Entrevistan a poeta Guillermo Campos en Radio El Mundo

SAN SALVADOR, 14 de enero de 2025 (SIEP) “Aquí en El Salvador se liberó a  Prometeo…”compartió el poeta Guillermo Campos, en entrevista realizada esta noche por la reconocida locutora Aida Mancía, en su prestigioso programa Tu, el amor y la música, de Radio El Mundo.

Campos presentó su séptima obra poética, titulada Diamante Rojo, en la cual se hace desde la poesía “un llamado a la fraternidad  universal de los pueblos, en un clamor por la paz mundial en un mundo desangrado por la guerra…”

Indicó que “este es un llamado dirigido principalmente a los jóvenes, para que con su entusiasmo construyamos un nuevo mundo, a que abandonemos la indiferencia y nos sumemos a la búsqueda de la emancipación cultural.”

Explicó que “a finales del año pasado creamos el Movimiento Cultural Salvadoreño “Prometeo Liberado” para poder así difundir la cultura salvadoreña, aglutinando a hombres y mujeres poetas, músicos, pintores, y otros, que dan su amor a través del arte.”

Campos declamó algunos de los poemas de Diamante Rojo, entre estos el titulado La unidad de almas, que inicia: Un volcán, el lago, la vegetación, tu mirada/ al horizonte/ tu futuro, mi pasado, tu dibujo, una apuesta/ la tarde…”

Radio El Mundo, trasmitiendo música instrumental desde 1962, tiene como lema: porque la música es el lenguaje de las almas y forma parte indiscutible del patrimonio cultural de El Salvador. Puede sintonizarse en el 93.7 FM Stereo.

Round 2. Sam Webb. January 205

Soon the two coalitions, albeit with some variations, that confronted each other in last year’s election will clash again, but this time with the MAGA movement occupying the commanding heights of the state – the Presidency, Congress, and Supreme Court. This is not the first time that a party has exercised such command over our main political institutions. But this is the first time that a party (and movement) in that position have expressed a willingness to employ their dominance over these institutions to lay waste to U.S democracy in order to impose their fascist like vision and project on our society.

Of course it won’t happen without meeting resistance. Indeed, these cross class coalitions will clash on various levels and fight on more than one terrain. On our side of the great divide, the struggle will be defensive in character for now. On the other, Trump and the MAGA movement will use their power and momentum to reshape the state and society in accord with their political aims. In the words of Project 25, Trump’s immediate objectives are:

*Secure the border, finish building the wall, and deport illegal immigrants

*De-weaponize the Federal Government by increasing accountability and oversight of the FBI and DOJ

*Unleash American energy production to reduce energy prices*

*Cut the growth of government spending to reduce inflation

*Make federal bureaucrats more accountable to the democratically elected President and Congress

*Improve education by moving control and funding of education from DC bureaucrats directly to parents and state and local governments

*Ban biological males from competing in women’ s sports

This plan of attack conveniently leaves out any mention of massive tax cuts to corporations and wealthy families, while backgrounding Trump’s desire to “radically” restructure the state and eviscerate democracy and democratic rights.

Not surprisingly, Trump and MAGA hope to move their agenda at great pace. After all, they are mindful that the next election is only two years away. And, unlike FDR, who gained Congressional support in the 1934 elections, thus setting the stage for the enactment of key pieces of New Deal legislation, Trump and MAGA worry that they could well lose the House to the Democrats in the midterm elections in 2026, and with it much of their political leverage.

In the face of this existential challenge, broadly constructed strategic and tactical concepts of struggle on the part of the democratic and progressives movements are in order. Simply squirreling away in political formations of the left makes little sense at all.

As one keen analyst wrote recently,

“With a few exceptions—mainly in the labor movement although this shouldn’t be exaggerated — progressives are not embedded enough in large organizations of working class that are membership-driven and tap into the energy and creativity of those who are exploited and oppressed. But for building durable power, there is no substitute for a political culture where radicals who are embedded in the workplaces, neighborhoods, and cultural and religious institutions of working-class life act as catalysts to unleash the energy, combativity, and all-around political leadership potential of their co-workers, neighbors, and others with whom they share the same conditions of life.”

This strikes me as good advice. One has to hope that progressive and left activists heed it.

La piscucha de la vida. Roberto Pineda. Enero 2025

Isabel

mirá y ese señor

que está ahí sentado en el sillón

quién es?

Me parece conocido,

pero no logro precisar

de donde es que lo conozco…

Y cuando vino? No lo

escuche entrar…

Isabel vos tenés la culpa

porque lo dejaste entrar…

Y mirá, decile   que no

este hojeando mis libros  

sin permiso

porque eso me molesta mucho,

que no respondo, golpe avisa…

Yo lo veo bastante confianzudo,

está arrancando las hojas amarillas

de mis plantas, y con qué permiso?

y que ya lo conocías?

Y de donde es que lo conocés?                                                

Es de la U, del partido, de la iglesia,

o es familiar tuyo, de allá de San Miguel? 

O ha venido de Estados Unidos?

Si hasta ya abrió la refri

y pretende cocinar, es atrevido,

decile que no toque mis ollas, 

que no se meta con mis platos mexicanos

y no le vayas a permitir que suba

a los cuartos a ver televisión…

Y que es lo que se cree este señor?

Isabel vos tenés la culpa

porque lo dejaste entrar…

mirá hoy se está viendo en el espejo.

Y dice que me conoce?  De donde?

Será aquel que vivía allá por el

Yankee Stadium

o el que siempre se subía al metro

en el parque Sokolniki…

No puedo reconocerlo,

será aquel que repartía manifiestos

de madrugada en la

Col. Santa Lucía  o el que vivía

cerca del metro de

Tasqueña, o aquel de allá

por el Mercado Huembes…

Isabel

decile que se identifique, 

no será aquel que vivía en los multis

de la Colonia Atlacatl y le decían

Chileno, te acordas?

En fin, déjalo que se tome un café

y que por fin nos revele de donde

es que lo conocemos.

Historia en la Ciudad de los Niños. Luis Antonio Chávez. Enero de 2025

Si se trata de anécdotas, considero que cada uno de nosotros que nos dimos cita a la Ciudad de Los Niños, llegamos de diferentes puntos, llámese Oriente, Centro y Occidente del país, tenemos historias que contar… Veamos…

Corría el mes de febrero de 1973… día lunes para ser exacto, llegué con mi madre pasadas las cinco de la tarde, pues ella se dedicaba a echar tortillas y debía atender a su clientela primero… en la glorieta, frente al edificio nuevo, no la que estaba por la piscina o frente a la oficina de la señorita Maria Julia Barahona, sino, como ya dije, en la ubicada en la parte alta de donde estaba la bodega. Me recibieron Pa Zavala, Pa Guayo y Pa Interiano. Ocurre que me asignaron dormir en el Prefabricado, cuya orientadora era la señorita Ofelia… ese día «anantío» alcancé a recibir un vale para la cena, sino la hubiera «marciado», después aprendí hasta a pedir «barbas», quedándome el dolor de ver partir a mi madre de regreso a San Salvador. Como dije, ya no había nadie -por la hora-, que me entregara en la bodega el colchón para dormir y por consiguiente, me tocó dormir en los meros barrotes y la pura malla ciclón, cuyo resultado fue las marcas en aquel cuerpo de cuya anatomía se podían contar las costillas fácilmente… pero bueno, el despertarme tan de mañana no era problema, pues a diario lo hacía para ir a vender el periódico que sacaba de las agencias que, por cierto, un día de tantos un bicho me dio una tunda de padre y señor mío, por lo que ese día, con los ojos inflamados de tanto llorar, me dije que un día no muy lejano ya no vendería la noticia, sino que yo la escribiría, Dios escuchó mis palabras porque ejercí el periodismo durante dos décadas, bueno, pero eso es otro pisto, porque no hay bicho que no se avive.

Con los días aprendí que en la bodega vendían pintura cuadriculada, que si se iba la luz, podía ir al taller de mecánica donde Pa Escamilla a comprar corriente en polvo y que, sino andaba buxo y me dormía en los catres al mediodía, corría el riesgo que me pusieran «calambre» -como ya lo ha dicho el chelito José Ramos-, que no era más que doblaran un pedazo de papel de diario y ponerlo en medio de los dedos prendiéndole fuego, para después reír a mandíbula abierta por la travesura cuando la víctima saltaba del susto y del dolor provocado por las quemaduras… fue en la CN donde al mediodía, mientras el Chele René Antonio Lazo (Dientes de Paleta), Edgar Alonso Henríquez, René Humberto Guevara, Guillermo «Negro» Hernández (Colocho), Callejas y Luis «Chele» Borja en la portería jugaban fútbol, yo me iba donde «mi tío Portillo» a hurtar naranjas, mangos… encontrándome el vigilante subido en el palo de mango y apuntándome con una pistola mohosa me gritaba que si no me bajaba con esa me haría bajar de dos «vergazos», tanto fue mi miedo que me tiré provocándome un esguince en el pie derecho, me fui corriendo y el vigilante detrás de mí, para evitar que me identificara cambié de ropa, pero mi sorpresa fue que al estar en formación veo al custodio y se me iban los colores, mucho más cuando dijo «Tachito», «ese que ahora andaba en el cerro hurtando mangos y naranjas que salga de la fila», la advertencia la hizo tres veces, «que salga o lo voy a sacar yo»…

A estas altura nuestro bien recordado y ponderado «Tachito» estaba hasta colorado de la colera, mientras yo me hacía el de los panes, cuando siento el primer mameyazo «Con usted es carajito» fue tan fuerte la palmada que salí gateando -igual como lo hizo con el » Cabo» Morán, de donde me levantó de nuevo, diciéndome que fuera a la dirección, que allá íbamos a hablar, dicho y hecho, no porque iba renqueando me salvé de la aplicación de la «ley de la CN», pues de allí salí hacia el hospital de donde regresé enyesado, a cuidar los talleres, que para mí no fue castigo tres meses, porque la pasé leyendo La Cabaña del Tío Tom, Los Viajes de Gulliber, El Lazarillo de Tormes, Trenes, de Miguel Angel Espino, Emilio Salgari, Los Cañones de San Sebastian, sin faltar Jicaras Tristes, del poeta niño Alfredo Espino… lo terrible fue que cuando me levantaron el castigo, fui a la colonia 2 al enterarme que no aparecía en la lista «negra» a preguntarle a Jorge López, conocido como pájaro, quien por cierto tenía un hermano mayor de nombre Eduardo… que si iría a su casa con permiso, respondiéndome que sí, entonces le dije que sí me esperaba para irnos juntos, pues vivía en el mismo barrio donde crecí, con tan mala suerte que al manifestar el Pájaro que si me esperaba salí corriendo como quien se quita una braza de allá, pero al iniciar mi descenso por las gradas que estaban por las cabañas 14-15, mi pie se fue en blanco hasta caer abajo, con otro esguince y tres meses más a esperar que me sanara del disloque del mismo pie dañado.

Los fabulosos 70’S Y 80’S. «Nuestra jerga popular.” Así hablábamos… Salvador Montufar. Enero de 2025

En los años setenta y ochenta había una jerga popular bastante peculiar. Buena parte de la población juvenil hablaba de esa forma. Muchos nos engasamos con ese léxico, porque era bien tuanis, o bien nais. Ciertamente había majes que no agarraban barco, pero ni modo. Siempre hay mara turbia y otros bastante bagres.

Era igualmente tuanis en aquellos dorados tiempos ir de compras y regresar con unos caballos o unos rieles nuevos. Cuando había jaira uno pasaba por algo de trama por ahí.

Una frase que me encantaba era “ya vas”. Se utilizaba para confirmar algo:

__¿Ya hiciste el deber?

__ Ya vas.

También para responder que sí, pero en tono irónico:

__¿Te cae bien esa güisa?

__Ya vas.

Otras frases utilizadas para responder afirmativamente eran “me extraña” o “ah, mex” o “Toda la vida”

__¿Vas a ir al toque el sábado?

Ah, mex.

__¿Te llegan las serchas? Toda la vida.

Claro que había palabras para sí y para no. Estas eran respectivamente Simón o Simonchis y nel o Nelson:

__¿Te llegó la Guerra de las Galaxias?

Simón. Solo ese Vader, nel.

