Tendencia Revolucionaria Salvadoreña conmemoró 15 años de existencia (14 de noviembre de 2011)

Frente a los restos de Farabundo Martí un 11 de noviembre de 1996 nació la Tendencia Revolucionaria Salvadoreña,conocida como la TR, su objetivo contribuir a que un instrumento genuino del pueblo, encause la lucha por una nueva sociedad.

Han pasado 15 años desde aquel heroico suceso, ahora la TR es una corriente de pensamiento a nivel nacional, que cada vez alcanza a más organizaciones sociales y políticas tanto a nivel nacional e internacional. Esta corriente de pensamiento,- no son lineas o instrucciones que bajan desde un grupo de “iluminados o iluminadas”- es una forma de entender la realidad y, a lo mejor, formas de luchar para increpar esa realidad tan ominosa que padece la sociedad salvadoreña.

“La ventaja de la TR es que su trabajo se realiza allí con la gente de carne y hueso, y no en escritorios donde la realidad se vive distinta”, expuso Dagoberto Gutiérrez frente a más de dos cientos lideres y lideresas de una diversidad de organizaciones sociales del país.

“Que hoy estemos aquí en la Central de Trabajadores Democráticos (CTD) conmemorando este aniversario no es casual, es porque la TR está encarnada en el movimiento social salvadoreño, que ha logrado su independencia, y que sin duda luchará por transformar este país”. Planteó Fidel Nieto, miembro de la Comisión Política de la TR.

Al evento realizado el 13 de noviembre en la CTD, llegaron representantes de la Tendencia Revolucionaria de Honduras, que forma parte del Frente Nacional de Resistencia Popular de Honduras, así mismo representantes de la TR en California y de la TR en Canadá, y de México del Movimiento por la Liberación Nacional (MLN). Se leyeron saludos desde Italia, Argentina, Uruguay y Brasil.

La apuesta principal según lo expresado es construir ese cada vez más necesario Estado participativo y patagónico. Alirio Montoya, miembro de la Iniciativa por la Democracia Participiva en el oriente del país en su mensaje de saludo planteó: “…que el único rumbo visible para transformar este país es, construir ese Estado. De lo contrario no habrá rumbo”.

Uno a uno, y una a una los lideres y lideresas de las diversas organizaciones hicieron su participación a micrófono abierto, saludando a la TR y exponiendo su visión frente a los nuevos retos a asumir en el país.

El convivio de conmemoración culminó al medio día y luego las delegaciones de los diversos países se reunieron con la Comisión Política de la TR, para afinar estrategias de lucha y para conocer más detalles de los procesos revolucionarios que las organizaciones desarrollan en sus países.

Dagoberto Gutiérrez: El resultado de las elecciones fue una rebelión popular contra los partidos tradicionales (La Gaceta, 15 de marzo de 2021)

El analista político, Dagoberto Gutiérrez, consideró que en las pasadas elecciones de alcaldes y diputados la población organizó una rebelión popular sin utilizar fusiles, solo usando los votos, acabando así con el régimen político que se montó después de la guerra civil basada en los partidos.

“El pueblo mandó un mensaje no tanto y no solo a los partidos políticos sino a las clases dominantes, sobre todo a los oligarcas dueños del país. Les dijo que la cosa está cambiando, vamos a cambiar el orden por un nuevo orden. La misión de los partidos políticos ha sido sostener el poder de la oligarquía”, señaló.

Gutiérrez, opinó que el partido Nuevas Ideas es un estado de ánimo que expresa el malestar, reclamo y rechazo del pueblo hacia el orden político del país y que eso es más que un partido.

“Un partido es una cosa jurídica, lo que se llama persona jurídica, esta es otra cosa y aquí hay un pálpito superior ya instalado en el corazón de la gente”, expresó.

Respecto a las voces que cuestionan que el Ejecutivo obtendrá mucho poder el próximo 1 de mayo, luego que se instale la nueva Asamblea Legislativa, el analista dijo que es una decisión de la población y que es parte de la democracia.

Bukele obtiene mayoría en la Asamblea – Balance de las elecciones 2021 (BPJ, 3 de marzo de 2021)

En una elección donde solo 51.5 % del padrón electoral se decidió a participar, el oficialismo ha conseguido una holgada victoria sobre la oposición, consiguiendo la mayoría de los votos que se movilizaron. Según el último escrutinio preliminar, con 90.36 % de las actas escrutadas a las 8pm de 01 de marzo, Nayib Bukele tendría una mayoría absoluta de casi 61 diputados afines a su gobierno, del total de 84 diputados del parlamento.

Solo con los curules obtenidos a través de su partido, Nueva Ideas (NI) tendría alrededor de 56 diputados, más los 5 del partido Gran Alianza por la Unidad Nacional (GANA). También logró quedarse con administración de la mayoría de consejos municipales del país. Lo que ha sucedido este 28F es algo histórico en elecciones libres y en la historia moderna del país, en tanto que ningún partido había conseguido una mayoría aplastante en el parlamento en las décadas posteriores al conflicto armado.

Los resultados de estas elecciones no son una sorpresa, son el producto de todo un proceso de desprestigio contra los partidos tradicionales iniciado desde antes de la llegada de Nayib Bukele a la presidencia y profundizado desde entonces. Con mucho tiempo de antelación, habíamos analizado las perspectivas del escenario que hoy se está desarrollando ante nuestros ojos: el gobierno lograría ganar mayoría en el parlamento, mientras el desprestigio de los partidos crecía frente a una izquierda electorera inoperante que no iba a levantar cabeza.

Un voto para la gobernabilidad del presidente

Quienes han votado a Bukele para darle esta absoluta libertad política ha sido la gente común y corriente, la mayoría perteneciente a la clase trabajadora y los sectores empobrecidos, le han votado para que hoy sí pueda gobernar sin obstáculos, pero esto no es en absoluto un pase libre para que haga lo que quiera. Un gran poder conlleva una gran responsabilidad, y este enorme poder que ahora tiene en sus manos es bastante peligroso para Bukele, porque tendrá una presión tremenda para cumplir con las expectativas de sus votantes a corto y mediano plazo. Estas libertades pero también estas presiones son superiormente distintas a las que pudo tener cualquier otro partido en el gobierno antes y van a marcar el ritmo de los acontecimientos que se avecinan.

Bukele puede tener ahora mismo el control de casi todo el aparato del Estado y el respaldo mayoritario de la población, pero hay una serie de factores claves que le impedirán mantener esta estabilidad inmutablemente. Entre esos está algo bien importante: la situación económica mundial. La inversión extranjera directa es clave para poder generar una economía estable, que genere las condiciones económicas necesarias para ofrecer empleo, buenos salarios y captar impuestos para inversión social, que son parte de las necesidades urgentes de la población.

Esto ya se ha percibido, pues a casi dos años de la llegada de Bukele y a pesar que prometió que generaría millones de dólares de inversión extranjera, nada de eso ha ocurrido, los datos económicos contradicen este discurso maravilloso. Sin embargo, todo este tiempo hasta el 28F, a Bukele le funcionó trasladar la culpa a enemigos externos a su gobierno, principalmente a la Asamblea Legislativa hostil al pueblo que impedía que él pudiera recibir los recursos necesarios y le bloqueaba todo cuanto podía. Los constantes conflictos entre el Ejecutivo y el Legislativo alrededor de préstamos para inversión social, sobre todo los recursos para atender la pandemia, hicieron posible que la base electoral de Bukele se radicalizará para sacar a esos diputados de la Asamblea y colocar diputados que sí estarían dispuestos a trabajar con él de la mano.

Sin márgenes de maniobra

Ahora bien, a pesar de tener configurada una Asamblea Legislativa con mayoría de diputados y diputadas de Nuevas Ideas, para cumplir con las expectativas de los votantes el gobierno de Nayib Bukele necesita recursos. Pero conseguir recursos para elevar los niveles de vida de la clase trabajadora, en momentos de crisis tan complejas como la actual, es sumamente difícil desde la perspectiva capitalista. No precisamente porque no haya recursos y dinero, sino porque ese dinero se encuentra en las manos de las familias más acaudaladas del país, cuyos intereses Bukele no se atreverá a tocar ni en sus sueños, o al menos no será lo primero que buscará hacer.

Ante esto, una de las alternativas que Bukele puede utilizar es la deuda, sin embargo, esta opción tiene límites serios, y después de año y medio en el gobierno parece que la chequera de Bukele está a punto de agotarse. Durante la crisis sanitaria para paliar los efectos de la Covid-19, la deuda del país alcanzó niveles históricos arriba del 90% con respecto al PIB. Esto ocasionará que nuevos créditos sean cada vez más difíciles de conseguir y que además solo se consigan a niveles de interés elevados, esto a su vez generará problemas al sistema financiero nacional que afectaría, en primer lugar, a los grandes capitalistas y, en segundo lugar, a toda la población en general. Bajo esta perspectiva el endeudamiento debería ser una opción descartada, pero Nayib no se caracteriza precisamente por medir las consecuencias de sus actos y, en su afán de mantener la estabilidad de su régimen, podría entrar en conflicto con el capital nacional endeudando cada vez más al país sin importarle el caos financiero que sus acciones pudieran generar.

