cuento para contextualizar el artículo de Retamar en un momento de enorme energía y producción intelectual en América Latina que tiende a desdibujarse en la escena teórica internacional debido a la fuerza hegemónica del inglés, como idioma, y de la discusión en torno al posmodernismo y del poscolonialismo, fundamentalmente llevada adelante en inglés.

Si bien el libro de del Barco se publicó en el 80, es el resultado de discusiones y conflictos que atraviesan los años 60 y 70. En la transición entre las dos décadas, la teoría de la dependencia (en sociología y economía) y la teoría del colonialismo interno (en sociología y antropología), complementaron el escenario de la producción intelectual en América Latina.

Ambas, teoría de la dependencia y del colonialismo interno, son a su manera reflexiones “posoccidentales” en la medida en que buscan proyectos que trasciendan las dificultades y los límites del occidentalismo. Ambas son respuestas a nuevos proyectos de occidentalización que no llevan ya el nombre de “cristianización” o de “misión civilizadora”, sino de “desarrollo”.

Sin embargo, esta historia no se cuenta de este modo sino que, sobre todo con la teoría de la dependencia, tiende a integrarse a otra historia: la historia de los “Estudios de Área” (no del posoccidentalismo como trayectoria de pensamiento crítico en América Latina).

En esa operación, una dramática colonización intelectual se lleva adelante: América Latina deja de ser el lugar donde se producen teorías, para continuar siendo el lugar que se estudia. Al hacer de la obra de Gunder Frank el “token” de la teoría de la dependencia en Estados Unidos, ésta se convirtió, al mismo tiempo, en un cambio de mirada: la mirada desde el norte que convierte a América Latina en un área para ser estudiada, más que un espacio donde se produce pensamiento crítico.

Lamentablemente, esta imagen continúa vigente en esfuerzos recientes como el de Berger, en el cual la teoría de la dependencia pasa naturalmente a integrarse a la tradición de estudios latinoamericanos en Estados Unidos (Berger 1996, 106-122). Para que la teoría de la dependencia no se pierda en el concierto universal de las teorías apropiadas por los estudios latinoamericanos en U.S. y quede reducida a un simple sistema conceptual desencarnado, conviene no perder de vista su lugar (históricamente geográfico y

colonialmente epistemológico) de enunciación.

Fundamental en esta operación de desplazamiento y de descolonización intelectual y académica, a la que Berger no contribuye a pesar de sus buenas intenciones, son los argumentos de Fernando Enrique Cardoso sobre el consumo de la teoría de la dependencia en los Estados Unidos (Cardoso 1993).

En cuanto a la teoría del colonialismo interno, cabe recordar su importancia fundamental en la trayectoria del pensamiento crítico en América Latina, cualquiera sean las posiciones o críticas en cuanto a su formulación. A pesar de los treinta años transcurridos desde sus primeras formulaciones (González Casanova, Stavenhagen), hasta su continuidad en la actualidad (Rivera Cusicanqui), la teoría del colonialismo interno, a pesar de sus vinculaciones obvias con el “poscolonialismo” y el “posoccidentalismo”, quedó oscurecida por el valor mercantil adquirido por proyectos semejantes surgidos de legados coloniales con más valor de cambio que los diferidos colonialismos Español y Portugués.

2. El argumento de Fernández Retamar se desarrolla en una tensión constante entre el proyecto ideológico del marxismo en el contexto de la revolución cubana, y la cuestión étnica en la historia de América Latina. En verdad, el mismo párrafo citado más arriba, donde se introduce la noción de “posoccidentalismo” ligada a la lucha de clases, comienza con una clara alusión a la cuestión étnica (“Indios y negros, pues, lejos de constituir cuerpos extraños a nuestra América por no ser “occidentales”, pertenecen a ella con pleno derecho: más que los extranjerizos y descastados “civilizadores”).

La cuestión étnica le permite a Retamar introducir una ruptura fundamental en el relato histórico de las Américas, cuyas consecuencias no se han explotado todavía, quizás debido a la hegemonía del legado colonial hispánico en la construcción de categorías geoculturales en América.

“Nuestra América”, que Retamar elabora partiendo de Martí, se articula como palabra-clave y como categoría geocultural a partir de la primera independencia, la independencia haitiana.

Las consecuencias que no se han explotado son precisamente la de pensar “América” no sólo a partir de las independencias de los países hispánicos (o iberoamericanos, incluyendo a Brasil), sino de la independencia haitiana, lo cual muestra la importancia del colonialismo francés en la configuración geocultural de las Américas.

Pero aún antes, la independencia de Norteamérica (1776) es la que abre las puertas para la expansión de la categoría de “occidente” a “occidentales Americanos”, que conducirá luego a la palabra-clave de “hemisferio occidental”. Esto es, las “Indias Occidentales” de las colonias hispánicas van dando lugar, paulatinamente, al “Hemisferio Occidental”; una trayectoria ideológica y geocultural, si no opuesta, al menos significativamente diferente al “Orientalismo” (ver apartado 3).

De ahí que sea posible y coherente ligar el pensamiento poscolonial y concebirlo como su contrapartida crítica, aunque la poscolonialidad, como discurso, resulte ajeno y encuentre resistencia en América Latina. Por la misma lógica, “Posoccidentalismo” es la palabra clave que encuentra su razón en el “occidentalismo” de los acontecimientos y la discursividad del Atlántico (norte y sur), desde principios del siglo XVI.

Posoccidentalismo, repitamos, concebido como proyecto crítico y superador del occidentalismo, que fue el proyecto pragmático de las empresas colonizadoras en las Américas desde el siglo XVI, desde el colonialismo hispánico, al norteamericano y al soviético.

En el artículo citado, Fernández Retamar señala tres momentos de ruptura en los que se van construyendo etapas hacia una proyección posoccidental en las que, sinembargo, América como los márgenes de occidente, no tiene el mismo papel en elorden mundial que Asia, como la encarnación de lo oriental.

Esos tres momentos son, la independencia haitiana entre finales del siglo XVIII y comienzos del XIX; las independencias de los países iberoamericanos a partir de 1810, y la independencia de Cuba en 1898.

Mientras que los dos primeros momentos están caracterizados por la independencia frente a colonialismos territoriales, el tercer momento de ruptura secaracteriza por la tensión entre el desprendimiento de un colonialismo decadente y laemergencia de un nuevo tipo de colonialismo imperial, surgido del primer movimientode independencia en las Américas, que lleva a Martí a hablar de “nuestra América”(aquella de los tres momentos de ruptura), como distinta de la otra América (aquellaque consiguió su independencia en 1776).

Por eso es importante subrayar lo queFernández Retamar nos recuerda: que la revolución Haitiana es el inicio de la independencia de “nuestra América”, lo cual pone en tensión la cuestión étnica con lacuestión de clase: el emergente grupo criollo, sobre todo en el Caribe y en la economía de plantaciones, no ve con buenos ojos la independencia ligada a la emancipación étnica.

La tensión entre clase y etnia, en la independencia haitiana,pone sobre el tapete el hecho de que el proyecto posoccidentalista no puede gestarsesólo sobre la base de la lucha de clases, sino que debe igualmente forjarse en lamemoria de los tres grandes genocidios de la modernidad, en los cuales las Américasestán implicadas: el genocidio indígena con la llegada de los españoles, el genocidio

de la diáspora africana, y el genocidio que comienza con la gestación misma de la modernidad (la expulsión de los judíos de España) y que marca la crisis del proyecto.

Una crisis que pone también en tela de juicio la idea habermasiana de que la modernidad es un proyecto “inconcluso”.

La crisis de la modernidad, que se manifiesta en el corazón mismo de Europa, tiene como respuesta la emergencia de proyectos que la trasciendan: el proyecto posmodernista, en y desde la misma Europa (Arendt, Lyottard, Vattimo, Baudrillard) y los Estados Unidos (Jameson), el proyecto poscolonialista en y desde la India (Guha y los estudios subalternos, Bhabha, Spivak), el proyecto posorientalista (Said, Arkhun, Khatibi, Lisa Lowie) y el proyecto posoccidental desde América Latina (Retamar, Dussel, Kusch, Silvia Rivera).

En resumen, la crisis del proyecto de la modernidad generó su propia superación en los proyectos que se van gestando en el pensamiento posmoderno, poscolonial, posoriental y posoccidental. Cada uno de ellos se va articulando a la vez que van rearticulando nuevas localizaciones geográficas y epistemológicas que contribuyen al desplazamiento de las relaciones de poder arraigadas en categorías geoculturales e imperiales que, en los últimos cincuenta años, se vieron dominadas por los estudios de áreas concomitante con el ascenso a la hegemonía mundial de los Estados Unidos.

Es decir, lo que la etnología comparada fue para los proyectos coloniales tempranos (España, Portugal; Pagden 1982), y lo que los estudios comparados de las civilizaciones (Said 1978) y el surgimiento de la antropología moderna (Inglaterra, Francia; Fabian 1983) fueron para los proyectos coloniales modernos, lo fueron también los estudios (comparados) de áreas para el colonialismo posmoderno en la etapa actual de globalización.

En esta línea de razonamiento, el proyecto inconcluso de la modernidad es el proyecto inconcluso de los sucesivos colonialismos y de los legados coloniales activos en la etapa actual de un capitalismo sin fronteras. Entiendo, entonces, los cuatro “pos” como proyectos críticos de superación del proyecto de la modernidad y de una democracia global apoyada en un capitalismo sin fronteras.

Estos proyectos actualizan y activan, al mismo tiempo, la descentralización y la ruptura de la relación entre áreas culturales y producción de conocimientos. Es decir, contribuyen a la restitución de las historias locales como productoras de conocimientos que desafían, sustituyen y desplazan las historias y epistemologías globales, en un momento en que el sujeto desencarnado del conocimiento postulado por Descartes y articulado por la modernidad, es cada vez más difícil de sostener.

Volvamos ahora a las implicaciones del “posoccidentalismo” como respuesta crítica, desde los legados coloniales en América Latina, al proyecto de la modernidad, sobre todo en lo referente a la distribución de la labor intelectual y científica en la última etapa de occidentalización: aquella liderada por Estados Unidos desde 1945 y que dio lugar a la ruptura de la complicidad natural entre capitalismo y occidente, con la entrada del este Asiático en la escena mundial, situación que aprontó la pregunta paradójica de si es posible “la occidentalización del oriente”.

II

Mientras que la primera parte de este artículo giró alrededor “Nuestra América y Occidente”, esta segunda parte se desarrolla en dos partes: primera, en torno a las políticas culturales y de investigación que se implementaron en los Estados Unidos

después de la segunda guerra mundial y que, hacia mediados de 1970, habían creado ya una imagen creciente del Tercer Mundo (y de América Latina) como objeto de estudio de las ciencias sociales (Pletch 1981; Mignolo 1993); segunda, en torno a la emergencia de un nuevo tipo de trabajo, ligado a la creciente emigración de intelectuales desde América Latina a Estados Unidos, que inaugura una epistemología fronteriza entre las exigencias epistemológicas de las ciencias sociales y las expectativas políticas de la reflexión intelectual.

La situación es compleja puesto que, por un lado, nos encontramos con el trabajo de académicos motivados por un interés intelectualmente genuino por la situación histórico-social en América Latina y, por otro, con intereses estatales que compaginan las investigaciones de áreas con los diseños imperiales (Berger 1996, 1-24).

Se trata, pues, de la reduplicación y continuación del marco que ya encontrábamos en el siglo XVI: el genuino interés de los misioneros por cristianizar, y los intereses imperiales de las coronas de España y Portugal por anexar territorios y gentes a sus dominios.

Pero antes conviene recordar una larga trayectoria en la cual las “Indias Occidentales”, el “Nuevo Mundo” y, finalmente, “América”, son las sucesivas palabras claves de macrorelatos del Occidentalismo para expandirse.

Las diferencias radicales entre el Occidentalismo y el Orientalismo son, primero, que el Occidentalismo comienza a gestarse a fines del siglo XV con la emergencia de las “Indias Occidentales” en el panorama de la cristiandad europea”; segundo, que el “Occidentalismo”, a diferencia del “Orientalismo”, es el discurso de la anexión de la diferencia más que de la creación de un opuesto irreductible: el “Oriente”.

Precisamente, “Indias Occidentales” es el nombre que anexa la diferencia al Estado y es el nombre que se mantiene en todo el discurso legal del imperio hasta su caída. “Nuevo Mundo” y “América” comienzan a articularse más tarde, como discurso de la “cultura”, mas no como discurso del “Estado”.

Lo que le da, finalmente, un lugar especial a “América” en el discurso del occidentalismo es que la reconversión de las “Indias Occidentales” a “América” en el discurso del segundo colonialismo (Francia, Inglaterra), que corresponde a la etapa de formación de los estados nacionales y de la distinción entre “América Latina” y “América Sajona”, nunca hizo de “América” algo semejante a la “otredad”.

La cuestión del “Otro” en este dominio parece ser, mas bien, un invento de la incomprensión de Tzvetan Todorov, a quien durante la traducción del Orientalism de Said al francés se le ocurrió una infeliz analogía que confundió el orientalismo con el occidentalismo y que cubrió con una noción psicoanalítica (construida sobre la cuestión del sujeto moderno) los genocidios históricos que se tejieron desde el siglo XVI mediante la articulación e implementación de la “limpieza de sangre” (para expurgar a judíos y moros) y del “derecho de gentes” (argumentado en la escuela de Salamanca).

Habría pues tres grandes momentos del “Occidentalismo“: el de los grandes relatos que legitiman la anexión y conversión de los indios, que son producidos durante y en complicidad con el imperio hispánico. A manera de ejemplos: Bartolomé de las Casas, Historia de las Indias (alrededor de 1545), Brevísima relación de la destrucción de las Indias (1542) y Apologética Historia Sumaria (1555), Juan López de Velazco, Geografía y descripción universal de las Indias (1571-74) y José de Acosta, Historia Natural y Moral de las Indias (1590).

Todos estos discursos, que configuran el macro-relato del primer momento del occidentalismo, continúan hasta finales del siglo XVIII donde nos encontramos, por ejemplo, con el Diccionario Geográfico de las Indias Occidentales (1786-1789) de Antonio Alcedo y Herrera. La fractura del macro-relato hispánico la notamos por esa fecha, cuando Juan Bautista Muñoz, el último gran historiador oficial del imperio y creador de los archivos de Simanca, escribe Historia del Nuevo Mundo (1793). Muñoz anuncia la quiebra y el fin del occidentalismo basado en “Indias Occidentales” para plegarse a la denominación que fue introducida por los nuevos imperios emergentes, constructores de nuevos relatos en torno a la noción de “América” y el “Nuevo Mundo”.

Estos relatos, contrarios a los anteriores, desplazan la hegemonía del occidentalismo desde España hacia Francia y Alemania. Anthony Padgen (Padgen 1992) atribuyó esos dos nuevos macros-relatos a Lafitau, en un caso, y a Humboldt, en el otro. El primero ubicando los “americanos” en el concierto planetario; el segundo, ubicando al “Nuevo Mundo” en el concierto de la naturaleza y la historia.

El segundo relato del occidentalismo, anclado en Joseph Francois Lafitau, Mouers des sauvages ameriquains, comparees aux moeurs des premiers temps (1724), es el relato de la conversión de los “salvajes” y “caníbales” alejados en el espacio (Indias Occidentales) a “primitivos” alejados en el tiempo.

El paradigma al que contribuye Lafitau, es el gran paradigma de la modernidad en el cual el planeta y la historia universal se piensa en relación a un progreso temporal de la humanidad de lo primitivo a lo civilizado (Fabian 1983). Para Pagden, este relato encontró su momento de cierre después de 1950, con los sucesivos movimientos de descolonización en Africa, Asia y el Caribe.

En cambio, el relato que inaugura Humboldt (Cosmos: Sketch of a physical description of the universe, 1846-58), re-piensa el Nuevo Mundo en el momento del auge de las investigaciones científicas impulsadas por la revolución industrial hacia finales del XVIII y comienzos del XIX.

Este tercer relato, en el que la modernidad se piensa en torno al progreso de la investigación científica, lo considera Pagden todavía vivo en proyectos como los de T. Todorov, cuando considera que “todos descendemos de Colón” (1982).

Esto es, el relato de Humboldt tiene todavía vigencia en la construcción europea de su propia identidad, la cual depende mucho del viaje de Colón y su importancia en la construcción de los tres grandes relatos del occidentalismo.

Son precisamente esos grandes relatos los que Edmundo O’Gorman trató de desmontar en sus dos libros fundamentales, La idea del descubrimiento de América (1955) y La invención de América (1958).

Ahora bien, antes de llegar a este momento del anti-occidentalismo, como lo muestra el recorrido de Fernández Retamar, hay unos ciento y tantos años de anti-occidentalismo elaborado por la inteligencia criolla americana. El anti-occidentalismo establece una particular relación con los tres grandes relatos que mencioné más arriba: el gran relato de las Indias Occidentales es el pasado concluido; de otro lado, el gran relato de la conversión de los salvajes en el espacio en los salvajes en el tiempo, y el gran relato de la tecnología y la modernidad, le son contemporáneos.

El relato del anti-occidentalismo surge coetáneamente al de Humboldt, posterior a las mayoría de los movimientos de independencia, y se va gestando en torno a la transformación de

“Indias Occidentales” (palabra-clave del discurso del imperio hispánico) y “Nuevo Mundo” (palabra clave empleada en el “corazón” de Europa, según Hegel), en “Nuestra América”.

Esta última es la palabra clave sobre la que se va articulando el discurso anti-occidental en América. Fernández Retamar, a partir de la experiencia de la revolución cubana, intenta desviar el discurso anti-occidental hacia uno posoccidental. Pero lo hace también en el momento en el que el discurso de Humboldt, quizás vigente todavía en Europa, ha perdido ya toda vigencia en los Estados Unidos con la emergencia de los estudios de área y la transformación de “América / Nuevo Mundo” en “América Latina” como objeto de estudio de las ciencias sociales.

¿Es esto posible? Y si lo es, ¿cuáles serían sus posibles configuraciones?

El punto de referencia a partir de aquí es el artículo de Fernando Coronil “Beyond Occidentalism: Toward Post-Imperial Geocultural Categories” (Coronil 1996). Quizás no es casualidad que, siendo Coronil educado en Venezuela y comprometido con la historia social y política de América Latina, sea precisamente “Occidentalismo” (y no “modernismo” o “colonialismo”) la palabra clave que sugiere para pensar la superación de la modernidad.

Sin duda, el “más allá” no debería entenderse aquí en un sentido literal, e imaginar que el occidentalismo (como los estados-naciones) tiene fronteras geográficas o legales, y que “ir más allá” del occidentalismo es una figura similar a ir más allá de México y cruzar la frontera a los Estados Unidos. Interpreto “ir más allá”, en el plano de las categorías geoculturales que invoca Coronil, como un trascender tales categorías manteniendo las de la epistemología moderna, y trascenderlas en la integración de lo que esas mismas categorías negaron.

La incorporación de la negación en lo que la categoría afirma, es al mismo tiempo su superación. Así, en la medida en que “civilización” sirvió como una categoría que negó poder de conocimiento a la “barbarie”, la incorporación de la barbarie en los términos negados por la civilización es lo que permite trascenderla, no reivindicando su opuesto (la barbarie) sino reivindicando la fuerza de la frontera que crea la posibilidad de la barbarie de negarse a sí misma como barbarie-en-la-otredad; de revelar la barbarie-en-la-mismidad que la categoría de civilización ocultó; y de generar un nuevo espacio de reflexión que mantiene y trasciende el concepto moderno de razón, enquistado en la ideología de las ciencias sociales en complicidad con los diseños de la expansión colonial (Wallerstein et. al., 1996, 1-32).

Esto es, la generación de una epistemología de frontera desde varios espacios del Tercer Mundo configurado por diferentes legados coloniales, para el conocimiento y la civilización planetaria (no una epistemología sólo para los marginados, o “del Tercer Mundo para el Tercer Mundo”, lo cual mantiene la hegemonía y universalidad del conocimiento producido en el no-lugar y en la objetividad de los proyectos imperiales) (Mignolo 1996a).