Una palabra utilizada también para afirmar algo, pero que también podía utilizarse para despedirse era “órale”:

___¿Ya jaleas?

___Órale pues.

__Va pues, adiós.

__Órale.

__Órale.

Para decir que algo era evidente se tenía una expresión bien chilera:

__¿Será que ese maje ya le cayó a aquella güisa?

___Abuelitas.

___Abuelitas de Batman y Robin

Estas expresiones provenían de un juego de palabras muy interesante, dado que abuelitas, era la derivación de “a huevos”. Algo similar ocurría con otras expresiones o palabras, como por ejemplo:

__¿Vos y le caés bien al suéter?

Un cacho. Me mastica, pero no me traga. A veces creo que me tiene algo de tirria.

El verbo conectar se utilizaba para que una persona pudiera servir de enlace entre dos más, principalmente para iniciar una relación sentimental.  En lugar del sustantivo conexión, se utilizaba la palabra “conecte”:

__Mano, haceme el conecte con esa tu amiga.

El verbo besar tenía un sinónimo en versión de jerga popular:

__ Pues fíjate que me cambió un 21 y nos trincamos.

Cuando alguien le quería tomar el pelo a una persona se usaba el verbo vacilar:

__ Vos me estás vacilando.

__Vos sí te vacilaste al ruco.

El verbo vacilar también se usaba para divertirse:

__Por ahí vamos a ir a vacilar a la Sexta, o nos vamos de vacile.

Para decir que se iba a corriendo de algún lugar se decía:

__Nos fuimos guindeando.

Ahora, si se había ido de habíamos salido de diversión se decía:

__Nos fuimos de gran guinda.

Las autoridades policiales eran conocidas como la tira, que eran los policías nacionales y la jura, que era la policía judicial.

Para referirse a la casa había opciones como choza o chante.

__ ¿Paso por vos a tu chante?

Los medios de transporte más utilizados eran las burras, aunque había mara que se iba en su propio charnel.

Las expresiones para despedirse eran “nos chocamos”, “sobres” y “ahí nos vidrios”.

__Por ahí nos chocamos.

__ Sobres.

__Ahí nos vidrios.

Otra forma de despedirse era con la expresión

__“Por ahí nos controlamos”.

Unas despedidas algo más ácidas, por su mensaje simbólico eran las siguientes:

___ Va pues vos, ahí te vas por la sombra.

___ Órale pues, ahí te echás cal.

En ese orden de ideas, se tenía un sinónimo bien chilero para igualmente:

__Va pues, ahí te cuidás.

__Iguanas ranas.

Para hacer referencia a alguien sin mencionar su nombre, la expresión apropiada era maje.

__Ese maje es bien engasado.

Igualmente maje era sinónimo de tonto o ignorante:

__¡Vos qué maje, no entendí nada!

Para responder sin afirmar ni negar del todo, o decir que algo no era grato en un cien por ciento, la frase típica era “dos que tres”.

___ ¿Te llegó la lica?

__Dos que tres.

Claro que una palabra utilizada a diario era “mano”.

__¿Qué onda mano?

__Mano, vos si te pelás.

También se utilizaba, con alguna frecuencia la versión derivada del inglés:

__¿Qué onda broder?

Una palabra derivada de mano era Mannix. Este era el nombre de una serie de tv de por aquellos tiempos.

__Mirá Mannix, entonces nos controlamos al cacho.

A propósito de cacho, esta palabra tenía dos connotaciones: la primera era, como sinónimo de poco:

___¿Agarraste la onda en mate?

___ Un cacho.

La segunda, para expresar que algo sucedería luego, como ya fue mencionado: nos controlamos al cacho.

Había una frase que contenía la palabra cacho, y que se utilizaba para cuando alguien nos había hecho algo que nos no había parecido, y le anunciábamos que su actuar se podía revertir:

___ Vos mano qué mala onda. Pero ahí te acordás que al cacho es uno.

Una palabra que me encantaba, y que podía sustituir a mano era ese o esa:

¿Qué onda ese?

Había una palabra derivada de ese, y que igualmente me gustaba utilizar, y que de hecho, la sigo utilizando para saludar a los amigos. Utilizo esta palabra para recordarme de esos tiempos tan chileros. La palabra en mención es “maese”.

___¡Qué buena onda maese!

Algunos pronombres personales también tenían sus expresiones coloquiales:

__¿Quién le habla al ruco?

__Botas. (o bolsas)

__¿Quién me explica mate?

__Johnny.

De igual manera había algunos verbos que se decían a la manera de jerga popular:

__¿Quién va por las tortillas?

__ Boinas.

Para indicar que alguien era inteligente, o para pedirle a alguien que estuviera listo o alerta la palabra idónea era “buzo”.

__Esa chava es bien buza para inglés.

__Ponete buzo pues mano.

Para hacer referencia a la mara que se le iba el cinco, decíamos:

___Ese maje sí es bien lurias.

Algo similar era esta expresión:

__Vos sí ya pelaste cables.

Para decir que algo no iba a salir se decía:

___Te vas a ir feo, o te vas a ir horrible.

__ En ese examen me fui feo.

Para decirle a alguien que no nos parecía su actitud, e incluso decírselo en un tono amenazador se utilizaba la expresión:

__Estás pendiente.

Para ir de paseo se decía:

__Nos vamos a echar un rol.

El dinero se contaba en varas:

__¿Cuánto te costó el tacuche?

__ Cien varas.

Los nombres de las monedas eran respectivamente: quinto, diego y choca.

__La burra costaba quinto, luego le subieron a diego y ya después choca.

Si algo era gratis se decía grolis.

__Me fui de grolis en la burra.

Una palabra muy utilizada era “casaca”.

___Vos solo casaca me diste.

Cuando no le creíamos a alguien:

___¡Qué casaca!

Y otra muy famosa:

___Ese maje tiene buena casaca con las chavas.

Un clásico saludo que quedó inmortalizado en el imaginario nacional es este:

__¿Qué onda, cómo te va?

__Pues ahí, bien piscinas, pero con tenis.

Un saludo poco usual, pero que recuerdo muy bien era este:

¿Dónde estabas, que no te había vigas?

Yo pesebres que ya te habías muebles.

que si estás bien biblias.

La frase “el otro” o la “la otra” también se utilizaba con frecuencia.

Cuando alguien decía algo chistoso o algo difícil de creer se le decía:

__Ya va el otro.

__El otro, vaa.

Para hablarle a un grupo, además de la ya existente muchá, por aquel tiempo se utilizaban sus derivadas: “muchades” y “muchis”

__Muchades, ¿va a haber repaso el sábado?

__Pues sí muchis, ¿en qué estábamos?

Claro que una palabra central en la jerga setentera y ochentera era la palabra onda. Se utilizaba muchísimo.

Como saludo:

__¿Qué onda?

Para referirse a la actitud de una persona:

__Ese profe es buena onda.

__Vos qué mala onda sos.

Para hacer preguntas generales sobre alguien:

__Vos, y qué onda con esa chava?

Para indicar que alguien no se concentraba en algo:

__A vos como que se te va al onda vaa?

Para explicar que alguien no captaba la situación, o no había entendido algo:

__ Mano, vos si no agarrás onda.

Así que buena onda muchades. Nos controlamos al cacho. Ojalá que se hayan engasado con estas letras.

__Órale pues.

Del tren de la memoria. Galería Tlaolli, El Salvador 1981- 1986.  Isaías Mata. Enero de 2025

Fue una propuesta que la iniciamos con el Dr. Gilberto Barillas Brand y este servidor, por razones de su carrera el Dr. Barillas abandonó el proyecto, posteriormente se incorporará como socio el artista Armando Solís que aguantó la peña 1 año.

Esta iniciativa surgió como una alternativa estética en los momentos difíciles del país. Participaron muchos artistas pintores como son los maestros: Raúl Elas Reyes (QEPD), Ricardo Carbonell (QEPD), Luis Ángel Salinas (QEPD), Julio Hernández Alemán, Armando Solís, Victor Barriere (QEPD), Mario Sarakay, y los jóvenes de ese momento como  José David, Antonio Bonilla, Enzo Martinez (QEPD), Mauricio Linares, Luis Lazo, y por primera vez exponen los hermanos Rolando y Francisco Reyes, entre otros.

La idea fue hacer un espacio de reflexión estética, política y cultural, que para la época era muy bien arriesgado, fue así que se rodeó y participaron muchos amigos y colegas como el escritor José Roberto Cea, la familia Salinas, el poeta director de teatro Andrés Escobar (QEPD), el escritor Esteban Echeverría (asesinado, QEPD), los poetas emergentes Mirna Martínez, René Rodas, Fito Herrera, los hermanos Morales, Ricardo Roque Valdovinos, Alfredo Espino hijo, entre otros.

Se presentaron en varias ocasiones los grupos de música: Xolotl, Güinama, Voces y notas, Tahuil, Música Barroca (cuarteto), y en clásico con los músicos de la orquesta Sinfónica: la pianista japonesa Mishiko Masaki y el primer violín Maximiliano Hernán, y el flautista Juan Méndez; en teatro: Roberto Franco con su Rana Aurora, Chicho, Teatro Bululú, el grupo de teatro de la UCA, danza con María Elena Albergue, Guadalupe Aguiluz, Marisol Salinas y por primera vez hace su debut el bailarín Mauricio Bonilla, y otras actividades más como presentaciones de libros, cine forum, etc.

Me permitió hacer mi taller y dar clases de dibujo y pintura. La galería, pretendió ser antítesis de las galerías, fue un espacio libre y alternativo, fue refugio de compañeros que eran sentenciados públicamente a muerte por fuerzas oscuras; se fortaleció por muchas y muchos amigos como Imelda Iraheta, Alba (no recuerdo su apellido), Claudia Acosta, mis hermanos Mario y Rolando, de Clásico Roxil, Rosa, José Leoncillo y sus hijas Silvia y Roxana, estudiantes del colegio La Sagrada Familia, Fernando Escamilla Encargado de Negocios de la Embajada de México, Oscar Vásquez, los amigos pintores Raúl Elas Reyes y Enzo Martínez, Ricardo Roque B. Alfredo Espino hijo, el periodista guatemalteco Victor Valdés y todos los colegas teatreros, músicos, escritores y bailarines.

Fue para mi un período de mucho crecimiento en el ámbito humano y estético con los distintos géneros del arte. Mis disculpas a los colegas o grupos que nos los menciono, y no es a propósito, sino por el retardo de mi memoria. Después de casi 40 años, les envio con un abrazo fraterno mis respetos, y agradeciendo sus aporte al arte y a la cultura y por la participación en la galería Tlaolli.

Convocan a jóvenes de Chalatenango a certamen de poesía “Roberto Armijo”

SAN SALVADOR, 8 de enero de 2025 (SIEP). “Uno de los sueños de Roberto era que la juventud de Chalatenango se preparara  culturalmente y en general de todo el país…y es en este espíritu que como Fundación Roberto Armijo, lanzamos este certamen de poesía…” indicó William Armijo, hermano del poeta fallecido.

Explicó que “este Primer Premio de Poesía, va dirigido a jóvenes, hombres y mujeres,  entre 14 a 25 años de edad, como un estimulo para potenciar su creatividad poética y desarrollo intelectual, y es un esfuerzo tanto de la Fundación como de nuestra familia.”

Indicó que “el jurado estará compuesto por reconocidos escritores del  país, y las fechas de entrega de los trabajo será  del 25 de enero al 25 de febrero, y podrán ser enviados a la página digital: revistapezsoluble.com. El 21 de marzo será el acto de premiación.”

El primer lugar recibirá la suma de 300 dólares, y el segundo lugar la de 200 dólares además de la  divulgación de su obra poética. Las bases de participación estipulan que los participantes deberán escribir una obra de tema libre, con textos poéticos de entre 3 a 5 páginas.

Roberto Armijo, 1937-1997, nacido en Chalatenango, fue autor de El asma de Leviatán, e integró la Generación Comprometida, que en 1956, marcó una ruptura de estilo y contenido en la literatura salvadoreña, enfatizando lo social. Entre sus integrantes  figuran Manlio Argueta, Tirso Canales y José Roberto Cea, entre otros.  

Presentan proyecto MCS-Prometeo Liberado en Club de Lectura de Biblioteca Chapultepec

SAN SALVADOR, 7 de enero de 2025 (SIEP) El proyecto del Movimiento Cultural Salvadoreño “Prometeo Liberado”,  fue presentado esta tarde  a más de una docenas de hombres y mujeres, que integran el Club de Lectura de la Biblioteca Chapultepec, en el centro histórico de esta capital.

