SAN SALVADOR, 1 de marzo de 2010 (SIEP) “1977 fue un año intenso de lucha popular….como PCS realizamos nuestro segundo intento de llegar al gobierno por la vía electoral y también fue el último, luego vendría la guerra…el primero fue en 1972 con Duarte, que ya hemos hablado…” nos indica Dagoberto Sosa, militante revolucionario salvadoreño.
“Lo de 1967 con el PAR y Fabio Castillo fue más un esfuerzo amplio de educación política, a nadie se le ocurría que íbamos a llegar al gobierno; para ese entonces, finales del 66, Schafik me jaló para el Comando Nacional de Campaña… fui el responsable, en la práctica, de poner el equipo de sonido y las unidades móviles un día antes que llegara la caravana del candidato. Las giras eran de dos días. Montábamos, por ejemplo en Ahuachapán, y al llegar la caravana, salíamos para el pueblo siguiente….y estábamos claros que no era para ganar, sino para penetrar con nuestras ideas democráticas en la mente de la población, y en ese marco, la campaña fue un éxito rotundo, incluso ya en la recta final, algunos hasta pensaban que íbamos a ganar.
El mismo Fabio llego a pensarlo… Decía: nosotros no considerábamos ganar, pero podemos ganarla. Qué éxito hemos tenido. Logramos la alianza con muchos sectores democráticos… “Pero durante la campaña a nadie se le ocurrió que íbamos a ganar. Sacamos el tercer lugar, abajo del PCN y del PDC. ”
“Nosotros habíamos llegado al PAR por medio de su entonces dirigente, diputado Julio Ernesto Contreras, hermano del Negro Contreras que fue director del Colatino. Me acuerdo que se pintaba en su campaña como: “El hombre que puso a raya al gobierno.”Con él pactamos una alianza y nos metimos al partido. Por cierto tiene hermanas que todavía nos acompañan en las actividades ya hoy como FMLN, vos las has de conocer. El PCS entonces le metió grupos de militantes a trabajar a tiempo completo en el área rural, para fortalecer la campaña y el resultado fue que empezaron a darse capturas, pero también que logramos poner en el centro de la opinión pública por vez primera desde 1932 la necesidad de una Reforma Agraria, y esto fue un logro político importante…”
“El aporte del Dr. Fabio (Castillo) es invaluable: en sus discursos enfatizaba la necesidad urgente de una reforma Agraria en el marco de un programa político de cinco puntos: a cinco grandes problemas, cinco grandes soluciones. El cierre de campaña fue majestuoso, imponente, nos impactó por la gran convocatoria. El Dr. Jesús Gochez Castro iba de candidato a la vicepresidencia. Estaba también en el Comando el Dr. Rafael Menjívar, y otros. Como anécdota me acuerdo que a la hora del almuerzo, y dado que Fabio era abstemio, no tomaba, llevaban el whiskey, porque tomaban whiskey, en bolsas y se iban repartiendo el guaro ante la mirada incrédula y sorprendida de Fabio. Se tomaba sin botella en medio de la mesa, sino debajo, escamoteado.
Interesante fue el papel de la iglesia en aquel momento, fíjate que hubo un obispo, Arnoldo Aparicio de San Vicente, que nos excomulgo no una sino varias veces y a todos los que votaron por nosotros…así que nos resulta difícil entrar a las puertas del cielo…
A principios de los años 70 hubo otro préstamo…Roberto Inclán del UDN nos buscó y nos contó que estaban en decadencia y que porque no llegábamos a un acuerdo y “nos juntamos, luchamos y ganamos…”Aceptamos la oferta y le pusimos la estructura al partido UDN o sea la gente. Ya antes como PCS habíamos realizado diversos esfuerzos para construir un instrumento electoral y estos no cuajaban, debido a que el CCE buscaba excusas para bloquear inscripción, y al PAR lo ilegalizaron luego de la campaña de Fabio porque les dio miedo, lo del PR no cuajó…estuvo lo del PRAM.