El artículo de Coronil destaca, en primer lugar, la persistencia de las estrategias del discurso colonial y de la modernidad para construir una mismidad (Occidente) que aparece como construcción de la otredad (Oriente, tercer mundo, barbarie, subdesarollo, etc.).

Partiendo de la construcción del orientalismo analizada por Said (1986), Coronil se plantea examinar no la construcción del oriente, sino la noción misma de Occidente en la creación occidental del orientalismo:

“Occidentalism, as I define it here, is thus not the reverse of Orientalism but its condition of possibility, its dark side (as in a mirror)…Given Western hegemony, however, opposing this notion of “Occidentalism” to “Orientalism” runs the risk of creating the illusion that the terms can be equalized and reversed, as if the complicity of power and knowledge entailed in Orientalism could be countered by an inversion. What is unique about Occidentalism as I define it here, is not that it mobilizes stereotypical representations of non-Western societies, for the ethnocentric hierarchization of cultural difference is certainly not a Western privilege, but that this privilege is intimately connected to the deployment of global power. Challenging Orientalism, I believe, requires that Occidentalism be unsettled as a style of representation that produces polarized and hierarchical concepts of the West and its Others and makes them central figures in accounts of global and local histories” (Coronil 1996, 56-57).

El Occidentalismo es, para Coronil, una serie de estrategias cognoscitivas, ligadas al poder, que dividen el mundo en unidades bien delimitadas, separan las conexiones entre sus historias, transforman las diferencias en valores, naturalizan tales representaciones e intervienen, a veces sin designios perversos (lo cual no es necesariamente justificable), en la reproducción de relaciones asimétricas de poder.

Para explicitar tal caracterización, Coronil analiza tres estrategias particulares en la auto-construcción del occidentalismo:

La disolución del Otro en el Mismo. En tal modalidad, se considera el Oeste y lo No-Occidental como entidades autónomas y opuestas, y la oposición se resuelve mediante la incorporación de las zonas y las comunidades no-Occidentales, en la marcha triunfal de la expansión occidental.

La incorporación del Otro en el sí mismo. En esta segunda modalidad, la atención que se presta al Oeste en la construcción de la modernidad oscurece, a veces sin proponérselo, el papel que las comunidades no Occidentales tuvieron y tienen en la construcción de la modernidad. Es precisamente esta modalidad la que oscurece y reprime el papel de los intelectuales no-Occidentales en la construcción de un conocimiento planetario.

La desestabilización del Mismo por el Otro. En esta modalidad, son los intelectuales y académicos de izquierda, críticos de la modernidad y del colonialismo, quienes mantienen y reproducen la idea del Otro, esta vez como un espejo crítico donde se pueden observar “nuestras” propias limitaciones.

¿Cuáles son las posibilidades de “trascender el occidentalismo” construyendo categorías geohistóricas que no sean imperiales? Coronil lo formula partiendo de la rearticulación de la historia y la geografía no sólo como categorías que organizan el mundo temporal y geográficamente, sino como prácticas disciplinarias que sostienen estructuras de poder.

La subordinación de la geografía a la historia, en la construcción misma de la modernidad, apagó la importancia de las historias locales y las subordinó a la historia universal de occidente. La etapa actual de globalización, no sólo por la creciente magnitud de las corporaciones transnacionales sino también por sus objetivos, restituyen la importancia del espacio y hacen cada vez más difícil pensar en términos de historias universales (de las historias del mundo, Hodgson 1993).

O, lo que es lo mismo, al restituir el espacio restituyen las historias locales y al restituir las historias locales disminuyen la idea de una dupla constante entre occidente y el resto del planeta. Las transnacionales van creando un mundo global que opera de arriba hacia abajo, más que desde el centro a la periferia.

En esta rearticulación, la cuestión de la “otredad” pierde relevancia y comienza a ser desplazada por estructuras económicas globales y políticas trans-estatales que hacen más visible la “subalternidad” que la otredad; subalternidad, claro está, que sobrepasa el marco de las clases sociales y crea las condiciones para la multiplicación de movimientos sociales y para la rearticulación de la sociedad civil.

La pregunta que subsiste, sin embargo, es si la rearticulación del orden mundial por la expansión cada vez mayor y transnacional del capital necesita, como justificación ideológica, de una distribución geo-cultural en las que se preserven las categorías forjadas por el occidentalismo.

La entrada en el concierto mundial del este asiático hace cada vez más difícil mantener la imagen de un mundo partido entre occidente y el resto. Las múltiples formas de teorización y conceptualización que se organizan en torno a palabras-claves como posmodernidad, poscolonialidad, posoccidentalismo están desarticulando las conceptualizaciones del discurso de la modernidad y poniendo de relieve un nuevo mapa en el que no se sostienen las categorías de pensamiento del occidentalismo. En palabras de Coronil:

The result of these changes (e.g., de la última etapa de globalización y la creciente polarización de las clases sociales a nivel mundial, de migraciones masivas, forzadas o voluntarias, de creciente tecnoglobalismo, etc.WM) familiar spatial categories are uprooted from their original sites and attached to new locations. As space becomes fluid, history can no longer be easily anchored in fixed territories. While deterritorialization entails reterritorialization, this process makes more visible the social constructedness of space, for this “melting” of space is met partly with the “freezing” of history…This spatialization of time serves as the location of new social movements, as well as of new targets of imperial control; it expands the realm of imperial subjection but also of political contestation. As a result of these transformations, contemporary empires must now confront subaltern subjects within reconfigured spaces at home and abroad, as the Other, once maintained on distant continents or confined to bounded locations at home, simultaneously multiplies and dissolve. Collective identities are being defined in fragmented places that cannot be mapped with antiquated categories (Coronil 1996: 79-80).

Cité por extenso a Coronil porque sus conclusiones no sólo desplazan categorías disciplinarias sino que reclaman nuevas categorías geo-históricas que reemplacen las construidas por la modernidad. En consecuencia, dos tareas se presentan con cierta urgencia en el pensamiento latinoamericano (Roig 1981) y en los estudios latinoamericanos (Berger 1993).

Una es la de repensar la conceptualización misma de América Latina que revisa y ordena Fernández Retamar en el momento en que las utopías socialistas han caído, el capital internacional comienza a construir nuevas regiones (MERCOSUR, TLC, Castañeda 1994: 198-326), el caribe gana terreno en los proyectos transnacionales hacia América del Sur, y las migraciones corroen los supuestos lazos entre territorio y cultura.

La otra, ligada a la anterior, es la de repensar las relaciones entre pensamiento latinoamericano y estudios latinoamericanos en el ámbito de la producción intelectual y académica. Las configuraciones actuales de ambas (conceptualización geo-histórica e intelectual/académica) se mantienen todavía en los marcos de la epistemología moderna. La necesaria contribución de proyectos posoccidentalistas, como continuación de lo esbozado hace veinte años por Fernández Retamar y retomado indirectamente por Coronil, será pues la de construir, por un lado, América Latina en la nueva escena global y, por el otro, construir el puente entre pensamiento en América Latina y estudio de América Latina.

El primero, en su constante reflexión sobre la occidentalización a partir de las independencias, contribuyó a forjar un pensamiento crítico derivado de las historias locales (Mignolo 1996b). El segundo, en su constante reflexión sobre América Latina a partir de 1900, consolidado en la creación de LASA durante los años sesenta en el contexto de la gestación de los estudios de área ligados al liderazgo mundial de Estados Unidos, contribuyó a forjar un conocimiento directa o indirectamente motivado por los diseños globales.

El informe de la Comisión Gulbenkian (Wallerstein et. al., 1996) es un buen ejemplo de los nuevos diseños globales urgidos por la situación crítica de las ciencias sociales y de los estudios de área, ambos ligados a las expansiones coloniales, en una etapa histórica que se construye autocríticamente en torno a los “pos” (modernismo, colonialismo, occidentalismo).

La respuesta al cuestionamiento por el tipo de ciencias sociales necesarias para el futuro no debería ser ofrecida, solamente, a partir de la experiencia de las ciencias sociales que el informe critica, desde su gestación en 1850 hasta 1945, y desde 1945 hasta la fecha (durante la hegemonía de Inglaterra, Francia y Alemania hasta 1945; de Estados Unidos a partir de 1945).

Por eso, en el caso particular de América Latina, la perspectiva posoccidentalista como perspectiva crítica de pensamiento tendrá un papel fundamental si no se quiere continuar reproduciendo la estructura de los estudios de área, en su formulación y práctica desde 1950 hasta 1990.

¿Y qué de las humanidades? Las prácticas literarias y filosóficas (el ensayo histórico, antropológico, literario, filosófico, etc.) en América Latina fueron y son todavía el espacio donde se gestó un “pensar” al margen de las disciplinas. La explicación del fenómeno la conocemos (Mignolo 1993). En la medida en que las prácticas académicas y científicas (ciencias sociales) se asientan en las regiones de gran desarrollo económico y tecnológico, las regiones de menor desarrollo económico y tecnológico no pueden competir o mantenerse al mismo nivel en la producción de conocimientos. La tarea intelectual académica se divide entonces entre zonas donde se produce “conocimiento” sobre ciertas regiones y zonas EN donde se produce “cultura” (sigo aquí la nomenclatura de Pletsch 1981; Mignolo 1993; 1996a).

Esta distinción no niega la posibilidad de la producción de “conocimientos” en zonas de potencialidades económicas y tecnológicas como América Latina, pero sí quiere destacar las desventajas materiales para el ejercicio de tales prácticas disciplinarias.

Paulin J. Houtjoundji (Hountondji 1992) llamó la atención de los científicos sociales en Africa con respecto a las limitaciones de sus propias prácticas:

In fact, it seems urgent to me that the scientist in Africa, and perhaps more generally in the Third World, question themselves on the meaning of their practices as scientists, its real function in the economy of the entirety of scholarships, its place in the process of production of knowledge o a world-wide basis…Scientific activity in the Third World seems to me to be characterized, globally, by its position of dependency. This dependency is of the same nature as that of the economic activity, which is to say that, put back in the context of its historical genesis, it obviously appears to be the result of the progressive integration of the Third World into the worldwide process of the production of knowledge, managed and controlled by the Northern countries (Hountondji 1992: 239-240).

Las ciencias sociales estuvieron, y en alguna medida todavía están, ligadas a las empresas colonizadoras. No es necesario buscar intelectuales de izquierda para apoyar tal enunciado; el informe de la Comisión Gulbenkian narra este proceso desde 1850 hasta 1990. Las ciencias sociales se gestaron en las lenguas imperiales del momento (inglés, francés y alemán) y en el presente se mantienen en inglés.

Quedaría por analizar la relación entre ciencias sociales y otras lenguas, no sólo de lenguas “menores” de la modernidad en relación a las ciencias sociales (italiano, español, francés), sino también de lenguas con un número elevado de hablantes y de larga data (chino, árabe, hebreo) y, más problemático aún, se las considera “lenguas nativas” en el concierto planetario de la modernidad.

En la organización del mundo promovida por el occidentalismo (la modernidad), las ciencias se articularon en determinadas lenguas y localizaciones geográfico-epistemológicas. Más allá de las ciencias sociales quedaron las prácticas de pensamiento. La reorganización de la producción del conocimiento, desde una perspectiva posoccidentalista, tendría que formularse en una epistemología fronteriza en la cual la reflexión (filosófica, literaria, ensayística), incorporada a las historias locales, encuentra su lugar en el conocimiento desincorporado de los diseños globales en ciencias sociales.

A manera de conclusión y apertura hacia una nueva dirección del argumento, mencionaré una vez más la contribución fundamental de Gloria Anzaldúa a lo que Coronil proyecta e imagina en términos de “nonimperial geohistorical categories”.

El libro de Anzaldúa Borderland / La Frontera no sólo es un momento teórico fundamental para la construcción de categorías geo-culturales no imperiales, sino que lo es precisamente por indicar una dirección posible para la superación del occidentalismo.

Anzaldúa muestra la necesidad de una epistemología fronteriza, posoccidental, que permita pensar y construir pensamiento a partir de los intersticios y que pueda aceptar que los inmigrantes, refugiados, los homosexuales, etc., son categorías fuera de la ley desde una epistemología monotópica que normaliza determinados espacios (nacionales, imperiales), como espacios de contención y de marginación.

El giro brutal que propone Borderland / La frontera escrito con la fuerza y el sentimiento de Hargill, Texas (un espacio que es producto de sucesivos colonialismos y articulaciones imperiales) es quizás equivalente al que produjo Descartes con su Discours de la méthode, escrito en el seno de Amsterdam, Holanda, cuando un reacomodo de las fuerzas imperiales la convirtieron en centro del comercio planetario.

Esta es, en cierta manera, la lectura que hace Norma Alarcón, al comparar la contribución teórica de Anzaldúa con producciones teóricas más canónicas:

No se desea tanto producir un contradiscurso, sino aquel que tenga un propósito des-identificatorio, que dé un viraje drástico y comience la laboriosa construcción de un nuevo léxico y unas nuevas gramáticas. Anzaldúa entreteje auto-inscripciones de madre/hija/amante que a pesar de que no se simbolicen como una “metaforización primaria” del deseo, evitarán que las “mujeres tengan una identidad en el orden simbólico que sea distinta de la función maternal y por lo tanto les(nos) impiden constituir una verdadera amenaza para el orden de la metafísica occidental, o si se quiere, para el “romance familiar /nacional / etno-nacional”. Anzaldúa está comprometida con la recuperación y reescritura de ese “origen” femenino/ista no sólo en los puntos de contacto de varias simbolizaciones, sino en la misma frontera geopolítica de El Valle … Un espacio externo que es presentado en la forma de la Texas de Estados Unidos, la frontera sudoeste con México…y una frontera psicológica, la frontera sexual y espiritual (Alarcón 1996: 144-145).

En Anzaldúa se cruzan los ciclos imperiales, desde el relato de las indias occidentales hasta el de América Latina como objeto en los estudios de áreas. El suyo, equivalente y continuación de los discursos anti-occidentales del siglo XIX y de los primeros años

del XX en América Latina, se proyecta hacia un pensar posoccidental en donde las categorías geohistóricas no-imperiales, que busca Coronil, encuentran su espacio de gestación en el cruce de las experiencias históricas imperiales con las categorías sexuales y la gestación de una epistemología fronteriza que va mas allá de las construcciones binarias del occidentalismo; es decir, la germinación del posoccidentalismo.

Mas recientemente, los últimos trabajos de José Saldívar (1997) contribuyeron a redefinir las categorías imperiales y a construir un espacio de alianza entre “Nuestra América” de Martí y la “otra América” de los chicanos y latinos en Estados Unidos. Y al hacerlo, Saldívar contribuyó también a rearticular las categorías imperiales implicadas en los estudios de áreas y, por ende, en los estudios subalternos, en tanto que éstos mantienen en silencio la distribución entre conocimiento basado en las disciplinas y conocimiento basado en las áreas.

Subalternidad y estudios culturales adquieren así una nueva dimensión en los trabajos de Saldívar, en la medida en que se desprenden de la distinción entre sujeto y objeto, entre disciplina y área. La diferencia entre, por ejemplo, los estudios culturales chicanos y subalternidad es un nuevo modelo para el impasse en que se cae al proponer la articulación entre estudios culturales latinoamericanos y subalternidad (Beverley 1997)

Bibliografía

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Otros poemas de Rogelio Caceres

De iglesias y burdeles…

La oscuridad de los burdeles                                                                                    me recuerda a las iglesias;                                                                              hay imágenes sagradas                                                                                         y hay ritos inmemoriales;                                                                                 existen oraciones                                                                                                                que es prohibido                                                                                    pronunciarlas  en otros sitios;                                                                         el pecado y la gracia                                                                                         se besan  con pasión                                                                                                  en estos lugares  sagrados,                                                                               el órgano y la rocola                                                                                  alegran el ambiente ,                                                                                    hay sacerdotisas y monjes                                                                               que deletrean el brutal                                                                              abecedario  de la carne,                                                                                    hay confesiones explosivas                                                                          como granadas, el alcohol                                                                                    y el vino                                                                                                    refrescan el aliento,                                                                                                       se celebran   misas y orgías,                                                                              hay ratones que esperan                                                                                       la venida de la Gloria,                                                                                         y de la Paz y de la                                                                                                 misma Esperanza,                                                                                           del paraíso de la lotería                                                                                     o de ser honradas en una                                                                                 tierra prometida de la que                                                                           nadie da referencia pero                                                                                     donde no habrá castigos ni miserias.                                                              La Praviana , octubre de  1986

Un sueño llamado Yanira

Me despierto con la idea                                                                                      de tu cuerpo junto al mío                                                                                        de presenciar cuando abras                                                                            los ojos y me digas amor                                                                           buenos días y de compartir                                                                                               los sueños y levantarnos                                                                               de madrugada  a hacer                                                                                     el amor  y reírme de tus                                                                            ocurrencias  y desgastar tus labios                                                                      y escuchar que me digas:                                                                                  “te quiero” y la ternura                                                                                     de una caricia en el pelo                                                                             y la pasión y la dulzura                                                                                     de una mirada y el                                                                     estremecimiento de un roce                                                                                    y nuestros sexos gimiendo                                                                             de placer y la magia                                                                                               de una canción que escuchamos                                                                                   juntos; y la delicia de tocar                                                                                  tu cuerpo desnudo y                                                                                                   la música de tu respiración                                                                           anhelante y los murmullos                                                                          cuando nos amamos y                                                                                      la necesidad de meterme                                                                                 dentro de tu piel, de morder,                                                                       arañar, lamer, de inundarte                                                                              de besos y de escuchar “Rogelio”                                                                          a cada instante.

CELEBRACION

Para L.A.

Because you learn to love                                                                                          what I love most…                                                                                                       Were you real                                                                                                                or just a dream?

Primero fueron tus ojos verdes                                                          preguntando sobre los espejos                                                                        de esta tierra, tu alta figura                                                                   indagando el origen de una canción                                                       olvidada, tu pelo todavía                                                                        enredado en el bullicio                                                                                   de los himnos sandinistas                                                                                  tus sandalias recién mojadas                                                                         por la lluvia de la historia…

Compartí mi ciudad contigo                                                                       como se entrega un beso o                                                                              un fusil, con todo el amor                                                                                    del mundo, te entregue mi                                                                               voz desnuda como el viento;                                                                           abrí mi corazón y te                                                                                entregue mis sueños                                                                                            de ladrillos y justicia,                                                                             recibiste mi cuerpo                                                                              enloquecido                                                                                                        en la plenitud del tuyo.

¿Quién podría separar                                                                                   la tarde en nuestros labios                                                                                 y las madrugadas                                                                                 quemando nuestros cuerpos                                                                              y el bautismo de la lluvia                                                                                   en nuestros rostros?

Me duele tu ausencia                                                                               como una herida incurable,                                                                         como un vacío que se abre                                                                             y terminará por tragarme                                                                           porque me duele tu presencia.