Roberto Pineda, integrante del MCS-Prometeo Liberado, explicó  que se trata de un esfuerzo por construir un espacio de apoyo y solidaridad entre escritores y artistas en general, que permita la promoción de sus obras así como realizar acciones a favor de la emancipación cultural de El Salvador.

Pineda dio lectura  al Manifiesto Prometeico, aprobado en la reunión de constitución el pasado 30 de diciembre, que plantea “nuestra voluntad de invocar el espíritu rebelde de Prometeo, para encender el fuego de la fiesta y la alegría en nuestra patria.”

El Club de Lectura  de la Biblioteca Chapultepec surge un 6 de julio de 2021 a iniciativa de Mariano Espinoza, Dimas Castellón, Manuel Saravia y del escritor Mario Noel Rodríguez, del Ministerio de Cultura, que ejerce la coordinación de este esfuerzo.

En esta reunión acordaron iniciar como primera lectura del 2025, la obra El Libro del Trópico  de Arturo Ambrogi. Han realizado ya la lectura de O-Yarkandal  de Salarrué, Cenizas de Izalco de Claribel Alegría y la antología Patria Exacta de Oswaldo Escobar Velado.

Il fondamentale contributo di Mao al pensiero comunista. Eros Barone. Gennaio 2025

1. Una carenza della cultura politica italiana

L’anno scorso ricorreva il centotrentesimo anniversario della nascita di Mao Zedong, noto alla mia generazione come Mao Tse-tung (1893-1976). Era facile prevedere che su quell’anniversario sarebbe calato, come infatti è calato, il totale silenzio non solo dei ‘mass media’ borghesi, ma anche, tranne poche eccezioni, delle stesse organizzazioni della sinistra comunista.

Sennonché, tralasciando i primi che, in quanto ‘armi di distrazione di massa’, si limitano a fare il loro mestiere, sarebbe invece opportuno interrogarsi sul comportamento delle seconde per capire le ragioni della debolezza manifestata dalla cultura politica italiana (e dalla cultura ‘tout court’) nei confronti dell’esponente di una delle maggiori esperienze, sia politiche che filosofiche, del Novecento.

In effetti, nonostante per alcuni versi la Cina sia ormai così vicina all’Italia da poter essere considerata (che si aderisca alla “Via della Seta” o che se ne esca) una delle componenti più rilevanti dell’economia del nostro paese, per altri versi, come dimostra la debolezza or ora menzionata, la Cina resta lontana.

Eppure, è difficile negare che se il pensiero di Mao non ha influito a sufficienza sulla cultura politica del nostro paese e non è stato a sufficienza assimilato e discusso dal fragile marxismo italiano, ciò si è risolto in un danno per quest’ultimo.

È infatti sorprendente che le pagine, pur verbalmente celebrate, del magistrale saggio di Mao Sulla contraddizione 1 non abbiano trovato l’attenzione e l’approfondimento che ancor oggi esse attendono.

Gli stessi comunisti di orientamento marxista avrebbero tutto l’interesse a condurre un’analisi delle classi della società italiana che fosse altrettanto rigorosa e perspicua quanto l’Analisi delle classi nella società cinese, che, quasi un secolo fa (e nello stesso anno in cui in Italia apparivano le Tesi di Lione del Partito comunista d’Italia), fu in grado di sviluppare Mao.2

Né serve come alibi, essendo un simile postulato del tutto falso, affermare, come spesso si sente dire da parte dei sociologi, che la nostra società è più complessa e articolata, poiché chi reitera questo ‘mantra’ adopera in realtà la complessità, cui si appella, non come un concetto teorico ma come una strategia politica, e quindi mente sapendo di mentire.

Allora, siccome le opere complete di Mao sono oggi disponibili grazie alle Edizioni Rapporti Sociali di Milano che le hanno pubblicate in 25 volumi, l’invito che va fatto a chi si interessa di argomenti come la leniniana dittatura del proletariato e la gramsciana egemonia, è quello, tanto per cominciare, di leggere l’intervento del 1948 Sulla questione della borghesia nazionale e dei signorotti illuminati,3 nonché il fondamentale testo del 30 giugno 1949 Sulla dittatura democratica popolare.4

2. La dialettica nel pensiero filosofico di Mao:unità degli opposti” e/o “negazione della negazione”?

La dialettica elaborata da Mao va chiaramente inquadrata e approfondita in un duplice àmbito: quello di una tradizione antica che attraversa l’intera storia cinese e quello dell’insegnamento che l’autore ha saputo ricavare dalla lezione di Marx, di Engels, di Lenin e di Stalin.

In questa sede basterà richiamare le tesi tipiche della dialettica rielaborata da Mao: la particolarità, la pluralità e la complessità delle contraddizioni, la distinzione in contraddizioni principali e secondarie, l’asimmetria, l’instabilità e la reversibilità del rapporto tra i termini della contraddizione ecc., laddove tali caratteristiche vanno collegate strettamente ai contesti storici delle lotte fra le classi e alle alterne vicende della rivoluzione cinese e della politica internazionale da cui Mao ha ricavato le sue riflessioni dialettiche.

Orbene, se si tiene conto che, in base ai presupposti del pensiero marxista, la società è costituita da classi sociali in conflitto tra loro e che non si deve mirare all’assorbimento delle conflittualità, bensì alla loro soluzione rivoluzionaria, occorre allora riconoscere che tutto questo è stato espresso nel modo migliore, sul terreno della logica, dagli schemi di pensiero dialettici.

Per quanto riguarda dunque questi schemi, è da prendere in considerazione quello più famoso presentato da Mao (e desunto dallo scritto di Lenin A proposito della dialettica 5): “l’uno si divide in due”.

Da un punto di vista astrattamente logico, dire che in ogni cosa l’uno si divide in due (come asserisce Mao) non sembra avere un significato maggiore di quanto l’abbia il dire che ogni cosa può essere divisa in 3, in 4… in n. Ma dal punto di vista di una logica pratica, il quale dev’essere necessariamente anche un po’ semplificatorio, si è sempre notata la tendenza del pensiero a considerazioni dicotomiche, a polarizzarsi tra aspetti opposti.

Anche senza risalire alle opposizioni tipiche del cosiddetto pensiero primitivo o selvaggio (crudo-cotto, puro-impuro ecc.), va ricordata una plurimillenaria tradizione filosofica che si può ritrovare nel pensiero cinese, nella sapienza greca, nell’ebraismo ellenistico ecc. Ecco perché è senz’altro utile distinguere, nella concezione dialettica di Mao, un aspetto pratico e un aspetto teoretico (laddove, come si mostrerà più avanti, anche l’aspetto teoretico ha conseguenze importanti sul piano pratico).

Secondo il primo aspetto, nel chiarificare situazioni complesse è bene cominciare con l’ordinare i fattori in gioco per coppie di opposti, e vedere poi quale tra le “contraddizioni” che in tal modo si manifestano abbia in quel determinato momento il ruolo principale.

È evidente che un simile metodo risponde all’esigenza strategica di concentrarsi sempre, nell’agire, su un obiettivo, tra i tanti simultaneamente presenti, pur senza dimenticare l’esigenza di saper anche cambiare flessibilmente obiettivo al momento opportuno.

Non bisogna infatti ritenere che le contraddizioni individuate come secondarie debbano restare sempre tali e non possano passare in primo piano. E ancora: non si può pensare che il superamento di un opposto da parte dell’altro sia sempre definitivamente acquisito e non si possa rovesciare la situazione.

Questo permette a Mao di accorgersi, per esempio, che la borghesia, debellata in una certa forma, può rispuntare sotto un’altra, magari all’interno del partito comunista e degli apparati di Stato.

Se si accetta che la dialettica di Mao abbia un valore preminente come teoria di un agire pratico-strategico, non ci si dovrà dunque meravigliare che si concentri soprattutto sullo schema binario, più affine alle situazioni del tipo attacco-difesa, che contemplano uno scambio reciproco delle due parti, e ancora analogamente vittoria-sconfitta, stasi-avanzata, inferiorità-superiorità, fronte principale-fronte secondario, laddove questi schemi sono sempre aperti a scambi, conversioni, inversioni, capovolgimenti.

Di qui una certa dislocazione della dialettica di Mao rispetto allo schema triadico, tipico della dialettica hegeliana ma anche marx-engelsiana: affermazione-negazione-negazione della negazione (tesi-antitesi-sintesi).

Orbene, secondo alcuni interpreti, Mao non avrebbe mai fatto uso dello schema triadico; per di più sembra anche averlo esplicitamente negato nel Discorso filosofico del 1964: «Engels ha parlato delle tre categorie ma per quanto mi riguarda io non credo in due di queste categorie. L’unità degli opposti è la legge veramente fondamentale, la trasformazione della qualità e della quantità l’una nell’altra è l’unità degli opposti ‘qualità e quantità’, e la negazione della negazione non esiste affatto» .6

Andando avanti nella lettura del passo si comprende che questo rifiuto della negazione della negazione involge un’interpretazione della dialettica come serie di negazioni a catena del tipo: A è negato da B, che poi a sua volta è negato da C e così via: «Affermazione, negazione, affermazione, negazione. Ogni anello della catena degli eventi nello sviluppo delle cose è sia affermazione che negazione. La società schiavista negava la società primitiva, ma in rapporto alla società feudale era a sua volta l’affermazione. La società capitalista era la negazione in rapporto alla società feudale, ma è a sua volta l’affermazione in rapporto alla società socialista… In una parola, uno divora l’altro, uno spodesta l’altro; eliminata una classe, un’altra avanza; eliminata una società, un’altra avanza».

La famosa immagine del “divorare” viene qui usata come sinonimo della negazione e sembra inglobare il tema della sintesi, benché quest’ultima non venga intesa, come ordinariamente avviene nel linguaggio dialettico, quale sinonimo della negazione della negazione. Il divorare, tuttavia, esprime una sintesi nel senso che chi divora qualcosa anche se ne nutre, ne conserva qualche elemento o aspetto.

Dice infatti Mao, nei già citati Discorsi inediti, che analisi e sintesi sono indivisibili, trattandosi di un caso di unità degli opposti: «Sintetizzare il nemico vuol dire mangiarselo. Come abbiamo sintetizzato il Kuomintang? Non lo abbiamo forse fatto appropriandoci del materiale del nemico e trasformandolo? […] Anche il processo di mangiare è un processo di analisi e sintesi. Per esempio si mangia la polpa ma non il guscio del granchio. Lo stomaco poi assorbe la parte nutritiva e si libera della parte inutile. […] Marx ha tolto il guscio della filosofia di Hegel e ha assorbito la parte interna utile trasformandola nel materialismo dialettico» .7

In base a tutto questo non sembra perciò di dover opporre, come fanno taluni studiosi, lo schema binario di Mao a presunti resti di idealismo hegeliano impliciti nello schema, comprendente la negazione della negazione, ancora usato da Marx e da Engels.8 Occorre, semmai, tenere conto della diversità dei contesti.

Per esempio, Marx nel Capitale dice che il capitalismo nega il possesso delle condizioni di lavoro da parte del lavoratore, mentre il comunismo nega il capitalismo riportando il possesso delle condizioni di lavoro al lavoratore, ma non più nella forma individuale precedente bensì in quella socializzata; e tutto questo viene espresso appropriatamente come negazione della negazione. Lo stesso dicasi per lo schema dell’Anti-Dühring di Engels: comunismo primitivo-società classiste-comunismo moderno.

Ma in fondo lo stesso Mao usa talvolta schemi implicanti la negazione della negazione, e ciò sia implicitamente – come quando riprende da Lenin la teoria della conoscenza come processo di passaggio dalla realtà empirica, conosciuta intuitivamente e sommariamente, alla teoria e poi infine alla concreta realtà, conosciuta però in modo approfondito – sia esplicitamente come in un passo riportato nella già citata raccolta dell’editore Bertani: «Le cose devono necessariamente dirigersi verso il loro opposto. La dialettica della Grecia, la metafisica del medioevo: il rinascimento è la negazione della negazione. Anche in Cina è così: la rivalità delle cento scuole di pensiero all’epoca dei Regni combattenti era una forma di dialettica; l’insegnamento dei classici all’epoca feudale era una forma di metafisica. Ora siamo tornati a parlare di dialettica, non è vero? […] La dialettica di Lenin: la dialettica di oggi è la negazione della negazione». 9

In realtà, siccome non è facile uniformare tutti i discorsi di Mao ad un unico schema dialettico e, come si è visto, vanno tenuti presenti i diversi contesti in cui tali discorsi si collocano, non si può stabilire a priori che per tutte indifferentemente le questioni sia da applicare la formula “uno si divide in due”, che sia da scartare la formula triadica ecc.

