El problema con la campaña de comercio de Oxfam (II)

Respuesta de Oxfam a Walden Bello
Angus Cleary (*)

Oxfam valora mucho el trabajo de Walden Bello. Ha desempeñado un papel clave al desafiar la legitimidad de las instituciones globales que anteponen los beneficios de las corporaciones y el interés de los gobiernos del norte frente al imperativo de reducir la pobreza. Así mismo, reconocemos la enorme contribución de Focus al movilizar apoyo para el cambio. En su crítica a la campaña de Oxfam, Walden concluye observando que “sólo con el debate y el diálogo entre contrapartes y aliados podemos trazar una ruta sólida hacia delante”. Esta respuesta es escrita con ese mismo espíritu.

1 El punto inicial de la campaña de Oxfam. En un debate anterior con Philippe Legrain de la OMC, Walden Bello escribió: “El comercio puede ser bueno o malo par el desarrollo nacional —- todo depende de las reglas que lo guían”. Nosotros compartimos esa visión.

Como deja en claro nuestro informe “Cambiar las reglas: comercio, globalización y lucha contra la pobreza”, creemos que el comercio tiene el potencial para actuar como una fuerza poderosa para reducir la pobreza. Y pasamos a argumentar que este potencial no se hace realidad precisamente porque las reglas son diseñadas para beneficiar a los ricos y marginar a los pobres. Nosotros resaltamos el papel de los gobiernos del norte y de las compañías transnacionales en la creación de un sistema de reglas de comercio mundial que sistemáticamente refuerzan las ventajas y las desventajas, y presentamos propuesta para cambiar esas reglas. Esta propuesta descansa sobre un principio que algunos de nuestros críticos rechazan: que a los mercados internacionales, como a los mercados nacionales, se los puede hacer trabajar para los pobres si se desafían las relaciones de poder. A escala global, esto significa desafiar el dominio de los actuales mandatos del FMI-Banco Mundial-OMC. En el ámbito nacional, significa emprender reformas redistributivas.

En ningún momento del informe argumentamos a favor de modelos de crecimiento neoliberales orientados a la exportación, menos aún recetas para el libre mercado en países en desarrollo. De hecho, claramente argumentamos que bajo la globalización el crecimiento produce crecientes desigualdades. Tampoco decimos que el crecimiento de las exportaciones es un sustituto de estrategias efectivas para reducir la pobreza. Sería claramente un absurdo decir que un país como Brasil puede utilizar el comercio para la reducción de la pobreza, en ausencia de cambios fundamentales en la distribución de recursos y oportunidades. Sería igualmente absurdo endosar modelos de exportación que generan destrucción ecológica. Sin embargo, por las razones puestas en el informe, sí creemos que las exportaciones pueden jugar un papel en las estrategias de apoyo a la reducción de la pobreza, tanto a través de la generación de empleo como por la creación de condiciones más amplias de crecimiento económico.

2. Acceso al mercado. Mucha de la crítica de Focus se basa en una lectura equivocada de la campaña de Oxfam. En su primer párrafo, Walden argumenta que la campaña de Oxfam es “una campaña global para promocionar un mayor acceso de los productos de los países en desarrollo en los mercados del norte”. Esto es un error.

El acceso al mercado es un tema entre muchos. Como deja en claro nuestro informe, la campaña de Oxfam apunta a desafiar y cambiar las reglas del comercio mundial en un amplio rango de áreas. Llamamos a hacer reformas fundamentales del Acuerdo sobre Derechos de Propiedad Intelectual en la OMC. Junto con otros, Oxfam ha desafiado consistentemente el abuso del poder de las corporaciones multinacionales y los intereses que se auto-otorgan los países del Norte detrás de ese acuerdo. Como Focus, también rechazamos el hecho de usar a la OMC para premiar con mercados abiertos a los inversionistas extranjeros, liberalizar los mercados de servicios, o forzar dentro de la agenda de la OMC una cantidad de nuevos aspectos incluyendo la competencia y la política de adquisiciones. Uno de los principales temas, en el primer año de la campaña, será la crisis en los mercados internacionales de productos provenientes del Sur, en el que estamos argumentando a favor de mecanismos internacionales para estabilizar los precios a niveles más remunerativos. Un capítulo entero del informe critica la condicionalidad a los préstamos por parte del FMI/BM que apuntan a imponer la liberalización de importaciones en los países en desarrollo. Y un tema principal en la campaña es la acción para prohibir cualquier condición sobre los préstamos, que requiera tal liberalización.

Dicho esto, no nos disculpamos por darle mucha importancia a un mejor acceso a los mercados a los productos del Sur. El proteccionismo del Norte es excesivo y arbitrario, precisamente en aquellas áreas, como las de textiles y la agricultura, donde los países en desarrollo en general y los pobres en particular es donde ganarían más.

La liberalización en esta área ha sido nefasta, desviando masivamente los beneficios del comercio internacional hacia el mundo industrializado. Creemos que es esencial resaltar el aspecto del proteccionismo del norte, no como la primordial o exclusiva causa de la pobreza, pero sí como uno de los más claros ejemplos de cuán corrupto y profundamente distorsionado es el sistema internacional de comercio contra las economías pobres. Los gobiernos de los países en desarrollo están intentando usar las negociaciones de comercio para cambiar este desbalance y nosotros, sin reservas, apoyamos sus esfuerzos. Nosotros consideramos indefendible la gestión de Canadá, EE.UU., Japón y la UE en áreas como la eliminación en fases del Acuerdo sobre Multi-Fibra y la reforma agrícola. La campaña de Oxfam continuará otorgando una alta prioridad a los dos aspectos.

3. Agricultura orientada a la exportación. Focus cita con una aparente aprobación una respuesta de Food First al informe de la campaña de Oxfam, insinuando que nosotros favorecemos “el paradigma del crecimiento orientado a las exportaciones”. Esta presunción aparece como si sólo los intereses monopólicos de la agricultura de exportación se beneficiarán del acceso a los mercados del norte. ¿Significa esto que el mundo industrializado estaría justificado al prohibir las importaciones de arroz de Vietnam y Tailandia, té de India, o azúcar de Mozambique? Seguramente el aspecto real es si los gobiernos nacionales adoptan – o no- políticas que prevengan el surgimiento de estructuras monopólicas. Compartimos muchas de las preocupaciones de Food First respecto al patrón actual de crecimiento agrícola para la exportación en los países en desarrollo. Sin embargo, rechazamos los contrastes simplistas entre “cultivos para el mercado” y “cultivos de auto-abastecimiento”, y entre producción para el mercado nacional y para la exportación. En realidad, vemos que esas dicotomías desvían la atención del tema real de las políticas nacionales y las políticas de las instituciones internacionales que dan forma a la distribución de los beneficios a partir de la participación en los mercados. Después de todo, el mismo modelo de “crecimiento anti-pobreza”, que evita que los pobres se beneficien de las exportaciones, es evidente en muchos mercados domésticos. Estos desequilibrios deben ser enfrentados a través de políticas nacionales que promuevan el empleo y la seguridad alimentaria en las economías pobres. Lo que no compartimos con Food First es la idea de que el modelo actual es incambiable, o la idea paralela de que las exportaciones agrícolas son, inherentemente contrarias a los sectores más pobres.

4. En defensa del Grupo Cairns. Según Focus, Oxfam es actualmente un defensor, desde la sociedad civil, de la posición del grupo Cairns. Esto es un error. Nosotros rechazamos categóricamente el acercamiento del Grupo Cairns a la liberalización del mercado. Como lo argumentamos con bastante detalle en el informe, todos los países en desarrollo debieran tener el derecho a proteger sus sistemas alimentarios, no sólo en los campos en que la seguridad alimentaria y la reducción de la pobreza son un imperativo según su derecho, sino también porque los mercados mundiales están severamente distorsionados. Es por ello que nos hemos unido a otros en el llamamiento a favor de una “Caja de Desarrollo”. Lograr reglas que respeten el derecho de los países en desarrollo a proteger la agricultura es una prioridad principal de la campaña, como especificamos claramente en nuestro informe.

La crítica de Focus a la posición de Oxfam sobre agricultura levanta una importante pregunta táctica que va al corazón de un dilema mayor que enfrentan los gobiernos de los países en desarrollo. Esa pregunta es si al entrar a las negociaciones para un mejor acceso al mercado, los países en desarrollo serán forzados a unos acuerdos desiguales bajo los cuales estarán obligados a abrir sus propios mercados en sectores como la agricultura, la banca, los servicios y otros sectores. Los peligros son obvios y se extienden más allá de la OMC. Sin embargo, seguramente el desafío real aquí, como lo sugiere Focus, es que los gobiernos y la sociedad civil del Sur tienen que trabajar juntos para restringir el ámbito y el mandato de la OMC. Una campaña que expone a los líderes de los países ricos como hipócritas con un doble discurso, es una ayuda en este objetivo. Será mucho más difícil para los líderes de estos países ricos demandar a los países pobres una segunda fase de liberalización si ellos han quedado expuestos por mantener firmemente cerrados sus mercados. Nuestra campaña ha sido concebida con esta mira.

5. Mala imagen en los medios de comunicación. Comentando un informe de prensa sobre el lanzamiento de nuestra campaña, Focus describe como “perfectamente entendible” un artículo del Washington Post calificando a Oxfam como perteneciente al campo del libre mercado. Por encima de cualquier criterio equilibrado y objetivo, el artículo en cuestión constituyó un muy mal ejemplo, como también, el uso altamente selectivo de frases literales del informe de Oxfam. El mismo día en que se publicó el artículo del Washington Post, Oxfam fue condenado por el Herald Tribune por ser “antimercado, antil ibre comercio y antiglobalización”. Otro artículo describió al informe de la campaña como “keynesiano radical”.

Finalmente, Focus critica a Oxfam por acusar a “un gran sector del movimiento contra la globalización dirigida por las corporaciones como “globofóbicos”“. De hecho, aclaramos que no nos estamos refiriendo a los significativos e importantes movimientos antiglobalización y por un comercio justo, de los cuales somos parte, sino más bien a la variedad de pequeños grupos políticos, principalmente en países industrializados, que están fundamentalmente opuestos al comercio con los países en desarrollo. Algunas de estas agrupaciones son de la extrema derecha, mientras otras representan una minoría extrema que favorece la autarquía.

Hemos recibido muchos muchos comentarios sobre el Informe de Comercio en las últimas semanas. Algunos de ellos han sido muy desafiantes; sin embargo damos la bienvenida al debate que se ha generado. Las fuerzas a las que nos enfrentamos son enormemente poderosas, y sólo trabajando con nuestras posiciones y estrategias podemos tener la esperanza de conseguir cambios reales en el mundo. Esperamos que los debates que se están produciendo ahora mismo a través de nuestras redes en todo el mundo ayuden a construir un movimiento por la justicia social más fuerte.
(*) Responsible de Campañas de Oxfam (Gran Bretaña).

El problema con la campaña de comercio de Oxfam (I)

Introducción: Bruno Kervyn
La Insignia. Bélgica, noviembre del 2002.

Hace unos meses, OXFAM International publicó un fascinante informe, Cambiar las reglas: comercio, globalización y lucha contra la pobreza (1); un documento sobre el comercio internacional, sus reglas injustas, sus consecuencias negativas sobre los países pobres y las maneras de corregirlas. Este informe, bien documentado, claramente escrito y aparentemente progresista (pues milita en favor de la justicia social y de la equidad entre los países) ha provocado violentas críticas provenientes de diversos grupos ubicados a la izquierda de OXFAM.
Los artículos que siguen una crítica de Walden Bello (conocido director filipino de la ONG Focus on the Global South, con sede en Bangkok), la respuesta de OXFAM y una contra respuesta de Bello resumen un debate muy importante para el conjunto del movimiento crítico a la globalización neoliberal. De un lado, OXFAM asume una posición “reformista” que cree que el sistema actual puede y debe ser mejorado; del otro lado, Bello representa los movimientos antiglobalización que se oponen a cualquier acuerdo multilateral (es decir un acuerdo que imponga a todos reglas comunes) sobre comercio mientras que los países ricos tengan el poder y la voluntad de imponer unilateralmente sus normas. No se trata aquí de un debate entre defensores u oponentes al comercio justo, sino entre reformistas (OXFAM) y radicales (Focus), sobre la mejor estrategia a seguir en el terreno del comercio internacional para promover el desarrollo de los países pobres, la equidad y el respeto del medio ambiente. Cualquiera que sea la conclusión que se pueda sacar de las opiniones en este debate, les recomendamos vivamente la lectura del informe de Oxfam: saca a la luz pública el funcionamiento real y profundamente injusto del comercio internacional actual.

Agradecemos a los amigos de Focus on the Global South (2) la autorización de publicar en La Insignia este importante debate.

El problema con la campaña de comercio de Oxfam
Walden Bello (*)

Oxfam Internacional lanzó recientemente una campaña global para promover un acceso más amplio de los productos de los países en desarrollo a los mercados del norte. Tengo mucho respeto por Oxfam, y estoy de acuerdo con buena parte de su informe, pero siento que está mal enfocado y apunta en una dirección equivocada dentro del movimiento contra la globalización corporativa durante este período crítico.

En primer lugar, el enfoque sobre el acceso a los mercados lleva la gente a creer que el acceso a los mercados del norte es el principal problema y necesidad del sistema comercial global. Nada que ver. El problema central es el paradigma de libre comercio que la Organización Mundial de Comercio (OMC) viene imponiendo implacablemente al sistema comercial global. El reducido acceso para los productos del sur y los subsidios agrícolas del norte representan problemas para las economías del sur, pero más destructivas aún son las medidas indiscriminadas de liberalización comercial, industriales, agrícolas y de servicios impulsadas por la OMC. Los llamados “nuevos temas” o más bien los esfuerzos de la OMC por liberalizar y controlar las políticas de inversiones, competencia, contrataciones gubernamentales y facilitación de comercio representan la punta de lanza del esfuerzo actual de la OMC de someter todo al libre comercio; y la oposición a estos temas debe ser el esfuerzo principal de la sociedad civil internacional

Segundo, como el grupo activista de EE.UU Food First notó en su respuesta al Informe de Oxfam, el énfasis sobre el acceso a los mercados promueve el paradigma del crecimiento con base en las exportaciones, y son los intereses monopólicos agrícolas los que serán los principales beneficiarios de un mayor acceso a los mercados agrícolas del Norte. Incluso en el caso de los alimentos principales como el maíz y el arroz, no son los pequeños agricultores los que se benefician sino los grandes intermediarios. Enfatizando el acceso de los productos agrícolas del Sur a los mercados del Norte, también aumentará la presión sobre los países en desarrollo para que abran sus mercados a cambio de la apertura acelerada de los mercados del Norte. Así, esta estrategia simplemente socava el esfuerzo de muchos movimientos de campesinos del Sur para cambiar la orientación de la agricultura, de un énfasis en la producción para la exportación basada en grandes extensiones de tierra e intereses corporativos, a un sistema productivo que descanse en el pequeño agricultor, que produce principalmente para el mercado local, y que es protegido por aranceles y cuotas contra la competición desleal de los productos subvencionados de los países ricos.

Para ser justo, en su informe Oxfam dice estar preocupada por el futuro de sistemas agrarios que descansan sobre los pequeños productores, y creo que es así. Sin embargo, el hincapié que su campaña hace sobre el acceso a los mercados del Norte le resta importancia a esta preocupación.

El acceso a los mercados no es el objetivo principal de ningún país o grupo de países en desarrollo, en sus esfuerzos por reformar el sistema comercial mundial. Hasta donde sé, es promovido principalmente por el Grupo Cairns, y dentro del Grupo de Cairns por el trío de Australia, Nueva Zelanda y Argentina. De hecho, funcionarios principales de Filipinas e Indonesia ahora hablan de la posibilidad de sacar a sus países del Grupo Cairns, en parte porque se sienten que la agenda ha sido “secuestrada” por los miembros obsesionados por el problema de acceso a los mercados. Es incongruente que Oxfam haya surgido dentro de la sociedad civil como defensor de la posición del Grupo de Cairns.

The Washington Post ha insinuado que el acento puesto por Oxfam en el acceso a los mercados indica que esta ONG se ha unido a los defensores del libre mercado. No estamos de acuerdo. Al mismo tiempo, el concepto erróneo del Washington Post se entiende perfectamente dado el argumento de Oxfam de que el acceso a los mercados es el “mal a ser superado”.

El problema que enfrentamos es complejo: un esfuerzo enérgico de imponer un orden comercial neoliberal por parte de una organización poco representativa, antidemocrática, no transparente y dominada por las superpotencias comerciales. El apoyo a los esfuerzos de gobiernos de los países en desarrollo y los movimientos de la sociedad civil para detener esta aplanadora por medio de la agenda de implementación, la toma transparente de decisiones, el respaldo a la soberanía alimentaria y el freno a la jurisdicción de la OMC hacia los nuevos temas, debe constituir el contenido y la fuerza de una campaña de la sociedad civil internacional. La campaña Sur-Norte Nuestro mundo no está en venta adoptó esta posición. Yo recomendaría que Oxfam tome la misma ruta.

Es una desgracia que, en su informe, Oxfam acusara a un gran sector del movimiento contra la globalización corporativa como “globófobos”. Este juego de insultos es poco útil. De hecho, han sido los llamados “globófobos” quienes crearon el movimiento dinámico que sacudió a las instituciones financieras y comerciales y les obligó a prestar atención a los puntos de vista de organizaciones como Oxfam. Sería bueno que Oxfam lo reconozca, en vez de promover caricaturas de otros actores del movimiento contra la globalización corporativa.

Siento tener que disentir públicamente con Oxfam sobre este problema, especialmente porque tengo mucho respeto por su trabajo humanitario y de desarrollo. Pero sólo a través del debate y diálogo entre compañeros y aliados será posible trazar un camino sólido hacia adelante.

Notas

(*) Walden Bello es director ejecutivo de Focus on the Global South.

(1) El documento en español esta disponible en el sitio web: www.comercioconjusticia.com , el impreso puede ser solicitado a Intermom Oxfam, Roger de Llúria,15 08010-Barcelona (España), o a la representación de Oxfam en su país.
(2) www.focusweb.org

Afirma pastor luterano que OMC es obra del demonio

SAN SALVADOR, 20 DE AGOSTO DE 2005 (SIEP) “La Organización Mundial del Comercio, OMC, es obra del demonio ya que unicamente perjudica, causa sufrimiento a millones de personas alrededor del mundo” aseguró el Rev. Roberto Pineda, del Bloque Popular Social de El Salvador.

Añadió que “en la próxima Conferencia Ministerial que se realizará en Hong Kong en diciembre de este año, los países del G-8 intentaran de nuevo imponer su estrategia de un mundo dominado por el mercado al servicio de las grandes corporaciones de esos países ricos.”

Explicó que “pero de nuevo vamos a darles batalla, en el espíritu de Seattle, cuando en noviembre del año 1999, al final del siglo, logramos que la reunión fracasara, colapsara, por la protesta multitudinaria y creativa, de sindicatos y ambientalistas, iglesias y gobiernos de países pobres, ese es de nuevo el desafío, descarrilar la reunión en Hong Kong.”

Planteo que “la creación de un mundo nuevo, más justo y democrático, pasa ineludiblemente por modificar las reglas comerciales vigentes establecidas y aseguradas por la OMC, pasa porque los ciudadanos alrededor del mundo rechacemos este organismo diabólico y construyamos nuevas modalidades de comercio.”

“Nos vendieron la idea que la creación –enfatizó-de la OMC vendría a beneficiar a toda la humanidad y en realidad unicamente ha servido para una mayor concentración de la riqueza mundial en pocas corporaciones, además de incrementar la pobreza y la amenaza de destrucción del planeta. Lo mismo nos ha sucedido con los tratados de libre comercio. Son estrategias para despojarnos de conquistas sociales realizadas en el pasado.”

“En nuestro caso –sostuvo-destruyeron la agricultura y la industria para beneficiar a sectores importadores y bancarios locales vinculados a corporaciones multinacionales, y hoy abren nuestra economía a los TLC, sabiendo que los perjudicados seran nuestros agricultores, pequeños y medianos empresarios, indígenas, mujeres, jovenes, medio ambiente. No tienen sentido de nación.”

“La doctrina, las reglas, -argumentó-los procedimientos, el espíritu mismo de la OMC es obra del demonio ya que pretende justificar procesos en los cuales los países grandes sin consulta, sin rendirle cuentas a nadie toman decisiones que afectan la vida de millones de personas.”