Hoy recorro triste                                                                                         los oscuros callejones                                                                                    que juntos caminamos,                                                                         despojado ya                                                                                                   del sabor de tu sonrisa,                                                                          añorando el calor de                                                                                       tu piel de durazno… 

Y es que coincidimos                                                                                                   en la misma guitarra tantas veces                                                                           podíamos beber cerveza                                                                                                         toda la noche en un cementerio                                                                                 y hubo hombres que me ofrecieron                                                                    tres mujeres por tu cuerpo de diosa,                                                                   y hubo esposos afligidos de ser                                                                      fotografiados en la única madrugada                                                                del Ranchón,   y tu alma rebelde                                                                 orinando en el Parque Bolívar                                                                                 y el asombro por ver tantas putas                                                                      enrejadas en la calle Celis                                                                                     y la obscenidad de Metrocentro                                                                            y la Zona Rosa,   y la idea de trasladar                                                               el Museo Forma  al barrio La Vega,                                                                               y un cantante aficionado que ahuevó                                                                  a los músicos profesionales                                                              interpretando música de los años                                                                              sesenta en el bar La Palma                                                                              y el sol endulzando nuestros cuerpos                                                                  en el puerto de la Libertad,                                                                                 y nuestra desnudez inicial                                                                                    y el conductor ganadero que nos dio                                                                    ride  a este chicano y esta gringa                                                                       y nos  reveló en voz baja que de                                                                  fuentes confiables sabía que                                                                      Duarte y el mismo Reagan                                                                             eran comunistas,   y las zonas                                                                  marginales con sus niños tristes,                                                                         frente a lujosas mansiones  y tu                                                                sorpresa al saber que el sitio donde                                                         bebíamos era un burdel                                                                            disfrazado de cafetería y                                                                                   el sabor de los jocotes verdes                                                                                  en tu aliento y tus besos                                                                     californianos   y tus blue jeans                                                                 ajustados y  tanto momentos juntos                                                                   y solo fueron seis minutos  los que                                                                    nos conocimos fueron                                                                                 seis siglos de caminar por las calles                                                        y reírnos y platicar                                                                                                 y solo fueron seis besos que                                                                        nunca terminaron                                                                                                y solo seis caricias  y                                                                                         un hasta siempre…

HAY UN PANAL

Hay un panal                                                                                               entre tus piernas                                                                                                 y no lo sabes                                                                                               quizás lo intuyes                                                                                        porque si lo supieras…                                                                                    que tienes una semilla                                                                                  entre tus piernas                                                                                      dispuesta a florecer,                                                                                         que tienes un crepúsculo                                                                       goteando miel,                                                                                               que tienes una hostia                                                                                                     lista para consagrar.                                                                                           Si supiera esto…                                                                                          ¿quién sabe?

DESNUDA PARA SIEMPRE

Para mí siempre                                                                                       estarás desnuda                                                                                           aunque tus ojos o tu voz                                                                                     o tu ropa                                                                                                   señalen lo contrario;                                                                                              nunca podrás ocultarme                                                                                   el círculo de fuego                                                                                           y la piel estremecida                                                                                         y los labios adoloridos                                                                                  por tanto beso  y el tren                                                                                       de tus gemidos que salió                                                                                      de la estación del deseo                                                                                        y tus piernas aprisionando                                                                                   mi  despierta raíz,                                                                                             y tu cintura danzando                                                                                           al compás de mi música;                                                                              habrá tardes                                                                                                estoy seguro                                                                                                     que volveré a entrar en la                                                                              habitación  y te encontrare                                                                            dormida  y despertaras                                                                         preguntando:  quién es?                                                                                       Y la respuesta  será:  es el deseo                                                                        que toca la puerta  de tus labios                                                                               y tus pechos responden                                                                        ofreciéndose  a mis caricias                                                                                                         y mis labios encontrando                                                                                     la miel de tu caracol y mi cuerpo                                                           derramándose en el tuyo.

INQUIETUDES

¿Cómo lograr acelerar                                                                                  el paso del tiempo y                                                                                   hacer que las semanas                                                                                     se conviertan en minutos?                                                                             ¿Cómo lograr que desaparezcan                                                                      las barreras de montañas y                                                                                       ríos y enterrar las distancias?                                                                     ¿Cómo lograr besarte                                                                                         si te encuentras tan lejos?  

Voy empezar a caminar                                                                                   voy a cruzar los arroyos                                                                                voy  a gritar por las calles                                                                                que amo a una mujer                                                                                       de sonrisa deliciosa y                                                                                       que espero diciembre                                                                                                    para alcanzar la vida!                                                                                     

Voy empezar a reír                                                                                     al recordar la dicha                                                                                          de la entrega                                                                                                     de su cuerpo;                                                                                                         voy a recordar                                                                                                 la primera caricia                                                                                              y el primer beso                                                                                        apasionado                                                                                                             y mis manos buscándote                                                                                     el origen de la vida                                                                                            y mi aliento                                                                                               perdido en tus cabellos,                                                                                         y mi pene explorando                                                                                                          los pliegues de tu vientre,                                                                                  y el deseo de unirnos                                                                                     hasta el dolor  y luego                                                                                          el obligado silencio  de las                                                                                   ceremonias nocturnas                                                                                      y una sonrisa                                                                                                   que se transformó en beso,                                                                                 en amor y luego en ausencia. 

¿Cuándo terminar de morir?

MARIA Y LA LLUVIA

“El arte de leer la lluvia                                                                                                es una tarea política.” RPG2

I      Voy a consagrar tus pechos                                                                 para que besen las estrellas,                                                                            te voy a presentar con la luna                                                                   como mi novia terrenal;                                                                                 te voy a cubrir                                                                                              con una bandera azul y blanco                                                                      para que bailés desnuda                                                                                        en la fiesta de nuestra historia,                                                                             te voy a subir a los cerros                                                                              más agrestes, te voy a invocar                                                                       en la plaza de cada pueblo,                                                                              te voy  ahogar en el mar;                                                                            vamos a viajar                                                                                           hacia los  arco-iris  y las                                                                     madrugadas, te voy a ofrecer                                                                          una flor   y un martillo…                                                                               II                                                                                                                    Te designo como señora                                                                                    y dueña de mis sueños,                                                                           patrona de mi alegría,                                                                               mujer de mi corazón,                                                                          princesa de mis amores,                                                                           origen de mis tristezas,                                                                            interprete de mi violín,                                                                                administradora de mi                                                                                fantasía, y reina                                                                                                       de mi hormiguero y                                                                                      mis volcanes.

PARA TI  

Para Ti                                                                                                             aquí están estas raíces                                                                                    esta voz y estos sueños,                                                                              junto a estas piedras del                                                                            destino  y la ternura                                                                                     de los montes, el bullicio                                                                               de los niños,                                                                                                     la audacia de vencer,                                                                                tomalo todo                                                                                                         y vete  y no regreses                                                                                      hasta que vuelvas.

ACOMPAÑANDOME

María                                                                                                            vienes conmigo a San Miguel,                                                                disfrutas de los verdes  de las montañas,                                                          y del azul de cielo,  de este calor sabroso                                                           que nos quema por dentro,                                                                                  de la plática fraterna y de las bromas,                                                   observamos  los volcanes insurgentes,                                                             y el rostro moreno de nuestro pueblo;                                                    atravesamos los puentes                                                                                       recién destruidos   por la guerrilla                                                                       y vemos los canastos llenos de fruta                                                                   en los mercados,                                                                                           vienes conmigo,   y vemos pasar                                                           camionadas de soldados                                                                                que marchan a derramar su sangre                                                                   por la defensa de los ricos de este país,                                                         ves la miseria en los ranchos campesinos,                                                        y la esperanza de nuestra gente.

Nos besamos largamente                                                                       durante el camino,                                                                                         me preguntas por esta patria,                                                                          que sufre, te respondo                                                                                   que está luchando y                                                                                      que la victoria se acerca….

TERRITORIO MIO

(Al calor de una tormenta                                                                                                 y un par de cervezas a tu salud)

Fuiste                                                                                                                                 ciudad sitiada;                                                                                              territorio deseado,                                                                                             fui rodeando tus murallas                                                                                  con las trompetas listas                                                                                    para derribarlas;                                                                                                      fui explorando tu geografía                                                                          pulgada por pulgada,                                                                                       flanco derecho, flanco izquierdo,                                                             diámetro de labios,                                                                                 posicionamiento de torres y                                                                 pasadizos subterráneos,                                                                                        fui adivinando tus códigos                                                                                     y el santo y seña,                                                                                                  el dulce lenguaje                                                                                             de tus caricias,                                                                                                   la ternura                                                                                               explosiva de tu piel,                                                                                          fui descifrando                                                                                                  tus mensajes                                                                                                    con el temor de                                                                                      equivocarme  y perder,                                                                                           pero con la confianza                                                                                                           en la victoria y que                                       finalmente                                                                                             marcharíamos                                                                                                 por nuestros cuerpos.

Una chispa                                                                                            largamente anhelada                                                                                      y estalló la guerra,                                                                                       esta guerra que vamos                                                                                         a seguir   hasta apagar                                                                                     las torres                                                                                                 de este oficio terrestre                                                                                      de amar y ser amado.

Sin duda alguna estoy                                                                               herido de vida, con una                                                                              mochila cargada                                                                                              de recuerdos, con sabor                                                                                          a madrugadas,                                                                                      incontenible en tu territorio                                                                               hoy mío,                                                                                              respetuoso del misterio                                                                                   de tus ojos,                                                                                                     con una  estrategia  definida                                                                                    para enfrentar                                                                                                   tus caderas y besos,                                                                                           con la pretensión de                                                                                     invadir tus sueños.

EN EL INCENDIO DE TU CUERPO

En el incendio de tu cuerpo                                                                    habita una doncella que me                                                               corresponde  en las madrugadas                                                                olorosas  a selva,                                                                                                    y me invita siempre                                                                               a fornicar sin prisa                                                                                        pero sin pausa,                                                                                        agónico y terrenal.

En el incendio de tu cuerpo                                                                             se escuchan las vibraciones                                                                               y el traqueteo de los delgados                                                                    pétalos de tu vientre,                                                                                                         con sabor a níspero y a soledad.

En el incendio de tu cuerpo                                                                    es posible que fallezca,                                                                                        o que me duerma                                                                                                   en las vertientes  de tus labios,                                                                    o en las esquinas                                                                                             de tus ojos, o en las paredes                                                                              de tu cuello sin collares,                                                                              donde extravié mi brújula                                                                                    de viejo caminante                                                                                         sin sendero ni casa,                                                                                   fugitivo y mudo.

En el incendio de tu cuerpo                                                                            voy a devorar  tus nubes                                                                                hasta que quedés descalza                                                                                  y a oscuras, prisionera                                                                                           de mis rituales nocturnos;                                                                                   del fuego contra el fuego,                                                                              bajo la telaraña de mis extravíos,                                                eternamente inquieta a mis insomnios.

EL CALOR DE TU CUERPO ES EL CALOR DE SAN SALVADOR

Así de claro, sin vuelta de hoja                                                              proclamo:                                                                                                      que cada mediodía                                                                                        con el sol quemando                                                                                       sin compasión                                                                                                   los rostros y las camisas,                                                                                  es el calor de tu cuerpo                                                                                    el que percibo en cada poro.

Es tu respiración entrecortada                                                                              la que compite con el ruido                                                                               de los buses,  y el ajetreo de tanta                                                             gente que avanza,  retrocede,                                                                    sonríe, se detiene,                                                                                    enciende  un cigarrillo, lanza                                                                            un piropo, cierra una puerta,                                                                               lee un periódico, cruza una calle,                                                                    besa a una novia….

Son tus caricias                                                                                                  las que circulan por los                                                                          almacenes y se pierden                                                                                    en los mercados y las                                                                           farmacias…                                                                                                     

Es el calor de tu cuerpo                                                                       quemando mi ciudad.

CONJURO PARA OLVIDARSE DE MUCHACHAS VIETNAMITAS

Debes estar claro                                                                                            desde un principio que                                                                                     en sus ojos rasgados                                                                                                    se ocultan miles de                                                                                        rituales y ceremonias                                                                                        que te harán enloquecer                                                                                 de placer,  que guardan en                                                                                   su aliento semillas del árbol                                                                               del deseo, por eso es que                                                                             cuando besan  te hacen perder                                                                             la razón; principalmente                                                                                    aléjate  de la magia de su voz,                                                                        puede ser dulce o enérgica,                                                                              pero es siempre peligrosa,                                                                             poco a poco la irás                                                                              necesitando y llegarás                                                                                              a soñar por ella,                                                                                                 ni las sirenas occidentales                                                                      lograron este dominio                                                                                      del sonido que embriaga                                                                                más que el licor,                                                                                             huye también de su pechos,                                                                                    son pequeños pero agresivos,                                                                           de golpe te regresan a la niñez ,                                                                    pero sobre todo,                                                                                                    no las veas desnudas,                                                                                   quedaras ciego para siempre.

Presentan en radio 106.9 novela de Roberto Pineda titulada El viaje a Moscú

SAN SALVADOR, 4 de agosto de 2023 (SIEP). Esta es una novela ambientada entre diciembre de 1931 y enero de 1932, en un contrapunteo entre un joven revolucionario y un confidente gubernamental…” explicó Roberto Pineda, en la entrevista con Francisco Gómez, en la radio 106.9.

Agregó que “la novela es la historia de dos viajes, un viaje de San Salvado a  Moscú y otro viaje de San Salvador a Sonsonate, que se desarrollan simultáneamente, en tanto, uno de los protagonistas, Víctor Regalado se dirige a Moscú mientras el otro protagonista, Judas Pérez, sargento de la Policía Nacional, inicia su búsqueda para capturarlo.”

Indicó que “ a ambos personajes los unifica una relación amorosa, una bailarina llamada Josefina, que trabaja en uno d ellos bares de la Avenida Independencia, que era la zona rosa de esa época  y que se ubica al oriente de  la capital.”

Asimismo- agregó el autor- aparece otro personaje femenino, la Mariyita, que es una joven indígena, vendedora de comida, de la cual Judas se enamora, pero que a la vez es una joven organizada  en el Partido Comunista, y ambos muerte combatiendo en barricadas opuestas durante el asalto rebelde al cuartel de Sonsonate en enero de 1932.”

“En el caso de -concluyó- Víctor Regalado, este logra salir de El Salvador, pasa por Honduras, Cuba, Nueva Orleans, Madrid, Paris, Berlín y finalmente llega a Moscú, donde le informan que la insurrección dirigida por su partido ha fracasado y que por razones de seguridad no debe regresar a El Salvador.”

El libro puede ser adquirido en as librerías de la UCA.

30 Things That Happen When Walking Every Day

We’ve heard it all before; walking is good for you. And it is. However, what few people know is just how many benefits there are to including a 30-minute walk into your daily routine. Good walking habits can have a profound effect on your physical, mental, and emotional health. The human body is designed for walking. Unfortunately, most people do too little of it. The sedentary lifestyles we lead keep us sitting far too much and walking far too little. There’s no need to give up, though. Taking the time to walk for 30 minutes each day can reverse the adverse effects of spending too much time sitting.

The best part about walking as part of an exercise routine is that it’s free. You don’t need to join a fancy gym. Getting outdoors is one of the best parts of walking for exercise. Another great thing is that you can go walking with family, friends, or as part of a ‘club’ of walkers. There’s more time to talk and catch up with people which is something we do too little of these days. If you think walking is a waste of time, think again. Here are 30 benefits walking has for your body:

1. Walking is essential for the health of your heart

A brisk walk is an excellent way to give your heart muscles a workout. As walking is a form of cardio exercise, it raises your heart rate. This is the number of times your heart is beating per minute. Your resting heart rate and exercising heart rate will differ. A raised heart rate makes the heart pump faster. The muscles of the heart are like any other muscles in the body. They need exercise.

The best way to give your heart some exercise is to do activities that make your heart rate rise. Regular cardio exercise strengthens the heart muscles. This allows you to take on more intense cardio activities such as jogging or running. The stronger your heart, the more capable it is of dealing with situations that require it to work harder to supply your body with blood and oxygen.

2. Walking can help to improve your joint mobility

Stiff joints can cause a lot of discomforts. They eventually lead to immobility. Having stiff joints does not preclude you from walking every day. Initially, it may be a struggle as the joints are unable to flex. Walking may be a bit painful too. However, you should persevere knowing that in the long-term walking will provide you with much-needed relief.

If you have a condition that weakens your joints or makes them stiff, you should consult your doctor before starting to walk for daily exercise. In most cases, doctors will recommend walking, but caution patients not to overdo it. After a while, you’ll notice that your joints start to ache less and become more flexible. Regular exercise like walking eases joint stiffness. What makes walking perfect is that it is a low-impact form of exercise which makes it less harmful to the joints than running.

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3. Walking is important for keeping your bones strong

As we age, our bones might begin to lose their density. Bone density is the amount of bone mineral present in the bones. A depletion of bone density leads to conditions such as osteoporosis. Exercise helps to retain bone mass. For those who haven’t been exercising at all, the best way to start is by walking.

Walking is a great way to build up the bones and retain the bone mineral needed for healthy bones. The stronger your bones are, the less likely they are to break. People with low bone density are more prone to fractures and breaks. As exercise can help to stabilize or improve bone density, a person who exercises regularly is less likely to sustain an injury. Walking improves your overall fitness and flexibility which can help to prevent you from falling which could lead to a break or fracture.

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4. Walking can help to eliminate a backache

A lot of backaches are the result of poor posture and prolonged strain. Spending a lot of time sitting places a strain on your back muscles, especially if you’re not sitting on a chair that offers back support. The strain of keeping the back upright in a seated position for long periods can leave the muscles tired and aching.

One of the best ways to relieve a backache is to get out of your chair and stand up. When you’re working at your desk for hours on end, you’re advised to take a break, stand up, and take a quick walk around the office to get your back feeling more relaxed and less tense. So, imagine how a much a 30-minute walk can do to alleviate a backache. Regular exercise strengthens the core back muscles which reduces the frequency of backaches.

5. Walking can help to relieve high blood pressure

High blood pressure is the result of the strain placed on the body’s arteries and veins as the heart pumps blood through them. If the pressure on the veins and arteries is too great, the walls of these blood vessels might be weakened. Weakened blood vessels can lead to a heart attack or a stroke.

A stronger heart can pump the blood needed through the body with less effort. This means that the pressure on the arteries and veins gets reduced. As little as 10 minutes of walking a day can make a significant change to your blood pressure. The recommended 30 minutes can make the impact more meaningful. A person taking blood pressure medication might find themselves needing less or no medication if they make a habit of walking. No changes to medication should be contemplated without consulting your doctor.

6. Walking can help you manage your blood sugar

High blood sugar is the result of having high levels of unused glucose stored in the blood. This poses a potential threat to the body. The insulin from the pancreas helps to stabilize blood sugar levels. Sometimes, the insulin can’t manage on its own. When the body cannot process glucose and maintain healthy blood sugar levels, there is a risk of developing diabetes. Diabetes requires treatment with insulin.

Exercise can be the key to maintaining more healthy blood sugar levels. As the heart rate rises, the body starts to use more of the glucose in the blood. The glucose feeds the muscles which allow them to keep working. If you’re being treated for high blood sugar or diabetes, your doctor should be informed of your exercise plans. Regular testing of your blood sugar before and after exercise will give you an indication of its effectiveness.

7. Walking can speed up your metabolism

Our bodies as fuel use the food we eat. When you fill up the tank but don’t go anywhere, the fuel remains unused. In the body, unused fats and sugars are stored for future use. If they are never used, they can lead to a rise in blood sugar levels and an increase in weight. That’s why it’s important to put the food you put into your body to work for you.

Metabolism is the rate at which your body converts food into energy. A sluggish metabolic rate means that you’re likely to gain weight. You can speed up your metabolism with regular exercise such as walking. The minute you start walking, your muscles start working and demand fuel which the body metabolizes. This will minimize how many unconverted fats and sugars are retained in the body and help you to lose weight.

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8. Walking can improve your lung function and health

Your lungs supply your body with life-giving oxygen. Without healthy lungs, insufficient oxygen is transported around the body which can affect your well-being. Walking gives your lungs a workout together with the rest of the body. Using exercise to strengthen your lungs is a good idea for your long-term health. The action of walking requires the lungs to supply more oxygen to the body than they do when you’re at rest.

This increased activity makes the lungs work at their full capacity. A regular workout is as good for your lungs as it is for the rest of your body. The lungs are strengthened and less susceptible to lung disease. A lot of asthma patients benefit from exercise such as regular walking and how it strengthens the lungs. If you have a lung condition, always consult your doctor before you start an exercise program.

9. Walking can help to reduce stress levels

Stress is ubiquitous in the fast-paced lives we lead today. People get exposed to internal and external stress. Not staying on top of your stress levels can have very adverse effects on your physical health. Stress causes elevated blood pressure, sleep problems, and can have an impact on your weight.

One of the first things you should do when you’re feeling stressed is exercise. A 30-minute walk can help you manage your stress. Some people find that walking clears their heads and takes them away from their stress for a while. Others find that thinking about what’s going on while they’re walking helps them to sort their problems out and figure out what to do next. Exercise releases endorphins and hormones that make you feel positive and energized. Feeling this way helps you to deal with all the things that are stressing you out.