El muñeco que se armó comprendía construir una coalición electoral entre el PDC, el MNR y nosotros, ya como UDN. Al muñeco se le puso de nombre UNO. Ya para 1972 y mucho más en 1977 con la Unión Nacional Opositora, UNO, si la visión estratégica era ganar las elecciones y llegar al gobierno. La alianza política que como PCS habíamos construido con los democratacristianos (el PDC de Duarte) y los socialdemócratas (el MNR de Ungo) nos permitía hacer esta apuesta. Teníamos presencia, prestigio, fuerza. Nosotros llegábamos vía el partido UDN. El presupuesto de la campaña de 1977 fue de 150,000 colones. Mucha plata para entonces…
La DC estaba clara que este del 77 era el último intento electoral, debido a que había ya una aguda crisis política, en estado avanzado, por lo que diseñamos conjuntamente una estrategia para alcanzar la victoria que incluía llevar a un candidato militar. Y se busca a alguien potable. Schafik se reúne con militares retirados, demócratas, entre estos Mariano Munguía Payes, Mariano Castro Moran y otros y se decide impulsar la candidatura del Coronel Ernesto Claramount Roseville. En la reunión también participan civiles como la Pepa Flores, abogado y el tata ¿ya sabes? De Paco Flores.
Ellos se aglutinaban en el Movimiento de Unidad Nacional, MUN. Pensábamos que la fórmula electoral llevando a Claramount era eficaz tanto para atraer votos como para neutralizar e incluso atraer a sectores del ejército, agudizando las contradicciones al interior de esta institución, que era el pilar de la dictadura. La CP me delega como miembro de la CM para establecer el enlace permanente con el MUN y establecer una comisión para coordinar acciones políticas y organizativas en el evento electoral.
Claramount durante la campaña acuñó una consigna famosa que no se pudo realizar. El le explicaba a la gente: si nos hacen fraude como en el 72, ¡nos damos en la madre! Era una consigna movilizadora, de batalla, pero al final no estuvimos en capacidad de implementarla. Al final la dictadura militar nos hicieron un descarado fraude, como la gente nos lo había advertido, al principio se recetaron más de 100,000 votos, y todavía les ganábamos y tuvieron que parar el conteo y luego anunciar que Romero había ganado…y entonces decidimos como UNO ese mismo día 20 de febrero instalarnos en la Plaza Libertad y convocar a la población a acompañarnos. Puedo decir que Claramount le hizo huevo, se mantuvo firme, con todo el MUN, pero al final no teníamos condiciones para resistir… ¿con qué?
La toma de la Plaza Libertad fue un importante aprendizaje político para amplios sectores populares, día con día íbamos ampliando la zona de control, agregándole manzanas, cuadra por cuadra en actividades casi insurreccionales, presenciábamos como la gente le perdía el miedo a la muerte y se lanzaba a la lucha, fue muy hermoso y significativo, una jornada popular inolvidable, parte de nuestra historia de combate, una pagina gloriosa, ahí llegaron, se incorporaron y se forjaron, se foguearon muchos luchadores del pueblo, y también cayeron abatidos por las balas y corvos de la dictadura militar…
En la Plaza tomada permanentemente desde el 20, establecimos una tribuna abierta del pueblo, la gente hablaba, había música, estaba la Banda Tepehuani, y claro, organizamos grupos de autodefensa para detectar orejas y garantizar la seguridad. Como PCS teníamos esa responsabilidad.
Como dirección del PCS nos turnábamos para estar en la Plaza…a mí me correspondió estar el 27 todo el día a cargo de las acciones de auto-defensa y también estuve el 28, esa noche, como a las 10 le deje la responsabilidad al Viejo Américo: le dije: a vos te toca, yo me voy a dormir, llevo ya dos días aquí… Estaba sumamente agotado. Me fui para mi casa. Después Américo me fregaba: vos sabías…Américo estaba al mando de la autodefensa cuando nos atacaron…Al dia siguiente, me levanto, pongo la radio y oigo la noticia. Y salgo a buscar como contactarme para reaccionar ante este golpe…
La masacre del 28 de febrero de 1977 contra nuestra gente reunida en la Plaza Libertad marcó un giro de nuestra estrategia de lucha electoral. Se agotaba esta fase y se abrió el debate al interior del PCS sobre el camino a seguir. El Comité central definió la necesidad de prepararnos para un viraje de nuestra línea electoral. Había que construir el aparato para esta nueva situación, consolidar nuestras redes de grupos de auto-defensa, construcción de unidades militares propiamente dichas, prepararnos militarmente, diseño de una estructura militar urbana, no se nos ocurría en esa época que la guerra se iba a librar básicamente en el campo, empezamos armarnos desarmando serenos, recuperando vehículos, consiguiendo o comprando pistolas, etc. El esfuerzo nuestro inicia desde esa fecha, mediados del 77, todo el 78 hasta llegar al VII Congreso en marzo del 79. Estábamos atrasados con respecto a las demás organizaciones.