“La globalización corporativa, este nuevo mundo de los poderosos, esta conduciendo al planeta y a la humanidad al borde de su destrucción. Las corporaciones estan destruyendo la vida de la gente y de la tierra. Es un proceso que debemos detener y para esto tenemos que unirnos en el Espíritu combativo de Seattle que es el espíritu de Dios. Hay que detener al lobo que esta matando a las ovejas.”

“Los responsables de esta crisis generalizada son los gobiernos que controlan la OMC, los Estados Unidos, Canada, la Unión Europea y Japón. Para vergüenza nuestra son la mayoría gobiernos que se declaran cristianos y que con la Biblia en la mano promueven el libre comercio que es en realidad un sistema inmoral, injusto, inhumano. Son Herodes que asesinan niños en Irak para defender sus podridas ganancias.”

“No podemos continuar callados frente a la OMC, debemos de salir a las calles y protestar, como lo hicimos ante el sistema esclavista, ante el nazismo, ante las dictaduras militares. La amenaza es hoy mayor. Debemos defender la vida. Construir un nuevo mundo, nuevas relaciones comerciales. Una economía mundial diferente. Y esto solo se logra con lucha, con mucha lucha, con mucha coordinación, firmeza, principios…”

“Debemos discutir y promover un programa global de transformaciones que nos permita proteger la diversidad étnica, lingüística, biológica, social, religiosa, económica, cultural de nuestros pueblos. Esa es nuestra riqueza que debemos de defender ante el ataque neoliberal. Esas son nuestras banderas, rojas, verdes y moradas, azules, amarillas y negras.”

“Ante el gobierno servil de Antonio Saca debemos como movimiento social salvadoreño ser enérgicos en nuestras demandas con respecto al TLC, exigirle el respeto a las conquistas sociales y laborales establecidas en nuestra Constitución; no queremos, no nos da la gana, ser una colonia norteamericana. Hay que vincular nuestra lucha a la de otros pueblos.”

“Y frente a la OMC oponernos, manifestarnos en contra de una nueva ronda comercial o que se amplíe la competencia de la OMC a nuevas situaciones, como la biotecnología. No podemos permitir que sea la OMC la que determine la vida del planeta. No puede tener derechos sobre nuestra agua, alimentación, educación, salud. No podemos permitírselo.”

“Nos preocupa el Acuerdo General sobre Servicios (GATS) porque nos van a destruir nuestra seguridad social, vamos a tener inversión extranjera en nuestros servicios básicos, sometidos a las reglamentaciones internacionales del libre comercio, regido por la OMC.”

“Nos preocupa el Acuerdo sobre Derechos de Propiedad Intelectual (TRIPS) ya que golpea nuestras comunidades campesinas y beneficia a las grandes corporaciones, nos bloquea el acceso a la medicina genérica, amenaza nuestra biodiversidad, promueve la biopiratería, nos van a robar nuestros conocimientos ancestrales y van a patentar nuestros seres vivos, es un pecado contra el Espíritu el que van a realizar.”

“En defensa de la vida, de la integridad de la Creación que realizo nuestro Padre celestial y que no puede ser patentada, no puede ser sometida a las leyes de la oferta y la demanda, rechazamos con todas nuestras fuerzas que realicen patentes de cualquier forma de vida. La vida es un don de Dios que no puede ser comercializado por las corporaciones.”

“Debemos como iglesias promover la soberanía alimentaria, el derecho de nuestros pueblos a producir lo que consumen. Debemos de rechazar la destrucción de las economías agrícolas para beneficiar las exportaciones de alimentos de las grandes corporaciones.”

“Tambien nos preocupa el Acuerdo para Impulsar Inversiones (TRIMS) ya que sabemos que va a resultar en medidas que debiliten a nuestros estados nacionales frente a las corporaciones. Se pretende destruir a los sectores productivos nacionales para beneficiar al “libre comercio.” Es en realidad una nueva colonización, una nueva conquista de nuestros países.”

“Cada uno de estos acuerdos de la OMC son cuchillos clavados en el corazón de nuestras economías, de nuestros productores, de nuestros campesinos. Y la OMC no actúa sola sino que cuenta con otros organismos como el FMI y el Banco Mundial que endeudan a nuestros países para someterlos. Es un sistema global financiero que produce muerte y pobreza para nuestros pueblos pobres.”

Finalmente el pastor de la Iglesia Luterana Popular de El Salvador y dirigente del BPS concluyó que “la batalla de Hong Kong es una batalla estratégica contra la bestia de la globalización neoliberal y nos ponemos en oración para que el reino del Padre Nuestro venga a nosotros y podamos derrotar esta obra del demonio que es la OMC y podamos construir nuevos cielos y nueva tierra, nuevas formas de comercio en las cuales la gente y no las ganancias sea lo principal. Amén.”

Proponen a pastora luterana indígena para Nobel de la Paz

SAN SALVADOR. 19 de agosto de 2005 (SIEP) La organización ecuménica Comunidades de Fe y Vida (COFEVI) de El Salvador propuso esta mañana a la pastora indígena luterana Sihuat Tutut, como una de las mil candidatas al premio Nóbel de la Paz.

El propósito –explicaron- es dar a conocer el papel protagónico desempeñado por las mujeres alrededor del mundo en la construcción y promoción de la paz y la defensa de los derechos humanos, tanto en sus comunidades como a nivel internacional.

Diversas iglesias luteranas de Estados Unidos y Europa felicitaron a la candidata salvadoreña, que es reconocida internacionalmente por su valiente compromiso a favor de los derechos de los pueblos indígenas, en especial el derecho a construir su propia espiritualidad.

La Rev. Tutut, de 50 años, es pastora de la Iglesia Luterana Popular y reside en Nahuizalco, departamento de Sonsonate, a 75 kilómetros al occidente de San Salvador, lugar con fuerte raigambre indígena y una antigua tradición de resistencia popular ante los terratenientes y militares.

“Es para mi un honor y una gran responsabilidad aceptar esta propuesta” expresó la Rev. Tutut, quien también dirige la Asociación Cultural Indígena SIHUAT, que trabaja “en el rescate de la identidad cultural y espiritual de los pueblos maya, pipil y lenca.”

“No lograron destruir nuestras raíces indígenas, nuestra espiritualidad basada en la Madre Tierra, ni los conquistadores españoles con las encomiendas ni los militares genocidas con la dictadura, ni lo lograran los neoliberales areneros de la globalización, nuestras raíces son muy profundas…” aseguró en entrevista en el programa radial Fe y Esperanza.

“Mi familia emigró a San Salvador cuando estaba pequeña y me pusieron a estudiar en una escuela pública. Venimos con mi mamá, papá y abuela materna, que era originaria de Guaymango. Vivía en dos mundos. El de la escuela, donde me socializaban en el mundo occidental, ladino, y el de mi casa, con mi abuela, que sin saber leer ni escribir, conocía el mundo mágico de mis antepasados y me lo trasmitía en un profundo sincretismo. La escuela era un mundo confuso donde había que competir y aprobar, con mi abuela me sentía más libre, más solidaria…”

“La escuela fue también al inicio un espacio muy duro, de enfrentamiento, se burlaban de mis vestimentas, de mis forma de hablar, de mis costumbres, del color oscuro de mi piel, eran aspectos que lo estigmatizaban a uno como diferente, como indígena. Tuve que hacerle frente a todas estas cuestiones que en vez de desanimarme afirmaron mi verdadera identidad y es por eso que luego renuncie a mi nombre de esclava y asumí el nombre que me dieron mis abuelos…”

“Una experiencia que me marcó fuertemente fue la militancia de mis hermanos mayores a principios de los setenta en el Partido Comunista. Te imaginas lo que significa en un país como el nuestro, represivo y machista, ser acusada de mujer indígena, bruja, comunista, curandera y hoy metida a pastora luterana… “

“Al salir de sexto grado mis padres me matricularon en el Instituto Obrero José Celestino Castro, un colegio vinculado a los sindicatos, a la FUSS; quedaba en la Avenida Cuscatlan, fue allí donde fui tomando conciencia social, aclarándome sobre las injusticias que nos rodeaban, y también me encontre con la encrucijada del materialismo que allí se enseñaba y negaba la existencia de Dios, cuando yo era creyente. Al final prevaleció el espíritu creyente de mi abuela sobre los manuales de materialismo…”

“Recuerdo de esa época, con mucho cariño a los profesores Mario Medrano, dirigente magisterial, que era el director del Celestino, a Fina Murillo, a Guadalupe Lozano, a Noe Coto, a don Hipólito, que nos enseñaba a jugar ajedrez, esa era la materia que daba…”

“Nosotros creamos una organización estudiantil, el FRES, Frente Revolucionario de Estudiantes de Secundaria, el fresco le decíamos, eramos un grupo de jovenes soñadores y muy activos. Luchábamos por los intereses estudiantiles, por la libertad de organización, por rebajar las cuotas de escolaridad, contra la dictadura militar…”

“Me case muy joven, tengo cuatro hijos, mi compañero era organizado pero la vida familiar como a muchas mujeres en nuestro medio me alejo de la lucha política. Además era un momento de mucha confusión, convulsiones, divisiones, unos amigos míos se quedan en el PCS, otros se van con las FPL, otros con el ERP…”

“Conozco a Mario Vigil, que se queda en el ERP, a Vladimir Rogel, eramos un grupo muy combativo en secundaria, celebrábamos el 1ro. de Mayo junto con los sindicatos, con efigies del Che y de Lenin, conmemorábamos a Saúl Santiago Contreras y Oscar Gilberto Martinez, obreros que habían muerto en la huelga de ANDES, hacíamos muchas actividades…”

“Luego me alejo de todo esto y me acerco más a mis raíces indígenas, me inicio con grupos espirituales de Izalco, a descubrir la espiritualidad indígena, a empatar de nuevo con las enseñanzas de mi abuela, a seguir el rastro de Feliciano Ama , de mis abuelos y abuelas asesinados en el 32, a hurgar en mi dimensión personal anímica…”

“La espiritualidad indígena nuestra es bastante sincretista, hace una mezcla de mezclas, que incluye desde visiones teosóficas cardianas, de doctores espiritistas hasta la veneración al niño de Atocha, desde costumbres ancestrales de cofradías hasta los rezos a las vírgenes, entendés que necesitaba reencontrarme con mis raíces y esto se da en experiencias clandestinas…”

“Y descubro que así como en San Salvador existía la clandestinidad por motivos políticos aquí en Izalco existe la clandestinidad por motivos religiosos. La resistencia cultural indígena florece en la clandestinidad , por eso no pudo ser destruida. Resistimos quinientos años. Nuestros abuelos y abuelas nos la guardaron pero no la enseñamos a todos, ellos fueron como dice el evangelio prudentes y a la vez astutos…”

“Por ejemplo en la tradición indígena existen un sin fin de santos, se parecen a los santos de la Iglesia Católica en los nombres y las imágenes, pero sus historias son diferentes, el mensaje es distinto. Con mucho orgullo te cuento que una de mis maestras fue la Juana Torres, el poeta Cea también de Izalco, sabe de quien te estoy hablando, una bruja completa, ella fue mi maestra…”

“Sí, a mi también me acusaron de bruja, con mucho orgullo, no de Salem sino de Izalco, fijate que en 1995, te voy a contar, aquí en San Salvador, aparecieron papeles fuera de mi casa denunciándome como bruja y condenandome a muerte, por hacer ritos indígenas y practicar el zoomorfismo. Firmaban la nota Los Angeles Salvadores. Puros escuadrones. Decían que me convertía en las noches. Y mis hijos se reían y me preguntaban que donde había dejado la escoba…”

“En el 2000 formamos la Asociación Cultural Indígena SIHUAT e iniciamos un trabajo de rescate de la identidad y de resistencia frente a la globalización, en diverso municipios de Sonsonate, como Izalco, Nahuizalco, Santo Domingo de Guzmán, hicimos un Museo Comunitario itinerante, me acuerdo que nos decían la mara cultura…”

“Nos pusimos Sihuat no porque signifique mujer en nahuat, sino porque representa la parte femenina de la madre Tierra. A mi el nombre me fue dado en una ceremonia religiosa, con médiums, en la mediumnidad. Y desde entonces abandone el nombre de esclava, que fue el de Teresa Escamilla. Nosotros somos pipiles, de origen nahuat pipil…”

“Mi encuentro con la Iglesia Luterana y mi militancia en la Iglesia Luterana Popular, en la que soy pastora, surge cuando me entero que tenían una Pastoral Indígena, luego de los Acuerdos de Paz de 1992, y los voy conociendo, me identifico mucho con la practica de oración y lucha de sus pastores, con su visión del proceso popular de liberación y aquí estamos, agradeciéndola a nuestra Madre Tierra la oportunidad de vivir, soñar y luchar…”

“El próximo 12 de octubre vamos a celebrar el Día de la Resistencia Indígena. Lo vamos a hacer con el Bloque Popular Social, desde ya los estamos invitando y lo vamos a hacer en Antiguo Cuscatlan, donde esta la estatua de Atlacatl, vamos a tener un ceremonial indígena y luego un acto político-cultural desde ya lo estamos invitando…”

La izquierda sudamericana: De rebeldes y moderados

Con socialistas como éstos ¿quien necesita liberales?
Bernardo Neustadt, periodista argentino de derechas,
en un reportaje a Felipe González en los primeros 80’.

Dos imágenes emparentadas marcan el acaecer de los últimos meses en el Cono Sur de América Latina. En el centro del foco, Lula da Silva acorralado por denuncias de corrupción contra los dirigentes de su partido, de nombre y origen obrero, al parecer volcado en cuerpo y alma a los enjuagues de la política tradicional. Apenas un poco de costado, Tabaré Vásquez apostándolo todo al impacto ‘modernizador’ de las inversiones extranjeras, aún a costo de romper lanzas con asambleas vecinales y agrupaciones ecologistas de ambas orillas del río Uruguay.

El neoliberalismo ya no es una ideología de moda, sus opositores han ganado elecciones en la mayoría de los países, pero la imposibilidad de contrarrestar los intereses del gran capital y las prácticas políticas de la década de los 90’ parece seguir inamovible en lo sustancial, incluso con el arribo de partidos y figuras con trayectorias de izquierda a la cúspide formal del aparato estatal.

Entre 2002 y 2004 se produjeron dos resultados electorales que muchos apreciaron como novedades de alcance histórico: a) El triunfo en los comicios presidenciales de Brasil de un obrero y dirigente sindical al mando de un partido de trabajadores desarrollado un poco a contrapelo de la historia de los años 80’ y 90’, a partir de uno de los nucleamientos de obreros industriales más importantes de América Latina. b) La victoria por primera vez de una fuerza por fuera de un bipartidismo con más de un siglo y medio de vigencia en Uruguay, a través de una coalición de la que formaban parte, entre otros, los dirigentes supérstites de uno de los movimientos guerrilleros más respetados de la región.

Mucho se subrayó el potencial disruptor de ambas ‘irrupciones’ en el desgastado juego de los sistemas políticos de la época del neoliberalismo. Y algunos analistas visualizaron la posibilidad de un torrente transformador que se asociara a experiencias ya en vigencia, como la de Venezuela, e incluso la de Cuba. Todo esto aparecía plausible, a condición de olvidar un ‘detalle’: Ambas fuerzas habían llegado al gobierno tras largas décadas de atravesar las ‘horcas caudinas’ de la democracia representativa, en un contexto histórico signado por la creciente capacidad económica, política y de construcción hegemónica del poder del capital y sus aliados estructurales. El Frente Amplio había perdido comicios presidenciales desde 1972, con el largo interludio de la dictadura. El PT, con Lula de candidato, llevaba tres derrotas consecutivas en el mismo terreno. Las fuerzas conservadoras, ante la perspectiva de triunfo de las izquierdas, fueron transitando del rechazo histérico de los comienzos, a un rango de actitudes que fueron desde el moderado beneplácito hasta una actitud entre resignada y expectante, encuadrados ambos en un consecuente esfuerzo dirigido al ‘transformismo’ de ambas fuerzas, promoviendo sus vínculos con el sistema empresarial, y ‘vetando’ implícitamente a las organizaciones y personalidad que mantuvieran posiciones radicales. El PT y el FA colaboraron, con sus propias modalidades, ‘limando’ progresivamente sus programas y ‘redefiniendo’ una y otra vez, en sentido regresivo, su relación con las organizaciones de las clases subalternas. Había que mostrarse como ‘partidos de gobierno’, alejados de extremismos y utopías.

Finalmente, ambas fuerzas quedaron en posición de ganar las elecciones con relativa facilidad, contemporáneamente al estallido de rebeliones populares que colocaban en serios aprietos las instituciones representativas de países cercanos como Argentina, Ecuador, Bolivia o Perú. Tanto en el pequeño país rioplatense como en el gigante de la región, la existencia de agrupaciones políticas con posibilidades de acceder al gobierno nacional, provistas de credenciales radicales y vínculos amplios con las clases subalternas, contribuyeron a amortiguar la posibilidad de que ocurrieran alzamientos masivos (no en vano en Argentina, el ‘centroizquierda’ lloró a lágrima viva la inexistencia de un ‘Lula’ local para resolver la crisis). Por el contrario, en ambos países, pero en especial en Brasil, la llegada al gobierno coincidió con un momento de baja movilización social.

Las ‘izquierdas’ triunfantes lo lograron gracias a haber abandonado previamente, con suficiente antelación, claridad y persistencia, los puntos centrales de un programa de izquierda. Y una vez llegadas al gobierno, se apresuraron a garantizar que sus políticas fundamentales se ajustaran con creces a la progresiva moderación de sus propuestas y prácticas. Los espacios de innovación (siempre limitados) quedaron recluidos a la política exterior, la de derechos humanos, y algunas iniciativas de ‘política social’ que no tocaran ni de lejos las relaciones de propiedad.

Este resultado de pago puntual de la deuda, cortejo a la gran empresa y seguimiento de las instrucciones del FMI conducido por fuerzas de izquierda, no autoriza a albergar expectativas de reversión favorable, al menos en lo inmediato. Lo más probable es que el desprestigio del PT y el Frente Amplio no den lugar al crecimiento de opciones más radicalizadas, dentro o fuera de ellos, sino que sea presentado con éxito a las sociedades respectivas (y al conjunto latinoamericano) como el ‘fracaso de la izquierda’ en función de gobierno, y constituyan la vía de salida hacia experiencias volcadas hacia la derecha, arraigadas en la política tradicional y con menos vinculaciones con el movimiento social, que a su vez podrán incubar un retorno de la ‘izquierda’, cada vez más moderada y alejada de sus bases iniciales. De la monotonía del pensamiento único se habrá pasado a la alternancia con el ‘progresismo posible’.

Un análisis de las perspectivas de los capitalistas y sus fuerzas aliadas a comienzos del siglo XXI parecía indicar a los partidos y coaliciones de izquierda como una interesante ampliación de las bases del sistema de partidos, en una época de desprestigio generalizado de éstos. El establishment podía proseguir la ‘colonización’ progresiva de las propuestas políticas crecidas como potenciales alternativas a su dominio, y expandir su visión del mundo hacia la izquierda sin poner en riesgo ni en un ápice sus intereses fundamentales. La apuesta entrañaría con toda probabilidad el enriquecimiento del discurso y la composición social en el sustento al orden capitalista en general y a la democracia representativa en particular. Sin embargo, al menos en el caso brasileño, la opción de la mayoría de los sectores con poder aparenta ser la vuelta al orden político tradicional. Hoy discuten si impulsar el juicio político contra Lula o dejarlo completar su período e inhabilitar su reelección. La ‘visión del mundo’ de las clases dominantes sigue apuntando a la humillación de la izquierda, quizás a construir finalmente bipartidismos ‘a la anglosajona’, como el que hasta ahora avanza con éxito en Chile.

Cualquiera sea el desemboque de ambos procesos, lo que debería estar claro es que abre oportunidad para importantes reflexiones, en particular desde el ángulo de la izquierda radical.

Se puede reprochar a la izquierda de los 60’ un abordaje lineal y esquemático de las relaciones entre economía y política, entre clase dominante y estado, entre posesión de los medios de producción y hegemonía. Pero debiera reconocérsele un núcleo de acierto en ver los vínculos entre esos diferentes órdenes, en el haber percibido, siquiera en grado de intuición, la unidad sustancial de planos que la ideología del capital ‘separa’ para dominar mejor. La aceptación del capitalismo como horizonte inamovible, al menos para una larga época; la renuncia a cuestionar en profundidad la democracia representativa junto con las nociones de nación, estado y ciudadanía que propaga el poder del gran capital, la obturación del propósito de transformación radical de las relaciones sociales en su conjunto, han llevado finalmente a abandonar no sólo la perspectiva revolucionaria, sino incluso la posibilidad efectiva de desarrollar reformas profundas.