10. Walking can improve your balance and coordination

If you watch a baby learning to walk, you’ll see the intense concentration on their faces. Their full focus is on balancing on their feet and being able to put one foot in front of the other. Walking requires a combination of balance and coordination. As time passes, walking becomes second nature and not something you have to concentrate on.

However, as with most things, practice makes perfect. The more often you do something, the more proficient you are at it. You may have mastered the art of walking a long time ago. However, if you don’t do it frequently, you can start to experience reduced balance and coordination. Losing your sense of balance and coordination makes you clumsy and prone to falling. People who take up walking must put their balance and coordination skills to the test which keeps them sharp.

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11. Walking can help if you’re feeling down or depressed

Depression can leave you feeling lethargic and overwhelmed by feelings of sadness. A depressed person will struggle to start with an exercise program because it’s a challenge to get up and get going. However, as hard as it may be, walking can be one of the best things a depressed person can do.

Exercise like walking releases chemicals like serotonin and dopamine which are feel-good chemicals. They induce a feeling of well-being. Often, depression is caused by an imbalance of chemicals in the brain. Serotonin levels can bring on a bout of depression. Stimulating the brain to release these chemicals through an exercise like walking can help a depressed person get a handle on how they’re feeling. Using walking as a way of dealing with a bout of depression doesn’t mean you don’t need medication. However, it can help make your treatment regimen more effective.

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12. Walking may reduce your risk of Alzheimer’s and dementia

The causes of Alzheimer’s disease and dementia are still the subject of research. More studies into what causes these conditions are very much needed. Treatment is also the subject of research. There is no cure for either condition. Doctors and researchers believe that there is a link between diet and exercise and the onset of Alzheimer’s and vascular dementia. The reason that exercise such as walking may be beneficial is that it increases the flow of oxygen to the brain.

Doing exercise and increasing the flow of oxygen around the body and to the brain has many benefits. The additional oxygen supplied to the brain during exercise can stimulate your memory and make it easier to recall facts. Walking is a great way to clear your mind of all the distractions around you, allowing you to be more focused and able to concentrate.

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13. Walking can stimulate your brain and make you more creative

A lot of situations in life require you to come up with creative solutions. Stimulating your creativity does not come easily to everyone. However, if you need to get your creative juices flowing, consider going for a walk. While walking, you can clear your mind of all the cobwebs and let your creative streak come to the fore.

Doing something physical can take your mind off the issue at hand. This is the exact moment that the penny will drop and the solution you need will come to mind. Getting outdoors and communing with nature while taking a walk can give you many creative ideas. A lot of authors swear by walking as a way to get creative inspiration for their novels. On a physical level, walking probably stimulates your creativity because it allows for an increased flow of oxygen to the brain.

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14. Walking can boost your immune system’s ability to fight off infection

A person who makes a habit of walking is less likely to catch a cold than someone who doesn’t. The physical activity may flush bacteria out of the airways before they can take hold. Exercise can cause differences in antibodies and white blood cells. When antibodies and white blood cells detect a threat, they take action to fight it off. During a walk, the blood flow becomes more rapid. The antibodies and white blood cells are traveling around the body more quickly.

This increases their chances of detecting a threat earlier on. Early intervention by the immune system prevents infection from taking hold. The elevated body temperature a walk causes may also prevent the growth and spreading of bacteria which only thrive at a certain temperature. Walking also reduces the release of stress hormones which may make the body susceptible to illness.

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15. Walking can help to reduce allergies and their effects

Regular walking can decrease allergy symptoms. The improved blood flow around the body may help to remove allergens, especially those in the air around you. Environmental allergens such as pollen, grass, seeds, and smoke can be eliminated from the system by increased blood flow. Environmental allergens cause itchy eyes, a sore throat, pressure on the sinuses, and a runny nose. Allergens can also produce asthma attacks.

Take the allergic reaction of the sufferer into consideration. Walking cannot take the place of prescribed medications. Allergy sufferers should carry their medication with them when they go walking. This is important for acute allergy sufferers who need to use an Epipen or asthma pump. It’s unlikely that walking will eliminate an allergy. However, it can improve the body’s ability to respond to exposure to an allergen. Consult your doctor before embarking on an exercise program.

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16. Walking is an excellent way to improve your digestion

The body’s digestive system is essential for eliminating waste from the body. As soon as you eat something, it enters your digestive system. The digestive system’s job is to break what you have eaten down. The nutrients from the food are provided to the body for energy. However, not all the food is used. Some of it needs to expel from the body. Eating enough fiber is essential for a functional digestive system.

Fiber is an integral part of the digestive process. It helps to form the stool and moves the stool through the intestine so that it can be expelled. Another essential way to keep the digestive system working is exercise like walking. A brisk walk will keep your digestive system working. Walking may speed up the digestive process. The increase of blood flow as a result of walking stimulates the digestive system to work faster.

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17. Walking can help you trim down and show off your best assets

As the muscles in the body get stimulated by walking, they start to firm up. Firmer muscles have better definition and are toned. Within a few months of walking, you’ll start to notice certain groups of muscles are firming up. Most noticeable are the leg and buttock muscles. They become leaner and shapelier than they were before.

You might find yourself wanting to show off a bit of leg once your calves and thighs become more toned from walking. Tighter clothes may also be appealing where once you would have done just about anything to prevent people from seeing your butt. Enjoy the fruits of your labor by changing your look with some new clothes that accentuate your newly-toned muscles. Continue walking to get them even more toned and trim. Embrace the changes to your body and let them motivate you.

18. Walking can help to improve your sleeping patterns

A lot of people go through periods where they struggle to sleep. However, if the problem persists, you may have insomnia. A lot of people think the only treatment you can get for insomnia is sleeping medication. This is not necessarily true. One of the first things your doctor will ask if you complain about insomnia is how much you exercise.

That’s because an exercise program is closely related to good sleep patterns. An ideal way to get your sleep patterns under control is to start walking. A study conducted among people who have chronic insomnia found that walking reduced the time it took them to fall asleep. It also lengthened the time they spent sleeping. Walking decreases anxiety which is often a factor in insomnia. The increase in body temperature and the cooling afterward can also promote sleep.

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19. Walking can keep you looking young

A lot of people who take up walking say that they feel younger. This is attributed to the exercise program they’ve taken up. However, exercise won’t just leave you feeling more youthful. It can make you look younger as well. The increased blood flow throughout the body that walking triggers make no exception when it comes to the skin. Blood flow to the skin heals sores and helps to keep the skin moist. Well-hydrated skin is less likely to wrinkle.

Another effect that regular exercise has on the skin has to do with the chromosomes. Chromosomes age with the body. One of the things that happen to them is the shortening of the telomeres. The telomeres are at the end of each chromosome and influence the aging process. Longer telomeres get associated with being more youthful looking. Exercise may slow down the shortening of your telomeres.

20. Walking is low-impact and therefore less likely to result in injuries

Getting moving can pose its risks. The impact of exercise on the hip, knee, and ankle joints can cause injuries. For those prone to such injuries, the idea of taking up walking may be off-putting. The risk of getting a joint injury is quite low. In comparison with high-impact activities like running and playing other sports, the risk is minimal.

Walking is regarded as a low-impact activity. This means that it doesn’t cause the jarring pressure on the joints that high-impact activity does. Like any other exercise, there are precautions you should take before walking. Warm up activities like stretching reduce the risk of injury. Cooldown activities after the fact are equally important. Anyone with a history of joint injuries or conditions that make them prone to joint problems should consult their doctor before starting a walking program.

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21. Walking can improve your physical endurance

Are you tired of being the colleague that’s out of breath after climbing the stairs? Perhaps you’re sick of being a sweaty mess when trying to keep up with your friends as they walk outside to enjoy their lunch break. Being out of breath and perspiring at the littlest effort is a sign that you’re unfit. Precisely, you lack endurance. Endurance is the ability to carry on with a physical challenge for a more extended period.

Walking is the perfect way to build up endurance. You can start slowly and see how many miles you cover in your first walk. The more you walk, the further you’ll be able to go within the same 30-minute period. You’ll find yourself being able to up the pace at which you walk and keep going for longer. These are all signs that you’re building up physical endurance.

22. Walking can help you to alleviate restless leg syndrome

Restless leg syndrome can be challenging to live with. It causes sensations in the legs that the body reacts to by twitching or sudden movements to alleviate those feelings. A lot of people complain that their restless leg syndrome keeps them awake at night. The condition affects the quality of their sleep which, in turn, affects their quality of life. The causes of the disease are not yet fully understood. The treatments available address the symptoms but not the purpose.

Mild to moderate exercise is recommended for restless leg sufferers. Anything too strenuous may make the problem worse. No exercise at all will have the same effect. This is what makes walking the ideal solution. Walking offers the perfect combination of exercise without too much exertion. You can walk at your own pace for as long as possible to alleviate the symptoms of restless leg syndrome.

23. Walking is good for exercising your foot muscles

The feet take a lot of strain. When you stand up and walk, your feet carry your full weight. To manage this, the foot muscles need to be strong. A sedentary lifestyle will cause the weakening of the foot muscles. As soon as you spend a lot of time on your feet, they’ll start to feel sore. This is your feet’s way of telling you that the foot muscles are tired.

Like any other muscles, the way to strengthen your foot muscles is to exercise them. This means getting on your feet and moving around more often. Walking gives your feet a good workout and allows the muscles to strengthen. With stronger foot muscles, you’ll be able to spend more time on your feet without limping around afterward. Make sure you wear appropriate shoes when walking. They support the foot muscles and allow them to strengthen.

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24. Walking is good for boosting your Vitamin D intake

Vitamin D is vital for the absorption of calcium in the body. Calcium is essential for maintaining healthy bones that do not lose their density. Taking calcium supplements or eating foods rich in calcium is fruitless if not accompanied by the intake of Vitamin D.

You can get Vitamin D by eating liver and fatty fish. Your body does not produce its own Vitamin D, so your diet needs to include it. However, food is not the only way to get your recommended daily allowance of Vitamin D. Sun exposure also provides the body with Vitamin D. That doesn’t mean you need to lie in the hot sun and bake yourself to a crisp. All it takes is getting outside into the sunshine for a short period. Why not combine your need for the ‘sunshine vitamin’ with taking regular walks?

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25. Walking should increase your energy levels

Getting your heart rate up and speeding up the circulation of blood through your body is going to affect your energy levels. A common misconception about any exercise is that it saps the energy out of you due to the physical activity. People believe that exercise will leave them feeling exhausted and unable to do anything else. This isn’t true at all. While you might feel a bit tired after your walk, the physical exertion is going to create more energy in your body.

The increased blood flow strengthens the heart which also boosts your energy levels. The improvement in your mood will give you more energy to tackle tasks with renewed vigor. The fact that walking promotes better sleep quality means that your energy levels will rise. The mental focus and creativity walking facilitate also boosts energy levels. Recharge your battery for greater energy by taking up walking.

26. Walking can improve your love life

One of the ways you can channel your new-found energy is putting it to work in the bedroom by engaging in more intimacy with your partner. Increased energy levels may get you in the mood far more often than you were before. Another way that walking can improve your love life is the fact that it releases endorphins into the bloodstream. This leads to a sense of heightened satisfaction and a euphoric feeling.

The endorphins are called feel-good hormones. Let’s face it, when you’re feeling good about yourself, you’re far more likely to want to make love. Why not take up walking with your partner. Then both of you will feel that high at the same time, and both feel in the mood to hop into bed. The act itself is another workout altogether which leads to a further release of endorphins which will leave you wanting more!

27. Walking can make you live longer

A lack of physical activity can lead to an early death. Not exercising reduces your expected lifespan. Walking reduces your risk of many diseases that may shorten your life. These include type 2 diabetes, heart disease, pulmonary diseases, digestive disorders, memory loss, and hormone imbalances. Obesity can bring on the onset of such conditions. Walking can help an obese person lose weight and protect themselves from developing these life-threatening medical conditions. Walkers lose weight by partaking in this pleasurable exercise.

Several studies have been conducted that show a causal link between regular exercise and longer life. Exercise such as walking can prevent strokes and heart attacks which are among the leading causes of premature death. Even people who smoke can benefit from regular walking or some other exercise. However, their chances of prolonging their lives will improve even more if they stop smoking altogether.

28. Walking can raise your levels of good cholesterol

When people hear the word cholesterol, they immediately think of heart attacks and strokes. Cholesterol can contribute to such potentially fatal events. However, there are two types of cholesterol. Commonly known as good and bad cholesterol, it is the presence of bad cholesterol that can cause heart attacks and strokes. The medical term for bad cholesterol is LDL (low-density lipoprotein).

It accumulates as fatty deposits in the veins and arteries and restricts or blocks the flow of blood to and from the heart. The correct term for good cholesterol is HDL (high-density lipoprotein). HDL travels through the body removing LDL from the bloodstream. The HDL absorbs the LDL and takes it to the liver where it gets destroyed. Physical activity such as walking increases the flow of HDL around the body. The HDL is better able to find and absorb the LDL and get it to the liver.

29. Walking can reduce incidences of acid reflux

Acid reflux is very painful. The condition occurs when acid from the stomach travels up into the esophagus. The esophagus is not lined like the stomach to make it tolerant of the acid. Consequently, the acid burns the esophagus which is extremely uncomfortable. It’s normal to experience the odd instance of acid reflux, especially after you’ve overindulged at the dinner table. Taking a walk after overeating may settle the stomach and avoid the reflux episode.

Persistent acid reflux could be due to Gastroesophageal Reflux Disorder or GERD. One of the major causes of GERD is excess body weight. There is pressure on the stomach caused by being overweight. This forces the stomach acid up and into the esophagus. Losing that excess body weight alleviates the stress on the stomach and stops forcing the stomach acid upward. Walking is proven to result in weight loss.

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30. Walking may help to reduce the symptoms of PMS and menopause

PMS is a pre-menstrual syndrome. Menopause occurs when a woman reaches the end of her fertility cycle, and her reproductive system begins to shut down. Fluctuating hormone levels characterize both these conditions. The primary hormone that may be elevated or reduced is estrogen. Estrogen is the female hormone needed to keep the reproductive system stable. A fluctuation in estrogen before menstruation may lead to back pain, irritability, and headaches. For women experiencing menopause, hot flashes, night sweats, and vaginal dryness may occur.

For both conditions, low-impact mild to moderate activity is advocated to relieve some of the symptoms. Improved circulation can help to reduce pain associated with cramping. The mental benefits of walking may help with the emotional rollercoaster that accompanies PMS and menopause. Keeping your

Estos son los 10 bancos más grandes del mundo y sus ganancias en 2023. El Tiempo. Mayo 2023

El ranking está basado en el valor de todas las acciones de estas empresas en bolsa.  Estos son los 10 bancos más grandes del mundo y sus ganancias en 2023.

La subida de las tasas de interés y la situación de la banca durante este inicio de año han generado incertidumbre económica entre aquellos que buscan invertir, siendo la quiebra de algunos bancos el principal factor que genera zozobra.  Aunque todas las consideraciones son válidas y es un hecho que la situación económica mundial es delicada, lo cierto es que algunas entidades financieras han presentado buenos resultados en el primer trimestre de 2023.

Cada trimestre, los bancos presentan un informe financiero sobre las ganancias totales o netas que tuvieron y para este inicio de año los resultados son positivos en la mayoría de bancos de mayor capitalización bursátil, analizados en un informe de Economipedia, una escuela digital de educación económica y financiera. Aquí le contamos cómo quedó el ranking de los bancos más grandes del mundo y cuáles fueron sus ingresos.

1. JP Morgan Chase, Estados Unidos

JP Morgan Chase es el banco más grande de Estados Unidos y fue fundado en 1799.  En el primer lugar se encuentra el banco estadounidense JP Morgan Chase, con una capitalización bursátil, al 27 de febrero 2023, de US$ 414,81 miles de millones.  Según los informes financieros, la compañía cerró el primer trimestre de este año con un beneficio neto de 12,622 millones de dólares, lo que supone un incremento del 52,4 por ciento respecto de las ganancias del mismo periodo de 2022.

2. Bank of America, Estados Unidos

En segundo lugar se encuentra Bank of America, otro estadounidense que alcanzó una capitalización de US$ 273,81 miles de millones.

3. Banco Industrial y Comercial de China (ICBC)

Luego del dominio de EE.UU., en tercera posición está el Banco Industrial y Comercial de China (ICBC por sus siglas en inglés). Este tuvo un capital de US$ 210,71 miles de millones.

4. Wells Fargo, Estados Unidos

Nuevamente un banco estadounidense entra en la lista. El Wells Fargo & Co es el cuarto más grande con US$ 176,87 miles de millones de capital bursátil.  Durante el primer trimestre de año, el beneficio de la entidad ascendió a 4.991 millones de dólares frente a los 3.788 millones de dólares que consiguieron en el mismo período del año anterior, un incremento de alrededor del 24,1 por ciento.

5. Morgan Stanley, Estados Unidos

En el quinto lugar se encuentra el Morgan Stanley, con US$164,33 miles de millones de capital.

6. Banco de Construcción de China

El banco de Construcción de China (CCB por sus siglas en inglés) quedó en sexto lugar del ‘ranking’, con un capital de US$ 157,25 miles de millones.  

7. HSBC Holdings, Reino Unido

En el séptimo lugar se encuentra la multinacional británica, HSBC Holdings, con US$ 152,58 miles de millones de valor en bolsa.

En el primer trimestre de este año, el beneficio antes de impuestos se triplicó hasta los 12.890 millones dólares, superando las proyecciones que se tenían de 8.640 millones.

8. Charles Schwab, de EUA

En el octavo puesto está Charles Schwab, con una capitalización de US$ 148,49 miles de millones.

9. Banco Agrícola de China

Acercándonos al final del ‘ranking, en el noveno lugar se encuentra el Banco Agrícola de China, también conocido como ABC, con un valor de US$ 144,83, miles de millones.

Según los últimos reportes financieros, los ingresos totales de la compañía a marzo de 2023 ascendieron a 132.850 millones de yuanes, 0,39 por ciento más que en el año anterior, además los ingresos netos llegaron a 71.550 millones de yuanes, un incremento de 1,75 por ciento.

10. Royal Bank of Canada

Por último, está un banco canadiense, el Royal Bank of Canada, con una cifra de capitalización bursátil por US$ 140,16 miles de millones.  

Arrestos masivos para un problema criminal masivo. Joaquín Villalobos. Noviembre 2022

Las maras salvadoreñas se han caracterizado por una espantosa crueldad. Han decapitado personas para luego jugar fútbol con sus cabezas, descuartizado soldados y policías, forzado niños a integrarse a sus filas y volverlos homicidas, violado a miles de niñas y torturado y asesinado a las que los rechazan. Han ejecutado a miles de personas por no pagar extorsiones y a muchos otras solo por iniciación de nuevos pandilleros. Han mantenido control sobre las prisiones y los habitantes de un barrio se exponían a morir si entraban a un barrio vecino. Han sostenido retenes armados en colonias urbanas y caseríos rurales, creado cementerios clandestinos y se apoderaban de casas y negocios expulsando a sus dueños. Exhiben tatuajes específicos, que, como un uniforme, los identifica impunemente como criminales. Las maras crearon, mediante el terrorismo, un mundo donde ser pobre, bueno y honrado era un peligro mortal.

Durante la guerra murieron aproximadamente 80.000 salvadoreños. Esta cifra fue superada por la expansión criminal de posguerra. De 1994 a la fecha ha habido más de 100.000 homicidios, decenas de miles de desaparecidos, de violaciones, de mutilaciones y más refugiados que los que huyeron del país por la guerra. Las maras han estado en todo el país, han controlado barrios de la capital y han dominado más territorio que las guerrillas en los 80s. Todo esto ocurría por la debilidad del Estado y sobre todo por la indiferencia de las élites económicas y políticas, ya que el problema afectaba solo a los pobres. No se trata de narcotráfico, ni de grandes carteles, sino de un fenómeno delictivo fragmentado de caracter tribal a gran escala que se financia extorsionando a los pobres.