Otra de las alternativas, para generar recursos en un gobierno capitalista como el de Bukele es privatizar instituciones del Estado. De hecho, esta idea ya la ha dejado plasmada en su programa, con la propuesta de apertura de Asocios Público Privado o la aceptación de la propuesta que elaboró el FMLN en su gobierno de Zonas Económica Especiales (ZEE). Lo cual sin duda, representa una ofensiva capitalista radical que solo afectaría a la clase trabajadora, pues se trata de privatizar recursos y empresas estatales de servicios, tal como se hizo con las telecomunicaciones y el sistema previsional en el pasado, y la instalación de transnacionales como las Zonas Francas maquileras, que no han hecho más que explotar históricamente nuestra fuerza de trabajo pagando salarios de hambre.

Por otra parte, también puede implementar más impuestos y recortes del gasto social y estatal. El aumento del IVA no es descartable, por la firma de la carta de compromisos que el gobierno ha firmado con el Fondo Monetario Internacional que sugiere el aumento a los impuestos y recortes. Bukele hasta la fecha ha sido muy cauteloso de utilizar estas cartas, sabe que son muy impopulares y de haberlas impulsado en el pasado hubiera encontrado una oposición que las habría utilizado para hacer campaña en su contra, antes que por un interés real de defender los intereses de los desposeídos. Pero hoy ya no tiene esa oposición.

Se vea por donde se vea, el gobierno de Bukele aun controlando todas las instituciones del Estado, no tiene margen de maniobra y se verá en grandes aprietos para resolver las demandas de los trabajadores. Y ante esto, los sindicatos que se plegaron al gobierno tendrán que demostrar en la práctica su compromiso con la clase obrera, ahora no hay argumento alguno para no proponer, impulsar y luchar por reformas en favor de los trabajadores ¿lo harán?

Sin más excusas

La clase trabajadora no tiene un desarrollo de consciencia homogéneo, la mayoría de los trabajadores debido a sus condiciones de explotación suelen ser muy prácticos, ellos no votan pensando en términos abstractos como democracia, institucionalidad e independencia de poderes, etc., sino más bien votan en busca de que el gobierno que elijan les solucione sus problemas de manera efectiva, y los trabajadores que le han dado el voto a Bukele esperan estrictamente eso. La pandemia le ha dado un salvavidas a Bukele, el gobierno ha tenido millones de dólares para poder impulsar programas asistenciales concretos y a su vez ha sido astuto en demostrar que allí donde no ha podido avanzar más ha sido por culpa de los viejos legisladores, los que ya no estarán más.

A pesar del pragmatismo de la mayoría de personas de la clase trabajadora, ahora que se ha eliminado ese factor de “los mismos de siempre” de la ecuación comenzarán a razonar, tarde o temprano, que las cosas ahora sí tienen que empezar a cambiar. Algunos iluminados tratan de presentar a los votantes como personas que no razonan, simples ingenuos que no aprenden. Sin embargo, negar la posibilidad del cambio de consciencia de la gente que votó a Bukele, es negar que en el pasado dejaron de votar a ARENA y al FMLN para votar a otro partido diferente, por tanto, aquí la discusión no está en si cambiarán de opinión o no, sino más o menos cuando pasará y si habrá una alternativa revolucionaria para acumular ese descontento hacia un cambio radical de la sociedad.

Buscando otros culpables y… ¿más excusas?

Por otra parte, otros afirman que Bukele, aun con mayoría aplastante en la Asamblea, seguirá buscando otros culpables, otras excusas, y esto es cierto. Ha demostrado en la práctica que no conoce límites con tal de no asumir responsabilidades. Pero ¿la gente le seguirá creyendo? Es posible que durante un tiempo prudente sí, pero de nuevo la consciencia de las clases oprimidas no se mantendrá pasiva todo el tiempo, y esta estratagema de la victimización ya bastante usada empezará a desgastarse. Estamos seguros que la clase trabajadora en los primeros meses con estos cambios políticos tendrán una actitud muy paciente, una actitud de esperar, pero todo tiene un límite. Y a medida que la crisis del capitalismo se profundiza también las condiciones precarias de los trabajadores lo hacen. Por ejemplo, los precios de la canasta básica van en alza desde inicio del año y como consecuencia el salario tiende a devaluarse rápidamente, sumado a esto muchas empresas se están viendo obligadas a cerrar por la crisis y las oportunidades de empleo para una masa creciente de fuerza de trabajo se estancan año con año, las pensiones cada vez son más precarias, etc., etc.

Todos estos factores y otros más como las cientos de muertes por la pandemia, la exclusión, la desigualdad y los problemas de violencia, como la extorsión y la delincuencia, son un coctel explosivo que no tiene solución bajo el régimen capitalista y menos con un gobierno en las condiciones económicas actuales. La crisis estallará, no hay ningún argumento que contradiga esta perspectiva. Bukele adolece de las condiciones económicas óptimas para mantener la estabilidad, por tanto su gobierno está condenado al fracaso.

La pregunta es cuánto tiempo la clase trabajadora podrá tolerar que sus condiciones de vida no se resuelvan y, al contrario, reciba solamente ataques por parte del gobierno al que votaron con la ilusión de que hoy sí iba a ser diferente. Históricamente, hemos visto como la clase trabajadora pudo resistir el yugo de los gobiernos reaccionarios y opresivos de ARENA durante 20 años y luego 10 años del gobierno del FMLN, en esta experiencia acumulada podemos ver como los ciclos de cambio se reducen prácticamente a la mitad, esto nos da la pauta para trazar una perspectiva probable en la que la decepción y la búsqueda de una nueva alternativa sea en menos tiempo de lo que ocurrió con estos partidos. Hay una experiencia y una frustración acumulada, el vaso de la paciencia volverá a colmarse mientras siga recibiendo un flujo constante de ataques.

La historia no se desarrolla en línea recta sino de manera cíclica y contradictoria, puede haber avances graduales, lentos y otros muy rápidos, pero también hay períodos de estancamiento. Cada ciclo se repite, pero no en los mismos niveles, no es una repetición exacta sino superior, por ejemplo, a cada elección y cada traición corresponde un nivel de aprendizaje superior al del pasado, hay una acumulación de traiciones y frustraciones a partir de la participación electoral en el marco de la democracia burguesa, pero también hay acumulación de experiencia y lecciones.

Partiendo de las tradiciones revolucionarias de los salvadoreños, podemos atrevernos a afirmar que quizá antes de probar cambiar sus condiciones una vez más a través de un proceso electoral, pueden recurrir a métodos revolucionarios, la conclusión a la que pueden llegar es “hemos probado con X o Y partido una y otra vez y nada se resuelve por esta vía, estamos hartos ¿qué más podemos hacer, que otros métodos existen para hacer valer nuestro derechos?” De hecho, estos comentarios se pueden escuchar de vez en cuando en algunas personas desde ya, esta particularidad se puede volver una generalidad rápidamente a medida que el gobierno de Bukele vaya errando.

Sea cual sea el escenario, la juventud que va despertando a la vida política con ardientes deseos de transformar el mundo debe tener una perspectiva de construcción de la alternativa revolucionaria. La clase obrera ha sido testigo durante la historia por su liberación que el factor ausente en los procesos y lo que siempre falla en las revoluciones es a lo que Lenin le llamó el factor subjetivo, es decir la dirección del movimiento, el partido surgido de la visión colectiva de la clases explotadas, construido no al calor de los acontecimientos, sino en la dura escuela previa a los estallidos sociales.

Aquí y allá, en cualquier lugar del mundo, vemos como los dirigentes traicionan a sus bases para entregarse a los capitalistas, lo cual prepara a las masas para la atomización, la decepción, la frustración y el giro a la derecha.

Nosotros tenemos nuestra propia experiencia con el FMLN. En tres elecciones desde el 2015 a la fecha, el FMLN ha pasado de ser la primera fuerza política de la clase trabajadora a ser una minoría insignificante en la política nacional. Paso de tener 800 mil votos en 2015 a tener 500 mil en 2018 y a 162 mil en 2021, una caída brutal y catastrófica en un lapso muy pequeño; de tener 32 parlamentarios en 2015, en 2021 obtendrá con mucha dificultad apenas 4.

¿Cuál es la razón de esta caída brutal en la izquierda electoral?

En el pasado ya hemos analizado que el principal falló del FMLN y el desprecio que las masas le han demostrado en los eventos electorales, deviene de los resultados de su trabajo en 10 años al frente del Ejecutivo, de asumir el rol de administrador de la crisis del capital sin presentar un cambio fundamental en las condiciones de vida de sus electores, esto le valió el desprecio total de las masas. Fue su programa el que se puso a prueba y ha sido desechado como una alternativa para el cambios de la sociedad.

Después de estas derrotas, el FMLN no enmendó sus errores, al contrario, profundizó su giro a la derecha y se volvió un partido más del régimen. Cuando tuvo la oportunidad de reconstruirse no lo hizo y se impuso una estrategia errada para atraer nuevamente a sus votantes, eso quedó demostrado en las elecciones recién pasadas.

Hay una regla en política y sobre todo aplica para la izquierda, entre más respetuosa se muestre está a las leyes e instituciones del régimen burgués, más propicia su fracaso y fortalece a la reacción. Los errores de la izquierda reformista, su programa obsoleto y fracasado, allanó el camino para que hoy Bukele esté en el poder con una mayoría absoluta en el parlamento, porque su papel como revolucionarios antisistema pasó a segundo plano en sus diferentes gestiones, no hicieron más que mostrarse como los salvadores del capitalismo y su régimen.