Cabe la conclusión de que lo que se presentó como ‘renovación’ del pensamiento de izquierda latinoamericano a partir de los 80’ adolece de fallas fundamentales. Ha sido un instrumento útil para viabilizar el acceso al gobierno, pero a costa de abdicar, a cualquier efecto práctico, de la pretensión de transformar a sociedades que se vuelven cada vez más injustas y desiguales. Como en la Europa de las primeras décadas del siglo pasado, corrientes de origen socialista superan vetos y fraudes, y llegan laboriosamente al gobierno, para evidenciar de inmediato que el contacto con el poder se ha alcanzado a costa del alejamiento del socialismo.

Una lección a extraer es que es cierto que la perdurabilidad y efectos de las instituciones parlamentarias no deben ser subestimadas, que las elecciones y los órganos representativos son terreno de disputa insoslayable; pero que es asimismo verdad que no deberían convertirse en la vía principal de acción, y en el receptáculo de ilusiones singularmente paralizantes: Las de que se puede transformar la sociedad con las reglas impuestas por las clases dominantes, con éstas en el uso del silbato del árbitro y dueñas de la posibilidad, en caso de emergencia, de ‘llevarse la pelota’ y terminar con el reglamento y con el juego mismo, si es necesario.

La rebelión latinoamericana que brota aquí y allá en los últimos cinco años, mantiene vivo el impulso de confrontar con el conjunto de la arquitectura social y política y no sólo con sus manifestaciones más ostensiblemente ominosas. Se asienta en organizaciones de masas, se expande rápidamente por el ‘abajo’ social, no rechaza las elecciones pero tampoco abreva confiadamente en la superstición parlamentaria. Alberga el embrión de un lenguaje, unas reglas y unas prácticas diferentes, mensurables en democracia directa, autonomía frente a las clases dominantes y el estado, y voluntad de terminar con el reino de la explotación y la alienación instaurado por el despiadado capitalismo, apenas ataviado en algunas partes por el diminuto e inestable taparrabos del ‘cambio posible’…

Parece claro a dónde orientar las miradas, para quiénes miden el progreso social en mejor vida y más poder para las clases subalternas y no sólo en escaños parlamentarios o carteras ministeriales ocupados por ‘progresistas’, que a menudo se hallan en tránsito a dejar de serlo.

Puerto Rico: detener el desparrame urbano

El partido ambiental Puertorriqueos por Puerto Rico (PPR) seal como primer paso hacia la restauracin social de Puerto Rico el poner fin al desparrame urbano en su nivel actual.

Segn Rogelio Figueroa, presidente del PPR y candidato a la gobernacin por nominacin directa, “el urbanismo fundamentado en la urbanizacin cerrada construida en reas verdes destruye el ambiente y acenta la separacin social de los puertorriqueos. stas encierran en ambientes artificialmente privilegiados y seguros a los grupos ms pudientes, mientras que relegan a espacios hostiles y abandonados a cientos de miles de familias puertorriqueas. Este tipo de segregacin social, apoyada por la infraestructura fsica que se construye con fondos pblicos, nos empobrece a todos pues crea condiciones que contribuyen al ambiente de violencia que se vive hoy en Puerto Rico”.

El presidente del PPR asever que “es imperativo para nuestra salud social y ambiental que no se construya una sola urbanizacin o centro comercial ms en las reas verdes de Puerto Rico. Al mismo tiempo debemos dar incentivos a los desarrolladores y banqueros para que dirijan su inversin, que hoy separa comunidades y destruye el ambiente, a la reconstruccin de nuestros centros urbanos y otras reas ya construidas. Esta estrategia creara ambientes de ms integracin y interaccin social entre los puertorriqueos, y detendra la deforestacin, inundacin de comunidades, escasez de agua, afeamiento del paisaje y tapones que tanto lamentamos hoy”.

“Es hora de detener el gasto de dinero pblico en ms y ms carreteras e infraestructura cuyo nico propsito es abrirle paso al desparrame urbano. Mientras gastamos cientos de millones de dlares en carreteras para apoyar proyectos que slo enriquecen a unos pocos, el resto del pas se empobrece por la carencia de recursos para mantener las estructuras existentes y atender la crtica situacin social. Estas enormes cantidades de dinero que hoy se gastan en ms y ms infraestructura de cemento se deben redirigir a mejorar las condiciones escolares, dar apoyo social, crear espacios culturales, asegurar acceso al conocimiento y generar un nuevo conjunto de oportunidades que alejen a nuestra gente de la dependencia, trfico de drogas y la violencia”, afirm Figueroa.

“Nuestro voto es una herramienta para que se tomen importantes decisiones fiscales y de planificacin ahora. Hasta el da de hoy, no podamos apoyar estos reclamos de cambio directamente, porque los partidos tradicionales nos limitaban a votar por un estatus y relegaban a un segundo trmino muchos asuntos sociales y ambientales urgentes. En estas elecciones, gracias a los partidos nuevos, podemos votar por soluciones concretas a nuestros problemas. Hoy podemos votar por modelos especficos de urbanismo, alternativas para terminar con el tapn y cambios en la administracin de los fondos disponibles para atender la lamentable situacin social que vivimos, todo esto libre de ataduras de estatus”, termin diciendo el candidato a gobernador.

19 de agosto de 2004

El lenguaje religioso de George W. Bush:anlsiis semntico y teolgico

George W. Bush comenz a asistir a un grupo de estudio bblico en 1984, despus de dos dcadas de sufrir de severo alcoholismo. Asisti invitado por su amigo Don Evans, hoy su secretario de comercio. Por dos aos, Bush y Evans estudiaron las Escrituras, y Bush dej atrs el alcoholismo. En el mismo proceso, tambin logr enfocar su vida, antes difusa y confusa, en una cosmovisin coherente (o ideologa), que corresponda a la mentalidad de los “evanglicos conservadores” de su pas.

El movimiento evanglico conservador creca por entonces a pasos gigantescos en el escenario norteamericano, especialmente dentro del partido republicano. Pronto Bush hijo se incorpor a la campaa de reeleccin de su padre. Junto con otro amigo ntimo, Karl Rove (genio poltico y el estratega tras sus victorias, y hoy su asesor presidencial), se encarg del enlace con el sector “evanglico”. Los dos manejaron a la perfeccin la semntica de esa subcultura. Mientras otros candidatos discutan los temas polmicos, Rove le aconsej a Bush que ms bien simplemente hablara de su fe. Bush hijo se presentaba como “un hombre con Jess en su corazn”. Cuando un periodista le pregunt quin era su filsofo sociopoltico favorito, Bush contest: “Jess, porque cambi mi vida”. Eso corresponda perfectamente al individualismo extremo del fundamentalismo, y constitua lo que en el metalenguaje de subcdigos evanglicos se llama “testimonio personal”.

En la lucha semntica del lenguaje religioso, Bush y Rove ganaron sin problemas, pues no tuvieron rivales. Bush manejaba bien el lenguaje fundamentalista (y, en otro sentido, ese lenguaje comenz a manejarlo a l). Polticamente, su discurso ha sido muy eficaz, pero teolgicamente resulta mucho ms problemtico. No se parece mucho al discurso del cristianismo histrico; deja totalmente de lado, por ejemplo, los clsicos debates sobre la guerra justa. De hecho, su teologa explcita no parece profundizar ms all de algunas ideas muy generales y algunas palabras repetidas con mucha frecuencia (fe, valores, religin, oracin, la providencia, el mal). Por otra parte, la “teologa implcita” detrs de su discurso hace que surjan serias dudas y sospechas teolgicas. Vamos a analizar tres aspectos de esa teologa implcita en el discurso de George W. Bush, que parecen rayar en antiguas herejas.

1. El maniquesmo

Esta antigua hereja divide toda la realidad en dos: el Bien Absoluto y el Mal Absoluto. A juzgar por el discurso de Bush, los Estados Unidos de Amrica es una nacin engendrada por concepcin inmaculada, que ha alcanzado la santidad total de la teologa wesleyana. Pero a los enemigos del pas, Bush les aplica con toda su fuerza la doctrina calvinista de la depravacin total del ser humano. No hay nada que pueda explicar la conducta malvola de esas personas, y mucho menos justificarla. En la sociedad estadounidense, por el contrario, parece no haber entrado el pecado original.

La iglesia cristiana rechaz el maniquesmo como hertico hace muchos siglos. En el caso de George Bush, sus declaraciones pblicas implican claras herejas en cuanto a la doctrina bblica del ser humano (antropologa teolgica) y en cuanto al pecado (hamartiologa), e implcitamente en cuanto a la santificacin. Adems, en la espiritualidad patriotera de Bush, no cabe el menor espacio para el arrepentimiento ni siquiera para el autoexamen crtico, mucho menos para una conversin a Dios. Dentro de ese esquema, cmo es posible ser realmente cristiano?

En el acto memorial en la Catedral Nacional de Washington (14-09-2001), Bush proclam en trminos amenazantes: “Esta nacin es pacfica, pero feroz cuando se la provoca a la ira”. Estas eran como dos virtudes del pas. Un mes despus, en una conferencia de prensa (15-10-01), dijo ingenuamente:

Me confunde ver que hay tanto malentendido de lo que es nuestro pas, y que la gente nos pueda odiar… Simplemente no puedo creerlo, porque yo s cun buenos somos. Tenemos que hacer un mejor trabajo al representar a nuestro pas ante el mundo. Tenemos que explicar mejor a la gente del Medio Oriente, por ejemplo,… que es slo contra el mal contra lo que estamos luchando, no contra ellos.

No deja de sorprender que exista en este mundo un pas totalmente altruista, que vive siempre luchando contra el mal! El presidente Bush ha repetido estos autoelogios nacionalistas como un mantra mgico: “Nosotros somos el pas ms pacfico de la tierra “, dijo en otra ocasin (09-11-02). En su informe al Congreso, en 2003 (“State of the Union”, 29-01-03), el lenguaje humano casi no alcanzaba para expresar su culto a la patria. Entre otros prrafos, sirvan estos de muestra:

Los americanos son un pueblo resuelto, que ha superado cada prueba a la que lo han enfrentado los siglos. Estados Unidos de Amrica es una nacin fuerte, y honorable en el uso de su poder. Ejercemos el poder sin conquista y hacemos sacrificios por la libertad de extranjeros desconocidos.

Los americanos son un pueblo libre, que sabe que la libertad es el derecho y el futuro de cada nacin…

Esta nacin pelea contra su voluntad… Buscamos la paz; luchamos por la paz; pero a veces la paz tiene que ser defendida. Un futuro de terribles y constantes amenazas, no es en absoluto la paz. La adversidad ha revelado, al mundo y a nosotros mismos, el carcter de nuestro pas.

Segn estas euforias patrioteras, la superioridad moral de los americanos queda confirmada por su victoria sobre Irak, y no vale ninguna evidencia que demuestre lo contrario. Cuando los periodistas que estaban en Bagdad interrogaban al general Garner sobre las protestas masivas contra el ejrcito de ocupacin, el General contest que esas protestas demostraban ms bien que la democracia haba llegado a Irak. Despus exclam: “Debemos mirarnos en el espejo y sentirnos bien orgullosos, sacar el pecho y decir: Maldito sea, somos americanos!” El mismo da, despus de su dramtico “aterrizaje” en el portaaviones Abraham Lincoln, Bush exudaba patriotismo: “Cuando contemplo a los miembros de las fuerzas militares de los Estados Unidos, veo lo mejor de nuestro pas… Nosotros estamos comprometidos con la libertad”. Pareciera que el seor Bush no estaba informado sobre la realidad de algunos de los militares de su pas, como por ejemplo los escndalos sexuales de la Academia de las Fuerzas Areas en Colorado. Mucho menos recordaba las atrocidades de la guerra de Vietnam, y casos como el de My Lai, o la explotacin sexual de nios y nias por los soldados estacionados en Palmerola, Honduras.

En trminos bblicos, la actitud tan autocomplaciente y santurrona de Bush slo puede tildarse de farisesmo: “Te damos gracias, Seor, que no somos como las dems naciones, terroristas, sin democracia ni mercado libre”. Contra tales pretensiones de santidad va dirigida la denuncia que hace Jess de los fariseos: ustedes miran la paja en el ojo ajeno, pero no ven la viga en su propio ojo.

Dado ese estado de sublime inocencia de su propio pas, como Adn y Eva en el paraso, el presidente Bush ha encontrado una sola explicacin del odio contra EUA: “Los terroristas odian nuestra libertad”. Son tan malos, que aborrecen el bien porque es bueno. En la Catedral Nacional (14-09-01), Bush asumi la posicin en la que seguira insistiendo: “Esta es una lucha colosal entre el bien y el mal, y que nadie se equivoque: el bien [lase: Estados Unidos] vencer”. Nunca se ha apartado de ese anlisis simplista y maniqueo. En febrero de 2003 reiter ante la Asociacin de Emisoras Religiosas que “los terroristas odian el hecho… de que somos libres para adorar a Dios como nos parezca”.

Nadie que piense un poco, o que sepa algo de historia, podra aceptar esa explicacin fantasiosa de Bush. El mismo Osama bin Laden era agente de los Estados Unidos, pero volvi contra ellos en 1991, cuando soldados norteamericanos (“impos” para el islam) ocuparon su patria, Arabia Saudita, la ms sagrada de las tierras islmicas. En 1996 emiti su “Declaracin de guerra contra los americanos que ocupan la tierra de las dos mezquitas santas”, y en 1998 su “Declaracin de Jihad contra judos y cruzados” reiter esas razones. El mismo Bush ha dado sobradas razones para provocar el odio: desde los bombardeos ilegales de Irak en sus primeras semanas de gobierno hasta su insultante bloqueo de la consulta de Durbn, frica del Sur, sobre racismo y derechos humanos. El maniquesmo de Bush no le permite ver la realidad.

Bush parece creer que su pas es no slo una democracia perfecta, sino la nica del mundo. Pero, si los terroristas odian la libertad, por qu no han atacado a Canad, que en algunos aspectos es una democracia mejor que los EUA? Por qu no existe el mismo odio contra Suecia, Holanda o Costa Rica?

Al principio, la administracin Bush bautiz su cruzada antiterrorista como “Operacin justicia infinita”, ttulo ofensivo tanto para musulmanes como para cristianos. El mensaje implcito era que los talibanes eran infinitamente culpables y los Estados Unidos infinitamente inocente, y que la “justicia infinita” contra aquellos sera una venganza sin lmite. Bush no parece haber percibido la hereja teolgica de describir su proyecto como “infinito”, vocablo que en el ingls, igual que en el lenguaje teolgico, es un atributo de Dios y nunca de las criaturas.

Bush ha definido a sus enemigos como “el eje del mal”. La expresin original en ingls, “axis of evil”, tiene connotaciones muy diferentes de las del espaol. El trmino “axis” en ingls tiene un significado mucho ms limitado que “eje” en castellano, y sirve mayormente para recordar a Hitler y los nazis. La palabra “evil” es mucho ms fuerte que “mal”, pues significa algo muy siniestro, hasta diablico. Es un trmino muy cargado teolgica y moralmente. Pero a Bush no se le ocurre preguntarse si ese “axis of evil” pudiera pasar tambin por Washington.

Este maniquesmo de Bush, nacido del matrimonio de un patriotismo enfermizo con una mala teologa, tiene dos corolarios. Primero, en esta lucha entre el Bien Absoluto y el Mal Absoluto, “quin no est con nosotros, est contra nosotros” y, por ende, es terrorista. Segundo, como pontific Donald Rumsfeld (05-12-01): “Toda la responsabilidad por todas y cada una de las muertes, sean de afganos inocentes o de americanos inocentes, es exclusivamente de los talibanes y de los de Al Qaeda”…, aunque sean bombas norteamericanas las que los maten.

La realidad es todo lo contrario: si de hecho la guerra contra Irak es una guerra injusta e ilegal, entonces todas las muertes, incluso las de los soldados iraques, son asesinatos criminales que deban de haberse evitado.

2. Mesianismo

Cuando George W. Bush, entonces gobernador de Texas, decidi buscar la presidencia de los Estados Unidos, describi su decisin en trminos que los evanglicos entenderan como un mandato divino: “He escuchado el llamado”, una frase que evocaba las comisiones profticas de las Escrituras hebreas. En seguida convoc a su mansin de gobernador a los principales pastores de la zona, para realizar un ritual de “imposicin de manos”, prctica que corresponde sobre todo a la ordenacin ministerial. A los pastores les dijo que l haba sido llamado (entindase, por Dios) a ser candidato. Ese lenguaje de vocacin divina ha sido frecuente en sus declaraciones, a un ritmo muy acelerado despus de la tragedia del once de setiembre de 2001.

Pocos das despus de los ataques, en el culto memorial celebrado en la Catedral Nacional de Washington (14-09-01), Bush habl de “una lucha colosal entre el bien y el mal”, en la cual dijo “nuestra responsabilidad ante la historia es clara: responder a estos ataques y quitar el mal del mundo” (“rid the world of evil”). Con el propsito de lograrlo, anunci una cruzada contra el terrorismo. Aparte de lo pretencioso de tal proyecto y de los sobretonos de “destino manifiesto”, al presidente no se le ocurri que haba “evil” tambin en su propio patio, y que la cruzada para liberar al mundo del mal deba comenzar en casa, con autoexamen, con arrepentimiento, y con una intencin sincera de “quitar del mundo” algunas de las causas del terrorismo y de los conflictos. Para Bush, “eliminar el mal” significaba “eliminar a los malos”. Es eso una mentalidad cristiana?

En su discurso al Congreso (20-09-01), Bush declar que “La libertad y el temor, la justicia y la crueldad, siempre han estado en guerra, y sabemos que Dios no permanece neutral en ese conflicto”. Dudarlo, enunci Bush, sera caer en el relativismo moral (consigna de otra de las causas de los “evanglicos”). Aparentemente, Dios tambin est sujeto al corolario del maniquesmo de Bush: si Dios est contra el terrorismo, tiene que estar al lado de la cruzada antiterrorista.

El ao siguiente, en su discurso anual al Congreso (29-01-02), Bush reafirm que “la historia ha llamado a los Estados Unidos y sus aliados a la accin”. Frente al Eje del Mal, dijo, “la gran esperanza de nuestros tiempos, y la gran esperanza de todos los tiempos, depende de nosotros”. Y ante la Asociacin de Emisoras Religiosas, declar: “Debemos recordar nuestro llamado, como nacin que ha sido bendecida, a crear un mundo mejor… y derrotar los designios de hombres malvados”. “La libertad insisti, no es un don de los EUA al mundo; es don de Dios a toda la humanidad”. Por eso, la nacin que encarna la libertad debe llevar ese don divino “a cada ser humano en todo el mundo”.

Un ao despus, en su informe al Congreso (29-01-03), ya en vsperas del ataque a Irak, Bush asegur a la nacin: “podemos avanzar con confianza porque este llamado histrico ha llegado al pueblo correcto”:

De nuevo, esta nacin y nuestros amigos somos lo nico que se interpone entre un mundo en paz y un mundo de caos y alarma constante. De nuevo, somos llamados a defender la seguridad de nuestro pueblo y las esperanzas de toda la humanidad. Y aceptamos esta responsabilidad…

Martin Marty cita otras palabras de Bush que tienen el mismo sentido: “Nuestra nacin ha sido escogida por Dios y comisionada por la historia, para ser un modelo de justicia ante el mundo” (Newsweek, 10-03-03; p. 17). Segn el vicepresidente Dick Cheney, el pas “tiene el deber de actuar con fuerza para construir un mundo a la imagen de los Estados Unidos”. O en palabras del portavoz presidencial, Ari Fleischer, la liberad (a la americana) “no es una doctrina Bush, ni una doctrina americana, sino una doctrina dada por Dios”.

Bush no parece tener muchos reparos al identificar a Dios con su propio proyecto. En un discurso al ao de los ataques (11-09-02), Bush cit un texto cristolgico aplicndolo a su propio proyecto de guerra: “Y la luz [EUA] en las tinieblas [enemigos de EUA] resplandeci, y las tinieblas no prevalecern contra ella” [EUA vencer a sus enemigos]. Cuando se present en uniforme militar sobre el portaaviones Abraham Lincoln (01-05-03), dijo a los militares lo siguiente: “Dondequiera que vayan ustedes, llevan un mensaje de esperanza, un mensaje que es antiguo y siempre nuevo. En las palabras del profeta Isaas: A los cautivos, salgan!; a los que estn en tinieblas, sean libres!” Es teolgicamente inadmisible que cualquier poltico se arrogue tales frases profticas y mesinicas para su propio programa, y mucho menos un programa de guerra y muerte.