Del resto, criticando il Manuale di economia politica ufficiale dell’URSS (nella IIIª edizione del 1959), un’opera progettata dallo stesso Stalin e poi soggetta a complesse vicende, Mao annota: «Vi è scritto che, nel sistema socialista, le contraddizioni non sono contraddizioni inconciliabili. Questo modo di esprimersi non è conforme alla dialettica. Tutte le contraddizioni sono inconciliabili. Dove sono le contraddizioni conciliabili? Certe contraddizioni sono antagonistiche, altre non lo sono. Ma non si può dire che ci siano contraddizioni inconciliabili e contraddizioni conciliabili. Anche se non c’è guerra nel sistema socialista, la lotta esiste sempre, una lotta tra differenti fazioni in seno al popolo» 10.

Questo scritto del 1960 sembra preparare già il terreno alla disputa, iniziata nel 1964 con l’avvio della rivoluzione culturale, tra le due formule “uno si divide in due” e “due si fondono in uno”. La questione è stata poi riassunta nell’articolo del comitato centrale del Partito comunista cinese, del 1971, Due si fondono in uno, filosofia della restaurazione capitalistica. 11

All’origine della disputa tra le due formule vi era un problema nettamente pratico: era in gioco la ripresa o la limitazione della lotta di classe per completare la socializzazione delle campagne e altri importanti processi della costruzione del socialismo. La formula basata sull’unità intesa come fusione, più che sulla lotta degli opposti, assumeva pertanto una particolare valenza politica in questa situazione, collocandosi anche sullo sfondo di tematiche confuciane sull’armonia sociale.12

3. Da Mao ad Aristotele e ritorno

A questo punto, chi ha letto Mao rammenterà facilmente i tanti passi sulla “universalità della contraddizione”, in cui ricorrono affermazioni del genere: «Il vero e il falso sono degli opposti. Il giusto nasce dalla lotta contro l’errato. Il bello e il brutto sono degli opposti. Se non vi fossero uomini buoni non ve ne sarebbero di cattivi… Vi sono fiori fragranti ed erbe velenose, il vero si sviluppa nella lotta contro il falso…» 13.

In questo senso, non deve sfuggire, ma va sottolineata, in contrasto con certi aspetti dell’epistemologia occidentale attualmente dominante – aspetti che vanno criticati in quanto agiscono come veri e propri ‘ostacoli epistemologici’, ossia come fallacie che generano errori -, l’originalità metodologica e filosofica di Mao: originalità che, pur nella molteplicità dei diversi contesti pratico-strategici e delle diverse accezioni teoretiche in cui il pensiero dialettico si esprime, merita di essere pienamente sottolineata.

Una di tali fallacie, che qui non è possibile discutere, è, ad esempio, la definizione di conoscenza ‘oggettiva’ come conoscenza indipendente dal contesto e disinteressata, laddove la scissione tra conoscenza ‘pura’ e applicazioni pratiche trova riscontro nella scissione tra lavoro intellettuale e lavoro manuale, così come tra concezione ed esecuzione, che sempre più caratterizza ogni sorta di attività.

Anche se le radici di tale scissione si possono individuare nella Grecia classica e altrove, non è necessario spingersi così lontano nel tempo, giacché la forma oggi dominante risale all’Europa del Seicento.

Si pensi a Descartes, il quale fa immediatamente seguire alla dimostrazione della sua stessa esistenza – ‘cogito, ergo sum’ – una prova dell’esistenza di Dio, cioè dell’Altro, laddove l’opposizione ‘sé/Altro’ diviene il modello per tutta una serie di polarità dualistiche: ‘anima/corpo’, ‘mente/materia’, ‘uomo/natura’, ‘individuo/società’, ‘soggettività/oggettività’, ‘organismo/ambiente’, ‘noi/loro’ ecc.

In questo sistema fondato su un tipo di pensiero dicotomico, entrambi i termini appartengono allo stesso tipo logico, costituiscono, cioè, un’opposizione binaria. L’opposizione si risolve sempre fra gli aspetti positivi e gli aspetti negativi di un’essenza. Ciò la distingue, pertanto, dal tradizionale dualismo cinese, che contrappone due concetti essenzialmente distinti (ma interrelati).

Il dualismo occidentale conduce infatti ad assumere certi atteggiamenti (e a seguire i relativi comportamenti), uno dei quali è l’atteggiamento disgiuntivo ‘o/o’, mentre un altro è la risoluzione di opposizioni mediante la ‘media aurea’ o il compromesso, piuttosto che attraverso l’esclusione parziale di un opposto e la sintesi conseguente.

Il punto è che un particolare codice astratto – l’opposizione binaria – fa talmente corpo con il senso comune occidentale (così come con la stessa filosofia occidentale), che non solo questo codice viene costantemente impiegato per organizzare le nostre percezioni ed è abbastanza astratto da non essere condizionato da controlli empirici, ma esso sfugge anche ad ogni senso critico in quanto la maggior parte delle persone non è neppure consapevole di servirsene; inoltre, esso dispiega tutto il suo potenziale mistificante allorché pone sullo stesso piano i termini che costituiscono, ad esempio, le coppie del tipo: ‘mente/materia’, ‘anima/corpo’, ‘uomo/natura’ ecc., ignorando che non si tratta di opposizioni tra termini dello stesso tipo logico, ma di contraddizioni asimmetriche.

Il concetto di ‘contraddizione asimmetrica’ può essere chiarito prendendo le mosse dal concetto più generale di unità degli opposti, comunemente usato da Mao sulle orme di altri pensatori della tradizione dialettica moderna e contemporanea, quali Hegel, Marx, Engels, Lenin e Stalin.

Esso (s’intende il concetto di ‘contraddizione asimmetrica’) corrisponde, in realtà, a un buon numero di rappresentazioni, ed è probabile che proprio qui risieda la sua utilità pratica, giacché, parafrasando “il maestro di color che sanno”, cioè Aristotele, l’essere degli opposti si dice in molti modi.

E proprio dalla fine classificazione che Aristotele offre dei vari tipi possibili di opposizione conviene prendere le mosse, avvertendo nel contempo che dei quattro tipi individuati da Aristotele tre soggiacciono pienamente al principio di non-contraddizione (“tertium non datur”), mentre uno, quello dei contrari, ammette più di due opzioni tra loro alternative.

Nel libro X della Metafisica, al capitolo 4, essi vengono così elencati, secondo il criterio dell’estensione e dell’indeterminatezza decrescenti: 1) i contraddittori; 2) la privazione e il possesso; 3) i contrari; 4) i correlativi 14.

I contraddittori indicano una negazione completa l’uno dell’altro, come avviene tra l’affermazione e la negazione (ad esempio, ‘x è seduto’ e ‘x non è seduto’). Essi non hanno nulla in comune, neppure il genere, e non ammettono termini intermedi tra loro. Si tratta dell’opposizione più estesa e indeterminata, che abbraccia tutta la realtà.

La privazione e il possesso sono termini che appartengono al medesimo genere, ma tali che l’uno non costituisce il contrario, bensì semplicemente l’assenza dell’altro (ad esempio, la cecità e la vista). Essi sono un caso particolare di contraddittori, cioè l’affermazione e la negazione nell’àmbito del medesimo genere, all’interno del quale stabiliscono tuttavia un’alternativa totale (che esclude, cioè, termini intermedi).

I contrari sono i termini più lontani l’uno dall’altro nell’àmbito del medesimo genere (ad esempio, il bianco e il nero). Essi rappresentano un caso particolare di privazione e possesso, cioè, per l’appunto, quella privazione e quel possesso che sono più lontani tra loro. Rispetto al caso precedente, i contrari hanno un’estensione minore poiché, oltre ad avere in comune il genere, non stabiliscono all’interno di esso un’alternativa totale (“tertium datur”), ammettendo quindi termini intermedi (ad esempio, il grigio).

I correlativi, infine, sono quei contrari che si implicano reciprocamente sia quanto alla nozione sia quanto all’esistenza (ad esempio, il doppio e il mezzo). Essi sono dunque un caso particolare di contrari e possiedono l’estensione minore di tutti poiché hanno in comune, oltre al genere, il fatto che ciascuno dei due non può essere definito né esistere senza l’altro.

Sennonché il modo evasivo e, in taluni casi, elusivo con cui è stato trattato, nel corso della storia della filosofia, il caso degli opposti correlativi induce a guardare con una speciale attenzione a questo tipo di opposizione.

In realtà, è difficile non riconoscere che il caso dei correlativi è il più indicato a cogliere lo scontro di classe. Della qual cosa già Aristotele si era accorto, poiché tra gli esempi di correlazione, accanto a quello del doppio e del mezzo, pose l’esempio del padrone e dello schiavo,15 laddove la prima critica che gli si può rivolgere è che, oltre a intendere la lotta di classe come un caso particolare e subordinato di opposizione, egli qualificava la negazione reciproca tra i termini contraddittori come l’antagonismo massimo e l’opposizione tra i correlativi come l’antagonismo minimo.

È stato dunque un merito del filosofo francese Alain Badiou quello di distinguere, stimolato dal pensiero dialettico di Mao, nell’esame della teoria degli opposti i processi asimmetrici e, correlativamente, i processi simmetrici .16

I secondi valgono per il conflitto tra opposti omogenei (ad esempio, le guerre mondiali interimperialiste, sfociate in immense distruzioni senza determinare null’altro che un mutamento di egemonia nei rapporti di forza tra le potenze su scala mondiale); i primi valgono invece, almeno in linea teorica, a determinare il processo della rivoluzione proletaria, fondata sull’eterogeneità (o discontinuità qualitativa) della forza delle classi popolari rispetto a quella delle classi dominanti.

Di conseguenza, occorre riformulare la distinzione tra i quattro tipi di opposizione, distinguendo i correlativi simmetrici dai correlativi asimmetrici e affermando, in particolare nel campo teorico-pratico del materialismo dialettico, la separazione di due concezioni antagonistiche: quella delle classi dominanti e di coloro che, impadronendosi del potere, vogliono solo sostituirle, e quella di chi tende ad abolire definitivamente ogni forma di oppressione.

Sarà utile mettere in rilievo, a scanso di facili irenismi, che questa distinzione riguarda e attraversa anche i proletari, tanto che lo stesso Lenin nei mesi successivi alla rivoluzione d’Ottobre manifestava apertamente tale pericolo: «E coloro che vedono la vittoria sui capitalisti come la vedono i piccoli proprietari – “loro hanno arraffato, adesso lascia che arraffi io” – rappresentano ciascuno la fonte di una nuova generazione di borghesi» .17

La conclusione che, alla luce del materialismo dialettico, deriva da questa fondamentale rettifica della teoria degli opposti è che la lotta di classe è un insieme di processi guidati da correlativi asimmetrici, cioè qualitativamente disomogenei. Occorrerà quindi riformulare la classificazione degli opposti nel modo seguente: 1) correlativi asimmetrici/correlativi simmetrici; 2) privazione/possesso; 3) contrari; 4) contraddittori.

Ma vi è di più, giacché – e questo è il corollario logico e critico che deriva da quanto si è precisato in precedenza – le opposizioni si diversificano non solo secondo il tipo, ma anche secondo il livello (per così dire, complanare oppure gerarchico).

Valga, a questo proposito, un esempio. Nonostante il fatto che nella società moderna sussistesse una distinzione gerarchica tra i sessi (una relazione di dominanza e subordinazione basata su precisi rapporti di forza e di potere: relazione che oggi, nelle società occidentali, si è in parte rovesciata per tutta una serie di cause che non è qui possibile analizzare), era comune sentir parlare di tale relazione come della “battaglia dei sessi”.

Questa espressione neutralizzava, simmetrizzandola, la reale relazione tra i sessi nelle nostre società. In sostanza, in base a uno scopo ideologico facilmente identificabile, la maggioranza delle persone, condizionata da una falsa identità degli opposti, riceveva questa impressione dal rapporto tra maschi e femmine nella società.

In realtà, allora come oggi, identità e opposizione non esistevano e non esistono (e ciò indipendentemente dalle nostre esplicite o implicite convinzioni); esisteva soltanto, ed esiste, un conflitto, ed è un conflitto non paritetico.