Humberto Rivera Luna fue capturado en Guatemala el 19 de abril de 2022Humberto Rivera Luna fue capturado en Guatemala el 19 de abril de 2022

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Cuando las maras eran un problema social se priorizó la represión con planes de mano dura y cuando ya eran un problema criminal masivo se hicieron treguas, pactos y hasta intentos de exterminio, pero todo con fines electorales. En el año 2018, durante el segundo gobierno de la izquierda del FMLN, fueron asesinados por grupos de exterminio más de 400 pandilleros, estos respondieron asesinando decenas de policías, soldados y también a sus padres, madres, hermanos o hijos. Los políticos, incapaces de pactar entre ellos las medidas excepcionales que se requerían para combatir al crimen, terminaron pactando electoralmente con este para mantenerse en el poder. Bajar o esconder homicidios a cambio de que las maras controlaran territorios y extorsionaran a los pobres era la esencia de los pactos.

En el orden económico El Salvador recibe 7.000 millones de dólares anuales en remesas que llegan a los pobres, pero, por un lado, las maras han impedido que esto se convierta en una explosión de pequeños negocios y, por otro, las élites empresariales construyeron centros comerciales modernos con seguridad privada al lado de barrios infectados de maras. Es decir, que, entre la crueldad de los criminales y la indiferencia de las élites, floreció una economía de rentas basada en la exportación de pobres y la extracción de remesas. El Salvador era así en un país inviable ubicado entre los más violentos y peligrosos del planeta.

El presidente de El Salvador, Nayib Bukele (AFP)El presidente de El Salvador, Nayib Bukele (AFP)

Cuando se abordan los temas de seguridad, la academia y la mayoría de los “especialistas” suelen concentrarse en las causas del problema, hablando de prevención y de lo que no se debe hacer. Poco dicen de lo que se debe hacer, sobre todo cuando el crimen ha arrebatado soberanía al Estado y es indispensable usar la fuerza para recuperar la paz de la gente. Alérgicos a la represión sugieren programas para prevenir una violencia brutal que ya está desatada matando a miles de personas. En El Salvador abundaron los cálculos de cuántos eran, si 60, 70 u 80 mil pandilleros, si estos resultaban de familias disfuncionales por la migración y las deportaciones, etc. Pocos ponían atención a los millones de personas que vivían bajo el terrorismo de las pandillas y lo que esto, para bien o para mal, podía implicar políticamente. Estar dispuestos a correr riesgos y pagar los costos que implicaba enfrentar el problema para resolverlo significaba transformar al país y cambiar los términos de la política nacional.

Terminada la guerra, la política estuvo dominada por una polarización extrema que impidió consensos para asumir y resolver la violencia criminal como el problema más grave del país. Esa polarización condujo al suicidio de los dos grandes partidos ARENA y el FMLN. Las pandillas utilizaban asesinatos masivos para forzar a los gobiernos a pactar. Con esa lógica, en marzo de 2022 mataron a 76 inocentes en solo dos días. Pero la realidad había cambiado porque, el suicidio de los partidos dejó una inusual concentración de poder y esto permitió alinear a los poderes Legislativo, Judicial y Ejecutivo junto a la Policía, las Fuerzas Armadas, la Fiscalía General y a un gran soporte popular, para decretar y aplicar un Estado de Excepción que ha permitido más de 60.000 arrestos en pocos meses. El resultado es que los homicidios, las extorsiones, las violaciones y el miedo de la gente han caído dramáticamente y millones de salvadoreños están recuperando la paz y la seguridad. Las deserciones de policías han disminuido, la migración empieza a reducirse, los pequeños negocios se están reabriendo, la gente recupera sus casas, los salvadoreños residentes en Estados Unidos están invirtiendo en su tierra y El Salvador salió de la lista de países más violentos del mundo. Ahora, guste o no, la popularidad del gobierno se ha disparado y la crisis de la oposición política se ha profundizado.

Vista de pandilleros de la Mara Salvatrucha (MS) capturados en El Salvador (EFE/Oscar Rivera)
Vista de pandilleros de la Mara Salvatrucha (MS) capturados en El Salvador (EFE/Oscar Rivera)

Algunos piensan que el gobierno fue solo reactivo, pero previo al Estado de Excepción tomó control de las prisiones, impuso el bloqueo a las señales de celular, demandó más presupuesto para seguridad, aumentó significativamente el número de militares y policías, mejoró las condiciones económicas de estos, compró tecnología y sostuvo siempre una narrativa dura contra el crimen.

Hay puntos de la estrategia del gobierno que vale la pena destacar. El primero es haber establecido la recuperación de la autoridad del Estado sobre el territorio como centro del plan, porque ningún programa social preventivo funciona si los criminales mandan en el terreno. Un segundo punto es que contaba con unas fuerzas militares y policiales que no son corruptas. En El Salvador, a principios de los 90s, la Policía y las Fuerzas Armadas fueron reformadas, depuradas e incorporaron los derechos humanos a su doctrina. Esto ni fue ni puede ser perfecto ni puro, pero esas reformas en El Salvador impidieron la infiltración del crimen organizado como sí ocurrió en Guatemala y Honduras. Tampoco los militares y policías salvadoreños harán una matanza contra quienes protestan, como ocurrió con los más de 300 muertos que asesinaron los policías en Nicaragua. Con policías y militares corruptos es imposible ganar la batalla al crimen.

Un tercer punto es el aumento del pie de fuerza de militares y policías y la mejora en sus condiciones sociales. Si los mareros son 80.000 no se podía recuperar el territorio con 20.000 hombres y peor si estos estaban desmoralizados. Un cuarto punto es el trabajo de inteligencia. Hay dos tipos de pactos con criminales, los de convivencia como las treguas que los fortalecieron; y los de estrategia que son para destruirlos. Los pactos más clásicos para destruir han ocurrido en Colombia. Primero fue “todos contra Pablo Escobar” y esto incluyó a los otros carteles, paramilitares, DEA y el Estado. Luego el Estado fue destruyendo cartel por cartel hasta desmantelarlos a todos, luego desmovilizó a los paramilitares para después derrotar militarmente a las FARC. Se puede citar como ejemplo concreto que mientras el presidente Pastrana le dejaba 44.000 Km2 a las FARC, las Fuerzas Armadas preparaban aceleradamente a las fuerzas especiales con las que iban a combatirlas. Los colombianos llaman a estos pactos “sometimiento a la justicia”. En El Salvador, mientras los políticos de gobiernos anteriores pactaban con las maras, policías, militares y fiscales actuaban profesionalmente fichando, haciendo trabajo de inteligencia y preparando procesos y evidencias. Cuando la estrategia cambió tenían el dominio de inteligencia y estaban listos para actuar con éxito.

Un quinto punto y el más polémico, pero al mismo tiempo el más efectivo, son los arrestos y procesos judiciales masivos. Las maras tienen poder de fuego limitado, pero suficiente para intimidar, aterrorizar y matar inocentes. En ese sentido, la complejidad de las maras no reside en su capacidad de combate, sino en su carácter tribal masivo y en su extrema violencia. La política de treguas implicó dejarlos hacer y por lo tanto dejarlos crecer. Cualquier fenómeno criminal, sino se combate se multiplica. Por miedo, oportunismo o maldad, con el tiempo, más gente se une a los criminales y se beneficia de los delitos. La estabilidad le permite al crimen construir una base social que los provee de reclutas, inteligencia, cobertura y soporte. A más tiempo corresponden más delincuentes y por lo tanto necesidad de más fuerza y mayor riesgo de violencia al enfrentarlo.

Diputados de El Salvador durante una sesión extraordinaria del Congreso (REUTERS/Jessica Orellana)Diputados de El Salvador durante una sesión extraordinaria del Congreso (REUTERS/Jessica Orellana)

En El Salvador la acción quirúrgica de capturar cabecillas la aplicaron otros gobiernos, pero no solo no funcionó, sino que generó matanzas de inocentes para presionar a los mismos gobiernos. Un problema masivo como las maras requería una respuesta masiva porque capturar cabecillas no sirve para recuperar el territorio. Sin sacar de circulación a decenas de miles de delincuentes era imposible devolverle la paz a la gente y restablecer la soberanía del Estado sobre el territorio. El indicador de victoria en el control territorial es cuando la gente pierde el miedo y empieza a denunciar al crimen y la fase superior es cuando comienza a exigir sus derechos al Estado. Un sexto punto, correspondiente con el anterior, es la necesidad de aumentar la capacidad de las prisiones. Es común decir que una escuela que se abre es una cárcel que se cierra, pero cuando el crimen mantiene a millones de personas aterrorizadas es necesario abrir más prisiones para que las escuelas puedan funcionar y esa era la realidad en El Salvador.

Hay que reconocer que una estrategia de arrestos masivos aumenta el riesgo de error. En esta estrategia la capacidad de discriminar y corregir es tan importante como el poder de combate, porque los excesos debilitan la autoridad y legitimidad de policías y militares para usar la fuerza frente a los ciudadanos. De lo que se trata es de ser temidos por los delincuentes y amados por los ciudadanos.

En El Salvador se presentaba el dilema de atender las causas del problema o atacar el problema. Muchos proponían lo primero, pero por sentido común no se podían atender las causas sin primero usar la fuerza para atacar el problema. Con la paz lograda se ha abierto el camino para estimular la microeconomía y aplicar programas sociales preventivos. Los creyentes suelen decir que los caminos del señor son inescrutables, los estudiosos de ciencias sociales dicen que la historia avanza por caminos complejos. Queda la duda si la estrategia actual hubiera sido posible mediante un consenso político nacional, pero casi 30 años de polarización dejaron claro que eso era imposible, por ello millones de salvadoreños le ha dado la bienvenida a una concentración de poderes que les está trayendo paz y seguridad.

No salve a Nicaragua, señor Villalobos. Ezequiel Molina.

El artículo 19 de la Declaración Universal de Derechos Humanos (DUDH), consigna taxativamente, “todos tenemos derecho a formar nuestras propias opiniones y a expresarlas y compartirlas libremente”, no existe argumento alguno que logre cuestionar tan prístina verdad, aunque es de todos conocido, que los gigantes de la comunicación construyen verdades a partir de mentiras, o medias verdades, también ocultan o tergiversan verdades, en beneficio de los poderes fácticos. Todo lo anterior deviene en la existencia de una muy frágil línea entre la verdad y la mentira, principalmente para los ciudadanos que no tenemos acceso a unas relativamente amplias fuentes de información. A ello se añade la existencia de un comportamiento globalmente aceptado, que da lugar preponderante a personajes, que por su pasado, experiencia o conocimiento, se sitúan en un lugar cimero, desde donde divulgan sus planteamientos, y dada la credibilidad del medio de comunicación usado, lo ahí publicado, aunque desde una columna de opinión, se convierte virtualmente en verdad, quizás no absoluta, pero mucha veces, creíble.

El diario El País de España, publicó este 24 de abril una columna de opinión titulada, “Salvar a Nicaragua”, del ex guerrillero salvadoreño Joaquín Villalobos. Dicha columna está cargada de interpretaciones y elucubraciones, que abonan un solapado apoyo a Ortega y sus cómplices, muy lejos de la hipócrita frase, “salvar a Nicaragua; dicho esto, debo aclarar que no se trata de desmentir al señor Villalobos, es más bien un intento de poner en perspectiva un conjunto de aseveraciones, que un nutrido grupo de izquierdistas o ex izquierdistas, -es más que difícil saber si son, dejaron de ser, se encubren, o simplemente mutan al vaivén de sus propios intereses, en la confusa maraña ideológica-, pretenden diseminar como verdades, y que no son más que, me atrevería a decir, el reflejo de intereses creados de los grupos de poder que han impedido la construcción de sociedades libres y democráticas por más de dos siglos en esta región. Para no convertir este artículo en un extenso y aburrido conjunto de argumentos, trataremos de ser lo más directo y breve posible, sobre algunos de los planteamientos expuestos por el señor ex guerrillero.

“…Ortega se vio forzado a convocar a un diálogo…”, falso, la jerarquía eclesiástica fue quien tendió ese puente, que ciertamente el propio Ortega fue el responsable de quemarlo y bañarlo en sangre.

“La oposición fue derrotada mediante una represión brutal”, de la frase anterior, lo único cierto es, “una represión brutal”; en primer lugar, la “oposición” como ente organizado, surgió de diversos grupos representativos, que agrupados apuradamente participaron en el fallido diálogo, y en segundo lugar, no hubo derrota alguna, ya que quienes cayeron en el desigual enfrentamiento contra los sicarios de Ortega, fueron ciudadanos que mayoritariamente no pertenecían a ningún movimiento político; y es más que evidente que Ortega, hasta la fecha, ha demostrado incapacidad absoluta de controlar el país. No existe, ni ha existido, tal derrota.

Nicaragua apunta ahora a permanecer sin solución por muchos años en un contexto mundial tan difícil, que puede terminar volviendo irrelevantes a los opositores”, ¿en quiénes pensará el señor Villalobos cuando se refiere a “los opositores”?, debo decir al señor Villalobos, que necesita visitar Nicaragua, -y apuesto a que sus pares ideológicos se lo permitirían-, y tener una idea más exacta de quienes son los opositores en este país; cada casa, comunidad, ciudad, y rincón de este país, está plagado de opositores. Sólo el exterminio o expulsión masiva de la población pudiera tornar “irrelevante” la oposición al régimen; ¿o será este el solapado consejo del señor Villalobos?

“En síntesis, no hay fuerza para lograr un cambio”, el desconocimiento de la fuerza del pueblo nicaragüense y su compromiso histórico con la libertad, es cercano a lo ofensivo; supongo que el señor Villalobos quiere hacer creer el cuento, vendido por décadas, de que fue el FSLN el que derrotó a Somoza, y a las pruebas me remito, el movimiento guerrillero del que fue miembro, -el FMLN de El Salvador-, no logró tomar el poder por la vía armada, porque no contó con el apoyo del pueblo salvadoreño.

“El papa Francisco, que intentaba ser un puente, cometió el absurdo error de comparar a Ortega con Hitler”, con dictadores como Ortega no hay puentes que valgan, su naturaleza despótica y criminal es lo que prima en su comportamiento; pudo ser un error diplomático compararlo con Hitler, pero un absurdo no lo es. La antigua (¿o vigente?) afinidad ideológica del señor Villalobos con el dictador sandinista, debe ser un impedimento para visualizar a Ortega en su real dimensión.

“Las sanciones económicas empobrecen países, pero no derrumban dictaduras, sino que las amarran más al poder. Esa es la experiencia de Zimbabue, Irán, Siria, Corea del Norte, Bielorrusia, Venezuela y Cuba”, el desconocimiento de la realidad histórica de Nicaragua, es una afirmación evidente al leer la aseveración anterior, ninguno de esos países, algunos dentro de la escala de Estado fallido, ha estado tan cerca, y repetidamente, de la libertad y la democracia; si hemos fallado, hemos sido los nicaragüenses.

“Sin embargo, Ortega liberó a 222 sin pedir nada a cambio. Obviamente no podía liberarlos sin una acción que lo justificara frente a las bases radicales que lo sostienen”, sólo un inocente, ignorante o cómplice, puede creer esa mal contada historia, de no “pedir nada a cambio”, la presión silenciosa, pero firme e irreversible, de la población nicaragüense, entre otras fuerzas, logró la liberación de esos reos de conciencia; y respecto a las “bases radicales” de Ortega, invitamos al señor Villalobos que visite Nicaragua, y compruebe in situ la fuerza y naturaleza real de esas bases.

El escrito del señor Villalobos continúa por la misma senda de complicidad, disfrazada de análisis pragmático de hechos; creo que los lectores de La Mesa Redonda podrán alcanzar mejores conclusiones, que las aquí expuestas, sobre el escrito del señor Villalobos, quien ciertamente carga un enorme lastre de acusaciones de crímenes de distinto rango, que siguen en la oscura impunidad. Hoy, navega entre la academia, asesorías y consultorías, cobijado con sus estudios en Oxford, Inglaterra y amparado como miembro del Diálogo Interamericano. Si el poeta salvadoreño Roque Dalton viviera, seguramente el señor Villalobos no gozara de tan falso prestigio.

Ezequiel Molina

Abril 25, 2023.

Salvar a Nicaragua. Joaquín Villalobos. Julio de 2023

En abril de 2018 una revuelta popular en Nicaragua tomó por sorpresa al gobierno, a la oposición y a la comunidad internacional. Ortega se vio forzado a convocar a un diálogo que encabezó él mismo. Los opositores divididos, sin estrategia, sin dirección y dominados por un triunfalismo extremo terminaron levantándose de la mesa creyendo que Ortega estaba acabado. Cayeron en el viejo error del “todo o nada que siempre conduce a nada”. La oposición fue derrotada mediante una represión brutal y el gobierno fue internacionalmente aislado. Nicaragua apunta ahora a permanecer sin solución por muchos años en un contexto mundial tan difícil, que puede terminar volviendo irrelevantes a los opositores.

Sin oposición las condenas internacionales no sirven de nada. Nadie invadirá Nicaragua para derrocar a Ortega, tampoco habrá otra revuelta popular, esa oportunidad se perdió y no es repetible a voluntad. No habrá una nueva “contra” y un golpe de Estado es imposible e indeseable porque puede convertirse en una guerra civil. En síntesis, no hay fuerza para lograr un cambio. La comunidad internacional aplicó sanciones individuales que sirvieron para que Ortega descabezara a la oposición. Los sandinistas orteguistas no tienen ni cuentas ni apartamentos en la Florida como los chavistas, esas sanciones han sido más provocaciones que castigos para ellos. A cada sanción Ortega respondía condecorando al sancionado y apresando líderes opositores. El papa Francisco, que acertadamente intentaba ser un puente, cometió el error de comparar a Ortega con Hitler; la reacción fue que Nicaragua rompió relaciones con el Vaticano.

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Hay quienes proponen imponer sanciones económicas, entre estas expulsar a Nicaragua del Tratado de Libre Comercio con EEUU. Esto sería como hundir un barco con todos los pasajeros para acabar con el capitán. Ortega será antiyanqui pero la economía de Nicaragua es totalmente proyanqui. Las sanciones económicas empobrecen países, pero no derrumban dictaduras, sino que las amarran más al poder. Esa es la experiencia de Zimbabue, Irán, Siria, Corea del Norte, Bielorrusia, Venezuela, Cuba y otras. Las sanciones a Venezuela contribuyeron a destruir la economía y a multiplicar la emigración de ricos, clases medias y pobres. En realidad, provocaron una enorme fuga de gente antichavista que debilitó severamente a la oposición y afianzó a Maduro en el poder. Nicaragua es uno de los países más pobres y vulnerables de Latinoamérica. Destruir su economía podrían convertirla en Estado fallido. Los nicaragüenses han sufrido en medio siglo una insurrección, una guerra contrarrevolucionaria, grandes desastres naturales y dos dictaduras dinásticas, la de los Somoza y la de Ortega-Murillo, sería ingrato hacerlos sufrir más.

El dictador Ortega, acompañado de su esposa, la vicepresidenta Rosario Murillo (AP)El dictador Ortega, acompañado de su esposa, la vicepresidenta Rosario Murillo (AP)

No existen fundamentos estratégicos ni evidencias sólidas basadas en otras experiencias que demuestren que destruir la economía de Nicaragua traería democracia y sacaría a Ortega del poder. Los cubanos de la Florida llevan 62 años con una estrategia irracional contra el castrismo que ha contribuido a prolongar la vida de la dictadura que tanto odian. Han sido tan ilusos que cuando la Unión Soviética se estaba derrumbando pusieron bombas en hoteles de la Habana para sabotear el turismo. En política la paciencia es virtud y la impaciencia estupidez.

Cuba tiene más de mil presos políticos y Venezuela más de 250 sin esperanza de que sean liberados. Sin embargo, Ortega liberó a 222 sin pedir nada a cambio. Obviamente no podía liberarlos sin una acción que lo justificara frente a las bases radicales que lo sostienen, por ello les quitó la nacionalidad. La Comunidad Internacional puso más atención a la forma que al importante gesto político. Es común que exiliados políticos de dictaduras terminen sin pasaportes, un opositor saudita fue descuartizado en una embajada de su país por intentar un trámite consular.