Despus del discurso del ao 2003 a la nacin, Christianity Today, revista evanglica y fielmente pro partido republicano, inform, en su edicin electrnica de 25 de abril, acerca de la preocupacin de algunos pastores porque Bush haba hecho un cambio problemtico en un himno evanglico. Bush se permiti parafrasear el muy querido himno “Hay poder, poder, sin igual poder, en Jess, quien muri”, de la siguiente manera: “Hay poder, sin igual poder, en la bondad, idealismo y fe del pueblo norteamericano”. Se trata de un himno doblemente sagrado, porque es adoracin a Jesucristo Salvador y porque se acostumbra cantar en la Santa Cena, al repartir la copa eucarstica de la comunin. Es ms, el original que cit Bush habla de poder milagroso sobrenatural (“wonder-working power”).

La ilusin mesinica del presidente Bush le produce un fenmeno de miopa y visin de tnel. Parece que, por sentirse llamado por Dios, no toma en cuenta las matizaciones que complican sus esquemas simplistas ni presta atencin a razones bblicas, teolgicas y ticas en contra de sus decisiones. La revista Newsweek observ que la fe de Bush en la voluntad de Dios le da una especie de impermeabilidad, “una mezcla de terquedad y arrogancia” (10-03-03; p. 15). No hacen mella en su armadura ideolgica los argumentos de lderes religiosos y denominaciones cristianas opuestos a sus guerras. En marzo de 2003, el obispo Joseph Sprague de Chicago protest que desde octubre el concilio de obispos metodistas haban solicitado, sin xito, una entrevista con su correligionario Bush. “El presidente no ha escuchado la voz de de su propia iglesia” (La Jornada, 27-03-03). Mientras incluso Tony Blair recibi a una comisin organizada por Jim Wallis de la revista Sojourners, Bush se neg a escucharlos. Bush parece no creer que Dios pueda hablarle tambin por medio de personas que discrepen de l.

Aparentemente el Dios de George Bush es un buen americano y republicano, muy patriota y fiel a la poltica exterior norteamericana. No es el Dios que juzga y cuestiona, sino un Dios que legitima proyectos de guerra y dominacin. Que diran de ese Dios Elas y los dems profetas?

3. Manipulacin de la oracin

La verdadera oracin no pretende decirle a Dios que haga lo que nosotros queremos que haga, sino pide a Dios que nos diga lo que Dios quiere que nosotros hagamos. No oramos para enlistar a Dios en nuestras filas, sino para examinarnos ante Dios, cambiar y hacer su voluntad. Por eso, la confesin de pecado y el arrepentimiento son momentos cruciales de la oracin y del culto. Bien dijo el primer ministro francs, Jean-Pierre Rafarin, “De ninguna manera podemos consultar a Dios slo para obtener un voto de confianza” (que fue lo que hizo Bush cuando pretendi consultar a las Naciones Unidas).

La oracin ha jugado un papel sin precedentes en la presidencia de George W. Bush y en la propaganda de los evanglicos conservadores que lo apoyan. Son frecuentes las fotos de Bush en oracin. Se le dio publicidad al hecho de que inmediatamente antes de su discurso de ultimtum a Sadam Hussein, Bush pidi a sus asesores que lo dejaran “a solas unos diez minutos”. En el simbolismo evanglico, eso significaba que un hombre de oracin iba a encontrarse con Dios, algo as como Moiss en el Monte Sina. En su entrevista con Tom Brokaw (New York Times, 26- 04-03), Bush dijo: “Yo tengo una tarea que realizar, y con las rodillas dobladas pido al buen Seor que me ayude a cumplirla con sabidura”. A un periodista ingls que le pregunt cmo manejaba el estrs, le contest: “Creo en la oracin y creo en el ejercicio fsico” (New York Times, 07-04-02).

George McGovern, excandidato presidencial demcrata, fue al grano cuando escribi lo siguiente (The Nation, 21-04-03):

El presidente afirma con frecuencia que lo est guiando la mano de Dios. Pero si Dios lo gui a invadir a Irak, Dios envi otro mensaje al Papa, a las Conferencias Episcopales catlicas, al Consejo Nacional de Iglesias y a muchos rabinos muy distinguidos, que creen todos que la invasin y bombardeo de Irak iba contra la voluntad de Dios. Con todo respeto, sospecho que Karl Rove, Richard Perle, Paul Wolfowitz, Donald Rumsfeld y Condalezza Rice… son los dioses (o diosas) a quienes escuchaba el presidente.

Con la presidencia de Bush, y especialmente a raz de las guerras contra Afganistn e Irak, la oracin de los evanglicos conservadores, tecnologizada y masificada, entr en la era ciberntica. Se organizaron miles de “Crculos presidenciales de oracin” y “ruedas de oracin”, durante las veinticuatro horas del da:

Rueda de Oracin

por nuestros soldados… Por favor, no la rompas

“Seor, ten nuestras tropas en tus manos amorosas.

Protgelas como ellas nos protegen.

Bendcelas a ellos y a sus familias

por las acciones altruistas que realizan

por nosotros en nuestro tiempo de necesidad.

Esto lo pido en el nombre de Jess,

nuestro Seor y Salvador. Amn

[Haz click aqu cuando termines]

(ourtroops@prayerwheel.us)

Con cada “click” llega otra oracin al Seor para garantizar el triunfo militar de las tropas!

Un movimiento llamado “In Touch” (“En contacto”), fundando por el pastor bautista Charles Stanley, reparti entre los marines que entraban en combate muchos miles de folletos con el ttulo “Deber de un cristiano en tiempo de guerra” (incluida la “guerra espiritual”). Con el folleto iba una boleta que los infantes de marina deban firmar y enviar directamente al presidente. Por ese medio se comprometan a orar por l todos los das. La boleta deca: “Me he comprometido a orar por Ud, su familia, y su administracin”. Inclua peticiones especficas para cada da. Para el lunes: “Pide que el presidente y sus asesores sean fuertes y valientes para hacer lo correcto, a pesar de las crticas”. Para el mircoles: “Pide que el presidente y sus asesores estn seguros, sanos, y que duerman bien, libres de miedo” (y por qu no se pide lo mismo para los habitantes de Bagdad?). Para el viernes: “Pide que el presidente y sus asesores estn conscientes de su llamado divino”. En este vasto movimiento, se pide con frecuencia que Dios otorgue poder sobrenatural o sabidura sobrenatural al presidente para salir avante, o que sea “divinamente protegido”.

Conclusin: Es notable la concordancia del discurso de Bush con el de los falsos profetas del Antiguo Testamento. Mientras los verdaderos profetas denunciaban el pecado y la injusticia de su propio pueblo, los falsos profetas repetan “Paz, paz” (Bush: “somos un pueblo muy bueno”) y tranquilizaban a la nacin con engaos. Adems, los falsos profetas llamaban a lo malo bueno, y a lo bueno malo (por ejemplo, la agresin contra Irak y su destruccin son, en la retrica de Bush, “liberacin” y “llevar nuestra compasin al mundo entero”; las muertes civiles se llaman “daos colaterales”). Y mientras los profetas verdaderos proclamaban la soberana de Yahv, Dios de justicia y amor que juzga a las naciones y a las personas, los falsos profetas servan a Baal, un dios manipulable a la disposicin de los poderosos.

Hace siglos Carlos Marx concluy que “la religin es el opio del pueblo”. En el contexto de la iglesia luterana en la Alemania de los aos 1840, Marx tena mucha razn. Pero Marx nunca conoci a cristianos comprometidos como Camilo Torres de Colombia, Oscar Arnulfo Romero de El Salvador, Frank Pais de Cuba, Ernesto Cardenal de Nicaragua, Dietrich Bonhoeffer de Alemania, o Martin Luther King de los Estados Unidos. Si Marx hubiera conocido a esa clase de cristianos, habra dicho: “A veces la religin puede ser opio, pero muchas veces puede ser tambin levadura de justicia y transformacin”.

Qu paradjico, y qu lamentable, que el presidente Bush, con su hertica manipulacin del lenguaje religioso, se empea en darle la razn a Carlos Marx.

La peor droga es la que narcotiza el corazn y la conciencia. El peor trfico es el trfico con la fe y con la Palabra de Dios. Hay tambin “narcotraficantes” religiosos, que tendrn que dar respuesta al Dios de la justicia y de la vida.

NICARAGUA: 26 aos despus, dnde est el movimiento popular?

Una de las mayores experiencias de participacin, organizacin y capacidad de decisin del movimiento social en la historia de Amrica Latina, ha sido la Revolucin Popular Sandinista. No se puede explicar ni su triunfo ni sus logros ni su imbatible resistencia frente a la descomunal agresin militar de Estados Unidos, sin aquellos contingentes de pobladores, obreros, campesinos, mujeres y jvenes disciplinadamente organizados para defender lo suyo y a los suyos. Pero 26 aos despus, qu queda de aquellas organizaciones populares y su capacidad de movilizacin? qu nos ha pasado? hemos perdido la conciencia? nos cansamos de luchar? tanto nos han decepcionado la democracia y sus portavoces polticos? tan poco nos importa el futuro? quines son los responsables?

La queja comn y amarga de la misma gente, es que ya nadie quiere luchar contra un sistema econmico social que cotidianamente les agrede, les confisca sus ingresos, les arrebata el patrimonio nacional, los expulsa del mercado de trabajo y les liquida los sistemas educativo y de salud. Los gobiernos sucedidos en los ltimos 16 aos se han sometido dcilmente a las recetas neoliberales de los organismos financieros internacionales, con un resultado pavoroso: el 72% de la poblacin vive con ingresos diarios de 2 dlares o menos, hay un dficit superior al medio milln de viviendas, el desempleo supera el 40%, un milln de jvenes y nios no ha podido ingresar al sistema escolar y alrededor de un milln 300 mil nicaragenses han sido forzados a abandonar el pas para intentar encontrar recursos mnimos para vivir en Costa Rica y en Estados Unidos, principalmente.

El gobierno de Violeta de Chamorro liquid casi todas las empresas industriales y agropecuarias del Estado, y hasta vendi como chatarra los ferrocarriles y las lneas frreas (le pagaron a la gente por arrancar los rieles de los trenes). La administracin de Arnoldo Alemn vendi a precios ridculos las empresas estatales de energa elctrica y telefona, y saque las finanzas pblicas. El rgimen de Enrique Bolaos tiene como primera prioridad presupuestaria, pagar a los banqueros locales intereses usureros por los bonos del tesoro adquiridos en el 2000 y que sirvieron para enriquecer a los gobernantes liberales y asumir la estafa descomunal protagonizada por los dueos de cinco bancos quebrados. Empresarios norteamericanos, canadienses, europeos y taiwaneses saquean cotidianamente las riquezas nacionales (madera, minerales, pesca, agua) pagando salarios miserables a los trabajadores. Los ricos no pagan impuestos. Los ministros, magistrados, diputados y altos funcionarios de todos los poderes del Estado devengan salarios equivalentes a los de pases desarrollados. Todo eso ha ocurrido y sigue ocurriendo. Y sin embargo, todos esos gobiernos han gozado de una relativa estabilidad social.

Las razones de tanta pasividad colectiva son complejas, interrelacionadas y peculiares. Pero en medio de ese panorama, ha empezado a forjarse un nuevo movimiento popular, en los ltimos cuatro o seis aos emerge un nuevo liderazgo ntimamente vinculado a los intereses de los sectores a los cuales representa y se empieza a dibujar la posibilidad de una concertacin de organizaciones sociales y gremiales.

Herencia Paradjica

La obra de la Revolucin ha dejado una herencia paradjica. Por una parte, la conciencia poltica de la mayora de los nicaragenses adultos es en promedio ms elevada que en el resto de Centro Amrica. Esa conciencia brot especialmente de los jvenes de entonces, en la lucha contra la Dictadura Somocista y madur en la participacin masiva de la gente, en cada una de las grandes transformaciones de la sociedad nicaragense (desde la campaa de alfabetizacin, hasta la reforma agraria, las jornadas populares de salud y la redaccin de una nueva Constitucin, para citar unos cuantos ejemplos). Pero a su vez, hay una brecha generacional: las nuevas generaciones, empezando por aquellos que nacieron en 1980 y sobre todo, los que han sido educados en el sistema educativo impuesto por el neoliberalismo, son profundamente apticos, descredos, individualistas y hasta un tanto desarraigados. En el otro extremo, la que ronda la tercera edad es predominantemente conservadora y guarda mucho resentimiento contra los sandinistas, sobre todo por las graves limitaciones econmicas de los aos 80. En el campo, ese resentimiento se extiende por los muertos durante la guerra impuesta por Estados Unidos.

Durante aquellos aos de fervor revolucionario (venido a menos al comps de la intensificacin de la guerra y de los despropsitos de los dirigentes sandinistas) se crearon abundantes organizaciones de masas (como se les llamaba): Central Sandinista de Trabajadores (CST), Asociacin de Trabajadores del Campo (ATC), Unin Nacional de Agricultores y Ganaderos (UNAG), Asociacin de Mujeres Nicaragenses Luisa Amanda Espinoza (AMNLAE), Movimiento Comunal (MCN), Juventud Sandinista 19 de julio (JS), Asociacin Nacional de Educadores de Nicaragua (ANDEN), Unin Nacional de Empleados (UNE), Asociacin de Nios Sandinistas o Movimiento Infantil Luis Alfonso Velsquez Flores (MILAFV), Asociacin Sandinista de Trabajadores de la Cultura (ASTC), y un largo etctera que se sumaron a algunas que ya existan, como los sindicatos de obreros de la construccin (SCAAS), de trabajadores de la salud (FETSALUD), de estudiantes universitarios (UNEN), entre otras. Entre todas, segn las cifras oficiales de la poca, aglutinaban a un milln de afiliados.

Hoy, algunas conservan su influencia principalmente en Managua (UNE), y con muy poca fuerza; la CST se dividi en dos debido a problemas de liderazgo y los afiliados de ambos pedazos decrecieron dramticamente al comps del cierre de las empresas estatales, la ATC es un hbrido entre central sindical y asociacin de propietarios de empresas rurales, y su expresin mejor organizada es la de las mujeres obreras agrcolas; la UNAG, limita su representacin a los medianos y grandes productores campesinos, casi fusionados con la Unin Nacional de Productores Agropecuarios (UPANIC), una organizacin similar afiliada al COSEP, y hasta fracas cuando aport capital para fundar un banco. MC, MILAF, AMNLAE y la heredera de la disuelta ASTC, la Asociacin de Promotores de la Cultura (APC) actan como Organismos No Gubernamentales, la JS apenas mantiene sus estructuras dirigentes, atrapada por la camisa de fuerza su propia definicin como una organizacin parapartidaria y sin capacidad para llegar a los miles de jvenes cuyos intereses y necesidades rondan ms hacia la satisfaccin de sus necesidades de empleo, recreacin y educacin, que en la participacin poltica dentro de los partidos. Las ms activas, beligerantes y representativas, son ANDEN, FETSALUD, SCAAS y la UNEN.

Bajo la influencia de esas organizaciones o derivadas de las mismas, surgieron otras como las cooperativas de buses de transporte colectivo y taxis de Managua y otras ciudades del pas, la Federacin Nacional de Cooperativas (FENACOOP) y la Unin Nacional de Productores Asociados (UNAPA) que aglutina principalmente a campesinos pobres. Durante los aos 90 tambin surgieron algunas agrupaciones de militares retirados, desechas por los pleitos entre quienes queran dirigirlas como el caso de AMIR.

Todas esas agrupaciones fueron el baluarte principal para defender las conquistas revolucionarias durante todo el perodo de gobierno de Violeta de Chamorro, y protagonizaron al menos dos huelgas generales y varias huelgas parciales de gran impacto nacional. En palabras de Miguel Ruiz, ex dirigente de la CST, sacamos la cara por el Frente Sandinista, que no lograba superar su fase de partido gobierno para transformarse en partido de oposicin, y en cuyo seno haba una enconada batalla ideolgica entre renovadores y ortodoxos sobre cul deba ser su identidad y cules sus mtodos de lucha. Hasta 1997 cuando fracas el intento de huelga general y plantones en abril/mayo constituan la principal arma poltica del sandinismo para defender los intereses populares y mantener sus espacios de poder. Un ao despus fueron prcticamente desmovilizadas como resultado del pacto entre Daniel Ortega y Arnoldo Alemn.

Modelo intacto

Pero ms all de su representacin cuantitativa actual, lo que ms resalta de todas ellas es que la mayora conserva bsicamente intacto el modelo bajo el cual fueron creadas: como organizaciones intermedias del FSLN y, por lo tanto, sus dirigentes responden a los intereses polticos de la direccin partidaria.

Al amparo del poder de Alemn en la Alcalda de Managua, surgieron las Juntas Comunitarias de Obras y Progreso (JCOP) las cuales llegaron a gozar de una apreciable influencia en los barrios de Managua, pero que prcticamente se han disuelto desde hace cuatro aos. En cambio, sobreviven las juntas directivas de las centrales sindicales que se haban convertido en extensiones de partidos polticos de derecha, como la Central de Trabajadores de Nicaragua (CTN), la Central de Accin y Unidad Sindical (CAUS), la Confederacin General del Trabajo (CGT) y la Central de Unificacin Sindical (CUS). En general, su comportamiento es de sindicatos patronalistas, y siguen sirviendo de mampara poltica para la derecha, especialmente los liberales.

El fenmeno organizativo ms importante de estos 16 aos de restauracin capitalista, ha sido la proliferacin de los Organismos No Gubernamentales. La gran mayora de ellos fueron fundados por militantes sandinistas ex funcionarios del gobierno revolucionario, y les sirvieron de tabla de salvacin despus que se quedaron sin empleo y/o sin ingresos para sobrevivir. Casi todos rompieron sus vnculos partidarios con el FSLN durante la crisis de 1994, y si bien al principio se enfilaron con el Movimiento de Renovacin Sandinista (MRS) hoy en general mantienen un comportamiento autnomo y algunos hasta se han convertido en instrumentos concientes del gobierno o de los organismos multilaterales.

Como ocurre en otras sociedades (incluyendo algunos pases desarrollados) en Nicaragua los ONG han desempeado una funcin no siempre positiva. Si bien ayudan a paliar las deficiencias del Estado en materia social (salud, educacin, vivienda), al mismo tiempo han servido objetivamente como muros de contencin del descontento popular contra el gobierno de turno y contra el sistema, pues la gente en lugar de luchar por sus derechos, espera la limosna que le llega desde allende las fronteras. Muchas de esas organizaciones, contratan funcionarios con atractivos salarios en dlares y otros beneficios para supuestamente promover la participacin ciudadana o estimular la organizacin popular. De esa forma, sustituyen la militancia con una actividad profesional o simplemente con la labor de un empleado que obedece las rdenes de sus jefes.

Desde el Movimiento de Mujeres han reflexionado sobre esta realidad desde hace muchos aos. Una de las primeras ha sido la comunicadora Sofa Montenegro (Revista Envo Nmero 242, Mayo 2002). Ella deca entonces y lo repite ahora, que uno de los ms graves peligros que enfrenta el movimiento social es lo que denomina como la onegizacin, es decir, la sustitucin del trabajo militante por las tareas profesionales encomendadas por una ONG.

El papel controversial de las ONG

Y cuando de organizar se trata, habitualmente los ONG suelen asumir la representacin de sus beneficiarios (poblacin meta, le llaman) sin muchas veces siquiera consultarles las decisiones que toman en su nombre o la posicin poltica que asumen sobre determinado asunto. Su relativo xito en la organizacin social tambin est fundado en la orfandad poltica de la gente, en el desgaste de los dirigentes gremiales o partidarios, y en el fracaso de las antiguas organizaciones populares. De alguna manera, los ONG se han convertido en intermediarios sociales e interlocutores polticos de las comunidades frente al poder (pblico, econmico y hasta religioso). En algunos casos, ese papel ha sido vital para lograr avances importantes para la gente. Pero en general, el costo a mediano y largo plazo ha sido y ser muy elevado, pues ha pervertido los cauces naturales de la gente para defender sus derechos y luchar por sus reivindicaciones. Por ejemplo, si en determinada comunidad el problema de la gente es el agua potable y deciden organizarse, su primera accin es buscar a un ONG que les ayude a conseguir el financiamiento necesario, y no exigir al gobierno local o nacional que les satisfaga un derecho humano inalienable. Dicho de otra forma: han contribuido a cimentar entre la gente, un cultura de pedigeos y no una cultura de luchadores.