I due aspetti del conflitto, quello socialmente dominante e quello socialmente subordinato, possono essere complementari (giacché nessuno dei due può in ultima analisi fare a meno dell’altro), ma la complementarità non è quella reciproca degli uguali. Ecco perché questa particolare situazione dovrebbe essere descritta, così come quella che si produce nel rapporto tra capitale e lavoro, nei termini (logici e ontologici) degli opposti correlativi asimmetrici.

Da questo punto di vista, il termine ‘opposizione’ può essere sostituito al termine ‘contraddizione’ (dato il carattere esclusivamente logico del termine ‘contraddizione’ nella teoria aristotelica degli opposti), poiché le relazioni testé descritte non si manifestano a un solo livello, ma implicano almeno due livelli, uno dei quali dominante sull’altro.

Così, è opportuno, in primo luogo, correggere l’idea di una relazione simmetrica (uguali e opposti) indicandone la fondamentale asimmetria e, in secondo luogo, includere nella descrizione la realtà per cui ‘maschio’ e ‘femmina’ – come ‘capitale’ e ‘lavoro’ nell’attuale sistema economico – sono opposti interdipendenti o complementari. Questa interdipendenza può estrinsecarsi in numerosi modi, tutti peraltro legati al rapporto di subordinazione che istituiva nell’età antica la complementarità tra padrone e schiavo.

Naturalmente, resta inteso che, in condizioni socio-economiche diverse, l’interdipendenza o complementarità potrebbe assumere un aspetto completamente differente e tradursi in una relazione di reciprocità. A questo proposito, va inoltre sottolineato con forza il fatto che la necessità della lotta contro il revisionismo moderno, di cui Mao è stato storicamente il protagonista, trova il suo fondamento teoretico proprio nel concetto di ‘correlativo asimmetrico’, in quanto nasce e si sviluppa dalla relazione immanente (non solo della borghesia contro il proletariato ma altresì) della borghesia all’interno del proletariato, talché – come ha affermato Lenin, per un verso – «la lotta contro l’imperialismo, se non è indissolubilmente legata con la lotta contro l’opportunismo, è una frase vuota e falsa» 18, e – come precisa Mao, per un altro verso – «non è ancora veramente deciso chi vincerà nel campo ideologico, se il proletariato o la borghesia», ragione per cui «dovremo lottare ancora per un lungo periodo contro le idee borghesi e piccolo-borghesi» 19.

Per quanto riguarda la simmetrizzazione, questa si riferisce a un modo ideologicamente usuale, proprio del pensiero borghese e revisionista, di neutralizzare l’importanza di un’affermazione o il significato di una relazione del mondo reale.

Si tratta, in questo caso, di un processo attraverso il quale relazioni disuguali, gerarchiche o multiplanari, tra persone, gruppi o parti di un insieme, vengono trasfigurate in un improprio rapporto di presunta uguaglianza ad un unico livello (è ciò che accade, per esempio, in quel “tessuto di menzogne” che è la Costituzione, una “rivoluzione promessa” in cambio di una “rivoluzione mancata”, come riconobbe persino Piero Calamandrei che fu uno dei suoi ‘padri’).

4. Categoria della mediazione e “verità ellittica”

Sennonché il modo più corretto e più proficuo di rendere omaggio al Grande Timoniere è quello di riportare il “Discorso alle Guardie Rosse” tenuto nel 1966 all’avvìo della rivoluzione culturale e scandito da un ‘incipit’ formidabile: “Ogni cosa si trasforma”.

Quel discorso, in cui non vi è parola che non sia al suo posto e che non sia connessa a un preciso sistema di concetti, costituisce una pagina magistrale della dialettica marxista applicata alla lotta di classe sul terreno teorico e politico e un’illustrazione esemplare dei valori che stanno alla base della rivoluzione socialista, la quale si articola, per essere veramente tale, in una triplice rivoluzione: economico-sociale, politico-istituzionale e ideologico-culturale.

Contrariamente a ciò che si potrebbe pensare, condizionati dall’immagine vulgata di un grande rivoluzionario quale è Mao Tse-tung, la categoria che si trova al centro di questo discorso e, più in generale, al centro del pensiero di Mao, è la categoria della ‘mediazione’, eredità fra le più importanti di quella “fonte e parte integrante” del marxismo che è la dialettica hegeliana.

Ma vi è di più, poiché nella centralità della categoria della “mediazione” è operante, anche quando Mao avanza verso di essa taluni circoscritti rilievi critici, l’influsso potente e onnipervasivo della lezione teorico-politica di Giuseppe Stalin, in cui il materialismo dialettico e il materialismo storico rappresentano, a partire dalla prassi rivoluzionaria e in vista di essa, i due fuochi della stessa ellisse (giacché, come amava notare Feuerbach riferendosi alla “rivoluzione astronomica” dell’età moderna e all’innovazione introdotta da Keplero nella rappresentazione geometrica delle orbite dei pianeti, “la verità è ellittica”) .20

All’interno di quella ellisse il ‘leitmotiv’ della parte pratico-politica del discorso, che discende organicamente dalla parte teorico-metodologica che lo introduce, ha un rigore algebrico.

«Chi non riconosce la mediazione, in campo politico cade nell’opportunismo di sinistra o di destra». Da queste premesse tanto lucide quanto rigorose procede quindi, attraverso una corretta mediazione fondata sul carattere asimmetrico delle due deviazioni, la linea di condotta che occorre seguire nel riconoscere, nel combattere e nel superare i due tipi di deviazione dalla corretta strategia rivoluzionaria.

«Ogni cosa si trasforma. Ogni cosa si trasforma secondo le sue proprie leggi. Anche noi siamo oggetti e soggetti delle trasformazioni, ne siamo parte passiva e parte attiva, consapevole, con nostri obiettivi e piani.

Ogni cosa si trasforma in un’altra e questa in un’altra ancora e poi ancora, costituendo gli anelli di una catena. Se prendiamo un anello della catena, esso è attaccato al primo, ma solo attraverso gli anelli intermedi. Se vogliamo comprendere il legame che unisce una cosa a un’altra da cui proviene, se vogliamo comprendere come sta trasformandosi una cosa, dobbiamo ricostruire nella nostra mente le fasi intermedie attraverso le quali la prima si è trasformata in quella che stiamo esaminando.

Ogni cosa diviene secondo le sue leggi e tramite le circostanze esterne e accidentali che incontra. Se vogliamo comprendere come mai una cosa si è trasformata proprio in quest’altra e non in qualcosa di diverso, dobbiamo non solo conoscere le leggi proprie di quella trasformazione, ma anche ricostruire nella nostra mente le circostanze esterne e accidentali che hanno determinato passo dopo passo quel percorso.

Si dice che una cosa è divenuta un’altra attraverso la mediazione degli anelli intermedi e delle circostanze esterne. La mediazione è un aspetto universale della trasformazione.

Chi non riconosce la mediazione, in campo politico cade nell’opportunismo di sinistra o di destra. La lotta contro gli opportunisti di sinistra (gli estremisti di sinistra) è una lotta interna alle nostre fila. Anche la lotta contro gli opportunisti di destra è una lotta interna alle nostre fila, ma solo fino a un certo punto. Dove sta la differenza tra i due fronti?

Gli opportunisti di sinistra negano le mediazioni (le fasi, i passaggi, i processi) attraverso cui si svolge ogni trasformazione reale. Essi politicamente sono ostili all’imperialismo e alla borghesia, ma in campo culturale, dell’orientamento e della concezione del mondo si limitano a negare le posizioni della borghesia, non le superano, le conservano rovesciate, vedono il mondo come la borghesia solo dal lato opposto.

Essi quindi subiscono ancora fortemente l’influenza della borghesia e non è strano che ogni tanto alcuni di essi di punto in bianco, sotto l’influsso di qualche evento traumatico, passino dall’altra parte. Gli opportunisti di sinistra possono essere dei discreti combattenti, mentre la loro direzione è rovinosa, sotto la loro direzione la sconfitta è certa. La permanenza di un opportunista di sinistra nelle nostre fila è positiva solo finché riusciamo a contenerne l’influenza e a determinare un processo in cui egli si trasforma e corregge a fronte dei compiti assegnatigli.

Gli opportunisti di destra negano anch’essi le mediazioni dei processi reali, quindi non vedono i passaggi attraverso cui il presente di supremazia della borghesia si trasforma nel domani di supremazia del proletariato, in definitiva vedono un baratro invalicabile tra il presente e gli obiettivi della nostra rivoluzione e restano ancorati alla sponda del presente. Hanno poca fiducia nella nostra vittoria perché non vedono i passaggi del cammino che la rende possibile.

La loro opposizione alla borghesia è debole, sono inclini alla conciliazione, a staccarsi così poco dal presente da aderirvi quasi. A differenza degli opportunisti di sinistra essi hanno però l’appoggio della classe dominante, esprimono l’influenza della classe dominante nelle nostre fila, sono veicolo della sua influenza.

Gli opportunisti di sinistra esprimono un’influenza indiretta della borghesia, un’influenza culturale e di concezione del mondo, attraverso la negazione. Gli opportunisti di destra invece esprimono la cultura e la concezione del mondo dominante, quella più diffusa ed esprimono l’influenza politica della borghesia.

I veri e propri portavoce della classe dominante tra le masse si confondono con loro. Quindi essi usufruiscono della forza che deriva loro dall’appoggio della classe dominante, dal conservatorismo, dalla forza dell’abitudine, dalla rassegnazione, dalla stanchezza, dal servilismo, dal cedimento al ricatto e alla paura.

Essi sono più dannosi (degli opportunisti di sinistra) anche come semplici militanti e la loro permanenza nelle nostre fila deve essere strettamente limitata a quelli che stanno trasformandosi. Gli altri possono essere, devono essere accettati nelle organizzazioni di massa.

Qui il nostro obiettivo è determinare l’orientamento generale e controllare saldamente l’apparato, ma non possiamo escludere in linea di principio la partecipazione degli opportunisti di destra alle organizzazioni di massa, perché anch’essi, come gli opportunisti di sinistra, incarnano in modo unilaterale e organico un limite reale delle masse ed escluderli dalle organizzazioni di massa vuol dire rifiutare di trattare e trasformare, di fare i conti con questo limite delle masse, cioè rinunciare al nostro compito e ai nostri obiettivi rivoluzionari. 21»

5. Un poeta d’avanguardia in quanto legato alla tradizione classica

Per finire, è doveroso ricordare che Mao non è stato solo un grande rivoluzionario e un notevole pensatore, ma anche un raffinato poeta. Questo aspetto della personalità di Mao viene lumeggiato da Girolamo Mancuso, qualificato traduttore dei componimenti poetici di Mao.

Nelle considerazioni premesse a Tutte le poesie di Mao 22 e nell’affascinante capitolo “La lingua cinese come mezzo di poesia” del saggio Pound e la Cina 23, lo studioso descrive sia la struttura della lingua cinese in generale sia il procedimento della poesia classica cinese.

Molto brevemente, prima di tornare a Mao, sarà quindi opportuno chiarire che la lingua cinese è isolante, cioè non flessiva, e ha una grammatica posizionale, ossia una stessa parola può avere funzione di verbo, sostantivo, aggettivo, preposizione, e così via, a seconda della sua posizione nella frase; questa ‘posizionalità’, estremamente rigida nella prosa, diventa assai più libera nella poesia. Inoltre, non essendo la lingua flessiva, il verbo non ha coniugazione.

Nella lingua corrente si usano una serie di espedienti per precisare modo, tempo, persona del verbo; nella lingua classica tali espedienti sono deliberatamente ignorati. Se si aggiungono le squisitezze della prosodia e della metrica (alternanza di toni, rime, allitterazioni, omofonie; parallelismi e opposizioni semantiche tra verso e verso) si vede come l’ambiguità e l’essenzialità siano caratteri peculiari della poesia cinese.

E qui il sinologo in parola fa un’osservazione di estremo interesse quando dice che in Occidente soltanto la letteratura d’avanguardia ha cercato di affrancare la poesia dalle regole grammaticali del linguaggio comune, ottenendo, sebbene parzialmente, quegli effetti che, in cinese, sono invece peculiari della poesia classica e tradizionale.

Sembrerebbe, dunque, che la lingua poetica classica dei cinesi non abbia bisogno di andare oltre se stessa e che la contraddizione stia semplicemente nel fatto che questa lingua d’avanguardia non è conosciuta dalle masse.