Desde las profundas derrotas electorales de 2018 y 19, ningún diputado y candidato del FMLN se presentó como defensor de los intereses de la clase trabajadora. A la llegada de Bukele han ocurrido constantes ataques a la clase trabajadora y no se han pronunciado ni acompañado estas luchas, como la desarticulación de sindicatos de manera ilegal, por ejemplo, el sindicato de trabajadores del Seguro Social, STISSS, que ahora es un grupo de choque del oficialismo; o el despido de 210 obreras y obreros que luchan por sus derechos contra la patronal en Florenzi, para mencionar dos ejemplos claros. Teniendo 24 diputados no emprendieron ninguna acción significativa de denuncia y acompañamiento, no ha habido ningún atisbo de posiciones revolucionarias, y ni tan siquiera de solidaridad. El parlamento en gran medida mantuvo un silencio sepulcral en cuanto a estas luchas sensibles, que pudieron asestarle golpes importantes al oficialismo.

Al contrario, su programa y su actividad política se redujeron a mostrarse como una izquierda capacitada para administrar de manera eficiente el Estado burgués de los capitalistas, a respetar y defender la Constitución y la institucionalidad que por años le ha fallado a los explotados y oprimidos del país. Lejos de exponer los vicios y leyes injustas, las tomaron como ejes centrales a defender en su política. ¿Cómo pueden los trabajadores estar de acuerdo con esta política, si es la clase trabajadora la que vive en carne propia los efectos de la injusticia perpetrada por el Estado y su marco legal? ¿Qué hacen los juzgados por la clase obrera cuando les despiden, quien hace cumplir las leyes de este país? ¿Cómo esperan entonces que las defiendan si no significan nada para la clase obrera? ¿Cómo se puede diferenciar el FMLN de ARENA y los demás partidos de la derecha si tenían el mismo discurso? Su política durante este tiempo no fue sino solo un punto más en la lista de traiciones a los intereses de los trabajadores.

El FMLN ha sido desechado por las masas trabajadoras, de eso no hay duda, sin embargo, ante la traición y la desilusión con el partido emergente del presidente Bukele y ante la ausencia de una alternativa con historia como el FMLN, este partido puede resurgir en el futuro, pero difícilmente, tras años de vaciamiento colectivo, podrá enmendar sus errores, por consecuencia volveremos al estercolero de siempre. La consigna de una restitución, renovación y reconstrucción política del FMLN es una idea del pasado. Lo más probable es que el FMLN ante la decepción y ante su imposibilidad de hacer un balance serio de las derrotas terminará como un cascaron vacío, es imposible restituir algo si los cimientos que lo mantenían también han sido demolidos. Lo que quedará en el FMLN será una burocracia corrupta que se venderá al mejor postor en el parlamento para poder sobrevivir, tal y como todos los partidos enanos de la derecha.

Ahora mismo, la única alternativa que tenemos es la construcción de un partido revolucionario y democrático, por fuera del mismo FMLN, llamando a la juventud radicalizada, a los sectores más consiente de la clase obrera, no hay atajos, estudiantes, etc. No hay otro camino, sin un partido claro y revolucionario, es imposible avanzar en la lucha revolucionaria.  La gesta heroica de la revolución rusa es el ejemplo más concreto, de como la clase obrera en colectivo puede llegar al poder y empezar a cambiar la sociedad radicalmente, negar este hecho histórico, significa renunciar a la posibilidad de que podemos acabar con el sistema capitalista, hasta ahora, ningún proceso en el mundo ha conducido a la revolución triunfante a partir de un método diferente, si funcionó una vez ¿Acaso no vale la pena intentarlo nuevamente?

Sobre el régimen que se avecina

El régimen de Bukele a pesar que puede llegar a controlar todo el poder político del Estado en sus manos, se eleva sobre bases inestables, sus miserables agentes en el Estado no son los más diestros en materia política y su base electoral puede desaparecer igual de rápido como se construyó. Hay mucho temor en como puede manejar este poder político un tirano como Bukele, pero por ahora este tirano no tiene una oposición poderosa. Lo que quedará a partir de mayo del 2021 será por el lado de la izquierda un partido frustrado y decepcionado, sin presencia en el parlamento y mucho menos en las calles, ¿a qué peligro se puede enfrentar Bukele a partir de ahora para justificar el uso de la represión abierta? El movimiento social y sindical difícilmente será una fuerza de masas en las actuales condiciones, por tanto, si sus opositores son incapaces de movilizarse, entraremos posiblemente a un periodo de reflujo, de resignación y decepción, pasará un buen tiempo para que la clase obrera y la juventud vuelva a tomar fuerza y pueda representar un peligro al régimen.

Esto no niega que ataques a la libertad de expresión y organización se vean violentados como ha sido desde el inicio de su gestión, debemos denunciarlo y combatirlo de manera inteligente. Pero para ser proporcionales, no hace falta desatar la represión abierta para detener comentarios hostiles de la oposición. Solo cuando el movimiento crezca en musculatura, no dudamos que Bukele con el aval de gran capital utilizará la represión abierta para imponer el orden capitalista.

Nuestra tarea como revolucionarios que confiamos en la vitalidad y el despertar de la clase obrera, de ahora en adelante se reduce a la reorganización del movimiento, al fortalecimiento de cuadros revolucionarios entre la juventud, las mujeres, entre todas las capas de la sociedad oprimidas y explotadas para construir el instrumento que pueda derribar al régimen y evitar la instauración de una dictadura sangrienta en el futuro. La burguesía tradicional no se quedará de brazos cruzados mientras tengan a un loco conduciendo su Estado, y tendrán ante sí dos opciones: o lo controlan por la fuerza y lo obligan a imponer el orden cuando las demandas vayan en ascenso a través de métodos violentos o intentan apartarlo del camino para imponer un régimen mucho más violento.

El Estado en manos de Bukele profundizará las contradicciones del capital y crispará más las condiciones, preparando escenarios explosivos en el futuro, nuestro único camino es la organización y la lucha, a la reacción se le combate con lucha revolucionaria, no hay otro camino para defender nuestros derechos. Solo los cuadros y las organizaciones más preparadas y decididas podrán jugar un papel relevante en este periodo, las que no, estarán condenadas a desaparecer o a jugar un papel reaccionario al lado del capital. El futuro aunque es incierto es también de aprendizaje y de lucha revolucionaria, la tarea imperante a organizarnos y a prepararnos para las batallas futuras, que no se darán en los salones ministeriales del Estado, se darán en el escenario de la lucha de clases en los centros de trabajo, universidades, comunidades y las calles.

Como BPJ estamos dispuestos a impulsar y participar activamente en estas batallas. Durante años nos hemos preparado en la práctica y en la teoría para jugar un papel relevante en la lucha obrera, si eres joven, trabajador, estudiante y estás de acuerdo con estas perspectiva, te interesa luchar por un futuro distinto y estás dispuesto a entregarte a esta causa te invitamos a organizarte y a formarte junto a nosotros, a construir el partido revolucionario y marxista de la clase obrera. Únete a nosotros en la lucha por el socialismo.

¡Ante el peligroso avance de Bukele y el desplome del FMLN, urge el reagrupamiento de la izquierda revolucionaria! (Psoca, 9 de marzo de 2021)

El 28  de febrero del 2021 se realizaron en El Salvador los comicios  para elegir 84 Diputados que integran la Asamblea Legislativa, 20 Diputados del Parlamento Centroamericano (PARLACEN) y 262 alcaldes con sus respectivos Concejos Municipales pluralistas.

Entre los 10 partidos políticos que participaron, nueve reflejaron posturas derechistas: Partido de Concertación Nacional (PCN), Partido Demócrata Cristiano (PDC), Alianza Republicana Nacionalista (ARENA), Cambio Democrático (CD), Gran Alianza por la Unidad Nacional (GANA), Partido Democracia Salvadoreña (DS), Nuevas Ideas (NI), Nuestro Tiempo (NT), y VAMOS. Solo el Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN) se presentó con su tradicional falsa fraseología de izquierda, pero no logró cautivar a las masas populares después de la amarga experiencia que vivieron bajo los gobiernos de Mauricio Funes y Salvador Sánchez Cerén. También participaron dos candidatos no partidarios.

Persiste el ausentismo y la decepción con la democracia de los Acuerdos de Paz

Según los últimos censos, la población asciende a 6, 825,935 habitantes de los cuales 5,389,017 estaban inscritos para ejercer el sufragio en el 2021.

Datos preliminares refieren que la participación electoral en las elecciones del 28 de febrero no supero el 51%, lo que indica una marcada indiferencia de la mitad de la población hacia los procesos electorales. Esta apatía tiene su origen en que la frágil democracia burguesa instaurada con los Acuerdos de Paz de 1992, no resolvió las expectativas democráticas del pueblo salvadoreño. Continúan problemas como el desempleo, bajos salarios, violencia, delincuencia y corrupción generalizada. La población se siente defraudada por los viejos partidos políticos porque estos no cumplen las promesas de las campañas electorales.