Un excelente anlisis sobre este tema bajo el ttulo El naufragio: las ONG al rescate ha sido realizado por Gabriel Pons (Revista Envo 226-227 y 234, Enero y Septiembre 2001), en el cual entre otras cosas afirma: Curar el cncer requiere de un tratamiento mucho ms caro del que no podemos disponer las ONGD. Lo que no podemos es pensar, decir, hasta proclamar, que la solucin est en curarlo con aspirina. Los pases ricos, dueos de tratamientos caros contra el cncer, proponen tambin la aspirina. Entre otras cosas, porque las ONGD que tratan a los pobres enfermos creen realmente que con eso basta y pregonan a los cuatro vientos que su trabajo es el mejor y adems es ecolgico, autosostenible y autogestionario. Los poderosos estn encantados con el discurso de las ONGD. Les resulta baratsimo. As se ahorran el dinero de una verdadera cura: subsidios a los precios, seguros agrarios, mercados regulados mediante cuotas, fomento del empleo urbano desde el gasto pblico y otros lujos de los que dispone el Norte.

Tambin afirma que a la mayora de las ONGD no se las puede considerar culpables dolosas de estas situaciones. Tal vez slo se les puede sealar una imprudencia que ha tenido como resultados la desorganizacin y la prdida del espritu reivindicativo del pobrero, adems de la legitimacin de la fuga del Estado y de sus irresponsabilidades. Es frecuente el caso de ONGD de buena voluntad que van a ayudar a los pobres, mientras el Estado aprovecha la ocasin para salir de escena por la puerta trasera cuando nadie lo mira. A veces el Estado ni siquiera lleg a estar en el escenario. Y como los funcionarios de las ONGD del Norte son muy buena gente, y adems estn en casa ajena, no se plantean otra cosa que seguir ayudando sin preguntarse demasiado dnde est el anfitrin de la casa en la que brindan su ayuda. La responsabilidad ms clara que se les puede sealar a las ONGD es no haberse dado cuenta del respaldo ideolgico que con esta actitud le han dado al neoliberalismo, un respaldo involuntario quiz, pero muy real

() Las ONGD tienen una gran responsabilidad en la mentalidad que tiene la mayora de la opinin pblica del Norte y del Sur, mentalidad y percepciones que han ayudado a configurar en sus departamentos de comunicacin. Esta mentalidad tiene dos ideas centrales: el pobre puede levantarse por s mismo, el pobre es el protagonista para salir de su pobreza. La consecuencia de esta mentalidad ha sido que el Estado ha dejado de reconocer que los dficits que los pobres enfrentan son reales, y en base a esta negligencia mental ha desmontado los sistemas de proteccin que cubran a los pobres: los subsidios a los alimentos, la regulacin de los mercados de granos bsicos, los aranceles de proteccin a la agricultura o a la industria locales, etc. Las ONGD respaldan al neoliberalismo al presentarse a s mismas como ms eficientes que el Estado. Han resultado vctimas de su propio xito meditico. Gracias a su aura de prestigio y por fomentar tanta autocomplacencia, urgidas de presentar xitos para conseguir fondos, las ONGD han conseguido difundir tanto la idea de que son ms eficientes que el Estado que le han facilitado a ste decir tranquilamente: pues si lo hacen tan bien, que trabajen ellas. Independientemente de la buena o mala voluntad, es un hecho que las ONGD estn sustituyendo a quien debera ser responsable de arreglar los problemas. Si bien Pons se refiere al vnculo de las ONG del Norte con los pobres del sur, su lgica es certera tambin cuando se trata de analizar el trabajo de muchas ONG locales.

Pese a todo, es innegable que sin el trabajo profesional de esas ONG, temas como el TLC con Estados Unidos o el ALCA o el Plan Puebla Panam, difcilmente se hubiesen conocido en su verdadera dimensin en determinados sectores de la sociedad. O asuntos tan importantes como el aborto teraputico, los derechos sexuales reproductivos y hasta la misma difusin de los Derechos Humanos como tales, jams hubiesen sido temas de discusin en ningn sector de la sociedad sin el aporte de los ONG.

Otros ejemplos

Existe otro fenmeno a medio camino entre ONG y organizacin social: la Red Nacional de Defensa del Consumidor. Con mucho, es la de mayor proyeccin pblica y la de mayor reconocimiento ciudadano por su encomiable y tenaz trabajo para defender los intereses de la gente, en particular en los casos de energa elctrica, agua potable y transporte. Pero su trabajo no est asentado en una vasta organizacin de base, sino fundamentalmente alrededor del liderazgo beligerante y eficaz de dos mujeres sandinistas sin vnculos orgnicos con el FSLN: la economista Ruth Herrera y la abogada Jeannette Chvez. Aunque la Red funciona bsicamente como un ONG y recibe modestos fondos de agencias internacionales europeas, ambas dirigentes dedican gran parte de su tiempo sin mediar salario ni otros beneficios, sino que por el contrario, hasta aportan dinero y recursos propios, para financiar sus conferencias, movilizaciones y otras actividades.

Entre las organizaciones sociales vinculadas al FSLN, las ms importantes hoy en da son los sindicatos de la salud (FETSALUD), de los maestros (ANDEN) y de los trabajadores de la construccin, y los estudiantes universitarios (UNEN). Ellas son el eje articulador del Frente Nacional de los Trabajadores (FNT) cuya poca de esplendor fue en la segunda mitad de los aos 90. Sobre todo en las organizaciones sindicales, ha ocurrido un fenmeno derivado de la propia experiencia: sus dirigentes en todos los niveles ya no aceptan la imposicin partidaria y han conquistado una apreciable autonoma en sus acciones reivindicativas. Los casos ms importantes son los de ANDEN y FETSALUD, quienes se lanzaron cada quien por su lado a sus respectivas luchas gremiales, incluyendo huelga general, en contra de la opinin de un importante sector de la dirigencia sandinista, vinculada al llamado Bloque de Empresarios. Y cada uno, logr triunfar en sus luchas, desoyendo los cantos de sirena de gobernabilidad de diputados como Bayardo Arce o personajes como Manuel Coronel Kautz. Un dirigente de FETSALUD deca en privado hace unos meses que el pecado no es que nosotros somos militantes sandinistas, sino que algunos de nosotros (los dirigentes de esa federacin) anteponen los intereses dominantes del FSLN por encima de los de nuestros agremiados. Ese mismo fenmeno de autonoma tambin ha ocurrido entre las cooperativas de transporte colectivo y selectivo, devenidas en poderosas empresas. En este caso, la autonoma ha llevado incluso al enfrentamiento con otros sectores del FSLN, sobre todo aquellos vinculados a las organizaciones populares.

Unos y otros y otros reclaman para s la representacin de la gente. Todos se reclaman si no de izquierdas, al menos progresistas. Pero no hay ni coordinacin y a veces ni siquiera comunicacin entre ellos. Las ONG marchan por su lado y muchas veces compitiendo entre s; los movimientos sociales autnomos hacen otro tanto y ms an las organizaciones vinculadas al FSLN. Tal descoordinacin ha causado que, por ejemplo, no haya sido posible construir un movimiento concertado para respaldar la huelga magisterial de principios de este ao o la de los trabajadores de la salud del ao pasado o la de los consumidores de todos los meses. Cada quien marcha por su lado y no parece importarle mucho lo que haga el otro, y entre quienes militan en organizaciones autnomas y en los ONG, hay una especie de consigna para vetar a aquellos que estn vinculados al FSLN. Y viceversa. Es una conducta que se traslada incluso a nivel personal: se menosprecia y margina a las personas segn la organizacin en la cual trabajan o militan.

Oneginizacin de las luchas

Sofa Montenegro dice que la dcada de los 90 vio aumentar la densidad de los actores sociales particularmente de las ONG, su independencia y su autonoma. Si a principio de los 90 casi todos estaban subordinados al FSLN, a partir de entonces se van autonomizando e independizando. Se diversific tambin enormemente la gente organizada en todos los estratos y sectores sociales, tanto en el campo como en la ciudad. Situacin que contrasta con la restriccin de los espacios de participacin y con una crisis de representacin en los partidos polticos. Las ONG y los medios de comunicacin masivos emergieron en estos aos como nuevas formas de representacin. La representacin de las ONG, con sus bemoles, porque con su trabajo no buscan crear ni organizar sujetos sociales sino captar clientes sociales, y porque han producido una representacin fragmentaria y competitiva. Los medios de comunicacin, aunque muy polarizados, comenzaron muy pronto a ejercer una representacin beligerante, actuando como fiscalizadores y mediadores polticos de la poblacin. A finales de los aos 90 la sociedad civil nicaragense presentaba ya un rasgo bsico para interpretar su debilidad: los movimientos y organizaciones sociales estaban desarticulados y cooptados, ya no por el FSLN, sino fundamentalmente por la cooperacin internacional, que impone su propia agenda, no siempre coincidente con la agenda nacional.

Violeta Delgado, enlace de la Coordinadora Civil (CC) que agrupa a 300 organismos no gubernamentales, considera que una de las maneras de neutralizar la oneginizacin del movimiento popular, es asegurar el trabajo militante de sus miembros. Por ello, la Coordinadora ha abierto sus estructuras a la afiliacin individual y cita entre otros a los economistas Adolfo Acevedo e Ivn Garca Marenco. Evidentemente eso no es suficiente, pero es un paso adelante. Contrario a otros personeros de la CC, Violeta (una de las ms importantes lderes estudiantiles de los primeros aos 90) cree que la representacin de la sociedad civil no puede ser atribuida ni a su propia organizacin ni a ninguna otra. Y confirma los prejuicios que prevalecen entre todos los dirigentes de los movimientos sociales y de los ONG, en funcin de a qu tipo de organizacin representan. En su opinin, una de las dificultades para lograr una movilizacin masiva de la gente en funcin de sus intereses, es que muchos activistas de base y lderes naturales de las comunidades, tienen un comportamiento partidario. Ellos esperan la lnea de sus dirigentes, y si no les dicen que tienen que movilizarse contra el TLC, no lo hacen, explica.

Hasta Orlando Nez, socilogo e idelogo de la fraccin orteguista del FSLN, cree que la presencia de la CC en la vida nacional ha sido significativa, pues gracias a su beligerancia se pone por primera vez en agenda la variable cvico-poltica o participativa en la cultura de la democracia representativa y por ende del gobierno y de los partidos polticos. Hoy en da y de acuerdo a las responsables actuales, existe una cierta apreciacin de desconfianza o falta de convocatoria en el quehacer poltico de la Coordinadora. A mi modo de ver, el futuro de la Coordinadora Civil depender de la voluntad de sus miembros en mantener aquellos factores que le dieron su fortaleza inicial, a saber, la lucha contra las medidas neoliberales, la autonoma frente a los partidos polticos, el distanciamiento del gobierno y de la empresa privada, la prioridad a los pequeos productores y a la participacin ciudadana.

Nez tambin hace su valoracin de los ONG: En la prctica, existen movimientos sociales que al igual que los ONGs viven de la cooperacin internacional, ms que de la cuota pagada por sus afiliados, se dedican a realizar estudios o consultoras, y limitan su accionar cvico poltico a establecer contactos y cabildeos con el gobierno o con el resto de las instituciones polticas del pas. Por otro lado, existen algunos ONGs que en la prctica se dedican a organizar a diferentes sectores de la sociedad, incursionando polticamente en la concientizacin, organizacin y movilizacin de sus acompaados. Finalmente, habra que decir que por influencia de la comunidad internacional, muchos de estos organismos, sean ONGs o movimientos sociales, funcionan como agencias de microcrdito, sin importar el origen de sus motivaciones, difuminando o desnaturalizando as la especificidad de su accionar. (El Nuevo Diario, 24 de enero de 2005)

A nivel local, hay una enorme cantidad de organizaciones comunales, casi siempre ocupadas de sus problemas sociales inmediatos, muchas veces vinculadas a ONG y en general, actan como interlocutores ante las alcaldas municipales. Pero en la mayora de los casos, son grupos que no trascienden sus demandas reivindicativas, es decir, no se involucran en asuntos que no les ataen directamente, menos an que se posicionen ante problemas de envergadura nacional como el TLC o la crisis energtica.

Evidentemente entonces, la causa de la escasa movilizacin social no es la falta de organizacin. Algunas causas del reflujo en la lucha social, sin que necesariamente el orden en el cual aparecen denoten una jerarqua, son:

a) La gente se siente ajena a lo que ocurre en el pas, sin importar su mbito o sus consecuencias. Peor, se siente ajena a todo el quehacer de la poltica nacional. Ha asumido que la poltica es sucia y los polticos tambin.. O que la poltica es asunto de profesionales. Mediante esa conducta, en la prctica delega o renuncia a su soberana y la deposita en grupos polticos. Es decir, no asume en sus manos el control de su quehacer. Y la clase poltica consolida esa falsa creencia popular, mediante mecanismos ocultar informacin, ofrecer medias verdades para neutralizar la conciencia social y poltica del pueblo, y hasta se encargan de frenar cualquier posibilidad de organizacin propia. En el fondo, saben que un pueblo conciente y organizado, hara peligrar sus propios privilegios. Por eso es que con tanta frecuencia recurren al argumento de que el veredicto de las urnas los ha constituido en partidos mayoritarios y por lo tanto pueden hacer lo que les plazca.

b) La crisis del liderazgo poltico nacional. Cun lejos estn aquellos aos de la lucha antisomocista cuando el pueblo admiraba hasta la veneracin a sus muchachos y muchachas, los valientes combatientes sandinistas! El ejemplo personal de ellos y ellas, fue tan importante como la causa por la cual peleaban. De aquello solo quedan escombros. Los dirigentes sandinistas son portavoces de un discurso y viven y se comportan exactamente al contrario. Esa crisis se extiende a todo le liderazgo nacional, que ha sucumbido a las leyes del feroz mercado en donde la honestidad, la vocacin de servicio y la integridad personal, son mercancas de uso corriente. Bajo el influjo de la corrupcin y de la filosofa del Estado como botn personal o partidario (si tens un cargo, aprovechalo baboso), la clase poltica en general es ahora objeto de un abierto desprecio por parte de una abrumadora mayora de la poblacin. La ms grave consecuencia de esta situacin, es que la gente ahora ha renunciado al menos parcialmente a su propia soberana, guiada por la lgica de que la poltica es corrupta, la poltica no me da de comer, quien se mete a redentor sale crucificado, y delega totalmente las decisiones nacionales a esa clase poltica que repudia. El ejemplo ms elocuente es el conflicto por las reformas constitucionales. O el TLC con Estados Unidos. A su vez, esto origina una profunda crisis del modelo de democracia representativa vigente y obliga a abrir paso a la democracia participativa. Nez sostiene que los partidos polticos, las organizaciones gremiales y los movimientos sociales tienen que redimir la poltica y participar en una nueva forma de hacer poltica. La despolitizacin es un suicidio (…) La participacin poltica sin participacin social y econmica es una ilusin. La democracia poltica sin democracia econmica es insuficiente. Los trabajadores tienen que tomarse la economa y el mercado.

c) El desgaste del FSLN como instrumento de cambio. El mismo Orlando Nez sostiene que la ofensiva del mercado capitalista y la nueva correlacin mundial han erosionado la identidad poltica del FSLN () Por otra parte, el desempleo y la desintegracin han reducido la clase obrera en particular y la clase asalariada en general a menos del 20 % de la fuerza laboral, pululando el resto como campesinos y trabajadores informales. Situacin que ha llevado a ciertos lderes del FSLN a proponer que, a falta de proletarios, los nuevos sujetos sociales de la revolucin sean los pobres y que los nuevos sujetos polticos sean los ciudadanos, haciendo retroceder as la cultura socialista del sujeto histrico a los postulados del catolicismo y del liberalismo respectivamente. Y pese a ese desgaste, el Frente Sandinista sigue siendo una esperanza de cambio social en vastos sectores empobrecidos del pas, sobre todo urbanos, que vinculan la figura de Ortega a los logros de la Revolucin (salud y educacin gratuitas, por ejemplo). Pero no son capaces de movilizarse para recuperar eso que les ha arrebatado el neoliberalismo, porque confan en su mesas y esperan la recuperacin del poder poltico mediante las elecciones. As llevan esperando 16 aos. Y cansndose de esperar.

d) El pacto de Daniel Ortega y Arnoldo Alemn. Habitualmente se identifica ese pacto con la reparticin de cuotas de poder. Pero la verdad es que el aspecto ms importante ha sido la desmovilizacin deliberada del movimiento social que hasta 1998 estaba hegemonizado por el FSLN. O como lo describe el propio Ortega: la madurez. O como le llama el FMI y el Banco Mundial: la gobernabilidad democrtica. En suma: la rendicin frente a las polticas neoliberales a cambio de compartir las migajas del poder poltico (con sus suculentos salarios y prebendas). Gracias a esta decisin, el gobierno de Alemn pudo deshacerse de las empresas pblicas de telefona y energa elctrica, entre otras muchas, consolidar la privatizacin de la educacin pblica bajo el mentiroso modelo de Autonoma Escolar, devolver miles de hectreas de las mejores tierras a los somocistas y los terratenientes, acabar con el carcter gratuito de la salud pblica (y de paso, reprimir a las asociaciones de mdicos), entre otras muchsimas cosas.

e) La influencia ideolgica del neoliberalismo a travs de los medios de comunicacin masivos y el sistema educativo formal. Los resultados de ambos factores han sido devastadores en la conciencia de las nuevas generaciones. En promedio, como ya hemos mencionado, se puede describir a la juventud de menos de 25 aos como individualista, aptica, resignada, yoquepierdista y alrgica a la organizacin.

f) El auge del providencialismo. De la mano de la incursin masiva de todo tipo de sectas religiosas y ramificaciones excntricas de las iglesias cristianas, decenas de miles de nicaragenses se refugian en cultos msticos, adoptan como suya la filosofa de Dios proveer o Dios sabe lo que hace, como muro defensivo frente a la agresin permanente del sistema y de la sociedad de mercado, y renuncian a su propia capacidad de organizacin y lucha para cambiar la situacin en la cual viven.

g) El desempleo masivo y el empleo precario. Quienes no tienen trabajo se convierten en comerciantes o vendedores ambulantes o emigran a Costa Rica. Y quienes tienen, habitualmente es en condiciones deplorables, con salarios miserables y bajo la amenaza permanente del despido si se atreve a quejarse. En un pas plagado de maquilas con empresarios y gerentes despiadados y dspotas, amparados por el propio Estado, las obreras y los obreros prefieren resignarse a padecerlos. La mayora ha aceptado que les confisquen su derecho a la organizacin sindical, aunque son ejemplares aquellos casos donde ha ocurrido una rebelin total, sobre todo en la Zona Franca Las Mercedes, ubicada en la capital.

h) El fenmeno de la migracin de los nicaragenses es diferente al de otros pases como Mxico, El Salvador y Honduras. Los ms pobres y con menor grado de calificacin, se han marchado a Costa Rica. En cambio, los migrantes en Estados Unidos son habitualmente profesionales o bachilleres, decididos a aprender el idioma y a trabajar en cualquier cosa. Violeta Delgado refiere una experiencia que vivi en una ciudad norteamericana, en donde los dirigentes de las organizaciones latinas clasifican a los salvadoreos como analfabetos o semianalfabetos, y a los nicaragenses como bachilleres. Pero adems hay un componente poltico en la dispora. Hay decenas de miles de gente con experiencia de lucha, casi todos sandinistas, que se marcharon a Estados Unidos y en menor medida a Canad. Y en cambio, la mayora de los somocistas han regresado a Nicaragua, aunque mantengan negocios en Norteamrica. En esos pases, los migrantes nicas estn dispersos. En Costa Rica estn concentrados en las zonas campesinas del norte de esa nacin o en San Jos, donde son mayora y apreciados por su maestra en oficios como albailes, meseros, vigilantes y empleadas domsticas.

i) Como resultado de la migracin, estn las remesas familiares. Constituidas en el principal soporte de la economa nacional (15% del PIB y superiores a las exportaciones anuales), a nivel familiar han tenido un resultado poltico contraproducente. Quienes las reciben en Nicaragua, se acomodan al ingreso mensual y cuando ocurren algunos gastos extras o ha subido el costo de la vida, se limitan a solicitar unos cuantos dlares ms. Cuntos son los que viven as? Aunque no hay censo confiable, la cifra de nicaragenses residentes en el exterior se ubica entre 1,200,000 y un milln y medio. Es decir, uno de cada cuatro ciudadanos. De ellos, quizs la mitad o un 60% enva dinero para mantener a sus familias, pues el resto o se ha desvinculado totalmente o se ha llevado consigo a los suyos. O sea pues, que a razn de cinco personas cada ncleo familiar, entre 700 y 900 mil nicaragenses viven de las remesas familiares.

j) Los resultados de las luchas muchas veces han sido decepcionantes o mediatizados por los intereses polticos de los dirigentes, y han desalentado a sus protagonistas.

k) La dispersin y los recelos de las organizaciones sociales. Pese a que el descontento social es casi unnime y a que la inmensa mayora de la poblacin es vctima del sistema, no ha sido posible organizar, por ejemplo, una huelga general para exigir un cambio de rumbo. Cada sector hace su propia pelea y casi siempre se queda hurfano de apoyo de los otros sectores. Entre otras cosas, esto es causado por la desconfianza poltica entre ellos y por el adonismo de sus dirigentes con vocacin hegemonista y vanguardista. Por eso por ejemplo, no han sido capaces de organizar una sola demostracin de fuerza masiva contra el TLC o contra la privatizacin del agua.