Sennonché Mao non poteva perdere le qualità stilistiche della poesia classica, non poteva regredire stilisticamente di fronte ai suoi interlocutori ideali: i cinesi del passato. Vuole invece orgogliosamente che ascoltino, che intendano il suo messaggio: «Osammo comandare a luna e sole / di darci un nuovo cielo».24

Secondo gli esperti, un limite della poesia classica cinese è il progressivo accumularsi delle espressioni formulari, delle immagini stereotipe, delle citazioni di repertorio, delle allusioni convenzionali, che difatti ricorrono anche nei versi di Mao, Ma questo limite è compensato dalla ricchezza delle parole antitetiche, dal modo di pensare dialettico, tipico dei cinesi, che si rivela nel trimillenario I Ching (Il libro dei mutamenti) come nel saggio di Mao Sulla contraddizione.

Certamente, le poesie di Mao sono interessanti perché esprimono la personalità non solo indomabile e gioiosa, ma anche straordinariamente oggettiva e fertile di creatività sociale, dell’autore. Da questo punto di vista, si può ritenere Kunlun l’autoritratto etico-politico di un guerriero pacifico (un autoritratto profetico, si potrebbe aggiungere dal punto di vista geopolitico guardando all’ascesa internazionale della Cina odierna).

«Attraverso lo spazio sorgi dalla terra, / grande Kunlun, / testimone di tutte le gioie del mondo. / Tre milioni di draghi di giada / si levano in volo, / nel gelo pungente / rabbrividisce tutto il cielo, / nei giorni d’estate / si sciolgono le nevi, /n le acque scorrono rigonfie, straripano lo Yangzi e il Huanghe, / gli uomini si trasformano / in pesci e tartarughe. / Mille autunni di meriti e colpe: / chi mai li avrebbe biasimati? / Ma oggi io dico al Kunlun: / non serve tanta altezza, / non serve tanta neve. / Come posso appoggiarmi al cielo / e sguainare la preziosa spada, / per prenderti e tagliarti in tre parti? / Una parte la darei all’Europa, / una parte all’America, / una parte resterebbe all’Oriente. / Grande equilibrio nel mondo, freddo e caldo eguali su tutta la terra25

Nel rigore, che la fantasia del guerriero non abbandona mai, trapelano con delicatezza i sentimenti dell’amicizia e dell’amore. E all’interno di una forma classica Mao rivela il suo profondo, epico legame con la civiltà contadina cinese: «Felice osservo di riso e fagioli / mille onde pesanti, // da ogni dove gli eroi / scendono nella sera fumosa» .26

Che questa qualità poetica emerga anche dalla sua prosa filosofica è un’altra sorprendente scoperta che riserva il saggio filosofico Sulla contraddizione. La lettura di questo passo conferma tale scoperta (chi scrive si è limitato a inserire gli a capo):

«La nostra pratica dimostra / che le cose percepite / non possono essere immediatamente comprese / e che soltanto le cose comprese / possono essere / ancor più profondamente / percepite».27

Chiunque rilegga questo saggio, scritto ovviamente in prosa, e soffermi l’attenzione su queste righe, non può non avvertire, oltre alla loro verità cognitiva, la loro impressionante solennità. Da qui è partita l’idea di suggerirne una rilettura che ponesse in evidenza la forma di quel contenuto.

Che altro dire se non che il contributo di Mao al pensiero comunista è fondamentale e che, in quanto comunisti, non possiamo non dirci maoisti?


Note

1 Mao Tse-tung, Sulla contraddizione (agosto 1937), in Opere di Mao Tse-tung, vol. n. 5.La raccolta dei 25 volumi delle Opere di Mao Tse-tung in formato PDF, da cui si cita, è reperibile sulla Rete al seguente indirizzo: https://www.nuovopci.it/arcspip/articlee6e8.html.

2 Id., Opere cit., Analisi delle classi della società cinese (1° febbraio 1926 e marzo 1926) in Opere di Mao Tse-tung, Edizioni Rapporti Sociali, Milano 2007, volume n. 2.

3 Id., Opere cit., Sulla questione della borghesia nazionale e dei signorotti illuminati (1° marzo 1948), volume n. 10.

4 Id., Opere cit., Sulla dittatura democratica popolare (30 giugno 1949), vol. n. 11.

5 Cfr. V. I. Lenin, Quaderni filosofici, in Opere complete, vol. XXXVIII, Editori Riuniti, Roma 1970, p. 361: «Lo sdoppiamento dell’uno e la conoscenza delle sue parti contraddittorie (cfr. la citazione di Filone su Eraclito all’inizio della III parte, Sulla conoscenza, dell’Eraclito di Lassalle) è l’essenza (una delle “essenzialità”, una delle note caratteristiche o peculiarità fondamentali, se non la fondamentale) della dialettica».

6 Mao Tse-tung, Discorsi inediti 1956-1971, Mondadori, Milano 1975, p. 179.

7 Ivi, p. 190.

8 È il caso, tra gli altri, di Riccardo Guastini, autore di una saggio Sulla dialettica, pubblicato in «Rivista di filosofia», 1, 1975, pp. 113-130. Non meraviglia che il rifiuto, prima, del concetto di negazione della negazione e poi della stessa dialettica, entrambe liquidate come superfetazioni di un caduco retaggio hegeliano, sia sfociato nell’adesione di questo studioso, un tempo marxista, ad un piatto positivismo.

9 Mao Tse-tung, Discorsi inediti cit., p. 51 e ss.

10 Id., Su Stalin e sull’URSS, Einaudi, Torino 1975, pp. 28 e ss.

11 L’articolo è contenuto nella raccolta a cura di M. A. Bonfantini e M. Macciò, La filosofia della rivoluzione culturale, Bompiani, Milano 1974.

12 Nella stesura di questo paragrafo mi sono avvalso della pregevole relazione di Ferdinando Vidoni Sulla dialettica in Mao, contenuta in Attualità di Mao – Atti del convegno, «Quaderni In/Contro», 2°, 1982, pp. 27-36.

13 Cfr. la raccolta di passi di Mao, Senza contraddizione non c’è vita, Bertani, Verona 1976, p. 35.

14 Sul tema qui discusso risultano particolarmente illuminanti i chiarimenti forniti da G. Bottiroli nel volume Contraddizione e differenza, Giappichelli, Torino 1980, pp. 9-44.

15 Aristotele, Le categorie, 7, 6b, 27.

Cfr. sulla Rete https://www.nilalienum.it/Filosofia/Filosofia/Autori%20e%20Opere/Aristotele/Aristotele-Organon.pdf (capitolo settimo, pp. 23-25).

16 A. Badiou, F. Balmès, De l’idéologie, Maspero, Paris 1976.

17 Cfr. Seduta del comitato esecutivo centrale di tutta la Russia (29 aprile 1918) – Rapporto sui compiti immediati del potere sovietico, in Lenin, Opere complete, Editori Riuniti, Roma 1967, p. 269.

18 V. I. Lenin, L’imperialismo, fase suprema del capitalismo, cap. X, in Opere scelte, Editori Riuniti, Roma 1968, p. 670.

19 Mao Tse-tung, Discorso alla Conferenza nazionale di propaganda del Partito comunista cinese (12 marzo 1957), in Opere cit., volume n.° 14.

20 L. Feuerbach, La filosofia dell’avvenire, trad. di C. Cesa, Laterza, Bari 1969, p. 164.

21 Mao Tse-tung, Discorso alle Guardie Rosse, in «Rapporti Sociali – rivista di dibattito per il comunismo», n. 2, novembre 1988, p. 14.

22 Id., Tutte le poesie (con testo cinese a fronte), introduzione di Alberto Moravia; cura e traduzione di G. Mancuso, Newton Compton, Roma 1972.

23 G. Mancuso, Pound e la Cina, Feltrinelli, Milano 1974.

24 Mao Tse-tung, Tutte le poesie cit., p. 123. La poesia Ritorno a Shaoshan, in cui compare questo distico,è stata composta nel giugno 1959.

25 Ivi, pp. 93-95. La poesia Kunlun è stata composta nell’ottobre 1935.

26 Ivi, p. 123. È la chiusa del Ritorno a Shaoshan.

27 Id., Opere scelte cit., p. 317.

Sur la critique de la pensée décoloniale. Jean-Marie Harribey. Janvier 2025

« Seriez-vous content de trouver un peuple de tempérament aussi barbare, qu’explosant en atroce violence il ne vous donnerait pas d’abri, vous mettrait le couteau sous la gorge, vous mépriserait comme des chiens et comme si Dieu ne vous avait pas aussi créés, comme si vous n’aviez pas le droit de demander de l’aide, que penseriez-vous d’être ainsi traités ? Ceci est le cas de l’étranger et cela votre gigantesque inhumanité. » William Shakespeare et co-auteurs, Sir Thomas Moore, 1595

Depuis le début du XXIe siècle, les thèses décoloniales, nées en Amérique latine, ont gagné les centres de recherche et universitaires des États-Unis, puis les européens et notamment français. Moins connus cependant en France, les auteurs sud-américains, hispanophones ou lusophones, fondateurs du courant décolonial sont peu à peu découverts et même pour certains traduits, notamment : Anibal Quijano, Enrique Dussel, Walter Mignolo, fondateurs du groupe Modernité/Colonialité », et Ramon Grosfoguel [1].

La problématique principale de ce courant est de défaire l’hégémonie politique et culturelle que le monde occidental a construite au détriment des peuples colonisés depuis 1492, considérée comme la date-clé du démarrage du capitalisme, indissolublement lié au colonialisme et au racisme, et donc à la négation et l’éradication des cultures autres. Le décolonialisme se distingue des pensées anticolonialistes et antiimpérialistes liées aux mouvements de libération au XXe siècle, et aussi de celles dites postcoloniales en réaction aux nouvelles formes de domination après les luttes d’indépendance en Inde, en Afrique, au Moyen-Orient et en Australie [2], parce qu’il va faire de la critique de la Modernité d’origine européenne le pivot de sa dénonciation.

Un temps confinée aux cercles universitaires et aux débats traversant les sciences sociales, la problématique décoloniale trouve maintenant un écho médiatique parce qu’elle peut se décliner en plusieurs thématiques. L’une d’elles est particulièrement traitée, l’écologie décoloniale, à laquelle le chercheur Malcom Ferdinand [3] a travaillé en France. Et la revue Socialter vient de publier un numéro centré sur l’écologie décoloniale [4].

Au fur et à mesure de sa diffusion en France, des critiques de la théorie décoloniale furent émises, notamment de la part d’historiens comme Pierre Vidal-Naquet, Pierre-André Taguieff, Benjamin Stora, ou de philosophes comme Jean-Loup Amselle [5]. Mais une critique radicale vient d’être publiée en français, provenant du continent latino-américain, celui-là même où est né ce courant. Sous la signature d’un Collectif, il est titré Critique de la raison décoloniale, Une contre révolution intellectuelle (Paris, Éd. L’Échappée, 2024). L’Avant-propos est signé Mikaël Faujour, et le livre rassemble les auteurs dans l’ordre suivant : Pierre Gaussens et Gaya Makaran, Daniel Inclan, Rodrigo Castro Orellana, Bryan Jacob Bonilla Avendano, Martin Cortès, et Andrea Barriga. Plutôt que de présenter chaque auteur et son chapitre [6] dans l’ordre du livre, je regroupe les principales critiques apportées à la pensée décoloniale autour de trois thèmes : la modernité ; l’essentialisation des colonisés et des colonisateurs ; et la méconnaissance de la logique du capital.

1. Remplacer la modernité par la colonialité ?

Dès son « Avant-propos », Mikaël Faujour dresse les grands traits de la pensée décoloniale : « la modernité serait intrinsèquement coloniale » (p. 6-7). Débutée « avec la conquête de l’Amérique, […] elle n’aurait pas pris fin avec les décolonisations de la seconde moitié du XXe siècle » (p. 7).

La raison de la poursuite de la domination est « la relation au savoir et à la connaissance fondée sur les principes d’une rationalité européenne qui condamnerait et détruirait les autres formes de connaissances et de savoirs » (p. 7). Le capitalisme est alors considéré dès sa naissance comme inséparablement colonisateur, dominateur et raciste.

La colonisation ayant été historiquement le fait de l’Europe, celle-ci est identifiée par tous les théoriciens à la modernité et comme un tout monolithique. L’économiste et sociologue Daniel Inclan parle à ce propos d’« inintelligibilité du passé » (p. 71) parce que, dit-il,
« dans les formulations du tournant décolonial, il n’y a pas de place pour penser la dialectique de l’Europe dans les processus colonisateurs, l’Europe y étant au contraire présentée comme une substance maléfique qui se répand à travers le monde » (p. 61-62).