En vez de declinar, el abstencionismo, con altibajos, ha aumentado en los últimos 29 años. En las elecciones legislativas de 1994 el abstencionismo fue del 46.92%, en 1997 subió al 60.82%, en el 2000 fue de 61.52%, para el 2003 bajo un poco hasta el 58.97, en  2006  continuo en descenso con el 54.22%,  en 2009 fue del 54.09%, en 2012 fue del 51.91%, en 2015 fue del 51.77%,  en 2018 fue del 54.27% y en las recientes elecciones del 2021 se calcula que no superó el 51%.

Un fenómeno similar ha ocurrido con las elecciones presidenciales. En 1994 el abstencionismo fue de 54,8%, en 1999 fue de 60%, en el 2004 bajo al 32%,  y 2009 por las expectativas que habían en un triunfo del FMLN  bajó hasta el 37,1%,  en 2014 se mantuvo en 37,5%, en las elecciones que ganó Bukele  el abstencionismo subió hasta el 58,2%. Una simple observación de las estadisticas muestran que el descenso del tradicional voto se produjo en las elecciones del 2009 y 2014 por las expectativas de las masas trabajadoras en un posible cambio de situación, bajo los gobiernos del FMLN, pero la decepción ha sido determinante para elevar nuevamente las cifras del abstencionismo en el histórico 50%.

La minoritaria protesta del voto nulo y voto en blanco

Según datos preliminares, se han contabilizado 49,421 votos nulos y 43,656 votos en blanco, lo que muestra la protesta activa de una franja todavía minoritaria en la población. Estos electores no se sintieron representados por ninguno de los partidos políticos en contienda, ni por ninguno de los candidatos independientes.

Nuevas Ideas: la minoría ganadora

Los resultados preliminares arrojan que Nuevas Ideas ganó 56 Diputados, ARENA obtuvo 12, GANA obtuvo 5,  FMLN obtuvo 4, PCN obtuvo 2, PDC obtuvo 1, VAMOS obtuvo 1,  y NUESTRO TEMPO obtuvo 1. Bukele logró la meta de imponer mayoría simple y calificada dentro de la nueva Asamblea Legislativa

A nivel municipal, Nuevas Ideas ganó 146 alcaldías de los 262 municipios del país, 13 de las catorce cabeceras departamentales, aunque en materia de votos tiene aproximadamente 399,000 votos menos que a en las elecciones legislativas.

A nivel del Parlamento Centroamericano (PARLACEN) solamente participaron 8 partidos políticos. De los 20 Diputados que integran el PARLACEN la coalición NUEVAS IDEAS-CD obtendría 14 diputados, 3 para ARENA, 1 para el  PCN, 1 para GANA, y 1 para el FMLN.

Si comparamos la votación obtenida por Nuevas Ideas, con el conjunto de la población apta para votar, tenemos la sorpresa que a nivel legislativo obtuvo un  27% de apoyo. La Asamblea Legislativa será controlada por la minoría más grande, pero minoría al final de cuentas. Esta situación desnuda la naturaleza antidemocrática de la actual democracia salvadoreña. Con el apoyo de esta gran minoría, Bukele extenderá su control sobre el poder judicial, y resto de instituciones del Estado. La prolongada crisis económica, el endeudamiento y la pauperización de la mayoría de la población crea un ambiente propicio para el establecimiento de un régimen totalitario. El peligro real de instauración de un régimen bonapartista, con amplios poderes para el presidente de la república, puede ser la antesala de una nueva dictadura disfrazada de gobiernos civil.

El derrumbe del reformismo del FMLN

Nunca antes, ni en los peores momentos de la hegemonía de los gobiernos de ARENA, el FMLN había obtenido una votación tan baja. El FMLN ha obtenido apenas 4 Diputados para la Asamblea Legislativa, y 175, 056 de votos que representan el 6.94% de la participación electoral y un poco más del 3% de todo el electorado.

 El FMLN ha sufrido su peor derrota electoral, a pesar de haber agitado correctamente el fantasma de una posible dictadura de Bukele. Igual que la fábula del pastorcillo mentiroso, que nadie le creyó cuando decía la verdad, el pueblo salvadoreño le ha dado la espalda al FMLN, una muestra de rechazo y decepción política ante la desastrosa gestión de los gobiernos de Funes y Sánchez Cerén, en la que se conformaron con ser simples administradores del Estado burgués, fieles peones del neoliberalismo.

Por una Coordinadora de Izquierda Revolucionaria (CIR)

Bukele ascendió al poder porque supo manipular las ilusiones democráticas de las masas, ante la crisis del sistema bipartidista que se instauró después de los Acuerdos de Paz de 1992. Estamos ante una nueva derecha que pretende ocupar el lugar de ARENA, que también se ha desplomado, aunque en menor medida que el FMLN.

Bukele ha logrado sus metas por el vacío de una conducción revolucionaria. Durante más de tres décadas, el FMLN logró copar el espacio de izquierda, impidiendo o bloqueando el surgimiento de nuevas direcciones revolucionarias. El peligro real que representa el bonapartismo de Bukele, y el desmoronamiento del reformismo del FMLN, crean nuevas condiciones que exigen el surgimiento de una nueva conducción revolucionaria.

Desde el Partido Socialista Centroamericano (PSOCA) llamamos a todas las organizaciones y personas que se identifican como parte de la izquierda a integrar una Coordinadora de la Izquierda Revolucionaria (CIR), para luchar contra el bonapartismo de Bukele, por la defensa de las libertades democráticas y contra los planes de ajuste neoliberal que inevitablemente aplicara contra los trabajadores y la clase media.

Llamamos a elaborar conjuntamente en Plan de Lucha que contenga, al menos, los siguientes puntos:

1.- Unidad sindical y popular contra los planes de ajuste neoliberales acordados con el FMI. Por el aumento de salarios conforme el costo de la vida. Por establecimiento de una renta básica para los sectores más vulnerables

2.- Para combatir el desempleo, luchemos por un Plan de Obras Públicas y construcción de viviendas a bajos precios para todos los trabajadores, sectores populares y campesinos que las necesiten.

No a la flexibilización laboral y a los empleos precarios sin goce de prestaciones ni estabilidad laboral.

3.- Defendamos la libertad de sindicalización y el derecho a huelga de todos los trabajadores, empleados públicos y municipales, así como también garantizar el derecho la trabajo y la estabilidad laboral. Abajo los chantajes del Ministerio del Trabajo y Prevención social (MTPS) que niega las certificaciones de las Juntas Directivas Sindicales. Despenalización de los métodos tradicionales de lucha laboral y social.

4.- Por la derogación de la Ley del Sistema de Ahorro para Pensiones (SAP) y la desaparición de las Administradoras de los Fondos de Pensiones (AFP), para garantizar una pensión digna volvamos al sistema clásico de seguridad social, conformado por aportaciones del Estado, la patronal y los trabajadores. ¡No más AFP!

5.- Democratización del actual sistema político, flexibilizando los requisitos para la creación y legalización de nuevos partidos políticos. Simplificar el procedimiento y requisitos para la presentación de candidaturas no partidarias que permitan la participación política de los trabajadores y demás sectores populares.

Incorporación de mecanismos de control popular, como el referéndum, plebiscito, etc., que permitan la participación democrática y consulta popular en temas de interés nacional.

6.- Renacionalización de las  empresas y servicios públicos privatizados o entregados en concesión. El Estado bajo control de los trabajadores y el pueblo debe mantener el monopolio de los servicios públicos, para garantizar el acceso de la población

7.- Nacionalización de la banca, instituciones financieras y sistema de pensiones, bajo control de los trabajadores.

8. Reforma agraria integral que beneficie a los campesinos  y que devuelva las tierras ejidales a las comunidades indígenas

9. La lucha contra la violencia, la delincuencia y las pandillas no debe centrarse en la represión militar, sino en resolver los problemas económicos de decenas de miles de jóvenes marginalizados socialmente, que conforman las pandillas.

Probablemente falten muchos temas más. Los revolucionarios debemos coordinarnos y discutir democráticamente cómo combatir al régimen bonapartista de Bukele, y como construir una nueva alternativa revolucionaria que ocupe en enorme vacío creado por el desplome electoral del FMLN.

Centroamérica, 9 de marzo del 2021

Secretariado Ejecutivo Centroamericano (SECA)

Partido Socialista Centroamericano (PSOCA)

Apuntes para una caracterización del gobierno Bukele (Jorge Luna, PCT, 7 de diciembre de 2020)

Innumerables artículos y editoriales se han escrito en la prensa burguesa (El Faro, LPG, El Diario de Hoy, etc.), dando cuenta de una acuciante preocupación por el enfrentamiento que sostiene el Gobierno Bukele en contra de la Asamblea Legislativa y el Órgano Judicial, lo que los ideólogos de aquellos medios denominan “crisis institucional”.

No es para menos, el Gobierno Bukele apoyándose en el Ejército, la Policía y respaldado por el caudal de votos obtenidos en las pasadas elecciones, se ha lanzado en una cruzada en contra de los que él denomina “los mismos de siempre”, cuyos hitos más destacados a la fecha son: la militarización del recinto legislativo el pasado 9 de febrero, la restricción de derechos de rango constitucional vía decreto ejecutivo durante la pandemia, el incumplimiento a resoluciones judiciales, dentro de las que destaca por su significado para las víctimas, el incumplimiento a la orden judicial que ordenaba realizar la diligencia de inspección judicial a los archivos de la Fuerza Armada, en el marco del proceso penal que se sigue por la masacre de El Mozote y cantones aledaños en 1981.