Seales alentadoras

Con todo, hay seales verdaderamente alentadoras. Una de las ms significativas es la de las marchas campesinas contra el hambre y por la tierra, protagonizadas por miles de familias completas que durante dos aos consecutivos (2003 y 2004) bajaron de las montaas de Matagalpa y Jinotega y marcharon hacia Managua, hasta obligar al gobierno a negociar y a ceder a gran parte de sus demandas. En mayo del ao pasado, representantes de la ATC y de UNAPA, y lderes de base de los campesinos, apostados en la zona de Sbaco sobre la carretera panamericana, firman con cinco ministros del gobierno los Compromisos de solidaridad para el cumplimiento de los Acuerdos de Las Tunas. As, el gobierno entrega 6 mil manzanas de tierra, se compromete a la creacin de miles de empleos temporales en las zonas donde residen los campesinos, entrega camiones con comida y ropa, 20 mil adoquines y se compromete a destinar 7 millones de crdobas para los manifestantes.

Otra experiencia exitosa ha sido la de miles de vctimas de los pesticidas, quienes durante tres aos consecutivos se han instalado durante meses en champas de plstico en el centro de Managua (todava hoy, se mantiene una parte de ellos), sufriendo hambre, sol, lluvia, represin policial y el desprecio de la clase poltica, para exigir al gobierno, a los diputados y a sus antiguos patrones indemnizacin, proteccin social, atencin mdica y auxilio en sus juicios en Estados Unidos contra las transnacionales que producen los venenos que acabaron con su salud, la vida de ms de mil 300 de ellos y arruinaron a sus familias.

Tambin los maestros lograron un xito contundente con su huelga nacional de principios de este ao, la cual no solo trajo consigo las mejoras salariales, sino tambin el resurgimiento del movimiento sindical del magisterio, despus de las severas derrotas de principios de los aos 90 y la feroz represin desatada por el ex ministro de Educacin (1991-1999) y jefe del Opus Dei en Nicaragua, Humberto Belli. Fue un paro verdaderamente ejemplar en su organizacin, con una ntima vinculacin entre los dirigentes nacionales y los dirigentes de base, y en su unidad, pues si bien fue liderado por ANDEN, participaron otras tres agrupaciones sindicales, vinculadas polticamente a los liberales.

La Red de Defensa del Consumidor tambin ha logrado xitos significativos, pero no sobre la base de la movilizacin popular, sino utilizando instrumentos judiciales. As, lograron revertir el alza de la tarifa del agua autorizada por el gobierno en 2003, o mediante el cabildeo poltico y la denuncia pblica constante, han frenado la privatizacin la empresa hidroelctrica HIDROGESA y los planes de privatizacin encubierta de ENACAL. Incluso, las decisiones tomadas el ao pasado por la Asamblea Nacional para impedir que Unin FENOSA elevara las tarifas, no puede explicarse sin la labor sistemtica y contundente de la Red en la denuncia pblica y en la atencin a los reclamos de la gente.

Pero quizs la experiencia de mayor conciencia poltica ha sido la del Movimiento de Mujeres. En este momento, es el nico cuya labor ha trascendido el mbito de sus propias reivindicaciones para asumir como propias las demandas nacionales contra el sistema y contra los resultados antidemocrticos del pacto Ortega-Alemn. Ms an, sus principales lderes han expresado pblicamente que no podrn lograr conquistar la igualdad de gneros o los derechos sexuales reproductivos, por ejemplo, si antes no logran recuperar los derechos democrticos arrebatados por las cpulas de los dos principales partidos. Bajo esa filosofa, fueron las protagonistas ms sealadas de la marcha de 25 mil personas que desfil por las calles de Managua el pasado 16 de junio y levantando sus propias banderas logr convertir una manifestacin originalmente convocada por los grandes empresarios y los partidos polticos que respaldan al gobierno, en una demostracin contra la clase poltica en general.

Para recuperar la soberana, para que la clase poltica y los gobernantes no sigan decidiendo en nombre de todos, el pueblo y las organizaciones que le acompaan necesitan una nueva conciencia social y poltica, que a su vez producir nuevas formas de organizacin para impulsar la movilizacin y los cambios que necesita el pas. El gran desafo del movimiento social en Nicaragua es superar los recelos entre las organizaciones y entre los dirigentes, consolidar su autonoma frente a la sociedad poltica y frente al poder econmico, y finalmente, seguir el ejemplo de las mujeres para asumir como propios los problemas nacionales, como la mejor manera de satisfacer sus propias reivindicaciones.

21 de julio de 2005

Amrica Latina: notas para entender qu significa, hoy, «izquierda»

Hay ocasiones cuando las ideas y los conceptos bsicos que nos permiten volver inteligible la realidad parecen no tener la agudeza necesaria como para brindarnos una comprensin cabal de lo que sucede. Hay momentos histricos en los que no es fcil distinguir entre los distintos proyectos sociales y polticos defendidos por uno u otro grupo partidario y/o social. Segn percibo, la nocin de “izquierda” est actualmente entrampada en cierta opacidad. Es de izquierda un movimiento social que derroca a uno o varios presidentes, como en Bolivia en el 2003, en Argentina a fines del 2001, en Ecuador en el ao 2000, y no se propone tomar el poder? Es de izquierda una propuesta poltica partidaria que nos propone contemporizar los intereses de ciertas fracciones del capital nacional, negociar los niveles de saqueo transnacional y atender en alguna medida necesidades bsicas de la poblacin?

En las siguientes lneas presentar algunas notas esquemticas para bosquejar un mapa que, espero, nos permita orientarnos en el panorama poltico y social de Amrica Latina hoy. Siendo un tema tan amplio, tendr que manejarlo en un nivel bastante alto de abstraccin lo cual, espero que no sea una debilidad demasiado grande.

Lo que el neoliberalismo ha hecho de y con los pueblos, de y con la riqueza social, de y con los derechos colectivos

Un primer elemento consiste en visualizar con claridad algunos rasgos de ese fenmeno al que llamamos “neoliberalismo” o “globalizacin neoliberal”, y que a veces, esconde ms que aclara. La intencin de precisar lo que entendemos por neoliberalismo, est en que slo as sabremos qu esperar de la lucha por “derrotar al neoliberalismo”, que es a fin de cuentas aquello en lo que cualquier izquierda que se respete debiera concentrarse.

Ms all de la apertura de los mercados de bienes y capitales, de los mltiples mecanismos de supuesto “adelgazamiento del Estado” y “reformas estructurales”, de reformas fiscales y monetarias y de la construccin paulatina de un entramado legal – nacional e internacional- que busca la preservacin del orden imperante; hay cuando menos tres elementos abstractos que permiten entender la lgica interna de la contempornea ofensiva general del capital contra el trabajo que toma el nombre de neoliberalismo:

Por un lado, el neoliberalismo ha sido una ofensiva poltica y econmica en toda la lnea contra la poblacin trabajadora de todos los pases de Amrica Latina. Con el neoliberalismo se ha establecido una nueva forma de “uso de la fuerza de trabajo” basada en su ms radical depreciacin, en su ampliacin bajo modalidades anmalas e informales, en formas intensas de sobre-explotacin que combinan maneras que parecan ya superadas de elevacin de la plusvala absoluta, con nuevos mecanismos de elevacin de la plusvala relativa. Es decir, el neoliberalismo se despliega en una sistemtica y permanente pelea por imponer condiciones inadmisibles para el uso de la fuerza de trabajo y es, en este sentido, una continua accin de sometimiento de la capacidad de trabajo.

El neoliberalismo ha consistido, tambin, en una gigantesca accin de despojo, de acaparamiento y monopolizacin de la riqueza social acumulada por generaciones. La ola de privatizaciones de empresas estratgicas de petrleo, energa elctrica y agua anteriormente pblicas, de la seguridad social y los fondos de pensiones, de la tierra y los servicios en todos los pases de Amrica Latina, con sus variantes locales de “capitalizacin”, “apertura de mercados” o directamente entrega al capital transnacional, es la forma como se ha llevado a cabo el saqueo.

Adems, el neoliberalismo ha ido de la mano con el desmantelamiento de las estructuras sociales que garantizaban la posibilidad de ejercicio de determinados derechos colectivos anteriormente reglamentados y que habilitaban ciertas formas de participacin poltica, a travs de los cuales no slo se garantizaban algn nivel de participacin social en el conjunto de la riqueza social sino que tambin, jugaban un papel en la posibilidad de los distintos segmentos sociales de influir en las polticas nacionales. A travs de una sistemtica destruccin del tejido social, el neoliberalismo ha buscado convertir a la sociedad en un conjunto controlable de ciudadanos aislados, manipulables e impotentes, concordantes con los planteamientos bsicos de la democracia liberal formal. Tal destruccin e impotenciacin ha ido paralela a innumerables esfuerzos de contencin legal de la protesta, de limitacin de los derechos de participacin poltica por la va de la partidizacin de la sociedad y de criminalizacin de la lucha social que pueden rastrearse en las distintas leyes de “seguridad” y reformas polticas promulgadas en casi todos nuestros pases en los ltimos 10 aos.

As, estas son las cuestiones que considero centrales para entender el significado de la ofensiva neoliberal: sorda guerra por imponer cierta forma de uso de la fuerza de trabajo, acaparamiento y despojo de la riqueza social acumulada y vaciamiento y anulacin de la capacidad poltica de la sociedad.

Lo que la sociedad trabajadora est haciendo a partir de lo que han hecho con y de ella

Tras el desconcierto y parlisis producidos a raz de esta violenta ofensiva neoliberal iniciada en los 80s en todo el continente, alrededor del ao 2000 podemos situar una especie de punto de inflexin histrico, marcado por la reconstitucin de cierta capacidad de respuesta social para movilizarse y oponerse al rgimen de inseguridad y empobrecimiento creciente que acarrearon las polticas de “reforma estructural”. Si el alzamiento zapatista de 1994 en Mxico, que coincidi con la entrada en vigor del TLCAN anunci tempranamente con su estruendoso Ya basta!, que la resistencia a los planes del capital segua presente; es ms o menos en el 2000 cuando comienzan a brotar con mayor fuerza mltiples acciones de lucha a lo largo de Amrica Latina. El 10 de enero de 2000 se iniciaron los bloqueos de caminos en torno a Cochabamba, Bolivia, donde una subsidiaria de la trasnacional Bechtel acababa de apoderarse del agua, tradicionalmente escasa en la regin. Once das despus, el 21 de enero, 12,000 indgenas ecuatorianos rodeaban el Palacio de Justicia y el edificio del Congreso en Quito, exigiendo la salida de la presidencia de Jamil Mahuad, el nefasto presidente “dolarizador”, sucesor de otro presidente, Bucaram, tambin destituido unos aos antes.

Esto fue el preludio de la Guerra del Agua en Bolivia, de la reactivacin de la insurgencia indgena aymara, de la expansin de la capacidad de accin de la CONAIE y del Movimiento Nacional Pachakutik y del posterior levantamiento de Arequipa que defendi la empresa municipal de electricidad de la voracidad del capital. Igualmente en el 2000, los piqueteros se consolidaron en Salta y Jujuy y comenzaron a aparecer en el Gran Buenos Aires. En Brasil, el MST ocupaba nuevas haciendas y a travs de l, como en muchas otras ocasiones, se movilizaban miles de personas.

En los aos siguientes, hemos presenciado la expansin de esta tendencia. En Argentina, antes del estallido de diciembre de 2001, cuando un gigantesco motn civil destituy a varios presidentes y estableci claramente que la sociedad argentina estaba dispuesta a poner lmites al atraco transnacional de su poblacin, hubo ms de 300 acciones colectivas de corte de ruta, implementadas por esos anmalos y tumultuosos conglomerados humanos que son los piqueteros, esa especie de sans- coulottes , de personajes hbridos, ex obreros ahora pequeos comerciantes, en medio de redes familiares que se dedican a la produccin en pequea escala de alguna mercanca sin futuro en el mundo global; o jvenes y mujeres lanzados al empobrecimiento ms abyecto pero que an as se las ingenian para sacar, cada da, un poco de alimento con el cul sobrevivir: los nuevos pobres urbanos comenzaban, tambin, al igual que los indios mexicanos, bolivianos y ecuatorianos, a rebelarse.

Y esto suceda cuando otra oleada de malestar indgena sacuda Bolivia: nuevamente los bloqueos aymaras en el 2002, nuevamente la insurgencia cocalera. Y el MST, silencioso y tenaz, organizando y realizando sus ya incontables tomas de tierra, pero ms importante an construyendo de a poco sitios donde se pretende vivir, convivir y sobrevivir de manera diferente, digna y autnoma. Y en Mxico la movilizacin y tenacidad de los ejidatarios y pobladores de Atenco ech a la basura el ms grande proyecto econmico del sexenio foxista: la construccin del nuevo super- aeropuerto de la ciudad de Mxico.

El 2003 hemos visto una inusitada aunque todava no muy definida movilizacin en Per contra las polticas de Toledo y acudimos a la gigantesca accin de lucha por la defensa del gas que el pueblo aymara y boliviano protagonizaron en septiembre y octubre hasta hacer caer al emblemtico presidente neoliberal, Snchez de Lozada.

As, resulta que si observamos todo este panorama, el balance no es malo: en tres pases de Amrica Latina han cado presidentes que han pretendido aplicar proyectos socialmente inadmisibles a partir de la decisin social de no soportar ms sus decisiones; en otros ms sin llegar a crisis polticas tan extremas, se han fondeado planes econmicos de enorme importancia, en algunos ms se han llevado a cabo amplias acciones de recuperacin de tierras y territorios. En fin, a partir del 2000 presenciamos una nueva oleada de participacin social, de movilizacin poltica a travs de movimientos sociales de muy diversas clases y con creciente capacidad de intervencin en el asunto pblico.

Sin entrar a describir los rasgos que caracterizan a estos llamados “nuevos movimientos sociales”, como su carcter territorial y su horizontalidad, su flexibilidad y su distancia a los cnones clsicos e institucionales de la poltica, pongo a consideracin dos aspectos de su forma de accin poltica que me parecen relevantes para el objetivo de este trabajo:

En primer lugar, los movimientos sociales en toda Amrica Latina parecen ir consolidando una gran capacidad de veto, es decir, si algo tienen en comn las acciones de movilizacin social desarrolladas desde Argentina hasta Mxico, pasando por Bolivia, Per y Ecuador es que hombres y mujeres de las asociaciones ms diversas y de mltiples sectores sociales, logran enlazarse en un determinado momento para expresar contundentes NOs! contra partes significativas de los proyectos polticos y econmicos de las elites gobernantes: no a la privatizacin del agua!, no a la poltica de enajenacin del ahorro privado propuesta por De la Rua!, No a la privatizacin de la Empresa municipal de electricidad en Arequipa!, No a la construccin del aeropuerto en las tierras colectivas de Atenco, Mxico!, No a la venta del gas en las condiciones impuestas por las transnacionales!

As, un elemento comn de todas estas luchas es su capacidad de vetar, de impedir el desarrollo de especficos proyectos de las transnacionales auspiciados por los distintos gobiernos locales. En cierto sentido, cada una de estas irrupciones de lucha social es una reactualizacin del Ya basta! Zapatista de 1994. Todas ellas son acciones de movilizacin tumultuosa, multitudinaria y contundente que expresa que la poblacin no est dispuesta a aceptar ms la continuacin de los planes neoliberales de saqueo y que tiene capacidad de defender lo que sabe que colectivamente le pertenece.

En segundo lugar, un segundo rasgo que aparentemente comparten todos estos movimientos, es la ausencia de un proyecto estructurado de un futuro distinto ms all de la enrgica oposicin a aspectos puntuales de los planes del capital. En los casos de Argentina en 2001-2002 y de Bolivia en 2003 esto es notable. La sociedad movilizada se dota de una finalidad especfica, la consigue aunque sea a medias a travs de su tenaz y esforzada movilizacin y una vez asentada su capacidad y presencia tras “hacerse sentir” como expresaba la gente de El Alto en octubre la energa social parece nuevamente disiparse y la cohesin de la multitud, a primera vista, se debilita.

Cabe aqu hacernos la pregunta de si este rasgo de las movilizaciones, percibido como ausencia de un proyecto poltico ms ntidamente visible, no es una mera apariencia que brota de la falta de agudeza de nuestros propios esquemas de inteleccin del acontecimiento real. Pienso que si entendemos la poltica slo como el conjunto articulado de mltiples acciones desplegadas con el fin de hacerse cargo de la administracin y el control del Estado, por cualquier va, electoral o no; entonces inmediatamente salta la consideracin de tal elemento como ausente de las ambiciones y perspectivas polticas puestas en marcha a travs de las movilizaciones en ciertos pases como Bolivia, Argentina y el zapatismo en Mxico.

Sin embargo, si entendemos por poltica de izquierda ante todo, la masiva intervencin colectiva en la definicin de lo que ha de hacerse a nivel pblico; si consideramos poltica la confrontacin social que busca establecer nociones distintas de lo que debe entenderse por bien comn , entonces las luchas de estos movimientos tienen un contenido altamente poltico y, ms bien, es posible que a travs de algunos de sus rasgos constitutivos lo que estn planteando sea un cambio de civilizacin: el “mandar obedeciendo” que se replica explcitamente en Argentina y que de alguna manera se encuentra en la movilizacin boliviana reciente, habla de una ruptura con un fundamental principio liberal de la poltica que es la delegacin de la soberana colectiva en un representante. Adems, los esfuerzos para llevar a cabo la resistencia o bien han tensado, politizado y conseguido la autonoma de ciertas estructuras sociales anteriormente manipuladas clientelarmente por las elites, o bien han empujado a la construccin y consolidacin de nuevos organismos sociales para habilitar la intervencin poltica de los ciudadanos que funcionan de manera no vertical, con casi ninguna jerarqua y donde se establecen formas de asociacin y participacin flexibles y muy comprometidas. Todo esto insina una especie de reconfiguracin autnoma de la sociedad que fortalece y garantiza su capacidad de intervencin en el asunto pblico.

As, sumando la capacidad de veto ya alcanzada y el reforzamiento de estas redes sociales de participacin y accin poltica, encontramos que quiz lo que vamos presenciando es el despliegue de una estrategia poltica del movimiento social que podemos denominar como de “cerco y construccin”: se ponen cercos al poder, fsicos como en Bolivia o polticos como en Argentina, de tal manera que la posibilidad social de vetar partes especficas de los planes neoliberales se acrecienta y, al hacerlo, se construye capacidad social de intervenir en el asunto pblico, de dotarse de fines, de hacer poltica.

Ahora bien, una y otra vez he insistido en que los nuevos movimientos sociales vetan, impiden y obstaculizan a travs de su movilizacin, puntos especficos de los planes neoliberales en marcha. Sin embargo, una debilidad suya est en la dificultad para lograr dotarse de nuevos fines polticos comunes y autnomos, una vez conquistado el objetivo inicial de la movilizacin. En cierta medida, esto sucedi en Argentina tras los levantamientos del 20 y 21 de diciembre: unos meses despus se llevaron a cabo elecciones donde compitieron las elites partidarias y si bien Kirchner se ha visto empujado por los altsimos niveles de indignacin y desconfianza social, a renegociar las condiciones de la sumisin y expoliacin argentina frente al capital transnacional, todo esto marcha lenta y confusamente y no toca los aspectos fundamentales del dominio neoliberal de la sociedad argentina. En Bolivia sucede otro tanto: a casi siete meses de la huida de Snchez de Lozada, el movimiento social no consigue obligar a Mesa a cumplir con el mandato que le dio cuando tom posesin, si bien los planes de exportacin del gas tampoco logran avanzar.