Le philosophe Rodrigo Castro Orellana ajoute deux critiques portées au penseur décolonial Walter Mignolo [7]. D’une part, aucune culture n’est homogène, il vaut mieux
« parler de métissage ou d’hybridité d’un point de vue anthropologique, car un processus de subjectivation mature ne peut être fondé sur une identité autoréférentielle qui exclut le regard de l’Autre » (p. 84).

D’autre part, il n’y a pas de « privilège épistémique » des peuples colonisés pour accéder à la « vérité » de leur condition.

Dans un chapitre consacré à Ramon Grosfoguel, l’un des plus importants théoriciens du décolonialisme, le philosophe Bryan Jacob Bonilla Avendano entreprend de confronter cet auteur aux occidentaux Descartes, Hegel et Marx. Grosfoguel récuse le cogito cartésien dominateur bien que la recherche de la vérité n’appartienne pas à l’Occident. Et Avendano soutient qu’on ne peut trouver chez Hegel l’idée que seul « l’homme blanc hétérosexuel pourrait participer de la production de la conscience et de la raison » (p. 115). Inversement, tout aussi fausse est l’idée défendue par Grosfoguel « qu’il est impossible qu’un auteur écrivant depuis le « Nord » (même au sens symbolique du terme) soit lu et assimilé dans les pays du « Sud », car la théorie du Nord est toujours déjà eurocentrique et raciste » (p. 118).

Selon Avendano, la vision de la symbolique occidentale qu’ont les penseurs décoloniaux est biaisée :
« Tout se passe comme si la capacité de signifier et de symboliser une plante, un tambour ou un canoë était réservée à certaines cultures, tandis que d’autres ne laissent qu’une possibilité aux objets : devenir des marchandises. […] Que la vie soit marchandisée au cœur de la modernité capitaliste est une réalité, et il existe bien un ethos capitaliste qui cherche à dépolitiser les formes symboliques pour les remplacer par ce que Marx appelait la forme-valeur. Cependant, croire que les significations sont prédéterminées dans telle ou telle culture nous paraît dangereux, car cela finit par essentialiser non seulement les cultures non occidentales, mais quiconque ne s’inscrit pas dans une certaine logique épistémique. […] Que les objets se voient constamment donner par les individus de nouvelles significations correspondant à leur vie sociale, ce n’est pas un phénomène qui viserait uniquement les seules cultures non occidentales : c’est le fait de toutes les cultures. » (p. 130-131).

Le philosophe Martin Cortés, dans un chapitre intitulé « Contre l’ontologie de l’origine et de la pureté, Sur Marx, les marxismes et la critique décoloniale », complète cet examen en promouvant une « déracialisation de l’humanité » (p. 138).
« Notre hypothèse sera la suivante : la tendance à éloigner Marx du cœur des démarches critiques, tendance qui se développe avec un relatif succès depuis les années 1980, paraît coïncider avec le moment où nous avons justement le plus besoin de son héritage. C’est pourquoi ce travail, bien qu’il soit en dernier ressort un essai de plus sur les façons de lire Marx en Amérique latine, s’intéresse avant tout au potentiel universel des effets de cette lecture. » (p. 140).

Clairement, comment « l’ambition universaliste du marxisme en tant qu’idéologie européenne » peut-elle saisir « les particularités de la réalité latino-américaine » (p. 150) ? C’est possible car, au sein même de l’Europe, l’hétérogénéité philosophique existe.
« Parmi les évolutions du « dernier Marx », son attention se porte vers la périphérie. C’est en découvrant les luttes politiques qui se déroulent aux frontières du capitalisme développé – principalement en Irlande et en Russie – que Marx lui-même met en garde sur la nécessité de ne pas lire sa théorie comme une philosophie de l’histoire qui serait valable en tout temps et en tout lieu. » (p. 153).

L’auteur cite l’écrivain Jorge Luis Borges qui évoque « les vertus du retard » (p. 158), car « être à la périphérie n’est pas du tout un inconvénient », tandis que l’hypothèse inverse impliquerait « de placer l’Amérique latine dans une salle d’attente de l’Histoire » et serait « un drame pour la question de l’émancipation en tant que telle » (p. 158).

Dans le dernier chapitre de cet ouvrage collectif, la professeure argentine de sciences sociales, politiques et économiques Andrea Barriga consacré à « Anibal Quijano et la colonialité du pouvoir, Quand tout ce qui était solide s’en va en fumée » complète les critiques de la conception la conception de la modernité de Quijano. Loin d’être univoque ladite modernité européenne est traversée de visions très diverses :
« Il faut se souvenir qu’à partir de Kant – dont Quijano ne dit rien –, va se développer tout un éventail de théories de la connaissance très diversifiées. Pour ne parler que de certains des philosophes qui ont contribué au débat, c’est des thèses kantiennes sur la manière dont se constitue la connaissance qu’est née dans un premier temps, chez Hegel, la vision la plus aboutie de l’idéalisme, avant que des auteurs comme Nietzsche, Heidegger ou Foucault n’en fassent la critique. En parallèle, à partir des néo-kantiens et de l’École de Vienne, seront posées les bases de ce qu’on appellera le positivisme, puis, dans les premières décennies du XXe siècle, le positivisme logique. De son côté, le marxisme se défera de ces échafaudages théoriques, en menant une critique vigoureuse de l’idéalisme hégélien, et en proposant une analyse historique des rapports sociaux, où les valeurs prédominantes à chaque moment particulier de l’histoire ont pour base matérielle les relations que nouent les êtres humains les uns avec les autres. Nous voyons ainsi que le panorama est très complexe, et ne peut en rien se réduire à une « épistémè moderne eurocentrique », tout simplement parce qu’il n’existe rien de tel. » (p. 213-214).

2. L’essentialisation des colonisés et des colonisateurs
Le biais culturaliste des penseurs décoloniaux est dénoncé par tous les auteurs de cet ouvrage. Dans l’avant-propos, Faujour émet l’hypothèse que ce biais est peut-être une réaction à l’économisme du marxisme orthodoxe. Mais les décoloniaux ont alors, selon lui,
« abusivement tordu le bâton dans l’autre sens, en attribuant aux discours, aux imaginaires, aux représentations, aux « épistémés », le rôle de forces motrices de l’histoire. L’attention qu’ils portent aux identités, aux spécificités cultuelles et aux « cosmovisions » les conduit à essentialiser et à idéaliser les cultures indigènes et les peuples « non blancs », dans ce qui revient à ressembler à une simple inversion de l’ethnocentrisme d’origine européenne. Cette perspective est d’autant plus problématique qu’elle s’accompagne d’une focalisation sur la « race » – catégorie éminemment ambiguë, même quand elle est manipulée par des universitaires récitant le fameux mantra « la-race-n’est-pas-une-réalité-biologique-mais-une-construction-sociale ». » (p. 14).

Dans le chapitre intitulé « Peau blanche et masques noirs » (qui inverse le titre du livre de Frantz Fanon Peau noire et masques blancs, Paris, Seuil, 1952), le sociologue Pierre Gaussens [8] et l’anthropologue Gaya Makaran entendent se livrer à une « autopsie d’une imposture intellectuelle » (p. 16). En se réclamant de Frantz Fanon, les théoriciens décoloniaux ont commis une « déformation de son legs » (p. 17). Selon Gaussens et Makaran,
« Fanon établit le diagnostic suivant : les efforts du colonisé pour « récupérer » sa propre histoire, sa propre culture, sa spécificité, son langage, etc., sont une étape nécessaire dans sa lutte personnelle et collective pour la dignité et contre l’infériorisation qui lui ont été imposées par le colonisateur. Mais cette étape est insuffisante, et peut même devenir dangereuse si elle n’est pas suivie d’un dépassement de l’essentialisation ainsi que du sentiment de revanche et de supériorité ancrés dans la particularité raciale/ethnique. » (p. 19-20).

On est ici en présence de la critique majeure faite à la pensée décoloniale : l’essentialisation débouche immanquablement vers la prééminence de l’identité culturelle.
« Voilà pourquoi le parti culturaliste d’une « renaissance » est condamné à l’échec tant que la question sociale ne sera pas résolue pour le colonisé. […] Fanon nous avertit que le problème du « Noir » n’est pas le « Blanc », mais « une société capitaliste, colonialiste, accidentellement blanche », qui l’exploite, le racialise pour légitimer sa domination. » (p. 21-22).

Selon les deux auteurs, l’Europe est vue par les décoloniaux également à travers le prisme de l’essentialisation qui « repose toujours sur la transformation d’une partie de l’Europe en son tout » (p. 33), alors que « l’histoire des peuples européens a été marquée et continue d’être marquée par le colonialisme interne » (p. 34). Gaussens et Makaran pointent le fait que, au nom d’une critique du marxisme, par exemple chez Anibal Quijano,
« les études décoloniales remplacent le capitalisme par la modernité, l’accumulation par le développement, la plus-value par le classisme, la classe par la race, le capital par l’Europe, la bourgeoisie par l’Occident, la subalternité par l’altérité, la conscience par l’identité, l’impérialisme par l’eurocentrisme et l’internationalisme par l’interculturalité. […] Les théories décoloniales cèdent ainsi à nouveau à une inversion stérile, sorte de « post-modernisme anti-postmoderne » qui ne fait que révéler les positions sociales dominantes à partir desquelles elles sont énoncées. » (p. 39-41).

L’un des concepts qui fait débat aujourd’hui dans l’anthropologie est celui de « nature » parce qu’il est au cœur de la question écologique. Par exemple, pour l’anthropologue Philippe Descola, « la nature n’existe pas » [9], sauf dans la culture occidentale. Et Avendano note que, pour Grosfoguel, « la notion de nature est en soi eurocentrique, occidentalocentrique, anthropocentrique. » (p. 128). Aussi, il lui rétorque :
« Mais alors (question à laquelle ne répond pas l’auteur), si le mot « nature » n’existe pas dans d’autres cosmogonies, comment les subjectivités sont-elles définies dans ces « autres cultures » ? Si le cœur du problème tient au fait que l’anthropocentrisme a créé un sujet qui s’oppose à la nature pour faire de celle-ci un moyen conforme à certaines fins, cela n’implique pas pour autant que toutes les subjectivités occidentales aient une forme identique. Cela n’implique pas non plus que l’absence du mot « nature » dans ces autres cosmogonies (il faudrait savoir lesquelles) y soit synonyme d’une absence de différenciation entre les humains et la nature. […] Si l’on tient pour vrai qu’il n’y a pas de sujet et que tout est nature, alors nous faisons face à une contradiction niant la condition humaine en tant que telle. » (p. 128-129) [10].

À l’encontre des thèses sur la colonialité, les auteurs de cet ouvrage critique préfèrent une modernité qui serait fondée sur une fécondation des cultures entre elles, ce qui changerait le regard des unes sur les autres. À cet égard, Cortès prend l’exemple de l’anthropophagie :
« L’anthropophagie, c’est-à-dire l’absorption de l’ennemi, était ainsi érigée par Oswald de Andreade [11]en manière de penser la culture latino-américaine. Cet acte de dévoration était cependant très différent du mépris : dans l’anthropophagie, n’est absorbé de l’ennemi que ce qui est utile, le reste est éliminé »(p. 163).

Et il cite ce poète brésilien :
« Nous voulons la Révolution caraïbe. Plus grande que la Révolution française. L’unification de toutes les révoltes efficaces dans le sens de l’homme. Sans nous, l’Europe n’aurait même pas sa propre Déclaration des droits de l’homme. » (p. 163).

3. La méconnaissance de la logique du capital
Dès le début de ce livre critique, Mikaël Faujour donne le ton en citant le propos en 1978 du théoricien révolutionnaire franco-nicaraguayen Raphaël Pallais, proche des idées situationnistes :
« De tous les pouvoirs coloniaux qui ont existé dans l’histoire, le plus grand de tous est le capital. Aucune conquête romaine, aucun empire inca, rien dans le passé de l’humanité ne peut se comparer favorablement avec sa conquête impérialiste de la totalité de la planète ni avec cette insatiable passion de pénétration qui le pousse, au-delà de la Terre même, vers les espaces de la stratosphère et les planètes inconnues. » (p. 15) [12].