De éstos hechos, algunos personajes ligados a la burguesía como el ex magistrado Ulises de Dios Guzmán (https://twitter.com/informatvx/status/1263460927866908672) y el ex director del Instituto de Medicina Legal, ya hablan de una virtual dictadura https://www.elsalvador.com/opinion/editoriales/dictadura-nayib-bukele/758546/2020/).

Por su parte el partido tradicional de la burguesía, ARENA, caracteriza a Bukele como un “dictador en potencia” (https://twitter.com/arenaoficial/status/1296820639207231489).

Mientras que el partido FMLN, es de la idea que la situación actual se encuentra marcada por “un peligroso debilitamiento de la democracia” (https://www.youtube.com/watch?v=a_yFApDxrjY&feature=emb_title).

Para dilucidar si, tal como lo plantean los principales partidos de la oposición, estamos frente a los albores de una dictadura, como las que ya hemos vivido en el pasado, es preciso analizar la situación de la lucha de clases en el país, de la cual éste gobierno es su reflejo.

Un acercamiento preliminar a la caracterización del gobierno de Bukele.

Desde nuestra concepción teórica, la categoría “gobierno”, se refiere a los hombres de carne y hueso que, en determinado momento, están a la cabeza del estado y de un régimen político. Esta categoría responde a la pregunta: ¿Quién gobierna?

No es lo mismo que régimen, porque pueden cambiar muchos gobiernos sin que cambie el régimen, si las instituciones siguen siendo las mismas.

De ahí que, sea importante analizar el sector de clase de donde proviene el actual presidente y el partido que lo llevó a la presidencia, para responder a cabalidad aquella pregunta.

Durante la década del 2000 en nuestro país, se operaron profundos cambios en los ejes de acumulación de capital, signados por una alta penetración de capital regional y transnacional en los ejes de acumulación mas rentables (los conglomerados financieros se vendieron a otros regionales y transnacionales) y la consecuente emigración de los sectores burgueses de esos ejes de acumulación a otros, mediante la liquidez que les generó la venta de sus empresas.

Éste proceso permitió una clara diferenciación entre la facciones de la burguesía tradicional (Baldochi-Dueñas, Kriete-Ávila, Palomo-Déneke, Araujo-Eserski) renovada en los años noventa y las emergentes del siglo XXI.

Una de esas facciones emergentes del siglo XXI, la constituye, lo que Carlos Paniagua en su estudio “El bloque empresarial hegemónico salvadoreño”, denomina como el “sub-bloque [empresarial] árabe”, en el que destacan apellidos como Simán, Salume, Zablah Touché, pero que incluye además a los Saca y Bukele. De ahí que, el actual presidente por su origen de clase pertenece a dicha facción de la burguesía.

La otra facción emergente, es la ligada al grupo empresarial ALBA petróleos de El Salvador, que se constituyó “… en lo que en su momento fue el sector financiero para las élites salvadoreñas a mediados de los años noventa, al proveer de dinero fresco a un nuevo núcleo empresarial que ha buscado acceder a mercados hasta ahora acaparados por pocos grupos empresariales: medios de comunicación, transporte aéreo, finanzas, energía e hidrocarburos. La mayoría de estas empresas se ha abierto a través de préstamos y subsidios destinados a un pequeño núcleo de personas, políticos del FMLN en su mayoría…” (Francisco Robles Rivera, en su artículo “ÉLITES EN EL SALVADOR: CAMBIOS Y CONTINUIDADES (2000-2016)”)

Esa búsqueda de “dinero fresco” proveniente de grupo empresarial ALBA petróleos de El Salvador, para incursionar en sectores de la economía dominados por la burguesía tradicional y el sub bloque árabe, explica el hecho que Bukele, aunque siendo orgánico de éste último, se desmarcó del mismo para establecer negocios con algunos de los dirigentes efemelenistas, que con la fundación en enero de 2006, de ALBA Petróleos de El Salvador, pasaron a ser empresarios.

Los negocios entre los empresarios del FMLN como José Luis Merino (Ramiro Vásquez) y Bukele, para enero de 2019 aún se mantenían, tal como lo verificara el diario burgués El Faro, en el artículo “Bukele se divorció del Frente, pero no del grupo Alba”.

Lo anterior explicaría los roces que se ha generado entre el presidente y la ANEP, pues precisamente dicha asociación patronal se encuentra dominada hoy por los representantes máximos representantes de la facción del sub bloque árabe, del cual Bukele se separó; pero también explica los acercamientos de éste con el bloque hegemónico tradicional, que se ha visto desplazado tanto de la gremiales como del partido ARENA; lo que indicaría que conforme avance el período presidencial Bukele y su partido NI podrían convertirse en el nuevo partido del bloque empresarial hegemónico.

De ahí que, ante la pregunta de quién gobierna hoy en El Salvador, debemos responder que es Bukele junto a una facción emergente de la burguesía, con vasos comunicantes con el conglomerado ALBA petróleos por donde fluyeron miles de dólares. De tal suerte que, nos encontramos ante un gobierno empresarial.

¿Existe una crisis institucional?

Ahora bien, si nos encontramos ante un gobierno empresarial, cómo deberíamos interpretar el enfrentamiento entre Bukele por un lado y la Asamblea Legislativa y el Órgano Judicial por el otro.

Un primer elemento que hay que destacar es que, no se trata de un enfrentamiento en contra de la Asamblea Legislativa como institución, sino en contra de los diputados de los partidos de oposición. Lo que indica que, el objetivo de Bukele no es suprimir la Asamblea Legislativa, sino mantener el enfrentamiento como estrategia electoral de desgaste, para intentar ganar la mayoría legislativa. Prerrogativa ésta, de la que gozaron los sucesivos gobiernos de ARENA.

Por otra parte, en cuanto al enfrentamiento con el Órgano judicial, tampoco se trata de un enfrentamiento en contra de dicha institución del Estado burgués, sino que se restringe a las resoluciones judiciales que perjudican sus objetivos electorales. Por ello, el enfrentamiento ha sido mayoritariamente en contra de la Sala de lo Constitucional, sin embargo, esto tampoco es nuevo, el gobierno Cerén-FMLN, también tuvo enfrentamientos con la Sala de lo Constitucional, que incluyó movilización de su militancia en contra de determinadas resoluciones.

De la misma manera, la actitud respecto a las FFAA y la profundización de la militarización de la sociedad, no es marca exclusiva de este Gobierno, la utilización de las FFAA en labores de seguridad pública fue implementada en el último gobierno de ARENA, se continuó con Funes-FMLN y se profundizó en la administración Cerén-FMLN.

De ahí que, es posible sostener que los elementos propios de un régimen político bonapartista (sui generis) o autoritario, siempre han estado latentes a lo interno del régimen político salvadoreño, y los sucesivos gobiernos los han utilizado de la manera que la correlación de fuerzas entre las clases se los ha permitido en cada momento. Así las cosas, el gobierno Bukele-GANA por la facción de clase a la que pertenece Bukele y el origen del partido GANA, se asemeja más al Gobierno Saca-ARENA que al Gobierno Hernández Martínez.

Lo anterior no excluye que el Gobierno Bukele, dadas las condiciones de la lucha de clases por ejemplo de no lograr obtener mayoría en la próxima legislatura, pueda avanzar y consolidar un régimen abiertamente bonapartista.

Continuara…

Crítica a la izquierda crítica (Noticias UCA, Ricardo Ribera, 18 de septiembre de 2009)

Maquiavelo, pensando en Savonarola, quien a puras arengas religiosas había implantado en la ciudad de Florencia una dictadura popular, hizo la observación de que cuando estaba armado el profeta triunfó, pero una vez desarmado caminó a su ruina. Retomando en el siglo XX esta reflexión, Isaac Deutscher le puso a su trilogía sobre Trotski los títulos El profeta armado, El profeta desarmado y El profeta desterrado. En tonos menos dramáticos, también hoy en nuestro país está presente en el escenario político la figura del profeta.

Debo antes que nada confesar que comparto el aprecio y admiración que muchos sienten por Dagoberto Gutiérrez. Considerado uno de los más brillantes analistas políticos del país, es asimismo uno de los pocos que utilizan el método dialéctico en sus reflexiones, las cuales suelen tener además un alto valor pedagógico. Aunque él modestamente se presenta como “un luchador social”, se sabe que es dirigente de una corriente de izquierda radical llamada Tendencia Revolucionaria. Lo que sí me molesta un poco de Dago —también eso debo confesar— es ese tono de sermón religioso, de prédica esotérica, de orador de púlpito, que a menudo adopta cuando habla en público. Por eso me parece que le resulta apropiado el calificativo de “profeta” que aquí le endoso.

También Dagoberto fue en su momento “profeta armado” (quién no lo recuerda en la colonia Escalón, al frente de la fuerza guerrillera durante la ofensiva de 1989); después pasó a ser “profeta desarmado” en su paso fugaz por la Asamblea Legislativa como diputado (díscolo) del FMLN. Muy pronto se separó de su partido, protagonizando su única escisión de izquierda. Hoy, tras la asunción del gobierno de Mauricio Funes, lo veo más bien como el “profeta desairado”. Enseguida explicaré por qué.