Hay tres reglas esenciales en resolución de conflictos: solo hay solución si los contrarios tienen una salida honrosa, jamás se deben romper puentes y hay que aprender a razonar poniéndose en los zapatos del otro. Naciones Unidas condenó a Ortega por crímenes de lesa humanidad, esta declaración no ayuda en nada y traducida a la realidad política actual podría leerse así: “Naciones Unidas condena a Ortega a mantenerse gobernando Nicaragua hasta que muera”. Nicaragua es todavía un país de caudillos dictadores y así deben ser entendidas las acciones, reacciones y retórica de su gobierno. Sin embargo, su economía capitalista sigue funcionando bastante bien, allí no hay socialismo del siglo XX ni del XXI y sigue siendo un país con baja criminalidad. Si la economía está funcionando, ¿de qué serviría destruirla? Si los empresarios están luchando por mantener sus negocios, ¿para qué inmolarlos haciendo política?

Hay dos caminos, uno es destruir al país con sanciones económicas haciendo lo mismo que los opositores cubanos y venezolanos y el otro es atreverse a romper esquemas estableciendo nuevos paradigmas. Las dictaduras se alimentan de la polarización y la pobreza. ¿Acaso no sería más lógico, entonces, exigir que no se apliquen sanciones económicas para evitar más pobreza y sufrimiento al pueblo de Nicaragua? Si las sanciones individuales no han ayudado; lo mejor sería pedir que terminen para facilitar un diálogo entre nicaragüenses que reduzca la polarización y ayude a reconciliar al país. La lucha contra una dictadura no es solo sobre denunciar la perversidad de un régimen, sino que los opositores sepan hacer una estrategia inteligente. Nicaragua necesita construir condiciones para una solución futura basada en que nadie deba irse y que todos puedan regresar, no importa quién gobierne. La democracia, por ahora, debe ser un objetivo que resulte de progresos en la madurez política no un dogma resultado de la impotencia. La principal tarea es salvar a Nicaragua y evitar que acabe como Haití, porque solo si hay país tendrá sentido hacer política.

Naturaleza del poscolonialismo : del eurocentrismo al globocentrismo.  Fernando Coronil 

Resulta sorprendente, particularmente desde la experiencia latinoamericana, que el creciente campo académico de estudios postcoloniales en los centros metropolitanos se haya destacado básicamente por trabajos sobre el colonialismo norte-europeo en Asia y África.

A pesar de que la colonización europea en las Américas involucró a España, Portugal, Francia, Holanda e Inglaterra y fijó parámetros para su expansión posterior en Asia y África, ésta aparece sólo de una manera tangencial en el campo de estudios postcoloniales.

Latinoamérica y el Caribe, como objetos de estudio y como fuentes de conocimiento sobre el (post) colonialismo, están ausentes u ocupan un lugar marginal en sus debates y textos centrales. Esta exclusión también ha conllevado una notable ausencia del imperialismo en los estudios postcoloniales, asunto central para los pensadores latinoamericanos, quienes desde la independencia en el siglo diecinueve han prestado especial atención a las formas persistentes de sometimiento imperial postcolonial.

¿Están relacionadas entre sí estas dos ausencias, la de las Américas y la del imperialismo? Ambos silencios dicen mucho sobre las políticas del conocimiento occidental e invitan a explorar la manera como la teoría se difunde y a discernir cómo se establecen nuevas modalidades de colonización del conocimiento en diferentes regiones y disciplinas académicas.

En este artículo no quiero explicar este silenciamiento de las Américas, sino más bien confrontarlo a través de una discusión sobre las transformaciones del capitalismo al inicio de un nuevo milenio.

En sus confesiones San Agustín sugirió que es sólo al final de la vida que uno puede aprehender su significado. El discurso de moda acerca del fin de la Historia, del socialismo, hasta del capitalismo -o al menos la anunciada desaparición de su conocida forma industrial y el nacimiento de una era post-industrial basada en la informática y en la desmaterialización de la producción- sugiere que el nuevo milenio está generando fantasías inspiradas en una creencia similar.

Coincidiendo con el fin del socialismo como alternativa real de futuro, o al menos con la desaparición del socialismo realmente existente en muchos países, el orden capitalista aparece en el nuevo milenio como la única forma de sociedad viable y por lo tanto como el horizonte posible para sueños de realización personal y esperanzas de redención colectivas.

De todas estas fantasías milenarias, el discurso sobre la globalización de las instituciones financieras y corporaciones transnacionales evoca con una fuerza particularmente seductiva el advenimiento de una nueva era. Su imagen de la globalización trae a mente el sueño de una humanidad no dividida entre Oriente y Occidente, Norte y Sur, Europa y sus Otros, ricos y pobres.

Como si estuviese animada por un deseo milenario de borrar las cicatrices de un pasado conflictivo o de lograr que la historia alcance un fin armonioso, este discurso promueve la creencia de que las distintas historias, geografías y culturas que han dividido a la humanidad están siendo unidas en el cálido abrazo de la globalización, entendido éste como un proceso progresivo de integración planetaria .

Está de más decir que los discursos sobre la globalización son múltiples y distan mucho de ser homogéneos. Los relatos más matizados impugnan la imagen estereotipada de la emergencia de una aldea global popularizada por las corporaciones, los Estados metropolitanos y los medios de comunicación.

Estas versiones alternativas sugieren que la globalización no es un fenómeno nuevo, sino más bien la manifestación intensificada de un viejo proceso de comercio transcontinental, de expansión capitalista, colonización, migraciones mundiales e intercambios transculturales. De igual manera sugieren que su actual modalidad neoliberal polariza, excluye y diferencia, aun cuando genera algunas configuraciones de integración translocal y de homogeneización cultural.

Para sus críticos, la globalización neoliberal es implosiva en vez de expansiva, conecta centros poderosos a periferias subordinadas. Su modo de integración es fragmentario en vez de total. Construye similitudes sobre la base de asimetrías. En resumen, unifica dividiendo. En vez de la reconfortante imagen de la aldea global, ofrecen, desde diferentes perspectivas y con diferentes énfasis, una visión inquietante de un mundo fracturado y dividido por nuevas formas de dominación .

Manteniendo un diálogo con estas fantasías milenarias acerca de una armonía global así como con los relatos que las confrontan, quiero sugerir que la actual fase de globalización implica una reconfiguración del orden mundial capitalista y una reorganización concomitante de la cartografía geopolítica y cultural de la modernidad.

A pesar de que yo también me siento atraído por el deseo de ofrecer una interpretación sobre el capitalismo al final del milenio, exploraré su vida no tanto haciendo un recuento de su biografía desde la perspectiva del presente, como sugiere San Agustín, sino más bien discerniendo su actual configuración y especulando acerca de su futuro a la luz de su oscuro pasado. Este breve bosquejo será muy selectivo, para pintar con pinceladas amplias una imagen de la dinámica actual del capitalismo.

Para evocar esta imagen tal como aparece durante el inicio de un nuevo milenio, estableceré algunos vínculos entre el pasado colonial en el que el capitalismo evolucionó y el presente imperial dentro del cual la globalización neoliberal ha logrado establecer su predominio.

No es necesario decir que asumo ciertos riesgos al hablar del capitalismo en singular, como si fuera una entidad homogénea y delimitada, en vez de un proceso complejo que adquiere diversas configuraciones en distintas áreas. Ante el peligro de diluirlo en su diversidad, prefiero correr el riesgo de ofrecer lo que puede que no sea más que una caricatura del capitalismo, con la esperanza que al menos nos ayude a reconocer sus características esenciales y su emergente configuración.

A través de una discusión sobre la cambiante relación del capitalismo con la naturaleza, quiero ofrecer el argumento de que la globalización neoliberal implica una redefinición de la relación entre el Occidente y sus otros, lo que lleva a un cambio del eurocentrismo a lo que aquí llamo “globocentrismo.”

En otro artículo me he referido al “occidentalismo” como un “conjunto de prácticas representacionales que participan en la producción de concepciones del mundo que 1) dividen los componentes del mundo en unidades asiladas; 2) desagregan sus historias de relaciones; 3) convierten la diferencia en jerarquía; 4) naturalizan esas representaciones; y 5) intervienen, aunque sea de forma inconsciente, en la reproducción de las actuales relaciones asimétricas de poder” (1999: 214).

Estas modalidades de representación, estructuradas en términos de oposiciones binarias, oscurecen la mutua constitución de “Europa” y sus colonias, y del “Occidente” y sus postcolonias. Ocultan la violencia del colonialismo y del imperialismo detrás del embellecedor manto de misiones civilizatorias y planes de modernización.

En vez del eurocentrismo de los discursos occidentalistas anteriores, el cual opera a través del establecimiento de una diferencia asimétrica entre el Occidente y sus otros, el “globocentrismo” de los discursos dominantes de la globalización neoliberal esconde la presencia del Occidente y oculta la forma en que éste sigue dependiendo del sometimiento tanto de sus otros como de la naturaleza.

En este artículo, mi esfuerzo de explorar la relación cambiante del capitalismo con la naturaleza intenta ayudar a desmitificar las modalidades emergentes del dominio imperial que ocultan el persistente sometimiento y explotación de los seres humanos y de la naturaleza.

I. La naturaleza y el occidentalismo

Reconocer el papel de la naturaleza en el capitalismo expande y modifica los referentes temporales y geográficos que enmarcan las narrativas dominantes de la modernidad. Marx afirmó que la relación entre capital/ganancia, trabajo/salario y tierra/renta del suelo “engloba todos los secretos del proceso social de producción.” (1971: vol. III, 754).

Como si quisiera evocar simultáneamente un misterio celestial y su solución terrenal, llamó a esta relación “fórmula trinitaria”. Sin embargo, pocos analistas, incluyendo a Marx, han aplicado esta fórmula a la resolución del enigma del papel de la “tierra” en el capitalismo.

Viendo al capitalismo desde Europa, Lefebvre es excepcional al tomar en cuenta este olvido y especular acerca del papel de los agentes sociales asociados con la tierra, incluyendo el Estado, en la aparición del capitalismo europeo (1974) .

Una visión del capitalismo desde sus bordes permite confrontar este olvido.

Al enfocar la relación constitutiva entre el capitalismo y el colonialismo, esta perspectiva ayuda a modificar la comprensión convencional de la dinámica y la historia del capitalismo en dos aspectos fundamentales.

En primer lugar, ofrece una mayor comprensión del papel de la naturaleza en el proceso de la formación de riqueza; segundo, amplía los agentes del capitalismo no sólo dentro de Europa, sino en todo el mundo.

Incluir la tierra en la dialéctica capital/trabajo nos permite reconocer que el proceso de la creación de riqueza implica un intercambio transformativo entre los seres humanos y el mundo natural del cual forman parte.

Desde esta perspectiva, se puede apreciar más ampliamente el papel de la naturaleza como una fuerza generadora de riqueza y de modernidad, sin reducirla, como hace la economía convencional, a un factor de producción.

Aun desde una perspectiva marxista existe la tendencia a descontar el significado de su materialidad como fuente de riqueza, y verla sólo como una condición necesaria para la existencia del capital, una limitación para su crecimiento, o una fuente de entropía .

El mismo Marx, quien reconoce el rol de la naturaleza en la creación de la riqueza, no desarrolla cabalmente esta idea en sus análisis de la producción capitalista y expresa cierta ambivalencia al respecto.

Por una parte, basándose en Petty, él dice en una sección del Capital que ha recibido poca atención, que la riqueza debe ser vista como la unión del trabajo, ”el padre”, y la naturaleza, “la madre” (Capital 1967:43). Sin embargo, en otra sección que ha recibido mucha atención, Marx sostiene que las propiedades físicas de las mercancías “no tienen nada que ver con su existencia como mercancía” (1967:72).

Desde mi punto de vista, la materialidad de las mercancías es inseparable de su capacidad para constituir y representar la riqueza. Como unidad de riqueza, la mercancía encarna tanto su forma natural como su forma de valor. A pesar de sus diferentes modalidades, la explotación capitalista implica la extracción del trabajo excedente (plusvalía) de los trabajadores así como de las riquezas de la tierra (Coronil 1997:56-66).

La explotación social es inseparable de la explotación natural, de distinto sentido pero fundamental relevancia.

Como para Marx “tierra” significa “naturaleza” en su materialidad socializada en vez de en su existencia material independiente, traer a la naturaleza al centro de la discusión ayuda a reubicar a los actores sociales directamente asociados con sus poderes. En vez de restringir estos agentes a lores feudales en vías de desaparecer, o a terratenientes en decadencia (el énfasis en El Capital), éstos pueden ser ampliados para abarcar las poblaciones e instituciones que dependen de la mercantilización de lo que he llamado bienes “intensivos de naturaleza”, incluyendo los Estados que poseen recursos naturales o que regulan su comercialización.

Esta visión más amplia dificultaría reducir el desarrollo del capitalismo a una dialéctica binaria entre el capital y el trabajo que se realiza en los centros metropolitanos y que se extiende hacia la atrasada periferia. Reconocer que la “fórmula trinitaria” implica no una dialéctica binaria entre el trabajo y el capital sino una dialéctica triple entre el trabajo, el capital, y la tierra, ubica el desarrollo del capitalismo dentro de condiciones evidentemente globales desde el inicio.

De igual manera, hace más visible una gama más amplia de relaciones económicas y políticas y ayuda además a conceptualizar la división internacional del trabajo como una división simultánea de la naturaleza.

Esta inclusión de los distintos agentes mundiales involucrados en el desarrollo del capitalismo ayuda a desarrollar un relato descentrado de la historia. Desde tiempos coloniales, la “periferia” ha sido una fuente principal tanto de riquezas naturales como de trabajo barato. La cuestión ahora es ver si esta situación ha dejado de ser, o si se manifiesta bajo distintas condiciones.

Una visión “aterrizada”  que complementa la reconocida importancia del trabajo con el descuidado pero inescapable papel de la naturaleza en la formación del capitalismo, al ampliar sus agentes y hacer más compleja su dinámica, descentra las concepciones eurocéntricas que identifican la modernidad con Europa y relegan la periferia a un primitivismo pre-moderno.

Integrar la “tierra” a la relación capital/trabajo ayuda a comprender los procesos que le dieron forma a la constitución mutua de Europa y sus colonias. En vez de una narrativa de la historia construida en términos de una oposición entre una Europa moderna que ha triunfado por su propio esfuerzo, y una periferia sumida en medio de su atrasada cultura, este cambio de perspectiva nos permite apreciar más cabalmente el papel de la naturaleza (neo) colonial y del trabajo en la mutua formación transcultural de las modernidades metropolitanas y subalternas (Ortiz 1995; Coronil 1995;1997).

Este enfoque del rol de la naturaleza en la formación del capitalismo converge con el esfuerzo de interpretar su historia desde los bordes en vez de desde sus centros. Desde esta perspectiva el capitalismo parecerá más antiguo y menos atractivo . Podremos ubicar su “nacimiento” y evolución, no en Europa, en donde la historiografía dominante lo ha restringido, sino en las ya globalizadas interacciones entre Europa y sus otros coloniales. Esta trayectoria más larga requiere que se rescriba su biografía para dar cuenta de su dinámica global y su violencia intrínseca. Como si se descubrieran las capas sumergidas de un palimpsesto, recuperar esta historia traerá a la superficie las cicatrices del pasado, escondidas por el maquillaje de las historias siguientes, y hará más visibles también las heridas ocultas del presente.

Un enfoque que privilegia la relación constitutiva entre el capitalismo y el colonialismo nos permite reconocer los papeles fundamentales que el trabajo y la naturaleza colonial han jugado en la formación del mundo moderno. Desde esta perspectiva, el capitalismo aparece como el producto no sólo del ingenio de empresarios e inventores europeos, de la racionalidad de los Estados metropolitanos, o del sudor del proletariado europeo, sino también de la creatividad, el trabajo y la riqueza natural bajo el control de los europeos en sus territorios de ultramar.

En vez de verlo como un fenómeno europeo auto-generado que se difunde al resto del mundo -la historia común de su nacimiento dentro de las entrañas de una sociedad feudal, su crecimiento dentro de los límites de Europa, y su expansión en el extranjero- la modernidad capitalista aparece como el resultado desde sus inicios de transacciones transcontinentales cuyo carácter verdaderamente global sólo comenzó con la conquista y colonización de las Américas.

Las colonias de Europa, primero en América y luego en África, le aportaron mano de obra, productos agrícolas, y recursos minerales. Igualmente, le presentaron a Europa una variedad de culturas en contraposición a las cuales Europa se concibió a sí misma como el patrón de la humanidad -como portadora de una religión, una razón y una civilización superiores encarnadas por los europeos.

A medida que la noción española de “pureza de sangre” dio paso en las Américas a distinciones entre razas superiores e inferiores, esta superioridad se plasmó en distinciones biológicas que han sido fundamentales para la auto-definición de los europeos y siguen presentes en los racismos contemporáneos .

De la misma manera como las plantaciones de las Américas, operadas por esclavos africanos, funcionaron como factorías proto-industriales que precedieron aquellas establecidas en Manchester o Liverpool con mano de obra europea asalariada (Mintz 1985), las colonias americanas prefiguraron las establecidas en África y Asia durante la era del alto imperialismo.

Desde esta perspectiva, el colonialismo es el lado oscuro del capitalismo europeo; no puede ser reducido a una nota a pie de página en su biografía. La “acumulación primitiva” colonial, lejos de ser una precondición del desarrollo capitalista, ha sido un elemento indispensable de su dinámica interna.

El “trabajo asalariado libre” en Europa constituye no la condición esencial del capitalismo, sino su modalidad productiva dominante, modalidad históricamente condicionada por el trabajo “no libre” en sus colonias y otras partes, tal como el actual trabajo productivo de los trabajadores asalariados depende del trabajo doméstico, “no productivo” de las mujeres en la casa.

En vez de percibir la naturaleza y el trabajo de las mujeres como “regalos” al capital (ver una crítica de Salleh 1994:113), deben ser vistos como confiscaciones del capital, como parte de sus otros colonizados, como su lado oscuro. ¿Cuál es el lado oscuro de la globalización?

II. La globalización y el occidentalismo

Ha habido mucha discusión acerca de la globalización, sus orígenes, sus diferentes fases, y sus características actuales. Pareciera existir acuerdo en cuanto a que lo que diferencia la fase actual de la globalización no es el volumen del comercio transnacional y el flujo de capital, ya que éstos han ocurrido en proporciones similares en otros períodos, particularmente durante las tres décadas previas a la Primera Guerra Mundial (Hoogvelt 1997; Weiss 1998).

Lo que parece significativamente novedoso desde la década de los ‘70 es que un cambio en la concentración y el carácter de los flujos financieros (posibilitados por nuevas tecnologías de producción y comunicación) ha llevado a una peculiar combinación de nuevas formas de integración global con una intensificada polarización social dentro de y entre las naciones.

Utilizaré dos informes excepcionales sobre la globalización como base para una discusión de estos cambios. Los he escogido porque son trabajos dirigidos al público basados en una amplia documentación sobre las tendencias actuales de la economía mundial pero con conclusiones y objetivos contrastantes.

Desde perspectivas claramente divergentes, estos documentos presentan una imagen similar de la actual fase de la globalización en términos de siete características sobresalientes.

El primero es un informe reciente (1997) de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD), el cual documenta el creciente despliegue de desigualdades mundiales . El informe describe siete “características problemáticas” de la economía global contemporánea y expresa preocupación de que puedan convertirse en una amenaza seria de acción política violenta en contra de la globalización.

Las señalaré brevemente, sin resumir la evidencia que le sirve de apoyo:

-Índices bajos de crecimiento de la economía global.

-La brecha entre países desarrollos y los no desarrollados, así como dentro de los mismos países, se hace cada vez más grande (como evidencia, el informe ofrece unas estadísticas reveladoras: en 1965 el PIB promedio per cápita del 20% de los ricos de la población mundial era treinta veces mayor que el de los 20% más pobres; para 1990 esta diferencia se ha duplicado, a sesenta veces).