On l’a déjà dit, l’une des pierres d’achoppement entre les décoloniaux et leurs critiques porte sur la naissance du capitalisme qui serait intrinsèquement corrélée avec le colonialisme et le racisme. Dans le dernier chapitre de cet ouvrage collectif, Andrea Barriga raconte que, d’abord séduite par le courant de pensée décolonial, elle en fut ensuite complètement désenchantée dès qu’elle creusa le concept de colonialité forgé par Quijano.
« La nouveauté semblait résider dans le fait de prendre en compte la classification raciale dans le cadre de la formation des rapports de pouvoir dans les sociétés actuelles, ainsi que le fait que la discrimination raciale ne s’était pas achevée avec la fin du colonialisme économique et politique, mais qu’elle perdurait sous la forme d’un colonialisme épistémique »(p. 186).

Barriga ne conteste pas le fait de la perpétuation du colonialisme mais elle dénonce « la critique de l’ethnocentrisme européen [qui] finit par friser l’ethnocentrisme latino-américain, qu’on pourrait aussi bien appeler américanocentrisme » puisque « tout est né avec l’Amérique » (p. 188). Elle soutient que les idées et les institutions que les Européens ont introduites en Amérique étaient déjà enracinées en Europe. Et elle reproche à Quijano de mettre dans une balance les souffrances des uns et des autres et « à déterminer quels sont les peuples colonisés qui ont été le plus dépossédés, lorsque la dépossession fait référence à la part immatérielle de la culture. […] Or le domaine des valeurs et celui des sciences doivent être séparés. » (p. 189-190).

Dès lors, Barriga conteste l’idée que 1492 serait la date de naissance du concept de race alors qu’il n’a vu le jour qu’au siècle des Lumières.
« Le terme « Indiens » n’est pas une « invention raciale » ; confrontés à des populations qu’ils ne connaissaient pas, les Européens les ont nommées ainsi en raison de leur situation géographique, puisque les explorateurs croyaient être arrivés en Inde. » (p. 193).

Rappelons aussi que Montesquieu, dans L’Esprit des lois (XV, 5), déconsidère par l’ironie la justification de l’esclavage des « nègres », omniprésente encore au XVIIIe siècle et il fait de même pour l’intolérance religieuse.

Barriga prend soin de préciser qu’elle « ne nie en aucun cas que les Européens arrivés en Amérique aient commis des méfaits en arguant de leur prétendue « supériorité » » (p. 195), mais
« s’il est indéniable que l’arrivée des Européens sur le continent, et tout ce qui est advenu par la suite, est un processus qui a changé le monde de bien des manières, on doit garder à l’esprit qu’aucune institution, qu’aucun rapport social n’a été « inventé » à cette occasion » (p. 198).

Il s’ensuit pour l’auteure que, d’un côté « on [le décolonialisme] idéalise le passé américain en imaginant des sociétés sans conflit » (p. 201), de l’autre on sous-estime la supériorité technologique des Européens pour surévaluer « leur croyance en leur supériorité » (p. 201).

Ainsi, il y a une certaine cohérence dans la pensée décoloniale entre l’essentialisation des humains au-delà donc de leurs conditions de vie, une modernité excluant par définition les connaissances construites au dehors d’elle-même, une domination sur les colonisés qui relèverait d’un ordre culturel mis à distance, sinon détaché, de l’impératif capitaliste d’exploitation. Ce dernier point est crucial : si l’on peut facilement contester le fait que le capitalisme ait inventé l’esclavage parce celui-ci a existé bien avant lui, la discussion naît pour déterminer l’importance du rôle qu’il a joué dans l’explosion du développement capitaliste européen puis états-unien. Par exemple, Alain Bihr [13] a soutenu la thèse selon laquelle c’est par le biais de l’expansion commerciale et coloniale européenne, conduite par des marchands soutenus par les États, qu’a pu s’opérer, en Europe, la transition entre le féodalisme et le capitalisme. Et il confirme que les plantations de canne à sucre, surtout dans les Antilles, puis celles de coton, pratiquant l’esclavage à grande échelle ont eu une grande importance sur l’évolution de la colonisation : l’agriculture latifundiaire fondée sur l’exploitation d’un travail servile valorise le capital agraire et marchand favorisé par l’expansion commerciale et coloniale de l’Europe. Ainsi, la colonisation est reliée à l’accumulation primitive accomplie dans la violence, théorisée par Marx.

Au terme de cet ouvrage sans concessions sur la pensée décoloniale, on peut retenir que les thèmes soulevés portent sur la colonialité comme envers de la modernité en tant que processus culturel et politique de domination promouvant un développement des sociétés linéaire et univoque. Par rapport aux études postcoloniales, les auteurs décoloniaux privilégient la critique de la domination épistémique plutôt que celle d’ordre économique. Ils érigent la race comme critère principal de classification et tiennent celui-ci comme l’élément fondateur du capitalisme. Aussi les discussions soulevées mettent en avant les risques d’essentialisation des catégories de « Noirs » et de « Blancs », euphémisation des « gentils » et des « méchants ». Elles font état aussi des entorses faites par les décoloniaux à l’origine et à l’histoire du capitalisme ainsi qu’à sa logique d’accumulation. Elles s’écartent donc des conceptions antérieures d’anticolonialisme et même de postcolonialisme, pour lesquelles il était précieux de conserver le concept d’humanisme à vocation universelle mais dans un monde pluriel [14].

Si la plupart des critiques à l’endroit des études décoloniales nous paraissent justifiées, il n’en reste pas moins que ces études arrivent à un moment où la crise globale d’un système social à l’échelle mondiale bouscule, sinon fait voler en éclats, les catégories intellectuelles traditionnelles. Décolonialisme, gender studies, subaltern studies, déconstruction, intersectionnalité des rapports de domination… sont des catégories souvent présentées de façon caricaturale dans le débat public, mais elles doivent être prises au sérieux pour pouvoir en dépasser les apories [15]. Sur le plan politique et stratégique, les processus d’émancipation de tous les peuples sont à ce prix. Sur le plan théorique, la ligne de crête à parcourir entre une vision économiciste traditionnelle et une vision culturaliste et identitaire constitue un véritable enjeu pour situer le rapport de classes au sein d’un capitalisme global en crise.

Jean-Marie Harribey
https://blogs.mediapart.fr/jmharribey/blog/281224/sur-la-critique-de-la-pensee-decoloniale

[1] Pour une présentation des thèses décoloniales : Claude Bourguignon-Rougier, Philippe Colin et Ramon Grosfoguel (dir.), Penser l’envers obscur de la modernité, Une anthologie de la pensée décoloniale latino-américaine, Limoges, PUL, 2014 ; Philippe Colin et Lissel Quiroz, Une introduction aux théories critiques d’Amérique latine, Paris, Zones/La Découverte, 2023 ; Capucine Boidin, « Études décoloniales et postcoloniales dans les débats français », Cahiers des Amériques latines, 62, 2009, p. 129-140, https://doi.org/10.4000/cal.1620.
[2] L’auteur phare du tiers-mondisme annonçant la critique du postcolonialisme dans les années 1960 est Frantz Fanon, Les damnés de la terre, Paris, F. Maspero, 1961. Le livre d’Edward Saïd en 1978 L’Orientalisme, L’Orient créé par l’Occident, Paris, Seuil, 1980, est considéré comme fondateur des études postcoloniales.
[3] Malcom Ferdinand, Une écologie décoloniale, Penser l’écologie depuis le monde caribéen, Paris, Seuil, 2019 ; S’aimer la Terre, Défaire l’habiter colonial, Paris, Seuil, 2024.
[4] Socialter, « La crise écologique, un héritage colonial ? », n° 66, octobre-novembre 2024.
[5] Jean-Loup Amselle, « La pensée décoloniale en question », Esprit, décembre 2024
https://esprit.presse.fr/actualite-des-livres/jean-loup-amselle/la-pensee-decoloniale-en-question-45647.
[6] Les chapitres de se livre se présentent dans l’ordre suivant :
– Mikaël Faujour : « Avant-propos » ;
– Pierre Gaussens et Gaya Makaran : « Peau blanche et masques noirs, Autopsie d’une imposture intellectuelle » ;
– Daniel Inclan : « L’histoire d’un débat, Le problème de l’intelligibilité du passé » ;
– Ricardo Castro Orellana : « Le côté obscur de la décolonialité, anatomie d’une inflation théorique »
– Bryan Jacob Bonilla Avendano : « Critique de la colonialoté, L’eurocentrisme et l’épistémologie de Ramon Grosfoguel » ;
– Martin Cortés : « Contre l’ontologie de l’origine et de la pureté, Sur Marx, les marxismes et la critique décoloniale » ;
– Andrea Barriga : « Anibal Quijano et la colonialité du pouvoir, Quand tout ce qui était solide s’en va en fumée ».
[7] Orellana précise que ces critiques avaient été formulées par l’historien Ricardo Salvatore.
[8] On peut lire aussi de P. Gaussens, « Les études décoloniales réduisent l’Occident à un ectoplasme destructeur », Entretien avec Youness Bousenna, Le Monde, 26 novembre 2024.
[9] Philippe Descola, « La nature, ça n’existe pas », Reporterre, Propos recueillis par Hervé Kempf, 1er février 2020
https://reporterre.net/Philippe-Descola-La-nature-ca-n-existe-pas
voir aussi du même auteur Par-delà nature et culture, Paris, Gallimard, 2005.
[10] Pour des compléments sur le rapport société/nature, voir Jean-Marie Harribey, En finir avec le capitalovirus, L’alternative est possible, Paris, Dunod, 2021, chapitre 4 ; et « Pourquoi le concept de capitalocène est-il l’objet de controverses théoriques et épistémologiques ? », Journées d’études d’Espaces Marx Aquitaine Bordeaux Gironde, 3 au 7 décembre 2024.
[11] Oswald de Andreade était un poète et dramaturge brésilien (1890-1954), auteur du Manifeste anthropophage (1928).
[12] Rafaël Pallais, Incitation à la réfutation du Tiers Monde, Paris, Champ libre, p. 18-19. Cité par Faujour, p. 15.
[13] Alain Bihr, Le premier âge du capitalisme (1415-1763), L’expansion européenne, Paris, Pages 2, Syllepse, 2018. Recension dans Jean-Marie Harribey, « À la naissance du capitalisme, il y eut l’expansion commerciale et coloniale », Les Possibles, n° 19, Hiver 2019,
https://france.attac.org/nos-publications/les-possibles/numero-19-hiver-2019/debats/article/a
–la-naissance-du-capitalisme-il-y-eut-l-expansion-commerciale-et-coloniale.
[14] Voir notamment Dipesh Chakrabarty, Provincialiser l’Europe, La pensée postcoloniale et la différence historique, Paris, Éd. Amsterdam, 2009.
[15] Voir le dossier « Vers la fin de la séparation société/nature ? », Les Possibles, n° 26, Hiver 2020-2021, https://france.attac.org/nos-publications/les-possibles/numero-26-hiver-2020-2021; ainsi que le dossier « Au croissement des différents rapports d’exploitation et de domination », Les Possibles, n° 32, Été 2022,
https://france.attac.org/nos-publications/les-possibles/numero-32-ete-2022 ; Catherine Bloch-London, Christiane Marty, Christine Mead, Josette Trat, Marielle Topelet, « Pour un féminisme intersectionnel et universaliste », 25 septembre 2021
https://blogs.mediapart.fr/jean-marc-b/blog/250921/pour-un-feminisme-intersectionnel-et-universaliste ; Catherine Bloch-London, Christiane Marty, Josette Trat, « Dépasser le clivage entre féminisme intersectionnel et féminisme universaliste », Les Possibles, n° 32, Été 2022, file:///Users/admin%201/Desktop/lespossibles_3246_8328.pdf ; Jean-Marie Harribey, « L’invisibiliation des classes populaires », Les Possibles, n° 38, Hiver 2024, https://harribey.u-bordeaux.fr/travaux/travail/invisibilisation-classes-populaires.pdf ; « Du travail et de l’exploitation, À propos du livre d’Emmanuel Renault », Les  Possibles, n° 39, Printemps 2024, https://harribey.u-bordeaux.fr/travaux/valeur/travail-exploitation.pdf ; « Pourquoi le concept de capitalocène est-il l’objet de controverses théoriques et épistémologiques », Journées d’études d’Espaces Marx Aquitaine Bordeaux Gironde, 3 au 7 décembre 2024, https://harribey.u-bordeaux.fr/travaux/valeur/controverses-capitalocene.pdf.