El movimiento que encabeza no ha querido organizarse como partido y se presenta vinculado y conduciendo a una parte del movimiento social. Critica al FMLN por su reformismo y por haberse integrado “al sistema” desde que se legalizó y participa en las instituciones. Le achaca haberse alejado de la gente y de sus reivindicaciones, las que intenta organizar y dirigir la Tendencia Revolucionaria. En mi opinión, ésta debe ser caracterizada como “izquierda extraparlamentaria”. Es su derecho actuar desde la sociedad civil y no hacerlo desde las instituciones e instancias del “sistema político” al que critica. Es una fuerza política real, con la que hay que contar, al margen por voluntad propia de la formalidad de las instituciones.

No necesariamente ello la convierte en una izquierda revolucionaria, al igual que participar en la escena parlamentaria y en las instituciones no hace automáticamente reformista a la otra izquierda, la que representa el Frente. Hay que ver los contenidos concretos de la política, el rumbo y la estrategia para juzgar a una y a otra izquierda. Aparte del hecho de que en el propio FMLN coexisten varias corrientes diferentes. Las cosas no son en blanco y negro o, si se prefiere, en rojo y rosadito. Hay muchos más matices en la realidad compleja de la izquierda salvadoreña actual.

El grave problema que enfrenta en el actual período una izquierda con voluntad y vocación revolucionarias es que desde los Acuerdos de Paz la época está signada por la reforma. En 1992, la negociación logró por esa vía lo que la revolución no había alcanzado en los ochenta: reformas a la Constitución y al sistema político que abrieron paso a la democracia.

No es fácil ser revolucionario cuando la época no es de revolución, sino de reforma. De hecho, en cada coyuntura electoral esta izquierda radical se ha visto enfrentada al dilema de oponerse a las elecciones, arriesgando ser vista como un factor del gane de la derecha, o participar apoyando la opción del Frente, a riesgo de caer en una incoherencia de estrategia y de discurso.

En medio de los procesos eleccionarios del presente año, Dago aclaró públicamente que había votado por el FMLN en las elecciones de alcaldes y diputados, y que votaría por Mauricio Funes en las de marzo. O sea, esta izquierda extraparlamentaria sí participó en la contienda electoral, aunque no haya participado en la campaña. Ha sido un componente del triunfo, parte del torrente por el cambio que al fin se impuso, poniendo término a dos décadas de Gobiernos areneros. No negoció ni condicionó su apoyo, lo cual honra sus principios.

Pero poco tardó en empezar a enviar señales de querer ser incluida a la hora del reparto de cargos en el gabinete y en las instituciones. Para el área del medio ambiente fueron propuestos, por ciertas bases del movimiento social, nombres de expertos cercanos a la Tendencia Revolucionaria. No fueron tomados en cuenta. Queda la sospecha de que pueda ser este uno de los motivos de las actuales movilizaciones contra la proyectada presa El Chaparral. No me parece coherente. Si uno se proclama antisistema y quiere hacer lucha extraparlamentaria, ¿por qué de pronto este afán en ser parte del sistema político y en querer impulsar cosas desde las instituciones del Estado?

Por otro lado, los medioambientalistas conocen muy bien la gran contaminación que producen las plantas eléctricas que trabajan quemando bunker fuel y su elevado costo de funcionamiento. ¿Cómo puede decirse que “el país tiene capacidad instalada de sobra” sin ver la conveniencia de superar la dependencia de la combustión de hidrocarburos? ¿No han de ser las energías limpias y renovables, como la hídrica, las que deben promoverse? El mayor reto del país es alcanzar el desarrollo. Y no podrá haber desarrollo sin crecimiento económico, el cual requerirá aumentar la producción de energía. Si llegase a sobrar, se exporta: ¿cuál es el problema?

En mi opinión, al hacer a un lado el interés nacional y anteponer los intereses de unos pocos cientos de familias, esta izquierda comete un grave error; pierde credibilidad y seriedad, actuando más como grupo de presión que como alternativa política ante la sociedad. El afán por mostrar capacidad de movilización, independientemente de lo racional y razonable de las demandas, no es aceptable. Los pobladores de la zona deben exigir ser debidamente indemnizados, reubicados y auxiliados; merecen el apoyo total a esas justas demandas. Pero no puede pretenderse paralizar la realización de una obra estratégica para el desarrollo y hacer que el interés de un pequeño grupo prevalezca sobre el de la nación entera.

El incidente puede ser sólo anécdota, una simple reacción ante el “desaire” de no ser tomados en cuenta por el Ejecutivo. Pero fuera bueno que le sirva a esta izquierda “radical” para reflexionar y rectificar. También para abordar lo que a mi modo de ver es una debilidad: el no haberse constituido en partido político. Movimientos sociales como los Verdes en Alemania o los que fundaron el PT brasileño terminaron por dar ese paso, sin que ello significase el abandono de su ideario. ¿Por qué no trabajar en formalizar una estructura, un programa, una estrategia que sirvan para unificar el pensamiento, para hacer una propuesta concreta a la población y competir con las demás fuerzas políticas del país?

Mientras esta izquierda de vocación revolucionaria, extraparlamentaria y verbalmente antisistema no dé pasos en tal dirección, me temo que seguirá contribuyendo más a la confusión que a la clarificación, a la protesta sin propuesta, a la crítica sin alternativas ni soluciones. Y así se condena a la automarginación, a ser vista como parte del problema y no de la solución, a participar en una tenaza política por la que el Gobierno se ve atacado simultáneamente por el flanco derecho y por el izquierdo. Un escenario que recuerda mucho, demasiado, al que se configuró contra Allende en el Chile de inicios de los setenta, que ya sabemos cómo terminó.

Hace poco Dago expresaba: “El 15 de marzo el FMLN ganó el Gobierno; el 1° de junio lo perdió”. Está diciendo lo mismo —aunque mejor expresado— que dice Cristiani, el jefe de Arena: “Veo división entre el Gobierno y el partido de Gobierno; no está claro quién decide”. Me parece preocupante esta coincidencia entre la extrema izquierda y la extrema derecha. Creo que a los miembros de la Tendencia Revolucionaria debería preocuparles también.

Por eso mi llamado al profeta desairado, o a quienes puedan sentirse desairados en sus aspiraciones, a que mejor avancen en definir y estructurar la opción política que representan sin caer en demagogias ni populismos. Así su participación podrá verse como contribución que suma y no que resta; que lejos de dividir, multiplica y acrecienta; que ayuda en asegurar el rumbo y prepara para las nuevas etapas del proceso que ya se adivinan en el horizonte. En ellas tocará caminar juntos, codo con codo.

Las consignas no son incentivos económicos (Moncada, Jorge Gómez.3 de abril de 2021)

La política se hace con palabras y promesas, mientras la economía se realiza con números. En la política las metas y expectativas no cumplidas se saldan con justificaciones, en la economía con quiebras.

Cuando en la Rusia soviética y luego en los países del socialismo real se estatizó el ciento por ciento de la economía, los líderes y funcionarios políticos, automáticamente asumieron funciones de administradores, gerentes, empleadores e inspectores. Así los métodos de la política comenzaron a ser aplicados a la economía. La traslación afectó también a los partidos que lideraron aquellos procesos, por lo cual hubo tendencias a que la política se burocratiza, mientras la administración se politiza; ambas esferas perdieran identidad.

Aunque durante décadas menudearon las exhortaciones para evitarlo, surgieron múltiples confusiones institucionales, la más notable fue la dualidad de poderes entre los partidos y el estado, la duplicidad de funciones afectó no sólo a los directivos, sino también a las instituciones cuyo funcionamiento se afectó por la renuencia a separar los poderes del estado, la centralización y la verticalización extrema que mediatiza las jerarquías y anuló la independencia de las autoridades e entidades territoriales.

A partir de las ideas de que el establecimiento de la propiedad estatal conducía a una “economía social” cuyo objetivo no era el lucro sino la satisfacción de las “necesidades sin cesar crecientes” del pueblo, lo cual incluyó la cuestión de los estímulos a los trabajadores y empresario socialistas, dando preferencia a los de naturaleza moral

El hecho de que las mismas personas formen parte de los parlamentos, los gobiernos, la administración de justicia, así como de las estructuras de dirección de los partidos, cierra el paso a la participación y crea enormes confusiones institucionales, a lo cual se suma la planificación y dirección centralizada de la economía.

Una práctica frecuente es que organismos legislativos nacionales tratarán como subordinados e intervinieran en la actividad de sus similares y de aparatos ejecutivos de los territorios, estableciendo inadecuadas cadenas de mando. Con frecuencia los gobiernos y direcciones partidistas, intervienen en la labor de las organizaciones sociales, incluso de los sindicatos, orientaban su actividad y les exigían considerándose “correas de transmisión”.

Durante décadas se observó la práctica de que los líderes políticos, los gobernantes y los funcionarios realizarán constantes apelaciones a los empresarios y trabajadores para que aumentaran la producción y la productividad, elevan la calidad y la competitividad de las empresas y haciendas y se enarbolan consignas respecto a la producción como si las palabras o las invocaciones pudieran producir más acero, cemento o aumentar el rendimiento de la tierra. La guinda del pastel fue el movimiento stajanovista*,

Varias veces escuché a Fidel Castro razonar públicamente acerca de que la tarea de los gobernantes de los países capitalistas era más fácil que en el socialismo pues, los primeros, apenas tenían que ocuparse de la economía cosa que hacían empresarios, gerentes y dueños. El perfeccionamiento de las instituciones políticas y las entidades estatales pasa por el rescate de la identidad de todas ellas y por la recuperación de sus especificidades.