-Los ricos han ganado en todas partes, y no sólo con relación a los sectores más pobres de la sociedad, sino también con relación a la sacrosanta clase media.

-Las finanzas han ganado una supremacía sobre la industria, y los rentistas sobre los inversores.

-La participación del capital en el ingreso ha aumentado con relación a la asignada al trabajo

-La incertidumbre en el ingreso y el trabajo se extiende por todo el mundo.

-La brecha creciente entre el trabajo especializado y el no especializado se está convirtiendo en un problema mundial

El segundo documento, titulado “La IV Guerra Mundial ha comenzado” es un artículo escrito en las montañas de Chiapas, México, por el Subcomandante Marcos, líder del movimiento zapatista indigenista (EZLN, Ejército Zapatista de Liberación Nacional), publicado en Le Monde Diplomatique (1997).

Según Marcos, la globalización neoliberal debe ser reconocida como una “nueva guerra de conquista de territorios”. De esta manera crea una nueva tipología de las guerras mundiales del siglo veinte que descentra las concepciones metropolitanas de la historia contemporánea.

Marcos llama a la Guerra Fría la III Guerra Mundial, tanto en el sentido de que fue una Tercera Guerra Mundial y de que se peleó en el Tercer Mundo. Para el Tercer Mundo, la Guerra Fría fue realmente una guerra caliente, formada por 149 guerras localizadas que produjeron 23 millones de muertes .

La IV Guerra Mundial es la actual globalización neoliberal que, según Marcos, está cobrando las vidas de enormes números de personas sometidas a una pobreza y una marginalización crecientes.

Mientras que la III Guerra Mundial se combatió entre el capitalismo y el socialismo con diferentes grados de intensidad en territorios del Tercer Mundo dispersos y localizados, la IV Guerra Mundial implica un conflicto entre los centros financieros metropolitanos y las mayorías del mundo, y se lleva a cabo con una constante intensidad a escala mundial en espacios difusos y cambiantes.

Según Marcos, la IV Guerra Mundial ha fracturado el mundo en múltiples pedazos. El selecciona siete de estos pedazos de manera de ensamblar lo que llama el “rompecabezas” de la globalización neoliberal. Haré una lista breve de ellos -algunos de los títulos se explican por sí mismos- omitiendo casi todos los datos que él ofrece como apoyo a sus afirmaciones.

1. “Concentración de la riqueza y distribución de la pobreza”, que resume información bien conocida acerca del grado en el que la riqueza global se ha polarizado mundialmente.

2. “La globalización de la explotación”, que se refiere a cómo esta polarización va de la mano del creciente dominio del capital sobre el trabajo en el ámbito mundial.

3. “La migración como una pesadilla errante”, que revela no sólo la expansión de los flujos migratorios impuestos por el desempleo en el Tercer Mundo, sino también por las guerras locales que han multiplicado el número de refugiados (de 2 millones en 1975 a más de 27 millones en 1995, de acuerdo a cifras de las Naciones Unidas).

4. “La globalización de las finanzas y la generalización del crimen”, que muestra la creciente complicidad entre los megabancos, corrupción financiera, y dinero caliente proveniente del tráfico ilegal de drogas y armas.

5. “¿La violencia legítima de un poder ilegítimo?”, que responde esta pregunta con el argumento que el “strip tease” del Estado y la eliminación de sus funciones de asistencia social lo han reducido en muchos países a un agente de represión social, transformándolo en una agencia ilegal de protección al servicio de las megaempresas.

6. “La megapolítica y los enanos”, que argumenta que las estrategias dirigidas hacia la eliminación de las fronteras del comercio y hacia la unificación de las naciones conducen a la multiplicación de las fronteras sociales y a la fragmentación de las naciones, convirtiendo la política en un conflicto entre “gigantes” y “enanos”, es decir, entre la megapolítica de los imperios financieros y la política nacional de los Estados débiles.

7. “Focos de resistencia”, que sostiene que en respuesta a los focos de riqueza y poder político concentrados, están surgiendo focos crecientes de resistencia cuya riqueza y fuerza reside, en contraste, en su diversidad y dispersión.

A pesar de sus perspectivas contrastantes, ambos relatos ven la globalización neoliberal como un proceso puesto en marcha por fuerzas del mercado crecientemente no reguladas y móviles, el cual polariza las diferencias sociales tanto entre las naciones como dentro de ellas mismas.

Mientras que la brecha entre naciones ricas y pobres, así como entre los ricos y los pobres se hace más grande en todas partes, la riqueza global se está concentrando cada vez más en menos manos, incluyendo las de las élites subalternas.

En este nuevo paisaje global, ni los “ricos” pueden ser identificados exclusivamente con las naciones metropolitanas, ni los “pobres” con el tercero y segundo mundos. La mayor interconexión de los sectores dominantes y la marginación de las mayorías subordinadas ha socavado la cohesión de estas unidades geopolíticas.

Aunque también causa impacto en las naciones metropolitanas , esta erosión de vínculos colectivos dentro del ámbito de la nación debilita más severamente a los países del Tercer Mundo, así como a los países ex socialistas del moribundo Segundo Mundo (China merece atención aparte).

Especialmente en los países de menos recursos o menos poblados, los efectos polarizantes del neoliberalismo se agudizan por un creciente proceso de expatriación del capital, desnacionalización de las industrias y servicios, fuga de cerebros, e intensificación de los flujos migratorios a todo nivel.

La privatización de la economía y de los servicios públicos, o lo que Marcos denomina el “strip tease” del Estado, ha conducido no sólo a la reducción de la ineficiencia burocrática y en algunos casos a un aumento en la productividad y competitividad, sino también a la desaparición de los proyectos de integración nacional y la erosión, o al menos, a la redefinición de vínculos colectivos.

Las tensiones sociales resultantes de estos procesos con frecuencia conducen a la racialización del conflicto social y al surgimiento de etnicidades (Amin 1997).

Por ejemplo, la represión en Venezuela durante la protesta de 1989 en contra del alto costo de la vida y de un programa del FMI impuesto por el gobierno de Carlos Andrés Pérez se justificó en términos de un discurso civilizatorio que puso en evidencia la presencia subyacente de prejuicios raciales en un país que se enorgullece de definirse, al menos a nivel del discurso de las élites, como una democracia racial (Coronil y Skurski 1991).

Desde ese entonces, el ideal de igualdad racial ha sido erosionado por una creciente segregación y discriminación, incluyendo incidentes aparentemente triviales que muestran cómo las fronteras raciales se están redefiniendo, tales como la exclusión de personas de piel oscura de las discotecas de clase media o alta. El mismo proceso con expresiones similares se está dando en Perú, donde la Corte Suprema recientemente legisló a favor de los derechos de un club que había excluido a unos peruanos de piel oscura. Un segundo ejemplo ilustra cómo la globalización neoliberal puede promover “crecimiento económico” y sin embargo erosionar el sentido de pertenencia nacional.

En Argentina la privatización de la compañía nacional de petróleo condujo a despidos masivos (la nómina de 5000 obreros fue reducida a 500 obreros) así como a un aumento significativo en la ganancia (de pérdidas de $6 mil millones entre 1982 y 1990 a una utilidad de $9 millones en 1996).

Esta combinación de crecimiento económico en focos privatizados y de desempleo y marginación, ha transformado la forma en la que muchos argentinos se relacionan con su país. Uno de los trabajadores que fue despedido de la compañía de petróleo expresa este sentimiento de alienación de una nación que le ofrece pocas oportunidades: “Antes iba a acampar o a pescar; ahora escucho que Ted Turner está aquí, Rambo por allá, Terminator en otro lado. Y me digo, no, ésta no es mi Argentina” (New York Times, enero 1998).

Una respuesta común de los sectores subordinados a su marginalización del mercado globalizado es su creciente participación en una economía local “informal”, la cual, en algunos aspectos, reproduce la dinámica especulativa de lo que Susan Strange llama “casino capitalism” (1986).

La proliferación de intrigas y estratagemas para hacer dinero con el dinero, así como los esfuerzos para convertir en mercancía a todo lo que pueda ser vendido, se han convertido no sólo en prácticas económicas regulares, sino en estrategias agónicas de sobrevivencia.

Para muchos de los que se encuentran a la merced de las fuerzas del mercado y tienen poco que vender, el “mercado” toma la modalidad de comercio de drogas, contrabando, explotación sexual, comercio de mercancía robadas, e incluso de órganos humanos. Comprensiblemente, este capitalismo anómico va acompañado con frecuencia de un discurso sobre la “crisis”, el aumento de pánicos morales y el despliegue de medios mágicos para hacer dinero en economías “ocultas” (Comaroff y Comaroff 1999; Verdery 1996).

Para estos sectores marginalizados, la aparentemente ilimitada mercantilización de la vida social unida a las limitaciones estructurales en el mercado de trabajo hace que el mundo parezca cada vez más riesgoso y amenazador.

En contraste, para los sectores corporativos cuyo negocio es hacer dinero de los riesgos, la expansión no regulada del mercado convierte al mundo en un “paisaje de oportunidades”.

Desde la perspectiva de una globalidad corporativa, algunos países del mundo son vistos como fuentes de trabajo barato y de recursos naturales. El control corporativo de tecnologías altamente sofisticadas permite a las compañías intensificar la conversión de la naturaleza en mercancía y capturar para el mercado nuevos elementos, tales como materiales genéticos o plantas medicinales.

Un ejemplo llamativo ilustra cómo las nuevas tecnologías hacen posible la intensificación de la apropiación de la naturaleza en áreas tropicales para un mercado cada vez más exclusivo.

En Gabón, por medio de un instrumento mezcla de dirigible y balsa utilizado para explorar los copos de los árboles en las selvas tropicales, Givaudan y Roure, una de las corporaciones principales del “big business” de las fragancias y sabores, se apropia de los aromas naturales y vende sus componentes a compañías como Balmain, Christian Dior y Armani.

“En la medida que la naturaleza en climas más fríos ha sido totalmente explorada, la búsqueda de nuevas moléculas se ha mudado al trópico. (Simons, New York Times 1999:59) . Las tecnologías avanzadas también pueden ser utilizadas no sólo para descubrir productos naturales, sino para crear otros nuevos, convirtiendo la naturaleza en lo que Escobar llama la “tecnonaturaleza” (1997).

A la vez que estos productos naturales hechos por el hombre desdibujan la distinción entre lo natural y lo cultural, también amplían el significado de la naturaleza como fuente de mercado.

Para muchas naciones la integración de sus economías al libre mercado global ha conducido a una mayor dependencia de la naturaleza y a una erosión de los proyectos estatales de desarrollo nacional. La naturaleza, en su forma tradicional o de nuevos recursos tecnonaturales, se ha convertido en la ventaja comparativa más segura para esas naciones.

El aumento de formas de turismo que privilegian “lo natural,” así como también la explosión del turismo sexual como fuente de intercambio comercial y de la prostitución como estrategia de supervivencia personal, expresan un vínculo entre la naturalización de la racionalidad del mercado y la mercantilización no regulada de cuerpos y poderes humanos y naturales.

Aún en los casos cuando los recursos naturales se convierten en el fundamento de un modelo de desarrollo neoliberal basado en la expansión de las industrias y servicios relacionados entre sí, como lo demuestra el “éxito” de Chile, esta estrategia puede producir índices relativamente altos de crecimiento económico, pero al precio de una aguda polarización social y preocupante desnacionalización (Moulian 1997).

En algunos aspectos podríamos ver este proceso de reprimarización como una regresión a las formas de control coloniales basadas en la explotación de productos primarios y de fuerza laboral poco costosa. Sin embargo este proceso se está dando en un marco tecnológico y geopolítico que transforma el modo de explotación de la naturaleza y del trabajo.

Si bajo la globalización colonial se necesitó un control político directo para organizar la producción de bienes primarios y regular el comercio dentro de mercados restringidos, bajo la globalización neoliberal la producción no regulada y la libre circulación de bienes primarios en un mercado abierto requiere el desmantelamiento relativo del control estatal; es necesario enfatizar que el “strip tease” del estado benefactor va unido a toda una nueva vestidura estatal dirigida a apoyar al libre mercado.

Anteriormente, la explotación de bienes primarios se llevó a cabo a través de la mano visible de la política; ahora está organizada por la aparentemente invisible mano del mercado, en combinación con la menos destacada, pero no menos necesaria ayuda del Estado (ver Weiss 1998, para un argumento relacionado con la centralidad del Estado actualmente).

Anterior a este período de globalización neoliberal, los Estados postcoloniales buscaron regular la producción de bienes primarios. Durante el período de crecimiento económico promovido por el Estado, posterior a la II Guerra Mundial (más o menos entre las décadas de los ‘40 y los ‘70), muchas naciones del Tercer Mundo utilizaron el dinero obtenido de sus bienes primarios para diversificar sus estructuras productivas. La producción primaria, frecuentemente definida como una actividad nacional “básica”, fue cuidadosamente regulada y puesta bajo control doméstico.

Sin embargo, a medida que el mercado se ha ido convirtiendo en el principio organizativo dominante de la vida económica, éste ha impuesto su racionalidad a la sociedad, naturalizando la actividad económica y convirtiendo las mercancías en cosas acotadamente “económicas”, en apariencia despojadas de vinculaciones sociales y de significado político.

III. Riqueza y globalización neoliberal

Un síntoma revelador del creciente dominio de la racionalidad del mercado es la tendencia no sólo a tratar todas las formas de riqueza como capital en la práctica, sino a conceptualizarlas como tales en teoría. Por ejemplo, mientras el Banco Mundial, siguiendo una práctica convencional, definió “patrimonio producido” (produced assets) como la “medida tradicional de la riqueza”, ahora sugiere que incluyamos también “el capital natural” y “los recursos humanos” como elementos constitutivos de la riqueza.

En dos libros recientes, el primero Monitoring Environmental Progress (1995), y el segundo Expanding the Measures of Wealth: Indicators of Environmentally Sustainable Development (1997), el Banco Mundial propone que esta reconceptualización sea vista como un vuelco paradigmático en la medición de la riqueza de las naciones y en la definición de los objetivos de desarrollo. De acuerdo al Banco Mundial, ampliar la medición de la riqueza implica un nuevo “paradigma de desarrollo económico”.

Ahora los objetivos de desarrollo se deben lograr mediante la gerencia por portafolio, cuyos elementos constitutivos son recursos naturales, patrimonio producido y recursos humanos (1995;1997). Irónicamente, en la medida en que la naturaleza está siendo privatizada y pasa a un número menor de dueños, está siendo redefinida como el “capital natural” de naciones desnacionalizadas, gobernadas por la racionalidad del mercado global.

Se podría argumentar que este nuevo “paradigma” solamente reformula una concepción más antigua de acuerdo a la cual la tierra, el trabajo y el capital son factores de producción. Desde mi punto de vista, lo que parece significativamente novedoso es la intención de homogeneizar estos factores como distintas formas de capital, de concebir los recursos naturales, patrimonio producido y los recursos humanos directamente como capital.

Al hacer caso omiso de sus diferencias e incluirlos en la categoría abstracta de “capital”, estos recursos son tratados como elementos equivalentes, constitutivos de un “portafolio”. En un nivel, tratar a las personas como capital conduce a su valorización como una fuente de riqueza.

De hecho, la frase inicial del segundo informe hace énfasis en este hecho: “Los recursos naturales cuentan, pero la gente cuenta aún más. Esta es la primera lección que se debe aprender de los nuevos cálculos contenidos en este informe, relativo a la riqueza de las naciones” (1997:1).

Sin embargo, la gente puede “contar más” o “menos” que los recursos naturales sólo en términos de una perspectiva que los equipare; el valor de la gente puede ser comparado al valor de las cosas sólo porque ambos han sido reducidos a capital. La definición de la gente como capital quiere decir que el cuidado que se le otorga es el mismo que se le da al capital.

La noción de “portafolio” ya implica la necesidad de maximizar los beneficios. En vez de un proceso intrínsecamente político que se ocupe de la contienda social acerca de la definición de valores colectivos, los objetivos de desarrollo tienen que ver con la “gerencia” de “portafolios” y de “expertos”.

La técnica del mercado reemplaza a la política. El actual “paradigma” de desarrollo del Banco Mundial sugiere que los agentes de desarrollo sean como corredores de la bolsa, que el desarrollo sea como una especie de apuesta en un mercado riesgoso, en vez de un imperativo fundamentalmente moral .

Esta redefinición de la riqueza cómo un portafolio de distintas formas de capital adquiere nuevo significado en el contexto de un mercado global neoliberal. En un perspicaz libro que examina la evolución conjunta del mercado y del teatro en Inglaterra desde el siglo dieciséis hasta el siglo dieciocho, Jean C. Agnew argumenta que el “mercado” pasó durante este período de ser un lugar a convertirse en un proceso -de sitios fijos en los intersticios de una sociedad feudal a un fluir de transacciones dispersas por todo el mundo (1986).

En este cambio de lugar a proceso el mercado permaneció, sin embargo, dentro de los límites de un espacio geográfico familiar.

Analistas de la globalización han notado como sus formas contemporáneas resultan no en la ampliación del mercado en un espacio geográfico, sino en su concentración en un espacio social. Mientras el capital internacional se hace más móvil y se separa de sus anteriores ubicaciones institucionales, argumenta Hoogvelt, “la relación centro-periferia se está convirtiendo en una relación social, en vez de una relación geográfica” (1997:145).

Este cambio de un capitalismo en expansión geográfica a uno económicamente implosivo, está impulsado por una “profundización financiera”, es decir, por el crecimiento y también la concentración de las transacciones financieras y su dominio sobre el comercio en bienes materiales (1997:122).

Una serie de artículos del New York Times sobre globalización en febrero de 1999 confirman este análisis y resaltan el significado del distanciamiento creciente de las transacciones financieras del comercio de bienes verdaderos: “En un día típico, la cantidad total de dinero que cambia de manos solamente en el mercado internacional, es de $1.5 billones -un aumento de ocho veces desde 1986- una suma casi incomprensible, que equivale al comercio total mundial de cuatro meses.”

Los autores citan a un banquero de Hong Kong: “Ya no es la verdadera economía la que impulsa los mercados financieros, sino más bien el mercado financiero el que impulsa la verdadera economía.” De acuerdo a ellos, la cantidad de capital de inversión ha “explotado”: en 1995 los inversores institucionales controlaban $20 billones, diez veces más que en 1980.

Como resultado, “la economía global ya no está dominada por el comercio de carros ni de acero y trigo, sino por el comercio de acciones, bonos y monedas”. A medida que los capitales nacionales se funden en un mercado de capital global, esta riqueza se desentiende más y más del Estado. Es significativo que estas inversiones se canalizan a través de derivados, los cuales han crecido exponencialmente: en 1997 se comerciaron por un valor de $360 billones, una cifra que equivale a doce veces la totalidad de la economía global (New York Times, 15/2/1999, A1).

Desde mi punto de vista, la profundización financiera implica una transformación significativa del mercado: no solamente su concentración en un espacio social, sino su extensión en el tiempo. Hoy en día el capital viaja más allá de las limitaciones de las fronteras geográficas que han definido a la cartografía de la modernidad, hacia el ciberespacio, es decir, hacia el tiempo.

Esta expansión temporal del mercado, o si se prefiere, su extensión hacia el ciberespacio – quizás un avance más de lo que Harvey y otros describen como la transformación de tiempo en espacio- le da nuevo significado a la redefinición de la naturaleza como capital. De esta manera, no se trata solamente de que cada vez más la riqueza está en menos manos, en gran parte libre del control público, sino que en estas manos la riqueza está siendo transformada a través de un proceso de creciente homogeneización y abstracción.

He considerado útil definir este proceso como la “transmaterialización” de la riqueza. Con esto no quiero decir la “desmaterialización de la producción”, es decir, una pretendida disminución en la intensidad del uso de materia prima (Kouznetov 1988:70; para una interpretación que destaca la persistente importancia de lo material, ver Bunker 1989), sino más bien la transfiguración de la riqueza a través de la cada vez más abstracta conversión en mercancía de sus elementos en el tiempo y el espacio.