En este escenario se contraponen dos presencias polticas claramente diferenciadas. Por un lado, el mbito de lo formal, con los institutos electorales reformados y crebles en casi todos los pases, que impulsan la contienda electoral como forma fundamental de participacin poltica, y ah dentro, ciertas versiones partidarias de izquierda ciertamente descoloridas. Y, por otro, los amplsimos espacios abiertos por las luchas sociales, que son vigorosas por momentos, aunque tambin discontinuas en el tiempo y, sobre todo, sostenidas por asociaciones flexibles y cambiantes que vetan proyectos, cercan al poder y tendencialmente construyen formas de socialidad y de intervencin poltica distintas.

Ninguno de estos dos mbitos parece tener propuestas polticas explcitas de por donde avanzar. Por el lado de lo que podemos llamar “izquierda partidaria”, ni en Mxico ni en Brasil donde tenemos expresiones ntidas de esta tendencia, en un gobierno local y en el gobierno federal respectivamente, los partidos en cuestin presentan proyectos donde se propongan caminos de superacin del neoliberalismo, entendido en sus mltiples significados de ofensiva global del capital. Tanto el PRD mexicano como el PT en Brasil, van ajustndose a lo que consideran “posible”, intentando negociar lmites y ambicionando quiz lo que se podra entender como un “capitalismo regulado”. Estos partidos, y aqu presento una afirmacin fuerte que someto a discusin, no tienen si quiera un programa reformista: se limitan a negociar modalidades menos duras de vehiculizacin de la poltica y los proyectos del capital transnacional.

Ahora bien, por el lado de lo que se viene llamando “izquierda social”, y especficamente, en el terreno de la poltica de los movimientos sociales que han estado poniendo en jaque a distintos gobiernos latinoamericanos en los ltimos aos, tras las explosiones recurrentes de furia contenida, tras la accin de veto e impedimento de ciertos planes, la formulacin de propuestas estratgicas de superacin del neoliberalismo parece avanzar con gran dificultad, aunque no la accin prctica de construir desde la base relaciones sociales y polticas distintas, potencialmente preadas de vigorosas posibilidades de transformacin.

Si tal ausencia de una propuesta poltica ms general, tendencialmente superadora del dominio neoliberal es cierta, tanto en los movimientos sociales como en la llamada “izquierda partidaria”, lo que busco en la tercera parte de este trabajo es sugerir un criterio para, colectivamente, irle dando cuerpo a un posible horizonte de deseo comn que pueda dar contenido a una poltica de izquierda.

La reapropiacin social de la riqueza colectiva y de la vida como eje principal de un programa de izquierda

El elemento comn que se expresa en casi todas las movilizaciones sociales en el continente, es que surgen de una pelea, de una conflagracin por la propiedad y destino de ciertos recursos bsicos, ya enajenados o en disputa: el agua en Cochabamba, la electricidad en Arequipa, los ahorros de los ciudadanos y otros recursos pblicos en Argentina, el gas en Bolivia entera, la tierra y el destino de sta en Atenco, Mxico. Algunas de estas luchas son por evitar un despojo Cochabamba, Argentina, Atenco, Arequipa; otras son por impedir nuevas acciones de despojo que se sostienen en un saqueo anterior Bolivia, 2003.

As, la propiedad de los recursos naturales o econmicos est en el fondo de las ms importantes movilizaciones recientes; y si bien, no es todava la propiedad de los bienes saqueados lo que se ha puesto en entredicho a travs de la lucha, o al menos no explcitamente y ms bien los diversos movimientos han tenido como contenido la defensa de lo que todava es, cuando menos, propiedad pblica o colectiva; pareciera estar apareciendo una tendencia, al menos en Bolivia, hacia la disputa de la propiedad de los recursos naturales -que fue enajenada anteriormente.

En Bolivia actualmente, a partir de la crtica de la Ley de Hidrocarburos, es decir, de la ley que permiti el ingreso de las transnacionales al sector energtico y que afianz la entrega de tales recursos al capital extranjero, se comienza a bosquejar y a discutir la necesidad de la reapropiacin social del petrleo y el gas; igual que se luch por la reapropiacin del agua en el 2000.

La idea de re-apropiacin social de los recursos saqueados, como horizonte movilizador tiene enorme fuerza pues alude a los criterios bsicos de lo que es moralmente admisible: no es moralmente admisible que en la explotacin de un recurso natural como el gas, al pueblo boliviano slo le corresponda el 18% del rendimiento, mientras que las transnacionales acaparan el 82% restante en forma de ganancia. Esto en el caso concreto de Bolivia, pero la idea de re-apropiacin de la riqueza social puede sintetizar tambin la lucha de los obreros argentinos que ocupan fbricas, de los trabajadores mexicanos de la energa que impugnan la modalidad especficamente local de privatizacin de este sector industrial, etc.

Adems, por expresarlo de alguna manera, la lucha por la re-apropiacin colectiva de la riqueza social es una “consigna flexible”, es decir, no necesariamente se compromete con un programa de re-nacionalizacin aunque puede incluirlo; puede amparar un terreno previo de disputa de las condiciones del saqueo impuestos a las transnacionales, modalidades de participacin de capital extranjero, etc. y puede tambin llegar a adquirir un contenido de mayor radicalidad como la “transformacin social de la empresa recuperada” como se plante para el Servicio Municipal de Agua (SEMAPA) en Cochabamba tras la guerra del Agua. De lo que se trata a partir de reflejar las mltiples luchas locales en el espejo de la pelea general por la re-apropiacin social de la riqueza y de la vida, es de diagramarnos colectivamente una idea fuerza que nos permita reconocernos y distinguirnos entre luchadores de izquierda.

Un partido que no explica a sus militantes y a la poblacin en general, los pasos que ha de dar para re-apropiar para usufructo pblico la riqueza social, que no se propone claramente la re-apropiacin de derechos colectivos desmantelados o amenazados, es decir, que no se compromete con la reapropiacin de la decisin sobre las condiciones de uso de la fuerza de trabajo, sencillamente no es de izquierda. Y aqu vale la pena una observacin crtica sobre la poltica en Mxico: las movilizaciones obreras ms grandes del ltimo periodo, aquellas en defensa del sector elctrico nacionalizado, expresan su lmite en la medida en la que no se proponen explcitamente la recuperacin, la reapropiacin de lo que ya ha sido expropiado por las transnacionales en trminos de contratos de servicios mltiples ya firmados y de plantas de generacin de energa ya entregadas. Y este lmite lo encarnan, lastimosamente, tanto los parlamentarios del PRD como los compaeros del SME.

La lucha por re-apropiarse de la riqueza social, en sus mltiples formas, hoy acaparada por el capital transnacional, es sin duda una pelea llena de obstculos y de dificultades. El neoliberalismo, en este sentido, es un sistema cerrado de afianzamiento de la propiedad privada: los convenios internacionales, los tratados comerciales, las leyes de proteccin a la inversin son autnticos candados del capital extranjero para protegerse de la eventualidad de que los pueblos se propongan recuperar lo que ha sido rematado.

En Bolivia hay ya una experiencia, aunque pequea: el agua de Cochabamba, recuperada para el municipio en la Guerra del Agua del 2000, haba sido ya entregada a la transnacional Bechtel unos meses antes. Hoy, Bolivia como estado enfrenta una multimillonaria demanda en tribunales internacionales por “ganancias no devengadas”, que presentaron los ejecutivos de dicho consorcio. Adems, en los aos 2001 y 2002 se hicieron amplios esfuerzos por empujar la transformacin social de la empresa “recuperada”, que dejaron ms preguntas pendientes que xitos concretos acerca de cmo emprender este camino.

Pese a todo, y sobre todo viendo ahora la aguda crisis energtica que est surgiendo en los pases ms australes de Amrica, considero que la consigna de re-apropiacin de los recursos pblicos enajenados por el neoliberalismo est en el centro de la posibilidad de que articulemos, desde el movimiento social, y tambin desde la izquierda partidaria, un nuevo proyecto de izquierda, hoy.

Si la izquierda partidaria contina simplemente ambicionando la ocupacin del aparato del Estado por s misma, sin tomar posicin contundente sobre lo que es necesario hacer para viabilizar algn tipo de posibilidad de ampliar el bienestar social hoy sometido completamente a la lgica de la ganancia, sus propuestas seguirn sonando huecas al conjunto de la poblacin y sus organizaciones se vern atrapadas en la ms sucia corrupcin.

Si los movimientos sociales esforzados y contundentes en sus batallas de resistencia cada vez ms frecuentes y duras no comienzan a pasar a la ofensiva, afianzando el tejido social que han reconstruido en las acciones de resistencia, corren el riesgo de verse subordinados por los tiempos polticos del Estado y de la democracia formal y por la dispersin que siempre amenaza las acciones colectivas.

La estrategia de cerco y construccin que, considero, nos permite entender el conjunto de acciones que, como una gigantesca coreografa de la lucha, van desplegando los pueblos de Amrica Latina, necesita un nuevo acorde que imprima un nuevo ritmo: la reapropiacin de la riqueza enajenada, la recuperacin social de los recursos pblicos, de los derechos colectivos y polticos, bajo diversas modalidades, de muy diferentes maneras, puede actualmente servirnos de criterio para entender el contenido de la lucha de izquierda y avanzar en el cerco, que necesariamente tendremos que poner entre toda la poblacin sencilla y trabajadora de nuestros pases.

Necesitamos, considero, salir de la paradoja de la “cercana al poder” expresada con claridad por el presidente de la CONAIE, Leonidas Iza, cuando explicaba la ruptura de la alianza poltica que esta organizacin hizo con el presidente Gutirrez: “nunca hemos sido ms dbiles que cuando estuvimos en el gobierno”. Y en este asunto de la cercana con el poder, si los movimientos sociales no tienen una serie de ideas estratgicas bsicas de por donde avanzar, su acercamiento al poder, sus alianzas con otros partidos o incluso la formacin de “instrumentos polticos” desprendidos de y controlados por los propios movimientos como se ha ensayado en Ecuador y en Bolivia, no darn los frutos esperados.

Necesitamos pues, colectivamente discutir qu significa “terminar con el neoliberalismo”? Y responder a esta pregunta de la manera ms concreta posible.

Hacernos tal interrogante es equivalente a preguntarnos, qu queremos como sociedad? Ese mundo que sabemos que es posible porque estamos dispuestas/os a construirlo… cmo creemos que tendr que ser? Y como comenzamos a hacerlo hoy, en lo pequeo, en lo local, en la convivencia diaria; pero tambin en la lucha general por recuperar lo que ha sido producido por nosotros, por nuestro trabajo y que hoy, controlan y disfrutan slo unos cuantos.

Ciudad de Mxico-La Habana, abril-mayo de 2004

Ponencia presentada en el Foro sobre izquierda en Amrica Latina, sbado 8 de mayo, Ciudad de Mxico.

El Socialismo: Ese unico mundo mejor

Volvi Caracas a ser reina de la izquierda mundial. El Encuentro de Intelectuales con centenas de los mejores representantes de las ideas “progre” del mundo le dieron juntos bienvenida a Diciembre. All estuvieron los representantes de mil y una tendencias tratando de llegar a un acuerdo en relacin al porvenir tico del mundo. Los necesitamos; para ver si de una buena vez dirigimos la brjula hacia el lugar preciso. Ando llena de expectativas que se mezclan con un escepticismo crnico. Tanta retrica de cumbres, congresos y asambleas mundiales han apagado mi fe en el uso de esos mtodos. Quizs esta vez no nos quedaremos en el verso de la denuncia de las calamidades del mundo; de la violacin de las leyes humanas y divinas; y de la perversidad del enemigo. Se trata ahora de buscar cmo implementar nuestra lucha, de saber cules son los resortes que ofrecen un contraste rotundo a las intenciones del imperialismo. Si no logramos encontrar repuestas especficas y acabar de una vez de salir del paraguas de la academia, nuestros descendientes calificarn esta generacin de pensadores como un grupo de contempladores intiles.

Dijo James Petras en el Tercer Seminario Internacional de Pedagoga celebrado recientemente en Per. “En primera instancia los foros sociales eran positivos, reunir, discutir, encontrarse, formar redes, aprobar alguna declaracin, pero han pasado a ser casi rituales, como un encuentro social, donde la gente se junta, invita a algunos personajes, realizan una marcha y todos “van a la casa”. Creo que ya perdieron este filo de rebelin, de crtica. Analizando de manera retrospectiva, no ha tenido ningn efecto.

Estoy de acuerdo. Y como muchas otras cosas hay una bandera que pareca ausente en las convenciones mundiales de izquierda, de la cual se ha temido hablar y se le clausura en restringidos partidos polticos. Me refiero al socialismo. Muchos compaeros con honestidad proclaman el fin de los “ismos”. Pattico. Pues el fascismo, el militarismo, el imperialismo estn en nuestras vidas desde el alba hasta el ocaso. Estas tendencias que vienen siendo como un “fukujamaismo de izquierda” declaran a calzn quitado la tragedia de la izquierda actual. El enemigo es el dueo de los “ismos” y los partidos polticos. Nosotros deberemos conformarnos con rezos, descripciones y proclamas. Confieso que el lemita “Un mundo mejor es posible” me sabe a resignacin. Claro que es posible un mundo mejor!…Pero tambin uno peor. El lema nos limita a la posibilidad. Suena como si algn extraterrestre fuese a venir a fabricarlo, o peor aun: como si existiese la mnima probabilidad de que estas tiernas palabras conmoviesen a los enemigos en una maana de verano, mientras engullen su zumo de naranjas.

Chvez lo dijo: “Un mundo mejor es posible…si nosotros lo hacemos posible” Al fin: Pues ya me parecera irnico que frente a este escenario dantesco de guerra, mentiras, y miserias, estuvisemos hablando de un mundo mejor.

Hace ms de una dcada que se cay el muro de Berln y no logramos curarnos de los trastornos psquicos que nos ha causado el “socialismo real”.Tendremos que convocar a todos los analistas del mundo a ver si nos libramos de esta maldicin. Espero que no gastemos en esto otros setenta aos. Mientras vamos al analista el enemigo erige montones de muros ms perversos y caen sobre nosotros los trminos apocalpticos como guerra preventiva, eje del mal y otras idioteces. Y por si no bastase el mismo enemigo alcanza la mayora de los votos en Estados Unidos de Amrica.

Y me pregunto: qu otra bandera puede ser ms pertinente que la bandera del socialismo? Ahora que la globalizacin nos impone redondear el mundo definitivamente, qu mejor que retomar las ideas socialistas, estrujarlas, combinarlas, manosearlas y brindarle al enemigo a cambio de la globalizacin capitalista, una verdadera Internacional?“Con todos y para el bien de todos”, pero como lo dijera Jos Mart realmente, con todos aquellos con los que sea posible sumar lea a la caldera Y que sinceramente aspiren a un mundo, que tiene que ser no slo mejor, sino cualitativamente distinto.

Hay una sola alternativa a la barbarie. Lo dijo Federico Engels: el socialismo. S, ese socialismo que a decir de Rosa de Luxemburgo “no es, precisamente, un problema de cuchillo y tenedor, sino un movimiento de cultura, una grande y poderosa concepcin del mundo”

Sea bienvenida cualquier bandera, siempre que sea autntica. Bolvar, Hidalgo, San Martn, Jos Mart y todos aquellos de los que se enorgullece la historia del hombre en los distintos continentes. Tan slo y por respeto a ellos mismos, debemos ser consecuentes.

Julio Antonio Mella hizo vivir a Mart porque lo asumi con valenta a partir de los nuevos descubrimientos cientficos de Carlos Marx. Y de alguna manera convirti a Mart en fundador del primer partido comunista de Cuba Dijo Mella: que “para realizar la revolucin en este siglo habr que contar con un nuevo factor: las ideas del socialismo, que con un matiz u otro, se arraigan en todos los rincones del globo.”

Fidel Castro y sus compaeros volvieron a salvar a Jos Mart del enemigo porque lo convirtieron de facto en el autor intelectual de una revolucin socialista. Basta ya de romanzas! Por eso vive Mart, porque de haber hablado con Carlos Marx, no slo se hubiese puesto de acuerdo en la primera taza de caf, sino porque le hubiese sealado algunas pautas en relacin a Amrica; hubiese Mart comprendido mucho mejor los “sucesos de Chicago” y de seguro hubiera alertado a Marx sobre el surgimiento del Imperialismo, por haber vivido en sus entraas. Slo con una visin socialista y de lucha clases con una adaptacin creadora y heroica para estos tiempos y lugares como solicitaba Jos Carlos Mariategui, podremos lograr que Bolvar y tantos antepasados no vuelvan a arar en el mar. Nuestra responsabilidad es enorme. Ya no podremos culpar a Stalin y al socialismo real de nuestros fracasos y nuestros prejuicios. Es hora de desenvainar la espada y la pluma, volver a conquistar y a enamorar a los pueblos con los nicas banderas que harn mejor nuestro mundo y el de nuestros hijos.

Es cierto que el enemigo est en crisis. Pero si no tomamos conciencia rpido estaremos siendo arrastrados con l irreversiblemente

Y cul es la salud actual del socialismo? Me atrevo a proponer una “medicin” bien simplificada.

La revolucin es un proceso. Los procesos en la naturaleza se miden por magnitudes variables temporales (A travs de un incremento o un decremento de alguna magnitud concreta en el transcurso del tiempo). En Matemticas se llama derivadas parciales con respecto al tiempo Intentemos medir de igual manera un proceso social.

Hagmoslo de la siguiente forma: Llamemos SOC a una magnitud, que mide cun socialista es una revolucin determinada en un instante de tiempo dado:. Tomemos tres ejemplos.

Primero: La revolucin socialista de Cuba ha demostrado su permanencia frente al hostigamiento del imperialismo. Demostr su fortaleza en la dcada de los noventa al persistir despus de derrumbarse el socialismo europeo, y cuando tuvo que enfrentar el recrudecimiento del bloqueo yankee. Este hecho concreto habla de la salud de nuestra revolucin socialista. El trmino SOC es incrementado considerablemente. .

Sin dudas que el proceso de despenalizacin de la tenencia de divisa; el establecimiento de comercio en esta moneda; el incremento acelerado del turismo y empresas mixtas que se desenvuelven internamente con parmetros capitalistas, ha sido un trago muy amargo para la revolucin. Mucho ms que el llamado perodo especial. Parte de los cubanos comienzan a pensar necesariamente con mentalidad capitalista. Sin que pretenda compararla con la NEP que tuvo que imponer Lenin en el joven estado sovitico, sus motivaciones pueden ser parecidas. Pero esta medida conlleva a un decremento considerable de nuestra variable en cuestin. Al igual que en la URSS, aqu la variable dinmica SOC se contrae.

Analicemos entonces la llamada batalla de ideas, que se inicia con la campaa por regreso del nio Elin Gonzlez a nuestra patria. A partir de ese momento Fidel comenz a desarrollar una impresionante revolucin dentro de la otra: la formacin de trabajadores sociales, maestros emergentes, personal paramdico, la revolucin indita en la enseanza, en la cual en un par de aos se redujo el nmero de alumnos a veinte por maestro No slo se ha mejorado la calidad de la enseanza sino, y segn mi criterio ms importante, se han implicado en el proceso revolucionario a decenas de miles de jvenes que hasta ese momento estaban ociosos, incluso muchos slo pensaban en los dlares, o en emigrar, como consecuencias directas de la despenalizacin de esa moneda. No se me escapa que es un proceso convulso y que por supuesto no todos estn o estaran dado el caso con la revolucin. La batalla ideolgica tambin se ha revolucionado. Las mesas redondas diarias, las tribunas abiertas semanales, universidad para todos, donde aunque sea de pasada usted escucha hablar de historia de la filosofa, ballet, o ciencias, el establecimiento de dos canales educativos, los cuales contrastan, y compiten con los canales tradicionales y donde la programacin es escogida por criterios culturales y no comerciales; las constantes apariciones de Fidel en la televisin hablando con el pueblo; etc. ha contribuido a que el nivel poltico, la cultura del debate, y el discurso pblico haya elevado su nivel amn de que a veces caemos en repeticiones innecesarias o abuso del slogan. Pero como quiera esto es un decisivo incremento de la variable SOC.