El presidente cubano Miguel Diaz-Canel ha mencionado el hecho de que entre las fortalezas del proceso político cubano figuran sus instituciones. No obstante, es pertinente advertir que, para que estas funcionen bien, deben ser adecuadamente diseñadas. Algunas no lo son, por ejemplo, la prensa. Allá nos vemos.

La Habana, 03 de abril de 202

“Nos zancadillamos”… la historia de la confrontación. (DEM, Alvaro Cruz. 8 de abril de 2021)

Eugenio Chicas hizo el lunes uno de los análisis más interesantes que he visto de los resultados electorales del 28 de febrero, una reflexión muy interesante viniendo de un dirigente del FMLN y que no he visto, por cierto, entre las filas de ARENA ni en otros partidos políticos.

“ARENA y el FMLN mutuamente nos zancadillamos, nos bloqueamos, no tuvimos la sagacidad para construir un segundo acuerdo de paz que solucionara las causas del conflicto. Nos perdimos en la estrategia”, dijo Chicas en una entrevista televisiva . Esa frase “nos zancadillamos” es la historia de una espiral de confrontación que pasó el país desde la firma de los Acuerdos de Paz. Es cierto lo que dice Eugenio, la clase política salvadoreña fue incapaz de construir consensos, de lograr acuerdos mínimos de gobernabilidad, de fijarse metas conjuntas de país para tener una visión de nación en temas tan indispensables como la seguridad pública, la salud, la educación.

Ambos grupos políticos se confrontaron tanto que terminaron bloqueándose y sufriendo el repudio popular en las urnas. Eugenio dice otra frase muy válida: “La debacle del FMLN se da porque no se supo leer las señales de la población”. No solo el FMLN no supo leerlas, ARENA tampoco y de ahí sus resultados.

El problema como país es que perdemos demasiado tiempo confrontando, buscando cómo acabar los unos a los otros, no hay búsqueda de armonía ni se busca construir, al contrario, se incentiva la destrucción del otro, solo se ve lo malo, el vaso medio vacío. ¿Habremos aprendido la lección como país o seguiremos en esta historia de confrontación con nuevos protagonistas?

“La izquierda joven no quiso definir a Bukele como el enemigo inmediato a vencer; su postura es suave, aguada, temerosa frente al régimen”: Medardo González (LPG, 5 de abril de 2021)

Medardo González, exsecretario general del FMLN, realizó varias críticas a la actual dirigencia del partido de izquierda, luego de los resultados electorales del pasado 28 de febrero y ante la evaluación que la dirigencia encabezada por Óscar Ortiz realiza sobre dichos resultados.

Los comentarios de González, secretario general del partido del 2006 al 2019, fueron emitidos por el canal 40 de Chalatenango, identificado como Mágico Tv. En el video de 11 minutos, González se refiere a su interlocutor como “Chamba”, pero este nunca aparece ni se le escucha participar en la conversación. De hecho, en el video son evidentes varios cortes, por lo que no se puede considerar el mismo un programa de entrevista.

Los primeros señalamientos de González son hacia Ortiz por el tema financiero del partido. En julio del año pasado, Ortiz indicó que recibió el partido en bancarrota, con una deuda de $5 millones que debía ser pagada antes de las elecciones de este año. Ocho meses después, González dijo tener pruebas que no fue así.

“Tengo el informe escrito sellado y firmado por auditor interno y externo. Dejamos más de 120 vehículos a disposición de las nuevas autoridades. hemos dejado también locales, casas, terrenos, este es un tema que sí quisiera decirte que hay que tener cuidado”, apuntó González, quien no se refirió a fondos económicos sino únicamente a bienes materiales para intentar justificar o decir que entregó un FMLN con recursos financieros.

Luego, el exsecretario del partido de izquierda se refirió al proceso de evaluación de resultados que está llevando a cabo la actual dirigencia, y mencionó que están llevando a cabo un proceso excluyente, en el que no están escuchando a todos los sectores del partido.

“Quién me asegura que voy a ser convocado a la discusión, o me van a dejar afuera. Quiero decirle Chamba que entiendo que el Consejo Nacional y la Comisión Política tomaron la decisión de que en estos días se hagan las evaluaciones del proceso electoral recién pasado. A mí, todavía aquí, no me han convocado a la Asamblea de evaluación en que los militantes podemos opinar. No sé si se deba a que no la han hecho. Es fácil hablar de unidad, es fácil excluir al que te incomoda, es como la actitud del nuevo presidente que todo el que lo incomoda mejor lo va apartando”, criticó González.

Asimismo, el exdirigente de izquierda señaló a lo que llamó “dirección joven” del partido por su visión sobre el partido. “El error, según ellos, es que (el FMLN) se constituyó de cinco organizaciones distintas, y que en los 40 años de existencia del FMLN fue incapaz de superar esa situación, la diversidad ideológica. Que al mantener esa diversidad ideológica a su interior, (el FMLN) ha llegado al fin y que hay que construir un instrumento, hay que reconstruir al FMLN con una sola ideología”, señaló González el que considera un discurso errado de parte de la dirigencia del partido, antes de dar paso a acusaciones sobre sus posturas ante el gobierno de Nayib Bukele.

“Estos compañeros de la izquierda joven no quisieron definir a Bukele como el enemigo inmediato a vencer, siguen manteniendo, junto con Óscar (Ortiz), una postura suave, aguada, temerosa, frente al régimen. Esa es mi postura, creo que nosotros tenemos que juntarnos, juntarse como cuadros para salvar a este instrumento, sino la historia va a ser muy dura para todos”, sentenció González, que también se refirió al silencio que, considera, la dirigencia actual guarda sobre José Luis Merino.

“Cuando ellos se refieren a la dirección anterior, por supuesto que no se refieren a José Luis Merino (alías, comandante Ramiro). No se refieren a esa parte. Se refieren a Medardo, Norma (Guevara), Lorena (Peña). Así nos ubican. Aunque ahí estaban otros compañeros como Lourdes Palacios, la misma Anabel (Belloso) y que son integrales, muy coherentes, pero cuando se refieren a la dirección anterior no se refieren a Ramiro”, criticó González.

El exsecretario del FMLN es el segundo exdirigente del partido que se refiere a Merino en las últimas semanas, luego que Eugenio Chicas cuestionara la supuesta relación de este con el gobierno de Nayib Bukele, tras la aparición de Merino en una entrevista con TeleSur para intentar desmentir sus vinculos.

Este medio buscó una respuesta de parte de Óscar Ortiz a los señalamientos emitidos por González. Personal de su equipo de comunicaciones indicó que haría las gestiones para dicho fin, o si Ortiz hablará en los próximos días en conferencia de prensa sobre ese y otros temas.

“Estas elecciones fueron una especie de referéndum al presidente” (DEM, 1 de abril de 2021)

El descontento con los partidos tradicionales, más la intensa campaña que se enfocó en la figura del presidente Nayib Bukele, fueron factores que contribuyeron a  que Nuevas Ideas obtuviera la mayoría en las elecciones del 28 de febrero, pese a los signos de un autoritarismo del Ejecutivo, es una de las valoraciones del vicerrector de Proyección Social de la Universidad Centroamericana José Simeón Cañas (UCA), Omar Serrano.

¿Cómo ve este resultado electoral?

Lo que sucedió el 28 de febrero en términos de ciencia política es un realineamiento electoral, que se venía anunciando desde hace algunos años ya. Realineamiento electoral es un cambio de preferencia electoral, donde la gente que votaba mayoritariamente por Arena y por el FMLN direccionaron su voto a Nuevas Ideas. Esto también se llama elección crítica y según los estudiosos de la historia y de la ciencia política, las elecciones críticas son la ocasión para grandes transformaciones en un país.

Estamos ante una nueva etapa que puede propiciar transformaciones hasta estructurales en el país, de un signo o de otro, ese es el dilema que estamos en este momento. Abrimos una nueva etapa, pero para dónde vamos es lo que queremos ver.

¿Qué tanto hubo incidencia de la juventud?

El porcentaje de participación del 51 % que ha definido el Tribunal Supremo Electoral más apunta a que votamos los mismos que hemos votado otras veces y no un asunto de nueva generación.

Hubo un hartazgo de la población en la política de los partidos. ¿Cómo se analiza ese cambio tan abrupto?

Hubo un cansancio, un rechazo visceral de la gente a los partidos que han gobernado después de la guerra, porque pasamos de las promesas incumplidas de Arena a los cambios fallidos del FMLN.

El Salvador nunca ha tenido un proyecto político que responda a los intereses de las grandes mayorías, desde la independencia. Siempre nos han gobernado intereses elitistas, de cúpulas, que han ocupado el Estado para beneficiar sus intereses. Y ahora estamos a la expectativa qué grupo es el que va a imponer un proyecto de cúpula o si es verdad, como dice el presidente, que va a gobernar para toda la gente.