Un artículo de la revista Time sobre el futuro del dinero resalta la importancia tanto de las nuevas formas de riqueza como de las nuevas maneras de pensarlas .

La riqueza, según este artículo, está siendo tratada por los inversionistas cada vez más no como bienes tangibles, sino como riesgos asumidos frente a ellos, tales como los derivados. La “Magna Carta” de esta nueva forma de conceptuar la riqueza, sugiere el autor, es un discurso de Charles Sanford en 1993, en ese momento Director Ejecutivo (CEO) del Bankers Trust.

En este impresionante documento, titulado Financial Markets in 2020, Sanford reconoce la nueva complejidad de la actual situación. A la vez que señala que la realidad está cambiando más rápidamente que nuestras categorías, proclama, muy seguro de sí mismo, que a través de una combinación de arte y ciencia el mundo corporativo, incluyendo sus propias universidades, producirá teorías capaces de explicar los cambios que están redefiniendo actualmente al mundo.

Utiliza la fecha 2020 para expresar sus expectativas de una visión perfecta y la fecha estimada cuando ésta se logrará. A pesar de la imagen borrosa del presente, Sanford puede ya vislumbrar que esta visión perfecta implicará un cambio radical de perspectiva: “Estamos comenzando desde un punto de vista newtoniano que opera en el ámbito de objetos tangibles (resumidos por dimensión y masa), hacia una perspectiva más acorde con el mundo no lineal y caótico de la física cuántica y de la biología molecular” (1994:6). Partiendo de esta analogía con la física cuántica y la biología moderna, él llama esta reconceptualización teórica “particle finance” (ibid.).

Estas “finanzas de partícula” permitirán a las instituciones financieras consolidar toda su riqueza e inversiones en “cuentas de riqueza”, y fragmentar estas cuentas en partículas de riesgo derivadas de la inversión original, las cuales pueden ser vendidas como paquetes en una red global computarizada.

Para ayudarnos a visualizar la naturaleza del cambio, Sanford dice: “Siempre hemos tenido transporte -la gente caminaba, eventualmente montaron burros- pero el automóvil fue una ruptura con todo lo que lo precedió. La gerencia de riesgo hará lo mismo con las finanzas. Es una ruptura total”, (Time 1998: 55).

Haciendo eco de Sanford, el autor del artículo del Time observa que los derivativos, una de las formas principales de gerenciar el riesgo, “han cambiado las reglas del juego para siempre” (Ramo 1998: 55). Para imaginarnos este nuevo juego, él nos pide que “imaginemos el mundo como un paisaje de oportunidades -todo, desde los bienes raíces en peligro del Japón, hasta los valores futuros (futures) del petrolero ruso- es mercadeado y empacado por bancos gigantes como Bankamérica, o por compañías financieras como Fidelity Investments y el Vanguard Group” (Ibid.).

El ejemplo de “los bienes raíces en peligro del Japón” y “los valores futuros del petrolero ruso” son ejemplos generales, podrían igualmente representar los valores futuros de los aromas de Gabón, el turismo de Cuba, la deuda externa de Nigeria, o cualquier cosa o fragmento de cosa que pueda ser convertida en mercancía. Haciendo eco de Sanford, Ramo del Time afirma que “el efectivo E (lectrónico), las cuentas de riqueza, y los derivativos de los consumidores harán que estas firmas sean tan esenciales como lo fue antes la moneda.”

Estos cambios harán que dichas firmas capitalistas sean tan indispensables que se hagan eternas: “si la inmortalidad del mercado puede ser comprada”, concluye el artículo, “éstas son las personas quienes averiguarán cómo lograrlo. Y lo estarán haciendo con su dinero” (Ramo 1998:58).

IV. Globocentrismo

Aunque puede ser que esta visión corporativa sea hiperbólica y refleje los cambios que la misma desea producir desde una perspectiva interesada, ayuda a visualizar las transformaciones en la geopolítica del poder mundial que he discutido hasta ahora. Desde mi punto de vista, hay dos procesos que están cambiando los vértices del poder imperial, desde un lugar central en “Europa” o el “Occidente” a una posición menos identificable en el “globo”.

Por un lado, la globalización neoliberal ha homogeneizado y ha hecho abstractas diversas formas de “riqueza”, incluyendo la naturaleza, que se ha convertido para muchas naciones en su ventaja comparativa más segura y su fuente de ingresos; por otro lado, la desterritorialización de “Europa” o el Occidente, ha conllevado su reterritorialización menos visible en la figura esquiva del mundo, la cual esconde las socialmente concentradas pero más geográficamente difusas redes transnacionales financieras y políticas que integran a las élites metropolitanas y periféricas.

En este contexto, el ascenso de “Eurolandia” no debe opacar su

cercana articulación con “Dolarlandia”. La “transparencia” solicitada por los propulsores del libre mercado no incluye una visibilidad pública ni una responsabilidad con relación a las jerarquías de mando emergentes del poder económico y político global.

Estos dos procesos interrelacionados están vinculados a un gran número de transformaciones culturales y políticas que articulan y representan las relaciones entre diferentes culturas, mercados, naciones y poblaciones. Está de más decir que estos procesos afectan las naciones de diferentes maneras. Sin embargo, me parece que ellos implican un cambio en la manera como la nación ha sido tratada como unidad fundamental de identificación política y cultural colectiva en el mundo moderno. La imagen del globo prescinde de la noción de externalidad.

Desplaza el locus de las diferencias culturales de otros pueblos altamente occidentalizados, ubicados geográficamente lejos de los centros metropolitanos, a poblaciones difusas, dispersas por todo el mundo, inclusive en el interior del ya viejo “primer mundo.” Este proceso no deja de ser contradictorio.

Las naciones se han abierto al flujo de capital, pero se han cerrado al movimiento de los pobres. Mientras la gran mayoría de la población pobre tienen una movilidad social limitada o inexistente, a estas gentes se les ve no tanto en términos de las unidades jurídicas o políticas que han conformado la cartografía de la modernidad (predominantemente Estados-naciones agrupados en regiones modernas y atrasadas), sino más bien en términos de criterios étnicos, religiosos, o de clase.

Sin duda, las naciones permanecerán siendo unidades políticas fundamentales y fuentes de imaginaciones comunales en los años venideros (particularmente las naciones metropolitanas), pero los criterios “culturales” supranacionales y no-nacionales, desde mi punto de vista, jugarán un papel más y más importante como

marcadores de las identidades colectivas (particularmente en las naciones del Segundo y Tercer Mundo).

Lo que está en juego no es la desaparición del Estado-nación, sino su redefinición. Los Estados que han sido obligados a hacer un “strip tease” pueden ser impulsados a ponerse ropa nueva a través de la presión de sujetos descontentos o de la amenaza de un revés político. La preocupación creciente con los efectos políticos de la pobreza global en el nivel más alto del sistema internacional, como se ha evidenciado en las recientes reuniones del Banco Mundial, FMI y del G7, puede conducir a una reconceptualización del papel del mercado y de los Estados. Como escudo contra los efectos negativos de la globalización, el nacionalismo podría aún cobrar una nueva vida.

Desde la conquista de las Américas, los proyectos de cristianización, colonización, civilización, modernización y el desarrollo han configurado las relaciones entre Europa y sus colonias en términos de una oposición nítida entre un Occidente superior y sus otros inferiores. En contraste, la globalización neoliberal evoca la imagen de un proceso no diferenciado, sin agentes geopolíticos claramente demarcados o poblaciones definidas como subordinadas por su ubicación geográfica o su posición cultural; oculta las fuentes de poder altamente concentradas de las que emerge y fragmenta a las mayorías que impacta.

¿Cómo responder a este aparente cambio de “Europa” y el “Occidente” al “globo”, como el locus de poder y de progreso? En vista de este cambio, ¿cómo desarrollar la crítica al eurocentrismo? Si el occidentalismo se refiere de una manera más o menos amplia a las estrategias imperiales de representación de diferencias culturales estructuradas en términos de una oposición entre el Occidente superior y sus otros subordinados, la hegemonía actual del discurso de globalización sugiere que éste constituye una modalidad de representación occidentalista particularmente perversa, cuyo poder yace, en contraste, en su capacidad de ocultar la presencia del Occidente y de desdibujar las fronteras que definen a sus otros, definidos ahora menos por su alteridad que por su subalternidad.

He argumentado que la crítica al occidentalismo intenta iluminar la naturaleza relacional de representaciones de colectividades sociales con el fin de revelar su génesis en relaciones de poder asimétricas, incluyendo el poder de ocultar su origen en la desigualdad, de borrar sus conexiones históricas, y de esa manera presentar, como atributos internos de entidades aisladas y separadas, lo que en efecto es el resultado de la mutua conformación de entidades históricamente interrelacionadas (1996; 1999).

Dada la amplia influencia del discurso de la globalización, pienso que es necesario extender la critica del eurocentrismo hacia la crítica del globocentrismo.

El globocentrismo, como modalidad del occidentalismo, también se refiere a prácticas de representación implicadas en el sometimiento de las poblaciones no occidentales, pero en este caso su sometimiento (igual que el sometimiento de sectores subordinados dentro de Occidente) aparece como un efecto del mercado, en vez de como consecuencia de un proyecto político (occidental) deliberado.

En contraste al eurocentrismo, el globocentrismo expresa la persistente dominación occidental a través de estrategias representacionales que incluyen: 1) la disolución del Occidente en el mercado y su cristalización en nódulos de poder financiero y político menos visibles pero más concentrados; 2) la atenuación de conflictos culturales a través de la integración de culturas distantes en un espacio global común; y 3) un cambio de la alteridad a la subalternidad como la modalidad dominante de establecer

diferencias culturales. En la medida que el “Occidente” se disuelve en el mercado, se funde y solidifica a la vez; la diferencia cultural ahora se basa menos en fronteras territoriales que a través de vínculos de identificación y diferenciación con el orden occidental tal como éste aparece difundido a través del globo.

Dado que el mercado se presenta como una estructura de posibilidades en vez de como un régimen de dominación, éste crea la ilusión de que la acción humana es libre y no limitada.

Resultados como la marginalización, el desempleo y la pobreza aparecen como fallas individuales o colectivas, en vez de como efectos inevitables de una violencia estructural. La crítica al globocentrismo nace del reconocimiento de la conexión entre la violencia colonial y postcolonial. De la misma manera que la globalización sigue al colonialismo, la crítica al globocentrismo se basa en la crítica al eurocentrismo.

Las mismas condiciones globales que hacen que la globalización sea un objeto de estudio crean la posibilidad de vincular un examen de los colonialismos del norte de Europa, la preocupación central de los estudios postcoloniales en los centros metropolitanos, con el análisis del colonialismo y el neocolonialismo, un tema fundamental en el pensamiento latinoamericano y del Caribe.

La globalización debe verse como un proceso contradictorio que incluye nuevos campos de lucha teórica y práctica. A diferencia de otras estrategias de representación occidentalistas que resaltan la diferencia entre el Occidente y sus otros, la globalización neoliberal evoca la igualdad potencial y la uniformidad de todas las gentes y culturas. En la medida en que la globalización funciona reinscribiendo las jerarquías sociales y estandarizando las culturas y los hábitos, ésta funciona como una modalidad particularmente perniciosa de dominación imperial.

Pero, en la medida que descentra al Occidente, borra las diferencias entre los centros y las periferias y postula, al menos en principio, la fundamental igualdad de todas las culturas, la globalización promueve la diversidad y representa una forma de universalidad que puede prefigurar su realización más plena.

De la misma manera en que la proclamación de igualdad y libertad durante la Revolución Francesa fue tomada literalmente por los esclavos de Haití y fue redefinida por sus acciones al imponer la abolición de la esclavitud (Dubois 1998), los ideales de igualdad y diversidad declarados en el discurso de la globalización pueden abrir espacios para luchas liberadoras (así como pueden producir reacciones conservadoras, al igual que ocurrió en Francia y Haití).

En espacios sociales localizados bajo condiciones globales, las identidades colectivas se están construyendo en formas inéditas a través de una articulación compleja de fuentes de identificación tales como la religión, territorialidad, raza, clase, etnicidad, género y nacionalidad, pero ahora esta articulación está informada por discursos universales de derechos humanos, leyes internacionales, ecología, feminismo, derechos culturales y otros medios de hacer respetar las diferencias dentro de la igualdad (Sassen 1998; Alvarez, Dagnino y Escobar:1998).

El proceso de globalización está desestabilizando no sólo las fronteras geográficas y políticas, sino también los protocolos disciplinarios y sus paradigmas teoréticos. La globalización evidencia los límites de la división entre la modernidad y la posmodernidad así como las oposiciones entre lo material y lo discursivo, lo económico y lo cultural, la determinación y la contingencia, el todo y los fragmentos que siguen informando a nuestras prácticas disciplinarias.

Más que nunca, de la misma manera como los fenómenos locales no se pueden comprender fuera de las condiciones globales en las que se desarrollan, los fenómenos globales no se pueden comprender sin explicar las fuerzas locales que los sustentan. Con suerte, el esfuerzo de darle sentido a la relación entre lo que por falta de mejor expresión hemos llamado la dialéctica entre localización y globalización en el contexto de condiciones de conocimiento y producción globalizadas, al descentralizar las epistemologías de Occidente y al reconocer otras alternativas de vida, producirá no sólo imágenes más complejas del mundo, sino modos de conocimiento que permitan una mejor comprensión y representación de la vida misma.

La globalización neoliberal obliga a profundizar y poner al día el intento de los críticos postcoloniales de provincializar a Europa y de cuestionar su universalidad. A la vez que se une a esa tarea, la crítica al globocentrismo deberá igualmente reconocer la rica diferenciación del mundo y mostrar la altamente desigual distribución de poder que inhibe el despliegue de su inmensa diversidad cultural.

Una crítica que desmitifique las afirmaciones universalistas del discurso de globalización pero que reconozca su potencial liberador, debería hacer menos tolerable la destrucción de la naturaleza y la degradación de las vidas humanas por parte del capitalismo. Esta crítica se desarrollará en diálogo con ideas surgidas en los espacios en los que se imaginan futuros alternativos para la humanidad, ya sea en “focos de resistencia” al capital, en lugares aún libres de su hegemonía, o en el seno de sus contradicciones internas.

La magia del imperialismo contemporáneo reside en conjurar su propia desaparición haciendo que el mercado aparezca como la personificación de la racionalidad humana y de la felicidad.

Los discursos dominantes de globalización ofrecen la ilusión de un mundo homogéneo que avanza constantemente hacia el progreso. Pero la globalización está intensificando las divisiones de la humanidad y acelerando la destrucción de la naturaleza. Los estudios postcoloniales deberían enfrentar las seducciones y promesas de la globalización neoliberal.

Esta tarea es inseparable de la búsqueda de una construcción alternativa del progreso alentada por la esperanza de un futuro en el que todos los seres humanos puedan ocupar un lugar digno en un planeta que todos compartimos provisionalmente.

Notas

1 Una versión anterior de este trabajo fue presentada en el panel organizado por Edgardo Lander para el Congreso Internacional de Sociología de Montreal. Quiero agradecerle por animarme a presentar este trabajo y por tener la paciencia de permitirme transformarlo. También quiero agradecer al grupo de estudios sobre colonialismo de la Universidad de New York en Binghamton donde presenté una versión de este trabajo. Mis sentidas gracias a los miembros de mi seminario de postgrado, la Globalización y el Occidentalismo, invierno 1999, por sus útiles comentarios sobre este trabajo y por las interesantes discusiones durante todo el semestre. Agradezco enormemente los comentarios detallados de Genese Sodikoff, Elizabeth Ferry y María González. Gracias también a Julie Skurski por sus agudas observaciones. La traducción del original en inglés fue realizada por Eleonora García Larralde.

2 Profesor de antropología e historia, Departamento de Antropología, Universidad de Michigan.

3 Los medios de comunicación han servido de vía principal para los discursos celebratorios de la globalización, desde los anuncios corporativos hasta las canciones. Esta tendencia ganó adeptos con la expansión de las corporaciones multinacionales de los años sesenta y se intensificó con el derrumbe del mundo socialista y la consiguiente hegemonía del neoliberalismo.

4 Es imposible hacer una lista de la amplísima y siempre creciente bibliografía sobre la globalización o representar acertadamente sus distintos matices y perspectivas. Entre los autores que he usado en este trabajo y que de alguna u otra manera han interpretado la globalización como un fenómeno complejo, aun cuando estén en desacuerdo sobre su novedad o características, se encuentran los siguientes: Amin (1997;1998); Appadurai (1996); Arrighi (1994); Dussel (1996); Greider (1997); Harvey (1989); Henwood (1997); Hirst y Thompson (1996); Hoogvelt (1997); López Segrera (1998); Massey (1998); Sassen (1998); Robertson (1992); Weiss (1998).

5 Algunos marxistas, sin embargo, han notado la importancia de la renta de la tierra con relación a ciertos aspectos del capitalismo, tales como bienes raíces urbanos, pero pocos lo han utilizado para conceptualizar su desarrollo. Al reflexionar sobre la teoría marxista de la renta de la tierra, Debeir, Délage y Hémery han notado que la relación “sociedad/naturaleza era considerada sólo en un marco exclusivamente de teoría económica, el de la renta de la tierra”(1991: xiii). Su intención está dirigida hacia ver esta relación en términos de una conceptualización del uso de energía más general. Desde mi punto de vista, la relación renta/tierra (así como trabajo/salario y capital/beneficio) no debe ser reducida a “una teoría puramente económica”. Un análisis holístico de la renta de la tierra revelaría sus muchas dimensiones, que incluyen las transformaciones de los actores involucrados en el uso cambiente de energía.

6 Para exposiciones representativas de estos puntos de vista, ver la colección de artículos en O ‘Connor (1994).

7 El uso de la palabra “aterrizada” está influenciado por la conferencia “Tocando la Tierra”, organizada por los estudiantes del Programa de Doctorado en Antropología e Historia, Universidad de Michigan, abril, 1999. La conferencia intentaba superar, como lo indica su declaración de propósito, un “hábito preexistente de dividir el análisis de lo cultural del de lo económico y lo simbólico de lo material. El análisis textual y discursivo , aún cuando suscita un contexto material para lecturas de contenido cultural tiende a evitar dirigirse directamente al estudio y la teorización de tal fenómeno como el trabajo, la estructura y práctica de la dominación política y la explotación económica, y la organización del patriarcado.” (1999: sin numerar).

8 Por ejemplo, Ortiz (1995); Mignolo (1995); Quijano (1993).

9 Muchos teóricos han examinado la relación entre colonialismo y racialización. Estos comentarios se basan básicamente en el trabajo de Quijano (1992), Mignolo (1999) y Stoler (1995).

10 Informe de Comercio y Desarrollo, 1997.

11 El “Tercer Mundo” como categoría emergió del proceso de descolonización conectado con la Segunda Guerra Mundial, como resultado de lo cual el Tercer Mundo se convirtió en el campo de batalla militar e ideológico entre el Primer Mundo capitalista y el Segundo Mundo socialista. Ahora que ese combate se ha acabado prácticamente, los países de lo que era llamado el Tercer Mundo no son ya los objetos deseados para la competencia de los poderes políticos, sino actores que se afanan con dificultad en una mercado mundial competitivo. Para una discusión esclarecedora del esquema de los tres mundos, ver Pletsch (1981).

12 Ambos informes sobre la globalización que he examinado aquí presentan evidencia de la existencia de una brecha creciente entre los ricos y los pobres en las naciones metropolitanas. Una reveladora respuesta a esta polarización es el trabajo The Work of Nations de Robert Reich, en el que aboga por la necesidad de integrar los sectores internacionalizados y los domésticos de la población de los EE.UU. (1991).

13 Mi agradecimiento a Genese Sodikoff por permitirme el uso de este artículo.

14 Le agradezco a Genese Sodikoff por estas formulaciones.

15 “The Big Bank Theory. and what it says about the future of money”, Time, 27 de abril, 1998.

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