S. A Fidel y a los revolucionarios cubanos no les est dado construir el socialismo. Sencillamente porque el socialismo en un solo pas es imposible. Lo que s les es posible es aumentar la magnitud SOC en la revolucin socialista. O sea garantizado las fuerzas necesarias para contrarrestar las posibles tendencias restauradoras del capitalismo, enfermedad que contrajimos concientemente para poder sobrevivir en 1994 con la despenalizacin del dlar. Son dos fuerzas en pugna dentro de la misma revolucin… A esta batalla le dedica Fidel la mayor cantidad de su tiempo y todos sus esfuerzos. Esta nueva revolucin se desarrolla a partir de proyectos especficos, donde se involucran las capas sociales ms revolucionarias. De la campaa contra el mosquito trasmisor de la fiebre amarilla, por ejemplo, se construy una campaa poltica, donde los estudiantes de la secundaria llevaban el papel protagnico.

Con todo el escaso valor que pueda tener nuestra moneda nacional, los despidos no existen. Los obreros azucareros que quedaron excedentes cobran el mismo sueldo por superarse. Nuestra “pobreza” econmica no ha impedido que Cuba ostente los ndices de salud , educacin y deporte de una nacin desarrollada.

Habra que verle el rostro a Fidel Castro el da que le gan una pequesima batalla a las fuerzas restauradoras del capitalismo. Cuando dej de circular el dlar y comenz el peso convertible. Aunque era slo un papel por otro, el simbolismo de que la moneda verde no “rozara” las manos de los jvenes cubanos le pintaron una indeleble sonrisa, con todo y su lamentable accidente.

Y el internacionalismo?: Decena de miles de compatriotas estn de mdicos, maestros o tcnicos en general en los pases de Amrica Latina. Cunado la tragedia del pobre Hait las organizaciones internacionales se asombraron que por cada mdico de los pases desarrollados, haba una centena de cubanos. En esos jvenes va (independientemente de sus conciencias) un pedazo exportado de la revolucin cubana. No crea tampoco que es gratis. La cantidad de personal que ayuda a Venezuela sale de los que tienen que atender a la poblacin de Cuba. El internacionalismo “nos cuesta” como debe ser. No damos lo que nos sobra, damos lo que ms queremos.

Paralelamente al Encuentro de Intelectuales y Artistas de Caracas se celebr en La Habana el VIII Congreso de la Unin de Jvenes Comunistas. La UJC ha sido la lder en la batalla de ideas junto a Fidel.

El da de la clausura del congreso aparece Fidel…caminando con su tradicional uniforme verde. En sus palabras pudimos respirar la palabra revolucin hecha en la prctica. La batalla de ideas le ha costado al pas menos del 2% de los ingresos en cinco aos. Le ha proporcionado, sin embargo centenas de miles nuevos camaradas. Una eficiencia revolucionaria sin precedentes.

En las palabras finales sigue Fidel invitndonos a la lucha. A los que critican al rgimen cubano de burcrata, le invito a que escuche tan solo una vez a un Presidente de cualquier pas hablando del gasto elctrico de un televisor, de esos que en la cifra de un milln forman parte de los hogares cubanos, o de la merienda en la escuela, o que las madres de los discapacitados cobrarn su salario tan slo por cuidar de sus hijos. No, nadie habla tratando de cambiarlo todo. Claro con la bendita excepcin del compaero Hugo Chvez.

Es una prueba ms que estamos en revolucin. A la que no renunciaremos por ms daado que est el mundo. Tenemos prisioneros de combate. Nuestros cinco compaeros detenidos en Estados Unidos son luchadores internacionalistas por defender la revolucin contra el Imperialismo y sus lacayos de Miami. Es se otro ejemplo de la permanencia de nuestra revolucin socialista, tenemos presos polticos precisamente en crceles norteamericanas. Termina Fidel sus palabras repitiendo: Viva por siempre el Socialismo! y al ritmo de “Arriba los pobres del mundo”…de la Internacional que se canta en Cuba, miles de jvenes levantaban las manos y daban fe de esta eterna continuidad.

El segundo ejemplo es la legendaria China, donde segn mi criterio ocurre exactamente el contrario. El Partido Comunista? de China dice que est construyendo el socialismo. Socialismo en un solo pas? No, de nuevo no! En lugar de disminuir la propiedad privada de los chinos se aumenta continuamente. Segn he ledo China es actualmente el destino favorito de los grandes capitalistas: El pas se ha convertido en una tremenda mquina exportadora: las exportaciones totales de China crecieron ocho veces a ms de 380,000 millones de dlares entre 1990 y 2003; 500 de las multinacionales ms importantes del planeta mantienen negocios e inversiones en este pas. Adems a fin de mitigar la tensin causada recientemente por los despidos masivos en las empresas estatales 45 millones de trabajadores en los ltimos cinco aos, Beijing ha permitido que extranjeros coloquen 450,000 millones de dlares en su economa Es la Economa Socialista de Mercado una transitoria NEP? No me lo parece. Si es tanto el poder econmico por qu razn 58 000 obreros se lanzaron a una huelga con todo y que son ilegales? Por qu se estima que el desempleo afecta a 23 por ciento de la fuerza de trabajo china, unos 170 millones de personas que han sido afectadas por las polticas de privatizacin, los ajustes en las empresas estatales por su baja productividad y las tendencias del incremento poblacional? Por qu asegura la Organizacin Mundial de la Salud que siete de las diez ciudades ms contaminadas del planeta se encuentran en la Repblica Popular China?. Ser que el medio se convirti en fin? Se corresponden los ndices sociales de China con su podero econmico? Y si vuelven a manifestarse las protestas de la Plaza Tiananmen de 1989 A quin apoyaremos? Al Partido Comunista de China, por el sofisma de llamarse Comunista? Puedo entender que coyunturalmente se encuentran resortes de eficiencia econmica, de hecho ya explique que Cuba lo est haciendo en algn sentido. Pero dnde est el antdoto de China? Cuntos chinos estn dando clases o curando enfermos en el continente asitico? Cul es su posicin antiimperialista? Esta es la diferencia con mi pas. En Cuba estn en pugna estas dos tendencias con amplsima ventaja para el Socialismo. En China el Partido Comunista invita a los empresarios a ser miembros del mismo. Lo que habr que reconocerle a China es que se haya convertido en la potencia capitalista mundial ms eficiente del planeta. Mas eso es un logro que no me apetece aplaudir. En China no se vive una revolucin socialista. Esto es independientemente que mantenga relaciones justas con pases en desarrollo (o subdesarrollados como debiera decirse). Siguen siendo relaciones comerciales. Tengo fe que la historia no se repita con China. Deca Carlos Marx que la primera vez los acontecimientos se presentan como tragedia (ya lo supimos) y la segunda como farsa. No estamos en condiciones para soportar una farsa

Mi tercer ejemplo es el de Venezuela. Ha triunfado en Venezuela una revolucin socialista? Esto lo sabremos en varios aos, cuando el proceso de la revolucin se vaya consolidando. Pero la pregunta que debemos hacer es la siguiente Se han radicalizado las posiciones del gobierno de Venezuela en el de cursar del tiempo? S. Lucha ese gobierno contra los males de la sociedad burguesa, buscando soluciones de otro carcter? S. Se verticaliza la revolucin bolivariana en los conflictos con el Imperialismo? S. Entonces es socialista la revolucin en Venezuela? Todava no lo podemos saber. No ha transcurrido el tiempo necesario, y tiene todava que saldar muchos obstculos. Cada uno de nosotros tendr sus anhelos, esperanzas y dudas en relacin a esta pregunta. Lo que importa es que hasta el momento cada intervalo de tiempo que transcurre en Venezuela es ms radical y menos capitalista que el instante anterior.

En Cuba fue una avalancha. Fue un trnsito abrupto que vena perfilndose desde mucho antes. Vivimos en otras dcadas , mucho ha llovido desde la milagrosa dcada del 60. Chvez y su proceso deben cargar con el mal sabor del fallecimiento del socialismo real.

Tienen compensaciones por supuesto. Como paradigma en el mundo emerge solamente la revolucin socialista cubana y no la URSS estalinista. Adems el antecedente de Bolvar es ms que oportuno. Bolvar ar en el mar por tener en su contra las nacientes burguesas nacionales. Hoy son stas aliadas abiertas del Imperio. Basta que Hugo Chvez aspire a arar la tierra que dej el libertador y automticamente se radicaliza el proceso… Lo mismo que sucedi en Cuba con Jos Mart. Para ser bolivariano hasta sus ltimas consecuencias, Chvez no podr pasar por alto las enseanzas de Lenin, Trosky, el Che y Fidel. No le ser posible trazar un puente del siglo XIX al XXI sin toparse con este pensamiento.

Si es cierto que este hombre se propone realizar una obra cristiana, no le quedar alternativa posible que aumentar cada da ms la magnitud que definiramos como SOC dentro de la revolucin bolivariana. De esta forma algn da como dijera el Che una vez “sin darnos cuenta” estaremos observando una autntica revolucin socialista con un marcado carcter internacional.

Por otra parte la revolucin diseada a travs de las mltiples misiones ( Robinson, Barrio Adentro, y muchas ms) confieren una especial semejanza con la batalla de Ideas desarrollada en mi pas.

La lucha abierta contra el latifundio que fue desplegada durante la campaa electoral del 31 de Octubre sumada a la guerra abierta contar la burocracia le confiere un alto valor al trmino SOC que definiramos previamente.

Entonces, hay buenas noticias. Contamos con dos revoluciones que se profundizan en Amrica Latina y abren nuevas esperanzas. Necesitamos muchas ms. Dos revolucionarios probados estn a la cabeza de ellas. Entonces es hora de volver a decir las cosas por sus nombres. Le tememos al vocabulario radical. Los que apelan al fin de los ismos e istas…no dicen si socialismo o revolucin socialista o partido comunista estn incluidos en la censura.

Por su parte Chvez dijo precisamente en su intervencin en el encuentro de Caracas: “Uno percibe el resurgimiento de una fuerza creciente cada da, en todas partes. Un resurgimiento moral, humano y poltico (…) En Argentina, Brasil, Espaa, Libia, Mosc, Irn estn ocurriendo cosas () hablan ruso, persa, espaol, portugus, pero es el mismo brillo, es la misma fuerza”…

De qu fuerza habla el Comandante Chvez? Cul es la nica fuerza en el mundo que puede presentarse como comn denominador por los humildes? El fantasma del Manifiesto Comunista, ese fantasma que recorri Europa en el siglo XIX y principios del XX, retoma vuelo en este siglo como nica alternativa a las desgracias por las que atraviesa la humanidad.

Precis el Presidente Chvez que, ante esta realidad, “es deber de todos los revolucionarios del mundo darle cohesin a un movimiento de ofensiva internacional y crear una red de organizaciones sociales y polticas”

Por otro lado reflexion: “No hay soluciones nacionales. Nos estn tratando de imponer la frmula de la globalizacin en su concepto o fase ms salvaje, que es el neoliberalismo, el problema es mundial y la solucin trasciende las fronteras de un pas”.

Y propuso, en ese camino de la ofensiva para salvar la humanidad, “organizar una red de pensadores y de pensamientos que vayan conformando una fuerza crtica, creadora, transformadora, que levanten las antorchas que iluminen el nuevo tipo de pensamiento que requiere la humanidad”.

Tres cosas! Fin de las fronteras nacionales para entender la lucha; cohesin y madurez de las fuerzas de izquierda (partidos polticos y movimientos sociales), y ofensiva del pensamiento radical. Basta ya de la fraseologa anquilosada del enemigo (terrorismo, derechos humanaos, democracia) En nuestro discurso debe aparecer con nuevas fuerzas las palabras de revolucin, socialismo…y lucha de clases. Para ser sincera sueo con la palabra Internacional. Frente a la globalizacin imperial solamente una palabra con esta fuerza puede ayudarnos.

Hugo Chvez acaba de lanzar un proyecto histrico en la reunin de Intelectuales, nos est invitando al sueo americano, pero al verdadero. En contrate con el de Bush que propone que Norteamrica se convierta en un territorio de propietarios, Chvez nos convoca a la creacin de la Patria Latinoamericana. Una patria latinoamericana que ser patria de todos los trabajadores del mundo. Y para hoy, para empezar a trabajar hoy. Las verdaderas metas son aquellas que nos proponemos ver cumplidas, aunque no lo logremos La Patria de Simn Bolvar, la Amrica nuestra de Jos Mart… Tiemblo al pensar en el proverbio que reza “A la tercera va la vencida”.

Dijo Chvez: “Este siglo es el de la verdad para nosotros, en este siglo tendremos patria y la patria es la Amrica Latino caribea; nuestra Amrica. Es tiempo de pensar y de hacer, la batalla es hoy y no maana, no perdamos tiempo, aprovechemos el tiempo. Nosotros estamos llamados a inventarla, a crearla libre, a liberarla definitivamente para bien de nuestros pueblos”.

Para este empeo no bastar aprender la historia americana y encontrar los resortes para la movilizacin de nuestros pueblos. Necesitamos mucho ms. Ms bien un ejrcito de pensadores y luchadores. En primer lugar debemos convocar la herencia del pensamiento socialista. Y como suele repetir Armando Hart hasta la saciedad “En beneficio de Inventario” Porque ellos tambin erraban, tienen esa licencia. Pero la herencia positiva de estos hombres le dar la mano a “nuestro nuevo presidente” en la batalla final americana.

Entonces solamente por hoy y tomando como referencia un reciente artculo de Carlos Alberto Montaner, me permito destacar en este tribunal de pensadores revolucionarios a Len Trosky.

Trotsky ostenta el record Gines del revolucionario ms difamado de la historia. En relacin a su persona muchos, incluso comunistas, sostienen sin querer una estrecha colaboracin con el enemigo. Trosky ha sido acusado de todo absolutamente: fascista, imperialista, asesino, de frenar la revolucin, de sectario… En el mejor de los casos al pensamiento trotskista se le considera innecesario, pues “es cosas de viejos”. Y entonces ahora hay que soportar que Carlos Alberto Montaner connotado enemigo de la revolucin cubana, lo acuse nada ms y nada menos que de haberse arrepentido en sus ltimos das de la revolucin y del socialismo, y haber abrazado la bandera del mercado y la democracia representativa. Es el colmo! Pero tenemos la culpa por restringir su figura a los llamados partidos “trotskistas”, como si no formara parte del elenco de actores de la Revolucin, como si no fuese el pensador marxista que ms nos haya alertado sobre el fin de la URSS. Mas que ningn otro, Trosky estudi los resortes que pueden llevar a liquidar una revolucin con todo y un partido comunista en el poder. El derrumbe del socialismo real es imposible de analizar y de entender si no se lee a Len Trosky. Y ese anlisis no est pasado de moda. Est a la orden del da. Vivi en carne propia los desmanes de la burocracia de un estado socialista en el poder, fue el que dise tericamente uno de los conceptos ms vitales para el pensamiento revolucionario. La revolucin permanente. No slo es injusto no colocarlo al lado de los mejores comunistas, sino que esto constituye una ausencia sensible en nuestra prctica revolucionaria. El internacionalismo, la revolucin permanente, y la inviabilidad del socialismo en un solo pas, son aspectos claves para la revolucin… Pero adems, de muchas cosas puede acusrsele, no de revisionista del marxismo. Si pec de algo es exactamente de lo contrario. El Che y Fidel han seguido sus pasos, aunque ellos no lo hayan sabido. La consigna “de crear dos, tres… muchos Vietnam” es la concrecin en la prctica latinoamericana de la Revolucin Permanente y el Internacionalismo.

Considerar a Trotsky en el pensamiento revolucionario es un deber de los comunistas, y no tan solo de los trotskistas. Dgase comunista y ya deber estar Len Trosky incluido. El trotskismo no es una corriente particular del marxismo. James Cannon, uno de los dirigentes fundadores del movimiento comunista de Estados Unidos dijo en 1942 “El trotskismo no es un nuevo movimiento, una nueva doctrina, sino la restauracin el renacimiento del marxismo genuino, tal como se expuso y se practic en la Revolucin Rusa y en los primeros das de la Internacional Comunista”

Dice Montaner: “en sus ltimos tiempos en Mxico, antes de que Ramn Mercader, hijo de una enloquecida cubana lo asesinara, Trotsky comenzaba a rechazar la idea de la tirana y descubra el valor de la libertad econmica y poltica y la importancia de la democracia formal”.

Y Trotsky haba dicho, en 1932 : “Slo un poderoso aumento de las fuerzas productivas y una organizacin justa, planificada , es decir socialista , de produccin y distribucin puede asegurar a los hombres a todos los hombres-un nivel de vida digno y confiarles al mismo tiempo el sentimiento inefable de la libertad frente a su propia economa”

Oh si! Si es esta libertad a la que se refiere Montaner… Trotsky le dio importancia mucho antes. En nombre de ella organiz el ejrcito rojo, trabaj al lado de Lenin, y a ltima instancia en nombre de esta libertad entreg sus mejores aos y su vida entera.

Pero sabemos que no, que se refiere a la libertad e impunidad que gozan los explotadores. A dnde habremos llegado en la injusticia con Len Trosky para que uno de los mayores enemigos del socialismo pueda hablar en estos trminos! Si permitimos que esto siga ocurriendo le estaremos acertando el verdadero golpe de muerte al pensador revolucionario Un golpe peor que el que le proporcionara Mercader en 1940. Y un golpe de esta naturaleza a Trosky es un golpe irreparable a las ideas del socialismo.

Por suerte Hugo Chvez nos regocij con la otra cara de la moneda. En la sesin de clausura del Evento de Caracas pronunci las siguientes e histricas palabras, al referirse a un libro de Len Trosky que compr en Madrid: “La revolucin permanente”, donde el revolucionario

bolchevique plantea que los problemas de cada pas no tienen soluciones

nacionales, sino que incluyen al resto de los pueblos” tesis que dijo

compartir plenamente.

Dicen que la mentira corre cien aos y la verdad la alcanza en un da. Esto demuestra que cuando se busca el camino con honestidad…..Todos esos caminos conducen….al socialismo. Se establecer en Caracas una oficina permanente anti-globalizacin. Quizs sea esta la primera oficina de la permanente revolucin

Por ltimo debo referirme de nuevo al artculo de Carlos Alberto Montaner, pues creo que de nuevo agarra los rbanos por las hojas. El seor protesta adems porque le llam terrorista. Y puede que tenga razn. Si el imperialismo llama terroristas a mis hermanos palestinos que luchan por la autodeterminacin de su pueblo en contra del sionismo; l no es terrorista, si los luchadores iraques en Faluya son terroristas por enfrentarse valientemente al ejercito mas fuerte y mas cobarde del mundo; entonces l no es terrorista, si los revolucionarios cubanos que se opusieron a un dictadura criminal y pro yankee, y en menos de siete aos conquistaron el poder y establecieron un autentica revolucin socialista eran terroristas; entonces l no lo es. Pero este seor es enemigo del pueblo de Cuba. Pretende que despus de cuatro dcadas conociendo cual es la dignidad volvamos atrs. Despus de que aprendimos a conocer el decoro de ser libres es imposible que el pueblo de Cuba se convierta “pacficamente” en una repblica corrupta fiel al imperialismo. Sus pretensiones de que mi patria se regrese medio siglo atrs y vuelva a ser el casino de los Estados Unidos son casi infantiles. Fidel dijo ms o menos que primero triunfar una revolucin socialista en los Estados Unidos, que una contrarrevolucin en Cuba.

Y en cuanto a mi persona y mi “revisionismo” le digo lo siguiente: Tengo la esperanza de que en Cuba no se instaurar jams aquella democracia formal, tan viciada y corrompida que l propone. Pero si as fuese, si por alguna razn la revolucin cubana fracasase, si aquellas fuerzas restauradoras de las que hablbamos arriba aventajasen a la impronta revolucionaria de nuestra batalla de ideas, entonces no se me ocurrir revisar otra cosa que no sean el nmero de balas de mi cargador y el can de mi fusil, y la nica corriente que tendremos los comunistas de Cuba y del mundo ser la corriente de aire que sople nuevamente en la Sierra Maestra Y le aseguro al seor Montaner que junto a m adems de Fidel, el Che, Marx y Lenin estar como el primer soldado de fila Len Trotsky. Ingresar con mucho orgullo las filas de los “terroristas” de Montaner.