Ahora, ¿qué es lo que la gente quiso decir? Miren, hay necesidades postergadas desde siempre del pueblo salvadoreño, como trabajo, salud, educación, economía, sobre todo economía familiar. Si el actual presidente dice “no puedo hacer los cambios porque los mismos de siempre obstaculizan”, aquí está el poder, no como un cheque el blanco, sino para que hagan los cambios que nunca se han hecho y que necesita El Salvador. La gente votó masivamente por el partido del presidente y por el mismo presidente, porque estas elecciones fueron una especie de referéndum al presidente, la gente no votó por candidatos, sino votó por la N de Nayib. “Ahora estamos a la expectativa qué grupo es el que va a imponer un proyecto de cúpula o si es verdad, como dice el presidente, que va a gobernar para toda la gente. Nunca hemos tenido un proyecto para beneficio de la mayoría”.

Al observar quiénes acompañan, encuentra gente que viene de “los mismos de siempre”, como Walter Araujo,  ¿a la gente no le importó o qué es lo que puede predominar?

Creo que el mayor éxito político del actual gobierno, y en especial del presidente, es aprovecharse del descontento, del hartazgo de la población con los partidos políticos tradicionales, presentarse como distinto, a pesar que hace lo mismo que antes y lleva gente que participó antes.

Pero el mayor éxito político es que la gente le cree que es distinto. Pero critica el nepotismo haciendo más nepotismo, critica la corrupción con grandes señalamientos de corrupción. La principal aliada de la corrupción es la falta de transparencia y si algo caracteriza a este Gobierno es la falta de transparencia, todo es información reservada. Y en eso creo que tiene un papel fundamental la estrategia mediática del presidente, que dicho sea de paso, es probablemente la única estrategia que tiene para el país.

¿Qué oportunidades tiene esta nueva Asamblea, contando con esta mayoría?

La condición en que ha quedado la Asamblea Legislativa es inmejorable para hacer grandes cambios en el país. Nadie la ha tenido. El pilar de los mismos de siempre se ha caído. Poder absoluto significa también responsabilidad absoluta, responsabilidad total. Ahora, depende del presidente y de la Asamblea Legislativa lo que se va a implementar. Todo parece indicar que la Asamblea va a apoyar lo que diga el presidente. Acabamos de ver un pequeño tip con la Ley General de Agua, donde se aprobó un artículo, no la ley, quizá el más importante de toda la ley porque es el que más ha generado conflicto, es la composición del ente rector del agua.

¿Hay algún riesgo de autoritarismo?

Sería toda la institucionalidad que estaría  bajo el control del mismo partido o de la misma persona en este caso. La correlación de fuerzas en la Asamblea, a partir del 1 de mayo, va a posibilitar que haya un Gobierno que responda a los intereses de la mayoría de la población o que responda a intereses de un grupo en específico. O se profundiza el incipiente camino democrático, que el país comenzó a andar desde 1992, o se profundiza en un populismo autocrático, que se valen del control absoluto del poder para implementar un régimen autoritario.

Estas sospechas son fundadas. El Gobierno, en los 20 y tantos meses que lleva, ha dado signos claros que va por ese camino. El principal antídoto contra la corrupción es la transparencia y este Gobierno no es transparente.

No hay Gobierno autócrata en el mundo que no necesite de las armas para hacer prevalecer su poder. Si algo ha caracterizado a este Gobierno es apoyarse en el Ejército y en la Policía Nacional Civil. Desde antes de la pandemia, en la celebración del 15 de septiembre de 2019, el Gobierno los definió sus “héroes”. Lo que interpretamos en ese momento es que quería ganarse la incondicionalidad de los hombres de uniforme. “Yo no dudo que el protagonista de este momento en El Salvador es el presidente de la República. Ahora, creo que no es el que hace el guion. Está el protagonista, pero están los que hacen el guion, los que dicen lo que tiene que decir”.

El informe del Departamento de Estado de Estados Unidos sobre derechos humanos, ¿le dan mucha atención?

Ese es el otro elemento que faltaba en los signos que ha dado este Gobierno que va a ir por un camino autoritario, la coacción a la libertad de prensa, eso es evidente en el país. Pero en los ojos del mundo está el Gobierno del presidente Bukele y los signos que ha dado apuntan a que va a ser, según lo calificó la revista The Economist, el primer gobierno dictatorial millenial de la historia. Los signos que ha dado este Gobierno dan pie a pensar eso; uso de militarismo, ha contratado más militares que maestros; acusación de malversación de recursos públicos, falta de transparencia, coacción a la libertad de prensa y de expresión, además el culto a la personalidad del presidente. Yo no dudo que el protagonista de este momento en El Salvador es el presidente de la República. Ahora, creo que no es el que hace el guion. Los que hacen el guion es un grupo que está detrás de él.

Esta Asamblea tendrá que hacer elección de segundo grado, ¿qué valoración se puede hacer?

Se puede hacer una elección que tome en cuenta la meritocracia, las capacidades, la trayectoria de la gente. Tradicionalmente, lo que ha habido en las elecciones de segundo grado es un reparto del poder.

Ahora se va a ver si seguimos esa línea, si sería gente que agache la cabeza a lo que diga el presidente, si se nombre un fiscal general no para que investigue los graves delitos, sino para que encubra. O se eligen funcionarios que respondan a un perfil muy profesional y tiene esa oportunidad de hacerlo.

Este año, cambiará el presidente de la Sala de lo Constitucional, ¿debería ser más activa la Sala en el control del poder?

Debería. Realmente el presidente de la Sala (de lo Constitucional) es el presidente de la Corte. Y la interpretación auténtica de la Constitución está en la Sala de lo Constitucional. Hemos tenido casos, por ejemplo en Honduras y Nicaragua, que no han necesitado reformar la Constitución para permitir la reelección. Y creo que la Sala va a tener, la Corte en general, en el respeto y la defensa de la Constitución, que es su función fundamental.

En este último año, la Sala de lo Constitucional ha tenido bastante trabajo en el tema que el presidente ha vetado bastante leyes y ha tenido que estar dirimiendo controversias, caso contrario, ¿esperaríamos en esta legislatura no haya, a menos que las ponga la sociedad civil?

Ese es otro signo que da a pensar que este Gobierno puede andar el camino de autocracia, porque ha habido un irrespeto a la institucionalidad y a la división de poderes. Además, los acusó de ordenarle matar a miles de personas. Ha habido una relación tensa con ellos, una falta de respeto. El problema que tenemos en El Salvador es que tenemos una institucionalidad débil, incipiente. Si esto poco que se ha avanzado en la institucionalidad desde 1992 se tira al traste, está fundamentado pensar que vamos en el camino de la autocracia. A los que aseguran que vamos por ahí, que vamos a una dictadura, yo digo “miren, el Gobierno tiene todo a su favor para no caer en eso, para hacer los cambios que necesita el país sin la necesidad de recurrir a las armas”. “El principal antídoto contra la corrupción es la transparencia y este Gobierno no es transparente. ¿Por qué la población salvadoreña no tiene derecho a saber cuánto nos cuestan las vacunas (covid19). En Costa Rica la gente lo sabe”.

A esta legislatura le tocaría ratificar el derecho humano al agua y saneamiento en la Consttución, ¿sería un mensaje positivo que se apruebe?

Sería un mensaje muy positivo porque ya tenemos dos escenarios de este tipo, se aprobó la reforma, pero no se ratificó, en dos ocasiones. Y con respecto al derecho humano a la alimentación, ya tenemos la aprobación y ahora queda ratificarla por esta nueva Asamblea Legislativa. Y tácitamente estarían reconociendo que lo que hizo la legislatura anterior fue bueno. Nosotros somos conscientes que la regla no cambia automáticamente la realidad. Pero creemos que es condición para mejorar la situación de la distribución del agua en El Salvador.

¿Qué papel debería jugar la sociedad civil y la sociedad civil organizada ante este cambio?

Ante la probable ausencia de pesos y contrapesos, hay tres   pilares que están llamados a controlar el uso del poder. Una es la sociedad civil organizada, para eso se requiere unidad, articulación, coordinación. La única experiencia que recuerde unió a toda la sociedad civil organizada fue la búsqueda de la paz durante la guerra. Estamos en una situación en que las agendas particulares de las organizaciones deben supeditarse al respeto a la democracia, al respeto a los derechos humanos, el respeto a la libertad de expresión y al respeto a los derechos sociales y económicos. El segundo pilar son los medios de comunicación, cuántos escándalos de corrupción se destaparon gracias al periodismo de investigación. Y, en tercer lugar, la comunidad internacional.

3 datos que debes de conocer

  1. Falta de transparencia

Académico señala que la falta de transparencia es uno de los signos de un gobierno con régimen autoritario.

  1. Uso de fuerzas armadas

Destaca el uso de fuerzas armadas para controlar los centros de contención por covid-19 y militarizar las fronteras.

  1. Libertad de prensa

Otro signo que podría indicar el camino hacia un régimen de autoritarismo está en la coacción a la prensa salvadoreña.

El perfil

Omar Serrano, Vicerrector Proyección Social UCA

Estudios: licenciatura en Filosofía y egresado de maestría en Teología de la UCA, Master en Ética para la Construcción Social por la Universidad de Deusto, España.

Trayectoria: director del centro social Equipo de Reflexión, Investigación y Comunicación ERIC; coordinador centroamericano de las Escuelas de Formación Política y Ciudadana de la Compañía de Jesús.