Para el VII Congreso alquilamos una finca en Los Planes de Renderos. Incluso algunos con trayectoria bohemia reconocieron el lugar, aunque se ingresaba con estrictas medidas de seguridad. Entre los acuerdos más importantes estuvo el de disolver la JC e integrarla al Partido; proceder a la formación de unidades militares. Y claro, las Tesis. En ese momento pensábamos y no solo nosotros, sino que todos, que la vía más probable era la vía insurreccional. La teoría insurreccional era nuestra guía. No le dábamos crédito a la lucha guerrillera rural, ya que el foco guerrillero había fracasado, fracasó en Bolivia, en Perú, en Venezuela… porque se aisló de la gente, del movimiento popular.
Y en nuestro caso evaluábamos que no teníamos montañas sino pueblos y ciudades. Luego la vida nos enseñaría otra cosa…Entonces la estrategia nuestra era crear las condiciones para la insurrección popular, la insurrección de masas que se alzaban contra el régimen establecido. Esa era la teoría aceptada y tuvo un peso fuerte en nuestro pensamiento durante toda la guerra.
Ya a finales del 79 estructuramos la primera unidad guerrillera del PCS, esfuerzos militares que después bautizamos como FAL. Se fueron para el monte a establecer un campamento en El Jícaro, en Chalatenango, queda antes de Las Vueltas. Era conducida por un dirigente de ATACES; por el papá de Misael y de Irma Mejía. Y para esas mismas fechas en San Vicente, la Guardia Nacional atacó una comunidad nuestra y la gente se enfrentó y decidieron irse para el volcán, para el Chinchontepec. Ya eran dos esfuerzos, dos campamentos guerrilleros iniciales…
Antes de la fundación de las FAL, no había un diseño de campamentos guerrilleros, estos se fueron formando de hecho como parte de la respuesta popular, campesina, ante las embestidas represivas de la dictadura; la gente durante el día bajaba a trabajar a su milpa y durante la noche subía llevando armas, la gente se insurreccionó en el campo.
Ya en el 80 teníamos más experiencia, ya había regresado gente de Cuba con conocimientos, adiestrados. En mi caso estuve en ese año en un curso para oficiales, para Jefe de Batallón. En ese año avanza la unidad y en mayo se crea la DRU. Estábamos todos juntos Y nos estábamos preparando. Calculo que hubo un momento en que tuvimos centenares de personas preparándose militarmente. Una vez hicimos una parada militar y era mucha gente. Pasamos 9 meses en zona montañosa, en Pinar del Río.
Todo el 79 pasaron entrenándose gente. Incluso el año 78. A principios del 80 se hizo un llamado a los estudiantes salvadoreños que estaban en la entonces URSS y vinieron los famosos Esquimales. Llegaron después del 10 de enero de 1981. Varias decenas. Con rango de oficiales, luego de un curso militar de seis meses.
Para la ofensiva del 81 todavía no contábamos con una estructura solida, y teníamos pocas armas. Y ni idea que la guerra iba a ser larga. Nadie se lo imaginaba. Muchos compañeros que se incorporaron a este esfuerzo pidieron una semana de permiso en sus trabajos, el triunfo estaba a la vuelta de la esquina, y estuvimos, como es la vida, hasta 1992. En mi caso, estuve fuera de febrero del 80 al 2 de enero de 1981, cuando entre para la Ofensiva.
Estaban jefeando en ese momento, o sea del Estado Mayor de las FAL, el Chele Ramón Suarez, el Viejo Claudio (Mayor Pedro Guardado, se levantó en 1972 con el Coronel Mejía, David El Gato Linares (de Montserrat), Juan José Jiménez (cayó en San Salvador) Vanzetti (Ricardo Rivera, que era el jefe logístico, desaparecido). Lucio ocupaba la jefatura del Estado Mayor y Schafik lo dirigía. JJ, David y Ramón estuvieron en un curso y al regresar se hizo el EM. Acordate que yo había regresado en enero del 81, días antes de la ofensiva.
En ese periodo que va de febrero del 80 a enero del 81 Ramón quedó al mando del EM. Me acuerdo que luego del VII Congreso la orientación que dimos para la militancia fue la siguiente: el que se mete, se mete, y el que no, que se aparte. En el movimiento sindical influenciado por nosotros, algunos compañeros se apartaron, incluso nos criticaron como aventureros y voluntaristas. La mayoría cerró filas con nosotros, como Edito. Lo curioso fue que muchos que nos criticaron sufrieron la represión del régimen.-